Raoul Chanson de Roland

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LA COMPOSICI

DE RAL DE CAMBRAI

Por Sarah Kay El manuscrito B.N. f.fr. 2493 que contiene la nica versin ms o menos completa de Ral de Cambrai que ha llegado hasta nosostros es una composicin heterclita, hecha por dos escribas (el segundo de los cuales fue ms bien negligente) y deshecha luego, por lo menos en lo que respecta al primer cuadernillo, por los estragos del tiempo y las ratas predadoras2.3 Lagunas y pginas mutiladas plantean inevitables preguntas en cuanto a la interpretacin del texto de modo que es imposible saber a ciencia cierta hasta qu punto la exposicin es confusa o inconsecuente. La mayora de los crticos citan las contradicciones que creen encontrar como pruebas de que la historia de Ral y su familia habra evolucionado a travs de una serie de redacciones (literalmente, remodelaciones, remaniements, N. de T.) y adiciones, aunque esa explicacin, por supuesto, no es la nica que puede alegarse para explicarlas y, por mi parte, estimo su nmero un tanto exagerado. Variaciones de lenguaje y de tcnica potica proveen otra herramienta (de la que tambin debe desconfiarse) que puede servir para cortar el texto en sucesivas tajadas. Uno vacila antes de clavar el bistur en una obra de arte que no deja de impresionar, pese a sus defectos: no obstante, se impone la opinin, en general admitida, segn la cual nuestro actual poema resulta de varias etapas de composicin.4 Nos parece til distinguir tres partes en ese texto. La ms reciente es la seccin asonantada que se extiende desde el verso 5374 (s. 251)5 hasta el final de la edicin. Es no obstante posible que quien la redact haya comenzado su trabajo algunas series antes. Luego, hay que considerar separadamente la seccin posterior de la parte rimada que relata los conflictos entre Gautier y Bernier, probablemente escrita por quien redact en rima la primera parte del texto. No podemos saber exactamente dnde comienza esa seccin: dado que ese punto preciso no se relaciona con la argumentacin que sigue, acepto sin discusin una divisin alrededor del v. 3542 (s. 183).6 La parte ms antigua del texto contiene pues el
Revue Belge de Philologie et dHistoire, tomo 62. 3, 1984, 474-492. Adems de las alusiones a Ral en algunas obras medievales, existen dos fuentes manuscritas fragmentarias de su historia pica: los extractos del presidente Fauchet, a los que se da la sigla B, citados entre las variantes de la edicin de Ral de Cambrai de P. Meyer y A. Longnon (SATF, 1882), y los fragmentos de Bruselas editados por A. Bayot en la Revue des Bibliothques et Archives de Belgique, IV (1906), 412-429. 3 El estudio que sigue se basaba en la edicin de Meyer-Longnon. Se han actualizado las referencias de acuerdo con la edicin-traduccin de S. Kay y W. Kibler (Pars, 1996), que es la seguida por la nica traduccin castellana disponible, hecha por Isabel de Riquer (Madrid, Siruela, 2007), por la cual citamos. Se traduce solo parte de las notas al pie del artculo (N. de T). 4 Se me dispensar de exponer aqu en detalle las razones de esas divisiones, que, por otra parte, es imposible resumir brevemente. Remito a las tres tesis de doctorado que las tratan: Adalbert Dessau, Ral de Cambrai. Untersuchungen zum Problem der materiellen und geistig-strukturellen Historizitat der franzosischen Heldenepik (Humboldt Universitat, Berlin, 1958, indita, 38-101); Pauline Matarasso, Recherches historiques et littraires sur Ral de Cambrai (Paris, 1962, 84-101 y 316-327); Sarah Kay, Epic Style in Ral de Cambrai (Oxford, 1971, indita, 60-68 184-185 y 270-272). Consultar tambin A. Dessau, Lide de la trahison au moyen ge te son rle dans la motivation de quelques chansons de geste, Cahiers de Civilisation Mdivale III (1960), 23-6. [...] 5 Dado que la forma de los versos se pierden en la traduccin al castellano, se indicar en general el nmero de serie como referencia. (N de T) 6 Debo sealar que A. Dessau ubica la divisin antes, inmediatamente despus de la muerte de Ral, v. 3158. Se la ubique donde se la ubique, se aceptar sin dificultad que quien la redact debi de borrar sus huellas efectuando una transicin entre el poema anterior y su propia continuacin, cosa tanto ms fcil de hacer porque probablemente fue l mismo quien reescribi la primera parte rimada. Cf. Matarasso, op. cit., 96.
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relato de la guerra de Ral contra el linaje de los Vermandois hasta la muerte y el entierro del hroe. Se ha sugerido que se la podra dividir en dos: la exposicin que ocupa los primeros mil versos sera una adicin al poema primitivo que habra modificado radicalmente la orientacin. Me propongo dejar a un lado esa posibilidad porque, en caso de que esos mil versos provengan en efecto de una mano distinta que el poema original, su autor los ha debido reformular a un punto tal que no puede ya leerse ms independientemente de sus adiciones. Para facilitar la presentacin, esas tres partes del texto sern, de aqu en ms denominadas: Ral I (ss. 1 a 250, vv. 1 a 3541), Seccin de Gautier (ss. 183 a 250, vv. 3542 a 5373) y Ral II (s. 251 a final del texto, vv. 5374 a fin). Ral I examina en profundidad las instituciones fundamentales del feudalismo. La relacin entre soberano y vasallo, ilustrada por las dos parejas Luis-Ral y Ral-Bernier, se muestra all no como un lazo de mutua fidelidad, en que se cambia servicio por proteccin y manutencin, sino como un contrato desigual que deja al superior la posibilidad de abusar libremente de su poder sobre su subordinado. Luis da prueba de mala fe hacia Ral al apoderarse del feudo de su padre para drselo a Giboin; Ral abusa de su derecho al servicio militar al obligar a Bernier a hacer la guerra contra sus propios parientes. El ideal de amistad y confianza recprocas que inspir a otros autores picos aqu ha sido barrido, revelando una estructura social que da libre curso a la opresin del ms dbil por el ms fuerte. La explicacin de esas injusticias no debe buscarse en la anarqua del siglo X, como pretenden Bezzola y Eisner. Los personajes del texto entienden de derecho y, en general, lo respetan. Es ms bien la ley misma lo que resulta insuficiente para asegurar el buen funcionamiento de la sociedad. Como se ver, la conducta de Ral, que desencadena irrevocablemente la guerra, est en todo conforme con los principios feudales: si olvida su promesa a Marsent y prende fuego a Origny, es para vengar a sus dos vasallos a quienes se ha dado muerte en esa ciudad y ceder a los consejos del que escap (s. 68). Los orgenes de la historia de Ral se sitan sin duda en una poca remota de la feudalidad, pero su inters para un pblico de fines del siglo XII o de principios del XIII se explica por esa toma de conciencia jurdica7 que caracteriza el pasaje a la segunda edad feudal, y que deja su huella sobre tantos textos escritos a partir de la segunda mitad del siglo XII. En Ral I, la falta de correspondencia entre derecho y justicia, el desajuste entre lo lcito y lo ilcito son percibidos con una inquietante lucidez. Bernier nos da un ejemplo notable. En principio el vasallo ser el amigo de todos los amigos del seor, el enemigo de sus enemigos.8 En pleno siglo XII an, un Libro de los feudos italiano declara que contra todos, los vasallos deben ayuda al seor: contra sus hermanos, contra sus hijos, contra sus padres (Bloch, 1939, 358-359). Se sabe que, en realidad, ya fuera en funcin de homenajes mltiples o bien de las reservas prudentemente invocadas para limitar los deberes vasallticos, el caso de Bernier no iba a producirse en Francia en la poca de nuestro texto. Sin embargo, las desgracias de Bernier representan una posibilidad terica e incluso, podra decirse, una conclusin lgica del servicio casi incondicional que poda imponerse a un vasallo.9 As, el texto no sugiere nunca que la manera como Ral trata a su hombre sea contraria a la ley. Cuando vemos a Bernier forzado a cabalgar contra su padre y sus tos y participar en la destruccin del convento de su madre, nos indignamos nicamente en el plano moral. La brecha entre la posicin jurdica y la posicin moral de Ral se expresa muy claramente en las palabras que Bernier dirige a su madre: Mi seor Ral es ms feln que Judas/ pero es mi seor: me da caballos y vestidos (s. 67, vv. 1204-1205).
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La expresin es de Marc Bloch, La socit fodale. La formation des liens de dpendance (Paris, 1939), t. I, p. 303. 8 Robert Boutruche, Seigneurie et Fodalit. II. LApoge (XI-XIII sicles) (Paris, 1970), p. 156. 9 Ver por ej. John Critchley, Feudalism (London, 1978), p. 32.

La palabra fel (feln) pinta el carcter moral del hombre cuyo estatuto jurdico de mesire pone al abrigo de las represalias. Bernier solo puede encarar la venganza en relacin con la terminacin de esa dependencia legal (ver s. 71, vv. 1336-1338). La escena en que Bernier, golpeado con un bastn por Ral, se ve as liberado de su homenaje ha sido muy comentada. Habra que considerar tambin un episodio posterior en que Bernier, enviado como embajador ante el ejrcito de Ral de parte de los de Vermandois, arroja a los pies de su antiguo seor las pieles que lleva. As como la agresin, incluso simblica, del seor a su vasallo anula el contrato entre ambos, ese rechazo metafrico del seor confirma la ruptura.10 Como gesto final, Bernier pronuncia su desafo, con lo que previene toda eventual acusacin de traicin: ...os desafo!/ No digis que os he traicionado (s. 113). En lo que concierne a la ley, la amistad entre los dos hombres ha cesado. Pero no es lo mismo en cuanto a los sentimientos humanos. El lazo vasalltico, tan poderoso como los lazos de sangre, se les parece tambin por la fuerza del amor que une a las dos partes. Como dice Duby a propsito del siglo XII, Entre el caballero y su seor, la relacin vasalltica es an, como en el siglo X, un lazo de amistad recproca muy parecido al que une a los miembros de un mismo linaje. Bernier sigue considerando a Ral como su seor (ver s. 89, vv. 1657 y 1673; s. 90, v. 1715, etc.) En el campo de batalla, le suplica hacer la paz: una vez muerto Ral, est conmovido hasta las lgrimas (s. 155, v. 2954). Una vez ms, Bernier expresa con lucidez la oposicin entre los sentimientos personales y su conciencia del derecho: Me pesa haber sido yo el que ha dado muerte a Ral, que Dios me perdone, pero la razn estaba de mi lado (s. 156). As como las desgracias de Bernier son provocadas por el comportamiento intolerable pero legtimo de Ral, este sufre a su vez por su dependencia de un seor que es calificado de loco, mal aconsejado y malvado. Cuando el rey concede a su favorito, Giboin, el feudo del Cambresis durante la minoridad de Ral, es culpable de un abuso de poder. Pero Luis demuestra luego, a la inversa, un exceso de debilidad cuando se encuentra en la imposibilidad prctica de desposeer a Giboin, al alcanzar Ral la mayora de edad y pedir la restitucin de su feudo en los plazos estipulados de un ao y un da. El rey no respeta ni la decencia ni el sentido comn, segn el cual, como el mismo Ral dice: El feudo del padre [..] debe pasar por derecho al hijo (s. 33). El comportamiento del rey es realmente contrario a la ley? La cuestin ha hecho correr mucha tinta. Segn Acher, Ral no es stricto sensu vctima de una desheredacin menos an ilegal, pues si se ha visto apartado de la tenencia del Cambresis es nicamente a causa del rechazo de su madre a casarse con Giboin.11 Ella se opone as a la autoridad legtima del rey y pierde, en consecuencia, el derecho de sucesin de su hijo. Acher cita como ejemplo las Assises de Jrusalem, segn las cuales una viuda que rechazaba el esposo propuesto por su seor perda sus derechos de tutela sobre el heredero mientras ste fuera menor. Si creemos a Richard, sin embargo, ese ejemplo no sera una prueba, porque si la viuda de un hombre ligio se negaba a volver a casarse, perda su derecho al baillage (o baylie) del feudo, es decir, la renta del feudo [...] pero el derecho de sus hijos permaneca intacto hasta la mayora de edad del mayor. Adems, el poeta de Ral I, que se interesa vivamente en ese episodio de la vida de Aalais, no ve en l la causa del despojamiento del joven Ral, por el contrario, le hace hablar de su rechazo a aceptar un marido indigno en un tono de orgullo consciente: Hubo un da en que te serv de gran ayuda cuando los franceses
M. Bloch, t. cit.p. 351, cita dos formas de ruptura simblica, con las que esta escena de Ral parece emparentada, donde el vasallo arrojaba al suelo, en presencia de su seor, una ramita o bien un pelo de su manto, a menudo despus de haberlo quebrado. 11 J. Archer, Les archasmes apparents dans la chanson de Raoul de Cambrai en Revue des Langues Romanes (1907), pp. 237-266, p. 239 ss.
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queran desposeerte: quisieron darme al traidor poltrn, a Giboin de Mans, el traidor innoble; no quise desposarme ni que se acostara conmigo, sino que te cri y eduqu, porque te quera mucho (s. 54). Aalais ha estado a punto de ser vctima de una ley percibida como injusta, que tiene por objetivo salvaguardar la funcin militar del feudo, a expensas de los sentimientos de una mujer. Ese derecho del seor estuvo particularmente en vigor bajo Philippe-Auguste:12 la tentativa de algunos de sus subordinados de sustraerse a l muestra que no solo suscit crticas en la literatura. En mi opinin, Marc Bloch ha proporcionado el mejor anlisis de las confiscaciones de feudos en Ral I (las confiscaciones, porque sus observaciones se aplican igualmente a la desheredacin de los cuatro hermanos de Vermandois en provecho de Ral). Bloch estima (y Mme. Matarasso coincide con l) que si bien el rey acta contra la costumbre, no hace sino poner en prctica el principio an tericamente admitido en el siglo XII segn el cual el contrato feudal es solo vlido durante la vida de ambas partes. Es casi cierto que un rey francs no habra podido actuar como Luis: el texto, no obstante, proyecta todos esos acontecimientos en un pasado un poco vago y, adems, se interesa en la teora mucho ms que en la prctica, como lo hemos constatado, por otra parte, en el caso del servicio militar exigido a Bernier. Bloch plantea el desajuste entre derecho y moralidad, que forma el tema principal de nuestra discusin, cuando dice, en lo que respecta a tales actos de desposesin, que los poetas picos no las dan por precisamente contrarias al derecho. Pero las estiman moralmente condenables. As vemos que, cuando el rey se encuentra en la necesidad de dar a Ral el feudo que normalmente heredaran los hijos de Herbert de Vermandois, los juicios que se formulan hacia l son, casi sin excepcin, de orden prctico o moral. El poeta (s. 39) lo condena porque su acto desencadena la guerra. Jofrois, vocero de los rehenes, lo juzga culpable de locura (s. 42), Luis mismo quiere revocar su promesa por razones de conveniencia poltica (s. 40), Aalais quiere disuadir a Ral de combatir contra el antiguo aliado de su padre, ms an considerando que el ejrcito de los de Cambrai no estar en condiciones de combatir con adversarios tan temibles (ss. 48, 49, 51, etc.). Aunque la reivindicacin de Vermandois por Ral no sea exactamente aprobada, el texto insiste sobre su legtimo derecho a exigir que el rey mantenga su palabra. Ral tiene derecho, tal como he dicho, la equivocacin estaba por parte del rey de Saint Denis (s. 39). Es notable que en ninguno de esos dos casos de confiscacin el rey acta por su propia iniciativa. Inviste a Giboin del Cambresis siguiendo los consejos de sus barones (ss. 8 y 9) y cumple su promesa con Ral a instancias de los rehenes: Ral tiene derecho, sea tuyo el ultraje, entrgaselo, pues somos rehenes a causa de ello (s. 42). Luis acta pues con ayuda de sus consejeros naturales, respetando as una de las salvaguardas del derecho de un vasallo impuestas por los legistas. Aun admitiendo que la presentacin de un rey que dispone as de las tierras de sus vasallos sea en cierta medida anacrnica, el auditorio contemporneo advertido se habra quiz acordado de la confiscacin, por Philippe-Auguste, de las tierras francesas de su vasallo, Juan sin Tierra, hecha tambin con la aprobacin de los barones de su corte, pero con un pretexto que se preocupaba ms de la letra que del espritu del derecho. All tambin, me
Ver, por ej., la Histoire de la France Illustre... , edicin E. Lavisse, t. III, primera parte, por A. Luchaire, p. 207: En virtud de un derecho de soberana que l es el primero en ejercer regularmente, Philippe-Auguste prohbe a sus vasallas casarse con barones que le desagradan e incluso con los herederos de ciertas seoras [...]. En 1201 Blanca, viuda del conde de Champagne, debe jurarle que no se volver a casar sin su consentimiento; en 1218 la viuda del duque de Borgoa no puede entrar en posesin del feudo hasta no haber hecho la misma promesa, garantizada por los ms altos seores de Borgoa (pp. 208-209).
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parece, se habra podido discernir una tensin entre los dictados de la justicia y lo que poda ser adquirido por una hbil manipulacin de la ley. El tema principal de las canciones de gesta francesas es el conflicto poltico o ideolgico pero tratan en la misma medida, si no ms, las emociones intensas que esos conflictos pueden generar en los individuos que los viven. Sean cuales sean las torpezas en la exposicin de Ral I, ese texto ha sabido sacar el mayor provecho de esos dos temas, ligndolos entre s, de modo que los sentimientos que estallan en los personajes pongan constantemente a la luz las insuficiencias de las estructuras sociales y jurdicas que los producen. La Seccin Gautier cuestiona nuevamente la culpabilidad de Bernier. Al matar a Ral, se hizo culpable ante la ley o bien moralmente condenable? Esa doble pregunta es debatida en las dos escenas paralelas en que Gautier y Bernier se enfrentan en combate singular. La segunda de esas escenas, el duelo judicial ante la corte real, trata especficamente la cuestin jurdica. Haya o no divergencias en el protocolo normal del judicium Dei, las grandes lneas de esa forma de proceso se dejan reconocer fcilmente en la descripcin de nuestro poeta: la acusacin, la defensa, el llamado al combate, el pedido de rehenes, el juramento prestado sobre las reliquias y el combate mismo. Uno espera pues que Dios tome partido a favor o contra Bernier, que est acusado de traicin, primero por Guerri, en presencia del rey (s. 225, vv. 4685-4686), luego por Gautier que jura sobre las reliquias que Bernier mat a Ral en felonnie (s. 227, vv. 4720-4721), y por Gautier de nuevo, en trminos ms explcitos an, en medio del combate: Has matado a mi to que era noble y sensato y tu seor legtimo; eres un traidor (serie 235, vv 4988-4989). La defensa de Bernier es simple. Ante Guerri, recuerda su desafo formal de los versos de la s. 113 ya citados. Al prestar juramento ante Gautier, insiste: me he vengado en justicia de Ral (s. 229, v. 4776). La injusta acusacin de Gautier le hace buscar primero la venganza (s. 234, vv. 4899-4901), luego, una reconciliacin diplomtica (s. 235, 4997 y ss.). La toma de posicin de Dios, en cambio, es poco clara si no inexistente. R. Howard Bloch ha hablado de cinismo ante el duelo judicial, atestiguado en numerosos textos de fines del siglo XII y principios del XIII. Quiz ms que ningn otro ejemplo, el proceso en Ral desnuda la insuficiencia del judicium Dei como medio para establecer la verdad. Ese duelo est yuxtapuesto al combate anterior entre los dos mismos adversarios, que deba, tambin l, decidir la culpabilidad de Bernier, y que termina de manera igualmente poco concluyente: inferimos de esa yuxtaposicin que el juicio de Dios no es en realidad sino un combate armado parecido al primero, que no posee ninguna dimensin metafsica que pueda distinguir entre el Bien y el Mal de manera luminosa. Est acompaado por una serie de amenazas intercambiadas por los combatientes y por un coro de exhortaciones sanguinarias de parte de los espectadores, lo que sugiere que los verdaderos resortes de la accin son la fuerza y la pasin humanas y no la intervencin divina. El proceso se ve desacreditado adems por su presidente, el rey, que lo lleva a cabo porque no puede mantener la paz en su corte, pero ve su autoridad debilitada cuando los combatientes heridos, que se ha tenido la mala idea de hacer curar uno al lado del otro, se unen contra l y prenden fuego a su capital. Lo que termina de destruir la mstica de esa forma de proceso es el fracaso total que constata: el combate fsico no lleva sino a heridas, pero el llamado verbal conduce a una reconciliacin, y la enemistad se disuelve en una alianza amistosa. Como dice Guerri : De ahora en ms seremos como parientes cercanos (v. 5202, s. 242). Comparando el fracaso del duelo judicial con lo que es reivindicado y adquirido por Bernier, se constata el valor del esfuerzo humano. Se tiene la impresin, tambin, de que la acusacin contra Bernier se revela nula . Luego de la escena del proceso y la reconciliacin que de ella resulta, la cuestin de la culpabilidad judicial de Bernier desaparece del texto. Hay que absolverlo tambin en el plano moral? En la medida en que esa cuestin es resuelta

en la Seccin Gautier (y ser debatida de nuevo en Ral II), la respuesta parece afirmativa, ya que la responsabilidad de la muerte de Ral es ahora atribuida al rey:
Justo emperador, es necesario que os lo diga: esta guerra empez por vuestra locura. Diste a Ral en donacin la tierra de otro; ante toda la asamblea de barones le juraste que no lo abandonarais mientras vivieseis. Bien se sabe cul fue el pago, fue muerto en Origny al lado de la abada (s. 245, vv 5272-5278)

Es Guerri, antiguo enemigo encarnizado de Bernier, quien habla. Como para confirmar que el rol de malvado ha sido devuelto al rey, Ybert desprecia la autoridad real al legar el Vermandois a Bernier, y los cambresianos y los de Vermandois se unen para atacar Pars. El rey es pues despreciado y castigado. Bernier, justificado y recompensado. El doble problema de las relaciones legales y morales entre l y Ral llega, aunque solo temporariamente, a una solucin. El don del Vermandois a Bernier pone en valor otro tema que la Seccin Gautier saca de Ral I: el de la comparacin entre dos hroes muy diferentes, Ral y Bernier. En Ral I hay escenas paralelas que insisten en las semejanzas entre ellos: ambos son armados caballeros muy jvenes, uno despus del otro, en episodios casi idnticos; luego se los ve en confrontacin con sus madres, hay dos escenas donde, primero Ral, luego Bernier, busca una reconciliacin despus de su ruptura, y finalmente, esos paralelos se unen de manera esttica, cuando los dos jvenes caballeros se encuentran en el campo de Origny. Esas semejanzas, no obstante, destacan las diferencias que los separan. En el plano moral, Bernier se muestra pacfico, moderado, diplomtico, quiz calculador.13 Ral, en cambio, es impulsivo, arrogante, obsesionado y ciego. En el plano social, se diferencian de modo igualmente neto. Ral es de linaje ilustre por parte del padre y de sangre real por su madre. Heredero legtimo, aunque desposedo, de vastos territorios, recibe, en compensacin, la promesa del Vermandois. En cuanto al escudero, si bien su familia es noble, l es hijo ilegtimo. No slo bastardo, es avoutre (hijo concebido fuera del matrimonio por una mujer casada), por eso lo llaman no solo bastars (bastardo) sino tambin fix a putain (hijo de puta). Una criatura as, segn Beaumanoir, no poda jams ser legitimada. En el texto se percibe el enorme prejuicio contra ese estado. Un bastardo, segn Ral, no debera hablar ante la corte como lo hace Bernier (s.79, v. 1482), la muerte de su hijo resulta an ms cruel para Aalais porque su asesino es bastardo (s. 177, vv. 3422-3423), incluso el autor encuentra notables la proeza fsica, la habilidad con las armas y la prudencia en cuestiones de la corte en un hombre as marcado desde su nacimiento (s. 190, v. 3777). Ahora bien, normalmente, un hijo ilegtimo estaba excluido del patrimonio de su padre natural. Jean de Salisbury, por ejemplo, cuenta la historia de un proceso en el cual la heredera en lnea directa termin excluida de la sucesin en favor de un colateral que haba logrado probar que ella no era legtima. El rey est pues en su derecho cuando protesta que Bernier no debera heredar el Vermandois (s. 243, v. 5221). El hecho de que, pese a eso, Bernier lo obtenga subraya el discrdito del rey y recoloca en valor el contraste entre Ral, joven noble, oficialmente investido del Vermandois pero muerto sin haberlo visto jams, y Bernier, de nacimiento deshonroso, que acta pese al rey, y sin embargo sale vencedor all donde Ral haba fracasado. Es interesante sealar que las numerosas alusiones a la ilegitimidad de Bernier en Ral I, que no son ms que un aspecto entre otros de la comparacin general entre los dos amigos, revisten una significacin mucho ms precisa en la seccin Gautier, cuando vemos las cualidades morales de Bernier superar su condicin social. La seccin Gautier parece
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Vase la hiptesis de Matarasso, p. 146, de que Bernier provoca deliberadamente a Ral a golpearlo. Habra pues manejado su ruptura.

pues operar una especie de revalorizacin retrospectiva de datos anteriores del relato. Algunos otros detalles, aparentemente insignificantes, de Ral I adquieren igualmente envergadura en el contexto retroactivo de esa oposicin entre valor moral y estatus social. La defensa del comportamiento de su madre por Bernier parece ahora ms pertinente: sirve para hacer valer la inocencia moral de una mujer noble que, abandonada por su marido y desprovista de amigos en un pas extranjero, no pudo resistir a la violencia de Ybert de Ribemont, que luego la rechaz (s. 81). En el plano social, ella sufri la peor de las degradaciones pero, moralmente, no es ms que una vctima inocente. Marsent presenta una interpretacin semejante de su pasado cuando Ral la insulta de arriba abajo, tratndola de concubina y de prostituida. Ella sabe que no tiene ningn motivo para sentirse culpable ya que ha respetado el nico cdigo moral vlido: al que bien le sirve, [Dios] le muestra su rostro (s. 65, v. 1164). Del mismo modo, Bernier apela a un nivel de moralidad que supera las convenciones legales cuando afirma, repudiando las frases ofensivas de Ral: no es bastardo quien es fiel a Dios (s. 84, v. 1531). La seccin Gautier desarrolla pues, transformndolas, las preocupaciones morales y jurdicas de Ral I. Se preocupa particularmente por las relaciones entre Bernier y Ral, como vasallo y seor y como individuos fuertemente diferenciados. Lo esencial de la transformacin consiste en la relativa borradura de la orientacin poltica o feudal de Ral I a favor de una toma de posicin mucho ms humanista. El razonamiento, el llamado y el sentimiento humanos son ms aptos para establecer la verdad y obtener justicia que una forma de proceso perimida que se funda en la fuerza fsica: el valor moral individual es ms digno de recompensa que la posicin social concebida segn criterios legalistas. Ral II desarrolla el relato anterior de manera a veces inesperada en un texto pico y casi uniformemente decepcionante para la crtica; no obstante, sin querer forzar una interpretacin demasiado favorable de esa mezcla a menudo penosa de peregrinacin y aventura, creo que se pueden encontrar all los hilos de un debate continuo sobre cuestiones de orden moral y jurdico. Una parte considerable de la intriga de Ral II gira en torno a los matrimonios sucesivos de Beatriz con Bernier y Herchambaut. El de Bernier y Beatriz es ideal desde el punto de vista feudal, puesto que une a los representantes de dos poderosas familias antes en conflicto, mediante una alianza libremente elegida y fundada en el amor mutuo. No obstante, la boda es vctima de una emboscada, Beatriz es capturada y el rey trata de hacerle aceptar a Herchambaut como marido. Esta primera tentativa fracasa pero, ms tarde, al suponerse que Bernier ha muerto (en realidad, est detenido como prisionero en Espaa), el rey vuelve a las andadas y esta vez, con la complicidad de Guerri, tiene xito. Bernier, que ha sobrevivido, mata a Herchambaut y recupera su mujer. Dos cuestiones de inters contemporneo dan un poco ms de sustancia a este cuentito de dos por tres. La primera consiste en preguntarse qu constituye el matrimonio. Cuando el rey trata de quitarle Beatriz a Bernier por primera vez y hacerla casarse con Herchambaut, el matrimonio se ha celebrado pero no se ha consumado. Beatriz apela a la gente de iglesia:
An no hace mucho que el valiente Bernier me ha tomado por esposa, os lo aseguro. Pero hay algo que no ha podido ser: el que durmiramos juntos, l y yo. Los clrigos de este pas os han hecho jurar que mantendris la ley de Dios, permitiris que la ley cristiana sea burlada? (s. 271, vv. 6003-6008)

Los clrigos callan, por temor al rey, explica el poeta, pero en realidad, por mejor fundadas que estn las protestas de Beatriz en el plano humano, no tendran el apoyo del derecho cannico. Su situacin recuerda, en efecto, el de la segunda mujer de Philippe-Auguste, Ingeburg, que Philippe haba querido repudiar pretextando, entre otras cosas, que no haba

podido consumar su unin. El papa Inocente III estableci en una carta de 1209 que sin consumacin, ningn matrimonio ha tenido realmente lugar y que un matrimonio en el que estaba presente solo el acuerdo de las almas de los contrayentes poda ser disuelto, acordando as su autoridad a un principio del derecho cannico admitido desde haca ya mucho tiempo.14 Una vez ms, pues, el comportamiento del rey roza la injusticia sin ser, no obstante, contrario a la ley que Beatriz invoca. Por ms que se viole el espritu del derecho, la letra de ese derecho est respetada. Y el poeta emplea lo mejor que puede los magros recursos de su arte para incitar la compasin de su pblico: Beatriz, en prisin, contempla el mundo natural libre y amoroso y se lamenta por su marido perdido, mientras el rey le lanza amenazas lbricas que la hacen desvanecerse (ss. 273-274). Ese desajuste entre el compromiso jurdico y afectivo en el matrimonio reaparece irnicamente cuando le toque a Herchambaut verse impedido en ese caso, por la brujera15de consumar su unin con Beatriz, que se preserva as de la bigamia. El derecho cannico insista tambin en la importancia del consentimiento de ambos cnyuges. Ese rasgo distingue los esponsales sucesivos de Beatriz. Bernier no quiere aceptar el ofrecimiento que Guerri le hace de su hija sin que ella exprese su consentimiento:
Pero os pido, sin embargo, un plazo hasta que haya hablado con mi seora; si ella lo consiente ya podemos ponernos de acuerdo. --Seor dice ella--, callaos, pues os amo ms que a ningn otro hombre (s. 257, vv. 56485652)

Herchambaut, en cambio, la toma sin miramientos, pese a las protestas de la mujer:


--Seor dice l--, os doy las gracias; esta boda es para m un valioso don. Lo oy la dama. Pensis que estas palabras la alegran? (s. 288, vv. 6632-6634) [...] Me apena que me deis marido pues nunca tendr gozo (s. 288, vv. 6637-6638)

La igesia toma as posicin por los sentimientos del individuo, descuidados por el derecho feudal que se arrogan los seores de disponer a su antojo de la mano de viudas o de las herederas de sus vasallos. En el episodio del matrimonio forzado de Beatriz con Herchambaut vemos en escena, en Ral II, lo que solo era un mal recuerdo en Ral I, cuando Luis haba querido obligar a Aalais a casarse con Giboin. El poeta de Ral II nos remite as a su fuente, con mucha ms simpata y comprensin. Es caracterstico de la tcnica del autor de Ral II adoptar una perspectiva pica (la preocupacin por la justicia desde los puntos de vista moral y jurdico) y aplicarla a una intriga de roman. El poeta de Ral II vuelve tambin sobre la cuestin de la responsabilidad de Bernier en la muerte de su antiguo seor. En la seccin Gautier vimos el problema jurdico disiparse en una toma de posicin moral: esa solucin es ahora cuestionada en funcin de consideraciones religiosas. La muerte de Ral, como la de otros caballeros, requiere reparacin y Bernier emprende una peregrinacin expiatoria a Saint-Gilles a fin de implorar la intercesin del santo. Su penitencia reviste un carcter enrgico cuando se ve promovido como jefe de las fuerzas defensivas de la ciudad, asediadas por un ejrcito sarraceno mucho ms numeroso. Languidece en una prisin mora hasta que se le promete su libertad si vence a
Charles E. Smith, Papal Enforcement of Some Medieval Marriage Laws, Luisiana, 1940, p. 125. 15 Un rasgo ms en comn con las desventuras de Philippe-Auguste e Ingeborg, pues Philippe se crey vctima de la brujera. Ver Smith, op. cit., p. 122.
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Auciber, campen de otra horda sarracena. En una escena sin duda calcada del episodio de Corsolt en la Coronacin de Luis, Bernier, en peligro de muerte, ruega a Dios recordando cmo haba matado a Ral:
Algn pecado que he cometido me perjudica ya que actu como un loco cuando mat a Ral que me haba criado y hecho caballero. Santa Mara! Qu estoy diciendo? Ral quem a mi madre en el monasterio de Origny, quiso arrebatar a mis tos sus tierras y a mi padre todos sus bienes: soy culpable de haber matado a Ral? Confieso mi falta a Dios, si es que he cometido alguna (s. 296, vv. 6819-6827)

Esta vez Dios tiene la cortesa de aceptar el desafo y librar a Bernier de culpabilidad, ya que con un esfuerzo supremo, este ltimo logra arrancar el casco del sarraceno y cortarle la cabeza. La orientacin cristiana de este episodio refuerza y resuelve los datos religiosos asociados a la muerte de Ral en Ral I. El ambiente de esa parte primitiva del texto ha sido calificado de supersticioso, trmino que le conviene sin duda ms que el de religioso. Dos hilos metafsicos diferentes e incompatibles parecen ligados a la muerte del hroe. Es evidente, por un lado, que el comportamiento sacrlego de Ral contribuye a su destruccin. Aunque su madre le ha aconsejado respetar los bienes eclesisticos (s. 51, v. 859), Ral sale al camino jurando que va a quemar las iglesias (s. 58, vv. 1034-1035) y profanarlas (s. 60, vv. 1058-1067). Guerri lo disuade de esa ltima accin y su senescal le impide comer carne el viernes santo, pero ese mismo da Ral ya ha incendiado el convento y matado a las religiosas. Alcanza el colmo de la impiedad al negarse a conceder gracia a Ernaut de Douai:
En verdad contest Ral--, te ha llegado la hora: con esta espada te he de separar la cabeza del tronco; ni la tierra ni la hierba pueden pertenecerte, ni Dios ni hombre alguno te pueden ya ayudar, ni tampoco todos los santos que sirven a Dios (s. 151, vv. 2836-2840)

No solo Ernaut (s. 152, vv. 2847-2852) sino tambin el narrador ven en sus palabras la peor blasfemia: Aquellas palabras le han encolerizado tanto que ha llegado a renegar de Dios (s. 152, vv. 2843-2844). En ese preciso momento surge Bernier y se produce el combate fatal. La impresin de que la mano de Dios va ahora a golpear al impo se dibuja ntidamente. Y sin embargo, lo que no cuadra con esa interpretacin es toda la escena anterior entre Ral y su madre, en la que ella pronuncia su maldicin: que Dios, que todo tiene que juzgarlo, no permita que regreses ni sano ni salvo ni entero (s. 54, vv. 956-957). Esas palabras, si creemos al autor, van a provocar la ruina de su hijo: A causa de esta maldicin le ocurri una desgracia terrible que ahora oiris: a Ral le cortaron la cabeza (s. 54, vv. 958-959). Debemos en consecuencia corregirnos y atribuir la muerte de Ral no a sus propios actos sino al destino invocado por su madre? La situacin metafsica es confusa. La confusin se completa por el hecho de que ninguno de esos dos hilos (la blasfemia decisiva, la maldicion fatal) parece llevar a nada. Aalais, es cierto, le da importancia a lo que ha dicho, trata de desdecirse pidiendo a Dios que proteja a su hijo (s. 55, vv. 969-973), y lamenta sus palabras (s. 174, vv. 3335), pero no se considera culpable de la muerte de Ral, muy al contrario, acusa a Guerri de haberlo abandonado en el campo de batalla (s. 177, vv. 3408-3411). Dios no parece haber actuado por su intermedio. Pero tampoco por intermedio de Bernier. Una vez iniciado el combate entre el Ral, la presencia divina se borra. El autor afirma que Bernier tiene derecho (s.154, v. 2916) y, al principio del ataque, es salvado de la muerte por la intervencin de Diex et drois (s. 154, v. 2922), pero el golpe mortal aparentemente es infligido sin ayuda espiritual. Lejos de ser un castigo insigne, la muerte de Ral es presentada como la suerte de todos los hombres:

Barones, por Dios, ningn canto pretendi jams que un hombre dado que todo hombre debe morir puede permanecer mucho tiempo de pie ante la muerte 16 (s. 154, vv. 2929-2931).

Ral est ms sorprendido por la debilidad que de pronto lo ataca que llevado por el arrepentimiento, y nada en su discurso final sugiere que haya percibido un significado religioso en lo que le ocurre. En cuanto a las intenciones ulteriores de Dios con respecto a su alma, nada se deja adivinar a partir de la plegaria del autor que puede parecer escptica y que, de todos modos, no lo compromete con nada: Que Dios le tenga en su gloria, debemos rogar por ello (s. 155). La muerte misma de Ral est as, en gran medida, desprovista de esos rasgos metafsicos que parecen prepararla, y la escena termina en un tono francamente secular con la justificacion de Bernier, el grito de venganza de Ernaut y los lamentos de Guerri. Dira pues que el poeta de Ral I entrevea la posibilidad de un nivel cristiano en la accin que describa, pero no hizo verdaderamente ningn intento por esclarecerlo o por integrarlo en la intriga esencialmente feudal y moral que le interesaba. El poeta de Ral II, en cambio, concibe la muerte del hroe en tres niveles simultneamente. Inevitable desde el punto de vista feudal, la muerte de Ral fue, no obstante, un crimen que Bernier ha expiado moralmente y que ahora Dios est dispuesto a perdonarle. El anteltimo episodio de Ral II confirma esta integracin de los valores cristianos con los acontecimientos humanos, al mismo tiempo que refuerza el contraste entre Ral y Bernier. Mueren casi en el mismo lugar; pero mientras que Bernier ha sido absuelto de toda sospecha de traicin al matar a Ral, es, l mismo, vctima de un ataque indiscutiblemente a traicin, por propia confesin de su atacante (s. 344, vv. 8510-8511); y mientras que Ral muere demasiado rpido para pronunciar algo ms que una plegaria breve y ms bien ambigua, Bernier agoniza lo suficiente para perdonar a su asesino y hacer la comunin simblica de las tres briznas de hierba. La comparacin entre los dos hroes culmina entonces de modo de hacer valer la diferencia tanto espiritaul como moral y social entre ambos. La escena final del texto es la ltima en una serie de guerras de venganza sanguinarias. En la seccin Gautier constatamos la desilusin del autor ante el combate armado tanto el duelo judicial como la batalla privada-- como medio de establecer la verdad o dispensar justicia. Esta parte del texto contiene adems dos sitios: el de Saint Quentin llevado por Gautier, y, como represalia, el de Cambrai, ejecutado por Bernier. Todos esos combates hacen correr mares de sangre pero ninguna claridad acerca de los problemas que los causan. Ya en Ral I, la derrota de Origny precipit una primera tentativa de venganza que no hizo sino aumentar las prdidas. El tema del horror y de la futilidad de la guerra privada es retomado y amplificado en Ral II. Empezando con una serie de tres emboscadas y pasando por luchas intestinas entre los sarracenos, llegamos a la ltima guerra de venganza, esta vez por la muerte de Bernier. Sus hijos Henri y Julien toman las armas contra su propio abuelo: Beatriz, habiendo perdido su marido, no puede impedir una lucha que amenaza privarla adems de sus hijos o de su padre (s. 340, vv. 8359-8366). Como todas las dems escenas de batalla del poema, esta no llega a ninguna conclusin: Guerri evita la venganza escapndose y no se habla ms del tema. Dado que Gautier desaparece tambin, muerto en combate, la larga guerra entre los de Cambrai y los de Vermandois debe por fin terminar, por falta de personajes. La familia de Cambrai ha sido o eliminada o absorbida por los de Vermandois, y los continuadores de Ral de Cambrai no continuarn ms. Los poetas diferentes se inspiraron en la o las parte(s) anterior(es) del texto
Me aparto en este caso de la trad. de I. de Riquer (Barones, por Dios, ya no habr quien os cante, puesto que un hombre se est muriendo y acabando de tal manera que durante muy poco tiempo podr sostenerse en pie), que no me parece adecuada (N. de T.).
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desarrollando los aspectos del relato que les interesaban y haciendo as resaltar de manera retrospectiva significaciones en el ncleo ms antiguo que habran permanecido latentes o poco importantes sin sus adiciones. La cancin que resulta de ello es ms dinmica que desunida. La actitud del lector hacia los protagonistas se transforma poco a poco: en el viejo texto Ral inspira tanta simpata y admiracin como Bernier, pese a sus defectos manifiestos; luego, los de Cambrai son menos atractivos y el texto tiene ms tendencia a tomar partido por los de Vermandois; el tono antimonrquico de Ral I alcanza su punto mximo en el momento de la reconciliacin entre Gautier y Bernier pero se atena en el curso de Ral II (ver especialmente s. 333, vv. 8031-8036). A esa lenta evolucin en la actitud del pblico corresponde un cambio de gnero, pues habiendo debutado en la gesta de los barones rebeldes (gnero donde la crtica lo ha clasificado siempre), la cancin pasa a la misma categora que la gesta de los lorenos, que trata tambin de interminables guerras entre dos grandes familias feudales. No obstante, la unidad del texto no se resiente. En general, hemos definido esa unidad en trminos de desencanto con respecto al estado de las leyes y de la justicia, que no tienen en cuenta al individuo, sus emociones o su sentido moral. En particular, hemos querido mostrar cmo cada continuador refuerza ciertos aspectos de la obra de su predecesor, forjando as lazos entre las diferentes etapas del texto. El rol de esos redactores es realmente creativo, pues no se limitan a redactar desarrollos del relato anterior, lo renuevan y rehacen en funcin del nuevo contexto que ellos le proveen. La evolucin de las perspectivas a lo largo del texto no tiene nada de inesperado. Preocupaciones esencialmente feudales y polticas son matizadas por una toma de posicin ms humanista, o ms individualista, que a su vez es completada por valores relacionados con el amor y el cristianismo a fin de terminar la condena de una sociedad que da carta libre a las guerras de venganza privada. Un desarrollo anlogo puede verse, por ejemplo, en la obra de Chrtien de Troyes, en quien las preocupaciones poltico-monrquicas de Erec y Enide se ven relegadas por una bsqueda ms individual en Yvain, la cual se ve enriquecida por matices ms especficamente cristianos en Perceval. En mi opinin es intil pues tratar de fechar las distintas partes del texto en funcin de su orientacin sociolgica. Nada excluye una composicin contempornea del reino de Philippe-Auguste, y si he insistido tanto en los datos de ese perodo histrico, no es por supuesto con el objetivo de identificar alusiones a esos acontecimientos sino, ms modestamente, para mostrar que las preocupaciones jurdicas y sociales de Ral son propias de esa poca. El reino de Philippe-Auguste es considerado la Edad de Oro de la epopeya francesa por E. R. Curtius. El hecho de que gran parte de Ral de Cambrai parezca provenir de una Edad de Plata se explica quizs a la luz de este estudio. Ral contiene la semilla de su propia disolucin: es un ejemplo perfecto de la deconstruccin. Uno a uno los motivos tradicionales de la epopeya son escrutados, criticados y rechazados. Una vez que uno se ha liberado de sus ilusiones heroicas, no puede continuar escribiendo poemas picos: qu queda como material si se suprime el ideal vasalltico, la bsqueda de la justicia y el amor del combate? Deberamos agradecer al ltimo de los continuadores de Ral haber dado muerte a los personajes antes que a algn otro redactor se le ocurriera volver a servrnoslos, comprometidos en alguna actividad an ms fantasista que las que invent su predecesor o an ms banal.

Traduccin de Susana G. Artal para uso de los alumnos de la ctedra de Literatura Europea Medieval (UBA)

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