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PERCEPCIONES SOBRE EL FENÓMENO SOCIAL DE TRABAJO INFANTIL DESDE

LA EXPERIENCIA VITAL DE NIÑOS Y NIÑAS EN LA PLAZA DE MERCADO “LA


14” DE LA CIUDAD DE IBAGUÉ.

LAURA YAMILE HENAO MORALES

Trabajo de grado como requisito parcial para optar por el título de


Magíster en Territorio Conflicto y Cultura.

Director
FRANCISCO ANTONIO ARIAS MURILLO.
Ph.D en Narrativa y Ciencia.

UNIVERSIDAD DEL TOLIMA


FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y ARTES
MAESTRÍA EN TERRITORIO CONFLICTO Y CULTURA
IBAGUÉ - TOLIMA
2017

1
2
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ 9

1. ¿UNA INVESTIGACIÓN MÁS SOBRE TRABAJO INFANTIL? ............................ 11


1.1 PROBLEMA A ESTUDIAR ..................................................................................... 13
1.2 ACERCAMIENTO METODOLOGICO ..................................................................... 13
1.2.1. Tipo de estudio. ................................................................................................... 13
1.2.2. Enfoque: .............................................................................................................. 15
1.2.3. Población. ........................................................................................................... 15
1.2.4. Técnicas de recolección de datos. ...................................................................... 16
1.3 PERSPECTIVA TEÓRICA ...................................................................................... 16

2. TRABAJO INFANTIL: NIÑOS Y NIÑAS EN EL ESCENARIO. ................................ 18


2.1. NIÑEZ E INFANCIA: UNA MIRADA DESDE LA PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO
...................................................................................................................................... 25
2.2. TRABAJO INFANTIL: UN FENÓMENO SOCIAL ................................................... 30
2.2.1. Posición abolicionista del trabajo infantil. ............................................................ 34
2.2.2 Posición proteccionista del trabajo infantil. ........................................................... 40
2.3 Trabajo infantil en la realidad: ................................................................................ 43
2.3.1 Factores biopsicosociales y sociodemográficos en relación con el fenómeno de
trabajo infantil. ............................................................................................................... 43
2.3.2 ¿Cumplimiento de derechos?............................................................................... 49
2.3.3. ¿Trabajo infantil dentro de la familia?. ................................................................ 56

3. ACONTECER DE LOS NIÑOS Y NIÑAS EN LA PLAZA DE MERCADO DE LA 14


EN LA CIUDAD DE IBAGUÉ. ....................................................................................... 59
3.1. LO QUE ACONTECE ............................................................................................. 62
3.1.1 La plaza de mercado la 14:. ................................................................................. 72
3.1.2 La plaza de mercado: ........................................................................................... 74

3
3.1.3. Micromundos relacionales. .................................................................................. 76
3.1.4 ¿Trabajo Infantil?. ................................................................................................ 77
3.1.5. ¿Naturalización del trabajo infantil?. ................................................................... 78
3.1.6. Y ¿el otro mundo?. .............................................................................................. 79
3.1.7. ¿Derechos?: ........................................................................................................ 79
3.1.8. El estado y sus políticas sociales. ....................................................................... 81

4. ¿INFANCIAS FELICES? EL TRABAJO INFANTIL COMO REALIDAD. ................. 83


4.1 EL TRABAJO INFANTIL BAJO LA MIRADA DE LA NOCIÓN MODERNA DE
INFANCIA Y DE NIÑEZ. ............................................................................................... 83
4.2. TRABAJO INFANTIL EN AMÉRICA LATINA Y EN COLOMBIA. ........................... 86
4.3. TRABAJO INFANTIL EN EL CONTEXTO DE LA PLAZA DE MERCADO DE LA 14,
EN LA CIUDAD DE IBAGUÉ. ........................................................................................ 88
4.3.1 La plaza de mercado como un escenario donde transcurre lo cotidiano. ............. 90
4.3.2 La plaza de mercado cómo escenario de aprendizajes. ...................................... 91
4.3.3. Micromundos relacionales: .................................................................................. 91
4.3.4 Ser sujeto siendo un niño o niña trabajador. ...................................................... 93
4.3.5 Tensiones producidas en la vida cotidiana de los niños y niñas trabajadores a partir
de las políticas del Estado............................................................................................. 94
4.3.6 Una mirada desde la psicología del desarrollo. .................................................... 95
4.4. LOS NIÑOS Y NIÑAS REIVINDICADOS DESDE EL ENFOQUE DE CAPACIDADES
...................................................................................................................................... 97
4.4.1. Trabajo infantil como posibilidad de desarrollo infantil. ....................................... 98
4.4.2. Trabajo infantil como fenómeno social que tiene su origen en condiciones de
pobreza e inequidad. ..................................................................................................... 98

5. A MODO DE CONCLUSIÓN: RECONFIGURACIÓN DEL HÁBITAT: NIÑOS


TRABAJADORES DE LA PLAZA DE MERCADO, LA CATORCE, DE LA CIUDAD DE
IBAGUÉ. ..................................................................................................................... 100
5.1 CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL FENÓMENO SOCIAL DE
TRABAJO INFANTIL ................................................................................................... 102

4
5.2 Un nuevo hábitat: Nuevas formas de ser y habitar el mundo. ............................... 105

RECOMENDACIÓN .................................................................................................... 109

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ........................................................................... 110

5
LISTA DE FIGURAS

Figura 1. Diagrama espacial - Realizado por la investigadora. .................................... 64


Figura 2. Fotografía "Reguero" en una calle interna de la plaza de "14". ..................... 67
Figura 3. Fotografía de la entrada de la plaza de mercado de la "14". ......................... 69
Figura 4. Fotografía desde la entrada principal de la estructura de la plaza de mercado
de la "14". ...................................................................................................................... 70
Figura 5. Tensiones encontradas en la experiencia vital de los niños y niñas trabajadores
de la plaza de mercado de la 14. .................................................................................. 82
Figura 6. Triangulación de datos de obtenidos durante el proceso de investigación. .. 83

6
RESUMEN

El trabajo infantil es un fenómeno social ampliamente estudiado y posicionado en las


políticas públicas de los países en América Latina; su presencia en estos contextos es
debido en gran parte a su vinculación con el sistema de producción económico capitalista
y con las carencias a nivel de seguridad social de las poblaciones; esta investigación
reconoce el fenómeno social de trabajo infantil, como situaciones que acontecen en la
vida de los niños y niñas que están atrapados en círculos de pobreza, y tiene como
objetivo principal, reconocer las percepciones que tienen estos niños sobre su situación
de trabajadores; esto como un esfuerzo por encontrar y comprender a los sujetos de
enunciación o protagonistas que hacen parte del fenómeno y, por otro, como una forma
de visibilizar esas otras infancias que devienen en contextos adversos y son parte de la
realidad histórico – cultural. La metodología fue de corte cualitativo, la cual permitió que
emergieran categorías de análisis y se generara una construcción participativa para
responder a los interrogantes de investigación; las técnicas que se utilizaron en su
desarrollo fueron: Observación participante, entrevistas individuales y centradas en
grupos focales; el trabajo de investigación se propuso comprender la realidad y contexto
“plaza de mercado” de los niños y niñas, visibilizar infancias emergentes y generar una
mirada crítica del fenómeno social de trabajo infantil desde la experiencia vital de sus
protagonistas.

Palabras Claves: Trabajo infantil, infancia emergente, contexto.

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ABSTRACT

Child labor is a social phenomenon widely studied and positioned in the public policies of
the countries in Latin America; their presence in these contexts is due in large part to their
connection with the capitalist economic production system and the shortcomings of the
population's social security level. This research recognizes the social phenomenon of
child labor, as situations that occur in the lives of children who are trapped in poverty
circles, and whose main objective is to recognize the perceptions that these children have
about their situation as workers; this as an effort to find and understand the enunciation
subjects or protagonists that are part of the phenomenon and, on the other, as a way to
make visible those other childhoods that become adverse contexts and are part of the
historical - cultural reality. The methodology was of a qualitative nature, which allowed
categories of analysis to emerge and generate a participative construction to answer the
research questions; The techniques used in its development were: Participant
observation, individual interviews and focused on focus groups; the research work aimed
to understand the reality and context "market place" of children, to make visible emerging
childhoods and to generate a critical view of the social phenomenon of child labor from
the life experience of its protagonists.

Keywords: Child labor, emerging children, context.

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INTRODUCCIÓN

La tarea de abordar los problemas sociales como campo de estudio de investigación,


demanda reconocer que todas las sociedades son heterogéneas y dinámicas en tanto
se encuentran en constante cambio y renovación. Cuando se intenta hacer un
acercamiento a lo que son hoy por hoy las infancias, se encuentra que éstas en general
han cambiado y se han transformado con el tiempo.

Esta investigación busca aportar al reconocimiento de la existencia de múltiples


infancias, sobre todo teniendo en cuenta que actualmente en la ciudad de Ibagué, en las
comunas en expansión, como lo es, la comuna uno (1), convergen familias de diferentes
tipos de procedencia, con necesidades básicas no satisfechas, en proceso de
consolidación y de cualificación de sus medios vitales.

Por esta vía, y subrayando la importancia de reconocer a los niños y niñas como sujetos
portadores de una experiencia y constructores de realidades, esta propuesta de
investigación busca, desde sus propias voces, visibilizar las realidades circunstanciales
que envuelven el fenómeno de trabajo infantil, y la manera en que ellos lo viven y lo
entienden; es interés de esta investigación que los sujetos participantes sean
considerados como sujetos de enunciación, que a través de la palabra se abren camino
a la comprensión del mundo y construyen planteamientos para tener una visión de
mundo activa de lo que los rodea (Villa, W & Villa, E. 2008).

Ahora bien, el trabajo infantil es considerado como un indicativo de las condiciones


sociales, económicas, culturales y políticas; no se puede desconocer el impacto que tiene
este fenómeno en la economía de una localidad, región, continente y del mundo, así
como éste contribuye a la perpetuación del ciclo de pobreza, inequidad, exclusión y
fragmentación social y familiar, agudizando la violencia y el deterioro de la calidad de
vida de la población infantil. (Briceño & Pinzon, 2005). Sin embargo, y pese a lo que las
investigaciones desde el enfoque de protección infantil nos dicen, el fenómeno de trabajo

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infantil existe, y muchos sujetos – niños y niñas – devienen jóvenes y adultos siendo
niños trabajadores; por lo anterior, interesa conocer y reconocer en los niños y niñas sus
experiencias de trabajo y cómo esta situación afecta o no su desarrollo integral; además,
importa conocer cuáles son las circunstancias que llevan a que el trabajo infantil esté
presente en unos contextos y poblaciones específicas de la sociedad y no en otras desde
una perspectiva critico - argumentativa.

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1. ¿UNA INVESTIGACIÓN MÁS SOBRE TRABAJO INFANTIL?

La pertinencia de esta investigación en una maestría que problematiza y analiza las


categorías de territorio, conflicto y cultura emerge como valiosa, pues se adentra en la
vida cotidiana de individuos que históricamente han estado olvidados y que se han
reivindicado en los último 30 años como sujetos (niños y niñas) de derechos, quienes
manifiestan y encarnan la cara más cruda de un fenómeno social ampliamente
preocupante para las agendas nacionales e internacionales, como lo es el trabajo infantil.
Esta situación, la de trabajo infantil, es precisamente hoy motivo de muchas diferencias
sociales, políticas, económicas y culturales; vemos, por un lado, una corriente
proteccionista que aboga por los derechos de los niños y niñas, que exige a las familias
y cuidadores que atiendan las necesidades de los niños y niñas y a la sociedad en
general deslegitimar cualquier práctica de trabajo o que ponga en riesgo a los niños; por
el otro, una corriente que reivindica la situación de trabajo en la vida de los niños como
producto del sistema mundo capitalista y exige con fuerza la no invisibilización del
fenómeno, sus características y la modificación de las estructuras económicas para
disminuir la presencia del fenómeno; estas miradas variadas, sumadas a las realidades
y posturas de cada región permiten que estemos frente a un serio conflicto social;
muchas familias de niños y niñas, incluso, reivindican su existencia como trabajadores
porque apelan a las condiciones de pobreza e inequidad y exigen hoy por hoy a los
gobiernos que les brinden herramientas necesarias para atender las necesidades vitales
y de sobrevivencia que son las que los impulsa a trabajar desde temprana edad; el
Estado, establece políticas de erradicación del trabajo infantil que propician el olvido
sistemático de las condiciones económicas y sociales salvajes del sistema–mundo
capitalista que están detrás del fenómeno de trabajo infantil.

También es pertinente la investigación por cuanto fija su mirada en un territorio especial:


la plaza de mercado de la 14 en la ciudad de Ibagué, y hace análisis centrados en la
observación del lugar como unidad territorial, entendiendo sus bordes, límites, sus
dinámicas internas y su impacto a nivel de la ciudad; también se logra hacer un

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acercamiento y comprensión del estado actual de la plaza de mercado como escenario
económico, pues la competencia de supermercados de grande superficie y las tiendas
Fruver las están poniendo en un límite de existencia no esperado y que está obligando
a estas familias a buscar nuevas formas de trabajo para conseguir su ingreso, proveerse
los recursos para sostener su sistema de vida, lo cual viene interfiriendo
sistemáticamente su cotidianidad, lo que sin duda, y a pesar de todo, revertirá en la
emergencia de nuevas subjetividades propiciando nuevas formas de sujetos niño o niña,
pues ellos mismos perciben que están ad portas de perder sus referentes
representacionales, lo que, muy seguramente, ha de propiciar nuevos problemas sobre
los que aún no se ha pensado.

Respecto de la perspectiva cultural, entendiendo las dinámicas relacionales de los niños


y niñas con el espacio habitado y con los otros integrantes comunitarios, con los que
establecen rutinas, hábitos y formas de ser, estar, existir y vivir el lugar, se hizo un
acercamiento para establecer los factores de relación presente-pasado, es decir, lo que
caracteriza la plaza de mercado y la situación de trabajo como escenario cultural en la
vida de los niños y niñas y cómo ésta ha impactado la construcción de su subjetividad.

Desde la mirada de la psicología, como campo profesional de la tesista, así como del
interés por el tema de infancia, focalizado en el trabajo infantil, acercarse a las
investigaciones latinoamericanas sobre el tema constituyó una herramienta para
comprender, desde nuevas perspectivas, al niño y la niña y su relación con la sociedad;
poner en acción la noción de bienestar humano, el enfoque de derechos y el enfoque de
capacidades, al igual que descubrir desde la experiencia vital, las formas de pensamiento
y de relación que establecen los niños y niñas trabajadores con el mundo en su lucha
por su sobrevivencia y por no ser descalificados y anulados como niños o niñas por el
hecho de no entrar en la categoría convencional de lo que deberían ser en el ideal social
que propone el Estado y las instituciones del orden gubernamental, se abre el espacio
para proponer otro nivel de problematización.

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1.1 PROBLEMA A ESTUDIAR

En este sentido y comprendiendo que las concepciones de la infancia han cambiado


considerablemente a lo largo de los siglos y, sobre todo durante el siglo XX , que estos
cambios tienen que ver con los modos de organización socioeconómica de las
sociedades, con las formas o pautas de crianza, con los intereses sociopolíticos, con el
desarrollo de las teorías pedagógicas, así como con el reconocimiento de los derechos
de la infancia en las sociedades occidentales y con el desarrollo de políticas sociales al
respecto; es entonces válido pensar que al hacer referencia a infancias también se está
colocando en entredicho que existen diversas maneras de entender la infancia como
etapa del desarrollo humano y así mismo diferentes maneras de transitar por ella; por
este motivo, cabe preguntar: ¿Cuáles son las percepciones desde la experiencia vital de
niños y niñas en situación de trabajo sobre el fenómeno de trabajo infantil en la plaza de
mercado “la 14” de la ciudad de Ibagué?

1.2 ACERCAMIENTO METODOLOGICO

A este nivel la investigación se propuso lograr visibilizar las percepciones que desde la
experiencia vital de los niños y niñas trabajadores de la plaza de mercado la 14 tienen
sobre el fenómeno de trabajo infantil; preocupándose específicamente por conocer los
presupuestos teóricos con los que operan las disciplinas y las ciencias respecto del
fenómeno del trabajo infantil, caracterizar la experiencia vital de los niños y niñas
trabajadores de la plaza de mercado la 14, analizar la incidencia del fenómeno de trabajo
infantil en las esferas social, política, económica y cultural y proponer diversas
alternativas de intervención entorno al fenómeno de trabajo infantil en la plaza de
mercado.

1.2.1. Tipo de estudio. Para conocer y estudiar las percepciones desde la experiencia
vital de los niños y niñas en situación de trabajo infantil se propone realizar una
investigación de corte cualitativo, siendo éste una forma multimetódica que:

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Abarca el estudio, uso y recolección de una variedad de materiales
empíricos – estudio de caso, experiencia personal, introspectiva, historia
de vida, entrevista, textos observacionales, históricos, interacciónales y
visuales – que describen los momentos habituales y problemáticos y los
significativos en la vida de los individuos. (Vasilachis, 2006, p. 36).

Se trata de un trabajo de carácter inductivo (es decir desde la experiencia misma), con
el que se intentó reconocer los mundos de vida de estos niños y niñas y desde allí hacer
los análisis de datos, porque solo cuando el otro se reconoce como un sujeto de
enunciación, que expresa mediante lo corrido de su vida, intereses, gustos, preferencia
y formas de interpretación del mundo es cuando puede participar activamente de la
construcción de saberes.

Este tipo de investigación es una invitación a adentrarse en una realidad específica y


analizarla posteriormente desde la teoría, ya que proporciona el marco ideal para darle
sentido a los datos surgidos desde el sujeto mismo. A diferencia de la investigación
cuantitativa que permite examinar la información de manera numérica a partir del análisis
de variables, el método cualitativo pretende comprender un fenómeno desde la
comprensión de una realidad social entendida no como estática sino como dinámica que
cambia y se transforma con el tiempo. Este es un tipo de investigación que comprende
al sujeto de una manera individualizada, es decir que no lo adapta

En el propio proceso de aproximación metodológica del investigado se


construye la especificidad del sujeto como un momento concreto del
desarrollo del conocimiento, separándose de la relación directa entre el
sujeto investigado y la teoría. (Carrillo, 1997, p 74).

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1.2.2. Enfoque: La investigación es de enfoque fenomenológico y de carácter cualitativo
que se interesa principalmente de las voces propias de los sujetos y del modo como
expresan sus propias vivencias. Se entiende que la realidad esencialmente es una
construcción colectiva a partir de las narraciones de quienes hacen parte de ella, por
tanto sólo puede ser comprendida desde su interpretación. Este tipo de investigación
intenta entender los contextos de actuación de los sujetos a partir de sus propias voces
y radica en comprender el modo en que los sujetos construyen sus identidades en
relación a los contextos socio-culturales (familiares, políticos, económicos, laborales,
recreativos, etc.) en el que viven.

Los relatos, como técnica o instrumento de este tipo de investigación, son recursos
culturales que, en gran medida, dan sentido a la vida de las personas. Por lo tanto,
investigar con los relatos de las personas contribuye a comprender, por ejemplo, cómo
construyen las identidades, o a comprender como leen el mundo en el que se encuentran
inmersos. Castorina & Barreriro (2010), expresan claramente que es a partir de la
narración que engloba en sí misma diferentes relatos, donde se logra llegar a las visiones
de mundo que elaboran los sujetos sociales, solo la verbalización del sujeto respecto a
un fenómeno y su esfuerzo por construir una interpretación del mundo permite o pone en
evidencia sus intereses particulares respecto a un fenómeno, así mismo es importante
que no se olvide que esta construcción se da en un entorno socio-cultural. De esta forma
el enfoque de la investigación es de corte sociolingüístico, ya que espera encontrar los
lugares sociales de las palabras y cómo a través de ellas, los sujetos se construyen y se
enuncian constantemente.

1.2.3. Población. Se trabajó con 6 niños y niñas entre las edades de 8 a 12 años, (el
grupo debía ser equitativo en cuanto a género), que son trabajadores de la plaza de
mercado “la 14” de la ciudad de Ibagué, estos niños y niñas cumplieron con los siguientes
criterios:
 Ser trabajadores reconocidos por la administración de la plaza con más de 1 año
de antigüedad.
 Tener entre 8 y 12 años de edad.

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 Acceder voluntariamente a ser parte del proceso.
1.2.4. Técnicas de recolección de datos. Observación participante: Se realizó
reconocimiento del territorio y lectura de contexto y se llevó registro de observación
descriptivo que luego se consolidó en una bitácora de trabajo, donde la investigadora
pudo escribir sus emociones respecto al ejercicio realizado en triangulación con la
realidad (Imágenes en fotografías) y las narraciones que se escuchaban en la interacción
con el contexto y las personas que lo habitan.

Entrevistas: Para entender las experiencias vitales de los niños y niñas se apeló al diseño
de una entrevista semiestructura individual y luego una discusión de grupo focal,
entendiendo este como un espacio donde la interacción lingüística entre los participantes
enriquecen la información y permiten cualificar las ideas, para lograr el objetivo último: la
consolidación de relatos de vida que den material suficiente para comprender la
experiencia vital de la situación de trabajo y por ende sus representaciones sociales.

Acompañamiento in situ: Acompañar a los niños y niñas en sus jornadas laborales,


entender del mundo infantil, lo que impone de entrada a un investigador vivir de cerca lo
que acontece a niños y niñas, este acompañamiento tuvo una particular, y es que estuvo
fundamentado en la interacción natural y desprovista de cualquier tipo de herramienta de
recolección de datos, lo cual, permitió descubrir en la vida cotidiana de los niños y niñas
elementos de análisis posteriores y establecer una relación empática y simpática.

1.3 PERSPECTIVA TEÓRICA

Esta investigación partió de la referencia empírica de varios estudios que se llevaron a


cabo en América Latina para problematizar las dos posiciones mundiales sobre el
fenómenos social de trabajo infantil; la posición abolicionista del trabajo infantil, legado
de Naciones Unidas, UNICEF; y la proteccionista, polémica mirada-critica del fenómeno;
sin entrar en juicios de valor, el ejercicio de investigación sigue la búsqueda de un
paradigma epistemológico y encuentra asidero en la propuesta de Foucault, quien
comprende desde un horizonte fenomenológico la realidad inmediata, en este caso de

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los niños y niñas trabajadores, que entre otras cosas devienen sujetos, pese a todos los
pronósticos del señalamiento social y anclados en uno de los eslabones más bajos de la
cadena social y económica del sistema-mundo, existiendo y reclamando su condición de
niños y niñas.

Posteriormente el ejercicio de investigación se nutre para el análisis de lo que acontece


en la vida de estos niños y niñas, de las perspectivas teóricas cómo la de Narodowski
cuando introduce el concepto de Infancias Hiperralizadas y desrealizadas y el de
Agamben, cuando habla sobre el homo sacer; con el ánimo de problematizar, el papel
de las instituciones sociales y las prácticas culturales asociadas con la infancia, y
establecer cómo es su relación con el fenómeno social de trabajo infantil, que entre otras
cosas, está anclado en la dinámica social del pasado y la actual, y se materializa en la
vida de los niños y niñas.

Se hace entonces una lectura de la realidad, desde la mirada del niño o niña trabajador,
atrapado en una sociedad que globaliza, generaliza y ataca la diferencia, además que
adopta con facilidad miradas unificadas del ser y se rige por estereotipos culturales que
no son propios de su territorio. El reto, entender que se deviene sujeto a partir de
contextos y situaciones que, pese a que no son la ideales, son reales y constituyen única
opción de desarrollo.

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2. TRABAJO INFANTIL: NIÑOS Y NIÑAS EN EL ESCENARIO.

Lo que significa ser niño o niña ha venido cambiando a través del tiempo; hoy en día la
palabra infancia y niñez están íntimamente ligadas y son utilizadas sin ninguna distinción
en los discursos cotidianos; sin embargo estas dos palabras no solamente tienen amplias
diferencias gramaticales, sino que guardan diferencias conceptuales que nos permiten
comprender el devenir histórico de lo que se ha entendido por niño o niña.

Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), “Infancia” proviene


del latín infant a, cuyo significado primario alude a la incapacidad de hablar
y define a los înfâns o înfantis como aquellos que no tienen voz. Para la
RAE actualmente la infancia es delimitada como: i) el período de la vida
humana desde que se nace hasta la pubertad; ii) el conjunto de los niños
de tal edad; y iii) el primer estado de una cosa después de su nacimiento o
fundación. (Pavez, 2012, p. 2)

La infancia no es solamente una definición de un momento de la vida humana, sino que


surge, como lo expone Aries (1960) en la mitad de la edad media, entre los siglos XII y
XIII como una nueva mirada al niño que estuvo revestida por una nueva sensibilidad,
otorgada por el adulto por fenómenos sociales de la época, el primero de ellos: mayor
privacidad de las familias y reconfiguraciones de poder al interior de la familia, promoción
de la monogamia y del matrimonio, el fortalecimiento de la escuela y de la pedagogía
que sustituyen la transmisión de aprendizajes intergeneracionales.

La niñez por su parte es definida por la Real Academia de la Lengua Española (RAE)
como:
i) el período de la vida humana que se extiende desde el nacimiento
a la pubertad –mismo significado de la palabra infancia–; b) el principio o
primer tiempo de cualquier cosa; y c) la niñería, acción propia de niños”
(Pavez, 2012, p. 2).

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La niñez hace referencia entonces al grupo de niños y niñas, sus mundos propios, sus
tendencias y formas de relacionarse; prácticas y modos de ser a partir de sus
configuraciones vitales, entre ellas su desarrollo personal, físico, biológico, cognitivo y
cultural.

La diferencia entonces entre infancia y niñez parece no ser muy clara, pero si es
sustancialmente importante, pues cuando se hace referencia a infancia indicamos un
periodo transitorio en el desarrollo humano donde se pasa de la niñez a la pubertad, es
decir, donde se adquieren herramientas para la vida adulta; con niñez en cambio,
denotamos las características del niño, la inocencia, el desconocimiento, el estado de
aprendizaje constante; así las cosas, la niñez es una constante, no es transitoria, sino
que es la experiencia de vida misma de algunos años y la infancia, es desarrollo, devenir,
tránsito; es por ese motivo, que hablamos de desarrollo infantil en la vida de los niños.

Ahora bien, en los escritos de Aries (1960), existe una gran tendencia a correlacionar la
noción de infancia con la de familia; pues según lo expuesto en su texto, es la invención
de la familia lo que permite que surja la noción de infancia; en Roma, el tránsito al cuidado
de los niños por parte de un adulto se comienza a instaurar cuando se comienza a validar
la idea de la unión sagrada entre dos seres en matrimonio siendo los hijos la
materialización de dicha unión, compromiso o amor; recordemos que en la Roma Antigua
los niños no eran tratados con este tipo de sensibilidad, si nacían con algún tipo de
deformidad o no pasaban unas pruebas físicas que corroboran que eran aptos para la
sociedad eran sacrificados; el infanticidio y el aborto eran abiertamente aceptados y
existía una escisión expresa entre sexualidad y procreación; en la Roma subsiguiente,
las cosas cambiaron, en gran medida con el ingreso del cristianismo a la sociedad, y con
él todos sus preceptos morales que comenzaron a generar otro tipo de relaciones entre
los individuos; sin embargo, la relación de este cambio en Roma con el cristianismo no
está muy clara y el miso Aries la pone en duda, pues fue en los inicios de la Edad Media,
donde al niño se le despoja de cualquier tipo de cuidado y comienzan a ser tratados
como adultos en miniatura, una forma de expresar que este sujeto social era capaz de
asumir roles adultos, como trabajos o actividades físicas, el valor de la fecundidad tiene

19
que ver con el sistema de producción de la época, el feudalismo, que estaba ligado a la
mano de obra familiar, entonces una familia con mayor número de integrantes era mucho
más atractiva y productiva, pues todos los integrantes sin ningún tipo de distinción eran
trabajadores en potencia.

Lo ocurrido en la Edad Media es de particular interés, no solamente lo resalta Aries en


1960 cuando dice que en la mitad de esta época histórica, comienza el niño a tener otro
tipo de trato pues se instala una nueva sensibilidad hacia él; sino que lo confirma Michel
Foucault en su clase del 8 de marzo de 1978 compilada en el texto “Seguridad, Territorio
y Población” (2014) cuando afirma que el dominio ideológico del pastorado, ejercido por
la iglesia y la oligarquía, se puso en peligro por la fragilidad de las estructuras feudales y
el tipo de poder que estas ejercían sobre la población, y tuvieron que recurrir a nuevas
formas de control, entre ellas una fuerza pastoral por parte de la iglesia más fuerte,
aumentado conductas de devoción y doblegando las prácticas cotidianas y las decisiones
de vida de la población a través de concepciones morales, entre ellas la instalación de la
monogamia y de fecundidad en relación con la reproducción:

Nunca antes el pastorado había intervenido tanto ni disfrutado de tanta


influencia sobre la vida material, la vida cotidiana, la vida temporal de los
individuos: se hace cargo entonces de toda una serie de cuestiones y
problemas concernientes a la vida material, la limpieza, la educación de los
niños” (2014, p. 266).

Entre las preocupaciones por dirigir la vida de las personas, la iglesia católica pone un
énfasis en la vida de los niños y niñas; esa población que puede ser modelada desde los
primeros años bajo las creencias y los dominios hegemónicos, con el objetivo de
naturalizar creencias, formas de entender el mundo y de relacionarse, así:

El problema pedagógico: cómo conducir a los niños, cómo hacerlo a fin de


lograr que sean útiles a la ciudad, conducirlos hasta el punto en que puedan
alcanzar su salvación, conducirlos hasta el punto en que sepan conducirse

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a sí mismos; con toda seguridad este problema se vio sobrecargado y
sobredeterminado por la explosión de problemas de las conductas en el
siglo XVI. (Foucault, 2014, p. 268).

Aries (1960) nos muestra cómo se va despertando la rebeldía en los niños cuando se les
congrega en instituciones como la escuela; antes de dar paso a esta descripción quisiera
recordar que la educación, como proceso de aprendizaje, venía dándose de manera
informal mediante maestros que eran pagos por familias pudientes, sin embargo fueron
las comunidades religiosas las que se organizaron para dominar este sector, tal y como
lo explica Narodowski (1999), para quien, tanto en Europa como en América Latina,
entre los siglos XVI y XIX los educadores pertenecían en su mayoría a órdenes
religiosas, en su mayoría católicos y protestantes; estas comunidades comienzan
entonces a dirigir los aprendizajes compartidos con los niños (las niñas tuvieron una
incursión tardía y diferente en estos escenarios) y se fundan las primera escuelas,
instituciones de control social y de encierro; en esta época es la rebeldía de los niños
escolares la que se despierta, y es la escuela el escenario de riñas, peleas y asonadas
que para algunos momentos de la historia llegaron a ocasionar una verdadera congestión
en el desarrollo de la sociedad.

Según Aries (1960), en 1680 los niños iban armados a la escuela y circulaban de esta
manera en las calles, y aunque los jesuitas prohibían esta práctica, desde los 5 años
algunos niños por adorno o distinción llevaban espadas, dagas y otras armas, los
organismos trabajaban en la prohibición de estas, no solo por verse mal sino porque los
escolares producían desordenes frecuentemente. Algunos escolares apaleaban a sus
maestros no solo con espadas sino con cualquier objeto de arma, y esto ya era todo un
problema. Era usual la venganza de algún estudiante reprimido por su maestro, estos
tenían que pedir guardia. Era entonces una época de resistencia, el paso de una libertad,
a una focalización social, los niños de la época no entendían de lleno lo que sucedía, sus
prácticas debían cambiar, con ellos su forma de vestir, de hablar y de relacionarse con
los otros, pues debían encarnar la categoría emergente de infancia. Aries señala cómo
se instauró una mayor disciplina y con ella el escolar se comportó mejor. Durante el siglo

21
XVIII se logró someter al escolar pese a las costumbres de independencia, esta situación
se superó con la aparición del internado y con la permanencia más prolongada del niño
en su hogar.

En cuanto a este concepto de disciplina no quisiéramos avanzar sin antes hacer un


pequeño análisis en relación con el trabajo de Foucault en torno a la misma, en su texto
de (1975), se habla del surgimiento de las instituciones de encierro, no sin antes
establecer que es la preocupación social sobre el controlar el comportamiento y la
conducta de todos los individuos debido a la proliferación de los comportamientos
delincuenciales, la que da paso al nacimiento de las operaciones correctivas, es decir, la
gestación del poder disciplinador y con ella la creación de la prisión como órgano cumbre
en la regulación y corrección de la conducta; esta institución abre paso a otras con las
que guarda estrechas similitudes, que se encargan de controlar ,desde otras esferas,
para evitar llegar a la esfera de la prisión; entre ellas están las escuelas, los hospitales
psiquiátricos, lo orfanatos, entre otros; prisión no era solamente un lugar donde se
albergaban a infractores de las normas sociales, sino que:

La prisión, lugar de ejecución de la pena, es a la vez lugar de observación


de los individuos castigados. En dos sentidos. Vigilancia naturalmente.
Pero conocimiento también de cada detenido, de su conducta, de sus
disposiciones profundas, de su progresiva enmienda; las prisiones deben
ser concebidas como un lugar de formación para un saber clínico sobre los
penados. (Foucault, 1998, p. 252)

Es así como se diseña el panóptico, como una especie de prisión, como máquina que
permitirá no solo corregir conductas sino comprender las necesidades humanas de los
prisioneros, y se darán así conocimientos prácticos sobre los efectos de las prácticas
coactivas, que pueden ser replicadas en otros escenarios sociales.

Nacen entonces los roles sociales que Foucault (1998) asocia con las ciencias humanas,
y que él define como que:

22
Son en cierta manera unos técnicos del comportamiento: ingenieros de la
conducta, ortopedistas de la individualidad. Tienen que fabricar unos
cuerpos dóciles y capaces a la vez: controlan las nueve o diez horas de
trabajo cotidiano (artesanal o agrícola); dirigen los desfiles, los ejercicios
físicos, la escuela de pelotón, el acto de levantarse, el de acostarse, las
marchas ritmadas por el clarín o el silbato; organizan la gimnasia,
inspeccionan la limpieza, asiste a los baños. Educación que va
acompañada de observación permanente (…) doble efecto de esta técnica
disciplinar que se ejerce sobre los cuerpos: un “alma” que conocer y una
sujeción que mantener. (p. 301).

Entre estas carreras disciplinares, está sin duda alguna la de educador, pues es de una
u otra forma quien debe transmitir el deber ser de la conducta a los niños y jóvenes y
quien está siempre alerta para poner los límites entre lo normal y anormal, a partir de las
normas sociales instauradas.

Lo carcelario y el poder disciplinar son tan potentes que logran un efecto particular y es
el de incluir en medio de la exclusión, es decir, que toman lo que de un lado de la
sociedad se desprecia y se rechaza y lo recicla como instrumento de dominio:

Toma de un lado lo que parece excluir del otro. Lo economiza todo, incluido
lo que sanciona. No consiente en perder siquiera lo que ha querido
descalificar. En esta sociedad panóptica de la que el encarcelamiento es la
armadura omnipresente, el delincuente no está fuera de la ley; esta, y aún
desde el comienzo, en la ley, en el corazón mismo de la ley. (Foucault,
1998, p. 307)

Foucault habla de, unas instituciones completas y austeras, refiriéndose a la prisión y allí
logra analiza los tipos de delincuentes y las técnicas correctivas; entre los tipos de
delincuentes están: los dotados intelectualmente que son sentenciados al aislamiento
total; los viciosos o embrutecidos, son seres débiles, que se han dejado llevar por la

23
influencia de otros, estos deben ser educados para que su carácter y sentido crítico se
fortalezca; y por último, están los ineptos o incapaces, vivir en comunidad les permite
abandonar su estado inerte. Expresa también la existencia de tres técnicas principales
del poder disciplinador carcelario, dentro de las cuales están: la vigilancia jerárquica que
hace referencia a una observación sin que se detecte quien hace la misma; la sanción
normalizadora que busca dar un valor punitivo a elementos técnicos y el castigo de las
conductas, las cuales son cuantificadas, que se consideran desviadas y que procura
enderezar estas desviaciones mediante un sistema de premios y castigos; por último
está el examen, que combina la vigilancia jerarquizada y la sanción normalizadora. Estos
dispositivos disciplinares van a sufrir, a través de las épocas, transformaciones y cambios
y van a permitir generar una noción de disciplina como una función positiva y productora
y no como neutralizadora del mal u otros peligros y se logra también que dicha disciplina
salga de los ámbitos institucionales y se instaure en la vida pública, adicionalmente se
estatizan algunas prácticas disciplinares. (Foucault, 1998)

Una de las instituciones disciplinares más representativas es la escuela. Para Kohan


(2004) la intencionalidad formadora de la escuela se ha reconocido en forma creciente
y ya no se considera la misma como simple transmisora de conocimientos sino que se
busca formar cierto tipo de sujetos; el examen parece ser la técnica de poder disciplinar
más evidente en la escuela y el mismo facilita la adquisición de conocimientos y el tomar
los saberes de los alumnos. El examen contribuye a la individualización en el ejercicio
del poder disciplinar y en la escuela el niño está más individualizado que el adulto. Sin
embargo, en la escuela no solo las relaciones de poder constituyen sistemas regulados
y ajustados sino que las habilidades para lidiar con las cosas y las fuentes y mecanismos
de comunicación facilitarán los mismos, sin que los mismos se den en términos de tiranía
sino que la escuela sujeta a los individuos en torno a un bloque compacto de capacidad-
comunicación-poder.

En el siglo XVIII, según Kohan, se da un cambio demográfico importante ya que se pasó


de una alta fertilidad y una alta mortalidad infantil a una baja fertilidad y una baja
mortalidad infantil, lo cual, considera Aries, no solo puede ser explicado por la mejora en

24
las prácticas higiénicas, sino que, como lo he mencionado anteriormente, dentro de la
misma se configura un nuevo sentimiento respecto a la infancia en la cual el niño pasó a
ser centro de atenciones dentro de la institución familiar, su pérdida es tomada con gran
dolor y su número se limita para atenderlos mejor. Vemos entonces como va emergiendo
la noción moderna de infancia, que entiende a los niños como sujetos de protección que
requieren atenciones que van desde los cuidados en el embarazo, partos
institucionalizados, una buena crianza en el hogar, con unas familias que se esfuerzan
por ser funcionales y con un acceso a servicios de desarrollo humano básicos,
especialmente visibles en la higienización que, luego, condujo a la educación.

2.1. NIÑEZ E INFANCIA: UNA MIRADA DESDE LA PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO

Una mirada sobre la noción de infancia, que ofrece mayor claridad, aparece con la
psicología que, en cuanto disciplina, estudia al ser humano en sus diferentes cursos de
vida; es ella la que comenzó a prestar atención, desde el siglo XIX, a la niñez por cuánto
en esta etapa acontecen fenómenos que determinan los desarrollos posteriores.

En la psicología se habla de niñez cuando se hace referencia al ciclo vital con sus
características biológicas y socio – culturales; y se habla de infancia, cuando se hace
referencia a la categoría moderna y la nueva concepción de niños y niñas como seres
de cuidado, incorporando la categoría política, económica y cultural en su definición.

Para reconocer el camino teórico que ha tenido en disciplinas como la


psicología la noción de infancia, se hace alusión a las formas de
comprender la infancia, en varios momentos históricos, denominándoles
como teorías sobre la infancia, entendiendo que las teorías evolutivas
sirven de base para la creación de todo un cuerpo normativo de prácticas
de crianza y de principios éticos para la educación de la infancia (…) es así
como pasan a ser compartidas por el hombre de la calle, formando parte
de su sistema conceptual. (Triana & Rodrigo, 1985, p.158)

25
En el siglo XV se comienza a rastrear la noción de infancia, Aries (1960) hace referencia
a este primer acercamiento conceptual y socio-cultural, que hoy conocemos como la
teoría del homúnculo, al explicar que el niño era visto como un adulto en miniatura,
capaz, una vez de adquirir el lenguaje, de lleno de entrar al mundo de las actividades y
prácticas adultas; aquí se analiza entonces una sobre-exigencia para los niños, pero
también una integración total de éstos al mundo adulto. La teoría médica, comienza a
tomar auge en lo corrido del siglo XVI, algunos conocen esto como enfoque higienista, y
tiene que ver exclusivamente con las condiciones básicas de sobrevivencia que se
debían garantizar a los niños para que nazcan y crezcan sanos, se comienza a hablar
por primera de vez de prevención y se hace énfasis en nutrición en mujeres en embarazo
y alimentación y nutrición en niños recién nacidos, así como en prácticas de cuidado para
evitar mortalidad infantil (Triana & Rodrigo, 1985)

A finales de este mismo siglo (XVI) se propaga la visión o teoría Roussoniana, que
destaca la inocencia y la pureza de los niños, abandonando así la noción de severidad
en la disciplina y adoptando nuevas formas pedagógicas en las escuelas nacientes, era
una forma diferente de hacer disciplinar y de transmitir todos los constructos sociales
instalados, se puede decir que de esta mirada se desprende el concepto moderno de
infancia tal y como hoy lo conocemos. (Triana & Rodrigo, 1985). Comenio, uno de los
precursores de la educación, fue uno de los creadores de la teoría voluntarista, que
proponía que el hombre era capaz de lograr todos los avances propuestos y que tenía la
capacidad de disciplina, en ese orden de ideas el niño era premiado por su dedicación y
castigado por su falta de compromiso con el proceso de aprendizaje. La teoría
constructivista nace en el centro de la psicología, su principal representante fue Piaget,
que consideraba que los niños tenían la capacidad de construir una comprensión del
mundo que habitan, y que pueden lograr desarrollo a partir de la relación con el contexto,
construyendo a partir de la experiencia sus estructuradas cognitivas. (Triana & Rodrigo,
1985).

No se puede desconocer, en este recorrido, la mirada biológica, desde el psicoanálisis,


que determina la relación entre la herencia y el vínculo con la fijación de las

26
características personales; para Freud, la infancia resulta ser la etapa humana donde se
gesta la posibilidad de enfermedades mentales, pues es allí donde se construye el
aparato psíquico y lo que acontece en la relación con el padre o la madre, determina las
formas de relacionarse los sujetos con su realidad, pues genera una configuración
psicológica específica que se activa o merma a partir de la relación con el ambiente; en
últimas Freud, iniciando el siglo XX, problematiza la infancia y la pone en un lugar
destacado para análisis e intervención; de allí se desprenden otras preocupaciones que
atienden más a lo que conocemos cómo psicología del desarrollo y de la que hacen parte
los postulados sobre el desarrollo cognitivo, el desarrollo motor y el desarrollo moral.

En este orden, la perspectiva cultural de Vygotsky, señala que un comportamiento sólo


puede ser entendido si se estudian sus fases, su cambio, es decir, su historia (1979),
dándole un zoom al análisis de los procesos, más que a los resultados, y entendiendo
que los sucesos determinan las configuraciones psicológicas de los individuos, que
aunque vienen cargados genéticamente, durante los procesos ontológicos se estructura
la forma que esta carga genética tomará de acuerdo a la interacción que se tenga con
el contexto social y cultural. De allí la corriente socio-cultural que ha tenido alto impacto
en las disciplinas humanas y en la lectura de las necesidades de los niños y niñas, pues
permite comprender que las condiciones del contexto determinan las posibilidades
individuales. Mediante estos desarrollos la psicología se ha preocupado de manera
profunda por conceptos que corresponden a realidades humanas que, aunque son de
carácter individual, toman cuerpo o se establecen a partir de la relación con el ambiente.
El más importante de ellos, es el concepto de bienestar.

La búsqueda del bienestar no ha sido otra sino la columna vertebral de muchos de los
comportamientos humanos; en el campo conceptual se sigue un camino histórico que
parte desde la búsqueda individual de bienestar, denominado felicidad, hasta la
reivindicación de un sujeto socio – histórico, que se encuentra inmerso en sistemas
sociales y que relaciona su experiencia de vida con las circunstancias sociales. Un sujeto
que se pregunta constantemente por sus capacidades y por sus posibilidades y que
construye activamente su existencia humana:

27
Es ese sujeto socio-histórico el que se encuentra protagonizando la
fecunda distinción que Amartya Sen, premio Nobel de Economía en 1998,
establece entre la capacidad para el bienestar (la «libertad de una persona
para elegir entre diferentes formas de vida» de acuerdo con sus
particulares habilidades, características y competencias), y la libertad para
el bienestar cuyo marco de referencia se sitúa fuera del propio sujeto y que
Sen (1996) concreta en la posibilidad de lograr capacidades mínimas para
satisfacer necesidades básicas (la pobreza, advierte, es un fallo en las
capacidades básicas), la posibilidad de elegir y la de actuar libremente.
(Blanco & Marín, 2007, p 16)

Las dimensiones del bienestar humano, son claras: se inicia en una esfera subjetiva -
individual, luego se instala en la esfera psicológica, para dar paso a la esfera social; la
psicología como disciplina teórico – práctica se ha preocupado por el estudio de estas
esferas y conceptuado las diferentes características de cada una; en la dimensión
subjetiva se comprender el deseo de satisfacción individual y lo que el individuo entiende
por importante para su vida, además de sus juicios de valor sobre los efectos positivos o
negativos de las experiencias sociales en su vida individual. (Blanco & Marín, 2007).

En la esfera psicológica, se configuran aspectos estructurales, tales como: la auto


aceptación, aquella capacidad de comprender las tendencias, gustos e intereses
individuales y traerlos al principio de realidad para hacerlos explícitos; la autonomía, no
solo el derecho a decidir, sino también el sentido de responsabilidad en la toma de
decisiones o en la vivencia de circunstancias cotidianas y la tendencia a mantener los
pensamientos y convicciones individuales pese a las influencias externas; el dominio
propio, la fijación de objetivos vitales y el crecimiento personal son categorías
psicológicas construidas por los sujetos en esta esfera. (Blanco & Marín, 2007).

En la esfera social, encontramos conceptos compartidos con las ciencias sociales, entre
ellos: integración social, que tiene que ver con el sentimiento de pertenencia, aceptación
social, que se desprende de la auto aceptación pero que trasciende no solo al asumir

28
aspectos positivos o negativos propios, sino también a la confianza en otros; contribución
social, sentimiento de utilidad; actualización social, confianza en el futuro social y
coherencia social, que es la capacidad de comprender la dinámica del mundo al que
estamos vinculados. (Blanco & Marín, 2007).

Para cerrar esta panorámica sobre la forma como se ha entendido al niño o niña desde
la psicología, y cómo desde esta disciplina se ha llegado a un estado de comprensión
global, crítico y cercano a otras disciplinas humanas desde el marco socio – histórico –
cultural; retomo la propuesta de Nussbaum (2002) sobre el enfoque de capacidades,
dejando de lado la perspectiva esencialista que había dominado el panorama sobre las
capacidades humanas, que expresaba que algunas personas nacían con mayor facilidad
para ciertas actividades intelectuales o físicas que otras, lo cual los ponía en condición
de ventaja sobre los demás; imaginario heredado de la época de la oligarquía, que a
razón de lazos sanguíneos privilegiaba a ciertos seres humanos y a otros no; una
perspectiva social naturalizada impidió que muchos seres humanos, entre ellos niños,
niñas, mujeres y hombres pertenecientes a otras clases sociales tuvieran la oportunidad
de desarrollarse a partir de la estimulación o de la relación con el ambiente adecuado;
se negó el derecho al desarrollo y se sigue negando por parte de las elites sociales que
siguen perpetuando estas prácticas de subordinación de otras clases; el planteamiento
de Nussbaum es revelador y ampliamente aceptado:

La perspectiva de las capacidades, en contraste, mira lo que una mujer


es capaz de hacer y ser, tomando en cuenta el hecho de que las mujeres
oprimidas y sin educación podrían decir, o incluso pensar, que algunas de
estas capacidades no son para ellas (…) la perspectiva de las capacidades
ve este hecho de manera clara, y nos encamina hacia la creación de un
umbral básico del nivel de capacidades como meta para todos los
ciudadanos. (Nussbaum, 2002)

En últimas, nos invita a pensar no en lo que el ser humano merece, sino en lo que es
capaz de hacer y de ser; en relación con la infancia, existe una gran tendencia a

29
relacionar la infancia con el enfoque de derechos y no con el enfoque de capacidad y
pese a que se entiende que “la perspectiva de la capacidades es más definitiva,
especificando claramente lo que significa garantizarle un “derecho” a alguien, y es más
completa, puesto que detalla ciertos derechos que son de especial importancia”
(Nussbaum, 2002, p 124); insistimos en hacer política públicas y hablar sobre la vida de
los niños y niñas desde dos miradas muy cuestionables: la de compasión y la de
inversión; por un lado creemos que son sujetos de alta vulnerabilidad social, a los que le
debemos pagar deudas históricas por los años de maltrato y de abandono, en este
sentido, el niño de hoy pasar a ser doblegado por el pasado de sus iguales; y por otro
lado, hablamos de años productivos de vida o de capital social, argumentando que darle
a los niños todo lo que necesitan para su desarrollo da la certeza de una sociedad mejor
para el futuro.

2.2. TRABAJO INFANTIL: UN FENÓMENO SOCIAL

Trabajo infantil no deja de ser una categórica que, por su misma denominación, genera
un amplio espectro de significados; por un lado parece ser una realidad aceptada y
naturalizada que tiene una denominación concreta, y por otro, su misma simplicidad,
invisibiliza la diversidad que se esconde detrás de la denominación; a la pregunta ¿Qué
entendemos por infancia? Se añade otra y es: ¿que entendemos por trabajo infantil?;
antes de contestar quisiera precisar la importancia de la infancia y de la adolescencia
para la sociedad, citando a Bustelo (2007) quien expresa:

La infancia y la adolescencia se identifican con la vida como iniciación. La


infancia es nacimiento y alumbramiento. El filósofo italiano Giorgio
Agamben explica bien cómo los griegos no tenían una sola palabra sino
dos para denotar la vida. Por un lado estaba la zoé, que expresaba la vida
pura, el simple hecho de vivir, la nuda vita (vida desnuda) como vida fuerza
o vida biológica, y por otro lado el bios Vida relacional que implica el
lenguaje, la política y la ciudadanía. En el caso de la infancia uno podría
resumir la zoé en sobrevivencia. (Bustelo, 2007, p. 24).

30
En la diferenciación entre zoé y bios, encontramos entonces que los sujetos
políticamente activos o que logran la categoría de ciudadanos, pasan de la zoé a la bios;
en el caso de los niños, y en espacial de los niños en condiciones no hegemónicas, como
lo son los niños que trabajan, la zoé es una constante, pero no como disfrute de la vida
misma, sino como sobrevivencia; es decir desde el primer escalón de desarrollo humano.
(Bustelo, 2007)

Debido a lo anterior, y antes de pasar a las definiciones formales sobre trabajo infantil
que se han venido impartiendo en las políticas públicas colombianas, vamos a
problematizar el fenómeno social de trabajo infantil; desde la categoría de homo sacer
Agamben, (1998) expresa que el homo sacer hace referencia a aquellos seres que
pueden ser asesinados y por los cuales la sociedad no reclamará delito alguno; en esta
categoría están inmersos habitante de calle, prostitutas, pobres y niños que no cumplen
con el imaginario social de niño o niñas de la época; es decir aquellos que se mantienen
en la dimensión de la vida desnuda y tienen que luchar a diario por sobrevivir a la
presiones de una sociedad que los quiere desaparecer.

La mayoría de nuestros niños y niñas se han convertido en niño sacer una


figura del derecho romano que se traduce por su carácter in sacrificable
pero que, a la vez, cualquiera puede matar quedando impune. Miles de
niños y niñas mueren cotidianamente y se transforman en niño sacer son
eliminables o desechables y la característica básica es que su muerte no
entraña ninguna consecuencia jurídica. Por lo tanto, en el caso de que
mueran de hambre, de enfermedades curables o prevenibles, de que sean
víctimas de la guerra, de manera sospechosa nadie es responsable de ello.
(Bustelo, 2007, p. 26)

Algunas formar de homo sacer son los niños maltratados, silenciados, desaparecidos,
abandonados, víctimas de guerra, reclutados, trabajadores; ellos no tienen ningún tipo
de garantía social, pues no cumplen con el perfil de niño o niña de la época, y representa
un interrogante a la sociedad que no le brinda la posibilidad de ser un sujetos de

31
derechos, ni un sujetos de capacidades en medio de la que se denomina ciudadanía
activa.

Según la Organización Internacional del Trabajo, doce millones personas


están bajo el régimen de trabajo forzado en el mundo; la mayoría de ellos
son niños y niñas. Y a lo anterior se deben añadir las escuelas destruidas,
los hospitales afectados, los insumes escolares y en salud básica
inutilizados y los sistemas de agua potable sin funcionar. (Bustelo, 2007, p.
28)

Es tanto el deseo social de desaparecer cualquier tipo de anomalía social, que frente a
un fenómeno social multicausal pero que tiene su arraigo en el sistema económico
salvaje, y que produce niños trabajadores como síntoma de su desequilibrio social, se
realizan política internacionales promovidas por Naciones Unidas el mayor ente de
protección de los derechos humanos, para Erradicar el Trabajo Infantil; no para erradicar
la inequidad, ni la pobreza, sino para erradicar a los niños y niñas que embisten estos
roles no aceptados socialmente, roles que se volvieron la única opción social que les
aseguran unos mínimos de sobrevivencia.

Inicialmente, para definir a los niños y niñas trabajadores en Colombia, es preciso revisar
dos definiciones, la primera tiene que ver con la minoría de edad y la segunda con el
trabajo infantil. La primera es entendida, con base en la Convención de los derechos del
niño de 1989 (ratificada por nuestro país mediante la ley 12 de 1991), como todo sujeto
menor de 18 años de edad; así mismo, desde la Ley 1098, por la que se expide el Código
de Infancia y Adolescencia (2006), se denomina niño o niña a la persona entre los cero
y los doce años de edad y adolescente a la persona de ambos sexos entre doce y
dieciocho años de edad. Esta definición tienen varios matices en otros sectores, la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), por ejemplo, considera al niño como un ser
humano de uno u otro sexo, cuya edad es inferior a los 15 años (concepto estructurado
en función de la edad mínima de admisión legal al empleo). Sobre trabajo infantil, la
Estrategia Nacional para Erradicar el trabajo infantil en Colombia lo considera como:

32
Toda actividad física o mental, remunerada o no, dedicada a la producción,
comercialización, transformación, venta o distribución de bienes o
servicios, realizada en forma independiente o al servicio de otra persona
natural o jurídica por personas menores de 18 años de edad.(Estrategia
Nacional para Erradicar el Trabajo Infantil en Colombia)

Vemos entonces que esta definición es un acercamiento simple a la realidad, no se


problematizan sus causas, ni se habla de las condiciones paralelas de pobreza o de
inequidad que acompañan esta situación de trabajo en los niños. Es entonces importante
que nosotros comprendamos cómo se llega a una definición simple de una realidad tan
compleja.

Para entender la concepción de trabajo infantil habría que tener claros dos marcos de
referencia, uno objetivo (legal), que hace referencia a las actividades en sí mismas, la
intensidad horaria y el contexto en el que desarrolla el niño su actividad, y otro subjetivo
(contextual), que nos indica el modo en el que el niño o la niña construye su realidad a
partir de las actividades que realiza, los pensamientos, opiniones y sentimientos que
tejen alrededor de sus quehaceres diarios, es decir lo que significa en la vida de los niños
y niñas, ser catalogados cómo niños trabajadores, y lo que ese rotulo trae para sus vidas.
De acuerdo a ello, la noción de trabajo infantil se maneja desde diferentes perspectivas:
la primera y más común respuesta histórica a éste es la perspectiva abolicionista, que
tiene como objetivo la total abolición del trabajo infantil (OIT-UNICEF). La segunda parte
de la observación de que los niños mayores están autorizados para trabajar bajo una
legislación protectora, esto apunta al llamado enfoque regulador del trabajo infantil, sobre
esta perspectiva, poco se dice, se trata de invisibilizar que el estado da permisos a niños
para que realicen ciertos trabajos (ejemplo: deportistas, artistas, y mayores de 15 años);
y la tercera y última mirada es la llamada perspectiva de empoderamiento, en la cual los
niños son vistos más como sujetos activos o agentes de cambio, y la que se ocupa de
promover la organización propia de los niños trabajadores (NATs). (Vandaele, 2000).

33
2.2.1. Posición abolicionista del trabajo infantil. Es importante aclarar que el tema de
trabajo infantil es de debate mundial, pues existe una posición abolicionista de UNICEF
y la OIT que defienden que el trabajo infantil debe ser erradicado; sin embargo también
existen instituciones como el Instituto de Formación para Educadores de Jóvenes,
Adolescentes y Niños Trabajadores de América Latina y el Caribe (Ifejant), que en lugar
de comprender el trabajo infantil como un factor de riesgo, lo consideran un factor
protector, y expresa claramente que es síntoma de un sistema económico en
desequilibrio (Rausky, 2009). Estos dos posicionamientos políticos acerca del fenómeno
han sido condicionantes para que los organismos públicos y privados, realicen las
acciones pertinentes en el tema, entendiendo algunos, que el trabajo infantil es nocivo y
vulnera los derechos consagrados en la convención de los derechos del niño, y otros,
que el trabajo no es nocivo en sí mismo pues podría favorecer potencialidades en el
proceso socializador del niño, lo nocivo es desconocer su arraigo en el sistema de
producción salvaje; pese a las diferencias abismales en estas dos concepciones, los dos
actúan para que los niños, puedan tener un desarrollo infantil.

La Organización Internacional del Trabajo-OIT en un estudio cualitativo sobre la


demanda en la explotación sexual comercial de adolescentes: el caso de Colombia.
Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), en el 2007 define
trabajo infantil como: “Toda actividad que implica participación de los niños y niñas en la
producción y comercialización familiar de los bienes no destinados al autoconsumo, o a
la prestación de servicios por los niños y niñas a personas naturales o jurídicas”. Así
mismo, el texto elaborado por el IPEC –Programa Internacional para la erradicación del
trabajo infantil (2009), aclara que no todos los tipos de trabajo realizados por personas
menores de 18 años se denomina trabajo infantil, pues para esta organización el trabajo
infantil es un fenómeno que corresponde a una de las tres categorías siguientes:

1) Un trabajo realizado por un niño que no alcance la edad mínima especificada para el
tipo de trabajo de que se trate (según determine la legislación nacional, de acuerdo con
las normas internacionales aceptadas), y que por consiguiente impida probablemente la
educación y pleno desarrollo del niño.

34
2) Un trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño, ya sea
por su propia naturaleza o por las condiciones en que se realiza, y que se denomina
trabajo peligroso.
3) Las formas incuestionablemente peores de trabajo infantil, que internacionalmente se
definen como esclavitud, trata de personas, servidumbres por deudas, y otras formas de
trabajo forzoso, reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados,
prostitución y pornografía, y actividades ilícitas.

En efecto, a nivel mundial el trabajo infantil es considerado como un indicador de las


condiciones sociales, económicas, culturales y políticas de una región; pues en cualquier
análisis que se haga de la situación, no se puede desconocer el impacto que tiene este
fenómeno en la económica de una región y del mundo, el incremento del trabajo informal,
la baja en la tasa de remuneración y las pocas responsabilidades que el sector empleador
adquiere vinculando ilegalmente a un niño, niña o adolescente en las actividades que
ejecuta. Existen múltiples formas de trabajo infantil que varían de acuerdo a la cultura
familiar y social, la ubicación demográfica, los procesos migratorios, la relación con las
nuevas tecnologías, los niveles económicos y educacionales, entre otros (Fatou, 2009),
el fenómeno de trabajo infantil se modifica y se adapta a las condiciones de los contextos
sociales en los que se presenta.

Ahora bien, la posición abolicionista del trabajo infantil encuentra soporte en varios
documentos de carácter internacional. En la Convención de los Derechos de los Niños,
declarada en 1989, se reconoce el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado
para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social; además de la responsabilidad
del Estado y de la familia para hacer que esto sea una realidad y los niños de los estados
partes gocen de todas las garantías para crecer sanos y felices, en el año 2006 en
Colombia con la ley 1089, Ley de infancia y adolescencia, se ratifica la necesidad de
comprender al niño desde un enfoque de derechos, donde debe ser protegido, pero a su
vez hacerlo partícipe de la toma de las decisiones de su vida, para empoderarlo de su
futuro y permitirle un desarrollo integral, allí son responsables de que esto suceda: la
familia, el Estado y la sociedad. La Ley 1098 fija los límites de la actividad laboral infantil.

35
Los menores de 15 años sólo pueden trabajar, con un tope de 14 horas semanales, en
actividades remuneradas de tipo artístico, cultural, recreativo o deportivo. Todas las
demás actividades están prohibidas. Los adolescentes de 15 a 17 años tienen derecho
de trabajar pero requieren la autorización del inspector de trabajo o en su defecto del
ente territorial local. No pueden trabajar más de seis horas diurnas diarias (el trabajo
nocturno está prohibido) y 30 horas semanales.

Bajo esta lógica, el hecho de que en Colombia exista el fenómeno del trabajo infantil
quiere decir que no existe suficiencia en varios factores protectores: en la política pública,
en el empoderamiento de la comunidad, transformación de patrones culturales y
fortalecimiento a los niños, niñas y adolescentes y sus familias. (Pinzon, Briceño, Botero,
Cabrera & Rodríguez, 2006).

La OIT en 1973, con el convenio 138, estipuló la edad mínima para la admisión del
empleo, 26 países de América Latina y el Caribe han ratificado este acuerdo; en
Colombia le edad mínima para ser empleado son los 15 años, sin embargo, esta
admisión debe estar mediada por una serie de medidas protectoras legalmente
establecidas por el Ministerio de la Protección Social Nacional. En 1999 con el convenio
182, la OIT impulsó a los países a eliminar todas aquellas peores formas de trabajo
infantil, entendidas todas estas como esclavitud o prácticas análogas; prostitución o
explotación sexual; reclutamiento para actividades ilícitas y trabajos que por su
naturaleza ponen en peligro la integridad física y moral de los niños, niñas y
adolescentes; prácticas que lesionan severamente las potencialidades y opciones de
desarrollo de esta población, 29 países de América Latina, incluido Colombia, han
ratificado este convenio.

En respuesta a esta alianza y a la ratificación de los convenios de la OIT, Colombia ha


impulsado varios planes para la erradicación del trabajo infantil, pero en el año 2007, el
Ministerio de la Protección Social e ICBF, entre otras instituciones que trabajan para el
desarrollo de las infancias colombianas, realizaron lo que llamaron y lo que hoy en día
se conoce cómo la Estrategia Nacional para Prevenir y Erradicar el Trabajo Infantil; esta

36
estrategia se formuló en seis pasos específicos, mediante los cuales se buscaba la unión
de fuerzas para su ejecución entre el año 2008 y 2015, se esperaba entonces que, en el
2015, en la mayor parte del territorio Colombiano se hubiese erradicado y prevenido
eficazmente el trabajo infantil.

El trabajo infantil desde esta perspectiva es considerado un flagelo y una violación a los
derechos de los niños y niñas, se considera que en situación de trabajo un niño encuentra
vulnerados sus derechos, pues se le despoja de su rol de niño y se le obliga, de manera
directa o indirecta, a asumir roles de adultos, en donde ya no encontrará tiempo para
educarse, recrearse, cultivarse y desarrollarse en todas las esferas de su vida, ya que su
visión de mundo quedará reducida al oficio realizado, hundiéndolos en un camino que
los llevará a consecuencias gravísimas para su desarrollo personal y social, pues estarán
perpetuando, sin saberlo, un ciclo de pobreza que les causará limitaciones en sus
ingresos, desempleo y frustración, entre otros fenómenos que irán en su detrimento a
nivel físico, moral e intelectual.

Esta posición encuentra una fuerte acogida pues, pese a las diferencias con otras
perspectivas, existen acuerdos en cuanto a la erradicación de las peores formas de
trabajo infantil; estas representan todas aquellas prácticas análogas a la esclavitud, la
explotación sexual, el tráfico y la venta de niños, la servidumbre, el reclutamiento de
niños para el conflicto armado, la pornografía o el tráfico ilegal de drogas, y también todas
aquellas prácticas que afecten a nivel físico y mental a los niños y les impida un desarrollo
positivo y enriquecedor. (Convenio 182 de la OIT).

En Colombia existe un fuerte interés por el tema, sabemos que debido a las políticas
públicas que se han manejado a nivel nacional, el tema es de atención de la agenda
pública en todo el territorio colombiano, pero también existe un fuerte interés a nivel
investigativo; en la Universidad Externado de Colombia, en el centro de investigación
sobre dinámicas sociales, existe una línea dedicada al trabajo infantil, de allí han surgido
escritos y reflexiones acerca de cómo se presenta el fenómeno en nuestro país; en una
investigación realizada por Khoudour (2009), considera que en nuestro país el trabajo

37
infantil se ha convertido en una opción de sobrevivencia; pero es un fenómeno que va
en detrimento de la calidad de vida de la población infantil y juvenil colombiana, además
porque se encuentra en estrecha relación con otros fenómenos como: desplazamiento
forzado y conflicto armado.

Las entrevistas que se realizaron en Colombia y Ecuador en 2007- 2008


ponen de relieve la existencia de un vínculo estrecho entre dos fenómenos
que se suelen estudiar por separado: las migraciones y el trabajo infantil.
Las deficiencias del Estado colombiano en materia de seguridad territorial,
entorno laboral, cobertura social y atención a las víctimas del conflicto
hacen que una parte cada vez mayor de la población tenga que buscar
mejores oportunidades en otras zonas del territorio o en otros países. El
fuerte aumento de los flujos migratorios en los últimos años responde a una
conjunción de factores económicos y políticos, muy difíciles de disociar.
(Khoudour, 2009, p. 249)

En Bula y Camacho (2006), se analiza desde una perspectiva de género el fenómeno de


trabajo infantil, especialmente las relaciones de poder de ambos géneros en la sociedad
contemporánea y su relación con las situaciones de vulneración de derechos. A nivel
práctico esta línea de investigación ha desarrollado convenios con la OIT para prevenir
y erradicar la explotación sexual y comercial de los niños, niñas y jóvenes de la ciudad
de Bogotá.

Es la posición abolicionista una lucha continua y una invitación a que todos sean garantes
en este tema, y se unan en la labor a educar, culturizar y luchar enfáticamente porque
los niños tengan un desarrollo integral, estén en una institución educativa, tengan
jornadas alternas, estén vinculados a seguridad social y gocen de una ambiente sano,
lleno de afecto y cariño por parte de sus progenitores y protección por parte de la
sociedad y el Estado libres del fenómeno del trabajo infantil, el cual es considerado como
un flagelo (Amar, Palacio, Llinas, Puerta, Sierra, Pérez & Velásquez, 2008).

38
Como lo expresa Salazar (1996) el trabajo infantil es una condición social y económica
que afecta el desarrollo de los niños, y tiene sus causas en dos fenómenos sociales: La
pobreza por un lado y los factores culturales por otro, dos elementos, que en interacción
terminan por fortalecer el inicio del trabajo a temprana edad;

El trabajo infantil niega los derechos de los niños e impide su pleno


desarrollo como lo han constatado numerosos estudios. Es muy importante
que las acciones de erradicación del trabajo infantil se dirijan cada vez más
al mejoramiento de la calidad de la educación básica en las escuelas
oficiales. (Salazar, 1996, p 157)

Propone desde su mirada de protección y garantía de derechos, que es la educación,


mediante la transformación del sistema educativo, la que puede generar alternativas de
solución a las situaciones vitales que llevan a los niños hacia el trabajo, pues si se
convierte en atractiva y pertinente, encantará a los niños y niñas, si es económica o
idealmente gratuita ninguno tendrá barrera de acceso y si vincula a los padres de familia,
estos podrán darse cuenta de lo necesario que es para el desarrollo de los niños el asistir
regularmente a la escuela, sobre esto último pone un énfasis, al establecer que son los
padres en mayor medida, quienes involucran al trabajo a los niños y niñas, es decir, lo
niños comienzan por ayudar a sus padres y terminan siendo explotados laboralmente.

39
2.2.2 Posición proteccionista del trabajo infantil. La posición proteccionista no pretende
acabar con el trabajo infantil, lo que busca es erradicar la discriminación en los lugares
de trabajo, reclamar que se acabe con la esclavitud y el trabajo forzoso y que se
dignifique el trabajo de los Niños y Adolescentes trabajadores (en adelante NATs), pues
este fenómeno seguirá estando presente en nuestra sociedad ya que es producto de una
economía salvaje. Esta postura no pretende erradicar el trabajo infantil, pues expresa
que estas posturas podrían invisibilizar la situación de muchos niños, en cambio lo
reconoce como algo que ha sucedido históricamente en todas nuestras sociedades de
manera multicausal y que se presenta debido a las dinámicas sociales y económicas de
nuestro sistema – mundo.

Con base en lo anterior, una lectura de enfoque ecológico – sistémico, donde se


establece que un sujeto asume conductas, pensamientos y sentimientos a partir de su
relación con lo macro, meso y micro sistémico, Schibotto (1997) plantea que muchos son
los ejemplos históricos que podrían documentar dicha cultura ecológica del trabajo
infantil; por ejemplo, en muchas etnias de África, toda la comunidad de la familia ampliada
participa de la educación del niño y en este contexto el trabajo forma parte de su vida;
en la cultura incaica, sobre todo en el campo, los niños se empeñaban en ayudar a sus
padres y a la comunidad, cumpliendo tareas livianas, cuidando los más pequeños,
pastoreando, recolectando plantas alimenticias y medicinales. Se trataba también de un
proceso de socialización y educación informal a través del trabajo, relacionado con las
capacidades físicas y psicológicas de los niños y niñas. El Medioevo europeo, por su
parte, conoció la experiencia de una manufactura urbana en los talleres artesanales de
los siglos XIV y XV; en estos talleres era normal y cohesionada con las demás
manifestaciones sociales la figura del aprendiz, fuera niño o adolescente, que trabajaba
en conjunto con los maestros artesanos, muchas veces viviendo en sus casas. El autor
presenta otros casos para demostrar que ha habido y hay muchos contextos culturales
que no viven el trabajo infantil como algo chocante, expresión de una contradenuncia,
con lo que se considera normal y funcional. Por el contrario, en estas culturas el niño
trabajador es percibido y tratado como una figura positiva y correspondiente a los
mecanismos deseables de socialización y de inserción en los mecanismos productivos y

40
reproductivos. Schibotto, (2010) para argumentar dicha posición trae a escena las
luchas campesinas y de mujeres por su derecho al trabajo, una lucha histórica para
liberarse de la explotación y por la reivindicación, justamente, de más espacio y
protagonismo social en cuanto trabajadores; expresa claramente que el trabajo infantil,
tiene una ubicación escondida en la sociedad y gracias a la propaganda mundial sobre
la necesidad de erradicarlo, sus protagonistas se sienten en estado de ilegitimidad, pero
pese a este sentimiento, ellos son reales, son de carne y hueso y hace parte se quiera o
no, del sistema social, por ese motivo, con su presencia reiterativa en escenarios de
trabajo, reivindican su condición de niños trabajadores.

Ahora bien, las organizaciones de NATs tienen sus orígenes en Latinoamérica en la


década de 1970 en Lima-Perú dónde, al calor de un movimiento huelguístico, muchos
niños se vieron obligados a trabajar para compensar la pérdida de salarios de sus padres,
creándose el primer movimiento organizado de Latinoamérica de niños trabajadores, el
Manthoc (Movimiento de Adolescente y Niños Trabajadores Hijos de Obreros Cristianos)
se crea en 1976 (Martínez, 2001) La metodología de los Manthoc está centrada en la
vida del NAT, en cómo cada niño ve los acontecimientos, cómo se siente ante ellos, qué
ideas o reacciones le provoca, etc.; hoy el Manthoc cuenta con 31 años de existencia y
se ha extendido a diversas ciudades de Perú a la vez que han surgido otros grupos. Los
miembros de estas organizaciones de NATs conformadas durante los últimos años, son
principalmente niños y niñas entre los 12 y 16 años. La mayoría de ellos trabaja en la
economía informal urbana, en las calles, en espacios públicos y como empleados
domésticos de familias adineradas; gran parte de estas organizaciones surgieron con el
apoyo de organizaciones humanitarias de adultos u organizaciones juveniles, y en su
funcionamiento están acompañadas por adultos y jóvenes, que actúan como aliados o
colaboradores.

Liebel (2008), expresa que los NATs se refieren a que son ellos mismos quienes conocen
su propia situación y que por ende, no se puede seguir hablando del trabajo infantil
ignorando sus voces y mucho menos hablar de abolición ya que se les está violando su
derecho a la autonomía y a su dignidad humana; además de desconocer las causas

41
reales del fenómeno de trabajo infantil. Para comprender los aspectos de los
movimientos de NATs desde un punto de vista sociológico, se refiere a un concepto de
niño y niña como sujetos capaces de interpretar sus realidades y actuar de manera
consciente sobre ella. Liebel hace mención a los NATs como sujetos sociales dotados
de derechos así como de necesidades y habilidades específicas que deben ser
respetadas pos los adultos, y aclara que esto supone además del derecho a la
protección, el derecho a la participación en la toma de decisiones que les concierne.

Martínez (2008), reconoce que estos movimientos no sólo reclaman su derecho al


trabajo, sino también al derecho a tener voz propia para ser escuchados, el derecho a
organizarse, a no ser explotados en sus trabajos y a vivir, trabajar y estudiar en
condiciones de dignidad y, más allá de esto, el derecho a poder visibilizar una situación
que no recae en las cualidades individuales del niño o de una familia, sino que es parte
del engranaje de un sistema que expulsa a las periferias de la pobreza y a los límites de
la dignidad humana a cientos o miles de personas y que en un aleteo de sobrevivencia
se ven envueltos en fenómenos sociales estigmatizados y vistos como responsabilidad
familiar o individual (apelando a señalamientos cómo negligencia familiar e ignorancia,
entre otros). También expresa que los NATs constituyen una fuerza de oposición a lo
hegemónico:

El Movimiento muestra unos rasgos que lo convierten en Minoría Activa


(MA). Representa una postura alternativa e incómoda para la realidad
social y además, tiene la capacidad de provocar conflicto, puesto que
cuestiona la visión y las normas políticamente correctas. Su identidad y su
fuerza radican en los comportamientos y las acciones. En sus estudios
sobre MA, Moscovici apunta hacia “la influencia minoritaria” en la teoría y
el poder político para identificar la forma en que unos pocos individuos -
muy creativos- influyen sobre la opinión pública. (Martínez, 2008. p. 85)

Con estos movimientos emerge un paradigma práctico y conceptual que hace del
protagonismo de los niños, niñas y adolescente el eje de las iniciativas, de las

42
propuestas, de la concepción del rol social de los niños trabajadores. Cussianovich
(2009), entiende el protagonismo como el reconocimiento de la vocación de todo
colectivo social a pensar, proponer y actuar con perfil propio, con imaginación y con
capacidad de autodeterminación; según este autor, el paradigma del protagonismo
replantea las representaciones sociales de la infancia, el sistema simbólico que legitima
y regula la relación entre los niños y la sociedad, entre los niños y la familia, entre ellos
y la escuela, los profesionales, el Estado y sus servicios, en una palabra, el mundo adulto.

2.3 TRABAJO INFANTIL EN LA REALIDAD: INVESTIGACIONES Y POSTURAS


SOBRE EL FENÓMENO DE TRABAJO INFANTIL.

2.3.1 Factores biopsicosociales y sociodemográficos en relación con el fenómeno de


trabajo infantil. Es importante tener en cuenta que las investigaciones sobre el trabajo
infantil (de ahora en adelante TI) no se pueden desligar de una toma de posición frente
al fenómeno: o se considera que las actividades laborales de los niños y niñas deben
erradicarse —posición abolicionista— o, en su opuesto, se considera que el trabajo
infantil debe ser reconocido socialmente y debe protegerse —posición proteccionista—
(García Méndez & Areldsen, 1997). De esta manera en países Latinoamericanos,
miembros de las Naciones Unidas, se priorizan acciones tendientes a erradicar este
fenómeno; sin desconocer la existencia de otras posiciones que dan lugar a posturas
que plantean que la relación entre infancia y trabajo no es negativa desde un principio,
sino que se la considera una relación abierta; posición ampliamente discutida, y que
genera preguntas como las que se hace Schibotto (1997, p. 98): “¿Cómo puede ser que
algo malo para una persona de trece o catorce años, a los quince o dieciséis se vuelva
milagrosamente bueno y positivo?”. Con esto lo que se intenta enmarcar es la mirada
dicotómica que ha comenzado a tener este fenómeno social; en algunos informes
internacionales sobre la situación de trabajo infantil, se llega a invisibilizar a las personas,
en este caso a los niños y sus realidades y se discute más desde escenarios ideales o
políticos. Sobre los informes realizados por la OIT Schibotto guarda algunos reparos:

43
El mundo del trabajo infantil es en muchísimos casos extremadamente
reticente, críptico, escondido, disfrazado, camuflado, obligado a negarse a
sí mismo. Todo ello implicaría por lo menos una extrema prudencia en el
manejo de los datos que se logran recoger, a sabiendas de que en el mejor
de los casos son borrosos y aproximados, si no escasamente fiables,
contradictorios e incoherentes. Sorprende, entonces, que de esta honesta
y positivamente humilde prudencia no haya huella en los informes de la
OIT, sobre todo en los dos últimos, donde las estimaciones estadísticas se
presentan con un sello de objetividad y de incuestionabilidad, que, como
veremos más adelante, no tiene sustento. No se trata, obviamente, de
restarle importancia ni legitimidad al trabajo estadístico, sino de encauzarlo
en sus propios límites, sobre todo cuando nos referimos al trabajo infantil a
nivel mundial. (Schibotto, 2010, p. 54)

Iniciamos comprendiendo que los estudios sociales basados en las actividades laborales
que realizan los niños tienden a abordar el fenómeno desde una perspectiva histórica o
considerarlo como una patología social, consecuencia y expresión de la explotación que
sufren los niños por parte de los adultos, entendiendo que el trabajo infantil sólo genera
riesgos para el niño y la sociedad (Rojas, 1998; Millán, 1999), citados por Maureira (2007)
expresa claramente:

Tal como hace años, los niños que trabajan son hoy una realidad de
nuestra sociedad. Aunque las tareas que realizan son diferentes, el
principio es el mismo: niños que deben trabajar de manera más o menos
estable para contribuir al sostenimiento de sus grupos familiares.
Diariamente están presentes y son visibles en los supermercados, calles,
plazas y ferias de productos agrícolas. Complementan y sustituyen
también, al interior de sus casas, la actividad doméstica de sus padres o
de los adultos con los que viven, o reemplazan a eventuales trabajadores
asalariados en talleres y microempresas familiares. (Maureria, 2007, p.
276)

44
También exponen una perspectiva poco explorada del análisis del trabajo infantil y es
considerar a la actividad laboral de los niños como una expresión de la forma en que se
articulan los diferentes sectores económicos en una economía dependiente; al mismo
tiempo entender el modo en que se genera el proceso más amplio de producción y
reproducción de las unidades familiares en situación de pobreza. La precariedad del TI
se relaciona con el tamaño de las unidades empresariales en las que trabaja, la mayor
precariedad, asociada a mayor informalidad, menores niveles de salario y menos
calificación de la mano de obra, condiciones que en su mayoría se dan preferiblemente
en pequeñas y medianas unidades empresariales. Las condiciones de precariedad están
determinadas por: 1. característica de la unidad familiar (tamaño, sexo, educación,
experiencia laboral y edad de los que trabajan); y 2. Características del proceso
económico regional (formas específicas de desarrollo capitalista, actividades de la
llamada economía informal, relacionadas con el volumen y tipo de mano de obra). La
investigación concluye que las estrategias de supervivencia están asociadas a las
emergencias familiares en períodos económicos críticos; y algunas desaparecen cuando
se supera la situación de coyuntura. Sin embargo, las situaciones de precariedad
parecen constituir la norma más que la excepción en los países en desarrollo, por tanto,
situaciones de desempleo abierto, subempleo y actividades laborales informales,
caracterizan las llamadas estrategias de sobrevivencia, constituyéndolas en parte de los
contenidos del acervo cultural de la pobreza de América Latina.

Para comprender el fenómeno del trabajo infantil, debe estudiárselo en el


contexto de una estrategia de sobrevivencia que caracteriza a las familias
pobres del país, estrategias que son respuestas culturales frente a una
situación de pobreza estructural y no corresponden a respuestas de
adecuación de estas familias frente a situaciones coyunturales. (Maureria,
2007, p . 284)

Romero, Amar, Palacio, Madariaga, Sierra & Quintero (2012) hacen referencia a que en
Colombia, la OIT y el Programa Internacional de Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC)
estiman que en el 2005 unos 2.318.378 de NNA trabajan como agricultores, albañiles,

45
lecheros, empleados domésticos, voceadores de periódicos, limpiabotas, vendedores o
limpiadores en los semáforos, entre otras labores, convirtiéndose en personajes
característicos de nuestras ciudades. Factores familiares y sociales de alto riesgo
asociados al trabajo infantil estudiados en ciudades de la Costa Caribe colombiana
(Cartagena, Barranquilla y Santa Martha) con 835 niños, niñas y adolescentes entre 6 y
17 años, identificó que el 40.1% (335 casos) de la muestra estudiada es víctima de la
explotación laboral infantil y un 59.8% (500 casos) se encontró en riesgo. De las 3
ciudades, Cartagena fue la que presentó el mayor número de casos de explotación
laboral infantil entre los 10 y 12 años de edad. Mientras que la mayor población de niños
en riesgo entre los 6 y 9 años de edad la tiene Barranquilla. Se encontró que el TI tiene
efectos negativos sobre la asistencia escolar aumentando el nivel de extra-edad en el
sistema educativo. Además, se encontró que un porcentaje alto ejerce un tipo de trabajo
en la jornada contraria y algunos lo hacen los fines de semana. Esta población que
proviene generalmente de los sectores económicos y sociales en desventaja, continúa
reproduciendo su pobreza mediante la vinculación a trabajos poco calificados y mal
remunerados en ocupaciones que siguen perpetuando su rezago en términos del tipo de
procesos productivos que los caracterizan. Ese trabajo infantil con frecuencia se
desarrolla bajo relaciones de explotación, que llevan implícitas situaciones de
discriminación, subordinación y sometimiento que afectan el proceso de construcción de
una identidad.

Palacio, Amar, Madariaga, Llinás y Contreras (2007) enfatizan que el TI priva a los niños
y niñas de su infancia, de su potencial y de su dignidad, en Colombia se estima que el
número de niños trabajando en condiciones indeseables ha ido en aumento como
resultado del incremento de la pobreza, la desigualdad, el desempleo y la reciente
informalización de la economía en toda América Latina. Exponen los autores que en
Colombia, pese a las disposiciones y ratificaciones realizadas con los convenios de la
OIT, se siguen presentando trabajos en los que la salud y la integralidad de los niños son
expuestas a todo tipo de peligros. Un número significativo de niños trabaja en
ocupaciones y tareas peligrosas: en las minas, en fábricas de joyas, de vidrio, de cerillas,
de fuegos artificiales, en la pesca en alta mar, etc.

46
Concretamente los investigadores tomaron como referencia los 734 niños que se
emplean en actividades de extracción, corte y transporte de piedra caliza de Toluviejo en
el Departamento de Sucre. En conjunto con Ingeominas y Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo –pnud, diseñaron un modelo general de atención: Erradicación
y prevención del trabajo infantil en la minería artesanal (PEPTIMA), cuyo objetivo era
contribuir a la erradicación del trabajo infantil minero artesanal en Colombia con el retiro
efectivo de 2.300 niños y niñas de la actividad laboral de la minería del carbón, las
esmeraldas, el oro y la caliza en los municipios de Paipa, Tópaga, Maripí y San Pablo de
Borbur (Boyacá); Marmato (Caldas), Los Andes (Nariño) y Toluviejo (Sucre); tomando la
escala de Lluch (1999) y los criterios propuestos por Jahoda, construyeron una escala
para evaluar la salud mental positiva en seis factores: Satisfacción personal, actitud
prosocial, autocontrol, autonomía, resolución de problemas y actualizaciones,
habilidades de relación interpersonal.

Los niños trabajadores de Toluviejo, perciben una menor satisfacción con su autoestima,
autoimagen, autoconcepto y con la aceptación que perciben de los otros; indican tener
menos actitudes prosociales que los menores que no trabajan, y manifiestan baja
capacidad para afrontar situaciones que generan ansiedad y estrés, o situaciones
conflictivas, donde pueden tener menos control emocional. Además, se les hace más
difícil establecer relaciones con los demás, colocarse en el lugar de los otros y ser más
sociables. No hay duda de que pierden la oportunidad de explorar sus intereses y
desarrollar relaciones estrechas con los otros debido a que el trabajo les demanda tiempo
y esfuerzo suplementario, y los lleva a reducir su participación en ámbitos sociales como
el colegio, lo cual los deja en desventaja frente a las habilidades que aprenden sus pares
que no trabajan. En el indicador de autonomía, entendida como la capacidad para tener
criterios propios y garantizar cierta independencia del medio, no se observan diferencias
entre los trabajadores y los no trabajadores, cuando se esperaría que el manejo del
dinero o la mayor responsabilidad incrementara sentimientos de autonomía en los niños
trabajadores. Además, los niños y jóvenes trabajadores de Toluviejo, presentan más
problemas para realizar actividades intensas como levantar objetos pesados,

47
movilizarse, sentir el cuerpo adolorido, que los menores que no realizan ninguna
actividad laboral.

Los niños trabajadores tienden a tener un mayor deterioro físico, situación que se puede
explicar por su misma condición de vida, que favorece un agotamiento físico acelerado
y que rápidamente disminuye el desempeño en las actividades diarias.

Ahora bien, uno de los trabajos que más preocupa a nivel país, es el trabajo infantil
ambulante, pues además de ser una actividad peligrosa, de largas jornadas laborales,
con exposición a múltiples factores de riesgo, se presenta con mayor incidencia en la
población infantil, su comportamiento es significativamente diferente en cada ciudad
estudiada; Pinzón y et al. (2006), realizaron una investigación de corte transversal en
donde se entrevistó a niños y jóvenes trabajadores en calle entre 9 y 12 años de edad
de capitales de los países de América Latina. En los análisis encontramos que la
condición de trabajador despoja de su a los niños de su rol de niño y se le obliga de
manera directa o indirecta a asumir roles de adultos, en donde ya no encontrará tiempo
para educarse, recrearse, cultivarse y desarrollarse, su visión de mundo queda reducida
al oficio realizado, estarán perpetuando sin saberlo un ciclo de pobreza, que les causará
limitaciones en sus ingresos, desempleo, frustración, entre otros fenómenos que
contribuirán a su detrimento a nivel físico, moral e intelectual. El estudio encontró que el
63.3% era de sexo masculino; 39% provenía de familias desplazadas; 18% habitaba en
la calle; 62% trabajaba más de 40 horas a la semana; 19% tenía seguridad social, y 32%
se dedicaba al comercio ambulante. Se encontró que la mayoría de las variables se
comportan de forma significativamente diferente para cada ciudad. Esto sugiere que las
soluciones al problema deben diseñarse caso por caso. Los autores exponen la magnitud
del fenómeno de trabajo en la población infantil; además de ello, explicitan la
preocupación al interior de los países y a nivel internacional por la situación, hablan de
infancias limitadas, desarrollos psicosocial y afectivos incompletos y asunción de roles
de adultez a temprana edad. Como su estudio es comparativo, entre varios países
latinoamericanos, a modo de conclusión hacen una reflexión muy valiosa para los
ejercicios de intervención frente al fenómeno de trabajo infantil:

48
Las medidas para enfrentar el fenómeno del trabajo infantil ambulante
deben desarrollarse caso por caso. Si bien en esta investigación no se
estudiaron las causas del fenómeno, los resultados del estudio sugieren la
pluralidad y especificidad de factores. En consecuencia, los resultados
sugieren que las soluciones deben tener un alto contenido de especialidad,
de suerte que respondan adecuadamente a las particularidades del
fenómeno en cada ciudad. (Pinzón-Rondón, Briceño-Ayala, Botero,
Cabrera, Rodríguez, 2006, p. 371)

2.3.2 ¿Cumplimiento de derechos?. Para Colombia, Briceño y Pinzón (2004) informan


que existe un porcentaje significativo de niños, niñas y adolescentes están en situación
de trabajo;

Más de 246 millones de niños entre los 5 y los 17 años se encuentran


actualmente trabajando en todo el mundo y 180 millones se encuentran
sometidos a las peores formas de trabajo infantil, como lo son la
explotación sexual, las tareas domésticas, el trabajo en minas, en fábricas
de fuegos pirotécnicos y en los conflictos armados. Latinoamérica tiene al
16% de los niños que laboran en estas condiciones. En países
industrializados, no obstante que el trabajo infantil es menos común, el
fenómeno está creciendo, particularmente en los países del este de
Europa. En Colombia existen aproximadamente 1 567 847 niños
trabajadores y se presenta el fenómeno incluso en menores de 5 años. A
pesar de la magnitud del problema, los estudios sobre el tema en referencia
son escasos. (Briceno & Pinzón, 2004, p. 271)

Pedraza y Ribero (2006) definieron a los niños y jóvenes trabajadores como aquellos
menores que ejercen ocupaciones remuneradas o no en el mercado productivo por una
hora o más a la semana, aquellos que están buscando trabajo, o aquellos que realizan
oficios domésticos como actividad principal o por quince o más horas semanales.
Resaltaron que es importante aclarar que no existe unanimidad acerca de los límites de

49
la niñez y de la juventud, lo que complica la diferenciación entre trabajo infantil y juvenil.
Los jóvenes trabajadores efectivamente presentan niveles mayores de extraedad
relativos a los no trabajadores. Al comparar esta diferencia encontrada (0.8644) con la
extraedad promedio del grupo (0.3537), se puede notar la gran magnitud del efecto del
trabajo juvenil en esta variable de educación. Esta diferencia, adicionalmente, es
significativa para esta cohorte. Sin embargo, la diferencia en extraedad no es significativa
para los niños de 7 a 11 años, lo cual puede deberse a que este grupo es de menor edad
y por ende los efectos sobre el rezago escolar todavía no se notan. No obstante, cuando
se analiza únicamente el trabajo doméstico, en el grupo de 7-11 años se encuentra una
relación positiva entre extraedad y trabajo infantil, resultado que también se da para el
grupo con mayor rango de edad.

Con éstas estadísticas se identifica que el principal indicador para medir el capital
humano es el nivel promedio de educación alcanzado por la población de un país o
localidad. De ahí que acceder a una educación de calidad es una de las mejores formas
de garantizar que los niños no sean víctimas de una situación de explotación y, en caso
de que se encuentren trabajando, pueda existir la seguridad de que esa actividad laboral
no interfiera en su desarrollo físico y mental. Combinar la asistencia a la escuela con el
trabajo, a menudo les exige a los niños, niñas y adolescentes un doble esfuerzo en el
que generalmente termina sacrificándose la educación en favor de una contribución a las
precarias economías familiares. A través de la escuela y vinculando a las familias a la
función educadora de ésta, es como el país podrá garantizar el cumplimiento de la
convención de los derechos de los niños.

Resultados similares se encuentran en Merchán & Salazar (2008) pues identifican, que
el trabajo infantil se presenta en Colombia cómo una constante en las plazas de mercado;
entre los factores de justificación están: que lo hacen para la transmisión de saberes y
enseñanza de autoridad y buen trato, asimismo nociones iniciales sobre prácticas
económicas y ubicación social; y adicionalmente expresan que algunos niños amplían el
TI a la noche al dedicarse a laborar en los semáforos, bares y restaurantes de la ciudad,
hacer malabares o vender dulces y rosas. Su investigación de corte cualitativo, permite

50
obtener algunos datos reflexivos sobre el fenómeno de trabajo infantil, entre ellas: La
percepción del dinero que tienen los niños, niñas y adolescentes (NNA) posee
características muy diferenciadas de la de los adultos, las niñas lo asocian con
sobrevivencia, mientras que los niños admiten que su dinero también puede ser utilizado
en mecato. En cuanto a la pobreza las respuestas de los NNA son variadas y solo
algunas parten de la autorreferencia, muchos de ellos no se proclaman pobres por el
hecho de no ser habitantes de la calle o vivir en casas de tabla, barro o plástico. La
percepción sobre la seguridad varía según el género, las niñas se sienten más inseguras
que los niños y renuncian a la protección de ellos. Su necesidad de seguridad se ve
resuelta enfrentándose a sitios que se encuentren llenos de personas, un espacio de
protección resulta ser la plaza de mercado:

La plaza de mercado se configura en un espacio abierto que envuelve a los


niños (as) en actividades productivas relacionadas con formas de
expresión del trabajo asociadas a las ventas ambulantes, percibidas como
peligrosas por ellos, este escenario les va marcando y configurando la vida.
Al quedar los niños y niñas inmersos en la informalidad, la plaza de
mercado asume la experiencia de ser una extensión de la familia, como
espacio cultural, económico y afectivo; las condiciones del trabajo en ella,
generan tal presión y fuerza que en poco tiempo, se asume una cultura del
trabajo infantil y familiar, que lo legitima como la mejor opción para la
subsistencia. (Pico & Salazar, 2008, p. 116)

En esa misma dirección Urueña y cols. (2009) en su estudio mostraron los efectos que
tienen diferentes factores en la decisión de trabajo y estudio de los niños y niñas. De
acuerdo al modelo estimado en el Valle del Cauca la probabilidad que los niños y las
niñas trabajen y estudien es del 6.6%; la probabilidad de que sólo trabajen es de 3.1%;
la probabilidad de que sólo estudien es de 79.3%; y la probabilidad de que no realicen
ninguna de las actividades es del 11% aproximadamente. Igual que otros resultados
nacionales e internacionales los niños tienen más probabilidad de trabajar y menor
probabilidad de estudiar “De acuerdo con el conjunto de características señalado, en el

51
Valle del Cauca los infantes y las infantes que tienen más riesgo de realizar actividades
laborales y no asistir a la escuela son: i) los niños varones o de mayor edad; ii) que viven
en hogares donde el jefe o jefa tiene poca educación o es hombre; iii) los niños y niñas
que viven en zonas rurales; y iv) los niños y niñas que viven en hogares con mayor
número de infantes o con mayor tasa de ocupación de las personas adultas” (Urueña y
cols, 2009, p. 730)

Ramírez, Rojas & Tobón, Ramírez (2014), encontraron que los niños, niñas y jóvenes
trabajadores de las calles de Medellín lo hacen porque se constituye en un medio para
obtener elementos que oferta la sociedad del consumo, ellos y sus familias plantean que
el trabajo, además de permitirles acceder al dinero, también se constituye en un medio
para formar en valores como la responsabilidad y la honradez. Inician tempranamente su
vida laboral para reemplazar a alguno de sus padres que han abandonado la familia, o
en otros casos acuden a la plaza de mercado como ayudantes y acompañantes del padre
o la madre con el objeto de aportar económicamente a la crianza y manutención de los
hermanos, esta situación favorece la representación del niño y/o la niña en su rol
diferente al de hijo, para asumir el de ser y hacerse trabajador como práctica e identidad
personal y social.

Dentro de las causas principales del trabajo infantil se encuentran la


marginalidad en que vive la mayoría de esta población y la descomposición
familiar que hace que los niños asuman desde edades muy tempranas
obligaciones de tipo económico. A esto se suma la pobreza como factor
sociocultural que se constituye en un problema de supervivencia para los
menores trabajadores. Este último factor, asociado al hambre, determinan
las precarias condiciones en las cuales se desenvuelven los NNA,
privándose de oportunidades para educarse y vivir su infancia en un
ambiente adecuado. (Ramírez, Rojas & Tobón, 2014, p.63).

Por fuera de Colombia encontramos algunos estudios como el de Silva (2004) quien se
planteó conocer cuáles son los daños que el trabajo infantil ocasiona en salud y

52
educación y determinar las políticas de inclusión social y educativa de niñas y niños que
trabajan de la Provincia de Corrientes (Argentina) con enorme población en situación de
vulnerabilidad social. Se pudo verificar el impacto de las desigualdades regionales sobre
el surgimiento y aumento del trabajo infantil, hecho que se eterniza y subsiste debido a
las políticas económicas y los subsidios nacionales para algunas jurisdicciones a
expensas de otras. Las encuestas realizadas a los dirigentes sindicales y organismos
gubernamentales manifiestan que la Comisión Provincial de Erradicación del Trabajo
Infantil intenta funcionar entre el 2004 y el 2005 pero sin fondos propios, pero luego se
disuelve y actualmente continúa sin actividad.

Otro estudio en Panamá por Vargas (2005) en escenarios tales como calle, mercado,
piquera de buses, vertedero de basura y supermercado, pone en evidencia que las
actividades que realizan entrañan diversos riesgos y peligrosidad. De manera
significativa los/as NNAT viven en hogares disfuncionales

Con información aportada por los/as 515 NNAT encuestados, que permite
acotar respecto a la presencia de una figura paterna o materna en el hogar:
26.8% viven con el padre o la madre, 35.7% con su padre y madre, 21.2%
con su madre y un padrastro, 1.6% con su padre y madrastra, 0.8% viven
solo, y un 13.9% con su abuela/o o algún otro familiar; es decir, que sólo
184 NNAT viven en hogares formalmente constituidos y la mayoría procede
de hogares desintegrados. (Vargas, 2005, p. 52).

La presencia de madres es más relevante que la de padres. Las madres presentan en


su mayoría edades entre 20 y 39 años, más jóvenes que los padres, cuyas edades
oscilan entre 40 y 59 años. El abandono del hogar por disgregación familiar es la razón
principal por la que los/as NNAT no viven con sus padres, e incluso con sus madre. El
principal nivel de instrucción que se distingue en los padres es la secundaria incompleta,
y el segundo nivel recurrente es la primaria completa. Teniendo en cuenta que en el país
el analfabetismo se mide a partir de los 10 años y más de edad, llama la atención que en
estos distritos, con el mayor desarrollo socioeconómico a nivel nacional y en los cuales

53
es elevado el número de centros de educación oficial, se hayan detectado 16 niños y
adolescentes analfabetas de entre 10 y 17 años de edad (12 en Panamá y 4 en San
Miguelito), mientras que entre las niñas y adolescentes en esas edades solo una (1)
puede ser catalogada como analfabeta. Los directores/as de escuelas entrevistados
asocian el bajo rendimiento escolar con progenitores desempleados, con poca
educación, adictos a drogas, en prisión, delincuentes, despreocupados e irresponsables
que desatienden y no apoyan a sus hijos/as; la convivencia en comunidades de riesgo
(pandillas); y falta de información en salud sexual y reproductiva en las adolescentes que
desertan por embarazo.

Posteriormente Cervini (2006), estudió las relaciones entre trabajo infantil y rendimiento
en matemáticas de alumnos del 7º año de la educación básica en el área urbana, con
una muestra de 1283 escuelas y 30630 alumnos para dar respuesta a las siguientes
preguntas: 1) ¿El trabajo infantil tiene algún efecto sobre el rendimiento en
matemáticas?, ¿Cuál es la forma de ese efecto? 2) El efecto del trabajo infantil sobre el
rendimiento en matemáticas: ¿es significativo aún después de considerar el efecto del
origen social del alumno? ¿Es significativo aún después de considerar el efecto de la
“composición” socioeconómica y cultural de la escuela? ¿Es significativo aún después
de considerar el efecto del género y de la repitencia escolar del alumno? ¿Varía según
cuál sea el contexto socioeconómico y cultural, el género o los antecedentes académicos
(repitencia) del alumno? ¿Varía entre las escuelas?. Los resultados muestran que el TI
urbano y logro en matemáticas asciende solamente al 12.2% y, por otra parte, el 41%
de los niños que trabajan fuera de casa o ganan propina tiene problemas de
lectoescritura, mientras que ese porcentaje desciende a 26% cuando a los anteriores se
les adicionan los que habitualmente ayudan a su familia o atienden la casa. En resumen,
si bien el trabajo infantil urbano en Argentina se asocia fuertemente con la pobreza, los
niños que trabajan están altamente escolarizados. Por otro lado, existen indicios de que
aspectos tales como el lugar de trabajo (dentro o fuera de casa) y el tiempo consumido
en el trabajo (habitual o esporádico) parecen afectar el desempeño escolar y el
aprendizaje, concretamente en lectoescritura y matemáticas “Cuanto mayor sea la
proporción de alumnos trabajadores en las escuelas, menor será el progreso promedio

54
obtenido por los alumnos. Es decir, la menor densidad de trabajo infantil favorece a todos
los alumnos en cuanto al progreso de aprendizaje” (Cervini, 2006, p. 208)

También en Argentina, Barilá & Luri (2011) se propusieron un doble objetivo: por un lado,
visibilizar el trabajo infantil y adolescente que estudian en la Comarca, y por otro lado,
mostrar que la relación escuela/trabajo es complicada: por las inasistencias, llegadas
tarde, cansancio físico, abandono temporal, repitencia, falta de tiempo para estudiar y
hacer las tareas; son situaciones de los niños y niñas trabajadores que deben abordar
para mantener la escolaridad, sin recibir una atención particular ni de la familia, ni del
Estado, ni del sistema educativo, con 39 niños, niñas y jóvenes entre los 11 y 17 años
de edad con grado de escolaridad de 1o y 2o de primaria. Los resultados muestran que
los niños y las niñas establecen relación con los adultos sin intermediación de otro adulto;
negocian sus trabajos tanto en el tipo de actividad como en la retribución; el respeto que
el niño se ha ganado tiene su origen en el esfuerzo que ha significado trabajar, llevar
ingresos a su familia y al mismo tiempo permanecer en la escuela hasta finalizar el último
grado de la primaria; los jóvenes presentan una valoración positiva a estudiar y trabajar
simultáneamente, mientras un grupo pequeño lo valora negativamente porque les impide
disfrutar de las actividades propias de la infancia como jugar, compartir con otros
compañeros de la escuela para hacer tareas y asistir a cumpleaños entre otros. De otro
lado, las actividades domésticas que se desarrollan al interior del hogar constituyen
históricamente un problema complejo; se ligan primordialmente al trabajo femenino y se
encuentran atravesadas por una condición: la invisibilidad o la falta de reconocimiento
de esas tareas por el resto de los miembros del hogar. El motivo que orienta a los niños
a trabajar es centralmente la satisfacción de las necesidades propias y familiares. El
dinero les da un margen de autonomía que lo niños valoran. En los relatos parecen
poseer sentimientos de vergüenza y discriminación, son conscientes de la
estigmatización de sus pares que no lo hacen, lo siguen haciendo porque se ganan el
respeto de su familia y a veces de sus vecinos. Se percibe un aprendizaje paulatino de
la responsabilidad con respecto al trabajo. A modo de conclusión expresan:

55
En contextos en los que el aprendizaje no está concentrado principalmente
en el ámbito escolar, ésta no es la única vía para acceder al conocimiento;
y en donde los saberes laborales son transmitidos por imitación, por vía
oral, allí la socialización de los niños y su camino a la adultez, transitan por
otras vías… el tema del reconocimiento social y simbólico del trabajo
infantil. En cuanto se desvaloriza su utilidad social y su productividad
económica, en tanto se conceptualiza que la niñez debe transcurrir en
función del juego y del aprendizaje escolarizado, se devalúa el sentido de
identidad de los niños y jóvenes trabajadores. El hecho de que estos
trabajos no sean incluidos como fuerza productiva, quita el sentido de
agencia a los sujetos que los realizan. (Barilá & Luri, 2011, p.48)

2.3.3. ¿Trabajo infantil dentro de la familia?. Ayala-Carrillo, Lázaro-Castellanos, Zapata-


Martelo, Suárez-San Román, & Nazar-Beutelspacher. (2013), analizaron las
consecuencias de la mano de obra infantil considerada como ayuda no remunerada de
familias guatemaltecas, empleadas en la caficultura chiapaneca de la región Soconusco
(frontera al sur de México), expresan que la movilidad de niños y niñas migrantes junto
a sus padres, les exige una permanente resignificación de sus experiencias de vida.
Muchos de estos(as) generalmente migran como acompañantes de sus padres o de
otros adultos de la región, los cuales contribuyen al trabajo de los padres y por lo tanto
al ingreso familiar. El trabajo que desempeñan trae serias consecuencias para su
educación, salud y condiciones de vida.

Los ingresos generados con el trabajo infantil, aun cuando son difíciles de
cuantificar, cubren gastos del hogar y educativos; si bien se le otorga cierta
importancia a estos ingresos, no existe reconocimiento del trabajo como
tal, pues se le sigue considerando una “ayuda”. La ayuda es justamente
para subrayar que no se trata de un trabajo verdadero y, ¿cómo se va a
reconocer?, si es un trabajo negado desde las estructuras y reforzado por
una ideología de la infancia que les confiere un estatus inferior, pues se
tiene que ser “adulto” para ser considerado por la sociedad como sujeto de

56
derechos. (Ayala-Carrillo, Lázaro-Castellanos, Zapata-Martelo, Suárez-
San Román & Nazar-Beutelspacher, 2013, p. 672)

En la misma dirección el estudio de Frasco‒Zuker (2016): Los relatos de los niños


muestran que la socialización en calle, con sus pares o sus familiares es de un gran
sentido para su experiencia vital

Uno de los temas que apareció más asociado al hecho de trabajar desde
niños y niñas fue el “estar con otros y otras” y conocer gente (…) Las redes
sociales que se generan al estar en la calle vendiendo piedras no
solamente resultan importantes por la posibilidad de conseguir un trabajo
en el futuro (Frasco- Zuker, 2016, p 1210)

Y los padres son quienes motivan este tipo de experiencias, así como el acompañarlos
a que las tengan, como un acto de socialización e interacción con el contexto. Noceti,
(2011) refleja un aumento en números absolutos de niños en situación de calle que
realizan trabajo visible, así como un mayor número de familias que poseen al menos un
niño en estas condiciones y el trabajo infantil es un tipo de estrategia de supervivencia
seleccionada por un grupo familiar, y no sólo por individuos. Esta investigación cree
necesario idear políticas de fortalecimiento familiar en micro emprendimientos que
ofrezcan alternativas de supervivencia a los núcleos familiares; y no simples becas
dirigidas a individuos.

Por último, en el proceso de intervención realizado por Romero, Amar, Palacio,


Madariaga, Sierra & Quintero (2012), se anotan como sugerencias de ésta investigación-
acción que las estrategias nacionales destinadas a resolver el problema deberían incluir,
por lo menos, los siguientes elementos: La formulación de un plan nacional de acción
contra el trabajo infantil. Constitución de una amplia alianza social. Establecimiento de
la cooperación internacional. Mejorar la matrícula y retención de los niños en el sistema
educativo permitiendo transformar la escuela en el espacio central de la vida de los niños.

57
En este orden de ideas, y a modo de cierre, las investigaciones realizados expresan que
el reto que pone de frente el fenómeno de trabajo infantil, no es el de erradicarlo o
aceptarlo desde el discurso, sino el entender su presencia dentro de las comunidades y
brindar como sociedad las condiciones necesarias para que los niños decidan vivir una
infancia de una manera que les permita generar desarrollos humanos, es decir, llegar a
ser sujetos adultos desde la construcción de realidades que estén enmarcadas en sus
gustos, intereses y particularidades; la calidad educativa, la reducción de la pobreza, la
abolición de la inequidad y la injusticia social, deben ser los temas de las agendas
públicas que reemplacen la frase “erradicar el trabajo infantil”, pues allí lo que se logra
es un señalamiento a los microsistemas, sin poner de relieve la incidencia determinante
del sistema económico y social mundial.

58
3. ACONTECER DE LOS NIÑOS Y NIÑAS EN LA PLAZA DE MERCADO DE LA 14
EN LA CIUDAD DE IBAGUÉ.

Para conocer y estudiar las percepciones desde la experiencia vital de los niños y niñas
en situación de trabajo infantil se propuso realizar una investigación de corte cualitativo,
siendo esta una forma multimetódica que “abarca el estudio, uso y recolección de una
variedad de materiales empíricos – estudio de caso, experiencia personal, introspectiva,
historia de vida, entrevista, textos observacionales, históricos, interacciónales y visuales
– que describen los momentos habituales y problemáticos y los significativos en la vida
de los individuos”.(Vasilachis, 2006, p. 26)

Se trató desde el inicio de un trabajo de carácter inductivo, es decir, desde la experiencia


misma, con el que se intenta reconocer los mundos de vida de estos niños y niñas y,
desde allí, hacer los análisis de datos, porque solo cuando el “otro” se reconoce como
un sujeto de enunciación, que expresa mediante lo corrido de su vida, intereses, gustos,
preferencia y formas de interpretación del mundo, es cuando puede participar
activamente de la construcción de saberes.

Su enfoque fenomenológico llega a irrumpir la propuesta de investigación como el


principal interés, el de conocer una realidad, acercarse a un fenómeno tal y como
acontece en la cotidianidad de los niños y las niñas que hacen de la plaza de mercado
de la 14 en Ibagué su hábitat; así las cosas, se parte de la realidad en la que están
inmersos y se interesa principalmente por escuchar las "voces" propias de los niños y
niñas, tal como expresan y comunican sus propias vivencias. Se entiende que la realidad
esencialmente es una construcción colectiva a partir de las narraciones de quienes hacen
parte de ella, por tanto sólo puede ser comprendida desde su interlocución. Este tipo de
investigación intenta entender los contextos de actuación de los sujetos para descubrir
los modos como construyen sus identidades en relación con sus ámbitos socio-culturales
(familiares, políticos, económicos, laborales, recreativos, etc.) en que viven.

59
La narración, que fue él elemento por medio del cual se accedió a la realidad de los niños
y niñas, se entiende como una condición ontológica de la vida social y, a la vez, un
método o forma de conocimiento. Los relatos, más allá de ser unas excelentes técnicas
o instrumentos de este tipo de investigación, son recursos culturales que, en gran
medida, dan sentido a la vida de las personas. Por lo tanto, investigar teniendo como
referente los relatos de los niños y las niñas contribuye a comprender, por ejemplo, cómo
construyen sus identidades, o a comprender como leen el mundo en el que se encuentran
inmersos. Castorina & Barreriro (2010), en una investigación titulada “El proceso de
individuación de las representaciones sociales: historia y reformulación de un problema”,
expresan claramente que es a partir de la narración que engloba en sí misma diferentes
relatos, donde se logra llegar a las visiones de mundo que elaboran los sujetos sociales;
sólo la verbalización del sujeto respecto a un fenómeno y su esfuerzo por construir una
interpretación del mundo permite o pone en evidencia sus intereses particulares respecto
a dicho fenómeno, y destaca la importancia de que esta construcción se da en un entorno
socio-cultural.

Se trabajó con 6 niños y niñas entre las edades de 9 a 15 años, trabajadores de la plaza
de mercado “la 14” de la ciudad de Ibagué, la población cumplió con los siguientes
criterios: 1).Ser trabajadores reconocidos por la administración de la plaza con más de 1
año de antigüedad. 2).Tener entre 9 a 15 años de edad. 3) Acceder voluntariamente a
ser parte del proceso, pues se trató de compartir tiempo vital, de permitir el
establecimiento de una relación donde la investigadora pudo conocer no solamente el
pensamiento que acompañaba las acciones diarias, sino también el sentir que circulaba
en cada acción y acontecimiento.

Las técnicas de recolección de la información se proyectarón en varias direcciones; bajo


la dirección permanente del Dr. Arias se planteó la importancia y absoluta necesidad de
realizar un proceso serio de observación participante, donde se lograra el reconocimiento
del territorio, lecturas iniciales del contexto e identificación de posibles participantes, en
este punto se logró el establecimiento de contactos iniciales con el grupo de niños y niñas
que trabajan al interior de la plaza de mercado de la 14 de la ciudad de Ibagué.

60
La dinámica de la investigación llevó a realizar una serie de observaciones previas, aquí
se explicitan con el fin de dar mayor claridad al proceso de registro de la información
primaria necesaria para dar cuenta del tema objeto de investigación y el problema
concreto al que se busca responder. De este modo, se programaron varias visitas a la
Plaza de Mercado de la carrera 14 en Ibagué, con el fin de realizar una observación
sistemática.

El ejercicio metodológico continuó con la aplicación de entrevista semiestructurada, a


nivel individual, a 6 niños y niñas previamente observados, que accedieron de manera
voluntaria a realizar el ejercicio, con ellos y con la anuencia de sus cuidadores primarios
se realizó un ejercicio de clarificación de los motivos y objetivos de la investigación, se
formalizó esta transmisión de información con la firma de consentimientos informados;
es de anotar que quedó claro el propósito del ejercicio y, especialmente, el uso que se le
habría de dar a la información por ellos proporcionada; las entrevistas individuales se
realizaron en el contexto de la plaza, algunas de ellas se hicieron al realizar un recorrido
por la plaza de mercado lo que permitió que los niños identificaran lugares, personas, así
como actividades desarrolladas por ellos en calidad de trabajo y que cualificaron el
material narrativo; el tipo de entrevista fue semiestructurada enfocada o centrada en un
tema específico.

AI igual que en la entrevista estructurada, en la "enfocada" asume una


posición directiva conduciéndola a un área limitada o materia de interés. A
diferencia de las primeras, en la entrevista localizada las respuestas
pueden ser más libres. Sin embargo, si el entrevistado se aleja demasiado
del tema apuntado, el entrevistador puede regresarlo al "foco" de atención.
Para ello, es de mucha utilidad el análisis previo que el entrevistador
efectúa sobre la situación a la que se enfrenta, y mediante el cual podrá
descubrir, entre otras cosas, los bloqueos del entrevistado, la profundidad
en la que se sitúan sus respuestas, y distinguir la lógica y el simbolismo
que dominan los tipos de reacciones del entrevistado en relación con el
tema (Ruiz e Ispizua, 1989:154). (Vela, 2001, p. 77)

61
Las entrevistas individuales abrieron el espacio metodológico para realizar un grupo focal
que permitió conocer las opiniones en contraste de cada uno de los niños y niñas que
participaron en el proceso y de otros que se les unieron y estuvieron presentes en el
momento de la reunión y participaban de manera voluntaria y espontánea en la
conversación.

En términos generales, un grupo focal define el conjunto de personas que


se reúnen con el fin de interactuar en una situaci6n de entrevista grupal,
semiestructurada y focalizada sobre una temática particular, que es común
y compartida por todos… Aunque el moderador toca diferentes temas
vinculados con el central de interés, de acuerdo con una serie de guiones
predeterminados, la discusión es esencialmente abierta. Hay flexibilidad en
el orden con que se cubren los temas y hay libertad para seguir las líneas
de discusi6n. Los participantes del grupo se seleccionan mediante un
proceso que, si bien es menos riguroso que los procedimientos típicos de
muestreo utilizados en las encuestas, respeta criterios de selección
preestablecidos. (Vela, 2001, p. 79)

La consolidación de relatos narrativos que exponen el diario vivir de los niños y niñas
que habitan la plaza de mercado de la 14 en Ibagué, constituye material suficiente a
modo de archivo, para comprender fenomenológicamente la experiencia vital de su
situación de trabajo infantil en el lugar, también es importante tener en cuenta que en el
trabajo de campo se logró establecer relaciones profundas con los niños, al punto de
conseguir, para algunas de las sesiones, apoyo audiovisual de los acompañamientos.

3.1. LO QUE ACONTECE

“La antigua palabra bauen significa que el hombre es en la medida en que habita”
Heidegger (1951)

62
La plaza de mercado de la 14, ubicada en el centro de la ciudad de Ibagué, se destaca
por estar siempre en movimiento, es un espacio que se resignifica constante por parte
de sus habitantes; lo primero que se observa al caminar hacia la plaza de mercado es
que comienza a aumentar el flujo de personas; parece que el lugar es atractivo y
necesario, está dotado de productos de necesidad primaria a un precio más rentable, las
persona que hacen parte del flujo son de estilos y edades distintas, pero pese a estas
diferencias se pudo notar que la mayoría de ellos no van solos, se observa que casi
siempre ir a la plaza es un plan de dos o más personas, en solitario lo realizan pocos, y
es un ejercicio que exige interacciones profundas entre las personas (vendedores y
compradores); entre estas interacciones no solamente se puede enumerar las
conversaciones sobre el estado de los productos y los precios, también se cruzan
muchas miradas, parece ser que este Bulevar es muy atractivo para muchos foráneos,
que pasan observando a las personas, sus negocios artesanales y sus dinámicas
sociales más que a los productos; también se establecen conversaciones sobre el estado
de las ventas, solo el movimiento de la plaza y la distribución del lugar ; lo siguiente que
se percibe es el aumento del “ruido”, y al detenerse a escuchar atentamente se obtiene
separar el ruido de los carros, del transitar de las personas y comienza a aparecer las
conversaciones entre los habitantes de la plaza de mercado; ellos hablan sobre sus
vidas, cuentan historias de sus parejas, sobre situaciones de su trabajo informal de las
que sacaron alguna ventaja o en las que perdieron sin darse cuenta, cuentan historias
de vida mientras arreglan fruta, verduras, acomodan sus canastas, y se van apropiando
de espacios que están lejos de ser diseñados para estos negocios.

Los colores fuertes de las sombrillas de los negocios son característicos del lugar, uno
se topa mientras camina con azul, rojo, amarillo y verde, también blanco y negro; sumado
a las sombrillas, se encuentran los productos que ofrecen, donde aparecen de nuevo los
colores verde, rojo, café, amarillo, naranja; estos colores dan una sensación de
abundancia y generan atracción, los habitantes de la plaza parece que lo supieran,
porque su ropa también es de gamas de colores fuertes, uno realiza un festín visual, con
muchos estímulos a la vez.

63
Otro aspecto característico del lugar, es el olor, al ingresar al “reguero” uno se encuentra
con productos en descomposición, es entonces un olor nauseabundo que se mezcla con
el olor a frutas y alimentos frescos, la mezcla trae como resultado un olor que no es del
todo agradable, pero que pasa a ser tolerable, lo que sí es perturbar es el manejo de
basuras, que pese a que es un lugar donde se accede a alimentos, se observa suciedad
y basura en las calles; al entrar a la construcción formal de la plaza de mercado, el olor
cambia, es más neutral; sin embargo en algunos locales aparece un nuevo olor y es el
de bodega, lugares que sirven de reserva de alimentos o cajas.

Figura 1. Diagrama espacial - Realizado por la investigadora.

Fuente: Autor

Este escenario de la plaza de mercado tiene entonces un amplio espacio físico donde
acontecen muchas dinámicas sociales, entre ellas los juegos de los niños: juegos de
bola, a la lleva, y recorridos por la plaza; coquetos entre adolescentes, que expresan sus
tensiones a través del juego brusco con su objeto de deseo y en especial las reacciones
de observar de forma detallada a los foráneos, con una actitud siempre en alerta.

Cuando estoy dentro de este escenario, me pregunto por no solo por las historia de vida
de los niños y niñas que tejen de sonrisas, de gritos, algunos de tristeza y cansancio el
lugar, también me pregunto por los otros niños que no están allí presentes en el espacio
físico, pero que están en las casa de estas personas, que viven en las zonas rurales
donde cultivan los alimentos y que imagino pueden estar también en situaciones de
austeridad social y económica; así como también me pregunto sobre el manejo de la

64
pobreza en estas familias y personas, y sobre el manejo de la incertidumbre, el no saber
si se tienen salud para trabajar a diario para obtener dinero a diario para subsistir a diario;
esta plaza de mercado está ubicada en el centro de Ibagué, es un lugar que habito desde
hace unos años, frecuentar la plaza ha sido uno de mis principios, no solo por el trabajo
de investigación, de corte exploratorio y fenomenológico, sino también porque me siento
cómoda en medio de personas que están a diario luchando por tener unos mínimos de
sobrevivencia y pueden ver en una conversación amable o en una mirada acogedora un
gesto que apreciar.

Ahora bien, no es un secreto que las plazas de mercado, son escenarios culturales,
económicos y sociales proclives a desaparecer, debido a las nuevas ofertas de mercado
mucho más higiénico y poco demandante en términos de interacciones sociales como lo
son los supermercados, en un mundo donde la estética predomina, el frecuentar lugares
poco estéticos no es un factor agradable para el hombre contemporáneo, así que dejar
de ir a la plaza de mercado es un constante entre las nuevas generaciones; este
fenómeno, no es solamente una tendencia o estilo de vida de un grupo, sino que afecta
directamente el mercado informal de estos escenarios; un aspecto relevante de la plaza
de mercado de la 14, es que no cuenta con supermercados amplios alrededor, y tiene
muchos habitantes en el sector; esto permite que aún sobreviva a estas competencias
del mercado.

Las fronteras del lugar son claras; por un lado se encuentra la carrera 15 con av. 1, un
lugar que conecta con el centro comercial “chapinero” y donde queda un bar – discoteca
habitado por trabajadoras sexuales, este es un borde inferior de la plaza de mercado de
la 14; este borde, es frecuentado con total naturalidad los días sábados y domingos por
las personas que bajan de las zonas veredales, allí se embriagan y acceden a los
beneficios del lugar, lejos de ser un lugar con connotaciones negativas, es un lugar de
recreación, de esparcimiento; muchos de los clientes de este lugar ahorran trabajando
durante una semana o mes para poder acceder a los servicios allí ofrecidos; un aspecto
relevante de este bar – discoteca, es que es un lugar de tensión para los niños –
adolescente que están dentro de la plaza de mercado, pues ellos en grupo se instalan

65
frente al lugar para observar cómo se comportan las personas al interior, observar de vez
en cuando a una mujer que está dentro del lugar y esto desencadena risas y comentarios
entre ellos; ya hablaremos de la plaza de mercado cómo un escenario de iniciaciones.

La otra frontera de la plaza es la 14 con 2, en esa esquina existe un “café- bar – cantina”
que es un borde muy singular, allí se instalan los conocidos “culebreros” venden hierbas,
collares y manillas para el mal del ojo, remedios caseros; su negocio consiste en una
maleta antigua abierta, sobre una base de madera, dentro de la maleta guardan los
artículos antes descritos, y transformar su aspecto vistiendo atuendos llamativos, con
collares de colores y plumas; cuando uno pasa por esa esquina no deja de percibir dos
cosas: una es el olor a tabaco y a hierbas que domina todo el lugar, y otra, escuchar al
señor que está al frente del negocio decir que tiene la cura para todos los males.

La presencia del Supermecado Mercacentro, es determinante para la vida de la plaza de


mercado, se puede decir que es un icono, pues es una empresa de la región que provee
de artículos que completan los mercados que realizan las personas en la plaza, donde
compran especialmente frutas y verduras, las personas de las plazas, incluyendo niños
que venden productos expresan: “Lo que usted no encuentra en la plaza lo encuentra en
Mercacentro” (Notas diario de campo).

Otro borde muy influyente de este lugar, es el borde superior que está ubicado en la
carrera 13 con av. 1, allí parquean “los jeep”, busetas y chivas que van para las veredas
del cañón del combeima, es así como muchos habitante de este lugar sienten una
conexión fuerte con las zonas rurales de la ciudad de Ibagué, pues tiene la facilidad para
recorrerlas y reconocen estas posibilidades en este tipo de escenarios donde se oferta
transporte.

El borde final de la plaza de mercado está dado por la “cuesta” que conecta la plaza con
el barrio combeima, este es un lugar que para muchos podría parecer peligroso, pues
desemboca directamente con varios populares de la ciudad y frente a este sector de
Ibagué se tienen instalados a nivel social estereotipos de este estilo; sin embargo, para

66
muchas personas que frecuentan la plaza o el centro y viven en estos lugares, es un
“atajo” que facilita el acceso rápido; para muchos niños, es un corredor que los conecta
de manera casi inmediata entre dos entornos, pueden ser: hogar – escuela; y en horas
del mediodía esta “cuesta” está llena de niños y adolescentes que vestidos con uniforme
caminan por allí, no sin antes hacer visitas o cruzar cómo mínimo saludos con personas,
entre ellos otros niños que habitan la plaza de mercado.

Figura 2. Fotografía "Reguero" en una calle interna de la plaza de "14".

Fuente: Autor

La plaza de mercado da la impresión que es el “reguero”, pero no es así, los puestos en


carretillas o en la calle, son puestos de personas que han buscado sacar de la estructura
formal de la plaza, alimentos para ser de mejor acceso a los compradores o visitantes,
estar en un local no es garantía de vender, es mejor salir a buscar en zonas más
transitadas; la estructura de la plaza de mercado se encuentra en la 14 con 1 sur, conecta
el centro con el barrio combeima, es de dos plantas de color blanca – gris y azul rey el
primer piso es el más habitado, además porque conecta con el conocido “reguero” y es
entonces el escenario de afanes de sus habitantes por tener sus puestos en un lugar
atractivo y por surtirlo ; el segundo piso es utilizado para negocios un poco más formales

67
de venta de recipientes en barros, canastos, y es utilizado como espacio para empacar,
limpiar los productos, entre otros oficios.

El reguero en la plaza de mercado es bastante amplio; comienza en la 14 con segunda,


irrumpiendo con la cotidianidad de la ciudad; en el pasado, hace aproximadamente 20
años la 14 entre segunda y tercera era un Bulevar que fue reubicado en lo que hoy se
conoce como el Centro Comercial Chapinero; como se observa este lugar, que se llama
“la calle bonita” sigue siendo hoy un lugar para la venta y comercialización de ropa,
juguetes, reloj, joyas, artesanías, en la 14 con segunda, se continua con los puestos
informales, pero es esa esquina donde comienza el reguero, allí se ubican las primera
carretillas con frutas de temporadas; el reguero pasa por toda la calle de la 14, llega a la
avenida 1, donde está ubicado el Supermercado Mercacentro (que es una fuente de
empleo formal e informal para los habitantes de la plaza, además de volverse un
complemento para surtir a las familias y personas que visitan la plaza) y de profundidad
va hasta donde comienza la bajada al barrio combeima y también se extiende por los
callejones internos de la plaza de mercado, donde existe aproximadamente 27 puestos
de reguero entre carretillas y canastas apiladas.

El reguero es el escenario más concurrido de la plaza de mercado y es paso obligado


para todos los clientes que van a realizar sus compras los días de mercado; es allí donde
los niños y niñas tienen mayor flujo, pues en su ir y venir procuran ofrecer sus servicios
a los compradores que llegan a la Plaza como acompañantes, cargueros y guías en los
recorridos, desde que se apean de los vehículos hasta que se les despacha con todas
sus compras realizadas, trabajo por el que perciben una compensación, a veces bien
reconocida y otras tantas realmente precaria; otra actividad realizada por los niños y
niñas en la Plaza tiene que ver con la ayudantía: limpian, preparan y empacan productos,
hacen labores de limpieza para embellecer los puestas, especialmente los de sus
cuidadores, atienden, hacen cuentas y disponen en todo dichos lugares para el beneficio
de la actividad y el bienestar de los clientes. El reguero es también un área por donde
transitan vehículos, se hacen descargas de alimentos transportados en “furgones”, pese
a que según la organización de las plazas de mercado de la ciudad, en esta plaza no se

68
hace descargue de alimentos; las observaciones permitieron comprobar que existe un
flujo de descargas significativas, que abastecen de forma directa a las personas que se
dedican a comercializar, es más, existe un depósito que sirve como lugar de descargue.

Figura 3. Fotografía de la entrada de la plaza de mercado de la "14".

Fuente: Autor

La estructura arquitectónica de la plaza de mercado, es un anclaje para los vendedores,


un lugar donde pueden guardar alguna mercancía o ir a descansar, pero la venta real de
productos acontece fuera de la estructura; en ese orden no ideas, no podemos decir que
no es funcional, lo que podemos afirmar es que ha cobrado otro tipo de significados que
no eran los esperados por quienes diseñaron el lugar, al indagar mediante preguntas
sencillas a la población adulta que están en ejercicio de vendedores, cómo empezaron
los puestos en el exterior, contestaron que se fueron dando lentamente, cuando la plaza
de mercado fue dada, hace más de 60 años, todos se ubicaron al interior, pero las
personas no frecuentaban el lugar como se esperaba, pues está plaza se dio por un
proceso de reubicación, antes la plaza estaba en lo que hoy se conoce cómo la “plazoleta
santa Librada”, así que algunos decidieron salir a realizar venta ambulante y luego se
instalaron en el exterior para ser visible y atraer compradores.

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Figura 4. Fotografía desde la entrada principal de la estructura de la plaza de mercado
de la "14".

Fuente: Autor

La entrada a la plaza de mercado opera como un mirador estratégico para entender las
dinámicas de comercialización y el flujo de personas, pues esta plaza está conectada
por medio de una calle con los barrios del sur; se destaca como tránsito obligado para
muchas personas, en especial, niños y jóvenes, que hacen de este un espacio de juego,
de distracción y de trabajo. Es así como este lugar se convierte en un escenario con
amplia gama de posibilidades para los niños y niñas que la frecuentan y en ella trabajan,
no solamente está el mercado que es una posibilidad de iniciarse en actividades
comerciales; también están los grupos de amigos, donde se inician en juegos, en
relaciones interpersonales profundas como la amistad e, incluso, el enamoramiento, se
observan relaciones entre adolescentes que están en el límite de convertirse en
relaciones afectivas, las tensiones son evidentes, los niños y niñas, parecen pese a las
limitaciones del espacio, desarrollarse dentro de los parámetros posibles que brinda la
plaza de mercado y sus integrantes.

Los locales formales, permiten una visión más seria del empleo y se convierten en un
ideal de contexto laboral, muchos niños y niñas tienen cómo expectativa de vida poder

70
administrar estos locales o conseguir un empleo formal en el supermercado Mercacentro,
ellos han crecido observando a las personas adultas allí instaladas cómo personas que
tienen estabilidad, pareciera que el mundo termina en la 14 con 3.

También existen locales donde expenden licor y cigarrillos, en estos lugares se ubican
personas que constituyen un referente de comportamiento para los niños y jóvenes que
están dentro del contexto, muchos padres, tíos, padrinos, novios, amigos, y
desconocidos se sientan en estas “cantinas” a conversar y a observar lo que acontece
en la plaza de mercado, muchos han logrado tener dinero para pagar cuentas de licor y
esto es ya indicador de éxito, su presencia es altamente influyente para niños cómo para
niñas.

Los restaurantes replican hábitos de alimentación o gustos culinarios específicos, los


niños reportaron comer arroz, espaguetis, frijoles, carne asada y pollo frito, ingredientes
típicos de un almuerzo corriente que se vende en estos escenarios; ningún de ellos tiene
gusto por las verduras, ni conocen platos especiales, sus platos especiales son el pollo
asado y la hamburguesa.

El parqueadero tal y como lo expresé anteriormente también es un referente que les


permite conocer cómo es la vida en las veredas del municipio, pues muchos de estos
“jeep” trasladan alimentos de estos lugares o hacen la “línea” para estos sectores para
llevar a las personas que allí habitan, es así como es un lugar donde se hace posible
reconocer no solo lo inmediato, sino tener conocimiento por la narración de otros o por
la observación de la existía de veredas y corregimiento aledaños.

Por último es importante aclarar que este lugar no está desprovisto de presencia del
estado, en la plaza de mercado circulan y cohabitan estas instituciones; como por
ejemplo, la Alcaldía del Municipio de Ibagué, con algunos servidores públicos que deben
estar a cargo del buen funcionamiento del lugar y que actúan cómo administradores,
personas muy amables y receptivas, son ellos los encargados de alquilar los puestos al
interior de la plaza de mercado y mantener el lugar en condiciones higiénicas y de

71
salubridad lo mejor que pueden; la Policía también está presente con un cuadrante y con
un inspector de policía que ronda por el lugar, haciendo de este lugar un espacio con
tensiones entre las políticas del estado y las realidades de vida de muchos de los
habitantes de estos sectores.

3.1.1 La plaza de mercado la 14: escenario en el que transcurre lo cotidiano.

“Al sumergirnos en lo cotidiano nos encontramos con la evidencia más


sólida de los procesos estructurales, así como de los puntos de coerción
que cierra salidas y los momentos de consenso que abren alternativas. La
vida cotidiana es un espacio con rendijas, grietas, fisuras, junturas, y hasta
fallas profundas. Es hacia estos intersticios donde hay que mirar para
conocer y sopesar los procesos sociales que configuran a la realidad social”
(Rockwell, 2011, p.27)

La plaza de mercado cobra sentidos diferentes en la vida de las personas que habitan el
lugar; por los niños y niñas es percibida como un escenario amigable, donde converge
la vida cotidiana, esa cotidianidad entendida como las acciones encadenadas de modo
regular y que permiten que transcurra la existencia humana; aun así, faculta el trascender
y generar nuevos escenarios, producir nuevas comprensiones e interpretaciones y, sobre
todo, vivenciar nuevas experiencias “En estos resquicios se juega la apropiación. Los
niños toman para sí lo que quieren, lo que les interesa o conviene, lo mezclan con lo que
ellos traen de por sí y lo transforman para poder comprenderlo.” (Rockwell, 2011, p. 35)

La práctica de trabajo infantil, lejos de ser una práctica desprovista de sentido para los
niños, tiene una estructura de pensamiento y una cotidianidad que le acompañan, que
se traduce en narraciones, como “… A nosotras nos gusta… por lo mismo a nosotras no
nos gusta quedarnos en la casa… de pronto porque ya estamos amañadas que entre
semana es todo el día en el colegio y no nos gusta quedarnos en la casa, nosotras si le
decimos “mami podemos ir a ayudarle y ella dice… bueno si no tiene trabajos,
háganle”…” (Entrevista grupo focal, M: 10:47´s).

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La plaza de mercado es reconocida por los niños y niñas como un lugar agradable, lo
cual puede verse claramente en expresiones como estas que aparecen en el ejercicio
realizado mediante la técnica de grupo focal: “me gusta… porque uno aprende cosas,
nos va bien en matemáticas… en el colegio… nos ayuda arto para las matemáticas…
pues mi mamá nos enseña a ser responsables, a ser honestas” (Entrevista grupo focal,
M: 3:50´s). los niños y niñas muestran cómo la plaza se constituye en un espacio de
aprendizaje importante, incluso en términos de lo que implica su rendimiento escolar; por
otra parte, el “me gusta… pues porque es chévere… y porque me gusta estar en la plaza
en vez que en la casa” evidencia y muestra cómo los niños y niñas hacen de la plaza un
hábitat (Entrevista grupo focal, M: 4:19´s), que va más allá de ser un espacio físico, dado
que ha pasado a ser un ámbito para habitar: “es divertida a veces porque uno se distrae
y si… de todos modos uno acá no hace nada malo, sino ayudarle a la mamá” (Entrevista
1 M: 0: 53 ´s).

Confirman esta relación que tienen con el lugar los niños y niñas entrevistados en su
expresión de conocer el lugar desde hace mucho tiempo y tener allí una dinámica social
que constituye un eje nuclear para su desarrollo familiar, esto se observa en afirmaciones
cómo: “Nosotras le ayudamos (se refiere a la mamá) pues con la comercialización, le
ayudamos a empacar, nos vamos tipo 5 de la tarde más o menos” (Entrevista grupo focal,
M: 3:01´s). Respecto al tiempo que llevan de conocer e interactuar en y con el lugar,
expresan: “Desde que estamos chiquitas… desde siempre” (Entrevista grupo focal M:
1:58´s). Los niños y niñas piensan y relatan que la plaza “es un lugar humilde, porque la
gente es muy humilde, siempre que hay una persona que otra que se las quiere dar más
que los demás, y a robar a las otras personas, pero de resto es bien.” (Entrevista grupo
focal M: 3:07´s) e, igualmente, ratifican una de las muchas funciones que cumple la plaza
para ellos: “a mí la plaza me parece que es para distraerse… es una distracción”
(Entrevista grupo focal M: 3:07´s), lo cual, podría decirse, hace de ella un ámbito para
habitar.

La apropiación del lugar pasa a ser entonces uno de los logros vitales que realizan los
niños y niñas, les genera coherencia social hablar sobre su dinámica diaria, expresar que

73
son parte de un contexto y que son capaces de construir un hábitat en medio de lo que
para otros es o podría ser una dificultad; la plaza es pues, para los niños y niñas del
lugar, un estilo de vida, les ayuda a crecer y, a todas luces, contribuye positivamente a
su desarrollo, dentro de la connotación negativa que suele atribuirse a estos espacios
sociales, pues están inmersos en sus núcleos familiares o núcleos sociales primarios y
logran, por ese motivo, legitimación de sus prácticas cotidianas; esta inferencia se
soporta en los hechos, al momento de interactuar con los niños y niñas de la plaza de
mercado de la catorce, en la ciudad de Ibagué, pues los niños se muestran muy cómodos
hablando de sus prácticas cotidianas, recorriendo el lugar, señalando sus lugares de
juego, describiendo los tipos de trabajo que realizan, saludando a sus amigos y a sus
vecinos de puesto de mercado.

3.1.2 La plaza de mercado: escenario de aprendizajes. Aprender es parte fundamental


del proceso cognitivo que acompaña el desarrollo humano; es un dispositivo mediante el
cual se atribuye sentido a cada experiencia humana; para los niños y niñas, sujetos
objeto de esta investigación, el contexto, las dinámicas diarias, desarrolladas en la plaza,
proporcionan gratificación para su experiencia vital, pues afirman tener aprendizajes muy
significativos para el ser humano: “Aprendemos a trabajar… a que de aquí a mañana,
llega dios no lo quiera pase un accidente, nosotras ya sabemos cómo defendernos”
(Entrevista grupo focal M: 4:07´s). También afirman que el aprendizaje no es solo sobre
el tipo de trabajo, que parece atribuírsele a la comercialización de productos
especialmente agrícolas, ellos también resaltan que aprenden otras cosas: “Muchos
valores… a ser responsables, a ser honestos… a saber ser humilde, porque uno tiene
que ser humilde y saber de dónde viene y… ya” (Entrevista grupo focal M: 6: 15 ´s).
Resaltan el aprendizaje y su capacidad de interacción personal y social: “A ser… tener
como mucha comunicación con la gente, ya sea de altos recursos o no”. (Entrevista grupo
focal” (M: 6:37´s), lo cual es evidencia de la adquisición de competencias comunicativas
vinculadas al medio en el cual realizan y llevan a cabo gran parte de su corta vida.

Existe entonces una percepción alta sobre las posibilidades que genera el estar inmerso
en los contextos y en las prácticas de trabajo que brinda la plaza de mercado; los niños

74
y niñas toman para sí lo que de sí y de su realidad les genera aspectos positivos, les
interesa y los mueve a nivel personal y colectivo, transforman sus percepciones en una
realidad positiva y hacen de ella su realidad, no aparecen ni hacen evidentes discursos
de vulneración de sus derechos, ni manifiestan deseo por encarnar un prototipo de
infancia determinado; ellos se asumen como niños o como adolescentes y asimilan la
realidad del trabajo como algo que acontece en la vida de forma espontánea o natural:
“desde que yo estoy pequeña vengo a ayudarle a mi mamá, ella me trae porque no le
gusta dejarme sola en la casa” (Entrevista 1 M: 2: 20 ´s). Este proceder práctico y de
aprendizaje vehicula lo que para los niños y niñas es trabajo: “Esforzarse en algo para
conseguir dinero, porque pues nosotros por ejemplo estamos en una sociedad donde
todo es plata, entonces pues tenemos que trabajar para sobrevivir” (Entrevista 2 M: 1: 21
´s); como se puede ver, el trabajo está asociado, no sólo a los modos de sobrevivencia
sino a la adquisición de recursos económicos traducidos en dinero; aunque esta
percepción o acepción en torno del trabajo en completada de este modo: “Pues trabajo,
se define, pues también… en labores y cosas que uno hace diariamente, por ejemplo el
oficio, las tareas, heeee… el trabajo acá en la calle y en mucho lados” (Entrevista 1 M:
1:32 ´s) .

Según lo van expresando los niños y niñas que están y habitan la plaza de mercado de
la catorce, en Ibagué, ésta se configura como un escenario de crianza y entorno
protector, pues es allí donde se permanece la mayor parte del tiempo, junto al núcleo
primario – familiar - y se construyen relaciones de afecto que llegan a ser educativas,
pues toda la familia converge en el lugar y esto permite que los niños y niñas puedan
experimentar la plaza de mercado cómo un escenario protector, donde están sus
referentes emocionales y donde se generan conversaciones y observaciones sobre la
vida y sus componentes morales: “que los niños tampoco se queden solos en las casas,
porque se dan muchos casos de malas compincherias, malas amistades y… pues que
uno no tiene que dejar los hijos con cualquiera, pienso yo” (Entrevista grupo focal, M:
4:21 ´s).

75
3.1.3. Micromundos relacionales. El hallazgo más representativo está relacionado con el
sentido de corresponsabilidad experimentado por los niños en las prácticas de trabajo
frente a sus núcleos familiares, al entorno social inmediato, con los pares y con ellos
mismos, ya que esto genera la posibilidad de apoyo, la posibilidad de auto sostenimiento,
estatus en la dinámica familiar y cumplir deseos materiales que su familia no puede
proveer.

En lo que sigue se procura mostrar los modos en que los niños y niñas de la plaza de
mercado de la 14 en Ibagué, se manifiestan, a través de la modalidad de grupo focal, en
este grupo focal participaron los 6 niños y niñas entrevistados, y a ellos e le sumaron
otros niños que estaban en ese momento compartiendo con ellos, el grupo focal, fue
dirigido por la investigadora, se realizó en la segunda planta de la estructura de la plaza
de mercado, este es un lugar propicio pues es poco transitado y está inmerso en el
contexto cotidiano de los niños y niñas, las preguntas se realizaron se construyeron a
partir del análisis de las entrevistas individuales y se pusieron puntos en discusión como
por ejemplo: Los derechos de los niños y las niñas ¿Qué son? ¿Sienten ellos en su vida
cotidiana que tienen derechos?, que piensas de las políticas de Erradicación del Trabajo
Infantil, ¿Qué es trabajo infantil?, como es su vida cotidiana, que tipo de gustos,
experiencias y sensaciones experimentan a diario, el significado de la plaza de mercado
en sus vida, su relación con el mundo exterior – otras partes de la ciudad-, su proyección
al futuro.

76
3.1.4 ¿Trabajo Infantil?. La concepción del trabajo cooperativo que experimentan los
niños y niñas que están vinculados con el escenario de la plaza de mercado, no les
permite enunciar su situación de trabajo cómo un vulneración, ellos experimentan
realidad que están en los límites de la sobrevivencia humana y expresan claramente que
trabajan porque es un deber ayudar, esto es evidente en narraciones que siguen a la
pregunta sobre las motivaciones para trabajar en la plaza de mercado: “para buscarse lo
de la comida y ayudar en la casa” (grupo focal combeima, minuto 13:45) “para colaborarle
para lo del arriendo, el alimento, los servicios... Por ejemplo, la mamá de uno sufre de
hambre, trabajar por ellos” (grupo focal combeima, minuto 17:11)

Entendiendo que los sujetos construyen modelos mentales de validación de sus


realidades, con Alberoni (1998), podemos comprender que la legitimación del trabajo
infantil por parte de los niños y niñas pasa por la tradición oral y la práctica cotidiana de
generación en generación. Además, esta validación viene respaldada por la realidad de
pobreza y de falta de acceso a servicios básicos que tienen no solo los niños que trabajan
en la plaza de mercado, sino todo su núcleo y entorno familiar; por ese motivo es que al
preguntárseles ¿Por qué trabajan?, manifiestan que la principal motivación es el acceso
al dinero sin importar los riesgos, físicos y/o psicológicos a los que se exponen en estas
labores; esto aparece expresado en las siguientes verbalizaciones: “Solo por ganarse la
plata no más… para comprarme lo que me gusta… Buscar ganarse la comida de uno,
ganarse la plata para la salud… Para comprarse lo que uno quiere o para pagarse el
estudio” (Grupo focal Combeima, minuto 19: 18)

El trabajo para los niños y niñas en el contexto de plaza de mercado los expone a riesgos,
y la mayoría de ellos están de acuerdo cuando uno de las integrantes del grupo focal
expresa “uno comienza a vender y llega un hombre o algo y le dice “vamos para allí y le
doy un dulce o algo”, o hay unos que ofrecen plata, “Yo les doy cien pesos” y los cogen
y van y de pronto los matan, los violan” (Grupo focal Combeima, minuto 21:12) esto
evidencia que lejos de ser una acción realizada sin ningún tipo de reflexión, los niños y
niñas experimentan riesgos sociales, culturales, económicos y personales, piensan
sobre ellos y actúan realizando algún tipo de conducta de protección “Que a uno lo

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conozcan todos eso ayuda mucho porque uno se siente bien” (Grupo focal Combeima,
22:10). La protección la da el contexto inmediato, el mismo que genera en ellos el riesgo,
es así como se observa una relación ambivalente con el escenario de plaza de mercado,
y con la acción de trabajar.

3.1.5. ¿Naturalización del trabajo infantil?. En el entorno de la Plaza de Mercado de la


14 en la ciudad de Ibagué, el trabajo infantil es contemplado como un fenómeno natural
de la condición social en la que están inmersos y, a su vez, se asume como un factor
protector que garantiza que en el futuro el niño sea autosuficiente e interiorice el concepto
de responsabilidad como proyecto de vida; no obstante, se procura que en el presente
eviten la exposición a riesgos como: consumo de sustancias nocivas para la salud,
embarazos tempranos o de adolescentes y delincuencia, entre otros, los cuales
evidencian con los siguientes reportes “La mayoría de gente… por ejemplo acá traen…
los hijos vienen y les ayudan… Y también pues para que los niños tampoco se queden
solos en las casas, porque se dan muchos casos de malas compincherias, malas
amistades y… pues que uno no tiene que dejar los hijos con cualquiera, pienso yo”
(Grupo focal Plaza de la 14, Minutos 18: 11)

La naturalización de los riesgos del trabajo en estos contextos, es posibles de ser


observados en las narraciones “A mí me ponen a alzar puros bultos de papas… Mi papá,
mi mamá y yo trabajamos aquí en la plaza alzando bultos… y… vendiendo papa, yuca,
mazorca, tomate, frutas y jugo... Para poder comprarme mi uniforme, mis útiles, y pues
a veces también comprarle las cosas a mi hermana y ayudarle a mi mamá” (Grupo focal
Combeima, minuto 13:12), está visión de mundo está arraigada en la cotidianidad de los
niños, niñas y adolescentes porque son producto del proceso de anclaje social y de
objetivación de esa realidad construida a través del tiempo. La coherencia social juega
un papel determinante en la producción y mantenimiento de las representaciones
sociales en los niños, niñas y adolescentes trabajadores, pues encuentran validez en la
mirada de los otros, que hacen parte de sus contextos familiares, sociales y
ocupacionales.

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3.1.6. Y ¿el otro mundo?. “Pues nosotras vamos a estudiar todos los días y pues en mi
caso yo estudio todo el día… porque en la mañanas hacemos SENA, el colegio es
tecnológico entonces yo estudio todo el día… nosotras vamos a cine, salimos mucho de
compras, vamos a pasear, vamos al parque… entonces nosotras si nos distraemos arto”
(Grupo focal, XV, minuto 21;15)

Existe una consciencia que la plaza de mercado de la 14, es una unidad territorial con
limites muy específicos y los niños y niñas aprende a salir al exterior cuando pasan estos
bordes – limites. Salir se vuelve necesario cuando se tienen presiones sociales y
expectativas que no están ligadas al contexto y que han sido instauradas desde otros
sistemas, por ejemplo el educativo, que en su compromiso para erradicar el trabajo
infantil, realiza una instalación de expectativas en la mente de los jóvenes que han sido
trabajadores para que abandonen el contexto de trabajo; situación que lejos de ser
negativa, permite que los niños experimenten otros escenarios y puedan entender mejor
su lugar en el mundo social.

3.1.7. ¿Derechos?: Construcción de subjetividades. Frente a los derechos, los niños,


niñas y adolescentes reconocen que tienen derechos, pero desconocen el alcance y
variedad de los mismos, puesto que solo enfatizan sobre la educación y la salud, pues
sus narraciones respecto de este tema son referenciados así: “Yo trabajo y yo estudio,
me gusta jugar, estudiar, hacer deporte, hacer actividades” (Grupo focal Combeima,
minuto 24:12). Las narraciones de niños y niñas no están acompañadas del
reconocimiento de los derechos humanos, ni de los niños en el mundo y en Colombia,
ellos hablan en especial del derecho a la educación, a la salud y a la recreación, pero no
reconocen otros derechos que no son básicos, pero que hacen parte de la existencia
humana, como son: derecho a una identidad, derecho a ser protegido con garantías
reales de desarrollo, derecho a tener una familia que brinde condiciones apropiadas a su
desarrollo.

La influencia social sobre los proyectos de vida y las expectativas futuras, es fuerte, se
puede decir que estamos frente a un caso de conformidad social, donde los sujetos

79
críticos e individualmente fuertes tienden a desparecer, pues en las narraciones al
preguntarles a que se quieren dedicar en el futuro, demarcan una repetición automática
de algunos oficios y profesiones del imaginario colectivo o la réplica de la realidad de su
entorno como: “Yo quiero ser bailarina…Policía… Enfermera…Militar…Eeeehm…
trabajar en una tienda…Manejando una buseta…Cantar…Cuidar carros” (Grupo focal
combeima, minuto 25: 16)

Desde la perspectiva socio–cultural de Vygotsky se entiende que la subjetividad es esa


construcción mental que elabora el sujeto en relación con los otros y que constituye su
personalidad, modo de ser y de relacionarse, Mitjans (2001). Dicha subjetividad se
desprende a partir de las representaciones sociales que se tejen alrededor de los
contextos que rodean a las personas y se construye desde la narración que el sujeto
hace de sí mismo, del mundo y de los otros y constituye lo que llamamos visión de
mundo. Respecto a sus proyectos de vida, vemos que algunos están direccionados a su
contexto inmediato, y otros, a las influencias sociales de momentos, patrocinadas por los
medios de comunicación masivos, en programas de televisión, que generan estándares
e ideales sobre ocupaciones que les permitirán reconocimiento social.

80
3.1.8. El estado y sus políticas sociales. Adicionalmente se encontró que la política de
erradicación del trabajo infantil está interiorizada en los niños, niñas, adolescentes y sus
familias, invisibilizando los fenómenos que producen su situación de niños trabajadores;
se vive una tendencia a esconderse y no se vive una defensa de sus derechos y un
análisis real de las circunstancias de pobreza e inequidad que los ha puesto en estos
contextos, no solamente a ellos cómo niños, niñas, adolescentes y jóvenes, sino también
a todos los miembros de la familia; esta tendencia a esconder su condición de
trabajadores por miedo a ser retirado de sus familias o de sus contextos hace que se
relacionen con las entidades del estado de forma ambivalente: por un lado son sinónimo
de protección y ellos los respectan pues encarnan la autoridad, pero otro representan
prácticas de persecución e injusticia. Sobre la relación con la policía contestan “A
nosotras por ejemplo nunca nos ha dicho nada, pero yo si he visto casos, por ejemplo el
caso del niño de allí (señala) de la bodega, a él se lo llevaron… se lo llevaron y tuvieron
que hacer un papeleo para que se los devolvieran… pero si vienen a cada nadita, casi
siempre son los lunes o los viernes y vienen y si, si hay niños que se llevan.” (Grupo focal
plaza de la 14, minuto 26:03). “Pues yo no sé, al niño de acá… pues ese día yo estaba
ahí, y ese día a él le dijeron que eso era explotación a menores y que él no podía, no
debía estar ahí, porque era entre semana y el chico no estudia, entonces que él no debía
estar ahí” (Grupo focal plaza de la 14, minuto 27:37) “… a nosotras nunca nos ha dicho
nada, porque nosotras no no la pasamos, de aquí pa´ ya, muévase pa´quí, muévase
pa´ya. Haga una cosa por allá, haciendo un daño por acá. ” (Grupo focal plaza de la 14,
minuto 24:21)

Puede verse en estas narraciones el dinamismo social que converge en un mismo


escenario con los mismos actores sociales. Vemos entonces que, niños, niñas y
adolescentes pueden reconocer el concepto de autoridad, de seguridad y de temor
encarnados en un agente del estado, en este caso de la policía; y esto lleva a pensar en
las tensiones sociales que viven los niños y niñas en sus prácticas cotidianas.

Diagrama de tensiones observadas entre los niños y niñas en situación de trabajo y las
políticas del estado; la realidad de pobreza e inequidad como condiciones para

81
desencadenar fenómenos sociales cómo el trabajo infantil, entre otros; la validación
cultural del trabajo cómo una posibilidad espontánea y natural dentro de sus
micromundos y por ultimo un contexto laboral –plaza de mercado- poderoso a nivel
social, cultural y económico.

Figura 5. Tensiones encontradas en la experiencia vital de los niños y niñas trabajadores


de la plaza de mercado de la 14.

Politicas del
estado

Situacion de Niños - niñas Validación


pobreza e cultural del
inequidad trabajadores trabajo

Contextos de
trabajo
poderosos a
nivel social,
cultural y
economico

Fuente: Autor

82
4. ¿INFANCIAS FELICES? EL TRABAJO INFANTIL COMO REALIDAD.

Figura 6. Triangulación de datos de obtenidos durante el proceso de investigación.

Conceptos: niñez e
infancia, trabajo
infantil en America
Latina y Colombia.

Trabajo
infantil
Realidad del
Perfil de
contexto de plaza de
investigadora:
mercado de la 14
Psicóloga,
ciudad de ibague:
especialista en
Entrevistas
infancia, cultura y
individuales, grupos
desarrolllo.
focales, observacion.

Fuente: Autor

4.1 EL TRABAJO INFANTIL BAJO LA MIRADA DE LA NOCIÓN MODERNA DE


INFANCIA Y DE NIÑEZ.

El trabajo infantil es un fenómeno social que está presente en países en vía de desarrollo;
es uno de los efectos del capitalismo salvaje, que expulsa a todos los miembros de la
familia a vender su mano de obra o instalarse en el sistema productivo en un eslabón
bajo para garantizar la sobrevivencia de cada individuo y del grupo familiar en general.

Retomando la diferencia entre el concepto de infancia y niñez trabajado durante esta


investigación, es posible expresar, una vez más, que para efectos de este análisis
entenderemos la infancia, como una condición transitoria que permite hablar de

83
desarrollo, y niñez, como un estado vital caracterizado por inmadurez, que requiere sí o
sí adentrarse en la esfera infantil para lograr superar, mediante el aprendizaje social y
cognitivo, el estado de desconocimiento en el que se encuentra inmerso.

Así las cosas, al parecer, cuando hablamos de niños trabajadores, hablamos de seres
desprovistos de conciencia crítica o reflexiva frente a su condición de trabajo; pero
cuando hablamos de trabajo infantil, abrimos la posibilidad de entender el trabajo como
parte del desarrollo infantil de una población de niños en especial, que por razones de
pobreza, inequidad e injusticia social tienen que asumir estos roles sociales; esta mirada
nos genera una premisa importante para efectos de este análisis: no hay que perder de
vista que los niños trabajadores están en proceso de desarrollo infantil, la condición de
trabajo no les quita su categoría de niños, ni mucho menos su categoría de infantes en
constante transformación; la invitación que nos hace esta situación es a pensar en la
gama de posibilidades de la infancia en nuestros contextos sociales y locales.

Por otro lado, tal como lo expresan Rodriguez y Mannarelli (2007), en la historia de la
humanidad no ha existido un ser menos visible como lo es el niño; en los relatos de los
momentos políticos, sociales y culturales cruciales de la sociedad no se narra ni siquiera
la presencia de los niños como hecho fundamental o al menos como hecho descriptivo,
pero pese a esta ausencia todos sabemos que los niños siempre han estado presentes
en estos momentos.

De una sociedad acostumbrada a invisibilizar a los niños y que hoy por hoy propone
políticas de participación infantil es posible que nos asista el principio de la duda, pues
no se sabe, a ciencia cierta, cuál es la intención de este tipo de políticas; lo que sí se
sabe es que cuando un grupo de niños o niñas irrumpe a nivel social con otro tipo de
experiencias vitales, como la de los niños en condición de trabajo, están encarnando, por
el simple hecho de existir de esa forma, una contrariedad social que se presume debe
ser eliminada; entonces se migra a la inclusión social del grupo etario y a producir un
reconocimiento del fenómeno mediante la emisión de políticas públicas, lo que, en el
corto plazo, pareciera proponerse una anulación de los sujetos (niños y niñas) que están

84
inmersos en tal situación, con lo que se llega al manido entendimiento social de incluir
para excluir, esto es, el arte moderno de negarle a los niños, aún en el auge de las
políticas para la infancia, la posibilidad de ser al interior de sus propios contextos y
realidades.

Las nociones de infancia, y la visión de niño y niña en el mundo contemporáneo, están


permeadas por principios de interés superior del niño como territorio de protección
integral por parte de la familia, la sociedad y el Estado, en cuanto que garantes de sus
derechos; en Colombia la ley 1098 de 2006, instala este visión a nivel del país; de este
modo, en el Artículo 3° se enuncia a los niños y niñas como sujetos titulares de derechos
y expresa claramente que para los efectos de esa ley son sujetos titulares de derechos
todas las personas menores de 18 años; por otra parte entiende por niño o niña a las
personas entre los 0 y los 12 años, por adolescente las personas entre 12 y 18 años de
edad. La intención de la ley pareciera ser la de otorgarle un lugar de cuidado a los niños
y niñas de la sociedad; no obstante los cuestionamientos que este proceder pudiera
generar, no es menos cierto que en lugares donde existen situaciones de alta vulneración
a la vida humana, una reglamentación de este estilo es más que necesaria; sin embargo,
tampoco se puede desconocer que la ley tiende a reducir la visión de la infancia a la del
niño indefenso, desprovisto de dispositivos de sobrevivencia y, aunque defiende su
capacidad de aporte a la sociedad, no hace un reconocimiento contundente del mismo.

El mero hecho de que, en la historia de pinocho, el muñeco pueda servir


como símbolo de niño, nos advierte de la posibilidad de que los propios
niños, en las sociedades modernas, gocen o padezcan un estatuto no
demasiado distinto al de los adornos y los muñecos. En cierto modo, el niño
ha dejado de ser “sagrado”: su cuerpo y su alma no solo se han convertido
en objeto de interés civil (puesto que, en cierto modo, siempre fue así),
sino en objeto de una profanación constante y sistemática por parte de
pedagogos, psicólogos, médicos, etc., que usurpan la mítica propiedad de
los padres (y que disipa cada vez más su responsabilidad); la figura del
niño se deja representar perfectamente por la de una marioneta de cuyos

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hilos tiran, constantemente y a veces en muy diversos sentidos, los más
variados especialistas del “entretenimiento infantil. (Pardo, 1997, p. 45)

Son el niño y la niña entonces unos sujetos en constante exploración por parte del adulto;
el adulto transitó por la condición de niño o niña, lo que pareciera explicar tanta obsesión
por controlar esta etapa vital, como si quisiesen garantizar, de una u otra forma, la
consolidación de unas adolescencia, juventud y adultez adaptadas a los términos
sociales vigentes; vistas las cosas en esta relación, y para nuestro medio sociocultural,
podría entenderse que el devenir del niño trabajador, no es algo nocivo sino formativo,
pues la sociedad necesita jóvenes y adultos que se instalen sin tanto traumatismo dentro
de las esferas laborales. Si es de este tenor, cabe entonces la pregunta: ¿Es, en realidad,
válido brindar otro tipo de posibilidades de desarrollo a los niños y niñas para que vivan
una infancia fundada en la percepción y apropiación de vidas adultas desligadas de estos
procesos que constituyen eslabones del sistema productivo?

4.2. TRABAJO INFANTIL EN AMÉRICA LATINA Y EN COLOMBIA.

Han sido numerosos los trabajos investigativos elaborados en los últimos años en torno
al tema de trabajo infantil, tanto en el plano Latinoamericano cómo en Colombia. Muchos
de los trabajos encontrados son de corte cuantitativo, sin embargo, también fue posible
reconocer que durante los últimos años se han adquirido estrategias de investigación de
corte cualitativo para posibilitar comprender de manera integral el fenómeno.

Los intereses de investigación y los resultados arrojados por dichas investigaciones de


corte cuantitativo y cualitativo parecieran ser similares en cuanto a que giran en torno a
problemas de estudio, tales como: división social (género) del trabajo, las edades desde
las cuales trabajan, los sectores laborales en que más se desenvuelven los niños, los
lugares en que más trabajan, el salario que suelen recibir de acuerdo a su labor, a su
edad y a quién es el empleador, la asistencia o inasistencia a la escuela en proporción a
las horas en que éstos trabajan, preocupaciones básicas que no permiten comprender
en profundidad el fenómeno del trabajo infantil, ni hacer un acercamiento crítico al mismo.

86
La mayoría de los autores consultados coinciden en plantear que es en el sector del
comercio y los servicios en los cuales los niños y las niñas se han desempeñado con
más frecuencia, aunque es el género masculino quien tiene una participación en el
trabajo productivo mucho más alta. En dichos sectores se puede leer, además, una
división del trabajo por género ya que todas las investigaciones coinciden en afirmar que
en su mayoría las mujeres se desempeñan en el sector de los servicios, mientras que
los niños lo hacen en el de comercio y construcción básicamente. Así mismo numerosos
autores coinciden en señalar que la compensación económica va directamente
proporcional con la edad y el género en tanto las mujeres reciben menos dinero que los
hombres y entre más grande sea al niño la compensación económica será mayor pero
nunca suficiente ni acorde con lo estipulado por la ley.

Pachón y Muñoz (1994) realizan un recorrido en torno de lo que ha sido la manera de


concebir el trabajo infantil a través de la historia, ya que la participación de los niños en
las actividades domésticas y productivas es reconocida como una práctica histórica y
cultural. En dicho recorrido, las autoras hacen énfasis en el cómo han cambiado las
percepciones al respecto, tanto de las autoridades como de la sociedad en general, no
porque el fenómeno haya tomado dimensiones diferentes con el paso del tiempo sino
porque la calidad de la información que se ha venido acopiando con los años y el enfoque
de derechos humanos con el que se comenzó a leer dicha realidad, pone de manifiesto
que éste no solo es un problema personal sino que lo es también social y económico.

En efecto, se conoce que a nivel histórico el trabajo infantil como fenómeno social
aparece con la llegada de la máquina, es decir en la era industrial (Amar, Palacio, Llinas,
Puerta, Sierra, Pérez & Velásquez; 2008); el paso de una producción manufacturera a
una producción masiva en las fábricas propició que la distribución social del trabajo se
modificara, volviéndose una necesidad y obligación que todos los miembros de la familia
salieran a trabajar en las fábricas y en el campo, pues la producción y el deseo de
incrementar el capital involucró a todos los individuos sin importar la edad ni el género.
Es así como la revolución industrial no solo es un cambio a nivel productivo, sino que es
también una transformación de las estructuras familiares y sociales; destacando que los

87
niños fueron también arrojados a las manos de la producción, ya que hacían parte
fundamental de los procesos productivos dando comienzo al fenómeno denominado, hoy
por hoy, trabajo infantil.

En América latina el fenómeno de trabajo infantil existe debido a condiciones de


inequidad y ausencia de justicia social, por lo que es y será siempre pertinente
caracterizar el fenómeno, buscar conocer las formas cómo se presenta o manifiesta; no
obstante, es necesario e inaplazable superar las lógicas del conocer la realidad del
trabajo infantil de modo acrítico, pues estas investigaciones parecieran no pensar en
propiciar y generar en y para los niños trabajadores grandes beneficios, sobre todo en el
sentido de permitir que en ellos emerjan perspectivas liberadoras y emancipadoras de
sus condiciones de sujeción, si es que las hubiere.

4.3. TRABAJO INFANTIL EN EL CONTEXTO DE LA PLAZA DE MERCADO DE LA 14,


EN LA CIUDAD DE IBAGUÉ.

El trabajo de campo empezó con observaciones, continúo con entrevistas enfocadas y


terminó con dos grupos focales de niños y niñas en situación de trabajo; permitió, por un
lado, entender las dinámicas culturales y de conflictos que hacen presencia en la plaza
de mercado cómo unidad territorial; por otro lado, favoreció el análisis de prácticas
sociales vinculadas al lugar, así como reconocer límites, bordes, que permiten
comprender por qué este espacio es un espacio significado y central, para lo niños y
niñas, como experiencia formativa y vital.

Lo primero es que la plaza de mercado de la 14 cuenta con variedad de elementos


culturales que reivindican a familias campesinas, de barrios populares y de recursos
económicos bajos, en un escenario de trabajo legítimo que permite que todos ellos
puedan obtener recursos para sobrevivir como grupo familiar y cómo individuos.

La Plaza de Mercado constituye un lugar de iniciación vital para los niños, niñas,
adolescentes y jóvenes que están inmersos en su contexto; se observaron juegos entre

88
amigos, tensiones entre adolescentes que estaban en coqueteo, discusiones entre niños
– niñas, ventas exitosas, recorridos y observaciones de prácticas culturales que se
reconocen válidas en este escenario, como lo son los modos de acceder a trabajadoras
sexuales y consumo de licor por parte de hombres adultos, el que las mujeres adultas
acompañen a su pareja a la cantina y al trabajo, entre otros rituales sociales
característicos del lugar que permiten identificar la Plaza de Mercado de la 14, en Ibagué,
como un territorio de representación social, pues allí se inician relaciones personales,
familiares, transaccionales, económicas, entre otras, que posibilitan interacciones
culturales con las que se perfilan comportamientos a futuro, al igual que construyen
expectativas y deseos alrededor de la vida social. Como se puede ver, la Plaza de
Mercado la 14, en Ibagué, y muy seguramente en muchas otras, implica y permite
visibilizar una serie de representaciones sociales que van construyendo los niños y niñas
que en ella conforman parte de su vida, así como reconocer lo mecanismos que les van
constituyendo, con lo cual ha de ser pertinente pensar y proponer una serie de acciones
intervinientes tendientes no a la expulsión o erradicación de su hábitat sino a su
consolidación en términos de condiciones adecuadas para su sano desarrollo.

Los territorios son lugares que cobran o no significado, algo de gran importancia es que
la plaza de mercado de la 14 de la ciudad de Ibagué, tiene asociadas prácticas culturales
que la hacen única, especial, y un hábitat para quienes están vinculados con ella, ya sea
en calidad de transeúntes, de vendedores o de compradores; los niños y niñas en
situación de trabajo infantil están inmersos en este contexto, lo han apropiado y han
generado lazos de territorialidad al significar el lugar a partir de sus prácticas cotidianas;
desde comenzar a recorrer sus calles a muy tempranas horas de la mañana para
establecer los puestos de trabajo, hasta jugar al terminar la tarde cuando la jornada se
termina, porque las ventas disminuyen.

En la aplicación de las entrevistas emergieron varios componentes a partir de las


narraciones de los niños y niñas trabajadores que fueron parte del ejercicio, entre ellos:

 La plaza de mercado donde transcurre lo cotidiano

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 La plaza de mercado como un escenario de aprendizajes
 Micromundos relacionales: el trabajo infantil como un escenario de desarrollo
infantil posible
 Devenir sujeto siendo un niño o niña trabajador
 Tensiones producidas en la vida cotidiana de los niños a partir de las políticas del
Estado.

4.3.1 La plaza de mercado como un escenario donde transcurre lo cotidiano. Se retoma


la noción de cotidianidad como el componente que permite la construcción de
experiencias vitales, que hacen posible hablar de territorio, territorialidad y la invención
del sujeto a partir de las vivencias que se tejen alrededor de algunos hechos o de rutinas
diarias que se instauran como sentido de vida, aquello que sociológica y
psicológicamente se ha dado en llamar representaciones y percepciones; en el
planteamiento de Michel de Certeau (2000) lo cotidiano tiene una amplia relación con las
“manera de hacer” que se configuran como expresiones de reapropiación de los espacios
organizados por las instituciones de poder y que van en muchas ocasiones en contravía
de las producciones socioculturales esperadas; considerado como comportamientos
indisciplinados, subversivos, lo cotidiano se impone como la posibilidad de romper con
los estereotipos sociales esperados, y da paso a que mediante la creatividad subjetiva,
dispersa, artesanal y táctica, los individuos atrapados en la red de la vigilancia social
puedan permitirse comportamientos no esperados y los reivindiquen como necesarios y
adecuados a su forma de vida.

Para los niños y niñas trabajadores, la vida transcurre, mayormente, en la plaza de


mercado, es allí donde encuentran la validación de sus prácticas vitales, la estructura de
su yo social, y algunos referentes emocionales que los atan al lugar, no de forma
negativa, al contrario, son más de forma positiva, porque es este escenario el que da
lugar a sus formas de vida, costumbres y reconocimiento social. Es preciso recordar la
relación entre identidad comunitaria, territorio y cotidianidad, siendo está una relación
estrecha, que permite que los individuos puedan constituir su subjetividad bajo las
dinámicas de estos conceptos.

90
4.3.2 La plaza de mercado cómo escenario de aprendizajes. Iniciación, comienzo,
posibilidad, es lo que constituye este lugar para los niños y niñas que desarrollan
actividades en la plaza de mercado; el aprendizaje no siempre está mediado por una
institución y no siempre es aprendizaje formal; el desarrollo moral así como el desarrollo
afectivo, son fenómenos que suceden en el ser humano a partir de la experiencia; es la
plaza de mercado, con sus múltiples integrantes confluyentes un escenario comunitario
que permite el desarrollo de los niños y niñas que residen o frecuentan el lugar; allí
aprenden habilidades y desarrollan competencias comunicativas para expresar lo que
sienten, lo que piensan, y hacer de su trabajo una fuente real de ingreso; por ejemplo,
en la venta de alimentos, es importante expresar precios, saber “regatear” y encontrar
en el otro una reciprocidad comunicativa; habilidades afectivas como el cuidado del otro
o de sí mismo, que se presenta en momentos donde se establecen lazos de amistad, de
compañerismo, de solidaridad y cooperatividad; habilidades personales para saber
cómo superar la frustración, enfrentar acompañados las situaciones adversas de la
pobreza, de la carencia y de la exclusión social.

4.3.3. Micromundos relacionales: El trabajo infantil como un escenario de desarrollo


infantil posible. El desarrollo infantil es propio de los niños y niñas; es la máxima
expresión del tránsito de una etapa de inocencia, de no aprendizajes a una de madurez
que permite la toma de decisiones de modo consciente; el trabajo infantil se posiciona
en la vida de los niños y niñas que enfrentan esta realidad como escenario de lo posible,
pues a la pregunta que surge ¿es posible tener desarrollo infantil en medio de la
adversidad?: la respuesta pareciera ser sí, pues encontramos que estos niños y niñas
configuran mundos relacionales que les permite desarrollar habilidades y competencias
que les llevarán a transitar de la etapa de niñez a las etapas adolescente, joven y adulta.
Podemos problematizar este punto bajo el planteamiento de Spivak, citado por Romero
(2017) quien habla del déficit de poder en las grupos minoritarios, y como este déficit
lleva a que los sujetos pertenecientes a estos grupos sean oprimidos, atemorizados y
subyugados, dejándoles poco o nada de posibilidad de expresar abiertamente sus
pensamientos y realidades, habitando así el mundo subalterno.

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Bajo esta óptica, ser subalterna significa tanto ser una persona inferior, en
posición o categoría — y así también lo recoge el Diccionario de la lengua
española de la Real Academia —, como situarse por debajo en términos
económicos, sociales, políticos etc. Dicho en otras palabras, refiere tanto
al cómo se es, como al dónde se está, por ello los sujetos subalternos
ocupan una localización anómala, desnivelada o inferior, lo que impide que
sean escuchados dentro del discurso dominante. (Romero, 2017, p 40)

Sin embargo y pese a lo difícil que resulta salir de la subalternidad, mediante esta
investigación los niños y niñas se descubre como creadores de posibilidades de vida,
que no por ser trabajadores pierden su condición de niños, ni por ser niños, pierden su
derecho a estar en desarrollo; la pregunta que cabe acá es: ¿Qué tipo de desarrollos
tienen los niños trabajadores, en este caso de la Plaza de Mercado? Muy seguramente
no los más convencionales y aceptados socialmente; más aún, tal vez no los que están
enmarcados en entornos protectores, pero ¿Si no se está enmarcados en un entorno de
desarrollo ideal, quiere esto decir que no se puede el niño desarrollar? El pensar que no
es posible hablar de desarrollo si no están dadas unas condiciones específicas
esperadas es desconocer la capacidad humana para superar la adversidad y devenir
sujeto a pesar que las condiciones no sean las más propicias, desde el conocer científico;
partiendo del modo como los niños y niñas trabajadores de la Plaza de Mercado de la
14, en Ibagué, se expresan, acá el punto es reconocer que al crecer en contextos de
trabajos donde se explicitan las inequidades sociales y se es parte de dicho escenario,
se configura otra clase de consciencia, otra clase de ser y acontecer, que tal vez no sea
la ideal para el tipo de sociedad que se busca establecer desde los enfoques de
derechos, diferencial, territorial y poblacional, pero es un ser que se configura pese a los
esfuerzos sociales por alcanzar principios de equidad, y deben ser reconocidos como
seres posibles, con mundos y realidades posibles.

92
4.3.4 Ser sujeto siendo un niño o niña trabajador. Es posible constituir o conformar sujeto
siendo un niño trabajador; en el escenario de la plaza de mercado se consolidan
subjetividades, formas de ser y de hacer las cosas muy variadas; en el trabajo de campo,
fue evidente que cada niño y niña entrevistado tenía rutinas claras, ideales, formas de
pensar la sociedad, el destino, las relaciones con los otros, consigo mismos y con el
mundo particular, tejidas a partir de sus prácticas cotidianas y de las prácticas de sus
cuidadores, que en su mayoría se dedican a las mismas actividades o labores; ellos han
visto, han escuchado cómo sus padres o cuidadores han llegado a ser adultos a partir
de ser niños trabajadores, y por eso naturalizan sus prácticas, las legitiman, las ven cómo
validas, como parte del escenario posible entre lo imposible que les muestra la sociedad;
muchos de ellos no conocen otras ciudades, ni partes de la ciudad de Ibagué que son
para ellos invisibles, pues su mundo se reduce de cierta manera a la realidad diaria de
sobrevivencia y lejos de constituirse como víctimas de un sistema económico, enfrentan
su realidad de la forma más digna que conocen, por medio del trabajo diario, del esfuerzo,
la dedicación y el trabajar de manera conjunta con su familia para lograr algunos niveles
de bienestar humano.

93
4.3.5 Tensiones producidas en la vida cotidiana de los niños y niñas trabajadores a partir
de las políticas del Estado. La políticas nacionales de erradicación del trabajo infantil, ha
sumido a los niños y niñas trabajadores cada vez más en la penumbra, lo invisible; ellos
saben que su actividad no es legítima a los ojos del Estado, que no debería existir, ¡pero
existen!, son parte de lo social, y están vivos, presentes; mediar entre ese no deseo
social sobre su existencia y esa realidad vital no resulta ser fácil; ya hablamos sobre el
niño sacer, sobre ese niño que no representa el ideal de niño y por ende el ideal de
infancia y que está llamado a no ser parte legítima de la sociedad, y cómo la erradicación
no está fundada en el fenómeno social, pues no se atacan sus verdaderas causas sino
que se enfocan los esfuerzos en los niños, en darle apoyo escolar para que se
reencanten de la escuela, en darle vestido para que se vistan mejor, en darles útiles
escolares para que sepan cuál es su rol social; las tensiones se hacen evidentes, pues
se enfoca la responsabilidad en el niño y no en el sistema que propicia trabajo infantil a
gran escala.

Entre las tensiones tenemos: por un lado las situaciones de pobreza e inequidad de la
que son testigos a diario, donde su familia, en especial sus cuidadores, no pueden asumir
con alta calidad su rol y no suministran las condiciones necesarias para su sobrevivencia;
por otro lado, están inmersos en contextos sociales, donde es válido trabajar desde
temprana edad, es una forma de salir del círculo de pobreza y sobrevivir; sabemos que
el círculo de pobreza se prolonga cuando los niños y niñas son trabajadores y no
encuentran otra forma de hacer las cosas, pero para ellos no existe esta mirada, su
contexto les valida de forma casi natural el trabajo infantil y no existen discusiones
amplias sobre otras posibilidades, pues las posibilidades son escasas, casi un privilegio;
además, se pudo observar y así lo expresan, están dentro de un escenario que lejos de
ser pobre en estímulos, les generan amplias posibilidades de desarrollo, pues en primera
instancia: no están solos, los acompañan otros pares en igualdad de condiciones que
ellos; segundo: es un escenario donde comprender sus realidades sociales y pueden
establecer relaciones laborales desde temprana edad; tercero: cuentan con la compañía
y el apoyo de red familiar o social fuerte, que les motiva a seguir dentro de estas
dinámicas.

94
4.3.6 Una mirada desde la psicología del desarrollo. La psicología del desarrollo tiene
varias miradas; para efectos de este análisis retomaremos el enfoque ecológico de
Bonfenbrenner que nos habla de las esferas sociales que impactan la vida de los sujetos
y orientan su actuar.

Desde este enfoque se reconoce que el ser humano está inmerso en varios sistemas
sociales, todos poderosos, pues impactan no solo en su subjetividad, sino en la toma de
decisiones sobre su vida.

En este modelo se expresa que el microsistema está conformado por los contextos
inmediatos del sujeto: grupos familiares, de amigos o pares, entre otros; y generan
creencias, opiniones, formas de ver el mundo muy concretas; el mesosistema, son
aquellos escenarios de los que son parte los miembros inmediatos del microsistema, el
ejemplo es el escenario laboral de los padres o de las parejas, que aunque no son
microsistemas propios, si impactan de manera cercana, pues de estos sistemas se
aprende por observación, es decir, no sucede directamente en la vida de los sujetos pero
si acontece en la vida de alguien cercano y generan aprendizajes, de ahí su condición
de medio.

El exosistema, tiene que ver con las instituciones del estado o las organizaciones
independientes que están rodeando al sujeto y generan impactos en él y en sus
microsistemas y mesosistemas; un ejemplo: las decisiones de las alcaldías, de la policía,
de las instituciones educativas, todas estas instituciones del exosistema, pues están
fuera del dominio del sujeto pero los interfieren al ser objetos de decisiones públicas que
impactan sus vidas; y por último el macrosistema, tiene que ver con las ideologías
políticas, las creencias religiosas, los sistemas sociales, hace referencia a lo que
conocemos como superestructura y generan líneas morales o principios sociales que
hacen que sea válido un actuar o no; un ejemplo: la monogamia como forma de relación
entre parejas, es una estructura macro sistémica, que impacta la forma de vida de las
personas y por ende sus acciones; podría decirse que este macrosistema es el que tiene

95
que ver con el direccionamiento para poner en circulación todas las formas de gobierno
político, económico, social y cultural en que está o queda implicada la población.

Para el caso de los niños y niñas trabajadores de la Plaza de Mercado de la 14, en


Ibagué, el conjunto de este esquema produce varios análisis: su microsistema y
mesosistema se relacionan directamente con el trabajo, están inmersos tanto ellos como
sus cuidadores y familias en un escenario de trabajo donde es posible el trabajo a
temprana edad; el exosistema y el macro sistema, por su cuenta, son escenarios donde
no existe validación de estas prácticas, con lo que volvemos entonces a observar
tensiones; desde esta parte del modelo se entiende que el individuo es la síntesis de lo
que brindan estos sistemas y de la resolución de las tensiones provocadas por cada
sistema en sí; en este orden de ideas, se podría pensar que el niño trabajador y sus
cuidadores, no deberían estar validando sus condiciones de trabajo a temprana edad, lo
cual podría llegar a ser cierto si y solo si los sistemas superiores brindaran otro tipo de
posibilidades de desarrollo a las familias en toda su extensión, generando soluciones al
fenómeno de la pobreza, la inequidad y la falta de oportunidades.

El desarrollo como motor para que los sujetos puedan tomar decisiones sobre su vida
social y personal, nos invita a pensar en la posibilidad de comprender las dimensiones
de desarrollo que se pueden dar en el caso de los niños trabajadores entrevistados en la
plaza de mercado de la 14 de la ciudad de Ibagué; entre ellos:

 Desarrollo moral “Yo acá aprendo a valorar los esfuerzos de mi mamá por
sacarnos adelante” (Grupo focal 1 minutos 12: 13) “Me gusta ser honesta cuando
vendo algo, yo doy buen precio, la gente queda contenta, y yo no pierdo” (Grupo
focal 1 minutos 19: 04)
 Desarrollo emocional “Usted puede ver que acá tengo a mis amigos, a mi familia,
me gusta compartir con ellos” (Entrevista Geraldine, Minuto 2: 04)
 Desarrollo social “uno acá se encuentra con muchas personas, de todos los
estratos, y uno les ayuda (…) uno comprende que la vida no es fácil” (Grupo focal
1 minutos 14: 12)

96
 Desarrollo cognitivo “Uno acá refuerza lo que aprende en la escuela, por
ejemplo a sumar, restar, hacer cuentas, y eso” (Entrevista Geraldine, Minuto 8:
11).

Pese a que se piense que en este escenario no es posible hablar de desarrollo, lo


mostrado e identificado se corresponde con el convencimiento de que el ser humano en
situaciones adversas siempre está caminando hacia la construcción de nuevas
posibilidades de ser y existir, está capacitado para aprender de sus errores y se motiva
e interesa por ser mejor cada día, en especial en las edades de niñez y adolescencia, tal
como lo expresan y registran.

El modelo ecológico propone o parte del hecho que el ser humano está en constante
dinamismo y cambio, que el desarrollo no es lineal, pero sí continuo, y está mediado por
variables objetivas y categorías subjetivas, las objetivas tienen que ver con los
acontecimientos que suceden en los sistemas de los que hace parte el sujeto, y las
subjetivas, con las formas como él las interpreta y las acoge dentro de sus formas de
pensamiento, conductas y sentimientos; en este orden de ideas, una modificación al
ambiente en estos sistemas impactará en la subjetividad de cada uno de sus integrantes
y generará cambios en pensamientos, sentimientos y conductas del sujeto.

4.4. LOS NIÑOS Y NIÑAS REIVINDICADOS DESDE EL ENFOQUE DE CAPACIDADES.

Se abren nuevas posibilidades para el trabajo con los niños y niñas si se asume el tránsito
necesario del enfoque de derechos al enfoque de capacidades y se comienza a permitir
que sean los niños y niñas quienes generen sus propias políticas públicas y comiencen
a ser comprendidos desde sus voces y sus lecturas del mundo. Es fundado en las
capacidades emergentes de la realidad propia de los niños y niñas donde se deben parar
los enfoques y acciones, no solamente en los derechos. Está abierto el camino para
pasar del asistir al acompañar y empoderar, para adquirir herramientas, y esto solo
puede ser desde el reconocimiento del niño o niña como un ser situado, contextual, capaz

97
de entender, comprender e interpretar el mundo en el que le ha correspondido ser y
existir, en el momento presente.

4.4.1. Trabajo infantil como posibilidad de desarrollo infantil. Se encuentran


investigaciones a nivel nacional y mundial que deslegitiman el trabajo infantil como
alternativa de desarrollo; esta investigación permitió acercarnos a una nueva mirada,
gracias a las narraciones de los niños y niñas, quienes expresaron que era efectivamente
el trabajo y sus contextos de trabajo los que les permitían avanzar en el desarrollo hacia
etapas adolescente, joven o adultas, comprender el mundo y adquirir herramientas
necesarias para sobrevivir a nivel social y económico; en este orden de ideas, pensar
que el trabajo infantil es una posibilidad válida para muchos niños, niñas y familias y que
genera desarrollos para la vida, es reconocer una realidad y reivindicar la existencia de
esta como otra posibilidad; esta no es una apología tendiente a perpetuar el trabajo
infantil, por el contrario, se apoya la exigencia al Estado y a las instituciones
gubernamentales el poder encontrar alternativas de desarrollo humano de alto nivel para
todos y cada uno de los habitantes de un territorio; pero sí se busca reconocer la
existencia de otras forma de ser niños y niñas tendientes a favorecer el desarrollo infantil
en medio de situaciones difíciles y conflictivas.

4.4.2. Trabajo infantil como fenómeno social que tiene su origen en condiciones de
pobreza e inequidad. Es la pobreza y la inequidad la causa fundamental del trabajo
infantil en la vida de millones de niños y niñas en el mundo; no es la mala voluntad o la
disfuncionalidad familiar, como se ha querido justificar por el imaginario colectivo, sino la
falta de oportunidades y de garantías por parte del Estado así como la existencia de
contextos sociales que privilegian a unos pocos y no a la mayoría, los que les sumen en
la desesperanza social; la pobreza, como sinónimo de reparto inequitativo de la riqueza
y los bienes, es una definición superficial aunque no trivial, pues es la pobreza como
fenómeno social lo que interesa, dado que de esta manera sería posible entender sus
efectos en los sujetos y en los contextos, que van desde un auto concepto negativo y de
exclusión social, hasta necesidades sociales básicas insatisfechas.

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Es la pobreza, en su sentido más crudo, la que reproduce sujetos en los bordes sociales,
en los límites, sujetos llamados a desaparecer a nivel social, pues manifiestan en su ser
los resultados negativos de un sistema excluyente, salvaje, devastador, que anula al ser,
y siempre está en dinámica del tener, del poseer; entre estos sujetos sociales no
deseados o productos de unos esquemas pocos equitativos, están los niños y niñas
trabajadores, ellos con rostro, con rutinas, con sueños y con esfuerzos diarios tratan de
reivindicarse como niños, tratan de reivindicarse como ciudadanos, como estudiantes,
como hijos, como amigos, etcétera, pero encuentran como barrera el estado de exclusión
que les genera la pobreza, que los mantiene al margen, sin posibilidad de pronunciarse
y con más pena de existir que fuerzas para contarle al mundo social sus proezas diarias,
sus sueños y esfuerzos por evolucionar y adquirir condiciones mínimas para la vida
digna.

99
5. A MODO DE CONCLUSIÓN: RECONFIGURACIÓN DEL HÁBITAT: NIÑOS
TRABAJADORES DE LA PLAZA DE MERCADO, LA CATORCE, DE LA CIUDAD DE
IBAGUÉ.

Tal y como lo expresa Amalio Blanco en su texto Intervención psicosocial, el trabajo de


intervención en comunidad se da por dos motivos: el primero de ellos, existe un brecha
de injusticia social que hace que las personas experimenten sentimientos de inequidad,
y configuren pensamientos de subordinación y esto se manifiesta en un deterioro en sus
calidades de vida; segundo, el bienestar humano en sus dimensiones personal, social y
comunitaria comienza a ser cuestionado y el sentido de la existencia adquiere
significados básicos de sobrevivencia.

De esta forma, el deseo de transformar realidades de niños, niñas, adolescentes y


familias que están pasando por realidades objetivas que hacen que sus vidas queden
reducidas a una cadena productiva sin ningún tipo de gratificación o de posibilidad de
desarrollo humano pareciera ser determinante para generar cambios estructurales en la
sociedad, nuevas posibilidades vitales y mejoría en las formas de relación de los seres
humanos que convergen en escenarios de precariedad.

Pensar una propuesta de intervención psicosocial implica, en este caso un enfoque de


trabajo para lo cual, el modelo ecológico de Bronfrenbrenner, que se ha venido utilizando
dentro de este ejercicio de investigación a nivel analítico, ahora cobra mayor importancia
a nivel práctico; este enfoque enfatiza en la influencia de los diferentes sistemas en la
vida de un individuo; en este orden de ideas, la conducta de un individuo se ve altamente
influenciada por los sistemas que están a su alrededor; a saber: microsistema, donde
están las personas más cercanas, con los que se interactúa con mayor frecuencia, cara
a cara; mesosistema, que es la interrelación entre dos o más microsistemas; exosistema,
que hace referencia a contextos a los que no se pertenece directamente, pero que toman
decisiones que pueden afectar al sujeto; macro sistema, hace referencia a las
características de la cultura y al momento socio – histórico.

100
Este enfoque parece valioso y posible de ser aplicado para trabajar con niños y niñas
que están en situación de trabajo infantil, sobretodo porque faculta para vincular los
sistemas antes nombrados, aquellos que envuelven y constituyen la vida y existencia de
niños y niñas en situación de trabajo infantil, para procurar mostrar y comprender si en
verdad es necesario transformar la realidad inmediata de los niños y niñas objeto de este
estudio; en este orden de ideas, y para este caso en particular, parece ser que más que
desarrollar un trabajo tendiente al rescate de los niños y las niñas que viven dicha
situación, mediante la presunción proteccionista de éstos frente a su actividad, y como
se ha dado a entender en los diversos enfoques de derechos, lo que habría es que
trabajar con estos niños y niñas sobre la reconstituión de su hábitat, en cuanto
mesosistema que incluye factores determinantes exosistémicos, pues este lugar social –
y laboral- en el que los niños y niñas desarrollan una parte importante de su existencia;
pues como podemos observar en sus respuestas a la pregunta cada cuánto vienen a la
plaza de mercado contestan “pues todos los días no, vengo los lunes, los sábados y los
domingos” (C.R. Grupo focal, minuto 3:12) “Nosotras todos los días ayudamos pues con
la comercialización, le ayudamos a empacar, nos vamos tipo 5 de la tarde más o menos”
(X.V. grupo focal, minuto 3: 13) “Si yo vengo todos los días… cuando no me toca estudio
vengo todo el día” (P.R. grupo focal, minuto 3: 16); este lugar constituye un referente de
vida de máxima importancia, allí se desarrollan y resuelven acontecimientos vitales
cotidianos que son en últimas la base para la vida misma.

Ahora bien, este lugar está en medio de tensiones que hacen pensar a los niños y niñas,
tal como ellos mismos lo expresan que es posible que pueda desaparecer a mediano
plazo, “Antes la plaza era más llena de gente, aunque todavía vienen muchas personas,
mi mamá nos cuenta que antes era como el doble” (X.V. grupo focal, minuto 15:11) “A
mí me gustaría estudiar y trabajar en otra cosa, mi papá nos ha sacado adelante
trabajando acá y yo le ayudo, pero nos toca muy duro” (C.R. Entrevista personal, minuto
8:04) “Nosotras vendemos frutas y verduras, y esos negocios todos bonitos que están
colocando cerca de acá nos ha quitado clientes” (X.V. Entrevista personal, minutos 12:
03) “La plaza es muy sucia y fea, a la gente no le gusta casi venir” (P.R. Entrevista
personal, minuto 4: 32)

101
Esta situación de la realidad y la forma cómo ellos la perciben, nos invita a pensar sobre
los modos como habría que posicionarse frente a esta dinámica territorial que se vive
como factor reverberante, y que se percibe como inevitable, realizando con ellos (y en lo
posible con los integrantes de sus microsistemas) un trabajo tendiente a pensar y
repensar sus posibles futuros, así como los oficios que desean y están en condiciones
de desempeñar; resulta importante comprender que el hábitat donde todo se ha gestado,
el lugar donde emerge el fenómeno social de trabajo infantil para ellos y ellas, es el
mismo que tienen que reconfigurar atendiendo a aquellas dinámicas territoriales que
transforman la vida de los habitantes y de la ciudad.

5.1 CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL FENÓMENO SOCIAL DE


TRABAJO INFANTIL

Como se ha podido mostrar, son varios los discursos que se tejen alrededor del
fenómeno de trabajo infantil; la mayoría de ellos tienden a enfatizar que el trabajo infantil
es uno de los fenómenos sociales que afectan profundamente el desarrollo de los niños,
niñas y adolescentes, ya que en situación de trabajo un niño encuentra vulnerados la
mayoría de sus derechos, pues se le despoja de su rol de niño y se le obliga, de manera
directa o indirecta, a asumir roles de adultos, en donde ya no encontrarán tiempo para
educarse, recrearse, cultivarse y desarrollarse en todas las esferas de su vida; esta
posición, legado de UNICEF y OIT, defiende que el trabajo infantil debe ser abolido; sin
embargo, también existen instituciones como el Instituto de Formación para Educadores
de Jóvenes, Adolescentes y Niños Trabajadores de América Latina y el Caribe (Ifejant),
que contravienen esta posición y abren discusión sobre el trabajo infantil como un
fenómeno producto del sistema capitalista y, en situaciones de descomposición social,
lo consideran un factor protector (Rausky, 2009).

Pese a las miradas aparentemente otras, el trabajo infantil es considerado como un


indicador resultado de las condiciones sociales, económicas, culturales y políticas de los
habitantes de una región; en cualquier análisis que se haga de la situación, no es
pertinente desconocer el impacto que tiene este fenómeno en las condiciones

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económicas de una región y del mundo, el incremento del trabajo informal, la baja en las
tasas en remuneración y las pocas responsabilidades que el sector empleador adquiere
vinculando ilegalmente a un niño, niña o adolescente en las actividades productivas o de
servicios que ejecuta (Rausky, 2009). A su vez, se pone de relieve el impacto que este
fenómeno tiene en la perpetuación del ciclo de pobreza, inequidad, exclusión y
fragmentación social y familiar, agudizando la violencia y el deterioro de la calidad de
vida de la población infantil (Briceño & Pinzon, 2005).

Por otro lado, la convención de los derechos de los niños, declarada en 1989, se
reconoce el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico,
mental, espiritual, moral y social; además de la responsabilidad del Estado y de la familia
para hacer que esto sea una realidad y los niños de los estados partes gocen de todas
las garantías para crecer sanos y felices; en el año 2006 en Colombia, con la ley 1089
más conocida como Ley de infancia y adolescencia, se ratifica la necesidad de
comprender al niño desde un enfoque proteccionista, pero a su vez hacerlo participe de
la toma de las decisiones de su vida, para empoderarlo de su futuro y permitirle un
desarrollo integral, allí son responsables de que esto suceda, la familia, el Estado y la
sociedad (Pinzón, Briceño, Botero, Cabrera & Rodríguez, 2006); esta ley es una
ganancia para la nueva forma de ver la infancia, que nos invita a pensar en los niños
cómo seres con voluntad, con autonomía y dominio de sus escenarios infantiles, el
protagonismo del niño es ahora visto no como algo que el adulto quiere o debe darle,
sino cómo algo que debe simplemente suceder.

Todavía hoy, en Colombia, existe un porcentaje significativo de niños, niñas y


adolescentes que por condiciones de pobreza extrema, descomposición familiar,
marginalidad, entre otros factores deben trabajar en oficios variados desde temprana
edad. Según las proyecciones estadísticas del DANE, censo de 2007, la población entre
los 5 y 17 años constituye 11.358 personas, de las cuales el 51.9% son Hombres y 48.1%
son Mujeres, ubicados 72% en las cabeceras de las ciudades y 28% en zonas rurales;
de esta población, en el 2007, un 6,9% trabaja en actividades principalmente agrícolas,
de comercio, industria, servicios y varios; de ese 6,9% un 37,6% de niños, niñas y

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adolescentes no reciben remuneración por su actividad, un 28% recibe hasta la cuarta
parte de un salario mínimo mensual, un 28,1% más de la cuarta parte hasta un salario
mínimo mensual y un 5,8% reciben más de un salario mínimo mensual; un 49,6% de
estos niños, niñas y adolescentes trabaja menos de 24 horas a la semana, un 33,6%
trabaja de 25 a 48 horas a la semana y un 16,8% trabaja más de 48 horas semanales
(Pico & Salazar, 2008).

Estas estadísticas representan en cifras una realidad objetiva de muchos niños y niñas
de la ciudad de Ibagué; sin embargo, los niños y niñas trabajaremos no son el problema,
el problema realmente está en los sistemas macro estructurales que no encuentran
sosiego a la explotación humana; de esta manera el propósito de esta apuesta de
intervención está orientado a acompañar el proceso de resignificación y nueva
configuración de hábitat a los niños y niñas de la plaza de la catorce que se han
desempeñado en diversos oficios y/o trabajos en este espacio; esta propuesta cobra vida
partiendo de las narraciones de los niños y niñas entrevistados como copartícipes en
este ejercicio de investigación, que visualizan que la plaza de mercado está
desapareciendo “Yo creo que la plaza de mercado ya no es lo mismo, antes venía más
gente” (X.V. Grupo focal, minutos 13: 12) y, con ella, sus prácticas laborales de ventas
prósperas que años atrás hicieron de este un escenario con múltiples posibilidades; hoy
las transformaciones de la sociedad, sus cambios, son evidentes; los niños y niñas que
trabajan en la plaza de mercado de la 14, en Ibagué, tienen plena claridad de esta
realidad exosistémica, al punto que, sin ser conscientes, son sus ojos, sus oídos y su
voz. Ellos y ellas saben que deberán migrar de oficio y reconstituir su contexto, pero lo
que, al parecer, no tienen aún, es el conocimiento que los habilite para generar y producir
esa nueva trazabilidad de vida a la que se ven abocados. En razón de esta problemática
emergente del proceso de investigación, esta propuesta de actuación va encamina a
acompañar, desde el conocimiento, la producción de condiciones tendientes a favorecer
dicho tránsito, para propiciar la toma de decisiones de los niños y las niñas respecto a
sus expectativas de vida, y acompañar la constitución de un nuevo hábitat en el que les
sea posible lograr sus objetivos sociales.

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5.2 UN NUEVO HÁBITAT: NUEVAS FORMAS DE SER Y HABITAR EL MUNDO.

¿Cómo descubrirse en un ámbito que no es ya una plaza de mercado?

Los niños reconocen que la plaza está transitando y esta propuesta esta encamina a
realizar un acompañamiento al proceso de transición a los niños y niñas en este cambio;
ellos se proyectan de otra forma, que no tienen precisa, pero saben que no van a repetir
la vida de sus padres; la misma sociedad está rompiendo esa lógica de circulo de relevo
generacional.

Algo importante de esta propuesta es reconocer que ya el niño no rehúsa el sistema


educativo o las actividades propias de la infancia que se han venido ofertando desde
hace unos años en Colombia, siempre está pensando en estar en contacto con ese
mundo, porque representa para ellos una posibilidad de ser; y en este momento de
cambio, cuando su contexto o base segura está en vía de extinción, ellos se replantean
su existencia en términos de modo de vida ¿Qué hacer para ganarse la vida? ¿Cómo
seguir interactuando con la plaza de mercado si está deja de ser espacio próspero y se
convierte en el recuerdo de estilo de vida de sus padres o cuidadores?.

Para darle sentido a lo que acontece en la vida de los niños y niñas de una plaza de
mercado que se reivindican como trabajadores pero que a la vez se enfrentan con un
deterioro evidente del escenario y las labores que reivindican, se propone:

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Tabla 1: Propuesta de resignificación de la plaza de mercado.
Resignificación de la plaza de mercado “Trabajo, sí y sigo siendo niño”
generando un proceso de apropiación
por parte de los niños y niñas para que 1. Reconocimiento del lugar por parte de
este momento de transición permita que niños, niñas y adolescentes.
sus mundos infantiles comiencen a 2. Ejercicios de participación infantil para
circular cómo nuevas prácticas de formular ideas sobre formas de
interacción con el lugar y entre sus transformación y apropiación del lugar.
habitantes. 3. Adecuar espacios en donde los niños,
niñas y adolescentes encuentren
posibilidades de realizar actividades
relacionadas con sus intereses.

Acompañar uno a uno al grupo de niños 1. Consolidar el grupo de niños y niñas,


y niñas que en los últimos dos años han haciendo ejercicios de fortalecimiento de
generado un vínculo especial con la grupo y sentido comunitario.
plaza de mercado, y en este momento
se encuentran decidiendo el rumbo de 2. Permitir que la situación de crisis
sus decisiones vitales. económica de la plaza de mercado se
comprenda como un proceso social y
económico.
3. Generar acompañamiento por parte de
adultos que les permitan observar otras
posibilidades de ser, una opción es a partir
de la vinculación a los sistemas educativos
y sociales disponibles para niños y niñas,
pero existen otras tantas opciones que
serán productos de sus intereses,
necesidades y expectativas de vida.

El fenómeno social y económico de trabajo en niños y niñas desde temprana edad, ha


sido estudiado desde muchos enfoques y ha estado intervenido por los estados con

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estrategias nacionales que han dedicado a erradicarlo, sin detenerse a reconocer la
realidad y comprender que esta situación no es algo que ellos decidieran deliberamente
como forma de vida, sino que la dinámica social les llevo a encarnar estos estilo de vida.

Dentro de las estrategias más comunes para intervenir este fenómeno están:
- Operativos en plazas de mercado: En estos operativos convergen representantes
de la política de infancia y de las administraciones municipales, al igual que el
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
- Refuerzo escolar: Son espacios administrados por Organizaciones que trabajan
actividades con los niños y niñas, y que se dedican a orientar a los niños y niñas
trabajadores en sus tareas escolares para que puedan cumplir con sus
obligaciones y encuentre el valor de estas en la escuela.
- Trabajo con familias: Son propuestas de intervención que se enfocan en temas
como: pautas de crianza, disminución de la violencia intrafamiliar y algunas
propuestas de proyectos productivos.

Si hacemos un análisis, la mayoría de las estrategias mencionadas desconocen las


características del fenómeno, y son atenciones que no tiene un sentido práctico, ni
humano; los operativos, son en extremo invasivos, denigrantes y terminan con la captura
de niños y niñas que lejos de ser delincuentes o estar haciendo algo ilegal son víctimas
de un sistema económico salvaje; estos niños deben ser luego “reclamados” por sus
padres o cuidadores bajo un compromiso de no volver a trabajar; a todas luces una
intervención que deja más preguntas que respuestas sobre su efectividad en la vida de
los niños.

El refuerzo escolar, parece ser una intervención amable, porque permite que el niño
encuentre una orientación o guía para sus actividades escolares; sin embargo, en
ocasiones el refuerzo escolar deja de ser efectivo, porque la realidad del niño sobrepasa
el interés por el estudio formal, y sitúa su atención en temas relacionados con la carencia
de dinero, problemas en su familia, sentimiento de inequidad, etc.

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Por último el trabajo con familias, podría ser muy interesante si se realiza primero un
reconocimiento de la diversidad familiar que existe en nuestra sociedad y luego se
proponen proyectos de cambio social; sobre los proyectos productivos, los niños reportan
que son una buena opción que sus padres aprendan a hacer yogurt, carnes, entre otros,
pero el efecto de disminuir el trabajo en los niños, no se da, lo que sucede es que se
cualifica a la familia, entre ellos a los niños en una nueva técnica para sobrevivir.

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RECOMENDACIÓN

La propuesta entonces de construir en conjunto y de acompañar a los niños y niñas en


su tránsito por un lugar que es de amplio significado social y vital para ellos, es una
propuesta inicial que permite estar dentro del contexto y construir en conjunto relaciones
de apoyo social y de comprensión de la realidad, además abre la posibilidad de generar
una intervención psicosocial futura que sea creada por ellos, los protagonistas del lugar;
es desde el respeto por su historia y sus reivindicaciones que se propone el trabajo de
esta manera; tal vez parezca desarticulado inicialmente, pero la propuesta cobra fuerza,
dinamismo y sentido una vez sea apropiada por los niños y niñas y ellos comiencen a
realizar aportes en su construcción; además al trabajar desde el modelo ecológico,
podemos comprender cómo las transformaciones en los diferentes sistemas generan
impactos en otros e identificar dichos cambios cómo fundamentales en la tarea de darle
sentido a las existencias individuales que convergen en estos grupos.

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