Lazarillo

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EL LAZARILLO DE TORMES.

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ESTUDIO DE LA OBRA.

EDICIONES

Las primeras ediciones conservadas aparecieron en el año 1554 en Burgos, Alcalá y


Amberes; las tres son independientes. Muchos estudiosos suponen que hubo una edición
previa publicada en 1552 y hoy perdida de la que deriva la edición de Burgos; las ediciones
de Alcalá y Amberes parecen proceder de una edición intermedia, publicada hacia 1553,
que probablemente procedía de la edición perdida de 1552.

Las ediciones de Burgos, Alcalá y Amberes presentan una división en capítulos y los
epígrafes de cada uno de ellos; la edición de Amberes, además incluye adiciones, que
prolongan algún episodio de Lázaro con el ciego, dilatan los “mañosos artificios” del buldero
o abundan en pormenores satíricos y doctrinales.

Primeras ediciones 1554 y por alusiones históricas citadas podríamos decir que fue escrito
entre 1510 y 1554.

Alusiones al contexto histórico (1510-1554)

A. En el Tratado primero se menciona que el padre murió en “la de los Gelves”. Podría
referirse a la expedición de García de Toledo en 1610 en la que moriría el duque de
Alba y una tercera parte de las tropas españolas. Hubo otra expedición de menos
resonancia social en 1520, que no fue tan trágica como la primera.
B. En el Tratado tercero se nos dice:” Y fue, como el año en esta tierra fuese estéril de
pan, acordaron el Ayuntamiento que todos los pobres extranjeros se fuesen de la
ciudad, con pregón en el que de allí adelante topasen fuese punido con azotes”
Posiblemente se está hablando de comienzos del año 1529, cuando Toledo pasó
una época de falta de pan.
C. Al cierre de la obra “ Esto fue el mesmo año que nuestro victorioso emperador en
esta insigne ciudad de Toledo entró y vio en ella Cortes y se hicieron grandes
regocijos y fiestas” Carlos V presidió dos Cortes Generales: las de 1525 se
desarrollaron en un contexto alegre (y la obra menciona un ambiente festivo) y se
celebraron otras entre 1538-1539, poco antes de que muriera la reina Isabel de
Portugal, que se disolvieron por desavenencias entre los nobles.

AUTORÍA
El autor decide no dar a conocer su nombre cuando entregó el original del libro a la
imprenta. Las razones pudieron ser varias. La más importante el ser consciente de que su
obra no pasaba de ser un mero entretenimiento para quienes la leyeran, una “nonada”,
según califica en el prólogo, compuesta además en una lengua, la castellana que aún no
tenía el reconocimiento literario de que gozaría andando el tiempo. También por las críticas
que el libro vertía contra los clérigos. Por tanto debió ser un autor cercano a las ideas
erasmistas.

Teorías sobre la autoría:

1. Según Rosa Navarro Durán: autor fue Alfonso de Valdés, secretario de cartas latinas
del emperador Carlos V y ferviente defensor de las ideas de Erasmo, con quien
mantuvo una amistosa relación epistolar. Piensa Bienvenido Morros (Vicens Vives)
que la posibilidad es muy remota porque el autor del libro está muy lejos de la
ortodoxia religiosa que caracterizó al autor conquense, el escepticismo, la ironía y la
ambigüedad que recorren la obra impiden relacionar al autor con una ideología
concreta.
2. Según Bienvenido Morros: autor fue el erasmista Alejo Venegas, por el tono satírico.
3. Según Mercedes Agulló, paleógrafa: autor: Diego Hurtado de Mendoza por autor
jocoso y avezado en el género satírico. Agulló apoyó esta tesis al encontrar un legajo
con correcciones para la impresión del Lazarillo entre los papeles del poeta. Pero
Bienvenido Morros asegura que el hecho de que los papeles estuvieran en su poder no
demuestra que Hurtado de Mendoza fuera su autor
4. Según Francisco Márquez Villanueva: Sebastián de Horozco (autor de la obra
Representación evangélica de San Juan) donde aparece un mozo llamado Lázaro
acompañante de un ciego. Pero parece que las coincidencias fueron únicamente de
estilo, no de contenido y parece imposible que un autor compusiera dos veces el
mismo episodio con resultados tan distintos.
5. Marcel Bataillon, hispanista francés, pensó en el fraile jerónimo Juan de Ortega, quier
fuera acusado de querer reformar en exceso su orden en 1555. De quien otro
jerónimo, fray José de Sigüenza, escribió “ Dicen que siendo estudiante en
Salamanca [...] hizo aquel librillo que anda por ahí, llamado Lazarillo de Tormes [...]
El indicio desto fue haberle hallado el borrador en la celda de su propia mano
escrita.” La noticia no deja de ser imprecisa (“dicen”) y el indicio tampoco parece
demasiado rotundo: el borrador podría tratarse de una simple copia de lectura.
Aunque es un candidato plausible porque tuvo una carrera brillante pero su
ascensión se vio interrumpida en 1555 al ser acusado de haber introducido
demasiadas innovaciones y reformas en la orden. La idea de atribuir el libro a un
fraile reformista es tentadora pero no resuelve el problema del anonimato.

GÉNERO:

Se trata de una carta que escribe su protagonista en respuesta a otra en que alguien le ha
pedido información sobre un suceso que sólo se menciona al final de la obra. El suceso o
“caso” es el presunto amancebamiento de la esposa del protagonista con el arcipreste de
San Salvador. El destinatario de la carta de Lázaro a quien éste se refiere como “Vuestra
Merced”, probablemente no pretende satisfacer una mera curiosidad, sino averiguar la
verdad de esos rumores con la intención de tomar medidas sobre el asunto, porque quizá se
trata de un personaje importante bajo cuya jurisdicción debe de estar el arcipreste al que
sirven Lázaro y su esposa.

ESTRUCTURA DE LA OBRA :

Se nos presenta la narración de la vida de Lázaro desde que nace en Salamanca hasta que
ejerce de pregonero en Toledo.

• Prólogo: Lázaro de Tormes, pregonero en Toledo, se dirige a un desconocido


‘Vuestra Merced’. Prólogo sarcástico en el que se burla del afán de encontrar la
fama.

• Tratado I: el protagonista sirve a un ciego tacaño y mezquino a quien tiene que


engañar para poder comer. Al principio el niño es inocente pero cuando lo deja
sabe ya más tretas que él.

• Tratado II: Sirve a un clérigo avariento de Maqueda que lo mata de hambre (sátira de
los clérigos y su inhumanidad).

• Tratado III: Sirve a un escudero (hidalgo sin fortuna) en cuya casa no hay
absolutamente nada pero lo trata bien. Lázaro siente piedad por él y mendiga para
alimentarlo. Queda ridiculizado el orgullo de quienes aparentaban ser de una casta
superior y en realidad eran pobres.

• Tratado IV: un apunte anticlerical. Va creciendo y ya no pasa hambre.

• Tratado V: No actúa como protagonista. Contempla cómo un eclesiástico, vendedor


de bulas engaña a unos incultos aldeanos. Lo abandona cuando se cansa.

• Tratado VI: Servicio al maestro de pintar calderos y a un capellán, que lo emplea


como aguador. Logra ahorrar dinero para comprarse ropa que mejore su aspecto
(empieza a situarse en el mundo de los que aspiran a ser algo).

• Tratado VII: Tras servir como auxiliar de un alguacil, obtiene el cargo de pregonero
real. Es protegido por un arcipreste que lo casa con una amante suya, de lo cual se
habla bastante en la ciudad.

ESTILO:

El texto muestra la sencillez expresiva característica del periodo renacentista. Para que el
relato fuera perfecto era necesario que Lázaro (un inculto pregonero) escribiera en un sentido
natural.
Una parte (escasa) del libro es dialogada: el lenguaje se ciñe al contenido con exactitud
coloquial. En lo descriptivo y narrativo tampoco se observan artificios: las frases se suceden
con espontaneidad. En definitiva, lo que le preocupa al escritor es adaptar el lenguaje a la
pobre materia que trata.

La obra se opone a otro tipo de prosa renacentista de su tiempo (Fray Luis, por ejemplo) o a
otros géneros más refinados, pues el ideal estilístico no es el mismo.

TEMÁTICA:

Los grandes temas que aparecen en la obra son:

- El honor: la obsesión por el honor personal es satirizada en la figura del escudero


que no tiene nada que comer. Lázaro se presenta como un personaje sin
honor: lo que el considera una posición inmejorable al final de la novela es,
en realidad, una situación deshonrosa a los ojos de la sociedad.

- El hambre: es el motivo central de la novela picaresca. Buena parte de las


aventuras de Lázaro tienen como fin buscar algo de comer.

- La crítica anticlerical: tres de los amos de Lázaro son clérigos y ninguno de ellos
se caracteriza por llevar una vida cristiana ejemplar.

EL TIEMPO:

El Lazarillo es una epístola hablada. Se dirige al narrador o personaje central de la obra


“Vuestra Merced” a una personalidad de rango superior al suyo, es el protector de su
protector, el “amigo”del Arcipreste de San Salvador. Parece que escuchamos, a hurtadillas, la
confesión dirigida por Lázaro al amigo de su protector. La redacción del Lazarillo es ante
todo un acto de obediencia.

Tenemos presente, además, por tratarse de una obra renacentista, compuesta en una época en
que la confesión de tipo agustiniano o introspectivo era del todo concebible, la autobiografía
de Santa Teresa, que fue escrita por mandado de su confesor.

El propósito del autor, no consiste, al parecer, en narrar, sino en incorporar estos sucesos a su
propia persona. El pasado está supeditado al presente. Lázaro refiere los hechos capitales de
su existencia, se sumerge en la duración de su vida, porque estos hechos son el fundamento
de su persona. Pero esta mirada hacia el pasado no es ineludible. El hombre maduro, Lázaro,
reúne ante sí las conclusiones que el muchacho, Lazarillo, sacó de sus experiencias. Lo
primordial es el término de un proceso educativo. El narrador es un hombre hecho, formado,
maduro, desengañado. Lázaro, más que Lazarillo, es el centro de gravedad de la obra.

La novela comprende tres planos temporales


1.- el tiempo de la narración (el momento en que el narrador cuenta, habla o

escribe) 2.- tiempo cronológico o astronómico

3.- tiempo personal o psicológico

El Lazarillo reduce estos planos a dos, pues al final Lázaro es simultáneamente personaje
central de la novela y narrador de ella. En el momento preciso en el que escribe, Lázaro es
pregonero de la villa de Toledo y marido de la barragana del arcipreste de San Salvador.

La disposición temporal del Lazarillo es sumamente sencilla. Es un progreso unilineal,


continuo, de andadura y velocidad cambiantes.

a) Al principio este progreso, encauzado en una vaga cronología, es muy rápido.


ausencia de todo tiempo personal manifiesta la niñez del héroe, su ignorancia del
mundo.

b) Los capítulos del ciego, el clérigo y el escudero, la narración fluirá tanto más
despacio cuanto más agudo sea el sufrimiento de Lázaro. Ralentí del que emerge
un tempo lento psicológico

c) Tras el tercer tratado, observamos un velocísimo proceso de aceleración.

NOVELA PICARESCA
Rasgos del pícaro:

● Es de clase social baja, casi un delincuente.


● Es un vagabundo.
● Se mueve inducido por el hambre.
● Busca la manera de mejorar de vida.
● Es un antihéroe, carece de ideales.

Rasgos principales que imitarán las novelas picarescas:

● El protagonista narra su propia vida (autobiográfico). Esto le permite demostrar su


particular visión del mundo: crítica y amarga.
● Es hijo de padres sin honra.
● Se va obligado a abandonar su hogar por la pobreza.
● En una parte importante de su vida sirve a diversos amos.
● Es ladrón inducido por el hambre o por vicio.
● Usa tretas ingeniosas para robar.
● Aspira a ascender en la escala social (sin lograr salir de su estado miserable).
● Cuando parece que ha logrado un éxito en sus planes le sucede una desventura: éxito y
desgracia se alternan
● Suele contraer matrimonio sin honra.
● No narra nunca sucesos fantásticos (realismo).

PRÓLOGO (Texto íntegro)


http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-vida-de-lazarillo-de-tormes-y-de-sus-fort
unas-y-adversidades--0/html/

Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a
noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que
las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite. Y a este propósito
dice Plinio que “no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena” ;1
mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por
ello. Y así vemos cosas tenidas en poco de algunos, que de otros no lo son. Y esto para que
ninguna cosa se debería romper ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino que a todos se
comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar de ella algún fruto. Porque, si
así no fuese, muy pocos escribirían para uno solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, ya
que lo pasan, ser recompensados, no con dineros, mas con que vean y lean sus obras y, si hay
de qué, se las alaben. Y, a este propósito, dice Tulio: «La honra cría las artes ». 2
¿Quién piensa que el soldado que es primero del escala tiene más aborrecido el vivir? 3
No por cierto; mas el deseo de alabanza le hace ponerse al peligro; y así en las artes y letras es
lo mismo. Predica muy bien el presentado y es hombre que desea mucho el provecho de las
ánimas; mas pregunten a su merced si le pesa cuando le dicen: «¡Oh, qué maravillosamente lo
ha hecho vuestra reverencia !». Justó muy ruinmente el señor don 4 Fulano, y dio el sayete de
armas al truhán, porque le loaba de haber llevado muy buenas lanzas: ¿qué hiciera si fuera
verdad?

Y todo va de esta manera: que, confesando yo no ser más santo que mis vecinos, de esta
nonada, que en este grosero estilo escribo, no me pesará que hayan parte y se huelguen con
ello todos los que en ella algún gusto hallaren, y vean que vive un hombre con tantas fortunas,
peligros y adversidades.

1
Esta frase, que el historiador Plinio el Joven pone en boca de su tío, el científico Plinio el Viejo, la solían citar los autores del
Renacimiento para motivar a sus lectores a leer sus obras desde el principio hasta el final.
2
cría: ‘alimenta’. Con la frase citada, el político y orador latino Marco Tulio Cicerón (s.I a.C) quiso decir que el afán de ser
famoso es lo que mueve a los artistas a crear sus obras.
3
El soldado que subía el primero por la escalera de madera (escala), tras apoyarla en el muro para asaltar una fortaleza,
ponía su vida en grave peligro, por convertirse en el blanco de los proyectiles de los enemigos.
4
El presentado es el teólogo que está a punto de obtener el grado de maestro. En la época, Santa Teresa de Jesús ya
denunciaba que los sacerdotes, al pronunciar sus sermones en la misa, pensaran más en su lucimiento personal que en la
salvación de sus feligreses.
Suplico a Vuestra Merced reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera más rico 5
si su poder y deseo se conformaran. Y pues Vuestra Merced escribe se le escriba y relate el
caso muy por extenso, parecióme no tomarle por el medio, sino del principio, porque se 6
tenga entera noticia de mi persona, y también porque consideren los que heredaron nobles
estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los
que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto.7

RESUMEN POR CAPÍTULOS Y ALGUNOS APUNTES:

TRACTADO PRIMERO
Cuenta Lázaro su vida y cúyo hijo fue.

Se dirige a Vuestra Merced. Es una fórmula de tratamiento que indica que el personaje a
quien Lázaro dirige su carta es de condición superior a la suya. Se llama Lázaro de Tormes,
hijo se Tomé González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca.

No toma el apellido de sus padres sino el “de Tormes” por haber nacido dentro del río. La
aldea de Tejares apenas tenía 30 habitantes en la época y hoy en día es uno de los barrios
periféricos de Salamanca. El nacimiento de Lázaro parece parodiar el nacimiento del
personaje de caballerías más importante del género, Amadís de Gaula, a quien su madre dio a
luz en una habitación de palacio situada también sobre un río y a quien, una vez nacido, arrojó
al mar metido en una pequeña arca.

“Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hecha en
los costales de los que allí a moler venían, por lo cual fue preso, y confesó y no negó, y
paresció persecución por justicia”

Acusan a su padre de haber robado a clientes. El molinero pesaba los sacos de trigo (costales)
en una báscula para quedarse él la cantidad proporcional a su peso como pago de su trabajo
(normalmente el 10% del total): al padre de Lázaro lo acusaron de quedarse con una parte
superior a la que le correspondía (por eso dice que eran sangrías mal hechas, porque extraía
de los sacos más trigo de la cuenta. El robo de trigo se castiga en esa época con el destierro

5
Vuestra Merced es una fórmula de tratamiento que indica que el personaje a quien Lázaro dirige su carta es de condición
superior a la suya.
6
El caso es el ‘tema’ de la obra, que, como descubriremos al final, consiste en los rumores sobre si la mujer de Lázaro es la
amante del arcipreste de San Salvador. en vez de ofrecer su propia versión de los hechos y empezar su carta en la situación
en la que se encuentra (por en medio), el protagonista decide contar algunos episodios de su vida, comenzando por su infancia
(el principio), que en su opinión justifican la situación de indignidad a que se ha visto abocado.
7
La Fortuna era una diosa autónoma y caprichosa que provocaba los cambios súbitos e inesperados en la vida
de los seres humanos. El autor la representa como si fuera una gran tempestad a la que los desfavorecidos
como Lázaro han hecho frente en alta mar y de la que han escapado al guiar el barco en el que navegaban
hasta el puerto de la salvación.
durante unos meses, del reino en que se había cometido. El oficio de acelimero (el que cuida
mulas) era ejercido sobretodo por musulmanes convertidos al cristianismo. El padre de
Lázaro muere.

Su madre va a vivir a la ciudad, guisaba a ciertos estudiantes, lavaba ropa a ciertos mozos de
caballos del Comendador de la Magdalena ( caballero que cobraba junto a su superior, el
maestre, todas las rentas y beneficios correspondientes a las propiedades de la orden militar y
religiosa a la que pertenecía, en este caso a la orden de Alcántara. Ejerce de prostituta
(frecuentaba las caballerizas, esas mujeres tenían mala reputación porque algunas ejercían de
prostitutas con los mozos de mulas)

Su madre se junta con un hombre moreno (negro) y poco a poco va introduciéndose en la


vida de Lázaro tienen un hijo, Zaide, que se asusta al ver a su padre porque es negro
(chascarrillo porque su madre y Lázaro son blancos y él cree serlo también, no tiene
conciencia de ser negro).

“¡Cuántos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se veen a sí mesmos!”

La relación de amancebamiento (tolerada por la ley si la pareja era de la misma religión, no es


el caso puesto que el padrastro debía ser musulmán africano) llega a oídos del mayordomo
(administrador)

Además Zaide robaba para dar de comer a su familia. Y lo pillaron: “Al triste de mi
padrastro azotaron y pringaron y a mi madre pusieron pena por justicia, sobre el
acostumbrado centenario, que en casa del sobredicho comendador no entrase ni al
lastimado Zaide en la suya acogiese.”

La ley castigaba el robo de cebada con cien azotes y el tormento del pringue (verter tocino
derretido al fuego sobre las heridas de los azotes). La pena prescrita para las mujeres que se
amancebaban con hombres de otra religión era también de cien azotes (el acostumbrado
centenario )

La madre fue a servir al mesón de la Solana en la que conoció al ciego y le encomendó a su


hijo para que lo guiase, que peor que su padre no saldría y rogó que lo tratara bien por ser
huérfano. El ciego aceptó.
Se van de Salamanca y se despide de su madre llorando. “-Hijo, ya sé que no te veré más.
Procura de ser bueno, y Dios te guíe. Criado te he y con buen amo te he puesto: válete
por ti.”
-Episodio del Toro: (Animal de piedra que hay a la entrada del puente romano de Salamanca
es en realidad un verraco, cerdo macho dedicado a la procreación). El ciego le manda que se
acerque a “oír gran ruido dentro dél.” Cuando Lázaro se acerca le da una gran calabazada
contra la figura y le duró el dolor tres días. “-Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto
ha de saber más que el diablo” Lázaro se da cuenta de que ha perdido la inocencia. “
Paresciome que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido
estaba. Dije entre mí: “Verdad dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy,
y pensar cómo me sepa valer. “

El ciego le enseña la jerga jerigonza que es el lenguaje que hablaban los ciegos y los
maleantes para comunicarse entre ellos y no ser entendidos por los demás.

Se justifica contando los detalles porque sostiene que los hombres que han llegado a lo más
alto de la escala social partiendo de lo más bajo es porque han practicado la virtud y los que,
por el contrario, han descendido a lo más bajo habiendo empezado desde lo más alto es
porque se han entregado al vicio.

Recibe “la luz” del ciego (paradoja) porque lo ilumina y le sirve de guía siendo ciego.
Describe al ciego como un águila (astuto y con buena vista) Se sabía muchas oraciones de
memoria, rezaba con modestia, no como los demás, hacía además pronósticos para preñadas
(sobre si sería hijo/hija) les curaba de histeria (mal de madres) que ni el propio Galeno
(reconocido médico del s.II, el más importante de la Antigua Grecia) lo seguían sobre todo
mujeres. Era avaro y mataba de hambre a Lázaro, no le daba ni la mitad de lo que necesitaba
para comer, así que debía ingeniárselas para conseguir comida, como por ejemplo:

- Llevaba en un fardel de lienzo todo lo que necesitaba, lo tenía bajo llave y candado.
Lázaro cosía y descosía el saco y por allá conseguía alimentos: torreznos, longanizas y
suplía así la falta de alimentos
- Medias blancas. (Blanca era una moneda de la época equivalente a medio maravedí, de
ahí la expresión “estar sin blanca”) Lázaro hacía el cambiazo de blancas enteras por
medias blancas. Las conseguía por rezar. El ciego no se daba cuenta del engaño, se
lamentaba de su mala suerte, y le achacaba la culpa a su presencia. Tampoco el ciego
acababa la oración que le pedían los feligreses, porque pedía a Lázaro que le avisara
tirándole de la capa cuando se hubiera marchado la persona que a cambio de dinero le
había mandado rezar.
- JARRAZO. “Besos callados” (tragos silenciosos) El ciego se da cuenta de los besos
callados de Lázaro con el jarrillo de vino cuando comían, y para evitarlo el ciego no se
desprendía del jarrillo ni un momento, el Lazarillo ideó también el plan de coger una
paja larga y sorber. El ciego se ponía el jarrillo entre las piernas y ya fue difícil seguir
haciéndolo. “Yo, como estaba hecho al vino, moría por él” pensó en hacerle
un agujero en la base del jarrillo y con una tortilla de cera irlo tapando. Y con la
excusa de tener frío se acercaba a la piernas del ciego y bebía. El ciego no comprendía
cómo podía acabarse tan rápido el vino. Le llama “tío” que es como se llama a los
viejos en los pueblos. El ciego se da cuenta y planea su venganza y cuando el lazarillo
estaba degustando gozoso su sabroso placer (cambia de persona para explicarlo para
darle objetividad, pasa a la 3ª persona. ) el ciego le da un golpe que le deja sin sentido.
Los pedazos se le caían por la cara y lo lesionó con heridas y le rompió algún diente
también. A partir de aquello odió al ciego porque se había alegrado de su castigo. Le
curó con vino las ideas “ -¿qué te parece, Lázaro? Lo que te enfermó te sana y da
salud.” (El ciego además hacía chistes (donaires) con su desgracia)

A partir del episodio del jarrazo, el ciego acostumbra a maltratar físicamente a Lázaro sin
motivo aparente. Y se justificaba ante los demás contando el episodio de cómo le robaba
vino. El castigo físico estaba justificado en la Biblia aunque lo desaconsejaban la mayoría de
humanistas de los siglos XV y XVI.

El lazarillo se vengaba llevándole por los peores caminos, llenos de piedras.

Cuando salen de Salamanca hacia Toledo por ser tierra más rica aunque no muy limosnera
(más da el duro que el desnudo) en Almorox en tiempo de vendimia, le dieron al ciego un
racimo de uva como limosna y como el ciego ya lo había apaleado mucho ese día decidió
compartirlo con generosidad. Le pidió prometer que solo comería cada uno una y el ciego
acordó hacer lo mismo. Entonces él comenzó a tomarlas de dos en dos, entonces el lazarillo
empezó a comer de dos en dos también e incluso se atrevió a comer de tres en tres puesto que
pensó que el ciego no se daría cuenta. Cuando acaban el ciego le recrimina el engaño “
-¿Sabes en qué veo que las comiste de tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas”

Tiene más anécdotas pero explica la final, la que le lleva a cambiar de amo, porque todavía le
quedan muchas por contar.

Estaban en Escalona, cuenta el último episodio el del NABO Y LA LONGANIZA. El


lazarillo da el cambiazo entre una longaniza y un nabo que estaba asando el ciego. Se da
cuenta y “ asiéndome conlas manos, abríame la boca más de su derecho desatinadamente
metía la nariz, la cual él tenía luenga y afilada, y a aquella sazón, con el enojo, se había
augmentado un palmo; con el pico de la cual llegó a la gulilla (garganta)” y acabó
vomitando la longaniza por la nariz. El vino es un motivo recurrente por ansiarlo beber y
también porque el ciego lo emplea para desinfectar las múltiples heridas que le causa a
Lázaro.

POSTE
Se dirigen a la posada un día de lluvia. Le hace pasar por un camino angosto y el ciego se lo
agradece pensando que lo hacía por su bien y decide vengarse de todos los palos que ha
recibido del ciego. “Yo le puse bien derecho frente del pilar y doy un salto y póngome detrás
del poste, como quien espera tope de toro y díjele: -Sus Saltá todo lo que podáis, porque deis
deste cabo del agua. Aun apenas lo había acabado de decir, cuando se abalanza el pobre
ciego como cabrón y de toda su fuerza… y da con la cabez en el poste, que sonó tan recio
como si diera con una gran calabaza, y cayó luego para atrás medio muerto y hendida la
cabeza.”

TRACTADO SEGUNDO
Cómo Lázaro se sentó con un clérigo, y de las cosas que con él pasó.

Tras las aventuras con el ciego se traslada a Maqueda (entre Escalona y Torrijos) Como sabía
rezar (se lo enseñó el ciego) el clérigo lo acogió como criado. “Escapé del trueno y di con el
relámpago” el clérigo será más avaricioso todavía. Tenía un arcón bajo llave que llevaba
colgando. Allí guardaba los bodigos de la iglesia (bollo de àn que la smujeres llevaban a la
iglesia como ofrenda) No había más comida en la casa excepto una horca de cebollas, y tras la
llave en una cámara (habitación) en lo alto de la casa. Él tenía una ración para cada cuatro
días. En esos casos le dejaba la llave para ir a buscar la comida bajo una estricta supervisión.
Como si fuera un manjar muy preciado (como si estuvieran las conservas de Valencia, en
aquella época las más apreciadas y cotizadas.) Al cabo de tres semanas Lázaro sufría tanta
flaqueza que apenas se podía tener, se vio morir. “Mas el lacerado (miserable) mentía
falsamente, porque en cofradías y mortuorios que rezamos, a costa ajena comía como lobo
y bebía más que un saludador (curanderos que sanaban con las supuestas propiedades
mágicas de su saliva y aliento. Tenían fama de borrachos)”

Con el clérigo rezaba por los moribundos, Lázaro deseaba que murieran, en 6 meses
fallecieron 20 personas. La tortura diaria del hambre se le hacía insufrible “ de manera que
en nada hallaba descanso, salvo en la muerte, que yo también para mí, como para los
otros, deseaba algunas veces; mas no la vía, aunque estaba siempre en mí.”
Pensó varias veces en abandonarlo, pero no lo hizo: a) porque tenía demasiada flaqueza en las
piernas debido al hambre. b) pensaba en el ciego que lo trató mal, y ahora el clérigo que lo
trata aun peor, y piensa que un tercero podría serle peor todavía. Esta reflexión de Lázaro
tiene que ver con la idea difundidísima en la Edad Media y recogida en el refranero (“De
temer es cuando es malo es señor, que después habrá otro peor), “Mal amo es de guardar, por
miedo a empeorar”
Estando ya muy desalentado llegó un caldedero (vendedor ambulante de sartenes, calderos y
llaves que él mismo se encargaba de fabricar) a casa estando el clérigo ausente. El lazarillo le
pide una copia de una llavedel arcón fingiendo haberla perdido y propone pagarla él mismo
para que su amo no se entere. Y cuando consiguió abrir el arca le dio un bodigo como pago.
Y parece encontrar alivio a partir de ese momento su triste vida.

Pero le llegó la terciana derecha (me vino gran sobresalto), el clérigo comienza a sospechar la
falta de panes y como los contaba con más exactitud cortó un trozo de pan que ya estaba
partido e intentó dejarlo de igual forma para que no se notara. Y simula que son ratones
quienes se comen los panes.

Pero el clérigo se dedicó a quitar clavos de las paredes, coger tablillas y cerrar todos los
agujeros de la vieja arca puesto que sospechaba de los ratones.
El lazarillo intenta idear otro plan para que no se note las faltas de pan que va comiendo,
seguía pasando mucha hambre y “que era mi luz la hambre, pues dicen que el ingenio con
ella se avisa, y al contrario con la hartura y así era por cierto en mí” El hambre agudiza el
ingenio de Lázaro.

Se le ocurrió una noche mientras el clérigo dormía coger una barrena (herramienta que sirve
para hacer agujeros) consigue hacer un agujero y partir pan, se vuelve a sus pajas a dormir,
solía padecer insomnio por culpa del hambre.

El clérigo lo descubre y lo achaca a los ratones una vez más, extrañado puesto que en su casa
nunca los hubo. Lázaro no se sorprende porque en lugares donde no hay comida es imposible
que hubiera ningún ratón. “Porque si casa había de haber en el reino justamente de ellos
privilegiada, aquélla de razón había de ser, porque no suelen morar dondo no hay qué
comer” El ciego vuelve a buscar clavos por las paredes y a tapar los agujeros con tablillas.
Parecían el arca de Penélope, cuando el clérigo tejía de día, Lázaro rompía de noche. Y el
clérigo cansado ya, decide poner una trampa a los ratones y como no encuentra ratón y sus
vecinos le sugieren que quizá sea una culebra la que roía el arca. Entonces va a las pajas
donde duerme Lázaro por las noches porque piensa que las culebras buscan el calor por ser
muy frías. El clérigo busca y rebusca culebras y Lázaro teme que encuentre la llave que tiene
guardada en las pajas, así que decide ponérsela en la boca, lo aprendió con el ciego, a
meternse en la boca monedas se había llegado a meter doce o quince maravedís en medias
blancas (esto es entre cuarenta y ocho y sesenta monedas.)

Una noche, “quisieron mis hados” esto es sus pecados (las fuerzas sobrenaturales y
desconocidas que determina el destino de los seres humanos) que una noche mientras dormía
Lázaro con la boca abierta, el aire salía por el hueco de la llave y silbaba, y el clérigo pensó
que era el silbo de una culebra y con el garrote en la mano pensando que la culebra había ido
al calor del muchacho le dio un garrotazo y mal descalabrado le dejó. El clérigo al ver que le
había hecho mucho daño y sangraba fue a buscar una lumbre y descubrió la llave en la boca
de Lázaro, comprobó en el arca su fechoría “El ratón y culebra que me daban guerra y me
comían mi hacienda he hallado”. Lázaro estuvo tres días inconsciente por el golpe como en
vientre de ballena (se compara con el profeta Jonás en el vientre de una ballena durante tres
días y tres noches. Lo sucedido mientras estaba inconsciente lo ha oído contar (puesto que
está en primera persona y no lo puede narrar) “ De los que sucedió en aquellos tres días
siguientes ninguna fe daré, porque los tuve en el vientre de la ballena mas de cómo esto
que he contado oí, después que en mí torné, decir a mi amo, el cual a cuantos allí venían lo
contaba por extenso”

Cuando recuperó la conciencia se vio todo apaleado una vieja curandera le curaba
(ensalmaba) y el resto de vecinos lo alimentaban y cuidaban, también se reían de él por lo
sucedido (contaban sus cuitas) Estuvo 15 días convalesciente y se medio recuperó. Y el
clérigo le sacó a la puerta y le dijo: “Lázaro, de hoy más eres tuyo y no mío” Busca amo y
vete con Dios, que yo no quiero en mi compañía tan diligente servidor. No es posible sino
que hayas sido mozo de ciego.”

TRACTADO TERCERO
Cómo Lázaro se asentó con un escudero y de lo que le acaesció con él.

Saca fuerzas de flaqueza y con ayuda de las buenas gentes dió con el escudero en Toledo.
Mientras estuvo malo le iban dando limosna. Le llaman bellaco y gallofero (mendigo que
pedía la gallofa o mendrugo de pan) El comentario de los toledanos al ver a Lázaro era debido
a la ley que el emperador Carlos V promulgó en 1540 y por la que obligaba a los pobres
ociosos y sanos a trabajar y a los enfermos a ingresar en el hospital de su ciudad para ser
atendidos. Se encuentra con el escudero que va muy bien vestido y le pide que le siga para
que sea su mozo. Lázaro lo sigue por “su hábito y continente”

“Bien consideré que debía ser hombre mi nuevo amo que se proveía en junto (una vez a la
semana o al mes, según un modo de abastecimiento que entonces era propio de las casas
ricas y poderosas.”

Tras la misa y los divinos oficios (rezos de oraciones y canto de determinados himnos para
santificar un parte del día, en su caso el mediodía) llegan por fin a casa (Lázaro lo está
deseando para poder comer). Llama la atención la cantidad de veces que se menciona el
tiempo. Las hora se hacen larguísimas porque Lázaro está muerto de hambre. Al llegar a casa
sobre las dos, el escudero le enseña los aposentos vacíos donde solo hay un camastro que le
enseña a hacer, con un colchón “muerto de hambre” (por el escaso relleno); le indica también
cómo debe doblar la capa (prenda que marca exteriormente la clase social). La obsesión del
escudero por la limpieza de la ropa y poco después de la comida es un rasgo más de su
carácter, pero quizá obedece también a su preocupación por la pureza de sangre, que era una
obsesión de los cristianos viejos llamados así porque afirmaban no tener ningún antepasado
que hubiera profesado la religión judía o la musulmana. La honra era la admiración y estima
que una persona despertaba entre sus semejantes por su condición social, y , cuando ese
estatus quedaba menoscabado por alguna razón, era indispensable mantener las apariencias
para no perder la consideración de la sociedad.

Solo hay una jarra desconchada con agua: ni vino tiene, ni un “arcaz como el de marras”. El
escudero le dice que suele desayunar temprano y que no vuelve a ingerir alimento hasta la
noche, Lázaro se siente muy desafortunado “cuando esto le oí, que estuve en poco de caer en
mi estado, (esto es, a punto de desmayarse) no tanto de hambre como por conoscer de todo
en todo la fortuna serme adversa.” Pese a ello, miente diciéndole que a él no le importa
mucho la comida y saca algunos trozos de pan de las limosnas y mientra los come, el pobre
hidalgo lo mira con ojos hambrientos. Lázaro le da un trozo que el escudero come
vorazmente. Sucede pues que es el criado (Lázaro) es quien se tiene que ocupar de alimentar
al amo (escudero).

Lázaro siente lástima por el escudero, se trata de un noble que cuida las apariencias, el prote,
que habla con el criado y le pregunta por la familia, a lo que Lázaro contesta “lo mejor que
mentir supe”) “Solo tenía dél un poco de descontento, que quisiera yo que no tuvivera tanta
presumpción, mas que abajara un poco su fantasía (presunción, arrogancia) con lo mucho
que subía su necesidad. Mas, según me parece , es regla ya entre ellos usada y guardda.
Aunque no haa cornado de trueco, ha de andar el birrete en su lugar. El Señor lo remedie,
que ya coneste mal han de morir.” Esto es, aunque los escuderos no tengan ni calderilla para
devolver un cambio, (cornado de trueco), no se quitarán el sombrero (birrete) para saludar,
porque le correspondía hacerlo primero al que fuera de condición social más baja.

“Y no tenía tanta lástima de mi como del lastimado de mi amo, que en ocho días maldito el
bocdo que comió. A lo menos en casa, bien lo estuvimos sin comer; yo no sé yo como o
dónde andaba y qué comía. ¡Y velle venir a mediodía la calle abajo, con estirado cuerpo,
más largo que galgo de buena casta.” El galgo es el perro de caza que aparecia como una de
las posesiones más características de los hidalgos, a los que un proverbio describía así:
Hidalgos y galgos, flacos y cuellilargos”.

El escudero viste según la época con calzas que eran unas prendas de vestir masculinas
ajustadas al cuerpo que cubría desde los tobillos a la cintura, y el jubón, una especie de
chaleco también ceñido que se ponía sobre la camisa y que se unía a las calzas mediante unos
cordones que se abrochaban en los ojales que había en ellas. El sayo era una especie de
chaqueta holgada y larga, con o sin mangas, que se vestía sobre el jubón y llegaba hasta las
rodillas. Lleva también un rosario de cuentas gruesas colgadas del talabarte, un cinturón de
cuero para colgarse la espada. Utilizaba también el aguamanos (agua para lavar las manos)
que se daba con una palangana.

Su tercer amo, el escudero, pertenece a una clase social que no le permite trabajar y mucho
menos pedir limosna, así que mientras se dedica a papar aire (no hacer nada) Lázaro consigue
comida para ambos. “Y por evitar prolijidad, desta manera estuvimos ocho o diez días,
yéndose el pecador en la mañana con aquel contento y paso contado a papar aire por las
calles, teniendo el pobre Lázaro una cabeza de lobo. “ (la persona que le daba de comer. La
expresión cabeza de lobo se usa aquí con este sentido porque el que había matado a un lobo
llevaba su cabeza por todos los pueblos de la comarca para mostrarla a sus ganaderos y recibir
de éstos algún tipo de recompensa).

En una ocasión el escudero consigue en un golpe de suerte un real, y como si se tratara de un


gran tesoro le pide a lazaro que fuera a la plaza a por pan, vino y carne. De camino, Lázaro se
encuentra con un cortejo fúnebre. Una mujer va llorando en el séquito de un entierro diciendo:
“Marido y señor mío, ¿adónde os llevan? ¡A la casa lóbrega y obscura, a la casa triste y
desdichada, a la casa donde nunca comen ni beben!” Se refiere lógicamente al foso (a la
tumba) pero Lázaro que todavía es un niño, piensa que lo van a llevar a la casa del escudero,
así que va corriendo y cierra la puerta con llave pensando que el cortejo fúnebre tiene como
destino la casa del escudero. La escena es adaptación de un chascarrillo de aorigen árabe (del
siglo X) que el autor pudo conocer por tradición oral. Pero la descripción del tipo de casa a la
que llevan al difunto y que Lázaro identifica con la casa en la que vive junto al escudero,
parece basada en la casa de los celos que el poeta Juan Boscán presenta como una casa en la
que nunca entra el sol y en la que tampoco “se come ni se bebe”, en todo caso, el
comportamiento de Lázaro resulta sorprendente, teniendo en cuenta que con el clérigo de
Maqueda se había acostumbrado a los mortuorios. El hidalgo se ríe de la ingenuidad del
chaval.

En otra ocasión, el escudero cuenta sus orígenes a Lázaro. Procede de Castilla la Vieja y la
había dejado por no no haberse quitado el sombrero al saludar a un vecino suyo. Alegando
que “un hidalgo no debe a otro que a Dios y al rey nada, ni es justo, siendo hombre de bien
se descuide un punto de tener en mucho su persona” Esto es, el hidalgo a pesar de
pertenecer a la categoría más baja de la nobleza, sólo debía pagar impuestos al rey. Le lista las
posesiones que al parecer tiene la obligación de abandonar por la afrenta “Y otras cosas que
me callo, que dejé por lo que tocaba a mi honra” El escudero probablemente abandona su
pueblo para disimular su ruina y exhibir su nobleza en una ciudad donde nadie lo conoce. En
la época corría el siguiente chiste: “¿Vos sabéis qué cosa es un hidalgo?... Ser de cincuenta
leguas de aquí”. Pero su llegada a la ciudad no fue del todo próspera: “Y vine a esta ciudad
pensando que hallaría buen asiento, mas no me ha sucedido como pensé.” Haciad
medidados del siglo XVI, la ocupación principal de los escuderos consistía en servir
como mayordomos o acompañantes a caballeros de una jerarquía superior. El hidalgo se queja
de que a los posibles caballeros que pudiera servir se aprovechan de su trabajo “ porque de
hombre os habéis de convertir en malilla (criado para todo) , y si no, “Anda con Dios”,
dicen. Y las más veces son los pagamentos a largos plazos; y las más y las más ciertas lo
comido por lo servido”. Esto es, en la mayoría de las veces se retrasaban en los pagos del
salario y lo más frecuente era que pagaran sólo la manutención.
Llega el momento en que el escudero abandona a Lázaro. “Pues estando en esto, entró por la
puerta un hombre y una vieja. El hombre le pide el alquiler de la casa y la vieja el de la
cama. Hacen cuenta, y de dos en dos meses le alzanzaron lo que él en un año no alcanzara.
Pienso que fueron doce o trece reales. Y él les dio muy buena respuesta: que saldría a la
plaza a trocar una piedra a dos (ir a buscar cambio) y que a la tarde volviesen; mas su salida
fue sin vuelta” El escudero huye así de sus acreedores con la excusa de ir a la plaza a buscar
cambio. Acuden al lugar, el alguacil (funcionario encargado de hacer cumplir la ley y tenía la
potestad de embargar, citar a juicio, apresar y encarcelar a los delincuentes) y el escribano lo
acompaña para dejar constancia por escrito los delitos cometidos y recoger las declaraciones
de los testigos. Interrogan a Lázaro y finalmente es exculpado y es reconocida su inocencia
con la ayuda de unas vecinas que se hallaban presentes: “-Señores, éste es un niño inocente y
ha pocos días que está con este escudero y no sabe dél más que vuestras mercedes, sino
cuánto el pecadorcito se llega aquí a nuestra casa y le damos de comer lo que podemos, por
amor de Dios, y a las noches se iba a dormir con él”.

Era poco común que un amo dejase a su mozo, generalmente eran estos quienes lo hacían
según lo hace el propio Lázaro con el ciego y lo atestiguan los numerosos textos literarios
desde la Edad Media. En esos casos, según se preveían los contratos entre ambos, el mozo
podía ser devuelto a su amo. Pero si era el amo el que había dejado su criado, nadie podía
obligarlo a volver a admitirlo a su servicio.

Los tres primeros capítulos son los más extensos y ello se debe a que son los que forjan el
carácter del protagonista, que tiene que valerse de la astucia, el engaño y de la mentira para
comer y observa que los clérigos no practican la caridad que predican, y que los nobles no
son más que pura apariencia.

Los tres pirmeros capítulos conforman el CICLO DEL HAMBRE. Pasa más hambre cuantos
más alta sea la extraccion social del amo, a más clase menos comida. Pasa de ser mozo de un
mendigo, de un clérigo a serlo de un noble, recorre todos los escalafones de la sociedad. Todo
ello recrea un retrato desolador de una sociedad castellana de la época, muerta de hambre y
que sobrevive gracias a la picaresca.
TRACTADO CUARTO
Cómo Lázaro se asentó con un fraile de la Merced y de lo que le acasció con él.
La Merced es una orden religiosa creada en Barcelona en 1218 con la misión de liberar a los
cristianos que habían sido capturados por los musulmanes. En el siglo XVI, los mercedarios
empezaron a tener mala fama por el escaso espíritu evangélico que demostraron en la
conquista de América . En textos literarios anteriores al Lazarillo, aparecen ya frailes de la
Merced tratando con prosititutas a las que reciben en su monasterio a las que acompañan en
peregrinaciones a Roma. El cuarto amo de Lázaro podía ser, pues, cliente o quizá alcahuete de
las prostitutas que viven junto a la casa que había ocupado Lázaro con el escudero. Su
convento debió ser el de santa Catalina de Toledo, cuyos religiosos tenían fama de llevar una
vida sobria y templada.

“...y éste fue un fraile de la Merced, que las mujercillas que digo (las que salen en el tratado
anterior y lo desvinculan del escudero) me encaminaron, al cual ellas le llamaban pariente”.
Las prostitutas solían buscar entres sus clientes nuevos amos a los mozos que se habían
quedado sin ellos. El término pariente lo usan las mujercillas, según era habitual en su mundo,
para encubrir el tipo de relación ilícita que tienen con el fraile.

Además, este clérigo era: “Gran enemigo del coro y de comer en el convento, perdido por
andar fuera, amicísimo de negocios seglares y visitar.” Es decir, que era poco dado a.
Participar junto a los otros frailes en los rezos y cantos que celebraban en la iglesia de su
convento y de comer en él, demasiado aficionado a salir, muy amigo de los asuntos mundanos
(negocios seglares) y de ir de visita.

“Éste me dio los primeros zapatos que rompí en mi vida.” Lázaro y su amo destrozan sus
zapatos por pasarse el día entrando y saliendo del convento para recorrer día y noche las
calles de Toledo. Los amos solían regalar a sus mozos prendas de vestir, y también zapatos
cuando querían recompensarlos por haberles encargado alguna misión difícil y peligrosa. Por
ayudar al fraile en sus negocios seglares, Lázaro recibe los primeros que se ha puesto en su
vida (por lo que deducimos que siempre ha andado descalzo). Este hecho supone para él el
abandono de la inocencia especialmente si lo relacionamos con el pasaje bíblico en que Adán
y Eva fueron expulsados del paraíso tras habelos vestido Dios con una túnica de pieles.

“mas no me duraron ocho días, ni yo pude con su trote durar más. Y por esto y por otras
cosillas que no digo, salí dél.” Esto es, huyó de él. Las otras cosillas son asuntos que Lázaro
deja de narrar, por haber dado a su relato un ritmo un poco más acelerado y por no creerlos
importantes para el caso; quizá están relacionadas con el mundo de la prostitución
clandestina.
TRACTADO QUINTO
Cómo Lázaro se asentó con un buldero, y de las cosas que con él pasó.
Lázaro da por casualidad con su quinto amo que fue buldero. Pasa con él unos cuatro meses
(lo afirma en el final del tratado). Las bulas eran unas papeletas impresas por las autoridades
eclesiásticas que los creyentes compraban para alcanzar determinados privilegios (como la
dispensa de ayunos y abstinencias, sobre todo en Cuaresma),u obtener el perdón de las penas
temporales por sus pecados (indulgencia). En la Edad Media, el dinero recaudado con las
bulas se empleó para pagar los gastos de las cruzadas y la Reconquista, pero en el siglo XVI
las bulas se convirtieron en un impuesto muy impopular y en motivo de confrontación y
escisión religiosa entre católicos y protestantes. La recaudación se encargaba a los bulderos,
clérigos contratados para predicar sermones con el objeto de vender las bulas y que, al cobrar
el porcentaje por cada venta, en ocasiones recurrían a todo tipo de artimañas y engaños
(Lázaro califica de sotiles invenciones). De Hecho, en 1523 las crtes denunciaron que algunos
bulderos amenazaban con la excomunión a los reacios a comprar las bulas.
El quinto amo de Lázaro tenía algunas mañas para conseguir bulas:
Ofrecía reglos a los clérigos o curas de los pueblos en que había de predicar la bula. Y
una vez aceptados, el buldero se informaba de sus aptitudes intelectuales o sus conocimientos.
Si los clérigos le decían que entendían latín, no pronunciaba palabra en latín para no
equivocarse, sino que se valía de su esmerado y perfecto castellano. Por otra parte el latín que
habla el buldero es el llamado latín macarrónico que usaban los que no habían estudiado esa
lengua y que a veces se limitaba a una mera latinización de palabras castellanas.
Cuando las personas buenas no compraban las bulas, buscaba cómo por las malas se
las adquirieran, para lo cual causaba fastidio al pueblo. Las molestias se las ocasionaba
especialmente a los labradores, quienes obligados como estaban a ir a la iglesia para escuchar
la predicación del buldero, debían interrumpir sus labores en el campo.
El buldero organiza con el alguacil (hombre que representa el Orden Público) una
estrategia. Se enfrentan por el juego casi llegando a las manos ante todos y a la mañana
siguiente, en la iglesia, durante el sermón ante todo el pueblo entra el alguacil de forma
abrupta, a voces, malidiciendo la bula y avisando de la estafa. El buldero con cara de fervor,
suplica a Dios que le envíe alguna señal si la bula es falsa. En ese momento, el alguacil pierde
el sentido y le dan una serie de espasmos: “Apenas había acabado su oración el devoto señor
mío cuando el nogro alguacil cae de su esta do y da tan golpe en el suelo, que la iglesia toda
hizo resonar, y comenzó a bramar y a echar espumajos por la boca y torcella y hacer visajes
con el gesto, dando de pie y de mano, revolviéndose por aquel suelo a una parte y a otra”.
Los allí presentes intentan apaciguarlo por la fuerza sin éxito. El buldero bajó del
púlpito y pidió a los fieles que rezaran. En los Evangelios, Jesucristo logra a través de la
oración expulsar el demonio del cuerpo de un hombre que estaba poseído por él y que, por
tenerlo dentro, se desmayaba y sacaba espuma por la boca. Todos comienzan a rezar letanías
(oración en la que se solicita la intercesión de Jesucristo, la Virgen María y todos los santos
de la Iglesia católica) y el propio buldero reza con ellos pidiendo a Dios que no provoque la
muerte del pecador (el alguacil) sino su vida y arrepentimiento. Así pues consuma el engaño y
logra apaciguar al alguacil rezando, y poniendo la bula sobre su cabeza de tal manera que el
alguacil vuelve en sí, recuperando la cordura y pidiendo perdón por lo acontecido. El buldero
lo perdona. Las fórmulas que introduce el buldero para solicitar el perdón del alguacil están
inspiradas en distintos pasajes de la Biblia y fueron también empleadas por la Inquisición
cuando perdonaba la vida a los encausados.

Ante semejante milagro el negocio de las bulas fue viento en popa: “Y a tomar la
bula hubo tanta priesa que casi ánima viviente en el lugar no quedó sin ella: marido y
mujer, y hijos y hijas, mozos y mozas”.

Finalmente, Lázaro se da cuenta del engaño cuando la noche siguiente contempla


atónito que el buldero y el alguacil están riendo y haciendo burla del suceso. Hace una
reflexión final: “ mas con ver despues la risa y burla que mi amo y el aguacil llevaban y
hacían del negocio, conoscí cómo había sido industriado por el industrioso e inventivo de
mi amo. Y, aunque mochacho, cayome mucho en gracia y dije entre mí: ‘¡Cúantas destas
deben hacer estos burladores entre la inocente gente.”
En la Edicion de Alcalá se añade un texto algo en el que se amplía cómo consiguen
con el falso milagro más de tres mil bulas. Los habitantes consevarán la cruz por la memoria
del milagro, y le ofrecen otra al buldero, antigua, de plata, que pesaría unas dos o tres libras,
según decían.
En este episodio Lázaro aprende a callar y a guardar un secreto: “púsose el dedo en la
boca, haciéndome la señal de que callase. Yo ansí lo hice, porque me cumplía, aunque
después que vi el milagro, no cabía en mí por echallo fuera, sino el temor de mi astuto amo
no me lo dejaba comunicar con nadie, ni nunca de mí salió, porque me tomó juramento
que no descubriese el milagro, y ansí lo hice hasta agora. “

TRACTADO SEXTO
Cómo Lázaro se asentó con un capellán y lo que con él pasó.

Empieza el tratado diciendo que tuvo un amo que era maestro de pintar panderos con el que
también sufrió mil males. El maestro pintor o de pintar enseñaba el oficio en su taller a uno o
dos aprendices que lo ayudaban a desmenuzar (moler) y mezclar los colores. El pandero era
el instrumento musical parecido a la actual pandereta.

Sigue el relato, ahora sí, contando cómo comienzan sus andanzas con el capellán. En la época
el capellán es un sacerdote a quien se le asignaba una renta por decir misa al rezo de las horas
canónicas (horas en que de día o de noche un sacerdote dedicaba a la oración). Lázaro
ejercerá con él el oficio de aguador, que consistía en llenar en el río o en una fuete los
cántaros de agua para después, montado en un asno y recorriendo las calles de la ciudad,
venderla a sus habitantes. era de los oficios más bajos y peor pagados porque había muchos
candidatos, especialmente entre la población morisca, dispuestos a desempeñarlo.
“Éste fue el primer escalón que yo subí para venir a alcanzar buena vida, porque mi boca
era medida. Daba cada día a mi amo treinta maravedís ganados y los sábados ganaba para
mí, y todo lo demás, entre semana, de treinta maravedís”. El nuevo amo de Lázaro cobra
una cuota al aguador por ser su empleado. La doctrina cristiana consideraba este negocio o
explotación muy poco apropiado para sacerdotes.

Lázaro nos cuenta que estuvo cuatro años de aguador y teniendo en cuenta no despilfarrar sus
ganancias pudo ahorrar e incluso comprarse ropa. Así que decidió dejar a su amo: “Desque
me vi en hábito de hombre de bien, dije a mi amo se tomase su asno, que no quería más
seguir aquel oficio”. “Hombre de bien” es propiamente “noble”, en el que Lázaro cree
hiperbólicamente haberse convertido simplemente por su nueva apariencia, pues sabe, tras
haberlo comprobado en el escudero,que la forma de vestir, con espada incluida, distingue
socialmente a las personas.

TRACTADO SÉPTIMO
Cómo Lázaro se asentó con un alguacil y de lo que le acaesció con él.

El nuevo oficio de Lázaro, hombre de justicia- en realidad un porquerón o corchete -,


consistía en detener a los delincuentes que se refugiaban en una iglesia, amparados por el
derecho de asilo sagrado. Pero poco se dedica a ello porque lo encuentra peligroso y quería
encontrar algo más estable.

Y con el favor de algunos amigos y señores todos sus sufrimientos y fatigas le fueron pagados
porque consiguió el cargo de pregonero, que era el funcionario público que anunciaba en voz
alto lo que se quería dar a conocer a la vecindad. Lázaro pregona vinos, anuncia los precios
de bienes que salen a subasta pública (almoneda), pregona objetos perdidos y proclama los
delitos de los condenados. En la época, el oficio de pregonero era uno de los más bajos,pero
estaba bien pagado.

Le continúa explicando a Vuestra Merced, cómo el arcipreste de San Salvador lo casó con una
criada suya. El arcipreste es el superior de una comunidad de sacerdotes en las catedrales, en
ciertas iglesias parroquiales o en pequeñas ciudades. Según parece, en el siglo XVI no hubo
ningún eclesiástico con el cargo de arcipreste en las iglesias parroquiales de Toledo, incluida
la de San Salvador. es probable que el autor quisiera atribuirle el cargo
ficticio de arcipreste de San Salvador al último amo de su protagonista para que nadie pudiera
identificarlo con ningún personaje de la realidad.

En el siglo XVI además, algunos clérigos tenían amantes con las que llegaban a convivir bajo
el mismo techo. Para evitar las murmuraciones, a veces las casaban con sus criados. Pero la
ley castigaba con diez años de galeras a los maridos que permitían que sus mjeres se
acostaran con los clérigos.

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