Cesare Beccaria - Trabajo Practico

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CESARE BECCARIA

INTRODUCCION Cesare Beccaria (Miln, 15 de marzo de 1738 - 28 de noviembre de 1794), tambin conocido como Cesare Bonesana Marchese di Beccaria, fue un literato, filsofo, jurista y economista italiano, y padre de Giulia Beccaria, que a su vez fue madre de Alessandro Manzoni. Ligado a los ambientes ilustrados milaneses, form parte del crculo de los hermanos Pietro y Alessandro Verri, colabor con la revista "El Caf" y contribuy a fundar la "Academia de los Puos" (Accademia dei Pugni). Estimulado por Alessandro Verri, protector de los encarcelados, se interes por la situacin de la justicia. Sus influencias principales fueron de John Locke, Claude Helvetius y Etienne Condillac. Despus de publicar algunos ensayos de economa, public "De los delitos y las penas" en 1764, un breve escrito que tuvo mucho xito en toda Europa, particularmente en Francia, donde obtuvo el aprecio entusiasta de los filsofos enciclopedistas. Partiendo de la teora contractualista, que funda sustancialmente la sociedad sobre un contrato encaminado a salvaguardar los derechos de los individuos, garantizando el orden, Beccaria defini los delitos como violaciones de este contrato. La sociedad en conjunto goza por tanto del derecho a defenderse, el cual se debe ejercitar con medidas proporcionales a los delitos cometidos (principio de la proporcionalidad de la pena); en un segundo principio se establecera que ningn hombre puede disponer de la vida de otro. Beccaria sostena por lo tanto la abolicin de la pena de muerte, la cual ni impide los crmenes ni tiene un eficaz efecto disuasorio; por ello se interes en la prevencin de los delitos, que segn l se consegua ms por la certeza de la pena que por su severidad (principio elaborado por primera vez por el ingls Robert Peel). Beccaria afirmaba que para cualquier criminal pasar la vida en la crcel con privacin de libertad era peor que una condena a muerte, mientras que la ejecucin no sirve como disuasorio para el criminal, dado que las personas tienden a olvidar y borrar completamente los recuerdos de un acto traumtico y lleno de sangre; adems, en la memoria colectiva la ejecucin no se encontraba ligada a un recuerdo concreto de

culpabilidad (al no haber estado siguiendo el proceso). Tambin Ugo Foscolo afirmar en "Las ltimas cartas de Jacobo Ortis" que "las condenas crecen con los suplicios". Por otro lado, Beccaria propugnaba la abolicin de la pena capital pensando que esta, es una violacin del principio de indisponibilidad de la vida humana (que slo pertenecera a Dios, su creador) y una contravencin en s misma del contrato social, como queda dicho ms arriba, que tiene como fin la proteccin del ciudadano y no su destruccin. Respecto al antes mencionado principio de proporcionalidad de las penas, Beccaria sostena que stas tienen un carcter preventivo, en sentido general y en sentido especial. La prevencin especial es la que se dirige al delincuente que ha cometido la falta, mientras que la general se refiere al conjunto de la sociedad. Sostena tambin que tanto los delitos como las penas deben ajustarse al principio de legalidad, anticipando la formalizacin definitiva de este principio por parte de Feuerbach. Beccaria retoma el principio del valor educativo de la condena, segn una idea tpicamente italiana iniciada por Tommaso Campanella, el cual haba sufrido personalmente en la crcel: descubre que como la pequea delincuencia encuentra alojamiento y comida asegurado en la crcel, se afana por cometer crmenes con tal de entrar. Por lo tanto, como es la duracin de la condena y no la intensidad lo que impulsa a no cometer crmenes, lo que conviene es tener la certeza de la condena y que sta sea extensa en el tiempo. Si bien Beccaria es contrario a la pena de muerte, la justifica solo por dos motivos: 1. Que el delincuente, an privado de su libertad, tenga poder que interese a la nacin ejecutarlo. Se refiere a delitos de rebelin y traicin a la patria. 2. Que la ejecucin del delincuente fuese "el verdadero y nico freno", que contuviera a otros y los separase de cometer delitos. Otras medidas planteadas por Beccaria para la reforma del derecho penal del Antiguo Rgimen fueron la abolicin del tormento y la limitacin del arbitrio judicial. El tormento pblico como procedimiento de prueba o como castigo fue ampliamente usado durante el Antiguo rgimen, y en parte la obra de Beccaria es una reaccin ante los suplicios y ejecuciones pblicas de la poca. La limitacin del arbitrio judicial (es decir, que el juez est atado al texto de la ley y no tenga capacidad para generar espontneamente leyes penales) se explica desde el principio de separacin de poderes y de la necesidad de aplicar penas prontas y seguras. Trascendencia.

Cesare Beccaria fue uno de los ms importantes inspiradores del movimiento de reforma del antiguo derecho penal continental, un derecho caracterizado en toda Europa por su extrema crueldad, por su arbitrariedad y su falta de racionalidad. Es tambin un pilar imprescindible para la comprensin de la vasta reforma ilustrada del siglo XVIII, inspirada en las ideas de autonoma, emancipacin y lucha contra el despotismo. Obras. 1. Sobre el desorden y su remedi monedas del Estado de Miln en el ao 1762. 2. De los delitos y las penas (1764). 3. Investigacin sobre la naturaleza del estilo" (1770). 4. Elementos de economa pblica". (Edicin pstuma en 1804).

SISTEMA PENAL DENTRO DEL CUAL SE ENMARCA SU OBRA. Para poder comprender el porqu de sus ideas y de sus reflexiones crticas, es necesario conocer, aunque someramente, el contexto jurdico-penal y procesal de su tiempo y las injusticias, vicios y defectos gravsimos que dicho sistema acarreaba, y contra el cual reacciona Beccaria. El proceso penal de su poca era inquisitivo, sistema que se caracterizaba por: la acusacin secreta, procedimiento escrito, no contradictorio. La situacin procesal del reo era de inferioridad ya que dispona de escasos recursos defensivos frente a un sistema de pruebas legales y presunciones elsticas que permitan probar casi cualquier acusacin contra l. Se vea en todo acusado, a un culpable y un pecador (esto ltimo en virtud de la confusin que haba entre justicia divina y la justicia humana, que Beccaria va a diferenciar, al delimitar el mbito de cada una de ellas). Es por esa confusin que la finalidad del proceso era que el reo confesara su pecado entendiendo esto como su culpabilidad, y para lograr dicha confesin, que era la ms importante de todas las pruebas, se haca uso de la tortura. Pero, ese reconocimiento de la culpabilidad, manifestado durante la aplicacin de dolorosos e inhumanos tormentos, slo era vlido como prueba, si se produca la ratificacin posterior por el reo, hecho que de no ocurrir autorizaba nuevamente la aplicacin de la tortura hasta lograrla. Por otra parte los jueces disponan de un amplsimo margen de discrecionalidad al aplicar la ley penal, ya que:

a) La mayora de los textos legales no determinaba una pena concreta aplicable al delito, sino que dejaban a criterio del juez la imposicin de la misma en funcin de las particularidades de cada caso, as como tambin la apreciacin de las circunstancias agravantes y atenuantes. b) Los tipos penales no estaban definidos en forma precisa, lo que permita que los jueces valindose de la doctrina legal pudieran interpretar los casos legalmente penados y extenderlos por analoga a supuestos no previstos por el legislador; y c) Los jueces no estaban constreidos a dar los fundamentos de hecho y de derecho en los que se basaba la sentencia. Las anteriores, son pruebas contundentes de la extensin que tena el arbitrio judicial, y el poder que dicho arbitrio otorgaba a los jueces, volvindolos seres temibles frente al resto de la sociedad. Otra caracterstica del sistema, es que eran tantos los delitos castigados con pena de muerte, que tornaba imposible la proporcionalidad entre delitos y penas. POSTULADOS QUE SE DEDUCEN DE LA OBRA DE BECCARIA. 1.- RACIONALIDAD DE LAS LEYES: en el sentido de que las normas legales deban derivar de supuestos racionales, es decir, de lo que dicta la razn prescindiendo de la tradicin doctrinal. Hay que tener en cuenta que la legislacin penal del tiempo de Beccaria se caracterizaba por un exceso de leyes compuestas por restos de ordenamientos de los antiguos romanos, mezclados con ritos lombardos, reunidos en volmenes por intrpretes que daban sus pareceres y sugerencias, las cuales eran aplicadas. Comparando esta situacin con el estado actual de la legislacin, podemos advertir que esa abundancia de leyes, se repite. La suposicin de que las leyes debidamente promulgadas y publicadas son conocidas por todos los habitantes, es una ficcin que el legislador ha establecido con carcter de presuncin legal por razones de inters general, ya que si los particulares pudieran eludir el cumplimiento de la ley con el pretexto de su ignorancia desaparecera la seguridad jurdica. 2.- LEGALIDAD DEL DERECHO PENAL: hace referencia a la necesidad de que las leyes sean claras, sencillas y fcilmente inteligibles por todo ciudadano, que no contengan margen alguno de incertidumbre, sino, todos los elementos necesarios: definiciones del delito y fijacin de la pena para que la labor judicial sea automtica, de mera aplicacin, sin interpretacin posible. Beccara bregaba por la eliminacin del arbitrio judicial. Al tratar en el captulo II el origen de las penas y el derecho de castigar, define a las leyes como condiciones con que los hombres independientes y aislados se unieron en sociedad fatigados de vivir en un continuo estado de guerra y de gozar de una libertad convertida en intil por la incertidumbre de conservarla; sacrificaron una parte de ella para gozar de la restante con seguridad y tranquilidad. La suma de todas estas porciones de libertad

sacrificada al bien de cada uno constituye la soberana de una nacin, siendo el soberano el legtimo depositario y administrador de ella. Lo dicho tiene como consecuencia que slo las leyes pueden fijar las penas que le correspondan a los delitos, y sta facultad reside en el legislador que representa a toda la sociedad unida por un contrato social, por lo que ningn juez puede imponer penas contra otro miembro de la misma sociedad, si no est prevista en la ley, como tampoco puede aumentarla ms all del lmite determinado por la misma. Los jueces penales no pueden interpretar las leyes, por la misma razn de que no son legisladores, sino que las reciben de la sociedad viviente, o del soberano representante de ella, como legtimo depositario del actual resultado de la voluntad de todos. Si trasladamos estas consecuencias, que para Beccara resultan de entender la ley como expresin de la voluntad general, advertimos que la primera de ellas, no es otra que el principio de legalidad consagrado en la Constitucin. Esa ley penal es siempre una ley formal en el sentido de que debe ser dictada por el Congreso conforme al mecanismo constitucionalmente previsto. Dicha ley debe ser previa, lo cual tiene dos consecuencias prcticas: por un lado, si no existe, ninguna accin humana es delito; y, por otro lado, implica que no es posible ser atrapado por una ley posterior, dado que la ley posterior al hecho equivale a la ausencia de ley anterior que lo prevea. Debemos tener en cuenta tambin respecto de este tema que el Estado no puede dictar leyes con efectos retroactivos, puesto que la seguridad de las personas estara sometida a la voluntad del gobernante. El segundo tema a analizar, es el relativo a la interpretacin de las leyes. Ya hemos dicho anteriormente que Beccara se opone a la interpretacin judicial, fundado en el hecho de que un mismo tribunal castiga de manera distinta los mismos delitos, por seguir, como l dice, la movediza inestabilidad de las interpretaciones y no la constante y fija voz de la ley. La solucin que esboza para reducir este poder arbitrario de los magistrados, consiste en el ejercicio de la razn natural por el legislador para la elaboracin de leyes racionales e inmejorables, que no le dejaran ms margen al juez que examinar las acciones del ciudadano y determinar si stas han sido conforme o no con la ley, haciendo de la facultad de juzgar una tarea tan sencilla que podra ser desempeada por cualquier ciudadano medio. Es sobre la base de este razonamiento de Beccara, que se advierte su inclinacin por el sistema de jurados en materia penal, para l los mejores jueces son los hombres del pueblo, no los tcnicos del derecho viciados por afanes interpretativos y doctrinarios. 3.- LA JUSTICIA PENAL DEBE SER PBLICA Y EL PROCESO ACUSATORIO, PBLICO Y MERAMENTE INFORMATIVO, LAS PRUEBAS SERN CLARAS Y RACIONALES. LA TORTURA JUDICIAL DEBE SER ELIMINADA, JUNTO CON TODO EL PROCESO INQUISITIVO: los procedimientos criminales del siglo XVIII se caracterizaban por un

proceso ofensivo en el que el juez se converta en enemigo del reo y no buscaba la verdad del hecho sino que buscaba en el prisionero el delito, sometindolo a los tormentos para conseguirlo. Los indicios para la captura estaban bajo el poder del juez, por lo que para probar la inocencia deba ser primeramente declarado reo. Frente a esto, Beccara propone como verdadero proceso el informativo, o sea aquel en el que el magistrado realiza una investigacin indiferente del hecho, guiado por la razn. Similar idea a la de Beccara podemos encontrar en el Cdigo Procesal Penal que consagra el principio de inocencia, segn el cual nadie ser considerado culpable mientras una sentencia firme no lo declare tal. Lo anterior, no es una simple presuncin, sino que, es una situacin individual con amparo constitucional, que solo se destruye con una sentencia condenatoria que pruebe evidentemente su culpabilidad. La consecuencia de ello, es que la duda debe entenderse en favor del imputado y las restricciones a la libertad personal solo por necesidad. Este precepto se relaciona con el principio in dubio pro reo o de interpretacin restrictiva. Respecto de las pruebas que se requieren para condenar a un hombre, Beccara distingue entre pruebas perfectas e imperfectas, siendo las primeras aquellas que excluyen la posibilidad de que el sujeto no sea culpable, y las segundas las que no la excluyen, por lo que basta con una sola prueba perfecta para imponer una condena. En cambio, si solo se tienen pruebas imperfectas, hay que reunir todas las que sean necesarias para formar una perfecta, es decir que por la unin de todas ellas en el mismo sujeto, es imposible que no sea culpable. Y una vez conocidas las pruebas y averiguada la certeza del delito, es necesario conceder al reo el tiempo y los medios oportunos para justificarse, pero son las leyes las que deben fijar un cierto plazo de tiempo tanto para la defensa del reo, como para las pruebas de los delitos, ya que si el juez decidiera dichos plazos se estara convirtiendo en un legislador. Para el espritu humanista de Beccara, la aplicacin de la tortura mientras se formaba el proceso, era una crueldad consagrada por el uso de la poca, en la mayor parte de las naciones, utilizada para constreir al reo a confesar un delito, por la contradiccin en que hubiere incurrido, o para descubrir los cmplices, o bien para descubrir otros delitos de los que pudiera ser culpable, pero de los que no est acusado. Beccara sostiene que un hombre no puede ser llamado culpable antes de la sentencia del juez (pensamiento que tuvo recepcin a travs del principio de inocencia, anteriormente tratado) ni la sociedad puede quitarle la proteccin pblica sino cuando se haya decidido que viol los pactos con los que aquella proteccin le fue acordada.

Y llega a la conclusin de que la consecuencia que se deriva necesariamente del uso de la tortura, es que al inocente se lo coloca en peor condicin que al culpable, pues si a ambos se les aplica el tormento, el primero tiene todas las combinaciones contrarias, porque o confiesa el delito y es condenado o es declarado inocente y ha sufrido una pena indebida. Pero el culpable tiene una posibilidad a su favor, pues en efecto cuando habiendo resistido con firmeza la tortura debe ser absuelto como inocente, ha cambiado una pena mayor por otra menor. O sea que mientras el inocente no puede ms que perder, el culpable puede ganar. Por otra parte, Beccara ve en la tortura un medio seguro para absolver a los criminales robustos y condenar a los inocentes dbiles. 4.- IGUALDAD DE NOBLES, BURGUESES Y PLEBEYOS ANTE LA LEY PENAL; LAS PENAS DEBEN SER LAS MISMAS PARA TODOS: Beccara afirma que las penas que deben establecerse contra los delitos de los nobles deben ser las mismas para el primero que para el ltimo ciudadano. Sostiene que toda distincin, sea en los honores, o en las riquezas, para que sea legtima, supone una anterior igualdad fundada sobre las leyes, que consideran a todos los sbditos como igualmente dependientes de ella. No desconoce que los nobles tengan ms ventajas, pero dice que no deben temer menos que los otros el violar aquellos pactos por lo que han sido elevados por encima de los dems. Adems, debe tenerse en cuenta que la sensibilidad del reo no es la medida de la pena, sino el dao pblico. Esta expresin de Beccara, tiene en nuestro ordenamiento jurdico reconocimiento constitucional al consagrarse la igualdad ante la ley. Pero para que la igualdad asegure a los hombres los mismos derechos se requiere: a) que el Estado remueva los obstculos de tipo social, cultural, econmicos que de hecho limitan la libertad y la igualdad de los seres humanos. b) que exista un orden social y econmico justo y se allanen las posibilidades de todos los hombres para su desarrollo. 5. EL CRITERIO PARA MEDIR LA GRAVEDAD DE LOS DELITOS DEBE SER EL DAO SOCIAL PRODUCIDO POR CADA UNO DE ELLOS, NO PUEDEN SEGUIR SIENDO CONSIDERADOS VLIDOS LOS CRITERIOS DE MALICIA MORAL (PECADO) DEL ACTO, NI EL DE LA CALIDAD O RANGO SOCIAL DE PERSONA OFENDIDA: Beccara sostiene que estn equivocados los que creen que la verdadera medida de los delitos es la intencin de quien los comete, puesto que sta depende de la impresin actual de los objetos y de la precedente disposicin de la mente, las cuales son distintas en cada hombre (como lo son las ideas, las pasiones, las circunstancias). Por lo que se necesitara no slo un cdigo para cada ciudadano sino una nueva ley para cada delito. Tampoco admite la posibilidad de medir los delitos ms por la dignidad de la persona ofendida que por su importancia respecto al bien pblico (y dice que si esta fuese la verdadera medida de los delitos, una irreverencia al ser de los seres debiera castigarse ms atrozmente que el asesinato de un monarca).

Tambin niega que la gravedad del pecado intervenga en la medida de los delitos, basndose para sostener tal negativa en el anlisis que hace de las relaciones entre los hombres y entre los hombres y Dios, advirtiendo que las primeras son relaciones de igualdad, la sola necesidad ha hecho nacer del choque de las pasiones y de las oposiciones de intereses la idea de utilidad comn, que es la base de la justicia humana; y las segundas son relaciones de dependencia de un ser perfecto y creador. La gravedad del pecado depende de la malicia del corazn, la que no puede ser conocida por los seres finitos, por lo que es imposible que se le tome como norma para castigar los delitos. Este principio de que la verdadera medida de la gravedad de los delitos, y por consiguiente, de la dureza de la pena, que debe guardar proporcin con la gravedad del acto delictivo es el dao social producido por ellos. No se trata tanto de castigar al que realiz una accin mala como al que hizo algo socialmente daoso. 6.- NO POR SER MS CRUELES LAS PENAS SON MS EFICACES; HAY QUE MODERARLAS. IMPORTA MS Y ES MS TIL UNA PENA MODERADA Y DE SEGURA APLICACIN QUE OTRA CRUEL PERO INCIERTA. HAY QUE IMPONER LA PENA MS SUAVE ENTRE LAS EFICACES, SOLO STA ES UNA PENA JUSTA ADEMS DE TIL. HAY PUES QUE COMBINAR LA UTILIZACIN Y LA JUSTICIA: para Beccara el fin de las penas no es castigar al delincuente porque obr mal, sino que es impedir que el reo vuelva a hacer dao a sus conciudadanos y evitar que los dems cometan delitos, para ello se debe escoger aquellas penas y aquel mtodo de inflingirlas que, guardada la proporcin, produzca la impresin ms eficaz y ms duradera sobre los nimos de los hombres, y la menos atormentadora sobre el cuerpo del reo, es decir, que no se trata tanto de aplicar la pena merecida sino la que es eficaz o til desde el punto de vista preventivo ejemplificador, y para que una pena consiga ese efecto basta con que el mal de la pena, exceda al bien que nace del delito, y en este exceso de mal debe calcularse: la infalibilidad de la pena y la posible prdida del bien que el delito producira. La certeza de un castigo, aunque ste sea moderado, har siempre mayor impresin que el temor de otro ms terrible pero unido a la esperanza de la impunidad. En conclusin de todo lo expuesto podemos decir que la pena justa para Beccara es aquella que es eficaz, til para evitar futuros delitos. En conclusin, podemos decir que hay que ser cautelosos a la hora de castigar. La historia del Derecho Penal amadriga en su seno mucha sangre, existieron penas crueles y sin embargo el delito no desapareci de la faz de la tierra, de manera que la creencia de que si se endurece la pena, el delito desaparece, no es correcta. Se ha demostrado que nadie deja de delinquir porque le apliquen una sancin determinada. 7.- LA PENA NO DEBE PERSEGUIR TANTO EL CASTIGO DEL DELINCUENTE COMO LA REPRESIN DE OTROS POSIBLES FUTUROS DELINCUENTES, A LOS QUE ELLA DEBE DISUADIR DE SU POTENCIAL INCLINACIN A DELINQUIR: este precepto guarda una

estrecha correlacin con el anterior, en el sentido de que para Beccara la pena debe cumplir una funcin preventiva y ejemplificadora. Para que una pena sea justa, no debe tener ms grado de intensidad que los suficientes para apartar de los delitos a los hombres. Es decir que la pena conminada debe producir un efecto intimidante en el resto de la poblacin refrenando los atisbos de comportamiento antisocial. Dicho en otras palabras, la pena impuesta al delincuente en particular sirve de ejemplo para que aquellos de sus miembros que intenten o que estn tentados de delinquir no lo hagan por temor a sufrir el mismo dao. 8.- HAY QUE LOGRAR UNA RIGUROSA PROPORCIONALIDAD ENTRE DELITOS Y PENAS: Beccara entiende que la falta de proporcin entre delitos y penas adems de injusto es socialmente perjudicial, porque ante delitos de igual pena y de diferente gravedad, el delincuente se inclinar siempre por el ms grave que probablemente le reportar un mayor beneficio o satisfaccin. Y un principio a tener en cuenta para estrechar an ms la conexin entre el crimen y la pena, es que sta sea lo ms conforme posible a la naturaleza del delito. 9.- LA PENA DE MUERTE ES INJUSTA, INNECESARIA Y MENOS EFICAZ QUE OTRA MENOS CRUEL, MS BENIGNA. HAY QUE SUPRIMIRLA CASI POR ENTERO: Beccara se cuestiona la utilidad y la justicia de la pena de muerte en un gobierno organizado y se pregunta cul puede ser el derecho que se atribuyen los hombres para matar a sus semejantes. Para l, no es la intensidad de la pena lo que hace mayor efecto sobre el nimo humano, sino su duracin. As, no es el terrible pero pasajero espectculo de la muerte de un criminal, sino el largo y penoso ejemplo de un hombre privado de su libertad lo que constituye el freno ms fuerte contra los delitos. La pena de muerte produce una fuerte impresin en la sociedad, pero no durante mucho tiempo, por esa tendencia que tiene el hombre a olvidar, pero en cambio las penas moderadas y justas son ms adecuadas los efectos ejemplificadores. Sin embargo hay que tener en cuenta, que Beccara considera necesaria la muerte de un ciudadano solo en dos casos: 1.- Cuando an privado de libertad tenga todava tales relaciones y tal poder, que interese a la seguridad de la Nacin; y 2.- Cuando su existencia pueda producir una revolucin peligrosa en la forma de gobierno establecida. 10.- ES PREFERIBLE Y MS JUSTO PREVENIR QUE PENAR; EVITAR EL DELITO POR MEDIOS DISUASIVOS: este es otro de los puntos fundamentales del pensamiento penalista de Beccara. Para l la represin no es ni la nica, ni la mejor forma de evitar que se cometan delitos, procura evitarlo por otros medios, siempre preferibles al castigo.

Este es el fin principal de toda buena legislacin, que es el arte de conducir a los hombres al mximo de felicidad o al mnimo de infelicidad posible. Beccara esboza distintas pautas para prevenir los delitos entre las que se encuentran la necesidad de hacer leyes claras y sencillas y que toda la fuerza de la Nacin est concentrada en su defensa y ninguna parte de aquella sea empleada para destruirlas, pero considera que el ms seguro pero ms difcil medio de prevenir los delitos es perfeccionar la educacin.

DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS

(Resumen del libro de Cesare Beccaria "De los delitos y de las penas"). CAPITULO I Origen de las penas Este captulo afirma que los hombres, cansados de vivir en un continuo estado de guerra, crearon las leyes, buscando mejorar la convivencia. Pero para que la convivencia mejorara era necesario que todos cumplieran las leyes establecidas. Por ese motivo, se establecieron penas contra los infractores de las leyes. CAPITULO II Derecho de castigar En este captulo se explica que la pena slo debe existir si se deriva de la absoluta necesidad. Mientras sea ms sagrada e inviolable la seguridad, y mayor la libertad que el soberano conserve a sus sbditos, ms justas sern las penas. La pena es el derecho a castigar al que no cumpliere con las leyes. La multiplicacin del gnero humano reuni a los primeros salvajes. Estas uniones produjeron la formacin de otras para resistirlas, creando guerras. La necesidad oblig a los hombres a ceder parte de su libertad propia; cada uno trata que esa parte sea lo ms pequea posible. Pero la suma de esas pequeas partes de libertad forma el derecho de castigar. CAPITULO III Consecuencias El autor en este captulo explica las tres consecuencias de las penas: La primera consecuencia es que las penas de los delitos slo pueden ser decretadas por las leyes; y esta autoridad debe residir, nicamente, en el legislador. Ningn magistrado puede decretar a su voluntad penas contra otro habitante de la Nacin; como tampoco puede modificarlas si las considera injustas.

La segunda consecuencia establece que el soberano puede formar leyes generales que sean obligatorias para todos los habitantes; pero cuando alguna persona no cumpla con alguna de esas leyes, el soberano no puede juzgarlo, le correspondera ese deber a un magistrado cuyas sentencias sean inapelables. La tercera consecuencia es que si se probase la atrocidad de las penas, sera contraria a la justicia. CAPITULO IV Interpretacin de las leyes En este captulo el autor se refiere a la cuarta consecuencia, que explica que los jueces criminales no pueden interpretar las leyes penales, porque no son legisladores. Los jueces no recibieron las leyes como una tradicin, sino como la legtima voluntad de todos. Cesare Beccaria opina que en todo delito debe hacerse un silogismo perfecto. Hubo muchos casos en donde los mismos delitos fueron castigados con distintas penas debido a la imparcialidad de los jueces, que son los encargados de interpretar las leyes, y dar justicia (dar a cada uno lo suyo). La justicia no es del todo perfecta; ya que sus intrpretes son humanos. Por ese motivo, los jueces no pueden interpretar la ley en forma perfecta, pero deben hacerlo lo mejor y ms imparcialmente posible. CAPITULO V Obscuridad de las leyes En este captulo se explica que es grave que las leyes estn escritas en una lengua extraa al pueblo, ya que pueden cometerse delitos por falta de entendimiento de las leyes. Cuando ms grande sea el nmero de los que entienden las leyes, menor ser la cantidad de delitos cometidos. CAPITULO VI Proporcin entre los delitos y las penas Este captulo explica que debe existir una "proporcin entre los delitos y las penas". Esa proporcin se debe a que no todos los delitos daan de igual manera a la sociedad; entonces cuanto mayor sea el delito, mayor deber ser la pena correspondiente. Existe una escala de delitos, cuyo primer grado consiste en aquellos que destruyen inmediatamente la sociedad, y el ltimo en la ms pequea injusticia posible cometida contra los miembros particulares de ella. Por ese motivo, tambin debe existir una escala de penas, que deben ser proporcionales a los delitos cometidos. CAPITULO VII Errores en la graduacin de las penas Beccaria, en este captulo, explica que la verdadera medida de los delitos es el dao hecho a la Nacin. Es decir, cuanto ms grande dao se halla hecho a la Nacin, mayor ser el delito, y por lo tanto, la pena.

Algunos opinan que la graduacin de los delitos debe considerarse segn la gravedad del pecado. Eso es un error, ya que la gravedad del pecado depende de la malicia del corazn de cada uno; y ningn ser humano puede saber que siente el corazn de otro. El nico ser capaz de tener ese conocimiento es Dios. CAPITULO VIII Divisin de los delitos Segn Cesare Beccaria, la verdadera medida de los delitos es el dao hecho a la sociedad. Hay distintos tipos de delitos. Si se los clasificara en tres grupos, segn la gravedad, podramos decir que los ms graves son aquellos que destruyen inmediatamente a la sociedad o a quien la representa. En el segundo grupo se encontraran los delitos que ofenden la seguridad privada de un ciudadano en la vida, en los bienes o en el honor. Y en el tercer grupo estaran las acciones contrarias a lo que cada uno est obligado a hacer o no hacer. CAPITULO IX Del honor En este captulo se explica que hay una diferencia entre las leyes civiles y las de honor. Las leyes civiles son aquellas que defienden las cosas y bienes de cada ciudadano. En cambio, las leyes de honor, son aquellas que defienden el mismo honor de las personas. Un claro ejemplo de un delito de honor, es el racismo o discriminacin a un individuo por tener otro color de piel, religin, nacionalidad, etctera. CAPITULO X De los duelos En este captulo se explica que de la necesidad de los sufragios de otros nacieron los duelos privados. Estos tuvieron su origen en la anarqua de las leyes. CAPITULO XI De la tranquilidad pblica Este captulo explica que entre los delitos de la tercera especie se encuentran aquellos que turban la tranquilidad pblica de los ciudadanos. La funcin de los policas es evitar que se turbe la tranquilidad pblica; pero los policas no pueden obrar con leyes arbitrarias, ya que si eso sucediera se abrira una puerta a la tirana. Se deben manejarse con un cdigo que circule entre las manos de todos los ciudadanos, de modo, que los ciudadanos sepan cuando son culpables, y cuando son inocentes. CAPITULO XII Fin de las penas

En este captulo, el autor explica que el fin de las penas no es deshacer un delito ya cometido, ya que eso sera imposible de lograr. Las penas son las legtimas consecuencias de los delitos. Nadie puede ser penado sin haber cometido un delito. Entonces, el fin de las penas es lograr que el individuo que cometi un delito, no vuelva a cometerlo, y tratar que los ciudadanos no cometiesen delitos. Hay diferentes formas de penar al reo; y se buscar la menos dolorosa para el cuerpo del reo, y la que haga una impresin ms eficaz y durable sobre los nimos de los hombres. CAPITULO XIII De los testigos En este captulo se explica que ningn habitante de la Nacin puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior del hecho del proceso. En ese juicio debe comprobarse que el ciudadano cometi el delito por el que se lo juzga. Se comprueba con la presencia de pruebas y testigos que lo afirman. Cualquier hombre racional puede ser testigo. Es necesario que siempre haya ms de un testigo, porque si uno afirma y otro niega, no hay nada de cierto, y prevalece el concepto que todo hombre es inocente hasta que se demuestre lo contrario, como establece el aforismo "indubio pro reo". CAPITULO XIV Indicios y formas de juicios Este captulo explica que cuantas ms pruebas se traen, es mayor la probabilidad del hecho, ya que la falsedad de una prueba no influye sobre la otra. Existen dos tipos de pruebas: las perfectas y las imperfectas. Las pruebas perfectas son aquellas que con la muestra de una sola basta para determinar que el individuo fue culpable. En cambio, las pruebas imperfectas son aquellas que no demuestran con exactitud que el individuo fue culpable. Es necesario para penar al individuo la suma de pruebas imperfectas que fueran necesarias para lograr una prueba perfecta. De las pruebas imperfectas que el reo pueda dar alguna explicacin y no lo hace, se convierten en pruebas perfectas. CAPITULO XV Acusaciones secretas En este captulo se explica que las acusaciones secretas son desordenes evidentes, y en muchos casos, admitidos como necesarios por la flaqueza de la Constitucin. Cualquiera que puede sospechar ver en el otro un delator, ve en el otro un enemigo. CAPITULO XVI Del tormento Este captulo explica que ningn individuo puede ser llamado reo o culpable hasta que lo demuestre la sentencia del juez.

La pena de muerte por causas polticas, toda especie de tormento y los azotes deben abolirse; no est permitido torturar a un reo para saber si cometi ms delitos (que no se han probado), ni para saber quienes fueron sus cmplices. Eso debe averiguarse con los testigos y las pruebas. Por ese motivo, las pruebas en las que el individuo, estando torturado, declare haber cometido un delito, no son vlidas. CAPITULO XVII Del espritu de Fisco Se explica que anteriormente casi todas las penas eran pecuniarias. El objeto de las penas era un litigio entre el Fisco y el reo; un asunto privado, ms que pblico. El juez, era ms que un protector de las leyes, un abogado del Fisco. Y cuando el reo se declaraba culpable, automticamente se declaraba deudor del Fisco. CAPITULO XVIII De los juramentos En este captulo se explica que los juramentos que se le exigen al reo son una contradiccin entre las leyes y los sentimientos naturales del hombre. Se dice que es una contradiccin por que se le pide al reo que diga la verdad, cuando si dice la verdad se declara culpable; y su nico inters es mentir para tener posibilidades de ser declarado inocente. Los juramentos obligan a ser mal cristiano al reo que miente. Son simplemente, formalidades intiles, ya que los juramentos no hacen declararse culpables a los reos. CAPITULO XIX Prontitud de la pena Este captulo explica que cuanto ms pronta y ms cercana al delito cometido sea la pena, ser ms justa y ms til. Ser ms justa porque el reo evita los intiles y feroces tormentos de la incertidumbre que crecen con el vigor de la imaginacin y con el sentimiento de la propia debilidad. La crcel slo debe ser una simple custodia de un ciudadano que espera ser juzgado. Debe durar el menor tiempo posible y ser lo menos dura para el ciudadano. La estrechez de la crcel no debe ser ms que la necesaria que para impedir la fuga, o para que se oculten la prueba de los delitos. La prontitud de las penas es ms til porque cuanto es menor la distancia del tiempo que pasa entre la pena y el delito, tanto es ms fuerte y durable la asociacin de estas dos ideas "delito" y "pena". CAPITULO XX Violencias En este captulo se explica que hay dos tipos de atentados: contra la persona, y contra la hacienda.

Los atentados contra las personas deben ser penados con castigos corporales. Los atentados contra la seguridad y libertad de los ciudadanos son uno de los delitos ms graves; por ese motivo, el rico no debe poder poner precio a los atentados contra el pobre. CAPITULO XXI Penas de los nobles Este captulo explica que todos los nobles que hayan cometido idnticos delitos, debern ser penados con idnticas penas sin importar el nivel social o de riqueza de cada ciudadano, sus creencias, religiones, color de piel, etctera. CAPITULO XXII Hurtos Este captulo explica que los hurtos que no van acompaados de violencia, deberan ser castigados con penas pecuniarias, ya que aquel que intenta enriquecerse con bienes ajenos, debera ser empobrecido de lo propio. Pero normalmente, los hurtos lo producen individuos que no tienen riqueza, por lo que no pueden ser empobrecidos. Pero tampoco debe dejarse de castigarlos. Cuando los hurtos van acompaados de violencia, las penas deben ser pecuniarias y corporales. CAPITULO XXIII Infamia En este captulo se explica que la infamia es un signo de la desaprobacin pblica, que priva al reo de la confianza de la patria y de los votos pblicos. Las penas de infamia no deben ser demasiado frecuentes, porque los efectos reales de las cosas de opinin siendo muy continuos debilitan la fuerza de la opinin misma. Tampoco las penas de la infamia deben recaer sobre un gran nmero de personas a un tiempo, porque la infamia de muchos se transformara en la infamia de ninguno. CAPITULO XXIV Cesare Beccaria, en este captulo, explica que los gobiernos sabios no permiten el ocio poltico en medio del trabajo, ya que aquel que turbe la actividad pblica y no obedezca las leyes, debe ser excluido de la sociedad. Ocio poltico se llama a quien no contribuye a la sociedad ni con el trabajo ni con la riqueza. Es aquel que siempre adquiere y nunca pierde. No es ocioso aquel que se hizo rico trabajando, ni aquel que goza de la riqueza de sus antepasados. CAPITULO XXV Destierros y confiscaciones En este captulo se explica que todo aquel ciudadano que turbase la tranquilidad pblica debe ser proscrito de la sociedad. Los ciudadanos proscritos de la sociedad pueden perder sus bienes o parte de ellos.

Hay casos en los que se impone la prdida de todos o parte de los bienes del individuo, por la gravedad del delito cometido; y hay casos en los que el individuo no puede ser privado de sus bienes. La prdida de todos los bienes se produce cuando la proscripcin impuesta por la ley anula todas las relaciones que existen entre la sociedad y el individuo delincuente. CAPITULO XXVI Del espritu de familia Este captulo explica que si una asociacin est hecha por familias, sern hombres los padres de familia, y esclavos la esposa y los hijos. En cambio, si la asociacin es de hombres, sern todos ciudadanos. CAPITULO XXVII Dulzura de las penas En este captulo se explica que el fin de las penas no es torturar al individuo que cometa un delito. Tampoco es deshacer un delito, ya que eso es imposible. Simplemente, el fin de las penas, es impedir al reo a cometer nuevos delitos, y tratar de que ningn ciudadano cometa esos delitos; por ese motivo son penados. La forma de penar a un reo debe ser aquella que produzca la impresin ms eficaz y duradera sobre los nimos de los hombres, de modo que no cometan los delitos. No debe ser penado un reo con una tortura. CAPITULO XXVIII De la pena de muerte Este captulo explica que la pena de muerte no es un derecho, sino, es como si se tratase de una guerra de la Nacin contra el ciudadano penado, ya que se busca su destruccin. Por lo general, con la pena de muerte se utiliza cuando un ciudadano, aun estando privado de la libertad, tiene todava tales relaciones y tal poder que podra seguir perjudicando a la Nacin. CAPITULO XXIX De la prisin En este captulo, el autor explica que la prisin es una pena que debe estar antes a la declaracin del delito, pero slo la ley determina los casos en que un hombre es merecedor de la pena. La crcel es un lugar donde un reo debe cumplir con su pena por haber cometido un delito, pero no puede ser torturado ni castigado ah dentro. CAPITULO XXX Procesos y prescripciones En este captulo se explica que una vez conocidas las pruebas es necesario conceder al reo un tiempo y los medios oportunos para que este se justifique. Pero ese tiempo debe ser breve, de modo que no perjudique a la prontitud de la pena. Existen dos tipos de delitos: los atroces (en los que debe disminuirse el tiempo de la investigacin y aumentarse el tiempo de la prescripcin), y los menores (debe aumentarse el tiempo de la investigacin y disminuirse el de la prescripcin).

CAPITULO XXXI Delitos de prueba difcil En este captulo se explica que hay delitos en los que pareciese que las leyes y el juez tuviesen inters en probar el delito. Hay algunos delitos, que al mismo tiempo son frecuentes en la sociedad y de prueba difcil, como el adulterio, la pederastia, y el infanticidio. CAPITULO XXXII Suicidio Este captulo explica que el suicidio es un delito que no puede admitir una pena propiamente dicha, ya que si se quisiera castigar a alguien, tendra que penarse o a un inocente o al difunto, algo ilgico. Sera intil penar al suicidio, ya que slo podra penarse al individuo una vez fallecido, y el nico capaz de lograr eso es Dios. CAPITULO XXXIII Contrabandos En este captulo, Beccaria explica que el contrabando es un delito que ofende al soberano y a la Nacin, pero su pena no debe ser infamante, ya que no causa infamia en la opinin pblica. El contrabando nace de la ley misma, ya que al aumentar los impuestos aduaneros, aumenta la tentacin de realizar el contrabando. Si los impuestos aduaneros fueran pequeos, seguramente habra menos contrabando, ya que los ciudadanos no se arriesgaran tanto como si los impuestos aduaneros fueran altos. CAPITULO XXXIV De los deudores En este captulo se explica que hay dos tipos de deudores en quiebra: el quebrado doloso, y el quebrado inocente. El quebrado doloso debe ser castigado con la misma pena que le corresponde a un falsificador de moneda. En cambio, el quebrado inocente no, ya que no tiene intencin de cometer un delito. CAPITULO XXXV Asilos Este captulo trata sobre los asilos. Las fuerzas de las leyes deben estar pegadas a cada ciudadano y no debe existir ningn lugar independiente de las leyes dentro de la frontera de un pas. De los asilos salieron grandes revoluciones en los estados y en las opiniones de los hombres. Esto puede deberse a que en los asilos no hay leyes que mandan, por lo que pueden formarse leyes nuevas y opuestas a las comunes. CAPITULO XXXVI De la talla Este captulo trata sobre si es bueno o no recompensar a aquel ciudadano que atrape a un reo.

Si el reo se encuentra en otra Nacin, el soberano estimula a los ciudadanos a cometer un delito, ya que se estn metiendo en territorio ajeno. Si el reo se encuentra dentro de la Nacin, se demuestra la propia debilidad. CAPITULO XXXVII Atentados, cmplices, impunidad Este captulo explica que si bien las leyes no castigan la intencin, los delitos que comienzan con alguna accin que manifiesta la voluntad de hacerlo tambin merecen ser penado; pero este ltimo debe recibir una pena menor que el anterior. Cuando hay varios cmplices de un delito, el ejecutor sufrir la mayor pena, y los cmplices sern castigados con una pena menor a la del ejecutor. CAPITULO XXXVIII Interrogaciones sugestivas y deposiciones En este captulo se explica que las interrogaciones sugestivas son aquellas que se le realizan al reo y sugieren una respuesta inmediata. Estas interrogaciones no deben ir al centro del hecho directamente, sino que deben ser indirectas. CAPITULO XXXIX De un gnero particular de delitos En este captulo se explica que anteriormente haba un gnero de delitos que cubri de sangre humana a Europa. CAPITULO XL Falsas ideas de utilidad El autor, en este captulo explica que una fuente de errores y de injusticias son las falsas ideas de utilidad que se forman los legisladores. Falsa idea de utilidad es aquella que querra dar a una muchedumbre de seres sensibles la simetra y el orden que sufre la materia brutal e inanimada. CAPITULO XLI Cmo se evitan los delitos Se explica que el fin de toda buena legislacin no es castigar los delitos, sino que, evitarlos y que no hiciera falta castigarlos. Por cada motivo que lleva a los hombres a cometer un verdadero delito, hay mil que nos llevan a cometer acciones indiferentes que son definidas como delitos por las malas legislaciones. Un buen mtodo de prevenir los delitos es el de interesar a la corporacin de los ejecutores de las leyes ms en la observancia de estas que en su corrupcin. Otro mtodo es el de recompensar la virtud, de modo que el ciudadano sienta que no slo cumple para ser castigado, sino para ser premiado. Mejor mtodo es el de perfeccionar la educacin. CAPITULO XLII De las ciencias

Este captulo explica que los progresos en las ciencias, facilitando las comparaciones de los objetos, contraponen muchos sentimientos los unos a los otros. CAPITULO XLIII Magistrados En este captulo se explica que otro buen mtodo de evitar los delitos es interesar al consejo (ejecutor de las leyes) ms a su observancia que a su corrupcin. Mientras lo compongan ms cantidad de miembros, mejor funcionar. Ya que ser ms difcil la usurpacin sobre las leyes, porque los miembros se controlarn entre ellos. CAPITULO XLIV Recompensas El autor, en este captulo explica que otro medio de evitar los delitos, es recompensando la virtud. Esa recompensa estimulara a los ciudadanos a dejar de cometer delitos. CAPITULO XLV Educacin Se explica en este captulo que otro mtodo de evitar los delitos es perfeccionando la educacin. Este es el mtodo ms seguro, pero tambin el ms difcil.

RESPUESTAS A ALGUNAS PREGUNTAS CLASICAS 1) Cual es el origen de las leyes? Segn Beccaria las leyes nacen por la misma naturaleza del hombre, que al encontrarse en comunidad tiene la necesidad de organizarse, de hacer un pacto para subsistir. En sus orgenes, los hombres cansados de vivir en un continuo estado de guerra, se vieron obligados a crear leyes resignando o cediendo parte de su libertad, para mejorar la convivencia. Dicho estado de guerra es consecuencia del desarrollo del hombre, sujeto a las relaciones de comercio, las relaciones entre los sbditos y el soberano, y las de los sbditos entre s; que por el egosmo de buscar la propia felicidad delegaron parte de sus derechos naturales, para gozar del resto con seguridad y tranquilidad. 2) Cual es el origen de las penas? Con el motivo de asegurarse la felicidad y la buena convivencia entre los hombres, aquellas leyes creadas para regular las conductas, debieron imponer un castigo a aquel que las trasgreda, entendindose de esta manera el origen de las penas.

Es innato al hombre el sentimiento de incertidumbre a causa de conductas inestables, y es por ello, que cede la mnima porcin posible de libertad al soberano, que con la funcin de cumplir las leyes conllevo a la imposicin de las penas. De esta manera los hombres se aseguran a ellos mismos, para no volver a sumergirse en el antiguo caos. 3) Quien y porque tiene autoridad para decretar las penas sobre los delitos? Las penas son decretadas por los legisladores porque solo estos estn legitimados como representantes de la sociedad para definir los delitos y las penas por medio del inters social a establecerlas y solo a travs de las leyes, tan slo las leyes pueden decretar las penas de los delitos. A su vez estas mismas leyes deben ser claras y sencillas para que puedan ser comprendidas por todos los individuos. Es el legislador el representante de la sociedad unida por el contrato social el nico que deba establecer los delitos y las penas y de esta manera se pueda combatir el exceso arbitrario judicial, la crueldad de las penas, la desigualdad de los ciudadanos ante la ley penal, el tormento, las confiscaciones, etc. Con respecto a este punto hemos debatido sobre si el soberano tiene o no autoridad para decretar las penas sobre los delitos, ya que si bien se podra entender que el soberano crea leyes generales, para grupo queda implcito que no van acompaadas por penas; aunque esto no est claro en el libro, dando lugar a varias interpretaciones. 4) La razn principal por la cual existen los magistrados es establecer si existe una violacin a la ley. El soberano no puede juzgar, ya que si no la nacin se dividira en dos partes, por ello los magistrados actan como terceros ante las confrontaciones, sentenciando sobre la verdad de los hechos. Estas decisiones deben ser inapelables, y deben consistir en meras afirmaciones o negaciones. Magistrado: Beccaria hace nfasis en la funcin del Juez objetivo e imparcial, al parecer para evitar que el soberano introduzca jueces que dominen el poder de juzgar y en definitiva que la idea de Ley no resulte ser nada ms que un elemento que carece de poder de eficacia. Se puede leer entre lneas que lo que busca Beccaria es determinar una verdadera divisin de poderes. 5) Como se concibe la interpretacin de la ley? De la obra se infiere que para la interpretacin de la Ley es necesaria una rigurosa observancia de su letra , Es as que seala que un cdigo fijo de leyes debe observarse literalmente para que no deje al juez mas incumbencia que la de examinar las acciones de los ciudadanos y juzgarlas conformes o disconformes con la ley escrita, ello por cuanto se debe impedir la licencia de una interpretacin por analoga del juez, entendiendo que de esa analoga nacen serias arbitrariedades y falsos raciocinios que

sin lugar a dudas serian el resultado de la buena o mala lgica del magistrado sobre el espritu de la Ley. Por otro lado y no menos importante es que para esta interpretacin las Leyes estas deben ser claras y precisas. Beccaria concibe la interpretacin de la ley como una rigurosa tarea del juzgador, la cual debe ser conforme a la ley escrita y no puede desviarse de lo establecido en la misma, ya que de aplicarla de manera arbitraria o cuestionando su contenido estara ocupando la funcin de legislador. Segn el autor, la ley es producto de la voluntad del pueblo delegada al legislador, es por ello que el juzgador debe interpretar la ley de manera literal dejando de lado todo inters personal. El legitimo interprete de la ley ser el juez, quien deber examinar si un hombre ha cometido una accin contraria de la lay aplicando un silogismo perfecto, donde la premisa mayor sebe ser la ley general, la menor la accin en estudio y la consecuencia la libertad o la pena. No deber acudir al espritu de la ley para este anlisis, ya que sera muy subjetivo el resultado misma porque cada hombre tiene su punto de vista distinto a todos los dems. (Errabunda inestabilidad de las interpretaciones) Para que la interpretacin sea correcta, es necesario que la ley sea clara y entendible a toda la poblacin. La ignorancia y la falta de certeza respecto de a las penas favorecen la elocuencia de las pasiones, La escritura de las leyes da seguridad y certeza, facilitando la estabilidad del gobierno.

6) Cual es la relacin entre pena, delito, y ley? La relacin que se podra encontrar entre delito, pena y ley, es que la ley debe establecer la graduacin de la pena que segn Beccaria ser proporcional al delito cometido. Es decir que no se pueden castigar todos los delitos de la misma manera, estos se encuentran relacionados de manera directa, ya que es la ley la que determinara quien es merecido de pena y quin no. 7) Como debe ser la pena de prisin? La pena de prisin debe ser el resultado de un debido proceso judicial, y para custodia de los reos, y no para infringir tormentos, suplicios ni castigos. Segn Beccaria la prisin no debera ser tomada como una condena para quien haya violado la ley, sino que debera cumplir la funcin de custodia del mismo, y de reincorporacin social 8) Para qu fines se usado siempre la tortura? En mayor parte de las naciones las torturas del reo son usadas durante el proceso judicial, bien para forzarlos a confesar un delito, bien para aclarar las contradicciones en las cuales hubiere incurrido, bien para descubrir a los cmplices, bien por una

especie de purgacin de infamias, o bien finalmente para obligarlo a confesar delitos que pudiere haber cometido pero de los cuales no estaba acusado. La tortura se aplicaba con el fin de interrogar al reo para encontrar la verdad de los hechos 9) Enumere todos los razonamiento por los cuales, lgicamente, no debe aplicarse la tortura. Beccaria dio a entender que existen varios motivos razonables por los cuales no debe aplicarse la tortura como mtodo para procesar al reo. En un principio el resultado de la tortura va variar segn la tolerancia y la sensibilidad del cuerpo de cada hombre, por lo tanto puede pasar que quien sea inocente, por no tolerar los golpes confiese haber hecho algo que no hizo queriendo que cese el acto ultrajante, en cambio en el supuesto de quien sea culpable y por tener mayor tolerancia corporal pueda soportar el castigo y nunca confesar o ser declarado inocente, es decir que aplicando este mtodo siempre termina perdiendo el inocente, porque el reo termina cambiando una pena mayor por una menor. Otro motivo que plantea el autor es que se llega a la conclusin de que una persona es culpable dado por las contradicciones confesadas al momento de la tortura, lo cual es lgico por las circunstancias del momento que ante el sufrimiento provocado por la tortura genera que el relato sea confuso, tambin a veces es derivado por los precedentes que algunos individuos presentan, siguiendo la lgica de que quien haya cometido una vez un delito es capaz de cometer otros en un futuro. Por ltimo en el texto se da a entender que la tortura no tiene razn de ser si se aplica con el motivo de castigar a quien haya deshonrado la ley misma por no respetarla, ya que en otras palabras este remedio se puede equiparar a la enfermedad misma que implica la tortura como una infamia real. 10) Cual es el o los fines de la pena? Es difcil definir cul es el fin real de la pena, se puede interpretar que para Beccaria la pena deba cumplir un fin de cese de dao, no permitiendo que el reo siga infringiendo la ley y se convierta en una amenaza para la sociedad, que aplicando la pena correspondiente sirva de ejemplo para que el resto no cometa el mismo delito. El autor da a entender que el fin de la pena no es ni el de atormentar, ni el de remediar el delito cometido, sino prevenir nuevas violaciones a la ley. En conclusin los fines de la pena no son otros que contemplar la justificacin y el efecto de la pena mediante sus consecuencias tiles para las personas. Ya que como se sealo anteriormente, para Beccaria el fin de las pena no era para deshacer un delito ya cometido, ya que eso sera imposible de lograr; pero si pensaba en la pena como una sancin impuesta por la Ley para quien haba cometido un delito con el fin de que ese delincuente no vuelva a cometer otro delito, y por otro lado evitar a travs

de disuasin o intimidacin por esa pena impuesta a que otros no traten de cometer los mismos delitos y as luego restablecer el orden social daado por el delito Una finalidad mas, y no menos importante, es que las penas de crcel deban servir para la readaptacin del delincuente, y que deban durar lo menos posible. 11) Caractersticas de todas las penas: justas y tiles La utilidad de la pena va a estar relacionada con el fin ejemplificador que esta tiene hacia la sociedad, en el sentido que no se vuelva a cometer el mismo dao, por el reo o por los dems ciudadanos. De la misma manera, ser justa cuando la intensidad de la pena aplicada sea acorde al delito cometido. En conclusin en cuanto se aplique con mayor prontitud la pena respecto de la comisin del delito, la idea de pena til y justa, producir un efecto necesario e indefectible. 12) Explique la relacin entre indultos y las penas. Para Beccaria la relacin entre el indulto y las penas no exista, pues los determinantes para los indultos no tenan que ver con razonabilidad de los delitos cometidos y mucho menos con las penas establecidas, estaban sujetas ms bien a la animosidad del juzgador, del ofendido o del soberano. Afirmaba solo el legislador deba determinar en qu casos y a quienes se podan extender los indultos, de modo que encontraba peligroso que esta decisin se impregnara de subjetividades, tornndose algunos indultos en abuso de poder y otros casos en hechos que promovieran impunidad. No podemos dejar de resaltar que para el autor, la imperfeccin de las leyes penales conduca a consecuencias inciertas, falibles, e inhumanas, puesto que en aquel momento el propio sistema penal era sumamente irracional y cruel. En este sentido consideraba al "indulto" como otro error de ese mismo sistema penal, pero al igual que al perdn, los entenda como necesarios en proporcin a lo absurdo de las leyes y a la atrocidad de las condenas de ese tiempo. En conclusin para Beccaria era necesario un cambio estructural del sistema penal a uno ms til, justo y humano, y solo dentro de ese nuevo contexto, aduca que los indultos serian innecesarios. La clemencia y el perdn deban ser excluidos all donde las penas fueran suaves y el mtodo de juzgar regular y expedito.

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