Plan Bratton
Plan Bratton
Plan Bratton
Julio 2002
I. Introducción
The Bratton Group LLC de la ciudad de Nueva York fue contratado por el alcalde
Alberto Andrade para evaluar los problemas delictivos y el cumplimiento de la ley en Lima
y desarrollar un plan general de acción para el cercado de Lima así como para Lima
Metropolitana. William Bratton y William Andrews de The Bratton Group visitaron Lima
desde el 27 al 31 de mayo, y se reunieron con una diversidad de funcionarios del gobierno y
de las fuerzas policiales, incluyendo reuniones con el Ministro del Interior, el Ministro de
Justicia, el Fiscal de la Nación, el Director General de la PNP, el jefe de la VII Región de la
PNP, los jefes de las unidades de investigación, lucha antidrogas, criminalística, registros,
servicios especiales (JUSE) de la PNP, así como el departamento de lucha contra el
terrorismo (DNCT) y la Escuela de Oficiales de la PNP, los jefes de comisaría y personal
de San Andrés, Breña, La Victoria, Miraflores, Rímac y la Cárcel de Mujeres, el director
del Penal San Jorge y el director de seguridad pública del Cercado de Lima.
The Bratton Group regresó de la ciudad de Lima con dos impresiones muy
marcadas. Primero, debido a la combinación de ciertos factores como el deterioro de las
condiciones sociales, un ejercicio legal y policial engorroso y la expansión del tráfico de
drogas en el ámbito local, Lima se encuentra vulnerable a un aumento continuo de la
delincuencia y una posible expansión de la delincuencia violenta, en los próximos tres a
cinco años. Asimismo, Lima cuenta con altas tasas de robo, delito que tradicionalmente ha
sido el precursor de otros tipos de delincuencia violenta, incluyendo asesinatos y
homicidios. También están presentes altas tasas de delincuencia juvenil, otro factor que
contribuye al aumento de la violencia, debido a que los jóvenes delincuentes son, por lo
general, más imprudentes en el uso de la fuerza. Es posible que los mercados de drogas
locales sean el foco de crímenes violentos, a medida que los traficantes de drogas luchan
por mantener sus propios territorios y clientes y las armas y la violencia se convierten en la
manera más común de resolver las disputas. Además, es probable que la reciente historia de
violencia terrorista en Lima haya moldeado y forjado actitudes de violencia entre la gente
más joven. Ante la presencia de estos ingredientes volátiles y la ausencia de una respuesta
poderosa por parte del sistema de justicia para mantenerlos bajo control, Lima podría
experimentar el crecimiento de una delincuencia juvenil extrema como aquella que emergió
en la ciudad de Nueva York en los años ochenta y en Río de Janeiro y Sao Paulo, Brasil, en
los noventa. De ser así, las tasas de robos, asaltos y asesinatos aumentarán de manera
alarmante y la sensación de inseguridad normalmente presente en la población limeña se
sentirá de manera más pronunciada.
Aún así, este posible futuro puede ciertamente evitarse. La segunda impresión que
The Bratton Group formó durante su visita a Lima fue aquella de una ciudad y país que
están preparados para confrontar el problema del aumento de la delincuencia en una
variedad de frentes. Los funcionarios municipales y nacionales reconocen las dimensiones
del problema y están dispuestos a actuar y lograr cambios importantes en los sistemas
jurídicos y de mantenimiento del orden público. Aquel que fuera un sector de interés
público extremadamente activo y responsable (ONGs), ha tomado las riendas; presentando
programas para la reforma del sistema jurídico, la prevención de la violencia contra las
mujeres, el desarrollo de instituciones en los vecindarios a nivel local y la recuperación y
reciclaje de espacios públicos que han sido utilizados de manera indebida y se encuentran
en situación de deterioro. Los éxitos en la recuperación de los espacios públicos en el
Cercado de Lima bajo el mandato del alcalde Andrade, son especialmente notorios y
sientan una base sólida para futuros avances. Esfuerzos de recuperación similares sirvieron
de base para la recuperación de la ciudad de Nueva York en los noventa.
Lo que se necesita ahora son sistemas mejores y más confiables para recopilar
informes sobre delitos, analizar datos sobre dichos delitos, responder a los patrones
delictivos locales y dirigir investigaciones locales. Con la implementación de reformas
decisivas para la administración de la información y los recursos policiales, la PNP podría
desempeñar un papel principal en el control de la delincuencia y la violencia callejeras.
Asimismo, la buena voluntad existente entre el gobierno de Toledo a nivel nacional y la
administración de Andrade en Lima brinda una oportunidad de cooperación entre las
autoridades que regulan el cumplimiento de las leyes a nivel nacional y el gobierno local,
que es esencial para la lucha exitosa contra la delincuencia urbana.
Junto con las reuniones de Compstat que se discutieron anteriormente, estas reformas
ayudarán a proporcionar una presencia policial más flexible, responsable y efectiva..
Fortalecerán y centrarán las investigaciones policiales en los vecindarios locales,
eliminando de raíz a los delincuentes crónicos y a los criminales violentos. Ayudarán a
establecer registros y bases de datos sobre delitos, delincuentes y modalidad policial
utilizada para dominar la delincuencia, a mejorar el procesamiento de los casos y a
monitorear al mismo departamento de policía, para así evitar casos de corrupción y
otros tipos de mala conducta policial.
A pesar de que no exista ningún conjunto de reformas policiales que por sí solo
pueda resolver los problemas de Lima Metropolitana, The Bratton Group cree que las
recomendaciones incluidas en este informe pueden proporcionar una base sólida sobre la
cual se pueda construir algo mejor. En muchos aspectos, Lima le recordó a los consultores
a la ciudad de Nueva York en 1994, año en que el “Commissioner” Bratton asumió el
control del NYPD (Departamento de Policía de Nueva York). Los líderes políticos a nivel
local y nacional, así como el sector que defiende el interés público (ONGs), los trabajadores
del sistema de justicia penal y el mismo departamento de policía parecieran estar listos y
dispuestos para ponerse a trabajar y lograr grandes cambios, siempre que éstos estén
destinados a evitar que la delincuencia y la violencia se salgan de control. Tal como en
Nueva York, esta diligencia y disposición en sí mismas constituyen el paso decisivo hacia
reformas poderosas y efectivas en la ciudad de Lima.
II. Observaciones generales sobre la delincuencia y el mantenimiento del
orden público
En general, los datos sobre delincuencia en Lima son poco confiables. La VII
Región de la PNP registró aproximadamente 57,000 delitos graves reportados en 2001, un
número demasiado bajo para una región metropolitana de ocho millones de personas. La
ciudad de Nueva York, por ejemplo, con una población similar aproximada a aquella de
Lima Metropolitana, registraba más de 500,000 delitos graves reportados allá por 1990.
Después de 12 años seguidos de reducción de la delincuencia, la ciudad de Nueva York aún
registra alrededor de 150,000 delitos graves reportados cada año.
Los datos de las encuestas a las víctimas en Lima muestran un escenario muy
diferente de aquel mostrado por las estadísticas policiales. El INEI calculó más de 900,000
robos y hurtos en la vía pública en 1997 y alrededor de 180,000 robos con allanamiento de
morada en base a sus propias encuestas.1 Estas cifras estimadas no incluyen los intentos
fallidos o frustrados de estos delitos, los que podrían aumentar el número a cerca de 1.3
millones de robos y hurtos en la vía pública2 y más de 300,000 robos con allanamiento de
morada. Estos números coinciden con la percepción pública generalizada en Lima de que
tanto la delincuencia en la vía pública como los robos con allanamiento de morada son
hechos muy comunes.
Las encuestas del Instituto APOYO para 1998 por lo general confirman los
resultados del INEI para 1997. A partir de las encuestas, Instituto APOYO calcula que en
Lima Metropolitana en 1998:
• Una de tres personas mayores de 18 años fue víctima de algún asalto o hurto o
intento de asalto o hurto.
• Uno de tres propietarios de vehículos sufrió el robo de su automóvil o de alguna
autoparte.
• Tres de cada 10 casas fueron víctimas de robos con allanamiento de morada o
intento de allanamiento.
Sólo un pequeño porcentaje de los encuestados por APOYO dijo que había denunciado a la
policía el hecho de haber sido víctima de delito:
• 16 por ciento de las víctimas de robos y hurtos en la vía pública denunció el delito.
• 24 por ciento de las víctimas de robos de automóviles y autopartes denunció el
delito.
• 38 por ciento de las víctimas de robo con allanamiento de morada denunció el
delito.
Al ser posteriormente interrogados por APOYO, muchos aseguraron no creer que alguna
vez recuperarían su propiedad perdida o que los criminales serían castigados, y que por este
motivo, no se tomaron la molestia de denunciar el delito. Está claro que existe muy poca
1
“Encuesta de Hogares sobre Victimización en Lima Metropolitana” del INEI, 1998
2
La frase “robos y hurtos en la vía pública” corresponde a la interpretación de The Bratton Group del término
“atracos” (mugging, en inglés) utilizado en el informe del INEI. En EE.UU., el término “street crime” se
utiliza de manera genérica para referirse al delito en cualquier lugar público incluyendo calles, lugares de
tránsito público o áreas comerciales.
confianza en que el sistema de justicia pueda capturar a los criminales, recuperar la
propiedad o castigar a los delincuentes. Desafortunadamente, la poca disposición a
denunciar el delito es una profecía que por su propia naturaleza contribuye a cumplirse. Si
la policía sólo recibe informes de una pequeña porción de lo delitos que se cometen, no
podrá de ninguna manera desarrollar datos que respondan efectivamente a los patrones
siempre cambiantes de la delincuencia. Esto es particularmente cierto en el caso de robos y
hurtos en la vía pública, cuyo nivel de denuncia en Lima es extremadamente bajo, haciendo
que sea casi imposible adquirir los datos actuales necesarios para planificar respuestas a los
múltiples y cambiantes patrones de robo y hurto. Las bajas tasas de denuncia se traducen en
una ceguera efectiva de la policía en relación a la realidad de la delincuencia en las calles.
Asimismo, según los datos, pareciera que algunas denuncias que efectúan los
ciudadanos a la policía no aparecen en las estadísticas policiales finales. Por ejemplo,
asumiendo el cálculo de APOYO de una tasa de 16 pro ciento de denuncias de robos y
hurtos en la vía pública y aceptando los cálculos estimado del INEI de 963,000 “atracos” y
467,000 intentos de “atraco”, entonces, los informes (denuncias) netos a la policía sobre
robos y hurtos en la vía pública, efectivos y frustrados, deberían totalizar más de 228,000 y
más de 154,000 robos y hurtos efectivos en la vía pública solamente. De hecho, el número
de denuncias policiales es mucho menor. En el primer trimestre del 2002, por ejemplo, la
PNP registró cerca de 14,000 denuncias de delitos graves en total para todas las categorías
delictivas, lo que da como resultado 50,000 a 60,000 delitos de todo tipo para el año. 3 Esta
es una discrepancia extremadamente amplia entre los números de delitos que las víctimas
dicen que están denunciando y los números de delitos que la policía registra en última
instancia. En base a su experiencia en otras ciudades, The Bratton Group creería que estos
informes no se pierden intencionalmente, sino que son procesados de manera deficiente en
cada una de las instancias por las que pasan, debido a la falta de procedimientos
sistemáticos para el registro de denuncias (informes) sobre delitos. Una de las mayores
prioridades de la PNP debería ser el establecimiento de procedimientos de operación
estándar para el registro de los delitos, que deberían llevarse a cabo durante las operaciones
diarias.
Un problema secundario en el mantenimiento de estadísticas exactas sobre los
delitos en Lima es la presencia de múltiples jurisdicciones policiales. Es probable que los
departamentos policiales municipales reciban las denuncias sobre delitos y que las unidades
de Serenazgo estén respondiendo a los delitos en proceso y tomando declaraciones; sin
embargo, estos informes puede que sean o no remitidos a la PNP. Cualquier sistema de
denuncia de delitos debería estar diseñado para garantizar que la PNP reciba oportunamente
copias de cada denuncia sobre algún delito que haya sido registrado por la policía
municipal y las unidades de Serenazgo.
Lima y la PNP enfrentan dos grandes desafíos dentro del marco de su trabajo para
mejorar la calidad de los datos sobre la delincuencia en la ciudad:
1) La PNP debe diseñar y poner en marcha un sistema de denuncias de delitos que sea:
a. De fácil utilización para el público y el personal policial.
b. Completo y exacto al momento de recopilar información sobre los delitos.
c. De fácil utilización para los jefes de la policía a fin de que puedan analizar
los patrones delictivos y recuperar otra información que pudiera ser
importante.
3
No queda claro para The Bratton Group si este total de denuncias sobre delitos de 14,000 incluye denuncias
de hurtos o si los hurtos están listados en alguna otra categoría.
1) En base al trabajo conjunto, los gobiernos municipales de Lima y la PNP deben
recuperar la confianza de la gente para que denuncien los delitos a la policía. Estas
son algunas maneras de lograrlo:
a. Una mejor investigación sobre delitos parados.
b. Sembrar la idea de que denunciar los delitos redundará en beneficio de la
víctima y es vital para proteger a toda la comunidad.
c. Divulgar y alentar las denuncias de delitos a través los medios y los grupos
comunitarios.
Crimen violento
La mejor noticia en el caso de Lima es que el crimen violento en las calles no ha
alcanzado los niveles alguna vez vistos en Nueva York y que actualmente se experimentan
en Caracas, Venezuela y en las ciudades más importantes de Brasil. A pesar de haber
alcanzado su pico a mediados de los noventa, los homicidios en Lima disminuyeron
significativamente a finales de dicha década. Además, según las encuestas de APOYO de
1998, el uso de armas de fuego no estaba muy difundido en los delitos cometidos en las
calles en 1998. 23% de las víctimas de robos y hurtos en la vía pública reportaron que se
habían utilizado armas blancas para cometer dichos delitos y sólo 5 por ciento de las
víctimas declaró el uso de armas de fuego. La mayoría de delitos en la vía pública no
condujeron a ataques físicos reales a la víctima ni a originar lesiones. Los secuestros al
paso, delito aterrador que ha afectado a algunos otras ciudades de América Latina, no era
muy común en Lima en esa época. Sólo 15 de los más de 10,000 encuestados por APOYO
indicaron que habían sido víctimas de secuestros al paso. Existía una clase de delincuentes
más profesionales que utilizaban armas, según lo demuestra cierto informe sobre el uso de
armas en más del doble de robos a individuos de clases más altas comparado con robos a
individuos más pobres. Estos ladrones buscan áreas y víctimas más adinerados y deben
equiparse con armas de fuego para realizar su trabajo. De manera similar, se utilizaron
armas en la mitad de los secuestros al paso.
Lima debería luchar por evitar este destino mediante el control del comercio ilegal
de armas y la persecución despiadada de los traficantes ilegales de armas. The Bratton
Group no está familiarizado con la legislación peruana sobre armamento. Los consultores
favorecen aquellas leyes que exijan licencias para todos los comerciantes de armas y
propietarios de armas y que incluyan penalidades estrictas y cárcel para los que incumplan
con dichas leyes, incluyendo a traficantes legítimos que con conocimiento de [...] es
aplicarlas categóricamente, por medio de la investigación concienzuda de cualquier delito
relacionado con el uso de armas y tratando de aprender cómo se adquirieron las armas
utilizadas para cometer el delito. Un ataque más dirigido y localizado a los narcotraficantes,
quienes son por lo general traficantes de armas también, ayudará a controlar el comercio de
armas y a eliminar las armas ilegales de las calles.
Actualmente la PNP tiene poco impacto en la delincuencia en las calles. Uno podría
ver el problema de manera sucinta examinando los arrestos realizados por la PNP. Los
oficiales de la VII Región de la PNP informaron a The Bratton Group que la policía de la
región había realizado cerca de 23,700 arrestos en Lima Metropolitana en 2001, incluyendo
cerca de 4,000 arrestos por delitos graves. Estos números son demasiado bajos como para
tener un efecto significativo en la delincuencia en una región con ocho millones de
personas y un millón de delitos que se cometen en las calles. Esto alcanza un total de un
arresto por año por cada empleado de la policía de la VII Región. A modo de comparación,
la Policía de Nueva York, en una ciudad del mismo tamaño que Lima Metropolitana,
realiza más de 300,000 arrestos por años, incluyendo más de 40,000 arrestos por los siete
delitos más graves conocidos en EE.UU. (llamados “felones” en inglés): asesinato,
violación, robo, asalto, robo con allanamiento de morada, hurto mayor y robo de
automóviles.
La PNP no cuenta con personal suficiente y aún así no aprovecha de manera suficiente las
unidades de Serenazgo que despliegan 27 municipalidades en Lima Metropolitana. Una
manera obvia de aumentar la presencia de las patrullas en cualquier municipalidad que
posea unidades de Serenazgo sería coordinar de manera efectiva las acciones con dichas
unidades. La rivalidad entre las unidades policiales y las jurisdicciones coincidentes es uno
de los problemas más contraproducentes en el mantenimiento del orden público. Con los
problemas actuales de delincuencia, Lima no puede darse el lujo de que existan rivalidades.
The Bratton Group prevé una cooperación sin problemas entre las patrullas de la PNP y
Serenazgo, quizás utilizando más las unidades de Serenazgo para casos de respuestas ante
emergencias y reservando las patrullas de la PNP para operaciones específicas que
requieran oficiales uniformados o vestidos de civil. Los distritos de la PNP tienen tan poco
vehículos que trabajar de cerca con las unidades de Serenazgo, que por lo general están
mejor equipadas, aumentaría su movilidad policial general y su respuesta. La inauguración
del nuevo centro de respuesta ante emergencias en 50 puestos de la PNP podría ser un
buena ocasión para experimentar un trabajo conjunto y coordinado entre las unidades
policiales de Lima.
Las leyes actuales que demandan supervisión fiscal en cada paso de la investigación no
son prácticas debido a la gran cantidad de casos que se asignan a cada investigador como
consecuencia de habitar áreas urbanas densamente pobladas. La supervisión y observación
fiscal en las investigaciones son ciertamente necesarias y recomendables, especialmente en
un país donde el público sospecha de abuso policial. No obstante, debido a que las
investigaciones policiales deben ser continuas las 24 horas del día, en múltiples casos,
sobre todo bajo las circunstancias actuales, el fiscal está presente en la comisaría sólo ocho
horas al día y puede participar personalmente sólo en algunas etapas de la investigación, en
muy pocos casos al día. Actualmente, la supervisión fiscal de las investigaciones en Lima
se traduce en un gran cuello de botella, lo que aletarga los avances en los casos de
investigación en la ciudad. De hecho, existen métodos más eficientes y mejores para
defenderse de los abusos de las investigaciones que tener que ordenar la presencia continua
de un fiscal. El sistema para la Administración de Casos de Investigación mencionado
anteriormente constituiría uno de tales métodos. Otra salvaguarda posible podría ser el
registro codificado por tiempo o la grabación de videos de los interrogatorios policiales
como se realiza en algunos países europeos.
The Bratton Group recomienda enfáticamente que se fortalezcan las unidades de lucha
contra el narcotráfico en las comisarías y se permita que dichas unidades conduzcan
investigaciones completas de los grupos de narcotraficantes locales. Actualmente las
unidades de Seandro que son asignadas a las comisarías se limitan a realizar arrestos de
traficantes callejeros de menor importancia y debe transferir cualquier asunto de
inteligencia que puedan haber descubierto sobre las pandillas de narcotraficantes (para su
posterior investigación) a las unidades de la Deandro que cubren áreas de operación más
grandes. Existen también unidades de Divandro que investigan casos realmente grandes.
Las jurisdicciones coincidentes de Seandro y Deandro parecen ilógicas y
contraproducentes. ¿Por qué no dejar que las unidades locales de Seandro se dediquen a
casos contra los miembros más importantes de estos grupos? Se requiere un mayor estudio
de la sección de lucha contra las drogas de la PNP; sin embargo, la recomendación inicial
de The Bratton Group sería utilizar la unidad local de lucha antidrogas (Seandro) para hacer
frente a estos grupos de traficantes locales y evitar su arraigo.
El sistema jurídico
Al igual que en muchos países latinoamericanos, el sistema jurídico en Perú parece
haber sido diseñado para tiempos en los que existía la delincuencia anónima en las calles.
El sistema inquisitorial, que requiere que el juez (o jueces) de un caso actúe como
investigador y juzgue entre la persona agravada y el delincuente acusado, supone un
contexto totalmente diferente al de la metrópolis de crecimiento vertiginoso de la Lima
Metropolitana de hoy. Antes del crecimiento de las grandes ciudades, las víctimas por lo
general conocían al criminal y se presentaban a los tribunales para presentar una demanda
contra personas que podían identificar. Hoy, en una ciudad de ocho millones de habitantes,
la mayoría de los criminales callejeros son anónimos y el más grande desafío para la policía
radica en identificar criminales para poder comenzar a procesarlos. La reforma del sistema
jurídico peruano debería reconocer este hecho. Si la policía tuviera alguna oportunidad de
romper el anonimato que protege a los modernos criminales de las calles, las leyes deberían
permitir las investigaciones de los criminales cuyos nombres no son conocidos aún para la
policía y el mantenimiento de grandes registros de antecedentes penales. El abuso policial
de su poderío investigador para espiar a gente inocente u opositores políticos es una
atrocidad increíble. El uso de información recolectada por la policía sobre delitos pasados
con el propósito de capturar a los delincuentes es la esencia de un buen trabajo policial.
La sensación de que la ley peruana brinda impunidad a los delincuentes parece estar
enraizada en tres puntos principales. Primero, la lentitud del proceso de justicia; segundo, el
tratamiento benévolo a los delincuentes menores de edad; y tercero, el hecho de que
muchos ladrones no son encarcelados debido a que la propiedad robada tiene un valor muy
bajo como para justificar una sentencia a prisión según la ley.
El Congreso ciertamente debería tomar medidas para evitar que se aborden estas
preocupaciones en el orden inverso, como lo es considerar que el valor de la propiedad
robada sea el necesario para justificar una sentencia a prisión. Asimismo, el empleo de la
violencia o la amenaza de violencia (por ejemplo, mostrar un arma a una víctima de robo)
deberían, por sí solos, definirse como un crimen que justifica un tiempo de encarcelamiento
para el perpetrador, independientemente de la cantidad de dinero que realmente se haya
hurtado. En tercer lugar, el estudio de APOYO hace referencia a un cargo por “robo
sistemático” que puede utilizarse para justificar penas más severas para aquellas personas
que pueden quedar como delincuentes reincidentes, incluso si están robando pequeñas
cantidades de dinero y propiedad de poco valor. Si se cuenta con mejor información y
mejores métodos de archivo de registros para documentar a los criminales reincidentes, y si
se tiene el respaldo de una mejor cooperación entre la policía y los fiscales, a fin de ir en
busca de estos criminales con casos mejor documentados, muchos de estos ladrones
callejeros que ahora operan con impunidad, podrían ser castigados y encarcelados bajo el
cargo de Robo Sistemático. Aquí tenemos un ejemplo de cómo puede un sistema funcionar
mejor según la legislación existente, siempre que exista un esfuerzo mejor informado y
coordinado al momento de ejercer la ley. El Sistema de Denuncia de Delitos recomendado
más arriba junto con un Sistema de Informes de Arrestos podrían fácilmente arrojar los
datos necesarios para establecer cargos de robo sistemático contra los delincuentes crónicos
que pasan inadvertidos a través de la custodia policial muchas veces.
El encarcelamiento del curso de la justicia en los tribunales va mucho más allá de los
conocimientos expertos y competencia de The Bratton Group. Como visitantes
provenientes de otra cultura, los consultores sólo dirán que el sistema de justicia peruano
pareciera necesitar una reforma procesal sustancial. Los peruanos a quienes los consultores
conocimos durante el viaje nos impresionaron por ser personas tremendamente racionales y
prácticas. El sistema de justicia causó la impresión de ser disfuncional, poco práctico y, por
momentos, irracional. En Lima, serán necesarias reformas que establezcan un sistema de
justicia más rápido y práctico, si se quieren alcanzar los desafíos planteados por los
crecientes problemas de delincuencia en las calles.
The Bratton Group cree que sería inmanejable y nada práctico intentar aplicar el
sistema Compstat en Lima Metropolitana de inmediato. Los consultores, por ende,
recomiendan establecer un distrito modelo en una o más municipalidades de Lima para que
sirva de laboratorio, donde se pueda desarrollar y refinar los nuevos métodos para el
mantenimiento del orden público.
Dentro del marco de este Distrito Modelo, toda la policía nacional y municipal
empezaría a utilizar el sistema de denuncia de delitos y el formato de denuncia de delitos
recomendado más abajo bajo el título Establecer un nuevo sistema de denuncias de delitos.
Todas las instancias policiales nacionales y municipales dentro del Distrito Modelo estarían
sujetas a supervisión del proceso Compstat descrito abajo bajo el título Establecer
reuniones Compstat. Cada comisaría de la Policía Nacional dentro del Distrito Modelo
tendría asignados investigadores adecuados para investigar delitos locales e instituiría
sistemas de administración para los casos de investigación, según se describe más abajo
bajo el título Establecer sistemas para la administración de los casos de investigación.
Cada comisaría tendría también asignados investigadores antidrogas adecuados con la
autoridad de llevar casos de investigación contra los grupos traficantes que operan en la
zona, según lo descrito bajo el título Fortalecer la lucha antidrogas a nivel local.
Según The Bratton Group tiene entendido, las unidades de Serenazgo fueron
establecidas debido a que los alcaldes sintieron una creciente presión por parte del público
para contrarrestar la delincuencia. No pudieron dirigir a la Policía Nacional y los
departamentos de la policía municipal carecían de autoridad para efectuar arrestos o
contrarrestar los delitos graves. Los alcaldes creyeron hallar la solución al emplear oficiales
de la policía nacional que no estuvieran en servicio en ese momento para patrullar la zona
con sus propias unidades y otorgarles facultades equivalentes a las de policía nacional. El
Serenazgo, así como unidades similares de vigilancia que The Bratton Group observó en
Chile y Ecuador, son una expresión de la frustración experimentada por los gobiernos
municipales con respecto al paradigma de la Policía Nacional. Por otro lado, Serenazgo
también ha generado un clima de frustración, lo que originó que la PNP perciba de manera
negativa la interferencia y competencia de Serenazgo.
The Bratton Group recomienda que Lima desarrolle un sistema de denuncias basado
en el modelo de Nueva York, dentro del marco del Distrito Modelo. Al utilizar un solo
formulario estándar, se autorizará, exigirá y capacitará tanto a la Policía Nacional como a la
Policía Municipal dentro del marco del Distrito Modelo, para que tomen denuncias de
víctimas que los aborden en las calles, o que encuentren durante el cumplimiento de su
deber. Cuando exista información disponible sobre la población delictiva y sus actividades
recientes, los departamentos policiales de Lima deberían registrar dicha información lo más
pronto posible y de la manera más conveniente para la víctima.
Uno de los objetivos de Compstat es colocar los delitos y condiciones locales frente
a la atención de los altos mandos. Ellos pueden utilizar su autoridad para garantizar que los
recursos adecuados estén disponibles para hacerle frente a los problemas graves. Si, por
ejemplo, los investigadores de la comisaría local han estado realizando un trabajo
inadecuado al momento de enfrentar una serie de tiroteos en un vecindario, los altos jefes
podrían instruirlos en los pasos específicos que desean se den en las semanas siguientes.
Cada reunión Compstat genera una lista de puntos de acción que especifica quiénes son los
jefes y supervisores que serán responsables de lograr cada uno de estos puntos de acción.
En las reuniones sucesivas, los jefes y supervisores asumirán las responsabilidades de haber
alcanzado o no las metas de cada punto de acción incluido en la lista.
El informe constituirá un medio fácil para referirse a las condiciones de delincuencia con
sólo una mirada, y permitirá ver dónde ha aumentado la delincuencia o dónde ha
disminuido en la última semana, así como las tendencias a más largo plazo.
• Iniciar reuniones Compstat regulares en la sede de la VII Región de la PNP. Cada
reunión se centrará en diversas comisarías de la PNP del Distrito Modelo. Los
asistentes incluirán a:
o El Jefe de la PNP para la VII Región o su representante para presidir las
reuniones.
o El Jefe de la Dirincri (Investigaciones).
o El Jefe de la Lucha antidrogas.
o El Jefe de JUSE (Operaciones especiales).
o El(los) Coronel(es) a cargo del área donde se ubica el Distrito Modelo.
o Jefes de las unidades de investigación especial, si fuera necesario.
o Los jefes de comisaría
o Los fiscales de comisaría.
o Los jefes de las unidades de investigación de las comisarías.
o Los jefes de las Seandros de las comisarías (unidades antidrogas locales).
o Los directores de seguridad pública de las municipalidades cubiertas por las
comisarías de la PNP bajo revisión.
Tal como ya han observado los consultores, la supervisión estricta en cada paso de
la investigación por parte de los fiscales no es necesaria ni deseable debido a que dicha
supervisión frenará significativamente el curso de las investigaciones. Los consultores
describirán aquí un sistema para la administración de los casos de investigación que debería
proporcionar una amplia supervisión, tanto por parte de los supervisores de las
investigaciones como de los fiscales. The Bratton Group nuevamente subraya la necesidad
de permitir que los investigadores sigan casos no resueltos en donde el perpetrador del
delito no es conocido aún. A medida que las unidades descentralizadas del Distrito Modelo
intensifiquen su labor, se deberían autorizar investigaciones para crímenes y patrones
delictivos en donde el sospechoso no sea conocido inmediatamente, lo que en la mayoría de
ciudades de EE.UU., a modo de ejemplo, representa más de 75 por ciento de todos los
casos.
[…] trabajar para identificar y arrestar a los miembros de estos grupos traficantes que
operen en dicha área.
• Si la ley peruana lo permite, algunos miembros de cada equipo antidrogas deberían
funcionar como agentes secretos, haciéndose pasar por compradores de drogas, a fin
de juntar evidencia e inteligencia sobre los narcotraficantes. Si la legislación
prohibiera por ejemplo cualquier actividad de este tipo, la ley debería cambiarse.
• El objetivo de la lucha antidrogas es identificar y arrestar a aquellos que tienen el
control del tráfico de drogas, no sólo a los vendedores de las calles. Los equipos
antidrogas deberían poder formar buenos casos contra los líderes de estas
organizaciones a través de interrogatorios a los vendedores de las calles, vigilancia
de las operaciones de estos grupos y uso de la evidencia recolectada por los agentes
secretos.
• La información recopilada con respecto a los principales traficantes de drogas que
no se ubiquen dentro del área geográfica del equipo se compartirá con unidades
antidrogas centralizadas para su investigación.