Bagú. Tiempo, Realidad Social y Conocimiento.

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 13

a) EL HOMBRE COMO PERSONALIDAD

"Lo esencial en todo aquello que ayud al hombre a salir, por decirlo as, de la naturaleza -comprueba Martin Buber (1950, 191)--y, a pesar de su debilidad como ser natural, a
mantenerse frente a ella [. . .] fue que se uniera a sus semejantes". No hay ser humano sino en
el contacto con seres humanos.
Comparte el hombre esta condicin de su existencia con los otros primates que le precedieron
en la escala filogentica, como el australopiteco, forma tarda de oreopiteco, as como
probablemente las formas tempranas de esta variedad, que algunos paleontlogos ubican hace
5.000.000 de aos. Tambin con otros mamferos, insectos y seres vivos de organizacin
elemental.
Hay dos escalas de complejidad en esta condicin. En una, el ser vivo es o no es, vive o
muere segn se mantenga, o no, su ntima conexin con otros seres de su especie, como en los
casos del hombre y algunos organismos muy elementales. En otra, el ser vivo slo puede
llegar a ser es decir, desarrollar su potencial mientras mantenga esa ntima conexin. Es
tambin el caso del hombre y, adems, de algunos de sus antepasados ms inmediatos. En la
primera escala lo que est en juego es la existencia misma del individuo; en la segunda, el
grado de desarrollo de su existencia.
En la vasta serie de la evolucin de las especies, el hombre, primate superior capaz de
descubrir nexos entre fenmenos e inventar smbolos mltiples, slo pudo sobrevivir porque
sobrevivi el grupo de sus iguales. Lo que tena de biolgicamente diferente su sistema
nervioso y, en particular, su corteza cerebral necesitaba para desarrollarse del contacto
incesante con otros miembros de la nueva especie. Si el pitecntropo, una ve/ aparecido en el
cuadro de la vida sobre la tierra, no hubiera podido seguir existiendo en grupo, de el no habra
surgido el hombre contemporneo, sino que habra revertido a tipos inferiores de evolucin o,
quiz, desaparecido radicalmente.
A manera de referencia para toda su teora del fenmeno humano, Teilhard de Chardin
escribi una frase "el fenmeno social: culminacin, y no atenuacin, del fenmeno
biolgico" (1955, 247) que, en el contexto de su obra, puede interpretarse en ms de un
sentido. Uno de ellos es que la personalidad del ser humano slo puede lograrse como
fenmeno social. Queda eliminada cualquier concepcin de lo humano como dado, en toda su
realidad, desde que el hombre como individuo surge a la vida.
No se trata de hbito ni de condicionamiento, sino del contenido del proceso gentico en cada
miembro de la especie. Engels y Marx lograron decirlo en estilo preciso: "Los individuos se
hacen los unos a los otros, tanto fsica como espiritualmente, pero no se hacen a s mismos"
(1846, I, 2, 40).
Los dos jvenes pensadores alemanes escriban 37 aos despus del primer anuncio
evolucionista de Lamarck y 12 antes de la lectura pblica conjunta de los trabajos fundadores
de Darwin y Wallace. En ese manuscrito del ao 46, que ellos no publicaron en vida, se
haban propuesto, tan slo, "esclarecer las cosas ante nosotros mismos". Cuando fue hallado,
algunos de los pasajes aparecan suprimidos, al parecer por propia mano de los autores. En
uno de stos se lee nada menos que lo siguiente: "Reconocemos solamente una ciencia: la
ciencia de la historia" (ibidem, Apndice, 676) . Como al comenzar el manuscrito haban
dejado establecido que "la primera premisa de toda historia humana es, naturalmente, la
existencia de individuos humanos vivientes" (ibidem, I, II, 19), si no hubieran eliminado
aquel pasaje, esta "primera premisa" habra sido aplicada a la nica ciencia del hombre por
ellos reconocida.

Esta "primera premisa" es tan vlida hoy como cuando ambos la enunciaron. De ella
partimos nosotros tambin para nuestro anlisis, porque de hombres vamos a hablar. Slo que,
para comprender su alcance, debemos agregar las dos observaciones siguientes:
1.

El desarrollo mental posible del ser humano es la consecuencia de una


conformacin del cerebro que ya existe en las etapas primeras de la
historia de la especie, cuya antigedad se calcula en centenares de miles
de aos (para algunos paleontlogos, mucho ms de un milln); as
como en una etapa muy temprana en la historia personal de cada
individuo. Entre el punto de partida de la historia personal de un ser
humano normal cualquiera y su edad adulta hay una lnea de
desarrollo efectivo de la capacidad mental extraordinariamente ms
prolongada que la que se tiende entre los dos polos correspondientes
en la historia de cualquier otro ser vivo de una especie no humana.

2.

La posibilidad de que el individuo hombre recorra esa distancia


depende de cierto medio bioqumico an no bien conocido, y del
tipo de participacin que ese individuo tenga en la produccin de la
realidad social. En una magnitud mucho mayor que cualquier otro
sistema de materia viva, el sistema nervioso de un ser humano necesita
para su desarrollo del constante intercambio con los de otros seres
humanos. Ese intercambio se efecta por medio de un orden instrumental
formado por un complejo de signos convencionales y de otros rdenes
instrumentales o simblicos (II).

Partiendo de ambas observaciones, podemos formular una hiptesis. Si el proceso de


desarrollo de la capacidad mental de un individuo a lo largo de una existencia de duracin
media en la actualidad, de 70 a 75 aos en los pases industriales ms avanzados es
sumamente prolongado; si la posibilidad de ese des arrollo se encuentra, en alta proporcin,
determinada por la realidad social y por la participacin, es lgico suponer que los lmites de
su desarrollo mental posible puedan an ampliarse considerablemente. En otras palabras,
sufriendo el tipo de realidad social radicales transformaciones y alterndose de modo
tambin sustancial el tipo de participacin que el individuo tenga en la produccin de esa
realidad, es muy probable que su capacidad mental se desarrolle mucho ms all de los
lmites conocidos.
Esta hiptesis nuestra contrasta fuertemente con la opinin de algunos bilogos
contemporneos segn quienes, al elevarse la tasa de crecimiento vegetativo en los sectores
de la poblacin mundial de coeficiente mental inferior, el nivel promedio de inteligencia tiende a disminuir, debido a que el factor gentico es uno de los dos que determinan el desarrollo
de la capacidad mental. El otro es el ambiente, que los bilogos referidos admiten, pero cuya
funcin determinante no explican, o bien explican de modo tan mecnico y elemental que su
anlisis no se puede expresar en trminos especficamente histrico-sociales. Este planteamiento, por lo dems, parte de la identificacin de capacidad mental potencial con nivel
intelectual concreto, medido este mediante cierta dase de t ests que, no por extraa
coincidencia, hace aparecer los niveles mentales mnimos en los sectores de poblacin de me
nor c apandad econmica. En rigor, el nico fenmeno de existencia comprobada entre los
que mencionan estos bilogos es el aumento relativo y absoluto de los
pobres en muchas regiones del mundo. Traduciendo sus experiencias en trminos
profesionales, afirman ellos que el nivel promedio de la inteligencia desciende. No existe, sin
embargo, ninguna metodologa rigurosa que pueda avalar esta conclusin.

b) LA RELACIN FUNDAMENTAL:
REALIDAD SOCIAL
MIENTO DE LA REALIDAD SOCIAL

Y CONOCI-

Hemos hablado de intercambio pero, al finalizar nuestra introduccin, comprobamos que


el vocablo no nos es fiel. Lo que, en realidad, queremos decir es inter-gnesis. Los seres
humanos se intergeneran recproca e incesantemente.
La realidad social, esa intergnesis de lo humano, es nuestra condicin de vida y, a la vez,
la materia de nuestro conocimiento de lo social. Esos dos polos de la relacin, sin fundirse,
slo se explican como partes de un mismo proceso. El nexo que se establece entre ambos no
es del tipo que se presenta entre dos objetos inanimados, sino de otro tipo especial.
Esforzarse por conocer es partir de la hiptesis de que lo cognoscible posee una
organizacin. Es el primer requisito de toda ciencia. Esforzarse por conocer el conocimiento
de lo social y lo social mismo es suponerles organizados. Ni lo social es un azar, ni lo conocemos por azar.
Fuera de las dudas que puedan oponerse a lo que el hombre conoce hasta ahora de lo
social --en la misma medida en que hay dudas acerca de cualquier conocimiento emprico o
cientfico--, est fundado en la suposicin de que es muy vasto lo que al hombre le resta an
por conocer en ese orden. Pensamos en aquellas sociedades extinguidas que hasta ahora
apenas han sido investigadas y en las muchas que suponemos que han existido sin que an las
hayamos descubierto. Pensamos, asimismo, en esas fracciones de nuestra propia realidad
social cuya exteriorizacin vemos, pero cuya naturaleza no comprendemos.
Por eso podramos llamar cognoscible a la realidad que tomamos como uno de los dos
trminos de nuestra relacin fundamental; cognoscible no significa aqu actitud pesimista
aquello que se opone a lo que no es cognoscible para el hombre, con lo cual se admitira que
hay algo de lo social que el hombre nunca podr llegar a conocer, sino actitud optimista-sino el conjunto de lo que ya conocemos y de lo que ya podremos llegar a conocer. Un
horizonte abierto a la investigacin creadora.
La aclaracin no es ociosa. Tenemos la conviccin de que la naturaleza de nuestra
relacin fundamental (realidad social-conocimiento de la realidad social) depende, entre otros
factores, de ese fragmento que desconocemos de la realidad social pasada y de la actual.
Nuestro propio dficit pasa, as, a formar parte de nuestra dinmica.

CAPTULO VI
LA APTITUD GNOSEOLGICA
a] HACIA UNA TEORA DEL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD SOCIAL. 1.
Pensar sobre cmo pensamos, sobre cmo llegamos a conocer el mundo fsico y a
conocernos nosotros mismos tiene en Occidente la antigedad de su cultura. Los griegos
dejaron los grmenes de una gnoseologa. La Edad Media resolvi su problema trasladndolo
a la teologa. A partir del Renacimiento se va elaborando una gnoseologa que aspira a
acompaar el desarrollo cientfico y otra que se mueve dentro de los lmites de una verdad
revelada, absoluta o intuida.
Conocer el mundo fsico no es, sin embargo, lo mismo que conocer la realidad social de
los hombres, aunque ambos procesos tienen captulos comunes. En la cultura occidental,
cuya teora del conocimiento de lo fsico tiene races tan antiguas, slo surgen contribuciones
parciales y esto a partir del siglo xix para la elaboracin de una teora del conocimiento
de la realidad social. Hay, claro est, aportes utilizables y fecundos procedentes de otras
disciplinas cientficas, y en la historia de la filosofa occidental surgen lneas de pensamiento
que es indispensable explorar. Tarea sta nada compleja, porque se trata de clsicos de fcil
acceso.
Thomas Hobbes (1588-1679) es claro, didctico. Los pensamientos del hombre,
considerados individualmente, son "una representacin o apariencia de alguna cualidad o
accidente de un cuerpo fuera de nosotros, lo cual es comnmente llamado un objeto. Un
objeto determinado acta sobre los ojos, odos y otras partes del cuerpo del hombre; y
mediante la diversidad de su accin, produce la diversidad de aspecto [...]. No hay
concepcin en la mente humana que no haya sido en su origen, totalmente o por partes,
engendrada en los rganos de los sentidos".
El proceso es ste: "La causa de la sensacin es el cuerpo externo, u objeto, que
presiona el rgano caracterstico de cada sentido [.. .] y esa presin, por la mediacin de los
nervios y otras fibras y membranas del cuerpo contina internamente hasta el cerebro y el
corazn, ocasiona all una resistencia, o contra-presin, o empeo del corazn de
descargarse, empeo que, por estar orientado hacia afuera, parece ser alguna cosa exterior a
nosotros. Y este parecer o fantasa es lo que los hombres llaman sentido; y consiste./en
cuanto al ojo, en una luz o color figurados; en cuanto al odo, en un sonido; en cuanto a la
nariz, en un olor; en cuanto a la lengua y el paladar, en un sabor; y en cuanto al resto del
cuerpo, en calor, fro, dureza, suavidad y todas las otras cualidades que discernimos mediante la sensibilidad. Todas las dichas cualidades, llamadas sensoriales, estn en el objeto
que las ocasiona adems de tantos movimientos diversos de la materia por los cuales
presionan nuestros rganos diversamente. No hay nada en nosotros que sea presionado y que
sea algo ms que diversos movimientos (porque el movimiento slo produce movimiento) ".
(Leviathan, 1651, cap. I. Trad. nuestra).
Triunfo de la mecnica, pero llevando sus consecuencias hasta un materialismo integral,
porque Hobbes niega la existencia del alma y, en el enfrentamiento de Iglesia y Estado, toma
el partido de este ltimo.
Su gnoseologa y su negacin de la metafsica se conectan en seguida con una posicin
militante: las universidades del mundo cristiano, basndose en Aristteles, ensean que la
cosa vista arroja sobre el ojo una "especie visible", la cosa oda una "especie audible", y as
sucesivamente, lo cual constituye "un discurso sin significacin", que deber ser suprimido
cuando se reajuste la funcin de las universidades en el Commonwealth. Mecanicismo,

gnoseologa materialista y objetivista, atesmo y anticlericalismo. El filsofo escribe


pginas que pueden inspirar, en su momento, a una burguesa en ascenso o a un monarca
que se rebele contra la tutela papal.
John Locke (1632-1704) trabaj durante ms de treinta aos de su madurez intelectual
en redactar y depurar su Ensayo referente al conocimiento humano y dej, por fin, los
originales corregidos para una edicin definitiva poco antes de fallecer. Esta edicin definitiva
vio la luz en 1706. All se enfrentan dos tesis en conflicto. "Yo s reconoce que es una
doctrina aceptada la de que los hombres tienen ideas innatas y caracteres originales impresos
sobre sus mentes en su primersimo ser". Error, afirma: la mente es un "papel blanco". A la
pregunta de dnde la mente se provee de todos los materiales de la razn y el conocimiento,
responde: "De la experiencia, en la que todo nuestro conocimiento est fundado y de la que,
en ltima instancia, deriva". Pero ese origen se desdobla. Hay dos "fuentes de conocimiento":
la sensacin, "que depende enteramente de nuestros sentidos" y la reflexin, "que cada
hombre tiene enteramente en s mismo" y que consiste en "la percepcin de las operaciones de
nuestra propia mente", operaciones que proporcionan al entendimiento "otro conjunto de
ideas que no podran lograrse de las cosas externas" (An essay concern ing human
understanding, vol. I, libro II, cap. I. Trad. nuestra).
Padre reconocido de la teora denominada liberalismo burgus en el lxico actual una
de las varias expresiones polticas del capitalismo occidental, Locke acepta el objetivismo
empirista, digno de corresponder a la revolucin cientfica de su tiempo, pero deja a salvo
un mnimo de actividad mental autnoma, con lo cual su teora del "papel blanco" reconoce
dos fuerzas capaces de borronearlo: una exterior y otra interior, puesta sta, sin embargo, en
movimiento por aqulla.
George Berkeley (1685-1753), obispo de Cloyne, Irlanda, concibe su obra en oposicin a
la teora del conocimiento de Locke, cuya difusin en los medios intelectuales del siglo
XVIII ingls haba acompaado las transformaciones cientficas y el ascenso de la monarqua y la burguesa britnicas a la primera categora del poder mundial. "Se nos dice
escribe que como la mente es capaz de considerar cada cualidad por separado, o
abstrado de aquellas otras cualidades con las que se encuentra unida, construye, por ese
medio, ideas abstractas. Por ejemplo [... ] construye las ideas abstractas de extensin, color
y movimiento". Pero, a pesar de esta opinin que es la de Locke, autor al que cita
expresamente en otros pasajes de sus obras el hecho cierto es que "me es imposible
formarme la idea abstracta del movimiento como algo distinto del cuerpo que se mueve y
que no es ni rpido ni lento, ni curvilneo ni rectilneo; y lo mismo puede ser dicho de todas
las otras ideas generales abstractas". Por lo cual "niego que yo pueda abstraer una de otra, o
concebir separadamente, aquellas cualidades que no pueden existir separadamente". Sin
embargo, advierte, "no niego en absoluto que haya ideas generales, sino que haya algunas
ideas generales abstractas" (A treatise concerning the principies of human knowledge, 1710,
introduccin. Trad. nuestra).
Hasta aqu, Berkeley, al entrar de este modo en el antiguo debate sobre los universales,
se afilia a las corrientes empiristas. En su negacin de Locke, incisivo a menudo sin perder la
impecabilidad de su estilo rico en recursos literarios, llega a satisfacer a los pragmatistas
ms exigentes al declarar la imposibilidad de concebir el movimiento sin el cuerpo que se
mueve. Su crtica de Locke gnoseolgica y ontolgica ataca a veces lo que hay en este
autor de residuos metafsicos. Su afirmacin de que no pocos de los postulados de los
filsofos contemporneos, cuando tratan de la nocin de lo abstracto, se disuelven en un
"abuso del lenguaje" (ibdem) y su insistencia sobre este argumento en otros pasajes de sus
obras obligan a reconocerle como un importante predecesor del empirismo lgico del siglo

xx, cuyo programa explcito es el de acabar con los residuos metafsicos y testas en la formulacin cientfica y forjar un lenguaje cientfico objetivo.
Pero la solucin fundamental que ofrece su gnoseologa, en contraposicin a la de
Locke, le ubica como un extremista del subjetivismo. "Que ni nuestros pensamientos ni
pasiones, ni ideas formadas por la imaginacin, existen sin la mente, es lo que todos
admitirn. Y a m me parece no menos evidente que las distintas sensaciones o ideas
impresas sobre el Sentido, como quiera que se mezclen o combinen (es decir, cualquiera sea
el objeto que compongan), no pueden existir sino en una mente que las perciba [...]. Lo
que se dice de la existencia absoluta de seres impensables sin ninguna relacin con el hecho
de que se les perciba es para m perfectamente incomprensible [. ..]. No es posible que
tengan ninguna existencia fuera de las mentes o cosas pensantes que les perciban". En
consecuencia, "todos aquellos cuerpos que componen el poderoso esqueleto del mundo
carecen de toda sustancia sin una mente [y por lo tanto] mientras no sean realmente percibidos por m, o no existan en mi mente o en la de cualquier otro espritu creado, no deben
tener ninguna existencia, o bien subsistir en la mente de algn Espritu Eterno" (ibdem,
parte I). En definitiva, es Dios el que nos asegura la existencia de toda la realidad material y
de su continuidad histrica.
Hay otras formas de subjetivismo en el pensamiento occidental cuyo significado ltimo
no es tan claro. Despojadas de su vaguedad terminolgica y metodolgica, se advierte en
ellas un esfuerzo grande por captar la verdad de los universales, por salvar el principio del
ordenamiento por clases y especies de todo lo real, por comprender la permanencia del
cambio a travs de las mltiples formas transitorias. En algunos autores, lo que ellos
consideran actividad mental o entes metafsicos evoca los principios de ese ordenamiento
fundamental de una realidad eternamente cambiante que ellos advierten pero no logran
explicarse con mayor claridad. Es comn denominar subjetivistas o idealistas a estas
posiciones.
David Hume (1711-1776) es, como Locke, hijo de una era de optimismo racionalista, de
progreso econmico y orgullo nacional. La "esencia de la mente", explica, tan desconocida
para nosotros como "la de los cuerpos externos", slo puede sernos accesible mediante
"cuidadosos y exactos experimentos y la observacin de aquellos efectos particulares que
resultan de sus diferentes circunstancias y situaciones". De la experiencia se debe partir y
ella es tambin el lmite del conocimiento posible: "no podemos ir ms all de la experiencia
y cualquier hiptesis que pretenda descubrir las ltimas cualidades originales de la naturaleza
humana debe de inmediato ser rechazada como presuntuosa y quimrica".
La filosofa moral, reconoce, tropezar con algunos inconvenientes, en su ejercicio
metodolgico, que no tiene la filosofa natural. "Debemos, por tanto, reunir nuestros
experimentos en esta ciencia partiendo de una observacin cuidadosa de la vida humana, y
tomarlos tales como aparecen en el curso comn del mundo, es decir, en la conducta de los
hombres en compaa, en las actividades econmicas y en sus placeres. Cuando los
experimentos de esta clase sean juiciosamente recogidos y comparados, podemos tener la
esperanza de organizar sobre ellos una ciencia que no ser inferior en certeza, y que ser muy
superior en utilidad, a cualquiera otra concebida por la inteligencia humana". Parece el
manifiesto de una escuela conductista en psicologa o de una ctedra de sociologa de la
encuesta en Estados Unidos.
Se trata de "la ciencia del hombre", que constituye "la nica slida base de las otras
ciencias" y que debe levantarse "sobre la experiencia y la observacin". Desde que se aplic la
"filosofa experimental" a los "temas naturales" ha transcurrido ms de un siglo hasta que
pueda aplicarse a los "temas morales", lo cual slo poda haber ocurrido en Gran Bretaa,

patria del autor, porque "el progreso de la razn y la filosofa slo pueden surgir en una tierra
de tolerancia y libertad" (A trcatisc on human nature, 1739-1740, introduccin. Trad.
nuestra).
El origen de nuestro conocimiento constituye un proceso elemental, que el autor
explica en trminos claros. "Todas las percepciones de la mente humana se resuelven en dos
clases distintas, que llamar Im presiones e Ideas. La diferencia entre stas consiste en los
grados de fuerza y vivacidad con los cuales golpean la mente y encuentran su ruta hasta
nuestro pensamiento o conciencia. A aquellas percepciones que entran con mayor fuerza y
violencia podemos llamar Impresiones; y, con este nombre, abarco todas nuestras
sensaciones, pasiones y emociones, tal como hacen su primera aparicin en el alma. Por
Ideas quiero significar las imgenes debilitadas de stas en el pensamiento y el razonamiento;
tales como, por ejemplo, son todas las percepciones por el presente discurso, exceptuando
slo las que se produzcan por la vista y el tacto, y exceptuando el placer inmediato o el
desagrado que pueda ocasionar". Este planteamiento conduce a "una proposicin general":
"todas nuestras ideas simples en su primera aparicin derivan de impresiones simples, que
corresponden a ellas, y que ellas exactamente representan". El autor reconoce en seguida que
"no es absolutamente imposible que las ideas surjan antes que sus impresiones
correspondientes" (ibdem, seccin I. Trad. nuestra).
Hume, ateo y antimetafsico, liberal y orgulloso de su britanidad, filsofo de la libertad
burguesa en los aos en que la burguesa britnica esclavizaba africanos y los venda en
varios continentes, escribe, con vocablo preciso, la teora del conocimiento para su "ciencia
del hombre". Es la teora de la "representacin exacta", que no admite margen de error ni
duda acerca de sus transparentes y elementales mecanismos. La victoria de la pura
racionalidad, que no necesita ya invocar a Dios, ni al alma, ni a la metafsica.
La versin caricaturizada de esta corriente gnoseolgica est dada por el sensacionismo
de tienne Condillac (1754) y el conductismo del hombre-mquina de Julien La Mettrie
(1748).
El subjetivismo berkeliano y el objetivismo tipo "papel blanco" han ido alternndose en
el transfondo de la polmica gnoseolgica durante los siglos XIX y XX, cuando los oponentes
eran filsofos o ensayistas que no lograban hacer aportes nuevos al anlisis heredado del
siglo XVIII. Pero, al margen de esos sectores, hubo otras contribuciones, de distinta
procedencia, que fueron agregando elementos fundamentales para superar las posiciones
iniciales.
Sartre tiene razn cuando observa que la teora del conocimiento constituye el punto dbil
del marxismo (1960, 30n), pero algunos de los escasos textos de los clsicos de esa escuela
sobre la materia son importantes en ms de un sentido.
El joven Marx escribi en 1845, en su primera tesis sobre Feuerbach, un puado de
lneas que anunciaban, casi en clave, la posibilidad de una teora del conocimiento que
superara, con amplitud, los trminos dados de la polmica. "El defecto principal de todo el
materialismo que ha existido hasta ahora, incluyendo el de Feuerbach, es que concibe el
objeto, la realidad, lo sensible, slo en la forma de objeto de contemplacin pero no como
actividad sensorial humana, como prctica, no subjetivamente. Ocurre as que, en oposicin
al materialismo, el aspecto activo ha sido desarrollado por el idealismo, pero slo en
abstracto, ya que, por supuesto, el idealismo no conoce la verdadera actividad sensorial como
tal" (trad. nuestra de la versin inglesa) . El sujeto en el idealismo es activo; en el materialismo tipo siglo XVIII es pasivo. Para "todo el materialismo que ha existido hasta ahora" el
sujeto contempla la realidad exterior, no la asimila como "actividad sensorial humana". El
materialista admite, aunque no lo sepa, un desdoblamiento fatal: yo y el mundo, entre los

cuales slo hay puentes de trnsito unidireccionales, pero no intergestacin.


La tercera tesis explica: "La doctrina materialista segn la cual los hombres son productos
de las circunstancias y de la educacin y que, por tanto, los hombres diferentes son el
producto de otras circunstancias y otra educacin, olvida que las circunstancias son
cambiadas, precisamente, por los hombres y que el mismo educador debe ser educado". La
intergestacin sujeto-objeto, hombre-realidad exterior. Ambos elementos pierden su
autonoma. El joven Marx, un materialista que comprende la ndole del proceso dialctico.
La novena, en fin: "El logro mayor del materialismo contemplativo es decir, el
materialismo que no comprende lo sensorial como actividad prctica consiste en percibir
individuos aislados en la sociedad civil" (ibdem). Qu otra cosa, en efecto, puede ser el
hombre como receptor pasivo, a la manera de Hobbes, Locke y Hume? A la economa y al
derecho individualistas corresponde una teora del conocimiento cuyas criaturas estn
aisladas en la "sociedad civil".
Tampoco Engels dedic sino algunos pasajes al tema, pero los hay de su pluma
excepcionalmente sustanciosos. Los productos del cerebro humano observa son, "en
ltimo anlisis, tambin productos de la Naturaleza" (Anti-Dhring, parte I. Trad. nuestra
de la versin inglesa). Igualmente, mediante esta comprobacin se abandona la dicotoma
irreductible hombre-realidad exterior. El hombre es parte de la realidad exterior.
Los fenmenos de la naturaleza contina en seguida estn sistemticamente
interconectados y, aunque la ciencia trata de demostrar esta interconexin sistemtica de
modo completo y en detalle, "nos resulta imposible y siempre nos resultar imposible un
adecuado y exhaustivo planteamiento cientfico de esta interconexin, la formulacin, en el
pensamiento, de una imagen exacta del sistema mundial en que vivimos [...]. Cada imagen
del sistema mundial es y sigue siendo, de hecho, limitada, objetivamente debido a la etapa
histrica y subjetivamente debido a la constitucin fsica y mental del individuo" (ibdem).
Nada de "papel blanco"1.
El empirismo gnoseolgico que se expresa en los pensadores britnicos de los siglos
XVII y XVIII es el producto ms tpico imaginable de una concepcin mecanicista de todo
lo existente en la que, sin embargo, an subyacen las inalterables criaturas eternas de la
escolstica. Triunfa todas las veces que presenta batalla contra el subjetivismo, porque se
aferra al principio de la autonoma de la realidad exterior, comprendiendo que no puede
depender, para existir, de si la vemos nosotros o no la vemos. Distingue entre sujeto y objeto,
pero le es radicalmente ajena esa perturbadora intimidad del yo que Kant y Hegel comienzan
a explorar. Los empiristas ingleses, es cierto, comprenden que la mente tiene cierta
complejidad, y que no todo en ella es juego de reflejos y representacin fiel. Pero an as se
aferran a una concepcin fundamental: el hombre inerte frente a la cosa que acta; la
distancia infinita e insalvable entre la cosa y el hombre; lo que est ya terminado, es para
siempre, porque la cosa es cosa y el hombre hombre, con sus contenidos, sus magnitudes y
sus funciones.
1 Lenin dedic una obra a la teora del conocimiento: Materialismo y empiriocriticismo (1908). Es el fruto de su encrespada polmica con los tericos rusos acerca de Mach y las primeras manifestaciones del positivismo lgico. Su aporte no
es importante en materia epistemolgica. Reitera las posiciones ms generales del materialismo, pero no enriquece su
anlisis. Hay algunos prrafos que nos engendran fuertes dudas: aquellos en los que sostiene que el mundo exterior se
refleja en la conciencia (caps. I, III, V), en apoyo de lo cual cita pasajes de Engels donde este concepto no aparece.
Sospechamos que pueda tratarse de un error de la traduccin espaola, que es la que tenemos a la vista (Editorial Pueblos
Unidos, Montevideo, 1948; versin espaola del Instituto Marx-Engels-Lenin de Mosc) . Desde luego, el concepto de
reflejo est en pugna con las transcripciones de Marx y Engels que acabamos de hacer. Si se trata en el texto original o
en la traduccin de una metfora, es desafortunada. Lo cierto es que la expresin pas a los manuales de marxismo del
perodo stalinista y ocurre que hoy numerosas personas suponen que la teora del conocimiento de Marx y Engels consiste
en que la conciencia es reflejo de la realidad social, expresin sta que apenas alcanza a ser una versin descolorida del
racionalismo de la cultura burguesa britnica de los siglos XVII y XVIII.

C) LA APTITUD GNOSEOLGICA: su naturaleza y su gnesis ambivalente


Conocer es un proceso de la materia viva. La posibilidad de conocer cmo conoce el
hombre es decir, de construir una teora del conocimiento depende, entre otras
condiciones histricas, de cmo vaya progresando la investigacin sobre la materia viva.
La comprensin de la materia viva comenz a avanzar en Occidente ya casi sin
interrupcin desde el Renacimiento. La sospecha de que el hombre y todo los otros
organismos vivos estaban formados por pequeas unidades invisibles lati durante dos siglos,
cuando menos, hasta que despus de 1830 el perfeccionamiento introducido en el microscopio
permiti aclarar lo fundamental del gran enigma. Desde Schwann hasta Schultze y Purkinje
quedan establecidos los principios fundamentales de la teora celular. Mediados del siglo xix:
Marx escribi su tesis sobre Feuerbach en 1845.
Conocer es, como proceso fisiolgico, una funcin del sistema nervioso. El hallazgo de la
clula nerviosa permiti, a partir de mediados del siglo xrx, iniciar un tipo de investigacin
acerca de cmo conoce el hombre, al cual fue totalmente ajeno, por razones crono-lgicas, el
empirismo britnico. Despus, la investigacin sobre la materia viva en general y, sobre
todo, las adquisiciones de la neurofisiologa abrieron nuevas perspectivas para el
conocimiento del hombre como ser vivo y de su funcin pensante.
A partir de los experimentos de Loewi (1921), se admite que el mensaje nervioso es un
fenmeno a la vez elctrico y qumico. Las clulas nerviosas se comunican mediante
movimientos y secrecin de sustancias que han sido aisladas en el laboratorio. Como las otras
funciones de la materia viva, la funcin nerviosa es un fenmeno fsico-qumico, lo cual
implica, en principio, la posibilidad de que las alteraciones del medio fsico-qumico del
organismo humano produzcan alteraciones en las funciones de la percepcin y de la
elaboracin del conocimiento.
La capacidad de captacin de estmulos, procedentes del medio exterior y, a la vez, del
medio interior, est sorprendentemente desarrollada en el ser humano. Se ha calculado que no
menos de un milln de impulsos nerviosos llegan cada segundo al sistema nervioso central.
Muy pocos llegan al cerebro y muchos menos a aquellas partes de ste que actan
directamente en la elaboracin de la idea. Este proceso, desde su primera hasta su ltima
etapa, requiere una actividad selectiva de una magnitud colosal: el sistema nervioso, incesantemente y en inmensa escala, examina, selecciona, ordena, clasifica, elimina, almacena,
agrupa, transmite e interpreta datos, algunos de origen interno y otros externo. Una de las
conclusiones a que se llega es que toda percepcin es selectiva. No podra ser de otra manera
sin caer en el caos. El ojo nunca ve todo lo que podra ver, el odo nunca oye todo lo que
podra or en un momento cualquiera de la existencia de un ser humano.
Con todo y para complicar mucho ms el cuadro este proceso selectivo incesante tiene
niveles, etapas y grados que cambian sin cesar. Pero no al azar, sino obedeciendo a
necesidades del propio funcionamiento del sistema o a acomodamientos transitorios que
pueden ser la consecuencia de una decisin voluntaria o bien producirse sin intervencin
de la conciencia.
La naturaleza y la dosis del estmulo externo no son los nicos elementos que deciden la
naturaleza y la dosis del estmulo nervioso suscitado. Hay una relacin entre las variaciones
de todos esos elementos variaciones que, por lo dems, son incesantes de modo tal que,
a igual estmulo, el efecto cambia al variar el medio interno, y a la inversa. Esto confirma,
en un nivel de gran complejidad fsico-qumica, la observacin comn de que el estado de
nimo diferente hace que uno reaccione de modo tambin diferente a las circunstancias
habituales de la existencia.

La funcin selectiva del sistema nervioso frente al estmulo externo comienza a.


manifestarse en el momento mismo del primer contacto del rgano del sentido con el
agente externo. La visin, la audicin, el tacto son, a la vez, una recomposicin
instantnea de un cuadro de elementos y una hiptesis acerca del conjunto de estmulos
actuantes. Recomponemos los datos que reciben nuestros sentidos en el momento mismo en
que los reciben. Esa capacidad de recomposicin se adquiere por aprendizaje. Ver, or son
el fruto de un adiestramiento prolongado y difcil. En el hombre normal, ese adiestramiento
forma parte de su socializacin (educacin en el seno del grupo familiar; educacin
institucionalizada; educacin no institucionalizada, etcetera). En el enfermo o el
accidentado, el adiestramiento se presenta a destiempo a modo de tcnica dificultosamente
aprendida. Sin ese adiestramiento, el hombre normal no vera lo que ve ni oira lo que oye.
Por tanto, an en la primera instancia del proceso de la percepcin nuestros rganos de los
sentidos no son pasivos sino activos. Utilizan uno o ms datos a manera de clave, como si
dieran por sentado que la totalidad de lo que se ve o se oye en cierto instante tiene una
organizacin determinada. El aprendizaje previo condiciona tambin ese mecanismo de
reconstruccin instantnea de conjuntos.
Hay antiguos conceptos que van siendo sustancial-mente revisados a medida que la
investigacin neuro-fisiolgica avanza. La naturaleza y los lmites de la\ inteligencia, la
conciencia, el instinto, lo innato y lo adquirido: las viejas lneas de separacin se abandonan,
despus de decenios, o siglos, de estriles polmicas. El conocimiento y la accin,
divorciados durante tanto tiempo en la teora, vuelven a encontrarse: gnosias y praxias no son,
al fin y al cabo, ms que especializaciones funcionales recprocamente complementarias en
el sistema nervioso central del hombre. Victoria final del concepto de praxis de las
filosofas dialcticas?
Uno de los captulos ms activamente investigados en nuestros das en varios pases es el de
la memoria y el aprendizaje. Se considera que han envejecido mltiples opiniones admitidas
durante generaciones, sin que hasta ahora se hayan consolidado otros principios, an en
plena elaboracin. As, la mente humana no almacena datos sino que, probablemente, crea sin
cesar nuevas posibilidades de repetir circuitos de corriente ] nerviosa y sus correlativas
alteraciones qumicas, similares, pero no idnticos, a los promovidos en el instante en que se
present el dato original en la mente. Por tanto, la posibilidad de reproducir el dato depende
de circunstancias muy diferentes, complejas y cambiantes. Los experimentos de Penfield y
otros investigadores, que consisten sustancialmente en la aplicacin de estmulos elctricos
para investigar ciertas reacciones de la corteza cerebral, han logrado provocar una extraordinaria capacidad de reproduccin de sucesos y estados emocionales muy lejanos en el
tiempo. An no se han evaluado estos experimentos.
El aprendizaje de modos de hacer es, por lo que vamos conociendo, un proceso en el que el
elemento consciente de coordinacin y orientacin se articula sin cesar con la aptitud
sensorial y la aptitud motora. Cmo trazar lneas divisorias?
Por lo dems, el laboratorio parece probar que el aprendizaje consiste, en ltima instancia,
en la posibilidad de originar o reorientar impulsos nerviosos. Nuevamente, la base fsicoqumica para los ms importantes procesos de la existencia del ser humano. Lo que an no se
conoce con aceptable certeza es el grado de aplicacin del principio de que las conexiones
inter-neuronales que no se usan durante un tiempo no vuelven a funcionar. Asimismo, a
pesar de algunas opiniones terminantes al respecto, no parece definitivamente comprobado
que haya umbrales cronolgicos precisos en el aprendizaje: ciertas aptitudes se adquieren
hasta los dos, tres o cuatro aos o, de lo contrario, no se adquieren ms segn la opinin de
algunos autores.

Una de las comprobaciones experimentales ms fecundas es que la satisfaccin de las


necesidades bsicas 3 no depende enteramente del instinto. Suprimida la capacidad de
emocionarse, el animal y el hombre pierden la de defenderse y carecen de energa para
actuar.
Emocin, energa y conducta se encuentran genticamente "interconectadas.
Hemos resumido algunas de las investigaciones ms recientes en neurofisiologa porque
su conocimiento parece indispensable para la comprensin de la naturaleza de la realidad
social. A pesar de lo mucho que an pertenece al terreno de la hiptesis o de la simple
conjetura, todo lo investigado coincide en ratificarnos en la conviccin de que la
personalidad del ser humano constituye un universo asombrosamente complejo y activo.
Nada recibe que no transforme; nada hay en l que no pueda provocar transformaciones
an sin la intervencin de agentes externos. Nunca entra en reposo completo.
Recordemos, una vez ms, que la realidad social es / una intergeneracin entre seres
humanos. Si la personalidad humana fuera elemental, la realidad social humana tambin lo
sera. La colosal complejidad de una es la condicin de la colosal complejidad de la otra.
En rigor, no son dos complejidades: son una sola. Por eso sospechamos que la creciente
complejidad de lo social en el correr de la historia ha ido alterando el medio fsico-qumico
que engendra la personalidad humana.
Nos parece oportuno aqu puntualizar, como gua de trabajo, algunas conclusiones.
Conocer es un proceso de la materia viva. Algo ms que eso, en rigor: es el proceso ms
complejo descubierto hasta ahora en ella. Conocer transforma. Adems, por tratarse de
materia viva en el ms alto grado de complejidad, el proceso del conocimiento se cumple en
virtud de cierto equilibrio funcional totalizador, que nos permite hablar de un universo del
conocimiento.
Lo social humano no es un objeto material, aunque a menudo, por razones de
simplificacin lgica o de error crtico, se lo trate como tal: pecado del chosisme
positivista del siglo XIX, reproducido a destiempo. Diramos que es una relacin. Ms
fieles seramos llamndolo interrelacin. Mucho ms, si optamos por el trmino
intergeneracin. No es, pues, lo social un objeto material, pero es una realidad especfica
y diferenciada. As se reconoce en la produccin cientfica contempornea cuando se
admite que lo social es un tipo de realidad, conjuntamente con los otros tipos que son lo
inorgnico, lo orgnico no vivo y lo vivo.
Si el proceso mismo del conocimiento en el hombre es el ms complejo de la materia
viva, conocer lo social agrega an otra dosis de complejidad, porque con lo social
humano culmina una larga sucesin de etapas de creciente complejidad organizativa en la
historia de la materia. Es la relacin entre ambos universos el del conocimiento y el
social la que, al actuar sobre un subsuelo biolgico pre-existente, va transformando esa
posibilidad de conocer que denominamos aptitud gnoseolgica.
La aptitud gnoseolgica en cada individuo depende del grado de desarrollo de esa
totalidad biolgica, organizada y unificada por la corteza cerebral, que es el ser vivo
humano (totalidad que llamamos determinacin personal) y del tipo de estmulos
procedentes de lo social que de continuo la penetran, la alteran y la hacen ms compleja
(totalidad que llamamos determinacin social).

FINAL
SNTESIS
Grande como es en su conjunto, el conocimiento de lo social en Occidente tiene hondas
y muy extendidas franjas de inadecuacin y obsolescencia. En sus modos de percibir lo
social, en su teora intrnseca del hombre, en la invencible disociacin de su epistemologa, en sus contenidos tericos.
Con su ciencia social, Occidente ha logrado explicarse con xito algunos de sus propios
procesos, pero le es imposible comprender otros, propios y ajenos. Ni an sumando la
ortodoxia y la heterodoxia, su ciencia social ha podido contribuir significativamente a
encontrar los cursos de accin de mayor trascendencia. Los dos episodios ms decisivos
de construccin de sociedades nuevas la organizacin capitalista en Estados Unidos
desde la segunda mitad del XIX y la organizacin sovitica han sido impulsados con
mucha mayor audacia emprica que conocimiento terico. Considerablemente menor es
el aporte que puede hacer para crear lo nuevo en el inmenso tercer mundo.
Ocurre que los ritmos de intensidad se aceleran. Es importante reconocer que la historia
de las sociedades humanas ha sido un proceso altamente conservador. Nuestra realidad es
diferente. Inclusive hasta la importancia de la experiencia histrica se reduce, a menos
que sepamos traducirla a claves inditas: se est perfilando ya la posibilidad de construir
sociedades con pautas fundamentalmente nuevas.
Lo que necesitamos es una ciencia del hombre (como no hay ser humano sino en lo social,
la ciencia de lo social es la del hombre) que tienda hacia una visin unificada del hombre y
su sociedad, cuyas especializaciones respondan a una necesidad metodolgica y no a una
escisin insalvable del universo del conocimiento; que se despoje de todos los fantasmas
mecanicistas, teolgicos y metafsicos, pero que no se sienta forzada a recaer en un
fatalismo tecnologista llamando estructuras a lo que antes se llamaba Jehov, sino que se
empee en explicar lo humano como fenmeno precisamente humano, incorporando a su lgica la realidad de la opcin y aceptando la enorme complejidad que la opcin agrega a
todos los procesos sociales; que, sabiendo que el hombre se expresa con smbolos, sea capaz
de traducir al lenguaje cientfico los smbolos que aqul usa en ciertos intentos por
comprender lo ms trascendental para l como en algunas expresiones religiosas y
artsticas, no menospreciando su grandeza porque se manifiesten al margen de la ciencia;
que, conociendo el adormecido potencial de desarrollo del hombre, haga un tipo de anlisis
que permita interpretar los procesos sociales en funcin de lo que aqul ha sido o es y de lo
que est capacitado para ser; que no venga a curar el mal social de la inseguridad en el
individuo ofrecindole la sabidura eterna e invariable, sino que apele a su, capacidad
creadora para que la bsqueda de una explicacin tenga el vigor de lo continuamente renovado; que pueda verterse en tcnicas de accin y, finalmente, que huya de la utopa: tanto de
la de Toms Moro como de la de ese dibujo de la sociedad occidental que sus cientficos
insisten que es pero que no es.
Hay una rica herencia cultural que incorporar en Oriente, Occidente y el tercer mundo
y una caudalosa sabidura popular que traducir. Hay, finalmente, una necesidad histrica
apremiante: la de ordenar mejor lo que sabemos y descubrir, de lo que no sabemos, el mayor
fragmento que nos sea posible para que nuestra ciencia del hombre pueda aplicarse con
mayor eficacia a la obra que permitir no continuar pagando el bienestar material de algunas
minoras con un ocano de mrtires, ni tolerando la opresin poltica, social y cultural por
incapacidad organizativa.

También podría gustarte