Nada - Comentario
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Nada - Comentario
Almera, Espaia
...
Sanz Villanueva, S.: Historia de la novela social espaola, Madrid, Alhambra, 1986, pp. 282-283.
Birut Ciplijauskait: La novela femenina contempornea (1970-1985). Hacia una tipologa de la narracin en
primera persona, Barcelona, Anthropos, 1988, p. 21.
que Ciplijauskait llama fondo histrico es imprescindible en toda obra literaria, todo lo que
trata del gnero humano no puede omitirlo, en cuanto que lo determina, lo conforma, etc.
Durante muchsimos aos -an hoy hay quienes lo hacen- se ha calificado esta pera
prima de Laforet como una "novela de postguerra". A nuestro parecer por lo nico que se
la puede calificar as es por su fecha de aparicin, pues carece de una forma evidente de
tintes sociales. Lo que Laforet pretendi no fue convertir su novela en una prolongacin de
las consecuencias de la Guerra Civil en la Espaa de los aos 40. Entendemos que la autora, dado el momento histrico, hace constar que la guerra estuvo ah y que ya haba terminado; pero lo hizo brevemente y a su debido tiempo -al comienzo de la novela-. A partir del encuadre geogrfico-cronolgico todo se sucede en tomo a las relaciones familiares
y personales dejando al margen las consecuencias sociales de la guerra.
Es por esto que englobar en un mismo grupo Nada y La familia de Pascua1 Duarte, si
no se hace desde la pura clasificacin cronolgica, nos parece equivocado. A nuestro entender no slo se diferencian en el tono de la narracin -lirismo de la una o cinismo de la
otra-, sino que hay una abismal distancia -no en calidad, no vamos a entrar en ellotemtica, de fondo y de estilo entre una y otra.
Pero queremos, sobretodo, hacer incapi en algo que resulta muy llamativo: cuando se
leen las reseas de afamados crticos, y de otros que no lo son tanto, sobre las escritoras
femeninas, hablan de ellas haciendo prevalecer las biografas de las autoras por encima de
sus propias obras o de la trayectoria literaria de las mismas.
La pregunta ja qu es debido? es obligada y nos conduce a una suerte de dialctica sobre
el sexo dbil en la que tampoco se debe caer.
La literatura escrita por mujeres no es la biografa de sus autoras d e l mismo modo que
la literatura escrita por hombres no lo es tampoco o lo es en la misma medida- ni la crtica literaria de sus obras consiste en dar vueltas en crculo sobre los argumentos de las mismas. Mucho nos tememos que va mucho ms all de todo eso.
Es incomprensible, pues, que quienes han dedicado media vida al estudio de la literatura, cuando se enfrentan a la obra de una mujer sean, por encima de todo, bigrafos y olviden que lo que tienen entre manos es literatura.
Encontrar los valores que entraa una obra va ms all del sexo de la persona que la ha
concebido. Nuestros crticos, sean hombres o mujeres -claro-,
han olvidado eso.
En algunos de los trabajos -artculos, libros de consulta, monografas, etc.- que hemos recogido para la elaboracin del nuestro, hemos encontrado las citas siguientes (todas
ellas sobre Nada):
- Para poder comprender este inters y apreciar la contribucin tan significativa que esta obra representa, es iluminativo examinar Nada desde una
perspectiva feminista3
Sara E.Schyfter: "La mstica masculina en Nada de Carmen Laforet" en Novelistas femeninas de la postguerra
espaola (Edic. de W . Prez, J.), Madrid, Edics. Jos P o d a Turranzas, 1983, p. 85.
Margaret E. W.Jones: "Del compromiso al egosmo: La metamorfosis de la protagonista en la novelstica femenina de postguerra", en Novelistas femeninas de la postguerra espaola, Ibdem, p. 125.
Robert C. Spires: La novela espaola de posguerra, Madrid, Cupsa Edit., 1978.
6 ~ u g e n i oG. De Nora: La noveh espaola contempornea, 111. Madrid, Gredos, 1982, p. 105.
David W. Foster: "Nada de Carmen Laforet", RHM XXXII. 1966, p. 47.
realidad de cada uno de ellos sobrepasa las relaciones con Andrea: existan antes de su Ilegada y existirn tras su partida -aunque slo sea en la memoria-. La existencia de cada
uno de ellos realza el papel de espectadora que Andrea tiene; ella descubre el lado oscuro
del alma humana conviviendo con ellos.
Uno de los aspectos ms importantes en la maduracin de Andrea es su relacin con Romn, personaje que tiene relacin con todos los dems no slo con las mujeres que habitan en
la casa, sino tambin con Ena y su madre, y que es culpable en gran medida de la suerte de
su hermano Juan. Romn aparece a los ojos de Andrea como el nico miembro de la familia
que no permanece encarcelado en la casa de la calle Aribau; pero, a medida que transcurren
los das, Andrea se da cuenta de que l es la causa de la mayor parte de los egosmos y problemas que padecen los dems. l es el juez y parte de toda accin en la novela. Nada escapa a
su peculiar forma de entender la verdad. Las mujeres son vistas por l como seres hipcritas
que slo conducen a la perdicin y, como todos los personajes de la casa, es, primordialmente,
el smbolo de la negacin de la vida; es el personaje antagnico, representa justamente lo contrario de todo cuanto Andrea espera conseguir: amor, amistad, etc. Romn, como su Xochipilli, es destructivo. Con su muerte no slo se liberan de su yugo los personajes-habitantesde
la casa, sino que se da cabida a la posible existencia del ideal de amor romntico, ya que con
su muerte acaba tambin la negacin de todo aquello a lo que aspira Andrea.
. Juan, el otro hombre de la casa, es un personaje agresivo, frustrado. Su vida transcurre
entre el poder de Romn y su fracaso matrimonial con Gloria, destruido en gran medida por
la mano de Romn.
Sin embargo, nos interesa especialmente la caracterizacinque Laforet hace de cada uno
de los personajes femeninos.
Gloria, esposa de Juan, es un personaje controvertido. Cuando se cas con Juan siendo
una adolescente, tena los mismos sueos que Andrea y se vio arrastrada a un mundo del que
fue incapaz de salir. Su relacin con Juan es una relacin de poder del hombre frente a la
mujer; ella se somete a las reglas del varn. La soledad, el hasto, y el ms absoluto vaco
son el resumen de su vida en la casa de Aribau.
Angustias, hermana de Juan y Romn, es el personaje que encarna la crueldad. Su presencia se nos hace insoportable: ella quiere acabar con los sueos de Andrea. Sin embargo,
vive una historia con un hombre casado, al que ama a espaldas de todos, que la condena -al
igual que a Gloria- al ms absoluto de los vacos. Termina enclaustrndose en un convento a causa no de su fe, sino de su debilidad y de su incapacidad para enfrentarse a los hechos.
La abuelita encarna el papel femenino tradicional por antonomasia: religiosa y madre
para sus hijos (no para sus hijas). Vive totalmente al margen de la realidad y representa la
inocencia, frente al resto de los personajes, fruto de los aos de su propia educacin y, cmo
no, del no saber hacer las cosas de otro modo.
La criada, con su gato negro, posee todo lo que de negativo tienen la casa y sus habitantes. Es un personaje oscuro, ttrico que, como una sombra, est en todas partes y es cada uno
de los habitantes.
La madre de Ena es una mujer castrada. Infeliz como madre y como esposa, se niega toda
satisfaccin personal. Es la desmitificacin del amor materno y, al contrario que Gloria, ella
se cas sin amor y mantiene, sin embargo, una relacin matrimonial satisfactoria y respetuosa.
El ms desafiante de los seres que toman vida en la novela es Ena. Ella vive la vida segn
sus propios criterios y se da un cierto valor como mujer. A travs de ella Andrea recobra la
esperanza de lograr sus sueos. Aprender con Ena el juego de los sexos y descubrir rasgos comunes entre hombre y mujer. Ena ayuda tambin a su madre a aceptar su forma de vivir de una manera menos dolorosa y triste. Transforma a su madre en un ser humano mejor
y le hace entender que "amar" no es una entrega ciega de cuerpo y alma, sino que en su significacin entran tambin comprensin, amistad y ternura.
Con Ena y a raz de sus relaciones con Romn y con Jaime, Andrea aprende tres cosas:
que la mujer no es peor que el hombre, que tiene que dominar las pasines y que es posible
un amor de igual a igual. Al conocer a Ena, Andrea decide que no quiere parecerse a las mujeres de su casa; su vida no puede parecerse a las vidas de las mujeres que ha conocido. Ella
quiere ser libre.
Parece evidente que Nada tiene una actitud de desafo, de reaccin contra las normas tradicionalmente aceptadas respecto a la mujer y el papel que representa entonces, dado el
camino que toma Andrea al final del libro.
No obstante, en esta obra Andrea aprende algo muy importante: Que en el mundo real
(el de los egosmos y desencantos) los sueos se difuminan con la experiencia -propia y
ajena-, pero que no por ello hay que renunciar a las ilusiones, y que slo cuando uno est
capacitado para discernir entre realidad y deseo se produce el cambio desde la adolescencia
al estado adulto.
El hecho de que, excepto Ena y su madre, todos los personajes fundamentales en la vida
de Andrea fuesen tan particularmente diseados (esquizofrnicos, agresivos, etc.) nos ofrece
hechos especficos contra los que Andrea debe reaccionar. Carmen Laforet compromete a
nuestra protagonista a un punto de vista humano y social -sobre todo respecto al papel que
la mujer debe desempear-, a una visin idealista de la vida.
Las actitudes hacia el sexo, el matrimonio y el hombre dejan de ser al final de la novela
actitudes acordes con los papeles femeninos tradicionales. Andrea es capaz de pensar, posee
espritu crtico; de hecho, el propio diseo que Laforet hace de Nada gira en torno a las reflexiones de Andrea cuando ya han transcurrido dos aos desde que abandon Barcelona y,
con ella, un pasado nada satisfactorio.
Si aceptamos que el tema fundamental de Nada es el de "un alma, capaz de comprensin y de entusiasmo, lucha por ~ a l v a r s e "de~ la confusin de vivir y que lo ms interesante
es la plasmacin de un ambiente en el que se desatan las pasiones ms turbias, en el que "las
Sobejano, C . :Novela espaolu de nuestro tiempo, Madrid, Prensa Espaola, 1975, p. 144.
relaciones humanas estn presididas por el egosmo, por el odio, por un desaforado cainishemos de criticar a C. Spires que recriminara a Carmen Laforet su tono lrico, pues
es el que mejor se ajusta, a nuestro entender, para la mejor expresin y el mejor acercamiento de los personajes -no de la sociedad- al lector.
La frmula de Carmen Laforet es la de novelar dentro de un ambiente vivido, pero con
un argumento inventado (no es, por supuesto, autobiografa).
Nada est construida en base a la limitacin del enfoque narrativo a la primera persona,
Andrea, que, con el uso de imgenes afectivas hacia el pasado, nos indica la diferencia existente -consciente por parte de la narradora- entre lo que verdaderamente sucedi y cmo
lo recuerda ella.
Cuando Andrea se pone a contar la historia, ya ha alcanzado una etapa de introspeccin
y asimilacin de su pasado que le permite reflexionar sobre l. No obstante, su proyeccin
hacia l es tal, tan absoluta, que se limita a presentar las impresiones de entonces sin clarificar las circunstancias concretas.
La novela es una interiorizacin y el enfoque apunta hacia los individuos. La presentacin intimista y la atencin prestada a cuestiones personales tienden al estudio lento y pormenorizado de la personalidad. La memoria, o narracin en primera persona, afirma esta
idea y, paralelamente, da pie a otra afirmacin: la importancia del pasado.
Las asociaciones personales en la mente de Andrea afectan a toda la obra, que est construida fragmentariamente (tambin la memoria funciona as).
Pero lo verdaderamente especial de esta obra es la inseparable unidad entre tema y estructura: a una visin nihilista de la existencia -aunque esperanzada- le corresponde un
dinamismo estilstico. Sus ojos y su memoria -los de Andrea- dan la sensacin de oscilar
de un punto a otro con rapidez -aunque con detalle-; al fin y al cabo es Andrea frente a
todo lo dems. No poda haberse hecho de otra manera y hacerlo mejor.
Carmen Laforet hace alarde a lo largo de toda su obra de una especial sensibilidad capaz
de captar con detalle todo cuanto acontece en los recovecos del alma humana. En esta ocasin ha sido Andrea quien nos ha llevado por las vidas de sus familiares para mostrarnos
todo aquello que ella no quiso ser.
El agua no pudo limpiar la suciedad que le rodeaba, no fue suficiente porque el alivio
que le confiri fue momentneo y Andrea slo pudo hur. Laforet libera a Andrea y tambin
a s misma y a cada uno de nosotros del determinismo familiar y del dominio masculino,
para convertir a nuestra adolescente en una mujer adulta, capaz de pensar y de elegir; una
mujer autosuficiente y libre.
El tono lrico en el que se desarrolla el relato nos obliga a aprehender la leccin.
Laforet "tiene el raro secreto de definir con los ms certeros rasgos las pasiones, el
mundo, las debilidades de los seres de su sexo; posee un instinto tan preciso para hurgar en
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el secreto de su ridculo o su mezquindad como para apresar sus entusiasmos, sus ardores,
sus ilusiones e ~ a l t a d a s " . ~ ~
Encontrar en ello una carencia nos parece, por parte de algunos crticos, una forma de
tomarse la justicia por su mano. Laforet acert en el cmo y no pueden sustentarse aquellas
teoras que toman el tono lrico -pero real- de esta novela como un defecto de nuestra
autora.
l o Alborg, J . L.: Hora actual de la novela espaola, 1. Madrid, Taunis. 1985, p. 129.