Tesis Usac Sindicalismo en Guatemala

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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

FACULTAD DE CIENCIAS JURDICAS Y SOCIALES

GNERO Y SINDICALISMO.
ANLISIS JURDICO Y SOCIAL SOBRE LA PARTICIPACIN DE LA MUJER
EN EL MBITO SINDICAL GUATEMALTECO

YESICA MAITEH MUOZ DE CLARK

GUATEMALA, AGOSTO DE 2005.

UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA


FACULTAD DE CIENCIAS JURDICAS Y SOCIALES

GNERO Y SINDICALISMO.
ANLISIS JURDICO Y SOCIAL SOBRE LA PARTICIPACIN DE LA
MUJER EN EL MBITO SINDICAL GUATEMALTECO

TESIS
Presentada a la Honorable Junta Directiva
de la
Facultad de Ciencias Jurdicas y Sociales
de la
Universidad de San Carlos de Guatemala
Por
YESICA MAITEH MUOZ DE CLARK
Previo a conferrsele el grado acadmico de
LICENCIADA EN CIENCIAS JURDICAS Y SOCIALES
Guatemala, agosto de 2005.

HONORABLE JUNTA DIRECTIVA


DE LA
FACULTAD DE CIENCIAS JURDICAS Y SOCIALES
DE LA
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

DECANO:

Lic. Bonerge Amlcar Meja Orellana.

VOCAL I:

Lic. Eddy Giovanni Orellana Donis.

VOCAL II:

Lic. Gustavo Bonilla.

VOCAL III:

Lic. Erick Rolando Huitz Enrquez.

VOCAL IV:

Br.

Jorge Emilio Morales Quezada.

VOCAL V:

Br.

Manuel de Jess Urrutia Osorio.

SECRETARIO: Lic. Avidn Ortz Orellana.

NOTA: nicamente el autor es responsable de las doctrinas


sustentadas en la tesis. (Artculo 25 del reglamento
para los exmenes Tcnico Profesionales de Abogaca
y Notariado y Pblico de Tesis).

NDICE
Pg.
Introduccin ................................................................................................................. i
CAPTULO I

1.

El sindicalismo ........................................................................................ 1
1.1.

Aspectos generales ...................................................................... 1

1.2.

Derecho colectivo del trabajo ....................................................... 1

1.3.

Derecho sindical ........................................................................... 5

1.4.

Sindicalismo .................................................................................. 7
1.4.1. Desarrollo ideolgico de la asociacin sindical ........................ 12
1.4.2. Definicin ................................................................................. 19
1.4.3. Desarrollo histrico del sindicalismo desde la
perspectiva de gnero .............................................................. 21
1.4.4. Objetivos del sindicalismo ........................................................ 24

CAPTULO II

2.

Resea histrica del sindicalismo en Guatemala ................................. 28


2.1.

Generalidades ............................................................................ 28

2.2.

Etapa de las mutualidades ......................................................... 28

2.3.

Primera poca ............................................................................ 31

2.4.

poca de la revolucin ............................................................... 36

2.5.

poca de la contrarrevolucin .................................................... 42

2.6.

poca contempornea ................................................................ 47

CAPTULO III

3.

Gnero y participacin como elementos de igualdad ........................... 52


3.1.

Generalidades ............................................................................ 52

3.2.

Antecedentes de la idea de gnero ............................................ 52

3.3.

Definicin de gnero ................................................................... 57

3.4.

Perspectiva de gnero ................................................................ 58

3.5.

Factores que limitan la participacin sindical de la mujer


trabajadora .................................................................................. 60
3.5.1. Discriminacin de gnero ................................................. 66
3.5.2. El nivel educativo .............................................................. 67
3.5.3. La cultura machista ........................................................... 68
3.5.4. Las estructuras jerrquicas internas carentes
de democracia .................................................................. 69

CAPTULO IV

4.

La democracia, antecedente necesario para la participacin


de gnero ............................................................................................. 71
4.1.

Generalidades ............................................................................ 71

4.2.

El concepto de democracia ........................................................ 73

4.3.

La democracia y los sindicatos ................................................... 76

4.4.

Mujeres y formas de participacin en los sindicatos .................. 77

4.5.

La democratizacin del sindicalismo .......................................... 84

4.6.

Medidas que impulsan la efectiva participacin de las mujeres


en los sindicatos ......................................................................... 85

4.7.

Impacto de la democratizacin de gnero en el sindicalismo .... 89

4.8.

Marco jurdico ............................................................................. 93


4.8.1. Legislacin internacional ................................................... 93
4.8.2. Legislacin nacional .......................................................... 99

CAPTULO V

5.

Presentacin de encuestas y anlisis de resultados sobre la


participacin de la mujer en el mbito sindical guatemalteco ............ 102
5.1.

Generalidades .......................................................................... 102

5.2.

Datos estadsticos sobre la participacin de la mujer


guatemalteca en el sindicalismo y sus puestos directivos ........ 103

5.3.

Resultado y anlisis de las encuestas sobre la participacin


de la mujer guatemalteca en el sindicalismo y sus puestos
directivos ................................................................................... 107

CONCLUSIONES .................................................................................................. 131


RECOMENDACIONES .......................................................................................... 134

ANEXO ......................................................................................................... 135


BIBLIOGRAFA ............................................................................................ 138

INTRODUCCIN
La definicin y distribucin temprana de roles y espacios y el desigual acceso a
los recursos se han constituido en los principales obstculos que las mujeres enfrentan
en sus opciones y oportunidades de vida. stos han estado en la base del
posicionamiento femenino ante el empleo (entendido en su concepcin amplia de
trabajo productivo); las mujeres han debido renunciar a l o compaginarlo con su tarea
domstica, en un modelo de doble presencia que explica la multiplicidad de funciones
que asume hoy la mujer, y exige un desdoblamiento del tiempo, de la atencin, los
espacios y las energas femeninas para hacer posible el funcionamiento de la casa
como si se dedicara a ella a tiempo completo, lo que resulta en una notoria desigualdad
en el uso del tiempo y en la distribucin de las cargas. Las que trabajan afuera tienen
jornadas mucho ms prolongadas. Levantarse temprano, ir a la cama tarde y
abandonar toda actividad recreativa es el recurso para sostener esta doble presencia.
Por tanto, la desigual distribucin de las cargas y de la disponibilidad de tiempo
refuerza la inequidad de acceso a los recursos.
El mbito laboral es el espacio ms revelador para visualizar la significacin de la
dimensin de gnero en la comprensin de la problemtica de la desigualdad y la
exclusin social; en l confluyen e interactan los aspectos socioculturales, educativos
y econmicos que condicionan y enmarcan las interrelaciones sociales.
La hiptesis planteada fue que el sindicalismo guatemalteco no responde a los
principios democrticos de representacin de gnero en sus rganos directivos, debido
a la cultura machista imperante en nuestra sociedad, al escaso nivel educativo de las
mujeres, y a la lucha por el poder hegemnico que se da en el seno de los sindicatos.
Ello conlleva a que los sindicatos guatemaltecos no posean una verdadera perspectiva
de gnero en sus polticas sociales y econmicas, y carezcan de legitimidad en la toma
de decisiones.
Los supuestos de que parti el estudio fueron, esencialmente: la igualdad de

todos los seres humanos; la libertad de asociacin; y el derecho a la libre


sindicalizacin.
Los mtodos y tcnicas empleados para el desarrollo de la investigacin fueron,
entre otros: investigacin descriptiva; mtodo analtico, mtodo sinttico; mtodos
deductivo e inductivo, y mtodo comparativo. En lo referente a las tcnicas de
investigacin: la entrevista y las tcnicas bibliogrficas y documentales.
El anlisis fue dividido en cinco captulos; los dos primeros son dedicados al
sindicalismo y a su desarrollo histrico en Guatemala; el tercero se orienta al tema de
gnero y los factores que limitan la participacin sindical de la mujer trabajadora; el
cuarto desarrolla lo concerniente al tema de la democracia y su vinculacin necesaria al
sindicalismo; el ltimo captulo se dedica al trabajo de campo, presentacin de los
resultados de las encuestas y el anlisis de los mismos. Por ltimo se presentan las
conclusiones y recomendaciones que emergieron del desarrollo de la investigacin.

ii

CAPTULO I
1.

El Sindicalismo
1.1.

Aspectos generales
El tema especfico que se desarrolla en el presente captulo lo constituye

el sindicalismo. Dentro de este se abordar lo relativo a su origen, su definicin, su


concepto, y sus caractersticas; para, por ltimo, ingresar al estudio de su desarrollo
histrico desde la perspectiva de gnero.
Con el fin de llevar a feliz trmino los objetivos antes anunciados, resulta
necesario, previamente, contextualizar el tema del sindicalismo dentro del derecho
sindical y a ambos dentro del derecho colectivo de trabajo. As las cosas, antecedern
al tema principal, las definiciones y los anlisis de las relaciones que implican para el
sindicalismo el derecho colectivo del trabajo y el derecho sindical.

1.2.

Derecho colectivo del trabajo


El derecho colectivo del trabajo forma parte del derecho general del

trabajo. El primero se encuentra compuesto, esencialmente, por los que Guillermo


Cabanellas ha denominando sus pilares.1 Estos son: a) el derecho sindical; b) los
Contratos o convenios colectivos de trabajo; y c) los conflictos o contiendas colectivas
de trabajo. Por nuestra parte, abordaremos, adelante, el primero de estos pilares, el
cual dar pbulo al tema del sindicalismo.
Amn de poseer una idea inmediata del derecho colectivo del trabajo
proceder a citar algunas definiciones de ste. As, los profesores alemanes Huec y
Nipperdey lo definen como:
1

Olmos Osinaga, Mario. Compendio de derecho del trabajo, pg. 297.

La parte del derecho del trabajo que reglamenta el derecho de las


organizaciones de empresas y profesiones de trabajadores y patrones,
sus contratos y sus luchas.2
El autor mexicano Mario De la Cueva define al derecho colectivo del
trabajo como:
La facultad de los trabajadores y patrones para organizarse e intervenir
como grupos en la solucin de los problemas econmicos derivados de
sus contratos de trabajo.3
Los autores guatemaltecos Mario Lpez Larrave y Ral Chicas,
respectivamente, lo definen as:
Derecho colectivo del trabajo es el conjunto de normas que reglamentan
la formacin y funcionamiento de las asociaciones profesionales de
trabajadores y patronos; sus relaciones entre s, y las instituciones nacidas
de la contraposicin de intereses de las categoras.4
El derecho colectivo del trabajo es la parte del derecho del trabajo que
estudia los principios, doctrinas, instituciones y normas que estudian,
regulan o reglamentan la formacin y funciones de la coalicin o de la
asociacin profesional de empleadores y trabajadores, sus relaciones, su
posicin frente al Estado, los conflictos colectivos y los sistemas de
solucin de los mismos.5
Analizando las definiciones antes vertidas, a priori, podemos evidenciar
que: a diferencia del derecho individual del trabajo, que se refiere a relaciones laborales
2
3
4
5

Ibd.
Ibd.
Chicas Hernndez, Ral Antonio, Derecho colectivo del trabajo, pg. 38.
Ibd, pgs. 38 y 39.

existentes entre un trabajador y su patrono, ello es a relaciones consideradas


individualmente, el derecho colectivo del trabajo, si bien considera como objeto de
estudio y regulacin esas mismas relaciones laborales, stas son de tipo colectivo y se
producen entre grupos profesionales del capital y del trabajo, o sea, entre patrn o
sindicato gremiales de patrones y sindicato o sindicatos de trabajadores.

posteriori, podemos afirmar que, si bien el derecho colectivo del trabajo forma parte del
derecho laboral, conjuntamente con el derecho individual del trabajo, estos dos se
diferencian, esencialmente, por los aspectos siguientes:6

El derecho individual tiene como fuente esencial de sus normas el


contrato individual; el derecho colectivo reconoce como fuente la
convencin colectiva. Consecuencia de ello es que, en el primero, las
relaciones creadas no alcanzan sino a las partes contratantes
(obligaciones interpartes o contractuales); en el segundo llegan, en
cambio, a toda una categora profesional (obligaciones erga omnes o
normativas);

Si bien ambos emanan de la ley, la actividad del legislador es ms


rigurosa y absoluta en el primero, porque encuentra que el trabajador
aislado es ms dbil. En el segundo se considera que ste, agrupado
es ms fuerte y, por eso mismo, se delimita su voluntad con el fin de
concederle ms amplitud a la asociacin profesional;

El conflicto individual queda resuelto en la sentencia, que no crea


derecho en el sentido formal general. Lo contrario ocurre en el
conflicto colectivo, pues sus efectos alcanzan a todo el orden
profesional de la misma actividad;

Histricamente, el derecho individual emerge primero en el campo del


derecho laboral, y se apoya en principios y normas de derecho comn.
El derecho colectivo es posterior y desciende del derecho pblico al

Cabanellas, Guillermo, Compendio de derecho laboral, Tomo II, pg. 46.

derecho comn; es decir, que describe una parbola inversa.


En lo concerniente a la naturaleza jurdica del derecho colectivo del
trabajo, la mayora de autores coincide en que ste es de carcter pblico, aunque la
lucha entre las corrientes privativistas y publicistas del derecho, en general, nos
permiten evidenciar el posible error en que se pudiera caer al sostener categricamente
dicha afirmacin, ya que en el derecho colectivo del trabajo existen aspectos
privativistas y publicistas.
En el primer sentido, podemos citar a quienes afirman que el derecho
colectivo del trabajo es un derecho pblico, ya que es un derecho frente al empresario y
frente al Estado:7

Es un derecho frente al empresario, porque el derecho colectivo del


trabajo es un derecho de una clase social frente a otra. Es un derecho
de la clase trabajadora frente al empresario porque: a) No requieren
ser absorbidas por el Estado, y se organizan en defensa de sus
intereses recprocos; b) La asociacin profesional de los trabajadores
permite igualar las fuerzas dentro de la empresa; se dice por eso que
es un instrumento de democratizacin del gobierno de la empresa, el
cual es creado por el empresario y por los trabajadores.

Es un derecho frente al Estado. Esto porque

la propia legislacin

limita la intervencin del Estado en cuanto a las actividades que


realizan las asociaciones profesionales; por ejemplo: a) Nuestra
Constitucin Poltica reconoce en su Artculo 102, inciso q), los
derechos de sindicalizacin libre para trabajadores y patrones. El
Estado garantiza estos derechos y como consecuencia, no puede
intervenir en su rgimen interno; b) El Estado est igualmente
obligado a respetar los convenios y pactos de condiciones de trabajo
7

Chicas, Ob. Cit; pgs. 39 y 40.

celebrados entre empleadores y trabajadores con la finalidad de


reglamentar las condiciones de trabajo; c) El Estado est obligado a
respetar los derechos de huelga y paro, y fundamentalmente el de
huelga en beneficio de los trabajadores; d) Nuestro Cdigo de Trabajo
en su parte considerativa seala en el inciso e): El derecho del trabajo
es una rama del derecho pblico, por lo que al ocurrir su aplicacin, el
inters privado debe ceder ante el inters social o colectivo.

1.3.

Derecho sindical
Como ya se anunci, el derecho sindical es parte integrante del derecho

colectivo del trabajo. En congruencia con lo sealado, los tratadistas lo definen


enunciando su pertenencia a ste.
As, R. Napoli define el derecho sindical indicando que ste:
Es una parte del derecho colectivo del trabajo considerado como el
conjunto de principios y normas jurdicas que regulan la formacin, el
funcionamiento y las relaciones colectivas de las asociaciones con los
empleadores y trabajadores, as como las relaciones entre ellas con el
Estado a los efectos de la proteccin y tutela del trabajo.8

Reviste de especial importancia sealar que las doctrinas modernas


evidencian que el derecho sindical es el conjunto de preceptos laborales o extra
laborales que constituyen de forma legal o de hecho los sindicatos (de patronos y de
trabajadores).
8

Olmos, Ob. Cit; pg. 298.

Guillermo Cabanellas ha optado por definirlo tomando como base, para


ello, al sujeto y a la institucin jurdica.
Tomando por base el sujeto, el derecho sindical puede definirse como
aquel que considera la primordial facultad de todo individuo integrante de
la produccin, sea como trabajador o como patrono, para unir sus
esfuerzos, intereses y responsabilidad con otros pertenecientes a su
mismo grupo profesional o conexo, para defensa y efectividad de sus
derechos profesionales.9
Basndose en la institucin jurdica, puede caracterizarse el derecho
sindical como la parte del laboral que comprende el conjunto de normas
jurdicas que reconocen la facultad de todo patrono o trabajador para
asociarse en defensa de sus intereses profesionales.
Con el fin de aclarar y ampliar las dos definiciones antes vertidas, es
conveniente establecer que los sujetos del derecho sindical son las asociaciones
profesionales, ya sean de tipo patronal u obrera. Si bien, los trabajadores y los
empresarios, los sindicatos obreros y las asociaciones patronales, los dirigentes de
unos

otras,

las

autoridades

administrativas

que

regulan

fiscalizan

el

desenvolvimiento de los grupos profesionales organizados, son sujetos de dicho


derecho, son las asociaciones profesionales sus autnticos sujetos.

En el sentido anterior se ha pronunciado Guillermo Cabanellas, quien es


ms abundante al exponer que: Los trabajadores y los empresarios que como tales
sean socios o miembros de las asociaciones profesionales, son sujetos o partes de las
mismas; pero no del derecho sindical. Cabra decir que desempean un papel
equivalente al de las clulas del organismo humano, que en modo alguno plantean
9

Cabanellas, Ob. Cit; pg. 51.

dudas acerca de que la personalidad del hombre le pertenece a ste slo en su


complejo sicofsico. Los dirigentes sindicales son rganos de las asociaciones tan slo,
si bien no puede desconocerse su influjo personal, afortunado o nocivo, en las distintas
esferas del ordenamiento jurdico sindical.10

1.4.

Sindicalismo
1.4.1. Origen y desarrollo histrico del sindicalismo
Las causas que dieron lugar a la asociacin sindical o profesional

fueron diversas. Sin embargo, tradicionalmente, se ha considerado que la base de ello


fue la miseria y aislamiento de las clases trabajadoras. Sin partidos polticos que las
organizaran y condujeran a su meta, y carentes de ideas filosficas, dichas masas no
podan tener una estructuracin adecuada para luchar.11
El movimiento sindicalista tuvo su origen, desde el punto de vista
sociolgico,

en

la

necesidad

de

defensa

de

las

clases

trabajadoras

y,

consecuentemente, de conducirlas, agruparlas y orientarlas, y de darle a todo ello un


contenido y una finalidad. Es por ello que se explica su tremenda importancia en la
historia moderna de los pueblos, por lo que debe aceptarse el papel que ha venido
desempeando a travs de la historia.
En virtud de que jurdicamente se habla propiamente de
sindicalismo desde el momento en que el Estado reconoci legalmente a los sindicatos,
podemos afirmar que la historia del mismo data de una poca relativamente reciente,
mediados del siglo XIX, aunque ste nace como respuesta del cuarto estado (el
proletariado), a la necesidad de defensa de sus derechos en contra de los postulados
del liberalismo implacablemente aplicados por su enemigo natural: el tercer estado (la
10
11

Ibd, pg. 54.


Gonzlez Charry, Guillermo, Derecho colectivo del trabajo, pg. 15.

burguesa). En razn de lo anterior abordaremos, primariamente, la evolucin histrica


de la asociacin y los hechos que precedieron al movimiento del sindicalismo, para
luego abordar su desarrollo propiamente dicho.
Siguiendo el plan expuesto por Guillermo Cabanellas, los
precedentes al sindicalismo, desde el punto de vista del asociacionismo, los podemos
dividir en cinco grandes etapas, a saber: a) Las asociaciones en la antigedad; b)
poca de transicin; c) Las corporaciones de oficios; d) La escala gremial; y e)
Decadencia y abolicin del sistema corporativo.12
Entre las asociaciones en la antigedad, la primera que citamos es,
evidentemente, la familia; es la primera sociedad natural y forzosa que se da en la
humanidad. Luego se produce la asociacin de familias en torno a un antepasado
comn o vnculo de sangre, a la cual se le denomina clan. Luego, con las grandes
divisiones del trabajo, se suscitan las primeras corporaciones primitivas, entre las que
se encontraban comerciantes, guerreros, agricultores, y ms, quienes se agrupaban en
torno a un mismo oficio.
Luego,

cabe

mencionar

las

sodalites

collegias;

fueron

agrupaciones o colegios de artesanos fundados en Roma que, posteriormente, dieron


origen al reconocimiento legal de los colegios romanos. stos desempearon un
importantsimo papel y llegaron a constituir verdadera fuerza por el nmero,
organizacin, atribuciones y privilegios que alcanzaron. Parece que en sus comienzos
se componan slo de trabajadores libres, pero con el tiempo se incorporaron los
libertos y aun los esclavos13
En la denominada poca de transicin desaparecen los colegios
romanos, como consecuencia de la cada del imperio de occidente. En este estadio
feudal, entre la poderosa clase de los seores feudales y la nfima condicin de lo
12
13

Cabanellas, Ob. Cit; pg. 65.


Ibd, pg. 67.

social de los siervos y colonos, surge y se robustece progresivamente la clase


ciudadana de los artesanos, que gozaban de libertad personal y de suficiente iniciativa
en sus actividades.
Durante la poca de transicin cabe mencionar, principalmente, las
guildas, agrupaciones religiosas, de artesanos, o de mercaderes. Posean una
organizacin ampliamente democrtica; contaban con un reglamento muy parecido a
un Cdigo de tica profesional. Constituyen la piedra angular de la organizacin
corporativa jerarquizando a sus miembros en aprendices, compaeros y maestros.
Luego se produce la era urbana o industrial, que al agrupar grandes masas de
trabajadores en las ciudades facilita y propicia an ms el corporativismo.
En lo concerniente a las corporaciones de oficios, stas florecen en
el siglo XII, denominadas doctrinariamente gremios medioevales. Perseguan a la vez
su propia defensa y la cooperacin entre sus miembros, con sujecin estricta a los
principios del cristianismo; se trataba de entidades de tipo profesional y confesional
constituan empresas de monopolio, industriales, comerciales, cooperativas, cvicas y
religiosas. El objetivo principal de los agremiados consista en auxiliarse mutuamente
en sus enfermedades y desgracias, producir el mejoramiento del oficio y reunir,
mediante el pago de cuotas, cantidades para subvenir en determinados momentos a
las necesidades de los asociados.14
Como ya se ha anunciado, la base jerrquica de las corporaciones
o gremios medioevales fue la denominada escala gremial. Con base en esta escala, la
prctica de los oficios empezaba por la condicin de aprendiz, que se daba en la niez
o en la juventud; el siguiente peldao era el de oficial o compaero, el cual requera un
conocimiento a fondo de la profesin. Esta etapa absorba la juventud del trabajador;
por ltimo se llegaba al grado de maestro, que requera una larga experiencia, acreditar
amplios conocimientos, superar ciertos exmenes, y contar con influencias entre los
actuales maestros. Esta etapa se alcanzaba en la madurez o en la vejez, ya que era
14

Ibd, pg. 70.

difcil acceder a dicho grado.


Por ltimo se sucede la decadencia y abolicin del sistema
corporativo. La funcin histrica de las corporaciones puede considerarse agotada
desde 1500, en tanto que el perodo de decadencia se prolonga por dos siglos ms.
Una agona tan larga demuestra su potente debilidad.15
El sistema corporativo declina, entre otros aspectos, por su
exclusivismo e imposibilidad casi total de acceder al grado de maestro y el
advenimiento de la Revolucin Industrial. Dentro del marco jurdico cabe mencionar el
Edicto de Turgot (1776), que proclama el derecho del hombre al trabajo y la libertad de
ejercer la especie de comercio y trabajo que mejor le pareciere. Se unen a dicho edicto
la Ley del 17 de marzo de 1791 y la Ley de Chapelier, del mismo ao, que prohiban las
asociaciones profesionales. Concluye as el sistema corporativo.
Agotada la evolucin histrica de la asociacin y los hechos que
precedieron al movimiento del sindicalismo, conviene ahora abordar el tema del inicio
del sindicalismo obrero moderno. As, destruida la organizacin corporativa medioeval,
los trabajadores subordinados se concentran, en el siglo XIX, en enormes fbricas,
sujetos a jornadas agotadoras, remunerados con salarios de hambre y ninguna
asistencia o acceso a seguridad social, circunstancias stas que estimulan el instinto de
defensa profesional que tendra que batallar con la frrea oposicin patronal. As, los
movimientos clandestinos del proletariado, sus luchas y sus protestas, llegaron a las
lites como Owen, Vctor Hugo, Lamartine, Engels y Marx, y otros que coadyuvaron,
con su elaboracin doctrinal y en forma de accin, a levantar los diques destinados a
contener esta inmensa ola arrastrada por la frustracin, la angustia y la protesta de
varios milenios de ignominia social.16
En ese mismo sentido se pronuncia Cabanellas, al afirmar que: El
15
16

Ibd, pg. 78
Olmos, Ob. Cit; pg. 302.

10

empeoramiento progresivo de la condicin de los trabajadores, sujetos a jornadas


agotadoras y pagados con mseros salarios, estimul el instinto de defensa profesional,
a travs de la solidaridad interna en cada lugar de trabajo y el refuerzo, fcil de solicitar
y de obtener, de los que compartan iguales tareas, en una misma localidad, al servicio
de otro patrono. De esa unidad, de esa coincidencia de necesidades y aspiraciones, sin
moldearse an en concretas estructuras asociacionales, surgi como de la unin en
todas las esferas humanas la fuerza. De protestas y reclamaciones ms o menos
coherentes fue brotando la idea de tornar permanentes esos vnculos de solidaridad y
de accin. El moderno sindicato o asociacin estaba ya plasmado.17
As, el sindicalismo atravesara dos etapas en cuanto a lo
normativo. La primera de ellas fue la prohibitiva: los sindicatos estaban prohibidos. Esto
como respuesta de los sectores patronales que influyeron fuertemente en el sector
pblico para evitar su actividad, y los proscribieron. La renuencia estatal a reconocer en
el mbito legal el funcionamiento de los sindicatos y la legitimidad de sus reclamos,
desemboc en huelgas y enfrentamientos cargados de violencia. Dichas medidas, en
ms de una ocasin, pusieron en jaque al Estado, y cuestionaron su capacidad para
mantener el orden pblico.

Amn de evitar tan feroces enfrentamientos, que amenazaban con


desembocar en un estallido social, los sindicatos obreros son reconocidos legalmente a
finales del siglo XIX. Sin embargo, al iniciarse la Segunda Guerra Mundial (1939) haba
muchos pases que, si bien no negaban expresamente la libertad sindical, solamente
permitan su ejercicio de forma limitada. El panorama cambi luego de esta guerra; los
estados miembros de las Naciones Unidas emiten la Declaracin Universal de los
Derechos Humanos (1948), la cual es complementada por los Pactos Internacionales
de Derechos Civiles y Polticos, y los Derechos Econmicos, Sociales y Culturales,
adoptados en 1966 y en vigor desde 1976. Dicha legislacin internacional brinda un
mayor mbito para el sindicalismo, reconociendo la libertad de asociacin y sindicacin
17

Cabanellas, Ob. Cit; pg. 86.

11

como un derecho humano inalienable para todas las personas.


Para concluir el presente punto, conviene destacar lo expuesto por
Homero Fuentes, quien al referirse a la historia del movimiento sindical afirma:
Desde sus inicios, as como durante su difcil desarrollo, el
sindicalismo ha buscado vehementemente incipientes procesos
unitarios nacionales e internacionales para mejorar las condiciones
de vida de los trabajadores y fortalecer sus luchas por la justicia
social, concretando en varios momentos histricos acciones
unitarias y programticas concluyendo en algunos pases en
proyectos orgnicos. A pesar de la existencia de innumerables
dificultades, existe un hecho histrico que demuestra y comprueba
el inters de los obreros de compartir sus duras experiencias desde
los inicios de la Revolucin Industrial, y que refleja el difcil proceso
de la unidad y solidaridad entre los trabajadores del mundo, es
decir, la vocacin natural del movimiento obrero a internacionalizar
sus valores, principios, objetivos, problemas y fines.18

1.4.2. Desarrollo ideolgico de la asociacin sindical


Siguiendo las ideas vertidas por el laboralista colombiano Gonzlez
Charry,19 afirmamos que el fondo ideolgico de la asociacin sindical, originalmente, se
orienta contra la organizacin del Estado capitalista. As, evidenciamos el primer
elemento ideolgico de este movimiento: la animadversin hacia el capitalismo.
Con esta base surgen las grandes teoras del socialismo, que
18

19

Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Derecho colectivo del trabajo
(Curso de actualizacin), pg. 19
Gonzlez, Ob. Cit; pgs. 27 y ss.

12

originalmente se formulan como un instrumento para la transformacin del Estado. Se


afirma que la organizacin capitalista es injusta; que hay explotacin del hombre por el
hombre; que lo que el hombre produce con su trabajo es superior al salario, y que la
diferencia va a las arcas capitalistas (plusvala) y que la nica forma de redimir a la
clase trabajadora es la transformacin del Estado.20
Se colige, entonces, que el sindicalismo, adems de poseer un
impulso socialista, es, por antonomasia, anticapitalista. El capitalismo es considerado
como un enemigo natural de las reivindicaciones de las clases trabajadoras y, por
consiguiente, de las organizaciones sindicales a las que buscaba destruir. De lo
expuesto evidenciamos lo radical de sus primeras concepciones polticas.
Sin embargo, es necesario mencionar que, por el papel de las
organizaciones sindicales y particularmente de sus fines y los medios de accin de que
se han valido, ni son universales ni son generales, y que especialmente en esta
inmensa divisin entre sindicatos pertenecientes a lo que pudiramos llamar el grupo
de pases democrticos y el grupo de pases socialistas, hay una diversidad de fines y
de acciones que se justifican histrica y pragmticamente por la finalidad a que ellos
mismos se consideran destinados.
As, las organizaciones sindicales de Francia, Alemania e
Inglaterra, consideradas matrices de la gran organizacin mundial, tuvieron una
estrategia dirigida hacia el cambio de la estructura poltica y practicaron paralelamente
una desvanecida poltica econmica de fines inmediatos. Despus la experiencia de la
lucha y el paso de los aos impusieron una rectificacin.21
Dicha rectificacin implic la formacin de clases sociales y la lucha
de clases, basadas en el marxismo. Se acentu el carcter antagnico del proletariado
y la burguesa. La lucha de clases y su consiguiente antagonismo fue planteado con
20
21

Ibd, pg. 27.


Ibd, pg. 28.

13

gran lucidez en el Manifiesto Comunista redactado por Carlos Marx y Federico Engels,
que es considerada la primera formulacin madura del movimiento polticosocial
denominado marxista. Entre de los pargrafos ms importantes de dicho manifiesto
podemos citar:
El proletariado recorre diversas etapas antes de fortificarse y
consolidarse. Pero su lucha contra la burguesa data del instante
mismo de su existencia.
Al principio son obreros aislados; luego los de una fbrica; luego,
los de todas una [sic] rama de trabajo, los que se enfrentan, en una
localidad, con el burgus que personalmente los explota. Sus
ataques no van slo contra el rgimen burgus de produccin, van
tambin contra los propios instrumentos de la produccin; los
obreros, sublevados, destruyen las mercancas ajenas que les
hacen la competencia, destrozan las mquinas, pegan fuego a las
fbricas, pugnan por volver a la situacin ya enterrada del obrero
medieval.
En esta primera etapa, los obreros forman una masa diseminada
por

todo

el

pas

desunida

por

la

concurrencia.

Las

concentraciones de obreros no son todava fruto de su propia


unin, sino fruto de la unin de la burguesa, que para alcanzar sus
fines polticos propios tiene que poner en movimiento cosa que
todava logra a todo el proletariado. En esta etapa, los proletarios
no combaten contra sus enemigos, sino contra los enemigos de sus
enemigos, contra los vestigios de la monarqua absoluta, los
grandes seores de la tierra, los burgueses no industriales, los
pequeos burgueses.22
Evidencian los autores del manifiesto, que el proletariado como tal
surge a la vida societaria como una masa amorfa e ignorante de sus aflicciones
22

Marx, Carlos y Federico Engels, El manifiesto comunista, pg. 62.

14

comunes, y es la posterior organizacin consciente la que les permitir enfrentar a su


verdadero enemigo y no ser herramienta del mismo.
La competencia, cada vez ms aguda, desatada entre la
burguesa, y las crisis comerciales que desencadena, hacen cada
vez ms inseguro el salario del obrero; los progresos incesantes y
cada da ms veloces del maquinismo aumentan gradualmente la
inseguridad de su existencia; las colisiones entre obreros y
burgueses aislados van tomando el carcter, cada vez ms
sealado, de colisiones entre dos clases. Los obreros empiezan a
coaligarse contra los burgueses, se asocian y unen para la defensa
de sus salarios.23
Desde esa poca el salario era la nica fuente de ingresos posible
para las grandes masas de trabajadores, y era ste el nico que les permita,
medianamente, satisfacer sus necesidades bsicas; por consiguiente, la inseguridad en
el ingreso haca peligrar la misma existencia del trabajador y su familia. Es as como
una de las primeras luchas fue encaminada a la defensa del salario y a la bsqueda de
que se fijaran salarios dignos; muy aparejado a esta lucha se realizaba la disputa por la
limitacin a las jornadas laborales. Estos intereses comunes propiciaron, an ms, la
asociacin obrera.
Como hemos visto, los progresos de la industria traen a las filas
proletarias a toda una serie de elementos de la clase gobernante, o
a lo menos los colocan en las mismas condiciones de vida. Y estos
elementos suministran al proletariado nuevas fuerzas.
Finalmente, en aquellos perodos en que la lucha de clases est a
punto de decidirse, es tan violento y tan claro el proceso de
desintegracin de la clase gobernante latente en el seno de la
sociedad antigua, que una pequea parte de esa clase se
23

Ibd, pg. 63.

15

desprende de ella y abraza la causa revolucionaria, pasndose a la


clase que tiene en sus manos el porvenir. Y as como antes una
parte de la nobleza se pasaba a la burguesa, ahora una parte de la
burguesa se pasa al campo del proletariado; en este trnsito
rompen la marcha los intelectuales burgueses, que, analizando
tericamente el curso de la historia, han logrado ver claro en sus
derroteros.
De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesa no hay
ms que una verdaderamente revolucionaria: el proletariado. Las
dems perecen y desaparecen con la gran industria; el proletariado
en cambio, es su producto genuino y peculiar.24
Lo expuesto nos hace recordar que para finales del siglo XVII, en
Europa se disputaban la hegemona poltica y econmica el primer estado (la
monarqua y la nobleza), la Iglesia (el clero) y la burguesa (la nueva clase econmica
emergente). Juntamente con la burguesa nace su anttesis: el cuarto Estado (el
proletariado). Posteriormente la monarqua gana el primer asalto: somete a la Iglesia;
luego es la burguesa la que destrona a la monarqua y se erige en el poder. Dicha
dinmica haca concluir que por ser el proletariado una masa mucho ms amplia era el
llamado a tomar el poder y que ste sera enriquecido por las ideas de burgueses que
se le aliaran, ya que una de las principales falencias del proletariado era la educacin.
El proletariado andrajoso, esa putrefaccin pasiva de las capas
ms bajas de la vieja sociedad, se ver arrastrado en parte al
movimiento por una revolucin proletaria, si bien las condiciones
todas de su vida lo hacen ms propicio a dejarse comprar como
instrumento de manejos reaccionarios.25
Ese proletariado andrajoso, al que propiamente denominaron
24
25

Ibd, pg. 64.


Ibd.

16

lumpen proletariado, tambin formara parte del movimiento que derrocara a la


burguesa; esa capa social histricamente desposeda no tena nada que perder, ms
que su miseria, y todo por ganar.
Para concluir el abordaje de la perspectiva marxista sobre el
aspecto ideolgico de la asociacin sindical, es necesario hacer notar que sus medidas
y postulados, por dems radicales, tuvieron que ser adecuados una y otra vez ante las
diversas realidades que presentaban las tambin diversas sociedades. As, en Europa
se dio el movimiento denominado Revisionismo, el cual evidenci que los enunciados
marxistas no eran tan certeros como se lleg a creer. En Europa, al contrario de lo
predicho por Marx, el capitalismo no cre una clase social desposeda cada vez ms
amplia; ms bien la clase social que se fortaleci fue la clase media, que an en la
actualidad representa a la mayora de los miembros de sus sociedades. En ese mismo
sentido, y de forma ms enriquecedora, se pronuncia Gonzlez Charry, al indicar que:
Esta postura inicial que colocaba en una parte al proletariado y en otra a la clase
capitalista se ha ido superando, hasta el punto de que hoy es mucho menos radical. La
clase trabajadora sigue pidiendo mejoramiento; mas en los resultados prcticos se ve
que no slo ha dejado de ser un derecho para la clase baja, sino para todo el que
presta un trabajo asalariado.26
En un enfoque ms amplio sobre las diferentes influencias
ideolgicas que tuvo el movimiento sindical, y reconociendo que la clase obrera alcanza
su madurez organizativa en el perodo de 1880 a 1914, como consecuencia del
desarrollo capitalista fabril y estimulada por la necesidad imperante de constituir
instancias propias de trabajadores que se pronunciaran por los problemas de esa
poca, Homero Fuentes evidencia la existencia de tres ideologas que han
acompaado al sindicalismo hasta nuestra poca, tanto en el mbito mundial,
continental, regional como nacional, a saber:27

26
27

Gonzlez, Ob. Cit; pg. 28.


Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Ob. Cit; pg. 20.

17

Influencia liberal: El primer antecedente se refiere al resultado


de la transicin del sistema de produccin, que provoc la
acumulacin originaria de capital, que en otras palabras
podemos

denominar

precapitalismo,

lo

cual

ocasion

profundos cambios sociales; cre un nuevo mercado de trabajo


con grandes grupos de personas que emigraron del campo a la
ciudad formando ejrcitos de trabajadores asalariados, con
extensas jornadas de trabajo insalubre, sin garanta, con nios
y mujeres trabajando, etctera. Es el incipiente capitalismo
salvaje difundido por la Iglesia catlica;

Influencia marxista: El segundo es el pensamiento econmico


internacionalizado por Karl Marx, como resultado de los
cambios en la organizacin social de esa poca y de la
creacin de las clases sociales, que gener conflictos entre s,
proponiendo la creacin de un sistema de produccin
socialista.

Aos

despus

es

proclamado

el

Manifiesto

Comunista con una dimensin mundial, el que influye


fuertemente en nuevas concepciones y objetivos sindicales;

Influencia socialcristiana: Por ltimo, la Iglesia catlica


reacciona ante estos cambios y cuestiona, mediante la
encclica papal Rerum Novarum, del Papa Len XII, ese
capitalismo salvaje, considerndolo inhumano, que atenta
contra el hombre que es hecho a semejanza de Dios y que,
adems, contraviene fuertemente a la doctrina de la Iglesia
catlica.

18

Influencias del pensamiento28

Liberalismo

Marxistas
Social
demcratas

Social
cristianos

Sindicalismo

1.4.3. Definicin
Como bien lo menciona Olmos Osinaga, el sindicalismo es un
fenmeno social del perodo industrial, y en ese mismo sentido Gallar Folch indica que:
El sindicalismo es el movimiento desarrollado en los ltimos ciento
cincuenta aos en el mbito de la produccin industrial,
caracterizado por la tendencia de los trabajadores de agruparse en
asociaciones estables, distribuidos profesionalmente y dirigidos a
defender sus intereses, reivindicar sus derechos y luchar por las
aspiraciones colectivas de los mismos.29
El profesor mexicano Mario De la Cueva explica:
Entendemos por sindicalismo la teora y la prctica del movimiento
28
29

Ibd.
Olmos, Ob. Cit; pg. 298.

19

obrero sindical, una concepcin determinada de la vida social y una


regla de accin encaminada a provocar la transformacin de la
sociedad y del Estado.30
El laboralista colombiano Guillermo Gonzlez, al pretender brindar
una definicin sobre sindicalismo anuncia, necesariamente, que el definirlo no resulta
tarea fcil; muy por el contrario, dicha empresa reviste de suma complejidad. Despus
de esta advertencia indica:
El sindicalismo no es propiamente una ciencia sino un mtodo de
orientar, dirigir y hacer culminar las aspiraciones y deseos de la
clase trabajadora mediante la asociacin sindical. Aunque en el
terreno jurdico es una modalidad del derecho general de
asociacin, es sin embargo un derecho especfico. Alrededor de
aqulla se hacen innumerables asociaciones (aun de capitalistas)
sin sobreadvertir que es antitcnico y socialmente inexacto que los
sindicatos de patronos tengan idnticos fines que los de los
trabajadores.31
Puede decirse que el concepto de sindicalismo puede ser tratado
desde el punto jurdico o legislativo, es decir, que se puede hacer
en un momento dado la evaluacin de lo que significa un
movimiento en reglas legales y en postulados legislativos de todo
orden. Podra, en este sentido, definirse el sindicalismo como el
conjunto de disposiciones legales de toda jerarqua que en un
momento dado y en un pas determinado, regulan la existencia de
las asociaciones profesionales de trabajadores, sus finalidades, sus
mtodos

de

accin,

sus

conquistas,

el

alcance

de

su

representacin y los lmites de su papel dentro de la estructura


30
31

Ibd, pg. 298.


Gonzlez, Ob. Cit; pg. 18.

20

general de un Estado.32
Por ltimo, el laboralista guatemalteco Chicas Hernndez propone
la siguiente definicin del trmino sindicalismo:
Sindicalismo es la teora y prctica del movimiento de los
trabajadores organizados y legalmente reconocidos, por medio de
los sindicatos, federaciones y confederaciones, y que a travs de la
actividad sindical, tcticas, estrategias y procedimientos, cumplen
con los fines mediatos e inmediatos de dichas asociaciones
profesionales.33

1.4.4. Desarrollo histrico del sindicalismo desde la perspectiva de


gnero
Como ya se indic, el reconocimiento legal del sindicalismo en las
democracias occidentales se da dentro del denominado Estado de bienestar posterior a
la Segunda Guerra Mundial, el cual se opona al Estado rgido y autoritario, y reconoca
y asuma algunas reivindicaciones marxistas. As, los sindicatos se convierten en
agentes sociales con capacidad negociadora en el pacto con el Estado. En un principio,
la negociacin va a tener en cuenta exclusivamente el mbito pblico, concretamente
el mercado laboral. El mbito privado, el de la familia, el de las mujeres, queda al
margen de la negociacin. Por tanto, la construccin del estado del bienestar comienza
a hacerse al margen de las mujeres, sin contar con ellas.
Resulta evidente que el derecho es formulado por los hombres, y
que las mujeres entran en desventaja al mundo jurdico, ya que ste ha sido creado a
imagen y semejanza de los primeros. As, los pactos de entonces tienen que ver con
32
33

Ibd, pg. 26.


Chicas, Ob. Cit; pg. 174 y 175.

21

una legislacin que regula temas clave como el salario mnimo, la jornada, la proteccin
social (en la enfermedad, en la vejez). Estas regulaciones, concebidas aparentemente
como igualitarias, tienen un planteamiento masculino y liberal, pues se pensaba que las
barreras se eliminaran desde la propia voluntad individual de las personas, una vez se
abriera la puerta de acceso al empleo, al estudio, al voto, a una sexualidad libre.
En este planteamiento liberal, que no tiene en cuenta que el
trabajo

de

las

mujeres

no

es

estrictamente

laboral,

sino

tambin

fundamentalmente social, est la semilla de las mltiples discriminaciones que


tenemos las mujeres en el mercado de trabajo.
Podemos analizar cuatro aspectos bsicos de este planteamiento
masculino:34

Sexualidad: Sexo y violencia aparecen ntimamente ligados


(acoso sexual);

Maternidad: La trabajadora, como madre, es tratada como


disminuida, en situacin de incapacidad temporal que necesita
proteccin. La legislacin proteccionista es lo opuesto a la
legislacin igualitaria;

Familia: Todava hoy se pretende arreglar el derecho de


conciliacin indirectamente sobre las condiciones laborales,
pero no se incide en la raz del problema, en la desigual
distribucin de roles asignados a hombres y mujeres. La
solucin llegar cuando se acte directamente sobre la familia,
y las normas formales o informales que la regulan. No
olvidemos que la costumbre es mucho ms poderosa que la
propia ley;

34

Urrutia Prez, Carmen, La participacin de las mujeres en las organizaciones sindicales, pg. 5.

22

Valor del trabajo femenino: El empleo estable est pensado


para el varn mayor de edad, y si tiene cargas familiares, est
casado, ya se ocupa su mujer de lo que exceda del mbito de
la empresa. A las mujeres se nos reserva el empleo atpico: a
tiempo parcial, temporal, peor remunerado la precariedad.

A pesar de que el sindicalismo logr una serie de conquistas a


favor de la clase trabajadora, los cuatro aspectos antes enumerados persisten. La
incorporacin de las mujeres al mercado laboral en estas condiciones pone de
manifiesto la necesidad de desarrollar la idea de igualdad absoluta, mas all de la
igualdad formal, imposible de alcanzar desde posiciones desiguales.

En los aos 70, siendo pioneros los Estados Unidos de Amrica


(resultado de la lucha que tienen las organizaciones de negros contra el racismo),
comienza el desarrollo del derecho desigual igualitario, o lo que es lo mismo: que no se
pueden tratar igual situaciones desiguales, porque el resultado es injusto, y va a hacer
imposible que la igualdad jurdica terica sea una prctica para las mujeres. Hay que
llegar a la raz del problema.
Nace el concepto de igualdad de oportunidades, y el desarrollo de
acciones positivas, incluso de discriminacin positiva para combatir las consecuencias,
directas o indirectas, de discriminaciones histricas entre hombres y mujeres.
Necesariamente, estas medidas han de ser temporales, hasta conseguir esas
posiciones de igualdad. No son medidas de conveniencia, sino estrictamente
necesarias para consolidar la igualdad real.
Y cuando echamos la mirada al otro trabajo, y el sindicato se
preocupa del trabajo domstico, constata que las relaciones de gnero en este modelo
poltico, social y cultural, que sigue perpetuando la divisin sexual del trabajo, no
permiten la inclusin de las mujeres en condiciones de igualdad.
23

Toda esta doctrina comienza a desarrollarse en Europa en los aos


80, y en los 90 ya hablamos de la necesidad de abordar la perspectiva de gnero en
todas las polticas y programas de accin para consolidar posiciones realmente iguales
para hombres y mujeres.
No es casualidad que en los aos 80 las estructuras sindicales
comiencen a dotarse de las Secretaras o Departamentos de la Mujer, encargados de
poner en prctica todas estas cuestiones.35

1.4.5. Objetivos del sindicalismo


Los objetivos son los logros que buscan alcanzar los sindicatos,
para responder a las necesidades de quienes forman parte de l. Los objetivos dejan
muy claro cules son las finalidades para las que fue creada la organizacin sindical.
Como bien lo seala la Asociacin de Servicios de Promocin Laboral ASEPROLA,
cada organizacin sindical puede tener objetivos muy variados, sin embargo, cinco de
ellos destacan y dan razn de ser a todo sindicato. Estos objetivos orientan toda accin
de las organizaciones sindicales en su lucha por dignificar las condiciones de vida de
los trabajadores y trabajadoras. Estos objetivos son:36

Un salario justo
Los sindicatos buscan que quienes trabajan tengan un salario
adecuado y digno, que les permita cubrir sus necesidades y las
de sus familias en alimentacin, salud, vivienda, educacin,
vestido y recreacin.

35

Ibd, pgs. 5 y 6.

36

Asociacin de Servicios de Promocin Laboral (ASEPROLA), Por qu surge el sindicalismo?


www.aseprola.org/documentos/sindicalismo/sindicalismo.htm (7 de noviembre de 2003).

24

Mejores condiciones de trabajo


Las condiciones de trabajo son un complemento indispensable
del salario. Las trabajadoras y los trabajadores tienen derecho a
que las condiciones en que laboran no les afecten ni fsica ni
mentalmente.
Todos los sindicatos deben buscar que las personas afiliadas
disfruten de condiciones laborales que no les afecten en su
salud y dignidad. Por ejemplo, los sindicatos luchan por
jornadas de trabajo justas y adecuadas al tipo de labor que se
realiza,

por

descansos

vacaciones

oportunas,

por

implementos de proteccin cuando las tareas que ejecutan las


personas as lo requieran.

Empleo estable para toda persona


No basta con tener trabajo; es importante que el empleo sea
estable, regulado por leyes que protejan contra despidos
injustos, principalmente cuando el trabajador y la trabajadora
han entregado lo mejor de sus aos y toda su experiencia para
el desarrollo de su empresa y de su pas.
Las mujeres han sufrido tradicionalmente muchos problemas
con el empleo. Por un lado, les cuesta ms conseguirlo y, por
otro, generalmente se les asignan los puestos ms mal pagados
o se les paga menos salario que a los varones por ejecutar las
mismas labores. Es de unos aos para ac que se est dando
una creciente incorporacin de la mujer en las distintas ramas
de la economa. Para ellas el sindicato tiene como objetivo
garantizar que su incorporacin laboral no se d en forma
desventajosa, y que se respeten y promuevan los derechos de
su condicin particular.

25

Mejoramiento

de

las

reivindicaciones

sociales

econmicas
Para proteger y garantizar el mejoramiento de los sectores
laborales, es necesario crear leyes y luchar para que stas se
cumplan. Por esta razn el sindicalismo constantemente busca
que los Estados promulguen leyes y decretos que garanticen la
continuidad de sus conquistas, y el mejoramiento social y
econmico de las personas trabajadoras. Para que las leyes se
respeten y se cumplan, es necesario que todas las personas
trabajadoras estn unidas y organizadas.

La permanente democratizacin de la sociedad


El respeto a los derechos humanos es una de las luchas ms
importantes que los trabajadores pueden realizar desde sus
organizaciones sindicales. El reconocimiento de los derechos de
libre asociacin, de pensamiento y de expresin implica luchar
por la democratizacin de sus pases. Tambin es importante
que los sindicatos participen en la vida poltica de las naciones,
para vigilar y supervisar que los gobiernos sean justos en sus
polticas econmicas y sociales.
Es importante que los trabajadores y trabajadoras participen y
ejerzan control sobre aquellas decisiones que les afectan
directa o indirectamente, tanto a nivel de la sociedad y del
Estado, como tambin al interior de sus mismas organizaciones.
As, la lucha por la democratizacin tambin debe darse dentro
de los sindicatos. Slo practicando la democracia a lo interno de
las organizaciones se fortalecern las bases democrticas de la
sociedad entera. Esto es especialmente importante para las
trabajadoras y los jvenes.
Es muy importante promover y posibilitar la participacin directa

26

de las mujeres y jvenes dentro de la organizacin sindical; el


estmulo a esta participacin democrtica como delegadas,
afiliadas, o formando parte de las directivas, garantiza que las
decisiones del sindicato correspondan a un mayor grado de
consenso.

27

CAPTULO II
2.

Resea histrica del sindicalismo en Guatemala


2.1.

Generalidades
En el presente captulo se abordar lo relativo a la evolucin histrica del

movimiento sindical en Guatemala, abarcando ste su etapa previa de las


mutualidades para luego conocer las diferentes pocas del movimiento sindical
propiamente dichas. Con ese fin se tomarn como base los textos de los laboralistas
guatemaltecos: Mario Lpez Larrave37 y Ral Chicas Hernndez.38 Los textos del primer
profesional son reconocidos como joyas del derecho laboral guatemalteco, y su
consulta y referencia de por s resultan indispensables; el segundo aporta interesantes
comentarios y caractersticas sobre el desarrollo del movimiento sindicalista en
Guatemala, complementando con ello el presente estudio.
As las cosas, el estudio del desarrollo histrico del sindicalismo en
Guatemala se divide en la etapa de las mutualidades (18211920); la primera poca
(19201930); la poca de la revolucin (19441954); la poca de la contrarrevolucin
(19541986); por ltimo se aborda la poca contempornea (19862004)

2.2.

Etapa de las mutualidades


Durante la etapa comprendida de 1821 a 1920 an no existe el

sindicalismo propiamente dicho; las asociaciones existentes eran denominadas


mutualistas. As lo corrobora Lpez Larrave, quien sobre este perodo indica:
Hurfanos de toda legislacin y de proteccin a los trabajadores, abolidos los gremios
de la Colonia y la legislacin de Indias, por casi un siglo de vida independiente
37
38

Lpez Larrave, Mario, Breve historia del movimiento sindical guatemalteco, pgs. 9 a 25.
Chicas, Ob. Cit; pgs. 180 a 203.

28

polticamente independiente, se entiende entre 1821 y 1920 prcticamente slo


florecen asociaciones de carcter mutualista, al amparo del derecho general de
asociacin.39
Entre las caractersticas de las organizaciones obreras de este perodo se
cuenta que eran de composicin artesanal; no perseguan fines reivindicativos, y se
limitaban al socorro y auxilio mutuo.
El laboralista Chicas Hernndez, al referirse a la etapa de las
mutualidades, indica que: El sindicalismo en nuestro pas, al igual que en el resto de
Amrica Latina, comenz con las organizaciones llamadas mutualistas, que se
organizaron con fundamento en el derecho genrico de asociacin, que se encontraba
regulado en el derecho comn (derecho civil), las que se caracterizaban por ser
agrupaciones de artesanos, o sea que sus miembros eran obreros que laboraban por
cuenta propia en pequeos talleres o bien como dependientes; sus fines se limitaban al
socorro y auxilio mutuo de sus miembros en casos de enfermedad, a programas de
capacitacin, creacin de cajas de ahorro, por lo que sus actividades no tenan fines
reivindicativos; no tenan trascendencia social e ideolgica capaces de superar a la
clase trabajadora; sin embargo, hay que reconocer que fueron tales agrupaciones las
que ayudaron a formar una conciencia obrera, la que ms tarde se convirti en una
verdadera tendencia sindical.40
Del perodo de 1821 a 1920 el mundo occidental transitaba por una etapa
denominada constitucionalismo liberal, cuyos postulados eran los de la Revolucin
Francesa: igualdad, libertad y fraternidad; sin embargo, stos carecieron de positividad
y favorecieron nicamente a una clase privilegiada. Producto de la Revolucin
Industrial y del sistema capitalista imperante se da la ilimitada explotacin del hombre
en beneficio del capital, surgiendo con ello un problema capaz de romper cualquier
estructura estatal: la cuestin social. Se evidencia que el derecho, en momentos de
39
40

Lpez, Ob. Cit; pg. 9.


Chicas, Ob. Cit; pgs. 181 y 182.

29

crisis debe dar muestra de suma flexibilidad, si es que desea sobrevivir a los cismas
sociales. Hasta el mismo liberalismo se reconfigura en el denominado neoliberalismo,
emergiendo con ste el reconocimiento de la existencia de necesidades colectivas de
tipo impostergable y de la nocin de la economa social de mercado.
As, enarbolando la bandera de un nuevo orden social que limite los
excesos del individualismo, o inclusive los destruya, surge el socialismo (con sus
mltiples

versiones:

sindicalismo,

solidarismo,

socialcristianismo,

marxismo,

anarquismo, corporativismo, etctera), como respuesta a la inoperancia del modelo


liberal.
Entre las Constituciones que se consideran como modelos paradigmticos
del constitucionalismo social podemos mencionar:

La Constitucin de Quertaro (Mxico, 1917), concrecin de


la revolucin de 1910.

La Constitucin de la Repblica Socialista Federativa de los


Soviets (Rusia, 1918), concrecin de la Revolucin de
Octubre de 1917.

La Constitucin de Weimar (Alemania, 1919), concrecin de


la Revolucin de 1918.

30

Para el caso guatemalteco merece especial mencin la Constitucin


Federal de 1921, que si bien no cobr vigencia, garantizaba a los habitantes la vida, la
honra, seguridad individual, libertad, propiedad, igualdad y el derecho de defensa.
Adems, aboli la pena de muerte en uno de sus Artculos. Lo avanzado de la misma
permiti establecer derechos sociales, ya que en el Ttulo VIII contempl lo referente al
trabajo y cooperacin social. Estos derechos sociales lograran materializarse a travs
de la Constitucin de 1945.
Entre las principales organizaciones de carcter mutualista podemos
mencionar: El Porvenir de los Obreros; maternidad obrera; sociedad Joaquina; gremial
de albailes; sociedad de tipgrafos de Gutenberg; central de artesanos y albailes;
Fraternidad de barberos. Todas las anteriores, posteriormente, se agrupan en la
Federacin de Sociedades Obreras. Adems, se constituye la Federacin Obrera de
Guatemala.

2.3.

Primera poca
La primera poca del sindicalismo guatemalteco comprende de 1920 a

1930, y los catorce aos posteriores de 1930 a 1944, denominados por Lpez Larrave
como un parntesis en el sindicalismo guatemalteco, que fue consecuencia de una
represin encarnizada.
Debe hacerse la salvedad que, durante la dcada comprendida entre la
cada de la dictadura de Manuel Estrada Cabrera (1920) y el advenimiento de la
dictadura de Jorge Ubico (1931), dcada que comprende los gobiernos de Carlos
Herrera (19201921), General Jos Mara Orellana (19211926) y General Lzaro
Chacn (19261930), se fortaleci el movimiento sindical guatemalteco con la
constitucin de numerosos sindicatos y las primeras centrales obreras, con diferentes
lineamientos ideolgicos. Como consecuencia de ello, se plantearon los primeros
conflictos colectivos de carcter econmico y social en Guatemala, ejercindose por

31

primera vez derechos laborales.41

Evidenciamos, con base en lo expuesto, que es la dcada comprendida


de 1920 a 1930 en la cual se da el surgimiento del movimiento sindicalista en
Guatemala, como producto del fuerte influjo ideolgico internacional, en el cual, como
ya se mencion, revisten especial importancia la Revolucin mexicana y la Revolucin
rusa.
Luego, de 1931 a 1944, se produce un vaco casi total relativo al
movimiento sindical en Guatemala; ello, producto de la represin a que fue sometida la
poblacin guatemalteca, en especial la clase obrera. As lo manifiesta Ral Chicas al
indicar que: Durante el gobierno del General Jorge Ubico (19311944) el
Departamento Nacional de Trabajo pas a ser anexo de la Direccin General de la
Polica Nacional, organismo de represin que durante casi catorce aos que dur la
dictadura, blandiendo el fantasma del comunismo, persigui a los dirigentes obreros y
ahog todo atisbo de la legislacin social. El movimiento obrero o sindicalismo no pudo
prosperar, pues es de todos conocida la represin existente durante dicho gobierno,
pero ello no obsta a que se reconozca que en dicho perodo hubo ciertos elementos
que se significaron por sus ideales en el campo laboral, y es as como, en junio de
1944,

los

movimientos

populares

de

profesionales,

universitarios,

maestros,

estudiantes, trabajadores, campesinos y dems sectores de la patria, se rebelaron


contra el tirano y lo hicieron renunciar, el 1 de julio de 1944.42
Puede concluirse que durante toda esta larga poca, con muy pocas
excepciones, la misma se caracteriz por la ausencia de leyes laborales, la
inaplicabilidad real de las existentes, la identificacin de los gobiernos de turno con los
intereses oligrquicos y de los grandes monopolios extranjeros establecidos en el pas,
reprimiendo o ignorando a los trabajadores de la ciudad y del campo, as como a los
41
42

Chicas, Ob. Cit; pg. 184.


Ibd.

32

artesanos y empleados pertenecientes a las capas inferiores de la clase media.43

Con el fin de enunciar las caractersticas de las organizaciones obreras de


la dcada de 1920 a 1930 citaremos al laboralista guatemalteco Mario Lpez Larrave44,
quien las resume en las siguientes:

La

composicin

de

sus

organizaciones

sigue

siendo

predominantemente artesanal, ya que, si bien tienen participacin las


masas proletarias de las grandes compaas monopolistas extranjeras
muelleros, bananeros, ferroviarios, tambin la tienen y muy
grande los artesanos, los obreros de pequeos talleres y hasta los
propietarios de stos;

Estas organizaciones superan el carcter mutualista, constituyendo los


primeros sindicatos. Consecuentemente, los fines que se proponen ya
son claramente reivindicativos, planteando con toda firmeza la lucha
de clases;

Sin embargo, en sus objetivos estatutarios y en sus programas de


accin suelen mezclarse las reivindicaciones laborales con los
planteamientos de poltica radical, lo que dificulta o impide su
reconocimiento legal y el de sus actividades;

La vehemencia y el emotismo, la espontaneidad y la imprevisin en el


planteamiento de los conflictos, son caractersticas de esta breve
etapa, muy explicables si se toma en cuenta la inexperiencia de los
dirigentes y el afn de emular movimientos del exterior;

43
44

Ibd, pg. 185.


Ob. Cit; pgs. 13 y 14.

33

La organizacin sindical es predominantemente urbana y concentrada


en la capital; no es sino hasta 1930 cuando se intenta incursionar en
el campo; y

El movimiento sindical guatemalteco traba contacto por primera vez


con las organizaciones y corrientes internacionales del sindicalismo y
las acoge con entusiasmo.

Dentro de las organizaciones que se conforman en este perodo se


encuentra la ms grande que ha tenido Guatemala: la Confederacin de Trabajadores
de Guatemala. sta reuna, entre otras agrupaciones, al Centro Obrero de Albailes; el
Gremio de Barberos; la Unin Nacional de Panificadores; la Unin Social de
Trabajadores en Hechuras y Confeccin de Ropa; la Sociedad de Artes Grficas; la
Asociacin de Trabajadores en Calzado; la Sociedad de Empleados en Hoteles,
Cantinas y Restaurantes; la Unin de Pilotos Automovilistas; la Sociedad de Auxilios
Mutuos Ferrocarrileros, y la Unin de Trabajadores Sastres.
Respecto de las principales demandas y conquistas logradas durante el
perodo comprendido de 1920 a 1930 se ha indicado que: Posiblemente las conquistas
mayores fueron la jornada ordinaria de ocho horas, los derechos de sindicacin y de
huelga con restricciones. En cambio se desconoci la contratacin colectiva. Qued
dicho que el sindicalismo de la poca no se circunscribi a programas meramente
reivindicativos y economicistas, sino que tuvo claridad tambin sobre la necesidad de
participar en la poltica nacional y en las luchas del movimiento obrero internacional.
Las manifestaciones para salvar la vida de Nicols Sacco y Bartolom Vanzzetti y las
jornadas de solidaridad con la heroica lucha de Liberacin de Augusto Sandino, son
muestras de la conciencia internacionalista sealada.45
En materia laboral y sindical, reviste de especial importancia la
Constitucin Poltica de la Repblica de Centroamrica, decretada el 9 de septiembre
de 1921, que, aunque no cobr vigencia, ya denotaba una fuerte influencia de la
45

Lpez, Ob. Cit; pgs. 21 y 22.

34

corriente del constitucionalismo social. As, dentro de sus principales regulaciones


podemos mencionar:

Limitacin a la jornada de trabajo, descansos y responsabilidades


de los patronos
Artculo 163. La jornada mxima obligatoria de trabajo asalariado ser
de ocho horas diarias. Por cada seis das de trabajo habr uno de
descanso.
El patrono es responsable de los accidentes ocurridos a sus operarios
con motivo y en ejercicio de la profesin o trabajo que realicen, a
menos que el accidente sea debido a fuerza mayor o caso fortuito
extrao al trabajo en que se produzca el accidente, o que ste se haya
verificado por notable descuido o grave imprudencia del operario.

Proteccin a mujeres y menores trabajadores


Artculo 165. El trabajo de las mujeres y el de los hombres menores de
catorce aos merece proteccin especial. La ley deber reglamentarlo.

Derecho a la huelga
Artculo

166.

Los

trabajadores

estn

facultados,

individual

colectivamente, para suspender su trabajo siempre que no empleen


coaccin, ni medios ilcitos o violentos, ni contravengan lo estipulado
legalmente en los contratos.
No es lcita la suspensin del trabajo que altere el orden o interrumpa
cualquier servicio pblico.

Seguridad Social
Artculo 167. Instituciones especiales deben amparar la maternidad y a
los nios desvalidos.

35

Artculo 171. Se establecer un Centro Tcnico bajo el nombre de


"Instituto de Reformas Sociales", cuyas atribuciones y deberes sern
los siguientes:
Armonizar las relaciones entre el capital y el trabajo;
Promover y estimular la fundacin de sociedades de produccin,
ahorro y consumo, as como las de seguros contra accidentes y sobre
la vida. Especialmente atender a la fundacin de cooperativas para la
construccin de casas higinicas y baratas.
Proteger el matrimonio y la familia, como base y fundamento de la
sociedad, y organizar el patrimonio de familia (Homestead).

2.4.

poca de la revolucin
El perodo denominado poca de la revolucin comprende del 30 de junio

de 1944 (fin de la dictadura ubiquista) al 27 de junio de 1954 (derrocamiento del


gobierno de Arbenz Guzmn). Es entonces cuando llega a tomar mayor auge, dentro
de la historia guatemalteca, el movimiento sindical. Comprende, esencialmente, los
gobiernos constitucionales del doctor Juan Jos Arvalo (19451951) y del coronel
Jacobo Arbenz Guzmn (1951-1954).
Respecto de este perodo, Homero Fuentes indica, en su ponencia para el
Curso de actualizacin de derecho colectivo del trabajo,46 que el movimiento sindical
alcanzaba uno de sus ms brillantes momentos, independientemente de los sesgos
ideolgicos que pudieran existir. En este perodo las expresiones que influencian al
pensamiento del mundo obrero en la interpretacin de sus principios, objetivos y fines,
llegan a alcanzar una de sus ms grandes realizaciones; y es ah donde las corrientes
ideolgicas en el mundo sindical se concretizan, no slo por la cada de otra dictadura
militar oprobiosa, sino por el florecimiento de una nueva conduccin poltica en el pas y
la creacin de un modelo econmico con posibilidades de desarrollo.
46

Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Ob. Cit. pg. 26.

36

Los sectores organizados de la sociedad guatemalteca que fueron


violentamente desarticulados en la dictadura del general Jorge Ubico logran aglutinar
paulatinamente grupos de oposicin al gobierno Con la euforia de esos momentos se
reorganizan antiguas organizaciones y mutuales, los trabajadores asalariados de las
empresas norteamericanas, los gremios y la nueva e importante Asociacin Nacional
de Maestros (ANM); algunas de ellas coordinadas por ex dirigentes obreros de los aos
30, utilizando las antiguas instalaciones de la Federacin Obrera de Guatemala (FOG),
como punto de reunin.
Es el 1 de octubre de 1944 cuando se constituye la Confederacin de
Trabajadores de Guatemala (CTG), aglutinando a varias organizaciones sindicales y
gremios

que

recientemente

haban

experimentado

acciones

por sus

luchas

reivindicativas contra el sistema, pregonando en sus postulados una participacin


eminentemente gremial y apoltica, subyaciendo en la Confederacin los principios de
justicia social de la FOG, pero con luchas internas por interpretaciones de algunos de
sus grupos integrantes, que posteriormente generaron las divisiones internas.47
Adems de las organizaciones mencionadas, revisten de importancia la
Sociedad de Auxilio Mutuo Ferrocarrilero que se convierte en sindicato, el Sindicato
de la Empresa de Trabajadores de la United Fruit Company (SETUFCO), el Sindicato
de Trabajadores de la Educacin en Guatemala (STEG), y el Sindicato de Accin y
Mejoramiento Ferrocarrilero (SAMF); este ltimo aplica por primera vez la contratacin
colectiva introducida por el Cdigo de Trabajo (del 1 de mayo de 1947) celebrando el
primer pacto colectivo de condiciones de trabajo con la International Railways of Central
America (IRCA).
Respecto a las caractersticas de las organizaciones de este perodo,
Lpez Larrave48 indica lo siguiente:
47
48

Ibd.
Ob. Cit; pgs. 26 y 27.

37

Debido a la industrializacin incipiente del pas, ya existe clase


proletaria, aunque la pequea empresa sigue predominando. En el
censo industrial de 1946 las empresas con cinco o ms trabajadores
apenas alcanzaban la cifra de 776, dando ocupacin a 19,447
trabajadores. Esta composicin social indudablemente incide en las
asociaciones profesionales de la poca;

El sindicalismo sigue siendo predominantemente urbano. Hubo


prohibicin para la sindicacin en el campo hasta 1946, y permitida en
1947 sufri discriminacin hasta el ao siguiente, con respecto a la
sindicacin urbana. La organizacin masiva de los campesinos tiene
lugar a partir de la Ley de Reforma Agraria (17 de junio de 1952);

Las organizaciones sindicales ya hacen un claro deslinde entre los


fines inmediatos o meramente reivindicativos y los fines mediatos con
planteamientos de poltica nacional e internacional en torno al eje de
la lucha clasista. No obstante el deslinde indicado, la corriente
ideolgica que logra predominar en el movimiento sindical, acepta la
tesis de una participacin poltica de los trabajadores de la ciudad y
del campo, comprometidos con el proceso revolucionario que
impulsaba el gobierno;

Por primera vez en la historia de Guatemala, los gobiernos que rigen


al pas impulsan con sinceridad y entusiasmo una poltica nacional de
defensa y desarrollo del sindicalismo, actitud que se dibuja con mayor
nitidez durante el segundo gobierno de la Revolucin. Sin embargo,
esta favorable actitud gubernativa alienta un movimiento sindical de
arriba para abajo y atenido a recibir la proteccin de las autoridades, lo
cual redunda en cierta inconsistencia que se hace sentir a la cada de

38

Arbenz y los aos que siguieron, en que las organizaciones sindicales


sobre todo en la ciudad opusieron una resistencia inadecuada ante
la represin y la maniobra, evidenciando que no estaban preparadas
para la lucha en condiciones adversas.
Respecto al marco jurdico dentro del cual se desenvolvieron las
organizaciones sindicales de esta poca cabe mencionar, entre otros aspectos: la
vigencia de la Constitucin Poltica de la Repblica de Guatemala de 1945 que en su
Captulo II (Garantas Sociales) del Ttulo III (Garantas Individuales) contemplaba
aspectos relativos al trabajo, salario mnimo, jornadas, descansos y vacaciones,
sindicalizacin libre, huelga y paro, trabajo de mujeres y menores, indemnizacin por
despido, jurisdiccin privativa, seguridad social.
Artculo 55. El trabajo es un derecho del individuo y una obligacin social.
La vagancia es punible.
Artculo 58. Las leyes que regulen las relaciones entre el capital y el
trabajo, atendern a las circunstancias econmicas y sociales del pas, a
las condiciones y costumbres particulares de cada regin y a las
caractersticas y posibilidades de las diversas clases de actividades.
Respecto de los trabajadores agrcolas, el Estado tomar en cuenta las
condiciones y necesidades de aqullos, las zonas en que laboran y las
dems circunstancias peculiares de esta clase de trabajo.
Son principios fundamentales de la organizacin del trabajo que debern
reglamentar dichas leyes:
1. La regulacin de los contratos individuales y colectivos de trabajo, que
sern de obligatorio cumplimiento para patronos y trabajadores.
Sern nulas y no obligarn a los contratantes, aunque se expresen en un
convenio de trabajo u otro pacto cualquiera, las estipulaciones que
impliquen renuncia, disminucin o tergiversacin de algn derecho
reconocido a favor del trabajador en esta Constitucin o en la ley.

39

8. El derecho de sindicalizacin libre para fines exclusivos de la


defensa econmico-social de los patronos, empleados privados, el
magisterio y trabajadores en general. El Estado, en defensa de los
intereses de los asociados, supervigilar el buen manejo de los fondos de
las entidades sindicales.
9. La reglamentacin de los derechos de huelga y de paro.
Artculo 60. En los accidentes y enfermedades profesionales que sufran
los trabajadores con motivo de sus labores o en ejercicio de ellas, o a
consecuencia de su profesin, los empresarios sern responsables, salvo
los casos de intencin manifiesta de la vctima, fuerza mayor extraa al
trabajo, accidentes ocurridos a trabajadores que realizan por cuenta del
patrono trabajos en su domicilio particular, y accidente debido a
comprobado estado de embriaguez de la vctima. Esta responsabilidad
subsistir aun en caso de que el patrono contrate el trabajo por un
intermediario. La indemnizacin correspondiente se graduar en la ley,
segn que haya trado como consecuencia la muerte o alguna
incapacidad.
Artculo 63. Se establece el seguro social obligatorio. La ley regular sus
alcances, extensin y la forma en que debe ser puesto en vigor.
Comprender por lo menos seguros contra invalidez, vejez, muerte,
enfermedad y accidentes de trabajo. Al pago de la prima del seguro
contribuirn los patronos, los obreros y el Estado.
Artculo 64. Los conflictos relativos al trabajo estn sometidos a
jurisdiccin privativa. Los tribunales de trabajo dependen del organismo
judicial; la ley determina su nmero y organizacin.
Respecto a la legislacin ordinaria hacemos acopio de lo manifestado por
Lpez Larrave, quien en su momento indic:
40

El Gobierno intenta aplacar la alarma de la burguesa y de las compaas


monopolsticas extranjeras por la ola de huelgas que se desata a raz del
triunfo del movimiento revolucionario de 1944, con leyes como el Decreto
64 indudablemente inconstitucional que prohbe el derecho de huelga y
remite a la conciliacin y arbitraje obligatorios; as como la Ley Provisional
de Sindicalizacin (Decreto 228 del 26 de marzo de 1946).
Por medio del Decreto 295, el Congreso emite la Ley Orgnica del
Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), que entra en vigor el 5
de noviembre de 1946, para echar a andar por primera vez en la historia
del pas un rgimen de seguridad social obligatorio y de cotizacin
tripartita: Estado, patronos y trabajadores.
El 1o. de mayo de 1947 entra en vigor el primer Cdigo de Trabajo
guatemalteco (Decreto 330 del 8 de febrero de 1947), que, aunque
avanzado para su poca y desde luego para un pas casi virgen en
legislacin laboral, en materia de sindicatos contiene restricciones,
fundamentales para la organizacin de los campesinos.
Este Cdigo regula el derecho de sindicacin, la contratacin colectiva y el
derecho de huelga, tanto en la parte sustantiva como en la procesal.
Por el Decreto 526 del Congreso de la Repblica desaparece la
discriminacin

de

los

sindicatos

campesinos

se

establece

la

reinstalacin obligatoria como garanta mxima de la estabilidad en el


trabajo.
La Ley de Reforma Agraria se promulga por medio del Decreto 900 del
Congreso de la Repblica, el 17 de junio de 1952. Tiene como objetivos la
necesidad de realizar un cambio sustancial en las relaciones de propiedad
y en el de las formas de explotacin de la tierra, como medida para
superar el atraso econmico de Guatemala, por estar aqulla concentrada
en pocas manos.49
Todos estos cambios a favor de la organizacin laboral y de los
49

Lpez, Ob. Cit; pgs. 43 y 44.

41

campesinos, aunado al de la supresin de los monopolios y latifundios, propiciaron una


feroz reaccin de la clase econmicamente dominante y del Gobierno de los Estados
Unidos de Amrica, cuyas empresas transnacionales tenan fincados fuertes intereses
en el Estado guatemalteco, lo cual, a la postre, dio lugar a una agresin extranjera que
derroc al gobierno de Arbenz Guzmn y retrotrajo los avances y conquistas
alcanzados.

2.5.

poca de la contrarrevolucin
El estudio de este estadio de la historia del sindicalismo guatemalteco

abarcar, en lo posible, las circunstancias sucedidas de los aos de 1954 ao en que


triunfa la contrarrevolucin a 1986 ao en el que concluyen lo regmenes militares.
Aclarado lo anterior, podemos iniciar indicando que, las medidas
adoptadas por el segundo gobierno de la revolucin medidas de tipo social fueron
profundas y vislumbraron que llegaran a ser contundentes dentro de la estructura
social, poltica y econmica de Guatemala. Debido a ello, el clima social se fue
deteriorando notoriamente. Diversos sectores que haban apoyado al presidente
Arbenz pasaron a oponrsele. Hubo algunos intentos armados mal organizados y peor
ejecutados, siendo el ms notorio el que ocurri en Salam (Baja Verapaz) el domingo
29 de marzo de 1953. La Iglesia catlica diriga una campaa cada vez ms abierta en
contra del comunismo; conforme avanz 1954 se fue haciendo clara su alusin al
peligro que en este sentido representaba el gobierno de Arbenz. Tambin en los
mandos militares haba preocupacin por la creciente influencia que tenan los
comunistas sobre el Presidente. Diversos grupos conspiraban, tanto dentro como fuera
del pas.50
Tanto la oposicin guatemalteca como los Estados Unidos de
Norteamrica se percataban de que haba pocas posibilidades de derrocar al gobierno
50

Lujn Muoz, Jorge, Guatemala, breve historia contempornea, pg. 275.

42

en las urnas, y que la nica alternativa inmediata era la lucha militar, con la esperanza
de contar con apoyos dentro del Ejrcito y otros grupos internos. La oposicin haba
demostrado su incapacidad de obtener triunfos electorales, salvo en la capital y algunos
otros lugares. Nunca pas de tener ocho o nueve diputados en el Congreso, compuesto
con alrededor de 60. Tampoco haba podido tener la Iglesia catlica influencia alguna
en los grupos sindicales, a pesar de que constantemente insisti en su doctrina social y
en la justicia de muchas demandas laborales. Para entonces no se haba fundado en
Guatemala ningn partido socialcristiano, ni haba alternativa a la dirigencia comunista
en el movimiento sindical. La histeria o el pnico se apoder de los grupos de derecha,
el ascenso o control comunista se vea a la vuelta de la esquina, y era imposible
esperar ms tiempo.51
En este contexto se produce el movimiento de la contrarrevolucin de
1954; bajo el mando del coronel Carlos Castillo Armas, quien llega a la presidencia
despus de una sucesin de juntas militares posteriores al derrocamiento de Jacobo
Arbenz, apoyado por el gobierno norteamericano de la poca y diferentes sectores
nacionales como la Iglesia catlica y la burguesa latifundista; se deroga la Constitucin
de 1945, y entra en vigencia, posteriormente, la Constitucin de 1956.
Las diversas medidas, de tipo social, adoptadas por los gobiernos de la
revolucin, inquietaron a los sectores poderosos, tanto nacionales como extranjeros,
que tenan intereses econmicos fincados en el pas. La medida ms inquietante fue la
Reforma Agraria. En razn de ello las principales medidas del gobierno de la
contrarrevolucin fueron:

La devolucin a la burguesa de los bienes agropecuarios perdidos mediante la


aplicacin de la Reforma Agraria.

La restitucin al patrimonio del Estado de las fincas nacionales que hubieran sido
otorgadas en usufructo vitalicio o arrendamiento.

51

Derogar el Decreto 900 Reforma Agraria, promulgndose el Estatuto Agrario.


Ibd, pgs. 275 y 276.

43

La devolucin inmediata a la United Fruit Company de las tierras que le fueron


expropiadas.
Resulta importante, para esta etapa del sindicalismo guatemalteco, hacer

mencin del informe preparado por el Gobierno de Estados Unidos para la Reunin de
Consulta convocada conforme el Tratado Interamericano de Asistencia Recproca que
deba haberse realizado el 7 de julio de 1954 en Ro de Janeiro, Brasil.
Hacia 1953, ya la Confederacin General de Trabajadores de Guatemala
(CGTG) y la Confederacin Nacional Campesina de Guatemala (CNCG)
se haban convertido en factores muy importantes en la poltica: de
conformidad con las disposiciones de la Ley de Reforma Agraria, sus
representantes tenan mayora en los Comits Agrarios Departamentales y
locales.
La importancia del trabajo organizado en la industria, el comercio y la
agricultura, se refleja en el hecho de que el Departamento Administrativo
del Trabajo, del Ministerio de Economa y Trabajo, declar en abril de
1953 que en la CGTG y la CNCG haba 100 mil miembros registrados en
los sindicatos. Comparando esta cifra con un total de 415 mil votos
registrados en las elecciones de 1950, se destaca vivamente un factor
importante en la poltica guatemalteca; esto es, que cualquier partido
poltico puede fcilmente triunfar en el medio ambiente actual, si cuenta
con el apoyo del trabajo organizado.
Las organizaciones del trabajo, por su parte, sostienen que cuentan con
un nmero an mayor de afiliados. En agosto de 1953, la CGTG declar
que contaba con 104 mil miembros, y en 1952 la CNCG afirm tener 215
mil, esto es, un total de 319 mil, o sea tres cuartos del nmero de votos
contados en 1950.52
Con el fin de evitar la creciente e insuperable influencia de los sindicatos
52

Lpez, Ob. Cit; pgs. 47 y 48.

44

en la vida poltica nacional, por medio del Decreto 21 del 16 de julio de 1954 de la
Junta de Gobierno, se cancelan las inscripciones de todos los directivos de
confederaciones, federaciones y sindicatos, y se concede un plazo de tres meses para
reorganizarse, so pena de drseles por cancelados. Adems, por medio del Decreto 48
del 10 de agosto, tambin de 1954, se cancela administrativamente a las principales
organizaciones sindicales.
Entre las caractersticas de las organizaciones sindicales de esta poca
podemos mencionar las siguientes:53

Aunque el proceso de industrializacin se acelera y con l crece


tambin el proletariado, el sindicalismo se desarrolla con lentitud y a
veces permanece estacionario;

La reorganizacin de las organizaciones profesionales despus de


1954 tiene lugar en las ciudades fundamentalmente en la capital y
resurge en el campo hasta en aos posteriores con grandes
dificultades;

Despus de la disolucin de algunas organizaciones sindicales y de


haber perdido casi todas sus cuadros dirigentes, a partir de 1955
stas se van rehaciendo con serias restricciones y tropiezos;

Como consecuencia de la represin, corrupcin y divisionismo, las


asociaciones profesionales son inestables;

Por ser casi la totalidad de los gobiernos que han detentado el poder
desde 1954 expresiones de la derecha ms o menos ultramontana
fuera de las organizaciones descalificadas que le han hecho el juego,
el sindicalismo ha tenido que luchar en condiciones adversas,
generalmente con autoridades administrativas y judiciales cuando no

53

Ibd, pgs. 50 y 51.

45

comprometidamente

patronales,

por

lo

menos

timoratas

indiferentes a los trabajadores, constatndose que solamente existe


libertad sindical formal en la letra muerta de la ley pero negada en
la realidad.

Ya sea por el sectarismo ideolgico, por la corrupcin o por el


emotivismo individualista de los dirigentes, no se ha podido superar
la divisin alentada desde dentro y desde fuera, pese al sentimiento
unitario de las masas obreras y campesinas.

Esta poca o perodo del sindicalismo en Guatemala, a excepcin del


tercer gobierno de la revolucin del licenciado Julio Csar Mndez Montenegro y del
general Kjell Eugenio Laugerud Garca, en que se vivi con cierta libertad, se le califica
como

un

perodo

de

gobiernos

militares,

autoritarios,

dictatoriales,

que

se

caracterizaron por la poltica implementada de represin y exterminio de los dirigentes


sindicales y destruccin o desaparecimiento de las organizaciones sindicales, pero no
obstante ello, en ciertos momentos se logr la unificacin e integracin de sectores
populares a las organizaciones sindicales, lo que permiti una lucha significativa contra
el poder pblico y el sector empresarial privado.54
Con el estudio de la poca de la contrarrevolucin (19541986)
evidenciamos la marcada influencia ideolgica que nutri al sindicalismo guatemalteco
y la satanizacin que sufri la ideologa comunista, en todas sus manifestaciones, lo
cual fue el aval que necesitaban el Estado y el ejrcito para destruir las organizaciones
de trabajadores. Dichas organizaciones representaban un poder demasiado fuerte y
casi imposible de someter por parte de los regmenes autoritarios. As, el sindicalismo
tuvo que pagar el precio de su grandeza y representatividad con la persecucin y en
muchos casos con el exterminio de sus lderes, lo cual dej a sus organizaciones
acfalas, en muchos casos, y reprimi los deseos de los trabajadores de organizarse y
exigir el respeto de sus derechos y la mejora de los mismos.
54

Chicas, Ob. Cit; pg. 198.

46

2.6.

poca contempornea
La que hemos denominado poca contempornea, para el presente

estudio, abarca de 1986 a la fecha. Durante dicho perodo han transcurrido ya tres
gobiernos constitucionales y se desarrolla el cuarto de stos.
Como prembulo a esta poca podemos indicar que la dcada de los 80
signific para la mayora de estados de Latinoamrica el retorno a formas democrticas
de gobierno. El Estado guatemalteco no fue ajeno a dicha corriente. As, en 1986
asume un gobierno civil electo de forma libre y democrtica; adems, entra en vigencia
la nueva Constitucin Poltica, la que lleva inmersas nuevas instituciones que vendran
a reforzar el proyecto de democracia: el Tribunal Supremo Electoral, el Procurador de
los Derechos Humanos, y la Corte de Constitucionalidad.
Bajo el amparo de la nueva Constitucin el movimiento sindical
guatemalteco reinicia su organizacin. Durante el gobierno civil del licenciado Marco
Vinicio Cerezo Arvalo, del 14 de enero de 1986 al 14 de enero de 1990, el
sindicalismo volvi a tener auge, se foment una nueva apertura y libertad sindical, y
surgi una dualidad de organizaciones sindicales, al existir sindicatos de la iniciativa
privada y despus de ms de 30 aos, sindicatos del sector pblico; habindose
autorizado en los cuatro aos de gobierno un total de 177 sindicatos, siendo
significativo el hecho de la promulgacin de la Ley Reguladora del Derecho de Huelga
y Sindicalizacin de los Empelados Pblicos, contenida en el Decreto No. 71-86 del
Congreso de la Repblica, con fecha 11 de diciembre de 1986, lo que permiti que
durante dicho gobierno se inscribieran ms de 75 sindicatos de trabajadores al servicio
de los organismos del Estado y entidades autnomas o descentralizadas, as como fue
trascendental el movimiento de huelga del magisterio nacional, en procura de un
aumento salarial, y la emisin de varios acuerdos gubernativos modificando varios
salarios mnimos, que estuvieron vigentes por ms de 10 aos, modificacin en la que

47

tuvieron activa participacin los representantes sindicales.55


Al gobierno de Cerezo Arvalo le sucedi el del ingeniero Jorge Serrano
Elas, quien no concluy su perodo por razones por todos conocidas gobern de 1990
a 1993 concluyendo dicho perodo el licenciado Ramiro De Len Carpio. Durante el
perodo comprendido de 1990 a 1995 se inscribieron un aproximado de 100 sindicatos;
sin embargo, los conflictos colectivos fueron mnimos y de escasa trascendencia.
Resulta importante establecer que en el ao 1992 se emite el Decreto 42-92 del
Congreso de la Repblica: Ley de Bonificacin Anual para los Trabajadores del Sector
Privado y Pblico.
De 1996 al ao 2000 gobierna el Estado guatemalteco lvaro Arz
Irigoyen. En dicho perodo es escasa la autorizacin de nuevos sindicatos, y se
evidencia la marcada tendencia derechista y neoliberal del partido en el gobierno. En
ese mismo lapso el movimiento sindical guatemalteco realiza grandes esfuerzos por
lograr su unificacin en una central nica, esfuerzos que fracasan por la escasa
participacin de las federaciones existentes, y se evidencia el caudillismo en los
diferentes sindicatos que impiden visualizar un movimiento sindical guatemalteco
unificado.
Al mes de agosto de 1998 se encontraban inscritos en la Direccin
General de Trabajo 1,321 sindicatos, de los cuales 85 eran gremiales, 513
independientes y 219 de empresa.56
Durante el perodo comprendido del ao 2000 al 2003 presidi el gobierno
el licenciado Alfonso Portillo Cabrera, cuya gestin fue por dems polmica y plagada
de denuncias de actos de corrupcin. En dicho estadio el sindicalismo guatemalteco
pareci afrontar, nuevamente, otra de sus crisis.

55
56

Ibd, pg. 199.


Ibd, pg. 201.

48

A finales de los aos 90 la complejidad estructural del movimiento


sindical guatemalteco se refleja en su relacin por su naturaleza, entre urbanos y
rurales, no predominando estos ltimos, a pesar de la alta concentracin de la
Poblacin Econmicamente Activa en ese sector, al encontrarse organizado en l el
49% de los 1,427 inscritos hasta el 30 de abril de 2000. Al profundizar en la
composicin del movimiento sindical en relacin con el desarrollo cuantitativo, no se
puede argumentar que exista una libertad de organizacin sindical en el pas o
desarrollo de la negociacin colectiva, porque encontramos un 35% de sindicatos
activos y un subregistro de 2% aproximado de trabajadores organizados en
sindicatos.57
El panorama actual ao 2004 del sindicalismo guatemalteco evidencia
que ste ha sido continuamente debilitado, tanto por factores externos como internos.
El actual gobierno del licenciado Oscar Berger Perdomo si bien no ha tomado
ninguna medida relativa al sindicalismo s denota, nuevamente, su marcada tendencia
a proteger a los sectores productivos del pas y el ejercicio de medidas neoliberales en
su gestin, que a la postre tendern a debilitar, an ms, al movimiento sindical
guatemalteco. En congruencia con lo expuesto se ha sealado que el sindicalismo
guatemalteco se ha debilitado por varias razones, a saber:58

Una posicin antisindical histrica del sector privado, muchas veces en complicidad
con estructuras del Estado;

Tcticas y estrategias antisindicales para debilitar o eliminar cualquier intento


organizativo en las empresas;

Cultura antisindical que se manifiesta en la raz misma de la sociedad como es la


familia, que desde esa relacin adversa la participacin de sus miembros en

57
58

Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Ob. Cit. pg. 28.
Ibd, pgs. 28 y 29.

49

actividades sindicales;

Un conflicto armado interno que polariz y confront a la sociedad guatemalteca,


afectando fuertemente a grupos organizados de la sociedad civil;

Represin sistemtica entre 1976 y 1982, primero contra lderes sindicales y


despus hacia las organizaciones en su conjunto, contribuyendo a la cultura de
terror que vivi el pas. Como resultado de lo anterior, a principios de los aos 80
encontramos un movimiento sindical debilitado;

Programas de estabilizacin y ajuste econmico del cual no existi una profesional


preparacin sindical para minimizar sus impactos, afectando considerablemente a
la fuerza laboral formal y modelos organizativos tradicionales;

Procesos de modernizacin del Estado, que incluyen, adems de la privatizacin de


empresas de ste, una redefinicin y reorganizacin administrativa, principalmente
en el Ejecutivo, con el resultado de una importante cantidad de trabajadores
despedidos o anticipando sus sistemas provisionales, afectando a los sindicatos del
sector pblico en su membresa sindical;

Autoritarismo manifestado en el caciquismo sindical, con claras evidencias en


algunas organizaciones sindicales de prcticas no democrticas;

Ausencia de poltica sindical en los programas de formacin y capacitacin sindical,


salvo algunas organizaciones que tienen bien estructurados sus programas de
formacin;

Dispersin, atomizacin y muchas veces confrontacin sindical que reflejan


procesos unitarios abortados por posiciones ideolgicas o por protagonismos; a
pesar de lo anterior, el proceso unitario lentamente comienza a mostrar evidencia
de que se consolida;

50

Debilidad organizativa y poca incidencia poltica por una baja cobertura de


afiliacin, recursos econmicos y preparacin de cuadros sindicales;

Posibles acciones para neutralizar el movimiento sindical por parte del Gobierno.

51

CAPTULO III
3.

Gnero y participacin como elementos de igualdad


3.1.

Generalidades
El presente captulo tiene como fin inmediato proporcionar una visin, lo

ms clara posible, sobre el tema del gnero y su evolucin, una definicin aproximada
de ste, cual es la perspectiva sobre la sociedad adecuada dentro de la que se debera
desarrollar la mujer, con el fin de que sta sea sujeto activo del proceso social y no una
ciudadana de segundo grado o, peor an, un objeto de dicho proceso. Adems se
abordar el tema sobre los factores que se considera limitan la participacin equitativa
de gnero en las organizaciones sindicales. Ello desde un contexto general, y sobre
stos se realizar el anlisis respectivo.
As, el abordaje de los temas sealados nos permitir adentrarnos en el
nico sistema poltico, hasta la fecha conocido, que hace viable la participacin
igualitaria de todos los miembros de una sociedad o conglomerado: la democracia.
Tema que ser abordado en captulo posterior.

3.2.

Antecedentes de la idea de gnero


Conforme lo expuesto por Mara Candelaria Navas,59 el concepto de

gnero, si bien existe desde hace siglos en otras disciplinas, empez a ser utilizado en
las Ciencias Sociales hace muy poco, en la dcada de los setentas, con una acepcin
especfica.
La autora citada contina indicando que, la diferente participacin de los
59

Navas, Mara Candelaria, Mujeres centroamericanas ante la crisis, la guerra y el proceso de paz, pgs. 1 y 2.

52

hombres y las mujeres en las instituciones sociales, econmicas, polticas y religiosas,


incluye las actitudes, los valores y las expectativas que una sociedad dada
conceptualiza como femeninos o masculinos. Las investigaciones muestran que en la
asignacin de unos y otros papeles hay un sesgo androcntrico. Prueba de ello es que
las mujeres estn excluidas del poder pblico y relegadas al mbito domstico.
El feminismo de los aos sesenta que surge en los Estados Unidos y
Europa y va cobrando fuerza en otros pases de Amrica, Oriente y frica, se levanta
contra la diferencia que se vuelve desigualdad. A diferencia de sus antecesoras de
principios de siglo, la mayora de mujeres que conforman este movimiento tiene un
bagaje ideolgico y una militancia poltica, lo cual les permite un anlisis ms radical. Al
reflexionar sobre el origen de la opresin femenina, analizan la relacin entre el
capitalismo y la dominacin patriarcal y descartan la supuesta naturalidad de la
subordinacin femenina.
Cuando

tales

estudios

cuestionaron

que

ciertos

trabajos

fueran

considerados propios para una mujer o para un hombre y constataron que no haba
relacin entre las caractersticas fsicas de los sexos y los trabajos por realizar, pues
igual existen hombres dbiles que mujeres fuertes, se tuvo que admitir la arbitrariedad
de la supuestamente natural divisin del trabajo. Las variaciones entre lo considerado
femenino y masculino muestran que, a excepcin de la maternidad, se trata de
construcciones culturales. La necesidad de estudiar esas construcciones trajo consigo
la categora de gnero.
Entonces, el concepto de gnero refiere a la asignacin social y a la
valorizacin diferenciada de responsabilidades y roles a hombres y mujeres, que
condiciona sus opciones, hbitos y desempeos. Ha reservado, prioritariamente para el
hombre, la esfera pblica de la produccin; y para la mujer, la esfera privada de la
reproduccin y el cuidado de los otros. Es una variable socioeconmica y en ella
influyen la clase social, la raza, religin, el entorno econmico, la edad, etctera, por lo
que su aplicacin a la juventud y al trabajo incrementa la capacidad de explicar y poner

53

de manifiesto los desequilibrios de oportunidades y necesidades entre las y los jvenes.


Conviene advertir que, si bien la exposicin anterior es certera, no
implica que la asignacin social y la valoracin que se haga de un gnero, femenino o
masculino, sea absoluta o necesariamente relativa al estrato social, la raza, la religin,
la educacin, entre otros factores que se ven involucrados. Ms bien conviene afirmar
que la influencia de dichos factores determina la concepcin de gnero, mas no de
manera absoluta ni mucho menos irremediable.
As, con frecuencia sucede que en el seno de una familia
intelectualmente avanzada la concepcin igualitaria de gnero tienda a ceder ante
posturas religiosas que suelen asignarle un menor valor a la mujer por el mismo hecho
de serlo. Otro factor importante es la edad del sujeto; puede suceder que de nio o nia
haya sido educado bajo un modelo machista, y a pesar de crecer y mejorar su
instruccin ste o sta sigan perpetuando el modelo machista, aunque reconozcan la
injusticia del mismo.
Sea como fuere, cada concepcin de gnero responde a una
variable mezcla de factores y muy especialmente al entorno social en el que se ha
nacido y crecido. Esto se evidencia al establecerse que los modelos sociales y los roles
asignados tanto a los hombres como a las mujeres tienden a ser aceptados o
rechazados, segn el estadio de evolucin en que se halle un grupo social o una
sociedad determinada.
Todo lo anterior se agrava y adquiere connotaciones vergonzosas
cuando se adentra al estudio de la participacin de gnero en el movimiento sindical. A
priori afloran aspectos como los relativos al rol de la mujer guatemalteca en la
sociedad: la mujer al hogar y el hombre al trabajo. Lo anterior implica que an se
considera como extraordinario que una mujer se realice como ser humano en trabajos
fuera del hogar. Por lo mismo, la escasa presencia de la mujer en el sector productivo
formal, los puestos de direccin en las organizaciones sindicales fueron copados por

54

miembros varones, y en la actualidad dicha situacin se considera natural porque


siempre ha sido as.
En este punto es necesario deslindar la diferencia entre sexo y gnero; el
sexo se refiere a las caractersticas biolgicas de las personas, mientras que el gnero
son caractersticas sociales; en otras palabras, el sexo se trae cuando se nace y el
gnero se va aprendiendo a partir de que se nace.
La forma en que se va aprendiendo el gnero es mediante la
socializacin. Este es un proceso muy largo, mediante el cual las personas vamos
interiorizando los papeles que nos

corresponde cumplir en la sociedad y las

actividades que debemos realizar de acuerdo con nuestro sexo. La primera institucin
socializadora fue la familia cercana. Es desde ah donde se les dice a los nios y las
nias cmo deben vestirse, cmo deben actuar cuando hay visitas, cmo deben
sentarse a la mesa y qu actividades pueden hacer de acuerdo con su sexo.60
As, el proceso de socializacin deviene en varias etapas que abarcan
toda la existencia de los seres humanos en la sociedad:

En la niez. A las nias se les dijo, de formas muy distintas, que


deban ser obedientes, sumisas, cariosas, lloronas, calladas, bellas,
dulces, abnegadas, emotivas y tmidas, entre otras; a los nios se les
ense a reprimir los sentimientos; se les dijo que deban ser
inteligentes, razonadores, violentos, entre otras;

En la escuela. Despus de la familia, la socializacin de gnero


sigui en

la escuela, por los medios de comunicacin (radio,

televisin, medios escritos, principalmente), en la Iglesia y desde las


diferentes instituciones del Estado. Es decir, la divisin sexual del
trabajo tambin fue reforzada mediante estos medios e instituciones.
60

Gonzlez, Pilar, Mujer y democracia sindical. Pg. 5.

55

Algunas veces los mensajes fueron directos; otras, indirectos. Es


decir, en algunas oportunidades nos dijeron directamente las tareas
que deban realizar los nios y las que deban realizar las nias. Otras
veces, aunque no lo dijeran directamente, lo ensearon a travs de
actitudes, imgenes, dichos, refranes, canciones, entre otros.

En el trabajo. Un problema que trajo la "divisin sexual" del trabajo


fue que impidi a hombres y mujeres realizar libremente las
actividades que quisieran y con las que se sintieran ms cmodos y
cmodas. Estas limitaciones nos han impedido desarrollar todas
nuestras potencialidades como personas y

han trado como

consecuencia una discriminacin hacia las mujeres en la vida pblica


y en la participacin poltica. Por ejemplo, por mucho tiempo se ha
impedido a las mujeres hacer ciertos oficios (por eso casi no hay
mujeres

que trabajen en fontanera, construccin,

albailera,

mecnica entre otros). Tambin desde el gnero se dijo que las


mujeres no deben ocuparse de la poltica, de la toma de decisiones en
el espacio pblico y del mismo ejercicio del poder.

En el nuevo hogar. A los hombres se les dijo que no les corresponda


dedicarse a la cocina, cuidar a los hijos e hijas y atender a los otros u
otras, ser afectuosos y expresar sus sentimientos.

El aprendizaje de gnero y la divisin sexual del trabajo lo llevamos a


todos los lugares donde vamos; es decir, est presente en nuestros trabajos, en
nuestra recreacin, en nuestros estudios. Cuando las mujeres y los hombres ingresan
al mundo pblico y laboral, ahora como dirigentes y dirigentas sindicales, tambin
llevan consigo lo aprendido.61

61

Ibd, pg. 7.

56

3.3.

Definicin de gnero
Las concepciones que de gnero se tienen en un determinado momento

no son inmutables; dichas concepciones son producto de la interrelacin de una


multiplicidad de factores como: la cultura, la sociedad, el sistema econmico, el sistema
poltico, el sistema religioso, etctera. En razn de ello, Kenia Herrera ha afirmado: Si
partimos de que los gneros son construcciones socioculturales que determinan dentro
de una sociedad la manera de actuar, funciones y relaciones especficas para cada uno
de ellos (gnero masculino y femenino), as como la forma de sentir y pensar, vale la
pena detenerse en este aspecto para analizar cmo estas construcciones forman parte
de nuestra realidad diaria y que propician el surgimiento de fuertes y constantes
contradicciones a todo nivel: personal, familiar, laboral, y en otros espacios como el
econmico, poltico, social, etc. Pero los conflictos no surgen por la simple distincin o
diferenciacin que se haga de los gneros, sino por la discriminacin y desigualdad que
histricamente le ha tocado vivir a uno de ellos.62
El concepto de gnero refiere a la asignacin social diferenciada de
responsabilidades y roles a hombres y mujeres que condiciona el desarrollo de sus
identidades como personas, de sus cosmovisiones y de sus proyectos de vida. Esta
asignacin est basada en las pautas culturales, hbitos y condicionamientos sociales
vigentes (estereotipos sociales) que definen y valorizan roles y tareas de acuerdo con el
sexo reservando, prioritariamente, para el hombre la esfera pblica de la produccin y
para la mujer la esfera privada de la reproduccin y el cuidado de los otros. Se hallan
presentes desde el inicio mismo del proceso de socializacin, son transmitidos desde el
hogar, confirmados en la escuela y expandidos a travs de los medios de comunicacin
masivos. Quedan internalizados como desigual valoracin de las competencias
femeninas y masculinas por lo que condicionan la eleccin y los lugares reservados a la
mujer en lo personal, laboral y profesional. 63
62

Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala, El observador judicial,


pg. 5
63

Silveira, Sara, Gestionando la igualdad, pg. 10.

57

3.4.

Perspectiva de gnero
Como ya se estableci, las funciones derivadas del gnero, a diferencia

de las originadas en el sexo, que estn determinadas biolgicamente y son universales,


son comportamientos aprendidos en una sociedad dada o en un grupo social; son el
resultado de un proceso de construccin social que diferencia los sexos al mismo
tiempo que los articula dentro de relaciones de poder sobre los recursos por lo que en
ellas influyen la clase social, la raza, la religin, el entorno geogrfico, econmico y,
desde ya, la edad.
Dado que es en la infancia y adolescencia cuando varones y mujeres
conforman su identidad, a travs de un complejo proceso de adscripcin e
identificacin con los modelos vigentes y dominantes en cada cultura, los estereotipos
terminan constituyndose en obstaculizadores y condicionantes de las formas de
actuar, de los hbitos y de los desempeos de varones y mujeres. As, tradicionalmente
los jvenes se han preparado para ejercer la tarea que iba a resultar central en su vida
adulta: el trabajo productivo, y las jvenes, para la actividad que la sociedad les ha
tenido reservada: el trabajo domstico y la reproduccin. Es por eso que hasta que las
sucesivas crisis econmicas y sociales impusieron la necesidad del aporte econmico
femenino, no se esperaba que las jvenes accedieran al empleo o, por lo menos, que
permaneciesen en l una vez que se convertan en madres o esposas.
Ambos proyectos han sido vistos con la misma naturalidad, es decir, como
ineludibles y adecuados al punto que el carn de pasaje a la vida adulta durante siglos
ha sido para los varones el trabajo productivo y para las mujeres el casamiento y la
maternidad, o sea el trabajo reproductivo, slo que el primer tipo de proyecto ha llevado
a la independencia econmica y al pleno reconocimiento ciudadano y el segundo, a la
dependencia y a una ciudadana delegada.

58

La funcin de la mirada de gnero es precisamente la de identificar y


poner de manifiesto estas asignaciones genricas, as como las relaciones entre
varones y mujeres. El gnero se constituye, por ende, en un instrumento crtico de
anlisis, y es una variable socioeconmica de base sobre la que influyen la clase social,
la raza, la religin, el entorno geogrfico, econmico y, desde ya, la edad.
La naturalizacin del trabajo reproductivo y la adjudicacin de la
responsabilidad casi exclusiva de la crianza de los hijos y las tareas domsticas, con su
consecuente adscripcin al mbito de lo privado, han determinado un desigual acceso y
control de los recursos econmicos, culturales y sociales entre hombres y mujeres. La
consecuencia para las mujeres es no slo una dbil instrumentacin para el
desempeo social y laboral, sino tambin inequidad en la distribucin y consumo de los
bienes en el hogar, lo que refiere tanto al acceso a la educacin, el entrenamiento y el
ocio como a la salud personal y reproductiva y los aspectos alimentarios.
Estudios de la regin muestran que las nias de 8 a 14 aos de edad
dedican cinco horas ms a las tareas del hogar que los nios, y que mientras la tasa de
stos con peso inferior al normal es del 17%, la de ellas alcanza el 31%. El hacerse
cargo del trabajo del hogar y de la atencin de sus hermanos es la principal causa de
no continuidad de los estudios de las jvenes de los hogares pobres y/o con un capital
educativo menor a seis aos. De igual modo, mientras entre quienes abandonaron la
educacin en la adolescencia, los varones en su casi totalidad, pasan al mundo del
trabajo, en igual situacin se encuentra slo la mitad de las mujeres; las restantes se
dedican a los quehaceres domsticos no remunerados en su propio hogar. El crculo se
cierra porque este desigual acceso incide en el fortalecimiento de los recursos internos
de las personas: autoestima, confianza en s mismas, habilidad de liderazgo, capacidad
para expresar intereses propios y para planificar.64

64

Ibd.

59

3.5.

Factores que limitan la participacin sindical de la mujer trabajadora


Pretender realizar una aproximacin, de tipo analtico, sobre los factores

que pudieran tender a limitar la participacin de la mujer trabajadora en las instancias


sindicales implica, adems de poseer una firme conviccin sobre la igualdad, estar
dispuestos a ser cuestionados por nuestros comportamientos y modelos preconcebidos
respecto de las capacidades y los roles que poseen y deben desempear las mujeres a
lo interno y externo de toda organizacin, especficamente dentro de los sindicatos.
Adems, es necesario tomar en cuenta que el sector femenino representa
el 27% de la poblacin econmicamente activa del Estado guatemalteco; en razn de
ello la participacin dentro de las organizaciones sindicales, en el mejor de los casos,
debera reflejar dicho porcentaje por lo menos como afiliadas a dichas organizaciones.
Cuadro No. 1
Poblacin econmicamente activa (PEA)
Estado de Guatemala
Total
Mujeres
Hombres

3,463,397
937, 714
2,525,683

100.00 %
27.07 %
72.93%

Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Censos nacionales XI de poblacin y VI de


habitacin, cuadro III-22.

La simple lgica indica que ese mismo 27.07% de participacin de la


mujer en la poblacin econmicamente activa se debera ver reflejado en la integracin
de las organizaciones sindicales. Sin embargo la realidad es otra.

60

Cuadro No. 2
Sindicatos, federaciones y confederaciones inscritas en el
Ministerio de Trabajo al ao 199665
Total de inscripciones
No. de afiliados
Mujeres
Hombres

1,210
91,514
8,605
82,900

100.00%
9.41 %
90.59%

Grfico No. 1
Sindicatos, federaciones y confederaciones inscritos en el
Ministerio de Trabajo al ao 1996
100000

91514

82900

80000
60000
40000
8605

20000
0
Total

Hombres

Mujeres

Nmero de afiliados
Fuente: Elaboracin propia, con base en datos del Departamento de Estadstica del Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social

Cuadro No. 3
Sindicatos, federaciones y confederaciones inscritos en el
Ministerio de Trabajo al ao 200466
Total de inscripciones
No. de afiliados
Mujeres
Hombres

65
66

1,579
120,507
23,790
96,717

Departamento de Estadstica del Ministerio de Trabajo y Previsin Social.


Departamento de Estadstica del Ministerio de Trabajo y Previsin Social.

61

100.00%
19.74 %
80.26%

Grfico No. 2
Sindicatos, federaciones y confederaciones inscritos en el
Ministerio de Trabajo al ao 2004
140000

120507

120000

96717

100000
80000
60000
40000

23790

20000
0

Total

Hombres

Mujeres

Nmero de afiliados
Fuente: Elaboracin propia, con base en datos del Departamento de Estadstica del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social

62

Grfico No. 2
Comparativo entre la poblacin econmicamente activa y
los trabajadores afiliados a sindicatos, ao 2004
3000000

2525683
2500000

2000000

1500000

937714

1000000

500000

96717
0

PEA
Afiliados

23790

Hombres

Mujeres

2525683

937714

96717

23790

Fuente: Elaboracin propia, con base en datos del Departamento de Estadstica del
Ministerio de Trabajo y Previsin Social.

63

Grfico No. 3
Comparativo de sindicatos, federaciones y confederaciones inscritos en el
Ministerio de Trabajo 19962004
140000

120507

120000
100000

96717

91514

82900

80000
60000
40000

8605

20000

23790

0
Total

Hombres
1996

Mujeres

2004

Fuente: Elaboracin propia, con base en datos del Departamento de Estadstica del
Ministerio de Trabajo y Previsin Social

Grfico No. 4
Comparativo evolutivo de la participacin de la mujer en
las organizaciones sindicales 1996 - 2004
25%
19.74%

20%
15%
10%

9.41%

5%
0%
Participacin de las mujeres
1996

2004

Fuente: Elaboracin propia, con base en datos del Departamento de Estadstica del
Ministerio de Trabajo y Previsin Social

64

De los datos expuestos en los cuadros 1 y 3, evidenciamos que la


situacin de la poblacin econmicamente activa se traslada y, an peor, se agrava,
dentro de las organizaciones sindicales. Solamente el 2.5% de mujeres trabajadoras
se encuentra afiliada a las organizaciones sindicales; sin embargo, este dato resulta
alentador si lo confrontamos, como se har ms adelante, al porcentaje de mujeres
afiliadas que se halla representada en los rganos directivos del sindicato a que
pertenece.
Del estudio de los cuadros 2 y 3, evidenciamos que si bien el movimiento
sindical escasamente representa a la poblacin econmicamente activa, dentro de los
sindicatos inscritos, a nivel de afiliacin, la participacin de la mujer se ha incrementado
ostensiblemente.
El anterior comentario es ms evidente en el grfico No. 4, en el cual se
denota que la participacin de la mujer en el ao 1996 era del 9.41% sobre el total de
afiliados, y en el 2004 se ha elevado al 19.74%. Su incremento es de ms del 10% en
relacin con ocho aos anteriores.
Conviene, en este momento, establecer cules son los factores que
limitan la participacin sindical de la mujer trabajadora, para con ello poseer una
mediana informacin que explique el abismo que existe entre la poblacin
econmicamente activa y la poblacin afiliada a las organizaciones sindicales. En este
punto nos limitaremos a los factores de incidencia sobre la propia afiliacin de la mujer
a las organizaciones sindicales. As, y sin nimo de ser concluyentes, podemos
enunciar entre dichos factores: la propia discriminacin de gnero; el nivel educativo; la
cultura machista, y los modelos de estructuras organizativas internas de los sindicatos.

65

3.5.1. Discriminacin de gnero


La humanidad, desde sus inicios, asign a la mujer un conjunto de
roles que debera desempear. El rgimen matriarcal fue desplazado por el patriarcal.
As, a la mujer le fue asignada la esfera de lo privado: hogar, familia, reproduccin, y
otros; y al hombre la esfera de lo pblico: trabajo, poltica, educacin, etctera.
La sociedad guatemalteca ha sido, desde sus inicios, fuertemente
influenciada por una corriente conservadora, que tiende a menospreciar a las mujeres
por el hecho de ser eso mismo: mujeres. El gnero al que pertenezca un ser humano,
hombre o mujer, automticamente lo califica o descalifica para el ejercicio de diferentes
funciones. Idea que evidentemente no compartimos, pero es nuestra vergonzosa
realidad.
As, las esferas del trabajo y la poltica fueron reservadas
exclusivamente a los hombres. Antao resultaba vergonzoso que la mujer de un
individuo trabajara; ello implicaba que ste no era capaz de sostenerla. Adems
conllevaba que la misma no atendera sus obligaciones propias en el hogar. An ms
certera es la evaluacin que considera que no se dejaba laborar a la mujer por temor a
que la misma se evidenciara autosuficiente y optara por independizarse.
En lo que concierne a la poltica, a ningn jurista escapa que no es
sino hasta en la Constitucin de 1965 cuando se reconoce el sufragio universal, y con
ello deja de considerarse a la mujer como a una ciudadana de segundo grado o inferior.
Sin

embargo,

el

reconocimiento

legal

no

corresponda,

ni

corresponde,

al

reconocimiento social. En Guatemala ninguna mujer ha tenido posibilidades reales de


llegar a ocupar el cargo de Presidenta de la Repblica; ello debido, entre muy
complejos factores, a que en los ciudadanos an persiste la preconcepcin de que son
incapaces y que su rol est en la cocina, en el hogar, cuidando a los nios y atendiendo
al esposo. Lo ms lamentable es que las mismas ciudadanas han llegado a aceptar
como correctos dichos roles que les han impuesto los hombres.

66

Ya dentro del sindicato, todos los factores y concepciones antes


enumerados hacen presencia. Primero, el mismo hecho de que una mujer labore an
se considera, si bien no extraordinario, poco usual.
Siendo que la esfera poltica ha sido exclusiva de los hombres,
stos tienen mayor experiencia en dichas funciones y consideran que la titularidad y
representatividad de los rganos del sindicato les pertenece. Esto se agrava si
consideramos que la presencia de trabajadoras en relacin con los trabajadores es
menor; y la situacin empeora si hablamos de trabajadoras sindicadas.
Al constituir mayora, los hombres discriminan a las mujeres por el
mismo hecho de serlo, considerando que stas no son capaces de desenvolverse
eficazmente en los rganos directores del sindicato. Poco tendr que ver la
capacitacin e instruccin que posea la mujer, pues de entrada ya fue descalificada.
Por ltimo, cabe notar que si la mujer evidenciara poseer mejores
estudios y capacidades que los hombres, esta virtud le hara ganar la repulsa de ellos,
quienes se veran humillados ante un ser humano intelectualmente aventajado, pero al
que siempre han considerado inferior y predestinado a roles secundarios y
dependientes de las directrices de stos. As, y para concluir, el mismo hecho de ser
mujer constituye per se un factor limitante para la participacin de sta dentro de las
organizaciones sindicales.

3.5.2. El nivel educativo


En

grupos

sociales

tercermundistas,

como

la

sociedad

guatemalteca, la expectativa de un nivel educativo primario en la mujer resulta difcil; de


ms est hablar sobre los niveles medios o superiores. Esta situacin se agrava
cuando el estudio se realiza en el rea rural.

67

En concordancia con lo expuesto en el anterior punto, nuevamente


viene el tema de los roles asignados a la mujer. La esfera de lo privado es el campo de
accin que se le ha asignado. La lgica consiste en que a la mujer no se le debe
educar, ya que sta naci para mantener limpio el hogar, cocinar, casarse, tener hijos y
atender a su pareja. Bajo esta concepcin, educarla no tiene sentido ya que sta no
laborar fuera del hogar. Por el contrario, el varn s tendr que trabajar y en razn de
esto se le educar en la manera en que las posibilidades econmicas lo permitan.
En este contexto, no es extrao que el nivel educativo de las
mujeres sindicalizadas sea mnimo, cuando no nulo. Si bien es cierto, han existido
grandes lderes y lideresas dentro de la sociedad guatemalteca que, aun careciendo de
educacin formal ello no ha sido impedimento para poder participar efectivamente en
los asuntos pblicos y de la sociedad. Lamentablemente stos son la excepcin.
Entre las organizaciones sindicales, la mujer que no tiene una
educacin formal mnima encuentra mayores dificultades para formar parte activa del
grupo. Si a la falta de instruccin le sumamos la discriminacin de gnero, el resultado
ser la imposibilidad casi total de acceder a los cargos directivos de las organizaciones
sindicales.
Si bien la mayora de sindicatos en Guatemala aduce capacitar a
todos sus integrantes, la realidad de la mujer es muy distinta. Basta revisar cuntas
forman parte de los rganos de direccin, para poder constatar que se les relega a
cargos o puestos de segundo orden o de carcter ornamental.
3.5.3. La cultura machista
Muy estrechamente relacionada con el tema de la discriminacin de
gnero se encuentra la cultura machista. La diferencia es que esta ltima constituye
todo un sistema educativo y religioso, que ha determinado cul es la funcin de la

68

mujer en la sociedad. As, el hombre, bajo el influjo de la cultura machista, considera


que es el predestinado a mandar, y la mujer a obedecer.
El problema con la cultura machista es que es comn a toda la
sociedad, y quienes no la practican son la excepcin y no la generalidad. As, esta
cultura toma como vlidos los hechos discriminatorios hacia las mujeres, generando
una moral que observa como correctos o vlidos los actos discriminatorios.
El problema de la cultura machista a lo interno de las
organizaciones sindicales radica en el aval que sus miembros le dan a la discriminacin
que se ejerce en contra de sus integrantes, mujeres ya que de una manera u otra se les
ha educado bajo estas concepciones y muy frecuentemente son incapaces de sentir
culpa por sus actos o, peor an, no logran evidenciar que ejercen discriminacin de
gnero.
Bajo estos lineamientos, el que los rganos directivos de los
sindicatos se encuentren integrados exclusivamente por hombres es natural, ya que las
mujeres no tienen nada que hacer ah. Lo ms preocupante es que las mismas
mujeres, bajo el influjo de la cultura machista, rechazan a aquellas compaeras que
desean formar parte de los rganos directivos.
El hecho de ser mujer, carecer de instruccin y haber nacido
en una sociedad machista imposibilitan, casi de forma absoluta, el formar parte activa
de un sindicato.
3.5.4. Las estructuras jerrquicas internas carentes de democracia
Las estructuras jerrquicas de los sindicatos guatemaltecos son de
tipo vertical y no horizontal. Carecen de democracia y representatividad. La mujer que
destaca, a menudo es bloqueada, amn de impedir que desplace a algunos de los
actuales dirigentes.

69

Los rganos directivos de los sindicatos no reflejan la diversidad de


sus miembros ni la perspectiva que stos tienen sobre las acciones que se deberan
tomar.
Los sindicatos guatemaltecos, a menudo, cuentan con lderes que
se han perpetuado en el poder, situacin que si bien no pueden ejercer legalmente s lo
hacen de hecho, negando con ello el libre juego de la democracia y la
representatividad.

Todos

estos

aspectos

relativos a la

democracia

representatividad en los sindicatos sern analizados en el captulo siguiente.

70

y a la

CAPTULO IV
4.

La democracia, antecedente necesario para la participacin de gnero


4.1.

Generalidades
La democracia es, esencialmente, un sistema poltico basado en el

reconocimiento del principio de que toda soberana reside en el pueblo y, en


consecuencia, en el derecho de los ciudadanos a participar en la administracin del
Estado.
La democracia es tanto una teora como un sistema poltico. As, como
teora, su base se sustenta en el derecho de la colectividad de ciudadanos a ejercer su
soberana su poder para decidir la forma de gobernarse. De esta manera, el pueblo
legitima y organiza el poder estatal sobre el principio de soberana popular. Como
sistema poltico, la forma de organizacin que propugna tiene por principios bsicos la
garanta de las libertades y de los derechos individuales de las personas, entre ellos el
de la libre participacin en la administracin y gestin del Estado, que se materializa en
las sociedades modernas en la figura de los representantes elegidos por voluntad
popular y sufragio universal.
Las dos formas principales de articulacin poltica de la democracia son la
democracia directa o semidirecta, y la democracia representativa o participativa. En la
primera, los encargados de expresar y ejecutar de modo inmediato la voluntad de la
comunidad son todos los ciudadanos titulares de derechos polticos, quienes promulgan
las leyes y adoptan las decisiones ms importantes, valindose para ello de
instrumentos de consulta como el referndum y el plebiscito: aunque existan diferencias
entres ambos, en lo fundamental se caracterizan por ser medios para la expresin
directa de la voluntad del conjunto del cuerpo electoral acerca de una decisin
sometida a consulta.67
67

Malefakis, Edward, Diccionario de historia y poltica del siglo XX, pg. 205.

71

En lo que concierne a la democracia representativa, sta es una forma de


organizacin poltica en la que la actuacin del principio democrtico se lleva a cabo,
esencialmente, mediante la eleccin peridica de sus autoridades por parte de los
ciudadanos. As lo establece la Constitucin Poltica de la Repblica de Guatemala en
su articulado conducente:
Ttulo III. El Estado
Captulo I. El Estado y su forma de gobierno
Artculo 140. Estado de Guatemala. Guatemala es un Estado libre,
independiente y soberano, organizado para garantizar a sus habitantes el
goce de sus derechos y de sus libertades. Su sistema de Gobierno es
republicano, democrtico y representativo.
Ttulo IV. Poder Pblico
Captulo I. Ejercicio del Poder Pblico
Artculo 152. Poder Pblico. El poder proviene del pueblo. Su ejercicio
est sujeto a las limitaciones sealadas por esta Constitucin y la ley.
Ninguna persona, sector del pueblo, fuerza armada o poltica, puede
arrogarse su ejercicio.
Buscando algunos antecedentes sobre la democracia contempornea
podemos indicar que fueron las ideas de Locke el fundamento del espritu ilustrado
que durante el siglo XVIII gestara los conceptos de la democracia moderna: soberana
popular, divisin de poderes e igualdad ante la ley, entre otros. En el siglo XIX, sin
embargo, algunos pases practicaron mtodos de sufragio restringido a ciertas
categoras de ciudadanos, y ms comnmente adoptaron la forma de sufragio
censatario en el que el derecho al voto estaba subordinado al pago de un impuesto
directo mnimo. A mediados del siglo XX todos los pases independientes del mundo,
salvo una exigua minora, contaban con formas de gobiernos capaces de reflejar
muchos de los principios democrticos, aunque uno de los obstculos principales para

72

la aplicacin total de esta forma de gobierno sera la pervivencia de estructuras


socioeconmicas dominadas por reminiscencias del orden feudal o colonial, tales como
el caudillismo, las oligarquas o la excesiva dependencia econmica externa.68

4.2.

El concepto de democracia
Ya en el primer punto hemos vislumbrado algunos aspectos referentes a

la democracia y su desarrollo histrico. Es as como, por medio del presente punto,


tambin enunciaremos algunos aspectos genricos y evolutivos de la democracia, pero
con nfasis en su relacin al gnero.
As las cosas, iniciaremos indicando que el origen etimolgico del trmino
democracia deviene del griego dmos (pueblo) y krtos (gobierno).
Como ya se evidenci, el trmino democracia puede ser estudiado,
esencialmente, desde dos puntos de vista, los cuales implican dos estadios histricos
diferentes. As, si estudiamos a la democracia en la antigedad estaremos hablando de
la asamblea o democracia directa; si la estudiamos en los tiempos actuales hablaremos
de representacin o democracia representativa, como se le conoce.
Entonces, nuestra primera tarea, en este punto, es determinar Qu
entendemos por democracia? Amn de cumplir con sta nos auxiliaremos de lo
expuesto por Pilar Gonzlez, quien sobre este tpico indica: Aunque existen muchas
definiciones sobre el trmino democracia y tambin muchas ideas sobre su contenido,
aqu solamente nos interesa decir que la democracia en su esencia ha significado la
amplia participacin de todos los miembros de una organizacin o grupo en los distintos
aspectos de la vida de ese grupo u organizacin. De esta manera hay que tener
presente que la democracia implica, en primer lugar, participacin.69
68
69

Ibd.
Mujer y democracia sindical, pg. 3.

73

Teniendo

como

elemento

caracterstico

de

la

democracia

la

participacin podemos dividir a la democracia en directa y en representativa. As, en la


antigua Grecia se tuvo una democracia directa. Se dice que el pueblo poda reunirse
para elegir directamente su gobierno y discutir los asuntos de inters pblico y poltico.
La democracia griega de la antigedad era sin duda la aproximacin ms directa a una
democracia pura, caracterizada por la cercana entre gobernantes y gobernados, y por
una vinculacin ms estrecha con la toma de decisiones. O sea, exista un ejercicio
directo del poder poltico.70
Sin embargo, aun cuando esta democracia permiti mantener la cercana
entre gobernantes y gobernados, estableci ciertas funciones de direccin; los
responsables eran elegidos por sorteo o por eleccin para desempear algunas tareas.
Las ciudades antiguas eran muy pequeas y las personas vivan en
estrecha relacin con su comunidad. Este tipo de democracia requera que el
ciudadano se dedicara por completo al servicio pblico; en general, eran los hombres
libres los que participaban de la vida pblica y del ejercicio de la democracia. Otras
personas de la comunidad, que no eran libres, no podan participar. Es decir, los
esclavos y las mujeres no participaban, estas ltimas porque estaban subordinadas a
los hombres, que las obligaban a estar recluidas en sus casas, atendiendo los
quehaceres domsticos y el cuidado de los hijos e hijas, entre otras tareas.
Los griegos tenan dos espacios separados para hombres y mujeres: la
polis y el oikos. La polis era el lugar pblico donde los hombres libres podan expresar
sus opiniones y plantear sus derechos. Estos derechos eran planteados tanto para la
polis (espacio pblico) como para el oikos (espacio privado). El oikos era el espacio
privado de las necesidades y reproduccin humanas, donde las mujeres permanecan
silenciadas y sin voz pblica71
70
71

Sartori, Giovanni, Teora de la democracia. Los problemas clsicos, pg. 158.


Facio, Alda, Poder malo o poder bueno, los desafos del poder para las feministas, pg. 12.

74

Conforme las sociedades se fueron haciendo ms complejas, la


democracia directa al estilo griego iba desapareciendo y fue tomando ms fuerza la
democracia indirecta, es decir, la democracia que se ejerce a travs de la escogencia
de algunas personas que se encargan de representar a las otras. Estamos hablando
del mtodo de representacin o delegacin con el cual las sociedades funcionan hasta
hoy, y que Sartori le llama de control y limitacin del Poder, al no ser un ejercicio directo
del Poder poltico.72
En las organizaciones sindicales

tambin se ha venido utilizando la

representacin, como una forma de resolver los procesos internos de direccin y


decisin. As, por ejemplo, vemos cmo, mediante asambleas anuales, las
organizaciones nombran sus representantes a la Junta Directiva del sindicato. Otras
veces, cuando hay que ir a negociar con los patronos y los gobiernos, se nombran
algunas personas especialmente para que sean las representantes en esa comisin
negociadora, quien ser la que directamente plantear y negociar con el gobierno o el
patrono los intereses de los trabajadores y las trabajadoras.73
Concluimos que, la democracia representativa nace como respuesta a la
inoperancia de la Asamblea, ya que esta ltima no es prctica para su ejercicio dentro
de una poblacin numerosa y geogrficamente dispersa. As, en la democracia
representativa el titular del poder poltico lo sigue siendo el pueblo, pero ste delega su
representacin en un reducido nmero de sus miembros; de ah el trmino de
democracia representativa.
Entonces la definicin de democracia evolucion de:
gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo [al de] gobierno
elegido por el pueblo, ejercido por representantes del pueblo que pueden
72
73

Gonzlez, Ob. Cit; pg. 6.


Ibd.

75

aplicar polticas pblicas de mayor o menor beneficio para el pueblo.74


Lamentablemente, ya sea que hablemos de democracia directa o
democracia indirecta, una caracterstica de stas es que en ambas la participacin ha
sido principalmente de los hombres a travs de toda la historia; las mujeres han estado
prcticamente relegadas.

4.3.

La democracia y los sindicatos75


Ya el trmino democracia y sus implicaciones ha sido discutido

ampliamente; ahora es necesario evidenciar la relacin entre democracia y los


sindicatos. Desde su inicio, estos ltimos han ayudado, a travs de sus luchas
reivindicativas y sus exigencias de igualdad, a fortalecer el sistema democrtico. Sin
embargo, por contradictorio que pueda parecer, los sindicatos se ocuparon de
democratizar la sociedad dentro de la cual existan, olvidando en el camino la propia
democratizacin interna. Tal era la necesidad de lograr las reivindicaciones sociales y la
representatividad en el seno del gobierno, que se obvi que el mismo sindicato debera
ser una organizacin modelo de democracia. Sucedi algo similar a aqul que hace la
guerra con el fin de obtener la paz. As, puede decirse que los sindicatos fueron
vctimas de sus fines.
En ese sentido se pronuncia Pilar Gonzlez al indicar que: La
permanente democratizacin de la sociedad ha sido y sigue siendo uno de los objetivos
del sindicalismo. Desde que los sindicatos surgieron, principalmente a principios del
siglo XIX con la Revolucin Industrial en Europa, han dado importantes aportes a la
democracia en todo el mundo, y de distintas formas han luchado por la democracia.
Pero, qu ha pasado con la democracia interna en los sindicatos? La bsqueda de la
democracia en el sindicato ha sido principalmente hacia lo externo y no siempre ha
74
75

Fernndez Santilln, Jos F., La democracia como forma de gobierno, pg. 23.
Gonzlez, Pilar, Mujer y democracia sindical. Pg. 4.

76

existido un buen nivel de preocupacin por revisar la democracia a lo interno de la


organizacin, o sea, en relacin con sus propios procesos de representacin y toma de
decisiones. En este sentido, nos encontramos con una gran debilidad, porque
deberamos partir de que la democracia la comenzamos a construir desde adentro, es
decir, desde la propia organizacin, para estar en mayor capacidad de construir,
trabajar y luchar por demandas democrticas en la sociedad.76
Los sindicatos guatemaltecos no han sido ajenos a dicho fenmeno; por el
contrario, sirven de referencia cuando se quiere evidenciar la ausencia de democracia a
lo interno de las organizaciones sindicales. Dentro de este contexto, las mujeres, pese
a contar con un marco jurdico nacional e internacional favorable para una participacin
ms equitativa de las mismas en los rganos de direccin de los sindicatos, siguen
siendo excluidas por los factores ya analizados y por otros que sern objeto de estudio
ms adelante.

4.4.

Mujeres y formas de participacin en los sindicatos


Continuando con las ideas expuestas por Pilar Gonzlez,77 podemos

colegir que la democracia implica, primariamente, participacin. As, para que dentro de
un sindicato se pueda decir que existe democracia debe existir participacin de sus
afiliados. Dicha participacin puede ser:

Participacin por asistencia


La participacin por asistencia se da cuando los afiliados y afiliadas
lo nico que hacen es tener presencia en las diversas actividades
que realiza el sindicato

(asambleas,

actividades

educativas,

asistencia a paros, huelgas, a reuniones diversas, entre otras.).

76
77

Ibd, pg. 3.
Ibd, pg. 7.

77

Participacin activista
Una segunda forma de participacin es la activista. En sta, las
personas se involucran un poco ms con el sindicato. Algunos y
algunas lderes activistas se encargan, por ejemplo, de repartir los
volantes en sus centros de trabajo, resuelven problemas sobre
derechos laborales, convocan en sus centros de trabajo a las
asambleas anuales u ordinarias y a reuniones, informan a sus
compaeros y compaeras de las Juntas Directivas lo que sucede
en su centro de trabajo, entre muchas otras tareas.

Participacin desde la toma de decisiones


La tercera forma de participacin es la que se da desde la toma de
decisiones. Desde sta, tal y como su mismo nombre lo indica, las
personas tienen la posibilidad de tomar decisiones y de hacer
ejercicio del Poder efectivo.

De los tres tipos de participacin expuestos, si bien todos resultan ser


importantes, es la participacin desde la toma de decisiones la que reviste de mayor
incidencia en cuanto a las polticas, los principios, y los objetivos que ha de trazarse y
buscar alcanzar el movimiento sindical. Es en esta esfera donde nos interesa conocer
si realmente la democracia es efectiva o un mero postulado del sindicalismo
guatemalteco.
Los

resultados

que se

presentan

en

el

captulo

permitirn,

medianamente, concluir si el sindicalismo guatemalteco hace viva la democracia en sus


rganos de direccin otorgndole igualdad de espacios tanto a hombres como a
mujeres, o limita la democracia participacin igualitaria de estas ltimas a la
asistencia y el activismo reservndose la esfera de la toma de decisiones nicamente
para el gnero masculino.
Aclaramos que las formas de participacin ya enunciadas no se presentan
de manera pura sino que, comnmente, se entremezclan dando lugar a una nueva

78

diversidad de formas de participacin de las mujeres tema que nos ocupa en los
sindicatos.
As, Pilar Gonzlez indica a este respecto que: La participacin de las
mujeres en las democracias sindicales tradicionales tiene ciertas caractersticas, la
mayora dadas a partir de la condicin y posicin de gnero que las mujeres ocupan en
la sociedad.78 Se colige, entonces, que las formas de participacin de las mujeres en
las organizaciones sindicales dependern en gran medida de la cultura de la sociedad
a que dicho sindicato pertenezca, variando de cuando en cuando a razn del Estado al
que pertenezcan. Dichas formas de participacin, en lneas muy generales, pueden ser
las siguientes:79

Participacin desde la presencia y el activismo


La incorporacin de las mujeres en los sindicatos ha sido,
generalmente, desde la base, es decir, desde la presencia y el
activismo. Desde esta forma de participacin, muchas trabajadoras
han sido y siguen siendo excelentes lderes. Desde la base, las
dirigentas resuelven una gran cantidad de problemas y realizan
variadas acciones; por ejemplo, atienden conflictos con jefaturas por
violacin de derechos laborales, organizan y conducen paros y
huelgas, realizan el trabajo de promocin del sindicato (afiliaciones,
organizacin de reuniones y actividades educativas, entre otras).
Es decir, las trabajadoras realizan de esta manera lo que conocemos
como trabajo de hormiga, un trabajo que las dirigentas realizan
muchas veces junto a su jornada laboral, y que significa un gran
aporte de trabajo voluntario que se dona al sindicato.

Ocupando puestos directivos de menor responsabilidad poltica


Cuando las mujeres llegan a participar en los comits ejecutivos o

78
79

Ibd; pg. 10.


Ibd; pg. 11.

79

secretaras de los sindicatos, se les ha hecho responsables


generalmente de puestos que tienen menor peso poltico tales como:
asuntos de la niez, asuntos sociales, culturales y deportivos,
secretaras de actas y correspondencia, secretara de afiliacin, entre
otros.

Realizando tareas menores de apoyo


En muchas actividades que efecta el sindicato, generalmente las
mujeres son las encargadas de coordinar y/o preparar la alimentacin,
de recibir a los y las participantes del evento, del arreglo del saln y de
la entrega de materiales. Estas tareas, que si bien son necesarias
para que las actividades sean exitosas, constituyen responsabilidades
menores que al ser asumidas exclusivamente por las dirigentas les
reduce sensiblemente sus posibilidades de participar en la definicin
de aspectos medulares en las actividades sindicales.

Entonces, evidenciamos que las mujeres participan activamente en las


organizaciones sindicales pero en cargos que no implican, necesariamente, la
definicin de polticas a ejecutar, la toma de decisiones de incidencia en cuanto a las
polticas, los principios, y los objetivos que ha de trazarse y buscar alcanzar el
movimiento sindical.
Ahora corresponde conocer, de manera concreta, los obstculos que
encuentran las mujeres para tener una participacin poltica desde la toma de
decisiones y el ejercicio del poder efectivo dentro de las organizaciones sindicales. Sin
pretender ser concluyentes al respecto y evidenciado que dichas circunstancias pueden
variar, aunque no profundamente, de sindicato a sindicato, entre dichos obstculos o
limitaciones podemos mencionar:80

Creencia de que las mujeres solamente son aptas para puestos


de menor responsabilidad poltica

80

Ibd; pg. 15.

80

Desde la divisin sexual del trabajo y la socializacin de gnero se


les inculc a las mujeres que solamente son aptas para asumir
determinados trabajos y puestos. Esta creencia llega tambin al
sindicato y es una de las razones por las cuales se les asignan a las
mujeres puestos de menor responsabilidad poltica como lo vimos
anteriormente.

Esta

situacin

tambin

se

fundamenta

en

el

estereotipo de que las mujeres no tienen capacidad de mando, no


tienen oratoria, poseen pocos conocimientos y, adems, se dice que
son temerosas, lloronas, emotivas, tmidas y que, en consecuencia,
no sirven para asumir puestos de mayor responsabilidad polticosindical.81

Estructuras organizativas y liderazgos verticales


Cuando hablamos de estructuras organizativas nos estamos refiriendo
a la forma en que est organizado el sindicato. En lo formal, si se
revisa el estatuto, existen niveles de mando claramente definidos.
Si revisamos detenidamente, nos damos cuenta de que los niveles
de mando vienen de arriba para abajo; a esto le llamamos vertical, es
decir, los niveles de mando implican que algunas comisiones,
puestos, y otros, estn por encima de los dems. Por esta razn, la
mayora de las veces las secretaras de la mujer no pueden tomar
decisiones, pues tienen una instancia superior como el Comit
Ejecutivo que toma las decisiones finales en asuntos que inclusive les
competen directamente a las mujeres.82
Asimismo, cuando se hace referencia a los liderazgos verticales se
est hablando de los comportamientos de algunas personas dentro
del sindicato que demuestran prepotencia, arrogancia, machismo, y
que creen que slo ellos o ellas tienen la verdad y el conocimiento.
Las diversas actitudes machistas en los sindicatos excluyen a muchas

81

82

Gonzlez Vsquez, Pilar, Prcticas de participacin poltica y de ejercicio del poder de dirigentas
sindicales: Un acercamiento cualitativo, pg. 70.
Ibd; pg. 71.

81

mujeres de la participacin poltica desde la toma de decisiones y el


ejercicio del poder efectivo.
Es necesario aclarar que los liderazgos verticales algunas veces se
expresan de formas muy sutiles, por lo cual no siempre son fcilmente
identificables; sin embargo, existen y no contribuyen a mejorar la
participacin de las mujeres ni la democracia interna de la
organizacin.

Responsabilidad

de las mujeres en el trabajo domstico y el

cuidado de los hijos e hijas


A

las

mujeres

se

les

ha

educado

para

asumir

mayores

responsabilidades en relacin con el cuidado de los hijos e hijas; el


trabajo domstico y una gran cantidad de tareas relacionadas con la
familia. Por esta razn, cuando algunas

mujeres comienzan a

participar en actividades polticas se dice que tienen ms problemas


para atender las responsabilidades que plantean los puestos de toma
de decisiones y el ejercicio del poder efectivo.
Esta responsabilidad es cierta, pues la carga de trabajo domstico,
ms el cuidado de los hijos e hijas limita el tiempo de las mujeres para
dedicarlo a una participacin poltica activa. Sin embargo, esta
situacin no debe ser excusa para excluir a las mujeres de los puestos
de direccin. Es tarea del sindicato educar a sus afiliados y afiliadas
para compartir el cuidado de los nios y nias como una tarea social.
Tambin es labor sindical fomentar a corto plazo condiciones para la
participacin de las mujeres.

Prcticas sindicales que no toman en cuenta la situacin de las


mujeres
Los principales protagonistas pblicos a nivel social y sindical han sido
hombres; por esa razn, ellos han instaurado prcticas polticas que
parten de sus intereses y necesidades. En los sindicatos, por ejemplo,
82

los hombres tienen la costumbre de conversar asuntos polticos en


reuniones informales que finalizan a altas horas de la noche. Estos
espacios informales han tenido el inconveniente de sustituir los
espacios de decisin formal. Esta prctica sindical ha excluido a
muchas mujeres del conocimiento de algunos temas relevantes.
Muchas dirigentas han optado por integrarse a algunas de estas
prcticas, unas veces para el disfrute y la recreacin, y otras para no
quedarse al margen de asuntos de inters poltico que ah se
discuten. En otros casos, las dirigentas no pueden participar por la
gran cantidad de responsabilidades que tienen despus de cumplir su
jornada laboral asalariada, lo que las hace quedar al margen del
rumbo que llevan las discusiones y decisiones en este nivel informal,
lo que posteriormente las afecta pues muchos de los temas que se
conversan en esos espacios informales son llevados a los distintos
espacios de toma de decisiones formales dentro del sindicato.83

Poco inters de las mujeres en conocer a profundidad asuntos


polticosindicales
Debido a que las mujeres desde el gnero han sido especializadas
para ocuparse prioritariamente de asuntos del mbito reproductivo,
muchas veces tienen poco inters en ampliar sus conocimientos en
asuntos polticosindicales. Si a esto le sumamos la carga de trabajo
domstico y familiar que adems no les deja tiempo, trae mucho
cansancio y les quita energa para concentrarse en temas de inters
poltico-sindical.
Debido a la educacin recibida, las preocupaciones fundamentales de
las mujeres giran en torno a los hijos e hijas, a las relaciones
afectivas, al trabajo domstico y al cuidado de la familia. Esto no
permite que las mujeres entren por la puerta principal, cuando son

83

Ibd.

83

dirigentas sindicales, pues en el sindicato el conocimiento de algunos


temas es fundamental para acercarse a una participacin ms
efectiva.

Timidez y sentimientos de inferioridad


Muchas sindicalistas son un poco tmidas para participar. La timidez
expresa una profunda inseguridad; se tiene temor a todo y se
depende siempre de las valoraciones que hacen los otros u otras.
Esta caracterstica, que fue aprendida socialmente por las mujeres, se
convierte en un obstculo para la participacin desde la toma de
decisiones, en tanto no les permite plantear, debatir, proponer

atreverse a ser las protagonistas.

4.5.

La democratizacin del sindicalismo


Hasta este punto hemos evidenciado que la base de la democracia es la

libertad de participacin en los diferentes puntos de poder, ya sea eligiendo o siendo


electo; todo ello en igualdad de condiciones, sin que circunstancias tales como el sexo,
la ideologa, la posicin social, etctera, descalifiquen a los individuos para ocupar los
ms altos puestos de direccin en cualquier organizacin que se defina como
democrtica. Y siendo que una de las caractersticas del sindicalismo y de los
sindicatos es que son o deben ser eminentemente democrticos, encontramos, por lo
menos, dos razones por las cuales el sindicalismo debe comprometerse a luchar por la
participacin de gnero en igualdad de condiciones y representatividad:

84

La participacin es un derecho inherente a todo ser humano


Recordemos que los derechos humanos son el conjunto de derechos
bsicos y las libertades fundamentales que asisten, en cualquier
parte, a todas las personas sin distincin alguna de raza, sexo,
idioma, religin, opinin poltica u otros. En el marco de estos
derechos, estn los derechos polticos y cvicos que adquieren las
personas con la mayora de edad y garantizan su participacin en la
vida poltica y cvica. De esta forma, si las mujeres sindicalistas no
pueden tener una participacin poltica desde la toma de decisiones y
el ejercicio de un poder efectivo en sus sindicatos, no se estn
respetando sus derechos humanos.84

La democracia es un principio y un objetivo del sindicalismo


La democracia es un principio tico de las personas, organizaciones,
instituciones que siempre han abogado por una mayor justicia social.
As, la democracia es un principio y un objetivo del sindicalismo. No
trabajar porque se lleve a la prctica implica no ser fiel a lo que se dice
desde el discurso.
Asimismo, el sindicalismo tiene como principio general actuar en
contra de cualquier tipo de dominacin o discriminacin.
Contribuir con la eliminacin de la discriminacin de las mujeres en la
toma de decisiones implica actuar conforme a ese principio.

4.6.

Medidas que impulsen la efectiva participacin de las mujeres en los


sindicatos
Sobradamente hemos evidenciado la discriminacin de que es vctima la

mujer en cuanto a la participacin en los rganos directivos de los sindicatos. En este


punto no bastar con evidenciar que la discriminacin de gnero es un producto cultural
84

Gonzlez, Mujer y democracia sindical, pg. 16.

85

y que para eliminarla se necesitar del cambio de la mayora de paradigmas que han
regido y rigen en nuestros modelos educativos, tanto en los establecimientos de
educacin, como dentro de la familia, e incluso en el mbito religioso.
El derecho de la mujer de participar democrticamente en las
organizaciones sindicales no es un asunto que pueda seguir siendo postergado. La
democratizacin de los sindicatos es un derecho exigible aqu y ahora; no podemos
aceptar que dicho cambio suceder como un proceso evolutivo de la sociedad, y que
habr que esperar a que las condiciones sean propicias para efectuar los cambios.
Bajo ese entendido, la inminente necesidad de democratizar los
sindicatos, Pilar Gonzlez se pregunta:
Cmo podramos impulsar una efectiva participacin de las mujeres en
un sindicalismo democrtico?

Respondiendo a la anterior interrogante, indica que, para ello se deben


realizar cambios en dos sentidos: por un lado son necesarios los cambios personales y
por otro lado,

cambios en la organizacin (estructuras y prcticas sindicales),

describiendo dichos cambios de la siguiente forma:85

Cambios personales
Existe una condicin que resulta fundamental a nivel personal para
avanzar: voluntad para revisar las actitudes y comenzar a propiciar
cambios. Con esa voluntad es posible: revisar las modificaciones que
se necesitan en nuestra vida personal y en todas las relaciones en
general y revisar los cambios que se necesitan en la organizacin.
Lo anterior deviene de que, finalmente, los miembros del sindicato son
todos sus afiliados y las polticas de ste reflejarn las concepciones

85

Ibd, pgs. 17 y 18.

86

de la clase o grupo dirigente, aunque stas sean errneas. Entonces,


si no aprendemos, si no somos capaces de aceptar que en cada uno
de los seres humanos que forman el sindicato se encuentra un igual,
un ser humano con iguales derechos y obligaciones que las nuestras,
nunca superaremos la mal llamada democracia sindical; nunca
podremos dar ese salto cualitativo a la democracia interna en nuestros
sindicatos.

Cambios en la organizacin y legislacin


Partiendo de que como sindicalistas, defensores de la democracia y la
igualdad,

nos

encontramos

conscientes

de

la

necesidad

de

transformar dichos postulados, en realidad podremos propiciar los


cambios a lo interno de nuestros sindicatos, para con ello poder
aprender a vivir en democracia e irradiar dichas vivencias al seno de
toda la sociedad guatemalteca.
As, y pese a que dichas reformas podran resumirse en educacin,
educacin

ms

educacin,

para

que

esto

sea

posible

recomendamos como mnimo las siguientes medidas:

Polticas sindicales, reglamentos, estatutos, prcticas, posiciones


polticas, alianzas, etctera. Para fomentar la democracia se
pueden modificar algunos de los mecanismos de eleccin que
hasta el momento se utilizan para accesar a puestos de decisin,
principalmente para quienes han sido excluidos y excluidas de
stos. No puede existir democracia si estos espacios no estn
representados por los intereses de todos los grupos y sectores;
para este caso, por los intereses de las mujeres.
En la reglamentacin interna se pueden modificar aspectos como:
reglamentos

electorales,

estatutos

orgnicos

otras

reglamentaciones y procedimientos. Se debe buscar que en stas


se equilibren las atribuciones y la decisin sobre los recursos.
Dentro de este punto, pueden introducirse modificaciones

87

estatutarias que reglamenten la participacin diferenciada por


sexo, es decir, que promuevan efectivamente las cuotas de
participacin femenina.
Se puede pensar, asimismo, en la bsqueda de mecanismos que
aseguren la dotacin de recursos y condiciones para realizar el
trabajo de proselitismo para quienes inscriben papeletas y la
bsqueda de posibilidades reales (tiempo y recursos) para
impulsar las candidaturas individuales.
Si es posible avanzar en lo anterior, se tendrn mayores
condiciones para trabajar en un aspecto que ya se ha
mencionado: el impulso de las mujeres para organizarse. Por esta
razn el empoderamiento individual y colectivo de las mujeres
trabajadoras sindicalizadas, es un eje fundamental para el
fortalecimiento de la participacin de las mujeres y de la
democracia sindical.

En el marco de esta organizacin y empoderamiento se hace


necesario:
La construccin de un plan estratgico. Es importante que en esta
bsqueda de organizacin y empoderamiento se reflexione y se
ejecuten las acciones a partir de planificaciones estratgicas que
contribuyan a orientar los objetivos y acciones para as poder
avanzar.
La elaboracin de la estrategia debe partir de la diferenciacin
genrica entre mujeres y hombres; con ello se pueden identificar y
plantear los objetivos y las acciones desde los intereses y
necesidades

de

trabajadoras

trabajadores

de

manera

diferenciada.

En el marco de la planificacin estratgica, la construccin


elaboracin de una agenda propia de las mujeres trabajadoras
sindicalizadas puede ser muy importante para darle orientacin a

88

la organizacin y el empoderamiento de las mujeres desde el


sindicato. El plan estratgico permitir incluir acciones necesarias
para avanzar en esa efectiva participacin.
Hay que tener presente que la realizacin de actividades sin
ninguna orientacin poltico-estratgica puede mantener a las
dirigentas activas, pero sin un rumbo claro y sin mucha certeza de
hacia dnde van las cosas. Por esta razn la planificacin
estratgica puede ser una herramienta importante para discutir
quines son, qu quieren y ... hacia dnde van?

4.7.

Impacto de la democratizacin de gnero en el sindicalismo


La multiculturalidad, la diversidad de formas de concebir al mundo, las

diversas perspectivas y formas que tiene cada ser humano de enfrentar y, mejor an,
de solucionar diversas situaciones es lo que hace tan rica a la humanidad. Ese proceso
dialctico de lucha de contrarios, en el entendido de que son la base del progreso y
evolucin de la sociedad, es el que permitir al sindicalismo, entre otros aspectos, una
mayor participacin de los trabajadores, una mayor incidencia de las polticas asumidas
por dichas organizaciones, y mayores oportunidades de poder realizar sus fines.
El impacto de la democratizacin de gnero en el sindicalismo no
solamente se limitar a lo interno del mismo sino retroalimentar a la misma sociedad,
amn de hacerla ms democrtica y educarla para vivir en un rgimen de participacin
igualitaria. As, Pilar Gonzlez considera que el impacto de la democratizacin de
gnero en el sindicalismo implicar:86

86

Ibd; pgs. 18 y 19.

89

Que sean tomadas en cuenta las necesidades e intereses de las


trabajadoras.
Es importante tener muy claro que, algunas veces, si bien las mujeres
pueden opinar en una reunin sindical, no siempre se toman en
cuenta desde la prctica las necesidades e intereses de ellas, as
como sus sugerencias o dudas. Algunas veces, cuando las mujeres
hablan se les da poca importancia o se considera que lo que ellas
dicen no es poltico. Por lo tanto, la participacin efectiva est limitada,
al no recogerse los intereses y necesidades de las mujeres, aunque
stas puedan expresarlos.
Por ejemplo, si se realizan una serie de talleres educativos, es
necesario que las afiliadas y las lderes puedan presentar sus
necesidades y con base en ello y en las sugerencias de el o la
promotora responsable de educacin se incluyan ciertos temas que
son de inters para las mujeres sindicalistas en las agendas de sus
organizaciones.
As tambin, cuando el sindicato va a negociar un Pacto Colectivo de
Condiciones de Trabajo o cuando se plantea una negociacin
especfica para la resolucin de algn conflicto laboral, es necesario
que se tomen en cuenta los intereses y necesidades del sector
femenino en los puntos de la agenda de negociacin.

Participacin en las distintas etapas del trabajo sindical:


Algo muy importante en la democracia participativa es que sta
implica estar presente y adems contribuir en la definicin de las
distintas

etapas

del trabajo que el sindicato

lleve a cabo.

Generalmente se trabaja en tres etapas:

Concepcin;

Ejecucin de la actividad, y

Evaluacin.

En la concepcin es donde se dan ideas y se estructura la actividad

90

para pasar luego a la ejecucin. La evaluacin es sumamente


importante, para afirmar lo que hemos hecho bien y mejorar en
aquello que no sali como queramos.
La mayora de las veces se motiva a las y los afiliados a que
participen, sin embargo, casi siempre esto se da cuando la actividad
ya ha sido pensada y resuelta. Es decir, ya se han definido sus
objetivos, los temas que se van a impartir, los mtodos que se van a
utilizar, etctera.
Es usual ver a muchas dirigentas con una participacin activista en la
parte de ejecucin; es decir, en la organizacin de la actividad pero no
en su concepcin. Aqu es donde nos encontramos a valiosas lderes
que han desarrollado una gran capacidad organizativa y de
movilizacin; sin embargo, han tenido pocas oportunidades de estar
en las etapas de concepcin y evaluacin.
Hay muchos ejemplos sobre lo anterior; uno de ellos es cuando el
sindicato va a realizar su asamblea. Muchas veces les delegan a las
mujeres los aspectos organizativos y operativos que sealamos con
anterioridad. Es decir, se les responsabiliza de organizar la
alimentacin, la decoracin del saln y la forma en que van a estar
sentadas unas u otras personas; se les responsabiliza de repartir los
documentos de la actividad, organizar la atencin de invitadas e
invitados y preparar las hojas de asistencia, entre muchas otras
tareas.
Las mujeres sindicalistas tienen poca participacin en la definicin del
tipo de asamblea, de los temas que se van a discutir y en los mtodos
de trabajo que se van a emplear. As tambin, su papel es poco
protagnico en la conduccin poltica de la actividad, en el cargo de
oradoras principales y en el de conductoras del evento, en el mtodo
de trabajo que se va a emplear.

Democracia en la sociedad, en la organizacin, en la familia y en

91

todas las relaciones


Uno de los grandes aportes que se realizan desde los grupos de
mujeres, tanto en Centroamrica como en otros pases del mundo, es
una crtica a la democracia formal, aduciendo que sta no solamente
debe existir en el Estado, gobierno e instituciones, sino tambin en las
relaciones personales. Este planteamiento deja claro que si persisten
relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, la democracia
est ausente. Recogiendo ejemplos de la vida diaria, podra decirse
que si persiste la violencia contra las fminas no existe democracia.
Esta discusin ha sido un aporte fundamental para la democracia, en
tanto ha permitido no solamente criticarla sino tambin ampliarla.
Ahora la democracia es llevada al mundo de lo privado, es decir,
existe una mayor demanda porque la democracia tambin est
presente en las relaciones personales, en las relaciones de pareja, en
las relaciones con la familia.
Partiendo de lo anterior, es fundamental que el sindicato considere
desde su discurso y desde su prctica estas nuevas formas de
entender la democracia, es decir, una democracia que se inicie en las
relaciones personales, que pase por la familia, por la organizacin y
por la sociedad en general.
Un principio fundamental que sostiene lo anterior es que partimos de
que no somos seres separados, que por un lado actan de una forma
en la vida privada y por otro, de diferente manera en la vida pblica.
En definitiva, creemos que quien no practique la democracia en las
relaciones personales tampoco ser democrtico en su organizacin.
El sindicato, entonces, ya no solamente debe promover estructuras
sindicales

democrticas

sino,

tambin,

relaciones

personales

democrticas. Este es uno de los cambios importantes que apoyara


la participacin efectiva de las mujeres en una democracia sindical.

92

4.8.

Marco jurdico
Dentro del marco jurdico se incluye lo referente a la normativa, tanto

internacional como nacional, relativa a: la igualdad, la democracia, discriminacin de


gnero, derecho de sindicacin, derecho de participacin, entre otros.

4.8.1. Legislacin internacional 87


Declaracin Universal de Derechos Humanos:
Artculo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos, dotados como estn de razn y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros.
Artculo 20.
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunin y de
asociacin pacficas.
2. Nadie podr ser obligado a pertenecer a una asociacin.
Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre:
Artculo 2. Todas las personas son iguales ante la ley y tienen los
derechos y los deberes consagrados en esta declaracin sin distincin de raza, sexo,
idioma,, credo ni otra alguna.
Artculo 22. Derecho de asociacin. Toda persona tiene el derecho
87

Sobre los instrumentos internacionales, cabe sealar lo siguiente: las Convenciones, Pactos y Tratados son
documentos de obligatorio cumplimiento, las Convenciones entran en vigor tan pronto cuentan con la ratificacin
de determinado nmero de Estados; los Pactos son obligatorios para los estados que los suscriben. Las
Declaraciones no son documentos de obligatorio cumplimiento pero entraan una responsabilidad moral porque
media la aprobacin de la comunidad internacional. Los Protocolos son los que se van adecuando, actualizando,
reformando, ratificando lo dicho en las Convenciones. Las Conferencias Mundiales no tienen carcter
vinculante, tienen un valor poltico y moral.

93

de asociarse con otras para promover, ejercer y proteger sus intereses legtimos de
orden poltico, econmico, religioso, social, cultural, profesional, sindical o de cualquier
orden.
Declaracin sobre la eliminacin de la discriminacin contra la
mujer:
Artculo 1. La discriminacin contra la mujer, por cuanto niega o
limita su igualdad de derechos con el hombre, es fundamentalmente injusta y
constituye una ofensa a la dignidad humana.
Artculo 2. Debern adoptarse todas las medidas apropiadas a fin
de abolir las leyes, costumbres, reglamentos y prcticas existentes que constituyan una
discriminacin en contra de la mujer, y para asegurar la proteccin jurdica adecuada
de la igualdad de derechos del hombre y la mujer, en particular.
Declaracin sobre el progreso y el desarrollo en lo social
Artculo 20.
a)

La concesin de plenas libertades democrticas a los


sindicatos,

libertad

de

asociacin

para

todos

los

trabajadores, incluido el derecho de negociacin colectiva


y de huelga, y reconocimiento del derecho a formar otras
organizaciones

de

trabajadores;

la

garanta

de

la

participacin cada vez mayor de los sindicatos en el


desarrollo econmico y social; la participacin efectiva de
todos los miembros de los sindicatos en la decisin de las
cuestiones econmicas y sociales que ataen a sus
intereses.
Carta de la Organizacin de los Estados Americanos:
Artculo 3. Los Estados Americanos reafirman los siguientes
principios:
94

j) Los Estados Americanos proclaman los derechos fundamentales


de la persona humana sin hacer distincin de raza, nacionalidad,
credo o sexo.
Convencin Americana sobre Derechos Humanos:
Artculo 24. Igualdad ante la ley. Todas las personas son iguales
ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin discriminacin, a igual proteccin de
la ley.
Convencin sobre los Derechos Polticos de la Mujer:
Artculo 1. Las mujeres tendrn derecho a votar en todas las
elecciones en igualdad con los hombres, sin discriminacin alguna.
Artculo 3. Las mujeres tendrn derecho a ocupar cargos pblicos y
a ejercer todas las funciones pblicas establecidas por la legislacin nacional, en
igualdad de condiciones con los hombres, sin discriminacin alguna.
Convencin sobre la Eliminacin de

todas las formas de

Discriminacin contra la Mujer:


Artculo 1. A los efectos de la presente Convencin, la expresin
discriminacin contra la mujer denotar toda distincin, exclusin o restriccin
basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el
reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil,
sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las
libertades fundamentales en las esferas poltica, econmica, social, cultural y civil o en
cualquier otra esfera.
Artculo 4.
2.

La adopcin por los Estados Partes de medidas


especiales de carcter temporal encaminadas a acelerar
la igualdad de facto entre el hombre y la mujer no se
considerar discriminacin en la forma definida en la
95

presente Convencin, pero de ningn modo entraar,


como

consecuencia,

el

mantenimiento

de

normas

desiguales o separadas, estas medidas cesarn cuando


se hayan alcanzado los objetivos de igualdad de
oportunidad y trato.
3.

La adopcin por los Estados Partes de medidas


especiales,

incluso

las contenidas

en

la

presente

Convencin, encaminadas a proteger la maternidad no se


considerar discriminatoria.
Artculo 5. Los Estados Partes tomarn todas las medidas
apropiadas para:
a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres
y mujeres, con miras a alcanzar la eliminacin de los prejuicios y
prcticas consuetudinarias y de cualquier otra ndole que estn
basados en la idea de la inferioridad o superioridad de
cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de
hombres y mujeres.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos:
Artculo 3. Los Estados Partes en el presente Pacto se
comprometen a garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos los
derechos civiles y polticos enunciados en el presente Pacto.
Artculo 22.
1.

Toda persona tiene derecho a asociarse libremente con


otras, incluso el derecho de formar sindicatos y afiliarse a
ellos para la proteccin de sus intereses.

2.

El ejercicio de tal derecho slo podr estar sujeto a las


restricciones previstas por la ley que sean necesarias en
una sociedad democrtica, en inters de la seguridad

96

nacional, de la seguridad pblica o del orden pblico, o


para proteger la salud o la moral pblicas o los derechos
y libertades de los dems. El presente Artculo no
impedir la imposicin de restricciones legales al ejercicio
de tal derecho cuando se trate de miembros de las
fuerzas armadas y de la polica.
Artculo 26. Todas las personas son iguales ante la ley y tienen
derecho sin discriminacin a igual proteccin de la ley. A este respecto, la ley prohibir
toda discriminacin y garantizar a todas las personas proteccin igual y efectiva contra
cualquier discriminacin por motivos de raza, color, sexo, idioma, religin, opiniones
polticas o de cualquier ndole, origen nacional o social, posicin econmica, nacimiento
o cualquier otra condicin social.
Convenio sobre la libertad sindical y la proteccin del derecho
de sindicacin (87):
Artculo 2. Los trabajadores y los empleadores, sin ninguna
distincin y sin autorizacin previa, tienen el derecho de constituir las organizaciones
que estimen convenientes, as como el de afiliarse a estas organizaciones, con la sola
condicin de observar los estatutos de las mismas.
Artculo 3.
1. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores tienen el
derecho de redactar sus estatutos y reglamentos administrativos, el
de elegir libremente sus representantes, el de organizar su
administracin y sus actividades y el de formular su programa de
accin.
2.

Las

autoridades

pblicas

debern

abstenerse

de

toda

intervencin que tienda a limitar este derecho o a entorpecer su


ejercicio legal.

97

Artculo 11
Todo Miembro de la Organizacin Internacional del Trabajo para el
cual est en vigor el presente Convenio se obliga a adoptar todas las medidas
necesarias y apropiadas para garantizar a los trabajadores y a los empleadores el libre
ejercicio del derecho de sindicacin.
Convenio sobre el derecho de sindicacin y de negociacin
colectiva (98):
Artculo 1.
1. Los trabajadores debern gozar de adecuada proteccin contra
todo acto de discriminacin tendiente a menoscabar la libertad
sindical en relacin con su empleo.
2. Dicha proteccin deber ejercerse especialmente contra todo
acto que tenga por objeto:
a) sujetar el empleo de un trabajador a la condicin de que no se
afilie a un sindicato o a la de dejar de ser miembro de un sindicato;
b) despedir a un trabajador o perjudicarlo en cualquier otra forma a
causa de su afiliacin sindical o de su participacin en actividades
sindicales fuera de las horas de trabajo o, con el consentimiento del
empleador, durante las horas de trabajo.
Artculo 2
1. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores debern
gozar de adecuada proteccin contra todo acto de injerencia de
unas respecto de las otras, ya se realice directamente o por medio
de sus agentes o miembros, en su constitucin, funcionamiento o
administracin.
Convenio sobre los representantes de los trabajadores (135):
Artculo 1. Los representantes de los trabajadores en la empresa

98

debern gozar de proteccin eficaz contra todo acto que pueda perjudicarlos, incluido el
despido por razn de su condicin de representantes de los trabajadores, de sus
actividades como tales, de su afiliacin al sindicato, o de su participacin en la actividad
sindical, siempre que dichos representantes acten conforme a las leyes, contratos
colectivos u otros acuerdos comunes en vigor.

4.8.2. Legislacin nacional


Constitucin Poltica de la Repblica de Guatemala
Artculo 4o. Libertad e igualdad. En Guatemala todos los seres
humanos son libres e iguales en dignidad y derechos. El hombre y la mujer, cualquiera
que sea su estado civil, tienen iguales oportunidades y responsabilidades. Ninguna
persona puede ser sometida a servidumbre ni a otra condicin que menoscabe su
dignidad. Los seres humanos deben guardar conducta fraternal entre s.
Artculo 34. Derecho de asociacin. Se reconoce el derecho de
libre asociacin.
Nadie est obligado a asociarse ni a formar parte de grupos o
asociaciones de autodefensa o similares. Se excepta el caso de la colegiacin
profesional.
Artculo 102. Derechos sociales mnimos de la legislacin del
trabajo. Son derechos sociales mnimos que fundamentan la legislacin del trabajo y la
actividad de los tribunales y autoridades:
q) Derecho de sindicalizacin libre de los trabajadores. Este
derecho lo podrn ejercer sin discriminacin alguna y sin estar
sujetos a autorizacin previa, debiendo nicamente cumplir con
llenar los requisitos que establezca la ley.
Los trabajadores no podrn ser despedidos por participar en la

99

formacin de un sindicato, debiendo gozar de este derecho a partir


del momento en que den aviso a la Inspeccin General de Trabajo.
Slo los guatemaltecos por nacimiento podrn intervenir en la
organizacin, direccin y asesora de las entidades sindicales. Se
exceptan los casos de asistencia tcnica gubernamental y lo
dispuesto en tratados internacionales o en convenios intersindicales
autorizados por el Organismo Ejecutivo.
Cdigo de Trabajo:
Considerando IV
f) El derecho de trabajo es un derecho hondamente democrtico
porque se orienta a obtener la dignificacin econmica y moral de los trabajadores, que
constituyen la mayora de la poblacin, realizando as una mayor armona social, lo que
no perjudica, sino que favorece los intereses justos de los patronos; y porque el
derecho de trabajo es el antecedente necesario para que impere una efectiva libertad
de contratacin, que muy pocas veces se ha contemplado en Guatemala, puesto que al
limitar la libertad de contratacin puramente jurdica que descansa en el falso supuesto
de su coincidencia con la libertad econmica, impulsa al pas fuera de los rumbos
legales individualistas, que slo en teora postulan a la libertad, la igualdad y la
fraternidad.
Artculo 206. Sindicato es toda asociacin permanente de
trabajadores o de patronos o de personas de profesin u oficio independiente
(trabajadores

independientes),

constituida

exclusivamente

para

el

estudio,

mejoramiento y proteccin de sus respectivos intereses econmicos y sociales


comunes.
Artculo 207. Los sindicatos se deben regir siempre por los
principios democrticos del respeto a la voluntad de las mayoras del voto secreto y de
un voto por persona.
Sin embargo, cuando el voto secreto no sea practicable por razn
100

de analfabetismo u otra circunstancia muy calificada, pueden tomarse las decisiones


por votacin nominal y en los casos excepcionales en que se trate de asuntos de mera
tramitacin, es lcito adoptar cualesquiera otros sistemas de votacin rpidos y
eficientes que sean compatibles con los principios democrticos.
En el caso de que algn miembro del sindicato ocupara algn cargo
poltico remunerado, proceder la suspensin total de la relacin de trabajo mientras
dure dicha circunstancia.
Artculo 208. Se prohbe a los sindicatos conceder privilegios
especiales a sus fundadores, personeros ejecutivos o consultores, sea por razn de
edad, sexo, antigedad u otra circunstancia, salvo las ventajas que sean inherentes al
correcto desempeo de cargos sindicales.

101

CAPTULO V
5.

Presentacin de encuestas y anlisis de resultados sobre la


participacin de la mujer en el mbito sindical guatemalteco
5.1.

Generalidades
El presente captulo se destina a la exposicin de los datos recopilados

tanto en el Departamento de Estadstica del Ministerio de Trabajo y Previsin Social de


Guatemala, as como del paso de encuestas a un grupo de cincuenta mujeres que
laboraban en empresas que posean organizacin sindical.
Los datos estadsticos sobre la participacin de la mujer guatemalteca en
el sindicalismo y sus puestos directivos se extrajeron de la consulta directa de los
archivos sobre inscripciones de organizaciones sindicales. Para ello se consultaron las
solicitudes de inscripcin y modificacin de quince sindicatos. As, los datos que se
presentan en el primer apartado son producto de dicha consulta.
Los resultados y el anlisis de las encuestas sobre la participacin de la
mujer guatemalteca en el sindicalismo y sus puestos directivos, se extraen de un total
de cincuenta encuestas distribuidas entre mujeres trabajadoras que laboraban en
empresas que ya posean organizacin sindical.

102

5.2.

Datos estadsticos sobre la participacin de la mujer guatemalteca en


el sindicalismo y sus puestos directivos.
Cuadro No. 4
Participacin de la mujer en los comits ejecutivos sindicales

Total de sindicatos consultados:


Total de miembros de su comit ejecutivo:
Total de hombres integrantes de su comit ejecutivo:
Total de mujeres integrantes de su comit ejecutivo:

15
139
131

100.00%
94.24%

5.76%

Fuente: Ministerio de Trabajo y Previsin Social, Guatemala: febrero, 2004.

103

Grfico No. 4
Participacin de la mujer en los comits ejecutivos sindicales

Mujeres
5.76%

Hombres
94.24%

Fuente: Elaboracin propia, con base en datos del Ministerio de Trabajo y Previsin Social.
.

Los resultados sobre la participacin de la mujer guatemalteca en el


sindicalismo y sus puestos directivos vienen a corroborar, parcialmente, la hiptesis
planteada por el presente trabajo:
El sindicalismo guatemalteco no responde a los principios democrticos
de representacin de gnero en sus rganos directivos
Si observamos el cuadro No. 1 (Pg. 61) relativo a la poblacin

104

econmicamente activa encontramos que las mujeres representan un 27% de sta;


luego, observado el grfico No. 2 (Pg. 64) concluimos que solamente el 2.54% de la
PEA femenina se encuentra sindicada.
De por s la participacin de la mujer en el mbito laboral es inferior a la
del hombre, a razn de una por cada tres de ellos, pero en materia de sindicalizacin la
mujer representa, dentro de los trabajadores y trabajadoras sindicalizados, un 19% de
los mismos (vea cuadro No. 3; Pg. 63). Este ltimo dato no debe resultar tan
desalentador, si tomamos en cuenta que de 1996 a 2004 la cifra se increment de un
9.41% al 19.74% referido (vea cuadros Nos. 2 y 3; Pgs. 62 y 63).
Lo lamentable es que, si bien la participacin de la mujer trabajadora se
ha visto incrementada ostensiblemente (un 10% en los ltimos 8 aos) dicha
participacin ha implicado propiamente la afiliacin, no as la ocupacin de cargos de
direccin a lo interno de los sindicatos.
Si las mujeres representan un 19.74% de los afiliados a los sindicatos
dicha proporcin debera verse reflejada, por lo menos medianamente, en los rganos
de direccin de dichas organizaciones. Esto no es as. Segn los datos obtenidos de la
revisin de los expedientes de 15 sindicatos, solamente el 5.76% de las mujeres se
encuentra ocupando cargos en el comit ejecutivo del sindicato al que pertenecen.
De los sindicatos consultados solamente tres contaban con presencia de
mujeres en su comit ejecutivo; los otros relegaban la participacin de las mismas a
secretaras de segunda categora.
Los datos anteriores corroboran la existencia del problema relativo a la
falta de representacin de gnero a lo interno de los sindicatos guatemaltecos, lo que a
la vez implica la ausencia de democracia dentro de los mismos, y es que la democracia
no se agota con la simple participacin de los afiliados; la democracia debe ser y es un
compromiso del sindicalismo. Los sindicatos tienen el compromiso de fomentar la

105

democracia interna y externa, y, mejor an, de educar y capacitar a sus afiliados para
vivir en democracia. Situaciones o presupuestos que son ajenos al sindicalismo actual.
En razn de lo anterior y con base en los datos que se expondrn en
adelante podemos concluir que:
El sindicalismo guatemalteco no responde a los principios democrticos
de representacin de gnero en sus rganos directivos, debido a la
cultura machista imperante en nuestra sociedad, al escaso nivel educativo
de las mujeres, y a la lucha por el poder hegemnico que se da en el seno
de los sindicatos. Ello conlleva a que los sindicatos guatemaltecos no
posean una verdadera perspectiva de gnero en sus polticas sociales y
econmicas, y carezcan de legitimidad en la toma de decisiones.
Dicha situacin implica, a su vez, que las luchas y reivindicaciones
sindicales solamente llevan inmersas las necesidades que manifiestan los trabajadores
sindicalizados, la mayora de las veces ignoran las necesidades planteadas por las
mujeres, y con ello limitan un mayor beneficio para todos sus afiliados.

106

5.3.

Resultado y anlisis de las encuestas sobre la participacin de la


mujer guatemalteca en el sindicalismo y sus puestos directivos.
Pregunta No. 1
Cunto tiempo tiene de laborar en su actual empleo?
Cuadro No. 5
De 00 a 05 aos:
De 06 a 10 aos:
De 11 aos o ms:
Total de entrevistados:

36
12
02
50

72.00%
24.00%
04.00%
100.00%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 5
Cantidad de aos que ha laborado en su actual empleo
40
35
30
25
20
15
10
5
0

Perodo

De 00 a 05 aos

De 05 a10 aos

De 11 aos o ms

38

12

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

107

De los datos anteriores evidenciamos la an reciente tendencia de la


mujer a integrarse a la actividad econmica del pas.
Resulta alarmante establecer que ms del 70% de las encuestadas no
rebasan los cinco aos de estabilidad laboral; un 24% ha laborado entre 6 y 10 aos
para su actual patrono; y, escasamente, un 4% excede los 11 aos. Los datos
anteriores demuestran gran movilidad de la mano de obra femenina y por consiguiente
la inestabilidad laboral, lo que tambin podra considerarse como un factor que limite su
participacin dentro del movimiento sindical de su empresa, ya que no le permite fincar
relaciones ms estrechas con sus compaeros y compaeras de trabajo, amn de
organizarse y participar en la institucin sindical.
De las mujeres entrevistadas solamente un 4% posea educacin media;
un 47% haba concluido su educacin primaria, y el restante 49% no haba tenido
acceso a educacin formal, aunque la mayora afirm saber leer y escribir de manera
deficiente.
Lo anterior deja abierto un gran campo de trabajo para el movimiento
sindical guatemalteco: debe atender y educar a ese alarmante 49% de mujeres que
carecen de instruccin. Es necesario recordar que en Guatemala el analfabetismo es
mayor en las mujeres por la misma cultura machista que se ha heredado.
El elemento educativo ejerce grandes presiones en cuanto a la limitada
participacin de las mujeres en materia sindical; stas se ven obligadas a competir con
sus compaeros en inferiores circunstancias, lo cual se ve reflejado en su escasa
representatividad.

108

Pregunta No. 2
Se encuentra afiliada a algn sindicato en su actual trabajo?
Cuadro No. 6
S:
No:

14
36

28%
72%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 6
Se encuentra afiliada a algn sindicato en su actual trabajo?

40
35
30
25
20
15
10
5
0

Afiliada

No

14

36

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

109

Si comparamos los datos de las personas afiliadas a sindicatos,


federaciones y confederaciones en Guatemala (cuadro No. 3; Pg. 63) dentro de las
cuales la mujer tiene un 19.74% de participacin, con las cifras de la presente encuesta
que evidencian un 28%, los ltimos datos resultan ser ms alentadores, pero parciales
al fin de cuentas.
Solamente tres de cada diez de las mujeres encuestadas se encuentran
afiliadas en su sindicato. De por s las fminas representan una cantidad menor en
relacin con los hombres en lo concerniente a la PEA, y las que laboran no encuentran
atractivo o necesario participar en las organizaciones sindicales.
El desgaste interno de sus dirigentes; la falta de democracia a lo interno
de las organizaciones sindicales; la discriminacin de gnero; la cultura machista; el
cacicazgo; la lucha, unas veces declarada y otras disfrazada, de los empresarios contra
el movimiento sindical; la diversidad de funciones que asume la mujer en la sociedad:
madre, esposa, trabajadora, educadora, domstica, etctera; su escasa instruccin,
entre otros, son los factores que limitan una mayor y mejor participacin de la mujer en
el sindicalismo guatemalteco.
Uno de los factores ms sentidos durante el paso de las encuestas es la
diversidad de roles que debe o se ve obligada a desempear la mujer dentro de la
sociedad. La falta de tiempo para actividades propias la agobian y pareciera ser que la
sociedad la concibe como una persona cuyo fin es el servicio a los dems. En razn de
ello sus necesidades son continuamente aplazadas en beneficio de otros.

110

Pregunta No. 2.1


Por qu?
S: 14
Cuadro No. 7
a. Para defender mis derechos:
b. Para lograr un trato ms digno como

16.00%

mujer y como trabajadora:

08.00%

c. Porque es importante la participacin

04.00%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 7
Por qu participa en su sindicato?

8
7
6
5
4
3
2
1
0

Respuesta

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

111

De la pregunta a las 14 mujeres que respondieron afirmativamente sobre


si se encontraban afiliadas a algn sindicato dentro de su centro de trabajo, podemos
colegir que poseen una idea bastante clara sobre la funcin del sindicato y del por qu
de la necesidad de su participacin dentro de los mismos.
Un 16% fue contundente al responder: para defender mis derechos,
evidenciando con ello la conciencia clara de que los derechos de la clase trabajadora
en Guatemala son irrespetados, tanto por el Estado como por la clase patronal, y la
situacin empeora cuando hablamos de los derechos especficos de las mujeres
trabajadoras.
Entonces las mujeres encuestadas ven en el sindicalismo un excelente
instrumento para la defensa de sus derechos: solamente organizadas podrn hacer
que se respeten sus derechos, y aspirar a mejorar y ampliar el catlogo de los mismos.
Un 8% opin que su participacin en el sindicalismo obedeca a un
objetivo determinante: alcanzar un trato ms digno como mujer y como trabajadora.
Esto denota que las mujeres trabajadoras estn sabidas del trato desigual del que son
objeto como mujeres; esto incluye el trato que reciben por parte de sus propios
compaeros, as como del patrono y sus representantes; y como trabajadoras, ya que
por lo general los puestos medios de direccin en muy escasas ocasiones les son
asignados por considerarlas incapaces de inspirar respeto hacia sus dems
compaeros y compaeras; adems, el trato desigual se refleja en la diferencia de
salarios entre hombres y mujeres, faltando al principio de A igual trabajo ejercido en
iguales condiciones de capacidad y antigedad, igual salario.
Por ltimo, un 4% indic que su militancia en el sindicato derivaba de que
consideraban que la participacin es importante para la consecucin de todos los fines
anteriormente esbozados.

112

Pregunta No. 2.1


Por qu?
No: 36
Cuadro No. 8
a. Para evitar problemas con el patrono:
b. No poseo tiempo:
c. No hay espacios de participacin para la
mujer:
d. No me gusta la poltica:

12
10

24.00%
20.00%

8
6

16.00%
12.00%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 8
Por qu participa en su sindicato?

12
10
8
6
4
2
0

Respuesta

12

10

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

113

Recordamos que a la pregunta No. 2 un 76% respondi que no se


encontraba afiliada a ningn sindicato. Porcentaje por dems alarmante que, a su vez,
reviste de importancia al conocer los motivos que aducen las entrevistadas para no
participar dentro de las organizaciones sindicales.
De las encuestadas, un 24% respondi que no se afiliaba a ningn
sindicato para evitar problemas con el patrono. La situacin, con base en los
comentarios obtenidos, derivaba de dos premisas. La primera: el sector patronal ve en
el sindicalismo un enemigo a vencer. La segunda: no afilindome al sindicato
disminuyen las probabilidades de ser despedida o molestada por el patrono y sus
representantes.
Se colige que, tanto patronos como sindicalistas an guardan fuertes
resabios del conflicto tanto armado como ideolgico que confront a la sociedad
guatemalteca. El sindicalismo se encuentra en una etapa de crisis y legitimidad, no
posee la fuerza que antao tena (1944-1954), y es incapaz de defender los derechos e
intereses de sus afiliados.
Otra de las respuestas que justificaban la noparticipacin en el sindicato
fue: no poseo tiempo (20%), lo cual deriva de los mltiples cargas que la sociedad
machista ha impuesto a las mujeres guatemaltecas, al extremo de no tener ni tiempo
para s misma menos para la participacin sindical.
Un 16% opin que no hay espacios para la participacin de la mujer, lo
que implica que la mujer trabajadora conoce la necesidad de la lucha por sus derechos,
pero que no ve en el sindicato una estructura democrtica en donde todos puedan
participar, organizarse y dirigir en igualdad de circunstancias.
Por ltimo, un 12% simplemente indic que: no le gusta la poltica,
denotando el enlace inmediato que se hace del sindicalismo y poltica, y la tan
deteriorada imagen de esta ltima, especficamente de sus representantes.

114

Pregunta No. 3
Considera que en la dirigencia sindical se respetan las necesidades e intereses
de las mujeres trabajadoras para la toma de sus decisiones?
Cuadro No. 9
S:
No:

07
43

14.00%
86.00%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 9
Considera que en la dirigencia sindical se toma en cuenta a la mujer para
la toma de decisiones?

45
40
35
30
25
20
15
10
5
0

Respuesta

No

43

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

115

En lo concerniente a si la mujer trabajadora considera que la dirigencia


sindical respeta sus necesidades e intereses para la toma de decisiones, la respuesta
fue por dems contundente.
Un 86% opin que no. Dentro de dicho porcentaje no slo se encuentran
las mujeres no sindicalizadas sino un 50% de las sindicalizadas. Esto ltimo evidencia
que las mismas mujeres sindicalizadas reconocen y han evidenciado los graves
problemas de legitimidad por los que atraviesa el sindicalismo guatemalteco.
La legitimidad se basa en que las decisiones asumidas por el sindicato
sean el reflejo, lo ms fiel posible, de la voluntad de sus afiliados e inclusive de sus no
afiliados, ya que todos, al final, resultan ser trabajadores.
Entonces encontramos otro factor que limita la participacin de las
mujeres en el sindicalismo guatemalteco: la exclusin de que son vctimas al momento
de trazar las directrices y las polticas del sindicato.
Solamente un 14% indic que s consideraba que la dirigencia sindical
respeta sus necesidades e intereses para la toma de decisiones, pero se pudo colegir
que a lo que hacan referencia era a aspectos comunes a todos los trabajadores, y que
stos eran de particular beneficio para los hombres, descartando beneficios especficos
para las mujeres, a no ser la defensa de los ya reconocidos en la ley.

116

Pregunta No. 4
Considera que existe democracia a lo interno de su organizacin sindical?
Cuadro No. 10
S:
No:

12
38

24.00%
76.00%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 10
Considera que existe democracia a lo interno de su organizacin sindical?

40
35
30
25
20
15
10
5
0

Respuesta

No

12

38

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

117

Ya hemos establecido que la democracia es un sistema poltico basado en


el reconocimiento del principio de que toda soberana reside en el pueblo y, en
consecuencia, en el derecho de todos los ciudadanos a participar en la administracin
del Estado (Pg. 73); sin embargo, la democracia no se agota en la participacin dentro
de la administracin del Estado, concebido ste como gobierno. La democracia es
parte de todo el quehacer del ser humano; sta debe estar presente en todas las
esferas de participacin, tanto pblica como privada.
As, una de las caractersticas de las organizaciones sindicales debe ser la
democracia interna, y sta no se agota con la simple afiliacin o el reconocimiento a
elegir y ser electo. Medianamente se considera alcanzada la democracia cuando cada
uno de los grupos que integran una organizacin, en este caso un sindicato, se ve
representado en los rganos de direccin y ve reflejadas sus aspiraciones en las
polticas adoptadas por los mismos; ello dotar tanto a los rganos directivos como a
las polticas asumidas de legitimidad y har que su gestin sea ampliamente
respaldada por los grupos que lo conforman.
Bajo esta percepcin, solamente un 24% de las encuestadas indic que
consideraba que a lo interno de su sindicato exista un ambiente democrtico. Lo
frustrante fue conocer que un 76% consideraba que no haba un ambiente propicio
para la democracia, evidenciando con ello la desconfianza hacia dichas organizaciones
y de alguna manera que stas les requeran su participacin nicamente para apoyar
sus polticas, mas no les permitan ser partcipes en la formulacin de las mismas.
Se denot tambin que no es necesario que las trabajadoras posean una
definicin de diccionario sobre lo que es democracia; ellas han percibido esencialmente
que donde no se les otorga participacin igualitaria y no se les toma en cuenta para
aspectos trascendentales no existe democracia. Primariamente conciben la frmula
participacin igualitaria igual a democracia.

118

Pregunta No. 4.1


Por qu considera que existe democracia a lo interno de su organizacin
sindical?
12:
Cuadro No. 11
a. Porque hay libertad de participacin:
b. Las decisiones se toman en consenso:
c. Existe igualdad entre hombres y mujeres:

09
02
01

18.00%
04.00%
02.00%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 11

9
8
7
6
5
4
3
2
1
0

Respuesta

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

119

Como ya se estableci en la pregunta No. 4, un 24% de las encuestadas


considera que a lo interno de su sindicato s existe la democracia. De stas un 18%
estableci que s hay democracia debido a que dentro de dicha organizacin existe
libertad de participacin; algunas de ellas consideran que la participacin por asistencia
y la activista (vea: Pg. 80) agotan lo que es democracia, y de una manera u otra ven
satisfechas sus expectativas si se les permite hacer presencia en las asambleas e
involucrase en la ejecucin de algunas actividades de mediana incidencia.
Un 4% fue ms all; consider que s existe democracia a lo interno de su
sindicato porque las decisiones se toman en consenso. Ello implica que estas
trabajadoras, a diferencia de las anteriores, tienen una expectativa ms amplia y
exigente de la democracia; sta no se agota con la simple participacin por asistencia y
de tipo activista; se satisface, en buena medida, con la participacin en la toma de
decisiones (vea: Pg. 80).
Un 2% bas la democracia en que consider esencial para efectividad la
igualdad entre los hombres y las mujeres. Este aspecto es uno de los ms importantes
e incluso una de las principales actitudes a evaluar en cualquier organizacin sindical,
ya que por la cultura en la que nos hemos educado, por lo general, la perspectiva de
gnero tiende a menospreciar las capacidades de la mujer considerndola incapaz por
el mismo hecho de ser mujer. Existe cierta concepcin de que la mujer no fue creada o
capacitada para la esfera pblica, y que encomendarle un cargo de direccin implica
tener que estarla fiscalizando continuamente para evitar que cometa errores. Cuando
un cargo de direccin es encomendado a un hombre pareciera existir cierto ambiente
de tranquilidad respecto de su posible gestin, sin que ello implique o se base en sus
capacidades como ser humano sino que se basa en su sexo.

120

Pregunta No. 4.2


Por qu considera que no existe democracia a lo interno de su organizacin
sindical?
38:
Cuadro No. 12
a. Porque las decisiones siempre las toma un
grupo reducido de los sindicalistas:
b. Los cargos importantes nunca se rotan:
c. Las opiniones de las mujeres no se toman en

24
07

48.00%
14.00%

cuenta:

07

14.00%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 12
25

20

15

10

Respuesta

22

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

121

Como ya se evidenci, un 76% del total de mujeres encuestadas


considera que no existe democracia a lo interno de los sindicatos, situacin que es
contraria a la concepcin que tienen sus dirigentes al considerar que existe democracia
simplemente porque a ninguna se le ha vedado, de forma expresa, su participacin,
ignorando que existe toda una cultura de exclusin y posturas que se asumen aun de
forma inconsciente que tienden a limitar la participacin de la mujer en el mbito
sindical guatemalteco.
Un aspecto que me llen de satisfaccin es que las mujeres trabajadoras
que fueron encuestadas tienen pleno conocimiento de la situacin de exclusin que se
da en contra de ellas en las organizaciones sindicales, y lo mejor, estn dispuestas a
hacer valer sus derechos y a tomar medidas tendentes a corregir y democratizar las
organizaciones sindicales. Mucho tienen que ver en esto diversas organizaciones que
se dedican a capacitar al sector femenino en lo concerniente a sus derechos y
capacidades. La mujer trabajadora guatemalteca considera que tiene mucho que
aportar al movimiento sindical; tal vez esta sea una de las mejores maneras de
revitalizarlo y relegitimarlo.
As, un 48% consider que no existe democracia en la organizacin
sindical, ya que son excluidas del mbito de mayor incidencia: la participacin de toma
de decisiones.
Un 14% de las encuestadas tiene la percepcin, acertada o errnea, de
que en los cargos de direccin siempre se encuentran las mismas personas y que ello
conlleva la imposibilidad de que otras participen en ellos.
Por ltimo, un 14% consider que la base de la democracia y la
legitimidad reside en que la voluntad y el sentir de todos los grupos que conforman la
organizacin sean tomados en cuenta. En razn de ello no podemos hablar de
democracia cuando las opiniones de las mujeres no son tomadas en cuenta.

122

Pregunta No. 5
Considera que existe discriminacin hacia la mujer dentro de su organizacin
sindical?
Cuadro No. 13
S:
No:

42
08

84.00%
16.00%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 13

45
40
35
30
25
20
15
10
5
0

Respuesta

No

42

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

123

Para nuestro estudio, la discriminacin es un juicio de valor a travs del


cual se le asigna una ponderacin mayor o menor, o un trato preferencial o inferior, a
una persona. Para el caso que nos ocupa, la discriminacin de gnero es el trato
inferior que se le da a la mujer por el mismo hecho de ser mujer (vea: Pg. 67).
De una manera u otra la discriminacin acompaa a todo ser humano, ya
porque sea sujeto de ello o que la ejerza en contra de otra persona. Dentro de la
sociedad guatemalteca el tema de discriminacin es una prctica heredada desde la
conquista y posterior colonizacin por parte de la Corona espaola. Las influencias
religiosas que vinieron con la colonizacin arraigaron el machismo en el seno de las
sociedades latinoamericanas. As, la mayora de nosotros y nosotras fuimos educados
asignndonos roles especficos derivados de nuestro sexo: la mujer en la esfera
privada, el hombre en la esfera pblica; la mujer nace destinada a ser sumisa y
obediente; el hombre es el jefe, destinado, por su naturaleza, a ser servido.
Estas concepciones, por dems errneas, an persisten en los hombres y,
peor an, en algunas mujeres. Sin embargo, un 84% de las mujeres encuestadas no
considera que su papel sea igualitario a lo interno de las organizaciones sindicales; se
consideran discriminadas por sus compaeros de trabajo, lo cual se evidencia con el
escaso protagonismo asignado a las mismas en los puestos de direccin (un 5.76%;
vea: cuadro No. 4, Pg. 106).
Escasamente, un 16% de las encuestadas consider que no existe
discriminacin de gnero dentro de la organizacin sindical a la que pertenece. En este
punto regresamos a lo ya sobradamente expuesto: muchas mujeres consideran que la
igualdad en materia de participacin a lo interno de las organizaciones sindicales se
agota o se ve satisfecha con la participacin por asistencia o activista. Lo anterior, sin
embargo, no significa una condena al sindicalismo guatemalteco; algunos o un buen
grupo de stos no podrn discriminar a la mujer, pero la realidad nos evidencia que
stos son la excepcin y no la generalidad.

124

Pregunta No. 5.2


Por qu?
S: 42.
Cuadro No. 14
a. Porque los cargos directivos siempre los ocupan
los hombres:
b. Se considera a la mujer incapaz para el

23 46.00%

desempeo de cargos directivos:


c. Las opiniones de las mujeres no se toman en

12 24.00%

cuenta:

07 14.00%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 14
24
20
16
12
8
4
0

Respuesta

23

12

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

125

Entre las mujeres que opinaron que s exista discriminacin de gnero


dentro de su sindicato (un 86%), se hicieron sentir los reclamos ms profundos que
stas le tienen tanto a la sociedad como a sus compaeros sindicalistas.
Un 46% indic que la discriminacin hacia las mujeres es por dems
evidente en los cargos directivos, ya que stos siempre son ocupados por hombres y
en muy raras ocasiones se incluye a una mujer. Un 24% indic que los miembros del
sindicato, por lo general, consideran a la mujer incapaz para el desempeo de cargos
directivos. La participacin de la mujer en la esfera pblica choca con la concepcin
que se tiene y que se ha manejado sobre la misma. La discriminacin en la sociedad
guatemalteca slo puede parangonarse con el racismo, dos falencias por dems
sentidas a lo interno de nuestro conglomerado.
Un 14% de las encuestadas indic que se sentan discriminadas en las
organizaciones sindicales ya que stas no asumen una perspectiva de gnero,
negndose de forma indirecta a enriquecerse con la percepcin que tienen las mujeres
en cuanto a cules son las polticas y directrices que debe asumir el movimiento
sindical guatemalteco.
El sindicalismo guatemalteco, en lo que se refiere a gnero, debe dar ese
salto cualitativo que lo lleve a ser incluyente, tomando para s los ms sentidos
reclamos de las mujeres trabajadoras. Slo as podr propiciar su legitimacin.
Hay un tema que siempre ha afectado a la mayora de mujeres
guatemaltecas: el racismo. Sin embargo, en el decurso de la investigacin ste no se
percibi entre las respuestas de las mujeres trabajadoras entrevistadas. Considero que
ello se debi a que la investigacin se desarroll en el casco urbano de la ciudad
capital en el cual la presencia de la mujer indgena en las empresas es menos notoria,
debido, entre otros factores, al alto ndice de asimilacin cultural a que se ven
expuestas las mujeres indgenas en el casco urbano.

126

Pregunta No. 5.2


Por qu?
No: 8.
Cuadro No. 15
a. La participacin es igualitaria:
b. Los cargos son asignados por la Asamblea

04

08.00%

General del sindicato:


c. Lo que se ve de una persona es su capacidad,

02

04.00%

no su sexo:

02

04.00%

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 15

Respuesta

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

127

Un 16% de las encuestadas considera que no existe discriminacin a lo


interno de las organizaciones sindicales. Esto, si bien es una percepcin excepcional,
indica que de alguna manera las organizaciones sindicales estn comenzando a ser
incluyentes, pero dicha inclusin es por dems lenta o tarda; la mujer guatemalteca ya
no est dispuesta a ser relegada otro siglo ms.
As, un 8% consider que no existe discriminacin de gnero, ya que
todos los miembros del sindicato tienen igualdad de derechos y obligaciones; en ste la
participacin tanto de hombres como de mujeres es igualitaria.
Un 4% considera que no existe discriminacin en contra de las mujeres,
ya que los cargos son asignados mediante procesos de eleccin democrticos en los
cuales todos los votos, sean de trabajadores o trabajadoras, tienen igual valor. Y si es
la Asamblea General la que asigna los cargos, esto implica que tambin las mujeres
que votan han elegido a sus directivos.
Otro 4% indic, en congruencia con las argumentaciones anteriores, que
lo importante no es el sexo del candidato o candidata; lo que se evala para

su

designacin es su capacidad. Sobre esta argumentacin considero estar parcialmente


de acuerdo, ya que creo que la aptitud para dirigir las organizaciones sindicales la
poseen tanto trabajadores como trabajadoras. El problema radica en que a la mujer se
le ha excluido en lo que se refiere a experiencias y capacitaciones para dichos cargos,
lo cual, a la larga, ha implicado mantener el statu quo dentro del sindicalismo
guatemalteco.

128

Pregunta No. 6
En cuanto a sus polticas, de qu forma considera que influira una equitativa
participacin de las mujeres en los rganos de direccin del sindicato?
Cuadro No. 16
a. Las reivindicaciones sociales seran de tipo
incluyente y no solamente contemplaran las
necesidades de los hombres:
b. Existira una mejor percepcin de los fenmenos

18

36.00%

13

26.00%

unos pocos hombres:


d. Aprenderamos a vivir en democracia y a

18.00%

reconocernos como iguales:


e. Otros

5
5

10.00%
10.00%

laborales, tanto a lo interno como a lo externo de


las organizaciones y empresas:
c. Se rompera el caciquismo dentro de las
organizaciones sindicales, siempre dirigidas por

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

Grfico No. 16
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0

Respuesta

18

13

Fuente: investigacin de campo, departamento de Guatemala, municipio de Guatemala: enero, 2004.

129

Lo ms importante de las respuestas obtenidas a la presente pregunta fue


la diversidad de las mismas, lo que a su vez implica la conciencia de las trabajadoras
guatemaltecas que tienen mucho que aportar al movimiento sindical, el cual se vera
enriquecido con su participacin y a su vez incrementara su presencia en los centros
de trabajo.
Un 36% de las encuestadas consider que lo ms importante era que las
polticas de los sindicatos se tornaran incluyentes, lo cual legitimara las mismas al
representar no slo los intereses de un sector sino, en lo posible, de todos los sectores
que lo integran.
Un 26% consider que la equitativa participacin de gnero en los
sindicatos le permitira poseer una mejor percepcin de los fenmenos laborales con lo
cual sus polticas tenderan a ser ms acertadas.
Un 18% evidenci la necesidad de romper el tan arraigado caciquismo en
la dirigencia sindical. El mensaje es claro: si el sindicalismo guatemalteco quiere
sobrevivir y retomar su papel protagnico debe abrirse a la democracia.
Un 10%, muy congruente con la respuesta anterior, indic que la
participacin de las mujeres a lo interno del sindicato es la mejor escuela para todos los
afiliados para aprender a vivir en democracia.
En conclusin, todas las entrevistadas evidenciaron que la influencia de
una equitativa participacin de las mujeres en los rganos de direccin de los
sindicatos sera positiva, y que sta es necesaria si los sindicatos desean una mayor
participacin del sector femenino dentro de sus organizaciones. Cierro el presente
trabajo con una frase obtenida cuando desarroll las encuestas: Las mujeres
trabajadoras solamente estamos dispuestas a participar en el movimiento sindical en
condiciones de igualdad; de lo contrario no nos interesa dicho movimiento.

130

CONCLUSIONES
1. El sindicalismo guatemalteco no responde a los principios democrticos de
representacin de gnero en sus rganos directivos, debido a la cultura machista
imperante en nuestra sociedad, al escaso nivel educativo de las mujeres, y a la
lucha por el poder hegemnico que se da en el seno de los sindicatos. Ello conlleva
a que los sindicatos guatemaltecos no posean una verdadera perspectiva de gnero
en sus polticas sociales y econmicas, y carezcan de legitimidad en la toma de
decisiones.
2. Las mujeres guatemaltecas representan un 27% de la poblacin econmicamente
activa, de la cual solamente el 2.54% de la PEA femenina se encuentra
sindicalizada. De por s la participacin de la mujer en el mbito laboral es inferior a
la del hombre a razn de una por cada tres hombres, pero, en materia de
sindicalizacin la mujer representa, dentro de los trabajadores y trabajadoras
sindicalizados, un 19% de los mismos. Este dato no debe resultar tan desalentador,
si tomamos en cuenta que de 1996 al 2004 la cifra se increment de un 9.41% al
19.74% referido. Lo lamentable es que, si bien la participacin de la mujer
trabajadora se ha visto incrementada ostensiblemente (un 10% en los ltimos 8
aos) dicha participacin ha implicado propiamente la afiliacin, no as la ocupacin
de cargos de direccin a lo interno de los sindicatos.
3. En Guatemala, el nivel de participacin de las mujeres sindicalizadas en los rganos
de direccin de sus respectivos sindicatos es precario, apenas alcanza un 5.76%,
mientras que las mujeres afiliadas representan un 19.74% del total de trabajadores
y trabajadoras afiliados a los sindicatos. As, la cantidad de trabajadoras afiliadas no
se ve reflejada en sus rganos de direccin.
4. El desgaste interno de sus dirigentes; la falta de democracia a lo interno de las
organizaciones sindicales; la discriminacin de gnero; la cultura machista; el

131

cacicazgo; la lucha, unas veces declarada y otras disfrazada, de los empresarios


contra el movimiento sindical; la diversidad de roles que asume la mujer en la
sociedad: madre, esposa, trabajadora, educadora, domstica, etctera; su escasa
instruccin, entre otros, son los factores que limitan una mayor y mejor participacin
de la mujer en el sindicalismo guatemalteco.
5. Una de las caractersticas de las organizaciones sindicales debe ser la democracia
interna, y sta no se agota con la simple afiliacin o el reconocimiento a elegir y ser
electo. Medianamente se considera alcanzada la democracia cuando cada uno de
los grupos que integran una organizacin, en este caso un sindicato, se ve
representado en los rganos de direccin y ve reflejadas sus aspiraciones en las
polticas adoptadas por los mismos; ello dotar tanto a los rganos directivos como
a las polticas asumidas de legitimidad y har que su gestin sea ampliamente
respaldada por los grupos que lo conforman.
6. El sindicato no solamente debe promover estructuras sindicales democrticas, sino
tambin relaciones personales democrticas; este es uno de los cambios
importantes que apoyara la participacin efectiva de las mujeres en una
democracia sindical.
7. Existe diferencia entre sexo y gnero; el sexo se refiere a las caractersticas
biolgicas de las personas, mientras que el gnero son caractersticas sociales, en
otras palabras, el sexo se trae cuando se nace y el gnero se va aprendiendo a
partir de cuando se nace. As, la forma en que se va aprendiendo el gnero es
mediante la socializacin. Este es un proceso muy largo, mediante el cual las
personas vamos interiorizando los papeles que nos corresponde cumplir en la
sociedad y las actividades que debemos realizar de acuerdo con nuestro sexo. La
primera institucin socializadora fue la familia cercana. Es desde ah donde se les
dice a los nios y las nias cmo deben vestirse, cmo deben actuar cuando hay
visitas, cmo deben sentarse a la mesa y qu actividades pueden hacer de acuerdo
con su sexo.

132

8. Entre los aportes de la perspectiva de gnero y la participacin igualitaria de las


mujeres en el sindicalismo guatemalteco se pueden mencionar: a) la legitimidad de
las reivindicaciones sociales planteadas por los sindicatos; b) una mejor percepcin
de los fenmenos laborales, tanto a lo interno como a lo externo de los centros de
trabajo; c) la democratizacin de las organizaciones sindicales; d) los sindicatos se
constituiran en escuelas de la democracia.

133

RECOMENDACIONES
1. Establecida la escasa participacin de la mujer trabajadora en la conformacin y
direccin de los sindicatos guatemaltecos es necesario, para partir de un marco de
equidad de gnero, establecer mediante una reforma al Cdigo de Trabajo, cuotas
de participacin dentro de los rganos directores de los sindicatos, en el sentido de
que la cantidad de trabajadoras afiliadas se vea reflejada en los rganos directivos.
2. Aparejado a los cambios relativos a las cuotas de participacin de las mujeres
dentro de los sindicatos, es necesario que se analicen diferentes opciones que
tiendan a transformar las relaciones que se dan al interno de los mismos para
propiciar su horizontalidad y, por consiguiente, disminuir su actual carcter vertical.
3. Es necesario que se realicen jornadas de informacin y formacin dirigidas a las
mujeres trabajadoras; ello con el fin de difundir los beneficios del sindicalismo y la
necesidad de estar representadas en los diferentes rganos de direccin de dichas
entidades, evidenciando la necesidad de que los sindicatos se encuentren
equitativamente conformados y representados.

134

ANEXO
MANIFIESTO DE MUJERES SINDICALISTAS

8 DE MARZO DE 2002
Por un sindicalismo de clase no patriarcal

Las mujeres constituyen el 50% de la poblacin mundial, un 38% de la poblacin


econmicamente activa slo poseen el 1% de la riqueza y soportan el 100% de las
obligaciones familiares.
All donde las mujeres hemos luchado hemos conseguido importantes
conquistas. Las Conferencias de El Cairo de 1994 y Beijing de 1995, estaran
expresando tales conquistas. Se dice incluso que estaramos viviendo el derrumbe de
la cultura patriarcal abriendo espacios para una nueva relacin de gnero, donde lo
femenino dejara de jugar un papel de subordinacin. Sin embargo, cuando miramos al
mundo del trabajo podemos identificar claramente lo limitados que son estos avances
para la mujer trabajadora.
Gracias a las aportaciones de los movimientos feministas de los aos sesenta
surgieron los primeros estudios sobre el mundo del trabajo desde la perspectiva de
gnero.
Las polticas neoliberales han reforzado los viejos patrones procedentes del
patriarcado para consolidar el papel dependiente y subordinado de la mujer en el
mercado del trabajo. Estas polticas se concretan en el estado espaol con las
siguientes medidas:

135

Desregularizacin del mercado de trabajo con el consiguiente aumento


de la precariedad, trabajo a tiempo parcial y de la economa sumergida.
La aplicacin de estas medidas comporta una indefensin de la mujer al
carecer de derechos laborales y la imposibilidad de participar
sindicalmente.

La creacin de empleo a tiempo parcial con perfil femenino supone que


el salario de la mujer se reduce al 44% del del hombre, consolidando la
dependencia econmica de la mujer.

Este tipo de contratacin junto con la ausencia de las mujeres en el


mercado laboral para dedicarse al cuidado del hogar (hijos, padres,
personas enfermas, etc.) ha supuesto que muchas de ellas no hayan
cotizado el nmero de aos estipulados para percibir una pensin
contributiva, hecho que minimiza gravemente el trabajo aportado por la
mujer a la sociedad a la vez que la aboca a una situacin de extrema
pobreza.

Asimismo, las privatizaciones en los mbitos de la

sanidad y de la

enseanza se convierten en un arma de doble filo; por un lado, al ser en


estos sectores muy fuerte la presencia femenina se expulsa al
desempleo o al trabajo precario a miles de mujeres, y por otro, al estar
estos servicios destinados al bienestar y el cuidado de la sociedad, su
reduccin en el mbito pblico y su planificacin desde perspectivas
lucrativas obligan de nuevo a la mujer a retornar al hogar.

Con las medidas que propone y quiere aplicar el gobierno en materia de


conciliacin de la vida laboral y familiar de nuevo reduce derechos
adquiridos de la mujer (las 16 semanas de permiso por maternidad se
reducen a 6, si se comparten con el cnyuge) y aumenta su sentimiento

136

de culpabilidad al querer realizar las mismas actividades que una mujer


que realiza en exclusiva el trabajo domstico.
Ante todas estas polticas como mujeres sindicalistas planteamos ir hacia un
nuevo sindicalismo que utilice otros medios para acceder a las mujeres trabajadoras,
empleadas la mayora en trabajos precarios, o las trabajadoras inmigrantes, ya que
estamos viviendo tal situacin

de clandestinidad donde las reuniones no pueden

hacerse en el marco de la empresa, o donde

la denuncia debe ampararse en

trabajadores o trabajadoras con una situacin laboral ms estable, que las


herramientas

tradicionales

del

sindicalismo

no

son

suficientes.

HEMOS

DE

RECUPERAR LA SOLIDARIDAD DE CLASE.


En el marco de la negociacin colectiva las mujeres debemos luchar para que
sta garantice las reivindicaciones de gnero con el fin de que se consoliden en los
convenios colectivos, tales como la promocin profesional, la

formacin, contra el

acoso sexual y moral, etc.

Trabajar para que las mujeres sean conscientes de su realidad y quieran transformar
la sociedad, viendo en el sindicalismo una herramienta til para ello.
Potenciar que en los sindicatos haya un compromiso claro para facilitar la
presencia sindical de las mujeres, adaptando los tiempos sindicales a los de las
mujeres, que son diferentes, a causa de la mayor dedicacin a las tareas de cuidados.
Un compromiso concreto para que en las prximas elecciones sindicales se
potencie que las mujeres ocupen cargos de responsabilidad y de representacin.

Dones Llibertries

Central General de Trabajadores de Espaa.

137

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