Carta de Quino Caso Desde El Destierro (1937)
Carta de Quino Caso Desde El Destierro (1937)
Carta de Quino Caso Desde El Destierro (1937)
Doctor
Patrocinio Guzmán Trigueros,
Corte Suprema de Justicia,
San Salvador.
Doctor:
Hace unos quince días recibí su contestación a mi primera carta abier-
ta para usted. Estaba dispuesto a no escribir otra carta más, pues en uno
de los diarios de esa capital que cayó en mis manos, leí que Ud. se encon-
traba gravemente enfermo y no quería agravar más su situación física con un
nuevo golpe moral. Pero a vuelta de correo, en otro diario, leo que ya se
encuentra muy bien y esto me lo viene a confirmar su carta, pues por la le-
tra, firme, segura, veo que el pulso de su mano no corresponde al de un
condenado a muerte.
Esto ocurría en los primeros meses del año treintidós, cuando el go-
bierno de Martínez no había sido reconocido por ningún otro gobierno (ex-
cepción hecha de México) y no había probabilidades de que se consolidara.
Siguiendo el orden ascendente de la propaganda del agua asoleada como medi-
cina, ahora que Martínez está consolidado es muy posible que a esta hora ya
no quepan las botellas en todos los corredores de Casa Presidencial.
Pero no termina aquí todo, doctor Guzmán Trigueros. Creo que fue en el
mismo año treintidós, que se declaró la peste de viruela en toda la re-
pública. Recuerdo que en esa ocasión como medida de profilaxia, se ordenó
el uso de foquillos de colores, considerándose eso como remedio suficiente
para contener el avance de la enfermedad. En el lanzarete de Quezaltepeque
(mi ciudad natal), ese era el tratamiento que se les daba. Y en algunos
pueblos en donde no había servicio de alumbrado eléctrico, se usaban faro-
litos con vidrios rojos y azules. Qué hasta este grado de estupidez alcanza
la adulación en nuestros pueblos.
que tienden a hacer creer a los hombres que son omnipotentes, que tienen
virtudes excepcionales para resolverlo todo?
Soy su Afmo.,