El Modernismo 1 Poesia

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El modernismo - 1

Literatura 2
UARM

Rubn Daro
(Nicaragua, 1867-1916)

El canto errante

Ama tu ritmo

El cantor va por todo el mundo


sonriente o meditabundo.

Ama tu ritmo y ritma tus acciones


bajo su ley, as como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.

El cantor va sobre la tierra


en blanca paz o en roja guerra.

La celeste unidad que presupones


har brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus nmeros dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.
Escucha la retrica divina
del pjaro del aire y la nocturna
irradiacin geomtrica adivina;
mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.
Ma
Ma: as te llamas.
Qu ms harmona?
Ma: luz del da;
ma: rosas, llamas.
Qu aroma derramas
en el alma ma
si s que me amas!
Oh Ma! Oh Ma!
Tu sexo fundiste
con mi sexo fuerte,
fundiendo dos bronces.
Yo triste, t triste
No has de ser entonces
ma hasta la muerte?

Sobre el lomo del elefante


por la enorme India alucinante.
En palanqun y en seda fina
por el corazn de la China;
en automvil en Lutecia;
en negra gndola en Venecia;
sobre las pampas y los llanos
en los potros americanos;
por el ro va en la canoa,
o se le ve sobre la proa
de un steamer sobre el vasto mar,
o en un vagn de sleeping-car.
El dromedario del desierto,
barco vivo, le lleva a un puerto.
Sobre el raudo trineo trepa
en la blancura de la estepa.
O en el silencio de cristal
que ama la aurora boreal.
El cantor va a pie por los prados,
entre las siembras y ganados.
Y entra en su Londres en el tren,
y en asno a su Jerusaln.
Con estafetas y con malas,
va el cantor por la humanidad.
En canto vuela, con sus alas:
Armona y Eternidad.

A Coln

Cuando en vientres de Amrica cay semilla

Desgraciado Almirante! Tu pobre Amrica,


tu india virgen y hermosa de sangre clida,
la perla de tus sueos, es una histrica
de convulsivos nervios y frente plida.

de la raza de hierro que fue de Espaa,


mezcl su fuerza heroica la gran Castilla
con la fuerza del indio de la montaa.

Un desastroso espritu posee tu tierra:


donde la tribu unida blandi sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua
guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.
Al dolo de piedra reemplaza ahora
el dolo de carne que se entroniza,
y cada da alumbra la blanca aurora
en los campos fraternos sangre y ceniza.
Desdeando a los reyes nos dimos leyes
al son de los caones y los clarines,
y hoy al favor siniestro de negros reyes
fraternizan los Judas con los Canes.
Bebiendo la esparcida savia francesa
con nuestra boca indgena semiespaola,
da a da cantamos la Marsellesa
para acabar danzando la Carmaola.

Pluguiera a Dios las aguas antes intactas


no reflejaran nunca las blancas velas;
ni vieran las estrellas estupefactas
arribar a la orilla tus carabelas!
Libre como las guilas, vieran los montes
pasar los aborgenes por los boscajes,
persiguiendo los pumas y los bisontes
con el dardo certero de sus carcajes.
Que ms valiera el jefe rudo y bizarro
que el soldado que en fango sus glorias
finca,
que ha hecho gemir al zipa bajo su carro
o temblar las heladas momias del Inca.
La cruz que nos llevaste padece mengua;
y tras encanalladas revoluciones,
la canalla escritora mancha la lengua
que escribieron Cervantes y Calderones.

Las ambiciones prfidas no tienen diques,


soadas libertades yacen deshechas.
Eso no hicieron nunca nuestros caciques,
a quienes las montaas daban las flechas! .

Cristo va por las calles flaco y enclenque,


Barrabs tiene esclavos y charreteras,
y en las tierras de Chibcha, Cuzco y
Palenque
han visto engalonadas a las panteras.

Ellos eran soberbios, leales y francos,


ceidas las cabezas de raras plumas;
ojal hubieran sido los hombres blancos
como los Atahualpas y Moctezumas!

Duelos, espantos, guerras, fiebre constante


en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
Cristforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!

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