Esther Cardoso es fundadora y directora de Gaia Teatro en La Habana, Cuba. Habla sobre los desafíos de dirigir un espacio cultural independiente en Cuba y los cambios recientes en el país. Explica que Gaia Teatro se fundó en 1999 en una casa en ruinas que restauró, y ahora ofrece presentaciones teatrales pero sin poder cobrar entrada. Además, dirige un grupo de teatro estatal con actores que el Estado cubano evalúa y paga. Cardoso ve un momento de cambio en Cuba con la nueva aceptación de la propiedad priv
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
161 vistas19 páginas
Esther Cardoso es fundadora y directora de Gaia Teatro en La Habana, Cuba. Habla sobre los desafíos de dirigir un espacio cultural independiente en Cuba y los cambios recientes en el país. Explica que Gaia Teatro se fundó en 1999 en una casa en ruinas que restauró, y ahora ofrece presentaciones teatrales pero sin poder cobrar entrada. Además, dirige un grupo de teatro estatal con actores que el Estado cubano evalúa y paga. Cardoso ve un momento de cambio en Cuba con la nueva aceptación de la propiedad priv
Esther Cardoso es fundadora y directora de Gaia Teatro en La Habana, Cuba. Habla sobre los desafíos de dirigir un espacio cultural independiente en Cuba y los cambios recientes en el país. Explica que Gaia Teatro se fundó en 1999 en una casa en ruinas que restauró, y ahora ofrece presentaciones teatrales pero sin poder cobrar entrada. Además, dirige un grupo de teatro estatal con actores que el Estado cubano evalúa y paga. Cardoso ve un momento de cambio en Cuba con la nueva aceptación de la propiedad priv
Esther Cardoso es fundadora y directora de Gaia Teatro en La Habana, Cuba. Habla sobre los desafíos de dirigir un espacio cultural independiente en Cuba y los cambios recientes en el país. Explica que Gaia Teatro se fundó en 1999 en una casa en ruinas que restauró, y ahora ofrece presentaciones teatrales pero sin poder cobrar entrada. Además, dirige un grupo de teatro estatal con actores que el Estado cubano evalúa y paga. Cardoso ve un momento de cambio en Cuba con la nueva aceptación de la propiedad priv
Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 19
tapa
Un espacio propio o No estamos preparados para
tener negocios. Charla con Esther Cardoso sobre teatro, economa y cultura independiente en Cuba [ Florencia Reznik ] 4 Episodios marginales. Ricos y famosos en las rutas de la noche portea [ Florencia Qualina ] 9 Adelanto. Fragmento de Fallado y Usado de Guiller- mo Iuso 12 Brasas, parrilla, conquista de lo intil. Semblanza de Francis Mallmann [ Juan Laxagueborde ] 14 Levante y Desenlace 3 [ Lucrecia Lionti ] 17 Nacimiento de una nacin [ Christian Hawkey ] 20 traduccin: Cecilia Pavn Apropiacionismo - Oportunismo [ Claudio Iglesias ] 22 Historiografa estival [ Sofa Dourron ] 25 Derecho al archivo [ Federico Baeza ] 28 Arthur Bispo do Rosrio / La voluntad del arte y el material existente en la tierra de los hombres (tercera entrega) [ Paulo Herkenhof ] 33 Esther Cardoso es fundadora, docente y egre- sada del Instituto Superior de Artes cubano. Actualmente dirige el Gaia Teatro y la Casa Gaia. Con ella conversamos sobre el nuevo mapa cultural de la isla y los desafos inheren- tes al proceso de reformas. Florencia Empecemos. Cmo te presenta- ras? Esther - Mi nombre es Esther Cardoso Vi- llanueva, y en este momento adems de mi profesin como actriz, dirijo Gaia Teatro en La Habana y Casa Gaia, la casa de mi madre, donde alquilo cuartos para extranjeros. Este teatro, que en verdad es una casa, es privado, pero como hasta hace dos meses no se podan comprar inmuebles, lo cambi por una casa de familia. Lo he ido preparando gracias a un premio que me gan en 2004, el premio Wi- lliam Shakespeare del South Bank Centre, en Londres. Yo llevaba ya como cinco aos ha- ciendo cosas en la casa, la tengo desde 1999. Esto no exista como t lo ves ahora, era un lugar que estaba totalmente destruido, prcti- camente para demoler. Pero desde que obtuve el premio pude restaurarlo. Cuando la cambi no saba hasta dnde poda llegar, pero lo que quera era tener un espacio, y aqu el espacio es lo que sobra. Con el dinero de los huspedes de la casa de mi madre mantenemos este lugar para el arte. Y ha sido muy exitoso, a veces me gasto ms de la mitad de lo que ganamos aqu en el trabajo comunitario. Al principio era muy difcil porque en Cuba la propiedad privada siempre fue mirada con mucha desconfanza. Aspirbamos a una so- ciedad colectiva y de mucha mancomunidad. Y tambin porque el rostro de la cultura cu- bana est fuertemente ligado al Estado. Gaia fue marginado al principio, crean que era un espacio que yo abra para hacer dinero Yo me sent aislada del movimiento teatral cuba- no por un tiempo, pero ahora el trabajo nos ha ido ubicando, nos ha dado un pequeo lugar dentro del movimiento que es bastante fuer- te. Ms tarde el Estado accedi a darme un grupo de teatro que dirijo. Es un grupo pro- fesional del Estado. Yo me hago cargo de l y me aceptan que la sede sea aqu, con pblico, pero sin cobrar. Hasta ahora no hay ninguna remuneracin por el trabajo que hacemos. Con esto de las nuevas posibilidades econmi- cas en Cuba para el sector privado, saqu una licencia como organizadora de eventos y ac- tividades artstico-culturales, y ahora estamos viendo cmo convertir el lugar en un espacio autofnanciado. Florencia - Por ejemplo el viernes tienen un show musical que s se cobra. Esther - S, claro, pero los que cobran son los artistas, porque yo todava no estoy autoriza- da para cobrar entradas en la puerta. Digamos que el artista nos da algo, pero en una relacin de 5 a 1. Y no da ni para pagar la electricidad. Por otra parte el teatro es un arte caro. Aunque lo hagamos todo con palos y piedras y cosas recicladas, siempre hay inversin. Incluso para poder hacer una investigacin como la que estamos haciendo ahora para Divinas Palabras de Valle-Incln, que es una puesta en escena bien complicada... Florencia - De qu se trata la investigacin? Esther - Es una de las obras esperpnticas de Valle-Incln, bastante cruda. Es una aldea olvidada en el tiempo en la que ocurren una serie de cosas horribles entre las personas, que no tienen compasin mutua. El tema central Un espacio propio o No estamos preparados para tener negocios Charla con Esther Cardoso sobre teatro, economa y cultura independiente en Cuba por Florencia Reznik es el de la compasin, que no es el perdn exactamente: es ver tus problemas, tus peca- dos, tus malas acciones, y cuando te entiendes t, entonces puedes ver a los dems. Creo que Cuba, en estos momentos de cambio, necesita que los ciudadanos aprendan un poco de com- pasin porque, si no, podemos llegar a mor- dernos hasta hacernos pedazos como ocurre en el capitalismo. Entonces todo lo que hemos ganado de mancomunidad est en peligro, al punto de que la violencia est viniendo a nues- tro pas tambin. Creo que la obra es un alerta, para no comernos como lobos. Florencia - Cmo se vivi el Perodo Espe- cial [de crisis y reformas durante los noventa, n.d.R.] desde la actividad artstica? Esther - El Perodo Especial fue un perodo de dispora. La mayor parte de los teatreros se fue del pas. Todo el mundo fue a buscarse mejor suerte en Espaa, Mxico, Argentina Florencia - Y ahora? Qu cambios se vienen? Esther - Ahora estamos en un momento de cambio profundo. Pero hay que tratar de sal- var lo bueno que queda del alma del cubano. Esencialmente somos gente generosa, que compartimos todo. Pero hay un peligro de que eso se pierda, porque ahora todo el mundo quiere tener un negocio. No estamos prepa- rados para tener negocios. De pronto nos han dicho que la propiedad privada es lo que va a solucionar el problema de Cuba. Nos han dado una responsabilidad enorme, porque la produccin estatal ha sido sumamente in- efciente en los ltimos tiempos. Pero esto en Cuba ha cado como una imposicin, no como un proceso. Ahora todo el mundo quie- re tener dinero y tener un pequeo negocio. Es un momento de mucha confusin, don- de lo que era totalmente incorrecto hace dos aos, ahora de pronto es lo bueno. Yo misma, al tener una propiedad privada, estaba en una situacin confusa: pensaban que estaba ha- ciendo algo contra mi pas, contra el Estado, contra lo establecido. Cuando realmente en diez aos lo nico que he hecho es dar y dar. No hay ganancia aqu, lo nico que he hecho es invertir para el disfrute de todo el mundo y sobre todo de la gente cubana. Florencia - De dnde surge el grupo de teatro Gaia? Esther - Los actores vinieron a m buscando trabajo. Aqu ya estaban funcionando algu- nas cosas con actores que yo invitaba, hasta ganarme el respeto del Estado como para que me diera un proyecto. En Cuba para formar parte de un grupo de teatro tienes que tener un ttulo, haber estudiado en alguna de las dos instituciones autorizadas para eso: la ENA y el ISA, nivel medio y universitario respectiva- mente. Cada vez que han venido comisiones del Ministerio de Cultura a evaluar actores, mis actores siempre han recibido las mejores evaluaciones. Florencia -Y ellos cobran? Esther - S, el Estado les paga su salario. Est entre 250 pesos cubanos (US$10) para los re- cin graduados y 640 pesos (US$26), que es el ms alto salario para un actor. Si han hecho algo de obra buena, pues entonces la Comi- sin Nacional los evala y pasan a ser actores profesionales que cobran su salario mientras estn en actividad. Florencia - Qu te parece este sistema de eva- luacin? Esther - Me parece que es tonto. Pero que el mecanismo nico sea la crtica y el dine- ro como en otros pases tampoco me parece. Aqu hay una valoracin, un dilogo entre el director, su propuesta, y la Comisin. Yo pro- pongo, y ellos disponen. Pero creo que es un dilogo muy interesante. Sobre todo porque a veces esos teatristas estatales que vienen no han venido por otras razones y se asombran de nuestros logros. El lugar ha devenido casi una escuela, yo a veces doy talleres para escoger a los actores con los que me voy a quedar. Si bien el Estado paga los salarios de los actores, tengo algunos que ya no pueden vivir de esto solamente. Estn enseando en escuelas, tra- bajando en la televisin, a la caza de castings, algunos tienen suerte y trabajan en cine. Al- gunos trabajaran en lo que fuera con tal de tener un poco ms de dinero porque ya con 250 pesos no pueden sobrevivir. A algunos los he convertido en profesores aqu y les pago un extra salario. Muchos empiezan a realizar su carrera profesional como actores, otros empie- zan a escribir, a dirigir. Florencia - Le en alguna parte que Fidel se propuso hacer de la cultura un bien comn, y que ese era un objetivo revolucionario an ms importante que otros aspectos relaciona- dos con cuestiones de dinero. Esther - Yo creo que en Cuba hubo un tiempo en que la cultura estaba super priorizada. Pero por distintos procesos que hemos vivido, hay ahora una cultura de muy alto nivel, de artistas profesionales, y hay una cultura que no es que no tenga nivel, es que est muy infuenciada por corrientes forneas como el reggaetn, y hay una vulgarizacin de la cultura. A lo mejor estoy diciendo un disparate, pero yo creo que nos hemos dejado infuenciar demasiado por las cosas que no son lo autntico cubano, y hay como un gusto muy bajito en la mayor parte de la gente. Se conforman con muy poco. Florencia - La Revolucin prometa que una vez que t pasaras el noveno grado completo, ya no vas a conformarte con eso. Es decir, que la revolucin en educacin traera consigo la revolucin cultural en general. Crees que esta apuesta ha fracasado? Esther - Yo no creo. Estamos en un momento de evolucin,y las evoluciones no son lineales. Creo que hay que tomar conciencia de en qu nos estamos quedando atrs y de que estamos borrando con nuestras propias pisadas cosas que ya tenamos logradas. Hay cosas que no se pueden resignar, como el hecho de que todos los chicos tengan la obligacin de ir a la es- cuela hasta el grado 12 prcticamente, porque se est llegando al grado medio superior. Eso es un logro al que no debemos renunciar bajo ningn concepto. No obstante, la necesidad del pequeo negocio hace que la familia ten- ga que empezar a involucrar hasta a los nios. Hubo un tiempo en que Cuba, porque estaba encerradita en s misma, viva con lo que gene- rbamos nosotros mismos. A partir de los no- venta, con la explosin del turismo, el mundo ha entrado en Cuba, con todo lo bueno y todo lo malo. Y la infuencia de Estados Unidos es ms grande de lo que t piensas. El contacto con la gente de Miami es muy grande y la gen- te est adoptando el gusto miamesco a gran escala: la ropa, pero tambin los valores. Mi generacin tena tantos deseos de hacer para los dems. Y ahora cada cual tiene necesidad de hacer para s mismo, entiendes? Mi ma- dre empez a estudiar luego de que la Revo- lucin triunfara. Yo ya haba nacido y aprend que lo que yo obtuviera de mi trabajo no era slo para m, era para la sociedad. Haba un altruismo tremendo. Mi mam le dio leche de su teta a los nios en el hospital para salvarlos. Y eso era comn. Era una poca en la que las enfermeras limpiaban ellas mismas las paredes de los hospitales, atendan todo. Y ahora que la sociedad ha avanzado, que hay secretarias de sala, que hay gente que limpia, los hospitales estn sucios y estn abandonados, porque la enfermera es nada ms enfermera. La especia- lizacin ha ido a una deshumanizacin de las relaciones. Mi maestra, Flora Lauten, me dijo que nosotros debamos aspirar a ser teatreros. Qu singifca ser teatrero? El que hace todo por el teatro. Que lo mismo aguanta un palo, que enciende una luz, que pone una msica, que canta, que baila, que cose un vestido. Eso ve y dselo a un actor ahora: a no ser que sea su propio vestido, el que va a usar l bueno, existen honrosas excepciones, como el Teatro de los Elementos, experiencias campesinas... pero realmente el actor que llega graduado de las escuelas de arte, lo que quiere es un rol, y si es protagnico, mejor. Ah ya empieza a haber una falla. Si vamos a hacer una escenografa, la tenemos que hacer entre todos. Florencia Mancomunadamente. Esther - A m me dicen que estoy loca porque estoy tratando de hacer de nuevo la utopa, pero yo creo que un ser humano sin utopa no puede hacer nada. Tengo que soar pri- mero. Yo sueo con un grupo de teatreros, un grupo de gente de teatro que ante todo tenga una calidad humana a prueba de bomba. Que pueda trabajar no solamente para l y para el compaero, sino tambin para el pblico y la comunidad. No para lucirse, sino para desper- tar cosas en la gente en el plano de las ideas, en el plano de la creatividad, en el plano de la sensorialidad. Eso es difcil porque estamos viviendo tiempos de ferocidad econmica. Y no me has preguntado por qu se llama Gaia el teatro. Es por la Madre Tierra, el espritu fe- menino de la tierra, el que est en la casa como un gran tero en el que cabemos todos. Donde confuyen las artes y la actividad creativa del hombre en general. Es un espacio para jugar al arte y que la gente se sorprenda y vea que lo esttico no lleva a nada. Mi ilusin es que cuando la gente venga diga: Qu es esto? porque la escenografa ya ha cambiado, por- que la casa ya es otra. Dinamizar los espacios, que se salga de las rutinas. Florencia - Qu proyectos tienes en lo inme- diato? Esther - El prximo paso es que Gaia se con- vierta en un espacio autofnanciado. Hicimos un experimento de ofrecer caf concert por las noches despus de las obras, pero yo no quiero que otros artistas vengan aqu a ganar dinero mientras los mos siguen con tan poco. Y bueno, quizs me asocie con personas que quieran invertir aqu, al tiempo que me sigo relacionando con el Ministerio de Cultura. Pero con aquella gente lo que yo quiero es ha- cer una colaboracin; me gusta llamarlo as, no una ayuda, no me gusta pedir limosna. Si me das algo, te doy algo. Creo que si hay algo que ha minado la moral cubana y latinoame- ricana son esos envos de dinero, de ropa, el celular que luego vendes y con eso comes. Que la gente est esperando que los dems le den. Yo no tengo paciencia para eso ni tampoco lo quiero. Quiero que lo que tengamos, sea por- que nos lo ganamos. Creo que por eso hay que seguir luchando. Cada pas tiene que luchar por la riqueza de su gente y hacer las cosas por s mismo. Portofno. Saint Tomas. Claudia Snchez y Nono Pugliese caminan, juguetean en el mar Caribe o Mediterrneo, pasean en un auto des- capotable, los intensos ojos azules de la man- nequin se fjan en la cmara...su mirada hip- ntica en San Francisco, Londres, Tahiti, Pisa, Florencia... los dorados cabellos de l refulgen bajo todos los soles. Los dos fuman LM (todo el tiempo). Yachts, bikinis, besos y abrazos, msica, baile y ms cigarrillos. Hermosos, jvenes, adinerados, cosmopolitas, la pareja urea del jet-set argentino de las dca- das del 60-70. Martha Pelufo expone Cara a cara en 1969 en la galera Carmen Waugh. La exhibicin se compone de una serie de retratos de mitos con- temporneos, entre los que estaban Claudia y Nono. El retrato de Snchez- Pugliese fue realizado en 1969. Sobre un fondo verde esmeralda se encuentran ellos: Claudia, de pie mirando un punto indefnible en el espacio posa su mano izquierda sobre el hombro de l. Nono Pugliese sentado, apoyado sobre el respaldo de la silla contempla, quiz, el mismo punto sobre el que se fjan las pupilas de su amada. Los cabellos agitados de la mujer son encendi- damente rojos, su piel es azulada-violeta. Lleva una camisa rosa y un largo pauelo azul anuda- do al cuello (casi corbata), un pantaln negro ceido al cuerpo y un anillo en el dedo medio. l, de piel anaranjada y cabellos azules, lleva saco y camisa al tono. Con una manifesta fliacin al arte Pop y em- parentada con la iconografa de Jorge de la Vega del mismo perodo, su pincelada es cargada, fa- mgera, nos remite vigorosamente a la psicode- lia y particularmente a la experimentacin con drogas como el LSD. Los colores planos, las lneas ondulantes tienen correspondencias claras con innumerables cu- biertas de discos de la poca, su trazo dialoga con la tipografa psicodlica (tan familiarizada al mismo tiempo con lnea serpenteante del art-noveau)... Cmo no pensar en la consan- guinidad entre esta obra de Martha Pelufo y la animacin de los Beatles Yellow Submarine de 1968? El nexo entre artes plsticas, msica, moda e industria del espectculo no slo se remite a la pareja elegida y el mundo fascinante que impli- ca; sino que se encuentra en el modo- proce- dimiento de la pintura y su textura volcnica. La visin alucingena de Claudia y Nono es la condensacin ms desorbitada del viaje de la dcada, que tena mucho ms que ver con el cido lisrgico que con Saint-Tropez o Monte- carlo. ***
Hay una vida mejor, pero es muy cara Alberto Lata Liste En abril de 1964, abre sus puertas en Arroyo 866 Mau Mau creada por Jos y Alberto Lata Liste. La bote, que disparatadamente toma su nombre de la guerrilla insurgente de Ken- ya, fue decorada en esta poca con una serie de referencias al continente africano. Pieles de cebra y cabezas de animales embalsamados or- namentaban con nula conciencia ambiental sus codiciados salones. El cdigo de vestimenta era sumamente estricto (Una vez paramos a un tipo en la puerta por- que estaba mal vestido y reaccion ponindo- me una pistola en la cabeza. Si quiere tirar, tire, pero usted no entra!, le dije, Jos Lata Liste), no se admitan solo/as y algunos de sus ilustres visitantes internacionales fueron Alain Delon, Rudolf Nureyev, Cristina Onassis, Margaux Hemingway, Julio Iglesias y Barry White. Segundo hogar de Isidoro Caones, Mau Mau Episodios marginales: ricos y famosos. por Florencia Qualina contaba entre sus devotos asistentes a Federico Manuel Peralta Ramos (junto a Afrika, sMau MAu era u bote favorita). Si el Bar Moderno, Florida Garden, el Barba- ro fueron lugares centrales de discusin dentro del campo artstico porteo de las dcadas del 60-70 y operaron como paneles refractantes del Instituto Di Tella y extramuros, as como el caf Einstein, Cemento, Parakultural fueron los espacios de produccin esenciales para el un- derground de la dcada del 80, tomaremos el caso de Mau Mau como un episodio minsculo dentro de la historia del arte argentino del siglo XX, pero no por ello menos signifcativo en la obra de Peralta Ramos. La obra de Federico Manuel Peralta Ramos se inscribe en la ruta de la noche portea del mismo modo que la de Andy Warhol resulta impensable (o al menos fraccionada) sin la exis- tencia del Studio 54. El hedonismo selecto de Mau Mau convive ar- moniosamente con la prctica artstica-flosf- ca de FMPR, al mismo tiempo que simpatiza con su propia pertenencia al patriciado argenti- no. Tataranieto de Patricio Peralta Ramos, fun- dador de Mar Del Plata, el nio Federiquito vivi siempre en la casa de sus padres, donde trabajaba de hijo y reciba una mensualidad, casa, comida y psicoanlisis. Entre sus numerosas colaboraciones para la revista La Semana aparecen crnicas sobre sus noches en Afrika y Mau Mau. En una de ellas diserta sobre la fgura del playboy como el equi- valente contemporneo al ltimo hombre de una especie segn Nietzsche, sus charlas exis- tenciales con los empleados de la bote y la pre- sencia fulgurante de Phillip Junot (ex-marido de Carolina de Mnaco) en el recinto. La sostenida alabanza de la trivialidad en FMPR -La frivolidad al alcance de todos , Hablar pavadas afoja el stress se encuentra en las antpodas de gran parte del arte concep- tual de la poca, caracterizado por su austeridad formal y compromiso poltico con la izquierda. Si repasamos velozmente los acontecimien- tos artstico-polticos que tuvieron lugar entre 1967-1972 encontramos entre otras manifes- taciones el Homenaje a latinoamrica en la So- ciedad Argentina de Artistas Plsticos (1967), Tucumn arde, Experiencia 68 en el Instituto Di Tella donde se presenta La familia obrera de Oscar Bony, y el Bao de Roberto Platte, censurado e inmediatamente clausurado por la polica del Rgimen de Ongana, Malvenido Rockefeller (1969) y la Construccin de un horno popular para hacer pan, de Victor Grippo en la Plaza Roberto Arlt en el marco de la muestra Arte e ideologa. CAYC al aire libre, en 1972. Al mismo tiempo FMPR promulgaba diver- tirse, divertirse, divertirse como mantra de su religin Gnica (fundada en 1968) antecedin- dose a las estrategias de la alegra de Rober- to Jacoby instalada en la dcada del 80 como modo de recuperacin individual-colectivo de la post dictadura Argentina. Resultara signifcativo reconsiderar determi- nadas acciones de Federico Manuel Peralta Ramos a la luz de las disputas polticas de este momento, posibilidad que ha permanecido relativamente obturada en la historiografa del arte argentino.
En Buenos Aires, el 14 de junio de 1971, Fe- derico Manuel dirige una carta a Mr. James F. Mathias de John Guggenheim Memorial Foun- dation, donde detalla el dispendio de la beca Guggenheim obtenida tres aos antes: En cuanto recib el primer aporte de la beca y an- ticipndome a lo que hoy es un movimiento inter- nacional, consistente en un sealamiento artstico real, invit a un grupo de amigos (25 personas) a una comida en el Alvear Palace Hotel, invitndo- los despus a la bote Afrika, cost US$ 300. Una de las razones que me impulsaron a este tipo de manifestaciones es la conviccin de que la vida es una obra de arte por lo que en vez de pintar una comida, d una comida. Mi flosofa consiste en la frase Siendo en el mundo () En una palabra vivir. Siguiendo con esta actitud flosfca me mand a hacer tres trajes (costo US$ 500). Asimismo pagu las deudas de una exposicin que haba realizado en la Galera Arte Nuevo, Maip 971, en octubre de 1968 y cuyo costo fue de US$ 1.000. Como Uds. recordarn al haberles manifestado que no viajara a USA y que Uds. dispusieron el envo de US$ 3.500.- a Buenos Aires, quiero ma- nifestarles lo que hice con esa cantidad. Invert ese dinero en una Financiera a inters mensual, cobr los intereses durante 10 meses y luego hice lo que yo llamo mi ltima expresin artstica con esta beca. La beca se me haba otorgado como pintor, en- tonces provoqu una serie de situaciones con este dinero (US$ 3.500) En primer lugar compr un cuadro de Josefna Robirosa en U$N (sic) 400.000- y se lo regal a mi padre, despus compr un cuadro de Ernesto Deira en US$ 200.000.- se lo regal a mi madre y para terminar compr un cuadro de Jorge de la Vega para m en M$N 300.000 (sic).- Lo que importa el total. () Espero que estas lneas sean comprendidas en su debida forma y con ella acompao el certifcado que me enviaron. Cmo leer el despilfarro de la beca Guggen- heim obtenida en 1968 sino en corresponden- cia con las tensiones polticas que demarcan el horizonte intelectual de fnes de la dcada del sesenta y principios de los setenta? Cmo no pensarlo como un acto de plena des- obediencia hacia las esferas del poder que se- lecciona, fnancia y legitima los movimientos y destinos del arte contemporneo? 4. Ac estoy como hace 23 aos esperando que me compren mis obras de arte para vivir. Tengo mucha experiencia en la compleja psico- loga de vender mi talento. Los caprichos de los compradores, las sensacio- nes ridculas que impulsan una compra, el furor emanado por mi obra poco amable para los mundos familiares, los protagonismos fanfa- rrones, mis elucubraciones previas a las visitas de los coleccionistas al taller, las decoraciones de mi ser para infuir en la venta, la ansiedad disimulada que se convierte en espritu de mier- da. 5. Separo sensaciones no s muy bien por dn- de ni para qu. (Amor y dinero para disfrutar un gran amor). Creo que es mi bsqueda ms preciada porque ya lo experiment dos veces y me sigue obse- sionando. Esa combinacin es perfecta: Soy un experto en esa combinacin. Si no la consigo, empiezo a probar otros planes, otros refugios cuya energa me acaba desfgu- rando. 6. Aceptar lo que no puedo controlar para con- trolarlo desde esa mirada que todava no pude aplicar. La no solucin en la vejez de los asuntos del cuerpo. Clarinete como si mi pap lo tocara cuando se caga encima. El pescador de la pelcula bajo la lluvia, toma whisky. Se sincera al clavarse el anzuelo en la entrepierna sin gritar. 7. Qu bien nos dimos cario a la noche y qu bien garchamos a la maana. Complicidad gigante por estar juntos! Hoy voy a querer mejor a la gente. Mi forma de festejar cuando me siento bien es agrandarme. No, cuando estoy contento me agrando. A veces tambin festejo sientindome bobo. Creo que es mi punto de libertad plena. 8. Estoy mirando un documental sobre el tigre de Tasmania extinguido en 1936. El domingo tengo un casamiento y el viernes un cumpleaos. Hace 1 ao que vivo con plata prestada. Tengo que perder varias vergenzas ms? 9. En unas horas salgo a comer con un coleccio- nista. Voy a dejar semillas, opiniones que quizs tengan que ser rebuscadas, por estar muy nece- sitado de dinero para pagar deudas a gente que quiero mucho. Anticipo del libro Fallado y Usado de Guillermo Iuso (Mansalva, 2012) Exclusivo ! La forma televisiva que adquiere el primi- tivo arte culinario es tema de inters por- que en ella, en sus oscuros secretos inci- sivos, aparecen subjetividades toquetonas armadas de cuchillo, transformaciones de la naturaleza, prototipos del paisaje y de- sarrollo de un olfato visual, quiz en ese orden. Las audiciones de corte parrillero se piensan ac como una radicalizacin clara de esta caracterizacin: la vida argentina es la historia del uso de la sangre, el degello, el terrorfco poder conquistador y evan- gelizante, como invariantes que azotan las hostiles y mesuradas costumbres de nues- tras pampas. Bien ha enseado esto la obra demacrada, luminosa, amarga y total de Martnez Estrada Supongamos que la destreza de rehogar ce- bollas bajo los par mil del set televisivo se vuelve gesto artifcioso y anodino. Ya no una Choly Berreteaga, una Alicia Berger o una heterodoxa patinadora Maru Botana. No. Esa era la legibilidad, las formas cro- nolgicas de la receta, el metodismo que necesitaba la ama de casa en la hora de la siesta. Una televisin sostenida como servi- cio, instrumento, tecnologa del quehacer domstico. Ya no. Interceptemos la buena nueva: la gastronoma deja de adoctrinar acerca de cmo almorzar. Ahora fltra dotes de turismo aventura imperial en el espectador hambriento quien, ya prescin- dente de la libreta en mano, osando de sus libidinosos sueos bohemios, se deleita con Francis Mallmann. Este buen mozo y amable cocinero, mez- cla de estanciero con cineasta francs, nos propone husmear tierras patagnicas. Nos incita: urge desconocer la vida cotidiana y la alienacin portea. Las brasas de candil, los brotes silvestres para ensalada. El cor- deraje achurado y puesto en una cruz de hierro. Mallmann se sirve de ese ideario y lo articula con otro mayor. Este es el in- centivo de la vida vista como convivencia progresiva con la naturaleza a la que pun- tillosamente se va transformando. Una ti- ca del buen vivir aggiornada a los tiempos de la tolerancia. Un suave paladeo de los frutos de nuestra tierra, arrojados al bau- tismo espectacular de la televisin. Goce, entretenimiento y precariedad cuidada. Los programas de este sexagenario chef argentino (que tambin recorren Uruguay y Mendoza) acarrean un conjunto de me- morias y lenguajes sumamente ligados a nuestro siglo XIX pero en espejo con es- tos tiempos nuevos: el fastuoso paisaje es- tetizado con tolderas violceas, la era del hombre solo reclamando paz y hedonismo; el buen guerrero en su merecido descanso fnal. Por detrs, su Argentina. Porque Mallmann no es ni exagerado, ni rimbombante, ni abyecto, ni mandn. O de algn modo es todo eso en xtasis pero amparado en la apelacin del linaje y los sedimentos de una historia en tensio- nes polares. Malones y cautivas; manteca al techo y charqui; frontera y ferrocarril; incienso y osamenta. Habla lenguajes oro- pelados para nombrar sabores de refnada austeridad. Dnde queda, entonces, el recienvenido? Dnde va a parar quien busca el bienes- tar deshistorizado de la existencia como xito? Ese hombre que no encontrara rumbo, tambin se orienta en la grilla del cable. Ahora s, de repente, reconoce a un bronceado, jodn y pragmtico treintae- ro que erotiza desde la barrialidad afamada con la parrilla humeante y Nordelta entre sus tesoros personales. Ariel. O Ariel a la parrilla. Los nios ayudan a un padre bo- nachn que prepara el moderno y domi- nical banquete familiar. La parrilla (ajena a todo xido del confn) brilla con tonos grises oscuros y arreglos de cobre. Alumi- nio, madera plida nueva, plantines bajos, palmeras. En esa constelacin de objetos bien puestos ah, donde tienen que ir se mueve un hbil parrillero de carcter di- charachero, con su remera a rayas gruesas y movimientos de espadachn inofensivo. Si el dandy-conquistador de a caballo que- ma hinojos en una chapa ensartando de manera literal la carne de sus presas, Ariel opta por envolvernos en los pormenores pcaros del secretito de todo asador. De al- guna manera la tradicin de Utilsima (la vieja tradicin escolstica y pedaggica) se actualiza. A pocos kilmetros del cemento y el smog se cuece una tapa de asado a la pizza con maas de hombre comn y es- cenario artifcial de lago. Tips para realzar sabores, puntos de coccin y adobados de intempestiva facilidad se recortan sobre el triunfo de una vida normalizada, utpica, diagramada en tableros y encorsetada de vieja que est, ya. La verba escueta de Ariel aplana particularidades, seduce suegras. Edulcora. Ariel sonre, como Mallmann, por sobre una lgica que ahora s, a los dos, los car- come de a poco, entrometida, solapada, internada en sus superfciales solturas. La lgica de la fachada que se descascara. En Ariel las formas ya patticas del alambrado de la comunidad bajo el nombre de Coun- try. En Mallmann la ilusin de la natura- leza al servicio del buen vivir y el progreso. En los dos lo que parece hombra (sim- plona o conquistadora) es acechado por los chispazos del espectador que no es ni holgazn decimonnico, ni tolerante buen vecino: es el espectador que atiende la vida como tronar de la naturaleza entre fuegos, poderes y ocios represivos. Que reconoce como particularidad del vivir la inevitabili- dad de lo dramtico como condena a notar bemoles en la aparente funcionalidad del todo. En ese laberinto intenta respirar, saca el hocico, se esperanza. Los jactanciosos siempre estn por perimir en su condicin. l no. Apaga la tele. Va por ms. Se sale. La vida intensa siempre nos espera ms all.
Brasas, parrilla, conquista de lo intil por Juan Laxagueborde A mi amigo Cachi Walter y Male caminando juntos por una exposicin/ galera de arte. De fondo se ven pinturas tipo informalistas/ expresionistas, combinaciones de colores chocantes y formas toscas. Ellos no se conocen demasiado, estn en su primera cita. Walter: No estoy muy acostumbrado a venir a este tipo de lugares, es ms, creo que me siento extrao, como que no entiendo Male: Pero es al comienzo, no s. Empezs a entrar a las galeras, las recorrs y despus hasta se puede convertir en un hbito, como ir al psiclogo ja. Walter: Claro (pausa) pero esto a vos por ejemplo te gusta? Male: No s si me gusta, pero creo que est bueno ver todo, que s yo, siento que de lo que me gusta me cae tarde la fcha, como que la decisin de gusto inmediata slo me llega si no me gusta, en realidad no lo tengo muy claro Walter: No entiendo Male: Como que no s si yo... Walter (interrumpindola): No, no a vos, a la pintura, o sea no es como que esto no va? Yo pensaba que todo era cosas locas y raras y esto? Male: Puede ser, lo que creo es que nunca se dej de pintar este tipo de informalismo, como que siempre estuvo presente, quizs escondido. No s por qu. (pausa) En realidad creo que nada deja de estar (Caminan varios pasos en silencio mirando despistadamente las obras) Walter: A m me gusta, quizs sea porque es pura intuicin como que hago cualquier cosa y acabo Male: (Sonre, se miran) Vas a ver en la galera del frente que no te va a gustar nada porque todo tiene que ver con nmeros y razn. Walter: Precios? Ja Male: No, todo calculado, planeado, vas a ver, esos artistas nada que ver. Esa muestra tiene ms que ver con nmeros y cabeza, quizs no coincids por la empata, qu irona! Walter: Hay que ver. Male: S, puede ser que te guste, que te re guste. (salen de la galera) fn de levante 3 Florida 1000. C.A.B.A. Argentina. Telfono 4313.8480 [email protected] 21/03 al 27/04 MIGUEL ROTHSCHILD Felices los que creen sin haber visto nuevo espacio VALENTINA LIERNUR 9/05 al 15/06 ESTOL + ALVAREZ nuevo espacio MARIE ORENSANZ PROXIMAS FERIAS 10-13/05 sp arte 2012 18-22/05 arteBA 2012 14-17/06 Art 43 Basel Levante 3 / Pintura Por Lucrecia Lionti Acaso el mundo se puso en cuclillas y expuls una nacin? Era una nacin antes de que el mundo la llamara una nacin? Tienen aduanas? Honran el poder de los gatos sobre el hielo? Acaso el parto de su nacin est siendo observado? Hola soy Hans. Tienen una forma de identifcar a sus ciudadanos? Los marcan con hierro candente? Les dan un nmero? Son inmunes a ciertas enfermedades? Hay operativos farmacuticos tomando subrepticiamente muestras de piel de sus mentones durante la noche? Tendrn militares que defendan sus fronteras? Quizs sean una isla. Acaso pueden defenderse del mar? Sus hijos nacen sin algunos miembros, con la cabeza unida a la axila? Y a esos nios los consideran dioses? Jefes de estado? Seres nacidos al dolor y, por lo tanto, capaces de percibir estructuras celulares defectuosas desde grandes distancias, capaces de soar su camino hacia un mundo perfecto, capaces de sentir el futuro de una nacin completa en una extremidad fantasma? Acaso tienen una lengua nacional? Si alguien dice crustceo otro pensar vehculo blindado? Si alguien dice heladero, otro pensar en un nio grande, obeso tal vez, atacando una mquina de coca cola con una palanca? Si alguien dice espritu, otro empezar a ahogarse incontrolablemente hasta morir? Acaso hablan con clics y acentos de explosin suave? En reuniones grandes suenan como una mquina de pochoclo? Se comunican con sus hombros extraamente poderosos? Articulan el pnico apretando aire a travs de sus lagrimales? Y esto depura el lenguaje nacional? Este se encuentra al borde de la extincin? Un lenguaje muerto es un cuerpo que se ha consumido hasta el punto de no tener sentido? Un lenguaje muerto es un estmago vaco que grue? Un lenguaje muerto puede hablar ms all de su propia tumba, tarde, por la noche, cuando la luna baja fuye por las races del fcus y un nio se despierta sin poder despertar, y empieza a murmurar solamente por murmurar, solamente por seguir el ritmo de su pulso? Acaso queman a sus muertos? Hacen jabn de las cenizas? Es la limpieza una forma de honrar a sus muertos? Tienen, como nacin, una debilidad generalizada por el alcohol? Estn predispuestos a la defecacin repentina? Y la medida de una nacin reside en cmo se deshacen de la basura? (Si es una isla, qu triste para el mar) Tienen una bandera? Es la ua de un pulgar, un diente pintado, un tatuaje en el prpado para que , por la noche, la nacin duerma como una sola nacin? Y los colores? Negro de carbon para celebrar sus poderes de visin nocturna? Durazno, por la sensualidad, caoba fuorescente como smbolo de su amor por los productos de madera? Acaso otras naciones se negaran a izar una bandera tan fea? Sus nios alcanzan los cien kilos antes de cumplir ocho aos? Qu relacin tienen con la pornografa? Si se declarara un feriado nacional sera una nacin ms productiva? Pelan sus pomelos parte por parte o se entregan a un caos total? Les ensean a sus hijos la delicadeza de inhalar nubes bajas? Veneran las garzas reales o aoran quebrarles las patas? Veneran, apenas despiertos, el primer objeto que ven -incluso si son ellos mismos- o se desplazan por el da como si fuera otro da, no el que estn viviendo, sino ese con autos brillando quietos en estacionamientos, un nio durmiendo en un carrito de supermercado de cromo, un hombre arrojando su celular contra una pared de ladrillos y las nubes abrindose, drenando el cielo azul, estorninos desenvolviendo un rbol de moras la gran migracin a punto de empezar? Este poema fue extrado del Citizen Of (Wave Books, New York, 2007). Christian Hawkey naci en 1969 en Florida. Ha publicado, adems Te book of Funnels y Hour Hour. Vive en Fort Greens, Brooklyn. Traduccin: Cecilia Pavn Somos testigos del nacimiento de una nacin. Periodista de la radio nacional durante la ceremonia de apertura de Timor Oriental , 19 de mayo de 2002 Im so up-to-date. Puedo hacer citas a la tradicin geomtrica utilizando publicidades de Art Forum. Puedo sealar al director de una feria en la misma feria. Puedo ponerle un libro de Hans- Ulrich Obrist a cualquier cosa. Puedo hacer arte apropiacionista standard. Lo que comenz como una devocin a la sencillez y la simpata termin siendo parecido a un rgimen de efcacia programada y una reestructuracin educativa en masa. La caja de magia del apropiacionismo contemporneo (ver la obra de Fabio Morais...) termina su nmero como una dictadura de la celebridad en forma de circuito cerrado: el material necesario para mantenerse al da en el medio artstico es apropiado por artistas que tratan de mantenerse al da. Por compromisos profesionales, los resultados de sus apropiaciones terminan exhibidos en espacios que a su vez viven del negocio de mantenerse al da, como bienales y ferias. Pero los aspectos regresivos del fenmeno no tienen que ver con su ansiedad por el presente sino con el hecho de resituar al artista, al espectador y todo lo que media entre ambos en el terreno del conocimiento recuperable. El efecto, por todos lados, es pasivo y extraterritorial; si los apropiados, los apropiadores y los paneles de exhibicin fueran transportados a Mercurio por obra de la gracia divina, ni ellos ni la civilizacin en general se daran cuenta del cambio. La embriaguez del apropiacionista es la de estar saturado de una informacin que no se relaciona con ningn aspecto externo al canal en el que circula. Por defnicin homeosttico, tautolgico, redundante: el apropiacionismo standard representa el culto al equilibrio y manifesta horror por los puntos ciegos. Es raro encontrarse con la apropiacin de algo desconocido o intrigante: signo de que los apropiadores se encuentran compenetrados en una situacin de examen oral y escrito, es decir, en las antpodas de todo proceso de autodeterminacin del arte. Incluso los elementos utpicos potenciales o subyacentes al gnero pasan desapercibidos: cosas tan elementales como la operacin fuerte sobre la historia o el nimo de desestructurar la atencin no son moneda corriente en la primera lnea apropiacionista 1 . Todo es ms como seguir en la facultad: oh, s, Donald Judd, claro. S, Jorge Macchi, por supuesto. Los factores de comunicacin y vinculacin (rastreables todava en artistas como Alejandro Cesarco), dejan paso a las inclinaciones ms desalentadoramente normativas (tambin rastreables en artistas como Alejandro Cesarco). A medida que crece su importancia relativa en la transicin cultural global, la escena artstica de ciudades como Buenos Aires, So Paulo o Bogot se uniforma en la especie de fan merchandising al que el apropiacionismo contemporneo, si no se lo vigila, tiende solcitamente. El apropiacionismo est all para dar seguridades, como cualquier otro standard: ms parecido a Windows 98 que a un medio capaz de retroalimentarnos con dudas o problemas nuevos, cumple, a grandes rasgos y en peores condiciones, el papel que el llamado neoconceptualismo tuvo en los noventa en Latinoamrica: negociar una suerte de imagen del mainstream global para que un grupo grande de personas con distintos orgenes y angustias se entienda en un espacio blanco de 200 m2 y con un vocabulario de 3000 palabras en ingls. La diferencia entre ambas formaciones viene dada por la futilidad actual del recurso a contextos y situaciones locales o a versiones puestas en duda de algn paradigma crtico. Apropiarse es seguir en lo que uno anda y, secundariamente, canonizar: no a los nombres de las celebridades apropiadas (que casi nunca necesitan o registran la apropiacin, y en ciertos casos podran 1 Por supuesto, existen contados milagros termodinmicos en el previsible universo apropiacionista: Marcelo Pombo entre los ms cercanos. hasta lamentarla) sino al sistema subyacente de circulacin. Desde el profesor de cualquier MFA hasta el coleccionista ms distrado, la apropiacin no slo se entiende sino que se entiende necesariamente: es el perpetuo mot- de-passe con el cual el sistema artstico puede reasegurar su rumbo, la prueba biomtrica de la sagacidad conceptista. All work and no play... El apropiacionismo standard tiene menos que ver con tradiciones especfcas que con la cultura profesional en la que los artistas estn insertos y en la que desean, extraamente, insertarse aun ms. Los artistas aprenden, se levantan temprano. Discuten su obra. Trabajan mucho en la computadora. Vida sosegada y metas grandes. Estudian, aplican a becas y a residencias. En estas condiciones, tratar de apropiarse de la informacin que es necesario manejar parece, cuanto menos, sensato. Por supuesto que es posible hacer todo lo anterior (estudiar, aplicar, residir o el verbo que corresponda) y no entregarse tan vilmente a lo que Chris Kraus llam el triunfo de la nada del neocorporativismo artstico de races universitarias: ese lenguaje de exhibicin que todos reconocemos como irona apropiacionista serial estudiada. Es que, lejos de la especulacin sociolgica, las relaciones entre el apropiacionismo y el status quo tienen carcter esttico por derecho propio. El sntoma doble del arte apropiacionista resulta de poder forjar un lenguaje de exhibicin que emana de la necesidad profesional ms dura bajo el signo auspicioso de la informacin recuperable y el agotamiento cognitivo sistemtico. Es la forma ms amable que el medio artstico encuentra para ponerse a salvo de vientos, huracanes o cualquier otra fuerza desorganizadora: el sueo hmedo de Norbert Wiener a la luz de la efciencia productivista. Pero el precio de esta conservacin del trabajo y los nombres propios es el de su cada en la redundancia mxima y su renuncia a la indeterminacin como principio motor de lo nuevo. Lo cual es sorprendente, especialmente, si uno remonta la mirada hacia atrs, exactamente hacia principios de los aos setenta del siglo pasado: la historia del apropiacionismo actual es como una pelcula snuf cuya vctima innumerablemente rebajada a la violencia del tedio es apenas una palabra: Information. Si la cultura cognitiva apropiacionista fuera sustituida por la cultura visual steampunk, las cosas no andaran mucho mejor, y hasta es posible que en ese caso nos enfrentemos al mismo panorama: un sistema autorreplicante y fuera de control, un nido indescifrable de tuberas cuya presin interior comienza a afojar las tuercas que lo sostienen funcionando. Apropiacionismo-oportunismo por Claudio Iglesias Durante los ltimos aos en el arte con- temporneo a nivel internacional ha habi- do una tendencia a volver hacia el pasado, tendencia expresada no slo en la produc- cin de los artistas, sino tambin en la de los crticos, curadores e investigadores que se han volcado hacia la historia. Este proceso dio como resultado exhibiciones, textos e incluso recientemente nmeros enteros de revistas dedicados a esta pro- blemtica. Pareciera que un gran nmero de artistas canalizan su produccin en la reutilizacin de la historia del arte y tam- bin de la historia en trminos generales, como fuente de material, inspiracin o simplemente recursos para sus obras, de- jando de lado momentneamente la an- siedad por la novedad que caracteriza a la sociedad actual. Estas prcticas suelen ma- nejar un nmero limitado de estrategias que estn en gran medida supeditadas a los mecanismos de la memoria: el archivo, la documentacin, la reconstruccin y la recuperacin, las cuales se combinan bajo la modalidad de una investigacin cuasi arqueolgica. Algunos tericos incluso han hablado de un giro historiogrfco en el arte, trmino acuado por el alemn Die- ter Roelstraete en el 2009 para dar cuenta del panorama del arte en lo que l supone es un nivel global, tambin llamado nue- va historiografa por Ernst van Alphen. De esta manera se han propuesto diversas te- sis para explicar esta inclinacin hacia el pasado histrico, siempre en relacin a la historia occidental, tomando diferentes hitos polticos y sociales como dispara- Historiografa estival Pinturas y Fotografas de Guillermo Faivovich en Mite por Sofa Dourron dores de esta operacin de rescate de los olvidados y marginados. Esencialmente se trata prcticas de la memoria como snto- ma de una crisis, dando como resultado la investigacin a nivel microhistrico en algunos casos, probablemente la mayora, o a nivel meta-histrico, una selecta mi- nora. Una posibilidad, la de Roelstraete, es que sea cual fuere el disparador (la cada del Muro de Berln, el ataque a las Torres Gemelas o el post comunismo en Euro- pa del Este), la modalidad retrospectiva se presenta como una respuesta a la im- posibilidad de pensar el presente, menos an el futuro. El retiro hacia el pasado, el rescate ideolgico y emocional de los que quedaron en el camino, y la legitimidad y seriedad acadmica de la Historia como ciencia parecen indicar el camino adecua- do para el arte de esta dcada, evasin en forma de digresin, con altos riesgos de vaco conceptual y repeticin mecnica. La otra posibilidad, propuesta reciente- mente por Katerina Gregos en un artculo relacionado a la propuesta curatorial para Manifesta 9, realizada bajo el liderazgo Cuauhtmoc Medina, es ciertamente me- nos intransigente, y se acerca ciertamente a las de Van Alphen. Aboga por la historia (o historias varias) como una herramienta ineludible y necesaria para la comprensin del presente, para la visin de un futuro y por sobre todo para evitar amnesias que provoquen la recada en catstrofes polti- cas. La apropiacin por parte de los artis- tas de esta tesis tendra que ver entonces con la bsqueda de respuestas para el pre- sente. El mayor riesgo en este caso parecie- ra ser caer en la mera melancola, nostalgia y complacencia. En nuestro pas la tendencia a recuperar el pasado ha estado mayormente ligada a la supervivencia de la memoria, desde el retorno de la democracia al presente, exaltada por los festejos del Bicentenario en formato nacional y popular. Sin pasar por el archivo ni la documentacin, sino a modo de homenaje y monumento, se trat siempre, con mayor o menor efec- tividad, de mantener vivo el recuerdo, evitar el olvido, hacer justicia a los cados. Sin embargo, la investigacin en historia e historiografa del arte, en gran medida supeditada a polticas culturales estancas que datan de los aos 70, ha comenzado a resurgir lenta y tmidamente en los lti- mos aos y a circular en mbitos de alcan- ce masivo. Asimismo algunos artistas han comenzado a desarrollar proyectos que se alejan del mausoleo, y se plantean la histo- riografa del arte local como campo de in- vestigacin y problematizacin de su pre- sente artstico. En este marco la muestra de Guillermo Faivovich en la galera Mite hace un rescate emocional de las pinturas que decoran los livings de sus familiares y de la coleccin Pintores Argentinos del siglo XX del Centro Editor de Amrica Latina. Pinturas Faivovich recolect una serie de pinturas con las que convive o convivi en algn momento dado de su vida, y que sirvie- ron de distraccin durante interminables almuerzos de domingo. El factor emocio- nal, que pareciera ser la principal motiva- cin para esta exposicin, si bien encan- tador, probablemente resulte irrelevante al espectador al momento de enfrentarse a la obra. Bsicamente se trata de seis pin- turas sin datos que nos permitan acercar- nos a ellas, salvo las frmas de los artistas: a uno lo conocemos, otro nos suena pero no es, hay otros tres cuyos nombres jams habamos escuchado y una ltima obra sin frmar. Carentes en apariencia de una conexin que les confera algn sentido, las pinturas conviven plcidamente en la pared de la galera como lo haran en el calor eclctico de cualquier hogar familiar. Sin embargo, en su desarraigo topogrfco estas pinturas evidencian los mecanismos que operan en la memoria y el discurso de la historia. Inclusive aquellos artistas, como Vicente Forte, que alcanzaron hitos de presunta legitimacin como la Bienal de Venecia -objeto de deseo para algunos y fuente de frustracin para otros- even- tualmente quedan fuera de nuestro foco de atencin. Pero esto no signifca que queden fuera de los anales de la pintura argentina y que deban ser confnados al olvido categrico. La historiografa, como dice Faivovich, parece no llegar al living, pero es probable tambin que la causa sea una falencia de la historiografa misma y sus exiguos parmetros a la hora de deli- mitar su objeto de estudio. Fotografas En una de las paredes de la librera Purr, sede de la galera Mite, se encuentra la segunda pieza que conforma este dueto historiogrfco. Una serie de fotografas de portadas de la coleccin de fascculos Pintores Argentinos del siglo XX editada por el Centro Editor de Amrica Latina entre 1980 y 1983. Lejos del lujo decorativo y marca de status que se supone implica el cuadro autntico colgado en el living del hogar, el CEAL promovi el libro como un artculo de primera necesidad, accesi- ble a un pblico masivo, al alcance de la mano de todos en el kiosco de diarios y revistas. Contrapunto exacerbado por la ubicacin de la pieza en una librera de arte contemporneo, que nos provee de esos hermosos libros importados con pre- cios dolarizados que tanto nos gustan y que tendemos a exponer nosotros mismos en nuestros livings y bibliotecas. La presentacin asptica en prolija grilla, modelo obligatorio de la exhibicin archi- vstica documental, apela a la austeridad para ser tomada en serio. Todo indica que se trata nuevamente de desempolvar a ar- tistas olvidados, marginados por la histo- riografa local que los ha hecho a un lado para dar paso a los prceres de la pintura: una especie de reivindicacin del pobre pintor enajenado. Sin embargo, la nmi- na de 24 ttulos resulta azarosa: incluye a Suspisiche, Dermirijian y Seoane pero tambin a Aizenberg, Kemble y Hlito, la curva de popularidad es amplia y se presta a confusiones. Quin se atrevera a decir que no conoce a Roberto Aizenberg, uno de los artistas ms citados en la pintura de corte metafsico de los ltimos aos, o a Kenneth Kemble, homenajeado en la ltima feria arteBa, pinculo del estre- llato local? Pareciera entonces que no se trata de reivindicacin historicista, sino de puro revisionismo neutralizado, tal vez un refrescar la memoria para algunos y una nota pedaggica para aquellos que se quedaron atnitos al contabilizar cuntos de aquellos nombres les sonaban cono- cidos y cuntos parecan elegidos a dedo de una gua telefnica o incluso inventa- dos. No se trata tanto de un cementerio de nombres aislados y olvidados, sino de un recorte eventual sobre la historia de la pintura argentina en todo su esplendor y toda su decadencia. Es quizs una opor- tunidad para reconocer la propia ignoran- cia para aquellos que nos movemos en el campo del arte, un alerta sobre el empo- brecimiento de la educacin artstica en materia de historia y, por sobre todo, una advertencia sobre la angustiante crueldad del tiempo; ciertamente ya nada es garan- ta de trascendencia. En principio las pinturas y fotografas de Guillermo Faivovich no proponen una alternativa para comprender un presen- te desenfrenado y catico. Pero tampoco caen en la complacencia melanclica y nostlgica del que evita su presente, mu- cho menos en el cinismo de aquel que re- niega de su pasado. Simplemente evocan un pensar histrico, una actualizacin del pasado, y potencialmente una construc- cin del tiempo histrico en tanto que tiempo abierto y activo, en el cual la falta de investigacin y la omisin no se ampa- ren en la amnesia colectiva. Pla dels ngels, Barcelona. Un chico inten- ta un grind apoyando el costado de su ska- teboard sobre la rampa que precede al res- plandeciente edifcio blanco del MACBA. Escucho la voz de Benjamin H. D. Buchloch superpuesta a esta escena. El crtico discu- rre sobre el proceso de institucionalizacin del arte contemporneo mientras arquea sus pobladas cejas como un bho y reduce has- ta casi hacer desaparecer sus pupilas sobre unos iris de un verde clarsimo. Me encuen- tro en el Centro de Estudios y Documen- tacin MACBA cuyo edifcio se enfrenta al del museo propiamente dicho. Miro simul- tneamente la demostracin de skateboar- ding urbano que transcurre en la plaza y la imagen de Buchloch proveniente de un mo- nitor. Slo escucho su voz amplifcada por los auriculares que eliminan todo el sonido ambiental. La imagen corresponde a una entrevista que realiz Antoni Muntadas en los aos ochenta para su proyecto Between the Frames: Te Fo- rum (1983-1993). Dicho trabajo tuvo como resultado una videoinstalacin presentada por primera vez en el Wexner Center for the Arts en Ohio en 1994. Desde ese mo- mento fue objeto de varias muestras hasta la presente en el MACBA. La institucin ad- quiri la obra junto a diversas instancias do- cumentales sobre sus anteriores exposiciones y, paralelamente, las grabaciones de las 156 entrevistas originales que Muntadas realiz a los principales agentes de mundo del arte contemporneo a lo largo de esos diez aos. Actualmente dicho material se conserva en el Centro de Estudios y Documentacin (CE- DOC) del museo y est expuesto al pblico en la entrada del edifcio mediante unos mo- nitores que pueblan un escritorio circular. El MACBA aloja la videoinstalacin original de Muntadas y, paralelamente, el CEDOC em- plaza en su sede un dispositivo que permi- te visualizar todo el material crudo de las entrevistas. Para completar el panorama el Museo Reina Sofa presenta simultneamen- te una muestra retrospectiva que rene los cuarenta aos de trayectoria de Muntadas, llamada Entre/Between. Defnitivamente, en la programacin de los museos espaoles, este es el ao del dragn y del viejo mediar- tist cataln. La videoinstalacin est compuesta por sie- te pantallas con los siguientes captulos: 1) y 3) los marchantes, las galeras; 2) los co- leccionistas; 4) los museos (representados sobre todo por sus directores); 5) los guas de sala; 6) los crticos; 7) los medios (especiali- zados); 8) eplogo (dedicado a los artistas). Al comienzo de cada uno de ellos un texto explicita el contenido de los captulos sobre personas e instituciones localizadas entre el artista y el pblico. Contina el videograph, el arte, como parte de nuestro tiempo, de la cultura y de la sociedad, comparte, y est infuido por, reglas, estructuras y tics como cualquier otro sistema econmico, poltico o social de nuestra sociedad. Los ocho ca- ptulos exploran las defniciones y auto ca- racterizaciones de los actores del sistema del arte en un momento clave del proceso de institucionalizacin y expansin econ- mica y material que marc la dcada de las hombreras y polainas. La obra de Muntadas dirige su mirada al entorno, a los mecanis- mos de circulacin de las obras artsticas y a las maquinarias institucionales que sustentan dicho proceso. Esta operatoria se refeja en Derecho al archivo Between the Frames: Te Forum y una mirada al sur Por Federico Baeza la forma de evocacin panptica (un moti- vo recurrente en Muntadas) que exhibe la planta de la instalacin: los paneles confor- man un crculo con una abertura axial por la cual se accede a un recinto tambin redondo que se abre a siete celdas. Desde el centro (el espacio del pblico) es posible observar a travs de las pantallas a los diversos agentes del mundo del arte. Cada celda se encuen- tra iluminada por un color distintivo (que tambin aparece en los fondos de las placas grfcas de los videos) y aloja un monitor junto a unas pocas sillas. Las entrevistas no se encuentran subtituladas ni dobladas, los idiomas en que se expresan son ingls, fran- cs, italiano, espaol y cataln, lo cual habla del recorte occidental del mundo del arte referido y de las posibilidades idiomticas de Muntadas en el momento de comunicarse con sus entrevistados. Dicha variedad da un aire bablico al murmullo simultneo de las voces que se percibe como el clima sonoro de la instalacin. As, dependiendo de las competencias idiomticas del espectador el murmullo ser en mayor o menor medida inteligible. Sobre el discurrir de los entrevis- tados se yuxtaponen imgenes de carreteras saturadas de vehculos, escaleras mecnicas, oleajes martimos, paisajes de rascacielos, etc.; imgenes que evocan la idea de un sis- tema contemplado desde diversos puntos de vista, estos planos tambin podran asociarse a las nociones de circulacin, fujo o trnsi- to. Esta discontinuidad de las imgenes con los textos le otorga a los videos un giro de extraeza y opacidad que defnitivamente los enriquece. (Detalle importante, ya que las cintas tienen un plan narrativo previsible y bastante esquemtico no muy distinto al de cualquier documental televisivo convencio- nal de mediana calidad.) El proyecto se exhibe con los registros do- cumentales de sus anteriores presentacio- nes. El planteo es una rplica (museifcada, ciertamente) de su primera instalacin. En diversas ocasiones Muntadas decidi alterar esta organizacin o escogi delegarla en otras personas. Un ejemplo de la primera ca- tegora se desarroll en 1994 en el Museo de Arte Contemporneo de Burdeos donde se emplaz cada pantalla en un espacio funcio- nal de la institucin relacionado con el tema de la cinta. La segunda variante, la presen- tacin delegada del proyecto, se desarroll entre los aos 2000 y 2001, cuando Munta- das terceriz el proyecto en un historiador del arte, un socilogo, un flsofo y un eco- nomista consecutivamente. Muntadas defne esta delegacin con la metfora musical de la interpretacin, que podra entenderse simultneamente como ejecucin efectiva, actividad productiva y actividad lectora. Se- gn Anne Bnichou, quien public recien- temente un libro sobre el proyecto editado especialmente por el MACBA para el evento, la operacin de delegacin de la presenta- cin de la obra del mismo Muntadas a otros agentes del campo cultural se homologa a la institucionalizacin entendida como un pro- ceso de delegacin de la presentacin de la obra del artista a otros agentes del sistema del arte en los aos documentados. En concreto, ms all de lo interesante de las implicancias en la historia contempor- nea del arte, el proyecto expuesto en MAC- BA despierta un inters mdico. Presentado como la rplica museifcada de un clsico del videoarte de los ochenta con un guin que surge de la edicin de las entrevistas que no se inclina por procedimientos narrativos muy arriesgados, Between the Frame es un venerable mamut que conmueve tibiamente. Pero este panorama se vuelve ms alentador cuando se piensa en las casi 200 horas de entrevistas que Muntadas realiz a perso- nalidades como Benjamin Buchloch, Pierre Restany, Graig Owens, Achille Bonito-Oli- va, Lucy Lippard, Daniel Buren, Allan Ka- prow, John Baldessari, Holly Solomon, Hans Hascke, Dan Graham, Yves Michaud, entre ms de 150 entrevistados en un momento clave. Este archivo permite indagar sobre sus argumentos, narraciones, descripciones, valoraciones, pero tambin nos devuelve sus gestos, infexiones, tics, entonaciones. Bien de archivo Desde esta perspectiva el proyecto de Mun- tadas lega como elemento central un cmulo de material documental que atinadamente el MACBA adquiere. Esta accin se encuentra en consonancia con la tendencia mundial a privilegiar las prcticas archivsticas presen- tes en instituciones de las ms variadas pero tambin en proyectos artsticos sumamente heterogneos. Podra llamar a estas prcticas de documentacin e investigacin, tareas de infraestructura del mundo del arte. Esta capacidad que MACBA posee de detectar in- teresantes ncleos de material archivstico de arte contemporneo se debe a un particular diseo institucional. La estructura del CE- DOC se asienta en un trpode sumamente fuido entre las secciones de la biblioteca, el archivo y la coleccin. En realidad el archivo es una entidad que se solapa al resto de las unidades. Libros de artistas, cartas, objetos de los ms diversos tipos deben ser material de consulta al pblico en tanto documenta- cin, pero una biblioteca no puede satisfacer las condiciones de conservacin de dichos materiales, all entra el archivo con su bagaje tecnolgico. Por otro lado, como sabemos, hace varias dcadas ya que las instancias do- cumentales de los proyectos artsticos mu- chas veces son los nicos vestigios materia- les de sus concreciones, de hecho en ciertas ocasiones dichas huellas fueron pensadas directamente como obras, el caso de diversas corrientes conceptuales es la ms obvia. Esta circunstancia especfca de la archivstica del arte contemporneo hace que su material de estudio, al ser considerado obra de arte, pueda perderse en los inexpugnables reser- vorios de los coleccionistas. Operaciones que intentaban desafar el carcter aurtico o mercantil del sistema del arte vuelven, para- djicamente, a ser insertadas en l por colec- cionistas u otras instituciones. La misin del archivo en este caso es suspender el valor de cambio de estos objetos para ingresarlos a su acervo en un estado de disponibilidad ilimi- tada. En este sentido la tarea archivstica no busca meramente conservar, sino sobre todo producir constante accesibilidad al material; esto implica su estudio, su organizacin, su clasifcacin y la recurrente revisin de los presupuestos epistemolgicos (e ideol- gicos) con los que acta. En estos ltimos aos este aspecto democratizador del archivo se ha acentuado con la digitalizacin y pu- blicacin online del material. En la escena, digamos, iberoamericana, podemos mencio- nar el caso del mismo CEDOC y del Centro Internacional para el Arte de la Amricas (ICAA) del Museo de Bellas Artes de Hous- ton (MFAH). A nivel local es destacable el caso de la Fundacin Espigas. La accesibilidad a la que me refero no es la simple clasifcacin aristotlica que agrupa por gneros y especies. Los archivos visuales y objetuales de arte contemporneo tienen como desafo funcionar como el clebre At- lasMnemosyne que Aby Warburg desarrollara en los ltimos aos de su vida. El Atlas con- sista en tcnicas de agrupacin de las imge- nes que activaran relaciones complejas entre ellas, ms all de sus jerarquas y fronteras de procedencia. Cada imagen, cada objeto, es un fragmento que adquiere sentido en la contigidad con otros fragmentos inconexos. Este aparente azar en la compaginacin he- terognea de fragmentos es un resabio de la memoria premoderna basada en el desorden del recuerdo mnemnico. As, en palabras de Walter Benjamin, surge el presente desde los destellos del pasado. El tiempo del archivo es un pliegue que se opone a la linealidad de la historia iluminista. En este sentido es interesante valorar la vin- culacin entre los centros de documentacin e investigacin y los espacios expositivos. Pensando en un archivo que funciona estra- tgicamente en el presente, este nexo se hace crucial en el momento de generar exhibicio- nes y actividades que conviertan a los mu- seos u otras instituciones en verdaderos pro- ductores de lecturas y, a su vez, garantes de la posibilidad efectiva de respuesta (posicio- namiento siempre poltico) a dichas lectu- ras. Para que esto sea posible, como indiqu ms arriba, estas instituciones deben volcar recursos (econmicos y profesionales) que permitan extraer los materiales de estudio de la esfera de la propiedad (en tanto objetos sujetos al valor de cambio) para emplazar- los en un estado de disponibilidad pblica. As, en el caso de Between the Frames, ser posible, contradecir la lectura de Muntadas, la de MACBA u otras instituciones, revisitar las propias nociones sobre la conformacin del sistema del arte y elaborar nuestras res- puestas intelectuales, pasionales y polticas. Ahora bien, En Buenos Aires qu lugar ocupa esta problemtica en nuestras institu- ciones? Ocupa alguno? El Mamba, que con- tina con su dilatada reaparicin en escena luego de parciales reinauguraciones, an no dio pistas de interesarse en el asunto En las instituciones de gestin privada el horizonte no parece ms alentador. Dicho panorama se evidenci claramente en la serie de charlas que se realizaron con motivo de los diez aos de la inauguracin de Malba en septiembre del ao pasado. Dicha institucin tiene el antecedente de cerrar su biblioteca para ha- cer lugar a un gift shop. Poco se dijo sobre esta circunstancia en aquella ocasin. Mien- tras las autoridades de la Fundacin Proa y de Malba se felicitaban mutuamente por la efcacia del sector privado en el rea, cual- quier mencin, de parte de los expositores o del pblico a la necesidad de sustentar cierta inversin en infraestructura de investiga- cin en arte contemporneo brill por su au- sencia. Proa, lanzada como una plataforma meramente expositiva, con edifcio renovado (aunque situado, en palabras de su directora, un poco lejos), no parece interesarse en la tarea. Tal vez, con la prxima expansin edi- licia, Malba revea alguna de sus prioridades. Mientras estas circunstancias no se modif- quen, los espacios expositivos sern incapa- ces de producir infraestructura de investi- gacin, no colaborarn en el desarrollo del campo efectivo de la produccin artstica e intelectual y se mantendrn exclusivamente en la economa de servicios que rige a sus gift shops, cafeteras, rests y libreras. Y as negarn al tejido social que los sustenta lo que contemporneamente es un derecho, el derecho al archivo. Objetos Existen 802 objetos en total 1 . Un grandioso metasistema, formado por sistemas de objetos precisamente demarcados, organiza el material ex- istente en la Tierra, segn la declaracin de Bispo do Rosrio a Hugo Denizart en el flm O Prisioneiro da Passagem (1982). Estos objetos tienen una marca de precariedad intrnseca. En el lmite, proponen un parentesco tico con Lygia Clark y Hlio Oiticica, aun en el plano intuitivo, porque Bispo do Rosrio debi negociar con el contexto de una economa simblica de supervivencia. Clark y Oiticica, a su vez, pensaban el arte como una transgresin antirrepresiva. Bispo do Rosrio constituy un cierto orden del mundo. Oiticica hizo una serie de Fotografas de la calle (1965) en Ro de Janeiro en la cual registra agrupamientos coyunturales de objetos hechos por la poblacin de la calle, como pequeos monumentos para una esttica del margen social. Estas fotografas recuerdas ciertas aglomera- ciones de objetos efectuadas por Bispo do Rosrio. En el manifesto Nosotros rechazamos (1966) Clark, artista de la precarie- dad del ser, proclam: Proponemos lo precario como nuevo concepto de la existencia en contra de toda cristalizacin esttica de la duracin 2 . All donde Clark afrma la precariedad, Oiticica afrma la adversidad 3 . Son, tambin, dos condiciones vivenciales de Bispo do Rosrio. Como conjunto, el corpus de la produccin de Bispo do Rosrio parece estar incompleto, interrumpido por su muerte en 1989. En l, opera una nocin de sistema de objetos, como un orden lgico a travs del cual las cosas son producidas y destinadas al mundo. Este sistema de Bispo do Rosrio puede verse bajo la ptica de Le Systme des Objets de Jean Baudril- lard. La cuestin central es la de percibir que este corpus propone una fenomenologa del objeto que se aproxima a su sentido tanto a nivel de la experiencia de la produccin como de la percepcin. Adems, el anlisis de la obra de Bispo do Rosrio solicitara una aproximacin a partir de ciertos postulados de la teora esttica. Muestro fuera de m un mundo que ya habla, as como muestro con el dedo un objeto que estaba en el campo visual de los otros, escribi Maurice Merleau-Ponty en La prosa del mundo 4 . Con el material existente en la Tierra, Bispo monta su propia prosa del mundo. El modelo, aqu, es desar- rollar una fenomenologa a partir de los objetos de Bispo do Rosrio, ms 1 Segn Wilson Lzaro en conversacin con el autor, agosto de 2006. 2 En: Lygia Clark. Coleo ABC. Rio de Janeiro: FUNARTE, 1980, p. 30. 3 Esquema Geral da Nova Objetividade. Rio de Janeiro: Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro, 1966. 4 Op. cit., nota 13 supra, p. 26. que una Gestalt de la percepcin ptica de la forma o de su fantasmtica conjetural. La solucin al misterio slo se encuentra en el examen crtico de las obras producidas, escribi una vez Mrio Pedrosa sobre las relaciones entre forma y personalidad 5 . La complejidad de la obra de Bispo do Rosrio nos dice que es necesario hacer el esfuerzo nietzscheano de aprender el arte desde el punto de vista del artista. Su discurso no se construye del lado del sobrante excesivo de objetos en el mundo. Los objetos son necesarios a la propia conformacin del mundo. El artista habla desde el punto de vista de la falta de objetos simblicos y, ms exactamente, de una necesiddad precisa de todos esos objetos. Est en lo opuesto del exceso de la ecuacin perversa museifcacin = momifcacin. Una vez que no existe un canon terico que d cuenta adecuadamente de la obra de Bispo do Rosrio, surge la ecesida de articular principios metodolgicos que puedan corresponder con la tarea analtica. Traduccin: Claudio Iglesias 5 Forma e Personalidade (1951), en: Dimenses da Arte. Rio de Janeiro: Minis- trio da Educao e Cultura, 1964, p. 90.