Escuelas - Filosoficas y Cambios Paradigmaticos - ESAP

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ESCUELAS FILOSFICAS Y

CAMBIOS
PARADIGMTICOS II

PROGRAMA ADMINISTRACIN PBLICA TERRITORIAL





FABIO E. LPEZ DAZ





ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACIN PBLICA


1


ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACIN PBLICA





Director
HONORIO MIGUEL HENRIQUEZ PINEDO


Subdirector acadmico
CARLOS ROBERTO CUBIDES OLARTE


Decano de pregrado
JAIME ANTONIO QUICENO GUERRERO


Coordinador Nacional de A.P.T
JOSE PLACIDO SILVA RUIZ


Edicin

Correccin de estilo

Diagramacin

Acabados




ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACIN PBLICA
FABIO E. LPEZ DAZ
Bogot D.C., Marzo de 2008



2

CONTENIDO

DE LOS NCLEOS TEMTICOS Y PROBLEMTICOS

1 SISTEMAS FORMALES, CLCULOS LGICOS, LENGUAJ ES
NATURALES, ARGUMENTOS Y FALACIAS

1.1 Sistemas Formales

1.2 Clculos Lgicos

1.3 Lenguajes Naturales

1.4 Argumentos y Falacias

2 SEMNTICA Y PRAGMTICA, Y J UEGOS DEL LENGUAJ E

2.1 Semntica

2.2 Pragmtica.

2.3 J uegos del Lenguaje.

3 RACIONALIDAD Y ACTITUDES PROPOSICIONALES

3.1 Racionalidad

3.2 Actitudes Proposicionales

4 ESTRUCTURAS NORMATIVAS Y
LGICAS DE LA ACCIN

4.1 Estructuras Normativas

4.2 Lgicas de la Accin

5 COMUNICACIN Y CONVENCIN

5.1 Comunicacin

5.2 Convencin









3
DE LOS NUCLEOS TEMTICOS Y PROBLEMTICOS

El plan de estudios del Programa de Administracin Pblica Territorial, modalidad
a distancia, se encuentra estructurado en siete ncleos temticos. stos, a su vez,
se constituyen en los contenidos nucleares del plan de formacin que, en la
exposicin didctica del conocimiento, se acompaan de contenidos
complementarios especficos.
Cada uno de los siete ncleos temticos que componen el programa tiene una
valoracin relativa en nmero de crditos y, en consecuencia, vara tambin en el
nmero de asignaturas que lo conjugan. El primer momento en cualquier proceso
de formacin ha de establecer las particularidades del programa, de ah que sea
necesario dar a conocer los ncleos temticos con su respectiva valoracin en
nmero de crditos: Problemtica pblica, once (11) crditos; Problemtica del
estado y del poder, 23 crditos; Organizaciones pblicas, 24 crditos; Espacio
tiempo y territorio, 22 crditos; Gestin del desarrollo, 16 crditos; Economa de lo
pblico, 18 crditos; y Formacin general, 21 crditos.
De igual manera, se debe reconocer que el plan de estudios se cimienta en el
principio de la problematizacin. En otras palabras, la formacin en Administracin
Pblica Territorial parte del hecho de que la disciplina se encuentra en constante
cambio terico y prctico; lo cual genera, a su vez, problemas multifacticos que
implican la formacin de profesionales con capacidad de comprender, explicar y
resolver los distintos textos y contextos que conforman la administracin pblica.
Problemtica
Pblica
Espacio
Tiempo y
Territorio
ADMINISTRACIN
PBLICA
Gestin del
Desarrollo
Problemtica
del Estado y
del Poder
TERRITORIAL
Organizaciones
Pblicas
Economa de
lo Pblico
Formacin
General

4

NCLEO: PROBLEMTICA PBLICA

En la formacin d tudiar que es lo
ue se denomina pblico. Esta palabra tan cotidiana, posee un campo de estudio
comprender los problemas de lo pblico, en los
istintos escenarios que ofrecen la poltica, la economa, la organizacin social y la
o Problemtica Pblica, segn Ramiro Vlez
005 se orienta, desde su mirada histrica, en tres dimensiones bsicas: Las
llar estos contenidos se han organizado cinco (5) asignaturas
copiladas en sus respectivos mdulos. A continuacin se presenta cada una de

e un Administrador Pblico es fundamental es
q
amplio que ha evidenciado sus mltiples problemticas. Por ello, este ncleo tiene
por objetivo conocer la naturaleza de lo pblico y su transformacin en los
diferentes contextos espacio/temporales, en las diferentes posturas
epistemolgicas y lgicas bajo los cuales se ha abordado dicho conocimiento, a
travs de los distintos problemas contemporneos que se estructuran alrededor de
lo pblico y determinar sus manifestaciones y transformaciones en contextos
espacio/temporales especficos.
1

En la actualidad se hace necesario
d
cultura a nivel local, nacional e internacional. Lo pblico y sus debates son temas
de primer orden en las acciones humanas contemporneas. Por una parte los
avances en las ciencias y la tecnologa, los medios de comunicacin y las TICS y
las organizaciones transnacionales. Y por otra, la expedicin de nuevas
constituciones en las ltimas dcadas, los nuevos ordenamientos polticos y
sociales, los problemas de etnias, gnero, generacin, medio ambiente,
subjetividad, globalizacin, autonoma y tica, son algunos de los ejemplos de la
pertinencia del estudio de este tema.

En este sentido el desarrollo del ncle
2
condiciones que han definido lo pblico como un fenmeno socio-cultural y
poltico; las reflexiones que entorno a l se han generado (enfoques, doctrinas,
teoras) y las situaciones especficas que configuran la problemtica pblica
colombiana.

Para desarro
re
ellas.






SIGNATURAS DEL NCLEO PROBLEMTICA PBLICA CRDITOS SEMESTRE A
1. Escuelas Filosficas y Cambios Paradigmticos I 2 1
2. Escuelas Filosficas y Cambios Paradigmticos II 2 2
1
Tomado del Documento de Condiciones Iniciales, Factor No 4 Estructura Curricular. Escuela Superior de
Administracin Pblica. Programa a Distancia. 2004.

5


EL TRABAJO DEL TUTOR
El tutor tendr libertad de ctedra en cuanto a su posicin terica o ideolgica
el desarrollo de los contenidos de los
umplimiento por parte de los tutores. Los Tutores
acin del

3. Introduccin a La Problemtica Pblica 2 3
4. Pensamiento Administrativo Pblico 2 4
5. Problemtica Pblica Colombiana 2 7
frente a los contenidos del mdulo, pero
mdulos son de obligatorio c
podrn complementarlos los mdulos con lecturas adicionales, pero lo obligatorio
para el estudiante frente a la evaluacin del aprendizaje son los contenidos de los
mdulos; es decir, la evaluacin del aprendizaje deber contemplar nicamente
los contenidos de los mdulos. As mismo, la evaluacin del Tutor deber
disearse para dar cuenta del cubrimiento de los contenidos del mdulo.
El Tutor debe disear, planear y programar con suficiente anticipacin las
actividades de aprendizaje y los contenidos a desarrollar en cada sesin de tutora
(incluyendo la primera). Tambin debe disear las estrategias de evalu
trabajo del estudiante que le permita hacer seguimiento del proceso de
autoaprendizaje del estudiante. Por cada crdito, 16 horas son de tutora
presencial o de encuentro presencial y 32 horas son de autoaprendizaje (y este
tiempo de trabajo del estudiante debe ser objeto de seguimiento y evaluacin por
parte del tutor). Las asignaturas (mdulos) de APT son de 2, 3 y 4 crditos.


















6





Y
TICOS II


resentacin




ESCUELAS
FILOSFICAS
CAMBIOS
PARADIGM



P

7
ste Mdulo Filosficos I. A lo largo de esta
herramienta te en los principales aparatos
cognitivos e con el conocimiento, a saber, la
gica y e desarrollo del lenguaje como herramienta analtica.
entras que en el mdulo I, se introducen temas relacionados con distintos



E
es la continuacin de los Fundamentos
de trabajo se introduce al estudian
mpleados por la filosofa en su relacin
l l
Mi
campos de la filosofa, en el mdulo II la preocupacin consiste en integrar fuertes
bloques de informacin estrictamente ligados al campo de la lgica, el lenguaje y la
comunicacin.
La importancia de la lgica para la filosofa fue sealada ya en los trabajos de
Aristteles quien, al igual que los filsofos de la Edad Media, dieron las bases
fundamentales de los principales clculos lgicos: El clculo proposicional y El clculo de
predicados. A partir del siglo XIX el desarrollo de la lgica gracias a los trabajos de Boole,
Frege, Russell y Withehead, dio como resultado una expansin de los dominios de la
misma hacia tratamientos formales de los lenguajes naturales. A mediados de los aos
50s del siglo pasado la lgica haba alcanzado un desarrollo tal sobre todo por la
influencia de los lgicos polacos, hasta el punto de que el matemtico y lgico Alain
Touring dise el modelo computacional que le dio vida a la inteligencia artificial.
De la mano este progreso de la lgica ha estado el trabajo de la filosofa del
lenguaje a laque se dedica una parte de este mdulo. Desde los trabajos pioneros de
Frege acerca de la comprensin del lenguaje natural, lleg a avanzarse en una direccin
sin precedentes en el vnculo entre lenguaje y forma lgica por un lado, y lenguaje y
accin, por el otro. Sumado a los trabajos lingsticos, el desempeo de la filosofa se
abre camino a travs de la semntica y la pragmtica, disciplinas stas que se involucran
con los problemas del significado (la relacin del mundo con el lenguaje y del lenguaje
con la mente humana), y de los problemas relacionados con la comunicacin y la
convencin. Estos ltimos mbitos de discusin han dado lugar a intentos muy
interesantes de aplicacin de la lgica, la semntica y la pragmtica en el campo de las
ciencias sociales; el resultado: la discusin sobre las estructuras normativas de la vida
social, la discusin sobre las lgicas de la accin, especialmente la Lgica de la accin
colectiva y los temas cercanos a la teora de juegos y de la eleccin racional.
Como en el anterior Mdulo, el objetivo de ste es ofrecer al estudiante
herramientas analticas, cognitivas y epistemolgicas provenientes de la filosofa;
en este caso orientadas hacia el contacto con las ciencias sociales.








8



9
ISTEMAS FORMALES,
LENGUAJES NATURALES,
ARGUMENTOS Y FALACIAS
La e
hu n
engao, sino que podemos tener xito. Podemos recurrir a este
instrumento porque nuestro pensamiento se adecua con gran facilidad
UNIDAD I
S
CLCULOS LGICOS,

lgica es, en cierto sentido, un reflejo de lo que ocurre con la ment
mana: si podemos engaar es porque sabemos no slo qu es u
a ciertas reglas que permiten saber cundo estamos equivocados o
cuando incurrimos en contradicciones. Pero, ms maravilloso an, es
el poder de restituirle a la palabra su valor de verdad.







Plan del Captulo
1. Sistemas Formales
2. Clculos Lg
3. Lenguajes N
ias
icos
aturales
4. Argumentos y Falac

Ob

Comprender la relacin entre la lgica y los lenguajes naturales.
Examinar las estructuras de algunos argumentos y falacias.



ntroduccin
jetivos del Captulo


Identificar un sistema formal.
Reconocer el funcionamiento bsico de los clculos lgicos.












I




10
as razones que
de lenguajes qu
pudieran haber dado lugar a la estructuracin de cierto tipo
lenguaje cotidiano,
pueden imaginarse con cierta facilidad para quienes asistimos a un mundo
eno de trminos tcnicos y de fuerte contacto con los discursos cientficos.
contar la historia de la lgica muchos tericos se remontan a las primeras
n el
tiempo
ble la posibilidad de proceder como lo
hacan
st a quienes perseguan la verdad.

que fu
este camino abre una direccin cada
vez m
e lograran evitar las ambigedades del
ll
Al
formas de estructuracin matemtica, a filsofos como Tales de Mileto o bien, a la
axiomatizacin que hizo Euclides de la matemtica de su tiempo y que empez a
contar a partir de su trabajo, con la fundamentacin en elementos simples como
axiomas y postulados. Es importante sin embargo, tener en cuenta que e
L
de Tales la matemtica no posea propiamente un lenguaje especfico, se
trataba de la geometra, es decir, de trabajar a partir de una forma que no remita a
nada ms que a ella misma, si bien es claro que tena amplias aplicaciones en la
realidad antigua tales como la navegacin.
Este vnculo se refiere entonces ms bien a una cierta forma de proceder
que pronto llam la atencin de los filsofos que se ocupaban de objetos
significativamente diferentes tales como el ser, la naturaleza, el estado o la virtud.
Tratndose de objetos que escapaban con facilidad a una inequvoca
comprensin, no era en absoluto desprecia
los gemetras, partir de unos primeros principios que nadie pudiera dudar y
fundamentar en ellos los razonamientos, de forma tal que la conclusin a la que se
llegar pudiera ser plenamente demostrada.
Se afirma entonces que este tipo de procedimiento fue usado por
Parmnides y, en general, por los filsofos sofsticos, que lograban con gran
facilidad convencer a su auditorio de la evidencia de sus afirmaciones. Esto
empez a prestarse para que cualquiera que dominara la tcnica pudiera probar
incluso versiones contradictorias, lo que mole
Este es el caso de Platn y Aristteles, particularmente ste ltimo quien
diseo un primer sistema lgico que permita acceder a la comprensin de la
forma misma del razonamiento evitando plenamente la ambigedad del lenguaje
que tanto haban aprovechado los sofistas.
Posteriormente se asumi durante mucho tiempo la propuesta aristotlica
e incluso muy trabajada por los filsofos medievales, hasta que se proponen
nuevos elementos que hacen de la lgica un sistema simblico que sea capaz de
abordar con mayor facilidad las formas argumentativas alegndose ms
enfticamente del sentido de los trminos,
s slida hacia lo que actualmente conocemos, la lgica como sistema
eminentemente formal que se ocupa de la validez de los argumentos y que puede
dar cuenta no solamente de la forma del lenguaje sino que aborda la forma del
pensamiento humano y los vnculos entre ste y lo que es pensado.
Preguntas Previas

I. Defina Qu es un smbolo?
II. Qu se entiende por sistema formal?

11
III. Qu se entiend
IV. Desde su persp
V. Qu entiende por argumento?
V

e por clculo lgico?
ectiva qu es un lenguaje?
I. Qu es una falacia?



Formales
Un sistema formal es una construccin terica que trabaja esencialmente a
r s o signos, estable una serie de reglas que
determinan la forma en que se relacionan los elementos simples o signos para
rm o compuestas que se llaman reglas de
rmacin del sistema y, por ltimo, el sistema cuenta con un segundo tipo de
egla q
dependiendo justamente del
sistem
1. Sistemas


pa tir una serie de elementos primitivo
ar expresiones ms complejas fo
fo
r ue se llaman reglas de transformacin y que permiten transformar una
expresin o serie bien formada de smbolos en otra.
Es fundamental comprender que los sistemas formales o las expresiones
que pertenecen a ellos no se refieren realmente a algo distinto a ellos mismos y
que cualquier valoracin sobre la validez de una expresin depende
exclusivamente del sistema. Sistemas de este tipo son la matemtica y la lgica
misma que puede ser clasificada en diversas clases
a formal. Es as que podemos distinguir entre:

- Lgica de enunciados o proposicional que se basar en relaciones o
conexiones que puedan establecerse entre las proposiciones y que
trataremos ms detenidamente en la siguiente seccin.
- Lgica de predicados que hace posible detenerse en el anlisis interno de
las proposiciones y permite distinguir los enunciados segn se refieran a
ponde a la totalidad
-
individuos, a propiedades o que atribuyen propiedades a los individuos.
Esta lgica trabaja fundamentalmente con dos tipos de cuantificadores uno
universal que implica que determinada propiedad corres
de los individuos y, uno existencial, que indicara que se est haciendo
referencia a al menos un individuo. La validez de los enunciados depender
de dichos cuantificadores.
Lgica de relaciones que hara factible referirse ms que a una propiedad
especfica a su extensin, es decir, a que la propiedad constituir una clase
a la que pertenecen individuos que poseen dicha propiedad. En este
sentido se habla de lgicas de carcter intensional pues permite la
comprensin formal de todo individuo subsumido en la clase enunciada.


12
Aho
cualida
condic
lengua
postula
A este tipo de mecanismo se le llama clculo lgico y, depende en principio
ra bien, los sistemas formales lgicos si bien poseen la ya mencionada
d de ser cerrados en s mismos y de determinar, en este sentido, las
iones de validez formal de un enunciado permiten evaluar formalmente al
je corriente, proyectar la validez de los argumentos y demostrar
ciones tericas.
de una traduccin que se hace del lenguaje natural a lenguaje formal y que
posibilita que se atienda exclusivamente a la forma del enunciado y no a su
sentido o a la diversidad de interpretaciones que pueden darse de ste.

Texto adjunto 1

btenida a
artir de una aparentemente aceptable especificacin de un conjunto de esta
Russell observ primero que si los conjuntos estn definidos por sus
, puesto que un tal conjunto es un concepto abstracto. Las propiedades
La Paradoja de Russell: En pocas anteriores a la teora de conjuntos cualquier
propiedad concebible era pensada como una propiedad definible de un concepto.
Pero Bertrand Russell descubri en 1901 que una paradoja podra ser o
p
suerte.

miembros, algunos conjuntos resultaran ser miembros de s mismos y otros
conjunto no lo seran. Por ejemplo, el conjunto de todos los elefantes no es l
mismo un elefante y, por lo tanto, ste no es un miembro de s mismo. Pero el
conjunto de todos los conceptos abstractos debera contenerse a s mismo como
miembro
es miembro de s mismo y no es un miembro de s mismo seran, por lo tanto,
propiedades definitorias de conjuntos. En particular, entonces, se definira un
conjunto U como el conjunto de todos aquellos conjuntos que no son miembros de
s mismos: U ={x | x x}. Entonces podemos preguntar de U si es o no un
miembro de s mismo. Ahora dos casos pueden obtenerse: (i) si U no es un
miembro de s mismo, entonces ste satisface la definicin caracterstica de los
miembros de U y, por lo tanto, debera ser un miembro de U, esto es, de s mismo;
o (ii) si U es un miembro de s mismo, entonces ste no satisface la propiedad
definitoria de no ser un miembro de U, esto es, de s mismo. Ya sea que U es
miembro o no de U, el resultado es una paradoja lgica. La conclusin evidente de
esta paradoja es que no hay tal conjunto, aunque en la teora de conjuntos de
Cantor nada excluye la posibilidad de una tal propiedad definitoria. El
descubrimiento de la paradoja de Russell fue, por consiguiente, de gran
importancia (diferentes versiones equivalentes han sido formuladas), pero sta fue
ms significativa a la luz del hecho de que lgicos y matemticos haban intentado
mostrar que la teora de conjuntos servira como una fundamentacin de todas las
matemticas. La aparicin de una paradoja en los mismos cimientos de la teora
de conjuntos hizo que algunas personas dudaran del uso extendido y familiar de
las nociones matemticas, pero tanto la prctica matemtica continu como era
usual sin sentir el embarazo de la crisis fundacional. Muchas de las inventivas e
innovadoras soluciones fueron propuestas para evitar esta paradoja, para
resolverla o para volver sus consecuencias menos tortuosas. Una va, inicialmente

13
sugerida por Russell, fue la teora de los tipos, la cual produjo fructferas
aplicaciones al lenguaje natural (es decir, en la gramtica de Montague), as como
en el contexto de lenguajes de programacin y su semntica, pero va ms all de
los alcances de este libro discutir la teora de los tipos en general o en cualquiera
de otras distintas soluciones de las paradojas de las teoras de conjuntos.
Reglas recursivas: Puesto que los conjuntos finitos especificados
simplemente a travs del listado de sus miembros nunca pueden conducir a tales
paradojas, no hay cambios que se les puedan hacer. Para los conjuntos infinitos,
la va simple para evitar tales paradojas y mantener la capacidad de definir la
mayora de los conjuntos relevantes a las matemticas ordinarias es aportar una
regla para generar elementos recursivamente a partir de bases finitas. Por
la
plicacin de la segunda parte de la regla repetidas veces, se afirma que, puesto
E; etc. La tercera parte garantiza que ningn otro nmero
Una regla para la generacin de los miembros de un conjunto tiene la
iguiente forma: primero, un nmero finito de miembros (a menudo slo uno) son
si-entonces comenzando por uno de los
gicos


ejemplo, el conjunto E ={4, 6, 8,}puede ser generado por la siguiente regla:

a) 4 E
b) Si x E, entonces x +2 E
c) Nada ms pertenece a E

La primera parte de la regla especifica que 4 es un miembro de E; en
a
que 4 E, entonces 8
est en E que no sea en virtud de a y b.

s
declarados explcitamente como pertenecientes al conjunto. Entonces un nmero
finito de enunciados si-entonces especifica alguna relacin entre los miembros del
conjunto que son dados, de manera que cualquier miembro del conjunto puede ser
abarcado por la cadena de enunciados
miembros especificados en la primera parte de la regla, y nada ms que eso en el
conjunto puede ser abarcado por dicha cadena.
El mtodo anterior de especificacin de un conjunto a partir de una
propiedad definitoria para sus miembros no ha sido abandonado en la prctica,
puesto que con frecuencia es bastante conveniente y los casos paradjicos no
emergen en las aplicaciones matemticas comunes de una teora de conjuntos.
Fuera de obras muy especializadas en teora de conjuntos, ambos mtodos son
comnmente usados.
2



2. Clculos L

2
Tomado de Barbara H. Partee, Alice ter Meulen & Robert Wall; Mathematical Methods in
Linguistics, Kluwer Academic Publishers, 1990. Pp. 7-8.

14

Como se mencion en la seccin precedente, un clculo es una serie de
laciones que se dan entre enunciados y que hace posible hacer operaciones que
rmitan evaluar su validez formal. En la medida en que los clculos estn
s n a partir de los parmetros establecidos por
las seccin nos detendremos en el clculo
roposicional, sealando cmo puede ste evidenciar la validez de un enunciado.
La lgica proposicional es un sistema que trabaja con proposiciones esto es
un enu

representar una proposicin como Est haciendo sol.
stos signos son los que establecen las relaciones que
se dan entre las proposiciones y, en esta lgica, se manejan cinco



C

re
pe
in critos en un sistema formal se da
reglas del sistema. En esta
p
nciado del que puede afirmarse que es verdadero o falso, en este sentido
hablamos de un sistema binario.

Elementos primitivos

La lgica proposicional cuenta con tres clases de signos o elementos primitivos:
- Variables: Son letras minsculas que representan proposiciones y se toman
en orden desde la letra p. De esta forma tendramos que p, q o r pueden
- Conectores lgicos: E
conectores que corresponden a conjunciones propias del lenguaje natural.
onector

Signo

Cmo se lee?

Ejemplo
Negacin No p , no p
Conjuncin Y p q, p y q
Disyuncin p q, p q
Condicional Si. Entonces p q,
si p entonces q
Bico p
p si y slo si q
ndicional Si y slo si q


Reglas de formacin
Las reglas que permiten determinar si una expresin est bien
- La negacin siempre se antepone a una variable o a una frmula:
p, ( p q )
- Los conectores pueden unir variables, frmulas o una variable con una


formada sern:

frmula
p q , (p q) ( r s), ( p r) q

15

Ta
considera entonces slo dos valores de verdad y que aqu se representarn con
las letras v o f, aunque es tradicional tambin usar la notacin binaria 0 o 1.
e haya entre dos proposiciones o
frmulas, se establecen las condiciones de verdad de esta relacin entre las
iguiente cuadro se encontrarn los comportamientos que
tiene cada conector
blas de verdad

La lgica proposicional es, como ya se mencion, un sistema bivalente que
De acuerdo a la relacin o conexin qu
proposiciones. En el s

Primera
proposicin
Segunda
proposicin
Negacin Conjuncin Disyuncin Condicional Bicondicional
P q p p q p q p q p q
V V F V F V V
V F F F V F F
F V V F V V F
F F V F F V V

La asignac lores de verdad inicial a cada proposicin responde
simplemente a las posibilidades de combinacin de los valores de cada
proposicin, as si trabajamos solamente con dos proposiciones slo tenemos
cuatro posibilidades que debemos inclui rdenadamente en la tabla ( que las dos
sean verdaderas, que la primera sea verdadera y la gunda fa , que la p era
sea sa y la se nda verda ra o, bien ue las do ean falsa
Ahora bien, si nos detenemos en el funcionamiento de cada conector
Disyu
el antecedente de la relacin, en el caso de la tabla
nterior p, es falso y, el consecuente (q) es verdadero.
alor de
complejo o frmula, incluso
in de va
r o
se lsa rim
fal gu de , q s s s)
podremos observar que la tabla de verdad aporta condiciones de verdad muy
especficas de cada relacin:

Negacin: Cambia los valores de verdad de la proposicin o de la frmula
Conjuncin: Slo es verdad si los dos trminos (proposiciones o frmulas) son
verdaderos.
ncin: Esta relacin slo es verdad si los trminos no poseen el mismo
valor de verdad.
Condicional: Slo es falso si
a
Bicondicional: Slo es verdad si los dos trminos poseen el mismo v
verdad.

Uso de las tablas de verdad

Las condiciones de verdad que acaban de ser expuestas permiten entonces
que pueda calcularse el valor general de un enunciado

16
de argumentos puntuales o, quiz, de un discurso que est escrito en lenguaje
natural.
Cuando se debe hacer la tabla de una frmula es muy importante
s importante y, para esto, simplemente es
ecesario tener en cuenta la jerarqua que tienen los distintos conectores y
empez
n y, por ltimo, la negacin; pero si la frmula es enunciada con
parnt
p p p p q (p p) (p
establecer cul es el conector m
n
ar a hacer la tabla desde los elementos ms simples. As cuando se
encuentran varios conectores se considera el principal si no est entre parntesis
el bicondicional, luego en su orden estaran: el condicional, la conjuncin y la
disyunci
esis si sigue el orden de resolucin que indique el parntesis (de lo ms
bsico a lo ms complejo).
Como ejemplo de una tabla tomemos el siguiente, observando que el orden
de resolucin empieza en la primera columna y se da de acuerdo con la
especificad de la frmula

( p p) ( p q)

P Q
q)
V V F F V V
V F F F F V
F V V F F V
F F V F V V

El ejemplo anterior revela que la frmula ( p a
lgicamente hablando, pues el resultado de la tabla arroj que era verdadera en
todos los casos, por lo que afirmamos que es una tautologa. Si es el resultado
hubies sido que todos los sos es f a entonce hablaramos d falacia, si
es verdadera en unos casos y en otros no tratara d na frmula in cidible.

e
sualmente llamamos argumentos, pues en una tabla que maneje varias variables
acer una tabla resultara muy oneroso.
Podemos definir un argumento como un razonamiento que pretende
unciado que sera la conclusin, a partir de un
onjunto de premisas (proposiciones de las que puede inferirse la conclusin).
hora

p) ( p q) es vlid
e en ca als s e
se e u de


Reglas de transformacin

Las reglas de transformacin son llamadas tambin reglas de inferencia y
permiten manejar ms cmodamente frmulas y relaciones entre frmulas qu
u
h
demostrar una proposicin o en
c
A bien, un argumento puede ser vlido o invlido, ser vlido si la conclusin
se sigue lgicamente de las premisas.

17
Consideremos los siguientes argumentos:

Todos
odos marcianos son gatos
mente vlidos, porque la conclusin se sigue
premisas, aunque en el segundo caso, las dos premisas son
podemos esperar que un argumento sea invlido
cluso teniendo premisas y conclusin falsas:
ue un nio
tos
uego los insectos son los animales ms feos
iciones, es decir, las conexiones
gicas. Vamos ahora a trabajar las formas de los argumentos vlidos, o reglas de
los perros son mamferos
Spike es un perro
Luego, Spike es un mamfero

Todos los gatos son bpedos
T
Luego, todos los marcianos son bpedos

Los dos argumentos son lgica
lgicamente de las
falsas. De esta forma, tambin
in

Un hombre es ms grande q
Los perros son ms grandes que los insec
L

La pregunta obvia contina qu hace que un argumento sea vlido? : La
forma de las proposiciones no lo que realmente dice, para evaluar esto,
examinamos las conexiones entre las propos
l
inferencia lgica:

- Doble negacin.




Dada una premisa cualquiera puede deducirse se doble negacin.

P
Luego, No no p
- Simplificacin:

Si tenemos como premisa una conjuncin, puede deducirse por separado
q p y q
Luego q
cualquiera de las proposiciones que la forman.

P y
Luego p

- Conjuncin:

Si tenemos como premisas dos proposiciones, puede deducirse la conjuncin
de ambas.

18

P
Q
Luego, p y q
Modus Tollendo Ponens: -
como premisas una disyuncin y la negacin de uno de sus
iembros, podemos deducir la afirmacin del otro miembro.
o q
uego, q

Si tenemos
m

O p
No p
L

- Adicin:
ede deducirse la
isyuncin de esta misma formula con otra cualquiera
q
nens:

Si tenemos como premisa una frmula cualquiera, pu
d

P
Luego p o

- Modus Po
p entonces q
uego, q
Modus Tollendo Tollens:

Si tenemos como premisas una frmula condicional y su antecedente,
podemos deducir su consecuente.

Si
P
L

-
ormula condicional y la negacin de su
nsecuente, podemos deducir la negacin de su antecdente.
p entonces q
uego, no p
Hipottico

Si tenemos como premisas una f
co

Si
No q
L

- Silogismo :
en las que el
onsecuente de la primera es el antecedente de la segunda, podemos deducir

Si tenemos como premisas dos frmulas condicionales
c

19
un nuevo condicional con el antecedente de la primera premisa y el
de la segunda.
i q entonces r
consecuente

Si p entonces q
S
Luego, si p entonces r.

- Dilema:

Si tenemos como premisas una disyuncin y dos condicionales cuyos
n los miembros de la disyuncin, podemos deducir la
s dos consecuentes.
o q
s r
i q entonces s
antecedentes so
disyuncin de lo

P
Si p entonce
S
Luego, r o s

- Eliminacin del bicondicional:

De una premisa bicondicional se deduce cualquiera de las dos proposiciones
e la forman y tambin la conjuncin de ambas.
q
uego, si p entonces q y si q entonces p
ional:
condicionales qu

P si y slo si
L
- Intercambiabilidad del bicondic
bicondicional
rmado por ambas frmulas.
uego, p si y slo si q
par os a formular argumentos y a probarlos usando
las tablas de verdad.
sando el Modus Ponens, puedo afirmar que si los gatos son bpedos
ent

Si tenemos dos premisas condicionales cuyos antecedentes y consecuentes
son las mismas frmulas intercambiadas, podemos deducir un
fo

Si p entonces q
Si q entonces p
L

En realidad estas reglas constituyen una especie de fbrica de verdades,
a familiarizarnos con ellas vam

Por ejemplo:

U
onces las vacas vuelan y los gatos son bpedos, luego puedo concluir con
toda evidencia que las vacas vuelan.


20

Aplicacin a frmulas:
q y r, podemos:
Si p entonces q
Podemos deducir por simplificacin de la conjuncin No q


Eje ic

A partir de las reglas enunciadas puede demostrarse cmo se llega a la
conclusin a partir de un enunciado. Por ejemplo, si se nos pide deducir No p o
s de las premisas si p entonces q y no

-
- No q o r
-
- Podemos deducir del paso anterior (No q) y del Modus Tollens No p
- Para finalmente, por la ley de adicin No p o s.
rc ios

Deduzca la conclusin aplicando las reglas de inferencia

- Si p entonces r y s
- P
- Si r y s entonces no no q
o, q
Si r entonces p
ntonces q
entonces no r
Lue



Naturales

encia de los lenguajes propios de los sistemas formales, el lenguaje
atural posee una rica gama de posibilidades de referencia semntica, esto
ignificara que si bien el lenguaje artificial o formal hace posible que se aslen
- Lueg


-
- R
- Si r e
- Luego, p y q



- q
- Si q
- P o r
go, p y q
3. Lenguajes

A difer
n
s

21
todas stra comunicacin cotidiana, nuestro
ngu mal es una modificacin, nos permite
ensar en objetos que difcilmente podran ser formalizados como nuestras
xpres
En nuestra vida cotidiana pretendemos fundamentar nuestras afirmaciones
valorar las opiniones y convicciones de los otros. Cuando hacemos esto estamos
presencia de estructuras argumentativas que consisten, como ya se explic, en
las ambigedades propias de nue
aje habitual, del que el lenguaje for le
p
e iones emotivas o, simplemente, el mundo que nos rodea.
Puede afirmarse adems que lejos de estar ausentes en el lenguaje natural
toda forma o regla, ste posee rasgos similares que han originado la formalizacin
de los sistemas depurados que se han trabajado aqu. Todo lenguaje natural
cuenta con una serie de elementos primarios como las letras, palabras y
relaciones entre palabras que son las que finalmente nos permiten comunicarnos.
As, hablamos de la existencia de una gramtica o estructura que posee dos
planos, el sintctico que nos advierte de la dimensin formal del lenguaje (sujeto,
predicado, etc.) y un plano semntico que cobijara el sentido del lenguaje, esto
es, el significado de lo que decimos.
Al remitirse esencialmente la tarea de la lgica a la posibilidad de aislar el
plano semntico, est separando de nuestro pensamiento algo que resultara
quiz mucho ms apetecible para los tericos del lenguaje: cmo funciona
nuestra comunicacin? por qu logramos hacer referencia al mundo y
comprendernos?. J ustamente en este sentido ha resultado vital para los
desarrollos de la lgica y para mbitos de la filosofa como el lenguaje y la mente,
aproximarse cada vez ms a la dimensin semntica del lenguaje, que nos
conduce a la posibilidad de entrever en qu consiste la vital relacin entre la forma
de nuestro lenguaje y el sentido de lo que decimos.
A partir de esta preocupacin se ha encontrado que para comprender la
comunicacin es necesario partir de la relacin entre el lenguaje y el mundo, de la
forma en que intentamos significar algo a travs de nuestras emisiones lingsticas
y de la relacin que tiene nuestro medio cultural con lo que acaban significando
algunas expresiones.
Otro aspecto que sin duda es fundamental tener en cuenta para capturar la
relacin entre los lenguajes naturales y los formales es la pretensin de los
lenguajes artificiales de acceder con mayor facilidad a la verdad y a la
fundamentacin de los juicios; este comportamiento no es sin embargo privativo
de los sistemas formales, en nuestros usos cotidianos solemos tambin tener
intenciones argumentativas, tendencia a la demostracin y frecuentemente
incurrimos con facilidad en falacias.



4. Argumentos y Falacias


y
en

22
un una afirmacin o proposicin y, que
st Podemos clasificar los argumentos
orrectos o vlidos en dos tipos:
razonamiento que se hace para probar
compuesto de premisas y conclusin. e
c

- Argumentos deductivos: Estos argumentos son los que dependen
esencialmente de su estructuracin lgica o formal, pues su validez
depende se las reglas de inferencia del sistema lgico. Hablamos entonces
de una conclusin que se sigue necesariamente de las premisas, gracias a
la estipulacin de las reglas lgicas.
- Argumentos inductivos: Un proceso inductivo consiste esencialmente en

en el p
premis
falacia
pero q
rmal n presentadas, en este apartado nos referiremos a las falacias
ropia
algo que no le corresponde.
una generalizacin que se hace de una serie de circunstancias o casos
particulares de los que se extrae entonces un criterio universal o que cobija
a todos los que posean los mismos rasgos. Puede decirse entonces que
aunque un argumento inductivo no cumpla con la rigurosa fundamentacin
lgica puede ser considerado probable. Es importante sealar sin embargo
que las generalizaciones pueden resultar muy problemticas y tienden a no
ser concluyentes, por ejemplo si hablamos de los comportamientos
humanos.
Cuando no se acude entonces a una estructura lgicamente fundada como
rimer tipo de argumentos o, en el segundo caso, a la necesidad de partir de
as fiables y a un lenguaje muy preciso, es posible incurrir en falacias. Una
es un argumento falso que puede darse tanto a nivel formal como inductivo,
ue suelen parecer vlidos a simple vista. En la medida en que las falacias
es ya fuero fo
p s del uso del lenguaje natural en el que la incorreccin pasa fcilmente
desapercibida.

- Falacias por ambigedad del lenguaje: Es frecuente que incurramos en
falacia no porque la estructura de lo que afirmamos est errada, sino
porque los trminos que usamos son polismicos.
- Falacia causal: Una falacia de este tipo correspondera a una estructura
que est fundada sobre bases muy poco firmes o atribuye como causas de
un hecho
- Falacia ad hminem: Se trata de un giro frecuente en discusiones en las
que quien interpela un argumento se refiere a la persona que lo propuso y
no al argumento mismo.
- Falacia ad ignorantiam: En este caso se pretende asumir que un
argumento es falso o porque no es conocido o porque no ha sido
demostrado.
- Falacia ad bculum: Esta falacia corresponde a la tendencia a asumir que
se tiene razn porque se tiene la posibilidad de dominar a quien no est de
acuerdo.

23
- Falacia ad ppulum: La voz del pueblo o de la mayora debe imponerse, si
la mayora supone que un argumento es falso, entonces debe asumirse que
los es.
- Falacia ad verecundiam: Tambin conocida como argumento de
autoridad, acudiendo a la credibilidad de alguien para sustentar un juicio.
Falacia p - etitio principii: Este es un recurso frecuente en discusiones
oncluirse.




tericas en las que se cuestiona el punto de partida del interlocutor o, se
enuncia el argumento al revs, es decir, usando como premisa lo que
quiere c
Para Reflexionar

Grupalmente
Defina Qu es un sistema formal teniendo en cuenta los contenidos del
de los contenido del modulo seale.
e se utilizan los clculos lgicos?
A continuacin se presentan 4 imgenes,
3
realice anlisis de lo expresan y
s


modulo?
Desde su perspectiva y haciendo uso
Para qu
construya dos argumentos sobre el arte, la racionalidad, y su anlisis de la
imgenes.



3
Estas imgenes han sido tomadas en orden respectivo de las paginas de Internet:
http://www.epdlp.com/pintor.php?id=224
http://www.artelista.com/176-franois-boucher.html#
http://www.famousartistsgallery.com/gallery/kandinsky-yr.html
http://sebastianrumie.files.wordpress.com/2007/08/san-mateo-y-el-angel.jpg

24



Individualmente:

Explique que es una falacia.
Qu caractersticas tiene una falacia?
Observe la siguiente imagen de un rbol, en la cual existen 10 rostros, indique si
esta es una forma grafica de representar una falacia y explique su respuesta.





25



























NIDAD II U

26
SEMNTICA Y PRAGMTICA,
Y JUEGOS DEL LENGUAJE


ue desconocemos pues, en ltima
e recrear su mundo y su forma de
les pueden mantenerse, y es vital
ntengan, las acciones humanas recorren ciertas formas
s; ciertos compromisos mantienen a las comunidades
unidas y ciertas maneras de comunicarse sealan qu tan lejos o qu
tan cerca nos podemos encontrar los unos de los otros.







No somos tan distintos de aquellos q
instancia, estamos en condiciones d
vida. Aunque las diferencias cultura
que se ma
significativa
Plan del Captulo
1. Semntica
2. Pragmtica.
3. Juegos del Lenguaje.


bjetivos del Captulo O


27


Identificar el papel de la semntica en el desarrollo de la filosofa
contempornea.
Mostrar los aspectos ms relevantes de la pragmtica desde el punto de
vista filosfico.
Ofrecer una perspectiva de los juegos del lenguaje del filsofo Ludwig
Wittgenstein.








In


uando la filosofa se dedic a la investigacin del lenguaje, encontr que
una de las principales fuentes de confusin y malentendidos provena,
precisamente, de la falta de rigurosidad tanto en la expresin como en la
stipulacin de los significados empleados. Durante mucho tiempo, sobre todo en
lgunos crculos cientficos, se consider que la ciencia deba avanzar hacia un
nguaje que estuviera exento de ambigedad. El riesgo consista, en que la
omunicacin cientfica poda convertirse en una divagacin si los conceptos y, en
eneral, los trminos no significaban lo mismo. De ah el triunfo de los lenguajes
rmales en ciertas disciplinas como las matemticas, la lgica y la lingstica.
Sin embargo, ms all del mundo de la ciencia, los espacios de accin y
ignificado de la vida social de las personas han estado constantemente
travesados por las mltiples facetas del lenguaje: su carga retrica, su
precisin y su metaforicidad mantiene en vilo las formas de la comunicacin,
ero tambin, gracias a ello sta sea posible.









troduccin


e
a
le
c
g
fo

s
a
im
p
C

28
Los aspectos s
mo los entramados
emnticos del lenguaje, aportan una perspectiva acerca de
lingsticos y las interacciones sociales le aportaron cierta
tabilidad a los significados y se lleg a confiar en que el aprendizaje del lenguaje
oda garantizarse a travs de ciertos manuales y de la comprensin y aplicacin
e las reglas gramaticales.
obstante, ha sido la emergencia de la pragmtica filosfica la que
s
c
es
p
d
No
permiti dar un paso cualitativo hacia la comprensin de las relaciones entre las
prcticas lingsticas y los modos de vidas de las comunidades. La nocin de uso
se uni a la de regla aportada por la semntica y los sistemas formales, para
generar un panorama ms completo de la complejidad del lenguaje. Los juegos
del lenguaje buscaban modificar la comprensin de la gramtica como un asunto
nicamente involucrado con las reglas y dio paso, bajo la gida del gran filsofo
Wittgenstein a una percepcin de la gramtica como la adecuacin y vnculo entre
usos y prcticas, esto es, como un asunto pragmtico.
En este captulo nos dedicamos al recorrido de los aspectos m
destacados en el trnsito de una disciplina (la semntica) hacia la otra
(pragmtica). Habr una constante referencia y comentario a ciertas obras de
aquellos grandes filsofos que vieron tanto las dificultades como las posibles
soluciones a los problemas contemporneos del lenguaje.







Preguntas Previas

I. Cul es la ciencia que estudia el significado de las palabras?
II. Qu se entiende por pragmtica?
III. Defina en su opinin que es un J uego del Lenguaje




1. Semntica



29
Entre las preocupaciones de ndole semntica que manifest el filsofo y
atemtico Gottlob Frege en dos artculos suyos muy importantes: Sobre el
ntido y la denotacin
4
y Sobre concepto y objeto
5
, vale la pena destacar la
guiente inquietud: En tanto la denotacin siga siendo la misma, estas
riaciones del sentido p evitarse en la estructura
terica de una ciencia dem en un lenguaje perfecto
(Pg. 5 n). A partir de esta evaluacin sobre la necesidad de insistir en la
univocidad e identidad de la denotacin, Frege pone en evidencia cmo la idea de
constituir o tivo
de la cien nunciados bien
formados d o en trminos
rigurosos.
Todo parece indicar que hay en Frege la preocupacin por establecer los
nculos y las diferencias entre los lenguajes naturales y los formales, sobre todo
rque ha manifestado claramente que su actitud es una actitud cientfica, esto es,
ncentrada en la bsqueda de la verdad (Pg. 11). Actitud sta que, por lo
em cenarios como el mundo esttico y, por supuesto, del
mundo cotidiano los cuales no estn necesariamente comprometidos con dicha
bsqueda. Al menos no en el sentido en que tal bsqueda representa la condicin
de posibilidad de la ciencia misma.
a
una ap

m
se
si
va ueden tolerarse, pero debern
ostrativa y no deber aparecer
consolidar un cuerpo terico, que d sentido al carcter demostra
cia, slo puede ocuparse de las proposiciones o e
des e los cuales es posible hablar del conocimient
v
po
co
d s, est excluida de es
No obstante, sera intil esforzarse por darle cabida a una discusin en
torno a los posibles motivos y las implicaciones que se hallan inscritos en el
programa general de la obra de Frege; de hecho, tanto Sobre el sentido y la
denotacin como Sobre concepto y objeto son artculos dedicados a esclarecer, el
primero, la manera como se diferencian los usos corrientes del lenguaje respecto
a otro tipo de usos conocidos como estilo directo y estilo indirecto tal y como
gramaticalmente stos han sido concebidos, as como introducir la idea de que la
mayora de las expresiones lingsticas poseen dos propiedades semnticas
claramente distinguibles: el sentido y la denotacin. Por su parte, el segundo
artculo ofrece un complemento a la discusin del primero al extender y aclarar el
vnculo semntico y formal entre el concepto y el objeto, pilares tanto de la lgica
(el concepto) como de la semntica (el objeto). En este ltimo artculo se realiz
roximacin bastante interesante a lo que apenas haba quedado esbozado
en Sobre el sentido y la denotacin respecto a cmo puede pensarse la relacin
entre el lenguaje y lo extralingstico.
Este ltimo aspecto puede ser tomado como el hilo conductor que nos
permitir determinar cules son los argumentos ms relevantes defendidos por
Frege:


4
En Thomas Moro Simpson; Semntica filosfica: problemas y discusiones, Siglo XXI Editores,
Buenos Aires, 1973. Sobre el sentido y la denotacin pp 3-27; de ahora en adelante citado como
SD
5
En Gottlob Frege; Estudios sobre semntica, Ariel, Barcelona, 1973. Sobre concepto y objeto
pp 99-119; de ahora en adelante citado como CO.

30
Signo
ida por Frege, respecto al lenguaje, es que
ste c
partir del cual deberan movilizarse la mayora de los lenguajes; sin
embargo, dicha adaequatio sin bien puede ser aceptada intuitivamente, debe
r sus propios lmites no tanto desde la correspondencia, sino, por el
ontrario, desde la diferencia que se hace patente al contrastar las diversas
maner
modo como no se puede exigir del qumico que descomponga todas las
.

Para Frege es claro que los diferentes lenguajes, y el lenguaje en general,
funcionan como un sistema de signos que est ntimamente ligado con la
posibilidad de establecer vnculos ms o menos consolidados con el mundo
extralingstico. El signo es, pues, el elemento de articulacin entre el potencial
narrativo o descriptivo del usuario del lenguaje y los aspectos ms relevantes de la
realidad con la que dicho usuario se encuentra imbricado. En trminos lingsticos,
es justamente el signo el vehculo a travs del cual se expresa un sentido y se
designa o se denota un objeto. Es importante anotar que, bajo esta doble
condicin, al signo se le atribuye un papel determinante en la medida en que
revela autonoma respecto al mundo extralingstico, es decir, que su conexin
con la realidad es arbitraria y, sin embargo, l mismo es el nico que puede
garantizar cierta estabilidad a la hora de determinar la relacin entre sentido y
denotacin. De hecho, la idea sosten
umple un papel fundamental en lo que naturalmente se presenta como la
correspondencia entre pensamiento y realidad; ste sera el supuesto o propsito
bsico a
configura
c
as en que se puede hablar de lo mismo; situacin sta sobre la que insiste
constantemente Frege al preguntarse por lo que distingue o asemeja a oraciones
como: a=a y a=b . Por este tipo de razones ser interesante ocuparse, en
primera instancia de la concepcin que Frege tiene del signo pues, a partir de ella,
se desarrollan los aspectos bsicos de la semntica fregeana.
El signo, para Frege, se mueve en dos planos claramente definidos: el de la
designacin e identificacin del objeto acerca del cual se habla, y el plano de la
transmisin de una serie de contenidos gracias a los cuales podemos hacernos
una imagen (vorstellung) de los objetos en general. A travs del signo es posible
reconocer las condiciones (estndares o no) que se requieren para hacer usos
significativos de nuestro lenguaje. Entre stas, y como es natural pensarlo, se
encuentra la posibilidad de constituir nombres propios los cuales nos permiten
designar de manera especfica objetos particulares. De hecho, es en el nombre
propio en donde reside el vnculo ms cercano con el universo extralingstico, lo
cual nos hace pensar que la simplicidad del signo es un requisito sistemtico en la
configuracin semntica del lenguaje. Para Frege este aspecto representa un
papel muy importante a la hora de establecer los lmites de cualquier configuracin
semntica, pues es importante tener en cuenta que si no existiese un punto
extremo en el que los aspectos semnticos (sentido y denotacin) no se
comportaran como propiedades determinantes, no habra forma alguna de detener
la cadena que nos lleva en pos de las partculas fundamentales de la materia
smica del lenguaje: Tampoco se puede exigir que todo sea definido, del mismo

31
sustancias. Lo que es simple no puede ser descompuesto, y lo que es lgicamente
simple no puede ser propiamente definido. (CO pg. 100)
Este tipo de observaciones le permiten a Frege no slo frenar el impulso
hacia un origen incierto y falto de importancia lgica, sino que, al mismo tiempo, le
permiten aportar explicaciones acerca de estructuras sgnicas ms complejas
como las expresiones, oraciones y/o enunciados en general. A pesar de que el
signo no posea, propiamente hablando, propiedades semnticas, es claro que
est al servicio de ellas. Frege muestra cmo en la medida en que los nombres
propios son signos de objetos y, por tanto, poseen una funcin denotativa, este
aspecto (la denotacin) no es algo que se circunscribe exclusivamente al mbito
de los signos simples; pues, en casos especficos como las oraciones
aseverativas se pueden reconocer dichos elementos denotativos, aunque los
objetos designados ya no pertenezcan al exclusivo mbito de lo extralingstico.
Los objetos denotados por aquellas oraciones con las que usualmente
comerciamos son, nos dice Frege, los valores veritativos, los cuales simplifican
bastante el universo de la denotacin pues, en el nivel anterior, el objeto denotado
es singular, y en este ltimo se pierde toda especificidad. Lo que importa ahora
son las circunstancias en que ciertos enunciados son verdaderos o falsos. Sin
embargo, an a pesar de que parece restringirse y despoblarse el mbito
denotativo en el nivel de los enunciados, es claro, nos plantea Frege, que el
aspecto semntico no ha sido modificado del todo porque la oracin sigue
funcionando como nombre propio: Toda oracin aseverativa, en la que nos
interes
s. En esta circunstancia en
an las denotaciones de sus palabras, debe ser considerada, en
consecuencia, como un nombre propio, y su denotacin (si es que tiene alguna),
es o bien lo Verdadero o bien lo Falso. (SD pg. 11)
Cabe anotar que la salvedad sealada por Frege, en la cita anterior, tiene
que ver con el hecho de que no toda expresin lingstica correctamente formada
posee denotacin, razn sta por la que el autor se permite modelar las fronteras
que deben circunscribir todo lenguaje lgicamente perfecto ya que, de hecho, esta
alteracin semntica junto con los casos de usos con caractersticas
parasitarias tales como el estilo directo, el estilo indirecto y las clusulas
subordinadas- se constituye en la principal razn por la que generalmente los
lenguajes naturales se alejan de la tan anhelada actitud cientfica: Un lenguaje
lgicamente perfecto (Begriffsschrift) deber satisfacer las siguientes condiciones:
toda expresin construida como un nombre propio de manera gramaticalmente
correcta a partir de smbolos ya introducidos, deber designar un objeto; y no ser
introducido como nombre propio ningn signo sin que se le haya dado una
denotacin. (SD pg. 19) Esta doble restriccin que en ltima instancia se reduce
a la exigencia segn la cual las expresiones gramaticalmente correctas, en un
lenguaje lgicamente perfecto, deben funcionar como nombres propios; no deja de
promover inquietudes del siguiente estilo: desde un punto de vista exterior a los
lenguajes lgicamente perfectos, es decir, abarcando todo tipo de lenguaje, si las
oraciones funcionan como nombres propios se convierten en una especie de
signos complejos ya que lo denotado por stas no es de la misma naturaleza que
los objetos denotados por los usuales nombres propio

32
la que
lo que es un objeto es sugerir que se trata de aquello que cuando un
igno es citado, o hace parte de un discurso indirecto, es cualitativamente distinto
ombre propio. Al final de Sobre concepto y objeto, Frege plantea,
on respecto a la primera aproximacin al objeto sobre la base de su imposibilidad
de con
to que no es otra cosa que la diferencia entre lo que se puede
predic
las oraciones se convierten en signos de signos o metasignos-, es posible
predecir y explicar el funcionamiento de nuevos campos semnticos o estructuras
sgnicas ms complejas como, por ejemplo, contextos, teoras, metateoras,
mundos posibles? O, simplemente, debemos asumir que slo hay dos tipos de
signos?

Denotacin.

En trminos generales, la denotacin es considerada por Frege el acto bajo
el cual, en primera instancia, un objeto extralingstico es designado a travs de
un signo. De hecho, slo a travs del signo (en trminos exclusivamente
lingsticos), podemos dar cuenta de lo que est ms all del lenguaje; sin
embargo, y como ya se haba anotado anteriormente, no slo hay objetos de
ndole extralingstica, sino que en otro nivel dicho objeto que tambin es
denotado parece surgir y mantenerse en el mbito del lenguaje (lo cual reviste,
segn Frege, aspectos lgicos ineludibles). Por tanto, haciendo una pequea
correccin a la versin anteriormente propuesta sobre la denotacin, debemos
decir que a travs del signo tambin podemos dar cuenta de lo que est ms ac:
en el lenguaje.
Una manera ms sencilla de resolver esta aparente inconsistencia puede
encontrarse en una revisin a lo que Frege entiende especficamente por 'objeto'
ya que, de hecho, es a ste al que en ltima instancia se dirige la denotacin. En
primer lugar, podramos describir lo que es un objeto para Frege simplemente
diciendo que es aquello que no puede ser predicado de algo. Otra manera de
hablar de
s
a dicho signo o n
c
stituir un predicado, cmo si no se comprende la diferencia entre concepto y
objeto no es posible aceptar el cambio de nivel entre la denotacin de un nombre
propio y la denotacin de una oracin; sta radica en que el concepto es,
bsicamente, predicativo. Se trata de ese elemento lingstico claramente
comprometido tanto con el sentido como con el pensamiento que ste expresa.
Esto es posible gracias a que lo importante de todo concepto consiste en que se
trata de una expresin predicativa. Sin embargo, esto tambin induce a dificultad
ya que tenemos que vernos con afirmaciones como el concepto es la denotacin
de un predicado gramatical. (CO pg. 101n) Si esto es tomado tal y como se ha
venido planteando es posible considerar que, en cierta forma, la diferencia entre
concepto y obje
ar y lo que no puede ser predicado-, sostiene una diferencia en el mbito
lgico e, incluso, epistemolgico. Porque an a pesar de que el concepto es
tomado por Frege en CO como denotacin del predicado, es un hecho que ste no
por ello pasa a ser un objeto:


33
En investigaciones lgicas no pocas veces es necesario enunciar algo sobre un concepto y
hacerlo, adems, en la forma usual para tales enunciados, o sea, de modo que el enunciado se
convierta en contenido del predicado gramatical. Segn esto se esperara que la denotacin del
sujeto gramatical fuera el concepto; pero debido a su naturaleza predicativa, ste no puede
aparecer as sin ms, sino que tiene que ser transformado primero en objeto, o, dicho ms
exactamente, tiene que ser representado por un objeto, que designamos mediante las palabras
antepuestas el concepto (CO pg. 106)


Esto puede justificarse si se tiene en cuenta que los conceptos son
propiedades de los objetos a travs de los cuales estos ltimos pueden llegar a
conocerse, o de los cuales puede predicarse algo. El nivel predicativo es el nivel
de la ampliacin del conocimiento, algo equivalente al mbito de los juicios
sintticos kantianos en contraste con los juicios analticos (lo que Frege llama
ecuaciones, en todo el sentido de su reversibilidad) que no amplan en modo
alguno la informacin contenida en el juicio.
Es importante pensar que, an a pesar de que se haya sostenido, en ltimo
trmino, que la oracin funciona como nombre propio, esto en modo alguno quiere
decir que no haya una diferencia radicalmente insalvable entre objeto
extralingstico y objeto lingstico, por llamarlo de algn modo. La importancia de
esta distincin de niveles es de tal alcance que justamente ella es la que nos
quiere hablar: Para justificar la mencin de la
ar, por ahora, nuestra intencin al
hablar
denotacin tampoco puede atribuir
ni neg
permite explicarnos porqu la exigencia o restriccin para todo lenguaje
lgicamente perfecto no tiene que suponer que lo denotado por cada signo sea
exclusivamente algo de ndole extralingstica; el objeto denotado puede ser
sencillamente un objeto del tipo 'a=a' y 'a=b', es decir, un valor veritativo.
Todava se puede observar la cuestin de la denotacin desde otra ptica:
en algunas ocasiones podramos contentarnos con el hecho de que el objeto de la
enotacin es aquello de lo que se d
denotacin de un signo es suficiente seal
o pensar, aun cuando debemos agregar esta salvedad: siempre que exista
tal denotacin. (SD pgs. 9-10) Pero, como se hace evidente, la restriccin en
este caso es an mayor: lo denotado tiene que existir. En esta situacin creo que
se presentan problemas que por lo menos a primera vista rebasan el alcance de
los artculos, tales como el estatuto denotativo de los objetos de ficcin o
cuestiones acerca de si la denotacin debe ser admitida, ya que nos dice Frege,
que Aquel que no admita que el nombre tiene
ar el predicado. (SD pg. 10) En tal caso, si es a la denotacin del nombre
a la que puede atribuirse o negarse su predicado, la cuestin de la denotacin,
segn Frege, reviste implicaciones del orden de la posibilidad de todo discurso.
Frege ha tomado en cuenta que existen expresiones sin denotacin, pero, segn
la cita anterior parece que la cuestin de la existencia no ha sido pensada con
detenimiento por parte de Frege porque, es un hecho que desde el punto de vista
meramente lgico existir puede equivaler a poderse denotar, lo cual es posible
de acuerdo con las restricciones planteadas para los lenguajes lgicamente
perfectos. Sin embargo, sabemos bien que esta situacin es ambigua si se tiene
en cuenta que, en ltima instancia, Frege est interesado por desarrollar una

34
actitud cientfica y, por ende, claramente ligada al conocimiento. De igual forma no
es claro, hasta el momento, cmo podemos establecer la diferencia entre valores
veritativos, dicho de otra manera: Bajo qu criterios distinguimos lo Falso de lo
Verdadero?

1. Sentido.

Para resolver esta ltima inquietud debemos detenernos en el otro aspecto
semntico fundamental: el sentido. Es importante tener en cuenta que al hacer
una presentacin de cada aspecto semntico por separado obedece ms a un
criterio de claridad terica que a la imagen de que cada usuario del lenguaje
realiza constantemente dichas distinciones, de hecho, la mayora de las veces
slo interesa lo que contribuya a dar cuenta de lo significativo que hay en cada
oracin y que permita comprenderla.
Tal y como Frege entiende el sentido de toda expresin lingstica, es
posible dar tres versiones complementarias de ste: Primero, el sentido es el
modo de presentacin de cada expresin lingstica gramaticalmente correcta.
Para Frege, lo que podemos entender por sentido proviene de lo que podemos
entender, en efecto, la dimensin semntica ms importante es aquella que
maximiza o potencia la interaccin lingstica en general. Se trata, segundo, de lo
que en cada caso se transmite bajo la gida de aquello que puede ser comn a
muchos, de tal forma que, el sentido se convierte en aquella propiedad semntica
que, al contrario de la imagen (vorstellung) que cada cual se hace de algo de
anera sing m ular y que depende de cuestiones meramente subjetivas, se
r su objetividad, esto es, por el hecho de pasar de manera exterior,
e la mente individual. En este orden de ideas es claro observar por
u es
a afirmacin tiene que ver con la posibilidad
de de
caracteriza po
in depender d s
q tan importante para Frege el vnculo entre sentido y denotacin ya que esta
ltima asegura el nexo con una realidad en todo caso exterior al sujeto y, por
tanto, posible de contrastar con lo expresado a travs del lenguaje. Como cuestin
ideal Frege afirma que Un conocimiento completo de la denotacin requerira que
fusemos capaces de decir de inmediato si un sentido dado le pertenece. (SD
pg. 5) Esto apunta claramente a la idea segn la cual la denotacin funciona
como centro gravitacional del sentido y esto es lo que hace que una frase sea
semnticamente relevante. Esta ltim
terminar lo que es importante para un lenguaje lgicamente perfecto, en
donde cada trmino debe poseer denotacin. Tercero, el sentido constituye el
aspecto central a partir del cual es posible determinar la diferencia en valor
cognoscitivo de oraciones como a=a y a=b. En trminos generales se entiende
por valor cognoscitivo aquello que contribuye en la ampliacin del conocimiento de
los trminos o expresiones que interviene en un enunciado determinado. Como se
ve, esta distincin tiene como base la distincin kantiana entre juicio analtico y
juicio sinttico, para lo cual es importante reconocer los planteamientos fregeanos
al respecto: A mi modo de ver, esta discusin queda claramente expuesta en

35
Sobre concepto y objeto cuando apenas haba sido esbozada sin profundidad
alguna en Sobre el sentido y la denotacin.
Cuando Frege intenta aclarar la distincin entre concepto y objeto acude al
funcionamiento del es en su doble direccin: bajo la perspectiva de la identidad y
bajo la perspectiva de la predicacin; por ejemplo, pregunta Frege Acaso no
puede decirse de algo que es Alejandro Magno, o que es el nmero cuatro, o que
es el planeta Venus, del mismo modo como se puede decir de algo que es verde o
que es un mamfero? (CO pg. 101) Los tres primeros enunciados son
empleados en el mismo sentido de expresiones como a=a , pues de hecho, nos
encontramos en la misma circunstancia del mero acto denotativo por el cual se
etiqueta un objeto y luego se reconoce a travs de la denotacin. En el segundo
caso, plantea Frege, el es funciona como cpula, esto es, de manera predicativa;
desde este ltimo punto de vista es claro que aparece ligado a conceptos los
cuales funcionan como propiedades del objeto en cuestin. Como se ve, la
distincin kantiana, aunque alterada por el contexto, prevalece en su claro sentido
epistemolgico.
Si la pretendida univocidad es el camino hacia la articulacin semntica
perfecta, es decir, si cada signo denota uno y slo un objeto, deberamos estar en
condiciones de prever cierta reduccin de las posibles oscilaciones del sentido;
por lo menos puede pensarse que ellas podran ser controladas a partir de la
constitucin de una sintaxis o de un clculo lgico fuertemente 'cerrado' en el que
no se

permitan hacer aplicaciones hacia otros campos semnticos so pena de
perder las disposiciones o reglas que constituyen a dicho lenguaje. Creo que hay
un problema bastante serio y sobre el cual no se alcanza a prever la respuesta de
Frege: se trata de la discusin que ste sostuvo con David Hilbert en torno al
programa axiomtico de este ltimo, en trminos generales la discusin radicaba
en que dado un sistema axiomtico, en modo alguno era necesario que cada
signo poseyera especficamente denotacin, pues en aras de la construccin de
un sistema formal llamar a los elementos puntos, rectas o tringulos en nada
incidan si en su lugar utilizbamos nombres como nevera, piano o sombrilla. El
esfuerzo de Frege parece apuntar hacia la idea de que debe existir claramente un
vnculo semntico que, de alguna manera siempre nos conecte con la realidad o
con universos discretos que pueden ser representados a travs de signos
claramente estipulados en su funcin semntica.

2. Pragmtica.

El Pragmatismo es una propuesta intelectual que permite desde nociones
practicas intenta llevar a la accin las posibles soluciones a problemas dados, de
una manera concreta rpida y analtica, adems con la utilizacin de un lenguaje
riguroso y transparente. (Rorty;1996).



36
3. Juegos del Lenguaje


En los primeros pargrafos de las Investigaciones Filosficas
6
Wittgenstein
plantea y da elementos para comprender el sentido de conceptos como 'juego de
lenguaje' y 'uso', que van a convertirse en conceptos de gran importancia al
interior de la reflexin filosfica y particularmente al interior de la filosofa analtica.
odramos decir que, bsicamente, son conc P eptos de tipo pragmatista que
bedecen a la necesidad de evitar problemas tradicionales en los trabajos
la como las tesis representacionalistas y el problema del
sig tienen que ver con la idea de que la posibilidad del
nguaje para constituir sentido depende exclusivamente de las condiciones de la
mencionados dan salida a este tipo de
roblemas, mediante las herramientas que da la filosofa para comprenderlos.
Hay un elemento esencial a la idea de juego del lenguaje en Wittgenstein y
es, que el juego posee una estructura interna determinada de la cual podemos
ec atividad o lgica interna; aunque el autor
firmar que el juego y el aprendizaje del lenguaje no implica reglas que permitan
efinir

o
re tivos al lenguaje, tales
nificado; las primeras,
le
realidad y, en cuanto al problema del significado, las tesis nominalistas de la
correspondencia palabra/objeto, el establecimiento de conceptos y la
convencionalidad. Trataremos de ilustrar de manera muy general, la manera en
que algunos conceptos como los
p

d ir, est regulada por una cierta norm
a
d lo (Cf. 68), mostrar como los lmites se trazan o pueden sealarse de
acuerdo a una finalidad determinada (Cf. 69), por esto, la caracterstica esencial
de las reglas a que nos referimos es la posibilidad de su especificacin y
comprensin en aras del sentido. Comprender, cuando se usan las palabras de
acuerdo a las expectativas de las regla del juego es comprender un juego
determinado cuando estoy en condiciones, incluso, de desafiar los usos cotidianos
de los elementos del juego, de acuerdo a la exigencia determinada de su lgica
interna.
En los primeros pargrafos encontramos ya al juego como unidad de
sentido, es decir, configura un marco significativo establecido de acuerdo a su
propia normatividad: haciendo uso de las mismas palabras su sentido vara de
acuerdo al tipo de juego que se este llevando acabo tal y como lo seala en el
pargrafo 23: ...Hay innumerables gneros: innumerables gneros diferentes de
empleo de todo lo que llamamos signos, palabras, oraciones. Y esta
multiplicidad no es algo fijo, dado de una vez por todas; sino que nuevos tipos de
lenguaje, nuevos juegos de lenguaje, como podemos decir, nacen y otros
envejecen y se olvidan., cada palabra cumple una funcin determinada en la
estructura del juego del lenguaje en la que esta inscrita, y de acuerdo a esto, la
palabra adquiere una significacin que le viene de la funcin que desempea al
interior de ste.

6
Ludwig Wittgenstein; Investigaciones filosficas, Editorial Crtica, Barcelona, 1.988

37
Hemos sostenido que el juego constituido propone un significado particular
a las palabras, postulando un patrn de uso configurado por la lgica del juego.
Veamos entonces cmo puede, por ejemplo, superarse de acuerdo a esta idea el
problema de la representacin y del significado: Cuando decimos: 'toda palabra
del lenguaje designa algo' todava no hemos dicho con ello, por de pronto,
absolutamente nada... (13), en donde Wittgenstein quiere sealar, que si bien
cada palabra nombra un objeto (Cf. 1) la referencia a tal relacin slo puede
hacerse teniendo en cuenta pautas determinadas, es decir, debe acudirse a las
explicitaciones normativas, que pueden ser sencillamente pautas convencionales
de uso, aunque no necesariamente: Yo puedo decidir con alguien las normas de
un juego, en un determinado momento decidimos jugar ajedrez con piezas
inslitas, donde por ejemplo, el papel del rey en nuestro juego fuera desempeado
por un salero, cuando alguien nos preguntara por el rey ambos sealaramos a los
saleros; aunque cuando alguien preguntara cotidianamente por el salero, tambin
sealaramos a un salero, pero su uso en el juego es determinado por las reglas
que otorgan un funcin determinada, an el uso convencional responde a sta
estructura.
As, puede pensarse que los constantes tropiezos en el intento por
determinar por qu el lenguaje en sus diferentes modalidades: lenguaje comn,
discursivo, cientfico, fictivo, puede rebasar la simple evidencia de su relacin con
el objeto en trminos de realidad, tienen que ver directamente con el hecho de que
se desconoce la movilidad de sentido en trminos de su uso efectivo y de su
posibilidad.



38
EJERCICIO: construya un relato no mayor a una pagina, donde plantee una experiencia
personal, donde identifique las principales acciones utilizadas en el episodio que describe y
luego indique el significado de esas acciones.

Para el desarrollo de esta actividad a continuacin presentamos un esquema que le
ayudara lograr el ejercicio

1. Relate un hecho de su vida personal, donde se planteen dilogos entre los
involucrados.
2. Identifique que acciones son las que se muestran en la escena que describe
3. Identifique palabras que no son comunes al lenguaje en general, pero que usted utiliza
en la escena. Por ejemplo:

Escena: 'Estaba con unos amigos y los deje botados por irme a arrunchar una rato' en esta
parte de la esta frase de la escena los dos trminos sealados muestran un juego
lingstico por la forma de interpretacin

Botado, en este contexto no significa desechar, si no que en algunas culturas significa dejar
de lado por lo cual se crea una nueva forma lingstica de entender el termino desde la
cultura.

Arrunchar, en algunas regiones este termino se le asigna a la accin de irse a dormir, tomar
una siesta, esto pone de presente una nueva forma de nombrar una accin de acuerdo con
la idiosincrasia de un territorio. De esta forma puede organizar la estructura del ejercicio
para identificar los juegos del lenguaje en una situacin dada.











39



























40






UNIDAD III
RACIONALIDAD Y ACTITUDES
PROPOSICIONALES


Cuando la mente de los otros se nos hace presente, tal vez la mayor
sorpresa es encontrar tantos puntos de coincidencia con lo que
queremos, sentimos y tememos. Nunca podremos tener un lenguaje
privado, porque siempre estamos a disposicin de la mente de los
otros que, por fortuna o por desgracia, nos logran comprender. Slo
podemos ignorar a los otros, porque podemos cambiar de actitud, no
porque seamos inmunes a su existencia.



41







Plan del Capitulo
1. Racionalidad
2. Actitudes Proposicionales




Objetivos del Captulo



Comprender los criterios de racionalidad estudiados por la filosofa.
Reconocer el valor cognitivo de las actitudes proposicionales para los seres
humanos.











42
Introduccin



a comprensin hegemnica del hombre como ser racional a pesar de qu tan
evidente parece ser principalmente para los hombres occidentales tiene un
origen histrico definido que lo erigi como el rasgo definitorio. Es posible
sin embargo preguntarse por la forma en que fue comprendido el hombre antes de
convertirse en el ser racional y por aquello que nos vimos obligados a abandonar.
L
Si nos remontamos a los inicios mismos de la racionalidad encontramos que
surge como negacin ms que como afirmacin, la racionalidad implica
rpidamente la obligacin de asumir el camino de lo razonable, de lo verdadero y
de lo bueno y, a dejar de lado, ms que la falsedad y la maldad el idlico momento
en que estos trminos tan fundamentales para occidente no significaban nada. Es
as como solo lo verdad puede dar a luz la falsedad, lo bueno a lo malo y lo
racional a lo irracional.
Empieza a ser necesario desde un principio entender cmo poda
delimitarse la razn, anudarse a la verdad y, sta ltima, a la bondad. Surge la
lgica, la tentativa demostrativa y el fuerte desprecio por todo lo que no pudiera
ser entendido a partir de la mirada del la razn, del logos; era repudiable para el
hombre el arte, el miedo, el odio, etc, que en un primer momento siguieron sin
embargo protegidos por os dioses hasta que estos terminaron por abandonar al
hombre.
La realidad tambin acab por ser negada por la razn y el pensamiento
acab cerrndose sobre s mismo, negando cualquier cosa que no fuese el mismo
pues an conservaba un miedo, el miedo a la imposibilidad de la verdad de la que
tena antiguas noticias. Una vez estabilizada la posibilidad de demostrar la verdad
y libres del terror gracias a la ciencia, paradjicamente fue la verdad la que acab
por revelarse contra s misma.
La ciencia se equivoca, lo que hemos considerado razonable no siempre lo
parece, el pensamiento mismo no es por esencia racional si por racional se
entiende pensar verdaderamente y aislndose de los elementos constituyentes de
lo humano. Fue justamente la ciencia de la razn la que arroj la necesidad de
comprender que nuestra esencia no es conciente, que somos un tejido no de
verdades sino de creencias, de deseos, de temores.
El rostro de la razn acab por negarse entonces as mismo y nos
permitimos equivocar la direccin pues elegimos extraviarnos a nosotros mismos
en pos de una comprensin que estuvo guiada por aquellos que justamente
deseabamos evadir.




43
1. Racionalidad


Esta seccin est dedicada a mostrar un ejemplo del problema de la
racionalidad a partir del debate entre dos perspectivas en torno a la cuestin del
otro culturalmente distinto. Se trata de una polmica alimentada por el estudio de
culturas y sociedades caractersticamente distintas a la cultura occidental. No
obstante, cabe aclarar que este mbito de discusin actualmente se ha ampliado
hasta el punto de entrar en contacto con tesis provenientes del feminismo y de
aquellos que reclaman respeto hacia la diversidad sexual y religiosa a lo largo y
ancho del planeta y que caracteriza al otro singularmente distinto, dentro de un
contexto multicultural. Por razones de espacio, estos ltimos tpicos no entrarn
en la discusin siguiente. Mi recorrido, en este sentido, seguir la ortodoxia de las
indagaciones realizadas a comienzos del siglo XX, en las que se busc aportar
distintos elementos para la comprensin de individuos cuyas prcticas,
costumbres y valoraciones, desdibujaban el testimonio hegemnico occidental del
'mundo civilizado'. Mundo que, como seala Michael Root,
7
logr que tales
diferencias jugaran un papel decisivo a la hora de ofrecer una justificacin
colonialista de intervencin sobre aquellos grupos y comunidades que fueron
vistos como 'menores de edad' o incapaces de conducirse adecuadamente de
acuerdo con las normas de la 'civilizacin'.
Las perspectivas a las que aqu se har refrencia intentan dar respuesta a
la pregunta son las mentes de los otros culturalmente distintos, inescrutables?
Esta pregunta impone a investigadores y tericos la tarea de mostrar la pertinencia
metodolgica de un mtodo de interpretacin que logre la cabal comprensin de
dicha alteridad. A la base de esta expectativa se encuentran inquietudes de ndole
filosfica como son las mentes de los distintos seres humanos iguales? es decir,
podemos atribuir las mismas caractersticas generales de racionalidad,
intencionalidad y creencia, a aqullos cuya forma de vida es radicalmente distinta?
Pero, a su vez, cules son las implicaciones epistemolgicas de aceptar la
existencia de distintos esquemas conceptuales? Se entiende el problema de la
inescrutabilidad de otras mentes como el conjunto de razones y argumentos
aducidos en favor de la imposibilidad (parcial o total) de acceder a los estados
psicolgicos y procesos inferenciales de los miembros de dichas culturas, as
como al conjunto de prcticas, valoraciones e interpretaciones que no encajan
dentro del patrn explicativo que los investigadores dominan. De esta manera se
abren dos vas de anlisis sobre las que versar el siguiente desarrollo: por una
parte estn los partidarios de la existencia de distintos esquemas conceptuales
usualmente asociados a distintos modos de vida, a los que no se accede
completamente, es decir, en donde se ponen de manifiesto los lmites de la
inteligibilidad usualmente asociada a la traducibilidad del lenguaje que soporta
dichos esquemas. Quienes defienden este punto de vista abogan por la

7
Michael Root (1986) p. 275.

44
comprensin de la independencia y/o indiferencia de quienes poseen estos
esquemas respecto del anclaje de las prcticas e instituciones con las que el
observador los compara. En segundo lugar, encontramos un punto de vista que,
en aras de conjurar el relativismo percibido en la primera postura, intenta ofrecer
criterios que superen la diferencia hasta el punto que se considere la diferencia
cultural como un aspecto importante, aunque no decisivo para la comprensin del
otro a travs de la atribucin de un conjunto de rasgos comunes a cualquier ser
humano, sobre todo rasgos de ndole, cognitiva y psicolgica como la racionalidad
y la accin intencional.
En las secciones 1 y 2 presentar el problema general desde un punto de
vista antropolgico, as como las alternativas interpretativas propuestas por
Wittgenstein, Winch y Marc Aug. En la seccin 3, caracterizar la perspectiva de
Davidson acerca de la racionalidad y el problema de la supuesta ininteligibilidad
sostenida por la existencia de varios esquemas conceptuales. En la misma
seccin presentar la crtica de Hacker a Davidson sobre su idea de los esquemas
conceptuales y discutir las implicaciones de esta crtica, con miras a determinar
qu condiciones debe cumplir un mtodo de interpretacin sobre el otro
culturalmente distinto.
La etnologa de comienzos del siglo XX parece caracterizarse por el hecho
de que el estudio de las sociedades primitivas en ocasiones calificadas como
salvajes, sigue una trayectoria marcada por la comparacin y la autorreferencia.
En este sentido, el conjunto de rasgos sociales y procesos de pensamiento
situados del lado del observador se convirtieron en el marco de referencia a travs
del cual las culturas observadas dejaban al descubierto su diferencia. Hay, al
menos, dos gestos interpretativos bastante marcados acerca de las prcticas y
rituales llevados a cabo por dichas sociedades: uno en el que la sensacin de
extraeza experimentada por el observador termina imponindose al punto de que
ste califica como irracional la manera como se conducen sus miembros. Esta
extraeza se puede traducir en preguntas del tipo qu motiva a estas personas a
comportarse de esta manera? Qu los induce a pensar que realizando tales
actos lograrn que haya cosechas o que llueva? La acusacin de irracionalidad
es, entonces, la consideracin de cmo un conjunto de actos parecen apoyarse en
creencias desprovistas de sustentos lgicos y cientficos que conduzcan a
resultados evidentes a partir de explicaciones plausibles. En esta perspectiva
suelen situarse las consideraciones de Frazer y de Lvy-Bruhl. Por ejemplo, al
examinar la magia concluye Frazer: 'La magia es un sistema espurio de leyes
naturales, as como una gua errnea de conducta; es una ciencia falsa y un arte
abortado'.
8
Donde es evidente que ley natural, ciencia y arte, son categoras
aplicadas desde un punto de vista que, de hecho, no guarda relacin alguna con lo
ocurrido en la prctica mgica. Ingenua, resulta para Frazer, la eficacia que estas
culturas le atribuyen a la magia. Su argumento pretende desmentir tal eficacia
puesto que el suceso esperado, tarde o temprano ocurrir:


8
Citado por Wittgenstein (1992) p. 50.
4
Cf. Ibd. p. 52.

45
Una ceremonia proyectada para que sople el viento, o cada de la lluvia, u ocasione la muerte de
un enemigo, sera siempre seguida, ms pronto o ms tarde, del suceso que pretenda provocar, y
se disculpa al hombre primitivo por considerar el acontecimiento como resultado directo de la
ceremonia o como la mejor prueba posible de su eficacia.
9

Como puede observarse, en los argumentos de estos investigadores, se
instala constantemente el lugar de la autorreferencia que socava y reduce a
insensatez las prcticas de las otras culturas. Esta pretensin, fundada en una
actitud logocntrica se convertir en la piedra de toque acerca de la interfaz
ciencia social/alteridad. Esta interfaz la entiendo como el contacto de una serie de
dominios y trayectorias discursivas con sociedades y formas de vida que, en
principio, no acceden o no estn en contacto con dichos dominios y discursos. El
punto de anclaje de esta interfaz son los conceptos y categoras, del lado de la
ciencia, que se fundan en tres dimensiones bsicas: la normalidad entendida
como el mbito en el que se estipulan las formas regulativas de la comprensin y
la valoracin del mundo.
10
Dicha normalidad determina la forma de la extraeza y
la anomala presente en el objeto de estudio. De la mano de la normalidad se
encuentra la auto-imputacin de racionalidad que gua la demarcacin entre los
comportamientos y las prcticas 'propias' y las de las sociedades no occidentales
o primitivas. Sobre sta (la racionalidad) volveremos ms adelante en la seccin 3.
Por ltimo, encontramos que la diferencia (o desviacin) es aprehendida a travs
de la interpretacin. La interpretacin, como sostiene Taylor, 'es el intento de
aclarar y dar sentido a un objeto de estudio [...] La interpretacin se propone
arrojar luz sobre la coherencia o el sentido subyacente'.
11
Bajo esta perspectiva,
las ciencias sociales guiadas por el mtodo de interpretacin estn comprometidas
en el caso que nos concierne, con encontrar el sentido o la coherencia que
subyace a las prcticas y comportamientos de la sociedad estudiada. Esto, como
se ve, no fue la orientacin inicial de trabajos como los de Frazer o Lvy-Bruhl.
El segundo gesto interpretativo puede rastrearse a travs de la crtica
efectuada por Evans-Pritchard a los trabajos de Lvy-Bruhl, proporcionando un
sentido distinto a la interfaz arriba sealada. El primero desestimar la calificacin
de pre-lgico que Lvy-Bruhl da al pensamiento primitivo, y considerar que
muchas de las acusaciones sobre 'falta de lgica', 'ingenuidad' y dems
calificativos tiene como punto de referencia los procedimientos cientficos que,
efectivamente, no hacen parte del repertorio de la sociedad primitiva:



10
Una definicin ms clara de la normalidad, puede rastrearse a travs del significado sociolgico
de 'orden social'. El socilogo norteamericano Erving Goffman ofrece una definicin que nos sirve
de gua: Las relaciones que todo grupo de actores tiene normalmente entre s y con clases
especficas de objetos parecen estar universalmente sometidas a normas de tipo restrictivo y
permisivo. Cuando unas personas mantienen relaciones reguladas con otras pasan a emplear
rutinas o prcticas sociales, esto es, adaptaciones estructuradas a las normas. Estas pautas de
comportamiento, estas rutinas conexas a las normas, constituyen sumadas lo que cabra calificar
de 'orden social'. Goffman (1979) p. 16.
11
Taylor (1994) p. 181.
7
Citado por Winch (1994) p. 35.

46

Las nociones cientficas son aquellas que concuerdan con la realidad objetiva tanto en lo que
respecta a la validez de sus premisas, cuanto a las inferencias extradas de estas proposiciones.
Las nociones lgicas son aquellas en las que, de acuerdo con las reglas de pensamiento, las
inferencias sern verdaderas donde las premisas sean verdaderas, siendo la realidad de las
premisas irrelevante. Una jarra se ha roto mientras se horneaba. Ello se debe probablemente a la
arena. Vamos a examinar el jarrn a ver si sta es la causa. ste es un modo de pensar lgico y
cientfico. La enfermedad es debida a la brujera. Un hombre est enfermo. Consultemos a los
orculos para descubrir qu brujo es el responsable. ste es un modo de pensar lgico pero
acientfico.
12

No obstante, como lo muestra la cita, Evans-Pritchard no pierde de vista
que la 'realidad' est del lado de las nociones cientficas, esto si bien no descarta
de plano el hecho de que las inferencias provenientes del pensamiento mgico
estn bien formadas en trminos exclusivamente lgicos, si desestima el poder
explicativo de las mismas en tanto que no coinciden con la realidad objetiva. Para
este autor la diferencia entre una sociedad primitiva y aquella que, como la
nuestra, se sustenta sobre procedimientos cientficos y patrones de verificacin y
anlisis al parecer ms sofisticados, es una diferencia 'insalvable', porque se
trata de una diferencia cultural que impide invocar una especie de superioridad por
algo que, a primera vista resulta inconmensurable:

[...] No es seal de superior inteligencia por mi parte el que yo atribuya la lluvia a causas fsicas. Yo
no llegu a tal conclusin a travs de observaciones e inferencias y, de hecho, tengo escaso
conocimiento de los procesos meteorolgicos que conducen a la lluvia; yo estoy simplemente
aceptando lo que el resto de miembros de mi sociedad acepta, esto es, que la lluvia de debe a
causas naturales. Esta idea concreta formaba parte de mi cultura desde antes de que yo naciera y
requiri de m poco ms que adquirir suficiente habilidad lingstica para aprenderla. De igual
modo, un salvaje que cree que bajo condiciones naturales y rituales favorables la lluvia se ver
influida por el uso de la magia apropiada no debe ser considerado, sobre la base de esta creencia,
como menos inteligente. l no construy tal creencia a partir de sus propias observaciones e
inferencias, sino que la adopt del mismo modo que el resto de su legado cultural, simplemente por
haber nacido en l. Tanto l como yo pensamos segn pautas de pensamiento que nos son
proporcionadas por las sociedades en que vivimos.
13

Como se ve, esta cita confirma el logocentrismo del clima de la discusin,
puesto que el reconocimiento de la especificidad cultural no disuelve la conviccin
de quin puede y est en lo correcto. La nocin de creencia parece ser usada de
manera incipiente pero, podra objetarse a Evans-Pritchard, hay un subrepticio giro
semntico en esta nocin que reitera las diferencias entre el pensamiento salvaje
o mgico y el pensamiento cientfico. En efecto, la idea de un 'legado cultural' es
una apelacin a un lmite que difcilmente puede ser rebasado (en teora) por
cualquier individuo, algo as como los lmites de mi mundo son no slo los lmites
de mi lenguaje, sino de mis creencias.
14
Pero 'mis creencias' respecto de la lluvia



13
Ibd., p. 34.
9
Obviamente invirtiendo la expresin de Wittgenstein (2003) 5.6. que reza: Los lmites de mi
lenguaje significan los lmites de mi mundo.

47
estn comprometidas con la esperanza logocntrica, apoyada en el entrenamiento
cientfico, de que en occidente hay una ruta que me conduce hacia la realidad
objetiva, ocurre lo mismo con el nativo? Al parecer en este segundo momento la
nocin de creencia en el nativo no ha cambiado, esto es, se mantiene dentro
del horizonte mstico sealado por Frazer y Lvi-Bruhl.
Un balance provisional de esta seccin es que las aproximaciones que
hemos venido discutiendo entienden la cultura sobre todo la cultura de los
otros, como defectuosa, extica y, en algunos casos, como un estadio anterior
al modelo cultural de occidente. En el fondo se encuentra la conviccin de una
comprensin 'correcta' de la realidad que, al guiar el dispositivo interpretativo de la
ciencia social, puede mostrar en qu radica la diferencia que, en trminos de
valoracin, parece negativa para las sociedades primitivas. En la siguiente seccin
presentar una lectura alternativa que, en muchos aspectos, es menos tajante que
la presentada en esta seccin; me refiero a las consideraciones de Wittgenstein,
Winch y Aug.
Uno de los aspectos que ms llama la atencin en las discusiones sobre las
sociedades primitivas, tiene que ver con el hecho de que los rituales, la magia y la
brujera, aportan la principal evidencia no slo de la diferencia cultural sino de las
mismas formas de vida, en comparacin con el mundo occidental. As que antes
de ocuparnos de la manera como se configura la interpretacin de las culturas por
parte de la ciencia social, es relevante sealar algunas caractersticas que ofrecen
estas prcticas con miras a comprender el lugar por excelencia de la diferencia
cultural. En sus Observaciones a La Rama Dorada de Frazer, Wittgenstein insiste
en que, de antemano, es descaminado intentar una explicacin de las costumbres
y las visiones de cualquier sociedad, dado que stas son irreductibles a conceptos
y/o nociones cientficas cuyo campo de aplicacin no se corresponde ni se
compadece con las expresiones y representaciones provenientes de la vida
religiosa, afectiva y simblica:

Toda explicacin es una hiptesis. Quien, por ejemplo, est intranquilo por amor obtendr poca
ayuda de una explicacin hipottica. Esto no le tranquilizar [...] Quien est conmovido por la
majestad de la muerte, slo puede expresarlo a travs de una vida en consonancia. Esto no es,
naturalmente, una explicacin, sino colocar un smbolo en vez de otro. Una ceremonia en vez de
otra. Un smbolo religioso no se basa en creencia alguna. Y slo donde hay una creencia hay
error.
15

Wittgenstein sugiere una forma de aproximacin al sentido de las
costumbres, los rituales y la magia en estas sociedades a partir de dos
consideraciones que pueden tomarse como convergentes: por una parte,
encuentra poco til el recurso a la explicacin puesto que sta opera como
hiptesis, es decir, reconociendo el valor semntico y epistemolgico del
concepto: no podemos conocer y, por ende, explicar aquello que no parece
fundado en conceptos, no se trata de un asunto de opinin o creencia (en el
sentido de evaluar su valor de verdad) (Cf. p. 63). Por otra parte, tales costumbres

15
Wittgenstein (1992) pp 53-54.
11
Ibid, p. 63.
12
Ibid, p. 65.

48
y rituales, segn Wittgenstein, manifiestan una dimensin simblica en donde los
actos y ceremonias son tomados como signos, como formas de evocacin, es
decir como representaciones perspicuas que reclaman ver conexiones, antes que
leyes causales o evaluaciones en torno a valores de verdad:

Si se acepta como evidente que el hombre goza con su fantasa, entonces hay que tener en cuenta
que dicha fantasa no es como una figura pintada o como un modelo plstico, sino que es una
configuracin compuesta de partes heterogneas: palabras e imgenes. Operar con signos
escritos y hablados no debe contraponerse al operar con figuras imaginativas de los
acontecimientos.
16

[...] Temo la ira de los dioses, lo que se hace patente as es que puedo querer decir lago o dar
expresin a una sensacin que no est unida, necesariamente, con aquella creencia [...] La
explicacin histrica, la explicacin como hiptesis de desarrollo, es slo un modo de conjuntar los
datos; es slo su sinopsis. Es igualmente posible ver los datos en su relacin mutua y sintetizarlos
en un modelo general sin que esto tenga la forma de una hiptesis sobre el desarrollo temporal.
17

[Subrayado del autor]

Y as el coro sugiere una ley arcana, podra decir uno del modo como Frazer une los hechos.
Pero la ley, esta idea, me la puedo representar mediante una hiptesis evolutiva o tambin anloga
al esquema de una planta, por medio del esquema de una ceremonia religiosa o agrupando el
material de los hechos en una representacin perspicua. El concepto de representacin perspicua
es de una importancia fundamental. Designa nuestra manera de representar, la manera segn la
cual vemos las cosas.
18
[Subrayado del autor]

Un balance provisional de la perspectiva de Wittgenstein nos permitir
sealar el hilo conductor: primero, no toda articulacin imagen/palabra est
sometida a una exclusiva relacin lingstica del tipo significante/significado;
Wittgenstein parece sugerir que se trata de otro tipo de gramtica donde palabras
e imgenes poseen trayectorias de uso ligadas estrechamente con modos de ver y
de conjuntar. Segundo, y en consonancia con lo anterior, la potencialidad
expresiva no se agota ni se soporta exclusivamente en trminos de un querer
decir del tipo asertivo o proposicional; tambin existe el mostrar como forma de
expresividad. La expresividad est fuertemente ligada a la caracterizacin
antropolgica de que el hombre est en condiciones de ver significativamente
cualquier fenmeno, esto es, situarlo dentro del plano del ver como de la
'representacin perspicua'. Tercero, dicha 'representacin' no es un asunto
idiosincrtico, no es un ver como caprichoso e indeterminado, sino que se trata
fundamentalmente de un asunto de 'la comprensin que consiste en ver
conexiones.'
19
[Subrayado del autor] Este 'ver conexiones' parece introducir una





18
Ibd., pp. 66-67.
14
Wittgenstein (1988) 122.
15
Wittgenstein (1992) p. 74.
16
Winch (1994)
pp. 53-54.



49
dimensin comunicativa, en el sentido de estar en contacto de una manera
visiblemente expuesta. El carcter significativo de, por ejemplo, un ritual como
sostiene Wittgenstein, no slo reclama un ver de la misma manera, sino
reconocer el hecho de que se est unido a una 'comunidad de vida'.
20
Paso ahora a mostrar otra caracterizacin, la de Peter Winch, acerca de la
brujera otro elemento fuertemente asociado con las sociedades primitivas. En sus
ensayos: Comprender una sociedad primitiva y Lenguaje creencia y
relativismo, este autor se encarga de mostrar el conflicto interpretativo
denunciado por Evans-Pritchard a propsitodel examen del Orculo del veneno,
practicado por los Azande. De acuerdo con lonarrado por el etnlogo los azande
descubren quin est haciendo brujera recurriendo aun orculo en donde se le
suministra a dos gallinas, con breve tiempo de diferencia, unasustancia (benge) y,
a partir del efecto en las gallinas se 'comprueba' el resultado. Ladificultad radica en
que cuando la primera gallina muere y se realiza la pregunta acerca de si cierta
persona es responsable de brujera, la respuesta es si; pero, acto seguido, se
comprueba que la segunda gallina sobrevive y la pregunta, esta vez, es acerca de
si el orculo dijo la verdad: la respuesta es si. El comentario de Evans-Pritchard
es el siguiente:

Los azande no perciben la contradiccin como nosotros la percibimos porque no tienen ningn
inters teortico en la materia y aquellas situaciones en las que expresan su creencia en la brujera
no les fuerza a plantearse el problema.

Ahora puede parecer comenta Winch como si tuviramos claros fundamentos para hablar de
la superioridad de la racionalidad europea respecto del pensamiento zande, en la medida en que
ste contiene una contradiccin que no intenta resolver y que ni siquiera reconoce; contradiccin
que es, por el contrario, reconocible como tal en el contexto de los modos de pensar europeos.
21

Como lo seala Winch, una de las dificultades manifiesta en el
comentario de Evans-Pritchard, consiste en que si bien es posible comprender e
interpretar el cambio de sentido o significado de expresiones y/o actos realizados
por estas sociedades, es mucho ms complejo establecer qu ocurre en la mente
de, en este caso, un azande de manera que reaccione, se exprese, en trminos
radicalmente opuestos frente a la misma situacin. Para algunos, como lo
veremos ms adelante, esto podra ser un indicio aunque no concluyente de
irracionalidad. La respuesta de Winch es interesante porque, entre otras cosas,
para algunos crticos suyos ste incurre en relativismo:

Esta discusin sugiere algo ms: las formas en las que se expresa a s misma la racionalidad en la
cultura de una sociedad humana no pueden elucidarse simplemente en trminos de la coherencia
lgica de las reglas de acuerdo con las cuales se lleva a cabo actividades en esta sociedad.
Porque, como hemos visto, llega un punto en que ya no estamos siquiera en situacin de






50
determinar qu es y qu no es coherente en tal contexto de reglas sin suscitar cuestiones acerca
del sentido que tiene seguir esas reglas en la sociedad.
22
[Subrayado del autor]

[...] Qu hay de la inteligibilidad de dichos cambios (sic) para observadores de una sociedad
diferente, con una cultura diferente y con diferentes estndares de inteligibilidad? [...] Dado que lo
que est en juego es la precisa relacin entre conceptos de racionalidad habituales en estas
sociedades diferentes, es obvia la importancia de aclararse acerca de a quin pertenece el
concepto de racionalidad al que se alude [...] Algo es racional para alguien slo en lo que se refiere
a su comprensin de lo que es o no racional. Si nuestro concepto de racionalidad difiere del otro,
entonces carece de sentido decir que a ese otro algo le resulta o no racional en nuestro sentido.
23

[Subrayado del autor]

La inconsistencia denunciada por Evans-Pritchard, poco a poco se va convirtiendo
para Winch en la forma propicia para iniciar un debate sobre la racionalidad dado
que la evidencia de la contradiccin puso al descubierto un desajuste no slo
conceptual, sino categorial. De acuerdo con las ltimas citas, para Winch, el
problema de la comprensin es el problema de la identificacin de la racionalidad
'propia'. La reflexin de Winch parece derivar en una especie de escepticismo,
puesto que se nos exige 'suspender' nuestras demandas idiosincrticas de
coherencia lgica, lo cual termina afectando la inteligibilidad requerida para la
comprensin de la sociedad observada. Por otra parte, la idea de una especie de
racionalidad domstica, parece estar confundiendo algunos planos sobre los que
insista Wittgenstein, es necesario diferenciar: el plano proposicional y el plano
simblico. Winch no se percata de que, en las preguntas al orculo las respuestas
son interpretadas por los azande de una manera determinada, no de cualquier
manera. Esto sugiere, de acuerdo con la posicin de Wittgenstein, que el asunto
no radica en que se tengan distintos conceptos o significaciones, sino que la forma
en que unas cosas aparecen junto a otras revela una especificidad que no
requiere parangn o interpretacin. La alternativa de Winch, parece sugerir
relativismo puesto que hace depender racionalidad e inteligibilidad de la cultura de
una tal sociedad. Para superar este impasse, a saber, el riesgo de incurrir en
relativismo Winch complementa su argumentacin de la siguiente manera:

[...] Racionalidad no es simplemente un concepto como otro cualquiera en su lenguaje [...] creo que
no es un concepto que el lenguaje, de hecho, pueda tener o no como, por ejemplo, el concepto de
cortesa. Es un concepto necesario para la existencia de cualquier lenguaje: decir de una sociedad
que tiene un lenguaje es decir de una sociedad que tiene un concepto de racionalidad. No tiene
que haber necesariamente una palabra en ese lenguaje que funcione con la palabra racional lo
hace en el nuestro, pero al menos debe haber rasgos en el uso del lenguaje, rasgos que estn
conectados con nuestro uso de la palabra racional.
24
[Subrayado del autor]

La precisin de Winch, es muy importante puesto que el vnculo
lenguaje/racionalidad, intenta superar el problema de una 'atribucin' de
racionalidad desde un punto de vista externo a la sociedad observada. Ahora bien,

22
Ibid, p. 56.
18
Ibid, pp. 61-62.


24
Ibid, p. 66.
20
Aug (1996) p. 22.
21
Ibd., p. 23

51
esto es suficiente para superar el relativismo? Aunque Winch sostiene que la
racionalidad no es disposicional como en el caso de la cortesa el hecho de
que el lenguaje circunscriba el mbito de lo racional, parece indicar que sta es
relativa al sentido con el que dicha sociedad sostiene su modo de vida. Una
estrategia, empleada por Winch, para superar el riesgo del relativismo consiste en
apelar a la tensin entre gramtica e interpretacin. Lo que entiendo al respecto es
que Winch, siguiendo a Wittgenstein, entiende la gramtica como el tejido de
relaciones y conexiones manifiestos en el uso tanto de expresiones como de
comportamientos que terminan constituyendo un lenguaje, esto es, determinan
unas especificas conexiones internas que supone de entrada en el usuario la
habilidad para ver tales conexiones, es decir, su comprensin. La interpretacin
queda, en este sentido, desprovista de fuerza comprensiva debido al carcter
externo de la misma.
Quiero terminar esta seccin mostrando esquemticamente la
interpretacin contempornea del otro culturalmente distinto en la antropologa.
Con Wittgenstein y con Winch pudo rastrearse que, en general, el conflicto
interpretativo acerca de lo que pasa en otra sociedad, se debe a la emergencia de
una serie de ambigedades e inconsistencias percibidas por el observador que, en
el mejor de los casos, conduce a un reconocimiento de la especificidad del otro
con el riesgo de sacrificar la inteligibilidad. Para Marc Aug, una alternativa desde
la etnologa, consiste en reconocer que el sentido de los otros es altamente
subversivo del trasfondo dominante a partir del cual se les observa:

Ningn alladian, ningn ashanti, ningn ewe, ha pronunciado jams el conjunto de discursos que el
etnlogo llama sistema de pensamiento, religin, incluso filosofa alladian, ahsanti o ewe
[...] En los mejores casos, el estatus del conjunto constituido de ese modo no tiene una
equivalencia en las prcticas observables, cuya coherencia latente relaciona explcitamente.
25

[...] Cualesquiera que sean las aproximaciones y los a priori de los observadores, es preciso
reconocerles al menos que a menudo presintieron dnde se situaba el efecto perturbador del
encuentro con los otros: no se trataba de ninguna clase de misteriosa esencia etnocultural, de la
que cada existencia singular no sera ms que su expresin o su ilustracin, sino que resida
completamente en su concepcin eminentemente subversiva, respecto de las concepciones
occidentales, de la identidad y de la alteridad, y especialmente de la relacin entre el yo y el otro.
26

En esta direccin, el etnlogo reclama tener en cuenta que todo contacto
reconfigura las representaciones y, a mi modo de ver, las gramticas, justamente
por la presencia del otro; adems ese 'otro' atribuye un sentido al observador. Se
trata, entonces, del contacto entre otros que se reinventan a s mismos y se
subvierten. El paso adelante en la reflexin consiste, a diferencia de Winch, en
que la inteligibilidad no es un abandono del otro en su modo de ser, sino que ste
llega al encuentro con el observador proporcionando un sentido que no puede ser






52
ms o que no puede ofrecer ms de lo que la relacin constituye. En esta
perspectiva, el contacto es o requiere tambin una gramtica. Para Aug, esta
gramtica se hace visible a partir de la emergente incomprensin que acarrea el
contacto con el otro cuando el observador quiere, por as decir, pasar por alto el
contacto:

Desde el punto de vista del observador exterior que se interesa por el conjunto de los sistemas de
pensamiento y de los sistemas de organizacin representados en el mundo, el problema de la
comprensin pasa por el rechazo de la hiptesis relativista.

[...] La hiptesis relativista, en sus formulaciones ms extremas, procede de la ambivalencia y no
de la ambigedad: no pone en duda la existencia de verdades locales, sino que cuestiona, por un
lado, la capacidad de un observador exterior de captarlas y traducirlas totalmente y, por otra parte,
la existencia de un punto de vista superior a partir del que se ordenaran unas en relacin a otras
[...] Paralelamente, el etnlogo relativista no niega la exactitud de las descripciones de sus colegas,
sino su carcter generalizable; dichas descripciones son a sus ojos, pues, verdaderas (en tanto
que corresponden a una situacin particular) y falsas (desde el momento en que, haciendo
retroceder el punto de observacin, se pretende inscribirlas en una configuracin ms amplia) [...]
El trmino ambigedad es evidentemente el del observador, que intenta comprender las
modalidades de adhesin o de interpretacin de aquellos a los que estudia, pero dicho observador
se esfuerza por traducir los fenmenos percibidos y nombrados por ellos, desde el momento en
que, generalmente, no se originan en su vocabulario a partir de una nica denominacin.
27

Segn Aug, la preocupacin por los sistemas de pensamiento y los
sistemas de organizacin lo que desde mi punto de vista acredita y le da sentido
a las ciencias sociales, no es un equvoco ni un signo de imposicin
indiscriminada. El punto est, como se plante ms arriba, el reconocimiento del
contacto y la condicin subversiva del mismo. Para el antroplogo el rechazo de la
tesis relativista reclama la comprensin de que aquello que, por ejemplo,
denunciaba Evans-Pritchard no era otras cosa sino asumir el punto de vista de la
ambivalencia en donde se hace incompatible o resulta inconsistente que se diga
si a distintos resultados, porque la base del pensamiento era la exclusin de
una de las alternativas. Para Aug, por el contrario la existencia de la ambigedad
es constitutivo de cada cultura y, en este sentido, el etnlogo planea la superacin
de la ambigedad a partir de la traduccin, el contacto cultural supone no slo la
existencia del otro sino el intento por comprenderlo: 'La tarea del etnlogo
sostiene Aug ya no se equipara por ello ms que a un problema de traduccin'.
(Ibid., p. 17) En la prxima seccin, abandonar el punto de vista antropolgico
para examinar la perspectiva davidsoniana, que puede aportar a la comprensin
del otro culturalmente distinto, siguiendo como hilo conductor el debate acerca de
la idea de un esquema conceptual.





27
Ibid., p. 39.
23
Davidson (1984).
24
Hacker (1996) pp. 290-291.

53
2. Actitudes Proposicionales


La comprensin tradicional sobre qu hace que un juicio fuera falso o
verdadero suele anudarse a lo que en filosofa se conoce como verdad por
correspondencia, esto consiste bsicamente en que un juicio es verdadero si lo
que enuncia corresponde con aquellos que es enunciado en l. De esta forma un
juicio cualquiera como est haciendo mucho calor sera verdadero nicamente si
est haciendo mucho calor. Si anudamos algo tan evidente a los problemas
clsicos no slo de las corrientes epistemolgicas sino tambin a las filosofas del
lenguaje y la mente, aparecern perspectivas que suelen restar la prometida
evidencia.
Quiz la manera de referir el centro de esta discusin sigue siendo aun el
problema de la verdad del juicio, o peor an, el de la falsedad. Que el pensamiento
logre dirigirse a la evidencia del juicio est haciendo mucho calor no resulta tan
difcil como tratar de comprender qu hace posible que cuando est haciendo fro
el pensamiento exprese lingsticamente este juicio. Podra afirmarse ms all de
lo que realmente puede contar la historia de la discusin filosfica, que el gran
problema no ha sido la verdad pues sera lo obvio si nuestra relacin con el mundo
fuese simplemente asumirlo tal cual es; la pregunta sera tal y como alguna vez se
le ocurri a Scrates en el Teeteto cmo es posible un juicio falso?.
Para comprender la dimensin de la pregunta socrtica se hace necesario
dilucidar que implica tanto para el pensamiento como para la naturaleza del
lenguaje la posibilidad de equivocarse: En primer trmino la falsedad implicara un
problema ontolgico pues es posible pensar lo que no es, si yo veo un perro rojo
significa que pueda pensar que existe un perro rojo sin necesidad alguna de que
exista realmente dicho perro. En segundo trmino sera tambin posible atribuir la
equivocacin no al pensamiento sino a problemas relativos al lenguaje, siendo
necesario aceptar adems que la realidad lejos de permanecer detenida para que
nuestro lenguaje se refiera a ella puede variar y hacernos incurrir rpidamente en
un error, como le pareci sin duda a Scrates quien la consideraba una esfera
digna de todo abandono.
Grandes elementos para entender el problema fueron aportados a la
filosofa por Descartes quien superando la difcil barrera que l mismo se haba
impuesto con el mtodo dubitativo segn el cual no es posible tomar por cierto
aquello que no est exento de toda duda y que le conducira a la oscura
posibilidad de un malfico genio que fuese capaz de engaarlo con respecto a lo
que l consideraba ms evidente pero tambin a la primera base firme de la
filosofa. Despus de abandonarse a la desesperacin motivada por el genio,
Descartes encontr que sin importar lo que el genio quisiera que el pensara el
poda dudarlo, y si esto era as, el exista pues dudaba, crea, senta, juzgaba, en
fin, pensaba. Lo que este encuentro hizo posible quiz no fue percibido por el
mismo Descartes.

54
En efecto, gracias a la reflexin cartesiana aparece en el horizonte filosfico
la posibilidad de comprender un rasgo esencial del pensamiento: su carcter
intencional, esto significa que el pensamiento se refiere a contenidos, que posee
objetos. Ahora bien, a partir de esto pudo establecerse que era necesario buscar
los factores, adicionales a la variacin propia de la realidad, cul era el lugar de la
verdad y, por aadidura, el de la falsedad.
Si retomamos nuestro ejemplo inicial Est haciendo mucho calor es una
enunciacin que si bien puede depender en su atribucin de verdad de las
condiciones objetivas del clima, gira principalmente en torno al pensamiento de
quien lo enuncia. Si anudamos a esta enunciacin los verbos que Descartes
seal para librarse del genio maligno encontraremos una situacin sin duda muy
particular:

- Dudo de que est haciendo mucho calor
- Creo que est haciendo mucho calor
- Siento que est haciendo mucho calor
- Pienso que est haciendo mucho calor

Se revela con esto que ms all de que haga calor o no, puedo estar
dudando, creyendo, sintiendo, pensando que est haciendo calor y esto no es
cuestionable a menos que mi deseo sea mentir, pero esto es otro asunto.
Partiendo de este hecho aparece lo que en filosofa se llam gracias al trabajo de
Franz Brentano, actitudes proposicionales.
Si retomamos la nocin ya trabajada en otro captulo sobre qu es una
proposicin encontramos que es un enunciado que puede ser verdadero o falso, y
si buscamos desde esta nocin determinar qu es una actitud proposicional
tendremos que sealar que se refieren a las condiciones de la enunciacin del
juicio ms que a la proposicin que es expresada en l. Notemos la diferencia
entre estas dos enunciaciones:

- Siento que est haciendo mucho calor
- S que est haciendo mucho calor

En el primer caso no es posible equivocarse en la sensacin y, en el
segundo caso, si no es cierto que est haciendo calor, estar equivocado en que
s que esto es cierto y, lo que cobrar evidencia es que creo que est haciendo
calor.
Las actitudes proposicionales constituyen fundamentalmente modos de
enunciacin, modalidades del pensamiento que corresponden a su estructura
intencional. De esta forma, el pensamiento est dirigido a objetos intencionales
que son susceptibles de diversas modalidades o estructuras, es as como un
enunciado depende de si constituye en un juicio, en una creencia o en un deseo.
Esto revelara que las condiciones de falsedad o veracidad de una
determinada enunciacin deben ser pensadas a partir de la modalidad
proposicional del pensamiento que es realmente lo que se vincula con la realidad y

55
lo que permitira por tanto inferir a partir de una enunciacin cul es la actitud
proposicional que subyace a la enunciacin de un sujeto determinado, siendo sta
susceptible de variacin dependiendo de la relacin que establezca con los
hechos.
Resulta claro entonces que la posibilidad de comprender al pensamiento
fue abierta en gran medida gracias a la posibilidad de representarse que ms
importante an que aquello que es puntualmente pensado, su contenido, resulta
ser la modalidad de pensamiento que determina la forma en que podemos
representarnos al mundo, dudarlo, creerlo, sentirlo y que es ste quiz el rasgo
ms importante de todo lo que puede pensarse.


Ejercicio:

1. Elabore una narracin donde seale sus perspectivas de vida y la forma como
puede obtener ese Propsito.


Individualmente:

Elabore una narracin donde seale sus perspectivas de vida y la forma como
puede obtener ese Propsito.
Con base en su narracin identifique que decisiones debe tomar y indique los
pasos de manera lgica que requerira para lograr llevar a cabo a la accin su
decisin.
Ejercicio: teniendo en cuenta la lectura anexa realice construya una definicin
propia de actitud proposicional.

Grupalmente:

A continuacin encontrara un fragmento del texto publicado en la Web,
28
de la
profesora Leonora Orlando Sobre actitudes proposicionales, analcelo y
construya un ensayo donde exponga su punto de vista con relacin al
documento y los contenidos del capitulo






28
Tomado de: http://www.accionfilosofica.com/misc/1114145652art.htm

56






UNIDAD IV
ESTRUCTURAS NORMATIVAS
Y
LGICAS DE LA ACCIN

Los intentos por defender el orden social son variados y evocan la
peligrosa tensin que hay despus de una ardua disputa. Entre los
adversarios hay un brillo que semeja la pasin y hay, en el ambiente,
la pregunta sobre quin estar dispuesto a dar otra batalla y quin
ser el nuevo condenado.




57







Plan del Capitulo
1. Estructuras Normativas
2. Lgicas de la Accin


Objetivos del Capitulo


Determinar la emergencia de las estructuras normativas en la sociedad.
Comprender el papel de las lgicas de la accin en el estudio de la
sociedad.













58
Introduccin




n el transcurso de este capitulo nos ocuparemos de mostrar como las
estructuras normativas, la lgica de la accin y la teora de la accin
colectiva, cobran una relevancia importante para la filosofa, en cuanto al
anlisis de los contextos sociales y el anlisis poltico de los contextos estatales.
En el desarrollo de las estructuras normativas encontrara que estas hacen
referencias a las normas, patrones culturales y comportamientos normalizados en
la sociedad, estas sirven de regulador de las formas de actuar de los individuos
parte de un contexto social establecido. Se hace necesario indicar que las
estructuras normativas se articulan tambin a poblaciones determinadas para
ejercer el proceso de regulacin de las conductas como lo seala Michel Foucault
en Seguridad Territorio y Poblacin, esto para considerar las formas de libertad y
movilidad de un grupo caracterizado de personas, desde la cultura, a partir de las
costumbres, desde lo poltico con las normas legales y desde lo religioso por
medio de la definicin de comportamientos morales.
E
De la misma manera en este capitulo encontrara, una seccin dedicada a la
lgica de la accin, donde encontrara como la accin en si mismo tiene una
fundamentacin, un sentido, una razn de ser, que pasar por la eleccin racional o
por la instrumentalizad de cumplir con una funcin remedita la cual da como
resultado la adquisicin de un habito, y donde la accin se representa como un
movimiento de factores que pueden ser analizados y sometidos a la reflexin
filosfica para la obtencin de significados, anlisis de intereses, de acuerdo a los
medios y los fines de el acto que se realiza.
Y, por ultimo, encontrar una seccin sobre la teora de la accin colectiva,
donde, se plantea como las dinmicas de organizacin de grupos de persona
sobre intereses comunes generan impacto en las estructuras sociales para
obtener cambios en beneficio de los mismas formas de organizacin, adems
identificar como las acciones colectivas se plantean como una forma de
superacin de la accin individual de los ciudadanos y genera mayores formas de
efectividad. Teniendo en cuenta este panorama, con los conceptos dados en este
capitulo le dar herramientas para entender en forma mas detalladas situaciones
que se dan en la realidad, por lo cual al final del capitulo tendr la oportunidad de
realizar un repaso de la informacin contenida en esta seccin.








59
Preguntas Previas

VII. Indique Qu es una norma?
VIII. Qu entiende por estructuras normativas?
IX. Qu es una accin colectiva?
X. Qu entiende por lgicas de accin?
XI. Explique que es necesario para tomar una decisin?
XII. Qu es elegir?






1. Estructuras Normativas


Al hablar de accin racional se hace referencia, necesariamente, a los
resultados; este no es el caso de las acciones mediadas por normas sociales. El
carcter social a dichas normas se lo da el hecho de que estas deben ser
compartidas y estn sujetas a la aprobacin y desaprobacin de otras personas.
Las normas sociales estn ntimamente ligadas a efectos emocionales, en caso de
su violacin, implican culpa, vergenza y desaprobacin. Por lo general una norma
social se acompaa de una superior que implica un castigo.
Para abordar el estudio de estas se evala si las normas cumplen un
objetivo final, ya sea social o individual. Hay que advertir que el echo de que esto
ultimo se cumpla no significa que sea su nico propsito es necesario no
apresurarse en dichas conclusiones. Es evidente que las normas sociales estn
orientadas hacia un propsito final. Las normas sociales son benficas en general,
si bien existen casos donde el inters general y las normas sociales estn
contrapuestos. Finalmente las normas no instrumentales tienen consecuencias
instrumentalmente tiles.
En ocasiones una norma social se utiliza para racionalizar un inters
individual. Esto ocurre puesto que no se desea expresar las razones reales para
determinada accin. Si bien de acuerdo a lo anterior algunos sostienen que las
normas son herramientas para manipular y encubrir el propio inters y hacerlo
mas admisible, no es del todo cierto. Las normas superan (algunas) el inters
particular. No hay que olvidar la relacin emocional que conlleva una norma.
El hecho de que la norma este sujeta a la aprobacin o desaprobacin
implica que el violador de la misma muestre coherencia (cuando menos aparente),
todo para evitar la desaprobacin y la sensacin que acompaa la violacin de la
norma. Sin embargo la existencia de la sancin no es la nica garanta de

60
efectividad. La interiorizacin de la norma implica un seguimiento efectivo de la
misma. Un referente importante para internalizar la norma es la actitud de los
otros. En definitiva, si bien la sancin no es exclusivamente necesaria para el
cumplimiento de la norma, si es un contrapeso contra la debilidad de la voluntad.
El hecho de tener que sancionar a quien viola una norma es exigido, en
general, por normas que determinan esa accin como sancionable. Ya se
menciono la norma superior que exige sancin a la violacin de la norma, los
otros, los dems estn obligados a sancionar debido a la existencia de esa norma
superior. La sancin, la desaprobacin, lleva un costo, requiere de energa y
atencin que bien podran ser usados con otros propsitos.
Si bien la norma en si misma no referencia directamente a la consecuencia
cuya conducta ha guiado, la explicacin de la norma no puede ser ajena a dichas
consecuencias. Sin embargo este argumento es problemtico cuando se evala la
complejidad misma de algunas normas. Una respuesta es que la mencionada
complejidad de las reglas sirve a una funcin adicional, especficamente mantener
alejados a extraos.
Si bien se ha establecido que una norma determinada hace que las
condiciones de todos este mejores, ello no significa que la existencia de la norma
se explique por esto. Esta conclusin seria inapropiada. En realidad las normas
son el resultado de inclinaciones psicolgicas, lo cual aun es muy indeterminado y
poco conocidos. Es muy poco lo que se puede decir acerca del surgimiento de las
normas.
29
Las instituciones permiten estabilidad para la sociedad, siempre y cuando
estas mismas sean estables. Como primera medida las instituciones impiden el
carcter destructivo del inters particular y de las pasiones privadas, sin embargo,
estos mismos factores pueden ahogar en un momento dado a las instituciones.
Una institucin presenta dos caras paradjicas en si mismas: por un lado puede
decidir, elegir como si fuera un ser individual, pero al mismo tiempo la componen
individuos
30
.
Las reglas rigen y delimitan la conducta de una grupalidad de personas
dada, mediante sanciones externas y formales. La institucin es un mecanismo
que pone en vigencia dichas reglas. Existe aqu una constante entre las normas
sociales que imponen las reglas por medio de sanciones externas e informales y
con reglas internalizadas.
La naturaleza de las sanciones determina si las instituciones son pblicas o
privadas. La expulsin de grupo es la principal sancin de la que las instituciones
privadas echan mano. Y para lograr el ingreso de las personas ofrecen
beneficios. Por otro lado, las instituciones pblicas imponen sus reglas gracias a
leyes, decisiones judiciales, decretos administrativos y ordenes efectivas; sus

29
ELSTER, J . Trad. BONANNO, A (2003); TUERCAS Y TORNILLOS. Una introduccin a los
conceptos bsicos de las ciencias sociales. Gedisa Editorial. Espaa.
30
OLSON, Mancur. (1992). La lgica de la accin colectiva En Libro: Diez textos bsicos de
ciencia poltica. Gaetano Mosca; editor Albert Batlle. Editorial Ariel. Espaa.

61
sanciones se apoyan en este sistema de imposicin, incluyen subsidios, multas,
impuestos y encarcelamientos.
Las instituciones modifican la conducta de las instituciones, una de las
formas ms notables es el uso de la fuerza entendiendo por fuerza toda accin
desviada a hacer que la practica de acciones consideradas indeseadas se les
hagan mas costosas a quienes las realicen. Es particularmente interesante el caso
de las instituciones publicas que se apoyan de este medio para hacer efectivas
sus reglas.
31


2. Lgicas de la Accin


El actuar de las personas puede enfocarse desde la perspectiva de la
bsqueda del mejor resultado, asistiendo as a la nocin de accin racional la cual
es considerada como instrumental ya que las acciones son consideradas como un
mecanismo til para la consecucin de una meta. La accin implica movimiento
transformacin cambio de los que se encuentra quieto o el inicio de una nueva
trayectoria de lo que se encuentra en movimiento. Cuando se habla de lgica de
la accin se hace referencia al sentido racional de un acto en un contexto
determinado y de la misma manera este tipo de lgica va articulada a las razones
por las cuales se realiza o se motiva la accin.
Cuando se presenta una situacin en la que es imposible establecer la
distincin entre medios y fines, no quiere decir que se trate de una accin
irracional, sin embargo es posible incorporar una eleccin de este tipo dentro de lo
que se considera como accin instrumental cuestionando u observando la
conducta del individuo, percatndonos de la forma como categoriza sus opciones.
Una lista de estas categoras y la forma como se organizan, es lo que se conoce
como ordenamiento de preferencia de la persona, de manera racional o de
manera instrumental en lo cual es sustancial decir que hay que plantear una
precaucin y es que si bien los resultados hacen que una accin sea instrumental,
algunas formas de accin instrumental son altamente irracionales. La eleccin
racional se presenta como el mejor camino para lograr determinados fines,
adaptndose de la mejor forma a diversas circunstancias; sin embargo, cabe
aclararse que en ocasiones puede que lo que la persona considera como el mejor
medio es equivoco y consecuentemente no conocer la verdad, es decir, que puede
existir un proceso meramente racional y sin embargo jams lograr la verdad.






31
OLSON, Mancur. (1992). La lgica de la accin colectiva En Libro: Diez textos bsicos de
ciencia poltica. Gaetano Mosca; editor Albert Batlle. Editorial Ariel. Espaa.


62
Para Reflexionar

Individualmente:

Indique que es una estructura normativas y cuales son sus caractersticas.
Explique Qu es una eleccin racional?
Defina Qu es una accin colectiva?
En sus propias palabras y valindose de los conceptos del modulo indique en
un prrafo no superior a 10 lneas que es una accin poltica.
Teniendo en cuenta los contenidos del modulo. Seale 5 ejemplos de acciones
colectivas y 5 ejemplos de acciones individuales





























63









UNIDAD V
COMUNICACIN Y
CONVENCIN



Cuando entramos en contacto con las personas podemos asumir dos
actitudes: O bien, estamos dispuestos a escucharlas a acompaarlos
por el devaneo de sus ideas y pensamientos; o bien somos capaces
de recordarles a cada instante que hay una gran brecha entre lo que
se quiere decir y lo que se termina diciendo.


64










Plan del Capitulo
1. Comunicacin
2. Convencin





Objetivos del Captulo



Reconocer las distintas perspectivas de la comunicacin
Identificar el papel de las convenciones en la vida social.








65


Introduccin



i logrramos imaginar cmo tuvo lugar la primera enunciacin lingstica del
hombre, tendramos que suponer casi con necesidad que se trataba en
principio de algo cuyo hablante supusiera sera interpretado, comprendido
por alguien que l consideraba similar a l. Es posible entonces suponer que una
de las nociones ms trascendentales en la comprensin contempornea del
hombre como ser racional y que por esto, es considerado siempre igual a otros
hombres fue una nocin hija como muchas otras del origen del lenguaje.
S
Hablamos a quienes consideramos nuestros iguales, y esto implica uno de
los rasgos ms relevantes de la historia que quiere contarse aqu, podemos
suponer que el lenguaje surge atravesado por la intencin de comunicar, el
lenguaje surge cuando la vida del hombre depende de otros hombres y, si puede
uno imaginar un momento en que esto no haya sido as.
Sin embrago, tambin puede resultar interesante suponer que algo exigi
cada vez ms del lenguaje, pues para sobrevivir en grupo no habra sido
necesaria esta gama inmensa de posibilidades con las que cuenta nuestro
lenguaje. Es por esto que puede asumirse que incluso desde un primer momento
la realidad se bastaba a s misma para hacerse evidente y que lo que quera ser
dicho en el lenguaje era lo que no haca parte de ella, quiz por ejemplo por esto
las pinturas y las referencias a los dioses dados a luz en la posibilidad de
nombrarlos.
Aunque junto con esta enorme posibilidad de decirse el hombre empez a
distanciarse y a cuestionarse el poder del lenguaje, su poder para representar la
realidad, surgiendo preguntas en torno a si las palabras podan efectivamente
hablar del mundo tal y como el mundo era, si las palabras lograban realmente
enunciar aquello que era pensado, hasta que se hizo necesario aceptar que ms
all de lo que pueda ser enunciado o contenido en el lenguaje, este habla del
hombre, de su pensamiento y de s mismo.
Versiones contemporneas se refieren al lenguaje como un mecanismos de
representacin no de la realidad sino de la dimensin simblica del hombre, es
decir, de su cultura. Es por esto que si se acepta que el lenguaje no representa el
verdadero ser de lo que nombra, si representa lo que culturalmente
comprendemos por aquello que es nombrado, siendo necesario asumir que se
trata de un establecimiento cultural o convencional.
Ahora bien, la cultura misma es para nosotros lo que represent el agresivo
mundo natural para los primeros hombres, nuestro mundo simblico es tambin
simbolizado por quienes lo vivimos, y tambin es pensable que todava queramos

66
buscar el paraso del primer hombre que vio en otro a su igual, a quien estaba en
condiciones de entender su incipiente intento comunicativo.

Preguntas Previas

XIII. Indique. Qu es la comunicacin?
XIV. Defina. Qu es un mensaje?
XV. Seale. Qu entiende por convencin?
XVI. Qu son medios de Comunicacin?
XVII. Qu es una herramienta o instrumento de comunicacin?




1. Comunicacin



En la dcada de los 60's el filsofo norteamericano David K. Lewis, public
un libro dedicado al estudio filosfico de la convencin,
32
mostrando que si bien la
convencin implica una regularidad en la conducta, de igual manera supone un
conocimiento comn o conocimiento mutuo (a common knowledge) como requisito
para la coordinacin de las conductas (Lewis, 1969: 52ss.).
33
Dicho trabajo se
considera una contribucin decisiva para defender la principal tesis de la filosofa
del lenguaje ordinario de Austin y Searle, segn la cual Hablar un lenguaje es
tomar parte en una forma de conducta (altamente compleja) gobernada por reglas.
Aprender y hablar un lenguaje es (inter alia) aprender y haber dominado esas
reglas.
34
En los estudios sobre la comunicacin esta tesis, ligada a la de Lewis,
dio como resultado la caracterizacin de sta como un tipo de conducta
fuertemente convencional.
35
La comprensin de los actos de habla emitidos
durante la interaccin comunicativa depende, segn Searle, del aspecto
convencional del lenguaje; en este sentido el desconocimiento de las reglas que
gobiernan dichos actos deformara la comunicacin por la realizacin de

32
David K. Lewis, Convention. A Philosophical Study, Harvard University Press, Cambridge,
Massachusetts, 1969.
33
Una crtica interesante al vnculo entre comunicacin y convencin fue esbozada por Donald
Davidson en Communication and Convention, en Inquiries into Truth and Interpretation,
Clarendon Press- Oxford, 1984. pp. 261-280.
34
J ohn Searle, Actos de habla. Ensayo de filosofa del lenguaje, Ctedra, Madrid, 1986. p.22.
35
Sin embargo, vale la pena aclarar que Searle no alude al trabajo de Lewis en el texto a que se
hace referencia en la cita anterior, aunque el estudio de este ltimo apuntala las tesis defendidas
por el primero.

67
infortunios y/o nulidades a travs de ellos. Uno de los ms interesantes resultados
de esta perspectiva pragmtica fue la teora de la accin comunicativa de J rgen
Habermas. Quisiera exponer de manera esquemtica el fundamento de la
discusin a partir de dos modelos de comunicacin que nos permite comprender el
fracaso del modelo comunicativo basado en la convencin y la cooperacin.
Consideremos rpidamente dos formas de entender la comunicacin: un
modelo semitico o modelo del cdigo
36
De acuerdo con el modelo del cdigo,
la comunicacin se consigue mediante la codificacin y la descodificacin de
mensajes. (Sperber & Wilson 1994; 13) Desde esta perspectiva, el modelo del
cdigo asume la forma de un proceso de emparejamiento de mensajes (p. 14) en
donde el test de equivalencia sostiene que lo percibido a uno y otro lado es
significativamente lo mismo. En esto, como se ver ms adelante, una teora del
significado literal juega un papel decisivo en razn de la tesis ms popular del
modelo del cdigo segn la cual el conjunto de representaciones que entran en
contacto a travs del intercambio comunicativo es, en esencia, el mismo; es decir,
produce resultados parafraseables. La comprensin lograda (tomemos el caso de
la comunicacin verbal que es prototpica para los tericos) nos ofrece la imagen
de lo que el otro tiene en la cabeza. Como se puede observar inmediatamente la
existencia del cdigo es incuestionada y los procesos de codificacin y
descodificacin presumen cierta inamovilidad del cdigo. Si pudiramos ofrecer
una imagen de la eficacia del modelo del cdigo tendramos una perspectiva
normativa segn la cual slo lo que podemos decir es lo que queremos decir. En
este sentido el fenmeno de la incomunicacin consistira, prima facie, en incurrir
en violaciones de tipo sintctico-semntico, que hacen de nuestras proferencias
algo no significativo. Segn Sperber & Wilson, el fracaso del modelo del cdigo
radica en que la tesis de la identidad de las representaciones es extrema y
ambiciosa, puesto que continuamente se asiste en el proceso comunicativo a la
experiencia de la ambigedad y la generacin de malentendidos que pueden
sobrevivir a la ms exhaustiva clarificacin. Este intento, segn el cual es posible
llegar a la claridad en el mensaje, est supuesto a partir de la idea bastante
extendida de que podemos obedecer a un conjunto de reglas de interpretacin
que eliminan la distorsin (ruido). Como es claro, la principal objecin a esta
esperanza radica en que la manera como seguimos las reglas es por excelencia
un asunto que abandona el margen de la conciencia y la tematizacin efectiva, es
decir, nadie invoca la regla gramatical que le permite hablar, simplemente habla.
La pregunta es un tanto falaz pero sugerente: Cmo obedecemos algo que
ignoramos? Si furamos mquinas nuestro programa bajo la determinacin de
diversos automatismos se encargara de nuestras operaciones, entre ellas la
interaccin a travs del lenguaje. Pero, an si furamos mquinas lo
suficientemente complejas como para depender exclusivamente de nuestro
software, sabemos que el espectro de flexibilidad abierto a las diversas
situaciones presume y asume el gesto positivo de hacer lances autorizados en el

36
Dan Sperber & Deirdre Wilson, La relevancia. Comunicacin y procesos cognitivos, Visor,
Madrid, 1994.

68
tablero de la accin, sin clculo alguno, sobre las situaciones azarosas. Sin
embargo, como veremos ms adelante, estas condiciones estn lejos de tomarse
como evidentes. Como sostienen Sperber & Wilson: Para justificar el modelo del
cdigo de la comunicacin verbal habra que demostrar que todos los casos de
asignacin de referente pueden resolverse mediante reglas que combinan
automticamente propiedades del contexto con propiedades semnticas del
enunciado (p. 24). Lo cual es, evidentemente, un despropsito en la medida en
que, por lo menos, las propiedades del contexto son ellas mismas contextuales.
Un segundo modelo de la comunicacin, parte de manera crtica del modelo
del cdigo y, si bien no es completamente extrao a ste s introduce elementos
de carcter cognitivo de gran importancia. En este sentido, quienes defienden el
modelo inferencial de comunicacin asumen que los procesos y estados
mentales, que intervienen en la interaccin comunicativa, dan un margen de
suficiente flexibilidad evaluativa por parte de los participantes quienes dependen
del tipo de cadena inferencial construida para evaluar la informacin ofrecida. En
este sentido, la comprensin no se limita o no se estipula en trminos de
emparejamiento de representaciones sino en el reconocimiento de la intencin del
otro, y de la extraccin de consecuencias previstas no necesariamente explcitas.
La descodificacin, en este caso, no sera suficiente dado que no se trata
solamente de saber qu tiene el otro en la cabeza efectivamente, sino que estara
ofreciendo un excedente de sentido (esto ltimo indujo al filsofo Paul Grice a
postular su teora de las implicaturas conversacionales).
37
Preguntas del tipo
cmo puede el oyente inferir exactamente las conclusiones que el hablante
desea mostrar? (Sperber & Wilson, 1994: 28) Llevaron a los defensores de este
modelo a postular la idea segn la cual para que la comunicacin sea efectiva se
debe compartir un conjunto de supuestos que permita determinar el contexto o
marco de referencia socialmente vinculante. Pero lo cierto es que un contexto no
est nicamente constituido por el entorno que se hace visible para el hablante en
cada caso; de hecho la visibilidad contextual por parte de cada participante no slo
es bastante mvil sino que atiende a la manera como cada uno se posiciona frente
al mismo. A la hiptesis segn la cual para que la comunicacin sea efectivamente
posible, en la medida en que se comparta un conjunto de supuestos, se la conoce
como la hiptesis del conocimiento mutuo.
Como puede intuirse es difcil esperar que el oyente tenga el don de la
anticipacin acerca de qu tipo de conocimiento se requiere para poder
comunicarse con el otro sobre la base de que la comunicacin consiste tratar de
coincidir con otro. Analticamente hablando: para coincidir con otro no necesito
conocer previamente la cadena de supuestos sobre la que descansa su aparato
cognitivo, sino orientarlo hacia un punto de convergencia en donde el carcter
ostensivo (forma expedita de la evidencia y la relevancia segn Sperber & Wilson)
nos lleva al silencio, es decir, en dichos casos sobran las palabras.

37
Vase al respecto: H. P. Grice, Lgica y conversacin en Luis M. Valds (Ed.); La bsqueda
del significado, Madrid, Tecnos, 1991. pp 511 - 530.

69
Veamos ahora un tercer modelo, el desarrollado por Habermas que tratar
de esbozar sobre la base de los supuestos radicalmente novedosos y alternativos
a los dos modelos anteriores. Habermas entiende que existen dos tipos de accin
social o interaccin a las que recurre un agente para solucionar problemas y
mantenerse en el hilo del entramado social: una accin orientada por una actividad
teleolgica y una accin orientada a entenderse. Bajo esta distincin subyace otra
que, cualitativamente, nos abre hacia una dimensin tica de la accin
comunicativa. Habermas distingue entre accin estratgica y accin comunicativa
propiamente dicha:

Los tipos de interaccin se distinguen ante todo por el mecanismo de coordinacin de la accin, y
en particular segn que el lenguaje natural se utilice slo como medio en que tiene lugar la
transmisin de informaciones o como fuente de integracin social. En el primer caso hablo de
accin estratgica, en el segundo de accin comunicativa. Mientras que aqu la fuerza generadora
de consenso del entendimiento lingstico, es decir, las energas que el propio lenguaje posee en
lo tocante a crear vnculos, se tornan eficaces para la coordinacin de la accin, en el caso de la
accin estratgica el efecto de coordinacin permanece dependiente de un ejercicio de influencias
(el cual discurre a travs de actividades no lingsticas) de los actores sobre las situaciones de
accin y de los actores unos sobre otros.
38


Esta perspectiva es mutuamente excluyente, segn Habermas, porque no
se puede aspirar simultneamente a lograr acuerdos (sin ningn tipo de coaccin)
y, al mismo tiempo, inducir al otro a comportarse de la manera que esperamos que
lo haga. A pesar del acusado reduccionismo al que tengo que recurrir dadas las
pretensiones de este documento, quisiera sugerir una lnea interpretativa de lo que
Habermas entiende por comunicacin.
En primer lugar, la autntica comunicacin es aquella accin que est
orientada a entendernos; este entendimiento est motivado racionalmente en la
medida en que nosotros no slo estamos en condiciones de conocer y exponer las
razones que sin coaccin alguna nos lleva a realizar nuestras interacciones
lingsticas sino que, en cada caso, nuestros lances en la escena comunicativa
tienen pretensin de validez. Si esto no fuera as, sostiene Habermas, la accin se
viciara en el sentido en que al menos uno de los interlocutores no conocera la
motivacin ni la intencionalidad del otro, es decir, habra transformado su
actuacin en una actuacin estratgica. Como se puede observar, el modelo
habermasiano se nutre de los dos modelos anteriores dado que el modelo del
cdigo sigue vigente en una pretensin normativa segn la cual, dentro de una
marco de racionalidad, el modo de usar nuestro saber es no coercitivo y, adems,
reconoce el clculo normativo dentro del cual se inscribe dicha accin. En otras
palabras, reconocemos las reglas bajo las cuales nuestros argumentos valen, y
valen porque, segn Habermas, basta con que se recurra a la base de criterios
pblicos, bajo condiciones donde se estipula la posibilidad de la crtica, para que
se haga visible el entendimiento entre alter y ego.

38
J rgen Habermas, Pensamiento postmetafsico, Madrid, Taurus, 1990 p. 73

70
En segundo lugar, el modelo habermasiano asume responsablemente la
tesis del conocimiento mutuo, proveniente del modelo inferencial, en la medida en
que el dispositivo de la racionalidad nos permite calcular, bajo una perspectiva
interpretativa, qu es lo que el otro quiere que yo infiera.
39
Dado que el modelo
comunicativo de Habermas se autoerige como base slida para entender cmo es
posible la integracin social a partir de la accin comunicativa, quiero presentar de
inmediato las objeciones que filsofos de la talla de Cornelius Castoriadis y Gilles
Deleuze y socilogos como Pierre Bourdieu han esbozado directa o
indirectamente al modelo habermasiano. El primer indicio de lo idealista de la
posicin de Habermas se centra en su perspectiva de la racionalidad, pues sta es
asumida como un

[] componente que supone ser por todas partes y siempre el mismo y [es capaz de] separar
los comportamientos individuales con relacin a esta racionalidad. [Pero podemos recordar que] El
entendimiento es social-histricamente instituido y cada vez inmerso en la institucin imaginaria
global de la sociedad ... es la racionalidad misma de otras sociedades y otras pocas la que es
diferente, porque ella es tomada de otros mundos imaginarios.
40

En este sentido, lo que Habermas nos ofrece como racionalidad es un
atributo ahistrico que, en cada caso, debera dar razn de la actuacin humana.
Si tal no fuera el caso, la Barbarie slo podra entenderse como una formacin
racional que ha devenido estratgica dada su imposicin efectiva y violenta. Pero
no es necesario ir tan lejos porque, como lo ha mostrado Walter Benjamin, toda
fundacin de un orden social es un acto de violencia que demanda la aceptacin
so pena de quedar excluido del conjunto de lo social.
Lo que no tematiza el profesor Habermas es el asunto que, justamente, le
da sentido a toda forma de socializacin o integracin social como l tiene a bien
llamar: el conjunto de dispositivos de poder que entra en juego en la constitucin
de las presuntas intersubjetividades que se disponen sobre el entramado del
mundo de la vida. Por esta razn, nos recuerda el socilogo Pierre Bourdieu que
no hay que olvidar que esas relaciones de comunicacin por excelencia que son
los intercambios lingsticos son tambin relaciones de poder simblico donde se
actualizan las relaciones de fuerza entre los locutores y sus respectivos grupos.
41

Si entendemos que la actividad acadmica tiene una dimensin poltica
gracias a la cual contrastamos los enunciados tericos con las diversas
manifestaciones de los fenmenos tratados en la realidad; nos encontramos con
que el modelo habermasiano asume una posicin ciega frente a la pregunta por el
sentido de lo institucional. Bajo la idea de la eficacia simblica propuesta por

39
El socilogo francs Raymond Boudon ha llegado a conclusiones similares acerca de la
inadecuacin del conocimiento mutuo por otra va, vase su ensayo: Pequea sociologa de la
incomunicacin en J ean-Marc Ferry, Dominique Wolton et al. El nuevo espacio pblico, Gedisa,
Barcelona, 1998. pp. 57-72.
40
Cornelius Castoriadis; Individuo, sociedad, racionalidad, historia en Psiquis y sociedad: una
crtica al racionalismo, Ensayo y Error, 1998 p. 145.
41
Pierre Bourdieu; Qu significa hablar? Economa de los intercambios simblicos, Akal
Universitaria., Madrid, 1990 p. 11.

71
Bourdieu podemos entender que el sentido de toda institucin es generar formas
de pliegue y sujecin determinadas por la dominacin poltica, por tomar un
ejemplo, se puede observar que, en las pugnas del bilingismo se hace visible que

La integracin de la misma comunidad lingstica es un producto de la dominacin poltica
constantemente reproducida por instituciones capaces de imponer el reconocimiento universal de
la lengua dominante, [lo cual] constituye la condicin de la instauracin de relaciones de
dominacin lingstica. (Bourdieu, 1990: 20)

Pero este caso no vale slo para las comunidades lingsticas sino para los
fenmenos que internamente se desarrollan en este proceso de
institucionalizacin como es el caso de la comunicacin en general, ya que el
principio de aceptabilidad, junto con la idea de lo razonable y, en ltima instancia,
con la idea imperialista de racionalidad, suponen que la validez es un criterio
confiable a partir del cual todos nos exponemos en igualdad de condiciones. El
profesor Habermas no tiene en cuenta aquello sobre lo que, justamente, la filsofa
Nancy Fraser ha insistido en su libro Iustitia interrupta: que los mecanismos de la
diferencia no son constataciones discursivas del tipo tu piensas de una manera yo
de otra sin ningn tipo de implicacin, sino como lmite y evidencia de nuestra
incapacidad para el dilogo, no. Lo que sostiene Nancy Fraser es que la diferencia
es un asunto social en el cual ya el mismo sentido de la interlocucin est viciado
porque no todos tenemos acceso a los mismos medios ni disertamos sin ningn
tipo de coaccin. En la comunicacin surgen pblicos que son cualitativamente
asimtricos y que no pueden responder de la misma manera a criterios
externamente impuestos como los de racionalidad, claridad, validez, sinceridad,
etc.
42
Si entendemos con Castoriadis que las instituciones no son slo edificios,
sino que son bsicamente dispositivos imaginarios que distribuyen y canalizan las
formas de representacin e interpretacin de la realidad, se har comprensible
porqu su reproche a Habermas, cuando el primero sostiene:

[] siempre es de lgica de lo que se trata, y si all hubiera conflicto, sera conflicto de dos lgicas.
Todo lo que no sea relevante, todo lo que no puede ser racionalmente reconstruido en un
seminario de filosofa nada menos que la totalidad de la historia humana- es escoria, dficit a
colmar progresivamente, etapa de aprendiz, fracaso pasajero en el estilo de solucionar problemas
que se le ofrece a la humanidad. (Castoriadis, 1998: 135)

Lo que ocurre con esto es que no hay manera de entender a menos que
se tenga una mirada un poco estrecha sobre el fenmeno comunicativo, en el
sentido de que ste slo sirva para informar y esto no tenga ningn tipo de
impacto pragmtico en la vida social de los individuos cmo el modelo
habermasiano concibe a la comunicacin como un fin en s mismo. En estricto
sentido la comunicacin no puede ser un fin en s mismo dado que siempre nos
comunicamos para, y con ocasin de, algo. Se puede objetar que comunicarse

42
Vase, Nancy Fraser; Iustitia interrupta. Reflexiones crticas desde la posicin postsocialista.
Siglo del Hombre, Bogot. 2000. Especialmente cap. 3.

72
para entenderse acerca de algo en el mundo, por ejemplo, es un fin en s mismo;
pero esto no es cierto puesto que nos entendemos acerca de algo en el mundo,
para seguir estando en el mundo. En la medida en que somos algo ms que
cerebros en un balde, ese entenderse siempre implica y comporta algo ms: el
hecho de que estamos en el mundo.
Por lo dems, es interesante observar que al fenmeno de la comunicacin
le es inherente la distancia interrogante que nos lleva, a pesar de que entendamos
lo que el otro quiso decir, a pensar en todo lo que el otro no ve. Es cierto que la
comunicacin se juega en la escena de un hacerle ver algo al otro que de otra
manera no notara, lo que generalmente se traduce en aquello que nosotros
queremos que vea. Pero esto en modo alguno significa que nuestro interlocutor
(quien tiene una historia, un universo de representaciones, y que entra desde su
singularidad en el xodo de lo instituido) vea lo mismo, o deje de ver lo que le da
sentido a su existencia. Considero que una comprensin de la metfora ligada no
tanto al dispositivo de la expresin y la representacin sino a esta percepcin de la
comunicacin y la incomunicacin, permite entender que las convenciones
contribuyen fuertemente en la articulacin de lo social pero, tambin, a su viva
desarticulacin a partir del momento en que la pregunta por las normas sociales y
la flexible interpretacin de las mismas tiene sentido.
43


2. Convencin



Para Austin la relacin lenguaje/mundo est regida por la convencin, esto
en modo alguno es novedoso, sin embargo es en los matices de esta relacin en
donde surgen una serie de criterios que, con justicia, podemos atriburselos
exclusivamente a Austin. Tal vez, la preocupacin central del elemento semntico
se sita en relacin con la nocin de evento histrico, aunque podemos extender
dicha nocin a la totalidad de lo que sucede en el mundo. En su interesante
discusin en torno a la distincin entre oraciones y enunciados, Austin acude a la
situacin efectiva del habla como el criterio central para fundar una semntica de
la accin, con este trmino entiendo que la nocin de emisin realizativa es no
slo una ejecucin lingstica, sino que es una accin, es decir algo que un
individuo hace: ...si una persona hace una emisin de este tipo, diramos que
est haciendo algo en vez de meramente diciendo algo. (Austin, 219) Esta
semntica estar orientada a esclarecer la relacin lenguaje/mundo en trminos
de nuestro histrico hablar sobre el mundo. Hablar sobre el mundo implica hablar
de lo que pasa y de lo que hay, en este sentido Austin desestima o deja en un

43
Vase al respecto el artculo del socilogo Ronald Hitzler: El ciudadano imprevisible. Acerca de
algunas consecuencias de la emancipacin de los sbditos, en Ulrich Beck (Comp.) Hijos de la
libertad, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 2002. pp 152-171.

73
segundo plano todo el conjunto de maniobras lingsticas en las que no
intervienen situaciones del habla efectiva y, en consecuencia que no hablan del
mundo. Para Austin una expresin como Esto es rojo es semnticamente
irrelevante en la medida en que no ha sido fijada a un contexto de habla efectiva.
Por estas razones no es extrao encontrar que Austin postula su semntica a
travs de su teora de la comunicacin, algo que de por s es intensamente
novedoso:

Para que haya comunicacin del tipo que alcanzamos con el lenguaje, debe haber un stock de
smbolos de algn tipo que un comunicador (el hablante) pueda producir a voluntad y que un
comunicado (la audiencia) pueda observar; a stos se les puede llamar las palabras, aunque,
naturalmente, no necesitan ser muy parecidos a lo que normalmente llamaramos palabras
podran ser banderas de seales, etc-. Debe haber tambin algo distinto de las palabras, para
cuya comunicacin se usan las palabras; a esto se le puede llamar el mundo. No hay razn por
la que el mundo no debiera incluir las palabras, en todo sentido, excepto el sentido del enunciado
efectivo mismo, que en cualquier ocasin particular se est haciendo sobre el mundo [...] deben
haber dos conjuntos de convenciones:
Convenciones descriptivas que correlacionan las palabras (=oraciones) con los tipos de
situacin, cosa, evento, etc., que se encuentran en el mundo.
Convenciones demostrativas que correlacionan las palabras (=enunciados) con las
situaciones, etc., histricas que se encuentran en el mundo (Austin, 122)

Se infiere de esto que la transaccin de significados est sujeta a la
correlacin entre estos dos tipos de convenciones y a la intencin significativa del
hablante. El ajuste convencional entre el lenguaje y el mundo es, o debera ser,
una coordinacin entre un stock de smbolos y un stock de muestras como
cosas, eventos, situaciones, etc. Las convenciones descriptivas se ocupan del
contrato o de la enciclopedia instaurada y es sobre ellas, apoyadas en ellas, que
se determina lo que son los usos correctos e incorrectos del lenguaje. Austin ha
generado un ambiente polmico en relacin con la cuestin de las convenciones
demostrativas, cuando afirma que uno de los grandes errores u omisiones por
parte de los filsofos que se han ocupado del lenguaje en trminos ahistricos es
haber tenido en cuenta nicamente las convenciones descriptivas ignorando el
importante papel de las convenciones demostrativas. (Strawson, 275-82)
Considero que el balance que al respecto hace Austin sobre la poca o ninguna
atencin que prestaron tanto sus contemporneos como sus inmediatos
antecesores es completamente cierto; sin embargo, no es extrao que filsofos
de la talla de sus contemporneos, y otros ms, hayan ignorado tan crucial
reflexin? Me parece que, nuevamente, aparecen argumentos para explicar esta
situacin y que confinan las afirmaciones de Austin al campo de una especie de
prevencin sobre los desarrollos de las corrientes analticas sobre el tema. En
primer lugar es necesario evaluar en su justa medida la pertinencia y alcance
es decir, la necesidad de contar con convenciones demostrativas pues, a pesar de
la opinin de Austin, esto no es tan obvio. Describamos un poco cmo funcionan

74
las convenciones en general: como ya lo haba insinuado ms arriba, la utilidad de
la convencin consiste en establecer pautas de comportamiento entre individuos,
pautas para el uso de determinadas cosas y, por supuesto, pautas para el uso
de los trminos y operaciones realizadas en cualquier lenguaje; las convenciones
nos dicen si estamos actuando o haciendo usos correctos o no. El criterio central
de cualquier convencin es, por tanto, el ajuste, seguimiento u observacin, es
decir la correspondencia o adecuacin a ella. Si esto es as, observemos qu pasa
cuando se invocan o instauran, y en virtud de qu se hacen, convenciones como
las descriptivas. Habamos dicho ms arriba que existe algo as como el ajuste
convencional el cual funciona como una suerte de coordinacin, sin embargo,
quisiera llamar la atencin en que una convencin no se fija nicamente en virtud
de la coordinacin entre, por ejemplo un stock de smbolos y un stock de
muestras, pues si slo se tratara de coordinar elementos de dos conjuntos
distintos no necesitaramos ningn tipo de convencin, creo que la falta de
detenimiento en este punto es lo que nos lleva a decir una verdad de perogrullo:
que la convencin es arbitraria. Pero, en realidad, estamos comprendiendo el
carcter de lo arbitrario claramente? Me parece que, en el mejor de los casos, la
arbitrariedad de la que se habla puede ser entendida como una especie de
asociacionismo indiscriminado. La razn de estas ltimas afirmaciones radica en
otra verdad de perogrullo que, salvo en Wittgenstein y en Bouveresse, ha sido
meditada en toda su extensin: la convencin tiene sentido en virtud del uso, no
en virtud de la coordinacin aunque sta ltima es la condicin mnima, por
excelencia, para pensar el efecto convencional.
En virtud de qu uso o con miras de qu tipo de accin se erigen las
convenciones descriptivas? A mi modo de ver la respuesta ms clara es que,
puedo pensar que las convenciones descriptivas son instauradas en virtud de un
uso que permite determinar si a travs de mis actos y ejecuciones lingsticas
estoy relacionando correctamente o no un stock de smbolos con un stock
complejo de muestras, es decir, lo que hay en el mundo. Si no es en virtud de esto
que se instauran las convenciones descriptivas no se puede determinar con
claridad en virtud de qu tipo de uso han sido instauradas. La respuesta de Austin
tiene problemas pues, como veremos, se hace ms compleja la situacin al
proponer una explicacin que depende de otro tipo de convencin: las
convenciones demostrativas las cuales le dan razn de ser a las convenciones
descriptivas. La opcin de Austin es complicada porque, como plantea Strawson,
se pueden disear convenciones para cada aspecto relevante del uso del lenguaje
lo cual se convierte en una tarea que se extiende ad infinitum. La salida a este
problema radica en lograr una generalizacin suficiente como para decir que hay
convenciones semnticas y nada ms.




75

Para Reflexionar


Individualmente:

Qu es la comunicacin?
Indique cuales son las herramientas de comunicacin que existen en la
sociedad contempornea?
Teniendo en cuenta la pregunta anterior desde su criterio seale cual es el
papel de esos instrumentos de comunicacin en el mundo de hoy.
Construya un ensayo donde establezca la relacin entre comunicacin
convencin y cultura





























76
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FABIO ENRIQUE LPEZ DAZ
Filsofo
Estudiante de doctorado en Filosofa


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