PIMIENTA
PIMIENTA
PIMIENTA
Jan-Philipp Sendker
Editorial: Grijalbo
Ao publicacin: 2010
Para l, cada comida era una fiesta. Un pequeo y silencioso triunfo de la vida
sobre la muerte. Del amor sobre el odio. De la belleza sobre la fealdad. De la
bondad sobre la maldad. Y cuanto ms se esforzaba, cuanto mejor saba, cuanto
ms se estimulaba el paladar, se mimaba la nariz y se llenaba el estmago, ms
dulce era ese triunfo. Como si en un pellizco de pimienta solo contara el gusto.
Como si el coriandro, la guindilla, el ans, el comino, el jengibre o el clavo solo
fueran especias. Como si la vida fuera tan fcil. l haba visto cmo los guardias
rojos insultaban al viejo Hu solo porque quera dar algo de gusto a su inspido y
aguado caldo con un poco de pimienta que haba guardado a escondidas. Los
granos de pimienta eran supuestamente la prueba de su pasado decadente,
burgus, y de su imposibilidad de corregirse. La sopa deba tener el mismo
sabor para todos. Quin se crea que era? No hubiera debido atreverse a
intentarlo de nuevo. Y qu haba hecho el viejo loco? Qu haca ese idiota que
antes de la Revolucin haba trabajado de cocinero en un restaurante francs en
Shanghai? Condimentaba! Volva a condimentar su comida, condimentaba sin
mostrar ningn remordimiento. Como si la pimienta fuera una forma de
resistencia contra la barbarie. Los guardias rojos lo tenan vigilado y le
golpearon hasta que dej de moverse, y todo el pueblo lo presenci, los nios y
los viejos, los hombres y las mujeres, y nadie acudi en su ayuda, sino que, en
lugar de eso, bramaron Castigad al contrarrevolucionario Hu!, No tengis
compasin del traidor Hu!, y l, a sus diecisis aos, estaba ah y gritaba con
ellos, y si le hubieran pedido que le golpeara, lo habra hecho. Tres granos de
pimienta. A quin poda explicar algo as? Muerto a golpes por tres miserables
granos de pimienta negra. Quin podra entenderlo nunca?