Benjamin, Avisador Del Fuego Reyes Mate
Benjamin, Avisador Del Fuego Reyes Mate
Benjamin, Avisador Del Fuego Reyes Mate
1. Tiempo y lugar Hablar de Benjamin en Port Bou obliga a mucho. Aqu se interrumpe el tiempo de su vida y, de acuerdo con su filosofa, sera un lugar y momento adecuado para leer su obra. Aqu se apaga su vida y se enciende su obra, una obra celosamente protegida por el autor en vida (fue muy poco lo que public en vida), que tard en darse a conocer y que hoy ilumina el siglo veinte. Ilustrativo es en este sentido el destino de sus Tesis, uno de los escritos de mayor impacto en el siglo XX: no lo consideraba maduro para su publicacin. Cuando aparecen, despus de su muerte, slo encuentran indiferencia y hoy nadie que las frecuenta puede desprenderse de ellas.
2. El personaje Benjamin, hoy considerado un autor de culto, pas como de puntillas por la vida acadmica. No brill como los grandes nombres de la Escuela de Frankfurt, tales como Horkheimer, Adorno, Tillich. Asumi someterse a sus dictados para publicar en la revista de Institut; encaj con deportividad los pescozones que le propin Wiesenthal; implor la ayuda de becas que no llegaban; le rechazaron por confuso su trabajo de Habilitacin es decir, interioriz tanto su condicin de perdedor que lo elev a sea de identidad propia tal y como consta en el curriculum vitae que presentaba en las instancias oficiales: "Encontr en Dinamarca un techo provisional en casa de una familia amiga, la de Brecht. Slo pude aceptar su generosa oferta por un breve tiempo. Por lo dems, carezco en absoluto de posibles. Slo poseo una pequea biblioteca de trabajo que ha encontrado cobijo en la casa de Brecht. Me he permitido exponer esta situacin ante el comit de ayuda con la esperanza de que Vds. puedan aliviar mi situacin actual. Quedo a su disposicin para cualquier otra informacin. Atentamente, W. Benjamin (curriculum presentado al Comit dans de ayuda, el 4 del 7 de 1934). La imagen existencial que transmite es la de una gran fragilidad: frgil fsicamente, de ah la desazn de quienes le acompaaban en la paso clandestino hacia Portbou; frgil tambin intelectualmente: poca obra publicada, sin gnero definido, enredado en cuestiones fundantes sobre las que no dispona siempre de la erudicin requerida, ms pensador que conocedorTodo apuntaba a un aficionado o ensayista, gnero que entre nosotros goza de cierto prestigio pero no en la Alemania de los grandes especialistas, tambin en el rea de las ciencias del espritu Pero esa es una falsa impresin o imagen, porque lo que hay detrs de todo eso es la vocacin de un intelectual radical. Por intelectual entiendo lo opuesto al erudito, al superespecialista, al filosofo de gabinete que escribe mirando a la pared en vez de hacerlo mirando a la calle. l quiere hablar libremente a sus contemporneos, con conocimiento de causa, de los temas de su tiempo, para liberarles de ataduras muchas veces irreconocibles. Si a los dems les interesa el conocimiento, a l la verdad, una distincin fundamental en su obra.
Por radical hay que entender lo que deca Marx: alguien que va a las races y la raz es el hombre. Por eso su pensamiento es tan transgresor: desmonta historias cannicas, deshace tabs, cuestiona conocimientos intocablesen una palabra cepilla la historia a contrapelo. La verdad no circula a favor de la corriente sino remontndola, aguas arriba. Podramos arriesgar algunas pinceladas de este intelectual radical. Deca, en primer lugar, que la verdad brilla en un momento de peligro. Y a l se expuso para entender su tiempo. Cuando ya se encuentra en Francia exiliado y aumenta el peligro nazi, los amigos le reconvienen para que venga con ellos a los EEUU. Su respuesta es negativa: todava hay muchas batallas que librar en Europa. Quera mirar de frente a la Gorgona para arrebatarle el secreto. Aguant tanto que no pudo librarse de ella. Y sucumbi. Es muy consciente, en segundo lugar, del fracaso de su generacin, la ms desgraciada de la historia porque no supo atajar a tiempo el peligro del fascismo y el comunismo. Esa generacin tuvo que asistir impotente al pacto entre Hitler y Stalin, lo que significaba de hecho el triunfo de fascismo. Pues bien, Benjamin, en lugar de sumergirse en la melancola, busca, cuando era medianoche en la historia, razones para la esperanza, an sabiendo que si la hay no ser para ellos sino para nosotros: slo para los desesperanzados nos es dada la esperanza. Es, en tercer lugar, un pionero que rompi moldes. Entendi que la I Guerra Mundial supona el fracaso del proyecto ilustrado y haba que pensarlo de nuevo, teniendo en cuenta su fracaso. No tena sentido repetir lo dicho. Esto tiene actualidad. El domingo pasado Juan Luis Cebrin y Bernard-Henry Lvy hablaban del neo oscurantismo en occidente y reclamaban la vieja medicina: volver a leer a Voltaire. Eso es repetir y no pensar de nuevo. El gesto de Benjamin es bien diferente. En su Primera Tesis, la programtica, se propone repensar el proyecto ilustrado cuestionando el punto de partida de la primera ilustracin: la relacin volteriana entre razn y religin. l, un seguidor del marxismo, propone un pacto entre el materialismo histrico y el mesianismo y esto en provecho de la poltica. Los viejos del lugar pusieron el grito en el cielo: el judo Scholem deca que se entregaba al marxismo; y el comunista Brecht, que se perda en el misticismo. Pero l slo quera dar a la razn ilustrada una nueva oportunidad. En cuarto lugar habra que colocar su modo de concebir la izquierda. Era un hombre de izquierdas muy singular: crtico radical del progreso, santo y sea de la modernidad. No hay que confundir el progreso tcnico con el moral; crtico radical del comunismo, por traidor, y de la socialdemocracia, por abandonada. Un marxista que pone el centro de gravedad en el Lumpen y no en el Proletariat. Elabora as la figura del trapero: lugar privilegiado para entender el capitalismo consumista y tambin para su terapia. Si Marx quiso dar una respuesta al capitalismo del siglo XIX, Benjamin se enfrenta al del siglo XX, fundamentalmente consumista. De ah la figura del trapero. Resumiendo: hizo del cepillar la historia a contrapelo el ideario de su obra. No se trata slo de ir a contracorriente o de transgredir el pensamiento polticamente correcto. Benjamin no era el Unamuno que entraba desafiante en las reuniones diciendo yo estoy
en contra. Se trata con esa expresin de entender bien lo que significa pensar. Descartes deca que penser cest deprendre: desprenderse de lo ya dicho, no repetir, ir ms all. Todo lo contrario de lo que hoy ocurre con los articulistas o tertulianos. Basta saber dnde estn o escriben para saber lo que piensan. No sorprenden porque no saben sorprenderse. Son predecibles. Tena muchos amigos incompatibles entre s. No poda citarse al tiempo con Brecht y Scholem. Mostraba inters especial por el pensamiento conservador (Schmitt, Jnger, Sorel): por sus reacciones calibraba el valor de sus propuestas. Valoraba una propuesta de izquierdas no por el entusiasmo entre los progresistas sino por la preocupacin que causaba entre los conservadores.
3. El aviso de incendio Estos datos de la biografa intelectual del personaje me parecen imprescindibles antes de acometer el tema central de esta conferencia: el avisador del fuego. Benjamin muere en 1940 y parece que ha conocido el desarrollo de la guerra. Pero entre 1939 y 1945, est 1942. En eso parece que adelant lo que vena. Kafka deca que los artistas son como un reloj que dan la hora por adelantado. Pues eso vemos en Walter Benjamin. Qu fuego anticip? En primer lugar, el progreso como catstrofe. Fue un gran entusiasta del progreso. Nadie salud como l la irrupcin de la tcnica, pero pronto descubre su ambigedad: relacin con la humanidad. Luego pone en relacin al fascismo con el progreso. Tienen en comn la normalidad con la que justifican la generacin de vctimas para el logro de sus objetivos, ya sea un mundo mejor para los descendientes o la salvaguardia de la pureza de la raza. En segundo lugar, la revolucin como interrupcin. La suya fue una generacin pronta a la revolucin de izquierdas o de derechas, que no escap al totalitarismo. Todos entendan la revolucin como aceleracin del tiempo. Recordemos la frmula de Lenin: la revolucin es soviets ms electrificacin. Es la frmula de la China actual. El tiempo de esa revolucin es el tiempo, unidad de produccin y de riqueza. Nosotros podemos hacerlo ms rpidamente. Y como el tiempo es inagotable y salvfico, acabaremos ganando al capitalismo. Benjamin propone otra forma de revolucin: la interrupcin de la lgica progresista con la que se construye la historia: "Marx dice que las revoluciones son las locomotoras de la historia universal. Pero quiz sean las cosas de otra manera. Quiz consistan las revoluciones en el gesto, ejecutado por la humanidad que viaje en ese tren, de tirar del freno de emergencia". Es una frmula que nadie la ha querido experimentar. Hay ah una concepcin apocalptica del tiempo (que el tiempo es limitado) y una conciencia de prdida de experiencia. El objetivo es romper una lgica histrica que viene de atrs y que se plantea conquistar el futuro sobre vctimas. Sobre esa lgica proyecta su mirada aterrorizada el ngel de la historia de la Tesis Novena. Notemos esta paradoja: el Walter Benjamin que predica la revolucin como interrupcin es invocado por el mayo del 68, que dice inspirarse en el marxismo y que
es implacablemente crtico con el comunismo, pero que comparte la filosofa marxista de la historia que Benjamin cuestiona. Confunde a Benjamin con el Che, sin haber entendido la crtica de la violencia en poltica que plantea Benjamin.
4. La izquierda y Benjamin El legado de Walter Benjamin est a disposicin de la izquierda que se ha quedado sin discurso a lo largo del siglo XX. Tras el fracaso de las estrategias revolucionarias, la izquierda occidental opta por el reformismo que el capitalismo acepta hasta que cae el muro de Berln. Ahora, sin peligro rojo a la vista, resulta que el estado de bienestar es caro y no competitivo. El resultado real es una galopante despolitizacin de la poltica, un pragmatismo de andar por casa, que no se ha conmovido con la crisis actual, a pesar de su severidad. Para que su propuesta innovadora (la revolucin como interrupcin) llegue a generaciones ms clsicas (que relacionaron revolucin con justicia), hay que aclarar la relacin entre interrupcin y justicia. Veamos. La interrupcin se refiere a la lgica del progreso que funciona sobre la inevitabilidad del sufrimiento de las vctimas. Interrupcin de esa lgica significa poltica sin vctimas. Repensar la relacin entre poltica y violencia invita a pensar la poltica como duelo por el sufrimiento causado y la deuda con generaciones anteriores. Aparece el concepto de responsabilidad histrica. Esta estrategia plantea una revisin profunda del concepto de poltica, como hemos visto, y del de justicia. La justicia no se refiere slo a la distribucin de la riqueza. La justicia tiene que ser respuesta a la injusticia. Y Benjamin se disfraza de detective que va identificando toda suerte de injusticias: las lingsticas, incapaces de nombrar las cosas; las histricas, que nos hacen responsables de lo que no hemos hecho pero que hemos heredado; las que hemos borrado del mapa porque han prescrito o porque son irreparables. Nadie ha esbozado un proyecto de justicia tan ambicioso como Benjamin. Si sta quiere ser universal, como hoy todo el mundo reconoce que tiene que ser, entonces tiene que ser global en el espacio, es decir, declararse competente ante las injusticias fuera de nuestro territorio y global en el tiempo. Las vctimas pasadas sobre las que hemos construido nuestro bienestar tambin exigen justicia. Esas injusticias pasadas son actuales gracias a la memoria. Estamos abocados a hablar de memoria histrica Tambin la tica queda afectada por esta crtica a la lgica del progreso. Las ticas modernas son ticas de la autonoma, basadas en la buena conciencia o en el reconocimiento de la igualdad en dignidad. Pero esto no se sostiene. Esto cay en Auschwitz. Desde entonces el sujeto moral se constituye cuando nos asalta el otro. Tiene que ser una tica de la compasin. Y ah est el aviso: una tica kantiana es impotente ante la barbarie de Auschwitz. 5. Los lmites del aviso Benjamin vio mucho pero no acert: habl de crmenes polticos y lo que ocurri fue el crimen contra la humanidad; anticip los campos de de concentracin, como lugares polticos, pero lo que sobrevino fue el campo de exterminio... Por eso no basta volver
literalmente a Benjamin: algo ha ocurrido despus de l que obliga a leerle de una manera distinta. Qu ha ocurrido? Que lo impensable ha tenido lugar y eso es lo que da que pensar. Tenemos que relativizar nuestra capacidad cognitiva (recuperar la distincin benjaminiana entre conocimiento y verdad) y colocar a la memoria como principio del conocimiento. La irrupcin de la memoria como categora central de la poltica o de la moral no tiene que ver con algn revival del romanticismo. Tiene que ver con los lmites del conocimiento. Auschwitz no fue pensado y tuvo lugar, por eso se convierte en lo que da que pensar. Ese es el lugar de la memoria. Benjamin no lleg a prever la barbarie que supuso el holocausto. Pero su teora de la historia como memoria, expuesta a lo largo de sus tesis, nos ofrece los mejores instrumentos para desarrollar racionalmente el deber de memoria.
6. La actualidad de Benjamin Quisiera terminar subrayando dos tesis benjaminianas de indiscutible actualidad: a) que la memoria de la injusticia o, como deca Adorno, que dejar hablar al sufrimiento, es la condicin de toda verdad. La verdad es del orden de la escucha ms que de la visin. Y b) que "los jueces sois vosotros. Quien lo escribe es Primo Levi, que seguramente no haba ledo a Benjamin pero que s haba reflexionado sobre el sufrimiento en Auschwitz. Lo que saba era que no hay justicia sin memoria, ni memoria sin testigos que lo recuerden. Cuando falten los testigos directos, otros tendrn que recordar para hacer justicia y para que el crimen no se repita.