Alfonso Alcalde - Puertas Adentro
Alfonso Alcalde - Puertas Adentro
Alfonso Alcalde - Puertas Adentro
pumAS
A D ~ H T R O
ARCA/ Montevideo
ALFONSO
ALCALDE
PUERTAS
ADENTRO
18118;1
Cartula: Jorge Carrozzino
ARCA Editorial S. R. L.
Colonia 1263 I Montevideo
Queda hecho el depsito que marca la ley
Impreso en Uruguay Printed in Uruguay
A Alicia EdwGnJ.
La hisloria e.. una mala p&ora que des-
pus de profanar el .sagrado vm:ulo ma
trimonial acuerda en complicidad con su
amanle dar de baja al hombre que le ha-
ba dado el ".s" frente al altar y como si
e.slo Juera poco regala .!Iu.s hijo.s que son
Carne de su Carne para emplear.se como
fmula en una casa de pro huyendo de la
justicia y de su Propia conciencia.
MORALINA
HENOS aflu rente a una obra que de contar con
el Javor de nuestros vidos lectores, sin duda seguir la
lnea de otTas entregas que compensaron con Creces
nuestro aJn de mostrar la vida tal cual es aunque due-
la a unos pocos y alegre a muchos.
Se nos dir que mostramos tanto a los hombres y
mujeres como en Ima vitrina para luego ensaarnos con
ellos como si desconociramos la Urbanidad, el blten
tacto, la educacin que en ltima instancia es el ver
dadero Capital de la vida. '
Debemos confrontar la realidud, y si el Hombre es
una Fiera y se saca la mscara que lo adorna para mos
trar sus Bajos 1mtinlas y viles pasiones, qu podemos
hacer n050t1"0$ sino dejar constancia de estas actitudes
poco Edificantes? Somos inocentes, Usio! le diramos
con la frente en alto al Juez: de turno en ctu:o que nos
llevaran a los Tribu.nales. Mucha gente de boato y Al-
curnia. inventa la moral, pretende que las leyes y hasta
la Religin lJrotejan sus Herejas, pero esa complicidad
no la conseguirn de nosotros a ningn precio. Tene-
mos nuestra Honra y un compromiso solemne con los
lcctores que semana a semana nos confirman $U apoyo
que sabemo$ valorar en todo su valor Intrnseco.
Por ltimo, no estanws solo$, Aunque se nos calum-
nie con los peores epitetos y se pretenda manchar nues-
tra Honra comercial, queremO$ solemnizar el compro-
miso contrado con ustedes $in escatimar esfuerzos mos-
trando estos retazos de la vida que son como el espejo
11
donde nos miramos tal cual somos. Si bien es cierto que
la Fuga de nuestro Contador y Tesorero con la Secre.
taria estuvo a punto de suspender esta pe-
ridica que el orgullo de estar al sertlicio de la
Patria y la Cultura, hemos recogido nuestras cenizas y
cual Ave Fnix contratamos ot'ra secretaria (no tan jo-
ven) comprando e.sta vez una caja fuerte reforzada. Per-
dnesenos e.stas confidencia.s pero sabemos que ustede.s,
que gustan estar aliado de los sentimientos ms nobles,
nos seguirn dando .su respaldo con nuevas .suscripciones.
Que no se vea en este bello gesto un alarde torcido
que pretenda amasar fortuna; no. Que el vil metal co-
rrompe un hecho comprobado. Por eso, nosotros ofre-
cemo.s a ustedes, estos frutos de la Imaginacin y del
E.spritu para que en el Bello Jardn de las Ideas, .,e
esparza como un perfume el Ideal del Bien que siem
pre triunfa sobre el Mal. Que vuestras lgrimas que se
derramen al leer este folletn, rieguen las rosas de
Vuestra Emocin embelesada tan al margen de las Am
biciones Personales, el Desacato y la Imprudencia.
Tarde o temprano la tierra .,e convertir en un Edn
y al son de flautas y Arpas caminaremos en pos de la
Eternidad donde esperamos estar en condiciones de ofre-
cer toda la coleccin de nuestros folletines, al cmodo
precio de diez: pesos la entrega con un descuento hasta
de un 45 %de acuerdo con el volumen de cada compra.
Tambin crditos a sola firma.
Los Editores.
12
ENTREGA N9 1
Auristela, la fmula, llega a la casa con el
Diablo en el Cuerpo y expiar sus Culpas
mientras los Recuerdos de su pa3ado 1mpio
la torturan. sin cesar, Dia y Noche.
Cuando toc el timbre y luego quedara silbando
IlU rcpercusin torcida, en cl fondo del departamento. ya
c8taba todo terminado dejando afuera IlU libertad, el ni
re de dominio que la circundaba, apenas esos rboles
que baba visto por ltima vez, el resorte mnimo de
las hojas antell de la despedida llcvando su maleta, el
brcve atad de fibra con IlUS recucrdos, lu prendas n-
timas, los recortes policialcs y el cepillo.
Mir como era su deber -apresurada por la mc-
moria -]a cerradura, el ojo que todava no se estaba
moviendo y de color ocre sostenido, la redonda heri-
da. el muro que siempre haba estado dividiendo sus dos
libertadcs, la frontera que la habilitaba para ser y sen-
tirse del otro lado del mundo, de 108 sonidos y la os
y de algn tipo de restriccionell como el atisbo
de alguna nube, el ngulo preciso de su fulgor repetido.
y lucgo cuando sobrevino el juego de las pequea!l ca
denas de scguridad, los picaportcll agrios y chirrioBos,
antes que se produjera la apertura de la primera comu-
nicacin para ver ese rostro perfilado de la duea de
casa -su tajada- el fragmento de un solo ojo largo. cl
mentn oblicuo, la frente como un cubo y una hilera
corrida, compacta de dientes y la voz tropezando con la
abcrtura y el resto del pa!lillo. Una voz entonce!l asti
nada por el desgano y la sorpresa incompleta. Como di
ciendo: uAh era usted. Efectivamcnte!" Y la mirada
contra ]a malcta de fibra cambiando de matiz en la an-
tcsala, el rostro sucumbido por el dolor y la fatiga, casi
sin palabrall, un cuadro de tristeza y melancola de la
empleada domstica, la cocinera, el ama de llaves, clle
desplante ella) para estar detenida COD 108
15
pics abicrtos como las reclusas cn el reformatorio, el
aire completo de indiferencia: no Iftirar el jarrn verde
con oro carcomido, el sof inIlado para la comodidad y
el uso del cansancio, la alfombra recamada, en general
la luz girando en torno al fierro y la madera de todas
las habitaciones que le serviran de prisin. Entonces
las dos mujeres se miraron para odiarse mutuamente,
antes de que la mucama empezara a transitar por el co-
rredor y slo inspeccionara el colgajo de las lmparas,
la fruicin dc otras alfombras, el detenido sopor de los
espejos, las sillas postradas en su indiferencia de aos,
amoldadas hasta en el vaco por cl uso scrvicial. En fin,
el escritorio del caballero, la hilera de cucro de los li-
bros, la atmsfera saludablc de lo que qucda ms all
de los vidrios, las pipas activas, sin hcrrumbre, un cor-
tapapeles, el retrato ridculo, familiar, del abuclo, ovala-
do, y con traje de domingo benedicto, con su bigote
avanzando en direccin del lente del fotgrafo, mirn-
dose 108 dos con tanta sorna, la poltrona final de la fe-
licidad humana semi curva como una canoa con las ho-
ras empozadas en sus resortcs, por debajo, y el escri-
torio, la tarima, el hueco para dejar los pensamientos,
la idea que raspa los muros de la casa como un ratn
ciego buscando la salvacin, el hueco preciso, las corti-
nas que despus dividan el escenario de la dicha do-
mstica, colgando con un suave deleite de melancola,
grises, con esos pliegues de la gran dignidad de los cua-
dros del siglo 16, blondas, con puntas inesperadas y ca
das y frondosas, catedrales como palos secos, muselinall,
terciopelos negros y lustrosos. Una quietud magnfica
de las seill de la tarde cuando lleg por ltimo al reco-
do y al cuartucho que le servira de dormitorio, el so-
mier pelado, con las rcsistencias gastadas por los otros
sueos y sufrimicntos, casi con la imagen invisible de Jos
seres que ah dejaron su posibilidad de buir en medio
de la grasa ms escurridiza, el olor a cebolla inundando
la pesadilla de pasar con un cuchillo cortando flores y
caballos, cabezas sin ojos, pilotes sueltos, cera perfuma.
da por las rodillas que caminaron tantas veces hasta el
16
borde del abismo y despus de cacr toda la noche, des-
nuda casi siempre, cler, caer, cacr y caer en una olla
de ajos y stos se dcstripaban, como ojos saltando las
miradas, 108 golpes de la seora pidindole que dejara
de gritar porque el menor de los niOIl estaba llorando
de miedo.
Alcanz a cerrar la puerta; apenas tena espacio pa-
ra hacerJo dejando la maleta encima de la cama, csta-
ba sollozando sin msica de fondo, y sin dolor ni arre-
pcntimiento, esa necesidad de confirmar que cuanto tc-
na por delante era tan fatdico como se 10 haba ima
ginado, ese olor extrao que ya estaba recibiendo, par
ticular y ajeno, el peso de la nueva casa llevada en los
hombros, sin salvacin.
Pens que despus dc todo estaba libre y la prime-
ra noche, antes de dormir, apag eBa misma la luz y
nadie le pas lista, ni la oblig quc repiticra su nom-
bre, el nmero 13874 y nadie la mir a travs de un pe-
quco rectngulo, comprobando que estaba estirada en
BU payasa, con sbanas frescas y cu el interior de su ma-
lcta un diario de la tarde, algunos painelos y el revlver.
Sigui el juego de la leche subindose, la espuma
casi al desbordarse, el primer ajetreo dc la maana
cuando sc puso la cofia con la insignia del contratante
y el delantal de trabajo, peinada tensa y tacos medianos,
intrusa, ocupando todo el volumen de las habitaciones
antes que se desinflara con los primeros saludos: Don
Arturo detrs del diario, el nuevo asalto al Victcong, pa-
ra saludarJa con un gruido, el primero; y la foto en-
viada por cl teletipo con la Miss 90-20-90 casi partida al
medio (por un error de la recepcin) y los dos hijos,
el que llor con su pesadilla y el siguientc de 15 aos.
Saluden. Saludaron. Scntarse. Se lIentaron. Uno pregun-
t: Cmo se llama? Nadie saba. La fmula no dijo
nada sosteniendo la bandcja. Despus, al cscucharsc la
sonrisa escondida dcl dueo de casa botando un bocado
de caf con leche, esper sentir SD mirada en las pier-
nas por cncima de la p.eccin burstil. Las tena firmes
y gordas, sin vrices como si hubiera hecho deportes
11
en la juventud y entonces se pasaron la sal y el azcar
y la mantequilla, el queso, los panes livianos, las mer-
meladas escarlatas y la seora dijo que iba a descamar
despus de me5es (SlUl palabras chocaron con la seccin
hpica) y l por encima le dijo que se alegraba bastante,
que ]a sequa tomaba los a5peetos de tragedia con car-
go al 2 por ciento constitucional y la conversacin se fue
enredando, como era costumbre, cada cual por 8U cauce
en distintas ondas y desatada sin sentido, el ftbol, la
poltica, los calzonciJJos sin elstico, ]a ola de rumores,
el asalto de un chofer de taxi, maana los repuestos, ]as
migas que cIJa fue recogiendo al final, el plato con na-
ta, el cuchillo punteado por la mantequilla, la merme-
lada orillando la sobra de un pan, el concho amargo del
caf, ese desierto de la mesa redonda cuando los comen-
&ales se han ido y despus queda algo roto y simple.
Entr a su dormitorio para abrir la ventana que
nunca tuvo ]os 8 aos que permaneci en la crcel cuan-
do el odo se alarga lo suficiente como para descifrar un
movimiento llevado hasta los ltimos extremos y dibuja
el sopor, la posibilidad de ir inventando toda la escena,
tal vez una pareja apretujada contra la pared, calcu-
lando en qu parte ella resistira entonces la embestida,
las palabras solemnes, luego otros mpetus, todo en par-
cialidades, hasta que el sonido disminua su intensidad
y colorido y luego el silencio, cortando los ojos. Pero
ahora el sol entraba con listones gruesos en el racimo de
SlUl sbanas sin mancha, unas colillas negras -amarillas
-chocolate-, la novela policial y los piyam88 vacos,
mutilados.
Circul sin curiosidad, mirando el destello, contra
el sol del va50 de agua, mientras los olores se estaban
vaciando como si la pureza entrara slo por parcialidad,
sin rfagas. Es como una pequea catstrofe, cada dor-
mitorio, como si alguicn tuviera que pedir la ayuda es-
tatal para solucionar el conflicto, la sospecha de la feli-
cidad humana en la cama de dos plazas completa y la
disponibilidad para servir, armar el desorden, el uso de
los artificios y artefactos dcl sueo, el instrumental del
18
sueo, la8 bcrramienta8 quc utiliza la pareja para ela-
vane y crucificarse y liberarse al unsono, todo eso lan.
zado al vaco en esta maana de otoo, en que la f-
mula iba de un lado para otro ---sola en la casa- di!-
tribuyendo el vaco, la soledad, el artificio de mover
jarroncs, lieuadoras, saltar, atcnder el telfono: "No, si,
no", antes que terminara el crculo en que se seguira
moviendo por todos J09 siglos irremediablemente. Slo
el golpe de las verduras cayendo en la olla para tener
una sensacin ms vital, el alimento, la fortaleza, la ac-
cin promovida de los caldos y jugos, el armazn de los
secretos y delicias para el paladar, cortando papas como
una manera de correr igual que esa noche cuando se
escuch el estampido y hubo un cuerpo cayendo, ago-
nizando, uo hilo sacando la sangre de ese cadver que
era su marido y 8C vaci mientras ella lo miraba y los
dos 80stuvieron ese dilogo final lleoo de venganzas co-
mo si por la herida, se le fueran los cogul08 tremendos
de cuanto guard en la memoria, la porfa del amor,
los muslos que destrenz, las bocanadas de horror cuan-
do la amaba y asaltaba desde la cruz hasta la sepultu-
ra basta que la Ilangre comenz a engrosar la suela de
sus zapatos sin que le preocupara mucho sino cmo su-
ba el nivel y el resuello era ms breve y las palabras
ms costosas aunque justas, como las de todo moribundo
que rcctificaba SU8 errores, y luego Je ecb un poco de
agua a la olla de presin tapndola con fuerza.
Ea una locura, dijo la Ileora tener que trabajar fue-
ra, una entra y sale, usted ver, como si fuera visita, tra-
gar y volver, dijo, pero usted sabe y pidi que se saltara
el plato principal y entre el humo de la llapa cuando
eran otros tiempos y le cont el primer rollo de la pel-
cula, como el disco nmero 3 de la coleccin de fbu-
las, l tena otra mujer y na estaban 1011 tiempos para
dos casall, con decirle que fue empleada ma, no IlU mis-
mo cargo, pero calli; gorda y grosera, sin humanidades,
ociosa y floja, limpia si, daba llllima, pero Ile lo fue
eogatuzando y la accin le cort con el telfono. Si. no,
voy saliendo y entrando, usted que elll recin llegada
19
\'oy o vengo? Luego repiti la rcspuesta por el fODo
y se puso a fumar antes de tomar el cafecito. Y se mir
al espejo, delante de la fmula al segundo da, torcien-
do 108 labios para que la pintura se escurriera un PQco
y ella vio la8 arrugas y la forma cmo corran por 8U
rostro 108 37 aos, los ojos derivados por los CODOS de
las ojeras, los listones de la vejcz, cuando lleguen los ni-
os les da postre y le dice que hagan las tareas, ende
rezndose las medias como si fueran demasiado delga-
das y algo estaba sobrando cuando corri piso abajo.
Las empleadas duran una eternidad en esta casa,
dijo ella con sorna en medio del cuadro familiar de la
noche iluminndose con el rostro presidencial televi-
sado en su discurso anunciando la nucva moralidad ad-
ministrativa, cambiada de sbito por el western, y pare-
ca que en la cara le fuera a estallar cada estampido,
un pequeo fuego sucesivo. La seora busc el rincn de
costumbre, un ngulo menor de la esquina con el tejido,
con el tejido, con el tejido y entonccs recorra, como era
su costumbre un alo, determinado, sacndolo del olvido
lleg.ando en muchos momentos a bablar en voz alta -
i Kchisssst!- y el nuevo balazo del western y todo se re
coga como un limn en la escurridiza memoria hasta
que de nuevo algn atisbo, de dolor-amor, sala a otear
el horizonte, el polvoriento galope del western - luego
se extenda, gradualmente, ella pierna sobre pierna, sin-
tiendo el rumor del placer ido, la confusa determi.na-
cin de engaar a su marido, tejiendo, aquella tarde.
cuapdo cruz el umbral y al Bonar el di.sparo hubo un
grito reunindose con los gritos de esa hora y el marido
de la fmula tambin metido en la pantalla cuando se
toc la herida, antes de ponerse de rodillas como en la
fotonovela.
Lo tena proyectado, y ella sirvi un doble cal
dejndolo en la mesa y por falta de experiencia manch
la pantalla, y luego fue la circunstancia que coincidi
con su deseo, de modo que la llegada del amante no
pas ni siquiera por el perodo de la sorpresa. Fue co-
mo vaciar un modelo de yeso sobre otro de metal, sin
20
que se perdiera nada: las dos dimensiones coincidentes,
aunque despus result que tena un nombre y habla-
ba el disco nmero 8 de ]a felicidad humana, con ]as
combinacin que eriza ]a piel cuando la estaba emba-
razando y perdi la cuenta de los puntos y l dijo que
el tabaco de la pipa estaba seco y que alguien -la f
mula- deba poncrle algunas cscaras de manzana pa-
ra rerescarlo. Porque si l la asaltaba, dominndola,
era como descubrir la vulgaridad del paraso, el enre-
do de las prendas, los besos satnicos que le quebraban
la espalda, el descubrimiento de tener un cuerpo que
poda ser til, chocar, crujir, enlucir, perforar, lustrar
otro cuerpo eon el chorro de las transpiraciones que ha-
ccn saltar el agua sobre la sbana, y sc untan las manos
con esa delicia que sobra de los choques, de las con-
frontaciones, de las ilusiones y los desgastes de la de-
sC8pcracin, cuando le pareca BUbir y apur el palillo
mirando la doble puerta del bar del western y antes que
apareciera la humareda de los borrachos alcanz a ver
cmo la fmula, se arrodillaba ante su marido, porque
quera escuchar ]a ltima confesin en medio de ]a san
gre; cra viejo y celoso, estaba acabado, iY pcnsar que
ahora si apenas le quedaban tal vez slo unas gotas, el
folletn completo del melodrama, an haba olor a pl-
vora en el ambiente y el asesino miraba erecto, detrs
de la puerta, para lanzarse sobre la fmula tan pronto
como el marido asesinado dejara de gotear! Alo le fal
taba esa delicia del pensamiento para que la escena tu-
viera n.o contenido y una justificacin los desacuerdos
de la conciencia, la superacin de los instintos, el orde-
namiento de la pasin ciega, etc., mejor dicho el es-
quema que ilustrara la accin con 8U8 leyes elementales
para que no pareciera opereta, y cuatro tiros siJbanles
casi rOzaron la cabeza de 108 telespectadores, un crimen
pasional como quien dice, titulado "La prfida lo hizo
h",mear para quedarse con todo el oro". Amante pr-
fugo a ocho col. en azul y rojo del 72 Tempo Bold Ita
lic dando 108 escabrosos detalles del hecho, la premedi-
tacin y alevosa cuando uno encima del otro se pusie-
21
ron a tramar el momento en que l llam a la ventana
y le di8pararon a boca de jarro y la palabra "contina"
apareci en la pantalla y todo8 b08tezaron y uno de 108
nios etltaba durmiendo.
(sigue)
22
ENTREGA N9 2
Auri5tela comienza a intcriorizarse de la for-
ma de Ser de la familia que ha contratado
sw Servicios y va conociendo los penonajes
a quienes tiene que Servir mientras su Con
ciencia no la deja en Paz.
El vapor de una olla, las nubes de una olla, el bor-
botn de UDa olla como una estacin de ferrocarril chi-
ca, ella con su maleta, siempre esa casa .a cuestas, cuan-
do lleg donde la madama melosa que la estaba espe-
rando y la hizo pasar dirccto al dormitorio, sin darle
tiempo siquiera para explicar que se vena a emplear
de fmula y no de prostituta y despus entr ese viejo
increble con sobretodo y el perro y condiment las es-
pinacas, los recuerdos cuando se pica cebolla y las l-
grimas y llegaron los "tiras" al da siguiente a buscarla
y a golpearla, no haba huellas sino ese hombre vaco
que Iue su marido y con quien termin durmiendo aque-
lla noche, de pura alegra cuando se cort el chorro,
como cuando se apaga la luz y la engrillaron recuerda
a la vista de los campesinos y ella estaba contenta como
que Iue sonriendo la loto que le tomaron para los dia-
rios en primcra plana y dej un resto de comida en el
tarro de la basura, junto con algunos recuerdos, los des-
perdicios de la fruta y de los valores humanos, las pc-
pas de tomates agrias, ese abrazo cruel del viejo con el
perro oHatendola y rasp la grasa y el plato con el
cuchillo y las sobras Iras y coaguladas porque la san
gre demora en ponerse dura, recordara siempre, y cuan-
do todo queda vengndose siente un peso menos era
cicrto, mirndole la cara de pao que tiene ahora, in-
capaz de seguirle pegando y montando como diez aos
seguidos, metida en cse crculo de cambiarla, de pulve-
zarla, pero Iliempre como si fuera de acero, poda desa.
bollarlle, y tragarse 1011 golpes y convertirloll en hijo!\
hasta que lleg el viejo a la pieza con el can y se puso
2S
a batir la yema y la clara por separado, dos pequeas
montaas nveas y de oro escuchando el programa "Sco-
ra, le ayudamos a poner la mesa" sintonizando el gor-
goteo de la felicidad con tal de sonrer despus de lus-
trarse los dicntes. Tap el tarro de la basura y contest
el telfono: "Si, no", anotando una dircccin, un nme-
ro muerto, claro, si y no. Entonces ]a duca de casa lle-
g husmeando el sabor de la carne a la una de la tarde,
y no se estudiaron como en otras oportunidades y ya
tampoco se miraron ni se escucharon al hablarse de co-
sas contrarias, slo ]ae rdenes se destacaban con un
subrayado especial, como la toma de conciencia de un
lIer por otro, comprado por el que ticne ms dinero des-
pus de mirarle los grandes dientes sanos.
Segua escuchando las rdenes ~ o n un odo para
que le saliera por el otro- con el tono abrumador y
pertinaz que ha mandado fmulas toda la vida y deja
de pedir "por favor" las cosas y pone entre algunas pau-
sas un nfasill para humillar como si se tratara de una
delicia entorpecer el da y descargar de paso la frus-
tracin nocturna, el western, loe nuevos infinitos bala-
zos y los muertos, el bostezo y todava para el insomnio
policial, el cuerpo suelto de espaldas roncando. una
masa que dirige el bogar, el destino de cada uno, con el
cerebro en reposo, con los nervios sucltos como un pe-
queo monumento derramado en nombre del sacrificio
supremo, de la honestidad de vivir para los otros, de
sacarse el pan de la boca, poco menos. Intil tocar la
grasa fra, esa torpeza para desaparecer en ]a pgina cua-
renta y cinco cuando el asesino descamina la escalerilla
y en el colmo de la inteligencia puesta en tensin, ac-
ta, dudando, y mira a eada uno de los presentes elabo-
rando las palabras claves, la pista, que salvan el honor
del ingenio.
Auristela, pidi el caballero enumerando sus deseos,
el domingo a plazo fijo, apenas mirndola cuando le
dijo que le preparara el bao y las sa]es y ]011 nios co-
rran por el dormitorio con las hietorietall. En la mano
26
armando el da, los familiares, la posibilidad de salir,
cargar el pequeo auto como exactamente en los ltimos
cinco aos, para no vegetar, tal vez tomar otro camino,
el que se bifurca, y l domin siempre y cuando se como
pletara la pata, el consumo de los mismos chistes cuan.
do la mujer gorda y el marido chiquito, le saltaban las
lgrimas con la groeera confortable y graeosa y clla e8-
taba 801a, dentro dcl hogar escuchndose, verificada por
el silencio absoluto. Tal vez el grito de goooooooool de
Vicho Retamal, el estpido forcejeo de las palabras pa
ra decir que la patada fue fatal para el contrario, la fi-
losofa ms comecuente para explicar el devenir de l.
victoria, el favoritiemo de la ley 4-3-4, la inercia multi.
plicada que bloquea el gol y en la entrevista, cambi el
dial casi en forma automtica -tena olor a ajo en las
uias- la seora explicaba que el presupuesto era esca
so para la Gota de Leche y se podan regalar algunae
b'llaguilas al mejor postor O al impostor, no se eecuch
daro y cuando las autoridades, usted eabe todo depende
de c11a8, es natural en un pas tan suh
1
porque cn EUro-
pa, es distinto, con el tono 9 del decibemetro cuando se
pasa de la mitad y hablan las viejas gangosas mejor un
pata pata; ella recin comprendi que el viejo y el can
haban pagado por eso, el anciano sin siquiera sacarse el
abrigo, tiritando de miedo y de fro, mirndose en los
ojos del victimario cuando le mostr la piltrafa, azul
cra, azulina y algo de llerrucho tena en loe dientes, en la
fri31dud de las manos de cuero y las carcajadas que en-
l"3biaban al perro moviendo la cola, soplando por ltimo
con el plumero el polvo de slo unas horas en el "living",
el vaco ms absoluto desplegado en la casa muerta, en
que se escuchaba al fondo, todava, el segundo tiempo
de la Catlica con Magallanes, el dribleo sensacional,
el escabullirse estruendoso, moviendo las patas y cnton
ces Ja golpearon toda la tarde, despus de romperle la
blusa y otra vez en la vida qued con los llenos al aire
y llegaron a escupir ]08 deseOll 108 "tirae" con los mente8
torcidos y los ojos sin paradero, 108 bloques estirando 108
brazos acercndose hasta que le tomaron el pezn como
27
si fuera una oreja y ella cruja pero sin confesar an que
era inocente y lleg el nio mayor despus de la mati-
ne pidiendo algo caliente para poner la seric. No sc
hablaban, en primer lugar porque era innecesario y lue-
go cuando tom por asalto la poltrona justo cuando la
imagen del canal se estaba retorciendo como si fuera
de goma por un error del transformador hasta que des-
pus cada rostro volvi a su sitio y cada asesino a su
caballo de verdad. Se siente el peso de cada ser huma-
DO en la casa, aunque hablen por l los balazos, el con
sumo del aire, la tranquilidad dc comerse un "sand-
wich" opacado por el trote del sheriff y ]os pistoloncs
colgando debajo de la cintura cn cl colmo de la desa-
prensin en scrie. Entrando y saliendo de la pantalla,
los fragmentos se atan como los recuerdos, el galope cae
en el vaco, luego una bofetada del cuadro anterior se
rccibe en pleno rostro, y los argumentos y sobre todo
las palabras sin paradero ni destino, como en la conver
sacin de la seora con el caballero, cuando se cruzan
los insultos y revienta el cowboy siete das sitiado en el
norte, cuando ya todo pasa de largo y resbala, y tampo-
co importa que Auristela est en el medio, al contra-
rio, podra motivar alguna forma nneva de herir, de
lanzar el odio, el trasvasijamiento de la frustracin, la
impotencia, la falta de montaje por ambas p3rtes de la
ignorancia para manejar la lengua y no como el otro:
el destino misterioso de la plata, de los horarios que no
se cumplen a satisfaccin del cliente, de la honrosa his-
toria de la mujer del Iluperior que anda en auto cuan-
do gana menos y luego, otra vez, el hilo rojo, el sartn
frito con la palabra "imhcil", y se corta la pelcu.lo en
lo mejor de la accin y uno grita "cojo, cojo!", pero
los dos protagonistas rebaten el repertorio, el error de
habeClle callado, lavado, lustrado, ensuciado, y traiga otro
caf, y se produce otro silencio para mirar cuando en-
tra uno le dice cuidado! y es capaz de mirarlo a us-
ted fuera de la pantalla donde te recogi y el sacriIicio
y recuerda y recuerda, otros punzazos para el olvido,
rescatar con una larga caa y un anzuelo en la punta
28
cl benfico historial de una hora en nombre de la soli-
daridad humana y ya estn los dos cm.tros con las ve-
nas marcadas, con la sangre completa en la cara y Au-
ristela recogiendo las migas sin fin, sin ver tampoco
nada, slo las palabras scntadas en sillas opuestas, la
coleccin dc unos 2.487 insultos que siguen dando
vueltas alrcdedor del mundo a la hora de la desarmona,
en el esplendor ms puro de la sociedad de consumo
cuando t me robaste, cuando t me quitaste, cuando,
cambien de canal por favor, el que sigue desata el lti-
mo cargamento de verbos y nadie escuchar despus na-
da sino el tic tac y el volumen de la pantalla cuando
ella canta ahora, es una actriz de renombre por el es-
cotc, por lo que dijo el locutor al presentarla lucicndo
esa flor tan perfecta mirando fijamente Jos televidentes
oblicuos.
Es en la noche, AuristeJa, cuando ninguna cama se
mueve en la casa, la seora est tambin despierta, va
ticina otros conflictos que le enredarn el pensamiento,
alambres de una mercera despus de un incendio, das
que no calzan, fechas desentradas, fulgores dolorosos
del placer, malos encumbramientos de la dicha, de la
posibilidad de abrir el cuerpo y lIoltarlo a cabano de
otro scr en una tarde estival, pero es temerosa y no
conecta cl peligro, tiene miedo de salir otra vez peor
que antes cuando en la ltima pelcula, tambin se le
dOrtllia el galn a pierna suelta, por lo menos propor-
cionar csa fclicidad cuando clla estaba an mojada en
el medio del ser, un buen avance cuando maana des-
pierte dando gritos, haciendo chirrear los mueblcs, los
nios miran querida, es decir, el sabe que no
te toc nada, que no sacaste terminacin siquiera con lo
gorda que ests, con lo aburrida que eres, con repctir
todos los discos en uno sera un buen motivo para en
tenderte y abre el diario, ojal tuviera cuatro pginas
pegadas para envolverme, la cosa en Da nag sc cst po-
niendo color de hormiga y hoy estamos de balance, si
suena el telfono, no si, puedc hacerse nn caldo con un
cuhito recomend ena al poncrse el calzn y de rcojo
29
le peg en el eepejo y en cuanto a los DIllOS, que se
duerman despus del weetern no me aU de lu diez de
la noche, se 108 recomiendo Auristeb.
(,;gue)
30
ENTREGA N9 5
Un iluso sale en busca de la Felicidad y en
Mano de la que seria su cnyuge entabln
tan ruidoso dilogo con los asistentes a la
ceremonia que ensordece a los ms curiosos.
Se puso a pelar el pescado; lo sinti resbaladizo
con la radio en alto, la accin transportaba la pareja
principal hacia la India, ella quera olvidar despus de
todo. Era una santa, oh milagro el auto en que viaja
da tumbos, arde UD grito: se zafa el jinete, los tripu.
lantc8 humean, alguien pide agua y 108 Oj08 del pez mi.
randa a trav8 del vidrio, con relampagueante movimicn
to, soltando las escama8 como una corta nieve cida y
agria que caa 80bre el lavaplatos junto con las vsceras
color salmn, barnizadas, y los dedos, los mismos que
haban trado al mundo al primer hijo, abriendo las
piernas como para que pasara una montaa, bufando,
movindose hacia atrs y adelante como si estuviera
sentada en una mecedora sangrienta basta que por fin
se complet el crculo y en esos tumbos vio aparecer
la cabeza, el primer grito, la pequea mano pidiendo
auxilio y refugio como el pescado, abierto al medio, con
el mar en alguna parte de sus ojos metlicos todava na-
dndole por encima de la piel y debajo de ella, porque
Auristela siempre estuvo sola en esos trances, lamiendo
su guagua, ese nudo que se desesperaba por tomar una
forma, dejar de ser un ncleo, alargarse como una tra-
gedia subiendo el volumen de la comedia ndial ya sa-
dos los protagonistas del hospital, eUa naturalmente
se haba prendado del mdico de turno, le gust la idea
de que alguien le tomara la mano con delantal blanco en
csa atmsfera de quirfano y olor medicinal hasla que
dej el cuchillo por fin tranquilo preparando la cena,
el plato de (ando para las visitas de la noche, 108 ene.
migas de la familia, los otros gerentes de la empresa del
33
caballeN, los causantes de sus angustias, el mal trato re-
finado, la postergacin al margen de todo clculo dc
posibilidades porque l haba empezado de abajo, des-
de junior como esas historietas del "Readcr" quc un
muchacho le pone un pedazo de cartn al hoyo de los
zapatos, y entonces hizo mritos, ustcd no se puede
imaginar AuristeJa, no qucdaba tiempo para nada hasta
que cmpezaron a reconocer lltiS cualidades y fui su-
biendo, usted no se imagina cuantas narices pis, -
quin no hubiera hecho lo miamo?-, poatergar por
no ser postergado, el incondicional de las 14 horas dia-
rias y con los domingos, inclusivc, con decirle que no
saba nada del sol, jams poda verlo y un peluquero
amigo me cortaba el pelo en la casa los das de fiesta
o en la noche mientras dorma, usted sabe conquistar la
independencia, ya estaba por casarme porque haba lle-
gado el momento y la seora, era pobre tambin, fondo
musical, los dos, mire, fue amor a primera vista creo yo,
pero los padres no queran porque yo no tena porvcnir
(voz aguda de lalsete para accin de actor en decaden-
cia), pero ella dijo que se iba a tirar a la lnea del tren
-despus de mi- naturalmente- y entonces se reu-
ni toda la familia, era un sbado, recuerdo no haba
ms remedio que enfrentar la aituaein, ella esperando,
de cuatro meses y lo!! tos con monculos que haban
trabajado en otras pelculas de Chjov, dos copitas de
vino blanco antes de poner el pescado al horno, y las
tas con blondas, y miriaque, acartonados con el cue-
llo como si tuvieran la columna apuntalada con yeao y
me dejaron al medio antes de ponerme el foeo sobre los
ojos y empez la gritera sobre el honor y la moral,
otro londo musical 5 segundos, el escudo de la fami-
lia, y recucrde cmo la encontr usted, y entonces la
timidez me trab las mandbulas como a Goya; aent un
Iuerte dolor de estmago, ms bien los retorcijoncs co-
mo de una apendicitis estrangulada y por momentos dej
de recibir sangre en la cara y tambin el aire y el am-
biente fue cambiando de color, las tas 8e perliJaban
34
como .anchoas saladas en un barril plaoas y se cscuch
un pito que era mio, uoa bocina de chimenea llamando
a los obreros a las seis de la maana o tal vez una si-
rena de incendio pidiendo auxilio cuando todo el pue-
blo est en llamas, Hjese usted, 00 se olvide, viene el
jingle y yo sin poder detener el pito mientras las tas
comenzaron a mirarse unas a las otras y tambin a oler-
se porque tenan la impresin de que la sala de visitas
se estaba cambiando de color, bicn naranja intcnso, bien
ocre fulminante y yo sin podcl" cenal", se imagina la toi-
tuacin, la llave por culpa de los nenios creo yo. La no-
via ya estaba cODvenientemente desmayada, y le traan
sales; el vecindario entero corri a verJa, con su cara de
virgen santa y la guagua pegndole sus pataditas en el
vientre, eran visibles esos llamados, cuando el locutor
pas la nueva tanda y por ltimo la risotada fue gene-
ral y alguien habl de la posibilidad que me pusieran
un corcho y el negro porvenir que le esperaba a la no-
via si en la vida pblica yo era as, como sera en pri-
vado ms suelto de cuerpo, al final de un da intenso
de trabajo, por ejemplo, pero es un hecho que los dems
integrantes de la familia, emocionados, siguieron el
ejemplo y luego todo el saln se convirti en un con-
cierto de trombones y cornos, sin hablar del fagot de
la suegra que despus de pelar el calzn dej or sus
estremecidos bajos, hondos en la parte alta de la sala,
se le notaba verstil en la materia, de modo que noso-
tros nos colocamos en el lugar destinado en la orquesta
a ]os violines y viola!:! y ubajo, el r c ~ t o de la concurren-
cia, dele que sopla se llegaban a poner colorados en
medio del coloquio, de cuando en cuando deslizndose
un comps de trompeta cn medio del ms delicado de
los contrapuntos, las frases construidas con la armona
original del texto interpretando todo el armazn de la
sensibilidad para expresar esos estados de nimo ines-
perados cuando estn en juego la voluntad de sobrevivir,
el xtasis frente a ]a naturaleza, la quietud de ]013 csp-
ritus que han desafiado a los dioses. De modo que a uoa
hora oportuna, todos nos pusimos de nuevo Jos respec-
35
llvO& pantalones y ropa interior y la novia qued pedi.
da oficialmente con el protocolo y sonido que exige la
ley.
36
ENTREGA N9 7
Donde se comprueba que el Desinter5 ya no
exi$te y en cambio slo vale en ~ t e mundo lo
que se hace con premeditacin y Alevosa
bien sea en el campo del A mor como en los
Negocios propiamente tales.
El invitado de monculo dej cn el P8.8i1lo la bi.
cicleta de rueda alta y haciendo desccndcr su mujer del
manubrio con el rechinar del perfume y los fru fru, la
cintura quebrada por la moda y los senos tremolantes
casi a la altura de la barbilla como una marquesina.
Desde el fondo de la casa surgieron los anfitriones,
entrelazados, caminando al unsono con los cumplidos
ms ceremoniosos bicn doblando las bisagras de la cin
tura y el cuello en forma particular y el dedo meique
levantado. Las genuflexiones no tenan fin en medio
del clamoreo de los agradecimientos y de las mutuas
satisfacciones, qu le pongo encima al chalaco (1) gri-
t pasando veloz Auristela, revlver al cinto, para ha-
cer ms ntima la reunin todos piernas arriba, espe
randa. La visita mir los muros con prolijidad ataread.
por la indiferencia, la vulgaridad racional de los cua
dros que se compran en la puerta del Banco Chile, el
paisaje sureo con crema en la cresta y los lamos con
ribetes oro y chancaca de paita. El caballero del tongo
-el gerente- maniobr hacia la izquierda para alcan-
zar algunas aceitunas bastantes lobas que se disparaban
contra los ojos de los mirones. Se sirvieron algunos tra
gas fuertes hasta que la accin tom ms movimiento:
Auristela disparando al aire, el dueo de casa ofrecien-
do queso, la seora tocando el piano y la visitante in-
flando el busto y luego desinflndolo al interpretar el
aria con el coro veeinal "Suhale de una vcz la cola
al gato!" A tu abuela! sali a desafiar el marido,
tola en mano que le haba prestado la fmula mientras
(1) Pe.eado que .. e4ll1en 1.. n1CU , UeDe care de ..none
39
trataba de despegar el pescado del Iondo de la Iuente.
Por qu no me dan una manito?, grit desde la cocina,
y las visitas, despus de colocar8e en fila india, comen
zaron el forcejeo, y el chalaco muerto de la risa, firme,
adherido a sus ventosas, hasta que de pronto j plafI!!
y qued un 8010 enredo de salsa con nuez moscada y
pez y calzones y barbas falsas.
Es mejor que entremos la bicicleta dijo el gerente,
desconfiado regresando al llaln con tal Iuerza que 8e
subi a los muros laterales viendo todo el contorno, en
especial el piano como 8i colgara como un nido y su
mujer cabeza abajo, con el faldn que le tapaba el ros
tro, ahogando tambin el gorgojco de tal suerte que sus
trinos tenan el rumor de la tierra antes del terremoto
y ella levantaba los brazOB pidiendo auxilio, agotada, po-
bre Brahm8, todo el mundo a la mesa y cada rival 8e
sent en un rincn, digamos sin "sparrings" antes de
que 80nara la campana. Un hule de regular tamao bar
deaba el cuello de los comensales que tenan ocupada8
la mano con el tridente mientras Aucistela, muerta de
la risa le gritaba al consueta: -No hay comida, el pes-
cado se volatiz, como en "Hiroshima moo amour", que
d un puro pebre! brase lID tarro, grit la aleetada,
pegndole una patada por lo bajo a su marido para que
saliera a comprar un poBo Shift y si el gerente me
prestara la bicicleta? implor con ese tono lan Iamiliar,
llvesela no ms dijo dndole las buenas noches a su
seora que se haba puesto el piyama. Se aclar el mal
entendido cuando su 8ubalteroo tom el biciclo y dej
a la mujer con el poto pelado, esperando quizs qu
aventura de alcoba, mientras llegaba otro engaito, peso
cada scca para hacer sed, como dijo ella con remordi-
miento, pensar que todo estaba planificado seor ge'ren-
te, confes, con decirle que el pescado ya era un amigo
de la casa y haba aprendido a dar la mano y a decir
por qu no le aumentan el sueldo?, el pobrecito, fo
jese cuando tuvimos que sacrificarlo, rodo sea por la
amistad, dijo ella mientras el hombre del monculo
miraba el canario de vidrio. Yo que le servira de se
40
cretaria dijo ella, acntndosele sobre el pantaln vaco
cuando el hombre se cimhr y Auristela volvi a pelar
el revlver destrozando la ampolleta de un impacto
cmplice, uBted va a crcer que soy una fresca dijo ]a
seora del funcionario retorcindole al revs los bigo-
tes de manubrio y untndoselos con almbar de mem-
brillo. Me gusta su persona, lc confes ella Bacndole la
lengua con llntoma de aHomhrilla, mientras le enrula-
ha los dientes en un gesto de fingida simpata. Desde
cerca mir en los ojos del caballero (su seora conti-
nuaba persiguiendo las aceitunas sin inmutarse deja
suplantacin) como en una laguna, un desparramo de
scntimientos frustrados, toda la indignidad humana acu-
mulada ah como si. el caballcro del monculo fuera
una crcel de esas postergaciones y guardara fragmcn-
tos inmateriales de los sucesos, como si la vida fuera
la suma y resta, la batalla incontenible para que unos
sc desintegraran en favor de los otros y as envejecie-
ron desde los 20 aos durmiendo en cama y aires aje-
nos, bastardos, oscuros, cayendo desde el mismo hoyo
a la pupila del gerente con los bigotes brillantes ado-
bados con almbar color tierra clara.
Entonces apareci el dueo de casa con el ave de
repucsto recomendando que por nada del mundo le fue-
ra a echar de la misma saba. Luego las visitas pasaron
en forma definitiva a la mCBa y a todoB 10B presentes
les toc una olida.
(sigue)
ENTREGA N9 8
Donde se pone en descubierto cmo se di
vierte la gente poderosa que luce joyas y di
nero. pero ya en la Intimidad rebelan Mi-
seria y Mezquindades, Odios y Venganzas
por Doquier.
Los buenos negocios en primera fila. la faJacia,
la brutalidad de los enemigos. la lelicidad, la tribula
cin por los nios. el bienestar como la ltima medida
de la existencia. los apuros bancarios. 108 viajes, el con.
fort desde luego "morira" sin csto, todos los aos le
cambian de modelo, claro, por supuesto, se imagina?
la coronaria, la tromboeil que le dicen y yo soy clienta
con cuenta corriente. DO me diga? el torrente de 105
14 kilos de verbos envueltos con su bolsita plstica. el
pela numerario de no ms de unas 1.876 palabras ma.
nipuladas como la harina en los tiempos en que el pan
se baca COD la mano y el sudor caa al medio de la
ma a como esa eclos.in de la tierra cuando se estaba
formando antes de colgar en el universo. la indu8tria.
lizacin entonces de la ternura y la belleza y la convi
vencia. el pobre cerebro cerrado como ouez eo el de-
sierto, la estupidez en su status ms perfecto. el equili-
brio por encima de todas las cosas y la hostia perfecta
del domingo, sentir por dentro a Cristo y para qu le
cuento, 00 ve que soy lrgida, pucs. no, scora. le con
lel!t el del monculo. usted ea trrida, o uy, si. ja ja. y
le estir la barba de goma y luego volvi otra vez el
re60rte a eu lugar. 108 pelos a la mandbula. pegadOR,
a la moda, el nuevo escote. el escndalo puee y 1.. l.
mulaB. eso era. dijo, corrigiendo. lmula y no frgida,
porque depende como la pongan a una. querido. afirm
haciendo una mueca redonda me entiende? por el li
bido, contest la anfitriona Recando el agua que perlaba
la frente. la nari. en fuga, y dale por 108 cuatro CaDa-
lee en el tiempo de la publicidad, hay que lanaar la ima-
gen rectific el gerente 8Orbiendo el cal elnttico con
'5
gnmlO, todos llamas huenos, gordos y crpulas, ji. y va,
mas al ftbol. salimos a dolO coL cn el diario por el tra-
bajo de los RP que se pasan dando la mano y viven ti
radas en el suelo muertos de la ri5a, al pie de la csca-
lerilla del avin, hacen declaraciones, se van a Roma,
regresan va Honolulu, inventaron una suela sin pie, es
genial, querida, y se cambi de onda, la competencia de
la familia, nosotros sicmpre hemos cstado arriba - aun-
que abajo DO lo hace nada de mal dijo mental el ogro-
es una 5uerle en medio de tanta miseria, no? y cuan-
do se hizo la ficsta del matrimonio fue para morirsc,
llegaron 200 comensales con llU tenedor y cuchillo co-
rriendo en medio de los corderos y los cerdos que hu-
meaban y laEl pipaEl con el chichn listo para clltallar
como si fuera dinamita, las montaaEl de eholgas y eri
zas a discrecin, y el gritero infcrnal, los tongos de
hule alt08 y toda suerte de destell08 por parte de las
mujeres que se lo pasaron corriendo tres das COD sus
noches para "hacer hambre" mientras la pobre vaqui-
lla ao se derreta mirando con compasin la fiesta con
8US ojos lejanos y melanclicos sin olvidar que cuando
se cas con el toro nadie le tir arroz siquiera, ni le
regalaron 6 lmparas de pie, y jugueras surtidas y aho-
ra servir en forma tan desinteresada, colaborando con
la lnca pacifista de los partidos politicos dejndose es-
tar como si nada pasara a su alrcdcdor sino el baile de
la pata pata y los glteos de jalea que era un gusto ver-
los bandeaClie, con el temor que se fuera a pinchar uno,
y el zangoloteo de los senos, el mercado del mejor pos-
tor, todo el csplendor de la llocicdad contempornea, no
es cierto mijo?, luciendo SUB collares para perros y
penonales, los trajes de turqu, y las lentejuelas chis-
peando, el azul que va de convite, la sabidura de "sa-
ber vivir" en forma apotesica, gloriosa mientras la va-
ca continuaba con sus meditaciones, vuelta y vuelta, to-
dava sin que la derramaran de todo. antes de conver-
tirse en la fuerza motriz de las nuevas cpulas, de la
propagacin de la familia de acuerdo con las cstrictas
nor1l1as de la moral pblica y privada, este canje de alc-
46
gra, este intercambio de posibilidadcs a gran e6CaJa, bar-
nizado por eJ jugo de Ja vaquillona impotente para dc-
tener las mascadas en el alma, dios mo, cuando todos
Jos dientes fueron colocados en hilera y entonces pas
de largo Ja vaca a travs deJ apetito y Ja fueron desnu-
dando con la vista y la lengua y Juego se acomod en
las eluJas, en la trquea, en forma indiscriminada, en
los glteos de la novia de primera mano y fue repar-
tindose sin pedir su voto para las prximas elecciones,
como quien dice el artc por el artc, todo sin compro
misos, sin tener que ir al matadero y entregar la oreja
para que le hurgaran el corazn como era habitual,
dolorida como si. fuera una vctima igual a esas muje-
res fatales de la cine-novela cuando cn el cuadro 48
llcga la vaca y pidc clemencia y el primer actor le dice
que no y aparcce la torta de la novia de varios pisos y en
el alto del taburctc la pareja irradiando felicidad y DO ('s
para mcnos, dc merengue el altar, la marqucsina de huc-
vo batido con azcar, tomados de las manos por una
etcrnidad para ser ms precisos segn se dej constan
cia en el parte policial, anotado de puo y letra por el
cabo de guardia, entonces ella, se acerc antes de partir
para el domitorio con el pulso trmulo y con las tres
lgrimas de rigor y el novio triunfante, atltico, con el
cuchillo en alto para culminar la ceremonia en medio
del olorcillo quemado de la vaca y los acordes de la
orqucsta quc cstaba cn la tarima del fondo. Si, fue una
pesadilla te acuerdas querido? porque cn cso llcg otro
pololo que yo tuve, no vaya a pcnsar nada malo, seo-
ra, esas cosas de la inexpcriencia y como cstaba
furioso, algo le puso a la torta sin que nadie se dicra
cuenta y lo peor fue cuando tom un pernil de la va-
quilla y empez a dar golpe a quien se le pusiera por
delantc, resentido como cstaba, hay que ser humanos,
y despus se pueo a tocar el tambor con el pedazo hu-
meante de carnc y dale pernilazos por el jardn y yo
me dije mis adentros "de bucna te libraste", se
da cuenta? de blanco, completamente, maldiciendo el
momento en que probaron la lorta con veneno, si era
.7
una verdadera competcncia, fjese, todo el mundo em
barrado, se agot el papel, las 8ervilletas, se produjeron
pugilato8 porque cada UDO quera re8ervarse el lugar ms
estratgico mientras duraba el ejercicio, haciendo un
paquete con los fracs y los traje8 largos como 8i hubie-
ra cado una lluvia de mostaza en la regin, en medio
del ulular de las 8irena8 de las ambulancia8 que 8e lle-
varon desde el cocinero para arriba incluyendo el que
tocaba la batera, con instrumento completo para hacer
108 exmene8 respectivos y comprobar en fonna feha-
ciente la virginidad absoluta de ]a novia que pareca
de cartn piedra caminando con 108 pies abiertos con
un perro para la ropa colgando de la nariz de cada uno
de los comensale8, ya provistos de frenos de aire, oiga,
con 8utiles letrer08 indicadores que sealaban: "Cuida-
do, zona de pligro, maneje con cuidado", "Novios en
apuros", la parentela enharinada y mustia, despu8 de
las explosiones, 8in aliento cn los bancos como si fue.
ran montoncs de frutas y yo y mi novio en el hospital
tomando agita con arroz mientras mi ex pololo segua
rondando con el pernil al hombro, mucrto de la risa
y Jos testigos al lado nuestro cada uno con una 80nda
sin poder hablar ni decir esta boca es ma, querido,
cuando estbamo8 en plena luna de miel.
(8igue)
48
ENTREGA NI' 11
Donde uno de los difumos para mal de sus
pecados pierde la vida antes de que lo lla-.
me oficialmente la Parca debiendo por tal
motivo hacer frente a lw ms Desventura-
das peripeciaJ.
para sulrir cn la montaa, arrasados por el viento de
las palabras sueltas y vanas como si el dolor quedara
dcmasiado grande no para expresado, sino para decir
lo que es efectivamente: quedarse solo en el mundo a
las seis de la tarde sentado en una piedra con una mano
adelante y otra atrs.
Son esas viejas historias amarillas con fotos cuaja-
das de humedad en que hasta se corren no slo los ros-
tros, sino las fechas cuando la mala suerte del anciano
qued comprobada porque en el instante linal camino
al camposanto uno de los caballos tuvo UD serio disgus-
to con su compaero de tarea y se dijeron palabrotas
de grueso calibre y por ltimo se fueron a las manos cn
plcna ceremonia y entonces se lanzaron a corrcr hechos
unos locos por las calles cntricas y la avenida La Paz,
mientras el difunto daba diente con diente como si se
tratara de caminar sobre piedras de huevillo y en eso
apareci en la esquina un Ford T de bigote y. el choler
con antiparras dej ahandonado el volante y se produjo
la horrible colisin, casi sin curiosos y entonces el atad
Iue a parar nuevamente al suelo, saltndose la tapa y
apareciendo otra vez el apretujado dilunto saludando
con la mano en alto como los jugadores lamosos cuando
entran a la cancha con el nmero nueve a la espalda y
luego se pusieron a rcunir las coronas, 108 vidrios y los
pedazos de los caballos que quedaron desparramados por
el suelo como si se tratara de un verdadero rompecabe.
za: las patas estrelladas, los cogulos de la vida luciendo
sus vetas, sus muones, luego el tripero sirvindole de
sombrero al dilunto, la precipitacin de todas sus eda.
des pasando por un tubo como si Iuera un tnel rojo,
luego el desgaste de los repuestos, el corazn metido en
el ojo del caballo trizado como escarcha con un dispa-
ro en la sien y la curiosidad de la seora que cubri al
paciente con )a primera plana de un diario: "El hom-
bre puso SU.8 pies en la luna" en medio de los pulveri.
zados das y el desorden natural de esas circuD8tancias y
aparecen los guardadores del ordcn y empiczan por ca.
lilicar al difunto con su mostacho parcialmente nublado
52