Mi duelo gay
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Mi duelo gay - Rodrigo Muñoz Opazo
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Introducción
Mi duelo gay es una colección de textos, posteos, comentarios, cartas y crónicas de mi autoría sobre el duro proceso que empecé a vivir después de estar en una relación afectiva, justo en el medio de los ocho años que ha durado mi carrera literaria. Un noviazgo con otro hombre llamado Néstor –cuyos apellidos me voy a reservar– que duró aproximadamente tres años. Este compilado tiene una característica muy singular. Comienza desde el presente, y va en retroceso. Algo así como la película francesa Irreversible, dirigida por Gaspar Noé, contada en orden cronológico inverso; en un verdadero destiempo.
Mi deseo es retratar cómo desde el horizonte que hoy observo, positivo frente a la vida homosexual, profesional (como escritor de temática gay), personal, afectiva y política, pasé por momentos de dolor, depresión y además pensamientos analíticos, nuevos amores y desamores, activismo gay, quiebre, ideaciones suicidas y ruptura; para volver al inicio de lo que pudo ser una bella y perenne historia de amor. La historia de amor con Néstor, un joven adulto, diez años menor que yo, con fantasías e ilusiones, celebraciones de días de San Valentín, cumpleaños, aniversarios con anillos, conmemoraciones y fiestas truncadas por excesos, celopatía y agresiones –expuestas durante la narración–, hasta llegar a momentos de felicidad sexual afectiva mutua.
Mi gran amigo artista y literato, Coke Meza, me preguntó si mi sexta obra es como la nouvelle Viaje a la semilla, de Alejo Carpentier, y mi respuesta fue tajante y negativa. No realizo una especie de regresión, rejuvenecimiento ni mucho menos una introspección de mi vida hasta mi nacimiento. No me traslado hasta la semilla, sino, por el contrario, hasta un hombre ya formado, que sí vivió una real vida de pareja con amor, pasión y locura frente a otro ser humano, el veinteañero y luego treintón, Néstor. Tal como sucede en la película Irreversible, sólo que en este caso no es entre un hombre y una mujer. Es entre dos machos. O sea, mi vida gay en mis últimos años maduros...
El cincuenta por ciento de estos escritos han sido sacados de mi propia red social Facebook y, por motivos de copyright, han sido eliminados y guardados en mis archivos y carpetas personales, los cuales fueron destinados a esta publicación. Los comentarios expuestos bajo los textos han sido seleccionados por mí, sin representar en lo absoluto la totalidad de ellos que, por lo general, fueron muchos, llegando a ser decenas o cientos.
Debo resaltar que parte de mi carrera literaria también está retratada en este compilado de textos, entre ellos: artículos y entrevistas de prensa digital e impresa. Es una forma de ver cómo esta relación de pareja, y mi duelo posruptura, afectaron la creación de mis tres últimas producciones literarias y mi forma de hacer difusión en los medios y redes sociales.
Quiero dejar claro que, de mis (casi) tres mil amigos, lectores, seguidores, conocidos o no conocidos en Facebook –donde además tengo un grupo (desde hace años) llamado «Novelas de Rodrigo Muñoz Opazo», en el cual hay dos mil ochocientos miembros–, el 80% forma parte de la comunidad LGBT de Chile y Latinoamérica, en su mayoría, hombres gays chilenos. El otro 20% lo conforman heterosexuales (damas y varones) y familiares directos o cercanos.
Mi duelo gay es un relato real, autobiográfico, sensible, emocionante, narrativo, periodístico, poético, punzante y que a veces podría ser hasta crudo, donde desnudo gran parte de mi ser interno, como escritor y periodista homosexual chileno en los últimos seis años.
Rodrigo Muñoz Opazo
Acuerdo de Unión Civil en Chile, 2015
Finalmente, el 13 de abril se promulgó la ansiada Ley de Unión Civil en Chile, para parejas de igual o distinto sexo. Un acuerdo que dormía en el Parlamento desde hace 10 años, como proyecto legislativo.
Recuerdo cómo Néstor y yo idealizamos todo un proceso y un mundo de falsos casamientos en Argentina, específicamente en Mendoza: cómo sería la noche de bodas, que yo debía contenerme en la ingesta del alcohol para responder en la noche como hombre, quiénes serían nuestros padrinos o testigos, quién o quiénes organizarían la cena y fiesta y cuántos invitados habría. Todo un mundo de idealismos y utopías. No obstante, hoy me siento contento por esta ley:
Así como celebré en enero que se haya aprobado la Unión Civil por amplia mayoría en el Congreso de Chile, hoy (abril 2015) celebro que ayer la presidenta de la República, Michelle Bachelet, haya promulgado, finalmente, esta esperada Ley de #UnionCivil. En seis meses más podrá realizarse el sueño de muchas parejas del mismo sexo, gays o lesbianas. Y no quiero discriminar, pero todos sabemos que los heterosexuales han tenido por décadas, por siglos, el matrimonio civil o religioso a su disposición. La verdad se dice tal cual es. Me pongo feliz por vivir, entonces, en un país donde la Unión Civil homosexual es ya una realidad. Sé que he contribuido a esta causa a través de mis novelas y crónicas narrativas. La legalización del vínculo jurídico entre dos hombres es un tema que he tratado en mis cinco libros publicados. Chilenos de mi comunidad LGBT, vamos por el matrimonio igualitario, por la Ley de Identidad de Género y por mejorar la Ley Antidiscriminación, que aún mantiene varios vacíos. Abrazos y saludos cordiales y fraternos. Ahora, sólo me falta encontrar un nuevo novio.
Rodrigo Muñoz Opazo
Periodista y escritor chileno
Juan C. Mancine dice: Un abrazo cordial, amigo. Desde Colombia para ustedes, queridos hermanos de Chile.
Yo: Un fuerte abrazo para ti, Juan C. Mancine. Ustedes ya saben de esta Ley de Unión de Hecho, desde hace años. Más vale tarde que nunca. Cariños desde Chile.
Coke Meza dice: Y seguiremos, querido amigo Rodrigo Muñoz Opazo con todo el power, caminando en las marchas, como hace más de una década lo venimos haciendo. Todo en pro de la visibilidad de quienes formamos parte de la comunidad LGBT en Chile, para luchar por nuestros derechos. No esperamos en casita viendo las noticias de la tele, porque así somos ciudadanos con opinión y capacidad de crítica. Existimos y exigimos a nuestras autoridades el ser ciudadanos de primera categoría, porque pagamos nuestros impuestos al igual que todos. ¡Hoy celebramos la promulgación de la Ley de #UnionCivil y mañana queremos el #MatrimonioIgualitario en Chile!
Yo: Así es, Coke Meza. Esto no es sólo un trabajo de las instituciones o corporaciones LGBT. Nuestra comunidad gay chilena, muchos de nosotros hemos contribuido paso a paso, apoyando y difundiendo ideas, información, literatura, ARTE, periodismo y propuestas, a través de distintos medios impresos, escritos, radiales, televisivos y virtuales. Y por supuesto, como tú señalas, importante ha sido nuestra presencia en marchas del orgullo lésbico, homosexual y transexual desde hace ya varios años.
Pablo Veas dice: Amigo, la lucha recién comienza, es mucho el trabajo a realizar para conseguir la Igualdad. Chile avanza y podría hacerlo aún más si las autoridades, realmente, escucharan nuestras necesidades. La Unión Civil es un logro, no sólo para la comunidad LGBT, es un gran logro para el país y para el mundo. Es tiempo de unir fuerzas y aportar, cada cual con lo suyo, para que vivamos en un mundo Igualitario, Digno y Sin Discriminación... ¡Saludos!
Yo: Saludos y abrazos, Pablo Veas, igual para tu pareja y la organización que lideran Chile Igualdad Para Todos. Cariños fraternos.
***
Meses atrás, en enero de 2015, fue aprobada por amplia mayoría en las dos cámaras del Congreso de Chile la Unión Civil. La derecha, el centro y la izquierda política, se sintieron libres de votar en el Parlamento (según declaraciones de los mismos congresistas), y así lo hicieron, a favor de nuestra comunidad LGBT chilena, aludiendo a las libertades individuales y los derechos humanos de nosotros, los gays, lesbianas, transexuales y bisexuales en nuestro país.
Amigos, amigas y lectores de Facebook, quiero compartir las palabras que me dijo mi Honorable Padre, Jacinto Muñoz, sobre la aprobación de la Unión Civil para parejas del mismo sexo en Chile #UnionCivil. Me llenan de emoción y orgullo. También les muestro algunas fotos que me tomé en Plaza Italia, en Santiago, celebrando el aprobado Acuerdo de Unión Civil, hoy en nuestro país.
Jacinto Muñoz (mi padre) dice: Me alegro enormemente de estos cambios, más vale tarde que nunca. Un abrazo a ti y a todos tus amigos, que este sea el gran paso que deban dar como dignos ciudadanos de una sociedad que ha dejado atrás la sonada retórica de la tolerancia híbrida. Cuántos ultrajes a la libertad, de tiranías que se decían bastiones de la libertad. Cuántos ultrajes a la tolerancia de sociedades que, HIPÓCRITAMENTE, se dicen tolerantes. Cuántas injusticias disfrazadas de justicia. Una abrazo, un beso de padre. Felicitaciones, comparto tu ORGULLO, querido hijo.
Francisco Muñoz (hermano de mi padre, homosexual desde su adolescencia, vive en Australia desde hace 20 años) dice: Me alegro mucho por ti, por tu papá y por nuestro País. Un abrazo grande. Para nuestra generación, esto era inimaginable, lejano. Aun así, un día empezó todo, temprano por la mañana en Greenwich Village, Manhattan, New York City STONEWALL, un 28 de junio de 1969, en la barriada de los faggots, queers, los putos, los maricones, los trolos, los fletos, los poofters, las mariquitas de New York. (Sobrino: que ahí estaban todas las razas representadas, de eso no hay duda, mira las fotos de la época). Después vinieron diez años de paz y dulce desenfreno, con música de Village People, David Bowie, Freddie Mercury, Klaus Nomi. Hasta que llegó el SIDA... Una pena no estar juntos, tomarnos su copete y echar lagrimones por lo que es todo esto, el vivir.
Yo: Mil gracias por tus palabras, tío. Lo que me ha escrito mi padre y tú, a través de esta red social llamada Facebook, me han emocionado muchísimo. Pensar que yo tuve tanto miedo de contar en mi adolescencia todo acerca de mis sentimientos por otros compañeros de curso. Me gustaban los chicos desde mis 13 años en octavo básico y luego mi mirada se mantuvo aprisionada hacia uno, en particular, durante casi toda la enseñanza media. Eran sólo sentimientos. No había nada morboso. Ni siquiera miré revistas pornográficas. Me imagino qué hubiera sido de mí hoy con la Internet. Pero los tiempos han cambiado. Mi papá es, prácticamente, otra persona. Afable y, con su sabiduría, me hace ver que definitivamente los falsos muros idealistas se están derrumbando, por fin, en casi todo el mundo.
El 9 de julio de 2015 se abrieron las puertas de todas las oficinas del Registro Civil a lo largo del país. Todo ello para recibir las peticiones de hora, para contraer el vínculo jurídico. Obviamente, todas las noticias de los medios escritos, televisivos, radiales y virtuales se centraron en cuál era la primera pareja homosexual, masculina o femenina, que apareciera en las dependencias de esta institución pública, prácticamente, en cada ciudad. Y así continuó durante los días siguientes. Concepción fue calificada como la primera comuna en recibir a dos hombres dispuestos a pedir la hora de su Unión Civil, después de llevar una relación afectiva por más de diez años. Personajes públicos de la diversidad LGBT también hicieron su aparición en la prensa. Lo que llevó a varios gays a opinar en las redes sociales que esto se estaba volviendo un verdadero escenario para la farándula. Sin embargo, hubo muchos, miles, como yo, que refutamos tal cuestionamiento, señalando y afirmando que no era un show, por el contrario, era el mecanismo para ejercer nuestro derecho postergado por siglos como ciudadanos. La Unión de Hecho contemplaría temas de patrimonio, salud, previsión, herencia, y cuidado de niños en caso de fallecimiento de una de las partes. Derechos inexistentes hasta ahora para los gays de Chile.
Sólo me basta decir que, al igual que muchos, exponíamos cierta nostalgia al ver tanta felicidad en parejas de distintas ciudades y regiones. Algunas llevaban décadas, otras cinco años, tres, dos, un año; e incluso habló en televisión una pareja de mujeres que llevaba siete meses. Lo cual me pareció genial. Esa fue