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Boston: serie, #14
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Libro electrónico197 páginas2 horas

Boston: serie, #14

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Información de este libro electrónico

“Morgan Brooks es un buen hombre”, dijo Alan, “un gran psicólogo y mi mentor. Nos ha invitado a pasar Navidad con él y su familia. ¿Aceptamos?”

“Por supuesto”. Dije. “Sí”.

Así que conocí a Morgan Brooks en un Boston nevado, mi primer viaje a Estados Unidos. También conocí a Amelia, su esposa, una chef famosa, y a Madison, su hija de cierto modo desconfiada. Además, conocí a Dexter Trask, un hombre de negocios, un megalómano y supuesto ‘Rey de Boston’.

Las vacaciones comenzaron bien. Luego apareció el primer cuerpo, un joven asesinado en el bosque. Ese asesinato llevó a un secuestro y a otros asesinatos. Las pistas indicaban en una dirección, pero sin embargo, ¿estaba la verdad en esa dirección? Con la ayuda de Gabe, un amigo y vecino de Morgan y un colega detective privado, recorrí un laberinto cubierto de nieve.

¿Y la solución? Eso sorprendió a todos.

Boston, diez días en un paisaje invernal, diez días que confirmaron que las personas son multifacéticas, que tienen más de una capa y que todo el mundo tiene al menos, un esqueleto listo para caerse del clóset.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 dic 2019
ISBN9781071516362
Boston: serie, #14
Autor

Hannah Howe

Hannah Howe is the bestselling author of the Sam Smith Mystery Series (Sam's Song, book one in the series, has reached number one on the amazon.com private detective chart on seven separate occasions and the number one position in Australia). Hannah lives in the picturesque county of Glamorgan with her partner and their two children. She has a university degree and a background in psychology, which she uses as a basis for her novels. Hannah began her writing career at school when her teacher asked her to write the school play. She has been writing ever since. When not writing or researching Hannah enjoys reading, genealogy, music, chess and classic black and white movies. She has a deep knowledge of nineteenth and twentieth century popular culture and is a keen student of the private detective novel and its history. Hannah's books are available in print, as audio books and eBooks from all major retailers: Amazon, Barnes and Noble, Google Play, Kobo, iBooks, etc. For more details please visit https://hannah-howe.com The Sam Smith Mystery Series in book order: Sam's Song Love and Bullets The Big Chill Ripper The Hermit of Hisarya Secrets and Lies Family Honour Sins of the Father Smoke and Mirrors Stardust Mind Games Digging in the Dirt A Parcel of Rogues Boston The Devil and Ms Devlin Snow in August Looking for Rosanna Mee Stormy Weather Damaged Eve's War: Heroines of SOE Operation Zigzag Operation Locksmith Operation Broadsword Operation Treasure Operation Sherlock Operation Cameo Operation Rose Operation Watchmaker Operation Overlord Operation Jedburgh (to follow) Operation Butterfly (to follow) Operation Liberty (to follow) The Golden Age of Hollywood Tula: A 1920s Novel (to follow) The Olive Tree: A Spanish Civil War Saga Roots Branches Leaves Fruit Flowers The Ann's War Mystery Series in book order: Betrayal Invasion Blackmail Escape Victory Standalone Novels Saving Grace: A Victorian Mystery Colette: A Schoolteacher's War (to follow) What readers have been saying about the Sam Smith Mystery Series and Hannah Howe... "Hannah Howe is a very talented writer." "A gem of a read." "Sam Smith is the most interesting female sleuth in detectiv...

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    Boston - Hannah Howe

    BOSTON

    La serie de misterio de Sam Smith, por Hannah Howe,

    está disponible en versiones impresas, eBooks y audiolibros.

    La canción de Sam

    Amor y balas

    El gran frío

    Destripador

    El ermitaño de Hisarya

    Secretos y mentiras

    Honor de familia

    Pecados del padre

    Humo y espejos

    Polvo de estrellas

    Juegos mentales

    Excavando en la tierra

    Una partida de granujas

    Boston

    La serie de misterio de La guerra de Ann, por Hannah Howe, está disponible en versiones impresas, eBooks y audiolibros. Originales en inglés.

    Betrayal

    Invasion

    Blackmail

    Escape

    Victory

    Novela independiente

    Saving Grace

    Este libro está dedicado a Rebecca Carter, a la memoria de Robert B. Parker y a mi familia, con amor.

    CAPÍTULO UNO

    Boston, al fin, el avión aterrizando... La letra de Bernie Taupin me bailaba en la cabeza mientras nuestro avión aterrizaba en el Aeropuerto Internacional de Logan. Llegamos para encontrar nieve en el aire y un ligero espolvoreado en el suelo. Parecía vaticinar una Navidad blanca.

    Después del ritual del aeropuerto, que pareció tardar una eternidad, pasamos a la sombra de la impresionante torre de control del aeropuerto, una construcción de unos doce pisos. La torre de control tenía un par de pilones elípticos segmentados con una plataforma de seis pisos entre ellos.

    A la sombra de la torre de control, nos encontramos con Morgan Brooks. Al igual que mi esposo, Alan, Morgan era psicólogo. De hecho, era el mentor de Alan, un hombre que había formado sus primeras ideas filosóficas y psicológicas. Planeábamos pasar Navidad con Morgan y su familia: su esposa, Amelia, una chef famosa, y su hija adolescente, Madison.

    Morgan le ofreció a Alan una sonrisa amplia y un caluroso estrechón de manos. Un hombre alto y delgado de entre cincuenta y sesenta años, su porte hablaba de dignidad y sus orgullosos rasgos de ébano sugerían una naturaleza plácida. Los ojos castaños ofrecían compasión y el cabello, que estaba raleando y tornándose plateado, insinuaban una cierta seriedad. Llevaba un traje gris claro, una camisa blanca y una corbata púrpura. Un reloj de oro abrazaba la muñeca derecha, lo cual sugería que era zurdo.

    Alan, dijo Morgan, cubriendo con su mano derecha la izquierda en un estrechón de manos prolongado, me alegra verte después de tanto tiempo.

    Igualmente, dijo Alan. Se volteó hacia mí y nos presentó. Ella es Samantha, la mujer que revitalizó mi vida.

    Encantado de conocerte, Samantha, dijo Morgan dándome la mano.

    Sam, sonreí, todos me llaman Sam.

    Morgan se inclinó, un gesto que resaltaba su sentido de dignidad. He escuchado mucho sobre ti, dijo.

    Ignora todos los elementos escandalosos, todos son mentiras, aunque si te enteraste de las historias del exhibicionista, la congelación y la botella de vino vacía,  esos sí son verdaderos.

    Las alucinaciones. Morgan rió.

    Alan le hizo eco a Morgan con la risa. Me pasó un brazo por los hombros y me abrazó. Creo que Sam disfrutó de mucha champaña en el avión, dijo Alan, para mañana estará sobria.

    Es Navidad, dije, así que no cuentes con eso.

    Morgan continuó riendo. Miró alrededor de las luces brillantes, las familias felices reunidas para Navidad y los gruesos copos de nieve.  Vamos, dijo, "salgamos de aquí antes de que terminemos convertidos en hielo.

    Metimos las maletas en el baúl del Chevrolet Cruze color bronce de Morgan y salimos del Aeropuerto Internacional de Logan hacia el norte, hacia Lynn Woods. Debido al volumen de tráfico y al clima inclemente, el recorrido fue horrendo. Nos dirigíamos a un suburbio de Lynn Woods, a quince kilómetros al norte de Boston, a once kilómetros al sur oeste de Salem, donde vivía la familia Brooks en una casa aislada del siglo veintiuno. Mi guía turística indicaba que Lynn era la ‘Ciudad del vicio’. ¡Nos esperaban momentos divertidos!

    Amelia debería tenernos la cena lista cuando lleguemos, dijo Morgan.

    Amelia es tu esposa, dije desde el asiento trasero donde me encontraba.

    Correcto, me confirmó, tenemos treinta y dos años de casados.

    Y ella es una chef famosa, dije.

    Correcto otra vez. Morgan levantó la vista hacia el espejo retrovisor y sonrió. Conducía a un paso firme, un reflejo del tráfico, las condiciones de la vía y su naturaleza plácida. Escribe libros de cocina y tiene su propia serie en la televisión por cable.

    Eso es un gran logro, dije.

    Lo es, concordó Morgan, su rica voz barítono revelando su placer, su orgullo por los logros de su esposa.

    ¿Alan no te lo ha contado? Pregunté. "Está por hacer una serie de TV.

    Morgan frunció el ceño y unas arrugas profundas aparecieron en su frente. Miró de reojo a Alan, que estaba en el asiento del pasajero y sonrió. Te lo tenías callado. ¿Cuál es el cuento? Preguntó.

    Se centra en psicología, por supuesto. La serie explorará la historia de la psicología y su relevancia hoy en día. Un productor independiente me planteó la idea. Quiere que presente la serie basada en mi libro.

    "Psicología: una perspectiva personal, repiqué desde el asiento trasero, ya disponible en todas las buenas librerías".

    Tengo una copia, dijo Morgan, la vista ahora fija en el camino. "Lo he leído. Es excelente y debería ser la base para una serie fascinante.

    El productor parece estar muy animado, dijo Alan. Debería tener listo el guión para Pascua y esperamos empezar a grabar para finales de la primavera o comienzos del verano.

    Suena emocionante. Morgan volvió a mirar el retrovisor para verme. Y, Sam, tú eres detective privado. También debe ser emocionante.

    Tiene sus momentos, dije.

    Exhibicionistas, congelamiento y botellas, dijo Morgan riendo.

    Sin olvidar a los esposos descarriados, las cañerías de desagüe y  el seto espinoso inadvertido.

    Morgan rió de nuevo, echando la cabeza hacia atrás, con los brazos extendidos tomando el volante con firmeza.

    Estábamos yendo por la autopista de Salem, pasando la reserva Rumney Marsh, un área de pantanos rica en vida silvestre, senderos para caminar y vida acuática, cuando pensé en mi agencia. Había colocado mi agencia en el limbo durante Navidad. Estábamos al día con todo, así que podíamos darnos el lujo de un descanso. Faye, mi asistente estaba de vacaciones en los Alpes, donde había pasado Navidad con Blake, su novio, Alis, la hija adolescente de Alan, estaba pasando las fiestas con su nuevo novio, un estudiante que había conocido en la universidad. Eso dejaba a Marlowe, nuestro gato matón. La Sra. Murphy, nuestra ayudante doméstica, lo tenía a su cuidado hasta que regresáramos para la víspera de Año Nuevo. Me preguntaba qué traería el año nuevo. Alan y yo esperábamos que fuera un bebé, pero todavía no había habido desarrollos en ese departamento. Por ahora, el nuevo año podía esperar. Teníamos a Boston y Navidad para disfrutarlos.

    Ya llegamos, dijo Morgan, nuestro hogar familiar.

    Habíamos salido de la autopista de Salem y recorrido a través de West Lynn hasta Lynn Woods. Allí, entre los árboles cargados de nieve, vi una casa aislada, una construcción circular de dos pisos con paneles solares en el techo cónico de pizarra. La casa me recordaba la torre de un castillo en miniatura. Un anexo rectangular de un solo piso resplandecía con ventanas francesas alrededor de la torre circular. Un porche daba hacia un patio de gravilla rodeado por una cerca de madera blanca.  A la izquierda, un garaje grande para al menos dos autos se ubicaba bajo los árboles.

    La construcción insinuaba estilo, personalidad y cierta opulencia. Siendo una chef famosa, Amelia ganaba considerablemente bien, y unido a los ingresos de Morgan, imaginaba que Madison disfrutaba de un estilo de vida cómodo. Una familia ideal que vivía en un hogar ideal.

    Morgan se percató de mi admiración y sonrió. Vamos, dijo, entremos con las maletas antes de que esta tormenta de nieve de veras comience a morder.

    CAPÍTULO DOS

    Morgan dejó nuestras maletas en la habitación de huéspedes en la torre circular. Luego nos guió a la cocina, una estancia espaciosa con un mesón, una exhibición de utensilios de cocina pulidos como espejos y una cocina de alta tecnología. Bajo los tubos de neón, todo resplandecía, todo se veía fresco y brillante. Ahí encontramos a Amelia, una mujer de cincuenta y pico de años, con cabello oscuro hasta los hombros y una figura cómoda, preparando la cena, mientras Madison, sentada al mesón, escribía mensajes en su teléfono celular.

    Hola, Alan. Dijo Amelia, dándose vuelta y sonriendo, sin dejar de revolver los ingredientes en una gran olla de cobre, los dedos alrededor de una cuchara larga de madera. Qué gusto volver a verte.

    Igualmente. Dijo Alan.

    Recuerdas a Madison. Dijo Amelia indicando a su hija con la cabeza.

    Alan estudió a Madison, una chica alta, delgada, de diecinueve años. Tenía el cabello largo, negro azabache, recogido en una cola, un rostro ovalado atractivo y grandes ojos castaños. Aun sentada, sus movimientos eran lánguidos y elegantes. Llevaba un suéter con capucha y jeans, unos pendientes de argolla y unas pulseras de plata en la muñeca izquierda. A decir verdad, no se parecía nada a su madre, aunque compartía algunos rasgos del padre.

    Has crecido. Dijo Alan con una sonrisa.

    Madison miró sobre un hombro.  Encogió los hombros, le brindó una sonrisa pálida y salió de la cocina sin decir una palabra.

    Ha crecido, Amelia suspiró, y se ha convertido en una adolescente típica. La matriarca se puso las manos en las amplias caderas y gritó: ¡Madison, regresa acá y saluda a nuestros invitados! ¡Madison!

    Déjala en paz. Dijo Morgan. Se acercó al botellero y seleccionó una botella de vino, un Chardonnay, y luego procedió a servir unas generosas medidas en nuestras elegantes copas de vino. Más tarde nos acompañará.

    Alan aceptó la copa de Morgan. Luego me presentó a Amelia. Mi esposa, Sam.

    Hola, Sam. Dijo Amelia. Me dirigió una sonrisa, aunque por la manera cómo se acariciaba los pendientes colgantes de perlas, imaginé que todavía estaba pensando en Madison.

    Tienes una casa hermosa. Le dije.

    Amelia inclinó la cabeza y su sonrisa se amplió. Gracias. ¿Tuvieron un buen viaje?

    Sin ningún problema. Le dije.

    Morgan me ofreció una copa de vino que acepté. Sin embargo, cuando se la ofreció a su esposa, ella la rechazó. En cambio, regresó a su cocina y a sus preparativos.

    La tormenta de nieve ahora sí que está arreciando. Dijo Morgan mientras bebía el vino y miraba por la gran ventana.

    Hará que sea una escena fantástica de Navidad. Dijo Alan entusiasmado.

    Amelia asintió y cambió el tema. Eres vegetariana. Dijo, dirigiéndose a mí. Se agachó para abrir la puerta del horno, dejando salir a la cocina una nueva gama de sabores aromáticos. Al menos eso fue lo que me dijo Morgan.

    Solo te pasé el mensaje de Alan. Dijo Morgan entre sorbo y sorbo de vino.

    Sí, soy vegetariana, confesé, espero que no signifique trabajo de más para ti.

    Para nada. Dijo Amelia. Estoy preparando un enrollado de sésamo y nueces con una salsa de cebollas y hongos para la noche. Y siempre incluyo al menos un programa en mi serie, dedicado a la comida vegetariana.

    Mantuve la copa de vino en la mano. La verdad, había tenido mi cuota de alcohol en el avión y ahora sostenía la copa solo para ser sociable. Debe ser emocionante, dije, filmar una serie de televisión.

    Puede ser divertido, dijo Amelia, pero también puede ser frustrante y aburrido estar esperando sin hacer nada. Pero es una vida buena.

    Asentí mientras veía a Amelia preparar un acompañamiento de maíz, col rizada, puerros y zanahorias, todo lo que me tenía salivando de una manera indecente.

    Morgan también me dijo que eres detective privado. Dijo Amelia. Se paró junto al fregadero y se lavó las manos. Luego jugó con su alianza de matrimonio de oro. Qué coincidencia, uno de nuestros vecinos también es detective privado.

    No vi ningún otra casa, dije, cuando llegamos.

    Uso el término de ‘vecinos’ en líneas generales. Amelia sonrió. Mayormente, sus rasgos eran severos, serios.  Sin embargo, se iluminaban cuando sonría. Nuestro vecino vive a un kilómetro y medio más adelante. Se llama Gabriel, pero todos le dicen Gabe. Tiene una cabaña por ese camino que construyó él mismo.

    Me gustaría conocerlo. Dije.

    Pasa por aquí de vez en cuando, dijo Morgan, "así que probablemente llegues

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