La Novicia Laurel y el Ateo
Por Dee Dawning
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¿Acaso una hermana hermosa y tímida y un ateo diabólicamente guapo, se podrían enamorar y encuentrar la felicidad a pesar de sus diferencias?
Sor laurel y el ateo
Fue amor a primera vista. Eso es en lo que la encantadora y tímida Hermana novicia Laurel, y el diabólico y guapo Julian Peters concordaron. Pero, ¿es su amor y abrumadora atracción lo suficiente como para permitir que esta pareja improbable supere los obstáculos sociales obvios más las diferencias entre sus propias creencias fundamentales para hacer una vida juntos?
Sor Laurel y el ateo es una historia linda, humorística y, por lo tanto, romántica.
Dee Dawning
If you like warmth, live in Arizona like Dee Dawning does. If you like to read hot sexy stories born and raised in the sweltering summer heat of Arizona, check out his scribblings.Dee has been writing saucy romance stories and novels for seven years. At this time he has over thirty-five titles available.Dee & his lovely wife currently reside in Cave Creek Arizona, where he writes a novella every two to three months and a novel every six months.
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La Novicia Laurel y el Ateo - Dee Dawning
La Novicia Laurel y el Ateo
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D.E. DAUM
Dedicado a los románticos sin esperanzas, de cualquier convicción, en todo el mundo.
Capítulo 1 – Se conocen
cuando te vi, me enamoré. Y tu sonreíste porque lo sabías.
~Arrigo Boito~
La primera vez que lo vi, era temprano en Java Joint. No podía quitar la mirada de él – el, con su ardiente buen aspecto y su sonrisa traviesa. Debí irme, debí tomar mi café, mi libro y dirigirme a la salida, nunca dejar mis ojos enfocados en el de nuevo. Sin embargo, no solo no lo hice, no pude. El hombro su e me tuvo bajo su hechizo.
De pie pacientemente en la fila, esperando para tomar su orden, él poseyó la apariencia de un ángel. O al menos lo que yo imagino como un ángel. Su largo pero estilizado choque de marrón claro y ondulado cabello, pómulos fuertes enmarcados, nariz romana recta y labios sensuales. Alto y delgado, su cuerpo atlético vestido casualmente con jeans de diseñador, una camisa manga larga color azul cobalto y zapatos de cuero.
Escanea el cuarto, como hace la gente mientras esperan en una cola. Me tomó por sorpresa cuando sus penetrantes ojos azules se encontraron con los míos, me estremecí. Sentí un poco de vergüenza y un calor acogedor me envolvió. ¿Fue por haberme sorprendido comiéndomelo con los ojos o por la forma lujuriosa en que esos ojos azules hipnóticos me miraban?
Esto está mal. Forzándome a cambiar mi mirada, levanté mi bebida y bebí lo que quedaba de ella. Volví a mi libro, mis ojos leían las palabras, pero su significado no llegaba a mi mente. El hombre destruyó mi concentración.
Una mirada furtiva en su dirección reveló su continuo interés. ¡Dios mío! él me está señalando. Y me atrapó fijando mi mirada en él. Mis ojos regresaron inmediatamente al libro. No debo levantar la mirada de nuevo. El calor me envolvió, sudor salía de mi frente y de otras partes innombrables. Esto es muy vergonzoso. Pensé en levantarme, pero mis piernas no respondían. Mi respiración incrementó como si su mirada hubiese reducido el oxígeno en el aire. ¿Qué me sucede?
No podía creer la confusión que transitaba a través de mí. La urgencia de subir la mirada, para ver lo que estaba haciendo, se apoderaba de mí, pero no lo hacía. No puedo dejar que me vea mirándolo. Debo ser fuerte. Le pertenezco.
Hola.
Reflexivamente, mis ojos buscaron la fuente de esa voz. Mi estómago dio una vuelta y mi boca se abrió. Era él, sonrió. Espero que no te importe. Noté que casi te acabas tu café latte así que te compré otro.
Su melódica y masculina voz hizo mi corazón saltar un pálpito, mientras su cercanía crecía, mi pulso aumentaba y se me dificultaba respirar.
Dejó el café frente a mí.
Una biblia. ¿Eres religiosa?
A través de mi garganta, intenté hablar, aú estaba muda. Sólo asentí.
Bien, yo no lo soy.
Se sentó en la silla junto a mí.
¡Los nervios por el!
El inclinó la cabeza y lanzó una sonrisa entrañable. Quizás, debería quedarme y mostrarte el error de tus creencias.
Eso me enfocó. Mi nerviosismo desapareció. ¿No eres creyente?
No señorita, me temo que no. Mis padres lo son, pero para su desgracia, me reusé a comprar sus palabrerías religiosas.
Estaba tanto ofendida como fascinada. No recuerdo nunca haber conocido a un ateo admitirlo tan descarado. Palabrerías..., en realidad, quizás debería quedarme y mostrarte el error de tus creencias.
Él lanzó su cabeza para atrás y se echó a reír.
Yo reí también.
Creo que me gustaría.
Ofreció su mano. Mi nombre es Julian Peters.
Él obviamente esperaba mi nombre como respuesta. ¿Acaso quería mostrarle la salvación a través de Dios? Se supone que salvo a aquellos que necesita salvación, pero éste—un declarado no-teísta—sería un reto. Tomé su mano. Estaba caliente. O, debido a los nervios, ¿la mía estaba fría?
Laurel Adams, pero debo advertirte. Creo en Dios con todo mi corazón.
Con su mano aun calentando la mía, el respondió, Eres muy bonita para estar envuelta con Dios.
Sus ojos se movieron hacia mis pechos, a través de mi vestido holgado, mi suéter gris y continuó hacia abajo hasta mi falda negra, Y tu ropa debería ser más pegada, en lugar de ocultar tu linda figura.
El calor subió con la mención de mi cuerpo. Mi sexualidad era algo que siempre con lo que siempre tuve problemas para lidiar.
Ahora, Laurel, estoy seguro de que tu creencia es fuerte. Todo lo que te pido es que abras tu mente. ¿Puedes hacerlo?
Por supuesto, pero ¿Qué hay de ti?
Él carcajeó. Eso puede ser más problemático. He estado toda mi adolecente y adulta vida repensando el pabulum mental al que fui forzado desde la infancia.
Me tensé ante la referencia satírica a mi creencia.
Él seguro notó, porque en ese momento dijo, De todos modos, si tú logras decir o mostrarme algo irrefutable, yo lo aceptaré. ¿Nos vamos?
Mis cejas se fruncieron. Miré alrededor. ¿Que...? ¿a dónde quieres llevarme?
Un destello travieso chispeó en sus ojos. Tratando de contener una sonrisa dijo, no quiero entrar a donde quiero llevarte.
Una vez más, sentí calor, ésta vez desde su sugerente insinuación.
Se puso de pie y me ayudo a levantarme. Toma tu Latte y no olvides tu Biblia.
Guiñó el ojo. Vas a necesitarla.
Yo quería ir. De verdad quería. Él era muy interesante, desatento de Dios tan caballerosamente y Dios sabía cómo me atraía. ¿Será ésta una prueba de Dios?, ¿Traer a alguien a quien encuentro tan deseable como Julian a mi vida?, ¿Pero y si es peligroso?
Aparté mi mano de él. Espera, no te conozco, te conocí hace diez minutos, necesito saber a dónde planeas llevarme.
Él sonrió ampliamente, hoyuelos se formaron en sus mejillas. Por supuesto que sí, podría ser un violador o un asesino en serie.
Se rió de su intento de chiste, el cual o encontré ni un poco gracioso. Sacó su billetera. Planeo llevarte a donde trabajo.
Removió y puso en mi mano una tarjeta, la leí.
Director Asistente de Adquisición de Antigüedades, museo de historia natural.
Triple A, ése soy yo.
Esta vez sonreí. Estaba solo un poco impresionada.
¿Trabajas en el museo de historia natural?
Él sólo asintió.
In mi emoción mis manos se movieron involuntariamente. Yo adoro ese lugar.
¿Entonces vamos?
Respetuosamente respondí, Quizás, pero ¿qué tiene que ver el museo con refutar a Dios?
Nada, pero desacredita uno de los principios de la Biblia, la creación.
Lo miré fijamente. La interpretación estricta, sí, pero estoy de acuerdo con la visión menos literal. Te diré algo, no he estado ahí en mucho tiempo y me encantaría un tour con un experto. Te veré en el lobby frontal.
¿No quieres ir conmigo?
Ahora, era mi turno de guiñar. Tu podría ser un asesino con hacha.
~ * * * ~
Pude haber bailado. El respiro de un aire fresco llamado Laurel estaba en camino a verme. Dios ella era sexy, con su cabello oscuro hasta los hombros y grandes ojos marrones. Maravillosa e inteligente, ella no parecía saber lo especial que era. Tuve que reír. No iba a sentarme con ella pero el creciente problema en mis pantalones forzó mi presunta acción. Afortunadamente, funcionó.
Desde el primer momento que vi a Laurel, estaba interesado. Tratando de ser discreto, la había visto primero en el espejo detrás del mostrador mientras ella me observaba. Fantástico, pensé, tengo que conocer esta deliciosa exquisitez. Cuando la fila avanzó y ella se perdió de vista, se cruzó una ocasional mirada furtiva. Las pocas veces que habíamos cerrado los ojos, mi estómago tambaleaba, pero me resistía mirando a otro lado. Ella era una cosita tímida, inmediatamente desvió su mirada y se sonrojó.
Y ahora, voy camino a verla en el museo. Que golpe de suerte. Mi primera opción hubiera sido
llevarla a casa, desvestirla y hacerle el amor. No coges con una mujer como esa; lo haces lento, apasionado, amor significativo para ella. A su tiempo, Julian, a su tiempo. Ella no era el tipo de mujer que sólo saltaría a la cama. Había algo puro e inocente en ella. Con una mujer como es te tomas tu tiempo y cortejo. Ése tipo de mujer merece un compromiso de por vida. Wao, muchachón, te estás adelantando a ti mismo.
Le di clic a la cerradura de mi Porsche Cayenne SUV y salté adentro. Conducí desde la 101 a la 110. Me estacioné en mi lugar designado en la parte de atrás y me apresuré a entrar al edificio grande. En ese momento busqué en el lobby casi sin aliento y... ella no estaba ahí. ¿me dejaría plantado? Miré alrededor, no estaba en ningún lado. Corrí a la tienda de regalos, no Laurel.
Me dirigí al módulo de información, pero al llegar, no supe que preguntarle al asistente. Mientras que pensaba en que preguntarle, la yema de un dedo me presionó entre mis omóplatos. Me di
la vuelta y allí estaba una visión de esplendor—Laurel me sonrió con su semblante beatífico.
Estoy seguro de que la sorprendí a ella y a la asistente, pero estaba muy feliz de verla, la tomé en mis brazos y la besé. Ella no respondió, pero tampoco se cohibió.
Dándome cuenta de lo que hice, de lo intenso que fui, tomé distancia.
Yo eh... perdón... yo ah, no lo sé. Por favor discúlpame... estaba muy... preocupado cuando—
Laurel empezó a reír, una bonita e infecciosa risa.
Me encogí de hobros y suspiré.
Wao. Le das un significado completamente nuevo al termino tour personal. ¿Todos los clientes de tours individuales del museo reciben una bienvenida tan cálida?
Seguro me sonrojé, porque una oleada de calor me atravesó, al igual que ella cuando respondí. sólo un hermoso ángel como tú, enviado para deslumbrarme. ¿No perdamos más tiempo, por dónde quieres empezar?
In su primer gesto personal, ella metió su brazo entre el mío y dijo, No puedo decidirme, escoge tú.
~ * * * ~
Después de dos horas de gira por el pasillo de habitad natural, pasillo de los mamíferos y otro par de pasillos, el me llevó al café. Estaba muy nerviosa para sentir hambre, así que sólo pedí un té helado y cené con su hermosa apariencia. Él pidió café con crema, un detalle de información que almacené en mi banco de memoria, y un trozo de pastel de chocolate con dos tenedores.