Mal.

—Cómo están las chicas en la calle, boludo.
—Mal.
—Te querés cortar las bolas en cada esquina.
—Mal.
—Son el terrorismo.
—Mal.

—Te dan ganas de separarte.

—Mal.

Podría ser, pero no.

—Entonces... con los dedos hay que hacer así, ¿te das cuenta cómo? este movimiento como masajes en círculos sobre tu cabeza, un rato, para remover bien la suciedad del pelo y del cuero cabelludo.

—¿Del qué?

—Del cuero... ¿sabías cómo se le llama a la piel que tenemos abajo de los pelos de la cabeza?

—Sí, peluquería.

The classic albums.

—Papá, ¡poné las canciones tuyas de cuando eras jóven!

—¿Por qué no te vas un poquito al carajo, mi amor?

Hacker mate.

—Dale, vos ¡que sos hacker! dame una mano con esto.

—Mirá si yo fuese hacker, en este momento en vez de estar laburando con un puto excel como si fuera tu puta secretaria estaría en una reposera en la playa transfiriéndome tu sueldo.

Retiro espiritual.

—¡Buen día! ¿Qué tal tu finde?

—Espectacular, hermoso, en paz.

—Qué bueno ¿dónde fueron?

—A ningún lado, mi mujer estaba afónica.

San Valentín Alsina.

—¡Hoy es el día de los enamorados! ¡Feliz día!

—Uy sí, porque estamos ¡enamoradísimos! ¿compraste pañales?.

Furor por novedoso método de ahorro.

—Che, ¿me puedo fumar un puchito acá en el auto?

—Dale, pero cerráme bien las ventanillas así fumo yo también.

Estilo Campo.

—Claro, porque ésta es multiuso, es para cortarte el pelo pero trae muchos accesorios. Y trae esto también, que es para sacarte los pelos de la nariz.

—Ah, qué bueno... igual a mi me gusta arrancármelos con los dedos.

Sin anestesia.

—Es muy importante cepillarse los dientes todos los días, hijo. ¿Sabías?

—¿Por qué, pá?

—Porque cuestan como cuatro lucas cada uno.

Entrega inmediata.

—Qué lindo que es tu hijo.

—Gracias, si querés te hago uno parecido.

Mafiosetti e hijos.

—Y cuando yo era chica y vivíamos en Chacomús, estábamos muy bien económicamente. Mi mamá una vez me dijo que en esa época podíamos comprar una casa cada dos meses.

—Ah la mierda. Pero ¿qué hacía tu papá?

—Era comisario.

Lo que pinte.

—¡Timbre! Fijate quién es.

—...Es el pintor.

—¿Eh? ¿Vos lo llamaste?

—No.

—¿Y qué quiere?

—Le pinto venir.

Porque tiene pelotas.

—¿Y tu hermano? hace mil que no lo veo.

—Hasta las pelotas. Siempre fue medio pelotudo, viste. Bueno, se va a casar el pelotudo. Es un pelotudo.

—¿Por qué?

—Porque es un pelotudo.

Decorador de inferiores.

—José, queremos cambiar de lugar el tanque. Pasa que ahora que lo vemos nos parece que queda mal ahí, se ve demasiado de todos lados, ponele, estás sentado allá y ves el tanque, y si estás allá también.... y si estás adentro mirás por la ventana y en vez del árbol todo el tiempo ves ese tanque gris enorme y feo... queremos ponerlo allá.

—PINTÁLE LA LENGUA DE LOS ESTONS, PAPÁ. TE QUEDA DE PRIMERA.

Jugos multiuso no identificados

—¿Vas al almacén? traéte una gaseosa de esas baratas.

—Dale. ¿De naranja nuclear, limón bioluminiscente o limpiapisos primavera?

Garca translator

—¿Hablaste con el tipo?

—Sí.

—¿Y qué onda?

—Bien... macanudo. Parecía preocupado por resolver el asunto. Y no sentí que me estaba chamuyando, me pareció honesto... así que supongo que me va a terminar cagando.

Capelli sani e forti

—¡Mirá las entradas que tengo!

—Bueno... no es para tanto.

—¡Vos porque tenés pelo de italiano!

Al inodoro y más allá

—Papá ¡Yo soy el hombre araña!

—¡El hombre araña! ¡Qué bueno! ¿y yo quién soy?

—Vos sos el hombre de caca.

Te quedan dos deseos

—¿Sabés qué pienso? Que tendría que ser más puta.

—Ya sos bastante puta igual, tranquila con eso.

El mundo del currete

—¿Vendés pilas AA?

—Sí. Siete pesos cada una.

—Ok... llevo cuatro, pero por favor no me lastimes!