Siempre supe que algún día aquí en este pequeño rincón de lectura y secretos compartidos, os hablaría de Isabel Allende, mi autora favorita. Pensé que comenzaría por La Casa de los Espíritus que es el primer libro de ella que cayó en mis manos con trece años y la segunda novela adulta que había leído hasta ese momento, con todo lo que eso significó y que después continuaría con La Hija de la Fortuna otro libro de ella inolvidable, pero hoy por fin después de tres años he podido abrir el último libro de Isabel Allende que llegó a esta casa de la mano de mi tita postiza, como la solía llamar y que tanta risa le daba.
Es curioso como la vida en ocasiones nos compensa por todo
aquello que nunca nos fue dado y así fue como de repente, hace ya bastantes años,
me encontré teniendo el infinito amor de un padre y una tía, aunque fueran
prestados.
Mi pareja me abrió un mundo nuevo donde en lugar de gritos
habían risas, incluso aunque algo se rompiera. No habían miradas severas ni
disciplinas absurdas, ni miedos, ni falta de cariño. No todo era perfecto
porque nada lo es, pero vaya si se le acercaba.
Pero así como la vida te da, ya sabemos que también te
quita. Primero marchó él y se nos rompió el corazón y en las navidades de 2018,
esas en las que yo decía a voz en grito que estaban siendo las mejores de los
últimos años, se marchó ella.
La tía molona, la divertida, la que no le dio la gana de
atarse a nada ni a nadie, salvo a sus sobrinos a los que adoraba con toda su
alma y de cuya virtud pude disfrutar yo también.
Nos engañó, nos engañó a todos. Nos hizo creer que era
eterna, pues desobedeciendo una vez más le dijo a los médicos que
<<tururú que te vi>> cuando le dijeron nueve años atrás, que solo
le quedaban dos años de vida.
Su perdida fue un dolor muy
grande y ver a misojillosazules triste,
él que todo lo relativiza y que pocas cosas en verdad le tocan, fue muy difícil
para mí.
Pero hoy por fin he podido abrir su libro y volver a ver esa tarjetita que me escribió y que guardaré dentro de él para siempre. Ese libro que ella me regaló porque sabía cada cosa que me gustaba en el mundo mejor que nadie y porque en su primera hoja estaba escrito mi nombre.
Por este motivo desaparecí de nuevo
en diciembre de 2018, después cuando el tiempo sanó la tristeza perdí a mi
preciosa compañera de vida en Junio de 2019, mi preciosa gatita Sally que vivió
conmigo quince años y la verdad es que fue muy duro para mi acostumbrarme a no
estar con ella y bueno, cuando logré estar más animada, en enero de 2020 me
ingresan en el hospital por un tema de salud con el que aún estoy lidiando y en
Marzo, ya sabemos todos lo que sucedió… la pandemia se llevó a tres de mis tíos
paternos. El miedo y la angustia de perder a más seres queridos hizo que todo
se tiñera de gris y creí que nunca me darían ganas ni ánimos de volver a mi
mundo de colores en internet.
Ahora echo la vista atrás y
recuerdo otras etapas en las que dejé un poco de lado todo este mundo y los
motivos me parecen absurdos… cosas tan tontas como el llevarme alguna decepción
con alguna amistad conocida por estos lares, o cosas similares. Qué tonta la
verdad.
Os pido disculpas a las personas
que en este tiempo os habéis preocupado por mí por no haber mantenido el
contacto.
Ahora voy a intentar poner el
foco en la parte brillante y hermosa de la vida e intentar dejar atrás todo lo
pasado. Espero que estéis bien, pues sé que estos últimos tiempos han sido
difíciles para todos.
Nos vemos pronto amiguit@s, os he echado mucho de menos.
Gracias por todo.