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viernes, 12 de junio de 2020

QUIEREN UNA SALAMANCA DORMIDA por Lira Felix (Crónica de Salamanca)

D
ice el refrán, a Dios rogando y con el mazo dando. O lo que viene a ser… Está bien encomendarse a Dios, santos o vírgenes, pero trabajando y poniendo todo de nuestra parte para que la tarea de la Providencia, si se cree en ella, sea más llevadera.

Parece que a los señores que integran ‘el club de los 60’ del Ayuntamiento capitalino, léase: Carlos García Carbayo, alcalde, Ana Suárez, 1 teniente de Alcalde, Fernando Rodríguez, teniente de Alcalde, Fernando Castaño, teniente de Alcalde, y Daniel Llanos, concejal de Fomento, no comulgan con la segunda parte del refrán, y dejan en manos de Dios todos los asuntos que preocupan e inquietan a los salmantinos. Entre ellos, que cada día tienen que abandonar Salamanca entre 3 y 4 personas por falta de oportunidades.
Las autoridades salmantinas se encomiendan y ponen una vela para revertir la situación, mientras que en otras ciudades, caladero de estos salmantinos y salmantinas, en su mayoría preparados, apuestan por ofrecerles un puesto de trabajo. Quizá es que los regidores de estas ciudades de adopción de nuestros expatriados dan más importancia a la segunda parte del refrán, con el mazo dando, que a la primera.
Viendo determinadas fotografías, que para eso sí que están prestos y dispuestos los miembros del ‘club de los 60’, nos retrotraen al siglo XIX, donde Salamanca a duras penas llegaba a los 25.000 habitantes, la pobreza se palpaba en las calles y la Universidad pasaba por sus horas más bajas por la falta de alumnado y ayudas.
Ahora, llegamos a los 140.000, pero bajando, no vemos por parte de los mandatarios municipales trabajar con ahínco por su ciudad, ni un movimiento que indique que este dato puede revertirse para ilusionar a los ciudadanos. Los perezosos siempre hablan de lo que piensan hacer, de lo que harán; los que de veras trabajan, no les queda tiempo ni para hablar de lo que hacen.
Desde el Ayuntamiento salen noticias, una y otra vez, sobre lo que se piensa hacer. Se publicitan obras, proyectos, tareas,… y pasa como con el hospital, 20 años varado en el Tormes, pensarán que como canta el tango, veinte años no son nada. Mientras ellos proyectan, en estas dos décadas, Salamanca perdió más de 12.000 habitantes, que se dice pronto.
Y es que, parece que los miembros del club -cuatro hombres y una mujer- que cobran más de 60.000€ al año de las arcas municipales, no siguen el ejemplo del Ingenioso Caballero que decía aquello de manos a labor; que en la tardanza dicen que suele estar el peligro, porque en el año que llevan en sus puestos -tomaron posesión en junio de 2019- solo han dicho palabras, sus obras son inexistentes a día de hoy. Ni están, pero lo que es más triste, no se las esperan.
Quieren una Salamanca dormida, de misa y comunión diaria, como en el siglo XIX, no la España aconfesional que establece desde hace más de 40 años la Constitución.