De la jerarquía católica golpista
Aquí en El Salvador, a los católicos que siguen las enseñanzas del Arzobispo Mártir, Monseñor Óscar Arnulfo Romero, y otros sectores democráticos de avanzada, seguramente les causó vergüenza e indignación, las declaraciones anticristianas de la iglesia católica hondureña, leída por el purpurado Oscar Rodríguez Maradiaga, así como el torpe apoyo del Obispo de la Diócesis de San Salvador, Monseñor Luis Escobar Alas.
Y es que mientras el Cardenal Rodríguez Maradiaga, apoyó el golpe militar contra el Presidente Constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, el Obispo Alas respaldó la posición golpista de su superior.
La sorpresa fue mayor, por cuanto, a escala latinoamericana, el cardenal hondureño había logrado alguna simpatía y admiración, por posturas muy consecuentes, en temáticas de interés popular.
No obstante, en esta coyuntura golpista en Honduras, el cardenal catracho develó donde están sus verdaderos intereses, donde están su dioses: el poder económico y las fuerzas armadas.
En la declaración de la Iglesia hondureña, que fue leída el sábado, el cardenal Rodríguez Maradiaga no sólo atacó al presidente Manuel Zelaya, sino también a la OEA y a los gobiernos que han condenado el golpe.
El Cardenal Rodríguez Maradiaga ignoró el repudio mundial a los golpistas y su gobierno de facto, y con ello, se puso en contra del pueblo, contra los pobres, con los que supuestamente debe estar identificada la Iglesia Católica.
La opción preferencial por los pobres, por cierto, no es nuevo, no es exclusivo de la teología de la liberación, es sencillamente, la naturaleza del cristianismo.
Pero, cuando un jerarca de la iglesia católica, justifica a los golpista, prácticamente bendice a los que reprimen al pueblo, a los que disparan contra el pueblo.
La defensa de la jerarquía católica hondureña a los golpistas, hacen sospechar que también ellos estuvieron tras el golpe, lo cual por supuesto, si lo vemos a la luz de la historia, no sería nada nuevo.
Y es que los jerarcas de la iglesia católica, en Honduras, Centro América, en Latinoamérica, siempre estuvieron con las fuerzas represivas del pueblo, y en la actual coyuntura no es la excepción.
Por supuesto, que una cosa es la jerarquía católica, y otra sus sacerdotes. Sabemos que muchos curas están acompañando a su pueblo, esos sacerdotes son los que limpian los desatinos de sus superiores, son los que inyectan la esperanza a las feligresías, sobre todo, en los momentos de mayor angustia, como la que viven en estos momentos los hondureños, nuestros hermanos y hermanas.
http://www.diariocolatino.com/es/20090708/editorial/68924/
--
Aquí en El Salvador, a los católicos que siguen las enseñanzas del Arzobispo Mártir, Monseñor Óscar Arnulfo Romero, y otros sectores democráticos de avanzada, seguramente les causó vergüenza e indignación, las declaraciones anticristianas de la iglesia católica hondureña, leída por el purpurado Oscar Rodríguez Maradiaga, así como el torpe apoyo del Obispo de la Diócesis de San Salvador, Monseñor Luis Escobar Alas.
Y es que mientras el Cardenal Rodríguez Maradiaga, apoyó el golpe militar contra el Presidente Constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, el Obispo Alas respaldó la posición golpista de su superior.
La sorpresa fue mayor, por cuanto, a escala latinoamericana, el cardenal hondureño había logrado alguna simpatía y admiración, por posturas muy consecuentes, en temáticas de interés popular.
No obstante, en esta coyuntura golpista en Honduras, el cardenal catracho develó donde están sus verdaderos intereses, donde están su dioses: el poder económico y las fuerzas armadas.
En la declaración de la Iglesia hondureña, que fue leída el sábado, el cardenal Rodríguez Maradiaga no sólo atacó al presidente Manuel Zelaya, sino también a la OEA y a los gobiernos que han condenado el golpe.
El Cardenal Rodríguez Maradiaga ignoró el repudio mundial a los golpistas y su gobierno de facto, y con ello, se puso en contra del pueblo, contra los pobres, con los que supuestamente debe estar identificada la Iglesia Católica.
La opción preferencial por los pobres, por cierto, no es nuevo, no es exclusivo de la teología de la liberación, es sencillamente, la naturaleza del cristianismo.
Pero, cuando un jerarca de la iglesia católica, justifica a los golpista, prácticamente bendice a los que reprimen al pueblo, a los que disparan contra el pueblo.
La defensa de la jerarquía católica hondureña a los golpistas, hacen sospechar que también ellos estuvieron tras el golpe, lo cual por supuesto, si lo vemos a la luz de la historia, no sería nada nuevo.
Y es que los jerarcas de la iglesia católica, en Honduras, Centro América, en Latinoamérica, siempre estuvieron con las fuerzas represivas del pueblo, y en la actual coyuntura no es la excepción.
Por supuesto, que una cosa es la jerarquía católica, y otra sus sacerdotes. Sabemos que muchos curas están acompañando a su pueblo, esos sacerdotes son los que limpian los desatinos de sus superiores, son los que inyectan la esperanza a las feligresías, sobre todo, en los momentos de mayor angustia, como la que viven en estos momentos los hondureños, nuestros hermanos y hermanas.
http://www.diariocolatino.com/es/20090708/editorial/68924/
--