¡Buenos días a todos! Sé que llevo unas cuantas semanas sin actualizar el blog y, que las dos últimas entradas fueron escritas en inglés, por lo que muchos de vosotros no las habréis leído. Lo de no escribir se debe a la falta de tiempo debido a la vuelta al trabajo y las oposiciones. Los que habéis preparado alguna vez oposiciones a secundaria sabéis de lo que hablo. Sin embargo, escribir en inglés responde a una necesidad personal, ya que consigo expresarme mejor en dicha lengua que en español, sobre todo cuando se trata de temas un poco más íntimos. El inglés es la lengua en la que trabajo y me expreso la mayor parte del tiempo de lunes a viernes. En ella he escrito mis dos trabajos de fin de máster y grado, y por supuesto es la lengua de mis temas, programación y unidades didácticas. Por todos estos motivos, me resulta más fácil expresar mis sentimientos más profundos en inglés que en castellano.
Pero hoy he querido retomar el blog escribiendo en español. Como ya sabéis yo trabajo con niños a los que trato de enseñar inglés. Mis niños tienen cinco, siete y nueve años, y no os podéis imaginar lo mucho que me aportan, tanto que a veces me planteo quién enseña a quién. Da igual que me haya puesto sería con ellos durante la clase, siempre se despiden con una enorme sonrisa y un montón de abrazos. No conocen el rencor ni el egoísmo y, si sienten que han hecho algo mal me piden perdón de manera muy sincera. Eso me da mucho en qué pensar. Nosotros los adultos tenemos no pocas dificultades a la hora de expresar nuestras emociones. Pedir perdón y reconocer nuestra responsabilidad es algo que a menudo se nos hace muy cuesta arriba. Y ahora os pregunto, ¿cuándo ha sido la última vez que le habéis dado a alguien cercano un abrazo? La semana pasada una de mis compañeras le dio un abrazo espontáneo a otra y todas dijimos ¡oh que cariñosa! No debería sorprendernos tanto, ¿verdad? Por eso atesoro todos y cada uno de los abrazos que me dan estos niños, y me considero muy afortunada por poder compartir estos momentos con ellos.
Hoy es el día internacional del niño y no puedo evitar sentirme muy feliz por tener la oportunidad de celebrarlo con mis niños.
Por desgracia hay muchos niños que no tienen la misma suerte que los míos. Los niños refugiados que viven en tristes campamentos, soportando condiciones muy muy duras. Los niños que se ven obligados a recoger cacao en condiciones de esclavitud o los que recogen basura en Guatemala. Los pequeños que no pueden ir a la escuela o los que han muerto por efecto de las bombas o las armas de los carteles de la droga (esta noticia me sobrecogió hace un par de semanas). También pienso en esas niñas que son casadas a la fuerza con hombres a los que habría que juzgar por un delito (o varios) de pederastia.
Mis niños tienen mucho que celebrar, o tal vez soy yo la que tiene mucho que celebrar con ellos. Todos esos abrazo y besos que ellos me regalan cada día sin pedir nada a cambio, son un regalo que no esperaba, pero que me hacen sentirme feliz.
No sé si conocéis la campaña de la fundación Crecer jugando: un juguete una ilusión, es algo pequeño, un simple bolígrafo que puede servir para llevar un poco de ilusión a algún niño. Intento comprar uno todos los años, sé que no es mucho, pero me gusta pensar que ese pequeño gesto llevará felicidad a algún niño. En esos momentos pienso en mis juguetes favoritos cuando era niña, ¡tuve tantos! Una de mis favoritas fue la muñeca Chiquitina, mi hermana María tenía a su mellizo Chiquitín , todavía los conservamos. Por supuesto mi Nancy es otra de esas muñecas con la que pasé momentos inolvidables. Y pienso que todos los niños tienen derecho a tener algún juguete que les permita soñar con otra vida en otro lugar más feliz, y más en un día como hoy.
Y no tengo mucho más que contaros hoy, me temo que el deber me llama y tengo que enfrascarme de nuevo con mi temario. No me gustaría despedirme sin compartir con vosotros una canción que he escuchado siempre, no es ningún secreto que me gusta mucho ABBA. Los que tenemos cierta edad recordamos un programa que se llamaba Un mundo para ellos cuya sintonía era Chiquitita, canción que el grupo cedió a UNICEF. Espero que como la niña de la canción todos los niños y niñas del mundo encuentren a quién contarle sus pesares. A todos ellos feliz día del niño.
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