Hola a todos los que me seguís de vez en cuando. Creo que hoy es menester saludar a dos amigas que siempre están ahí María y Gema, que nunca se olvidan de pasar por el blog y dejar algún mensaje. Intento seguir al día de las publicaciones que hacen en sus respectivos blogs, aunque debo confesar que voy con un poco de retraso por el trabajo y como no, las oposiciones. Resulta que poco tiempo después de escribir mi última entrada ocurrió algo que llevaba mucho tiempo esperando: me adjudicaron una vacante en un centro de Formación profesional. Y ese es el motivo por el que llevo tanto tiempo sin actualizar el blog.
Como os podéis imaginar estoy bastante atareada estos días; trabajar como profesora en tiempos de pandemia no es tarea fácil, pero debo decir que en mi instituto se han puesto todos los medios necesarios y se han implementado una serie de medidas adicionales para evitar brotes, y que han funcionado muy bien. Todo esto ha sido gracias al esfuerzo del equipo directivo y de todos los compañeros que se esfuerzan día tras día para realizar nuestra tarea superando todas las dificultades con mucho tesón. A pesar de todos los inconvenientes que se pueden dar en una situación como esta, por ejemplo, dar clase con mascarilla es lo más incómodo que os podáis imaginar, yo voy con mucha ilusión a mi centro y disfruto mucho durante las clases debido a la cercanía con los alumnos, que a siguen viniendo a clase y se esfuerzan por aprender. Y aquí me gustaría defender a los jóvenes, porque mis alumnos se han esforzado de verdad, son participativos y a pesar del frío que han pasado los primeros meses han seguido acudiendo a clase con asiduidad.
Pero hoy no os quiero hablar de lo que bonita que es la enseñanza en la FP, sino de esta noche mágica de reyes, que será la primera en Navia después de tres años celebrando y viviendo esta noche en Mérida.
Para mí es una noche especial y llena de recuerdos. La víspera de reyes después de la cabalgata solíamos ir a casa de mi abuela Anita a recoger los regalos de reyes. Vivía en un piso muy pequeño y aunque estábamos un poco apretados se pasaron muy buenos ratos allí. Ella solía cocinar frixuelos, tortilla, también ofrecía mazapanes y polvorones. A veces eran las tías las que llevaban también cosillas para comer, por ejemplo casadiellas. En los últimos años antes de ir a vivir a Londres yo solía quedarme en la cocina donde nos juntábamos con las tías y algunas primas. Me gustaba más conversar con ellas que ver la televisión en el salón. Será porque dicen que no me callo ni debajo del agua.
El día de reyes íbamos a Candás a casa de mis abuelos, esa tradición siguió celebrándose incluso después de la muerte de mi abuela hace ya casi ocho años. Nos juntábamos todos primero en el Nodo, y luego en el piso nuevo cerca del Casino. Uno de los regalos de reyes que aún conservo es un cuento de La bella durmiente que me regaló mi padrino Jose cuando tenía 5 años. Aunque está un poco maltrecho a mi sobrina le gusta mucho, así que ahora es ella quien lo disfruta.
Vivimos tiempos en los que a veces nos cuestionamos las tradiciones y recelamos de ellas, no sé si será por desconocimiento o simplemente porque hemos adoptado la creencia de que los tiempos actuales son mejores, y puede que lo sean, pero eso no quita valor a nuestras viejas costumbres. Por esa razón he hecho una búsqueda en internet y he encontrado este artículo de National Geographic que me ha parecido muy interesante. En él nos cuentan que la primera mención a los magos de oriente la podemos encontrar en el Evangelio de San Mateo, si bien este no nos dice sus nombres ni se refiere a ellos como reyes sino como magos de oriente. Si seguís leyendo el artículo descubriréis que la tradición actual data de la edad media, fue ahí cuando se empezó a habar de Melchor, Gaspar y Baltasar, que aparecen descritos en El Auto de los Reyes Magos del siglo XII que se conserva en la Biblioteca Nacional de España, como "steleros" o astrólogos. La primera mención escrita a sus nombres tal y como los conocemos hoy en día la encontramos en Ravena, Italia. Dice el artículo que en algunos puntos de Europa se escribían sus iniciales, MGB, en las puertas para proteger tanto a las personas como a los animales de los demonios y las brujas. Esto parece ya un poco pagano, ¿no os parece? Os invito a leer el artículo que es muy interesante.
Sin embargo, la tradición de hacer regalos a nuestros seres queridos es algo que hemos hereadado de nuestros antepasados romanos, como bien explica hoy Emilio del Río en este hilo de Twitter. Los romanos por estas fechas intercambiaban regalos con sus familiares: ropa, perfumes vino o libros, y los acompañaban de pequeños mensajes que encargaban a grandes poetas como Marcial. Os recomiendo que leáis el hilo Emilio del Río porque yo creo que poca gente habrá que sepa más que él de cultura romana- Y todo sea dicho, él lo explica mucho mejor que yo.
En fin, esta noche de reyes es muy atípica, sin cabalgatas, y si las hay serán virtuales. En Gijón se necesitaba una entrada, y por lo que he visto se repartieron tan pocas que muchos niños se han quedado con las ganas de ver a los reyes magos. Pero a mí me sigue pareciendo una noche mágica, una tradición de muchos años cargada de historia como podéis ver se remonta a tiempos muy lejanos. Espero que a pesar de las restricciones sanitarias tengáis una buena noche de reyes tanto si lo celebráis como si no. Por cierto, hay evidencias de que la estrella de oriente sería en realidad la conjunción de Júpiter y Saturno que se ha podido ver recientemente, podéis leer un poco más en este artículo. Si alguien ha podido ver este fenómeno me encantaría que dejase un comentario en el blog.
Y para terminar me gustaría compartir con todos vosotros esta hermosa pieza compuesta por uno de nuestros más grandes compositores Francisco Guerrero: Los reyes siguen la estrella, es una de esas piezas que solía cantar con el coro Melsos. Espero que os guste. Que tengáis una muy feliz noche de reyes.