miércoles, 28 de septiembre de 2011

Carta de Kahlil Gibrán a Mary Haskell




"Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, sólo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida."



10 de marzo de 1912
Mary, mi adorada Mary, ¿cómo puedes pensar que me estás dando más sufrimiento que alegrías? Nadie sabe bien cuál es la frontera entre el dolor y el placer: muchas veces pienso que es imposible separarlos. Tú me das tanta alegría que llega a doler, y me causas tanto dolor que llego a sonreír. 



20 de Junio de 1914 
 C
reo que es un error tuyo negarte a tener un contacto más íntimo, Mary. Un hombre en su pasión se guía por tres cosas: la lógica, el corazón y el sexo.

Cada una de estas cosas lo gobiernan durante un determinado período; la lógica y el corazón me gobernaron durante muchos años. Pero, ahora, aparece el deseo sexual.
Me dijiste: “Querido Kahlil, vamos a dejar el mañana para mañana”. Y en ese momento me sentí pequeño e ingenuo. A las cosas importantes las has venido tratando como si no fueran nada.
Yo te amo. Mi deseo es mayor que tu deseo hacia mí. Cada vez que te encuentro tu presencia llena todo el espacio que me rodea.
Yo te amo y sé que el contacto físico tiene su momento. Después, este momento desaparece.
No quiero que nada de lo que sea muy importante entre nosotros termine por desaparecer, porque no sabemos qué puede suceder después de eso. Nuestra relación ya es suficientemente fuerte, pero no sé a dónde pueden llevar los límites que se le imponen al amor.
A pesar de todo, me entrego en tus manos. Un hombre solamente puede entregarse en las manos de alguien cuando el amor es tan grande que el resultado de esta entrega es libertad total.
Yo te amo con todo lo que existe en mí. La punta de mis cabellos, el borde de mis uñas, todo está repleto de este amor que te tengo, Mary.


18 de abril de 1915 
 Los dos días que pasamos juntos fueron magníficos. 
Cuando hablamos sobre el pasado, siempre tornamos más real el presente y el futuro. Durante muchos años tuve pavor de mirar aquello que viví y sufrí en silencio. Hoy entendí que el silencio nos hace sufrir más  profundamente.
Pero tú me haces conversar, y yo descubro las cosas empolvadas que se escondían en mi alma, y entonces puedo arrancarlas de allí. 

10 de Septiembre de 1920
Para vivir es necesario coraje. 
Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, sólo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida.
Esta aventura requiere una única osadía: descubrir que no se puede vivir a través de la experiencia de los otros, y estar dispuesto a entregarse. No se puede tener los ojos de uno, los oídos de otro, para saber de antemano lo que va a ocurrir; cada existencia es diferente de la otra.
No importa lo que me espera, yo deseo estar con el corazón abierto para recibir. Que yo no tenga miedo de poner mi brazo en el hombro de alguien, hasta que me lo corten. Que yo no tema hacer algo que nadie hizo antes. Déjenme ser tonto hoy, porque la tontería es todo lo que tengo para dar esta mañana; me pueden reprender por eso, pero no tiene importancia. Mañana, quién sabe, yo seré menos tonto.
Cuando dos personas se encuentran, deben ser como dos lirios acuáticos que se abren de lado a lado, cada una mostrando su corazón dorado, y reflejando el lago, las nubes y los cielos. No logro entender por qué un encuentro genera siempre lo contrario de esto: Corazones cerrados y temor a los sufrimientos.
Cada vez que estamos juntos, conversamos durante cuatro, seis horas seguidas. Si pretendemos pasar juntos todo este tiempo, es importante no tratar de esconder nada, y mantener los pétalos bien abiertos.

Fuentes:  Vientos de Otoño 



Mary dibujada a lápiz por Gibran, 1910

La relación entre tú y yo es
lo más hermoso que me ha sucedido en la vida,
Es la cosa más maravillosa que yo haya conocido en cualquier vida.
Es eterna".
( “El Diario de Mary Haskell”, Septiembre 11, 1922)


***

He de reconocer que desconocía el gran papel jugado por la norteamericana Mary Haskell (1873-1964) en la vida y en la obra del gran libanés Kahlil Gibran (1883-1931). Ella, que fue directora de una escuela para niñas en Boston, mantuvo económicamente al poeta desde que lo conoció cuando tenía treinta años, y el poeta sólo veintiuno  Se ha discutido mucho sobre el carácter platónico de la relación que ambos mantuvieron, y la controversia en este sentido seguirá abierta. En su diario, Mary dice conformarse con que el mundo “supiera que él me amaba porque era el más grande honor que tuve y quería que me lo reconocieran” , pero no está claro que el autor de El Profeta se conformara con eso. Lo que sí sabemos es que su papel fue capital en la hora de dar forma en inglés al conjunto de la obra literaria que el poeta iba componiendo previamente en árabe, determinado en buena medida las traducciones que, desde el inglés al resto de los idiomas, se harían en el futuro. Es pertinente, pues, preguntarse ¿Cuánto hay de Mary en los libros en inglés de Gibran? Nunca lo sabremos...
La correspondencia que ambos mantuvieron desde que el poeta marcha a Europa y a Nueva York ha pasado a la historia como uno de los ejemplos más hermosos de la literatura amorosa epistolar. También sabemos que antes de su muerte, acontecida a lo 48 años de edad, dejó la gestión de su colección de arte y de su obra literaria a esta gran mujer, que compaginó su matrimonio con Jacob Florance Minis con la difusión de la obra del gran poeta libanés, entre la que, además de El profeta (1923), destacan los Espíritus rebeldes (1903), El loco nieztschiano, y Jesús el Hijo del hombre (1928).  



lunes, 26 de septiembre de 2011

Carta de Ana Bolena a Enrique VIII




Verano de 1526
Señor, 

Corresponde solamente a la augusta mente de un gran rey, a quien la naturaleza ha dado un corazón lleno de generosidad hacia mi sexo, compensar con favores tan extraordinarios una conversación ingenua y corta con una muchacha. Inagotable como es el tesoro de  generosidad de su majestad, le ruego considerar que pueda no ser suficiente para su generosidad; porque, si usted recompensa tan leve conversación por regalos tan grandes, ¿qué podrá usted hacer por los que están listos consagrar su obediencia entera a sus deseos? Cuán grandes pueden ser las obsequios que he recibido, la alegría que siento por ser amada por un rey a quien adoro, y a quien con placer sacrificaría mi corazón. Si la fortuna lo ha hecho digno de ofrecerlo, estaré infinitamente agradecida. El mandato de dama de honor de la reina me induce a pensar que su majestad tiene cierta estima por mí, y puesto que mi ocupación me da medios de verle frecuentemente, podré asegurarle por mis propios labios (lo cual haré en la primera oportunidad) que soy la más atenta y obediente sierva de su majestad, sin ninguna reserva 


Ana Bolena. 






viernes, 23 de septiembre de 2011

Carta de Edgar Alan Poe a Helen Withman




Sara Helen Witman 

He apretado tu carta una y otra vez contra mis labios, dulcísima Helen, bañado en lágrimas de alegría, o de una "divina desesperación". Pero yo, quien tardíamente, en tu presencia, alardeaba sobre el "poder de las palabras" ¿de qué me sirven ahora? Yo puedo creer en la eficacia de las plegarias al Dios de los Cielos, yo puedo efectivamente arrodillarme humildemente, arrodillarme en esta la más formal época de mi vida suplicando de rodillas por palabras, pero las palabras que pueda revelarte, más vale que me permitan yacer desnudo junto a ti, mi entero corazón. Todos los pensamientos, todas las pasiones, parecen ahora mezcladas en este único deseo que me consume...







Encontré esta intensa carta en La esfera de Ababol, uno de los espacios de la red, más hermosos, elegantes y habitables que conozco. Me llamó profundamente la atención la descripción que, tomando verso de William Butler Yeats, hacía de sí misma Odel, la mano que amasa las palabras: "Pisa con suavidad porque estás pisando mis sueños".... 





martes, 20 de septiembre de 2011

Carta de don Quixote en su lecho de muerte a Dulcinea del Toboso




Miguel de Cervantes Saavedra, en su lecho de muerte.

Soberana y alta señora:

El ferido de punta de ausencia, y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él no tiene. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita, que además de ser fuerte es muy duradera. Mi buen escudero Sancho te dará entera relación, ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo. Si gustares de socorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto, que con acabar mi vida habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo.

Tuyo hasta la muerte,

El caballero de la triste figura





Esta carta ha sido tomada del blog Las hermosas fieras interiores.



miércoles, 14 de septiembre de 2011

Carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin



Te redeseo con la desesperación y el anhelo de lo imposible







Qué son las despedidas si no saludos disfrazados de tristeza? Lo mismo que el deseo y el placer de verte mientras te desnudas y te envuelves en la sábanas. Nunca has sido mía. Nunca pude poseerte y amarte. Nunca me amaste o me amaste demasiado o me admiraste como la niña que toma una lente y se pone a ver cómo marchan las hormigas y cómo, en un esfuerzo inacabable y lleno de fatiga, cargan enormes migajas de pan. Qué son aquellas noches lluviosas en medio de la cama de un hotel. Qué el recuerdo de nuestros pasos por la calle, en el teatro o en la sala de conciertos. Qué son los recuerdos de los celos y de tus amantes y de June y de mis amantes.




Anaïs, no creo que nadie haya sido tan feliz como lo fuimos nosotros. No creo que exista en la historia del hombre y de la mujer un hombre y una mujer como tú y como yo, con nuestra historia, nuestras circunstancias; con aquello que se desbordaba en las paredes, el ruido de la calle y la explosión de tu mirada inquieta de ojos delineados en negro; con la sinceridad de tu cuerpo frágil y tu secreto agresivo e insaciable. El recuerdo puede ser cruel cuando estás volando febrilmente a tu próximo destino, a otros brazos que te reciban expectantes y hambrientos. El recuerdo de tu diario rojo que tirabas en la humedad de la cama entre tus labios entreabiertos y mis ganas de desearte. Te deseo. Te deseo con la desesperación y el anhelo de lo imposible y ya te has ido y tal vez, en un sueño imaginativo y romántico, leerás estas palabras una y otra vez, en medio de mi ciudad con la gente pasando en medio de las calles y la sorpresa en tus ojos y la gran dama con el fuego en la mano derecha.



Mi querida Anaïs, ma petite, ma jolie, infanta inquieta de sal nocturna. Te extraño cuando huyes de madrugada y te extraño cuando camino y me tomo un café en la calle; te extraño cuando June se acerca cariñosa y cuando paso por los grandes aparadores. Te extraño casi a todas horas: cuando escribo, cuando te pienso, cuando escucho las campanas que me anuncian que ya son las tres, cuando me acuerdo de las horas interminables entre humo y whisky, cuando tengo una comida que dura toda la tarde, también cuando me despido de ti cada día a la misma hora, cuando como en aquel lugar donde nos dio el aire y cuando escucho la radio. Adiós, Anaïs, adiós. Ya nos encontraremos en otras vidas y en otras vidas podré poseerte y quedarme contigo para siempre. Ya te veré en medio de la nieve y entre libros y vino. Adiós, tuyo siempre


Henry





CARTAS A ANAIS NIN

Dos cartas tumultuosas de Henry Miller a Anaïs Nin

Carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin


CARTAS A BRENDA VENUS

Primera carta de Henry Miller a Brenda Venus...

Segunda Carta de Henry Miller a Brenda Venus

Tercera carta de Henry Miller a Brenda Venus

Carta cuarta de Henry Miller a Brenda Venus

Quinta carta de Henry Miller a Brenda Venus

 





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