Su-ki-da (Japón, 2005)Historia de un chico y una chica adolescentes que continúa años después, estando ya creciditos.
Vale que uno se alegra la vista viendo a Aoi Miyazaki, pero la película aburre hasta a las ovejas.
Un 4.
Sakuran (Japón, 2006)Kiyoha, una joven a quien de niña vendieron a una casa de putas, se propone ser la número uno.
Cuenta con un preciosismo estético tremendamente logrado, pero la historia, que es lo que importa, no ha conseguido interesarme en ningún momento, pasando todo el rato sin pena ni gloria. Me ha hecho mucha ilusión, eso sí, ver a Miho Kanno, de la que me enamoré en Dolls hace ya 7 años y aún no había vuelto a verla en otra película.
Un 5.
Daisy (Corea del Sur, 2006)Melodrama coreano de director hongkonés ambientado en Amsterdam con triángulo amoroso incluido entre una pintora, un policía y un asesino a sueldo.
Muy buena en líneas generales, aunque de ritmo narrativo algo irregular. Escrita por Kwak Jae-young, que no sé por qué no quiso (o pudo) dirigirla también (creo que hubiera quedado mejor), y protagonizada por una Jun Ji-hyun que hace aquí una de las mejores actuaciones de su carrera hasta la fecha, si no la mejor.
Un 7.
Welcome to Dongmakgol (Corea del Sur, 2005)En plena guerra de Corea un soldado americano, dos surcoreanos y tres norcoreanos se encuentran en una aldea que ha permanecido aislada del exterior, sin saber de la existencia de la guerra o incluso de las armas de fuego.
Maravillosa, con un reparto magnífico, especialmente por parte de Kang Hye-jeong, que borda el papel de aldeana loca e inocente. Además es de esas películas que muestra convincentemente la estupidez de la guerra sin que te dé la sensación de que te han dicho lo mismo mil veces. Su único defecto es que le sobra un poco de metraje.
Un 7.
Siete almas (EEUU, 2008)Un inspector de hacienda se aproxima a una serie de personas para ayudarles sin un motivo aparente.
El director, que tan buen trabajo hizo en En busca de la felicidad, también protagonizada por Will Smith, no está aquí tan fino como entonces, y nos lleva durante gran parte del metraje entre el tedio y la curiosidad hasta que, por fin, en el tramo final, cobra interés la película. Esos últimos minutos no compensan totalmente la parte anterior, pero al menos tampoco te dejan con la sensación de haber perdido casi dos horas de tu vida. Smith, ese sí, aquí está tan fantástico como en la otra.
Un 5.
