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jueves, 7 de noviembre de 2019

El espejo negro


Sobre la deshumanización en la era de la hiperconectividad.


Hace poco tiempo ganó popularidad el bitcoin, ese experimento del que quizá en otro momento hablaremos, algunos expertos en economía decían parafraseando a algún magnate “cuando toda la gente habla sobre la bolsa es porque es tiempo de vender”, del mismo modo diría yo “si la gente habla de Black Mirror es porque ya perdió su valor cultural/intelectual”. En la cultura popular existe aún la creencia de que un grupo de rock (por ejemplo) que interpreta música popular pierde su espíritu creativo cuando se vende a una disquera, cuando entra en el juego del capitalismo, cuando puede ser escuchado en Spotify. ¿Se puede hacer música de protesta, de rebeldía, de cambio y a la vez ser escuchado masivamente en los grandes medios capitalistas?

Harry Potter fue un fenómeno de masas, un éxito comercial, además mi prima me dijo claramente “no desprecies a Harry Potter, porque gracias a eso que tú llamas basura, millones de niños abrieron libros y se pusieron a leer”. Podemos criticar a Harry Potter y su contenido, podemos poner en tela de juicio si es un producto creativo o no, pero hoy me limitaré simplemente a cuestionar un elemento: el espejo de Oesed.

    Albus Dumbledore: "Permíteme explicarte. El hombre más feliz en la Tierra podría usar el Espejo de Oesed como un espejo normal, eso es, él podría mirarse en él y se vería a sí mismo exactamente como es. ¿Eso ayuda?"
    Harry Potter: "Nos muestra lo que queramos... lo que sea que queramos."
    Albus Dumbledore: "Sí y no. Nos muestra nada más y nada menos que los más profundos, más desesperados deseos de nuestro corazón."
 
Según la autora de Harry Potter, J.K. Rowling, el espejo de Oesed mostraba aquello que más quería quien lo miraba, sin embargo a mi no me convence que lo que más quería Harry era estar con sus padres.

Freud plantea que la mente, lo más complejo que tenemos y que existe en nuestro universo conocido tiene una parte “inconsciente” que sirve para reprimir aquello que de algún modo es inaceptable, indecible o que trae problemas para la vida en sociedad o para la parte consciente de nosotros mismos. En ese inconsciente viven los deseos reprimidos, lo más oscuro de nuestros corazones, entre otras cosas… De modo que si me lo preguntaran a mi (o a Freud) quizá diríamos que lo que Harry realmente vería en el espejo de Oesed sería a él mismo con su madre, sin su padre. Claro que por este tipo de ideas el psicoanálisis es menospreciado y ridiculizado, pero para mi es muy ingenuo pensar que lo que el desea es una familia feliz y normal, después de todo hay millones de niños que tienen una familia normal y aburrida como la que “desea” Harry, pero eso no les basta para ser felices.

En este sentido el psicoanálisis siempre ha sido confrontativo y al igual que House, plantea que “todos mienten”, que la gente dice que quiere una cosa, pero en realidad quiere otra. Si realmente existiera ese espejo, ¿Qué verías tú?.

Black Mirror en cierto sentido es una serie que hace preguntas interesantes, que intenta involucrar al vidente en un debate complejo sobre temas no-cotidianos y parece invitar a la revolución, su nombre “espejo negro” es un término de libre interpretación en donde invito a leerlo como el espejo que muestra lo más negro de nosotros mismos, un espejo en donde no quisiéramos vernos reflejados, porque en cada ocasión veríamos lo peor de nosotros mismos. Y a la vez, como comentaba al inicio es un producto más en el mercado.

En este último sentido Black Mirror también aborda el problema del capitalismo, en el segundo capítulo de la primera temporada (15 Million Merits) el protagonista se enfrenta a un mundo no distante del nuestro en donde la meritocracia ofrece oportunidades de ascender en cierto microcosmos y cuando él intenta hacer la diferencia, asciende para descubrir que arriba todo es sólo ligeramente mejor que abajo, pero se encuentra nuevamente encerrado en una realidad artificial, ¿La revolución es imposible? Él intentó hacer las cosas de otro modo, intentó tener una relación intersubjetiva con la chica que le gustó, intentó hacer algo diferente, trascender de este mundo material e instrumental y falló, ella simplemente no pudo acompañarlo… Y al final el mismo se convierte en un producto más, un medio de contención… Podríamos saltar de aquí a Un mundo feliz del célebre Huxley, pero nos faltaría tiempo y tristemente ese debate lleva décadas.

Y entonces la revolución está entre nosotros, como una anécdota, como un ejemplo de lo que no va a funcionar, de lo que no se puede hacer, esa voz vive en frases como “el socialismo/comunismo no funciona, nunca ha funcionado, genera pobreza”… Y sin embargo Black Mirror es un éxito y hay gente que dice “esa serie está muy buena”, ¿Por qué se les hace muy buena? Es algo que no entiendo, en mi opinión, que es una opinión narcisista y sesgada de alguien que intenta ser un lector digno de Bauman considero que hay lecturas que uno no puede leer, porque leer significa ponerse en acción, significa afiliarse a un movimiento, lo dice también Touraine, uno no puede permanecer inmóvil en los tiempos de la sociedad sitiada.

El espejo negro entonces (a mi parecer) nos intenta llevar a muchas tesis interesantes en donde se destaca como los individuos perdemos cada vez más nuestra escaza identidad frente al poderoso aparato tecnológico de la modernidad, una modernidad post-post-modernizada, en donde pareciera que sí vivimos en el mundo feliz de Huxley, ahí donde la tecnología si resuelve todo, pero nuestra mente no está preparada para lo que sigue.

Para entrar de lleno al análisis, en “The Entire History of You”, la tecnología logra suprimir el mecanismo de memoria selectiva y sesgada, los humanos ya no podemos recordar las cosas según conviene a la mente, todo se almacena en un chip tal cual sucede, eso de entrada conduciría a la locura según Lacan (no hay espacio para la represión de las memorias incómodas), pero aquí no, aquí es agradable ver las memorias en primer plano, las vacaciones y demás… excepto porque no falta quien empieza a atar cabos y nota lo obvio… la inconsistencia entre el discurso de una persona y la realidad, las cosas que realmente pasaron. La gente moderna de hoy (valga la redundancia) dice que hay que adaptarnos a nuestro entorno tal cual es, pero hace siempre lo contrario, el humano moderno siempre quiere cambiar el clima, el color, la disposición, etc., siempre intenta que el universo exterior se acople a los deseos de la mente…

Por otra parte, el saber se vuelve una obsesión, una adicción y en ese mundo se puede saber todo del pasado, se puede repasar y eso abre la ventana a asuntos peligrosos y extraños… Como ver y vivir una relación pasada, curiosamente la modernidad siempre ha odiado el pasado, como un adolescente que ansía irse de casa de sus padres y sin embargo aquí la modernidad sirve para mantener un vínculo insano con el pasado.

Peor aun resulta la sugerencia curiosa de tener relaciones sexuales con una pareja mientras se observan recuerdos con otra, hay una ruptura interesante… porque por una parte se desprecia el momento actual, el presente y se enaltece el pasado, lo que ya fue, lo que no funciono. Ese asunto es contrario al espíritu de la modernidad que no desea cadenas a aquello que realmente se desea, “stay cool” se dice, pero el espejo negro sugiere que la gente del futuro en secreto siempre desearía vivir del pasado que desprecia.

¿Está realmente muerto el psicoanálisis?, ¿Los humanos modernos realmente aman el momento y vivir al límite sin compromisos? La serie sugiere otras cosas, en la segunda temporada en Be Right Back, se sugiere incluso traer de vuelta a los muertos de una forma hiperrealista, rompiendo esquemas incluso por encima de la lógica binaria, robots que no nos hagan caso, que actúen violentamente. En el mundo “real y actual” hay hombres que se hacen operaciones para hacerse mujeres, pero el resultado no siempre es percibido como “genuino”, es decir, no son aceptadas plenamente como mujeres, ¿Podría un robot conseguir eso que las personas transexuales no han conseguido a plenitud? La serie nos plantea esa pregunta creo yo intentado que veamos hacia a dentro y no hacia a fuera, hacia el presente y no hacia el futuro.

La realidad es que el psicoanálisis (y el budismo siglos antes) intentó hacernos ver que más allá del problema de las formas, de las personas, colores y sexos existe una realidad y esa realidad es que todo lo que existe es solo un constructo psíquico, llamémosle deseo, pulsión, idea… son elementos virtuales que gobiernan la mente (y a la persona), pero que pensamos que los controlamos soberanamente cuando no es así.

El espejo negro pocas veces plantea esta problemática, sus personajes existen y siguen su guión a la perfección, no reflexionan sobre si mismos, llevan sus patrones, ideas, creencias al límite sin abandonarlas, desde un principio se ven sus personalidades y estas no cambian, no hay forma alguna de redención, de reflexión, la tecnología los ha rebasado, no tienen criterio sobre lo psicológico, ¿Ese es el futuro del espejo negro o nuestro presente?
Aun tengo mis dudas sobre si el objetivo de Black Mirror es realmente hacernos reflexionar y pensar o simplemente nos cuentan historias, el silencio alrededor es interesante y las opiniones nunca tocan el análisis de fondo, la verdad es que no nos atrevemos a vernos en ese espejo:

·         ¿Le pondrías un arcángel (temporada 4, capítulo 2) a tu hijo/a? Foucault problematizó sobre la hipervigilancia en vigilar y castigar además de que mencionó que hoy en día no es necesario vigilar activamente, todo el mundo vigila para el sistema de forma gratuita, al igual que en Matrix, los ciudadanos des-individualizados protegen el sistema, participan activamente en que todo siga igual. Del mismo modo la modernidad exige libertad, pero sigue siendo controladora, manipuladora, vigilante, las parejas exhiben en redes sociales sus vínculos, que aunque valen nada actualmente pretenden señalar los límites de la propiedad privada, porque los vínculos son cada vez más débiles.

·         Otro asunto tiene que ver con la suplantación de afecto, de cariño. En la modernidad como dice una canción “al final el que más (amor) dio es el perdedor”, por lo que uno debe procurar recibir amor sin darlo, en ese sentido el espejo negro nos ofrece capítulos en donde los protagonistas se aferran a esos objetos que dominan y que perdieron, no pueden dejarlos ir, necesitan traerlos de la muerte o en casos aún más oscuros construirlos digitalmente, al final importa más la apariencia que la forma.

Y por último quisiera comentar como en el capítulo Striking Vipers los protagonistas pierden por fin todo rasgo de identidad, de lo cual nos advertía Bauman. Dos hombres masculinos, plenamente masculinos, con familia y demás de pronto viven en una realidad alterna, en donde no necesitan tener un buen trabajo, en donde su familia no importa, en donde la dimensión social no existe, aunque no juega solo precisamente… En esa realidad encuentran que experimentar otras formas de convivencia les provoca un gran placer, pero la realidad y la moralidad los persiguen, ¿Es real lo que viven? Mas allá de eso, como apuntaba, el verdadero problema es no saber quienes somos, ¿Para que vivimos?, ¿Qué parte del “juego” nos provoca tanto placer?, ¿Por qué la realidad virtual o la realidad real traen cosas que nos hace felices a precios tan elevados?

Hoy en día pensamos que la realidad virtual nos absorberá, pero no nos damos cuenta de que la realidad instrumental ya nos tiene presos, somos esclavos de esta Matrix y no nos damos cuenta, creemos que ser libres es poder comprar, poder jugar videojuegos, poder hacer uso de computadoras y teléfonos celulares, pero en cada uso de estas herramientas dejamos parte de nuestra personalidad. Al igual que los protagonistas de ese episodio, vivimos más del lado del videojuego y sus posibilidades que en el mundo “real” y la individualidad, es necesario leer más a Bauman.

Cada día nos acercamos más al futuro del espejo negro, si el mundo no se acaba antes, si llega ese día y la tecnología nos rebasa, ¿Nos casaremos con robots hechos a la medida?, ¿Esos robots tendrán que ver nada con nuestras madres?, ¿La psicología se verá resumida a sal a correr, compra algo bonito y métete a la realidad virtual a cumplir el deseo que en la realidad no podrás cumplir nunca?

Como muchas cosas en la vida, aquel que vea Black Mirror puede solamente verla y decir que es una buena serie, igual que muchos han leído a Bauman y dicen entenderle, pero ser un individuo, una persona con autodeterminación (lo que sea que sea eso) significa ser alguien que ante casos como los que se ven en la serie al menos reconozca que hay un mecanismo psicológico poderoso que le pone nervioso, ya actuar creativamente quizá es mucho pedir.
Regresando al inicio quisiera cerrar con una breve dinámica que me gustaría que escribieran en los comentarios…

Si realmente observarás a través del espejo de Oesed, ¿Qué crees que verías?
Siendo sincero y asquerosamente Freudiano yo sí creo que me vería al lado de mi madre (en su juventud) rodeado de dinero y siendo yo un hombre exitoso, tal y como mi madre esperaba de mí. En lugar de este intento barato de psicólogo, filósofo y promotor de un bienvivir sustentable e independiente.

lunes, 29 de enero de 2018

La prisión de la mente

Queridos lectores, siguiendo con nuestra costumbre de publicar aquí algunos artículos originales de blogueros a los que seguimos y admiramos, traemos hoy a nuestra casa este texto del psicólogo Eduardo Velasquez Díaz, al que pueden seguir en El blog de Lalo, donde nos ofrece sus relatos y poesías y en PsicoLalo, donde nos ofrece sus reflexiones sobre nuestra sociedad desde su particular enfoque psicológico.



No somos dueños de nuestra propia mente, esa fue la propuesta de Sigmund Freud en el siglo XX, posteriormente un tal Max Planck propuso algo ilógico, las partículas subatómicas podían hacer cosas extrañas como ocupar dos espacios distintos al mismo tiempo y Einstein trajo también ideas raras como que la luz es una onda y una partícula al mismo tiempo. Estas y otras ideas cimbraron fuertemente al mundo, ya que nos mostraron que el universo no es del todo consistente y que de algún modo el caos gobierna el universo exterior, pero ¿Qué pasa en el universo interior?.

Hablar de la mente es un asunto sumamente complejo, la "ingeniera conductual" que a veces se ostenta como "psicología conductual/conductista" y que es la psicología que más se apega al método científico a veces niega tajantemente que exista algo como la mente. Es un debate en el que no pienso meterme demasiado, solamente vale la pena mencionar que para muchas personas, la mente se reduce a un subsistema orgánico que no tiene mayor complejidad que la toma de decisiones o que se puede estudiar simplemente observando sus efectos visibles y cuantificables, es decir, la conducta.

Para otros (como yo), la mente es un asunto muchísimo más complejo, porque como hemos señalado en otros artículos, pasan cosas raras en el universo cuando un elemento hace referencia así mismo. En matemáticas, en la teoría de conjuntos se habla por ejemplo que si un conjunto puede contenerse así mismo y esto genera un gran debate, las paradojas de Kurt_Gödel nos llevan a rutas en donde hay estados serios de indeterminación, por ejemplo, observemos las dos afirmaciones siguientes:

lunes, 25 de diciembre de 2017

Ven conmigo


Érase una vez, en un remoto lugar, en una lejana ciudad, en cualquier parte. Un padre y una hija de temprana edad contemplan en silencio como en la chimenea las ondulantes llamas hacen crujir la leña.




En la cabeza del padre se ilumina un pensamiento, y como un rayo comienza a agitarse buscando una salida… tras varios intentos encuentra una estrecha abertura por la que ruidosamente sale al exterior rompiendo el silencio…


-¡Laura! ¿Qué es para ti la Navidad?


-Papá, es un calorcito muy agradable que en estos días siento dentro de mí, no sé cómo explicarlo. ¡Papá, no sé expresarlo con palabras!, pero tal vez podría mostrártelo si quieres.

-¿¡Mostrármelo!?

-¿Cómo vas a mostrarme un sentimiento, hija?

-Papi, podemos intentarlo… ¡Vamos te llevaré a un lugar donde podrás verlo!

Se disponen a salir, el padre ayuda a su hija a ponerse el abrigo. En la calle, los árboles están blancos, las casas están blancas, el suelo está blanco y también el semáforo y el buzón de correos. De la mano, la hija dirige a su padre indicándole por dónde ir. Tras un largo paseo, la hija se detiene ante un gigantesco árbol de Navidad hecho de metal y adornado con luces de colores. Ambos observan durante unos minutos sin decir nada, el padre irrumpe.

-¡Hija, esto es un centro comercial! ¿Aquí está lo que me vas a mostrar?

-Sí papá, aquí.

-¡¡Pero hija, estás segura de lo que me dices??

-Sí papá, tienes que poner un poco de tu parte… está ahí adentro. ¡Venga, vamos!

-Mira Laura, si lo que quieres es comprar algo, no hace falta andar con rodeos, podemos hablar.

La niña fija los ojos en su padre y con ternura le dice: 

-Papá, si no quieres no tenemos por qué entrar, pero te aseguro que va a resultarte más fácil.

-Bueno, vale… entremos. Venga, vamos.

En el interior hay cientos de personas que, conducen carros con paquetes envueltos en papel celofán de ricos colores adornados con grandes lazos.

-¡¡¡Mira papá, ves la Navidad???

-Hija… lo que veo es un montón de gente frenética haciendo compras.

-Papá, presta atención. Tienes que mirar a las personas, no a todas a la vez, sino de una en una. ¿Ves aquella mujer? La del abrigo rojo.

-¡Sí, la veo, tiene dos artículos en la mano!

-¿Y qué más?

-¡Pues no sé, que no sabe por cuál decidirse!

-¡Bien papá! ¿Algo más?

-Pues…, parece preocupada…, creo que está indecisa…, quiere agradar pero, tiene miedo a equivocarse.

-¡Yuuupiiiiii, bien papá! Mira ahora aquella mujer tan guapa, la bajita de pelo blanco, con el abrigo marrón y que anda tan gracioso y despacio, ¿la ves…?

-Sí…, lleva un pequeño paquete azul…, está sonriendo…, está feliz…, en su cara hay expectación y deseo por ver la reacción de la persona que va a recibirlo… parece que se siente bien porque va a hacer feliz a otra persona.

-¿Papá, has entendido lo que es la Navidad?

-Más o menos hija, pero no sé qué tienen que ver los buenos deseos con comprar cosas.

-¡Papá, olvídate de lo que hacen! Fíjate en las personas, si miras bien, puedes ver lo que sienten. Imagina que eres tú la persona a la que estás observando. Mira… mira aquel señor alto, el del bigote con abrigo negro y maletín.

-A ver te digo: no para de mirar a todos lados, el teléfono en la mano, se mueve con rapidez. Da la sensación que fuese a atropellar a alguien. Está en todas partes, ocupa espacio aquí y allá. Está triste, frustrado, quiere algo rápido, tiene que hacer otras cosas, sabe que lo que está haciendo es muy importante por eso está aquí, quiere ver la cara de felicidad que pondrá su mujer, quiere agradarla, quiere que lo quiera tanto como cuando se conocieron… está locamente enamorado de ella.

El padre tras una chispa de lucidez consigue ver… y donde antes solo había gente comprando…

-¡Lo veo hija!, es un juego de amor. ¡Pero por qué en forma de regalo…? ¿Por qué no dar un te quiero abiertamente…!

-Papi es que a los mayores os cuesta mucho, creo que os da un poquito de vergüenza y necesitáis una excusa, nos habéis enseñado que un te quiero viene con algo que traéis en las manos.

-Hija… desde pequeño lo he vivido así y me he limitado a expresar el amor tal y como lo aprendí.

-No te preocupes papá… ¡Ah Papa! Quiero pedirte un regalo.

-Jajajaja, ya sabía yo que…

-Papa la Navidad es una época pasajera en la que todos piensan en todos, pero papa yo lo que quiero pedirte es que me prestes atención, que pases más tiempo conmigo y que no trabajes tanto, porque mi mejor juguete… eres tú Papa. Quiero para el próximo año, más días que sean Navidad.

El padre coge a su hija en brazos, la besa y mirándola a los ojos le dice… FELIZ NAVIDAD




(Este pequeño relato nos ha llegado para publicarlo por una persona que prefiere permanecer anónima. Lo importante es su mensaje. Quizás, descubrir que muchas veces nos olvidamos lo que es la vida buena. Muchas gracias.)

lunes, 7 de agosto de 2017

¿Quién regulará la Renta Básica?


Fuente del dibujo  /  Fuente de la cita: [1]

La propuesta de instaurar una Renta Básica, una asignación monetaria incondicional para toda la población, ha recibido una atención inusual en lo que llevamos de año. Quizá la novedad más llamativa ha sido el eco que ha tenido en la reunión del Foro de Davos, y el apoyo que ha concitado entre algunos miembros de las élites políticas y económicas, conspicuos partidarios del neoliberalismo y de su globalización. Al parecer anticipan una descomposición social que podría poner en peligro la estabilidad del entramado que sustenta sus privilegios en caso de no adoptar medidas paliativas.

De cara a la galería hablan mucho de robotización, inteligencia artificial y eliminación de puestos de trabajo. El aporte de talento y esfuerzo va a estar cada vez menos remunerado en el mercado porque va a ser menos necesario incluso en trabajos intelectuales y creativos. De prolongarse esta tendencia quizá sólo el papel de inversor o empresario proporcionará la posibilidad de beneficiarse del sistema productivo (en una nueva vuelta de tuerca del llamado capitalismo popular al que se nos fuerza).

Cabe preguntarse qué ocurrirá cuando la inteligencia artificial supere la capacidad humana para el emprendimiento, cuando la computación sea capaz de conocer e incluso prever la demanda organizando la oferta de modo inmejorable. Ya no tendremos que cuestionarnos sólo el tipo de propiedad de los medios de producción o las formas admisibles de gestionarlos sino también la propiedad intelectual de esa inteligencia artificial. ¿Cuál será entonces el supuesto mérito inversor con el que justificarán su poder y sus beneficios los amos del mundo? ¿Qué nuevo constructo ideológico dará cobertura a la desigualdad?

Pero parece bastante claro que tienen otros motivos, que sólo reconocerán entre bambalinas, para temer una peligrosa desestabilización social. El carácter agotable de los recursos fósiles y minerales, y la certeza de que esto junto al cambio climático y otros desastres ecológicos provocará oleadas de exclusión y migraciones masivas, son cuestiones que no pueden ser ignoradas por personas que cuentan con buena información. ¿Cómo contener entonces la angustia generalizada y la indignación por la situación en la que nos habrán dejado tantos años de productivismo insostenible y desposesión?

El verdadero peligro para el futuro no está en que los avances tecnológicos traigan una vasta eliminación de puestos de trabajo, que quizá no se produzca, sino precisamente en la posibilidad de que esos avances sirvan para aumentar la producción con más eficacia y sin dejar de emplearnos para ello, (como parece celebrar el artículo recién enlazado, que asume explícitamente la aspiración a un crecimiento exponencial ininterrumpido). Y quizá también nos empleen con mayor eficacia explotadora dada la precarización que supone la gig economy, o las mayores posibilidades de controlarnos en el puesto de trabajo.

El modelo económico determina el sentido que adoptan los avances, y bajo el paradigma actual, el aumento de la productividad sólo es aprovechado por los propietarios, que compiten por incrementar sus beneficios. Así las cosas todo parece indicar que estos avances servirán para intensificar la explotación de la biosfera y de la humanidad, acelerando la tendencia hacia un colapso socio-ambiental generalizado. La Renta Básica podría aliviar el deterioro progresivo de las condiciones de vida en tanto llega ese colapso. Algo es algo. Pero bajo otro paradigma esta medida también podría tener un sentido preventivo encaminado a evitar, en la medida de lo posible, ese desastre.

En primer lugar, como mera medida paliativa, el ingreso garantizado no implicaría una impugnación del modelo actual, e incluso, como vemos, puede llegar a ser una concesión por parte de las élites para evitar que caiga su sistema de privilegios. No obstante debemos preguntarnos si acaso no merecieron la pena muchas otras concesiones, ahora en peligro, arrancadas a la codicia en el pasado (como la jornada laboral de ocho horas, el sistema de pensiones, los convenios colectivos, los sistemas de protección social o los servicios públicos -dejando al margen cómo deberían ser estos-). De hecho, desde la irrupción del capitalismo, esta ha sido la principal vía para obtener mejoras generalizadas: el temor a una insurrección (del tipo que sea, huelga, boicot, revolución, etc.) ha permitido arañar esas mejoras, a la espera de que fragüe una alternativa sistémica que podamos oponer desde la convicción mayoritaria.

Pero es el contexto general en el que se aplique esta medida el que determinará si tiene un efecto favorable para la sostenibilidad y para la emancipación humana, o si por el contrario, será aun más productivista, neoliberal y elitista (en el caso de que se optase por eliminar los servicios públicos a cambio, algo totalmente innecesario para implementar esta renta teniendo en cuenta la desorbitada desigualdad de nuestros días o bien la posibilidad de financiarla mediante un sistema de dinero soberano). La Renta Básica no determina el tipo de sociedad en el que vamos a vivir salvo en un aspecto esencial como es garantizar la inclusión social y una libertad limitada pero real y compartida por todos.

Sin embargo, en segundo lugar, esta mejora también implica algo muy significativo para el cambio de época al que nos enfrentamos. Una inclusión básica garantizada para todos es la condición de posibilidad para acceder a una sociedad en la que la conformidad material sea considerada una virtud y no un vicio. Esta otra forma de valorar las cosas abriría la puerta a una transición preventiva que sí podría suponer un verdadero cambio socio-económico siempre y cuando se acompasara con las políticas adecuadas.




Actualmente el miedo a la exclusión social y la veneración de la riqueza llevan a sobrevalorar los bienes materiales y el exceso de producción, fomentando así la acumulación preventiva, la ostentación y el repudio a las conductas “improductivas” según el criterio de los mercados. Toda nuestra vida ha de ordenarse en función de este canon económico convertido en un mandato. La posibilidad de una mayor sobre-producción no se ve como un peligro sino precisamente como el criterio de valor para juzgarlo todo. Sin un cambio de mentalidad que permita apostar por una sobriedad socializada y política, compartida y no excluyente, la sostenibilidad simplemente seguirá siendo un paradigma cada vez más alejado de la vida humana, y con ella, nuestro futuro.

Por lo general ponemos nuestras expectativas vitales en obtener, por medio del consumo, una volátil fascinación, la exaltación de las experiencias y la acumulación biográfica de las mismas como quien hace recuento de bienes. Incluso la cultura, cuando no es entendida como una acumulación de datos apta para un concurso, es vista como una adquisición de experiencias cool a las que se asiste en todo tipo de espectáculos seleccionados entre una oferta azarosa, sin buscar en los mismos un sentido que vaya más allá del final de la función. Esa fascinación pasajera que consumimos de formas variadas es el premio esperado por una vida de sacrificio. Pero el encanto siempre se desvanece como agua entre los dedos al poco de llegar, o como hojas consumidas en una hoguera sobre las cenizas de una insatisfacción profunda y recurrente (cada vez que la llama de la novedad se apaga). Y para renovar su obtención es necesario pasar largas jornadas laborales entregados a actividades a las que no se ve otro sentido que cobrar lo necesario para recuperar ese consumo obsolescente, (siempre y cuando el salario dé para algo más que para sobrevivir).

Sin embargo es posible proyectar nuestro futuro hacia otro tipo de aspiraciones más satisfactorias que también nos permiten disfrutar de la vida y, mejor aun, sentir amor por ella. En contra de lo que puede creerse a primera vista, el goce no es ajeno al cultivo de la voluntad y de las propias capacidades siempre y cuando a uno le parezca que la actividad que las motiva tiene sentido por sí misma, sin necesidad de remuneración. El empleo que nos roba las capacidades nubla esta asociación entre disfrute y esfuerzo al exigirnos una tarea que no requiere sentido, y en el tiempo que nos deja para nosotros, tendemos a perder de vista esta otra posibilidad y el horizonte que muestra en cada caso.

Frente a la búsqueda de un superficial hechizo consumible, cabe elegir un disfrute de la vida centrado en una autoconstrucción desmercantilizada (individual y colectiva), basado en cosas como apostar por el ejercicio autónomo de las potencialidades en actividades voluntarias a las que veamos sentido, o como desarrollar antifragilidad (psíquica,  física y comunitaria), aprender a aceptar y a apreciar la realidad cercana, cultivar una sociabilidad que fomente la cooperación, la empatía y las relaciones independientes de la mediación del dinero, buscar una auto-orientación cultural a partir de inquietudes propias en evolución, compartirla para mejorar esta vivencia y para extender la cultura libre, y entender la propia cultura como una manera de comprender el mundo, a los demás y a nosotros mismos, y como una forma de establecer un vínculo con todo ello.

La conformidad material se ha convertido en la muestra más elocuente de inconformismo en nuestros días, y lejos de suponer una merma de expectativas, sólo implica una reorientación de las mismas hacia fines más auténticos, (construidos por uno mismo), y más satisfactorios, (menos dependientes de aportes comerciales que dejan de llenarnos cada temporada).

Pero las expectativas están muy condicionadas socialmente. Todos buscamos ser valorados por los demás, por quienes nos rodean y por la sociedad en general. De modo que sólo cuando pasemos a valorarnos unos a otros y a nosotros mismos en función de verdaderos valores humanos, al margen de su rentabilidad o de la ostentación económica, entonces la vanidad o la ineludible necesidad de aceptación social dejarán de jugar un papel favorable al productivismo insostenible y alienante, a la desigualdad y al deterioro de la convivencia. Algo tan simple como nuestra opinión sobre el modo de vida de los demás forma parte de la política que cada cual promueve. Esta es una parte del problema. La otra está en las condiciones socio-económicas organizadas desde la política formal.


Para dejar de sobrevalorar la acumulación de bienes materiales y el exceso de producción es necesario disponer de una garantía de inclusión, haciendo de esta un prerrequisito de nuestro modelo económico en lugar de tratarla como un objetivo incierto y que, mientras tanto, “estimula” el esfuerzo productivo. La Renta Básica no es la única medida enfocada en este sentido y podría (y debería) combinarse con una garantía pública de empleo sostenible que aspirase a ocupar a todo aquel que además quisiera trabajar, y con un reparto del trabajo que nos permitiera ganar tiempo para la autonomía como el “bien” más preciado que podemos desear en nuestros días. Pero la Renta Básica es la única medida que puede asegurar con facilidad y sin exclusiones que ese derecho a la existencia sea realmente un derecho, llegando a todo el mundo en todo momento.

Es difícil concebir una propuesta con un mayor impacto favorable y directo para las personas desposeídas, precarizadas o excluidas. Si la izquierda no la apoya, (como parece ser el caso de parte de la izquierda española), una vez más quedará fuera de lugar, en una nube de confusión retrógrada, y probablemente el centro derecha la rebasará por la izquierda proponiendo esta medida y concitando con ello un mayor apoyo. Incluso aunque se tenga más simpatía por otras propuestas (no incompatibles) como el trabajo garantizado, sería un profundo error no apoyar cualquiera de las medidas que pueden sacar de la opresión económica a la parte de la población más perjudicada por el actual estado de cosas. No hay por qué cerrar la puerta a las diferentes oportunidades de avanzar que vayan surgiendo aunque cada cual centre su activismo en aquella en la que más se crea. La cuestión tiene su importancia porque, como hemos visto, el resultado será muy diferente en función de quién sea el que implemente la Renta Básica, en función de cuál sea el contexto político en el que se enmarque esta creciente demanda social.

Mientras la derecha liberal aprovecha cualquier ocasión que le permita avanzar hacia su horizonte elitista, la izquierda podría autoexcluirse del futuro si antepone los dogmas de la adoración productivista a la emancipación humana y a la sostenibilidad. No tiene sentido el temor a librarnos directamente de la pobreza, ese refuerzo negativo utilizado para que seamos sumisos a los patrones. Por el contrario, contar con una base material sólida facilitaría organizar el complejo reparto del trabajo, (incluido el reparto del trabajo doméstico, comunitario, para el autoconsumo y de cuidados no remunerado). El reparto del empleo y el reconocimiento económico del valor de la actividad autónoma serían avances necesarios no sólo para las personas más perjudicadas por este sistema sino para todos los niveles del escalafón laboral. Una vida más autónoma es el verdadero horizonte moral de una sociedad que puede proporcionar recursos básicos a todo el mundo aun forzando mucho menos los límites del planeta.

En tanto no llegue el colapso al que nos avoca el mundo moderno, (momento en el que el trabajo humano volverá a cobrar especial relevancia entre una nueva escasez de recursos naturales), es precisamente el trabajo productivo que mueve todas las máquinas del mundo actual el que está acelerando el desequilibrio ecológico que nos pone en peligro con su explotación de la biosfera. Si ponemos el valor de producir por delante del derecho a la subsistencia, si nos exigimos demostrar que somos productivos antes de concedernos el derecho a existir precisamente cuando la robotización hace que cada hora de trabajo sea cada vez más productiva, difícilmente podremos contener el mundo económico en una escala que pueda ser soportada por el medio natural tal y como lo necesitamos los seres humanos.


Fuente de la cita [2]



A continuación algunos artículos que recogen la evolución de la propuesta de Renta Básica a lo largo del mundo. Salvo en los dos primeros, se propone la RBU sin cuestionar el crecimiento económico, aunque en ocasiones se habla de posibilitar estilos de vida más sostenibles, de otras formas de trabajo y de ocio, o de valorar trabajos que no contabiliza el PIB y que no están agotando recursos. Sin embargo, como argumentamos al final de esta entrada, la libertad política que confiere la seguridad económica permitiría afrontar el debate sobre la sostenibilidad sin el chantaje de la exclusión social, y sobre todo, haría posible plantearnos en la práctica el problema ignorado de la dimensión de la economía.

“La implantación de la RBU podría revertir el rigor de la cadena de necesidad y servidumbre en que ha venido a dar nuestra sociedad de Trabajo y Consumo. (...) Es decir, sostenemos que una sociedad mejor no es la que produce más (“productivismo” o “crecentismo”) sino la que es más justa, ampara contra la sumisión y favorece las condiciones para la reducción del metabolismo industrial y el desaforado extractivismo actuales. (...) La frugalidad, sencillez de costumbres y minimización de la huella ecológica son loables ideales de vida que la RBU puede facilitar, al proteger a las personas de la servidumbre.”

“Una renta básica más sustancial que el dividendo resultante del impuesto del carbono será necesaria para asegurar la seguridad económica de todos los ciudadanos si estamos en una economía que no crece. Esta renta básica puede facilitar el reparto del trabajo. Eso significa más equidad y menos necesidad de bienes de posición (estatus). Esta medida encaja con las políticas de desempleo debido a la automatización.”


En este artículo se detallan los motivos principales por los que la Renta Básica “es motivo de una acelerada atención de medios de comunicación, partidos políticos, movimientos sociales y ciudadanía en general.”

“Hay que dejar atrás el ‘trabajismo’, el pensar que el empleo será la respuesta a la crisis. No importa cuántos puestos de trabajo se creen: los salarios no aumentarán. El pleno empleo es una respuesta del pasado a la crisis. Hace falta un nuevo sistema de redistribución de la riqueza que actúe sobre el capitalismo rentista."

“Proponemos reducir la jornada un 15% promedio con la proporcional reducción del salario (coste laboral) pero compensada ex-ante por una RBU de 622€ al mes por adulto…”

El programa, que empezará el próximo mes de setiembre y durará dos años, analizará sobre tres ciudades-laboratorio, Helsinki, Utrech y Barcelona, las políticas de ayudas para "mejorar la intervención".

"No podemos construir derechos humanos que solo quedan remitidos al presente y al pasado. Hay que abrir la mirada al futuro y en esa perspectiva, todos sabemos que la sustentabilidad de la democracia está en la distribución básica de recursos", opinó el Secretario de Derechos Humanos, Nelson Villarreal.

“en Italia, tal y como sucedería en países con niveles de protección parecidos como España, Portugal y Grecia, el impacto de la renta universal sería muy positivo debido a la escasez de las ayudas.”


“La RBU ya está sobre la mesa: el primer paso ya está dado y, si no imposible, será difícil volver atrás. Ahora toca evitar que anulen la parte más revolucionaria (o disruptiva, hablando como tecnosociólogos) de su núcleo: modificar, para mejor, las relaciones sociales y políticas de distribución, y empoderar con ello a la ciudadanía en su conjunto.

“El precariado avanza en todo el mundo y Trump o el Brexit son las señales más claras de que ese descontento de las clases medias (occidentales) puede desembocar en una ruptura con el orden económico establecido, algo que preocupa a las élites económicas.”

Artículo que reseña tres libros recientes que propugnan la Renta Básica desde posiciones conservadoras. “La renta básica universal es el tema estrella de los nuevos análisis, aunque cause mucha controversia. (...) La identificación de la persona con su trabajo cambiará, como ya lo hizo en la Revolución industrial. Pero además se valorarán más otros trabajos importantes hoy fuera del mercado.”

“Debemos tener una sociedad que mida el progreso no sólo por indicadores económicos como el PIB, sino por cuántos de nosotros tenemos un papel que consideramos significativo“, dijo Zuckerberg a la multitud.

“El camino es inexorable: la nueva realidad impuesta por la economía colaborativa creará un nuevo paradigma laboral. El autónomo se hace más fuerte, las empresas deberán tener seguros y no podrán penalizarlos por no cumplir objetivos. Esta nueva configuración marca también la necesidad de una renta universal. Es lo que propone Adigital, la patronal española de economía digital, basándose en estudios de mercado, recomendaciones de expertos y sentencias judiciales.”


Silicon Valley y muchos expertos tecnológicos señalan la renta básica como solución a la automatización y a los cambios del mundo del trabajo. "Las compañías tecnológicas se llevan a casa los beneficios y afrontan cada vez menos presión para pagar un salario que dé para vivir", dice Jathan Sadoswi

“Tal y como opina Juan Gimeno, presidente de la ONG Economistas Sin Fronteras, “en Davos se habla de RBU porque son conscientes de que la falta de cohesión social e injusticia crecientes son un polvorín; la ven como un seguro para que el sistema no explote, no como un elemento de justicia social como lo vemos nosotros”.

“Mientras la automatización reduce la necesidad de trabajo humano, algunos ejecutivos de Silicon Valley piensan que un ingreso universal será la respuesta, y la prueba beta está teniendo lugar en Kenia.”

Artículo del activista en favor de la RBU, Scott Santens para el Foro de Davos, que este año ha incluido un panel dedicado a este tema:
“La idea de la Renta Básica suena engañosamente simple, pero en realidad es como un iceberg con mucho más que revelar a medida que profundizas el buceo. (...) Los seres humanos necesitan seguridad para prosperar y la Renta Básica es una base económica segura, el nuevo fundamento sobre el cual transformar el precario presente y construir un futuro más sólido.”

Guy Standing también ha defendido la RBU en Davos, y para ello propone crear un fondo soberano que grave las rentas del capital, con este argumento:
“La tierra, los recursos naturales y las ideas que se convierten en propiedad intelectual forman parte de la riqueza colectiva de la sociedad, creada y alimentada por generaciones de nuestros ancestros. Por tanto, es razonable argumentar que todo el mundo debe tener una modesta participación, un dividendo social, en forma de un igual, modesta, individual e incondicional renta básica.”

  • En este documental no se habla de la Renta Básica pero parece oportuno recordar
las conclusiones del estudio que analiza, con 40 años de seguimiento a mil individuos de la ciudad neozelandesa de Dunedi. Se ha concluido que los efectos sobre la salud de la pobreza en la infancia perduran en la madurez incluso entre las personas que medraron y lograron salir de su situación de pobreza.


Más información:











[1] The psychological Aspects of the Guaranteed Income, Erich Fromm en el libro de Robert Theobald The Guaranteed Income: Next Step in Economic Evolution?, 1966

[2] Psicoanálisis de la sociedad contemporánea / The Sane Society, Erich Fromm, 1955