La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
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(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE
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sábado, 17 de agosto de 2013

Programa Fifty -Fifty

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El Programa Fifty-Fifty, se va a llevar a cabo en varios municipios españoles en colaboración con la Federación Española de Municipios y Provincias, y tiene como objetivo mejorar la salud integral en personas adultas de 25 a 50 años, ayudándolas a mejorar sus hábitos de salud y auto controlar sus principales factores de riesgo cardiovascular: sobrepeso/obesidad, sedentarismo, tabaquismo e hipertensión arterial. En la información encontrada del programa, no se hace ninguna referencia a la participación de los servicios sanitarios de Atención Primaria en el mismo, lo que es otra oportunidad perdida de coordinación en Salud Pública.
Fifty-Fifty se desarrolla a través de talleres formativos y motivacionales, de forma que todos los participantes en el programa reciben 10 horas de formación, dirigidos a la promoción de hábitos de vida saludables. Se aborda la importancia de la motivación para el cambio, la gestión de estrés, la cesación tabáquica, la alimentación saludable y la práctica habitual de la actividad física. Ver video presentación.
Los promotores nos dicen que el programa ya ha sido evaluado en nuestro país en Cardona (Barcelona 2012), con resultados muy positivos: 1 de cada 4 fumadores ha dejado de fumar, 1 de cada 2 ha reducido su peso, y 7 de cada 10 realiza más de 150 minutos de ejercicio a la semana. Magníficos resultados que espero podamos ver pronto publicados en revistas científicas para que sean, sinceramente, creíbles.

El programa está avalado por el Dr. Valentín Fuster que hace una defensa de la importancia de los autocuidados: "Si se capacita a los adultos en conocimientos, habilidades y actitudes sobre un estilo de vida saludable, entre iguales, mejoraran sus hábitos de salud cardiovascular y el autocontrol de los factores de riesgo ".

Esta iniciativa de autocuidado coincide con la reciente publicación de un artículo en la revista Gaceta Sanitaria sobre el Panorama de las iniciativas de educación para el autocuidado en España. Se trata de un estudio descriptivo de iniciativas desarrolladas en España de apoyo al autocuidado desde la perspectiva del paciente como experto. Las conclusiones no pueden ser más acertadas y oportunas para hacer una valoración de las iniciativas de programas de autocuidado de los pacientes: "en España se observa un creciente interés por el desarrollo de programas de educación para el autocuidado, pero su alcance es limitado y su impacto poco conocido, salvo en términos de satisfacción de los pacientes. Son necesarios estudios de evaluación de resultados para conocer su impacto en nuestro medio, así como estudios de implementación que favorezcan la introducción en la práctica asistencial de estas iniciativas de activación del paciente". 

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Practicar la Autocompasión.

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Kristin Neff, una de las más importantes investigadoras sobre la compasión hacia uno mismo , profesora en Austin y autora del libro Sé amable contigo mismo, nos propone un camino alternativo al auto-desprecio. Defiende la idea de que nuestro dolor emocional, igual que el de los demás, merece ser escuchado y atendido con amabilidad. Para lograr esto nos propone usar como herramienta la compasión hacia nosotros mismos.

La autocompasión significa tratarte a ti mismo con la amabilidad con las que tratas a tus amigos, así como evitar hablarte a ti mismo con desprecio, criticarte, insultarte o expresar comentarios negativos acerca de ti mismo. Las personas con autocompasión ven sus problemas o dificultades como algo que forma parte de la condición humana y son más capaces de aceptarse como son, con sus errores, defectos e imperfecciones.

Algunas personas podrían pensar, a priori, que la compasión dirigida a uno mismo puede representar una especie de auto-engaño, algo así como “pintar el mundo de color de rosa” fingiendo que todo va bien, o lo que aún es peor: no aceptar la responsabilidad de nuestros errores cayendo así en una especie de “holgazanería emocional” que no nos permita aprender de ellos. Nada más lejos de la realidad.
La autocompasión no es Lástima, ni Autoindulgencia y ni siquiera es Autoestima (ésta se basa en la autoevaluación de nuestros valores)

La compasión hacia uno mismo se basa en el reconocimiento del propio sufrimiento, dándole el espacio que se merece y experimentándolo de forma profunda y libre de juicio. De esta manera, Neff propone tres componentes principales de la auto-compasión: la bondad, la humanidad compartida, y el mindfulness.

Con bondad nos referimos a una actitud que busca ser más comprensivos con nosotros mismos y aceptarnos con todas nuestras imperfecciones y limitaciones. Se trata, en definitiva, de tratar de comportarnos con nosotros como lo haríamos con un buen amigo que lo está pasando mal. Para lograr esto nos puede ser útil analizar los factores que nos llevan a cometer errores o a sentirnos mal. El darnos cuenta de que nuestra conducta y patrones son fruto de la combinación de múltiples causas (la educación que nos dieron nuestros padres, los eventos traumáticos o pérdidas que hayamos experimentado, nuestras predisposiciones genéticas, las limitaciones de nuestro entorno...) y el saber que muchas de ellas no las hemos elegido libre y conscientemente, nos ayudará a tener una mirada más comprensiva y justa hacia las partes de nosotros que no nos satisfacen.



Cuando experimentamos emociones desagradables tenemos tendencia a sentirnos solos con nuestro dolor, de manera que a menudo olvidamos que el sufrimiento es algo que nos une a las demás personas. El componente de humanidad compartida busca contrarrestar esta sensación de aislamiento, recordándonos que el sufrimiento forma parte inherente de nuestra vida como humanos y que por lo tanto nunca estamos solos ante él. Tener esto presente hará que nos volvamos a sentir conectados con el resto y veamos nuestra tristeza, rabia o frustración como lo que realmente son: parte natural de nuestra existencia.

Por último, el componente de mindfulness nos recuerda la necesidad de permitirnos experimentar el dolor tal y como éste surja, sin intentar taparlo ni camuflarlo. Muy a menudo, aunque no nos demos cuenta, nos resistimos a sentir totalmente nuestro sufrimiento, seguramente porque tememos no ser capaces de manejarlo cuando este surja. Esta resistencia hace, sin embargo, que el dolor pendiente de procesar se vaya acumulando en nuestro ser. El mindfulness consiste en practicar una actitud de apertura ante la experiencia, abrazándola tal y como surge, sin etiquetar nada como inadecuado, sin intentar que nada sea distinto de como es.




Si te apetece iniciarte en la práctica de la auto-compasión, puedes empezar poniendo en marcha un pequeño ejercicio la próxima vez que te sientas mal por alguna cuestión. Intenta buscar un espacio en el que puedas estar solo y tranquilo durante un tiempo. A continuación, céntrate en describir lo que sientes en tu cuerpo, esto te ayudará a mantenerte en el presente. Por ejemplo: “nudo en la garganta, ganas de llorar, corazón latiendo rápido, tristeza, rabia...”. Intenta, si te sientes capaz, no juzgar ni frenar lo que surja. Si sientes que esto es demasiado para ti no te fuerces excesivamente, quizás simplemente todavía no sea el momento idóneo. Mientras te permites experimentar el malestar, dite a ti mismo frases tranquilizadoras usando un tono pausado y cariñoso. A continuación, recuérdate que no estás solo con tu sufrimiento, que todos lo seres humanos lo pasamos mal alguna vez y que esto forma parte de nuestras vidas. Luego, dite a ti mismo: “ojalá sea capaz de darme todo el cariño y consuelo que ahora necesito” y concentra tus energías en adoptar una actitud que te ayude a lograrlo. Para que te sea más fácil, puedes imaginar la manera en cómo tratarías a un niño que estuviera sufriendo. Puedes probar también, si te apetece, sujetar tus brazos o tu cara suavemente, pues sabemos que nuestro organismo genera hormona (la oxitocina) que nos hacen sentir mejor al notar el contacto con la piel. Este tipo de ejercicios, que pueden resultarnos de entrada un poco extraños, son enormemente poderosos cuando uno se atreve a ponerlos en práctica.

La compasión hacia uno mismo nos permite aprender como cuidarnos y consolarnos sin reprimir ni ignorar nuestro dolor, simplemente dejándolo fluir a la vez que no lo alimentamos de manera innecesaria. De esta forma lograremos ser cada vez más autónomos y sentirnos más seguros ante nuestro malestar emocional, pues tendremos la certeza de tener siempre a nuestra disposición la compasión que necesitamos para sentirnos mejor.


jueves, 27 de agosto de 2009

Esperpento

En la consulta de ayer (pero puede ser cualquier día en cualquier parte de España) :


"Hola Doctor: Vengo a que me haga un justificante para mi empresa, que me lo exige para no descontarme el miércoles pasado que no fuí a trabajar porque tenía una gastroenteritis y me quedé en casa. Como era poco intensa y no tenía síntomas de alarma, me automediqué con sueroral para la rehidratación , tal como Vd. me tiene dicho y no vine a la consulta. Pero claro , ahora mi empresa me sale con que como no les lleve el justificante me descuentan el día."





Le digo que no puedo hacerle el justificante de que estuvo con una gastroenteritis porque yo no la ví en la consulta y claro , ya tenemos la situación esperpéntica creada. Por un lado estamos intentando educar a la población en autocuidados de procesos banales para que no se sobrecarguen nuestras masificadas consultas y por otro a los pacientes se les exige un justificante de cualquier día que hayan tenido un problema de salud , aunque haya sido tan leve que pueda resolverse con medidas simples como paracetamol y líquidos. ¿Pero en qué quedamos?. Si a ello le añadimos el que no debemos justificar nada de lo que no tengamos constancia para evitar cometer delito de falsedad en documento público, ya tenemos el esperpento que para sí hubiera querido Valle Inclán.





Al final nos las meten por todos lados. Como tenemos que hacer papeles para todo, y los mequetrefes responsables no hacen nada para evitar esta burocracia infernal, el futuro pinta del color de los grillos.


A propósito de este caso ,me acordé de que en Noruega y los países Nórdicos , la gente puede faltar al trabajo por motivos de salud hasta siete días sin justificaci ón médica documental. Allí se fían del honor personal de cada uno y suponen que cuando se apela a la honorabilidad personal, nadie miente. ¿Porqué aquí no tomamos nota de ésto y se sigue fiscalizando todo , utilizando al médico de familia como notario de estas estupideces?