Mi más cordial enhorabuena a Eduardo, a sus padres y hermana, a su familia y a su "otra" familia Dehoniniana.
Es un placer ver la alegría de un hombre joven comprometerse de esa forma tan grande y esplendorosa y es una inmensa satisfacción ver a algunos de los albenses acompañando a Eduardo que ya habían pasado por esta enorme responsabilidad de aceptar el sacerdocio como forma de vida. En nombre de los que somos cristianos muchas gracias y que Dios os bendiga y os acompañe siempre.
También, desde aquí, quisiera dar las gracias a los sacerdotes del Sagrado Corazón, PP. Reparadores, por la hornada de jovenes albenses que han pasado por su Seminario y sobre todo, por los que son sacerdotes, el último, Eduardo.