Esta es una publicación que hace tiempo tenía ganas de
compartir con todos. Algo que no por necesario y aclaratorio deja de ser difícil
de redactar. Provengo del mundo del arte y el síndrome del lienzo (en... este caso
pantalla) en blanco es uno de nuestros grandes handicaps a la hora de comenzar
algo. Pues bien, después de unos cuantos días complicados y muuuuy ocupados,
parece que he encontrado el pincel adecuado y el tono de rojo correcto para
vencer este horror vacui. Obviamente, cuando hablo de esta publicación, me estoy
refiriendo a la explicación necesaria sobre las nuevas indagaciones y
descubrimientos que he realizado (en colaboración con algunos de mis amigos) de
un tiempo a esta parte.
Decía al comienzo de la publicación que es difícil comenzar con
este tema sin perderme en recovecos o lanzarme a los cerros de algunas
localidades andaluzas... Pero, como me suele decir una gran amiga, "Miguel, al
turrón". Pues este turrón es Frías, pero sobre todo una época muy concreta de la
ciudad, sus orígenes. No voy a hablar de la Frías documentada, de la Frías que
conocemos bastante bien desde el s. XIII-XIV en adelante, sino de la primera
Frías, aquella que siempre pensamos del s.IX y que las últimas pruebas sitúan
mucho antes. La Frías de la edad del bronce, del hierro, romana y tardorromana,
visigótica y protorománica (ya explicaré más adelante la diferencia con el
pre-románico). Ese era mi objetivo cuando comencé con este proyecto...conocer el
porqué de nuestro Frías. Ante esto, debo aclarar que uno de los mayores
problemas de esta época (o más bien épocas) es la falta total de documentación,
de ahí que trabajar e investigar sobre este tiempo requiera aplicar otro tipo de
esquema de pensamiento y desarrollo que lo que habitualmente se aplica en la
"Historia" al uso. El sentido común, la lógica, la deducción, el llamado "método
científico" es de obligado cumplimiento en este caso.
Frías aparece por
primera vez en un documento escrito allá por el año 867, en plena repoblación de
todos estos valles tras un convulso s.VIII lleno de razias, pequeñas y grandes
batallas y movimientos migratorios a un lado y otro de la sierra de Árcena, pero
obviamente, la zona estuvo ya poblada mucho antes de ese año. En este caso,
podemos aplicar algo que solía utilizar en mis visitas guiadas. La simple
comparativa de elementos que conocemos nos ayuda a conocer otros. Me explico.
Todos tenemos conocimientos de la habitación muy antigua de la zona de
Atapuerca, y cualquiera que haya estado en la zona logra comprender que es
bastante inhóspita, muy fría en invierno, calurosa en verano, sin un gran río al
que acceder, sin buenas tierras, muchos vientos, nieves, etc.... Frente a ello
pongo de ejemplo La Tobalina, cuando hable de La Tobalina englobaré no sólo el
actual Valle de Tobalina sino también Frías, Valderrama, Cillaperlata, etc....
Pues como digo, esta Tobalina pretérita era una tierra mucho más hospitalaria
para vivir, con un gran río central que no sólo proveía de agua y alimentos sino
que templaba el clima y suavizaba las temperaturas tanto en invierno como en
verano, a ello se sumaba la acción de la Sierra de Árcena (protegiendo al valle
de los vientos del norte) y la orientación Este-Oeste del propio valle que le
aporta muchas horas de sol. Así, de este modo, nos encontramos con un valle
cómodo para vivir, de clima suave, con numerosas cuevas kársticas, buena tierra,
buena caza, buenos bosques....qué más se puede pedir? A qué quiero llegar con
este pensamiento?, pues realmente a que este valle ha sido (a falta de pruebas
empíricas) habitado desde tiempo inmemoriales. Después de esta disertación, las
cosas van ya rodadas....la aplicación del sentido común nos dice que los
asentamientos humanos siempre han sido localizados en el mismo tipo de lugares.
Analicemos pues el lugar fredense. Frías con sus dos muelas rocosas (la
de la propia ciudad y la del Rebollar) se encuentran en un enclave muy especial,
los cercanos río Ebro y Molinar hacen que se forme un triángulo desde el que se
divisa hacia el norte todo el actual Valle de Tobalina, siendo protegidas las
"espaldas" de las muelas por la sierra y el cortado de Tobera. Las tierras de
ribera son estupendas y alrededor del asentamiento encontramos numerosa caza,
buenos bosques para aportar leña y materiales de construcción y un tipo de
piedra fácil de trabajar y abundante. A todo esto se suma que en tiempos
difíciles, que a lo largo de la historia han sido muchos, las propias muelas
aportan una atalaya de vigilancia y protección natural contra los posibles
atacantes. Todo esto, junto con la abundancia de cuevas habitables distribuidas
por ambas muelas y alrededores dan a Frías muchas papeletas en la rifa de los
asentamientos. A partir de aquí podría hablar de los asentamientos de edad de
bronce del Rebollar, del asentamiento Frigio. Pero de lo que realmente quiero
hablar en esta ocasión es de los recientes descubrimientos que gracias a
aportaciones de distintos colaboradores de este perfil estoy investigando en
estos momentos. Me refiero a la parte trasera de la famosa portada románica del
s.XII de la iglesia de San Vicente que actualmente se encuentra en el Cloister
Museum de Nueva York.
Hasta hace relativamente poco no conocía, por no
haber estado en directo en la ubicación actual de esta portada, la existencia de
una "parte trasera" de esta portada y fue gracias a unas fotografía que recibí
hace un tiempo de nuestros amigos de la casa rural "La Era de Vadillo" que tuve
conocimiento de su existencia. Obviamente lo primero que piensa uno cuando
descubre que los capiteles del s.XII están construidos sobre otros es que, por
lógica, estos capiteles traseros son anteriores a los románicos, pero
anteriores? cuánto? Continuando con la aplicación de la lógica temporal, supuse
que podrían ser visigóticos, por decirlo de alguna manera, el movimiento
artístico y arquitectónico inmediatamente anterior. Pero ni los motivos
iconográficos ni el estilo con el que estos capiteles están realizados
correspondía con el mencionado movimiento. Es este momento comenzaron mis
sospechas. Frente a esto, comencé a investigar otro movimiento anterior todavía.
No satisfechas mis dudas, y a raíz de una foto que publiqué en este mismo perfil
de la propia iglesia, su arco renacentista y los restos de lo que supuestamente
era otro arco, me di cuenta de que los restos de basas de columnas y algunas
otras "piedras" que hoy en día forman una de las esquinas del muro que parte de
la puerta del Postigo, no correspondían en ningún aspecto a los que soportan el
arco plateresco. La forma y estilo son diferentes, pero además no sólo eso, sino
que frente a la construcción de la basa de las columnas del s.XVI de una sola
pieza, los restos de la
esquina del muro reflejan otra cosa. Están construidos
en dos piezas bien diferenciadas, un pedestal y la basa propiamente dicho, al
estilo romano. De ahí que mis sospechas, antes simplemente eso, se fueran
confirmando. Volviendo a las fotografías de origen comencé a investigar los
múltiples elementos iconográficos que contenían.. Lo elementos solares, como
estrellas de seis puntas y otros elementos son bastante habituales en la
iconografía desde tiempos muy tempranos hasta casi la actualidad, las hojas de
acanto que decoran los capitales no son tampoco extrañas, incluso la espiga que
aparece en uno de ellos representando a la iglesia, aún ya casi en desuso (cada
grano, un feligrés, la espiga, el total de la iglesia, como suelen representar
las granadas o los racimos de uva también de modo habitual). Lo que no es nada
habitual es la aparición de las rama con tres hojas surgiendo de muchos de estos
símbolos.
Respecto a la aparición de
las comentadas tres hojas, era un
elemento iconográfico que había visto antes, pero no desde luego en arquitectura
castellana medieval. Lo curioso del caso, es que era una imagen que había visto
en otra época y, sobretodo, otra ubicación geográfica. Este elemento
iconográfico fue bastante habitual entre los primeros cristianos y usado con
profusión en tierra santa hasta los s.V y VI, pero no más allá en el tiempo. Las
tres hojas sobre una misma rama, era una representación de la Santísima
Trinidad, que desde tierra santa fue extendiéndose, gracias al imperio romano,
por toda su extensión, pero como comento, rara vez más allá del s.VI. Ante esos
datos mi primera reacción fue el contrastar esa información con gente mucho más
entendida que yo que me confirmó las sospechas. Se trataban de restos
tardorromanos.
Bien, restos tardorromanos, del s.IV al s.VI
aproximadamente. Y ahora qué? Gran pregunta. Podríamos pensar en dos hipótesis
probables. La primera y más lógica (la navaja de Occam suele funcionar) es que
no encontremos ante distintos restos de un edificio que se encontraba en la
misma ubicación de la iglesia, quizá una basílica cristiana tardorromana, y que
fue sustituido por la actual iglesia o puede que otra edificación intermedia. La
otra opción, aunque posible, es menos probable. Quizá partes de un edifico
romano localizado en otro lugar son traídas hasta Frías y reutilizadas para la
construcción de la iglesia. En cualquiera de los casos, lo que es indudable es
que nos encontramos con restos tardorromanos en lo que es ahora la iglesia de
San Vicente. En todo caso hay otro elemento que hace que esta ecuación sea más
complicada. El famoso arco y capitel "proto-románico" del interior de la
iglesia. A la entrada, entre la nave central y la nave izquierda, nos
encontramos con un capitel y arco que, aún siguiendo proporciones y cánones
románicos, es en el tiempo anterior a la propia introducción del estilo románico
(hecho que ocurre prácticamente en el año 1000 con la reforma cluniacense) Es
decir, nos encontramos con restos mínimo 100 años anteriores a estas fechas y no
correspondientes con el estilo imperante en es época, el visigótico. A este
estilo no correspondiente con el visigótico pero anterior al románico ya lo
denominé, en una referencia publicada hace ya un tiempo en una revista de
iconografía. "Proto-románico". Diferente al Prerrománico, más cercano al Reino
Astur que al germen de Castilla, este Proto-románico tendría sus bases en la
arquitectura romana, con claras influencias del arte visigótico, pero sin el uso
de algunas de sus técnicas y elementos, como pueden ser su característico arco
de herradura.
De ahí que, en conclusión, tenemos un edificio en el
encontramos restos tardorromanos del s.IV-V, elementos Proto-románicos del
s.IX-X, y una portada románica del s.XII. Quizá una sucesión de 3 edificios
distintos? Remodelaciones de la misma edificación? Todo esto, para el siguiente
capítulo. Pero desde luego....Frías ya era importante antes del año
867.