Sus declaraciones han dado la vuelta a Europa, pero han hecho especial mella en Madrid. El presentador británico Jeremy Clarkson no ha dejado a nadie indiferente tras sus declaraciones sobre el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, del que ha criticado “lo mucho que hay que caminar”, llegando a la conclusión de que es “el aeropuerto más estúpido del mundo”.
Todo comenzó en la red social X, cuando el siempre polémico Clarkson, una de las voces más afamadas en materia automovilística, lanzó una pregunta en la red social: Let’s have a group chat. What’s the stupidest airport in the world? I’ll go first. Madrid (“Hagamos un grupo de chat. ¿Cuál es el aeropuerto más estúpido del mundo? Empezaré yo: Madrid”).
Con esta afirmación, el presentador animaba a sus seguidores a opinar sobre cuál era el peor aeropuerto del mundo, o el más “estúpido”, como él mismo lo calificó. En horas, más de 8.000 personas respondieron a Clarkson, cuyo tuit se vitalizó alcanzando las casi 5 millones de visualizaciones.
Pero la realidad es que, lejos de las quejas de Jeremy Clarkson por caminar tanto en la terminal, resulta mucho más interesante dar un paseo a través de este artículo por las instalaciones y tecnologías que convierten a los aeropuertos españoles en impulsores de la lucha contra el cambio climático, además de ser valorados por usuarios viajeros, que de esto saben un rato, como el caso del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, el 10º mejor aeropuerto del mundo.
SOBRAN LOS MOTIVOS
2006 fue el año en el que se inauguró la famosa T4, uno de los iconos del nuevo Madrid. Este edificio, proyectado por Richard Rogers y Estudio Lamela, no solo amplió considerablemente la capacidad del aeropuerto, sino que lo embelleció proporcionalmente gracias a su magnífico techo ondulado lleno de tragaluces y techo de bambú (sobre todo si la comparamos con otras terminales como la T1 o la T2). Ese mismo año, en 2006, la reluciente, luminosa y colorida T4 ganó dos de los premios arquitectónicos más importantes: el Premio Stirling del Real Instituto de Arquitectos Británicos (Hello, Mr. Clarkson) y el 'Internacional RIBA European Awards 2006'. Además, la T4 supuso un empujón definitivo para que Rogers se alzara, un año después, con el Premio Pritzker.
Y es que además de bonita, también es funcional, ya que todas las puertas de embarque de la terminal T4, así como de la T4S, conocida como la satélite, se dividen por secciones y colores. Las columnas de color azul aparecen en la parte norte, el amarillo dibuja la parte central y en rojo la parte sur. A partir de esta clasificación se cuenta con las puertas "K" en la zona de color azul oscuro, las puertas "J" en la zona de color amarillo, y las puertas "H" en la zona de color rojo. En el caso de la 4S, destinada a los vuelos internacionales, el color naranja dibuja las puertas de la zona "R"; el color verde las puertas de la zona "S"; y el color azul para las puertas de la zona "U".
Según datos oficiales de AENA, el aeropuerto de Madrid es el primer aeropuerto español por tráfico de pasajeros, carga aérea y número operaciones. Ocupa la quinta posición en la clasificación de aeropuertos europeos según datos de la Agencia Eurostat, y es el décimo quinto del mundo por tráfico de pasajeros, según las estadísticas de la ACI. En 2023, 60,2M de pasajeros pasaron por sus instalaciones, de los cuales 43,8 fueron internacionales. Solo de este aeropuerto despegan unos 800 vuelos al día.
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Cifras alucinantes que aún pueden serlo más en otros aspectos, ya que Aena lleva años trabajando para que sus aeropuertos sean cero emisiones netas de CO2 en 2040, adelantando diez años el compromiso del sector, y el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas es la punta de lanza de este valiente proyecto. Para lograr la neutralidad en carbono se está trabajando en el marco del programa Airport Carbon Accreditation de ACI EUROPE en los principales aeropuertos, un estándar que mide y acredita la huella de CO₂ de los mismos. En 2026, dos de los principales aeropuertos españoles, Adolfo Suárez Madrid-Barajas y Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, alcanzarán el nivel 4+, denominado Transición. Ahora sí que suena estúpido calificar de “estúpido” un aeropuerto que apuesta por la innovación y la optimización de la eficiencia de las operaciones.