Cuadernos de Historia N 44 PDF 44 MB
Cuadernos de Historia N 44 PDF 44 MB
Cuadernos de Historia N 44 PDF 44 MB
HISTORIA 44
Santiago de Chile June of 2016
SUMMARY
HISTORIA 44
ISSN - 0716 -1832
Articles
JUNIO 2016
Reflections on the link between labor movement and left in Argentina.
The metallurgical case between 1916 and 1943 .................................................. 57-79
Hernán Camarero y Diego Ceruso
Henri Marrou criticism to historical positivism. The return of the subject in the
development of historical knowledge ............................................................... 139-181
CUADERNOS DE HISTORIA 44
Rodrigo Ahumada Durán
Books Reviews
comité eDitorial
Alan Angell (Latin American College, Oxford. Inglaterra)
Fernando Cajías de la Vega (Universidad Mayor de San Andrés, La Paz. Bolivia)
Eduardo Cavieres Figueroa (Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Chile)
Marcello Carmagnani (Fondazione Luigi Einaudi, Turín. Italia)
Carlos Alberto Contreras Carranza (Pontificia Universidad Católica del Perú.
Perú)
Josep Fontana (Universidad Pompeu Fabra, Barcelona. España)
Cristián Guerrero Yoacham (Universidad de Chile)
Brian Loveman (San Diego State University. Estados Unidos)
Pedro Martínez Lillo (Universidad Autónoma de Madrid. España)
Luis Ortega Martínez (Universidad de Santiago de Chile)
Luis Alberto Romero (Universidad de Buenos Aires. Argentina)
Gabriel Salazar Vergara (Universidad de Chile)
Sergio Villalobos Rivera (Universidad San Sebastián. Chile)
SUMARIO
Estudios
Freddy Timmermann
El gran terror. Miedo, emoción y discurso. Chile, 1973-1980 ..................... 185-187
(Pablo Aravena Núñez)
François Dosse
El giro reflexivo de la historia. Recorridos epistemológicos y atención
a las singularidades ...................................................................................... 192-195
(Daniel Ovalle Pastén)
Ignacio Vidaurrázaga
Martes once. La primera resistencia ............................................................ 198-201
(Eduardo Téllez Lúgaro)
Marcela Pezzuto *
AbstrAct: The close relationship between the Jesuit Company and the
spreading of the presence of Santo Tomás as a pilgrim in America, has led
us to analyze the way that Montoya treats this subject. In” Conquistadors
Espiritual” we see how the narrator stops the story about the
evangelization tasks to focus on Santo Tomás’ pilgrimage through Peru,
Brazil and Paraguay. Also Guamán Poma de Ayala refers to the same
tradition with such characteristics that are not substantially different
to Montoya. For that reason both writers may be using rhetorically the
picture of Santo Tomás for vindication purposes.
*
Doctora en Historia. Pontificia Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos
Aires”. Correo electrónico: [email protected]
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Introducción
1
Marcos 16, 15-20.
2
Haremos más adelante una detenida explicación acerca del cambio onomástico cuando
nos refiramos a la versión del tema que posee el cronista andino Felipe Guamán Poma de Ayala
(Cfr. nota 25).
3
Vasco de Quiroga. “La utopía en América”, Historia 16 Madrid, 1992.
8
Marcela Pezzuto DESDE EL TITICACA HASTA EL GUAYRÁ…
4
Los diversos nombres que recibió Santo Tomás indicarían esa interesante asimilación
de creencias paganas y cristianas. Los jesuitas y guaraníes lo llamaron Pay Zumé que fue
modificado por el P. Nóbrega a Thomé. También recibió el nombre de Pay Abaré que significa
“hombre casto”. Este mismo nombre fue dado por los guaraníes a los misioneros y a aquellos
indios predicadores que habían peregrinado por los pueblos.
Mairapé, “el hombre blanco”, es otro nombre otorgado por los indígenas a Santo Tomás,
“porque hasta entonces no había aportado a su país otro hombre de su color”. Y Tunupa fue
convertido en un apóstol anónimo que luego se identificó con Santo Tomás.
El agustino Ramos Gavilán es quien describe la mayor cantidad de nombres que recibió
el Santo: Tunupa (“gran sabio y Señor”), Taapac (“hijo del Criador”) y él mismo lo llama
“protomártir de las Indias”. Sin embargo, Ramos Gavilán entra en contradicción cuando refiere:
El Licenciado Bernabé Sedeño, Cura y Beneficiado de Carabuco, (...) me vino a decir, había
hallado, que el nombre de Tunupa, de que hoy usan los Indios nombrando al Santo milagroso,
que habían visto sus antepasados, era verdaderamente nombre de un gran Mago, o hechicero
contrario al Santo. (...) así este Santo Discípulo tenía por adversario a Tunupa, y que los indios
confundían el nombre,... (Ramos Gavilán, Alonso, Historia del célebre santuario de Nuestra
Señora de Copacabana y sus milagros e invención de la cruz de Carabuco, La Paz, Academia
boliviana de la Historia, 2° edic. según impresión príncipe de 1621, 1976, p. 41).
5
El cronista jesuita Antonio Ruíz de Montoya dará otra versión de la aparición de Santo
Tomás y lo ubica llegando a tierra americana (más precisamente a Brasil) desde la costa africana.
9
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
predicado a los gentiles supra Gangem, bien podía interpretarse como más
allá de América, puesto que en los siglos XVI y XVII prevalecía la creencia de
que Asia y América eran una sola pieza. Al dirigirse hacia el oeste por tierra,
a través de las llanuras de América del Norte, se pensaba llegar a la India o
a la China 6.
En el presente trabajo estudiaremos dos textos del siglo XVII que se vinculan
directamente con la tradición del Apóstol en la región del Titicaca, virreinato
del Perú. Uno de ellos es Conquista Espiritual hecha por los religiosos de la
Compañía de Jesús en las provincias del Paraguay, Paraná, Uruguay y Tape7
(1639) de Antonio Ruíz de Montoya. Obra particularmente interesante porque
a través de la figura de Santo Tomás se reflejan los ideales de la Compañía, los
móviles de la evangelización y los vínculos con el pensamiento utópico. El
segundo texto que estudiaremos es Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno 8
(1615) de Felipe Guamán Poma de Ayala. Sin embargo, a pesar de que nos
centraremos en los dos textos mencionados resulta imposible estudiar la
presencia de Santo Tomás sin referirse a los textos fundadores: las obras de
fray Alonso Ramos Gavilán9 y de fray Antonio de la Calancha10. Los agustinos
(orden a la que pertenecían los dos religiosos) por circunstancias históricas
se relacionaron tempranamente con las creencias religiosas de la zona del
Titicaca. Las primeras campañas de evangelización que se llevaron a cabo en
la región del santuario de Copacabana tuvieron como protagonistas en primer
lugar a los dominicos, quienes, luego, fueron reemplazados por los agustinos,
para pasar finalmente a los jesuitas quienes se encargaron de realizar estrictas
campañas de extirpación de idolatrías ayudados por el virrey Francisco de
Toledo. Es así como, con la intención de controlar la idolatría, se retomó la
tradición oral que refería a Santo Tomás y se internalizó el culto al Apóstol y
a la Virgen de la Candelaria11.
6
Lafaye, Jacques, Mesías, cruzadas, utopías. El judeo-cristianismo en las sociedades
ibéricas. México, F.C.E., 1984, pp. 60-61.
7
Ruíz de Montoya, Antonio, Conquista espiritual hecha por los religiosos de la Compañía
de Jesús en las provincias de Paraguay, Paraná, Uruguay y Tape, Equipo Difusor de Est. de
Historia Iberoamericana, Rosario, 1989.
8
Guamán Poma de Ayala, Felipe, Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno, México, Siglo
XXI, 1987.
9
Ramos Gavilán, Alonso, op. cit.
10
Calancha, Antonio de la, Crónica moralizada de la orden de San Agustín en el Perú,
(1638), Ed. de Ignacio Prado Pastor, Lima, 1974-81.
11
Gandía, Enrique, “La expansión del cristianismo en las tierras nuevas”, Revista Geográfica
Americana, N° 149, Año XIII, Vol. XXV, febrero 1946.
10
Marcela Pezzuto DESDE EL TITICACA HASTA EL GUAYRÁ…
12
Un jesuita del Brasil, el padre Nóbrega, ha descrito de manera conmovedora una
peregrinación en que él mismo y sus compañeros siguieron, con todo un clan de indios encabezados
por el cacique y su mujer, las huellas consideradas milagrosas del apóstol Santo Tomás,...
(Lafaye, Jacques, op. cit., p. 60).
13
Gandía, Enrique, Historia critica de los mitos de la conquista americana, Madrid, J.
Roldán y Cía. ed., 1929.
14
Lafaye, Jacques, op. cit., p. 61.
11
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
discípulos de San Ignacio de Loyola para convertir a los indios15. Por otro lado,
esta preeminencia de la orden jesuítica cobra mayor fuerza por el desempeño16
que tuvieron en la región del Titicaca.
La estrecha relación entre la orden de San Ignacio de Loyola y la difusión de
la presencia de Santo Tomás peregrinando en América (más allá de la notoria
importancia que al respecto les cupo también a los agustinos) fue el móvil que
nos condujo a analizar el tratamiento dado a la cuestión por el jesuita Ruíz
de Montoya. En Conquista Espiritual observamos cómo el narrador detiene
el relato de los sucesos vividos por los misioneros en la tarea evangelizadora
para dedicarle especial atención al pasaje del Apóstol por tierras del Perú, del
Brasil y del Paraguay.
15
Gandía, Enrique, op. cit., pp. 227-241.
16
Hacia 1589 los agustinos se hacen cargo de la región de Copacabana, reemplazando
a los dominicos, los primeros en llegar a la zona. Pero en 1609 el jesuita Francisco de Ávila
escribe una carta al Rector de la Compañía de Jesús diciendo que a pesar de los esfuerzos de la
Iglesia (léase de los agustinos), persistían las antiguas creencias. El Arzobispo Lobo Guerrero
acusó a los indios de apostasía y de que habían instituido un sistema clandestino que continuaba
con las antiguas prácticas. Las autoridades eclesiásticas encomendaron a Francisco de Ávila
y a los jesuitas el inicio de una nueva campaña de extirpación de idolatrías. Como resultado se
dieron las “Visitas de Idolatrías”. Ávila fue nombrado “Inspector General de Idolatría”. Y así
se inició una gran cruzada religiosa en los Andes: todas las provincias fueron inspeccionadas,
mucha gente acusada, interrogada y castigada (Salles-Reese, Verónica, De Viracocha a la Virgen
de Copacabana, Austin, Univ. of Texas Press, cap. 4, p. 134).
12
Marcela Pezzuto DESDE EL TITICACA HASTA EL GUAYRÁ…
17
Ruíz de Montoya, Antonio, Conquista espiritual del Paraguay, Estudio y notas Dr. E.
Maeder, Rosario, Equipo Difusor de Estudios de Historia Iberoamericana,1989.
18
Ruíz de Montoya, A., op. cit., p. 17.
19
Ruíz de Montoya, A., op. cit., pp. 113 a 129.
13
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
20
Alaba a los jesuitas como santos rreberendos perlados y predicadores y letrados coligiales,
maystros de artes y latines y predicadores, lenguarases de la lengua ynga, quichiua, aymaras,
chinchaysuyo deste rreyno (Guamán Poma de Ayala, F., op. cit., p. 682).
21
Guamán Poma de Ayala, F., op. cit.
22
Guamán Poma de Ayala, Felipe, op. cit., p. XVIII.
23
Guamán Poma de Ayala, Felipe, op. cit., p. XXI.
24
Guamán Poma de Ayala, Felipe, op. cit., p. XIX.
14
Marcela Pezzuto DESDE EL TITICACA HASTA EL GUAYRÁ…
LOS TEXTOS
Conquista Espiritual
25
Guamán Poma de Ayala, Felipe, op. cit., pp. 86 a 89 y 686 a 689. Según Guamán
Poma, Bartolomé y no Tomás fue el apóstol enviado por Dios a estos reinos. Pero como Tomás
(Viracocha o Tunupa) San Bartolomé hizo caer una lluvia de fuego cuando los indios intentaron
matarlo en Cacha y como su discípulo Taapac levantó una cruz en Carabuco. La historia de
Guamán Poma merece atención no por los cambios onomásticos, sino porque incluye algunos
elementos atractivos (por ejemplo, la leyenda de San Bartolomé encaja más fácilmente dentro
de la reinterpretación cristiana del mito de Viracocha que la de Santo Tomás). Por otra parte, de
acuerdo con la hagiografía compilada por Jacobus de Voragine, San Bartolomé viajó a la India
y allí ingresó a un templo donde estaba el ídolo de Astaroth que se silenció ante la presencia
del santo. Cuando la gente descubrió por qué se silenció el ídolo fueron en busca del hombre
descripto por el ídolo como delgado, de grandes ojos, nariz recta, estatura mediana, con barba
y vestido con una túnica blanca. Esta descripción coincide con la de Viracocha en casi todas
las versiones. Y Guamán Poma a pesar de que no escribe sobre su apariencia lo dibujó de ese
modo (Salles-Reese, Verónica, op. cit., pp. 154-155).
Con bastante rapidez se impuso la idea de que Santo Tomás y San Bartolomé habían
evangelizado América, porque las Acta Thomae –reconocidas después como apócrifas– pretendían
que Tomás (en realidad un segundo Tomás helenístico) había predicado a los gentiles supra
Gangem. (...) Esta convicción se reforzó a medida que los misioneros españoles –pasado el
entusiasmo del principio– fueron más engañados por los neófitos indios. Se acordaron de que
Santo Tomás, al volver del otro lado del Ganges, había dicho a Jesús: “Mitte quo vis, sed non
ad Indos” (Lafaye, 1984, op. cit., p. 60).
26
Ruíz de Montoya, A., op. cit.
15
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
..., dimos principio allí a una reducción que intitulamos San Francisco Javier,
que en pocos meses creció (...), a donde también se recogieron aquellas bestias
fieras, y se domesticaron, volviendo en ovejas mansas, haciendo esta mudanza
la divina palabra y el bautismo que todos recibieron, creciendo cada día en la
fe, en la virtud y en amor nuestro27.
1) Narrador testigo:
...de que adelante diré. / En empeño me han puesto mi deseo de seguir el rastro...
/ Saliera del carril de la brevedad que deseo en esta narración simple (...) Tocaré
algunos fundamentos... / El empeño en que me ha puesto, el tratar de Santo
Tomé, me obliga a decir (...) Y no juzgo haber salido de mi intento... / ...sólo uno
referiré un milagro ... Yo tengo en mi poder un pedazo desta milagrosa cruz.../
Con esto he concluido con la cruz (...); ahora volveré a mis reducciones, deseoso
de que alguno tome este rasguño para tratar esta historia con fundamento.
27
Ruíz de Montoya, Antonio, op. cit., cap. XX, p. 112.
28
Ruíz de Montoya, Antonio, op. cit., cap. XXVII, p. 129.
16
Marcela Pezzuto DESDE EL TITICACA HASTA EL GUAYRÁ…
..., nos dijeron que por tradición (...) Santo Tomé pasó por aquellas partes....
/..., dice, que un hombre de grande estatura,... / ...:es voz constante de tradición
muy antigua,... / No se puede dudar que... / ..., y así es muy digno de creer que...
/ A la objeción se puede responder que... / Consta por tradición que...
A) se observan dos tipos de citas: las de San Marcos y Santo Tomás29 y las de
autores reconocidos30 orientadas a dar testimonio valedero de la tradición
del Santo en América.
29
Esta doctrina que yo ahora os predico, con el tiempo la perderéis (...), oirán vuestros
descendientes esta doctrina (Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 114). Euntes in mundum universum
praedicate Evangelium omni creature (Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 121). Cuando llegare
el mar a esta piedra, por divina ordenación vendrán hombres blancos de tierras muy remotas
a predicar... (Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 123).
30
Montoya menciona a San Ambrosio, al P. Ribadeneyra, al P. Diego Álvarez de Paz, al
arzobispo Toribio Alfonso Mogrobejo, al obispo Lorenzo de Grado, al P. Francisco de Alfaro y
a fray Alonso Ramos Gavilán.
17
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
31
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 113.
32
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., pp. 113-114.
33
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 113.
34
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 126.
35
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 123.
18
Marcela Pezzuto DESDE EL TITICACA HASTA EL GUAYRÁ…
Hicimos allí una población muy buena, que fue escala para otras que hicimos
en aquella provincia36.
En línea generales, Ruíz de Montoya utiliza como texto fuente Historia del
célebre santuario de Nuestra Señora de Copacabana de Ramos Gavilán para
las referencias de la historia del Santo en el Nuevo Mundo37. Pero, en otros
momentos, por ejemplo, la erupción del volcán de Arequipa, las marcas que
el Apóstol dejó en las cenizas38, la cruz de Carabuco y sus milagros, el padre
Montoya no menciona al agustino. A este respecto, Ramos Gavilán describe
cuatro milagros, mientras que Montoya solo refiere uno, el primero mencionado
por la fuente. Esta distancia que parece tomar nuestro jesuita se acentúa con
los propios testimonios respecto a la presencia de Tomás. La primera nueva
prueba está relacionada con la corte de Guáscar Inca, más precisamente con
el gobernador del Inca que reconoce y valora la estampa de las huellas y el
báculo del Santo en una losa grande: ...porque ya antes que los españoles
conquistasen el Perú, Colla Tupa, gobernador de Guarcar Inga, que entró a
conquistar aquella provincia, intentó llevarla a la suya, y no pudo; y así dejó
mandado que todos los indios la adorasen 39.
El segundo aporte de Ruíz de Montoya es con respecto al concepto de la
Trinidad que poseían los aborígenes, herencia de las enseñanzas de Santo
Tomás:
El religioso propone que la idea pretérita se fue desvirtuando con el paso del
tiempo hasta llegar a una imagen de un ídolo pagano. Sin embargo, ésta no es la
36
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 114.
37
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., pp. 117, 120 y 127.
38
Estos temas aparecen en la crónica de Ramos Gavilán en el cap. 10, pp. 36-37 (Ramos
Gavilán, 1976, op. cit.).
39
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., pp. 119-120.
40
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 123.
19
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
41
Los soldados de la conquista quedaron asombrados por las analogías simbólicas
(representaciones en forma de cruz) o rituales (tonsura, circuncisión) con el cristianismo o el
judaísmo (Lafaye, 1986, op. cit., p. 58).
42
Gandía, 1929, op. cit.
43
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 115.
44
Ruíz de Montoya, 1989, op. cit., p. 122.
45
A más del célebre camino que, según la imaginación de los jesuítas, había sido recorrido
por Santo Tomás desde la costa del Brasil hasta la provincia de Tayaoba, en el Guairá, había
cerca de Asunción un cementerio y un pozo (...) en el cerro de Paraguarí, una capilla abierta
(...) en el paraje llamado Mbae pirungá, las huellas de los pies del Apóstol (...) y en el pago de
Tacumbú (...), varias piedras (...) Desde el Paraguay se suponía que Santo Tomás había tomado
el rumbo del Perú (Gandía, 1929, op. cit.).
46
Ruiz de Montoya, 1989, op. cit., p. 116.
20
Marcela Pezzuto DESDE EL TITICACA HASTA EL GUAYRÁ…
Nueva Corónica
...que el dicho hombre pobre podía más que no él con todo lo que sauía. Uista
esta respuesta, luego tornó otra ues el yndio hechisero Anti al dicho apóstol
San Bartolomé y le ciguió de todo corasón y le alcansó y le abrasó y le besó
las manos y los santos pies y pidió misericordia y rrestitución, que más podía
el pobre y su Dios 48.
47
Ver nota 25.
48
Guamán Poma, 1987, op. cit., p. 86.
21
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Resulta muy interesante detenerse por un instante en el espacio del breve relato.
En él se observan dos espacios antitéticos: uno cerrado, interior (cueva), en
donde se encuentra el ídolo y otro abierto, exterior, en donde está San Bartolomé.
Es en el espacio interior que se produce el encuentro idolátrico –a través del
diálogo– entre el indio y el demonio; mientras que en el espacio exterior por
medio de la palabra se produce también un intercambio entre el Santo y el indio
que conduce finalmente a la conversión. La palabra tanto dentro como fuera
tiene fuerza reveladora y de transformación. El verbo será la manifestación del
poder que surge a raíz del encuentro indirecto entre el Apóstol y el ídolo (ya que
no mantendrán diálogo directo, oficiando el indio de intermediario), que verá su
supremacía menoscabada ante la superioridad del Santo y hará que finalmente
la huaca se silencie. (Ruíz de Montoya también hace mención de este silencio
del ídolo, pero no le otorga la importancia que sí tiene en Guamán Poma49).
En un primer momento, cuando el indio Anti se encuentra dentro de la cueva
con el ídolo no se decide a seguir a San Bartolomé. Deberá salir del ámbito
/cerrado/ y allí en el espacio /abierto/ será vencido50 el demonio. A partir de
entonces el indio hace manifiesta su conversión (siguió de todo corazón, le
alcanzó, le abrazó, le besó las manos, pidió misericordia y restitución). Todos
estos actos se exteriorizan “afuera”, de manera abierta para que todos los vean
y reconozcan. Así, de la conversión del indio aparece como acto más evidente
su bautismo que estará acompañado del levantamiento de la cruz de Carabuco
(testigo del santo milagro). De manera contraria, la oscuridad de la cueva, el
espacio interior revela una simbólica de lo profano, de aquello que debe ocultarse,
que, en definitiva, representaba lo prohibido ante la presencia del Santo.
La originalidad de este microtexto (pues no hemos hallado algo similar en
las otras obras a las que hemos hecho referencia como texto fuente) constituye
un argumento más que elabora Guamán Poma con el objetivo de comprobar
la fuerte presencia innata del cristianismo en las creencias andinas. De manera
aguda revela la persecución de las idolatrías y su derrota gracias a las presencias
salvíficas de santos y vírgenes.
49
Consta por tradición que el Santo colocó este divino estandarte en Carabuco, pueblo
de gentiles de los más idólatras y supersticiosos que se conocieron en el Perú, a cuya vista
enmudecieron los simulacros que hasta allí habían sido muy parleros, avisando a los indios que
mientras no quitaban aquella cruz, ni habían de serles propicios ni darles respuestas (Ruíz de
Montoya, 1989, op. cit., p. 127).
50
El ídolo está caracterizado como con todo lo que sauía y el Apóstol como santo, el dicho
hombre podía más.
22
Marcela Pezzuto DESDE EL TITICACA HASTA EL GUAYRÁ…
1°) en tiempos pretéritos (desde el principio) Dios probaba la caridad que te-
nían los indios y los Incas con los prójimos enviando frailes, franciscanos
y ermitaños. Si esa caridad no era atestiguada, Dios enviaba castigos: les
quemaua con fuego del cielo (...) y se hazían lagunas los dichos pueblos
y les tragaua la tierra,...51
2°) ...milagro del temblor de la tierra y murir mucha gente y un rreligioso..52.
3°) ...milagro de las pestilencias que Dios enbía de sarampión y birgüelas ya
garrotillo y paperas...53
4°) ...milagro de la cargasón de nieue y granizos que cayó del cielo (...) y
murir mucha gente y ganados54
5°) ...milagro de Dios el castigo y pistelencia de los rratones en los llanos y
de hazer muchícimo daño los páxaros en las sementeras…55
6°) ...es pistelencia que enbía Dios a los malos cristianos a rrobar hazienda
de los pobres y quitalles sus mugeres…56
7°) ...milagro y pistelencia de que cómo se despueblan y salirse ausentes los
yndios (...) es castigo de Dios murir muchos yndios minas de azogue...57
51
Guamán Poma, 1987, op. cit., p. 88.
52
Guamán Poma, 1987, op. cit., p. 88.
53
Guamán Poma, 1987, op. cit., p. 88.
54
Guamán Poma, 1987, op. cit., p. 88.
55
Guamán Poma, 1987, op. cit., p. 89.
56
Guamán Poma, 1987, op. cit., p. 89.
57
Guamán Poma, 1987, op. cit., p. 89.
23
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Con todo esto nos dize Dios que nos acordemos y llamemos en cada hombre
y en cada casa enbía Dios al mundo su castigo para que lo llamemos y demos
gracia para que nos lleue a su gloria adonde uiue la Santícima Trinidad 58.
La imagen
A B
58
Guamán Poma, 1987, op. cit., p. 89.
59
Santa María de la Peña de Francia, una señora muy hermosa, todo bestido de una
bestidura muy blanca, más blanca que la nieue, y la cara muy resplandeciente, más que el sol.
De uelle se espantaron los yndios y dizen que le echaua tierra en los ojos a los yndios ynfieles.
Cómo hizo Dios milagro para hazelle merced y su madre bendita a los españoles cristianos, por
mejor dezir que más quizo hazer merced la Madre de Dios a los yndios porque fuesen cristianos
y saluasen las ánimas de los yndios, rrogando a su Hijo precioso y a la Sanctísima Trinidad,
Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Sancto, un solo Dios... (Guamán Poma de Ayala, 1987,
op. cit., pp. 410-411. Resulta muy interesante observar la imagen que acompaña al texto en la
que se ve la intervención directa de la Virgen sobre los indios).
24
Marcela Pezzuto DESDE EL TITICACA HASTA EL GUAYRÁ…
En la obra de Guamán Poma aparecen dos retratos de San Bartolomé: uno que
acompaña al relato del pasaje del Santo por tierras americanas (A) y otro que
se encuentra dentro del capítulo en que el autor describe las diferentes órdenes
que predican la doctrina en el virreinato (B). A pesar de que ambos dibujos
pertenecen al mismo santo, es evidente que se observan ciertas diferencias al
compararlos.
La imagen A posee las siguientes etiquetas verbales: Apóstol San Bartolomé.
Santa Crus de Carabuco. Anti Uira Cocha, Colla. Fue bautizado este yndio.
En la provincia del Collao, de cómo se quemó el pueblo de Cacha.
Desde el punto de vista de la estructuración del espacio, el ícono no presenta
aspectos relevantes, constituye una complementación del mensaje verbal. La
distribución espacial está construida a partir de la línea-eje que forma la cruz.
A derecha de la misma se observa un santo que, a pesar de llevar el nombre de
San Bartolomé, no se corresponde con su representación tradicional, ya que
carece de su atributo (una piel colgando en señal del martirio). Sin embargo,
el símbolo con que aparece retratado se asemeja a un instrumento de medición
(regla), atributo propio de Santo Tomás.
A izquierda del eje central (la cruz) se ve al indio Anti Viracocha. Cerca
de él se observa una pluma y un libro, indicando, quizás, su nueva condición
de indio “ladino”, instruido a partir de haber recibido el bautismo. La postura
en genuflexión del indígena y con las manos alzadas indicaría reverencia y
aceptación hacia el Santo. Esta escena resumiría los sucesos que describe el
relato: la figura poderosa del Apóstol, el bautismo aceptado por el indio y el
consiguiente abandono de la hechicería. Así, la inclusión del libro en el dibujo
podría estar indicando la transformación espiritual del indio.
En el dibujo B, el Santo se encuentra portando un cuchillo, un libro y la
piel, signo de su padecimiento. Está acompañado de otros elementos religiosos:
la cruz de Carabuco, la invocación de la Virgen como Santa María de la Peña
de Francia y de Santiago60. Dejaremos para otra oportunidad un estudio más
60
Resulta muy sugestiva esta imagen, ya que aúna tres divinidades propias de la evangelización
temprana: Santiago estuvo desde el comienzo de la conquista americana asociado a los ideales
de la propagación del cristianismo y salvación de los pueblos paganos, herencia de tiempos de la
reconquista peninsular. La Virgen tiene una fuerte presencia en la evangelización, y las tradiciones
indias la vinculan con apariciones que inclinaron el ánimo de los indios hacia el cristianismo,
alejándolos del paganismo. Finalmente, San Bartolomé está relacionado con la evangelización
de la región peruana y aparece asociado a la milagrosa cruz de Carabuco, testimonio de sus
maravillas. Al respecto dice Lafaye: ...el cristianismo de los españoles les había parecido a
los indios un politeísmo comparable al suyo propio, y creían que la pareja original (el padre y
25
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
conciso sobre esta imagen, puesto que detenernos en ella nos desviaría del
objetivo que perseguimos en esta parte del trabajo. Sí señalaremos que existen
notables diferencias al confrontar las representaciones de los dos San Bartolomé.
En primer lugar diremos que la escena B es de tipo hierática, afectando una
solemnidad propia del tema que describe el texto: las fiestas que deben ser
guardadas. Por el contrario, la escena A es una composición más dinámica en
la que se ve al Apóstol en actitud evangelizadora.
Las diferencias continúan si se observa detenidamente los rostros de los
santos. En el dibujo A, San Bartolomé presenta ojos grandes, nariz recta, barba
y cabellos algo alaciados y su vestido y túnica –representada de perfil– se
encuentran visiblemente diferenciados. En la imagen B se observa un rostro de
ojos pequeños, nariz arregazada y cabellos y barba crespos. Estas características
hacen que ambos rostros se reconozcan como diferentes, lo cual nos permitiría
aventurar que no pertenecerían a la misma persona. Ahora bien, si tomamos
la imagen B como una representación de San Bartolomé, en consideración de
que se encuentra acompañada por la piel del martirio, podríamos pensar que
el retrato de la imagen A correspondería a otro santo que bien podría ser Santo
Tomás, debido a que posee su atributo ya que el dibujante pudo haber tenido
noticia de la tradición del Apóstol por otra fuente 61. Así, una posible explicación
acerca de esta aparente confusión de santos bajo un mismo nombre podría seguir
la dirección del desconocimiento que posee Guamán Poma, considerando su
instrucción. Ante esta situación podríamos suponer que pudo tener acceso a la
tradición del Apóstol por variados caminos y que residió en éstos la síntesis
que se observa en los dibujos de su autoría.
Conclusiones
la madre de los dioses y de los hombres) eran Santiago y la Virgen María, su esposa (Lafaye,
Jacques, op. cit., p. 59).
61
Si la diversidad de retratos puede tener un origen confuso, la situación empeorará si
tenemos en cuenta la descripción que se hace de San Bartolomé en su viaje evangelizador por
la India (Cfr. nota 19): El ídolo describe al hombre que lo silenció como: delgado, de grandes
ojos, nariz recta, estatura mediana, con barba y vestido con una túnica blanca (Salles-Reese,
Verónica, op. cit.).
26
Marcela Pezzuto DESDE EL TITICACA HASTA EL GUAYRÁ…
62
Lafaye, Jacques, op. cit.
63
Cardiel, José, “Las misiones del Paraguay”. Historia 16, Madrid, 1989.
27
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 44
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTÓRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE - JUNIO 2016: 29-56
*
Investigadora Adjunta, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Profesora Adjunta, Área Americana, Departamento de Historia, Centro de Estudio Históricos
(CEHis), Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina). Correo
electrónico: [email protected]
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
AbstrAct: The efficient and integrated use of slave workforce that the
Society of Jesus was able to implement in the regions of the old province
of Paraguay, has been repeatedly pointed out in different research work as
a key factor in the economic development of the congregation. However,
studies focused on the subsequent management of these Temporalities
reveal a certain failure to sustain and control this structure of slave
work so as to guarantee profitable results, despite some continuity in its
productive organization. From a comparative perspective, this paper
considers these studies so as to reconstruct demographic characteristics
and the different forms of productive employment of those slaves
confiscated from the Jesuits in the city of Buenos Aires, together with the
particularities of their sale during the early stages of the administration
of the Junta de Temporalidades.
Key words: Jesuits Temporalities, Slaves, Sales, Río de la Plata, Buenos
Aires.
Recibido: mayo 2015 Aceptado: enero 2016
Introducción
1
Un completo balance de los aportes de estos estudios y la agenda actual de investigación
sobre los esclavos de los jesuitas. En Troisi Melan, Jorge, El oro de los jesuitas. La compañía
30
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
de Jesús y sus esclavos en la Argentina colonial, USA, Editorial Académica Española, 2012.
Sobre la esclavitud: Mallo, Silvia, “La historiografía sobre la esclavitud de africanos en
territorio argentino, siglos XVI al XIX”. En Guzmán, Florencia; Lea Geler (Eds.), Cartografías
afrolatinoamericanas. Perspectivas situadas para análisis transfronterizos, Buenos Aires, Ed.
Biblos, 2009, pp. 275-286.
2
Mayo, Carlos (Comp.), La historia agraria del interior. Haciendas jesuíticas de Córdoba
y el Noroeste, Bs. As., CEAL, 1994.
31
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
los otros aspectos de la vida de esta población esclava que en 1767, según el
administrador de una de las estancias incautadas, llevaba “a los Padres en el
corazón” 3.
Esclavos y patrimonios
3
Birocco, Carlos María, “La estancia de Areco. Un establecimiento jesuítico sobre el río
Paraná”, Revista de Historia bonaerense, Año III N° 12, Morón, 1997, pp. 4-7.
4
“Pragmática 2/IV/1767” y “Real Cédula 14/VIII/1768”. En Colección General de las
Providencias hasta aquí tomadas por el Gobierno sobre el extrañamiento y ocupación de
temporalidades de los regulares de la Compañía que existían en los dominios de S. M. de España.
Indias y Filipinas, a consecuencia del real decreto de 27 de febrero y pragmática sanción del 2
de abril de este año (En adelante CGP), Parte Primera, pp. 28-34.
5
Torres, Luis María, “La administración de Temporalidades en el Río de la Plata”, Revista
de la Universidad de Buenos Aires, t. XXXV, Bs. As., 1917, pp. 510-529. Desde 1683, los
colegios y residencias cuyanos dependían de la Provincia Jesuítica de Chile, por ello las primeras
disposiciones sobre sus temporalidades fueron tomadas por el gobierno chileno para luego pasar
a la jurisdicción de Buenos Aires. La Depositaría fue suprimida en 1771.
32
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
entre 1767 y 1787 nos permiten una valoración estimativa de la cuantía de sus
temporalidades y de la incidencia proporcional de la mano de obra forzada
sobre el conjunto de las mismas.
De acuerdo con estos inventarios, el patrimonio total incautado por los
representantes de la Corona superaba los cuatro millones de pesos, representando
el rubro “esclavos” el 15% de ese caudal (595.540 pesos) 6. Sin embargo,
incluidos entre los bienes considerados enajenables por los administradores de
Temporalidades, el valor de los esclavos se veía incrementado por su facilidad de
venta (individual o en lotes) en relación con el resto de los bienes de los jesuitas
expulsos. En 1767, los esclavos inventariados en los Colegios y Residencias
de las cuatro provincias sumaban 4.593 individuos aproximadamente, número
poco menor al de los esclavos secuestrados en las propiedades de Perú y mucho
mayor al registrado en Chile (5.224 y 1.200 individuos aproximadamente) 7.
Desigualmente distribuidos, la mayor parte de ellos se concentraba en la
Provincia de Tucumán y, particularmente, en los establecimientos productivos
administrados por el Colegio Máximo de Córdoba (el Colegio y sus unidades
agrarias aglutinaban el 45.2% del total de esclavos registrados en las cuatro
provincias estudiadas) 8.
6
Las diferencias con los cálculos sobre el valor de las Temporalidades por provincias y
Colegios realizadas por E. Maeder (3.854.262 pesos) responden a la inclusión de algunos de
los bienes de la Residencia de Belén. De manera similar, el monto total registrado en esclavos
varía en relación al elaborado por J. Troisi Melean para los colegios del actual territorio
argentino ($462.576 pesos, el 30% del capital sobre un total de algo más de tres millones), por
la consideración en nuestros cómputos del patrimonio de los colegios y residencias de Asunción,
Mendoza, San Juan, San Luis, Belén y Montevideo. Maeder, Ernesto, Los bienes de los jesuitas.
Destino y administración de sus temporalidades en el Río de la Plata, 1767-1813, Resistencia,
CONICET -Instituto de Investigaciones Geohistóricas, 2001. Trosi Melean, Jorge, op. cit., 2012.
7
Tardieu, Jean Pierre, “Los esclavos de los jesuitas del Perú en la época de la expulsión
(1767)”, Caravelle, n° 81, Toulouse, 2003, pp. 61-109. Del mismo autor: Los Esclavos de los
Jesuitas del Río de la Plata (Paraguay), 1767: historia de una dramática regresión, USA, Editorial
Académica Española, 2012, p. 41. Macera, Pablo, Instrucciones para el manejo de las haciendas
jesuitas del Perú (siglos XVII y XVIII), Vol. II., Fasc. 2º, Lima, Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, 1966, p. 38. Bravo Acevedo, Guillermo, Temporalidades jesuitas en el Reino de
Chile (1593-1800), Madrid, Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, 1985, p. 268.
Y “La administración económica de la hacienda jesuita San Francisco de Borja Guanquehua”.
En: Negro, Sandra y Manuel María Marzal (Comps.), Esclavitud, economía y evangelización:
las haciendas jesuitas en la América. Las haciendas jesuitas en la América virreinal, Lima,
Pontificia Universidad Católica del Perú, 2005, pp. 377-393. Valdés Bunster, Gustavo, El poder
económico de los jesuitas en Chile (1593-1767), Santiago, [s.n.], 1985, p. 130.
8
Mayo, Carlos (Comp.), op. cit., 1994.
33
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
9
Con la excepción de las estancias dependientes del Colegio de Salta, orientadas casi
exclusivamente a la invernada de mulas o la cría de ganado, con escaso recurso a la mano de
obra esclava. Mata, S., “Mano de obra rural en las estancias jesuíticas del Colegio de Salta.
1768-1770”. En Mayo, Carlos (Comp.), op. cit., 1994, pp. 79-101.
34
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
Provincia de
Tucumán
Córdoba. Colegio
Máximo 1769 1.056.722 254.284 2.076
Tucumán.
Residencia 1767 225.884 18.765 134
La Rioja.
Residencia 1768 99.290 37.625 266
Santiago del
Estero. Colegio 1768 178.004 14.692 93
Catamarca.
Residencia 1774-1787 44.404 8.046 52
Salta. Colegio 1768 109.766 16.575 118
Jujuy. Residencia 1767 13.612 2.745 18
Subtotal 1.727.682 352.732 2.757 59
Provincia de Cuyo
Mendoza. Colegio 1767-1772 124.356 35.683 296
San Juan.
Residencia 1767-1772 43.423 15.416 115
San Luis. 1767-1772-
Residencia 1776-1787 13.201 6.707 42
Sub total 180.980 57.806 453 10
Provincia de
Paraguay
Asunción. Colegio 1767 169.179 84.246 621
Sub total 621 14
Total 4.006.417 595.450 4.593 100
Fuente: Buenos Aires, Archivo General de la Nación, Argentina (En adelante AGN), Colegio
de San Ignacio. Buenos Aires, Temporalidades (1767-1773), Sala IX, 7-3-7. Sala IX, 21-
6-4, 45-4-14. 21-6-1. Archivo Nacional Histórico, Chile (En adelante ANHCh), Jesuitas
de América, Vol. 149, 158, 168, 169, 171, 172, 176. Montevideo: ANHCh, Jesuitas de
América, Vol. 146. Provincias de Tucumán, Cuyo y Paraguay elaboración propia a partir
de los datos de Maeder, Ernesto, op. cit., 2001. Telesca, Ignacio, “Esclavos, estancias y
elite. Continuidades y rupturas en la administración de la estancia jesuítica de Paraguarí
tras la expulsión de los jesuitas, 1760-1780”, História: Debates e Tendências, v. 7, n. 2,
Passo Fundo, 2007, pp. 155-173. Andrés-Gallego, José, “Esclavos de Temporalidades (El
Tucumán, 1768): posibilidades de una fuente documental”, Hispania sacra, Vol. 48, Nº 97,
Madrid, 1996, pp. 231-260. Tucumán incluye la hacienda de Guazán. Santiago del Estero,
Catamarca y Paraguay: tasaciones incompletas. Mendoza, San Juan y San Luis: retasas,
tasaciones incompletas.
35
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
10
Troisi Melean, Jorge, 2012, pp. 70 -71.
11
Mayo, Carlos (Comp.), 1994, op. cit. Troisi Melan, Jorge, “Una residencia, dos sistemas:
El hospicio jesuita de Catamarca bajo la administración religiosa y laica (1743-1769)”, Andes
9, Salta, 1998, pp. 115-142.
12
De acuerdo con Telesca, el número total de esclavos registrados en 1767 es de 1.002 (388
en el Colegio de Asunción, 530 en Paraguarí y 84 en San Lorenzo). Estos datos coincidirían
grosso modo con los indicados para el colegio por M. Mörner (975 esclavos). Telesca, Ignacio,
“Más allá de las misiones: el Colegio jesuítico de Asunción en el siglo XVIII”, Diálogos, v. 13,
n. 2, DHI/PPH/UEM, 2009, pp. 323-345. Y “Breve excursus sobre la esclavitud en la economía
del Paraguay”. En Rojas Villagra, Luis (Comp.), Proceso histórico de la economía paraguaya,
Asunción, Secretaría Nacional de Cultura, 2012, pp. 115-148.
36
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
De la Junta Provincial del Río de la Plata dependían las juntas de Buenos Aires,
Corrientes, Santa Fe y Montevideo. El cuadro II resume con mayor detalle el
patrimonio total de cada uno de los colegios y residencias bajo la administración
porteña 13. Nuevamente contamos con inventarios parciales (realizados entre 1767
y 1772) y con relevamientos que no siempre incluyen la tasación del conjunto
de los bienes (como es el caso de los concernientes a la Residencia de Belén).
Los centros jesuitas estudiados articulan mercantilmente un vasto espacio
regional en el que los Colegios de Santa Fe y Buenos Aires desempeñan un
rol fundamental a través de los Oficios de Misiones o Procuraduría de estos
pueblos. El primero, situado sobre el curso inferior del Paraná, operaba como
escala obligada de las embarcaciones que bajaban de las reducciones guaraníes;
el segundo, como núcleo de concentración y redistribución de las variadas
mercancías que comprendían ese tráfico. Las lógicas y patrones de inversión
particulares que se reflejan en el cuadro patrimonial de los colegios del litoral
rioplatense se explican sobre todo por su inserción en esta trama de circuitos
mercantiles que organizan espacialmente a la región.
Del cuadro patrimonial general, el primer aspecto a destacar es el peso
proporcional del patrimonio confiscado a los jesuitas de la ciudad de Buenos
Aires: aun con la omisión de los bienes correspondientes a la Residencia de
Belén, las propiedades del Colegio de San Ignacio comprenden el 83% del valor
total registrado14. Sin embargo, las diferencias de magnitud en los capitales
13
En 1785 fue establecida una nueva Junta Superior conducida por la Audiencia, que dejó
en suspenso la gestión de las Juntas Municipales remplazándolas por comisionados nombrados a
propuesta de los respectivos Cabildos. Las Juntas locales fueron anuladas definitivamente en 1799.
Maeder, Ernesto, op. cit., 2001, pp. 5-34. Zabala, Juan Pablo (Coord.), Fondos Documentales
del Departamento Documentos Escritos. Período Colonial, Bs. As., AGN, 2011, pp. 197- 200.
14
Trabajamos con un importante subregistro que afecta al conjunto de los Colegios y
Residencias estudiados. A modo de ejemplo, los haberes de los Colegios contabilizados en 1767
37
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Colegio / Residencia
Buenos Aires Corrientes Santa Fe Montevideo
Patrimonio (Inventario (Inventarios (Inventarios (Inventario Total
1767) 1768-1772) 1768-1772) 1768-1772)
Urbano 1.119.258 57.322 114.295 27.906 1.318.781
Periurbano 51.483 300 51.783
Rural 187.606,1 22.822 61.892 39.956 312.276,1
detallan para el de San Ignacio 392.105 pesos y para la Residencia de Belén 199.126 pesos;
Montevideo: 285.942 pesos; Santa Fe: 212.088 pesos y para Corrientes: 46.998 pesos (Total:
1.136.259 pesos). Sin embargo, las omisiones en los inventarios individuales no modifican lo
señalado: en este caso, el haber registrado en los colegios porteños constituye más de la mitad
del total valuado bajo ese concepto en toda la provincia (52%, 591.231 pesos). ANHCh, Jesuitas
de América, Vol. 149 (Años 1767-1774), f. 90, “Total Haber Colegios”.
38
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
Otros
239.022,2 6.714 245.736,2
bienes*
Total 1.597.369,3 87.158 176.187 67.862 1.928.576,3
Fuente: Buenos Aires, AGN, Colegio de San Ignacio. Buenos Aires, Temporalidades (1767-
1773), Sala IX, 7-3-7. Sala IX, 21-6-4, 45-4-14. 21-6-1. ANHCh, Jesuitas de América, Vol.
149, 158, 168, 169, 171, 172, 176. Montevideo: ANHCh, Jesuitas de América, Vol. 146. Santa
Fe y Corrientes: elaboración propia a partir de los datos de Maeder, Ernesto, 2001, op. cit.,
pp. 65-106. Estancias incluye tierras, edificios, muebles, herramientas, ganados y esclavos
(Excepto los esclavos registrados en las rancherías, que son incluidos en el patrimonio
urbano). Chacras incluye tierras, edificios, muebles, herramientas y esclavos. Buenos Aires
incluye solamente el patrimonio del Colegio de San Ignacio. Santa Fe: el Colegio incluye el
Oficio o Procuraduría de Misiones de guaraníes del Paraná y sus almacenes. Chacras incluye
terreno, galpones, hornos y esclavos. Montevideo: chacra de Jesús María sin tasar. *Otros
bienes incluye: Buenos Aires obligaciones a favor (203.011,3 pesos), plata, alhajas, libros y
prendas 36.010,7 pesos. Corrientes: barcas (400 pesos), bienes no consignados (6.314 pesos).
15
Los totales remiten a las valuaciones generales de las estancias de: Areco, Las Conchas y
La Calera (Buenos Aires, sin datos sobre las dependientes de la Residencia de Belén); San Miguel
y Santo Tomé (Santa Fe, la estancia de San Antonio fue valuada bajo el rubro “Tierras”); del
Rincón de Luna, del Sombrero y la estanzuela (Corrientes, sin incluir la estancia de las Garzas
–asignada al pueblo de San Fernando de abipones) y las estancias de San Ignacio y de Nuestra
Señora de los Desamparados en la Banda Oriental dependientes de la Residencia de Montevideo.
39
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
16
El papel desempeñado por la Compañía de Jesús en el proceso de ocupación territorial
de la región platina entre los siglos XVII y XVIII ha sido analizado por Barcelos, Arthur H. F.,
“Os Jesuítas e a ocupação do espaço platino nos séculos XVII e XVIII”, Revista Complutense
de Historia de América 26, Madrid, 2000, pp. 93-116. Desde otra perspectiva, la política
misional jesuita en el área guaraní de la frontera luso española y los cambios introducidos
por el reformismo borbónico son analizados por Quarleri, Lía en: “Comunalización jesuita y
desintegración reduccional. Política alternativas de colonización en la frontera luso-española”,
Histórica, XXXVIII.2, Lima, 2014, pp. 111- 144.
17
Remitimos a las conclusiones de la investigación de Troisi Melean, Jorge, op. cit., 2012,
pp. 143-151.
40
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
18
También este promedio varía en función de las variables mencionadas, para el caso de los
trabajadores forzados propiedad de los colegios y estancias jesuíticos de La Rioja, San Miguel de
Tucumán y Santiago del Estero analizado por Andrés-Gallego el valor medio de los mismos es
de 149.05 pesos. Aunque considerados únicamente los sin oficio ni enfermedad y con una edad
comprendida entre los 20 y los 40, el promedio se eleva a 198.09 pesos (siendo los doscientos
pesos la cantidad consignada con más frecuencia en los inventarios de 1767). Andrés- Gallego,
José, op. cit., 1996.
19
Nos referimos a las residencias de: San Luis, fundada en 1711; Jujuy establecida en 1734
y Catamarca creada en 1743. Recordemos que la Residencia de Montevideo fue abierta en 1746.
41
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
20
Troisi Melean, Jorge, op. cit., 2012, pp. 93-121.
21
Maeder, Ernesto, op. cit., 2001, p. 88.
42
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
matices según el medio, el menor requerimiento (en relación con las haciendas
jesuitas del noroeste) de trabajadores esclavos estables tanto como la estrategia
de combinar su empleo con el de peones contratados de manera estacional
(“conchabados”). De este modo, la Residencia de Montevideo, propietaria de
solo 45 esclavos –14 de ellos residentes en la ranchería y el molino–, puso en
producción la estancia de Los Desamparados y la de Pando (10 y 21 esclavos,
respectivamente)22.
Por otra parte, el colegio que mayor número de esclavos posee en propiedad es
el de la ciudad de Buenos Aires, el complejo productivo que más marcadamente
complementa su economía ganadera con la producción agrícola y manufacturera
(ladrillos y textiles). A escala reducida en comparación con el Colegio Máximo
de Córdoba, los jesuitas porteños readaptan el esquema que garantizaba el
aprovechamiento integral y eficiente del trabajador esclavo.
22
AGN, IX, 22-9-3.
43
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
La media de edad colectiva es, como advertíamos, alta, cercana a los 30 años,
debido a la concentración de 19 esclavos masculinos con edades mayores a
esa media en las estancias de Magdalena y de Las Conchas (promedio: 35.2
años). En las unidades de orientación agrícola o mixta (agrícologanadera), este
indicador se sitúa entre los 23 y 26 años promedio. De hecho, poco más de un
tercio de los trabajadores forzados con edad registrada poseen entre 26 y 40
años (31%), 122 personas que conforman el núcleo de la dotación de mano
de obra en los establecimientos agrarios del Colegio23. Si consideramos las
edades por cohortes de cinco años, encontramos que el 34.7% de la población
23
Trabajamos en este caso con un subregistro menor: la edad calculada es un dato consignado
para 394 de los 397 esclavos censados en las distintas propiedades del Colegio Grande (198
hombres y 196 mujeres).
44
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
Mayores de 70
66 - 70 años
61 - 65 años
56 - 60 años Hombres
51 - 55 años Mujeres
46 - 50 años
41 - 45 años
36 - 40 años
31 - 35 años
26 - 30 años
21 - 25 años
16 - 20 años
11 - 15 años
06 - 10 años
01 - 05 años
Menores de 1 año
-200 -100 0 100 200
Fuente: Buenos Aires: AGN, Colegio de San Ignacio. Buenos Aires, Temporalidades (1767-
1773), Sala IX, 7-3-7. Sala IX, 21-6-4, 45-4-14. 21-6-1. ANHCh, Jesuitas de América, Vol.
149, 158, 168, 169, 171, 172, 176. Sin datos: 3 hombres.
24
Hallamos también la ausencia de hombres en la cohorte que reúne a los esclavos de entre
46 y 50 años, falta que atribuimos a la venta de los mismos. Era práctica común de los padres
enajenar a los esclavos rebeldes y con su producto comprar bozales. Para el caso de Buenos Aires
lo comprobamos en el motín de 1732, cuando se procedió a la venta de los esclavos huidos y
recuperados. Crouzeilles, Carlos, “Los esclavos de la Compañía de Jesús”. Ponencia presentada
en las Jornadas de Estudios Afrolatinonamericanos del GEALA, Instituto Ravignani, Facultad
de Filosofía y Letras, UBA, Bs. As., 2010.
45
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
negras que negros para que “los solteros puedan tomar estado”25, evitando así
que se casen con indias libres. De acuerdo con ello, los colegios y residencias
combinaban la adquisición de trabajadores siguiendo un estricto equilibrio sexual
con la organización familiar. El matrimonio entre esclavos no solo resguardaba
los principios católicos de convivencia, asegurado la reproducción de la fuerza
de trabajo, sino que también permitía a los ignacianos formar a sus esclavos
desde el nacimiento (lo que convertía a los criollos en trabajadores mucho más
confiables y leales que un bozal) y los arraigaba a la propiedad26.
Identificamos en las distintas propiedades del Colegio Grande 98 grupos
familiares que comprendían a 280 personas, es decir, el 70.5% del total de
esclavos formaba parte de una familia. En consonancia con el perfil demográfico
de esta población, entre ellos hallamos 43 cónyuges censados junto a su prole
pero también varios matrimonios solos (29 casos) y viudos con hijos de mayor
promedio de edad (más mujeres que hombres, con un único hijo en 23 de los
26 registros). También entre los matrimonios con descendencia hallamos un
número bajo de hijos (23 matrimonios con un hijo). Si bien los estudios sobre los
esclavos jesuitas de distintas regiones del virreinato indican una edad temprana de
primera concepción que estaría asegurando a cada esclava engendrar en promedio
4 niños27, en este caso el promedio de hijos por mujer es de 1.2, considerando
tanto a las esclavas casadas como a las viudas (o censadas como tales). Las 83
mujeres en período de mayor fertilidad (entre 17 y 30 años) registradas en los
inventarios alcanzan a representar el 42.3% del total de esclavas, de modo que
la tasa de mortalidad infantil y el espacio intergeneracional entre hermanos
parecen haber sido más amplios en el caso porteño.
Estos indicadores se asocian al promedio elevado de edad de la dotación
de esclavos estudiada, a sus condiciones de vida y a su situación sanitaria
general. Los inventarios de Temporalidades describen con diferentes criterios
25
Macera, Pablo, op. cit., 1966, p. 58. Chevalier, François (Prólogo y notas), Instrucciones
a los hermanos jesuitas administradores de haciendas (manuscrito mexicano del siglo XVIII),
México, UNAM, 1950.
26
AGN, Sala IX, Compañía de Jesús. Económicamente convenía más comprar un esclavo
en edad productiva que criarlo desde pequeño; las razones de esta política deben buscarse en
una lógica que subordinaba y/o combinaba los intereses materiales con los espirituales. Troisi
Melean, Jorge, “Los esclavos de los jesuitas en los Memoriales de la provincia del Paraguay
(Siglo XVIII)”, Anuario del CEH, N° 4, Año 4, Córdoba, 2004, pp. 95-105.
27
También Andrés-Gallego encuentra entre los esclavos de los jesuitas del Tucumán un
promedio de hijos bajo, 1.51 por matrimonio. Indicador que el investigador atribuye a los límites
de las fuentes documentales trabajadas (que no consignan junto a los cónyuges a los hijos ya
casados) y a una mortalidad infantil significativa que deriva en un espacio intergenésico entre
hermanos de 3.12 años. Andrés-Gallego, José, op. cit., 1996.
46
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
28
Las enfermedades más citadas en los inventarios de Temporalidades de la provincia en 1767
son el “mal del corazón” (que refería a la epilepsia), la “perlesía” (parálisis total o parcial) y el
“mal del estómago o barriga” (gastroenteritis). Asimismo hallamos a esclavos con enfermedades
oftalmológicas (“nube en el ojo”), otra afección frecuente entre la población esclava del Buenos
Aires de inicios del siglo XIX. Sobre el tema sanitario de los esclavos en general remitimos
especialmente a: Goldberg, Marta; Silvia Mallo, “Enfermedades y epidemias de los esclavos”,
Todo es Historia 393, Bs. As., 2000, pp. 60-69. Las enfermedades de esclavos han sido analizadas
también como formas de resistencia pasiva.
47
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
29
A partir de tasaciones de inventarios post mortem efectuados entre 1754 y 1815, Garavaglia
calcula un precio promedio de los esclavos de estancias de propietarios no institucionales de 189
pesos por unidad, mientras que el valor medio de la fuerza de trabajo no libre tasada en inventarios
de chacras de particulares asciende a 215 pesos por unidad. Garavaglia, Juan Carlos, Pastores
y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la campaña bonaerense 1700-1830, Bs.
As., Ed. de la Flor, 1999, p. 162.
48
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
30
Destacamos, sin embargo, que en este caso, los inventarios de Temporalidades de Córdoba
no incluyen a Caroya y La Candelaria. Troisi Melean, Jorge, op. cit., 2012, p. 77, Cuadro 14.
A efectos comparativos agrupamos las ocupaciones consignadas por los tasadores porteños
de acuerdo a los criterios del autor. De este modo consideramos “artesanos” a: albañiles (7),
carpinteros (3), herreros (3), zapateros (2), sastres (2), músicos/maestro de música (4), aprendiz
de escultor (1). Trabajadores “semicalificados” a: barberos (2), boticario/oficial de botica (2),
partera (1), farolero (1), cocinero/ayudante de cocina (2).
31
Estos 205 esclavos representaban el 11% del capital inventariado en las propiedades
agrarias, aumentando su incidencia proporcional sobre el patrimonio productivo –junto con su
número– en las unidades de mayor extensión y/o escala productiva (la estancia de Areco y la
hacienda de La Chacarita).
49
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
32
Albores, Oscar; Carlos Mayo; Judith Sweeney, “Esclavos y conchabados en la estancia
de Santa Catalina, Córdoba (1764-1771). Notas para su estudio”. En: Mayo, Carlos (Comp.),
op. cit., 1994, pp. 17-36.
33
Durante el último tercio del siglo XVIII, el incremento del movimiento terrestre de
caravanas que atravesaban la pampa y la cordillera rumbo a Chile en razón de la creación del
virreinato del Río de la Plata (1776), tanto como la implementación del Libre Comercio (1778) y
la liberación de la trata negrera (1791) afianzaron el tráfico comercial chileno peruano. Buena parte
del tráfico negrero hacia Chile central provino de Buenos Aires, pasando por Mendoza arribaba
a Santiago, desde donde se distribuían en un movimiento continental que otorgó a Valparaíso
un lugar central. Por otro lado, la historiografía sobre la esclavitud africana en Perú señala que
durante el período estudiado el mercado limeño estuvo privado del tráfico a gran escala. Además
de la coyuntura política adversa derivada de la creación del virreinato rioplatense, el problema
era la lejanía de las nuevas rutas de la trata negrera del principal puerto peruano en el Pacífico
sur. Contreras Segura, María Teresa, Población africana en Chile del siglo XVIII. Esclavitud,
50
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
mestizaje y vida cotidiana. Valparaíso, 1750-1820. Tesis para optar al grado de Magíster en
Historia, Departamento de Ciencias Históricas, Escuela de Postgrado, Facultad de Filosofía y
Humanidades, Universidad de Chile, Santiago de Chile, 2013. Y de Souza Gomes Neto, Álvaro,
“De Buenos Aires a uotras praças: o translado de escravos ao Chile e Perú no seculo XVIII”,
Revista Territórios e Fronteiras, Vol. 3, No 1, (ene-jun), Brasil, 2010, pp. 223-238.
34
AGN, IX, 27-2-1. Maeder, 2001, op. cit., p. 73.
35
AGN IX, 22-6-6. Ibídem, p. 103.
51
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
36
ANHCh, Jesuitas, 156, Pieza 4, fs. 95-102. Un ejemplo son las “compras” de Don Pedro
Joseph de la Quintana, quien recibe 8 negros pertenecientes al Colegio de San Ignacio tasados
en 985 pesos como parte de pago de los 1.174 pesos 4 reales entregados en vacas como auxilio
a las tropas en el sitio de Colonia en 1762.
37
AGN, IX, 21-8-3 (cuentas de administración de Ruiz, 1771-1784) y AGN, IX, 21-6-2
(listas de artesanos).
38
Fradkin, Raúl, “Producción y arrendamiento en Buenos Aires del siglo XVIII: la hacienda
de La Chacarita (1779-84)”. En Raúl Fradkin (Comp.), La historia agraria del Río de la Plata
colonial. Los establecimientos productivos (II), Bs. As., CEAL, 1993, pp. 40-69. La venta de
Areco en: ANHCH, Jesuitas 158, Pieza 4 Año 1785. La venta de las quintas de la Concepción
(1787) y de Alquizalete (1800) también incluyen los esclavos. Ciliberto, Valeria, “El patrimonio
rural de la Compañía de Jesús en Buenos Aires: la gestión y venta de sus Temporalidades (fines
del siglo XVIII-primera mitad del siglo XIX)”. En Cesar Yáñez Gallardo (Ed.), Chile y América
en su historia económica, Valparaíso: Asociación Chilena de Historia Económica - Universidad
de Valparaíso, 2013, pp. 15-32.
39
AGN, Temporalidades, Sala IX, 23-1-5 (1777-1783). Entre 1774-1782 se registra un
ingreso de 2.423 pesos por el rubro, sin detallar las ventas individualmente. Al precio promedio
general registrado en los inventarios de 1767 el monto total comprendería a unos 18 esclavos.
AGN, Temporalidades, Sala IX, 21-6-4.
52
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
40
ANHCh, Jesuitas 156, Pieza 1, fs. 1-40 “Testimonio delos autos obrados pa la venta de 38
negros de las temporalidades dela residencia de Velen de Buenos aires que compré D. Domingo
dela Caxiha en público remate, en cand de 6.488 pesos”. Las citas subsiguientes remiten a este
legajo. De la Caxiga, originario de Santander y residente en Valparaíso, donde había contraído
matrimonio con Doña Juana de Ulloa y García, se ocupaba, entre otras actividades mercantiles,
del tráfico de esclavos uniendo el virreinato del Río de la Plata con las plazas chilenas y peruanas.
Lo registramos vinculado a la introducción en Chile de 196 esclavos adquiridos por Antonio
de la Quintana a las Temporalidades jesuitas de Córdoba. De acuerdo con O´Phelan, Godoy
posteriormente se desempeñó como Corregidor en la provincia de Huamalíes, siendo asesinado
en 1776 durante un motín. O´Phelan Godoy, Scarlett, “Las viudas de empresarios mineros en el
Perú borbónico”, Histórica, Lima, XXVII.2, 2003, pp. 357-381.
53
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
41
La ruta iniciaba en Buenos Aires o en la provincia del Paraguay, se internaba en Cuyo hasta
llegar a Mendoza y de allí cruzaba el macizo andino, entre el mes de noviembre y mediados de
abril. Amunategui Solar, Domingo, “La trata de negros en Chile”, Revista Chilena de Historia
y Geografía, Santiago de Chile, Año XII, Tomo XLIV, 4° Trim., N° 48, 1922, pp. 25- 40. Los
54
María Valeria Ciliberto DE LOS JESUITAS A LA ADMINISTRACIÓN…
precios de esclavos en Chile corresponden al año 1768. Para ese mismo año, Bravo Acevedo
registra la venta en remate público de 397 esclavos de las Temporalidades por 78.295 pesos.
Bravo Acevedo, Guillermo, “Las consecuencias económicas de la expulsión de los jesuitas de
Chile y Perú”. En Eduardo Cavieres F., (Dir.), El impacto de la expulsión de los jesuitas en Chile,
España, Fundación MAPFRE-TAVERA, 205, pp. 48-80. El análisis del comercio esclavista
tomando como fuente las Escribanías Públicas del puerto de Valparaíso realizado por Contreras
registra para el período 1769-1778 un precio promedio de $234 y $275 (hombres y mujeres
respectivamente). Contreras Segura, María Teresa, op. cit., 2013, p. 75 (Cuadro 18).
42
Halperín Dongui, Tulio, Reforma y disolución de los imperios ibéricos, 1750-1850,
Madrid, Alianza, 1985. Una revisión actualizada de las posturas historiográficas al respecto en:
Santilli, Daniel, “¿Perjudiciales o beneficiosas? La discusión sobre el impacto económico de
las reformas borbónicas en Buenos Aires y su entorno”, Fronteras de la Historia, Bogotá, Vol.
18-2, 2013, pp. 247-283.
55
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
56
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 44
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTÓRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE - JUNIO 2016: 57-79
Hernán Camarero *
Diego Ceruso **
*
Doctor de la Universidad de Buenos Aires. UBA/Conicet.Correo electrónico: hercamarero@
gmail.com
**
Doctor de la Universidad de Buenos Aires. UBA/Conicet. Correo electrónico: diegoceruso@
gmail.com
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Introducción
58
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
solo señalemos de modo general el peso creciente que desde principios de siglo
adquirió la rama de fundición y elaboración de metales, maquinarias, vehículos
y anexos en el conjunto de la economía del país. Ya lo registraba con claridad el
censo de 1913 que contaba 3.275 establecimientos y 29.327 trabajadores en todo
el país, bajo el rubro metalurgia y anexos. En la Capital Federal había 1.321 y
16.243, respectivamente, lo que evidenciaba el peso concreto de la ciudad con
alrededor del 50% del total de trabajadores1. Pero fue el de 1935 el que permitió
mostrar esa expansión de manera espectacular, ubicándola como la segunda
industria en cantidad de empresas y trabajadores ocupados. Para 1935, bajo el
ítem metales, sin incluir maquinaria, se contabilizaron 3.742 establecimientos
y 46.848 trabajadores en todo el país2. Al final de nuestro recorrido, el avance
del sector era evidente con 8.971 y 103.755, respectivamente, en todo el país
y 3.690 y 55.794 para la Capital Federal 3.
A lo largo de este trabajo se irán señalando algunas de las transformaciones
en cantidad y calidad respecto a esta actividad. Lo haremos solo con el objetivo
de contextualizar o brindar algunas pistas para comprender la representación
gremial y la inserción de las diferentes corrientes políticas, de modo de arribar a
una visión global sobre las características de la organización laboral metalúrgica
durante esas décadas4.
Entre finales de 1916 y comienzos de 1917, los años más acuciantes por el
aumento récord del número de desocupados y el deterioro del salario real,
se dispuso un escenario en donde la protesta se incrementó entre quienes
conformaban la viga estructural del movimiento obrero como los ferroviarios y
marítimos. De todos modos, aunque estos sectores ligados al transporte fueron
quienes marcaron el pulso, en el inicio de este nuevo ciclo de conflictividad
1
Tercer Censo de Población. Levantado el 1° de junio de 1914, tomo VII, Censo de las
industrias, Buenos Aires, 1916, p. 320.
2
Cuarto Censo General de la Nación, Separata Censo Industrial, Buenos Aires, 1947, p.
28.
3
ídem, p. 66. El censo de 1946 aclara que se deja de lado del ítem el área de maquinarias
y vehículos.
4
Hemos realizado avances en esta dirección en: Camarero, Hernán, A la conquista de la
clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935, Buenos Aires,
Siglo Veintiuno Editora Iberoamericana, 2007; y Ceruso, Diego, La izquierda en la fábrica. La
militancia obrera industrial en el lugar de trabajo, 1916-1943, Colección Archivos, Buenos
Aires, Imago Mundi, 2015.
59
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
5
Ministerio del Interior, Departamento Nacional del Trabajo, Crónica del Departamento
Nacional del Trabajo 1918, p. 35.
6
“Reglamento Interno de los Talleres aprobado por el Departamento Nacional del Trabajo”,
Archivo General de la Nación.
7
“Vasena”, La Protesta, XXI, 3201, 23/10/1917, p. 4.
8
“Vasena”, La Protesta, XXI, 3202, 24/10/1917, p. 3.
9
Riera Díaz, Laureano, Memorias de un luchador social (1921-1925), tomo 1, Buenos
Aires, Edición del autor, 1980.
60
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
10
Para un relato pormenorizado y, a la vez, dar cuenta del debate sobre estos hechos
consultamos: Godio, Julio, La Semana Trágica de enero de 1919 (1972), Buenos Aires,
Hyspamérica, 1985; Bilsky, Edgardo, La semana trágica (1984), Buenos Aires, Ediciones RyR,
2011; Lvovich, Daniel, Nacionalismo y antisemitismo en la Argentina, Buenos Aires, Vergara,
2003; Silva, Horacio, Días rojos, verano negro. Enero de 1919, la semana trágica de Buenos
Aires, Buenos Aires, Libros de Anarres, 2011.
11
La Época, quincena del 7 al 15 de enero. Además en estas páginas puede verse la negativa
a los rumores de la incorporación al gabinete de Leopoldo Melo, quien cumplía la doble actuación
de ser uno de los cabecillas del grupo disidente a Yrigoyen y el abogado de la empresa Vasena.
12
McGee Deutsch, Sandra, Contrarrevolución en la Argentina. 1900-1932. La Liga Patriótica
Argentina, Buenos Aires, Universidad Nacional de quilmes, 2003.
61
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
pero el movimiento no tuvo el mismo ahínco. El golpe fue duro para la Sociedad
de Metalúrgicos Unidos que mantuvo su influencia en la fábrica y en el gremio
en lo inmediato en un marco de escasa organización y una tendencia a perder
peso. El otro sindicato, la Federación, intentaba también afrontar la coyuntura
propugnando una presencia de delegados en los sitios de producción con la
intención de fiscalizar las condiciones de trabajo firmadas en el gremio13. El
cálculo sobre el balance de víctimas de estas jornadas desarrolladas entre el 7
y el 17 de enero de 1919, y que tuvieron su punto más violento entre el 9 y el
11, osciló entre los 60 muertos hasta los 1.356 y 5.000 heridos informados por
la embajada norteamericana14. Además, las detenciones se contaron por miles
en aquellos días, tanto en la Capital Federal como en el resto del país en donde
existieron repercusiones.
Las posiciones institucionales no pasaron desapercibidas. La FORA IX
Congreso, de mayoría sindicalista y dirigida por Sebastián Marotta, inicialmente
apoyó la huelga y el sostenimiento logístico de las acciones, pero luego mantuvo
reuniones con el presidente Yrigoyen para peticionar por los detenidos y el
cese de la represión15. El Partido Socialista (PS) también colocó el énfasis en
la posibilidad de iniciar diálogos entre las partes, aunque adhirió a la huelga
a partir del día 9 y condenó la acción estatal, pero sin dejar de advertir cierta
‘desnaturalización’ del movimiento16. El Partido Socialista Internacional (PSI),
con poco peso en las direcciones de las organizaciones gremiales, se limitó a
dar apoyo a los trabajadores y denunciar la represión, pero sin conformar una
política nítida de distanciamiento de las expresiones socialistas y sindicalistas.
Los comunistas apoyaron la moción de la FORA IX Congreso de retornar a las
actividades y dar por terminada la huelga. La FORA anarquista, que había visto
menguada su influencia, buscó generalizar la protesta e ir al enfrentamiento
directo con las fuerzas estatales y patronales al tiempo que denunciaba el proceder
de sindicalistas y socialistas como pávido y timorato. En consecuencia, claro
está, el ataque y persecución del Estado y las organizaciones paraestatales
recayeron, principalmente, sobre ellos.
Aquel 1919 representó el punto más álgido pues, además de la Semana
Trágica, los más de 300.000 huelguistas representan un mojón de referencia
para la clase obrera argentina. Pero también constituyó un punto de quiebre de la
13
“Fed. O. de la Industria Metalúrgica”, La Protesta, XXV, 3976, 1/1/1922, p. 4.
14
Bilsky, 2011, op. cit., p. 196.
15
del Campo, Hugo, Sindicalismo y peronismo. Los comienzos de un vínculo perdurable
(1983), Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2005, p. 40.
16
Bilsky, 2011, op. cit., p. 139.
62
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
17
“Tácticas”, El Metalúrgico (“Periódico de orientación y de combate, de la Sociedad de
Resistencia Metalúrgicos Unidos”), II, 6, noviembre de 1925, p. 2.
18
“El secretario sindical metalúrgico ha resuelto...”, Bandera Proletaria (“Órgano de Unión
Sindical Argentina”), VII, 381, 13/10/1928, p. 3.
63
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
19
Camarero, 2007, op. cit., pp. 347-348.
20
“Carta orgánica de las células de fábrica”, en PC de la Argentina: “Informe del Comité
Ejecutivo al VII Congreso a realizarse los días 26, 27 y 28 de diciembre de 1925, en Buenos
Aires”, pp. 14-17, Archivo Estatal Ruso de Historia Social y Política (RGASPI).
21
Entre los raleados luego del VII Congreso del PC a fines de 1925, denominados ‘izquierdistas’,
estaban importantes cuadros que habían participado de la creación del PSI junto a otros que
habían encabezado numerosas luchas: Angélica Mendoza, Cayetano Oriolo, Miguel Contreras,
Mateo Fossa, Rafael Greco, Romeo Gentile y Teófilo González, entre otros. A ellos se sumaron
un grupo organizado en torno a la revista universitaria Insurrexit, como Héctor Raurich, Luis
Etchebéhère y Micaela Feldman. Juntos formaron el PCO en enero de 1926, designaron a Oriolo
como secretario general y editaron La Chispa. La IC rápidamente desconoció esta escisión y volcó
su apoyo al PC. En la decisión no solo influyeron los lazos personales que Penelón y Codovilla
habían construido en Moscú, sino también que en ese período se consolidó la burocratización
del Estado soviético, el partido y la IC.
22
Comité Local del PC de la Capital Federal. Circular N° 24, Buenos Aires, 8/10/1926.
Camarero, 2007, op. cit., pp. 74 y ss.
64
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
23
“Informe general de la Comisión Administrativa a la Asamblea General Ordinaria del
28 de febrero de 1926”, El Obrero Metalúrgico (“Órgano del Sindicato Obrero de la Industria
Metalúrgica”), IV, 36, enero y febrero de 1926, p. 1.
24
“Sindicato Obrero de la Industria Metalúrgica”, La Internacional (“Órgano del Partido
Comunista de la Argentina”), VIII, 1177, 17/12/1925, p. 2.
25
“Correspondencia de fábricas y talleres”, La Chispa (“Órgano del Partido Comunista
Obrero”), II, 26, 26/2/1927, p. 3.
26
“El Sindicato Obrero de la Industria Metalúrgica puso fin a los debates prolongados”, La
Chispa (“Órgano del Partido Comunista Obrero”), III, 57, 28/4/1928, p. 4.
65
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
27
El PCO siguió priorizando el trabajo en aquellos gremios manufactureros e industriales
en los que existían peores condiciones laborales y en donde las otras corrientes políticas tenían
posiciones menos sólidas: metalúrgicos, textiles, el gremio del calzado, etc. Allí dirigieron sus
esfuerzos, y su presencia no pasó desapercibida pues laceró la experiencia que había construido el
PC, al disminuir su influencia, en el corto plazo, en dos gremios importantes como los metalúrgicos
y el calzado.
28
Correa, Jorge, Carlos Ons, un dirigente metalúrgico clasista, Buenos Aires, Anteo, 1975,
pp. 18 y ss.
29
“Debemos orientarnos hacia la organización completa del personal de la casa Canale”,
La Chispa (“Órgano del Partido Comunista Obrero”), III, 62, 7/7/1928, p. 2.
30
“Una amplia victoria en la casa Hudson”, El Metalúrgico (“Periódico de orientación y de
combate, de la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos”), época IV, I, 1, marzo de 1930,
p. 4.
31
Irigoin, Alfredo, “La evolución industrial en Argentina (1870-1940)”, Revista Libertas,
núm. 1, 1984.
66
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
32
Gerchunoff, Pablo; Lucas Llach, El ciclo de la ilusión al desencanto. Un siglo de políticas
económicas argentinas, Buenos Aires, Ariel, 1998, pp. 107-153.
33
Ministerio del Interior, Departamento Nacional del Trabajo, División de Estadística,
Investigaciones sociales, Buenos Aires, 1940, p. 35.
34
Datos tomados de Dorfman, Adolfo, Historia de la industria argentina, Buenos Aires,
Hyspamérica, 1986, p. 380.
67
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
35
Camarero, Hernán, “El tercer período de la Comintern en versión criolla. Avatares de una
orientación combativa y sectaria del Partido Comunista hacia el movimiento obrero argentino”,
A contracorriente, una revista de historia social y literatura de América Latina, núm. 3, spring
2011, p. 207.
36
“Problemas de organización del movimiento sindical revolucionario”, El Trabajador
Latino Americano (“Órgano oficial del Comité pro Confederación Sindical Latino Americana”),
III, 36-37, diciembre de 1930, p. 26.
37
En rigor, la creación de los comités de fábrica había sido planteada como un elemento
decisivo en la estrategia sindical por la IC desde su II Congreso en 1920, pero en la Argentina
su implementación se impulsó a partir de 1928.
68
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
aunque aclaraba que en los pequeños talleres podía mantenerse “en pie el viejo
sistema, es decir, el delegado de taller, quien es, en última instancia, el embrión
de los Comités de Fábrica”. Estaba claro el concepto que el delegado, como
elemento individual, debía dejar espacio para formas grupales. Además, la
relación institucional era con el sindicato y los integrantes, entre siete y once,
debían ser elegidos por la asamblea de todos los obreros y dotarse de una
representación proporcional de las secciones internas. Existía una división de
tareas para priorizar áreas como propaganda, actividad cultural, publicación
del periódico, organización de la biblioteca, etc. Otro de los consejos era que
“los sindicatos deben luchar por el reconocimiento de los Comités de Fábrica
por parte de los patrones”, aunque no era indispensable y podían funcionar
ilegalmente. Por último, establecía: “y para tener una mayor ligazón con la
masa obrera, el Comité de Fábrica podrá crear un órgano accesorio denominado
‘cuerpo de delegados’, que estará constituido por los delegados de las secciones
de la fábrica, elegidos en asambleas seccionales”38.
En referencia a las políticas sindicales empleadas en lo sucesivo por el
PC, nos inclinamos a considerar que más nítidamente a partir de los últimos
años de la década del veinte capitalizaron el éxito de la implantación celular
y ejercitaron la construcción del frente único por la base, consecuencia de la
línea estratégica de ‘clase contra clase’, impulsando estructuras de trabajo en
las fábricas y empresas que incluyeron la apertura a la participación al conjunto
de los trabajadores. Entendemos que los comités de fábrica pudieron funcionar
como el relevo organizativo de las células y abrir un paradójico surco hacia
el trabajo con obreros de otras corrientes políticas o independientes. Estas
instancias de representación comenzaron a debilitar su vinculación directa con
el PC para establecer lazos dentro de la estructura sindical prioritariamente.
Denominadas de diversas maneras (comités de fábricas, comités de empresas,
grupos sindicales, secciones sindicales, entre otros), la mayoría de ellas cumplían
la misma función y tenían similares características: eran estructuras en el lugar
de trabajo que incluían a todos los obreros, ligadas orgánicamente al sindicato
de industria, elegidas por los trabajadores, afincadas en las secciones internas
de las fábricas, con énfasis en el control de las condiciones laborales (pero no
solamente), por mencionar algunas39. Aunque esto no implicó el abandono total
del trabajo en células. En un período estratégico signado por el sectarismo, allí
38
Todas las citas de este párrafo: “Sobre los comités de fábrica y los sindicatos de industria”,
El Trabajador Latinoamericano (Órgano oficial de la Confederación Sindical Latino Americana),
I, 8, 31/12/1928, pp. 19-24.
39
“Al CC del PC de la Argentina”, Moscú, 4/10/1933, RGASPI.
69
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
[E]ste número del periódico a diferencia de los anteriores que han sido publicados
por la Célula Comunista, aparece a nombre de la organización sindical de la
fábrica. Este hecho marca un nuevo rumbo dentro de la lucha por la unidad del
personal y por la organización que se está llevando a cabo. Los que firmamos
este artículo, nos complacemos en haber logrado esto, considerándolo un
verdadero éxito para el desarrollo de la organización en la fábrica. Y en este
caso nos toca decir lo siguiente: que a pesar de la labor que viene desarrollando
la Célula Comunista por la organización del personal, el hecho que el periódico
apareciera publicado por dicha célula, era mal visto por varios compañeros de
la fábrica. Esos compañeros creían que ingresar en la organización sindical
significaba hacerse comunista, y como en la fábrica hay obreros de distintas
ideologías, era lógico que muchos de ellos al considerarlo así, no participasen
en la organización, por lo que el desarrollo de los grupos sindicales se haya
visto seriamente trabado42.
40
Por ejemplo: El obrero del mueble (“Órgano del grupo rojo de la madera”), I, 5, noviembre
de 1929.
41
“Los ‘chispistas’ hacen el juego a los patrones”, La Internacional (“Órgano del Partido
Comunista de la Argentina”), XI, 3315, 19/10/1929, p. 3.
42
“Aclaración”, klöckner (“Órgano de los obreros del establecimiento metalúrgico Klöckner
S.A.”), 9, abril de 1934, p. 3. La existencia de este grupo puede verse también en “Hoy se reunirá
el personal de la casa Klöckner”, La Vanguardia, XLI, 9724, 23/4/1934, p. 4.
70
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
43
“Sindicato Obrero de la Industria Metalúrgica”, La Vanguardia, XXXVIII, 8546, 25/2/1931,
p. 5; “Un triunfo de los obreros metalúrgicos”, La Vanguardia, XL, 9577, 26/11/1933, p. 4. Las
menciones se replican en las ediciones de los días siguientes; “De los obreros de CATITA”, La
Internacional (“Órgano del Partido Comunista de la Argentina”), XV, 3408, 31/5/1933, p. 2.
44
Díaz Alejandro, Carlos F., Ensayos sobre la historia económica argentina, Buenos Aires,
Amorrortu, 1975, p. 220.
45
Ministerio de Hacienda, Comisión Nacional del Censo Industrial, Censo Industrial de
1935, DGEN-Casa Jacobo Peuser, 1938.
46
Los datos para la Capital Federal corresponden al Cuarto Censo General de la Ciudad de
Buenos Aires, Censo de Población, 1936.
71
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
47
Schvarzer, Jorge, La industria que supimos conseguir. Una historia político-social de la
industria argentina, Buenos Aires, Planeta, 1996, pp. 174 y ss.
48
Un caso emblemático en este sentido fue el de los Talleres Metalúrgicos San Martín
S.A. (TAMET). Grande Cobián, Leonardo,“TAMET: crónica de una guerra. Concentración y
centralización capitalista en la siderurgia argentina, 1870-1935”, Razón y Revolución, núm. 10,
2002.
49
Di Tella,Torcuato, Perón y los sindicatos. El inicio de una relación conflictiva, Buenos
Aires, Ariel, 2003, pp. 300 y ss; Elisalde, Roberto,“Sindicatos en la etapa preperonista. De la
huelga metalúrgica de 1942 a la creación de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM)”, Realidad
Económica, núm. 135, octubre-noviembre 1995, pp. 76-102.
72
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
50
“Señalan tareas de carácter insalubre los O. metalúrgicos”, La Vanguardia, XLIII, 10989,
19/10/37, p. 5.
51
Di Tella, 2003, op. cit., pp. 302 y ss.
52
Matsushita, Hiroshi, Movimiento Obrero Argentino 1930-1945: Sus proyecciones en los
orígenes del peronismo, Buenos Aires, Hyspamérica, 1986, p. 162.
53
Este proceso de organización en la base puede encontrarse de modo más detallado en
Ceruso, 2015, op. cit.
73
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
54
Camarero, Hernán, Comunismo y movimiento obrero en la Argentina, 1914-1943, tesis
de doctorado, Universidad de Buenos Aires, 2008; Di Tella, 2003, op. cit., pp. 302 y ss.
55
“La organización obrera en las grandes empresas metalúrgicas”, Orientación, IV, 193,
6/3/41, p. 4.
74
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
56
“El personal de la casa Klökner paralizó sus tareas por falta de cumplimiento de la ley
11.729”, La Vanguardia, XLVI, 11853, 5/3/40, p. 6; “Piden más salario en CAPEA”, La Hora
(“Diario de los trabajadores”), II, 701, 15/12/41, p. 5; “La industria del alambre en la Argentina.
Fábrica José Ferrarini”, Argentina Fabril (“Publicación semanal del órgano de publicidad de la
Unión Industrial Argentina”), LII, 845, mayo de 1939, p. 12.
57
“Presentación de los industriales metalúrgicos al Departamento Nacional del Trabajo, con
motivo de una petición del sindicato obrero de la misma industria”, Argentina Fabril (“Publicación
semanal del órgano de publicidad de la Unión Industrial Argentina”), LV, 880, abril de 1942, p.
12.
58
“El 28 pararán los obreros metalúrgicos”, La Hora (“Diario de los trabajadores”), III,
846, 19/5/42, p. 3.
59
Para un relato específico de este conflicto: Elisalde, 1995, op. cit.; Gurbanov, Andrés;
Sebastián Rodríguez, “La huelga metalúrgica de 1942 y la crisis de la dirigencia comunista en
los orígenes del peronismo”, Nuevo Topo. Revista de historia y pensamiento crítico, núm. 4,
septiembre-octubre 2007, pp. 61-82.
60
“El laudo: triunfo del gremio, afirma Girardi”, La Hora (“Diario de los trabajadores”),
III, 921, 22/8/42, p. 3.
75
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
61
“Queremos que en TAMET fijen categorías de acuerdo a capacidad y labor del obrero”,
La Hora (“Diario de los trabajadores”), III, 949, 19/9/1942, p. 3.
62
Elisalde, 1995, op. cit., p. 94; Gurbanov et al., 2007, op. cit., pp. 71 y ss; Lida, Miranda,
Monseñor Miguel de Andrea. Obispo y hombre de mundo (1877-1960), Buenos Aires, Edhasa,
2013, p. 174.
63
“Culminara con un fracaso el conflicto metalúrgico”, Solidaridad Obrera (“Una voz
obrera y campesina de orientación y de lucha”), II, 16, agosto de 1942, p. 2; “La huelga de los
metalúrgicos fue sofocada”, Acción Libertaria (“Federación Anarco Comunista Argentina”),
VII, 57, julio de 1942, p. 2.
64
“El gremio de metalúrgicos bajo la dictadura bolchevique”, Organización Obrera (“Órgano
de la Federación Obrera Regional Argentina”), VIII, 81, junio de 1942, p. 2.
65
“La fuerza del gremio metalúrgico”, Orientación, VI, 264, 6/8/1942, p. 5.
76
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
Obrera Metalúrgica66. Este nuevo sindicato estuvo alentado por el sector cegetista
de Domenech e, incluso, tuvo su sede en la avenida Independencia 2880, sitio
en el que se encontraba la Unión Ferroviaria67.
El año 1943 fue testigo del inicio de la pérdida de influencia del SOIM entre
los obreros metalúrgicos. Los motivos de este proceso exceden el marco y la
propuesta de estas páginas. Las consecuencias de la huelga de mediados de
1942, la creación de la Unión Obrera Metalúrgica, el golpe de Estado de junio
de 1943, las disputas en el SOIM, la represión a las actividades comunistas
dentro del movimiento obrero y diversos factores más podrían señalarse como
las causas de la declinación del SOIM.
Reflexiones finales
Durante los años examinados, la rama metalúrgica fue una de las que mayor
expansión experimentó dentro del cuadro general de aumento de la producción
manufacturera e industrial en la Argentina. La ampliación del sector ya comenzó
a verificarse desde inicios del siglo XX, y alcanzó un vigor más considerable
durante la década del 20. Pero fue tras la salida de la crisis y recesión de los años
1929-1933 cuando adquirió dimensiones más vastas, en el contexto del salto
en el proceso de la industrialización por sustitución de importaciones. Ello se
expresó tanto en la multiplicación del número de talleres y fábricas (cuyo mayor
tamaño y complejidad productiva expresó los avances de la gran industria y de
la radicación de capital extranjero) como en la cantidad de obreros y empleados
en esas empresas. Dicho fenómeno tuvo centralidad en el área de la Capital
Federal y en algunas de las regiones del Gran Buenos Aires (en especial, del
partido de Avellaneda). Indudablemente, el desafío del movimiento obrero
fue organizar a esa creciente masa laboral, que se configuraba en un escenario
definido por la dispersión geográfica, la diversidad en la escala de los sitios de
trabajo, la heterogeneidad productiva y la disparidad de oficios.
Luego de algunos intentos débiles durante los primeros años del nuevo
siglo (sobre todo, los signados por la expansión de la FORA V Congreso), fue
en la década de 1910 cuando se produjo un mayor avance de la agremiación
66
Perelman, Ángel, Cómo hicimos el 17 de octubre, Buenos Aires, Coyoacán, 1961. Puede
verse el apoyo que recibieron los obreros de CATITA en su actitud del periódico trotskista Frente
Obrero (“Órgano quincenal del Partido Obrero de la Revolución Socialista. Adherido a la IV
Internacional”). Inicialmente, los hermanos Perelman formaron parte del Partido Obrero de la
Revolución Socialista. Con posterioridad, adscribieron a la denominada ‘izquierda nacional’.
67
Di Tella, 2003, op. cit., pp. 306 y ss.
77
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
de los trabajadores del sector, aunque aún muy limitado a ciertos círculos
militantes. La creación de la Federación de Obreros Metalúrgicos, impulsada por
sindicalistas y socialistas,y adherida a la FORA IX Congreso, fue expresión de
ese proceso. Pero la combatividad y mayor nivel de intervención en las luchas
por establecimientos (como en el caso de los talleres Vasena) se canalizó en
otra entidad, la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos, constituida por
los anarquistas y referenciada en la vieja FORA quintista. No obstante, esta
última fue un organismo de alcance muy limitado, no superando el centenar de
miembros, los cuales aún continuaron muy anclados en los viejos modelos de
la organización federalista, basada en los oficios y casi nulamente centralizada.
Fue la creciente penetración de los comunistas en la rama lo que se convirtió en
el elemento más novedoso y dinámico. Los cuadros de esta corriente tuvieron
sus primeras experiencias de inserción entre los metalúrgicos hacia la década
de 1910, mientras aún constituían el ala izquierda disidente del socialismo
(animando el Comité de Propaganda Gremial) y, luego, cuando actuaban como
integrantes del PSI. Desde fines de 1920, ya como expresión del PC, iniciaron
un proceso de organización más orgánico, extendido y duradero, comenzando
a disputar seriamente la hasta ese entonces vigente hegemonía anarquista en la
rama. La constitución del Sindicato Obrero de la Industria Metalúrgica, en 1922,
fue la evidencia de un cambio en la relación de fuerza entre las tendencias del
movimiento obrero que actuaban en el ámbito industrial. Desde ese momento y
por casi veinte años, la conducción mayoritaria de los trabajadores sindicalizados
en la rama metalúrgica fueron los comunistas, quienes operaron bajo el imperativo
de la sindicalización única por rama y con aspiraciones centralistas.
Como hemos visto, ese ejercicio de dirección no fue apacible ni completamente
regular. En la segunda mitad de los años veinte, el SOIM fue escenario privilegiado
de una de las luchas fraccionales que afectó al PC. En efecto, la mayoría de los
cuadros dirigentes del sindicato fueron parte de los “chispitas”, expulsados de las
filas partidarias a fines de 1925. En alianza con militantes de otras fuerzas, los
“chispistas” lograron que el PC perdiera el control efectivo del gremio durante
un breve período. Los comunistas recién lograron recuperar el dominio hacia
1929-1930. Durante esos años, en el terreno de las disputas entre las distintas
centrales obreras, el SOIM alternó su ubicación entre la USA (en oposición a
su conducción sindicalista) y el CUSC, creado bajo las políticas del “tercer
período” cominterniano. La primera mitad de los años 30 encontraron al SOIM
orientado hacia una línea extremadamente combativa y sectaria, protagonizando
violentos conflictos laborales y aislado de la principal confederación obrera del
país, la flamante CGT. El ingreso en el seno de esta última, en 1935, debido al
cambio de estrategia de la IC, la que impuso el “frente popular”, fue coincidente
con el inicio de un ciclo de gran crecimiento del sindicato, cuyo número de
78
Hernán Camarero y Diego Ceruso REFLEXIONES SOBRE EL VíNCULO ENTRE…
79
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 44
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTÓRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE - JUNIO 2016: 81-100
*
Este trabajo es parte del Proyecto Fondecyt 1120372 Radicales y militares en los comienzos
de la Guerra Fría.
**
Profesor de la Universidad de Santiago (USACH). Doctor en Estudios Americanos por
la Universidad de Santiago (USACH). Licenciado y Magíster en Historia por la Universidad de
Chile.
***
Profesor de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de los Andes (Chile) y de la
Universidad Francisco Marroquín (Guatemala).
****
Profesora de la Universidad Santo Tomás (Chile). Magíster en Estudios Internacionales
por la USACH y Licenciada en Historia por la Universidad del Desarrollo.
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Introducción
82
Cristián Garay V., Ángel Soto y Valeska Troncoso POLÍTICA INTERNACIONAL …
pasaba de las ideas a la práctica con suma facilidad1. Algo que se posibilitó
porque, como dice Westad, había un “sistema internacional basado en dos
versiones opuestas del pensamiento europeo moderno”2.
El enfrentamiento ideológico, caracterizado por Ernst Nolte como una
reacción amplia al comunismo3, permite visualizar las conductas de los actores
más allá del estereotipo de bandos digitados por las respectivas capitales de la
URSS y EE.UU. Una perspectiva que como dice Joaquín Fermandois analizó
tradicionalmente “a las sociedades pequeñas y/o subdesarrolladas como meros
peones de las grandes potencias. En cambio, un estudio desde otra perspectiva
muestra cómo han sido sujetos [participantes y autónomos] de una política
mundial desde su origen republicano, con las falencias que los caracteriza”4.
El objeto de este artículo es proponer una hipótesis alternativa a la tan
difundida que explica a la presidencia de Gabriel González Videla por un
tranco errático en lo político nacional e internacional, marcado por las reales
o supuestas inestabilidades del carácter del Presidente. Problema que se ha
agudizado al tratar su proyecto de Ley de Defensa de la Democracia y su anterior
alianza con los comunistas. Ya que, como se sabe, accede al poder en alianza
con los comunistas –y otros–. A poco andar se separa de ellos, expulsándolos
de su gabinete, y luego los declara ilegales. Sin negar el peso de los aspectos
íntimos del presidente González Videla, postulamos que el alineamiento con
Estados Unidos y su decisión de marginar a sus socios del gabinete primero,
del gobierno después, y finalmente de la legalidad, tiene otra explicación
posible. Esta sería que la determinación fue tomada a la luz de la evolución de
la situación internacional y de una valoración de la situación de Chile en una
posible confrontación Este-Oeste. Pero esto supone, como condición previa
de esta hipótesis negativa, demostrar que González Videla tenía un proyecto
1
Como guía de esta tendencia citamos los textos del profesor Westad, Odd Arne, Reviewing
the Cold War. Approaches, Interpretations, Theory, Frank Cass Publishers, Londres, 2000; y The
global Cold War. Third world interventions and the making of our times, Cambridge University
Press, Cambridge, 2005; Gaddis, John Lewis, La Guerra Fría, RBA, Barcelona, 2005, y un amplio
debate en Joseph, Gilbert M. & Spenser, Daniela (editores), In from the Cold. Latin America´s
New Encounter with the Cold War, Duke University Press Durham, London, 2008, pp. 3-46.
2
Westad, Odd Arne, The Global Cold War, p. 4. Véase también Smith, Joseph, The Cold
War, Blackwell Publishers, 1998, cap. 1 “Beginning of the Cold War”, pp. 1-26 y cap. 2 “Stalemate
in Europe”, pp. 27-49.
3
Nolte, Enst, La Guerra Civil Europea, 1917-1945, Fondo de Cultura Económica, México,
2001 (Traducción de la versión alemana de 1997).
4
Fermandois, Joaquín, “La internacionalización de la Historia Internacional”. En Purcell,
Fernando y Alfredo Riquelme (Eds.), Ampliando miradas. Chile y su historia en un tiempo
global, RIL Editores, Santiago de Chile, 2009, p. 39.
83
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
internacional, que este era distinto del comunista, y que persistió antes, durante
y después de su alianza con los comunistas.
Para abordar el tema hemos usado parte del fondo documental Gabriel
González Videla contenido en el Archivo Nacional, diversos volúmenes
del Archivo de Relaciones Exteriores de Chile, prensa, y las Memorias del
protagonista publicadas en 1975, tomando las reservas en cuanto a qué parte
podrían ser consideradas reescrituras del pasado en función de su apoyo al
Gobierno de Augusto Pinochet y al proceso iniciado en 1973.
El observador
Gabriel González Videla tuvo por la realidad internacional una alta consideración,
se trataba para él de una forma de “política experimental”, donde podía establecer
lineamientos para el futuro. Así, muchos años antes de acceder a la presidencia
informaba el 23 de marzo de 1941 al presidente Pedro Aguirre Cerda que no
quería regresar a Chile por estar siguiendo la dirección de la política mundial,
“a pesar de todos los riesgos, peligros y privaciones con que se vive en Francia,
he disciplinado mi vida, consagrándola al estudio, a la observación y a la
participación directa o indirecta de esta verdadera “revolución” en que chocan
dos culturas, dos sensibilidades distintas, dos sistemas de vida antagónicos”.
Y agregó:
Mi ambición, como usted ve, don Pedro, es seguir este proceso que a través
de la guerra es, sin embargo –le repito–, una revolución mundial, que tarde o
temprano, por una u otra vía, tendrá repercusión en Chile y en América, y yo
quiero estar preparado para serle útil a usted, a mi país, a mi partido, siguiendo
con imparcialidad y entusiasmo el pulso que late en este momento histórico en
la civilización occidental 5.
Por ello podemos afirmar que su interés por la política internacional fue tan
importante como su pasión por la vida partidista local. Así es como lo recuerda
el Embajador de Estados Unidos durante esa época, Claude Bowers, para quien
éste “tenía una visión en los asuntos internacionales y comprendía el profundo
significado de lo que ocurría en el mundo”, destacando además, su profunda
familiarización “con los problemas comerciales, económicos y técnicos de su
5
González Videla, Gabriel, Memorias, I, Editorial Gabriel Mistral, Santiago de Chile,
1975, pp. 346-347.
84
Cristián Garay V., Ángel Soto y Valeska Troncoso POLÍTICA INTERNACIONAL …
6
Bowers, Claude, Misión en Chile, 1939-1953, Editorial del Pacífico, Santiago de Chile,
1958, pp. 352-353.
7
Hunneus, Carlos, La Guerra Fría chilena. Gabriel González Videla y la ley maldita,
Debate, Santiago de Chile, 2009, p. 51.
8
Fermandois, Joaquín, Mundo y fin de mundo. Chile en la política mundial 1900-2004,
Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 2004, p. 249. Véase también, Soto,
Ángel, Núñez, Rogelio y Garay, Cristián, Las relaciones chileno-brasileñas. De la amistad sin
límites al pragmatismo del gigante (1945-1964), Ril, Santiago, 2012.
85
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
como para otros, era un axioma que el radicalismo debía gobernar y era el eje
de cualquier mayoría. Esto significaba una extrema elasticidad al momento
de aceptar aliados y también de deshacerse de ellos en función de su arrastre
electoral. ¿Puro pragmatismo o realpolitik?
En 1939, durante la Convención Radical de La Serena, González Videla
sostuvo su ideal del rol del Partido Radical en la vida nacional. A su juicio, “el
radicalismo, en la vida política, se confunde con la idea de la democracia y de
la libertad”. Alejado de “infantilismos revolucionarios de algunos de nuestros
aliados, debe [el radicalismo] imponer en gradual desarrollo las reformas y
realizaciones pragmáticas” 9. Conjugando posibilidad y necesidad, había que
exigir la “ecuación que logre una fórmula de armonía dentro de la heterogeneidad
de las fuerzas de avanzada que luchan por imponer sus rígidas concepciones
económicas y sociales”10. Sin el Partido Radical, “…no hay mayoría, es decir,
no hay combinación de Gobierno”. Y profundizó, dirigiéndose a los asistentes:
“El Destino ha colocado al Partido Radical en estratégica alternativa: o gobierna
y funciona la democracia, o se va la oposición y surge la crisis presidencial
o la dictadura”11. Es decir, un rol de partido que jugará al centro posicional,
moderado, como equidistante de los extremos12.
Este razonamiento es claro para sustentar la idea de que para él, cualquiera
fuera la combinación el resultado era el mismo: el liderazgo radical del proceso.
Si otras fuerzas de izquierda iban con ellos, esto tenía que ver con el respaldo
y gobernabilidad, no con la adopción de otras ideas. Resumiendo, podríamos
afirmar que para Gabriel González Videla su militancia partidaria tiene un valor
más allá del meramente circunstancial, pues traza una línea divisoria entre lo
que considera accesorio y lo sustantivo.
En su perspectiva, esta visión acerca del progreso del hombre y de su militancia
es transversal a los diversos acontecimientos personales y colectivos, nacionales
o foráneos, que González Videla, como disciplinado adherente radical, vería
como impulsos para consolidar su propia visión política y económica. Dicho
de otra manera, los acontecimientos y procesos externos actúan para González
Videla como modeladores de las próximas experiencias internas en el país. De
modo que la contemplación de la política internacional tiene un cuasi carácter
experimental, en tanto proporciona antecedentes para cambios y reformas, y
9
González Videla, ob. cit., I, pp. 213-214.
10
González Videla, ob. cit., I, p. 214.
11
González Videla, ob. cit., I, p. 214.
12
Scully, Timothy R., Los partidos de centro y la evolución política chilena, CIEPLAN,
Santiago de Chile, 1992.
86
Cristián Garay V., Ángel Soto y Valeska Troncoso POLÍTICA INTERNACIONAL …
El proyecto internacional
Para el observador externo, su primera fase, quizás la más notoria para algunos,
se debate entre el dilema democracia y fascismo. De la primera época subsistió
a todo trance en época posterior el antifranquismo. La segunda fase se centra
en la idea de saber cómo iba a ser el mundo de posguerra cuando ya se prevé
la derrota de Hitler y se decanta por la democracia frente al comunismo.
Respecto de su primera época, la idea fuerza era que la democracia estaba
en peligro y que enfrentaba un asalto terminal de las fuerzas del totalitarismo.
Identifica al totalitarismo con el fascismo, y promueve la gran alianza con el
concurso necesario de la URSS de Stalin. Pero la cuestión es algo más compleja.
Primero, la idea de una democracia amenazada condicionó su razonamiento
político. Para él, la lucha política internacional era de carácter binario, entre
bueno y malo, que identificó como la democracia representativa y los regímenes
antidemocráticos. Esta idea le dio a su visión de la política internacional un
carácter dramático, y permite comprender la aceptación de alianzas políticas
incluso en el momento en que los comunistas pactan con Hitler. Con amargura
comentó décadas después que la traición del comunismo permitió el desfonde de
la democracia francesa y de los radicales en el gobierno, y que sin embargo ello
no frenó las alianzas con ese sector para detener al fascismo con posterioridad.
El segundo concepto fundamental es la interdependencia. Se trata de las
interrelaciones entre los pueblos y de su influencia mutua. Era un concepto que
usaban los radicales, y que ya en 1942, al crearse la Comisión Nacional de Estudios
de la Post Guerra, ya figuraba exactamente igual en su decreto fundacional. En
sus párrafos finales este documento decía: “Esa misma interdependencia de los
pueblos impone la consideración colectiva de problemas de índole internacional,
pero cuyos efectos trascienden las fronteras políticas de los Estados”13. Para
González Videla la interdependencia no era solo interestatal, sino que más
compleja en sus dimensiones, pues abarcaba a las poblaciones interrelacionadas
por los efectos de los cambios de la Guerra Mundial.
13
Comisión Nacional de Estudios de la Post-Guerra, Santiago de Chile, 1943. Informe de
la Comisión, p. 19.
87
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
14
Archivo Nacional. Fondo Gabriel González Videla (en adelante FGG), Vol. 97. Discursos,
21 de enero 1946, foja 8.
15
FGG, Vol. 97. Discursos, 21 de enero 1946, foja 4.
88
Cristián Garay V., Ángel Soto y Valeska Troncoso POLÍTICA INTERNACIONAL …
El equipo de González Videla estaba en sintonía con estos conceptos. Por ejemplo,
en la memoria del embajador Osvaldo Vial sobre su misión en Rio de Janeiro este
indicaba que se hablaba de una época caracterizada por la internacionalización
y que había que ir más allá de los conceptos de interdependencia, solidaridad y
cooperación. Este proceso estaba atacado por el nacionalismo y las tendencias
aislacionistas o de autosuficiencia que son ajenas a la realidad. “Por razones
de progreso técnico y material, vivimos en una extraña comunidad que da a
16
González Videla, op. cit., p. 446. Se ha usado esta cita porque refleja su estado de ánimo
respecto de ese momento, pero es preciso advertir que las Memorias están muy contaminadas
por su anticomunismo y su apoyo en 1975 al general Augusto Pinochet. En su interpretación,
estas memorias son una suerte de profecía cumplida de su propia gestión.
17
FGG, Discursos, 1949, foja 63.
89
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
delegado de Chile, Gabriel González Videla sostuvo que para ingresar a dicha
Organización, era necesario el compromiso previo de los Estados de garantizar
al individuo la entera y completa protección de su derecho a la vida y de su
derecho a la libertad y al trabajo, sin distinción alguna de nacionalidad, raza,
sexo o religión; y también el compromiso de reconocer al individuo el derecho
al libre ejercicio, tanto público como privado, de su religión y de su profesión,
ciencia o arte, con tal que estas prácticas no fueran incompatibles con la moral
pública. No tuvo éxito esta moción chilena, especialmente por la oposición
interesada de la Unión Soviética19.
18
Archivo MRREE (en adelante AMRE), Embajada de Chile en Brasil, 1949, Vol. 2799.
“Memoria de la Embajada de Chile en el Brasil correspondiente a los años 1948/49”. Oficio
Confidencial N°773/79. Del Embajador chileno Osvaldo Vial al Ministro de RREE. Río de
Janeiro, 14.12.1949. En esa visión prospectiva que entrega el embajador sobre la dimensión
internacional de los sucesos que ocurren, es decir, sobre la Guerra Fría, sostiene que se prevé
que un posible nuevo conflicto comenzara en China: “Se dice que la guerra pasada empezó en
España; no sería extraño que de la próxima pudiera decirse que empezó en China…”
19
Memoria del MRREE, Santiago de Chile, 1948, p. 32. La proposición no la hemos
encontrado en su original, sino solamente descrita por el propio González Videla.
90
Cristián Garay V., Ángel Soto y Valeska Troncoso POLÍTICA INTERNACIONAL …
dominado por los intereses estatales, pero con libertades económicas, es decir, el
estatismo radical y primitivamente denominado socialismo de Estado o alemán.
El modelo proteccionista fue el suyo, constituyendo una idea que se lleva
bien con la tesis de que el mundo debía cambiar para hacer transformaciones
a las grandes masas. En 1942, en una entrevista realizada en Brasil, González
Videla declaró que la
20
González Videla, Habla el Embajador González Videla. Democracia, fascismo, guerra,
Instituto Brasileiro Chileno de Cultura, 1942, p. 30. Este documento crucial está reproducido
digitalmente en el sitio Memoria Chilena, www.memoriachilena.cl
21
Ercilla, 01.07.1947, p. 5. El desarrollo de esta iniciativa está contenida en dos noticias
de El Mercurio: “Considero que la paz continental está suficientemente protegida con el sistema
interamericano, declara Excmo. señor González Videla…” El Mercurio, 25.06.1947; y “Chile
se mantendrá intransigente en la defensa de la verdadera democracia, expresa el Sr. González
Videla”, El Mercurio, 28.06.1947.
91
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
La Guerra Fría
22
FGG, Vol. 109. Informes políticos y económicos 1941-1950 “III. La economía americana
de la Post Guerra” (apuntes), s/fecha, fojas 282. Dado el lugar que tiene en el ordenamiento del
volumen se desprende que es un documento de 1945 y fechado poco antes del fin de la guerra,
porque dice “Podría ocurrir que al término de la guerra actual…”, foja 279. Aunque es para el
período posterior, interesante resulta el libro de Brands, Hal, Latin America’s Cold War, Harvard
University Press, USA, 2010. Especialmente el capítulo “The Latin American Diplomatic
Challenge”, pp. 129 y ss.
23
Esto requiere de una explicación adicional. Jaime García Covarrubias, en su estudio
sociológico El Partido Radical y la clase media en Chile. La relación de intereses entre 1888
y 1938, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1990, postuló la tesis de que las ideas del
Partido Radical se nutrían de una identidad de intereses con grupos medios y sus medios de
relación, el más relevante para la colectividad fue la masonería, ya que los católicos estaban
representados en el Partido Conservador y más tarde en la Falange Nacional. Véase para ilustrar
la relación entre González Videla, la masonería y el Partido Radical el documento reproducido en
Memoria Chilena de Gran Secretaría de la Logia Masónica. Defensa de la Democracia. Cartas
cambiadas entre el serenísimo Gran Maestro y S.E el Presidente de la República, Don Gabriel
González Videla, Santiago, 1948. En ese mismo sentido, interesante nos resulta la relación con
Harry Truman quien también está conectado a la masonería. Véase McCulloough, David, Truman
Fires MacArthur, Simon & Shuster, New York, Ebook edition, 2010.
92
Cristián Garay V., Ángel Soto y Valeska Troncoso POLÍTICA INTERNACIONAL …
el hecho de que la neutralidad había sido la norma incluso bajo los gobiernos
radicales, y que la declaración de guerra contra el Imperio del Japón fue un
acto de oportunismo y cuando ya no tenía aporte militar que dar. Claro que era
una forma de exigir compensaciones económicas que quedaban bien para los
chilenos frente a los estadounidenses y que siguió su propia singladura con
personajes tan variopintos como Ibáñez, Alessandri y Frei, hasta coronarse
con el propio Allende24.
Para Chile, la situación era compleja. La neutralidad chilena en el conflicto
mundial constituía una espina en la mirada de las potencias vencedoras, y más
específicamente en la de Estados Unidos. Chile no había hecho, objetivamente
hablando, ese ingente y doloroso sacrificio que fue participar de verdad en la lucha
contra Hitler y sus aliados. Costó sacarle una declaración de guerra al Imperio del
Japón, el 13 de abril de 1945, un acto protocolar, sin consecuencias en el campo
de batalla y en pleno crepúsculo de la guerra25. Necesariamente este impasse fue
crucial en su visión de qué lado debía estar Chile en el nuevo conflicto que se
avecinaba. Si Chile no había sido diligente o astuto para confraternizar desde
un principio con los aliados, ahora ese papel se dirimiría desde un comienzo en
la coyuntura de los años 1947 y 1948. La primitiva concordia de los aliados se
deshacía y los Estados comenzaban a tomar definiciones. Una de esas primeras
conmociones fue la caída de Europa Central. La caída de Checoeslovaquia y de
la democracia de Benes tuvo un gran impacto, mucho más que los gobiernos
de coalición sobre Hungría o Polonia que también cayeron. Mal que mal,
Checoeslovaquia tenía una tradición democrática y Benes era un personaje
prestigioso. Ya en marzo de 1946, Churchill describía la situación producida
en la Europa Central y del Este como una Cortina de Hierro.
1947 sacralizó la expresión Guerra Fría y se explicita en la Doctrina Truman
el 12 de marzo de ese año ante el Congreso de Estados Unidos26. Ese año, el
24
Ver en este aspecto a Joaquín Fermandois, Jimena Bustos y María José Schneuer, Historia
política del cobre, 1945-2008, Editorial Centro de Estudios Bicentenario, Santiago de Chile,
2005.
25
Para esto el contundente artículo de Raffaele Nocera (y luego su libro), “Ruptura
con el Eje y alineamiento con Estados Unidos: Chile durante la Segunda Guerra Mundial”,
revista Historia, Santiago, v. 38, n. 2, dic. 2005. Disponible en <http://www.scielo.cl/scielo.
php?script=sci_arttext&pid=S0717-71942005000200006&lng=es&nrm=iso>. Accedido en 18
marzo 2013. doi: 10.4067/S0717-71942005000200006.
26
Truman sostuvo, en el contexto de la guerra civil griega (1946-49) y la incapacidad
británica para apoyar a los monárquicos frente a los comunistas, que los Estados Unidos podían
dar apoyo a “personas libres que están resistiendo los intentos de dominio por minorías armadas
o por presiones exteriores”. La primera fase fue un préstamo de 400 millones de dólares en ayuda
económica y militar para Turquía y Grecia para impedir la caída en bloque de esa área del mundo.
93
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
El texto original en “The Truman Doctrine. President Harry Truman”, en O`Tuathail, Georóid
et al., The Geopolitics Reader, Routledge, London & New York, 2a edición, 2008 (1a edición,
1998).
27
FGG, Discurso, foja 171 (27.), 1948. Se refiere a las huelgas de policía, gas, ferroviarios,
electricidad y mineros del otoño europeo de 1947 y de 1948, que el gobierno francés calificó de
insurreccionales. Ver Paul Durand, “El Derecho a Huelga en Francia después de la Liberación”,
Revista del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, p. 13.
28
Como sostiene Javier Castro, la crisis italiana es “una “lección” que toma en cuenta el
gobierno chileno tras los sucesos ocurridos en Italia y al efervescente clima político “anticomunista”
del periodo, que no dejó exento a Chile”, “La expulsión del Partido Comunista Italiano. Lecciones
y comparaciones con el caso chileno y el rol de la Embajada de Chile en Roma”, Bicentenario,
Vol. 10, N° 1, 2011, Centro de Estudios Bicentenario, Santiago de Chile, p. 69.
94
Cristián Garay V., Ángel Soto y Valeska Troncoso POLÍTICA INTERNACIONAL …
La huelga del carbón y de los obreros portuarios de Francia tiende a un fin claro
y evidente: paralizar totalmente la economía de esa gran nación europea. Lo
mismo pretendieron hacer en Chile con la huelga de Lota y de Schwager y que
el Gobierno debió conjurar con todos los medios legales de que disponía...30
Para situar a Chile en esa tesitura hay entonces que añadir otro elemento: la no
adecuación de los comunistas a esta nueva redistribución del poder mundial.
Una señal relevante para su sensibilidad fue la defenestración de los comunistas
de los gobiernos democráticos en Italia y Francia. Para González Videla fue
la muestra de que los hechos chilenos estaban preescritos en esos países y
ejercieron clara influencia en sus actitudes de alejar primero a los comunistas
del gabinete, luego del gobierno, y finalmente de la ley. Para González Videla
esto refrendó que su posterior decisión no era antidemocrática.
Ciertamente esta idea de la democracia como legitimación aparece una
y otra vez en González Videla y su época. Para Fermandois, la idea de que
Chile era un país democrático era básica en la relación entre González Videla
y las autoridades estadounidenses31; implicaba una suerte de distinción, pero
también una idea de la necesidad de ayuda frente a las cuestiones económicas
y políticas internas, “muestran el paralelismo de ambos procesos, el de la
polarización política en Chile, y de la política de alineamiento anticomunista
que Washington imponía a América Latina”32. De hecho, la idea de que Chile
era una isla democrática fue tanto clave en la viabilidad de su alianza –así se
veía– con Estados Unidos como en la promoción de ciertas ideas acerca de la
29
FGG, Discurso, foja 170 (26).
30
FGG, Discurso, foja 172 (28).
31
También había actores externos que pensaban así, si no, de otra manera no se explica el
fastuoso recibimiento de Truman a González Videla. A nivel más modesto, el embajador Bowers
decía en junio de 1947, “Chile es un país clave en el combate contra el comunismo”, citado por
Fermandois, Joaquín, Mundo y fin de mundo, p. 242. Bowers fue un activo participante de la
vida política chilena, dejó un interesante libro de memorias y su relevancia en Estados Unidos
ha sido estudiada por Sehlinger, Peter, y Hamilton, Holman, Spokesman for Democracy; Claude
G. Bowers, 1878-1958, Indiana Historical Society, 2000.
32
Fermandois, Joaquín, Mundo y fin de mundo, p. 242.
95
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
33
Fermandois acota que “Santiago aprovechó el desarrollo de la “sociedad internacional”
como un parachoques externo que a la vez era funcional a los intereses de América del Sur”,
Mundo y fin de mundo, p. 253.
34
El Diario Ilustrado, 1948, fecha ilegible, probablemente abril o marzo, guardado en
archivo histórico paraguayo, Vol. 379. Tiene el mismo sentido que otra crónica del mismo medio:
“El Gobierno denuncia amplio plan de sabotaje comunista”, miércoles 31 de marzo de 1948. La
posición del gobierno en La Nación, editorial “Ninguna dictadura, ningún totalitarismo”, martes
30 de marzo de 1948.
35
Garay, Cristián y Soto, Ángel, Gabriel González Videla. “Ni totalitarismos pardos, rojos
o amarillos”, Bicentenario, Santiago de Chile, pp. 161-162.
36
Garay y Soto, ob. cit., p. 162.
96
Cristián Garay V., Ángel Soto y Valeska Troncoso POLÍTICA INTERNACIONAL …
37
FGG, Vol. 100. Discursos, 1948-enero-mayo. Mensaje Presidencial del 21 de mayo de
1948, fojas 208.
38
El Diario Ilustrado, Santiago de Chile, viernes 2 de abril de 1948. Editorial “Defensa de
la Democracia”.
97
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
chileno las huelgas buscaban más que plantear cuestiones salariales o de régimen
de trabajo. Se trataban de una verdadera obra de demolición y acaso de poder
germinal para tomar el poder. Para el Ministro, la serie de infundios sobre la
determinación del Gobierno de poner fuera de la ley al Partido Comunista era
paralela a la intención –no solo en Chile– de “paralizar, trastornar o mermar
la producción industrial de algunos países, especialmente la de aquellos que
tienen la mayor responsabilidad en el mantenimiento y conservación del espíritu
de la civilización occidental”39. Ejemplo de esta estrategia, se afirmaba, era la
serie de grandes huelgas en Estados Unidos, la misma que se había ensayado
entre 1940 y los primeros cinco meses de 1941 por instigación soviética en ese
país para impedir el aprovisionamiento de las democracias. Agregaba que esta
acción saboteadora, realizada a veces por extranjeros:
Se inició allí en víspera de la guerra que, por una cruel ironía del destino
había de encontrar a la Unión Soviética luchando en contra de su aliado de la
víspera y al lado del país al cual saboteaba en su producción industrial y en su
programa de legítima defensa una ofensiva en contra de la secta internacional
que hoy, nuevamente, pone en inminente peligro la estabilidad de los regímenes
democráticos y de la paz mundial 40.
Bajo esta idea, las huelgas eran no un reflejo de protestas de los trabajadores,
sino una acción concertada de los enemigos del régimen democrático. Y
hábilmente, uniendo la política interior con la internacional, el Gobierno de
González Videla aprovechaba de legitimar su acción para estabilizar su gobierno,
con la proscripción del comunismo en la vida pública chilena. De modo que
la situación interna como la externa van a dar la ventana de oportunidad para
sumarse al lideragzo de EEUU y de su propuesta de seguridad hemisférica.
Para entonces, el ciclo estaba perfectamente cerrado, esa quintacolumna
no era sino la expresión del alma antagónica de la democracia y la libertad.
Para él, Oriente no solo era la URSS sino una genealogía que empezaba con
Gengis Khan. Por geografía e historia, Chile estaba más cerca de esa visión
que la del bloque soviético. En 1947 habló de los “primeros combates”, en los
que estaba envuelto Chile, en el mundo entre la democracia y el totalitarismo,
con “países de contexturas raciales, políticas y espirituales incompatibles con
las nuestras”41. En suma, eran dos razas, dos ideologías, dos almas en combate
por el mundo. Y él había tomado su puesto en esta lucha.
39
El Diario Ilustrado, Santiago de Chile, miércoles 14.01.1948.
40
El Diario Ilustrado, Santiago de Chile, miércoles 14.01.1948.
41
Hunneus, ob. cit., pp. 153-154.
98
Cristián Garay V., Ángel Soto y Valeska Troncoso POLÍTICA INTERNACIONAL …
Conclusiones
42
Murray, Williamson, y Millet, Allan, La Guerra que había que ganar, Memoria Critica,
Madrid, 2004.
99
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
… de acuerdo con su tradición, con sus principios, con sus vínculos de sangre y
con su situación geográfica, elige su sitio junto a los países hermanos de América
y a las potencias que representan la civilización occidental y democrática43.
43
FGG, vol. 100. Discursos 1948 enero-mayo. Mensaje presidencial del 21 de mayo de
1948 (borrador), foja 197.
100
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 44
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTÓRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE - JUNIO 2016: 101-137
*
Académico de la Universidad de Santiago de Chile. Estudiante del Programa de Doctorado
en Historia de la Universidad de Santiago de Chile. Becario CONICYT. Se agradecen los
comentarios críticos del historiador Hernán Venegas Valdebenito y la ayuda en el proceso
de edición y corrección de la historiadora argentina Ivanna Margarucci. Correo electrónico:
[email protected]
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Introducción
Los nudos de la comprensión historiográfica del anarquismo no pueden por eso
ser buscados en el análisis estático de algunos de sus momentos que de vez en
vez se presentan distintos y contradictorios, o sea signados más por la dimensión
táctica que por la estratégica, sino en la visión abarcativa de su desarrollo.
Giampietro Berti, “Sobre historiografía del anarquismo”, en Reconstruir, n° 99,
noviembre-diciembre 1975, pp. 47-56.
1
Eduardo Devés, “La cultura obrera ilustrada chilena y algunas ideas en torno al sentido
de nuestro quehacer historiográfico”, Mapocho, n°32, Santiago, 1992, p. 127.
2
En 1957, los anarcosindicalistas abandonaron la Central Única de Trabajadores (CUT).
Véase Antonio Lagos, “El anarcosindicalismo en la década de los 50”, Tesis para optar al grado
de Licenciado en Historia, Universidad de Chile, 2001. Véase, asimismo, Eduardo Godoy, “Las
luchas internas de la Central Única de Trabajadores (CUT) y el paro del 7 de julio de 1955:
Dos tradiciones obreras en pugna”, Yuyaykusun 7, Revista del Departamento Académico de
Humanidades de la Universidad Ricardo Palma, Lima, pp. 143-153.
3
Víctor Muñoz, Sin Dios ni patrones. historia, diversidad y conflictos del anarquismo
en la región chilena (1890-1990), Valparaíso, Mar y Tierra Ediciones, 2013, pp. 82-86. Véase,
asimismo, Pamela Quiroga, “La diversidad anarquista: Santiago, 1990-2005”, Informe de
seminario para optar al grado de Licenciada en Historia, Universidad de Chile, Santiago, 2005,
pp. 296-303.
102
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
4
Como señala el historiador catalán Xavier Diez, es difícil de definir el concepto de
anarquismo, ya que a diferencia de otras corrientes políticas y filosóficas, fundamentadas en
unos preceptos teóricos y contribuciones limitadas, el anarquismo resulta un conjunto de ideas,
prácticas y conceptos extremadamente flexibles y proclives a interpretaciones subjetivas. En
consecuencia, para efectos de este artículo, entendemos por anarquismo, siguiendo a Víctor
Muñoz, un “movimiento político surgido en Europa a mediados del siglo XIX, profundizado
teóricamente por su desarrollo global, y que propone la construcción de individuos y sociedades
ajenas a toda dominación, sea ésta cultural, política o económica (…) Un movimiento heterogéneo,
un horizonte de múltiples iniciativas más o menos enlazadas, cruzado por distintas cosmovisiones,
disputas y tendencias, muchas de ellas en contradicción y pugna. De esta realidad, se deduce que
los problemas que afectan a un sector, o a un determinado espectro de grupos, no necesariamente
perturban a la totalidad. Distinciones temáticas, geográficas, temporales, divisiones políticas,
alternativas programáticas, también confirman la inexistencia de un conjunto monolítico”. Para
mayores antecedentes, véase Xavier Díez, “Pensamiento político del anarquismo decimonónico”.
En Antonio Robles Egea y Manuel Menéndez Alzamora, Pensamiento político en la España
contemporánea, Madrid, Trotta, 2013. p. 199; Víctor Muñoz Cortés, Sin Dios Ni patrones…,
op. cit., p. 6.
103
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
5
José Ponce y Aníbal Pérez, “La revitalización de la historiografía política chilena”, Polis.
Revista Latinoamericana, Vol. 12, n°36, 2013, p. 455.
104
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
otros6. Como señalan Ponce y Pérez: “en la mayoría de los casos han abierto
sus análisis a las reflexiones provenientes desde la Nueva Historia Política,
la Historia Conceptual de los Políticos y la Historia del Tiempo Presente” 7.
Podemos sintetizar que la “nueva” historia política chilena es un “mosaico”
compuesto de diversas concepciones teóricas y epistemológicas, caracterizado
por un afán crítico y revisionista, heredado en muchos casos de los cultores
de la nueva historia social. Muchos de los representantes de estas tendencias
historiográficas comenzaron a preocuparse no solo por la historia de la “clase
obrera” –como había sido lo habitual antes de 1973– sino también por los
campesinos, pobladores, estudiantes, indígenas, profesionales, etc. Como señala
Eduardo Devés, producto del quiebre epistemológico que significó el Golpe
de Estado de 1973, el “obrerismo y el clasismo cedieron paso a una historia de
los grupos que podían constituirse en alternativa al autoritarismo. Ese fue un
cambio decisivo” 8. El anarquismo fue uno de ellos.
En el caso latinoamericano, el panorama es mucho más amplio y diverso.
Guillermo Palacios asocia el “resurgimiento” del interés por la historia política
en América Latina, al resultado de los avances realizados por otros historiadores
en el campo de la historia cultural. La fusión entre la “vieja” historia de las
ideas, la historia de las mentalidades y la historia cultural, habría posibilitado la
invasión al campo de la historia política, ampliándolo al estudio de la “cultura
política” tanto popular como de las élites9, donde es posible destacar el estudio
del pensamiento radical-rupturista ampliamente concebido, y del anarquismo en
particular. Lo anterior generó una “nueva” mirada historiográfica en la medida
en que se integraron elementos del mundo de la cultura y lo social, distantes en
los enfoques precedentes, revalorizando los estudios de: las prácticas de lectura,
los círculos de lectores, la clandestinidad literaria, la formación de la “opinión
pública, etc.; pero también aquellos relacionados con las prácticas derivadas
de los nuevos conceptos de la modernidad liberal (ciudadanía, soberanía,
nación, democracia, etc.), la observación de la historia decimonónica (en
especial el concepto de “revolución”) y, finalmente, de las corrientes políticas
revolucionarias: socialismo y anarquismo.
6
Véase a modo de ejemplo: Olga Ulianova (Ed.), Redes políticas y militancias. La historia
política está de vuelta, Santiago, Ariadna-Universidad de Santiago de Chile, s/a.
7
José Ponce y Aníbal Pérez, “La revitalización de la historiografía…”, p. 469.
8
Eduardo Devés, “La cultura obrera ilustrada chilena…”, op. cit., p. 128.
9
Guillermo Palacios, “Entre una “nueva historia” y una “nueva historiografía” para la
historia política de América Latina en el siglo XIX”. En Guillermo Palacios (Coord.), Ensayos
sobre la nueva historia política de América Latina. s. XIX, México, El Colegio de México, 2007.
105
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Carlos Altamirano sostiene, por otra parte, que la historia política en América
Latina no es “novedosa” sino que data del siglo XIX, y niega, al igual que
Guillermo Palacios, la existencia de un modelo historiográfico “único”, aunque
reconoce el “surgimiento de una nueva historia política” a nivel continental 10. En
este sentido, distingue una renovación en los enfoques y en sus preocupaciones y
no el auge de un “paradigma”. Así, sin renunciar a una perspectiva globalizadora,
concibe la historia política como un “punto de vista” entre otros, desprovista
de una ambición de “historia total”. Destaca, asimismo, la atención que esta
“nueva” historia le presta a los “lenguajes políticos” y sus diversas nociones
(desde los actores sociales o “personajes históricos”, “notorios”, “oscuros” o
“anónimos”). Se verifica de este modo, según Altamirano, una “rehabilitación de
la palabra del actor histórico no “porque suponga que éste se halla en posesión
de la verdad o del sentido de su acción; sino porque esa verdad o sentido no
puede ser aprehendida sin referencia a esa palabra”. Este “giro hermenéutico”
pondría a la historia política en contacto con la historia de las significaciones
(o del pensamiento) y, por lo tanto, al historiador en atención no solo en el
discurso sino también sobre los rituales, símbolos y alegorías.
10
Carlos Altamirano, “De la historia política a la historia intelectual: reactivaciones y
renovaciones”, Prismas. Revista de Historia Intelectual, n°9, 2005.
106
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
11
Tania Tamayo, Caso Bombas. La explosión en la fiscalía sur, Santiago, LOM Ediciones,
2012.
12
Nelson Méndez, “Anarquismo en América Latina: Consideraciones en torno a su historia,
rasgos y perspectivas”, Estudios. Revista de Pensamiento Libertario, n°2, Madrid, 2012. Véase,
asimismo, Nelson Méndez y Alfredo Vallota, Bitácora de la utopía: Anarquismo para el siglo
XXI, Córdoba, Enciende Ediciones, 2004.
13
Respecto de las organizaciones marxistas en Chile y América Latina, véase Claudio
Pérez y Pablo Pozzi (Eds.), Por el camino del Che. Las guerrillas latinoamericanas, 1959-1990,
Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires-Universidad Academia de Humanismo Cristiano-Red
Latinoamericana de Historia Oral-Imago Mundo, 2012. Sobre el Mapu-Lautaro, en particular,
véase el recientemente publicado libro de Nicolás Acevedo, MAPU-LAUTARO, Santiago,
Ediciones Escaparate, 2014.
107
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
14
El Grupo de Investigación e Historia Anarquista Julio Rebosio fue fundado el año 2009 y
una de sus iniciativas fue la conformación del Archivo Histórico “La Revuelta” y la recopilación
de fuentes relacionadas con la historia del anarquismo en Chile. Respecto de este último, véase
“Archivo Histórico ‘La Revuelta’. Una nueva iniciativa de documentación anarquista en la región
chilena”, El Surco, Santiago, agosto 2009, p. 4.
15
Véase a modo de ejemplo, Hombre y Sociedad (Santiago, 1985/1997-2008), Acción
Directa (2006-2010), Germen (Santiago, 2009-2010), Vendaval (2009), Erosión (2012-2015) y
La Brecha (2015), entre otras.
16
Véase a modo de ejemplo, Ideácrata (Santiago, 2003-2006), Opción Libertaria (Temuco,
2005-2007), Agitación (Santiago, 2007-2009), El Surco (Santiago, 2009-2013), Solidaridad
(Santiago, 2010-2015) y El Anárquico (Santiago, 2015), entre muchos otros.
17
Véase Felipe del Solar y Andrés Pérez, Anarquistas. Presencia libertaria en Chile,
Santiago, RIL Editores, 2008.
18
Véase a modo de ejemplo, la declaración del 17 de septiembre de 1973 de la Federación
Libertaria Argentina (FLA) titulada “Frente al golpe militar en Chile”, Reconstruir, n° 86, Buenos
Aires, septiembre-octubre 1973, p. 9. En ella se señalaba: “Es un deber de todos los hombres
de espíritu libre –aún por encima de las más respetables diferencias de enfoques del proceso
chileno– prestar la mayor solidaridad y aliento al valiente y digno pueblo hermano en la defensa
de sus legítimos derechos y en las luchas que habrá de sostener cada vez más para asegurarse
un destino de justicia y libertad frente a toda represión y toda dictadura”.
19
Véase a modo de ejemplo, M. Chelles, “A propósito de Chile y la revolución”, Presencia.
Tribuna Libertaria, Toulouse, 1974, 1er trimestre, pp. 7-9.
108
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
20
Véase Manuel Acuña, Prolegómenos a las grandes protestas del ’83, Estocolmo, Editorial
Senda/Förlag, 2012.
21
Ernesto Miranda Rivas nació en la ciudad de San Carlos en 1915. Fue un activo dirigente
del calzado desde los años treinta. Entre 1941 y 1942 fue Secretario General de la Confederación
General de Trabajadores (CGT) y uno de los fundadores de la CUT en 1953. Murió en Santiago
de Chile en 1978. En su velorio oficiaron de oradores Clotario Blest Riffo y el anarcosindicalista
y naturista libertario Juan Segundo Montoya.
22
Véase el relato del anarquista Roberto Torres, en Pamela Quiroga, “La diversidad
anarquista: Santiago, 1990-2005”, Informe de seminario para optar al grado de Licenciada en
Historia, Universidad de Chile, Santiago, 2005, p. 298.
23
Boletín del 5° Congreso de la CNT, diciembre de 1979, “Dossier Chile”, p. 8. Citado en
Felipe del Solar y Andrés Pérez, Anarquistas. Presencia Libertaria en Chile… op. cit., p. 103.
109
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
El período que se prolonga desde 1981 a 1989 está caracterizado por los inicios
de la recomposición del campo popular en Chile 27 y, en menor escala y de
forma subrepticia, por la reorganización del anarquismo criollo. No obstante, es
preciso señalar, que el renacimiento del movimiento ácrata de aquellos años está
directamente vinculado con la lucha antidictatorial, en un primer momento, y con
la no inscripción electoral o la anulación del voto, posteriormente, a propósito
del plebiscito de 1988 y la “salida pactada” del régimen militar 28. Las ciudades
de Santiago, Concepción, Temuco y Osorno se constituyeron en el escenario
24
Para el detalle de los antecedentes, véase Eduardo Godoy, Juan Segundo Montoya (1899-
1988). La consecuencia de un anarcosindicalista y naturista libertario en Chile, Santiago,
Editorial USACH, 2014.
25
En el Boletín se señalaba: “La C.L.L.A., anuncia la pronta aparición del libro “Rezeñas
(sic) históricas del movimiento obrero-sindical en Chile”, cuyo autor es el compañero Juan 2°
Montoya” (pág. 5). Es preciso señalar que dicho libro nunca llegó a publicarse.
26
Boletín América Latina Libertaria. Boletín de Informaciones y Contactos. Se agradece
al historiador Felipe del Solar por proporcionarnos una copia digital de dicho documento el año
2013.
27
Mario Garcés y Gonzalo de la Maza, La explosión de las mayorías. Protesta Nacional
1983-1984, Santiago, ECO, 1985.
28
Respecto de las motivaciones a nivel global del resurgir del anarquismo, véase Pamela
Quiroga, “La diversidad anarquista: Santiago, 1990-2005”, Informe de seminario para optar al
grado de Licenciada en Historia, Universidad de Chile, Santiago, 2005, pp. 298-303.
110
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
29
Héctor Pavelic, “L’anarquisme Xilè (1980-1995): Resistència y reorganització”, pp.
115-119. En Héctor Pavelic, Pisagua i altres escrits, Mallorca, Ateneu Llibertari Estel Negre,
2001. Agradecemos al autor por regalarnos un ejemplar de su libro el año 2010 en la ciudad de
Iquique.
30
Su breve ensayo había sido publicado en 1936. Su publicación posterior en 1981 responde
a un proyecto mayor coordinado por Chantal López y Omar Cortés, miembros de Ediciones
Antorcha del D.F. de México. Su tiraje fue de 1.000 ejemplares.
31
Peter DeShazo, Urban Workers and Labour Unions in Chile, 1902-1927, Madison,
Wisconsin University Press, 1983. Véase, asimismo, la edición en español: Peter DeShazo,
Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile: 1902-1927, Santiago, Centro de Investigaciones
Diego Barros Arana-DIBAM, 2008.
32
En 1936, Luis Heredia publicó su folleto titulado: Cómo se construirá el socialismo
(Ediciones CGT, Valparaíso). En la década del cincuenta se reconvierte al mutualismo y le da
su apoyo al presidente derechista Jorge Alessandri Rodríguez.
33
Eduardo Godoy, La “Huelga del Mono”: Los anarquistas y las movilizaciones contra el
retrato obligatorio (Valparaíso, 1913), Santiago, Editorial Quimantú, 2014.
34
El único estudio monográfico que existe de la IWW en Chile es el de Mario Araya,
“Los wobblies criollos. Fundación e ideología en la región chilena de la Industrial Workers of
the World-IWW (1919-1927)”, Tesis para optar al grado de Licenciado en Historia y Ciencias
Sociales, Universidad ARCIS, 2008. Aún sin publicar.
35
Luis Heredia, El anarquismo en Chile (1897-1931), México, Ediciones Antorcha, 1981.
111
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
36
Tesis discutida –con matices– por historiadores como Julio Pinto, Sergio Grez y Jorge
Rojas Flores.
37
Jorge Rojas Flores, “Los trabajadores en la historiografía chilena. Balances y proyecciones”,
Revista de Economía & Trabajo, n°10, Santiago, 2000, p. 72.
38
Vale señalar que en 1946 la historiadora Fanny Simon publicó “Anarchism and Anarcho-
Syndicalism in Latin America”, Hispanic American Review, Vol. XXVI, Feb. 1946.
112
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
de América del Sur, 1900 39. Andreu y Fraysse indagaron indistintamente sobre
tópicos desconocidos y no abordados en el incipiente estudio del anarquismo
en Chile. Por una parte, el primero se centró en la contracultura libertaria del
Río de la Plata y de Chile40 y, por otra, el segundo abordó algunos aspectos en
torno a la violencia al interior de la prensa ácrata chilena hacia fines del siglo
XIX y comienzos del siglo XX41. Cabe señalar que ambos artículos fueron
precursores en el estudio del anarquismo chileno en temáticas específicas que
no tienen relación directa con la configuración y composición del movimiento
obrero (y sindical), sino más bien con su amplio proyecto político-cultural de
emancipación social, entroncado con el auge de la historia cultural.
En 1987, Álvaro Vivanco y Eduardo Míguez publicaron en la revista Andes
un artículo titulado “El anarquismo y el origen del movimiento obrero en
Chile, 1881-1916” 42 –una versión resumida de su memoria para optar al título
de profesor de Estado en Historia y Geografía por la Universidad Católica
de Valparaíso 43– claramente influenciado por DeShazo44. La revista Andes
había sido creada en 1984 por el historiador Patricio Quiroga y era el órgano
de difusión del Instituto de Estudios Contemporáneos (IEC). El Consejo de
Redacción de la misma estaba compuesto, además de Quiroga, por Juan Carlos
Gómez, Jorge Núñez, José Pablo Lagos y Robinson Pérez. En su primer número
se señalaba respecto de la creación del IEC: “[es una] iniciativa de cientistas
sociales impelidos por las actuales condiciones que atraviesa Chile, que buscan
una renovación del pensamiento teórico”. Vale señalar que el politólogo Juan
39
Jean Andreu et al., Anarkos. Literaturas libertarias de América del Sur, 1900 (Argentina,
Chile, Uruguay, Paraguay), Buenos Aires, Corregidor, 1990.
40
Jean Andreu, “Contracultura libertaria en el Río de la Plata y Chile”, Hacia una historia
social de la literatura, Giessen, Losada-Bremer Editores, 1985.
41
Maurice Fraysse, “Aspects de la violence dans la presse anarchiste du Chili (1898-1914)”,
Caravelle n°46, Toulouse, 1986.
42
Eduardo Míguez y Álvaro Vivanco, “El anarquismo y el origen del movimiento obrero
en Chile, 1881-1916”, Andes, n°6, IEC, 1987.
43
Eduardo Míguez y Álvaro Vivanco, “El anarquismo y el origen del movimiento obrero en
Chile. 1881-1916”, Memoria para optar al Título de profesor de Estado en Historia y Geografía,
Universidad Católica de Valparaíso, 1987. Existe una edición en papel del año 2007, parte de la
Colección Ego Aguirre, editado por Fermín Nawel.
44
Aunque sostenían en su nota n°2: “No obstante Peter DeShazo en su trabajo sobre el
movimiento obrero urbano realiza un valioso aporte de la historia del movimiento anarquista,
su investigación por su perspectiva y marco teórico no cabe en los límites de la historiografía
popular”, p. 132.
113
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Carlos Gómez, a decir de Aníbal Pérez y José Ponce, fue uno de los referentes
de la renovación de la historia política-chilena45.
En dicho artículo, Míguez y Vivanco (1987) analizaron la trayectoria histórica
del anarquismo en relación con el movimiento obrero chileno entre los años 1881
y 1916, es decir, en su etapa de constitución y configuración. La introducción
de su estudio comienza señalando que “la comprensión del rol cumplido por
el anarquismo al interior del Movimiento Obrero Chileno (MOCH) constituye
uno de los problemas menos estudiados, y a la vez más confuso, que en mayor
o menor medida atraviesa al conjunto de la historiografía popular chilena” 46.
De este modo, revalorizaban desde el punto de vista historiográfico –aunque de
forma crítica– los aportes del anarquismo en la conformación y configuración
del movimiento obrero criollo, en tanto una de sus matrices fundantes47.
Desde otro registro, en las ediciones de fines de 1986 y de comienzos de
1987 de la revista APSI, el periodista Marcelo Mendoza publicó su artículo “El
anarquismo en Chile”48. En la primera parte titulada “De los ácratas intuitivos a
la huelga portuaria”, el autor enfatizaba “poco o nada se ha escrito de sus cien
años en Chile. Y eso que durante un vasto período controlaron los sindicatos más
grandes del país”. Desde el punto de vista bibliográfico, Mendoza se apoyaba en
la tesis de Rolle (1985) 49, en la investigación de DeShazo y en el libro “Génesis
y evolución del movimiento obrero chileno hasta el Frente Popular” (Caracas,
1979) del historiador marxista Luis Vitale. La segunda parte de su artículo
llevaba por título “Miranda vio que no quedaba nadie”, dedicando en él un
apartado especial a la figura de Ernesto Miranda Rivas, el “anarcosindicalista más
importante” de Chile según el autor, uno de los fundadores de la Central Única
de Trabajadores (CUT) en 1953 y, posteriormente, uno de los anarcosindicalistas
que en 1965 dio vida al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) 50 y al
Movimiento Libertario 7 de Julio (ML7J).
45
José Ponce y Aníbal Pérez, “La revitalización de la historiografía política chilena”, Polis.
Revista Latinoamericana, Vol. 12, n° 36, 2013.
46
Eduardo Míguez y Álvaro Vivanco, “El anarquismo y el origen del movimiento obrero
en Chile, 1881-1916”. En Andes, n°6, IEC, 1987, p. 93.
47
Ibíd., pp. 93-95.
48
Marcelo Mendoza, “El anarquismo en Chile”. En APSI, Santiago, edición del 29 de
diciembre de 1986 al 1° de enero de 1987 y edición del 12 de enero al 25 de enero de 1987.
49
Claudio Rolle, Anarquismo en Chile. 1897-1907, Memoria para optar al grado de Licenciado
en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1985.
50
Véase Igor Goicovic, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Santiago, Ediciones
Escaparate, 2012, p. 17. Para la fundación del MIR, véase además, Carlos Sandoval, Movimiento
de Izquierda Revolucionaria, 1965-1970. Coyunturas, documentos y vivencias, Tomo I, Santiago,
Editorial Quimantú, 2014.
114
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
51
“The re-emergence of anarchism in Chile”, No Middle Ground. Anti-Authoritarian
Perspective on Latin America and the Caribbean n°2, Fall 1983. Agradecemos el acceso a este
artículo al historiador Raymond Craib, quien nos lo envió digitalizado desde Ithaca, New York,
Estados Unidos.
52
Darío Cortés, La narrativa anarquista de Manuel Rojas, Madrid, Pliegos de Bibliofilia,
1986.
53
Felipe del Solar y Andrés Pérez, Anarquistas. Presencia libertaria en Chile, Santiago, RIL
Editores, 2008; Pamela Quiroga, “La diversidad anarquista: Santiago, 1990-2005”, Informe de
seminario para optar al grado de Licenciada en Historia, Universidad de Chile, Santiago, 2005.
54
Víctor Muñoz, op. cit., y Felipe del Solar y Andrés Pérez, op. cit.
115
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
55
Jorge Rojas, La dictadura de Ibáñez y los sindicatos, Santiago, DIBAM, 1993.
56
Luis Vitale, De Martí a Chiapas, Balance de un Siglo, Santiago, Editorial Síntesis-CELA,
1995. Capítulo V: “La influencia del movimiento anarquista”, pp. 137-144.
57
Héctor Pavelic, Caliche Rostro de Pampino. Cronología histórica del movimiento obrero
y los anarquistas en las luchas sociales de Chile, Iquique, Editorial Flora Sanhueza, 1996.
58
Larry Gambone, The Movement Libertarian in Chile. Mutualism and Anarchosyndicalism
from 1840 to the present, Montreal, Red Lion Press, 1997.
59
Jaime Sanhueza, “La Confederación General de Trabajadores y el anarquismo chileno
de los años 30”, Historia 30, Santiago 1997.
60
Julio Pinto, “El anarquismo tarapaqueño y la huelga de 1907: ¿apóstoles o líderes?”. En
Pablo Artaza et al., A 90 años de los sucesos de la Escuela Santa María de Iquique, Santiago,
Ediciones de la DIBAM-LOM Ediciones-Universidad Arturo Prat, 1998.
116
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
61
Luis Vitale, Contribución a una historia del anarquismo en América Latina, Santiago,
Ediciones Espíritu Libertario, 2002, p. 148. Véase, asimismo, Luis Vitale, Contribución a una
teoría de la historia específica para América Latina, Santiago, 2008, pp. 139-140.
62
Luis Vitale, De Martí a Chiapas. Balance de un siglo, Santiago, Síntesis-CELA, 1995,
pp. 140-41.
63
Ibíd., p. 144.
64
Véase solo a modo de ejemplo, Sergio Grez, Historia del comunismo en Chile. La era
de Recabarren (1912-1924), Santiago, LOM Ediciones, 2011; y Olga Ulianova, Manuel Loyola
y Rolando Álvarez (Eds.), 1912-2012. El siglo de los comunistas chilenos, Santiago, IDEA-
USACH, 2012.
65
Respecto de su historia militante, véase el texto en catalán, Héctor Pavelic, Pisagua i
altres escrits, Mallorca, Ateneu Llibertari Estel Negre, 2001.
117
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
del MIR, también sufrió la represión política y el exilio. Fue en Europa donde,
a través de anarquistas chilenos, también exiliados, tomó contacto con algunos
grupos libertarios.
Mención aparte merecen dos trabajos. En primer lugar, el libro de Jorge
Rojas Flores, La dictadura de Ibáñez y los sindicatos (1993), basado en la tesis
“Las organizaciones de trabajadores y el gobierno de Ibáñez (1927-1931)”,
presentada en 1991 para la obtención del grado de Licenciado en Historia por
la Pontificia Universidad Católica. La investigación de Rojas Flores, que ese
mismo año obtuvo el Premio Miguel Cruchaga Tocornal de la Academia Chilena
de la Historia, incluye un abordaje del anarcosindicalismo en la transición del
sindicalismo “libre” al sindicalismo legal. Este proceso que se verifica en la
dictadura de Ibáñez, habría sido según el autor el causante del declive de la
influencia libertaria en el movimiento obrero. De este modo, la obra de Rojas
representa una suerte de “puente” entre los autores que finalizan sus estudios en
1927 y aquellos que los comienzan en 1931. Este es el caso de Jaime Sanhueza
Tohá, autor del segundo artículo a destacar. El mismo fue publicado por esos años
en la revista Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, a modo de
versión resumida de su tesis defendida en 1994 para optar el grado académico
de Licenciado en Historia66. La sólida investigación de Sanhueza constituye
el primer esfuerzo historiográfico, con un marcado carácter monográfico, que
apunta a indagar en la trayectoria política de la Confederación General del
Trabajo (CGT), una de las centrales anarcosindicales más importantes de Chile
del siglo XX, cuya presencia se extendió desde la ciudad de Iquique hasta
Puerto Montt. A modo de hipótesis, el autor señala que fue durante la década
del treinta cuando se manifestó la crisis del anarquismo chileno, relacionada
esta con la integración de los sectores populares al sistema político y con la
debacle económica y social que se produjo al finalizar la dictadura de Ibáñez67.
Dicho planteamiento, al tiempo que novedoso, también ha generado miradas
contrapuestas, las cuales oportunamente desarrollaremos.
Otra investigación que merece ser comentada individualmente es la tesis inédita
de Denis M. Karning titulada: Félix López and the Chilean Labor Movement,
Portrait of an Anarchist in 20th century Latin America an oral testimony del
año 1996. La novedad de la investigación de Karning radica en la utilización de
metodologías vinculadas con la historia oral. A tal efecto, el autor entrevistó al
66
Jaime Sanhueza, “Anarcosindicalismo y anarquismo en Chile. La Confederación General
de Trabajadores (1931-1938)”, Tesis para optar al grado de Licenciado en Historia, Pontificia
Universidad Católica de Chile, 1994.
67
Ibíd., p. 29.
118
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
68
Denis Karning, “Felix Lopez and the Chilean labor movement portrait of an anarchist in
20th century Latin America an oral testimony”, Thesis Master of Arts, Universidad de Miami,
Florida, 1996.
69
Respecto de la figura de Cipriano Mera, véase Luis Ledesma, “20 personajes claves de
la historia del anarquismo español”. En Julián Casanova (Coord.), Tierra y Libertad. Cien años
de anarquismo en España, Barcelona, Crítica, pp. 553-256.
70
Respecto del teatro véase ácrata: Sara Rojo, “Teatro chileno y anarquismo (desde
comienzos de siglo XX hasta el período dictatorial)”, Aisthesis, Vol. 44, 2008; y Sergio Pereira,
“La dramaturgia anarquista en Chile. Un discurso de resistencia cultural”, Estudios Filológicos,
n° 44, 2009.
71
Eduardo Godoy, “El discurso moral de los anarquistas chilenos en torno al alcohol a
comienzos del siglo XX”, pp. 121-144. En Juan Carlos Yánez (Ed.), Alcohol y Trabajo. El
alcohol y la formación de las identidades laborales en Chile, Siglos XIX y XX, Osorno, Editorial
Universidad de Los Lagos, PEDCH, 2008.
72
Mario Araya, “El proceso a los subversivos: persecución, montaje y encierro contra el
proletariado anarquista de los años veinte”, Acción Directa, n°3, Santiago, primer trimestre de
2007; Mario Araya, “El miedo a los anarcos: Bomba en el convento de los carmelitas descalzos
¿Montaje o terrorismo? (1911-1912)”, Acción Directa, n°5, Santiago, segundo semestre de 2007;
y Eduardo Godoy, “Voltaire Argandoña: La fragmentaria vida de un luchador”, Vendaval, n°1,
Santiago, 2009.
119
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
73
El año 2009 fue publicada una segunda edición; véase Osvaldo Arias, La prensa obrera
en Chile 1900-1930, Santiago, Ariadna, 2009.
74
Antonio Godoy, “El caso de la prensa anarquista en la prensa obrera”, Investigación y
Crítica 4, CLACSO, Buenos Aires, 2000.
75
Dado el escaso acceso a dicho artículo, el año 2004 fue publicado nuevamente. Véase
Elizabeth Hutchison, “From “La mujer esclava” to “La mujer Limón”: Anarchism and politics
of sexuality in early-tewentieh-century Chile”, Pensamiento Crítico, n°4. Revista Electrónica
de Pensamiento, noviembre 2004.
76
La Editorial Espíritu Libertario existió entre los años 2001 y 2011 y su “comité fundacional”
estaba compuesto por: Marcela Araya, Ricardo Sepúlveda, Óscar Ortiz y Juan Rivas. Publicó
10 libros: La ideología anarquista de Ángel Cappelletti; Textos anarquistas de Mijaíl Bakunin
y Luigi Fabbri; Crónicas anarquistas de la subversión olvidada de Óscar Ortiz; Contribución a
la historia del anarquismo en América Latina de Luis Vitale; Ni víctimas ni verdugos de Albert
Camus; Apuntes sobre el viaje de Albert Camus a Chile de Juan Rivas y Nibaldo Mosciatti;
Anarquismo de Noam Chomsky; El anarquismo en la globalización de Osvaldo Escribano;
Mujeres y prensa anarquista en Chile (1897-1931) de Adriana Palomera y Alejandra Pinto; y,
finalmente, Nietzsche, Marx y Freud de Michel Foucault.
77
Adriana Palomera y Alejandra Pinto (Comp.), Mujeres y prensa anarquista en Chile
(1897-1931), Santiago, Ediciones Espíritu Libertario, 2006, p. 16. El libro contó además con la
colaboración de Jacqueline Peña.
120
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
78
Ibíd., p. 16.
79
Igor Goicovic, “El discurso de la violencia en el movimiento anarquista chileno (1890-
1910)”, Revista de Historia Social y de las Mentalidades, n°7, Santiago, Universidad de Santiago
de Chile, Primavera 2003.
80
Alberto Harambour, “‘Jesto y Palabra, Idea y Acción’. La Historia de Efraín Plaza Olmedo”,
VV.AA., Arriba Quemado el Sol, Estudios de Historia Social Chilena: Experiencias populares
de trabajo, revuelta y autonomía (1839-1940), Santiago, LOM, 2004.
121
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
81
Alberto Harambour, “La Sociedad en Resistencia de Oficios Varios y el Horizonte
Anarquista, 1911-1912”. En Lucía Stetcher y Natalia Cisternas (Ed.), América Latina y el Mundo.
Exploraciones en torno a identidades, discursos y genealogías, Santiago, Centro de Estudios
Culturales de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, 2005.
82
Eduardo Godoy, “‘Sepan que la tiranía de los de arriba, enjendra la rebelión de los de
abajo’. Represión contra los anarquistas: La historia de Voltaire Argandoña y Hortensia Quinio
(Santiago, 1913)”, Cuadernos de Historia 21, Santiago, septiembre de 2007.
122
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
83
Sergio Grez, Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de “la Idea” en Chile,
1893-1915, Santiago, LOM Ediciones, 2007. Este mismo año se publica también, el libro del
periodista Andrés Brignardello, Valparaíso Anarquista. Notas para una historia social de la
ciudad, Valparaíso, FONDART, 2007.
84
A propósito de las manifestaciones estudiantiles, véase VV.AA., De actores secundarios
a estudiantes protagonistas. Versión 2.0, Santiago, OPECH-Editorial Quimantú, 2010.
85
Véase Sergio Grez, “Escribir la historia de los sectores populares. ¿Con o sin la política
incluida? A propósito de dos miradas a la historia social (Chile, siglo XIX)”, Política, n°44,
Instituto de Asuntos Públicos, Universidad de Chile, Santiago, 2005, pp. 17-31.
123
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Por tales motivos, a pesar de que la obra no se caracteriza por un excesivo rigor
documental, aporta una serie de datos y testimonios relativos a los anarquistas
chilenos –principalmente de la segunda mitad del siglo XX– que fueron
trasmitidos de forma oral.
86
Véase http://www.elciudadano.cl/2007/10/02/899/sergio-grez-historiador-no-hay-un-
tipo-unico-de-anarquista-ni-ahora-ni-hace-cien-anos/
87
Ibíd.
88
Óscar Ortiz, Nuevas crónicas anarquistas de la subversión olvidada, Santiago, Editorial
La Simiente, 2008.
89
Óscar Ortiz, Crónica anarquista de la subversión olvidada, Santiago, Ediciones Espíritu
Libertario, 2002.
90
Óscar Ortiz, Nuevas crónicas anarquistas…, op. cit., p. 7.
124
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
91
Felipe del Solar y Andrés Pérez, op. cit., 2008.
92
Víctor Muñoz, Armando Triviño: Wobblie. Hombres, ideas y problemas del anarquismo
en los años veinte. Vida y escritos de un libertario criollo, Santiago, Editorial Quimantú, 2009.
93
Ibíd., p. 7.
94
Ricardo Zalaquett: “¡Siembra, juventud! la tierra es propicia, el momento es único. No
es NERUDA sino GANDULFO, el cirujano”, Revista Médica de Chile, Santiago, vol.133, n°3,
Mar. 2005.
125
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
95
Fabián Pavez, “Experiencias autogestionarias en salud: El legado de Gandulfo en La Hoja
Sanitaria y el Policlínico de la Organización Sindical Industrial Workers of the World (1923-
1942)”, Revista Médica de Chile, Santiago, vol.137, Mar. 2009.
96
Nicolás Fuster y Pedro Moscoso han abierto una interesante línea de investigación al
respecto. Véase Nicolás Fuster y Pedro Moscoso, La Hoja Sanitaria. Archivo del Policlínico
Obrero de la IWW. Chile 1924-1927, Santiago, CEIBO Ediciones, 2015.
97
Véase Eduardo Godoy, “Lucha temperante y “amor libre”. Entre lo prometeico y lo
dionisiaco: El discurso moral de los anarquistas chilenos al despuntar el siglo XX”, Cuadernos
de Historia, n° 34, Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile, junio 2011,
pp. 127-154.
98
Véase Sergio Grez, “Resistencia cultural anarquista: poesía, canto y dramaturgia en
Chile”. En Clara E. Lida y Pablo Yankelevich, Cultura y política del anarquismo en España e
Iberoamérica, México DF, El Colegio de México, 2012.
99
Véase Víctor Muñoz, Cuando las bombas son de papel. El Estado y la propaganda
anarquista impresa (Región chilena 1915-1927), Talca, Ediciones Acéfalo, 2012.
126
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
100
Ibíd., p. 58.
101
Ibíd., p. 58.
127
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
102
Es preciso señalar que su artículo es una síntesis de su tesis para optar al grado de
Licenciado en Historia y Ciencias Sociales por la Universidad ARCIS, en conjunto con Cristian
Bustamante. Véase Víctor Venegas y Cristian Bustamante, “Anarquistas en el Chile de los 50.
Política libertaria en busca de la unidad revolucionaria”, Tesis para optar al grado académico de
Licencia en Historia y Ciencias Sociales, Universidad ARCIS, 2008.
103
Víctor Venegas, “Organización política anarquista en el Chile de los 50”. En Pedro Rozas
(Comp.), Del suplicio a la rebeldía en el mundo popular. Genealogías de un pasado que no pasa,
Santiago, Editorial Ayún, s/a.
128
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
104
Ibíd., p. 66.
105
Véase Sebastián Allende, “Gabriela Mistral y el anarquismo”, Folleto, Ediciones Tercer
Mundo, Antofagasta, 2009; y Sebastián Allende, “Juan Gandulfo: Un Médico Ácrata”, El Surco
n°3, mayo 2009.
106
Sebastián Allende, Entre zapatos, libros y serruchos. Anarquismo y anarcosindicalismo
en Chile (1920-1955), Santiago, Editorial Eleuterio, 2013.
107
La participación de los anarquistas en esta experiencia se detuvo en 1957, año en que se
celebró la Segunda Convención Nacional de la CUT en la que una gran mayoría de sus miembros
decidió apoyar electoralmente a los partidos populares, determinando esto la automarginación
de los anarcosindicalistas de la central obrera y el comienzo de su diáspora.
129
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
108
Sergio Grez, Magno Espinoza. Pasión por el comunismo libertario, Santiago, Editorial
Universidad de Santiago, 2010.
130
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
109
Víctor Muñoz, Cuando la patria mata. La historia del anarquista Julio Rebosio (1915-
1920), Santiago, Editorial Universidad de Santiago, 2011.
110
Eduardo Godoy, La “Huelga del Mono”: Los anarquistas y las movilizaciones contra el
retrato obligatorio (Valparaíso, 1913), Santiago, Editorial Quimantú, 2014.
131
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
111
Ibíd., p. 98.
112
Manuel Lagos, Experiencias educativas y prácticas culturales anarquistas en Chile
(1890-1927), Santiago, CES Inocencio Pellegrini Lombardozzi, 2013.
132
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
113
Véase Manuel Lagos, Paseos campestres, velas y teatro. Alternativas anarquistas para
la ocupación del tiempo libre a comienzos del siglo XX (Santiago-Valparaíso, 1890-1930),
Santiago, Editorial Indómita, 2015.
133
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
A modo de conclusión
114
Manuel Lagos, ¡Viva la anarquía! Sociabilidad, vida y prácticas culturales anarquistas,
Santiago y Valparaíso, 1890-1927, Valdivia, Witrän Propagaciones, 2014.
134
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
115
Esta reflexión es parte de las “palabras preliminares” de nuestro artículo: “‘Sepan que la
Tiranía de Arriba, enjendra la Rebelión de Abajo’. Represión contra los anarquistas: La Historia
de Voltaire Argandoña y Hortensia quinio (Santiago, 1913)”, Cuadernos de Historia, n° 27,
Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile, Santiago, Septiembre 2007,
pp. 75-124.
116
Véase Eric Hobsbawm, “Reflexiones sobre el anarquismo”, Revolucionarios. Ensayos
contemporáneos, Barcelona, Crítica, 2010 [1973], pp. 121-133.
117
Respecto de los acomodos de la historiografía occidental, véase Georges Iggers, La
historiografía del siglo XX. Desde la objetividad científica al desafío posmoderno, Santiago,
FCE, 2012.
135
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
que entendían como los sectores sociales “atrasados”, los artesanos urbanos y
los campesinos, y la que sería indefectiblemente su ideología, el anarquismo.
Vinculación que hoy en día ha sido puesta en cuestión y superada por muchos
investigadores que tienen por objeto de estudio el anarquismo y anarcosindicalismo
inserto en un medio social tan particular como lo es el latinoamericano: Ricardo
Melgar Bao, Sergio Grez, Clara Lida, Juan Suriano, Ivanna Margarucci, Manuel
Lagos, Víctor Muñoz, etc.
La interpretación estructuralista simplificó la vinculación clases sociales e
ideología sin prestar atención a situaciones específicas, ya que la adhesión a
una u otra tendencia ideológica por parte de los trabajadores y de los sectores
populares respondió (y aún responde en la actualidad) en ciertos contextos,
como el de América Latina, a la clase de propuestas formuladas, más que a
determinismos socio-económicos. La “conciencia de clase” no es automática,
es decir, no surge de forma espontánea, sino que al contrario requiere de una
reflexión especial por parte de los individuos potencialmente “portadores” de
ella. Esta idea es crucial a la hora de analizar al movimiento de trabajadores en
particular y al de los sectores populares en general, ya que pone en entredicho
las bases mismas del dominante estructuralismo, al reivindicar el rol de los
sujetos en la historia y la dimensión cultural. En el desarrollo histórico –y por
ende en la trasformación social– no existen grupos sociales con consciencias
predeterminadas “mesiánicamente”, sino que éstas son condicionadas precisamente
por el mismo desarrollo histórico y, en algunos casos, consecuencia de estructuras
de diverso tipo. De esta forma, la “conciencia de clase” se modifica a partir del
contexto histórico y las tradiciones culturales, las que a su vez influyen en la
organización política de los individuos para hacer frente a sus problemáticas
cotidianas y al dominio de quienes los oprimen, las clases dominantes.
Al “superar” el análisis estructural del movimiento obrero, el anarquismo cobró
un protagonismo historiográfico, en tanto corriente ideológica que junto a otras
–el socialismo marxista, el mutualismo, el social-cristianismo– ha viabilizado,
ha hecho posible la politización popular. Este planteamiento es precisamente
la base de las nuevas investigaciones sobre el anarquismo desarrolladas desde
fines de 1980 hasta el día de hoy. Asimismo, el enfoque culturalista permitió
poner la atención no solo en las dirigencias y en las instituciones políticas y
gremiales, sino también en las bases, relevando las biografías y las trayectorias
individuales y militantes de los sujetos anarquistas. Vale la advertencia:
dichos textos biográficos presentan una serie de limitaciones en tanto relatos
historiográficos, especialmente cuando versan sobre figuras tan cautivantes y
136
Eduardo A. Godoy S. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DEL ANARQUISMO EN CHILE …
118
Véase nuestra reseña del libro de Sergio Grez, Magno Espinoza. La pasión por el
comunismo libertario, Sello Editorial USACH, Colección Grandes de Chile, Santiago, 2011,
Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Santiago, Universidad de Santiago de Chile,
Volumen 15, n°2, diciembre de 2011, pp. 261-266.
119
Patricio Pino, “Anarquistas ganan terreno en sindicatos e incluso asesoran en negociaciones”,
La Segunda, Santiago, 16 de agosto del 2014, pp. 10-11.
137
CUADERNOS
D E H I S T O R I A 44
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTÓRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE - JUNIO 2016: 139-181
*
Programa de Doctorado en Historia. Universidad de Chile. Correo electrónico: rahumada.
[email protected]
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Introducción
1
La genealogía intelectual de la filosofía crítica de la historia, Henri-Marrou la desarrolla
con claridad, a modo de prolegómenos, en la Introducción a su clásico, De la connaissance
historique, pp. 9-27. Cf. Marrou, Henri, De la connaissance historique, Paris, Éditions du
Seuil, “Collections Esprit”, Première édition, 1954, pp. 9-27. En español, véase H.-I. Marrou,
El conocimiento histórico, Barcelona, Editorial Labor, 1968, pp. 11-23. Es interesante también
consultar las breves reflexiones desarrolladas por el autor en el VI Congreso de las sociedades
de filosofía de lengua francesa, realizadas en Estrasburgo en 1952: “Philosophie critique de l’
histoire et ‘sens de l’ histoire’”, publicadas en L’ homme et l’ histoire, Paris, Presses Universitaires
de France, pp. 3-10, 1952. En este Congreso participaron destacados pensadores como Paul
Ricoeur, René Le Senne y Henri Gouhier, entre otros.
2
En la adhesión intelectual de Henri Irénée Marrou a la filosofía crítica alemana es clave
la figura de Raymond Aron como el mismo autor lo reconoce. Marrou ya conocía a Aron en la
140
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
Escuela normal, sin embargo será la publicación del gran libro de este último, Introduction à la
philosophie de l’ histoire (Paris, Éditions Gallimard, 1938), la que ejercerá un influjo decisivo
en el pensamiento del pensador agustiniano. Henri Marrou hará la presentación del libro para la
revista Esprit (1939) señalando desde el inicio su gran admiración: “un gran libro, L’ Introduction
à la Philosophie de l’Historie. Essai sur les limites de l’objectivité historique. Un libro que de
ahora en adelante debería servir de base a la formación de todo joven historiador francés en lugar
del viejo Introduction Aux Études historiques (1897!) de Langlois y Seignobos donde vuestros
predecesores (y ustedes mismos quizás) han buscado en vano un alimento algo sólido”, citado
por Pierre Riché, Henri Irénée Marrou, Historien Engagé, Préface par René Remond, Paris,
Éditions du Cerf, 2003, p. 176.
3
Charles-Victor Langlois y Charles Seignobos, Introduction aux Études Historiques (1898).
Reimpresión con un extenso prefacio de Madeleine Rebérioux, Éditions Kimé, Paris, 1992.
4
Cf. Gauchet, Marcel, “Changement de paradigme en sciences sociales”, Paris, Le Débat,
n° 50, 1988.
5
Touraine, Alain, Le retour de l’ acteur. Essai de sociologie, Paris, Fayard, 1984.
6
Cottier G., M. M., La mort des idéologies et l’ espérance, Paris, Les Éditions du Cerf,
1970.
7
Cf. La bibliografía sobre el tema es extensísima; nos contentamos con citar algunos autores
y obras de referencia: Lyotard, Jean-François, La condition postmoderne, Paris, Les éditions
de minuit, 1979. Reale, Giovanni, La Sabiduría Antigua. Terapia para los males del hombre
contemporáneo, Barcelona, Herder, Segunda edición revisada y corregida, 2000. Touraine, Alain,
Critique de la Modernité, Paris, Librairie Fayard, 1992. Vattimo, Gianni, El fin de la Modernidad.
Nihilismo y Hermenéutica en la Cultura Posmoderna, Barcelona, Editorial Gedisa, 1986.
141
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
8
Cf. el célebre artículo de Fernand Braudel aparecido en 1958 en la Revue Annales E. S.
C., “Histoire et Sciences Sociales. La longue durée”. Retomado en Écrits sur l’ histoire, Paris,
Flammarion, 1969, pp. 41-83. Véanse también las interesantes reflexiones de Michel Vovelle,
“L’ histoire et la longue durée”. En Jacques Le Goff, La Nouvelle Histoire, Bruxelles, Éditions
Complexe, 1988, p. 77-108.
9
Usamos esta expresión para caracterizar la obra de Henri-Irénée Marrou, por cuanto el
mismo autor ha considerado esta tesis como el testamento de toda su obra, como lo ha destacado
uno de sus más importantes discípulos: Pierre Riché, Henri-Irénée Marrou. Historien Engagé,
o. c., p. 147.
10
Comte, Auguste, Cours de Philosophie Positive, Paris, Troisième édition, augmentée d’ une
Préface par É. Littre, Tome Premier, J. B. Baillière et Fils, Libraires de l’ Académie Impériale
de Médecine, Première Leçon, pp. 8-46.
11
Cf. Burke, Peter, La Revolución historiográfica Francesa. La Escuela de los Annales:
1929-1989, Madrid, Editorial Gedisa, 1999. Sobre este tópico señala el autor: “Las ideas rectoras
de Annales podrían resumirse brevemente del modo siguiente. En primer lugar, la sustitución
de la tradicional narración de los acontecimientos por una historia analítica orientada por un
problema. En segundo lugar, se propicia la historia de toda la gama de las actividades humanas en
lugar de una historia primordialmente política. En tercer lugar –a fin de alcanzar los primeros dos
objetivos– la colaboración con otras disciplinas, con la geografía, la sociología, la psicología, la
economía, la lingüística, la antropología social, etc. Como lo expresó Febvre con su característico
empleo del modo imperativo ‘Historiadores, sed geógrafos. Sed juristas también, y sociólogos y
psicólogos (abattre les cloisons)’ y se empeñaba en combatir la estrecha especialización, ‘l’ esprit
de spécialité’. De manera análoga, Braudel compuso su Mediterráneo de la manera en que lo
142
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
hizo para ‘demostrar que la historia puede hacer algo más que estudiar jardines cercados’”, pp.
11 y 12.
12
Marrou, Henri, De la connaissance historique, 1954, p. 97.
143
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
13
Grelot, Pierre, Los Evangelios y la historia, Barcelona, Editorial Herder, 1987, p. 103.
14
Cf. Ahumada, Durán Rodrigo, La historia en un tiempo de dudas, Santiago, Ediciones
Universidad San Sebastián, 2011.
144
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
15
Caire-Jabinet, Marie-Paule, L’ histoire en France du Moyen Âge à nos jours. Introduction
à l´ historiographie, Paris, 2002, Flammarion, collection Champs-Université.
16
Caire-Jabiner, o. c., pp. VII-VIII.
145
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
17
A este respecto resulta particularmente ilustrativo lo que Pierre Chaunu escribía hacia los
años 60, “l´épistémologie est une tentation qu’ il faut résolument savoir écarter. L’ expérience
de ces dernières années ne semble-t-elle pas prouver qu’elle peut être solution de paresse chez
ceux qui vont s’y perdre avec délice –une ou deux brillantes exceptions ne Font que confirmer
la règle–, signe d’ une recherche qui piétine et se stérilise? Tout au plus est-il opportun que
quelques chefs de file s’y consacrent –se qu’ en aucun cas nous ne sommes ni prétendons être
–à fin de mieux préserver les robustes artisans d’ une connaissance en construction– le seul
titre auquel nous prétendions –des tentations dangereuses de cette morbide Capoue”, Histoire
quantitative, Histoire sérielle, Paris, Armand Colin, 1978, p. 10. Este libro de Chaunu recoge
20 estudios publicados entre 1960 y 1975. En general véase nuestro estudio, Rodrigo Ahumada
Durán, Problemi e Sfide Storiografiche all’ epistemología della historia, Napoli, Liguori Editore,
2009, pp. 29-45.
18
Delacroix, Christian, Dosse, François, Garcia, Patrick, Histoire et Historiens en France
depuis 1945, Paris, adpf (association pour la diffusion de la pensée française), octubre 2003, p.
40. No compartimos la tesis de Patrick Garcia en el sentido de que el pensamiento de Marrou
es próximo filosóficamente de la corriente fenomenológica (p. 40). La primera y fundamental
filiación filosófica (en epistemología) del autor agustiniano es con la filosofía crítica de Wilhelm
Dilthey, y solo secundariamente con Edmund Husserl.
19
De Paul Veyne su gran obra epistemológica, Comment on écrit l’ histoire. Essai de
épistémologie, Paris, Éditions du Seuil, Collection “L´Univers Historique”, 1971.
20
De Michel de Certeau, véase su libro, L’ écriture de l’histoire, Paris, Éditions Gallimard,
1993.
146
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
21
Pellistrandi, Benoît, “De la connaissance historique. Réception et influence en France”,
Cahiers Marrou, n° 6, 2013, p. 48. Hemos sacado gran provecho de este notable estudio de
Pellistrandi. Agradecemos al profesor Pellistrandi, Presidente de la Société des Amis d’ Henri
Irénée Marrou (Davenson) y Director de los Cahiers Marrou, los valiosos comentarios que ha
realizado a nuestro libro, La historia en un tiempo de dudas, aparecida en el último número de
los Cahiers Marrou, n° 7, 2014, pp. 60-65. En dicho libro hemos desarrollado algunas reflexiones
sobre la epistemología de la historia de Henri Marrou.
22
Samaran, Charles, Belgique, Encyclopédie de la Pléiade, L’ Histoire et ses Méthodes,
Éditions Gallimard, 1961 (1967). Henri Marrou en este volumen publica dos notables estudios.
El primero que es una suerte de obertura: “Qu’ est-ce que l’ Histoire?”, pp. 3-31. El segundo
es una exposición de las tesis fundamentales de la filosofía crítica de la historia: “Comment
Comprendre le Métier d’ Historien”, pp. 1467-1539.
23
Riché, Pierre, Henri-Irénée Marrou. Historien engagé, Paris, Le Cerf, 2003, p. 185.
24
Riché, Pierre, o. c., p. 188.
25
Pellistrandi, a. c., p. 67.
147
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
26
Dosse, François, L’ histoire, Paris, Armand Colin, 2000, p. 5.
27
Ibíd.
28
Ibíd.
29
Hemos destacado esta distinción y su importancia para la elaboración de una genuina
epistemología de la historia en nuestro estudio: ¿Qué es la historia? De la metodología histórica
a la epistemología de la historia, Santiago, Ediciones Universidad Gabriela Mistral, Colección
Temas Humanidades y Ciencias Sociales, 1998.
148
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
Hay que poner fin a estos antiguos reflejos y librarse del entumecimiento en que
el positivismo ha tenido maniatados durante tanto tiempo a los historiadores…
Nuestra tarea es pesada, agobiada de servidumbres técnicas; ella tiende a la
larga a desarrollar en quien la practica una mentalidad de insecto especializado.
En lugar de ayudarle a reaccionar contra esta deformación profesional, el
positivismo le aliviaba la conciencia al estudioso (‘yo no soy más que un
historiador, no un filósofo; cultivo mi pequeña parcela, hago honradamente
mi labor, sin meterme en lo que me rebasa: ne sutor ultra crepidam… Altiora
ne quaesieris!’): esto equivalía a dejarle que se degradara hasta el nivel de un
peón. El estudioso que aplica un método cuya estructura lógica desconoce, y
unas reglas cuya eficacia no está capacitado para medir, viene a ser como uno de
esos obreros que han de cuidar de una máquina y controlan su funcionamiento,
pero que serían incapaces de repararla y mucho menos de construirla31.
30
La referencia a uno de los jefes de fila de los Annales está tomada de la lección inaugural
del Collège de France en 1933, donde Lucien Febvre señalaba: he oído decir con frecuencia
que los historiadores no tienen grandes necesidades filosóficas. Reproducido en Combates por
la Historia, Barcelona, Ediciones Ariel, 1970, p. 16. Cf. Francois Dosse, L’ histoire, o. c., pp.
5-7. También, las excelentes reflexiones de Antoine Prost, Douze lecons sur l’ histoire, France,
Éditions du Senil, 1996, pp. 7-11.
31
De la connaissance historique, Paris, Éditions du Seuil, Points/Histoire, 1975.
32
Ibíd., p. 9.
149
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
33
Esta tesis será retomada por el filósofo Jacques Maritain en su meditación sobre la historia:
“Henri Marrou tiene perfecta razón al insistir en que la verdad histórica es completamente
distinta de la verdad científica, y en que no tiene la misma clase de objetividad. Es verdad, o
conformidad con lo que es, pero la demostración de lo cual nunca puede terminarse (implica un
infinito); posee objetividad, pero una clase peculiar de objetividad, para alcanzar la cual todo
el sujeto pensante, como agente intelectual, se haya comprometido”, Filosofía de la historia,
Buenos Aires, Editorial Troquel, 1960, pp. 21 y 22.
34
Sobre la linguistic turn, expresión popularizada por el filósofo Richard Rorty, y las
discusiones que ha planteado en el campo de la historiografía, véase el reciente estudio de
Christian Delacroix. En Historiographies. Concepts et débats. Sous la direction de C. Delacroix,
F. Dosse, P. Garcia & N. Offenstadt, France, Éditions Gallimard, Collection folio/histoire, 2010,
pp. 477-490.
35
White Hayden, El texto histórico como artefacto literario, España, Paidos Ibérica
Ediciones, 2010. White Hayden, Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo
XIX, México, Fondo de Cultura Económica, 1992. White, Hayden, Ficción histórica, historia
ficcional y realidad histórica, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2010.
150
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
36
De la connaissance historique (1975), o. c., p. 9.
37
De la connaissance historique, o. c., p. 9.
38
Mandrouze, André, Encyclopediae Universalis la nouvelle édition (DVD), “Henri Irénée
Marrou 1904-1977”, 2009.
151
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
que dicha visión ha estado siempre presente en la obra viva del historiador
agustiniano:
Pregúntenle a quienes han tenido el privilegio de ser los auditores de los cursos
de Marrou, ustedes verán los rostros iluminarse y las sonrisas aflorar. Ustedes
comprenderán que ellos estaban felices y tienen la necesidad de hacerlo saber.
Es que él transmitía en esta enseñanza algo más que la transmisión de un saber
o de una pedagogía: un despertar, un encuentro, digamos más: el descubrimiento
de un testigo, que asociaba la cultura a la vida, la historia más rigurosa a las
cuestiones que nosotros nos planteábamos. El pasado más lejano tomaba la forma
de una interrogación –a veces penetrante– sobre nuestra actualidad. ¿Cómo
permanecer indiferentes? Descubriríamos más tarde, después de haber leído De
la connaissance historique, que Marrou ponía en práctica su concepción de la
historia: a saber, que no existe objeto histórico sin la simpatía y la intervención
activa del historiador39.
39
Prevotat, Jacques, Liminaire, Cahiers Marrou, n° 1, 2008, p. 2.
40
La noción de realismo crítico la tomamos de la obra filosófica de Jacques Maritain,
particularmente de su Metafísica del Conocimiento. Somos conscientes de los problemas que
dicha noción plantea por cierta “connotación” kantiana que la palabra “crítica” evoca en la mente
de muchos, sobre todo para autores que adhieren al pensamiento de Tomás de Aquino. A este
respecto basta recordar la apasionante polémica entre Jacques Maritain y Etienne Gilson, quien
siempre reprochó “amicalmente” al filósofo de Meudon el uso de esta noción para referirse a la
filosofía del ser, proponiendo en su lugar la expresión de realismo metódico para caracterizar la
doctrina filosófica sobre el conocimiento elaborada por el Aquino. De Jacques Maritain, véase su
obra capital, Distinguer pour Unir ou les Degrés du Savoir, Édition revue et augmentée, Desclée,
Paris, 1946. Este texto de Maritain corresponde al volumen 3 de las Obras Completas. Cf. Jacques
et Raïssa Maritain, OEuvres Complètes, Volume III, (1924-1929), Éditions Universitaires Fribourg,
Suisse, Éditions Saint-Paul Paris. Para el estudio de la posición intelectual de Étienne Gilson, El
realismo metódico, edición bilingue español/francés, Introducción de Eudaldo Forment, Madrid,
Ediciones Encuentro, 1997; también, Realisme thomiste et critique de la connaissance, Paris,
Vrin, 2002.
152
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
41
Entre los estudios recientes no puedo dejar de mencionar el texto de Jaume Aurell,
Tendencias historiográficas del siglo XX, Santiago, Globo Editores, 2008. Lo primero que
sorprende es que al inicio de la obra, el autor señala a Charles O. Carbonell junto a Georg G.
Iggers como los fundadores de la historiografía como subdisciplina de la historia (p. 1). Sin
embargo, cuando aborda el gran tema del positivismo histórico no hace ninguna mención a las
tesis de Carbonell, en circunstancia que estas tesis han sido decisivas en la forma de entender
esta corriente de pensamiento al menos estos últimos decenios. Solo se contenta con afirmar lo
siguiente: “el positivismo posibilitó a la historia el acceso a las leyes generales, con lo que se
reafirmaba el carácter científico de la historia, ya propiciado un tiempo atrás por el historicismo”
(p. 10). Nada más ajeno a la realidad. El profesor de la Universidad de Navarra confunde el
positivismo como filosofía u ontología de la historia con la historiografía positivista. Este error
el autor lo habría evitado si hubiese leído con atención no solo las obras de Carbonell a quien
cita, sino también de Henri Marrou –al cual también hace referencia bibliográfica–, quien se
sitúa juntamente desde el historicismo para criticar al positivismo. Además, el historicismo o si
se prefiere la filosofía crítica de la historia no busca en modo alguno establecer leyes de validez
universal en historia. Lo que busca es un tipo de cientificidad que se encuentra en las antípodas
del pensamiento positivista, y esto es posible gracias a la noción de comprehensión en cuanto
esta última se distingue y a veces se opone a la idea de explicación. Aún más, para el historicismo
lo más propio de la historia como ciencia del espíritu tiene que ver con la singularidad, de ahí
que Rickert la considere como una ciencia de lo individual.
153
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
No decir nada que no sea comprobable, he aquí lo que funda la historia como una
ciencia positiva (que no es lo mismo que positivista)… el objeto del historiador
no es ni deducir leyes ni enunciar la causa general; es más simplemente –y
esto es más difícil– mostrar ‘cómo se ha producido esto exactamente’ (‘Wie es
eigentlich gewesen’). Por los años en que Comte creaba el positivismo, Hegel
el historicismo idealista absoluto, y Marx el materialismo histórico, Ranke
afirmaba la única virtud de hecho, la única inteligibilidad de la relación causal
en el tiempo corto, el suficiente placer de conocer. Anunciaba que el oficio de
historiador al mismo tiempo que devenía profesión, se daba las reglas de su
ejercicio42.
42
Carbonell, Charles-Olivier, La Historiografía, España, Fondo de Cultura Económica,
segunda edición, 1993, pp. 118-119.
43
Bourdé, Guy et Martin Hervé, Les écoles historiques, France, Seuil (format Poche), 1983.
44
Bizière, Jean Maurice et Vayssière, Pierre, Histoire et historiens. Antiquité, Moyen Âge,
France moderne et contemporaine, Paris, Hachette, 1995.
154
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
Estas tesis que venimos de enunciar se pueden observar con claridad al revisar
los principios científicos que deben animar a cualquier historiador que aspire
a colaborar con la publicación de un estudio o monografía en la reciente
publicación fundada por Gabriel Monod y la Revue historique, que fue el órgano
de expresión por excelencia de la llamada historiografía positivista:
45
Véase, Les écoles historiques, o. c., pp. 163-168.
155
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
a la Revista demuestra que ellos creen que este programa es realizable… Están
todos lejos de profesar las mismas doctrinas en política y en religión, pero creen,
con nosotros, que la historia puede ser estudiada en sí misma, y sin preocuparse
de las conclusiones que se pueden sacar a favor o en contra de tal o cual creencia.
Sin duda, las opiniones particulares siempre influyen en cierta medida sobre
la manera con que se estudian, se ven y se juzgan los hechos y los hombres.
Pero debemos esforzarnos por separar estas causas de prevención y de error,
para no juzgar los acontecimientos y los personajes más que en sí mismos.
Admitiremos no obstante opiniones y apreciaciones divergentes, a condición
de que se apoyen sobre pruebas seriamente discutidas y sobre hechos, no sobre
meras afirmaciones. Nuestra Revista será una publicación de ciencia positiva y
libre discusión, pero se encerrará en el dominio de los hechos y se mantendrá
cerrada a las teorías políticas o filosóficas46.
46
Citado en Les écoles historiques, o. c., p. 168.
47
Sobre esta idea de ciencia dominante a fines del siglo XIX y las primeras décadas del
siglo XX, véanse los notables estudios de dos grandes filósofos que pertenecen a horizontes
filosóficos bastante disímiles, nos referimos a Jacques Maritain discípulo de Tomás de Aquino y
Edmund Husserl padre de la Fenomenología. De Jacques Maritain, La philosophie de la nature.
Essai critique sur ses frontières et son objet, Paris, Pierre Tequi éditeur, 1996. Especialmente,
Chapitre Deuxième: “La conception positiviste de la science et ses difficultés”, pp. 41-67. Este
libro corresponde al Tomo 5 de las Obras Completas. OEuvres Complètes, Jacques et Raïssa
Maritain, Volume V (1932-1935), Éditions Universitaires Fribourg Suise, Éditions Saint-Paul
Paris. De Edmund Husserl, La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental,
Buenos Aires, Prometeo Libros, 2008. Especialmente el Capítulo Primero: “La crisis de las
ciencias como expresión de la radical crisis de vida de la humanidad europea”, pp. 47-62.
156
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
48
Husserl, Edmund, La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental,
Buenos Aries, Prometeo Libros, 2008, pp. 49 y 50.
49
Cf. Maritain, Raïssa, Les Grandes Amitiés. Vol. 1 Souvenirs. Paris, Desclée de Brouwer,
Éditions de la Maison Française, 1941, chapitre IV: “Henri Bergson”, pp. 116-149. Recordemos
que Jacques Maritain descubrió la metafísica gracias a las clases y al influjo decisivo de Bergson.
157
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
50
Husserl, Edmund, o. c., p. 50.
51
Marrou, El conocimiento histórico, o. c., p. 20.
158
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
52
Carbonell, Charles-Olivier, Toulouse, Histoire et Historiens. Une mutation idéologique
des historiens français 1865-1885, Privat Editeur, 1976.
53
Carbonell, o. c., p. 401.
159
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
54
Bourdé, Guy, Martin, Hervé, o. c., p. 161.
55
Además de la obra ya citada, Histoire et Historiens…, conviene mencionar: Carbonell,
Charles-Olivier, L´historiographie, France, Presses Universitaires de France, Deuxième édition
corrigé (1981) 1986. También su interesante reflexión en: Vázques de Prada V., Olabarri I.,
Floristan Imizcoz A., La historiografía en Occidente desde 1945. Actitudes, tendencias y problemas
metodológicos, Pamplona, Universidad de Navarra, 1985. La presentación de Carbonell se titula:
“Evolución general de la historiografía en el mundo, principalmente en Francia”, pp. 3-17.
56
Citado por Carbonell, o. c., p. 403.
57
Ibíd., p. 405.
58
Bourdeau, Louis, L’ histoire et les historiens essai critique sur l’ histoire considerée
comme science positive, Paris, Alcan, 1885.
160
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
Para continuar con una descripción de la forma como debe ser entendida la
ciencia histórica y el oficio de historiador:
59
Cf. Ehrard, Jean, Palmade, Guy, L’ Histoire, Paris, Librairie Armand Colin, Collection
U, Troisième Édition revue et corrigée, 1971, pp. 77-80.
60
Lefebvre, Georges, Naissance de l’ historiographie moderne, Paris, Flammarion, 1971,
p. 298.
61
Langlois, Charles-Victor, Seignobos, Charles, Introduction aux Études Historiques,
Preface de Madeleine Rebérioux, Paris, Éditions Kimé, 1992.
62
Ibíd., p. 17.
161
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
63
Ibíd., p. 18.
64
Langlois, Ch., Seignobos Ch., o. c., p. 175.
65
Langlois, Seignobos, o. c., pp. 192 y 193.
162
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
66
Langlois, Charles, La Méthode Historique Appliquées aux Sciences Sociales, Paris, Felix
Alcan, 1909. Reimpresión, 2010.
67
En nuestro estudio ya citado, ¿Qué es la historia? De la Metodología histórica a la
Epistemología de la historia, hemos privilegiado la expresión “historiografía metódica” sobre
la de “historiografía positivista”, pp. 17-25 (1998).
68
Bourdé G., o. c., p. 127.
69
Ibíd., p. 132.
70
Burguière, André, Dictionnaire des Sciences Historiques, Paris, Presses Universitaires
de France, 1er édition, mai 1986.
163
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
71
Ibíd., p. 536.
72
Vayssière, Pierre, Bizière, Jean-Maurice, Histoire et Historiens. Antiquité, Moyen Âge,
France Moderne et contemporaine, Paris, Hachette/Supérieur, 1995. Una mención aparte merece
mi maestro Pierre Vayssière, a quien debo mi preocupación por los temas historiográficos y
epistemológicos, y con quien he podido discutir estos temas en diversos momentos, sobre todo
durante mis estudios en la Université de Toulouse-Le Mirail.
73
Ibíd., p. 155.
74
Ibíd.
164
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
75
Ibíd.
76
Ibíd., p. 157.
77
Cf. Nuestro libro, La historia en un tiempo de dudas, o. c.
78
Pierre Vayssière, actualmente Profesor Emérito de l’ Université de Toulouse II, siempre
ha sido un crítico de la hegemonía de los Annales y un asiduo lector y seguidor de las tesis de
Henri Marrou, Paul Veyne y Michel de Certeau.
79
Vayssière et Bizière, Histoire…, o. c. p. 157.
80
Ibíd., p. 159.
165
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
81
Delacroix, Christian, Dosse, François, Garcia, Patrick, Les courants historiques en
France.19e-20e siècle, Paris, Armand Colin, 1999-2002, p. 53.
166
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
hay última y simple palabra de la historia que exprese su verdadero sentido, del
mismo modo que la naturaleza no tiene una palabra semejante que revelar82.
82
Dilthey, Wilhelm, Introducción a las Ciencias del Espíritu, Prólogo de José Ortega y
Gasset, Madrid, Revista de Occidente, 1956, pp. 101 y 102.
83
De la connaissance historique, Paris, Éditions du Seuil, 1954, pp. 11 y 12.
84
De la connaissance historique, p. 9.
167
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
85
Cf. Marrou, Henri, De la connaissance historique (1975), o. c., pp. 47-63.
86
Cf. Nuestro libro, La historia en un tiempo de dudas, o. c., pp. 81-135.
87
El término deriva del griego simpatía (συμπάθεια), palabra compuesta de συν πάθος =
συμπαθος, literalmente “sufrir juntos”, “tratar con emociones...”. Se define la simpatía como
la capacidad de percibir y sentir directamente, de manera que se experimenta cómo siente las
emociones otra persona. La simpatía implica afinidad, inclinación mutua y amabilidad.
88
Cf. En general, Dilthey, Wilhelm, Crítica de la razón histórica, Barcelona, Ediciones
Península, 1986.
168
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
89
Sobre la crítica de la razón histórica en Wilhelm Dilthey sigue siendo insuperable por
su agudeza y profundidad el estudio de Raymond Aron sobre la filosofía crítica de la historia:
Aron, Raymond, La philosophie critique de l’ histoire, Paris, Nouvelle édition revue et annotée
par Sylvie Mesure, Julliard, 1987.
90
El conocimiento histórico, p. 43.
91
Les écoles historiques, o .c., p. 340.
92
ποχή, significa literalmente: detención, interrupción, cesación. En el lenguaje de los
escépticos, “suspensión del juicio, estado de duda”. Cf. Anatolle, Bailly, Le Grand Bailly,
Dictionnaire Grec-Français, Paris, Hachette, 2000, p. 792.
169
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Este universal poner fuera de validez (“inhibir”, “poner fuera de juego”) todas
las tomas de posición con respecto al mundo objetivo ya dado, y ante todo las
tomas de posición respecto del ser (las concernientes al ser, la apariencia, el ser
posible, el ser conjetural, ser probable y otras semejantes), o como también se
acostumbra a decir, esta ποχή fenomenológica o esta puesta entre paréntesis del
mundo objetivo, no nos enfrenta, por tanto, con una nada. Más bien, aquello de
lo que nos apropiamos precisamente por este medio o, dicho más claramente,
lo que yo, el que medita, me apropio por tal medio, es mi propia vida pura con
todas sus vivencias puras y la totalidad de sus menciones puras, el universo de
los fenómenos en el sentido de la fenomenología…
La ποχή es, así también, el método radical y universal por medio del cual yo
me capto puramente como yo, y con mi propia vida pura de conciencia en la cual
y por la cual es para mí el entero mundo objetivo y tal como él es precisamente
para mí. Todo ser mundanal, todo ser espacio-temporal es para mí, esto es, vale
para mí, y precisamente por el hecho de que yo lo experimento, lo percibo, lo
recuerdo, pienso de algún modo en él, lo juzgo, lo valoro, lo deseo, etc. Como
es sabido, Descartes designa todo esto con el término cogito. El mundo no es
para mí, en general, absolutamente nada más que el que existe y vale para mí
en cuanto consciente en tal cogito. De esas cogitationes exclusivamente, extrae
él su entero sentido, su sentido universal y especial, y su validez de ser. En
ellas transcurre toda mi vida del mundo, a la que pertenece también mi vida de
investigación y de fundamentación científicas. Yo no puedo vivir, experimentar,
pensar, valorar y obrar dentro de ningún otro mundo que no sea éste que en mí
y de mí mismo posee sentido y validez. Si yo me pongo a mí mismo por encima
de toda esta vida y me abstengo de llevar a cabo cualquier creencia de ser que
93
Marrou, Henri, “Comment comprendre le métier d’ historien”. En Charles Samaran, o.
c., p. 1518. Véase en el mismo texto el acápite Rôle cojoint de la critique et de la sympathie, pp.
1517-1524.
170
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
El ser del ego puro y sus cogitationes, en cuanto en sí anterior, precede, por
tanto, al ser natural del mundo –de aquel mundo del que yo en cada caso hablo
y puedo hablar–. La base del ser natural es secundaria en su validez de ser;
presupone constantemente la del ser trascendental. El método fenomenológico
fundamental de la ποχή trascendental, en la medida en que reconduce a este
ámbito trascendental, se llama por ello reducción fenomenológica trascendental94.
94
Husserl, Edmund, Méditations Cartésiennes. Introduction à la Phénoménologie, Paris,
Librairie Philosophique Vrin, “Bibliothèque des Textes Philosophiques”, 1969, §8 pp. 17 y 18.
95
Marrou, El conocimiento histórico, o. c., p. 67.
171
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Esta pasada por la obra de Husserl no debe hacernos olvidar que el pensamiento
de Henri Marrou entronca directamente con la obra de Wilhelm Dilthey, aunque
no siempre haga uso de la terminología del gran filósofo teutónico. El mundo
del conocimiento histórico es esencialmente el mundo de la comprehensión (el
Verstehen), que es lo propio de las ciencias del espíritu (Geisteswissenschaften),
dentro de las cuales se encuentra la historia97, por oposición al mundo de la
naturaleza:
Esta pequeña obra –De la connaissance historique–, está concebida como una
introducción filosófica al estudio de la historia; en ella se hallará una respuesta
a las cuestiones fundamentales: ¿Cuál es la verdad de la historia? ¿Qué grados
y que límites tiene esta verdad? ¿Cuáles son sus condiciones de elaboración? En
96
Ibíd.
97
Cf. Antiseri, Dario, Reale Giovanni, historia del pensamiento filosófico y científico. Del
romanticismo hasta hoy (volumen III), Barcelona, Editorial Herder, 1995, pp. 405-432. Aron
Raymond, La philosophie critique de l’ histoire, o. c.. Dilthey, Wilhelm, Introducción a las
Ciencias del Espíritu, Madrid, Revista de Occidente, 1955. Meinecke, Friedrich, El historicismo
y su génesis, México, Fondo de Cultura Económica, 1983.
98
Marrou, De la connaissance…, o. c. p. 17.
99
Antiseri y Reale, o. c., p. 405.
172
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
¿Existe algo más ajeno al positivismo histórico que esta forma de entender la
ciencia histórica y el oficio de historiador? Leyendo sus manuales, nos dice
Marrou, queda la impresión de que en vez de la simpatía “la primera virtud
del historiador debía ser el espíritu crítico”102, y que en esta perspectiva todo
documento, todo testimonio será, para empezar, objeto de sospechas103. Lo
que prima en la historiografía positivista no es la lógica del encuentro sino la
lógica de la duda:
100
Marrou, De la connaissance historique, p. 7.
101
Marrou, El conocimiento histórico, o. c., p. 73.
102
Ibíd.
103
Ibíd.
173
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Henri Marrou tiene claro el hecho de que tomar al ser humano concreto y
a su vida como objeto de conocimiento implica para la historia un modo de
inteligibilidad específico como lo ha recordado Antoine Prost105. En esto reside la
oposición fundamental, tematizada por Dilthey, entre la forma de inteligibilidad
de los hombres y la forma de inteligibilidad de las cosas (res). La distinción
radical entre las ciencias del espíritu (Geisteswissenschaften) y las ciencias de
la naturaleza (naturwissenschaften). Mientras en las segundas lo fundamental
lo constituye la explicación de los seres corpóreos según el esquema de la física
y la química como se las entendía a fines del siglo XIX. En las primeras, en
cambio, lo fundamental está constituido por la comprehensión del ser humano
y sus conductas. La explicación es lo distintivo de la ciencia propiamente tal:
buscar las causas y establecer leyes. A este respecto señala Wilhelm Dilthey:
En esta lógica de la comprehensión, Marrou irá más allá en su empeño por exaltar
el papel fundamental e insustituible del historiador o del sujeto cognoscente en
la elaboración de la historia, criticando la actitud fría, aséptica o insensible y el
espíritu de sospecha propia del erudito positivista. En efecto, la dialéctica o diálogo
que el historiador establece con los sujetos de antaño desborda ampliamente la
noción de simpatía, ella exige la noción griega de amistad (φιλíα)107:
104
Ibíd.
105
Cf. Prost, Antoine, Doce Lecciones sobre la historia, Madrid, Frónesis, Cátedra Universitat
de València, 2001.
106
Dilthey, Wilhelm, Psicología y Teoría del Conocimiento, Obras, Vol. 5, Madrid, Fondo
de Cultura Económica, 1945, o. c., pp. 196 y 197.
107
Recordemos que la idea de amistad procede en nuestra tradición del pensamiento clásico y
fue posteriormente asimilada y profundizada por el pensamiento cristiano, tanto por la Patrística,
donde el mayor representante es Agustín de Hipona, y también por la Escolástica, siendo su
174
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
Con esto, el historiador agustiniano no solo introduce a San Agustín (su otro
gran maestro junto a Dilthey) en el corazón mismo de la filosofía crítica de
la historia, sino también la idea de la historia como amistad. Con esto se
establece una brecha insalvable entre su concepción del saber histórico y las
tesis fundamentales del positivismo histórico. En la perspectiva de Marrou,
hacer historia (episteme), significa siempre colocarse en el lugar del otro, es
decir, de aquellos a quienes se aspira o se pretende historiar. Asumir una actitud
de escucha, de disposición total al otro, un esfuerzo por comprender al otro, en
síntesis, nos dirá Marrou, un buen historiador es aquel que comprende a través
de lo que dicen sus amigos, y la amistad, como ya lo vieran magistralmente
Platón y Aristóteles, supone siempre una cierta semejanza con el sujeto amado.
Sin esta semejanza no hay diálogo ni amistad y menos comprehensión histórica
posible, en síntesis no hay historia viva. Marrou recuerda esto en un bello
texto donde reflexiona sobre el trabajo del historiador sobre el documento que
deslumbra por su belleza poética y penetración filosófica, texto que me permito
citar in extenso:
175
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
108
Marrou, Henri, El conocimiento histórico, Barcelona, Idea Books, 1999, pp. 71 y 72.
109
Prost, Antoine, Doce lecciones sobre la historia, o. c., p. 169.
176
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
A B
P
h=P+p h = -------
p
Mientras el primer esquema (A) nos manifiesta la idea de la historia tal como
es concebida por la corriente histórica positivista, el segundo (B), en cambio,
muestra la visión que Henri Marrou elabora sobre el saber histórico desde
una filosofía crítica de la historia. Como se observa claramente, para el autor
agustiniano la esencia del positivismo histórico se encuentra en la negación del rol
activo del historiador, su total desaparición en la elaboración del conocimiento
histórico en nombre de la objetividad científica:
110
Ibíd.
177
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
¿No es esto acaso lo que nos propone Gabriel Monod en su conocido ‘Manifiesto’
de la Revue Historique, es decir, dejar de lado la subjetividad (en el sentido
de sujeto) del historiador en nombre de la objetividad científica? Como señala
Marrou, los teóricos positivistas trataron de definir las condiciones que debería
asumir la historia para que pudiese alcanzar el honroso rango de ciencia positiva,
de conocimiento ‘válido para todos’, ‘una ciencia exacta de las cosas del espíritu’
(Renan)112. Pero Marrou irá más allá en su crítica contra el espíritu positivista
que hace de la historia un saber caricaturesco:
111
Marrou Henri, De la connaissance historique (Points/Histoire), p. 49.
112
Ibíd., p. 48
113
Ibíd., p. 49.
114
Collingwood, R. G., Idea de la historia, México, Fondo de Cultura Económica, Decimocuarta
reimpresión, pp. 249-252.
115
Ibíd.
178
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
116
Ibíd.
117
Marrou, Henri-Irénée, “Comment comprendre le métier d’ historien”. En Samaran, Charles,
L’ Histoire et ses Méthodes, France, Encyclopédie de la Pléiade, Éditions Gallimard, 1961, p.
1471. El destacado es nuestro.
179
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Estudios
Para el historiador, es un requisito previo que posea una profunda filosofía del
hombre, una cultura integral, una aguda apreciación de las diversas actividades
del ser humano y de su comparativa importancia, una correcta escala de los
valores morales, políticos, religiosos, técnicos y artísticos. El valor, quiero
decir, la verdad, de la labor histórica estará en relación con la riqueza humana
del historiador 119.
118
Marrou, H.-I., De la connaissance historique, Paris, Éditions du Seuil, Collection “Esprit”,
1954, p. 238.
119
Maritain, Jacques, Filosofía de la historia, o. c., p. 22.
120
Tristesse de l’Historien, a. c., p. 18. Recuerdo la extensa conversación mantenida con
uno de los grandes discípulos de Henri Marrou en Paris en abril del 2005, Pierre Riché. En ese
180
Rodrigo Ahumada Durán La crítica de Henri Marrou aL positivismo históRico…
qué liquidar el positivismo histórico? Porque representa una idea falsa de cómo
procede la razón humana en general y la razón histórica en particular. Para el
positivismo, el historiador no es más que un mero “recolector” de “hechos”
(digamos más bien de “fósiles”) que existirían independientes de él y que
exigirían su total ausencia ante el “peso” de los mismos “hechos”. Lo que se
pretende desconocer, para decirlo con Henri-Irénée Marrou, es el dato primordial
de toda crítica del conocimiento histórico (Dilthey)121 ¿Cuál? Simplemente
que la historia es inseparable del historiador, tesis fundamental sin la cual
no hay saber histórico alguno y menos aún es posible una fundamentación
epistemológica de la historia.
momento, el gran medievalista me sugería que leyera con atención el artículo que ahora citamos,
proporcionándome una fotocopia del mismo.
121
Cf. en general, Dilthey, Wilhelm, Crítica de la Razón Histórica, Barcelona, Editorial
Península, Primera edición, 1986.
181
RESEÑAS
RESEÑAS
Freddy Timmermann
El gran terror. Miedo, emoción y discurso. Chile, 1973-1980
Santiago de Chile, Ediciones Copygraph, 2015, 337 pp. ISBN 978 956 119 707
En esta obra, Freddy Timmermann estudia el miedo administrado por la dictadura de Pinochet
en su primera fase (1973-1980). ¿Qué es lo que lo hace centrarse en este fenómeno? Según
mi lectura hay aquí una reacción a las explicaciones estructurales, en términos de la economía
y la política internacional, como a los excesos funcionalistas en términos de la dinámica
que adquirió el sistema de partidos políticos a fines de los 60 e inicios de los 70. El miedo,
como un fenómeno social, experimentado tanto por “los de abajo” como por “los de arriba”,
fruto de la creciente conflictividad social, reavivó viejos fantasmas de la historia de Chile y
está dentro de los motivos internos más determinantes para comprender el acaecimiento del
Golpe de Estado. La dictadura administró de manera consciente este miedo y lo amplificó
instaurando un terrorismo de Estado: “El 5 de junio el presidente de la Junta de Gobierno,
Augusto Pinochet, le envía el Memorandum N° 229 al Secretario General de Gobierno en
que le solicita “disponer la elaboración de un Plan de Acción Psicológica para lo que resta
del año 1974” (p. 127).
Como lo anuncia su autor, este trabajo constituye al miedo como objeto historiográfico,
para lo cual se centra –únicamente– en el análisis de documentos oficiales emitidos por
“la Junta”, tales como los Bandos, el Acta de constitución de la Junta, la Declaración de
Principios y el Discurso de Chacarillas, entre los más relevantes. Aquí, una primera pregunta:
¿Es del todo pertinente el puro análisis documental para dar cuenta de una emoción? Yo
creo que sirve, indudablemente, pero no basta. Y esto por la característica del “objeto”.
En materia de conocimiento del rol jugado en cierto contexto por una emoción como el
miedo, me parece que al registro explicativo ha de agregarse la vía emocional misma. Se
trata del acceso a una experiencia. Y si bien por principio la experiencia es intransferible
en toda su intensidad mediante mecanismos explicativos y formatos de representación
tradicionales, sí que puede ser “suscitada” en otro espíritu. Mi referencia es un tanto
esotérica, pienso en el libro Lo Santo de Rudolf Otto. Como se recordará, esta obra intentaba,
por la vía fenomenológica, un conocimiento de la experiencia de lo sagrado. El modo de
hacerlo requería primero una cuota mínima de experiencias de diverso tipo por parte de
los lectores; si estos no la tenían debían renunciar a seguir la lectura del libro, pues en lo
que venía trataba de que en la memoria emotiva de los lectores revitalizan experiencias
de distinto tipo, para que en suma diera un análogo a la experiencia de lo sagrado. Es una
forma posible. (Aunque quizá cada vez menos posible en un mundo en que experiencias
de cierto tipo se van perdiendo inexorablemente y con ellas la posibilidad de comprensión,
no solo del pasado, sino de cualquier Otro).
Entonces hay aquí una reacción en contra de la falta de alcance de los tradicionales
enfoques para dar cuenta de toda la complejidad de un fenómeno. Pero hay más a mi modo
de ver: como nunca el presente determina al historiador.
Pese a los fenómenos de superficie, Timmermann sabe que Chile sigue siendo un
país cuya realidad política se explica en gran medida por la repartición de sus miedos.
Lo señalo, porque a partir de las protestas estudiantiles del 2011, mal identificadas como
“movimiento social del 2011”, surgió una explicación estándar que terminó por instalarse
como lugar común: “se trata de una generación que no tiene miedo, son jóvenes nacidos en
185
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Reseñas
democracia”. (Extraño juicio viniendo de una izquierda que ha insistido que esta democracia
no es realmente democracia).
Si hay algo que Timmermann establece desde el comienzo es que el miedo es un elemento
constituyente de la política, no su excepción, lo es así desde que desapareció la polis, afirma
con Castoriadis. Pero aquí hay diferencias de intensidades, pues los miedos e inseguridades
de un país reconstruido en la ortodoxia neoliberal quizá sean de los peores del mundo, no
por el grado de dolor o sufrimiento físico, sino por instalar dispositivos psicopolíticos “en”
los sujetos. No necesitamos la dictadura, porque la tenemos ahora dentro: la autocensura,
la autoexplotación, el hiperconsumo y su lógica proyectada a todos los niveles de la vida,
y sobre todo la soledad enmascarada en el acceso ilimitado a “la red”. Son realidades que
todavía están por ser estudiadas en Chile. (Algo de esto ha adelantado de modo general
Byung-Chul Han)1.
Pues bien, al confrontarnos con ese otro miedo del pasado, Timmermann cumple un
requisito propio de lo que Michel de Certeau definió como “la operación historiográfica” 2:
propiciar ese movimiento entre empatía y extrañamiento (continuidad y ruptura) de nosotros
respecto de esos otros del pasado. “Ese era el miedo en Chile cuarenta años atrás. Si el miedo
es constituyente de la política y no su excepción ¿Cuál y cómo es entonces nuestro miedo?
¿Ante qué cosas y situaciones lo experimentamos? ¿Qué rasgo nuestro puede explicar?”:“Un
grupo, ya se sabe, no puede expresar lo que tiene ante sí –lo que aún falta– más que por
una redistribución de su pasado”3.
Existen al menos dos vías por las que el historiador define sus problemas de estudio,
que por economía de exposición llamaremos “cientificista” una, y “ciudadana” la otra.
La primera se justifica en el desarrollo previo de un campo de investigación, detectando
“lagunas” de saber que la nueva investigación debe completar. La “utilidad para la vida”,
parafraseando a Nietzsche, de este tipo de investigación es incierta. Lo que sí es claro es
que es el modo más seguro de construir una carrera académica.
La otra, la ciudadana, requiere de una suerte de “doble conexión” de parte del historiador:
con el desarrollo de la producción historiográfica de su área de especialidad y con las
encrucijadas y dilemas que le son contemporáneas y propias. Pues el historiador es un
sujeto que estudia el acontecer estando siempre él mismo aconteciendo. Esta condición
ontológica del historiador se asume o se enmascara, no hay más que estas dos alternativas.
Si no queremos seguir hablando solos, o entre nosotros mismos, debiéramos atender la
indicación de Enzo Traverso: “para escribir un libro de Historia que no sea sólo un trabajo
aislado de erudición, hace falta también una demanda social, pública” 4. Esto, de algún
modo, equivale a rehabilitar, para el historiador, la función clásica del filósofo: responder
las preguntas que se hace una sociedad, pero cuando esta no se las hace debe interrogarla
1
Han, Byung-Chul, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder, Barcelona,
Herder, 2014.
2
De Certeau, Michel, La escritura de la historia, México, Universidad Iberoamericana,
2006.
3
Op. cit., p. 53.
4
Traverso, Enzo, El pasado, instrucciones de uso. Historia, memoria, política, Madrid,
Marcial Pons, 2007, p. 40.
186
RESEÑAS
de modo impertinente. Desde luego los riesgos aquí se multiplican. Sabemos el destino de
Sócrates por usar la pregunta filosófica para propiciar la virtud pública. Para el historiador
de hoy esos peligros solo se han de soslayar imponiéndose rigor investigativo y elegancia
de los planteamientos y provocaciones. Son precisamente estos los atributos de los trabajos
que Freddy Timmermann ha dedicado a la historia contemporánea de Chile.
187
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Reseñas
La primera década del siglo XXI podrá ser recordada, entre otras razones, por la importancia
que han alcanzado los asuntos educacionales en la agenda del país: demandas sociales
y conflictos, debates políticos y febril actividad reformista, se han sobrepuesto a la
continuidad de los procesos expansivos, de modernización y también de deterioro del
sistema de enseñanza. Está claro que lo que piense y haga la sociedad chilena en este campo
es de profunda trascendencia. Puede decirse que tenemos un problema de fondo que es,
consecuentemente, un desafío con salidas de largo plazo.
Si la renovación y el mejoramiento de la educación son tareas colectivas de escala
prolongada, hay razón para valorizar el desarrollo de una acumulación historiográfica
congruente. El conocimiento de la historia de la educación chilena es necesario y parece estar
enriqueciéndose. Así puede desprenderse de balances recientes tanto en la presentación de
esta obra por el compilador Benjamín Silva, como el incluido en otra obra reseñada en este
número1. Parte del nuevo desarrollo del conocimiento en el área está dirigido a la corriente
de la historia social de la educación. Es el caso de la publicación que aquí resumo y comento.
Sin ánimo de discutir sobre un canon de la particularidad de la historia social –en este
caso de la educación– es posible una visión ampliada al respecto: toda buena historia de la
educación es social. Por ejemplo: los capítulos o secciones que dedicó Gonzalo Vial a la
educación en su Historia de Chile pueden considerarse aportes a esta subdisciplina. Pero
tiene más circulación la corriente que la entiende como historia de los procesos y/o actores
que se encuentran en la base de las prácticas educacionales: allí donde efectivamente se
enseña y se aprende. Una versión más aguda es la historia militante de la educación: la
que prescinde de los consensos y se limita a los conflictos, la que sataniza los poderes y
sacraliza las resistencias.
En el libro que ha organizado y compilado Benjamín Silva hay una definición, que está
contenida en el subtítulo de la publicación: los “agentes escolares”. Efectivamente, la mayoría
de los trabajos se refieren a actores de la educación, por lo general en la dimensión escolar
de la misma. Como se indicará más adelante, hay capítulos que se centran en reemorar
agentes no escolares. Otros capítulos versan sobre reformas educacionales y otras decisiones
políticas, que a algunos historiadores sociales pueden repugnar. Parece saludable que no se
caiga en delimitaciones férreas, a menudo esterilizantes.
El volumen que se reseña, puede leerse también como historia cultural de la educación.
Varios de los artículos se ocupan de problemas propios de los estudios culturales, con mayor
propiedad o densidad.
1
Ver reseña de Leonora Reyes Jedlicki, La escuela en nuestras manos, Las experiencias
educativas de la Asociación General de Profesores y la Federación Obrera de Chile (1931-1932),
Santiago, Editorial Quimantú, Colección Aprobar, Serie Atizar y Colectivo Diatriba, 2014.
188
RESEÑAS
2
Serrano S., Ponce de León, M. y Rengifo, editoras (2012), Historia de la Educación en
Chile, Tomo II, La Educación Nacional, Santiago, Editorial Taurus.
189
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Reseñas
190
RESEÑAS
buen puerto. Esta última metáfora alude a la residencia del compilador en Valparaíso, que
hace más significativa la feliz impronta territorializada de la obra que se ha reseñado.
191
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Reseñas
François Dosse
El giro reflexivo de la historia. Recorridos epistemológicos y atención a las singularidades
Ediciones Universidad Finis Terrae, Santiago, 2012, 295 páginas, ISBN 978-956-7757-26-8.
Que el libro que se reseña a continuación –de uno de los historiadores franceses más leídos
en el mundo entero (traducidos muchos de sus libros al alemán, español, coreano, japonés,
inglés y portugués)– no haya sido reseñado en Chile en más de dos años, tiene una respuesta
clara: los problemas epistemológicos y teóricos de la historiografía generan muy poco eco
en nuestro país1.
François Dosse es uno de los intelectuales de mayor renombre en Francia hoy en día.
Autor de enorme producción historiográfica desde su controvertida tesis doctoral publicada
luego como La historia en migajas. De Annales a la “nueva historia” (1987), luego su
Historial del Estructuralismo (1991-1992, dos tomos), pasando también por La historia,
conceptos y escrituras (2003) y La marcha de las ideas. Historia de los intelectuales,
historia intelectual (2003) hasta llegar a sus obras más recientes dedicadas a la biografía
intelectual de pensadores como Ricoeur (1997), Gilles Deleuze y Félix Guattari (2007),
Pierre Nora (2011) y su último libro sobre Castoriadis (2014). Cito algunos de sus libros
para que el lector pueda apreciar su trayectoria.
Dosse ha dedicado esfuerzos –desde la historia intelectual, la biografía histórica
y la atención a los problemas epistemológicos– en orientar la mirada hacia nuevas
sensibilidades historiográficas (la historicidad, el acontecimiento, la memoria, el sujeto,
etc.), poniendo énfasis en que tales cambios en nuestra disciplina, tienen explicación desde
una socio-epistemología de la escritura de la historia. Ideas y pensadores provenientes del
estructuralismo, la filosofía del lenguaje (giro lingüístico), la hermenéutica (especialmente
Ricoeur), la fenomenología y la historiografía (en especial la francesa) se funden en
narraciones académicas del autor que buscan respuestas a los cambios de los últimos
cincuenta años en las ciencias sociales. El libro que me propongo reseñar a continuación
guarda relación con todos estos problemas.
El texto es fruto de la edición en español de 11 monografías del autor publicadas en
francés (revistas y libros) que guardan un hilo conductor: la atención a los problemas
epistemológicos de la escritura de la historia, ya no esa epistemología decimonónica que
creía en una ciencia social a la par de las ciencias naturales, sino que una epistemología del
comprender y del explicar: una epistemología que entrega posibilidades de conocimiento
pero también fronteras y límites. Nos detendremos en las más significativas para dar luces
de un libro revelador de nuevas tendencias y sensibilidades historiográficas. El libro está
1
Si pensamos que son muchos los historiadores chilenos que dedican esfuerzos y vidas
completas a “regiones” de la historiografía, tales como la historia colonial, historia republicana,
historia reciente, la historia política, la historia de género, historia económica etc.; son muy pocos
los que estudian las relaciones epistemológicas y teóricas de nuestra disciplina. Personalmente
he leído a cuatro: Miguel Valderrama, Luis De Mussy (quienes son los editores de la Colección
Re-Visiones en donde se publicó este libro y en donde además se ha traducido a Frank Ankersmit
y François Hartog), Rodrigo Ahumada y Pablo Aravena.
192
RESEÑAS
2
No queda claro por qué el traductor no ocupó la palabra “eurocentrismo”.
193
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Reseñas
termina a la vez, desde el estructuralismo, con filosofías totales en Hegel, Marx y otros; y a
la vez se instaura desde la intelectualidad de un pensamiento antirracista. Lévi-Strauss es por
esos años una figura descollante no solo en los círculos académicos, también en los medios.
Hasta participa activamente para UNESCO, de donde sale el texto Race et histoire. Hay por
esos años una decepción en la filosofía y la historia, muchos intelectuales toman parte del
modelo estructuralista, asunto que Dosse explica bajo la huella de la generación de 1956.
La etnología estructural se ofrece como una salida y superación a la filosofía especulativa.
Otro momento del libro está marcado por la relación “tiempo presente” e “historiografía”.
Acá, Dosse vuelve sobre algunos tópicos vistos en el texto dedicado a De Certeau en la
medida en que profundiza sobre la idea de la “contemporaneidad de lo no contemporáneo”.
Para el autor la singularidad de la noción historia del tiempo presente radica principalmente
desde la idea de Koselleck del “espacio de experiencia” de todo pasado en el presente. Dosse
relata ciertos momentos de la historiografía francesa que van girando hacia la historización
del pasado reciente, en donde figuras como Nora, Rioux, Bédarida y otros van fomentando
esta nueva tendencia que rompe con la visión ortodoxa de la disciplina. El mayor aporte,
según mi apreciación, es la relación que hace Dosse entre esta nueva tendencia y la tesis
de Hartog de que vivimos en un nuevo régimen de historicidad llamado presentismo. Un
presente dilatado, en donde la discusión memorial gana terreno y en donde la moderna
disociación entre espacio de experiencia y horizonte de espera queda sin lugar, dando origen
a una crisis de la idea de futuro. La idea ricoeuriana de “estar afectado por el pasado” sirve de
aliciente para tomar en serio la tesis de Hartog y de Koselleck en cuanto a que el historiador
de hoy debe poner atención a la conciencia histórica y su relación con la temporalidad.
La segunda parte del libro, aquella dedicada a las “singularidades”, parte con un estudio
dedicado a la nueva valoración del acontecimiento: “El acontecimiento: entre Kairos y
Huellas”, texto3 que el autor publicara originalmente en francés en el libro Paul Ricoeur:
penser la mémoire (dirigido por él y por Catherine Goldenstein), fruto a la vez del seminario
dedicado a los diez años de la publicación de la gran obre de Ricoeur La memoria, la historia
el olvido (La mémoire, l’histoire, l’oubli : 10 ans après, París, 2-4 diciembre 2010). Allí,
Dosse se esfuerza por argumentar que existe una nueva valoración del acontecimiento,
distinta de la que los historiadores del siglo XIX defendían. Ahora lo acontecido se piensa
desde múltiples temporalidades y no desde la linealidad del tiempo. Indecible solamente
desde su efectuación, el acontecimiento –en esto Dosse sigue a Derrida– queda siempre
abierto hacia lo que el devenir pueda decir de él. Ricoeur forma parte importante de esta
nueva valoración de lo acontecido, en la medida en que es el sentido el que configura las
miradas y las nociones en el tiempo de los acontecimientos pasados. Acudiendo a la teoría
de la narratividad en Ricoeur, Dosse sitúa el decir del acontecimiento como parte de una
“huella narrativa”, dotando de temporalidad al discurso historiográfico. La experiencia
del tiempo desde los tres momentos propuestos por Ricoeur en los tres tomos de Tiempo
y narración –la prefiguración práctica, la configuración epistémica y la reconfiguración
hermenéutica– es retomada por Dosse para mostrar la imposibilidad de objetivación de
cualquier acontecimiento. Incluso se nos interpela que la misma escritura de la historia es
3
Una parte del texto está en el libro citado; cabe detallar que en la versión en español que
reseñamos el texto ha sido aumentado.
194
RESEÑAS
en sí un acontecimiento. Lo acontecido debe pensarse, según Dosse, desde las huellas que
nos deja y desde su diacronía.
En este sentido, el libro ofrece un segundo momento dedicado al problema en cuestión,
ahora desde la pluridisciplinariedad. Se repite la impronta de la historicidad y el problema
temporal. Dosse repasa el llamado “eclipse del acontecimiento” (concepto ricoeuriano) y
los vaivenes desde el estructuralismo como modelo que observa el acontecimiento como un
problema aleatorio y, como se ha dicho, no se detiene en el problema de la temporalidad.
Así como el acontecimiento tiene un nuevo valor historiográfico, el libro se detiene en
la nueva impronta de la biografía. Dosse ha dedicado esfuerzos los últimos años en sendas
biografías intelectuales de nombres como Nora, Ricoeur, Castoriadis y otros. “Las mil y
una vidas de la biografía” es un artículo que intenta poner énfasis en las nuevas rutas que
la biografía puede entregar para la comprensión no solamente del personaje en cuestión,
también de su tiempo. Resulta esclarecedor –y no tan novedoso para quien ha seguido
la dedicación de Dosse en el pensamiento de Ricoeur– la propuesta de comprender una
biografía bajo el concepto de “identidad narrativa” propuesto por Ricoeur. El filósofo francés
distingue la identidad entendida como lo mismo (idem) e identidad entendida en el sentido
del sí-mismo (ipse). Será la segunda de las opciones en que el biógrafo se encontrará con
el personaje trastocado en el tiempo. La idea del sí-mismo se aboca a la acción del yo sobre
el otro (y recíprocamente).
El libro también contiene una entrevista hecha a François Dosse por el portal nonfiction.
fr, en donde se pueden apreciar los recorridos de la historiografía francesa y algunas
razones esgrimidas por el autor a favor de ciertos virajes hacia una historiografía reflexiva,
hermenéutica y epistemológica. Se puede, desde la entrevista, ahondar en cuestiones que el
autor ha explicitado en pasajes del libro: la relación memoria/historia, Ricoeur, hermenéutica,
la vuelta al acontecimiento, etc.
Cabe criticar ciertos problemas en la edición del texto. Por ejemplo, en los dos primeros
estudios no hay lugar para las citas, en vista y consideración de que en los originales sí las
hay, asunto para el cual el autor (personalmente me lo ha explicado) no tiene respuesta4. Fuera
del error, el libro da cuenta de una serie de nuevas “posibilidades” para los historiadores.
Cabe destacar dos aspectos que el libro entrega: la importancia de los aportes de Ricoeur a
la historiografía y la cada vez más aceptada tesis propuesta por Hartog de los regímenes de
historicidad y del presentismo como la relación social del tiempo que nuestras sociedades
occidentales presentan. Tales reflexiones no pueden estar ajenas –en eso el libro cubre toda
expectativa– a cómo pensamos y escribimos la historia.
4
Pude conversar con François Dosse en su casa en noviembre del 2014, por efectos de
una estadía de investigación que realicé en París gracias a una beca otorgada por la Embajada
de Francia en Chile. Agradezco al profesor Dosse su buena voluntad para con mis inquietudes.
195
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Reseñas
1
Reyes, Leonora (2005), Movimientos de Educadores y construcción de política educacional
en Chile (1921-1932 y 1977-1994). Tesis de Doctorado en Historia, Universidad de Chile, Facultad
de Filosofía y Humanidades.
196
RESEÑAS
197
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Reseñas
Ignacio Vidaurrázaga
Martes once. La primera resistencia.
LOM, Santiago de Chile, 2013, 330 págs, ISBN 978-956-00-0468-0.
1
Irónica y enigmática, una columna editorial aparecida en la influyente revista izquierdista
Punto Final (número 190 del martes 12 de agosto de 1973), en la antesala del golpe de Estado,
decidió intitularse “Tiene la palabra el camarada Mauser”, evocatorio del poema de Maiakovski.
198
RESEÑAS
(Id.). Los optimistas de siempre pensaban que si se lograba ensamblarlas con contingentes
obreros, estudiantiles y de pobladores se podía contener y, a la postre, doblegar la insurrección
reaccionaria en una confrontación netamente urbana, librada principalmente en el radio
santiaguino. Los instructores cubanos de esas incipientes formaciones se empecinaron
en adiestrarlas precisamente en la táctica de combate en localidades y en técnicas de
“caza-tanques”, apostando a generar “cinco o seis focos grandes” de resistencia, disgregar
a las unidades insurrectas y, en el supuesto ideal de que se mostraran divididas ante el
“pronunciamiento”, “generar una respuesta militar contundente” (p. 106).
Naturalmente, en el marco de la constitución de 1925 y del estatuto de garantías
acordado entre Salvador Allende y la dirección del Partido Demócrata Cristiano chileno,
que vedaba expresamente al gobierno de la Unidad Popular la formación de milicias y
fuerzas paramilitares al margen de las reconocidas por la ley fundamental, autorizarlas o
protegerlas de cualquiera forma y en cualquiera circunstancia, sobrepasaba el Estado de
derecho vigente, por “burgués” que éste fuera. Tales aparatos eran reales y, por extensión
simple, ilegales. Mas, a mediados de 1973, el gobierno y los partidos centrales de su alianza
partidaria (comunistas y socialistas) habían decidido correr ese albur. La extrema derecha,
que consiguió instalar entretanto su propia “guerrilla” urbana y practicaba sin dobleces el
terrorismo contra el Estado y los partidos gubernamentales, se aducía en conveniente sordina,
lo venía haciendo desde antes de la toma de posesión de Salvador Allende.
Martes once termina así por disipar la ilusoria pretensión de cierto “progresismo
historicista” que quisiera seguir retocando a pincella imagen de una izquierda absolutamente
desarmada y sin ninguna voluntad de combate la mañana aquella.
Es verdad, y el libro se ocupa de ratificarlo, que la aplastante mayoría de los partidos
de la UP se dispersaron sin lucha y a su militancia no le pasó por las mientes tomar el rifle
vindicativo. Con todo, aunque hayan sido librados por una minoría voluntariosa, hubo en
Santiago más conatos y combates que lo habitualmente aceptado. El autor, en un relato que
recuerda desde muy lejos la perspectiva multivocal desplegada modernamente por Corneluis
Ryano, Dominique Lapierre y Larry Collins en sus propias reconstrucciones narrativas,
desgrana los tiempos, escenarios y protagonistas de una jornada guerrera que trascendió la
defensa del palacio de gobierno, la casa presidencial de Tomás Moro y la circunferencia
gris de la fábrica Indumet.
El relato de Vidaurrázaga no es, pese a todo, enteramente consecuente con el deber
kantiano de iluminar sus propios hallazgos. Hablamos de las mismas hebras que la
historiografía, la crónica y la memorística acumulada durante la última década se han
hecho cargo de traer a la luz. Verbigracia, que la oposición armada al golpe únicamente
era plausible con arsenales de alguna calidad y un provisor calificado. Lo que nos lleva
derecho a la cuestión de la intervención cubana, someramente tratada por el libro en reseña.
La parte gruesa del armamento y la munición empleada ese día por los partisanos urbanos
de la UP fueron, en efecto, suministradas con antelación por los servicios secretos de La
Habana a través de sus redes clandestinas. Ulises Estrada Lescaille, el “jefe de operaciones
chilenas” del Departamento General de Liberación Nacional, dependencia del Ministerio
del Interior de Cuba, el oficial de inteligencia “en terreno” destacado en Chile por el primer
ministro Fidel Castro Ruz y Manuel Piñeiro Losada (cabeza directora de aquel órgano
conspirativo), con el mandato categórico de preparar los planes de defensa del gobierno de
Allende y la consiguiente contraofensiva popular armada contra un alzamiento golpista, le
confesó a Tanya Harmer que en todo el periodo, Cuba pertrechó con “un total combinado
199
CUADERNOS DE HISTORIA 44 / 2016 Reseñas
de tres mil armas” a los partidos Socialista, Comunista y Movimiento de Acción Popular
Unitario, sin considerar al Movimiento de Izquierda Revolucionaría, que recibió una
fracción “antes de mayo de 1972”2. La asistencia de la mayor de las Antillas contempló así
mismo, aparte del entrenamiento guerrillero impartido a “cientos de miristas”, el otorgado
a “alrededor de dos mil chilenos, tanto en Chile como en Cuba”3.
La planificación cubana se orientó a gestar primero una contención del golpe y luego una
contraofensiva desde la periferia pobre de Santiago con respaldo del armamento automático
oculto en depósitos colocados en ángulos clave de la ciudad capital. Estrada y el comité
de agentes isleños comprometidos en la operación, sin embargo, estuvieron a un tris de
infartarse apenas se enteraron de que Allende había discutido ese proyecto defensivo con los
generales Carlos Prats, comandante en Jefe del Ejército chileno, y a José María Sepúlveda,
General Director de Carabineros; infidencia innecesaria, alegaron, tratándose de hombres
leales al Presidente pero muy distantes de las posiciones revolucionarias mantenidas por la
izquierda castrista. Los oficiales antillanos quedaron minados por la sospecha de si Pinochet
conoció o no el diseño defensivo cubano una vez que sustituyó a Prats en la Comandancia
en Jefe de su arma y accedió plenamente a los archivos de la repartición4.
El edificio de la embajada, a su vez, terminó convertido en baluarte, santabárbara y
pequeña posta hospitalaria. Inclusive con quirófano para atender a los heridos en una
contienda que se juzgaba insoslayable e intensa 5. Castro mismo le participó en 1974 a Erich
Honecker, según verificó Piero Gleijeses, que personalmente dio órdenes a su legación en
Santiago, algunas semanas antes del levantamiento militar, de almacenar armas suficientes
“para un batallón”, sin dejar fuera del listado equipo antitanque, para el PC chileno, que
finalmente no las recogió6 pero fue transferido pos-golpe a las células del MIR7. Las que
se internaron y terminaron embarrilados en las bodegas de la casa presidencial de Tomás
Moro y abastecieron a la guerrilla improvisada que en la zona sur de Santiago hostilizó con
algunos estragos a las tropas alzadas durante las refriegas del 118.
Empero, sería desmedido exceder los límites de la contribución cubana. El PC nativo
había estructurado con paciencia benedictina un dispositivo armado clandestino9; el PS hizo
lo propio10 y las formaciones del MIR, con el conocimiento, anuencia y apoyo material de
Allende, constituyeron la Tropa, un contingente que dispuso tempranamente, según el arreglo
logrado entre el Presidente y Miguel Enríquez de cinco o seis casas de acantonamiento y
2
T. Harmer, El gobierno de Allende y la guerra fría interamericana, Ediciones UDP,
Santiago de Chile, 2013, 303.
3
Id.
4
Id., 301-02.
5
M. Marambio, Las armas de ayer, La Tercera-Debate, Santiago de Chile, 2008, 121.
6
Harmer, 2013, 303-04.
7
Marambio, 2008, 159-70.
8
Id.
9
L. Corvalán, Santiago Moscú Santiago. Apuntes del exilio, Coirón, Madrid, 1983, 42-43.
10
M. González, Chile. La conjura. Los mil y un días del golpe, Ediciones B, 147-50; 362-
64.
200
RESEÑAS
11
E. García, Todos los días de la vida. Recuerdos de un militante del MIR chileno, Cuarto
Propio, Santiago de Chile, 2010, 71-72.
201
DECLARACIÓN DE ÉTICA DE PUBLICACIÓN
Cuadernos de Historia recibe para su publicación artículos originales bajo los más altos
estándares de calidad y ética, los que también aplica en todas las etapas del proceso
de recepción, evaluación y edición. También acepta documentos inéditos que sean
relevantes para la investigación histórica y reseñas de obras publicadas en los tres años
anteriores a la impresión de los dos números semestrales.
Los especialistas emitirán sus informes en un plazo máximo de seis meses. En caso
de discrepancia entre ellos, se someterá al arbitraje de un tercero. La dirección de la
revista informará solo al autor los resultados.
NORMAS EDITORIALES
Artículos:
En las citas bibliográficas deberán figurar apellido(s), nombre(s) del autor(es), título
en cursiva cuando se trate de libro, ciudad, editorial y año, separados por comas. En
los artículos, el título se citará entre comillas, y en cursiva el libro o revista en que se
publicó, indicando número o volumen, año y páginas en que se localiza. En caso de
citarse por segunda vez un mismo autor y obra, se señalará su apellido, el año op. cit.
y el número de la o las páginas correspondientes.
Ejemplos:
Pereira Salas, Eugenio, Los primeros contactos entre Chile y los Estados Unidos,
Santiago, Editorial Andrés Bello, 1971.
Pereira Salas, 1971, op. cit., p. 83.
En caso de tratarse de un libro o artículo con más de tres autores, se deben mencionar
todos en la primera cita y en las siguientes se señalará solo el apellido del primer autor
seguido de et al., el año y la página correspondiente.
Ejemplo:
Villalobos, Sergio; Osvaldo Silva; Fernando Silva y Patricio Estellé, Historia de Chile,
Santiago, Editorial Universitaria, 1976.
Villalobos et al., op. cit., 1976, p. 341.
En los capítulos o secciones de un libro deberá señalarse el autor, título del trabajo,
citado entre comillas, seguido de En el nombre del editor o compilador, título de la
obra, lugar de publicación, editorial, año y las páginas en que se encuentra.
Ejemplo:
Izquierdo Fernández, Gonzalo, “Rasgos utópicos en iniciativas agrarias e industriales
durante la primera mitad del siglo XIX en Chile”. En Gonzalo Izquierdo (Ed.),
Agricultura, trabajo y sociedad en América hispana, Serie Nuevo Mundo: Cinco
Siglos Nº3, Santiago, Departamento de Ciencias Históricas, Facultad de Filosofía y
Humanidades, Universidad de Chile, 1989, pp. 107-141.
Documentos
Reseñas
Las reseñas deben contener información completa acerca del libro comentado, incluyendo
autor, título, lugar de publicación, editorial, año y número ISBN.
El envío y evaluación de los manuscritos recibidos supone que el o los autores declaran
ser titulares originarios y exclusivos de los derechos patrimoniales y morales de autor
sobre el artículo, de conformidad a lo dispuesto en la Ley 17.336 sobre Propiedad
Intelectual (Chile) y que, en caso de haber utilizado obras ajenas en la creación del
artículo, ya sea de manera total o parcial, declaran contar con las correspondientes
autorizaciones o licencias de uso de sus respectivos titulares o que su utilización se
encuentra explícitamente amparada por la ley.
Cuadernos de Historia receives original articles that meet the highest standards of
quality and ethics for publishing, which are also applied in every stage of the reception,
evaluation and edition procedures. We also accept unpublished documents that are
relevant for historic research, and reviews of books that have been published within
the three years that precede the printing of the biannual issues.
Selection of articles: The works must be sent to the Director of Cuadernos de Historia,
adhering to the ethical and editorial norms herein established. Only those that fulfil the
formal requirements will go through the peer review, once the Editorial Committee
establishes that the manuscript meets the high quality and ethical standard requirements.
Plagiarism and other types of behaviour that violates said ethics will be penalised.
Publishing deadlines regulation: Only once the appropriate changes have been made,
the director will communicate to the author the publishing date. The editors will also
have the right to include the articles in the issue they esteem most convenient, as long
as it doesn’t exceed two years, and to apply any formal amendments to the original
text that they consider necessary.
Intellectual commitment regulation: The author or authors are responsible for the
content and opinions expressed in the text, which don’t necessarily represent those of
the editors.
The dates of reception and approval for publication will be detailed within the articles.
Originality regulation: The author or authors are responsible for presenting an original
manuscript in which they will attempt to confirm the hypothesis of the investigation,
clearly identifying the results and details of the sources or references used so that other
researchers may resort to them or verify their context.
Authorship regulation: In the case of collective works, the main author will guarantee
that all those who contributed significantly to the publication appear as co-authors and
that said contributors have checked and approved both the final version of the manuscript
and its presentation for publishing. They will assure, as well, that the work is personal
and that it hasn’t been plagiarised.
Articles must be sent to the Director of Cuadernos de Historia, and they should follow
the guidelines described below. Only those articles that comply with these instructions
will be sent to qualified researchers for their evaluation.
The original text should be sent in Spanish or English. It should be computer generated,
in standard 8.5 x 11-inch paper-size format, Times New Roman font size 12 pt, double-
spaced, and mailed to the Director of Cuadernos de Historia, email address c_histor@
uchile.cl. All references should be in footnotes, typed in Times New Roman font size 10
pt and single-spaced. The maximum size of the articles is 25 pages, including graphics
and photographs. The name(s) of the author(s) should be right-justified with a footnote
indicating academic degree, institution, and email address. The title should be written
in Spanish and English. Below the title, the text should include an abstract in Spanish
and English, of not more than ten lines, followed by up to six keywords that identify
the subjects dealt with in the articles.
Once the article is approved, the dates of reception and acceptance for publication will
be incorporated into the articles.
When a book is cited for the first time, the footnote citation should include surname(s),
name(s), title (in italics for book titles), place of publication, publisher, year of publication,
separated by commas. When quoting articles, the author, title (in quotation marks), issue
number of the journal, year and number of pages must be included. Subsequent quotes
of the same text will indicate author and title, op. cit. and page number, as follows:
Pereira Salas, Eugenio, Los primeros contactos entre Chile y Estados Unidos, Santiago,
Editorial Andrés Bello, 1972.
Pereira Salas, 1971, op. cit., p. 83.
In the case of a book or articles with more than 3 authors, all authors should be
mentioned in the first footnote. The following references should only mention the first
author followed by et. al., year and page number(s).
Villalobos, Sergio; Osvaldo Silva; Fernando Silva y Patricio Estellé, Historia de Chile,
Santiago, Editorial Universitaria, 1976.
Villalobos et al., op. cit., 1976, p. 341.
Chapters or sections of a book should indicate the author of that section and the title
followed by “en”, and the editor, title of the book, city, editorial, year and page numbers:
Other contributions:
Book reviews will be sent with the complete information about the work reviewed,
including author, title, place of publication, editorial and ISBN number.
All accepted collaborators will receive a printed copy of Cuadernos de Historia and
ten printed copies of his or her article, separately.
EThICAL STANDARDS
INTELLECTUAL PROPERTY
The remittance and evaluation of received manuscripts will assume that the author(s)
acknowledge(s) being the primary and exclusive title holder(s) of the proprietary and
moral rights over the article, in accordance with the provisions of the Law 17.336
on Intellectual Property (Chile), and that if they have used, be it totally or partially,
someone else’s work for the creation of the article, they declare having obtained the
respective consents or license of use of their respective title holders, or that their use
is explicitly enshrined in the law.
The author will be able to use the material included in an article published in Cuadernos
de Historia, by providing the issue number of the journal in which it appeared. The author
also has the right to deposit his/her article in repositories or institutional data-bases.
Exemplos:
Pereira Salas, Eugenio, Los primeros contactos entre Chile y los Estados Unidos,
Santiago, Editora Andrés Bello, 1971.
Pereira Salas, 1971, op. cit. p. 83.
Meza Villalobos, Néstor, “La política indígena en el siglo XVI. Contribución a su
estudio”, Revista Chilena de Historia y Geografía, Nº 112, Santiago, 1948, pp. 35-50.
No caso de um livro ou artigo com mais de três autores, todos devem ser mencionados
na primeira citação e nas seguintes se indicará somente o sobrenome do primeiro autor
seguido de et al., e do ano e da página correspondentes.
Exemplo:
Villalobos, Sergio; Osvaldo Silva; Fernando Silva e Patricio Estellé, Historia de Chile,
Santiago, Editorial Universitaria, 1976.
Villalobos et al, op. cit., 1976 p. 341.
Exemplo:
Izquierdo Fernández, Gonzalo, “Rasgos utópicos en iniciativas agrarias e industriales
durante la primera mitad del siglo XIX en Chile”. Em Gonzalo Izquierdo (Ed.),
Agricultura, trabajo y sociedad en América hispana, Serie Nuevo Mundo: Cinco
Siglos Nº 3, Santiago, Departamento de Ciencias Históricas, Facultad de Filosofía y
Humanidades, Universidad de Chile, 1989, pp. 107-141.
Outras contribuições:
Os Documentos devem incluir um resumo e abstract de entre 5 ou 6 linhas, palavras-
chave (keywords) e uma Introdução com dados do autor (se se conhece), indicando seu
valor como fonte histórica.
As resenhas devem conter informação completa sobre o livro comentado, incluindo
o autor, título, lugar de publicação, editora, ano e número ISBN.
NORMAS ÉTICAS
PROPRIEDADE INTELECTUAL
O envio e a avaliação dos manuscritos recebidos supõe que “o” ou “os” autores
declaram ser titulares originários e exclusivos dos direitos patrimoniais e morais de autor
sobre o artigo, em conformidade ao disposto na lei 17.336 sobre Propriedade Intelectual
(Chile) e que, em caso de haver utilizado obras alheias na criação do artigo, seja de
maneira total ou parcial, declaram contar com as respectivas autorizações ou licenças
de uso de seus respectivos titulares ou que sua utilização se encontra expressamente
amparada pela lei.
O autor libera, expressamente, Cuadernos de Historia de qualquer responsabilidade
posterior por qualquer infração legal, regulamentária ou contratual que eventualmente
cometa ou tenha cometido em relação à obra, obrigando-se a restituir-lhe de todo
prejuízo econômico que seja resultado deste ou outros direitos.
O autor autoriza Cuadernos de Historia a –por sua conta ou através de terceiros
autorizados expressamente por este– exercer os direitos detalhados a continuação, com
respeito ao artigo enviado:
Publicação, edição, reprodução, adaptação, distribuição e venda dos exemplares
reproduzidos, incluindo a disposição pública na internet (por meios eletrônicos ou
digitais) do artigo, no idioma castelhano, em todo o território conhecido, seja ou não seja
de fala castelhana, e para todo tipo de edição impressa em papel, eletrônica ou digital.
A presente autorização se confere em caráter não exclusivo, gratuita, indefinida,
perpétua e não revogável, enquanto subsistam os direitos correspondentes e, libera
Cuadernos de Historia de qualquer pagamento ou remuneração pelo exercício dos
direitos antes mencionados.
O autor poderá utilizar o material incluído em um artigo publicado em Cuadernos
de Historia, indicando o número da revista em que haja aparecido. Poderá, além disso,
depositar seu artigo em repositórios ou bases de dados institucionais que considere
conveniente.
Permite-se utilizar o material incluído em Cuadernos de Historia, tanto aos autores
como aos usuários em geral, sempre que se mencione o autor e a publicação original
na revista.
CUADERNOS DE hISTORIA
SUSCRIPCIONES Y VENTAS
Formas de pago:
ORDEN DE PEDIDO
Nombre y Apellidos________________________________________________
Razón Social _____________________________________________________
Dirección________________________________________________________
Ciudad_____________________ País__________ Código Área___________
Teléfono______________Fax_____________E-mail_____________________
Año de Suscripción_________Número(s)_______________________________
Fecha de la solicitud________________________________________________
Firma_________________________
CUADERNOS DE HISTORIA CUADERNOS DE HISTORIA
e-mail: [email protected] e-mail: [email protected]
ISSN 0716-1832 ISNN 0716-1832
Cuadernos de Historia, fundada el año 1980, recibe para su publicación Cuadernos de Historia, fundada no ano de 1980, recebe para sua publicação
artículos originales de investigación en los distintos campos de la disciplina, artigos originais de investigação nos distintos campos da disciplina, buscando
procurando que éstos contribuyan a difundir los avances logrados, fomentando sua contribuição para difundir os avanços alcançados, incentivando o debate
el debate metodológico y el intercambio académico entre quienes cultiven metodológico e o intercâmbio académico entre os que cultivam diferentes
diferentes corrientes historiográficas, tanto nacionales como extranjeras. correntes historiográficas, tanto nacionais como estrangeiras. Também aceita
También acepta documentos inéditos, precedidos de una introducción documentos inéditos, precedidos de uma introdução comentada sobre a
comentada sobre su relevancia, y reseñas de libros publicados por historiadores relevância e resenhas de livros publicados por historiadores nos últimos três
en los últimos tres años anteriores a la aparición del respectivo número. anos anteriores ao aparecimento do respectivo número.
La originalidad y calidad de la investigación serán sometidas a un proceso A originalidade e qualidade da investigação será submetida a arbitragem
de arbitraje de dos pares designados por el Comité Editorial bajo el sistema de cega de dois membros designados pelo Comitê Editorial.
doble ciego. Cuadernos de Historia é editado semestralmente (junho e dezembro) pelo
Cuadernos de Historia es editado semestralmente (junio y diciembre) por el Departamento de Ciências Históricas da Faculdade de Filosofia e Humanidades
Departamento de Ciencias Históricas de la Facultad de Filosofía y Humanidades da Universidade de Chile. Representante legal é o Reitor Professor Ennio Vivaldi
de la Universidad de Chile. Representante legal es el rector profesor Ennio Véjar, localizado no endereço: Avda. Libertador Bernardo O’Higgins n°1058.
Vivaldi Véjar, domiciliado en Avda. Libertador Bernardo O’Higgins Nº 1058, Santiago de Chile.
Santiago de Chile.
JUNIO 2016
Reflections on the link between labor movement and left in Argentina.
The metallurgical case between 1916 and 1943 .................................................. 57-79
Hernán Camarero y Diego Ceruso
Henri Marrou criticism to historical positivism. The return of the subject in the
development of historical knowledge ............................................................... 139-181
CUADERNOS DE HISTORIA 44
Rodrigo Ahumada Durán
Books Reviews