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La fortuna (Blackwater, #5)
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Y como quien no quiere la cosa, hemos llegado al antepenúltimo tomo de la saga “Blacwater”. Lejano parecía el desenlace cuando cogí por primera vez la primera entrega “La Riada”, y que inminente es ahora mismo todo.
La vida sigue para los miembros del Clan Caskey en Perdido con su inevitable flujo de defunciones y nacimientos. Y ahora, además, la familia está en un momento económico brillante como nunca antes habían vivido sus miembros, debido a la administración de Billy Bronze y al empuje de Miriam para que las tierras pantanosas e inútiles que posee la familia sean explotadas en búsqueda de petróleo, gracias a las predicciones de Elinor. Pero ahora que parece que la riqueza y la paz se ha instalado entre los Caskey, el oscuro secreto de algunos de sus miembros, empieza a salir a la superficie. Porque se pueden esconder muchas cosas, pero nunca la autentica naturaleza de uno.
La gente suele decir que el tercer tomo de la saga, “La Casa” es el mejor de toda la hexalogía. Pero en mi humilde opinión, este quinto volumen, llamado muy acertadamente “La Fortuna”, me ha parecido el mejor de los que llevo leídos de “Blackwater”. Por lo menos creo que es el que más he disfrutado leer. Y es que siento que todos los elementos que se nos han presentado en las cuatro novelas anteriores están aquí muy bien equilibrados. Si habéis leído mi reseñas anteriores de estos libros, habréis comprobado que mi gran queja es que en ellos siento que los sobrenatural no ha tenido tanta importancia como te lo venden en otras reseñas o en la propia publicidad que la editorial ha preparado. Más bien, toda la historia me ha parecido una crónica familiar llena de intereses económicos, mujeres, de carácter enfrentadas entre ellas, engaños y tejemanejes varios y relaciones complicadas. Sazonada con un poquito de fantasía y muchas dosis de misterio y de tensión, todo hay que decirlo, las cuales dan mucho juego. Pero en este quinto volumen he percibido que los intereses y movimientos familiares están a la misma altura que el misterio que envuelve a dos de los miembros de la familia Caskey. Una de ellas (estoy intentando hacer los spoilers mínimos de la lectura, y la verdad es que me está costando mucho) ganará un peso muy importante entre estas páginas, y de su mano vendrán algunos giros de corte místico, que la verdad es que impresionan mientras los lees y te dejan con ganas de continuar con la historia. Y siento que al incidir más en este aspecto, la historia ha ganado más capas al permitirse al lector descubrir más datos y más cosas de uno de los temas más importantes de esta novela río, y al darle más protagonismo, que ya era hora después de cuatro novelas. En “La Fortuna” he encontrado más plenamente que nunca lo que esperaba cuando empecé a leer Blackwater y me dejé llevar por el Boom editorial que ha supuesto en España y en las redes sociales enfocadas en literatura.
Por cierto, no me escondo y admito que mi personaje favorito de toda la historia es Miriam, que me parece una reina y de los que mejor esbozados están.
Además, siento que todos los personajes que han poblado estas páginas, y con los que reconozco que no he podido evitar encariñarme, tienen la misma importancia unos con otros. Y eso es muy de agradecer en esta historia tan coral. No obstante, a estas alturas del partido, creo que ya es inevitable reconocer que tampoco es que sean personajes con mucha profundidad y capas. Tampoco me parece algo que sea especialmente frustrante por el tipo de literatura que nos presenta Michael McDowell, más enfocada en el entretenimiento y el misterio. Esto no quiere decir que los personajes estén mal enfocados o resulten indiferentes al lector, porque la verdad es que en pocas pinceladas uno acaba reconociéndoles como si fueran miembros de su propia familia. Pero en muchos de ellos me falta que se adonde más en su forma de ser. Lo mismo puedo decir a grandes rasgos de la historia, siento que hay momentos en los que me ha faltado mayor tratamiento y lentitud, que se incidiese más en ciertos hechos que solo se comentan de una manera muy somera.
“La Fortuna” es, probablemente, de todos los tomos, el que tiene el nombre más acertado, como he señalado antes. No solo se refiere a la riquezas desmesuradas que los Caskey consiguen entre sus páginas, también se refiere a la gran cantidad de descubrimientos y de hilos sueltos que se entretejen en esta entrega. No sé si se deberá a que soy consciente de que al final está cerca, pero para mí ahora mismo la historia tiene una hora inmensa de decadencia. Uno siente que toda la paz y bonanza de los Caskey son demasiados buenos como para que perduren. Esa felicidad tiene algo de frágil, y es imposible no sentir de alguna forma que la desgracia acecha a este Clan en la siguiente entrega, como si todo lo que han conseguido durante todos estos años fuera a irse flotando junto a las tumultuosas y rojas aguas del río Perdido y las negras del Blackwater. Este aire de pérdida predestinada que se mascara bajo el aparente éxito y la paz. Entre sus miembros, tiene un olor pútrido que solo aumenta la oscuridad que siempre ha tenido esta historia .No sé si esto se cumplirá, solo que me pongo inmediatamente a leer ya el último tomo. Porque si algo le he reconocido a Michael McDowell el minuto uno, que es un autor que sabe perfectamente lo que hace, y ha manejado los hilos de la historia con gran eficaz. Una vez que pones el pie en Perdido es imposible salir de ahí.
La vida sigue para los miembros del Clan Caskey en Perdido con su inevitable flujo de defunciones y nacimientos. Y ahora, además, la familia está en un momento económico brillante como nunca antes habían vivido sus miembros, debido a la administración de Billy Bronze y al empuje de Miriam para que las tierras pantanosas e inútiles que posee la familia sean explotadas en búsqueda de petróleo, gracias a las predicciones de Elinor. Pero ahora que parece que la riqueza y la paz se ha instalado entre los Caskey, el oscuro secreto de algunos de sus miembros, empieza a salir a la superficie. Porque se pueden esconder muchas cosas, pero nunca la autentica naturaleza de uno.
La gente suele decir que el tercer tomo de la saga, “La Casa” es el mejor de toda la hexalogía. Pero en mi humilde opinión, este quinto volumen, llamado muy acertadamente “La Fortuna”, me ha parecido el mejor de los que llevo leídos de “Blackwater”. Por lo menos creo que es el que más he disfrutado leer. Y es que siento que todos los elementos que se nos han presentado en las cuatro novelas anteriores están aquí muy bien equilibrados. Si habéis leído mi reseñas anteriores de estos libros, habréis comprobado que mi gran queja es que en ellos siento que los sobrenatural no ha tenido tanta importancia como te lo venden en otras reseñas o en la propia publicidad que la editorial ha preparado. Más bien, toda la historia me ha parecido una crónica familiar llena de intereses económicos, mujeres, de carácter enfrentadas entre ellas, engaños y tejemanejes varios y relaciones complicadas. Sazonada con un poquito de fantasía y muchas dosis de misterio y de tensión, todo hay que decirlo, las cuales dan mucho juego. Pero en este quinto volumen he percibido que los intereses y movimientos familiares están a la misma altura que el misterio que envuelve a dos de los miembros de la familia Caskey. Una de ellas (estoy intentando hacer los spoilers mínimos de la lectura, y la verdad es que me está costando mucho) ganará un peso muy importante entre estas páginas, y de su mano vendrán algunos giros de corte místico, que la verdad es que impresionan mientras los lees y te dejan con ganas de continuar con la historia. Y siento que al incidir más en este aspecto, la historia ha ganado más capas al permitirse al lector descubrir más datos y más cosas de uno de los temas más importantes de esta novela río, y al darle más protagonismo, que ya era hora después de cuatro novelas. En “La Fortuna” he encontrado más plenamente que nunca lo que esperaba cuando empecé a leer Blackwater y me dejé llevar por el Boom editorial que ha supuesto en España y en las redes sociales enfocadas en literatura.
Por cierto, no me escondo y admito que mi personaje favorito de toda la historia es Miriam, que me parece una reina y de los que mejor esbozados están.
Además, siento que todos los personajes que han poblado estas páginas, y con los que reconozco que no he podido evitar encariñarme, tienen la misma importancia unos con otros. Y eso es muy de agradecer en esta historia tan coral. No obstante, a estas alturas del partido, creo que ya es inevitable reconocer que tampoco es que sean personajes con mucha profundidad y capas. Tampoco me parece algo que sea especialmente frustrante por el tipo de literatura que nos presenta Michael McDowell, más enfocada en el entretenimiento y el misterio. Esto no quiere decir que los personajes estén mal enfocados o resulten indiferentes al lector, porque la verdad es que en pocas pinceladas uno acaba reconociéndoles como si fueran miembros de su propia familia. Pero en muchos de ellos me falta que se adonde más en su forma de ser. Lo mismo puedo decir a grandes rasgos de la historia, siento que hay momentos en los que me ha faltado mayor tratamiento y lentitud, que se incidiese más en ciertos hechos que solo se comentan de una manera muy somera.
“La Fortuna” es, probablemente, de todos los tomos, el que tiene el nombre más acertado, como he señalado antes. No solo se refiere a la riquezas desmesuradas que los Caskey consiguen entre sus páginas, también se refiere a la gran cantidad de descubrimientos y de hilos sueltos que se entretejen en esta entrega. No sé si se deberá a que soy consciente de que al final está cerca, pero para mí ahora mismo la historia tiene una hora inmensa de decadencia. Uno siente que toda la paz y bonanza de los Caskey son demasiados buenos como para que perduren. Esa felicidad tiene algo de frágil, y es imposible no sentir de alguna forma que la desgracia acecha a este Clan en la siguiente entrega, como si todo lo que han conseguido durante todos estos años fuera a irse flotando junto a las tumultuosas y rojas aguas del río Perdido y las negras del Blackwater. Este aire de pérdida predestinada que se mascara bajo el aparente éxito y la paz. Entre sus miembros, tiene un olor pútrido que solo aumenta la oscuridad que siempre ha tenido esta historia .No sé si esto se cumplirá, solo que me pongo inmediatamente a leer ya el último tomo. Porque si algo le he reconocido a Michael McDowell el minuto uno, que es un autor que sabe perfectamente lo que hace, y ha manejado los hilos de la historia con gran eficaz. Una vez que pones el pie en Perdido es imposible salir de ahí.
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