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Críticas ordenadas por utilidad
20 de enero de 2023
120 de 167 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la primera vez que vi el tráiler de Babylon la cosa no me dio buena vibración más allá de alguna ligera sorpresa: ¡Maguire ha vuelto! No tenía pensado ir al cine a verla, pero tengo un hermano experto en ganar concursos de preestrenos y por tanto queda feo decir “no” a una invitación. Efectivamente, Babylon es la peor película hasta la fecha de Damien Chazelle.
Creo… pienso… que Chazelle ha querido hacer de manera intencionada su obra maestra, esa película de referencia ligada a él de por vida y por la que ser recordado siempre, ser su Padrino, su Psicosis, su Ciudadano Kane, su Centauros del desierto, su 2001: una odisea del espacio, su Pulp Fiction, su Viridiana, sus Siete Samuráis, etc. Y la ha jodido. Principalmente porque no cuenta absolutamente nada nuevo, todo se repite, por momentos se intuye cierto hilo conductor pero la mayoría de las veces son gags sueltos a modo de los especiales navideños de Martes y 13, pero sobre todo, tiene una duración absolutamente excesiva para lo poco que hay que contar. El ascenso y caída de personajes lo hemos visto mil veces en el cine. Los entresijos y lo que se cuece en las productoras y el mundillo del cine, también lo hemos visto. Los excesos y desenfreno de sus gentes, más de lo mismo. Y el cómo se hacían los rodajes, escenas y demás historias, pues también. Entre todo esto que ya sabemos de sobra, nos cuelan alguna historia de las que gusta a todo el mundo del tipo drama personal y amorío fallido, y todos contentos para darle a la historia un aroma más humano, cercano y transcendental.
Su prólogo es lo peor de la película con mucha diferencia. No es otra cosa que mostrar las excentricidades de una panda de borrachos drogadictos con mucho dinero donde, algunos de ellos, en su tiempo libre y en un estado de mayor sobriedad, eran capaces de hacer algún buen producto cinematográfico. Pero es que nada ha cambiado hoy en día. Seguimos teniendo los mismos excesos y desenfrenos, pero ahora esas gentes lo que nos dan son programas de televisión de mierda, músicas de mierda, opiniones de mierda, ideas de mierda… y más mierda. Chazelle intenta beber de varias fuentes a la hora de mostrar en algunas secuencias de su larga película su caos, su lujuria, su despiporre, su lado oscuro… pero lo único que consigue es que me vengan a la mente nombres como Martin Scorsese, Paolo Sorrentino, Stanley Kubrick o Gaspar Noé, pero en su versión de segunda división. La película es desagradable en varios momentos y ahora mismo no recuerdo haber visto en una misma película a gente bañada por completo en heces, mojada por una lluvia dorada o rociada por vómitos al más puro estilo de aquella gran obra maestra llamada Este chico es un demonio 2. El problema no es que se muestren esas cosas, o que se harte de enseñarme culos y tetas, penes, gente fea, deforme o extraña. El problema está en que eso me importe, me haga gracia o verdaderamente sea algo que ayude a construir una historia. Partiendo de todo esto que debería ser lo primordial, una historia interesante, un buen guión, una dirección a la altura, etc., todo lo demás que es secundario pasa a un segundo plano mucho más profundo. Todas las interpretaciones están bien, aunque sin destacar ninguna especialmente. Brad Pitt simplemente correcto, Margot Robbie no defrauda aunque ya voy echando de menos una película y una interpretación a la altura de Yo, Tonya, Manuel, el personaje de Diego Calva, parece que le dejan despertar en el último tramo del film, muy bien Spike Jonze y el mejor, sin duda, Tobey Maguire en lo poquito que sale y eso que si nos ponemos con las tijeras en la mano, toda su escena iría fuera porque me resulta un pegote para alargar más la cosa.
Algunos puntos positivos son que algunas escenas sí están bien, principalmente las más pausadas, la banda sonora a cargo de Justin Hurwitz, el habitual de Chazelle, la fotografía y también un buen montaje que suele ser algo marca de la casa. Y por supuesto, lo mejor, ese epílogo tomando escenas e imágenes prestadas de otras películas mezcladas con la propia y unos filtros tontos pero que quedan bien.
Me centro más en lo negativo y no puedo suspender la película. En estos tiempos toda la parte técnica, que se realiza francamente de manera extraordinaria, así como todo lo que tiene que ver con vestuario, maquillaje o diseño de producción, entre otros, salvan muchas veces películas que en su fondo no dan para más pero su “vestimenta” las hace mayores y más interesantes. Y me empieza a tocar los cojones este tipo de cosas, pero esto también es parte del cine y trato de valorarlo. Lo ideal sería que todo fuese al unísono, parte artística y técnica, y no que la técnica tape las vergüenzas de la artística. Porque al revés, el cine está lleno de auténticas obras de arte: 12 hombres sin piedad, El halcón maltés, La soga, El tesoro de Sierra Madre, Perversidad, Rashomon, La ventana indiscreta, El salario del miedo, Solo ante el peligro, Testigo de cargo, Senderos de gloria, Fresas salvajes, Sed de mal, La evasión, Toro salvaje…
Creo… pienso… que Chazelle ha querido hacer de manera intencionada su obra maestra, esa película de referencia ligada a él de por vida y por la que ser recordado siempre, ser su Padrino, su Psicosis, su Ciudadano Kane, su Centauros del desierto, su 2001: una odisea del espacio, su Pulp Fiction, su Viridiana, sus Siete Samuráis, etc. Y la ha jodido. Principalmente porque no cuenta absolutamente nada nuevo, todo se repite, por momentos se intuye cierto hilo conductor pero la mayoría de las veces son gags sueltos a modo de los especiales navideños de Martes y 13, pero sobre todo, tiene una duración absolutamente excesiva para lo poco que hay que contar. El ascenso y caída de personajes lo hemos visto mil veces en el cine. Los entresijos y lo que se cuece en las productoras y el mundillo del cine, también lo hemos visto. Los excesos y desenfreno de sus gentes, más de lo mismo. Y el cómo se hacían los rodajes, escenas y demás historias, pues también. Entre todo esto que ya sabemos de sobra, nos cuelan alguna historia de las que gusta a todo el mundo del tipo drama personal y amorío fallido, y todos contentos para darle a la historia un aroma más humano, cercano y transcendental.
Su prólogo es lo peor de la película con mucha diferencia. No es otra cosa que mostrar las excentricidades de una panda de borrachos drogadictos con mucho dinero donde, algunos de ellos, en su tiempo libre y en un estado de mayor sobriedad, eran capaces de hacer algún buen producto cinematográfico. Pero es que nada ha cambiado hoy en día. Seguimos teniendo los mismos excesos y desenfrenos, pero ahora esas gentes lo que nos dan son programas de televisión de mierda, músicas de mierda, opiniones de mierda, ideas de mierda… y más mierda. Chazelle intenta beber de varias fuentes a la hora de mostrar en algunas secuencias de su larga película su caos, su lujuria, su despiporre, su lado oscuro… pero lo único que consigue es que me vengan a la mente nombres como Martin Scorsese, Paolo Sorrentino, Stanley Kubrick o Gaspar Noé, pero en su versión de segunda división. La película es desagradable en varios momentos y ahora mismo no recuerdo haber visto en una misma película a gente bañada por completo en heces, mojada por una lluvia dorada o rociada por vómitos al más puro estilo de aquella gran obra maestra llamada Este chico es un demonio 2. El problema no es que se muestren esas cosas, o que se harte de enseñarme culos y tetas, penes, gente fea, deforme o extraña. El problema está en que eso me importe, me haga gracia o verdaderamente sea algo que ayude a construir una historia. Partiendo de todo esto que debería ser lo primordial, una historia interesante, un buen guión, una dirección a la altura, etc., todo lo demás que es secundario pasa a un segundo plano mucho más profundo. Todas las interpretaciones están bien, aunque sin destacar ninguna especialmente. Brad Pitt simplemente correcto, Margot Robbie no defrauda aunque ya voy echando de menos una película y una interpretación a la altura de Yo, Tonya, Manuel, el personaje de Diego Calva, parece que le dejan despertar en el último tramo del film, muy bien Spike Jonze y el mejor, sin duda, Tobey Maguire en lo poquito que sale y eso que si nos ponemos con las tijeras en la mano, toda su escena iría fuera porque me resulta un pegote para alargar más la cosa.
Algunos puntos positivos son que algunas escenas sí están bien, principalmente las más pausadas, la banda sonora a cargo de Justin Hurwitz, el habitual de Chazelle, la fotografía y también un buen montaje que suele ser algo marca de la casa. Y por supuesto, lo mejor, ese epílogo tomando escenas e imágenes prestadas de otras películas mezcladas con la propia y unos filtros tontos pero que quedan bien.
Me centro más en lo negativo y no puedo suspender la película. En estos tiempos toda la parte técnica, que se realiza francamente de manera extraordinaria, así como todo lo que tiene que ver con vestuario, maquillaje o diseño de producción, entre otros, salvan muchas veces películas que en su fondo no dan para más pero su “vestimenta” las hace mayores y más interesantes. Y me empieza a tocar los cojones este tipo de cosas, pero esto también es parte del cine y trato de valorarlo. Lo ideal sería que todo fuese al unísono, parte artística y técnica, y no que la técnica tape las vergüenzas de la artística. Porque al revés, el cine está lleno de auténticas obras de arte: 12 hombres sin piedad, El halcón maltés, La soga, El tesoro de Sierra Madre, Perversidad, Rashomon, La ventana indiscreta, El salario del miedo, Solo ante el peligro, Testigo de cargo, Senderos de gloria, Fresas salvajes, Sed de mal, La evasión, Toro salvaje…
27 de febrero de 2020
74 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ladj Ly realiza una espectacular radiografía ficticia de un suburbio de París a través de las calles patrulladas por tres policías de la brigada de lucha contra la delincuencia. El escenario es dantesco y la eterna lucha entre jóvenes organizados en bandas y los policías recuerda a otra grande del cine francés como lo fue La Haine de Mathieu Kassovitz. No hay duda que ha debido beber de ella pero adaptando todo a estos tiempos más modernos manteniendo los mismos problemas de siempre pero con distintos “shorts”. Si en ésta última se seguía principalmente a los tres jóvenes amigos, en Los miserables tenemos el punto de vista de los agentes. Todo sigue más o menos igual pero con mayor tecnología. Traducción: más dispositivos inteligentes en manos de consumidores más gilipollas. Y esto es en la película y en nuestros alrededores. Vengamos del culo del mundo o de zonas nobles urbanitas. Drones y móviles que en manos de idiotas es como llevar un cartel luminoso con hilo musical y una leyenda sobre la que puede leerse “soy culpable” en letras capitales. ¿Qué poder tan irrefrenable siente ahora la gente que no puede evitar hacer el capullo sin subirlo a las redes sociales? Lo dicho, tecnología inteligente para una sociedad cada vez más necia. O vacía, pues parece necesitar en todo momento un estímulo que le ayude a no quedarse nunca a solas consigo mismo.
Esta película denuncia muchas cosas y el caldo de cultivo no puede ser más idoneo: bandas, armas, droga, racismo, gitanos como armarios de ocho puertas, abusos, sustancias, corrupción, reyertas y casi si apuramos hasta el mayor opio diseñado para las grandes masas como lo es el puto fútbol. La tensión de la película desde su inico te atrapa hasta el final, te guia por todas esas calles y edificios mientras el ambiente va caldeandose de violencia y contemplas expectante cómo se va acortando la mecha del petardo. Personajes realistas muy conseguidos, trío protagonista excelente, cámara nerviosa y montaje colérico son los ingredientes principales para este plato fuerte del día. Drama social vestido de thriller policíaco.
“Amigos míos, retened esto: no hay malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores”.
Estoy totalmente de acuerdo con la frase de Victor Hugo que cierra la película pero quizás no lo esté tanto con el sentido moral que se le quiere dar para tratar de, si no es el de justificar, el de empatizar en cierto sentido con lo que acabamos de ver. Pero no nosotros como espectadores ante la obra, sino desde una posición de búsqueda de complaciencia ante los actos y comportameinto de los jóvenes frente al de los policías. Ante esta situación presentada en la película y culminada por la “sentencia” lanzada por Victor Hugo, ninguno de nosotros somos culpables originales de nada pues todos en algún momento hemos podido tener un mal cultivador: los adolescentes pero también los policías adultos aunque les pille más lejano en el tiempo. Ellos no tienen la obligación de recorrer las calles como hermanitas de la caridad por mucho que se puedan y deban cuestionar algunas de sus actitudes, pero no debería olvidarse que tratan con delicuentes aunque estén en edad escolar. Serán todo lo menores que queramos pero su vida es la delincuencia, las armas, la droga, las peleas, etc. Todo esto es un problema mucho más profundo de ardua solución. Lo que vemos no es más que las últimas e inevitables consecuencias de un sistema podrido a veces tan estricto y otras tan permisivo.
Esta película denuncia muchas cosas y el caldo de cultivo no puede ser más idoneo: bandas, armas, droga, racismo, gitanos como armarios de ocho puertas, abusos, sustancias, corrupción, reyertas y casi si apuramos hasta el mayor opio diseñado para las grandes masas como lo es el puto fútbol. La tensión de la película desde su inico te atrapa hasta el final, te guia por todas esas calles y edificios mientras el ambiente va caldeandose de violencia y contemplas expectante cómo se va acortando la mecha del petardo. Personajes realistas muy conseguidos, trío protagonista excelente, cámara nerviosa y montaje colérico son los ingredientes principales para este plato fuerte del día. Drama social vestido de thriller policíaco.
“Amigos míos, retened esto: no hay malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores”.
Estoy totalmente de acuerdo con la frase de Victor Hugo que cierra la película pero quizás no lo esté tanto con el sentido moral que se le quiere dar para tratar de, si no es el de justificar, el de empatizar en cierto sentido con lo que acabamos de ver. Pero no nosotros como espectadores ante la obra, sino desde una posición de búsqueda de complaciencia ante los actos y comportameinto de los jóvenes frente al de los policías. Ante esta situación presentada en la película y culminada por la “sentencia” lanzada por Victor Hugo, ninguno de nosotros somos culpables originales de nada pues todos en algún momento hemos podido tener un mal cultivador: los adolescentes pero también los policías adultos aunque les pille más lejano en el tiempo. Ellos no tienen la obligación de recorrer las calles como hermanitas de la caridad por mucho que se puedan y deban cuestionar algunas de sus actitudes, pero no debería olvidarse que tratan con delicuentes aunque estén en edad escolar. Serán todo lo menores que queramos pero su vida es la delincuencia, las armas, la droga, las peleas, etc. Todo esto es un problema mucho más profundo de ardua solución. Lo que vemos no es más que las últimas e inevitables consecuencias de un sistema podrido a veces tan estricto y otras tan permisivo.
3 de octubre de 2019
50 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
La quinta entrega de Rambo es la menos “Rambo” de la saga y resulta ser una gran película de acción y venganza superior a cualquiera que pueda hacerse tratando de sorprender por sus efectos digitales. Se presenta una historia sencilla en la que a John le siguen atormentando los fantasmas del pasado pero trata de vivir tranquilo y sereno en su rancho de Arizona junto a Maria y su ahijada Gabrielle. Toda esa paz saltará por los aires cuando el veterano de Vietnam se vea obligado a rescatar a Gabrielle de una red de trata de blancas en México.
Se trata de una película con una acción directa, seca y dura. Los personajes no tienen miramientos y no se recurre a momentos contemplativos o chistes estúpidos con los que rebajar la tensión o el momento dramático. Es acción pura y dura presentada de una forma exquisita con una violencia explícita y disfrutable al cien por cien. Aquí Stallone, más que nunca, deja que Rambo desate toda su furia reprimida contra el malhechor.
First Blood sería la mejor película de la saga por historia redonda y jugar con la baza de ser más rompedora al descubrir al personaje John Rambo al mundo. Después de esta, considero que habría un empate técnico entre la cuarta entrega y Last Blood como la segunda mejor de esta serie.
Parece que a Sylvester las críticas destructivas le resbalan por sus grandes pelotas cosa que aplaudo. La línea que sigue me da exactamente lo que busco (léase aquí Rambo y Rocky ahora inmerso en la saga Creed) en un tipo de cine que Stallone maneja como pocos a pesar del paso de los años. Enhorabuena, Sly.
Un comentario más en la zona de spoiler pero sin spoiler.
Se trata de una película con una acción directa, seca y dura. Los personajes no tienen miramientos y no se recurre a momentos contemplativos o chistes estúpidos con los que rebajar la tensión o el momento dramático. Es acción pura y dura presentada de una forma exquisita con una violencia explícita y disfrutable al cien por cien. Aquí Stallone, más que nunca, deja que Rambo desate toda su furia reprimida contra el malhechor.
First Blood sería la mejor película de la saga por historia redonda y jugar con la baza de ser más rompedora al descubrir al personaje John Rambo al mundo. Después de esta, considero que habría un empate técnico entre la cuarta entrega y Last Blood como la segunda mejor de esta serie.
Parece que a Sylvester las críticas destructivas le resbalan por sus grandes pelotas cosa que aplaudo. La línea que sigue me da exactamente lo que busco (léase aquí Rambo y Rocky ahora inmerso en la saga Creed) en un tipo de cine que Stallone maneja como pocos a pesar del paso de los años. Enhorabuena, Sly.
Un comentario más en la zona de spoiler pero sin spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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14 de marzo de 2013
32 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gordo, grasiento, sucio, guarro, facha, traidor, drogadicto, alcohólico, mal hijo, desagradable, cobarde, maleducado, racista… vaya, un hijo de puta en toda regla. Eso sí, solo parece salvarse su buen gusto futbolístico: ¡Este es mi Atleti! Pero tras toda esa fachada de caspa y camisas sudadas y amarillentas se encuentra un hombre más sencillo que el mecanismo de un chupete: un ser inculto e inadaptado que basa su vida en joder a todo aquel que puede y en huir de aquel que pueda joderle. En definitiva nos encontramos ante una película en la que su protagonista, José Luis Torrente interpretado por un inspirado Santiago Segura, va entablando una serie de relaciones con los personajes más variopintos que se han podido ver en la pantalla y con los que se va introduciendo en una trama de la que cada vez es más difícil salir. Aunque lo verdaderamente curioso es ver cómo coño consiguen entrar.
Mención aparte merece la interpretación del gran Tony Leblanc como el padre de Torrente la cual está por encima del resto. Todas sus escenas están muy conseguidas y el matiz que le da el propio Leblanc hace que su personaje sea el más querido a la vez que admirado por tener que lidiar con el cochambroso de su hijo.
Por último, no esperéis ver una película delicada cargada de un emotivo sentimiento y dulzura. Si buscáis eso definitivamente esta no es vuestra película. Pero si por el contrario queréis asomaros a los extremos de la degeneración humana siempre desde una visión cómica pues no tenéis más que acomodaros y dejar que este singular personaje único e irrepetible os lleve hasta su mundo turbio y recargado el cual os atrapará positivamente aunque lo creáis imposible.
Mención aparte merece la interpretación del gran Tony Leblanc como el padre de Torrente la cual está por encima del resto. Todas sus escenas están muy conseguidas y el matiz que le da el propio Leblanc hace que su personaje sea el más querido a la vez que admirado por tener que lidiar con el cochambroso de su hijo.
Por último, no esperéis ver una película delicada cargada de un emotivo sentimiento y dulzura. Si buscáis eso definitivamente esta no es vuestra película. Pero si por el contrario queréis asomaros a los extremos de la degeneración humana siempre desde una visión cómica pues no tenéis más que acomodaros y dejar que este singular personaje único e irrepetible os lleve hasta su mundo turbio y recargado el cual os atrapará positivamente aunque lo creáis imposible.
10 de noviembre de 2016
37 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al final con la tontería va a resultar que el tal Ben Affleck va a quedar como un tío a tener en cuenta en esto de hacer películas. Porque si desde que se metiera a director nunca ha desentonado para mal sino más bien todo lo contrario, como actor lleva ya unos cuantos años haciéndolo bastante mejor que antaño, si bien el ser parte de buenos proyectos ayuda mucho: Argo o Perdida pueden dar fe de ello.
Partiendo de la enfermedad del autismo como el motivo que hacen que Christian Wolff (Ben Aflleck) desarrolle ciertas habilidades de manera extraordinaria y otras no tanto, nuestro contable posee un don para los números pero también para aniquilar a cualquier tipo que se haya marcado entre ceja y ceja que ríete tú del señor Bond.
Affleck imprime a su papel la sobriedad y la chispa necesaria para crear un personaje sombrío e inquietante pero tremendamente fiable y eficaz. Como miles y miles de películas muchas de las cosas que se ven en pantalla son difícilmente creíbles pero en mi caso, no encuentro la absurdez ni el despropósito con lo que muchos parecen etiquetar a El contable.
Partiendo de la enfermedad del autismo como el motivo que hacen que Christian Wolff (Ben Aflleck) desarrolle ciertas habilidades de manera extraordinaria y otras no tanto, nuestro contable posee un don para los números pero también para aniquilar a cualquier tipo que se haya marcado entre ceja y ceja que ríete tú del señor Bond.
Affleck imprime a su papel la sobriedad y la chispa necesaria para crear un personaje sombrío e inquietante pero tremendamente fiable y eficaz. Como miles y miles de películas muchas de las cosas que se ven en pantalla son difícilmente creíbles pero en mi caso, no encuentro la absurdez ni el despropósito con lo que muchos parecen etiquetar a El contable.
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