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Markman rating:
8
8.2
96,825
Western. Drama
Little Bill Daggett (Gene Hackman), a sadistic, dictatorial sheriff, enforces gun control on a tiny frontier town, doling out his own brand of due process as he sees fit. When he denies justice to the prostitutes of the town brothel, one of whom has been slashed by a client, the women hire Bill Munny (Eastwood), a reformed gunslinger, to gain vengeance. However, Munny must contend with his new moral code in the face of revisiting the life he left behind. [+]
Language of the review:
- es
November 12, 2013
7 of 7 users found this review helpful
El paradigma de western crepuscular: desmitificador, de estética sombría, melancólico y taciturno, ambientado en la época en que bandoleros, justicieros y canallas varios de legendaria habilidad con el revólver estaban ya cogiendo polvo en un rincón. La carne es frágil, la vida injusta y la muerte terriblemente real.
Más todo esto es un disfraz. Al final "Sin Perdón" acaba siendo un homenaje a la cultura de la venganza y la violencia estadounidenses, a los infinitos clones del "Hombre sin nombre" interpretados por Eastwood, al ídolo sobrehumano que aquí encarna por última vez y emerge en el tramo final de la cinta en toda su gloria, reconocible y admirable. Una última concesión de Clint a los fans antes de sumergirse en la etapa otoñal de su filmografía, ya decididamente pesimista y humanista, sin egocentrismos ni mitos inmortales.
Sin duda la traición final al tono y espíritu del film se comprende, se agradece y se disfruta. Valió la pena.
Una auténtica gozada: 8,1
Más todo esto es un disfraz. Al final "Sin Perdón" acaba siendo un homenaje a la cultura de la venganza y la violencia estadounidenses, a los infinitos clones del "Hombre sin nombre" interpretados por Eastwood, al ídolo sobrehumano que aquí encarna por última vez y emerge en el tramo final de la cinta en toda su gloria, reconocible y admirable. Una última concesión de Clint a los fans antes de sumergirse en la etapa otoñal de su filmografía, ya decididamente pesimista y humanista, sin egocentrismos ni mitos inmortales.
Sin duda la traición final al tono y espíritu del film se comprende, se agradece y se disfruta. Valió la pena.
Una auténtica gozada: 8,1