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ETA - La dictadura del terror

 

UCD y los Acuerdos de Reinserción Social

De izquierda a derecha, 'Txaflis', 'Erreka' y Ugarte en su primera reunión en Ginebra. (Foto: 'Espía en el País Vasco'. Plaza y Janés)

De izquierda a derecha, 'Txaflis', 'Erreka' y Ugarte en su primera reunión en Ginebra. (Foto: 'Espía en el País Vasco'. Plaza y Janés)

RAQUEL QUÍLEZ

Las primeras tomas de contacto entre representantes del Gobierno de la UCD y las dos ramas de ETA, la militar -partidaria de limitarse a la lucha armada- y la político-militar -a favor de combinar guerrilla y movimientos de masas-, llegaron tras la Ley de Reforma Política de 1976. Desde este año y, hasta 1980, se produjeron varias conversaciones.

El 30 de noviembre de 1976 se establecieron contactos en Ginebra (Suiza) entre Ángel Ugarte -jefe del SECED (antiguo servicio secreto) en el País Vasco entre 1974 y 1979-, y la rama político-militar (p-m). Ugarte ya había tenido contacto con los etarras durante el franquismo. Esta vez, sus interlocutores fueron Javier Garayalde, 'Erreka', y Jesús María Muñoa Galarraga, 'Txaflis'.

'Erreka' era miembro del Comité Ejecutivo de los poli-milis y la mano derecha de Pertur, ideólogo de esta división de la banda, presuntamente asesinado por sus compañeros. Tras su desaparición, 'Erreka' se convirtió en el principal impulsor de la "teoría del desdoblamiento", que apostaba por crear un partido que participara en el proceso democrático.

El propio Ugarte -que narra su experiencia en el libro ‘Espía en el País Vasco’, cuenta cómo la banda le tanteó para dialogar, cómo pidió permiso a Suárez, a través del director del SECED, Andrés Casinello, y cómo éste dio el visto bueno.

El servicio secreto se encargó de elegir el lugar —una suite en el hotel D’Avelles de Ginebra, repleta de cámaras y micrófonos ocultos— y la fecha, el 30 de noviembre de 1976. Ugarte se citó con los etarras en un edificio de Correos a las 8.30 de la mañana. Juntos partieron hacia el hotel, recorriendo las calles de la ciudad. Al principio la charla fue tensa, pero después se creó un ambiente distendido. "Eran gente seria, con la que se podía negociar", dice Ugarte a elmundo.es casi 30 años después. A este encuentro le sucedieron otros, a los que se sumaron miembros de ETA militar, que, en seguida, rechazaron el diálogo. "Con ellos era más difícil hablar. Incluso se produjeron situaciones violentas", cuenta.

Ugarte prosiguió los contactos durante el tiempo que estuvo en los servicios secretos -"Había que escuchar para conocerlos"-. Como consecuencia de estas reuniones se produjo una radicalización de ETA-militar, agudizada tras la incorporación de los comandos especiales (Bereziak), que se separaron de los poli-milis a raíz de las reuniones.

NUEVOS INTENTOS DE DIÁLOGO

En 1977 el Gobierno Suárez eligió como intermediario para el diálogo al periodista José María Portell, -autor del libro 'Los hombres de ETA'-, que conocía el entorno etarra. Para explicarle su cometido se entrevistó con él un hombre cercano al Gobierno, conocido como 'Estíbaliz'.

En febrero, Portell se reunió con Juan José Etxabe, un histórico de ETA, para pactar la base de futuras negociaciones. El objetivo del Gobierno era la paz y, sobre todo, llegar a los comicios del 15 de junio de ese año sin atentados. A cambio estaba dispuesto a negociar con los presos vascos.

Durante 1977 año se produjeron cuatro contactos. En los dos primeros, en Ginebra, participaron "Estíbaliz", por parte del Gobierno, y Garayalde Velar y Muñoa Galarraga de ETA (p-m). A la segunda cita se sumó "Peixoto", de ETA militar. Sin embargo, las negociaciones con esta sección se interrumpieron al no aceptar el Gobierno sus peticiones. En la tercera y cuarta reunión, en Francia y Vitoria, respectivamente, estuvieron el comisario Andrés Gómez Margarida y Garayalde Velar.

Meses después, algunos de estos protagonistas pagaron las que podrían ser consecuencias de sus actos: Margarida fue cesado de la Jefatura Superior de Policía de Galicia, al declarar "Soy el hombre que más contacto directo tuvo con ETA", Portell fue asesinado por la banda en junio de 1978 y Etxabe fue víctima de un atentado días después.

1981, UN AÑO CLAVE

En 1979 tomaron fuerza los rumores de nuevas negociaciones. El Gobierno, al contrario que la banda, lo negaba, pero los encuentros no tardaron en salir a la luz. Se celebraron en Ginebra y participaron 3 poli-milis (Garayalde, Muñoa y José Luis Etxegaray), 2 milis (uno de ellos, "Peixoto") y 3 oficiales del Ejército.

La fecha clave de la etapa de UCD fue sin duda 1981. Ese año, con Calvo Sotelo al frente del Gobierno, llegaron las negociaciones entre el ministro del Interior, Juan José Rosón, y los máximos representantes de ETA político-militar. Como mediadores actuaron Mario Onaindía -secretario general del partido abertzale EIA, próximo a los poli-milis- y Juan María Bandrés, miembro de EE. La clave de los diálogos fue el Plan de Reinserción Social, que aceptó Rosón para los etarras que no tuviesen delitos de sangre y los exiliados de esta sección de ETA.

Como recuerdan Antonio Rubio y Manuel Cerdán en su libro ‘Lobo. Un topo en las entrañas de ETA’, la negociación funcionó y el 30 de septiembre de 1982 llegó la disolución de ETA p-m VII Asamblea, que opta por la vía política. La mayoría de sus miembros se integra en la coalición Euskadiko Ezkerra. El sector disidente de esta sección de la banda, llamados los "octavos", decidiría seguir con la lucha armada y se integra en ETA militar, que ha continuado matando hasta la fecha.

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