:->X,l¡fiecs Idóneos: artesanos, latieres y manufacturas en Hispania.
^Reunión científica, Mérida (Badajoz, España), 25-26 de octubre, 2012.
INSTRUMENTOS DE ESCRITURA EN HISPANIA
Javier ALONSO, José Manuel JEREZ LINDE y Rafael SABIO GONZáLEZ
Museo Nacional de Arte Romano, Mérida
Resumen: Trabajo de síntesis que reúne lodos los tipos de instrumentos de escritura de época romana bailados
en Hispania publicados basta la Techa. Tras una breve recopilación bibliográfica especializada sobre los instrumentos de escritura, se describen cada uno de ios mismos y sus diferentes tipologías. Partimos de la diferencia
tradicional entre instrumentos para escribir sobre cera e instrumentos usados con tinta para ordenar la relación
de piezas. Se hace una breve valoración de la metodología de trabajo empleada por ios artesanos en ios talleres
y modos de venta y circulación. Continúa una enumeración de cada uno de los instrumentos de escritura aparecidos
en Hispania, su locaüzación geográfica en un mapa y su valoración según su procedencia y circunstancias de hallazgo, funerario, vertedero, etc. Finalmente se intenta realizar una posible localización de talleres.
Summary: Tiiis paper is a compilation of the data published about the writing instruments used in román Hispania.
Afler a bibliographic review about román writing instruments, these instruments are in-depth described so as thcir
typological classification. The instruments are classified in wax and ink writing instruments. A short view of production and circulaíion based on archaeologieal reports is explained. After that, geographical and cronologieai
data are given in advanec. Finalíy, we try lo lócate workshops in the differenl iberian cities.
Palabras clave: instrumentos de escritura, estiletes, espátulas de cera, cápsulas de sellos, cálamos, tinteros.
Key words: writing instruments, román pen, wax spatula, seal box, \&cü, ink-poís.
ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN
Nunca antes, había suscitado tanto interés el estudio
de la alfabetización en el Imperio romano. La influencia
de la visión decimonónica según la cual solo las élites
sociales podían acceder y disfrutar de la educación y la
cultura, fue ampliamente aceptada por el mundo académico. Un punto y a parte lo constituyó la obra de Harris
Ancienl Liieracy, en la cual se analizaba desde diferentes facetas e! nivel de alfabetización alcanzado en el Imperio romano. Tras el «shock» producido por su lectura,
distintas universidades y centros de investigación comenzaron a replantearse cual era el estado real de esta
cuestión por la cual se había pasado de largo durante
tanto tiempo, dando lugar a abundante literatura sobre
el tema y sus consiguientes congresos.
Ante la ausencia de investigaciones sobre al alfabetización en Hispania nos propusimos su estudio a través
del análisis de los distintos instrumentos de escritura como elemento que indicaría su uso por una población alfabetizada. De esta manera nos alejábamos de los densos y excelentes trabajos sobre inscripciones de tipo epigráfico que existen, ya que en nuestra opinión el empleo
de inscripciones de mármol o granito en contexto funerario no aportaban nada nuevo sobre la sociedad romana
según la premisa que, las élites sociales son también las
élites culturales. El objetivo de nuestro estudio era conocer el nivel cultural de la sociedad romana en Hispania a través de los restos arqueológicos hallados en ¡a
Extremadura romana, eso sí, eliminando los extremos
superiores, las élites, e inferiores, que no deberían aportar restos materiales y además consideramos analfabeta:
170
JAVIER ALONSO, JOSÉ MANIJE!.. JEREZ LINDE Y RAFAEL SABIO GONZAI i /
nuestro deseo era antes bien conocer la alfabetización
de la «clase media».
Los materiales que conforman nuestro estudio comprenden las tabuiiae. ceratae, las cápsulas de sellos, los
estiletes, los cálamos y los tinteros, Todos los ejemplares procedentes de Extremadura los hemos trabajado directamente, pues proceden o del Museo Nacional de Arte Romano o del Consorcio de la Ciudad Monumental
de Mérida. El material de otras provincias procede de
referencias de artículos o monografías la mayoría de los
cuales hemos podido estudiar en ia biblioteca deí Museo
a través de fotografías y dibujos. En este último caso solo se han añadido los ejemplares de los cuales no teníamos ninguna duda,
Lo.s trabajos sobre instrumentos de escritura romanos se han sucedido desde finales del siglo xx, suscitando ei interés de los profesionales de la arqueología como
demuestran las publicaciones tanto de tipo generalista
(Bozic y Feugére 2004: 21-41), como las dedicadas a
materiales de provincias enteras como Panonia (Bilkei
1980), o de enclaves concretos como Magdalensberg
(Óllerer 1998) u Ostia (Drescher 1988). Otro tipo de estudios se tomaban como punto de partida la iconografía
(Merlen 1982).
Si hay un centro de investigación que ha definido
unas líneas de actuación ciaras, este ha sido Augusta Raurica, que en los últimos años ha visto cómo salían a la luz
trabajos importantes de carácter monográfico sobre grqffiti en instrumenta domestica (Féret y Sylvestre 2008) o
paredes (en preparación), sobre los instrumentos de escritura, dedicando de esta manera sendas monografías a
las cápsulas de sellos (Furger, Warlmann y Riha 2009) y
a ios estiletes (Schaltenbrand-Obrecht 2012), a la par que
se elabora actualmente un trabajo sobre la lectura y escritura en Augusta ¡táurica (Fünfschilling 2012: 163).
Las tabulas ceratae han sido ampliamente estudiadas
desde finales del siglo xix, cuando se publicaron las de
Pompeya y Hercuiano (C!L IV, suppl. 1). Otro yacimiento que ha proporcionado numerosos ejemplares ha sido
Vindolanda (Bowman y Thomas 1974) completado con
otros estudios posteriores (Bowman y Thomas 1994;
2003). Del yaci miento de Vindonissa provienen más de
600 tablillas (Fellmann 2009: 315). A estos trabajos hay
que añadir los ejemplares hallados ocasionalmente en diversas excavaciones, En España solo se ha publicado una
tablilla cerata la cual proviene de la provincia de Sevilla
(Fernández 1994-1995), aunque se tiene constancia de
otra encontrada en la provincia de Toledo.
Respecto a las cápsulas de sellos,estas han recibido
multitud de acepciones a lo largo de los años, la mayoría
equivocadas, hasta que Emíl Ritíerling (1904: 433) reconoció por primera vez estos objetos como tales. Exis-
Anejos (¡c AEspA LXXI
ten, sin embargo, menciones anteriores en la cuales ya
se identificaba la función de dichos objetos (MerlensSchaafhausen Í850: 139). Dichas formas se identificaban como amuletos, broches, bullae, cajas, cajilas para
perfumes, fíbulas, objetos enigmáticos, objetos no identificados, ornamentos, receptáculos en forma de cuchara, etc. Recopilaciones de cápsulas de sellos se han llevado a cabo por Michel Feugére y Pierre Abautzin, en
este caso con decoración zoomorfa (Feugére y Abautzin
1995). Estudios sobre materiales provenientes de marcos geográficos concretos son los realizados por Ton
Derks y Nico Roymans procedentes de! norte de Gaiia
y de la Civitas Batavomm (Derks y Roymans 2002), el
estudio de los materiales deSiscia (Koscevic 3 991) o
los de Porollmtm, Rumania (Bajusz 1995). Además de
las cápsulas de sellos publicadas con cierta frecuencia
en distintas revistas como Instnimentum, la obra culmen
hasta la fecha es ia editada en Kaiser Augst (Furger,
Wartmann y Riha 2009). En España hasta la fecha apenas hay un artículo que englobe piezas procedentes de
un ámbito geográfico concreto, en este caso, quince
ejemplares procedentes de Andalucía (López de la Orden 1993). Otro artículo que se publicará en próximas
fechas reúne cincuenta y cinco ejemplares (Alonso e.p.)
Los estiletes se han sucedido en su publicación por trabajos como los de hierro del British Museum (Manning
1985), o los ejemplares de hueso de Magdalensberg (Gostenenik 2005), materiales sobre los cuales no hay todavía
una opinión unánime, pues mientras la escuela francesa los
identifica como husos (Béal 1983), la alemana los inteqjreta como estiletes (Deschler-Erb 1998). Pero sin duda la publicación más exhaustiva es la de Schaítenbrand-Obrecht,
quien analiza cronológica y tipológicamente más de 3000
ejemplares de diversas procedencias (Schaitenbrand
Obrecht 2012). Soqjrendentemente en Italia existen pocos
ejemplares ya que se han catalogado tradicionalmenle como instrumentos médicos. Los estiletes han pasado casi
desapercibidos para la literatura científica hispano-lusa,
existiendo hasta el 2012 un único apartado en las monografías sobre las excavaciones de Conimbriga. Es a partir
de este año que aparece una monografía sobre objetos de
hierro del Museo Nacional de Arte Romano que hace referencia a estiletes y cálamos (Sabio 2012) el cual .junto
a una serie de publicaciones (Alonso y Sabio 2012; 2013)
hace hincapié en la riqueza del yacimiento emeritense, llegando a contabilizar la mayor concentración hasta la fecha
de estiletes en la antigua Hispania. A la espera queda que
aparezca la primera de las publicaciones (Sabio y Alonso
e.p.) así como una futura monografía,
A diferencia de los estiletes, los cálamos no han recibido la atención necesaria para desarrollar monografías o artículos monográficos, aunque no se olvidan en
Anejos de AEspA LXXI
INSTRUMENTOS DE ESCRITURA EN HiSPANlA
los artículos de carácter general (Funfschilling 2012).
En e! territorio que conformaba Hispcmia solo encontramos los ejemplares del Museo Nacional de Arte Romano (Sabio 2012).
Oíro de los importantes apartados que se engloba en
el conjunto del instrumental escriturario son los tinteros
(atramentaria). La elaboración de estos singulares objetos de escritorio pasa por modelos sofisticados de
bronce con aplicaciones de plata hasta aquellos otros
mucho más simples en cerámica y que enumeramos
brevemente: cerámica eampaniense, tetra sigillata itálica, térra sigillata sudgálica, ierra sigillata hispánica,
térra sigillata africana, paredes finas emeritenses, cerámica vidriada, cerámica común, vidrio y bronce.
Pese a ser una forma conocida e incorporada en muchas de las monografías dedicadas a las variedades cerámicas son escasas, sin embargo, las referencias sobre
la misma. Los llamados «encrier» de cerámica campana,
que fueron hallados en el Foro y Palatino romanos (More! 1965: 223,241 -243,286,289-291), nos muestran ya
una diversidad tipológica ciertamente llamativa. La producción de ierra .sigillata itálica tampoco ofrece una homogeneidad de formas, contrastando la disparidad de
modelos como el hallado en Magdalensberg (Consp.
51.1.1) o el de Pompeya (Consp. 51.1.4), Los ink-pots
salidos de las fábricas galorromanas —con su característico perfil barrüoide— evidencian una clara estandarización. En cuanto a su clasificación, han sido varios los
autores que incorporan esta forma en su eorpus (Hermet
18 o Ritterling 13 entre otros). No se ha constatado hasta
el momento ni un solo ejemplar de marmoraia, circunstancia lógica si consideramos lo experimenta! de este
subgrupo. Los tinteros elaborados en Hispcmia, con claras influencias itálicas, pasarán por ser oíro de los recipientes menos conocidos en el repertorio de la TSH
(Mezquíriz 1.964: 26), ocupando finalmente el número
51 de la nomenclatura (Mezquíriz 1986). Durante algún
tiempo se quiso atribuir esta misma funcionalidad a otra
extraña forma de la producción tardía (TSHT) (Mezquínz 1986: 63) identificada recientemente como una lucerna (Quevedo Sánchez 2012) —Figura I—,
De esta somera relación bibliográfica se desprende
un desinterés casi total por el tema tanto en España como en Portugal. Los artículos que se han producido han
sido el resultado personal de investigadores cuyos trabajos no se han visto continuados. No hay una universidad o centro de investigación en la Península Ibérica
que tenga programado un estudio de este tipo de materiales. La única motivación para llevar a cabo este proyecto han sido los ánimos y apoyo prestados consecutivamente por Martín Almagro y Sylvia Fúnschilling, a
quienes dedicamos este artículo.
Figura 1. Modelo de tinfero biansado — Conspeclus 51.1.4—
procedente de Pompeya.
INSTRUMENTOS DE ESCRITURA
Debido a la escasa bibliografía sobre el lema en España y Portugal, creemos necesario realizar una breve
descripción de los distintos instrumentos de escritura
que se pueden encontrar en las excavaciones, tanto las
de campo como las llevadas a cabo en almacenes. Así
mismo describiremos las diferentes tipologías según la
literatura internacional de mayor reconocimiento, con
la esperanza que sirva de modelo a la hora de futuras
publicaciones en vistas de alcanzar la mayor homogeneidad posible.
Para poder reconocer los instrumentos de escritura
empleados durante el Imperio romano tenemos distintas
fuentes, como los textos de diversos autores que tratan
este tema en concreto, Plinio,1 Julio Pollux,2 Marcial, o
bien otros autores que los mencionan escuetamente en
sus obras, como Apuleyo.3 Ciertas inscripciones tratan
sobre los instrumentos, sus artesanos, las personas que
las usaban, etc. Algunos papiros también nos aportan alguna información, pero sobre todo, son los mismos instrumentos de escritura la fuente a la que hay que acudir
para poder estudiarlos. También nos resultan útiles las
representaciones iconográficas en pinturas o esculturas
(Birt 1906) que muestran tanto a dioses o musas como
a ciudadanos libres o esclavos, hombres o mujeres, portando o usando útiles de escritura o ios soportes en los
que se empleaban, rollos o papiros.
Por norma general, los instrumentos de escritura se
han dividido atendiendo al uso de la cera o de la tinta por
1
Plin., Nal. Hist., 16, 157 y siguientes.
' Pollux, Onomast, 10, 57-60."
Apul.,Aífi/., 6,25,1.
3
172
JAVIBR ALONSO, JOSIi MANUEL JERBZ LINDE Y RAFAEL SABIO GONZÁLEZ
las implicaciones que estos soportes conllevaban. La cera fundida y usada sobre tablillas de madera, se rayaba
con un estilete para formar letras, y se rellenaba cada
cierto tiempo previa eliminación de la capa anterior con
una espátula de cera. La tinta se usaba primordial mente
sobre papiro, también sobre tablillas de madera y más
tarde sobre pergamino. Se borraba con una esponja, se
alisaba el papiro con piedra pómez, se dibujaba la caja de
escritura y las líneas con regla y compás. Además, auxiliarmente conllevaba el empleo de tinteros.
Desde la Antigüedad, debido a que el uso de los distintos soportes requería de una organización y racionalización del trabajo, se distinguió entre scribae ceral'ú
y scribae librarii,4 como indican las inscripciones de
Ostia, los primeros escribirían sobre tablillas de cera con
estiletes y los segundos sobre papiro y tinta.
De la escritura sobre cera, debemos indicar de partida que su principal soporte eran las tabulae ceralae,
unas tablillas de madera con un desbaste en cada una de
sus caras (aunque a veces solo en una de ellas) que, cubiertas de una fina capa de cera de abeja, permitían que
se escribiera en ellas5 gracias a los süli o estiletes, rayándose la cera para conseguir formar letras. Este tipo de
material, fácil de elaborar y barato, se usaría para escribir documentos comunes, como correspondencia o notas en aquellas partes del Imperio alejadas de las zonas
de producción y comercio de! papiro, Según su tamaño
y su calidad se podían clasificar en distintos formatos.
De hecho, en un papiro hallado en Kellis, Egipto, se ordena a Theognotus que envíe a su «hermano Ision una
tablilla de diez hojas bien proporcionada de calidad para
la ciudad» (Whilehorne 1996: 277-283), lo cual puede
dar una idea de los diferentes tipos de tablillas que se
podían elabora]- en los talleres, Sobre la tipología de las
tablillas de cera localizadas en el centro de Europa existe la facilitada con la descripción del material de Vindo/7/.v.«/(Fel]mann2009).
La cera que se usó parece que fue consistente, pues
como nos indica Diógenes Laercio/' se escribía sobre
ella con dificultad, lo cual, explicaría el uso de estiletes
de metal, más duraderos. Esta se componía de cera de
abeja, carbón, brea, cal, arcilla, almagre para el tono rojizo, así como otros compuestos orgánicos, grasa o aceite de linaza (Mcrlen 1985: 27).
Junto a las tablillas se usaban los stili o estiletes. A
diferencia de las escasas tabulae ceratae que se han podido encontrar gracias a las excavaciones arqueológicas,
Anejos de AEspA LXXI
el número de estiletes que se recuperan es muy alto
(Schaltcnbrand-Obrecht 2012: 17). El estilete se define
básicamente por contar con tres partes diferenciadas
(Sabio y Alonso, e.p.): la punta con la cual se podía escribir sobre cera, el mango/vástago que a veces presentaba un espesamiento más o menos pronunciado para
facilitar su aprehensión; y la cabeza, que suele terminar
en una espátula de diversas formas (trapezoidal, rectangular, triangular, cóncava o cuadrada) y con la que se
podían realizar pequeñas correcciones, como borrarletras o palabras en la cera sobre la cual se escribía. De hecho, la expresión stilwn venere' o «volver el estilete»
equivalía a corregir la escritura. Fueron confeccionados
en diversos materiales (bronce, hierro, hueso,8 madera,9
etc.) siendo los de hierro los más abundantes y mejor estudiados. Parece ser que la punía se desgastaba con cierta facilidad, para lo cual, algunos ejemplares se componían de dos ¡Darles separadas, una integrada por el mango y la cabeza y otra, exlraíble, por la punta. Aunque los
estiletes tendían a utilizarse en asociación con las tabulae cerataem y podrían usarse como medio para conocer
la romanización o latinización de una población, el uso
como instrumento de escritura no es el único que se les
dio: han aparecido igualmente relacionados con el trabajo del hierro, la cerámica, el cuero..., e incluso puntualmente se le dio uso como arma."
Desde el plano formal, destaca en los estiletes la presencia de ciertos ejemplares con decoración, pudiendo
esta afectar, bien a la forma misma del objeto, bien a su
superficie. En relación a esto último, algunos ejemplares
muestran ranuras y acanaladuras efectuadas a lima y buril, que embellecen la forma del vastago. Además de una
función decorativa, servían para asir mejor el instrumento y, de un modo ocasional pero más en relación con su
vertiente ornamental, eran susceptibles de rellenarse con
metales que contrastarían cromáticamente (Schaltenbrand-Obrechl 1998: 201-205) —Figura 2—,
Gracias a los últimos estudios se ha podido determinar que a parí ir de época flavia los estiletes empiezan a
presentar motivos decorativos a lo largo del vastago. Paralelamente, mientras que los ejemplares del Alto Imperio tienden a ser largos, en el Bajo Imperio su longitud
se reduce ligeramente. Además, durante el siglo) el vastago presenta un engrosamiento situado a un tercio de
7
Horac., 5r//., 1,10,72.
Plin.,Ata.///,y/.,34, 139, 14.
Ósterreichische Nationalbibliothek, Papyrussammlung, P.
" CILXIV: 353; CAL XIV: 409; CIL XIV: 346; CALXIV: 347; Viudal?. SchreibgeriU 6.
10
CAL XIV: 374.
Plauío, Hac, 115: «stitum ceram et tabellas lignina».
5
CIL VI: 9841. inscripción funeraria de un fabricante de tablillas.
" Plul., Moralia, 968 E.; Suct., Caes., 82; Gal., an.aflecl 4,6f;
6
Diog. Lacre, 7, 37.
Suet., Dom., 3.
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INSTRUMENTOS DE ESCRITURA IÍN IUSPANIA
Anejos de AEspA LXX1
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Figura 2. Morfología general y detalles de los estiletes de metal (Schaltenbrand-Obrechí 1998).
la cabeza, mientras que posteriormente este engrosamiento se traslada a un tercio de la punta, cambiando el
centro de gravedad.
Algunos ejemplares eran portadores de inscripciones que podían proceder del mismo taller en el momento de su elaboración o se las podía aplicar posteriormente, a instancias del usuario, como se puede ver en
ios estiletes de hueso que muestran los nombres de sus
dueños en genitivo. Entre las inscripciones del primer
tipo encontramos algunas de tipo jocoso como hego
saibó s'mem manum (Feugére 2000: 227-229), o de tipo
erótico, como, árnica dulces lasciva Venus.
En cuanto a los estiletes de hueso participan de los
mismos problemas de identificación que los ejemplares
de metal, habiéndose identificado en múltiples ocasiones
como agujas, objetos de tocador u otro tipo de objetos.
Se diferencian de los fabricados en metal en que suelen
ser más gruesos (Gostencnik 2005: 46) y en terminaren
una cabeza globular, ovalada o en forma de aceituna, lo
cual es motivo de discusión pues no se puede asegurar la
función como instrumento de escritura al no disponer de
espátula (Schenk 2008: 56). Tal disensión podría solventarse pensando en el uso polivalente de ciertas piezas,
quizás no concebidas como estiletes, pero sí usadas como tales, siquiera sea de un modo eventual.
A ia hora de clasificar tipológicamente los estiletes
hemos empleado la clasificación publicada recientemente (Schaltenbrand-Obrechl 2012: 112-191). Desgraciadamente es demasiado extensa para poder reproducirla aquí.
Tanto la escritura como las correcciones ocasionaban una pérdida de cera, por lo que era necesario verter
nuevas capas de cera hervida en las tabulae y esparcirlas
por la superficie uniformemente. Para ello se precisaba
de un instrumento complementario del estilete y que reproducía de manera específica y a mayor escala uno de
sus extremos: se líala de la conocida como «espátula de
cera», Dichas espátulas estaban, por lo tanto, específicamente destinadas a extraer la cera sobrante y tras el
vertido de una capa nueva, proceder a alisarla de una
manera uniforme.]Z
Suelen adoptar forma triangular y Usa, hallándose
por lo general elaboradas de hierro. El mango puede
presentar diversa anchura, a veces estar separados de la
espátula, encontrándose algunos casos en los que está
decorado; otros ejemplares presentan un mango en
bronce decorado a base de facetas o con decoración figurada (Feugére 1995). Suelen terminaren una cabeza
cuadrada llamada «pomo». Se podría pensar a primera
vista que se trata de escoplos de albañilería, pero, debido
a su pequeño tamaño, a su finísimo filo y a que no presentan marcas de haber sido golpeadas, se debe descartar esta posibilidad. Existe una variante al tipo triangular
que consiste en espátulas dobles contrapuestas, mucho
más estrechas, cuyo asa, situado en el centro de la pieza,
a veces presenta decoración a base de líneas.
i2
Ovid., Ais Amatoria, \ ,435; Au\.Ge\.,Noc.
Ati., 17,9, 17.
JAVIER ALONSO, JOSÉ MANUEL JEREZ LINDE Y RAFAEL SABIO GONZÁLEZ
El «pomo» (Merten 1985: 30) serviría para rellenar
las esquinas de las íabuíae, esparcir uniformemente la
cera, así como para borrar parte del texto escrito. El empleo de tales piezas como material de escritura está atestiguado por su presencia en contextos funerarios junio
a otros instrumentos de escritura, así como por su representación en diversas pinturas, mosaicos y estelas funerarias junto a otros instrumenta scriptoria.
En cuanto a la tipología de las espátulas de cera,
usamos la de M. Feugere que distingue tres tipos principales y sus variantes (Figura 3A y B).
Asociado así, aunque no exclusivamente, al uso de
las tabúlete ceratae. se encuentran las cápsulas para sellos, receptáculos que podían adoptar diversas formas,
redondeadas, en forma de hoja, cuadradas, rectángulaTipo
Ai
A2
A3
A4
A5
Bl
B2
C
Descripción
Bolón cuadrado, transcurre sin solución de
continuidad desde el mango hasta et filo.
Bolón cuadrado, transcurre sin solución de
continuidad desde el mango hasta el filo.
Transición entre el asa y la hoja decorada.
Botón hexagonal u octogonal compacto, puede
presentar decoración en su cabeza a modo de
círculos concéntricos; de hoja estrecha.
Transición entre el asa y la hoja decorada.
Botón cuadrado, hoja estrecha. Transición
entre el asa y la hoja decorada.
E! mango está decorado con un busto de
Minerva. Hoja estrecha.
Espátula doble contrapuesta con
engrasamiento rectangular en el asa.
Espátula doble contrapuesta con asa
engrosada en forma circular o rectangular
decorada por líneas o perlas.
Una parte termina en forma de espátula y la
otra en forma de vastago. Presenta
engrasamiento rectangular/cilindrico en el asa.
Figura 3A. Tipología de espátulas de cera (Feugere 1995).
m.teAEspALXX.1
res, romboides y ovaladas, formadas por dos partes, la
lapa y la caja, unidas por una bisagra, a veces doble, y
un cierre en su extremo. Estos receptáculos contenían
cera que solía servir como soporte para recibir la impregnación de sellos (Derks 2011: 725), y guardar la privacidad de diversos objetos, sobre todo soportes documentales (Bunsche-Fox 1916: 27-29), aunque también
monederos o sacos (Gilíes 1994: 19, ñ g s . 4 , 8 , 9 , 3 0 ) .
Otra función de la cera era la de unirse consistentemente
a las cuerdas y, por medio de la que se derramaba por
los agujeros, adherirse a la tabula. Podían variar en sus
motivos ornamentales, geométricos, zoomorfos y figurados , así como en el número de perforaciones que aparecieran en su base. Además de ios tipos metálicos, en
algunas ocasiones se elaboraron en madera o hueso.
Originalmente identificaron objetos como cajitas de perfume (Bünsehen), bullae, amuletos o colgantes, motivo
por el cual resulta difícil su estudio. Se usaron desde el
siglo )i a.C. hasta finales del IíI d.C. La aparición en contextos urbanos se circunscribe a espacios domésticos,
por lo que no se puede afirmar que su uso fuera oficial,
como se ha sostenido tradicionalmente; por otra parte,
se han hallado ejemplares asociados a campamentos militares y lugares de culto, mientras que en villcie se han
encontrado excepcional mente.
Debido a su originalidad y a los estudios sobre la
cultura escrita en el Imperio romano, las cajas de sellos
han sido objeto en los últimos años de una serie de publicaciones que han vista la luz con la publicación de artículos así como de una monografía editada en Augusta
Ratifica (Furger, Wartmann y Riha 2009). Dada la profundidad del estudio se ha definido una tipología bastante clara y delimitada que es la que nosotros vamos a tomar {Figura 4A y B).
Como ya se ha mencionado, para el transporte de
los estiletes {y de los cálamos) se empleaban esluches,
las theca calamaria o theca gfaphiaria según contuvieran cálamos o estiletes. No hay una forma estándar para
estos objetos, además de que el material en el cual po-
6&¿
Figura 3B. Tipología de espátulas de cera (Feugere 1995).
INSTRUMENTOS DE ESCRITURA EN HISI'ANIA
.\.u:Íosde/ViA'/M I-XXI
Tipo
Grupo
;
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7f
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Descripción
Forma de lengua
De hueso
De bronce
Forma de hoja
Relieve fálico y esmaltado
Esmaltado
Decorado con puntos
Fragmento, decoración irreconocible
Forma romboide y esmaltado
Decorado con esmalte
Fragmento, decoración irreconocible
'iViangulares y poligonales
Redondeada
Relieve de animal
Relieve figurado
Decoración de rosetón
Decoración nielada o esmaltada
Círculos concéntricos esmaltados
Acanaladuras concéntricas y agujero en la tapa
Fragmento, decoración irreconocíble
De hueso
Ovalada
Cuadrada
Capa fina de metal, trabajado a mano
Capa fina de metal, fundido
Con base maciza
Decoración en alio-relieve
Decoración en bajo-relieve
Lámina de metal sobresale de la base
Con bisagra simple
Método de fabricación y decoración desconocidos
De hueso
Cronología
Figura 4A. Tipología de cajas de sellos según su forma y decoración (Furgcr, Warímann y Riba 2009: abb. 23).
dían elaborarse variaba, apareciendo ejemplares en madera, cuero, metales, etc. Como se puede observar en
distintas representaciones, se trata de un estuche con
apertura vertical que se llevaba colgado del hombro a la
allura del pecho izquierdo, aunque también se podía colgar de una cadena o por un asa. Estos estuches contenían varios cálamos o estiletes (.lilek 2000: nota 12), y si
era necesario, también una espátula de cera y un tintero.
Otro tipo eran unos tubos metálicos de unos 13 cm de
Sargo y ! ,5 de diámetro para guardar estiletes (Bilkei
1980: 79, taf. 2, kat. n." 72). Autores clásicos como Marcial13 y Suetonio1'' ya describieron estos objetos, Debido
'Míirc, 14.21.
4
Sucl., C/íJííC/. 35.
a que los librarii en la Antigüedad escribían con varios
colores, estos «estuches» solían contener varios cálamos
impregnados con la tinta que previamente se había usado. Llevar varios cálamos permitía ahorrar tiempo, en
vez de tener que lavar los cálamos cada vez que se debía
escribir con un color distinto.
EÍ soporte principal de ia escritura con tinta era el
papiro, material elaborado a partir de la planta del mismo nombre y que adoptaba la forma de rollo. Otro tipo
de soporte lo constituyeron las albae, tablillas de madera recubiertas de un barniz blanco; también se usaron
unas tablillas de madera lisas compuestas por hojas de
madera muy finas15 (tilia), sobre las que se escribía
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P\m.,Nal.His!., 13.30.
176
JAVIER ALONSO, JOSÉ MANUEL JEREZ LINDE Y RAFAEL SABIO GONZÁLEZ
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Figura 4 B . Tipología de cajas de sellos según su forma y decoración (Fiirger, Warímann y Riha 2009: abb. 23).
INSTRUMENTOS DH ESCRITURA EN HiSPANlA
Anejos de AIíspAJJKX}
¡•uialmeníe con tinta; las más conocidas son las de Vindoíandü (Bowman y Thomas 2003) y Carlisle (Tomiin
i 998: 3! -84), halladas cerca del muro de Adriano. Finalmente, a finales del siglo i d.C. se populariza el pergamino {membrana) como soporte, elaborado con pieles de
animales (oveja, cabra o ternera) sin restos de pelaje, bañados en cal, estirados, dejados secar y posteriormente
alisados., Aunque su difusión es tardía, se fecha su desarrollo en el siglo n a.C. en la ciudad de Pérgamo. Otro tipo de soporte sobre el cual se escribió con tinta fueron
las oslraca, trozos de cerámica quebrados usados para
escribir textos cortos, como cuentas, cartas, facturas, etc.
La tinta se producía de diferentes maneras, siendo los
componentes principales carbón vegetal y goma arábiga,
listos ingredientes generaban tinta de color negro. Pero para
escribir textos de especial importancia se empleaba tinta de
color rojo (Legras 2002: 72), cuyo color se adquiría por
medio del cinabrio (Blanck 1992: 67). Plinio describe distintos tipos de tinta para escribir las cuales se elaboraban
con carbón vegetal.16 Sin embargo, la idea que se tenía sobre los componentes de la tinta, según la cual se realizaban
basándose en los materiales antes indicados hasta el siglo
iv d.C. se ha visto modificada en virtud de ios últimos análisis realizados, pues se ha podido detectar la presencia de
hierro ya en tinta de época helenística, la cual se creía era
una invención del Bajo Imperio (Delange 1990:213-217).I7
En la aplicación de la tinta se utilizaron tres tipos de
objetos: las plumas, los pinceles y los cálamos. Sobre el
uso de las plumas como materia escritoria, si bien su uso
pudo haber comenzado en el siglo ¡v (Blanck 1992: 66),
la primera referencia aparece en el siglo v) en el Anonimus Valesianu.s 14.79,
El cálamo18 se componía de una caña hueca tallada en
su punta que se usaba para escribir con tinta sobre papiro,
pergamino o sobre tablillas de madera.19 A diferencia de
los estiletes se componía de dos partes, vastago y punta.
La punía se tallaba con un cortaplumas o sccdprum librariumr0 Según su uso, para escribir anotaciones rápidas la
punta sería fina y si se usaba para escribir con letra más
cuidada, la punta sería más ancha (Manchal 1956: 24, nota 2), esto es, cada tipo de letra (mayúscula, uncial, cursiva, etc.) precisaba de un tipo de cálamo distinto. Cuando
se desgastaban se afilaban con piedra pómez.21
"'PYni.,Nal. Hisl., 35,41-43; también Yilmbia,De Architeciural,
10, 1-4.
'' Otro ejemplo temprano de tinta férrica se encuentra quizá:
en P.Oxy. 44, 3397, fechado hacia el 111 d.C.
!8
Amh. Pal. 9.162.
,,J
Míirc, 14,3.
20
Sucl.,V7/c//.,2.
71
Anth.P¡iL,6,63.
[*VS3
Además de elaborarse con los tallos de diferentes tipos
de plantas a partir del siglo ¡ d.C. se elaboraron cálamos en
distintos metales, a modo de tubos en metales como hierro
o bronce, que suelen alcanzar los 10-17 cm de longitud y
diámetro variable, conformados por un vastago y una punta
afilada en forma oblicua. Algunos ejemplares disponen de
una pequeña cucharilla en su extremo opuesto quizá para
remover la tinta. A pesar de ser elementos metálicos, se
suelen encontraren mal estado y son difíciles de reconocer.
Otro tipo de cálamos en metal han sido hallados en
Mérida,22 los cuales difieren de los modelos anteriores
en que solo presentan la punta hueca, debiendo introducirse en un mango de otro material, en teoría de materia
orgánica, pues parece que las tumbas en las que se hallaron no presentaban restos que pudieran asociarse a estas
piezas. Tales ejemplares, de los que contamos por el
momento un total de dos, se encuentran realizados en
plata c hierro. Atendiendo a los cálamos no metálicos,
debemos referir la existencia de ejemplares en hueso,
alargados y con la cabeza fallada.7'3
Los tinteros eran recipientes que contenían la tinta
con la cual se escribía sobre distintos soportes, sobre lodo
papiros, labullae. albae y tablillas de madera. Presentaban
un recipiente normalmente cilindrico de paredes verticales, cubiertas por una boca invasada con una abertura en
su centro para tomar la tinta, así como gracias a su corto
diámetro permitía que la tinta no se secara prematuramente, lois ejemplares en estos materiales pueden presentar en su boca uno o varios orificios de menor tamaño para apoyar el cálamo y permitir que la tinta se deslice al
interior del recipiente. El hallazgo más numeroso se ha
hallado en una tienda de Vienne de época Claudia, contabilizándose 91 bordes (Godard 1992: pl. II, n. 26).
También se elaboraron atramentaria de metal (cobre
o bronce). A estos tinteros se los dotó durante el Alto Imperio de tapaderas sujetas con un cierre que permitía una mejor conservación de la tinta impidiendo su secado. Podían
ser de cuerpo simple o doble unidos poruña placa metálica
con módulos independientes para usar con tintas de distinto
color, roja y negra. Durante el siglo i y el siglo n d.C. se les
suele añadir un anillo a la placa metálica o al cuerpo del depósito. Existen diferentes variantes a la hora de clasificar
los tinteros, aunque solo uno recibe una denominación concreta, el tipo Biebrich, fabricado durante la primera mitad
del siglo i d.C, que consta de un cuerpo semicircular macizo fundido, decorado con líneas que se usaba sobre todo para elaborar tinteros dobles (Lindenschmidt 1911:
"Ndm.inv.CE ÍÜ.122yCH 10.123.
n
Aunque sabemos por confirmación de los arqueólogos del
Consorcio que existen ejemplares en Augusta Emérita, no se
han podido localizar.
178
JAVIER ALONSO, JOSÉ MANUEL JEREZ LINDE Y RAFAEL SABIO GONZÁLEZ
AmjQsdcAlLspALXX]
taf. 53.996). La parte superior del depósito remataba en un
anillo/disco perfilado que se introducía progresivamente,
terminando en una abertura que se cerraba con una tapadera con cierre manipulado por un pomo. Oíros tinteros constan del cuerpo cilindrico elaborado en una lámina de bronce, presentando el disco una depresión central que termina
en la boca de alimentación. Otros ejemplares presentan una
depresión progresiva en el disco hasta la boca de alimentación y constaban de una tapa. Un tipo singular lo conforman los tinteros de pared o fondo doble en los cuales un cilindro se introduce en otro algo mayor dejando una cámara
hueca entre los dos fondos. En las provincias orientales durante el Bajo Imperio aparecen tinteros con una cadena
adosada a la tapa (Bozic y Feugcre 2004: 35).
ducción de estiletes metálicos (Von Peírikovits 1981:
72). En primer lugar el autor distingue para la fabricación de productos especializados entre una producción
de objetos acabados y otra de productos a medio acabar.
En el segundo grupo incluye distintas artesanías del metal así como de la construcción. Por ejemplo, en el caso
de los joyeros distingue a la hora de elaborar los productos entre el inierrasor, que se dedicaba a tallar y el impaestatoi\ que realizaba tanto los grabados en el metal
como el nielado o damasquinado. Es más, sostiene que
estos artesanos se corresponden con dos actividades distintas que se podían subcontratar. Según el autor, la necesidad de abaratar los precios promovió el desarrollo
de sistemas de trabajo en cadena.
Estos y otros tipos de tinteros se desarrollaron en diferentes aleaciones de metales, pero habría que mencionar los
tinteros con depósitos y tapas decorados por diferentes técnicas como el vidrio millejiori o por la técnica del nielado.
De época augusíea se han encontrado tinteros metálicos de forma aislada en los campamentos de Dangstetten
(Fingerling 1998: n. 936/1) así como en Haltern (Müller
1997; 25, fig. 18, n." 68-69). Entre los de cuerpo doble
destacan uno hallado en Cnossos (Depeyrot etalii i986:
1 i 3-163) y otro procedente de Magdalensberg, sobre el
que aparece la inscripción Pur(pwam) cav(e) mal(am)
(Óllerer 1998: 121-155). Además de este elemento difcrenciador, podían presentar las tapaderas decoración nielada en oro o plata3*1 desarrollando como motivos decorativos líneas, guirnaldas u olas del mar. El cueipo podía estar decorado a buril con motivos geométricos, reticulados
ofigurados(Noli 1937; 1988). Otra variante de tintero metálico se desarrolla en forma de crátera, como el que se halló en Renania fechado en la segunda mitad del siglo n
(Páfígen 1986: 176,35,figs.9 y 10).
Según Schaltenbrand Obrecht, la producción de estiletes no se llevó a cabo en pequeños talleres locales sino
en talleres especializados que producían grandes cantidades. Esto se aprecia sobre todo en los estiletes más profusamente decorados, pues denotan un trabajo realizado
por especialistas que produjeron una gran cantidad de estiletes de distintos tipos. El proceso comenzaría forjando
en un primer momento los estiletes en bruto, un proceso
nada fácil, aunque algunos se pudieron fundir a la cera.
Este producto a medio terminar pasaría posteriormente
a recibir un trato más delicado, en el cual se incluyen la
elaboración en cada pieza de los distintos motivos decorativos, o en el caso del fundido, eliminación de imperfecciones con lima y cincel. Sobre eí modo de organización del taller no tenemos información. Desconocemos
si trabajaban esclavos o libertos, si las dos fases se realizaban en el mismo taller o en talleres distintos, si eran
grandes talleres o si empleaban a unos pocos trabajadores
(Schaltenbrand-Obrecht 2012: 192-193) —Figura 5—.
Uno de los problemas de la identificación de los tinteros se plantea cuando estos se han encontrado en yacimientos sin la correspondiente tapadera, por lo que se han identificado o confundido como pyxhk.s (Bozic y Peugére
2004:35). Parece ser que los tinteros como tipo diferenciado prácticamente desaparece a mediados del siglo n d.C.
DATOS SOBRE LOS ARTESANOS:
TRABAJADORES Y ÚTILES
Gracias al trabajo de Harald von Petrikovhs sobre
la especial ización de los talleres romanos podemos hacernos una idea sobre cómo estaba organizada la pro-
-'' Estes ejemplares son muy raros, pues aparecen en tumbas
muy ricas, por lo que no son muy abundantes.
Existen otros indicios que nos hacen pensar en una
posible producción en talleres a partir de los cuales se comercializarían. Uno de ellos es el hallazgo de centenares
de estiletes de bronce y otras aleaciones hallados en las
arenas de! antiguo puerto de Ostia y que desaparecieron
en los mercados de antigüedades (Drescher 1988: 285).
Estos estaban atados por hilos metálicos en grupos de 300
hasta 120 unidades. Este autor no da información sobre
si los estiletes en cada manojo eran del mismo tipo o tipos
variados. A parte de estos grandes conjuntos, las fuentes
del siglo i d.C. nos indican el modo en el que se compraban y regalaban estos productos, en grupos de veinte unidades,3'' cantidad que parece se mantuvo con los siglos.36
Una última mención se debe hacer al artesanado de
los instrumentos de escritura, pues debido a la especia-
5
Marc.i4.38.
"Edici.Diocl.
18.13.
Anejos de AEspA LXXi
INSTRUMENTOS DE ESCRITURA EN HISPAN!A
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Figura 5. Estela funeraria de Aquileia. Una herrería y sus instrumentos {Schaltenbnmd-Obredit 2012: abb. 247).
Hzación que requerían llegaron a diferenciarse socialmenle,como 3o demuestra la inscripción funeraria de un
fabricante de tablillas (C!L VI, 9841), o que se escribiera una obra tomando como tema central la mencionada
profesión, El fabricante de i abulias de cera, escrita por
Apolodoro de Caristo. Una referencia tardía a un fabricante de estiietes la encontramos en una comprobante
de pago de impuestos del siglo vn, en la que Anastasios
aparece como fabricante de estiletes.27
Los instrumentos de madera y hueso se tallaron y
pulieron con cuchillo, o bien, la forma de uso se realizaba con hacha, sierra y rallador, y posteriormente se perfilaba en el torno (Sehaltenbrand-Obrecht 2012: 239).
Respecto a los útiles para elaborar los estiletes de metal,
eran los usuales en un taller. Una relación de estos instrumentos aparece en la obra de Duchauchelle (2005).
SÍNTESIS DE LA DISPERSIÓN
DE LOS PRODUCTOS O ÁREAS DE INFLUENCIA
DE CADA OFICINA EN HISPAN!A
frau 1984: 125-327, lám. XXXIX) en bronce, Oliele,
Santomé, Vigo (Rodríguez González 2000: 75) en bronce, Sagunto (Nuez 2011: 168,200.71) en bronce, Numancia (Luik 2002: 225,343) de bronce, Espejo, Álava
(Filloy Nieva y Gil Zubillaga 2000: 258) en hierro, Conimbriga (Alarcao 1979: pl. XUX). Tres ejemplares se
encuentran en el Museo Arqueológico Provincial de Sevilla identificados correctamente, y uno en el Museo de
Burgos identificado como instrumental de tocador. Los
estiletes de hueso hallados en Hispania proceden de Ca¡agurris/Cíúahorm (García Cabanas 1991: 133), Valencia
(López García 3 994: 268), Teruel (Ezquerra Lebrón y
Herce San Miguel 2007: 321), Cartagena (Noguera Celdrán 2013: 314), Ceba, Zaragoza (Beltrán Lloris 1998:
67), Caricia (Presedo Velo 1982: 66, fig. 5.1), Pollentia
(Arribas 1978: 179, fig. 81.E.10).
A esta serie podemos añadir un extenso y variado
corpus identificado por nosotros en Extremadura, siendo
el solar emeritense, lugar donde reposaba la antigua capital de Sa Lusitania, aquel en el que se ha detectado un
mayor número de piezas. Ante la difícil identificación
del material en hueso anteriormente referida, nos hemos
Las tabulae ceratae son extremadamente difíciles
de encontrar. En España conocemos solo dos casos, uno
es un pugillar procedente de Alcalá de Guadaira, Sevilla
(Fernández 1994-95: 159-167) que se encuentra en el
Museo Arqueológico de Sevilla (Figura 6). El otro
ejemplar procede de La Guardia, Toledo, y conserva
restos de texto escritos por al menos dos personas. No
conocemos ejemplares en Lusitania.
Los estiletes publicados por la bibliografía española
aparecen normalmente incluidos en relaciones de objetos
procedentes de excavaciones concretas y normalmente
como ejemplares únicos (Figura 7), Encontramos los siguientes en metal: en Pía de Palol, Gerona (Nolla i BuFigura 6. Codex pugillar hallado en la provincia de Sevíila
(Fernández 1994-1995: lám. 38.2).
180
JAVIER ALONSO, JOSÉ MANULL JEREZ LINDH Y RAFAEL SABIO GONZÁLEZ
D
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C24
C24 C25
H35
H35
P51
Anejos (le AlispA LXX1
P52
P57
V91
V91
W95
Figura 7. Estiletes hallados en Hispama. Dibujos Rafael Sabio y Javier Alonso.
centrado en los ejemplares metálicos. En la antigua Augusta Emérita hemos localizado 28 estiletes de bronce
y 34 de hierro. De Caparra proceden ocho ejemplares del
vertedero de una vivienda,ejemplares de bronce y hierro, de distintas tipologías y grados de conservación, que
pueden fecharse por la presencia de monedas de Claudio
el Gótico a finales del siglo ID. Contributa lidia nos ha
regalado tres ejemplares de bronce que hemos podido estudiar, aunque sabemos que hay más. Proceden de ambiente doméstico, de un vertedero y una vía. Están fechados entre el siglo )V y el Vi. En Regina se hallaron dos
ejemplares de hierro sin contexlualizar. De Lobón proceden dos hallazgos ocasionales sin contexto. En ia villa
de la Cocosa pudimos identificar un ejemplar de bronce
(núm. inv. 14080). Y de la villa d& Torre Águila procede
un ejemplar de bronce (núm. inv. 2306). Esta lista se verá
incrementada los próximos años gracias a las excavaciones que se realizan en Extremadura.
Del estudio de los estiletes de Augusta Emérita se
puede llegar a las siguientes conclusiones. Los ejemplares decorados realizados en bronce (Alonso y Sabio
201.3: 50-53), consisten en piezas únicas que siguen las
pautas de los estiletes provenientes de Italia, por lo que
los consideramos importaciones, de igual manera que
los ejemplares del Museo Arqueológico de Sevilla. En
este caso, del estilete clasificado como V91 de la tipologia elaborada en Augusta Ra úrica- (SchaltenbrandObrecht 20 3 2) encontramos un paralelo en el Museo Arqueológico Provincial de Burgos, con el mismo tipo de
decoración en espiral a lo largo del vastago. Esto nos induce a pensar en una importación de algún centro foráneo más que en una copia realizada en un taller local.
Sin embargo, la presencia de distintas variedades de estiletes del tipo W95 en diversas excavaciones de Lusitania nos obliga a plantearnos junto a posibles importaciones la elaboración de estos instrumentos por
diversos talleres locales. Además es interesante que estos tipos fechados en el Bajo Imperio encuentran en Lusitania individuos fechados en el mismo marco cronológico. Para concluir, debido al número relativamente
alto de ejemplares del tipo C24 aparecidos en Augusta
Emérita se podría suponer la presencia de un taller en la
capital de la Lusitania.
La mencionada autora, al analizar ios estiletes por
procedencia advierte que ejemplares similares se aprecian tanto en Italia como en Britannia, seguramente por
el tránsito de población y tropas en dirección al limes.
Igualmente menciona que mismos tipos de estiletes se
encuentran tanto en la actual Turquía como en Hispania.
Respecto a Hispania, ya desde el Alto Imperio se asientan comunidades denominadas «sirias», esto es, de Asia
Menor, resultado de un tránsito de población que se
mantiene incluso en la tardo-antigüedad, como se puede
comprobar por el número ele inscripciones donde se documentan gentes de esta procedencia, sobretodo'Varraco, donde se constatan más que en ninguna ciudad de
Europa Occidental, pero también Mérida, Mértoia y Cádiz. Así mismo se constata en Hispania una gran con-
INSTRUMENTOS DE ESCRITURA EN HISI'ANIA
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V-4 $MW
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Figura 8. Cápsulas de sellos halladas en Hispanic
centración de térra tiguíala fócense en la misma época,
lo que sugiere cierto tipo de conexión entre ambas orillas
(Handlcy2011: 111).
Las espátulas de cera constituyen en la arqueología
hispana la mayor de las incógnitas, pues a pesar del esfuerzo realizado, apenas hemos podido hallar un único
ejemplar seguro procedente del yacimiento emeriíense,
el cual pertenece al tipo Al (Sabio y Alonso, e.p.).
Las cápsulas de sellos, a pesar de ser bastante desconocidas, se han venido publicando en los últimos anos, si
bien no siempre identificadas correctamente (Figura 8), Entre ellas las encontramos en Santomé, Vigo (Rodríguez
González 2000: 76), Numancia (Luik 2002: 198, 343,
C.260),Carranque (Fernández Galiano 2001: 155), CV»teia (Presedo Velo 1982:75: íig.I0.10),//¿í/w (Cela2003:
36} siete ejemplares de bronce, Pozo de la Peña, Chinchilla,
Albacete (Abascal Palazón y SanzGamo 1993: 24, n. 12,
171, n.380),Término de Tiriez,Lezuza, Albacete (Abascal Palazón y Sanz Gamo 1993: 24, n. 11), Compluíum
(Rascón Marqués 1998: 252, n. 186), Las Ermitas, Espejo, Álava (Filloy Nieva y Gil Zubillaga 2000: 259, n.
320), \mñí\/Veleia (Filloy Nieva y Gil Zubillaga 2000:
259, n. 321), Conimbriga (Alarcao 1979: 180, pl. XL1X
203-205), Fosos de Bayona, Cuenca (Museo Arqueológico Nacional, núm. inv. 37.883),/í«<?/o Claudia (Caballero Zoreda 1990: 272, n. 205), Provincia de Sevilla (Fernández Gómez 2008: 32-56) tres ejemplares, Cel.sa,
Zaragoza (Beltrán Lloris 1998: 67-68) dos ejemplares,
Herrera de Pisuerga, Palencia (Martínez Santa-Olalla
1933: 41-42, lám. 45), Mataré (Balil 1981: 227-229),
Tarragona (Serra Viiaró, 1930: 18-19, lám. VII), Sagunlo
(Nuez 2011: 169-170,199) dos ejemplares. En el trabajo
de López de la Orden sobre cápsulas de sellos de Andalucía provienen siete de la provincia de Sevilla, dos de una
colección de Sanlúcar de Barramcda, Cádiz, cuatro de Itálica, uno de Cádiz y uno de la colección Lara (López de
la Orden 1993:269-281). Además de estos ejemplares conocemos tres ejemplares procedentes de Vila Moura, Portugal , un ejemplar en Friela, Portugal, uno de Camp de les
Lloses, Gerona, uno del Museo de Calatayud (núm. inv.
00091). En total unos 56 ejemplares descritos.
Las cápsulas de sellos recuperadas en Extremadura
proceden de Mérida y de Caparra (Alonso, Bejarano y
Gijón, e.p.). Este material hasta ahora inédito, tiene di-
182
JAVIER ALONSO, JOSÉ MANUJ-L JEREZ LINDE Y RAFAEL SABIO GONZÁLEZ
Anejos de AEspA J.XX1
Figura 9. Cápsulas de sellos halladas en Hispania por tipologí;
versas procedencias. El ejemplar de Caparra fue el primero en identificarse corno tal. Se halló junto a una vía
cerca del teirapylon. Por desgracia no se puede fechar.
Los ejemplares de Mérida conservan únicamente la tapa, que nos sirve para identificar estas piezas. Una procede de una donación particular de una vecina de la localidad (núm. inv. CE 36131) mientras que la última
pieza procede ele un depósito funerario de la zona denominada «El Silo» fechado entre Claudio y Trajano
{núm. inv. CE 5779) —Figura 9—.
Esta lista de ejemplares se ha realizado de la forma
más exhaustiva posible. Respecto al uso de las cápsulas
de sello en Roma, cronológicamente se dividen en dos
tipos: los ejemplares de hueso usados desde época republicana cuyo uso desaparece con el cambio de era, y los
ejemplares en metal fechados a lo largo de! Alto imperio. Geográficamente también se aprecia un uso de los
ejemplares en hueso en el área mediterránea. Una teoría
planteada desde Suiza (Augsí) sostiene que la ausencia
de cápsulas de sellos en África y Asia tiene que ver con
el clima. Así, en la mitad septentrional de) Imperio romano primoidiaba el uso de la cera frente al de ia tinta
en la meridional, alegando que el excesivo calor de estas
últimas regiones impediría que fuera factible su uso durante los meses de estío, Este trabajo pretende desmentir
esta teoría al presentar esta primera relación de cápsulas
de sellos en Hispania entre las cuales algunas contienen
todavía cera.28
No se ha podido todavía localizar talleres de fabricación salvo uno posible en Siscia, Hungría, donde se
encontraron dos ejemplares en plomo que posiblemente
sirvieran para producir un negativo sobre arcilla y así
fundir de manera rápida y fácil ejemplares en bronce
(Furger, Wartmann y Riha 2009: 101). Otros posibles
ejemplares proceden de Lyon. Una dificultad añadida
para localizar los talleres es la misma razón de ser de estos objeíos. usados para salvaguardar información que
a veces se transmitía por correo, lo cual puede alejar un
objeto de su taller de elaboración.
Respecto a los ejemplares hispanos, parece haber
una predilección hacia los tipos IB y 2B los cuales están
decorados con motivos distintos, por lo que no podemos
hablar de productos de un taller concreto. Los ejemplares que más frecuentemente constatamos en un área
geográfica determinada son los 5F, que aparecen tanto
en Conimbriga, como Caparra y Augusta Emérita, tres
ciudades de la Lusitania, pero tampoco podemos soste-
2A
Como el ejemplar de Zaragoza N1G. 86.1
INSTRUMENTOS DE ESCRITURA EN HISPAN!A
\ gos de MispA LXXI___
3 83
Figura 11.. Prototipo de la forma Hispánica 51.
Un ejemplar interesante identificado como posible
instrumental médico pero que casi con total seguridad se
traía de un pincel o porta-pincel de bronce hallado en Tiermes, Soria (Caballero Zoreda 1990:339, n. 337). Paralelos
a esta pieza encontramos en Augusta Rcuuica (Fünfsehilling 2012:212, laf. 2.63-65). En este caso, al no existir diferencias respecto a los ejemplares hallados en Suiza podríamos suponer también una centralización de la producción en un taller del norte de la península itálica.
Figura 10. Cálamos de plata, hierro y bronce hallados
en Mérida. Dibujo Rafael Sabio.
ner que procedan de los mismos talleres debido a desconocemos su cronología. Los tipos 2A abundan en la
provincia de Sevilla, tres ejemplares, mientras que un
cuarto se encuentra en Herrera de Pisuerga.
Con todo esto, aunque parece que algunas formas se
distribuyen por ciertas áreas concretas, debido ai escaso
número todavía de cajas de sellos no podemos hablar todavía de ia existencia de talleres hispanos.
Los cálamos son un material del cual no hemos podido dar cuenta en la bibliografía. De hecho, los únicos
ejemplares corresponden a los depositados en el Museo
Nacional de Arte Romano (Figura 30).
En relación a ios ámbitos de producción en Hispania poco podemos aportar en el caso de la forma 51
(TSH) —Figura II—. En primer lugar nos encontramos
ante un producto carente de marea alguna por lo que
cualquier asociación con una determinada oficina resulta poco menos que imposible. Su producción parece vivir un auge importante en la dinastía fJavia, coincidiendo con la expansión de las remesas de TSS y decayendo
muy posiblemente a partir del reinado de Trajano. Indicábamos con anterioridad que son elementos auxiliares,
cuya producción no representaría en ningún caso, el volumen que alcanzan otras formas mucho más estandarizadas, Se trata por tanto de una mercancía de segundo
orden dentro de las partidas o remesas de las tradicionales vajillas de mesa.
Una valoración de los tinteros —grosso modo—
nos llevaría a 3a conclusión que nos encontramos aníe
un envase presente en muchas de las intervenciones del
solar (Méndez 2006), que se suman a los hallados en el
llamado «Solar de Blanes» 29 (Bustamante2011). Esta
presencia es extensible además al ámbito rural donde
contamos igualmente con varios de estos instrumentos
-' Materiales que forman parle de la tesis doctoral: Terra Sigiliata Hispánica en Augusta Emérita (Mérida, Badajoz). Valoración tipocronológica a partir de ios vertederos del Suburbio Norte. (2013).
$^£%g&¡£&**&%fS&
JAVIER ALONSO, JOSÉ MANUEL JEREZ UNDE V RAFAEL SABIO GONZÁLEZ
Figura 12. Tintero elaborado en tena sigilktta sudgálici
procedente de Mérida.
Figura 13. Reconstrucción de un tintero de paredes finas
emeritenses, a partir de uno de los fragmentos hallados
en el piiticuH del Cuartel de Artillería Hernán Cortés
(Mérida), segiin dibujo de J. Manuel Jerez Linde.
para ia escritura (slyli y tinteros), y que constituye un interesante dato sobre ia alfabetización de la época.
Por lo que respecta al contexto funerario, destacamos el ejemplar de bronce hallado en una sepultura30
(Ayerbe 1998: 88) y también un segundo tintero de cerámica (TSH)31 (Nodar 2002: 130) asociado a otros objetos de escribanía.32 En esta breve valoración, queremos significar que los tipos identificados hasta ia fecha
;!(l
Formaba parte de un ajuar en una de las sepulturas excavadas en el estadio de fútbol (Mérida).
11
- El hallazgo tuvo lugar en ¡a avenida Reina Sofía de Mérida.
32
Queremos agradecer a R. Nodar Becerra las facilidades que
nos han permitido documentar estos materiales.
Anejos de AEspA LXXÍ
se corresponden mayoritariameníe con los de origen galorromano (TSS) —Figura 12—, hispánico (TSH), paredes finas de Mérida (PF). cerámica común engobada33
(CC) (Bustamanle y Bello 2004: fig. 9-5)34 y de manera
más excepcional los broncíneos,
Hay en cambio otro conjunto de materiales de elaboración local que nos resulta verdaderamente llamativo. Se
trata de la producción de las llamadas «paredes finas
emeritenses» (Bustamante y Bello 2004) —Figura 13—
de la que conocemos ya algunas reproducciones de las
vajillas de térra sigillata (Rodríguez Martín 1996). Este
repertorio de formas autóctonas de imitación se ve continuamente incrementado ante el hallazgo de nuevos materiales, haciendo necesaria una futura revisión-ampliación de los tipos ya publicados. No deja de sorprendernos
la elaboración de estos ¡nk-pois locales, cuyas características morfológicas son variables,35 aunque con rasgos
muy similares a sus homólogos los de procedencia gálica
e hispánica. Es muy probable que uno de los focos de
producción de estos recipientes se localice precisamente
en la zona de la calle Constantino. Y lo planteamos precisamente basándonos en ese marco tipo-cronológico
que se desprende de jas manufacturas de este alfar, y los
propios tinteros. Cuando tratamos de estudiare! vertedero de uno de estos alfares, nos encontramos con material de desecho, que lógicamente no entró en los circuitos comerciales. Podemos llegar a conocer parle de esa
producción a partir de los fragmentos de piezas defectuosas pero, sin embargo, ignoramos aquellas otras manufacturas que sí llegaron a ser comercializadas y de las
que no ha quedado constancia.
Hay otro dato igualmente relevante como es la presencia de varios fragmentos de tinteros, de paredes finas, procedentes de la llamada Casa de! Mitreo. Y aunque no estamos en disposición de dar a conocer la repercusión de esta forma más allá de Mérida, sobran razones
para hablar de una producción en serie. Esta actividad
alfarera vuelve a plantearnos además una cuestión que
aún escapa a nuestro conocimiento: ¿qué circunstancias
impulsaron a estos talleres locales a fabricar muchos de
33
El contorno exterior del envase presenta restos de una capa
de engobe rojo que seguramente fue aplicado para impermeabilizarlo e impedir las manchas de tinta.
31
En la clasificación de materiales procedentes del puticulum del
cuartel Hernán Cortés (Mérida) se incluyen dos fragmentos de
tinteros en el apartado de cerámica común (Figura 9, n.° 5-6). El
fragmento n." 6 se corresponde con la producción de paredes linas emeritenses.
íS
Hemos observado que en algunos casos el depósito posee
menor diámetro y también en los perfiles las paredes son por
lo genera! más recías.
INSTRUMENTOS DE ESCRITURA EN HISPANIA
Anejos de A HspA\.,XX\
Lie hallado en Mérida. Según dibujo de J. Manuel Jerez I
estos prototipos de cerámica sigiliata!; ¿acaso la distribución-recepción de las partidas del valle del Ebro no
fueron suficientes para satisfacer la demanda de esta
ciudad y su territorio?
Otros ejemplares conocidos en España se encuentran en Baelo Claudia (Bourgeois y Mayet 1991: pl.
XíV. 1), Ixmcia (Museo Arqueológico de León), Cotiimbriga (Bairrao-Aiarcao 1969: lav. 1.9), Río Tinto {Museo Provincial deHueiva),Aíro/>j7^a. (JuanTovar 1992:
46: fig. 1.3.9., n.° 30), Bilbilis (Sáenz Preciado 3993:
261 -262, lám. 48, n.° 344-350), Torre Llauder, Matará
(Ribas Beltrán 1972: fig. 35, n.° 6), Ampurias, León
(Fernández Freile 2003: 67-68), Complutum (Rascón
Marqués 1998: 263, n.° 223) y Hoyazo, Irún (Urlcaga
2003: 11) Itálica (Mezquiriz de Catalán 1961: lám. 26),
Espejo, Álava (Loza 1983: 257). Durante el transcurso
de nuestra investigación por medio de fuentes indirectas
supimos de la existencia de tinteros en Portugal y en diversas excavaciones realizadas en ia provincia de Málaga en los años ochenta del pasado siglo.
Solo hemos podido localizar tinteros de bronce en
dos ciudades, Augusta Emérita, con al menos tres ejemplares'*1'' cuyas paredes desarrollan distintos motivos decorativos en las paredes, y en Tolegassos, donde hemos
identificado la tapa de un tintero de bronce (Casas i Genover y Soler Fuste 2003: fig. 122.35 y 129.21) a la vista de los resultados solo podemos sostener que se trate
de importaciones de los talleres itálicos (Figura 14).
30
Dos de ellos inéditos.
*p¡ap
MAPA DE DISTRIBUCIÓN DE TALLERES
Debido al estado de las investigaciones sobre los
instrumentos de escritura en Hispania que imposibilitan
situar talleres en localizaciones concretas, exceptuando
un taller de cerámica en Augusta Emérita, nos hemos limitado a situar sobre un mapa los distintos tipos de instrumentales conocidos hasta la fecha (Figura 3 5).
Este mapa queda lejos de estar completo, pues deberían haber instrumentos de escritura en cada uno de
los lugares donde hubo asentamientos estables. Llama
poderosamente la atención un vacío en el centro de ia
Península ibérica, pero esto lo achacamos al azar.
La mayor concentración de instrumentos de escritura tanto por tipología como por cantidad corresponde
a Augusta Ementa, lo cual basa su explicación en ser el
lugar donde los autores llevan a cabo sus investigaciones. Grande ha sido nuestra sorpresa al visitar Córdoba,
antigua capital de la Bactica, una de las ricas provincias
del imperio romano. A pesar del interés puesto por el
Museo Arqueológico Provincial y las facilidades dadas,
no encontramos un solo ejemplar.
Estamos convencidos que futuros trabajos aportarán
más luz sobre las producciones de estos instrumentos
así como sobre ei nivel de alfabetización que alcanzaron
los habitantes de Hispania antes de que las parcas coitaran los hilos.
1 86
JAVIER ALONSO, JOSÉ MANUEL JEREZ LINDE Y RAFAEL SABIO GONZÁLEZ
Añojos de AlispA LXXI
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