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Ortega y el tiempo de las masas

2018

Los capitulos de esta obra colectiva estan dedicados a repasar algunas claves del pensar orteguiano sobre el mundo emergente a comienzos del siglo XX. Un tiempo que parecia cada vez mas el de las masas, como senalaba Ortega al comienzo de su obra La rebelion de las masas: «Hay un hecho que, para bien o para mal, es el mas importante en la vida publica europea de la hora presente. Este hecho es el advenimiento de las masas al pleno poderio social». Aquel tiempo de grandes transformaciones es visto hoy, cada vez mas, como un espejo que refleja las claves para entender nuestra hora presente. Especialmente desde que estallo la crisis economica, hace ya una decada, se han venido trazando numerosas similitudes entre ambos inicios de siglo, XX y XXI. De hecho, una vez superada la Guerra Fria como eje (politico, ideologico, geoestrategico, etc.) dominante durante la segunda mitad del siglo XX, descubrimos con cierta sorpresa el gran paralelismo existente entre los problemas que se plantearo...

Ortega y el tiempo de las masas H A E A M M Plaza y Valdés, Madrid, 2018 Universitat de València E l advenimiento de las masas es un presente y es ya un pasado, tal y como el propio Ortega y Gasset sugirió en su Prólogo para franceses. Todo aquello que se prefiguró a la altura de 1930 en La rebelión de las masas, el tiempo lo ha ido corroborando como una realidad incuestionable, la cual se ha convertido en el sino de nuestro tiempo. Las mayorías son las que quitan y ponen gobiernos, las que encumbran o hunden, las que marcan los derroteros por los que caminar y los senderos infranqueables; las mayorías son las que mandan, o al menos eso nos hacen creer, al fin y al cabo pensamos que la democracia es el gobierno del pueblo y solemos acabar confundiendo pueblo con mayoría. Sin embargo, la mayoría carece de la capacidad de dirigirse, de ahí que precise de unas minorías capaces de marcar las líneas a seguir, de coordinar y encauzar. La mayoría es imprescindible para la democracia, pero corre el riesgo de desbocarse y convertirse en una masa informe rebelada contra todo y contra todos. He ahí, pues, la paradoja de nuestro tiempo, y que tan tempranamente supo ver Ortega: la mayoría, la masa, no es necesariamente — 465 pueblo y, aunque es la base fundamental de toda democracia, puede poner en peligro no solo su propia pervivencia sino destruir los cimientos de todo el complejo entramado de la sociedad. Pues bien, este es el tema principal que se aborda en esta recopilación de ensayos editados por Hugo Aznar, Elvira Alonso y Manuel Menéndez y que vienen a complementar aquellos otros que ya presentaron en su anterior libro La generación del 14. España ante su modernidad inacabada, también publicado en Plaza y Valdés. El siglo XX, y la modernidad en general, viene marcada por el advenimiento de las multitudes, concentraciones que representan una novedad en la historia, conformadas por los medios de comunicación y potencialmente instrumentalizadas con mucha más eficacia que cualquier otro tipo de agrupación de las que hemos conocido hasta el momento. De esta nueva realidad toma conciencia Ortega y Gasset, desarrollando a partir de este hallazgo un sistema de pensamiento que pretende iluminar no solo su tiempo presente sino a las futuras generaciones (las nuestras) de una España (y una Europa) que se descubre como invertebrada. Y esto lo realiza desde un sistema de pensamiento novedoso para su tiempo, la fenomenología, y desde unos planteamientos ajenos al pensamiento ibérico pero que gracias al magisterio del profesor de la Universidad Central de Madrid se introducen en el panorama español, dando lugar a lo que podríamos calificar sin lugar a duda una temprana filosofía postmoderna. En el primero de los ensayos del libro, La presencia de Paul Natorp en la filosofía social de Ortega, Dorota Leszczyna nos muestra cómo Ortega y Gasset se impregna de neokantismo de la mano de Cohen y Natorp, pero también comienza a abrirse de la mano de sus profesores a los nuevos planteamientos filosóficos europeos de comienzos del siglo XX, tales como la fenomenología. Analizando alguno de los estudios políticos y pedagógicos, la profesora de la Universidad de Breslavia nos va introduciendo en los planteamientos sociales de la filosofía madura orteguiana, la cual hunde sus raíces en todo aquello que aprendió en su estancia en Maburgo. Así, tanto los planteamientos elitistas de las relaciones sociales como la división de la sociedad entre aquellos que pertenecen a los hombres-masa y las minorías que tienen como misión guiar a las masas, parece que tienen su origen en la pedagogía social de Natorp. Con el tiempo Ortega fue distanciándose de sus profesores, especialmente de su influencia neokantiana, sin embargo queda un poso que hasta en sus escritos más tardíos podemos llegar a observar. En el segundo de los ensayos, a cargo de Manuel Menéndez, ahondamos en la cuestión de las mayorías y de las minorías pero esta vez desde el prisma de la práctica política y parlamentaria. En El discurso político en la presentación de empresas generacionales, título del escrito, se realiza una comparación de dos textos impor- 466 — tantes al respecto, a saber, Vieja y nueva política, de Ortega y El problema español, de Azaña; ambos escritos, nos dice el profesor de la Universidad de Alicante, presentan elementos que vinculan a sus autores y en ambos encontramos elementos del pensamiento generacional así como claves que nos pueden ayudar a interpretar el pensamiento maduro tanto del pensador como del político. El capítulo tercero, titulado Minoría y conciencia de crisis en el pensamiento de Ortega y Gasset, el cual ha sido escrito por Ángel Peris Suay, profesor de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, ahonda en los escritos orteguianos relacionados más directamente con la cultura, la vida, la axiología y el perspectivismo, para desde ellos centrarse en los conceptos de minoría y masa dentro del contexto de la crisis de la modernidad. De este modo se intenta mostrar que la crisis que supone la civilización de las masas es heredera directa de otras crisis tales como la crisis de la razón científicotécnica que se origina con el positivismo. El resultado de esta reflexión es una apuesta por las minorías como reducto de una excelencia moral que ha de convertirse en el fermento que una sociedad vital y creativa. El cuarto de los ensayos, escrito por el catedrático de Psicología Social de la Universidad de Valladolid Anastasio Ovejero y titulado Utilidad de la teoría del hombre-masa de Ortega y Gasset para el siglo XXI, nos introduce de lleno en el estudio de las masas y de las minorías a lo largo de las principales obras de la bibliografía orteguiana. Desde este estudio sinóptico, el autor va analizando las influencias de Ortega, principalmente la de Nietzsche, a la hora de elaborar su teoría del hombre-masa, para seguidamente extraer aquello que puede resultar valioso para la observación de la sociedad actual y las democracias liberales de nuestro tiempo. El estudio concluye con la afirmación de que las ideas expuestas en los escritos de Ortega, muy especialmente en La rebelión de las masas, siguen siendo de plena actualidad, mostrando así la alta capacidad predictiva que ya en el primer tercio del siglo XX desarrolló el pensador madrileño. Seguidamente nos encontramos con Una aporía de la Antropología de la libertad orteguiana: el destino de las mujeres, capítulo escrito por Hugo Aznar y Marcia Castillo-Martín, profesores de la Universidad Cardenal Herrera CEU de Valencia y de la Universidad Europea de Valencia respectivamente. El planteamiento del que parten en su reflexión es que, si bien Ortega y Gasset no puede ser un autor característico de la defensa de la mujer, fueron precisamente las mujeres que siguieron su línea de pensamiento las que dejaron un testimonio crítico de sus planteamientos y en cierto modo las que consiguieron imprimir un nuevo rumbo a las interpretaciones de los escritos orteguianos. Es cierto que en alguno de sus escritos puede verse cómo defiende una cierta subordinación de la mujer al hombre, biologizándola y naturalizándola, llegando incluso a comparar la psicología de masas con la psicología — 467 femenina, pero se puede poner como excusa que Ortega sucumbe a los estereotipos dominantes de la época, aunque esto es algo que sorprende en un autor que en otros muchos aspectos supo separarse de los prejuicios propios de su tiempo. No obstante, en sus planteamientos algunas de sus más insignes discípulas, tales como María Zambrano, supieron ver una Antropología de la libertad de carácter universal, desde la cual se invita a que cada uno desarrolle su propio destino más allá de las clases y los géneros. En sexto lugar nos encontramos con el capítulo titulado Sociedad de masas y nacionalismo: una revisión de la Europa invertebrada a la luz de Ortega y Gasset, escrito por Ainhoa Uribe, profesora de la Universidad San Pablo CEU de Madrid. Partiendo de un análisis de España invertebrada y De Europa Meditatio Quaedam, se intenta llegar a la idea de nación que Ortega tenía para luego extrapolar, tarea tal vez imposible, a la época presente y su problemática las enseñanzas orteguianas. La nación siempre es algo que mira hacia el futuro más que hacia el pasado y se fundamenta en la fuerte identificación de los miembros que la componen. Este es el camino que Europa toma con el inicio de la modernidad, convirtiendo el proyecto de la creación del Estado-nación en el eje vertebrador de su tiempo. Sin embargo, para que este proyecto sea viable se precisan de unas clases dirigentes capaces de aunar las diferentes identidades y sensibilidades que configuran a los pueblos que caen dentro del círculo que dará lugar al Estado, lo cual genera tensiones. De esta manera la conclusión a la que nos conduce la autora es intentar vislumbrar que en el origen de los nacionalismos europeos del siglo XIX se encuentra en gran medida la raíz de los conflictos actuales, ya que tanto en Europa como en España quizás lo que ha faltado es una minoría capaz de vertebrar los impulsos de unas mayorías que en muchos casos han resultado incontrolables. Por último nos introducimos en el tema de los medios de comunicación y las masas de la mano de Ignacio Blanco y su texto titulado La crítica a la sociedad de masas y la función social del periodismo: José Ortega y Gasset y Walter Lippmann. En este excepcional escrito, lleno de actualidad e interés, el profesor de Periodismo de la Universidad San Pablo CEU de Madrid, compara la crítica de Ortega y Gasset a la sociedad de masas y los escritos de Lippmann acerca de la importancia del papel de los medios de comunicación en este tipo de sociedad. Aunque entre ambos autores no hubo contacto, sus escritos mantienen un paralelismo extraordinario; en ellos se resalta tanto la importancia de la formación de los periodistas y su necesaria incursión en el mundo universitario como la moralidad que los medios de comunicación han de observar. El periodismo tiene una función social inapelable e irrenunciable, de ahí la necesidad de la independencia de los medios, los cuales no pueden marcar qué es noticia desde sus convicciones, deformando de este modo 468 — el sentir de la opinión pública. Esta independencia de los medios está en la base de la democracia y su correcto funcionamiento, es por esto que la formación de los periodistas es una de las cuestiones centrales y de máximo interés para el buen funcionamiento de la misma. Estas ideas que desarrolla Lippmann son plenamente compatibles con lo que expone Ortega acerca del periodismo y la universidad. La vida pública necesita ser guiada ya que ella es por si misma anónima y ciega. Es por esta razón que Ortega critica la falta de perspectiva con que los periódicos desempeñan su función social. La solución a estos males la encuentra Ignacio Blanco en la dignificación weberiana del oficio del periodista, en la defensa del periodista honrado y su responsabilidad que en nada le cede a la de cualquier otro intelectual. Esta tarea se hace más acuciante en nuestro tiempo, sobrepasado por la irrupción de internet y de un nuevo modo de comunicar en donde todo el mundo puede otorgarse la función del periodista pero desde el anonimato y el manto de la masa. Quizás en este momento de barullo mediático conviene de modo especial tener en cuenta las aportaciones de Ortega y Lippmann, releerlas y reinterpretarlas desde este horizonte de incertidumbre que ha traído este nuevo paradigma de la comunicación. J A F Z — 469