Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas:
“Dr. Juan Antonio Guiteras Gener”
Jornada Científica de Antropología
Ponencia: Rescate y análisis de restos óseos humanos
Autoras:
Luisa de la Caridad Vinagera Berrio (ponente)
Rachel Rivera Calderín
Delia Espinosa Domínguez
María Karla Montero Cintado
Amanda Pérez Pérez
Tutor: Lic. Joel Monzón González, Especialista en Antropología Forense
Introducción:
La palabra arqueología proviene del griego “antiguo” y “estudio”, por tanto, es la disciplina encargada de estudiar las sociedades a través de los restos que estas dejaron, de forma intencionada o no. Aunque muchas veces se asocia a la arqueología con el estudio del pasado, en las últimas décadas se ha dedicado también a estudiar el presente, tanto a nivel industrial como forense, en su rama forense, podríamos decir que es una disciplina que aplica las técnicas clásicas de la arqueología, con sus métodos, técnicas y con el objetivo común de recuperar evidencias y generar información de utilidad para los procesos de justicia, bajo una perspectiva médico-legal.
La arqueología forense puede brindar información valiosa para identificar los restos humanos que son exhumados, además de sacar patrones de enterramiento que establezcan modus operandi; pero, a pesar de la gran importancia la misma, en México apenas se cuenta con arqueólogos forenses en los Servicios Periciales.
Como consecuencia de las graves violaciones a los derechos humanos constituidas por las dictaduras del Cono Sur a mediados del Siglo XX se establece la arqueología forense en América Latina. Dentro del continente americano la misma se considera inscrita dentro de la antropología física, a diferencia de países europeos, como es el caso de Inglaterra, donde esta es una disciplina independiente
En el siguiente trabajo se aborda a profundidad el interesante tema del rescate y análisis de restos óseos humanos como parte del trabajo de la arqueología y la antropología forense.
resumen
Palabras claves: arqueología forense, antropología forense,restos oseos humanos, tafonomia forense, medicina legal, ciencia forense
Desarrollo:
Unos de los primeros autores en poner a la arqueología bajo esta nueva mirada, fueron Morse, Crusoe y Smith en la década de los setenta, refiriéndose a la importancia que podría tener la arqueología en la resolución de contextos criminales (como las ya mencionadas dictaduras en Sudamérica o conflictos en Europa como el de la Guerra de los Balcanes). Esto propició el posicionamiento de la arqueología como un gran aliado de las ciencias forenses.
Al comenzar a investigar todos los crímenes cometidos bajo el Proceso de Reorganización Nacional de Argentina (conocido popularmente como la dictadura argentina), en 1984, los bomberos y panteoneros del país eran los encargados de las exhumaciones de los desaparecidos; lo cual trajo resultados nefastos de cara a poder identificar los restos debido al desconocimiento de cómo trabajar en contextos de ese tipo, provocando que los restos se amontonaran sin control y se perdiera información valiosa que nunca fue posible recuperar. Hechos de este tipo fueron los que llevaron a la formación de equipos como el Equipo Argentino de Antropología Forense y a la redacción de numerosas publicaciones en las que se empezó a resaltar la importancia de tener control sobre las exhumaciones e identificaciones de desaparecidos, centrándose cada vez más en el papel del arqueólogo en los procesos de exhumación.
En el 4° Manual sobre la prevención e investigación eficaces de las ejecuciones extralegales, arbitrarias o sumarias ( conocido como protocolo de Minnesota (2016)) se establece que, durante los trabajos de exhumación, la recuperación de los entierros debe tener la misma calidad técnica que la propia búsqueda, instando a que exista una coordinación entre los investigadores, el antropólogo y el arqueólogo. De aquí se deriva la importancia de que la persona encargada de la excavación sea un arqueólogo, el cual posee un conocimiento minucioso y actualizado de los procedimientos y técnicas de excavación en diversos contextos.
Un claro ejemplo donde se puede ver la trayectoria de la arqueología forense es España, país donde ocurrió una guerra civil (1936 a 1939) y posteriormente una dictadura fascista (1939 a 1975); las fosas clandestinas se hallan dispersas a lo largo y ancho del país, pero con paso del tiempo un gran número de ellas han quedado bajo infraestructuras o inmuebles, impidiendo conocer con exactitud la cantidad de muertes y enterramientos que ocurrieron. La primera en exhumarse multidisciplinariamente fue en el año 2000; durante estos años, la mayoría de los presupuestos destinados a la exhumación de fosas no venían del gobierno central, sino que seguían un modelo de privatización, limitando el acceso a ellas. El Gobierno de España aprobó entre los años 2019 y 2020 un paquete presupuestario para la Memoria Histórica, que plantea poder exhumar de 20.000 a 25.000 restos en cinco años contando con siete equipos forenses multidisciplinarios.
Otro ejemplo es el de la recuperación de restos tras el conflicto de Bosnia y Herzegovina, una guerra que dejó más de 100,000 muertos, en una población de 3.9 millones de personas. Aquí se ha llevado a cabo la operación forense continua más extensa hasta el momento. El promedio de identificación de fosas y exhumaciones es de 200 al año, con más de 22,000 identificados. El objetivo principal del trabajo en campo fue el de colectar evidencias que se pusiesen en manos de un tribunal internacional encargado de perseguir crímenes de guerra (International Criminal tribunal for the Former Yugoslavia). En esta operación arqueología y antropología forense han ido de la mano en todo momento, contando con especialistas de todo el mundo. Muchas de las fosas encontradas se localizaron gracias a los testigos directos del conflicto y las excavaciones se llevaron a cabo cumpliendo con una metodología sistemática de catalogación y fijación de las escenas que permitieron que no se perdiera información valiosa.
Rescate y análisis de restos óseos humanos:
Etapa arqueológica: recuperación de los cuerpos
La etapa arqueológica o de campo, es cuando el arqueólogo forense, junto con un equipo multidisciplinario, exhuma un cuerpo y cualquier evidencia asociada al mismo. Para llegar a esta instancia es necesario cumplir con una serie de pasos que permitan ubicar el lugar donde se hallan los restos.
Hablamos entonces de dos momentos: a) búsqueda de los restos; b) la recuperación de estos.
Búsqueda de restos
La búsqueda de cuerpos es una etapa que se da previamente su recuperación. En muchas ocasiones se superpone con la investigación preliminar, con la etapa de visita al campo, entrevista a testigos, etc.
Los cuerpos pueden hallarse en diferentes tipos de sitios:
• En cementerios oficiales o fuera de ellos (clandestinos).
• Enterrados en fosas excavadas a propósito, o cavidades naturales como pozos.
• En superficie. O porque no fueron enterrados o porque fueron movidos de su lugar de entierro.
• Ríos, lagos, mares.
En los casos de cuerpos enterrados, las fosas pueden ser clasificadas en:
• Individuales (una persona inhumada).
• Comunes (más de una persona inhumada).
• Primarias (fosas que no han sido modificadas, originales).
• Secundarias (fosas que han sido modificadas por alteraciones o perturbaciones).
• Sincrónicas (fosas comunes donde los cuerpos ocupan todo el espacio en un solo evento).
• Diacrónicas (fosas comunes donde los cuerpos ocupan diferentes espacios porque se trata de diferentes eventos de inhumación).
• Perturbadas (por procesos naturales).
• Alteradas (por acción humana).
Los cuerpos pueden hallarse en diferentes estados de conservación:
• Con tejido blando en diferentes condiciones (momificado, saponificado, etcétera).
• Esqueletizado.
• Mixto.
A su vez, los cuerpos pueden encontrarse según su condición:
• Completos.
• Incompletos con diferentes secciones representadas.
• Mezclados.
• Fragmentados y mezclados.
• Quemados.
No existe una sola forma de buscar los restos, de saber dónde se hallan depositados, por lo que diferentes procedimientos pueden ser utilizados, a saber:
• Testigos: indican donde pueden estar los restos (porque presenciaron/ participaron de su disposición; porque les contaron otros).
• Fotos aéreas de la región y la zona donde pueden estar los restos.
• Fotos satelitales.
• Mapas o croquis efectuados por potenciales testigos.
• Prospección arqueológica: cambios en el terreno, vegetación, tipo de suelo, fauna, etc. que puedan indicar la presencia de una estructura de enterramiento.
• Métodos intrusivos: sondeos con palas o maquinaria bajo control del arqueólogo.
• Métodos no intrusivos: uso de métodos geofísicos, como Georadar, Sísmica o resistividad eléctrica; LiDAR, otros.
Una vez que un posible lugar de deposición de los restos es hallado, como una fosa, se debe:
• Determinar el grado de peligro que existe por la presencia de Minas o UXO4
• Determinar si es propiedad privada y obtener la correspondiente autorización para actuar.
• Preservar y aislar el área.
• Fijarse la ubicación con GPS.
• Fotografiar el área.
• Evaluar si el sitio en cuestión corre riesgos de ser modificado (por acción humana o por fenómenos naturales).
• Establecer los mecanismos de seguridad.
• Estrategia con la comunidad donde se hallen los restos: coordinar con ellos cuando se va a regresar a hacer la exhumación, los expertos asignados, etc.
Al mismo tiempo, deben evaluarse una serie de cuestiones menos técnicas pero que forman parte de la logística de la operación:
• Equipo técnico.
• Acceso al área.
• Seguridad para la fosa, comunidad, familiares e investigadores.
• Comunicaciones.
• Herramientas a utilizar.
• Infraestructura en caso de que la excavación posterior se prolongue.
• Alojamiento.
• Alimentación.
• Asistencia médica.
• Relación con la comunidad.
• Relación con los medios de comunicación.
En algunos contextos, esta etapa permite establecer un Registro de Sitios donde se hallan restos, los cuales conformarán un mapa de intervenciones futuras. El fiscal o juez, asesorado por los especialistas forenses y las entidades intervinientes, deberán decidir la oportunidad de cada intervención, atendiendo a:
• Riesgo que el sitio sea perturbado o destruido.
• Calidad de la información (cuan exacta es la ubicación del sitio).
• Calidad de la hipótesis de identidad de los cuerpos.
• Relación del caso con otro.
Recuperación de los restos
Una vez finalizada la primera etapa de evaluación y acumulación de información, el equipo de campo debe planificar cómo será la operación de recuperación de los restos. Para ello tendrá en cuenta toda la información recuperada, desde la más técnica hasta la logística, y comunicará al fiscal o juez a cargo, o a la autoridad designada, las condiciones mínimas para llevar a delante la siguiente etapa.
En la siguiente visita al campo, el equipo multidisciplinario, encabezado por el arqueólogo, seguirá los procedimientos técnicos de excavación habituales de arqueología adaptados a las circunstancias de este tipo de casos. Se debe tener especial consideración por la relación con los familiares/comunidad, logística y seguridad. En tal sentido, tratará de recuperar los restos óseos, así como cualquier evidencia asociada a los mimos (proyectiles, vestimenta, efectos personales, vegetación, etc.).
Los conceptos básicos para manejar en esta etapa son:
• Código del sitio: como se codificará el sitio donde se hallen los restos y la evidencia a asociada.
• Documentación de hallazgos, mediante protocolos de campo, croquis, planimetría, fotografía y video.
• Embalaje del material recuperado.
• Cadena de custodia: procedimiento escrito de traslado de la evidencia al laboratorio.
• Transporte de la evidencia al lugar de estudio.
Se deben tener presentes las siguientes consideraciones:
• De acuerdo con recomendaciones internacionales (ver documentos CICR mencionados en la bibliografía), las familias de las personas desaparecidas y la comunidad tienen derecho de estar presentes durante las exhumaciones, guardando los procedimientos de seguridad legales habituales.
• Los familiares/comunidades, tienen derecho —antes y después de las exhumaciones— de desarrollar los rituales culturales/religiosos que crean adecuados, sin perturbar el lugar de trabajo.
• Tienen derecho de ser informados de cómo se planea realizar el trabajo y de los hallazgos preliminares, a pesar de que los análisis sobre identidad y causa de muerte se harán en un momento posterior en los laboratorios.
Valoraciones sobre el hallazgo de restos humanos en el sitio aborigen El Morrillo, Matanzas, Cuba.
El desarrollo de la arqueología en la provincia de Matanzas tiene un precedente sustentado por investigaciones que se han centrado, fundamentalmente, en el estudio de las comunidades aborígenes que se establecieron en la región. En toda la provincia se han reportado alrededor de 170 asentamientos pertenecientes a comunidades con diferentes niveles de desarrollo, donde hasta el momento el número mayor se encuentra en la margen sur oriental de la Ciénaga de Zapata y la costa norte del territorio (Hernández, 2012). Es precisamente en esta última área donde encontramos una de las más importantes zonas que contempla un riquísimo patrimonio arqueológico perteneciente a distintos grupos humanos que habitaron en el lugar durante siglos, el valle del río Canímar. Investigaciones realizadas plantean que desde la desembocadura del río hasta unos siete kilómetros hacia el interior y de uno a uno y medio kilómetros a ambos lados de cada ribera es posible detectar vestigios de comunidades preagroalfareras, protoagrícolas y agroceramistas
A partir de los años setenta del siglo XX comienzan a aplicarse los criterios tafonómicos a los estudios arqueológicos (Martínez et. al, 2009), centrándose mayormente en los análisis en relación a la conservación de los depósitos funerarios o restos óseos humanos, así como las prácticas funerarias y las investigaciones relativas al tema de la antropología física y la antropometría (Martínez et. al. 2011). Sin dudas el conocimiento del material óseo y los factores tafonómicos que sobre este influyen permiten profundizar en la interpretación de los niveles de alteración presentes en los yacimientos arqueológicos y como se proyectan en la preservación de las evidencias arqueológicas en sentido general.
Las comunidades aborígenes con economía de producción atribuyeron funciones específicas a los distintos espacios, siendo así que de manera general el sitio de habitación se encontraba completamente separado del lugar seleccionado para dar sepultura a los muertos. Es importante tener en cuenta que estos grupos contaban con una cosmogonía caracterizada por un panteón de dioses representativos de fenómenos y mitos y el culto funerario trascendía las fronteras de la mera inhumación del cuerpo. Numerosas investigaciones han puesto de manifiesto la ritualidad presente en estas manifestaciones donde las cuevas fueron dedicadas en gran medida a estos usos.
Estas mismas características se hacen evidentes en el territorio matancero, donde los entierros de agricultores ceramistas en áreas despejadas o sitios de habitación constituyen hasta hoy casos poco usuales (Martínez et. al., 1993). La mayoría de los esqueletos encontrados se localizan en cuevas, donde los ejemplos más significativos están en los casos de las cuevas Los Perros, Cazuelas II y Cazuelas I, esta última fechada por incineración de colágeno en 995 ± 20 AP (Martínez et. al., 1993). Estos lugares fueron escogidos especialmente como espacio fúnebre y se aprecian características rituales en los elementos asociados con los entierros al tiempo que se ponen de manifiesto ciertas circunstancias que denotan mayor importancia en algunos de los cuerpos sepultados; en una de estas últimas cuevas aparecieron entierros primarios rodeados por elipses de piedra, restos de vasijas de cerámica como ofrendas y una dentadura de ídolo, única evidencia sobreviviente de lo que debió ser un ídolo de madera de gran tamaño. Hasta hoy se ha considerado que esas evidencias pertenecen a la comunidad de El Morrillo, lo que generaría la interrogante de por qué enterraron en dos lugares diferentes, utilizando incluso el lugar de habitación.
Etapa de laboratorio: análisis de los restos y evidencia asociada
La etapa de laboratorio es donde los restos recuperados y la evidencia asociada a los mismos serán analizados por un equipo multidisciplinario, con el objetivo de identificar los restos y establecer la causa de muerte.
Infraestructura:
El lugar donde vayan a ser analizados los restos debe poseer la siguiente infraestructura mínima:
• Espacio suficiente para extender mesas donde depositar los restos.
• Buena iluminación.
• Buena ventilación.
• Área de depósito de los restos y evidencia asociada.
• Área de limpieza.
• Área de fotografía.
• Área de Extracción de muestras para análisis genéticos.
• Acceso a Rayos X.
• Área de análisis de los restos.
• Área de análisis de vestimenta y evidencia asociada.
• Área de archivo de documentos en papel.
• Acceso a terminales de computación y base de datos.
• Biblioteca.
• Seguridad.
• Área de reuniones.
•Es altamente recomendable, que dicho laboratorio se use exclusivamente para el análisis de restos óseos.
Además, deberá contar con el siguiente material mínimo:
• Calibradores de diferente tamaño.
• Lupas y microscopios.
• Tabla osteométrica.
• Moldes para estimación de edad.
• Cámaras fotográficas (memorias y baterías).
• Escalas de diferente tipo, flechas.
• Negatoscopio.
• Elementos de limpieza como cepillos de dientes, baldes, etc.
• Computadoras, impresoras, escáner.
• Base de datos.
• Sierra y elementos utilizados para obtener muestras de huesos para análisis genéticos.
• Diferentes tipos de contenedores.
• Máquina emisora de código de barras.
• Kit de primeros auxilios.
• Comunicaciones.
En algunas ocasiones, los restos pueden tener algún tejido blando o fauna cadavérica6 asociada aún presente, por lo que será necesario contar con un área “húmeda” de limpieza, con condiciones de bioseguridad.
Recursos humanos
El equipo a cargo de los análisis deberá estar conformad, en lo posible, por:
• Patólogo o Médico forense (encargado de determinar la causa de muerte).
• Antropólogo forense (en casos de restos óseos encargado del proceso de identificación).
• Odontólogo forense (encargado del análisis de la dentición).
• Radiólogo forense (encargado de la toma y análisis de las imágenes que se tomen).
Los mismos podrán ser asistidos para el análisis de muestras por otros especialistas, como biólogos especializados en genética forense.
Administración del laboratorio Es deseable que el laboratorio se rija por Procedimientos Operativos Estándar (POE)8 claros, siguiendo criterios científicos internacionales. En tal sentido, el laboratorio deberá documentar sus:
• Políticas.
• Sistemas.
• Programas.
• Procedimientos.
• Instrucciones.
Todo esto apunta a asegurar:
• Calidad de los servicios brindados.
• Transparencia del proceso.
• Controles de calidad.
• Sustentabilidad.
• Entrenamiento constante.
• Comunicación.
Secuencia: del campo al laboratorio
Una vez que el cuerpo es recuperado junto con toda la evidencia asociada, los mismos deben ser:
• Embalados correctamente, con el código correspondiente. En el caso de huesos, se recomienda utilizar cajas rígidas y no bolsas de cadáveres.
• La caja que los contiene sellada, precintada y firmada por el perito designado en campo y la autoridad fiscal presente.
• La cadena de custodia completada.
• Traslado al laboratorio donde se llevarán a cabo los análisis, con la custodia correspondiente determinada por el fiscal.
• En el campo no se realizará ningún análisis ni diagnóstico.
• Los familiares presentes y la comunidad deber ser informados sobre a donde son trasladados los restos y la evidencia, y una forma de comunicación con la autoridad.
Arribo al laboratorio
Al llegar al laboratorio, todo el material debe seguir los siguientes pasos:
• Entrega de los restos y la evidencia asociada al responsable designado de laboratorio.
• Entrega de la cadena de custodia, con las firmas correspondientes, quién entrega y quién recibe.
• En un tiempo prudencial establecido de antemano, el arqueólogo forense responsable de la operación de campo debe entregar su informe —al menos el preliminar— al jefe del equipo de laboratorio, incluyendo fotos, mapas, etc.
• Traslado del material al depósito asignado.
Todo el material recibido en el laboratorio debe seguir el siguiente recorrido y preparación para su posterior análisis:
• Confección de código de ingreso (seguramente casi similar al de campo).
• Fotografiado del material recibido antes de abrir ningún precinto.
• Comprobar que el precinto este intacto.
• Apertura de las cajas en presencia del jefe del equipo forense.
• Desplegar los restos óseos y material asociado (vestimenta, efectos personales, proyectiles, etc.) en mesas previamente asignadas.
• Seleccionar las piezas que deberán ser sometidas a Rx en casos de lesiones aparentemente peri mortem.
• En caso necesario, limpieza del esqueleto con cepillos y/o agua.
• Secado de los restos a la sombra.
• Inventario de los restos.
• Ordenar anatómicamente el esqueleto.
Una vez que los restos estén preparados se deben realizar las siguientes determinaciones y estimaciones:
• Determinación de especie (en casos donde haya huesos que presenten dudas debido a mezcla, fragmentación, etc.).
• Determinación de número mínimo de individuos (situaciones similares).
• Determinación de sexo.
• Estimación de grupo poblacional.
• Estimación de edad.
• Estimación de estatura.
A continuación, el grupo interdisciplinario trabajará en:
• Análisis odontológico.
• Análisis de patologías, rasgos discretos, anomalías.
• Análisis de trauma.
• Distinción de procesos tafonómicos de las lesiones peri mortem.
Los métodos por utilizar en las determinaciones y estimaciones de laboratorio deben ser los aceptados como estándares internacionales por la comunidad científica. Son de utilidad guías como los Standars (/Buisktra/Ubelaker) así como otros manuales, y los protocolos del Scientific Working Group on Forensic Anthropology (SWGFA) (ver bibliografía al final).
En caso de utilizar indicadores y bases de datos basados en colecciones locales, estos deben estar debidamente avalados en publicaciones per review, como Journal of Forensic Science y Forensic Science International.
Toma de muestras para análisis genéticos
En caso de que se decida tomar muestras para efectuar análisis genéticos con fines identificatorios (ver adelante Proceso de Identificación), las mismas, salvo casos excepcionales, deberán ser tomadas una vez que todos los análisis mencionados con anterioridad sean efectuados.
Usualmente, si la condición del esqueleto lo permite, las muestras deberán ser tomadas de la diáfisis de la tibia o fémur (una ventana) y/o piezas dentales sanas.
Se deben seguir los siguientes pasos:
• Fotografiado con código y escala del hueso de donde se sacará la muestra o dentición.
• Corte de la muestra con las condiciones de asepsia estándares.
• Fotografiado con código y escala de la muestra cortada.
• Embalado de las muestras, en recipiente con código correspondiente.
• El proceso debe estar a asociado a un formulario específico, que será entregado al laboratorio de genética que realizará el análisis.
Sobre el análisis de Trauma
Es responsabilidad del patólogo forense establecer la causa de muerte, pero debe contar con la asistencia del antropólogo forense, en especial en la reconstrucción de las piezas que presentan lesiones y en la interpretación de los defectos en el hueso, patrones fracturarios, etc.
El análisis conjunto entre ambos especialistas enriquece la interpretación de las lesiones.
La antropología forense en América Latina:
La violencia que imperó en Latino América en los últimos 60 años dejó como uno de sus saldos más evidentes y negativos la desaparición y muerte de miles de personas. Desde México a Argentina y Chile, esa violencia fue expresada de diferentes maneras, típicamente por dictaduras militares que tomaron el poder derrocando a gobiernos legítimamente elegidos (Brasil, Uruguay, Chile, Argentina, Guatemala, entre otros) pero también gobiernos civiles las ejercieron (México, Colombia y Perú).
La búsqueda de personas desaparecidas se ha desarrollado por caminos diferentes. En algunos casos con una fuerte presencia del Estado (comoen Colombia, y en menor medida en Perú); en otros, como Guatemala, la ausencia del Estado es casi total. Al mismo tiempo, cabe destacar que los procesos de búsqueda en los tres países no han sido lineales. En el caso de Colombia, tuvo lugar durante el conflicto interno; mientras que en Guatemala y en Perú comenzó una vez finalizada la violencia (en 1992 en el primero, en 2002 en el segundo).
Este proceso descrito ha tenido consecuencias a nivel forense, donde se observan pequeñas diferencias tanto en las denominaciones técnicas, como en algunos aspectos del proceso científico que hace a la búsqueda, recuperación yanálisis de los cuerpos. Esto de alguna manera queda de manifiesto en el caso de Colombia, donde la mayoría de los peritos forenses trabajan en institucionesdel Estado; mientras que en Guatemala, son miembros de ONGs En Perú se puede decir que es mixto.
Desde el punto de vista forense, la situación también implicó nuevos mecanismos. La falta de credibilidad en muchos de los países de los peritos forenses del Estado sumado a su falta de capacidad para trabajar con cuerpos esqueletizados, hizo que surgieran iniciativas forenses fuera del Estado, como el EAAF, la FAFG, el EPAF, y otras en Chile, Uruguay, Colombia y México
Conclusiones:
Antropología comenzó mucho antes que el de arqueología
A partir de la revisión bibliográfica nos damos cuenta de la abundancia de material de análisis y no de rescate de restos óseos humanos
A nivel internacional se utiliza los términos de búsqueda y rescate de restos humanos, sin embargo en cuba e el rescate, pues la búsqueda se incluye en este término, motivado por el bajo índice de violencia con respecto a otros países
Se hace necesario implementar cursos de habilitación y capacitación y recapacitación,
Referencias Bibliográficas:
Adams, B. y J. Byrd C. (2008). Recovery, Analysis, and Identification of Commingled Human Remains. Totowa, NJ: Humana Press.
Asociacion Latinomericana de Antropología Forense (ALAF) (2017): Guía Latinoamericana de Buenas Prácticas para la Aplicación en Antropología Forense.
Blau, S. y Fondebrider, L. (Ed) (2011): A practical Guide for Forensic Investigations in Timor Leste.
Blau, S. y Ubelaker, D. (Ed) (2016). Handbook of Forensic Anthropology and Archaeology. Nueva York: Routledge Taylor and Francis Group.
Buisktra, J. y Ubelaker, D. (Ed) (1994): Standards for Data Collection from Human Skeletal Remains
Colombia: Ley 589 de 2000. Por la cual se tipifica el genocidio, la desaparición forzada, el desplazamiento forzado y la tortura y se dictan otras disposiciones.
Colombia: Ley 1408 de 2010. Por la cual se rinde homenaje a las víctimas del delito de desaparición forzada y se dictan medidas para la localización e identificación de las víctimas.
Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas (2014): Protocolo Interinstitucional de Entrega Digna de Cadáveres de Personas Desaparecidas, Bogotá.
Comité Internacional de la Cruz Roja (2003): Las personas desaparecidas: Acción para resolver el problema de las personas desaparecidas a raíz de un conflicto armado o de violencia interna y para ayudar a sus familiares. Informe del CICR: las Personas Desaparecidas y sus Familiares, Resumen de las conclusiones de consultas anteriores a la Conferencia Internacional de expertos gubernamentales y no gubernamentales (del 19 al 21 de febrero de 2003).
Comité Internacional de la Cruz Roja (2014): Identificación Forense de Restos Humanos.
Comité Internacional de la Cruz Roja y Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Argentina (2015): Guía de Buenas Practicas para el uso de la Genética Forense
Comité Internacional de la Cruz Roja (2009): Personas Desaparecidas, Análisis Forense de ADN e Identificación de Restos Humanos. Guía sobre prácticas idóneas en caso de conflicto armado y de otras situaciones de violencia armada. Segunda edición.
Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) (2019): Protocolo de Excavación, Recuperación, Registro y Tratamiento de Evidencia en Intervenciones Forenses.
Fiscalia General de la Nación de Perú (2017): Manual de Procedimeitntos de la Diligencia de Levantamineto de Cadáver.
Fiscalía General de la Nación de Perú (2019): Directiva “Lineamientos para el ejercicio de la Función Fiscal en la Búsqueda de Personas Desaparecidas”.
Fiscalía General de la Nación de Perú y Comité Internacional de la Cruz Roja (2017): Guía Práctica para la Recuperación y Análisis de restos humanos.
Fundación de Antropologia Forense de Guatemala (FAFG) (2019): Protocolos Tecnicos. Fundación de Antropologia Forense de Guatemala (FAFG) (2019): Modulos de Capacitación.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2009): Identificación de Cadáveres en la Práctica Forense. Bogotá: Linotipia Martínez.
Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia (INMLCF) (2017): Estándares forenses mínimos para la búsqueda de personas desaparecidas, y la recuperación e identificación de cadáveres.
INTERPOL: Guía de INTERPOL para la Identificación de Víctimas, en: http://www.interpol. int/INTERPOL-expertise/Forensics/DVI-Pages/DVI-guide.
Naciones Unidas (2016): Protocolo de Minnesota sobre la Investigación de Muertes Potencialmente Ilícitas. Versión revisada del Manual de las Naciones Unidas sobre la Prevención e Investigación Eficaces de las Ejecuciones Extralegales, Arbitrarias o Sumarias.
National Forensic Science Technology Center (NIST) (2013): Una Guía para la Investigacion de la escena del Crimen.
Navarro, S., Pérez Sales, P., Kernjak, F. (2012):Consenso mundial de principios y normas mínimas sobre trabajo psicosocial en procesos de búsqueda e investigaciones forenses para casos de desapariciones forzadas, ejecuciones arbitrarias o extrajudiciales. Guatemala: I Congreso Mundial de Trabajo Psicosocial en Desaparición Forzada, Procesos de Búsqueda, Exhumación, Justicia y Verdad, Antigua, Guatemala.
Perú: Comisión de la Verdad y la Reconciliación, 2003. Plan Nacional de Investigaciones Antropológico Forenses p.207–290, Lima, Perú. En http://cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO 20 IX/2.3.20PLANNACIONAL20FORENSE.pdf
Scientific Working Group on Forensic Anthropology (SWGFA)(2010) En https://www.nist. gov/system/files/documents/2018/03/13/swganth_personal_identification.pdf
Tidball-Binz, M. Van Alphen, D:(Ed.) (2016): Management of Dead Bodies after Disasters: A Field Manual for First Responders, en: www.paho.org/disasters.
United Nation Office on Drugs and Crime (UNODOC) (2009): Crime scene and physical evidence awareness for non-forensic personnel.
United Nation Office on Drugs and Crime (UNODOC) (2015): Forensic Autopsy: Manual for Forensic Pathologists.