UNIVERSIDAD DE ORIENTE
NÚCLEO DE MONAGAS
DINAMICA DE GRUPO
MATURÍN-MONAGAS-VENEZUELA
Profesora: GRUPO:
Lic. Beatriz Vallejo
MATURÍN, MAYO 2014
INTRODUCCIÓN
El concepto de «personalidad» proviene del término «persona», denominación que se utilizaba para la máscara que portaban los actores de teatro en la antigüedad. Sin embargo, ya en ese entonces se hablaba en un sentido amplio y figurado de «personas» para referirse a los roles, es decir a «como quién» o «representando a quién» actuaba un determinado actor teatral tras su máscara. El concepto paulatinamente se transfirió a otras esferas de la sociedad, más allá del teatro, pero en una primera época, «personas» eran solamente los ciudadanos, jurídicamente provistos de derechos (en contraste con los esclavos que no eran considerados personas, puesto que no podían decidir sobre su propio actuar, ni menos aún deliberar sobre el de los demás). El concepto estaba inicialmente muy restringido a aquellos ciudadanos poderosos, que gozaban de honra, prestigio y, en respeto a su dignidad, eran los únicos poseedores de derechos ciudadanos.
La personalidad es un constructo psicológico, que se refiere a un conjunto dinámico de características psíquicas de una persona, a la organización interior que determina que los individuos actúen de manera diferente ante una circunstancia. El concepto puede definirse también como el patrón de actitudes, pensamientos, sentimientos y repertorio conductual que caracteriza a una persona y que tiene una cierta persistencia y estabilidad a lo largo de su vida de modo tal que las manifestaciones de ese patrón en las diferentes situaciones posee algún grado de predictibilidad.
El análisis transaccional es una teoría deseamos de la personalidad y de las relaciones humanas basada en el análisis de los estados del yo, las transacciones, los juegos psicológicos y los guiones de vida.
Este método da respuesta a las personas que exigen que se responda con hechos sólidos a sus preguntas a cerca de cómo actúa la mente, por qué obramos como lo hacemos y cómo podemos dejar de obrar así si lo. Consiste en enfrentar a las personas con el hecho de que son responsables de lo que ocurra en el futuro, sea lo que fuere lo que haya ocurrido en el pasado.
LA PERSONALIDAD
Al tratarse de un concepto básico dentro de la psicología, a lo largo de la historia ha recibido numerosas definiciones, además de las conceptualizaciones más o menos intuitivas que ha recibido. Algunos autores han clasificado estas definiciones en grupos.
La personalidad puede sintetizarse como el conjunto de características o patrón de sentimientos, emociones y pensamientos ligados al comportamiento, es decir, los pensamientos, sentimientos, actitudes , hábitos y la conducta de cada individuo, que persiste a lo largo del tiempo frente a distintas situaciones distinguiendo a un individuo de cualquier otro haciéndolo diferente a los demás. La personalidad persiste en el comportamiento de las personas congruentes a través del tiempo, aun en distintas situaciones o momentos, otorgando algo único a cada individuo que lo caracteriza como independiente y diferente. Ambos aspectos de la personalidad, distinción y persistencia, tienen una fuerte vinculación con la construcción de la identidad, a la cual modela con características denominadas rasgos o conjuntos de rasgos que, junto con otros aspectos del comportamiento, se integran en una unidad coherente que finalmente describe a la persona. Ese comportamiento tiene una tendencia a repetirse a través del tiempo de una forma determinada, sin que quiera decir que esa persona se comporte de modo igual en todos los casos. Es decir, la personalidad es la forma en que pensamos, sentimos, nos comportamos e interpretamos la realidad, mostrando una tendencia de ese comportamiento a través del tiempo, que nos permite afrontar la vida y mostrarnos el modo en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Nos permite reaccionar ante ese mundo de acuerdo al modo de percepción, retro-alimentando con esa conducta en nuestra propia personalidad. Cada persona al nacer ya tiene su propia personalidad con ciertas características propias, que con el paso del tiempo más el factor ambiental y las circunstancias es como se definirá esa persona. La personalidad será fundamental para el desarrollo de las demás habilidades del individuo y para la integración con grupos sociales.
TIPOS DE NORMALIDAD Y ANORMALIDAD
La conducta normal
Diversos especialistas han tratado de definir lo que es la conducta normal, así Zepeda refiere que se ha tratado de definir lo “normal” desde un punto de vista meramente estadístico, considerando que quienes se encuentran en la media de una curva de distribución normal son los sanos, mientras que los que se alejan de ella son los enfermos. También se ha tratado de diferenciar lo “normal” de lo “anormal”, argumentando que es únicamente una diferencia de grado: yo puedo ser muy pulcro y escrupuloso al momento de lavarme las manos, pero si quiero lavármelas diez veces seguidas antes de considerar que las tengo limpias, entonces soy un obsesivo compulsivo. Un enfoque más es el de la norma cultural; según él, la sociedad de alguna forma convino en qué conductas va a considerar como normales y cuáles no, dependiendo de este acuerdo lo que es “normal” y lo que no lo es. Empleando un criterio de efectividad, se considera sanos a quienes con capaces de mantener el equilibrio fisiológico y psicológico.
Por otro lado, Offer y Sabsin, consideran que la normalidad puede entenderse de las siguientes formas:
Normalidad como salud: Se considera que un comportamiento está dentro de los límites normales cuando no se observa psicopatología. Para la perspectiva médica la ausencia de signos y síntomas es indicativa de salud. Se considera a la salud como un estado funcional razonable más que óptimo.
Normalidad como utopía: La normalidad se considera como una mezcla armoniosa y perfecta de los distintos elementos de la mente (ello, yo y superyó). Este criterio se basa en la definición de Freud: Un ego normal es como la normalidad en general: Un ideal de ficción.
Normalidad como promedio: Se basa en el principio matemático de la curva en forma de campana (curva de Gauss). Esta definición considera normal el rango medio, y ambos extremos se corresponden con las desviaciones de la normalidad. Se acepta como normal el comportamiento más frecuente en la población, en donde la patología sería la desviación con respecto a la media a ambos lados de la distribución Gaussiana.
Normalidad como proceso: Enfatiza la dimensión corporal y adaptativa de funciones psíquicas, en donde la normalidad vendría definida por la homeostasis o equilibrio dinámico entre la persona y su medio físico y social.
Criterios para definir la normalidad psíquica
Por otra parte, también existen muchos criterios que pueden auxiliarnos a determinar cuando estamos en presencia de la normalidad psíquica.
A continuación se enuncian algunos criterios de salud mental o de normalidad psíquica que señalan un adecuado funcionamiento mental:
Sentido propio de la identidad y la cohesión interna, que va unido aun conocimiento de uno mismo, de las propias motivaciones, deseos y emociones.
Sentido de la autoestima, ajustado a la realidad. Significa sentirse satisfecho y en paz con uno mismo, con el desarrollo de su “Yo ideal” que sirve de referencia para la evolución en continuo perfeccionamiento personal.
Sentimiento de seguridad, de ser aceptado en el mundo social.
Capacidad para aceptar y dar afecto.
Responsabilidad hacia el grupo social y familiar en el que el sujeto se desenvuelve.
Capacidad-no problematizada- de lograr una satisfacción de las necesidades biológicas: hambre, sexualidad, sueño y descanso, etc.
Capacidad para ser productivo y sentirse creativo y feliz en lo cotidiano.
Desarrollo de un sistema axiológico, coherente y aceptado con responsabilidad.
Ausencia de tensión y de hipersensibilidad.
Presencia de un firme anclaje en la realidad, sin percepciones distorsionadas, de la misma ni expectativas no adecuadas a ella.
Resistencia al estrés y a la frustración. En función de la existencia de mecanismos de defensa del Yo y su capacidad de enfrentarse eficazmente con los conflictos.
La conducta anormal
Hansell y Damour señalan los siguientes conceptos centrales que debemos tomar en cuenta para poder definir la anormalidad:
La importancia del contexto para definir y entender la anormalidad
Sólo podemos etiquetar una conducta como anormal si consideramos el contexto situacional en el que ocurre; las conductas que son normales en un contexto determinado podrían ser consideradas anormales en otro. Además, la conducta anormal es generalmente más entendible cuando es vista en el contexto de la historia de vida y los acontecimientos vitales de la persona. Finalmente, las variables del contexto demográfico como la edad, el género, la cultura y la clase social influyen en la definición, clasificación, explicación y tratamiento de las conductas anormales.
El continuo entre la conducta normal y anormal
Los síntomas emocionales y conductuales ocurren dentro de un continuo que va de lo menos a lo más severo, y muchas formas de anormalidad son versiones exageradas de sentimientos y conductas normales. La línea divisoria entre las conductas normales y anormales nunca está enteramente claro, pero el campo de la Psicología Anormal ha desarrollado criterios que nos ayudan a hacer esta distinción.
El relativismo histórico y cultural al definir y clasificar la anormalidad
La definición y clasificación de la conducta anormal varía considerablemente a través de los diferentes periodos históricos y las diferentes culturas. Como resultado de ello, no podemos hacer afirmaciones universales y absolutas de lo que constituye la conducta anormal, y siempre tendremos que estar conscientes de los lentes históricos y culturales a través de los cuales vemos el concepto de anormalidad.
Las ventajas y desventajas del diagnóstico
Como otros campos científicos la Psicología Anormal cuenta con un sistema de categorías para clasificar su objeto de estudio. Estos sistemas diagnósticos tienen la ventaja de facilitar el tratamiento, la investigación y la enseñanza de la Psicología Anormal. Pero los sistemas diagnósticos en la Psicología Anormal tienen también limitaciones importantes; pueden simplificar demasiado problemas complejos, y un diagnóstico de enfermedad mental puede ser estigmatizante y desmoralizante para la persona que está siendo diagnosticada.
El principio de la causalidad múltiple
Los trastornos mentales pueden ser el resultado de una amplia variedad de causas: algunas predisposiciones, algunas precipitantes, algunas psicológicas, algunas biológicas, algunas causas internas relativas a la persona afectada y otras externas relativas al ambiente. La mayoría de los trastornos implican causas múltiples que interactúan. Asimismo, muchas perspectivas teóricas diferentes coexisten dentro del campo de la Psicología Anormal. Cada perspectiva teórica tiene alguna contribución importante que hacer, y el campo de la Psicología Anormal se está orientando hacia las explicaciones y tratamientos que combinan componentes de varias teorías.
La conexión entre la mente y el cuerpo fusión
Un entendimiento concienzudo de la Psicopatología requiere que comprendamos la conexión entre la mente y el cuerpo. Sabemos que las anormalidades cerebrales pueden causar síntomas emocionales, y, a la inversa, que el sufrimiento emocional puede causar síntomas físicos. Como resultado, es importante poner atención a la interrelación entre el funcionamiento psicológico y físico de una persona para poder explicar y tratar la conducta anormal.
Criterios para etiquetar la conducta anormal
De acuerdo con Rosenhan y Seligman (1989), existen siete criterios que pueden utilizarse para etiquetar el comportamiento como “anormal”:
Malestar o deterioro. Un individuo experimenta malestar personal o deterioro en su funcionamiento, lo que produce un riesgo de menoscabo físico o psicológico, o pérdida de la libertad para actuar.
Desadaptación. Un individuo actúa de tal forma que entorpece sus metas, no contribuye a su bienestar personal o interfiere mucho con las metas de otros y las necesidades de la sociedad. Una persona que bebe tanto que no puede mantener un empleo o que pone en peligro de la vida de otros debido a su intoxicación, manifiesta una conducta desadaptada.
Irracionalidad. Un individuo actúa o habla de manera irracional o incomprensible para otros. Un hombre que responde a voces que no existen en la realidad objetiva, se comporta de manera irracional.
Conducta impredecible. Un individuo que actúa de forma impredecible o errática de una situación a otra, como si experimentara una pérdida del control. Un niño que golpea su puño contra una ventana sin ninguna razón aparente, manifiesta una conducta impredecible.
Poca convencionalidad y rareza desde el punto de vista estadístico. Un individuo se comporta en formas estadísticamente raras y que violan las normas sociales o lo que es aceptable o deseable. Sin embargo, el simple hecho de ser poco común desde el punto de vista estadístico, no produce juicio psicológico de anormalidad. Por ejemplo, un nivel muy alto de inteligencia es sumamente raro, pero se considera indeseable, por lo que con frecuencia se califica como anormal.
Incomodidad del observador. Un individuo provoca incomodidad en los demás al hacerlos sentir amenazados o molestos de alguna forma. Una mujer que camina a la mitad de la calle, hablando en voz alta consigo misma, crea incomodidad en otros peatones que tratan de evitarla.
Violación de normas morales e ideales. Un individuo viola las expectativas de la forma en que nos debemos comportar, en relación con las normas sociales. Con este criterio, un individuo podría ser considerado anormal si no desea trabajar o no cree en dios. Este criterio de la anormalidad también es importante en situaciones legales.
Para poder etiquetar una conducta como “anormal”, más de un indicador debe estar presente y ser válido. Cuanto más extremos y preponderantes sean los indicadores, habrá mayo r confianza en el señalamiento de una condición como anormal. Ninguno de estos criterios es condición necesaria, compartida por todos los casos de anormalidad. También es verdad que ningún criterio por sí solo es condición suficiente para distinguir todos los casos de conducta anormal de aquellas variantes normales del comportamiento.
Diversas perspectivas teóricas sobre la conducta anormal
Siguiendo a Alloy y Jacobson , podemos señalar como las diversas perspectivas teóricas explican la conducta anormal:
Perspectiva biológica
Esta perspectiva biológica se enfoca en la interacción entre el funcionamiento físico y psicológico de las personas. La mente y el cuerpo son dos aspectos de una compleja entidad única. El estrés psicológico y la enfermedad física se influyen recíprocamente. Lo discutible es que encontrar una predisposición genética o un desequilibrio químico que acompañe a un trastorno determinado no necesariamente significa que el factor orgánico sea el único o aún la causa principal de dicho trastorno.
Perspectiva psicodinámica
Esta perspectiva asegura que gran parte de nuestra conducta no es el resultado de nuestra elección consciente sino que es dirigida por el inconsciente, por fuerzas internas, que a menudo reflejan nuestras experiencias infantiles y relaciones familiares. La perspectiva psicodinamica ha sido criticada su falta de evidencia experimental, su dependencia en las deducciones, muestreo poco representativo, prejuicios culturales (especialmente respecto a las diferencias de género) y un retrato negativo de la conducta humana. Sin embargo, esta teoría psicodinamica ha jugado un rol muy importante al desmitificar la conducta anormal descubriendo la irracionalidad de la vida diaria y mostrando que la conducta normal y anormal no son categorías muy distintas como puntos en un continuum.
Perspectiva cognitiva
La perspectiva cognitiva en Psicología comienza con un interés en la cognición o el procesamiento mental de la información. Los problemas psicológicos surgen de ideas irracionales (Ellis) o pensamientos distorsionados (Beck). Esta perspectiva ha sido criticada por no ser científica ya que hasta cierto punto se basa en deducciones y por confundir las causas secundarias con las primarias. Al mismo tiempo, la perspectiva cognitiva es más científica que algunas otras perspectivas en el hecho de que pone énfasis en variables operacionalizadas y medición empírica de la memoria, la asociación y las expectativas.
Perspectiva conductual
Esta perspectiva ve a la conducta como resultante en la misma manera de la interacción de nuestra dotación genética y nuestra historia de aprendizaje. De este modo, los conductistas prefieren hablar de conducta “inadaptada” más que de conducta anormal y evitan asignar a la gente categorías específicas de diagnóstico. Esta perspectiva ha sido criticada de sobresimplificante y determinista y como un posible medio de coerción política. Al mismo tiempo, las aproximaciones conductistas a la objetividad y experimentación se han vuelto una norma en la investigación psicológica, y el conductismo en gran parte ha desestigmatizado la conducta anormal.
Perspectiva familiar sistemática
De acuerdo a esta perspectiva las causas de la conducta anormal pueden ser encontradas en patrones habituales de las relaciones, generalmente dentro de la familia. De acuerdo a la teoría de la comunicación, la psicopatología surge de patrones familiares de comunicación. ambiguos, contradictorios y hostiles. Esta perspectiva aún tiene que convertirse en una seria y unificada perspectiva psicológica, en parte porque sus afirmaciones son muy modestas y en parte porque algunos de sus descubrimientos no se han sostenido en estudios posteriores.
Perspectiva sociocultural
Esta perspectiva sostiene que la raíz de la conducta anormal no recae en la mente sino en la sociedad. Una teoría es que los males sociales como la pobreza y la discriminación empujan a la gente hacia la Psicopatología. Otra teoría dice que la clase y la raza de las personas influencia la forma en que sus problemas son diagnosticados y el tratamiento que reciben. Nadie discute que los factores socioeconómicos y variables culturales pueden contribuir a las alteraciones psicológicas, pero el grado de que estas sean causas o efectos es debatible. Particularmente controversial es la teoría de que el sólo hecho de etiquetar sea responsable de la ocurrencia desproporcionada de Psicopatología entre los pobres.
La diferencia entre la conducta normal y lo anormal
La diferencia entre normal y anormal no es tanto una diferencia entre dos tipos independientes de conducta, sino más bien una cuestión de grado en que los actos de una persona cumplen un conjunto de criterios acordados de anormalidad. Gerrig y Zimbardo señalan que es mejor entender al trastorno mental como un continuo que va de la salud mental a la enfermedad mental.
Debido a que la diferencia entre normal y anormal es relativa y no absoluta, es útil considerar a la salud mental como un continuo. En un extremo se encuentran las conductas que definen la salud mental óptima; en el otro extremo están las conductas que definen una mínima salud mental. Entre ellos encontramos incrementos graduales de conductas desadaptadas.
FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS TEORIAS DE LA PERSONALIDAD
SEGÚN SIGMUND FREUD
Según Freud los componentes de la personalidad se basan en tres niveles de conciencia: la preconsciencia, la conciencia y el subconsciente, y la capacidad de los impulsos o recuerdos para viajar de un nivel a otro. La preconsciencia incorpora información de la cual una persona está consciente pero no se centra de inmediato. La conciencia es el foco de la atención inmediata de un individuo. La información subconsciente está fuera del alcance de la mente consciente, permitiendo que la mente subconsciente piense y actúe de forma independiente resultando en comportamientos incontrolables.
Ello
El ello es el componente más primitivo de la personalidad, no tiene la percepción de la realidad y se apoya en lo que Freud se refiere como los "procesos primarios" para satisfacer las necesidades e impulsos básicos de un individuo. Ejemplos de estos impulsos primitivos incluyen conductas y agresiones en la búsqueda del placer. El ello se rige por el "principio del placer", que es una exigencia de la satisfacción inmediata de las necesidades y lo alienta sin preocuparse por las posibles consecuencias.
Ego
Usando el "principio de realidad", el ego evalúa las acciones y sus consecuencias potenciales y determina las soluciones adecuadas a los impulsos del ello. Para lograr esto, el ego emplea los "procesos secundarios" de la percepción, el reconocimiento, el juicio y la memoria. El ego actúa como un término medio entre el ello y el superego trabajando para satisfacer los deseos que origina el ello bajo las restricciones morales provenientes del superego.
Superego
El superego contiene los valores de un individuo y la moral social que se aprenden a través de la formación infantil y las experiencias, según el sitio web ChangingMinds. Este emplea a las emociones de imposición como la culpa y el orgullo, para regular el comportamiento de un individuo basado en la formación y la experiencia pasada. El superego trabaja para contrarrestar el ello reprimiendo los impulsos en lugar de buscar la gratificación instantánea.
SEGÚN BURRHUS FREDERICK SKINNER
Skinner define la personalidad como una colección de patrones de conducta. Las diferentes situaciones ambientales provocan distintos patrones de respuesta. Toda respuesta es individual basada en experiencias previas y en la historia genética de cada persona.
Condicionamiento
La personalidad se expresa a través de la conducta, y la conducta depende del ambiente. Los cambios se logran cambiando el ambiente y reforzando las respuestas que se derivan de estos cambios.
Las variables de la personalidad (o los rasgos) son etiquetas que se ponen a la persona en función de la conducta que expresa.
Los trastornos psicológicos no existen, lo que existen son conductas trastornadas producto del medio.
Reforzamiento
Un reforzador es cualquier estímulo que aumenta la probabilidad de una respuesta. Ejemplo Se ofrece una recompensa sólo a condición de que se llevara a cabo, con éxito, una conducta determinada. Los reforzadores pueden ser positivos o negativos.
Modelado
Para que el condicionamiento se aplique exitosamente en las personas Skinner, se relacionó y manejó fuentes más complejas de comportamientos. Plantea la idea del modelado, o “el método de aproximaciones sucesivas”. Inicia el modelo reforzando un comportamiento solo vagamente similar al deseado. Una vez que está establecido, buscó otras variaciones que aparecen como muy cercanas a lo que queremos y así sucesivamente hasta lograr que el sujeto muestre un comportamiento que nunca se habría dado en la vida ordinaria.
SEGÚN GEORGE KELLY
Kelly (1955) sugiere que nos percibimos como científicos debido a que, en nuestros esfuerzos por entender el mundo, desarrollamos constructos que actúan como hipótesis. Estableció su teoría de acercamiento a la personalidad en base al alternativismo filosófico, mediante un postulado fundamental y once corolarios.
"Los procesos de una persona son canalizados en forma psicológica por las formas en que anticipa los eventos"
1. Interpretación. "Una persona anticipa los eventos interpretando sus replicaciones" (Interpretar= Explicar un evento).
2. Individualidad. "Las personas difieren entre sí en su interpretación de los acontecimientos". Dos individuos no interpretan los eventos de una misma forma.
3. Organización. "Cada persona desarrolla de manera característica, por su conveniencia en la anticipación de los acontecimientos, un sistema de interpretación que abarca las relaciones ordinales entre constructos".
4. Dicotomía. "El sistema de interpretación de una persona está compuesto de un número finito de constructos dicotómicos". Al realizar una interpretación de un acontecimiento no sólo se hace una afirmación respecto de éste, sino que también se indica que la cualidad opuesta no es característica del acontecimiento.
5. Elección. "Una persona elige por sí misma la alternativa en un constructo dicotomizado para la cual anticipa la mayor posibilidad para extensión y definición de su sistema".
6. Rango. "Un constructo es conveniente sólo para la anticipación de un rango finito de eventos". El constructo de 'alto contra bajo' es útil para describir personas, árboles o caballos, pero es casi inútil para entender el clima.
7. Experiencia. "El sistema de interpretación de una persona varía conforme interpreta de manera sucesiva la réplica de los eventos".
8. Modulación. "La variación en el sistema interpretativo de una persona es limitada por la permeabilidad de los constructos dentro de cuyo rango de conveniencia se encuentra la variante". El grado en que los constructos de una persona pueden ser adaptados o modulados depende del marco de referencia existente y la organización del sistema de interpretación. Los constructos son permeables, es decir, están abiertos al cambio y a la alteración, aunque algunos son más permeables que otros.
9. Fragmentación. "Una persona puede emplear con éxito una variedad de subsistemas de interpretación los cuales son inferencialmente incompatibles entre sí".
10. Comunalidad. "En la medida en que una persona emplea una interpretación de la experiencia que es similar a la utilizada por otra, sus procesos psicológicos son similares a los del otro individuo". Esto no significa que sus experiencias sean idénticas.
11. Sociabilidad. "En la medida en que una persona entiende los procesos de interpretación de otra, puede desempeñar un papel en un proceso social que implique al otro individuo". Nuestra capacidad para interactuar socialmente con otras personas implica el entendimiento de una gama amplia de sus constructos y conductas.
De acuerdo con Kelly, los trastornos psicológicos ocurren cuando una persona se aferra a los constructos personales y continúa usándolos a pesar del hecho de que la experiencia subsecuente no los valide. Dicho individuo tiene dificultad para anticipar y predecir acontecimientos y es incapaz de aprender de las experiencias. La psicoterapia, entonces, consiste en un método de "reconstrucción" mediante el uso de representaciones de roles y terapia de rol fijo, entre otros.
Pese a que el mismo Kelly no quiso catalogar su teoría como cognoscitiva, fue el primero en enfatizar expresamente la racionalidad del ser humano. Su teoría es mejor conocida en Inglaterra y Europa que en Estados Unidos, y a fin de entender con mayor amplitud la forma en que una persona interpreta al mundo, desarrolló la Prueba de Repertorio de Constructos de roles, conocida en forma simple como la Prueba Rep, bastante usada como recurso de evaluación en la Industria. Hoy en día algunos autores lo consideran un protoconstructivista
SEGÚN CARL ROGERS
Las proposiciones que están al comienzo de la serie son las más alejadas de la experiencia del terapeuta y, por lo tanto, las más sospechosas, mientras que las que aparecen hacia el final se acercan cada vez más al centro de nuestra experiencia.
A. Características del niño
Percibe su experiencia como una realidad.
Posee una tendencia innata a actualizar las potencialidades de su organismo.
Interactúa con su realidad en función de esa tendencia fundamental a la actualización.
En su interacción con la realidad, el individuo se comporta como una totalidad organizada (gestalt).
Se inicia un proceso de valoración organísmica, en el que el individuo valora la experiencia al tomar como criterio de referencia la tendencia actualizante.
B. El desarrollo del yo
Como consecuencia de la tendencia a la diferenciación
Como consecuencia de la interacción entre el organismo y el medio.
C. La necesidad de consideración positiva
A medida que se exterioriza la conciencia del yo, el individuo desarrolla una necesidad de consideración positiva. La teoría no se interesa en saber si se trata de una necesidad innata o adquirida
TENDENCIAS DE LAS TEORIAS DE LA PERSONALIDAD
De forma más precisa, las tendencias de personalidad pueden ser definidas como un conjunto de características de personalidad muy específicas (biológicas y psicosocioculturales), que se organizan en forma de estrategias comportamentales, que nos permiten tener, conseguir, recuperar, conservar,
acumular o no perder, a corto, mediano o largo plazo, tanto los satisfactores de nuestras carencias, como el estado de paz, equilibrio, homeostasis o tranquilidad, que se encuentra en peligro de perderse, o que ya se ha perdido.
Es importante mencionar que las tendencias de personalidad no aparecen de forma aislada, sino que se dan dentro de un contexto muy específico que es el individuo mismo, en interacción con el contexto biológico y psicosociocultural en el que se desenvuelve, a partir del cual, va conformando un territorio personal, imagen personal o yo.
En este territorio personal, imagen personal o yo, el individuo va incluyendo todo aquello que en un principio forma parte de la indiferencia, y que paulatinamente va conociendo, asimilando y acomodando a su propia estructura personal. De esta manera, cada persona, con base en sus intereses, va integrando
aquello que acepta o rechaza abiertamente, lo que ubica como neutral (que se refiere a todo aquello que en el momento, situación o circunstancia en la que se encuentre inmerso el individuo, no tiene ningún impacto en su vida o comportamiento, ya que pueden activarse en una situación específica que así lo requiera), y por supuesto todo lo que tolera (finge aceptar o rechazar lo propio y lo de los demás) y controla (se oculta u oculta a los demás, para aparentar que todo esta bien en la vida).
Así, es como cada persona, a partir de la experiencia y la evaluación que hace de sí misma, como producto del contacto con su biología y su psicosocioculturalidad, va conformando un territorio personal, imagen personal o yo, en donde se registran los aspectos reales o que tiene de base, y aquellos que se ubican en un ideal o que pretende alcanzar, con la finalidad de ser más competitivo, tener una mejor jerarquía, y ser más fácilmente aceptado y no rechazado por los demás y por él mismo, con el objetivo de
contar con mayores posibilidades de tener, conseguir, recuperar, conservar, acumular o no perder los satisfactores que le cubren sus necesidades y que le pueden llevar más seguramente a un estado de paz.
Sin embargo, en esta situación que se genera al interior del territorio personal, imagen personal o yo, no solamente no se consigue un estado de paz, sino que por el contrario, se produce un estado de tensión o de conflicto, que hace surgir y prevalecer la estrategia de tolerar y controlar, que como se ha expuesto, se considera la estrategia por excelencia, mediante la cual, se van construyendo y desarrollando tanto las tendencias de personalidad, como las reacciones del miedo y las formas del miedo, que como podrá
advertirlo el lector, se trata de trastornos de personalidad de mayor envergadura, donde no hay soluciones fáciles para cada una de las carencias que tenemos los seres humanos.
De manera general, se puede decir que, cuando una persona es capaz de aceptar o de rechazar abiertamente, desarrolla una tendencia de personalidad donde prevalece una buena salud mental. En cambio si una persona tolera y controla individual y/o socialmente, comienza a desarrollar alguna tendencia de personalidad que puede ser fuerte o débil, que no necesariamente te llevan a la pazComo puede verse, desde esta perspectiva de análisis del comportamiento, solamente se contempla la posibilidad de que se vayan construyendo tres tendencias de personalidad fundamentales, que son:
La tendencia de personalidad que representa la salud mental por excelencia:
En la cual, se tiene a una persona que acepta y rechaza abiertamente, que no se reprime, no tiene remordimientos, no se apega a nada ni a nadie, que es segura, confiada, que se protege a sí misma, que es responsable, libre, amorosa, feliz. No tolera ni controla. Vive conforme consigo misma, tanto biológica, como psicosocioculturalmente.
Las que tienen tendencias de personalidad fuerte:
Las personas con una tendencia de personalidad fuerte, tienden a ser impositivas, autoritarias, ególatras, son manipuladores, persuasivos, quieren ser líderes. Se complementan de características de personalidades débiles para compensar su fuerza y no ser vistos y rechazados como malas personas.
Buscan ser independientes, aunque frecuentemente necesiten del comentario y de la comparación que hacen con otros para legitimar su independencia. Regularmente muestran un locus de control interno.
Pretenden hacerse cargo de sí mismas.
Las que tienen tendencias de personalidad débil:
Las personas con una tendencias de personalidad débil, presentan bajos niveles de autoestima, se sienten incomprendidos sociales e individuales, se muestran sumisos, dejados, dependen enormemente de los demás. Frecuentemente ocupan sus características y debilidades para llamar la atención, para ser ayudados, apoyados, protegidos, queridos, seguros, compadecidos, para ser valorados, aceptados etc. El rechazo les reafirma su postura de debilidad. Se compensan siendo impulsivos, gritones, quejosos, pero no logran hacerse cargo de sí mismos. Muestran regularmente un locus de control externo. Les resulta más cómodo depender de otros. No siempre se hacen cargo de sí mismas
ANALISIS TRANSACCIONAL
El Análisis Transaccional es una teoría de la personalidad y de las relaciones humanas con una filosofía propia que, en la actualidad, se aplica para la psicoterapia, el crecimiento y el cambio personal u organizacional en numerosos campos. Sus conceptos se expresan por medio de un vocabulario sencillo y original buscando ante todo la comprensión de los fenómenos por parte de todos (profesionales y clientes). Sus modelos de análisis son universales. Sus explicaciones son intencionadamente fáciles y próximas a las vivencias inmediatas de las personas.
Los Orígenes:
El Dr. Eric Berne (1910-1970), médico psiquiatra, fue el fundador, principal creador e innovador del Análisis Transaccional. Elaboró su modelo a partir de sus observaciones en la psicoterapia de grupo a principios de los años cincuenta. En su elaboración reconoce la influencia de sus maestros Paul Federn y Erik Erikson, con quienes se psicoanalizó. Siempre fue respetuoso con las teorías psicoanalíticas en las que se formó. Se rodeó de un equipo de colegas y organizó regularmente unos seminarios en San Francisco, California, para compartir sus experiencias como terapeutas de grupo y con vistas a desarrollar un modelo de "psiquiatría social" basada en el estudio de las interacciones entre las personas, que llamó Análisis Transaccional.
Esta investigación continuó gracias a la ITAA (Asociación Internacional de Análisis Transaccional) fundada por el mismo E. Berne y ha permitido profundizar ciertos conceptos del Análisis Transaccional o aportar desarrollos diferentes dentro de la teoría.
Los objetivos del Análisis Transaccional:
E l objetivo del Análisis Transaccional es la autonomía que se define por:
- La consciencia o capacidad de distinguir la realidad de la fantasía interna proyectada sobre lo que me pasa o lo que sucede.
- La espontaneidad o capacidad de expresar mis propios pensamientos, sentimientos y necesidades y de actuar en consecuencia, viviendo para sí.
- La intimidad o capacidad de abrirme al otro, estar próximo, cercano y ser auténtico con el otro con reciprocidad.
Algunos analistas transaccionales como Carlo Moiso añaden a estas tres capacidades una más:
- La ética o capacidad de elegir actuar en cada contexto respetando los propios valores asumidos.
IMPORTANCIA
Comprender como entramos en relación con los otros, lo que buscamos en nuestras relaciones y cuales son nuestras raíces ocultas que nos hacen reaccionar de manera repetitiva.
Sentir y tomar conciencia de qué es lo que pasa en nosotros y por tanto de que necesitamos, deseamos y de cuales son nuestras metas.
Actuar y tomar la iniciativa para poner en marcha los cambios personales, relacionales u organizacionales. Utilizar los Permisos, Protecciones y la Potencia necesarios para alcanzar nuestro desarrollo y evolución.
TIPOS DE ANALISIS
TRANSACCIONAL:
El creador del Análisis Transaccional, Eric Berne, psiquiatra y psicoanalista, radicado en San Francisco, inicia sus publicaciones sobre el tema en 1957 cuando ya propone su esquema de la personalidad (Padre, Adulto, Niño) y lo denomina Análisis Estructural. El Análisis Transaccional es no sólo una «Teoría» de la persona en relación sino una técnica de tratamiento. Se diferencia del Psicoanálisis clásico tanto en los componentes teóricos que maneja como en la actitud respecto al cambio en la conducta. A Berne le importaba más curar que detenerse en el diagnóstico. Intenta perfilar una teoría de la persona más operativa y que supere las limitaciones conocidas de los tratamientos analíticos. Al respecto dice Kértesz: «El análisis transaccional asigna la mayor importancia a la segunda serie de factores (psicosociales, aprendizaje de conductas en la infancia, mensajes parentales) pero al mismo tiempo respeta la posibilidad de libertad, responsabilidad y cambios por parte del Adulto, si éste toma la decisión de hacerlo, sin considerar al hombre como un títere de sus instintos ni mantenerlo años acostado en un diván para explorar las fantasías de su Niño. Berne acuñó la frase: Cúrese primero, analícese después».
Y a la gente también le importa cambiar y comprobar que puede modificar sus conductas negativas mucho más que conocer las causas sin que por ello pase nada, o gastar el tiempo buscando explicaciones. La gente quiere estar bien ahora. El análisis transaccional traduce a un esquema conceptual simple y práctico ideas (que guardan cierta similitud pero también cierta distancia) consagradas por el psicoanálisis clásico.
Análisis estructural
Berne, en el Análisis estructural -que es el primero y más difundido de los instrumentos o modos para entender y cambiar la conducta- sostiene que la estructura del Yo incluye tres estados (Padre, Adulto, Niño) y que uno actúa desde uno de ellos. Uno actúa con su Padre cuando su conducta es caracterizable como dominante, protectora, enseñante, normativa; con su Adulto cuando analiza, informa, calcula posibilidades y elige cursos de acción, y con el Niño cuando predominan las emociones y las necesidades biológicas. Esta tripartición no es un invento teórico, sostiene Berne, sino que es algo comprobable empíricamente, es verificable y repetible.
Todos -y el educador no es una excepción- nos disponemos a actuar desde uno de esos estados del yo, pero esos estados tienen notas positivas y negativas, por lo que con nuestra conducta negativa o positiva, desde tales estados, estamos invitando al otro a determinado sistema de respuesta. Un Padre perseguidor está fomentando un Niño rebelde, un Padre nutritivo invitará a responder con un Niño libre y creador.
El educador, en cada momento de su actuación, según actúe desde las diversas modalidades de su P, A, N., estimulará diferentes respuestas en sus alumnos y -lo que es más importante- obtendrá o hará surgir experiencias humanas de relación de diferentes calidad. Un educador que integra sanamente sus tres estados y transita de uno a otro en busca de los objetivos de la relación pedagógica, es decir, que con un Padre protector cubre el miedo al fracaso, la frustración o el riesgo, o el reconocimiento del alumno de su ignorancia, que con un Adulto sano suministra información sensata y realmente manejable, y que con un Niño no reprimido estimula la transferencia de lo aprendido a otros campos (el momento de la aplicación), resulta un educador ideal.
Podemos formular, con términos equivalentes de análisis transaccional el tipo de educador modelo. El educador que protege la indefensión del que no sabe, lo saca de ella mediante información que permita resolver problemas efectivamente y libera las capacidades que le permiten aplicarla a nuevas experiencias. Pero al mismo tiempo, como lo que se aprende es el medio («el medio es el mensaje») lo importante es que el educador al actuar así desarrolla en sus propios alumnos un Padre protector positivo, un Adulto sano y un Niño creador.
Esta primera aproximación a la teoría nos brinda ya una idea de las posibilidades que el análisis transaccional -a través de un instrumento, el Análisis Estructural- puede ofrecer al campo de la educación. Al mismo tiempo nos orienta para calificar una gran cantidad de conductas y detectar su connotación positiva o limitante. Situaciones clásicas de la vida escolar como el profesor que hace temblar a sus alumnos en los exámenes, el educador que hace preguntas capciosas o presenta problemas con trampas, el que exige repetición de memoria, aquel «en cuya clase hacemos lo que queremos», el docente que con la libreta de calificaciones abierta pasea su mirada por la clase que se ha quedado muda, el otro que llena la pizarra de fórmulas sin que nadie, -a veces nos tememos que ni él- entienda, o el profesor que sorprende con pruebas y exámenes de improviso, son todas situaciones que hasta el momento eran muy familiares y conocidas pero de difícil categorización.
El análisis transaccional sirve para mejorar las relaciones
El análisis transaccional permite categorizar relaciones y conocer con bastante precisión el tipo y la calidad de la relación que está dándose en un momento concreto. Más allá de brindar un esquema interpretativo general, permite conocer -mediante sus categorías- lo que está sucediendo y en el momento en que sucede y permite reorientar el curso de acción.
Es comprobable empíricamente y es sabido corrientemente que existen diferentes experiencias de aprender, o circuitos de conductas de aprendizaje variados: hay quienes aprenden con rabia, quienes necesitan miedo para aprender, o angustia; otros tienen su experiencia de aprender con alegría, hay quienes aprenden desvalorizando al otro y otros lo hacen con creatividad. En fin, hay otros que no aprenden.
El Análisis Transaccional puede ayudarnos a distinguir entre formas sanas y formas negativas de aprender. Y lo que es más puede indicarnos caminos de corrección para la modificación de nuestras conductas.
APORTE DEL ANALISIS TRANSACCIONAL A LA DINAMICA DE GRUPO
Cuando entramos a una organización o a un grupo de trabajo, nuestra interacción va a provenir de nuestra posición o tipo de adaptación que decidimos en nuestra infancia, predominantemente, en el nivel emocional. Ya adultos, tenemos mecanismos adicionales para generar otras conductas, pero la posición que decidimos en la niñez se quedó grabada como el programa que correrá nuestra computadora. Es por esto que repetimos conductas que a veces no nos gustan e, intelectualmente, decimos que vamos a cambiarlas, pero luego de un tiempo volvemos a repetirlas. Para que el cambio sea efectivo puede trabajarse con redecisión: hacer un plan de modificación de conducta en términos medibles y observables e implantarlo. Si esto no se da, podemos estar relacionándonos con otros y entrar en la dinámica de grupos desde una posición de inferioridad, de superioridad, o de autodescalificación y descalificación de la otra persona. La posición sana para una dinámica de grupo adecuada es la de " Yo valgo y Tú (el otro) vales". Es desde una posición de autorespeto y valía, así como de respeto a la otra persona y a su valía, que puede generarse una dinámica de grupos adecuada. Es entonces que se da el trabajo en equipo y se generan conductas productivas.
CONCLUSIÓN
Nuestra personalidad es puesta a prueba en la vida por ciertos y determinados hechos que tienen un impacto emocional en nosotros, estos hechos ponen a también nuestra capacidad de acción humana, requieren de esfuerzo y autorreflexión interna en base a un marco de referencia positivo con el cual contrastar nuestro accionar externo y nuestros pensamientos, sentimientos y emociones, con el objeto de identificar nuestros puntos débiles y poder superarlos. Abordando de esta forma esas pruebas de vida se constituyen en una oportunidad para ampliar y transformar positivamente nuestras capacidades, nuestro conocimiento de nosotros mismos, nuestro autoconcepto y toda nuestra personalidad en crecimiento y evolución.
Es en estos hechos en donde respondemos con nuestro aspecto predominante que conforma la estructura de nuestro carácter y que es un patrón de respuesta típico para esta clase de experiencias, en donde vemos comprometido nuestro interno a una exigencia, ya sea por dolor o por dificultad de aceptación consciente de lo que esta ocurriendo. En muchos casos este patrón de respuesta es generador de desadaptaciones o afecta nuestro clima interno por la interferencia del impacto emocional en la calidad de nuestros pensamientos, sentimientos y por ende en nuestro clima interno.
Desarrollar y ejercitar nuestra capacidad de autocontrol, tener un clima interno positivo, autoreflexionar, identificar concientemente nuestros defectos o debilidades, tener internalizado un marco de referencia moral positivo como modelo para nuestras reflexiones internas, se constituye en una necesidad prioritaria para nuestra evolución y autorrealización y superar esas pruebas de vida.
El abordaje inicial de estos hechos se ve influenciado por el impacto emocional que pone a prueba nuestros recursos de autocontrol para poder desplegar nuestra capacidad de acción humana y poder alcanzar un equilibrio funcional de nuestra personalidad que posibilite un clima interno positivo.
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