Excavando en Silencio
Los arqueólogos de ayer
Lourdes Budar
Sara Ladrón de Guevara
Roberto Lunagómez
Coordinadores
C.A. Arqueología de Paisaje y Cosmovisión UV-CA-258
Museo de Antropología de Xalapa – Facultad de Antropología
Universidad Veracruzana
2009
Excavando en Silencio. Los arqueólogos de ayer.
La publicación de esta obra ha sido posible gracias a la Dirección General de Desarrollo Académico
a través de la Convocatoria Interna de Apoyo al Desarrollo de Cuerpos Académicos 2009
Coordinadores:
Lourdes Budar
Sara Ladrón de Guevara
Roberto Lunagómez
Participantes:
Philip J. Arnold III, Álvaro Brizuela Absalón, Gibránn Becerra Álvarez, Lourdes Budar, Erick Chiquito Cortés,
Mauricio D. Cuevas Ordoñez, Annick Daneels, Richard A. Diehl, Ixchel Fuentes Reyes, Sara Ladrón de
Guevara, Yamile Lira López, Alicia Luján Delgadillo, Roberto Lunagómez Reyes, Maura Ordoñez, Martha T.
Osorio Portillo, Tania Pérez Chávez, Sergio Vásquez Zárate, Rocío Vera Flores, Carl J. Wendt
Diseño de portada y diagramación:
Aarón Hernández Romero
Imagen de cubierta:
Dibujo modificado de J.G. Posada y Pirámide de los Nichos de El Tajín.
Corrección y cuidado editorial
Maliyel Beverido
ISBN: 978-607-7605-61-4
Impreso en México
Printed in México
Cuerpo Académico Arqueología de Paisaje y Cosmovisión UV-CA-258
Museo de Antropología | Facultad de Antropología
Universidad Veracruzana
2009
Índice General
Agradecimientos………………………………………………………………….
7
In memoriam ….…………………………………………………………………..
8
Presentación. Los arqueólogos de ayer……………………………………..….…
Sara Ladrón de Guevara
9
1. Ramón Arellanos Melgarejo: El mundo desde la escafandra………………...…
Gibránn Becerra Álvarez
11
2. Francisco Beverido Pereau: La sazón y los pasos…………..…………...……...
Sara Ladrón de Guevara
21
3. Frans Blom, B´lom, Bolom, el jaguar danés de ojos azules…………………….
Lourdes Budar
29
4. Jürgen Brüggemann y la arqueología de Veracruz….……………………......
Yamile Lira López
39
5. José Corona Núñez: Entre recuerdos y lecturas ¡Sopas Today!..…………..…..
Alicia Luján Delgadillo
47
6. Ana Bertha Cuevas Meza: Ningún paisaje es baldío…………………..……….
Maura Ordoñez y Mauricio Cuevas
53
7. Beatriz de la Fuente. Su mirada lo abarca todo...………………………..….…
Rocío Vera Flores
59
8. Phillip Drucker: Don Felipe……………………………………………...….......
Roberto Lunagómez Reyes
65
9. José García Payón, pionero de la arqueología en Veracruz..…………………..
Álvaro Brizuela Absalón
69
10.Waltraud Hangert: La docencia y el campo………………………………..…..
Ixchel Fuentes Reyes
79
11. Paula Homberger Krotser y George Raymond Kroster. Una semblanza
amistosa…………………………………………………………………………..
Richard A. Diehl
12. Alfonso Medellín Zenil, baluarte de la arqueología veracruzana………...…...
Sergio Vásquez Zárate
85
91
Excavando en silencio
6
13. Juan Sánchez Bonilla: Restituir y restaurar……………………..……….……
Tania Pérez Chávez y Erick Chiquito Cortés
99
14. William Sanders: Vida y obra en la Costa del Golfo…………………………...
Carl J. Wendt
103
15. Robert S. Santley, el Homo Economicus………...…………………………….
Philip J. Arnold III
108
16. Matthew Williams Stirling y Marion Illig Stirling: la misma pasión por el sur.
Martha T. Osorio Portillo
114
17. Hermann Strebel: Precursor de Precursores…..……………………………...
Annick Daneels
123
18. Roberto Williams y la arqueología veracruzana o un tigre entre jaguares......
Sara Ladrón de Guevara
129
Índice de autores………………………………………………………………….
139
Excavando en Silencio
Agradecimientos
Este libro surge a partir del esfuerzo de investigadores, colegas, amigos y
colaboradores del Cuerpo Académico “Arqueología de Paisaje y Cosmovisión”,
quienes se dieron a la tarea de escribir los breves artículos que lo conforman, a
todos ellos queremos hacerles patente nuestro respeto y agradecimiento por su
apoyo en esta tarea colectiva.
De igual manera, agradecemos y reconocemos el trabajo de diseño, edición y
apoyo de Aarón Hernández y Maliyel Beverido quienes nos han apoyado a lo largo
de la creación del C.A.
Sin el respaldo institucional de la Universidad Veracruzana, que a través de la
Convocatoria Interna de Apoyo a los Cuerpos Académicos 2009, emitida por la
Dirección General de Desarrollo Académico, otorgó los recursos para la edición, este
volumen no hubiera sido posible. A la Mtra. Leticia Rodríguez Audirac Directora de
dicha entidad,
al Mtro. Mauricio Aguirre, y a la Lic. Wendy Blanco Morales
responsables del desarrollo de C.A. y a su eficiente equipo de trabajo.
Agradecemos el apoyo de la Facultad y del Museo de Antropología de
Xalapa, y en especial a los estudiantes de arqueología que participaron en la
convocatoria “Excavando en Silencio” con excelentes trabajos, los cuales
desgraciadamente por cuestiones de espacio no pudieron ser incluidos en su
totalidad.
Este trabajo pretende incidir en el desarrollo de la investigación en los
ámbitos de la Arqueología a través del conocimiento de la vida y obra de los
arqueólogos que hicieron investigación en el Estado de Veracruz. Así mismo,
pretende ser un homenaje para aquellos que dedicaron su vida a este quehacer.
C.A. Arqueología de Paisaje y Cosmovisión
7
Excavando en silencio
In memoriam
Arellanos Melgarejo, Ramón †
Beverido Pereau, Francisco †
Blom, Frans †
Brüggemann Jürgen Kurt †
Casellas Cañellas, Elisabeth †
Corona Núñez, José †
Contreras, Eduardo †
Cuevas Meza, Ana Bertha †
Charnay, Desiré †
de la Fuente, Beatriz †
Drucker, Philip †
Du Solier, Wilfrido †
García Payón, José †
García Vega, Agustín †
Gordon, Ekholm †
Hangert, Waltraud †
Kirchoff, Paul †
Krieckeberg, Walther †
Krotser – Homberger, Paula †
Krotser, George Raymond †
León Pérez, Ignacio †
Medellín Zenil, Alfonso †
8
Melgarejo Vivanco, José Luis †
Molina Leal, Daniel †
Palacios, Enrique Juan †
Pereyra Quinto, Armando †
Piña Chan, Román †
Ruppert, Karl †
Sánchez Bonilla, Juan †
Sánchez Ibáñez, Juan Carlos †
Sanders, William T. †
Santley, Robert Steven †
Seler, Eduardo
Solís Olguín, Felipe †
Stirling, Matthew Williams †
Stirling, Marion †
Strebel, Hermann †
Torres Guzmán, Manuel †
Valenzuela, Juan †
Von Humboldt, Alexander †
Weiant, Clarence †
Williams, Roberto †
Wolfman, Daniel †
Excavando en Silencio
Presentación
Los arqueólogos de ayer
Los
arqueólogos buscamos los restos del pasado. De alguna forma, así vivimos
nuestro particular culto a los muertos. Desenterramos sus pertenencias, valoramos
sus joyas, medimos sus herramientas, reproducimos sus técnicas, analizamos sus
huesos, dibujamos sus entierros. Generaciones sucesivas de arqueólogos vamos
construyendo discursos con base en evidencias acumuladas y a paradigmas en
constante modificación. Los arqueólogos de hoy partimos de las evidencias
descubiertas por los arqueólogos de ayer. Rara vez encontramos un sitio que no
haya sido antes visitado, registrado o descrito. Pocas veces encontramos un
complejo que no tenga asociación alguna con un hallazgo previo. En ocasiones
creemos haber descubierto una tesis novedosa y no falta la referencia bibliográfica
que viene a demostrar que otra vez estamos pisando los talones de algún antecesor
atando los mismos cabos. Los lazos académicos pueden rastrearse seguramente
como se hace con una genealogía.
Reconocemos a quiénes fueron nuestros maestros, a aquéllos con quienes
desarrollamos líneas de investigación, a quienes comparten con nosotros un
proyecto o una publicación. Se definen no sólo empatías sino estilos de trabajo y
discursos e intereses compartidos. De la misma forma, cuando nuestros estudiantes
se acercan a nosotros buscando asesorías, direcciones de tesis, lectura de sus
textos, están reproduciendo consciente o inconscientemente formas de entender,
practicar y reproducir la arqueología.
Los arqueólogos de ayer que hoy homenajeamos, abrieron brecha literal y
metafóricamente en el campo veracruzano.
9
Excavando en silencio
Hemos reunido aquí colaboraciones de académicos y estudiantes. Algunos
recurrimos a recuerdos y anécdotas de maestros entrañables, otros hicimos
investigación documental de personajes casi legendarios, unos más acudimos a
familiares y conocidos. En fin, sabemos que no somos exhaustivos, lamentamos
nuestras omisiones, pero reconocemos que al menos algunos de nuestros modelos
y mentores son recordados con emoción, respeto y reconocimiento.
Tradicionalmente en la Universidad Veracruzana celebramos a los
antropólogos el mismo día que a los muertos. Año con año colgamos sus retratos
en altares adornados de cempasúchil y perfumados con copal. Queremos entonces
que este sea un homenaje a nuestros arqueólogos de ayer, a nuestros muertos, a los
que antecedieron nuestros pasos siguiendo a su vez los pasos de los muertos.
Sara Ladrón de Guevara
Xalapa, Ver., noviembre de 2009
10
Excavando en Silencio
1. Ramón Arellanos Melgarejo.
El mundo desde la escafandra 1
(1943-2002)
Gibránn Becerra Álvarez
El espacio donde habita el ser humano está constituido por múltiples aspectos que
se concatenan, se combinan y complejizan según las dinámicas propias del grupo
social intrínseco; el hombre percibe, interioriza, modifica y recrea el entorno en que
habita. La arqueología ha explorado varios de estos aspectos conexos a las
dinámicas culturales humanas, desde los sistemas y medios de subsistencia de
pequeñas poblaciones nómadas, los complejos centros administrativos y
ceremoniales de diferentes épocas y culturas, las reacias montañas, escenarios de
ofrendas y espacio ideal de observación, inclusive las entrañas mismas del agua.
La conciencia de que el hombre no se detiene ante lo desconocido, ante lo
inalcanzable y aun más los antiguos habitantes de estas tierras cuyos alcances
llegaron tan lejos, tan alto y tan profundo; consciencia presente en el maestro
Ramón Arellanos Melgarejo cuyo esmero por conocer el pasado cultural de una
manera integral le convirtieron en un visionario de las técnicas y métodos
efectuados en ese entonces, aun antes de que la discusión de la interdisciplinaridad
se intensificara en los ambientes académicos.
1
La realización de este artículo fue posible en gran medida a la generosidad de la maestra Lourdes
Beauregard, inseparable compañera del maestro Arellanos con quien compartió innumerables proyectos en
todos los ámbitos, ya que tuvo la amabilidad de compartir conmigo documentos, informes, fotografías y su
tiempo para contarme algunos de los recuerdos que guarda de su esposo. Mi más sincero agradecimiento.
11
Excavando en silencio
Serian pues los espacios acuáticos los que despertarían especial atención
en Ramón Arellanos, convirtiéndose así en un pionero de la arqueología subacuática
en México y en Veracruz. Influenciado por los trabajos de Jacques Cousteau, al
presentársele la oportunidad de tomar un curso de buceo e inmersiones impartido
por Christian Siruget, instructor del The Pfrofessional Association of Diving
Instructors, complementado con el curso de buceo con equipo SCUBA en
septiembre de 1976 a marzo de 1977, Ramón Arellanos comienza a vislumbrar la
posibilidad de un equipo de arqueología subacuática en Veracruz.
La primera investigación subacuática realizada por el maestro Arellanos se
efectuó en el sitio conocido como “Ojo de Agua Grande” del 9 de febrero al 5 de
marzo de 1977, en esta investigación participaron Alberto Rodríguez Cañada, Héctor
Cuevas Fernández y Marco Antonio Reyes López. En su informe preliminar Ramón
Arellanos comenta que la necesidad de una investigación subacuática en este sitio
surgió a partir de una prospección realizada en 1976, resultado de una conferencia
en Córdoba y de la inquietud de los participantes al comentar la presencia de
vestigios en los márgenes de este cuerpo de agua. En este primer recorrido se
lograron identificar restos cerámicos y un yugo labrado que parecía estar
“matado”. 2
Con la información examinada y analizada proveniente de la prospección de
1976, el equipo de arqueología subacuática del instituto de antropología inicia la fase
de exploración del sitio. Ramón Arellanos explica que se debe realizar un plan de
sondeo, medir las corrientes y la fuerza de arrastre, buscar los lugares con mayor
deposición de materiales y calcular el tiempo de asiento del limo removido. Su
equipo realizo las primeras inmersiones en recorridos aleatorios para familiarizarse
con el entorno y reconocer la visibilidad del agua.
2
Cfr. Arellanos Melgarejo, Ramón, Informe Preliminar de las exploraciones aqueológicas sub-acuaticas en
Ojo de agua Grande, Amatlán de los Reyes, Ver. EN: Boletín informativo del Instituto de Antropología de la
U.V. #1 Xalapa, Ver. 1980.
12
Excavando en Silencio
Cabe destacar que el maestro Arellanos desarrolló, implementó y adaptó
métodos y técnicas para el trabajo arqueológico subacuático, logrando grandes
avances en la recuperación de materiales. En sus diferentes artículos relacionados a
esta temática (subacuática) se logran aprehender algunos factores medulares que a
su modo de ver, sostienen la arqueología subacuática en Veracruz. Así, en el boletín
Núm. 3 del Instituto de Antropología, Arellanos Melgarejo argumenta que muchas
culturas han estado en relación inmediata con el agua, ya sea con objetivos
orgánicos, culturales o económicos; además de la interesante propiedad del agua
como agente conservador de materiales arqueológicos que de otra manera habrían
perecido.
El maestro Arellanos no paso por alto la información etnohistórica y
etnográfica, observó que los rituales dedicados a las deidades acuáticas en
Mesoamérica están estrechamente ligadas a los cuerpos de agua y que la deposición
de elementos ofrendados debería estar concatenada a una multiplicidad de datos
que permitirían obtener información de primera mano sobre las actividades rituales
de estos pueblos; a esto debe agregarse la deposición accidental o prevista de
materiales coloniales en los litorales del Golfo veracruzano, pues esta región fue
clave en la dinámica económica y cultural de la Nueva España.
Durante las inmersiones en el sitio de Ojo De Agua, se logro rescatar buena
cantidad de material cerámico y otro yugo “matado” con la representación grabada
de Tlaltecuhtli, pero para esto el equipo de buceo de Ramón Arellanos tuvo que
sortear múltiples obstáculos y peligros, desde salientes aguzadas hasta troncos y
arboles atorados en las profundidades de la poza.
Los dos yugos hallados por Ramón Arellanos en Ojo De Agua Grande, en
palabras del arqueólogo: “[…] pertenecen al mismo contexto deposicional, ritual y
13
Excavando en silencio
cronológico, siendo semejante el tratamiento recibido antes de su depósito en las
aguas, fueron “matados” 3.
Por su parte la cerámica hallada es diversa en formas y regular en cuanto a
materia prima, generalmente se trata de ollas de almacenaje. Se hallaron platos de
fondo plano con una perforación central en la base, estas perforaciones fueron
manufacturas antes de la cocción pero en algunas vasijas se aprecia la manufactura
pos cocción de esta horadación central.
El maestro Arellanos siempre solicitaba a sus estudiantes que imaginaran el
contexto 4 de los objetos con los que se estaba trabajando, de la misma manera solía
pedir que se imaginase el momento cumbre de la ceremonia efectuada en la poza de
Ojo de Agua Grande. 5
¿Cómo olvidar la descripción del signo ik, viento para los mayas, y su asociación
con la lluvia, el agua y el culto a Tlaloc cuando relataba sus hallazgos de platos
horadados con esta forma de T en el sitio de Ojo de Agua? Nos hacía imaginar el
momento en que fueron depositados sobre la superficie del agua: habrían descendido
suavemente al anegarse precisamente a través de esta horadación central que
permitía escurrir el líquido vital dentro del plato cual las lágrimas vertidas por los ojos
de los dioses asociados con la lluvia.
Otra de sus incursiones en el ámbito subacuático, quizá muy controvertida,
fue cuando en Punta Gorda-Rio Medio, en los primeros días del mes de octubre de
1976, al norte del puerto de Veracruz, un pescador de pulpos accidentalmente halló
un tesoro sumergido en el mar, del cual vendió a un joyero local algunas de las
piezas que extrajo. Esto causó la alarma de autoridades y el INAH y se tomaron
cartas en el asunto. Tras muchas dificultades y peripecias, el equipo del maestro
Arellanos logró inspeccionar el sitio; nuestro protagonista narra 6 que un compañero
3
Arellanos Melgarejo, Ramón. Informe preliminar de las exploraciones arqueológicas subacuáticas En Ojo De
Agua Grande, Amatlán De Los Reyes, Ver. En: Boletín Informativo del Instituto de Antropología UV. Núm. 1,
Xalapa 1980.
4
Bonilla, Palmeros, Jesús. Información en curso educativo, 2009.
5
Presentación realizada por la Dra. Sara Ladrón de Guevara para el libro póstumo del Mtro. Arellanos
Melgarejo: Las Higueras (Acacalco). Dinámica cultural. Universidad Veracruzana, Xalapa, 2006, págs. 15-23
6
Cfr. Arellanos Melgarejo, Ramón, Arqueología sub-acuática. El hallazgo en Punta Gorda-Rio Medio, Ver. En:
Anales de Antropología, # Tomo II, Ed. Facultad de Antropología, Universidad Veracruzana, México, 1986
14
Excavando en Silencio
fue herido en la espalda por un tiburón “gata”, lo que conmovió al equipo pero no
los hizo desistir en su labor, pues todos sabían de los peligros de trabajar en esas
condiciones. En el informe de las actividades realizadas se da cuenta sólo del
hallazgo de un argollón de metal, un clavo de cobre, otro metal amorfo y algunos
tepalcates españoles.
Posteriormente las investigaciones del equipo de arqueología subacuática se
verían mermadas por factores diversos resultantes de las continuas crisis que en ese
momento se presentaban en el país; la carencia de equipo y costo elevado de su
mantenimiento pero sobre todo, como diría este pionero de la arqueología
subacuática: “el escaso número de especialistas dedicados a esta actividad,
haciendo, además, que estos vuelvan a la arqueología tradicional, donde muchas
veces… lo urgente no deja paso a lo importante” 7.
Así, la arqueología subacuática veracruzana sesga su participación y
desarrollo, muy a pesar del equipo del instituto y del maestro Ramón, quien en
diversos artículos critica esta situación de abandono y vocifera la necesidad de
rearticular las investigaciones subacuáticas, con mejores condiciones teóricas,
metodológicas y laborales. Hasta el momento, dentro de las instituciones
universitarias y demás implicadas en torno a lo arqueológico, si bien ha habido
incursiones no se ha vuelto a integrar un equipo permanente de arqueología
subacuática.
Ramón Arellanos nació el jueves 12 de mayo de 1943 en la ciudad de Xalapa.
Durante su niñez y juventud fue un ávido deportista, Boy Scout del grupo 5, judoca
de cinta marrón hasta que una luxación impidió su ascenso de grado. Participó
durante quince años en el Club de Exploraciones de México A.C. (CEMAC), lo cual le
permitió adquirir el conocimiento de montañismo y buceo que posteriormente se
7
Arellanos Melgarejo, Ramón. “El instituto de antropología de la UV y la arqueología subacuática” En:
Antropología e Historia en Veracruz. Xalapa, Ver., Gobierno del Estado de Veracruz-Llave, Instituto de
Antropología de la Universidad Veracruzana, 1999.
15
Excavando en silencio
convertiría en parte esencial de su quehacer arqueológico. La música también
acompaño su espíritu lo que le hizo integrar el grupo de música Latinoamérica
“Colibrí”. 8
El maestro Arellanos estudio la carrera de profesor en educación primaria en
la escuela Normal Veracruzana, laboró en el sistema educativo de nivel primaria
siete años, a la vez que Ingreso a la escuela de Antropología. Entre algunos de sus
maestros figuraron José García Payón, José Luis Melgarejo Vivanco, Alfonso
Medellín Zenil, Carlo Antonio Castro, Waltraud Hanger, Cesar Lizardi Ramos y José
Corona Núñez entre otros reconocidos investigadores.
Durante su estancia como estudiante en la Escuela de Antropología participo
al lado de don Francisco Beverido en el proyecto Rio Chiquito dirigido por el Dr.
Michael D. Coe en 1967, en San Lorenzo Tenochtitlán. En 1968 comienza a trabajar
como investigador del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana,
participando en una multiplicidad de comisiones de carácter arqueológico a lo largo
y ancho del estado de Veracruz, entre algunos de los lugares en los que estuvo
laborando de esta manera se encuentran: Las Higueras, El Zapotal, Villa del Espíritu
Santo, Quauhtochco. Para el año de 1972 labora como jefe de campo en el proyecto
Tula, dirigido por el Dr. Richar A. Diehl. 9
En 1985, con la distinción magna cum laude obtiene el título de Maestro en
Ciencias Antropológicas con la tesis “Las Higueras-Acacalco: Dinámica cultural de un
sitio en el totonacapan Barloventino.”
Fue catedrático de la Facultad de Antropología de la Universidad
Veracruzana, profesor de educación media y en el diplomado en Arqueología
Subacuática del proyecto “Cultura y Navegación, Puerto de Veracruz, México”. En
palabras de sus amigos y alumnos el maestro Ramón siempre mantenía una sonrisa
8
Cfr. Lunagómez Reyes, Roberto, Dedicatoria: Ramón Arellanos Melgarejo (1943-2002), En: Lira López,
Yamile y Carlos Serrano Sánchez, (Editores) Prácticas funerarias en la Costa del Golfo de México, UNAM, UV,
AMAB, 2004, págs. 19-22.
9
Cfr. Lunagómez Reyes, Roberto, Op. Cit. 2004, págs. 19-22.
16
Excavando en Silencio
para compartir con la gente que le rodeaba, una buena anécdota ilustrativa de sus
enseñanzas y una actitud que comunicaba alegría, esmero y pasión por una
disciplina a la que dedico su vida. 10
A partir de 1991 y hasta el día de su muerte dirigió el Proyecto QuiahuiztlanVilla Rica, mismo que renovaría las investigaciones y las temáticas de la arqueología
totonaca pues su carácter interdisciplinario albergaba inmensas posibilidades para
entender la dinámica posclásica e histórica de esta región.
Su obra escrita se distribuye en innumerables artículos publicados en
diferentes memorias y revistas como: La Palabra Y El Hombre, Anales Antropológicos,
Revista Extensión, Divulgación De Ciencias, Técnicas Y Humanidades; Ce Ollin y otras,
también publico tres libros que se han convertido en recurso indispensable para la
arqueología Veracruzana: La Arquitectura Monumental Posclásica De Quiahuiztlan. La
Villa Del Espíritu Santo Y Sus Materiales Culturales, en coautoría con Lourdes
Beauregard. Las Higueras (Acacalco), Dinámica Cultural; siendo esta última
publicación un libro póstumo.
El 2 de febrero de 2002, Ramón Arellanos Melgarejo abandona este plano
terrestre, dejando un legado impresionante de conocimientos y aportaciones a la
arqueología veracruzana; sin duda su espíritu incansable seguirá inspirando a las
nuevas generaciones de arqueólogos veracruzanos.
10
Idea desarrollada a partir de la Presentación realizada por la Dra. Sara Ladrón de Guevara para el libro
póstumo del Mtro. Melgarejo titulado: Las Higueras (Acacalco). Dinámica cultural. Universidad Veracruzana,
Xalapa, 2006, págs. 15-23
17
Excavando en silencio
Bibliografía
Arellanos Melgarejo, Ramón.
1999.
“El instituto de antropología de la UV y la arqueología subacuática” en: Antropología
e Historia en Veracruz. Xalapa, Ver., Gobierno del Estado de Veracruz-Llave, Instituto
de Antropología de la Universidad Veracruzana,
2006.
Las Higueras (Acacalco) Dinámica cultural. Xalapa, Ver.. Editorial UV., Universidad
Veracruzana,
1991.
Arqueología sub-acuática. El hallazgo en Punta Gorda-Rio Medio. En: Anales
Antropológicos 1991, tomo II. Xalapa. Facultad de Antropología de la U. V.
1980.
Informe preliminar de las exploraciones arqueológicas subacuáticas En Ojo de Agua
Grande, Amatlán de los Reyes, Ver. En: Boletín Informativo Núm. 1. Xalapa, Instituto
de Antropología, UV.
1984.
Notas sobre la arqueología sub-acuática. En: Boletín Informativo Núm. 3 segunda
época. Xalapa. Instituto de Antropología, UV.
1989.
“Arqueología subacuática y cultura”. En: Foro por la defensa del patrimonio
arqueológico, histórico y subacuático (1988: Veracruz, Ver.). México: SNTE,
Delegación D-II-IA-1, Sección X, Comité de Publicaciones.
Beauregard G. Lourdes y Ramón Arellanos Melgarejo.
1999.
“Quiahuiztlan, su espacio interno y materiales culturales” en: Antropología e Historia
en Veracruz. Xalapa, Ver., Gobierno del Estado de Veracruz-Llave. Instituto de
Antropología e Historia de la Universidad Veracruzana,
Lira López, Yamile y Carlos Serrano Sánchez (Editores).
2004.
Prácticas funerarias en la costa del Golfo de México. Memoria del Coloquio
Internacional de Antropología Física "Juan Comas". México. Instituto de
Antropología UV, Instituto de Investigaciones Antropológicas UNAM, Asociación
Mexicana de Antropología Biológica.
18
Excavando en Silencio
Ramón Arellanos Melgarejo
Fotografía de Francisco Beverido Pereau
Imagen donada por Héctor Cuevas Fernández
19
Excavando en silencio
Don Paco Beverido Pereau
Imagen donada por la Familia Beverido
20
Excavando en Silencio
2. Francisco Beverido Pereau. La sazón y los pasos.
(1917-1997)
Sara Ladrón de Guevara 1
Con su apellido italiano, su estilo afrancesado, y su disciplina germánica, Francisco
Beverido hizo de los olmecas la estirpe de su ascendencia.
Nació en Córdoba en 1917: creció sin televisión, exploró sin GPS,
correspondió con sus colegas, familiares y amigos a través de largas cartas, y poco
antes del Windows obligatorio en cualquiera de sus versiones -a sus 70 añosaprendió, enteramente por su cuenta, a servirse de una computadora y un
procesador de textos. No alcanzó la era del correo electrónico. En cambio, fue
pionero de la exploración magnetométrica en la arqueología en México. Supo dar a
la fotografía un valor de documento científico, pues utilizó la fotointerpretación
como herramienta metodológica. Se valió de programas informáticos para hacer
correlaciones de fechas mayas a nuestro calendario e impulsó a sus alumnos a
utilizar herramientas innovadoras sin dejar de lado metodologías tradicionales
sólidas.
Sería reductor hablar de una vocación tardía, si bien es cierto que Beverido
empezó a estudiar arqueología a edad madura. En realidad su carrera se inscribe en
la continuidad de una personalidad en la que alternaban el aventurero y el
gentilhombre. A
su manera fue un rebelde. Sin embargo también era un
escrupuloso seguidor de las normas. De muchacho le gustaban el excursionismo, el
1
Agradezco a Paco, Elsa, Laura y Maliyel, hijos del maestro Francisco Beverido, por compartir el legado de su
padre.
21
Excavando en silencio
box, los paseos en motocicleta y la fotografía. Su padre lo quería médico: él se negó.
Luego de terminar el bachillerato, en 1935, fue empleado de banco, tomó cursos de
contaduría, trabajó en un ingenio azucarero y, finalmente, se instaló en la vecina
ciudad de Orizaba con el puesto de gerente de una distribuidora automotriz. Sus
días de soñar con ser piloto aviador u otras formas de trotamundos parecían
haberse esfumado. Estaba casado y tenía ya tres hijos casi adolescentes cuando se
mudó a Xalapa para convertirse en estudiante, a los 45 años. Su última hija nació
durante su primer año de universitario.
Fue su afición a la fotografía lo que lo condujo a la arqueología. En 1959 se
realiza en Córdoba una feria y dentro de esta don Paco presenta una muestra
fotográfica de vestigios prehispánicos. El entonces rector de la Universidad
Veracruzana, Gonzalo Aguirre Beltrán, reconoce a través de aquellas imágenes el ojo
de un arqueólogo y la sensibilidad de un historiador del arte y lo invita a estudiar en
la facultad que pocos años antes se había creado en Xalapa.
Para que pudiera sufragar sus responsabilidades familiares y seguir una
formación académica le encargan el laboratorio de fotografía de la facultad. El
apoyo de Doña Bertha, su mujer, fue decisivo en su formación. Es ella quien se
ocupa de los hijos y del cálido entorno de su casa. Apoya, además, el gasto familiar
con el diseño y confección de prendas de vestir o vestuarios teatrales, y se gana el
aprecio de cuanto intelectual cruza por la trayectoria primero estudiantil y luego
profesional de don Paco.
En 1962, la flamante editorial de la UV lo invita a participar en Magia de la risa,
un volumen que alía tres visiones sobre un conjunto de evidencias materiales del
pasado: un ensayo poético sobre estética, un argumento científico y la paráfrasis de
la pieza a través de su imagen fotográfica. Este libro icónico reunió así a Octavio Paz,
Alfonso Medellín Zenil y Francisco Beverido.
Como fotógrafo realizó varias exposiciones, no todas ellas relacionadas con
la arqueología. Incluso expuso en Cuba invitado por el gobierno de Castro. Sin
22
Excavando en Silencio
embargo, son relevantes también los registros de hallazgos y rescates que quedaron
en su archivo personal, como el del traslado de la cabeza de Cobata, donde se
pueden apreciar los precarios medios de la época (el monolito se ve rodeado de
viejos neumáticos) así como la emoción del pueblo que acompaña la marcha.
Beverido era zurdo, un zurdo contrariado al que obligaron a escribir con la
derecha, pero que manejaba cualquier tipo de herramienta con la izquierda. De ahí
que ordenara en sentido inverso todos los instrumentos que se utilizaban en el
cuarto oscuro, causando confusión a la hora de revelar con los estudiantes, o que se
encolerizara si alguien los disponía de otro modo.
En sus años de estudiante lo instruyen profesores de primera línea como
José Corona Núñez y César Lizardi Ramos, al tiempo que convive con condiscípulos
más jóvenes que él, como Fernando Winfield, Ponciano Ortiz y Ramón Arellanos. En
su casa se reúnen amigos como Fernando Salmerón, Sergio Galindo o Fernando
Vilchis. Por su cercanía con Galindo, a quien apreciaba como un hermano, se integró
desde sus inicios a la revista emblemática de la Universidad Veracruzana -y pionera
en la difusión integral de las ciencias humanas- La Palabra y el Hombre, en donde
enseguida daría a conocer muchos de sus hallazgos y de sus reflexiones críticas.
Entonces llega el proyecto Río Chiquito, un estudio del sitio de San Lorenzo
Tenochtitlan. Las inquietudes del aventurero empírico se funden entonces con las
del científico estudioso. El apoyo de su esposa fue fundamental en este como en
todos los episodios de su vida adulta. Doña Bertha lo acompaña, lo alienta, lo
soporta en todo momento. Hay que pasar largas temporadas de campo y ella se ha
de encargar de mantenerse como pilar de su familia. Cuentan que en una ocasión
don Paco le llamó por teléfono desde alguna cantina, quizás en Acayucan, e hizo que
músicos locales le diesen así, por teléfono, una serenata. Por cierto, los trabajadores
de San Lorenzo comentan todavía que cuando llegó “ya estaba sazón”. Todos sus
hijos pasaron algún tiempo en el campamento de ese sitio. Seguramente don Paco
tenía la intención de despertar en alguno la vocación de arqueólogo, pero esto no
23
Excavando en silencio
ocurrió. Más bien todos ellos optaron por alguna forma de arte, lo que no riñe con
la percepción estética del mundo de don Paco.
Bajo la dirección de Michel D. Coe, Beverido se inicia en la excavación. En ese
entonces el acceso a muchos sitios arqueológicos requiere un itinerario de varias
etapas y se recurre a varios medios de transporte (coche, balsa, mula), lo cual
representa no un inconveniente sino un incentivo más, pues a don Paco le gusta la
travesía, la marcha, el paisaje.
En 1966 se le considera el estudiante más destacado de su generación. A
pesar de su célebre mal genio, no carecía de humor y de anécdotas picarescas.
Durante su trabajo de campo en San Lorenzo, luego de un viaje a Xalapa, para
explicar el retraso en su llegada al campamento, don Paco cuenta con toda
naturalidad a sus atónitos compañeros: “Se me hizo tarde porque me paré en la
carretera y se salió la ‘Gringa’, y tuve que correr detrás de ella porque no me hacía
ningún caso, hasta que por fin la atrapé y me la llevé cargando. La voy a tener que
amarrar los primeros días, hasta que se acostumbre”. Pues resulta que se había
hecho de una magnífica cachorra weimaraner, a la que por sus ojos azules, había
puesto el nombre de “Gringa”.
En 1969, habiendo asumido la dirección del proyecto en San Lorenzo,
comienza los trabajos de prospección magnetométrica que lo llevaron al
descubrimiento de varios monumentos, entre los que destaca la cabeza colosal
número 7, también llamada “cacariza”, que ha seguido proveyéndonos de
información sobre dicha cultura, como la reutilización de monumentos, o el posible
uso de azufre en la manufactura de los mismos (Casellas: 2004). Igualmente detectó
la anomalía de la cabeza colosal 8, pero esa habría de ser localizada más tarde
durante las exploraciones en el sitio de Juergen Brueggemann y Marie Areti Hers,
que se sirvieron de las informaciones bien registradas de don Paco para realizar su
hallazgo. Todas estas actividades fueron consignadas en la tesis: "San Lorenzo
Tenochtitlán y la Civilización Olmeca"(1970), con la cual obtuvo cum laude en su
24
Excavando en Silencio
examen profesional. En la década de 1970 escribió numerosos artículos, reseñas y
traducciones de material arqueológico. En 1971 fue, con Robert Squier, codirector
del Proyecto Olmeca de los Tuxtlas.
A mediados de los setentas dirigió dos proyectos arqueológicos que eran al
mismo tiempo prácticas de campo de estudiantes de arqueología. Uno de ellos se
llevó a cabo en Quiamolapan, sitio que presenta un patrón urbanístico
aparentemente del clásico y que se halla dentro del área nuclear olmeca. Allí llevó a
cabo la elaboración del plano topográfico, recorridos de superficie y excavaciones.
El otro sitio se encuentra en la región de Córdoba, llamado La Selva, entre Ixhuacán
y Yanga. Los materiales provenientes de estas exploraciones pasaron a formar parte
de las colecciones del Museo de la Ciudad de Córdoba, donde organizó un ciclo de
conferencias en el que participara en su momento Alfonso Medellín Zenil. Luego en
El Tajín y Laguna de los Cerros realizó también prácticas magnetométricas.
En cuanto a actividades de gestión académico administrativo, estuvo
brevemente al frente de la Escuela de Antropología y fue también el primer Director
General de Investigaciones de nuestra máxima casa de estudios.
En la década de 1980 su salud comienza a pasar la factura y muy a su pesar
renuncia definitivamente al trabajo de campo, aunque sigue activo en la prospección
de sitios y proponiendo investigaciones, como la del sitio llamado "Los Canseco" del
Municipio de Jesús Carranza, Ver., dentro del área metropolitana olmeca.
El andariego, el nómada, sufre de intensos dolores a la hora de caminar. En
1984 una arteriosclerosis avanzada obliga a que le remplacen las venas de las piernas
y transforma la naturaleza de su espíritu viajero. La investigación de gabinete
conquista entonces su interés y se asoma a la cultura maya. Realiza estudios
iconográficos, diserta sobre la temporalidad, establece bibliografías. Comenta libros
diversos y películas en una columna periodística. También se vuelve un crítico
virulento de las políticas del estado relativas al patrimonio y a la investigación
arqueológica.
25
Excavando en silencio
Hombre de costumbres, apegado a sus atavismos, don Paco trabajaba de
manera regular y sistemática: despertaba de madrugada, mucho antes del alba,
aprovechaba las horas más quietas para escribir en su diario, ordenar sus
anotaciones. Luego podía darse una hora más de sueño, pero siempre estaba
levantado al clarear. A la hora de comer, la mesa debía servirse en el momento en
que se sentara. Tomaba una siesta por la tarde, pero eso no le impedía acostarse
temprano, para poder de nueva cuenta estar despierto cuando todos los demás
durmiesen. Esa misma disciplina esperaba –y exigía- de cuantos lo rodeaban. Como
maestro fue formador de varios arqueólogos hoy en activo, como Alicia Luján,
Maura Ordóñez, Sergio Vásquez, Sara Ladrón de Guevara, entre otros. No era sólo la
enseñanza dictada en el aula, sino la verdadera experiencia formadora. Así, de su
propio bolsillo, contrataba como asistentes a estudiantes comprometidos con la
investigación para trabajar con su disciplina férrea cada mañana en su cubículo del
Instituto de Antropología.
En su vida en Xalapa se hizo parroquiano asiduo de varios cafés, en los que se
reunía puntualmente con amigos diversos para corregir el mundo, entre albures y
cigarros. En 1986 es nombrado Investigador Nacional, Nivel 1 del Sistema Nacional
de Investigadores, uno de los honores que más satisfacción le produjeron en el
plano profesional y con razón: era el único arqueólogo que había alcanzado ese
reconocimiento en nuestra Universidad. Pero sobre todo lo complacía la aceptación
de sus pares, la amistad de sus colegas, sin que esto le impidiese entablar con ellos
acaloradas discusiones académicas.
En las fechas posteriores a 1990, quizá rendido a la evidencia de la vejez, se
inclinó hacia el estudio del tiempo: cronologías, sincronologías, astronomía.
Comienza a preparar la Estética olmeca que sería su obra póstuma, así como otros
textos que quedaron inéditos, como una Breve historia de la epigrafía maya y una
Historia del reloj.
26
Excavando en Silencio
Las secuelas de su enfermedad circulatoria indujeron una parálisis parcial en
1996. El 5 de enero de 1997, justo seis meses antes de que llegara a los 80 años,
falleció en la ciudad de Xalapa.
Durante el Encuentro Internacional de Olmequistas, celebrado en 2006 en
ocasión del 20 aniversario del inmueble del Museo de Antropología de Xalapa, su
entrañable amigo y colega Richard Diehl le dedicó su ponencia en estos términos:
“Para Paco, que me enseñó a añejar, no a envejecer”. Sirvan estas palabras como
epigrama para recordarlo.
Bibliografía
Casellas Cañellas, Elisabeth
2004
“El contexto arqueológico de la cabeza colosal número 7 de San Lorenzo,
Veracruz, México, Tesis doctoral. Universidad Autónoma de Barcelona.
Porter, James B.
1990
“Las cabezas colosales olmecas como altares reesculpidos: ‘mutilación, revolución y
reesculpido, en Arqueología, Revista de la Dirección de Arqueología INAH, No 3,
enero-junio.
Bibliografía de Francisco Beverido
1968
1985
“Una figurilla ‘Cara de niño’”, Boletín del Instituto Nacional de Antropología e
Historia, Núm. 34, México, 44-47.
"La Magnetometría en auxilio de la Investigación Arqueológica", Anuario
Antropológico, Núm. 1, Xalapa, Universidad Veracruzana, Escuela de Antropología,
28-44.
"San Lorenzo Tenochtilán y la civilización olmeca", Tesis de Maestría, Xalapa,
Universidad de Veracruz.
“Las ciudades”, en Beatriz de la Fuente (ed.) El arte Olmeca, México, Artes de
México, p. 83-92.
“Aero-arqueología, ¿una nueva rama de la investigación arqueológica o
simplemente otro recurso?”, En: La Palabra y el Hombre, Núm. 7, p. 22-32.
“De monumentos y cronologías”, En: La Palabra y el Hombre, Núm. 55, p. 89-102.
1986 a)
Bibliografía olmeca, Xalapa, Universidad Veracruzana.
1986 b)
“El sitio arqueológico Los Canseco”, En: Boletín Informativo del Instituto de
Antropología de la Universidad Veracruzana, Núm. 5, p. 15-20.
1970
1970.
1972
1973
27
Excavando en silencio
1987 a)
“Los olmecas en Chiapas”, En: La Palabra y el Hombre, Núm. 61, p. 79-87.
1987 b)
1989
“Breve historia de la arqueología olmeca”, En: La Palabra y el Hombre, Núm. 64, p.
161-194.
Sincronología maya-cristiana, En: Textos universitarios, Xalapa, Universidad
Veracruzana.
“El arte olmeca: tres enfoques”, En: La Palabra y el Hombre, Núm. 69, p. 173-181.
1990
“La cabeza que iba a ser altar”, En: La Palabra y el Hombre, Núm. 73, 278-281.
1991
“El eclipse: cita cumplida”. En: La ciencia y el hombre Número 9, sep-dic, 1991. Pp. 151156, UV.
“Los eclipses en el Códice Dresde” En: La ciencia y el hombre. Número 12-13, sep-abr,
1992-93. Pp. 69-83, UV.
La tesis: manual para la elaboración de tesis. En: Textos Universitarios, Xalapa,
Universidad Veracruzana.
La astronomía en el mundo maya, En: Textos universitarios, Xalapa, Universidad
Veracruzana.
Estética Olmeca, Xalapa, Universidad Veracruzana.
1988
1993
1993
1994
1996.
Traducciones
Carlson, John B.
1982
“Brújula de piedra-imán, ¿primicia china u olmeca?”, trad. Francisco Beverido Pereau
y Néstor Cuesta, En: La palabra y el hombre, Núm. 44, p. 15-28.
Diehl, Richard A.
1990
“Arqueología olmeca: lo que sabemos y lo que quisiéramos saber”, En: La palabra y
el hombre, Núm. 73, p. 63-82.
James A. Ford
1972
“Las culturas del Formativo Temprano en Georgia y Florida”, Trad. Francisco
Beverido Pereau y Paula Krotser, En: La Palabra y el Hombre, Núm. 2, p. 15-32.
Joralemon, Peter David
1990
Un estudio en Iconografía Olmeca, Trad. Francisco Beverido Pereau y Sara Ladrón de
Guevara, Universidad Veracruzana.
28
Excavando en Silencio
3. Frans Blom, B´lom, Bolom. El jaguar danés de ojos azules.
(1893-1963)
Lourdes Budar
A Plutón: ¿Alguna vez alguien te ha pensado desde la selva?
“Mi tarea ha sido hacer los primeros viajes de descubrimiento.
Frecuentemente el resultado es que después otras expediciones
pasan meses haciendo excavaciones en los lugares que yo encontré.
Abrir caminos, ser pionero es mi especialidad.”
Frans Blom
El sonido parejo de la lluvia solo se rompe tras el sonido metálico de un machete
cortando tallos gruesos de hojas anchas. A pesar de lo oscura que es la selva en un
día así, los matices brillantes en todos los tonos de verdes no paran de ser
registrados en la memoria. El frío húmedo se va haciendo más intenso y conforme
empieza a oscurecer la sensación de ser observado aumenta; los sonidos se vuelven
extraños, sospechosos, aislados. Los aullidos de los monos alertan de algún peligro
que asecha y nos viene siguiendo desde horas atrás. El suelo es rojo, resbaloso, hay
rocas grandes que es necesario trepar para seguir el paso; el ruido de un río se va
acercando, viene bravo, con fuerza, se escucha como chocan las piedras unas contra
otras. Un puente colgante, se mueve demasiado y por instinto nos agachamos un
poco para cruzarlo, desconfiados, temerosos de que algún madero podrido nos
haga caer. Al llegar al otro lado se escuchan a lo lejos ladridos de perros. Seguimos
rompiendo las ramas y buscando veredas que nos saquen a algún lugar llano que
nos permita ver hacia dónde vamos. Sonido de metal contra piedra y cesa la lluvia
como si se hubiera dado una orden. Ahí está, escondida en la selva… esperando a
ser descubierta.
29
Excavando en silencio
Los paisajes románticos que nutren las mentes de los jóvenes y los no tan
jóvenes arqueólogos, salieron de algún lugar: la realidad.
Entre los popolucas de Piedra Labrada existía una tradición acerca de “el
nombre verdadero”. El nombre verdadero se les otorgaba a las personas a la
mayoría de edad, la cual no necesariamente tenía que ver con un número
determinado de años y se les era revelado por una sola ocasión en una ceremonia
ritual, generalmente este nombre se asignaba dependiendo de las características y
carácter del individuo y no podía ser revelado a cualquiera pues estaba dotado de
fuerza simbólica. 1 No es posible asegurar que esta tradición fuera extensible a todos
los grupos indígenas, pero sabemos de cierto que Bolom es el nombre que le dieron
los lacandones a Frans Blom y Bolom significa jaguar. Pensar en un hombre llamado
jaguar es pensar en un hombre que recorre sin miedo las selvas. Al ver las
fotografías existentes de él y al leer sus pocas publicaciones editadas en español no
cabe duda de que lo hacía. Blom era un excelente escritor, que sabia narrar
situaciones y ambientes, personas y objetos a mucho detalle. Sus obras son capaces
de hacer volar la imaginación y mostrarnos imágenes casi fotográficas de aquello
que describe.
Frans Blom nació en Copenhague, en una familia acomodada de
comerciantes, rodeado de lujos y comodidades. Estudiaba dibujo, pintura y más
tarde Comercio e Historia del Arte, Topografía y Cartografía en Bélgica 2, pero pronto
su estilo de vida le exigió abrir más sus horizontes. 1919 es el año en que llega a
México, pisa por primera vez el suelo veracruzano, y lo hace únicamente para
desembarcar en busca de trabajo, lo cual para su condición de extranjero educado
en las artes, era difícil de conseguir en un país que acaba de sufrir una cruenta
1
Datos extraídos de: Marco A. Reyes, 1977, Cassette 4 Entrevistas Piedra Labrada, Ver. Archivo sonoro del
PiLaB.
Cfr. Tejeda Bouscayrol, Mario. “Frans Blom: el explorador y su obra.” En: Von Hanffstengel, Renata y Cecilia
Tercero (Coords.) México el exilio bien temperado, Instituto de Investigaciones Interculturales GermanoMexicanas, A.C., UNAM, Gobierno del Edo. De Puebla, Instituto Goethe México, A.C., México, 1995. Págs.
179-186.
2
30
Excavando en Silencio
revolución armada. Su estancia en el estado fue muy breve, continuó su viaje hacia la
capital del país y posteriormente hacia Tampico, ya que las compañías petroleras
estadounidenses, le brindaban la oportunidad de trabajar. Pronto se convirtió en el
explorador de la Costa del Golfo y de las selvas del sur mexicano, ya que le pagaban
por encontrar lugares idóneos para poder realizar pozos petroleros.
Como es de imaginarse, y es lo que esperaríamos de un pionero, en un
territorio casi virgen, Blom fue encontrando a su paso ruinas de ciudades antiguas,
aldeas de indígenas con idiomas tan extranjeros como el suyo, rasgos de
costumbres, organizaciones y cultos milenarios, tipos de escritura desconocidos e
indescifrables, plantas y animales que no estaban en los libros, es decir, un México
profundo escondido a la sombra de una espesa vegetación con caminos
inexistentes, tras las montañas y la niebla sirviendo como murallas naturales. Si,
indudablemente el petróleo ahí estaba, pero pronto se olvido de él, dejando que la
arqueología mexicana se convirtiera en su primera gran pasión.
Procuraba escribir pequeñas notas e informes breves acerca de lo que iba
descubriendo, mismas que le valieron el nombramiento de ayudante de Manuel
Gamio en 1922, mismo año en que comenzaron los trabajos en Palenque y Toniná, en
los cuales tuvo participación. Hizo llegar sus informes a la Universidad de Harvard y
Tozzer, Hooton, Morley y Dixon, se interesaron tanto que vieron en él un futuro y
prominente arqueólogo, así que le ofrecieron una beca para estudios libres en su
Universidad. Blom acabo su maestría mientras trabajaba de asistente para los
mayistas. Gracias a la intervención de Gamio, Silvanus G. Morley le encomienda en
1924 la exploración en Uaxactun junto a Oliver Ricketson. Durante estas
exploraciones realiza planos de la ciudad y propone varias fechas astronómicas
importantes a partir de la identificación de un observatorio, en realidad, es a raíz de
esta propuesta hecha por Blom, que más tarde se hace la identificación de los
observatorios de solsticios y equinoccios en otros sitios importantes del área maya.
31
Excavando en silencio
Al mismo tiempo que trabajaba para Morley y Gamio, trabajaba para el
Instituto de Carnegie en Washington, el Museo Nacional y la sociedad Nacional de
Geografía de Estados Unidos. Así con ese ritmo tan fuerte de trabajo, se fue
haciendo de un nombre dentro del ámbito arqueológico internacional y en 1925 fue
nombrado el arqueólogo de base del departamento de Middle American Reserch de
la Universidad Tulane en Louisiana, mismo que más tarde dirigiría hasta el año de
1941. En palabras de muchos, Blom llevo a este departamento de investigación
arqueológica a un encumbramiento internacional, ya que promovía una arqueología
interdisciplinaria, misma que para la época era un enfoque novedoso y sumamente
creativo. Sin duda, esta “novedosa” visión integral de la arqueología la aprendió de
Gamio años atrás.
1925 fue un año importante para Frans, pues se encontraba a cargo de una
de las exploraciones más importantes que se realizarían en México: La Exploración
Tulane, auspiciada por la Universidad del mismo nombre. A esta exploración se
sumo Oliver La Farge, antropólogo y escritor nombrado asistente del arqueólogo
para estudiar lo referente a la etnología y la lingüística, juntos recorrerían 1,800
kilómetros por la costa del Golfo de México hasta Guatemala, guiados por el señor
Lázaro Hernández Guillermo.
Es mi convicción que para entender la antigua civilización maya y hacer una
reconstrucción de ella uno tiene que conocer el medio geográfico en que vivió la gente
bajo observación. Uno debe conocer las principales características de la geología,
geografía, sociología, botánica, climatología etcétera, del área que está uno
interesado, para proponer las bases adecuadas para el estudio de la vida diaria de la
gente antigua. Está muy bien saber que los mayas esculpían jeroglíficos en piedra y
madera, pero ello no nos da un cuadro de la cultura maya en su totalidad, como
tampoco nos dice cómo vivieron ellos. Para reconstruir su pasado tenemos que
interesarnos no sólo en sus edificios y monumentos, sino también en su
abastecimiento de comida, sus caminos y ríos, sus herramientas y bienes domésticos. 3
3
Frans Blom, Presentación, En: Blom y La Farge, Tribus y Templos, INI, México, 1986. pág. 10. Blom hace este
comentario en 1926.
32
Excavando en Silencio
En esta expedición ocurren hechos importantes, los exploradores tuvieron la
oportunidad de conocer a los mixe-zoques-popolucas de la Costa del Golfo, y
encontrar a su paso sitios arqueológicos habitados actualmente por ellos, con un
tipo de esculturas y representaciones de las cuales no se sabía absolutamente nada
en esa época. Blom propone gracias a su observación, que la llegada de los grupos
nahuas a la zona del Golfo, se da tardíamente y no de siempre como se pensaba y
que aquellos monumentos y ciudades que estaban encontrando, eran mucho más
antiguas que los aztecas. Los Olmecas aún no habían sido reconocidos como una
cultura arqueológica, sin embargo la Estatuilla de Los Tuxtla y algunas otras
manifestaciones ya habían salido a la luz, Blom señaló que muchos de los
monumentos que habían encontrado pertenecían al mismo estilo y se niega a
atribuirles un nexo cultural, basta revisar algunas de sus reflexiones en torno de
algunos monumentos.
Es difícil definir a qué cultura pertenece este monumento. […] Después de varias
búsquedas no encontramos ningún diseño semejante con el cual comparar y clasificar
nuestro descubrimiento 4
Este monumento descansa sobre un soporte, entre los dos picos más altos del
anillo del cráter. Podría representar un dios del fuego o de la montaña. En el futuro
trataremos de no atribuirlo en forma definitiva a alguna cultura. 5
Disponemos de una colección de monumentos pesados y por lo menos una
pirámide grande. Algunos de sus caracteres son similares a los vistos en la región de
Los Tuxtla. 6
Blom tuvo de frente las manifestaciones de la cultura Olmeca, pudo
reconocer que se trataba de una cultura diferente y desconocida y que existía una
relación entre las representaciones del sur de Veracruz y Tabasco. Sin embargo, su
interés desde siempre estuvo enfocado en la cultura Maya, es por ello que no dedico
más tiempo a este descubrimiento.
4
Comentario acerca de la estela #1 de Piedra Labrada, ibídem., pág.68.
Comentario acerca del Señor de San Martín Pajapan, ibídem., pág.76.
6
Comentario acerca de los descubrimientos de La Venta, ibídem., pág.131.
5
33
Excavando en silencio
Durante el curso de la Exploración Tulane, Blom y La Farge registraron cerca
de cincuenta sitios veracruzanos, los cuales son pertenecientes a cuatro cantones
diferentes. De cada uno de estos sitios dieron referencia del material arqueológico
encontrado, ya fueran monumentos, cerámicas o montículos, así como vocabularios,
filiaciones étnicas y tradiciones contemporáneas de los grupos cercanos, datos
botánicos, descripciones de paisaje, rutas de acceso y altitudes barométricas.
Estos sitios son: 1. Cantón de Minatitlan: Arroyo Grande, Isla Capoacan, El
Cascajal, Cerritos, San Cristóbal Coachapa, Filesola, Ixhuatlan, Jáltipan, Tabasqueño,
Pueblo Viejo, Tecuanapa, Tonalá, Mancuernillas; 2. Cantón de Tuxtla: Catemaco, Isla
de Tenaspe (L.C. 7), Isla de Agaltepec (L.C.), Isla Tenaspi (L.C), Teotepec (L.C.), La
Victoria (L.C.), La Cañada, Savana del Carmen, Caxapa, El Burro, El Hule, Hueyapan, El
Laurel, Los Lirios, Mata Canela, Montepío, Matacapan, Ocotal Grande, Pajapan,
Piedra Labrada, Sontecomapa, Santiago Volcán, Sihuapan, Totocapan, Tula y San
Andrés Tuxtla; 3. Cantón de Acayucan: Guasantla y Sayula; y por último 4. Cantón de
Tierra blanca: Escape de Hule y Madereros. 8
Ser pionero le dio la oportunidad a Blom de convertirse en necesario e
indispensable, tal como su obra Tribus y Templos, la cual fue publicada en 1926. Esta
obra resulta de entre todas las que publicó la más indispensable y necesaria en la
bibliografía de las investigaciones arqueológicas del sureste mexicano. Resulta
evidente que en muchos de los museos nacionales están resguardadas muchas de
las piezas que presenta en su libro. Pareciera como si en la década de los sesenta
Tribus y Templos hubiera servido como catalogo de recuperación de monumentos, al
menos en Veracruz.
Cuentan los que le conocieron que la vida de Blom tuvo altibajos fuertes
alrededor de la primera mitad de los cuarenta. En 1932 conoce a Mary Thomas,
millonaria Neoyorquina destacada veinte años menor que él, con la cual contrae
7
8
Lago de Catemaco.
Cfr. Blom y La Farge Op.cit.
34
Excavando en Silencio
matrimonio el mismo año. Su matrimonio duro 6 años, ya que en 1938 se
divorciaron, y Blom empezó a beber cada vez más. En 1940 pierde su trabajo en
Tulane debido al alcoholismo tan avanzado que tenía y este evento es un parte
aguas determinante en su vida. Era bien sabido por muchos que Frans tenía un
departamento en Nueva Orleans que servía como punto de encuentro de diversos
intelectuales, creando un ambiente acogedor debido a la gran cantidad de
antigüedades, libros y curiosidades que albergaba. Narra Alfonso Villa Rojas, en el
homenaje póstumo realizado a Blom en 1980, cómo Ralph L. Roys y Eric Thompson
se entristecieron cuando fueron a visitarlo en enero de 1942 a su departamento:
Había perdido sus muebles y su biblioteca que tanto apreciaba. Su una vez
acogedor departamento […] estaba completamente vacío con excepción de un
colchón en el suelo. […] Parecía que Frans estaba terminado y no parecía que podría
recobrarse. 9
Blom abandona su vida en los Estados Unidos para refugiarse en la selva. La
selva cura. He repetido esa frase en mi cabeza desde hace tiempo. Por eso no me
extraña que Blom dejara lo poco que le quedaba en Nueva Orleans para regresar a
los brazos de la selva chiapaneca, de la cual se había enamorado desde su juventud.
No sé si la selva curo a Blom, sin embargo, ahí conoció a Gertrude Duby y
juntos construyeron una realidad basada en sus sueños: Na Bolom. 10 Trudy, como él
cariñosamente le nombraba, jugó un papel importante en su vida. Se convirtió en su
compañera de aventuras, su cura al alcoholismo, y su esposa. Pero para hablar de su
relación y del danés como hombre es mejor dar espacio a las letras de Trudy:
Estaba escrito en las estrellas que Frans y yo teníamos que encontrarnos.
Regresaba de una larga expedición a través de la selva y el valle de Ocosigo. […] La
única diversión entonces era cuando llegaba una avioneta. […] Todos siguieron
atentamente la bajada de la pequeña maquina y el milagroso descenso sobre la pista
9
Alonso Villa Rojas, “Recordando a Frans”, En: Ochoa, Lorenzo y Thomas A. Lee, Jr. Antropología e Historia
de los Mixe-zoques y Mayas. UNAM, 1893, pág. 23.
10
Na Bolom, significa la Casa del Jaguar en Lacandón, y es el nombre que le dieron los Blom a su casa, la cual
convirtieron en el centro de investigaciones sobre el Estado de Chiapas y el mundo maya, en donde se dieron
cita hombres intelectuales de todo el mundo interesados en los temas. Actualmente es un complejo
interactivo que contiene un museo, casa de cultura, hospedaje, y restaurant, biblioteca y se encuentra
rodeado de un patrimonio que se mantiene intacto, y es considerado una herencia nacional.
35
Excavando en silencio
improvisada. […] Uno de los pasajeros era un hombre alto, delgado con pelo rubio y
ojos intensamente azules. Vestía pantalón de mezclilla, camisa de chamula, blanca con
bordados rojos. De la espalda le colgaba un morral. Yo sabía que Frans Blom estaba en
Tuxtla preparando su salida a la selva. Este hombre fuera de lo común que descendía
del avión debía de ser él. Me acerqué diciendo: Usted es Frans Blom. Él contestó: usted
es Gertrude Duby. ¿Cómo lo sabe? Dije sorprendida. Todos hablan de usted en Tuxtla,
¿quién más podría ser? […] los dos enamorados de San Cristóbal de Las Casas y los dos
en las garras de la Selva Lacandona de la cual hasta los monteros dicen que es como
una sirena que no deja que nadie que la ha penetrado la abandone jamás. 11
Lo que me queda después de su muerte, son los años que siguieron a ese
encuentro, cuando llegó la ternura con los días soleados de selva: llovía a chorros
cuando llegamos a un lugar que iba a ser el paraje de la noche. […] Las cámaras y las
películas estaban en una mochila que cargaba yo. Me entró un miedo terrible de que
todo se iba a perder, que saldríamos de allí sin material, que hasta las notas que
habíamos tomado se borrarían con tanta lluvia. Sentada completamente empapada al
pie de un árbol, sentí las lágrimas a punto de brotar. No dije nada pero Pancho tenía
antenas finas. De repente se levantó, […] cruzó el río, cuyo caudal le llegaba hasta la
cintura y desapareció del otro lado de la orilla. […] Al poco rato lo vi regresar
cargando algo en sus manos, […] y bajo chorros de agua me ofreció una magnifica y
bella orquídea perfumada diciéndome: “my fair lady, esta flor costaría muchos dólares
en Nueva york”. 12
La importancia de Blom no ha sido totalmente reconocida. Entre Artículos y
libros publicados se pueden enumerar más de 50, sin embargo los trabajos inéditos
se cuentan por centenares. De entre los mapas inéditos de sitios arqueológicos
figuran muchos que aun no han sido explorados, otros que fueron destruidos y sólo
se cuenta con su testimonio como prueba de su existencia. Al final de su vida, hizo
otras aportaciones considerables; su trabajo acerca del comercio de ámbar y sus
rutas de distribución en Mesoamérica. Su último trabajo lo realizó a la edad de 60
años, en el sitio de Muxviquil. Su inquietud y genialidad, le llevaron a establecer
puentes entre los diferentes pasados y los diferentes presentes. Realizó varios
estudios históricos acerca de los sitios que conocía en relación a la colonia y a su
condición republicana, así como la situación de sus actuales habitantes como
resultado de esos procesos históricos. De igual forma trabajo haciendo
11
Duby, Gertrude, “Frans y Yo” En: Ochoa, Lorenzo y Thomas A. Lee, Jr. Antropología e Historia de los Mixezoques y Mayas. UNAM, 1893, pág. 65-66.
12
Duby, Gertrude. “Frans Blom” En: La cultura en México, suplemento cultural de Siempre, núm. 91, 13 de
noviembre, México, 1963.
36
Excavando en Silencio
interpretaciones del arte colonial chiapaneco, el trabajo más sobresaliente es el
referente al retablo de Teopisca.
Se le concedió al final de su vida la nacionalidad mexicana que tanto había
anhelado y se le galardonó como chiapaneco distinguido, reconocimiento que le
hizo más feliz que cualquier otro. Una mañana fría del 24 de junio de 1963, Trudy dio
la noticia: Pancho había muerto. Pronto se comenzaron a organizar los homenajes
en todas partes del mundo, los artículos in memoriam, las necrologías, los números
especiales de las revistas, las reediciones de sus obras. Pero cuenta Carlos Navarrete
que lo mejor de su muerte fueron las florecitas del campo que le llevó la gente del
pueblo, sus lacandones habían bajado para despedirlo.
Frans Blom hizo del recorrido y la prospección la metodología de su vida.
Bibliografía:
Blom, Frans y La Farge Oliver.
1986
Tribus y Templos, INI, México, 1986.
Duby, Gertrude.
1963
“Frans Blom” En: La cultura en México, suplemento cultural de Siempre, núm. 91, 13
de noviembre, México,
1983
“Frans y Yo” En: Ochoa, Lorenzo y Thomas A. Lee, Jr. Antropología e Historia de los
Mixe-zoques y Mayas.
UNAM, pág. 65-66.
Navarrete, Carlos.
1983
“Encuentro con Frans Blom en el rincón de una biblioteca” En: Ochoa, Lorenzo y
Thomas A. Lee, Jr. Antropología e Historia de los Mixe-zoques y Mayas. UNAM, pág. 31-54
Ochoa, Lorenzo y Thomas A. Lee, Jr.
1983
Antropología e Historia de los Mixe-zoques y Mayas. UNAM, pp.506.
Reyes, Marco Antonio.
1977
Cassette 4 Entografía de Piedra Labrada, Ver. Archivo sonoro del PiLaB.
37
Excavando en silencio
Tejeda Bouscayrol, Mario.
1995
“Frans Blom: el explorador y su obra.” En: Von Hanffstengel, Renata y Cecilia
Tercero (Coords.) México el exilio bien temperado, Instituto de Investigaciones Interculturales
Germano-Mexicanas, A.C., UNAM,
Gobierno del Edo. De Puebla, Instituto Goethe
México, A.C., México, 1995. Págs. 179-186.
Villa Rojas, Alonso.
1983
“Recordando a Frans”, En: Ochoa, Lorenzo y Thomas A. Lee, Jr. Antropología e
Historia de los Mixe-zoques y Mayas. UNAM, 1983, pág. 23.
Frans Blom
Imagen Tomada de: www.nabolom.org/imagenes/fran.gif
38
Excavando en Silencio
4. Jürgen Brüggemann y la arqueología en Veracruz
(1942-2004)
Yamile Lira López
Recomiendo ampliamente la lectura del libro de J. K. Brüggemann (1982),
en que aplica la estrategia de la investigación interdisciplinaria (o integral, según su jerga)
a la colaboración histórico-arqueológica. Sus reflexiones metodológicas son extremadamente
interesantes, y no dejan de turbarnos desde el momento en que es un arqueólogo
quien habla desde la tradición monumental del INAH. Sus colegas podrían tener un libro de texto en él.
(Vázquez León, 1990: 359)
Jürgen
Kurt Brüggemann Schmidt
nació el 7 de julio de 1942 en Paderborn,
Alemania. Arribó a Veracruz vía marítima a los 21 años, insertándose en la vida y
pensamiento de los mexicanos hasta el 11 de junio del 2004, cuando sus dolencias
físicas ocasionaron que concluyera una vida al servicio de la arqueología mexicana, y
de manera repentina murió.
Dedicó cerca de 37 años de su vida a la arqueología mexicana en el Instituto
Nacional de Antropología e Historia, adscrito a la Dirección de Monumentos
Prehispánicos, actualmente Subdirección de Estudios Arqueológicos de esta
institución. Después de haber explorado numerosos sitios arqueológicos en México,
se dedicó a trabajar en el centro del estado de Veracruz siguiendo principalmente los
trabajos de José García Payón y Alfonso Medellín Zenil, contribuyendo de manera
significativa al conocimiento de las antiguas culturas veracruzanas durante las
décadas de los ochenta y noventa. A su dirección se debe la investigación y
restauración de El Tajín, permitiéndose definir la cultura Tajín de manera objetiva
con base en la variabilidad de elementos culturales encontrados durante las
exploraciones.
39
Excavando en silencio
De 1965 a 1966 cursó la carrera de Antropología en la Universidad
Iberoamericana, continuando en la Escuela Nacional de Antropología e Historia la
especialidad de Arqueología, obteniendo el grado académico de arqueólogo en este
recinto y el de Maestro en Ciencias Antropológicas de la UNAM en 1969 con el tema
de tesis: El sur del centro de Veracruz un área en transición. De 1970 a 1973 cursó los
estudios correspondientes al doctorado en la UNAM y obtuvo el grado de Doctor en
Antropología en 1978 con el tema: Forma y Estructura de la Arqueología Moderna.
Desde el inicio de sus investigaciones se observa el rigor teórico-metodológico de la
investigación emanado de la "Nueva Arqueología"; así mismo se nota el enfoque
urbanista en la mayoría de sus trabajos.
Su labor arqueológica se puede dividir en dos etapas: durante los primeros
once años (1967-1978) se dedicó a diversas tareas de esta índole, adquiriendo
experiencia en la arqueología mexicana de ese entonces y formando su posición
como arqueólogo: numerosas inspecciones (Los Reyes, San Luis Potosí; Yaxchilán,
Chiapas; San Luis Huexotla, Texcoco, Tlapacoya, Acozac y Santo Tomás Ajusco,
Tlapacoyan), registros de piezas arqueológicas, su tesis de maestría y doctorado,
trabajo de campo en diversos sitios de Mesoamérica y primeras publicaciones, en las
cuales muestra su inquietud por las dificultades existentes en los planteamientos
teóricos y metodológicos presentes en la arqueología mexicana, en la cual empiezan
a incursionar las tendencias de la mencionada "Nueva Arqueología". La segunda
etapa se concentra en la Costa Central de Veracruz, sobre cuyas aportaciones
ahondaré en este texto.
De 1967 a 1970 trabajó en el Museo Nacional de Antropología y en 1968 hace
un reconocimiento de superficie en el Centro de Veracruz y excavaciones
estratigráficas en los sitios arqueológicos de Tetela, Oaxaca, los Changos, Medellín
de Bravo y Palmillas en Veracruz bajo la dirección del doctor Román Piña Chan. En
esa investigación le interesa estudiar la transición del Clásico al Posclásico, el cambio
cultural de la región enmarcado dentro de un proceso cultural. Para ello analiza los
40
Excavando en Silencio
materiales arqueológicos obtenidos en el reconocimiento de área y de excavación
de varios sitios de la Mixtequilla.
Para la arqueología veracruzana este trabajo es relevante pues reconoció los
sitios de la Joya (Medellín de Bravo, Veracruz), Rancho del Padre (Medellín de Bravo,
Veracruz), Tetela (Acatlán, Oaxaca), Arévalo I (Cosamaloapan, Veracruz), Arévalo II
(Cosamaloapan, Veracruz), Los Changos (Tierra Blanca, Veracruz), La Yagua
(Cosamaloapan, Veracruz), El Mirador (Cosamaloapan, Veracruz), Dos Bocas
(Atitlán, Veracruz), Marinela (Atitlán, Veracruz), Casa de Piedras (Alvarado,
Veracruz), Los Cerritos (Cuitláhuac, Veracruz), El Palmar (Carrillo Puerto, Veracruz),
Palmillas (Yanga, Veracruz), Amatlán (Amatlán, Veracruz), Peñuela (Amatlán,
Veracruz), Fortín (Fortín, Veracruz), Coscomatepec (Coscomatepec, Veracruz),
Rancho del Pochote (Ixtaczoquitlán, Veracruz) (Brüggemann, 1969: 10-14, 21).
Clasificó los sitios de manera jerárquica identificando un patrón de
asentamiento disperso sin concentraciones políticas de orden mayor, sin embargo
observó que el sitio de Tetela, Oaxaca presenta un patrón de asentamiento
diferente, con una mayor población, agricultura intensiva, agrupamiento planificado
de estructuras orientándose a un eje y un sistema constructivo formado por cantos
rodados revestidos con una capa de mezcla de cal, reflejando algo de la concepción
del patrón de asentamiento del altiplano y con ello de su organización socio-política
(ibíd.: 19, 20).
Del análisis estadístico de los tipos cerámicos concluyó que Tetela presenta
una ocupación continua, iniciando en el Clásico, pasando por una fase transicional al
Posclásico temprano y termina en el Posclásico tardío, contando con la presencia de
cerámicas como "comales", TS-Polícromo, "Cepillado", "Sellado", "Aztecoide" (ibíd.:
185, 186, 190).
Para la fase transicional, finales del Clásico principios del Posclásico, varios
sitios del Preclásico y Clásico desaparecen y hay un cambio cultural notorio en el sitio
de Tetela, cambio que lo generaliza para otros sitios como Cerro de las Mesas,
41
Excavando en silencio
Quauhtochco, Quiahuiztlan, Comapán, Cerro Montoso entre otros, los cuales
presentan elementos que indican contacto directo con pueblos del Altiplano (ibíd.:
207).
Durante 1970 Brüggemann excavó en San Lorenzo Tenochtitlan, Veracruz,
buscando monumentos olmecas utilizando el magnetómetro (Brüggemann, 1970).
En 1976 se publica el ensayo titulado "Historia del desarrollo cultural de las culturas
arqueológicas del Golfo de México", que primeramente apareció en alemán en 1972.
Su propósito fue presentar una visión integral de los procesos culturales en la costa
del Golfo (centrándose en el área del sur del estado de Veracruz y norte de Tabasco)
y establecer su relación con el desarrollo general de la sociedad mesoamericana
(Brüggemann, 1976: 112, 113).
De 1978 a 1983 dirige el proyecto “Historia del Asentamiento Humano en la
Costa Central de Veracruz”. El área de estudio fue Zempoala comprendiendo el
periodo Posclásico, la Conquista y la actualidad. Se amplió a la cuenca media y baja
del Actopan excavando en Zempoala, Chalahuite, Quiahuiztlan, La Gloria, Villa Rica,
Punta Villa Rica y El Viejón. Metodológicamente desarrolló el estudio de la antigua
ciudad prehispánica a partir del estudio de la superficie, la correlación de materiales,
el registro de las estructuras y su análisis tanto cualitativo como cuantitativo para
proponer el modo especifico de distribución tomando en cuenta las categorías de
consumo, gestión, intercambio y producción como elementos urbanos que
configuran áreas dentro de un asentamiento, así como el estudio de las
orientaciones de los edificios.
Prosigue con el estudio estratigráfico del lugar, posteriormente con la
excavación de diferentes estructuras que permitieron identificar distintos géneros
de edificios característicos del asentamiento urbano como templos, palacios, casas
habitación, mercados y elementos de infraestructura como calles, drenajes y
sistemas de agua potable, algunos de los cuales fue necesario restaurarlos con la
consecuente conservación y consolidación (Brüggemann: 1991). Estos trabajos son
42
Excavando en Silencio
detallados con el estudio tipológico de la cerámica, además de un estudio químico y
petrográfico de la misma para determinar su origen y su técnica de manufactura.
Enfatiza en el manejo estadístico de los materiales que la variabilidad temporal es
sinónimo de la diferenciación cultural, lo que equivale a la descripción de la historia
cultural del lugar: su desarrollo interno al igual que sus relaciones con otras áreas
culturales de Mesoamérica (ibíd.).
Los resultados del proyecto se publican hasta 1991 con el titulo Zempoala: El
estudio de una ciudad prehispánica, donde encontramos contribuciones no solo con
Brüggemann sino también de los estudiantes y pasantes que en ese entonces
trabajaban en el proyecto como Abelardo Barradas, Patricia Castillo, Jaime Cortés,
Judith Hernández, Yamile Lira López y Armando Pereyra Quinto, incluyendo el
estudio de José García Payón sobre la arquitectura de Zempoala. El proyecto
comprendió también un estudio regional, localizando sitios alrededor de Zempoala,
hasta Quihuiztitlan y Villa Rica, trabajando más detenidamente el sitio de
Mozomboa.
A finales de 1983 se firmó un convenio entre el Gobierno del Estado de
Veracruz y el Instituto Nacional de Antropología e Historia cuyos objetivos eran la
investigación, consolidación y restauración de la zona arqueológica de El Tajín. Así
en febrero de 1984 inició la primera temporada de campo, siendo directores Jürgen
Brüggemann del INAH y Alfonso Medellín Zenil de la Universidad Veracruzana, con el
patrocinio financiero del Gobierno Constitucional del Estado de Veracruz.
Fue un proyecto de varios años, multidisciplinario, inició con una delimitación
de sitios, se detalló el plano topográfico iniciado por Kroster, se estudió la
estratigrafía del sitio tanto en el área ceremonial como en la zona de terrazas al este
y oeste del centro ceremonial, se prospectó el área inmediata al Tajín con la finalidad
de reconocer otros sitios que pudieran tener relación con él y lo que predomino los
siguientes años: liberación, exploración, restauración y consolidación de numerosos
edificios iniciando con la pirámide de los Nichos, de manera que en 1995 se tenían 30
43
Excavando en silencio
monumentos prehispánicos estudiados bajo esos procesos, para los cuales
colaboraron numerosos investigadores y hasta 500 trabajadores de campo en las
épocas de mayor actividad. A nivel investigación y con base en los antecedentes se
planearon varias interrogantes relacionadas con la cronología, la influencia cultural,
las posibles características étnicas de los constructores, el significado de El Tajín por
sí mismo, social y culturalmente, así como el lugar que ocupa dentro del desarrollo
histórico de las culturas mesoamericanas. (Brüggemann, 1992: 11)
Para finalizar, son innegables los aportes y avances de Brüggemann (y los
que trabajaron con él) para la arqueología que se ejerce en Veracruz, ahora,
esperemos que sean reconocidos y tomados en cuenta en las subsiguientes
investigaciones por los jóvenes y los no tan jóvenes arqueólogos, justamente para
avanzar en el conocimiento de las antiguas culturas asentadas en el actual territorio
veracruzano.
Bibliografía
Brüggemann, Jürgen
1969
“El sur del Centro de Veracruz: un área en transición, tesis de maestría”, México,
Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH.
Brüggemann, Jürgen Kurt y Marie-Areti-Hers
1970
"Exploraciones arqueológicas en San Lorenzo Tenochtitlan", Boletín, 39, México,
INAH, pp. 21-26.
Brüggemann, Jürgen
1972
"Die Entwicklungsgeschichte der Golfküstenkulturen Mexikos", Anthropos, núm. 67,
Friburg, pp. 873-899.
1976
Evolución o revolución, México (Sep/Setentas 297).
1977
“Forma y estructura de la arqueología moderna”, tesis doctoral, México,
Universidad Nacional Autónoma de México.
1982
Aspectos fundamentales de la investigación arqueológica, México, INAH (Científica
107).
1991
Proyecto Tajín Tomo I, J. Brüggemann (coord.), México, INAH (Cuaderno de Trabajo 8,
9).
44
Excavando en Silencio
Brüggemann, Jürgen et al.
1991
Zempoala: el estudio de una ciudad prehispánica, México, INAH, (Científica, 232).
Vázquez León, Luis
1996
El leviatán arqueológico, Research School CNWS publications vol. 44, Leiden
University, The Netherlands.
45
Excavando en silencio
Jürguen Brüggemann guiando la visita de Noemí Castillo en el Tajín.
Fotografía donada por Álvaro Brizuela Absalón
5. José Corona Núñez:
46
Excavando en Silencio
Entre recuerdos y lecturas ¡Sopas Today!
(1906-2002)
Alicia Luján Delgadillo
“Todo está concluido por hoy, nos vemos la próxima semana”, así terminaban las
clases impartidas por el arqueólogo José Corona Núñez (Cuitzeo, Mich., 1906). Él
venía de la ciudad de México cada ocho días, daba sus clases los viernes por la tarde
y sábados por la mañana. Fue una experiencia muy positiva todas las explicaciones
que nos daba sobre códices mesoamericanos, religiones prehispánicas e historia
antigua de México entre otras enseñanzas. Todas las actividades arqueológicas que
llevó a cabo este arqueólogo y maestro se concentran en su mayor parte en el
Occidente de México. Al igual que otros caminantes arqueólogos en la morada
donde nace el sol dejaron sus experiencias y enseñanzas en los estudiantes que
apenas iniciábamos la carrera de Arqueología.
El maestro Corona Núñez era una persona físicamente muy delgada, con su
cabeza cana, su andar firme; serio, seguro de sus enseñanzas, afable y jovial, lo que
permitía el diálogo durante sus clases. Laboró para la Escuela de Antropología de la
Universidad Veracruzana de 1967 a 1973 (Flores Davis, 1982); más tarde regresa a la
Ciudad de México y poco después se integra a la Escuela de Historia de la Ciudad de
Morelia, Michoacán.
Entre la obra escrita del arqueólogo Corona Núñez (que al igual que Alfonso
Caso, Jorge R. Acosta, Wigberto Jiménez Moreno, Daniel Rubín de la Borbolla,
Eduardo Noguera, Isabel Kelly y Pedro Armillas), inicia las investigaciones
arqueológicas en el Occidente de México, (1995: 182-184). Conservo en mi haber una
serie de pequeñas narraciones suyas, editadas por Fimax Publicistas de Morelia,
Mich., México. Ellas son: Ichcaxóchitl (flor de algodón 1974); El familiar (1975); Los
47
Excavando en silencio
caminantes prehispánicos (1976); La piedra, origen del Hombre (1978) y La naranja
“botón de oro” (1979).
Es en La naranja “botón de oro” donde su autor describe paso a paso el
recorrido que como estudiante de arqueología realizó con “un doctor Gringo en
Antropología”. La narración de esta experiencia en cierta forma nos hace recordar
cuando por primera vez fuimos “al campo”. De acuerdo con lo que escribe, maestro
y alumno salieron muy temprano, casi al despuntar el alba que anunciaba un día
caluroso lleno de sol, luciendo ambos-y en pleno siglo XX, en cierta forma algo
espectacular- toscas botas, traje de dril, y con sarakof el doctor gringo que apretaba
un gran puro entre sus dientes, lo cual inmediatamente me hizo rememorar, por
esta manera de sostener el puro, al también recordado con afecto y respeto
arqueólogo José García Payón.
Continuando con La naranja “botón de oro”, maestro y estudiante iban
caminando cuesta arriba con mochila en la espalda, cámara fotográfica al hombro,
altímetro y cantimplora pendientes del cinturón (1979: 6). Siguieron avanzando con
paso rápido y ligero hasta llegar al barrio de San Miguel, desde donde se alcanzaban
a ver las ruinas de “una yácata o pirámide tarasca, últimos restos de la Antigua
Cocupao, que cambió su nombre al de Quiroga” (Op. Cit. 1979: 6).
Siguieron el camino cuesta arriba, llegó el momento en que la boca se secaba, y
“Allá a lo lejos, se dibujaba la ciudad de Morelia. Más allá, era una mancha de plata,
la laguna de Cuitzeo” (Ibid. 1979: 8) agua y tierra que lo vieron nacer.
Naranja “botón de oro”, me hizo recordar aquella primera salida que
hicimos con el maestro Corona Núñez rumbo al este de la ciudad de Xalapa, dentro
del seminario de Prospecciones en aquel no tan lejano 1972. Mis compañeros (Rafael
Martel Bazán†, Rebeca Guadarrama Zugastti, Abel Morales López) y yo, listos para
emprender la caminata, muy temprano enfilamos rumbo a El Castillo en un viejo
camión que nos daba la impresión que se desbarataría sobre un camino sinuoso con
pedazos asfaltado. Al llegar al poblado descendimos y emprendimos la caminata
48
Excavando en Silencio
rumbo a la Colonia 6 de Enero, El Tronconal, asentamientos prehispánicos
mencionados por el arqueólogo Alfonso Medellín Zenil en Arqueología de Xalapa
(1975: 352). Fue un pequeño recorrido de observación (tomando en cuenta que es a
través de esta técnica como más tarde se puede organizar, planear, proyectar y
financiar un proyecto, en este caso relacionado con la investigación arqueológica)
de todo el entorno, al medio día descansamos en un recodo del camino cobijados
por el frescor de los árboles, donde tomamos un pequeño refrigerio y descansamos
un rato. Después continuamos por caminos y veredas llegando hasta las
inmediaciones del rancho de la Yerbabuena. De vez en cuando nos deteníamos a
anotar en el diario de campo evidencias de asentamientos prehispánicos:
montículos, plazas, juegos de pelota, obsidiana y abundantes tiestos de cerámica, no
sin antes de recibir la recomendación de observar únicamente, con la idea de tener
siempre las manos atadas y que sólo las ocuparíamos para escribir.
Por fin, el sol empezaba a declinar luciendo sus rayos rojizos. Estábamos
agobiados y lo sorprendente es que el maestro Corona Núñez, con sus sesenta y
cinco años de edad, iba al frente sin denotar cansancio alguno. El regreso a Xalapa
fue en una camioneta de batea que nos dio “el aventón” hasta la Piedad, para esto
ya eran cerca de las nueve de la noche. De ahí tomamos un camión de servicio
urbano hasta los bajos del Palacio Municipal, enseguida pasamos al restaurant
Terraza Jardín, ocupamos una mesa y entre sorbos de café recibimos las últimas
recomendaciones para la realización del informe de las labores de ese día. Y como
siempre el maestro Corona Núñez se despidió con sus palabras que andando el
tiempo se convirtieron en una realidad. ¡Sopas today! en el año de 2002.
Lecturas para recordar
Lo anteriormente escrito está relacionado con la obra de recreación literaria a la que
también fue afecto el arqueólogo Corona Núñez como parte de su ego interior. La
otra, la obra científica, está relacionada con la arqueología y la etnohistoria, y es
igualmente abundante. Uno de sus primeros trabajos se refiere a la localización de
49
Excavando en silencio
Jiquilpan en el lienzo de Jucutácato, editado en 1950¸ en sus observaciones se
encuentran las relaciones arqueológicas entre la Huasteca y el Occidente de México
(1952-1953). Se puede considerar entre sus obras más importantes: Mitología Tarasca
con dos ediciones realizadas (1957 y 1973), y la interpretación que hace del
documento: Antigüedades de México, basadas en la recopilación de Lord
Kingsborough (1964).
Finalmente, he retomado de la Bibliografía de José Corona Núñez (1972) los
siguientes títulos:
Cuitzeo. Estudio antropogeográfico. México, 1946,
Arqueología de Nayarit. Tepic, Nay. 1949
Lienzo de Jucutacato. México, 1950
¿Cuál es el verdadero significado del Chac Mool? México, 1952
El templo de Quetzalcóatl en Ixtlán, Nay. México, 1952
Tumba en El Arenal, Etzatlán, Jal. Apéndice por Eduardo Noguera. México, 1955
Relación de las ceremonias y ritos y población y gobierno de los indios de la
provincia de Michoacán (1541). Revisión de las voces tarascas por… Madrid,
Editorial Aguilar, 1956
Mitología Tarasca. FCE. México-Buenos Aires, 1957
Arqueología del Occidente de México. Guadalajara, Jal., 1960
El águila, el nopal y la serpiente. En “Anuario antropológico”, No.1. Escuela de
Antropología, Universidad Veracruzana, 1972
Antigüedades de México, basadas en la recopilación de Lord Kingsborough.
Estudio e interpretación por… 4 tomos y el 5º en preparación. SEP.
Desde luego que el anexo anterior es incompleto, tanto de su obra literaria
como científica. Sus enseñanzas dentro y fuera del aula así como sus obras escritas
quedaron para siempre en el archivo viviente de quienes fuimos sus alumnos.
Bibliografía
50
Excavando en Silencio
Corona Núñez, José
1975
“Estudios Antropológicos en el Occidente de México”, Memoria de la Escuela de
Antropología, núm. I, Xalapa, Universidad Veracruzana.
1973
Mitología Tarasca. 2ª edición, Morelia, BALSAL Editores.
1982
Reseña de los 25 años de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana
(Copia manuscrita del trabajo de investigación
realizada por el P. de Lic. en
Antropología Arturo Flores Davis).
Fernández Rodolfo y Daría Deraga
1995
“La zona occidental en el Clásico”, en Linda Manzanilla y Leonardo López Luján,
Historia Antigua de México, Vol. II: El horizonte Clásico.
México, INAH.
Sociedad Mexicana de Antropología
1975
XIII Mesa Redonda. Arqueología T. II, Xalapa-Sep. 9-15 de 1973.
51
Excavando en silencio
Ana Bertha Cuevas Meza
Imagen donada por Héctor Cuevas Fernández
52
Excavando en Silencio
6. Ana Bertha Cuevas Meza:
Ningún paisaje es baldío
(1927-1978)
Maura Ordóñez V.
Mauricio D. Cuevas O.
El año de 1957 es un parteaguas en la arqueología veracruzana. Ana Bertha Cuevas
Meza tenía entonces 20 años y trabajaba como psicopedagoga en el Departamento
de Investigaciones Pedagógicas de la Dirección General de Educación, después de
haber estudiado en la Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rebsamen”.
El Dr. Gonzalo Aguirre Beltrán, rector de la Universidad Veracruzana, impulsó
en ese año un cambio académico en la estructura de la máxima casa de estudios de
la entidad veracruzana: el Departamento de Antropología de la Dirección General de
Educación, se incorporaba como Instituto a la Universidad Veracruzana y acuerda la
creación de nuevas carreras, entre ellas la de antropología, con las especialidades de
arqueología, antropología social y lingüística en la recién fundada Escuela, hoy
Facultad de Antropología.
Ana Bertha decidió inscribirse en la carrera de arqueología, siendo una de las
primeras alumnas matriculadas, junto con Alfonso Gorbea Soto y Manuel Torres
Guzmán, por mencionar algunos.
El arqueólogo Alfonso Medellín Zenil, quien en ese momento fungía como
director del recién fundado Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana,
conocía a Ana Bertha desde que era estudiante de la Normal y es él quien la invita
para colaborar ocupando una plaza de investigadora en esa institución.
53
Excavando en silencio
A partir de estos acontecimientos, Ana Bertha, además de impartir cátedras
en diferentes instituciones educativas (Historia de México en la Escuela Técnica
Industrial y la Escuela Normal Veracruzana), al ingresar como arqueóloga al
Instituto, inicia trabajos de campo que forman parte tanto de su formación como de
su trabajo de investigación. Así, en 1959 y 1960 exploró el sitio arqueológico de
Buena Vista en el municipio de Paso de Ovejas, Veracruz, en compañía de su
condiscípulo Manuel Torres Guzmán. El maestro encargado de la práctica y director
del proyecto fue el arqueólogo Alfonso Medellín Zenil. Existe un informe de estos
trabajos en el Archivo Técnico del Instituto de Antropología de la Universidad
Veracruzana.
Su primer trabajo como encargada de una exploración arqueológica, lo
realizó en El Carrizal, municipio de Emiliano Zapata, Veracruz, durante los años de
1961 y 1962. Los resultados del análisis del material cultural obtenido y de la
investigación efectuada en las estructuras arquitectónicas del sitio prehispánico
enmarcado en el área cultural denominada por Medellín Zenil “zona semiárida
central veracruzana”, se materializa en la tesis de Maestría en Ciencias
Antropológicas que sustenta en el año de 1970. Se titula “Carrizal, un sitio
preclásico”. La opinión que externa, y los datos que presenta en esta obra, originan
entre el gremio antropológico una polémica, ya que localiza dos yugos grabados con
la representación de Cipactli (monstruo de la tierra), asociados a entierros humanos
en un contexto del periodo formativo. Sin embargo, Ana Bertha sostiene su opinión,
basándose en los datos científicos que obtiene durante las excavaciones,
argumentando que los objetos culturales de referencia no habían sido enterrados
violentando el piso original del edificio de la época preclásica. Otro trabajo de
investigación realizado por la novel arqueóloga, también durante el año de 1961, fue
en un sitio denominado Texuc, cercano a la población de Palmas de Abajo en el
municipio de Actopan. En este lugar se asienta un cementerio prehispánico, con
54
Excavando en Silencio
tumbas mausoleos similares a las muy conocidas de la zona arqueológica de
Quiahuiztlan, en la costa del Golfo de México.
A partir de su ingreso al Instituto de Antropología, el maestro Alfonso
Medellín Zenil le da la comisión de efectuar el registro del acervo cultural contenido
en las bodegas del recién inaugurado Museo de Antropología, esto con el objeto de
elaborar el catálogo de todos los artefactos arqueológicos en custodia por la
Universidad Veracruzana, quehacer que alternará con el trabajo y salidas de
reconocimiento al campo.
En 1972, durante los tres primeros meses del año, colabora con su colega y
amigo Manuel Torres Guzmán, en el sitio El Zapotal No. 1, en el municipio de Ignacio
de la Llave, en la región cultural denominada La Mixtequilla, Ana Bertha estuvo a
cargo de la excavación de las trincheras III, IV y VI. Al estar construyendo una palapa
para proteger una rica ofrenda funeraria (donde se realizaría el hallazgo de la
escultura elaborada en barro crudo, con la representación de la deidad del mundo
de los muertos) la arqueóloga utiliza la palma tejida de la techumbre como
“resbaladilla”, y al llegar a tierra se fractura un hueso de una pierna. El arqueólogo
Manuel Torres Guzmán, director del proyecto, ante tal situación, pone a cargo de
estas unidades de excavación al arqueólogo Marco Antonio Reyes López, a quien le
toca la fortuna de realizar el descubrimiento de la magnífica escultura mencionada
del dios Mictlantecuhtli.
En 1974, el gobierno estatal decide llevar a cabo las obras para construir el
túnel que pasa bajo el Parque Juárez, ubicado en el centro de la urbe xalapeña. Ana
Bertha Cuevas es comisionada junto con el arqueólogo Mario Navarrete Hernández,
para supervisar, vigilar, registrar y rescatar los materiales culturales que se
localizaron durante los trabajos de excavación realizados por la compañía
constructora encargada de la obra. En este sitio se localizaron fragmentos de
columnas y dinteles con inscripciones, entre otros objetos, del antiguo y
55
Excavando en silencio
desaparecido monasterio de San Francisco, construido en 1555 y que hoy se exhiben
en la galería del Ágora de la Ciudad de Xalapa.
En el año de 1975, realiza un proyecto de campo para excavar pozos
estratigráficos y poder elaborar una clasificación cerámica y una secuencia
cronológica del sitio de Cruztitán, cercano a la ciudad de Santiago Tuxtla, Veracruz.
En colaboración con su esposo, José Moisés Álvarez Guevara, encargado del
Departamento de Fotografía del Instituto de Antropología, y aprovechando su
estancia en la región de Los Tuxtlas, produce una película en formato casero “súper
8mm”, del proceso de fabricación de cerámica por mujeres de la comunidad de
Sehualacan, ubicada en el municipio tuxtleco, documental poco conocido.
En 1976, Medellín la comisiona para atender una denuncia sobre la
destrucción de edificios prehispánicos en la zona arqueológica de Cempoala.
En 1978, se realiza un ambicioso proyecto patrocinado por Petróleos
Mexicanos, en convenio con el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la
Universidad Veracruzana, para efectuar recorridos y localizar, registrar, excavar
calas de sondeo y, en su caso, rescatar monumentos culturales a lo largo de las
regiones por donde pasa el gasoducto que inicia en Cactus, Chiapas y llega a
Reynosa, Tamaulipas. Ana Bertha es nombrada jefa del tramo que comprendía de la
ciudad y puerto de Veracruz a la población de Nautla. Es durante este trabajo en un
fatídico fin de semana, que sufre un accidente automovilístico en la carretera
Veracruz-Xalapa, en las curvas conocidas como de Cerro Gordo, un 30 de abril de
1978.
Nacida en Naolinco el 14 de agosto de 1927, gran maestra, excelente
arqueóloga, amorosa hija y madre, tía entrañable, Ana Bertha fue una persona
humanitaria, pero de carácter fuerte y voluntad extraordinaria que no obstante
mantuvo siempre la personalidad hogareña y afectuosa con la que se formó en su
pueblo natal, tradicional y pintoresco.
56
Excavando en Silencio
Si consideramos el tiempo en que estudió y ejerció la arqueología,
reconocemos en ella a una precursora, pues la profesión era entonces
mayoritariamente ejercida por varones. Ana Bertha abrió brecha hacia la equidad de
género. La muerte truncó una vida que prometía mucho en la producción científica y
educativa. En el poblado de Tenampa, cercano a su pueblo natal, una escuela de
educación pre-escolar, dependiente del estado, lleva su nombre. Ojalá que quienes
allí se forman encuentren en ella un modelo personal y profesional a seguir, como lo
encontramos quienes tuvimos la suerte de conocerla, tratarla y quererla.
Obras publicadas:
Cuevas, Bertha
1965
Historia de Veracruz, Libro y cuaderno de trabajo de tercer año. Libro de texto
gratuito, Jalapa, Ver., Dirección General de Educación Pública .
1974
“Tres monolitos de Misantla, Veracruz”, En: Revista Diálogo.
1975
“Problemas arqueológicos en Carrizal, Veracruz”, En: XIII Mesa Redonda de la
Sociedad Mexicana de Antropología. Xalapa, Veracruz.
Bibliografía
Winfield Capitaine, Fernando
1979
“Obituario”, en Cuadernos antropológicos, No. 2 Universidad Veracruzana, Xalapa,
pp.234-237.
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Excavando en silencio
Beatriz de la Fuente
Imagen tomada de: www.esteticas.unam.mx/revista_imagenes
58
Excavando en Silencio
7. Beatriz de la Fuente. Su mirada lo abarca todo.
(1929-2005)
Rocío Vera Flores
…Su mirada lo abarca todo: recorre palmo a palmo la escultura, el muro pintado. Lo mide, lo siente,
penetra en sus esencias para volver evidente lo arcano que guarda en sus interiores.
Nada escapa a su mirada, hasta los mínimos intersticios de la piedra y del barro se revelan ante sus ojos.
Recorre el tiempo y lo hace suyo. Ni dioses ni humanos se le resisten;
para ella no hay misterios en las viejas piedras, los murales o la simple olla de barro
Eduardo Matos Moctezuma. 1
En el marco de este homenaje dedicado a quienes trabajaron en Veracruz y que ya
no están entre nosotros, es tarea elemental hablar sobre la Dra. Beatriz de la
Fuente, mujer de labor infatigable en el ámbito de la historia del arte que realizó
aportaciones de gran valor al quehacer arqueológico.
Nacida en la Ciudad de México el 6 de febrero de 1929, Beatriz Ramírez de la
Fuente es madre de Beatriz, Juan Ramón, Magdalena y Gabriela, y esposa del doctor
Ramón de la Fuente. Estudió la Licenciatura en Historia en la Universidad Nacional
Autónoma de México (1953), después realizó su maestría en la Universidad
Iberoamericana (1957) y formó su doctorado una década más tarde en la Facultad de
Filosofía y Letras, nuevamente, en la UNAM.
Se desarrolló como docente en la Escuela Nacional de Antropología e
Historia, la Universidad Iberoamericana y principalmente en la Facultad de Filosofía y
Letras desde 1957 hasta 2005. Como investigadora, trabajó desde 1971 en el Instituto
de Investigaciones Estéticas de la UNAM y fue su directora de 1980 a 1986.
1
Revista Imágenes. Presentación del libro Acercarse y mirar en Homenaje a la Dra. Beatriz de la Fuente el 13
de abril de 2005.
59
Excavando en silencio
Cuentan en su amplia trayectoria, otros cargos: directora honoraria de la
Colección de Arte de la Coordinación de Humanidades de la UNAM; presidenta del
Comité Mexicano de Historia del Arte (1977-1988) que ella fundó en 1974; miembro
del Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos de la UNAM (1993); del Comité
Académico del Centro de Estudios Teotihuacanos, del INAH (1993); de la Junta de
Gobierno de la UNAM (1995) y académica de número de la Academia Mexicana de la
Historia (1998). Perteneció, a la Association for Latin American Art, y fue
vicepresidenta del Comité Internacional de Historia del Arte, auspiciado por la
UNESCO, de 1979 a 1996. Entre otros.
Recibió importantes reconocimientos por su desempeño, que ella justifica en
su devoción al estudio del legado artístico. Obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y
Artes en el campo de la Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, fue nombrada
Investigadora Emérita en 1995, le fue otorgada la Medalla de 25 años como
investigadora y profesora de la UNAM; CONACyT y el Sistema Nacional de
Investigadores la consideraron Investigador Nacional de Excelencia.
Publicó alrededor de 12 libros, algunos de los cuales reeditados o reimpresos,
aunados a cerca de 90 artículos y ponencias en incontables congresos en México y el
extranjero. A través de sus textos, se expone su especial entrega al arte
prehispánico, con el convencimiento de que en su estudio se halla un medio claro
para la integración de la conciencia nacional; la clave es valorar lo que se conoce. Ella
enfatizó: “acercarse y mirar”.
Una de sus estudiantes, Verónica Hernández Díaz (2003:1, XV) la describe
como “una historiadora de arte comprometida con la difusión y la protección del
patrimonio cultural […] (Ella) reconoce que una de las tareas básicas es despertar el
interés de los demás, alentarlos a educar su sensibilidad para percibir valores,
expresiones simbólicas y significados que de otro modo podrían pasar inadvertidos”
La Dra. de la Fuente mantuvo una estrecha relación con el campo
antropológico. Entre sus colegas y amistades podemos distinguir a Miguel León-
60
Excavando en Silencio
Portilla y a Eduardo Matos Moctezuma, a quien incluso contestó su discurso de
Ingreso a El Colegio Nacional 2; donde ella hizo historia siendo la primera mujer en
ingresar en 1985. Y fue durante su propio discurso en el acto de ingreso que llevó
por título “El arte prehispánico y la educación”, que destacó la diferencia entre las
tareas de un Historiador del Arte y las de un Arqueólogo, (2003:1,21) argumentando:
En tanto que este último (el Arqueólogo) se ocupa en el estudio científico de
todos los objetos y edificaciones del pasado que descubre y explora, el Historiador del
Arte se interesa solamente en los objetos artísticos a los cuales se aproxima con el
propósito de conocer su valor, su significado, sus relaciones de estilo con otras obras
de arte, y su intrínseca liga con la cultura de la cual forman parte. […] la Historia del
Arte y la Antropología recorren juntas un tramo del camino, pero luego se separan por
que si bien ambas disciplinas se alimentan entre sí, y reciben información de otras
ciencias humanas, la Historia del Arte maneja en forma singular la información que
fluye de ellas y la usa para sus propios fines. La Antropología, por su parte, sólo
marginalmente se ocupa de los hechos artísticos…
Es tal vez evidente que la Dra. de la Fuente visualizó un campo deseoso de
ser cultivado. El vínculo que hay entre Beatriz de la Fuente y Veracruz está expuesto
en 5 de sus obras: Escultura Monumental Olmeca. – catálogo -, coautoría con Nelly
Gutiérrez Solana R. (1973), Las cabezas colosales olmecas (1975), Los Hombres de
Piedra. Escultura Olmeca (1977), Escultura Huasteca en piedra. Catálogo, coautoría con
Nelly Gutiérrez Solana R. (1980). Además de otra cantidad importante de
colaboraciones, artículos y ponencias relacionados con los Olmecas.
El término olmeca fue usado por primera vez por Herman Beyer en una nota
bibliográfica sobre Tribus y Templos de Frans Blom y Oliver Lafarge, para hacer
referencia a dos objetos que compara entre sí: el señor de San Martín Pajapan y un
hacha de piedra verde. Marshall H. Saville ocupó el término para designar el estilo y
la cultura en 1929. Proviene del náhuatl y fue usado por los cronistas para designar a
quienes vivían en la región del hule. Beatriz de la Fuente cuestiona el uso de lo
Olmeca (2003:3,18-19):
2
Institución prestigiosa de amplia tradición histórica en nuestro país, fundada por personajes como Diego
Rivera, Alfonso Caso, José Clemente Orozco y Mariano Azuela; y que continua reuniendo a grandes
pensadores, escritores, poetas, artistas e investigadores.
61
Excavando en silencio
Sin embargo, la polémica acerca de lo que se entiende por Olmeca se
mantiene […] hay estudiosos que se inclinan por limitar lo olmeca a las
manifestaciones constructivas e iconográficas provenientes del área llamada
metropolitana –sur de Veracruz y Norte de Tabasco- o área clímax […] Otros
extienden el área de presencia Olmeca a los actuales estados de Puebla, Morelos,
Guerrero y Oaxaca, así como los altos de Chiapas y de Guatemala, de ahí que se haya
hablado de Olmecas, olmecoides y Olmecas coloniales. ¿fue un pueblo, un estilo, una
cultura, una congregación religiosa? […] a la fecha (1995) no encuentro datos
suficientes para afirmar que se trata de un pueblo determinado.
Así, ella puso las cartas sobre la mesa, primeramente entendiendo al estilo
como la idea central, lo que otorga el carácter distintivo, como totalidad
integradora, y permite comparar, ordenar, interpretar… Signo visible de la unidad
de la cultura. Destaca los siguientes caracteres fundamentales: a) marcada
preferencia por el volumen, lo que es la imagen tridimensional, b) la masa sólida
pesada, c) estructuras de formas geométricas, d) proporción armónica, e)
predominio de superficies redondeadas. Además propuso 3 conjuntos temáticos: 1.
representación de figuras humanas, 2. representación de figuras animales de
acuerdo a modelos naturales y 3. figuras compuestas de rasgos humanos con rasgos
de animales o bien con rasgos imaginarios o fantásticos, de tal manera que
configuran entes irreales o sobrenaturales. 3 Finalmente no ocupa lo olmeca para
referirse a una cultura, sino que ubica un estilo que fue compartido por varias
sociedades. Elaboró un catálogo de escultura monumental Olmeca y, estimulada por
su publicación, inició una investigación similar con sus alumnos del Seminario de
Arte Prehispánico en la División de estudios de Posgrado de la FFL, el resultado fue
una concentración de esculturas de la región Huasteca, muchas de ellas parte del
patrimonio Veracruzano.
En abril de 2004 le fue rendido un homenaje en el Museo de Antropología de
Xalapa, por parte de la Universidad Veracruzana, en el marco de la conmemoración
de su 60 Aniversario; donde se presentaron diversas ponencias en torno a la pintura
3
Fuente, Beatriz de la. Obras Tomo 3 El Arte Olmeca.
62
Excavando en Silencio
mural en la Costa del Golfo. En entrevista para el diario La Jornada, declaró previo a
la Primera Mesa Redonda Olmeca: Balance y perspectivas, que se desarrolló del 10 al
12 de marzo de 2005 en el Museo Nacional de Antropología:
[…] falta una metodología y orden para ver qué sustenta a lo que se llama
cultura olmeca […] por primera vez se discutirá si se trata de un pueblo, de una
civilización, de una cultura, de un estilo, de un grupo étnico o 20 grupos diferentes,
porque tienen las mismas manifestaciones o similares en la costa del Golfo de México.
La Dra. Beatriz de la Fuente feneció tres meses más tarde, a los 76 años. En
Octubre de ese año le fue otorgado post-mortem el reconocimiento Tatiana
Proskouriakoff, del Pea Body Museum of Archaeology and Ethnology of the University
of Harvard; siendo la primera investigadora Mexicana a la que se le otorga tal
galardón.
Bibliografía
Fuente, Beatriz de la
1992
Cabezas colosales Olmecas. México, El Colegio Nacional.
2003
Obras. Beatriz de la Fuente. Tomos 1, 2 y 3. México, El Colegio Nacional.
Fuente, Beatriz de la y Nelly Gutiérrez Solana.
1980
Escultura Huasteca. -Catálogo. México, Cuadernos de Historia del Arte No.9, IIE,
UNAM.
Fuente, Beatriz de la (coord.)
2004
Muros que hablan. Ensayos sobre la pintura mural prehispánica en México. México, El
Colegio Nacional.
Onofre Fernández, Edgar
2004
“Homenaje a Beatriz de la Fuente”, Universo: El periódico de los Universitarios. Año
4, No. 138. Mayo 3. www.uv.mx
Palapa Quijas, Fabiola
2005
“Falta una metodología para estudiar la cultura Olmeca: Beatriz de la Fuente”, La
Jornada. Viernes 4 de marzo.
63
Excavando en silencio
Philip Drucker en La Venta, Tabasco
Imagen tomada de: Gutiérrez, Lucinda y Pardo Gabriela (Coords) Descubridores del pasado en Mesoamérica,
Ed. Antiguo Colegio de San Idelfonso – Océano, México, 2001
64
Excavando en Silencio
8. Philip Drucker: Don Felipe
(1911-1982)
Roberto Lunagómez Reyes 1
Para los arqueólogos que nos hemos dedicado a los estudios de reconocimiento de
superficie en la Costa del Golfo de México, Philip Drucker es considerado el pionero
de estas exploraciones arqueológicas. Otro aspecto digno de destacarse, fue su
estudio de la tipológica cerámica de los sitios de Tres Zapotes y Cerro de las Mesas,
Veracruz, consideradas las primeras secuencias temporales para sitios arqueológicos
en la Costa del Golfo de México.
Don Felipe, como todavía le llaman en San Lorenzo Tenochtitlán, nació el 13
de enero de 1911 en Chicago, Illinois y se crió en el estado de Colorado. Después de
completar su escuela secundaria salió de su hogar en Chicago para hacerse vaquero
y estudiar la cría de ganado en Colorado en el Agricultural College. En 1930 se
matriculó en un curso de arqueología de campo en la Universidad de Nuevo México;
y más tarde se graduó de la Universidad de California en Berkeley con una
licenciatura en antropología en 1932, y recibió su doctorado en 1936.
Tiempo después, Don Felipe fue nombrado conservador asistente en el
Museo Nacional de los Estados Unidos en 1940, y trabajó para el Bureau of American
Ethnology en el Smithsonian Institution hasta 1955 en dónde conoció a su colega,
Matthew W. Stirling, considerado el pionero de la arqueología Olmeca. Durante la
Segunda Guerra Mundial sirvió como lugarteniente en la Marina de los Estados
Unidos, y de 1948 a 1952 escribió y publicó sobre sus tres mayores áreas de interés
1
Quiero agradecer a Carl J. Wendt y Sergio R. Vásquez por los datos proporcionados.
65
Excavando en silencio
científico: la Costa Noroeste de Norteamérica: la alta California y el estado de
Oregon, el Pacific Trust Territory, y por supuesto de la región costera de Tabasco y
Veracruz en México.
Philip Drucker colaboró con Matthew W. Stirling en los sitios de Tres Zapotes
en 1940, Cerros de las Mesas en 1941, La Venta, Tabasco en 1942, y San Lorenzo
Tenochtitlán, Veracruz en 1946 (Drucker 1947, 1952). En estos sitios Don Felipe, fue
el encargado de las excavaciones realizando calas estratigráficas. En sus dos obras
publicadas en 1943 sobre el análisis cerámico de las excavaciones en Tres Zapotes y
Cerro de las Mesas, Veracruz, propuso las primeras secuencias cronológicas para la
arqueología de la Costa del Golfo (Drucker 1943a, 1943b).
A principios de la década de los años cincuenta, Philip Drucker y Eduardo
Contreras (1953), realizaron el primer recorrido de superficie regional en la Costa del
Golfo con el propósito de definir la extensión del territorio Olmeca.
El recorrido fue planeado para cubrir todo el territorio posible, empleándose
las redes fluviales: ríos, esteros y arroyos como medio de transporte a través de
canoas, así como caballos para cargar el equipo, localizando 81 sitios, de los cuales 71
fueron muestreados por medio de calas estratigráficas para su datación.
En dicha exploración emplearon a la arquitectura del periodo Clásico,
caracterizada por montículos piramidales formando plazas, como un atributo para
proponer una tipología de sitios regional. Sin embargo, este estudio también inició la
polémica sobre la distinción de la arquitectura típicamente Olmeca.
En conclusión, Drucker y Contreras (1953) opinaron que el territorio Olmeca
se confinó a una estrecha faja de tierra, que abarcaba desde la laguna del Carmen,
en Campeche, las tierras bajas pantanosas del sur de Veracruz y Tabasco, la sierra de
los Tuxtlas hasta la desembocadura del río Papaloapan en la bahía de Alvarado. De
hecho con este estudio se definió por primera vez la extensión del territorio Olmeca,
llamado años después por Ignacio Bernal en 1968, como “área nuclear o zona
metropolitana Olmeca”.
66
Excavando en Silencio
Dos años después en 1955, Phillip Drucker, Robert F. Heizer, Robert J. Squier
y Eduardo Contreras reiniciaron excavaciones en La Venta, con el fin de ubicar
cronológicamente la ocupación del sitio, respaldándose en la aplicación de las
primeras pruebas de RC14 para la Costa del Golfo, ubicando el apogeo del sitio entre
1000 y 400 a. C. (Drucker et al. 1959).
Después de su investigación en La Venta en 1955, Don Felipe volvió a
Veracruz donde compró un rancho ganadero. Se asentó en el pueblo de Las Choapas
en donde se casó con Rosario González, y durante esta época de su vida publicó, con
el seudónimo de Paul Record, una novela etnográfica sobre el sur de Veracruz (Carl
Wendt-comunicación personal). Años después escribió con Robert Heizer varias
publicaciones relacionadas con La Venta y su hinterland (Drucker y Heizer 1960;
Heizer, Drucker y Graham 1968; Heizer, Drucker & Napton 1968).
Tiempo más tarde, Don Felipe regresó a los Estados Unidos en 1967, e
impartió cátedras de antropología en la Universidad de California en Santa Cruz, y
después en la Universidad de Colorado en Boulder. Finalmente, aceptó un puesto en
la Universidad de Kentucky en 1968 y en 1978 fue distinguido como profesor
emérito. Don Felipe Drucker permaneció activo como autor de publicaciones sobre
arqueología y etnología, y conferencista hasta que murió en su casa en Lexington,
Kentucky, el 28 de febrero de 1982.
Sin lugar a dudas, Don Philip Drucker, apasionado del béisbol, la fotografía y
las carreras de caballos, constituye hoy en día una figura icónica de la arqueología de
la Costa del Golfo de México. No sólo por su legado académico, sino también por su
profundo amor a la “tierra de los olmecas”.
67
Excavando en silencio
Bibliografía de Philip Drucker
1943 a)
“Ceramic Sequences at Tres Zapotes, Veracruz, Mexico”, Bureau of American
Ethnology Bulletin 140, Washington, Smithsonian Institution.
1943 b)
“Ceramic Stratigraphy at Cerro de las Mesas, Veracruz, Mexico”,
Bureau of American Ethnology Bulletin 140, Washington, Smithsonian Institution.
1947
“Some Implications of the Ceramic Complex of La Venta”, Miscellaneous Collections,
107(8) Washington, Smithsonian Institution.
1952
La Venta, Tabasco: A Study of Olmec Ceramics and Art, Bulletin 153, Washington,
Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology.
1961
“The La Venta Support Area”, Kroeber Anthropological Society Papers 25:59-72.
1981
“On the Nature of the Olmec Polity” en Elizabeth P. Benson (edit.) The Olmec and
Their Neighbors, Washington, Dumbarton Oaks, pp. 29-47.
Drucker, Philip y Eduardo Contreras
1953
“Site Patterns in the Eastern Part of Olmec Territory”. Journal of the Washington
Academy of Sciences 43(12):389-396.
Drucker, Philip y Robert F. Heizer
1960
“A Study of the Milpa System of La Venta Island and its Archaeological
Implications”. Southwestern Journal of Anthropology 16 (1): 36-45.
Drucker, Philip, Robert F. Heizer y Robert J. Squier
1959
Excavations at La Venta Tabasco, 1955, Bureau of American Ethnology, Bulletin 170,
Washington, Smithsonian Institution.
Heizer, Robert, Philip Drucker y John Graham
1968
“Investigations at La Venta, 1967”, Contributions of the University of California
Archaeological Research Facility, Berkeley, 5:1-39.
Heizer, Robert, Philip Drucker y Lewis K. Napton
1968
“The 1968 investigations at La Venta”, Contributions of the University of California
Archaeological Research Facility Berkeley, 5: 127-154.
68
Excavando en Silencio
9. José García Payón, pionero de la arqueología en Veracruz
(1896-1977)
Álvaro Brizuela Absalón
Adentrarnos en la vida de José García Payón, es entrar a un mundo de andanzas y
constante entrega al trabajo, desde su tiempo de estudiante al lado de su tío
Roberto García Valdés, miembro del servicio diplomático mexicano, hasta su andar
como arqueólogo.
José García Payón nació en Chalchihuites, Zacatecas el 26 de agosto de 1896,
a sus 13 años llegó a París con su tío Roberto, donde realizó estudios secundarios, y
en 1914 se trasladan a Marsella, donde estudió el bachillerato. De 1916 a 1920, en
New York, fue alumno especial en la Universidad de Columbia; ahí realizó estudios
con Franz Boas. Más tarde, en Baltimore, ingresó a la Universidad John Hopkins; en
1922, fue ayudante del arqueólogo Edgard Lee Hewett, profesor de la Universidad
de Nuevo México e inició sus primeras excavaciones en Tyuoni, Nuevo México. (José
García Payón, Currículum vitae, s/f)
En 1928, regresó a México, y en 1932, con permiso de la jefatura del
Departamento de Monumentos empezó sus trabajos arqueológicos en la zona de
Tecaxic-Calixtlahuaca. Los treinta fueron años de gran desenvolvimiento de las
técnicas de reconstrucción, restauración y consolidación de los edificios
precoloniales; de entre los trabajos sobresalientes destacaron los de conservación
de la Pirámide de los Nichos en Tajín por Agustín García Vega en 1934 y los que
realizó en Calixtlahuaca José García Payón en 1932 (José Noyola Rocha, 1988: 198). A
la arqueología de los años veinte a los treinta, se le define como de
experimentación, fue una práctica de ensayo y error la que se aplicó a los trabajos
69
Excavando en silencio
de conservación “de los principales edificios del país”. Más tarde, después de mucho
bregar en el ensayo y el error llegó la crítica y la reglamentación depurada (Noyola
1988: 198).
De su presencia en Veracruz, David Ramírez Lavoignet, en entrevista (1985)
comentó que un grupo de veracruzanos, residentes en México en 1937, le pidieron al
licenciado Gonzalo Vázquez Vela, Ministro de Educación, que fuesen explorados
sitios arqueológicos en Misantla y en 1938 fue comisionado por el Departamento de
Monumentos de la SEP a Misantla y Tajín, en este último, para proseguir los trabajos
que entre 1935-1938 había realizado Agustín García Vega. Regresó del campo en
octubre de 1938, y como resultado de su recorrido exploratorio en Misantla y Tajín,
en 1939 rindió su segundo informe: Exploraciones en el Totonacapan septentrional y
meridional.
De su viaje a Tajín, escribió:
Llegué a Tajín allá por 1938, a la selva que era no obstante los trabajos de
desmonte de Agustín García Vega, pocos años antes; ese año había sido enviado a un
recorrido por todo el Totonacapan meridional...” «No había caminos sino de
herradura, había que llegar a Papantla y de ahí, por entre la serranía y bosques viajar a
caballo y mula, con todo y materiales, equipo, alimentos... las veces que fuera
necesario, por eso las temporadas de campo eran más bien estancias. Algunas veces
resultaba más cómodo llegar a Tajín por barco desde Veracruz o Tampico hasta
Gutiérrez Zamora, sobre el río Tecolutla y de ahí en barcaza río arriba, por donde
bajaban los productos de la sierra, luego continuar a caballo» (Omar Ruiz Gordillo,
1994: 55).
De su experiencia en Misantla, escribió:
«Mi primer contacto con la arqueología de la región misanteca -que por su
clima, feracidad y paisajes pintorescos es uno de los más bellos sitios del territorio
veracruzano-, me fue proporcionado por las contradictorias
noticias
que
publicaron el coronel Ignacio Iberri e Isidro Gondra, las obras del antropólogo alemán
Herman Strebel, las del historiador norteamericano Hubert H. Brancfort y las del
licenciado Ramón Mena, quien en 1911 publicó e interpretó en el tomo XXX de las
Memorias de la Revista de la Sociedad Científica Antonio Alzate el “Códice Misantla” y
el “Códice Tonallan”. Mis primeras notas históricas (dejando a un lado las Crónicas y
los Códices) se debieron a la Relación de 1579, escritas por el Corregidor... Arteaga, del
pueblo de Misantla, que nos refiere que conocida la llegada de los conquistadores
españoles a las playas que éstos llamaron de San Juan de Ulúa, el cacique de Misantla
y dos de sus principales nobles se trasladaron a Cempoala para recibir a Hernán Cortés.
70
Excavando en Silencio
A esta época corresponde también la leyenda que refiere que un grupo de españoles
se presentó en Misantla y pasó a formar su campamento en un pequeño poblado en la
cumbre de un cerro fortificado llamado LOCOHXIPEC, que desde entonces recibió el
nombre de Cerro del Español» (José García Payón 1947: 73-74).
La lectura de los informes de campo es enriquecedora, nos queda la certeza
de que José García Payón (y otros arqueólogos), al encontrarse por vez primera
frente a montículos y la selva, más la curiosidad y acuciosidad puestas en las
exploraciones y excavaciones y los enigmas a desentrañar, debieron impregnarle
una mística y entrega a su trabajo, parte de ello puede percibirse en la descripción
que se hace del entorno, de lo que sus ojos contemplan de lo que van descubriendo
y tratan de comprender y explicar lo descubierto.
Esa entrega, esa pasión por su trabajo, es lo que se puede constatar en los
informes técnicos al Departamento de Monumentos Prehispánicos, artículos,
ensayos, capítulos de libros, libros, dibujos, fotografías; de sus actividades en
Veracruz, escribió más de 50 informes de campo, 13 libretas de campo, 55 artículos y
ensayos, 4 libros y 4 guías de sitios arqueológicos. De entre ellos, describe su trabajo
acerca de evidencias culturales a través de las cuáles trató de descifrar los enigmas
de la urbe, sus constructores, su cultura, sus relaciones con otras de Mesoamérica.
En más de 36 años, tiempo en que también se ocupó de Cempoala, Trapiche y
Chalahuite, Santa Luisa, Teayo, etc. nos habla de un hombre comprometido con su
quehacer.
El ciclo de trabajos en Tajín se abre con los estudios exploratorios
diagnósticos, que se continúan con los de liberación, restauración y consolidación
de las estructuras arquitectónicas, registro de datos, hasta establecer cronologías
del origen, apogeo y abandono de la urbe.
La primera mirada la dirigió a la Pirámide de los Siete Cuerpos,
posteriormente conocida como Pirámide de los Nichos, de ella pudo observar el
estado de deterioro, fuese por intemperización o saqueo; encontró que un número
71
Excavando en silencio
considerable de nichos estaban a punto de derrumbarse, y al no disponer de la
herramienta necesaria, colocó retrancas de madera o de mezcla para asegurar
piedras, los nichos que conservaban restos de estuco se aseguraron con inyecciones
de cemento. De la exploración y apertura de un túnel en el primer cuerpo por el lado
Este, lo hizo para averiguar la existencia de subestructuras y cerámica que le
permitiera sustentar el estudio cronológico del edificio; encontró que el basamento
piramidal está asentado sobre un piso geológico natural, macizo y compacto de
barro y tepetate amarillo, y que los constructores removieron la tierra vegetal para
darle una estabilidad mayor al edificio; la exploración en nichos de segundo y tercer
cuerpo, le permitió conocer que es un basamento en talud, construido con lajas de
amarre, sin descanso. Un derrumbe en la boca del túnel impidió continuar con el
trabajo exploratorio, por ser final de temporada, el túnel y la estructura se
aseguraron con troncos de chicozapote, posteriormente se cerró pasando material
por las ventanas y la entrada.
Como otros estudiosos, se interesó en la función de los nichos, antes se dijo
que estos eran asiento de ídolos, él, tajante, lo negó, porque el estuco que encontró
estaba intacto, y no encontró objeto alguno. Los explicó como parte de una
modalidad arquitectónica regional, de un estilo artístico bien caracterizado que se
repite de diversas maneras en muchos edificios de El Tajín y otros centros
arqueológicos de la misma región, y cuya razón especial es el “claro oscuro” (García
Payón, 1940: 9-10), advirtió que el manejo de este vocablo no significa que los
constructores lo hayan conocido, sino, porque es el que “mejor se adapta” para
definir este estilo, y porque los que lo concibieron, “plasmaron la idea del claroobscuro produciendo este efecto con la formación de nichos en semejante forma”.
El resultado de sus
numerosas temporadas de campo, nos permite
mencionar aspectos relevantes para la historia cultural de El Tajín y de las antiguas
culturas que florecieron en lo que hoy es el territorio veracruzano. Uno de estos, lo
refiere a la estructura del Edificio C en Tajín Chico, para él, el más interesante por
72
Excavando en Silencio
haberse construido de tres pisos y por el tipo de materiales empleados, decorado
con nichos que al interior de cada uno se agregó la greca, que es identificada como
xicalcoliuhqui, en la parte superior observó los grandes bloques construidos con
varias capas de argamasa mezcladas con piedra pómez, sobre pisos y techo. Explicó
que este sistema constructivo es semejante al moderno sistema de concreto, lo que
demostró la preocupación de aquellos especialistas por resolver problemas de
carga.
Otro dato relevante es el análisis comparativo de tipos cerámicos para
proponer una fecha acerca del abandono de la urbe, este lo hizo a través de
materiales procedentes de Xiuhtetelco, Puebla, Zempoala, Misantla y Tajín,
Veracruz; y del tipo café sobre anaranjado con motivos zoomorfos, que fue
clasificado como Azteca I. Con ello, predijo que el abandono de Tajín debió
acontecer hacia la última época del Coyotlatelco, Maza, Matlazinca II, que ocurrió
entre los años de 1180 y 1200 de la era. Para García Payón la cronología de Tajín
arranca en el período Protoclásico en el 100 d.C. hasta la desocupación de la ciudad
en el Postclásico en el 1100-1200 de la era.
Una de sus grandes preocupaciones de García Payón, fue desentrañar
quiénes fueron los constructores de la urbe. La primera vez que trató el tema, fue en
el VI Congreso Nacional de Historia celebrado en Xalapa en 1943; manejó la tesis de
la relación Tajín-Teotihuacan donde, sin negarlo enfáticamente, no dio un origen
totonaca a Tajín. A decir de Ramírez Lavoignet, esta posición de García Payón causó
polémica y recibió una fuerte crítica por parte de Enrique Juan Palacios y Melgarejo
Vivanco, quienes han defendido la tesis de que los constructores de Tajín fueron
totonacas. (David Ramírez Lavoignet, entrevista, 1985)
Ante estas discrepancias y falta de datos que pudiesen afirmar quiénes
fueron los constructores de Tajín, propuso trabajos futuros de exploración y análisis.
Opinaba él que se podrían sostener unas que otras probabilidades acerca del origen,
pero las evidencias también pueden explicar lo contrario y lo que derivaría sería
73
Excavando en silencio
entrar en mayores divergencias. Sin embargo, en uno de su trabajos, escribió que se
podía «afirmar que Teotihuacán fue la gran urbe de donde irradió la cultura que
encontramos en El Tajín» (García Payón, 1943).
En 1943, el entonces Gobernador Constitucional del Estado, Licenciado Jorge
Cerdán, lo nombró encargado de crear un museo, también, en ese año, el Dr.
Manuel Suárez jefe del Departamento Universitario, en acuerdo con el Gobernador,
le dan el cargo de jefe del Departamento Arqueológico. La creación del museo no se
llevó a cabo, pero sí continuó como jefe del citado Departamento, mismo que en
1944 con la fundación de la Universidad Veracruzana, pasó a formar parte de ella. A
su fundación en 1957 el Instituto de Antropología es incorporado también y aunque
no se formalizó esa relación institucional, tal organismo siguió enviando sus
informes durante algunos años al Departamento de Monumentos Prehispánicos,
como encargado del Departamento Arqueológico.
La vida académica de García Payón no se circunscribía al ámbito regional o
nacional, también lo hacía con investigadores de otros países con quienes mantenía
intercambio de información a través del correo. Un testimonio es una carta fechada
en noviembre 20 de 1943 de Alfred. V. Kidder, investigador de la Carnegie Institution
of Washington, quien le escribió al Museo Regional del Estado para agradecerle el
envío de un manuscrito respecto a su trabjo en Cempoala; en tal documento dijo: “I
have merely glanced over it as I am all tied up with other things just now but at the
first possible moment I shall read it with the greatest interest and shall take the liberty
of passing it on to Erick Thompson who I know will be equally keen to see it”. También
le dice que confía en cuanto sea posible tener una publicación con datos tempranos
y enviársela, pues estas son las grandes necesidades de contribuciones sobre estos
asuntos y que Thompson había planeando visitar México antes del año nuevo y
estaba contemplando pasar a Jalapa para verlo... (Archivo General del Estado de
Veracruz –AGEV-, Fondo José García Payón, -FJGP-).
74
Excavando en Silencio
Hay mucho que escribir acerca de la vida y la obra de don José García Payón,
uno de los mexicanistas «les plus ilustres; car je suis persuadé de votre valeur, qui se
compare seulment avec votre modestie» (Gutierre Tibon, 1969. fragmento de una
carta a García Payón, en AGEV, FJGP).
Don Pepe García Payón murió el 28 de mayo de 1977; el 1 de julio de 1977, la
comuna encabezada por el Presidente Municipal, Rubén Pabello Rojas, acordó
imponer el nombre de José García Payón a una de las calles de la ciudad de Xalapa.
El 22 de octubre de 1977, la señora Magdalena García, viuda de García Payón,
en una calle de la ciudad, develó la placa con el nombre del “xalapeño de vecindad
ilustre, muy ilustre” (Diario de Xalapa, octubre 23, 1977).
Bibliografía
AGEV (Archivo General del Estado de Veracruz) Fondo José García Payón. Xalapa, Ver.
Brizuela Absalón, Álvaro
1997
Biografía del arqueólogo José García Payón (1896-1977) (mecanoescrito), Seminario
de Investigación, Doctorado en Antropología, 2º Semestre 1997-2, Facultad de
Filosofía y Letras, División de Estudios de Posgrado, México, UNAM.
Cerdán, Jorge
1986
“Informe rendido ante la XXXIX H. Legislatura del Estado de Veracruz
correspondiente a la gestión gubernativa desarrollada del 16 de septiembre de 1941
al 15 de septiembre de 1942”, en Estado de Veracruz, Informe de sus Gobernadores
1826-1986, Tomo XIII. Carmen Blázquez Domínguez/compiladora. Xalapa.
Diario de Xalapa
1977
Hemerografía, Octubre 23, Xalapa.
García Payón, José
s/f
Curriculum Vitae (mecano escrito, sin paginación), Fondo José García Payón, Archivo
General del Estado de Veracruz, Xalapa.
75
Excavando en silencio
García Payón, José
1939-1940 Exploraciones arqueológicas del Tajín, del Municipio de Papantla, Ver. Durante las
temporadas de 1939-1940, Informe, Archivo Técnico, México, Instituto Nacional de
Antropología e Historia.
García Payón, José
1943
Interpretación Cultural de la Zona Arqueológica de El Tajín. Seguida de un ensayo de
una Bibliografía Antropológica del Totonacapan y Región Sur del Estado de
Veracruz, México, UNAM. p. 63.
García Payón, José
1947
Exploraciones Arqueológicas en el Totonacapan Meridional. (Región de Misantla,
Ver.), T. II, México, Anales del INAH, pp. 73-111.
.
Noyola Rocha, Javier
1988
“La visión integral de la sociedad nacional”, en La Antropología en México. Panorama
Histórico, vol. 2, Carlos García Mora/coordinador, México, Col. Biblioteca del INAH,
INAH, pp.133-220.
Ramírez Lavoignet, David
1985
Entrevista grabada por Álvaro Brizuela Absalón, Archivo personal, Xalapa.
Ruiz Gordillo, J. Omar
1993/94 “José García Payón en Tajín”, Arqueología Mexicana, vol. I, nº 5, diciembre-enero. pp.
55-56.
76
Excavando en Silencio
José García Payón
Imagen tomada de: Gutiérrez, Lucinda y Pardo Gabriela (Coords) Descubridores del pasado en Mesoamérica,
Ed. Antiguo Colegio de San Idelfonso – Océano, México, 2001
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Excavando en silencio
Waltraud Hangert
Fotografía donada por el Dr. Andrés Hasler
78
Excavando en Silencio
10. Waltraud Hangert; La docencia y el campo.
(1921-1986)
Ixchel Fuentes Reyes
En el año de 1955, el Gobierno del Estado de Veracruz tenía adscrito a la Dirección
General de Educación, un Departamento de Antropología (Bermúdez, 1999:8). Este
departamento impulsado por el Lic. José Luis Melgarejo Vivanco, entonces
Secretario de Gobierno de Veracruz, estaba conformado por jóvenes veracruzanos
dedicados a los distintos campos de la antropología: el antropólogo Roberto
Williams, el lingüista Juan A. Hasler (de origen alemán y con un gran trabajo de
campo en Veracruz), dirigidos por el arqueólogo Alfonso Medellín Zenil. Todos ellos
tenían como objetivo estimular la antropología de Veracruz desde sus diferentes
áreas de estudio (Comunicación personal: Hasler, 2009).
Para dar un mayor impulso al Departamento de Antropología, se envió al
extranjero una oferta de beca por un año para un investigador con un perfil
relacionado con la antropología. No se sabe si esta convocatoria fue dirigida a
diferentes universidades de distintos países, pero quien toma la propuesta es la
Universidad de Maguncia, que sin dudarlo propuso a una joven recién doctorada, la
Dra. Waltraud Hangert (Comunicación personal: Hasler, Andres, 2009).
La doctora Waltraud Hangert nace el 22 de abril de 1921 en Gelsenkirchen,
Alemania (Brizuela, 1986: 159). Bajo el duro régimen académico alemán, estudia en
la universidad antes mencionada. Tal como lo describe en un artículo sobre
universidades alemanas, para ingresar tuvo que presentar un examen o
comprobante de dominio del latín, un certificado policiaco de conducta civil
79
Excavando en silencio
expedido por el ayuntamiento local, y entregar su currículum vitae, el cual se iría
enriqueciendo en el transcurso de su estancia por la universidad (Hangert, 1957:45).
La universidad en Alemania exigía tres carreras, tomando una de ellas como
especialidad. Hangert estudio Prehistoria, Protohistoria y Etnología. Aunque su
interés principal se enfocaba en el estudio de la prehistoria, consideraba la etnología
como una herramienta básica para entender el pasado a través de la magia, ritos y
tradiciones de las sociedades actuales (Comunicación personal: Hasler, Andres,
2009).
Ella obtiene su grado en 1955 con la tesis intitulada Die Lochstabe des
Paleolitikum (Los bastones perforados del paleolítico). Habiéndose recibido, soltera
y sin hablar español, Hangert toma un barco hacia su nuevo destino. En marzo de
1955 llega al Puerto de Veracruz,
donde fue recibida por una comitiva del
Departamento de Antropología del Estado en compañía de Carmen Coock de
Leonard, quien conociendo bien el alemán y entusiasmada por el convenio, fungió
como intermediaria entre el departamento y Hangert (Comunicación personal:
Hasler, Andrés, 2009).
Al mes de su llegada fue comisionada para hacerse cargo del proyecto de
Tenanquilica, un sitio arqueológico ubicado en la Huasteca Veracruzana.
Seguramente el interés por este sitio y el planteamiento del proyecto fue obra del
arqueólogo Medellín, quien sabiendo que la doctora conocía las técnicas de
excavación, -que eran las mismas que las usadas para prehistoria-, le delegó tal
responsabilidad. De acuerdo a su informe publicado en La Palabra y El Hombre, el
proyecto consistió en la exploración y excavación del sitio. Como resultado de ello
se exploraron 30 montículos, algunos de ellos excavados a través de trincheras, de
los cuales obtuvo la estratigrafía de sitio. Se elaboró un mapa del sitio y propuso
fechamientos basándose en el análisis de la cerámica (Hangert, 1961:583-601).
En el año de 1956, al cumplirse un año de la beca, cuando estaba dispuesta a
regresar a Alemania para realizar su posdoctorado, Waltraud Hangert se entera de la
80
Excavando en Silencio
muerte de quien sería su director de tesis, el Doctor Frobenius (Brizuela, 1986: 160).
Ese mismo año se casa con el lingüista Juan Hasler, y decide quedarse en Xalapa e
incorporarse al personal del departamento.
En 1957 siendo Antonio M. Quirasco, Gobernador de Veracruz, J. L. Melgarejo
Secretario de Gobernación, Gonzalo Aguirre Beltrán Rector de la Universidad y
Alfonso Medellín Director del Departamento de Antropología, el gobierno del
estado cede a la Universidad Veracruzana la gestión de este departamento,
dividiéndolo en tres entidades académicas: Museo, Instituto y Facultad de
Antropología (Brizuela, 1986: 35).
La doctora Hangert tomó parte en la fundación de la Facultad de
Antropología y, junto con los integrantes del antiguo Departamento de
Antropología (Medellín, Hasler y Williams), elaboró el programa de estudios
(Brizuela, 1986: 36). Además de ellos, conformaron la primera planta docente de la
facultad profesores con gran trayectoria en el ámbito antropológico de Veracruz,
como Melgarejo, Aguirre Beltrán y García Payón, así como profesores invitados
como Santiago Genovés y Manuel Lima Flores (Bermúdez, 1999:8). Tras el discurso
inaugural del Rector Aguirre Beltrán, a modo de banderazo inicia la primera clase la
materia de Prehistoria, impartida por la Dra. Waltraud Hangert (Comunicación
personal: Hasler, Andrés, 2009).
En este mismo año el arqueólogo Medellín es notificado del saqueo de un
sitio que se encontraba en El Faisán, Congregación del Salmoral, en el Municipio de
Paso de Ovejas Veracruz. El arqueólogo nuevamente solicita la ayuda de la Dra.
Hangert para inspeccionar el sitio. En noviembre de este año inicia un trabajo de
campo de tres meses cuyo único objetivo fue la extracción y rescate de piezas del
montículo saqueado. Aunque la doctora también pretendía establecer la
estratigrafía del lugar, el tipo de tierra imposibilitó que encontrara los estratos. A
pesar de que este trabajo fue únicamente de salvamento y no intentó realizar una
investigación, sino más bien invitar a que se estudiara de forma más detallada e
81
Excavando en silencio
interdisciplinaria este sitio (Hangert, 1957:267-274), El Faisán se convertiría en la
exploración más conocida de la Dra. Hangert.
Ella continuaba dando clases en la Facultad de Antropología, en las carreras
de Antropología y Arqueología. En el año 60, llevó a los alumnos de arqueología a
excavar, como parte de una práctica de campo de tres meses, en un sitio de Plan del
Río. De este trabajo no escribió ningún artículo, al menos no lo publicó en La Palabra
y El Hombre, revista emblemática universitaria que ella aprovechaba para dar a
conocer los resultados de su trabajo. Sin embargo, realizó un informe, y con el
material encontrado en la excavación montó una exposición en el ahora edificio
localizado en la calle de Juárez en el que actualmente se encuentra la unidad de
Posgrados de la Universidad Veracruzana (Comunicación personal: Hasler, Andrés,
2009).
En el año de 1962 se convirtió no sólo en la primera sino, hasta ahora, en la
única mujer en ostentar el cargo de directora de la Facultad de Antropología.
Durante los cuatro años y medio que duró su gestión, su objetivo principal fue
mantener y elevar el nivel académico (Brizuela, 1986: 38).
Para 1975, con la llegada de nuevos maestros con ideas marxistas llegan
propuestas de cambio en el programa de estudios de la facultad (Comunicación
personal: Hasler, Andrés, 2009). La Dra. Hangert no estuvo muy de acuerdo con
estos cambios. Primero fue la eliminación de sus materias Prehistoria y Etnología.
Tampoco le agradó que estuvieran impartiendo clases profesores que no tenían el
perfil antropológico. Otro desacuerdo consistió en que pasantes de la carrera dieran
clases, ya que su meta era que se motivara a estos académicos para que terminaran
su licenciatura -e incluso apoyarlos en el estudio de la maestría-, y que después,
apoyados en su experiencia, pudiesen enseñar a los alumnos a investigar. Esta fue su
discrepancia primordial, pues para Hangert era fundamental forjar primero una
experiencia en la investigación para transmitirla más adelante, cosa que no sucedía
82
Excavando en Silencio
al permitir que estudiantes recién egresados de la carrera dieran clases (Brizuela,
1986: 38).
Su total desencanto de la Facultad de Antropología, en especial de
Antropología Social, provocó su pronta jubilación en el año de 1980.
La doctora Hangert es entonces contratada por el Instituto Nacional de
Investigaciones sobre los Recursos Bióticos -ahora Instituto de Ecología- para dar
clases de etnobotánica de nivel maestría, donde empleaba los métodos de trabajo
de campo en antropología (Comunicación personal: Hasler, Andrés, 2009).
Waltraud Hangert fallece el 17 de diciembre de 1986, tres meses después de
haber fallecido uno de los pilares de la Arqueología de Veracruz, Alfonso Medellín
Zenil.
Bibliografía
Bermúdez, Gilberto
1999
“Prólogo” en Antropología e Historia de Veracruz, México, Gobierno del Estado de
Veracruz, Universidad Veracruzana, pp. 7-10.
Brizuela, Álvaro
1986
“Doctora Waltraud Hangert (1921-1986)”, Anales Antropológicos
Facultad de Antropología, México, Universidad Veracruzana, T. I, pp. 35-46 y T. II, pp.
159-161.
Hangert, Waltraud:
1958
“Informe sobre el edificio N° 1 de El Faisán”, La palabra y el hombre, México, T. II,
Universidad Veracruzana, pp. 267-274.
1957
“Los Estudios Universitarios en Alemania”, La palabra y el hombre, México,
Universidad Veracruzana, No. 4, pp. 43 -51.
Hasler, Andrés
2009
Comunicación personal, Xalapa Veracruz, México.
83
Excavando en silencio
Don Paco Beverido, Michael Coe, Ramón y Paula Krotser y Richard Diehl
en San Lorenzo Tenochtitlan, Veracruz
Imagen donada por Michael Coe
84
Excavando en Silencio
11. Paula Homberger Krotser y George Raymond Krotser
Una Semblanza amistosa
(1913- 1985) - (1904-2000)
Richard A. Diehl
Los
Krotser eran una pareja excepcional, según mi experiencia, una pareja casi
única. Ambos gozaron de largas vidas a pesar de sufrir graves enfermedades que
lograron superar. Se complementaban uno a otro como el pan y la mantequilla.
Dividieron sus vidas adultas en
tres etapas muy distintas, de las cuales la
arqueología formó parte. Además de ser personas a quienes yo respetaba mucho,
fueron amigos inolvidables.
Tengo pocos datos biográficos precisos sobre ellos. Sé que ambos nacieron
cerca de San Francisco, California, adonde volvieron a pasar sus últimos años. Se
casaron también en San Francisco en 1934, a fines de la Gran Depresión. Ramón,
como se le conoció en México, era ingeniero civil y trabajó para varios compañías
privadas antes de conseguir un puesto en el California Departament of
Transportation. Paula era entonces ama de casa y luego se ocupaba de sus dos hijos,
Shira y Donald, nacidos respectivamente en 1936 y 1938. A pesar de no tener empleo
formal fuera de la casa ella se dedicaba a causas políticas liberales. De algún modo
se involucró en la famosa huelga general de estibadores de San Francisco (1934), y
después en la ayuda hacia los Republicanos en la Guerra Civil española (1936-1939).
Fueron por muchos años miembros del Partido Comunista de los Estados Unidos,
hasta que se desilusionaron con el por la represión rusa de 1956 en Hungría.
Yo no sé qué les despertó el interés en la antropología y la arqueología, pero
ya por 1958 se encontraban en Xalapa tomando un curso con José García Payón, con
85
Excavando en silencio
quien tenían una notable amistad. Paula ya había tomado cursos universitarios en
Monterrey, California, y era estudiante en la Universidad de Arizona en el programa
de Masters en Antropología. Sospecho que Ramón ya se había jubilado pero no
estoy seguro. En los años 60 tuvieron participación en varias temporadas de campo
en El Tajín con Don Pepe Payón.
El 1965 se integraron en el Proyecto Rio Chiquito encabezado por Michael D.
Coe y patrocinado por la Universidad de Yale y la National Science Foundation. Fue
durante las dos primeras temporadas de campo (1966-67) que yo los conocí. Un día
me encontré en la casa de Mike Coe en New Haven, Connecticutc, cuando sonó el
teléfono. Eran los Krotser ofreciendo sus servicios al proyecto, una oferta que Mike
aceptó sin vacilación. Yo estaba encantado. Mi función original en el proyecto era de
topógrafo, una tarea para la que yo no tenía mucha preparación. Para admitir la
verdad, Ramón “sacó mi tocino del fuego”, como dicen, y aun más importante que
salvarme a mí, ya para el final del proyecto él había realizado el plano topográfico
mejor y más detallado hasta entonces en la arqueología mexicana.
Durante el proyecto cada miembro tenía sus responsabilidades primordiales.
Las mías incluían ser el director del campo en la ausencia de Mike, excavar, y hacer
observaciones etnográficas. Ramón se encargaba de supervisar la construcción y
mantenimiento del campamento (por cierto uno de los más cómodos y bien
atendidos en la historia de la arqueología mesoamericana), preparar el plano
topográfico y hacer el estudio especializado de un acueducto ritual fabricado de
piedras. Paula se encargaba de excavaciones, hizo un estudio etnográfico sobre la
alfarería tradicional, y supervisaba varios quehaceres en el campamento. Francisco
“Don Paco” Beverido P, entonces estudiante de la UV, se dedicaba a excavaciones y
todo lo relativo al archivo fotográfico. Mike pasaba tanto tiempo excavando como
podía, pero a veces tenía que estar en Yale por asuntos académicos.
Al principio me preocupaba la situación de ser el “jefe” de personas mucho
mayores que yo, como Paco y los Krotser, pero mis inquietudes no tenían razón de
86
Excavando en Silencio
ser. Los muy pocos desacuerdos que brotaron entre nosotros fueron diferencias de
opinión honestas que se resolvieron fácilmente. Voy a relatar algo de los muchísimos
buenos recuerdos que tengo de aquellos 12 meses de vida en el campo.
Paula me impresionaba con su seriedad y competencia profesional, su
caridad e interés hacia toda la gente con quien se encontraba, y su afán de gozar la
vida a pesar de sus problemas físicos. Caminaba con un bastón, pues había padecido
de poliomielitis a edad madura. Esto le sucedió en el DF: enfermó y la ingresaron en
un hospital. Al principio los doctores no detectaron que tenía poliomielitis, pero ella
sí lo reconoció. Durante una noche entera se mantuvo despierta temiendo que si se
dormía iba a morirse. En la madrugada, apenas pudo indicar a las enfermeras la
naturaleza de su enfermedad. Al darse cuenta, la metieron en un “pulmón de
hierro”, salvando así su vida. Sin embargo, perdió casi toda la fuerza en una pierna.
A pesar de eso, ella montaba a caballo todos los días en San Lorenzo, pues era la
única manera de viajar desde el campamento hasta las excavaciones y el
embarcadero. Necesitaba que alguien le ayudara subir y bajar del caballo, pero una
vez montada, manejaba la bestia con más habilidad que yo. Toda la gente, tanto los
arqueólogos como los trabajadores y los habitantes del pueblo, nos dábamos
cuenta que estábamos en presencia de una mujer tan indominable como cariñosa.
Ramón a su modo era tan agradable como ella. Aparte de ser un genio en
cualquier asunto mecánico, tenía una presencia calma pero perspicaz. Como se dice
en los EU, “Nunca se encontraba con un desconocido”, es decir, que al igual que
ella, él se llevaba bien con todo el mundo. Supervisaba la construcción del
campamento trabajando hombro con hombro con Don Domingo González, un líder
en el pueblo de Tenochtitlán quien servía como capataz de la obra y quien era uno
de los hombres más impresionantes que he conocido en mi vida. El mutuo respecto
que demostraban ambos señores y el ejemplo de la colaboración de dos personas
tan diferentes en educación, experiencias de vida y perspectivas, fue una lección
duradera para mí. Ésta se reforzaba día con día a medida que yo pasaba más tiempo
87
Excavando en silencio
trabajando con la gente de Tenochtitlán, la cual me enseñaba muchísimo sobre la
vida.
Al final del Proyecto, los Krotser y yo seguimos en contacto, pero con los
años éste disminuyó. Hacia los finales de los 60 se integraron al equipo de René
Millón en Teotihuacán. Luego se fueron a El Tajín, donde Ramón preparó un
incomparable plano topográfico del sitio y Paula excavó pozos estratigráficos. Los
pozos rindieron muestras cerámicas que formaron la base para la primera secuencia
cronológica de tan importante metrópoli antigua. Ellos publicaron sus datos y
resultados en un artículo en Los Anales de INAH (1973).
Después de los trabajos en San Lorenzo, se quedaron en Xalapa por un
tiempo antes de trasladarse a Oakland, California. Ramón se enfermó de manera
muy grave de una infección intestinal pero se curó. A Paula le pegó en 1985 fuerte
una pulmonía y falleció poco después. Una tarde en 1993 sonó el teléfono en mi
oficina. Era Ramón: “Hoy cumplo 90 anos” me dijo, “y estoy llamando a algunos de
mis viejos amigos”. ¡Qué placer escuchar su voz después de tantos años! Vivía en
Oakland en un departamento cerca de algunos parientes, y caminaba diariamente a
la tienda cercana. Me dijo que estaba delicado pero obviamente su mente estaba
tan alerta como siempre. En los años sucesivos nosotros platicamos por teléfono de
vez en cuando hasta que un día, en julio de 2000, recibí la triste noticia de que el ya
había iniciado su descanso final. Para mí, tanto él como ella fueron no solamente
muy buenos arqueólogos, sino buenos amigos y mentores.
Bibliografía
Krotser Paula y Krotser G. R,
1973
“The life style of El Tajin”, American Archaeology, vol 38, n° 2.
Krotser Paula y Krotser G. R,
1973
“Topografía y cerámica de El Tajín, Ver.”, México, Anales del INAH, 1a. época, tomo 3
(1970-1971).
88
Excavando en Silencio
Krotser, Ramón
1973
“El agua ceremonial de los olmecas”. México, Boletín 2:43-48. INAH,
Krotser Paula
1976
Exploraciones en un sitio de las tierras bajas noroccidentales” en Boletín de la
escuela de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Yucatán, año 4, núm. 21.
Krotser Paula, Rattray Evelyn
1980
“Manufactura y distribución de tres grupos cerámicos en Teotihuacán, México,
Anales de Antropología, Vol. XVII, tomo 1.
89
Excavando en silencio
Alfonso Medellín Zenil
Imagen tomada de: Gutiérrez, Lucinda y Pardo Gabriela (Coords) Descubridores del pasado en Mesoamérica,
Ed. Antiguo Colegio de San Idelfonso – Océano, México, 2001
90
Excavando en Silencio
12. Alfonso Medellín Zenil
Baluarte de la arqueología veracruzana
(1925-1986)
Sergio Vásquez Zárate
En 2006, con motivo de los eventos conmemorativos del vigésimo aniversario de las
actuales instalaciones del Museo de Antropología de Xalapa, la dirección y el
personal de esta institución organizaron un homenaje sobre la vida y obra de
Alfonso Medellín Zenil, distinguido arqueólogo y primer director de este prestigiado
recinto del arte prehispánico de la Costa del Golfo. En el marco de ese programa se
realizó una mesa redonda, en la cual ocho académicos expusieron facetas de la vida
y la contribución científica del desaparecido investigador. Las ponencias fueron
compiladas e integradas en un dossier que la revista Contrapunto, del Gobierno del
Estado, tuvo a bien publicar en el año 2008 1. Esta serie de artículos se suma a otras
publicaciones que analizan las aportaciones de Medellín a la arqueología de la Costa
del Golfo 2.
Junto con Sara Ladrón de Guevara, el suscrito tuvo el honor de participar en
el mencionado dossier y de escribir una breve reseña del fecundo trabajo del
Maestro Medellín. Sin embargo, el libro que el lector tiene en sus manos representa
una oportunidad para recordar, nuevamente, el entusiasmo y dedicación de quien
fuera gestor y director del Museo, el Instituto y la Escuela (hoy Facultad) de
1
Contrapunto, No. 7, enero-abril del 2008, Editora del Gobierno del Estado de Veracruz, Xalapa.
Véase, por ejemplo, Raúl Hernández Viveros “Vida y obra de Alfonso Medellín Zenil”, en Antropología e
Historia de Veracruz, Gobierno del estado de Veracruz, Instituto de Antropología de la Universidad
Veracruzana, Xalapa, 1999.
2
91
Excavando en silencio
Antropología, en la Universidad Veracruzana. Motivaciones adicionales impulsan
estas líneas; por ejemplo, el constatar que gran parte de las nuevas generaciones de
arqueólogos ignora -e incluso minimiza- la trascendencia del trabajo intelectual
desarrollado por este pródigo autor, uno de los representantes más sólidos de una
verdadera escuela, que logró definir un enfoque propio y fundar nuestras
instituciones académicas.
El recientemente desaparecido etnólogo Roberto Williams sostenía que el
paisaje influye en el ánimo individual y creía que la magia y la grandeza de los cerros
de la región de Chicontepec modelaron el espíritu de Alfonso Medellín, cuando aún
era un niño de la ranchería de El Tecomate. Quizá tenía razón, porque fue en estas
tierras huastecas donde nuestro personaje aprendió el dulce idioma náhuatl,
reconoció la fuerza de la naturaleza y despertó su interés por las manifestaciones de
los pueblos autóctonos de México; cualidades que despertaron su vocación
humanista, primero como profesor, luego como investigador y difusor de la cultura
mesoamericana, reciente y remota.
Alfonso Medellín nació el 9 de diciembre de 1925, y al quedar huérfano desde
temprana edad fue criado por su abuela materna, en un contexto rural donde pudo
escuchar y aprender la lengua náhuatl. Poco después vivió en Chicontepec, la
cabecera, para poder continuar su educación básica, que luego prosiguió en las
ciudades de México y Xalapa. Aunque él mismo no era indígena, se identificó con las
culturas autóctonas al constatar la profunda desigualdad y la discriminación que
impera en los ámbitos urbanos.
En la capital del estado ingresó a la Benemérita Escuela Normal Veracruzana,
como miembro de la Generación “Halcones” (1940-1945). Al igual que otros
estudiantes de origen rural recurrió al internado, que existió hasta esa generación.
En la Escuela Normal fue condiscípulo de Roberto y Jorge Williams García, con
quienes compartió su interés por la antropología, quizá influenciados por un joven
profesor de oratoria, José Luis Melgarejo Vivanco, con quien estableciera desde
92
Excavando en Silencio
entonces una estrecha amistad. Este pequeño grupo fue el núcleo de un conjunto
mayor de estudiantes que, bajo la tutela de su mentor, viajaba a todos los sitios
arqueológicos o comunidades que les era posible.
Aunque
Alfonso
Medellín
era
un
estudiante
sobresaliente,
fue
temporalmente suspendido poco antes de egresar, debido a un conflicto interno
entre docentes y alumnos de la benemérita institución. Pero su inteligencia y
dedicación, le permitieron acreditar las materias finales del programa y recibió su
título de profesor de educación primaria en 1945. Sin embargo, no tuvo mucho
tiempo para ejercer el magisterio, pues un año después recibió una beca del
Gobierno del Estado de Veracruz, para estudiar arqueología en la Escuela Nacional
de Antropología e Historia.
Esta oportunidad, motivada e impulsada por el profesor Melgarejo, también
se le otorgó a Roberto Williams, quien estudió Etnología en la misma ENAH. Al
graduarse, Medellín y Williams regresaron a Xalapa, incorporándose al
Departamento de Antropología dependiente de la Dirección de Educación del
Gobierno del Estado de Veracruz, que entonces era dirigido por el Profesor
Melgarejo Vivanco.
En 1957, el Departamento de Antropología se convirtió en Instituto y casi
paralelamente, se fundaron también la Escuela y el Museo. Estas entidades se
incorporaron a la Universidad, gracias a la visión y apoyo del médico y antropólogo
Gonzalo Aguirre Beltrán, quien fungía como rector de la máxima casa de estudios de
Veracruz.
En ese año, el Profesor Melgarejo había sido designado Subsecretario de
Gobierno por el Lic. Antonio Quirasco y fue así como Medellín tuvo que hacerse
cargo, simultáneamente, de las tres entidades antropológicas, las primeras en su
tipo en la provincia mexicana. La oportuna concurrencia de todos estos personajes
permitió la fundación de una vigorosa tradición académica, la segunda más antigua
del país. Naturalmente, los inicios de cada entidad enfrentaron algunos tropiezos. En
93
Excavando en silencio
la Escuela fue necesario contratar un cuerpo docente, que apoyara la impartición de
las cátedras, iniciadas personalmente por el rector de la Universidad, Dr. Gonzalo
Aguirre Beltrán. De inmediato se sumó el talento de otros profesores, como Carlo
Antonio Castro, Roberto Williams, Juan Hasler y Waltraud Hangert.
Por supuesto fue Alfonso Medellín quien marcó los principales lineamientos
en el Plan de Estudios de Arqueología, basado sin duda en la sólida formación que
había recibido en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. En consecuencia, la
genealogía académica de nuestro plantel se remonta indirectamente a distinguidos
investigadores de la talla de Alfonso Caso, Ignacio Bernal, Othón de Mendizabal,
José Luis Lorenzo y Eduardo Noguera, entre otros. Por supuesto, Medellín asimiló
los paradigmas teóricos que prevalecían en esos años, cuando los modelos
culturalistas estaban dando paso a un enfoque funcionalista de la cultura. Entonces
se consideraba que entre las metas cognitivas del arqueólogo era necesario
determinar, mediante procesos clasificatorios, cuál era el grupo cultural, la época de
manufactura y la funcionalidad de los artefactos recuperados durante las
excavaciones. Es decir, se sostenía la pertinencia del modelo de la Triple Base
formulado por Vere Gordon Childe.
Durante la década de los años cincuenta, el arqueólogo chicontepecano
realizó una intensa actividad de campo en buena parte del territorio estatal, sobre
todo, en el Centro de Veracruz. Su extenso trabajo sobre terreno abarcó el
reconocimiento, registro, recorrido, excavación, rescate y restauración de
numerosos sitios a lo largo de la entidad. Siguiendo los esquemas imperantes, trató
de
establecer
secuencias
culturales,
basado
en
tipologías
cerámicas
o
arquitectónicas, que se sumaron a las establecidas en la década precedente por los
investigadores norteamericanos Stirling, Drucker y Weiant, de la Smithsonian
Institution.
Medellín también trató de definir la extensión geográfica de los antiguos
grupos étnicos, a partir del reconocimiento de estilos o complejos evidentes en los
94
Excavando en Silencio
repertorios de artefactos, principalmente cerámicos, como metodología básica para
indagar sobre la corología y la cronología de la cultura material. Desde esta
perspectiva, el arqueólogo pretendió trazar los límites geográficos y temporales de
cada cultura mesoamericana establecida en el actual territorio veracruzano.
Como resultado de sus exploraciones escribió varios libros y artículos, entre
los que destacan “Distribución geográfica de la Cultura de Remojadas” (1952), La
magia de la Risa (en coautoría con Octavio Paz y Francisco Beverido, 1971), Cerámicas
del Totonacapan (1960), Exploraciones en Isla de Sacrificios (1955), y Nopiloa,
Exploraciones Arqueológicas (1989).
Su labor pionera en el antiguo museo no se redujo a la simple recuperación
de piezas prehispánicas, sino también al estudio y difusión de estas manifestaciones
culturales, como se advierte en la edición de Monolitos Olmecas y otros en el Museo
de Antropología (1971) y Obras maestras del Museo de Xalapa (con prólogo de Miguel
León Portilla, 1983).
Entre sus trabajos más completos podemos mencionar la obra monográfica
Exploraciones en la región de Chicontepec o Huasteca meridional, donde recrea su
territorio natal desde un amplio enfoque enriquecido con datos etnográficos,
arqueológicos, lingüísticos y sociológicos. En este texto, el autor describió
brevemente varios sitios de la zona comprendida entre los municipios de
Chicontepec, Ixhuatlán de Madero, Benito Juárez y Álamo Temapache, y estableció
una relación etnológica con las poblaciones indígenas que aún subsisten. También
subrayó la importancia cultural de las prácticas rituales que aún se practican en el
contexto de los antiguos centros ceremoniales.
El maestro Medellín no contó con instrumentos de posicionamiento satelital,
ni con estaciones totales para levantar los sitios entonces cubiertos por espesas
selvas. Tampoco pudo manejar programas computarizados de estadística,
topografía o representación gráfica, simplemente porque no existían. En la época
más intensa de su trabajo de campo, el estado de Veracruz apenas contaba con una
95
Excavando en silencio
incipiente red carretera que obligaba a los investigadores a recorrer grandes
distancias, a pié o a lomo de mula, para vivir por prolongadas temporadas en
comunidades aisladas o en improvisados campamentos, donde lo único que
abundaba era la carencia: de agua potable, de energía eléctrica, de comida, de
medios de comunicación. Pocos son los investigadores que, familiarizados con el
contrastante paisaje rural, podían encontrar en esas estancias una placentera
motivación para fomentar su pasión por la arqueología y nutrirla con su intenso
trabajo de campo.
Sus aportación intelectual también incidió en la formación de arqueólogos y
antropólogos sociales; no solo implementó el primer plan de estudios para la
Escuela de Antropología, también insistió en el sentido social y humanista que
aspiraba difundir, como puede cotejarse en varios artículos, entre los cuales
destacan “La Escuela de Antropología” (1957), “Las Ciencias Antropológicas en el
estado de Veracruz, con relación a los problemas de la Cultura Nacional” (1958) y
“La cultura indígena del Veracruz Central” (1959). Quizá los recuerdos de su infancia
fueron las directrices que delinearon su concepción como humanista:
La ciencia tiene que servir para eso, precisamente, para que nos sintamos
iguales, hermanos, y que no haya odiosas discriminaciones, ni económicas, ni raciales,
ni políticas, ni ideológicas, ni nada; que la Antropología sirva para conocernos, para
respetarnos y para servirnos los unos a los otros y no para que nadie se sirva de nadie. 3
El Maestro Medellín Zenil falleció el 28 de septiembre de 1986, sólo un par de
meses antes de la inauguración de las nuevas instalaciones del Museo de
Antropología de Xalapa, importante recinto al que dedicó buena parte de su vida.
Gracias a la gestión de un grupo de colegas, amigos y condiscípulos del mentor y a la
atinada gestión de su directora, Sara Ladrón de Guevara, el auditorio del Museo
3
Álvaro Brizuela Absalón y Gladys Casimir, “Entrevista con el arqueólogo Alfonso Medellín Zenil”, en Anales
Antropológicos, T. I, (Mayo de 1985), Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana, Xalapa, 1986,
p. 25.
96
Excavando en Silencio
lleva, desde 1995, el nombre de quien fuera uno de los baluartes más sólidos de la
arqueología veracruzana.
Bibliografía
Contrapunto
2008
No. 7 (enero-abril), Xalapa, Editora del Gobierno del Estado de Veracruz.
Brizuela Absalón, Álvaro y Gladys Casimir
1986
“Entrevista con el arqueólogo Alfonso Medellín Zenil”, en Anales Antropológicos, T. I,
(Mayo de 1985), Xalapa, Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana, p.
25.
Hernández Viveros, Raúl
1999
“Vida y obra de Alfonso Medellín Zenil”, Antropología e Historia de Veracruz, Xalapa,
Gobierno del estado de Veracruz, Instituto de Antropología de la Universidad
Veracruzana.
97
Excavando en silencio
Juan Sánchez Bonilla
Fotografía de Germán Romero Martínez
98
Excavando en Silencio
13. Juan Sánchez Bonilla: Restituir y restaurar
(1935-2006)
Tania Pérez Chávez
Erick Chiquito Cortés
Nace el 18 de agosto de 1935 y
muere el 3 de diciembre del 2006. Inició la carrera de
arqueología en la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana después
de haber pasado por otras facultades como Derecho y Artes Plásticas, última que le
ayudaría en sus trabajos posteriores.
Se dedicó esencialmente a la restauración en el Museo de Antropología de
Xalapa. Participó en importantes proyectos dentro de la arqueología veracruzana,
como en los sitios Las Higueras y El Tajín, donde se enfocó en la restauración y
conservación de la pintura mural. Destacó como perito arqueológico, gracias a un
inigualable ojo para diferenciar las obras. Gracias a su magnífico trabajo podemos
ver aún hoy no solo los esplendidos murales de Las Higueras, sino muchas piezas
que resguarda el Museo de Antropología de Xalapa y que ahora son atendidas por el
alumno y amigo Juan Pérez Morales, quien lo sucedió en su labor.
Por iniciativa suya, una réplica de la escultura conocida como El Chaneque (o
Señor) de San Martin fue restituida a la comunidad donde se encontraba la pieza
original, dando con ello lugar a diversas ceremonias.
El Chaneque de San Martin Pajapan
Entre los años 1965 y 1966, durante una práctica de campo de la Facultad
Veracruzana en Soteapan Veracruz, los entonces estudiantes de Antropología Social
Emilio Bejarano Erosa y Jesús Morales Hernández fueron encomendados por el
99
Excavando en silencio
maestro Medellín Zenil para averiguar si la pieza, ahora conocida como El Chaneque
de San Martin Pajapan, registrada por el Ing. Loya en 1904 y fotografiada en el libro
Tribus y templos de Frans Blom y Oliver La Farge en 1925, se encontraba aún en aquel
lugar. Emilio Bejarano, al hablar con informantes de la comunidad de Soteapan, fue
notificado del lugar donde se encontraba la pieza, lo cual refirió al maestro Medellín,
quien como director de Museo de Antropología Xalapa organizó un viaje al cerro de
San Martín Pajapan para conocer el monumento.
En esta expedición Emilio Bejarano, Manuel Torres, el restaurador Mario
Pelayo y el maestro Juan Sánchez Bonilla, tenían como meta definir la ubicación de
la pieza. Tras localizarla in situ realizan un pequeño estudio en la zona y se toma la
decisión rescatar la pieza, y comienzan a definir los detalles necesarios para su
traslado, pues se trata de una talla en basalto de varias toneladas que se encontraba
en la cima del cerro.
Durante un segundo viaje, se realizaron los estudios arqueológicos y se
efectuó la excavación de un pozo ubicado justo delante del sitio en el que se halló la
escultura, misma que se localizaba entre dos pequeñas lagunas. En ese nuevo viaje
el responsable fue Manuel Torres, quien estuvo acompañado de Mario Navarrete,
Juan Sánchez Bonilla y Mario Pelayo.
El traslado del gran monolito duró varios días. Simultáneamente al descenso
de la pieza, se realizaba la excavación, siendo el maestro Mario Navarrete el
encargado. Por su parte, el maestro Juan Sánchez Bonilla unos días se presentaba a
excavación y otros estaba al pendiente del viaje de la escultura.
Cuando la pieza llegó al Museo de Antropología de Xalapa, el maestro Juan
Sánchez Bonilla fue el encargado de realizar los dibujos y apuntes de su registro, y el
maestro Mario Pelayo se encargó de la consolidación, pues la figura se encontraba
con los brazos fracturados. La pieza ha sido luego objeto de múltiples
investigaciones, principalmente de índole iconográfico.
100
Excavando en Silencio
Después de 40 años de haber llegado al Museo de Antropología de Xalapa,
una réplica del monumento fue entregada a la comunidad, por iniciativa y gestión
Juan Sánchez Bonilla, repitiendo en forma inversa el trayecto del original en medio
de emotivas celebraciones. En una entrevista para el diario El Universal, el maestro
declaró que al retirar la pieza de su contexto prometió a los pobladores de ese
entonces regresar una imagen, cumpliendo con ello una promesa de 40 años.
Los inicios de un restaurador
El sitio Las Higueras se dio a conocer debido a una denuncia de saqueo. Ramón
Arellanos, director del proyecto destinado a su estudio, detectó la importancia de la
presencia de pintura mural, y mando llamar a especialistas del Instituto Paul
Coremans. Estos hicieron el rescate de un fragmento y lo enviaron a la Ciudad de
México al cuidado de Juan Sánchez Bonilla y Mario Navarrete, quienes se dan a la
tarea entonces de tomar un curso especializado en pintura mural en el Colegio
Latinoamericano Paul Coremans en 1969.
Es aquí donde Juan Sánchez se bautiza como restaurador, durante esos 4
años de trabajo de campo en el sitio Las Higueras. Sánchez Bonilla trabajó junto al
restaurador Alfredo Melo, con quien decidió la extracción de estos murales
utilizando una técnica innovadora a nivel mundial llamada “Stacco a Masello”.
En el museo de sitio de Las Higueras podemos ver facsímiles de los murales
elaborados por el maestro Sánchez Bonilla, mismos que guardan la belleza y
complejidad de los originales, los cuales se han preservado de manera extraordinaria
gracias al constante estudio y cuidado de investigadores como el mismo maestro.
Trabajos en El Tajín
En 1978 y 1979 el arqueólogo Alfonso Medellín Zenil nombró a Sánchez Bonilla
dentro de una comisión que se encargaría de la limpia y consolidación de los relieves
encontrados en el Juego de Pelota Sur de la zona arqueológica de El Tajín.
101
Excavando en silencio
Posteriormente durante la temporada de campo 1991 y 1992 del Proyecto
Tajín, se encargó de los estudios y rescate de la pintura mural del Edificio I de Tajín
Chico, conocido también como “Palacio del arte”. Los murales de este que fuera el
último proyecto arqueológico del cual formo parte, contienen principalmente
representaciones de figuras antropozoomorfas. Los últimos años de los pasó su vida
laborando en el Museo de Antropología de Xalapa, como
responsable de la
restauración y la conservación de las piezas que ahí se encuentran.
El arqueólogo Sánchez Bonilla nos legó muy poco registro escrito acerca de
su trabajo, sin embargo creemos que su vida laboral se encuentra plasmada de
forma física en todas aquellas piezas que preservó y que pueden ser apreciadas
diariamente ya sea en la zona arqueológica de Tajín, Las Higueras o en el MAX.
Bibliografía
Arellanos Melgarejo, Ramón
2006
“Las Higueras (Acacalco): Dinámica cultural”, Xalapa, Universidad Veracruzana.
Medellín Zenil Alfonso
1968
“El dios jaguar de San Martin”, Boletín INAH No.33, Septiembre.
Melgarejo Vivanco José Luis
1994
“Las revelaciones del Tajín”, Xalapa, Universidad Veracruzana.
Sánchez Bonilla Juan
1995
“Edificio I. El palacio del arte en El Tajín” en El Tajín. Estudios monográficos, Xalapa,
Universidad Veracruzana.
Pérez Morales Juan
1999
“Las artes plásticas aplicadas a la restauración de la pintura mural prehispánica del
Edificio I de la zona arqueológica de El Tajín”, Tesis de licenciatura en Artes Plásticas
de la Universidad Veracruzana. Xalapa.
102
Excavando en Silencio
14. William Sanders: Vida y obra en la Costa del Golfo 1
(1926-2008)
Carl J. Wendt
William Timothy Sanders es ampliamente conocido como un pionero del estudio del
patrón de asentamiento del altiplano mesoamericano, pero al inicio de su carrera,
Bill trabajó en las tierras bajas de Veracruz y Tabasco, aportando valiosos puntos de
vista para la arqueología de la Costa del Golfo. En su trabajo, Bill siempre adoptó una
perspectiva comparativa entre la ecología y la antropología cultural, como fue el
caso en sus escritos sobre las tierras bajas del Golfo de México. Bill Sanders, murió el
2 de julio de 2008 a la edad de 82 años, después de una brusca caída en su casa de
Julian, Pennsylvania, E.U.
Nació el 19 de abril 1926 en Long Island, Nueva York, en el seno de una familia
modesta. Cuando tenía 17 años se alistó en la Marina de los E.U. y fue enviado al
norte de África, volando en patrullas de reconocimiento sobre el mar Mediterráneo.
Cuando Bill salió de la Marina, aprovechó una beca del gobierno para matricularse
en la Universidad de Harvard. Como estudiante, Bill tomó clases con grandes
profesores como Alfred Tozzer, Earnest Hooton, y Carleton Coon. Se graduó de la
licenciatura en 1949 y de nuevo se matriculó en Harvard para hacer su doctorado en
antropología. Como estudiante de posgrado, Bill tomó clases con Gordon Willey,
quien acababa de ser nombrado profesor de cátedras sobre la arqueología de
México y América Central. Fue también en Harvard donde Bill se hizo amigo de
Michael Coe, HB Nicholson, David Kelly, y otros compañeros estudiantes de
1
Traducido por: Roberto Lunagómez Reyes.
103
Excavando en silencio
antropología. Fue muy influenciado por el antropólogo cultural Coon, quien le
enseñó acerca de la antropología comparativa, base muy importante de todos sus
trabajos en el futuro (Webster y Evans, 2008). De hecho, la tesis de Bill (1957) fue un
estudio comparativo de la ecología, la agricultura, la demografía y los patrones de
asentamiento en cuatro áreas diferentes de Mesoamérica - las chinampas de la
Cuenca de México, el Valle de Teotihuacan, la Chontalpa, Tabasco y el norte de
Yucatán. Él recopiló gran parte de los datos para su tesis de las entrevistas con los
campesinos en esas cuatro regiones, así como de los archivos del gobierno
mexicano.
Aunque todavía estudiaba el posgrado, Bill cursó unos meses en 1951 en la
ENAH en México, donde desarrolló una estrecha relación con Pedro Armillas. Luego
pasó 4 meses en 1953 como asistente de campo de Armillas en la Cuenca Media del
río Grijalva en Tabasco. En este proyecto, patrocinado por la New World
Archaeological Foundation-NWAF, Bill obtuvo datos de los patrones de asentamiento
llevando a cabo pruebas en una serie de sitios arqueológicos. En este proyecto
también recogió datos sobre las prácticas agrícolas modernas y la demografía
actual, de la que escribió un capítulo en el Handbook of Middle American Indians
(Sanders, 1971). Al año siguiente, Sanders llevó a cabo un extenso estudio de la
ecología moderna en la Chontalpa, Tabasco.
Antes de obtener su doctorado de Harvard en 1957, Bill tomó un puesto de
profesor asistente en la Universidad de Mississippi en 1956. Mientras estaba en allí,
Bill fue director de campo en el Proyecto de la Cuenca del río Pánuco, de junio a
septiembre de 1957. En este proyecto, con énfasis en el estudio de la geología
costera, se recorrieron zonas alrededor de Tampico y de la laguna de Tamiahua,
Veracruz (Sanders, 1978). Durante el transcurso de la temporada de campo, Sanders
registró 48 sitios, algunos de los cuales habían sido previamente descritos y
excavados por Wilfrido Du Solier, Gordon Eckolm, y Richard MacNeish. También
llevó a cabo excavaciones por medio de trincheras estratigráficas en cinco sitios de
104
Excavando en Silencio
la región.
Sanders se mantuvo en la Universidad de Mississippi hasta 1959, cuando
aceptó ser profesor asistente en la Universidad Estatal de Pennsylvania-Penn State,
donde permaneció hasta su jubilación en el año de 1994. Bill fue nombrado profesor
asociado en 1962 y se le concedió el puesto de profesor de tiempo completo en
1966. Durante su estancia en Penn State, Bill llevó a cabo tres grandes proyectos
arqueológicos en la Cuenca de México, el Valle de Guatemala, y en el sitio maya de
Copán, Honduras.
Por así decirlo, una parte de su trabajo se enfocó a la región del Mississippi,
mientras que la otra en la Costa del Golfo. Sus investigaciones en el centro de
México, Kaminaljuyú, Guatemala, y en la región de Copán, Honduras, no le hicieron
perder su interés en la región de la Costa del Golfo. Por otra parte, su trabajo teórico
más importante en la ecología cultural de Mesoamérica lo realizó con Bárbara Price
(1968) empleando datos ecológicos, documentales y etnográficos de la Costa del
Golfo. También escribió dos documentos importantes que se ocupan sólo de la
Costa del Golfo sobre la ecología cultural y los patrones de asentamiento (Sanders
1953, 1971). En estas y otras obras, argumentó que las tierras bajas del Golfo fueron
en general menos favorables para el potencial agrícola en comparación con las
tierras altas de Mesoamérica. Sostuvo que el cultivo en las tierras bajas se realizó
principalmente mediante el sistema de tumba y quema, base de subsistencia de una
baja densidad poblacional asentada en pequeños sitios dispersos, en comparación
con las sociedades congregadas en grandes urbes en el Altiplano Central como
Teotihuacan, con base en la agricultura por irrigación. Sin embargo, sostuvo que las
zonas de mayor densidad poblacional y grandes sitios existían en la región de la
Costa del Golfo sólo alrededor de los ríos y otros entornos ecológicos favorables
como lagunas y pantanos. En suma, Sanders argumentó que la ausencia de la
agricultura de riego en la costa del Golfo pudo deberse a la baja densidad
poblacional y la abundancia de sitios pequeños. Al tratarse de poblaciones rurales
105
Excavando en silencio
auto-suficientes dio como resultado la escasa necesidad por aglomerarse en los
mercados, pueblos, ciudades, y en consecuencia del urbanismo. Haciendo énfasis en
los periodos Clásico y Postclásico, el trabajo de Sanders, ofrece un panorama de las
sociedades en las tierras bajas del Golfo como menos desarrolladas económica y
políticamente, en comparación con las sociedades del Altiplano Central. De hecho,
incluso escribió acerca de la "supremacía geopolítica del Altiplano" (Sanders
1953:78) en comparación con el centro de Veracruz.
A pesar que muchos de los arqueólogos que trabajan en la Costa del Golfo
no están de acuerdo con su propuesta sobre las “tierras bajas poco desarrolladas"
en contraste con las “tierras altas altamente desarrolladas” del Altiplano, Sanders
debe ser reconocido por su sofisticación metodológica, su manejo de los datos
ecológicos y demográficos, y su razonamiento claro. Por su parte, los críticos de los
argumentos de Sanders deben tener en cuenta lo poco que se sabe, incluso hoy en
día, acerca de la Costa del Golfo (en comparación con el Altiplano Central), y sobre
todo que Sanders formuló sus ideas hace varias décadas, en los años cincuentas.
Aunque la Costa del Golfo no debe ser considerada "subdesarrollada", la mayoría de
las observaciones de Sanders han resistido la prueba del tiempo. Incluso los estudios
más recientes en la región han apoyado muchas de sus observaciones (véase Arnold
y Pool, 2008).
Tras su jubilación en 1994, Bill fue honrado por sus colegas americanos y
mexicanos con un merecido homenaje en dos volúmenes publicados por el INAH
(Guadalupe Mastache et al. 1996). Hasta su muerte en 2008, Bill era un miembro e
invitado habitual en reuniones de profesionales sobre arqueología mesoamericana
para discutir sus puntos vista en las sesiones de trabajo, en los pasillos, y sobre todo
en los bares. Bill era más que un gran sintetizador, era un materialista en el fondo ya
que tenía un gran manejo de los datos - ¡después de todo él escribió acerca de todas
las regiones mesoamericanas en que trabajó¡
Es seguro decir que la obra de Sanders ha influenciado de alguna manera en
106
Excavando en Silencio
todos los arqueólogos mesoamericanistas hasta hoy en día. Sus múltiples artículos,
capítulos, reseñas, revistas y libros son muy leídos, y el hecho de que sus posiciones
teóricas siguen todavía generando debates demuestra la importancia de su obra y
su legado tanto en el aula de clases, el trabajo de campo y en el laboratorio de
materiales. Definitivamente la arqueología mesoamericana ha perdido a un
verdadero gigante.
Bibliografía
Arnold, Philip J., III, y Christopher A. Pool (eds.)
2008
Classic Period Cultural Currents in Southern and Central Veracruz, Washington,
Dumbarton Oaks.
Guadalupe Mastache, Alba, Jeffrey R. Parsons, Robert S. Santley, et.al (eds.)
1996
Arqueología Mesoamericana: Homenaje a William T. Sanders, México, Instituto
Nacional de Antropología e Historia.
Sanders, William T.
1953
“Anthropogeography of Central Veracruz”, Revista Mexicana de Estudios
Antropológicos, vol.3, núm. 2-3, pp. 27-78.
1957
“Tierra y Agua (Soil and Water), a Study of the Ecological Factors in the
Development of Meso-American Civilizations”, disertación doctoral (no publicada),
Cambridge, Harvard University, Department of Anthropology.
1971
“Cultural Ecology and Settlement Patterns of the Gulf Coast”, en Gordon F. Ekholm
e Ignacio Berna (eds.), Archaeology of Northern Mesoamerica, Handbook of Middle
American Indians, vol 11, Austin, University of Texas Press, pp. 543-557.
1978
Lowland Huasteca Archaeological Survey and Excavation: 1957 Field Season, Columbia,
University of Missouri, Department of Anthropology.
Sanders, William T., y Barbara Price
1968
Mesoamerica: The Evolution of a Civilization, New York, Random House.
Webster, David L., y Susan Toby Evans
2008
“‘Even Jades Are Shattered…’ William Timothy Sanders, 1926-20082”, Ancient
Mesoamerica, vol. 19, 157-163
107
Excavando en silencio
William T. Sanders
Fotografía tomada de los archivos de Penn State University
108
Excavando en Silencio
15. Robert S. Santley, el Homo economicus
(1953-2006)
Philip J. Arnold III
Sin duda Robert S. Santley (1953-2006) fue un auténtico Homo economicus. A través
de sus intereses y estudios, Santley siguió la pista de las antiguas redes de
intercambio, los sistemas de mercado, y la producción de bienes a lo largo y ancho
de la Mesoamérica precolombina, poniendo especial atención en las conexiones
político-económicas entre la metrópoli de Teotihuacan y la región de los Tuxtlas en
el sur de Veracruz.
Como alumno de William T. Sanders, y enseguida como su co-autor (e.g.,
Sanders et al. 1979; Sanders y Santley 1983), Santley alcanzó una apreciación
profunda de la rama teórica conocida como “ecología cultural”. Esta orientación
enfatiza el materialismo cultural y la necesidad de documentar las relaciones
políticas, sociales, y económicas entre la producción y el consumo de todo tipo de
bienes. No le importaba si se trataba de una sencilla navaja de obsidiana o de una
comunidad enorme, para él ambos valían como representaciones de la adaptación
humana a su medio ambiente. Pero no fue simplemente una portavoz de la teoría
de su maestro, de hecho Santley sirvió como puente metodológico entre las
cuestiones generales de la ecología cultural y los métodos científicos y sistemáticos
que permiten la adquisición y análisis de datos para responder a tales interrogantes.
Influido por Lewis Binford, su colega en la Universidad de Nuevo México (EEUU),
Santley combinó su orientación político-económica con la necesidad de recopilar los
datos de una manera sistemática y reproducible que llevara a una evaluación crítica
109
Excavando en silencio
de los patrones materiales encontrados en el registro arqueológico (Santley
2007:xiii).
Sin duda la contribución más importante de Santley en la arqueología
veracruzana fue su programa de estudios en, y alrededor del sitio de Matacapan,
ubicado en el Valle del Río Catemaco en la Sierra de los Tuxtlas. Estas investigaciones
se realizaron de 1982 hasta 1992, y consisten en excavaciones y recorridos intensivos
de sitios (Arnold y Santley 1993; Santley 2004, 2007; Santley et al. 1987), y un sondeo
regional (Santley y Arnold 1996). Durante esta década los trabajos de campo y
análisis dirigidos por Santley involucran arqueólogos y estudiantes mexicanos y
estadounidenses como Ponciano Ortiz C., Robert Cobean, Richard Diehl, Sara
Ladrón de Guevara, Roberto Lunagómez R., Bernd Fahmel, Stacey Symonds,
Christopher Pool, Thomas Killion, Ronald Kneebone, y Michael Smyth.
Lo que más interesó a Santley fue la político-economía antigua, que él definió
como: “sistemas abiertos que sacan material, energía e información del medio
ambiente…Todas las político-economías tienen una dimensión espacial; consisten
en un juego de objetos materiales y disposiciones que definen el sistema así como
una serie de relaciones que unen el sistema” (Santley 2007:175). Según esta
perspectiva, el estudio de la político-economía se enfoca en las características de la
mercancía, su sistema de producción-distribución, y su impacto en la organización
de los asentamientos a través del paisaje.
Santley realizó sus estudios en dos niveles, pasando constantemente entre
uno y otro. El primer nivel consiste en la producción de artefactos; Santley
concentró su atención en la manufactura de cerámica y obsidiana. El segundo nivel
incluye los sistemas de distribución y sus efectos en la organización espacial de
asentamientos. El hallazgo de hornos antiguos en Matacapan y Comoapan
proporcionó la oportunidad de evaluar contextos diferentes de la alfarería
prehispánica. Cabe notar que, en la década de los ochenta, la existencia de hornos
prehispánicos todavía era una posibilidad negada (D. Arnold 1985:218). Los estudios
110
Excavando en Silencio
realizados por Santley y sus alumnos no solo documentaron el uso de los hornos;
dichos trabajos también revelaron una integración compleja de producción, con
múltiples intensidades de manufactura simultáneamente en operación (Arnold et al.
1993; Pool y Santley 1992; Santley et al. 1989). Este análisis rechazó los modelos
jerarquizados que presentan las organizaciones de producción diferentes como
etapas secuénciales y necesarias (i.e., doméstica, taller, fábrica).
La obsidiana fue el otro artefacto que llamó la atención de Santley. Él usó la
producción de obsidiana para evaluar las conexiones entre Teotihuacan y
Matacapan, con énfasis particular en el control de la obsidiana verde procedente de
yacimientos en Pachuca, Hidalgo. Santley combinó los estudios formales de las
etapas de reducción lítica con análisis físico-químicos para reconstruir las relaciones
de poder entre los dos sitios y, además, entre Matacapan y los asentamientos
documentados en el Valle del Río Catemaco (Santley 1983, 1989, 1994; Santley y
Arnold 2004; Santley et al. 2001).
El segundo nivel del trabajo de Santley atañe al patrón de asentamientos
prehispánicos como indicador de las redes político-económicas. Después del
programa de excavaciones en Matacapan, Santley dirigió el Proyecto de
Reconocimiento de los Tuxtlas, un estudio que cubrió casi 400 km cuadrados y
documentó 188 sitios. Los datos producidos por este recorrido sistemático
permitieron la evaluación de modelos diferentes de organización económica en los
Tuxtlas y la investigación de sus implicaciones en la estructura política regional
(Santley y Arnold 1996; Santley et al. 1997). Y aunque sus primeras publicaciones
caracterizaron el sistema de los Tuxtlas como un patrón dendrítico, Santley cambió
esta posición en sus últimos estudios e interpretó la organización económica como
una combinación de rasgos, incluyendo un mercado solar y un sistema de tributo
(Santley 2007:175-199; Santley y Richards 2007).
El cuerpo de estudios realizado por Robert Santley proporcionará datos a los
arqueólogos veracruzanos todavía por muchos años más. Pero sí pudiésemos
111
Excavando en silencio
preguntarle, él quizá no identificara este programa como su mayor éxito. Más bien,
su mayor satisfacción provino de las varias oportunidades de trabajo de campo y de
laboratorio que ofreció a sus alumnos estadounidenses y mexicanos. Esta fue una
inversión en la arqueología veracruzana que ahora está dando beneficios. Gran
número de los de proyectos realizados en el sur de Veracruz hoy en día incluyen
arqueólogos influidos por Santley (e.g., Pool 2006). Robert Santley nos dejó esta
paradoja: la herencia de este Homo economicus, con la atención absorta en el libre
mercado de oferta y demanda, sería al fin y al cabo su generosidad académica.
Bibliografía
Arnold, Dean E.
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113
Excavando en silencio
El Dr. Robert Santley analizando los datos de Matacapan
(San AndrésTuxtla, ca. 1984)
114
Excavando en Silencio
16. Matthew Williams Stirling y Marion Illig Stirling:
La misma pasión por el sur
(1896-1975) - (1911-2001)
Martha T. Osorio Portillo
El
matrimonio Stirling, formado por “don Mateo y doña Mariana”, como
cariñosamente todavía se les recuerda en San Lorenzo Tenochtitlán, representa sin
lugar a dudas una pareja emblemática de la arqueología Olmeca. Sus viajes pioneros
por las entonces junglas del sur de Veracruz, relatan las exploraciones en sitios como
Tres Zapotes, Cerro de las Mesas, San Lorenzo, etc; asimismo descripciones de la
flora y fauna de la región, y la vida cotidiana de los lugareños.
Fue un 28 de agosto de 1896, cuando Matthew Williams Stirling nació en
Salinas, California, EU. Su vida académica inició cuando se graduó de la Universidad
de California en 1920. Trabajó como conservador asistente de etnología en el Museo
Nacional de los Estados Unidos hasta el año de 1924. Obtuvo su maestría en
antropología en 1922 en la Universidad de George Washington.
Sin embargo, su fama se debe a las exploraciones realizadas en compañía de
su esposa Marion por el sur de México, por el cual es considerado el “padre” de la
arqueología Olmeca.
Por su parte, Marion Illig Stirling nació en Middletown, New York, en el año
de 1911. Académicamente terminó su licenciatura en ciencias de Rider College y
posteriormente se mudó a Washington, D.C. en el año de 1930, donde estudió una
maestría en la Universidad George Washington, y al mismo tiempo comenzó a
trabajar como secretaria del Dr. Stirling, quien dirigía el Bureau of American
Ethnology del Smithsonian Institution.
115
Excavando en silencio
Fue en el año de 1933, cuando Marion Illig y Matthew Stirling se casaron, y a
partir de ese momento compartieron la misma pasión por la arqueología. Los Stirling
dentro de sus diversas expediciones viajaron a México y quedaron impactados al ver
las cabezas colosales de Tres Zapotes, decidiendo así realizar trabajos en esa área.
Marion colaboró con su esposo en siete de las ocho expediciones que él mismo
dirigió, las cuales fueron patrocinadas por la National Georgraphic Society y el
Smithsonian Institution en Veracruz, Tabasco, Campeche y a Chiapas, esto se llevó a
cabo entre los años de 1938 y 1946.
A finales de 1938, el matrimonio Stirling inició sus excavaciones en Tres
Zapotes, colaborando con ellos en un principio Clarence W. Weiant, y en la siguiente
temporada de campo de 1939-40, Philip Drucker. Los Stirling pretendían establecer
una cronología del sitio, excavar estructuras y recuperar monumentos, lo cual fue
posible, recuperándose así varios monumentos como el Monumento A (la cabeza
colosal reportada por Melgar en el siglo XIX), las estelas A y C, esta última presenta
una fecha calendárica en cuenta larga maya de 31 años A.C. (según la correlación de
Goodman-Martínez-Thompson), y una escalinata de piedra adosada a una estructura
de tierra.
En 1940-41, los Stirling realizaron excavaciones en el sitio Cerro de las Mesas
y establecieron la temporalidad del mismo, descubriendo además varias estelas
grabadas, una ofrenda de 782 hachas y objetos de jade de filiación Olmeca.
Asimismo, los Stirling reportaron en La Venta, Tabasco, 17 monumentos de piedra
entre tronos, estelas y cuatro cabezas colosales, sin contar las columnas basálticas.
Los Stirling hicieron una comparación entre la cabeza colosal de Tres Zapotes y las
dos cabezas de La Venta, así como del estilo "baby face" de figurillas reportado
anteriormente por el matrimonio Vaillant en Gualupita, Morelos.
En el año de 1941, Matthew Stirling, Marion Stirling y Richard Stewart
exploraron Izapa, Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala, sitio que ya había
sido reportado en 1938 por Karl Ruppert y en 1939 por Alfred V. Kidder. Realizaron
116
Excavando en Silencio
excavaciones principalmente buscando monumentos de piedra. Destacando tronos,
estelas y monumentos-efigie. Los Stirling propusieron que Izapa presenta mayores
similitudes con los sitios del sur de Veracruz y del istmo de Tehuantepec, en
comparación con los del área maya.
Gracias a los contactos de Marion con su amiga Margarita Bravo, de
Coatzacoalcos, fue como llegaron a San Lorenzo Tenochtitlán (Cyphers y Morales
2006), en donde, en las temporadas de 1945-1946, efectuaron excavaciones en los
sitios de San Lorenzo, Potrero Nuevo y Tenochtitlán en la planicie aluvial del río
Coatzacoalcos, complejo de sitios bautizados por el matrimonio para la posteridad
como San Lorenzo Tenochtitlán. En Tenochtitlán, localizado entre la desembocadura
del estero Tatagapa y el río Chiquito, extrajeron dos monumentos de piedra
basáltica.
En la meseta de San Lorenzo localizada a 2.5 km al suroeste de Tenochtitlán,
los Stirling descubrieron 15 monumentos monolíticos de roca volcánica, entre los
que se encuentran el monumento 1 conocido como "El Rey", cuatro cabezas
colosales (monumentos 2, 3, 4 y 5), el monumento 14 o el trono más grande del sitio
y otras esculturas. En Potrero Nuevo, ubicado al sureste de San Lorenzo, realizaron
excavaciones encontrando cerámica muy parecida a la de la meseta de San Lorenzo
y cuatro monumentos de piedra como el monumento 1 que representa un jaguar
humanizado; el monumento 2, el famoso "trono de los chaneques"; el monumento 3
que encarna, según Matthew, la cópula entre jaguar-mujer, y una serpiente de
piedra arenisca fragmentada.
Casi todas las investigaciones llevadas a cabo por el matrimonio Stirling
fueron publicados en boletines del Bureau of American Ethnology, llegando a la
conclusión de que la región de San Lorenzo Tenochtitlán fue un área
contemporánea a Tres Zapotes y subordinada a La Venta y en consecuencia anterior
a la cultura Maya. En especial, los Stirling fueron de los primeros investigadores en
proponer a la cultura Olmeca como antecesora de las otras culturas
117
Excavando en silencio
mesoamericanas, incluyendo a la Maya, y también propusieron que los Olmecas
inventaron el primer sistema de escritura en Mesoamérica.
En retrospectiva, el legado del matrimonio Stirling a la arqueología Olmeca
es imperecedero, gracias a sus relatos de carácter arqueológico, etnológico y
ecológico.
Por otra parte, es de resaltar el papel de Marion, como mujer en un contexto
dominado en ese entonces por los hombres, la arqueología de campo. Hoy en día los
estudios sobre los olmecas no serían lo que son sin el esfuerzo y coraje de una
pareja legendaria: “don Mateo y doña Mariana Stirling”.
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Excavando en Silencio
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Imagen tomada de: http://anthropology.si.edu/olmec/espanol/expeditions.htm
121
Excavando en silencio
Hermann Strebel
Imagen tomada de: Strebel, Hermann, Lebenserinnerungen,
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122
Excavando en Silencio
17. Hermann Strebel: Precursor de precursores
(1834-1914)
Annick Daneels
Hermann Strebel es una figura muy poco conocida en la arqueología de Veracruz, a
pesar de ser el primero en estudiar el centro del estado a partir de sus materiales
arqueológicos y haber propuesto la primera secuencia histórico-cultural del área en
1885. Además, fue quien interesó a Eduard Seler en México, con la consecuencia
conocida que fundara en 1910 de la Escuela Internacional de Etnología y Arqueología
Americanas en la Ciudad de México. Tuvo a su vez como consecuencia indirecta, tan
importante para Veracruz, que Walter Krickeberg, alumno de Seler, realizara su tesis
de doctorado sobre los Totonacas, analizando y sintetizando las aportaciones de
Strebel; esta tesis se traduciría al español y se publicaría en 1933 en los Talleres
Grá ficos del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, influyendo en los
pioneros de la arqueología de Veracruz: José Luis Melgarejo Vivanco, José García
Payón y Alfonso Medellín Zenil.
Strebel es además el primero en publicar una interpretación estratigráfica de
una secuencia arqueológica en México, 26 años antes de la excavaciones de Manuel
Gamio en San Miguel Azcapotzalco, a quien la historia oficial de la arqueología de
México le concede tal distinción. ¿Por qué se olvidó a una figura tan importante en la
arqueología de Veracruz? Por una parte, porque nunca se le tradujo del alemán; por
otra, a causa de un esnobismo académico, ya que era negociante y no universitario;
y por último, porque fue un extranjero en un país que a través de la Reforma y la
Revolución se forjaba una identidad nacional basada en un pasado mexicano.
123
Excavando en silencio
¿Quién fue Hermann Strebel?
Hermann Strebel nace en 1834 en una familia de clase modesta (su padre es
sombrerero, su madre costurera) de Hamburgo, Alemania. Lo despachan a hacer
fortuna a México, donde sus hermanos mayores tienen un negocio alemán en la
capital. Después de un naufragio a lo largo de las costas de Yucatán, llega sin más
emociones a Veracruz el día de sus 15 años. En 1853 lo envían a Veracruz, para
hacerse cargo de los almacenes de las mercancías en tránsito en el puerto; conoce a
Benito Juárez (describe cómo este se duerme durante una velada musical en su
casa). Su pasatiempo es coleccionar conchas en las playas, pero el médico Carl H.
Berendt lo interesa en las antigüedades mexicanas. Sin embargo, durante su
estancia en México tiene todavía poco interés en la arqueología. Este surge después
de su regreso a Alemania en 1867, por las piezas que le manda una relación de
negocios y anticuaria amateur: la señora Estefanía Salas de Broner, originaria de
Misantla, Veracruz, negociante en vanilla, apoyada por su sobrino Francisco Fuentes,
y según luego averiguó José García Payón (1947) también por Ramón Fuentes y
Mardonio Yáñez.
Aquellas figurillas y vasijas despiertan el interés de Strebel, quien empieza a
mandarle dinero a doña Estefanía, con el encargo de obtener más, y de sitios y
contextos controlados (distinguiéndose en esto de otros coleccionistas poco
preocupados del origen de sus piezas). Así, durante los años 1880 y 1890, Strebel es
arqueólogo por correspondencia, acumulando y analizando un importante corpus
de piezas del Centro de Veracruz, área de operaciones de la señora Salas, quien le
manda informes de sus excavaciones con descripción de los estratos y de su
secuencia. La mayoría de las piezas son figurillas y vasijas, pero también hay
esculturas menores de piedra, piezas de piedra verde, concha, cobre y obsidiana.
Strebel publicó, entre 1881 y 1914, 25 artículos y dos libros de arqueología, además
de 13 artículos y 1 libro de malacología y 2 artículos de etnología. Obtuvo, con el
124
Excavando en Silencio
apoyo de Seler, el doctorado honoris causa por la Universidad de Giessen en 1904, y
el título honorífico de profesor en 1914, año de su fallecimiento.
La arqueología del Centro de Veracruz
Strebel publica en 1884 el plano de Zempoala, obra que queda ignorada por Paso y
Troncoso, quien pretende redescubrir el sitio en 1891, a tiempo para presentarlo en
la exposición organizada en Madrid para el cuarto centenario del descubrimiento de
América (Galindo 1911). En la misma publicación presenta los planos de una serie de
sitios de la Sierra del Chiconquiaco, del área de Misantla. Luego publica amplias
colecciones obtenidas de las excavaciones de Estefanía Salas en dos sitios de la
cuenca del Actopan: Ranchito de las Ánimas y Cerro Montoso (Strebel 1885).
Posteriormente publica un segundo volumen con piezas provenientes
de las
cuencas del Nautla, Actopan (Sollacuauhtla), Antigua, Jamapa-Cotaxtla (Cerro
Cajetes, Soledad, Buzón, Tenenexpan – Strebel 1893-1894) y Papaloapan.
Strebel establece dos grupos culturales subsecuentes en el tiempo
(Kulturgruppe, siguiendo el modelo analítico de Adolf Bastian): el grupo Ranchito de
las Ánimas, el más antiguo y distribuido desde la Sierra de Chiconquiaco hasta el
Papaloapan (caracterizado por cerámicas con doble engobe naranja sobre crema y
figurillas que posteriormente se identificarían como de tradición Remojadas
Superior), y el grupo Cerro Montoso, el más reciente puesto que tiene evidencia de
contacto con los españoles, distribuido solo hasta la cuenca del Antigua
(caracterizado por cerámicas de pasta fina posteriormente identificadas como Isla
de Sacrificios, Quiahuixtlan y Tres Picos).
Sostenido en la evidencia estratigráfica e histórica (Torquemada, Díaz y
Cortés, principalmente), estima tentativamente que el grupo Cerro Montoso
representa a los grupos Totonacos arribados de la Sierra en los últimos siglos antes
del contacto y posteriormente conquistados por los Chichimecas (representado por
algunos materiales de Zempoala). El grupo Ranchito de las Ánimas sería, entonces,
125
Excavando en silencio
la cultura indígena de la costa central de Veracruz anterior a la llegada de los
Totonacas (Strebel 1888: 151-152), que se extendía hasta el río Papaloapan y sería
también responsable de la producción de los yugos (Strebel 1890). Posteriormente
pone en duda sus propias conclusiones y estima que el grupo Cerro Montoso
representa a los Chichimecas y el de Ranchito de las Ánimas, por consecuente, a los
Totonacas. Sin embargo, en su trabajo de 1899 regresa a la opinión que el grupo
Cerro Montoso corresponde a los Totonacas.
Como se puede ver, la interpretación de Strebel es bastante atinada y
confirmada por investigaciones recientes en el área, y muestra una percepción
mucho más sustentada que la atribución histórica directa que aplicara Paso y
Troncoso a las colecciones de la exposición de Madrid: todo entre el Antigua y el
Tuxpan: Totonaca, todo entre el Antigua y el Papaloapan: Nahua, sin pararse a
reflexionar sobre el por qué grupos distintos estarían produciendo yugos idénticos.
Strebel, Seler y el Totonacapan
Strebel conoció a Seler en 1885 a través de Adolf Bastian, entonces director del
Museo de Etnología de Berlín. Strebel acababa de vender su colección de Ranchito
de las Ánimas y Cerro Montoso al museo, cuando Seler ingresó a colaborar como
voluntario en la Sección Americana. De acuerdo con Strebel (1930: 46), fue la razón
por la que el joven Seler empezó a interesarse también en la arqueología del centro
de América, y no solamente en la lingüística y los códices.
Seler considera la cultura Ranchito de las Ánimas, como definida por Strebel,
como el grupo indígena de la costa, con notable influencia de Teotihuacan (Seler
1915: 534, 547), mientras el área de Jalapa-Papantla, Totonaca, sería el área de origen
del estilo de volutas, los yugos y las palmas, con una amplia distribución hacia el
centro de México, Guatemala y Costa Rica (ibid. 519, 534, 551-552); por último, el
grupo Cerro Montoso sería derivado de Cholula (ibid. 534).
126
Excavando en Silencio
Esta propuesta está probablemente en el origen de la confusión que tuviera
larga vida, identificando elementos que hoy sabemos son del Clásico (Tajín, yugos y
volutas) con los grupos Totonacas presentes al momento del contacto. Walter
Krickeberg, alumno de Seler, retoma las propuestas de su maestro en su tesis
doctoral Die Totonaken (1918-1922, 1925), en la que recopila información histórica,
arqueológica y etnográfica sobre el Centro de Veracruz, incluyendo la información
de Strebel. Igualmente considera el estilo de volutas de Tajín, los yugos y las palmas
como indicadores de los Totonacas, a quienes también relaciona con el grupo Cerro
Montoso (1918-22: 21), mientras el grupo de Ranchito de las Ánimas representaría la
población original de la costa, de filiación maya (1925: 59). Esta obra tuvo un impacto
en la investigación veracruzana, gracias a su traducción y publicación en 1933 en
México (Krickeberg 1933). Es probable que José Luís Melgarejo Vivanco, José García
Payón y Alfonso Medellín Zenil, quienes citan a Strebel en sus obras, lo hayan
conocido en primera instancia a través del libro de Krickeberg.
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18. Un tigre entre jaguares o
Roberto Williams y la arqueología veracruzana
(1925-2008)
Sara Ladrón de Guevara
Mis intromisiones momentáneas en la parcela de la arqueología
tienen justificación en el objetivo de la etnología,
que es el estudio de la cultura.
Roberto Williams
El trabajo más conocido del maestro Roberto Williams fue fundamentalmente en el
campo de la etnología, correspondiente a su formación en la ENAH y a su quehacer a
lo largo de su vida, sin embargo, destacaremos en este trabajo algunos aspectos de
su labor académica que tuvieron una incidencia clara en la arqueología veracruzana,
si bien sus incursiones en esta disciplina, según leemos en el epígrafe de este texto,
tenían un propósito en sentido opuesto. Williams reconocía e indagaba el factor
prehispánico impreso en las tradiciones indígenas actuales, a la manera que López
Austin señala una “importante e indiscutible tradición religiosa cuyas raíces son
mesoamericanas.” (1990: 32) “En México, muchos aspectos de las culturas
autóctonas se fusionaron con los contenidos occidentales, otros se desgarraron,
dejando algunas huellas por donde podemos intentar una mejor interpretación del
pasado.” (Williams 1997: 17)
Pocos saben que Roberto Williams participó activamente en exploraciones
arqueológicas de campo, pero independientemente de la anécdota, reconocemos a
menudo en su obra la citada y clara postura de que las tradiciones indígenas actuales
proceden de una cosmovisión en la que subsisten elementos que provienen del
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Excavando en silencio
mundo mesoamericano prehispánico. Así, subrayamos su interés por el tiempo
precolombino en aras de comprender los fenómenos de larga duración que perviven
en los pueblos indígenas contemporáneos. No sólo se interesaba en la mitología
indígena, sino también en los hallazgos arqueológicos que le permitían identificar
elementos comunes. Además, su calidad no sólo académica sino humana, hizo que
su labor como investigador del Instituto de Antropología de la Universidad
Veracruzana facilitara el trabajo que realizaban los arqueólogos al traer piezas
arqueológicas a los acervos del Museo de Antropología de Xalapa.
Exploraciones arqueológicas
El maestro Williams participó al menos en un proyecto arqueológico. En 1950 y 51 el
entonces Departamento de Antropología dependiente de la Dirección General de
Educación del Gobierno del Estado de Veracruz dirigido por Alfonso Medellín Zenil,
llevó a cabo un proyecto arqueológico en la Isla de Sacrificios. Los resultados de
dichos trabajos fueron publicados por Medellín Zenil (1955). Cincuenta y dos años
más tarde, Roberto Williams publicó un artículo en el que relata su participación en
dicho proyecto. Su intención no era proveer datos arqueológicos, que ya habían sido
dados a conocer por Medellín, sino, activista como siempre, procuraba convencer al
secretario estatal de Turismo de proteger la isla a la que llama “nave verde siendo el
faro su mástil central” (Williams 2007: s.p.). Llama la atención en ese breve artículo
que al relatar su experiencia en las excavaciones recuerda y distingue, como
evidencia del éxito del proyecto, los restos humanos, con mucho más énfasis que los
cerámicos o líticos; después de todo, Roberto Williams fue un auténtico humanista y
buscaba más bien a los hombres que a los artefactos creados por ellos. “…a poca
profundidad de la arena aparecían cráneos con los huesos ordenados rodeados de
vasijas de bella cerámica decorada con motivos marinos.” (ibid.)
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Excavando en Silencio
La iconografía y los mitos
Siendo estudiante, el joven Williams trabajó al lado de Isabel Kelly en El Tajín. Sus
tareas correspondían al ámbito de su formación: la etnografía, pero la cercanía de
un sitio arqueológico de tal belleza sin duda le impactó. Durante ese trabajo Kelly
reconoce el trabajo del joven Williams de febrero a mayo de 1948 (Kelly 1952: X) y
menciona en el prefacio de “The Tajin Totonac”, que espera que los relatos
recopilados por Williams aparecerán publicados separadamente (op.cit.: XIV) en un
segundo tomo de la misma colección editada por la Smithsonian Institution que
lamentablemente nunca apareció.
Pero efectivamente, durante esa temporada, Williams recopiló un relato que
ha sido objeto de múltiples publicaciones y estudios: la leyenda de Juan Atzkin o el
Trueno Viejo. Esta constituyó, una de sus primeras publicaciones en 1954 y acaso el
más citado de sus trabajos.
Años más tarde, García Payón rearmó los bloques de arenisca de los muros
del Juego de Pelota Sur en El Tajín y varios estudiosos siguen reconociendo en un
personaje representado atado en el tablero central norte, al protagonista del mito
recopilado por Williams. Posteriormente, una escena similar fue hallada en un mural
del sitio de Las Higueras en el Centro de Veracruz.
Los arqueólogos veracruzanos y el mismo Williams aceptaron y difundieron
la idea de que el mito estaba plasmado en la iconografía de dos sitios del periodo
clásico tardío. Esta propuesta es un tanto aventurada, pues los elementos del mito
no concuerdan del todo con la imagen. Más aventurado es imponer una filiación
étnica a un grupo prehispánico a partir del reconocimiento de un mito. Sabemos que
muchas etnias pueden compartir un mito. Pero independientemente de esta
discusión, reconocemos que el trabajo de Williams incidió en la generación del
conocimiento del periodo prehispánico de Veracruz. “El Trueno Viejo todavía es
mencionado en diversos poblados veracruzanos. […] Está en el fondo del mar, en
posición decúbito dorsal, con las piernas flexionadas y la cabeza levantada (postura
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Excavando en silencio
de Chac Mool). Está fumando un puro y cada bocanada que arroja produce el ruido
del trueno.” (Williams 1997: 59)
En otra polémica entre arqueólogos Williams participa de manera decidida.
Nos referimos a aquélla desatada acerca de la temporalidad de la cultura Olmeca. El
maestro tomó partido apoyando al grupo que proponía su correspondencia a
periodos del preclásico, idea que a la larga ha sido comprobada.
Así, publicó “Vestigios olmecas en San Lorenzo”, aparecido en el suplemento
del periódico Novedades en 1967 (Williams 1997: 28) apoyando las cronologías
aportadas por el equipo de Michael Coe. Al respecto de la misma polémica, publicó
también en La Palabra y el Hombre un interesante artículo titulado: “La estela con la
fecha más antigua de América” (1974), en el que no sólo describe la estela C de Tres
Zapotes
y
sus
dos
fragmentos
complementarios
esculpidos
precisando
contundentemente su temprana fecha, sino que adereza el texto, como solía, con
amenas anécdotas del hallazgo, su estudio, su reproducción y difusión.
Además de la lectura de la fecha inscrita en esa estela, Williams destaca un
elemento iconográfico al que vincula con un motivo que etnográficamente ha
registrado: “Identifico los círculos grabados sobre las cejas como manchas de jaguar
debido a que los danzantes actuales de El Pochó, en Tabasco, según he observado,
acostumbran simular esas motas pintándose círculos en el cuerpo.” (op.cit.: 222)
De esta forma, nuevamente recurre al reconocimiento de una tradición
mesoamericana indígena de larga duración.
Al Maestro Williams debemos también una guía del Museo de Antropología
de Xalapa. Editada en 1992, hace en ésta un recorrido que no se pretende exhaustivo
ni ceñido exclusivamente a la información arqueológica del acervo. La lectura de
este trabajo reproduce un recorrido por las salas del recinto acompañada de los
comentarios de Williams en busca no sólo del conocimiento sino del goce. Así lo
afirma en la conclusión de su trabajo:
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Excavando en Silencio
Con este resumen cultural me he concretado a explicar algo de la cultura,
esencialmente lo que permite entrever la religión en las representaciones escultóricas
y cerámicas. He tenido como principio que tras la forma se esconde el concepto que la
motivó. En muchas ocasiones, ese concepto está muy escondido y fue solamente la
emoción la que transmití al visitante. Algo he explicado. En última instancia, en este
museo lo que impacta es la estética. Lo único que perdura en la vida es el arte. Si el
visitante no llegó a comprender cabalmente los significados no importa; saldrá
impregnado, a lo menos, de un goce y gozo estético. (Williams 1992: 92)
Esta afirmación constituye en buena medida la actitud de don Roberto ante
su quehacer y ante su vida, “lo único que perdura en la vida es el arte” (ibid.) y la
valoración del gozo estético, no intelectual, sino a través de la emoción y los
sentidos, parecen estar presentes en toda su obra y a lo largo de todos los días de su
vida. Así nos enseñó a apreciar la danza, la comida, un rezo o una máscara, no sólo
intelectual sino sensorialmente.
Traslado de piezas arqueológicas
Seguramente la presencia amigable y franca del maestro Williams fue clave para el
buen desarrollo de los rescates de dos piezas arqueológicas magistrales en cuanto a
calidad escultórica y fundamentales en tanto muestras de la cosmovisión olmeca: el
Señor de las Limas y el Señor de San Martín Pajapan. Pero también, seguramente,
participar en traslados de piezas arqueológicas desde una comunidad que les rinde
culto como si fuesen santos o dioses a la frialdad de una sala de museo, le hizo
reconocer en carne propia la supervivencia de la tradición mesoamericana frente al
mundo académico ajeno a la calidez y fuerza de ceremonias rituales.
El hallazgo del Señor de las Limas ocurrió en la ranchería que le dio nombre
el 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, de 1965. Fue realizado fortuitamente por
unos niños de la comunidad. Se trata de la escultura olmeca en piedra verde más
grande hallada hasta hoy. Su calidad escultórica es innegable y la información que se
ha derivado de su estudio, invaluable.
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Excavando en silencio
Medellín Zenil comisionó a tres personas para traer la pieza al Museo de
Antropología de Xalapa: Manuel Torres, arqueólogo, quien revisó no sólo la
estatuilla, sino el lugar de su hallazgo, habiendo llevado a cabo una breve
excavación en el lugar, sin encontrar ningún fragmento cerámico u otro que pudiera
contextualizarla; Alberto Beltrán, artista plástico, quien realizó y publicó un
“reportaje gráfico del hallazgo” (Beltrán 1965); Roberto Williams, etnólogo, quien
recopiló la información de lo que Medellín llama “curioso fenómeno de resurrección
de un sentimiento religioso que se creía desaparecido en la comarca.” (Medellín
1965:5)
Efectivamente, el Señor de Las Limas fue confundido con una “Madona”
aparecida en un día propicio para su culto, cargando a un niño. Como tal recibió la
devoción de los habitantes de Las Limas: le colocaron una capa sedosa y una corona
de flores de papel. Le prendieron veladoras y le rezaron con fervor. “La voz brincó a
la ribera opuesta narrando un milagro y los cayucos, largos troncos ahuecados,
atravesaron la bronca corriente en visitas esporádicas” (Williams 1997: 24)
No debe haber sido fácil convencer a los locales de ceder el resguardo de la
pieza para su exhibición en el Museo de Xalapa. De hecho ya habían iniciado
conflictos entre los pobladores de Las Limas y los de la vecina Colonia “Roberto
Barrios” por su posesión. Sin duda la bonhomía y don de gentes de Roberto Williams
logró que despidieran entre lágrimas y aplausos a quien había desplazado en el altar
familiar a la mismísima Virgen de Guadalupe, pues según los vecinos refirieron: “Esta
es más importante porque es más antigua” (Beltrán 1965: 17). Pero también Williams
expresa contundente la pertinencia de resguardar la pieza en un museo en lugar de
mantenerla como objeto de culto: “Era necesario rescatar la pieza lo más pronto
posible. Detener el culto antes de que pudiera encarnar junto al corazón. Tal vez
pudiera lastimarse la sensibilidad de los idólatras católicos si transcurrían otros días
dedicados al naciente culto” (1997:25). Y rememora la pérdida de una escultura
Huasteca que fuera objeto de un culto similar: “el arqueólogo Alfonso Medellín Zenil
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Excavando en Silencio
fotografió, en una ranchería de Ixhautlán de Madero, una escultura arropada,
puesta de pie sobre una mesa de una choza para ceremonias. Respetó la posesión
espiritual de la escultura. Después fue robada sin que se sepa, hasta la fecha, su
paradero.” (ibid.)
Con eso deja clara su postura. Independientemente del enorme respeto a las
tradiciones que él estudió, admiró y difundió, el resguardo del patrimonio
arqueológico no puede otorgarse a particulares, pues significa ponerle en riesgo.
Así, participó en otro importante traslado de un monumento arqueológico,
el que ocurrió alrededor del llamado Señor de San Martín Pajapan, magnífica
escultura olmeca realizada en basalto y hallada en la cima del Cerro de San Martín.
Fue descubierta desde 1897 por Ismael Loya, dibujada por Miguel Covarrubias y
reubicada y dada a conocer por Frans Blom y Oliver La Farge (1986). Estaba rodeada
de ofrendas, desde tiempos prehispánicos hasta contemporáneos, lo que
demuestra rituales de veneración durante un lapso de tiempo largo y continuo.
En 1963, Medellín Zenil comisionó a Roberto Williams a traer el monumento
al Museo de Antropología de Xalapa. Los otros comisionados eran Jesús Morales
(lingüista), Emilio Bejarano (antropólogo) y Juan Sánchez Bonilla (arqueólogo). “En
la cima del volcán de San Martín, que mira hacia la bahía de Coatzacoalcos, estaba
una escultura que representa al tigre, la cual se concentró en el Museo de Xalapa.
Los hablantes de nahuat que habitan en torno al San Martín llamaban Chane al ídolo
y lo veneraban como dios de la lluvia.” (Williams 1997: 17)
Por supuesto es discutible la remoción de piezas arqueológicas a los museos,
lo que no parecía cuestionable en los aquellos años, pero las quejas de los
pobladores después de estos movimientos son comunes. Se quejan de disminución
en la producción de la tierra y en la obtención de productos de caza.
Estas percepciones seguramente afectaron la sensibilidad del maestro. En el
2006, Roberto Williams y Juan Sánchez propiciaron el regreso a San Martín de una
réplica del monumento apoyados por el Instituto Veracruzano de Cultura. Los dos
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Excavando en silencio
asistieron a la entrega de la pieza que fue recibida con rituales y ofrendas.
Restituyeron así en parte el chaneque que hacía más de cuarenta años habían
retirado. Dieron un buen resguardo a la pieza original y reintegraron un símil para
mantener el culto tradicional. Emocionados relataron su experiencia. Vivieron
nuevamente esa tradición mesoamericana que llega a nuestros días y que Williams
se empeñó en indagar y transmitir.
Bibliografía
Beltrán, Alberto
1965
“Reportaje gráfico del hallazgo de Las Limas” en Boletín 21:9-26 México, INAH.
Blom, Frans y Oliver la Farge
1986
Tribus y templos, México, INI, (Clásicos de la Antropología 16).
Kelly, Isabel y Angel Palerm
1952
The Tajin Totonac. Part 1. History, subsistence, shelter and technology, Washington,
Smithsonian Institution, Institute of Social Anthropology, (Publication no. 13).
Medellín Zenil, Alfonso
1955
Exploraciones en la Isla de Sacrificios, Xalapa, Gobierno del Estado de VeracruzDirección General de Educación-Departamento de Antropología.
1965
“La escultura de las Limas” en Boletín, no. 21, México, INAH, pp. 5-8
Williams García, Roberto
1954
“Trueno Viejo = Huracán = Chac Mool, en Tlatoani, México, ENAH, no. 8-9.
1974
1992
1997
2007
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“La estela con la fecha más antigua de América” en La Palabra y el Hombre, Nueva
época, 1974, Número extraordinario, Xalapa, Universidad Veracruzana, pp. 219-224.
Guía del Museo de Antropología de Jalapa, Xalapa, Universidad Veracruzana.
Danzas y andanzas, Xalapa, CONACULTA-Instituto Veracruzano de Cultura (Colección
Frondas Nuevas).
“Isla de Sacrificios” en Serpentario, Año 1 No. 9 Revista mensual 10 de noviembre de
2007, edición electrónica: http://mx.geocities.com/revserpentario/nueve/serp0916.html
Excavando en Silencio
Roberto Williams
Imagen tomada de: mx.geocities.com/revserpentario/seis/robertow.jpg
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Excavando en Silencio
Índice de autores
(En orden alfabético)
Arnold III, Philip J.
Arqueólogo, Doctor por la Universidad de Nuevo México
Profesor en la Universidad de Loyola
Brizuela Absalón, Álvaro
Entnólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH)
Investigador del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV)
Becerra Álvarez, Gibránn
Estudiante de Licenciatura en Arqueología
Facultad de Antropología de la UV (FAUV)
Budar Jiménez, Lourdes
Arqueóloga, Doctora en Ciencias Humanas con especialidad en estudios de la Tradición por El
Colegio de Michoacán A.C.
Jefa de la Carrera de Arqueología FAUV | Coordinadora de la Academia de Investigación FAUV
Chiquito Cortés, Erick
Estudiante de Licenciatura en Arqueología
FAUV
Cuevas Ordoñez, Mauricio D.
Estudiante de Licenciatura en Arqueología
FAUV
Daneels, Annick
Arqueóloga, Doctora en Arqueología por Instituto de Investigaciones Antropológicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México (IIA-UNAM)
Investigadora del IIA-UNAM
Diehl, Richard A.
Arqueólogo, Doctor en Antropología por la Universidad de Pensilvanya EUA
Profesor Emérito de la Universidad de Alabama, Tuscaloosa, EUA
Fuentes Reyes, Ixchel
Arqueóloga, Maestra en Arqueología por la ENAH
Curadora del Museo de Antropología de Xalapa (MAX)
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Ladrón de Guevara, Sara
Arqueóloga, Doctora en Antropología por la UNAM
Directora del Museo de Antropología de Xalapa (MAX)
Lira López, Yamile
Doctora en Filosofía por la Universidad Libre de Berlín
Investigadora del Instituto de Antropología de la U.V.
Luján Delgadillo, Alicia
Arqueóloga, Maestra en Educación Evaluativa por la UV
Académica de Tiempo Completo de la FAUV
Lunagómez Reyes, Roberto
Arqueólogo, Maestro en Arqueología por la ENAH
Curador del MAX
Ordoñez V. Maura.
Arqueóloga, Doctora en Historia y Etnohistoria por la ENAH
Curadora del MAX
Osorio Portillo, Martha T.
Arqueóloga, Maestra en Psicología aplicada a la educación por la UV
Académica de la FAUV
Pérez Chávez, Tania
Estudiante de Licenciatura en Arqueología
FAUV
Vásquez Zárate, Sergio
Arqueólogo, Maestro en Arqueología por la ENAH
Profesor de Tiempo Completo de la FAUV
Vera Flores, Rocío
Estudiante de Licenciatura en Arqueología
FAUV
Wendt, Carl J.
Arqueólogo, Doctor en Antropología por Penn State University
Profesor asistente de la Universidad de California Fullerton
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Excavando en Silencio
Esta obra se terminó de imprimir el 1º de noviembre de 2009
en los talleres de PROAGRAF, Xalapa, Ver., con un tiraje de 1000 ejemplares.
La formación estuvo a cargo de Aarón Hernández Romero. ( www.kriptonita.org)
La edición estuvo al cuidado de Lourdes Budar, Sara Ladrón de Guevara,
Roberto Lunagómez y Maliyel Beverido.
Impreso en México
2009
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