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(2009) “La sociedad civil española y Marruecos”

La sociedad civil española presta una atención todavía insuficiente a Marruecos y su capacidad de incidencia es limitada. Las precondiciones para superar este déficit son varias e implican a otros muy diversos actores como los medios de comunicación y las fuerzas políticas. En primer lugar debe superar y ser capaz de contrarrestar las percepciones dominantes en la sociedad española sobre Marruecos, en un contexto no propicio como es la brecha socioeconómica existente entre ambos países. Para ello debe realizar un esfuerzo de conocimiento y de actuación independiente, elementos claves para romper barreras mentales y reconocer intereses comunes.

en Bernabé López García y Miguel Hernando de Larramendi (coord.) (2009): Historia y memoria de las relaciones hispano-marroquíes. Un balance en el cincuentenario de la independencia de Marruecos. Madrid: Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, pp. 367-430. ISBN: 978-84-96327-46-7. La sociedad civil española y Marruecos Isaías Barreñada En palabras de un diplomático español, Marruecos es uno de los países en el que España tiene más intereses y más contenciosos abiertos. Esta situación particular marca las relaciones oficiales y no deja de tener efectos en otros ámbitos. En España, a finales de los ochenta, tomó forma un discurso sobre la necesidad de establecer y ampliar el “colchón de intereses” entre España y Marruecos. Se subrayaba la idea de que la interdependencia en varios campos (económico, gubernamental, social) constituía un mecanismo de seguridad; los intereses compartidos debían renovar y cimentar la vecindad hispano-marroquí. Y se señalaban tres elementos necesarios e imprescindibles en el estrechamiento de vínculos: la profundización de la interdependencia económica, la institucionalización del diálogo político y la participación de las sociedades civiles. Este último componente no sólo tiene que ver con la presencia de población inmigrante marroquí en España, sino que responde a la idea muy extendida de que la sociedad civil española puede desempeñar un papel activo en varios planos: apoyar a la sociedad civil marroquí en su contribución activa a la democratización, contribuir a cambiar las percepciones mutuas, y llevar a cabo lo que no pueden hacer los actores gubernamentales. Sin embargo, desde entonces la brecha de renta entre los dos países vecinos no ha cesado de aumentar, la interdependencia es frágil y las relaciones económicas son insuficientes. El diálogo político es complejo; el déficit de democracia en Marruecos introduce un componente de imprevisibilidad que genera altibajos en las relaciones bilaterales y hace difícil una interdependencia beneficiosa para ambas partes. Si bien se han dado avances en las relaciones económicas y políticas bilaterales, cabe preguntarse en qué situación estamos en lo social. Los indicios son dispares, unos son positivos como la proliferación de iniciativas, y otros lo son menos, como la muy limitada capacidad de incidir social y políticamente. Una ilustración de ello es que, en 2002, ciertos sectores empresariales destacaron más en su labor en pro de la superación de la crisis bilateral que la sociedad civil. La sociedad civil se ha convertido en un nuevo icono. Esta cosificación de la sociedad civil no es ajena a una concepción en cierta medida despolitizada de la democratización1. La existencia de un entramado asociativo muy diverso y activo es un elemento político relevante en Marruecos, no sólo porque es expresión de un importante cambio social, sino porque se ha convertido en un elemento coadyutor y legitimador de las reformas políticas, hasta el punto de servir de pretexto para justificar la lentitud del desmantelamiento del sistema autoritario y la falta de profundidad de los cambios políticos. En los últimos años se ha analizado con detalle la sociedad civil marroquí, incluso por parte de investigadores españoles2. Sin embargo se ha estudiado muy poco lo que significa Marruecos para la sociedad civil española y el papel de esta última en las relaciones bilaterales. El objeto de este artículo es aproximarse a esta cuestión de difícil asidero dados los márgenes mismos del concepto y la poca atención prestada hasta hoy en España a la acción ciudadana transnacional. Se intenta hacer una aproximación crítica a lo que significa Marruecos para la sociedad civil española, a los factores que inciden en su actuación y a los problemas que encuentra. La sociedad civil es por naturaleza un espacio vasto, heterogéneo y muy dinámico, donde intervienen actores de muy diversa naturaleza, que actúan a distintas escalas, lo que hace muy difícil presentar este tema con detalle. Por ello, aquí no se hace un balance de cincuenta años de relaciones sino una mera aproximación a la situación actual, consciente de 1 Michel Camau, “Sociétés civiles rêves et téléologie de la démocratisation”, Revue internationale de politique comparée, 9:2, 2002, pp. 213-232. 2 Thierry Desrues “La sociedad civil marroquí: indicador de cambio y modernización del autoritarismo marroquí”, Awraq, 22, 2005, pp.393-423. Jesús Núñez et al. (2004): Redes sociales en Marruecos. La emergencia de la sociedad marroquí. Barcelona: Icaria. Carmelo Pérez Beltrán -eds- (2006): Sociedad civil, derechos humanos y democracia en Marruecos. Granada: Eirene. Maria-Ángels Roque (dir)(2002): La sociedad civil en Marruecos. La emergencia de nuevos actores. Barcelona: Icaria. Jesús Núñez (dir) (2007): Asociaciones y Organizaciones No Gubernamentales en el Norte de Marruecos: la articulación de la sociedad civil en las provincias de Tánger, Tetuán, Chefchaouen y Alhucemas. Madrid: IPADE, IECAH. 1 que se escapan muchas experiencias, algunas de ellas seguramente muy significativas. Asimismo es no es un estudio sobre las relaciones entre sociedades civiles española y marroquí, es una aproximación limitada y unilateral realizada sólo desde España. La conclusión final de este estudio es que a pesar de las múltiples experiencias y actuaciones ciudadanas, éstas son todavía bastante limitadas y que las expectativas puestas en la sociedad civil para complementar las políticas gubernamentales o compensar sus carencias son generalmente exageradas. 1. Sociedad civil, ¿de qué hablamos? Una de las características de las sociedades occidentales contemporáneas es la configuración y la dinámica de la sociedad civil y sus relaciones con el Estado, es decir, la creación de la sociedad y la creciente tensión jurisdiccional con el Estado. El concepto de sociedad civil ha sido objeto de un amplio debate en ciencia política, pero lo más llamativo es que ha sido adoptado en el debate público y se utiliza con profusión y extrema ligereza. Hay una banalización del término “sociedad civil”, concepto comodín donde algunos incluyen población no organizada, movimientos sociales, empresa, universidad y hasta instancias de poder político sub-estatal. No éste el lugar para extenderse en el concepto de sociedad civil o analizar sus diferentes definiciones, pero se hace necesario recordar algunos elementos y sobretodo precisar la acepción que aquí se le va a dar. Desde una perspectiva puramente descriptiva, bajo el paraguas conceptual de sociedad civil se incluye todo tipo de organización intermedia entre los ciudadanos y el Estado, independientemente de sus fines explícitos o implícitos, de su estatuto jurídico y de su vitalidad y protagonismo social. Naciones Unidas entiende por sociedad civil la relación asociativa que los ciudadanos entablan voluntariamente para promover sus intereses, ideas, ideales e ideologías3. Excluye en cambio la actividad asociativa con fines de lucro (el sector privado) o de gobierno (el sector estatal o público). Entre los componentes de la sociedad civil se incluyen: las organizaciones populares (cabe citar las organizaciones que representan a mujeres, niños o jóvenes, agricultores, desempleados, pueblos indígenas, ancianos y discapacitados); las organizaciones profesionales (sindicatos, asociaciones profesionales, la comunidad científica y tecnológica; asociaciones de agricultores; cooperativas); las organizaciones confesionales (organizaciones religiosas, interconfesionales y las organizaciones de desarrollo vinculadas a confesiones particulares); las comunidades del mundo académico e intelectual; las organizaciones no gubernamentales benéficas (asistenciales, de defensa de derechos o de sus intereses) como las que se ocupan del medio ambiente, el desarrollo, los derechos humanos, los derechos reproductivos, el desarme, la lucha contra la corrupción, las organizaciones no gubernamentales de voluntarios, las asociaciones y cooperativas de consumidores; las redes internacionales de organizaciones no gubernamentales similares; los movimientos sociales y redes de activistas; y finalmente las asociaciones populares y poco estructuradas de personas que tienen marcos o experiencias comunes y deciden colaborar entre sí para subsanar iniquidades específicas. En suma, la sociedad civil sería un entramado de organizaciones sociales, sindicales y profesionales, think tanks y fundaciones de toda naturaleza. La sociedad civil estaría así compuesta por ciudadanos, no por todos sino por aquellos que han adquirido un compromiso de diverso grado de acción, y con diverso grado de conciencia, respecto a la necesidad de profundizar y transformar las estructuras sociales que no se adaptan a los tiempos presentes, o que responden con mayor efectividad a los intereses de particulares que a los intereses de grupos sociales mayores. Es decir, la sociedad civil es la instancia que permite la existencia y generación de nuevos movimientos que renuevan la opinión pública de la sociedad, donde se discute la necesidad de ampliar o transformar los derechos existentes para ésta, apelando para ello a una transformación del Estado y, en las actuales condiciones, una mayor regulación del mercado y su capacidad de influencia en la vida privada; finalmente, una apelación a la ciudadanía en general para que adquiera un rol activo en este proceso4. 3 4 www.un.org/spanish/civil_society/diversidad.html www.fas.harvard.edu/~drclas/programs/PASCA/pdfs/spanish/Chile%201999/Elementos/Binimelis_Duhart.pdf 2 Desde una perspectiva más normativa o valorativa, la sociedad civil se define como el espacio público no gubernamental en el que se manifiestan y desarrollan los valores cívicos y comunitarios de una colectividad. La sociedad civil organizada sería, más que los individuos y que las asociaciones, un espacio en el que actúan actores muy heterogéneos, con intereses diversos y contradictorios. Lógicamente, para poder definir este espacio público como sociedad civil, se ha de estructurar mediante lo que se denominan lazos débiles, en contraposición a los lazos fuertes, representados por la familia y el primer círculo de relaciones (trabajo, amigos, etc.). Para Putnam, este “capital social” es un indicador de calidad política y social, y al mismo tiempo es un mecanismo básico de articulación de la sociedad. Es un elemento de construcción y vertebración de la sociedad, pues posibilita la creación de entramados de redes (interacciones entre diversas organizaciones) que conforman la estructura social de la sociedad organizada5. Su importancia se mide por el grado de compromiso asumido, por los valores cívicos desarrollados, por el rigor y la coherencia de su control sobre las actuaciones gubernamentales, etc. Por ello su valoración ha de ser más cualitativa que cuantitativa, pues expresa la vitalidad democrática, entendiendo que la democracia es algo más que el ejercicio del voto. La sociedad civil, al ser una forma de movilización de los ciudadanos, opera en el interior del sistema político y es, por lo tanto, parte integrante de la sociedad política, fuera las estructuras formales del estado pero en relación con ellas. Para que pueda estructurarse, desarrollarse e intervenir, la sociedad civil requiere de libertad de organización, libertad de expresión, autonomía, democracia interna… La existencia de la ciudadanía y de libertades para organizarse y para deliberar son pre-requisitos para la sociedad civil, pues ésta busca afectar a la política. La sociedad civil es un componente necesario para la democracia participativa. En este artículo se opta por una definición concreta de sociedad civil. 1) Sociedad civil no es ni opinión pública, ni sociedad en general; tiene que ver con la ciudadanía organizada. Su papel fundamental es promover la participación de los ciudadanos en asuntos de interés público. Una organización de la sociedad civil es un cuerpo de ciudadanos que deliberan y actúan en el espacio público con el fin de afectar, en mayor o menor grado, el curso de los acontecimientos que impacta y determinan la vida económica, política y social de un país, de una sociedad o de una comunidad local en particular. 2) Los actores de la sociedad civil tienen vocación de transformación, mediante la incidencia (control del poder político, económico o mediático), la voluntad de influir (por diferentes vías) y a través de la intervención directa (desarrollando espacios de participación, creando espacios autónomos). Otra de sus características es la capacidad de propiciar el debate público y de crear opinión. Y 3) Las sociedades civiles no son ajenas a la globalización. En la actualidad son cada vez más actores transfronterizos; esto tiene que ver con la emergencia de una nueva forma de ciudadanía global (o sociedad civil global6) que liga su razón de ser y su acción local o nacional, con una dimensión más amplia; que se preocupa y que interviene cada vez más de manera transnacional. Una singularidad de la sociedad civil moderna es su carácter transnacional, desborda el marco territorial estatal. 2. Sociedades civiles española y marroquí Ha sido opinión común durante mucho tiempo, y contribuyó a ello el concepto ortegano de desvertebración, que la sociedad española tiene una escasa inclinación a organizarse autónomamente y a intervenir en el debate ciudadano. De ello resultaría una sociedad civil poco estructurada, con limitadas capacidades de acción y de influencia. Se ha tendido a explicar esta situación por un cúmulo de factores: el “familismo” de los españoles, la escasa tradición democrática y liberal, el autoritarismo que limitó el asociacionismo, el peso de los poderes públicos (la cultura del “que lo haga el Estado”), las reticencias estatales y de los aparatos políticos, la falta de apoyo en alguna tradición social o cultural relevante, la construcción tardía del Estado del bienestar, etc. Sin embargo, los estudios realizados desde la transición muestran una evolución significativa, hasta el punto que desde mediados de los noventa el tejido asociativo español aparece bastante homologable con el de otros muchos 5 Joseph A. Rodríguez, José L. C. Bosch, Fredesvinda Mérida, Capital social como vertebrador de la sociedad. España 2000 (ensayo teórico metodológico), Barcelona 2003. 6 Mary Kaldor (2005): La sociedad civil global. Una respuesta a la guerra. Barcelona: Tusquets. 3 7 países occidentales . La transición democrática, el crecimiento económico y la apertura al exterior han dado un indudable impulso al asociacionismo. Hoy el tejido social (y el capital social) en España es importante. Se estima que entre 25 y 35% de la población está afiliado a algún tipo de asociación. Según Pérez-Díaz, el problema radica no tanto en la falta de sociabilidad sino en una dosis excesiva de tejido social de “mala calidad”, o “incivil”, poco capaz de desarrollar las prácticas que requiere el sistema democrático y las responsabilidades ciudadanas. Existe un entramado civil nada desdeñable, especialmente en algunos sectores, aunque con una capacidad muy desigual de influencia, de propiciar debate público y de crear opinión. También se podría añadir que con un cierto retraso a la hora de abordar cuestiones internacionales; ejemplo de ello ha sido la tardía estructuración de think tanks no oficiales en la materia. En España, donde los partidos políticos tienen una baja tasa de afiliación y no constituyen polos de articulación de la sociedad, generalmente la sociedad se organiza y articula fundamentalmente como mecanismo de acción alternativo al sistema de representación formal, los principales vertebradores de las redes sociales han sido la Iglesia católica, las asociaciones culturales y deportivas, y las organizaciones sindicales. Si tradicionalmente, la sociedad civil ocupó espacios no controlados por el Estado (protección social, deporte), ahora se implica en otros que han sido propios de él, incluso en su núcleo duro. En los últimos años ha crecido el asociacionismo en ciertos sectores (salud, medio ambiente, mujer, tercer mundo), abordando nuevas problemáticas y retos sociales planteados por la sociedad globalizada del siglo XXI ante las que el estado nacional parece ineficiente. En algunos casos, se trata de espacios de acción donde la sociedad organizada, y especialmente las redes globales de organizaciones, parece ser más eficaz por su capacidad para activarse sobrepasando fronteras nacionales. Son nuevos espacios sociales alrededor de nuevos temas y valores. Sin embargo, si bien diferentes estudios sobre la sociedad civil española abordan sus principales ámbitos de actuación (salud, educación, servicios sociales, ordenación del territorio, deporte, cultura…), excepción hecha de las ONG de desarrollo muy pocos tratan de su acción trasnacional8. Percepciones mutuas Analizar cómo la sociedad civil española ve a Marruecos y actúa en relación con este país y su sociedad, requiere partir del contexto y en particular de la percepción de Marruecos que se tiene en España, pues ésta marca y condiciona la acción ciudadana. Por lo general las percepciones sociales de otro país y de su sociedad son múltiples y complejas, especialmente cuando se trata de países cercanos o vecinos. A esto se añade el hecho de que las percepciones no son estables, cambian y se superponen. Desde Marruecos, las percepciones de España son contradictorias. La opinión pública general tiene una percepción difusa pero positiva de España, en gran medida debido a la cercanía del Norte y a la numerosa comunidad marroquí en España, prueba de ello es el creciente interés por la lengua. En cambio, las elites tienen un discurso formalmente positivo, pero no dudan en modificarlo con fines nacionalistas (véase prensa, partidos) incidiendo muy directamente en los altibajos de las relaciones bilaterales9. También la opinión pública española tiene una percepción compleja del país vecino: por un lado no tiene una imagen positiva de Marruecos, al mismo tiempo que, en ciertos sectores de la población hay una afinidad emotiva y una atracción/fascinación debida a diversas causas. Las percepciones cristalizan en gran medida a priori, antes de conocer realmente al otro. Las percepciones mutuas negativas, tienen mucha carga emocional, de historia y de relaciones de poder. Por ello también es una percepción desigual, siendo peor desde España que desde Marruecos. La percepción negativa de Marruecos y de lo marroquí se expresa de múltiples formas (lenguaje, recelo, sospechas, hostilidad, miedo…) y lo confirman los sondeos de opinión pública. Las encuestas del CIS muestran que Marruecos es considerado entre los países 7 Víctor Pérez-Díaz, Sociedad civil, esfera pública y esfera privada. Tejido social y asociaciones en España en el quicio entre dos milenios, ASP Research Paper 39 (a) / 2000. 8 Joan Subirats (ed): ¿Existe sociedad civil en España? Responsabilidades colectivas y valores públicos. Madrid: Fundación Encuentro, 1999. 9 Noureddine Affaya, Driss Guerraoui, La imagen de España en Marruecos. Barcelona: Fundación CIDOB, 2006. 4 10 11 menos amigos de España . Según Incipe : hay una baja valoración de estima del país, los dirigentes marroquíes tienen mala imagen ante los españoles, el país se percibe como fuente de riesgos, Marruecos visto como uno de los principales problemas de la política exterior de España (pesca, migración, fronteras); una percepción negativa que ha sido reforzada por algunos hechos recientes (crisis diplomática de 2002, atentados del 11 de marzo 2004). Según el Real Instituto Elcano, en la atribución de importancia a unas buenas relaciones EspañaMarruecos se aprecia una correlación positiva entre población joven, con estudios y de izquierda12. Esta percepción negativa se debe a varias causas que se alimentan mutuamente: - En España hay un mal-conocimiento de Marruecos, combinación de desconocimiento y distorsión. Se conoce mal Marruecos, su historia, su diversidad y su realidad actual; asimismo hay poca conciencia de la creciente imbricación bilateral en varios campos (relaciones económicas, de cooperación, institucionales y político-diplomáticas). A esto se añade una percepción simplificada y estereotipada que renuncia al conocimiento y al reconocimiento de la diversidad. Fruto de ello es la confusión entre estado/régimen y sociedad, la casi reducción de lo marroquí a la inmigración o la “homogeneización” del vecino. También los enfoques culturalistas interfieren en el conocimiento y estigmatizan en bloque. - La segunda causa tiene que ver con la memoria y el imaginario. Los prejuicios se han ido articulando a lo largo de la historia: el “otro” desde la Edad Media, la relación beligerante en el siglo XIX, la superioridad colonialista… Persisten una morofobia latente y un fondo de imagen hostil del “moro” en la representación histórica retransmitida por la escuela13. Y junto a ello también se cultiva en algunos ámbitos un sentimentalismo histórico del Protectorado. - Los medios de comunicación, como generadores de opinión, informan pero también contaminan la percepción de conjunto y refuerzan los prejuicios. La mayor parte de las veces su acercamiento a Marruecos se realiza subrayando los temas conflictivos y los problemas existentes (pobreza, subdesarrollo, autoritarismo, ocupación del Sahara, inseguridad, islamismo, droga, pesca, migración, Ceuta-Melilla), y abordando muy pocas veces otras facetas de la realidad. Sin embargo, a la hora de incidir en la opinión pública, algunos temas influyen más (Sahara Occidental) que otros (Ceuta y Melilla); también es llamativo el limitado impacto de la implicación de ciudadanos marroquíes en los atentados del 11 de marzo 2004 en la percepción social de lo marroquí. - Finalmente también influye el factor distancia que acentúa la atracción y el rechazo (miedo y hostilidad). Lo marroquí es muy cercano, tanto geográficamente como a través del inmigrante (de hecho el marroquí es el colectivo foráneo con menor nivel de simpatía). A esto se suma la desigualdad y la situación de privilegio (miedo al riesgo, al pobre, etc.) Se suele subrayar una situación paradójica: la sociedad española estaría dominada por percepciones sesgadas y por un imaginario negativo y reductor (morofobia popular), mientras que los estamentos oficiales tienen una aproximación menos prejuiciada14, y las elites intelectuales y los sectores económicos han sido los principales defensores de un acercamiento al vecino del sur15. La opinión pública sería sensible a la inercia histórica y a la manipulación de ciertos grupos de interés y a sus discursos vehiculizados por una parte importante de la prensa; la sociedad iría con retraso. Quizás no le falte razón a este análisis aunque también es parcial y limitado. No hay razones para que sociedades vecinas estén condenadas al desencuentro permanente. A la hora de imaginar vías para superar esta situación, fomentar el conocimiento mutuo y crear bases para percepciones más realistas y sin prejuicios, tienen que tenerse en cuenta diversos planos: la ciudadanía organizada debería 10 CIS, Latinobarómetro, nº 2663, nov-dic. 2006. Informe INCIPE 2003 “La opinión pública española y la política exterior” Barómetro del RIE (Junio 2006), p.17. 13 Eloy Martín Corrales (2002): La imagen del magrebí en España. Una perspectiva histórica, siglos XVI-XX. Barcelona: Bellaterra. Rosa María Madariaga, “La imagen de Marruecos y la interpretación de la historia en el sistema educativo español”, en VVAA, Aprender a conocerse. Percepciones sociales y culturales entre España y Marruecos, Madrid: Fundación Repsol / Fundación Hasan II para los MRE, 2001. Gema martín Muñoz, “Percepciones culturales desde España hacia Marruecos”, en VVAA, Relaciones entre Marruecos , La Unión Europea y España, Madrid: Fundación Repsol / ASP, 1998. 14 Gema Martín Muñoz, “La pareja España-Marruecos”, en Aprender a conocerse. Percepciones sociales y culturales entre España y Marruecos. Madrid: Fundación Repsol, 2001, p. 30. 15 Un ejemplo de ello fue el conocido “Manifiesto de intelectuales españoles y marroquíes”, El País, 18 de mayo 1979. 11 12 5 tener un mayor protagonismo, los inmigrantes marroquíes en España (recientes y más antiguos) podrían contribuir a un acercamiento a la realidad marroquí, los medios de comunicación deberían ser más cuidadosos y conscientes tanto de su capacidad educativa como distorsionadora. Las instancias públicas tienen también responsabilidades. Hasta el momento, España ha avanzado poco en materia de diplomacia pública española respecto a Marruecos y desaprovecha un potencial evidente. A su vez Marruecos, que da tanta importancia a su imagen exterior, ha gestionado muy mal esta cuestión. Sociedades civiles española y marroquí Las organizaciones de la sociedad civil española han empezado hace relativamente poco tiempo a asumir su dimensión internacional y a actuar de manera transnacional. Sus posiciones respecto a Marruecos constituyen un indicador muy significativo de esta nueva dimensión. A pesar de la vecindad y de los numerosos vínculos pasados y presentes, el interés ha sido tardío y sigue siendo bastante limitado. Sea por indiferencia o por prevención, es obvio que esta actitud está marcada o contaminada por las percepciones dominantes sobre Marruecos. A pesar de ello son cada vez más las iniciativas ciudadanas que desde muy diversas ángulos y prácticas abordan la realidad del país vecino y su sociedad. Se pueden señalar algunas motivaciones que sustentan la acción ciudadana respecto a Marruecos. Por una parte hay un componente emocional (querer intervenir) que se sustenta en la memoria histórica, el atractivo por un exotismo cercano o por trayectorias personales. Junto a ello hay un componente racional (deber intervenir) más complejo y que responde a un análisis de la situación: la vecindad, la frontera España-Marruecos como escenario de una de las principales brechas (escalón económico) a nivel planetario y que está en el origen de tensiones; el déficit de desarrollo humano; la situación política (reformas, apertura de espacios, transición lenta); la inmigración; las relaciones bilaterales políticas y económicas, etc. Las organizaciones ciudadanas pueden actuar solas desde España refiriéndose a Marruecos, pero lo natural es que actúen con asociaciones homólogas marroquíes con las que comparten los mismos intereses. Esta relación puede concretarse de diversas formas: la cooperación puntual, la financiación de acciones en el exterior, o la participación recíproca en actividades. Las relaciones horizontales (entre iguales) y la co-operación solidaria (trabajo conjunto con mismos intereses) son la expresión más clara de la ciudadanía global. En Marruecos hay un movimiento ciudadano de larga tradición cuyo desarrollo se ha visto muy condicionado por la situación política del país. No obstante, desde finales de los ochenta, se viene prestando una especial atención a la sociedad civil. El asociacionismo ha vivido un fuerte impulso con el gobierno de alternancia a finales de los noventa y con el acceso del rey Mohamed VI. Se ha intensificado el tejido asociativo, se ha desarrollado el debate ciudadano y las movilizaciones han reemplazado a las revueltas. Existe una sociedad civil con posiciones diversas y contradictorias, superando en dinamismo a los partidos políticos. Al igual que en otros escenarios, el desarrollo de la sociedad civil en Marruecos también se ha beneficiado de una presión externa, la “diplomacia de los derechos humanos y de la democratización”, que ha forzado la apertura de espacios de libertades que aprovechan los actores locales16. La sociedad civil marroquí es diversa y algunas de sus expresiones responden plenamente al concepto de ciudadanía activa con voluntad de incidencia política. Cabe señalar por ejemplo las asociaciones derechos humanos que tienen un largo recorrido17, las estructuras independientes de control electoral o entidades como Transparency International en el campo de la lucha contra la corrupción. Existen estructuras de coordinación asociativa a diferentes niveles (local o nacional). Coexisten modalidades modernas, laicas, originadas en prácticas tradicionales y de inspiración islamista. Y al igual que otros países viene desarrollando una creciente actividad transnacional (magrebí, árabe e internacional), tanto a nivel de las actividades de cada organización como a través de redes. Por ejemplo Marruecos tiene una presencia destacada en el movimiento altermundialista (Forum des Alternatives, Attac Maroc, Foro Social Marroquí, Foro Social Magrebí) y es uno de los países árabes más activos en el 16 Desrues, 2005, op. Cit., p. 395. Laura Feliú (2004): El jardín secreto. Los defensores de los derechos humanos en Marruecos. Madrid: Los Libros de la Catarata. 17 6 18 Foro Social Mundial . El apoyo externo ha contribuido a estas iniciativas; la sociedad civil marroquí se ha beneficiado y ha sido reforzada por la Asociación Euro Mediterránea y por iniciativas no gubernamentales en ese marco. En Marruecos se articuló un germen de sociedad civil bajo un régimen autoritario y no democrático, desarrollándose pequeños espacios de resistencia ciudadana. En la última década esta sociedad civil se ha ido adaptando a un contexto de reformas democratizadoras y de transición política muy lenta, asumiendo nuevas formas de organización y nuevas metas. Este fenómeno es expresión de los cambios sociales y políticos del país y es difícilmente reversible19. Esta dinámica tiene un alto potencial modernizador y transformador, y desempeña un importante papel en el desarrollo y la democratización del país. Hasta el punto de que en Marruecos se ha sustituido el “paradigma desarrollista” (el desarrollo económico como impulsor de la democracia liberal) por un nuevo “paradigma de la sociedad civil” (como impulsora del proceso de democratización). En opinión de muchos analistas se ha exagerado y se han puesto excesivas expectativas en el papel político de la sociedad civil. La sociedad civil desempeña un papel político innegable (véase por ejemplo el papel de las organizaciones de mujeres en la reforma del Código del Estatuto Personal). Pero sus capacidades objetivas son limitadas y también su existencia sirve de coartada (“las reformas políticas avanzan lentamente, pero Marruecos tiene la sociedad civil más dinámica de los países árabes”). Esta situación puede tener recaídas negativas y la frustración de expectativas en la transición política marroquí se extiende al movimiento ciudadano. Las relaciones entre organizaciones sociales españolas y marroquíes se han ampliado y han mejorado. Hace dos décadas la visión que tenían de Marruecos estaba marcada por un desconocimiento casi absoluto (con contadas excepciones, y especialmente chocante dado el conocimiento de España en el Norte de Marruecos) y por la cuestión del Sahara, convertida en el filtro para cualquier mirada sobre este país y que condicionaba incluso las relaciones con los actores sociales marroquíes20. En la segunda mitad de los noventa tuvo lugar un repentino interés, propiciado por la inmigración y por una mayor implicación de las ONG de desarrollo. Las organizaciones ciudadanas, al igual que la opinión pública, si bien siguen siendo crítican con Marruecos, se empiezan a interesar por otros aspectos. El creciente interés mutuo, el “descubrimiento” del país (por el turismo y las migraciones) y de la sociedad civil marroquí, la diversificación de las relaciones bilaterales, políticas públicas activas para fomentar la cooperación con Marruecos y un nuevo entusiasmo ciudadano 21 marroquí por España inauguran una nueva etapa. Aunque no evita que subyazgan tensiones permanentes, no se hayan superado percepciones negativas y que en Marruecos se viva una cierta frustración por el insuficiente interés español. Esto supone un nuevo escenario para las sociedades civiles. En poco tiempo se desarrollan modalidades muy diversas de actuación (ONGD, sindicatos, asociaciones culturales, etc.), lo que no está exento de dificultades. Para los actores marroquíes, supone un tipo nuevo de relación con homólogos españoles en un contexto que sigue siendo complejo (altibajos de relaciones). Para los españoles se plantea el reto de conocer un nuevo contexto, no dejarse contaminar por percepciones dominantes, o asumir dificultades específicas como la restringida movilidad de los actores sociales marroquíes a España22. Para las autoridades se abre también un nuevo campo de posibilidades de apoyo o de acción complementaria. 3. Diversidad de actuaciones: actores, temas, ámbitos 18 El Primer Foro Social Marroquí tuvo lugar en 2002. El Primer Foro Social Magrebí se celebró en Marruecos en 2006. Las redes sociales marroquíes pretendieron organizar el Foro Social Mundial descentralizado africano de 2006, pero finalmente el proyecto no pudo llevarse a cabo por restricciones de orden político. Sin embargo, el primer Foro Civil Euromed en un país asociado mediterráneo tuvo lugar en Marrakesh (noviembre 2006). 19 Excepto en el caso del Sahara ocupado, donde se han cerrado espacios tras las protestas de mayo de 2005. 20 Entrevista a MAH, activista sindical y asociativo, Madrid 31 de agosto 2006. 21 Entrevista MAH. 22 A modo de ilustración: un tercio de los visados solicitados para los participantes extranjeros al Foro Social del Mediterráneo (Barcelona, junio 2005) fueron denegados. Mónica Sabata, “El Foro Social del Mediterráneo 2005: un primer paso en el proceso”, Anuario Med 2006, Barcelona: IEMed, Cidob, pp. 207-208. 7 Resulta difícil exponer de manera exhaustiva la diversidad de posiciones, de campos de actuación y de modalidades de intervención ciudadana con respecto a Marruecos. A continuación se recogen algunos temas que relevantes, ilustrándolos con casos concretos, y se detallan algunas características que permiten señalar fortalezas y debilidades que se comentarán más adelante. Lo primero que debe ser señalado es la pluralidad de actores implicados. Se trata de asociaciones muy diversas: iniciativas culturales, organizaciones sindicales, colectivos de migrantes, grupos confesionales… De ámbito local o estatal; con mayor o menor grado de institucionalización; unas de reciente creación y otras consolidadas. También de muy diferente orientación ideológica (por ejemplo, entre las ONGD más activas en Marruecos hay varias de clara filiación conservadora católica). En suma no se puede establecer un perfil particular a las iniciativas ciudadanas activas con Marruecos. Sin embargo hay algunos temas en torno a los cuales la sociedad civil española se moviliza con especial interés, aunque no de manera exclusiva, éstos son la cuestión migratoria, el Sahara Occidental y la cooperación al desarrollo. 1. La cuestión migratoria es uno de los principales puntos focales, abordándose tanto lo relativo a las dinámicas migratorias (atención a recién llegados, regularización, menores y mujeres migrantes, políticas migratorias) como la integración de los inmigrantes y la sensibilización de la sociedad. Frecuentemente la dimensión marroquí se inserta en una actuación más amplia con migrantes, aunque dependiendo del lugar o del aspecto en particular pueda tener mayor o menor relevancia. En cierta medida se trata de una actividad con marroquíes pero plenamente inserta en España pues tiene que ver con los derechos ciudadanos y con la integración. Por su naturaleza, se combinan prácticas de asistencia, de educación-sensibilización y de trabajo político (denuncia, incidencia o lobbying). La cuestión migratoria ha generado un gran número de iniciativas ciudadanas. Hay un amplio tejido asociativo, con diversas posturas y prácticas, que trata este tema; en algunos casos de manera articulada con asociaciones marroquíes, aunque las experiencias de concertación política son muy limitadas, dado que la sintonía en los diagnósticos no se traduce fácilmente en estrategias comunes de intervención. En materia de defensa de derechos y asistencia, se pueden señalar iniciativas como la Red Acoge (Federación de Asociaciones pro Inmigrantes)23 que agrupa a entidades que trabajan en favor de los derechos de los inmigrantes, prestan servicios sociales, desarrollan actividades de formación y promoción, además de realizar denuncias. También se pueden citar la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR24) o asociaciones como Derechos para todos o SOS Racismo. La asociación Pro Derechos de la Infancia (PRODEIN Melilla) ha llevado a cabo denuncias sobre el trato dado a menores en situación irregular y sobre la persecución de subsaharianos en Marruecos. Las actividades dirigidas a la integración de los inmigrantes suelen ligarse a otras de educación de la población receptora y de cooperación. Se pueden citar varias iniciativas, algunas de ellas con un largo recorrido. El centro Bayt Al-Thaqafa25 (Barcelona) inició su actividad en 1974; sus objetivos son “facilitar la integración cultural y social de los inmigrantes arabo-musulmanes residentes en Cataluña, sin pérdida de su propia identidad, así como mostrar su diversidad cultural y dar a conocer la realidad de los países árabes y el Islam”. Los mismos objetivos tienen otras entidades como la Asociación para el Desarrollo y la Integración Beni Snasen de Cataluña (ADIB Reus), la Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí ITRAN26 (Barcelona), etc. De especial interés son la colaboración con entidades marroquíes en campañas y denuncias. Se pueden señalar la del Colectivo intercultural al-Jaima Andalucía-Marruecos27 y la ONG 23 www.redacoge.org www.cear.es www.bayt-al-thaqafa.org En 1980 se constituye en asociación y en 2003 se constituye en fundación privada. 26 www.itran-marruecos.org Itran publica una revista en castellano y catalán “El Inmigrante”, en la que se informa sobre distintos aspectos de Marruecos (desarrollo humano) o temas afines (mujer e Islam…). 27 Colectivo Al-Jaima, Andalucía-Marruecos. Formado en Sevilla en 1998 con el objetivo de crear espacios de reflexión sobre los procesos migratorios transnacionales y la construcción de la frontera sur en la cuenca mediterránea. Agrupa a profesionales de las ciencias sociales (antropología, pedagogía, educación social, economía, periodismo) y otras 24 25 8 marroquí Pateras de la Vida sobre derechos de los migrantes y menores migrantes, o las de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) y la Red de Asociaciones del Norte de Marruecos-Chabaka. La centralidad de la cuestión migratoria ha propiciado iniciativas como los foros internacionales de debate y de concertación. Por ejemplo, con motivo del IIº Foro Social Mundial de las Migraciones (22-24 junio 2006, celebrado en Rivas) se contó con una importante participación marroquí (asociaciones de Marruecos y asociaciones de inmigrantes), pero no hubo marroquíes entre los organizadores. Una experiencia singular es el Foro Alternativo de la Inmigración, una plataforma valenciana de organizaciones de inmigrantes y de autóctonos que desarrolla una labor de debate y de denuncia sobre la situación de los inmigrantes y las políticas migratorias. Este Foro colabora con la Red de Asociaciones del Norte de MarruecosChabaka, y ha organizado encuentros sobre inmigración y derechos humanos (diciembre de 2005 en Tánger, fin de noviembre 2006 en Valencia), así como una campaña de sensibilización sobre la situación de los inmigrantes subsaharianos y los sucesos de Melilla de 2005. 2. La cuestión del Sahara Occidental ha dado pie a un vasto movimiento ciudadano en España, de características excepcionales y que es sin duda el más amplio, diverso y longevo sobre una cuestión internacional. Si bien es esencialmente un movimiento de solidaridad con el pueblo saharaui en apoyo a su derecho a la autodeterminación, afecta también a Marruecos pues una parte importante de su actuación es la denuncia de la actuación del gobierno de Marruecos como fuerza ocupante ilegal. Este movimiento ciudadano integra a pequeños colectivos, movimientos sociales, sindicatos, organizaciones juveniles, partidos políticos, ONGD, etc. Tiene casi tres décadas de actividad; cubre toda la geografía española; tiene una articulación internacional y ha desarrollado múltiples formas de intervención desde la incidencia política, las acciones legales, hasta la ayuda humanitaria y los programas de vacaciones estivales para niños. Dado su fuerte implantación popular merece la pena indagar hasta qué punto y de qué manera interfiere en la imagen de Marruecos y en la acción ciudadana respecto a este país. Se tiende a responsabilizar a este movimiento de un cierto a anti-marroquinismo. Sin embargo, un análisis más detallado de sus discursos y prácticas pone en evidencia su extrema heterogeneidad interna. Es cierto que en algunos casos se hacen amalgamas y no se distingue entre gobierno y pueblo marroquí, lo que refuerza el viejo discurso oficial del unanimismo en esta materia. Asimismo la crítica al estado marroquí marca y condiciona la percepción de la sociedad marroquí. Sin embargo también hay que señalar un acercamiento a Marruecos de muchos de estos actores. Por ejemplo un número significativo de actores implicados primero en la cuestión saharaui (en especial las ONGD), han extendido su interés y su actividad a Marruecos. Por lo general, la cuestión del Sahara se liga siempre a la democratización de Marruecos, pues la resolución del conflicto se ve como componente necesario para la democratización. En cambio, no se ha logrado generar un espacio común ciudadano e independiente hispanosaharaui-marroquí de dialogo; sólo han tenido lugar algunos intentos, puntuales y que no han tenido continuidad (es el caso de un intento de encuentro entre jóvenes marroquíes y saharauis, en el que la facilitación corría a cargo de una ONG española). En cambio, algunas iniciativas ciudadanas sobre el Sahara han tenido una influencia negativa en las relaciones bilaterales (es el caso del referéndum simbólico pro autodeterminación del Sahara realizado en Andalucía en 2001, que dio argumentos al gobierno marroquí en la crisis de 2002). 3. Una tercera dimensión que ha adquirido una relevancia especial en los últimos años es la cooperación al desarrollo. Las iniciativas privadas y asociativas desempeñan un papel singular en el campo de la cooperación internacional, complementando la acción de los actores gubernamentales. Por otra parte las Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (ONGD), al tener vocación de actuar en el exterior, acaparan con frecuencia la atención en lo que se refiere a la acción ciudadana transnacional; esto responde en cierta medida a la idea reduccionista de que ésta sólo puede materializarse a través de la cooperación al desarrollo o la asistencia humanitaria, en detrimento de otras dimensiones. disciplinas de intervención social como ciencias de la salud. Sus principales ámbitos de actuación son: investigación aplicada, formación, producción de material audiovisual, gráfico, etc. 9 A pesar de utilizar un discurso cada vez más estandarizado, las ONGD son muy diversas, por su origen, autonomía, prácticas, intereses y envergadura. En cuanto a su naturaleza, hay que señalar la temprana presencia y actividad de organizaciones religiosas, especialmente en el campo educativo y asistencial sanitario. Hoy las organizaciones responden a un amplio abanico de opciones. La dependencia financiera de algunas condiciona sus prácticas y marca su comportamiento. Un hecho bastante extendido y que requeriría un análisis más detenido es la escasa visibilidad que dan a su trabajo en Marruecos. Independientemente de todo ello, hay que señalar la tardía implicación de las ONGD españolas en el Magreb y un importante crecimiento de su presencia a partir de mediados de los noventa, primero en los campos de refugiados saharauis de Tindouf y luego en Marruecos28. En esta atracción desempeñó un papel clave la inducción desde instancias oficiales. Si a finales de los ochenta, la cooperación española en Marruecos era renuente al trabajo de las ONGD, en los primeros años de los noventa se operó un interés gubernamental creciente por su presencia, atribuyéndosele un importante papel para la imagen exterior de España, un mayor impacto en sus actuaciones y la posibilidad de complementarse con la acción pública. A partir de entonces aumentaron las subvenciones, se financiaron estudios para identificar áreas y sectores de intervención y se propiciaron encuentros para potenciar esa inmersión. Las principales ONGD activas en Marruecos iniciaron sus actividades a principios de los noventa (Intermón en 1991, Ingeniería Sin Fronteras desde 1993, IPADE en 1994, MPDL en 1995, CIDEAL en 1996). La implicación de ONGD fue lenta y limitada durante cierto tiempo, debido a razones lingüísticas, a un cierto desinterés general y a las condiciones legales y administrativas locales poco propicias (el no reconocimiento legal de la representación de las ONGD limita su actuación y obliga a desarrollar vías alternativas sin seguridad jurídica). Las ONGD españolas han desarrollado prácticas muy diversas, unas de limitan a financiación de proyectos productivos o de servicios y otras han desarrollado otras actividades colaterales (sensibilización, incidencia política). No obstante, en el caso de Marruecos, se aprecia una cierta cautela a la hora de abordar temas sensibles como lo amazigh, la presencia de inmigrantes africanos, los derechos humanos o la cuestión del Sahara (ninguna actúa en los territorios ocupados). En general, la actividad de las ONGD españolas en Marruecos, incluso en algunos casos intensa y centrada en un sector o región, no se acompaña de acción política en España, ni de articulación con las contrapartes locales para el trabajo de incidencia. Hoy Marruecos es el principal país árabe receptor y uno de los polos de concentración de la cooperación no gubernamental española, pero ni el alto número de asociaciones implicadas ni su diversidad hacen de ella la más profunda y eficaz. Marruecos sigue siendo considerado un país complejo para las ONGD. En 2005, África del Norte concentraba el 4% de los proyectos y el 3% de los fondos ejecutados de las ONGD integrantes de la coordinadora estatal (CONGDE). Marruecos ocupaba el puesto número 12 en cuanto a número de proyectos y de fondos29. En 2006, la CONGDE recogía las actividades de 27 ONGD y 137 proyectos en Marruecos (7,19 millones de euros), suponiendo la principal concentración de ONG y proyectos de África del Norte. En 2006 14 ONGD tenían delegación o estructura estable en el país30. La actividad de las ONGD en Marruecos muestra una especial concentración: en unas cuantas ONGD, en ciertos sectores de actividad (mujer, educación y desarrollo microempresarial) y geográfica (dos tercios en el eje Tánger-Tetuán, Norte de Marruecos)31. Las organizaciones con mayor actividad son Codespa, ACPP, CIDEAL, MPDL, Intermón-Oxfam e IPADE32; organizaciones de muy diferente orientación ideológica y práctica. 28 Isaías Barreñada, "La cooperación no gubernamental española en el Magreb", Revista Española de Desarrollo y Cooperación, 2, 1998, Madrid: Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación, pp.101-125. 29 Informe de la CONGDE sobre el sector de las ONGD 2006. 30 Según la Oficina Técnica de la Cooperación Española en Marruecos las ONGD activas serían unas 60, de las cuales 30 tendrían presencia in situ [http://aeci.mtds.com] 31 José Antonio Alonso, Carlos Cabo y Manuel Lorenzo, “España-Marruecos: entre la discordia y la cooperación”, en La realidad de la ayuda 2003-2004, Barcelona: Intermón Oxfam, pp. 121-153) 32 CONGDE, Directorio 2006. 10 Se estima que un tercio de la cooperación española se canaliza vía ONGD. Marruecos es país prioritario (la más alta categoría de prioridad geográfica) para los principales cofinanciadores públicos españoles (gobierno central, autonómicos y locales). Así lo explicita el Plan Director de la Cooperación española 2005-2008 (al igual que el anterior 2001-2004). También es prioridad de varias Comunidades Autónomas; es el caso de la cooperación andaluza y catalana33. Por otra parte, los documentos que orientan la cooperación española en Marruecos señalan importancia de potenciar la sociedad civil local con el objeto de fortalecer la gobernabilidad democrática, la participación ciudadana y el desarrollo institucional34. En cuanto a áreas de actuación hay que señalar que las ONGD intervienen en múltiples sectores, aunque hay una cierta tendencia a especializarse en una temática y en una región (con fuerte predominancia del Norte y de las ciudades principales). Estos son algunos de los temas más abordados: derechos de la mujer (Intermón-Oxfam, ISCOD, CIDEAL, ACSUR, Mujeres en Zona de Conflicto), desarrollo local e institucional (IPADE, Proyecto Local, Fundación Modelo, Ingeniería Sin Fronteras), derechos económicos y sociales (Paz y Solidaridad, ISCOD), codesarrollo y migraciones (MPDL, CEAR, Asociación Valenciana de Ayuda del Refugiado, Fundación Agricultores Jóvenes), infancia y educación básica (FPSC, Proyecto Solidario, Asociación Wafae, Conemund, Asociación Paideia para la integración de menores, Save the Children, Fundación Solidaridad Don Bosco), pequeña empresa (CODESPA, CIDEAL, CIREM, FPSC, CERAI, Fundación para la Cooperación Empresarial Solidaria), formación profesional (Fundación Al-Qantara, Fundación Bip Bip), salud y asistencia sanitaria básica (ACPP, Fundació Clinic, Medicus Mundi, Enfermeras para el Mundo), turismo rural (ACTLC35, Sodepau, SETEM, CERAI, Asociación para el Fomento de la Intercultura entre los Pueblos, MPDL), medioambiente (Ecodesarrollo, SEO), comercio justo (Setem, IntermónOxfam), etc. Asimismo han tenido lugar diversas iniciativas locales para recoger ayuda humanitaria con motivo de desastres naturales. En casos puntuales, estas ONGD pueden implicarse en iniciativas de amplio espectro, generalmente cuando se trata de acciones humanitarias y de emergencia; fue el caso de la Campanya Cataluña pel Marroc, con motivo del terremoto de Alhucemas en febrero 2004, que unió a instancias públicas y asociaciones. Un caso singular de actividad que articula de manera muy efectiva la cooperación al desarrollo y la sensibilización-educación es el turismo alternativo o responsable36 y los “viajes solidarios” que permiten un acercamiento directo y en el que se combinan la vivencia, el trabajo y programas de encuentros con asociaciones locales. La ONG catalana Sodepau37 fue una de las promotoras de esta modalidad de actividad; desde principios de los noventa ha venido organizando viajes ligados a su trabajo con asociaciones del Rif y del Atlas. Otras entidades que han desarrollado experiencias en este campo son Setem Catalunya, Jarit (Valencia), la Asociación para el Fomento de la Intercultura entre los Pueblos38 (AFIP) con actividades en el Atlas oriental, el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (CERAI, Valencia) y la Asociación Wafae (Barcelona) que organizan campos de trabajo en Marruecos. 4. Extendiendo la movilización ciudadana Otras entidades que no son ONG de desarrollo han desarrollado experiencias interesantes de cooperación con Marruecos o con homólogos marroquíes; su singularidad es que parten de una práctica específica en España que ha sido extendida a Marruecos. a) Un caso concreto es la atención a los inmigrantes. Varias asociaciones de apoyo a los inmigrantes (CEAR, etc) han iniciado actividades en Marruecos. Por ejemplo, el sindicato 33 Marruecos es el cuarto país en cuanto a recepción de fondos de la cooperación local catalana (5,49%); y un gran número de ONGD y otras entidades catalanas están implicadas . Fons Catalá de Cooperació, 2n Estudi de la Cooperació Local de Catalunya amb els països del Sud. 2000-2001-2002 [www.fonscatala.org/] 34 “(…) Es también primordial que la sociedad civil sea un actor con capacidad de influencia social y pública”, Cooperación Española. Documento de Estrategia país 2005-2008, Marruecos, p.12. 35 La Associació Catalana pel Temps Lliure i la Cultura (www.actlc.org/) ha desarrollado proyectos para el desarrollo del Turismo rural en la provincia de Chefchaouen “Chaouen rural” (www.chaouenrural.org/), con apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional y de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo de la Generalitat de Cataluña. 36 www.turismoresponsable.net/Marruecos.htm 37 www.sodepau.org 38 www.ismalar.org/AFIP/index.php 11 agrario catalán Unió de Pagesos (Unión de Agricultores), a partir de su experiencia de contratación en origen de mano de obra marroquí y a través de la Fundación Pagesos 39 Solidaris (Agricultores Solidarios), se ha implicado en acciones de desarrollo en el Norte de Marruecos, formando y sensibilizando a los trabajadores temporeros como agentes de desarrollo de sus comunidades de origen, trabajando con mujeres y asociaciones locales. b) En el campo de los derechos económicos y sociales también se han llevado a cabo diversas experiencias, principalmente sindicales. En las décadas de los setenta y ochenta, las relaciones entre sindicatos españoles y marroquíes eran muy puntuales y se limitaban a encuentros protocolarios y acciones de solidaridad (en apoyo a huelgas o denunciando el encarcelamiento de activistas). Desde mediados de los noventa, en el marco de un proceso de internacionalización de la acción sindical, se articula una colaboración más estable, utilizando fondos propios y públicos, que ha dado lugar a una cooperación sindical poco conocida pero de una cierta entidad, dirigida al fortalecimiento de los sindicatos marroquíes (formación, estructuras sectoriales, participación de la mujer), al seguimiento de la dimensión sociolaboral de las inversiones y deslocalizaciones empresariales españolas, a la responsabilidad social de las empresas, al fomento del diálogo social y al acompañamiento sindical de los contingentes de trabajadores temporales. Por otra parte, esta actividad se asocia a campañas por las libertades sindicales y los derechos laborales. Las principales centrales sindicales estructuran fundaciones de cooperación (ISCOD ligada a UGT y la Fundación Paz y Solidaridad a CCOO) y trabajan con las principales centrales marroquíes (la CDT en primer lugar, así como la UMT y la UGTM). Más allá de los proyectos convencionales es llamativa la puesta en marcha de experiencias más sofisticadas. Es el caso del Centre d'Estudis i Recerca en Inversions i Desenvolupament de Catalunya (CERID-Cataluña), una iniciativa que implica a la patronal (FNT), un sindicato (CONC), Universidades y el Gobierno catalán. Se trata de una instancia de análisis y para el fomento del diálogo social, que además ha propiciado la creación de entidades homólogas en dos países magrebíes (CERID-Marruecos y CERID-Argelia). Otra experiencia singular, de ámbito regional, ha sido el Observatorio NIT (Normas Internacionales del Trabajo) Andalucía – Norte de Marruecos, a lo largo de 2006, entre CCOO de Andalucía y la CDT del Norte de Marruecos40, proyecto que ha permitido realizar un diagnóstico conjunto sobre las condiciones de trabajo en el sector textil y fijar un plan de actividades. En el marco de estas actividades dirigidas a vigilar las relaciones laborales, hay que señalar también las campañas sobre condiciones de trabajo en la industria textil y alimentaria en Marruecos que algunas asociaciones como Setem e Intermón-Oxfam han desarrollado, ligadas a iniciativas de comercio justo o responsable. También hay que señalar algunas iniciativas con desempleados, llevadas a cabo por la CGT en colaboración con la Association Nationale des Diplômés Chômeurs du Maroc (ANDCM) y la UMT: denuncias comunes sobre exclusión, demandas de libertad de asociación y derechos de los desempleados. La CGT ha protagonizado algunas protestas ante las representaciones consulares marroquíes en España por razones laborales o en solidaridad con movilizaciones sociales en Marruecos. En el campo de la economía social se puede señalar que la Confederación de Entidades para la Economía Social (CEPES), a nivel estatal y de Andalucía, desarrolla actividades con sus homólogos marroquíes: movimiento cooperativo, instituciones de microcréditos y mutuas. c) La situación de los derechos humanos y la democratización han sido otros temas articuladores de relaciones entre entidades sociales. En este campo, un hecho singular es el déficit organizativo y la falta de estructuras permanentes. A diferencia de otros casos (el sandinismo en los ochenta, el zapatismo mexicano en los noventa, la cuestión palestina o saharaui, la revolución bolivariana últimamente), respecto a Marruecos no se han conformado comités de solidaridad estables. Las iniciativas han sido numerosas pero puntuales y dispersas, a cargo de individuos y redes informales de personas preocupadas por Marruecos más que de organizaciones, y sin implicación destacada de organizaciones marroquíes; 39 www.pagesossolidaris.org http://www.pazysolidaridadandalucia.org/homeobservatorio.htm En el marco de sus actividades con los sindicatos marroquíes, CCOO de Andalucía ha publicado una “Guía para la Defensa del Trabajo en la Globalización en el espacio Norte de Marruecos y Comunidad de Andalucía” 40 12 haciendo denuncias, promoviendo peticiones o generando debates públicos, que en algunas ocasiones han logrado apoyo de fuerzas políticas o iniciativas parlamentarias. Su impacto ha sido limitado. Algunos espacios estables focalizados sobre el mundo árabe (como el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe) se han hecho eco de iniciativas puntuales y de alguna campaña pero sin continuidad, y generalmente han sido el pretexto ocasional para denunciar al régimen41. Las más antiguas iniciativas fueron a favor de presos políticos (Abraham Serfaty, Noubir Amaoui) y en los últimos años han destacado y logrado un cierto eco las campañas por la libertad de prensa y en muy menor medida denunciando la situación de presos islamistas. Algunas veces, se logra que alguna asociación asuma temporalmente cierto protagonismo, como fue el caso de Reporteros Sin Fronteras y otras asociaciones de periodistas. En muchos otros casos esto ha incidido en la poca capacidad de reacción ante hechos puntuales: por ejemplo la concesión de condecoraciones españolas en enero 2005 a dos responsables de la seguridad marroquí acusados de violaciones de derechos humanos (el antiguo jefe de la Seguridad Nacional general Hamidou Laanigri, y el responsable de la Gendarmería, general Hosni Benslimane), o la concesión de una ayuda y la presencia de diplomáticos españoles en la inauguración de la casa-museo del General Mohamed Mizzian en Nador en 2006. La sociedad civil y la opinión pública española en general han tenido una preocupación tardía sobre las reformas políticas en Marruecos. Laura Feliú señala acertadamente que el auge de las ONG de cooperación y su desembarco en la región a mediados de los noventa no comportó un activismo importante para influir la política exterior española en cuestiones vinculadas con la democratización y los derechos civiles y políticos en estos países42. El activo movimiento de solidaridad con el pueblo saharaui tampoco ha sido capaz de articular una acción de incidencia política global hacia la región en esta dirección, entre otros motivos por sus reticencias hasta hace poco a establecer contactos regulares con actores políticos y sociales marroquíes. Feliú señala también que en España las asociaciones pro derechos humanos son poco numerosas y hasta hace poco se habían centrado en cuestiones internas. Sin embargo, a fines de los noventa se opera un cambio cuando algunas de ellas (Amnistía Internacional, Justicia y paz, la Cátedra de la UNESCO de la Universidad Autónoma de Barcelona) inician acciones de presión sobre el gobierno español con informes de revisión de sus políticas y con propuestas concretas. Esto coincide con una mayor sensibilidad de los partidos políticos hacia la cuestión y también de la opinión pública, como se comprobó con la campaña para la liberación del periodista marroquí Ali Lmrabet en el 200343. Hay que señalar que la política exterior española de promoción de los derechos humanos y de la democracia en el Magreb es muy limitada, primando la consolidación de las relaciones bilaterales y la salvaguarda de sus intereses. En círculos diplomáticos europeos, España es considerada como uno de los países menos activos en la promoción de la democracia en la región, destacando incluso en el bloqueo de iniciativas dirigidas a reforzar la condicionalidad en los nuevos instrumentos financieros de ayuda de la Unión Europea44. Menos críticos, otros analistas la han definido como gradualista, prefiriendo el “diálogo constructivo”, la diplomacia discreta y la utilización de los instrumentos multilaterales. Prueba de ello es cómo se trata en el Documento de Estrategia País Maruecos 2005-2008 (AECI); las menciones a los derechos humanos son muy limitadas, pero su defensa aparece como una prioridad horizontal en la cooperación con el país; además el documento recoge entre sus objetivos y líneas estratégicas, en un capítulo sobre gobernanza democrática y con alta prioridad, la promoción de la democracia, representativa y participativa, y del pluralismo político; planteándose el refuerzo de instituciones y experiencias civiles y el fortalecimiento de la sociedad civil [marroquí] en sentido amplio. Aunque Marruecos no se encuentra entre los países prioritarios para la Sección Española de 41 Entrevista a MAH. Laura Feliú (2005): España y el Magreb durante el segundo mandato del Partido Popular. Un período excepcional. Madrid: Documento de trabajo, 9, FRIDE, pp.9-10. 43 “Ahora con Mohamed VI, la sociedad civil española parece haber entendido también la importancia de tener un vecino democrático, y se muestra preocupada por los signos de que en Marruecos todavía perduran los viejos reflejos del pasado. El caso del periodista Alí Lmrabet es un buen ejemplo del aumento de este interés por parte de la opinión pública.” Laura Feliú, Hacia la normalización de las relaciones entre España y Marruecos, FRIDE, 2004 [http://www.fride.org/Publications/Publication.aspx?Item=466] 44 Richard Youngs –ed- (2006): Survey of European Democracy promotion Policies 2000-2006. Madrid: FRIDE, pp. 175-176. 42 13 Amnistía Internacional, esto no ha impedido que se le dedique atención, especialmente en torno a los siguientes temas: control migratorio, repatriación de menores no acompañados, activistas de derechos humanos en el Sahara Occidental, tortura, legislación sobre seguridad, pena de muerte y desapariciones, y derechos de la mujer. De especial interés es su crítica a la política exterior española. Amnistía Internacional ha analizado la política del Gobierno español hacia países con los que existen relaciones privilegiadas y cómo los derechos humanos son tenidos en cuenta en la agenda bilateral. Las relaciones con Marruecos son tratadas con especial atención45. Se señala que el aparente compromiso del Gobierno español con los derechos humanos, proclamado y manifestado en foros multilaterales, no se ha visto reflejado en el marco de las relaciones bilaterales o diplomáticas con países donde existen graves violaciones de los derechos humanos y con los que España mantiene relaciones de influencia. “La relación bilateral entre España y Marruecos es un claro ejemplo de cómo, en el marco de las relaciones bilaterales, el Gobierno español antepone otros intereses políticos, geoestratégicos o incluso económicos a la defensa y promoción de los derechos humanos en el exterior. (…) En ninguna ocasión de los encuentros a alto nivel las autoridades españolas manifestaron abiertamente su preocupación por las violaciones de los derechos humanos en Marruecos, ni propusieron públicamente planes o medidas para mejorar la protección de los mismos”. Al señalar los aspectos negativos en las relaciones bilaterales con Marruecos, Amnistía Internacional denuncia que “se ha dado prioridad a otros intereses de tipo político o geoestratégico, marginando la defensa y la promoción de los derechos humanos, que no han ocupado un lugar visible y público de la agenda de las relaciones (…). El Gobierno español ha permanecido silencioso ante las políticas "antiterroristas" adoptadas por países aliados (…) como Marruecos (…) que han supuesto un claro recorte de libertades y la negación de los principios fundamentales del Derecho Internacional de los derechos humanos. (…) En sus relaciones con Marruecos, el Gobierno español ha marginado la defensa de los derechos humanos como parte del diálogo político con el país vecino, centrando la atención en la relación económica y comercial y en el control de la inmigración. Amnistía Internacional ha expresado que las políticas migratorias desarrolladas entre ambos países no contienen salvaguardas suficientes y adecuadas de derechos humanos. La organización ha expresado en reiteradas ocasiones su preocupación en relación con las medidas de control migratorio en la zona fronteriza, por las denuncias de malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad de ambos países”. En cuanto a las recomendaciones, Amnistía señala que “el Gobierno español debe garantizar que en los acuerdos de cooperación, asociación o readmisión, con Marruecos y con otros países, se respetan las obligaciones internacionales de protección de los refugiados. (…) En relación con Marruecos, el Gobierno español debe exigir a las autoridades de Marruecos el respeto a los derechos humanos, especialmente en el marco de la lucha contra el "terrorismo", así como la investigación exhaustiva e imparcial de todas las denuncias de tortura y malos tratos, incluidas las de presuntos activistas islamistas, defensores de los derechos humanos y manifestantes detenidos en el Sahara Occidental. Igualmente, el Gobierno español debe garantizar que los acuerdos de cooperación, asociación o readmisión de inmigrantes con Marruecos, contienen salvaguardias adecuadas de respeto de las obligaciones internacionales de protección de los refugiados y de los derechos humanos.” Otra entidad especialmente activa en este campo es la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA)46, que trabaja con asociaciones marroquíes de derechos humanos, difunde información actualizada en castellano sobre el tema, prestando una especial atención a la cuestión migratoria (menores, subsaharianos), vinculando a activistas marroquíes en sus actividades, tomando posiciones comunes con sus pares marroquíes (como la Red de Asociaciones del norte de Marruecos, Chabaka, o Pateras de la Vida de Larache) y promoviendo encuentros entre asociaciones, dando un especial énfasis al conocimiento mutuo y a la relación entre diversos sectores de la sociedad y los inmigrantes que también forman parte de la misma. Por ejemplo, en noviembre 2006, la APDHA organizó un encuentro entre organizaciones de mujeres del norte de Marruecos y sus homólogas de Chiclana y de Puerto Real, con el apoyo de los ayuntamientos y de la diputación provincial. Otras iniciativas son la Red Andaluza de Investigación y Derechos Humanos (RAIPAD) que ha organizado algún evento formativo en Marruecos sobre derechos humanos, paz, resolución de conflictos, en colaboración con asociaciones marroquíes; y la Associació Elcàlam (Comitè de defensa dels 45 “Marruecos: priman los intereses geoestratégicos y económicos”, en Amnistía Internacional (2005): Informe de Política Exterior y Derechos Humanos del Gobierno español 2004-2005. Madrid, pp. 80-83. 46 www.apdha.org/ 14 drets humans al Magrib), que difunde información y denuncias, y ha realizado un encuentro sobre la situación de los derechos humanos en el Magreb47. d) Otro tema ha sido la cuestión de los derechos de las mujeres. Por un lado, este tema con frecuencia se subsume en iniciativas a favor de los derechos de las mujeres en los países árabes o musulmanes. Por otra parte, si bien abundan los proyectos con mujeres, se asocian poco con la incidencia política. En los últimos años se han desarrollado numerosas experiencias, llevadas a cabo por estructuras locales y con una intensidad y estabilidad menor48. Es frecuente que las iniciativas de estas asociaciones encuentren apoyos de los ayuntamientos (Cádiz, Málaga…) y de otras instituciones locales o regionales. Por lo general se trata de iniciativas que implican asociaciones de mujeres españolas y marroquíes, y han tomado la forma de campañas de información sobre la situación de la mujer, denuncias de situaciones concretas y proyectos de empoderamiento. Los proyectos de apoyo a iniciativas de grupos de mujeres en Marruecos son numerosos y han sido apoyados con fondos públicos y privados, a través de ONGD y de asociaciones de mujeres (es el caso de la Assemblea de dones de Mallorca). Asimismo merecen ser señaladas algunas iniciativas de información y comunicación (como Mujeres en Red o Mujeres Mediterráneas). La focalización de las organizaciones feministas marroquíes, en los últimos años, en las cuestiones jurídicas (reforma de la Mudawana, etc) ha influido en esta situación, privilegiando una intervención de los actores españoles en los proyectos de desarrollo y relegando lo legal a espacios más académicos. e) A lo largo de los últimos años han visto la luz diversas iniciativas que tienen por objetivo fomentar las relaciones bilaterales y acercar los dos países y sus respectivas sociedades. Es el caso de la Asociación Alcántara para el desarrollo de las relaciones Marruecos-España, de la que existe una versión marroquí (Tetuán, Tánger) y otra española (Granada)49. También existen entidades locales, como la Asociación de Amistad Hispano-Marroquí Azahra (Asturias), o la Asociación de Amistad de los Pueblos de España y Marruecos, Amistad / al-Sadaka50, con sede en Madrid y que mantuvo una página web sobre España y Marruecos, muy poco activa en 2004-2005, y que dice actuar en el campo de la migración y la cooperación al desarrollo. Algunas asociaciones se presentan como iniciativas hispano-marroquíes para fortalecer y estrechar las relaciones bilaterales desde campos específicos, aunque suelen ser más bien unilaterales y generalmente de existencia efímera. El Foro por la Memoria Común (Forum de Mémoire Commune), iniciativa maroco-española puesta en marcha en 2006 y coordinada por el marroquí de origen melillense Abdessalem Boutayeb, dice agrupar a activistas sociales y académicos. Su principal objeto es buscar el reconocimiento por parte de las autoridades españolas de las atrocidades cometidas durante las guerras coloniales y el Protectorado, y posibles reparaciones a favor de las poblaciones rifeñas. Según sus promotores, al igual que la recuperación de la memoria de los años de plomo contribuye los cambios políticos en Marruecos, la memoria sobre el período previo a la independencia debería servir de base para nuevas relaciones bilaterales. f) En el terreno de la comunicación y de la información también se han desarrollado diversas iniciativas. Los profesionales de la comunicación han llevado a cabo diversos encuentros con sus homólogos marroquíes. La Asociación de Periodistas Europeos ha realizado, desde 1996, varios seminarios hispano-marroquíes de periodistas (el sexto tuvo lugar en Rabat en 2005 y el séptimo tendrá lugar en Tánger en diciembre 2007), en los que se han abordado temas generales de la profesión y el papel de la comunicación en las relaciones bilaterales. También a nivel regional. La Asociación de la Prensa del Campo de Gibraltar (APCG), en colaboración con la federación de Asociaciones Periodistas de la región Tánger-Tetuán, han realizado ya 8 encuentros entre periodistas del Campo de Gibraltar y del norte de Marruecos. Los sindicatos del sector de la prensa también han llevado a cabo algunas experiencias de cooperación; es el caso de la agrupación de periodistas de la Federación de Comunicación y Transporte de CCOO que organizó un seminario con sus homólogos magrebíes en 2002. 47 Elcálam organizó en mayo 2007 en Barcelona, una conferencia sobre derechos humanos en el Magreb (Marruecos. Argelia, Túnez), y exposición sobre humor gráfico en el Magreb, con apoyo de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo y la colaboración de otras instituciones (IEMed, Cidob). 48 Entrevista una ONG española activa en Marruecos (JMM, MA), Madrid 1 de septiembre 2006. 49 http://perso.wanadoo.es/asalcantara/ http://cicode-gcubo.ugr.es/alcantara/ 50 www.almagreb.org/ 15 En otro plano, hay diferentes iniciativas para dar a conocer la situación de Marruecos. Se puede citar en primer lugar Marruecos digital, un portal informativo sobre Marruecos en español, que inició su andadura en marzo de 2005, y que proporciona información sobre actividad empresarial, cultura, cooperación, inmigración y turismo. Fue creado por personas interesadas en dar a conocer el país vecino y las relaciones bilaterales, así como fomentar los lazos entre las poblaciones de los dos países. Según uno de sus promotores, Sergio Cebrián Sanz, “(…) la política puede imponer sus ritmos, pero las personas y las sociedades van mucho más allá de las conveniencias diplomáticas. Demos una oportunidad a la palabra, a su intercambio”51. En el campo de la comunicación alternativa, desarrollada por los movimientos sociales hay que destacar el proyecto Indymedia Madiaq/Estrecho52, red de información alternativa andaluza-marroquí (Larache-Tánger), centrada en las migraciones y derechos humanos. De otra naturaleza se puede señalar el servicio de traducciones de prensa árabe al castellano Al-Fanar53, con sede en Rabat que provee desde hace unos años a numerosas instituciones de sumarios de prensa árabe y de traducciones. También hay iniciativas dirigidas a combatir la brecha digital. Es el caso de la Fundación Bip Bip, una entidad que trabaja en integración social e inserción laboral mediante la formación en nuevas tecnologías, que actúa en el exterior y que empezó en 2005 a desarrollar actividades en Essaouira. g) Lo beréber/amazigh es una dimensión clave de la diversidad cultural de Marruecos y en los últimos años ha tenido lugar una eclosión de manifestaciones culturales, sociales y políticas ligadas a esta cuestión. Lo amazigh ha tenido una especial receptividad en algunas regiones de España como Canarias, Cataluña y el País Vasco. Algunas asociaciones llevan tiempo abordando esta cuestión, es el caso de algunas asociaciones magrebíes en España: el Centro Mohamed Abdelkrim El Khattabi de Estudios y Documentación (CADE) en Barcelona; el Colectivo de Documentación y Estudios Amazighes (CDEA), en Granada, etc. Frecuentemente son asociaciones amazighes locales las que promueven actividades puntuales (por ejemplo la celebración del año nuevo amazigh en Mataró, en enero 2007, a cargo de una asociación amazigh local, las asociaciones de vecinos y el Ayuntamiento). El Centro Internacional Escarré para las Minorías Étnicas y Naciones, CIEMEN54, con sede en Barcelona, ha desarrollado una actividad permanente sobre la cuestión lingüística y bereber en Marruecos, con publicaciones, presentaciones de libros, debates y tomas de posición públicas. En Canarias, la cuestión amazigh está ligada a sus relaciones con África y es promovida por sectores del nacionalismo canario que reivindican compartir una identidad amazigh regional. Por ello el Primer Congreso Mundial Amazigh tuvo lugar en Tafira (Canarias) en agosto de 1997, y se ha barajado posteriormente realizar otro en la península. h) Aunque algunas actividades de organizaciones de migrantes o de ONGD impliquen o se dirijan a jóvenes, es llamativo el reducido número y la extrema dispersión de experiencias entre organizaciones juveniles. Ya en marzo 1993 tuvo lugar una experiencia pionera a cargo de una entidad especializadas en temas juveniles, ETID (Equipo Técnico de Iniciativas para el Desarrollo), con apoyo de la Junta de Andalucía y la Comisión Europea, el seminario “Juventud y cooperación en el Magreb”, que reunió en Málaga a asociaciones juveniles europeas y magrebíes; sin embargo no tuvo continuidad. Resulta muy significativo que el Consejo de Juventud de España, que agrupa a las principales organizaciones juveniles y que es un canal importante para la acción internacional de sus miembros, no tenga una actividad regular con Marruecos. No obstante crece el número de iniciativas puntuales y muy localizadas, a veces en el marco de programas regionales o que implican a varios países. Es el caso de las organizaciones scout, o de la Fundación Minusválidos de la Naturaleza organiza un intercambio entre jóvenes con discapacidad procedentes Líbano, Marruecos y España. i) En el campo de la educación hay un gran número de pequeñas experiencias locales, generalmente desarrolladas desde colegios e institutos de enseñanza secundaria o puestas en marcha por activistas. Aquí cabe citar los Encuentros de Educadores de Marruecos y Andalucía (Granada 1998; Fez 1999) organizados por el Centro UNESCO de Andalucía y el Consejo Consultivo para los Derechos Humanos de Marruecos. A modo de meros ejemplos se pueden 51 “Los porqués de este portal”, www.marruecosdigital.net Estrecho.indymedia.org 53 http://www.boletin.org/ 54 www.ciemen.org 52 16 también citar el Proyecto Inter/Sur de ecociudadanía, en colaboración con la Asociación marroquí Tadaoul para la Educación el Patrimonio y el Medio Ambiente, ha puesto en marcha la iniciativa A.M.I.T.I.E. para el Apoyo Mutuo y el Intercambio Transnacional entre Instancias Educativas55, para promover el hermanamiento escolar norte-sur y sur-sur. El proyecto educativo infantil “Un mundo de colores” promovido por la Asociación de vecinos Casco Antiguo de de Mairena del Aljarafe en Sevilla y la Asociación Creadores sin Fronteras de Tánger, junto con otros socios en Palestina y Guatemala. O los intercambios de profesores de secundaria entre Trebujena-Cádiz y Tetuán desde 2005, en el marco de un proyecto sobre diálogo intercultural. j) Tras un largo período de escasa cooperación cultural, en los últimos años hay un creciente interés. Las iniciativas de colaboración cultural son numerosas pues es frecuente el recurso a manifestaciones culturales en las actividades de asociaciones de cualquier naturaleza interesadas en acercar Marruecos a la sociedad española. Muchas veces estas actividades se desarrollan implicando a instancias públicas y actores privados (promotores, gestores culturales). Como señala Gonzalo Fernández-Parrilla, en los últimos años ha tenido lugar una intensificación de las actividades culturales y educativas entre los dos países, implicando a actores muy diversos56. Las más visibles son las que promueven instancias públicas y algunas fundaciones culturales; sin embargo hay indicios de un gran número de experiencias, muchas veces puntuales y aisladas, de intercambio cultural (visitas y estancias de creadores plásticos), edición, ciclos de cultura marroquí y cine llevadas a cabo por pequeñas asociaciones, que por su naturaleza inciden en espacios limitados y cuyo eco no trasciende, perdiéndose una posibilidad de efecto contagio. Sin pretensiones de ser exhaustivo se pueden señalar algunas experiencias. Una mención muy especial, representativa de las iniciativas alentadas por verdaderos militantes de la cooperación cultural, se merece el Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo, creado en 1991 y dirigido por José Monleón, en colaboración con el Instituto Superior de Arte Dramático y Animación Cultural (ISADAC) de Rabat, al amparo del Programa Al Mutamid de cooperación hispano-marroquí y que recibe diverso apoyo institucional57. Otra iniciativa de amplio calado son las Jornadas de intercambio cultural Al Sur del sur: otra mirada entre las ciudades de Málaga y de Nador y Tetuán en Marruecos, con fondos de la iniciativa comunitaria Interreg III-A; dando pie al portal cultural Málaga-Marruecos58. En abril de 2006 se creó el Foro Observatorio Tánger-Tarifa (FOTT)59 que reúne a escritores, intelectuales y artistas, y que tiene por objeto ahondar, desde la crítica cultural y la memoria, en el entendimiento y comprensión de las relaciones históricas, culturales y de buena vecindad entre Marruecos y España. Algunas iniciativas de cooperación cultural se han articulado en Marruecos mismo. Es el caso del Centro Cultural “Al Andalus” de Martil, lugar de encuentro y debate creado en junio de 2004, fruto de un convenio de colaboración entre la Asociación Desarrollo y Solidaridad (ONGD de Jerez) y la Municipalidad de Martil (Tetuán)60. Su objetivo es favorecer a través de la cultura el conocimiento y la comunicación entre ambos lados del Estrecho de Gibraltar, facilitando la cooperación cultural. El centro ofrece un lugar a reunión y trabajo a las asociaciones culturales y organiza de manera permanente actividades (exposiciones, ciclos de cine, poesía, lectura y narrativa, presentaciones de libros y revistas, jornadas y cursos, música, etc.) En el proyecto colaboran asociaciones, municipios, universidades, fundaciones y empresas privadas. Otro caso es de la Fundación Al-Idrisi Hispano-Marroquí para la Investigación Histórica, Arqueológica y Arquitectónica. Creada en 1999 en Tetuán y establecida unos años más tarde en Sevilla. Entidad para la cooperación cultural, la investigación y la divulgación histórica Ha organizado conferencias, seminarios (sobre arquitectura, historia), exposiciones (joyas, manuscritos), publicaciones, encuentros musicales; con actividades tanto en España como en 55 http://www.proyectointersur.org/AMITIE.htm Gonzalo Fernández-Parrilla, “Marruecos-España: unas incipientes relaciones culturales”, en Ana I. Planet y Fernando Ramos, Relaciones hispano-marroquíes: una vecindad en construcción. Madrid, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, pp. 380-401. 57 www.fotoforum.net/iitm/almutamid.htm 58 http://www.malagamarruecos.org 59 http://www.fott.es/ 60 www.centroalandalus.idoo.com 56 17 el norte de Marruecos. La Asociación Cultural del Mediterráneo Occidental MEDOCC, creada en 1998, tiene por objeto crear un puente cultural entre España y Marruecos, ha organizado diversas muestras de artistas marroquíes y españoles (Re.encuentro-Tawassul, 2000-2001; Afinidades-Affinités, 2005) que, acompañadas de conferencias y mesas redondas, han circulado por ambos países. Un factor coadjutor es el pujante hispanismo marroquí. Aunque se trate de una entidad marroquí, cabe señalar la Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española (AEMLE)61, con sede en el Instituto Cervantes de Tánger, que agrupa a escritores marroquíes pero que cuenta también con socios españoles. Ésta no se limita a promover la producción literaria marroquí en lengua española, sino también estrechar lazos entre le hispanismo marroquí y sus homólogos españoles. k) La atención a Marruecos desde el sector ecologista y medioambientalista ha sido bastante dispersa. Las grandes organizaciones internacionales (Greenpeace, Adena/WWF, Amigos de la Tierra/FOE) o tienen grupos locales en Marruecos (es el caso de WWF) o han llevado a cabo acciones puntuales con asociaciones del país. Sin embargo, aunque sean las más activas en las redes internacionales y regionales mediterráneas, y ocasionalmente hayan llevado a cabo algunas acciones conjuntas (campañas contra el uso de ciertas artes de pesca, contra la sobrepesca del atún rojo, la conservación de bosques) Marruecos no parece ser por el momento un motivo de especial atención. A otra escala se pueden señalar algunas experiencias bilaterales interesantes. Desde finales de los noventa, varios colectivos ecologistas han participado en los encuentros de la Red Dos Orillas. A raíz de ello, organizaron un Primer Encuentro de ecologistas del Norte de Marruecos y Andalucía “Orillas abiertas” (Larache, marzo 2003) que reunió a varias decenas de asociaciones de los dos países; en esa ocasión ocuparon el Consulado de España en Larache en señal de rechazo a la guerra en Iraq. Acció Ecologista Agró (Valencia) trabaja con una asociación de Chauen en proyectos de turismo rural y cultivos alternativos al cáñamo y realizan intercambios. Asimismo la organización ecologista Sociedad Española de Ornitología (SEO) desarrolla algún proyecto en Marruecos. Los colectivos de la red Ecologistas en Acción han desarrollado diversas actividades en relación con Marruecos, entre otras denunciando las actuaciones inmobiliarias de FADESA (empresa a quien concedieron el premio Atila Nacional en 2007). EeA-Cádiz organizó un primer Encuentro Rif-Sierra de Grazalema en Marruecos en 2007. El colectivo Guelaya (EeA-Melilla) desarrolla acciones en colaboración con asociaciones ecologistas marroquíes, como la Association de l'environnement et de developpement et de tourisme montagnard. Ecologistas en Acción de Melilla y Almería han creado recientemente un Centro de Estudios de la Naturaleza en el Cabo Tres Forcas en el Norte de Marruecos62, desde donde se organizan cursos; asimismo colaboran con la Asociación Moubadara en desarrollo sostenible y ecoturismo, mediante acciones concretas (Zaio, río Muluya). l) Desde los años sesenta existen varias asociaciones de antiguos residentes en Marruecos (amicales de Larache, Tetuán, Tánger). A pesar de la edad avanzada de sus miembros, algunas han sido reactivadas en la última década, y generalmente agrupan a antiguos residentes españoles, ex militares, así como a judíos marroquíes emigrados y algunos marroquíes musulmanes que han mantenido lazos con España. Su principal razón de ser es su voluntad de recuperar y preservar la memoria de su pasado en el Norte de Marruecos63, conservar algunos cementerios, organizar visitas a sus lugares de origen, reencontrarse y mantener lazos entre ellos. Por su naturaleza, es comprensible que con su discurso nostálgico no dejen en cierta forma de dulcificar el Protectorado. Sin embargo algunas han actualizado su percepción del país y han ampliado su campo de actuación a otras áreas, especialmente la cooperación cultural. 61 http://usuarios.lycos.es/aemle/ www.teleprensa.net/index.ihtml?step=2&FArifcat=10&FArifcat2=400&Faconta=55611&zone=10 En la expresión de un diplomático marroquí que conoce sus actividades “…son tangerinos, sólo en sus reuniones”. En la cabecera del boletín trimestral de la Asociación La Medina figura la frase: “Marruecos, aquel país que nos marcó, del que nunca saldremos, aunque nunca volvamos a él”. 62 63 18 64 La Asociación “La Medina” de Antiguos Residentes y Amigos de Marruecos , creada en 1995, tiene entre sus fines promover los contactos entre antiguos residentes y “fomentar la amistad y el desarrollo de relaciones entre España y Marruecos”. Sus principales actividades se orientan a la conservación de la memoria (publicación de libros, exposiciones y documentales), pero además organiza encuentros y viajes a Marruecos, y en casos puntuales ha recogido ayuda humanitaria para atender a las víctimas de desastres naturales. Algunas intervenciones en la prensa de sus figuras visibles, como su presidente el tetuaní Francisco Trujillo, han ido dirigidas a condenar actitudes xenófobas y a defender la convivencia. El club Tangerjabibi65 es una asociación de amigos de Tánger, con miembros de múltiples países aunque mayoritariamente española, creada en 2004 y que ha desarrollado una página web con abundante información escrita y gráfica. La Asociación Cultural Larache en el Mundo66, creada en 2004, tiene entre sus fines fomentar la comunicación entre personas vinculadas a esa ciudad y las actividades sociales y culturales que promuevan su conocimiento. Organiza eventos culturales, iniciativas de defensa de su patrimonio cultural y arquitectónico (como la conservación del castillo de Laqbibat) y en favor de la infancia. Anualmente en agosto la asociación organiza unas jornadas culturales en Larache. En julio de 2007, con la colaboración de AEMLE (Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española), organizó el Día de Larache en Málaga. Otro caso es la Asociación Cultural de Amigos en Marruecos (ACAM)67 (antes AC Amigos de Larache y AC Funcionarios españoles en Marruecos) que señala explícitamente entre sus objetivos “el fomento y/o reactivación de amistades, recuerdos, vivencias y afectos entre nuestros socios y con nuestras ciudades de Marruecos, en España. Seguir proponiendo el ejemplo larachense y de otras ciudades del antiguo Protectorado de España en Marruecos, de convivencia religiosa, étnica, política y social en un intercambio cultural con el respeto de las identidades musulmana, cristiana y judía, que era una situación propia enraizada, en la época de la presencia española en nuestra zona. Difundir en España a través de sus publicaciones, no solo noticias puntuales de nuestros miembros, sino también la historia, cultura, folklore y civilización propias de nuestras ciudades “del norte”. Y apoyar actividades culturales en defensa de los aspectos que definen la identidad cultural española, sefardí y marroquí que se aúnan en nuestros pueblos y ciudades especialmente en Larache, Tetuán y Alcazarquivir”. Igualmente existen una Asociación de Amigos de Alcazarquibir, y una Asociación de Amigos de Ifni68, creada en 2003, que organiza conferencias de divulgación histórica y apoya proyectos asistenciales. m) El interés por Marruecos es desigual en las diferentes regiones del país y por parte de las instancias públicas locales. Algunas Comunidades Autónomas, sea por su cercanía a Marruecos (Andalucía, Canarias) o por la presencia de inmigrantes (Cataluña, Baleares, Murcia, Madrid) destacan con una actividad directa de cooperación y en su apoyo a las asociaciones ciudadanas, mediante subvenciones o utilizando fondos de la Unión Europea (programas Interreg). De esta forma se han desarrollado iniciativas sociales con Marruecos al calor o bien alentadas e imbricadas con las dinámicas oficiales regionales o locales como las siguientes. El Grupo Rif69 es una red de asociaciones de Baleares y del Rif, creada en 2002, para la cooperación con el Norte de Marruecos, el conocimiento mutuo, el diálogo y el intercambio; entre los participantes españoles hay asociaciones de inmigrantes, de mujeres, educativas, sindicales y ONGD. En el caso de Canarias hay iniciativas como la Fundación Modelo para la Modernización y el Desarrollo Local, que focaliza su actividad en la región de Tarfaya. Jarit es una asociación valenciana que combina trabajo de sensibilización (como la exposición-taller Sent el Magrib en educación secundaria), acción social con inmigrantes, cooperación al desarrollo y proyectos de emergencia, y turismo solidario con Marruecos y otros países magrebíes y africanos; también organiza campos estivales de trabajo y de sensibilización intercultural en Marruecos y Argelia70. El caso de Andalucía es el más llamativo y diversificado. La Junta de Andalucía dispone de una Oficina de Cooperación con el Norte de Marruecos. La prioridad del gobierno regional por 64 www.lamedina.org/ www.tangerjabibi.com 66 www.laracheenelmundo.com 67 www.acamlukus.org/ 68 http://www.ifni.es/ 69 www.rifbalears.org 70 http://www.jarit.org/ 65 19 estrechar sus relaciones con el Norte de Marruecos ha facilitado el desarrollo de múltiples iniciativas implicando asociaciones, universidades y ayuntamientos, y ha animado a numerosos actores. La Fundación de las Tres Culturas (Sevilla) participa en algunas de ellas. Prueba de esta voluntad de articulación fue el Primer encuentro de la sociedad civil Andalucía-Marruecos (celebrado en Sevilla, en diciembre 2003), apoyado por Junta de Andalucía, Gobierno de Marruecos, y que reunió diversos actores de los dos países (ONG, asociaciones, prensa, personalidades), concluyendo con un catálogo de propuestas para profundizar las relaciones. Otra de las manifestaciones de esta voluntad es la antes mencionada iniciativa andaluza de cooperación cultural Centro Cultural Al Andalus de Martil. El Centro de Recursos para las Asociaciones de Cádiz y la Bahía (CRAC), creado en 1988, es una ONG que trabaja para el fortalecimiento de las asociaciones andaluzas y del Norte de Marruecos. Su Escuela Transfronteriza de Asociaciones es un proyecto con apoyo de la Junta de Andalucía con fondos Interreg dirigido a asociaciones de ambas orillas71. También hay iniciativas de ayuntamientos. Málaga ha promovido el Ateneo hispano-marroquí de Málaga, e iniciativas como las jornadas “Al sur del Sur: otra mirada” de intercambio cultural entre la ciudad de Málaga y Marruecos72. El Aula Universitaria del Estrecho, fundada en 2000, es una iniciativa del Ayuntamiento de Algeciras, y las Universidades de Cádiz y Abdelmalek Essaadi de Tetuán–Tánger. Sus objetivos son el desarrollo territorial de la región, la interculturalidad y la comprensión mutua, la gestión del conocimiento. Promueve actividades co-elaboradas, la formación conjunta y los intercambios73. Ha venido realizando actividades de cooperación interuniversitaria a uno y otro lado del Estrecho de Gibraltar, buscando potenciar los lazos comunes y favorecer el desarrollo de dicha área geográfica. Asimismo hay numerosas iniciativas locales que implican a ayuntamientos, comarcas y provincias andaluzas y norte de Marruecos. Muchas son culturales como el Primer Certamen de Poesía ‘Encuentro por la paz” (julio 2007), organizado por la Junta Municipal de Distrito de San Pablo de Buceite, implicando a estudiantes de Marruecos, Gibraltar y de las Comarcas del Campo de Gibraltar y de la Serranía de Ronda. Incluso existen iniciativas en el campo del deporte, como el “convenio para el desarrollo del fútbol en el norte de Marruecos” entre la Federación Andaluza de Fútbol, la Oficina de Cooperación Internacional de la Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Algeciras y las autoridades deportivas locales de Tánger y Tetuán. También ha promovido iniciativas empresariales como la Fundación por el Desarrollo e Innovación de Europa Sur y África Norte (Fundación ESAN)74, promovida por empresarios andaluces y que se centra en la cooperación con la administración local, la innovación tecnológica, la cooperación cultural y la promoción del español. Más independiente es la Red Dos Orillas (Red de colectivos ciudadanos de Andalucía y el 75 Rif) creada a finales de los noventa, y que agrupa a asociaciones andaluzas y del norte de Marruecos (Chabaka, red de sesenta asociaciones de diferentes sectores). Se propone intercambio de experiencias y coordinación de actuaciones. Ha realizado tres encuentros (Cádiz 1998, Alhucemas 1999, Tánger 2001). Aunque haya vivido altibajos, es probablemente la experiencia más singular de diálogo entre asociaciones. 5. Algunas reflexiones sobre las modalidades de intervención Ante la pluralidad de experiencias desarrolladas en los últimos años resulta necesario intentar analizar las motivaciones y algunas características de las prácticas concretas de actuación de la sociedad civil española en lo referido a Marruecos El interés tardío de la sociedad civil por Marruecos se explica quizás por el carácter racional de su motivación; las organizaciones deciden acercarse tras convencerse de la necesidad de ello, dada la cercanía y los intereses y problemas compartidos. Es significativo que algunas organizaciones se acercan a Marruecos después de experiencias en los dos principales focos de atención en la región árabe, Palestina y Sahara, ambos con motivaciones primero emocionales y luego racionales. En cambio, los intelectuales, académicos y responsables políticos han sido los primeros en articular esa necesidad y llevan desarrollando relaciones 71 http://www.redasociativa.org/crac/modules.php?name=News&file=article&sid=158 www.malagamarruecos.org/ www.uca.es/algeciras/aue http://www.auladelestrecho.es/ 74 http://www.fundacionesan.org 75 www.redasociativa.org/dosorillas 72 73 20 estrechas con actores marroquíes en el marco de instituciones (IEMed, Fundación Tres Culturas, etc.) que tienen una innegable importancia pero un impacto es limitado en la ciudadanía. Asimismo, a pesar del nuevo entramado de relaciones sociales, estas personas siguen siendo los referentes a la hora de opinar sobre Marruecos. En palabras de una ONG española, la “reflexión sobre Maruecos está secuestrada por una élite”76. También merece la pena sopesar el papel de las instituciones públicas. Los gobiernos central, regionales y locales han contribuido de manera determinante a la implicación de la sociedad civil en las relaciones con Marruecos, en la cooperación al desarrollo y la cooperación cultural. Las instancias públicas han priorizado Marruecos, han provisto de fondos (propios y de los programas de cooperación transfronteriza, como la Iniciativa Comunitaria Interreg III A (España-Marruecos)) y han facilitado espacios de encuentros (por ejemplo los seis centros Cervantes). Estas políticas de inducción, a veces no carentes de voluntarismo, han tenido resultados desiguales; por un lado es innegable un aumento de la presencia de ONGD españolas y de su actividad (número de proyectos, fondos, visibilidad in situ), pero con una muy tímida traducción en articulación política ciudadana. Las subvenciones públicas incrementan el activismo pero condicionan la capacidad de incidencia política. Asimismo, algunas iniciativas públicas, especialmente de ámbito local, contribuyen a generar actividad ciudadana. Es el caso del Centro hispano-marroquí, ubicado en el barrio de Lavapiés y promovido por la Consejería de Inmigración de la Comunidad de Madrid, gestionado por la Asociación cultural La Rueca y que organiza actividades tanto de integración como de educación intercultural; o el Centro Hispano-Marroquí Entreculturas de Mijas, promovido por el ayuntamiento. Al mismo tiempo, el Gobierno central ha tenido siempre fuertes reticencias a una mayor implicación de los actores ciudadanos en el desarrollo de la agenda bilateral. Éstos son percibidos como un potencial elemento desestabilizador, o al menos problemático. Los dos temas de mayor atracción, las migraciones y el Sahara, son demasiado sensibles. Esto explica que por ejemplo el Gobierno español, a diferencia del francés, frenara la participación de la sociedad civil en la Cumbre Euro-Africana sobre migraciones (Rabat, julio 2006). Asimismo la democratización y los derechos humanos han sido mantenidos fuera de la agenda bilateral. Según Laura Feliú, a lo largo de los ochenta y noventa, los sucesivos gobiernos españoles nunca dieron relevancia a estas dos cuestiones en sus relaciones con Marruecos77. Es también ilustrativo que algunas iniciativas institucionales relevantes hayan mantenido al margen a la sociedad civil. Es el caso del Comité Hispano-Marroquí Averroes, creado en 1996 para favorecer el acercamiento y la comprensión entre los pueblos español y marroquí a través de la acción sobre sus respectivas opiniones públicas (…) “y para fomentar las relaciones hispano-marroquíes en el ámbito de la sociedad civil”. El Comité está compuesto por personalidades del mundo académico, periodístico y empresarial78, y promueve o apoya diversas actividades (académicas, políticas o empresariales). Uno de sus tres grupos de trabajo se denomina “Economía y sociedad civil”, pero no integra ni a actores relevantes de la sociedad civil y ni siquiera a los sindicatos. Otra característica de la actuación ciudadana es su poca estabilidad. Predominan todavía las iniciativas puntuales (excepto en el caso del trabajo con migrantes y de las actividades de cooperación al desarrollo, por los requisitos de la financiación pública). Se pueden señalar al menos tres causas: el desconocimiento del país, la superficialidad de las relaciones y la actuación a través de iniciativas regionales. - La sociedad civil no es inmune a los prejuicios dominantes en la sociedad española. Aunque se haya avanzado bastante persiste un grave desconocimiento del país. No siempre hay conciencia de que en Marruecos existe una sociedad civil dinámica que evoluciona muy rápidamente y que es vehículo de debate político, que hay actores sociales y políticos. Un 76 Entrevista a ONGD española activa en Marruecos. Laura Feliú, “El movimiento de derechos humanos marroquí. Desafíos y riesgos ante un contexto nacional e internacional en cambio”, en Carmelo Pérez, 2006. 78 Por parte española forman parte de él la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar (IU), el periodista Miguel Ángel Aguilar, el escritor Juan Goytisolo, el catedrático Bernabé López, el diplomático Raimundo Bassols, los empresarios José Miguel Zaldo, Ramón Enciso y Aldo Olcese, los políticos Federico Mayor Zaragoza y Marcelino Oreja Aguirre y el presidente del Legado Andalusí, Jerónimo Páez. 77 21 indicador es el total (o casi total) no reconocimiento de la sociedad civil de inspiración religiosa marroquí (como expresión contraria a la ciudadanía democrática) o el tópico de la supuesta su preeminencia absoluta (“la verdadera sociedad civil marroquí es la islamista”). - A pesar del camino recorrido y de las múltiples iniciativas en marcha, las relaciones con los homólogos adolecen frecuentemente de profundidad, lo que da pie a desencuentros y limita la capacidad de concertación política, especialmente en cuestiones de interés común: relaciones bilaterales, relaciones económicas. Así predominan las intervenciones parciales que privilegian el proyecto puntual. Las relaciones entre pares también tienen sus sombras. Es común que se reconozca que hay temas tabúes en las relaciones con las contrapartes; muchas ONGD españolas asumen que no hablan del Sahara con sus socios. Estas relaciones faltas de franqueza o con autocensura condicionan cualquier colaboración. La sociedad civil española tiene dificultades para reconocer a un movimiento ciudadano con posiciones propias y para compartir protagonismo. Se apoya sobre ellos y no siempre es capaz de tratarlos como iguales, lo que produce tensiones o una utilización mutua sin trascendencia política79. Una caso significativo es el sindical, debido a la debilidad y extrema fragmentación del campo sindical marroquí80. Otro caso fue el Primer Foro Social del Mediterráneo (FSMed, Barcelona, junio 2005); surgido como iniciativa de colectivos ciudadanos catalanes y con apoyo de instituciones, su preparación puso en evidencia los desencuentros entre promotores e interlocutores de los demás países mediterráneos, y especialmente de Marruecos, que demandaban una mayor y verdadera implicación. Todo ello obligó a modificar el proceso preparatorio y retrasar su celebración. - Finalmente, algunas intervenciones de la sociedad civil española se llevan a cabo en el marco de proyectos regionales con múltiples actores y pilotados por terceros. Son varias las entidades que trabajan con Marruecos a través de redes regionales (árabes, magrebíes, euromediterráneas) y plataformas temáticas. Si bien es una modalidad de acercamiento y tiene valores añadidos, también diluye especificidades. Un gran déficit en las actuaciones ciudadanas es su escasa dimensión política; “(…) se trabaja en Marruecos, pero no se hace trabajo político”81. Las actividades de incidencia política y las campañas de denuncia son muy limitadas. Tampoco se prodiga el aprovechamiento de las experiencias de cooperación en materia de educación. Un indicador de esta debilidad es el escaso papel de la sociedad civil en las crisis bilaterales82. Todo ello resta posibilidades para incidir en la formación de opinión y de debate públicos, dejándolos en manos de académicos y de la prensa. Un último elemento a destacar es el papel desempeñado por los ciudadanos marroquíes y por las asociaciones marroquíes en España. Dados sus problemas de integración y de marginalidad económica, la presencia de inmigrantes marroquíes en las organizaciones sociales españolas ha sido tradicionalmente baja. En los últimos tiempos, esto está cambiando (a través de estudiantes e inmigrantes jóvenes, mediante la participación en las asociaciones de padres de alumnos). Hoy empieza a haber una cierta presencia de marroquíes en las organizaciones españolas, lo que incide en las motivaciones y facilita llevar a cabo actividades. Por su parte, el asociacionismo marroquí se ha dirigido esencialmente a atender necesidades de integración de los inmigrantes y de socialización en sus comunidades. Es el caso de ATIME (Asociación de Trabajadores Inmigrados Marroquíes en España), la pionera y hoy desaparecida AEME (Asociación de Emigrantes Marroquíes en España), la Asociación al-Amal de inmigrantes marroquíes en la Comunidad Valenciana, etc. Con el tiempo algunas de estas iniciativas se han abierto a la sociedad civil española, se han hecho mixtas y se han ampliado sus objetivos: desarrollando actividades educativas y de sensibilización, fomentaando el codesarrollo, etc. Es el caso de la Asociación Socio-Cultural Ibn Batuta (ASCIB, Barcelona), entidad mixta, fundada en 1994; Entreculturas Siglo XXI83, que tiene por objeto específico contribuir a dar a conocer Marruecos en España; la Asociación Wafae de la Lengua y de la 79 Entrevista a ONGD española activa en Marruecos. Isaías Barreñada, "Sindicatos magrebíes: reforma o marginación", Afkar/Ideas, 4, 2004 , pp. 79-82. 81 Entrevista a ONGD española activa en Marruecos. 82 Richard Gillespie (2006): “’This Stupid Little Island’: A Neighbourhood Confrontation in Western Mediterranean”, International Politics, 43, p.127. 83 http://www.entreculturas.es/ 80 22 Cultura Árabe, creada en 1998, con actividad en Cataluña y el País valenciano, que trabaja en sensibilización, cooperación al desarrollo, campos de trabajo e intercambios de jóvenes; la Asociación Atlas de inmigrantes marroquíes en Madrid, que organiza un Festival HispanoMarroquí… En el campo del codesarrollo hay que señalar iniciativas como la Red Euromed de Cooperación al Desarrollo (REMCODE)84 promovida por ATIME, la ONG Cooperación y Desarrollo con el Norte de África (CODENAF) de ámbito andaluz, o la Asociación de Inmigrantes Marroquíes en las Islas Baleares Al-Magreb. Asimismo han surgido pequeñas asociaciones que combinan la integración de los inmigrantes con la cooperación al desarrollo en las regiones de las que son originarios. Es el caso de la Asociación para el Desarrollo y la Integración Beni Snasen de Cataluña (ADIB Reus), respecto a esta localidad de la región de Berkane. Pero en general, las asociaciones marroquíes en España contribuyen todavía de manera modesta al acercamiento de la sociedad española a Marruecos y a incidir en la opinión pública. Por razones propias a las dinámicas de integración y de organización, su foco de atención sigue siendo prioritariamente la provisión de servicios, la interlocución con las administraciones, la socialización comunitaria, la educación para la integración y los proyectos en Marruecos85. A su vez, las organizaciones sociales españolas han hecho poco para asociar a las organizaciones marroquíes de manera plena en sus actividades, desaprovechando así un enorme potencial derivado de la interculturalidad migratoria. Finalmente otro elemento que no contribuye a potenciar el activismo ciudadano es la escasa atención que prestan los principales partidos políticos españoles al país vecino. Los partidos políticos no tienen relaciones estrechas con sus homólogos; la derecha porque tácitamente considera Marruecos el enemigo histórico de España (el homólogo del PP es el muy nacionalista Istiqlal), la izquierda (IU) debido a la fragmentación de la izquierda marroquí. El PSOE, cuyo referente marroquí es la USFP, apenas ha consolidado una cooperación estable. Es llamativa la casi inexistente actividad de las fundaciones políticas españolas, a diferencia de países más alejados. Por ejemplo las fundaciones políticas alemanas, con la Friedrich Ebert Stiftung a la cabeza, tienen presencia en el país y apuestan por fortalecer la sociedad civil marroquí. Tampoco hay una estructura permanente y activa sobre Marruecos en el Parlamento, a modo de intergrupo o de comisión; apenas existe grupos de amistad con Marruecos en el Congreso de los diputados (creado en septiembre 2004) y en el senado (creado en 2005 y presidido por el senador popular melillense Damián Caneda Morales, nacido en Larache). 6. Conclusiones La sociedad civil española presta una atención todavía insuficiente a Marruecos y su capacidad de incidencia es limitada. Las precondiciones para superar este déficit son varias e implican a otros muy diversos actores como los medios de comunicación y las fuerzas políticas. En primer lugar debe superar y ser capaz de contrarrestar las percepciones dominantes en la sociedad española sobre Marruecos, en un contexto no propicio como es la brecha socioeconómica existente entre ambos países. Para ello debe realizar un esfuerzo de conocimiento y de actuación independiente, elementos claves para romper barreras mentales y reconocer intereses comunes. Es imprescindible que desarrolle un verdadero trabajo horizontal, de encuentro y de articulación de complicidades necesarias para establecer lazos entre organizaciones sociales y para cooperar. Son necesarios puentes entre gentes con mismos intereses y una acumulación paulatina de experiencias prácticas conjuntas. De nuevo para ello se requiere conocimiento mutuo y posibilidades de interacción humana (actualmente trabada por la falta de libertad de movilidad). En este ejercicio ningún tema debe ser tabú, todo debe ser abordado y discutido en un debate franco, premisa para asentar nuevas bases de diálogo entre los pueblos, desmontando la visión del otro como problema. El activismo tiene que dar lugar a actuaciones más eficaces y con mayor impacto político; “(…) se gasta mucho en nombre de Marruecos pero la eficacia real es limitada86”. Es imprescindible un mayor trabajo educativo y de incidencia en la opinión pública. Asimismo es necesaria una 84 http://www.atime.es/cooperacion1.html Entrevista a MAH. 86 Entrevista a ONGD española activa en Marruecos. 85 23 mayor actividad de incidencia política en los procesos de toma de decisión política. Por otro lado, las prácticas de las organizaciones ciudadanas pueden, sin pretenderlo, reforzar o recrear fronteras. De hecho, algunas intervenciones de cooperación al desarrollo parecen nuevas versiones orientalistas, en las que tras un humanismo bienintencionado persiste una relación de dominación y de intercambio desigual de poder (nosotros vs ellos, donante vs receptor, moderno vs tradicional). Al igual que la participación de la sociedad civil completa la democracia representativa (política) a través de la implicación de la población para cuestiones específicas, la diplomacia no gubernamental puede crear una legitimidad en materia de acción exterior más amplia que la simple legitimidad democrática electoral de los gobiernos. En las democracias, son las sociedades civiles quienes pueden aprovechar espacios y márgenes de maniobra fuera del alcance los gobiernos. Deben aprovechar los vaivenes de las relaciones bilaterales y actuar como contrapeso cuando ciertos creadores de opinión explotan o manipulan temas problemáticos. De esta forma, la acción ciudadana transnacional puede hacer una contribución de enorme calado cultural y político, participando en la construcción de una vecindad diferente, cooperativa y participativa, que no puede ser sólo asunto de los gobiernos. Esta contribución ciudadana específica, crítica e independiente, debe complementar la acción oficial y darle más legitimidad democrática. Sin embargo, hoy por hoy, y más allá de los discursos, la sociedad civil tiene un papel reconocido muy limitado en las relaciones bilaterales. En lo referido a Marruecos la sociedad civil española está lejos todavía de desarrollar una diplomacia no gubernamental, entendida como participación (vía influencia) en la toma de decisiones, democratizando el debate y fomentando la conciencia en la opinión pública. En palabras de José Tono Martínez, director del Foro Observatorio Tánger-Tarifa87: “(…) sin el concurso activista de ese entramado que llamamos sociedad civil nuestra relación con el mundo árabe y con el de influencia islámica no mejorará si no somos capaces de hacer esfuerzos creíbles, por ambos bandos, para conocer mejor nuestras posiciones, para dispersar nuestros medios y para compartir, en lo posible, nuestras ambiciones de un futuro que debe ser construido entre todos, desde una libertad y una justicia que no pueden ser impuestas”. 87 El orientalismo al revés. Homenaje a Edward W. Said, Madrid, Los Libros de laCatarata, 2007, p.9. 24