Revista del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid ∙ Número 28. Año 2021
n
o
año
2021
R E VI S T A
D E L R E AL C ON S E R V AT OR I O
S UP E R I OR D E M ÚS I C A
D E M AD R I D
N. o 28 (202 1)
Real Conservatorio Superior de Música de Madrid
Directora — Dª Consuelo de la Vega Sestelo
Doctor Mata, n.o 2
28012 MADRID
Tel.: 34 91 539 29 01
Fax: 34 91 527 58 22
http://www.rcsmm.eu/
Música
Revista del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.
N.o 28 (2020-2021).
[email protected]
Dirección ~
Pere Ros
Consejo científico
editorial ~
Antonio Arias-Gago del Molino
Manuel Ariza Bueno
Teresa Barrientos Clavero
Miguel Bernal Ripoll
Eduardo Pedro Díaz Lobatón
María Lourdes García Melero
Eva Malía Gómez Gutiérrez
María Nagore Ferrer
Guillermo Peñalver Sarazin
Diseño gráfico ~
José J. Domínguez
Imagen de portada ~
Inocencio Soriano Montagut, «Violinista».
Edita: Real Conservatorio Superior de Música de Madrid
I.S.S.N.: 0541-4040
Depósito legal: M-20.558-1992
Fotocomposición e impresión:
Imprenta Taravilla, S.L. • Mesón de Paños, 6
e-mail:
[email protected]
•
28013 Madrid
La comisión editorial de la revista Música del RCSMM, con el ánimo de mantener
el principio de libre expresión, opta por aceptar artículos de opinión o estudios que la
contengan, aunque no se hace responsable de las consideraciones particulares vertidas
por los autores en la redacción de sus contribuciones.
Los artículos de la presente publicación han sido evaluados y aceptados de acuerdo al
proceso de doble revisión ciega a través de los miembros del Consejo científico editorial.
Música
REVISTA DEL REAL CONSERVATORIO
SUPERIOR DE MÚSICA
DE MADRID
N.o 28 (2021)
CONTENIDO
Presentación: Pere Ros........................................................................................
9
COLABORACIONES:
Antonio Gallego Gallego
Elogio de Carmen Díez Martín ..............................................................
13
Marina Barba Dávalos
Carnicer y Espronceda en el teatro romántico español ..............................
17
Alejandro Román
A´ngel Arteaga: de la composición sinfónica a la música de cine ............
37
Juan Pablo Moreno
Nominación absoluta de acordes ............................................................
55
Carlos Galán
«Improvisando» con la improvisación......................................................
69
Carmen Hernández-Sonseca Álvarez-Palencia
Correspondencias armónicas en la inspiración de la música popular:
análisis comparativo de dos casos ........................................................
87
Presentación
Kurosh Khan - Afsha
El federalismo coral en la Comunidad de Madrid: el canto coral durante
el período de la Transición española ................................................... 105
PUBLICACIONES
Susana Rodríguez Pendás
Marta Vela: Las nueve sinfonías de Beethoven ..................................... 143
MEMORIA
RCSMM
Memoria de recursos humanos y alumnado RCSMM – Curso 2020-2021 .. 149
NORMAS DE PUBLICACIÓN ........................................................................ 155
§8
Nominación absoluta de acordes
nominaCión absoluta dE aCordEs
Juan PABLO MORENO*
Resumen:
En el presente artículo se hace una revisión del uso de acordes para el acompañamiento armónico de melodías. Una breve revisión histórica y teórica permite
cuestionar el uso de conceptos ampliamente establecidos como el de «cifrado
americano». Desde el punto de visto abordado en este trabajo, este uso consiste primeramente en la nominación absoluta de los acordes, permitiendo su
escritura simbólica.
Palabras clave: Acorde, cifrado, armonía, nominación absoluta, símbolos de
acordes.
Abstract:
This article reviews the use of chords for the harmonic accompaniment of
melodies. A brief historical and theoretical review allows to question the use
of widely established concepts such as the «cifrado americano». From the point
of view addressed in this paper, this use consists primarily in the absolute
nomination of the chords, which allows their symbolic writing.
Key words: Chord, chord coding, harmony, absolute nomination, chord
symbols.
Introducción
E
l uso de símbolos de acordes para designar un determinado conjunto de
notas simultáneas es una práctica muy común en el ámbito de las músicas populares, ya sean de tradición folclórica, rock o pop. Más aún, su
uso ha sido determinante en la construcción de la noción de armonía moderna,
sobre todo por su uso en términos más complejos en el ámbito del jazz. Sin
embargo, a pesar de la circulación de innumerables textos impresos y digitales,
* Investigador independiente. Es licenciado en educación por la Universidad austral de Chile,
máster en interpretación e investigación musical con mención en investigación por la Universidad
internacional de Valencia y máster en arte sonoro por la Universidad de Barcelona.
§ 55
Juan Pablo Moreno
dedicados a la enseñanza de su uso como método de acompañamiento armónico
de músicas populares, o en el ámbito académico como pilar para la composición,
interpretación y análisis de música de jazz, no existe una bibliografía que enfoque
su discurso desde un punto de vista analítico e histórico para describir su uso.
Esto ha llevado a que se normalicen conceptos como cifrado americano,
clave americana, cifrado anglosajón, cifrado jazz, etc. Ya el solo hecho de designar el uso simbólico de acordes con una determinada referencia geográfica o
estilística es una limitación sobre la que podríamos debatir. Álvaro Menanteau1
discute la forma acrítica en cómo se ha generalizado el uso del concepto de
«clave americana», tomando como base el hecho de que el uso de letras para
designar acordes es una práctica muy antigua y de amplio uso en Europa, y
que lo de americano responde más bien a un discurso hegemónico propio del
siglo XX, cuando la emergente potencia económica exportaba e instalaba sus
productos culturales, internacionalmente apoyada por la industria editorial,
cinematográfica y de radiodifusión.
Del mismo modo, desde un punto de vista teórico, cabría preguntarse si
se trata efectivamente de un sistema de cifrado. En la lengua alemana es más
común el uso del concepto de «símbolo de acorde» o «escritura simbólica de
acorde» (Akkordsymbolschrift),2 al igual que en la inglesa, donde se suele usar el
concepto de Chord Symbol,3 quedando el uso del concepto de cifrado reservado
a la práctica del bajo cifrado.
Entre las pocas reflexiones teóricas con respecto al uso de símbolos de
acordes, encontramos el trabajo de Otfried Büsing,4 quien se refiere a este uso
como Absolute Akkordbezeichnung, término que hace referencia a la designación
o nominación de un acorde. Desde ese punto de vista, se propone aquí el uso
del concepto en español «nominación absoluta de acordes», concepto ya propuesto en un trabajo anterior a este,5 puesto que en el acto mismo de nominar
un acorde es cuando se produce su identificación como unidad armónica. Se
representa dicha identidad por medio de la denominación que le pertenece y
distingue de otros acordes.
Además de analizar teóricamente la nominación de acordes, Büsing se refiere
a esta como a una continuidad iniciada con la tradición guitarrística española
1
Menanteau Aravena, Álvaro, 2020: «¿Influencia del jazz?» en: Revista Musical Chilena, n°
233, pp. 69-87.
2
Sikora, Frank. Neue Jazz-Harmonielehre. Mainz —Schott—, 2012; Amon, Reinhard. Lexikon
der Harmonielehre. Viena —Doblinger Metzler—, 2005.
3
Evans, Lee y Backer, Martha. How to play chord symbols in jazz and popular music. Milwaukee
—Hal Leonard—, 1991.
4
Büsing, Otfried.Harmonik als Netzwerk. Hildesheim —Georg Olms Verlag—, 2012.
5
Moreno, Juan Pablo, 2020. «Teorías en armonía: principios y conceptos» en: Hoquet, n°
8, pp. 86-99.
§ 56
Nominación absoluta de acordes
y que, posteriormente, tiene eco en publicaciones en lengua alemana, masificándose mucho más tarde con el jazz estadounidense.6 Es interesante seguir por
ese camino de continuidad; sin embargo, es también una tarea difícil, puesto
que no es algo que parezca haber sido desarrollado profundamente, como se
constata al revisar la bibliografía musicológica especializada.
A continuación se presenta una breve revisión histórica, sin pretender que
sea definitiva, del uso de la nominación de acordes, desde su inicio hasta la
actualidad. Se presenta, acto seguido, una revisión de la nominación y escritura
de acordes, tal y como la conocemos en la actualidad.
Desarrollo histórico
Existe una gran variedad de trabajos que abordan la historia de la guitarra
barroca, revisando los tratados que pusieron las bases de lo que se llamaría
guitarra española. No es, por lo tanto, menester, a efectos del presente trabajo, profundizar con detalle esta exposición. Büsing7 destaca el tratado de Juan
Carlos Amat «Guitarra española y vandola»8 —cuya fecha de publicación sería
1586 o 1596—9 por encontrarse en él un importante ejemplo de nominación
de acordes.
Amat asigna a los acordes un número del 1 al 12, acompañado de una letra
—n, para los acordes naturales, y b, para los acordes menores o «molados»—,
como se puede apreciar en la figura 1, donde el círculo exterior muestra los doce
acordes naturales y menores. Los círculos concéntricos interiores corresponden a
un sistema de tablatura que presenta las cuerdas de la guitarra y su digitación.
Aquí vemos un claro ejemplo de identificación entre los acordes y una
denominación específica. Este tipo de nominación será fundamental para la
creación de otros, que se desarrollarán en diferentes lugares, España e Italia
principalmente. Es en este último país donde surgió, precisamente, la nominación de acordes con letras, siempre aplicados a la guitarra. Según afirma
Norberto Torres:
Büsing, Otfried, op cit.
Ibid.
8
Amat, Juan Carlos. Guitarra española y bandola en dos maneras de guitarra, castellana, y
cathalana de cinco ordenes. Gerona —Joseph Bró—, 1761.
9
La fecha de la primera publicación es un tema de discusión no resuelto. La versión impresa
más antigua que se conserva, de 1627, contiene datos que permiten fijar la primera impresión
en 1586. Sin embargo, una carta presente en una edición de 1638 pone como fecha de primera
publicación 1596. Navarro González, Julián: La enseñanza de la guitarra barroca solista: diseño
de un instrumento para el análisis de su repertorio. Tesis doctoral de la Universitat de Barcelona,
Facultat de formació del professorat, 2007; p. 132. Vid. Coelho, Victor. «Juan Carlos Amat», en:
Musik in Geschichte und Gegenwart (2) —Personenteil— (ed. Ludwig Finscher); vol. 1, col. 572.
6
7
§ 57
Juan Pablo Moreno
Figura 1. Acordes en el tratado de Amat.
El alfabeto adoptado por la guitarra barroca será el del italiano Girolamo
Montesardo en un tratado publicado en 1606 […]. Justifica su publicación
por el entusiasmo que despierta la guitarra rasgueada y las danzas españolas
entre los jóvenes aristócratas de su país. […] Montesardo confirma la demanda constante de un público de aficionados que desean acompañarse de
forma fácil con acordes, demanda que no ha cambiado hasta nuestros días.10
La mencionada forma de acompañarse recibe el nombre de «rasgueado».
Pueden distinguirse distintos tipos de nominación de acordes para la guitarra
10
Torres Cortés, Norberto. «El estilo “rasgueado” de la guitarra barroca y su influencia
en la guitarra flamenca: fuentes escritas y musicales, siglo XVII» en: Revista de Investigación sobre
Flamenco La Madrugá, nº 6, 2012.
§ 58
Nominación absoluta de acordes
rasgueada de aquella época, a los que se aplicó la denominación de alfabeto. Se
habla del alfabeto catalán, refiriéndose al de Amat, del castellano, y del italiano,
refiriéndose al recién mencionado de Montesardo.11 Los tratadistas ofrecieron
abundantes alternativas para designar los acordes y su realización mecánica, es
decir, para mostrar la forma en que deben ser ejecutados.
El uso de letras para la designación de acordes se instala así definitivamente y se expande por Europa. Es difícil determinar con exactitud la manera y
los momentos en que el uso de la guitarra como acompañamiento armónico
es adoptado por las distintas tradiciones propias de cada región, pero existen
algunas referencias. Christoph Jäggin, por ejemplo, da cuenta de uno de los
primeros registros escritos en Suiza que mencionan la guitarra.12 Se trata de un
anuncio, publicado en 1792, en el que se ofrecen lecciones del todavía no tan
conocido instrumento, traído desde Francia. De hecho, señala el autor, en las
primeras obras publicadas en Suiza para guitarra, se le llamaba al instrumento
«chitarra francese», una designación italiana para un instrumento llegado a Suiza
desde Francia. Más adelante, el mismo autor afirma que la guitarra encontró
unas condiciones ideales para expandirse en la sociedad francesa, deseosa de
estilo galante y de Ilustración, permitiendo el acompañamiento de canciones.
Con los ideales de la Revolución francesa, la guitarra y la canción se expandieron por distintas regiones y se unieron al ideal romántico de libertad, del que
las canciones tradicionales estaban impregnadas. A mediados del siglo XIX se
había desarrollado un amplio cancionero popular en distintos cantones suizos y
regiones alemanas, donde el uso de la guitarra como acompañamiento se había
establecido sólidamente.
La publicación del texto «Escuela práctica de guitarra» —Praktische GuitarrSchule— de Franz Samans en Wesel/Alemania, en 1838, sería de gran relevancia;
fue determinante para difundir el acompañamiento de canciones populares a
través del aprendizaje de acordes designados con letras, siendo la base del sistema
que conocemos hoy en día. El mismo autor publicó posteriormente su «Segunda
colección de queridas canciones para guitarra» en dos tomos, respectivamente en
1842 y 1843.13 La colección contiene trescientas sesenta y cinco melodías con
acompañamiento, de las cuales doscientas con acordes mayores (en el primer
tomo) y ciento sesenta y cinco, acordes menores (en el segundo).
Como se puede apreciar en la figura 3, Samans escribe la melodía en el
pentagrama y el acompañamiento de acordes en la parte inferior, marcando
con guiones los tiempos en que el acorde se repite. De esta forma, se presenta
Navarro, J., op. cit., donde describe detalladamente los alfabetos.
Jäggin, Christoph, 2010. «“Ob in Lächeln, ob in Thränen”. Das romantische Gitarrenlied
der Bodenseeregion» en: Dissonance, n° 111.
13
Samans, Franz: Zweite Sammlung beliebter Guitarrenlieder. Wesel —Bagel—, 1842-1843.
11
12
§ 59
Juan Pablo Moreno
Figura 2: portada de la Segunda colección de queridas canciones para guitarra
de Franz Samans, 1842.
claramente el momento dónde se realizan los cambios de acordes. También
se pueden apreciar los acordes invertidos, que están escritos de forma similar
a cómo los conocemos en la actualidad. Por ejemplo, en el compás diez se
presenta el acorde de Sol mayor con bajo en Re de la siguiente manera: .
A esta colección se añade en 1848 la publicación «365 canciones alegres
para guitarra»,14 en la que Samans amplía el repertorio de canciones populares,
usando el mismo sistema de notación. Las publicaciones tuvieron un inmenso
14
Samans, Franz: 365 fröhliche Guitarrlieder: vermischt mit einigen Rundgesängen und
Trinkliedern etc. nebst Melodie und Begleitung. Wesel, —Bagel—, 1848.
§ 60
Nominación absoluta de acordes
Figura 3: primera canción del primer tomo de la «Segunda colección de queridas canciones para
guitarra» de Franz Samans, 1842.
éxito y fueron fundamentales para la difusión del acompañamiento de guitarra
por medio de la notación de acordes.
Con algunos hitos, publicados entre los siglos XVI y XIX, se define la
nominación de acordes como forma de designarlos, para su aplicación al
acompañamiento armónico. Cabe preguntarse entonces cuándo y cómo se
establece su uso en Estados Unidos. Según Jäggin,15 la influencia de Samans
llegó indudablemente hasta el continente americano. Aunque uno de sus hijos
15
Jäggin, Christoph, 2016. «Aus böser Zeit. Miszellen zu zwei gitarrenbegleiteten Schweizer
Liedersammlungen» en: Phoibos.
§ 61
Juan Pablo Moreno
Figura 4: fragmento de «I love her Oh! Oh! Oh!» de James Monaco.
emigró a los Estados Unidos en la década de 1890, sería inexacto atribuirle a
él la difusión de la obra paterna. Con mucha más probabilidad habrían sido
los inmigrantes alemanes llegados no solo a Estados Unidos sino también a
Latinoamérica quienes la habrían llevado consigo. De hecho, por ejemplo,
Domingo Prat menciona el tratado de Samans en su Diccionario de Guitarristas
publicado en Buenos Aires en 1934, un hecho que significa que este circulaba
en Sudamérica a principios del siglo XX, o tal vez ya a fines del XIX.16
Aún así, la aparición a nivel masivo de la nominación de acordes en Norteamérica ocurre más tarde. A principios del siglo XX, la industria de ediciones
musicales en Estados Unidos era muy importante y las ediciones de partituras
se vendían masivamente. Como describe Robert Rawlins,17 la partitura de una
canción popular contenía habitualmente una melodía con texto y un arreglo de
piano como acompañamiento, tal como se puede apreciar en la figura 4, que
corresponde a un fragmento de «I love her Oh! Oh! Oh!», de James Monaco,
publicada en 1913.
Afirma Rawlins18 que fue a partir de 1915 y, gracias a la increíble popularidad que alcanzó el ukelele tras la Exposición Universal de San Francisco19
celebrada ese año, que las editoriales comenzaron a interesarse por agregar nuevas
16
17
18
19
§ 62
Jaggin, Ch., 2016, op. cit., p. 111.
Rawlins, Robert: How top lay from a Real Book. Milwakee—Hal Leonard—, 2012.
Rawlins, R., op. cit.
Panama Pacific International Exposition.
Nominación absoluta de acordes
Figura 5: fragmento de «The caissons go rolling along», de Edmund Gruber, 1943.
formas de acompañamiento a las canciones. El instrumento mencionado aventaja
a otros, no solo por su tamaño y peso, sino también por el precio, ganando en
popularidad. Este gran potencial llevó a muchas editoriales, a partir de 1920, a
agregar a sus ediciones diagramas de acordes o tablaturas para ukelele, además
de la melodía y el acompañamiento escrito para piano.
Reaccionando al enorme potencial que significaba el permitir a otros instrumentos ser los acompañantes de las melodías, algunos editores comenzaron
a agregar posteriormente, además de la tablatura de ukelele, la nominación de
los acordes, como se puede apreciar en la figura 5, que corresponde a una
edición de 1943.
Fue a partir de la década de 1950 cuando la tablatura para guitarra desplazó
la de ukelele, pero el tipo de edición siguió siendo el mismo. Según Rawlins,20
fueron los propios músicos quienes, por razones prácticas y económicas, comenzaron a simplificar la notación, desarrollando lo que se denominó «leads heet»,
consistente en la notación de la melodía acompañada solamente de los símbolos
de acordes, algo que ya había propuesto Samans mucho antes, como se vio
más arriba. Esta estrategia para «falsear» las canciones dio a paso al concepto
de «Fake Book». Así comenzaron a circular ediciones ilegales, primero manus20
Rawlins, R., op. cit.
§ 63
Juan Pablo Moreno
critas y luego impresas, de muchas canciones populares en Estados Unidos, una
situación que se regularizaría en décadas posteriores.
A partir de la década de 1970 comienzan a circular ediciones de lo que se
denominó «The Real Book», consistente en transcripciones de temas estándar del
jazz, que los músicos de aquella escena comenzaron a utilizar e intercambiar.
Aquí se empieza a utilizar una nomenclatura más sofisticada para nominar los
acordes complejos, propios de la armonía usada en el jazz. Esta compilación,
además de cumplir un rol fundamental en la construcción de un determinado
canon de temas del repertorio jazzístico, tuvo mucha influencia en el uso actual
de la nominación de acordes, tanto desde el punto de vista de la nomenclatura como desde el estético, extremo este que se explica por mantener muchas
publicaciones impresas la grafía manuscrita del Real Book.
De la nominación al símbolo
La nominación de acordes es, según Gustavo Yepes —aunque él mantiene
la noción de cifrado—, la «que indica, por medio de letras y números y sin
necesidad de atender a la armadura, el acorde concreto y específico que ha de
tocarse, sin importar qué función cumpla».21 Esta descripción resume el funcionamiento de la nominación y su principal característica, desde un punto de
vista armónico, ya que la identificación del acorde, su nominación y su escritura
simbólica se producen de manera independiente a la tonalidad o a cualquier
tipo de jerarquización.22 Para identificar un acorde desde el modelo funcional
propuesto por Hugo Riemann (1849-1919), es necesario conocer un determinado polo tonal, representado por el acorde de tónica. Del mismo modo, para
identificar a un acorde desde el punto de vista de la teoría de grados, propuesta
por Jacob Gottfried Weber (1779-1839), para determinar de qué grado de la
escala se trata, es necesario conocer la tonalidad.
Es precisamente la independencia de un contexto tonal cualquiera lo que
convierte la nominación en una categoría absoluta, es decir, autosuficiente. En
ese sentido, es más cercana al bajo cifrado, debido a que es la abstracción de
un determinado acorde, en un sentido vertical. Sin embargo, una diferencia
fundamental entre ambas prácticas radica en que el bajo cifrado, como su
nombre indica (permítaseme la redundancia), consiste específicamente en un
cifrado de la estructura de intervalos del acorde. El cifrado es una representación
numérica (con cifras, efectivamente) que, para ser «descifrada», necesita de una
21
Yepes, Gustavo: Cuatro teoremas sobre la música tonal. Medellín —Universidad EAFIT—,
2011. Este autor se refiere a la nominación de acordes como «cifrado literal-numérico práctico»,
p. 42.
22
Moreno, J. P., op. cit., p. 95.
§ 64
Nominación absoluta de acordes
llave, que es el bajo, sin la cual su significado es abstracto. En el caso de la
nominación del acorde, no es necesaria la escritura de ninguna nota, puesto
que todos los elementos están concentrados en la escritura simbólica del acorde.
De esta manera, señala Otfried Büsing, es posible nominar un acorde en un
contexto «atónico».23
La nominación toma como base una «nota nominal» que da nombre al
acorde y sobre la cual se construye un pequeño universo armónico; en la figura
6 está representada por la letra N. Esta nota lleva implícitas las correspondientes
a los intervalos de tercera mayor y quinta justa. Si de un acorde menor se trata,
se debe explicitar por medio de la letra M. El acorde puede contener, además,
intervalos agregados, como séptimas o novenas —ia—, y/o notas alteradas,
como quintas aumentadas o disminuidas —na—. Además, en el supuesto de
que la nota que se encuentra en el bajo no sea la nota nominal, se puede, por
medio de una línea diagonal, explicitar el bajo, representado por la letra B. Este
procedimiento recibe el nombre de «slash chord».24 Según vaya en aumento la
complejidad de los acordes, se precisará más información acerca de la presencia
de notas agregadas o la ausencia de notas implícitas.25
Figura 6: representación del acorde.
La escritura de acordes descrita no está normalizada, ni dentro de una
misma lengua ni mucho menos internacionalmente. Existe, por lo tanto, una
23
24
25
Büsing,O., op. cit., p. 41.
Rawlins, R.., op. cit., p. 13.
En el jazz se suelen usar respectivamente «add» y «omit» para dichos casos.
§ 65
Juan Pablo Moreno
gran variedad de formas distintas de representar un acorde, algunas de las cuales
son de uso común en el pop y otras en el jazz.
Existen, dentro de las mismas, diferentes formas de disposición, aunque
a veces se representa un acorde con los mismos símbolos; por ejemplo,
puede variar el uso del paréntesis o la disposición en niveles, subíndice o
superíndice. Una gran variedad de publicaciones —manuales, cancioneros,
glosarios de acordes, métodos de improvisación, etc.—, compilan muchas de
estas formas y están disponibles en el mercado, tanto en formato impreso
como digital, así gratuitos como de pago, y abarcan desde el nivel inicial a
la formación profesional.
Conclusiones
La breve exposición presentada pretende ser un aporte para la reflexión entorno al uso y escritura de acordes. Como se ha podido constatar, el hecho de
que exista una tradición en distintas zonas geográficas, suficientemente estudiada
y de larga data que, además, más que cifrar un acorde le otorga un nombre,
permite poner en cuestión el hecho de que se utilicen, en la lengua española,
conceptos como «cifrado americano». Tanto en el ámbito popular como en el
académico tiene este uso una gran presencia. Es, por lo tanto, necesario dirigir
la mirada hacia aspectos históricos y teóricos —no sólo prácticos— como ocurre
en muchos de los textos que se pueden encontrar.
Los posibles puntos de vista desde los cuales poder analizar el uso de la
nominación y escritura simbólica de los acordes no se agotan y, ciertamente,
hay mucho que decir al respecto. Considerando, además, que en el estudio de la
armonía, este uso forma parte fundamental de lo que se entiende por «armonía
moderna» y que, a su vez, existe un creciente desarrollo en el ámbito de las
músicas populares, debido al acceso masivo a sistemas digitales de producción
musical y de distribución, propiciado también por la creciente demanda de
productos audiovisuales —en los que la música tonal tiene un importante
papel—, se puede afirmar que este es, sin lugar a dudas, un campo que puede
enriquecerse con miradas diversas.
Bibliografía
Amat, Juan Carlos. Guitarra española y bandola en dos maneras de guitarra, castellana, y cathalana de cinco ordenes. Gerona —Joseph Bró—, 1761. <https://imslp.org/wiki/Guitarra_
espa%C3%B1ola%2C_y_vandola_(Amat%2C_Juan_Carlos)> [Consulta 31-01-2021].
Amon, Reinhard. Lexikon der Harmonielehre. Viena —Doblinger Metzler—, 2005.
Büsing, Otfried. Harmonik als Netzwerk. Hildesheim —Georg Olms Verlag—, 2012.
Evans, Lee y Backer, Martha. How to play chord symbols in jazz and popular music. Milwaukee —Hal Leonard—, 1991.
§ 66
Nominación absoluta de acordes
Jäggin, Christoph,.«“Ob in Lächeln, ob in Thränen”. Das romantische Gitarrenlied der
Bodenseeregion» en: Dissonance, n° 111; 2010.
—«Aus böser Zeit. Miszellen zu zwei gitarrenbegleiteten Schweizer Liedersammlungen»
en: Phoibos. 2016.
Menanteau Aravena, Álvaro, 2020. «¿Influencia del jazz?» en: Revista Musical Chilena,
n° 233, pp. 69-87.
<https://revistamusicalchilena.uchile.cl/index.php/RMCH/article/view/57945/61793>
[Consulta 31-01-2021].
Moreno, Juan Pablo. «Teorías en armonía: principios y conceptos» en: Hoquet, n° 8;
2020, pp. 86-99.
<https://cdn.shopify.com/s/files/1/0264/2837/5092/files/4._Hoquet_8_2020_Moreno_
Juan_Pablo_-_Teorias_de_armonia....pdf?v=1588091980> [Consulta 31-01-2021].
Navarro González, Julián. La enseñanza de la guitarra barroca solista: diseño de un instrumento para el análisis de su repertorio. Tesis doctoral, Facultat de formació del professorat,
Universitat de Barcelona, 2007; p. 132. http://www.juliannavarro.com/archivos/tesisfinal.pdf [Consulta 31-01-2021].
Rawlins, Robert. How to play from a Real Book. Milwakee —Hal Leonard—, 2012.
Sikora, Frank. Neue Jazz-Harmonielehre. Mainz —Schott—, 2012.
Torres Cortés, Norberto.«El estilo “rasgueado” de la guitarra barroca y su influencia en
la guitarra flamenca: fuentes escritas y musicales, siglo XVII» en: Revista de Investigación
sobre Flamenco La Madrugá, nº 6, 2012.<https://core.ac.uk/download/pdf/234795097.
pdf> [Consulta 31-01-2021].
Samans, Franz, 1843. Zweite Sammlung beliebter Guitarrlieder: bestehend in 365 Nummern
nebst Melodie und Begleitung ; nach der Ordnung dessen praktischen Guitarrschule, wonach
Jemand in kurzer Zeit, selbst ohne Kenntniss der Noten, bekannte Lieder mit der Guitarre
begleiten lernen kann. Wesel—Bagel—, 1843.<https://digitale-sammlungen.ulb.unibonn.de/content/titleinfo/6417241>[Consulta 31-01-2021].
Yepes, Gustavo. Cuatro teoremas sobre la música tonal. Medellín —Universidad EAFIT—,
2011.
Partituras citadas
Monaco, James. «I loveher. Oh! Oh! Oh! Broadway Music Corp., New York, 1913.<https://
www.loc.gov/resource/ihas.100007782.0/?sp=2> [Consulta 31-01-2021].
Gruber,Edmunt. «Thecaissonsgorollingalong (thetankskeeprollingalong)». Sydney: J. Albert & Son, 1943.
<https://www.loc.gov/resource/ihas.200204877.0/?sp=3&r=0.374,0.221,0.476,0.275,0>
[Consulta 31-01-2021].
§ 67