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Conversión de la vida religiosa a los signos de los tiempos

2020, Clar

Reflexión Teológica CONVERSIÓN DE LA VIDA RELIGIOSA A LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS P. Jorge Costadoat, SJ* *Jesuita chileno (1958). Centro Teológico Manuel Larraín. Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana (1993). Publicaciones: Trazos de Cristo en América Latina (2010). Francisco: un papa que mira lejos (2017). Jesús, antes y después de Cristo (2019). Resumen: Es conocido que hoy en día existen modos de ser en la Vida Religiosa que han perdido vigencia. Las vocaciones disminuyen, pero este hecho no es decisivo. Sí lo es que, tras el Concilio Vaticano II, los esfuerzos de algunas comunidades por renovarse haciendo camino en y con la Iglesia, convirtiéndose a lo que el Señor les pide a través de los signos de los tiempos, han hecho posible dar testimonio del Evangelio incluso hasta el martirio. Este artículo ubica a la Vida Religiosa en el plan de Dios y en la pastoral de la Iglesia en vista a una evangelización que, por deber llegar a aquella totalidad de seres humanos en quienes ya opera Cristo a través de su Espíritu, haciendo de ellos hijos e hijas de Dios, ha de realizarse a modo de co-evangelización. En relación a esto mismo, el discernimiento de los signos de los tiempos, cumplido en colaboración eclesial abre el horizonte, impide enfocarse en pequeñeces, ayuda a la autocrítica e indica a la Vida Religiosa por dónde seguir. Palabras clave: sinodalidad, pastoral, evangelización, testimonio [67] Sinodalidad: Una nueva manera de ser Iglesia CONVERSIÓN DE LA VIDA RELIGIOSA A LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS La Vida Religiosa se ubica en el plan de Dios. Esto, en concreto, significa que debe localizarse en el servicio pastoral de la Iglesia de anunciar el Evangelio a los seres humanos, comenzando por los más pobres como lo hizo Jesús, con un espíritu sinodal. En otras palabras, la experiencia espiritual de religiosas y religiosos debiera consistir en una unión con Dios que los capacite para contactarse espiritualmente con la creación y con todos sin exclusión. Asimismo, la experiencia de Dios es la que debería guiar la participación en la acción evangelizadora de la Iglesia. ¿Dónde es posible este tipo de unión con Dios? En todos los espacios, en capillas y en poblaciones marginales, en colegios, en hospitales, en trincheras y en movimientos sociales. ¿Cuándo es posible esta unión? Ahora, en el presente, es necesario anticipar la realización escatológica del Reino por venir, que a Jesús le costó la vida, Reino que comenzó con él, la consumación del plan que tuvo Dios al crear el mundo. En este horizonte espacial y temporal, la Vida Religiosa cumple una misión contemplativa y pastoral. Ella busca cuándo y dónde Dios se manifiesta, según la medida del propio carisma. Lo encontrará si lo busca “caminando con los otros”, es decir, de un modo sinodal, participando en la necesaria e incesante conversión de la Iglesia. El carisma es el lugar de la Vida Religiosa en el que discierne modos de ser que dejaron de ser válidos, o nunca lo fueron del todo, e inventa reconfiguraciones adecuadas a las necesidades que los contemporáneos tienen hoy de Dios. Pues bien, el polo de atracción de esta conversión es el discernimiento de los signos de los tiempos. A saber, Dios habla en los lugares donde es posible escrutar su presencia y voluntad. La Vida Religiosa debiera encontrar el mejor lugar de su inserción allí donde Dios pide ser escuchado. En principio cualquier lugar puede ser adecuado. Nadie puede limitar la autocomunicación de Dios. Pero es necesario poner especial atención en escuchar esta voz allí donde Jesús dijo que sería posible encontrarlo (Mt 25, 31-46). La Iglesia sabe que inequívocamente se encuentra en el clamor de los excluidos y desechados (Aparecida 65). [68] Revista CLAR No. 1 · 2020 Reflexión Teológica 1. Conversión a los signos de los tiempos En Aparecida la Iglesia llama a la Vida Religiosa a una conversión mayor: “La conversión personal despierta la capacidad de someterlo todo al servicio de la instauración del Reino de vida. Obispos, presbíteros, diáconos permanentes, consagrados y consagradas1, laicos y laicas, estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral, que implica escuchar con atención y discernir “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias” (Ap 2, 29) a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta”2. carisma tiene algo todavía más concreto que aportar a la pastoral. Pero, esta localización e inserción particular encuentra en la más amplia de las perspectivas su orientación definitiva y su corrección fundamental. Por ello, hay que sospechar de una Vida Religiosa que aspire a una perfección particular y se desentienda de la transformación del mundo. Si Dios está liberando a amplios sectores de la humanidad, los consagrados están llamados a buscar la manera de colaborar con Él. 1 La conversión de religiosas y religiosos a los signos de los tiempos, al igual que la de los demás cristianos, supone un mundo en creación de Dios trino. Dios ha creado el mundo por medio del Verbo, lo ha redimido a través de la encarnación de su Hijo y por medio del Espíritu lo conduce a su realización definitiva. Por esta razón, las/os consagradas/os han de tener una mirada unitaria de la acción de Dios en el mundo, es decir, una que vincule estrechamente creación y redención. En palabras de Karl Rahner, se afirma, a la vez, que “el mundo de la redención está incluido en el de la creación”3 y que “el mundo de la creación está incluido en el de 2 3 La quinta Conferencia episcopal de los obispos latinoamericanos moviliza a la Iglesia a grandes cambios, cambios sobre todo pastorales, en vista del progreso del Reino, lo cual es posible si se disciernen los “signos de los tiempos” a través de los cuales Dios se manifiesta. En lo que a religiosas y religiosos respecta, ellas/os deben buscar el servicio específico que Dios les pide al interior de la Iglesia. Sabemos que cada Destacado propio. CELAM, Documento de Aparecida, n. 366. Rahner, Misión y gracia. El siglo XX, ¿siglo de gracia?, 105. [69] Sinodalidad: Una nueva manera de ser Iglesia CONVERSIÓN DE LA VIDA RELIGIOSA A LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS la redención”4. Esto pide considerar que esta salvación ofrecida gratuitamente a todos exige para su verificación una conversión tan válida para los cristianos como para los que no lo son. El mismo Dios que demanda de los cristianos un seguimiento de Jesús de Nazaret, mueve interiormente a los no cristianos en la misma dirección. Cada ser humano tendría que convertirse al amor, porque para todas/os Dios es amor (1 Jn 8, 4), lo mismo para los ateos que para los budistas o los musulmanes. Cristo y el cristianismo no se identifican sin más5. Bastaría con recordar la Conquista de América para considerar que, mientras el cristianismo era enseñado en el nuevo continente, Cristo era crucificado en los nativos. Por cierto, esta acción de Dios en su creación debe ser captada, conocida y comprendida. De lo contrario no sabríamos de qué estamos hablando. Pues bien, Dios se revela particularmente en una praxis humana histórica. Es así como lo hizo en Israel y con la experiencia de los primeros cristianos, desde Jesús en adelante. El Nuevo y el Antiguo Testamento Ibíd. Geffré, “La prétention chrétienne à l’universel”,290. 4 5 son narraciones de esta salvación y revelación de Dios. Él se da a conocer en aquellos actos propios de la fe con que se responde a sus apelaciones. La revelación y la fe, distintas en cuanto a sus sujetos, Dios y los seres humanos, coinciden sobre todo en acciones de caridad. La caridad es lo único decisivo (LG 14). El ser humano descubre a Dios en el acto de amar el mundo que, por un parte le es dado y, por otra, lo recrea. Y, dado que la acción humana es afectada por el pecado, la misma praxis debe actualizar a Dios no solo como el creador sino también como su liberador. Debe destacarse que el Vaticano II, especialmente en Gaudium et spes, supuso que Dios se manifiesta en acciones humanas, en acontecimientos, que constituyen signos que han de ser discernidos porque en ellos, y no obstante el pecado que los empaña, es posible descubrir, entre muchas voces, la voz de Dios. De aquí que, desde el momento en que la Iglesia ha querido participar en los procesos de transformación del continente, la práctica del cristianismo ha podido considerarse prioritaria respecto a la necesidad de transmitir la verdad sobre Jesucristo. [70] Revista CLAR No. 1 · 2020 Reflexión Teológica El caso es que, si Dios habla en la historia, su palabra debe ser oída y puesta en práctica. Si la revelación por su propia naturaleza ocurre en la historia, nada impide que el Dios que se reveló en acontecimientos del pasado continúe revelándose en los acontecimientos del presente. Si la palabra de Dios que es Cristo fue registrada en los evangelios y los demás textos del Nuevo Testamento, ella, en virtud del Espíritu del Resucitado, continúa diciendo algo nuevo a los contemporáneos, en los acontecimientos actuales. 2. Participación sinodal de la Vida Religiosa en la Iglesia La misión evangelizadora de la Vida Religiosa, como servicio en la pastoral de la Iglesia, debiera dirigirse en algún sentido a la universalidad de los seres humanos. Aun cuando la misión de tal o cual carisma sea restringido, como puede ser el enfocarse en la educación o en las comunidades populares, no debiera perder de vista que Cristo es el redentor de la humanidad en todas sus expresiones, pues si olvida este dato fundamental de la fe puede dejar de ser cristiana. La misión de las congregaciones religiosas ha de ser orientada y reorienta- da incesantemente por una pastoral entendida en el más amplio de los sentidos6. En palabras del mismo Rahner: “entendemos por pastoral el servicio salvífico de la Iglesia, el cual se fundamenta en la universal voluntad salvífica de Dios. Dios mismo encarga a la Iglesia y realiza en ella ese servicio como prosecución de la obra pascual-escatológica de Cristo por medio del Espíritu de Pentecostés; y lo realiza en consonancia con cada situación y de cara a la parusía y al Reino de Dios”7. El despliegue de la pastoral en el más amplio de los horizontes exige, como lo ha pedido el Papa Francisco no hace mucho, que la Vida Religiosa se mire a sí misma en una perspectiva de renovación histórica permanente. Ella al volver a sus orígenes, se ajusta a los requerimientos actuales de Dios: “cada Instituto viene de una rica historia carismática. En sus orígenes se hace presente la acción de Dios que, en su Espíritu, llama a algunas personas a seguir de cerca a Cristo, para traducir el Evangelio en una particular forma de vida, a leer con los ojos de la fe Ver a Floristán, Nuevo diccionario de pastoral. 7 Rahner (Dir.), “Pastoral”, en Sacramentum Mundi, Enciclopedia teológica, 264ss. 6 [71] Sinodalidad: Una nueva manera de ser Iglesia CONVERSIÓN DE LA VIDA RELIGIOSA A LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS los signos de los tiempos, a responder creativamente a las necesidades de la Iglesia”8. Desde Medellín en adelante, la Iglesia latinoamericana ha entendido que la evangelización debe atender permanentemente a los signos de los tiempos: “esta evangelización debe estar en relación con los ‘signos de los tiempos’. No puede ser atemporal ni ahistórica. En efecto, los ‘signos de los tiempos’ que en nuestro continente se expresan sobre todo en el orden social, constituyen un ‘lugar teológico’ e interpelaciones de Dios”9. De aquí que la tarea de la transmisión de la fe no consiste en primer lugar en enseñar a las generaciones siguientes el “credo”, la fides quae, una doctrina y conocimientos teóricos, sino en dar testimonio de una acción liberadora de Dios. Si la fides quae, el “credo” recibido del pasado, se contiene en la Tradición de la Iglesia, es mediante la fides qua, la escucha en el presente de la voz de Dios de los “creyentes”, que esta tradición actualiza. La Francisco, “Carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del año de la vida consagrada”. 9 CELAM, Medellín. Pastoral de elites, n. 13. 8 transmisión de la fe a los seres humanos en general, la misión de evangelizar los confines de la tierra es fundamentalmente cuestión de testimonio, de personas que viven su cristianismo. El cristianismo se transmite por testimonios. La captación de estos es posible, a su vez, porque en los no cristianos existen las mismas condiciones antropológicas de los cristianos para convertirse al amor de Dios. En otras palabras, Cristo, aun antes de cualquier intento de evangelización, es igualmente real en los seres humanos por parejo. Toda persona que viene a este mundo es hija o hijo de Dios, tiene a Cristo por hermano y es movida interiormente por el Espíritu a gestar una fraternidad universal. Por esta razón, la pastoral debiera partir de la base de que no hay evangelización posible sino como una co-evangelización. Si Dios habla hoy a la humanidad en su conjunto –liberando a todo tipo de persona de los males que la aquejan-, la evangelización alcanzará su objetivo si tiene en cuenta que el Espíritu, hace ya mucho tiempo, está actuando en los otros tanto como en nosotros. Y, si de conversiones se trata, los [72] Revista CLAR No. 1 · 2020 Reflexión Teológica cristianos no debiéramos procurar la conversión de los demás sin convertirnos nosotros mismos a ellos, a lo que nos pueden aportar o corregir. En esta misma Conferencia episcopal Benedicto XVI confirmó una convicción fundamental de la Iglesia de América Latina: “La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión: el encuentro con Dios es, en sí mismo y como tal, encuentro con los hermanos, un acto de convocación, de unificación, de responsabilidad hacia el otro y hacia los demás. En este sentido, la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica, en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza (2 Co 8, 9)”12. La pastoral, así, se encuentra desafiada incesantemente por el deber de interpretar la praxis conjunta de cristianos y no cristianos a la luz de la tradición. Pues si Dios se revela en la historia, la tradición sirve a los cristianos como criterio para reconocer en el presente su voz entre otras voces. Por otra parte, la apertura de la pastoral a la universalidad de los seres humanos también exige una opción por algunos, a saber, los pobres10. El Mensaje final de Aparecida afirma: “las agudas diferencias entre ricos y pobres nos invitan a trabajar con mayor empeño en ser discípulos que saben compartir la mesa de la vida, mesa de todos los hijos e hijas del Padre, mesa abierta, incluyente, en la que no falte nadie. Por eso reafirmamos nuestra opción preferencial y evangélica por los pobres”11. De Aquino Junior, Teologia em saída para as periferias, 147. 11 CELAM, Aparecida, n.29. 10 Sin embargo, lo que no siempre se subraya, pero que religiosas y religiosos lo saben muy bien, es que la opción por los pobres acarrea conflictos. ¿Se hacen cargo las pastorales de la dimensión conflictiva del cristianismo? La Vida Religiosa, a este respecto, tiene mártires. Son de recordar Dorothy Stang en Brasil, Dorothy Kazel, Ita Ford y Maura Clark en Guatemala, y los seis jesuitas de la UCA de El Salvador. Las pastorales debieran conocer los intereses en pugna que motivan estos conflictos y algunas veces tomar partido por unos en contra de otros. La Iglesia, si opta por los pobres, 12 CELAM, Aparecida, n.13. [73] Sinodalidad: Una nueva manera de ser Iglesia CONVERSIÓN DE LA VIDA RELIGIOSA A LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS no puede ser socialmente neutral. Esto, que a algunos parecerá ideológico, no lo es para quienes creen en el Dios de los pobres. El dato bíblico es que Dios opta por ellos. Los que, como Dios, optan por ellos encaminan a la humanidad a la fraternidad universal que no llegará a ser realidad sino mediante luchas que emulan el camino de Jesús a la cruz. A modo de conclusión El mayor riesgo para la Vida Religiosa hoy es su irrelevancia. Se dice que, en realidad, el peligro principal, sobre todo en el caso de la Vida Religiosa femenina es el de la extinción. Me permito discrepar. Por más que los noviciados se llenen de vocaciones, estas no serán tales si las personas no se saben llamadas por Dios a anunciar el Evangelio en esta época, y no en cualquiera. La actualidad de la Vida Religiosa dice relación directa con la atención a los signos de los tiempos y no es impedir que mueran tradiciones y carismas surgidos en otras épocas por más espléndidos que hayan sido. Por otra parte, hoy, cuando más se necesita recuperar la unidad de la Iglesia herida por una conflictiva recepción del Vaticano II, las religiosas y los religiosos debieran participar en la conversión de la Iglesia a estos signos de los tiempos. La sinodalidad es determinante. Al margen de la Iglesia –considerada como Pueblo de Dios incluido en él la institución eclesiástica - la Vida Religiosa se desorienta y pierde su razón de ser. Por el contrario, en la Iglesia, caminando con otros, ella puede hacer un aporte profético, martirial, en la tarea de anunciar a los seres humanos que todos somos hermanas y hermanos. Bibliografía: • CELAM. Documento de Aparecida, 2007. • CELAM. Documento de Medellín, 1968. • De Aquino Junior, Francisco. Teologia em saída para as periferias. Pernambuco: Paulinas, 2019. • Floristán, Casiano. Nuevo diccionario de Pastoral. Madrid: San Pablo, 2002. • Francisco, “Carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del año de la vida consagrada, 21 de Noviembre de 2014”. • Geffré, Claude. “La prétention chrétienne à l’universel”. [74] Revista CLAR No. 1 · 2020 Reflexión Teológica En De Babel à Pentecôte. Studylibfr, https://studylibfr.com/ doc/2176902/la-question-de-luniversalit%C3%A9-du-christianisme-24 (consultado el 15 de enero de 2020). • Rahner, Karl. Misión y gracia. El siglo XX, ¿siglo de gracia? San Sebastián: Dinor, 1996. • Rahner, Karl. Sacramentum Mundi, Enciclopedia teológica. Barcelona: Herder, 1977. [75] Sinodalidad: Una nueva manera de ser Iglesia