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Celebrar la vida

El servicio del cuidado los hermanos ancianos en la enfermería del monasterio cambia día a día, la situación sanitaria de un hermano anciano que era estable, puede desestabilizarse en horas. El camino recorrido es diferente en cada caso y en cada monasterio. Nosotros desde Viaceli compartimos nuestra experiencia, haciéndonos eco del artículo de Vladimir Gaudrat Envejecimiento y renovación de las comunidades, publicado en la Revista Cistercium en el año 2000. Anhelamos preparar el monasterio para que los hermanos ancianos no necesiten ir a una Residencia, más del 50% de los hermanos pasan de los 80 años.

Celebrar la vida «Cuando llegues a Viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras ». Jn 21,18 Introducción. El Hno. Adeodato tiene 87 años. Entró al monasterio cuando era adolescente. Durante su larga y trabajada vida monástica (entró en los tiempos de los Usos de la antigua Trapa) enfermó muy poco, aunque tuvo algunas intervenciones quirúrgicas menores. Tiene sus “goteras” de la edad (hipertensión, propensión a la anemia, algo de azúcar, sordera, camina con bastón…) pero no vive en la enfermería, es autónomo, asiste a todas las actividades comunitarias, aunque su participación en el oficio divino se ajusta a su presencia, estar con los hermanos donde estén reunidos, porque le cuesta leer en público, tiene la voz apagada, oye poco... Adeodato cuida de algunas gallinas en un corral que improvisó hace años, ellas le esperan a la puerta cada mañana para recibir su ración de comida. Además hace rosarios artesanales y hace postales de navidad con recortes de revistas y postales viejas. Estas actividades le mantienen entretenido en las horas de trabajo, mientras en las más tranquilas lee el periódico, un poco alguno de sus libros, nunca fue un lector de grandes ligas, porque lo suyo era el trabajo. Hasta que un día el Hno. Adeodato no pudo levantarse a las vigilias. Tampoco fue a la misa hora y media después. El enfermero, echándole de menos, pasó por su habitación y lo encontró inmóvil en su cama. Le dolían mucho las piernas. Hace tres semanas que el Hno. Adeodato camina con dificultad. Y hace una semana se cayó al suelo cuando caminaba hacia la capilla. La doctora de cabecera le recetó analgésicos para el dolor, diagnosticando artrosis severa. Recomendó que mantenga la movilidad, que camine en la medida de lo posible. Hace un mes que el Hno. Adeodato está tomando analgésicos pero aun así no logra caminar, al contrario, quiere quedarse acostado en la cama, no quiere dar ni un paso, ya no pregunta por las gallinas, ni quiere seguir haciendo rosarios, ni postales, ni siquiera leer el periódico, su salud en general parece deteriorarse… A esta situación hay que agregar el factor emocional: el Hno. Adeodato no acepta este cambio de situación vital, recurre a su zona de confort y se cierra: “Que sea lo que Dios quiera…”1 A partir de los 80 años2 las fuerzas y la salud merman considerablemente, aunque por otras circunstancias, antes de esta edad, puede llegarse a depender del cuidado sanitario diario y cercano. Los factores mencionados con anterioridad son genéricos, fruto de nuestra experiencia. Cada hermano anciano que llega a la dependencia del cuidado asiduo es muy particular: unos hermanos pueden ser dependientes de manera temporal, pasar luego a una semi-dependencia, otros pasan de la semi-dependencia a la dependencia, mientras que otros, como el Hno. Adeodato, dan el paso a la dependencia y allí se quedan para siempre. En cualquiera de los casos antes mencionados, el papel del superior3 y el del enfermero es esencial para acompañar y dar al hermano la atención que 1 Es una prueba de autoaceptación. Gaudrat, Vladimir. Envejecimiento y renovación de las comunidades, en Cistercium, 2000, p. 77 2 Según datos de la OMS la ancianidad comienza a partir de los 70 años. cf. Almarza Meñica, Juan M. y Aldeano Garamendia, Jesús, Coord. Hacia una Vejez Nueva, I Simposio de Gerontología de Castilla y León, San Esteban, Salamanca 1989, p. 400. 3 cf. Constituciones OCSO, Est.13.2.A necesita para seguir viviendo con calidad y dignidad los años de vida de que el Señor le concede. El servicio del cuidado los hermanos ancianos en la enfermería del monasterio cambia día a día, la situación sanitaria de un hermano anciano que era estable, puede desestabilizarse en horas. El camino recorrido es diferente en cada caso y en cada monasterio. Nosotros desde Viaceli compartimos nuestra experiencia, haciéndonos eco del artículo de Vladimir Gaudrat Envejecimiento y renovación de las comunidades, publicado en la Revista Cistercium en el año 2000. Anhelamos preparar el monasterio para que los hermanos ancianos no necesiten ir a una Residencia, más del 50% de los hermanos pasan de los 80 años. 1- Ayuda externa4. La tarea de asistencia en la enfermería del monasterio la realizamos junto con cuidadores, enfermeros y médicos. a. Cuidadores. Un cuidador que trabaja en la enfermería del monasterio me preguntó, cómo advierto que uno de los hermanos ancianos dio el paso, de la autonomía, a la dependencia del cuidado diario y cercano. Le respondí, que considero determinantes, tres factores: 1- Movilidad limitada o anulada total o parcialmente. 2- Pérdida considerable de capacidades físicas y/o cognitivas. Estos quebrantos son consecuencia de las enfermedades que padece el anciano, las cuales van en aumento a medida que pasan los años. También los accidentes empeoran su condición de salud. Especialmente las caídas. Son frecuentes y hay que evitarlas por todos los medios, dada la gravedad de sus consecuencias. 3- Incapacidad para realizar de manera autónoma y digna (adecuada) las tareas vitales del día a día: aseo, higiene de su hábitat, vestirse, tomar la medicación, ingesta de alimentos, visita al baño.5 El superior junto con el enfermero marcan las pautas a seguir en la enfermería y realizan las gestiones necesarias para el adecuado funcionamiento. También es de vital importancia la participación de la comunidad en la dinámica de la enfermería (traslados de hermanos en silla de ruedas, compras, lavandería, médicos, cocina, dietas, etc.) y la contratación de empleados externos capacitados para realizar las tareas rutinarias de asistencia sanitaria, alimenticia, medicación de los hermanos… según sea necesario. Actualmente tenemos tres hermanos dependientes en la enfermería. El cuidador se encarga de levantarlos en la mañana, darles las tres comidas, los medicamentos básicos, el aseo diario, las duchas, llevarles a la siesta y levantarles, las meriendas y acostarles en la noche. Además mantiene la limpieza en todo el recinto de la enfermería, siguiendo las normas de desinfección ahora recomendadas por la pandemia del Covid-19. El cuidador realiza su jornada acompañado del hermano enfermero que le asiste, especialmente con los hermanos de movilidad más reducida. También el enfermero está con los hermanos ancianos en las horas libres del cuidador, establece los protocolos según las necesidades del momento, revisa las camas por la noche, hace los cambios posturales a los hermanos ancianos y suple al cuidador del material necesario para realizar su trabajo. 4 5 Ibid p. 79. Denominamos “visitas al baño” a los momentos de deposición corporal. El cuidador no forma parte de la comunidad, por eso la presencia rutinaria y frecuente del hermano encargado por la enfermería da seguridad a los hermanos ancianos, infunde confianza entre el cuidador y los hermanos, responde dudas que pueden surgir en el momento. Subrayo la palabra “presencia” porque la inquietud constante de mis hermanos es el miedo a estar solos. Hemos de asegurarles que alguien estará con ellos, que atenderán sus necesidades, que son escuchados, que la comunidad vela por su bienestar. Esto les da mucha paz y seguridad. En nuestros hermanos esta paz nació con el tiempo, a base de ellos, por experiencia propia, corroborar la presencia frecuente de alguien (hermano/cuidador) para asistirles. Aun así mantienen el “run run” interno que les dice “no quiero estar solo”. Conocer esta inquietud ayuda a comprender la soledad del hermano anciano, a acogerle con caridad y a ser diligente en el servicio. Disfrutamos escuchando los hermanos. Ahora están recordando momentos de su niñez, de cuando vivían en el pueblo… de la obra teatral que hicieron en la escuela… de cuando estaban estudiando… de los trabajos que realizaron en su juventud... Y aunque son repetitivos nos sorprenden, cada dos por tres, con una nueva anécdota que antes no habían relatado. Sentirse acogido es la emoción que expresan los hermanos ancianos cuando les escuchamos, ya sea de palabra o con su serenidad manifiesta. Cada tres meses el enfermero y los cuidadores tienen una reunión para compartir un tema formativo que ayude a mejorar el trabajo. Evaluamos el estado general de los hermanos, escuchamos las necesidades e inquietudes de los cuidadores, pasamos balance de los acontecimientos de los meses anteriores y marcamos objetivos a lograr a corto plazo. b. Otro Personal Sanitario Especializado. Tres veces por semana nos visita el enfermero del consultorio local para curar las escaras y tomar de muestras de sangre cuando hay que hacer analíticas. También de la doctora de cabecera, siempre que le llamamos para que consulte alguno de los hermanos, viene a la enfermería. Una vez a la semana viene el fisioterapeuta y realiza con cada hermano el ejercicio que necesita para no perder más movilidad, masa y elasticidad muscular. Todos los días no son iguales, ni todas las temporadas, así como tampoco las fuerzas de los hermanos. Es notorio cómo aprovecha favorablemente la fisioterapia, especialmente cuando comparamos el tiempo antes de comenzar el hermano las terapias con el momento actual. Cada tres o cuatro meses pasa el podólogo para el tratamiento de los pies de los hermanos (callosidades, durezas, etc) y de las uñas encarnadas y engrosadas. 2- Equipos e infraestructuras. Movilizar ancianos dependientes es una tarea exigente y delicada tanto para el anciano como para el cuidador. Es pesada porque es diaria y frecuente. Es delicada para el anciano, porque una movilidad realizada de manera inadecuada o inapropiada puede dañar su salud o empeorar su actual condición. Además, mientras menos se mueva a algunos ancianos, mejor… Es delicada para quien o quienes realizan la movilidad porque pueden herniarse. Para cada condición y situación hay equipos que facilitan la movilidad y los traslados. a. Equipos: - - - - - - Silla de ruedas: Esencial para los dependientes y útil para los semidependientes en situaciones delicadas de salud. Recomendable utilizar con un cojín antiescaras. Procurar que la silla sea del tamaño apropiado a la persona. Una silla de ruedas pequeña para un hermano que es alto de tamaño o grueso, puede provocar escaras por compresión y dolores musculares en las ingles. Una que le quede muy grande puede facilitar una caída por desliz de la silla. Grúa bipidestación: Si el hermano anciano puede asir objetos con las manos, si tiene estable el tronco del cuerpo y puede apoyar los pies, es candidato para utilizar esta grúa. Con ella se realizan todos los traslados menores: de la cama al inodoro, a la silla de ruedas, al sillón de la siesta, etc. Hay dos modelos, la eléctrica y la Stedy. La diferencia entre una y otra es el modo de uso. En la grúa Sara Stedy el anciano debe hacer (con o sin ayuda) el esfuerzo de levantarse un poco del asiento (cama o silla), solo lo necesario, hasta poder colocar el asiento. Y en la grúa Sara eléctrica, el dispositivo mecánico moviliza al anciano que está atado por el arnés. Esta grúa tiene muchas ventajas, la mayor es, la grata calidad de vida que brinda al anciano dependiente. Grúa “cigüeña”: La usamos para ancianos en cama y para levantarlos del suelo. Los traslados son menos y más dificultosos. Importante colocar correctamente el arnés para evitar rozaduras y compresiones musculares. Nosotros usamos cojines pequeños para evitar el contacto del arnés con las extremidades inferiores, que son las más comprimidas por el arnés cuando la grúa está en funcionamiento. Cama articulada: Muy útil y eficaz para realizar los cambios posturales, el aseo, los cambios de pañal, sentarlos en la cama y acostarlos. Las barras laterales previenen de las caídas, pero ocasionalmente colocamos almohadas en los laterales para evitar roces que provocan escaras, y también, que el hermano introduzca las piernas entre las barras de la cama mientras duerme, como ha sucedido en ocasiones. Sillón reclinable: Para descansar la siesta después del almuerzo les recostamos en sillones reclinables, con almohadas auxiliares. Este recurso nos resulta más favorable que acostarles en la cama para la siesta. Facilita el proceso de levantarles y descansan justo lo necesario para guardar el sueño de la noche. Silla de ducha con ruedas: Con ella se entra al baño con el hermano anciano y se realiza la ducha. Caminadores: Tenemos de dos tipos: los fijos, sin ruedas y con ruedas delanteras. El caminador sin ruedas ayuda en el momento de vestir/desvestir al hermano anciano y en la ducha para mantenerle en pie. También, el caminador sin ruedas, ayuda a caminar al anciano semidependiente que es propenso a los mareos y a las caídas. Los caminadores con ruedas agilizan el desplazamiento de los ancianos semidependientes. No mencionamos los bastones ni las muletas porque tratamos aquí especialmente sobre ancianos semidependientes y dependientes. Al principio de la semidependencia hubo reticencia en los ancianos para usar los caminadores y dejar el bastón, pero gracias a Dios, después de un tiempo de prueba, advirtieron la facilidad y la seguridad que brinda el caminador. ¿Cuándo dejar el bastón? Cuando aparece la inseguridad al caminar, se pierden fuerzas y llegan las caídas frecuentes al suelo. Procuramos en la medida de lo posible evitar los accidentes y las caídas. b. Infraestructuras: Consideramos tres de uso diario: - La habitación. Debe tener unas dimensiones que permitan la presencia de la cama articulada, despegada de la pared, la silla de ruedas y la entrada y salida de la grúa. - El inodoro. Equipado con alzadores de brazos para los semidependientes. Los alzadores pueden ajustarse según el tamaño de la persona. - El cuarto de ducha. La ducha está a ras de suelo, con dimensiones que posibilite la entrada y salida de la silla de ducha y el giro en 360º. En la enfermería tenemos una capilla, el comedor y la sala de televisión como lugar para leer el periódico y sala de estar. Cuidamos que el ambiente brinde al anciano tranquilidad y paz, que se sienta en casa. Por ello procuramos el orden en las habitaciones y las salas, que haya lo indispensable en los armarios y en el recinto de la enfermería. Para facilitar la labor del cuidador y el orden en las habitaciones, utilizamos un carro de aseo en el cual están los pañales, colectores, artículos de uso diario (toallas húmedas, colonia, afeitadoras, aceite, esponjas jabonosas, etc), sábanas, toallas, entremetidas… 4- Procedimientos y Criterios. El establecimiento de criterios facilita la ordenada realización del servicio diario. Las normas de higiene (especialmente después del inicio de la Pandemia del Covid-19), la administración de los medicamentos, establecimiento de las rutinas (traslados, terapias, desinfección de áreas de la enfermería), etc, son criterios que están reflejados por escrito en la enfermería y se renuevan a medida que las situaciones cambian. Entre los criterios destacamos los horarios, la prevención de escaras y los traumas de hospitalización. a- Horarios. El horario debe ajustarse a las rutinas de la enfermería. Lo organizan el hermano enfermero y los cuidadores que realizan las tareas habituales de atención de los hermanos ancianos. Consideramos importante que el hermano en la enfermería realice dignamente las funciones vitales de descanso, aseo, comidas, visitas al baño. En la rutina de la mañana, generalmente, lo primero es el aseo, luego la visita al baño, todos los días, para crear y mantener el hábito. Acto seguido viene el desayuno. Las comidas son a la misma hora y el tiempo de siesta-descanso en el sillón oscila entre hora y media y dos horas, dependiendo de cada caso particular. b- Prevención de escaras. Las escaras son una puerta para las infecciones, por eso su prevención es de vital importancia. Tardan en curar y merman la calidad de vida del hermano. Usamos cojines antiescaras para el asiento y para la espalda en los casos que hay marcas pre-escaras en la zona de la espalda baja. También taloneras tipo bota para dormir. También se colocan taloneras en los codos para evitar las rozaduras con los brazos de la silla cuando el estado de sedestación del hermano es mayor. El colchón antiescaras, que se coloca encima del colchón de la cama, favorece el descanso de los hermanos. Después del aseo o de la ducha se les hidrata la piel, cada día, con aceites naturales, prestando más atención a las zonas proclives a escaras. Cuidar la ingesta diaria y frecuente de líquido de los hermanos ancianos forma parte del proceso de hidratación y de prevención de las infecciones de orina, que suelen ser recurrentes. c- Traumas de hospitalización. Llamamos “trauma de hospitalización” al fenómeno que ocurre cuando un hermano llega del hospital: desorientación, pérdida de apetito, estreñimiento, anemia, decaimiento… los síntomas pueden ser variados. Cuando el hermano llega del hospital recibe una atención más cercana, prestando atención a los síntomas que padece. Paulatinamente, aunque cuanto antes sea posible, mejor, se devuelve al hermano al ritmo de su rutina anterior. La mejoría del hermano es significativa cuando vuelve al ritmo de su rutina personal. 5- Cuidar para vivir. Hasta ahora hablamos del cuidado de los ancianos. Pero ¿quién cuida al cuidador? No debe dejarse este punto de lado, pues él está dando vida con su esfuerzo y su trabajo. El horario de trabajo facilita intervalos de descanso, además de los días libres, feriados y vacaciones. Si el cuidador y el enfermero gozan de buen estado de salud, cuidarán de los hermanos ancianos mucho mejor. De igual manera, el hermano enfermero debe cuidar sus momentos de oración, estudio, trabajo en otros espacios del monasterio y descanso. Que sirviendo en la enfermería mantenga el ritmo comunitario. Así conserva el equilibrio espiritual, físico y emocional. Cuidamos para vivir. Cuidar para morir son los cuidados paliativos al final de la vida, cuando la enfermedad se hace crónica y el diagnóstico llega a su momento final. Cuidar para vivir pide primero y sobre todo mucha oración. Oración por los hermanos ancianos, oración con los hermanos ancianos, porque cada día de ellos es un don. Deseamos que estén en “buenas condiciones” dentro de su estado de salud, que realicen satisfactoriamente la rutina diaria, que no les falte nada de lo esencial. Servir a los hermanos es servir a Cristo.6 Ellos reflejan, como un espejo, el esfuerzo que la comunidad realiza para su bienestar. Porque la ancianidad no es una enfermedad, es una etapa frágil de las etapas de la vida, la etapa final antes de la Pascua. Final de la introducción. Cuando levantaron al Hno. Adeodato hoy en la mañana, él se quejaba con el cuidador porque “no le dieron cena” y porque “nadie pasó a verle por la noche”. El enfermero se acercó y le recordó que cenó tortilla de soja y albóndigas, además de arroz con leche de postre. También le mencionó, que cuando pasó por su cama en la noche, éste le preguntó si le ponía ya el pantalón para ir a misa. El Hno. Adeodato miró al enfermero, simuló una risa pícara y se guardó el pañuelo, que tenía en la mano, en el bolsillo del hábito. Hace más de un año que el Hno. Adeodato está en la enfermería. Camina todos los días con el cuidador (ayudado por el caminador con ruedas delanteras) unos metros y cuando viene el fisioterapeuta camina durante 30 minutos. Lee el periódico, toma mucha agua y comparte con los hermanos que viven con él en la enfermería. Damos gracias a Dios porque no tiene escaras, sus analíticas son buenas y sus “goteras de la edad” mantienen un estado estable. 6 cf. Gaudrat, Vladimir. Envejecimiento y renovación de las comunidades, op. cit. p. 76. cf. RB, 72. Miguel Angel Arias Pérez Abadía de Viaceli 7 de Septiembre de 20207 7 Este escrito responde a la realidad de la enfermería en la fecha en la fecha de su redacción. Actualmente la situación es diferente.