Actualización en
patología tiroidea
Viernes 17 de febrero de 2017
Seminario:
Actualización en patología
tiroidea
Lourdes Ibáñez Toda
Profesora Titular de Pediatría. Hospital Sant Joan de Déu.
Universidad de Barcelona.
Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y
Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM).
Instituto de Salud Carlos III. Madrid.
[email protected]
María Victoria Marcos Salas
Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y
Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM).
Instituto de Salud Carlos III. Madrid.
Ponente/monitora:
■
Lourdes Ibáñez Toda
Profesora Titular de Pediatría. Hospital Sant
Joan de Déu. Universidad de Barcelona.
Centro de Investigación Biomédica en Red de
Diabetes y Enfermedades Metabólicas
Asociadas (CIBERDEM). Instituto de Salud
Carlos III. Madrid.
Textos disponibles en
www.aepap.org
¿Cómo citar este artículo?
Ibáñez Toda L, Marcos Salas MV. Actualización en
patología tiroidea. En: AEPap (ed.). Curso de
Actualización Pediatría 2017. Madrid: Lúa Ediciones
3.0; 2017. p. 161-74.
RESUMEN
La disfunción tiroidea, incluyendo el hipotiroidismo clínico y subclínico en embarazadas, y la enfermedad de Graves-Basedow de
inicio pregestacional, son entidades con potencial repercusión
sobre la salud de la madre, la evolución de la gestación y el desarrollo físico y neurológico del feto y neonato. El hipotiroidismo
subclínico es una entidad prevalente en Pediatría. Se define como
el aumento de las concentraciones de TSH por encima de los
valores de referencia para la población. En general, es una entidad
benigna con bajo riesgo de evolución a hipotiroidismo clínico. La
tiroiditis de Hashimoto es la causa más frecuente de disfunción
tiroidea en países con suficiencia de yodo, y puede asociarse a
otras enfermedades autoinmunes. En la enfermedad de GravesBasedow el tratamiento de primera elección son los antitiroideos.
Los tratamientos alternativos (cirugía y ablación con yodo radiactivo 131 [131I]), están indicados en pacientes con efectos secundarios al fármaco o con falta de respuesta al tratamiento médico. En
este capítulo, presentamos una actualización práctica de los
conocimientos sobre la etiología, diagnóstico y tratamiento de las
entidades mencionadas.
INTRODUCCIÓN
La disfunción tiroidea constituye una de las patologías más prevalentes en todas las épocas de la vida. La acción de las hormonas
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ACTUALIZACIÓN
EN
PEDIATRÍA
Figura 1. Efectos pleiotrópicos de las hormonas tiroideas
Hígado
Músculo
Tejido adiposo
Corazón
↑ Turnover lípidos
↑ Metabolismo oxidativo
↑ Lipolisis
↑ Relajación dilastólica ↑ ON y APN
↑ Gluconeogénesis
↑ Sensibilidad a la insulina ↑ Termogénesis
↓ Sensibilidad a la insulina
↑ Actividad contráctil
↑ Gasto energético
Vasos sanguíneos
↓ Resistencia arterial
↑ Tono venoso
APN: péptido natriurético atrial; ON: óxido nítrico.
tiroideas es pleiotrópica, por lo que su disfunción puede
tener repercusión multiorgánica. A nivel hepático, las hormonas tiroideas aumentan el turnover de ácidos grasos, la
lipolisis y ß-oxidación; en músculo aumentan el metabolismo oxidativo y la sensibilidad a la insulina; en tejido adiposo potencian la lipolisis, la termogénesis y el gasto energético; aumentan la contractilidad cardiaca y la velocidad de
relajación diastólica; inducen la síntesis de sustancias vasodilatadoras, reducen la resistencia arterial y aumentan el
tono venoso (Fig. 1). En este capítulo, actualizaremos los
conocimientos sobre fisiopatología, diagnóstico y tratamiento de diversas entidades que causan disfunción tiroidea.
ALTERACIONES TIROIDEAS DURANTE EL
EMBARAZO Y REPERCUSIONES EN EL NEONATO
Las enfermedades tiroideas no son excepcionales en
mujeres en edad reproductiva. La disfunción tiroidea
materna puede repercutir en la salud de la madre, en la
evolución de la gestación y en el desarrollo físico y neurológico del neonato.
Fisiología
Durante la gestación se producen interacciones maternofeto-placentarias:
■■Aumentan las concentraciones de la proteína transportadora de hormonas tiroideas (TBG) debido al
aumento de estrógenos, lo que genera aumento de
las hormonas tiroideas totales1.
■■La gonadotrofina coriónica placentaria (hCG) tiene
homología con la hormona estimulante del tiroides
(TSH), y actúa estimulando el tiroides y determinando
disminución de la TSH materna en el primer trimestre
con recuperación posterior2. Los valores de referencia
de TSH en el embarazo varían en función de la población, y, por tanto, cada laboratorio debe establecer sus
valores de referencia. En su ausencia, se pueden utilizar
los valores de normalidad recomendados por la American Endocrine Society (AES) y la American Thyroid
Association (ATA) (Tabla 1). Las concentraciones de
tiroxina (T4) libre (T4L) presentan los valores más
elevados en el primer trimestre (1,5 veces por encima
del límite superior en mujeres no gestantes),
Actualización en patología tiroidea
coincidiendo con el aumento de hCG, y disminuyen
en los meses siguientes del embarazo3.
Tabla 1. Valores de referencia de TSH maternos según
trimestre de gestación
Trimestre de gestación
TSH (mUI/l)
Primero
0,1-2,5
Segundo
0,2-3,0
Tercero
0,3-3,0
Fuente: American Thyroid Association y American Endocrine Society5,6.
■■Aumenta la captación de yodo para cubrir las necesidades materno-fetales, y por mayor turnover del
mismo, con mayor eliminación renal. El volumen
tiroideo aumenta en función de las reservas de yodo:
10% si es correcto; 20-40% si es deficiente, con aparición de bocio.
■■Cambia la regulación autoinmune, con más prevalencia
de alteraciones como la tiroiditis de Hashimoto. Los
anticuerpos antitiroideos en sangre materna determinan diferentes grados de afectación del tiroides fetal
según intensidad del proceso y tratamiento materno.
yodo3. Un tercio de estas mujeres tienen hipotiroidismo
clínico y dos tercios hipotiroidismo subclínico; la prevalencia de estas alteraciones es más elevada en zonas
deficientes de yodo. El hipertiroidismo materno ocurre
solo en el 0,1-0,4% de los embarazos. Tanto el hipotiroidismo como el hipertiroidismo maternos diagnosticados
y tratados por primera vez después del embarazo se
asocian con déficit de atención y trastornos de espectro
autista4. Los beneficios de realizar estudio de función
tiroidea a todas las mujeres embarazadas son objeto de
controversia. La AES y la ATA recomiendan el cribado en
mujeres embarazadas con factores de riesgo pregestacional (Tabla 2)5,6. Se recomienda determinar la TSH
antes de la semana 10 de embarazo; si es elevada, medir
T4L y anticuerpos antiperoxidasa (anti-TPO). Si las concentraciones de TSH son elevadas y los anti-TPO negativos, se determinan los anticuerpos antitiroglobulina
(anti-Tg) y se puede considerar realizar una ecografía
tiroidea2,7.
Tabla 2. Factores de riesgo para desarrollar enfermedad
tiroidea en el embarazo
Historia previa de enfermedad o cirugía tiroidea
Antecedentes familiares
Presencia de bocio
■■La T4 materna atraviesa la placenta, y en menor
cantidad lo hace la T3, que se obtiene por desyodación de T4 materna, y que es imprescindible para el
desarrollo neurológico del feto. La TSH no atraviesa
la placenta; los anticuerpos antireceptor de TSH
(thyroid receptor antibodies [TRAb]), el yodo, los
antitiroideos y los ß-bloqueantes sí tienen paso placentario. El tiroides fetal capta yodo a partir de la
10-12 semana de gestación; durante el primer trimestre, el feto depende de la T4 materna. Hacia la
semana 20 se produce el control hipofisario del
tiroides fetal3.
Anticuerpos antitiroideos positivos
Síntomas de hipotiroidismo
Enfermedad autoinmune
Abortos o partos prematuros previos
Infertilidad
Irradiación de cuello previa
Obesidad mórbida (IMC > 40 kg/m2)
Edad superior a 30 años
Tratamiento previo con amiodarona o litio
Disfunción tiroidea
La disfunción tiroidea con aumento de TSH ocurre en
un 2-3% de las gestantes con niveles adecuados de
Exposición previa a contraste yodado
Mujeres que viven en zonas con deficiencia de yodo
IMC: índice de masa corporal.
Adaptado de: Andersen SL et al.4 y Stagnaro-Green A, et al.5.
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ACTUALIZACIÓN
EN
PEDIATRÍA
■■Anticuerpos antitiroideos: detectables hasta en el
20% de gestantes con eutiroidismo. Estas mujeres
tienen mayor riesgo de abortos recurrentes, tanto en
embarazos espontáneos como después de fertilización in vitro, de parto prematuro y de desprendimiento de placenta3,8. En ausencia de disfunción tiroidea, el
tratamiento con levotiroxina no es eficaz en la prevención de estas complicaciones9.
■■Hipotiroxinemia materna aislada: definida por la
presencia de concentraciones normales de TSH y
niveles de T4L inferiores al 5.º percentil de los valores
de referencia para el primer trimestre de gestación
para la población valorada2. Esta situación es relativamente frecuente en zonas con ingesta inadecuada de
yodo, y se asocia a diabetes gestacional, parto prematuro, macrosomía, distress fetal, bajo peso al nacer, y
alteraciones del desarrollo neuropsicológico del niño2.
El tratamiento materno con levotiroxina se recomienda solo si se detecta en el primer trimestre del
embarazo, debido a esta última asociación2.
■■Hipotiroidismo subclínico materno: ocurre en un 2-3
% de las embarazadas, aunque hay países con incidencia superior al 35% (Chile). Se define por concentraciones de TSH entre 2,5 y 10,0 mUI/l, con T4 libre
normal. Se asocia a mayor incidencia de preeclampsia,
diabetes gestacional, abortos, prematuridad, desprendimiento prematuro de placenta y bajo peso en el
neonato2,3. Existe controversia sobre la necesidad de
tratamiento en gestantes con hipotiroidismo subclínico. La ATA recomienda tratamiento en aquellas
pacientes que además tengan anticuerpos anti-TPO
positivos, o que presenten concentraciones de TSH >
10,0 mUI/l, independientemente de las cifras de T4L
o de la presencia de anticuerpos positivos5.
■■Hipotiroidismo clínico materno: se define por la
coexistencia de concentraciones elevadas de TSH y
bajas de T4L. la causa más frecuente en países desarrollados es la tiroiditis autoinmune (Hashimoto), y en
países en vías de desarrollo la deficiencia de yodo. Las
hormonas tiroideas son cruciales para el desarrollo
neurológico del feto; un hipotiroidismo franco no
tratado, determina retraso de crecimiento severo,
alteraciones neurológicas, y dificultades cognitivas, que
se agravan por la coexistencia de deficiencia de yodo.
Entre las complicaciones obstétricas se encuentra el
aumento de abortos, la prematuridad y el desprendimiento de placenta. En mujeres con hipotiroidismo
pregestacional se debe ajustar la dosis antes del
embarazo para conseguir una TSH igual o inferior a
2,5 mUI/l2. Una vez confirmado el embarazo se
aumenta la dosis de levotiroxina entre un 30 y un 50%,
con control de función tiroidea en cuatro semanas, y
luego trimestralmente. Se recomienda evitar la ingesta simultánea de levotiroxina y de minerales y vitaminas prenatales, que pueden reducir la absorción de la
hormona. El hipotiroidismo de inicio gestacional
requiere siempre tratamiento sustitutivo. La dosis inicial de levotiroxina oscila entre 150 y 200 μg/día
(1,2 μg/kg/día).
■■Hipertiroidismo subclínico materno: combina la
presencia de concentraciones de TSH por debajo de
los límites adecuados para el trimestre de gestación
con concentraciones normales de T4L y T3. No
requiere tratamiento ni se asocia con complicaciones
obstétricas2,3.
■■Tirotoxicosis gestacional: es la causa más frecuente
de hipertiroidismo transitorio en etapas precoces del
embarazo, y está relacionada con el incremento de
hCG. Se caracteriza por la presencia de TSH suprimida y concentraciones altas de T4L. Ocurre con mayor
frecuencia en mujeres con hiperémesis gravídica
(pérdida del 5% del peso corporal, deshidratación y
cetonuria). No requiere tratamiento3.
■■Enfermedad de Graves-Basedow materna: puede
existir bocio difuso, historia de síntomas de hipertiroidismo previa al embarazo, o de oftalmopatía. El diagnóstico se realiza con la clínica, el aumento de T3 y
T4L y la supresión de TSH. En la mayoría de pacientes,
los anticuerpos anti-TPO, los anticuerpos anti-Tg y los
TRAb se encuentran elevados. La enfermedad de
Graves no controlada se asocia a mayor riesgo
de abortos, prematuridad, hipertensión, bajo peso del
Actualización en patología tiroidea
neonato, tirotoxicosis e insuficiencia cardiaca congestiva materna. Si el diagnóstico ha sido pre-gestacional,
no se aconseja embarazo hasta haber alcanzado
eutiroidismo con tratamiento médico. En mujeres con
tiroidectomía o yodo radiactivo pregestacional se
debe monitorizar la presencia de TRAb en futuros
embarazos2. Para el tratamiento de la enfermedad de
Graves en la gestante se utilizan el metimazol (M) o
carbimazol (CM) y el propiltiuracilo (PTU). Estos fármacos bloquean la síntesis de hormonas tiroideas al
impedir la organificación del yodo. El PTU también
inhibe el paso de T4 a T3. Atraviesan la barrera placentaria, pudiendo provocar hipotiroidismo fetal. El
tratamiento con M/CM en primer trimestre se ha
asociado a aplasia cutis, atresia de coanas y de esófago,
onfalocele y malformaciones oculares10. El PTU se
asocia a menos malformaciones, por lo cual es preferible en el primer trimestre, pero se han descrito casos
de hepatitis fulminante2,10. Ambos fármacos se han
asociado a mayor riesgo de malformaciones del sistema urinario11. Las malformaciones secundarias al uso
de antitiroideos ocurren en el 3% de los recién nacidos, y la prevalencia a los 2 años es del 6%, ya que
algunas de ellas son de manifestación tardía. Para
reducir el riesgo de complicaciones, se recomienda
utilizar la menor dosis eficaz y si es posible, evitar el
tratamiento farmacológico entre las semanas 6 y 10
de gestación. En este sentido, un tercio de las gestantes con enfermedad de Graves mejoran durante el
embarazo, probablemente por la inmunosupresión
relativa asociada al mismo. El tratamiento farmacológico requiere controles cada 4-6 semanas.
■■Enfermedad de Graves neonatal: los TRAb atraviesan
la placenta a partir del segundo trimestre; por este
motivo, en gestantes con enfermedad de Graves se
recomienda determinar los TRAb en la semana 20-24
del embarazo. Si son negativos, no se precisa seguimiento del feto/neonato. Si los TRAb superan en dos
o tres veces el límite alto de lo normal, se trata de un
feto de alto riesgo, y precisa ecografías tiroideas seriadas (cada 4-6 semanas). Si desarrolla bocio, hay que
determinar si es debido al paso placentario de antitiroideos que controlan la enfermedad materna, pero
causan hipotiroidismo fetal, o bien es el resultado de
la estimulación del tiroides fetal por los TRAb maternos, lo que requeriría un aumento de la dosis de
antitiroideos en la madre. El hipertiroidismo fetal se
caracteriza por la presencia de taquicardia, retraso de
crecimiento, bocio, e insuficiencia cardiaca fetal3. En el
neonato de riesgo, la determinación de TRAb en
sangre de cordón es de utilidad para determinar la
necesidad de tratamiento; la medición de TSH y T4L
en sangre de cordón carece de valor12. El diagnóstico
de hipertiroidismo neonatal se debe considerar si los
TRAb se encuentran muy por encima del límite superior de lo normal (> 5 IU/l) en sangre de cordón, y la
T4L está elevada (> 40 pmol/l) entre el 2.º y 4.º día
de vida. En estos casos, está indicado iniciar tratamiento con M/CM a dosis de 0,5-1 mg/kg/día, administrado
en tres dosis, con controles de función tiroidea semanales. La duración del tratamiento depende de la
rapidez de desaparición de los TRAb de la circulación
neonatal, que como promedio suele ser 12 días. El
tratamiento se mantiene entre 1-2 meses, reduciendo
la dosis de M/CM cuando la T4L se encuentre en
límites normales. La resolución completa del cuadro
clínico suele tardar seis meses. Si los TRAb son positivos pero la función tiroidea es normal, se realiza
control a los 15 días de vida, con seguimiento clínico
hasta los 2-3 meses. El hipertiroidismo en el neonato
puede tener un inicio diferido, hasta el día 29 de vida,
debido a los efectos de los antitiroideos maternos o
al bloqueo determinado por los TRAb12. El uso de
antitiroideos por parte de la madre no contraindica la
lactancia.
Prevención de la disfunción
tiroidea: yodo
La primera mención de los efectos beneficiosos del yodo
corresponde al año 3600 AC, donde en China se reporta disminución del tamaño del bocio después de la
ingesta de algas y esponjas marinas13. El descubrimiento
del yodo como elemento traza no ocurre –de forma
fortuita– hasta el siglo XIX, y la autoría del primer artículo corresponde a Gay-Lussac; sin embargo, la sal
yodada no se empieza a utilizar hasta 1920, tanto en
Europa como en EE. UU.13.
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ACTUALIZACIÓN
EN
PEDIATRÍA
La deficiencia de yodo es causa frecuente de disfunción
tiroidea gestacional. La prevalencia es variable, oscilando
entre el 11% en USA y el 50% en algunas zonas de
Europa y de China. La deficiencia severa de yodo durante el embarazo se asocia a aumento de la mortalidad
perinatal, abortos, fetos muertos ante-parto, bajo peso
al nacer y alteraciones del desarrollo físico y neurológico,
ya que el yodo es fundamental para la mielinización
neuronal tanto intraútero como en el periodo neonatal
inmediato. La deficiencia ligera o moderada de yodo en
el embarazo se ha asociado a trastornos cognitivos en
los niños14; sin embargo, en mujeres con aporte de yodo
adecuado, la administración de suplementos de yodo no
afecta el desarrollo neurocognitivo15. Del mismo modo,
el exceso de aporte de yodo puede determinar hipotiroidismo congénito16.
Tabla 3. Necesidades de yodo según época de la vida
Embarazo
250 μg/día
Lactancia
250-270 μg/día
Recién nacido pretérmino
30 μg/kg/día
Recién nacido a término
15 μg/kg/día
0-12 meses (a término)
90 μg/día
0-12 meses (pretérmino)
120 μg/día
Aporte de yodo en leches comerciales
Leche
Aporte
UHT (entera, semi, desnatada)
200 μg/l
Ecológica
50 μg/l
Humana
100 μg/l
Fórmula estándar
7-19 μg/100 ml
Fórmula enriquecida
20-28/100 μg/ml
Yoduria y suficiencia de yodo en niños y embarazadas
Escolares (≥ 6 años)
Embarazadas
Yoduria (μg/l)
Aporte de yodo
Estatus
< 20
Insuficiente
Deficiencia severa
20-49
Insuficiente
Deficiencia moderada
50-99
Insuficiente
Deficiencia leve
100-199
Adecuado
200-299
Superior a las necesidades
≥ 300
Excesivo
< 150
Insuficiente
150-249
Adecuado
250-499
Superior a las necesidades
≥ 500
Excesivo
Adaptado de: Stagnaro-Green, et al.3 y Andersen SL, et al.17.
Actualización en patología tiroidea
Las mujeres en edad reproductiva requieren una ingesta
media de yodo de 150 μg/día. En el periodo preconcepcional y durante el embarazo, se debe incrementar a
250 μg/día. Durante la lactancia materna se recomienda
una ingesta de yodo de 250-270 μg/día, sin superar los
500 μg/día. Se recomienda incluir en estos cálculos la
ingesta mediante alimentos enriquecidos, dietas especiales, algas, etc. Cuando la ingesta de yodo diaria es adecuada, el yodo en orina de 24 h debe ser de 150 a
250 μg/l. La WHO/UNICEF/ICCIDD, no recomiendan el
uso de suplementos de yodo en embarazadas con yoduria superior a 100 μg/l17. La Tabla 3 muestra las necesidades de yodo en distintas épocas de la vida, el yodo que
contienen distintos preparados de leches comerciales y
las concentraciones normales de yoduria en niños
y embarazadas.
HIPOTIROIDISMO SUBCLÍNICO
Esta entidad, también denominada hipertirotropinemia
aislada o hipotiroidismo bioquímico compensado, se
caracteriza por la existencia de concentraciones de TSH
por encima del límite superior del rango de referencia,
en presencia de concentraciones normales de T4L, en un
individuo asintomático.
Prevalencia
Es variable, aumenta con la edad y oscila entre un 4% y
10% en la población general, y entre un 4% y un 26% en
ancianos. En niños y adolescentes, la prevalencia oscila
entre el 1,7% y el 2,4%20.
Etiología
Las causas de HS en Pediatría son diversas y se resumen
en la Tabla 4.
■■Tiroiditis de Hashimoto: más frecuente entre los
8-18 años; mayor susceptibilidad en pacientes con
síndrome de Down, síndrome de Turner, y en individuos con otras enfermedades autoinmunes (celiaquía
y diabetes tipo 1). La evolución a hipotiroidismo clínico dependerá de la severidad del daño inmunológico21. Es importante recordar que el 4% de niños
aparentemente sanos entre 12 y 18 años tienen
anticuerpos antitiroideos positivos.
Tabla 4. Etiología del hipotiroidismo subclínico
Tiroiditis de Hashimoto
Hipertirotropinemia neonatal persistente
Causas genéticas de disfunción tiroidea:
Las concentraciones de TSH en individuos eutiroideos
son variables, dependen de la edad, raza, sexo, de los
aportes de yodo, y en gran parte de la metodología
usada en la determinación18. En el 95% de la población
aparentemente sana, las concentraciones de TSH
oscilan entre 2,5 y 3,0 mUI/l. Si se incluye toda la
población, el rango se amplía entre 0,4 y 5,0 mUI/l.
Concentraciones de TSH > 5 mUI/L a partir del mes
de vida se consideran elevadas2. El hipotiroidismo
subclínico (HS) se define como moderado (TSH:
5-10 mUI/l) o severo (TSH > 10 mUI/l) en función de
las concentraciones de TSH. El diagnóstico solo puede
realizarse cuando las concentraciones elevadas de
TSH se detectan en dos mediciones distintas y separadas en el tiempo19.
n Mutaciones del gen del receptor de TSH
n Mutaciones de DUOX2
n Síndromes genéticos (Down, PSH 1a)
Déficit de yodo
Medicaciones
Alimentos
Exposición a radiaciones ionizantes
Obesidad
Idiopática
PSH 1a: pseudohipoparatiroidismo tipo 1a.
Adaptado de: Salerno MC, et al.19.
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ACTUALIZACIÓN
EN
PEDIATRÍA
■■Hipertirotropinemia neonatal persistente: en los
últimos 15 años, el aumento de sensibilidad de
los métodos de detección de TSH ha determinado
una disminución en el punto de corte de TSH del
cribado neonatal, que en la mayoría de países es
< 15 mUI/l22. La persistencia de cifras elevadas de TSH
ocurre en el 30% de los neonatos, y se asocia a alteraciones morfológicas o genéticas19.
■■Alteraciones genéticas: entre el 11% y el 29% de niños
con HS no autoinmune presentan mutaciones en
heterocigosis del gen que codifica el receptor de
TSH23. Hasta la actualidad se han descrito más de 60
mutaciones distintas. Las mutaciones con pérdida de
función se asocian a distintos grados de hipotiroidismo,
dependiendo de si son en homocigosis o heterocigosis.
■■Las mutaciones en el gen que codifica la DUOX2
(dual oxidasa 2), que produce dishormonogénesis,
también se han asociado a HS19. Entre el 25 y el 60%
de los niños con síndrome de Down presentan HS; la
causa se desconoce, aunque se postula una liberación
inadecuada de TSH o una resistencia a la acción de
TSH. La historia natural muestra que el HS es autolimitado y no suele requerir tratamiento. El pseudohipoparatiroidismo tipo 1a, debido a deficiencia de
Gs-α y que determina resistencia a múltiples hormonas, también se ha asociado a HS.
■■Déficit de yodo: un aporte bajo de yodo de forma
mantenida puede determinar HS severo, así como
bocio e hipotiroidismo clínico19.
■■ Medicaciones: fármacos con yodo (amiodarona), que
bloquean la conversión de T4 a T3; interferón-α, que
determina la producción de anticuerpos antitiroideos
que a su vez pueden favorecer la destrucción del parénquima o exacerbar una autoinmunidad previa; antiepilépticos, que pueden acelerar el clearance de las hormonas tiroideas o interferir en la regulación de la TSH19.
■■Radiaciones ionizantes: hasta el 26% de pacientes
irradiados antes del trasplante de médula ósea pueden presentar HS; es más frecuente en niños menores
de nueve años y puede aparecer varios años después
de la irradiación24. Los accidentes nucleares asocian la
exposición a 131I con cáncer de tiroides y disfunción
tiroidea, incluyendo el HS25.
■■Alimentos: inhibidores de la función tiroidea por
diferentes mecanismos, que incluyen los derivados de
plantas ricas en ácido cafeico y clorogénico (col, rábano, apio), ácido elágico (granada, castañas), ácido rosmarínico (borraja), litio (perejil, endivias, uvas), soja y
derivados, y contaminantes ambientales (tabaco, sulfuros, carbonatos)26.
■■Obesidad: entre el 10 y el 23% de niños obesos tienen HS27. El aumento de las concentraciones de TSH
es la consecuencia del exceso de peso, y es reversible
al normalizar el mismo28. Las posibles causas incluyen
la resistencia a las hormonas tiroideas, disfunción
neuroendocrina, modificación de la producción de
TSH mediada por la leptina, y mutaciones del receptor
de TSH19.
■■Prenatales: los niños con retraso de crecimiento
intrauterino presentan una repuesta exagerada a la
hormona liberadora de TSH (TRH) que se interpreta
como una alteración del circuito de regulación de la
TSH. Asimismo, los niños nacidos por fertilización in
vitro presentan mayor prevalencia de HS, sin poder
determinar la causa2,26,29.
■■Idiopático: pacientes con HS que no correspondan a
ninguna de las etiologías anteriormente mencionadas.
La prevalencia es desconocida.
Historia natural y diagnóstico
La evolución natural del HS –cuando se han excluido
patologías asociadas–, es hacia la normalización de los
valores de TSH en un periodo de seis meses en más del
50% de los casos. En el 85% de los pacientes se produce
normalización o estancamiento de los valores de TSH a
los dos años del diagnóstico30. En un estudio de Lazar en
121 052 niños aparentemente sanos, el 2,9% de los
pacientes presentaron valores de TSH > 5,5-10 mUI/l.
Actualización en patología tiroidea
Más del 70% normalizaron la TSH a los dos meses, y el
20% restante mostró disminución de los valores de TSH
en los cinco años siguientes. Los factores predictivos de
falta de normalización fueron el sexo femenino y una
TSH inicial > 7,5 mUI/l31.
En adultos, el HS evoluciona casi indefectiblemente a
hipotiroidismo clínico, y se asocia a otras patologías como
dislipemia, resistencia a la insulina, disfunción endotelial,
enfermedad coronaria e insuficiencia cardiaca19. En niños,
los estudios que examinan los efectos del aumento
moderado de TSH sobre el crecimiento, la mineralización
ósea, el desarrollo neurocognitivo, los parámetros metabólicos y de riesgo cardiovascular no son concluyentes2,19.
Solo algunos estudios con pocos pacientes reportan
mejoría del perfil lipídico y de marcadores de riesgo
cardiovascular y función endotelial en niños tratados con
levotiroxina32.
Es importante diferenciar las formas transitorias de HS
de las persistentes. La persistencia del aumento de TSH
se debe constatar en una segunda determinación efec-
tuada entre 4-12 semanas después de la primera, para
descartar falsos positivos debidos a errores de laboratorio, variaciones fisiológicas diurnas de TSH, y causas
transitorias de HS. Si en la segunda determinación persisten valores elevados de TSH, es importante realizar
diagnóstico diferencial.
El diagnóstico de HS no requiere más que sentido
común y evitar alarmas innecesarias. Se debe realizar
anamnesis detallada de datos de patología tiroidea en la
familia, del periodo neonatal, especialmente los resultados del cribado de hipotiroidismo congénito, hábitos de
alimentación e ingesta de fármacos, existencia de otras
enfermedades con base principalmente autoinmunitaria.
En la exploración física es imprescindible recoger y anotar en gráficas adecuadas todas las variables auxológicas
actuales y pasadas que nos permitan establecer la velocidad de crecimiento previa; es necesario valorar la
presencia de bocio. Una vez valorado todo lo anterior y
dependiendo del nivel de TSH detectado se puede seguir
el algoritmo propuesto26 (Fig. 2).
Figura 2. Algoritmo diagnóstico del hipotiroidismo subclínico
TSH (mUI/I)
<5
Normal
5-10*
Repetir 4-12 semanas
TSH: normal
Alta**
*Niños menores de dos años: estudiar morfología tiroidea.
**Considerar reevaluación en pubertad.
TSH: 5-10
> 10
Estudio
< 0,1
Estudio
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ACTUALIZACIÓN
EN
PEDIATRÍA
En los neonatos con falso positivo en el cribado del
hipotiroidismo congénito y niños menores de dos años,
es necesario un seguimiento preciso por parte de especialistas con experiencia. En escolares se debe descartar
la presencia de una tiroiditis autoinmune y es recomendable conocer el grado de suficiencia de yodo mediante
la determinación de la yoduria. Es interesante valorar la
ecogenicidad del tejido tiroideo.
Actitud terapéutica
El tratamiento con levotiroxina está indicado en todos
los casos de HS severo (TSH > 10 mUI/l), o en niños
con HS moderado que presenten bocio u otros síntomas o signos de hipotiroidismo2,19. En pacientes con HS
moderado y asintomáticos, la decisión de tratar o no se
debe individualizar ya que no se ha demostrado que la
falta de tratamiento repercuta sobre el crecimiento o el
neurodesarrollo.
Los pacientes con HS moderado no tratados precisan
seguimiento cada 6-12 meses con determinación de TSH,
T4L, anticuerpos antitiroideos y ecografía, fundamentalmente aquellos con síndrome de Down, síndrome de
Turner, o con otras enfermedades autoinmunes. Si las
concentraciones de TSH se estabilizan durante dos años
se puede suspender el seguimiento, excepto en pacientes
con bocio o signos/síntomas que sugieran hipotiroidismo.
Es recomendable la reevaluación de estos pacientes en
pubertad y durante el embarazo2,19.
No existe consenso respecto a la dosis apropiada de
levotiroxina en pacientes con HS. Las dosis recomendadas en la literatura oscilan entre 0,25-4,0 μg/kg/día33,34. En
general, dosis inferiores a 2 μg/kg/día suelen ser suficientes para mantener las concentraciones de TSH en el
rango aconsejable34.
ENFERMEDAD TIROIDEA AUTOINMUNE
La enfermedad tiroidea autoinmune puede presentarse clínicamente en forma de hipofunción (tiroiditis de
Hashimoto) o de hiperfunción (enfermedad de
Graves-Basedow). Ambas pueden coexistir en la misma
familia, y presentarse en el mismo individuo de forma
consecutiva.
Tiroiditis de Hashimoto
Es la causa más frecuente de disfunción tiroidea en países
con suficiencia de yodo, y se asocia a otras enfermedades
autoinmunes35. La función tiroidea al diagnóstico es variable; aproximadamente el 44% de los pacientes presentan
hipotiroidismo subclínico o clínico, el 52% eutiroidismo y
un pequeño porcentaje (4%) hipertiroidismo clínico o
subclínico. En este último caso, la fase de hipertiroidismo
es transitoria, se conoce con el nombre de hashitoxicosis,
y se debe a la liberación incontrolada de hormona tiroidea almacenada durante la fase inflamatoria de autolesión36. La edad de los pacientes parece condicionar la
forma de presentación, siendo los niños menores de diez
años y/o los prepuberales los que presentan con mayor
frecuencia disfunción tiroidea, así como aquellos pacientes
con síndrome de Down o síndrome de Turner35. De
manera excepcional, la tiroiditis de Hashimoto puede
presentarse en forma de encefalopatía con convulsiones,
alteraciones cognitivas, confusión, y síntomas neuro-psiquiátricos (cambio de carácter, alucinaciones, psicosis). Se
asocia a concentraciones elevadas de anticuerpos antiTPO, anticuerpos anti-Tg y/o TRAb, y suele responder a
dosis altas de corticoides37. La TSH suele estar elevada,
aunque no de forma universal.
El seguimiento de los pacientes que se presentan con
eutiroidismo muestra que el 50% evoluciona a hipotiroidismo clínico, con concentraciones elevadas de TSH y
bajas de T4L. La existencia de bocio y aumento de anticuerpos anti-Tg, junto al incremento progresivo de
anticuerpos anti-TPO, son factores de riesgo reconocidos para la evolución a hipotiroidismo38. Del mismo
modo, las formas más severas de HS, con anticuerpos
positivos, elevación mantenida de TSH, y asociados a
otras enfermedades autoinmunes (celiaquía) tienen más
riesgo de desarrollar hipotiroidismo clínico19.
La evolución a enfermedad de Graves-Basedow puede
ocurrir en un 3,7% de los casos, lo que confirma la
Actualización en patología tiroidea
existencia de un continuum entre hipotiroidismo e
hipertiroidismo en el contexto de la enfermedad tiroidea
autoinmune39.
La dosis de L-tiroxina recomendada en el tratamiento
del hipotiroidismo clínico es variable y oscila entre
1-4 μg/kg/día.
Enfermedad de Graves-Basedow
Afecta 1/10 000 niños y es consecuencia de la estimulación del tiroides por TRAb. La clínica es variable e incluye pérdida de peso, temblor, taquicardia, palpitaciones,
aceleración del crecimiento lineal, pérdida de mineralización ósea y dificultades escolares40. A diferencia de los
adultos, la oftalmopatía por tirotoxicosis ocurre solo en
una minoría de pacientes41. El diagnóstico bioquímico
incluye concentraciones elevadas de T4L,T3, y TRAb, que
pueden acompañarse de cifras elevadas de anticuerpos
anti-TPO y anti-Tg.
El tratamiento médico consiste en la administración de
metimazol, asociado a ß-bloqueantes en etapas iniciales
en función de la gravedad de los síntomas. La dosis de
metimazol recomendada oscila entre 5-10 mg/día en
niños de 5-10 años hasta 10-20 mg/día en niños de
10-18 años. Se recomienda utilizar la dosis mínima efectiva para evitar los efectos secundarios, que pueden
ocurrir hasta en un 20% de los pacientes, y que incluyen
rash cutáneo pruriginoso, artralgias, y neutropenia. Un 1%
de los pacientes pueden presentar efectos secundarios
graves como agranulocitosis (dosis-dependiente), síndrome de Stevens-Johnson y vasculitis42. El tratamiento
médico puede prolongarse hasta dos años, pero al finalizar el mismo el porcentaje de pacientes que remiten no
supera el 30%41. Los factores predictivos de mala respuesta son un tiroides muy aumentado de tamaño (más
de dos veces el tamaño normal), edad menor de 12 años,
concentraciones de TRAb muy elevadas, o hipertiroidismo muy severo al inicio (T4L > 4 ng/dl)43.
Los tratamientos alternativos incluyen el 131I y la tiroidectomía. La cirugía está indicada en pacientes menores
5 años, y en aquellos con tiroides de gran tamaño, y
debe ser realizada por cirujanos especializados, ya que
las complicaciones son más frecuentes que en adultos44.
El 131I está indicado en pacientes mayores diez años, es
efectivo en la mayoría de los casos y determina hipotiroidismo permanente entre 2-4 meses después, que
requiere tratamiento sustitutivo con levotiroxina. La
dosis utilizada en general oscila entre 10-15 mCi. Los
escasos estudios en población pediátrica no parecen
indicar una mayor incidencia de patología derivada del
uso de 131I (cáncer de tiroides, malformaciones congénitas) a las dosis empleadas en pediatría42. En los pacientes
mayores de cinco años y menores de diez años (solo el
10% de los afectos de Graves-Basedow), es preferible
prolongar el tratamiento médico hasta alcanzar la edad
aconsejada para el tratamiento con 131I en caso de
buena tolerancia42.
CONCLUSIONES
■■La disfunción tiroidea asociada al embarazo –fundamentalmente el hipotiroidismo subclínico– no es
infrecuente en mujeres gestantes, y puede tener
consecuencias para el feto. Por este motivo, se aconseja tratar con levotiroxina las gestantes con TSH
elevada y anti-TPO positivos.
■■La enfermedad de Graves-Basedow en mujeres gestantes requiere determinaciones seriadas de TRAb y
hormonas tiroideas durante el embarazo, seguidas de
control estricto de TRAb y función tiroidea en el
recién nacido.
■■El HS es una entidad benigna con bajo riesgo de
evolucionar a hipotiroidismo franco. En la población
general de pacientes con HS (TSH > 5-10 mUI/l), la
TSH se normaliza espontáneamente en el 70% de los
pacientes. En el HS severo (TSH > 10 mUI/l), o en el
HS moderado con presencia de bocio, es recomendable sustituir con levotiroxina, fundamentalmente en
pacientes muy jóvenes (menores de tres años) y en
aquellos con etiología autoinmune.
■■La tiroiditis de Hashimoto es la causa más frecuente
de disfunción tiroidea en países con suficiencia de
171
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ACTUALIZACIÓN
EN
PEDIATRÍA
yodo. La evolución a hipotiroidismo clínico de los
pacientes inicialmente eutiroideos es más frecuente si
existe bocio, aumento de anticuerpos anti-Tg, y un
incremento progresivo de anticuerpos anti-TPO.
■■En la enfermedad de Graves-Basedow el tratamiento
de primera elección son los antitiroideos. La duración
de tratamiento es entre uno y dos años. Los tratamientos alternativos están indicados en pacientes con
efectos secundarios al fármaco o con falta de respuesta. La cirugía está indicada en pacientes menores de
cinco años, y en aquellos con tiroides de gran tamaño;
el 131I se utiliza en pacientes mayores de diez años y
determina hipotiroidismo permanente, que requiere
tratamiento sustitutivo indefinido.
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