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Marcas de modalidad epistémica en el registro coloquial

2013, El español de la Argentina: estudios gramaticales

ÈQJHOD'L7XOOLR (coordinadora) El español de la Argentina: estudios gramaticales ฀ Eudeba Universidad de Buenos Aires 1ª edición: © 2013 Editorial Universitaria de Buenos Aires Sociedad de Economía Mixta Av. Rivadavia 1571/73 (1033) Ciudad de Buenos Aires Tel.: 4383-8025 / Fax: 4383-2202 www.eudeba.com.ar Diseño de tapa: Troop Designers Impreso en Argentina. Hecho el depósito que establece la ley 11.723 No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del editor. 4 ฀ Índice El español de la Argentina: estudios gramaticales ..........................7 8QDÀMRUHORFR ........................................................................................13 Laura Kornfeld Inés Kuguel Procesos de transitivización en el español del Río de la Plata ...35 Mercedes Pujalte Pablo Zdrojewski La concordancia comitativa en el español rioplatense .................57 María Mare Marcas de modalidad epistémica en el registro coloquial ...........83 Ángela Di Tullio Laura Kornfeld &XDQWLÀFDGRUHVJUDPDWLFDOL]DGRVGHOUHJLVWURFRORTXLDO..........105 Ángela Di Tullio Laura Kornfeld Dislocación y doblado pronominal en el español del Río de la Plata ................................................................................129 Andrés Saab Pablo Zdrojewski Tiempo y Aspecto en el español en contacto con la lengua toba (qom) Alicia Avellana 5HIHUHQFLDV%LEOLRJUiÀFDV ................................................................175 ฀ Marcas de modalidad epistémica en el registro coloquial * Ángela Di Tullio ** Laura Kornfeld TUDGLFLRQDOPHQWHVHGHÀQHODPRGDOLGDGFRPRODDFWLWXGTXHHOKDEODQWH asume en relación con el contenido del enunciado; en particular, la modalidad epistémica se entiende como el grado de compromiso frente a su contenido proposicional, es decir, al valor de verdad que le atribuye, en términos de su ubicación en el mundo real o en uno posible, más o menos alejado del real. Si bien en español se suele circunscribir la expresión de esta PRGDOLGDGDUHFXUVRVHVWULFWDPHQWHJUDPDWLFDOHVFRPRODÁH[LyQYHUEDO de modo y los auxiliares modales, en la lengua hablada también se pone GHPDQLÀHVWRDWUDYpVGHXQDVHULHGHHOHPHQWRVPRUIROyJLFRVVLQWiFWLFRV léxicos y entonacionales. Estos elementos, complejos y heterogéneos, se relacionan a menudo con otros elementos funcionales de la oración, como la polaridad, el tiempo y el foco, lo que subraya el hecho de que la modalidad es una zona de la sintaxis que presenta una estrecha interacción con componentes pragmáticos. El presente trabajo pretende analizar el comportamiento de una serie de unidades que se ligan a la modalidad de VLJQLÀFDGRHSLVWpPLFRHQHOHVSDxROGHOD$UJHQWLQDHQHOUHJLVWURFRORTXLDO durante un período que se inicia en la década de 1930; por eso, algunas formas ya no están vigentes en la actualidad mientras que otras, en cambio, son propias del cronolecto adolescente de hoy. (1) ilustra los marcadores que analizaremos en este trabajo: (1) capaz, por ahí; posta, clavado, re-, de una; minga, ma que, -iola, otra que; magoya, cadorna, mongo, montoto, tu abuela; ni ahí, ni por las tapas, ni en pedo, ni a palos, ni a ganchos; las pelotas (ésta, de acá) En la mayor parte de los casos de (1) un proceso de gramaticalización explica la conversión de elementos léxicos en recursos gramaticales, operadores, cuyo ámbito se extiende sobre la oración en su conjunto o sobre alguno de sus constituyentes. Por otra parte, el marcador de modalidad no * Universidad Nacional del Comahue. ** Universidad Nacional de General Sarmiento. UBA. CONICET. 83 ฀ ÁNGELA DI TULLIO - LAURA KORNFELD surge siempre de un elemento léxico del español, sino que es un préstamo de otra lengua (como ma que o minga, del italiano) o bien un calco (como otra que, variante castellanizada de altro che). Además de analizar los procesos de gramaticalización en juego, revisaremos los diversos valores semánticos que transmiten: la certeza (posta, clavado, re-), la posibilidad (por ahí, capaz), la negación polémica (-iola, minga, magoya, otra que, ma que) y la negación enfática (ni ahí, ni por las tapas). También nos detendremos en las propiedades gramaticales de los marcadores que permiten reconocer grupos bien diferenciados no ya a partir de distintos niveles de gramaticalización (como en Di Tullio & Kornfeld, en este volumen) sino en relación con los valores semánticos H[SUHVDGRVORTXHDVXYH]VHUHÁHMDUiHQDQiOLVLVVLQWiFWLFRVGLIHUHQWHV en particular dentro del marco de la gramática generativa contemporánea (Rizzi, 1997). 1. Procesos de gramaticalización Los marcadores de modalidad se originan en unidades léxicas de diferentes categorías: adjetivos (capaz [que]..., clavado [que]...), sintagmas preposicionales (de una, por ahí), diversas clases de sintagmas de determinante, sea encabezados por un nombre común (las pelotas, tu abuela), por un pronombre (ésta), o una suerte de nombre propio (magoya, cadorna, mongo, montoto $HVHLQYHQWDULRKD\TXHVXPDUHOVXÀMRiola y el preÀMR re- (véase Kornfeld & Kuguel en este volumen para una discusión del FDUiFWHUDÀMDWLYRGHre-). En cuanto al proceso de gramaticalización, algunos marcadores de moGDOLGDGSDUWLFXODUPHQWHORVTXHDSRUWDQVLJQLÀFDGRQHJDWLYRSURYLHQHQ de expresiones con valor hiperbólico (cfr. 2a-c); entre las expresiones de (2d), algunas tienen un origen real (como es el caso de Cadorna, general italiano de la Primera Guerra) y otras son inventadas y tienen carácter lúdico: (2) a. tu abuela b. las pelotas c. ni en pedo, ni a palos, ni a ganchos d. cadorna, magoya, mongo, montoto A continuación, nos detendremos en una serie de casos representativos de otros procesos de gramaticalización. 84 ฀ MARCAS DE MODALIDAD EPISTÉMICA EN EL REGISTRO COLOQUIAL 1.1. Préstamos Un número relevante de marcadores de modalidad usados en distintas variedades del español de la Argentina corresponden a préstamos de otras lenguas en situaciones de contacto. Entre ellos podemos mencionar el caso del contacto entre el español y las lenguas indígenas en las provincias de LQÁXHQFLD SRU HMHPSOR HO JXDUDQt HQ &RUULHQWHV )RUPRVD 0LVLRQHV \ Chaco; el quechua en Santiago del Estero y otras provincias del Noroeste Argentino), y también el producido por la inmigración italiana a partir de la segunda mitad del siglo XIX, sobre todo en las grandes ciudades. Así, en el español regional en zonas de contacto, principalmente en el área guaranítica, es frecuente el proceso de incorporación de elementos provenientes de la lengua indígena, que expresan valores evidenciales inexistentes en español, como es el caso con nicó, có, catú, que señalan los tres un conocimiento del que el hablante no tiene dudas, un hecho que supone objetivo y que se traducen aproximativamente como ‘realmente, en 1 verdad, seguramente’. 2WUDHVWUDWHJLDHVODPRGLÀFDFLyQGHODVSURSLHGDGHV gramaticales de elementos léxicos del español, como pronto, que se utiliza como equivalente de voí (un evidencial con valor absoluto de certeza, con implicación personal del hablante, según Granda, 1997) o había sido que (de ra’e, que implica “el conocimiento que adquiere el hablante o su sorpresa al enterarse en un momento dado de la realización de una acción”, según Krivoshein & Acosta, 2007: 101, citados por Avellana & Kornfeld, 2009; Avellana, en preparación). Entre los ejemplos de (1), proceden del italiano minga (que en los GLDOHFWRVVHSWHQWULRQDOHVGHOLWDOLDQRHVXQDLQWHUMHFFLyQTXHVLJQLÀFD¶QL una miga’), ma que FRQHOPLVPRVLJQLÀFDGRTXHODH[SUHVLyQLWDOLDQDFR2 rrespondiente, macchè) y otra que/altro que (ambas derivadas, con igual VLJQLÀFDGRGHaltro che). Merece un párrafo aparte este último caso. La locución otra que es muy frecuente en todos los sociolectos del español rioplatense en el registro informal. El calco otra que alterna con el préstamo altro que, menos frecuente en la actualidad: Altro que dar vuelta a los bolsillos (Cortázar, Rayuela); 1. Cfr. Avellana & Kornfeld (en prensa), basadas en Granda (1997) y Abadía de Quant (2000). 2. Se suele incluir a posta entre los elementos de origen italiano, puesto que se vincula esta expresión con el adverbio italiano aposta, que se usa también en el español peninVXODU FRQHOVLJQLÀFDGR¶DSURSyVLWR·¶GHOLEHUDGDPHQWH· (OXVRDUJHQWLQRSDUHFHPiV vinculado, sin embargo, con una de las acepciones del sustantivo posta, concretamente, el de ‘apuesta alta en un juego’; así se explica que de posta llegó a interpretarse como ¶GHÀMD·R¶VHJXUR· 85 ฀ ÁNGELA DI TULLIO - LAURA KORNFELD Altro que lovestory (nombre de una obra teatral de J. I. Serralunga). Tanto HQVXVLJQLÀFDGRFRPRHQHOYDORUSUDJPiWLFRHVSHFtÀFRDPEDVH[SUHVLRQHV coinciden exactamente con el original italiano, que involucra siempre un contexto polémico; sin embargo, a diferencia de minga y ma que, otra que/ altro que no suponen la negación del enunciado anterior, sino que más bien “duplican la apuesta” de lo dicho previamente, como se puede ver en el siguiente contraste. (3) a. A: –Marta es muy bonita. B: –¡Ma que/Minga bonita! Es un cuco. b. A: –Marta es muy bonita. B: –¡Otra que bonita! Es un bombón. 1.2 Sintagmas preposicionales Entre los adverbios demostrativos locativos que forman grupos ternarios (aquí, ahí, allí), el de distancia intermedia ahí se caracteriza por VXIUHFXHQWHGHVOL]DPLHQWRGHOVLJQLÀFDGRGHtFWLFR ¶HQHVHOXJDU·R¶DHVH lugar’, correspondiente al lugar ocupado por el destinatario) a un valor LQGHÀQLGR¶HQDOJ~QOXJDULQGHWHUPLQDGRQROHMDQR·TXHQRVHGHVHDSUH3 cisar por resultar indiferente. &RQHVHVLJQLÀFDGRHVSDFLDO que a veces se 4 desliza al temporal, aparece en la locución adverbial por ahí, como en los ejemplos de (4c-d): (4) a. Dicen por ahí. b. Por ahí se comenta. c. Me voy, estoy por ahí y me vuelvo. d. El Papi no quiere a nadie, a mí me usó diez años y ahora anda por ahí con esa rubia (O. Wornat, Menem-Bolocco, SA). $OYDORULQGHÀQLGRTXHDGTXLHUHODH[SUHVLyQpor ahí, se añade en el español rioplatense un paso ulterior en el proceso de gramaticalización, ya 3. El carácter indeterminado o impreciso se suele asociar a ciertos valores pragmáticos: así en Venezuela se emplea para restar importancia a una información, y en América Central llega a convertirse en un mero expletivo (cfr. Eguren, 1999). También se integra en expresiones más o menos fosilizadas en diferentes variedades; así, en el español rioplatense el monosílabo forma parte de hasta por ahí nomás (‘más o menos’), y ahí no más (‘de repente’), y de ahí (‘¿y con eso qué?) (Haensch-Werner, 2000). 8QFDPELRVHPiQWLFRSDUDOHORVHRSHUDHQODH[SUHVLyQGHOWLHPSRGHVGHHOVLJQLÀFDGR ‘pronto, enseguida’ (Ahí voy) al de ‘a veces’: Por ahí me acuerdo que sonó el timbre a la mañana después de velarlo toda la noche (M. Puig, Boquitas pintadas, p.107).  ฀ MARCAS DE MODALIDAD EPISTÉMICA EN EL REGISTRO COLOQUIAL que se convierte en un operador modal, que recibe interpretación epistémica, de actitud dubitativa, equivalente a ‘tal vez’, ‘acaso’, ‘probablemente’. El SURFHVRQRVyORVHSRQHGHPDQLÀHVWRHQHOVLJQLÀFDGRPiVDEVWUDFWRVLQ relación directa con el carácter deíctico de ahí, sino también en la forma fonética: el adverbio se reduce a la forma monosilábica [ái] (correspondiente a veces a grafías como áhi, ahí, ai, ay, etc.) y los dos elementos se sueldan 5 en una única palabra fonológica (= [porái]). Los siguientes ejemplos ilustran este uso: (5) a. Si por ahí usted lee un poquito, no vaya a creer que todo lo que dice es verdad (Puig, Boquitas pintadas, p.17); b. Por ahí no les servíamos como negocio. La diferencia entre el por ahí LQGHÀQLGR\HOpor ahí epistémico se corroERUDQRVyORHQODGLIHUHQFLDHYLGHQWHGHVLJQLÀFDGRVLQRWDPELpQHQXQD serie de comportamientos gramaticales: i. Mientras que el por ahí LQGHÀQLGRHVXQDFRQVWUXFFLyQORFDWLYDRWHPSRUDOTXHPRGLÀFDFRPRFRPSOHPHQWRRDGMXQWRDOSUHGLFDGRHOpor ahí HSLVWpPLFRKDSHUGLGRWRGDFRQH[LyQGLUHFWDFRQHOYHUER\PRGLÀFDDWRGD la oración. Por ese motivo, sólo el segundo es compatible con un adjunto locativo encabezado por la preposición por, como se ve en el contraste de DE VDOYRTXHHODGMXQWRVHDXQDFRQVWUXFFLyQDSRVLWLYDFRPRHQ F    D6LSRUDKtDQGDSRUHOFHQWURQRVHROYLGHGHSDVDUDYLVLWDUPH b. *Si anda por ahí por el centro, no se olvide de pasar a visitarme. c. Si anda por ahí, por el centro, no se olvide de pasar a visitarme. ii. El por ahí LQGHÀQLGRVHFRPELQDSRUORJHQHUDOFRQYHUERVTXHGHQRWDQ eventos (Anda por ahí; encontró un perro por ahí) o los estados resultantes de eventos (Está por ahí); en cambio, el epistémico no impone restricciones al predicado, como muestra su combinación con cualquier predicado estativo, como en los siguientes ejemplos: (7) a. Por ahí es alto, rubio y de ojos azules. b. No te conozco, pero por ahí te sirve/es útil esto. 5. La monoptongación del adverbio ahí no es exclusiva del empleo epistémico; de hecho, aparece en diferentes variedades del español americano que desconocen este valor (cfr. .DQ\ 'HWRGRVPRGRVHQHOHVSDxROULRSODWHQVHHVWHSURFHVRHVPXFKRPiVUHJXODU en el caso del por ahí epistémico. 87 ฀ ÁNGELA DI TULLIO - LAURA KORNFELD iii. La posición del por ahí LQGHÀQLGRHVYDULDEOHSHURWLHQGHDVHJXLU al verbo (cfr. 8a); por el contrario, el por ahí epistémico suele ubicarse al FRPLHQ]RGHODRUDFLyQFRPRPXHVWUDQHOFRQWUDVWHHQWUHD\F\HQWUH los ejemplos de 8), aunque puede aparecer en otras posiciones (cfr. 27, más adelante). (8) a. Lo has oído por ahí. b. Por ahí lo has oído. 1.3 Adjetivos Aun cuando en su sentido primitivo el adjetivo capaz es un predicado HVWDWLYRFDUDFWHUL]DGRUTXHVLJQLÀFD¶FRQFDSDFLGDG· D PiVDPHQXGR se interpreta en sentido activo, en términos de la capacidad o la habilidad que se le atribuye al sujeto para realizar una cierta acción, de manera similar a la interpretación radical o deóntica del auxiliar poder (9b) y (9c). (OFRPSOHPHQWRTXHHODGMHWLYRVHOHFFLRQDSXHGHLQFOXLUXQLQÀQLWLYR EF  pero también un nombre eventivo (9d). Como se ve, en todos estos casos capaz es neutro en cuanto a la valoración del complemento; en cambio, VLQROOHYDFRPSOHPHQWRDGTXLHUHXQVLJQLÀFDGRYDORUDWLYRSRVLWLYR H  (9) a. Una planta de montaje capaz para 100.000 vehículos (CREA, El País, España, 1980). b. Sólo este hombre es capaz de realizar esa buena acción. c. Una persona capaz de asesinar a su hijo. d. No lo creía capaz de semejante canallada. e. Es un estudiante muy capaz. La interpretación activa de estos ejemplos proviene de la correferencia HQWUHHOVXMHWRGHOLQÀQLWLYR RHOQRPEUHHYHQWLYR \HOGHODRUDFLyQSULQcipal, por lo general agentivo; el adjetivo puede ser negado, como en (9d), o UHFLELUXQSUHÀMRQHJDWLYR lo creía incapaz de semejante canallada). Marginalmente, sin embargo, este adjetivo va seguido de verbos pasivos, como se ve en los ejemplos de (10), en los que puede ser sustituido por susceptible: (10) a. un método capaz de ser formalizado rigurosamente y de ser contrastado con la experimentación  EXQSODQGHWUDEDMRSUiFWLFRIDFWLEOHÀQDQFLDEOH\FDSD]GHVHU desarrollado en un período constitucional c. un experimento capaz de ser repetido en diferentes circunstancias 88 ฀ MARCAS DE MODALIDAD EPISTÉMICA EN EL REGISTRO COLOQUIAL A pesar de que, sintácticamente, el sintagma adjetival capaz de ser formalizado y de ser contrastado se predica de un elemento nominal, estas construcciones reciben la interpretación epistémica, propia de una oracional impersonal: ‘es posible formalizar rigurosamente y contrastar con la experimentación el método’. Este deslizamiento modal corresponde a una estructura sintáctica en la que el adjetivo capaz VHSUHGLFDGHXQDRUDFLyQFRQHOVLJQLÀFDGRGH¶SRVLEOH· o ‘probable’, análogo al de la fórmula puede que, como se ve en los ejemplos de (11) procedentes de distintas variedades del español americano; el mismo uso se registra también en la variedad rioplatense, como se ilustra en (11d): (11) a. Mi madre no sabe nada todavía, y si usted no se apea, es capaz que arme aquí un bochinche (A. Blest Gana, Martín Rivas). b. No es capaz que haiga otra como usté (Arguedas, Vida, citado HQ.DQ\  c. Si usted me dice una palabra más, es capaz que le dé una bofetada &XHUYRFLWDGRHQ.DQ\  d. Todo el mundo lo va a creer, y yo mismo, si mañana lo leo en el diario, es capaz que lo creo (R. Walsh, “Cuento para tahúres y otros relatos policiales”). El operador modal capaz (que) se forma a través del proceso de gramaticalización, que comienza en el momento que la construcción se va independizando de los tres factores que la caracterizan (la presencia del verbo cópula, la rección modal en subjuntivo y el contexto condicional que ODIDYRUHFHWUHVIDFWRUHVTXHSXHGHQYHULÀFDUVHHQ \TXHFRQFOX\HFRQ el siguiente reanálisis: (12) a. [(Es) capaz [que le dé una bofetada]]. b. [Capaz (que)] [le doy una bofetada]. La estructura predicativa de (12a) ha dado lugar en (12b) a una oración LQGHSHQGLHQWHPRGLÀFDGDSRUXQRSHUDGRUPRGDOTXHODLQWURGXFH$GLIHrencia de por ahí, esta construcción se extiende en buena parte del español de América, como el Río de la Plata, países andinos, Cuba, México, pero también en otras lenguas románicas, como el italiano. $ÀMRV El hecho de que re- y -iola se vinculen con la modalidad, rompe la lógica de la mayor parte de la bibliografía sobre morfología en español, 89 ฀ ÁNGELA DI TULLIO - LAURA KORNFELD TXHQRUHFRQRFHODSRVLELOLGDGGHTXHXQDÀMRSXHGDFXPSOLUXQDIXQFLyQ sintáctica vinculada con la estructura funcional de la oración. Uno de los DÀMRVLQYROXFUDGRVHVHOSUHÀMRre-, que adquiere en el habla coloquial del español de la Argentina y Uruguay el valor modal de certeza (cfr. 13a); en los hablantes más jóvenes, puede adjuntarse al subordinante que y aparecer así al comienzo de la cláusula, como en (13b) (véase Kornfeld & Kuguel en este volumen): (13) a. Juan re llega a terminar el trabajo. b. Re que Juan llega a terminar el trabajo. (VWHVLJQLÀFDGRPRGDOGHre- se desprende de uno más general en el PXQGRKLVSiQLFRTXHHVHOGHLQWHQVLÀFDGRUGHDGMHWLYRV\YHUERVFRPR en (14a-b), (cfr. Varela & García, 1999); se considera que el re- apreciativo proviene, a su vez, del re- iterativo que se ilustra en (14c), más extendido en las lenguas románicas: (14) a. Ese cachorro es re lindo. b. Pablo re teme a su tío. c. Tengo que reescribir el informe. El otro recurso morfológico ligado con la modalidad epistémica en español rioplatense sirve, en cambio, para negar suposiciones (explícitas o implícitas): se trata del formante invariable -iola6HWUDWDGHXQVXÀMRTXH actualmente es de circulación muy restringida, si bien tuvo gran vitalidad en las décadas de 1930/1940, según atestiguan Ema Gregores y Jorge Suárez en la traducción y adaptación al Curso de lingüística moderna de  Hockett. Al ser invariable, la interpretación de -iola depende crucialmente de las categorías morfológicas del verbo conjugado que lo preceda. Además, si comparamos los ejemplos de (15), veremos que esa diferencia en las categorías morfológicas repercute también en la interpretación, ya que, si bien -iola conlleva siempre un matiz de decepción o frustración de las expectativas, según el contexto varía fundamentalmente según de quién sea la decepción (el hablante, el oyente, un tercero): ´(Q%XHQRV$LUHV>@KDFHXQRVYHLQWHRWUHLQWDDxRVHOVXÀMR-riola, de reciente creación, era extremadamente productivo y se agregaba libremente a casi todo tema verbal: cantariola, volveriola, dormiriolaHWF VLJQLÀFDEDTXHVHSRQtDHQGXGDODUHDOL]DFLyQ GHORVLJQLÀFDGRSRUHOYHUERYJU¡qué va a pagar! ¡pagariola!”, p. 307), cita tomada de “Evidencias gramaticales de que el lunfardo no es una jerga” de José Pedro Viegas Barros (ar.geocities.com/lunfa2000). 90 ฀ MARCAS DE MODALIDAD EPISTÉMICA EN EL REGISTRO COLOQUIAL (15) a. A: –¿Pensás lavar los platos? B: –Lavariola. b. A: –¿Ya pagó? B: –Pagariola (= ‘no pagó y es altamente probable que no pague’). c. andá.../cobrasela a magoya/que pagariola tu desilusion (“Magoya”, M. Elena Walsh). (QVXpSRFDGHPD\RUYLWDOLGDGHVWHVXÀMRQRVLHPSUHVHFRPELQDEDFRQ YHUERVÁH[LRQDGRVWDPELpQSRGtDVHJXLUDRWUDVFODVHVGHSDODEUDVFRPR atestigua el caso de gratarola (más frecuente que gratariola), incorporado como ítem léxico independiente al español rioplatense, no necesariamente con el matiz “frustrativo” de -iola. 2. Propiedades semánticas y sintácticas En esta sección distinguimos las propiedades semánticas y sintácticas de los distintos marcadores de modalidad analizados. Este recorrido nos permitirá llegar, en la sección 3, a una propuesta de análisis sintáctico diferenciado. 2.1. Valores semánticos y alcance de los marcadores Sistematizando algunas observaciones aisladas que hemos visto en la sección anterior, partiremos de una división semántica de los marcadores en tres grandes grupos. Entre ellos, los más homogéneos son los de duda (como capaz, por ahí) y certeza “puros” (posta, clavado, re-, de una):   &DSD]TXHSRUDKtWHORHQFRQWUiV (17) a. Posta/clavado/de una que te lo vas a encontrar. b. Re (que) te lo vas a encontrar. En cambio, el otro gran grupo de marcadores de modalidad, que aportan VLJQLÀFDGRQHJDWLYRDXQYDORUHSLVWpPLFRGHFHUWH]DSUHVHQWDLQWHUHVDQWHV matices. Algunos marcadores implican negar enfáticamente el enunciado, como en el caso de los de (18a). Otros, en cambio, son polémicos e implican la cancelación o frustración de una suposición o expectativa previa: minga, las pelotas (ésta, de acá), ma que; otra que; -iola; magoya, cadorna, mongo, montoto, tu abuela (cfr. 18b-d): 91 ฀ ÁNGELA DI TULLIO - LAURA KORNFELD (18) a. Ni ahí/ni por las tapas/ni en pedo/ni a palos/ni a ganchos los voy a lavar. 7 b. MINGA /LAS PELOTAS/ÉSTA (que)/Ma que los voy a lavar. c. A: –¿Lavás los platos? B: –Lavariola. d. MAGOYA/TU ABUELA/MONGO/MONTOTO los va a lavar. En varios de estos casos, la interpretación de las expresiones depende crucialmente de cuál sea la persona a la cual se aplique: así, el valor de minga puede implicar una negación enfática a hacer lo que otro solicita o espera de uno, como en el ejemplo anterior de (18b), o bien que otro u otros no han hecho lo esperable, como se observa en (19). En ambos casos, se cancela una posible inferencia del discurso previo: (19) A: –¿Te los dio? B: –¡Minga! Nótese que mientras que las expresiones de (18b) implican una negación polémica, otra que, que también se usa a modo de réplica explícita o implícita, señala un desacuerdo relativo: no niega el enunciado precedente, sino que indica que se “quedó corto”, que debe preferirse un elemento aún más alto en la escala (que puede ser negativa o positiva): (20) a. A: –Martín es alto. B: –¡Otra que alto! (= ‘es un gigante’). b. A: –Martín es bajo. B: –¡Otra que bajo! (= ‘es un enano’). Por otra parte, los marcadores de modalidad presentan distintos alcances dentro de la oración. Algunos pueden aplicarse también a ámbitos más reduci8 dos, como el nominal o el adjetivo, con el mismo valor que aportan en la oración: (21) Es un departamento muy lindo, capaz/por ahí un poco chico. El alcance variable sobre distintos ámbitos es especialmente sistemático en aquellos marcadores que expresan la negación polémica, que pueden 7. Utilizamos las mayúsculas para indicar que se trata de elementos con la pronunciación propia del foco contrastivo. 8. No es el caso de reTXHVHDSOLFDDORVGRPLQLRVDGMHWLYR\QRPLQDOFRQXQVLJQLÀFDGR muy distinto del que adquiere en la oración (véase Kornfeld & Kuguel, en este volumen). 92 ฀ MARCAS DE MODALIDAD EPISTÉMICA EN EL REGISTRO COLOQUIAL FRPELQDUVHFRQQRPEUHVDGMHWLYRVDGYHUELRVLQÀQLWLYRVQXPHUDOHVFRQ SP, como muestra (22): (22) a. Otra que laburo; Otra que inteligente; Otra que lejos; Otra que madrugar; Otra que cinco, Otra que con amor; b. Ma que laburo; Ma que inteligente; Ma que lejos; Ma que madrugar; Ma que cinco. c. MINGA de laburo/LAS PELOTAS/ÉSTA un laburo; MINGA/LAS PELOTAS/ÉSTA inteligente; MINGA/LAS PELOTAS/ÉSTA lejos; MINGA/LAS PELOTAS/ÉSTA madrugar; MINGA/LAS PELOTAS/ ÉSTA cinco 2.2. Distribución Las diferencias en la distribución de los distintos marcadores de modalidad se concentran fundamentalmente en la posibilidad de conformar enunciados independientes y en la posibilidad de variar la posición sintácticaPor un lado, buena parte de los marcadores pueden constituir enunciados independientes, sugiriendo que tienen alcance sobre la oración en su conjunto: (23) –¿Viene mañana? –Capaz/Por ahí/Posta/Re/Ni ahí/MINGA/LAS PELOTAS Magoya y el resto de los operadores no pueden, en general, ser respuesta a ciertas preguntas totales (aunque las dirigidas a la segunda persona son más aceptables; cfr. 24 a con b), pero sí a preguntas parciales por el sujeto o por el objeto (24c-d): (24) a. –¿Viene mañana? –*MAGOYA/TU ABUELA b. –¿Venís mañana? –?MAGOYA/?TU ABUELA c. –¿Quién viene? –MAGOYA d. –¿A quién se lo vas a dar? –A MONGO En cambio, ma que y otra que no pueden funcionar en esos contextos, probablemente porque incluyen el subordinante que: 93 ฀ ÁNGELA DI TULLIO - LAURA KORNFELD (25) -¿Viene mañana? -*Ma que/*Otra que. Por otra parte, la posición de los marcadores de modalidad, cuando PRGLÀFDQ D WRGD OD RUDFLyQ VXHOH VHU PD\RULWDULDPHQWH LQLFLDO SHUR algunos pueden desplazarse a otra posición, precedidos o no por algún tipo de pausa. La posibilidad de movimiento se relaciona estrechamente con la posibilidad de los marcadores de aparecer sin que. Así, los marcadores de modalidad que siempre aparecen con que no pueden moverse (clavado, ma que, otra que):   D 1RYLHQHFODYDGR b. *No quiso ma que/otra que. Por el contrario, otras expresiones nunca aparecen con que y muestran XQD PRYLOLGDG FRQVLGHUDEOH H[FHSWR HQ HO FDVR GHO DÀMR iola, que debe aparecer adjuntado obligatoriamente al verbo), como es el caso de por ahí, los operadores nominales y las expresiones negativas “puras” (ver, más abajo, ejemplos de 32): (27) a. Por ahí va a venir Juan. b. Va a venir Juan, por ahí. c. Juan por ahí va a venir. (28) a. Va a ir MAGOYA/MONGO. b. MAGOYA/MONGO va a ir. En ambos casos de (28) se niega enfáticamente que alguien vaya, pero HQ D HODFHQWRGH D UHFDHFRPRHVORQRUPDOHQODSRVLFLyQÀQDOGH la oración (foco predicativo), mientras que el ejemplo de (28b), con acento inicial, niega un posible referente previo (foco contrastivo), como en A: –¿Va a ir tu hermana? B: –MAGOYA va a ir. 3RU~OWLPRWDPELpQPDQLÀHVWDQXQDPRYLOLGDGFODUDDTXHOORVPDUFDGRUHV que pueden llevar o no queH[FHSWRHOHOHPHQWRDÀMDWLYR re, pueden aparecer en distintas posiciones en la oración (capaz, de una, minga, las pelotas). (29) a. Capaz/MINGA/De una/LAS PELOTAS (que) Juan lo va a matar. b. Juan lo va a matar de una/LAS PELOTAS/MINGA/capaz. c. Juan capaz/de una/MINGA/LAS PELOTAS (que) lo va a matar. 94 ฀ MARCAS DE MODALIDAD EPISTÉMICA EN EL REGISTRO COLOQUIAL Como se puede observar, el movimiento a veces requiere algún tipo de pausa o de entonación enfática particular, como se muestra para por ahí y capaz en (27) y (29) respectivamente. En contraste con los ejemplos anteriores, capaz y por ahí no pueden moverse si el verbo de la oración está en subjuntivo (véase el apartado siguiente): (30) a. Capaz que/Por ahí llegue mañana. b. *Llegue mañana, capaz/por ahí (cfr. Llega mañana, capaz/por ahí). Como se ha dicho, es particular el caso de re-: si aparece con que debe ir obligatoriamente al comienzo de la oración (cfr. 31a); si aparece sin él, se adjunta al verbo (cfr. 31b), o, eventualmente, en los cronolectos juveniles, a la unidad conformada por el verbo y un clítico antepuesto, como muestra (31c), (véase Kornfeld & Kuguel, en este volumen): (31) a. Re que Juan llega a terminar el trabajo. b. Juan re llega a terminar el trabajo. c. Re se enamora. Por su parte, los elementos que señalan la negación enfática pueden desplazarse, siempre que respeten las reglas generales de la llamada concordancia negativa, por la cual la presencia de la negación se acomoda a la posición que ocupen los índices de polaridad negativa como nunca, nadie, ningún, en ningún caso (Bosque, 1980, 1994): (32) a. Ni ahí (*no) lo voy a hacer. b. No lo voy a hacer ni ahí. 2.3. Interacción con otros elementos ligados con la modalidad Los marcadores de modalidad epistémica muestran un comportamiento heterogéneo en relación con la mayor parte de las diversas modalidades oracionales (interrogativa, imperativa y exclamativa) y con la posibilidad de aparecer en cláusulas subordinadas o combinarse con el modo subjuntivo. Todos los marcadores analizados aquí comparten la imposibilidad de aparecer en contextos interrogativos, como se puede ver en (33): (33) a. *¿De una/posta/clavado que vino? 95 ฀ ÁNGELA DI TULLIO - LAURA KORNFELD b. *¿Capaz que/Por ahí llega mañana? c. *¿Lavariola? d. *¿Magoya/mongo/montoto te lo va a comprar? e. *¿Ma que/Otra que llega? En cambio, presentan comportamientos diferentes respecto de los conWH[WRVLPSHUDWLYRV\H[FODPDWLYRVFRPRVHYHULÀFDHQ  \   (34) a. *¡De una/posta/clavado que vení! b. *¡Capaz que/Por ahí que vení! 9 c. *¡Ma que vení! d. Decíle a MAGOYA/MONGO/MONTOTO que te lo resuelva. e. Ni por las tapas/ Ni en pedo / Ni ahí se te ocurra llegar tarde. (35) a. ¡Posta que vino! b. ¡MONGO te lo va a comprar! c. ¡Minga! d. *¡Capaz viene! e. ¡Ni por las tapas/ Ni en pedo / Ni ahí! En resumen, como se puede ver a partir de los ejemplos anteriores, sólo los operadores nominales pueden aparecer en contextos imperativos. La exclamación, en cambio, es compatible con todas las expresiones de la certeza, sean o no negativas; no puede coaparecer, en cambio, con marcadores de duda o probabilidad (capaz, por ahí) (cfr. 35). En cuanto a la compatibilidad con la subordinación, ha sido notado que las oraciones exclamativas no pueden aparecer en esos contextos a menos que se desdibujen las fronteras entre el discurso directo y el indirecto, tal como ilustra el siguiente ejemplo:   0HGLMRTXHTXpOLQGRHVHOMDUGtQ (Q IRUPD SDUDOHOD D   ORV PDUFDGRUHV GH PRGDOLGDG TXH LQGLFDQ certeza no aparecen en contextos de subordinación (excepto como reproducción icónica del discurso directo), (cfr. 37a), a diferencia de las que señalan 9. Nótese que la oración (34c) es correcta en contextos metalingüísticos o ecoicos como el siguiente: A: –Vení. B: –¡Ma que vení! Lo mismo puede ocurrir en algunos casos de (33).  ฀ MARCAS DE MODALIDAD EPISTÉMICA EN EL REGISTRO COLOQUIAL probabilidad (cfr. 37b-c): (37) a. *Te aseguro que re (que)/de una/clavado lo voy a comprar. b. Pienso que por ahí nos conviene ir la semana próxima. c. Dijo que capaz que venga a visitarnos mañana. En el caso de los marcadores ligados con la negación, se advierte una GLIHUHQFLDVLJQLÀFDWLYDHQWUHORVTXHVHxDODQXQDSROpPLFD\ORVtQGLFHVGH polaridad que indican la negación enfática, como se ilustra en el contraste entre (38a-b y 38c): (38) a. *Te aseguro que MINGA (QUE) /ma que/otra que lo voy a comprar. b. *Te aseguro que MAGOYA/MONGO/CADORNA lo va a comprar. c. Me regaló una novela que ni en pedo/ni por las tapas leíste. Por último, la posibilidad de que el indicativo alterne con el subjuntivo en la oración principal es también un factor de diferenciación entre los marcadores de modalidad, como se puede ver a continuación: (39) a. Capaz (que)/Por ahí ya llegó. b. Capaz (que)/Por ahí llegue mañana. (40) a. Posta/clavado/re/de una que ya llegó. b. *Posta/clavado/re/de una que llegue. (41) a. MINGA/LAS PELOTAS/ÉSTA (que)/Ma que viene mañana. b. *MINGA/LAS PELOTAS/ÉSTA (que)/Ma que venga mañana. Según se observa, el subjuntivo solo aparece si está inducido por un marcador de modalidad que exprese probabilidad o posibilidad, enfatizando el sentido dubitativo de la oración; es incompatible, en cambio, con las expresiones de certeza, negativa o no. 2.4. Interacción con elementos de polaridad Los marcadores de modalidad epistémica exhiben un comportamiento GLIHUHQFLDGRHQUHODFLyQFRQORVHOHPHQWRV QHJDWLYRVRDÀUPDWLYRV TXH pueden ligarse con la polaridad (cfr. Bosque, 1980, 1994). Reconocemos tres casos distintos: 97 ฀ ÁNGELA DI TULLIO - LAURA KORNFELD L$OJXQRVPDUFDGRUHVVRQLQFRPSDWLEOHVFRQODQHJDFLyQ\FRQODDÀUmación enfática: (42) a. MAGOYA/TU ABUELA/MONGO (*no) lo va a hacer. b. (*No) lavariola. (43) a. MAGOYA/TU ABUELA/MONGO (*sí) lo va a hacer. b. (*Sí) lavariola. (O PLVPR FRPSRUWDPLHQWR UHVSHFWR GH OD DÀUPDFLyQ HQIiWLFD HQFRQtramos en el caso de ni ahí, ni por las tapas, ni en pedo, ni a palos, ni a ganchos (cfr. 44), mientras que la distribución con respecto al no, en (45), es la propia de los índices de polaridad negativa, tal como han sido descriptos por Bosque (1980, 1994); cfr. también Laka (1990): (44) a. Ni ahí/Ni en pedo/Ni a palos/Ni a ganchos (*sí) lo voy a hacer. b. *Sí lo voy a hacer ni ahí/ni en pedo/ni a palos/ni a ganchos. (45) a. Ni ahí/Ni en pedo/Ni a palos/Ni a ganchos (*no) lo voy a hacer. b. No lo voy a hacer ni ahí/ni en pedo/ni a palos/ni a ganchos. Por lo tanto, la incompatibilidad entre estas expresiones y el no en (45a) es VyORVXSHUÀFLDOODVH[SUHVLRQHVH[SUHVDQSRUVtPLVPDVPLVPDVODQHJDFLyQ y, al igual que otros términos de polaridad negativa (nada, nunca, nadie, de ningún modo), no coaparecen con no cuando se ubican en posición preverbal. En todas las expresiones de (44/45) el ni inicial no es un coordinante negativo, sino un adverbio escalar –que forma parte del adverbio focal ni siquiera–, que indica el grado más bajo de las expectativas (‘ni en la situación más adecuada haría eso’). Asimismo, en el caso de los operadores nominales ilustrado en (42a-43a), suponemos que hay una negación que tiende a quedar implícita, incorporada al propio SD, si bien puede llegar a explicitarse (cfr. Ni Magoya/Mongo/tu abuela lo va a hacer). Este ni, como el de las expresiones de (44-45), equivale a ni siquiera, que es un adverbio focalizador escalar que indica el grado más bajo de una cierta escala: de todos los individuos esperables, el menos esperable (Mongo, Magoya, tu abuela)WDPSRFRORKDUtD7DPELpQLQFRUSRUDHOVLJQLÀFDGRQHJDWLYRDXQTXH en este caso también frustrativo, -iola; por eso resulta incompatible por LJXDOFRQRWURVtQGLFHVGHSRODULGDGQHJDWLYD\FRQODDÀUPDFLyQHQIiWLFD (cfr. 42b-43b). 98 ฀ MARCAS DE MODALIDAD EPISTÉMICA EN EL REGISTRO COLOQUIAL ii. Por su parte, otro grupo de marcadores dentro de los que hemos caracterizado como de negación polémica admiten la coaparición con no, pero QRODDÀUPDFLyQHQIiWLFDFRPRLOXVWUDQORVFDVRVGH    0,1*$/$63(/27$6e67$ TXH 0DTXH QR Vt ORYR\DKDFHU A diferencia del caso anterior, la incompatibilidad entre estas expresiones y el sí es básicamente semántica: dado que estos marcadores niegan un enunciado (o una suposición) previo, sería contradictorio que apareciera ODDÀUPDFLyQHQIiWLFD$VtMinga que voy es equivalente a [Seguro que no] voy; Minga que no voy, a [Seguro que no] voy a dejar de ir, pero la otra combinación no tendría sentido (*[Seguro que no] sí voy). LLL$OJXQRVPDUFDGRUHVDGPLWHQWDQWRODQHJDFLyQFRPRODDÀUPDFLyQHQIiWLFD (47) a. Capaz (que) (sí/no) viene. b. Por ahí (sí/no) viene. c. Posta que (sí/no) viene. d. Clavado que (sí/no) viene. e. Re que (sí/no) viene. f. De una (que) (sí/no) viene. De (47) deducimos que las expresiones de duda y certeza “puras”, que QRSUHVXSRQHQQLQJXQDSRODULGDGQRHQWUDQHQQLQJ~QFRQÁLFWRIRUPDOQL semántico con las marcas de polaridad negativa o positiva. 3. Las proyecciones superiores de la oración A partir del recorrido que hemos hecho a lo largo de la sección precedente, notamos que los marcadores de modalidad pueden agruparse a partir del alcance que tengan sobre los sintagmas y/o la oración en su conjunto. De este modo, podemos distinguir operadores oracionales, operadores de polaridad negativa y operadores nominales. Los operadores oracionales (e.g., capaz, por ahí, posta, clavado, re, de una; minga, las pelotas, ma que) señalan probabilidad o certeza con alcance sobre toda la oración. En el caso de minga, las pelotas y ma queDJUHJDQXQVLJQLÀFDdo negativo a la certeza, ya que niegan un enunciado o una suposición previos. 3RUVXSDUWHORVRSHUDGRUHVGHVLJQLÀFDGRSXUDPHQWHQHJDWLYR e.g., ni ahí, ni por las tapas, ni en pedo, ni a palos, ni a ganchos) son índices de polaridad 99 ฀ ÁNGELA DI TULLIO - LAURA KORNFELD negativa (IPN); no tienen alcance modal sobre toda la oración (como minga 10 o las pelotas), sino que equivalen a de ningún modo (cfr. Bosque, 1994). Por último, los operadores nominales (por ejemplo, magoya, cadorna, mongo, montoto, tu abuela) ligan una posición sintáctica determinada (sujeto u objeto); tienen, además, una interpretación de polaridad negativa (=Ni Magoya va a ir). 3DUDUHÁHMDUHVDVGLVWLQFLRQHVHQXQDQiOLVLVVLQWiFWLFRGLIHUHQFLDGRHQ XQWUDEDMRDQWHULRU 'L7XOOLR .RUQIHOG KHPRVDFXGLGRDODSURSXHVta de Luigi Rizzi (1997) que analiza detalladamente el funcionamiento de las proyecciones superiores de la oración. Para ello, propone descomponer el Sintagma de Complementante propuesto en el modelo de Principios & 3DUiPHWURVFRQHOÀQGHGDUFXHQWDGHFRPSRUWDPLHQWRVJUDPDWLFDOPHQWH GLIHUHQFLDGRVHQWUHORVHOHPHQWRVTXHVHVLW~DQSRUHQFLPDGHODÁH[LyQ verbal. Así, Rizzi distingue, como proyecciones superiores de la oración, el Sintagma de Fuerza (que se vincula directamente con el tipo semántico/ pragmático de la oración: interrogativa, imperativa, asertiva, etc. y que alberga tanto los subordinantes como las frases interrogativas), el Sintagma de Tópico (donde se mueven las frases topicalizadas) y el Sintagma de Foco (donde se mueven los elementos focalizados, incluyendo a los sujetos cuando ascienden desde el Sintagma de Tiempo). La propuesta de estas WUHVSUR\HFFLRQHVGLIHUHQWHVHVWiMXVWLÀFDGDHQHORUGHQDPLHQWRWtSLFRGH las frases dentro de la oración, así como a sus propiedades gramaticales y HQWRQDWLYDV$HOODVSXHGHVXPDUVHHO6LQWDJPDGH3RODULGDG ƴRVLQWDJPD de sigma), propuesto por Itziar Laka en su tesis de 1990 para albergar los ítems ligados con la polaridad negativa y positiva, si bien en la propuesta 11 de Rizzi no se lo menciona. A partir de este panorama, relacionamos los marcadores de modalidad analizados en este trabajo con cuatro posiciones sintácticas diferenciadas. En el caso de los operadores de modalidad que aportan valores de duda o 12 certeza (capaz, por ahí, posta, clavado, de una, re), se ubican en la posición GHHVSHFLÀFDGRUGHO6LQWDJPDGH)XHU]DSUR\HFFLyQTXHGHDFXHUGRFRQHO 10. Serían similares, sólo que con interpretación equivalente a nunca, expresiones como el año del pedo o el año del arquero. 3RUODSRVLFLyQVXJHULGDSRU/DNDSDUDHOƴHQHOPDUFRGH3ULQFLSLRV 3DUiPHWURV y su particular relación con la modalidad, consideramos que, al menos en español, correspondería a la capa del Complementante, y no a la de la Flexión. 12. En el caso de reVXSRQHPRVTXHVHWUDWDGHO~QLFRFDVRHQTXHHOPRGLÀFDGRUGH modalidad tiene como sitio alternativo en la oración la adjunción al verbo, en pares de oraciones como (31a-b), repetidos en (i). (i) a. Re que Juan llega a terminar el trabajo. b. Juan re llega a terminar el trabajo. 100 ฀ MARCAS DE MODALIDAD EPISTÉMICA EN EL REGISTRO COLOQUIAL planteo de Rizzi, además de determinar el tipo semántico de la cláusula, aloja a los complementantes que y si. Ello explica la total incompatibilidad de las expresiones de duda o certeza con contextos oracionales interrogativos o imperativos (ver ejemplos de 33-34). Por su parte, las pelotas y minga, que tienen una pronunciación equivalente a la de los focos contrastivos, se alojan en la posición de HVSHFLÀFDGRU GHO 6LQWDJPD GH )RFR DXQTXH SXHGDQ DVFHQGHU WDPELpQ KDVWDODSRVLFLyQGHHVSHFLÀFDGRUGHO6LQWDJPDGH)XHU]D%iVLFDPHQWH suponemos que eso es lo que sucede cuando aparecen seguidos de que, de modo análogo a lo que sucede con algunos adverbios interrogativos cuando aparecen antes de que (i.e., ¿Cómo que no viniste?), de acuerdo con la explicación propuesta por Rizzi (1997). En ese caso, como ya hemos visto, el alcance es equivalente al de los operadores de duda y certeza: también las pelotas y minga son incompatibles con la interrogación, las órdenes o la subordinación. Si bien la pronunciación contrastiva no es tan marcada, consideramos que también otra que y ma que se ubican en ODSRVLFLyQVLQWiFWLFDGHHVSHFLÀFDGRUHVGHO6LQWDJPDGH)XHU]DGDGD la aparición del que. En cambio, los operadores nominales con valor negativo enfático (magoya, cadorna, mongo, montoto, tu abuela), quedarían en la posición GHHVSHFLÀFDGRUGH6LQWDJPDGH)RFR9DULRVDUJXPHQWRVMXVWLÀFDQHVWH análisis: por un lado, la misma pronunciación, frecuentemente focalizada, GHHVWDVH[SUHVLRQHV3RURWURODGRHOVLJQLÀFDGRIRFDOGH¶ni siquiera montoto/tu abuela/magoya’ es también consistente con este análisis. Además, estos operadores, como ya hemos señalado, no admiten la aparición del que (ligado con el Sintagma de Fuerza) ni pueden aparecer como respuesta a una pregunta total (ver ejemplos de 24). Por último, son totalmente incompatibles con material tónico entre el elemento y el verbo, como se muestra en el contraste de (48): la agramaticalidad de (48b) se explica porque mañana debería ubicarse en la posición de Sintagma de Tópico, más alta que la asignada a magoya: (48) a. MAGOYA te va a comprar un auto mañana. b. * MAGOYA mañana te va a comprar un auto (vs. Juan mañana te va a comprar un auto). )LQDOPHQWHHQHOFDVRGHORVHOHPHQWRVFRQVLJQLÀFDGRQHJDWLYRHQIiWLFR (ni ahí, ni por las tapas, ni en pedo, ni a palos, ni a ganchos), asumimos, FRPR/DND  \%RVTXH  TXHVHXELFDQFRPRHVSHFLÀFDGRUHVGHO Sintagma de Polaridad, sea en la sintaxis explícita (cuando aparecen sin 101 ฀ ÁNGELA DI TULLIO - LAURA KORNFELD 13 no, en posición preverbal), sea en la Forma Lógica (cuando comparecen con no, en posición posverbal), al igual que las expresiones equivalentes más estándares como de ningún modo o en ningún caso. 4. Conclusiones El recorrido seguido en este trabajo nos ha permitido distinguir tipos diferentes de marcadores modales, no sólo por sus características semánticas sino también por su comportamiento sintáctico, dependiente de diversas categorías funcionales. Como se ha demostrado, estos elementos no surgen in situ, sino que ascienden a partir de niveles más bajos de la oración: adjuntos en el predicado (por ahí), predicativos en oraciones copulativas (capaz), o variables libres de sujetos negados (magoya, mongo, montoto). El ascenso a las proyecciones oracionales LPSOLFDHQODPD\RUtDGHORVFDVRVXQDSpUGLGDGHVXVLJQLÀFDGRLQKHUHQWH\ODFRQVLJXLHQWHLQFRUSRUDFLyQGHXQVLJQLÀFDGRPiVDEVWUDFWR de carácter oracional. En relación con los procesos de formación, el análisis de estas expresiones, propias de la lengua coloquial rioplatense, ha mostrado diversos casos: desde el préstamo de otra lengua, pasando por la creación léxica, hasta la gramaticalización, es decir, la transformación de una frase VLQWiFWLFD HQ XQD H[SUHVLyQ IRVLOL]DGD FRQ VLJQLÀFDGR PRGDO &RPR aporte particular de este capítulo a la discusión abierta en el libro, reVXOWDHVSHFLDOPHQWHVLJQLÀFDWLYDODSRVLELOLGDGGHTXHORVPDUFDGRUHV de modalidad surjan de préstamos de ítems funcionales en lenguas en contacto, lo cual supone expandir el inventario de los rasgos formales de la lengua en relación con las categorías funcionales. Así, por ejemplo, el VLJQLÀFDGRGHotra que no encuentra un equivalente inmediato en otras variedades del español. Procesos paralelos a los aquí estudiados ocurre en el español en contacto con las lenguas indígenas, en el que Avellana .RUQIHOG  SURSRQHQTXHVHSURGXFHXQHQULTXHFLPLHQWRVLJQLÀcativo de los rasgos formales disponibles en la gramática. Aunque sólo algunas de las expresiones analizadas se han incorporado al estándar rioplatense (por ahí, otra que e incluso capaz), merece destacarse que los operadores modales del español estándar se han formado a través de los mismos procesos, como se advierte en la gramaticalización de tal vez 8QDQiOLVLVVLPLODUKDEUtDTXHSRVWXODUSDUDHOVXÀMR²iola, aunque, en este caso, SXHGHVXSRQHUVHTXHDVFLHQGHGH7ƒDƴƒ cfr. Bosque, 1994, para un movimiento similar). 102 ฀ MARCAS DE MODALIDAD EPISTÉMICA EN EL REGISTRO COLOQUIAL o en los préstamos del italiano quizás (chi sa, ‘quién sabe’) o del árabe ojalá (‘Dios lo quiera’). Este paralelismo puede ser útil para ilustrar el carácter particularmente dinámico de las zonas de la gramática en las TXHVHSRQHGHPDQLÀHVWRODH[SUHVLYLGDGGHOKDEODQWHFRPRODPRGDOLGDGRODFXDQWLÀFDFLyQ 103 ฀