Fraidy Alonso Alzate Pamplona
ISBN: 978-958-8474-91-5
Decisiones económicas en los cambios
hormonales de la mujer
COLECCIÓN SEÑALES
Decisiones económicas
en los cambios hormonales
de la mujer
Fraidy Alonso Alzate Pamplona
2020
Alzate Pamplona, Fraidy Alonso
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer / Fraidy Alonso Alzate
Pamplona. – Medellín: Editorial Bonaventuriana, 2020
172 p. (Colección Señales) Incluye referencias bibliográficas
ISBN:
Impreso: 978-958-8474-90-8
Electrónico: 978-958-8474-91-5
1. Toma de decisiones 2. Aversión al riesgo 3. Teoría de los juegos 4. Ciclo menstrual 5. Hormonas
sexuales 6. Estrógenos 7. Progesterona
155.333 (CDD 23)
A478
Editorial Bonaventuriana, 2020
© Universidad de San Buenaventura
Colección Señales
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
© Autor:
Fraidy Alonso Alzate Pamplona
Grupo de investigación: Salud Comportamental y Organizacional
Facultad de Psicología. Universidad de San Buenaventura Medellín
Universidad de San Buenaventura
© Editorial Bonaventuriana, 2020
Universidad de San Buenaventura Cali
Coordinación Editorial Cali
Carrera 122 # 6-65, La Umbría, Carretera a Pance
PBX: 572) 488 22 22
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Corrección de estilo: Ezequiel Quintero Gallego
Diseño y diagramación: Carlos Cárdenas
Diseño de portada: Yohan Gallego
Ilustración de contenidos: María Gretel Álvarez Giraldo
Libro de investigación con código de proyecto 449011-19.02-009, radicado en la Dirección de Investigaciones
y Posgrados, Universidad de San Buenaventura Medellín. La publicación siguió las políticas de la Editorial
Bonaventuriana, contó con la evaluación de pares externos (Ph.D) y aprobación del Comité Editorial.
Las opiniones, originales y citaciones son responsabilidad del autor. La Universidad de San Buenaventura
salva cualquier obligación derivada del libro que se publica, por lo tanto, ella recaerá única y exclusivamente
sobre el autor y no compromete el pensamiento y la filosofía de la Universidad.
Los contenidos de esta publicación se encuentran protegidos por las normas de derechos de autor. Prohibida
la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, sin permiso escrito de la Editorial Bonaventuriana.
ISBN impreso: 978-958-8474-90-8
ISBN electrónico: 978-958-8474-91-5
Impresión: 150 ejemplares
Cumplido el Depósito Legal (Ley 44 de 1993, Decreto 460 de 1995 y Decreto 358 de 2000).
Febrero de 2020
Dedicatoria
A mi familia
su acompañamiento y apoyo constante han sido mi motivación.
A la mujer
quien me inspira a comprender la complejidad de su mundo,
quien al final me regresa una respuesta, quizá vacía, pues
termino dando vueltas sobre un círculo, pretendiendo que el
lenguaje de la ciencia me permite develar su misterio, cuando
las palabras son solo sombras de aquello que deseamos atrapar.
Ingenuos queremos dar razones con hallazgos; fotografías
fragmentadas, pixeladas, en falta. Cuán dichosos seríamos con
la imagen perfecta: eso buscamos; pero al final nos daríamos
cuenta que solo es imagen: y el misterio va más allá de la
petrificación de su esencia, se pierde en sí mismo, promete
posibilidad, pero al intentarlo se desvanece.
Solo nos queda contemplar, y por qué no, seguirlo
intentando.
Agradecimientos
Al profesor Johny Villada, quien me orientó prudentemente
para que esta investigación lograra su cometido. A mi amigo
Saúl Noreña, quien con su ayuda abnegada permitió que este
trabajo cumpliera sus objetivos. Al doctor Jorge Mauricio
Cuartas Árias, quien estuvo presente en la investigación y me
brindó las herramientas necesarias para ser crítico y construir
sólidamente este proyecto; al doctor Andrés Felipe López
López, por sus observaciones y lectura crítica; a la doctora
Lucila Cárdenas Niño y al profesor Juan Pablo Sánchez
por su asesoría y orientación en los análisis estadísticos; y
a todos aquellos profesores que estuvieron presentes y me
enriquecieron con sus comentarios para hacer de este trabajo
algo serio y maduro.
13
Contenido
Sobre el autor ................................................................................................................19
Resumen .......................................................................................................................21
Presentación..................................................................................................................23
Prólogo ..........................................................................................................................25
Prefacio .........................................................................................................................29
Introducción .................................................................................................................31
CAPÍTULO 1
Decisiones económicas y cambios hormonales, ¿un problema por resolver? ........35
El consumo femenino ..............................................................................................37
Hormonas y preferencias de la mujer ......................................................................38
Decisiones económicas ............................................................................................39
Cambios hormonales y decisiones económicas .......................................................40
Justificación, pregunta y objetivos del estudio ........................................................42
Cierre de capítulo ....................................................................................................44
CAPÍTULO 2
Decisiones económicas y cambios hormonales: recorrido y estado actual de la
literatura .......................................................................................................................47
Preferencias sexuales, ¿un asunto hormonal? .........................................................50
De la hormona al consumo femenino .....................................................................52
Decisiones económicas en los cambios hormonales ...............................................58
Cierre de capítulo ....................................................................................................65
CAPÍTULO 3
Decisiones económicas y cambios hormonales: revisión de conceptos .................67
La toma de decisiones .............................................................................................69
14
Contenido
El riesgo....................................................................................................................74
El riesgo y los incentivos..........................................................................................75
El riesgo y la toma de decisiones .............................................................................77
Las fases del ciclo menstrual ...................................................................................80
Las hormonas en las fases del ciclo menstrual ........................................................81
Cierre de capítulo ....................................................................................................84
CAPÍTULO 4
Decisiones económicas y cambios hormonales: diseño metodológico ...................85
Tipo, alcance y diseño de la investigación ..............................................................87
Población: muestreo y muestra................................................................................87
Criterios de inclusión y exclusión............................................................................87
Variables del estudio ................................................................................................88
Instrumentos para la recolección de información...................................................88
- Encuesta ................................................................................................................88
- Cuestionario sobre el ciclo menstrual ...................................................................89
- Juego del ultimátum ..............................................................................................89
- Juego de loterías de Holt y Laury ..........................................................................89
Respuestas lógicas en el juego de loterías ...................................................................91
Niveles de aversión al riesgo .....................................................................................93
Procedimiento de recolección de la información ...................................................94
Consideraciones éticas ............................................................................................96
Consentimiento informado .....................................................................................96
Análisis de datos ......................................................................................................96
Cierre de capítulo ....................................................................................................97
CAPÍTULO 5
Decisiones económicas y cambios hormonales: nuevos hallazgos .........................99
Sociodemográficos .................................................................................................101
Fases del ciclo menstrual .......................................................................................102
Decisiones económicas ..........................................................................................102
- Aversión al riesgo ................................................................................................102
Prueba de hipótesis................................................................................................103
Proporción de opciones seguras ..............................................................................104
- Decisión social ....................................................................................................104
Descriptivos de la muestra ....................................................................................104
Prueba de hipótesis de normalidad.........................................................................105
Prueba de hipótesis para estadístico U de Mann-Whitney ......................................105
CAPÍTULO 6
Decisiones económicas y cambios hormonales: discusión de resultados ............109
Decisiones económicas bajo riesgo........................................................................112
- Inconsistencia en la decisión ..............................................................................119
- El papel de los incentivos en la toma de decisiones ...........................................123
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
15
Decisiones económicas en contexto social ...........................................................125
Decisiones económicas bajo incertidumbre ..........................................................128
CAPÍTULO 7
Conclusiones, limitaciones y recomendaciones .....................................................133
Conclusiones .........................................................................................................135
Limitaciones de la investigación ...........................................................................137
Limitaciones de estudios anteriores ......................................................................138
Recomendaciones..................................................................................................138
Referencias.................................................................................................................141
Anexos ........................................................................................................................155
Anexo 1. Encuesta ...............................................................................................157
Anexo 2. Cuestionario sobre el ciclo menstrual .................................................160
Anexo 3. Consentimiento informado..................................................................163
Anexo 4. Instrucciones generales: juegos de decisiones económicas .................167
Anexo 5. Instrucciones: juego del ultimátum .....................................................167
Anexo 6. Instrucciones: juego de loterías ...........................................................167
Anexo 7. Cierre de participación final en la investigación .................................171
16
Contenido
LISTA DE TABLAS
Tabla 1.
Tabla 2.
Tabla 3.
Tabla 4.
Tabla 5.
Tabla 6.
Tabla 7.
Tabla 8.
Tabla 9.
Tabla 10.
Tabla 11.
Tabla 12.
Tabla 13.
Tabla 14.
Elección de carro ...................................................................................55
Elección de anillo...................................................................................55
Elección de casa .....................................................................................56
Elección de cena ....................................................................................56
Variables del estudio ..............................................................................88
Juego de loterías de Holt y Laury ..........................................................90
Niveles de aversión al riesgo..................................................................93
Resultados sociodemográficos. ............................................................101
Respuestas consistentes e inconsistentes. ...........................................102
Aversión al riesgo * Fase del ciclo menstrual. .....................................103
Resultados Chi-cuadrado. ...................................................................103
Ganancias respondedor por fases del ciclo. .........................................104
Pruebas de normalidad Shapiro-Wilk..................................................105
Estadísticos de la prueba U de Mann-Whitney. ..................................106
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
17
LISTA DE FIGURAS
Figura 1.
Figura 2.
Figura 3.
Figura 4.
Figura 5.
Figura 6.
Figura 7.
Figura 8.
Figura 9.
Figura 10.
Figura 11.
Figura 12.
Figura 13.
Figura 14.
Figura 15.
Figura 16.
Figura 17.
Figura 18.
Figura 19.
Figura 20.
Figura 21.
Figura 22.
Figura 23.
Figura 24.
Figura 25.
Figura 26.
Estructura del libro. ...............................................................................30
Concentración de hormonas ováricas. ..................................................32
Decisión de riesgo y decisión social. ......................................................33
Pregunta y objetivos de la investigación. ..............................................44
Problema de investigación. ....................................................................45
Decisiones en los cambios hormonales. ................................................50
Preferencias sexuales en la fase ovulatoria. ...........................................52
Preferencias de consumo en la fase ovulatoria. .....................................58
Decisiones económicas bajo riesgo y en contexto social
en los cambios hormonales. ...................................................................64
Decisiones económicas, de consumo y de pareja
en la fase ovulatoria. ..............................................................................66
Surgimiento y desarrollo del concepto: toma de decisiones. ................74
Ejemplo 1: teoría de la perspectiva de Kahneman y Tversky................78
Ejemplo 2: teoría de la perspectiva de Kahneman y Tversky................79
Ejemplo 3: aversión al riesgo. ................................................................80
Ilustración de un ejemplo del software UltiGamePc
de Hevia-Orozco et al. (2014) con breves adaptaciones. .....................89
Juego de loterías de Holt y Laury (2002)
aplicado en la investigación...................................................................91
Juego de loterías: respuestas lógicas. .....................................................92
Juego de loterías: respuestas ilógicas. ....................................................92
Neutralidad en la aversión al riesgo. .....................................................93
Diseño metodológico aplicado a la investigación. ................................98
Fases del ciclo menstrual. ....................................................................102
Proporción de opciones seguras en las fases del ciclo menstrual. .......104
Descripción de plots: ganancias con estímulo simétrico. ....................107
Descripción de plots: ganancias con estímulo asimétrico. ..................107
Aversión al riesgo sin importancia de las fases del ciclo menstrual. ...112
Algunos ejemplos de opciones consistentes e inconsistentes. ............120
18
Contenido
Figura 27.
Figura 28.
Figura 29.
Figura 30.
Figura 31.
Figura 32.
Aversión al riesgo: inconsistencia en la decisión. ...............................120
Ejemplo de una respuesta inconsistente..............................................122
Presentación: juego de loterías. ...........................................................167
Ejemplo: elección de lotería. ...............................................................168
Diez decisiones, diez elecciones. ..........................................................168
Ejemplo de elección de la fila 9 para el pago.......................................169
19
Sobre el autor
Fraidy Alonso Alzate Pamplona. Magíster en Psicología, Especialista en Edición de
Publicaciones y Psicólogo de la Universidad de Antioquia. En el año 2000 termina
su educación media y en 2002 finaliza su técnica en Sistematización de datos. En
el 2004 ingresa al Seminario Diocesano Nuestra Señora (Marinilla, Antioquia) y
termina su formación filosófica en el 2006. Al siguiente año inicia su formación
teológica en el Seminario Nacional Cristo Sacerdote (La Ceja, Antioquia), año
en el cual hace su retiro. En el 2008 inicia su formación profesional en Psicología
en la Universidad de Antioquia, durante toda su carrera fue becado por dicha
institución. En el año 2016 realiza su Especialización en Edición de Publicaciones
en la Universidad de Antioquia; su trabajo monográfico estuvo centrado en la
estructura retórica de los libros de investigación. Ese mismo año recibe una beca
por la Universidad de Antioquia para iniciar su Maestría en Psicología: su trabajo
de investigación se centró en las decisiones económicas de la mujer.
Su ejercicio profesional se ha desarrollado alrededor de la edición científica.
Entre los años 2010 y 2012 fue Asistente Editorial de la revista International
Journal of Psychological Research; en el año 2013 pasó a ser asistente de la Editorial
Bonaventuriana, Universidad de San Buenaventura Medellín; y desde el año 2014
a la fecha se ha desempeñado como Coordinador Editorial de esta Universidad.
Sus funciones como editor han girado en torno a la publicación de libros de investigación y libros académicos, asesoría a investigadores y docentes en publicación
de libros y artículos científicos y acompañamiento a los procesos de publicación de
las revistas especializadas de la Universidad: International Journal of Psychological
Research, El Ágora USB e Ingenierías USBMed. Gracias a los esfuerzos y gestión
20
Sobre el autor
del equipo editorial, actualmente la Editorial Bonaventuriana se encuentra indexada en el Book Citación Index del Web of Science (Clarivate Analytics) y la
revista International Journal of Psychological Research se encuentra indexada en el
Social Sciences Citation Index de Web of Science (Clarivate Analytics) y Scopus
(Elsevier). Su correo institucional y personal son:
[email protected].
co
[email protected]
21
Resumen
La investigación que presenta el siguiente libro tuvo como objetivo analizar
las diferencias entre las decisiones económicas bajo riesgo y en contexto social
durante las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual. El enfoque utilizado fue
el empírico analítico, con alcance comparativo, diseño no experimental y de tipo
transversal. El muestreo fue probabilístico, con una muestra de 100 mujeres de la
Universidad de Antioquia entre los 18 y 24 años, con ciclos menstruales regulares
y sin uso de métodos anticonceptivos hormonales. Los instrumentos utilizados
fueron: encuesta sociodemográfica, cuestionario sobre el ciclo menstrual, Juego
de loterías de Holt y Laury y el Juego del ultimátum. Entre los resultados se encontró que las mujeres presentaban aversión al riesgo sin importancia de la fase
del ciclo menstrual, y en las decisiones económicas sociales, no hubo diferencias
significativas entre los grupos. La investigación permitió concluir que no hubo
diferencias en la toma de decisiones entre los grupos de la fase ovulatoria y la fase
lútea. La discusión de los resultados se desarrolla a la luz de la teoría evolutiva
y la teoría económica.
Palabras clave: toma de decisiones, aversión al riesgo, teoría de los juegos,
ciclo menstrual, hormonas sexuales, estrógenos, progesterona.
23
Presentación
Cuando Daniel Kahneman ganó en el año 2002 el Premio en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, debido a décadas de trabajo y aportes en
torno a la toma de decisiones, daba la sensación de que la disciplina psicológica
estaba frente a un tema novedoso y con pocos protagonistas; pero nada más
lejos de la realidad. Los trabajos que intentan dar cuenta del proceso decisorio
humano se remontan a cientos de años atrás, reuniendo a su alrededor esfuerzos
disciplinares, teóricos y metodológicos que tratan de develar los principios que
subyacen a este proceso, que por cotidiano pareciera simple, mas la investigación
lo muestra como bastante complejo.
Dentro de las variables que intervienen en el proceso decisorio, el género ha
venido ganando un lugar importante. Tanto por condiciones biológicas como
culturales, hombres y mujeres siguen procesos comunes y también distintivos
a la hora de tomar alguna decisión, siendo las económicas las que cuentan con
más respaldo empírico y las que generan un álgido debate teórico.
El presente libro enfrenta con juicio y rigor el problema de la toma de decisiones en las mujeres teniendo en cuenta una perspectiva psicobiológica. Retoma
con claridad la tradición que vincula el sistema endocrino y las hormonas con
el comportamiento complejo, desarrollando, con una metodología pertinente
y un análisis de datos riguroso, una apuesta por la comprensión de variables
mediadoras en el cotidiano acto de decidir.
Su gestación se hizo en el marco de la línea “Evolución y Cognición” de la
Maestría en Psicología de la Universidad de Antioquia. Línea que, desde hace
24
Presentación
más de 10 de años, viene desarrollando investigaciones alrededor de procesos
psicológicos básicos y superiores, desde una perspectiva evolutiva en términos
filogenéticos y ontogenéticos. Es por ello que su estructura de capítulos retoma
los elementos básicos de un trabajo de investigación.
En el capítulo 1 el lector encontrará la delimitación del problema de investigación, para ello se retoman datos recientes y pertinentes respecto al consumo
y las decisiones económicas por parte de las mujeres, mostrando la relevancia y
la importancia de conocer aspectos particulares del proceso en ellas. También se
presenta de manera inicial la perspectiva hormonal que desarrollará el estudio.
El capítulo 2 muestra de forma sistemática los antecedentes de investigación,
enfatizando en los acuerdos y desacuerdos que mantiene la comunidad académica
alrededor de la relación entre ciclos hormonales y la toma de decisiones en las
mujeres. El capítulo 3 corresponde al marco teórico que se tuvo en cuenta en la
investigación, definiendo conceptos claves y siendo revisados de forma crítica. El
capítulo 4 presenta el diseño metodológico que se usó para responder las preguntas de investigación, sobresalen en este la población con la que se trabajó y los
instrumentos que respondieron para dar cuenta de los objetivos. Es de recalcar
que los instrumentos utilizados tienen una amplia tradición que fortalecen el
análisis de los resultados y la presentación computarizada de los mismos, disminuyendo el sesgo del evaluador, altamente criticado en la investigación empírica.
También están presentes las consideraciones éticas de la investigación. El capítulo
5 contiene los resultados del estudio, mostrando hallazgos novedosos que en el
capítulo 6 son analizados y puestos en discusión con los antecedentes, planteando
además los límites del trabajo y sus posibles perspectivas.
El lector tiene en sus manos el resultado de un trabajo serio realizado por el
autor, quien durante todo el proceso estuvo ocupado en desarrollar un producto
de alta calidad, que de hecho, fue distinguido como meritorio por los jurados que
lo revisaron, reconociendo los aportes al campo y la claridad del producto. Solo
le queda adentrarse en su lectura y disfrutar de sus apartados.
Johny Villada Zapata
Coordinador Maestría en Psicología, Universidad de Antioquia
Medellín, septiembre de 2019
25
Prólogo
Sobre algunos principios de investigación
Gottfried Leibniz ha enseñado que son infinitas las definiciones que se pueden
dar de un ser, pues uno solo es un microuniverso que va expresando al macrouniverso. Desde el punto de vista práctico y ético, Herder y Goethe afirmaron el
ideal según el cual cada hombre debería conducir su vida por el esfuerzo hacia
la perfección, que se expresaría en que en verdad el hombre sea un microcosmos,
imagen y reflejo de la armonía del macrocosmos. La unión de ambas ideas, la de
Leibniz y la de Herder y Goethe —de hecho, la de Herder y Goethe está presente también en la obra de Leibniz—, exige al conocimiento a tal punto que
la tarea se convierte en hacer recíproca la armonía preestablecida del universo
con la armonía preestablecida del conocimiento, que ambas sean armonías
correlacionadas. Parte por parte, punto por punto, totalidades con totalidades,
comprendidas y descritas, es el sueño de los espíritus más científicos y artísticos
en la historia humana. Esta complejidad puede ser una de las motivaciones más
ocultas de los hombres cuando se dedican a la investigación.
Si la honestidad científica acompaña al investigador, puede afirmarse que
su motivo epistemológico es alcanzar a dar al menos una de esas definiciones
infinitas; en otros esfuerzos la esperanza consiste en descubrir principios y no
solamente en descubrir definiciones para un campo acotado de realidad.
No es trivial que para alcanzar al menos una de esas definiciones el investigador tenga que invertir mucho tiempo. La investigación y el pensamiento exigen
26
Prólogo
tiempo, el que puede demorarse la observación y el análisis del fenómeno. Más
es demandado y gastado de la vida del investigador entre más compleja sea la
realidad, el hecho o el fenómeno en tema.
Mejor que comprender a la Economía como una ciencia que trata de la producción y distribución de los bienes y servicios, la Economía es la ciencia de las
decisiones de los seres humanos, dirigidas al aseguramiento de la supervivencia;
más todavía cuando hoy por hoy existen evidentes manifestaciones del agotamiento de la naturaleza, dada nuestra histórica falta de reflexión en el uso de
los recursos. Mejor que decir de la Psicología que es la ciencia de la conducta
humana, la Psicología es la ciencia de los fenómenos psíquicos con sus leyes y consecuencias, y su radical diferencia con respecto a los fenómenos físicos, aunque,
paradojalmente, los fenómenos físicos sean materia prima de lo experimentado
en las vivencias propiamente psíquicas. Mejor que afirmar de las ciencias sociales
y humanas ser los saberes sobre la sociedad y el comportamiento humano, las
ciencias sociales y humanas consisten en un viaje hacia la noche del misterio
que la humanidad encierra y no parece dejar escapar.
El trabajo que prologo quiere ser una descripción de la relación que se establece
entre los cambios hormonales de la mujer y las decisiones económicas, en otras
palabras, quiere ser una contribución a la comprensión de la correlación fuerte
o débil entre variaciones biológicas y orgánicas propias del sistema de la mujer
y su irradiación en las preferencias y las acciones dirigidas a la vida económica.
En dicha correlación fuerte o débil la investigación encuentra sus conclusiones.
Tal cosa la lleva a cabo el autor con la siguiente combinación de instrumentos:
la observación empírica analítica, extendida a la comparación de fenómenos y
contextos, sobre la base de una revisión temática.
Desde el siglo XIX y los nuevos padres de la Psicología como John Stuart Mill,
Wilheln Wundt, Franz Brentano o Carl Stumpf —y digo nuevos pues mucho
antes estuvieron Platón y Aristóteles, por ejemplo— la Psicología ha pendulado
entre una praxis más experimental o más teorética; esto es, se ha concebido a
sí misma, desde de sus practicantes, como más cerca de las ciencias naturales o
más cerca de las ciencias sociales y humanas. Cuando no es que algunos intentan
hacer Psicología desde una versión intermedia que reúna ambos polos.
Este trabajo no opta por una investigación intermedia, sino que pendula
entre la izquierda naturalista y la derecha social y humana; lo que no significa
que en algunos momentos no lleve a cabo tal perspectiva intermedia, pues para
pendular de izquierda a derecha, o de derecha a izquierda, hay que pasar por el
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
27
centro. Empero, dada la naturaleza del tema, hay una demora mayor en el lado
izquierdo de la investigación psicológica. Aunque el mismo autor afirme de su
trabajo no haberlo hecho con diseño experimental, sus descripciones parten de
hechos biológicos para llegar a conclusiones psicológicas, y desde estas regresa a
hechos biológicos. Esta actividad puede nombrarse como fluctuación estructural.
La misma que en este trabajo es intencional.
No deseo anticipar mucho del contenido de esta obra, para ello necesitaría el
espacio editorial de algo así como un Estudio introductorio, solo quiero abrirla.
Para terminar de hacerlo diré que leer una investigación no debería ser pasar los
ojos de la carne y de la mente por la naturaleza muerta de las letras, las palabras
y las líneas. Leer una investigación debería ser, ante todo, observar el esfuerzo
del hombre por hacer retroceder las fronteras de lo comprendido. De este modo
se entendería mejor el resultado, porque iríamos parte a parte de la mano del
autor observando lo que él se encargó de observar; por supuesto, ni que decir
tiene, cuando la investigación se hace animada por amor a la humanidad, no
digo amor al saber, pues el amor al saber es en sí mismo amor a la humanidad,
en tanto que es ella quien goza el conocimiento.
Andrés Felipe López López, Ph.D.
Medellín, septiembre de 2019
29
Prefacio
Estimado lector, el libro que está leyendo es el resultado de una investigación
realizada en el marco de la cuarta cohorte de la Maestría en Psicología de la
Universidad de Antioquia. El proyecto “Decisiones económicas durante las fases
ovulatoria y lútea del ciclo menstrual”, del cual derivó esta obra, fue registrado
con código 449011-19.02-009 ante la Dirección de Investigaciones y Posgrados
de la Universidad de San Buenaventura Medellín, y se articula al Grupo de investigación “Salud Comportamental y Organizacional” en la línea “Salud y trabajo”.
El grupo de investigación “Salud Comportamental y Organizacional” pertenece a
la Facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura Medellín, está
registrado en Colciencias con el código COL0015965 y clasificado en categoría
“A1”. La investigación estuvo acompañada por los grupos de investigación: 1)
“Grupo de Investigación en Psicología Cognitiva”, de la Facultad de Ciencias
Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia, registrado en Colciencias
con el código COL0011447 y clasificado en categoría “A1” y. 2) “Grupo Reproducción”, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, registrado
en Colciencias con el código COL0007631 y clasificado en categoría “A1”. La
investigación fue aprobada por el Comité de Bioética de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Antioquia, Acta No. 002 del 09 de noviembre de 2017.
De manera general, el libro está dirigido a: investigadores, profesores, estudiantes de pregrado y posgrado de las Ciencias Sociales y las Humanidades, interesados en conocer sobre las decisiones económicas de la mujer en los cambios
hormonales. De manera específica, el libro está dirigido a la mujer, para que tenga
a disposición información actual de este tipo de estudios. Disciplinarmente, el
30
Prefacio
libro está pensado desde la Psicología con la participación interdisciplinar de la
biología y la economía.
El propósito de este libro es hacer difusión del conocimiento, dar a conocer
los resultados del estudio, dejar la investigación al alcance de todas aquellas
personas que estén interesadas en conocerla y seguirla problematizando. En
ningún momento intenta abrir una discusión en torno a asuntos de género; no
pretende mostrar resultados definitivos al tema que se desarrolla, sino seguir
aportando datos a la discusión. Tampoco busca hacer aportes a la biología o a
la economía, sino que se sirve de estas disciplinas para integrar conceptos, abrir
líneas de discusión y acercarse a fenómenos del comportamiento que solo sería
posible comprender con su participación. Los hechos y comportamientos sociales requieren del diálogo de las áreas del conocimiento, intentar dar respuesta
a problemas sociales desde un solo lugar podría llevar al hombre a contemplar
sombras y no romper el velo que cubre lo real.
Para finalizar, la estructura del libro sigue el modelo de difusión científica,
desarrollado a través de capítulos, a saber: problema, estado del arte, marco
conceptual, metodología, resultados, discusión y conclusiones. Dicha secuencia
permite llevar al lector por un camino lógico y crítico que inicia con un problema
materializado en una pregunta y termina con unas conclusiones que dan cuenta
de los logros obtenidos y los retos futuros que se abren (ver Figura 1).
Figura 1.
Estructura del libro.
Capítulo 3
Revisión de conceptos
Capítulo 2
Recorrido y estado
actual de la literatura
Capítulo 1
¿Un problema
por resolver?
Capítulo 4
Diseño metodológico
Capítulo 5
Nuevos hallazgos
Capítulo 6
Discusión
de resultados
Capítulo 7
Conclusiones,
limitaciones y
recomendaciones
31
Introducción
Las hormonas y la toma de decisiones son los puntos de referencia sobre los
que gira la investigación que se presenta en este libro. Las hormonas cumplen
una función vital en el ser humano. El hipotálamo y la glándula pituitaria son
las encargadas de controlar y permitir la interacción entre el sistema nervioso y
endocrino. Las hormonas controlan el ambiente interno del cuerpo, la respiración,
la reproducción celular, los líquidos corporales y la secreción de otras hormonas;
regulan los ciclos reproductivos, así como el crecimiento y el desarrollo; además,
participan en el control de algunos patrones comportamentales (Rizzo, 2011),
tales como: la conducta parental y social, la agresividad, la territorialidad, la
ingesta, y las relaciones de pareja (Redolar & Tobeña, 2014); la posición desafiante y los comportamientos riesgosos (S. J. Stanton, 2017); el aprendizaje, la
memoria y la cognición espacial (A. A. Stanton, 2010).
La toma de decisiones también tiene un papel importante en el comportamiento humano. Desde que despertamos nos enfrentamos a elecciones que cubren
necesidades básicas como comer y beber, o de orden superior, como organizar la
presentación de un tema para el trabajo o estudio. Las decisiones comprenden
una serie de procesos de evaluación y ponderación de los costos y beneficios a
corto y largo plazo. Muchas de ellas se toman de una manera intuitiva o automática sin mayor desgaste ni control voluntario, mientras que otras consumen
mayor energía, pasan por un proceso racional de manera organizada, secuencial
y evaluando variables (Kahneman, 2011).
Ahora bien, hablar de hormonas y toma de decisiones resulta ser muy amplio,
por tal motivo solo nos enfocaremos en las decisiones económicas en los cambios
32
Introduccion
hormonales de la mujer. Respecto a las hormonas, nos centraremos en dos: los
estrógenos y la progesterona. Para dar cuenta de ellas, la investigación tomará
como referencia las fases del ciclo menstrual, especialmente, la fase ovulatoria
y la fase lútea. Aunque en ambas fases las hormonas están presentes, se diferencian en los niveles de concentración que alcanzan: cuando una de ellas está
en una concentración alta, la otra lo está en una concentración baja. En la fase
ovulatoria, por ejemplo, los niveles de concentración de estrógenos son más
elevados que los de progesterona; mientras en la fase lútea ocurre lo contrario,
los niveles de progesterona son más elevados que los estrógenos. La Figura 2 nos
da un ejemplo de ello:
Figura 2.
Concentración de hormonas ováricas.
Fases del
ciclo ovárico
Folicular
Ovulatoria
Estrógeno
Lútea
Progesterona
Concentración
hormonal
Respecto a las decisiones, de manera general y operativa, las entendemos como
el proceso de elegir una opción entre dos o más alternativas dadas. Las decisiones de riesgo son aquellas donde el resultado solo afecta a la persona que elige;
mientras que las decisiones sociales son aquellas donde el resultado afecta a un
tercero (a otra persona o personas). En la Figura 3 se puede apreciar un ejemplo
de este tipo de decisiones.
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
33
Figura 3.
Decisión de riesgo y decisión social.
Decisión de riesgo
Elige una opción y gana
dinero tirando el dado
Decisión social
“A” te entregamos $50.000 pesos. Debes
repartirlo con “B” como tú desees. Si “B”
acepta, cada una conserva su parte, sino,
ninguna recibe nada, ¿cuánto le darás?
Opción 1
Caras del dado 1 o 2
$50.000
Opción 2
Caras del dado 3, 4, 5 o 6
$10.000
A
B
Para desarrollar esta investigación, tal como se indicó en el prefacio, se ha
estructurado este libro en siete capítulos. En el primer capítulo se aborda el
problema, se justifica su importancia y se presenta la pregunta y objetivos de la
investigación. En el segundo capítulo se desarrollan los antecedentes, o estado
del arte, que permitirán un recorrido sobre el estado actual del tema. En el
tercer capítulo se construye el marco teórico que servirá de referencia para la
comprensión de los conceptos, su análisis y discusión de resultados. Los capítulos
cuatro y cinco presentan el diseño metodológico y los resultados. En el sexto
capítulo se discuten los resultados a la luz de trabajos anteriores. Por último, el
capítulo siete cierra con las conclusiones, limitaciones y recomendaciones de
este estudio. Bienvenido.
35
Decisiones económicas y cambios hormonales
1
¿Un problema
por resolver?
El consumo femenino
Hormonas y preferencias de la mujer
Decisiones económicas
Cambios hormonales y decisiones económicas
Justificación, pregunta y objetivos del estudio
Cierre de capítulo
El científico, por la propia naturaleza de su compromiso,
genera cada vez más preguntas, nunca menos
Gordon Allport
37
El consumo femenino
Las cifras reveladas por el Banco Mundial (2015) indican que las mujeres deciden aproximadamente el 70% de las compras a nivel mundial. Para Brennan
(2011), las mujeres se han convertido en los clientes potenciales del momento.
Según lo narra la autora en su libro Por qué ella compra, las mujeres hacen la
compra e influyen en el 80% de todas las ventas de productos de consumo en
los Estados Unidos. En este país, por ejemplo, las mujeres gastan más de 100.000
millones de dólares anuales en ropa de moda (Seckler, 2005, citado en Durante,
Griskevicius, Hill, Perilloux, & Li, 2011).
De acuerdo con Misiego y de la Morena (2016) las mujeres compran en la red
un 76% más que los hombres, son más usuarias de las redes sociales que ellos y
lideran las compras relacionadas con ropa, moda (accesorios, maquillaje, servicios
de belleza), decoración, alimentación, viajes y juguetes. En esta misma línea, el
portal de noticias chileno El Mercurio On-Line (EMOL) informa que el 83% de
las compras por internet hechas en Latinoamérica son influenciadas por la mujer.
Ellas compran de manera más variada que los hombres: ellos se enfocan más en
tecnología mientras que ellas se centran más en la salud, la belleza, la moda, los
accesorios y el hogar. El 80% de las compradoras en América Latina, a través
de internet, cuentan con estudios universitarios y se destacan en los siguientes
porcentajes y rangos de edad: 42% (25 – 34 años), 25% (35 – 44 años) y 15%
mayores de 45 años (EMOL, 2016).
Para Nielsen (2016), compañía de información y medición del consumidor, la
mujer colombiana consume un importante porcentaje de productos de salud y
38
¿Un problema por resolver?
belleza en comparación con los hombres, siendo más alto el consumo en la ciudad
de Medellín con un 30% más por trimestre que el promedio de los hogares en
el resto del país (7,2%). Lo anterior es apoyado por EMOL (2016) al referir que
las categorías que más compran las colombianas son salud y belleza.
Para Burton, Netemeyer y Lichtenstein (1995), la mujer ha mostrado más interés y preocupación por la belleza y la apariencia a través del vestido, el cuidado
por la piel y las restricciones alimentarias. Muchas de ellas gastan una cantidad
superior a sus ingresos en ropa, joyas y accesorios de moda (Kim & Kim, 2004),
pasan más tiempo en busca de cosméticos y afines (Seock & Bailey, 2008),
compran por estar a la moda (Mitchell & Walsh, 2004) y gastan mucho dinero
en artículos de lujo (Durante & Griskevicius, 2016).
Este tipo de consumo de productos puede obedecer a varios aspectos, por
ejemplo, las mujeres jóvenes y de clases socioeconómicas altas pasan más tiempo
de compras que las mujeres de más edad y de clases socioeconómicas bajas (Rich
& Jain, 1968), hay mayor expectativa y presión cultural por su apariencia que
por la de los hombres (Burton, Netemeyer & Lichtenstein, 1995), ir de compras
mejora el estado de ánimo (Kwon & Shim, 1999), compras impulsivas (Vohs
& Faber, 2007), o simplemente por pasar el tiempo (Mitchell & Walsh 2004;
Wheeler & Berger 2007). Ahora bien, estudios recientes indican que la biología
juega un papel importante en las decisiones de consumo de la mujer (Durante et
al., 2011). Parece ser que los cambios hormonales experimentados por la mujer
a lo largo de las fases del ciclo menstrual influyen en sus decisiones (Durante et.
al., 2008, 2011, 2014). Veamos.
Hormonas y preferencias de la mujer
Las hormonas femeninas que participan a lo largo de las fases del ciclo menstrual (de manera más específica: los estrógenos y la progesterona) se han relacionado con las preferencias sexuales. De acuerdo con Gangestad y Thornhill
(2008), los cambios hormonales experimentados en el ciclo menstrual son una
adaptación o estrategia evolutiva. A esta adaptación la han llamado: “hipótesis
del ciclo ovulatorio”, la cual refiere que la selección natural pudo haber formado
aspectos psicológicos en la mujer que estarían presentes en un periodo de tiempo muy corto del ciclo menstrual, cuando la concepción es posible (Gangestad
& Thornhill, 1998, 2008). En este sentido, la hipótesis refiere que las mujeres
que se encuentran en la ventana de mayor fertilidad tienen una preferencia por
compañeros sexuales con indicadores biológicos que pueden ofrecer un perfil
genético óptimo para la descendencia.
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
39
Diversas investigaciones han encontrado que en la fase ovulatoria la mujer
tiene una mayor preferencia por hombres con ciertos tipos de rasgos tales como:
tono de voz grave —gruesa— (Puts, 2005), cuerpos más masculinos (Little, Jones
& Burriss, 2007), hombres altos (Pawlowski & Jasienska, 2005), rostros más
masculinos, es decir, aquellos que poseen marcadores extremos de testosterona
tales como una mandíbula más larga y ancha (Johnston et al., 2001; PentonVoak & Perrett, 2000).
Un reciente meta-análisis apoya las preferencias femeninas sobre algunos
rasgos tales como la simetría facial y la masculinidad vocal en relaciones a corto
plazo. También observó una preferencia por los olores asociados con la simetría y
señales faciales asociadas con la testosterona; sin embargo, dicho estudio sugiere
más datos para hacer afirmaciones confiables (Gildersleeve, Haselton & Fales,
2014). Ahora bien, si los cambios hormonales que experimenta la mujer a través
de las fases del ciclo menstrual influyen en las elecciones de pareja, ¿podrían
estos cambios tener un papel importante en otras decisiones, tal como lo sugiere
Durante et al. (2011)?
Decisiones económicas
En el 2009 Croson y Gneezy hicieron una revisión de la literatura sobre las
diferencias de género en las decisiones económicas, y aunque no se centraron
en el papel de las hormonas, si dan un panorama general de las preferencias
económicas y su diferencia entre hombres y mujeres. Así mismo sugieren que las
futuras investigaciones deberían revisar el papel que juega la parte biológica (por
ejemplo, la genética o las hormonas), el aprendizaje y su posible interacción. En
este sentido, estos investigadores se enfocaron en tres factores de las diferencias
de género en las decisiones económicas: las preferencias de riesgo, las preferencias
sociales y la reacción a la competencia.
Con relación a las preferencias de riesgo encontraron que las mujeres tienen
mayor aversión al riesgo que los hombres, tanto en entornos de laboratorio como
en las inversiones en el campo. Una posible explicación a esto la encuentran en
las emociones, la confianza y en ver el riesgo como amenaza. Las emociones, en
situaciones inciertas y bajo riesgo, pueden afectar en la mujer la evaluación de
los resultados y las probabilidades. En cuanto a la confianza, se ha visto menor
seguridad en ellas, lo que puede llevar a una percepción diferente de la distribución
de probabilidad subyacente a un riesgo dado. En relación al riesgo, la mujer lo
asume como amenaza, mostrando, por ende, una mayor aversión. Finalmente, se
40
¿Un problema por resolver?
ha visto una excepción a la regla: mujeres que tenían cargos gerenciales exhibían
una mayor propensión al riesgo que las que ocupaban otro tipo de cargos.
Respecto a las preferencias sociales, Croson y Gneezy (2009) encontraron una
variabilidad en el comportamiento femenino, esto lo podemos ver, por ejemplo,
en el juego del ultimátum. Este consta de un proponente y un respondedor; el
proponente decide cuánto de una dotación ofrece a un respondedor. Si el respondedor acepta la oferta, entonces el respondedor recibe la cantidad de la oferta
y el proponente mantiene el resto de la dotación; si el respondedor rechaza la
oferta, entonces ninguno de los dos jugadores recibe nada. Siguiendo este juego,
los autores observaron que en la literatura había diferencias en las decisiones
femeninas; en algunos casos, las mujeres aceptaban las ofertas; en otros casos,
eran más exigentes y las rechazaban. Una explicación que dan los autores es que
las mujeres son más sensibles a las señales sociales. De nuestra parte pensamos
que, otra posible explicación a estos cambios es que algunas de las respuestas
podrían estar mediadas por las hormonas, es decir, según la fase del ciclo en la
que estuviera la mujer aceptaría o rechazaría una oferta.
En cuanto a la competencia, Croson y Gneezy (2009) encontraron que el
rendimiento de los hombres está más afectado por la competitividad que el
rendimiento de las mujeres. Por ejemplo, en situaciones competitivas en las que
solo se recompensa a la mejor persona del grupo, los resultados de las mujeres
no mostraron diferencias, mientras que en los hombres si se observaban cambios
en su rendimiento. Según los autores, este tipo de conductas pueden obedecer
tanto a causas ambientales como biológicas. En la primera, por ejemplo, se han
encontrado culturas donde las mujeres son más competitivas que los hombres,
lo que sugiere que las estructuras sociales pueden jugar un papel importante en
comportamientos competitivos. Respecto a la segunda, se ha encontrado que
cierto tipo de hormonas, como la testosterona, se correlaciona más con comportamientos agresivos y competitivos.
Croson y Gneezy (2009) nos dan un panorama general de las preferencias económicas; además, nos sugieren que las futuras investigaciones deberían revisar
el papel que juega la parte biológica y el aprendizaje en este tipo de decisiones.
Cambios hormonales y decisiones económicas
Nuevas investigaciones se han interesado en estudiar si los cambios hormonales
afectan las decisiones económicas, por ejemplo, S. J. Stanton (2017) ha realizado
una revisión de la literatura sobre el papel de las hormonas en las decisiones
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
41
económicas. Según lo refiere este autor hay un número relativamente pequeño
de estudios publicados en los últimos diez años —con una mayor concentración
de publicaciones en el último lustro—, teniendo un alcance más amplio las
investigaciones que examinan el papel de las hormonas masculinas que el de
las femeninas. Al igual que S. J. Stanton (2017), otros investigadores están de
acuerdo en los escasos trabajos que examinan el papel de las hormonas femeninas
en las decisiones económicas (Durante, Griskevicius, Hill, Perilloux & Li, 2011;
Lazzaro et al., 2016; Pine & Fletcher, 2011).
Al hacer una revisión de la literatura se pudieron encontrar algunas investigaciones que abordaron el papel de las hormonas femeninas en las decisiones
económicas. Entre ellas tenemos las decisiones bajo riesgo, es decir, aquellas
decisiones tomadas por un individuo en el que el resultado solo lo afecta a él; y
las decisiones sociales, esto es, aquellas que involucran una o más personas en
los procesos decisorios, y, por ende, el resultado decisorio afecta a un tercero.
Respecto a las decisiones bajo riesgo, las investigaciones se han enfocado más
en la testosterona y en menor medida en la oxitocina, el cortisol y el estrógeno
(Buser, 2012). Parece ser que las mujeres muestran mayor aversión al riesgo que
los hombres en todas las fases del ciclo ovulatorio excepto en la fase de mayor
fertilidad (Lazzaro et al., 2016; Pearson & Schipper, 2013). Según Lazzaro et
al. (2016), en la fase de mayor fertilidad, es decir, la fase ovulatoria, las mujeres
son más propensas a elegir opciones de riesgo que pueden conducir a posibles
pérdidas financieras o ser más tolerantes a ellas. De igual manera, Pearson y
Schipper (2013) refieren que en las distintas fases del ciclo menstrual las mujeres
mostraron mayor aversión al riesgo que los hombres al hacer ofertas en subastas
de primer precio, excepto en la fase ovulatoria cuando la fecundidad es más
alta. De acuerdo con estos autores, una menor aversión al riesgo en la ventana
de mayor fertilidad sugiere una explicación evolutiva: las mujeres en esta fase
pueden asumir comportamientos más arriesgados que pueden conducir a una
mayor probabilidad de concepción que favorezca la diversidad y calidad genética
(Pearson & Schipper, 2013).
Por su parte, las decisiones económicas, en un contexto social, engloban un tipo
diferente de decisión, a saber, una decisión que involucra una o más personas. Se
han ideado tareas de laboratorio para la medición de las decisiones social tales
como: el juego del dictador, el juego del ultimátum, el juego de la confianza y el
juego de los bienes públicos. En el juego del ultimátum, por ejemplo, las mujeres
con mayor riesgo de concepción exigían más dinero para aceptar una oferta
(Eisenbruch & Roney, 2016). Por su parte, Lucas y Koff (2013) hallaron que las
mujeres que se encontraban en la fase de mayor fertilidad y que participaron en
42
¿Un problema por resolver?
el juego del ultimátum, hicieron menos ofertas a mujeres atractivas; las ofertas
fueron más altas cuando se encontraban en otra fase del ciclo menstrual; en una
situación de negociación, ofrecen menos a las mujeres atractivas, es decir, a sus
rivales potenciales.
El comportamiento de las mujeres en el juego del dictador fue influenciado por
el ciclo menstrual. Durante la fase peri-ovulatoria las mujeres estaban dispuestas
a dar más dinero a los hombres, pero menos dinero a las mujeres (Durante et
al., 2014). Los autores interpretaron esto como un reflejo de diferentes motivos
formados por la selección sexual, de tal manera que las mujeres deberían querer
competir contra otras mujeres en la ovulación (compartir menos) y atraer a los
hombres (compartir más). Esto apoya la hipótesis de que las hormonas facilitan
los objetivos fundamentales de competencia por el estatus y el apareamiento a
través de las decisiones económicas (S. J. Stanton, 2017).
En el juego de la confianza, donde un proponente debe decidir cuánto de
su dotación desea enviar a un respondedor —el monto enviado se triplica y el
respondedor puede decidir cuánto dinero, incluyendo su dotación, desea enviar
a su proponente—, las mujeres que se encontraban en la fase lútea, cuando los
niveles de progesterona son más elevados, devolvían una proporción mayor que
durante el resto del ciclo (Buser, 2011).
Según lo expuesto hasta el momento, tanto en las decisiones bajo riesgo como
en las de contexto social, hubo cambios en las elecciones de la mujer según las
fases del ciclo en las que se encontraban, llevando a pensar que las hormonas
podían tener un papel importante en las decisiones que finalmente tomaban. Sin
embargo, llegar a conclusiones definitivas, para la reciente línea de investigación
que se ha abierto, puede ser apresurado, dada la baja producción y contrastación
de resultados.
Justificación, pregunta y objetivos del estudio
Un aspecto importante que tiene en cuenta esta investigación es la de brindar
información a la mujer sobre la influencia de los cambios hormonales en sus
decisiones económicas, en tal medida que les permita regular sus decisiones
financieras. Uno de los contextos en los que se puede observar los cambios
hormonales de la mujer es a través de las fases de ciclo menstrual. Respecto a
esto, algunas investigaciones han encontrado que las decisiones económicas
en la mujer cambian a lo largo del ciclo (S. J. Stanton, 2017). De acuerdo con
Durante y Saad (2010), el costo potencial de la reproducción, fase del ciclo de
mayor fertilidad, impacta las preferencias, los comportamientos y la toma de
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
43
decisiones de la mujer. Los trabajos de Saad y Stenstrom (2012) reportan que
los cambios hormonales —progesterona y estrógenos— parecen tener efectos
en el consumo de alimentos y el vestido. De igual forma, Pine y Fletcher (2011)
encontraron que hay fases del ciclo menstrual donde los niveles de consumo
son más elevados. En este sentido, identificar las fases del ciclo que afectan las
decisiones económicas, sería un insumo importante que la mujer podría capitalizar
y poner a su favor al momento de tomar decisiones financieras.
Brindarle información a la mujer que le permita tomar mejores decisiones financieras es clave en el contexto colombiano. En el 2010, el Banco de la República
aplicó por primera vez la Encuesta de carga y educación financiera de los hogares (Ministerio de hacienda y crédito público, 2010). Esta encuesta permitió identificar
el uso de los servicios financieros, el comportamiento financiero de los hogares y
las competencias financieras de un segmento de la población en Colombia. Una
de las conclusiones a las que se llegaron es que, en general, existe un bajo nivel
de educación financiera en la población. El desconocimiento y la desinformación
en estos temas conllevan a malas prácticas, como el sobreendeudamiento, lo cual
impacta en el bienestar de las personas. Dado lo anterior, permitirle a la mujer
conocer más sobre sus cambios hormonales, es tener mujeres más informadas, que
se autorregulan y que toman mejores decisiones financieras a lo largo de su vida.
Al igual que S. J. Stanton (2017) consideramos que, al ser una línea de investigación reciente, en la que confluyen las hormonas, el comportamiento del
consumidor y la toma de decisiones, no hay consenso ni conclusiones claras.
De hecho, al realizar búsquedas en bases de datos tales como Web of Science,
Scopus, Springer, Apa Psyc Net, Pubmed, Taylor & Francis, Wiley InterScience,
entre otras, fueron pocos los estudios encontrados, y mucho menores los que
han sido replicados. Lo anterior nos invita a realizar propuestas que aporten
datos a la discusión, para que, en un futuro cercano, se pueda tener más claridad y comprender la incidencia que tienen las hormonas en el comportamiento
económico de la mujer.
También deseamos integrar algunos conceptos alrededor de las decisiones
económicas. Aunque algunas investigaciones intentan dar una explicación a
las decisiones económicas de la mujer, no se evidencia una integración de los
conceptos. Por ejemplo, como hemos visto, en la fase ovulatoria la mujer parece
tener una disposición particular en sus preferencias o elecciones en comparación con las otras fases del ciclo; sin embargo, no se han observado trabajos que
permitan la integración de aspectos que aparecen alrededor de la decisión y las
hormonas, como: la aversión al riesgo y las decisiones económicas en contexto
social (la cooperación y la competencia).
44
¿Un problema por resolver?
Ahora bien, si no hay claridad ni consenso entre la comunidad científica, ¿cómo
podríamos estar seguros de que las hormonas juegan un papel importante en las
decisiones económicas? Descrito lo anterior, en la Figura 4 se ilustra la pregunta
y objetivos de la investigación que relacionan las decisiones económicas y los
cambios hormonales de la mujer:
Figura 4.
Pregunta y objetivos de la investigación.
Pregunta
¿
Cuáles son las diferencias entre las decisiones económicas bajo riesgo y
en contexto social durante las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual
?
Objetivo general
¡
Analizar las diferencias entre las decisiones económicas bajo riesgo y en
contexto social, según las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual
!
Objetivos específicos
01
Identificar la aversión al riesgo según las fases ovulatoria y lútea del
ciclo menstrual.
02
Identificar el comportamiento económico en contexto social según las fases
ovulatoria y lútea del ciclo menstrual.
03
Comparar la aversión al riesgo y el comportamiento económico en contexto
social según las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual.
Cierre de capítulo
Las cifras del Banco Mundial (2015) muestran que las mujeres deciden el 70%
de las compras a nivel mundial; el 76% compran más en la red que los hombres
(Misiego & de la Morena, 2016); el 83% de las compras en Latinoamérica a través
de internet son influenciadas por la mujer (EMOL, 2016). En Colombia ellas
consumen más que los hombres en productos de salud y belleza, siendo la ciudad
de Medellín la que más consume por trimestre en relación con el promedio de
hogares del resto del país (Nielsen, 2016). El mayor interés de las mujeres ha sido
alrededor de la belleza y la apariencia (Netemeyer & Lichtenstein, 1995), las joyas
y accesorios de moda (Kim & Kim, 2004), cosméticos (Seock & Bailey, 2008),
artículos de lujo (Durante & Griskevicius, 2016), salud y belleza (EMOL, 2016).
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
45
Aunque puede haber diversos factores que influyen en el consumo, para
Durante et al., (2011) la biología juega un papel importante en sus decisiones.
De acuerdo con S. J. Stanton (2017), hay un número relativamente pequeño
de investigaciones que revisan la influencia de las hormonas en las decisiones
económicas. Esta afirmación también ha sido señalada por otros investigadores
(Durante et al, 2011; Lazzaro et al., 2016; Pine & Fletcher, 2011). S. J. Stanton
(2017) concluye que no hay consenso ni conclusiones claras; Gangestad et al.
(2016) refiere que los métodos utilizados para la identificación de las fases del
ciclo menstrual han sido poco precisos y muchas investigaciones no han contado
con muestras representativas. Sumado a lo anterior, en esta revisión tampoco se
identificaron réplicas de investigaciones anteriores (la Figura 5 ilustra el problema
de la investigación). Este capítulo nos ha mostrado estudios que se han venido
desarrollando alrededor de las hormonas y las decisiones de la mujer; así como del
vacío y la necesidad de seguir revisando, investigando y discutiendo al respecto.
En el capítulo siguiente, Decisiones económicas y cambios hormonales: recorrido y
estado actual de la literatura, entraremos en más detalle sobre este asunto.
Figura 5.
Problema de investigación.
No hay un consenso en la comunidad
Se han utilizado métodos poco precisos
No hay conclusiones claras entre los investigadores
Problema de
Falta de replicabilidad
Línea de investigación reciente
investigación
No se han contado con muestras representativas
Hay mayor alcance en hormonas masculinas
Escasos trabajos
47
Decisiones económicas y cambios hormonales
2
Recorrido y
estado actual
de la literatura
Preferencias sexuales, ¿un asunto hormonal?
De la hormona al consumo de la mujer
Decisiones económicas en
los cambios hormonales
Cierre de capítulo
Lo hermoso de una idea nueva es que aún no
sabes nada sobre ella
Gordon Allport
49
Las hormonas cumplen funciones importantes en el cuerpo humano. Una de
sus funciones es la reproducción sexual. Entre las principales hormonas sexuales
femeninas tenemos a los estrógenos y la progesterona. Estas hormonas son responsables del desarrollo de las estructuras sexuales primarias —órganos sexuales
internos y externos— y secundarias —tonalidad de la voz, el vello, crecimiento
óseo, etc.— (Fox & Rivera, 2014; Rizzo, 2011). Estudios anteriores han demostrado que los niveles de estrógeno y progesterona afectan el comportamiento,
más allá de aquellos relacionados con la función reproductiva, por ejemplo,
producen efectos en el estado de ánimo; también se ha encontrado que el tratamiento con estrógenos ha tenido efectos sobre la memoria y el aprendizaje, así
como una posible protección en la enfermedad de Alzheimer (McEwen, 2002;
McEwen & Alves, 1999).
Los receptores de estas dos hormonas están presentes en el núcleo accumbens
(McEwen, 2002; Mani, 2008), una región clave en el procesamiento de la recompensa y la toma de decisiones (Lazzaro et al., 2016). De acuerdo con estos últimos
autores, si estudios anteriores de neuroimagen funcional han demostrado que la
actividad cerebral varía a lo largo del ciclo menstrual, como la recompensa y el
procesamiento emocional (Goldstein et al., 2005; Protopopescu et al., 2005), se
podría esperar que las decisiones económicas se vean afectadas por los niveles
cambiantes de estrógeno y progesterona del ciclo femenino.
Al hacer una revisión de la literatura, se observó que los niveles cambiantes
de estrógeno y progesterona, a lo largo de las fases del ciclo menstrual, pueden
influir en la toma de decisiones de la mujer. Se identificaron tres categorías: las
preferencias sexuales, las decisiones del consumidor y las decisiones económicas
50
Recorrido y estado actual de la literatura
(ver Figura 6). En los siguientes apartados se hará un breve recorrido por cada
uno de ellos.
Figura 6.
Decisiones en los cambios hormonales.
Decisiones en los cambios hormonales
Preferencias de pareja
Decisiones del consumidor
Decisiones económicas
Preferencias sexuales, ¿un asunto hormonal?
En la investigación realizada por Wilcox et al. (2004) encontraron que las frecuencias de las relaciones sexuales se incrementaban durante la fase folicular con
un pico en la ovulación; es decir, los encuentros sexuales eran más frecuentes en
los días de mayor fertilidad de la mujer, justo cuando experimentan un cambio en
los niveles hormonales de estradiol. Gangestad y Thornhill (2008) refieren que
los cambios hormonales experimentados en las fases del ciclo menstrual son una
adaptación o estrategia evolutiva, razón por la cual han propuesto la hipótesis
del ciclo ovulatorio, la cual refiere que la selección natural pudo haber formado
aspectos psicológicos en la mujer que estarían presentes en la fase del ciclo de
mayor probabilidad de concepción (Gangestad & Thornhill, 1998, 2008). En este
sentido, la hipótesis predice que las mujeres que se encuentran en la ventana de
mayor fertilidad tienen una preferencia por compañeros sexuales con indicadores
biológicos que pueden ofrecer un perfil genético óptimo para la descendencia.
Ahora bien, si en la ventana de mayor fertilidad aumentan los encuentros
sexuales (Wilcox et al., 2004), también se ha encontrado que en esa ventana las
mujeres se vuelven más selectivas respecto a la pareja con la que deciden estar,
entendiéndose esto, según Gangestad y Thornhill (2008), como una adaptación
o estrategia de la evolución, pues a mayor probabilidad de concepción, mayor
es el filtro en la elección, esto con la finalidad de garantizar que, en caso de
concepción, se cuenten con los mejores genes para la reproducción.
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
51
En esta línea, diversas investigaciones han encontrado que en la fase ovulatoria
la mujer tiene una mayor preferencia por cierto tipo de características o rasgos
masculinos que garantizan unos genes óptimos para la descendencia. Entre los
rasgos tenemos: tono de voz grave —voz baja o gruesa— (Puts, 2005); cuerpos
más masculinos, es decir, hombres altos con hombros anchos y pequeña cintura
(Little, Jones & Burriss, 2007); hombres altos (Pawlowski & Jasienska, 2005);
rostros más masculinos, es decir, aquellos que poseen marcadores más extremos
de testosterona tales como mandíbula más larga y ancha, surcos de los pómulos
y cresta de la frente más pronunciada que un rostro masculino promedio (Johnston et al., 2001; Penton-Voak & Perrett, 2000); olor corporal de hombres
con rostros simétricos (Gangestad & Thornhill, 1998; Thornhill et al., 2003).
En los resultados de la investigación de Gangestad y Thornhill (1998) el olor de
los hombres simétricos era casi neutro, mientras que el de los no simétricos se
clasificaba como aversivo, lo que llevó a pensar a estos autores que la preferencia por la simetría pudo ser debido a la falta de un olor aversivo en lugar de la
presencia de un olor agradable.
En la investigación de Gangestad et al. (2004) las mujeres mostraron una
preferencia por los hombres dominantes, es decir, aquellos hombres que exhiben
mayor presencia social y competitividad intrasexual. Por su parte, Haselton y
Miller (2006) encontraron que las mujeres tenían una mayor preferencia por los
hombres inteligentes y creativos. Al comparar la preferencia de mujeres entre
hombres creativos, pero pobres, en comparación con hombres poco creativos,
pero con riqueza, evidenciaron que las mujeres tenían una mayor preferencia
por hombres con inteligencia creativa que por aquellos que eran poco creativos,
así estos tuvieran mayores bienes. Según estos autores, la capacidad de proveer
pudo haber evolucionado como un indicador de “buen padre”, mientras que la
creatividad como un indicador de buenos genes.
Un meta-análisis reciente apoya las preferencias sexuales femeninas sobre
algunos rasgos tales como la simetría facial y la masculinidad vocal en relaciones
a corto plazo. También observó una preferencia por los olores asociados con la
simetría y señales faciales asociadas con la testosterona; sin embargo, los autores
ven la necesidad de más datos para hacer afirmaciones confiables sobre estas
últimas preferencias (Gildersleeve, Haselton & Fales, 2014).
Como se ha podido observar, gran parte de las investigaciones que revisan la
hipótesis del cambio ovulatorio se han realizado alrededor de las elecciones de
pareja, puesto que estas tienen consecuencias significativamente mayores cuando las mujeres están ovulando (Lazzaro et al., 2016). En esta línea, los cambios
hormonales experimentados en las fases del ciclo menstrual, particularmente en
52
Recorrido y estado actual de la literatura
la fase ovulatoria, cuando los niveles de estrógeno son más elevados, parecen
influir en las preferencias sexuales de la mujer. La Figura 7 nos muestra una
ilustración de ello:
Figura 7.
Preferencias sexuales en la fase ovulatoria.
Cuerpos más masculinos
Inteligencia y creatividad
óge
E st r
no
Fase folicular
Olor corporal
Aumento de los niveles de estrógeno
Simetría facial
Rostros masculinos
Hombres más altos
Tono de voz gruesa
Fase ovulatoria
Hombres dominantes
Fase lútea
Para dar paso a la siguiente sección diremos con Durante y Saad (2010) que:
el costo potencial de la reproducción no solo impacta las preferencias sexuales,
también juega un papel importante en los comportamientos y la toma de decisiones de la mujer. Veamos.
De la hormona al consumo femenino
Estudios anteriores han encontrado que los niveles hormonales de estradiol
de la mujer parecen estar asociados positivamente con los niveles de motivación
de poder, con una mayor relación en mujeres solteras, posiblemente motivadas
por la búsqueda de compañeros (S. J. Stanton & Edelstein, 2009; S. J. Stanton
& Schultheiss, 2007). Al parecer, las mujeres solteras están más interesadas
en enviar señales de competencia y poder (S. J. Stanton & Edelstein, 2009),
por ejemplo, a través del vestido y los accesorios (S. J. Stanton, 2017). En esta
línea, A. A Stanton (2010) refiere que el estímulo externo que afecta la toma
de decisiones en el hombre parece ser sexual, mientras que para las mujeres el
estímulo de la decisión se asocia más con el estatus.
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
53
Kristina Durante et al. (2008, 2011, 2014) han llevado adelante una serie
de investigaciones centradas en los efectos del ciclo menstrual en el consumo
femenino. Estas investigaciones han sido revisadas desde la hipótesis del ciclo
ovulatorio que exponíamos más arriba, la cual refiere que la selección natural
pudo haber configurado aspectos psicológicos en la mujer que le acompañarían
en el ciclo de mayor fertilidad (Gangestad & Thornhill 1998). Durante y su
equipo han llevado estos estudios desde este enfoque, pues como lo refiere en
uno de sus estudios: un enfoque evolutivo para el estudio del comportamiento
del consumidor es una investigación psicológica evolutivamente informada
(Durante & Griskevicius, 2016).
Durante et al. (2008) utilizaron un diseño intra-sujeto para identificar si las
mujeres que se encontraban en la fase de mayor fertilidad eran más propensas a
usar ropa reveladora y atractiva que en una fase de menor fertilidad. Al respecto,
encontraron que las mujeres en la fase fértil eran más propensas a usar ese tipo
de ropa que las mujeres que se encontraban en una fase diferente del ciclo. Este
resultado fue interpretado como un indicador de competitividad intrasexual,
especialmente cuando la concepción es más probable.
Según Durante y Saad (2010), las investigaciones sugieren que las conductas
competitivas de las mujeres se elevan cuando están más cerca de la ovulación;
en consecuencia, ponen más empeño en mejorar su atractivo físico. Para los
autores, el objetivo final de la competencia femenina es tener acceso a hombres
de alto grado de inversión y mantener una posición más alta en relación con otras
mujeres, particularmente en términos de su atractivo físico. Es más, el aumento
en el estado de ánimo, la sociabilidad y la creatividad verbal son considerados
por Durante y Saad (2010) como cambios en las emociones, la cognición y el
comportamiento con el fin de facilitar la búsqueda de pareja y expandir las opciones de apareamiento.
Posteriormente, Durante et al. (2011) trataron de identificar si las mujeres
eligen ropa sexy y accesorios de moda cuando están en el ciclo de mayor fertilidad.
Para ello propusieron tres estudios los cuales estaban guiados por las siguientes
hipótesis: 1. las mujeres eligen ropa más sexy y reveladora cuando están ovulando; 2. la ovulación lleva a las mujeres a ser más propensas a elegir productos
atractivos cuando se comparan con mujeres atractivas; 3. mujeres cebadas con
hombres o mujeres poco atractivas en la fase ovulatoria y la fase lútea no muestran diferencias en la elección del producto; 4. la ovulación lleva a las mujeres
a elegir productos más atractivos cuando piensan en mujeres atractivas locales
que constituyen potenciales rivales directos; sin embargo, la ovulación no influye
54
Recorrido y estado actual de la literatura
en la elección del producto cuando las mujeres están preparadas para pensar en
mujeres de lugares distantes, debido a que estas no constituyen rivales directos.
Para la primera hipótesis se creó una tienda web con prendas de vestir, sin marca
ni precios, clasificadas como prendas de vestir ocasionales, zapatos y accesorios
de moda. El fin era tener la experiencia simulada de compras en línea. Como
resultado se obtuvo que las mujeres eligieron un porcentaje mayor de prendas
de vestir y accesorios atractivos cercanos a la ovulación en comparación con la
fase lútea (ninguna de las participantes era consciente de la hipótesis de investigación). Para la segunda y tercera hipótesis, el estudio contó con diez fotografías
faciales atractivas y diez fotografías menos atractivas de estudiantes (hombres
y mujeres) que pretendían pasar a la universidad. Como resultados se obtuvo
que: las mujeres cebadas con mujeres atractivas eligieron productos mucho más
atractivos cerca de la ovulación.
Sin embargo, para la hipótesis tres, la ovulación no influyó en la elección del
producto cuando las mujeres se cebaron con mujeres poco atractivas, hombres
poco atractivos u hombres atractivos, lo que sugiere que percibían a las mujeres
atractivas como una amenaza competitiva. Según los autores, esto no quiere
decir que las mujeres no trataban de mejorar su apariencia cuando se preparaban
con hombres atractivos, de hecho, ellas elegían más productos que mejoraban su
apariencia cuando se preparaban con hombres atractivos que con hombres menos
atractivos. Esto llevó a pensar que el efecto de la ovulación en las elecciones de
productos no parece estar directamente relacionado con el deseo de las mujeres
por impresionar a los hombres, sino por la competencia intrasexual.
Respecto a la hipótesis número cuatro, el estudio estuvo conformado por fotografías de mujeres locales atractivas (de la misma universidad), fotografías de
mujeres locales poco atractivas (de la misma universidad), fotografías de mujeres
distantes atractivas (de una universidad lejana) y fotografías de mujeres locales
poco atractivas (de una universidad lejana). Entre los resultados se obtuvo que:
las mujeres que estaban ovulando y fueron cebadas con mujeres locales atractivas eligieron productos mucho más atractivos que las mujeres que no estaban
ovulando. Sin embargo, la ovulación no produjo diferencias en las otras tres
condiciones, es decir, la ovulación no tuvo ningún efecto cuando las mujeres se
cebaron con mujeres locales poco atractivas, con mujeres distantes atractivas y
mujeres distantes poco atractivas. Esto mostró que la ovulación tiene un efecto
más fuerte sobre el deseo de la mujer por el uso de ropa más atractiva cuando
saben que hay otras mujeres atractivas en su entorno local. Para concluir, los
autores refieren que el efecto ovulatorio en la elección de la ropa y la moda está
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
55
relacionado con la competencia femenina o competencia intrasexual, es decir,
con rivales potencialmente atractivas.
Posteriormente, Durante et al. (2014) quisieron poner a aprueba otra hipótesis,
pues consideraban que el ciclo ovulatorio podría tener un efecto mucho más
amplio en el comportamiento económico de las mujeres. Según estos autores,
en la fase ovulatoria las mujeres prefieren las ganancias relativas en lugar de las
absolutas cuando el grupo de comparación son otras mujeres. Para probar esta
hipótesis se les presentaron dos opciones de productos: una sobre un coche y
otra sobre un anillo. Cada opción presenta un equilibrio entre la maximización
de ganancias absolutas y las ganancias relativas. Las participantes debían elegir
entre la opción 1 y la opción 2 (ver Tabla 1 y 2).
Tabla 1.
Elección de carro.
Opción 1
Opción 2
Usted obtiene un carro de $25.000 dólares y otras
mujeres recibirán un carro de $40.000 dólares
Usted obtiene un carro de $20.000 dólares y
otras mujeres recibirán un carro de $12.000
dólares
Tabla 2.
Elección de anillo.
Opción 1
Opción 2
Usted obtiene un anillo de diamante de $7000
dólares y otras mujeres recibirán anillos de diamante
de $15.000 dólares
Usted obtiene un anillo de diamante de $5000
dólares y otras mujeres recibirán anillos de
diamante de $1000 dólares
Entre los resultados se halló que las mujeres que se encontraban en la
fase ovulatoria, es decir, de mayor fertilidad —a diferencia de las que se
encontraban en una fase de menor fertilidad— preferían bienes (anillos
de diamante y carros) que confirieran un estatus relativo frente a otras
mujeres. Es decir, las mujeres estaban dispuestas a recibir menores versiones
de un producto (por ejemplo, preferían recibir un carro de $20.000 dólares
en lugar de un carro de $25.000 dólares; o recibir un anillo de diamante
de $5000 dólares en lugar de un anillo de diamante de $7000 dólares),
siempre y cuando tuvieran mejores productos que otras mujeres.
Lo anterior llevó a Durante et al. (2014) a revisar otra hipótesis con relación al estatus: la ovulación conlleva a que las mujeres busquen ganancias
relativas para mejorar su posición cuando se comparan con otras mujeres,
pero no cuando la comparación se hace con hombres. Como en el estudio
56
Recorrido y estado actual de la literatura
anterior, se les propuso a las mujeres dos opciones de producto. Una opción
involucró una casa y otra involucró una cena en un restaurante. Una vez
más, cada opción incluía dos opciones que llevaban a la opción de elegir
entre ganancias absolutas versus ganancias relativas. Los participantes
fueron asignados aleatoriamente a una de dos condiciones de contrapeso:
sus opciones incluyeron una comparación con otras mujeres (rivales intrasexuales) o una comparación con hombres (compañeros potenciales). La
opción 1 representa la maximización de las ganancias absolutas, la opción
2 representa la maximización de las ganancias relativas (ver Tabla 3 y 4).
Tabla 3.
Elección de casa.
Opción 1
Opción 2
Usted obtiene una casa de $350.000 dólares y otras
mujeres (u hombres —según corresponda—)
recibirán una casa de $500.000 dólares
Usted obtiene una casa de $250.000 dólares y
otras mujeres (u hombres —según
corresponda—) recibirán una casa de
$100.000 dólares
Tabla 4.
Elección de cena.
Opción 1
Opción 2
Usted obtiene un bono para ir a un restaurante de
$100 dólares y otras mujeres (u hombres —según
corresponda—) recibirán un bono para ir a un
restaurante de $150 dólares
Usted obtiene un bono para ir a un restaurante
de $75 dólares y otras mujeres (u hombres —
según corresponda—) recibirán un bono para
ir a un restaurante de $25 dólares
Respecto a estas opciones se encontró que la preferencia por buscar los bienes
relativos en lugar de los absolutos se dio solo cuando el grupo de comparación
estuvo compuesto por otras mujeres; esto no sucedió cuando el grupo estuvo
conformado por hombres. Lo anterior sugirió a los autores que había una competencia intrasexual orientada al estatus y a la selección de pareja. Al parecer,
el ciclo ovulatorio tiene un efecto importante en el comportamiento de las
mujeres al alterar sus preocupaciones posicionales en relación con otras mujeres y llevarlas a desear bienes de posición, lo que podría aumentar el acceso a
compañeros deseables.
Más recientemente, Durante y Arsena (2015) intentaron dar respuesta a una
pregunta relacionada con la variedad en la elección del consumidor: ¿podrían
las hormonas, que regulan la fertilidad de la mujer, tener una influencia en la
elección de variedad del consumidor? Frente a esto encontraron un aumento en
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
57
el deseo de las mujeres por la variedad en la elección del consumidor cuando ellas
se encontraban en la fase del ciclo de mayor fertilidad, particularmente con un
efecto significativo en mujeres con relaciones de pareja y sin un efecto significativo
para las mujeres solteras. Por ejemplo, encontraron que las mujeres elegían un
mayor número de barras de caramelo únicas en un punto de alta fertilidad en
el ciclo en comparación con el ciclo de menor fertilidad; también elegían más
colores de lápiz labial en la fase ovulatoria en comparación con las que no se
encontraban en dicha fase. Esta preferencia por la variedad de productos en la
fase preovulatoria es interpretada por los autores como un mayor potencial de
éxito a la hora de enfrentarse a una búsqueda de compañeros.
Estos estudios sobre las decisiones femeninas enmarcadas en las fases del ciclo
menstrual y revisadas desde la hipótesis del cambio ovulatorio, le han permitido
a Durante y Griskevicius (2016) pensar que las hormonas pueden participar
en el logro de objetivos tales como: el acceso a los recursos, los compañeros
y el estatus social. Para estos autores, la activación del sistema de adquisición
de compañeros lleva a una mujer a preferir y buscar productos que faciliten su
acceso. Finalmente mencionan que las mujeres pueden utilizar productos de lujo
como una señal de intimidación para otras mujeres.
Otros estudios han encontrado que el ciclo menstrual también tiene diferentes
efectos en el consumo de la mujer. Saad y Stenstrom (2012) encontraron que
hay un cambio en el consumo de alimentos más elevado en la fase lútea que
en la fase ovulatoria. Según estos autores, parece ser que la progesterona y los
estrógenos tienen una relación en este comportamiento del consumidor. Los
niveles de progesterona son bajos durante la fase folicular, comienzan a elevarse
a mitad del ciclo y aumentan drásticamente cerca al final de la fase lútea. Por su
parte, los estrógenos son bajos en la fase folicular, comienzan a elevarse a mitad
del ciclo llegando a su máximo pico en la fase ovulatoria y luego tienen una caída
considerable en la fase lútea (ver Figura 2). De acuerdo con Saad y Stenstrom
(2012), los efectos del ciclo menstrual, tanto en el consumo de alimentos como
la apariencia (ropa y/o accesorios), probablemente pueden estar relacionados con
los cambios en los niveles de progesterona y estrógenos. En su estudio, Saad y
Stenstrom (2012) también encontraron que las mujeres que se encontraban en
la fase peri-ovulatoria compraron menos comida. Esto fue interpretado como
competencia intrasexual al buscar mejorar su atractivo físico, reduciendo las
calorías que darían lugar a una ligera reducción en el peso en los momentos de
la fertilidad.
Para terminar esta sección podemos decir que los estudios anteriores nos
muestran un panorama general del papel que juegan las hormonas, relacionadas
con las fases del ciclo menstrual, en las decisiones del consumidor. Para una
58
Recorrido y estado actual de la literatura
mayor ilustración la Figura 8 recoge este tipo de elecciones, especialmente las
relacionadas con la fase ovulatoria, pues es justo en esta fase donde se presentan
comportamientos diferenciales con relación a las demás fases del ciclo. Ahora
bien, al observar las preferencias de pareja y las decisiones del consumidor se
logran identificar cambios de comportamiento a lo largo de las fases del ciclo
menstrual, esto nos da pistas y nos sugiere que las hormonas juegan un papel
importante en las decisiones de la mujer, ¿pasará lo mismo con las decisiones
económicas? Continuemos.
Figura 8.
Preferencias de consumo en la fase ovulatoria.
Disminución de calorías en el consumo de alimentos
Variedad en el producto
Ropa atractiva y reveladora
óge
E st r
no
Fase folicular
Vestidos sexis
Aumento de los niveles de estrógeno
Accesorios de moda
Fase ovulatoria
Productos de lujo
Fase lútea
Decisiones económicas en los cambios hormonales
Varias investigaciones refieren que son pocos los estudios realizados en torno al
papel que juegan las hormonas femeninas en las decisiones económicas (Durante
et al., 2011; Iannello, Biassoni, Nelli, Zugno & Colombo, 2015; Lazzaro et al.,
2016; Pine & Fletcher, 2011; S. J. Stanton, 2017). Ahora, las decisiones económicas las podríamos ver desde dos puntos de vista: el primero, como aquellas
decisiones donde su resultado solo afecta al individuo que elige, también llamadas
decisiones bajo riesgo; y el segundo, aquellas decisiones donde el resultado afecta
a otra persona, es decir, aquellas decisiones que involucran una o más personas
en el proceso decisorio.
S. J. Stanton (2017), en la revisión que hizo sobre las hormonas y las decisiones
económicas, encontró que en los últimos diez años ha habido un modesto crecimiento de trabajos en torno a estos temas, en su mayoría en los últimos cinco
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
59
años, con un alcance mayor en el papel de las hormonas masculinas que de las
femeninas; esta misma conclusión fue dada por Buser (2012), al referir que los
efectos de las hormonas en la toma de decisiones económicas se ha enfocado más
en la testosterona y en menor medida en la oxitocina, el cortisol y el estrógeno.
Sin embargo, a pesar de los numerosos trabajos realizados en torno al papel
de las hormonas masculinas y las decisiones económicas, no se ha logrado
identificar una relación clara: se han hallado tanto casos positivos como nulos.
Para S. J. Stanton (2017) esto puede deberse a diversos factores relacionados
con la diferencia de los estudios realizados hasta el momento o con el sesgo de
publicación de resultados positivos. Por ejemplo: la participación de hombres,
mujeres o ambos en los diferentes estudios de investigación; las mediciones de
las decisiones económicas con tareas diferentes que podrían capturar aspectos
distintos de la conducta (aversión a la pérdida, aversión al riesgo, Juego de Iowa,
etc.); incentivos en algunas de las pruebas realizadas; la variación de los tamaños
de muestra en las investigaciones; la administración de testosterona a hombres
con niveles distintos entre los estudios; los tiempos de retardo entre el suministro de testosterona y la ejecución de las tareas; la limitación de las opciones de
elección en las tareas de decisión en comparación con las posibles alternativas
de elección que los sujetos podrían tomar en casos naturales; y el uso, en algunos
estudios, de sumas de dinero relativamente pequeñas —de acuerdo a las cantidades de dinero las personas pueden cambiar sus preferencias de riesgo—. Lo
anterior sugiere que las investigaciones futuras deberán seguir trabajando en estos
asuntos para dar una mayor claridad (para una revisión ver S. J. Stanton, 2017).
En contraste con lo anterior, al igual que S. J. Stanton (2017), consideramos
que al ser una línea de investigación reciente en la que confluyen las hormonas
femeninas, el comportamiento del consumidor y la toma de decisiones, no hay
consenso ni conclusiones claras. En una revisión de la literatura realizada por
Croson y Gneezy (2009) sobre las diferencias de género en las decisiones económicas, encontraron que las mujeres, en promedio, tienen mayor aversión al riesgo
y son menos competitivas que los hombres. Posibles explicaciones que dan los
autores se encuentran en las emociones, la confianza y el riesgo como amenaza.
Estos aspectos pueden afectar en la mujer la evaluación de los resultados y las
probabilidades o puede llevar a una percepción diferente de la distribución de
probabilidad subyacente a un riesgo dado; además, el riesgo es percibido como
amenaza. A pesar de esto, los autores sugieren que las futuras investigaciones
deberían revisar el papel que juega la parte biológica y el aprendizaje en este
tipo de decisiones.
Recientes investigaciones han comenzado a revisar si las hormonas, en nuestro
caso las hormonas femeninas, tienen un papel importante en las decisiones eco-
60
Recorrido y estado actual de la literatura
nómicas. Al igual que en las preferencias sexuales y las decisiones del consumidor,
también han revisado este asunto desde los cambios hormonales experimentados en las fases del ciclo menstrual. Parece ser que las mujeres muestran mayor
aversión al riesgo que los hombres en todas las fases del ciclo ovulatorio excepto
en la fase de mayor fertilidad (Lazzaro et al., 2016; Pearson & Schipper, 2013).
Respecto a lo anterior, la finalidad que buscaban Lazzaro et al. (2016) en su
investigación era determinar si en las fases del ciclo menstrual las mujeres variaban en sus preferencias de racionalidad económica, en la aversión al riesgo y la
aversión a la perdida. Para ello, en primer lugar, buscaron determinar si las fases
del ciclo menstrual estaban asociadas con cambios en la racionalidad (grado en
que las elecciones son internamente consistentes). Para revisar esta condición
aplicaron la noción de transitividad a través de la adhesión al Generalized Axiom of
Revealed Preference (GARP). De forma resumida se puede decir que una persona
es transitiva y consistente si, por ejemplo, prefiere A sobre B, B sobre C y A sobre
C. Si una persona tuviera una preferencia de C sobre A, no sería consistente y
violaría la noción de transitividad. La racionalidad es una condición necesaria
para la maximización de la utilidad.
Por otra parte, para revisar el riesgo en las mujeres, según las fases del ciclo
menstrual, se les presentaban opciones seguras con ciertas ganancias monetarias
y opciones riesgosas con ganancias iguales a $0 o mayores. Finalmente revisaron
la aversión a la pérdida mostrando las correspondientes opciones. La aversión a
la pérdida es una característica de la toma de decisiones donde las pérdidas potenciales tienen un mayor impacto en la elección que las ganancias equivalentes.
Para la aplicación de los instrumentos seleccionaron mujeres entre los 18 y los
38 años con una media de 24 años, que no tomaran anticonceptivos hormonales, que no los hubiesen tomado los últimos cuatro meses y que tuviesen ciclos
menstruales regulares. A las mujeres se les hacían mediciones de los niveles
hormonales en cada fase del ciclo, por un lado para identificar la fase en la que
se encontraban y por otro para hacer las respectivas relaciones hormonales con
las pruebas de decisión.
Según los resultados encontrados por Lazzaro et al. (2016), a pesar de las fluctuaciones en los niveles hormonales a lo largo de las fases del ciclo menstrual,
las mujeres eran tan técnicamente racionales en su comportamiento de elección
como sus homólogos masculinos. Por otra parte, en promedio, las mujeres presentaban aversión al riesgo en todas las fases del ciclo menstrual, incluso más que los
hombres, excepto durante la fase ovulatoria: en esta fase hubo menos aversión
al riesgo que en la fase lútea. También encontraron que las mujeres presentaban
significativamente menos aversión a la pérdida en la fase ovulatoria que en las
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
61
otras fases. Es más, durante la ovulación las mujeres tuvieron menos aversión a
la pérdida que los hombres. Esto anterior llevó a concluir a los autores que las
mujeres son más propensas a elegir opciones de riesgo que pueden conducir a
posibles pérdidas financieras durante la ovulación, o quizá, tener más tolerancia
a las pérdidas.
De forma similar, Pearson y Schipper (2013) encontraron que las mujeres
mostraban mayor aversión al riesgo que los hombres al hacer ofertas en subastas
de primer precio, excepto en la fase ovulatoria cuando la fecundidad es más alta.
Uno de los propósitos experimentales de estos autores era correlacionar el comportamiento de las ofertas en subastas de primer precio con el ciclo menstrual de
la mujer. Los sujetos experimentales, previas instrucciones y asignación aleatoria
para ocupar la terminal de un computador, jugaban repetidamente una licitación
sellada de primer precio. Este tipo de licitaciones son aquellas en las que los postores presentan su ofertan en una sola ocasión. En cada ronda, el mejor postor
ganaba el objeto y pagaba su oferta; si dos ofertas coincidían, cada licitador ganaba
con la misma probabilidad. Realizados los experimentos, el principal hallazgo fue
que las mujeres mostraban mayor aversión al riesgo que los hombres, excepto en
la ventana de mayor fertilidad. Para estos autores, una menor aversión al riesgo
en la fase ovulatoria sugiere una explicación evolutiva: las mujeres en la fase de
mayor fertilidad pueden asumir comportamientos más arriesgados que pueden
conducir a una mayor probabilidad de concepción que favorezca la diversidad y
la calidad genética y así tener un mayor éxito reproductivo.
Como lo señalábamos más arriba, también se han estudiado las decisiones económicas, revisadas desde el ciclo menstrual, en un contexto social. De acuerdo
con S. J. Stanton (2017) la toma de decisiones sociales engloba un tipo diferente
de la decisión, a saber, una decisión que involucra una o más personas. Las tareas
ideadas para la toma de decisiones sociales incluyen el juego del ultimátum, del
dictador, de la confianza y de bienes públicos.
En el juego de la confianza, por ejemplo, donde un proponente debe decidir
cuánto de su dotación desea enviar a un respondedor —el monto enviado se
triplica y el respondedor puede decidir cuánto dinero, incluyendo su dotación,
desea enviar a su proponente—, las mujeres que se encontraban en la fase lútea,
cuando los niveles de progesterona son más elevados, devolvían una proporción mayor que durante el resto del ciclo (Buser, 2011). Según los autores, los
datos sugieren que los niveles de progesterona y oxitocina tienen un impacto
significativo en las elecciones económicas en situaciones sociales. Se encontró
una relación directa entre el altruismo y los niveles de progesterona: a mayores
niveles de progesterona, propia de la fase lútea, más aumentaba el altruismo.
62
Recorrido y estado actual de la literatura
El juego del ultimátum se utiliza comúnmente para estudiar la cooperación
y la negociación (para una revisión ver Güth & Kocher, 2014). En este juego,
el proponente decide cuánto de una dotación ofrece a un respondedor. Si el
respondedor acepta la oferta, entonces el respondedor recibe la cantidad de la
oferta y el proponente mantiene el resto de la dotación; si el respondedor rechaza
la oferta, entonces ninguno de los dos jugadores recibe nada.
Respecto al juego anterior, Lucas y Koff (2013) querían ver si cerca de la
ovulación las mujeres exhibían competencia intrasexual, es decir, si al jugar
como proponentes hacían ofertas inferiores a mujeres atractivas que a las menos atractivas. Igualmente, querían revisar si en la fase del ciclo ovulatorio las
mujeres rechazaban ofertas bajas realizadas por mujeres atractivas que por las
menos atractivas. Por otro lado, querían revisar si las mujeres ofrecían ofertas más
altas a los hombres atractivos en comparación con los menos atractivos en los
juegos del ultimátum y el dictador independientemente del estado de fertilidad
(el juego del dictador es una variante del juego del ultimátum, donde el proponente decide cuánto de su dotación ofrece al receptor; pero este no tiene una
participación activa en la decisión, sino que es pasiva y recibe lo que el dictador
le ofrece). Finalmente, querían ver si las mujeres aceptarían ofertas más bajas
de hombres atractivos en el juego del ultimátum, en comparación con hombres
menos atractivos, independientemente del ciclo ovulatorio.
Para llevar adelante esta investigación los sujetos experimentales fueron examinados individualmente en un computador. Se les informó que estarían jugando
con un extraño que visualizarían en la pantalla a través de una fotografía facial.
Doce juegos fueron juegos de ultimátum, en seis de los cuales participaron como
proponentes y en seis como respondedores. Seis juegos eran juegos dictatoriales
en los que los participantes eran proponentes. Los compañeros —llamados comúnmente receptores— les fueron descritos como estudiantes de colegios locales
que ya habían hecho sus elecciones; sin embargo, los individuos representados en
las fotos no habían jugado realmente. Este diseño les permitió a los investigadores
obtener reacciones más naturales de los participantes mientras controlaban el
atractivo facial del segundo jugador.
Realizados los experimentos, Lucas y Koff (2013) encontraron lo siguiente:
las mujeres que se encontraban en la fase ovulatoria hicieron menos ofertas a
mujeres atractivas que a las menos atractivas; las ofertas fueron más altas cuando
se encontraban en otra fase del ciclo menstrual. De acuerdo con los autores,
en el juego del ultimátum, las proponentes con alto riesgo de concepción, en
una situación de negociación, ofrecen menos a las mujeres atractivas, es decir,
a sus rivales potenciales. Las ofertas bajas sugieren que están menos motivadas
a cooperar con otras mujeres y que estos efectos están dirigidos a rivales de apa-
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
63
reamiento. Con relación al juego del ultimátum y del dictador, las mujeres fueron
más cooperativas con hombres atractivos que con hombres menos atractivos,
independientemente del estado de fertilidad. Finalmente, no se observaron
rechazos de ofertas más bajas de mujeres atractivas comparadas con mujeres
menos atractivas, ni aceptaron ofertas más bajas de hombres atractivos comparados con hombres menos atractivos; sin embargo, encontraron algo inesperado
con las mujeres que se encontraban fuera de la ventana de fertilidad: aceptaron
ofertas más bajas de hombres y mujeres atractivos en comparación con hombres
y mujeres menos atractivos.
Los anteriores resultados tuvieron relación con un estudio anterior de Lucas,
Koff y Skeath (2007) en el que las mujeres que se encontraban en la fase ovulatoria y jugaban el juego del ultimátum ofrecían menos y eran más propensas
a rechazar las ofertas de otras mujeres, en comparación con las mujeres que se
encontraban en una fase diferente del ciclo menstrual. Recientemente, Eisenbruch y Roney (2016) encontraron resultados similares: las mujeres con mayor
riesgo de concepción hacían mayores demandas a otras mujeres en el juego del
ultimátum para aceptar una oferta. Según estos autores, los resultados sugieren
que, al haber un mayor riesgo de concepción, se reduce la motivación de la mujer
para cooperar con otras mujeres, lo que puede aumentar su disposición a castigar.
Otro estudio realizado por Durante et al. (2014) intentó identificar si en el
juego del dictador la ovulación debe llevar a las mujeres a dar pequeñas ofertas
financieras a otras mujeres y no a los hombres. La muestra estuvo constituida
por 58 estudiantes universitarias (rango de edad de 18-24 años). El experimento
tuvo un diseño 2 (fertilidad: alta vs. baja) x 2 (jugador: mujer vs. hombre) entre
los sujetos. Ciclos menstruales mensuales regulares (25-35 días) que no usaran
métodos anticonceptivos hormonales; y se hizo una medición de la fertilidad
aplicando el método de ciclo de día inverso (conteo hacia atrás) y un estudio
de análisis de orina para determinar el estado de fertilidad. Ninguna de las participantes era consciente de la hipótesis de la investigación y tampoco de que el
estudio estaba examinando los efectos del ciclo ovulatorio.
Las mujeres participantes jugaron el juego del dictador en una computadora
que aparentemente estaba ligada a otro jugador en otra habitación. Después de
sentarse en el computador los participantes escribieron su nombre y posaron para
una foto tomada por una webcam en la parte superior del monitor. El computador —al azar— asignó a los participantes el papel de proponente, significando
que su tarea era determinar una cantidad de dinero entre ellos y el otro jugador.
Como resultados encontraron que las mujeres que estaban en la fase ovulatoria
daban menos dinero que aquellas que no estaban en esta fase; sin embargo,
este efecto no se vio cuando jugaban con un hombre, de hecho, ofrecían más
64
Recorrido y estado actual de la literatura
dinero a un jugador masculino: eran más generosas con ellos. En resumen, las
mujeres que se encontraban en la fase ovulatoria guardaron más dinero para
sí mismas cuando jugaban con una mujer, pero no cuando lo hacían con un
hombre. Los autores interpretaron esto como un reflejo de diferentes motivos
formados por la selección sexual de tal manera que las mujeres deberían querer
competir contra otras mujeres en la ovulación (compartir menos) y atraer a los
hombres (compartir más). Esto apoya la hipótesis de que las hormonas facilitan
los objetivos fundamentales de competencia por el estatus y el apareamiento a
través de decisiones económicas (S. J. Stanton, 2017).
Para finalizar con esta sección, se puede observar que los cambios hormonales
presentados a lo largo de las fases del ciclo menstrual también juegan un papel
importante en las decisiones económicas: tanto en decisiones de riesgo como
en decisiones sociales. En las decisiones de riesgo, justo en la fase ovulatoria,
las mujeres parecen tomar elecciones más arriesgadas que las que están en la
fase lútea y tienen menor aversión que las que están en la ventana de menor
probabilidad de concepción. En las decisiones económicas sociales las mujeres
que estaban en la fase ovulatoria eran más competitivas, castigaban más y ofrecían menos ganancias a sus oponentes; las que estaban en la fase lútea eran más
cooperativas, altruistas, generosas y confiaban más en sus oponentes. La Figura 9
nos permite ver de manera general el comportamiento femenino en las decisiones
económicas de acuerdo a las fases del ciclo menstrual.
Figura 9.
Decisiones económicas bajo riesgo y en contexto social en los cambios hormonales.
Decisiones económicas
Bajo
riesgo
Aversión al
riesgo (AR)
Contexto
social
Aversión a la
pérdida (AP)
Cooperación
(CP)
1
2
Fase lútea
Progesterona
1 Menor AV y AP
27 28 1 2
3
Fase folicular
4
24
5
23
6
Fases del
22
7
21 CICLO MENSTRUAL
8
20
9
19
10 Fase ovulatoria
18
11
17
12
Estrógenos
16 15 14 13
25
26
Competitividad
(CT)
2 Mayor AV y AP
3 Menos CP y más CT
3
4 Más CP y menos CT
4
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
65
Cierre de capítulo
Realizada esta revisión alrededor de las decisiones de la mujer, tomando como
punto de partida los cambios hormonales que se presentan a lo largo de las fases
del ciclo menstrual, se encuentra evidencia relacionada con la hipótesis del ciclo
ovulatorio de Gangestad y Thornhill (2008), la cual refiere que las fases del ciclo
menstrual son una adaptación o estrategia de la evolución en la que se pudieron
haber formado aspectos psicológicos en la mujer; dichos cambios adaptativos,
quizá, le han permitido desarrollar estrategias a la mujer para hacer cierto tipo
de elecciones que favorezcan a su prole.
Dichas evidencias, a favor de la hipótesis del ciclo ovulatorio, afirman que es
justamente en la fase ovulatoria cuando se presentan cambios diferenciados con
relación a las demás fases. Justo en esta fase se afina la elección de pareja con
fines reproductivos, tratando de hacer elecciones por aquellas que tengan un
perfil genético óptimo. Respecto a las elecciones de consumo, según lo reportado
por la literatura, estas guardan cierto tipo de relación con la reproducción, en la
medida en que la mujer hace elecciones de productos que le permiten tener un
mejor estatus y acceso a círculos sociales que se traduce en mayor probabilidad de
acceso a recursos y de pareja. De esta misma manera se han visto las decisiones
económicas como cambios experimentados en la fase ovulatoria que llevan a la
mujer a asumir mayores riesgos y ser más competitiva con otras mujeres.
De manera resumida la Figura 10 nos presenta un recuento de lo abordado en
este capítulo. En dicho esquema se intenta mostrar las decisiones de la mujer
alrededor de la fase ovulatoria. Si bien en las demás fases también hay cambios,
es justamente en la fase de mayor probabilidad de concepción donde se tiene
una relación más directa o asociada con las preferencias de pareja, las decisiones
de consumo y las decisiones económicas.
Lo desarrollado en este capítulo nos da un panorama general y un recuento de
investigaciones anteriores alrededor de las elecciones de la mujer en sus cambios
hormonales. El siguiente capítulo se centra en retomar conceptos importantes
alrededor de las decisiones y las hormonas, pues no es suficiente un estado del
arte, sino que es necesario comprender cómo se dan estos procesos. Continuemos.
66
Recorrido y estado actual de la literatura
Figura 10.
Decisiones económicas, de consumo y de pareja en la fase ovulatoria.
Menor aversión
al riesgo
Contexto social
Bajo riesgo
Decisiones
de consumo
Decisiones
económicas
Competitividad
Disminución en el
consumo de calorías
Tolerancia
al riesgo
Productos
de lujo
Variedad en
el producto
Tolerancia
a la pérdida
Voz gruesa
Olor corporal
Hombres más altos
Hombres dominantes
Hombres inteligentes
Cuerpos masculinos
Simetría facial
Creatividad
Disminuye
la motivación
por cooperar
Vestidos
sexis
Accesorios
de moda
Ropa atractiva
y reveladora
Menor aversión
a la pérdida
Castigo
Rechazan
ofertas
Preferencias
de pareja
67
Decisiones económicas y cambios hormonales
3
Revisión
de conceptos
La toma de decisiones
El riesgo
El riesgo y los incentivos
El riesgo y la toma de decisiones
Las fases del ciclo menstrual
Las hormonas en las fases del ciclo menstrual
Cierre de capítulo
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo
Ludwig Wittgenstein
69
La toma de decisiones ha tenido un importante desarrollo a lo largo del tiempo,
especialmente desde de los siglos XVII y XVIII. Es a partir de los años 50 que
la psicología empezó a dar valiosos aportes para entender las preferencias y el
comportamiento de elección de las personas (León, 1987). Respecto a las decisiones de la mujer, en los últimos veinte años ha habido un amplio despliegue,
especialmente enfocado en las preferencias de pareja (Gildersleeve, Haselton &
Fales, 2014); a la par, se han ido desarrollando otras investigaciones que permiten
observar el comportamiento femenino en las decisiones económicas (para una
revisión ver Croson & Gneezy, 2009). Ahora bien, las decisiones económicas
desde el punto de vista hormonal son más recientes (S. J. Stanton, 2017). Un
interesante hallazgo de las últimas investigaciones es que las hormonas parecen
tener un papel importante en las decisiones bajo riesgo, no solo en los hombres
sino también en las mujeres (Lazzaro et al., 2016; Pearson & Schipper, 2013).
Ahora bien, para acercarnos un poco a la comprensión de las decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer, proponemos en este capítulo la
revisión de los siguientes conceptos: la toma de decisiones, el riesgo, las hormonas
y el ciclo menstrual.
La toma de decisiones
La palabra decisión viene del latín decisio, la cual significa: solución, convenio,
ajuste (Corripio, 1984). Según el diccionario de la Real Academia Española
(2001), decisión significa: “determinación, resolución que se toma o se da en
una cosa dudosa”. Para Doron y Parot “la decisión supone la selección de una
respuesta particular entre varias respuestas posibles, resulta de un proceso de
70
Revisión de conceptos
integración de informaciones y de evaluaciones múltiples” (Doron & Parot, 2007,
p. 150). En esta misma línea, Viveros, Nuñez y Ortiz (2010), definen la toma de
decisiones como “el proceso cognitivo de elegir entre dos o más alternativas”.
Tomando como referencia las anteriores definiciones, para este libro, y la investigación que se desarrolla en él, la toma de decisiones es un proceso cognitivo
de elección de una alternativa entre dos o más dadas.
Al hacer una revisión del concepto y sus modelos se encontró que fueron los
matemáticos franceses —siglos XVII y XVIII— los que iniciaron los estudios
sobre la decisión al tratar de encontrar matemáticamente una pauta de comportamiento óptima en los juegos de azar, citándose comúnmente el año 1738 y
el nombre de Bernoulli como el primero en documentar el tema (León, 1987).
En aquel entonces, Bernoulli propuso el concepto de utilidad esperada a cambio
del concepto de valor esperado para explicar la conducta del sujeto racional. El
modelo del valor esperado deriva de los desarrollos de la probabilidad del siglo
XVII aplicados por Pascal y Laplace a problemas complejos de decisión (Baron,
2008). Este modelo asume que “al tomar una decisión, la persona debe asignar el
valor esperado a cada alternativa, y que una vez asignado dicho valor, la elección
correcta será aquella cuyo valor esperado sea más alto” (Fernandez, 2013, p. 54).
Por su parte, la utilidad esperada es más cercana a la posible conducta de un sujeto
racional, donde, por ejemplo, “el valor del dinero no se limita a su valor nominal,
sino que depende de la riqueza de la persona que lo valora” (Fernandez, 2013,
p. 55-56). Esto hace referencia a que la misma cantidad de dinero puede tener
un valor diferente para dos personas (por ejemplo, para Bill Gates cincuenta
dólares pueden tener un valor muy diferente al valor que le puede dar a esa
misma cantidad su mayordomo). En resumen, la mejor decisión para el modelo
de valor esperado es aquella donde el valor esperado sea mayor en todos los casos
posibles; mientras que, para el modelo de utilidad esperada, la mejor decisión es
aquella cuya utilidad sea mayor en función a una situación específica.
Uno de los modelos más representativos derivados de la teoría de la probabilidad y del desarrollo de la utilidad, y que sigue vigente, es el modelo de elección
racional de la teoría económica. La economía tradicional parte del supuesto de
que todas las personas son racionales, calculan el valor de todas las opciones
a las que se enfrentan y luego siguen la mejor línea de acción posible (Ariely,
2008). Para este modelo, la persona tiene una gran capacidad de procesamiento
de toda la información, es sensible a todas las alternativas, es capaz de diferenciarlas e identificar las consecuencias de manera racional y objetiva para hacer
una elección (Fernández, 2013).
Otro modelo que ha tenido importantes contribuciones es la teoría de juegos,
propuesta por Von Neumann y Morgenstern en 1944. La teoría de juegos la po-
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
71
dríamos entender como el estudio formal del conflicto y la cooperación. Juegos
sociales donde el resultado no depende de la causalidad, como en los juegos de
azar, sino del comportamiento del jugador, y en algunas ocasiones, de componentes ocasionales (Morgenstern, 1955). La teoría de juegos proporciona una serie
de conceptos que permiten formular, estructurar, analizar y entender escenarios
estratégicos (Von Stengel, 2007). Considera las interacciones estratégicas entre
jugadores desde el punto de vista de la definición y la búsqueda de soluciones
de equilibrio (Lohrenz & Montague citado en Fernández, 2013).
Ahora bien, de acuerdo con León (1987), fue en los años cincuenta cuando
la psicología comenzó a tener un interés creciente en la toma de decisiones.
Los primeros en hacerlo fueron aquellos que se encuadraban en la psicología
matemática. Por esta época surgen planteamientos alternativos al modelo de
elección racional que se ajustaban mejor a las elecciones de las personas, es decir,
se proponen aspectos más psicológicos. Es así como se desarrollan propuestas
como el modelo de racionalidad limitada de Simon (1955) donde no se ve a la
persona como aquella que evalúa las opciones y las probabilidades de ocurrencia,
sino que hay una atención por las características particulares del procesamiento
cognitivo. Simon (1956) propone que no se elige de forma racional y que las
elecciones no siempre maximizan la utilidad de la decisión. Las características
de los organismos limitan su racionalidad, por ejemplo, restricción en la capacidad de atención y la memoria; alteración en su homeostasis por condiciones
externas: temperatura, escases de alimento, etc.; limitaciones espaciotemporales:
visibilidad de los recursos, distancias entre las opciones; cambios de las emociones
a partir de los estímulos; las expectativas, etc. Todo esto anterior refiere que las
características de los organismos y el entorno limitan su racionalidad, además,
ellos buscan más satisfacer que optimizar.
En 1972 Tversky retoma las ideas de racionalidad limitada de Simon (1956) y
propone el modelo de eliminación por aspectos —EBA—, el cual describe el proceso de elección como un proceso de eliminación sucesiva de las alternativas,
en función del valor de sus atributos, hasta quedar con una sola. Años después,
Tversky y Kahneman (1974) hacen un aporte sobre el juicio bajo incertidumbre:
heurísticas y sesgos, en el que demostraron que las personas confían en una serie de
principios heurísticos que reducen las tareas complejas de estimación de probabilidades y valores predictivos a operaciones más simples. Estos principios, aunque
útiles, pueden conducir a errores serios y sistémicos. Las heurísticas planteadas
fueron: representatividad; disponibilidad; y ajuste y anclaje.
En la heurística de la representatividad “las probabilidades son evaluadas por el
grado en que A es representativo de B, es decir, por el grado en que A se asemeja
72
Revisión de conceptos
a B” (Tversky & Kahneman, 1974). Siguiendo a estos autores, si A es altamente
representativo de B, la probabilidad de que A tenga su origen en B se considera
alta; por el contrario, si A no se asemeja a B, la probabilidad de que A tenga su
origen en B se considera baja. Aunque el uso de esta heurística puede llevar a
conclusiones razonables, la probabilidad de cometer sesgos es mayor, ya que si
algo es representativo no quiere decir que sea más probable.
Por su parte, la heurística de la disponibilidad es un procedimiento mental
que las personas tienen para estimar el número de una clase, la probabilidad de
un evento o la frecuencia con que cierto tipo de eventos pueden ocurrir gracias
a las operaciones mentales de obtención, construcción o asociación (Tversky
& Kahneman, 1974). Por ejemplo, alguien puede estimar el riesgo de un paro
cardiaco en personas jóvenes recordando a las personas conocidas que lo han
sufrido. Aunque la heurística de la disponibilidad es un recurso útil para estimar
la frecuencia o la probabilidad, puede resultar afectada y generar sesgos.
Con relación al ajuste y anclaje, el heurístico refiere que las personas hacen
estimaciones partiendo de un valor inicial obtenido por cualquier medio (incluso
por el azar), que luego se puede ir ajustando (a medida que se añade nueva información, por ejemplo) hasta dar su respuesta final. Los ajustes no son suficientes,
puesto que puntos de partida diferentes llevan a estimaciones diferentes. Es
posible que los anteriores heurísticos estén en la base de este, por ejemplo, una
persona podría tomar lo más disponible (memoria), o lo más representativo, y a
partir de esta información ir ajustando su respuesta.
Hacia 1979 Kahneman y Tversky hacen una crítica a la teoría de utilidad
esperada como modelo descriptivo de la toma de decisiones bajo riesgo, y desarrollan el modelo teoría de la perspectiva (Kahneman & Tversky, 1984). Para
ellos, el modelo de utilidad esperada de Bernoulli es demasiado simple y no tiene
en cuenta el punto de referencia, es decir, el estado anterior con relación al cual se
evalúan ganancias y pérdidas. En la teoría de Bernoulli, por ejemplo, se necesita
conocer el estado de nuestro patrimonio para determinar su utilidad, mientras
que en la teoría de las perspectivas necesitamos conocer también el estado de
referencia (Kahneman, 2011). Lo anterior nos sugiere que no solo se trata del
valor subjetivo —la utilidad—, sino que las decisiones dependen también de un
punto de referencia.
Más recientemente Kahneman (2011), amparado en sus trabajos anteriores y
en los avances sobre el pensamiento intuitivo y las emociones, nos muestra un
panorama de cómo trabaja la mente. Para ello nos presenta dos tipos de sistemas
en la toma de decisiones: el sistema 1 y el sistema 2 —el concepto de sistema
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
73
fue tomado de Stanovich y West (2000)—. El sistema 1 es rápido, intuitivo,
automático, no genera mayor esfuerzo ni hay un control voluntario; de los dos
sistemas, este es el más influyente. El sistema 2 es lento, racional, consume más
energía, es organizado, secuencial y evalúa variables.
Con relación a lo anterior, Klein (2015) reitera que el sistema 1 es intuitivo y
hace uso de la experiencia adquirida por la práctica: se van acumulando pautas
que posteriormente se activan para tomar decisiones; por el contrario, el sistema
2 es una manera de controlar o monitorizar las cosas, es decir, antes de tomar
una decisión, la persona analiza la situación, la evalúa y luego hace su elección.
Este autor nos señala que en la vida práctica se usan los dos sistemas y que no se
deben separar. Su separación puede conducir a malas decisiones. Prueba de ello
las lesiones cerebrales que han tenido ciertas personas, en especial, aquellas que
afectan la corteza prefrontal ventromedial (Bechara, 2004; Bechara, Damasio
& Damasio, 2000). Este tipo de lesiones han llevado a una desconexión de las
emociones del proceso de toma de decisiones.
De acuerdo con Damasio (2001), en una toma de decisión no participa solo
la razón sino también la emoción. Si solo participara la razón se requeriría mucho tiempo para estudiar todas las posibles alternativas, predecir su evolución y
hacer un cálculo de costes y beneficios de todas ellas con el fin de compararlas
y decidir cuál es la mejor opción. De ahí la importancia de las emociones en el
proceso de toma de decisiones. Para comprender la emoción, Damasio desarrolló la hipótesis del marcador somático entendiéndose este como “un cambio
de tipo vegetativo, muscular, neuroendocrino o neurofisiológico que precede
al componente cognitivo y que puede influir a la hora de tomar una decisión”
(Carmona-Cañabate & Moreno-Alcázar, 2014, p. 736). En palabras de Damasio:
“una emoción es una colección de cambios en el estado corporal” (2001, p. 170).
Ahora bien, la emoción participa de la intuición, de tal forma que mediante
un proceso cognitivo muy rápido se puede llegar a una conclusión sin la necesidad de ser conscientes de todos los pasos lógicos intermedios. El concepto de
intuición suscita en muchas personas la imagen de algo mágico; sin embargo,
tal como nos lo recuerda Klein (2015) esta tiene que ver con la experiencia
práctica y con el saber o conocimiento tácito. De acuerdo con Redolar-Ripoll
(2014) para Damasio la intuición depende de los razonamientos pasados y de la
clasificación de los acontecimientos de experiencias anteriores en relación con
las emociones que los precedieron y sucedieron, así como de la reflexión de los
éxitos y fracasos vividos.
Para Kahneman (2011) los dos sistemas (el intuitivo y el racional) tienen una
gran importancia en las decisiones de las personas. Aunque el sistema 1 es ma-
74
Revisión de conceptos
ravilloso, también es imperfecto y por sí solo no es suficiente; de igual manera,
el sistema 2 no sustituye la experiencia, pero es una manera de prevenir errores.
Para cerrar esta parte, la Figura 11 nos sintetiza un poco cómo el concepto de
la toma de decisiones ha tenido todo su desarrollo a lo largo de estos años. La
figura no pretende recoger todos los modelos, pues ello requiere de una revisión
más amplia y detallada, pero sí da cuenta de algunos puntos de referencia importantes, en especial para la psicología.
Figura 11.
Surgimiento y desarrollo del concepto: toma de decisiones.
Sistema intuitivo
y racional
Kahneman
2011
Surgimiento
Matemáticos franceses
Siglos XVII-XVIII
Teoría de la perspectiva
Valor esperado
Kahneman y Tversky
1979
Pascal y Laplace
Siglo XVII
Juicio bajo
incertidumbre
Kahneman y Tversky
1974
Utilidad esperada
Toma de
decisiones
Bernoulli
1738
Eliminación por aspectos
Tversky
1972
Elección racional
Teoría económica
Siglo XVII
Racionalidad limitada
Simon
1955-1956
Teoría de juegos
Von Neumann y Morgenstern
1944
El riesgo
Han sido diversos los usos que la palabra “riesgo” ha tenido. Hansson (2007)
indica que, de todos los usos, de manera técnica han sido cinco los más utilizados
en todas las disciplinas:
1. Evento no deseado que puede ocurrir o no.
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
75
2. La causa de un evento no deseado que puede ocurrir o no.
3. La probabilidad de un evento no deseado que pueda ocurrir o no.
4. El valor de expectativa estadística de un evento no deseado que puede
ocurrir o no.
5. El hecho de que una decisión se toma bajo condiciones de probabilidades conocidas (“decisión bajo riesgo” en oposición a “decisión bajo incertidumbre”).
Por su parte, para Vélez el riesgo es “aquella situación sobre la cual tenemos
información, no solo de los eventos posibles, sino de sus probabilidades” (2002,
p. 373-374). Es decir, cuando además de prever resultados futuros asociados a
una alternativa se pueda asignar probabilidades, entonces se puede decir que se
está en una situación bajo riesgo.
El riesgo ha tenido un papel importante en las decisiones económicas. De allí
que la teoría económica moderna, con énfasis en análisis matemáticos, haya
desarrollado modelos para la evaluación del riesgo. De acuerdo con Hansson
(2007), el análisis de cartera desarrollado por Harry Markowitz, James Tobin y
otros en la década de los 50, fue un paso importante para el análisis económico
del riesgo. Estos autores usaron una medida estadística simple como una medida
de riesgo: la desviación estándar. Con esta medida, por ejemplo, cuando se tienen
dos opciones para una inversión, aquella cuyo resultado económico tenga mayor
desviación estándar será considerada la de mayor riesgo. A partir de entonces
se han ido desarrollando otros modelos de riesgo y se han ido incorporando al
análisis económico los aportes de la psicología y la economía experimental. Este
tipo de aportes han ido revelando que los agentes reales a menudo no se ajustan
a los criterios racionales derivados de la teoría.
En términos generales, una persona tendrá aversión al riesgo si prefiere un
resultado seguro a uno riesgoso con la misma utilidad esperada. El grado de
aversión al riesgo de una persona se puede medir como su disposición a pagar o
a aceptar una utilidad menor, a fin de evitar un riesgo.
El riesgo y los incentivos
Para las investigaciones que tienen como fin simular ambientes de riesgo entre
los sujetos experimentales, se ha hecho necesario tener claridad sobre los riesgos
reales e hipotéticos, así como de los incentivos reales e hipotéticos, más aún
cuando dichos estudios proponen estímulos a los participantes.
76
Revisión de conceptos
El riesgo real es aquel que está presente en situaciones propias y naturales de
los individuos; por su parte, el riesgo hipotético es aquel diseñado en entornos
artificiales que intentan acercarse a lo real, pero que sus diseños no les permiten
llegar a serlo. En el riesgo real los agentes se enfrentan a opciones que tienen
consecuencias en la decisión. El riesgo hipotético no tiene este tipo de consecuencias. Este tipo de riesgo cobra más sentido y lugar en el entorno académico
e investigativo, más propiamente en los diseños experimentales. En este, el
experimentador tiene el control, razón por la cual puede modelarlo o alterarlo
según lo considere necesario (Delgado, 2014).
Respecto a los incentivos, el Diccionario de la Real Academia Española,
define el incentivo como aquel estímulo que impulsa a hacer o desear algo. Un
inversionista que se enfrenta a una decisión financiera es consciente que existe
la posibilidad de un retorno mayor o menor al esperado, es decir, hay una percepción del riesgo. Al respecto, el inversor puede asumir una actitud de riesgo o
de neutralidad. De entrada, su inversión está en juego y de él depende exponerse
y afrontar los posibles resultados de su decisión. El inversionista no solo tiene el
incentivo del dinero que puede llegar a ganar, también se considera incentivo
el deseo de no perder la inversión inicial. De hecho, se ha encontrado que es
mucho mejor no perder la inversión inicial que el incentivo que puede tener la
posible ganancia (Etchart-Vincent & l’Haridon, 2011).
Para la investigación se puede denominar como incentivo real a aquel estímulo tangible o intangible que puede recibir el participante de un estudio. En
muchas investigaciones el incentivo que más se ha utilizado es el monetario.
Por lo regular, el participante obtiene una suma de dinero por la participación
en el experimento. Una vez el participante hace parte de la investigación se
le presentan posibles sumas de dinero que podría obtener, que consiga o no el
dinero depende de sus opciones. Por su parte, un incentivo hipotético omite la
presencia de un incentivo real. Aquí el estímulo está dado por la voluntad del
participante a desarrollar la actividad. Quizá este es uno de los aspectos complejos
en la investigación, dado que pocas personas muestran la voluntad de participar
en este tipo de proyectos, y aun accediendo, algunos críticos cuestionan los
resultados obtenidos (Barreda-Tarrazona et al., 2011); sin embargo, también se
encuentran otros académicos que las defienden (Melo, 1993). Para Melo, por
ejemplo, las conclusiones de los incentivos hipotéticos van a tender a las conclusiones arrojadas por las investigaciones que usaron incentivos reales. En tal
sentido considera que hay una diferencia mínima entre los resultados obtenidos
según el tipo de incentivo aplicado. Por el contrario, para Barreda-Tarrazona
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
77
y su equipo, el tipo de incentivo aplicado (real o hipotético), repercute en las
conclusiones. Para estos, los incentivos hipotéticos hacen que el experimento
se vuelva menos flexible y que haya más ruido entre los datos.
El riesgo y la toma de decisiones
Muchas de las decisiones importantes que tomamos en nuestra vida están
acompañadas de incertidumbre. Este tipo de decisiones puede generar aversión,
es decir, una respuesta de evitación (Doron & Parot, 2007). Los estudios de las
decisiones bajo riesgo se han centrado en elecciones entre juegos simples con
el fin de identificar actitudes básicas hacia el riesgo y el valor (Kahneman &
Tversky, 1984); además, son modelos sencillos que comparten aspectos importantes con las decisiones complejas que los investigadores tratan de entender
(Kahneman, 2011).
De acuerdo con Kahneman y Tversky (1984), en los análisis de la toma de
decisiones se distingue entre elecciones arriesgadas y elecciones sin riesgo. Las
elecciones arriesgadas se hacen sin previo conocimiento de sus consecuencias, hay
incertidumbre, de modo que una elección de este tipo puede entenderse como:
“la aceptación de un juego que puede arrojar diversos resultados con diferentes
posibilidades” (Kahneman & Tversky, 1984). Por su parte, una decisión sin riesgo
sería aquella elección por la ganancia segura, por ejemplo, aceptar la transacción
de un bien o servicio por el intercambio de dinero o trabajo.
Fue Bernoulli (1954) quien intentó explicar por qué las personas sienten
aversión al riesgo y cómo esta aversión disminuye a medida que aumenta la
riqueza. El siguiente ejemplo ilustrará un poco esto. Consideremos las siguientes
opciones: por un lado, tenemos la posibilidad de elegir $1.000 dólares (con un
85% de probabilidad de ganarlo y un 15% de perderlo), la expectativa de juego
es de $850 dólares (0,85 x 1.000 + 0,15 x 0 = 850); por el otro lado tenemos la
opción de elegir 800 dólares seguros. Respecto a esto anterior, Bernoulli observó
que la mayoría de las personas aborrece el riesgo y que, si se les permite elegir
entre un juego y una cantidad igual al valor que esperan, elegirán lo seguro. Esta
preferencia por la ganancia segura es un ejemplo de aversión al riesgo (Kahneman,
2011). Al respecto, Kahneman y Tversky (1984) refieren que la gran mayoría
de las personas prefiere lo seguro frente a lo inseguro, aunque las expectativas
del juego, pensadas matemáticamente, sean mayores.
Desde el punto de vista anterior podemos entender entonces que la aversión
al riesgo es aquella tendencia a evitar las opciones que conlleven un riesgo de
pérdida, aun cuando ese riesgo sea relativamente pequeño (Viveros, Nuñez &
Ortiz, 2010).
78
Revisión de conceptos
Aunque la propuesta de Bernoulli hizo importantes aportes, Kahneman y
Tversky (1979) le hacen una crítica como modelo descriptivo de la toma de
decisiones bajo riesgo. Como respuesta desarrollan el modelo de teoría de la
perspectiva (Kahneman & Tversky, 1984). Para estos autores el modelo de Bernoulli no tiene en cuenta el punto de referencia, es decir, el estado anterior con
relación al cual se evalúan ganancias y pérdidas. En otras palabras, la teoría de
Bernoulli necesita conocer el patrimonio para determinar su utilidad, mientras
que en la teoría de las perspectivas es necesario conocer el estado de referencia
(Kahneman, 2011). Lo anterior sugiere que en la toma de decisiones no solo
se trata del valor subjetivo —la utilidad—, sino que las decisiones dependen
también de un punto de referencia.
Para ilustrar un poco la teoría de las perspectivas de Kahneman y Tversky
consideremos los siguientes ejemplos, en los que, cambiando el punto de vista, la
familiar aversión al riesgo es sustituida por la búsqueda de riesgo (ver Figura 12):
¿Cuál de las siguientes opciones elegiría?
Figura 12.
Ejemplo 1: teoría de la perspectiva de Kahneman y Tversky.
Problema 1.
Elige una opción:
Problema 2.
Elige una opción:
Recibir $900 dólares.
Perder $900 dólares.
90% de posibilidades de
ganar $1000 dólares.
90% de posibilidades de
perder $1000 dólares.
Siguiendo a Kahneman (2011) en los anteriores problemas nos encontramos
con lo siguiente: en el primer problema se mostrará una aversión al riesgo y la
gran mayoría de personas elegirá la primera opción, ya que el valor subjetivo de
una ganancia de $900 dólares es ciertamente mayor que el del 90% del valor
de ganancia de $1000 dólares. Hasta aquí no hay algo nuevo al planteamiento
de Bernoulli.
Ahora bien, si nos detenemos en el segundo problema, la decisión se inclinará
por la búsqueda de riesgo, es decir, la segunda opción, razón por la cual la gran
mayoría de personas elegirá el juego. Esto se debe a que la pérdida segura suscita
mucha aversión y ello hace que se asuma el riesgo.
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
79
Veamos otro ejemplo expuesto por Kahneman (2011) en el que logra demostrar
el error de elección de Bernoulli (ver Figura 13):
Figura 13.
Ejemplo 2: teoría de la perspectiva de Kahneman y Tversky.
Problema 3.
Problema 4.
A lo que usted tiene se le han agregado
$1000 dólares. Elegir una de las
siguientes opciones:
A lo que usted tiene se le han agregado
$2000 dólares. Elegir una de las
siguientes opciones:
Recibir $500 dólares.
Perder $500 dólares.
50% de posibilidades de
ganar $1000 dólares.
50% de posibilidades de
perder $1000 dólares.
Para Bernoulli, los anteriores problemas supondrían similares preferencias,
pues en ambos casos habría que elegir entre las mismas dos opciones, es decir,
aumentar la fortuna en $1500 dólares o aceptar un juego que tiene las mismas
posibilidades de aumentar la fortuna en $1000 o en $2000 dólares. Sin embargo,
las preferencias ponen de relieve el punto de referencia desde el cual se evalúan
las opciones. Es decir, en el problema 3 la gran mayoría prefirió el dinero seguro,
mientras que en el problema 4 la gran mayoría prefirió el juego. Para el problema 3 el punto de referencia es superior en $1000 dólares a la suma actual y en
$2000 dólares en el problema 4. Para el problema 3 supone una ganancia de
$500 dólares, mientras que en el problema 4 supone una pérdida. De acuerdo
con lo anterior, Kahneman (2011) expresa que a las personas nos gusta ganar
y nos disgusta perder; es más, es casi seguro que nos disguste perder más de lo
que nos gusta ganar.
Ahora bien, retomando lo expuesto más arriba, una persona opta por opciones
seguras en lugar de opciones riesgosas: justo a ese tipo de elecciones es a lo que
se le ha llamado aversión al riesgo, veamos nuevamente un ejemplo. De acuerdo
con García y Georgantzís (2012) el paradigma más estudiado es el de la elección entre dos o más loterías que ofrecen premios monetarios. Estos premios se
pueden obtener con cierta probabilidad. Por ejemplo, usted tiene la opción de
elegir entre dos opciones: en la opción 1 puede recibir $100.000 pesos con la
probabilidad de conseguirlos en un 100%, es decir, es una opción segura; por otro
lado, tiene la opción 2, en esta puede recibir $200.000 pesos, pero la probabilidad
de conseguirlos es del 60% (ver Figura 14).
80
Revisión de conceptos
Figura 14.
Ejemplo 3: aversión al riesgo.
Elige una opción:
Recibir $100.000 pesos
Probabilidad de ganancia: 100%
Recibir $200.000 pesos
Probabilidad de ganancia: 60%
Dadas las anteriores opciones, ¿cuál elegiría? Según García y Georgantzís (2012)
la primera idea que tuvieron los economistas para predecir las decisiones de las
personas ante estas situaciones fue a través de la comparación de dos loterías en
términos de su valor esperado, es decir, la multiplicación de cada premio por su
probabilidad. Para el anterior ejemplo la operación sería de la siguiente manera:
$100.000 pesos x 100/100 frente a $200.000 pesos x 60/100. De acuerdo con la
teoría las personas deberían elegir la segunda opción ($200.000 pesos), ya que
el valor esperado para la primera opción es $100.000 pesos y para la segunda, el
valor esperado sería de $120.000 pesos. Ahora bien, ¿cuál sería la opción que las
personas elegirían? La respuesta es que la mayoría de las personas prefiere hacer
elecciones seguras, y para el anterior caso, la opción elegida sería los $100.000
pesos. Lo anterior significa que las personas no son neutrales frente al riesgo,
justamente a este fenómeno se le conoce como aversión al riesgo.
Las fases del ciclo menstrual
Desde la menarquia —la primera menstruación— hasta la menopausia —la
última menstruación— las mujeres experimentan cambios cíclicos en la actividad
del útero. Esto es denominado ciclo sexual mensual o de una manera menos
precisa pero más usual: ciclo menstrual. Estos cambios cíclicos se deben a la
producción de gametos (óvulos) de manera cíclica y mensual, con un promedio
de 28 días y un rango entre 24 y 35 días. La denominación cíclico se debe a que
inician con un periodo entre 3 y 7 días en el que se produce el sangrado uterino
llamado menstruación (Silverthorn, 2008). El ciclo menstrual es un referente
importante de la salud femenina y está presente en la mujer de 35 a 40 años.
Durante este ciclo se maduran los gametos femeninos y se producen una serie
de cambios en el cuerpo orientados a enfrentar un posible embarazo (Pocock &
Richards, 2005).
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
81
De acuerdo con Silverthorn (2008), el ciclo menstrual se puede describir por
el ciclo ovárico y el ciclo uterino. El ciclo ovárico se divide en tres fases: folicular, ovulatoria y lútea. La fase folicular es la primera parte del ciclo en la que se
produce el crecimiento de los folículos del ovario y es la más variable de las fases
(tomando entre 10 días y tres semanas); la fase ovulatoria se da cuando uno o
varios folículos logran su maduración y son liberados durante la ovulación; y la
fase lútea es aquella en la que el folículo roto se transforma en cuerpo lúteo, que
lleva su nombre por su aspecto amarillento y el depósito de lípidos. El cuerpo
lúteo continúa con los preparativos en caso de producirse la gestación; de no
darse, el cuerpo lúteo deja de funcionar —aproximadamente después de dos
semanas— y el ciclo ovárico vuelve a iniciar.
El útero también pasa por otro ciclo, el ciclo uterino, regulado por las hormonas
ováricas. La primera fase es la menstruación que inicia con la fase folicular y se
asocia con el sangrado procedente del útero. La siguiente fase es la proliferativa,
en la que se agrega una capa de células al endometrio con el fin de acondicionarlo
en caso de darse la gestación. Finalmente tenemos la fase secretora, producto
de la función realizada por las hormonas del cuerpo lúteo que convierten el
endometrio engrosado en una estructura secretora. De no darse el embarazo, las
capas superficiales del endometrio secretor se pierden durante la menstruación
y el ciclo uterino vuelve a iniciar (Silverthorn, 2008).
Si bien el ciclo menstrual tiene una duración típica de 28 días, según Escobar
et al., (2010), aproximadamente el 40% de las mujeres tiene ciclos regulares, un
35% tiene ciclos más cortos o largos, y un 15% restante es irregular. Aunque la
fase folicular suele ser la más variable, el sangrado con el que inicia puede tomar
en promedio 5 días, luego se da paso a los días de alta fertilidad, que, según Little,
Jones y Burriss (2007) serían del día 6 al 14. Aunque los tamaños de la ventana
de fertilidad varían, según Gangestad et al. (2016), los más comunes son entre 6
y 9 días. Previo a la ovulación en el día 14 (tomando este día como referencia),
se da un aumento de los niveles de estrógeno y de la hormona luteinizante. El
aumento de estas dos hormonas indica que la ovulación ocurrirá dentro de 24 a 36
horas, por lo que la mayor oportunidad para la concepción se produce dentro de
un período de 48 horas que rodea la ovulación (Eichner & Timpe, 2004; Wilcox
et al., 2001). La fase lútea es la que mayor tiempo tomaría, en promedio 14 días,
antes de iniciar nuevamente el ciclo menstrual (Silverthorn, 2008).
Las hormonas en las fases del ciclo menstrual
Las hormonas cumplen una función vital en el ser humano: controlan el ambiente interno del cuerpo, la respiración, la reproducción celular, los líquidos
82
Revisión de conceptos
corporales y la secreción de otras hormonas; regulan los ciclos reproductivos,
así como el crecimiento y el desarrollo; además, participan en el control de
algunos patrones conductuales como la conducta parental, la agresividad, la
territorialidad, la ingesta, las conductas sociales y las relaciones de pareja (Redolar & Tobeña, 2014; Rizzo, 2011). De todas las hormonas, la investigación
que se desarrolla en este libro tiene un especial interés por dos de ellas: estrógeno y progesterona, conocidas como las hormonas sexuales femeninas. Estas
hormonas son responsables del desarrollo de las estructuras sexuales primarias y
secundarias. Las primarias hacen referencia a los órganos sexuales internos y los
genitales externos, las secundarias hacen referencia a las demás cualidades del
cuerpo, como tonalidad en la voz, el vello, el desarrollo muscular, el crecimiento
óseo, entre otros (Fox & Rivera, 2014; Rizzo, 2011).
Para llevar adelante estas importantes funciones en el organismo se requiere
de la interacción del sistema nervioso (SN) y el sistema endocrino (SE). Ambos
trabajan juntos para coordinar las funciones que componen el organismo, siendo
una de ellas el ciclo menstrual. Los medios de control del SN y el SE son muy
diferentes. Tanto los neurotransmisores como las hormonas ejercen su función
al unirse a los receptores de sus células diana (blanco). El SN actúa a través de
impulsos nerviosos conducidos por los axones de las neuronas —conocidos como
potenciales de acción— que estimulan la liberación de neurotransmisores (moléculas), que a su vez transmiten impulsos nerviosos en la sinapsis; por su parte,
la mayoría de las hormonas pasan al líquido intersticial y luego a la circulación
sanguínea, distribuyéndose a las células de todo el cuerpo.
Por lo regular, en el SN los neurotransmisores se liberan localmente para ejercer
su función, mientras que en el SE las hormonas se distribuyen a los tejidos de
todo el cuerpo a través de la sangre; a este tipo de hormonas se les llama hormonas circulantes por actuar sobre células distantes. Hay otras hormonas que
actúan sobre sus células vecina conocidas como paracrinas, y otras que actúan
sobre la misma célula que las produjo, conocidas como autocrinas. En el SN el
comienzo y la duración de una acción se da en milisegundos, mientras que en el
SE puede tomar segundos, horas o días. Es importante mencionar que, aunque
una hormona viaja por todo el cuerpo, solo afecta a células diana específicas,
y que el control de su secreción es regulado por el SN, por cambios químicos
en la sangre o por otras hormonas (para una revisión ver Fox & Rivera, 2014).
El hipotálamo y la glándula pituitaria (hipófisis) son las encargadas de controlar y permitir la interacción entre el SN y el SE, y, por tanto, juegan un papel
importante en el desarrollo del ciclo menstrual de la mujer. Siguiendo el texto
de Redolar-Ripoll (2014) el hipotálamo es una estructura que se localiza por
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
83
debajo del tálamo en la parte basal del encéfalo anterior; se encarga de procesar
información sensorial que le permite actuar como centro coordinador de diferentes aspectos funcionales vinculados con la homeostasis, la defensa y los ritmos
cerebrales; integra la información que le llega de diferentes regiones como: la
corteza, el encéfalo anterior, el tronco encefálico, la medula espinal, la retina
y el sistema endocrino, permitiéndole regular el sistema nervioso autónomo, el
motor somático y el neuroendocrino; y, a través de sus conexiones con la hipófisis,
ejerce un papel clave en la secreción neuroendocrina (Redolar-Ripoll, 2014). Por
su parte, la hipófisis segrega múltiples hormonas reguladoras del funcionamiento
endocrino. En la hipófisis se distinguen dos partes importantes: el lóbulo anterior
o adenohipófisis y el lóbulo posterior o neurohipófisis. Entre las hormonas que
segrega la hipófisis, tenemos dos de importancia que están implicadas en el ciclo
menstrual: la hormona folículo estimulante (FSH) y la hormona luteinizante
(LH) (Fox & Rivera, 2014; Rizzo, 2011).
Ahora bien, si el SN y el SE interactúan y controlan sinérgicamente importantes funciones del organismo a través del hipotálamo y la hipófisis, ¿cómo
participan en el ciclo menstrual? El ciclo menstrual depende de la segregación de
varias hormonas. La hormona predominante en la fase folicular y ovulatoria es
el estrógeno, mientras que en la fase lútea es la progesterona. La producción de
estas hormonas es regulada por el hipotálamo y la hipófisis, con la participación
de la corteza cerebral y del sistema límbico. Las hormonas implicadas en el ciclo
menstrual son: la hormona hipotalámica liberadora de gonadotropina (GnRH)
y las del grupo de Gonadotropinas hipofisarias —Hormona folículo estimulante
(FSH) y Hormona luteinizante (LH)— (Curtis, Barnes, Schnek & Flores, 2000).
La GnRH estimula y regula la FSH y la LH de la adenohipófisis. Desde la
hipófisis se secreta FSH que viaja por la sangre hasta el ovario para estimular el
crecimiento de los folículos. La estimulación de los folículos hace que se secreten
estrógenos, estos a su vez cumplirán dos funciones: actuar sobre el endometrio
para que vaya creciendo y estimular la hipófisis para que regule la LH y la FSH.
La estimulación de la hipófisis con estrógenos tiene dos efectos: uno negativo y
otro positivo. El efecto negativo es que disminuyen los niveles de FSH y LH; y
el efecto positivo, es que se aumenta la producción de estrógenos.
A medida que aumentan los niveles de estrógeno ocurre un efecto paradójico:
ya no inhiben, sino que estimulan la adenohipósifis para la secreción de LH y
FSH (más o menos en el día 12). La LH actuará sobre el folículo ovárico maduro
y ocasionarán la ovulación. La LH también tiene un efecto adicional y es que
actúa sobre la granulosa y la teca (capas que tiene el folículo) transformándolas
en células secretoras de progesterona. Aparte de la progesterona, el folículo roto
84
Revisión de conceptos
también produce estrógenos e inhibina (HI). La HI es una hormona que actúa
sobre la adenohipófisis para que no se produzca FSH, pues no es necesaria en
esta parte del ciclo.
En la fase lútea aumentan los niveles de progesterona y disminuyen los niveles
de estrógeno. Una de las funciones de la progesterona es estimular el engrosamiento del endometrio en caso de darse la gestación. De no darse, el cuerpo
lúteo se destruye, comienzan a disminuir los niveles de estrógeno, progesterona
e inhibina, se aumenta la FSH, e inicia nuevamente el ciclo menstrual (para una
revisión ver Silverthorn, 2008).
Cierre de capítulo
Se ha iniciado este capítulo con algunas breves definiciones sobre la toma de
decisiones y hemos propuesto una de manera operativa para la investigación:
“proceso cognitivo de elección de una alternativa entre dos o más dadas”. Luego
hicimos un recorrido general por el concepto de toma de decisiones, desde los
matemáticos franceses del siglo XVII hasta nuestros días. Posteriormente nos
enfocamos en el riesgo, tanto del real como del hipotético, los incentivos y la
medición del riesgo. Para finalizar, revisamos las fases del ciclo menstrual, las
hormonas que participan y el proceso neuroendocrino. Los anteriores conceptos
nos permiten tener una idea del mundo psicológico y biológico de la mujer; nos
acercan a conceptos necesarios en el estudio que luego se deberán retomar para
la discusión de los resultados.
Hasta el momento se ha revisado la literatura, hemos identificado un problema,
se han propuestos unos objetivos y hemos desarrollado y precisado unos conceptos para la comprensión del estudio. El siguiente capítulo tiene como propósito
trazar una ruta y definir un método que nos permita obtener resultados lo más
precisos posible, para luego ser analizados, discutidos y responder a los objetivos
propuestos. Veamos.
85
Decisiones económicas y cambios hormonales
4
Diseño
metodológico
Tipo, alcance y diseño de la investigación
Población: muestreo y muestra
Criterios de inclusión y exclusión
Variables del estudio
Instrumentos para la recolección de información
Procedimiento de recolección de información
Consideraciones éticas
Consentimiento informado
Análisis de datos
Cierre de capítulo
No basta tener buen ingenio; lo principal es aplicarlo bien
René Descartes
87
Tipo, alcance y diseño de la investigación
El tipo de investigación es empírico analítico debido a que está constituido por
un conjunto de procesos secuenciales y probatorios. Su alcance es comparativo
no explicativo dado que no se va a manipular la variable independiente ni pretende buscar las causas que expliquen el fenómeno, sino que intenta observar
la relación entre las decisiones económicas bajo riesgo y en contexto social con
los cambios hormonales experimentados en la fase ovulatoria y lútea del ciclo
menstrual. Finalmente, su diseño es no experimental y de tipo transversal.
Población: muestreo y muestra
El muestreo fue probabilístico: el total de estudiantes (mujeres) de pregrado y
posgrado de la Universidad de Antioquia, matriculadas en el segundo semestre
del año 2017 en la ciudad de Medellín con edades entre los 18 y 24 años fue de
11042. Después de hacer un cálculo muestral, aceptando un margen de error
de 9.7, la muestra estuvo conformada finalmente por 100 mujeres.
Criterios de inclusión y exclusión
Entre los criterios de inclusión se tuvieron los siguientes: estudiantes de universidad pública (Universidad de Antioquia) de pregrado y posgrado con un
rango de edad entre los 18 y 24 años y con ciclos menstruales regulares (rango
del ciclo entre los 25 y 35 días). Como criterios de exclusión se tuvieron los siguientes: mujeres embarazadas o en periodo de lactancia (el embarazo interrumpe
88
Diseño metodológico
la fluctuación normal de las hormonas durante el ciclo menstrual y elimina la
ovulación); mujeres histerectomizadas (extracción del útero); uso de métodos
anticonceptivos hormonales; síndrome del ovario poliquístico (desequilibrio
de las hormonas sexuales femeninas); mujeres con un ciclo menstrual irregular
(menor de 25 días o mayor de 35 días); alteraciones neurológicas o discapacidad
sensorial. Para la revisión de los anteriores criterios se hizo uso de la entrevista.
Variables del estudio
La investigación tuvo las siguientes variables. Sociodemográficas: la edad, la
escolaridad, el estrato social, la relación de pareja, los ingresos y responsable de
costos personales; del ciclo menstrual se tuvieron: la fase ovulatoria y la fase
lútea. Para las variables experimentales en las decisiones económicas se tuvieron:
variable en contexto de juego de azar: aversión al riesgo; variable en contexto de
juego social: decisión social. Ver variables del estudio en la Tabla 5.
Tabla 5.
Variables del estudio.
Variable
Sociodemográfica
Ciclo menstrual
Decisiones económicas
Sub-variable
Edad
Escolaridad
Estrato social
Relación de pareja
Ingresos
Responsable de costos personales
Fase ovulatoria
Fase lútea
Aversión al riesgo
Decisión social
Instrumentos para la recolección de información
Encuesta
La encuesta fue diseñada de acuerdo con los objetivos de la investigación. En
ella fueron incluidos ítems de la encuesta sugerida por Holt y Laury (2002) con
adaptaciones al contexto colombiano. A través de este instrumento se hizo la
recolección de información sociodemográfica y económica de las participantes
(ver Anexo 1).
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
89
Cuestionario sobre el ciclo menstrual
El cuestionario sobre el ciclo menstrual es una adaptación del instrumento
utilizado por Durante et al. (2014). Dicho cuestionario permitió el registro
de información del ciclo menstrual y la identificación de las participantes que
cumplían con los criterios de inclusión para continuar con las pruebas experimentales (ver Anexo 2).
Juego del ultimátum
El juego del ultimátum consta de dos jugadores: el proponente (J1) a quien se
le da una dotación “n” (n > 1) y el respondedor (J2). El jugador J1 deberá decidir
cuánto (“m”) de su dotación (“n”) ofrecerá al jugador J2 (0 como mínimo y n
como máximo). Si J2 acepta la propuesta, entonces J1 conservará la parte de la
dotación restante (n - m) y J2 conservará la parte ofrecida “m”. Si J2 rechaza la
propuesta, ninguno de los dos jugadores recibe nada. Para la evaluación de la
toma de decisiones sociales se utilizó el software UltiGamePc de Hevia-Orozco
et al. (2014) con breves adaptaciones al contexto colombiano. En la Figura 15
se ilustra el entorno de trabajo del programa.
Figura 15.
Ilustración de un ejemplo del software UltiGamePc de Hevia-Orozco et al. (2014)
con breves adaptaciones.
Aquí se puede ubicar la
fotografía del jugador 1 cuando
este se encuentra en otro lugar
Jugador 2: quien toma la
decisión de si acepta o no
las ofertas del jugador 1
2
3
1
Jugador 1: quien hace
las ofertas al jugador 2
Jugador 1
(oponente)
Jugador 2
(tú)
Se repartirán 1000 pesos
Botones de aceptar y
rechazar: si el jugador 2
acepta la propuesta realizada
por el jugador 1 da clic al
botón aceptar; si no acepta la
propuesta, da clic al botón
rechazar
600 Para el jugador 1 (oponente)
400 Para el jugador 2 (tú)
4 Cantidad de dinero
entregada al jugador
1 para que tome la
decisión de cuánto
dinero ofrecerá al
jugador 2
5 Cantidad de dinero
que el jugador 1
desea conservar
Cantidad de dinero
que ofrece el jugador
6 1 al jugador 2
Aceptar
Rechazar
7
Juego de loterías de Holt y Laury
Para García y Georgantzís (2012) el paradigma más utilizado en la economía
para medir la aversión al riesgo es el juego de loterías. En esta línea, Chicaíza,
90
Diseño metodológico
García y Romano (2011) refieren que el instrumento más utilizado es el juego de
loterías de Holt y Laury (2002). El experimento consiste en un juego de lotería
par de decisión. Al iniciar el juego, al participante se le presentan dos opciones:
“A” y “B” entre las que debe elegir en 10 ocasiones. Cada opción está compuesta
por dos sucesos y cada suceso cuenta con una probabilidad de ocurrencia. La
opción “A” tiene premios $x y $y, con x>y; de igual manera, la opción “B” tiene
premios $w y $z, con w>z. La opción “A” se considera segura ya que la variabilidad es menor en los pagos que la opción “B”, por tanto, a “B” se le considera
riesgosa. En cada registro varía la probabilidad de ganar el premio de la lotería.
En la Tabla 6 se puede apreciar el juego de loterías con sus respectivas opciones,
sucesos y probabilidades
Tabla 6.
Juego de loterías de Holt y Laury.
Opción A
Opción B
1/10 de $2.00, 9/10 de $1.60
1/10 de $3.85, 9/10 de $0.10
2/10 de $2.00, 8/10 de $1.60
2/10 de $3.85, 8/10 de $0.10
3/10 de $2.00, 7/10 de $1.60
3/10 de $3.85, 7/10 de $0.10
4/10 de $2.00, 6/10 de $1.60
4/10 de $3.85, 6/10 de $0.10
5/10 de $2.00, 5/10 de $1.60
5/10 de $3.85, 5/10 de $0.10
6/10 de $2.00, 4/10 de $1.60
6/10 de $3.85, 4/10 de $0.10
7/10 de $2.00, 3/10 de $1.60
7/10 de $3.85, 3/10 de $0.10
8/10 de $2.00, 2/10 de $1.60
8/10 de $3.85, 2/10 de $0.10
9/10 de $2.00, 1/10 de $1.60
9/10 de $3.85, 1/10 de $0.10
10/10 de $2.00, 0/10 de $1.60
10/10 de $3.85, 0/10 de $0.10
Nota: tabla tomada de Holt y Laury (2002).
En la Tabla 6 los pagos de la opción “A” fueron US$2 y US$1,60 y los pagos
de la opción “B” fueron de US$3,85 y US$0,10. En la primera elección entre
A y B la probabilidad de obtener X o W fue 0.10, en la segunda de 0.20 y así
sucesivamente hasta el último registro cuando la probabilidad es de 1. La lógica
de este juego es que los participantes propensos al riesgo elegirán la opción “B”,
mientras que los participantes con aversión al riesgo elegirán la opción “A”. El
último registro es una prueba en la que se verifica que el participante entendió
la tarea y no tiene relevancia en la determinación de la actitud frente al riesgo.
Un sujeto con una actitud neutral al riesgo deberá cambiar de la opción “A” a
la opción “B” cuando el valor esperado de cada opción sea aproximadamente el
mismo; en tal sentido, elegirá la opción “A” en los cuatro primeros registros y la
opción “B” en los demás.
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
91
Unas de las ventajas del juego de loterías de Holt y Laury (2002) es que tiene
un diseño experimental sumamente sencillo que no va a depender del contexto;
es decir, no requiere que el sujeto experimental asuma el papel de comprador
o vendedor (como suele hacerse en otros diseños para obtener un resultado
similar). Para Chicaíza et al. (2011) una de las ventajas de este instrumento es
que suministra medidas de las características de los sujetos frente al riesgo y es
compatible con los incentivos.
La aplicación del instrumento se hizo a través del software Veconlab (aplicación
online), propuesto y trabajado por Charles Holt (2007) en su libro Mercados,
juegos y comportamiento estratégico (ver Figura 16). Los valores utilizados en el
experimento fueron reales y entregados a las participantes al final de la prueba
de acuerdo a las instrucciones.
Figura 16.
Juego de loterías de Holt y Laury (2002) aplicado en la investigación.
Seleccione A o B para cada una de las diez decisiones a continuación.
Recuerde: Cada decisión tiene la misma posibilidad de ser utilizada para determinar sus ganancias.
Pagos de dinero real: Las elecciones que realice en esta página se utilizarán para determinar sus
ganancias: son pagos de dinero real que se le pagarán en efectivo al terminar la prueba.
Decisión
Opción A
Opción B
1
$10.000 si el lado es 1
$8.000 si el lado es 2 - 10
$20.000 si el lado es 1
$500 si el lado es 2 - 10
Tu elección
A
B
2
$10.000 si el lado es 1 - 2
$8.000 si el lado es 3 - 10
$20.000 si el lado es 1 - 2
$500 si el lado es 3 - 10
A
B
3
$10.000 si el lado es 1 - 3
$8.000 si el lado es 4 - 10
$20.000 si el lado es 1 - 3
$500 si el lado es 4 - 10
A
B
4
$10.000 si el lado es 1 - 4
$8.000 si el lado es 5 - 10
$20.000 si el lado es 1 - 4
$500 si el lado es 5 - 10
A
B
5
$10.000 si el lado es 1 - 5
$8.000 si el lado es 6 - 10
$20.000 si el lado es 1 - 5
$500 si el lado es 6 - 10
A
B
6
$10.000 si el lado es 1 - 6
$8.000 si el lado es 7 - 10
$20.000 si el lado es 1 - 6
$500 si el lado es 7 - 10
A
B
7
$10.000 si el lado es 1 - 7
$8.000 si el lado es 8 - 10
$20.000 si el lado es 1 - 7
$500 si el lado es 8 - 10
A
B
8
$10.000 si el lado es 1 - 8
$8.000 si el lado es 9 - 10
$20.000 si el lado es 1 - 8
$500 si el lado es 9 - 10
A
B
9
$10.000 si el lado es 1 - 9
$8.000 si el lado es 10
$20.000 si el lado es 1 - 9
$500 si el lado es 10
A
B
10
$10.000 si el lado es 1 - 10
$20.000 si el lado es 1 - 10
A
B
Presiona aquí después de haber tomado TODAS las 10 decisiones
Respuestas lógicas en el juego de loterías
Las participantes pueden ser lógicas o no en sus elecciones. Como se mencionaba más arriba, cada opción cuenta con una probabilidad de ocurrencia que
aumenta en cada decisión a medida que se avanza en el juego, por lo tanto, su
92
Diseño metodológico
estructura presenta un riesgo decreciente para la lotería B. En la primera opción la
probabilidad de llevarse la mejor ganancia es del 10%, en la segunda del 20%, en la
tercera del 30% y así hasta la décima opción donde la probabilidad de ocurrencia
es del 100% (el juego está diseñado para que la respuesta en la decisión 10 sea la
B). En tal sentido, se espera que las participantes en sus decisiones sean lógicas,
es decir, en el momento en que la participante cambie de lotería (de la opción
A —lotería segura—, a la opción B —lotería riesgosa—) no debería regresar en
las siguientes decisiones a la lotería A, pues al aumentar las probabilidades en
un 10% a medida que se avanza en cada decisión, se espera que continúen hasta
el final; de lo contrario, se asume como una respuesta ilógica o inconsistente, y
por lo tanto, se sugiere descartar el análisis. En las Figuras 17 y 18 se ilustran las
respuestas lógicas y algunos ejemplos de respuestas ilógicas:
Figura 17.
Juego de loterías: respuestas lógicas.
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
A B
A B
A B
A B
A B
A B
A B
A B
A B
A B
Figura 18.
Juego de loterías: respuestas ilógicas.
A B
A B
A B
A B
A B
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
93
Niveles de aversión al riesgo
Holt y Laury (2002) diseñaron el juego de loterías de tal manera que los niveles de aversión al riesgo puedan ser determinados por el número de respuestas
seguras. Entre más opciones seguras (lotería A) elija la participante, mayor será
su aversión al riesgo (ver Tabla 7). De acuerdo con los autores, cuatro opciones
seguras indican “neutralidad al riesgo”; si no se toma ninguna opción segura o
máximo tres, se interpreta como “no aversión al riesgo”; pero si se toman más de
cuatro opciones seguras, habría “aversión al riesgo”. En la Figura 19 se representa
la neutralidad al riesgo, donde todo lo que esté por debajo de la línea de neutralidad se considera riesgoso y lo que esté por encima indica aversión al riesgo.
Tabla 7.
Niveles de aversión al riesgo.
Número de
opciones seguras
Rango de aversión al riesgo relativo para
U(x) = x1-r / (1 – r)
Clasificación de preferencia de
riesgo
0–1
2
3
4
5
6
7
8
9–10
r < – 0.95
– 0.95 < r < – 0.49
– 0.49 < r < – 0.15
– 0.15 < r < 0.15
0.15 < r < 0.41
0.41 < r < 0.68
0.68 < r < 0.97
0.97 < r < 1.37
1.37 < r
Extremadamente amante del riesgo
Muy amante del riesgo
Amante del riesgo
Neutral al riesgo
Ligeramente averso al riesgo
Averso al riesgo
Muy averso al riesgo
Extremadamente averso al riesgo
Quedarse en cama
Nota: Tomado y traducido de Holt, C. A., y Laury, S. K. (2002). Risk aversion and incentive effects.
American Economic Review, 92(5), 1644–1655.
Figura 19.
Neutralidad en la aversión al riesgo.
1
0,9
0,8
0,7
0,6
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
94
Diseño metodológico
Procedimiento de recolección de información
El acceso a la muestra se hizo a través de una convocatoria con el apoyo de
las Facultades y las Unidades de Comunicación de la Universidad de Antioquia,
además del envío de invitaciones a través del correo institucional. En el primer
contacto con las participantes se les compartió la información general del proyecto
y se revisaron los criterios de inclusión y exclusión; a las que cumplieron con
los requisitos se les compartió el consentimiento informado para la respectiva
lectura, solución de inquietudes y firma (ver Anexo 3). Aceptado y firmado el
consentimiento informado se les envió un enlace a sus correos institucionales que
dirigía a dos formularios: uno para el registro de información sociodemográfica
y el otro para el registro de información del ciclo menstrual. Diligenciados los
formularios se revisó la información para descartar participantes del estudio que
no cumplieran con los criterios (por ejemplo, si se observaban irregularidades
en sus ciclos). Con las que cumplieron se procedió con el cálculo del rango de
su ciclo menstrual (el registro de información tenía una ventana de 3 meses).
El cálculo permitió definir la fecha en la que se debían aplicar los instrumentos.
Precisado lo anterior, se entró en contacto con las participantes y se les solicitó
presentarse al laboratorio en la fecha y hora establecida.
Con las 100 participantes que finalmente hicieron parte del estudio se formaron dos grupos: el grupo uno, compuesto por 50 participantes que estaban en
fase ovulatoria y el grupo dos, por 50 participantes que estaban en fase lútea.
La fecha de aplicación de los instrumentos debía coincidir con la fase del ciclo
(ovulatoria o lútea) y todas debían pasar por las mismas pruebas.
Desde el inicio de la investigación las participantes tenían en cuenta la importancia de la fecha para la aplicación de los instrumentos, pues esta era el
resultado de un cálculo previo, que indicaba mayores probabilidades de tener
los estrógenos o la progesterona en sus niveles más elevados de acuerdo con la
regularidad de cada participante. Si no se presentaban en el día y la hora, se debía
reprogramar y calcular nuevamente la fecha. Para determinar la fecha del ciclo
se aplicó el método del conteo con base en la encuesta de Durante et al. (2014).
Las participantes se presentaron al laboratorio entre las 6:00 a.m. y 8:00 a.m. y
todas se encontraban en ayunas. Al llegar la participante se le hacía un registro
y se le entregaba un refrigerio (un jugo y un pastel) para ser consumidos antes
de iniciar las pruebas. Luego se ubicaban en una sala frente a un computador.
El espacio estaba debidamente iluminado y sin estímulos distractores. En total
se aplicaron dos juegos sobre decisiones económicas: uno sobre decisiones sociales (juego del ultimátum) y el otro sobre juegos de azar (juego de loterías).
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
95
En el Anexo 4 se encuentran las instrucciones generales, en el Anexo 5 están las
instrucciones del juego del ultimátum y en el Anexo 6 las instrucciones del juego
de loterías. La aplicación de cada juego tomó en promedio diez minutos. Desde
el inicio de la investigación se les informó a las participantes que los juegos eran
reales y con estímulos económicos reales, es decir, el dinero que ganaran se les
entregaría al finalizar el juego.
La primera prueba aplicada fue el juego del ultimátum. Para su aplicación se
usó el software UltiGamePc. En este juego se utilizaron fotografías de mujeres
(simétricas y con baja simetría). Las fotografías fueron seleccionadas de la siguiente manera: se eligieron seis fotografías de mujeres con edades entre los 18 y 24
años de la ciudad de Medellín y se contó con el permiso para su uso. Tres de las
fotografías eran simétricas y las otras tres de baja simetría. Para la elección final
de la fotografía de alta simetría y baja simetría se hizo una encuesta a un grupo
de 30 hombres en la que debían responder a lo siguiente: “Por favor ordene las
siguientes fotografías de la más bella a la menos bella”. Con los datos arrojados
por la encuesta se seleccionaron las dos fotografías que serían utilizadas en el
juego: alta simetría y baja simetría.
Como se ha mencionado anteriormente, el juego del ultimátum consta de dos
roles: proponente y respondedor. Sin embargo, el rol de proponente ya estaba
programado en el UltiGamePc, es decir, el software ya tenía preestablecido el
número de propuestas que se harían (20 propuestas), las cuales se encontraban
divididas y debidamente aleatorizadas en propuestas justas e injustas. La tasa de
propuestas justas era del 25% y de propuestas injustas del 75% (esta información
era desconocida por la participante). Para llevar adelante el juego, a la participante (respondedor) se le indicaba que iba a jugar online con otra mujer que se
encontraba en una sala contigua, y que, si bien no podía verla directamente, si
podía ver su fotografía cuando iniciara el juego. Para su debida realización se le
presentaron las instrucciones (ver Anexo 5) y luego se hizo un breve ejercicio de
prueba para comprobar que las instrucciones fueron comprendidas.
La participante debía jugar el mismo juego en dos oportunidades (con la
supuesta chica con alta simetría y luego con la de baja simetría). Dicho diseño
tenía como fin hacer comparaciones de las ganancias obtenidas para la misma
participante (con estímulo de alta simetría y de baja simetría) según la fase del
ciclo menstrual en la que se encontrara. Para evitar sesgos en los resultados el
software tenía aleatorizadas las propuestas, de igual manera se procedió con la
presentación de los estímulos y se aleatorizaron: en una oportunidad la participante podía iniciar jugando con la supuesta chica de alta simetría y luego con
96
Diseño metodológico
la de baja simetría; o a la inversa, iniciar jugando con la de baja simetría y luego
con la de alta simetría.
Terminadas las dos rondas del juego del ultimátum la participante pasaba a
la última prueba: el juego de loterías. Para su realización se le presentaron las
instrucciones (ver Anexo 6) y luego se hizo un breve ejercicio de prueba para
comprobar que las instrucciones fueron comprendidas. Al finalizar la aplicación
de todos los instrumentos se entregó el total de dinero ganado y se firmó una
carta de cierre de participación (ver Anexo 7).
Consideraciones éticas
La investigación fue de mínimo riesgo y se acogió a las Normas científicas,
técnicas y administrativas para la investigación en salud (Ministerio de Salud, resolución 8430 de 1993); a los lineamientos del Código deontológico y bioético del
ejercicio de la psicología en Colombia (Ley 1090 de 2006); y a los Principios éticos
de los psicólogos y código de conducta de la APA en torno a los estándares éticos
de investigación (http://www.apa.org/ethics/code/index.aspx). Por tal motivo, se
tomó como violación a la ética de la investigación en el campo de la psicología
el no cumplimiento de los códigos o artículos de los documentos mencionados.
Consentimiento informado
La ley 1090 de 2006, en su artículo 36 numeral “i”, señala la obligatoriedad del
consentimiento informado para los usuarios. En este sentido, las participantes que
hicieron parte de esta investigación contaron con el respectivo consentimiento
informado. En él se les explicó la finalidad de la investigación y que con su firma
estaban aceptando participar libre y voluntariamente. A las participantes se les
dejó claro que en cualquier momento de la investigación tenían la libertad para
decidir si continuaban o no en el estudio. El consentimiento informado utilizado
fue avalado por el Comité de Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia (ver Anexo 3).
Análisis de datos
El análisis de los datos se realizó en el programa SPSS versión 24 ®. Inicialmente se hizo un análisis descriptivo de las variables sociodemográficas y del ciclo
menstrual; luego se procedió con la prueba de normalidad de la distribución de
los datos de las variables cuantitativas (variable de decisiones sociales) a través
del estadístico de Shapiro-Wilk. Si los datos cumplían con una distribución
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
97
paramétrica, se utilizaba la prueba T de Student de muestras relacionadas; si no
era paramétrica, se utilizaba la prueba U de Mann-Whitney. Para las variables
cualitativas o categóricas (aversión al riesgo) se utilizó el estadístico Chi-cuadrado
X2 y el análisis de proporción de opciones seguras tomadas por las participantes
para la identificación de aversión al riesgo.
Cierre de capítulo
Un método es un camino que sigue una serie de pasos debidamente estructurados. Para nuestra investigación el enfoque utilizado fue el empírico analítico, con
alcance comparativo, diseño no experimental y de tipo transversal. El muestreo
fue probabilístico, con una muestra de 100 mujeres, las cuales debieron cumplir
con unos criterios de inclusión y exclusión. Se identificaron las variables del
estudio y los instrumentos que ayudarían en su medición: encuesta sociodemográfica, cuestionario sobre el ciclo menstrual, el juego del ultimátum y el juego
de loterías de Holt y Laury. Para la recolección de información se construyó un
procedimiento que debían seguir todas las participantes; se cumplieron las normas
éticas y se siguieron las orientaciones del Comité de Bioética de la Facultad de
Medicina de la Universidad de Antioquia a través del consentimiento informado
que fue aprobado; finalmente se cierra con un plan de análisis de los datos. En la
Figura 20 se encuentra ilustrado el diseño metodológico aplicado a la investigación. En el siguiente capítulo encontraremos los resultados obtenidos. Veamos.
98
Diseño metodológico
Figura 20.
Diseño metodológico aplicado a la investigación.
Diseño metodológico de la investigación
Tipo
Empírico analítico
Diseño
No experimental tipo transversal
Alcance
Comparativo
Universo
11042
Fase
Fase
ovulatoria
lútea
Muestreo
Probabilístico
Error: 9.7%
50
Criterios de inclusión
Ciclos menstruales regulares
Rango de edad: de 18 a 24 años
Estudiantes de universidad pública
50
Muestra
Criterios de exclusión
Discapacidad sensorial
Ciclo menstrual irregular
Alteraciones neurológicas
Mujeres histerectomizadas
Síndrome de ovario poliquístico
Embarazo o periodo de lactancia
Uso de anticonceptivos hormonales
100
Instrumentos
Decisiones sociales
Decisiones de riesgo
Juego del Ultimátum
Oponente
Tú
Baja simetría
Oponente
Se repartirán 1000 pesos
Tú
Opción A
Opción B
A
B
Se repartirán 1000 pesos
600 Para el oponente
600 Para el oponente
400 Para ti
Aceptar
Juego de loterías
Aleatorización en la
presentación de
estímulos
Alta simetría
400 Para ti
Rechazar
Base
de datos
Aceptar
Rechazar
Base de datos
Análisis de datos
Variables cuantitativas
NO
Paramétrica
Independiente
NO
Variables cualitativas
Independiente
SÍ
Wilcoxon
Análisis de datos
SÍ
U de
Mann-Whitney
NO
T de Student
de muestras
relacionadas
Chi-cuadrado X2
SÍ
T de Student
de muestras
independientes
Proporción de opciones
99
Decisiones económicas y cambios hormonales
5
Nuevos
hallazgos
Sociodemográficos
Fases del ciclo menstrual
Decisiones económicas
Aversión al riesgo
Decisión social
La ciencia será siempre una búsqueda, jamás un
descubrimiento real. Es un viaje, nunca una llegada
Karl Popper
101
Sociodemográficos
El rango de edad de las participantes fue de 18 a 24 años con un promedio de
21,32. Cerca de la mitad no tenía una relación de pareja, en su mayoría eran
solteras, dependían económicamente de sus padres, tenían ingresos menores a
un salario mínimo mensual legal vigente (smmlv) y se ubicaban en los estratos
dos y tres. Ver Tabla 8.
Tabla 8.
Resultados sociodemográficos.
Descripción
Escolaridad
Educación media
Técnico
Tecnólogo
Profesional
Total
Estrato
1
2
3
4
5
6
Total
Relación de pareja
No
Si
Total
Ingresos personales
1 smmlv*
De 1 smmlv a 3 smmlv
Total
Responsable de costos
personales
Abuelos
Beca
Compartidos con los padres
Compartidos con la pareja
Préstamo
Usted misma
Padres
Total
* Salario mínimo mensual legal vigente (smmlv)
* Salario mínimo mensual legal vigente (smmlv)
Frecuencia
Porcentaje
68
25
6
1
100
8
32
47
9
2
2
100
47
53
100
83
17
100
1
1
32
2
2
17
45
100
68%
25%
6%
1%
100%
8%
32%
47%
9%
2%
2%
100%
47%
53%
100%
83%
17%
100%
1%
1%
32%
2%
2%
17%
45%
100%
102
Nuevos hallazgos
Fases del ciclo menstrual
De las 100 participantes 50 estaban en fase ovulatoria y 50 en fase lútea; todas
tenían ciclos menstruales regulares con media de 28.8 días ± 2.386. Ninguna
utilizaba método anticonceptivo hormonal (ver Figura 21).
Figura 21.
Fases del ciclo menstrual.
50
Porcentaje
40
30
50%
50%
Ovulatoria
Lútea
20
10
0
Decisiones económicas
Aversión al riesgo
De las cien participantes que jugaron el juego de loterías el 69% respondió de
manera consistente. Para el análisis solo se tomaron las respuestas consistentes,
las demás se descartaron (ver diseño metodológico). Tanto para la fase ovulatoria
como para la lútea se tuvo una proporción similar de respuestas consistentes
(ver Tabla 9).
Tabla 9.
Respuestas consistentes e inconsistentes.
Respuestas
Total
Consistentes
Inconsistentes
Fase del ciclo menstrual
Ovulatoria
Lútea
36
33
14
17
50
50
Total
69
31
100
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
103
Respecto al tipo de aversión al riesgo, la gran mayoría de la muestra se ubica
como “aversa al riesgo”, pocas son “neutrales al riesgo” con un porcentaje más
alto en la fase lútea; y “amantes al riesgo” fue mínimo, a excepción de una participante de la fase lútea (ver Tabla 10).
Tabla 10.
Aversión al riesgo * Fase del ciclo menstrual.
Fase del ciclo
menstrual
Ovulatoria
Lútea
Total
Clasificación del riesgo
Aversión al Neutral al Amantes al
riesgo
riesgo
riesgo
35
1
0
32,3
3,1
,5
27
5
1
29,7
2,9
,5
62
6
1
62,0
6,0
1,0
Recuento
Recuento esperado
Recuento
Recuento esperado
Recuento
Recuento esperado
Total
36
36,0
33
33,0
69
69,0
Prueba de hipótesis
H0: la aversión al riesgo es independiente de las fases del ciclo menstrual.
H1: La aversión al riesgo se asocia con las fases del ciclo menstrual.
Decisión: si p≤0.05 se rechaza H0.
Al aplicar el estadístico Chi-cuadrado se aceptó la independencia de las variables: las fases del ciclo menstrual no se relacionan con el tipo de aversión al
riesgo. De acuerdo con los resultados (ver Tabla 11) no se encontraron diferencias
estadísticamente significativas (X2(1) =4.577; p=0.101). Por tanto, se puede
concluir que, para las mujeres evaluadas, la aversión al riesgo no se relaciona
con la fase del ciclo en la que se encontraban.
Tabla 11.
Resultados Chi-cuadrado.
Valor
df
Chi-cuadrado de Pearson
4,577a
2
Significación
asintótica (bilateral)
,101
Razón de verosimilitud
5,202
2
,074
Asociación lineal por lineal
4,385
1
,036
N de casos válidos
69
a. 4 casillas (66,7%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo
esperado es ,48.
104
Nuevos hallazgos
Proporción de opciones seguras
Siguiendo el modelo Holt y Laury (2002), tanto el grupo de la fase ovulatoria
como de la lútea presentan aversión al riesgo (ver Figura 22). Esto indica la elección de una mayor cantidad de opciones seguras por parte de las participantes
en el juego de loterías.
Figura 22.
Proporción de opciones seguras en las fases del ciclo menstrual.
1
0,9
Ovulatorias
Lúteas
Neutral
0,8
Probabilidad de A
0,7
0,6
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Decisión social
Descriptivos de la muestra
En el juego del ultimátum la ganancia mínima obtenida con el rol de respondedor se dio en la fase lútea, la máxima fue similar en ambos grupos a excepción
de la fase lútea con el estímulo simétrico. La media fue similar entre los grupos
(ver Tabla 12).
Tabla 12.
Ganancias respondedor por fases del ciclo.
Fases del ciclo Ganancia
N
Mínimo
Máximo
Media
Simetría
Asimetría
Simetría
Asimetría
50
50
50
50
1500
2000
1100
1600
5700
5700
5300
5700
3796
3786
3736
3656
Ovulatoria
Lútea
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
105
Prueba de hipótesis de normalidad
Hipótesis pruebas de normalidad con estímulo simétrico
H0: Las ganancias en la fase ovulatoria y lútea con un estímulo simétrico siguen
una distribución normal.
H1: Las ganancias en la fase ovulatoria y lútea con un estímulo simétrico no
siguen una distribución normal.
Hipótesis pruebas de normalidad con estímulo asimétrico
H0: Las ganancias en la fase ovulatoria y lútea con un estímulo asimétrico
siguen una distribución normal.
H1: Las ganancias en la fase ovulatoria y lútea con un estímulo asimétrico no
siguen una distribución normal.
La prueba de normalidad Shapiro-Wilk (ver Tabla 13) indica que no se cumple
el supuesto de normalidad: simetría (estadístico 0.959 ovulatoria y 0.942 lútea;
gl: 50; p=0.080 ovulatoria y p=0,016 lútea); asimetría (estadístico 0.956 ovulatoria y 0.934 lútea; gl: 50; p=0.059 ovulatoria y p=0.008 lútea). De acuerdo
con estos resultados se utilizará la prueba no paramétrica U de Mann-Whitney.
Tabla 13.
Pruebas de normalidad Shapiro-Wilk.
Fase del ciclo menstrual
Ovulatoria
Ganancia
Simetría
Lútea
Ganancia
Ovulatoria
Ganancia
Asimetría
Lútea
Ganancia
a. Corrección de significación de Lilliefors
Shapiro-Wilk
Estadístico
gl
0,959
50
0,942
50
0,956
50
0,934
50
Sig.
0,080
0,016
0,059
0,008
Prueba de hipótesis para estadístico U de Mann-Whitney
Hipótesis con estímulo simétrico
H0: Las ganancias en la fase ovulatoria y lútea con un estímulo simétrico son
similares.
H1: Las ganancias en la fase ovulatoria y lútea con estímulo simétrico no son
similares.
Hipótesis con estímulo asimétrico
H0: Las ganancias en la fase ovulatoria y lútea con un estímulo asimétrico
son similares.
H1: Las ganancias en la fase ovulatoria y lútea con estímulo asimétrico no
son similares.
106
Nuevos hallazgos
Se acepta la hipótesis nula para ambos casos (ver Tabla 14) ya que el valor de
p fue mayor a 0.05 (p=0.806 para ganancias con estímulo simétrico y p=0.828
para ganancias con estímulo asimétrico). Aunque al observar las Figuras 23 y
24 el grupo uno (fase ovulatoria) está un poco por encima del grupo dos (fase
lútea), esa diferencia no es significativa; además, el tamaño del efecto es mínimo
en ambas situaciones (r = 0.024 para ganancias con estímulo simétrico y r =
0.022 para ganancias con estímulo asimétrico). Lo anterior quiere decir que no
hay diferencias significativas entre las ganancias obtenidas en la fase ovulatoria,
al igual que en la lútea con estímulos simétrico y asimétrico, llevando a un comportamiento muy similar en ambos grupos sin importar el estímulo presentado.
Tabla 14.
Estadísticos de la prueba U de Mann-Whitneya.
Ganancias
Estímulo simétrico
U de Mann-Whitney
1214,500
W de Wilcoxon
2489,500
Z
-0,246
Sig. asintótica (bilateral)
0,806
Tamaño del efecto
0,024
a. Variable de agrupación: Fase del ciclo menstrual
a. Variable de agrupación: Fase del ciclo menstrual
Estímulo asimétrico
1218,500
2493,500
-0,218
0,828
0,022
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
107
Figura 23.
Descripción de plots: ganancias con estímulo simétrico.
SGR
4100
3400
1
2
FaseCM
Nota: SGR = simetría ganancias respondedor. Grupo 1 = fase ovulatoria; Grupo 2 = fase lútea.
Figura 24.
Descripción de plots: ganancias con estímulo asimétrico.
AGR
4200
3200
1
2
FaseCM
Nota: AGR = asimetría ganancias respondedor. Grupo 1 = fase ovulatoria; Grupo 2 = fase lútea.
109
Decisiones económicas y cambios hormonales
6
Discusión
de resultados
Decisiones económicas bajo riesgo
Inconsistencia en la decisión
El papel de los incentivos
en la toma de decisiones
Decisiones económicas en contexto social
Decisiones económicas bajo incertidumbre
No sabemos: solo podemos conjeturar
Karl Popper
111
¿Juegan las hormonas sexuales un papel importante en las decisiones económicas? Esta ha sido una pregunta que recientemente se han venido planteando
algunos investigadores. Hasta el momento los estudios se han realizado tanto en
la testosterona, hormona sexual masculina, como en los estrógenos y la progesterona, hormonas sexuales femeninas; a pesar de esto, los aportes han sido más
abundantes alrededor de las hormonas sexuales masculinas que de las hormonas
sexuales femeninas (Durante et al., 2011; Lazzaro et al., 2016; Pine & Fletcher,
2011; S. J. Stanton, 2017). Respecto a las hormonas sexuales femeninas, tanto
los estrógenos como la progesterona tienen una participación diferenciada a lo
largo del ciclo menstrual; por ejemplo, en la fase ovulatoria los niveles de estrógeno son más elevados que la progesterona, mientras que en la fase lútea se da a
la inversa, la progesterona se eleva y los estrógenos bajan. Una de las funciones
de los estrógenos es actuar sobre el endometrio para que vaya creciendo; por su
parte, la progesterona prepara el útero para que se puedan dar las condiciones
idóneas en caso de darse la gestación.
Uno de los objetivos de nuestra investigación era identificar la aversión al
riesgo según las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual. Nuestros resultados indicaron que las mujeres presentan aversión al riesgo sin importar la fase
del ciclo en la que se encuentren. Este resultado será discutido en la sección
Decisiones económicas bajo riesgo. El segundo objetivo era identificar el comportamiento económico en contexto social según las fases ovulatoria y lútea del ciclo
menstrual. Nuestros hallazgos mostraron que no hay diferencias significativas
entre las ganancias obtenidas en la fase ovulatoria y la fase lútea llevando a un
comportamiento similar entre ambos grupos. Estos resultados serán discutidos
112
Discusión de resultados
en el apartado Decisiones económicas en contexto social. Finalmente, nuestro tercer
objetivo era comparar la aversión al riesgo y el comportamiento económico en
contexto social según las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual. Este objetivo
será revisado en el apartado Decisiones económicas bajo incertidumbre. Veamos.
Decisiones económicas bajo riesgo
Uno de nuestros hallazgos fue que las mujeres presentaron aversión al riesgo sin
importar la fase del ciclo menstrual en la que se encontraban (ver Figura 25). Estos
resultados son diferentes a los encontrados por Lazzaro et al. (2016) y Pearson y
Schipper (2013) que más adelante discutiremos. Ahora bien, ¿cómo se podrían
pensar los resultados obtenidos a la luz de estudios anteriores? Para responder a
esta pregunta consideramos importante abordar aquellas investigaciones que se
han enfocado en los cambios hormonales y su relación con el comportamiento
del consumidor y las decisiones económicas.
Figura 25.
Aversión al riesgo sin importancia de las fases del ciclo menstrual.
Aversión al riesgo
Fase ovulatoria
35
Fase lútea
27
Nota. De las 100 participantes 69 respondieron de manera consistente (36 de la fase ovulatoria
y 33 de la fase lútea). De las 36, 35 presentaron aversión al riesgo y 1 fue neutral. De las 33, 27
presentaron aversión al riesgo, 5 fueron neutrales y solo 1 fue amante al riesgo.
Recientes investigaciones se han interesado en saber si las hormonas sexuales
de la mujer tienen un papel importante en el comportamiento del consumidor;
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
113
por ejemplo, Durante y Saad (2010) refieren que el costo potencial de la reproducción no solo impacta las preferencias sexuales, sino que también juega un
papel importante en los comportamientos y la toma de decisiones de la mujer.
En esta línea se ha encontrado que las mujeres tienen un comportamiento de
consumo muy diferenciado a lo largo de las fases del ciclo menstrual. En la fase
ovulatoria las mujeres tienen una mayor preferencia por la ropa reveladora
y atractiva y los accesorios de moda (Durante et al., 2008; 2011); están más
motivadas por mejorar su atractivo físico (Durante & Saad, 2010); reducen la
ingesta de calorías (Saad & Stenstrom, 2012); prefieren las ganancias relativas
en lugar de las ganancias absolutas (Durante et al., 2014); y tienen una mayor
preferencia por la variedad en el consumo (Durante & Arsena, 2015). Mientras
que, en las otras fases del ciclo como la lútea, ocurre lo contrario.
Este tipo de comportamientos de consumo a lo largo de las fases del ciclo
menstrual, en especial en la fase ovulatoria, se ha asociado con la competencia
intrasexual orientada al estatus y al éxito en la búsqueda y selección de pareja
(Durante & Arsena, 2015; Durante & Saad, 2010; Durante et al., 2011; Durante
et al., 2014; Saad & Stenstrom, 2012;). Así mismo, Durante y Griskevicius (2016)
en estudios recientes refieren que las hormonas pueden estar participando en el
logro de objetivos para el acceso a los recursos, a los compañeros y al estatus social.
Por otro lado, el estudio de las hormonas también se ha relacionado con las
decisiones económicas. Según Lazzaro et al. (2016), si los estudios de neuroimagen funcional han demostrado que la actividad cerebral varía a lo largo del ciclo
menstrual, como la recompensa y el procesamiento emocional, se podría esperar
que las decisiones económicas se vean afectadas por los niveles cambiantes de
estrógeno y progesterona a lo largo del ciclo. Bajo esta premisa, la investigación
de Lazzaro et al. (2016) estuvo centrada en determinar si en las fases del ciclo
menstrual las mujeres tenían variaciones en la racionalidad económica, la
aversión al riesgo y la aversión a la perdida. Sus resultados indicaron que a lo
largo del ciclo menstrual las mujeres son racionales en su comportamiento de
elección; que en promedio presentaban aversión al riesgo en todas las fases del
ciclo menstrual, excepto durante la fase ovulatoria (resultados contradictorios
con los nuestros); y finalmente, que las mujeres presentaban significativamente
menos aversión a la pérdida en la fase ovulatoria que en las demás fases. Lo
anterior llevó a los autores a concluir que las mujeres son más propensas a elegir
opciones de riesgo que pueden conducir a posibles pérdidas financieras durante
la ovulación, o quizá, tener más tolerancia a las pérdidas.
De forma similar, Pearson y Schipper (2013) encontraron que las mujeres presentaban mayor aversión al riesgo al hacer ofertas en subastas de primer precio,
114
Discusión de resultados
excepto en la fase ovulatoria. Para estos autores, una mayor aversión al riesgo
en esta fase sugiere una explicación evolutiva: las mujeres en la fase de mayor
fertilidad pueden asumir comportamientos más arriesgados que pueden conducir
a una mayor probabilidad de concepción que favorezca la diversidad y la calidad
genética y así tener un mayor éxito reproductivo.
Según lo expuesto hasta el momento, si bien se ha encontrado que en la fase
ovulatoria, cuando los niveles de estrógeno son más elevados y los de progesterona
son más bajos, se exhiben comportamientos diferenciados, también se observan
algunos aspectos a considerar. Entre ellos se tiene que el tipo de variable (comportamiento de consumo y decisiones económicas) y la manera de medirse, ha
sido diferente. Respecto a las preferencias del consumidor, una de las precursoras
en analizar este tipo de comportamientos ha sido Kristina Durante y su equipo,
y uno de los puntos de referencia sobre los cuales desarrolla su discusión es a
través de lo teoría del cambio ovulatorio propuesta por Gangestad y Thornhill
(2008), siendo esta una de las teorías que ha tratado de acercarse a la explicación
de las preferencias sexuales.
Es en esta línea que Durante et al. y otras investigaciones han sugerido, donde
el comportamiento de consumo en la mujer, según las fases del ciclo menstrual,
también tienen una explicación evolutiva. En otras palabras, la preferencia exhibida en la fase ovulatoria por el vestido, los accesorios de moda, la baja ingesta
de calorías, la preferencia por la variedad, etc., pueden tener una explicación
relacionada con las preferencias sexuales, y para ello, las hormonas juegan un
papel importante en el logro de objetivos para el acceso a los recursos, a los
compañeros y al estatus social (Durante & Griskevicius, 2016). Pese a esto
anterior, vale la pena preguntarse si otras variables no podrían estar jugando un
papel importante en las decisiones de consumo de la mujer, como la capacidad
adquisitiva y las estrategias del mercado de consumo. Aunque el estudio de las
hormonas femeninas y el comportamiento del consumidor es una línea de investigación relativamente nueva, son necesarias más investigaciones que sigan
aportando al área.
Ahora bien, al contrastar los resultados de Lazzaro et al. (2016) y Pearson y
Schipper (2013) con los nuestros, encontramos una contradicción: en nuestros
hallazgos en promedio las mujeres mostraron igual aversión al riesgo, mientras
que para Lazzaro et al. y Pearson y Schipper no. Lazzaro y su equipo usaron un
instrumento para suscitar actitudes de riesgo que consistían en elegir entre una
opción segura, una cantidad de dinero que oscilaba entre $2 y $8, una opción
riesgosa que ofrecía un 50% de probabilidad de ganar una cantidad positiva de
dinero ($2.40 a $19) y una probabilidad del 50% de ganar $0. Por su parte, Pearson
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
115
y Schipper suscitaron las actitudes de riesgo a través de ofertas en subastas de
primer precio. En este tipo de experimento los postores presentan su ofertan en
una sola ocasión. En cada ronda el mejor postor gana el objeto y paga su oferta; si dos ofertas coinciden, cada licitador gana con la misma probabilidad. En
nuestro caso, utilizamos el método de loterías de Holt y Laury (2002), método
estándar para suscitar actitudes de riesgo (Hirschauer et al., 2014) que cuenta
con diez elecciones consecutivas de loterías emparejadas, lotería segura (opción
A) y lotería riesgosa (opción B); ambas loterías cuentan con probabilidades
similares variando solo su incentivo (siendo mayor para la lotería B). Si bien los
instrumentos son disímiles, y por lo tanto se podrían esperar algunas variaciones
en los resultados, la actitud del riesgo es la que ocupa un lugar de interés, pues
en nuestro estudio no se presentaron diferencias entre los grupos, mientras que
para los autores en mención sí las hubo.
Por otro lado, el número de participantes varió en cada caso. Lazzaro et al.
(2016) contaron con 36 participantes con edad media 24,68, rango 18-36 años.
Pearson y Schipper (2013) tuvieron una muestra mayor, 150 participantes con
ciclos menstruales naturales regulares con edad media 20,43 y desviación estándar
de 2,64. Aunque el tamaño de la muestra de Lazzaro fue menor y con un rango
de edad muy amplio, hizo un control directo del nivel hormonal y solo tomó
en cuenta mujeres con ciclos menstruales regulares que no utilizaran métodos
anticonceptivos hormonales; por su parte, Pearson y Schipper contaron con una
muestra mucho mayor de diferentes grupos poblacionales (asiáticas, hispanas, de
color, etc.) y con una un rango de edad mucho más reducido; sin embargo, no
tuvo un control del nivel hormonal de acuerdo a las fases del ciclo. En nuestro
caso se tuvo una muestra de 100 participantes con edad promedio de 21,32, rango
18-24 años y determinación de la fase del ciclo a través de coteo. Todos estos
aspectos diferenciadores entre las investigaciones hacen que puedan aparecer
otras variables que sean incluso difíciles de identificar y controlar, y, por ende,
los resultados puedan variar.
Ahora bien, aunque nuestros resultados no están en línea con los trabajos
expuestos anteriormente, si están en coherencia con los encontrados por Croson
y Gneezy (2009). Estos autores hicieron una revisión de la literatura y encontraron que las mujeres en promedio presentan aversión al riesgo. Las explicaciones
alrededor de este tipo de comportamientos las encuentran en las emociones, la
confianza y ver el riesgo como amenaza. Las emociones, en situaciones inciertas,
pueden afectar en la mujer la evaluación de los resultados y las probabilidades.
La falta de seguridad en ellas puede llevar a una percepción diferente de la distribución de probabilidad subyacente a un riesgo dado. Además, asumen los riesgos
116
Discusión de resultados
como amenazas, llevándolas a tener una mayor aversión. Los autores también han
encontrado una excepción a la regla: las mujeres que tenían cargos gerenciales
presentaban menor aversión al riesgo que las que ocupaban otro tipo de cargos.
Más recientemente, Kaighobadi y Stevens (2013) hallaron resultados similares
a los nuestros, donde las participantes que se enfrentaron a decisiones económicas
con instrumentos que provocan actitudes de riesgos presentaron igual aversión
sin importar la fase del ciclo en la que se encontraban. Según los autores, no hay
un efecto diferenciador del estado de fertilidad sobre las opciones de riesgo. Para
medir la aversión al riesgo, Kaighobadi y Stevens mostraban a las participantes
opciones monetarias que variaban en cantidad y probabilidad, y cuyas probabilidades aumentaban a medida que se avanzaba en las elecciones (muy similar al
utilizado en nuestra investigación). Una de las críticas de Kaighobadi y Stevens
(2013) al trabajo de Pearson y Schipper (2013), quienes obtuvieron resultados
diferentes a los nuestros y que más arriba discutíamos, es que las actitudes de
riesgo se tomaron en un contexto social y competitivo. De hecho, el trabajo de
Kaighobadi y Stevens, como el nuestro, utilizó incentivos monetarios, pero no
involucró incertidumbre social como el de Pearson y Schipper, sino que evaluó el
riesgo a través de la variación de probabilidades donde la decisión solo afectaba
al participante y no a otros. Esto anterior es reforzado por Artinger, Fleischhut,
Levati y Stevens (2012), quienes indican que las actitudes de riesgo suscitadas por
la incertidumbre social son muy diferentes a las obtenidas por el juego de loterías.
Derntl, Pintzinger, Kryspin-Exner y Schöpf (2014) tampoco observaron una
diferencia significativa en la selección del riesgo entre la fase ovulatoria y lútea.
Estos autores tenían como objetivo analizar el impacto de la fase del ciclo menstrual con la toma de decisiones. Para ello utilizaron la tarea Haegler’s Risk Game
sin efecto de aprendizaje, que consiste en presentar una cantidad desconocida
de pares de cartas con valores de uno a diez; una vez los participantes ven la
primera carta deben decidir si la segunda tendrá un valor más alto o más bajo
que la primera; si la decisión fue acertada se dan puntos como recompensa, en
caso contrario, los pierden; los participantes inician con cero puntos que pueden
ir acumulando durante las rondas, también se puede acumular cantidades negativas; el objetivo final es acumular la mayor cantidad de puntos posibles (para
una revisión ver Haegler, 2010).
Una vez aplicado el instrumento Derntl et al. (2014) no encontraron una
diferencia significativa en la selección del riesgo entre la fase ovulatoria y lútea:
el mayor número de elecciones estaba presente para los parámetros de menor
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
117
riesgo. Estos resultados están en la misma línea de Van den Bos, Heijer, Vlaar
y Houx (2007), quienes al aplicar el juego del Iowa Gambling Task (IGT) tanto
en la fase ovulatoria como en la lútea, no observaron claras diferencias con el
rendimiento económico obtenido en el IGT. Finalmente, Derntl et al. (2014)
indican que la tarea Haegler’s Risk Game no implicó un riesgo económico real, lo
que puede llevar a una baja percepción del riesgo en las mujeres, esto hace que
las réplicas sean necesarias antes de poder llegar a una conclusión.
También hemos podido observar que nuestros resultados se ajustan a lo propuesto por la teoría económica cuando abordan el riesgo en condiciones de
incertidumbre. Los economistas entienden por incertidumbre “combinaciones de
probabilidades (conocidas) de ganar determinados premios monetarios” (García
& Georgantzís, 2012, p. 27); y el riesgo como aquella situación en la que tenemos
información de un evento posible y sus probabilidades (Vélez, 2002). Ahora
bien, para estudiar las elecciones de riesgo en condiciones de incertidumbre se
ha utilizado ampliamente el juego de loterías, pues ha sido una manera adecuada
de modelar el riesgo (para una revisión ver LaPlante, Gray, Bosworth & Shaffer,
2010). Los resultados obtenidos con este instrumento han permitido ver que las
personas no son neutrales frente al riesgo, es decir, si se tiene la posibilidad de
elegir entre una opción segura y una riesgosa (así esta última ofrezca una mayor ganancia), la gran mayoría de las personas elegirá la opción segura (García
& Georgantzís, 2012). Por ejemplo, Holt y Laury (2002) encontraron que las
mujeres en promedio presentan aversión al riesgo. Este tipo de resultados va en
coherencia con los expuesto por Bernoulli (1955) y Kahneman y Tversky (1984);
la gran mayoría de las personas prefiere lo seguro frente a lo inseguro aunque las
expectativas del juego, pensadas matemáticamente, sean mayores.
Quizá la preferencia por lo seguro en lugar de lo arriesgado se base en un proceso
de evaluación de los costos y beneficios a corto y largo plazo en el que juega un
papel importante no solo la razón sino las emociones. De acuerdo con Damasio
(2001), en la toma de decisiones participa tanto la razón como la emoción. De
hecho, si solo participara la razón en la toma de decisiones se requeriría mucho
tiempo para estudiar todas las posibles alternativas, predecir su evolución y
hacer un cálculo de costes y beneficios de todas ellas con el fin de compararlas
y decidir la mejor línea de acción. Para entender la emoción, Damasio propuso
la hipótesis del marcador somático, el cual se puede entender como “un cambio
de tipo vegetativo, muscular, neuroendocrino o neurofisiológico que precede
al componente cognitivo y que puede influir a la hora de tomar una decisión”
(Carmona-Cañabate & Moreno-Alcázar, 2014, p. 736). En otras palabras, el
118
Discusión de resultados
proceso decisorio está determinado por la interacción entre un sistema emocional
que responde tanto a recompensas inmediatas como a pérdidas o amenazas, y a
un sistema cognitivo, que controla la perspectiva a largo plazo (Bechara, 2005).
Consideramos importante señalar que el papel de las hormonas sexuales en las
decisiones económicas bajo riesgo es muy reciente. De una manera general, Byrnes, Miller y Schafer (1999) hicieron un meta-análisis, con más de 150 artículos,
para comparar la diferencia entre hombres y mujeres en la toma de riesgos. Los
resultados indicaron que los hombres son más propensos a tomar riesgos que
las mujeres. Por su parte, Croson y Gneezy (2009) hicieron una revisión de
la literatura de una manera más específica sobre las diferencias de género en
las decisiones económicas. Sus hallazgos permitieron ver que las mujeres, en
promedio, tienen mayor aversión al riesgo en las decisiones económicas y son
menos competitivas que los hombres. Ahora bien, los trabajos anteriores no se
enfocaron en revisar si el componente endocrino tenía un papel diferenciador.
Esta necesidad de observar si las hormonas tienen un papel importante en las
decisiones económicas, llevaron a autores como S. J. Stanton (2017) a realizar una
revisión sobre el papel de la testosterona y los estrógenos en el comportamiento
del consumidor y la toma de decisiones económicas y sociales. Su estudio le permitió identificar que el tema de las decisiones económicas y las hormonas es muy
reciente y que los estrógenos han sido menos investigados que la testosterona,
razón por la cual no hay un consenso entre la comunidad científica. En apoyo a
lo anterior, encontramos un trabajo reciente de Kurath y Mata (2018) quienes
refieren que los estudios existentes no han permitido evaluar completamente el
papel de las hormonas en la determinación de la preferencia por el riesgo.
Es así como Kurath y Mata (2018) se dieron a la tarea de hacer una búsqueda
sistemática y meta-analítica para evaluar el vínculo entre los niveles endógenos
de testosterona, estradiol (estrógeno) y cortisol con los constructos relacionados con la toma de riesgos. No es un estudio enfocado en revisar la relación del
riesgo económico con las hormonas, pues la literatura al respecto es escasa, pero
sí sería el primer trabajo meta-analítico conocido en el que se relaciona la toma
de riesgo y su vínculo con los niveles hormonales. Para este trabajo se tuvieron
en cuenta estudios sobre la medida de propensión de riesgos, la impulsividad, la
búsqueda de sensaciones y la búsqueda de novedad; se tuvo en cuenta el tipo de
constructo, de medición, las características de la muestra y los análisis realizados.
Del total de estudios incluidos se conformó una muestra de 11,062 participantes
(36.7% mujeres).
Los resultados encontrados se resumen de la siguiente manera: la testosterona
y el estradiol mostraron una pequeña correlación positiva entre las medidas
relacionadas con la toma de riesgos (testosterona r = 0,12; estradiol r = 0,10)
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
119
y el cortisol no tuvo efectos significativos. Aunque hubo una pequeña relación
entre el estradiol y la toma de riesgos, los análisis por género y constructo no
siempre mostraron asociaciones significativas. Kurath y Mata (2018) concluyen
diciendo que los resultados encontrados alrededor de la testosterona y el estradiol
pueden ser una base importante, aunque pequeña, de la varianza en las diferencias
individuales en la preferencia por el riesgo.
Para cerrar este apartado consideramos importante la generación de más
estudios que nutran la discusión. Como se ha podido observar, se han dado
hallazgos tanto positivos como nulos, lo que invita a futuras investigaciones a
seguir afinando sus diseños metodológicos y hacer más réplicas. Al finalizar, se
mostrarán algunas limitaciones de estudios anteriores y se darán recomendaciones
para futuras investigaciones.
Inconsistencia en la decisión
Según Hirschauer et al. (2014), el juego de loterías de Holt y Laury (2002) se
ha convertido en el método estándar para suscitar actitudes de riesgo. El juego
cuenta con diez elecciones consecutivas de loterías emparejadas. La lotería A
es la opción segura y la lotería B es la riesgosa. Ambas loterías cuentan con las
mismas probabilidades, lo que varía es su incentivo (siendo mayor para la lotería B). Para el pago se utiliza un sistema de lotería aleatoria, es decir, una vez el
participante ha tomado las diez decisiones, aleatoriamente se elige una de ellas
para definir el pago, de ahí la importancia que el participante piense con cuidado cada decisión, porque solo una de ellas se usará para el pago. Finalmente, la
actitud al riesgo se mide según el número de opciones seguras que se eligieron
antes de pasar a la lotería B.
Los participantes pueden ser inconsistentes en sus decisiones (Grüner, 2017).
Como se ha mencionado más arriba, el juego de loterías cuenta con una probabilidad de ocurrencia que aumenta en cada decisión, presentando un riesgo
decreciente para la lotería B. Es decir, de las diez decisiones que se deben tomar,
la primera tiene una probabilidad de 0.1, la segunda de 0.2, la tercera de 0.3
y así sucesivamente hasta la décima con una probabilidad de 1 (100%). En tal
sentido, se espera que las participantes en sus decisiones sean consistentes, es
decir, en el momento que la participante cambie de lotería (de la opción A a la
opción B) no deberían regresar en las siguientes decisiones a la lotería A, pues al
aumentar las probabilidades en un 10% se espera que continúen hasta el final:
tomar decisiones aleatorias entre la lotería A y B representa un comportamiento
inconsistente porque el incentivo aumenta monótonamente a lo largo de la secuencia de las diez opciones. En la Figura 26 se puede ver una posible secuencia
en la elección de opciones consistentes e inconsistentes.
120
Discusión de resultados
Figura 26.
Algunos ejemplos de opciones consistentes e inconsistentes.
Opciones consistentes
AB
AB
Opciones inconsistentes
AB
AB
AB
AB
Algunos estudios sostienen que son pocos los participantes que se comportan
de una manera inconsistente cambiando de un lado a otro (Abdellaoui et al.,
2011; Holt & Laury, 2002); por el contrario, otras investigaciones, incluida la
nuestra, han encontrado una proporción considerable de inconsistencia en
los participantes (Hirschauer et al., 2014; Jacobson & Petrie, 2009). Como se
describió en la sección de resultados, un tercio de nuestra muestra respondió
de una manera inconsistente, con proporciones muy similares entre el grupo de
participantes de la fase ovulatoria y la fase lútea (ver Figura 27).
Figura 27.
Aversión al riesgo: inconsistencia en la decisión.
Aversión al riesgo
Inconsistencia en la decisión
Fase ovulatoria
14
Fase lútea
17
Nota. De las 100 participantes 31 respondieron de manera inconsistente en el juego de loterías
(14 de la fase ovulatoria y 17 de la fase lútea).
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
121
Hasta el momento no se ha estandarizado un método que permita tener un
tratamiento para este tipo de resultados pero se han propuesto tres alternativas
para abordarlos. La primera es eliminar las inconsistencias de los análisis, dado
que la elección aparentemente aleatoria no se considera una actitud de riesgo;
la segunda es incluir a los participantes inconsistentes en los análisis, sumando las opciones elegidas en la opción A; y la tercera, también se incluyen los
participantes en el análisis, pero el número de opciones seguras se determina
por el número de opciones elegidas de la lotería A antes de pasar a la lotería B
(Hirschauer et al., 2014).
Estudios que en su muestra no tengan inconsistencias —o sean pocas—, pueden
aplicar cualquiera de las tres opciones sin enfrentarse a un sesgo significativo. Sin
embargo, en estudios con inconsistencias considerables se sugieren eliminar esos
datos de la muestra, repetir el experimento o cambiar el instrumento (Grüner,
2017; Hirschauer et al., 2014). Según estos autores son diversos los motivos por
los cuales se puede dar la inconsistencia: una educación deficiente, asuntos culturales, falta de comunicación, desconocimiento general, desagrado por el juego
de loterías (Hirschauer et al., 2014); así mismo, instrucciones inadecuadas previas
a la aplicación del instrumento, incomprensión del juego, baja familiaridad con
las matemáticas y las probabilidades (Grüner, 2017).
Una de las características del juego de loterías de Holt y Laury (2002) es que
es un instrumento sencillo y de fácil aplicación (Chicaíza et al., 2011). Pese a
ello, para nuestra investigación un tercio de la muestra fue inconsistente en sus
elecciones, lo que puede llevar a pensar en causas como las antes mencionadas. Cabe señalar que antes de la aplicación del instrumento las participantes
recibieron las instrucciones, se resolvieron inquietudes y se les hizo una prueba
de comprensión a la que respondieron correctamente justificando su elección.
Con lo anterior no queremos decir que se descarten algunas de las causas
mencionadas, sino que puede haber otras desconocidas que lleven a las participantes a ser inconsistentes en su elección. De hecho, uno de los procedimientos
implementados en la aplicación del juego de loterías en nuestro estudio, fue
preguntar al final de su aplicación los motivos que llevaron a la elección inconsistente a lo largo de la secuencia de elecciones del juego. Vale la pena recordar
que las participantes hacían la elección de las diez opciones y al final solo se
usaba una de ellas (eligiéndose aleatoriamente) para determinar su pago. Para
ello se utilizaba un dado virtual de diez caras con igualdad de probabilidades de
ocurrencia. A continuación, se presentan algunas respuestas de las participantes
que justificaban la elección de las opciones inconsistentes:
122
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Discusión de resultados
“El rango de 1 a 3 me trae suerte”.
“Los números impares me traen buena suerte”.
“Me gustan más los números pares”.
“Me da más confianza las opciones elegidas”.
“Es un presentimiento”.
“Me gusta sentir adrenalina, pero también tomo opciones seguras”.
“Lo siento en mi corazón”.
Un ejemplo que grafica la primera respuesta lo podríamos ver en la Figura 28,
tal como fue señalado por una de las participantes:
Figura 28.
Ejemplo de una respuesta inconsistente.
3
$10.000 si el lado es 1 - 3
$8.000 si el lado es 4 - 10
$20.000 si el lado es 1 - 3
$500 si el lado es 4 - 10
A
B
Las respuestas anteriores nos llevan a pensar en una irracionalidad en la decisión, a dejar la decisión a la suerte, al azar, a la emoción, a aspectos mágicos
o quizá, a consideración de las participantes: del destino. De hecho, en varias
oportunidades las elecciones de las participantes que se basaban en los presentimientos coincidían con el pago recibido, lo que las llevaba a confirmar más
la decisión tomada. Otra posible explicación podría darse tal como lo sugiere
Grüner (2017): las personas pueden tener dificultades con las probabilidades
si no están familiarizadas con ellas. También podemos sugerir que, pese a tener
conocimiento acerca de las probabilidades, muchas decisiones se pueden tomar
con base en los presentimientos o asuntos mágicos que pudieron ser confirmados
en experiencias anteriores. En estos casos juega un papel importante la cultura,
tal como se señalaba anteriormente, y la cosmovisión que sobre los fenómenos
puedan tener las participantes.
Finalmente, como la media y la varianza de las actitudes de riesgo pueden verse
afectadas, la sugerencia de Hirschauer et al. (2014) es: si hay una proporción
baja de inconsistencia en la muestra, cualquiera de los tres podrecimientos mencionados anteriormente se puede aplicar para los análisis; pero si la proporción
es alta, se debe considerar críticamente el experimento, esto es, ajustar mejor su
configuración y repetirlo nuevamente, o como indica Grüner (2017), usar otro
instrumento menos desafiante para provocar actitudes de riesgo. Es importante
señalar que, cuando la inconsistencia es muy alta, no es tan sencillo como descartar los sujetos de la muestra, pues, por un lado, el tamaño puede caer a un punto
inaceptable que podría impedir un análisis significativo; y por el otro, pueden
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
123
existir diferencias sistemáticas en las preferencias de riesgo entre los participantes
que responden consistentemente y los que no (Hirschauer et al., 2014).
El papel de los incentivos en la toma de decisiones
Una pregunta que a menudo se plantea es: ¿se pueden llegar a buenas conclusiones cuando los resultados han sido el producto de un diseño cuasi-experimental
que se distancia de los hechos naturales? Para responder a esto, partiendo de
nuestra investigación, retomaremos brevemente el asunto del riesgo real e hipotético. El riesgo real es aquel que está presente en situaciones propias y naturales
de los individuos y toda decisión tomada en este sentido trae consecuencias que
pueden ser favorables o desfavorables. Por ejemplo, si en una situación real tengo
dos opciones, una con el 100% de probabilidades de ganarme $100.000 pesos y
una segunda opción con el 60% de probabilidades de ganarme $200.000 pesos,
al ser una situación real, me llevaría a realizar un juicio en el que soy consciente
que la decisión tomada trae consigo consecuencias: o ganar algo fijo, pero de
menor monto, o arriesgarme a obtener el doble con una probabilidad del 40%
de no ganar nada.
Por otra parte, tenemos el riesgo hipotético. Este tipo de riesgos son diseñados
en entornos artificiales que intentan acercarse a situaciones reales. Aunque tiene
el efecto de hacer sentir que se está en una condición de decisión que conlleva
consecuencias estas son ficticias y finalmente podrían no repercutir en la decisión
de las personas. Volvamos nuevamente a nuestro ejemplo, si en el experimento
me indican que tengo las dos opciones ($100.000 pesos o $200.000 con sus respectivas probabilidades), podría tener resultados diferentes a los experimentados
en situaciones reales, ya que no habría consecuencias que afecten la decisión.
Miremos el siguiente ejemplo.
En el juego de loterías de Holt y Laury (2002) los participantes presentaron
más aversión al riesgo en pagos reales, mientras que en los pagos hipotéticos
había un comportamiento que tendía más a la búsqueda del riesgo. Al respecto,
estos autores abren la discusión sobre la validez de la técnica sugerida por Kahneman y Tversky (1979) al usar cuestionarios hipotéticos bajo el supuesto de
que la gente sabe cómo se comportaría en situaciones reales de elección. En el
estudio de Holt y Laury (2002) la aversión al riesgo aumentaba a medida que el
factor de riesgo era más alto para pagos reales, pero permanecía igual cuando se
aumentaba el factor de riesgo en pagos hipotéticos.
Para ciertos autores hay opiniones encontradas en torno a los pagos reales
e hipotéticos. Para Melo (1993), las conclusiones de las investigaciones que
utilizaron un incentivo hipotético van a tender a las conclusiones arrojadas por
124
Discusión de resultados
las investigaciones que usaron incentivos reales (por ejemplo, el dinero). En tal
sentido, considera que hay una diferencia mínima entre los resultados reales o
hipotéticos. Por el contrario, para Barreda-Tarrazona et al. (2011), el tipo de
incentivo aplicado (real o hipotético), repercute en las conclusiones; por tanto,
consideran que los incentivos hipotéticos hacen que el experimento se vuelva
menos flexible y que haya más ruido entre los datos.
Para disminuir un poco el sesgo en nuestra investigación utilizamos pagos reales
con el fin de generar un ambiente los más natural posible y suscitar la aversión al
riesgo en las elecciones de las participantes. Los valores para las opciones seguras
fueron de $8.000 y $10.000 pesos y para las opciones arriesgadas fueron de $500
y $20.000 pesos. Laury y Holt (2008) revisaron los efectos de la escala de pago
y preferencias de riesgo en condiciones reales e hipotéticas. En sus resultados
lograron observar que los participantes presentaban mayor aversión al riesgo
cuando se daban pagos reales, y a medida que se aumentaban más los pagos reales,
la aversión al riesgo incrementaba. Laury y Holt (2008) concluyen diciendo que,
si bien en otras disciplinas es usual el uso de elecciones hipotéticas, rara vez se
publican resultados de este tipo en revistas de primera línea en economía. Los
resultados encontrados en la aplicación del juego de loterías (Holt & Laury, 2002)
sugieren el uso de incentivos para llegar a conclusiones más claras. Confiar en
pagos hipotéticos puede arrojar resultados engañosos, razón por la cual deben
interpretarse con cautela (Laury & Holt, 2008).
Algo parecido propone Harrison (2014). Si bien hay estudios que intentan
mitigar el sesgo hipotético, tales casos no proporcionan una prueba de comportamiento general que pueda usarse en otros casos, y aunque se dan argumentos de
la generalización de resultados a partir de estos procedimientos, aun no es claro
y puede resultar peligroso. Por lo tanto, Harrison sugiere entregar el producto
básico (incentivo); si no es posible, hacerlo entonces para una sub-muestra; si
es imposible, entonces hacer un experimento controlado que entregue un bien
que tenga alguno de los atributos del bien objetivo; si esto anterior tampoco se
da, se deben realizar entonces experimentos para medir el sesgo hipotético; y
finalmente, sugiere el autor, que los lectores lean con cautela este tipo de estudios.
Con base en las investigaciones de Holt y Laury (2002) y Laury y Holt (2008),
nuestro estudio utilizó incentivos reales para los pagos en los juegos de azar y de
decisiones sociales. Quizá justamente este procedimiento de realizar pagos reales
pudo haber llevado a que las mujeres presentaran, en promedio, mayor aversión
al riesgo sin importar la fase del ciclo. Aunque no se aplicaron los experimentos
con incentivos hipotéticos para realizar comparaciones, se podría inferir a partir
de los estudios en mención que: “la aversión al riesgo incrementa si hay pagos
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
125
monetarios y las probabilidades de ganancia decrecen mientras se avanza en las
opciones del juego”.
Decisiones económicas en contexto social
Ahora nos enfrentamos a otro tipo de decisiones económicas: las decisiones
sociales. Uno de nuestros objetivos era identificar el comportamiento económico
en contexto social según las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual. Nuestros hallazgos indicaron que no hay diferencias significativas entre las ganancias
obtenidas en la fase ovulatoria y la fase lútea, llevando a un comportamiento
similar entre ambos grupos.
En las decisiones económicas bajo riesgo previamente abordadas las participantes se enfrentaban a un juego de loterías con distribución de probabilidad donde
la elección tomada solo afectaba a la participante y la ganancia obtenida era el
resultado del azar y sus preferencias. Ahora abordaremos otro tipo de decisiones, las decisiones económicas en contexto social. De acuerdo con S. J. Stanton
(2017) la toma de decisiones sociales engloba un tipo diferente en la decisión, a
saber, una decisión que involucra a más de una persona. Las tareas ideadas para
la toma de decisiones sociales han sido diversas: el juego del ultimátum (Güth
et al., 1982), de la confianza (Berg et al., 1995), de bienes públicos, del dictador
y otros. El juego del ultimátum ha sido uno de los instrumentos más utilizados
(para una revisión ver Güth & Kocher, 2014).
Trabajos anteriores sobre decisiones económicas en contexto social han
encontrado que el comportamiento y las decisiones de la mujer varían entre
la fase ovulatoria y la fase lútea. En la investigación de Durante et al. (2011),
por ejemplo, tenían como objetivo identificar si las mujeres elegían ropa sexy
y accesorios de moda en el ciclo de mayor fertilidad cuando los experimentos
incluían fotografías de mujeres atractivas. Para lograrlo, crearon una página web
con prendas de vestir, sin marca ni precios, clasificadas como prendas de vestir
ocasionales, zapatos y accesorios de moda. Las participantes eran de universidades
públicas de los Estados Unidos, con un promedio de edad de 19 años, tenían ciclos
menstruales regulares y no usaban métodos anticonceptivos hormonales. Los
resultados mostraron que las mujeres que se les presentaban estímulos previos de
mujeres atractivas elegían productos más llamativos cerca a la ovulación, lo que
llevó a interpretarse como competencia intrasexual o percibir a mujeres atractivas
como una amenaza o una rival potencial. Otro estudio realizado por Durante
et al. (2014) se propuso revisar si las mujeres que estaban en la fase ovulatoria
ofrecerían propuestas económicas menores a otras mujeres. Las participantes
126
Discusión de resultados
eran estudiantes universitarias con un promedio de edad de 20,5 años, tenían
ciclos menstruales regulares y no usaban métodos anticonceptivos hormonales.
Para cumplir con su objetivo utilizaron el juego del dictador (otro instrumento
para determinar decisiones económicas en contexto social), que se aplicó a través
de un computador donde se podía ver la fotografía de la otra participante. Los
resultados mostraron que las mujeres que estaban en la fase ovulatoria daban
menos dinero que las que estaban en otra fase del ciclo.
Por otro lado, Buser (2011) encontró que las mujeres que estaban en la fase
lútea eran más generosas o altruistas. Para llegar a estos resultados utilizaron
el juego de la confianza, otro instrumento sensible a medir el comportamiento
económico en las decisiones sociales, donde hay un proponente y un respondedor que reciben una dotación similar al inicio del juego. El proponente debe
decidir cuánto de su dotación desea enviar al respondedor —el monto enviado
se triplica antes de llegar al respondedor y este debe decidir cuánto dinero regresa
al proponente de la cantidad triplicada y del dinero que recibió inicialmente—.
En relación al juego del ultimátum, instrumento utilizado en nuestro estudio,
se han encontrado resultados similares a los anteriores (Eisenbruch & Roney,
2016; Lucas & Koff, 2013; Lucas, Koff & Skeath, 2007). Respecto a nuestra
investigación, con la aplicación del ultimátum esperábamos que el grupo de la
fase lútea obtuviera mayor cantidad de dinero que la fase ovulatoria, en la medida
en que el grupo de la fase ovulatoria rechazaría más ofertas, pues de acuerdo con
los autores antes citados, las mujeres que se encuentran en la fase ovulatoria
tienden a ofrecer menos y rechazar más ofertas.
Lucas y Koff (2013) utilizaron el juego del ultimátum para identificar el comportamiento económico tanto en fase ovulatoria como lútea. El juego se aplicó
a través de computador y las participantes podían ver la fotografía de las chicas
con las que jugaban (fotografías atractivas y poco atractivas), las propuestas
que estas les hacían y finalmente también podían hacer propuestas. Al igual
que en nuestro estudio, Lucas y Koff configuraron en el computador el rol de
proponente para unos casos, y el de respondedor, para otros. Los autores hallaron
que las mujeres que se encontraban en la fase ovulatoria hacían menos ofertas
a mujeres atractivas que a las menos atractivas, y las ofertas más altas se dieron
cuando las participantes se encontraban en la fase lútea. Esto llevó a pensar que
las proponentes con alto riesgo de concepción en una situación de negociación
ofrecen menos a las mujeres atractivas, es decir, a sus rivales potenciales. Las
ofertas bajas sugieren que las mujeres que están en la ventana de mayor fertilidad
están menos motivadas a cooperar con otras mujeres y que estos efectos están
dirigidos a rivales de apareamiento.
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
127
Los resultados de Lucas y Koff (2013) están en la misma línea de Lucas, Koff y
Skeath (2007) y Eisenbruch y Roney (2016): cuando las mujeres se encontraban
en la fase ovulatoria y jugaban el juego del ultimátum ofrecían menos cantidad de
dinero, hacían mayores demandas para aceptar una oferta y eran más propensas a
rechazar ofertas bajas. Según Eisenbruch y Roney (2016), cuando hay un mayor
riesgo de concepción, hay una reducción de la motivación para cooperar con
otras mujeres, lo que puede aumentar su disposición a castigar.
Ahora bien, ¿por qué nuestros resultados parecen contradecir los hallazgos de
las anteriores investigaciones? En primer lugar, hay diferencias en los instrumentos elegidos para observar las decisiones económicas sociales durante las fases
del ciclo. Durante et al. (2011) diseñaron un instrumento de compras online y
posteriormente utilizaron el juego del dictador (Durante et al., 2011), mientras
que Buser (2011) usó el juego de la confianza. En segundo lugar, el procedimiento
utilizado en la aplicación del juego del ultimátum de nuestra investigación tuvo
una variante a los aplicados por Lucas, Koff y Skeath (2007), Lucas y Koff (2013)
y Eisenbruch y Roney (2016). En nuestro estudio las participantes solo tenían
el rol de respondedor, pues las propuestas estaban previamente diseñadas en
el UltiGamePc (Hevia-Orozco et al., 2014), mientras que, en los aplicados por
los anteriores autores, las participantes tenían los dos roles, es decir, eran tanto
proponentes como respondedoras.
En tercer lugar, la medición de hormonas no ha sido un común denominador
en todas las investigaciones. Por ejemplo, en los estudios anteriores se utilizó el
método de conteo para identificar la fase del ciclo y la fecha de aplicación de
los instrumentos (Buser 2011; Durante et al., 2011, 2014; Eisenbruch & Roney,
2016; Lucas & Koff, 2013), así como muestras de orina para medir el nivel de
la hormona luteinizante (HL) (Durante et al., 2011, 2014), donde niveles altos
de HL indican que la ovulación ocurrirá en pocas horas (24 a 36 horas) y que
los niveles de estrógeno están llegando a su máximo pico. No obstante, para
nuestro estudio utilizamos el método de conteo, que de acuerdo con Gangestad
et al. (2016), aunque el método de recuento es válido en los estudios, lo más
recomendado es utilizar la medición directa de los niveles hormonales, dado que
no siempre las mujeres logran estimar la duración de su ciclo (Small et al., 2007)
o este tiende a variar (Gangestad et al., 2016).
Para cerrar este apartado, también encontramos que las hormonas sexuales
femeninas han sido poco revisadas en las decisiones económicas en contexto
social y que han hecho falta diseños más robustos en la medición de las hormonas para llegar a conclusiones más precisas y replicación de estudios para ver la
varianza en la población. Nuestros resultados no encontraron diferencias en las
128
Discusión de resultados
fases ovulatoria y lútea, ambos grupos tuvieron ganancias similares sin importar
si el estímulo era simétrico o no. Pese a lo anterior, nuestros hallazgos deben ser
leídos desde la perspectiva del respondedor.
Decisiones económicas bajo incertidumbre
Nuestro último objetivo tiene como finalidad comparar la aversión al riesgo y el
comportamiento económico en contexto social según las fases ovulatoria y lútea
del ciclo menstrual. Para lograrlo consideramos necesario revisar los puntos de
encuentro y desencuentro entre los dos primeros objetivos que fueron desarrollados en los apartados Decisiones económicas bajo riesgo y Decisiones económicas
en contexto social. Según Mishra (2014) ha sido poco el progreso alrededor de un
marco teórico interdisciplinario general que examine la toma de decisiones bajo
riesgo en las ciencias del comportamiento.
Iniciaremos con los puntos de encuentro. El primero de ellos es que en ambas
situaciones se deben tomar decisiones en condiciones de incertidumbre. Es decir,
las elecciones tomadas se hacen sin previo conocimiento de sus consecuencias
(Kahneman & Tversky, 1984). En el juego de loterías las participantes debían
elegir entre la opción segura y la opción riesgosa, esto lo debían hacer en diez
oportunidades. Cada decisión tomada tenía una probabilidad de ocurrencia
que iba aumentando a medida que se avanzaba en el juego. Finalmente, solo un
registro era tomado en cuenta para el pago y se elegía de manera aleatoria, lo
que llevaba a las participantes a ser cuidadosas en sus elecciones. Por lo tanto,
tenían la oportunidad de manejar las probabilidades y elegir qué tanto riesgo
tomar. Las decisiones tomadas quedaban en condición de incertidumbre, no
había un control del resultado final, lo máximo que se podía hacer era reducir
probabilidades de ocurrencia.
El juego del ultimátum también queda en condición de incertidumbre, pues
no se logra tener un control del resultado final, es incierto. Como lo veíamos
anteriormente, en este juego participan dos jugadores, uno es el proponente y
el otro es el respondedor. Al proponente se le entrega una cantidad de dinero
y debe tomar la decisión de cuánto enviar al respondedor, si el respondedor
acepta, cada uno conserva la parte dividida, si no acepta, ninguno recibe nada
y continúan las propuestas. Aunque la aplicación del instrumento tuvo una
variación en nuestro estudio —un sistema (software) fue el que hizo las veces
de proponente bajo el supuesto de que era una chica quien hacía las ofertas (se
presentaba una foto simétrica y de baja simetría de la supuesta participante)—,
el juego en sí tiene esa característica de generar incertidumbre. En nuestro caso,
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
129
la participante que tenía el rol de respondedor es quien tomaba la decisión final
y podía elegir alguna alternativa: si es una persona netamente racional como lo
propone la teoría económica, aceptaría cualquier cantidad de dinero dado que
antes no tenía ningún bien y ahora se le presenta la oportunidad de tener algo
en vez de nada. Otra alternativa es castigar al proponente si este hace propuestas
bajas hasta llevarlo a un punto en la negociación donde se comiencen a equilibrar
las ofertas y ambos jugadores tengan ganancias.
Ahora bien, por qué proponer la incertidumbre en nuestro estudio si las participantes que tenían el rol de respondedor podían controlar el resultado final
de las propuestas; es decir, se puede generar incertidumbre para el proponente
respecto a las ofertas realizadas ya que no sabe cuál será la respuesta del respondedor. Resulta que en nuestro estudio el juego estuvo diseñado para que el sistema
(proponente) realice veinte propuestas: el 25% de las propuestas eran favorables
y el 75% eran desfavorables; las propuestas variaban en cada oportunidad y en
ningún momento se ajustaban a una posible negociación. Es decir, si el respondedor castigaba rechazando alguna propuesta, esto no hacía que el proponente
en la próxima oportunidad aumentara la oferta hasta lograr un equilibrio con el
respondedor y así obtener ambos una recompensa. Por el contrario, el sistema
era aleatorio en sus ofertas y variaba constantemente, siendo en algunos momentos propuestas altas y en otros propuestas bajas. Este tipo de diseño hace
que el respondedor también tenga incertidumbre frente a la propuesta que sigue
y comience a modular su comportamiento para llevar al proponente a un punto
de negociación en el que ambos resulten beneficiados.
Un segundo punto de encuentro lo podemos ver en la explicación biológicoevolutiva que se da alrededor de la decisión. En las decisiones económicas tuvimos como variable principal a las hormonas, tanto a los estrógenos como a la
progesterona. Ambas hormonas tienen su despliegue y variación a lo largo de las
fases del ciclo menstrual, siendo la fase ovulatoria donde los niveles de estrógeno
tienen su pico más alto, mientras que la progesterona tiene su máxima expresión
en la fase lútea. Como hemos logrado ver hasta el momento, al ser el tema de
las decisiones económicas en los cambios hormonales tan reciente, es muy difícil
llegar a un consenso ya que hay tanto resultados nulos como positivos, lo que
exige a las futuras investigaciones ser más robustas en sus diseños metodológicos
para que el poder estadístico muestre unos resultados más contundentes. Pese
a ello, se han observado variaciones en el cambio de comportamiento en ambas
fases del ciclo. Es justo en ese punto donde investigaciones que revisan el asunto
sugieren que las decisiones tomadas intentan modular un comportamiento ligado
a la supervivencia y al éxito reproductivo (Mishra, 2014).
130
Discusión de resultados
Para las decisiones bajo riesgo se ha indicado que, en la fase ovulatoria, cuando
las mujeres tienen mayor probabilidad de concepción, tienden a tomar mayores
riesgos con el fin de tener más probabilidades de tener una pareja a corto o largo
plazo que cumpla con unas características genéticamente óptimas que garanticen
el éxito de la reproducción. De ahí la preferencia por cierto tipo de prendas de vestir, de la reducción de calorías en la fase ovulatoria, la preferencia por la variedad,
el acceso a los recursos, etc. De igual modo sucede en las decisiones económicas
en contexto social; las investigaciones proponen que el tipo de comportamientos
que se dan llevan también a este fin. Por ejemplo, en la fase ovulatoria las mujeres
ofrecen menos a rivales potenciales, o en su defecto, rechazan propuestas bajas
con el fin de castigar. Pese a que en nuestro estudio no encontramos este tipo de
resultados, en la medida en que las mujeres en promedio presentaban aversión
al riesgo sin importar las fases del ciclo y que además no hubo diferencias en las
ganancias obtenidas entre las fases ovulatoria y lútea, somos conscientes que
es una línea de investigación reciente y que nuestro estudio tuvo una serie de
limitaciones que no permiten llegar a unas conclusiones definitivas.
Respecto a los puntos de desencuentro tenemos que, si bien las participantes
tomaban decisiones económicas bajo riesgo y en contexto social, cada instrumento era diferente y medía variables diferentes, lo que lleva a unos resultados que
responden a esas variables. Cuando nos enfrentamos al juego de loterías pudimos
ver que la decisión finalmente afecta solo a la participante según las elecciones
realizadas y el azar, mientras que en el juego del ultimátum la decisión afecta a
otra persona. Si bien el punto de encuentro era el aspecto hormonal, con ello
no queda resuelto el problema para lograr una integración entre los dos tipos
de decisión. Puede haber aspectos subyacentes a ese tipo de elecciones que a lo
biológico se le podría escapar, uno de ellos es lo ambiental.
Durante et al. (2011) encontraron que el efecto de la ovulación en las elecciones de productos no parecía estar relacionado directamente con el deseo de
las mujeres por impresionar a los hombres, sino por la competencia intrasexual
con otras mujeres, es decir, una competencia por el estatus y no solo por la reproducción. Quizá esto anterior nos indica que hay otros factores adicionales que
pueden aparecer y que no solo está en la vía de la elección de perfiles genéticos
óptimos para la descendencia.
En conclusión, al comparar la aversión al riesgo y el comportamiento económico en contexto social según las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual,
encontramos puntos de encuentro y de desencuentro. Esto nos lleva a pensar en
dos cosas, que cada uno tiene una manera diferente de acercarse al fenómeno
(decisiones que afecta a un solo individuo o decisiones que afecta a más de un
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
131
individuo), con variables diferentes y diseños metodológicos y procedimientos
distintos. Pero encontramos un punto de encuentro, y es que en el comportamiento puede tener un papel importante en el componente hormonal, el cual estaría
ligado a aspectos de orden evolutivo. Si bien el tamaño del efecto encontrado en
el metaanálisis de Kurath y Mata (2018) alrededor de las hormonas y el riesgo fue
bajo, como dicen los autores, puede ser una base importante, aunque pequeña,
de la varianza en las diferencias individuales y en la preferencia por el riesgo.
Es importante tener en cuenta que las explicaciones evolutivas no se deben
entender como si los organismos estuvieran óptimamente diseñados; por el
contrario, como lo expresa Mishra (2014), la teoría evolutiva trata sobre la
comprensión del ajuste adaptativo de los organismos a los entornos en los que se
adaptaron. Por lo tanto, el diseño óptimo es biológicamente imposible porque los
entornos cambian constantemente. En esta medida, una explicación evolutiva
toma en cuenta tanto los aspectos biológicos como los ambientales, pues ambos
interactúan para producir un comportamiento: no se puede entender uno sin
el otro.
133
Decisiones económicas y cambios hormonales
7
Conclusiones,
limitaciones y
recomendaciones
Conclusiones
Limitaciones de la investigación
Limitaciones de estudios anteriores
Recomendaciones
Tomar decisiones es como hablar en prosa, la gente lo
hace todo el tiempo, lo sepa o no
Daniel Kahneman
135
Conclusiones
Las conclusiones que a continuación presentamos las agrupamos en dos
momentos: las primeras que se vinculan directamente con los objetivos de la
investigación y las segundas que surgen a partir de la revisión de la literatura.
Nuestro primer objetivo era identificar la aversión al riesgo según las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual. Nuestros resultados indicaron que las mujeres
presentan aversión al riesgo sin importar la fase del ciclo en la que se encuentren.
El segundo objetivo consistió en identificar el comportamiento económico en
contexto social según las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual. Nuestros
hallazgos mostraron que no hay diferencias significativas entre las ganancias obtenidas en la fase ovulatoria y la fase lútea llevando a un comportamiento similar
entre ambos grupos. Este resultado debe ser interpretado en una sola vía, en la
del rol de respondedor que acepta o rechaza ofertas, y no de proponente. Los
dos objetivos anteriores nos llevan a concluir que en las fases ovulatoria y lútea
no se presentaron variaciones significativas en el comportamiento económico
tanto en decisiones de riesgo como en decisiones sociales.
Finalmente, nuestro tercer objetivo era comparar la aversión al riesgo y el
comportamiento económico en contexto social según las fases ovulatoria y lútea
del ciclo menstrual. Al respecto, encontramos que las decisiones que se dan en
ambas situaciones son diferentes, ya que, por una parte, las decisiones económicas
bajo riesgo afectan solo al individuo que hace las elecciones, mientras que las
decisiones económicas en contexto social afectan a otros individuos. Sin em-
136
Conclusiones, limitaciones, recomendaciones
bargo, se da un punto de encuentro: lo biológico, es decir, lo hormonal, a través
del cual se pueden modular cambios en el comportamiento decisorio con el fin
de garantizar el éxito reproductivo y la supervivencia. Si bien la parte biológica
puede jugar un papel importante en las decisiones económicas, son necesarios
más estudios y entender que hay aspectos ambientales que también tienen otro
peso de importancia que no se puede descartar en la decisión.
Por otra parte, también pudimos llegar a otras conclusiones de acuerdo a la
revisión de la literatura. Por un lado, el tema es reciente, teniendo mayor alcance
las investigaciones alrededor de las hormonas masculinas que de las femeninas.
Los cambios hormonales han sido un referente, desde el punto de vista evolutivo, para observar la variación en el comportamiento, tanto en las preferencias
de pareja como en las preferencias de consumo y las decisiones económicas. En
la fase ovulatoria, cuando la probabilidad de concepción es más elevada, se ha
observado mayor preferencia por las prendas de vestir, los accesorios, la variedad,
la reducción del consumo de calorías, se asumen más riesgos, se frecuentan más
lugares, hay ofertas menores a mujeres atractivas —aunque las propuestas aumentan cuando se hacen a hombres atractivos—, se castigan las propuestas de
ofertas menores y hay más competencia, etc. Todo esto ha sido interpretado desde
la teoría evolutiva en la que se propone que la evolución pudo haber desarrollado
aspectos psicológicos en la mujer con el fin de lograr objetivos que garanticen
la supervivencia y la reproducción de la especie. Por su parte, en la fase lútea
las mujeres asumen menos riesgos, son más cooperativas y menos competitivas.
Al ser un tema reciente no se ha logrado un consenso ni conclusiones claras
en la comunidad científica. Faltan más réplicas de estudios, las revisiones son
escasas y las pocas que hay se entremezclan con las hormonas masculinas y de
otro tipo (por ejemplo el cortisol). Además, no se han dado metaanálisis hasta
el momento, una de las razones es que la poca literatura y los diversos métodos
utilizados no permiten este tipo de acercamientos.
Muchos de los estudios anteriores han utilizado diversos métodos para predecir
las fases del ciclo menstrual, por ejemplo, han utilizado el método del conteo
hacia adelante o hacia atrás calculados a partir de las fechas del ciclo menstrual
reportadas por las participantes; también se han realizado mediciones a través
de saliva, de orina (hormona luteinizante) o en suero. De todas las anteriores el
método más utilizado ha sido el conteo; sin embargo, este puede incorporar sesgos
ya que muchas mujeres no logran estimar la duración del ciclo o este tiende a
variar en el tiempo. También se han utilizado muestras pequeñas, lo que se puede
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
137
sumar a la baja significancia estadística o al tamaño del efecto. La recomendación
ha sido hacer mediciones directas de las hormonas para determinar la fase del ciclo
en la que se encuentra la mujer, si esto anterior logra aplicarse, se sugiere hacer
mediciones longitudinales en las diferentes fases del ciclo menstrual, con estas
condiciones se podría tener muestras menores (N<100); si no se logra cumplir
con lo anterior (medición directa de las hormonas y mediciones intra-sujeto)
se recomienda tener muestras mayores a 500 participantes (Gangestad et al.,
2016) con el fin de lograr un tamaño significativo para hacer análisis con poder
estadístico. Adicionalmente, algo importante a tener en cuenta es el control de
las características de la muestra, pues estas pueden generar variabilidad en los
resultados, los cuales deben ser interpretados a la luz de esas características. De
igual manera, se sugiere hacer uso de instrumentos de decisiones económicas
que no generen aprendizaje con el fin de usarlos en mediciones repetidas para
ver los cambios en la decisión a lo largo del ciclo.
Limitaciones de la investigación
Nuestro estudio tuvo las siguientes limitaciones: aunque el tamaño de muestra
fue probabilístico estuvo constituido por 100 participantes aceptando un margen
de error del 9.7; el cálculo muestral sugería un tamaño de 372 participantes. Autores como Kurath y Mata (2018) sugieren un tamaño mayor a 430 participantes
y Gangestad et al. (2016) sugieren como mínimo 500 sujetos experimentales.
Para los análisis no se hicieron mediciones directas de las hormonas, sino que se
utilizó una metodología de conteo calculado a partir de los reportes de fechas del
ciclo de cada una de las participantes. De acuerdo con Gangestad et al. (2016)
este tipo de método, aunque válido, puede incluir sesgos ya que no siempre las
mujeres logran estimar la duración de su ciclo o este tiende a variar. Nuestro
estudio fue transversal, es decir, se hizo en un solo momento; ahora bien, si
hay medición directa de los niveles hormonales y se acompaña de un diseño
intra-sujeto (longitudinal —tomado en varios momentos—), se puede lograr
una potencia comparable con un tamaño de muestra de 50-80 participantes
(Gangestad et al., 2016). Los incentivos en la aplicación de los instrumentos
no fueron elevados: las participantes podían ganar de manera segura $8.000
o $10.000 pesos, o en la versión de riesgo $500 o $20.000 pesos; de acuerdo
con Holt y Laury (2002) aumentar el factor de los incentivos produce mayor
riesgo. En nuestra investigación la muestra estuvo constituida por estudiantes
de la Universidad de Antioquia (su gran mayoría dependían económicamente
de sus padres o tenían gastos compartidos), por lo tanto, aunque fue un criterio
de selección, se sugiere aumentar el tamaño muestral e incluir participantes de
otras instituciones de educación superior.
138
Conclusiones, limitaciones, recomendaciones
Limitaciones de estudios anteriores
Al igual que S. J. Stanton (2017) consideramos que el papel de las hormonas
en el comportamiento económico ha sido poco explorado y que se han hallado
tanto casos positivos como nulos. De acuerdo con este autor, hay muchas razones
del por qué en este tipo de resultados puede haber un sesgo de publicación de
resultados positivos, ellas son: participación de hombres, mujeres o ambos con
tamaños muestrales diferentes; utilización de métodos distintos para la identificación de las fases del ciclo menstrual (conteo hacia adelante o hacia atrás,
salival, suero, orina), así como de la medición de las decisiones económicas
bajo riesgo (Haegler’s Risk Game, Iowa Gambling Task, Balloon Analog Risk Task,
Game of Dice Task, Bomb Risk Elicitation Task, Lottery Game of Holt and Laury,
etc.) o de decisiones económicas de orden social (el juego del ultimátum, de
la confianza, de bienes públicos, del dictador, etc.); incentivos hipotéticos y
reales (una suma alta puede generar mayor aversión a una baja o hipotética); la
inclusión de participantes sin el control del método anticonceptivo hormonal;
y diferencias entre las tareas experimentales usadas en comparación con las que
naturalmente enfrenta una persona.
En esta misma línea, Kurath y Mata (2018) también indican limitaciones en
las investigaciones —de acuerdo al metaanálisis realizado— para vincular los
niveles hormonales endógenos con la toma de riesgos. Por ejemplo, la mayoría
de las investigaciones han sido transversales, es decir, la medición de los niveles
hormonales se ha realizado en un solo momento. Para estos autores, una sola
medida refleja parcialmente un rasgo o un estado, pues puede haber condiciones
ambientales, el ritmo diurno y nocturno, la hora del día (las concentraciones
hormonales varían a lo largo del día) o las fases del ciclo menstrual; por lo tanto,
su recomendación es tomar varias muestras de la misma población en diferentes
momentos. Por otro lado, indican que todo estudio debe reportar la potencia
estadística, y que para lograrlo es necesario tamaños entre 430 y 620 participantes.
No menos importante es la elección de medidas, el modelo de medición asociado
y el análisis de los datos.
Recomendaciones
Las limitaciones o sesgos en la publicación mencionada anteriormente nos
lleva a recomendar, en primera instancia, el uso de métodos más robustos, por
ejemplo, la medición directa de los niveles hormonales; así mismo, tamaños
muestrales que permitan resultados más predictivos en los análisis, hacer estudios
longitudinales (intra-sujetos), es decir, que las mismas participantes puedan tener
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
139
mediciones en momentos diferentes de su ciclo menstrual y con la aplicación de
instrumentos de decisiones económicas que no tengan efectos de aprendizaje;
además, que los juegos tengan incentivos económicos o que hagan sus veces para
generar un ambiente en las participantes que trate de modelar situaciones reales.
Finalmente, se recomienda replicar estudios anteriores para contrastar resultados.
Sin lugar a duda el papel de la endocrinología tiene una parte importante en
las decisiones económicas; sin embargo, hacen falta más trabajos que permitan
llegar a un consenso y a conclusiones claras.
141
Decisiones económicas y cambios hormonales
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Si he podido ver más lejos, es porque he subido
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Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer 155
Decisiones
económicas y cambios hormonales
Anexos
Anexo 1. Encuesta
Anexo 2. Cuestionario sobre el ciclo menstrual
Anexo 3. Consentimiento informado
Anexo 4. Instrucciones generales:
juegos de decisiones económicas
Anexo 5. Instrucciones: juego del ultimátum
Anexo 6. Instrucciones: Juego de loterías
Lo importante es no dejar de hacerse preguntas
Albert Einstein
157
Anexo 1. Encuesta
A continuación aparecerán algunos ítems a diligenciar sobre información
sociodemográfica. Esta información será solo de uso confidencial para los investigadores de este estudio. El equipo de este proyecto agradece su participación.
1. Documento de identidad:
□ Cédula de ciudadanía
□ Tarjeta de identidad
□ Pasaporte
□ Cédula de extranjería
2. Número de documento de identidad:
________________________________________________________
3. Nombres:
________________________________________________________
4. Apellidos:
________________________________________________________
5. Edad:
________________________________________________________
6. Número de celular:
________________________________________________________
158
Anexos
7. Correo electrónico:
_______________________________________________________________
8. Se encuentra actualmente en una relación de pareja:
□ Sí
□ No
9. Estado civil:
□ Casada
□ Soltera
□ Divorciada
□ Viuda
□ Unión libre
10. Por favor escriba el nombre del programa académico en el que actualmente se encuentra matriculada en la Universidad de Antioquia (UdeA):
________________________________________________________________
11. Semestre que actualmente está cursando (usar el teclado numérico):
_______________________________________________________________
12. Aparte del programa académico que actualmente está cursando en la
UdeA, ¿cuenta con un título de educación superior?
□ Sí
□ No
13. Si la anterior respuesta fue afirmativa, por favor seleccione una de las
siguientes categorías:
□ Técnico
□ Tecnológico
□ Profesional
□ Especialización
□ Maestría
□ Doctorado
14. ¿Cómo describiría su situación estudiantil actual?
□ Estudiante de tiempo completo
□ Estudiante de medio tiempo
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
159
159
15. ¿Quién es el responsable de sus costos estudiantiles?
□ Usted mismo
□ Padres
□ Costo compartido entre Ud. y sus padres
□ Beca/donación
□ Préstamos
16. ¿Cómo recibe sus ingresos?
□ Fuente fija (salario, pensión)
□ Pago por hora trabajada
□ Préstamo
□ Beca
□ Padres
17. Por favor indique la categoría que mejor describe sus ingresos personales mensuales. Salario mínimo mensual legal vigente (smmlv) = $737.717
pesos colombianos.
□ 1 smmlv o menos
□ 1 smmlv a 3 smmlv
□ 4 smmlv a 5 smmlv
□ 6 smmlv a 7 smmlv
□ 8 smmlv a 9 smmlv
□ 10 smmlv a 11 smmlv
□ 12 smmlv a 13 smmlv
□ 14 smmlv a 15 smmlv
□ Más de 15 smmlv
18. Estrato:
□ Uno
□ Dos
□ Tres
□ Cuatro
□ Cinco
□ Seis
160
Anexos
Anexo 2. Cuestionario sobre el ciclo menstrual
Por favor responda las siguientes preguntas e intente ser lo más precisa posible.
Tenga en cuenta que la información que usted suministra es completamente
confidencial.
1. ¿En el momento usted está usando algún método anticonceptivo hormonal (la “píldora”, el “parche”) u otros anticonceptivos hormonales (Mirena,
DepoProvera, Norplant, Anillo vaginal)?
□ Sí
□ No
¿Cuál?
_______________________________________________________________
2. Si su respuesta a la pregunta 1 fue “Sí”, por favor indicar el tiempo que
lleva usando el anticonceptivo (en meses: utilizar el teclado numérico):
_______________________________________________________________
3. Si su respuesta a la pregunta 1 fue “No”, ¿los ha usado en los 3 últimos
meses?
□ Sí
□ No
4. ¿Está usted embarazada o lactando en el momento?
□ Sí
□ No
Utilice un calendario para las siguientes preguntas y en los espacios a registrar
las fechas utilice el siguiente formato: DD/MM/AAAA.
5. ¿Cuál fue la fecha de su último periodo menstrual (sea lo más exacta
posible)?
_______________________________________________________________
6. ¿QUÉ TAN SEGURA está de la fecha de su último periodo menstrual?
□ Para nada segura
□ Más o menos segura
□ Completamente segura
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
161
161
7. Por favor ingrese la FECHA en la cual EMPEZÓ su penúltimo periodo
(sea lo más exacta posible):
_____________________________________________________________
8. ¿Cuán segura está usted de la fecha del punto anterior?
□ Para nada segura
□ Más o menos segura
□ Completamente segura
9. Por favor ingrese la FECHA en la cual espera INICIE su próximo periodo
(sea lo más exacta posible):
______________________________________________________________
10. ¿Cuán segura está usted de la fecha del punto anterior?
□ Para nada segura
□ Más o menos segura
□ Completamente segura
11. ¿Cada cuánto le viene la menstruación? (para la mayoría de las mujeres
el rango es de 25 a 35 días). Tome en cuenta que este es el número de días
desde el comienzo de un periodo menstrual hasta el comienzo del siguiente,
y NO cuántos días está presente el sangrado menstrual (utilice el teclado
numérico):
_____________________________________________________________
12. ¿Qué tan segura está de la anterior respuesta?
□ Para nada segura
□ Más o menos segura
□ Completamente segura
13. ¿Qué tan bien puede usted predecir la fecha en la cual va a tener un
nuevo período?
□ Para nada bien
□ Más o menos bien
□ Completamente bien
162
Anexos
14. SOLO responda si no eligió la tercera opción del punto anterior: ¿por
cuántos días está usted por lo general fuera de sus predicciones sobre cuándo
comenzará su próximo periodo?
_______________________________________________________________
15. ¿Ha tenido alteraciones de salud en los últimos días (por ejemplo: de
gripa u otras enfermedades más serias que un resfriado común)?
□ Sí
□ No
Si su respuesta es “Sí”, ¿cuál ha sido su diagnóstico?
______________________________________________________________
16. ¿Ha sido diagnosticada alguna vez con un desorden hormonal o endocrino
de cualquier índole (tiroides, endometriosis, síndrome de ovario poliquístico,
desorden de la glándula pituitaria)?
□ Sí
□ No
Si su respuesta es “Sí”, ¿cuál ha sido su diagnóstico?
______________________________________________________________
17. ¿Tiene algún antecedente personal de enfermedad crónica diagnosticada
como cáncer, diabetes o una enfermedad de desorden neurológico?
□ Sí
□ No
Si su respuesta es “Sí”, ¿qué enfermedad?
______________________________________________________________
18. ¿Está usted tomando algún medicamento en el momento?
□ Sí
□ No
Si su respuesta es “Sí”, ¿qué medicamento está tomando?
_______________________________________________________________
Gracias por su participación
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
Anexo 3. Consentimiento informado
163
163
164
Anexos
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
165
165
166
Anexos
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
167
167
Anexo 4. Instrucciones generales: juegos de decisiones
económicas
En un momento estarás participando en tres juegos sobre decisiones económicas. Los juegos se deben realizar en su totalidad. La cantidad de dinero que
ganes en el primer y segundo juego se sumará a otra cantidad de dinero del tercer
juego. En el tercer juego se define la cantidad de dinero que podrías recibir. Es
importante tener claridad que al final podrías recibir o no recibir dinero, todo
depende de tus decisiones.
Anexo 5. Instrucciones: juego del ultimátum
A continuación, vas a participar en un juego con una joven que ha iniciado su
primer semestre en la Universidad de Antioquia en el programa que usted está
cursando. En la pantalla del computador podrás ver su foto. Ella te hará propuestas
de cómo dividir 1000 pesos. Por cada propuesta que tú aceptes, el dinero se irá
acumulando para cada una. Si decides rechazarla, la propuesta se anulará y la
otra joven te hará la siguiente propuesta. Las propuestas te llegarán de manera
inmediata desde el computador de la otra joven. El dinero que juntes a lo largo
de este juego se sumará y pasará automáticamente al tercer y último juego.
Anexo 6. Instrucciones: juego de loterías
En el siguiente juego harás elecciones entre dos loterías como las que se presentan a continuación en la Figura 29: “Opción A” y “Opción B”.
Figura 29.
Presentación: juego de loterías.
Lotería 1
Decisión
1
Lotería 2
Opción A
Opción B
$4.000 si el lado es 1
$3.200 si el lado es 2 - 10
$7.700 si el lado es 1
$200 si el lado es 2 - 10
Decisión 1
A lo largo del juego deberás
tomar 10 decisiones
Tu elección
A
B
Opciones de elección
Deberás tomar la decisión de cuál opción
elegirás: si la "Opción A" o la "Opción B"
168
Anexos
Los premios económicos se determinan por el equivalente en computador de
lanzar un dado de diez caras. Cada resultado de la cara del dado (1, 2, 3, 4, 5, 6,
7, 8, 9 y 10) es igualmente probable. Recuerda que solo puedes elegir una opción:
“Opción A” u “Opción B”. En la Figura 30 puedes ver un ejemplo:
Figura 30.
Ejemplo: elección de lotería.
Si elige la “Opción A”
y al tirar el dado sale la cara número 1, ganará $4.000 pesos; pero si
sale cualquiera de las caras del dado del 2 al 10 ganará $3.200 pesos.
Decisión
1
Opción A
Opción B
$4.000 si el lado es 1
$3.200 si el lado es 2 - 10
$7.700 si el lado es 1
$200 si el lado es 2 - 10
Tu elección
A
B
Si elige la “Opción B”
y al tirar el dado sale la cara número 1, ganará $7.700
pesos; pero si sale cualquiera de las caras del dado
del 2 al 10 ganará $200 pesos.
El juego tiene en total diez (10) filas, todas ellas con probabilidades diferentes,
por lo tanto, serán diez (10) decisiones. Recuerda, para seleccionar la “Opción A”
o la “Opción B” de cada fila, deberás hacer clic en el botón “A” o en el botón “B”
a la derecha. Solo se puede seleccionar una opción y puede cambiar su decisión
cuando desee (ver Figura 31).
Figura 31.
Diez decisiones, diez elecciones.
10 decisiones
A lo largo del juego deberás
tomar 10 decisiones
Decisión
Opción A
Haz tu elección
Solo puedes seleccionar una opción
por cada decisión “A” o “B”
Opción B
Tu elección
1
A
B
2
A
B
3
A
B
4
A
B
5
A
B
6
A
B
7
A
B
8
A
B
9
A
B
10
A
B
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
169
169
Aunque usted tomará diez decisiones solo una de ellas será utilizada para definir
el pago que recibirá al final. La selección de la fila que se usará para el pago será
elegida aleatoriamente por el computador: todas las opciones tienen igual probabilidad de salir. Usted no sabrá por adelantado cuál fila será seleccionada, por
tal motivo, piense cuidadosamente en cada decisión. Por ejemplo, supongamos
que usted hace las diez decisiones y se procede con el lanzamiento del dado para
definir el pago y sale el número nueve: entonces se usará la fila número 9 para la
definición del pago y las otras filas se descartarán (ver Figura 32).
Figura 32.
Ejemplo de elección de la fila 9 para el pago.
Decisión
Opción A
Opción B
Tu elección
1
A
B
2
A
B
3
A
B
4
A
B
5
A
B
6
A
B
7
A
B
8
A
B
9
$4.000 si el lado es 1 - 9
$3.200 si el lado es 10
$7.700 si el lado es 1 - 9
$200 si el lado es 10
A
B
10
$4.000 si el lado es 1 - 10
$7.700 si el lado es 1 - 10
A
B
Enviar
Una vez elegida la fila que se utilizará para definir el pago, el computador hará
un segundo lanzamiento al azar que determinará las ganancias. Continuemos
con el ejemplo de la fila 9. Si usted eligió la “Opción B” y al lanzar el dado sale
la cara número siete (7), el equipo de investigación le entregará al finalizar el
juego un total $7.700 pesos.
Ahora bien, si la fila elegida para el pago fuera la fila 10 (ver Figura 32), no
se necesitará de un segundo lanzamiento al azar, ya que la elección es entre
cantidades de dinero que son fijas: $ 4.000 para la “Opción A” y $ 7.700 para la
“Opción B”. Bastará con la elección que con anterioridad haya realizado (“A” o
“B”), es decir, si usted eligió la “Opción B” el equipo de investigación le entregará
al finalizar el juego un total $7.700 pesos.
Haciendo Diez Decisiones
Después de terminar estas instrucciones verá una tabla con 10 filas separadas.
Usted elige haciendo clic en los botones de la derecha: “Opción A” u “Opción
170
Anexos
B” para cada una de las 10 filas. Puede hacer estas elecciones en cualquier orden
y cambiarlas tanto como desee hasta que presione el botón “Enviar” en la parte
inferior.
La decisión relevante
Una de las filas se selecciona al azar y la opción (A o B) que eligió en esa fila
se utilizará para determinar sus ganancias. Nota: Piense en cada decisión con
cuidado, ya que cada fila tiene la misma probabilidad de terminar siendo la que
se utilice para fijar su pago.
Determinación de la ganancia
Después de que una de las filas haya sido seleccionada al azar, el computador
generará otro número aleatorio que corresponde al lanzamiento de un dado de
diez lados. Es igualmente probable que sea cualquiera de estos números: 1, 2, 3,
4, 5, 6 7, 8, 9 o 10. Este número aleatorio determina su ganancia para la opción
(A o B) que seleccionó anteriormente.
Resumen de instrucciones
1. Para resumir, usted indicará una opción, “A” o “B”, para cada una de las
filas haciendo clic en los “botones de radio” en el lado derecho de la tabla.
2. Luego, un número aleatorio arrojado por el computador determinará qué
fila de la tabla se usará para definir su pago.
3. Para esa fila, previamente usted habrá elegido una opción: “Opción A”
u “Opción B”, y un número aleatorio final determinará la recompensa
monetaria por la decisión que tomó.
4. El equipo de esta investigación estará al tanto de su pago y se le entregará
al finalizar el juego. El computador registrará el resultado de sus ganancias.
Decisiones económicas en los cambios hormonales de la mujer
171
171
Anexo 7. Cierre de participación final en la investigación
Participación final en la investigación
“Decisiones económicas durante las fases ovulatoria y lútea del ciclo
menstrual”
Yo, __________________________________________, mayor de edad
identificada con CC No._______________, de ___________________,
manifiesto que mi participación en la investigación sobre Decisiones
económicas durante las fases ovulatoria y lútea del ciclo menstrual se
desarrolló de acuerdo a la información suministrada por los investigadores
y contemplada en el consentimiento informado que se me suministró.
También manifiesto que por mi participación he recibido la suma total
de $______________, la cual obedece a las ganancias obtenidas en los
juegos aplicados sobre decisiones económicas.
En constancia de lo anterior, firmo en la ciudad de Medellín, el día ____
del mes de ____________ del año 2018.
_____________________________________
Firma del participante
C.C.
173
Tomar decisiones hace parte de nuestra vida diaria. Desde
que despertamos hasta que nos vamos a dormir nos enfrentamos a elecciones todo el tiempo. Una pregunta reciente es
si las hormonas juegan un papel importante en las decisiones
económicas. Hasta la fecha, los estudios en esta línea se han
centrado más en el papel de las hormonas masculinas que
de las femeninas. Según el Banco Mundial (2015), las mujeres
deciden el 70% de las compras. ¿Qué tanto influyen las hormonas en estas decisiones? Las últimas investigaciones indican
que los estrógenos y la progesterona —hormonas femeninas
que están presentes y varían a lo largo de las fases del ciclo
menstrual— tienen un papel importante en las decisiones
económicas. ¿Será esto cierto? Para responder esta y otras
preguntas a lo largo de este libro lo invitamos a sumergirse
en este reciente estudio para que conozca y descubra un poco
más de ese apasionante y misterioso mundo de la mujer, el
comportamiento y la toma de decisiones.