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Asociaciones entre parecidos de familia

2020

El estudio busca establecer un diálogo entre los hallazgos de Eleanor Rosch acerca del concepto de “categorización” y los hallazgos de Edmund Husserl acerca del concepto de “tipificación”. Para ello formulo una pregunta general: ¿Existe alguna relación entre los procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los términos “categorización”, “categorizar” y “categoría” de Eleanor Rosch y los procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los términos “tipificación”, “tipificar” y “tipo” de Edmund Husserl? Para responder esta pregunta presento un diálogo entre los métodos de ambos autores (en el capítulo primero). En el capítulo segundo determino las principales regularidades de la conciencia encontradas por Husserl acerca de las operaciones de objetivación. Finalmente, en el capítulo tercero comparo los hallazgos de Rosch acerca de los “prototipos” y los “parecidos de familia” con los hallazgos de Husserl acerca de las operaciones de tipificación y conceptualización empírica.

Asociaciones entre parecidos de familia Julian Ernesto Cely Hernández Universidad Nacional de Colombia Facultad de ciencias humanas, Departamento de filosofía Bogotá, Colombia 2020 Asociaciones entre parecidos de familia Julian Ernesto Cely Hernández Tesis presentada como requisito parcial para optar al título de: Magíster en filosofía Director: Ph.D., Juan José Botero Cadavid Línea de Investigación: Filosofía y cognición Universidad Nacional de Colombia Facultad de ciencias humanas, Departamento de filosofía Bogotá, Colombia 2020 2 A mis primeros maestros: mis padres 3 Agradecimientos Agradezco primeramente a la Suprema Personalidad de Dios, Sri Krishna, por darle lucidez a mi mente y amor a mi corazón, guía y motivación para realizar este trabajo. A mis padres por su apoyo incondicional y por erigir los fundamentos cognitivos y morales de quien soy ahora. Al profesor Germán Meléndez por orientarme en la interpretación de la visión aristotélica del problema de las categorías. A él y al profesor Alfonso Correa por los conocimientos en argumentación que adquirí en sus seminarios de filosofía antigua. Al profesor Adrián Cussins y a todos los asistentes del Seminario de Investigación por las valiosas críticas y comentarios a los adelantos de la tesis. A Carlos Andrés Pérez por orientarme en la comprensión de su trabajo de investigación doctoral. Al grupo de yoga de la Universidad Nacional de Colombia por el crecimiento personal que me han hecho posible alcanzar. Y al profesor Juan José Botero por sus dos seminarios de fenomenología y por las sugerencias y comentarios a este trabajo. A todos ellos, muchas gracias. 4 Resumen El estudio busca establecer un diálogo entre los hallazgos de Eleanor Rosch acerca del concepto de “categorización” y los hallazgos de Edmund Husserl acerca del concepto de “tipificación”. Para ello formulo una pregunta general: ¿Existe alguna relación entre los procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los términos “categorización”, “categorizar” y “categoría” de Eleanor Rosch y los procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los términos “tipificación”, “tipificar” y “tipo” de Edmund Husserl? Para responder esta pregunta presento un diálogo entre los métodos de ambos autores (en el capítulo primero). En el capítulo segundo determino las principales regularidades de la conciencia encontradas por Husserl acerca de las operaciones de objetivación. Finalmente, en el capítulo tercero comparo los hallazgos de Rosch acerca de los “prototipos” y los “parecidos de familia” con los hallazgos de Husserl acerca de las operaciones de tipificación y conceptualización empírica. Palabras clave: Categorías, tipos, prototipos, conceptos empíricos, parecidos de familia, síntesis de asociación 5 Abstract The study seeks to establish a dialogue between the findings of Eleanor Rosch about the concept of "categorization" and the findings of Edmund Husserl about the concept of "typification." To do this, I ask a general question: Is there a relationship between the processes, operations and phenomena indicated by the terms "categorization", "categorize" and "category" of Eleanor Rosch and the processes, operations and phenomena indicated by the terms "typing", "typing" and "type" of Edmund Husserl? To answer this question, I present a dialogue between the methods of both authors (in the first chapter). In the second chapter I determine the main regularities of consciousness found by Husserl about objectification operations. Finally, in the third chapter I compare Rosch's findings about "prototypes" and "family resemblances" with Husserl's findings about empirical typing and conceptualization operations. Keywords: Categories, types, prototypes, empiric concepts, family resemblances, Associative Synthesis 6 Contenido Agradecimientos...................................................................................................... 4 Resumen ................................................................................................................. 5 Abstract ................................................................................................................... 6 Contenido ................................................................................................................ 7 Lista de figuras ...................................................................................................... 21 Lista de tablas ....................................................................................................... 22 Introducción: planteamiento del problema de investigación .................................. 23 1. La pregunta general del estudio ................................................................. 23 2. Visión general de la tesis sobre categorización de Eleanor Rosch ............. 28 a. Los prototipos y la estructura interna de las categorías.......................... 29 b. La pregunta por la formación de la estructura interna de las categorías y el principio de los parecidos de familia ....................................................... 29 c. La dimensión vertical y la dimensión horizontal de las categorías .......... 31 3. Visión general de la tesis sobre tipificación de Edmund Husserl ................ 32 a. El papel de las síntesis de asociación en la constitución de los tipos .... 32 b. El origen de las generalidades de nivel superior .................................... 33 4. Determinación de los objetos de comparación ........................................... 36 a. Los prototipos de las categorías y los núcleos de los tipos .................... 36 b. La conexión entre los parecidos de familia ............................................. 37 5. Las preguntas específicas de investigación ................................................ 38 a. La pregunta por la relación entre los prototipos de las categorías y el origen de las generalidades de nivel superior ............................................ 39 7 b. La pregunta por la relación entre el principio de los parecidos de familia y las síntesis de asociación por semejanza................................................... 39 6. El problema metodológico de la investigación ............................................ 39 7. Objetivos de la investigación ...................................................................... 40 a. Objetivo general...................................................................................... 40 b. Objetivos específicos .............................................................................. 40 8. Justificación de la investigación .................................................................. 41 9. Estructura del documento ........................................................................... 42 Capítulo primero. Metodología de investigación.................................................... 43 1. El problema metodológico de la investigación ............................................ 43 2. El método de investigación de Eleanor Rosch ............................................ 45 a. Síntomas que señalan una estructura subyacente ................................. 45 b. Experimentos de laboratorio ................................................................... 47 i. “Codificabilidad”: longitud de la palabra y tiempo de latencia ............... 48 ii. Reconocimiento de memoria ............................................................... 48 iii. Grado de atención .............................................................................. 49 iv. Facilidad de aprendizaje ..................................................................... 49 v. La técnica del priming ......................................................................... 50 vi. Técnicas para conocer los principios de categorización ..................... 50 3. El método de la fenomenología genética .................................................... 51 a. Fenomenología descriptiva y fenomenología explicativa........................ 51 b. Husserl y la psicología ............................................................................ 53 4. Cuatro grandes diferencias entre los métodos de Husserl y de Rosch ...... 54 a. El objeto de estudio del método de Rosch: la mente .............................. 54 b. El objeto de estudio del método de Husserl: la conciencia pura ............. 55 8 c. Diferencias en la perspectiva de los métodos de Rosch y de Husserl .... 60 5. La heterofenomenología como puente para conciliar las diferencias ......... 61 a. La heterofenomenología ......................................................................... 61 i. Las nociones de “conciencia” de Husserl y de Dennett........................ 64 ii. Las nociones de “primera persona” y “tercera persona” de Rosch, Husserl y Dennett.................................................................................... 68 b. Los límites de la heterofenomenología para conciliar los métodos de Husserl y de Rosch..................................................................................... 69 6. Crítica fenomenológica del acto de interpretación en la heterofenomenología ...................................................................................... 73 a. La noción de “interpretación” de Daniel Dennett .................................... 73 i. Crítica fenomenológica de la interpretación funcionalista .................... 76 b. Experiencia y expresión .......................................................................... 77 i. Dos clases de signos: indicación y expresión ...................................... 78 ii. Coincidencia de la referencia objetiva del término “expresión” en Husserl y Dennett.................................................................................... 84 iii. El origen pre-predicativo de la significación ........................................ 85 iv. El juicio y la creencia .......................................................................... 91 c. Interpretación de expresiones ................................................................. 94 i. Aprehensión comprensiva .................................................................... 95 ii. El acto interpretativo .......................................................................... 100 α. La apercepción analógica y los límites del contexto dados por la referencia objetiva de la expresión .................................................... 100 β. El contexto y la contextuación ....................................................... 104 γ. Conclusión ..................................................................................... 107 iii. La interpretación de las expresiones del sujeto de laboratorio ......... 107 9 7. La metodología de investigación del estudio ............................................ 110 a. Diálogo entre los resultados de los métodos de Husserl y de Rosch ... 114 Capítulo segundo. Hallazgos fenomenológicos acerca de la constitución de las objetividades de la conciencia ............................................................................. 115 1. La objetivación receptiva de la referencia intencional ............................... 116 a. La recepción de los datos de la sensación ........................................... 116 b. La apercepción objetivante del sustrato de percepción ........................ 120 i. Las dos condiciones materiales y temporales básicas de la objetivación .............................................................................................................. 120 ii. La asociación de la impresión originaria con el pre-conocimiento típico .............................................................................................................. 123 α. La definición general del concepto de “tipo” de Husserl ................ 124 β. La constitución de los tipos y sus grados de generalidad.............. 125 γ. El origen de los tipos de nivel superior y la estructura de las objetividades típicas de la conciencia................................................ 128 δ. La circularidad del proceso de tipificación ..................................... 136 ε. La asociación de la impresión originaria con el pre-conocimiento típico en la experiencia de ver los ojos del gato ................................ 138 iii. Aprehensión simple y aprehensión contemplativa del sustrato “ojos de gato” ...................................................................................................... 141 2. Las objetivaciones del entendimiento ....................................................... 144 a. La estructura de predicación general.................................................... 145 b. El juicio y el estado de cosas ................................................................ 149 c. El pensar conceptual y las objetividades generales del entendimiento 150 i. La génesis del juzgar general y los conceptos empíricos .................. 151 ii. Los conceptos puros ......................................................................... 157 10 iii. Las regiones concretas puras ........................................................... 161 iv. Las categorías .................................................................................. 164 3. La estructura fractal de la conciencia vista desde las operaciones de objetivación ................................................................................................... 166 a. Síntesis de asociación y síntesis de homogeneidad y heterogeneidad 169 b. La estructura fractal en las síntesis de asociación ............................... 172 i. El nivel más originario de la receptividad: conexiones entre la materia de la sensación ..................................................................................... 172 ii. Asociaciones en el sustrato de percepción ....................................... 174 ii. Asociaciones en los tipos .................................................................. 176 iii. Asociaciones en los conceptos empíricos ........................................ 178 iv. Asociaciones en los conceptos puros............................................... 180 c. Conclusión ............................................................................................ 183 Capítulo tercero. Asociaciones entre parecidos de familia .................................. 185 I. Los prototipos de las categorías y el núcleo de las generalidades de la conciencia ........................................................................................................ 185 1. Introducción: los prototipos en las categorías de color ............................. 185 a. El origen de la tesis de Rosch: las áreas focales y periféricas de los colores ...................................................................................................... 185 b. El estudio Universals in Color Naming and Memory (1972) ................. 187 2. Experimento 1: el mapeo de las áreas focales de los colores .................. 188 a. Descripción del experimento ................................................................ 188 i. La hipótesis ........................................................................................ 188 ii. Los sujetos ........................................................................................ 188 iii. El estímulo ........................................................................................ 189 α. La notación de Munsell.................................................................. 189 11 β. El estímulo ..................................................................................... 191 iv. El procedimiento ............................................................................... 191 v. Los resultados ................................................................................... 191 b. Los colores en los hallazgos de las investigaciones fenomenológicas de Husserl ..................................................................................................... 192 i. Los datos hyléticos de color ............................................................... 192 ii. Los tipos de color .............................................................................. 195 iii. La estructura de constitución de las objetividades de color .............. 199 c. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio ..................... 199 i. Aprehensión comprensiva de la expresión ......................................... 199 ii. Desarrollo de la tarea del experimento .............................................. 204 d. Lectura fenomenológica de los resultados ........................................... 204 3. Experimento 2. la “codificabilidad” de las áreas de los colores ................. 205 a. Descripción del experimento ................................................................ 205 i. La hipótesis ........................................................................................ 205 ii. Los sujetos ........................................................................................ 206 iii. El estímulo ........................................................................................ 206 iv. El procedimiento ............................................................................... 207 v. Los resultados ................................................................................... 207 b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio ..................... 208 iii. El ordenamiento espaciotemporal inmanente de la impresión originaria .............................................................................................................. 209 iv. La aprehensión del sustrato de percepción ...................................... 210 v. El interés del sujeto. .......................................................................... 212 vi. Aprehensión explicativa de la cualidad de color del sustrato “ficha”. 213 vii. Objetivación espontánea de la percepción ...................................... 217 12 viii. Expresión del concepto empírico “rojo-rojo” ................................... 218 c. Lectura fenomenológica de los resultados ............................................ 218 iii. Diferencia de operaciones en la coexistencia de la impresión originaria .............................................................................................................. 219 iv. Diferencia de operaciones en la aprehensión del sustrato de percepción ............................................................................................ 220 v. Diferencia en el interés del sujeto ..................................................... 220 vi. Diferencia en la aprehensión explicativa de la cualidad de color del sustrato “ficha” ...................................................................................... 221 vii. Diferencia en la objetivación espontánea de la percepción ............. 223 viii. Diferencia en la expresión del concepto empírico de color ............. 223 4. Conclusión ................................................................................................ 225 II. Los parecidos de familia y las síntesis de asociación .................................. 227 1. Introducción .............................................................................................. 227 2. Experimento 1. El grado de prototipicidad de una categoría .................... 229 a. Descripción del experimento ................................................................ 229 i. La hipótesis ........................................................................................ 229 ii. Los sujetos ........................................................................................ 229 iii. El estímulo ........................................................................................ 230 iv. El procedimiento ............................................................................... 230 v. Los resultados ................................................................................... 231 b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio ..................... 233 i. Aprehensión comprensiva de la instrucción ....................................... 233 ii. Asociaciones entre los conceptos específicos y los conceptos generales .............................................................................................. 237 iii. Aprehensión espontánea de las síntesis pasivas de asociación ...... 239 13 iv. Expresión de la asociación de conceptos ......................................... 240 c. Lectura fenomenológica de los resultados ............................................ 240 3. Experimento 2. Correlaciones entre los grados de prototipicidad y los grados de parecidos de familia de los miembros de las categorías superordinadas ............................................................................................. 241 a. Descripción del experimento ................................................................ 241 i. La hipótesis ........................................................................................ 241 ii. Los sujetos ........................................................................................ 242 iii. El estímulo ........................................................................................ 243 iv. El procedimiento ............................................................................... 245 v. Medida de los parecidos de familia ................................................... 246 vi. Resultados ....................................................................................... 247 α. El grado de parecidos de familia en la estructura interna de las categorías .......................................................................................... 247 β. La correlación entre el grado de parecidos de familia y el grado de prototipicidad de los miembros .......................................................... 248 γ. Dos corolarios de los hallazgos ..................................................... 249 b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio ..................... 251 i. Aprehensión comprensiva de la instrucción ....................................... 252 ii. Síntesis pasivas de asociación .......................................................... 254 iii. Aprehensión espontánea de las síntesis pasivas de asociación ...... 255 iv. Expresión de la asociación de conceptos ......................................... 256 v. Tránsito a otra categoría ................................................................... 256 c. Lectura fenomenológica de los resultados ............................................ 257 i. Los parecidos de familia en la estructura interna de las categorías ... 257 α. La dimensión negativa de la tesis ................................................. 258 14 β. La dimensión positiva de la tesis ................................................... 260 ii. La correlación entre el grado de prototipicidad y el grado de parecidos de familia............................................................................................... 262 α. El indicador de grado de parecidos de familia ............................... 263 β. El indicador de grado de prototipicidad ......................................... 264 γ. La correlación entre el grado de prototipicidad y el grado de parecidos de familia........................................................................... 264 4. Experimento 3. Correlaciones entre el grado de prototipicidad y el grado de parecidos de familia II ................................................................................... 268 a. Descripción del experimento ................................................................ 268 i. Hipótesis ............................................................................................ 268 ii. Los sujetos ........................................................................................ 268 iii. El estímulo ........................................................................................ 269 iv. El procedimiento ............................................................................... 269 v. Computación del puntaje de membresía de una categoría ............... 270 vi. Resultados ....................................................................................... 270 b. Lectura fenomenológica de los resultados ........................................... 271 5. Conclusión ................................................................................................ 271 a. Convergencia de las dimensiones horizontal y vertical de las categorías ................................................................................................................. 272 Consideraciones finales ...................................................................................... 273 1. El término “categoría” ................................................................................... 273 2. Objetividades de la receptividad y objetividades de la espontaneidad......... 274 3. Wittgenstein y Husserl ................................................................................. 275 Anexos ................................................................................................................ 278 Anexo 1. Revisión de la literatura..................................................................... 278 15 1. La categorización en la tradición filosófica ................................................ 278 a. Aristóteles ............................................................................................. 278 i. Acerca del significado de las categorías ............................................ 278 α. La ambigüedad del término “Légesthai” o las “cosas que se dicen” .......................................................................................................... 278 β. Las “cosas que existen” y las “cosas que se dicen de un sujeto” .. 279 γ. Las “cosas que existen” y las “cosas que están en un sujeto” ....... 280 δ. Las “cosas que existen” y las “cosas que se dicen” ...................... 280 ε. Las categorías son el significado de las “cosas que se dicen” y de algunas de las “cosas que existen” ................................................... 281 ζ. El lugar de nuestra interpretación en el marco de los estudios acerca de “Las Categorías” ........................................................................... 282 ii. La entidad .......................................................................................... 284 α. Entidades primarias y entidades secundarias ............................... 284 β. Gradación de la entidad de las entidades ..................................... 285 γ. Los límites de la gradación. ........................................................... 286 δ. Las entidades no están en el sujeto [sustrato], pero pueden ser sujetos [sustratos]; las partes de las entidades pueden ser entidades .......................................................................................................... 287 ε. La entidad primaria significa un “esto”, las entidades secundarias un “cual” ................................................................................................. 288 ζ. Las entidades no tienen contrarios ................................................ 288 η. La entidad no admite el más y el menos ....................................... 288 θ. La entidad es la única cosa idéntica que admite contrarios .......... 289 b. Los escolásticos ................................................................................... 289 i. Los atributos del Ser .......................................................................... 290 16 ii. La trascendentalidad del Ser y sus atributos ..................................... 291 c. Kant ...................................................................................................... 291 i. La pregunta de Kant: cómo es posible el conocimiento de experiencia .............................................................................................................. 291 ii. Receptividad y espontaneidad; intuiciones y conceptos.................... 292 iii. El principio que se sigue para determinar las categorías ................. 292 iv. Tres observaciones acerca de las categorías .................................. 293 v. La deducción trascendental de las categorías .................................. 293 vi. La manera como las categorías adquieren validez objetiva ............. 294 2. La categorización en el programa de investigación de Eleanor Rosch ..... 296 a. Vistazo general de los orígenes y el contenido de la tesis sobre categorización de Eleanor Rosch ............................................................. 296 i. El origen de las investigaciones sobre categorización: el enfrentamiento con la filosofía ....................................................................................... 296 ii. El origen de las investigaciones sobre categorización: el enfrentamiento con la visión clásica de las categorías .................................................. 297 iii. La tesis sobre “categorización” de Eleanor Rosch............................ 298 iv. Los principios de categorización y el tránsito al enfoque corpóreo .. 302 b. La primera etapa del programa de investigación de Eleanor Rosch (19701973): la estructura interna de las categorías perceptivas ....................... 305 i. Estudios sobre categorización precedentes al trabajo de Rosch ....... 305 α. Las investigaciones del lenguaje y la cognición y el enfoque predominante sobre categorización en las décadas de 1950s y 1960s .......................................................................................................... 305 β. La investigación de Berlin y Kay y la primera evidencia que refutaba el enfoque sobre categorización de los estudios del lenguaje y la cognición ........................................................................................... 306 17 ii. Las tesis principales de la primera etapa del programa de investigación: la prominencia de las categorías perceptivas y la estructura interna de las categorías perceptivas .......................................................................... 307 α. La prominencia de las categorías perceptivas y semánticas ......... 307 β. La estructura interna de las categorías perceptivas ...................... 310 iii Elementos metodológicos de la primera etapa del programa de investigación: reconocimiento de memoria, codificación, atención y velocidad de aprendizaje ...................................................................... 311 α. Investigaciones con los Dani ......................................................... 311 β. Las técnicas de investigación de los estudios del lenguaje y la cognición: la codificación y el reconocimiento de memoria ............... 312 γ. La debilidad del principio de brevedad y frecuencia ...................... 314 δ. El reconocimiento de memoria ...................................................... 315 ε. La atención como criterio de medición de la prominencia; la precisión medida mediante tareas de combinación .......................................... 316 ζ. técnicas que miden la claridad de la representación del color o del nombre del color ................................................................................ 317 η. Técnicas que miden la facilidad del aprendizaje ........................... 318 c. La segunda etapa del programa de investigación de Eleanor Rosch (1973-1975): la estructura interna de las categorías semánticas ............. 320 i. Las tesis principales de la segunda etapa de investigación: la estructura interna de las categorías semánticas y su papel en la percepción ....... 320 α. La estructura interna de las categorías semánticas ...................... 320 β. La estructura interna de las categorías y la percepción de un estímulo ............................................................................................. 321 ii. Elementos metodológicos de la segunda etapa de investigación: técnicas para medir el tiempo ............................................................... 322 18 α. Tiempo de reacción y aprendizaje: ................................................ 322 β. La técnica del priming.................................................................... 323 γ. El priming como medida para conocer el papel del prototipo en la estructura interna de las categorías .................................................. 324 δ. El priming como medida para conocer el grado de concretes de la categoría ........................................................................................... 325 ε. El priming como medida para conocer el significado de las categorías semánticas ........................................................................................ 326 ζ. El priming como medida que prueba el influjo de la practica en la estructura interna de las categorías semánticas ............................... 327 η. La medida para conocer la estructura interna de las categorías semánticas ........................................................................................ 328 d. Tercera etapa del programa de investigación (1975-1976): niveles de abstracción de las categorías y parecidos de familia ............................... 328 i. Las tesis principales de la tercera etapa de investigación: las categorías de nivel básico y el principio de parecidos de familia ............................ 329 α. Los niveles de categorización y la preeminencia de las categorías de nivel básico ........................................................................................ 329 β. El principio de los parecidos de familia como puerta de entrada al estudio de los principios de categorización ....................................... 330 γ. Los principios de categorización y las categorías de nivel básico . 331 ii. Elementos metodológicos de la tercera etapa de investigación ........ 333 α. Medida de parecidos de familia y correlaciones mediante ANOVA333 β. “Descripciones de movimientos imaginados para nombres de objetos” (Rosch et al., 1976, p. 393).................................................. 333 γ. Identificación de la forma de una categoría ................................... 334 δ. Detección de la señal .................................................................... 334 19 3. El estado de la cuestión ............................................................................ 335 a. Precedentes definidos por la semejanza del planteamiento del problema de investigación ........................................................................................ 335 i. Cazeaux: Merleau-Ponty, Locke y la clasificación.............................. 335 ii. Dellantonio y Pastore: categorización prelingüística ......................... 336 iii. Zlatev, David y Blomberg: la categorización de movimiento desde una perspectiva fenomenológica ................................................................. 336 b. Precedentes definidos por la semejanza metodológica ........................ 337 i. Jordan Zlatev: fenomenología y lingüística cognitiva ......................... 337 ii. El método enactivo ............................................................................ 337 iii. Francisco Varela: Neurofenomenología ........................................... 338 iv. Daniel Dennett: heterofenomenología .............................................. 339 Referencias ......................................................................................................... 340 20 Lista de figuras Figura 1. Gato en la noche……………………………………………………….……116 Figura 2. Una ilustración artística de la estrella S0-2 mientras pasa junto al agujero negro supermasivo en el centro de la vía láctea……………………………………131 Figura 3. Representación de la estructura fractal de un copo de nieve………….168 Figura 4. Relación entre el grado de semejanza y la fuerza de conexión y la estreches de unidad……………………………………………………………………174 Figura 5. Relación entre el grado de semejanza y el nivel de generalidad………178 Figura 6. Escala de tono de Munsell…………………………………………………189 Figura 7. Escala de brillo y variación de saturación en los tonos rojo-púrpura y amarillo-rojo en el sistema de color de Munsell…………………………………….190 Figura 8. La estructura de un átomo…………………………………………………194 Figura 9. Guacamayo rojo…………………………………………………………..…196 Figura 10. Estímulos de color “rojo” del experimento 2 de Universals in color naming and memory……………………………………………………………………207 Figura 11. Frecuencia de la distribución por número de los atributos aplicados a cada número de ítems/categoría……………………………………………………..247 21 Lista de tablas Tabla 1. Lista de las 9 taxonomías usadas en el estudio Basic Objects in Natural Categories (1976)………………………………………………………………………..26 Tabla 2. Representación esquemática de las cuatro diferencias principales de los métodos de Rosch y de Husserl………………………………………………………...61 Tabla 3. Representación esquemática de las coincidencias entre los métodos de Husserl, Rosch y Dennett………………………………………………………….........72 Tabla 4. Conciliación de los métodos de Husserl y de Rosch………………………112 Tabla 5. Resultados de la codificabilidad de los colores focales, internominales y límite del segundo experimento de Universals in color naming and memory……..208 Tabla 6. Clasificaciones del grado de calidad del ejemplo de los ítems de la categoría mueble hallados en Cognitive representations of semantic categories……………………………………………………………………………….232 Tabla 7. Lista de las categorías superordinadas y de los ítems usados en los experimentos 1 y 2 de Family resemblances: Studies in the internal structure of categories……………………………………………………………………………….244 Tabla 8. Número de atributos en común a los cinco miembros más prototípicos y los cinco miembros menos prototípicos de las seis categorías…………………..........250 22 Introducción: planteamiento del problema de investigación 1. La pregunta general del estudio Eleanor Rosch1 desarrolló un programa de investigación acerca de las categorías. El término “categoría” se refiere a “un número de objetos que se consideran equivalentes. Las categorías se designan generalmente por nombres, por ejemplo, perro, animal” (Rosch, Mervis, Gray, Johnson, & Boyes-Braem, 1976, p. 383). El pequinés y el pastor alemán son equivalentes en el sentido de que a los dos se los puede llamar perros. Las categorías son producto de la actividad de categorizar. “Categorizar un estímulo significa considerarlo, para propósitos de esa categorización, no sólo como equivalente a otros estímulos en la misma categoría, sino también diferente de otros estímulos que no están en esa categoría” (Rosch et al., 1976, p. 384). Cuando tengo percepción sensible de un estímulo X, lo considero como igual a otros estímulos (dados o no a la percepción sensible) y como diferente de otros. Entonces puedo decir “eso es un perro” y no simplemente, “eso es un objeto de cualidades a, b y c”. Por las categorías se nos enfrenta un mundo estructurado, por ellas “el mundo contiene ‘cosas intrínsecamente separadas’2” (Rosch et al., 1976, p. 383). Aquí la expresión “mundo” tiene un carácter ontológico y epistemológico. Hay unas estructuras ontológicas categoriales que existen en el mundo con independencia de quien las percibe, y hay unas estructuras categoriales que reflejan esa estructura de manera más o menos adecuada: “Mi afirmación era que hay un nivel básico de abstracciones que refleja la estructura de correlación en la percepción y uso del mundo real del objeto” (Rosch, 1999). En este estudio dejaré 1 2 En el Anexo 1 (secc. 2, a) presento una breve biografía de Eleanor Rosch. Las comillas dobles en las citas serán reemplazadas por comillas simples. 23 de lado el carácter ontológico de la tesis sobre categorización3 de Rosch y me ocuparé únicamente de su carácter epistemológico. En sus investigaciones de fenomenología genética, Edmund Husserl estudió los tipos. Los tipos son objetividades no-aprehendidas de la receptividad constituidas por el enlace asociativo de determinaciones sedimentadas de sustratos. Un ejemplo abstracto es el siguiente: Veo por primera vez en la vida un perro y un minuto después veo otro perro. Esas dos experiencias se sumergen en la retención y establecen vínculos por semejanza entre sus determinaciones (el tamaño, el pelaje, el hocico, etcétera). Por el enlace de esas dos experiencias se constituye un conocimiento habitual. Eso es, un conocimiento que permanece por largo tiempo y que siempre está dispuesto a ser despertado, aun cuando pueda olvidar las experiencias particulares que le dieron origen. Ese conocimiento es el tipo “perro”. La función principal de los tipos es guiar la apercepción del objeto (Lohmar, 2003, p. 106). En el ejemplo anterior, cuando vi por primera vez el objeto “perro” no pude identificarlo como “perro”, pues no había constituido tal tipo. Pude haberlo tipificado como “animal” o como “ser viviente” o, incluso, como algo-como ─un “lobo”, por ejemplo─. Cada vez que un ser humano tiene percepción de un objeto, el objeto se aparece como determinado en una cierta generalidad. El objeto le es conocido o familiar. Las cualidades del objeto percibido establecen asociaciones con los conocimientos sedimentados y evocan tipos particulares. En el ejemplo anterior, una vez constituido el tipo “perro”, cuando vuelva a ver un “perro”, lo asociaré con esa posesión habitual y lo tipificaré como “perro”. En palabras de Husserl, “[e]l mundo fáctico de la experiencia se ha experimentado de manera tipificada. Las cosas se han experimentado como árbol, arbusto, animal, serpiente, pájaro; específicamente como pino, como álamo, laurel, como perro, como serpiente de cascabel, como golondrina, gorrión, etcétera” (Husserl, 1980, pp. 364–365). En esta cita, los términos “árbol”, “arbusto”, “animal”, etcétera, son ejemplos de tipos, y las Designo con el término “categorización” las operaciones cognitivas que señala la expresión “categorizar” y el producto de esas operaciones, es decir, las categorías. 3 24 operaciones de conciencia por las que se experimentan los objetos de la percepción como tipos son operaciones de tipificación (Husserl, 1980, párr. 8). La semejanza entre las nociones de “categorización” y de “tipificación” ya ha sido notada por otros investigadores. Por ejemplo, Carlos Pérez4 describe la relación entre estos dos conceptos de la siguiente manera: “La cita [de Husserl]5, en efecto, plantea divisiones análogas a las de los niveles básico e inferior que reconoce Rosch. Con excepción de la pareja animal-perro, los ejemplos son todos oposiciones entre categorías básicas e inferiores: árbol-álamo; pájaro-gorrión; serpiente-cascabel (Pérez, 2019, p. 157, énfasis añadido). La intuición de Pérez es acertada, pero se puede precisar más. Por un lado, Rosch trabaja con la distinción de taxonomías6 o niveles de abstracción de las categorías presentada en la tabla 1: Carlos Pérez es doctor en filosofía de la Universidad Nacional de Colombia. En el siguiente vínculo se puede encontrar un breve resumen de su hoja de vida: https://www.utadeo.edu.co/es/person/826/Departamento-de-Humanidades 5 Se refiere al mismo fragmento de Husserl que se ha citado arriba. 6 “Una taxonomía es un sistema por el que las categorías se relacionan con otra por medio de inclusión de clase. Cuanto mayor sea la inclusión de una categoría dentro de una taxonomía, mayor será el nivel de abstracción. Cada categoría dentro de una taxonomía está completamente incluida dentro de otra categoría (a menos que sea la categoría de nivel más alto) pero no es exhaustiva de esa categoría más inclusiva” (Rosch et al., 1976, p. 383, énfasis añadido). 4 25 Tabla 1. Lista de las 9 taxonomías usadas en el estudio Basic Objects in Natural Categories (1976). En la tabla 1 se puede ver que Rosch distingue tres niveles de abstracción de las categorías: 1. Las categorías subordinadas, 2. Las categorías de nivel básico, y 3. Las categorías superordinadas. Todos los miembros del primer nivel se incluyen en el segundo y todos los miembros del segundo nivel se incluyen en el tercero. Por otro lado, Husserl afirma que a medida que se reduce el grado de semejanza entre los miembros de un tipo se extiende su grado de generalidad. Así, diferencia tres grados principales de generalidad de los tipos: 1. Los tipos concretos, que son aquellos que se componen únicamente de casos concretos que mantienen una 26 relación de igualdad total; 2. Los tipos específicos concretos, que son aquellos que tienen bajo sí dos o más tipos concretos; y 3. Los tipos generales concretos, que son aquellos que tienen bajo sí dos o más tipos específicos concretos (Husserl, 1980, párr. 84).7 Así, pues, la relación de semejanza entre los ejemplos de tipos de Husserl y los ejemplos de categorías de Rosch presentada por Pérez se puede definir teóricamente como la semejanza entre los niveles de abstracción de las categorías y los grados de generalidad de los tipos: las categorías superordinadas son análogas a los tipos generales y las categorías de nivel básico son análogas a los tipos específicos. Por otro lado, las categorías subordinadas no se asemejan a los tipos concretos, sino que son afines a tipos específicos con un mayor grado de especificidad. Sin embargo, la semejanza entre el concepto de “categorización” de Rosch y el concepto de “tipificación” de Husserl, aunque sea notable en cuanto a su referencia, en cuanto a su función y en cuanto a las clasificaciones de niveles de inclusión o de generalidad que mantienen, no es ella misma una relación entre los procesos, los fenómenos y las operaciones que señalan ambos conceptos. Por ejemplo, las expresiones “animal” o “árbol” no son ellas mismas ni categorías ni tipos; son términos que señalan contenidos u operaciones mentales o de la conciencia. De lo anterior surge la pregunta más general del estudio: ¿Existe alguna relación entre los procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los términos Según su origen los tipos específicos y generales pueden ser concretos o abstractos. Los términos “concreto” y “abstracto” son usados por Husserl en este contexto en su sentido originario. Así lo explica Anthony Steinbock: “el término alemán “Konkretion”, como el término inglés “concretion” proviene del latín “concretus”, que significa “crecer juntos”. Él deriva su significado de las raíces crescere “crecer” y con “con o junto”. En este caso, lo que es abstracto no es lo que es menos específico o menos particular, sino lo que no está unido o conectado” (Husserl, 2001, p. 185, nota del traductor). Esto, por supuesto, también vale para la adjetivación de tales términos. 7 Son concretas aquellas generalidades que tienen un origen en lo concreto ─entiéndase lo igual, lo que coincide completamente─. No es que sean ellas mismas concretas, pues al basarse en semejanzas no pueden ser concretas, sino que su origen se encuentra en generalidades concretas. Son abstractas aquellas generalidades que tienen un origen en lo abstracto. Dado que en las generalidades concretas cada objetividad es un individuo particular, ellas son las más independientes. A diferencia de ellas, las generalidades abstractas son generalidades dependientes. Por consiguiente, las generalidades específicas y generales abstractas tienen su origen en generalidades dependientes. 27 “categorización”, “categorizar” y “categoría” de Eleanor Rosch y los procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los términos “tipificación”, “tipificar” y “tipo” de Edmund Husserl? 2. Visión general de la tesis sobre categorización de Eleanor Rosch Para encontrar una respuesta a la pregunta planteada en la sección anterior establezco el siguiente orden: 1. Tomar como punto de partida un conocimiento general de las tesis de Rosch y de Husserl, y 2. Identificar algún elemento particular de esas tesis que pueda tomarse como objeto de comparación. Comenzaré con la exposición de las tesis de los autores y luego procederé a identificar los objetos de comparación. En este apartado expongo algunos elementos generales de la tesis sobre categorización de Rosch y en el siguiente algunos elementos generales de la tesis sobre tipificación de Husserl. Rosch se enfrenta a la manera como la psicología cognitiva de su tiempo entendía el problema de la categorización. En ese entonces predominaba una posición basada en las tesis sobre categorización de la tradición filosófica, desde Aristóteles hasta los empiristas británicos. En los años 1990s esta manera de entender la categorización sería conocida como la visión clásica de las categorías. Según esa perspectiva, las categorías son algo “explícito y formal, es decir, […] conjuntos lógicos arbitrarios con características definitorias y límites bien definidos” (Rosch, 1999). Las categorías eran vistas como “cuestiones de la lógica y como conjuntos claramente delimitados” (Rosch, 1999). Si las categorías son “explícitas y formales” y son “cuestiones de la lógica”, entonces, en la visión clásica, las operaciones de categorización se ejecutan en el nivel superior de la cognición, el nivel conceptual y del lenguaje. El programa de investigación de Rosch pretende mostrar mediante una serie de estudios empíricos que las categorías no tienen límites bien definidos, sino que ordenadas en una estructura interna constituida por redes de asociación entre sus miembros. A continuación, expongo dos de las afirmaciones principales de la tesis sobre categorización de Rosch. 28 a. Los prototipos y la estructura interna de las categorías En lugar de definir las categorías por un conjunto de atributos fijo y delimitado, Rosch desarrolló una tesis que mostraba que las categorías tienen una estructura interna y que esa estructura está determinada por el prototipo de la categoría (Rosch, 1971, 1973a, 1973b; Rosch Heider, 1972). El prototipo es el mejor ejemplo de una categoría. Para conocer cuál era el “mejor ejemplo de la categoría” se diseñaron experimentos de laboratorio en los que se les preguntaba a unos sujetos cuál creían que era el miembro de la categoría que mejor representaba su imagen o idea de la categoría (Rosch, 1975a). En estudios sobre las categorías de percepción, Rosch encontró que el prototipo de la categoría era aquel con mayor grado de prominencia8. Los hallazgos sobre los prototipos le permitieron conocer también que las categorías perceptivas y semánticas se organizan en una estructura centro-periferia donde el centro de la categoría está conformado por los miembros más prototípicos de las categorías y la periferia está conformada por los miembros menos prototípicos de ellas. Esta tesis proponía una visión opuesta al enfoque clásico, porque los límites de la categoría se hacían difusos y no había atributos definidos que pudieran determinar la inclusión o exclusión de algún objeto dentro una categoría. b. La pregunta por la formación de la estructura interna de las categorías y el principio de los parecidos de familia Los hallazgos de Rosch acerca de los prototipos y la estructura interna de las categorías hacen parte de las dos primeras etapas de su programa de investigación.9 En estas dos etapas, los estudios se guiaron por la pregunta acerca de qué es y cómo es la estructura interna de las categorías. Específicamente, sus estudios preguntaron cómo es la estructura y el contenido de las representaciones El término que usa Rosch es “salient” (Rosch, 1971, p. 447). Prefiero traducir “salient” por “prominente” y no por “destacado” para hacer notar la relación que en el inglés denota la sustantivación de este adjetivo: “saliency” (“prominencia”). De cualquier modo, lo que Rosch quiere señalar con este término es la cualidad de un objeto de resaltar o sobresalir entre un contorno. 9 La división del programa de investigación en tres periodos es una propuesta mía que se puede ver en el anexo 1 (secc. 2). 8 29 mentales que se generan en la mente humana al escuchar el nombre de una categoría. En ese momento, Rosch no estaba interesada en formular una explicación acerca de los procesos dinámicos en los que se forman las representaciones cognitivas de las categorías (Rosch, 1975b, p. 241, 1975c, p. 303, 1975a, p. 193). Pero en el tercer periodo de su programa de investigación la pregunta cambia: Sin embargo, hasta ahora se le ha dado poca atención [a] cómo surge la estructura interna. Eso es, ¿qué principios gobiernan la formación de los prototipos de la categoría y de los gradientes de la membresía de categoría? […] La presente investigación no tenía la intención de proporcionar un modelo de procesamiento del aprendizaje de las categorías o de la formación de prototipos; en lugar de eso, nuestra intención fue examinar las relaciones de estímulo que subyacen tal aprendizaje. Eso es, el propósito de la presente investigación fue explorar uno de los principios estructurales fundamentales que, creemos, pueden gobernar la formación de la estructura de prototipo de las categorías semánticas (Rosch & Mervis, 1975, p. 574, énfasis añadido). En el tercer periodo de su programa de investigación, Rosch pregunta por los principios que rigen la formación de la estructura interna de las categorías y por los principios que rigen la formación de las categorías como tales. Pero no lo hace para reemplazar la pregunta anterior, sino para extender su investigación en esa dirección. Rosch va a seguir trabajando el problema de cuál es el contenido de las categorías y de cómo es su estructura interna, pero a esta pregunta se le añade otra sobre el surgimiento o la formación de esa estructura y de esos contenidos (Rosch et al., 1976). La pregunta por la formación, sin embargo, no busca una descripción completa de las operaciones por las que emergen las categorías o una construcción de un modelo de aprendizaje, sino el conocimiento de los principios básicos que rigen la constitución de las categorías. En el caso del texto citado, Rosch se refiere al principio de los parecidos de familia. Para formular este principio, Rosch se basó en la tesis de Wittgenstein acerca de los parecidos de familia (Rosch, 1987; Rosch & Mervis, 1975). Wittgenstein afirmaba 30 que no hay algo como una esencia común que compartan todos los procesos y fenómenos implicados en una palabra en virtud de la cual se los llame a todos de una misma manera. Por ejemplo, los procesos y fenómenos señalados por la palabra “juego” ─los juegos de pelota y los juegos de cartas, los juegos de mesa y los juegos de correr, los juegos para grupos y los juegos solitarios─ no están ligados por un atributo o una determinación común que todos compartan. En lugar de eso, Wittgenstein afirmaba que los procesos y fenómenos señalados por las palabras están enlazados por una “complicada red de parecidos que se superponen y entrecruzan” (Wittgenstein, 1988, párr. 66). Rosch toma esta idea y la aplica al problema de la categorización. Mediante estudios empíricos muestra que la estructura de las categorías está formada por una red de semejanzas y coincidencias entre sus miembros, parecida a la red de procesos y fenómenos que señalan las palabras. El principio de los parecidos de familia es el ejemplo que mejor ilustra la conexión entre las dos preguntas del programa de investigación de Rosch, pues según Rosch et al. (1975) este principio no sólo rige la formación de la estructura interna de las categorías, sino que determina el ordenamiento de esta estructura. Es decir, explica el surgimiento y la composición de la estructura interna de las categorías. c. La dimensión vertical y la dimensión horizontal de las categorías En Principles of Categorization (1978), Rosch distingue dos dimensiones de los sistemas de categorías: una dimensión vertical y una dimensión horizontal. La dimensión vertical se refiere al “nivel de inclusividad de la categoría ─la dimensión a lo largo de la cual los términos collie, perro, mamídero, animal y criatura viviente varían─” (Rosch, 1978, p. 253). La dimensión horizontal se refiere a la “segmentación de categorías al mismo nivel de inclusividad ─la dimensión en la que perro, gato, carro, bus, silla y sofá varían” (Rosch, 1978, p. 253). Las tesis que hemos visto en los apartados (a) y (b) de esta sección se incluyen en la dimensión horizontal de los sistemas de categorías. Es decir, la gradación de prototipos y la 31 formación de la estructura interna de las categorías según el principio de los parecidos de familia actúan sobre categorías del mismo nivel de inclusividad. Sin embargo, la dimensión vertical ha determinado el planteamiento original del problema de investigación. Pues en el apartado (1) se dijo que hay grandes semejanzas entre los niveles de abstracción referidos por Rosch y los grados de generalidad de los tipos referidos por Husserl. Así que, la comparación de las tesis de Rosch y de Husserl deberá tener en cuenta las dos dimensiones de los sistemas de categorías. 3. Visión general de la tesis sobre tipificación de Edmund Husserl Para la exposición de la tesis sobre tipificación de Husserl me voy a centrar únicamente en dos aspectos: 1. El papel que juegan las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad en la constitución de los tipos; y 2. Las regularidades de rigen la generalización de los tipos. a. El papel de las síntesis de asociación en la constitución de los tipos Como hemos visto, según Husserl el origen de los tipos se encuentra en las asociaciones por semejanza entre las experiencias sedimentadas.10 En el proceso de aprehensión explicativa11 se determinan las particularidades de un objeto de percepción. Cuando el sustrato permanece todavía asido, esas determinaciones se convierten en parte del sentido objetivo del sustrato mediante una síntesis de coincidencia. El conocimiento adquirido en las determinaciones del sustrato se sumerge en la retención, pero no se pierde para siempre, sino que permanece como Para simplificar la exposición incluyo las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad dentro del rótulo de las “síntesis de asociación”. En el apartado (3.a) del capítulo segundo explico en qué consiste la diferencia entre las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad y las síntesis de asociación. 11 Sobre la diferencia entre aprehensión simple y aprehensión explicativa, véase el apartado (1. b. ii.) del capítulo segundo. 10 32 conocimiento habitual (Husserl, 1980, párr. 25). El conocimiento habitual es una parte del sentido objetivo sedimentada en la corriente de conciencia. Él queda allí como almacenado y dispuesto a ser evocado por síntesis asociativas (Husserl, 1980, párr. 25). Todo el conocimiento habitual se organiza por medio de las síntesis de asociación. Las determinaciones de un sustrato de percepción establecen asociaciones por semejanza con las determinaciones típicas sedimentadas. Las nuevas determinaciones se superponen con las determinaciones sedimentadas mediante síntesis de coincidencia y, así, ensanchan la extensión de los tipos. Se puede decir, entonces, que los tipos se constituyen en virtud de las síntesis de asociación. b. El origen de las generalidades de nivel superior Para Husserl el grado de generalidad de una generalidad,12 ya típica, ya conceptual, está determinado por su extensión. La extensión de una generalidad está determinada, a su vez, por el ensanchamiento de las asociaciones por semejanza entre sus contenidos.13 El grado más bajo de generalidad es “aquel que surge mediante una mera ‘repetición’ de individuos del todo iguales independientemente experimentables” (Husserl, 1980, p. 368). Husserl las llama concretum o generalidades concretas. El que su origen se encuentre en la “repetición” de individuos quiere decir que su origen es la igualdad total. La igualdad total es la completa coincidencia entre todos los momentos de los que se compone una objetividad. Por otro lado, debe señalarse que, como los miembros de un concretum son dos individuos particulares, las objetividades concretas son las generalidades más independientes. Cuando la relación entre los miembros de una generalidad ya no es de igualdad, sino de semejanza, es decir, cuando hay una distancia que separa la superposición El término “generalidad” abarca las objetividades generales de la receptividad (los tipos) y de la espontaneidad (los conceptos). Por lo tanto, las leyes que rigen la generalización de un tipo también rigen la generalización de un concepto empírico. 13 Para Husserl la “extensión” de una generalidad típica no está determinada por el número de objetividades sedimentadas del que se compone, sino por el grado de semejanza que mantienen. Esto es debido a que entre menor es el grado de semejanza, se abren más posibilidades de relaciones de semejanza de mayor grado. Explicaré esto con más detalle unos párrafos más abajo. 12 33 de los miembros, se constituyen generalidades con grados más elevados de generalidad: las generalidades de nivel superior. La semejanza puede ser una semejanza total o una semejanza parcial. La semejanza total es “semejanza con relación a todos los momentos particulares de los semejantes” (Husserl, 1980, p. 370). La semejanza parcial es “semejanza con relación a momentos particulares, cada una con su límite de igualdad, mientras que los otros son desemejantes” (Husserl, 1980, p. 370). En consecuencia, dice Husserl, los niveles de la generalidad están condicionados tanto por la magnitud de las distancias de semejanza entre todos los momentos semejantes, que se encuentran en los miembros individuales de la extensión de la generalidad ─en una semejanza total lo son todos los momentos─ como también por el número de los momentos semejantes, esto es, por la medida de la aproximación a la semejanza total (Husserl, 1980, p. 370). Estas dos regularidades de la conciencia determinan el grado de semejanza que mantienen dos o más objetividades y, por consiguiente, determinan el grado de generalidad de una generalidad. La “magnitud de las distancias de semejanza” señala la proximidad de semejanza que mantienen dos momentos. La “proximidad” no señala una relación temporal, pues Husserl usa el término “distancia” para nombrar las relaciones espaciales entre los contenidos de la conciencia.14 La regularidad de la “magnitud de las distancias de semejanza” señala, entonces, la intensidad de la semejanza meramente cualitativa que mantienen dos momentos u objetividades. La intensidad de semejanza está marcada por el límite de la uniformidad: “El parentesco o semejanza más completa es la uniformidad, eso es, ella hace la conexión de homogeneidad más fuerte” (Husserl, 2001, p. 175). A partir de ella se desciende a niveles de intensidad de semejanza cada vez más bajos que culminan en la ausencia completa de afinidad. El “número de momentos semejantes” es la dimensión cuantitativa del indicador de semejanza. No se dice que una objetividad es semejante a otra sólo porque dos de sus momentos son muy Por ejemplo, cuando se refiere a la “fusión a distancia” en las síntesis de homogeneidad (Husserl, 2001, p. 177). 14 34 parecido (por ejemplo, no se dice de dos hombres que sean parecidos sólo porque sus ojos son del “mismo” color). El grado de semejanza también se determina por la cantidad de momentos semejantes que comparten dos o más objetividades (dos hombres se parecen porque guardan semejanza cualitativa entre varias partes de su cuerpo: por ejemplo, sus ojos, su nariz, su boca, sus cejas, su semblante, etcétera). Así, pues, a medida que disminuye el grado de semejanza entre los miembros de un tipo, aumenta su grado de generalidad. Las generalidades superiores tienen, pues, un origen en los concretum. Pero este origen no es un origen temporal inmanente. No es algo como que toda generalidad específica o general surge de la percepción de dos objetividades iguales. Pues decir esto sería como decir que no se constituye un tipo sino hasta que percibo dos objetos iguales; sería como decir, por ejemplo, que todas mis experiencias sedimentadas de “perros” no han constituido el tipo “perro” porque nunca he visto dos perros iguales. Y, por supuesto, eso es absurdo. El origen de una generalidad específica o general no se halla en la sedimentación de dos experiencias particulares: El universal de la mera semejanza es algo de nivel superior, ya que los miembros de su extensión, aun cuando aquel esté formado tan sólo por la coincidencia de dos cosas semejantes [Ähnlicher], siempre se pueden concebir ya como conceptos generales de una posible repetición de igualdades (Husserl, 1980, p. 371, énfasis añadido). ¿Por qué se dice de una generalidad que es de un grado superior? No porque de dos experiencias concretas sedimentadas (es decir, actualmente vivenciadas en algún momento y sumergidas en la retención en un lugar temporal objetivo definido) se hayan reducido los grados de semejanza hasta llegar a tal grado de generalidad, sino porque dado su grado de semejanza (eso es, la magnitud de las distancias de semejanza y el número de momentos semejantes) se puede concebir una “posible repetición de igualdades”. El origen de una generalidad específica o general es, entonces, una posibilidad. Y una posibilidad no es algo dado actualmente o sedimentado en la retención, sino una creación de la fantasía o de la imaginación. 35 Aun cuando no haya experimentado nunca actualmente la completa igualdad de dos objetividades ─aun cuando la objetividad general esté compuesta sólo de dos miembros como en el ejemplo de Husserl─, siempre puedo imaginar como posibilidad el origen de tal generalidad, el concretum, la completa igualdad de dos o más miembros individuales, con base en sedimentaciones de experiencias actualmente dadas. Lo mismo ocurre con los niveles subsecuentes de generalización: a la completa igualdad la siguen semejanzas más y más distantes que concluyen en el tipo constituido, pero no todas ellas deben ser un conocimiento sedimentado, sino que también pueden ser un conocimiento posible. 4. Determinación de los objetos de comparación A continuación, se describen dos posibles objetos de comparación en las tesis de Husserl y de Rosch. a. Los prototipos de las categorías y los núcleos de los tipos Rosch sostiene que la estructura interna de las categorías está organizada en una formación centro-periferia, donde el centro está conformado por los miembros más prototípicos de la categoría y la periferia está conformada por los miembros menos prototípicos de la categoría. El prototipo se define como el mejor ejemplo de la categoría. El que sea el mejor se define porque el sujeto encuentra en él aquel miembro que mejor representa su imagen o idea de la categoría. Husserl, por otro lado, habla de dos regularidades que rigen el proceso de generalización de un tipo: la magnitud de la distancia de semejanzas y la cantidad de momentos semejantes. Cuando uno parte de una generalidad de nivel superior, ya específica, ya general, y se sigue la forma en que actúan tales regularidades, se llega al origen de los tipos: el concretum formado por la igualdad total. La imagen que representa Husserl aquí guarda semejanzas con la imagen de la estructura interna de las categorías que representa Rosch. Pues el origen de un tipo parece ser el centro de las generalidades de nivel superior. 36 Sin embargo, Husserl no parece hacer una distinción de dos dimensiones análoga a la que propone Rosch en el caso de las categorías. A diferencia de Rosch, que limita la estructura interna a niveles de inclusividad determinados, para Husserl el centro de los tipos de nivel superior se encuentra en los niveles más bajos de generalidad. Por lo tanto, parece a simple vista que, aunque haya una aparente semejanza visual, Husserl y Rosch están hablando de procesos completamente diferentes. No obstante, aún cabe la posibilidad de que Husserl no haya tenido en cuenta la distinción entre las dimensiones horizontal y vertical no porque las ignorase completamente, sino porque en su tesis sobre tipificación tales dimensiones convergen. Es decir, es posible que a medida que uno se acerca al centro de un tipo, también descienda en su nivel de generalidad. b. La conexión entre los parecidos de familia La revisión de las tesis de Husserl y de Rosch ha mostrado que la estructura y la formación de las categorías y de los tipos se da en virtud de las semejanzas y coincidencias entre los elementos que los componen. Por un lado, Rosch defiende la idea de que el principio de los parecidos de familia orienta la formación de la estructura interna de las categorías. Por otro lado, Husserl explica que los tipos son y se constituyen mediante asociaciones por semejanza entre experiencias sedimentadas. La semejanza entre las tesis de Rosch y de Husserl se hace mayor cuando se mira a la tesis de Husserl desde la perspectiva de la interpretación de Dieter Lohmar. Pues Lohmar describe a los tipos como una forma de parecidos de familia (Lohmar, 2003, p. 109).15 La expresión “parecidos de familia”, que parece darle nombre propio a la relación de semejanza entre las tesis de Rosch y de Husserl, es originariamente una metáfora. Wittgenstein trae la imagen de los parecidos entre los miembros de una familia para explicar la clase de relación que mantienen los procesos y fenómenos Lohmar expone esta misma tesis en su libro Erfahrung und Kategoriales Denken. Allí el término que utiliza es “Familienähnlichkeiten” (Lohmar, 1998, p. 238). Luego, es claro que su tesis está referida a los parecidos de familia de Wittgenstein. 15 37 implicados en las palabras (Wittgenstein, 1988, párr. 66). Los procesos señalados por las palabras mantienen relaciones de parentesco y de semejanza análogas a las que se dan entre los miembros de una familia: No puedo caracterizar mejor esos parecidos que con la expresión «parecidos de familia»; pues es así como se superponen y entrecruzan los diversos parecidos que se dan entre los miembros de una familia: estatura, facciones, color de los ojos, andares, temperamento, etc., etc. (Wittgenstein, 1988, párr. 67). Rosch toma la metáfora de Wittgenstein y la usa para explicar el problema de las categorías. Asimismo, Lohmar utiliza la metáfora para explicar otro tipo de semejanzas: las síntesis de semejanza y de coincidencia dadas en los procesos de apercepción tipificante. De manera que el vínculo principal entre las ideas de Husserl y Rosch tiene que ver con la clase de relación que mantienen los elementos implicados en las operaciones de tipificación y de categorización: en ambos procesos la relación se da en virtud de las semejanzas y coincidencias entre el contenido de los tipos y de las categorías. Por otro lado, también es posible hallar un nexo en la perspectiva de estudio de Husserl y de Rosch. Pues ambos estudian las semejanzas y coincidencias de sus respectivos objetos de estudio mediante las preguntas por lo que son esas estructuras y por cómo surgen o se generan. 5. Las preguntas específicas de investigación Ahora que se han determinado los objetos de comparación, deben formularse unas preguntas específicas de investigación. Se parte de la pregunta general planteada en la sección (1), a saber, ¿Existe alguna relación entre los procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los términos “categorización”, “categorizar” y “categoría” de Eleanor Rosch y los procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los términos “tipificación”, “tipificar” y “tipo” de Edmund 38 Husserl? Las preguntas específicas de investigación serán, pues, determinaciones de esta pregunta general. a. La pregunta por la relación entre los prototipos de las categorías y el origen de las generalidades de nivel superior Dada la semejanza entre la tesis de Rosch de una estructura interna de las categorías organizada alrededor de los miembros más prototípicos y la tesis de Husserl de un origen de los tipos que determina su nivel de generalidad, formulo la siguiente pregunta: ¿existe alguna relación entre los procesos y fenómenos encontrados por Rosch en sus estudios sobre el grado de prototipicidad de las categorías y los hallazgos de Husserl acerca del origen de las generalidades de nivel superior? b. La pregunta por la relación entre el principio de los parecidos de familia y las síntesis de asociación por semejanza Dada la semejanza entre el principio de los parecidos de familia y las síntesis de homogeneidad en la constitución de las categorías y de los tipos, formulo la siguiente pregunta: ¿existe alguna relación entre los procesos y fenómenos hallados por Rosch en sus estudios sobre el principio de los parecidos de familia y los procesos y fenómenos hallados por Husserl en sus estudios sobre el papel de las síntesis de asociación en la constitución de los tipos? 6. El problema metodológico de la investigación La pregunta general y las preguntas específicas de la investigación abren un problema metodológico. Se busca determinar la relación que mantienen dos de los principales hallazgos de Husserl y de Rosch. Pero resulta que Husserl y Rosch buscaban responder preguntas diferentes mediante métodos diferentes. Mientras Husserl preguntaba por la conciencia, Rosch preguntaba por la mente. Mientras 39 Husserl proponía ir a la experiencia misma mediante el método fenomenológico, Rosch proponía hacer experimentos de laboratorio para obtener evidencia empírica. ¿Cómo poner en diálogo unos hallazgos cuyo origen es tan diferente? Para establecer un diálogo entre los hallazgos de Husserl y de Rosch debe establecerse antes un diálogo entre los métodos de la psicología cognitiva y la fenomenología trascendental. ¿Qué significa establecer un diálogo metodológico? Significa encontrar las diferencias en cuando al objeto de estudio y las técnicas de recolección y de análisis de la información y establecer la posibilidad de encontrar un punto de convergencia que haga posible establecer nexos entre las preguntas, los métodos y los hallazgos de ambos autores. 7. Objetivos de la investigación La investigación tiene un objetivo general y dos objetivos específicos: a. Objetivo general El objetivo general de la investigación es presentar una propuesta para establecer un diálogo entre los métodos y los hallazgos de Eleanor Rosch acerca del problema de la categorización y los métodos y los hallazgos de Edmund Husserl acerca del problema de la tipificación. b. Objetivos específicos La investigación se propone lograr los siguientes objetivos específicos: 1. Construir una propuesta de diálogo metodológico entre los métodos de Eleanor Rosch y de Edmund Husserl. 1.1. Determinar un punto de convergencia entre los métodos de Rosch y de Husserl que haga posible establecer nexos entre sus hallazgos. 2. Determinar la relación que mantienen los procesos, los fenómenos y las operaciones señaladas por los conceptos de “categorización” de Eleanor Rosch y de “tipificación” de Edmund Husserl. 40 2.1. Determinar la relación que mantienen la tesis de Rosch acerca de una estructura interna de las categorías construida en torno a los prototipos y la tesis de Husserl acerca del origen de los tipos. 2.2. Determinar la relación que mantienen la tesis de Rosch acerca de la formación de la estructura interna de las categorías según el principio de los parecidos de familia y la tesis de Husserl acerca del papel que juegan las síntesis de semejanza en la constitución de los tipos. 8. Justificación de la investigación 1. Las diferentes disciplinas que se agrupan en el rótulo de “ciencias cognitivas” han demostrado que para obtener resultados sólidos acerca de los problemas de la cognición debe trabajarse en estudios interdisciplinares. Para trabajar con otras disciplinas es necesario establecer diálogos entre sus métodos y sus hallazgos. No han sido muy fructíferos los intentos de establecer diálogos entre la fenomenología trascendental y la psicología cognitiva. Un estudio que abra una puerta para fortalecer tal diálogo representa un pequeño aporte para estrechar los vínculos entre esas dos disciplinas. Este estudio pretende ofrecer ese aporte y eso justifica su realización. 2. Las investigaciones de Rosch le dan un giro radical a la manera como se entendía el problema de las categorías en la psicología cognitiva. Puede decirse que Rosch sienta las bases de la forma como los científicos de la cognición de los años 1990 y 2000 entienden el problema de la categorización. E incluso, esto puede extenderse a los científicos contemporáneos, pues las tesis de Rosch siguen siendo objeto de discusión. Un ejemplo de ello es el enfoque enactivo y la tesis sobre categorización de Lakoff y Johnson, tan reconocidas en los estudios cognitivos sobre categorización. La importancia de revisar fenomenológicamente las tesis de Rosch también yace, entonces, en que al hacerlo se comprueba si la raíz o el fundamento de gran parte de los estudios contemporáneos acerca de la categorización es correcta o equivocada. 41 9. Estructura del documento El documento se divide en tres capítulos. En el primer capítulo presento una propuesta metodológica de investigación que busca abrir puentes entre los métodos de Rosch y de Husserl. En el segundo capítulo presento los elementos principales de los hallazgos de Husserl que permitirán abrir un diálogo con los hallazgos de Rosch. En el tercer capítulo respondo las preguntas de la investigación siguiendo el método presentado en el capítulo primero. Debe mencionarse, además, que, dada la extensión del apartado “revisión de la literatura”, prefiero presentarlo como un anexo y no como un componente de la introducción (Véase, Anexo 1). 42 Capítulo primero. Metodología de investigación 1. El problema metodológico de la investigación Ha habido una dificultad para establecer un diálogo metodológico entre la fenomenología y las ciencias cognitivas. Por mencionar un ejemplo, Lakoff y Johnson hablan de la fenomenología en los siguientes términos: La idea de que la reflexión puramente filosófica puede sondar las profundidades del entendimiento humano es una ilusión. Los métodos tradicionales del análisis filosófico solos, incluso la introspección fenomenológica, no pueden acercarse a permitirnos conocer nuestras mentes (Lakoff & Johnson, 1999, p. 12, énfasis añadido). Para lanzar la afirmación “[el método fenomenológico] no puede acercarse a permitirnos conocer nuestras mentes”, es necesario comprender en qué consiste el método fenomenológico. Pero la manera en que Lakoff y Johnson definen este método es completamente errónea: la fenomenología no es una forma de “reflexión puramente filosófica”, no es una manera de hacer “introspección”;16 la fenomenología es un método que se dirige a la experiencia misma. Si nosotros, investigadores de todas las disciplinas de conocimiento, queremos comprender un proceso ─y esto vale para cualquier tipo de proceso, ya sea cognitivo, ya sea ético, ya sea político o de la clase que sea─, el diálogo interdisciplinar es una obligación, y ese diálogo, como cualquier otro tipo de diálogo, no se puede establecer sin escuchar a la contraparte. Es decir, no se puede basar en prejuicios o en un entendimiento incompleto de lo que el otro quiere decir. En una frase: antes de decir “mi método tiene ventajas sobre el suyo”, debe al menos comprenderse bien en qué consiste el método del otro. Pero Lakoff y Johnson no hacen el esfuerzo de 16 Sigo en este punto las reflexiones de Varela (1996, p. 334). 43 comprender ni el método ni los hallazgos de la fenomenología. Su intención no es establecer un diálogo. Lanzan un juicio crítico del que no se encuentra justificación alguna, y con base en él realizan una afirmación que deslegitima el método fenomenológico y les concede una validez primordial a los métodos de las ciencias cognitivas.17 Este es sólo un ejemplo del mal acercamiento que han tenido los científicos de la cognición y los filósofos. Seguramente pueden encontrarse muchos otros del lado de las ciencias cognitivas y de la filosofía. Sin embargo, también pueden hallarse buenos intentos de poner en diálogo los métodos de estas dos disciplinas. El estudio de Carlos Pérez (2019) es ejemplo de eso. Uno de los objetivos de su investigación es establecer un puente entre la psicología cognitiva y la fenomenología mediante un estudio que trabaja sobre la noción de “categorización”18: “Esta manera de entender la categorización […] permite, también, tender un puente con la teoría de la categorización que plantea la psicología cognitiva, pero desde una perspectiva fenomenológica” (Pérez, 2019, p. 157). Ese puente tiene fuertes estructuras metodológicas: El modelo de la memoria semántica se basa en datos observacionales en tercera persona sobre el comportamiento, y plantea un modelo cognitivo que dé cuenta de esos datos; el análisis de la experiencia, por su parte, permite capturar el proceso en su dimensión animada y temporal, desde una perspectiva en primera persona (Pérez, 2019, p. 157). Pérez compara la perspectiva metodológica del modelo de la memoria semántica con la perspectiva del método fenomenológico. Su propuesta es esencialmente una propuesta metodológica, pues su tesis general defiende que los hallazgos encontrados mediante el método de la fenomenología genética pueden enriquecer Para una crítica más profunda de la tesis de Lakoff y Johnson en cuanto a su relación con la fenomenología, véase (Pérez, 2019). 18 La noción de “categorización” que usa Carlos Pérez se basa en tres pilares fundamentales: 1. Las tesis de Lakoff y Johnson, 2. El enfoque enactivo y 3. La psicología cognitiva. Su concepto de “categorización” es, pues, bastante diferente del que se trabaja aquí, mucho más amplio y complejo. 17 44 nuestra comprensión sobre los procesos de categorización (Pérez, 2019, Capítulo 3). En la misma línea de Pérez, el objetivo principal de esta sección es encontrar unos lineamientos metodológicos que puedan tomarse como instrumento para responder a las preguntas planteadas en el apartado (II, 5) de la introducción. Pero como las dos tesis que aquí se comparan tienen sus propios métodos de investigación, para hacer esta tarea es necesario establecer un diálogo entre los métodos de Husserl y de Rosch. El resultado de ese diálogo puede crear un puente entre la fenomenología y la psicología cognitiva. La importancia de este trabajo se encuentra en que el nexo entre los dos métodos hace posible fundar unos lineamientos metodológicos que no se basen en prejuicios o en conocimientos parciales, sino en el propósito de estrechar la relación entre la fenomenología y la psicología cognitiva. 2. El método de investigación de Eleanor Rosch Comenzaré el diálogo escuchando a la primera interlocutora. El trabajo de Rosch parte de la crítica al enfoque sobre la categorización que tiempo después sería conocido como la visión clásica de las categorías. Para desarrollar esa crítica, Rosch hace uso de las principales técnicas metodológicas de los defensores de la visión clásica. Esto es claro en la primera etapa de su programa de investigación. En las dos etapas posteriores, Rosch usará nuevas técnicas que van a producir resultados más fuertes y contundentes. A continuación, hago una breve presentación de los elementos principales de su propuesta metodológica. a. Síntomas que señalan una estructura subyacente El punto de partida de la exposición es un elemento metodológico transversal en los tres primeros periodos del programa de investigación de Rosch. Este se expone en el artículo Relationships among goodness-of-example, category norms, and word frequency (1973). Allí las autoras hablan de unos “síntomas” de la estructura interna de las categorías (Mervis et al., 1973, p. 283). Presentan dos síntomas en particular: 45 1. el predominio del ítem y 2. la “calidad del ejemplo”19. Las autoras definen estos “síntomas” como “medidas estrechamente relacionadas del mismo factor subyacente” (Mervis et al., 1973, p. 283).20 Un síntoma es una especie de signo. Es decir, es algo que señala otra cosa. En este caso dos medidas señalan un mismo “factor subyacente” de la estructura interna de las categorías. Así que, la imagen que las autoras representan mediante la expresión “síntomas” es la de un objeto ubicado en una superficie que señala otro que está debajo, que subyace. La imagen que transmiten las autoras puede representarse como la parte visible y la parte sumergida del Iceberg o como el árbol y sus raíces. De ahí se sigue que al menos una parte de la estructura interna de las categorías subyace a aquello que opera en un plano superficial. ¿Qué se entiende por lo superficial y lo subyacente? En el estudio de Mervis et al. no se define a lo subyacente sino como opuesto a lo superficial. Lo superficial son los “síntomas” de la estructura interna de las categorías (las medidas de la calidad del ejemplo y el predominio del ítem). El común denominador de estas medidas es que se toman mediante experimentos de laboratorio que operan en el plano de recepciones y expresiones conscientes (lingüísticas y no-lingüísticas): el sujeto de laboratorio escucha, mira, escribe, oprime botones, etcétera. Los resultados son medidas de velocidad, de precisión, de atención, etcétera. Lo subyacente es, entonces, algo que no se capta mediante la mera observación del comportamiento del sujeto, pues no se refiere a su comportamiento visible. Es más bien lo que está detrás de ese comportamiento. Como Rosch et al. toman el punto de vista de la psicología cognitiva, en donde se parte de un enfoque naturalista, lo subyacente debe referirse a procesos y operaciones mentales. Este elemento metodológico enfrenta un problema: si todo signo está abierto a una posible interpretación, ¿cómo puede tener certeza el psicólogo de que su interpretación del signo capta realmente lo que el signo señala? Los experimentos “goodness-of-example” En este artículo también se llega a la conclusión de que “la calidad del ejemplo puede ser una medida más directa del factor común que subyace a las dos variables de interés” (Mervis et al. 1973, p. 284). Por eso el predominio del ítem no tiene un desarrollo posterior en los estudios sobre categorización de Rosch. 19 20 46 de Rosch no evaden este problema, pero tampoco lo abordan de manera explícita. Su salida se funda en el diseño del experimento y en los hallazgos de la psicología cognitiva como esquema interpretativo. Mucho tiempo después de que Rosch realizara sus estudios sobre categorización ella dice lo siguiente respecto a este problema: Empecé a preocuparme de que era lista con esos experimentos, pero lo que uno saca de los experimentos es lo que uno pone en ellos. Puedes hacer experimentos que muestren a las categorías como clásicas si sólo construyes conjuntos artificiales de estímulos que tengan categorías clásicas en ellos (Rosch, 1999). Si los resultados de los experimentos sólo muestran lo que el investigador puso en ellos, si la interpretación de los datos se basa en el propio diseño del experimento y en las hipótesis formuladas, los hallazgos de la psicología cognitiva no parecen ser el suelo sólido que presentan algunos científicos de la cognición. Es decir, sus resultados no son tan precisos como los que se obtienen en las ciencias naturales (por ejemplo, la medición los astros o el magnetismo o la electricidad, etcétera). Una de las preguntas que guían el planteamiento metodológico de la investigación es: ¿cómo pueden construirse resultados más confiables a partir de los datos recogidos mediante las técnicas de la psicología cognitiva? Y en el marco dialógico que se propone, se formula la siguiente pregunta específica: ¿la fenomenología puede ser útil para realizar esta tarea? Estas preguntas, sin embargo, no hallarán respuesta sino hasta el final de este capítulo. b. Experimentos de laboratorio ¿Qué tipo de experimentos nos dan acceso a la estructura interna de las categorías?, y, por extensión, ¿qué tipo de experimentos muestran cuáles son los principios que rigen la formación de las categorías? Una exposición exhaustiva de cada uno de los experimentos que utiliza Rosch para tener acceso a las estructuras subyacentes de la conciencia abarcaría mucho espacio y se convertiría más en un obstáculo que en una herramienta para captar los elementos generales de su 47 metodología. Por eso aquí limito la exposición a las técnicas que arrojaron los resultados más significativos en los estudios de Rosch. Para una descripción más detallada remito al lector al Anexo 1 y a la fuente primaria. i. “Codificabilidad”: longitud de la palabra y tiempo de latencia Para obtener evidencias sobre las áreas prominentes de los colores, Rosch pregunta por su “codificabilidad”. Se le da a un sujeto una ficha con un color o un acervo de colores y él lo codifica con una palabra (por ejemplo, “rojo”). Para medir la “codificabilidad” del estímulo se utilizan dos medidas: 1. La longitud del nombre y 2. La latencia de respuesta al nombrar (Rosch Heider, 1972, p. 10). De acuerdo con hallazgos previos en psicología cognitiva acerca del vínculo entre la extensión de la palabra y los fenómenos cognitivos que la palabra señala, las palabras de mayor extensión son usadas con menor frecuencia en el lenguaje cotidiano. La frecuencia de uso de la palabra revela la significatividad de la palabra y de lo que ella señala. La significatividad aquí se interpreta como el nivel de prominencia del fenómeno señalado: palabras más cortas señalan fenómenos más prominentes. Por otro lado, el tiempo de latencia se usa para medir la capacidad de codificación de un ser humano: si se mide el tiempo de latencia que una persona tarda para asignarle un código a dos estímulos diferentes, y el tiempo resulta más largo en un estímulo que en otro, se interpreta que el estímulo con mayor tiempo de latencia es menos prominente que el otro (Rosch Heider, 1972).21 Debe mencionarse que el tiempo de latencia o tiempo de reacción es considerado por la psicología cognitiva, en general, y por Rosch, en particular, como “el camino real para comprender la cognición” (Rosch, 1999). ii. Reconocimiento de memoria Para determinar la prominencia de las áreas de los colores, otro conjunto de experimentos evalúa la precisión de un sujeto en tareas de reconocimiento de memoria. Por ejemplo, uno de los experimentos de Rosch podría sintetizarse en las siguientes fases: 1. se le muestra una ficha de un color a un sujeto, 2. Se oculta la 21 Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (b, iii, β, γ) del Anexo 1. 48 ficha y se espera un tiempo fijado (el tiempo varía dependiendo de si se mide la memoria a corto plazo o la memoria a largo plazo), y 3. Se le muestra al sujeto un acervo de fichas de colores que incluye la ficha que se le mostró primero y se le pide que identifique esa ficha. El experimento mide la precisión del individuo para reconocer el objeto en la memoria. El nivel de precisión se mide mediante gradaciones dentro de los estímulos. Se considera que si hay una mayor precisión en la identificación de la ficha, ese estímulo es más prominente que los demás (Rosch Heider, 1972).22 iii. Grado de atención Otro tipo de experimentos miden el grado de atención que un estímulo genera en un individuo. Esta técnica fue de gran ayuda para medir la prominencia de las categorías en los niños. Por ejemplo, se les decía a los niños que iban a jugar el juego “muéstrame un color”. En ese juego, el niño debía señalar una ficha de entre un acervo de fichas de diferentes colores. Se interpretaba que la ficha señalada despertaba una mayor atención en los niños y, por ende, que era más prominente respecto a las demás (Rosch, 1971).23 iv. Facilidad de aprendizaje En otro estudio se formuló la hipótesis de que el aprendizaje de los nombres de las categorías se vincula primero a los estímulos prominentes. Para demostrar esto se realizaron experimentos con los Dani (una cultura de la edad de piedra asentada en una región de Nueva Guinea)24, que evaluaban la facilidad del aprendizaje de colores y formas prototípicos y no prototípicos. Como los Dani no tenían una clasificación para este tipo de estímulos, los nombres para estas categorías eran nuevos para ellos. La facilidad de aprendizaje se midió con la velocidad de Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (2. b, iii, δ) del Anexo 1. Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (2. b, iii, ε) del Anexo 1. 24 Para mayores detalles sobre la cultura y sobre los experimentos que Rosch llevó a cabo con sus miembros, véase el aparado (2. b, iii, α) del Anexo 1. 22 23 49 aprendizaje. Los estímulos que se aprendieron más rápido se consideraron prominentes (Rosch, 1973a).25 v. La técnica del priming Para conocer la estructura interna de las categorías semánticas, su nivel de concretes y el papel que juega la práctica en la conformación de esa estructura, entre otras tesis, Rosch usó la técnica del priming. En esta técnica se le muestran dos imágenes a un participante y se le pide que identifique: 1. si las dos imágenes son o no son la misma, o 2. si hacen o no parte de la misma categoría. Lo que se mide mediante esta técnica es el tiempo de reacción (Rosch, 1975a). Esta es, pues, una de las técnicas que utilizan el tiempo para acceder a los estratos subyacentes de la conciencia.26 vi. Técnicas para conocer los principios de categorización Las dos nuevas técnicas que Rosch utiliza para conocer los principios de categorización son las descripciones de movimientos imaginados y la detección de señal. En las descripciones de los movimientos imaginados se le pide al sujeto que describa su interacción con un objeto de una categoría. Los datos que se obtienen son expresiones directas de los sujetos de laboratorio.27 En la detección de señal se le muestra a un sujeto una tarjeta con dos imágenes en un taquistoscopio y se le pide que identifique a qué lado aparece la imagen que corresponde al nombre de una categoría. Con ello se obtienen medidas de precisión.28 Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (2. b, iii, η) del Anexo 1. Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (2. b, ii, β-ζ) del Anexo 1. 27 Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (8, a – b) del Capítulo primero. 28 Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (2. d, ii, δ) del Anexo 1. 25 26 50 3. El método de la fenomenología genética a. Fenomenología descriptiva y fenomenología explicativa La “fenomenología descriptiva”29 o “fenomenología estática”30 es “una fenomenología de posibles formas esenciales en la conciencia pura (no importa cómo hayan ocurrido)31 y su ordenamiento teleológico en el reino de la posible razón bajo los títulos ‘objeto’ y ‘sentido’” (Husserl, 2001, p. 629). La fenomenología estática se ocupa de los objetos intencionales constituidos y de los niveles o grados en que se pueden aparecer. En el análisis estático se parte del “concepto natural de mundo” y del ser humano como “sujeto de conocimiento” y de ahí se obtiene “la idea de una mónada que está precisamente en relación con un ‘mundo’ de este concepto que le corresponde” (Husserl, 2001, p. 629). Se obtienen mónadas como “cosa espaciocausal”, “ser animal”, “ser humano”, etcétera. En otras palabras, se obtienen objetividades esenciales. En el análisis estático se investiga por la tipicidad intencional y por todos los nexos que la razón puede establecer entre los objetos intencionales. Asimismo, se investiga por “las estructuras esenciales de la regularidad formal de una razón en general, como razón lógico-formal” (Husserl, 2001, p. 630). El análisis estático se enfoca principalmente en los estratos superiores de la conciencia, en la esfera de la razón, en la esfera del yo activo. Allí se opera sobre objetos constituidos y se identifican los niveles de generalidad de las esencias. Sin embargo, por medio del método descriptivo no se accede a consideraciones constitutivas. La “fenomenología explicativa”32 o “fenomenología genética”33 aborda los problemas referentes a la constitución del objeto intencional. La fenomenología genética es la “’historia’ de la conciencia (la historia de todas las apercepciones posibles)” (Husserl, 2001, p. 627). Pero historia no como una génesis de casos particulares o “Beschreibende Phänomenologie” (Husserl, 1968, p. 340). “Statische Phänomenologie” (Husserl, 1968, p. 340). 31 La frase encerrada entre paréntesis es un añadido de la traducción al inglés. 32 “erklärende Phänomenologie” (Husserl, 1968, p. 340). 33 “genetische Phänomenologie” (Husserl, 1968, p. 340). 29 30 51 concretos de apercepción, sino como “cada forma de apercepción en una forma esencial […][ y como] su génesis de acuerdo con leyes esenciales” (Husserl, 2001, p. 627). El análisis genético va en búsqueda de las leyes genéticas más generales. Estas leyes pueden ser de dos tipos: 1. Las leyes que rigen las secuencias particulares de los eventos, ya sean inmediatas (como la retención), ya sean mediatas (como la asociación), y 2. Las “regularidades legales34 que regulan la formación de apercepciones” (Husserl, 2001, p. 624). En ese sentido, el análisis genético penetra en los estratos más básicos de la conciencia con el fin de conocer los procesos por los que se constituyen los objetos de los que se ocupa el análisis estático. El análisis genético: 1. Rastrea la génesis de la pasividad, 2. Investiga la interacción entre la actividad y la pasividad, 3. Investiga los estratos de la sensibilidad secundaria, eso es, la constitución de habitualidades, 4. Con base en esas regularidades pregunta en qué medida se puede conocer algo acerca de la individualidad de la mónada, 5. Cuestiona cómo la génesis de una mónada está implicada en la génesis de otra, 6. Aborda la pregunta acerca de cómo se constituye genéticamente una naturaleza y un mundo unitario y 7. Investiga la relación entre las esferas de la pasividad y la actividad del yo y las de los otros seres (Husserl, 2001, pp. 631–632). En resumen, el análisis genético busca hacer una genealogía de la constitución de sentido que parte de los estratos más básicos de la conciencia y se extiende a los niveles más elevados (el análisis de las construcciones culturales más complejas, el análisis de la intersubjetividad). ¿Cuál de estos dos métodos es el más adecuado para conocer las operaciones de tipificación? Es el método estático si se quiere conocer al tipo como estructura constituida. Sin embargo, el método estático opera principalmente sobre objetos de los niveles más elevados de la conciencia. En el nivel de la plena actividad del yo, en el nivel de la razón, se ejecutan operaciones sobre objetos ya constituidos. Los análisis genéticos abordan el problema de cómo las estructuras predicativas se Este término en alemán es “Gesetztmäßigkeit”. Steinbock lo traduce por “lawful regularuty” (Husserl, 2001, p. 162). Reuter traduce simplemente “regularidad” (Husserl, 1980, p. 81). El Diccionario Husserl prefiere el término “legalidad”. Aquí le daré privilegio a la traducción al español de “Lawful regularity”, “regularidad legal”. Pero algunas veces hablaré de “regularidades” para simplificar el discurso. 34 52 constituyen sobre otras estructuras pre-predicativas. Y como algunas de esas estructuras pre-predicativas son los tipos, el método más adecuado para estudiar la constitución de las operaciones de tipificación es el método de la fenomenología genética. b. Husserl y la psicología ¿Qué es la psicología para Husserl? Es ante todo una ciencia empírica. El que sea una ciencia empírica implica dos cosas: “1. La psicología es una ciencia de hechos, de matters of fact en el sentido de Hume. […] 2. La psicología es una ciencia de realidades” (Husserl, 1997a, p. 10). El que sea una ciencia de realidades quiere decir que se ocupa de sucesos que les acontecen a sujetos reales pertenecientes al orden del mundo espaciotemporal objetivo. Cuando la psicología aborda, por ejemplo, el problema sobre el origen del tiempo, ella pregunta por “el material sensorial originario del que, en el individuo e incluso en el género humano, surge la intuición del tiempo y del espacio objetivos” (Husserl, 1959, p. 55). Por otro lado, la fenomenología se constituye no como una ciencia de hechos, sino como una ciencia de esencias: “como una ciencia que quiere llegar exclusivamente a ‘conocimientos esenciales’ y no fijar en absoluto, ‘hechos’” (Husserl, 1997a, p. 10). Además, mientras la psicología se ocupa de fenómenos reales, en la fenomenología se trabaja sobre fenómenos trascendentalmente reducidos (Husserl, 1997a, p. 10). ¿Pero entonces psicología y fenomenología están condenadas a estar separadas? Husserl ofrece una manera de conciliar estas dos disciplinas: El sorprendente resultado de nuestra investigación puede también, tal como parece, expresarse del siguiente modo: no hay una psicología pura como ciencia positiva, una psicología que quiera investigar universalmente al ser humano que vive en el mundo, como cosa real en el mundo, así como otras ciencias positivas, ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu. Sólo hay una psicología trascendental que es idéntica a la filosofía trascendental (Husserl, 2008, p. 294). 53 La salida de Husserl es, entonces, considerar a la psicología como una disciplina trascendental. Pero eso implica una consecuencia: “si es necesaria la epojé universal, que abarca todo tener-conciencia-de-mundo, el psicólogo, mediante esa epojé, pierde la base del mundo objetivo” (Husserl, 2008, p. 294). Es decir, la propuesta de Husserl significa para la psicología abandonar su propia esencia ─a saber, la de ser una ciencia empírica que opera sobre sujetos y mentes del mundo espaciotemporal objetivo─. Si un psicólogo leyera esto, bien podría decir que la propuesta de Husserl consiste en convertir a la psicología en una fenomenología. Así, Husserl no estaría estableciendo un mejor diálogo metodológico que el que proponen Lakoff y Johnson en Philosophy in the Flesh y solamente buscaría imponer su método por encima del de la psicología. 4. Cuatro grandes diferencias entre los métodos de Husserl y de Rosch Después de leer las posiciones metodológicas de Rosch y de Husserl deben fijarse unas preguntas que guíen la posibilidad de establecer una relación entre los métodos de estos autores. Así, se formulan dos preguntas que indagan por las relaciones más generales entre los métodos: 1. ¿cuál es el objeto de estudio de cada uno de los métodos?, y 2. ¿desde qué perspectiva se estudia a ese objeto? a. El objeto de estudio del método de Rosch: la mente Para responder a la primera pregunta en cuanto referida al método de Rosch, tomaré como punto de partida las principales preguntas que orientan sus estudios: 1. ¿Qué es y cómo es la estructura interna de las categorías?, y 2. ¿Qué principios rigen la formación de esa estructura? El objeto de estudio de las investigaciones de Rosch es la estructura interna de las categorías y los principios que rigen su formación. ¿Pero en qué consisten esa estructura y esos principios? Para responder esta pregunta, Rosch diseña experimentos que miden las reacciones y las respuestas de un sujeto a unos estímulos dados en el entorno: el sujeto ve un abanico de colores (estimulo) y fija la atención en uno (respuesta); ve dos imágenes 54 (estímulo) y las reconoce como idénticas (respuesta); ve un objeto (estímulo) y lo codifica con una palabra (respuesta). ¿Qué está involucrado en tales operaciones? Todo lo que hace que un cuerpo reciba estímulos y emita respuestas. La tradición psicológica no tendría problema en denominarlo “aparato sensoriomotor” (Dewey, 1928, p. 357). Las medidas que se toman mediante los experimentos señalan, entonces, procesos y operaciones del aparato sensoriomotor. Ahora la pregunta es si el método de Rosch indaga por todas las operaciones del aparato sensoriomotor involucradas en las tareas de los experimentos (el movimiento del ojo, la intensidad de la voz, el sudor en el cuerpo, las conexiones neuronales, etcétera). Las medidas de los experimentos señalan operaciones de todo el aparato sensoriomotor, pero a Rosch sólo le interesan operaciones particulares, como la claridad de la memoria, la intensidad de la atención o la velocidad de reacción. Es decir, a Rosch le interesan los procesos y operaciones que acontecen en el cerebro. Y como su perspectiva de investigación tiene un enfoque naturalista, en donde la mente se identifica con el cerebro, los procesos y operaciones que le interesan son procesos y operaciones mentales. Asimismo, su objeto de estudio son los productos de tales procesos y operaciones, particularmente, las representaciones mentales (Rosch, 1975b, p. 241, 1975c, p. 303, 1975a, p. 193). Por consiguiente, el objeto general del método de Rosch es la mente, y el objeto específico son ciertas operaciones, procesos y productos mentales. b. El objeto de estudio del método de Husserl: la conciencia pura Para responder a la pregunta sobre el objeto de estudio del método de Husserl seguiré el mismo orden que orientó la respuesta en el caso del método de Rosch. ¿Qué pregunta orienta las investigaciones de Husserl? Tomemos como ejemplo una investigación en particular: Experiencia y juicio: Investigaciones acerca de la genealogía de la lógica. Allí Husserl busca responder la pregunta ¿Cuál es la esencia del juicio predicativo? (Husserl, 1980, párr. 1). Y va a responder esa pregunta mediante el método genético. Es decir, Husserl pretende buscar la esencia del juicio predicativo “por el camino de la investigación de su origen” (Husserl, 1980, 55 p. 11). Aunque Husserl bien podría haber estudiado ese objeto mediante el método estático, pues en este punto las variantes genética y estática de la fenomenología se ocupan de lo mismo, a saber, de conocer la esencia de unos objetos determinados. Estos objetos son los todos los objetos del mundo, ya sea el juicio predicativo, ya sea la mesa que tengo frente a mí, ya sea la imagen de una bella pintura o el concepto universal de belleza. Cualquier objeto del mundo puede tomarse como objeto de estudio de una investigación fenomenológica. Sin embargo, el objeto del mundo no es lo más importante en el análisis fenomenológico. Más importante que el objeto, es la vivencia que se tiene de él. Cualquiera que sea el objeto del mundo que haya sido tomado, ese objeto es la referencia de un acto de conciencia, de una vivencia intencional; aquel objeto siempre será el cogitatum de un cogito, el objeto intencional de una conciencia (Husserl, 1997a, párr. 28). Para el método fenomenológico no es tan importante el objeto del mundo como la conciencia que se tiene de él (Husserl, 1980, párr. 7). La conciencia del mundo, la experiencia del mundo, es el objeto principal de estudio de la fenomenología porque en ella se conquista una “nueva región del ser” (Husserl, 1997a, p. 75). Es la región de “’vivencias puras’, ‘conciencia pura’, con sus ‘correlatos puros’ y, por otra parte, su ‘yo puro’” (Husserl, 1997a, p. 75). El análisis fenomenológico de la conciencia nos lleva a la región de la conciencia pura. Este concepto, en tanto región, abarca la totalidad de actos de conciencia de un yo. Husserl también la llama conciencia trascendental y por eso su filosofía es ante todo una filosofía trascendental (Husserl, 1997a, p. 77). Así que el objeto de estudio del método fenomenológico es la región de la conciencia pura. ¿Pero en qué consiste el nuevo ámbito de la conciencia pura o conciencia trascendental? La respuesta a esta pregunta comienza con la determinación del sentido de los predicados “puro” y “trascendental”. Para resolver esta tarea, conviene partir de Kant, pues él es el principal exponente de la filosofía trascendental. Kant generalmente usaba el término “puro” en el sentido de a priori: Llamo puras (en sentido trascendental) a todas las representaciones en las que no se encuentra nada que pertenezca a la sensación. Según esto, la 56 forma pura de las intuiciones sensibles en general, en la cual todo lo múltiple de los fenómenos es intuido en ciertas relaciones, se encontrará a priori en la mente (Kant, 2007, pp. A20, B34). El término “trascendental” adquiere un significado semejante en su filosofía: Llamo trascendental a todo conocimiento que se ocupa, en general, no tanto de objetos, como de nuestra manera de conocer los objetos en la medida en que ella ha de ser posible a priori. Un sistema de tales conceptos se llamaría filosofía trascendental (Kant, 2007, p. B25). Podría decirse que en el concepto “puro” se incluye todo conocimiento dado antes de la experiencia y que en el concepto “trascendental” se incluye todo el conocimiento acerca de la manera en que se adquiere el conocimiento puro ─esta definición, sin embargo, sólo capta una parte del sentido de ambos términos─. Pero el predicado “trascendental” también tiene otra gran característica en la filosofía de Kant: mediante él, Kant pregunta por la posibilidad de conocer a priori. La filosofía trascendental se ocupa, entonces, primero de la posibilidad de conocer a priori y, después, de la manera como acontece ese tipo de conocimiento. Por eso Kant no se propone realizar un organon de la razón pura, sino una crítica o un enjuiciamiento de ella. Para Husserl el término “puro” también se refiere a lo a priori. Sin embargo, para él lo a priori no es lo dado antes de la experiencia. Para Husserl el término “a priori” se refiere a la esencia o el eidos: “[el concepto de “eidos"] define […] el único de los conceptos de la expresión multívoca “a priori” que reconocemos desde un punto de vista filosófico” (Husserl, 1962, p. 259). Este término adquiere el mismo sentido en la fenomenología genética: “Se habla, antes bien, de vivencias puramente según su esencia, o de esencias puras y de lo que en las esencias está encerrado con absoluta necesidad, ‘a priori’” (Husserl, 1997a, p. 82). Lo a priori para Husserl es, entonces, la esencia, ya sea del objeto, ya sea del modo de conciencia.35 Del análisis fenomenológico de la conciencia del mundo se obtiene la esencia del objeto: “Este Debe señalarse también que para Husserl el ámbito de lo a priori tiene además la función fundamental de “prescribir reglas para todas las particularidades empíricas” (Husserl, 1980, p. 376). 35 57 factor invariable es la forma óntica esencial (forma a priori), el eidos que corresponde al ejemplo en cuyo lugar hubiera podido servir igualmente cualquier variante del mismo” (Husserl, 1962, p. 259). Pero el a priori óntico, o sea, la esencia del objeto, sólo es posible en virtud de un a priori constitutivo: “un a priori óntico sólo es posible, con plena posibilidad concreta, como correlato de un a priori constitutivo unido con él e inseparable de él en concreto” (Husserl, 1962, p. 259). El a priori constitutivo consiste en los sistemas constitutivos, que incluyen “todos los modos de conciencia posibles de cualquier objeto” (Husserl, 1962, p. 259). Arriba se mencionó que el resultado del análisis fenomenológico era la conquista de la región de la conciencia pura. El concepto de “región de la conciencia pura” es usado en la fenomenología estática, pero en sus investigaciones genéticas este concepto pierde importancia. En sus estudios tardíos, Husserl ya no habla de “región de la conciencia pura” sino de “a priori constitutivo universal” (Husserl, 1962, p. 257). El concepto de “a priori constitutivo universal” es la “vida de conciencia en su totalidad”, aquello que “abarca todas las intencionalidades” (Husserl, 1962, p. 257). El concepto “región de la conciencia pura” hace referencia a todos los actos de conciencia del yo en tanto dados de manera pura. La afinidad entre estos dos conceptos es evidente. Se puede decir que ambos se refieren a lo mismo, pero desde perspectivas diferentes (una estática y otra genética). Esto se confirma en el hecho de que Husserl define la tarea de la fenomenología trascendental como “[e]l examen de este a priori [el a priori constitutivo universal] en su conjunto” (Husserl, 1962, p. 257). En esta cita también se hace evidente que para Husserl el predicado “trascendental” se refiere a la región eidética que se conquista por el método fenomenológico. Esto tiene confirmación adicional en la determinación de la división de las tareas de la fenomenología estática y genética con referencia al ámbito eidético: “Entonces, a la constitución de objetos ‘estática’, referida a una subjetividad ya ‘desarrollada’, corresponde la constitución genética a priori fundada sobre aquella, que necesariamente la precede” (Husserl, 1962, p. 260). El objeto de estudio del método fenomenológico es la “región de la conciencia pura” (en la fenomenología estática) y el “a priori constitutivo universal” (en la fenomenología genética). Estos dos conceptos se refieren a la región de la totalidad 58 de las vivencias de un yo en tanto puras, trascendentales o a priori ─se pueden usar estos tres predicados de manera indistinta, pues en el párrafo anterior se ha mostrado que los tres términos son equivalentes en el sentido de que todos se refieren a la esencia o eidos─. Lo anterior se puede sintetizar en la siguiente frase: el objeto de estudio de la fenomenología es la totalidad de las vivencias esenciales de un yo. ¿Qué significa que esas vivencias sean esenciales? Lo esencial es lo que queda después de hacer las reducciones fenomenológicas: “lo invariable, lo que permanece inquebrantablemente idéntico en las alteraciones siempre nuevas: la esencia general” (Husserl, 1962, p. 258). La región de la conciencia pura o trascendental (o esencial) es, entonces, la totalidad de las vivencias de un yo en tanto invariables. La pregunta ahora es si esta región pierde toda relación con la conciencia que todavía no es pura y si es en virtud de esa desconexión que se la llama trascendental. La conciencia en general tiene un rasgo esencial, una condición que la define y sin la cual no puede ser llamada conciencia: la conciencia en tanto suyo, por esencia, es conciencia de la realidad ‘natural’ (Husserl, 1997a, p. 76).36 Si el ser conciencia de la realidad natural es un rasgo esencial de la conciencia, de ahí se sigue que la conciencia no puede dejar de estar referida a esta realidad, ni aun después de que se haga conciencia pura. La conciencia que se hace pura con las reducciones es la misma conciencia de la actitud natural, pero libre de todas las suposiciones, teorías y creencias con las que se la asocia en la actitud natural. Es decir, es la conciencia como dada ella misma: la conciencia tiene de suyo un ser propio, que, en lo que tiene de absolutamente propio, no resulta afectado por la desconexión fenomenológica. Por ende, queda este ser como “residuo fenomenológico”, como una región del ser, en principio sui generis, que puede ser de hecho el campo de una nueva ciencia ─de la fenomenología (Husserl, 1997a, p. 76) A la experiencia de la actitud natural se la separa de los presupuestos teóricos y habituales que la recubren en el mundo natural. Se puede decir que se la limpia, se la hace pura, hasta que queda ella misma en su esencia. La región de todas las 36 El predicado “natural” se refiere aquí a la actitud natural. Véase (Husserl, 1997a, párr. 27). 59 vivencias puras de un yo es el campo de la fenomenología. Este es el objeto general del método fenomenológico. El objeto específico de este método es una conciencia particular o, lo que es lo mismo, una vivencia intencional, una experiencia. c. Diferencias en la perspectiva de los métodos de Rosch y de Husserl La pregunta por la perspectiva de los métodos de Rosch y de Husserl es un poco más compleja. Aquí me limito a resaltar dos de las diferencias más importantes entre las perspectivas de los dos métodos. El contenido de estas diferencias fue mencionado en los apartados (a) y (b) de esta sección. La primera diferencia tiene que ver con la posición del investigador: mientras la psicología cognitiva estudia al objeto desde una perspectiva en tercera persona, la fenomenología trascendental lo estudia desde una perspectiva en primera persona. La segunda diferencia tiene que ver con lo que podría denominarse la posición epistémica de los dos métodos: mientras Rosch parte de una perspectiva naturalista en la que no se pone en duda la posibilidad del conocimiento, Husserl parte de una perspectiva trascendental que, desde sus orígenes, en la filosofía de Kant, cuestiona la posibilidad del conocimiento de experiencia. Con esto termina la exposición de las cuatro diferencias principales entre los métodos de Rosch y de Husserl. En la tabla 2 se puede ver una representación esquemática de esas cuatro diferencias: 60 Tabla 2: Representación esquemática de las cuatro diferencias principales entre los métodos de Rosch y de Husserl Rosch Objeto de estudio Objeto general La de estudio cerebro) Objeto Procesos, particular estudio (o el La conciencia (pura) Experiencias de operaciones, productos particulares (puras) y contenidos mentales particulares de análisis Posición Perspectiva mente Husserl del Tercera persona Primera persona investigador Posición Naturalismo Filosofía trascendental epistémica 5. La heterofenomenología como puente para conciliar las diferencias a. La heterofenomenología Ahora el problema consiste en conocer si existe alguna manera de conciliar estas cuatro grandes diferencias. Para esto pueden resultar útiles las reflexiones de Daniel Dennett, ya que él se enfrenta a un problema semejante. Dennett se pregunta si hay alguna manera de aproximarse a la conciencia humana desde una perspectiva en tercera persona (Dennett, 2003, p. 19). El problema aquí es que “el 61 estudio de la conciencia humana implica fenómenos que parecen ocupar algo más bien como de otra dimensión: la dimensión de ‘primera persona’ privada, subjetiva” (Dennett, 2003, p. 19). La pregunta de Dennett presenta semejanzas con el problema de conciliar los métodos de Husserl y de Rosch, pues él pregunta por la posibilidad de estudiar la conciencia, un objeto propio de perspectivas en primera persona (como la fenomenología), desde una perspectiva en tercera persona (como los métodos de la psicología cognitiva). La salida de Dennett a este problema es el método de la heterofenomenología (Dennett, 1991, 2003). Si en este método se encuentra una manera de estudiar a la conciencia desde una perspectiva en tercera persona, allí puede encontrarse una manera de resolver el problema metodológico de esta investigación. ¿Cómo estudiar a la conciencia humana desde una perspectiva en tercera persona? La respuesta de Dennett es sencilla: mediante el método científico. Así lo expone en Who's on first? Heterophenomenology Explained: He defendido la hipótesis de que hay una extensión directa y conservadora de la ciencia objetiva que cubre generosamente el terreno ─todo el terreno─ de la conciencia humana, haciendo justicia a todos los datos sin tener que abandonar nunca las reglas y obligaciones del método experimental que han funcionado tan bien en el resto de la ciencia (Dennett, 2003, p. 9). Pero la heterofenomenología es una propuesta un poco más compleja. En primer lugar, no todas las clases de experimentos son igual de válidas para hacer heterofenomenología. En este método se parte de “experimentos en los que los sujetos humanos colaboran con los experimentadores ─haciendo sugerencias, interactuando verbalmente, diciendo cómo es” (Dennett, 2003, p. 10). Los datos primarios de la heterofenomenología son “los discursos, reportes, cuestionarios, correcciones, requerimientos, […] [así como] otros eventos, tales como presionar un botón” (Dennett, 2003, p. 11). Todos estos datos son tomados como “expresiones de las creencias” del sujeto (Dennett, 2013, p. 345). El investigador toma las expresiones y las interpreta. ¿Qué se obtiene del acto interpretativo? “Lo que esta comunicación interpersonal le permite hacer a usted, el investigador, es 62 componer un catálogo de lo que el sujeto cree que es verdad acerca de su experiencia consciente” (Dennett, 2003, p. 11). Lo que se obtiene, entonces, son creencias, las creencias de un sujeto acerca de su experiencia. No la experiencia misma: “un catálogo de creencias acerca de la experiencia no es lo mismo que un catálogo de las experiencias mismas” (Dennett, 2003, p. 12). En la heterofenomenología las creencias son “el conjunto máximo de datos primarios” (Dennett, 2003, p. 12). Dennett explica esto mediante la siguiente clasificación de fuentes de datos: (a) ‘las experiencias conscientes ellas mismas’ (b) Las creencias acerca de esas experiencias (c) ‘los juicios verbales’ que expresan esas creencias (d) Los enunciados de un tipo u otro (Dennett, 2003, p. 12). El investigador toma como datos primarios los enunciados (d). Esos enunciados se interpretan para conocer los “juicios verbales” (c). Mediante ellos el investigador es conducido a las creencias acerca de las experiencias (del sujeto) (b) (Dennett, 2003, p. 12). Así que, en el método de Dennett, no hay manera de llegar a las experiencias conscientes y tomarlas como datos primarios. La heterofenomenología abre un camino para conciliar los métodos de Husserl y de Rosch de la siguiente manera: 1. La heterofenomenología propone investigar la conciencia mediante métodos en tercera persona. Es decir, aquí se abre la posibilidad de estudiar al objeto general de la fenomenología (la conciencia) mediante el método de Rosch (y, particularmente, desde su perspectiva en tercera persona). Sin embargo, este método aún deja fuera la posibilidad de estudiar las experiencias mediante una perspectiva en tercera persona. Así que, si se quiere usar a la heterofenomenología como puente para conectar los métodos de Husserl y de Rosch debe resolverse este problema. Pero antes debe tenerse certeza de la validez del nexo parcial que hace posible la heterofenomenología y para ello debe determinarse si Dennett usa las nociones de “conciencia”, “primera persona” y “tercera persona” en el mismo sentido en que lo hacen Husserl y Rosch. 63 i. Las nociones de “conciencia” de Husserl y de Dennett El objeto general de estudio de la fenomenología trascendental es la región de la conciencia pura. Eso es, la región en que la conciencia es dada esencialmente. ¿Cómo define Husserl la conciencia no-pura? “En un amplísimo sentido comprende la expresión conciencia (aunque menos exactamente) todas las vivencias” (Husserl, 1997a, p. 75). En un sentido más estricto, la expresión “conciencia” reúne, para Husserl, todos los actos de conciencia, es decir, todas las vivencias intencionales. La pregunta es: ¿Dennett utiliza la noción de “conciencia” en el mismo sentido que Husserl? Dennett explica que hay un grupo de ideologías que se pueden agrupar en el rótulo “funcionalismo”. De acuerdo con este enfoque, acciones humanas como disfrutar, saborear o apreciar están determinadas por la estructura funcional del ser humano: si reprodujeras la completa “estructura funcional” del sistema cognitivo de un humano catador de vino (incluyendo la memoria, los objetivos, las aversiones innatas, etc.), de ese modo, también reproducirías todas las propiedades mentales, incluyendo el disfrute, el deleite, el saborear lo que hace el beber vino algo que muchos de nosotros apreciamos (Dennett, 1991, p. 31). Dennett se enfrenta a esa posición. Para él, parece que ninguna máquina ─no importa qué tan acertadamente imite los procesos mentales del catador de vinos─37 sería capaz de apreciar un vino, o una sonata de Beethoven, o un juego de baloncesto. Para apreciar, necesitas conciencia ─algo que ninguna máquina tiene (Dennett, 1991, p. 31, énfasis añadido). La estructura funcional del sistema cognitivo humano es su corporalidad física. Dennett afirma que la conciencia no se reduce a esa corporalidad, particularmente, al cerebro. Dennett también se refiere a la conciencia mediante el término “mente consciente”: “Así, la mente consciente no es sólo el lugar donde los colores y los 37 Guiones agregados. En el original hay comas. 64 olores son presenciados38 y no sólo [es] la cosa pensante. Es donde la apreciación39 ocurre” (Dennett, 1991, p. 31, énfasis añadido). De la definición de Dennett del término “conciencia” hasta ahora sabemos que es aquello que se ocupa de apreciar. ¿Cómo se define por su género la actividad de apreciar? Podría decirse que la actividad de apreciar es una acción intencional. En efecto, para Dennett la conciencia es la fuente de las acciones intencionales: [La mente consciente] es el último arbitro de por qué algo importa. Tal vez esto incluso se sigue de alguna manera del hecho de que la mente consciente se supone que es la fuente de nuestras acciones intencionales. Es lógico ─¿no?─ que si hacer cosas que importan depende de la conciencia, la acción de evaluar la importancia40 (disfrutar, apreciar, sufrir, preocupar) debe depender de la conciencia también (Dennett, 1991, p. 31). La conciencia es la fuente de las acciones intencionales. Por ende, la posición de Dennett es que los meros actos corporales (cerebrales) no producen acciones intencionales. Para ellos se necesita de la conciencia. En una frase, “la mente consciente, parece, no puede sólo ser el cerebro” (Dennett, 1991, p. 33). De lo anterior se sigue que las definiciones del término “conciencia” de Dennett y de Husserl tienen un gran rasgo en común: ambos definen a la conciencia por la relación que mantiene con las vivencias intencionales. Para Husserl la conciencia es la serie de vivencias intencionales en la vida de un ser humano y para Dennett la conciencia es la fuente de las vivencias intencionales. Pero la conexión semántica entre las nociones de “conciencia” de Dennett y de Husserl es un poco más estrecha. Dennett utiliza otros dos términos para referirse a la conciencia: “corriente de conciencia” y “experiencia consciente”. Estos términos refieren a la conciencia desde una perspectiva fenomenológica. Sin embargo, aquí los términos “fenomenología” y “fenomenológico” no se usan en el sentido de la fenomenología trascendental, sino “como un término genérico para los muchos “Witnessed” “appreciating” 40 “Mattering”. 38 39 65 ítems en la experiencia consciente que tienen que explicarse” (Dennett, 1991, p. 45). Desde esa perspectiva, Dennett incluye en el rótulo “corriente de conciencia” los siguientes ítems: “los dolores y aromas y sueños diurnos e imágenes mentales y destellos de ira y lujuria, los habitantes normales de la fenomenología” (Dennett, 1991, p. 45). Después agrupa estos ítems en tres conjuntos: (1) las experiencias del mundo “externo”, tales como vistas, sonidos, olores, sentimientos resbaladizos o de rasquiña, sentimientos de calor y de frío, y de las posiciones de nuestras extremidades; (2) experiencias del mundo puramente “interno”, como imágenes de fantasía, las visiones y sonidos internos de los sueños diurnos y de las charlas contigo mismo, recolecciones, ideas brillantes, y corazonadas repentinas; y (3) experiencias de emoción o ‘afecto’ (para usar el horrible término favorecido por los psicólogos), que van desde dolores corporales, cosquillas y “sensaciones” de hambre y sed, que pasan por tormentas emocionales intermedias de ira, alegría, odio, vergüenza, lujuria, asombro, hasta las visitaciones menos corporales de orgullo, ansiedad, arrepentimiento, desprendimiento irónico, lástima, terror, calma fría (Dennett, 1991, p. 45). Todos los ítems que pertenecen a los conjuntos “experiencias del mundo puramente ‘interno’” y “experiencias de emoción o ‘afecto’” se incluyen en el concepto de Husserl “vivencias inmanentes”. Las vivencias inmanentes son “aquellas a cuya esencia es inherente que sus objetos intencionales, si es que existen, pertenecen a la propia corriente de vivencias que ellas mismas” (Husserl, 1997a, p. 86). Destacamos dos aspectos de esta definición: 1. Las vivencias inmanentes pueden estar dirigidas a objetos intencionales, pero las vivencias inmanentes no siempre se orientan hacia los objetos intencionales; 2. Ya sea que en estas vivencias el individuo se oriente a objetos intencionales, ya sea que se oriente hacia formaciones de otras características, siempre aquello a lo que se orienta el individuo hace parte de su corriente de vivencias, es decir, no es un objeto externo. Husserl pone dos ejemplos de vivencias inmanentes: 1. Cuando “un acto está referido a un acto (una cogitatio a una cogitatio) del mismo yo” (Husserl, 1997a, p. 86), o 2. cuando “un acto 66 [está referido] a un dato de sentimiento sensible41 del mismo yo” (Husserl, 1997a, p. 86). En el primer caso, el yo dirige su atención a una vivencia propia (por ejemplo, cuando después de levantar mi mano, contemplo de manera reflexiva la vivencia de haber levantado la mano). El segundo caso es el de una formación que aún no se ha constituido como objeto, un dato sensible ─un “dato inmanente de la sensación […] un dato de la sensación o un dato hylético” (Husserl 2001a, pp. 54–55)─ de una clase particular: un dato de sentimiento sensible (aquí Husserl se refiere a las sensaciones de sentimiento42 (a saber, datos como el placer o el dolor) expresadas en sus Investigaciones Lógicas (1976, p. 509). Todos los ítems del conjunto “experiencias del mundo puramente ‘interno’” son, desde la perspectiva de Husserl “vivencias intencionales de referencia inmanente”, es decir, se incluyen entre los actos cuya referencia intencional hace parte de la corriente de vivencias del yo que percibe. Por otro lado, todas las “experiencias de emoción o de ‘afecto’”, bien pueden ser actos intencionales de referencia inmanente, un acto cuya referencia intencional es una emoción del yo constituida como objeto, o bien pueden ser los datos hyléticos de aquellos sentimientos. En todo caso, estas vivencias también se incluyen en el rótulo de “vivencias inmanentes”. Asimismo, todos los ítems que se incluyen en el rótulo “experiencias del mundo ‘externo’” se incluyen en el conjunto que Husserl denomina “percepciones trascendentes”. Las vivencias trascendentes son aquellas que no están referidas a la propia corriente de conciencia del yo que las vivencia como, por ejemplo, todos los actos dirigidos a esencias o a vivencias intencionales de otros yos, de yos con otras corrientes de vivencias; asimismo todos los actos dirigidos a cosas, a realidades en sentido estricto, pero en general, como se mostrará aún (Husserl, 1997a, p. 86). Es decir, son vivencias referidas a objetos externos o espaciales. Husserl también las llama percepciones externas (Husserl, 1997a, párr. 38, 2001, párr. 1). Lo anterior confirma que Dennett y Husserl están de acuerdo en que la conciencia está 41 42 “sinnliches Gefühlsdatum” (Husserl, 1913a, p. 68). “Gefühlenpfindung” (Husserl, 1913b, p. 394). 67 constituida por el conjunto de vivencias intencionales. A esto debe sumarse otra coincidencia: para Husserl la conciencia también es la fuente de todas las vivencias intencionales, pues sin horizontes del antes y del después no habría vivencias intencionales (y esos horizontes son producto de las vivencias sedimentadas en la corriente de conciencia) (Husserl, 1997a, párr. 82). En conclusión, las definiciones del término “conciencia” de Dennett y de Husserl son ampliamente similares: ambos definen a la conciencia como la fuente y el conjunto de las vivencias intencionales. Por supuesto que, si se miran las particularidades de sus definiciones se encontrarán muchas diferencias, pero sus definiciones coinciden en dos rasgos fundamentales (su composición y su actividad primordial) y eso es suficiente para utilizar el método de la heterofenomenología como nexo para vincular los métodos de Rosch y de Husserl. ii. Las nociones de “primera persona” y “tercera persona” de Rosch, Husserl y Dennett En el método de Rosch, una perspectiva en “tercera persona” señala la acción de recolectar datos empíricos mediante observaciones y medidas que un investigador toma de un sujeto de laboratorio. La tercera persona se define en relación con investigador. Él es la primera persona. Los datos que colecciona se toman de un sujeto externo que no es segunda persona, pues no es el interlocutor inmediato y, por consiguiente, debe ser tercera persona. En la heterofenomenología, la perspectiva en “tercera persona” señala aquella perspectiva en la que “sólo hechos obtenidos ‘desde el exterior’ cuentan como datos” (Dennett, 1991, p. 70). Cuando Dennett explica la heterofenomenología se refiere principalmente a los métodos de la psicología, particularmente, los Behavioristas. Ejemplos de análisis en perspectiva de tercera persona son para Dennett: “tiempos de reacción al oprimir botones […] pulso cardiaco, ondas cerebrales, movimientos de los ojos” (Dennett, 1991, p. 70). Lo anterior demuestra que las definiciones de Dennett y de Rosch acerca de lo que significa una perspectiva en tercera persona son básicamente idénticas. 68 La perspectiva en “primera persona” señala en el método de Husserl el dirigirse a la experiencia misma del investigador. El investigador se dirige a su propia experiencia y de allí recolecta la información para el análisis. La perspectiva en “primera persona” señala en el método de Dennett, “la perspectiva de primera persona de Descartes en la que yo describo en un monólogo (que te permito escuchar) lo que encuentro en mí experiencia de conciencia contando con que haya un acuerdo entre nosotros” (Dennett, 1991, p. 70). Ambos definen la perspectiva en primera persona como una coincidencia entre el investigador y el objeto de estudio. Por lo tanto, las definiciones del rótulo “perspectiva en primera persona” de Dennett y de Husserl son básicamente idénticas. b. Los límites de la heterofenomenología para conciliar los métodos de Husserl y de Rosch La heterofenomenología abre un puente entre los métodos de Husserl y de Rosch, pues con ella se propone estudiar la conciencia desde una perspectiva en tercera persona. A esto debe sumársele otra coincidencia. La heterofenomenología toma una posición epistémica semejante a la de la psicología cognitiva. Eso es, una perspectiva naturalista (en el sentido más amplio). ¿Dónde se rompe el vínculo entre la psicología cognitiva y la heterofenomenología? El punto de partida del método heterofenomenológico son las técnicas de recolección de la información de las ciencias de la cognición (particularmente, de la psicología cognitiva). Se toman medidas como tiempo de reacción, o medidas de precisión o de atención (las mismas técnicas que usa Rosch en sus experimentos para estudiar la mente y los procesos y productos mentales). Hasta aquí hay una completa coincidencia. La diferencia se comienza a marcar en el proceso de análisis de los datos. Tanto en el método de Rosch como en el método de Dennett los datos recogidos se someten a un proceso de interpretación. La interpretación de los datos está determinada por dos factores principales: 1. El objeto de estudio del método y 2. El esquema interpretativo. Mientras Rosch interpreta los datos mediante un esquema interpretativo basado en el acervo de hallazgos y teorías de la psicología cognitiva con el fin de conocer ciertos procesos y productos mentales, Dennett interpreta los 69 datos mediante un esquema funcional con el fin de conocer procesos de la conciencia. Así que el puente entre la heterofenomenología y el método de Rosch se apoya en la posición epistémica, la perspectiva de análisis y las técnicas de recolección de los datos, pero se rompe en el proceso de interpretación de los datos recolectados. Por otro lado, el puente entre la heterofenomenología y el método de Husserl no ha encontrado ningún fundamento sólido. Se ha determinado que su objeto de estudio es la conciencia y que sus definiciones del término “conciencia” coinciden en los aspectos fundamentales. Pero la posibilidad de abrir un nexo a partir del objeto general de estudio de los dos métodos se rompe cuando se tiene en cuenta la posición epistémica de los dos métodos, pues mientras Dennett piensa la conciencia desde una perspectiva naturalista, Husserl lo hace desde una perspectiva trascendental. ¿Hay alguna manera de conciliar el naturalismo de Dennett y Rosch con la filosofía trascendental? El problema de conciliar el naturalismo con la filosofía trascendental parece un gran problema cuando el predicado “trascendental” se entiende en sentido kantiano, es decir, como el cuestionamiento de la posibilidad de conocer a priori. Pues el naturalismo niega rotundamente la posibilidad de cualquier intuición a priori y rechaza cualquier cuestionamiento sobre la posibilidad de conocimiento. Pero debe recordarse que, si bien para Husserl lo trascendental también se refiere a lo a priori, para él lo a priori no es lo dado antes de la experiencia sino la esencia de la experiencia. La esencia es el resultado de la variación eidética (ya estática, ya genética). Es decir, la experiencia es pura en el sentido de que está libre de todo el ropaje cultural, de todas las interpretaciones e ideologías del mundo de la actitud natural. Por lo tanto, la experiencia pura no es una nueva experiencia o un contenido innato del ser humano; es la misma experiencia de la actitud natural (la misma experiencia que se estudia desde una perspectiva naturalista) pero dada ella misma. Y si la fenomenología genética estudia la misma experiencia que estudiaría el naturalismo, entonces no hay ningún enfrentamiento entre las posiciones epistémicas naturalista y trascendental ─o al menos no en cuanto referidas a la 70 conciencia─. Por consiguiente, si hay una diferencia entre el método de Dennett y el método de Husserl, ella no se encuentra en el objeto de estudio sino en la manera como la fenomenología trascendental lo estudia: mientras la heterofenomenología estudia a la conciencia como dada en la actitud natural, la fenomenología trascendental pretende liberar esa conciencia de todo el ropaje cultural y contemplarla en su esencia pura. Pero aun cuando se hayan encontrado unos puntos de convergencia entre los métodos de la psicología cognitiva, la heterofenomenología y la fenomenología genética, la heterofenomenología no puede conciliar completamente los métodos de Husserl y de Rosch pues, por un lado, ella defiende la imposibilidad de acceder a la experiencia desde una perspectiva en tercera persona y, por otro lado, se distancia del método de la psicología cognitiva en el proceso de análisis de la información, particularmente en la interpretación de los datos recolectados. En la tabla 3 se puede ver una representación esquemática de las coincidencias y diferencias entre los métodos de Husserl, Rosch y Dennett. Los cuadros resaltados en anaranjado oscuro muestran las coincidencias entre los tres métodos y los cuadros en verde claro muestran las diferencias que deberían conciliarse si se pretende construir un puente entre las tres metodologías de investigación. 71 Tabla 3. Representación esquemática de las coincidencias entre los métodos de Husserl, Rosch y Dennett Rosch Objeto La Heterofeno mente Conciencia Husserl La conciencia pura general de (cerebro) Objeto Procesos, Creencias particular operaciones, los de estudio análisis y recolección de análisis Técnicas sujetos particulares productos y acerca de sus contenidos experiencias mentales conscientes. Técnicas de Interpretación análisis Perspectiva de Experiencias particulares de de Objeto de estudio estudio basada Interpretación en funcional Análisis fenomenológico psicología de cognitiva experiencia. la Técnicas de Experimentos Experimentos Experiencia del de laboratorio de laboratorio investigador Posición del Tercera Tercera Primera investigador persona persona persona Posición Naturalismo Filosofía recolección epistémica Naturalismo trascendental 72 6. Crítica fenomenológica del acto de interpretación en la heterofenomenología La heterofenomenología sostiene que su fuente última de datos primarios ─eso es, su objeto particular de estudio─ son las creencias de los sujetos acerca de su experiencia consciente, pues mediante la interpretación de las expresiones de los sujetos no se puede acceder a la experiencia. Como el método de la fenomenología genética toma por objeto particular la experiencia, si se quieren conciliar estos dos métodos, se debe conocer qué entiende Dennett por interpretación o interpretar y por qué afirma que no es posible llegar a la experiencia mediante el acto interpretativo. a. La noción de “interpretación” de Daniel Dennett El soporte principal de Dennett para definir el acto de interpretar es la actitud intencional. Para él el acto de interpretación descansa en el hecho de que las expresiones del sujeto de laboratorio señalan algún tipo de intencionalidad: Este tipo de interpretación nos exige adoptar lo que yo llamo la actitud intencional (Dennett, 1971, 1978a, 1987a): debemos tratar al emisor de ruido como un agente, [y] de hecho [como] un agente racional, que alberga creencias y deseos y otros estados mentales que exhiben intencionalidad o "acerca-de-lo-que-idad"43 y cuyas acciones pueden explicarse (o predecirse) sobre la base del contenido de estos estados. Así, los ruidos pronunciados deben interpretarse como cosas que los sujetos querían decir, de proposiciones que pretendían afirmar, por ejemplo, por varias razones (Dennett, 1991, p. 76). Las expresiones se interpretan sobre la base de que el sujeto quiere expresar algo mediante ellas. Por consiguiente, el acto de interpretación consiste en identificar lo que el sujeto quiere decir mediante esas expresiones, o más precisamente, la 43 “Aboutness” 73 interpretación consiste en identificar la intencionalidad del sujeto. ¿Cómo se desarrolla el proceso de interpretación? Cuando se adopta la actitud intencional uno asume un óptimo de racionalidad en el autor del texto. Sin embargo, dice Dennett, algunas veces parece que ese óptimo se fragmenta y entonces aparecen problemas de interpretación (Dennett, 1990, p. 187). En ese caso podríamos preguntarle al autor qué fue lo que quiso decir y, así, podríamos acceder a su intencionalidad. Por ejemplo: Si el libro de instrucciones que recibiste con tu nuevo computador dice “La luz roja indica que tu batería se está agotando” y te preguntas si esto significa que tu batería se está agotando anormalmente o [si] sólo se está agotando en el curso normal de operación, tú puedes llamar al autor […] y preguntarle cuál interpretación se pretendía44 (Dennett, 1990, p. 178). Pero Dennett muestra que la opinión del autor acerca de lo que su texto quiere decir no revela su auténtica intencionalidad. Hay diversas posiciones que apoyan esta tesis: De acuerdo con la opinión más o menos recibida entre los teóricos literarios, es simplemente un error suponer que la opinión personal del autor sobre el significado de un texto es autoritaria (¡como se podría decir!). Algunos teóricos van tan lejos como para afirmar que la opinión del autor ni siquiera es un dato relevante; uno podría preguntarle a su tío tanto como al autor (Dennett, 1990, p. 179). La suposición de que la opinión del autor acerca del significado de su texto revela la intencionalidad del autor se ha denominado falacia intencional. Dennett propone otra alternativa: “¿Qué debemos hacer? Consultar a los diseñadores ─tal como lo hacemos con otros artefactos. Pues nosotros somos artefactos, después de todo, diseñados por selección natural para proporcionar vehículos de supervivencia confiables para nuestros genes dentro de un futuro indefinido” (Dennett, 1990, p. 187). Debe preguntársele, entonces, a la “madre naturaleza” cuál fue su intención 44 “intended” 74 al producir los organismos que somos. Esto se hace “adoptando la actitud intencional hacia el proceso de selección natural en sí y buscando los fundamentos de diseño algo encubiertos de las características que descubrimos” (Dennett, 1990, p. 187). En una palabra, debemos volvernos adaptacionistas. “Los adaptacionistas asumen la optimalidad del diseño en los organismos que estudian” (Dennett, 1990, p. 187). Y debemos hacerlo porque “debemos ser interpretes si queremos hacer algún progreso, y la interpretación requiere la invocación de optimalidad” (Dennett, 1990, p. 187, énfasis añadido). Los adaptacionistas buscan responder a la pregunta de “por qué” y, por ende, parten del supuesto de la existencia de alguna buena razón para que el organismo se comporte de una manera determinada: “¿por qué, pregunta el adaptacionista, estas aves dejan cuatro huevos? El adaptacionista empieza con la suposición de que cuatro huevos es mejor, de alguna manera, que dos […]” (Dennett, 1990, p. 187). El supuesto de los adaptacionistas es que a la selección natural se la ha nombrado bien y que la naturaleza selecciona siguiendo un criterio de optimalidad. El supuesto es, entonces, un supuesto funcional ─la selección natural es funcional a una optimalidad─. El análisis funcional del diseño es el esquema de referencia o esquema contextual de la interpretación del texto. ¿En qué consiste, entonces, el acto de interpretar? Interpretar es reconocer la intencionalidad de una expresión, es decir, identificar lo que el autor quiso decir. Hasta aquí la definición de Dennett no es diferente de la de la tradición hermenéutica.45 Pero Dennett le da un sentido específico al acto de interpretar. Para él interpretar significa hallar la razón por la cual se expresó algo. Ya sea el biólogo interpretando el comportamiento del ave, ya sea el científico interpretando el comportamiento del robot, ya sea el filósofo interpretando la expresión del ser humano, en cualquier caso, interpretar significa formular la pregunta acerca de “por qué”: ¿por qué el ave pone cuatro huevos?, ¿por qué el robot no se detuvo al ver la señal?, ¿por qué Russell dijo “te amo” sin saber si la amaba?46 La pregunta del “por Para la definición de la tarea y el propósito de la disciplina hermenéutica me baso en los estudios de Mauricio Beuchot (Beuchot, 2015). 46 El ejemplo de Russell es referido por Dennett: "Era tarde antes de que los dos huéspedes se fueran y Russell estaba solo con Lady Ottoline. Se sentaron a hablar junto al fuego hasta las cuatro de la mañana. Russell, recordando el evento algunos días después, escribió, ‘no sabía que te amaba 45 75 qué” halla su respuesta en la función del autor y esa función se encuentra en su diseño. Si queremos interpretar la expresión, eso es, si queremos responder la pregunta por el “por qué”, debemos hallar la función del artefacto en el diseño de quien lo produjo, en el caso de los humanos, la selección natural. i. Crítica fenomenológica de la interpretación funcionalista Según Dennett, reconocer la intencionalidad del autor significa explicar las razones por las que él llevó a cabo un comportamiento. Por eso interpretar se traduce por la pregunta acerca del “por qué”. ¿Pero realmente esta pregunta conduce a la intencionalidad del autor? Partiré de un ejemplo: el individuo A le expresa al individuo B el juicio “tus ojos estaban cargados de ira”. Según Dennett, interpretar esa expresión es formular la pregunta “¿por qué el individuo A expresó el juicio ‘tus ojos estaban cargados de ira’?”. Pero a simple vista esta parece ser una pregunta secundaria. Es decir, parece haber una pregunta más básica que la precede. Normalmente, antes de preguntar por qué se hizo algo, debe preguntarse qué fue lo que se hizo, ¿no es así? Se podrá objetar que la pregunta por el “qué” ya está resuelta, que lo que hizo el individuo A fue precisamente expresar el juicio en cuestión, que acerca del “qué” no hay nada más que decir. Se podría decir eso si lo único que nos importara acerca del “qué” de la expresión fuera el juicio vacío y no su significación. Pero esta parece una respuesta demasiado simple para una pregunta tan compleja. Después de todo la pregunta por el qué es la pregunta por la constitución de un sustrato. ¿Podría ser que en este caso el sustrato fuese algo tan simple como un juicio vacío? Cambiemos ahora de perspectiva: ¿Qué es intencionalidad en el sentido aceptado por Dennett y por Husserl? Ambos estarían de acuerdo en decir que es conciencia de. Si se quiere conocer la intención del individuo A, deben conocerse al menos dos cosas: 1. su vivencia consciente y 2. el objeto del que es consciente. Así, se formulan las preguntas “¿Cuál es la vivencia del individuo A?” y “¿cuál es el objeto intencional de esa vivencia?” La respuesta a estas preguntas parece simple: el hasta que me escuché a mí mismo diciéndotelo ─por un instante, pensé ‘Dios mío, ¿qué he dicho?’ y entonces supe que era la verdad” Clark (1975), citado por Dennett (Dennett, 1990, p. 179). 76 objeto intencional de la vivencia son los ojos del individuo B y la vivencia consciente es el acto de juzgar (más precisamente, el acto de predicar algo acerca de ese objeto). Pero ¿qué es, entonces, el objeto intencional “los ojos del individuo B”? y ¿qué es el acto de predicar algo acerca de ese objeto? Antes de responder las preguntas acerca del “por qué” de la intencionalidad (¿por qué es ella?, y ¿por qué es así?), deben responderse las preguntas acerca de lo qué es la intencionalidad y de cómo es esa intencionalidad (¿qué es el sujeto de un juicio?, ¿qué es el acto de juzgar? Y ¿cómo son ellos?). Estas preguntas pueden responderse siguiendo los hallazgos fenomenológicos de Edmund Husserl. Allí se puede ver que el sujeto de un juicio es la síntesis activa del sustrato de la percepción y que el acto de juzgar es la síntesis activa de la percepción contemplativa. La interpretación funcional estaría precedida por la identificación de la vivencia de percepción que subyace al acto de juzgar por la identificación del sustrato que se constituye en esa vivencia. Después de realizar esa tarea, es decir, después de conocer lo que es y cómo es la intencionalidad del sujeto, se podrían buscar las razones por las que la intencionalidad es y es así. En una frase: antes de plantear las preguntas acerca del “por qué” y de realizar una interpretación funcional para responderlas, debe conocerse la experiencia que subyace y da origen a la expresión misma. Pero como Dennett defiende la imposibilidad de acceder a la experiencia mediante la interpretación de las expresiones del sujeto de laboratorio, es decir, como él afirmaría que responder las preguntas acerca del “qué” y del “cómo” de la intencionalidad es imposible mediante un acto interpretativo, la crítica fenomenológica de la interpretación funcional deberá demostrar que es posible acceder a la experiencia mediante la interpretación de las expresiones. b. Experiencia y expresión Para determinar la posibilidad de acceder a la experiencia mediante la interpretación de expresiones lo primero que se debe hacer es precisar el sentido del término “expresión”. 77 Dennett incluye en el rótulo “expresión” las acciones del sujeto de laboratorio, como “discursos, reportes, cuestionarios, correcciones, requerimientos, […] [así como] otros eventos, tales como presionar un botón” (Dennett, 2003, p. 11). Cuando se adopta la actitud intencional, todas estas acciones son tomadas como “expresiones de las creencias [del sujeto]” (Dennett, 2013, p. 345). Las creencias del sujeto son creencias acerca de su experiencia consciente. Dennett afirma que esas creencias son el nivel más profundo al que se puede llegar mediante la interpretación de las expresiones, pues la interpretación no alcanza a llegar a la experiencia misma. Para determinar si los límites del acto interpretativo fijados por Dennett son correctos, debe conocerse si su clasificación de los estratos que subyacen a la expresión es correcta. Para conocer eso confrontaré su posición con los hallazgos de Husserl acerca de la “expresión”. i. Dos clases de signos: indicación y expresión Husserl distingue dos sentidos en el término signo47 ─o, también podríamos decir, Husserl distingue dos clases de signos─: las indicaciones48 (entre las que se encuentran las señales49 y las notas o distintivos50) y las expresiones51. Lo que diferencia a las expresiones de las indicaciones es que en la expresión se expresa una significación52, un sentido53, mientras que en la indicación apenas se designa54 algo ─aunque no siempre es designado algo en las indicaciones─ (Husserl, 1976, p. 233). En un sentido positivo, la indicación es una nota55 (una característica), que designa o señala. De designar Husserl dice que “no vale siempre tanto como aquel «significar» que caracteriza las expresiones” (Husserl, 1976, p. 233). El verbo “Zeichen” (Husserl, 1913b, p. 23) “Anzeichen” (Husserl, 1913b, p. 23). 49 “Kennzeichen” (Husserl, 1913b, p. 23) 50 “Merkzeichen“ (Husserl, 1913b, p. 23) 51 “Ausdrucken” (Husserl, 1913b, p. 23) 52 “Bedeutung” (Husserl, 1913b, p. 23) 53 “Sinn” (Husserl, 1913b, p. 23) 54 “Bezeichnen” (Husserl, 1913b, p. 23). Gaos y Morente también traducen este verbo como “señalar”. 55 “Merkmal” (Husserl, 1913b, p. 23). 47 48 78 designar se usa para referirse a dos cosas: “[a] la acción que crea la nota indicadora (aplicación del hierro ardiendo, inscripción del signo) […] [y] a la señal misma […] y, respectivamente, al objeto señalado” (Husserl, 1976, p. 234). En ese sentido, dice Husserl, la indicación es “algo [que] sirve efectivamente de señal56 de algo, para un ser pensante” (Husserl, 1976, p. 234). Una expresión es “todo discurso57 y toda parte de discurso, así como todo signo, que esencialmente sea de la misma especie” (Husserl, 1976, p. 238). Se excluyen “los gestos y ademanes con que acompañamos nuestros discursos involuntariamente […] [y] los gestos y ademanes en que, aun sin discurso concomitante, el estado anímico de una persona recibe una «expresión» comprensible para quienes lo rodean” (Husserl, 1976, p. 238). Se las excluye porque no tienen significación. No tienen significación porque “al exteriorizar esas manifestaciones fáltale al sujeto la intención de presentar unos «pensamientos» en modo expresivo, ya a otros, ya a sí mismo, en cuanto que se halle sólo consigo mismo” (Husserl, 1976, p. 238). Así que el término “significación” tiene un sentido referido a la propia mención del individuo y a su intención de comunicarla voluntariamente, en el caso del discurso comunicativo. Todo aquello que revele la mención del individuo de manera involuntaria (los gestos y ademanes que Husserl excluyó del concepto de “significación”, como, por ejemplo, el rubor en el rostro o los ojos brillantes) pueden ser interpretados por otra persona, pero en tanto no son producto de una intención comunicativa, no funcionan como expresión sino como mera indicación. Sin embargo, en el discurso comunicativo,58 la indicación tiene mayor extensión que la expresión, porque la expresión sola no puede cumplir la función de significar, ella necesita estar unida con una indicación: “es decir, que en el discurso comunicativo, la expresión, además de significar es, más o menos, una [indicación]59; la cual funda por su parte un concepto más amplio, porque justamente puede presentarse “Anzeige” (Husserl, 1913b, p. 24). “Rede”(Husserl, 1913b, p. 30) 58 Limito la exposición a los procesos y operaciones referidos al discurso comunicativo, pues lo que acontece en la vida solitaria del alma no es relevante para este estudio. 59 “Anzeichen”. Gaos y Morente traducen “señal”. 56 57 79 separada” (Husserl, 1976, p. 233). El concepto de “expresión” es más complejo que el de “indicación” porque en la expresión se expresa una significación, pero el concepto de “indicación” es más extenso que el de “expresión” porque aquel se puede dar de manera independiente y este necesita de la indicación para poder ser. Husserl distingue dos series de actos en la expresión: 1. Los actos de dar sentido60 o intenciones significativas61, que son los actos en los que se expresa una mención y que tienen el rasgo de ser “esenciales a la expresión, si ésta ha de ser expresión” (Husserl, 1976, p. 243); y 2. Los actos de cumplir sentido62 o cumplimiento significativo63, que son los actos en los que se extiende el sentido expresado en los primeros y que tienen el rasgo de no ser esenciales para la expresión, “pero que mantienen con ella la relación lógica fundamental de cumplir (confirmar, robustecer, ilustrar) su intención significativa más o menos adecuadamente y por tanto de actualizar justamente su referencia al objeto” (Husserl, 1976, p. 243). Husserl usa aquí el término “cumplimiento”64 o “cumplir” en el sentido habitual de las investigaciones fenomenológicas, es decir, como el llenar de intuición aquello que es dado de manera vacía. Por ejemplo, cuando Husserl habla de los horizontes vacíos de la percepción, utiliza el término cumplir o cumplimiento para señalar su “llenamiento” intuitivo (Husserl, 1980, párr. 8). De esta manera el cumplimiento de la significación es su cumplimiento intuitivo, sea perceptivo, sea imaginativo, sea rememorativo, o de la clase que sea:65 “el acto de dar cumplimiento aparece como el expresado por la expresión plena; como, por ejemplo, cuando de un enunciado se dice que expresa una percepción o una imaginación” (Husserl, 1976, p. 244). A los actos de dar sentido y de cumplirlo se los ha llamado fases, pero en realidad „bedeutungverleihenden Akte“ (Husserl, 1913b, p. 38) „Bedeutungsintention“ (Husserl, 1913b, p. 38) 62 “bedeutungerfüllende Akte“ (Husserl, 1913b, p. 38). 63 “Bedeutungserfüllung” (Husserl, 1913b, p. 38). 64 “Erfüllung” 65 Como prueba adicional de esta interpretación se encuentra la línea que empieza el párrafo en el que se establece la distinción entre intención significativa y cumplimiento significativo: “Si establecemos como base esta distinción fundamental entre la intención significativa vacía de toda intuición y la que está por el contrario llena de intuición [erfüllten Bedeutungsintentionen], habremos de separar […]” (Husserl, 1976, p. 243). 60 61 80 ellos se funden en una unidad de conocimiento en la expresión (Husserl, 1976, párrs. 9, 10). Pueden distinguirse cuatro componentes en el concepto de “expresión”: 1. La parte físicamente perceptible, es decir, el signo sensible (por ejemplo, el complejo vocal articulado, la palabra escrita, etcétera), 2. Las vivencias que, enlazadas por asociación con el signo sensible, constituyen la significación de la expresión, eso es, lo que el individuo quiere decir (la mención del hablante), 3. La referencia de la mención a algo objetivo, la referencia objetiva66 (que puede aparecer en una intuición originaria o en la fantasía)67, y 4. La “notificación”68, la operación en la que el hablante comunica al oyente las vivencias psíquicas (que constituyen la significación) mediante el lenguaje ─u otro signo semejante─ (Husserl, 1976, paras. 7).69 La “notificación” es la expresión en cuanto dada en el discurso comunicativo. Por eso, ella no es tanto un componente de la expresión, como una función de ella (es la función comunicativa de la expresión). Por lo tanto, la expresión prescinde de la notificación cuando aparece en la vida solitaria del alma. Mediante la notificación el hablante tiene la intención de darle a conocer al oyente la significación (Husserl, 1976, p. 244). Pero hay una gradación en el contenido expresado por la notificación: El sentido del predicado notificado puede tomarse en sentido estricto o amplio. En sentido estricto lo limitamos a los actos de dar sentido; en cambio, en sentido amplio podemos entender todos los actos del que habla, todos los actos que, basándose en el discurso (y, eventualmente, porque el discurso los enuncie), puede el oyente suponer70 en el que habla. Así, por ejemplo, cuando enunciamos un deseo, el juicio acerca del deseo es notificado en sentido estricto; el deseo mismo, empero, es notificado en sentido amplio. Igual sucede en el caso de una enunciación corriente de percepción, que el oyente comprende sin más como perteneciente a una percepción actual. El “Gegenständlicher Beziehung” (Husserl, 1913b, p. 49) Es posible que la referencia al objeto no esté realizada en la intuición (no esté cumplida), en ese caso, se trata de una “intención significativa vacía de toda intuición” (Husserl, 1976, p. 243) 68 “Kundgeben” (38) 69 Sobre las cuatro partes de la “expresión”, véase también (Husserl, 1976, para. 11, 14) 70 “eingelegt” (Husserl, 1913b, p. 33). 66 67 81 acto de percepción es aquí notificado en sentido amplio; el juicio sobre él construido es notificado en sentido estricto (Husserl, 1976, p. 240, énfasis añadido)71. Esta cita revela dos elementos importantes: 1. El acto de dar sentido es un acto judicativo, pues Husserl define aquello que se notifica en sentido estricto como: a) los actos de dar sentido, y b) el juicio (acerca del deseo o de la percepción). Por ende, se trata del mismo fenómeno visto desde perspectivas diferentes: en un caso noéticamente y en el otro noemáticamente. 2. Aquello que se notifica en sentido amplio son todos los actos del que habla, y eso incluye a los actos de cumplir sentido: No hace falta advertir que tanto los actos de dar significación como los de cumplirla pueden implicarse con la notificación en el caso del discurso comunicativo. Los primeros constituyen incluso el núcleo más esencial de la notificación. El interés de la intención comunicativa ha de ser precisamente darlos a conocer al oyente; porque si éste comprende al que habla es sólo porque los supone72 en el que habla (Husserl, 1976, p. 244, énfasis añadido). Por lo tanto, la notificación comunica o “expresa” los dos componentes principales de la significación, pero en un grado diferente de inmediatez. Pues el predicado “sentido estricto” señala un componente esencial, inmediato, en la notificación (el juicio) y el predicado “sentido amplio” señala un componente secundario o mediato (el cumplimiento del juicio en una intuición, en los ejemplos, el deseo o la percepción). La diferencia entre la significación y la notificación se muestra en el lenguaje cotidiano cuando decimos que una cosa es lo que se dijo y otra lo que se quería decir. Cuando Husserl mira sólo el componente objetivo de la expresión, es decir, la situación objetiva referida, encuentra que esta tiene su propia “significación”. Es una significación idéntica en todos los individuos, momentos y lugares. Por ejemplo, la 71 72 Cuando el texto citado contiene palabras en cursiva el énfasis será resaltado mediante subrayado. “einlegt” (Husserl, 1913b, p. 39). 82 expresión «residuo cuadrado» siempre va a tener el mismo significado (ya sea que lo haya dicho Husserl en 1905 en Friburgo o que lo diga yo ahora en Bogotá). Es importante distinguir la referencia objetiva de la significación, porque es posible que “varias expresiones pueden tener la misma significación, pero distintos objetos o distintas significaciones y el mismo objeto” (Husserl, 1976, p. 249). Los “nombres” ilustran muy bien esta diferencia: “Dos nombres pueden significar distinta cosa y nombrar una misma. Así, por ejemplo: el vencedor de Jena y el vencido de Waterloo” (Husserl, 1976, p. 249). Un ejemplo de expresiones con una misma significación, pero diferente referencia objetiva: La expresión caballo tiene la misma significación en todos los giros en que aparece. Pero si decimos: Bucéfalo es un caballo y luego decimos: ese penco es un caballo, es claro que, al pasar del uno al otro enunciado, ha acontecido un cambio en la representación que da sentido al término. Su «contenido», la significación de la expresión caballo ha permanecido sin duda intacta; pero la referencia objetiva ha cambiado (Husserl, 1976, p. 249). Sin embargo, la distinción entre significación y referencia objetiva es fundamentalmente analítica. La conexión entre ambas es tan estrecha que en últimas no se trata de dos aspectos distintos en el acto de dar sentido, sino de un mismo aspecto señalado en contextos significativos diferentes: Por lo demás es claro que entre esos dos aspectos, que debemos distinguir en toda expresión, existe una conexión estrecha, a saber: que una expresión adquiere referencia objetiva sólo porque significa y que, por tanto, se dice con razón que la expresión designa73 (nombra) el objeto mediante su significación; y respectivamente que el acto de significar es el modo determinado de mentar el objeto en cuestión, sólo que este modo de la mención significativa y, por tanto, la significación misma puede cambiar, permaneciendo idéntica la dirección objetiva (Husserl, 1976, p. 250). 73 “Bezeichnen” (Husserl, 1913b, p. 49). 83 ii. Coincidencia de la referencia objetiva del término “expresión” en Husserl y Dennett ¿Cómo definiría Husserl las acciones que Dennett incluye el rótulo “expresión”, eso es, las acciones como “discursos, reportes, cuestionarios, correcciones, requerimientos, […] [así como] otros eventos, tales como presionar un botón”? Para responder esta pregunta, deben distinguirse dos tipos de acciones incluidas en el rótulo “expresión”. Por un lado, están las “expresiones lingüísticas” como “discursos” y “reportes”, y, por otro lado, están las “expresiones no-lingüísticas”, como “presionar un botón”. En un lugar intermedio se encuentran los “cuestionarios” que, pueden ser expresiones lingüísticas, en el caso de preguntas abiertas, o expresiones no-lingüísticas, en el caso de preguntas cerradas.74 Las “expresiones lingüísticas” son expresiones en el sentido que le da Husserl a este término, porque cumplen dos de las condiciones básicas que definen a la expresión: 1. Son discursos, y 2. El sujeto tiene la intención de “presentar unos «pensamientos» en modo expresivo” (Husserl, 1976, p. 238). Las “expresiones nolingüísticas” también son expresiones, pues, aunque no sean discursos, el sujeto sí quiere manifestarse respecto a algo mediante ellas. Por ejemplo, en el caso de la técnica del priming, se le pide a un sujeto que mire dos imágenes y que presione el botón derecho en caso de que considere que son idénticas y el botón izquierdo si considera que no lo son. Si oprime el botón derecho, el sujeto quiere manifestar el juicio “las dos imágenes son idénticas”. Por lo tanto, la acción de presionar el botón es el componente físicamente perceptible de la expresión. De modo que la única diferencia que hay entre las expresiones lingüísticas y las no-lingüísticas es la “parte físicamente perceptible del signo”. Hay, entonces, un acuerdo entre Husserl y Dennett con respecto a la referencia objetiva del término “expresión”. Es decir, Husserl y Dennett están de acuerdo en que las acciones del sujeto de laboratorio, como discursos, reportes, presionar un botón, etcétera, son expresiones. Ahora debe determinarse la diferencia de sentido Dejaré por fuera del análisis las “correcciones” y los “requerimientos” por la vaguedad de su definición. 74 84 que existe entre estos autores con respecto al término “expresión”. Mientras Dennett afirma que la expresión es expresión de las creencias del sujeto, Husserl afirma que la expresión es expresión de una significación. Ya se sabe que, en el caso de Dennett, las creencias del sujeto son creencias acerca de su experiencia y que en el caso de Husserl la “significación” es el compuesto de intención y cumplimiento significativos. La pregunta es: ¿existe alguna relación entre los términos “significación” de Husserl y “creencia” de Dennett? iii. El origen pre-predicativo de la significación Conviene partir de una precisión del sentido del término “significación”. Ya conocemos sus componentes, pero aún no sabemos cuál es su origen. Partamos de lo que sabemos de ella. La significación es el acto de dar significación (el acto judicativo y el juicio) fundido con el acto de cumplirla (el cumplimiento intuitivo del juicio). Pero el cumplimiento es posterior al darse. Se da un acto vacío de intuición (como el perfil no-visto del objeto), y se cumple intuitivamente él en un nuevo acto (como cuando el perfil no-visto del objeto se hace intuitivo en un nuevo acto de percepción). El juicio siempre es anterior a su cumplimiento. ¿De ahí se sigue, entonces, que el origen de la significación es predicativo y no experiencial? En las Investigaciones lógicas, Husserl presenta algunas reflexiones acerca del origen de las indicaciones. El origen psíquico de las indicaciones se encuentra en la “asociación de ideas”75 (Husserl, 1976, p. 237). Este término señala dos cosas: 1. La asociación de ideas por remembranza76 y 2. “los demás hechos en que la asociación se revela dotada de poder creador, al producir caracteres y formas de unidad peculiares en el sentido descriptivo” (Husserl, 1976, p. 237). Aquí el concepto de “asociación” está fuertemente ligado al concepto de “asociación” de los empiristas británicos. No obstante, el término “asociación” tiene ya un carácter fenomenológico. Esto se revela en la descripción de Husserl de la constitución de la indicación: 75 76 “Ideenassoziation” (Husserl, 1913b, p. 29). “Wiedererweckung” (Husserl, 1913b, p. 29). 85 Y encontramos que ese quid común [a todas las indicaciones] es la circunstancia de que ciertos objetos o situaciones objetivas, de cuya existencia, alguien tiene conocimiento actual, indican77 a ese alguien la existencia de ciertos otros objetos o situaciones objetivas ─en el sentido de que la convicción de que los primeros existen, es vivida por dicho alguien como motivo (motivo no basado en intelección)78 para la convicción o presunción de que los segundos existen─ (Husserl, 1976, p. 234). El que la relación de motivación entre lo que indica y lo indicado no esté basada en la intelección significa que su vínculo se da en estratos más básicos de la conciencia. Pues los procesos de intelección se refieren, en este contexto, a operaciones de inferencia lógica, como la deducción. Es decir, razonamientos basados en regularidades ideales en los que corresponde (o se pretende que corresponda) una “relación objetiva entre fundamento y consecuencia” (Husserl, 1976, p. 235). Husserl ofrece un ejemplo de las relaciones de motivación de la indicación cuando ellas están referidas a casos particulares de señal, casos en los que existe una relación objetiva de fundamentación, pero que, sin embargo, son señales, debido a que el motivo que establece el nexo no es intelectivo. En esos casos el nexo entre lo que indica y lo indicado consiste en conocimientos sedimentados o conocimientos habituales: En casos como éste, cuando ciertas situaciones objetivas sirven realmente de señales para otras que, consideradas en sí, se deducen de las primeras, no lo hacen en la conciencia pensante como fundamentos lógicos, sino merced al nexo que anteriormente quedó establecido por medio de una demostración o por fe en una autoridad del maestro, entre las convicciones como vivencias psíquicas (o entre las disposiciones). En todo esto no introduce la menor variación el hecho de que eventualmente acompañe a la vivencia el conocimiento meramente habitual de la existencia objetiva de una conexión racional (Husserl, 1976, p. 236). 77 78 “anzeigen” (Husserl, 1913b, p. 25) “nichteinsichtiges Motiv” (Husserl, 1913b, p. 25) 86 El origen psíquico de la indicación es una asociación de ideas por remembranza. El resultado es un nexo motivacional entre lo dado actualmente y conocimientos sedimentados. El término “Wiedererweckung” (traducido por “remembranza”) significa “despertar”. Pero un despertar particular. Despertar en el sentido de “traer a la vida nuevamente”, “reanimar”, “revivir” (“Der deutsche Wortschatz von 1600 bis heute”, 2019). Así que lo que se asocia en la indicación es un contenido en la corriente de conciencia que ha perdido vida. Es algo que no está vivo, en el sentido de que no tiene actividad en el momento actual. La asociación lo despierta, lo reanima, le da vida nuevamente. ¿Qué es el conocimiento sedimentado? Husserl no lo define en las Investigaciones lógicas, pero sí lo hace en Experiencia y Juicio: es un conocimiento, cuya experiencia constituyente se ha “olvidado”, pero que está dispuesto “en cada instante a ser de nuevo evocad[o]7980 en forma actual y asociativa” (Husserl, 1980, p. 133). El conocimiento sedimentado es un conocimiento hundido en la corriente de conciencia siempre dispuesto a ser despertado nuevamente. Así que la evidente relación entre los términos “remembranza” y “conocimiento sedimentado” no sólo se revela en el vínculo entre los procesos que señalan, sino en el significado que adquieren estos términos en las investigaciones fenomenológicas. El resultado de la asociación por remembranza que motiva el vínculo entre lo que indica y lo indicado se expresa judicativamente: “La motivación establece una unidad descriptiva entre los actos de juicio, en que se constituyen para el pensante las situaciones objetivas indicadoras e indicadas” (Husserl, 1976, p. 234). Por lo tanto, las operaciones psíquicas de asociación y el nexo entre conocimientos sedimentados son el origen del juicio en que se expresa la indicación. Esto resulta pertinente para conocer el origen de la significación, pues, pese a que la indicación es un signo más básico que la expresión, su resultado último también se manifiesta en contenidos judicativos. Por ende, las reflexiones de Husserl acerca del origen de la indicación también son válidas para la expresión. 79 80 “assoziativer Weckung”. La traducción literal sería “despertar asociativo”. En la traducción dice “evocada”, pues Husserl se refiere a la posesión habitual. 87 Pueden plantearse dos objeciones frente al razonamiento anterior: 1. Es apresurado suponer que las reflexiones de Husserl sobre el origen de la indicación pueden extenderse hasta la expresión como si el origen de esta también se encontrara en tales operaciones de conciencia; y 2. La conexión entre los términos “asociación” y “conocimiento sedimentado” se ha basado en investigaciones basadas en métodos diferentes (la fenomenología estática y la fenomenología genética). Frente a la segunda objeción debe considerarse lo siguiente: La lógica es uno de los problemas de investigación preferidos de Husserl. En las Investigaciones lógicas lo estudia desde una perspectiva estática y en sus estudios finales, como Experiencia y Juicio y Lógica formal y lógica trascendental, lo estudia desde una perspectiva genética. Sin embargo, las investigaciones genéticas sobre la lógica no están desligadas de las estáticas. Así, por ejemplo, en Experiencia y Juicio, Husserl explica que una de las operaciones que da origen al juicio predicativo son las “síntesis de asociación”. Allí hace la siguiente referencia a las Investigaciones lógicas: “[…] el fenómeno de la [señal]81 [Anzeige]82 es algo que se puede mostrar fenomenológicamente. (Esta idea, ya elaborada en las Investigaciones lógicas, formaba ya ahí el núcleo de la fenomenología genética)” (Husserl, 1980, p. 81). Dado el objeto de referencia del pasaje citado (la asociación), lo más probable es que Husserl se esté refiriendo aquí a las reflexiones sobre el origen de la indicación presentadas en el párrafo anterior (así como a las ideas sobre la asociación expuestas en la cuarta investigación lógica). De modo que los términos “asociación de ideas” y “conocimientos sedimentados” (usados en las Investigaciones lógicas) hacen referencia a las primeras reflexiones genéticas del programa de investigación de Husserl. Y, en la otra dirección, las investigaciones genéticas sobre la “asociación” y los “conocimientos sedimentados” enriquecen aquellas primeras ideas presentadas en las Investigaciones lógicas. Landgrebe traduce “indicación”. Sigo la sistematicidad de la traducción presentada en los apartados anteriores. 82 La señal, recordemos, es la relación que funda la indicación. Los términos indicación y señal señalan casi los mismos procesos de conciencia. 81 88 Aquí buscamos el origen de la significación y nos preguntamos si éste se encuentra en el juicio o en la experiencia. Ya se ha mostrado evidencia que apoya la idea de que el origen del juicio, en las indicaciones, acontece en estratos más básicos de la conciencia. Ahora la pregunta es si esto se puede extender a la significación de la expresión. En Experiencia y Juicio, Husserl encuentra el origen del juicio predicativo en las estructuras pre-predicativas de la conciencia. El acto de dar significación es un acto judicativo y su correlato noemático es un juicio. Por lo tanto, el origen del núcleo de la expresión se encuentra en las estructuras pre-predicativas de la conciencia. Pensar que el origen del juicio está en los estratos predicativos de la conciencia es un error que surge de la confusión acerca del componente intuitivo del juicio. En la expresión, el acto de dar sentido se objetiva en un juicio (por ejemplo, el juicio “el gato está sobre la mesa”). El origen de ese juicio se encuentra en una experiencia que lo antecede (la experiencia de ver el gato sobre la mesa). Pero esta no es la experiencia que da cumplimiento a la significación. Debe recordarse que cumplir es llenar algo que estaba vacío. Lo vacío es el juicio que, en tanto juicio, es vacío de experiencia. El cumplir es, entonces, darle otra vez contenido intuitivo al juicio en una nueva experiencia (no importa si es experiencia de percepción, de imaginación, de rememoración, etcétera). Pero el juicio no tiene su origen en ese vacío, sino en una intuición que después de atravesar por todas las síntesis activas y pasivas se desvanece, por así decir, y se objetiva en el juicio. Algo parecido acontece en el caso de la percepción no-auténtica de un objeto. Cuando se percibe el lado no-visto del objeto en una anticipación vacía, se lo percibe en virtud de su asociación con un tipo. El tipo es un conocimiento sedimentado que tuvo su origen en la experiencia. Así que el lado no visto del objeto tiene su origen en alguna experiencia previa (o para ser precisos en el múltiple de experiencias que constituyeron la formación del tipo). El cumplir la anticipación es volver a llenarla de contenido intuitivo, así como el cumplir el sentido de una expresión es volver a llenarla de contenido intuitivo en una experiencia nueva. 89 El juicio es un componente vacío en tanto no constituye una experiencia como tal, pero, aunque él sea vacío, su origen siempre se va a encontrar en las estructuras pre-predicativas de la conciencia. Las estructuras pre-predicativas de la conciencia son las experiencias y todas las operaciones por las que ellas se generan. El juicio predicativo no es sino la síntesis más elevada de un proceso que comienza con la recepción de los datos hyléticos. El sujeto del juicio es la forma que adquiere el sustrato de la percepción mediante su aprehensión activa de la coincidencia significativa de las determinaciones con el sentido objetivo de la percepción, y por ende, los predicados del juicio corresponden a las determinaciones efectuadas en las operaciones de percepción contemplativa (Husserl, 1980, párrs. 24, 50). Si el lector aún considera que no hay suficientes soportes para la tesis que afirma que el origen del juicio predicativo se encuentra en las estructuras pre-predicativas de la conciencia y, particularmente, que el origen del sujeto y del predicado se encuentra en las operaciones de percepción simple y percepción contemplativa, encontrará evidencias supremamente convincentes en el siguiente capítulo. Conclusión: 1. La experiencia es el origen del juicio predicativo. Esta proposición se puede extender a todos los juicios en general por dos razones: a) el objetivo de Husserl es aclarar el origen de la lógica en general mediante el esclarecimiento esencial del origen del juicio predicativo, y b) el juicio predicativo es el “centro de la lógica formal” (Husserl, 1980, p. 11). El que sea el centro quiere decir que su estructura subyace a todas las demás formaciones lógicas y, correlativamente, a todas las actividades de juzgar. Podemos decir, entonces, que la experiencia es el origen del juicio y del juzgar en general (y, más aún, según Husserl, ella es incluso el origen de la morfología pura de las significaciones y de las formas categoriales). 2. El acto de dar significación es un juicio. Dado (1) se sigue que el acto de dar significación tiene su origen en la experiencia. Así, se ha definido por su origen el sentido del término “significación” de Husserl. 90 iv. El juicio y la creencia Ahora paso a responder la pregunta planteada en el último párrafo del apartado (6, b, ii) de este capítulo: ¿existe alguna relación entre los términos “significación” de Husserl y “creencia” de Dennett? Si el juicio es una síntesis de la experiencia, resulta equivoca la tesis de Dennett que afirma que el juicio expresa las creencias del sujeto acerca de su experiencia consciente. El equívoco se encuentra en el término “creencia”. ¿Qué significa aquí este término? Dennett explícita el sentido del término “creencia” de la siguiente manera: “lo que el sujeto cree que es verdad acerca de su experiencia consciente” (Dennett, 2003, p. 11). Pero aun así el término “creencia” sigue siendo ambiguo. Desde una perspectiva fenomenológica, la creencia del sujeto puede interpretarse de dos maneras: 1. Como algún tipo de modalización de certeza (certeza de creencia, negación, duda, posibilidad, etcétera) (Husserl, 1980, párr. 21), y 2. Como la opinión del sujeto de laboratorio acerca de su experiencia.83 Explicaré en qué sentido son diferentes estas dos maneras de entender el sentido del término “creencia”. Para esto tomaré el ejemplo del sujeto de laboratorio en el experimento de la técnica del priming. El sujeto percibe las dos imágenes y oprime un botón. Oprimir el botón derecho es expresión del juicio “las dos imágenes son idénticas”. Según Dennett, este juicio señala una creencia. La creencia puede entenderse como alguna clase de modalización de certeza. Las modalizaciones de certeza son maneras en que acontece la experiencia. Una percepción puede aparecer con absoluta certeza (hay un hombre frente a mí), como negación (no es un hombre sino un maniquí) o como duda (no sé si es un hombre o un maniquí). Los ejemplos entre paréntesis expresan juicios, pero siguen siendo válidos, porque las modalizaciones de certeza son el origen de las modalidades del juicio (afirmación, negación, posibilidad, etcétera). El juicio “las dos imágenes son idénticas” puede señalar, por ejemplo, la creencia como simple certeza de creencia. Esta modalización de creencia se da en la percepción normal: “La percepción normal, originaria, tiene el modo primario de lo existente, de También podría pensarse que la creencia es el juicio mismo que se expresa. Pero esta última no es una posibilidad, pues Dennett hace una distinción entre los juicios y las creencias. 83 91 lo válido en general; es la certeza ingenua en sí; el objeto que aparece se encuentra ahí con certeza indiscutida en inquebrantada” (Husserl, 1980, p. 101). El sujeto percibe las dos imágenes como idénticas con absoluta certeza. La modalización de la certeza simple es el origen de la modalidad del juicio de la afirmación. De manera que el origen del juicio afirmativo “las dos imágenes son idénticas” es la modalización de certeza simple de la percepción de las dos imágenes como idénticas. Si se entiende creencia como certeza de creencia simple, la afirmación de Dennett “el juicio expresa las creencias del sujeto acerca de su experiencia consciente” carece de sentido, pues la creencia como certeza de creencia simple sería una manera de ser de la experiencia y no algo distinto que la refiere. En su lugar podría estar la afirmación “el juicio expresa las creencias de la experiencia consciente del sujeto”. Esto también vale para las otras modalizaciones de certeza. Si, por otro lado, se entiende creencia como la opinión del sujeto acerca de su experiencia, el término creencia no se refiere a las modalizaciones de certeza de la experiencia de percepción de las dos imágenes, sino a una experiencia fundada en ella. En este caso el juicio no es la expresión sintética de la experiencia original de percepción. El sujeto tiene percepción de las dos imágenes y las identifica con alguna modalidad de certeza (digamos certeza de creencia simple). Esto se expresa en el juicio “las dos imágenes son idénticas”. Ese juicio, sin embargo, no revela la opinión del sujeto acerca de su experiencia. La opinión es un juicio acerca de esa experiencia. Una vez el sujeto tiene percepción de las dos imágenes y determina su identidad, examina en la reflexión esa percepción y determina si esa experiencia es cierta, falsa, dudosa o posible. Esto al final se expresa en el juicio “la percepción de identidad de las dos imágenes es cierta (o falsa, o dudosa)”. Oprimir el botón derecho sería expresión de este juicio y no del juicio “las dos imágenes son idénticas”. Si la creencia se entiende como la opinión del sujeto acerca de su experiencia, mediante el juicio expresado no se está accediendo a la experiencia misma de percepción sino a la experiencia de reflexionar acerca de esa percepción. Si así fuera, Dennett tendría razón al decir que el nivel último de datos primarios de la interpretación son las creencias de los sujetos y no la experiencia. Pero también 92 habría una contradicción en su argumento, pues al revelarse únicamente la opinión del sujeto acerca de su experiencia, se estaría cayendo en la falacia intencional. Sin embargo, esta segunda opción es prácticamente improbable por varias razones: 1. La instrucción en la técnica del priming está casi siempre referida al objeto de percepción. Se le pide al sujeto que identifique si los objetos que aparecerán son o no son iguales; no se le da indicaciones ambiguas como “identifique si su percepción del objeto es percepción de objetos iguales”.84 2. Lo que se mide en el priming es el tiempo de reacción de la percepción, no el tiempo de reacción de la experiencia de reflexionar sobre esa percepción. Esto mismo es válido para otras técnicas, como las técnicas de atención y las técnicas de reconocimiento de memoria. En las técnicas de atención se mide la reacción a un estímulo, no la reflexión del individuo acerca de la percepción. En el reconocimiento de memoria se mide la claridad de un recuerdo, no la reflexión sobre la experiencia de recordar. En una palabra, lo que miden los experimentos psicológicos es la experiencia inmediata (y las operaciones mentales directamente asociadas a ella), no la introspección del sujeto acerca de esa experiencia. Por lo tanto, la creencia de la que habla Dennett es o bien la modalización de certeza o bien la modalidad del juicio. En cualquier caso, se trata de una manera de ser (de la experiencia y del juicio). Si es la modalidad del juicio, ella tiene su origen en la modalización de certeza de la experiencia. Si es la modalización de certeza, ella misma es la forma en que acontece la experiencia. Así que la clasificación de niveles de fuentes de datos primarios de Dennett es imprecisa, pues, si el juicio señala una creencia, esa creencia es un rasgo de la experiencia misma o bien un rasgo del juicio que tiene su origen en la experiencia ─luego, mediante la interpretación se llegaría al menos a un rasgo de la experiencia─. Pero ya los hallazgos de Husserl han mostrado que el juicio es una síntesis de la experiencia completa (no de la simple modalización de certeza) y, por consiguiente, la manera en que Dennett comprende el fenómeno de la expresión no capta el fenómeno completo ─es decir, 84 Véase, por ejemplo, el uso que hace Rosch de la técnica del priming en el Anexo 1. 93 la expresión no señala en último término sólo un componente de la experiencia, sino la experiencia completa─. En resumen, los hallazgos de Husserl muestran que la expresión es expresión de una significación, que la significación está compuesta por intención significativa (cuyo correlato noemático es el juicio) y cumplimiento significativo y que el origen de la significación es la experiencia. Por consiguiente, el análisis de la expresión conduce en último término a la experiencia y no a la creencia del sujeto acerca de su experiencia. c. Interpretación de expresiones Los hallazgos de Husserl muestran que el núcleo de la significación (eso es, el acto de dar significación y, su correlato noemático, el juicio) es una síntesis de la experiencia. Por lo tanto, el análisis fenomenológico del juzgar y del juicio revela, hace evidente, la experiencia. Pero estos hallazgos fueron encontrados mediante el método genético, no mediante el método interpretativo. La tesis de Dennett sostiene que la interpretación de la expresión conduce en último término a las creencias del sujeto, no a su experiencia. Pasando por alto el hecho de que el término creencia se refiere o tiene su origen en la experiencia misma, aún es posible que Dennett tenga razón. Podría sostenerse, por ejemplo, que el límite de la interpretación sea el juicio, que no se pueda hacer análisis de él para descomponer las síntesis cuyo origen se encuentra en la experiencia, o que el único rasgo identificable de la experiencia sea su modalización de creencia. Así que, para comprobar validez de la tesis de Dennett, deben determinarse los límites y el sentido del acto de interpretación, de la experiencia de interpretar. En el apartado (6. a. i) se dijo que a la interpretación funcional la preceden operaciones que respondan las pregunta por el “qué” y por el “cómo” de la intencionalidad. Puede decirse ahora que a la interpretación funcional la preceden previas operaciones de interpretación. En este apartado precisaré con más detalles el sentido de tal acto de interpretación. 94 i. Aprehensión comprensiva Para saber en qué consiste el acto o la experiencia de interpretar, tomaré como punto de partida la hermenéutica, pues la actividad básica de esa disciplina es la interpretación de textos.85. Así define Beuchot el acto interpretativo: el objetivo o la finalidad del acto interpretativo es la comprensión, la cual tiene como intermediario o medio principal la contextuación. Propiamente el acto de interpretar es el de contextuar, o por lo menos es una parte y aspecto muy importante de ese acto, pues la comprensión es el resultado inmediato y hasta simultáneo de la contextuación (Beuchot, 2015, p. 19). Lo que busca comprenderse mediante el acto interpretativo es el sentido de un texto. Texto no es sólo el texto lingüístico sino todo aquel que va “más allá de la palabra y el enunciado” (Beuchot, 2015, p. 17). Texto es, por ejemplo, una pintura, una herramienta, una acción, un gesto, etcétera. El sentido del texto está “vinculado a la intención del autor” (Beuchot, 2015, p. 18). La intención del autor es la intencionalidad del autor. Por lo tanto, el objetivo del acto interpretativo es comprender la intencionalidad del autor. ¿Qué es comprender? Dice la hermenéutica: “hallar el sentido auténtico [del autor]” (Beuchot, 2015, p. 18). ¿Y en qué consiste, entonces, el sentido auténtico del autor? Aquí es donde los hallazgos de Husserl empiezan a ser útiles. Si se toman como texto sólo las expresiones del autor ─pues también es posible que sus indicaciones funcionen como texto─, entonces, el sentido auténtico del autor, su intencionalidad, consiste en la significación. El objetivo del acto interpretativo es identificar la significación de la expresión. La expresión, sin embargo, se hace manifiesta sólo mediante la notificación. De modo que la comprensión de la notificación conduce a la comprensión de la expresión. La comprensión de la notificación no es una acción exclusiva de la espontaneidad o del entendimiento, como diría Kant. Para Husserl la comprensión de la notificación es una percepción: 85 Sobre la fuente hermenéutica de esta investigación, véase la nota 41. 95 La comprensión de la notificación no es un saber conceptual de la notificación; no es un juzgar de la misma especie que el enunciar; sino que consiste tan sólo en que el oyente aprehende (apercibe) o simplemente percibe al que habla y lo percibe intuitivamente como una persona que expresa esto o aquello (Husserl, 1976, p. 240). La comprensión de la notificación es la aprehensión o percepción de: 1. El hablante, 2. El signo notificado que enuncia el hablante (es decir, de la expresión percibida como indicación), y 3. Las vivencias psíquicas del hablante. La percepción de la notificación es una percepción inadecuada, pues el oyente percibe las vivencias que exterioriza el que habla, pero no las vive. Es decir, se trata de una percepción externa, no interna. La percepción de esas vivencias consiste, entonces, en “suponer intuitivamente86 que aprehendemos una cosa o un proceso como presente” (Husserl, 1976, p. 241). No se vive la expresión, sólo se la supone.87 Se puede identificar un cambio de referencia intencional en la percepción de la notificación. El oyente primero tiene percepción externa del signo (por ejemplo, el complejo vocal articulado), pero después el acto toma como referencia intencional las vivencias mentadas por el individuo en el acto de dar sentido: La palabra (como individuo externo) sigue siéndonos dada intuitivamente, sigue apareciéndosenos; pero ya no nos dirigimos hacia ella, ya no es ella propiamente el objeto de nuestra «actuación psíquica». Nuestro interés, nuestra intención, nuestra mención ─se dirige exclusivamente a las cosas mentadas en el acto de dar sentido─ (Husserl, 1976, p. 245). Así es como la comprensión de la notificación conduce a la comprensión de la significación. ¿Pero cómo se dirige uno a la mención del individuo?, o, en otras “anschaulichen Vermeinen” (Husserl, 1913b, p. 33). En los fragmentos citados, Husserl usa tres términos que pueden traducirse como “suponer”, “suposición” o “supuesto”. El primero es el verbo “einlegen” (Husserl, 1976, p. 240; Husserl, 1913b, p. 33); el segundo es el sustantivo “Vermeinen” (Husserl, 1976, p. 241, Husserl; 1913b, p. 34); y el tercero es el adjetivo “supponiert” (Husserl, 1976, p. 241; Husserl, 1913, p. 34). Estos tres términos se usan para referirse a la percepción de la notificación por el oyente. Además, Husserl usa estos términos en dos párrafos seguidos. De ahí que pueda interpretarse una equivalencia de sentido en los tres. 86 87 96 palabras, ¿en qué consiste el acto de comprender? En el capítulo 2 de la primera Investigación lógica, Husserl se enfrenta a una tesis que afirma que el acto de comprender consiste en despertar imágenes en la fantasía que correspondan a la expresión. (Husserl, 1976, p. 259). Según esa tesis la significación de la expresión consiste únicamente en esas imágenes. Pero Husserl muestra que en muchos casos podemos comprender la significación de la expresión sin haber creado imágenes en la fantasía que le correspondan (como acontece en palabras como “cultura” o “religión”, entre otras) (Husserl, 1976, p. 260). Se aparece otra alternativa: comprender es reconocer algo como conocido. Pero Husserl muestra que es posible que algo se nos aparezca como conocido y que aun así no comprendamos su sentido (como los versos griegos que conservamos en la memoria de los que ya no recordamos su sentido) (Husserl, 1976, párr. 22). No es que Husserl afirme que la acción de despertar imágenes en la fantasía no haga parte de todo acto de comprender, sino que, en muchos casos, se comprende la expresión sin necesidad de crear imágenes en la fantasía. En lugar de esas tesis, Husserl habla de la aprehensión comprensiva.88 En la aprehensión comprensiva “se realiza el hecho de ser significativo un signo” (Husserl, 1976, p. 268). Comprender debe entenderse aquí “no en el sentido restringido que se refiere sólo a la relación entre el que habla y el que oye. La persona que está pensando monológicamente «comprende» sus palabras y este comprender es simplemente el significar actual89” (Husserl, 1976, p. 268, énfasis añadido). Así que el acto de comprender es el acto de aprehensión de la significación (ya sea que lo efectúe el autor, ya sea que lo efectúe el oyente). El oyente comprende la notificación cuando aprehende la significación. El que la aprehensión comprensiva no implique necesariamente un contenido intuitivo de imaginación se debe a que, la comprensión no implica necesariamente el cumplimiento significativo. Es decir, para comprender basta con aprehender la intención significativa. “Verstehende Auffassung” (Husserl, 1913b, p. 74). Dado que el cumplimiento significativo es una vivencia intencional (generalmente dada en la imaginación), y dado que el correlato noemático de las vivencias intencionales es un objeto (y, específicamente, en el caso de las vivencias de imaginación, una imagen) la expresión “significar actual” señala la intención significativa. 88 89 97 Sin embargo, la significación es un complejo formado de intención y cumplimiento significativo, y, si bien el cumplimiento significativo no es su componente esencial, él juega un papel muy importante en ella, en la medida de que actualiza la referencia al objeto (Husserl, 1976, p. 243). Cuando Husserl se enfrenta a las tesis que afirman que comprender implica necesariamente la creación de imágenes en la fantasía que le correspondan, no quiere decir que la creación de imágenes no haga parte de ningún acto de comprensión. Cuando él se opone a esa tesis está pensando en el flujo corriente de una conversación. Cuando conversamos no estamos creando imágenes de cada palabra escuchada (o pronunciada) y mucho menos cuando se trata de conceptos abstractos como “cultura o “religión”. Lo que quiere decir Husserl es que a veces basta con aprehender la intensión significativa para comprender la expresión, no que la aprehensión del cumplimiento significativo quede siempre excluida del acto de comprender. Más aún, resulta que muchas veces las intenciones y los cumplimientos significativos están fundidos en una unidad en virtud de una síntesis de identificación (Husserl, 1976, pp. 243, 633). Cuando en la aprehensión comprensiva se aprehende también el cumplimiento significativo tienen que efectuarse necesariamente intuitivaciones de la intención significativa. Es posible que la intuitivación se efectúe en un acto de percepción (por ejemplo, al señalar físicamente el hablante la referencia objetiva que quiere expresar), pero su normal intuitivación acontece en un acto de imaginación. Puede establecerse, así, una matización en el concepto de “comprender”. Comprender puede ser, en un sentido simple, aprehender la intención significativa del hablante. Pero comprender también puede ser, en un sentido más preciso, aprehender su intención y su cumplimiento significativo. Dado que Husserl no contempla esta distinción, ni le asigna rótulos, llamaré a la primera comprensión simple y a la segunda comprensión compleja. Debemos notar una última observación que hace Husserl acerca del acto de comprender. Husserl aclara que para comprender no es necesaria la plena igualdad entre la significación notificada y la percibida (por el oyente): “La mutua comprensión exige justamente cierta correlación de los dos actos psíquicos, que se desenvuelven respectivamente en el notificar y, en el tomar nota de la notificación. Pero no exige 98 plena igualdad” (Husserl, 1976, p. 241). ¿En qué consiste ese grado de desemejanza entre los actos de dar significación del autor y del oyente? La diferencia ya ha sido mencionada: el autor de la expresión vive la significación, el oyente sólo la supone. Vivir la significación significa aprehender intuitivamente el objeto intencional como presente. Por ejemplo, cuando un ser humano enuncia el juicio “te odio”. En ese caso el juicio “te odio” es la síntesis de la experiencia perceptiva de constituir un sustrato intencional de doble referencia (el ser humano y la emoción de odio). Al suponer la significación no se aprehende intuitivamente el sustrato intencional como presente: “Es la gran diferencia que existe entre la verdadera aprehensión de un ser en intuición adecuada y la presunta aprehensión de un ser sobre la base de una representación intuitiva, pero inadecuada. En el primer caso tenemos un ser vivido; en el último tenemos un ser supuesto, al cual no corresponde verdad” (Husserl, 1976, p. 241). La intuición adecuada es aquella en la que el objeto se aprehende de la materia dada por los datos de la sensación. El carácter adecuado de una percepción consiste en la coincidencia de los datos de la sensación con el objeto percibido (Husserl, 1976, p. 639). Ninguna percepción es completamente adecuada, pues en ella intervienen componentes no-hyléticos, como los horizontes del objeto (Husserl, 2001, p. 56). El carácter vivido del objeto en el acto original de dar significación es la condición de tener un origen en la recepción de datos de la sensación y su posterior formación mediante las síntesis pasivas de la conciencia. En el ejemplo anterior, la materia del sustrato “hombre” está dada por la recepción de los colores, las formas, los matices, los tonos, etcétera, que, después de ser aprehendidos, se constituyen como objeto. Asimismo, la referencia emocional “odio” está formada por la materia del dolor. En esta percepción, el objeto intencional tiene la doble referencia “hombre” y “odio”. La experiencia de sentir odio por el hombre atraviesa por síntesis activas que la objetivan en el juicio “te odio”. El oyente escucha la expresión “te odio” y efectúa una aprehensión comprensiva del acto de dar significación cuya naturaleza esencial es la de ser “supuestamente intuitiva”. ¿Qué 99 datos de la sensación podrían fundar una aprehensión tal? No hay ni colores, ni formas, ni tonos, ni dolor que animen la vivencia. Hay componentes análogos, pero ellos nunca serían llamados datos de la sensación. Se aprehende el objeto, pero de manera inadecuada. Se lo supone de cierta manera, pero no se lo vive. La ausencia de plena igualdad entre la notificación (que expresa la significación) y el tomar nota de ella es, por consiguiente, la diferencia entre la aprehensión comprensiva original adecuada de la significación y la aprehensión comprensiva inadecuada de ella. ii. El acto interpretativo Volvamos a la definición hermenéutica del acto de interpretación. Beuchot afirma que el objetivo del acto interpretativo es la comprensión del sentido del texto y que la acción básica para conseguir ese objetivo es la contextuación. En el apartado anterior se han mostrado los rasgos generales del acto de comprender. En este apartado se definen los elementos generales del acto de contextuar. α. La apercepción analógica y los límites del contexto dados por la referencia objetiva de la expresión El intérprete tiene percepción del signo sensible (por ejemplo, el complejo vocal articulado “te odio”). Ese signo funciona para él como indicación de la significación que el hablante notifica. ¿Cómo el intérprete construye el nexo entre el signo sensible y la significación? Según Husserl, esto ocurre en virtud de operaciones de apresentación o apercepción analógica.90 La apresentación es el proceso de la conciencia en el que una intuición auténtica (actual o presente) despierta o evoca formaciones análogas de lo que no es dado auténticamente a la percepción Las evidencias de esta interpretación se encuentran en el capítulo segundo de la primera sección de la sexta investigación lógica, particularmente, en el § 14. Aquí se ha llegado a esta interpretación por intermedio de Alfred Schütz. Él afirma que para Husserl la apresentación hace parte de la percepción de los signos. Sin embargo, aclara que, al momento de escribir las Investigaciones lógicas, Husserl usaba una terminología diferente a la de la fenomenología genética (donde define el sentido del término apresentación): “Husserl ha mostrado que todas las relaciones signantes son casos especiales de esta forma de apercepción analógica o apresentación, que se basa en el fenómeno general de apareamiento o acoplamiento. Sin duda, en estos primeros escritos la terminología de Husserl era un poco diferente […]” (Schütz, 2008, p. 267). 90 100 (Husserl, 2001, párr. 1). La apresentación es una operación constituyente de la percepción externa: Cuando vemos la mesa, la vemos desde un lado particular, y este lado es, de este modo, lo auténticamente visto, Aún así, la mesa tiene todavía otros lados. Tiene un lado posterior no-visible, tiene un interior no-visible; y esos son realmente índices91 para una variedad de lados, una variedad de complejos de visibilidad posible (Husserl, 2001, p. 40).92 La apresentación está formada por síntesis de asociación (Husserl, 2001, p. 165). En la percepción externa, el sentido objetivo “mesa” se constituye por la asociación de los lados actualmente vistos del objeto con los lados no-vistos de él. Pero este nexo no es inmediato. La impresión originaria del lado frontal del objeto se asocia primero con el conocimiento típico sedimentado y ese conocimiento guía la formación de los horizontes internos y externos del objeto (los lados no-vistos de él, sus particularidades indeterminadas) (Husserl, 1980, párr. 8). El pre-conocimiento típico determina la anticipación de los lados no-vistos del objeto. Pero en la percepción externa los lados no-vistos del objeto no son propiamente intuitivizados, pues las protenciones son formaciones vacías, dispuestas a llenarse por contenidos intuitivos de alguna clase (Husserl, 2001, párr. 2). El cumplimiento de los horizontes del objeto generalmente se da mediante nuevas percepciones. Por ejemplo, dándole la vuelta al objeto y contemplando actualmente el lado que hace un momento era no-visto. Pero también es posible que su cumplimiento sea realizado en la imaginación: “Titel” (Husserl, 1968, p. 4). El que los lados actualmente vistos del objeto sean índices de los lados no-vistos, pareciera significar que para Husserl la percepción es una experiencia signitiva o mediada por signos. Esto no lo muestra sólo el término índice [Titel], hay otros términos mucho más frecuentes en sus escritos, como pre-señalamiento [Vorzeichnung] (Husserl, 1980, p. 97), indicaciones [Hinweisen] (Husserl, 2001, p. 42). Pero debe aclararse que, aunque Husserl suele utilizar un lenguaje interpretativo o signitivo, por así decir, para explicar la percepción, para él la percepción no está mediada por signos ni es un proceso de interpretación. Véase (Husserl, 2001, p. 166). 91 92 101 La explicabilidad en forma de actualizaciones pertenece a la esencia general de toda intención vacía, o sea también de una pre-interpretación [Vordeutung]93 indeterminada. Con libertad, por ejemplo, imaginándonos que damos la vuelta alrededor del objeto, podemos formarnos actualizaciones que intuitivizan [veranschaulichende] lo no visto. Si lo hacemos así, aparecen intuiciones de colores perfectamente determinados. Pero dentro del marco de la indeterminación es manifiesto que podemos variar libremente esos colores (Husserl, 1980, p. 105). Veo el lado frontal de una pelota roja. El sentido objetivo del objeto se constituye por los lados actualmente vistos del objeto y los lados no-vistos de él pero preseñalados típicamente en su horizonte. Todo ello constituye la vivencia de percepción. Pero si me detengo en la protención y la intuitivizo en la imaginación, hay otra operación de conciencia, otra forma de apresentación: en una nueva vivencia intencional, imagino el lado posterior del objeto como dado con las cualidades a, b, c, etcétera. Es decir, hago intuitivas las protenciones en una experiencia de imaginación. La percepción del signo se asemeja más a la intuitivación de las protenciones en la imaginación que a la percepción externa. Sin embargo, la percepción del signo tiene una complejidad mayor. El oyente tiene percepción externa (actual) del signo sensible. Escucha a su interlocutor decir “te odio”. Se abre una ventana, por asociación, hacia el contenido de la expresión. Pero el contenido asociado todavía no es la significación. El oyente primero capta la referencia objetiva de la expresión. El signo “carro” despierta un cierto contenido mental (el de todos los carros y el de ninguno en particular). Así el signo “perro”, el signo “caballo”, el signo “odio”. Eleanor Rosch diría que eso que despiertan los nombres es una representación mental de una categoría: la imagen de carro, de perro, de caballo y ¡¿de odio?! Husserl diría que no siempre es una representación mental: Entretanto he leído la frase [toda ecuación algebraica de grado impar tiene por lo menos una raíz real] una docena de veces, entendiéndola 93 Paréntesis en el original. 102 perfectamente, sin encontrar el menor rastro de fantasías concomitantes, que puedan pertenecer a los objetos presentados. Otro tanto nos sucede al querer representarnos sensiblemente términos como cultura, religión, ciencia, arte, cálculo diferencial, etc. […] La aptitud para hacernos presente intuitivamente el objeto podrá existir; pero en el momento dado no se realiza (Husserl, 1976, p. 260).94 De cualquier modo, lo que despierta el signo sensible son conceptos empíricos. Esta interpretación está soportada en el hecho de que los tipos como “carro”, “perro” o “caballo” no son sustratos judicativos. Ellos atraviesan por síntesis activas que los transforman en conceptos empíricos (Husserl, 1980, párr. 80). Por consiguiente, lo que se capta en un juicio no es el tipo, sino el concepto empírico. El concepto empírico se expresa en la palabra (“carro”, “caballo”, etcétera). El oyente escucha la palabra y despierta por asociación el concepto empírico (la referencia objetiva). En un ejemplo más simple: el hablante notifica el juicio “el carro está en la calle”. La primera operación que realiza el oyente al percibir los signos sensibles es la de asociarlos con los conceptos empíricos que señalan (el concepto de carro en general y el concepto de calle en general). Pero las asociaciones no se quedan ahí. El oyente luego capta la referencia objetiva en el contexto de la significación. El carro no es el carro en general, es el carro de su amigo. La calle no es cualquier calle, es la calle frente a su casa. Asimismo, el oyente del juicio “te odio” primero capta el concepto empírico de “odio” y luego enlaza esa referencia objetiva con un contexto para captar la significación. En el caso de la percepción externa, el lado frontal de un objeto crea asociaciones con un pre-conocimiento típico del objeto. En el caso de la expresión, la percepción del signo sensible crea asociaciones con el concepto empírico (eso es, la referencia objetiva de la expresión). Se puede decir en términos corrientes que hasta ahí el Sobre el uso de esta cita para justificar una interpretación sobre la referencia objetiva, podría objetarse que allí Husserl se está refiriendo particularmente a la significación. Pero Debe recordarse que la diferencia entre significación y referencia objetiva se encuentra en el uso particular que el hablante hace de esta última. De ahí que Husserl afirme que “En la significación se constituye la referencia al objeto” (Husserl, 1976, p. 254). 94 103 oyente sabe de lo que habla su interlocutor, comprende el sentido general o común de las palabras, pero aún no comprende lo que él quiere decir, su significación. En la percepción externa, el tipo guía la constitución de las anticipaciones de los lados no-vistos del objeto (y su posterior intuitivación). Percibo auténticamente el perfil de una pelota. Lo percibo como rojo y uniformemente redondo. Asocio esa percepción auténtica con el tipo “pelota”. El tipo “pelota” guía, por analogía, la formación de protenciones acerca de los lados no-vistos del objeto: “su lado posterior debe ser rojo y uniformemente redondo”. Puedo después intuitivizar esa anticipación en un acto de imaginación: veo en la imaginación su lado posterior como rojo y uniformemente redondo. Analógicamente, en la aprehensión de expresiones, el concepto empírico también es guía de la constitución de la significación, pero sólo en tanto da el significado general de las palabras y del juicio. Dicho en términos hermenéuticos, él establece los límites de la interpretación. Si me dicen “te odio” los conceptos señalados por esas palabras condicionan las posibilidades de significación del enunciado. Por ejemplo, si nos guiamos únicamente por la referencia objetiva, al oír el juicio “te odio”, no es posible entender “te amo”. Si se entiende contexto como el entorno de un texto o de una situación ─que así es como lo define la hermenéutica─, la referencia objetiva de la expresión constituiría los límites del contexto interpretativo. Ahora la pregunta es: ¿qué se encuentra dentro de los límites del contexto?, o mejor, ¿cuál es el contenido del contexto? β. El contexto y la contextuación Desde una perspectiva fenomenológica, el contexto no es nada diferente a lo planteado por la hermenéutica. Para la hermenéutica el contexto es el momento y el lugar histórico en que fue escrito el texto; el momento y el lugar biográfico de su autor, las condiciones sociales, políticas, económicas, la cadena de eventos que terminaron en la producción del texto, etcétera. El juicio “te odio” no está dado ahí como flotando en el aire. Así sería si lo único que se captara fuese la referencia objetiva, pero eso es prácticamente imposible ─pues, aun cuando estuviera en el espacio vacío, ese signo sería susceptible de interpretación; el texto sería producto 104 de un alguien que quería decirle a otra persona que la odiaba en algún momento y lugar, bajo ciertas condiciones, por alguna razón, etcétera─. El oyente percibe el signo sensible “te odio”, pero no como dado en el espacio vacío, sino como pronunciado por un autor. La percepción del autor del signo es el primer contenido del contexto. Aprehender al autor del signo es apercibir su constitución psicofísica como sustrato. Es responder la pregunta “¿quién es él?”. Acontece aquí lo mismo que en cualquier otra aprehensión: con base en los lados auténticamente vistos del autor, el oyente constituye un sentido objetivo de él. Se capta su perfil anterior y se anticipa su perfil posterior. Se capta una de sus vivencias y se anticipa toda su corriente de conciencia. Se capta auténticamente un fragmento y por las asociaciones con el pre-conocimiento típico sedimentado se constituye un todo. No importa cuán grande sea el fragmento dado (ya sea una percepción contemplativa actual de una larga serie de expresiones, ya sea una palabra escrita de un autor desconocido), no importa cuán grande sea el conocimiento sedimentado de él (ya sea tan preciso como el de una madre acerca de su hijo o tan general como el que se tiene de un hombre cualquiera que vivió en algún lugar y momento indeterminados), su aprehensión siempre va a ser la aprehensión de un sustrato constituido, de un sentido objetivo, de un objeto total. Contextuar es incluir las vivencias de la significación en el flujo de la corriente de vivencias de su autor, es identificar el sustrato de la expresión como producto de esa estructura psico-física que se ha constituido ─sin importar cuan familiar es el autor para el intérprete─. El contexto tiene otros contenidos que se pueden agrupar en el rótulo “aprehensión de la situación”. El oyente no sólo aprehende el signo como expresado por un autor, sino que también lo aprehende como dado en una situación. Incluyo en el término “situación” las condiciones de tiempo, modo y lugar, así como las relaciones causales en que el oyente aprehende la expresión. De manera que contextuar es también incluir al texto como dado en una cierta situación. Hay un tercer componente que interviene en el acto de contextuar: las condiciones psico-físicas del oyente o intérprete. Estas pueden ser vistas como un componente del contexto, pero es más preciso referirse a ellas como un determinante del 105 contexto. Incluyo dentro del rótulo “condiciones psico-físicas” la corriente entera de vivencias del oyente o intérprete y el estado actual de su estructura psico-física o aparato sensoriomotor. Estas son un determinante del contexto en tanto son un determinante de toda aprehensión. Identificamos por nuestra propia experiencia que el mundo cambia completamente si nos sentimos cansados o enérgicos, deprimidos o enamorados, enfermos o vigorosos, etcétera. Esto es porque las condiciones actuales de nuestra estructura psicofísica determinan la recepción y aprehensión de los datos de la sensación. Husserl explica este hecho en cuanto referido a las condiciones emocionales del yo: Así, por ejemplo, la alegría por un suceso feliz es seguramente un acto. Pero este acto, que no es un mero carácter intencional, sino una vivencia concreta y eo ipso compleja, no sólo comprende en su unidad la representación del suceso alegre y el carácter de acto del agrado referido a éste, sino que la representación se enlaza con una sensación de placer, que es apercibida y localizada como excitación afectiva del sujeto psico-físico sensible y como propiedad objetiva; el suceso aparece como recubierto por un velo rosado (Husserl, 1976, p. 510). Puede que el objeto se haya aprehendido típicamente a través de un velo rosado o de un velo oscuro de tristeza y que la posterior aprehensión de la significación se determine también por esas emociones (ya sea la aprehensión del signo, el objeto o los elementos de la situación). Estos tres elementos constituyen el contexto fenomenológico de la expresión: 1. La aprehensión del hablante [de su cuerpo y de su conciencia], 2. La aprehensión de la situación completa, y 3. Los conceptos empíricos que constituyen la referencia objetiva de la expresión y los límites de la interpretación. La hermenéutica sostiene que interpretar es contextuar. Contextuar es constituir el entorno en el que se incluye el texto e interpretar el texto con base en ese entorno. La constitución de ese entorno consiste en un conjunto de sustratos u objetos intencionales (el sustrato del autor, de la situación, del texto). Y la constitución de esos sustratos está determinada por dos factores: 1. La serie de impresiones 106 originarias que se tienen del texto, de su autor y de la situación en general (los perfiles dados auténticamente del autor, del lugar y del texto) y 2. Las asociaciones entre esas impresiones y un conocimiento típico sedimentado particular. Estos dos factores están a su vez determinados por las condiciones psico-físicas del intérprete: por ejemplo, en la enfermedad las impresiones originarias son difusas, el individuo es irascible, los tipos se evocan por contenidos de dolor, etcétera. Cuando el oyente tiene percepción externa del complejo vocal articulado “te odio”, ese signo crea asociaciones con todos los elementos del contexto: el semblante de tristeza de la autora, la oscuridad del lugar, el sentimiento de culpa del oyente. Las asociaciones del signo con el contexto hacen posible la aprehensión comprensiva de la significación (ya simple, ya precisa). El oyente apercibe un sustrato semejante al de la significación original y, entonces puede decirse que comprende la expresión. γ. Conclusión Si el acto de interpretación es, como dice la hermenéutica, comprender el sentido de un texto mediante la contextuación; si comprender es, en sentido estricto, aprehender la intención y el cumplimiento significativo de la expresión; y si el cumplimiento significativo es el acto de llenar otra vez de contenido experiencial la intención significativa, de ahí se sigue que sí es posible acceder a la experiencia mediante el acto de interpretación. Pero a esta conclusión debe formulársele una aclaración: el acto de interpretación permite acceder a la experiencia del sujeto no en su plena originalidad, sino en cuanto cumplimiento significativo. Lo que se hace en el acto de interpretación es reconstruir una experiencia total mediante los fragmentos de ella expresados por el autor. iii. La interpretación de las expresiones del sujeto de laboratorio Lo expuesto en los apartados (i y ii) de este numeral muestra que sí es posible acceder a la experiencia mediante la interpretación de expresiones. Pero de lo anterior también surge un problema: el esquema contextual del acto interpretativo es increíblemente inestable. Se ha dicho que el contexto de interpretación depende 107 de la percepción del intérprete y que esa percepción depende de su conocimiento típico sedimentado y de sus condiciones psico-físicas actuales. El problema consiste en que el esquema interpretativo o contextual parece ser un constructo absolutamente subjetivo y contingente. La consecuencia de ello es que no se puede tener certeza de la precisión de la aprehensión comprensiva de la significación del sujeto de laboratorio y, por consiguiente, los hallazgos encontrados mediante este método no tendrían ninguna validez ni filosófica ni científica. Una salida para este problema es la interpretación funcional de Dennett. Allí el esquema interpretativo es el diseño funcional del ser humano. Pero esta solución no funciona aquí porque la interpretación funcional no responde las preguntas sobre el “qué” y sobre el “cómo” de la intencionalidad. ¿Qué otra alternativa se puede plantear? El esquema interpretativo o contextual debe ser un suelo sólido que arroje interpretaciones certeras acerca de la intencionalidad del autor. Debe ser algo tan seguro como una ley inexorable ─algo como la ley de la selección natural, por ejemplo─. ¿Pero qué hay tan seguro como la naturaleza misma? Uno de los objetivos más importantes de las investigaciones genéticas de Edmund Husserl es cumplir un propósito que ya había sido planteado en las Investigaciones Lógicas (1976, pp. 460–464) y que, incluso, ya había sido buscado por otros filósofos, particularmente, por Kant (Husserl, 2001, pp. 163–164): Husserl quiere identificar unas leyes o unas regularidades legales de la conciencia (Husserl, 2001, párr. 26).95 El objetivo principal de la fenomenología genética es construir una teoría universal de la génesis de la subjetividad pura, y para ello deben identificarse las mencionadas regularidades legales de la conciencia. Ejemplos de esas regularidades son las síntesis de asociación, las síntesis temporales, las síntesis de homogeneidad, la afección, etcétera. Las investigaciones de Husserl muestran que no es posible de ninguna manera tener experiencia sin la intervención de aquellas regularidades de la conciencia. Si esas síntesis son operaciones necesarias de la conciencia para la constitución de la intencionalidad, y si lo que buscamos es identificar la intencionalidad de un autor mediante la interpretación de sus 95 Véase también el apartado (3. a) de este capítulo. 108 expresiones, ¿no serán aquellas regularidades de la conciencia el mejor esquema interpretativo que se pueda utilizar? La propuesta de interpretación para la metodología de este estudio consiste en reconstruir la experiencia del sujeto de laboratorio siguiendo la guía que ofrecen los hallazgos de las investigaciones fenomenológicas de Edmund Husserl. En lugar de tomar como esquema interpretativo el conocimiento sedimentado y las condiciones psico-físicas del intérprete, la interpretación de las expresiones del sujeto de laboratorio se orienta por una contextuación regida por las leyes de la conciencia encontradas por Husserl. Si la propuesta de interpretación de Dennett se denomina interpretación funcional por el esquema contextual que guía la interpretación, una interpretación orientada por un esquema contextual conformado por los hallazgos de la fenomenología genética deberá llamarse, entonces, interpretación genética. A lo dicho deben agregarse un par de precisiones: 1. Los textos que se interpretan para llegar a la experiencia del sujeto de laboratorio son de dos clases: mediatos e inmediatos. Entre los inmediatos se encuentran todos los signos emitidos por el sujeto durante el experimento (sus expresiones e indicaciones). Se incluyen las indicaciones porque según Husserl ellas también nos dan acceso a la mención del individuo, aun cuando él no haya querido expresar esas vivencias voluntariamente (ejemplo de eso son gestos o manifestaciones involuntarios como el rubor en el rostro, los ojos brillantes, el ceño fruncido, etcétera). Entre los textos mediatos se encuentran las descripciones de los experimentadores o realizadores del experimento acerca de lo que expresó el individuo. Este es un trabajo semejante al que hace la hermenéutica al interpretar actos narrados por otras personas (por ejemplo, Platón narrándonos en el Fedón la manera como Sócrates murió). 2. Interpretar la experiencia con base en las regularidades legales que encontró Husserl en sus investigaciones sobre las síntesis pasivas significa reconstruir la 109 experiencia desde los estratos más básicos por medio los fragmentos dados por los textos mencionados arriba. 3. Como en la mayoría de los estudios de psicología cognitiva no tenemos acceso a las particularidades de la corriente de conciencia del sujeto ni de su experiencia, es decir, como los fragmento dados son muy pequeños y escasos, la interpretación deberá llenar los vacíos de la experiencia total con las posibilidades más probables. En otras palabras, la experiencia se reconstruye dadas unas condiciones ideales, tanto del sujeto como de su experiencia. 7. La metodología de investigación del estudio En el apartado (4) de este capítulo se identificaron cuatro grandes diferencias entre los métodos de Eleanor Rosch y de Edmund Husserl: 1. La posición epistémica (naturalismo/filosofía trascendental), 2. La perspectiva de análisis (primera persona/tercera persona), 3. El objeto general de estudio (la mente/la conciencia pura) y 4. El objeto particular de estudio (procesos mentales/experiencias). En el apartado (5) de este capítulo se presentó una propuesta para conciliar tres de esas cuatro diferencias mediante el método de la heterofenomenología (la perspectiva de análisis, la posición epistémica y el objeto general de estudio). Como la heterofenomenología busca estudiar la conciencia desde una perspectiva en tercera persona y como utiliza las técnicas de recolección y de análisis de la información ciencias como la psicología cognitiva, ella abre un puente entre las perspectivas de análisis y los objetos generales de estudio de Rosch y de Husserl. Allí se demostró también que no hay ninguna contradicción entre la posición epistémica naturalista y la trascendental. Pero este puente presenta un obstáculo: Dennett afirma que la única forma de acceder a la conciencia del sujeto de laboratorio es mediante la interpretación funcional de sus expresiones y que el límite de esa interpretación son las creencias del sujeto de laboratorio acerca de sus experiencias conscientes. Es decir, mediante la interpretación no se puede acceder a la experiencia misma del sujeto de laboratorio. En el apartado (6) se ha mostrado que la interpretación funcional no responde las preguntas acerca del “qué” y el “cómo” de la 110 intencionalidad (eso es, acerca del sustrato y las cualidades de la intencionalidad) (6. a. i). En ese mismo apartado se mostró que, según los hallazgos de Husserl, la respuesta a las preguntas por el “qué” y por el “cómo” se encuentra en la experiencia misma del individuo que notifica una expresión y que, por lo tanto, el análisis de su experiencia revela sustrato y las determinaciones de la intencionalidad (6, b). En la sección (6, c) se presentan evidencias basadas en la hermenéutica y en la fenomenología de Husserl que defiende la posibilidad de acceder a la experiencia mediante la interpretación de las expresiones. En el apartado (6. c. iii) se formula el último problema metodológico de este trabajo: dado que la interpretación de expresiones toma como esquema contextual o interpretativo criterios contingentes y subjetivos, los resultados de esas interpretaciones no ofrecen resultados válidos para las ciencias o la filosofía. En ese mismo apartado se presenta la solución a ese problema: los resultados del acto interpretativo serían sólidos si el esquema contextual de la interpretación fueran los hallazgos de la fenomenología genética de Edmund Husserl. Así es como se llega a la conciliación de los métodos de Husserl y de Rosch. ¿Qué quiere decir conciliar? Conciliar es establecer puentes y conexiones. No imponer un método sobre el otro sino aceptar elementos de uno y otro para que sus resultados puedan entrar en diálogo. Por esa razón, la conciliación siempre es la creación de algo nuevo: aquí se presenta una nueva propuesta metodológica basada principalmente en los métodos de investigación de Husserl, Rosch y Dennett. Este nuevo método tiene el objetivo de conocer la experiencia de los sujetos de laboratorio de los experimentos de Rosch mediante una interpretación genética. La tabla 4 ilustra la conciliación de los métodos de Rosch y de Husserl: 111 Tabla 4. Conciliación de los métodos de Husserl y de Rosch Rosch Heterofeno Método de Husserl este estudio Objeto La mente Conciencia La general de (cerebro) conciencia pura Objeto Procesos, Creencias de Experiencias particular operaciones, los particulares de estudio y acerca de sus contenidos experiencias mentales conscientes. y recolección basada en funcional (puras) recolección Interpretación Análisis genética fenomenológico psicología de cognitiva experiencia. Técnicas de Experimentos Experimentos de laboratorio de laboratorio Posición del Tercera la Experiencia del investigador Tercera Primera investigador persona persona persona Posición Naturalismo Filosofía de análisis Técnicas productos Técnicas de Interpretación Interpretación análisis Perspectiva sujetos particulares de de Objeto de estudio estudio epistémica Naturalismo trascendental 112 La tabla puede empezar a leerse en las zonas anaranjado vivo de abajo hacia arriba, de izquierda a derecha. El punto de partida es una posición en tercera persona. La recolección de los datos se efectúa mediante las técnicas de la psicología cognitiva. Hasta aquí hay una coincidencia absoluta entre los métodos de Rosch y de Dennett. En el siguiente cuadro hay un salto. Los datos recolectados (las expresiones del sujeto de laboratorio) no se interpretan con base en la propuesta de interpretación de la psicología cognitiva o en la interpretación funcional, sino con base en la interpretación genética. Como esta es una interpretación basada en los hallazgos de Husserl sobre las expresiones y los juicios, y como está orientada por los hallazgos de la fenomenología genética de Husserl, se abre una conexión entre el análisis genético en primera persona y el método interpretativo. El resultado de la interpretación genética son las experiencias del sujeto de laboratorio (el objeto de estudio de la fenomenología). Esas experiencias no son, sin embargo, experiencias puras, pues la única manera de hacer la variación eidética de una vivencia intencional es mediante el método en primera persona ─recordemos que lo que se obtiene del acto interpretativo no es un sustrato idéntico al de la experiencia, sino un sustrato análogo constituido en una experiencia imaginativa─. En los cuadros resaltados de la primera fila se señala la conciliación de los objetos generales de estudio de la heterofenomenología de Dennett y la fenomenología trascendental (tal conciliación se sustenta en la comparación de los conceptos de “conciencia” de cada autor [5. a. 1] y en el hecho de que el método de Husserl estudia primero la conciencia [no-pura] y luego, por el análisis, llega a la conciencia pura, es decir, la conciencia también es su objeto de estudio). Asimismo, en los cuadros resaltados de las últimas filas se señala la coincidencia entre el naturalismo de Dennett y Rosch y la fenomenología trascendental de Husserl. No hace falta resaltar que las coincidencias mencionadas no son absolutas, sino parciales y que en cada coincidencia también se pueden encontrar muchas diferencias susceptibles a críticas y discusiones. 113 a. Diálogo entre los resultados de los métodos de Husserl y de Rosch A este cuadro debería agregársele otra fila que señale la comparación entre los resultados encontrados mediante los métodos de Husserl y de Rosch. Ya se ha mostrado que los resultados de la fenomenología genética guían la interpretación de las expresiones del sujeto de laboratorio. Pero ¿qué pasa con los resultados encontrados mediante el método de Rosch? Esta es una cuestión de fundamental importancia porque el objetivo principal de este estudio es establecer un diálogo entre los hallazgos de Rosch acerca de la categorización y los hallazgos de Husserl acerca de la tipificación. Pues bien, este es el último elemento metodológico de la investigación. Para establecer un diálogo entre los resultados de Rosch y de Husserl, deben tomarse los resultados de Rosch (las medidas de tiempo, reacción, atención, etcétera) e interpretarlos para sacar conclusiones ─justo como lo hace Rosch─. La única diferencia es que no se los interpreta con base en el esquema interpretativo de la psicología cognitiva, sino con base en la experiencia misma del sujeto de laboratorio. Se propone una lectura fenomenológica de los resultados encontrados por Rosch. De esta manera se pueden sacar conclusiones acerca de las diferencias y coincidencias entre los resultados de ambos autores. A continuación, se presentan algunos ejemplos de cómo se lleva a cabo la lectura fenomenológica de las medidas tomadas por Rosch. 114 Capítulo segundo. Hallazgos fenomenológicos acerca de la constitución de las objetividades de la conciencia La formulación del problema de investigación ha tomado como punto de partida las grandes semejanzas que guardan el concepto de “categorización y el concepto de “tipificación”. Sin embargo, cuando se leen los experimentos de Rosch, como lo haremos en el siguiente capítulo, parece que las evidencias halladas podrían corresponder a objetividades de cualquiera de los niveles de la conciencia que describe Husserl. Por ejemplo, en el caso de los estudios sobre las categorías de color, los resultados de los experimentos podrían señalar tan bien los datos hyléticos de color como los conceptos empíricos de color. Por supuesto que para saber qué es lo que esos resultados señalan acerca de las operaciones de conciencia del sujeto de laboratorio debe llevarse a la práctica el método presentado en el capítulo anterior ─y, de hecho, ese es el objetivo del capítulo siguiente─. Pero antes de eso es necesario tener un conocimiento general de algunas de las principales operaciones de conciencia implicadas en los procesos de constitución de conocimiento, pues sólo de esa manera podrá realizarse una buena comparación entre los hallazgos de Husserl y los hallazgos de Rosch. Por otro lado, dado que el método de interpretación genética se basa en las regularidades de la conciencia encontradas por Husserl, es menester tener un conocimiento general de las principales regularidades de conciencia implicadas en los procesos de objetivación. En este capítulo se busca satisfacer esas dos condiciones mediante una breve exposición de los principales hallazgos de Husserl acerca los procesos de constitución de conocimiento de experiencia ─o emergencia de sentido, como suele llamársele ahora en los enfoques contemporáneos de investigación filosófica─ . 115 1. La objetivación receptiva de la referencia intencional a. La recepción de los datos de la sensación Para la exposición teórica de las regularidades de la conciencia de los procesos de objetivación receptiva y espontánea, seguiré el curso de la siguiente experiencia: en una noche oscura veo los ojos de un gato negro. Para hacer el ejemplo más simple, el análisis de se limitará únicamente a la percepción visual. Abro los ojos y percibo los ojos de un gato (como en la figura 1). El análisis genético de la experiencia conduce a una primera pregunta: ¿cómo llegó a constituirse el sustrato de percepción “ojos de gato”? Figura 1. Gato en la noche. Recuperada el 30 de enero de 2020 de: https://i.ytimg.com/vi/67rj0QJlC_c/maxresdefault.jpg Abrir los ojos es la cinestesia que da origen a la experiencia.96 Irrumpe un múltiple de datos hyléticos de color, de brillo y de forma, entre otros. La recepción “Damos el nombre de cinestesias a estos movimientos [como mover los ojos o la cabeza, cambiar de posición el cuerpo o caminar de un lado al otro con la mirada dirigida al objeto] que pertenecen a la esencia de la percepción y que sirven para convertir en dato, de ser posible, todos los lados del objeto de la percepción. Son repercusiones de las tendencias de la percepción, en cierto sentido son ‘actividades’, aun cuando no acciones voluntarias. De ese modo no realizo (en general) actos voluntarios. Muevo los ojos, etcétera, involuntariamente, sin “pensar en los ojos” al hacerlo. Las 96 116 instantánea de los datos hyléticos comienza a ser ordenada por las síntesis temporales de sucesión y simultaneidad (Husserl, 2001, párr. 29). A la ausencia de completa luz, color y forma (dada cuando tenía los ojos cerrados) la sigue el múltiple de datos hyléticos que, después de ser animados por la conciencia, constituirán los ojos del gato. Ahora estas materias coexisten en el campo visual, mientras en la retención se va hundiendo la previa impresión del fondo regular negro. Se establece, así, el orden formal dado por la sucesión en el tiempo inmanente. Pero aún es necesario un ordenamiento de la materia que coexiste.97 Los datos hyléticos se ordenan “espacialmente” en unas coordenadas cuyo punto cero es mi propio cuerpo:98 los datos de color “amarillo” y de forma “circular” de los ojos del gato se ubican en el “centro” del campo visual y los datos del contorno oscuro de la noche lo hacen en la “periferia”.99 El orden local de los datos empieza por la homogeneidad del campo visual en una fusión a distancia (Husserl, 2001, pp. 184–186). Los datos hyléticos de la “imagen” son homogéneos en la medida en que todos ellos son datos visuales y forman un campo unitario de sentido.100 También hay homogeneidades específicas entre los datos de color y los datos de forma. Pero cinestesias correspondientes poseen el carácter de procesos subjetivos activos; junto con ellas va de la mano, motivado por ellas, un proceso de imágenes visuales o táctiles cambiantes y ‘accesorias’, mientras el objeto me es ‘dado’ en su permanencia estática o en su modificación” (Husserl, 1980, p. 91). La cinestesia es un movimiento corporal que cambia la manera en que se da el objeto de percepción. Camino para ver de cerca un objeto, extiendo mi mano para tocarlo, deslizo mis dedos para sentirlo. Pero no es necesario que sea una acción “positiva”. También puedo cerrar los ojos para no verlo, quitar mi mano para no sentirlo, caminar para alejarme. En la experiencia que analizo, abro mis ojos para captar visualmente el mundo. Por eso se trata de una cinestesia. 97 “La constitución del tiempo sólo logra establecer una forma universal de orden de la sucesión y una forma de la coexistencia de todos los datos inmanentes. Pero la forma no es nada sin su contenido. Un dato inmanente que permanece sólo es permanente como dato de su contenido. Así, las síntesis que establecen unidad en un campo de sentido, son ya, por decirlo así, un nivel superior de operaciones constitutivas” (Husserl, 1980, p. 79). 98 Husserl explica esta operación en un ejemplo de percepción acústica: “Además, el sonido generalmente estará dado como ubicado en el espacio, captado como sonando en una cercanía o lejanía espacial; estas determinaciones se refieren a un punto espacial cero, a saber, nuestro propio cuerpo, de acuerdo con el cual se orienta todo lo que está aquí y allá” (Husserl, 1980, p. 115). 99 “La forma universal de coexistencia que se logra mediante la constitución del tiempo misma no es una forma de orden. Para eso necesitamos formas especiales tales como localidad visual o el orden local de los datos táctiles propio del campo táctil” (Husserl, 2001, p. 186). Véase también (Husserl, 2001, p. 182; para. 31). “Cada uno de estos campos de sentido es algo unitario por sí, es una unidad de la homogeneidad” (Husserl, 1980, p. 80). “Todo objeto afecta desde una pluralidad de datos que se encuentran conjuntamente en el campo y, aun la pluralidad en cuanto tal, en cuanto multitud de objetos distintos, puede operar unitaria y afectivamente” (Husserl, 1980, p. 354). 100 117 en la homogeneidad de los datos visuales resaltan sus diferencias en el contraste.101 El dato “amarillo” de los ojos y el dato “negro” del contorno fueron concretos,102 emergieron juntos, homogéneamente, en el campo visual, en virtud del vínculo por semejanza que mantienen al ser datos visuales de color. Pero la concreción se rompe en las particularidades de su constitución. Una mancha amarilla sobre un fondo negro separa, crea divergencia, rompe la homogeneidad. En ese caso, dato “amarillo” y dato “negro” ya no crecen juntos, ya no están unidos; ahora riñen entre sí, cada uno hala al sujeto hacia un punto local diferente. Se genera, así, el fenómeno primordial del contraste o síntesis de heterogeneidad.103 La unidad de la impresión originaria se constituye en el continuo entrelazamiento de los datos de la sensación mediante las síntesis de la homogeneidad y la heterogeneidad. Cada uno de los datos hyléticos de una vivencia de percepción ejerce una fuerza atrayente sobre el yo.104 Pero sólo los datos cuya fuerza es más potente logran ejercer una auténtica afección en él.105 Es decir, hacen que el individuo se vuelva hacia ellos y les dirija su atención como foco temático. El contraste es una de las dos condiciones necesarias de la afección auténtica.106 El dato que rompe la homogeneidad del campo de la sensación resalta del contorno formado por los otros datos del campo y se hace prominente en el contraste. El dato “amarillo” sobresale en un fondo negro, marca una diferencia, produce contraste y, por consiguiente, se hace prominente (Husserl, 2001, pp. 196–197). El dato “amarillo” brilla en un fondo La homogeneidad es una síntesis que relaciona objetividades mediante afinidad o semejanza. Los datos hyléticos del campo visual son homogéneos porque mantienen una semejanza en su “cualidad” de ser visuales. La heterogeneidad o el contraste es una síntesis que separa objetividades mediante la extrañeza u oposición. Sobre el concepto de “contraste”, véase (Husserl, 1980, párr. 16, 2001, párrs. 29, 30, 31, 32). 102 Utilizo aquí los términos “concreción” y “discreción” y sus variaciones flexivas en el sentido literal en que lo hace Husserl. Véase la nota 7. 103 “Al recorrer los miembros individuales para recogerlos aparece una coincidencia de semejanza, por lo que tienen en común, y una distinción, por lo que tienen de diferente” (Husserl, 1980, p. 354). 104 “Datos sensibles (y, por consiguiente, datos en general) envían, por así decir, rayos afectivos de fuerza hacia el polo del ego, pero en su debilidad no alcanzan el polo del ego, no llegan a ser realmente para él una atracción que despierta” (Husserl, 2001, p. 196). 105 “Afectar significa destacarse del contorno que siempre coexiste allí, y atraer sobre sí el interés, eventualmente el interés conocitivo” (Husserl, 1980, pp. 30–31). 106 “A este respecto, debemos distinguir entre la afección real y la tendencia hacia la afección, la potencialidad de la afección que no está vacía, pero que está arraigada materialmente en condiciones esenciales” (Husserl, 2001, p. 196). La afección real o auténtica es la que tiene el efecto de hacer que el yo se vuelva hacia el objeto. 101 118 oscuro, por así decir. Su materia tiene la capacidad de ejercer la fuerza de atracción más potente del campo visual. El contraste, sin embargo, no es la única condición que garantiza la afección. Existe una segunda condición, que Husserl describe de la siguiente manera: “[unos] sentimientos sensibles privilegiados, como un deseo pasional fundado por una prominencia en su unidad” (Husserl, 2001, p. 198). Estos sentimientos son ellos mismos materias sensibles internas (como el placer o el dolor) u objetividades animadas por ellas (lo que propiamente sería un sentimiento) (Husserl, 1976, pp. 511–516). Muchas veces las dos condiciones aparecen en un mismo fenómeno y con la misma fuerza. Ejemplo de ello es el hombre que ve pasar frente a él a una hermosa dama. Pero a veces la prominencia de los campos de la percepción entra en conflicto con las prominencias internas. El hombre del ejemplo puede ser un hombre enamorado: ¿qué tiene más fuerza: la bella dama que tiene frente a él o el deseo y la imagen mental de su amada? Pero aun con los cambios en el contraste y las diferencias de fuerza afectiva de los datos hyléticos, todos estos datos llegan a constituir una fusión y por ella se puede hablar de la impresión originaria como unidad (Husserl, 2001, pp. 207–208, para. 29). La impresión originaria como unidad tiene, en las condiciones que la definen a ella misma como objetividad y momento unitario, el carácter temporal de la absoluta actualidad.107 Si se detiene el flujo de experiencia en el momento de darse la impresión originaria ─como lo haríamos, por ejemplo, al ponerle pausa a una película─, y si se la contempla a ella sin tener en cuenta su conexión con los demás contenidos temporales (los contenidos de la retención y la protención), se obtiene la imagen de un mundo en dos dimensiones: el alto y el largo del campo visual.108 No hay todavía propiamente un fondo, pues la perspectiva de un lado posterior, de “La [impresión originaria] es lo absolutamente inmodificado, la fuente primigenia de toda otra conciencia y de todo ser. El contenido de la [impresión originaria] es aquello que significa la palabra ahora, tomándola en el sentido más riguroso. Todo nuevo ahora es el contenido de una nueva [impresión originaria]” (Husserl, 1959, p. 116). 108 Husserl explica esto en referencia general al campo visual: “venimos finalmente a reconocer que el campo visual es un múltiple de dos dimensiones que en sí mismo es congruente, continuo, completamente coherente, finito y, de hecho, limitado; tiene un margen más allá del cual no hay nada” (Husserl, 1997b, p. 140). 107 119 un atrás, implica la constitución de un objeto como unidad, y aquí sólo tenemos unos datos de la sensación organizados en un solo plano del campo visual. Si se contempla sólo el “qué” de la impresión originaria, no hay todavía una dimensión propiamente temporal, pues la impresión originaria es absoluto presente, contenido dispuesto de cierta manera, contenido unitario, pero atemporal.109 Ahora la pregunta es: ¿cómo es que los datos de la sensación llegan a constituir un objeto de percepción?, ¿cómo se desarrolla el proceso de objetivación? b. La apercepción objetivante del sustrato de percepción i. Las dos condiciones materiales y temporales básicas de la objetivación La apercepción objetivante u objetivación está determinada por dos condiciones básicas. Una de ellas es la localización de la materia de la impresión originaria en su constitución como unidad. Eso es, la descripción de la organización de la materia coexistente de la impresión originaria presentada en el apartado anterior. La segunda es la ubicación de la impresión originaria en el lugar temporal objetivo. Toda impresión originaria atraviesa por un proceso de modificación temporal. Ella es ahora actual, pero su destino, por así decir, es sumergirse en el pasado de la corriente de conciencia, el de irse “[matizando]110 en el sentido de la retención” “en su calidad de puros representantes de [cualidades] de cosas, en cuanto a su puro ‘qué’, su carácter temporal no desempeña ningún papel. Los datos aprehensivos atemporalmente precisados, constituyen el objeto en cuanto a su consistencia específica; y donde ésta queda conservada, podemos ya hablar de una identidad” (Husserl, 1959, p. 111). 109 En esta parte de la exposición se hace una abstracción hipotética para responder la pregunta: ¿Qué es la impresión originaria en cuanto ella misma? Es decir, qué es ella si no estableciera conexión alguna con los demás contenidos de la conciencia (particularmente las retenciones y las protenciones). Es una construcción hipotética porque tal separación es imposible. Tal y como es imposible viajar a la velocidad de la luz, pero aún así podemos saber hipotéticamente, eso es, mediante el estudio riguroso de las posibilidades ─la tarea primordial de la física cuántica─, que si viajamos a la velocidad de la luz el tiempo se detiene. 110 Utilizo el término “matizar para traducir el término alemán “abschatten” (Husserl, 1928, p. 24). Abschatten puede referirse a la matización de un color o de una imagen, al oscurecimiento de un lugar o, en un tercer sentido, a la representación de una silueta (“Der deutsche Wortschatz von 1600 bis heute,” n.d.). Langfelder traduce abschatten por escorzar (Husserl, 1959, p. 77). Escorzar es el acortamiento de una figura en una representación pictórica (Real Academia Española, 2014). Schatten como sustantivo significa “sombra”. Que la imagen se vaya matizando, que el lugar se vaya oscureciendo, representa la acción que la sombra ejerce sobre el mundo perceptible: cuando el sol 120 (Husserl, 1959, p. 77).111 Aun así, la impresión originaria como unidad mantiene un lugar temporal idéntico, una ubicación firme en el tiempo. Con esto se hace referencia a la distinción de las dos dimensiones o formas de ser del tiempo inmanente que describe Husserl: “El tiempo es rígido, y, sin embargo, fluye. En la corriente temporal, en el constante sumergirse en el pasado, se constituye un tiempo no fluyente, un tiempo absolutamente rígido, idéntico, objetivo” (Husserl, 1959, p. 113). El tiempo es, por un lado, el flujo constante de nuevas vivencias: ahora tengo una impresión originaria, pero a ella la sigue una nueva que la desplaza al pasado de la conciencia. Pero la vivencia desplazada y su correlato noemático, la unidad ordenada de los datos hyléticos, mantiene un lugar en la corriente de vivencias. Esta es la segunda dimensión del tiempo: el tiempo objetivo. El tiempo objetivo es el lugar en el que se ubica la vivencia desplazada. De este lugar se dice que permanece rígido porque su ubicación temporal no cambia: cuando tenía 3 años viví la experiencia de ser picado por una abeja, esa vivencia originaria fue desplazada por la vivencia de llorar, y esta, a su vez, por las vivencias de ser curado por mi mamá, de volver a salir al parque a jugar con mis amigos y de todas las vivencias que me han llevado a este momento de mi vida ─en ese sentido el tiempo es algo que fluye─; pero la vivencia de ser picado por una abeja permanece en el mismo lugar temporal, a saber, el lugar del flujo de tres años que había recorrido mi corriente de vivencias hasta ese momento ─ese lugar que permanece fijo es el tiempo objetivo─. Así, cada impresión originaria mantiene una ubicación en el tiempo objetivo y, correlativamente, se constituye una “conciencia del tiempo objetivo”. La ubicación de la objetividad dentro de esa conciencia es la condición básica para la objetivación y la posterior identificación.112 Ahora la unidad ordenada empieza a caer todo se hace más oscuro hasta que la sombra cubre completamente lo que antes se veía con absoluta claridad. Así, cuando la impresión originaria se hunde en la retención, ella se va haciendo más oscura y no se capta con la misma claridad. Traducir abschatten por escorzar es válido, porque en el escorzo se acorta una representación completa, pero la imagen que quiere transmitir Husserl parece ser más la de la pérdida de claridad, la del oscurecimiento o ensombrecimiento. Por esa razón, aquí me aparto de la traducción de Langfelder y sigo el diccionario Husserl al traducir el término “abschatten” por “matizar”. 111 “las fases actuales de la percepción experimentan constantemente una modificación; no se conservan simplemente tal como son, sino que fluyen. En ello se constituye lo que designamos como sumergirse en el tiempo” (Husserl, 1959, p. 112). 112 “Pero la cuestión es el modo cómo, en contra del fenómeno del cambio constante de la conciencia temporal, se produce la conciencia del tiempo objetivo y, por lo pronto, de los lugares temporales 121 de la impresión originaria de los datos que componen los ojos del gato ha fijado su lugar en el tiempo objetivo y ese lugar va a ser el fundamento temporal de la objetivación y de la posterior identificación.113 Se han definido así las dos condiciones básicas de la objetivación: 1. El ordenamiento de la materia que coexiste en la impresión originaria y 2. La fijación de la ubicación de la impresión originaria en el tiempo objetivo. La primera define lo que es ella misma en cuanto a su contenido, la segunda define el lugar que ocupa en la corriente de vivencias. Puede decirse que estos dos procesos son al mismo tiempo condiciones y componentes de la aprehensión o apercepción objetivante.114 Asimismo, los procesos de localización de la materia y de ubicación del lugar temporal condicionan la identificación del objeto.115 Gracias a la materia ordenada de la impresión originaria y del lugar temporal que ella ocupa puedo decir que un objeto es idéntico, es el mismo (en comparación con otro objeto que se ha sumergido en la conciencia; o el objeto sumergido en comparación con una nueva impresión originaria).116 La impresión originaria es idénticamente la misma aun idénticos. Y con ella se conecta íntimamente la pregunta por la constitución de objetividad de objetos y sucesos temporales individuales. En efecto; sin aclarar la identidad del lugar temporal, no es factible aclarar la identidad de un objeto en el tiempo […] En efecto: en la conciencia temporal se produce toda la objetivación; sin aclarar la identidad del lugar temporal, no es factible aclarar la identidad de un objeto en el tiempo” (Husserl, 2001, p. 112). 113 “el contenido impresional que pertenece a los diversos puntos ahora actuales puede permanecer absolutamente inalterado, en cuanto a su calidad; pero por mucho que se extienda su identidad de contenido, no posee la verdadera identidad; la misma sensación, ahora y en otro ahora, tiene una diferencia, a saber, una diferencia fenomenológica que corresponde al lugar temporal absoluto; esta diferencia es la fuente primigenia de la individualidad propia del ‘éste’ y, por ello, del lugar temporal absoluto” (Husserl, 1959, p. 114). 114 “Sobre ese material sensitivo [el material formado y fijado en el tiempo objetivo] se estructura luego la apercepción objetivante. Ya cuando enfocamos puramente los contenidos sensitivos (prescindiendo de las apercepciones trascendentes que, dado el caso, se fundan sobre ellos), efectuamos una apercepción: entonces se halla ante nuestra mirada la ‘corriente temporal’, la duración en cuanto especie de objetividad. La objetividad presupone una conciencia de unidad, una conciencia de identidad (Husserl, 1959, p. 116). 115 Para entender el significado de la operación de “identificación” resulta muy útil el siguiente ejemplo de Husserl: “Consideremos un pedazo de tiza; cerramos y abramos los ojos. En este caso tendremos dos percepciones y diremos que vemos dos veces la misma tiza. Tenemos aquí contenidos temporalmente separados; también intuimos una discontinuidad temporal fenomenológica, una escisión; pero en el objeto no hay escisión, es el mismo; quiere decir que en el objeto hay duración, en el fenómeno, cambio” (Husserl, 1959, p. 54). 116 “Ella [la impresión originaria] da un individuo-punto-tonal y este individuo, en el fluir de la modificación de pasado, es idénticamente el mismo, pues la apercepción referente a este punto, sigue estando, en la modificación de pasado, en constante coincidencia, y la identidad del individuo es eo ipso, identidad del lugar temporal (Husserl, 1959, p. 117). 122 después de sumergirse en la retención, pues a pesar de atravesar por una modificación de conciencia, ella mantiene la misma materia y el mismo lugar temporal. El único cambio que experimenta es el modo de darse.117 ii. La asociación de la impresión originaria con el pre-conocimiento típico Ya he ordenado los datos de la impresión originaria en una unidad y he fijado su lugar temporal objetivo. Pero aún no hay allí un objeto unitario. No hay todavía un gato al que le pertenezcan esos ojos, ni siquiera puedo percibir todavía a los ojos como ojos, pues la objetividad, si bien es unitaria y está formada y ordenada de una cierta manera, aún no ha sido tipificada como algo. Esta fase del proceso de apercepción sólo llegará a ser objeto cuando “comprenda”, por así decir,118 que la impresión originaria es sólo una de las múltiples posibilidades de ser-así119 del objeto,120 y, como condición de esa operación, cuando la aprehenda típicamente como algo (como “ojos”, como “ojos de un ser viviente”, como “ojos de un gato”).121 Sólo en virtud del reconocimiento de los lados del objeto no dados auténticamente a la percepción y de la asociación de la impresión originaria con un tipo se constituye un sentido objetivo, un sustrato de percepción.122 “La materia es, por ende, la misma materia; el lugar temporal el mismo lugar temporal; solamente ha cambiado la manera de darse: es un darse en modo pasado” (Husserl, 1959, p. 116). 118 Aquí hago uso de un término propio de la esfera de la espontaneidad para explicar analógicamente operaciones de la receptividad. No quiero de ninguna manera decir que haya algún tipo de comprensión actual en la receptividad. 119 Sigo a Jas Reuter y utilizo la expresión “ser-así” para traducir el término “sosein” (Husserl, 1939, p. 27, 1980, p. 33). 120 “Empecemos notando que el aspecto, la [matización] de perspectiva a través de la cual aparece invariablemente cada objeto espacial, solo manifiesta el objeto espacial desde un lado” (Husserl, 2001, p. 39). 121 “[el] establecimiento de habitualidades […] pre-señala inmediatamente una tipificación, con base en la cual y por medio de una transferencia aperceptiva aparecen de inmediato otros objetos de especie semejante, como objetos de este tipo en una familiaridad anterior, es decir, anticipados conforme a su horizonte” (Husserl, 1980, p. 135). 122 “Mi mención pronto llegará a ser clara para usted una vez que entienda intuitivamente cómo el sentido objetivo [gegenständlicher Sinn] se exhibe a sí mismo como unidad <en> el múltiple interminable de posibles apariencias; y visto bajo una inspección más cercana, cómo las continuas síntesis, como una unidad de coincidencia, le permiten al mismo sentido aparecer, y cómo una nueva conciencia de nuevas posibilidades de aparición persisten constantemente frente a los cursos de apariencia facticos y limitados, trascendiéndolos” (Husserl, 2001, p. 39). El lugar funcional de la noción de “tipo” es la percepción y, particularmente, “el proceso de aprehensión de intuiciones dadas sensualmente como la presentación de objetos” (Lohmar, 2003, p. 94). 117 123 El proceso se hace evidente cuando se contemplan las faces precedentes y subsiguientes del fotograma congelado de la impresión originaria: el enlace de la impresión originaria con los puntos-ahora pasados y venideros de la corriente de conciencia mediante las síntesis de asociación.123 La impresión originaria entra en asociación con un conocimiento pre-dado del objeto que lo determina en una cierta generalidad.124 Mi mundo entero está “pre-dado” en las objetividades que Husserl denomina tipos.125 La tipificación es una operación fundamental en el proceso de apercepción objetivante. Por esa razón, antes de continuar con el análisis, debemos detenernos para repasar algunos elementos generales acerca de lo que son los tipos y la tipificación.126 α. La definición general del concepto de “tipo” de Husserl El pre-conocimiento típico del objeto ─el tipo─ es una posesión habitual sedimentada en la conciencia (Husserl, 1980, párrs. 25, 26). Es producto de la contemplación explicativa de un sustrato de percepción (Husserl, 1980, p. 133).127 Cuando determino las particularidades de un objeto y ese objeto aún se mantiene asido, esas determinaciones llegan a ser parte de su sentido objetivo mediante una síntesis de coincidencia o superposición.128 El nuevo “conocimiento” adquirido del ”El término ‘asociación’ designa en este contexto una forma de regularidad de la génesis inmanente, que en general pertenece por su naturaleza a la conciencia […] La asociación se entiende aquí de manera exclusiva como el nexo puramente inmanente del: ‘algo recuerda a algo’, ‘una cosa señala [hinweisen] a la otra’” (Husserl, 1980, p. 81). Véase también (Husserl, 2001, párr. 26). 124 ”Jamás se lleva a cabo una operación conocitiva en objetos individuales de la experiencia […] como si ellos estuviesen pre-dados por primera vez como sustratos aun totalmente indeterminados” (Husserl, 1980, p. 32). 125 “De este modo, nuestro mundo en torno pre-dado está ‘pre-dado’ ya como un mundo multiforme, está formado de acuerdo con sus categorías regionales y tipificado de acuerdo con múltiples géneros particulares, especies, etcétera” (Husserl, 1980, p. 40). 126 Para la presentación de la tesis sobre tipificación de Husserl me baso en el estudio de Dieter Lohmar Husserl’s Type and Kant’s Schemata Systematic Reasons for Their Correlation or Identity (2003). El objetivo principal de ese estudio es mostrar razones que prueban que el concepto de “tipo” de Husserl y el concepto de “esquema” de Kant son “funcionalmente casi idénticos” (Lohmar, 2003, p. 93). El estudio de Lohmar hace una revisión rigurosa del concepto de “tipo” de Husserl y por eso es una fuente secundaria válida para la exposición. 127 Husserl distingue dos niveles de aprehensión contemplativa: la aprehensión o contemplación simple y la aprehensión o contemplación explicativa. En la aprehensión simple uno se dirige al objeto “en su totalidad”. En la aprehensión explicativa se determinan las particularidades del objeto, se explican sus determinaciones vacías (Husserl, 1980, párr. 22). 128 “Si en la explicación, por así decir, de un solo estrato y, en su paso hacia α, β…, S se mantiene asido como algo que se enriquece constantemente, mientras que los explicados no se mantienen 123 124 objeto no se pierde para siempre, sino que queda almacenado como conocimiento habitual. Ese conocimiento habitual o bien constituye o bien enriquece el tipo. Tengo percepción de un perro, explico sus particularidades (su pelaje, su dentadura, sus orejas y su cola, su comportamiento, veo que inclina su cabeza cuando lo acaricio, que se siente incómodo cuando le toco sus patas, que ladra cuando ve a un extraño, etcétera). Todas las determinaciones del sustrato de percepción “perro” pasan a ser parte de su sentido objetivo. Pero ellas no se pierden para siempre. Puedo olvidar la experiencia de haber estado con el perro, pero las determinaciones de sentido permanecen como conocimiento típico habitual (Husserl, 1980, párr. 25). Cuando vuelva a tener impresión originaria del perfil de un perro (por ejemplo, del lado frontal de su hocico), “sabré” que el perro también tiene un cuerpo con un pelaje, unas orejas y una cola, y “sabré”, además, que probablemente le gusta que le acaricien la cabeza, que no le gusta que le toquen las patas, que seguramente les ladra a los extraños, etcétera. El término “sabré” señala el pre-conocimiento típico del objeto. La impresión originaria de un perfil se asocia con el tipo y crea anticipaciones de las posibilidades de ser-así de los lados del objeto no-dados auténticamente en la percepción. Así, pues, la función básica del tipo es guiar la apercepción del objeto. Eso quiere decir aprehender de antemano el objeto como determinado en una cierta generalidad.129 El tipo guía la percepción de un objeto de dos maneras: en el tipo el objeto se da como determinado en el conocimiento general de familiaridad y como determinable en los horizontes de la experiencia. β. La constitución de los tipos y sus grados de generalidad Los tipos se generan a través de “una serie de experiencias homogéneas” (Lohmar, 2003, p. 106). La constitución de los tipos se origina, particularmente, mediante las por sí mismos sino justo sólo como enriquecimiento de S, entonces en la transición de α a su explicado π no se mantiene sólo S como enriquecido con α, sino que superpuesto a él también se mantiene α” (Husserl, 1980, p. 143). Véase también (Husserl, 1980, p. 226). 129 “Aprendemos de antemano (im voraus) todo lo que nos afecta no solo como determinable en principio, sino como ya determinado. Esta determinación tiene el sentido de "estar familiarizado de antemano" (Im-Voraus-bekannt-sein). Siempre percibimos, como dice Husserl, lo desconocido en el modo de lo conocido, lo desconocido en el modo de lo familiar (Lohmar, 2003, p. 106). 125 síntesis de semejanza (Lohmar, 2003, p. 107). Un tipo se constituye y se enriquece mediante la asociación por semejanza de nuevos objetos de experiencia. El grado de semejanza entre los miembros de un tipo puede ser más o menos fuerte (Lohmar, 2003, p. 107). Los grados de semejanza se condicionan por dos procesos: Por un lado, se condicionan por la semejanza misma (una cualidad difícil de reducir a otras características), eso es, por la “proximidad” de la semejanza130 de cada momento. Por otro lado, los niveles se condicionan por el número de momento similares, o por el ‘grado de aproximación a una semejanza total’ (Lohmar, 2003, p. 107) Aquí se distinguen la magnitud de las distancias de semejanza y el número de momentos semejantes (Husserl, 1980, p. 370). Estas semejanzas son rasgos de la estructura del tipo, pues siempre hay niveles de semejanza entre los miembros que lo conforman. El tipo, entonces, se estructura por las semejanzas o parecidos entre sus miembros.131 Pero como esas semejanzas se forman en las diferentes experiencias, los tipos son susceptibles a constante cambio y transformación. Tanto la formación de un nuevo tipo como la expansión o el cambio de los tipos ya constituidos ocurre mediante una composición de experiencias finitas. Con base en eso, Lohmar afirma que un tipo puede entenderse como una especie de parecidos de familia: “En vista de este grupo finito de objetos experimentados, uno podría entender el tipo como una forma de parecido de familia” (Lohmar, 2003, p. 109). La analogía de Lohmar se puede explicar así: como los procesos y fenómenos señalados por las palabras en la tesis de Wittgenstein, los tipos se organizan por una red de semejanzas y superposiciones entre sus elementos constitutivos.132 “Similarity” “En este sentido uno puede interpretar el tipo como una combinación de una pluralidad de objetos que se parecen el uno al otro. Sería, entonces, posible entender el tipo de una cosa singular como la combinación de un grupo de exhibiciones del mismo objeto. Cada miembro del grupo puede convertirse en todos los demás mediante la afinidad o transformaciones de semejanzas” (Lohmar, 2003, p. 108). 132 Tal vez haga falta mencionar que toda síntesis de homogeneidad implica una síntesis de coincidencia. El grado más elevado de homogeneidad, la uniformidad, es la coincidencia completa de dos objetividades. Los grados subsecuentes serán, por lo tanto, sólo coincidencias parciales. La superposición de objetividades consiste en las coincidencias parciales entre sus componentes (Husserl, 2001, pp. 176–177). 130 131 126 La conexión entre los miembros de un tipo se da en virtud del sujeto experienciante: “[e]l sujeto experienciante logra la conexión, la mantiene todo el tiempo y la modifica de acuerdo a experiencias posteriores” (Lohmar, 2003, p. 109). Las conexiones ocurren en los procesos de anticipación y llenamiento intuitivo de las experiencias (Lohmar, 2003, p. 111). Así, pues, se puede hablar de un mismo tipo porque está conectado en una misma corriente de conciencia. La generalidad de un tipo señala su “extensión”: “Los niveles de generalidad están condicionados por los grados de igualdad de los miembros de la extensión” (Husserl, 1980, p. 368). Pueden distinguirse diferentes grados de generalidad en la apercepción tipificante. El tipo de más amplia generalidad es el “objeto en general” (Husserl, 1980, p. 41). Por ejemplo, cuando capto una impresión originaria de un objeto que no mantiene afinidad con ninguno de los tipos más o menos específicos que se han sedimentado en mi conciencia, de él sólo puedo decir que es una “cosa que está ahí”, un “objeto en general”. En el otro extremo se encuentran los tipos más específicos, que son tipos de cosas individuales.133 Husserl los llama concretum o tipos concretos. Ellos surgen de la repetición de dos o más objetividades independientes: “Cada individuo es individualmente algo particular de su concretum, es un individuo concreto” (Husserl, 1980, p. 369). El rasgo fundamental del concretum es que no se funda en otras, por eso Husserl la llama generalidad sustantiva. Sobre ellas se fundan otras generalidades de un nivel superior, las generalidades adjetivas. Esta distinción es muy importante porque Lohmar interpreta que el nivel más básico de tipificación es la identidad del objeto individual: “con respecto a esta generalidad, el nivel más bajo de generalidad es el individuo completamente símismo, el “esto”, el concreto individual […] [la] completa identidad” (Lohmar, 2003, p. 107). Pero esta interpretación tiene un problema: ¿cuál sería, entonces, la diferencia entre las operaciones de identificación y las operaciones de tipificación? Si se entiende que el nivel más básico de tipificación es la constitución de identidad, el ejemplo de la percepción de una tiza referido en la nota 111 sería tanto un ejemplo de identificación como un ejemplo de tipificación. Si he entendido bien la interpretación de Lohmar, debo decir que está equivocado. El nivel más básico de tipificación no es la identidad, sino una operación bastante semejante: la síntesis de lo igual con lo igual (Husserl, 1980, párr. 81). Es decir, la operación de conciencia mediante la cual determino que dos objetos separados tienen los mismos rasgos y determinaciones. Por ejemplo, ver dos tizas “iguales”. La confusión de Lohmar es entendible, pues el mismo Husserl advierte de la semejanza entre la síntesis de lo igual con lo igual y la síntesis de identidad: “Esto se comprende en vista de la peculiaridad de la síntesis de lo igual con lo igual. Su rasgo peculiar consiste en que se ve muy semejante a la síntesis de identidad, pero sin serlo. Le es tan parecida que en la transición de lo igual a lo igual muchas veces decimos francamente: ‘pero si es lo mismo’” (Husserl, 1980, p. 355). 133 127 en ella yace la diferencia entre generalidades concretas y generalidades abstractas. Las generalidades concretas pueden ser especies o géneros. Husserl las llama concretas no queriendo decir que haya especies o géneros conformados únicamente de individuos particulares, sino “para señalar su origen en lo concreto” (Husserl, 1980, p. 371). Por otro lado, las generalidades abstractas son aquellas que “tienen debajo de sí generalidades dependientes, universales surgidos de la repetición de momentos abstractos, por ejemplo, especies de figuras, etcétera” (Husserl, 1980, p. 371). Así que la diferencia entre las generalidades concretas y las generalidades abstractas es que las primeras tienen su origen en el concretum y las segundas en generalidades dependientes. Por lo demás, en la apercepción tipificante, generalmente se sigue el curso opuesto a la generalización. Allí se van precisando en los niveles de contemplación del objeto intencional. Por ejemplo, veo un animal y lo tipifico como “perro”. Después me doy cuenta de que es un perro de una raza particular y lo tipifico como “pastor alemán”. En un tercer acto, hago una inspección más detallada del objeto y lo tipifico como “un perro ‘igual’ al perro pastor alemán de mi amigo”. En los procesos de tipificación, generalmente, se percibe primero el objeto, después surge un tipo muy general y, finalmente, mediante las operaciones de explicación, el tipo se va reduciendo hasta llegar a un “tipo específico particular” (Lohmar, 2003, p. 107). No obstante, esta no es una secuencia fija. También es posible que la tipificación parta de lo particular y luego ascienda a lo más general. γ. El origen de los tipos de nivel superior y la estructura de las objetividades típicas de la conciencia Los niveles de generalidad del tipo se rigen por las regularidades de la conciencia de: 1. La magnitud de distancias de las semejanzas, y 2. El número de momentos semejantes. Cuando la magnitud de distancias de semejanzas y el número de momentos semejantes se reducen, la extensión del tipo se amplía y, por ende, su nivel de generalidad es mayor. Por consiguiente, el origen de las generalidades de nivel superior se encuentra en la plena igualdad. En el caso de las generalidades concretas, en los concretum, y, en el caso de las generalidades abstractas, en la 128 repetición de las especies abstractas de nivel inferior. Pero el origen de un tipo de nivel superior no siempre es una objetividad típica sedimentada. Tal origen puede ser también una posibilidad. De una cierta generalidad puede saberse que su grado de generalidad es superior (aun cuando no puedan hallarse generalidades de nivel inferior sedimentadas) sólo por el hecho de que existe la posibilidad de que haya generalidades que guarden niveles más elevados de semejanza.134 Si tratamos de representarnos una imagen de la estructura de las generalidades típicas, ella puede verse como un ordenamiento casi infinito de sedimentaciones y posibilidades asociadas. Partamos de un ejemplo: el tipo general “perro”. En el tipo general “perro” se incluyen todas las especies de “perros” (el pastor alemán, el bulldog, el chihuahueño, el san bernardo, etcétera). Todas las especies de “perros” que se incluyen en el tipo general “perro” están enlazadas por síntesis de homogeneidad entre sus determinaciones (todos los sustratos sedimentados tienen hocico, todos tienen cuatro patas, todos tienen pelaje, etcétera). Pero, al mismo tiempo, cada especie contrasta con las demás por las diferencias entre los miembros (el pastor alemán tiene el hocico alargado y el bulldog es chato, el san bernardo es grande y el chihuahueño pequeño, etcétera). Asimismo, los miembros individuales que se incluyen en cada una de las especies están asociados por mantener unos rasgos en común, y entre ellos también se encuentran múltiples diferencias (hay unos pastores alemanes más grandes, hay otros más inteligentes, hay unos más amarillos y otros más negros, etcétera). Así, llegamos a los concretum de cada especie. Entre los miembros de un concretum no hay diferencias, pues su relación consiste en la plena igualdad, pero los concretum sí se diferencian entre sí (el concretum de dos pastores alemanes idénticos se diferencia del concretum de dos labradores idénticos, y así sucesivamente). Vemos, así, las siguientes dos regularidades en el proceso de generalización: 1. Al descender el grado de generalidad, aumenta la cantidad de objetividades típicas constituidas (el tipo general “perro” es sólo uno, las especies de perros pueden ser diez o veinte, por ponerle un número, y los tipos concretos de cada especie pueden ser cientos o 134 Véase, Introducción (3.b). 129 miles); y 2. Al descender el grado de generalidad, aumenta el grado de semejanza entre las determinaciones. Por otro lado, el número total de determinaciones implicadas en el tipo “perro” no aumenta ni disminuye al descender de nivel. El número total de determinaciones sólo se distribuye de manera diferente en los tipos de nivel inferior. Así, por ejemplo, si suponemos que el tipo “perro” está conformado por 100 determinaciones, esas mismas 100 determinaciones estarán agrupadas en los tipos específicos y concretos (por ejemplo, 50 labradores y 50 pastor alemán; 25 concretum de labradores amarillos y 25 concretum de labradores negros y 25 concretum de pastor alemán negros y 25 concretum de pastor alemán amarillo). ¿Cómo sería, pues, una representación gráfica del ordenamiento de las objetividades típicas de la conciencia? Podría ser análoga a la representación gráfica de un agujero negro. En la figura 2 se puede ver una ilustración artística de la estrella S0-2 mientras pasa junto al agujero negro supermasivo que se encuentra en el centro de la vía láctea. La imagen representa la trayectoria de la estrella en tres momentos (no es que sean tres estrellas). Pero aquí nos debe interesar únicamente el agujero negro. Él tiene una forma cónica. En la parte inferior se ubica su núcleo. Esta es la parte más densa del agujero, es decir, la parte del agujero con mayor masa en menor volumen. A medida que se asciende, la densidad del agujero se reduce (la masa se extiende en un volumen mayor). Esto, por supuesto, ocurre en todas las direcciones, pues un agujero negro es una región esférica. Por lo tanto, lo que en la figura 2 se representa en dos dimensiones acontece realmente en todas las direcciones hacia las que se puede extender una esfera. La analogía con la estructura de los tipos, sin embargo, no toma en cuenta al agujero negro como esfera sino como una forma cónica tridimensional ─tal y como aparece en la figura 2─. 130 Figura 2. Una ilustración artística de la estrella S0-2 mientras pasa junto al agujero negro supermasivo en el centro de la vía láctea. Imagen de Nicolle R. Fuller/National Science Foundation. Recuperada el 9 de marzo de 2020 de: https://www.space.com/supermassive-black-hole-gravity-einstein-relativity.html La estructura de las objetividades típicas se ordena de manera semejante a como se ordena la materia de un agujero negro. La materia de los tipos son las determinaciones y posibilidades que lo componen. En el centro de la estructura de los tipos de nivel superior se encuentra el origen. El origen de un tipo de nivel superior es la región más densa del tipo. La densidad aquí también señala la relación entre masa y volumen. Los tipos concretos más bajos tienen mayor densidad porque allí la materia está agrupada en una extensión muy pequeña. Como la igualdad es la relación que define las objetividades de un concretum y como la igualdad consiste en la coincidencia absoluta, en la fusión que constituye una unidad de conciencia, en el concretum dos o más objetividades ocupan el mismo lugar. Por lo tanto, la densidad de la estructura de los tipos está determinada por el grado de semejanza que mantienen sus componentes. A medida que disminuye el grado de semejanza, disminuye la densidad. Las objetividades generales se agrupan en un volumen mayor, pues en lugar de coincidencia absoluta 131 hay coincidencia parcial o superposición. De ahí que para Husserl la extensión de un tipo, por un lado, no señale la cantidad de determinaciones y, por otro lado, determine el grado de generalidad del tipo. En el ejemplo del tipo general “perro”, el género “perro” es el límite del agujero negro, las especies están en la mitad y los tipos concretos de nivel inferior están en el centro. De lo anterior surgen una pregunta: ¿Qué pasa si la representación gráfica de los tipos comienza por el concretum? Parece que, si se parte de un concretum, él se encontraría en el centro y, luego, para ascender en el grado de generalidad, deberían agregarse nuevas determinaciones y posibilidades y, por consiguiente, al aumentar los grados de generalidad también aumentaría el número de determinaciones y posibilidades que constituyen un tipo. Pero este razonamiento es incorrecto, pues cuando se parte de un concretum y se quiere ascender a una especie o a un género, los miembros añadidos también se añaden al núcleo de la estructura de tipos. Por ejemplo, si tomo como punto de partida el concretum conformado de dos perros pastor alemán negros y luego quiero ascender a la especie “pastor alemán”, debo añadir determinaciones y posibilidades de perros pastor alemán amarillos y cafés, pero esta adición de miembros implica la creación de nuevos concretum (el tipo concreto de dos perros pastor alemán amarillos, el de dos cafés, etcétera). De la representación de la estructura de un tipo de nivel superior parece seguirse que su origen podría hallarse o bien en todos los tipos concretos de nivel ínfimo o bien en cualquiera de ellos. Por ejemplo, el origen del tipo general “perro” podría hallarse tan bien en el concretum de dos “pastor alemán”, como en el de dos “labradores”. Como todos ellos se encuentran en la región conformada por la plena igualdad, y como esta es hasta ahora la única condición para pertenecer al origen de una generalidad de nivel superior, cualquiera de ellos ocuparía perfectamente el lugar del origen de tal generalidad superior. Es cierto que el origen de una generalidad de nivel superior se encuentre en cualquiera de los concretum que se incluyen en él, pero sólo si se tiene en cuenta a la estructura de una generalidad desde el punto de vista formal. Y esto es lo que se ha mostrado hasta ahora: la 132 clase de relación de semejanza que mantienen las determinaciones del origen (la igualdad plena) en comparación con la de los límites de la generalidad (la semejanza lejana). Así que, si se quiere construir una representación completa de la estructura de las generalidades de nivel superior, aún hace falta ver la manera como se enlaza la materia de las generalidades. Partamos de una de las regularidades de las síntesis de heterogeneidad. Los hallazgos de Husserl muestran que si una objetividad A mantiene semejanzas con una objetividad B, la objetividad A debe mantener necesariamente contrastes con un número n de otras objetividades. Esto es una regularidad que se aparece en todos los niveles de la conciencia. Por ejemplo, si un dato hylético “rojo” es parecido a otro dato hylético “rojo”, él es diferente de los datos hyléticos “azul” y “amarillo”; si los datos hyléticos “rojo”, “azul” y “amarillo” son homogéneos por ser colores, ellos serán también heterogéneos con respecto a las formas; y si los datos de color y los datos de forma son iguales en tanto datos del campo visual, ellos serán diferentes de los datos acústicos o de los datos táctiles. Esto se repite en los diferentes estratos de la conciencia, porque las síntesis de asociación operan de manera análoga en todos los niveles de la conciencia.135 Esta regularidad de la conciencia rige también para la estructura de las generalidades. Una generalidad de nivel superior contrasta con otras generalidades del mismo nivel. Por ejemplo, el tipo específico “pastor alemán” se diferencia del tipo específico “labrador”. Ahora bien, como una generalidad de nivel superior está constituida por la reducción del grado de semejanza, debe haber un origen materialmente específico desde donde surja el ensanchamiento de las semejanzas. Deberá haber, pues, uno o más concretum específicos que sean la fuente del proceso de generalización. ¿Cómo identificamos a estos concretum? Siguiendo la regularidad de las síntesis de heterogeneidad mencionada. Si es una regla general de la conciencia que una objetividad A al mantener semejanzas con una objetividad B, mantenga necesariamente contrastes con un número n de otras objetividades, La repetición de operaciones análogas en los diferentes niveles de conciencia se verá con más detalle en el apartado (3) de este capítulo. 135 133 aquel, el origen material de una generalidad de nivel superior A, por ser él la fuente de la generalización, deberá mantener las mayores semejanzas con los miembros de la generalidad de nivel superior A y, por consiguiente, los mayores contrastes con las determinaciones de las generalidades de nivel superior B, C, etcétera. Así, pues, las generalidades de nivel superior tienen un origen formal en la plena igualdad, pero también tienen un origen material que funciona como la fuente de determinaciones desde la cual se despliegan las nuevas asociaciones por semejanza que extienden el grado de generalidad de un tipo. ¿Cómo sé, entonces, que la fuente material del tipo específico “labrador” es el concretum “labrador amarillo” y no el concretum “labrador café”? Al identificar las semejanzas entre cada uno de los concretum y los demás tipos específicos del concepto “perro”. El origen material de un tipo específico será aquel que mantenga las menores semejanzas y los mayores contrastes con las determinaciones de los demás tipos específicos del tipo “perro”. Debe señalarse que el origen material de las generalidades concretas de nivel superior no es necesariamente uno. El origen material puede estar conformado por varios concretum correspondientes a las especies del género. Por ejemplo, el origen material del tipo “perro” podrá encontrarse en cualquiera de los concretum que dé origen a las especies. Ahora la cuestión es dónde se ubica el origen material de las generalidades de nivel superior en la representación gráfica presentada arriba. El origen material de las generalidades concretas puede verse como un punto que se encuentra en el centro de la base de la forma cónica que representa la estructura de tipicidad. Él, si bien está rodeado del múltiple de concretum implicados en la generalidad de nivel superior, no mantiene enlace material con ninguno de ellos. Es sólo él en el centro, como la fuente única de una generalidad de nivel superior, es el concretum materialmente originario. Si se asciende desde él a un nivel superior de generalidad, se enlazan nuevas determinaciones en el ensanchamiento de las síntesis de homogeneidad ─en una consecuente disminución del grado de semejanza─. Por consiguiente, desde el punto de vista material ocurre la adición de determinaciones que no ocurre en la dimensión formal. En este nivel superior, como en todos los 134 niveles subsiguientes, también hay una objetividad típica que se ubica en el centro de la estructura cónica, rodeada de tipos del mismo nivel de generalidad, pero que no mantienen relación alguna con ellos. Cuando se llega al límite superior de la generalidad, lo que había comenzado como un punto en el concretum materialmente originario ocupa la extensión completa de la estructura cónica. Nada lo rodea a él dentro de su propio ordenamiento estructural, pero cuando se trasciende su estructura, se ven las demás objetividades de nivel superior rodeándolo. Para terminar, debe aclararse que en los concretum se encuentra el origen (formal y material) de las generalidades de nivel superior concretas. Por lo tanto, lo anterior sólo es válido para las generalidades concretas. ¿Cuál es, entonces, el origen de las generalidades abstractas? Las generalidades abstractas son “universales surgidos de la repetición de momentos abstractos, por ejemplo, especies de figuras, etcétera” (Husserl, 1980, p. 371, énfasis añadido). Eso quiere decir que las generalidades abstractas tienen un origen formal idéntico al de las generalidades concretas: a saber, la repetición (o la igualdad plena). Lo que las distingue de las generalidades concretas es, entonces, su origen material. En efecto, ellas tienen su origen en los momentos abstractos de los concretum: De lo anterior advertimos que las generalidades concretas más bajas sirven de fundamento a otras generalidades, a las de sus momentos abstractos, que naturalmente también producen a su vez algo universal de la repetición, aunque sea dependiente: las más bajas especies abstractas dependientes (Husserl, 1980, p. 369). Lo abstracto es lo que no puede ser de manera independiente, lo que sólo puede ser como determinación de un sustrato: figuras, colores, funciones, etcétera, son ejemplos de generalidades abstractas. El origen de las generalidades abstractas es la repetición de tales determinaciones. Por ejemplo, la generalidad “patas” (referida a las patas de los muebles) no puede ser una generalidad concreta, pues no hay un concretum de dos patas. Tal concretum, si no se piensa como determinación de la “silla” no sería el concretum de “patas” sino el concretum de “palos” (dos “patas” 135 separadas de su relación con el mueble no son “patas” sino pedazos de madera). Es por eso por lo que el nivel ínfimo de las generalidades abstractas, su origen material, son las “más bajas especies abstractas dependientes”. La repetición que da origen a las generalidades abstractas es siempre una repetición de especies, pues tal contenido no se puede presentar como concreto. En resumen, las generalidades abstractas sólo se diferencian de las generalidades concretas en que su origen material no se halla en los concretum sino en determinaciones dependientes fundadas en ellos. Esta es, pues, la estructura formal y material de las generalidades de nivel superior. Lo más importante de ellas es diferenciar sus dos clases de origen (el formal y el material). Por eso, de ahora en adelante utilizaré el término “núcleo” para referirme al origen material y a los niveles de semejanza inmediatos que lo siguen en el ascenso del grado de generalidad. δ. La circularidad del proceso de tipificación El tipo es, entonces, una objetividad constituida por el entrelazamiento sintético y la superposición o coincidencia de las múltiples objetividades de experiencias. Pero en esta definición parece haber una contradicción o al menos una aporía: se está diciendo que el tipo es al mismo tiempo condición y resultado de una vivencia intencional.136 Dieter Lohmar se refiere a este problema como el círculo vicioso de la estructura de la percepción (Lohmar, 2003, pp. 115–116). El problema se puede formular en la siguiente pregunta: ¿cómo es posible que haya habido experiencias antes de la formación de los tipos y tipos antes de la formación de experiencias? Lohmar soluciona esta aparente aporía resaltando dos aspectos importantes de los tipos: 1. El tipo no es una objetividad que “ya contiene los elementos de sentido substancia y accidente y tal vez también causalidad” (Lohmar, 2003, p. 116); y 2. La aporía “niega la mutabilidad del tipo; en otras palabras pasa por alto el rol importante Pues, por un lado, la asociación de la impresión originaria con el tipo es condición necesaria para que se generen los horizontes del objeto y se aperciba al objeto como algo, y, por otro lado, el tipo es producto o resultado de contemplaciones explicativas, que presuponen las contemplaciones simples, y, por lo tanto, presuponen un objeto ya constituido. 136 136 de la expansión de tipos en la experiencia y su empobrecimiento en la corrección intersubjetiva” (Lohmar, 2003, p. 116). La primera razón que da Lohmar se basa en la existencia de tipos rudimentarios que aún no contienen la noción de substancia y sus propiedades: En su forma más mínima, un tipo consiste en una conexión sintética entre ‘impresiones’ simples: por ejemplo, entre dos impresiones que han ocurrido juntas en mi experiencia varias veces de una manera regular y de este modo han entrado en una conexión asociativa (Lohmar, 2003, p. 116).137 Esta conexión asociativa forma lo que Lohmar denomina complejos de sensaciones. Los tipos rudimentarios estarían compuestos por esta clase de unidades en la sensación. Lohmar pone el ejemplo de una de las primeras sensaciones que tiene un ser humano: el sabor de la leche materna y el calor conectado a ese sabor. En la medida en que la experiencia se repite muchas veces se constituye una conexión asociativa entre ellas y después una unidad de la sensación que constituye un tipo rudimentario. Lohmar entiende estos tipos como “unidades sintéticas de sensaciones” (Lohmar, 2003, p. 116). Así que, los tipos rudimentarios están referidos a los datos hyléticos. No es que haya tipos de datos hyléticos, sino tipos formados por asociaciones de datos hyléticos. De lo anterior se desprende una conclusión: no es probable afirmar que un objeto en el sentido de un sustrato concebido con sus propiedades se constituye a través de la conexión entre las dos sensaciones. Sin embargo, esas sensaciones constituyen una unidad sintética permanente en virtud de su referencia mutua (Lohmar, 2003, p. 116). La segunda razón que da Lohmar tiene que ver con los dos procesos básicos por los que atraviesa un tipo: la expansión y el empobrecimiento (Lohmar, 2003, p. 117). En la expansión, el tipo adquiere nuevos atributos que lo complejizan. En el ejemplo del recién nacido, a las sensaciones de gusto y de calor, el individuo puede añadir Por ejemplo, la primera vez que vi un perro entrelazada por síntesis asociativas con la segunda vez que vi un perro. 137 137 el tacto de la piel de la madre y su voz (Lohmar, 2003, p. 116). Dado que se trata de nuevas impresiones y, por ende, de nuevas sensaciones, el contenido del tipo se extiende sólo mediante la experiencia (Lohmar, 2003, p. 116). De lo anterior se sigue que el proceso de expansión del tipo es también “rápido” 138 y “radicalmente subjetivo” (Lohmar, 2003, p. 117). Esta es la diferencia básica con el proceso de empobrecimiento del tipo, pues para que un tipo pierda atributos está implicada casi siempre la comunicación. Por lo tanto, el empobrecimiento del tipo es un proceso intersubjetivo (Lohmar, 2003, p. 117). Pero como en la conversación usamos conceptos, en este proceso debe haber una “corrección mutua intersubjetiva del uso de las palabras y los tipos (Lohmar, 2003, p. 118).139 En resumen, Lohmar encuentra una falencia en la aporía de la circularidad de los procesos de percepción y tipificación. La falencia consiste en que se considera al tipo sólo en cuanto a un grado elevado de constitución. Cuando se tienen en cuenta los tipos rudimentarios y las operaciones de expansión y de empobrecimiento por los que atraviesan, se puede ver el emparejamiento de los procesos de constitución de los tipos y de la experiencia, que revela una salida al problema planteado. ε. La asociación de la impresión originaria con el pre-conocimiento típico en la experiencia de ver los ojos del gato La asociación de la impresión originaria de los ojos del gato con el tipo sedimentado “ojos de gato” abre un múltiple de posibilidades de ser-así del objeto: aunque sólo tenga percepción auténtica de sus ojos, la asociación de la impresión originaria con el tipo me permite “saber” que esos ojos no están flotando en el aire, que deben ser los ojos de un ser viviente, particularmente, de un gato, que ese gato debe tener cabeza y cuerpo, que, probablemente, él está ahí quieto porque se encuentra en “Hasty” Un tipo es una construcción intersubjetiva y, por lo tanto, un producto cultural, pues la experiencia siempre va a ser experiencia de un mundo y el mundo es el conjunto de objetos físicos e ideales (Husserl, 1962, párr. 2, 1980, párr. 65). Los artefactos físicos e ideales varían con la cultura (compárese, por ejemplo, el conjunto de objetos físicos e ideales de nuestra cultura con los de la cultura indígena yanomami). Un yanomami probablemente nunca ha visto un smartphone, nosotros tenemos múltiples maneras de determinar sus particularidades físicas e ideales. Si él nunca ha tenido experiencia del smartphone, no habrá construido el tipo “smartphone”. Nosotros hemos construido ese tipo porque interactuamos con dispositivos como ese muchas veces a lo largo de nuestra vida. 138 139 138 estado de alerta, que se puede mover ágil y velozmente cuando quiera, que el gato está parado en una superficie, que atrás de él hay un contorno de objetos, etcétera, etcétera. Pero las anticipaciones del objeto no son propiamente el contenido típico sedimentado, sino una creación actual fundada en el tipo. Ahora efectúo nuevas síntesis de asociación entre el tipo y la impresión originaria cuyo resultado son los horizontes del objeto. El término “horizonte” señala todas las posibilidades de serasí de las particularidades del objeto y de su entorno.140 En Experiencia y Juicio, Husserl distingue dos clases de horizontes: el horizonte interno (las anticipaciones del objeto de percepción mismo) y el horizonte externo (las anticipaciones del contorno que rodea al objeto) (Husserl, 1980, p. 34).141 Sé que hay un gato en el horizonte porque asocio los ojos dados en la impresión originaria con el tipo “ojos de gato” y esa asociación me permite “inducir”142 que los ojos deben ser parte del cuerpo de un gato. No se trata de un contenido intuitivo de la imaginación, pues los horizontes del objeto son por esencia vacíos.143 Pero el pre-conocimiento típico no es absolutamente vacío, pues de ser así no tendría validez para la apercepción del objeto.144 Esto no quiere decir que en la percepción se hagan intuitivos los tipos, pues el único contenido intuitivo de la percepción, el único contenido auténticamente “Toda experiencia tiene su horizonte experiencial; cada una tiene su núcleo de conocimiento real y determinado, tiene su contenido de determinaciones inmediatamente dadas por sí mismas [eso es, la impresión originaria o el perfil auténticamente visto del objeto], pero por encima de ese núcleo de un ser-así determinado, de lo que propiamente se da como ‘ello mismo ahí’, posee su horizonte. Esto quiere decir: toda experiencia remite a la posibilidad y, a partir del yo, a una re-posibilidad [Vermöglichkeit], no solamente de explicar paso a paso la cosa, lo dado en la primera visión, de acuerdo con lo que realmente está dado por sí mismo, sino también de obtener mediante la experiencia cada vez más determinaciones de la misma cosa” (Husserl, 1980, p. 33). 141 En los Análisis sobre las síntesis pasivas, Husserl les da un sentido diferente a las expresiones “horizonte interno” y “horizonte externo”. Sobre esta diferencia de sentido, véase (Pérez, 2019, pp. 91–92). 142 “De este modo, cada experiencia de una cosa particular tiene su horizonte interno; y ‘horizonte’ significa aquí la inducción que pertenece esencialmente a toda experiencia y es inseparable de ella en toda experiencia misma. El término es útil porque sugiere (al ser él mismo una “inducción”) la inducción en el sentido ordinario de un modo de razonar y porque indica que en su esclarecimiento realmente comprensivo a fin de cuentas se reduce a la anticipación original y primaria. A partir de ésta habrá que construir una verdadera ‘teoría de la inducción’ (en la que se han gastado tantos esfuerzos y tan inútilmente)” (Husserl, 1980, p. 34). 143 “Aun así, este horizonte es por ello vacío, es un horizonte de indeterminaciones, de desconocimientos que como determinables habrán de llevarse a la cognición [Kenntnis] y al conocimiento [Bekanntheit]” (Husserl, 1980, p. 41). 144 ”En cuanto a su contenido, este pre-saber es indeterminado o imperfectamente determinado, pero nunca está del todo vacío y si no tuviera alguna validez, la experiencia no sería sencillamente experiencia de una y esta cosa” (Husserl, 1980, p. 33). 140 139 dado de ella, son las impresiones originarias (Husserl, 2001, párr. 1). Lo que quiere decir es que el contenido del tipo como tal, al ser producto de una experiencia, al ser él mismo determinación sedimentada de experiencias y al ser su estructura un entrelazamiento de objetividades (sensibles y no-sensibles), es de alguna manera intuitivo. Las asociaciones de la impresión originaria con el pre-conocimiento típico y con los horizontes típicos de familiaridad hacen posible apercibir típicamente el objeto.145 Cuando se asocia la impresión originaria con un tipo, se despliegan, por así decir, los demás perfiles del objeto. Es en virtud de esas operaciones de conciencia que “comprendemos” que lo dado auténticamente a la percepción es sólo uno de los múltiples perfiles del objeto, una de sus múltiples posibilidades de ser-así. El resultado de esas operaciones es la constitución del sentido objetivo de una percepción, del objeto como unidad idéntica.146 Al aprehenderse la impresión originaria como enlazada con los contenidos de la retención y la protención, ya no la vemos como el fotograma de dos dimensiones sin profundidad ni dimensión propiamente temporal que fue abstraído del flujo de conciencia. Ahora, los ojos tienen un lado posterior en el cuerpo del gato y hay todo un horizonte de profundidad detrás del objeto “gato” que, aunque no esté dado sino de manera vacía, hace parte del sentido del objeto. Al contemplar a la impresión originaria en su enlace con las retenciones y las protenciones, podemos ver también la dimensión temporal que ya “Esto significa que lo que afecta en el trasfondo y que es aprehendido en el primer abordamiento activo lo conocemos en un sentido mucho más amplio; significa que ha sido captado ya pasivamente en el trasfondo no sólo como ‘objeto’, como algo experimentable y explicable, sino como cosa, como hombre, como obra humana, y así sucesivamente en diversas particularidades” (Husserl, 1980, p. 41). 146 “En cada momento, el sentido objetivo es el mismo con respecto al objeto como tal, el objeto que es mentado; y coincide con el curso continuo de apariencias momentáneas, como por ejemplo, esta mesa aquí. Pero lo que es idéntico es una X constante, un constante sustrato de momentos-de-mesa que realmente aparecen, pero también de indicaciones de momentos que aún no aparecen. Esas indicaciones son al mismo tiempo tendencias, tendencias indicativas que nos empujan hacia las apariencias no dadas. Sin embargo, ellas no son indicaciones individuales, sino completos sistemas indicativos, indicaciones funcionando como sistemas de rayos que apuntan hacia los múltiples sistemas de apariencia correspondientes. Son punteros hacia un vacío, pues las apariencias noactualizadas no son ni conscientemente intencionadas como reales ni presentificadas. En otras palabras, todo lo que aparece auténticamente es una cosa que aparece sólo en virtud de estar entrelazada y permeada con un horizonte intencional vacío, eso es, en virtud de estar rodeada de un halo de vacío con respecto a la apariencia. Es un vacío que no es una nada, sino un vacío que hay que llenar; es una indeterminación determinable” (Husserl 2001a, p. 42). Véase también (Husserl, 1959, Anexo XI). 145 140 había sido constituida en las síntesis del tiempo (en la sucesión y la coexistencia y en la fijación del lugar temporal). iii. Aprehensión simple y aprehensión contemplativa del sustrato “ojos de gato” Cuando se constituye el objeto como tal, es posible hablar estrictamente de una vivencia intencional, de una percepción. En una frase: ya no estoy frente a unos datos sentidos, sino frente a un objeto percibido. Pero esta es apenas la percepción de nivel más básico: la aprehensión simple del objeto. En la aprehensión simple, el objeto se aparece como totalidad en una tesis individual (Husserl, 1980, p. 121). Eso quiere decir que el objeto sólo está determinado en la más amplia generalidad.147 Por ella tengo frente a mí un gato del que sólo capto auténticamente sus ojos y las partes del sentido objetivo son contenidos vacíos. En la percepción simple me oriento dóxicamente hacia los ojos del gato como resultado de la previa afección que despertó particularmente el dato “amarillo” (Husserl, 1980, párrs. 17, 18).148 La atención despierta un interés particular en el objeto: me dirijo a él de forma continua.149 El objeto llega a hacerse temático.150 Pero el interés particular se desplaza luego a sus horizontes. En este punto, la experiencia puede continuar en dos direcciones opuestas: o bien los ojos del gato se mantienen asidos como objeto temático y entonces determino sus 147 ”De antemano el objeto está ahí con el carácter de algo que se conoce; está comprendido como objeto de un tipo que se conoce ya de alguna manera, aun cuando esté sólo determinado en una vaga generalidad” (Husserl, 1980, p. 113). 148 La orientación dóxica es el término que utiliza Husserl para referirse a aquello que los psicólogos denominan atención: “[…] tenemos en general la correspondiente orientación dóxica, que de ordinario tienen a la vista los psicólogos cuando hablan de atención” (Husserl, 1980, p. 86). “En general, la atención es una tendencia del yo hacia el objeto intencional, hacia la unidad que continuamente ‘aparece’ en el cambio de modo del dato” (Husserl, 1980, p. 87). 149 “Podemos decir que con ella [la orientación dóxica] despierta un interés por el objeto de la percepción en cuanto que es. Estamos dirigidos a él mismo en forma continua; realizamos la conciencia continua de experimentarlo” (Husserl, 1980, p. 89). 150 El tema es un interés cuya referencia intencional (por así decir, pues su referencia no es propiamente un objeto intencional) es más amplia que la del interés: “Yo puedo estar ocupado temáticamente con algo, por ejemplo, con un trabajo científico y, al hacerlo, me puede molestar un ruido procedente de la calle. Ese ruido penetra en mí y por un instante dirijo a él mi atención. Pero no por hacerlo he dejado escapar mi tema anterior, sino que sólo ha pasado momentáneamente a un segundo plano” (Husserl, 1980, p. 93). 141 particularidades mediante un cambio de posición cinestésico, o bien oriento mi atención hacia otro objeto y abandono cualquier interés en los ojos del gato. En este caso mi atención se mantiene en los ojos del gato. Buscaré, entonces, conocer los detalles del objeto; un estímulo me impulsa a saber cómo es, a determinar sus particularidades.151 Podría dirigir mi atención al horizonte interno de los ojos, pero ahora tiene más “fuerza afectiva” el horizonte externo inmediato. Quiero “saber”152 si aquello que he percibido de manera auténtica son realmente unos ojos y, más precisamente, si son los ojos de un gato: ¿tipifiqué bien la impresión originaria?, ¿realmente son esos los ojos de un gato? Pues bien podrían ser dos luces que dieran la impresión de ser dos ojos brillantes, o podrían ser en efecto dos ojos, pero no precisamente los ojos de un gato. Me acerco cautelosamente. El animal da un pequeño paso. Percibo, en un solo momento, la forma del felino como en aprehensión simple. Ahora aprehendo intuitivamente el horizonte externo inmediato del sustrato y reconozco que en efecto se trata de un gato. Pero la aprehensión contemplativa no termina allí. Después de realizarse la explicación, el foco de interés regresa al objeto captado en la aprehensión simple para enriquecer su sentido mediante una síntesis de coincidencia.153 Del objeto “ojos” ahora tengo certeza que son los “ojos de un gato” y no los ojos de un tigrillo o alguna luz que pudiese haber sido tipificada erróneamente. Lo mismo acontece con los horizontes internos. Si me acerco más al objeto podré determinar los cambios de tonalidad de su iris y la forma alargada de su pupila, y esas determinaciones pasarán luego a ser parte del sentido objetivo del sustrato “ojos”. “Lo que afecta atrae sobre sí, por de pronto en unidad indivisa, la mirada del yo. Pero esta unidad se separa de inmediato en sus elementos constitutivos; comienzan a destacarse; mientras uno de ellos se halla en el centro de atención, los demás, en cuanto pertenecientes al objeto, están temáticamente incluidos en la unidad intencional del mismo y ejercen como tales su atracción” (Husserl, 1980, p. 89). 152 La expresión “saber” se usa como recurso explicativo. Resulta útil porque el auténtico conocer, que se efectúa en los estratos predicativos de la conciencia, tiene su origen pre-predicativo en el interés, así como este tiene su origen en la afección: “Entonces, esta regularidad legal [la afección] pasaría por sí misma a la regularidad legal del despertar o conduciría aún más la atención, o lo que es lo mismo, conduciría aún más el interés temático e incluso posiblemente conduciría aún más a la comprensión y la adquisición de conocimiento” (Husserl, 2001, p. 198). 153 “[…] se presentó pasivamente la coincidencia explicativa entre el sustrato S aun asido y su determinación p, con lo cual el objeto-sustrato temático S sufrió en esta modificación pasiva un enriquecimiento de su sentido” (Husserl, 1980, p. 227). 151 142 También es posible que la determinación del horizonte externo despierte en mí un interés mayor que la del sustrato original. Lo que en un comienzo es determinación o explicado se independiza y se convierte él mismo en un nuevo sustrato.154 Los ojos dejan de ser el objeto temático, dejan de mantenerse asidos, y el interés temático y particular se traslada al gato como totalidad. Entonces, se abren nuevos horizontes y se extienden unos previamente dados. El horizonte interno del sustrato serán todas las partes del cuerpo del gato y el horizonte externo, que ya había sido dado de una manera menos precisa en la percepción auténtica del sustrato ojos, se extiende a todo el conjunto de objetividades que lo rodean: ¿qué hay junto al gato?, ¿es acaso un árbol o un poste?; ¿qué hay detrás de él?, ¿podría ser eso un lago o es un extenso campo? En la determinación de los horizontes internos, el sustrato “gato” fija un sentido objetivo más amplio: es un gato pequeño, con una mancha blanca en la pata y una cola amarilla. En la explicación de los horizontes externos se determina que lo que está junto al gato es un árbol y lo que está detrás de él es un campo. Sin embargo, esta descripción es aún imprecisa, pues en la contemplación externa los objetos se aprehenden, pero sólo en conciencia de pluralidad.155 Para establecer una relación entre ellos debe efectuarse una contemplación relacionante.156 En la contemplación relacionante se establece un vínculo por semejanza entre las objetividades de la aprehensión simple y las objetividades del horizonte externo. Es en virtud de esa operación que formo una relación entre el sustrato de la percepción y los objetos determinados del horizonte externo. En la contemplación explicativa mi experiencia se limita a ver un gato, un “El explicado […] pierde así su carácter peculiar de explicado y deviene, al independizarse, un objeto por sí, es decir, un sustrato propio para un conocimiento progresivo, para destacar en él sus propiedades” (Husserl, 1980, pp. 141–142). 155 “[…] como cuando, por ejemplo, recorro uno tras otro los objetos que se encuentran sobre la mesa: el tintero, el libro, la pipa, la pluma, etcétera, al dejar que mi mirada ‘se deslice por encima de ellos’. Sin que en un acto propio los reúna yo activamente en un conjunto o una cantidad de objetos […] se produce la conciencia de una pluralidad recorrida de objetos, pero en ello no se aprehende nada de una relación que pudiera tener un objeto con el otro” (Husserl, 1980, pp. 166–167, énfasis añadido) 156 “a la contemplación penetrante, explicativa, le habíamos enfrentado la contemplación que relaciona y va más allá del objeto […] Anticipándonos, fue caracterizada por lo pronto como una penetración de la mirada contemplativa en el horizonte exterior del objeto” (Husserl, 1980, p. 163). 154 143 árbol y un campo como pluralidad de objetos; sólo es por la contemplación relacionante que veo al gato junto al árbol y al campo detrás del gato. 2. Las objetivaciones del entendimiento Las objetividades constituidas en las operaciones de apercepción objetivante son objetividades pre-predicativas o de la receptividad. Ahora debemos ascender a los niveles superiores de la conciencia para conocer otro tipo de objetividades: las objetividades predicativas o del entendimiento.157 Las objetividades de la espontaneidad se diferencian de las objetividades de la receptividad en dos aspectos fundamentales: 1. Para la constitución de las objetividades de la receptividad no es necesaria la actividad voluntaria del yo158 ─si bien es cierto que en ellas también está implicada una cierta actividad, e incluso muchas veces, actividad voluntaria─159. Y aunque toda operación de objetivación es en buena medida una función activa del yo, la objetivación espontánea tiene como condición necesaria el ser resultado de operaciones espontaneas del yo.160 La segunda diferencia es que en las objetividades de la receptividad lo que se produce activamente son los perfiles (o representaciones) del objeto, pero no el objeto mismo, “[p]or el contrario, en la producción espontánea el estado de cosas mismo es producido y no una representación de él” (Husserl, 1980, p. 277). En las objetividades del entendimiento se realiza el auténtico interés conocitivo.161 Ya en la “En este sentido se trata aquí de operaciones objetivadoras de una nueva especie […] son las estructuras lógicas que, como procedentes del κατεγορειν, del juzgar enunciativo, llamamos objetividades categoriales o también objetividades del entendimiento” (Husserl, 1980, pp. 218–219). 158 “Así, esta operación de conocer, este estrato superior de la actividad en contraste con la receptividad, debe caracterizarse como una espontaneidad creadora, productiva ya ella misma de objetos” (Husserl, 1980, p. 219). 159 “También con respecto al análisis de la aprehensión receptiva hablábamos de la actividad voluntaria e involuntaria del yo, de sus cinestesias, de la producción activa de las perspectivas mediante el ir alrededor por medio de los movimientos de los ojos, etcétera […]” (Husserl, 1980, p. 276). 160 "La “actividad” del yo, que motiva el desarrollo de las multiplicidades de datos sensoriales, puede ser enteramente involuntaria […] En cambio, la objetividad del entendimiento, el estado de cosas, se puede constituir esencialmente sólo en la actividad productiva espontánea, es decir, con la presencia del yo” (Husserl, 1980, p. 276) 161 “En el genuino interés conocitivo, en cambio, entra en juego de un modo totalmente nuevo una participación voluntaria del yo: éste quiere conocer el objeto, quiere retener firmemente de una vez por todas lo conocido […] El conocimiento es una acción del yo; la meta del querer es la aprehensión 157 144 apercepción del objeto intencional se organizan los primeros estratos de una actividad pre-conocitiva (en el deseo de determinar las particularidades del objeto, en la orientación dóxica hacia él, en el tomarlo como tema), pero el interés conocitivo propiamente dicho sólo se constituye cuando a esas objetividades de la receptividad se las sintetiza activamente en estructuras judicativas.162 El pre-conocimiento típico sedimentado se llama “pre-conocimiento” porque no es todavía un conocimiento auténtico. El auténtico conocimiento también es una sedimentación de la conciencia, pero ya no dada en los tipos, sino en las estructuras de la lógica (Husserl, 1980, pp. 218–219). Así, pues, Husserl no concibe una ruptura o un rompimiento absoluto entre los estratos de la receptividad y la espontaneidad. Antes bien, esta distinción señala, en términos generales, “diferentes niveles de objetivación” (Husserl, 1980, p. 224). El proceso que empezó con la captación receptiva de los datos de la sensación no concluye en la aprehensión de un objeto intencional. Existe un segundo nivel en el que se constituyen nuevas objetividades basadas en las de la receptividad.163 Este es el nivel de la espontaneidad. En esta sección se presentan los principales aspectos de las operaciones de objetivación de la espontaneidad: en el apartado (a) se describe la estructura de predicación general; en el apartado (b) se describe la objetividad más básica del entendimiento (el estado de cosas) y su relación con la estructura judicativa; y en el apartado (c) se presentan los elementos principales de las objetividades generales de la espontaneidad y de su proceso de constitución. a. La estructura de predicación general Las operaciones esenciales del ámbito de la espontaneidad son las operaciones del pensar. Estas operaciones le son esenciales a la espontaneidad porque no se del objeto en su determinación idéntica, la fijación del resultado de la percepción contemplativa ‘de una vez por todas’” (Husserl, 1980, p. 218). 162 “Toda actividad conocitiva, a fin de cuentas ─sin perjuicio de la posibilidad de que, en el progreso del conocer, nos movamos por largos trechos sólo en el ámbito de los objetos producidos, de las estructuras lógicas, esto es, en la mera evidencia de la claridad─, está relacionada con los sustratos de juicio […]” (Husserl, 1980, p. 220) 163 “cada etapa de la predicación presupone una etapa de la experiencia receptiva y de la explicación; sólo se puede predicar originariamente aquello que se ha dado, aprehendido y explicado en una intuición originaria” (Husserl, 1980, p. 224). 145 pueden efectuar en el ámbito de la receptividad ─así como no es posible, por ejemplo, percibir mediante operaciones del entendimiento─. Las operaciones del pensar se dividen en dos grandes rótulos: 1. Las operaciones del pensar que determina y relaciona, y 2. Las operaciones del pensar conceptual. En el primer rótulo, debe distinguirse el pensar que determina del pensar que relaciona. El pensar que determina es aquel que establece conexiones lógicas entre un sustrato de percepción y las determinaciones de su horizonte interno. El pensar que relaciona es aquel que establece conexiones entre un sustrato y las determinaciones de su horizonte externo. Todas estas formas de pensar actúan en una misma estructura lógica general. En este apartado voy a describir la estructura lógica general de las operaciones del pensar. Pero como esta estructura debe tener alguna clase de contenido, la describiré en cuanto actuando sobre las operaciones del pensar determinante. Empecemos volviendo la mirada a los procesos receptivos de aprehensión en el ejemplo de percepción de los ojos del gato. En la aprehensión simple se constituyó un sustrato S con un sentido objetivo (el objeto “ojos del gato”). En la aprehensión explicativa de su horizonte interno se determinaron las particularidades de ese sustrato. Para simplificar la exposición diré que en la explicación sólo se determinó la particularidad p (por ejemplo, la cualidad de color “amarillo”). Si se simplifica así el proceso, puede decirse que la aprehensión termina cuando, por medio de una síntesis de coincidencia, la determinación p extiende el sentido objetivo del sustrato S. Esta operación, sin embargo, marca sólo el fin de las operaciones de conciencia de la receptividad. Aún es posible colocar al sustrato S como sujeto en un juicio predicativo y determinarlo en el modo “S es p” (Husserl, 1980, p. 226). Este proceso se efectúa mediante una nueva operación de actividad. El interés me conduce ahora al sustrato S en cuanto enriquecido en su sentido por la determinación p, “lo cual presupone que volvemos a pasar a p” (Husserl, 1980, p. 227). La nueva actividad es una voluntad conocitiva que busca sedimentar el enriquecimiento de sentido dado en la síntesis de coincidencia receptiva: “Una intención activa tiende a captar aquello que antes era sólo coincidencia pasiva, o sea, a producir activa y originariamente en la transición activa a p lo que se agrega a S” (Husserl, 1980, p. 146 227). El proceso primero ocurre mediante una “tesis simple y unirradial [einstrahliger]” (Husserl, 1980, p. 228). Pero luego se desarrolla mediante una “conciencia que aprehende de una actividad no unirradial [einstrahliger] sino plurirradial (politética)” (Husserl, 1980, p. 229). El rasgo principal de la nueva operación de conciencia es la aprehensión de S determinado como p. La nueva aprehensión es resultado de la síntesis activa y esta síntesis se manifiesta en la cópula “es”: En el ‘es’ se expresa la forma de la síntesis entre explicando y explicado en su realización activa, es decir, la aprehensión del determinar-se-como, y en la predicación es un elemento constitutivo del ‘estado de cosas’ [Sachverhalt] total que llega a la aprehensión (Husserl, 1980, p. 229). Esta última cita aclara cuál es el objeto de aprehensión. Pues podría pensarse que lo que se aprehende es un nuevo sustrato S y una nueva determinación p, que la nueva síntesis constituye nuevas objetividades de predicación basadas en los sustratos y las determinaciones de percepción. Pero esto sería incorrecto, pues no es que se constituya un nuevo sustrato y una nueva determinación. La síntesis espontánea actúa sobre los mismos objetos captados receptivamente (el sustrato “ojos del gato” y la determinación “amarillo”), más precisamente, actúa sobre la coincidencia de sentido constituida entre ellos en la receptividad. El resultado de la aprehensión no es, entonces, un nuevo sustrato y una nueva determinación, sino un nuevo tipo de objetividad: el estado de cosas “S es p”. La cualidad de color “amarillo” ya había incrementado el sentido del sustrato “ojos de gato” en la síntesis de coincidencia pasiva, pero es sólo hasta que la síntesis pasiva se convierte en activa (por medio de una actividad espontanea del yo) que se constituye el estado de cosas “los ojos del gato son amarillos”.164 La aprehensión espontánea produce una “configuración espontánea de nuevas formas temáticas, del tema-sujeto y del tema-determinación” (Husserl, 1980, p. Este ejemplo no es ejemplo de un juicio propiamente determinante, pues el predicado “amarillos” es una generalidad y, por ende, este es un ejemplo de pensar conceptual. No obstante, el ejemplo ilustra perfectamente el proceso de constitución de la objetividad del entendimiento más básica, el estado de cosas, en la estructura judicativa general. 164 147 230). Estas son las formas de función de la estructura judicativa básica. Son formaciones sintácticas o categoriales, las estructuras de la pura forma lógica (como la forma sujeto, la forma predicación, etcétera), dispuestas a ser llenadas con un contenido que, bien pueden ser objetividades individuales u objetividades generales. Junto a las formas categoriales, en la aprehensión espontánea también se constituyen las nuevas formas-núcleo de la sustantividad y la adjetividad, que señalan el carácter de dependencia o independencia de los contenidos del juicio. La forma-núcleo de la sustantividad “[d]esigna el ser-por-sí, la independencia de un objeto (una independencia que, naturalmente, puede derivar también de una independización, según veremos todavía)” (Husserl, 1980, p. 231). La forma-núcleo de la adjetividad, por otro lado, es “la forma de lo que está ‘en algo’ […], de la nodependencia del objeto de la determinación” (Husserl, 1980, p. 231). Así, en el juicio “S es p” el componente S tiene una forma sintáctica de sujeto y una forma-núcleo de sustantividad, y el componente p tiene una forma sintáctica de predicado y una forma-núcleo de adjetividad. Pero también es posible que el componente p tome una forma sintáctica de sustantividad. Esto acontece cuando el juicio está referido a momentos dependientes (Husserl, 1980, p. 242). En casos como este hay un cambio en la estructura fundamental de predicación: ya no se construye un juicio de estructura “S es p” sino un juicio de estructura “S tiene a T”. El “juicio de tiene” mantiene, sin embargo, la estructura fundamental del “juicio del es” ─a saber, “la distinción en lado del sujeto y lado del predicado” (Husserl, 1980, p. 243)─. Más aún, el “juicio de tiene” se origina en el “juicio del es”. Por esa razón, lo que se ha dicho acerca de la estructura judicativa básica del juicio “S es p” también es válido para el “juicio de tiene”. El “juicio del tiene” conecta en síntesis activas los momentos dependientes de una determinación independiente. Por ejemplo, al determinarse la “tuerca” como explicado de la “máquina”, se sintetiza esa aprehensión en el juicio “la máquina tiene una tuerca”. Estos son, pues, los elementos principales de la estructura lógica general en la constitución del juzgar determinante (o pensar que determina). Todo lo dicho acerca 148 de ella también es válido para el juzgar relacionante, sólo que en las operaciones del pensar que relaciona se van a constituir nuevas objetividades de la espontaneidad (como los conjuntos, entre otras). Aquí se prescinde de la exposición de tal forma de pensar por no ser fundamental para los fines de este estudio. b. El juicio y el estado de cosas Al aprehenderse espontáneamente la coincidencia de sentido entre el sustrato S y la determinación p, el sustrato originario adquiere una nueva significación (la del determinar-se-como) y se reviste de un sentido lógico (en las formas sintácticas y las formas-núcleo). El resultado de esta operación es la pre-constitución de la objetividad del entendimiento más básica: el estado de cosas “S es p”. Se habla propiamente de una “pre-constitución” porque la constitución de tal estado de cosas acontece cuando ella llega a sustantivarse, no en el sentido de constituirse como objeto independiente, sino en el de convertirse en sustrato de un nuevo juicio (Husserl, 1980, pp. 264–265). ¿Qué es, entonces, el estado de cosas? Lo primero que hay que decir es que ella no es el juicio mismo, sino el producto de las operaciones del juzgar: “[s]ólo esto que permanece idéntico en todas esas modificaciones, es decir, lo que se constituye en el juzgar actual S es p, es lo que llamamos el estado de cosas en sentido propio es la unidad sintética pura de los temas” (Husserl, 1980, p. 267). El estado de cosas es el correlato del juicio en el sentido de que su constitución sólo es posible en las operaciones del juzgar. El juicio (ya predicativo, ya relacionante, ya conceptual) es una “esencia general que por su estructura básica es la misma en todos los niveles de operación lógica en los que se presenta” (Husserl, 1980, p. 62). El juicio es la estructura de predicación general, la estructura que presta las condiciones para la aprehensión de las objetividades categoriales. El juzgar es la operación que detiene el flujo de conciencia y, en operaciones sintéticas, aprehende una nueva objetividad (Husserl, 1980, p. 64). 149 c. El pensar conceptual y las objetividades generales del entendimiento En todo juzgar y, correlativamente, en toda aprehensión de las objetividades del entendimiento está implicado un vínculo con alguna clase de generalidad. En los juicios individuales la generalidad está implícita en las asociaciones típicas que constituyen el sentido objetivo del sustrato. El que tenga el carácter de “implícito” significa que la relación entre lo individual y lo general no se hace temática. Pero también es posible que el nexo entre el objeto individual y la generalidad se haga explícito (Husserl, 1980, pp. 225, 349). El que se haga explícito quiere decir que se establece un vínculo temático. Pero como el tipo no es una objetividad aprehendida, el nexo explícito entre la individualidad y la generalidad deberá hacerse con otra clase de objetividades. Estas son las objetividades generales del entendimiento. En este apartado veremos en qué consisten esas objetividades y cómo se constituyen. El juicio y el juzgar en que se objetivan las generalidades del entendimiento ya no se podrá incluir dentro del pensar que determina o el pensar que relaciona (pues allí era necesario que tanto el sustrato como la determinación fueran objetividades individuales). La generalidad se hace temática en una nueva especie de operaciones productivas: el pensar conceptual. Consecuentemente, ya no se constituirán juicios ordinarios sobre objetos individuales, sino juicios universales o juicios-en-general. Los juicios universales son aquellos “en los que el objeto ya no deviene temático como este objeto individual, sino como un objeto cualquiera de esta clase, de este tipo” (Husserl, 1980, p. 350). En los juicios individuales las generalidades estaban implicadas como pre-constituidas pasivamente en el carácter de familiaridad típica del objeto. En el pensar conceptual lo típico se hace temático. Las objetividades generales actúan en la estructura predicativa general. Es decir, ellas pueden entrar como núcleos en el juicio (por supuesto, no se tratará de núcleos individuales, sino de núcleos generales). Por otro lado, la forma sintáctica de los juicios se mantiene idéntica en los juicios generales. Por consiguiente, todo lo dicho en el apartado (2. b) de este capítulo acerca de la estructura del juzgar mantiene su 150 validez en las operaciones del pensar conceptual y la modificación que representa el juzgar general deberá buscarse en los núcleos predicativos (Husserl, 1980, p. 350). Las objetividades generales de la espontaneidad son de diferentes niveles: En lo que respecta a las objetividades generales que se constituyen en las operaciones del pensar conceptual, a las generalidades, tipos, clases y géneros mismos en cuanto objetos, en cuanto posibles sustratos de juicio, debemos decir que son de diferentes niveles (Husserl, 1980, p. 351). Los niveles pueden separarse de acuerdo con su origen de constitución. Por un lado, se encuentran aquellas objetividades generales que se constituyen “con base en lo que ya se preconstituyó pasivamente en la experiencia como tipo conocido, aunque todavía no aprehendido” (Husserl, 1980, p. 351). Por otro lado, están las objetividades generales que se constituyen “libremente en la espontaneidad” (Husserl, 1980, p. 351). Husserl llama a las primeras generalidades empíricopresuntivas y a las segundas generalidades puras o esenciales (Husserl, 1980, p. 351). Estas últimas conforman el nivel más alto del pensar conceptual. En ese nivel “los juicios […] ya no se desprenden de la tematización de la relación de los objetos con su tipo empírico de familiaridad, sino de tematización de la relación con su esencia pura” (Husserl, 1980, p. 351). Es decir, estos juicios no atraviesan por el proceso de hacer explícito el tipo implicado en el sentido objetivo del sustrato, sino que el núcleo del juicio se origina desde el comienzo como generalidad temática.165 i. La génesis del juzgar general y los conceptos empíricos El juicio general se diferencia del juicio individual en que contiene núcleos generales en al menos uno de los dos lados que lo conforman (Husserl, 1980, pp. 357–358). El origen predicativo del juicio general se encuentra en una síntesis de coincidencia entre diferentes juicios individuales. Por ejemplo, en la siguiente secuencia de juicios individuales: S es p; S’ es p’; S’’ es p’’. Estos juicios individuales devienen en 165 Debe señalarse de paso que para Husserl el telos de la actividad lógica se cumple en los juicios de generalidad pura. 151 un juicio general cuando, en lugar de predicar de cada sustrato su momento individual (S es p; S’ es p’; S’’ es p’’), se “predica p, en todas partes , como lo general, idénticamente uno en todos ellos, que se destaca en p’ y en p’’, etcétera, en cuanto unidad de la especie p” (Husserl, 1980, p. 357). De estas operaciones resultan los juicios S es p, S’ es p y S’’ es p, en donde p “no indica ya un núcleo predicativo individual, sino uno general, a saber, el universal […]” (Husserl, 1980, p. 357). Entonces, podemos decir que S, S’ y S’’ son lo mismo, aun cuando no podamos decir que sean idénticos. El que no se pueda establecer entre ellos una identidad tiene su explicación en el origen pre-predicativo del juicio general. La síntesis activa de coincidencia que generó el juicio universal es la aprehensión activa de una previa síntesis pasiva. Es la síntesis de semejanza que tiene sus manifestaciones más originarias en la constitución unitaria de los datos de la sensación. Aquí, sin embargo, nos debe interesar su activación sobre los sustratos constituidos de percepción. Las determinaciones de S, S’ y S’’ como p, p’ y p’’, respectivamente, se conectan en una síntesis de lo igual con lo igual. En esta síntesis dos o más sustratos establecen tal nivel de semejanza que en el uso cotidiano del lenguaje decimos que “son lo mismo”, aunque se trate en realidad de dos objetos separados. No es, pues, identificar a S, S’ y S’’ como el mismo objeto, sino decir que son dos objetos iguales pero separados (Husserl, 1980, párr. 81a-b). Supongamos, por ejemplo, que un hombre percibe por primera vez la cualidad “rojo” en el objeto “carro”.166 La determinación “rojo” es un objeto (una cualidad) individual, no una generalidad ─pues es su primera experiencia de “rojo”─. Después ve una pelota “roja” y una flor “roja”. Entonces, se establece una síntesis de semejanza entre el “rojo” del carro, el de la pelota y el de la flor. La síntesis produce una unidad de los tres “rojos”. En esta identidad se constituye la generalidad pre-predicativa de la cualidad “rojo”, es decir, el tipo “rojo”. Cuando las determinaciones se aprehenden espontáneamente en los juicios “el carro es rojo”, “la pelota es roja” y “la flor es roja”, No sería este un ejemplo del todo imaginario. Véase, por ejemplo, el caso de William Reed: http://trecetv.es/noticias/viral/la-reaccion-de-un-hombre-al-ver-en-color-por-primera-vez Recuperado el 27 de enero de 2020. 166 152 y cuando la síntesis de coincidencia pasiva de las tres cualidades de “rojo” se transforma en una síntesis activa, se aprehende el tipo “rojo” como generalidad objetiva, como objeto, en el concepto empírico “rojo” y es posible emitir el juicio “el carro, la pelota y la flor son rojos”.167 De esta manera, en el transcurrir de la vida del hombre, en el vivenciar experiencias cada vez nuevas, se van enriqueciendo sus conceptos empíricos. Pero la extensión de los conceptos empíricos no está limitada a la experiencia de percepción. Su contenido se extiende también mediante la “libre” creación de nuevas posibilidades en la fantasía: Nos imaginamos particularidades iguales ─iguales a las realidades que primeramente hemos experimentado en realidad─ y, por cierto, las imaginamos en seguida aun en número ilimitado […] De este modo, a cada concepto le pertenece una extensión infinita de particularidades puramente posibles, de objetos conceptuales puramente posibles (Husserl, 1980, p. 362). La estructura de los conceptos empíricos crea unos horizontes de posibilidades de ser: a la idea de algo universal “pertenece, junto a los atributos logrados [eso es, experimentados y sedimentados], un horizonte abierto todavía indeterminado de atributos desconocidos (de determinaciones conceptuales)” (Husserl, 1980, p. 367). Este múltiple de posibilidades que extiende el contenido de los conceptos empíricos es infinito, pero siempre referido a una posibilidad real, es decir, a una posibilidad de ser en el mundo: “La extensión de cada concepto semejante es sin duda infinita, pero es una extensión real, una extensión de cosas reales y realmente posibles en el mundo dado” (Husserl, 1980, p. 364). Husserl refiere este proceso con el ejemplo del concepto de “perro”: “Si avanzáramos en la experiencia, dirigiéndonos primero a este o a aquel perro particular, encontraríamos finalmente una y otra vez nuevos rasgos, que no pertenecen sólo a estos perros, sino a perros en general, determinados por los atributos típicos que no hemos apropiado hasta ahora” (Husserl, 1980, pp. 366–367). 167 153 La extensión de los conceptos empíricos está, así, sometida a un cambio permanente. El contenido de los conceptos empíricos se transforma por las nuevas determinaciones sedimentadas típicamente en la receptividad: De este modo, los conceptos empíricos se transforman a través de la recepción continua de nuevos atributos, pero de conformidad con una idea empírica, la idea de un concepto abierto que ha de ser continuamente corregido, que al mismo tiempo contiene en sí la regla de la creencia empírica y que está apoyado en una progresiva experiencia real (Husserl, 1980, p. 367). Por consiguiente, la relación de constitución entre los tipos y los conceptos empíricos no se limita sólo al origen pre-predicativo de estos últimos, sino a su transformación, incluso, a su desuso o cancelación.168 Esta es precisamente la condición que los define como contingentes, es decir, la de ser susceptibles a cambio o transformación. Cada nueva experiencia, cada nueva modificación en la fantasía, transforma su contenido. Y en este flujo de constante cambio es que llega a constituirse su individualidad. Eso es, el perder todo vínculo con lo particular: ¿cuándo fue la primera vez que aprehendimos la cualidad “rojo”?, ¿cuándo fue que vimos por primera vez un “perro”? Hemos olvidado esas experiencias, pero ellas fueron el origen de la primera sedimentación de los tipos “rojo” y “perro” y, después, en operaciones activas de aprehensión, de los conceptos empíricos “rojo” y “perro”. Queda claro, entonces, que los conceptos empíricos tienen su origen en los tipos.169 Pero ¿cuál es la diferencia entre los tipos y los conceptos empíricos en cuanto a su constitución o estructura? Pues ya se ha mencionado una diferencia de origen: los tipos son estructuras de la receptividad y los conceptos empíricos son estructuras “En los conceptos empíricos la infinitud de la extensión sólo señalaba que puedo concebir un número cualquiera de individualidades iguales, pero sin que fuese realmente evidente, si en el avance de la experiencia real este ‘siempre de nuevo’, conjeturado en forma presuntiva no pudiese sufrir cancelación y si la posibilidad de continuar no alcanza fácticamente un límite” (Husserl, 1980, p. 376). 169 Por si, acaso, el lector no está totalmente convencido de esta afirmación, o de que ella se desprenda de lo expuesto en el apartado anterior, refiero un soporte adicional en la siguiente cita: “ante todo hemos de examinar aún con mayor detalle el camino que lleva de las tipificaciones pasivamente preconstituidas a los conceptos empíricos” (Husserl, 1980, p. 364). 168 154 de la espontaneidad. Pero ella no dice nada acerca de las diferencias entre lo que son propiamente los tipos y los conceptos empíricos. Existe, pues, una diferencia fundamental en cuanto a su estructura. Una generalidad puede o bien hacerse temática o bien mantenerse no-temática. Las generalidades se mantienen no-temáticas en las operaciones de apercepción objetivante: no tenemos que aprehender temáticamente al perro captado en cuanto tipo como algo particular del universal “perro”, sino que nos podemos dirigir a él también como al perro individual; en tal caso, la referencia, pasivamente preconstituida, a su tipo, en el que es aprehendido de antemano, permanece no-tamática (Husserl, 1980, p. 365, énfasis añadido). Este es el caso de la generalidad tipificante actuando en el proceso de apercepción objetivante. Como se ha explicado en el apartado (1. b. ii) de este capítulo, en la apercepción objetivante la asociación entre la impresión originaria y el preconocimiento típico sedimentado no se intuitiviza. El tipo es dado como algo vacío. El carácter no-temático de los tipos hace referencia a la forma en que se da el tipo: no capto a los tipos como objeto aprehendido en una intuición, sino en asociaciones pasivas que lo evocan de manera vacía. Continúa Husserl inmediatamente después del cierre de la cita anterior: Pero en cualquier momento podemos, sobre su base, formar un concepto general ‘perro’ y representarnos otros perros, conocidos en nuestra experiencia; también podemos representarnos otros perros en multiplicidad abierta mediante una creación arbitraria de la fantasía e intuir desde ahí el universal ‘perro’. Una vez enfocados hacia la aprehensión de lo universal, cada parte, cada momento particular de un objeto nos proporciona, de acuerdo con la síntesis discutida en el §81 [la síntesis de lo igual con lo igual], algo que podemos captar conceptualmente como general (Husserl, 1980, p. 366, énfasis añadido). 155 Cuando se aprehende el tipo y se lo constituye como objeto, cuando se lo capta intuitivamente, él deja de ser propiamente un tipo y se convierte en concepto empírico. Un concepto empírico es, entonces, la estructura predicativa que aprehende activamente al tipo y lo hace temático en una intuición. Tiene su origen prepredicativo en las síntesis de asociación que estructuran los tipos. Esas síntesis son aprehendidas activamente y se convierten en las síntesis activas de asociación por semejanza (el origen predicativo de los conceptos empíricos).170 Cabe mencionar un último aspecto de la constitución de los conceptos empíricos. Su origen más básico, como se ha dicho, se encuentra en la síntesis de lo igual con lo igual. El producto de esa síntesis es la generalidad más baja: las generalidades sustantivas. Husserl las llama así porque son las más independientes “es decir, una generalidad que no se funda en otras, por lo que no las presupone” (Husserl, 1980, p. 369). A ellas se les enfrentan las generalidades adjetivas, que son generalidades dependientes (fundadas en las independientes). Las generalidades de niveles superiores ya no se basan en las asociaciones de igualdad total, sino en asociaciones de semejanza de menor proximidad o de semejanza parcial.171 Son generalidades que tienen debajo de sí generalidades particulares, que abarcan un contenido más extenso, pero una relación de semejanza entre sus contenidos de menor proximidad. Entre estas hay que distinguir las que tienen debajo de sí generalidades concretas (de objetos independientes) de las que tienen debajo de sí generalidades abstractas (de objetos dependientes). Las primeras son las especies y géneros concretos, las últimas son las especies y géneros abstractos (Husserl, 1980, p. 371). “La posibilidad de formar objetividades generales, ‘conceptos’, se extiende, según esto, en la misma medida, en que haya síntesis asociativas de igualdad” (Husserl, 1980, p. 362). 171 La semejanza parcial está dada con relación a momentos particulares. Del total de momentos que componen un objeto, algunos son semejantes y otros desemejantes. 170 156 Así concluye la exposición del origen del juzgar general y de las generalidades empíricas. Ahora vamos a ascender al nivel más elevado de la conciencia: el del juzgar puro y las objetividades puras. ii. Los conceptos puros La unidad de los conceptos empíricos es contingente, pues su origen y su transformación se encuentra en las experiencias fácticas y en las múltiples asociaciones por semejanza con otras experiencias particulares o posibilidades reales (Husserl, 1980, p. 375). Lo contingente para Husserl está referido a la experiencia fáctica, porque en ella todo puede ser y no ser. Es decir, lo constituido por la experiencia fáctica puede sufrir transformaciones o cancelaciones. Por consiguiente, para Husserl el concepto de “necesidad” está referido a lo a priori.172 La diferencia primordial entre los conceptos empíricos y los conceptos puros se encuentra en el carácter contingente de los primeros y el carácter necesario a priori de los segundos. Ahora veremos cómo se constituye un concepto puro, en qué se diferencia de los conceptos empíricos y qué relación guarda con ellos. Para ascender a los conceptos puros se debe liberar a los conceptos empíricos de su carácter contingente. Esto se hace mediante el método de la variación eidética. Se toma como ejemplo una objetividad experimentada o imaginada, se la somete a una variación en la fantasía y se generan, así, múltiples reproducciones del ejemplo original. El producto de la variación es algo en ella que permanece invariable. Eso es, la forma general necesaria, sin la cual algo semejante a esa cosa, sería absolutamente impensable como ejemplo de su especie […] esa forma se destaca como un contenido absolutamente idéntico, como un qué [Was] invariable, conforme al cual coinciden todas las variantes: una esencia general […] Esta esencia general es el eidos, la ἰδέα en sentido platónico, pero concebida en su pureza y libre de toda interpretación metafísica (Husserl, 1980, p. 377). 172 Sobre el concepto de lo a priori en Husserl, véase el apartado (4. b) del capítulo primero. 157 La forma general necesaria, la esencia general, el qué invariable, el eidos o la idea es el concepto puro. Lo puro es aquello libre de todo asentamiento de realidad. El método de la variación hace posible ascender a lo puro, pues mediante él se forman todas las posibilidades de ser de tal objeto y no sus particularidades fácticas. Pero la constitución de tales posibilidades no nos lleva aún a lo “perfectamente puro”. Existe un lazo oculto entre lo invariable y el mundo fáctico que consiste en que “todo hecho y todo eidos permanece referido al mundo fáctico y sigue perteneciendo al mundo” (Husserl, 1980, p. 388). Sólo nos liberamos de todo asentamiento al mundo y creamos la “pureza perfecta” cuando nos damos cuenta de este lazo y lo “dejamos conscientemente fuera de juego” (Husserl, 1980, p. 388). El concepto puro tiene su origen en las síntesis pasivas de asociación. La variación produce una secuencia de múltiples reproducciones que producen una síntesis de coincidencia y una unidad en virtud de las asociaciones de semejanza pasivas (Husserl, 1980, p. 379). Por ejemplo, si quiero llegar al concepto puro de “árbol”, imagino primero un árbol A y lo tomo como ejemplo. De él surgen las variaciones A’, A’’, A’’’, y así sucesivamente. Pero A, A’, A’’ y A’’’ están conectados por vínculos de semejanza. A’ puede ser un árbol idéntico a A’, pero rojo; A’’ un árbol más pequeño, etcétera. De cualquier manera, debe haber un vínculo de semejanza entre las posibilidades imaginadas para que se alcance lo invariable. No obstante, en la congruencia de las multiplicidades también están implicadas muchas diferencias. Por ejemplo, en el transcurrir de la imagen del árbol tomado como ejemplo a la imagen del árbol “idéntico”, pero rojo, el color es aquello que marca una diferencia. Sin embargo, la diferencia sólo es posible en tanto hay un vínculo de congruencia entre los demás atributos del árbol: “La idea de la diferencia sólo puede entenderse, pues, en su entrelazamiento con la de lo idéntico común en cuanto eidos” (Husserl, 1980, p. 383).173 De este modo se generan los conceptos puros, las generalidades en cuanto “libres de toda presuposición de cualquier existencia real” (Husserl, 1980, p. 389). Ejemplos de conceptos puros son la especie Debe mencionarse de paso que las variaciones también pueden sufrir alteraciones, pero toda alteración se efectúa “dentro de un género supremo, que nunca podrá ella rebasar” (Husserl, 1980, p. 385). 173 158 “rojo” o el género color (en cuanto puros). Asimismo, los enunciados geométricos y matemáticos en general se estructuran con conceptos puros. Pero una cosa es la constitución del concepto puro y su origen en las síntesis pasivas de asociación y otra es “la auténtica contemplación de lo universal como eidos” (Husserl, 1980, p. 379). La “contemplación [Erschauung] de la esencia” es su auto-experimetación. Eso es, tener uno mismo las cosas vistas y, sobre la base de esta auto-visión, tener a la vista la semejanza y realizar después aquella superposición mental, en la que aparece lo común, el rojo, la figura, etcétera, “mismos”; y esto quiere decir que llega a ser aprehendido en una visión. Naturalmente no se trata aquí de una visión sensible (Husserl, 1980, p. 385). La “visión” es la operación de conciencia predicativa por medio de la cual se hace evidente de modo directo y como ello mismo algo general. Husserl la llama “visión” porque actúa “en forma muy análoga a la de algo particular individual a través de la percepción sensible” (Husserl, 1980, p. 386). El término “visión” señala, entonces, la forma de aprehensión de las objetividades puras del entendimiento. De ahí que ella no se diferencie en su función principal de las demás formas de aprehensión que hemos visto hasta aquí: la contemplación se basa en la “aprehensión intuitiva activa de lo preconstituido ─exactamente como en toda constitución de objetividades del entendimiento y, en forma más específica, de objetividades generales” (Husserl, 1980, pp. 379–380).174 ¿Cuál es la extensión de un concepto puro? A la extensión de los conceptos puros le corresponde “la totalidad de las particularidades que caen bajo ella” (Husserl, 1980, p. 387). Eso es, todas las variaciones por las que se ha llegado a lo invariable. Pero la totalidad de las particularidades que se incluyen en la extensión de un concepto puro no son posibilidades fácticas sino posibilidades puras: “la generalidad pura no puede tener naturalmente ninguna extensión de hechos, de realidades empíricas que la sujeten, sino sólo una extensión de posibilidades puras” (Husserl, Debe señalarse que una condición para la captación del eidos es mantener asida la pluralidad de variaciones del ejemplo (Husserl, 1980, p. 380). 174 159 1980, p. 390). Este rasgo marca la diferencia fundamental entre la extensión de los conceptos empíricos y la extensión de los conceptos puros. Pues la extensión de los conceptos empíricos contiene, además de las individualidades fácticas, posibilidades reales (Husserl, 1980, p. 364). La diferencia entre las posibilidades puras y las posibilidades reales es que estas últimas están determinadas por los horizontes preconstituidos típicamente. En las posibilidades reales no hay, pues, propiamente una libertad de variación, siempre están atadas a la experiencia sedimentada. Por el contrario, las posibilidades puras son producto de una libre variación de posibilidades, sin atadura de ninguna clase (Husserl, 1980, párr. 87d). Además, la extensión del concepto puro no puede ofrecer ninguna diferenciación individual, porque no se pueden comparar individualidades de diferentes mundos de la fantasía. Así, las diferenciaciones entre posibilidades puras mencionadas arriba son diferenciaciones temporalmente inconexas (Husserl, 1980, p. 393). El que la extensión de los conceptos puros no contenga elementos comunes con la extensión de los conceptos empíricos no quiere decir que ellos no mantengan ninguna relación. Pues, por un lado, todo concepto empírico se puede elevar a concepto puro mediante la variación (Husserl, 1980, p. 390); y, por otro lado, el carácter a priori de los conceptos puros les otorga la capacidad, por así decir, de “prescribir reglas a todas las particularidades empíricas” (Husserl, 1980, p. 376). Pues, la posibilidad de prescribir reglas sobre lo empírico es una de las características definitorias del eidos: Las cosas que se pueden variar entre sí en el arbitrio de la fantasía […] llevan en sí una estructura necesaria, un eidos y, con ello las leyes de la necesidad, que determinan lo que necesariamente le tiene que corresponder a un objeto, si ha de poder ser un objeto de esa especie (Husserl, 1980, p. 390). El carácter a priori de los conceptos puros les concede una validez que precede a toda facticidad. Por consiguiente, la validez de las particularidades fácticas se obtiene juzgándola bajo la norma de las “’condiciones a priori de la experiencia posible’ y del pensamiento experiencial posible” (Husserl, 1980, p. 391). Así, entonces, la relación entre los conceptos empíricos y los conceptos puros es de 160 doble vía: todo concepto empírico se puede llevar al ámbito de lo puro mediante la variación y todo concepto puro rige a priori la validez de los conceptos empíricos. iii. Las regiones concretas puras Hay diferentes niveles de generalidades puras. Generalidades puras como “rojo” o “árbol” pertenecen a un nivel inferior. Por encima de ellas se encuentran generalidades más amplias, como “color” o “planta”. También se llega a estas generalidades siguiendo el método de la variación. Pues, “desde uno y el mismo ejemplo como modelo se puede llegar en libre variación a esencias puras muy diferentes” (Husserl, 1980, p. 395). Por ejemplo, de un ejemplo rojo cualquiera se obtiene el eidos “rojo”. Si se toma un verde cualquiera, se obtiene el eidos “verde”. Pero la variación aún puede continuar en otra dirección. La multiplicidad de variaciones que produjeron los eidos “rojo” y “verde” pueden “enlazarse nuevamente en una comprensiva multiplicidad de variaciones ─en una sola multiplicidad, que luego ya no produce el eidos “rojo” o “verde”, sino en el eidos “color” en general” (Husserl, 1980, pp. 395–396). El nivel de generalidad pura que se obtiene mediante la variación depende de la dirección en que orientemos el proceso. Si tomamos un rojo cualquiera como ejemplo, podemos estar orientados a obtener o bien el eidos “rojo” o bien el eidos “color”. Dada la primera situación, desechamos toda variación que no conduzca al eidos “rojo”, como, por ejemplo, un verde o un sonido, etcétera. Aunque, en cualquier momento podemos cambiar de disposición y buscar el universal que se encuentra por encima de estos conceptos ─en este caso, el eidos “color” (Husserl, 1980, p. 396). Es de notar que la meta eidética de la variación, por llamarla de alguna manera, determina las operaciones sintéticas de semejanza. Si busco el eidos “rojo”, no establezco semejanzas entre las variaciones de rojo y las variaciones de verde, aun cuando mantengan rasgos semejantes en tanto colores. Por lo tanto, el nivel de generalidad pura que se obtiene en la variación depende de la apertura de los lazos sintéticos de semejanza y coincidencia entre las reproducciones: puedo limitar las semejanzas a un concepto puro de nivel inferior o extenderlas a uno superior. 161 De este modo se llega a las generalidades puras supremas: Son generalidades que no pueden tener ya otras superiores sobre ellas. Por otro lado, tienen a la vez la propiedad de que están contenidas como algo idealmente común en todas las generalidades particulares, que debían extraerse en esta variación total ─porque pertenecen a limitadas regiones de variación de la misma (Husserl, 1980, pp. 396–397). Las generalidades puras de nivel superior son esencias abstractas, por eso están idealmente contenidas en las generalidades particulares. El nivel más elevado de generalidades también se denomina “región”. La región es el género supremo de concretos, como la región “cosa” en cuanto designa algo con extensión espacial o la región “hombre” en cuanto “ser corpóreo-anímico” (Husserl, 1980, p. 397). Para Husserl las generalidades puras de nivel superior, las regiones, son el límite fijo e insuperable de toda variación. Es decir, no hay conceptos puros más elevados que ellas. Esto tiene una consecuencia: “Un concepto fundamental de una región no puede ser transformado en otro mediante variación” (Husserl, 1980, p. 397). Pero se abre aquí una gran objeción: si las regiones son los conceptos puros supremos, si no existe ningún concepto por encima de ellas, ¿en dónde quedan, entonces, las construcciones como “unidad”, “pluralidad”, “cualidad”, “relación”, etcétera, que parecen ser más amplias y parecen contenerlas a aquellas?, ¿en dónde se ubican aquellos conceptos que la tradición filosófica ha denominado “categorías”? Podría haber, según Husserl, un nivel ulterior a las regiones: “la formalización mediante la cual ambos [conceptos fundamentales de región] pueden ser comprendidos bajo la categoría formal del ‘algo en general’” (Husserl, 1980, pp. 397–398). Sin embargo, aclara Husserl, la operación de formalización es diferente de la operación de variación: “[la formalización] [n]o es un cambio ficticio de determinaciones de lo que ha de ser variado, en otras determinaciones, sino un abandono, un vaciamiento de todas las determinaciones materiales y objetivas” (Husserl, 1980, p. 398). 162 La variación opera sobre intuiciones y, por ende, sobre contenidos. Con base en ellos produce una nueva objetividad ─el concepto puro─ siendo ella misma una estructura con contenido. Por eso la contemplación [Erschauung] es una forma de aprehensión: en la variación se capta un múltiple de contenido intuitivo y se lo forma de otra manera para constituir una nueva objetividad, a saber, el concepto puro. La formalización, por otro lado, es el completo vaciamiento de cualquier contenido en las estructuras de la conciencia. Ella no hace parte de la apofántica formal, la teoría del juicio que hemos revisado hasta ahora, sino de la ontología formal, o sea, “la doctrina del ‘algo en general’ y de sus formas de modificación, es decir, de conceptos tales como objeto, cualidad, relación, pluralidad y semejantes” (Husserl, 1980, pp. 11–12). Es verdad que para Husserl los conceptos puros también constituyen una ontología, pero esta es una ontología material o regional (Husserl, 1997a, pp. 30–31). Y aunque toda forma categorial se dirija a los objetos del juicio y guarde estrecha relación con ellos, las estructuras puramente formales son completamente diferentes de cualquier objetividad material. Aquí termina la exposición de algunos de los aspectos más importantes de la constitución de las objetividades de la receptividad y la espontaneidad, desde su origen más profundo en la recepción de los datos hyléticos hasta sus más abstractas generalizaciones en la constitución de los conceptos puros de nivel superior. Lo que se ha mostrado es, pues, un vistazo general de todas las operaciones implicadas en la constitución de conocimiento. Pero se lo ha mostrado sólo desde el punto de vista material. La dimensión puramente formal ha sido señalada cuando ha sido necesario (por ejemplo, en las síntesis receptivas de la conciencia inmanente del tiempo o en las formas categoriales de la estructura del juicio). Una exposición puramente formal de las principales operaciones y formaciones implicadas en la constitución de conocimiento abarcaría un espacio tan extenso como el que se ha usado en el presente apartado para exponer la dimensión material. Por esa razón, y dadas las limitaciones de tiempo y espacio, la exposición se limita únicamente a una descripción que privilegia el punto de vista material. Pero como en la exposición material queda por fuera la descripción de uno de los conceptos fundamentales de este estudio ─a saber, el concepto de “categoría”─, antes de terminar esta sección 163 es necesario echar un vistazo a la dimensión formal para conocer en qué consiste propiamente para Husserl el concepto de “categoría”. iv. Las categorías La diferencia principal entre los conceptos puros y las categorías es que son esencias de dos tipos completamente diferentes ─aunque en estrecha relación─. Husserl distingue entre dos clases de esencias: las esencias materiales y las esencias formales. Todo lo que se ha dicho en el apartado anterior acerca del eidos hace referencia a las esencias materiales. Las esencias formales, por otro lado, son una mera forma de esencia, que es, sin duda, esencia, pero una esencia completamente ‘vacía’, una esencia que se ajusta a la manera de una forma vacía a todas las esencias posibles; que en su formal universalidad tiene bajo sí todas las universalidades materiales, incluso las más altas, y les prescribe leyes por medio de las verdades formales relativas a ella (Husserl, 1997a, p. 33). Las esencias formales son, entonces, las estructuras de pensamiento más elevadas. Y así como los conceptos puros tienen la función de prescribir leyes sobre todas las particularidades, las esencias formales prescriben leyes sobre todas las universalidades materiales. El rasgo fundamental de las esencias formales es el de ser formas vacías. Es decir, ellas solas no pueden prescribir leyes sobre el contenido sino sobre la pura forma en que entran en juego las universalidades materiales. Como se ha dicho, las categorías son el objeto de estudio de la ontología formal. La ontología formal es “una ciencia eidética del objeto en general175” (Husserl, 1997a, p. 34). En este contexto, Husserl entiende el término “objeto” como “toda cosa y cada cosa” (Husserl, 1997a, p. 34). Sobre el objeto en general se pueden formular múltiples verdades que se distribuyen en múltiples disciplinas, “[p]ero todas [esas “Gegenstand überhaupt” (Husserl, 1913a, p. 22). En Experiencia y Juicio, Husserl usa otro término para señalar el mismo concepto: “ewtas überhaupt” (Husserl, 1939, p. 2). 175 164 verdades] juntas remiten a un pequeño grupo de verdades inmediatas o ‘fundamentales’ que funcionan en las disciplinas puramente lógicas como ‘axiomas’” (Husserl, 1997a, p. 34). Las categorías son los conceptos que aparecen en esos axiomas: Definimos, pues, como categorías lógicas o categorías de la región lógica objeto en general los conceptos puramente lógicos y fundamentales que aparecen en esos axiomas ─conceptos que determinan dentro del sistema total de axiomas la esencia lógica del objeto en general, o que expresan las determinaciones absolutamente necesarias y constitutivas de un objeto en cuanto tal, de un algo cualquiera─ en la medida en que haya de poder ser en general un algo” (Husserl, 1997a, p. 34). Las categorías son las esencias formales superiores que entran en relación con las regiones materiales: “[El término ‘categoría’] pone a la determinada región material del caso en relación con la forma de región en general, o, lo que es lo mismo, con la esencia formal objeto en general y con las categorías formales inherentes a esa esencia” (Husserl, 1997a, p. 33). La “esencia formal objeto en general” es el núcleo de la ontología formal. Las “categorías formales” inherentes a ella son las modificaciones de la esencia formal objeto en general (Husserl, 1980, p. 12). Es decir, “conceptos como los de propiedad, cualidad relativa, relación, identidad, igualdad, conjunto o colección, número, todo y parte, género y especie, etc.” (Husserl, 1997a, p. 34). Al llegar a las categorías, la cúspide del entendimiento humano, podríamos, si nos lo propusiéramos, descender nuevamente a los estratos más profundos de la pasividad por el camino de las operaciones de formalización. Entonces veríamos la relación que mantienen los conceptos puros con las categorías y veríamos cómo esa relación se produce de manera semejante en los niveles inferiores: a cada operación de objetivación le corresponde una operación de formalización. Consecuentemente, se haría evidente que sin la forma no podrían llegar a constituirse ni el conocimiento ni las estructuras de sentido que lo preceden en los 165 estratos inferiores de la conciencia. Pero el descenso por la vía del camino formal sobrepasa los límites de este estudio y deberá ser postergado para otra ocasión. 3. La estructura fractal de la conciencia vista desde las operaciones de objetivación Se han descrito algunas de las principales regularidades legales de nuestra conciencia. Ellas son algunas de las condiciones sin las cuales no es posible la conciencia en nosotros, los seres humanos. Estas leyes actúan en todos los niveles de la conciencia y se enlazan mutuamente para conformar condiciones necesarias de constitución. Si una de ellas llegara a faltar o dejara de actuar, no importa el nivel en el que opere, no sería posible la conciencia tal y como la conocemos en los seres humanos. Sin embargo, la capacidad de condicionarse mutuamente y de establecer mediante esas condiciones un enlace podría ser sólo parte de una estructura general de regularidades legales en nuestra conciencia. ¿Podría ser que el enlace que conecta a todas las leyes de la conciencia estuviera constituido en una estructura mayor?, ¿podrá haber algo como un código de leyes esencial que atraviese a todas las regularidades de la conciencia y determine su constitución como totalidad? Y si tal estructura de conciencia existe, ¿cómo es? Hay una serie de operaciones de conciencia y un conjunto de objetividades producto de ellas que mantienen grandes semejanzas entre sí ─aun cuando actúan o son producto de diferentes niveles de conciencia─. Tal es su parecido que uno está casi dispuesto a decir que son la misma operación pero efectuada en diferentes niveles de conciencia, o que se trata de una objetividad idéntica a la de un nivel inferior pero constituida por medio de otras operaciones y sobre la base de otra materia. El ejemplo más evidente son las síntesis de asociación. En cada uno de los niveles de la conciencia se efectúa alguna clase de asociación: los sustratos de percepción evocan un pre-conocimiento típico y crean horizontes por asociación; los tipos son estructuras que enlazan componentes del sentido objetivo de diferentes sustratos con experiencias sedimentadas mediante la asociación; las posibilidades fácticas de los conceptos empíricos se crean por la asociación con las experiencias 166 presentes y los conocimientos sedimentados; y las reproducciones de la variación que generan los conceptos puros están enlazadas por la asociación. Y a pesar de que hay grandes diferencias entre cada una de esas síntesis de asociación, todas ellas mantienen unos rasgos comunes en virtud de los cuales a todas ellas se las puede incluir en el rótulo “síntesis de asociación”. La diferencia más evidente entre todas las síntesis de asociación de los diferentes niveles de la conciencia son los contenidos sobre los que actúan: la impresión originaria del sustrato se enlaza con un múltiple de intuiciones sedimentadas vacías; los tipos son asociaciones entre intuiciones (llenas y vacías); y los horizontes del concepto empírico y las reproducciones de la variación son intuiciones creadas en la imaginación. La diferencia de contenido entre estas síntesis se refiere a la clase de objetividad que interviene en el enlace. La diferencia entre la asociación receptiva más básica y la asociación espontánea suprema es el grado de complejidad de la objetividad constituida. Pero las síntesis en cuanto tales, eso es, las síntesis en cuanto operaciones de conciencia, aún cuando guarden grandes diferencias en sus aspectos particulares, mantienen el núcleo de la regularidad de la asociación: “el nexo puramente inmanente del: ‘algo recuerda a algo’, ‘una cosa señala a la otra” (Husserl, 1980, p. 81). Es como si las síntesis de asociación fueran componentes de una estructura cuyo rasgo principal es que una misma operación se repite a una escala diferente. No es extraño encontrar este tipo de estructuras en el mundo natural. Durante mucho tiempo los matemáticos estuvieron fascinados con diversas formas de la naturaleza, tales como los copos de nieve o las nubes, por la increíble complejidad de su estructura. Por mucho tiempo se pensó que su complejidad era resultado del puro desorden. Sólo fue hasta los años 1970s cuando el matemático Benoît Mandelbrot encontró que esas figuras tenían un orden particular. En ese orden 167 patrones idénticos se repiten a una escala diferente. Por ejemplo, la figura 3 muestra la estructura de un copo de nieve en tres escalas. Si se comparan las tres escalas de constitución del copo de nieve, se puede ver que cada nivel superior está formado por figuras idénticas del nivel inferior hasta llegar al patrón original. Mandelbrot denominó “fractales” a este tipo de estructuras. Los fractales “consisten en patrones que se repiten con aumentos cada vez más finos, construyendo formas de inmensa complejidad” (Taylor, 2006, p. 109). Ellos se encuentran en diversos objetos de la naturaleza, como las ramas de los árboles, las líneas costeras, las formaciones montañosas, e incluso, el brócoli, entre muchos otros. Más aún, el sistema nervioso parece tener varias estructuras fractales (Werner, 2010), y se ha defendido la idea de que el universo tiene una estructura fractal (Pietronero, 1987). Si nuestro propio mundo natural, desde las construcciones más triviales hasta las más imponentes, está estructurado por medio de fractales, si el universo entero en el que habitamos y Figura 3. Representación de la estructura fractal de un copo de nieve: Tomado de (Taylor, 2006). nuestra propia constitución estructura fractal, ¿no neuronal tienen será posible que una nuestra conciencia también se estructure por medio de fractales? Esta idea, sin embargo, no representa nada nuevo. Estudios neuronales han mostrado evidencias que soportan la tesis de una estructura de conciencia fractal (Ibañez-Molina & Iglesias-Parro, 2013; Ruiz de Miras et al., 2019). Asimismo, la filósofa Kerri Welch (2010) afirma que la dimensión temporal de la conciencia humana se estructura mediante patrones fractales. Sin embargo, ninguna de estas posiciones toma a Husserl como fundamento explicativo. En este apartado se defiende la siguiente posición: los hallazgos de las investigaciones de fenomenología genética de Husserl (revisados en este estudio) 168 muestran que la estructura de nuestra conciencia se ordena mediante patrones fractales. Este trabajo es parte del objetivo general de la tesis en la medida en que por medio de esta interpretación se pueden comparar de manera más precisa los hallazgos de Eleanor Rosch acerca de la categorización, las reflexiones de Wittgenstein sobre la estructura del lenguaje y los hallazgos de Husserl sobre tipificación. No se pretende mostrar una evidencia definitiva, sino una interpretación argumentativa de los hallazgos de Husserl. La estructura fractal de la conciencia humana se muestra en varias operaciones de conciencia, como las operaciones de afección, atención, interés e interés conocitivo o las síntesis del tiempo. Sin embargo, aquí, por razones de tiempo, sólo se mostrarán evidencias de la estructura fractal mediante el análisis de las síntesis de asociación. a. Síntesis de asociación y síntesis de homogeneidad y heterogeneidad Las síntesis pasivas de asociación son las operaciones de la conciencia por medio de las cuales una objetividad despierta o evoca176 a otra. La objetividad que evoca puede ser dada ella misma actualmente en una impresión originaria (que es el proceso más auténtico de evocación) o puede estar dada en otros modos de conciencia, por ejemplo, en la retención o en la imaginación. La objetividad evocada está sumergida en algún lugar de la corriente de conciencia (Husserl, 1980, párr. 16). La asociación, sin embargo, no es la síntesis más básica de la conciencia pasiva. Ella está condicionada por las síntesis del tiempo (como es obvio, pues no se puede hablar de retención sin síntesis inmanentes del tiempo) y por las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad, pues “toda asociación inmediata es asociación por semejanza” (Husserl, 1980, p. 82).177 Eso quiere decir que el nexo entre lo que evoca y lo evocado está dado por la semejanza. Y como la semejanza entre dos objetividades es producto de la síntesis de homogeneidad, de ahí se sigue que la síntesis pasiva de asociación está condicionada por la síntesis de homogeneidad. Utilizo estos dos términos “despertar” o “evocar” para referirme al término alemán “erwecken”. Para simplificar limitaré la descripción únicamente a la asociación inmediata. Sobre la asociación mediata, véase (Husserl, 2001, para. 26) 176 177 169 Pero la relación entre la síntesis de asociación y las síntesis de homogeneidad (y, correlativamente, la síntesis de heterogeneidad) también se puede entender en un sentido inverso. Como el nexo dado en la homogeneidad es una forma de asociar dos objetividades (es una asociación actual por semejanza), a las síntesis que lo producen (eso es, las síntesis de homogeneidad) se las puede denominar también formas de asociación: “Homogeneidad y heterogeneidad son, pues, el resultado de dos diferentes modos fundamentales de unión asociativa. Otro modo diverso de los anteriores es el de la unión de presente y no-presente” (Husserl, 1980, p. 82). En esta cita, Husserl hace una matización del término “asociación”. El término “asociación” puede entenderse en un sentido amplio y en un sentido estricto. En sentido estricto, la asociación señala la operación en que una objetividad presente despierta o evoca por semejanza a una objetividad sedimentada, es decir, señala la síntesis de asociación. En sentido amplio, la asociación señala cualquier tipo de conexión por semejanza entre objetividades, ya sean presentes o no-presentes. Así que, en este último caso, no es necesario que una de las dos objetividades que conforman el nexo esté sedimentada y, por consiguiente, en este rótulo estarían implicadas las síntesis de homogeneidad y la asociación en sentido estricto. Para evitar ambigüedades utilizaré el término “asociación” para referirme a la “asociación en sentido estricto”. De cualquier manera, lo que quiero resaltar en este párrafo es la estrecha relación entre las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad y las síntesis de asociación. Esto es importante porque, como se ha dicho, de estas dos operaciones, las más originarias en el proceso de constitución de conocimiento son las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad ─pues las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad reúnen y ordenan los datos hyléticos de la impresión originaria y establecen una unidad en ella mucho antes de que se efectúe una asociación entre la impresión originaria y el pre-conocimiento típico sedimentado─. 170 Las síntesis pasivas de homogeneidad son operaciones que establecen conexiones178 por parentesco179 o semejanza180 entre los contenidos de las objetividades de la conciencia y constituyen una unidad de parentesco entre ellas (Husserl, 2001, p. 175). Hay varios niveles de parentesco o semejanza en la homogeneidad. El nivel de semejanza más elevado es la uniformidad181. La uniformidad es “la conexión más fuerte de homogeneidad” (Husserl, 2001, p. 175). Por ella se produce una superposición de la conciencia de un objeto sobre la conciencia de otro. Por ejemplo, la superposición de la conciencia de rojo A con la conciencia de rojo B: A pesar de la modificación que subyace, la conciencia única se preserva a través de la transición como una conciencia del mismo primer objeto y coincide con la segunda conciencia, con la conciencia del segundo objeto, y en el caso de uniformidad, son congruentes. Es decir, a pesar de la conciencia de dualidad que se mantiene, resulta una conciencia de identidad, la conciencia de un mismo contenido, un mismo contenido-qué (Husserl, 2001, p. 176). Soy consciente de que se trata de dos vivencias diferentes, pero en la uniformidad la dualidad desaparece con respecto al contenido, debido a que la síntesis de coincidencia forma una fusión entre los contenidos de ambas vivencias (Husserl, 2001, p. 177). En los grados inferiores de semejanza, es decir, donde no hay uniformidad, acontecen dos fenómenos simultáneos: “(i) La coincidencia sintética en una comunidad, eso es en una igualdad y, sin embargo, (ii) el conflicto sintético de asuntos particulares de esta comunidad que se reprimen recíprocamente en el proceso de superposición” (Husserl, 2001, p. 176). El que se repriman hace referencia a la continua tensión entre ellos, a su afán por sobresalir y ocultar al otro: “cuando un cuadrado rojo se superpone a uno azul. Visualmente hay semejanza, “Verbindungen“ (Husserl, 1968, p. 129). “Verwandtschaft” (Husserl, 1968, p. 129). 180 “Ähnlichkeit” (Husserl, 1968, p. 129). 181 “Gleichheit” (Husserl, 1968, p. 129). 178 179 171 pero no hay uniformidad. Rojo y azul chocan” (Husserl, 2001, p. 176). En este caso no hay una fusión de contenidos ni una formación de unidad propiamente dicha, pues al constituirse diferencias entre ellos la unidad es sólo presupuesta. No hay, pues, tampoco una fusión de contenidos, sino coincidencia por distancia (Husserl, 2001, p. 177). Las diferencias entre los contenidos de estos niveles de semejanza aparecen por la síntesis de heterogeneidad o el contraste. La síntesis de heterogeneidad crea diferenciación. En la homogeneidad dos o más objetividades crecen juntos en su conexión de semejanza. La heterogeneidad crea divergencia entre esas objetividades. Ella separa en vez de unir, crea conflicto. Perturba la concreción dada en la homogeneidad y forma una tensión. Rompe la continuidad mediante la diferencia y la extrañeza (Husserl, 2001, pp. 185–186). Pero no se habla de contraste en casos extremos como la rosa que crece en el invierno o la explosión que irrumpe en la calma. El contraste puede ser incluso la diferencia más sutil, como un tono más claro de rojo que lo distingue de otro rojo. Por consiguiente, la heterogeneidad es aquello que diferencia los niveles inferiores de semejanza (es decir, los niveles de semejanza que no consisten en una igualdad total o uniformidad). b. La estructura fractal en las síntesis de asociación i. El nivel más originario de la receptividad: conexiones entre la materia de la sensación En la esfera más básica de la receptividad, la síntesis de homogeneidad actúa agrupando los datos hyléticos en dos procesos independientes: 1. En la constitución de la impresión originaria como unidad y 2. En la constitución de los campos actuales de sentido. Se puede contemplar la aparición de las diferentes síntesis de heterogeneidad, si se parte de los niveles más generales de semejanza. Por ejemplo, en la impresión originaria de la vivencia de percepción de un bosque, se verá la siguiente diferenciación si se la contempla desde los enlaces por semejanza más generales hasta las diferencias más particulares: 1. Los datos hyléticos son 172 todos iguales en tanto todos son datos de la sensación; 2. Aparece la primera síntesis de heterogeneidad en la diferenciación de los campos de sentido (campo visual, campo táctil, campo acústico, etcétera)182 ─los colores y las figuras se diferencian de los sonidos y, estos, a su vez, se diferencian de las sensaciones táctiles, etcétera─; 3. Se muestran nuevas diferencias dentro de los campos de sentido (en el campo visual se diferencian los colores de las formas, en el campo acústico, el sonido del viento del cantar de las aves, en el campo táctil el calor del sol, el hormigueo del pasto), 4. Luego aparecen las diferencias entre las clases particulares de datos de cada campo (el verde de las hojas se diferencia del café del tronco y del azul del cielo; el canto del ruiseñor se diferencia del canto del petirrojo; la aspereza del tronco se diferencia de la lisura de las hojas); 5. En este nivel surgen las distinciones más particulares (las variaciones de tonalidad del verde de las hojas; las variaciones de altura de los tonos de sonido de las aves, los niveles de suavidad de los datos táctiles, etcétera). Llegados a este punto se puede descender hasta donde lo permita la experiencia, identificando más y más distinciones. En esta exposición se hace evidente tanto la estructura de constitución de los campos de sentido como la de los sustratos de percepción. Deben destacarse dos particularidades del proceso: 1. El grado de semejanza determina la fuerza de conexión en la formación de unidad de parejas, grupos o formaciones de grupos: “La semejanza más fuerte entre los términos también determina la intimidad con la que las parejas mismas se fusionan entre ellas en una unidad, en la unidad de un grupo y en la unidad de un grupo de grupos” (Husserl, 2001, p. 178). Por ejemplo, una semejanza de uniformidad entre dos tonos de verde establece una conexión muy fuerte entre ellos, tan fuerte que se constituye una fusión de contenidos y, por consiguiente, una unidad auténtica. 2. “Entre más grande es la “semejanza”, la homogeneidad, más estrecha es tal unidad de los grupos y mayor es la unidad de prominencia” (Husserl, 2001, p. 185). Esto quiere decir que, si el nivel de semejanza es muy alto, como en la uniformidad, la distancia entre los Cabe aclarar que para Husserl el campo acústico no es propiamente un campo de sentido. No obstante, él lo llama frecuentemente “campo acústico” por la semejanza que mantiene con los demás campos de sentido (Husserl, 2001, p. 183). 182 173 miembros que conforman la unidad es menor y, por consiguiente, el contraste generado por ese grupo es mayor (Véase la figura 4). Estos dos aspectos son los fundamentos hyléticos de la magnitud de distancia de semejanzas y de la extensión de una generalidad. Es decir, por un lado, de la primera de las dos regularidades que determinan el grado de semejanza entre las objetividades que componen una generalidad y, por otro lado, del hecho de que la extensión de la generalidad no se determine por la cantidad de miembros sino por el grado de semejanza. GRADO DE SEMEJANZA Figura 4. Relación entre el grado de semejanza y la fuerza de conexión y la estreches de unidad 8 6 4 2 0 0 1 2 3 4 5 6 7 FUERZA DE CONEXIÓN Y ESTRECHES DE UNIDAD Fuerza de conexión estreches de unidad Lineal (Fuerza de conexión ) ii. Asociaciones en el sustrato de percepción Las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad actúan en la constitución del sustrato de percepción. Sin embargo, allí las conexiones por semejanza y las distinciones por extrañeza se forman en la dimensión temporal. Los contenidos de la impresión originaria se enlazan con objetividades sedimentadas en la conciencia. No se habla, pues, únicamente de síntesis de homogeneidad y síntesis de heterogeneidad, sino de síntesis de asociación. En el proceso de apercepción objetivante también es posible identificar los momentos en que aparecen las síntesis de heterogeneidad a partir de la más amplia relación de semejanza. En el apartado (1. b. ii) de este capítulo se ha mostrado que pueden diferenciarse varios niveles de generalidad en el proceso de apercepción tipificante. Así, por ejemplo, en la percepción de uno solo de los árboles del bosque se pueden diferenciar los 174 siguientes niveles de tipificación: 1. La impresión originaria del perfil anterior del árbol se asocia con el tipo “objeto en general” (esta operación sería el fundamento pasivo del juicio conceptual “[eso] es un objeto”); 2. La misma impresión originaria se asocia con el tipo “planta”; 3. La impresión originaria se asocia con el tipo “árbol”, 4. La impresión originaria se asocia con el tipo “roble” 5. La impresión originaria se asocia con el tipo “roble de la finca de mi abuela”. Así como en la descripción de las conexiones de homogeneidad y heterogeneidad de los datos de la sensación, aquí no se describe el proceso de apercepción en su curso normal. No estoy diciendo que en cada constitución de sustratos se efectúe la tipificación en el orden de niveles de generalidad mencionados. Se está haciendo una abstracción para ver el papel de las síntesis de asociación y las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad en la apercepción objetivante. ¿Qué determina el nivel de generalidad de la apercepción tipificante? Dos operaciones fundadas en la determinación del grado de conexión de los grupos en la esfera puramente hylética: 1. La intensidad de la semejanza y 2. El número de momentos semejantes.183 Si el contenido de la impresión originaria es extremadamente reducido, si, por ejemplo, veo al árbol desde un punto muy lejano y la impresión originaria se constituye como una mancha negra en el horizonte, la asociaré con el tipo “objeto en general” ─pues su contenido es una tonalidad y una forma indeterminada y ellas pueden establecer afinidad con cualquiera de los tipos de objetos sedimentados─; si en la impresión originaria puedo captar el color verde y la forma de las hojas, podré asociarlo con el tipo “planta” ─pues se fijan diferenciaciones de color y de forma que limitan la objetividad evocada─. Así acontece con los niveles de tipos más particulares. La determinación de la generalidad del tipo que guía la apercepción objetivante está condicionada por el contenido de la impresión originaria: entre más extenso sea el contenido de la impresión originaria más asociaciones por semejanza y extrañeza serán posibles, y, consecuentemente, podré determinar el tipo con mayor precisión. El número de momentos semejantes no tiene una regularidad análoga en la esfera puramente hylética, pues los datos hyléticos, en la mayoría de los casos, son objetividades individuales y, por consiguiente, no puede operar en ellos una distinción de semejanza regida por la cantidad. 183 175 Se abre aquí un problema. Husserl afirma que las asociaciones con el preconocimiento típico sedimentado son vacías. Pero las conexiones dadas por las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad y por las síntesis de asociación se definieron como conexiones de contenido. Parece existir una falencia en la descripción de las asociaciones que constituyen el sustrato de percepción. Sobre esto deben aclararse dos puntos: 1. El contenido de las intuiciones no siempre es la materia sensible. Por ejemplo, las intuiciones de fantasía no se constituyen sobre datos de la sensación, pero tampoco son vacías, pues ellas tienen su propia clase de contenido: “[…] corresponde a cada tipo de entrega posicional un cuasi-tipo de entrega de fantasía; ambos comparten el mismo contenido esencial” (Husserl, 2001, p. 346). 2. La asociación puede establecer conexiones entre todas las objetividades de la conciencia sin importar si el nexo es o no material: “La asociación puede unir a todas y cada una de las cosas que son dadas a la conciencia juntas en un presente de conciencia, ya sea que estén conectadas o desconectadas en ataduras materialmente relevantes” (Husserl, 2001, p. 348). Y como las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad son condiciones de la asociación o están implicadas en ella, por así decir, de ahí se sigue que las conexiones entre los contenidos actualmente dados en la impresión originaria y los contenidos del preconocimiento típico se establecen mediante las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad: “[…] esto también tiene eficacia donde los objetos, por así decir, están flotando en el presente de la conciencia sin una conexión cohesiva [eso es, de ataduras materiales]; ellos fabrican un lazo entre ellos, y específicamente como una asociación de semejanza” (Husserl, 2001, p. 348, énfasis añadido). ii. Asociaciones en los tipos La objetividad evocada en el proceso de apercepción objetivante es el tipo. Los diferentes niveles de generalidades evocadas son, entonces, niveles de generalidades típicas. No hace falta, pues, volver a describir la gradación de estos niveles. Ahora se debe, más bien, mostrar la manera como ellos se forman. Ya sabemos que el grado de generalidad de un tipo está determinado por las regularidades de la magnitud de las distancias de semejanza y por el número de los 176 momentos semejantes,184 y ya se ha visto también que la magnitud de las distancias de semejanza tiene un origen en la fuerza de conexión de los datos hyléticos.185 También se puede decir que las operaciones de homogeneidad en virtud de las cuales se instaura una mayor fuerza de conexión se repiten en la constitución de los tipos con objetividades más complejas (las determinaciones sedimentadas). Por otro lado, en la esfera hylética más básica se mostraba otra condición que afirmaba que existe una relación directamente proporcional entre la intensidad de la semejanza y el grado de estreches de la unidad de un grupo. Esta condición es también el fundamento de operaciones de conciencia de los procesos de constitución de los tipos. Lo que determina el grado de unidad entre grupos de datos de la sensación es la clase de fusión que forman las objetividades (una fusión de coincidencia constituye una unidad auténtica y una fusión a distancia constituye una unidad presupuesta). En su descripción de los grados de generalidad típica, Husserl afirma lo siguiente: “Al pasar de lo semejante a lo semejante aparece una coincidencia que, sin embargo, no es una coincidencia total. Los miembros de la semejanza que se superponen guardan una distancia” (Husserl, 1980, p. 369). Aquí el término “distancia” hace referencia al tipo de fusión, pues Husserl se está refiriendo a la síntesis de coincidencia. La expresión “al pasar de lo semejante a lo semejante” hace referencia a los grados de semejanza. Por consiguiente, los grados de semejanza determinan la estreches de la unidad del grado de generalidad. Se puede decir, entonces, que, a mayor semejanza, mayor grado de estreches en la unidad y menor grado de generalidad. Por lo tanto, el nivel de generalidad mantiene una relación inversamente proporcional al grado de estreches de la unidad del grupo (Véase la figura 5 y compárese con la figura 4). Y como el grado de semejanza determina la extensión del tipo, el término “extensión” no señala la cantidad de objetividades que la componen, sino el espacio que ocupan en virtud de la estreches de unidad del grupo. 184 185 Véase Capítulo segundo (3.b.ii). Véase Introducción (3.b). 177 GRADO DE SEMEJANZA Figura 5. Relación entre el grado de semejanza y el nivel de generalidad 7 6 5 4 3 2 1 0 0 1 2 3 4 5 6 7 NIVEL DE GENERALIDAD Nivel de generalidad Lineal (Nivel de generalidad ) Lo anterior muestra con evidencia que: 1. Los tipos se estructuran sobre las operaciones y las objetividades dadas el nivel hylético más originario, 2. La estructuración de los tipos y de sus niveles de generalidad se lleva a cabo mediante síntesis de semejanza no sólo fundadas sino también análogas a las del nivel inferior, y 3. Las objetividades formadas en ambos niveles guardan una gran afinidad en su estructura, tanto así que los tipos parecen formaciones de grupos hyléticos, pero constituidas en una escala mayor. De lo anterior se extrae otra conclusión: la constitución del sustrato de percepción está fundada sobre las síntesis de asociación por semejanza entre los datos hyléticos de la esfera originaria de una doble manera: 1. el sustrato es, por un lado, actualidad en la impresión originaria y, por ende, múltiples enlaces de síntesis de homogeneidad y heterogeneidad entre la materia de la sensación; 2. por otro lado, el sustrato es el enlace de la impresión originaria con la estructura típica sedimentada (en reproducciones y anticipaciones), y como el tipo está constituido él mismo por asociaciones pasivas de nivel originario, estas asociaciones se transmiten, por así decir, de manera mediata al sustrato de percepción. iii. Asociaciones en los conceptos empíricos La semejanza entre las objetividades de la esfera hylética originaria y los tipos también se muestra en que ambos tienen un carácter no-temático y en que al 178 aprehenderse dejan de pertenecer a su nivel de conciencia: los datos de la sensación ascienden de nivel cuando se hacen temáticos en el sustrato y los tipos ascienden de nivel cuando se hacen temáticos en los conceptos empíricos. Esto mismo abre una relación analógica estructural entre los sustratos y los conceptos empíricos en tanto ambos son aprehensiones de un múltiple de objetividades notemáticas. Y, asimismo, abre un vínculo analógico entre la relación que mantienen por un lado, los datos hyléticos originarios y los sustratos y, por otro lado, los tipos y los conceptos empíricos. ¿Cuál es la diferencia entre los tipos y los conceptos empíricos en cuanto a las síntesis de asociación? La diferencia más notable es que las síntesis de asociación que constituyen los conceptos empíricos son síntesis activas (las síntesis de lo igual con lo igual y otras síntesis activas de asociación por semejanza). Pero estas síntesis no aparecen de la nada. Ellas se constituyen sobre las síntesis pasivas de asociación. Más aún, como se mostró en el apartado (2. c. i) de este capítulo, la síntesis activa de coincidencia que genera los conceptos empíricos es la realización activa de la coincidencia pasiva de los tipos. Hay otra diferencia de matiz. Aunque los tipos se constituyan principalmente por las determinaciones de sentido sedimentadas, en su extensión también intervienen posibilidades de asociación ─en el caso de los tipos de nivel superior, cuyo origen no fue dado actualmente─. Los conceptos empíricos, por otro lado, están constituidos en igual medida por las determinaciones sedimentadas y por las posibilidades fácticas. El nexo asociativo de constitución de los conceptos empíricos es, de este modo, análogo al del sustrato de percepción, en el sentido de que los nexos asociativos no se limitan a asociaciones de reproducción, sino que se abren también en la dirección anticipadora. El sentido objetivo del sustrato de percepción (que es producto del enlace entre la impresión originaria, las objetividades hundidas en la retención y los horizontes anticipadores) guarda semejanza con los conceptos empíricos (que son producto del enlace de lo dado actualmente, lo pre-dado típicamente y lo anticipado de manera intuitiva en la fantasía). La diferencia entre el sustrato y el concepto empírico es que en este último las anticipaciones del 179 horizonte son intuitivas, mientras que los horizontes de percepción son por esencia vacíos. Se trata, así, de síntesis análogas que operan sobre objetividades de distinta complejidad. iv. Asociaciones en los conceptos puros Al llegar al nivel más elevado de objetivación nos encontramos con el método de la variación y, entonces, parece que la relación analógica entre las síntesis de asociación por semejanza toma un rumbo diferente, pues a simple vista no se muestra nada parecido en los niveles inferiores. Sin embargo, en este caso es el mismo Husserl quien señala el parentesco de la variación con las operaciones de asociación efectuadas en los niveles subyacentes: Las generalidades superiores se obtienen mediante variación de ideas. Esto implica que la visión de las ideas es ella misma un análogo de la experiencia simple, en cuanto que es una conciencia desde luego superior y activamente productora en la que llega a darse por sí misma una nueva objetividad, lo universal (Husserl, 1980, p. 398). ¿Hasta dónde llega la analogía entre la objetivación de las generalidades puras y la experiencia simple? Esta analogía parece no tener límites, pues puede extenderse por todas las operaciones de objetivación que la preceden. Comencemos examinando la operación de variación tal y como es ella misma. La variación consiste en la continua realización de síntesis de homogeneidad y heterogeneidad entre intuiciones de la fantasía: “las relaciones de uniformidad y semejanza […] nos sirven como la transición al tercer nivel de objetivación, eso es, al nivel judicativo más alto, aquel del juicio que conceptualiza lógicamente” (Husserl, 2001, p. 346). Dado que estas síntesis enlazan contenidos de la fantasía, y dado que toda experiencia de fantasía se funda en una vivencia de percepción, los enlaces por semejanza se efectúan por asociación reproductiva y anticipadora. El enlace actual no es, sin embargo, una conexión entre datos de la sensación, sino entre contenidos de la fantasía: “[…] corresponde a cada tipo de entrega posicional un cuasi-tipo de entrega de fantasía; ambos comparten el mismo contenido 180 esencial” (Husserl, 2001, p. 346). ¿Acaso estas síntesis mantienen relación con las síntesis pasivas? Toda síntesis de homogeneidad y heterogeneidad tiene un mismo origen: uniformidad o semejanza [activas] tienen su fuente original puramente en la conexión que se pre-constituye por la unidad de la así llamada asociación […] Esta conexión que entra en la visión temática es el fundamentum relatum para la constitución activa de una relación, de la relación de semejanza y de uniformidad (Husserl, 2001, p. 348). La conexión referida por Husserl es el fundamento de las síntesis activas de asociación por semejanza que constituyen los conceptos puros: “esta conexión es inmediatamente la fuente incluso de la conciencia de lo universal y, por lo tanto, del juicio que conceptualiza, del juicio en el sentido completo” (Husserl, 2001, p. 348). ¿Pero en qué consiste tal conexión? Quiero decir con esto que una forma primordial de asociación es esta fuente, lo que equivale a decir que, funciona como un a priori específico de preconstitución pasiva sobre el que un nuevo nivel de actividad puede construirse, tal nivel de actividad no sólo produce lo universal como objeto, sino que se presta a todos los juicios (Husserl, 2001, p. 348). Las síntesis pasivas de asociación por semejanza, eso es, las síntesis más básicas de homogeneidad y heterogeneidad, son ese a priori constituyente. Toda operación de síntesis asociativa superior se rige por el a priori de las síntesis originarias y es una síntesis análoga a esas primeras síntesis de la conciencia. Esta doble relación analógica entre las síntesis de semejanza pasivas y activas se hace evidente de dos maneras: 1. La variación se rige por las mismas regularidades que rigen el ordenamiento de la coexistencia en la impresión originaria. Toda variación se orienta por un telos definido, que es el eidos o lo invariable. Es decir, toda operación de variación tiene la meta de alcanzar un concepto puro o eidético. Pero el telos no está definido de manera idéntica en cada proceso de variación, pues los conceptos puros tienen 181 diferentes grados de generalidad. El grado de generalidad se alcanza mediante la extensión de las relaciones de asociación por semejanza (y, correlativamente, mediante la reducción de las asociaciones de extrañeza) entre las reproducciones de la variación. Veamos este proceso partiendo de los conceptos puros de nivel inferior. Si se toma como ejemplo un tono particular de “rojo”, el telos puede variar de la siguiente manera: 1. El telos es el concepto puro “rojo”. En la variación se establecen síntesis de homogeneidad con todas las posibilidades puras de “rojo” y se limita la variación por las síntesis de heterogeneidad con todo lo que no sea “rojo” ─con lo cual las asociaciones por semejanza son pocas y las asociaciones por extrañeza muchas─. 2. El telos pasa a ser el concepto puro “color”. Se abren nuevas conexiones por semejanza con los demás colores y, por consiguiente, se cancelan, por así decir, las relaciones de heterogeneidad con esos mismos colores. 3. Se puede llegar a un tercer nivel en una operación que ya no es de variación, sino de formalización mediante la apertura de nuevas síntesis de homogeneidad y la reducción de otra cantidad de síntesis de heterogeneidad. En este caso, se rompen los límites del telos de conceptos puos y se llega al ámbito de las categorías, particularmente a la categoría de “cualidad visual”; 4. El proceso puede seguir en esa dirección y alcanzar la categoría de “cualidad sensible” y, por último, la categoría de “cualidad”. Si se compara la descripción de los niveles de generalidad de los conceptos puros con la descripción de las formaciones de grupos en la coexistencia de la impresión originaria (desde los grupos pequeños hasta los campos de sentido), se hace evidente que los procesos constituyen objetividades similares mediante operaciones sintéticas regidas por una misma regularidad: a mayor asociación por semejanza (y menor asociación por contraste), menor es la extensión del grupo constituido. La aparente diferencia consiste en que allí se siguió un camino que partía de las formaciones de grupos más extensas para terminar en los grupos más pequeños, y aquí se ha comenzado con las generalidades de grado inferior para terminar con las más amplias generalidades del entendimiento. Este cambio de perspectiva resulta útil, pues muestra que tanto en la esfera hylética y como en la esfera del entendimiento se revela un mismo proceso, aunque se llegué a él 182 mediante caminos diferentes. Por otro lado, la auténtica diferencia consiste en el grado en que se efectúan las operaciones sintéticas y en la complejidad de las objetividades que asocian y que constituyen. 2. La objetividad del entendimiento da ella misma el múltiple en que se basa la objetividad y aprehende tal objetividad en el mismo nivel de conciencia. En la esfera hylética originaria las objetividades que se forman no son aprehendidas, pues al ser ellas aprehendidas (en el sustrato) dejan de pertenecer al nivel más básico de la receptividad y ascienden a un nivel superior: el nivel de la percepción. Un proceso análogo aparecía en el caso de los tipos, que al ser tematizados dejaban de pertenecer a la esfera de la receptividad y se aprehendían en una objetividad espontánea: el concepto empírico. Parecía, pues, imposible dar el múltiple de objetividades no-temáticas y aprehenderlas sin que ascendieran de nivel. Pero en el concepto puro hace posible lo que en otros niveles parecía imposible: la variación, por un lado, despliega el múltiple de reproducciones que darán origen al concepto puro y, por otro lado, aprehende de tales reproducciones lo invariable. Ya se ha visto cómo se produce el múltiple de reproducciones en la variación y su semejanza con el proceso de ordenamiento de la coexistencia dada en la impresión originaria. El proceso de aprehensión también guarda una relación analógica con los niveles receptivos, pues la aprehensión de la nueva objetividad es, como se mostró antes, una contemplación semejante a la visión sensible. Esta semejanza hace referencia a las asociaciones reproductivas y anticipatorias que constituyen el sentido objetivo del sustrato de percepción: en la contemplación se “ve” lo invariable, como en la percepción visual se ve el sustrato. c. Conclusión De lo expuesto en los dos apartados anteriores se puede concluir que las síntesis de asociación por semejanza y las objetividades que se constituyen por ellas en cada uno de los niveles de conciencia se repiten analógicamente en dos grandes formaciones de patrones: 1. Las objetividades no-aprehendidas (como los datos hyléticos de la impresión originaria y los tipos) y 2. Las objetividades aprehendidas (como los sustratos y los conceptos empíricos). Sin embargo, en el último nivel de 183 la conciencia son posibles las repeticiones análogas de los dos patrones anteriores ─pues en el concepto puro se da el múltiple de contenido de aprehensión y se lo aprehende sin que haya un cambio de nivel─. El nivel más elevado de la espontaneidad es, entonces, la repetición de toda la estructura de conciencia y, por consiguiente, si se lo mira sólo a él pueden verse repetidos todos los patrones de las operaciones implicadas en la producción de conocimiento. Así, pues, las síntesis de asociación parecen mostrar una estructura fractal de dos patrones, cuya formación final muestra toda la secuencia de repetición de patrones anteriores: en las operaciones de conceptualización pura y en los conceptos puros se puede ver toda la estructura de la conciencia en una imagen. 184 Capítulo tercero. Asociaciones entre parecidos de familia En este capítulo se responden las preguntas generales y específicas de la investigación por medio del método presentado en el capítulo primero. I. Los prototipos de las categorías y el núcleo de las generalidades de la conciencia En esta sección se responde la primera pregunta específica del estudio, a saber: ¿existe alguna relación entre los procesos y fenómenos encontrados por Rosch en sus estudios sobre el grado de prototipicidad de las categorías y los hallazgos de Husserl acerca del origen de las generalidades de nivel superior? 1. Introducción: los prototipos en las categorías de color a. El origen de la tesis de Rosch: las áreas focales y periféricas de los colores Universals in Color Naming and Memory (1972) es tal vez el primer gran artículo que publicó Eleanor Rosch acerca del problema de las categorías. Su título es una paradoja, pues este estudio muestra las primeras evidencias ─de una larga serie de evidencias cognitivas─ que soportan la tesis de que las categorías no son los conjuntos lógicos cerrados y bien definidos que habían descrito los filósofos (las categorías de Aristóteles o de Kant o los universales de los filósofos escolásticos).186 186 Véase, Anexo I. 185 El objetivo principal de Rosch en este estudio es probar que algunas áreas de los colores tienen una “distintividad” particular. Esta tesis ya había sido formulada por los antropólogos Brent Berlin y Paul Kay. Ellos fueron los primeros en oponerse a la idea de que el espacio de los colores es continuo y uniforme y que los idiomas podían clasificar todas sus áreas en categorías arbitrarias. En lugar de eso, Berlin y Kay defendieron la idea de un espacio de color dividido en áreas focales y periféricas. Las áreas de los colores son “intersecciones particulares de las tres dimensiones tono, valor y saturación” (Rosch Heider, 1972, p. 11). En un estudio transcultural, Berlin y Kay mostraron evidencias de que las áreas focales de los colores “son universalmente las más codificables y las recordadas de manera más precisa” (Rosch Heider, 1972, p. 11). El estudio les pedía dos tareas a los sujetos: 1. Mencionar los términos básicos de color de su idioma y 2. escoger el mejor ejemplo de ese color entre una matriz de estímulos: “Berlin y Kay primero obtuvieron, sin estímulos de color presentes, los términos básicos de color en el idioma nativo del informante, términos "básicos" distinguidos de los términos secundarios por criterios lingüísticos. Al informante se le pidió después tomar el mejor ejemplo de cada uno de los nombres de colores básicos de una matriz de todos los tonos y valores (brllo) en el Libro del color de Munsell, cada uno al máximo nivel de saturación […]” (Rosch Heider, 1972, p. 11). Los resultados mostraron que había un número limitado de términos básicos en cada idioma y que las fichas designadas como los mejores ejemplos de los términos básicos “tendían a caer en ‘grupos’187” (Rosch Heider, 1972, p. 11). Esos grupos incluían las fichas que en el idioma inglés eran clasificadas como “rojo”, “verde”, “amarillo”, “azul”, “café”, “rosado”, “anaranjado” y “púrpura”. Berlin y Kay llamaron “puntos focales” a los mejores ejemplos de los colores y argumentaron que la evidencia que apoyaba la tesis de que los nombres de los colores eran una construcción arbitraria de los idiomas había contemplado únicamente las áreas periféricas de los colores. 187 “clusters”. 186 b. El estudio Universals in Color Naming and Memory (1972) Rosch defiende la tesis de Berlin y Kay mediante un estudio que formula la siguiente hipótesis: hay áreas específicas del espacio del color ─definidas como intersecciones particulares de las tres dimensiones, tono, valor y saturación─ que son universalmente las más codificables y las que se recuerdan con mayor precisión (en ambas, la memoria de corto y de largo plazo) y que es en esas áreas que se forman los puntos focales de los nombres de los colores básicos a través de los lenguajes (Rosch 1972, p. 11, énfasis añadido). ¿Por qué es importante este estudio? 1. Porque años después de su publicación, cuando Rosch tenga en cuenta las investigaciones de Michael Posner, ella identifica las áreas focales de los colores con los prototipos de las categorías: las áreas focales de los colores son los prototipos de las categorías de color; y 2. Porque el que las áreas focales de los colores sean las más codificables y las que se recuerdan con mayor precisión va a ser la primera gran evidencia de la existencia de prototipos en las categorías. El estudio se divide en tres partes fundamentales. En la primera, Rosch se propone definir las áreas focales de los colores encontradas por Berlin y Kay en una dimensión que ellos no tuvieron en cuenta: la saturación. En la segunda, Rosch se pregunta si las áreas focales de los colores halladas en el primer experimento son más codificables que las áreas no-focales. Y en la tercera Rosch se pregunta si “los colores focales serían recordados de manera más precisa que los colores nofocales” (Rosch Heider, 1972, p. 12). Para desarrollar esas tareas diseña experimentos que muestran resultados con evidencia empírica. A continuación, hago una exposición de los experimentos (1) y (2). Para los dos experimentos hago la interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio y la lectura fenomenológica de los resultados. 187 2. Experimento 1: el mapeo de las áreas focales de los colores a. Descripción del experimento i. La hipótesis Berlin y Kay definieron las áreas focales de los colores en las dimensiones de tono y brillo, pero dejaron por fuera la variable de saturación. El objetivo de este experimento es “determinar, para la dimensión de saturación, la ubicación de los puntos focales de los nombres de color básico” (Rosch Heider, 1972, p. 12). El experimento no explicita ninguna hipótesis. ii. Los sujetos Los sujetos se dividieron en dos grupos: uno de sujetos cuyo idioma nativo era el inglés y otro de sujetos cuyo idioma nativo era diferente al inglés: Los sujetos hablantes de inglés fueron 20 chicas universitarias; el grupo de hablantes de idiomas diferentes al inglés estuvo compuesto de 10 estudiantes extranjeros. Los idiomas representados fueron: Húngaro, housa, italiano, coreano, japonés, javanés, navajo, portugués, español y tagalo. Todos los sujetos extranjeros eran algo bilingües en inglés. Los sujetos se sometieron a pruebas de daltonismo. Todos los sujetos fueron voluntarios pagados (Rosch Heider, 1972, p. 12). 188 iii. El estímulo α. La notación de Munsell Para definir los colores se siguió la notación de Munsell. En este apartado se presentan los elementos generales del sistema de color de Munsell y su notación. En el sistema el color de Munsell el color se divide en tres dimensiones: el tono, la luminosidad (brillo) o valor y la saturación o colorido. Munsell define el tono como “la cualidad por medio de la cual distinguimos un color de otro” (Adobe Systems Incorporated, 2000). Así, diferencia el tono en cinco colores principales (rojo, amarillo, verde, azul y Figura 6. Escala de tono de Munsell. Recuperado el 11 de febrero de 2020 de: (Adobe, 2000). púrpura) y cinco intermedios (amarillo-rojo, verde-amarillo, azul-verde, púrpura-azul y rojo-púrpura). Cada tono varía en un rango de cero a 10, como lo muestra la figura 6. 189 La luminosidad o valor es “la cualidad por medio de la cual distinguimos un color claro de uno oscuro” (Adobe Systems Incorporated, 2000). La luminosidad se mide en una escala de cero a diez en donde cero es negro y diez es blanco. La saturación o colorido es “la cualidad que distingue la diferencia de un tono puro a una sombra gris” (Adobe Systems Incorporated, 2000). La saturación también tiene una gradación por niveles, pero en ella el nivel máximo varía dependiendo del tono. En la figura 7 se puede ver la diferencia de saturación entre el rojo-púrpura y el amarillo-rojo. Para profundizar en el sistema de color de Munsell, véase (Munsell, 2008). Munsell desarrolló una notación para nombrar los colores. En esta notación se expresan los grados de tono, brillo y saturación de un color. Figura 7. Escala de brillo y variación de saturación Por ejemplo, el color “rojo focal” del en los tonos rojo-púrpura y amarillo-rojo en el experimento de Rosch se escribe así sistema de color de Munsell. Recuperado el 11 de en notación Munsell: “5R 4/14”. La febrero de 2020 de: (Adobe, 2000) notación se lee de la siguiente manera: el primer número señala el grado de tonalidad; la letra en mayúscula señala la letra inicial del nombre del tono en inglés; el primer número después de la letra señala el brillo; y el último número señala la saturación. 190 β. El estímulo Para el estímulo se escogió primero la ficha de color más focal de la matriz de colores usada por Berlin y Kay. Estos colores, en notación Munsell, fueron: “Rojo 5R 4/14; amarillo 2.5Y 8/16; verde 7.5G 5/10; azul 2.5PB 5/12; rosado 5R 8/6; anaranjado 2.5YR 6/16; café 5YR 3/6; púrpura 5P 3/10” (Rosch Heider, 1972, p. 12). Estas fichas estaban todas en la máxima saturación para ese tono y valor proporcionado en el Libro de color de Munsell. A estas fichas se agregaron todas las fichas de menor saturación del mismo tono y valor. El número de fichas agregadas variaba según la saturación del original; el rango fue de 3 cada uno, para rosa y marrón, a 8 cada uno, para amarillo y naranja. La matriz final estaba compuesta por 53 fichas (Rosch Heider, 1972, p. 12). iv. El procedimiento Las fichas se colocaron en tarjetas blancas separadas de 5.08 X 5.08 cm y se distribuyeron aleatoriamente para que cada sujeto las viera en diferente orden. Se les dio la siguiente instrucción a los sujetos: “de todos estos colores, encuentre el que para usted es el mejor ejemplo de ‘X’. ‘X’ fue, a su vez, cada uno de los nombres de color básicos en los idiomas de los sujetos” (Rosch Heider, 1972, p. 13). v. Los resultados Los resultados mostraron que “[p]ara los sujetos de Los Estados Unidos, el 95% de todas las elecciones de mejores ejemplos de nombres de colores básicos cayeron sobre los dos niveles más altos de saturación […][y] [p]ara los sujetos extranjeros, el 92.5% de las elecciones fueron de fichas de los dos niveles más altos de saturación” (Rosch Heider, 1972, p. 13). Por lo tanto, los colores de mayor saturación fueron los mejores ejemplos para todos los sujetos del experimento. 191 b. Los colores en los hallazgos de las investigaciones fenomenológicas de Husserl Para Husserl el significado del término “color” cambia dependiendo de la objetividad a la que haga referencia. El color puede ser un “dato sensible de color”, una “cualidad de color”, un “tipo de color” o un “concepto de color”. i. Los datos hyléticos de color Por lo expuesto en el capítulo segundo parece que las objetividades más pequeñas implicadas en la constitución de conocimiento son los datos hyléticos. Son los más pequeños porque parece que no se pueden descomponer en partes de menor extensión ─a diferencias de las cualidades, los tipos y los conceptos─. Husserl distingue dos grandes clases de datos hyléticos visuales: 1. Los datos hyléticos de color y 2. Los datos hyléticos de forma. Así, pues, un dato hylético de color concreto sería la objetividad de color más pequeña que interviene en la constitución de conocimiento de experiencia. En analogía con el campo de la física, los datos hyléticos serían como los electrones de los átomos. Sin embargo, Husserl encuentra que los datos de la sensación concretos pueden ser divididos en dos clases de momentos: Y eso implica además que las sensaciones de un tipo, tal como el visual (lo mismo, entonces, aplica a lo táctil) permite a su concreción ser distinguida en dos clases de momentos, los momentos materiales y [los momentos] extensionales de la materia (de la cualidad en el más amplio sentido) cubren o cumplen una expansión pre-empirica y, de hecho, lo hacen necesariamente (Husserl, 1997b, p. 135, énfasis añadido). Es la distinción entre el contenido de la materia de los datos hyléticos (valga la redundancia ─por cierto, utilizada por el mismo Husserl─) y la extensión de la materia de los datos hyléticos. Este hallazgo significa una precisión de los hallazgos generales de Husserl sobre la esfera hylética presentados en el capítulo segundo. Pues la materia de los datos de la sensación parece ser más compleja de lo que se pensaba. ¿Cuál es, por ejemplo, la materia de un dato de color? En las líneas que 192 siguen a la cita precedente, Husserl pone el ejemplo de un momento rojo, eso es, de un dato hylético concreto de rojo: “Un momento rojo, con tal y tal brillo y saturación, es lo que es sólo como la amplitud de una cierta extensión; el momento rojo se expande” (Husserl, 1997b, p. 135). En este pasaje, Husserl afirma explícitamente que el momento rojo existe por tener una extensión y que esa extensión se expande. Pero ¿qué quiere decir Husserl cuando dice que el brillo y la saturación están con el momento rojo?, ¿están ellos implicados en él?, ¿son sus componentes?, ¿depende de ellos la extensión del dato concreto? El siguiente fragmento puede dar luces sobre esto: El color llena la extensión; el color se difunde en ella y genera una extensión coloreada. Cada cambio de la extensión, o de su forma, afecta también en un cierto sentido al color y viceversa. Las determinaciones relativas al color, tales como el tono, el brillo y la saturación obviamente se emparejan bien188 no de manera diferente a como lo hacen el color y la extensión y, de nuevo, a como lo hacen los momentos de tamaño, de forma y de ubicación dentro de la extensión. Pero hay, de hecho, por doquier accesorios que se encuentran en la esencia y que aún condicionan, a pesar de toda la variabilidad de los momentos individuales, su alianza genérica, y por lo tanto producen unidades inseparables (Husserl, 1997b, p. 143). Husserl se refiere al tono, a la saturación y al brillo como “determinaciones” del color. Por el contexto se sabe que la expresión “color” señala los datos hyléticos de color, pues en ese parágrafo Husserl está tratando el problema particular de la conexión funcional entre los datos visuales y las secuencias cinestésicas. El término “determinación” tiene aquí el sentido de “particularidad”; la determinación es la precisión de una entidad. No es un sentido diferente al de las determinaciones conseguidas mediante la aprehensión explicativa. El que el tono, la saturación y el brillo sean determinaciones del color quiere decir, entonces, que ellas son sus componentes. Por consiguiente, los datos hyléticos estarían formados de partículas más pequeñas. Este descubrimiento sería análogo al de la física cuántica cuando 188 “belong together” 193 descubrió que los átomos están compuestos de partículas más pequeñas que los electrones: los quarks (Véase la figura 8). Ahora bien, la extensión de un dato hylético no puede depender sino de la manera como está dispuesta la materia. Al final de la cita anterior, Husserl habla de la alianza genérica entre los componentes de los datos hyléticos de color y de su Figura 8. La estructura de un átomo. Recuperado el 5 de marzo unidad inseparable. Más de 2020 de: precisamente, habla de las https://www.ecured.cu/Part%C3%ADculas_subat%C3%B3mica condiciones de esa alianza y del papel que juegan en la constitución de la unidad. Él después va a aclarar que esas condiciones son las sensaciones cinestésicas. El punto aquí, sin embargo, es el enlace mismo entre las determinaciones que componen el color y la unidad que llegan a constituir. Pues la materia y la extensión de los datos hyléticos de color no puede depender de otra cosa sino de sus determinaciones y del enlace que ellas constituyen. En los textos revisados, Husserl no dice mucho más acerca de ese problema. No obstante, de lo dicho anteriormente se pueden extraer las siguientes consecuencias: 1. Si un dato hylético está compuesto sólo del tono, el brillo y la saturación, su materia no puede consistir en algo diferente a esos tres elementos; 2. Si estos tres componentes son la materia del dato, entonces la extensión de la materia depende solamente de la manera como estén enlazadas esas objetividades;189 y 3. Si en este, el que sería el Prueba de ello puede ser el siguiente pasaje: “Si consideramos el estado de los fenómenos que ofrecen precisamente las condiciones analíticas más favorables, el estado de los fenómenos dentro de la esfera de la "visión distinta", descubrimos que la misma calidad (incluidos los momentos esencialmente relacionados con él, como brillo y saturación) pueden sufrir ciertas modificaciones, modificaciones de la extensión. Y, por el contrario, la misma extensión puede sufrir modificaciones con respecto a la calidad, es decir, con respecto a la calidad en el sentido más estricto, brillo, saturación o todo esto en conjunto” (Husserl, 1997b, p. 139). 189 194 nivel más primigenio de la conciencia, se constituye una unidad y si tal unidad se produce mediante un enlace, las operaciones de conciencia por las que se efectúan el enlace y la unidad deben ser análogas a las que producen enlaces y unidades entre contenidos de los demás niveles de la conciencia, es decir, deben ser análogas a las síntesis de asociación y coincidencia. Por lo demás, no hace falta decir que cuando los datos hyléticos se aprehenden en cualidades, sus componentes no desaparecen. Cuando, por ejemplo, un dato de color se aprehende como cualidad de color, el tono, el brillo y la saturación también se aprehenden como componentes de la cualidad. De otra manera ni Munsell, ni ninguno de nosotros habría podido hallar empíricamente la distinción de las tres dimensiones de color. Pero si el lector aún no está convencido de esto, en el siguiente apartado se mostrará evidencia que comprueba esta interpretación. ii. Los tipos de color Un tipo de color es igual a otro tipo en el sentido de que también se rige por las dos condiciones que determinan su nivel de generalidad (la magnitud de las distancias de semejanza y el número de momentos semejantes) y por las condiciones hyléticas que determinan estas condiciones (la fuerza de conexión y la estreches de unidad). Las conexiones por semejanza entre los tipos de color son análogas a las divisiones de los sistemas de color modernos. Tomemos como guía el sistema de color de Munsell, del que ya conocemos sus principales aspectos. En lo que sigue se explica el alcance de la analogía. Para Husserl, cada tipo de color es una secuencia de asociaciones de cualidades de color particulares: Así, por ejemplo, lo universal “claridad” se basa en lo universal “color”, que abarca en sí la claridad; el color, a su vez, sólo es concebible como color figurado y éste, o sea la figura coloreada (figura espacial) o, con más precisión: la cosa misma espacial figurada, es lo concreto pleno, o sea, lo universal que en cuanto universal tiene plena independencia (Husserl, 1980, p. 369, énfasis añadido). 195 Husserl quiere decir que no hay concretum de colores, el concretum es la cosa de un cierto color. Esto es debido a que el color es una determinación y, por ende, sólo puede constituirse como generalidad abstracta. Para dar claridad a este asunto debe examinarse el proceso de constitución de los tipos de color. Es verdad que ellos surgen de la aprehensión de cualidades de color concretas. Sin embargo, esas cualidades no se aprehenden siempre de manera discreta. Nuestro mundo no es una división de objetos de color único y definido, ni de experiencias estáticas (como mirar una ficha de color uniforme en un laboratorio). Por el contrario, los objetos del mundo nos ofrecen una multiplicidad de colores que cambian continuamente con el cumplimiento de la percepción. Si, por Figura 9. Guacamayo rojo. Tomado el 9 de febrero ejemplo, vemos las plumas de un de 2020 de guacamayo, las cualidades de color no https://es.wikipedia.org/wiki/Ara_chloropterus se separan discretamente como si dijéramos “aquí hay verde y este verde rompe con lo rojo”. En lugar de eso, hay una especie de continuidad entre las cualidades de color: el rojo se enlaza con el verde y el verde con el azul (Véase la figura 9). Tal enlace no es una mera apariencia. Estamos aquí frente a una forma particular de cumplir las anticipaciones vacías de un sustrato de percepción, a saber, la determinación continua.190 El rasgo fundamental de la determinación continua es “Todavía hay algo que decir sobre la forma de llenar el espacio. Las determinaciones de materialización pueden llenar el espacio de forma continua o discreta, o para hablar con mayor precisión, continuamente en todas partes o no continuamente en todas partes y de manera discreta en los límites espaciales individuales, es decir, en los "puntos", líneas y superficies individuales” (Husserl, 1997b, p. 58). 190 196 que no hay saltos o discontinuidades entre los explicados de un sustrato. Husserl distingue dos clases de determinación continua: 1. Aquella que permite que “lo que no cambia pase al cambio, por ejemplo, en la migración continua de una discontinuidad cualitativa sobre una extensión llena de manera unitaria de tal o cual manera” (Husserl, 1997b, p. 59), y 2. Aquella que opera sobre “las determinaciones de relleno en sí mismas, por ejemplo, el flujo de calidad en calidad, tal vez en la transición de rojo a través de púrpura a violeta” (Husserl, 1997b, p. 59). Aquí nos debe interesar la segunda clase de determinación continua, pues ella conecta aspectos particulares de las cualidades: Las determinaciones que llenan tienen ─como debemos mencionar al menos de pasada─ varios aspectos que son capaces de una continuidad, el aspecto de la calidad en el sentido más estricto, el aspecto de la intensidad o, en el caso de las determinaciones de color, el aspecto de la saturación, el brillo, etc. (Husserl, 1997b, p. 59, énfasis añadido). En la continuidad de determinaciones de color se conectan aspectos como la “saturación” y el “brillo”. Husserl reconoce que toda cualidad de color está compuesta de aspectos como la saturación y el brillo. Además, afirma que los enlaces de continuidad sólo son posibles en la conexión de tales aspectos particulares: Sin embargo, todas las fases pertenecen necesariamente a un mismo género esencial. Las transiciones continuas solo son posibles entre matices de color y matices de color, brillo y brillo, sonido y sonido. Pero, por una ley esencial, están excluidos entre las diferentes clases, entre el color y el sonido, los matices y el brillo del color, el sonido y el olor, etc. Esto obviamente también es pre-fenomenal (Husserl, 1997b, p. 59). Así, entonces, la razón por la cual hay continuidad de determinaciones entre las cualidades de color del guacamayo es la secuencia de enlaces entre aspectos particulares de esas cualidades, como el brillo, la saturación y el tono. 197 Ahora bien, si descendemos un escalón en los niveles de la conciencia, vemos que la continuidad de determinaciones tiene un origen pasivo en síntesis de homogeneidad de clase particular: el fenómeno de la gradación. La gradación es una forma de síntesis de semejanza que opera sobre los datos hyléticos cuyo rasgo principal es que “el término final de un par, es el término inicial del siguiente par, el término como punto de partida para una nueva gradación, etc.” (Husserl, 2001, p. 180). Esta síntesis subyace a la continuidad de determinaciones cualitativas. Por ende, en tal continuidad un dato de brillo se enlaza con otro dato de brillo, un dato de saturación se enlaza con otro semejante, y así sucesivamente hasta establecer el tránsito de la cualidad “rojo” a la cualidad “verde” y de la “verde” a la “azul”. Ahora que tenemos esto claro, podemos ascender al nivel de constitución de los tipos. Se sabe que toda determinación de sentido pasa a ser parte del sentido objetivo del sustrato de percepción y luego es sedimentada en el pre-conocimiento típico. Si, por ejemplo, se determina el explicado p, él enriquece el sentido objetivo del sustrato S en una síntesis de coincidencia y luego esa síntesis se sedimenta como posesión habitual. En el caso de la determinación continua ocurre lo mismo con la diferencia de que p no es el único explicado, pues a él se enlazan asociativamente otro múltiple de explicados (los explicados q, r, etcétera). Esas determinaciones también entran en coincidencia sintética con el sustrato de percepción y también pasan a ser una posesión habitual. Por consiguiente, los tipos de color no se constituyen solamente por la sedimentación de cualidades discretas asociadas por nexos de semejanza, sino también mediante las asociaciones entre los aspectos particulares de las determinaciones continuas de las cualidades de color. Los tipos de color son, entonces, objetividades constituidas por los enlaces por semejanza entre las determinaciones sedimentadas y posibles de tono, brillo y saturación. De ahí que la estructura de los tipos de color sea análoga al sistema de división de colores de Munsell: como en el sistema de color de Munsell, donde los colores se conectan por los grados de saturación, brillo y tono, los tipos se conectan 198 asociativamente por las semejanzas entre los aspectos particulares de las cualidades de color, tales como el brillo, el tono y la saturación. iii. La estructura de constitución de las objetividades de color Los apartados (i) y (ii) de esta sección muestran que las objetividades de color siempre se constituyen por el enlace sintético de las objetividades de tono, brillo y saturación. Esto fue mostrado con evidencia basada en los estudios de Husserl en el caso de los tipos y de las cualidades de color y con evidencia lógica en el caso de los datos hyléticos. La estructura de la constitución de las objetividades de color no es, entonces, diferente a la estructura de la conciencia como totalidad. Es decir, las objetividades se constituyen mediante operaciones análogas pero repetidas en diferentes niveles de conciencia: las objetividades de tono, brillo y saturación se enlazan para constituir la unidad de un dato hyético de color concreto; las cualidades de color son las aprehensiones de tales datos; los tipos de color son producto de la asociación sintética entre las determinaciones de tono, brillo y saturación; y los conceptos son aprehensiones de intuiciones sedimentadas y posibles. c. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio191 Para este experimento, la reconstrucción analítica de la experiencia se realiza en el menor nivel de detalle posible. Es decir, no se profundiza en las operaciones particulares que intervienen en el proceso. De esta manera, la experiencia del sujeto se puede dividir en los siguientes dos momentos: i. El sujeto aprehende comprensivamente la expresión. ii. El sujeto efectúa la tarea del experimento. i. Aprehensión comprensiva de la expresión El sujeto escucha la expresión del experimentador y aprehende comprensivamente su sentido. Para ver el proceso de aprehensión comprensiva, divido la expresión en partes y reconstruyo la experiencia del sujeto. La expresión completa es la siguiente: Para la interpretación de la experiencia se supone al sujeto como miembro de una cultura occidental. 191 199 “de todos estos colores, encuentre el que para usted es el mejor ejemplo de ‘rojo’”. La expresión se puede dividir en tres partes: 1. La referencia a la matriz de colores, 2. La referencia al concepto empírico “rojo” y 3. La tarea que se le pide que haga. 1. Como la referencia a la matriz de colores está dada actualmente, es decir, como el sujeto ve la matriz de colores en el momento actual, el cumplimiento significativo de esta parte de la expresión se efectúa en la experiencia de percibir actualmente la matriz de colores. Comprender es, en este caso, aprehender la intención significativa del complejo vocal articulado “de todos estos colores” y darle cumplimiento en una experiencia de percepción. 2. El concepto empírico “rojo” es la extensión de cualidades de “rojo” sedimentadas y posibles que han sido asociadas por semejanza en una dirección determinada. Comprender el sentido de la expresión “rojo” significa aprehender intuitivamente el múltiple de experiencias sedimentadas y posibles que constituyen la extensión del concepto empírico “rojo”. Pero no se trata aquí de la intuitivación de todas y cada una de las experiencias sedimentadas del concepto, pues esa tarea sería inacabable y prácticamente imposible. El cumplimiento significativo de la expresión intuitiviza el múltiple de experiencias del concepto empírico “rojo” como en aprehensión simple, es decir, el múltiple aparece como una totalidad ─como cuando en una noche de cielo despejado levantamos la cabeza y contemplamos la pluralidad de estrellas como un todo─. 3. En la tarea se le pide al sujeto que seleccione la ficha que para él es el mejor ejemplo de “rojo”. Eso implica ver cada una de las fichas y compararlas con el concepto empírico “rojo”. La aprehensión intuitiva de la tarea se basa en la comprensión de la referencia a la matriz de colores y al concepto empírico “rojo”. El sujeto asocia las fichas de la matriz con el concepto empírico “rojo” de tal manera que las incluye en su extensión. Comprender significa, aquí, establecer una relación de todo y parte:192 el sujeto capta las fichas de la matriz como componentes del 192 Véase (Husserl, 1980, párr. 59). 200 concepto empírico “rojo”. Esta tarea se realiza mediante una serie de síntesis pasivas de asociación que no hace falta describir. Aprehender comprensivamente la tarea es, además, entender que el concepto empírico “rojo” es una extensión y que es posible realizar predicaciones sobre los miembros de esa extensión. De cada uno de los miembros de ese concepto se pueden decir muchas cosas: de este se dice que es claro, de este otro que es opaco, de aquel que es amarillento y de otro más allá que es bueno. La tarea consiste en determinar cuál de los miembros del concepto empírico “rojo” dados en la matriz es el mejor. El problema aquí es el significado del predicado “bueno” o “mejor”: ¿qué hace bueno a un miembro de la extensión del concepto empírico “rojo”?, ¿bajo qué criterio el sujeto dice algo como “este rojo es mejor que aquel”? Tal vez esto se haga más claro si formulamos la pregunta en otra dirección: ¿Qué hace de uno de los miembros del concepto “rojo” ser un mal ejemplo de “rojo”? Alguna vez nos ha pasado que discutimos con alguien por cuál palabra define mejor a un color. Por ejemplo, de un estímulo X, mi amigo dice que es “rojo” y yo digo que es “anaranjado”. Él dice, “parece anaranjado, pero definitivamente es rojo”. El estímulo X se encuentra en el límite entre uno y otro concepto. Cuando vemos la luz roja de un semáforo no se produce tal controversia. ¿Por qué?, ¿qué diferencia al rojo del semáforo del rojo-anaranjado de la discusión con mi amigo? Explicada en términos simples, la diferencia en este caso parece ser la asociación de los tonos de cada concepto: mientras el tono “rojo” del semáforo no se mezcla con ningún otro tono, el tono “rojo” de la controversia parece mezclarse con el tono “amarillo”.193 Estaríamos frente a un fenómeno semejante si la asociación se diera entre el tono y el brillo o entre el tono y la saturación. Así, por ejemplo, en el rojo claro parece haber demasiado “blanco” y en el rojo pastel demasiado “gris”. De este modo, el “rojo-anaranjado”, el “rojo claro” y el “rojo pastel” no son tan buenos ejemplos del La explicación de la mezcla de los componentes de un color está simplificada al extremo. Pues en cada color está mezclada una multiplicidad de determinaciones de tono, brillo y saturación. Tal simplificación no resulta útil para describir la constitución de un concepto de color, pero sí resulta útil para señalar las diferencias de asociación entre dos o más conceptos de color, debido a que la diferencia de asociación expresada en la simplificación es idéntica a la que acontece en los conceptos actuales. La operación es la misma, sólo cambia la cantidad. Esta simplificación será transversal en todo este apartado. 193 201 concepto empírico “rojo” como el “rojo-rojo” ─por llamarlo de alguna manera─ porque ellos enlazan asociaciones por semejanza con otros conceptos de color. Sin embargo, esta explicación sólo funciona cuando los conceptos de color que compiten por determinar el sentido de un estímulo son conceptos específicos, pues cuando el concepto específico compite con el concepto general las diferencias de asociación parecen perder validez. Por ejemplo, si el concepto específico de “rojoanaranjado” se incluye dentro de la extensión del concepto general de “rojo”, ¿no sería el caso concreto de “rojo-anaranjado” tan buen ejemplo del concepto “rojoanaranjado” como lo es del concepto “rojo”? Para resolver esta pregunta debemos volver la mirada al proceso de constitución del concepto empírico “rojo”. Este es el concepto más general de “rojo”, pues en él se incluyen tanto el “rojo-anaranjado” como el “rojo claro”, tanto el “rojo púrpura” como una extensión inacabable de conceptos específicos de color “rojo”. Por consiguiente, la operación de constitución básica del concepto empírico “rojo” es la generalización. De un núcleo que mantiene los mayores niveles de semejanza se ha extendido el grado de generalidad mediante una larga serie de síntesis de asociación cada vez nuevas. Al núcleo del concepto general “rojo” se llega siguiendo la dirección opuesta que rige la generalización. Se vuelve atrás el proceso de generalización en un proceso de especificación. Si se sigue el curso de aparición de las síntesis de contraste tomando como punto de partida el concepto general de “rojo”, se hallarán diferentes tipos específicos, como el “rojo-rojo”, el “rojo-anaranjado”, el “rojo-púrpura”, el “vino tinto” y el “rojo-claro”. Suponiendo que la extensión del concepto general de “rojo” se reduzca a estos cinco conceptos específicos, el núcleo del concepto general “rojo” deberá hallarse en las determinaciones de estos conceptos que tienen mayor grado de semejanza o igualdad plena. ¿Cómo puedo saber cuáles son las determinaciones de los conceptos específicos que guardan los niveles más elevados de semejanza? Si se identifican las determinaciones que contrastan entre los cinco conceptos específicos, se podrá determinar también qué tipo de relación mantienen esas determinaciones con las 202 determinaciones de otros conceptos generales. Por ejemplo, si suponemos que los conceptos “rojo-rojo” y “rojo-púrpura” están compuestos cada uno de dos determinaciones (el concepto “rojo-rojo” de dos determinaciones de cualidades de color “rojo” y el concepto “rojo-púrpura” de una determinación de “rojo” y una de “púrpura”), e identificamos que el concepto “rojo-rojo” contrasta con el concepto “rojo-púrpura” por la determinación de tono “púrpura”, se puede ver que, en virtud de la determinación “púrpura”, el concepto “rojo-púrpura” mantiene afinidad con el concepto general “púrpura”, mientras que el concepto “rojo-rojo” sólo mantiene afinidad con al concepto general “rojo”. Al identificarse las determinaciones de los cinco conceptos específicos de “rojo” que guardan afinidad con otros conceptos generales de color, se identifican también las determinaciones de esos conceptos que guardan más afinidad con el núcleo del concepto “rojo”. Esto es debido a que el núcleo de un concepto empírico es la extensión de determinaciones de un concepto que guarda los mayores niveles de semejanza entre sí y lo mayores niveles de contraste con las determinaciones de otros conceptos del mismo nivel de generalización. Por lo tanto, si una determinación de un concepto general A no encuentra afinidad con determinaciones de otros conceptos generales, ella debe mantener algún grado de afinidad con el núcleo del concepto general A. Lo que se ha explicado en términos lógicos acontece en la experiencia mediante síntesis pasivas de asociación que establecen enlaces con las determinaciones de los conceptos empíricos. ¿Qué es, entonces, lo que hace que un miembro de un concepto específico sea mejor que otro? El grado de afinidad con el núcleo del concepto empírico general. El sujeto, sin embargo, no aprehende comprensivamente la tarea cuando reconoce el significado del predicado “bueno” como lo acabamos de hacer. Él no se pregunta qué significa el predicado “bueno” y en virtud de qué compararía los ejemplos concretos para determinar su grado de calidad. Al contemplar la matriz de colores y compararla con el concepto empírico “rojo” en la aprehensión comprensiva de la expresión, él ─como cualquiera de nosotros─ “sabe” que algunos de esos ejemplos son mejores ejemplos que otros, aún sin saber qué hace que esos ejemplos sean 203 mejores. Este “saber” significa captar receptivamente que los estímulos son diferentes y que sus diferencias pueden hacerlos coincidir más o menos con el núcleo del concepto. La expresión “saber” quiere decir, entonces, “ver” (recibir pasivamente) las afinidades y los contrastes ─o más precisamente las posibilidades de esas afinidades y contrastes─ entre las determinaciones del concepto empírico “rojo” y otros conceptos generales de color. Este “saber” ─eso es, las operaciones de conciencia señaladas por esta expresión─ no tiene, pues, nada que ver con el pensar; el sujeto no piensa (no efectúa operaciones espontáneas); sólo percibe (actualmente y en imaginación); el pensar ha sido obra mía en la interpretación de su experiencia y su única finalidad ha sido hacer explícitas y comprensibles las operaciones de la receptividad que conducen al sujeto primero a interpretar la instrucción y después a llevarla a cabo. ii. Desarrollo de la tarea del experimento El sujeto efectúa aprehensiones explicativas sobre las cualidades de color de cada uno de los estímulos de la matriz. Lleva a cabo síntesis de afinidad y contraste entre los contenidos de las determinaciones ─a saber, sus conexiones de tono, brillo y saturación─ y el concepto empírico “rojo”. En una operación coordinada establece también semejanzas entre las cualidades y otros conceptos empíricos generales. Con ello encuentra que algunas cualidades mantienen mayor cantidad de semejanzas y de momentos semejantes con conceptos generales de color diferentes al “rojo”. Esto se expresaría en juicios como “este es demasiado claro”, “este es muy oscuro” o “este es ‘rojo-rojo’”. El último de estos juicios señala un menor grado de semejanzas entre el estímulo y conceptos generales diferentes al “rojo” y, por consiguiente, un mayor grado de semejanza entre el estímulo y el núcleo del concepto empírico “rojo”. d. Lectura fenomenológica de los resultados El núcleo de un concepto empírico está constituido por las determinaciones del concepto que guardan los mayores niveles de semejanza entre sí y los mayores contrastes con las determinaciones de otros conceptos empíricos del mismo grado 204 de generalidad. Un miembro de un concepto empírico es mejor que otro en la medida en que mantiene más asociaciones por semejanza con el núcleo del concepto empírico ─y, correlativamente, mantiene más contrastes con los miembros de otros conceptos empíricos─. La reconstrucción analítica de la experiencia ha mostrado que el sujeto del experimento lleva a cabo asociaciones entre los miembros del concepto empírico de color dados en la matriz y el núcleo de ese concepto empírico. Los resultados empíricos del experimento muestran que los mejores ejemplos escogidos por los sujetos se encuentran entre los dos mayores niveles de saturación. Como la saturación señala unas determinaciones sedimentadas ─y, originariamente, unos datos hyléticos captados receptivamente─, los resultados del experimento de Rosch muestran que el núcleo de los conceptos empíricos de color tiene más asociaciones por semejanza con determinaciones del más alto grado de saturación. 3. Experimento 2. la “codificabilidad” de las áreas de los colores a. Descripción del experimento i. La hipótesis El segundo experimento presentado en el artículo Universals in Color Naming and Memory (1972) formuló la siguiente hipótesis: La hipótesis básica del segundo experimento era que los mismos colores [del experimeto 1], específicamente, los puntos focales de los términos de color básicos localizados por Berlin y Kay (1969) y por los resultados del primer experimento, fueron los colores más codificables entre los lenguajes (Rosch Heider, 1972, p. 13). 205 Se usaron dos medidas de “codificabilidad”: 1. La longitud del nombre y 2. La latencia de respuesta. Dada la poca confiabilidad de la medida de “longitud de nombre”,194 aquí sólo se tendrá en cuenta la “latencia de respuesta”. ii. Los sujetos Los sujetos fueron 23 adultos hablantes nativos de un idioma diferente al inglés ─13 hombres, 10 mujeres─ cada uno hablante de un idioma diferente. Catorce de los sujetos fueron evaluados195 en Estados Unidos, las instrucciones de la evaluación se presentaron en inglés; 9 sujetos fueron evaluados en Indonesia, las instrucciones de evaluación se presentaron en Bahasa Indonesia (Rosch Heider, 1972, p. 13).196 iii. El estímulo Se usaron tres clasificaciones de color tomadas de Berlin y Kay: 1. Los colores focales, que consistían en “ocho fichas cromáticas representando el centro de cada grupo de mejores ejemplos, con la adición de negro (N1/) y blanco (N9/)” (Rosch Heider, 1972, p. 13); 2. Los colores internominales, que fueron “fichas escogidas de los centros de aquellas áreas en las que ninguna ficha había sido designada como el mejor ejemplo del nombre de un color básico por ningún idioma” (Rosch Heider, 1972, p. 13); y 3. Los colores límite197 que fueron los colores adyacentes a un grupo focal, en un lado, [y] con un área internominal o borde de matriz, en el otro lado. Los criterios para elegir los colores del límite fueron que la ficha esté a dos o más espacios de distancia de la ficha focal de ese grupo, que la ficha esté directamente adyacente a una ficha que haya sido elegida como el mejor ejemplo por al menos un informante, y que Véase el Anexo 1 (b, iii, γ). “tested”. 196 “Los idiomas, agrupados en familias de idiomas, fueron: indoeuropeos: alemán, italiano, polaco, sueco, hindi, urdu; Austronesio —Tagalog, malayo, bahasa indonesio, javanés, batak, sundanés; Sino-tibetano: tailandés, birmano, canonés, mandarín; Afroasiático: yoruba, housa, árabe, hebreo moderno; Varios: húngaro, coreano, japonés” (Rosch Heider, 1972, p. 13). 197 “Boundary colors” 194 195 206 la ficha no haya sido elegida como el mejor ejemplo por ningún informante (Rosch Heider, 1972, p. 13). Para el análisis sólo voy a tener en cuenta las variaciones de color rojo. Rosch utiliza la notación Munsell para describirlos: el rojo focal (5R 4/14), el rojo internominal (2.5 YR8/6)198, el rojo límite de baja saturación (2.5R 9/2) y el rojo límite de alta saturación (5R 2/8).199 En la figura 10 se presentan imágenes de los tres colores: Figura 10. Estímulos de color “rojo” del experimento 2 de Universals in color naming and memory. De izquierda a derecha: Rojo focal, rojo internominal y rojo límite (los últimos dos). Los colores fueron tomados de: https://encycolorpedia.es/ iv. El procedimiento Cada ficha se montó individualmente en una tarjeta blanca de 7.62 X 12.70 cm. Se mostraron las tarjetas una a la vez a cada sujeto, a quien se le dio la instrucción de escribir, en su propio idioma, cómo llamaría200 a cada color. Las cartas se "barajaron" después de cada prueba para que cada sujeto viera los colores en un orden diferente. La latencia de respuesta, medida por un cronómetro, fue el intervalo de tiempo entre la presentación inicial del color del experimentador y el movimiento inicial del lápiz por parte de sujeto al escribir la respuesta (Rosch Heider, 1972, p. 13).201 v. Los resultados Los resultados se muestran en la tabla 5: “YR” significa “yellow-red”. Es uno de los tonos intermedios en la escala de Munsell. No hay ningún color de tono “rojo” entre los colores internominales. 199 El número total de colores focales fue ocho, al igual que el de colores internominales. Pero el total de colores límite fue trece. De ahí que haya 2 variaciones de rojo límite, uno de alta saturación y uno de baja saturación. 200 “would call”. 201 Aquí se interpreta que el movimiento inicial del lápiz es el movimiento por el que la punta del lápiz toca la hoja por primera vez. 198 207 Tabla 5. Resultados de la codificabilidad de los colores focales, internominales y límite del segundo experimento de Universals in color naming and memory La latencia de respuesta fue considerablemente menor en los colores focales. “La diferencia en la latencia de nombramiento entre las tres categorías de color fue significativa F (2, 22) = 4.52, p < .05” (Rosch Heider, 1972, p. 14). También se hicieron pruebas de medidas correlacionadas que mostraron que “los colores focales se nombraron más rápidamente que los colores internominales, t (22) = 4.74; [y] que los colores focales se nombraron más rápidamente que los colores límite, t (22) = 4.67, ambos ps < .01” (Rosch Heider, 1972, p. 14). No hubo diferencia significativa entre los tiempos de latencia de los colores internominales y los colores límite.202 b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio203 La experiencia se puede dividir en los siguientes ocho momentos: Rosch también examinó las diferencias de tiempo de latencia entre las familias de lenguajes, pero no obtuvo resultados significativos. Además, hizo un análisis sobre la diferencia del nombrar entre los individuos del cual se puede prescindir aquí. 203 Para la interpretación de la experiencia se supone al objeto como miembro de una cultura occidental. 202 208 i. En una expresión como la siguiente, el experimentador le explica el proceder del experimento al sujeto y la tarea que debe realizar: “se le van a mostrar unas fichas de colores, debe escribir en su propio idioma cómo llamaría a cada color”. ii. El sujeto aprehende comprensivamente el significado de la expresión. Como la instrucción es simple y precisa (pues no usa términos abstractos) y señala un evento futuro, y como hay breve lapso entre aprehensión de la expresión y el inicio del experimento, el sujeto de laboratorio tiene tiempo de intuitivizar en la imaginación el cumplimiento significativo de la expresión. Hay, así, una comprensión completa de la expresión. iii. Se le muestra la primera tarjeta. ─Para la reconstrucción de la experiencia supondré que se trata de la tarjeta de color “rojo focal”─. El sujeto capta receptivamente la tarjeta en una impresión originaria. iv. El sujeto asocia la impresión originaria con el tipo “ficha” y constituye un sustrato de percepción. v. La instrucción determina el interés del sujeto y, consecuentemente, el curso de la percepción: a saber, su cualidad de color. vi. El sujeto efectúa una aprehensión explicativa sobre el horizonte interno del objeto y determina su cualidad de color asociándola con un tipo particular de “rojo”. vii. El sujeto sintetiza activamente la aprehensión explicativa en el juicio conceptual “la ficha es roja”. viii. El sujeto notifica en el papel el concepto empírico “rojo”. A continuación, se reconstruye la experiencia del sujeto de laboratorio, a partir del momento (iii), siguiendo el método de interpretación analítica. iii. El ordenamiento espaciotemporal inmanente de la impresión originaria Un momento antes de que aparezca la ficha, el sujeto tiene percepción visual de un fondo blanco. Los datos hyléticos visuales se distribuyen de manera uniforme en el 209 campo perceptual.204 Hay una homogeneidad en los datos hyléticos visuales que constituye una fusión unitaria uniforme. El sujeto está a la expectativa de la primera tarjeta.205 [El experimentador coloca la tarjeta frente a él]. Irrumpe el múltiple de datos de la sensación: el dato de color “rojo” y la forma “rectangular”.206 La intrusión instantánea del dato “rojo” se ordena por las síntesis temporales de sucesión y simultaneidad. A la impresión actual del dato “blanco” la sigue la impresión de lo “blanco” con lo “rojo” en simultaneidad. Coexisten las dos materias visuales de color en el campo de la percepción. El fondo regular blanco se hunde en la retención. Los datos hyléticos se ordenan espacialmente en unas coordenadas cuyo punto cero es la posición del sujeto: el dato “rojo” encerrado en la forma “rectangular” está en el “centro” del campo visual, el múltiple de datos “blancos” está en la “periferia”. Los datos se ordenan localmente en una fusión a distancia (la primera síntesis de homogeneidad). Ahora dato “rojo” y dato “blanco” son homogéneos en tanto datos visuales y, específicamente, en tanto datos de color. Pero la homogeneidad se rompe cuando actúa la primera síntesis de contraste. La concreción de los datos “blancos” y “rojos” se diluye. El contraste separa y crea divergencia. La unión dada por la afinidad visual se fragmenta en la extrañeza de colores. En la separación cada dato de color ejerce su propia fuerza de atracción sobre el sujeto. El dato que produce el contraste ejerce mayor fuerza de afección. El dato “rojo” sobresale en el fondo blanco, marca una diferencia, produce contraste y, por consiguiente, se hace prominente.207 iv. La aprehensión del sustrato de percepción La impresión originaria fija su lugar temporal objetivo al determinarse su enlace con los demás contenidos temporales de la conciencia. Ella se asocia con el pre- Limito la explicación de la experiencia únicamente a su dimensión visual. Omitiré la descripción de la intuitivización de la anticipación y su posterior cumplimiento o decepción. 206 Para simplificar limitaré la descripción únicamente a los datos de color “rojo” y de forma “rectangular”. Asimismo, omitiré la descripción de algunos perfiles del objeto, como el marco blanco de la tarjeta. 207 La experiencia se reconstruye sobre la base de unas condiciones ideales. Se omiten los posibles sentimientos sensibles que pudieran influir en la afección (el enamoramiento, aflicción, enfermedad, entre otros). 204 205 210 conocimiento sedimentado del tipo “ficha”. La tipificación desencadena las asociaciones anticipadoras que producen los perfiles no-vistos del objeto: su lado posterior, su textura, su firmeza, su material, etcétera. Ahora el sujeto capta la ficha en aprehensión simple. En una unidad monotética se ha constituido el sentido objetivo de la ficha. La pregunta aquí es: ¿en esta operación el dato “rojo” se aprehende como cualidad del objeto? No es cualidad, pues toda cualidad es una determinación de un sustrato de percepción ─ascendiendo un escalón en la estructura de la conciencia, toda cualidad es predicado de un sujeto de predicación─. No obstante, en la aprehensión simple hay una asociación entre los datos hyléticos visuales y las cualidades de los sustratos de percepción sedimentados típicamente. Esto es porque el enlace asociativo entre la impresión originaria y el tipo es un enlace por semejanza y la semejanza no puede asociar otra cosa que los datos hyléticos de la impresión originaria y las determinaciones de sentido típicamente sedimentadas. Por eso la operación básica de la asociación es la evocación. La impresión originaria evoca ─despierta, anima, le da vida nuevamente─ a sedimentaciones típicas. Si no se evocara el color, no se evocaría tampoco la forma ─ y, ¿cómo sería eso?, ¿un objeto sin forma ni color?, ¿acaso lo podemos imaginar? El sujeto de laboratorio abre enlaces asociativos entre su percepción auténtica de la ficha, eso es, su forma y su color, con determinaciones de sentido particulares del tipo “ficha”. Si aparece en la impresión originaria un múltiple de datos rojos, ellos no evocan cualidades púrpuras; el dato “rojo” evoca sedimentaciones de cualidades típicas rojas. Sin embargo, la evocación del tipo en la aprehensión simple no tiene su origen en contenidos particulares del múltiple que coexiste en la impresión originaria, como si cada uno de los datos de color evocara contenidos en el tipo, pues la aprehensión simple capta al objeto como “totalidad”. La totalidad “ficha” ─en su forma y su color─ es la que evoca el tipo “ficha”. Por consiguiente, el preconocimiento típico evocado no consiste en particularidades sedimentadas ─por ejemplo, en cualidades de color sedimentadas─. El tipo evocado en la aprehensión simple es una unidad que abarca, por así decir, una forma y un color. En la 211 aprehensión simple se evoca una sedimentación de color, pero como componente implícito del tipo “ficha”. v. El interés del sujeto. La experiencia puede seguir por dos caminos diferentes: 1. El sujeto abandona el sustrato “ficha” y orienta su atención en otra dirección, o 2. El sujeto mantiene el interés en la ficha. Dada la situación en la que él se encuentra ─es decir, dado que él es sujeto en un experimento de laboratorio e hizo el compromiso de realizar la tarea asignada a cambio de unos créditos académicos; dado que él desea los créditos y sabe que la única manera de conseguirlos es culminando el experimento─, la primera opción no es realmente una opción para él. Eso significa que el interés del sujeto está determinado por la situación en la que se encuentra. Él está encadenado al experimento, por así decir, y, en ese momento de su experiencia, está encadenado al sustrato de percepción “ficha”. La situación también determina el curso de explicación del objeto. Puede que en este momento sienta un deseo profundo ─un sentimiento sensible─ de conocer la textura de la ficha o de saber si su lado posterior también es rojo. Puede que haya anticipado típicamente un verde en la cara posterior y haya sembrado una duda que lo empuje a querer agarrar la ficha con las manos y darle la vuelta. Todas estas son auténticas posibilidades de interpretación.208 Pero aun cuando se diera alguna de estas posibilidades, la fuerza de la imposición de la tarea del experimento sería más fuerte y determinaría el interés del sujeto. Por lo tanto, el sujeto estará interesado en determinar la cualidad de color de la ficha. Aquí, sin embargo, se suponen (en el sentido que le da Husserl a este término) unas condiciones ideales: una anticipación de un lado posterior que no afecta excesivamente, un sujeto que rige sus emociones por la tarea asignada, etcétera. Deben suponerse pues los reportes de Rosch no explicitan esta información. Como en todo acto interpretativo, aquí se construye un todo de algunas de sus partes. Una interpretación más confiable debería tener más fragmentos auténticos. Esto se puede lograr, por ejemplo, con entrevistas a profundidad al sujeto de laboratorio una vez terminado el experimento. Pero como aquí no se cuenta con ese recurso, debe efectuarse la mejor interpretación posible con base en la información dada. 208 212 vi. Aprehensión explicativa de la cualidad de color del sustrato “ficha” El sujeto efectúa una aprehensión explicativa sobre el horizonte interno de la ficha. Determina su cualidad de color. Capta la cualidad de color como en aprehensión simple. Es decir, la cualidad de color aparece primero como una totalidad.209 La primera percepción del color evoca un pre-conocimiento típico general. El tipo evocado está dado en su más amplia generalidad (como cuando al captar un perro en aprehensión simple se despierta el tipo general “perro”). En este caso se evoca el tipo más general de “rojo”. Eso es, el “rojo en general”, aquel que comprende en sí todas las especies de “rojo” ─tanto al rojo oscuro y como al rojo claro, tanto al rojo-amarillo y como al rojo-purpura─. La explicación sigue su curso. Se producen nuevas aprehensiones de la cualidad de color. El sujeto recibe nuevas impresiones originarias de los datos de color que evocan sedimentaciones particulares del tipo general “rojo”. Se desarrolla, así, un proceso de especificación del tipo. Este proceso es semejante al que haríamos al determinar las cualidades del perro dado en aprehensión simple. En ese caso nuevas impresiones evocarían tipos específicos de “perro”: por ejemplo, las orejas puntiagudas, el hocico café y las manchas amarillas en su pelaje evocarían las posesiones habituales específicas del tipo “pastor alemán”. El proceso de especificación se rige por las regularidades de la magnitud de semejanzas y el número de momentos semejantes: las sedimentaciones evocadas son aquellas que mantienen mayor afinidad y más momentos semejantes con las determinaciones de la cualidad de color. De este modo, las determinaciones de la cualidad de color ─las materias de tono, brillo y saturación y el enlace que mantienen─ evocan sedimentaciones típicas específicas. Sin embargo, estas dos regularidades no deben entenderse únicamente como relaciones entre datos hyléticos o cualidades. La pluralidad de experiencias sedimentadas de las que se compone un tipo también se organiza de acuerdo con estas dos regularidades. El El proceso de explicación es una constante determinación de unidades generales. Véase la siguiente descripción de Husserl de una aprehensión explicativa: “Así, por ejemplo, salta a los ojos primeramente la coloración general de su superficie, su figura, luego una determinada parte del objeto que se destaca, como el techo de la casa, después las propiedades particulares de esa parte, como son el color, la figura, etcétera” (Husserl, 1980, p. 122). 209 213 tipo está compuesto de experiencias sedimentadas que se superponen (por la semejanza que mantienen entre sí), y su extensión es la intensidad de semejanza de tales experiencias. Tampoco deben entenderse los principios de magnitud de semejanzas y de cantidad de momentos semejantes como regularidades que actúan sólo sobre una dirección de especificidad. La especificación del proceso de tipificación implica hallar semejanzas y diferencias entre el estímulo y los múltiples tipos específicos que se incluyen en el tipo general “rojo”. Los principios de magnitud de semejanzas y cantidad de momentos semejantes actúan sobre todos los tipos específicos, pero en una doble dirección: al tiempo que precisan el tipo particular al que se puede asociar el estímulo, también discriminan asociaciones con otros tipos. Pero el proceso de especificación también depende de otra condición. Esta condición tiene que ver con la estructura temporal de los tipos. Un tipo, ya general, ya específico, es una sedimentación de determinaciones de sustratos. La estructura de esas determinaciones se organiza en la dimensión temporal. En los textos revisados de Husserl no hay una referencia específica del influjo de la dimensión temporal en la estructura de los tipos, pero el análisis genético de la experiencia revela el carácter de esta dimensión. El orden temporal de las estructuras típicas hace referencia al lugar temporal objetivo que ocupa cada experiencia sedimentada y a la distancia temporal entre ellas. La dimensión temporal juega un papel muy importante en la estructura del tipo y en el proceso de tipificación en al menos los siguientes dos sentidos: 1. Entre más amplia sea la distancia entre los lugares temporales objetivos de las experiencias sedimentadas menor será la precisión de la asociación ─pues cada experiencia pierde particularidades en su hundimiento retencional y, por consiguiente, muchas de las particularidades hyléticas o cualitativas que enlazan a las experiencias no van a coincidir entre sí─; 2. Si la distancia entre los lugares temporales de las experiencias de un tipo es corta, pero la distancia entre el conjunto total de experiencias del tipo y el momento actual es larga, el tipo no va a ser tan claro al momento de efectuarse la apercepción tipificante ─por ejemplo, un individuo tipificó en su infancia todos los personajes de su serie de televisión favorita, cuando llegó a la adolescencia dejó de ver la serie y en la adultez apenas si la recuerda: aquí los lugares temporales de las experiencias 214 sedimentadas no son distantes entre sí, pero la secuencia de experiencias que constituyen el tipo se distancia mucho del momento actual y, por esa razón, el tipo pierde claridad─. Estas dos condiciones ─la asociación por semejanza entre las experiencias de un tipo y su dimensión temporal─ determinan su grado de habitualidad. La gradación de habitualidad tampoco es referida explícitamente por Husserl, pero el análisis genético también permite dar cuenta de ella. Aquí, sin embargo, recurro a evidencias lógicas. Utilizo aquí el término “habitualidad” en su sentido originario de “costumbre”. ¿Cuándo un comportamiento, una palabra, un gesto, etcétera, se convierte en hábito? Cuando tal comportamiento se realiza de manera frecuente. Por ejemplo, en nuestra cultura el tipo de curso de acción de “cepillarse los dientes” es mucho más habitual que el tipo de curso de acción de “meditar”, pues nos cepillamos los dientes todos los días, y apenas estamos familiarizados con la meditación. Lo mismo pasa con los tipos de sustratos. Por ejemplo, el tipo “perro” es un tipo muy habitual, y el tipo “calamar” no lo es tanto. ¿Por qué el tipo “perro” es más habitual que el tipo “calamar”? Las razones se encuentran en las dos dimensiones de la estructura del tipo previamente mencionadas: 1. Mientras el tipo “perro” está compuesto por una infinidad de experiencias superpuestas por su grado de semejanza, la extensión y la afinidad de las experiencias que componen el tipo “calamar” es menor; 2. La distancia entre los lugares temporales objetivos de las experiencias de las que se compone el tipo es muy corta, pues cada vez que salimos a la calle tenemos experiencias de ver perros y, por otro lado, sólo tenemos experiencias de calamares en ocasiones especiales; 3. Por esa misma razón la distancia entre los lugares temporales del complejo de experiencias sedimentadas que constituyen el tipo y el momento actual es mínima en el caso del tipo “perro” y grande en el caso del tipo “calamar”. Puede decirse, entonces, que el grado de habitualidad de un tipo depende del número de experiencias sedimentadas, de la intensidad de semejanza que mantienen y de la distancia entre los lugares temporales objetivos que ocupan esas experiencias entre sí y con relación al momento actual. Y como esas condiciones también determinan el grado de claridad 215 y de precisión del tipo, el grado de habitualidad de un tipo corresponde al nivel de claridad y precisión de su constitución ─y, correlativamente, de la tipificación─. El problema de la habitualidad del tipo es muy importante para la descripción de la experiencia del sujeto de laboratorio, pues él determina la velocidad con la que se lleva a cabo el proceso de apercepción tipificante de la siguiente manera: 1. Cuando se asocia el perfil de un objeto dado actualmente a la percepción con un tipo compuesto de varias experiencias cuya intensidad de semejanza es muy baja ─un tipo disperso, por llamarlo así─, la cantidad de operaciones sintéticas es mayor, pues los rasgos del perfil captados en aprehensión simple deben encontrar semejanzas con experiencias que son muy desemejantes entre sí y eso implica recorrer los contrastes entre las experiencias sedimentadas y asociarlos en homogeneidad y heterogeneidad con el perfil del objeto; 2. Cuando se asocia el perfil de un objeto dado actualmente a la percepción con un tipo cuya estructura mantiene una gran distancia entre los lugares temporales objetivos de las experiencias que lo componen, si bien la cantidad de síntesis asociativas puede no ser tanta como en el caso de un tipo cuya distancia entre los lugares temporales objetivos es corta, esas síntesis son más difíciles de realizar y, por consiguiente tardan más tiempo. Esto es debido a que la síntesis debe, por así decir, recorrer largas distancias en el flujo de conciencia y comparar objetos con diferentes niveles de claridad. La razón por la que esos objetos presentan diferentes niveles de claridad es que, a mayor profundidad de sedimentación en la retención, mayor es también la cantidad de fragmentos que las experiencias pierden ─como el cometa que atraviesa la atmosfera terrestre─. 3. Es por esta misma razón que cuando se asocia el perfil de un objeto dado actualmente a la percepción con un tipo cuyo lugar temporal objetivo mantiene una gran distancia con el momento actual ─por ejemplo, el hombre de 80 años que recuerda un tipo constituido en la infancia─, las síntesis de asociación son más difíciles de efectuar y tardan más tiempo. Pues el hombre del ejemplo debe excavar, por así decir, en las profundidades de la conciencia y ver las particularidades de un objeto que, por su lugar remoto, no aparece con un alto nivel de claridad. 4. La complejidad y el tiempo de las síntesis de asociación realizadas en las cuatro situaciones anteriores se complejiza cuando la cantidad de 216 experiencias sedimentadas que componen el tipo es mayor o menor: en cualquiera de los tres casos, al ser mayor el número de experiencias que componen un tipo, mayor será también la cantidad de síntesis de asociación y, por ende, mayor será el tiempo que toma realizar el proceso de tipificación. ¿Cuándo concluye el proceso de especificación del tipo? No puede concluir en la más precisa especificidad, pues ese tipo no definiría la cualidad de color. Sería como decir: “la cualidad de color de la ficha corresponde al tipo de color ‘rojo 50.326.417’”; sería como definir el cabello de un hombre por el concretum de dos de sus cabellos. La especificación debe concluir mucho antes. La pregunta es: ¿qué determina el nivel especificidad del proceso de tipificación? Lo primero que debe decirse es que no hay algo así como un grado de especificidad determinado para todos los tipos. Pues la extensión de los tipos específicos depende del grado de habitualidad de un tipo. Pero más allá de eso, la regularidad que rige el proceso de especificación del tipo es el interés: los límites del proceso de especificación de la generalidad se definen por el interés práctico del sujeto. Cuando el grado de especificidad deja de ser útil para definir la cualidad de acuerdo con unos intereses prácticos, el proceso concluye. El ejemplo más claro es el del biólogo que contempla un árbol: si lo contempla en su papel de biólogo, seguramente querrá determinar la especie particular de árbol que tiene frente a él; pero si lo contempla en su papel de padre de familia, por ejemplo, si busca una buena sombra para disfrutar el día de campo con sus hijos, seguramente lo determinará como “árbol frondoso” y no le importará conocer su especie precisa. De manera análoga, el sujeto de laboratorio interrumpe la especificación cuando el tipo satisface su interés práctico, o sea, su interés de nombrar la cualidad de la ficha. vii. Objetivación espontánea de la percepción La experiencia sigue orientada por el interés que impone la situación. El sujeto no sigue determinando las demás particularidades del sustrato “ficha” o recorriendo nuevos sustratos en posteriores experiencias de precepción. Él abandona el ámbito de la receptividad: no percibe más ─ni recuerda, ni imagina─. Ahora debe pensar. Aprehende en síntesis activas el sustrato “ficha” determinado como “rojo-rojo” en el 217 juicio general “la ficha es roja-roja”. En operaciones de conciencia enlazadas, aprehende dos objetividades de la espontaneidad: 1. el estado de cosas “la ficha es roja-roja”, y 2. El concepto empírico “rojo-rojo”. Este concepto, por supuesto, es la aprehensión temática del tipo enlazado a la cualidad de color del sustrato “ficha”. viii. Expresión del concepto empírico “rojo-rojo” El concepto empírico “rojo-rojo” responde la pregunta acerca de lo que es la cualidad de color de la ficha. Esa, sin embargo, no es la pregunta que se le ha pedido responder. La instrucción ha sido clara: escriba cómo llamaría a ese color. ¿Cómo llamaría o nombraría esa cualidad?, ¿cómo nombraría a la cualidad que ha sintetizado en el concepto empírico “rojo-rojo”? La experiencia del sujeto termina con la expresión del concepto empírico en una notificación lingüística, cuyo componente físicamente perceptible es la palabra escrita “rojo-rojo”210. El sujeto enlaza la significación (el concepto empírico “rojo-rojo”) con el signo escrito “rojo”, después toma el lápiz y escribe la palabra “rojo-rojo” en la hoja. c. Lectura fenomenológica de los resultados Los resultados empíricos del experimento muestran que la latencia de respuesta de los colores focales fue significativamente menor que la de los colores internominales y los colores límite. ¿Fenomenológicamente qué mide el indicador tiempo de latencia? Todas las operaciones de conciencia implicadas en la experiencia del sujeto de laboratorio, desde el momento en que aparece la ficha (momento iii) hasta el momento en que el sujeto realiza el primer trazo sobre la hoja (momento viii). ¿Qué operaciones de conciencia marcan la diferencia de tiempo de latencia entre los colores focales y los colores internominales y límite? Sigamos el curso normal de la experiencia y busquemos las diferencias que marcan los tres estímulos de color. Rosch expone algunos ejemplos de las expresiones en el caso del experimento de Berlin y Kay: “el rojo focal recibió nombres tales como “escarlata”, “rojo medianamente oscuro” y “rojo verdadero” (Rosch Heider, 1972, p. 12) 210 218 iii. Diferencia de operaciones en la coexistencia de la impresión originaria La asociación de los datos hyléticos de color se efectúa en operaciones que enlazan momentos presentes. La función principal de las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad en esta operación es enlazar lo semejante y diferenciar lo desemejante en el momento actual. ¿Qué diferencia hay en el enlace de los datos de color de los tres estímulos? Podría pensarse que la cantidad de datos de la sensación o la cantidad de síntesis de asociación cambia en cada estímulo. Por ejemplo, que en el “rojo límite de baja saturación” la extensión de los datos fuera mayor debido a su cantidad de “gris”, o que en ese mismo estímulo hubiese más síntesis de homogeneidad y heterogeneidad al efectuarse las asociaciones entre el brillo, la saturación y el tono. En cuanto a lo primero debe decirse que la extensión de los datos hyléticos de color es la misma en los tres estímulos, pues lo que cambia no es la cantidad de materia sino la proporción en que se distribuye: que en el “rojo límite de baja saturación” haya mayor cantidad de “gris” y menor cantidad de “rojo” no quiere decir que la extensión de los datos de color sea mayor que en el “rojo focal”, donde hay mayor cantidad de “rojo” y menor cantidad de “gris”; el cambio sólo indica una diferencia en la proporción en que está distribuida la materia. La extensión de los datos de color de los tres estímulos es la misma, porque la extensión de la forma es idéntica en cada uno de ellos.211 En cuanto a lo segundo, la extensión de las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad es la misma en los estímulos focales, internominales y límite, pues en ellos se están asociando las mismas clases de particularidades: el tono, el brillo y la saturación. Aquí debe recordarse que la asociación es una operación que abre nexos y que los nexos sólo pueden establecerse entre contenidos. Si hubiera más contenidos o contenidos de más clases, las asociaciones serían mayores, pero en 211 Esto acontece de acuerdo con una regularidad de la conciencia que estipula que la forma determina las modificaciones del color. Véase (Husserl, 1997b, párr. 78). 219 este caso sólo hay un cambio de proporción entre los mismos tres tipos de materia y, por consiguiente, no hay una diferencia en el número de síntesis de asociación. Hay un cambio muy pequeño en el “rojo internominal”. Pues en ese estímulo hay un cuarto componente hylético: el “tono amarillo”. Aquí sí se puede hablar de un aumento de la materia y, por ende, de un aumento en las síntesis de asociación. Pero al tratarse de un estímulo de constitución uniforme y de un nivel de conciencia tan básico ─pues aquí las síntesis de asociación se efectúan en el menor tiempo─ este cambio apenas se vería reflejado en los diferentes tiempos de latencia. Si la diferencia entre uno y otro estímulo fuera que el primero es una ficha “roja”, el segundo es una pintura de Jackson Pollock y el tercero una foto de la ciudad de Colonia, la diferencia en las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad sería considerable, pues aumentarían en un alto número tanto la extensión de los datos de color como las síntesis de asociación. En ese caso, las diferencias en las operaciones que dan ordenamiento a la materia hylética se verían reflejadas en el tiempo de latencia. Pero la adición del tono “amarillo” no es suficiente para mostrar una diferencia considerable en la medida de tiempo. iv. Diferencia de operaciones en la aprehensión del sustrato de percepción El tipo con el que se asocia la impresión originaria en la aprehensión simple contiene implícitas las sedimentaciones de color. La aprehensión simple no evoca propiamente el contenido típico de color. Por lo tanto, ella no implica más o menos operaciones de conciencia para los tres estímulos. v. Diferencia en el interés del sujeto El interés del sujeto no cambia con los estímulos, porque el interés está determinado por la generalidad de una misma tarea. En los tres casos se le pide al sujeto nombrar el color de la ficha sin importar qué color aparezca. 220 vi. Diferencia en la aprehensión explicativa de la cualidad de color del sustrato “ficha” El experimento 1 y su lectura fenomenológica han mostrado que los colores focales son aquellos que mantienen mayor afinidad con el núcleo del concepto señalado por el término general de color. Por ejemplo, el “rojo focal” mantiene mayor grado de semejanza con el núcleo del concepto general “rojo”. Aquí el grado de semejanza señala un mayor grado de magnitud de semejanza y un mayor número de momentos semejantes. Allí también se vio que el sujeto determina este grado de semejanza mediante la efectuación de síntesis de semejanza entre los componentes del estímulo y los componentes de conceptos generales diferentes al “rojo”. Esto tiene una consecuencia: como el estímulo focal no encuentra tantas semejanzas con otros conceptos de color, el sujeto no tiene que realizar tantas síntesis de asociación como lo haría con estímulos cuya composición sí encuentra afinidad con otros conceptos generales de color. Dado que en el experimento 2 los colores internominales son “fichas escogidas de los centros de aquellas áreas en las que ninguna ficha había sido designada como el mejor ejemplo del nombre de un color básico por ningún idioma” (Rosch Heider, 1972, p. 13), y los colores límite son “colores adyacentes a un grupo focal, en un lado, [y] con un área internominal o borde de matriz, en el otro lado” (Rosch Heider, 1972, p. 13); es decir, dado que los colores internominales y límite no son “buenos ejemplos” del concepto de color “rojo”, de ahí se sigue que el sujeto encuentra mayores afinidades entre el contenido de esos estímulos y conceptos de color diferentes al concepto empírico “rojo” ─y, por consiguiente, menor afinidad entre estos estímulos y el núcleo del concepto empírico “rojo”─. Al razonamiento anterior se le objetará que en el apartado (I. 3. c. iii) de este capítulo se afirmó que no había ninguna diferencia considerable en la composición de las cualidades de color de los tres tipos de estímulo y que, por esa razón, quedaría excluida la posibilidad de que uno de esos tres tipos de estímulo encontrara más afinidades con conceptos de color diferentes al concepto “rojo”. A esto se responde diciendo que, aunque sea cierto que no hay diferencias considerables en la 221 extensión total de la materia de los tres tipos de estímulo, sí hay una diferencia considerable en la proporción en que está dada esa materia y que por esa diferencia de proporción es que se dan las diferencias en la cantidad y la calidad de las síntesis de asociación que constituyen el proceso de tipificación. En una explicación simplificada, los estímulos focales y límite se componen de un único tono y variaciones en brillo y saturación y, por lo tanto, no hay posibilidad de que ocurran cambios en las asociaciones con otros tonos. Pero los estímulos límite, dado su grado de brillo y de saturación, encuentran múltiples afinidades con los conceptos de “blanco” o “negro” y de “gris” y, correlativamente, menos afinidades con el núcleo del concepto empírico “rojo” (que se encuentra lejos del gris y en un lugar intermedio entre el “negro” y el “blanco”). En el caso del “rojo internominal” la cantidad de las síntesis de asociación es mayor, pues por su contenido “amarillo” sí presenta una variación de tono respecto de los otros dos tipos de estímulos y, por lo tanto, encuentra asociaciones con el concepto general de “amarillo”. Una de las razones por las que el tiempo de latencia es mayor en los estímulos internominales y límite es, entonces, la mayor cantidad de síntesis de asociación que se efectúan en el proceso de especificación del tipo con el que se asocia la cualidad de color de estos estímulos. A esta razón debe sumársele la posibilidad de otra. Es posible que el tiempo de latencia también señale el grado de habitualidad del tipo. Podría pensarse, por ejemplo, que la constitución del “rojo focal” es tal que, si se lo compara con el “rojo internominal” y los “rojos límite”, el múltiple de experiencias que lo componen tienen un mayor grado de intensidad de semejanza, una mayor cantidad de momentos semejantes y una distancia menor entre lugares temporales objetivos de las experiencias sedimentadas y entre esos lugares temporales y el momento actual. Eso querría decir que el tipo de “rojo focal” se ha aparecido más veces en la vida del sujeto con mayor intensidad de semejanza y de manera más frecuente que los rojos internominales y límite. Pero esta es sólo una posibilidad porque ni el experimento ni su lectura fenomenológica muestran evidencia segura que la confirme ─al menos en el ámbito de la plena receptividad─ 222 vii. Diferencia en la objetivación espontánea de la percepción Ni la aprehensión del estado de cosas, ni la aprehensión del concepto empírico de color representan nuevas diferencias temporales en los tres estímulos de color, pues en ambos casos sólo se aprehende activamente aquello que ya fue aprehendido de manera pasiva y, si en este nivel hubiese una diferencia temporal entre los tres estímulos de color, replicaría las diferencias de los niveles anteriores ─pues en la aprehensión espontánea del estado de cosas se vuelve la mirada a la síntesis de coincidencia entre sustrato y determinación (y eso implica volver la mirada al proceso de tipificación de la determinación) y el concepto empírico de color es la aprehensión del tipo específico con el que se asocia la cualidad de color de la ficha─. viii. Diferencia en la expresión del concepto empírico de color La expresión de los conceptos empíricos de color correspondientes a los estímulos focales, internominales y límite podría implicar una diferencia temporal.Esta posible diferencia se puede plantear en los siguientes enunciados: 1. El estudio de Berlin y Kay le pide al sujeto de laboratorio que mencione los términos básicos de color en su propio idioma. En los sujetos occidentales el sujeto enuncia términos como “rojo”, “verde”, “amarillo”, “azul” o “morado”, entre otros. ¿Qué diferencia cognitivamente a los términos básicos de términos secundarios como “escarlata”, “esmeralda”, “ocre” o “índigo”? La respuesta podría hallarse en el grado de habitualidad de esos términos. Aquí la expresión “grado de habitualidad” se utiliza en un sentido amplio y señala la frecuencia o regularidad con la que un sujeto promedio de una cultura específica realiza un comportamiento ─que en este caso es usar unas palabras─. El que los “términos básicos de color” sean más habituales que los términos secundarios se prueba en que la frecuencia de su uso sea mayor. El Corpus of Contemporary American English212 muestra el grado de frecuencia de las palabras en el inglés de Los Estados Unidos. En esa recopilación, El Corpus of Contemporary American English es un archivo que recopila más de 560 millones de palabras de alrededor de 220,225 textos. Fue creado por el lingüista Mark Davis en la Brigham Young University. Se puede consultar en la siguiente página web: https://www.english-corpora.org 212 223 la palabra “red” se repite 119.610 veces y la palabra “scarlet” sólo 2.682 veces; la palabra “green” se repite 93.077 veces y la palabra “olive” 15.890. 213 Lo mismo acontece con otros términos de colores básicos y secundarios. Esta prueba soporta la tesis de que los términos de color básicos tienen mayor grado de habitualidad que los términos de color secundarios. 2. Si todo término es un instrumento para expresar conceptos, el grado de habitualidad de los términos no señala una condición del término en sí mismo, sino del concepto. Es decir, el grado de habitualidad de los términos señala en realidad el grado de habitualidad de los conceptos empíricos. 3. Si un término básico de color señala un concepto general de color y si el núcleo de ese concepto se asemeja más a los colores focales, de ahí se seguiría que esos colores hallarían conexión con un término más habitual que los términos correspondientes a los colores internominales y límite y, por consiguiente, el sujeto tardaría menos tiempo en asociar el concepto con un signo lingüístico. Este razonamiento tendría el siguiente corolario: como todo concepto empírico es la aprehensión de un tipo, el grado de habitualidad de los términos que señalan los conceptos también señalaría el grado de habitualidad de los tipos y como el razonamiento anterior nos ha llevado a establecer la posibilidad de que los conceptos empíricos focales sean más habituales que los internominales y límite, de ahí se seguiría que los tipos específicos correspondientes a los estímulos focales tienen un grado más elevado de habitualidad que los internominales y límite ─con lo cual se hallaría una prueba de que la diferencia del grado de habitualidad de los tipos también se ve reflejada en el tiempo de latencia─. De cualquier manera, estos razonamientos no son una evidencia confiable para considerar que el grado de habitualidad de los tipos y la expresión de los conceptos Debe tenerse en cuenta que estos datos no están discriminados por el contexto. Así, el término “scarlet” pudo haberse usado para señalar el color o la tela y el término “olive” para señalar el color, la fruta o el árbol. Por ende, la frecuencia de estos dos términos es mucho menor en cuanto referida únicamente al color. 213 224 empíricos ─particularmente, la asociación del concepto con un signo lingüístico─ se ve reflejado en el tiempo de latencia. 4. Conclusión En el experimento 1 de Universals in color naming and memory se han definido por la variable de saturación a las áreas prototípicas de las categorías de color. La evidencia empírica que soporta este hallazgo se encuentra en el hecho de que los sujetos han identificado unas fichas como los mejores ejemplos de unas categorías de color. Rosch, sin embargo, no dice por qué esas áreas de los colores son mejores que otras. La interpretación genética de la experiencia del sujeto y la lectura fenomenológica de los resultados muestra que, cuando el sujeto lleva a cabo la tarea de seleccionar los mejores ejemplos de la categoría de color, su experiencia consiste en una secuencia de síntesis pasivas de asociación por medio de las cuales se identifican los grados de semejanza que mantiene cada uno de los estímulos de la matriz con el núcleo del concepto empírico de color ─y, correlativamente, los grados de contraste de los estímulos de la matriz con las determinaciones de otros conceptos empíricos de color del mismo nivel de generalidad─. El que un miembro de la matriz sea mejor que otro quiere decir que él mantiene mayores grados de semejanza con el núcleo de la categoría de color y mayores contrastes con las determinaciones de otros conceptos empíricos de color del mismo nivel de generalidad. Por consiguiente, a la pregunta ¿existe alguna relación entre los procesos y fenómenos encontrados por Rosch en sus estudios sobre el grado de prototipicidad de las categorías y los hallazgos de Husserl acerca del origen de las generalidades de nivel superior? debe responderse que aquellos fenómenos que Rosch ha denominado prototipos son, en buena medida, los fenómenos de la conciencia referidos al núcleo de las generalidades de color de nivel superior encontradas por Husserl. De lo anterior se puede concluir que el término “prototipo” señala procesos y fenómenos del núcleo de los conceptos empíricos. Pero como a estos resultados 225 se ha llegado mediante operaciones de la receptividad, puede decirse también que las asociaciones halladas en el experimento señalan también procesos y fenómenos de la receptividad que corresponden a operaciones de tipificación. El problema para establecer un diálogo entre la lectura del experimento de Rosch y la lectura fenomenológica es que Rosch no hace una distinción entre procesos y operaciones de la receptividad y de la espontaneidad. Ella los incluye a todos en los rótulos “categoría” y “categorización”. Pero la reconstrucción analítica de la experiencia muestra que el sujeto realiza operaciones de la sensibilidad y del entendimiento. A la pregunta concreta de qué es lo que miden los resultados del experimento puede responderse que, fenomenológicamente, son conceptos empíricos. Pero el análisis fenomenológico muestra que la experiencia es mucho más compleja, pues se trata de operaciones receptivas y espontáneas. La interpretación genética de la experiencia del sujeto y la lectura fenomenológica de los resultados del experimento 2 de Universals in color naming and memory muestra que una de las razones por las que el sujeto tarda más tiempo para codificar los estímulos de colores internominales y límite es que para encontrar el tipo que corresponde a cada uno de esos estímulos debe realizar más operaciones de conciencia de las que realiza para tipificar los colores focales. Dada la proporción en que está distribuida la materia de los estímulos internominales y límite, el sujeto debe efectuar más síntesis de contraste en el proceso de especificación del tipo. En el caso de los colores focales no ocurre esto porque su contenido encuentra semejanzas inmediatas con el núcleo de un concepto general. Por consiguiente, el segundo experimento también mide operaciones de asociación entre los estímulos y los núcleos de los tipos que después de aprehenderse activamente señalan asociaciones entre los estímulos y los núcleos de los conceptos empíricos. 226 II. Los parecidos de familia y las síntesis de asociación En esta sección se responde la segunda pregunta específica del estudio, a saber: ¿existe alguna relación entre los procesos y fenómenos hallados por Rosch en sus estudios sobre el principio de los parecidos de familia y los procesos y fenómenos hallados por Husserl en sus estudios sobre el papel de las síntesis de asociación en la constitución de los tipos? 1. Introducción En la primera etapa de su programa de investigación, Rosch trabajó únicamente con categorías perceptuales, es decir, categorías que clasifican estímulos inmediatos de percepción, como el color y la forma. Pero después, en la segunda etapa de su programa de investigación, extendió su objeto de estudio a las categorías semánticas, o sea, categorías que clasifican los objetos del mundo (los animales, los muebles, los objetos naturales y los artefactos en general). El resultado fue el mismo: las categorías semánticas se organizan en una estructura interna de centro-periferia alrededor del prototipo de la categoría. En la tercera etapa de su programa de investigación, Rosch ya no se pregunta únicamente por lo que es y por cómo es la estructura interna de las categorías, sino que extiende su problema de investigación hacia una dimensión originaria o generativa. Ella ahora quiere saber qué principios gobiernan la formación de la estructura interna de las categorías. Family resemblances: Studies in the internal structure of categories (1975) es uno de los primeros estudios de Rosch que busca resolver este problema. Allí Rosch et al. tratan de probar empíricamente la tesis de los parecidos de familia de Wittgenstein. Según Wittgenstein los referentes de una palabra no necesitan tener elementos comunes para que la palabra sea entendida y usada en el funcionamiento normal de un 227 idioma. Él sugirió, en lugar de eso, que un parecido de familia puede ser lo que vincule los varios referentes de una palabra. Una relación de parecido de familia consiste en un conjunto de ítems de la forma AB, BC, CD, DE. Eso es, cada ítem tiene al menos uno, y probablemente varios, elementos en común con uno o más [de los] otros ítems, pero ninguno o pocos elementos son comunes a todos los ítems (Rosch & Mervis, 1975, p. 575). Con base en esta idea, Rosch formula la siguiente hipótesis para el estudio: La hipótesis básica fue que los miembros de una categoría vienen a ser vistos como prototípicos de la categoría como un todo en proporción a la extensión con la que mantienen un parecido de familia con otros miembros de la categoría ([es decir] tienen atributos que se superponen a los de [los otros miembros de la categoría]). Por el contrario, los elementos vistos como los más prototípicos de una categoría serán aquellos con menos parecido familiar o membresía a otras categorías (Rosch & Mervis, 1975, p. 575). El estudio realiza dos tipos de experimentos. En el primer tipo se les pide a los sujetos hacer una lista de los atributos de unas categorías. Esas categorías habían sido clasificadas por su nivel de prototipicidad en un estudio previo (1975a). El propósito del experimento era establecer correlaciones entre el nivel de prototipicidad de las categorías y “la extensión de la distribución de los atributos de un ítem entre los demás ítems de la categoría” (Rosch & Mervis, 1975, p. 573). En el segundo tipo de experimentos se les pide a los sujetos hacer una lista de las categorías superordinadas a la que pertenecen los miembros de una categoría y luego hacer una lista de los atributos de los miembros de categorías opuestas o contrarias (Rosch & Mervis, 1975, p. 573). Estos experimentos fueron realizados con categorías superordinadas y categorías de nivel básico.214 Aquí sólo se realizará la lectura fenomenológica de los experimentos sobre categorías superordinadas. En el estudio también se toman por objeto categorías artificiales para realizar mediciones específicas de tiempo de reacción y aprendizaje, entre otras. Véase (Rosch & Mervis, 1975, pp. 591– 598). 214 228 Pero como estos dos experimentos se basan en un experimento que determinó el grado de prototipicidad de los miembros de algunas categorías superordinadas, se presentarán primero los hallazgos de ese experimento y se realizará la reconstrucción analítica de la experiencia del sujeto y la lectura fenomenológica de sus resultados. 2. Experimento 1. El grado de prototipicidad de una categoría a. Descripción del experimento i. La hipótesis El propósito de este experimento es recolectar datos normativos confiables acerca de las “clasificaciones [de los sujetos] acerca de la extensión con la que ejemplos de categorías semánticas [superordinadas] representan su idea o imagen del significado del nombre de la categoría” (Rosch, 1975a, p. 197). En este experimento Rosch asocia la extensión en la que unos ejemplos de categorías superordinadas representan mejor la idea o imagen de la categoría superordinada con la tesis de los prototipos: el miembro más prototípico de una categoría semántica superordinada será aquel que represente mejor la idea o la imagen de tal categoría. La hipótesis del experimento es que las categorías semánticas tienen una estructura interna de centro-periferia, en cuyo centro se encuentran los miembros más prototípicos de las categorías. ii. Los sujetos Los sujetos fueron estudiantes en tres clases de psicología que completaron los formularios de clasificación como parte de su trabajo de clase. En una hoja frontal, los sujetos enumeraron su país de nacimiento y el país o estados en los que habían vivido desde su nacimiento. Los sujetos que no eran hablantes nativos de inglés o que no completaron los formularios fueron 229 eliminados del estudio. El análisis se basó en las formas de los 209 sujetos restantes (Rosch, 1975a, p. 198). iii. El estímulo Se escogieron 10 de las categorías superordinadas más concretas y de uso más común en el idioma inglés.215 Las categorías fueron “fruta”, “ave”, “vehículo”, “vegetal”, “deporte”, “herramienta”, “juguete”, “mueble”, “arma” y “ropa”. De cada una de las categorías se escogió un número de ejemplos que oscilaba entre los 50 y los 60 miembros (Rosch, 1975a, p. 198). El estímulo consistía en una hoja que tenía escrito el nombre de la categoría superordinada en la parte superior y bajo él la lista de todos los 50-60 miembros. Al costado derecho de cada miembro había un espacio en blanco para clasificarlo de acuerdo con el grado en que representaba la imagen o idea de la categoría superordinada. iv. El procedimiento Se le entregaba la hoja al sujeto y se le pedía que clasificara en una escala de uno a siete el grado en que consideraba que cada miembro representaba su imagen o idea de la categoría superordinada. La instrucción precisa fue la siguiente: Este estudio tiene que ver con lo que tenemos en mente cuando usamos palabras que se refieren a categorías. Tomemos la palabra rojo como ejemplo. Cierre los ojos e imagine un verdadero rojo. Ahora imagine un rojo anaranjado... imagine un rojo púrpura. Aunque todavía podría nombrar el rojo anaranjado o el rojo púrpura con el término rojo, no son tan buenos ejemplos de rojo (como casos claros de lo que se refiere el rojo) como el claro rojo "verdadero". En resumen, algunos rojos son más rojos que otros. Lo mismo es cierto para otros tipos de categorías. Piense en perros. Todos ustedes tienen alguna noción de lo que es un "perro real", un "perro perruno [doggy dog]". Para mí, un perro perdiguero o un pastor alemán es un perro muy perruno, mientras que un pequinés es un perro menos perruno. Tenga en Para los detalles de la determinación del grado de frecuencia y del grado de concretes, véase (Rosch, 1975a, p. 198). 215 230 cuenta que este tipo de juicio no tiene nada que ver con lo mucho que le gusta la cosa; puede que le guste un rojo púrpura más que un rojo verdadero, pero aun así reconoce que el color que le gusta no es un rojo verdadero. Es posible que prefiera tener un pequinés sin pensar que es la raza que mejor representa lo que la gente entiende por perrunidad [doggyness]. En este formulario, se le pide que juzgue qué tan bueno es un ejemplo de una categoría de varias instancias de la categoría. En la parte superior de la página está el nombre de una categoría. Debajo están los nombres de algunos miembros de la categoría. Después de cada miembro hay un espacio en blanco. Debe calificar qué tan bueno es un ejemplo de la categoría [con] cada miembro en una escala de 7 puntos. Un 1 significa que siente que el miembro es un muy buen ejemplo de su idea de cuál es la categoría. Un 7 significa que siente que el miembro encaja muy mal con su idea o imagen de la categoría (o que no es miembro en absoluto). Un 4 significa que siente que el miembro se ajusta moderadamente bien. Por ejemplo, uno de los miembros de la categoría fruta es la manzana. Si manzana encaja bien con su idea o imagen de fruta, debería poner un 1 después; si manzana encaja muy mal con su idea de fruta, pondrías un 7 después; un 4 indicaría un ajuste moderado. Use los otros números de la escala de 7 puntos para indicar juicios intermedios. No se preocupe [acerca de] por qué siente que algo es o no un buen ejemplo de la categoría. Y no se preocupe si solo usted o las personas en general se sienten así. Solo márquelo como lo ve (Rosch, 1975a, p. 198). v. Los resultados Rosch presentó tablas de las clasificaciones de todas las categorías. Pero para el análisis fenomenológico del experimento tomaré en cuenta únicamente la categoría “mueble”. En la tabla 6 se pueden ver los resultados de clasificación para esa categoría. Las demás tablas se pueden ver en el Apéndice 1 de Cognitive representations of semantic categories (Rosch, 1975a). 231 Tabla 6. Clasificaciones del grado de calidad del ejemplo de los ítems de la categoría mueble hallados en Cognitive representations of semantic categories. Para comprobar la confiabilidad de los datos, Rosch hizo correlaciones de Spearman y Pearson entre tres variables: (a) entre mitades divididas de la muestra de sujetos divididos al azar, (b) entre sujetos que calificaron las dos órdenes de artículos diferentes, y (c) entre sujetos que habían vivido predominantemente en la costa oeste (n = 131) versus la costa este (n = 78) de Los Estados Unidos (Rosch, 1975a, p. 198). Todas las correlaciones mostraron resultados iguales o mayores a 0.92. Los resultados muestran que hubo un gran acuerdo entre los sujetos acerca de las clasificaciones, particularmente en los ítems clasificados como buenos ejemplos: 232 “por ejemplo, para 9 de las 10 categorías, el 95% de los sujetos acordaron dar al ítem con el mejor ejemplo promedio que calificara la misma puntuación, la de 1” (Rosch, 1975a, p. 198). Los datos recolectados permitieron concluir que las categorías semánticas tienen una estructura interna por dos razones: (a) Los sujetos consideran que es una tarea significativa calificar a los miembros de tales categorías de acuerdo con lo bien que se ajustan a la idea o imagen del sujeto del significado del nombre de la categoría y (b) existe un alto acuerdo entre los sujetos con respecto a estas clasificaciones (Rosch, 1975a, p. 198). b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio La experiencia del sujeto de laboratorio se puede dividir en los siguientes cuatro momentos: i. El sujeto aprehende comprensivamente la instrucción del experimentador ii. El sujeto efectúa síntesis pasivas de asociación entre el concepto general y el concepto específico. iii. El sujeto aprehende activamente las síntesis pasivas de asociación efectuadas en el momento (ii). iv. El sujeto notifica la aprehensión espontánea realizada en el momento (iii) i. Aprehensión comprensiva de la instrucción Dada la extensión de la instrucción, la interpretación de las operaciones de aprehensión comprensiva va a omitir los detalles de algunos componentes secundarios. Para eso se divide la instrucción en tres partes: 1. Evocación del concepto general “rojo” y de las asociaciones con algunos de sus conceptos específicos; 2. Evocación del concepto general “perro” y de las asociaciones con algunos de sus conceptos específicos; 3. Explicación de la tarea del experimento; y 233 4. Advertencia final. Aquí supondré que el experimentador lee la instrucción en voz alta frente al grupo de sujetos. 1. Comenzaré la reconstrucción de la experiencia desde el momento en que aparece el concepto general “rojo”. Cuando el experimentador dice: “Tomemos la palabra rojo como ejemplo”, la palabra “rojo” evoca, en un acto de aprehensión significativa, el concepto general de “rojo”. Después el experimentador dice: “Cierre los ojos e imagine un verdadero rojo”. El sujeto abre un vínculo entre el concepto general de “rojo” y el concepto específico de “verdadero rojo”. Se detiene en la significación de la expresión “verdadero rojo” e intuitiviza su contenido en una experiencia de imaginación. Evoca, así, un múltiple de experiencias sedimentadas del concepto “verdadero rojo” ─primero como pluralidad indeterminada, y después en la determinación de las experiencias sedimentadas que resaltan─. Se establece un vínculo entre el concepto “verdadero rojo” y el núcleo del concepto general de “rojo” en virtud del predicado “verdadero”. Esto es porque el predicado “verdadero” cumple aquí la misma función que el predicado “bueno” en el experimento 1 de Universals in color naming and memory. El sujeto no puede definir el significado de lo verdadero, de lo auténtico o de lo bueno, pero puede comprender su significado. La comprensión aquí es la evocación receptiva de aquella parte de la generalidad que no se ha mezclado con otros colores, y eso no es otra cosa que el núcleo del concepto “rojo”. El vínculo entre el concepto “rojo verdadero” y el núcleo del concepto “rojo” se fortalece cuando el experimentador expresa nuevos conceptos específicos de color “rojo”: “Ahora imagine un rojo anaranjado... imagine un rojo púrpura”. A partir de este punto, la experiencia del sujeto acontece de manera semejante a la experiencia del sujeto del experimento presentado en el apartado (I. 2. c) de este capítulo. El sujeto evoca los conceptos “rojo anaranjado” y “rojo púrpura” e inmediatamente abre asociaciones por semejanza entre ellos y los conceptos “verdadero rojo” y “rojo” general. Al mismo tiempo encuentra diferencias o contrastes entre los conceptos. El sujeto efectúa una “comparación” de los contenidos intuitivizados de los cuatro conceptos mediante operaciones pasivas. Los contrastes entre los conceptos específicos de “rojo” abren conexiones entre los conceptos “rojo anaranjado” y “rojo púrpura” y otros conceptos generales de color. 234 Por ejemplo, el “rojo púrpura” encuentra un contraste con el concepto de “verdadero rojo” por el tono púrpura y ese contraste abre una conexión entre el concepto de “rojo púrpura” y el concepto general de “púrpura”.216 Por otro lado, el tono “verdadero rojo” no establece tales asociaciones con otros conceptos generales de color, sino que mantiene su conexión con el núcleo del concepto “rojo” y fortalece el vínculo con él. El experimentador enuncia la siguiente suposición: “Aunque todavía podría nombrar el rojo anaranjado o el rojo púrpura con el término rojo, no son tan buenos ejemplos de rojo (como casos claros de lo que se refiere el rojo) como el claro rojo ‘verdadero’”. La suposición contiene las siguientes dos afirmaciones: 1. Existen ejemplos de “rojo” que son mejores que otros; 2. El rojo “verdadero” es mejor ejemplo de “rojo” que el rojo anaranjado o el rojo púrpura. El sujeto interpreta la expresión con base en las asociaciones por semejanza y contraste que acaba de efectuar, pues tales asociaciones aún se mantienen asidas cuando el experimentador emite la suposición. Lo que se ha explicado en el apartado (I. 2. c) acerca del sentido del predicado “bueno”, a saber, que el predicado “bueno” evoca asociaciones por semejanza entre los tipos específicos de “rojo” y el núcleo del concepto general de “rojo” también es válido para este experimento. Dado que en las previas asociaciones por semejanza entre los conceptos específicos de color “rojo”, los conceptos “rojo anaranjado” y “rojo púrpura” establecieron conflictos con el núcleo del concepto “rojo” y el concepto “rojo verdadero” se acercó más a él, el sujeto no tiene problemas en aceptar como verdadera la suposición del experimentador. 2. Después el experimentador extiende conexiones entre los conceptos de color y las categorías semánticas. Las categorías semánticas sólo se hacen explícitas cuando el experimentador dice: “Piense en perros”. El sujeto no ha soltado aún la Aquí recurro de nuevo a la simplificación de la explicación de los contenidos de los colores y de las asociaciones que mantienen. Reitero que cada concepto específico de color, incluso el concepto de “verdadero rojo”, es un enlace de múltiples contenidos de tono, brillo y saturación y que la simplificación no tiene un propósito diferente al de clarificar la clase de síntesis de asociación que se abren con diferentes conceptos generales de color por los contrastes entre los conceptos específicos. 216 235 aprehensión comprensiva del segmento anterior. Todas las evocaciones de imaginación se mantienen asidas a la espera de la supuesta conexión entre ellas y conceptos como el concepto de “perro”. La conexión se explicita en la expresión “Todos ustedes tienen alguna noción de lo que es un ‘perro real’, un ‘perro perruno’”. Aparece una imagen como totalidad del concepto señalado por la expresión “perro perruno” que después se va especificando en operaciones de cumplimiento significativo. Continua el experimentador: “Para mí, un perro perdiguero o un pastor alemán es un perro muy perruno, mientras que un pequinés es un perro menos perruno”. El sujeto evoca los conceptos de “perro perdiguero”, “pastor alemán” y “pequinés”, pero no de manera individual o como pluralidad, sino en la relación dada por el predicado “bueno”. “Bueno” es una mayor intensidad y un número mayor de asociaciones por semejanza entre el concepto específico y el núcleo del concepto general ─esta “definición, sin embargo, no se aprehende intuitivamente como tal; ella es sólo la asociación receptiva que hemos contemplado (Véase, Cap 3. I. 2. c. i)─. Es decir, el sujeto abre síntesis de homogeneidad y heterogeneidad entre los conceptos específicos de “perro” y el concepto general de “perro”. Como en el caso de los conceptos de “rojo”, encuentra contrastes entre los conceptos específicos de “perro” que abren asociaciones con otros conceptos generales. Estas conexiones al mismo tiempo determinan enlaces entre los conceptos específicos y el núcleo del concepto general “perro”. 3. El experimentador anuncia la tarea que el sujeto debe realizar: “En este formulario, se le pide que juzgue qué tan bueno es un ejemplo de una categoría de varias instancias de la categoría”. En esta expresión el predicado “bueno” mantiene el sentido que le ha sido otorgado en las expresiones anteriores. La instrucción se especifica al determinarse la gradualidad el predicado “bueno”. Dice el experimentador: “Debe calificar qué tan bueno es un ejemplo de la categoría [con] cada miembro en una escala de 7 puntos. Un 1 significa que siente que el miembro es un muy buen ejemplo de su idea de cuál es la categoría. Un 7 significa que siente que el miembro encaja muy mal con su idea o imagen de la categoría (o que no es miembro en absoluto). Un 4 significa que siente que el miembro se ajusta moderadamente bien”. En esta expresión, el sujeto abre una conexión entre los 236 grados de calidad de un ejemplo y la escala de 7 puntos que se le ha otorgado. El sujeto ya había construido una gradación acerca de cuán “bueno” puede ser un miembro de una categoría, pues las síntesis de homogeneidad consisten en diferentes niveles de semejanza y en cambios en la cantidad de momentos semejantes: ellas no señalan determinaciones fijas, sino niveles mayores o menores de asociación. La escala le permite al sujeto expresar activamente las asociaciones halladas de manera pasiva. Ella será el componente físicamente perceptible de su expresión. La descripción del ejemplo de cuán buena es la manzana como ejemplo de la categoría fruta cumple la función de intuitivizar, en experiencias de imaginación, la asociación entre las gradaciones receptivas y la escala como instrumento para notificarlas. 4. Debe resaltarse la última expresión de la instrucción: “No se preocupe [acerca de] por qué siente que algo es o no un buen ejemplo de la categoría. Y no se preocupe si solo usted o las personas en general se sienten así. Solo márquelo como lo ve”. Esta línea muestra lo bien que Rosch et al. comprenden la experiencia del sujeto de laboratorio. En esta expresión le dicen al sujeto que entienden cómo se siente, que saben que el predicado “bueno” solo puede explicarse por un sentimiento, que la calidad de un ejemplo no es algo que se piensa, sino algo que se siente, y que puede ser muy tentador detenerse a reflexionar acerca de por qué esto es así o de si otros se sienten igual. Pero le piden que no se detenga en esas reflexiones, que se mantenga en lo que siente y en lo que ve y que lo exprese en la escala que se le ha dado. ii. Asociaciones entre los conceptos específicos y los conceptos generales El sujeto recibe la hoja. Aquí supondré que la categoría superordinada que aparece primero es “mueble”. [Comienza a correr el cronómetro]. El término “mueble” es la primera expresión que aprehende comprensivamente en actos de intención y cumplimiento significativo. Intuitiviza contenidos superpuestos de la extensión del concepto “mueble”. Lee la primera palabra de la lista ─supondré que es la palabra “lámpara”─. Aprehende significativamente el término. Evoca el concepto empírico 237 “lámpara”. Intuitiviza el concepto en una experiencia de imaginación. Comienza la “comparación”. Se despliega una larga serie de síntesis de asociación que comparan los contenidos de ambos conceptos. Mediante operaciones pasivas se abren conexiones de semejanza y de contraste entre contenidos particulares del concepto de “lámpara” y contenidos del núcleo del concepto general “mueble”. El sujeto recorre receptivamente las experiencias de tales conceptos y abre asociaciones de determinaciones más o menos específicas que van desde cualidades sensibles (la forma, el color, la textura, etcétera) ─todas ellas en tanto determinaciones de sustratos específicos─ hasta los contextos específicos en los que se desarrollan tales experiencias (eso es, en el ámbito receptivo, los horizontes externos de las experiencias y, en el ámbito espontáneo, los estados de cosas y las situaciones de cosas, las relaciones espaciales, temporales y sociales en las que se insertan [Véase, (Husserl, 1980, párr. 59)]). En operaciones simultáneas, los contenidos del concepto “lámpara” que contrastaron con el núcleo del concepto “mueble” abren semejanzas con contenidos de otras categorías superordinadas. Por ejemplo, la determinación de uno de los lugares comunes en que se encuentra generalmente una lámpara, digamos, un espacio cerrado en el que seres humanos realizan actividades cotidianas (tales como hogares o sitios de trabajo), entra en conexión con el núcleo del concepto general “mueble”, pues una larga cadena de experiencias y determinaciones sedimentadas del concepto “mueble” mantienen un fuerte lazo de semejanza por haberse encontrado en lugares cerrados, tales como hogares o sitios de trabajo. Por otro lado, la función de la lámpara ─ella fue hecha para dar luz─ establece un contraste con el núcleo de la categoría mueble ─pues pocos muebles tienen la función específica de dar luz─ y, simultáneamente, abre conexiones con la categoría general “utensilio lumínico”. Debe resaltarse que la simplicidad de esta descripción, aunque sirva para ilustrar las operaciones de asociación, la hace sumamente imprecisa. Pues las asociaciones no se crean entre objetos de tan fácil tematización. Las asociaciones evocan una multiplicidad de determinaciones de sustratos, pero no como entidades abstraídas del flujo de la experiencia y de la cadena de experiencias enlazadas en el flujo de conciencia. La determinación sedimentada es determinación en cuanto 238 enriquecedora del sustrato de percepción, es decir, ella se sedimenta en la coincidencia significativa con el sentido objetivo del objeto intencional. Lo que se sumerge para hacer parte del tipo y del concepto empírico no es, por ejemplo, la pata de la silla o la superficie de la mesa; es la pata como pata de la silla que vi en una experiencia específica en una situación determinada: la pata de la silla del comedor de la casa de mi abuelita. Esa es la experiencia sedimentada y esa experiencia como todas las otras experiencias que componen el concepto empírico sedimentado tienen infinidad de rasgos de determinaciones internas y externas (que van desde las objetividades más pequeñas, en las cualidades sensibles, hasta las objetividades más complejas, como las relaciones entre contenidos). Y es en virtud de esos rasgos que se abren las asociaciones de homogeneidad y heterogeneidad. Por supuesto, la asociación de determinaciones evidentes salta a la vista, se hace prominente (las patas de la silla y de la mesa, por ejemplo), pero con ella y en ella, en los mismos lazos de los atributos, se abren cada vez más asociaciones que sólo se pueden determinar con un análisis detallado de las síntesis de semejanza y de contraste que constituyen un concepto empírico determinado. Mi nivel de práctica en el método fenomenológico no me permite reconocer tales síntesis, pero la superficie a la que he llegado me permite inferir que un análisis más profundo revela las particularidades de esas operaciones sintéticas. En resumen, entre más semejanzas (cuantitativas y cualitativas) mantenga el concepto “lámpara” con el núcleo del concepto “mueble”, mayor será para el sujeto el grado de “calidad” del tal ejemplo, es decir, mejor representará su imagen o idea del concepto “mueble”; y, de la misma manera, entre más asociaciones por semejanza encuentre entre el concepto de “lámpara” y contenidos de otros conceptos generales como “utensilio lumínico” o “herramienta” más se distanciará de su imagen o idea del concepto “mueble” iii. Aprehensión espontánea de las síntesis pasivas de asociación La mayor parte de las asociaciones descritas en el apartado anterior se refieren a operaciones receptivas. La mayoría son asociaciones entre determinaciones que no se hacen propiamente intuitivas o temáticas. No obstante, muchas de esas 239 operaciones se intuitivizan en experiencias de imaginación. El sujeto aprehende las asociaciones mediante juicios conceptuales relacionantes del tipo: “una lámpara de escritorio es un mueble, pero a la luz del caso del minero también se la puede llamar lámpara y ella definitivamente no es un mueble”, o “una lámpara puede ser mueble, pero también es instrumento de trabajo o inmueble público”. Los juicios evocan experiencias específicas: “la lámpara de mi oficina, la lámpara de mi habitación, la lámpara del parque, ¿es ella propiamente una lámpara o más bien es un farol?; de la lámpara de camping no diría que es un mueble; hay lámparas de usos específicos, alguna vez vi una lámpara para matar zancudos, ¿es ella un mueble o un instrumento de control de plagas?”. Todos estos juicios no son otra cosa que aprehensiones activas de síntesis pasivas de asociación por semejanza y por contraste entre los contenidos del concepto “lámpara” y los contenidos del núcleo del concepto “mueble” y de otros conceptos generales como el concepto “herramienta” o el concepto “utensilio lumínico”. iv. Expresión de la asociación de conceptos Las asociaciones activas y pasivas entre los conceptos deben expresarse de alguna manera. El sujeto se pregunta, por así decir: “¿Qué tan bien representa la lámpara mi idea de ‘mueble’?” Recorre en una mirada las asociaciones realizadas y las reúne en un solo concepto. Lo que señala este concepto es el grado de semejanza entre el concepto “lámpara” y el núcleo del concepto “mueble”. Al final asocia este concepto con uno de los niveles de la escala y lo notifica en la hoja. c. Lectura fenomenológica de los resultados Los resultados empíricos del experimento muestran que las 10 categorías estudiadas tienen una estructura interna de centro-periferia, en donde el centro está compuesto por los prototipos de la categoría ─eso es, los miembros de la categoría con mayor grado de “calidad”─, y la periferia por los miembros menos prototípicos de la categoría. La lectura fenomenológica de los resultados comienza con la formulación de una pregunta: ¿qué señala el grado de prototipicidad de las categorías? A la luz de la interpretación genética de la experiencia la respuesta 240 resulta evidente: el grado de prototipicidad señala el grado de semejanza ─entendida esta como la magnitud de distancias de semejanza y la cantidad de momentos semejantes─ entre un concepto específico y el núcleo del concepto general al que pertenece. Pues el lector recordará que el núcleo del concepto general es la extensión de experiencias sedimentadas de un concepto que mantienen mayor grado de semejanza entre sí y mayor grado de contraste con los contenidos de otros conceptos y eso es justamente lo que define los mayores grados de prototipicidad de los conceptos específicos. 3. Experimento 2. Correlaciones entre los grados de prototipicidad y los grados de parecidos de familia de los miembros de las categorías superordinadas a. Descripción del experimento i. La hipótesis El primer experimento presentado en Family Resemblances: Studies in the internal structure of categories tenía el propósito de conocer la clase de relación que mantienen el grado de prototipicidad y el grado de parentesco o parecidos de familia de los miembros de una categoría superordinada: El propósito principal del experimento […] fue observar la relación entre el grado de parentesco217 [de] los miembros de la categoría y la prototipicidad de esos miembros (Rosch & Mervis, 1975, p. 577). Sobre ese propósito general se formuló una hipótesis que afirmaba que habría una correlación significativa entre los niveles de prototipicidad y los niveles de parecidos de familia: La hipótesis específica fue que una medida del grado en que un ítem mantiene un parecido de familia con otros miembros de la categoría probaría 217 “Relatedness” 241 [estar] significativamente correlacionada con las clasificaciones de prototipicidad de los miembros de la categoría obtenidas previamente (Rosch & Mervis, 1975, p. 577). El grado de prototipicidad de los miembros había sido obtenido en el primer experimento presentado en Cognitive representations of semantic categories (1975a). Pero Rosch et al. aún no conocían el grado de parecido de familia de los miembros de esas categorías. Para conocerlo, las autoras se propusieron un objetivo específico: “obtener retratos de la distribución de los atributos de los miembros de un número de categorías superordinadas del lenguaje natural” (Rosch & Mervis, 1975, p. 577). Como se puede ver, este es un retrato de la estructura interna de las categorías, particularmente, de cómo se vinculan entre sí los ítems de las categorías mediante las conexiones entre sus atributos. La determinación del grado de prototipicidad de los miembros de las categorías superordinadas había permitido recolectar evidencia empírica de que las categorías se organizan en una estructura interna de centro-periferia determinada por los miembros más prototípicos de las categorías, pero de esa estructura aún no se conocía el tipo de relación que mantenían esos miembros. Para conocer esto, Rosch et al. formularon una hipótesis que sostenía que “los miembros de la categoría probarían mantener una relación de parecidos de familia entre sí” (Rosch & Mervis, 1975, p. 577). Eso es, la estructura interna de las categorías no sería solamente una gradación de prototipicidad, sino un múltiple de asociaciones entre los parecidos de familia que mantienen sus miembros. ii. Los sujetos “Los sujetos fueron 400 estudiantes en clases de psicología introductoria que recibieron esta tarea de 10 minutos como parte de su trabajo de clase” (Rosch & Mervis, 1975, p. 577). 242 iii. El estímulo “Las categorías usadas fueron seis de las categorías [superordinadas] más comunes de sustantivos concretos en inglés, determinadas por una medida de frecuencia de palabras (Kucera & Francis, 1967)” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Los grados de prototipicidad de entre 50 y 60 miembros de cada una de las categorías usadas fueron obtenidos en el estudio de Rosch Cognitive representations of semantic categories (1975a). De las seis categorías superordinadas se escogieron 20 miembros que representaban “la gama completa de rangos de calidad del ejemplo” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Las seis categorías con sus 20 miembros se muestran en la tabla 7: 243 Tabla 7. Lista de las categorías superordinadas y de los ítems usados en los experimentos 1 y 2 de Family resemblances: Studies in the internal structure of categories. 244 iv. El procedimiento Cada uno de los 120 elementos que se muestran en la Tabla 1 se imprimió en la parte superior de una página, y las páginas se agruparon en paquetes que constaban de seis elementos, uno de cada categoría superordinada. Los ítems se eligieron aleatoriamente dentro de una categoría de manera que cada sujeto que recibió un ítem lo recibió con diferentes ítems de las otras cinco categorías y recibió los ítems que representan cada categoría en un orden diferente. Cada ítem fue calificado por 20 sujetos. Cada sujeto calificó seis elementos, uno de cada categoría (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Al sujeto se le pidió hacer una lista de los atributos de cada uno de los ítems mediante la siguiente instrucción: Este es un experimento muy simple para descubrir las características y atributos que las personas sienten que son comunes y características de los diferentes tipos de objetos cotidianos. Por ejemplo, para las bicicletas, usted puede pensar en cosas que tienen en común, como dos ruedas, pedales, manubrios, montar en ellas, no usan combustible, etc. Para los perros, puede pensar en cosas que tienen en común, como tener cuatro patas, ladridos, pelaje, etc. Hay seis páginas que siguen a esta. En la parte superior de cada una aparece el nombre de un objeto común. Para cada página, tendrá un minuto y medio para anotar todos los atributos de ese objeto que pueda imaginar. Pero intente no sólo asociar libremente ─por ejemplo, si las bicicletas le recuerdan a su padre, no anote padre─. Bien, tiene un minuto y medio para cada página. Cuando digo pasar a la página siguiente, lea el nombre del objeto y escriba los atributos o características que cree que son características de ese objeto lo más rápido posible hasta que se le indique que vuelva a pasar la página (Rosch & Mervis, 1975, p. 578, énfasis añadido). 245 v. Medida de los parecidos de familia Para obtener la medida de los parecidos de familia se realizaron primero las siguientes dos tareas: 1. Se hizo una lista de todos los atributos de los objetos de cada una de las categorías mencionados por los sujetos, y 2. cada uno de los ítems a los que los sujetos le asignaron un atributo fueron acreditados con ese atributo. Dos jueces se encargaron de revisar si en la tabla final había casos en que un atributo había sido listado erróneamente. La asignación del grado de parecidos de familia se explica detalladamente en los siguientes dos pasos: 1. “cada atributo recibió un puntaje, que oscilaba de 1 a 20, representando el número de ítems en la categoría que había sido acreditado con ese atributo” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Por ejemplo, si el atributo “patas”, fue listado en los ítems “silla”, “cama”, “mesa” y “escritorio”, él habría recibido un puntaje de 4. Se realizó, pues, una ponderación de cada atributo de acuerdo con el número de ítems de la categoría que lo posee. 2. La medida de parecidos de familia para un ítem fue “la suma de las puntuaciones ponderadas de cada uno de los atributos que se habían enumerado para ese elemento” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Así, por ejemplo, si al ítem “silla” le fueron atribuidas solo los atributos “patas” y “brazos” y el atributo “brazos” tuvo un puntaje ponderado de 3, entonces el grado de parecidos de familia del ítem “silla” sería 7. Pero esta medida presentaba una falencia: cada ítem adicional con el que un atributo fuera acreditado añadía un incremento igual de parecido de familia […] (por ejemplo, la diferencia entre un atributo que pertenecía a dos ítems versus un ítem era igual a la diferencia entre un atributo que pertenecía a 19 versus 18 ítems [y tal suposición no era necesariamente razonable]) (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Por esa razón se creó una segunda medida de parecidos de familia: Para derivar esta medida, cada atributo se ponderó con el logaritmo natural de la puntuación bruta que representa el número de elementos en la categoría que se había acreditado con ese atributo; la segunda medida, por 246 lo tanto, consistía en la suma de los logaritmos naturales de las puntuaciones de cada uno de los atributos que se habían enumerado para un elemento (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). vi. Resultados Aquí se presentan los resultados del objetivo principal y del objetivo específico del experimento. Como se sabe, el objetivo específico del experimento es un medio para alcanzar el objetivo principal. Por eso conviene comenzar con el objetivo específico. α. El grado de parecidos de familia en la estructura interna de las categorías El objetivo específico del experimento era “obtener retratos de la distribución de los atributos de los miembros de un número de categorías superordinadas del lenguaje natural” (Rosch & Mervis, 1975, p. 577). Los resultados se muestran en la figura 11. Figura 11. Frecuencia de la distribución por número de los atributos aplicados a cada número de ítems/categoría. En la figura 11 se puede ver que sólo algunos atributos fueron asignados a los 20 miembros de la categoría, que muchos atributos fueron asignados a un solo 247 miembro de la categoría (más de 25) y que muchos atributos fueron asignados sólo a pocos miembros de la categoría (10 a dos miembros; 7 a 3; 6 a 4; etcétera). Además, la figura muestra que el número de atributos asignados disminuye en la medida en que aumenta el número de ítems al que le fueron asignados esos atributos. De lo anterior Rosch infiere que: la estructura de atributos sobresaliente de estas categorías tendía a residir, no en características de criterio comunes a todos los miembros de la categoría que distinguían a esos miembros de todos los demás, sino en una gran cantidad de atributos verdaderos de algunos, pero no todos, los miembros de la categoría (Rosch & Mervis, 1975, p. 580, énfasis añadido) Eso quiere decir que se confirma la hipótesis de esta parte del experimento: los miembros de una categoría se organizan según el principio de los parecidos de familia y, por ende, la estructura interna de las categorías se organiza de acuerdo con ese principio: En resumen: la mayoría de los atributos enumerados para los ítems en las seis categorías demostraron una relación de parecido de familia; es decir, eran comunes solo a algunos de los miembros de la categoría (Rosch & Mervis, 1975, p. 581). β. La correlación entre el grado de parecidos de familia y el grado de prototipicidad de los miembros Para comprobar la hipótesis principal del experimento ─a saber, “que la estructura de parecidos de familia probaría [estar] significativamente correlacionada con la prototipicidad de los ítems” (Rosch & Mervis, 1975, p. 581)─ se computaron correlaciones separadas entre las dos medidas de parecidos de familia y el grado de prototipicidad. La medida para el grado de prototipicidad fue la calificación media de la escala de 7 puntos por la que se obtuvo la clasificación de los sujetos. Los ítems de cada categoría “fueron clasificados de 1 a 20 sobre la base de prototipicidad y fueron clasificados de 1 a 20 sobre la base de cada una de las 248 medidas del parecido de familia” (Rosch & Mervis, 1975, p. 581). Se hicieron correlaciones en la clasificación de Spearman que arrojaron los siguientes resultados: 1. Para la medida básica de parecidos de familia: “mueble, 0.88; vehículo, 0.92; arma, 0.94; fruta, 0.85; vegetal, 0.84; ropa, 0.91” (Rosch & Mervis, 1975, p. 582); 2. Para la medida logarítmica de parecidos fe familia: “mueble 0.84; vehículo, 0.90; arma, 0.93; fruta, 0.88; vegetal, 0.86; ropa, 0.88” (Rosch & Mervis, 1975, p. 582). Todas las medidas fueron significativas (p <.001). Estos resultados confirman la hipótesis planteada: entre más un ítem tiene atributos en común con otros miembros de la categoría, más será considerado un miembro bueno y representativo de la categoría […] [y correlativamente] entre menos prototípico el ítem, menos otros ítems en la categoría tienden a compartir cada atributo” (Rosch & Mervis, 1975, p. 582). γ. Dos corolarios de los hallazgos Rosch et al. desprendieron dos corolarios de estos hallazgos. El hallazgo principal del experimento muestra que los miembros más prototípicos de la categoría tienen mayores atributos en común con todos los demás miembros de la categoría. Con base en esto, Rosch et al. se preguntan si los miembros más prototípicos también tienen más atributos en común entre ellos que los miembros menos prototípicos: “si los miembros más prototípicos de una categoría son aquellos que tienen más atributos comunes a otros miembros de la categoría, es probable que tengan más probabilidades218 de tener atributos en común entre sí” (Rosch & Mervis, 1975, p. 582). Para conocer esto identificaron los atributos en común de los cinco ítems más prototípicos y los compararon con los atributos en común de los cinco ítems menos prototípicos. Los resultados se muestran en la tabla 8: 218 “most likely” 249 Tabla 8. Número de atributos en común a los cinco miembros más prototípicos y los cinco miembros menos prototípicos de las seis categorías. Rosch et al. leen la tabla comparando los atributos comunes de los cinco ítems más prototípicos con los atributos comunes de toda la categoría: “de este conteo resulta claro que mientras los miembros de la categoría como un todo pueden no tener ítems en común, los cinco ítems más típicos de cada categoría tienden a tener muchos ítems en común” (Rosch & Mervis, 1975, pp. 582–583). El segundo corolario tiene que ver con la estructura del espacio semántico. Para desplegar este corolario, Rosch et al. se basan en previos estudios sobre la dimensionalidad del espacio. Las autoras dicen que aún se pueden decir cosas nuevas en el ámbito del espacio semántico: “Por ejemplo, los ítems que se perciben como los más cercanos a todos los miembros de un grupo de ítems deben caer en el centro del espacio definido por medio de la escala de proximidad de esos ítems” (Rosch & Mervis, 1975, p. 583). Con base en esta suposición, Rosch et al. formulan la siguiente hipótesis: “para propósitos del presente estudio, podemos predecir que los ítems con el mayor parecido de familia deben caer en el centro del espacio semántico definido por el escalamiento de proximidad de los ítems en una categoría” (Rosch & Mervis, 1975, p. 583). 250 Para probar esta hipótesis se hizo un estudio de escalamiento multidimensional complementario de las categorías “mueble”, “vehículo”, “arma”, “fruta” y “vegetal” en colaboración con E. E. Smith, E. J. Shoben, y L. J. Rips. Para el estudio se utilizaron los mismos 20 miembros de las categorías mostrados en la tabla 7 más el nombre de la categoría superordinada a la que pertenecen. Para el procedimiento Todas las posibles parejas de los 21 ítems en cada categoría fueron impresas en un cuadernillo y fueron clasificadas en una escala de 9 puntos por el grado de semejanza entre los ítems. Quince sujetos clasificaron los ítems en cada categoría. Los grados de semejanza fueron puestos en una escala (Rosch & Mervis, 1975, p. 583). Los resultados fueron difíciles de interpretar, pero mostraron que “en todos los casos el nombre de la categoría y los ítems más prototípicos parecían ser los más centrales en la solución de escala sin importar el número de dimensiones o la rotación usada” (Rosch & Mervis, 1975, p. 583). Los resultados fueron comprobados mediante una clasificación de correlación del orden de Spearman entre el parecido de familia y la distancia de un ítem del origen en la solución de escala en tres dimensiones con mínimo énfasis […] para las cinco categorías. Estas correlaciones fueron: mueble, 0.89; vehículo, 0.94; arma, 0.95; fruta, 0.92; y vegetal, 0.90. Todas fueron significativas (p < .001)” (Rosch & Mervis, 1975, p. 583). Estos resultados les permitieron concluir que “el grado de parecido de familia era altamente predictivo de la centralidad en un espacio semántico definido por calificaciones de semejanza global de los ítems de la categoría” (Rosch & Mervis, 1975, p. 583). b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio La experiencia del sujeto de laboratorio se puede dividir en los siguientes cuatro momentos: i. Aprehensión comprensiva de la instrucción 251 ii. Efectuación de síntesis pasivas de asociación entre las determinaciones del objeto. iii. Aprehensión espontánea de las síntesis pasivas de asociación iv. Expresión de las determinaciones del sustrato con mayor grado de semejanza entre sí. v. Tránsito a otra categoría. i. Aprehensión comprensiva de la instrucción Para la interpretación de la aprehensión comprensiva de la instrucción se sigue la misma metodología del experimento anterior: se supone que el experimentador lee la tarea en voz alta, se omiten los detalles secundarios y se divide la instrucción en partes. En este caso la instrucción se puede dividir en dos partes: 1. la introducción, en la que se evocan algunos conceptos y atributos de conceptos, y 2. la expresión de la tarea del experimento propiamente dicha. 1. El experimentador empieza a leer la instrucción: “Este es un experimento muy simple para descubrir las características y atributos que las personas sienten que son comunes y características de los diferentes tipos de objetos cotidianos”. La aprehensión de esta expresión acontece en un acto de dar sentido. Esto es debido a la generalidad de los términos de la expresión y al poco tiempo que tiene el sujeto para realizar el acto de aprehensión comprensiva. Los términos “características”, “atributos” y “tipos de objetos cotidianos” son tan generales que, en el poco tiempo que dura la expresión, el sujeto no alcanza a efectuar un acto de cumplimiento significativo. Es decir, él comprende que, dados unos objetos en general, algunos de sus atributos pueden ser más comunes y característicos que otros, pero no intuitiviza la significación de la expresión. Debe resaltarse el uso de los predicados “comunes” y “característicos” para referirse a los atributos que busca recolectar el experimento, pues estos términos condicionan la comprensión del resto de la instrucción. El objetivo del experimento, según se dice aquí, no es recolectar todos los atributos de los objetos, sino sólo los comunes y característicos. El sujeto mantendrá asida esta significación como el propósito principal del experimento 252 hasta terminar de leerse la instrucción. El sentido de los términos “comunes” y “característicos” se asocia con la explicitación de la instrucción dada en la siguiente línea: “Por ejemplo, para las bicicletas usted puede pensar en cosas que tienen en común […]”. El vínculo entre esta y la anterior expresión está dado de manera explícita en el predicado “común”. El concepto de “bicicletas” tiene un grado menor de generalidad, el sujeto puede hacer intuitiva parte de la extensión de su contenido en una experiencia de imaginación. Él, o bien imagina una bicicleta típica, o bien recorre en la imaginación experiencias sedimentadas del concepto “bicicleta”. El sujeto busca, así, en la extensión del concepto “bicicletas” (eso es, en las experiencias sedimentadas y posibles que lo componen) los atributos que tienen en común. Recorre las experiencias e intuitiviza las determinaciones que resaltan entre todas las demás. Si en el ámbito de constitución de los tipos se mantiene la regularidad de la esfera hylética que dice que “Entre más grande es la “semejanza”, la homogeneidad, más estrecha es tal unidad de los grupos y mayor es la unidad de prominencia” (Husserl, 2001, p. 185), podría suponerse que las determinaciones que resaltan son las determinaciones que conforman el núcleo del concepto. Estas determinaciones resaltan porque su densidad en la estructura conceptual es mayor. En el núcleo del concepto empírico se encuentran múltiples vínculos de uniformidad o semejanza casi idéntica superponiéndose en una inmensa cantidad de experiencias en un espacio tan pequeño que su densidad ejerce una fuerza de atracción mayor que la de los demás contenidos del concepto. El sujeto se vería arrastrado hacia el núcleo del concepto en la búsqueda de determinaciones comunes y las visualizaría hasta donde se lo permiten los límites temporales de la expresión. Él no tiene tiempo de intuitivizar tales determinaciones, o al menos no de hacerlo en detalle debido al poco tiempo que dura la expresión. Sigue el experimentador: “[…] como dos ruedas, pedales, manubrios, montar en ellas, no usan combustible, etc.”. Estos atributos se asocian inmediatamente a los contenidos que el sujeto había evocado hace un momento. Son los atributos “comunes” de las bicicletas. Su intuitivación es casi como un acto de cumplimiento significativo provocado, por así decir. El ejemplo de los atributos comunes de las bicicletas es 253 fundamental porque orienta la interpretación de la instrucción que hace el sujeto. Lo mismo acontece con el concepto de “perros”. 2. El experimentador pasa a exponer la tarea: “Hay seis páginas que siguen a esta. En la parte superior de cada una aparece el nombre de un objeto común”. El sujeto intuitiviza en experiencias de percepción actual la hoja y el término del objeto que aparece en la parte superior. El experimentador sigue: “Para cada página, tendrá un minuto y medio para anotar todos los atributos de ese objeto que pueda imaginar”. La interpretación de esta expresión se hace sobre el contexto dado por la introducción de la instrucción. El sujeto entiende que aparecerán nombres de objetos como “perros” o “bicicletas” y que deberá enumerar atributos como los de esos ejemplos. Es decir, el sujeto estará de alguna manera condicionado a anotar, al menos en un primer momento, los objetos más comunes y característicos. Dado que en esta parte de la instrucción no hay términos específicos, la aprehensión comprensiva se desarrolla sólo al nivel de la intención significativa. El experimentador emite una aclaración: “Pero intente no sólo asociar libremente ─por ejemplo, si las bicicletas le recuerdan a su padre, no anote padre─”. Esta aclaración puede tener el efecto de limitar el ancho de las experiencias evocadas, en el sentido de que el sujeto va a intentar abstraerlas lo más posible de su contexto específico y va a tratar de evocar intuitivamente el sustrato en un grado elevado de generalidad. La última parte de la instrucción es importante porque explica de manera más precisa la tarea que debe realizar: “Bien, tiene un minuto y medio para cada página. Cuando digo pasar a la página siguiente, lea el nombre del objeto y escriba los atributos o características que cree que son características de ese objeto lo más rápido posible hasta que se le indique que vuelva a pasar la página”. De esta última expresión resalta la aclaración sobre los límites del tiempo, pues el sujeto tratará de realizar la tarea lo más rápido posible y, por ende, no se detendrá mucho tiempo en las operaciones de intuitivación. ii. Síntesis pasivas de asociación El sujeto lee el término que aparece en la hoja. Supondré que se trata del término “silla”. Aprehende la intención y el cumplimiento significativo del término. Evoca el 254 concepto “silla”, primero como como totalidad y luego en la dirección que ha determinado la tarea del experimento. Como en el experimento presentado en el apartado (I, 3) de este capítulo, el interés del sujeto está determinado por la tarea del experimento. La intuitivación del concepto “silla” sigue el curso de los atributos que le han pedido buscar. Él imagina sustratos de “silla” evocados típicamente por su pre-conocimiento sedimentado. La intuitivación en la imaginación sólo es posible por la asociación con el pre-conocimiento típico sedimentado. Acontece algo semejante a lo que ocurre en la creación de horizontes de un sustrato de percepción, en donde las conexiones con el conocimiento típico crean anticipaciones de los lados actualmente no-vistos del objeto. Lo primero en aparecer son las sedimentaciones de “forma” del objeto. Aparece el objeto en su más amplia generalidad. Después aparecen las determinaciones internas de los sustratos de “silla” que tienen mayor peso: las patas, los brazos, el espaldar, la superficie donde uno se sienta, etcétera. Se abren cada vez nuevos nexos con otras determinaciones sumergidas y posibles. Estas asociaciones se extienden hacia los sustratos sedimentados menos prominentes, que contrastan con el núcleo: sillas sin espaldar; sillas sin brazos, sillas sin patas. El sujeto las intuitiviza: la silla de oficina, la silla del automóvil, la silla de la cocina, el pupitre... Aparecen nuevas determinaciones: sillas redondas, suaves, duras, acolchadas, reclinables, ergonómicas, con y sin espaldar, con descansa-pies y sin ellos, etcétera, etcétera. iii. Aprehensión espontánea de las síntesis pasivas de asociación Como en el experimento anterior, el sujeto aprehende activamente los estados de cosas y las relaciones entre el concepto “silla” y sus determinaciones. Las primeras asociaciones, aquellas que enlazaban el concepto con los atributos más prominentes, se sintetizan en juicios como: “las sillas tienen una superficie donde sentarse” o “las sillas tienen patas”. Estos juicios abren nexos con nuevas intuiciones de sustratos de sillas y determinaciones menos prominentes. Se aprehenden activamente aquí las asociaciones pasivas con los miembros cada vez más lejanos del núcleo del concepto. El proceso es, pues, una constante evocación de sustratos y determinaciones sedimentadas y posibles y una constante búsqueda 255 de síntesis de homogeneidad y heterogeneidad entre ellas orientada por el conjunto que se le ha pedido coleccionar. Después de aprehender activamente cada determinación, el sujeto estará listo para expresarla. Lo que expresa no son propiamente atribuciones (en el sentido que Husserl le da a este término),219 sino determinaciones de sustratos. iv. Expresión de la asociación de conceptos La expresión de los conceptos no es el resultado final de todo el proceso sino una operación simultánea a la efectuación de las asociaciones pasivas y activas. No obstante, la expresión sí es el resultado final de procesos particulares de asociación. Cada vez que el sujeto halla un atributo y extiende sus asociaciones hacia todos los miembros actuales y posibles del concepto y cada vez que no halla sino contrastes en casos muy aislados, expresa tal atributo. Por ejemplo, al encontrar el atributo patas en casi todas las sillas menos las sillas de los automóviles, el sujeto expresa el atributo “patas”. El proceso sigue de esta manera en la dirección hacia los límites del concepto: encuentra una determinación, la asocia activa y pasivamente con los demás sustratos sedimentados y posibles del concepto y si es lo suficientemente frecuente en ellas, lo anota, de lo contrario, lo desecha. v. Tránsito a otra categoría [El experimentador anuncia que ha terminado el tiempo y que es momento de pasar a la siguiente categoría]. El sujeto pasa la hoja, aprehende el término que está en la parte superior y comienza a realizar el mismo proceso que realizó con la categoría anterior. Sin embargo, ahora tiene la experiencia de haber realizado tal proceso. Cada vez que el sujeto pasa a una nueva categoría tiene más práctica en la realización de la tarea. Aprende a realizar las asociaciones de la manera más eficiente y aprende a orientar el proceso por el camino más corto. La tarea comienza a ser una tarea familiar para él. Esto es importante porque al pasar a categorías cada vez nuevas, los procesos de asociación no van a ser los mismos. Se van a reducir operaciones, porque el sujeto ya ha recorrido los caminos más largos y ya 219 Véase (Husserl, 1980, párr. 55). 256 sabe cómo encontrar las determinaciones que le piden. No obstante, tal cambio no representa un problema para la medición de los datos empíricos debido a que el orden de los formatos cambia en todos los sujetos. c. Lectura fenomenológica de los resultados i. Los parecidos de familia en la estructura interna de las categorías La hipótesis particular del experimento de Rosch et al. afirmaba que la estructura interna de las categorías se organiza en relaciones entre parecidos de familia. Esta hipótesis tiene una dimensión negativa y una dimensión positiva. En la dimensión negativa se niega el hecho de que exista un atributo común a todos los miembros de una categoría superordinada. En la dimensión positiva se afirma que, en lugar de tal atributo, los miembros de la categoría tienen sólo algunos atributos comunes a algunos miembros de la categoría. Los resultados empíricos confirman esta hipótesis, pues muestran que: la estructura de atributos sobresaliente de estas categorías tendía a residir, no en características de criterio comunes a todos los miembros de la categoría que distinguían a esos miembros de todos los demás, sino en una gran cantidad de atributos verdaderos de algunos, pero no todos, los miembros de la categoría (Rosch & Mervis, 1975, p. 580, énfasis añadido). La lectura fenomenológica de los resultados comienza con el planteamiento de una pregunta general: ¿Qué procesos y operaciones de conciencia señalan las relaciones de parecidos de familia encontradas en el experimento de Rosch et al.? Los resultados del experimento muestran de manera inmediata únicamente asociaciones entre palabras. El sujeto escribe “patas”, “brazos”, “superficie”, etcétera, como atributos de una categoría de nivel básico. Después del análisis cuantitativo esos atributos pasan a ser atributos de una categoría superordinada. Pero la relación no puede ser sólo una asociación entre palabras ─o al menos ni psicólogos ni fenomenólogos estarían dispuestos a afirmar esto─. Los hallazgos de Husserl han mostrado que toda expresión es expresión de una significación. Por lo tanto, si se quiere conocer el sentido de la relación de parecidos de familia entre los 257 miembros de una categoría, es decir, su sentido en cuanto operaciones de conciencia, debe determinarse cuál es la significación que señalan tales expresiones. Para conocer esto sólo hace falta volver atrás la mirada a la reconstrucción analítica de la experiencia. Si devolvemos el proceso desde el momento en que el sujeto notifica el último de los atributos de la categoría hasta el momento en que aprehende comprensivamente el nombre de la categoría, puede verse que hay un común denominador en las operaciones de conciencia por las que se llega a todas y cada una de las expresiones, a saber, la serie de síntesis de homogeneidad y heterogeneidad entre el múltiple de experiencias sedimentadas y posibles que constituyen la extensión del concepto. Este hallazgo podría ser la clave para interpretar fenomenológicamente los resultados del experimento de Rosch et al. En los siguientes dos apartados examino las dimensiones negativa y positiva de la tesis de Rosch et al. a la luz de las síntesis de asociación que efectúa el sujeto de laboratorio en la tarea del experimento. α. La dimensión negativa de la tesis ¿Por qué no hay ningún atributo común a todos los miembros de una categoría superordinada? Porque no hay atributos comunes a todos los miembros de las categorías de nivel básico. Tómese el ejemplo de la categoría de nivel básico “silla” o, en términos de Husserl, el concepto empírico “silla”. La búsqueda de sus atributos comunes consiste en encontrar las determinaciones que mantengan un nexo por semejanza con todas las determinaciones que constituyen la extensión del concepto “silla”. No es la determinación “brazos”, porque hay muchas sillas que no tienen brazos ─es decir, hay sustratos sedimentados que contrastan entre sí por la determinación “brazos”─; no es la determinación “patas”, porque aunque la mayoría de las sillas sedimentadas tengan patas, la silla del automóvil, por ejemplo, no tiene patas; no es tampoco la determinación “espaldar”, pues las butacas no tienen espaldar; podría ser la determinación “asiento”, pues todas las experiencias sedimentadas que constituyen la extensión del concepto empírico “silla” parecen establecer nexos por semejanza con la determinación “asiento”. Pero aun cuando se haya encontrado una 258 determinación común a todas las experiencias sedimentadas que componen la extensión del concepto empírico “silla”, debido a que en la extensión de un concepto empírico también están implicadas sus posibilidades fácticas de ser-ahí, tal determinación no es necesariamente común a todas las determinaciones que conforman un concepto empírico. Eso es, en este caso particular, como aún podríamos imaginar una silla sin asiento, de ahí se sigue que la determinación asiento no es común a toda la extensión del concepto “silla”. Asimismo, podemos pensar en “mesas” sin superficie, o en “lámparas” sin luz. Por consiguiente, no hay ninguna determinación que sea común a todos los miembros de un concepto empírico específico. Si no es posible hallar determinaciones comunes a la extensión de los conceptos empíricos específicos (o, en términos de Rosch, a las categorías de nivel básico), no es posible hallar alguna determinación común a los conceptos empíricos generales (a las categorías superordinadas) ─pues, dado que los conceptos generales están compuestos de conceptos específicos, la posibilidad de encontrar determinaciones comunes a los conceptos específicos es condición necesaria para la posibilidad de encontrar determinaciones comunes a los conceptos generales─. Pero la evidencia de la imposibilidad de hallar un atributo común a todos miembros de los conceptos empíricos generales no es meramente lógica. Los hallazgos de Husserl muestran que un concepto empírico general se constituye como la extensión de las generalizaciones de conceptos empíricos específicos. Es decir, la extensión de las síntesis de asociación por semejanza entre las determinaciones de un concepto específico. Como en los conceptos de color, donde podíamos ignorar los contrastes que separaban a los conceptos específicos (por ejemplo, el “rojo anaranjado”, el “rojo púrpura” y el “rojo-rojo”) y extender las semejanzas entre sus contenidos de tono, brillo y saturación para aprehender el concepto empírico general “rojo”, en los conceptos específicos de objetos (por ejemplo, la “mesa”, la “silla” y el “estante”) puedo ignorar los contrastes que los separan y vincularlos a todos por las semejanzas que mantienen entre sus determinaciones internas y externas para aprehender el concepto empírico general “mueble”. La diferencia entre los conceptos específicos y los conceptos generales no es, entonces, un cambio en la 259 materia de su contenido, sino en la extensión que abarca esa materia. Por consiguiente, si no es posible encontrar una determinación común al contenido de los conceptos específicos, no es posible tampoco encontrar una determinación común a los conceptos generales.220 β. La dimensión positiva de la tesis ¿Por qué hay una gran cantidad de “atributos comunes” a algunos de los miembros de una categoría superordinada? Porque las notificaciones del sujeto no señalan determinaciones concretas sino tipos de determinaciones y porque los conceptos específicos abren vínculos por semejanza entre sí por su enlace con esos tipos de determinaciones. El que haya algunos atributos comunes a algunos de los miembros de una categoría superordinada significa que sólo algunas de las categorías de nivel básico que se incluyen en una categoría superordinada tienen atributos comunes entre sí. Por ejemplo, en la categoría superordinada “mueble”, las categorías de nivel básico “silla”, “mesa” y “cama” tienen en común el atributo “patas”, pero otros miembros de la misma categoría superordinada, como “estante”, “lámpara” o “tapete” no comparten ese atributo. Ahora, fenomenológicamente, ¿qué significa que la determinación sea común a algunos conceptos empíricos específicos? Tomemos como punto de partida un ejemplo particular. Se dice que las “patas” son determinaciones del concepto de “silla” porque la mayor parte de las experiencias reunidas en el concepto “silla” tiene alguna determinación de “patas”. Se dice que tienen en común alguna determinación de “patas” porque no es que todas tengan en común la misma determinación de “patas” ─afirmar esto sería suponer que todas las experiencias de “silla” sedimentadas y posibles tienen las mismas “patas” y eso es absurdo─. Si no tienen en común la misma determinación de “patas”, entonces la determinación Debe mencionarse el hecho de que la determinación común a todas las determinaciones que componen la extensión de un concepto podría consistir en el eidos de ese concepto. Sin embargo, aquí ya no estaríamos hablando de un concepto empírico sino de un concepto puro y los experimentos de Rosch no tienen nada que ver con los conceptos puros. 220 260 “patas” no es una determinación concreta y, si no es una determinación concreta, debe ser, entonces, un conjunto de determinaciones que guardan algún tipo de afinidad entre sí. En efecto, cuando miramos las determinaciones de “patas” de los diferentes sustratos sedimentados y posibles del concepto “silla”, vemos que, aunque todas son diferentes, guardan relaciones de homogeneidad entre ellas: aunque las patas de la silla del comedor sean talladas y las patas de las butacas no, aunque las patas de las butacas sean largas y las patas de la silla del escritorio no, y aunque las patas de la silla del escritorio tengan ruedas y las de la silla del comedor no, a todas ellas las llamamos patas porque mantienen una gran afinidad entre sí (por ejemplo, todas tienen la misma función, todas mantienen la misma relación con el resto de la “silla”, etcétera). A todas las determinaciones de “patas” de los sustratos de “silla” las llamamos patas por la misma razón por la que llamamos sillas a todas las experiencias que se incluyen dentro del concepto de “silla”. Eso es, porque todas mantienen unos nexos de afinidad lo suficientemente estrechos para vincularse dentro de una objetividad mayor. Por consiguiente, la determinación “patas” que comparten los sustratos sedimentados y posibles del concepto “silla” es una generalidad, ya típica, ya conceptual. De ahí se sigue que el hecho de que las experiencias sedimentadas y posibles del concepto “silla” compartan o tengan en común la determinación “patas” quiere decir que las determinaciones concretas de “patas” de cada uno de los sustratos de “silla” se asocian por semejanza con el tipo “patas”. El que la determinación “patas” sea común a todas las “sillas” significa, entonces, que todas entran en asociación con la determinación típica “patas”. Y como el tipo “patas” no está constituido sólo por las determinaciones de “patas” de las experiencias de “silla”, sino que en él caben también ─dada la afinidad que mantienen entre sí─ las determinaciones de “patas” de otros conceptos como el concepto de “cama” y el de “mesa”, las determinaciones particulares de “patas” de los conceptos “cama” y “mesa” también se asocian con la generalidad ─típica o conceptual─ “patas”. Es por ello por lo que de los conceptos “silla”, “mesa” y “cama” se puede decir que comparten la determinación “patas” ─pues lo que comparten es el tipo “patas”─. Y así como las experiencias sedimentadas y posibles de cada uno de esos conceptos empíricos se vinculan por 261 el nexo que mantienen con el tipo “patas”, los tres conceptos como totalidad también construyen nexos por afinidad entre sí en virtud de su asociación con el tipo “patas”. Por supuesto, esto mismo se puede ver en casos concretos: las patas de esta silla se parecen a las patas de esta cama y, por ende, a ambas las puedo reunir en un concepto específico de “patas” ─y, asimismo, puedo asociar a la silla y a la cama por la determinación particular que comparten─. De cualquier manera, lo que une a las determinaciones comunes de un concepto, ya específico, ya general, son los nexos de afinidad entre ellos. En resumen, se dice que una determinación (o un atributo) es común a algunos de los miembros de un concepto general (o una categoría superordinada) porque la determinación notificada no es una determinación concreta sino una determinación típica que vincula a los miembros (a los conceptos específicos o categorías de nivel básico) que se asocian con ella. Lo anterior muestra que dentro de una generalidad de nivel superior como “mueble” no sólo están implicadas generalidades específicas como “silla”, “mesa” y “cama”, sino que también están implicadas las generalidades constituidas por sus determinaciones como las “patas”, la “superficie”, el “espaldar”, el “color” y la “forma”. Por consiguiente, los grados de semejanza que determinan el grado de generalidad de un tipo o de un concepto empírico no sólo asocian determinaciones particulares sino también tipos de determinaciones. De modo que el núcleo de las generalidades abstractas también está constituido por un enlace entre objetividades típicas y conceptuales. ii. La correlación entre el grado de prototipicidad y el grado de parecidos de familia El segundo resultado del experimento mostró correlaciones significativas entre los grados de prototipicidad y los grados de parecidos de familia. Con base en estos hallazgos, Rosch extrajo la siguiente conclusión: entre más un ítem tiene atributos en común con otros miembros de la categoría, más será considerado un miembro bueno y representativo de la 262 categoría […] [y correlativamente] entre menos prototípico el ítem, menos otros ítems en la categoría tienden a compartir cada atributo” (Rosch & Mervis, 1975, p. 582). ¿Estas correlaciones muestran lo que acontece en la experiencia? Para responder esta pregunta, debemos entender lo que señalan las dos medidas correlacionadas. α. El indicador de grado de parecidos de familia ¿Qué señala el grado de parecidos de familia de un miembro de una categoría superordinada? La medida se puede descomponer en dos grandes partes: 1. La ponderación de los atributos y 2. La asignación del grado de parecido de familia a los miembros de la categoría. 1. En la ponderación de los atributos, “cada atributo recibió un puntaje, que oscilaba de 1 a 20, representando el número de ítems en la categoría que había sido acreditado con ese atributo” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). La ponderación señala la cantidad de conexiones que mantiene el atributo con los miembros de la categoría. Un atributo grado 20 tiene conexiones con todos los miembros de la categoría y un atributo grado 1 tiene conexiones con uno solo de los miembros de la categoría. En términos experienciales, la ponderación señala el número de conceptos específicos que comparten un mismo tipo de determinación. Por ejemplo, que el tipo de determinación “patas” haya sido compartido por los conceptos “silla”, “mesa” y “cama”. 2. El grado de parecidos de familia de un ítem fue “la suma de las puntuaciones ponderadas de cada uno de los atributos que se habían enumerado para ese ítem” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Como el grado de ponderación señala la cantidad de conexiones del atributo con los ítems de una categoría superordinada, y el grado de parecidos de familia es la suma de los grados de ponderación de los atributos que le fueron asignados a un ítem, el grado de parecidos de familia señala la cantidad de conexiones que mantiene un ítem con los demás miembros de la categoría en virtud de los atributos que le fueron asignados. En términos experienciales, el grado de parecidos de familia señala la cantidad de asociaciones 263 por semejanza que mantiene un concepto específico con otros conceptos específicos por las determinaciones típicas que los sujetos de laboratorio encontraron en ellos. Que el indicador señale sólo la cantidad de asociaciones por semejanza y no la intensidad de las asociaciones lo hace un indicador defectuoso ─si lo que se quiere es mostrar evidencia cuantitativa de la complejidad de las síntesis de asociación que mantienen algunos de los conceptos empíricos incluidos en la extensión de un concepto general─. Por ejemplo, si el sujeto hubiese hallado en el concepto empírico “silla” las determinaciones “patas” y “espaldar” y si la determinación típica “patas” hubiese sido hallada también en los conceptos “mesa”, “cama” y “sofá”, mientras que la determinación “espaldar” hubiese sido hallada también sólo en el concepto “sofá”, el indicador de parecidos de familia mostraría que el concepto “silla” tiene un grado de afinidad con los conceptos “cama”, “mesa” y “sofá”, pero no mostraría que mantiene un mayor grado afinidad con el concepto “sofá”. β. El indicador de grado de prototipicidad En el apartado (I. 2. c) de este capítulo se dijo que el grado de prototipicidad de una categoría de nivel básico señala el grado de semejanza entre un miembro concreto de la categoría y el núcleo de la categoría. Se dijo, además, que por “grado de semejanza” se entiende la magnitud de distancias de semejanzas y la cantidad de momentos semejantes que mantienen dos más determinaciones. Y se dijo, finalmente, que el “núcleo de la categoría” señala la cantidad de experiencias sedimentadas de un concepto que mantienen mayor grado de semejanza entre sí y mayor grado de contraste con las determinaciones de otros conceptos. γ. La correlación entre el grado de prototipicidad y el grado de parecidos de familia El grado de prototipicidad y el grado de parecidos de familia son dos maneras de contemplar las mismas clases de asociación por las que se constituye la estructura de un concepto empírico. Esto se demuestra en los siguientes tres razonamientos: 264 1. El grado de prototipicidad señala el grado de semejanza entre las determinaciones del concepto empírico y las determinaciones del núcleo del concepto general. Eso quiere decir que la relación que vincula a tales determinaciones es una relación de homogeneidad. Husserl explica que toda síntesis de homogeneidad conduce a una síntesis de coincidencia (ya completa, ya parcial). Por consiguiente, entre las determinaciones del concepto empírico y las determinaciones del núcleo del concepto general que mantienen vínculos por homogeneidad también hay síntesis de coincidencia. Por ejemplo, si la determinación típica “patas” del concepto específico “silla” entra en asociación homogénea con la determinación típica “patas” del núcleo del concepto general “mueble”, debe ocurrir una superposición entre ambas determinaciones. No una superposición completa, pues en el tipo “patas” del concepto general “mueble” están implicadas experiencias de “patas” de otros muebles como la “cama” o la “mesa”, pero sí una coincidencia parcial dada en virtud de semejanzas entre algunos aspectos concretos de la determinación (como la forma o la función, entre otras). Tal superposición no solo indica un grado elevado de semejanza sino una síntesis de coincidencia entre la determinación del concepto específico y la determinación del núcleo del concepto general. Y si ambas determinaciones coinciden, entonces ambas pueden ocupar cualquiera de los dos lugares de la relación. Si el tipo “pata” del concepto de “silla” entra en coincidencia con un cierto contenido del tipo “pata” del núcleo del concepto de “mueble”, entonces el contenido de la coincidencia hace parte tanto del concepto “silla” como del núcleo del concepto “mueble”. Puede decirse, entonces, que el grado de prototipicidad señala las determinaciones del concepto específico que forman parte del núcleo del concepto general al que él pertenece. Por lo tanto, un concepto más prototípico tendrá más determinaciones contenidas en el núcleo del concepto general que un concepto menos prototípico. Es decir, el concepto empírico prototípico le aporta más determinaciones al núcleo del concepto general que el concepto menos prototípico. 2. ¿Por qué el miembro con mayor grado de parecidos de familia tiene más asociaciones con los demás miembros de una categoría superordinada? Si el núcleo de un concepto general está compuesto por las determinaciones del 265 concepto que guardan los mayores niveles de semejanza entre sí y los mayores contrastes con las determinaciones de otros conceptos generales, entonces él debe mantener también las mayores semejanzas con las determinaciones de los conceptos específicos que se incluyen en un concepto general. Pues si las determinaciones de los conceptos específicos que se incluyen en un concepto general contrastaran con las determinaciones del núcleo del concepto general, ellas encontrarían, por la misma razón, afinidad con las determinaciones de otros conceptos generales y, por consiguiente, se incluirían más en esos otros conceptos que en el concepto al que se supone que pertenecen. Además, se ha mostrado que las determinaciones de los tipos y de los conceptos empíricos también se ordenan según las regularidades de la magnitud de distancias entre semejanzas y la cantidad de momentos semejantes. En la medida en que una determinación pierde intensidad de semejanza y cantidad de momentos semejantes con el núcleo de un tipo o de un concepto gana semejanzas con las determinaciones de otros tipos o conceptos. Por consiguiente, los conceptos específicos que estén más cerca del núcleo del concepto general también van a mantener mayores semejanzas con los demás conceptos específicos del concepto general. Asimismo, los conceptos específicos que se encuentren más lejos del núcleo del concepto general van a perder semejanzas con los demás conceptos específicos del concepto general. De lo anterior se sigue que, si las determinaciones de un concepto específico guardan mayores semejanzas con las determinaciones de los demás conceptos específicos que se incluyen en la extensión del concepto general, aquel concepto específico va a encontrarse más cerca del núcleo del concepto general. Y como la proximidad señala aquí el grado de semejanza, y el grado de semejanza implica una cierta coincidencia, de ahí se sigue que las determinaciones de aquel concepto específico ─a saber, el concepto específico del que sabemos que está más cerca del núcleo del concepto general por el hecho de mantener más semejanzas con los demás conceptos específicos que se incluyen en el concepto general─ forman síntesis de coincidencia con las determinaciones que constituyen la extensión del núcleo del concepto general. Ahora bien, como el indicador de parecidos de familia señala el grado de semejanza entre las determinaciones de un concepto específico y las 266 determinaciones de los demás conceptos específicos que se incluyen en la extensión de un concepto general, de ahí se sigue que el indicador de parecidos de familia también señala el grado de semejanzas y coincidencias que un concepto específico mantiene con respecto al núcleo del concepto general. 3. ¿Cuál es la diferencia entre la medida del grado de prototipicidad y la medida del grado de parecidos de familia, si ambas señalan la proximidad que un concepto empírico mantiene con respecto al núcleo del concepto general? Fenomenológicamente la diferencia parece ser la manera como se llega a ver la relación entre el concepto empírico y el núcleo del concepto general. Cuando el sujeto determina el grado de prototipicidad de un concepto empírico, parte del múltiple de determinaciones que constituyen la extensión de tal concepto y después, mediante series de síntesis de homogeneidad y heterogeneidad, rastrea, por así decir, el grado de conexión que mantiene con el núcleo del concepto general. Es un proceso directo en el que el sujeto mismo busca las asociaciones entre las determinaciones del concepto específico y el núcleo del concepto general. Por otro lado, la medida del grado de parecidos de familia permite conocer el nexo entre las determinaciones del concepto específico y el núcleo del concepto general de manera indirecta. No se le pide al sujeto que busque las asociaciones. Sólo se le pide que mencione unas determinaciones de cada concepto. Las asociaciones entre las determinaciones de los conceptos específicos se hacen artificialmente, por así decir, o por intermedio de las expresiones del sujeto, para ser más precisos. Esas asociaciones constituyen la medida de los parecidos de familia. La explicación de por qué se dan esas asociaciones sólo se sabe cuando se formula la correlación entre el indicador de parecidos de familia y el indicador de grado de prototipicidad. Los resultados de la correlación muestran que si un concepto específico tiene un grado elevado de prototipicidad también tiene un grado elevado de parecidos de familia. Rosch et al. no llegan a saber por qué eso es así. Sólo concluyen que el principio de los parecidos de familia es un principio de ordenamiento y de formación de la estructura interna de las categorías. La razón de por qué se da tal correlación sólo se puede ver cuando se hace la reconstrucción analítica de la experiencia del sujeto y se leen los resultados del experimento de Rosch et al. con base en esa 267 interpretación: la correlación ocurre porque ambas medidas señalan el grado de proximidad del concepto empírico al núcleo del concepto general. A los razonamientos anteriores se les objetará que, si bien hay evidencia fenomenológica que los soporta, no hay suficiente evidencia empírica que muestre que los conceptos con mayor grado de prototipicidad y mayor grado de parecidos de familia mantienen los mayores contrastes con los miembros de otras categorías superordinadas. A esta objeción se responde en el siguiente numeral. 4. Experimento 3. Correlaciones entre el grado de prototipicidad y el grado de parecidos de familia II a. Descripción del experimento i. Hipótesis El segundo experimento de Family resemblances: Studies in the internal structure of categories formulaba la siguiente hipótesis: Los miembros más prototípicos de las categorías no sólo tendrían el mayor parecido de familia con los miembros de su categoría, sino que también estarían distantes al máximo de los miembros de otras categorías en el mismo nivel de contraste lingüístico y, por lo tanto, tendrían menos atributos en común con ellos (Rosch & Mervis, 1975, p. 584). ii. Los sujetos “Los sujetos fueron 400 estudiantes en clases de psicología introductorias y superiores de la división, ninguno de los cuales había participado en el Experimento 1. Participaron en el experimento como parte de su trabajo en el aula” (Rosch & Mervis, 1975, p. 585). 268 iii. El estímulo Los estímulos eran los mismos miembros de cinco de las seis categorías superordinadas más comunes de sustantivos concretos que se habían utilizado en el Experimento 1 (la ropa se omitió por error). Los artículos se ensamblaron de la misma manera que se describe para el Experimento 1. La única diferencia en el formato fue que debajo de cada artículo, se imprimieron en la página tres líneas con la etiqueta "1, 2 y 3" (Rosch & Mervis, 1975, p. 585). iv. El procedimiento Para conocer el contraste lingüístico de manera directa se utilizan experimentos basados en la pregunta “si X no es Y, ¿qué es? (o ¿qué puede ser?)”. Sin embargo, Rosch et al. encontraron en una prueba piloto que los sujetos daban respuestas que no parecían razonables cuando se las mostraban a otros sujetos. Por eso decidieron medir el grado de contraste de manera indirecta basada en el siguiente razonamiento: “Si los mejores ejemplos de categorías superordinadas son aquellos que tienen menos en común con otras categorías, ellos deberían ser los miembros dominantes de pocas (o ninguna) categorías distintas del superordinado en cuestión” (Rosch & Mervis, 1975, p. 585). La instrucción fue la siguiente: En cada una de las páginas proporcionadas, verá un sustantivo y tres líneas. En cada línea, queremos que escriba una categoría a la que pertenece el sustantivo. Por ejemplo, si el sustantivo fuera "collie", podría escribir perro, animal o mascota (etc.). Tenga en cuenta que todas las palabras que ve deben interpretarse como sustantivos concretos, no como verbos. Por ejemplo, si vio la palabra "vestido", interprete como la prenda de vestir "vestido" y no la acción de vestirse. Asegúrese de escribir tres categorías a las que pertenece el sustantivo para cada sustantivo (Rosch & Mervis, 1975, p. 585). 269 v. Computación del puntaje de membresía de una categoría Las categorías listadas en las posiciones primera, segunda y tercera fueron ponderadas de la siguiente manera: “tres para la mención del primer lugar mencionado, dos para la mención del segundo lugar, uno para la mención del tercer lugar” (Rosch & Mervis, 1975, p. 585). Después diseñaron una medida para conocer “el grado de dominio del superordinado designado sobre los otros superordinados mencionados más frecuentemente” (Rosch & Mervis, 1975, p. 585). La medida se construyó de la siguiente manera: Para cada ítem, esta fue la siguiente medida ponderada: (superordinado designado menos el otro superordinado mencionado más frecuentemente) más (superordinado designado menos el segundo otro superordinado más frecuentemente medido). Esto produjo una sola medida de dominio de categoría para cada elemento (Rosch & Mervis, 1975, p. 585-586). vi. Resultados Los datos obtenidos en este experimento señalaron el grado de membresía de una categoría de nivel básico en otras categorías. Rosch et al. no muestran estos resultados particulares sino aquellos que comprueban la hipótesis del experimento: Los ítems dentro de cada categoría se clasificaron de acuerdo con su grado relativo de dominio de categoría. Se realizó una correlación de orden de rango de Spearman para cada categoría entre el dominio de categoría y la prototipicidad. Estas correlaciones fueron: fruta, 0,71; muebles, 0.83; vegetales, 0,67; vehículo, 0,82; arma, 0.77. Todos fueron significativos (p <.001) (Rosch & Mervis, 1975, p. 586). Aunque las correlaciones no muestran resultados tan contundentes como las del experimento anterior son suficientes para probar la hipótesis que sostiene que entre más prototípico es un miembro de una categoría superordinada menos parecidos de familia mantiene con los miembros de otras categorías. 270 b. Lectura fenomenológica de los resultados Al final del apartado anterior se formuló una objeción hipotética a los razonamientos que demuestran que las medidas de grado de prototipicidad y grado de parecidos de familia señalan ambos (el primero de manera directa y el segundo de manera indirecta) el grado de proximidad del concepto empírico con el núcleo del concepto general al que pertenece. La objeción afirmaba que no había evidencia empírica que probara que las medidas de grado de prototipicidad y grado de parecidos de familia mostraran el mayor contraste con los miembros de otras categorías superordinadas. Pues bien, los resultados empíricos de este experimento muestran la evidencia empírica que hacía falta. Dado que con esto se ha comprobado la tesis defendida en la lectura fenomenológica del experimento anterior, no hace falta hacer una interpretación de la experiencia del sujeto de este experimento o una lectura fenomenológica de sus resultados. 5. Conclusión ¿Existe alguna relación entre los procesos y fenómenos hallados por Rosch en sus estudios sobre el principio de los parecidos de familia y los procesos y fenómenos hallados por Husserl en sus estudios sobre el papel de las síntesis de asociación en la constitución de los tipos? El sujeto del experimento 1 de Cognitive representations of semantic categories desarrolla síntesis pasivas de asociación entre los conceptos específicos y el núcleo del concepto general para determinar qué tan bien representan esos conceptos específicos su imagen o idea del concepto general. El grado de prototipicidad señala el grado de semejanza que mantiene un concepto específico con respecto al núcleo del concepto general. El sujeto del experimento 1 de Family resemblances: Studies in the internal structure of categories busca las determinaciones actuales y posibles que componen un concepto específico. Con base en esa información, Rosch et al. establecen dos 271 medidas: 1. La medida de los parecidos de familia y 2. La correlación entre la medida de los parecidos de familia y el grado de prototipicidad. La lectura fenomenológica de la primera medida señala de manera directa la semejanza entre las determinaciones de un concepto empírico y las determinaciones de los demás conceptos empíricos del concepto general y de manera indirecta la semejanza entre las determinaciones del concepto específico y el núcleo del concepto general. La correlación entre las medidas de parecidos de familia y grado de prototipicidad se debe a que ambas señalan el grado de semejanza que un concepto específico mantiene con el núcleo de un concepto general. a. Convergencia de las dimensiones horizontal y vertical de las categorías Rosch distingue dos dimensiones de ordenamiento de las categorías: 1. La dimensión vertical que se refiere al “nivel de inclusividad de la categoría”, y 2. La dimensión horizontal que se refiere a la “segmentación de categorías al mismo nivel de inclusividad” (Rosch, 1978, p. 253). Según Rosch, las medidas del grado de prototipicidad y del grado de parecidos de familia muestran el ordenamiento de las categorías en la dimensión horizontal: las categorías se organizan en una estructura interna conformada por múltiples asociaciones entre sus miembros, cuyo núcleo está compuesto por los miembros más prototípicos. Los resultados de este estudio muestran que las medidas del grado de prototipicidad y del grado de parecidos de familia señalan la cercanía de un miembro de un concepto empírico al núcleo de ese concepto. El núcleo de un concepto empírico está constituido por especies de nivel inferior (en el caso de los conceptos abstractos) o por concretum (en el caso de los conceptos concretos). Es decir, el núcleo de un concepto empírico se encuentra en los grados inferiores de generalidad de ese concepto. Es como decir que el núcleo de las categorías superordinadas se encuentra en atributos de las categorías de nivel básico. Por lo tanto, los resultados de este estudio muestran que en el ordenamiento de los conceptos empíricos y de los tipos convergen las dimensiones horizontal y vertical que distingue Rosch (para una representación gráfica, véase la figura 2). 272 Consideraciones finales 1. El término “categoría” La tesis general de Rosch acerca de la categorización se enfrenta a la manera como la tradición filosófica había definido el término “categoría”: Antes de mi trabajo, las categorías y los conceptos simplemente se suponían, desde la filosofía, que eran algo explícito y formal, es decir, conjuntos lógicos arbitrarios con características definitorias y límites bien definidos. Esto es lo que ahora se llama la visión clásica de las categorías, que desciende desde Aristóteles hasta Locke y los empiristas británicos. En pocas palabras, es la idea de que las categorías y los conceptos son cuestiones de lógica; son conjuntos claramente delimitados; algo está o no está en la categoría. Está en la categoría si tiene ciertas características definitorias, y si no la tiene, está fuera de la categoría (Rosch, 1999). Pero a esta afirmación debe hacérsele una objeción. Para Aristóteles las categorías son conceptos como “entidad”, “cantidad”, “cualidad”, “relación”, etcétera. Es decir, para Aristóteles, los conceptos como “perro”, “silla” o “rojo” no son categorías. En la filosofía moderna, Kant extendió la tabla de las categorías a 12 conceptos que tampoco incluyen los conceptos que Rosch denomina “categorías”. Husserl utiliza el término “categoría” para señalar conceptos semejantes a los de Kant. El que para Aristóteles y para Husserl las categorías sean cuestiones ontológicas y para Kant no es un problema secundario por ahora. Lo importante aquí es que Rosch define el concepto de “categoría” de una manera completamente diferente a como lo hace la tradición filosófica, desde Aristóteles hasta Husserl. Por consiguiente, su afirmación de que la tradición filosófica ha entendido mal el problema de las categorías es incorrecta. Más aún, debe decirse que ella es la que ha entendido mal la manera como se ha definido este término en la tradición filosófica. 273 Ahora bien, en este trabajo se ha hecho un intento de diálogo entre la tesis de Rosch sobre “categorización” y la tesis de Husserl sobre “conceptualización” y “tipificación”. Se ha hecho el intento de comprender lo mejor posible las tesis de ambos autores y de reconocer las diferencias y semejanzas en los objetos de estudio y los resultados de sus investigaciones. El resultado de este trabajo ha mostrado que aquello que Rosch denomina “categorías” corresponde a los procesos y los fenómenos que Husserl denomina “tipos” y “conceptos” ─pues Rosch no tiene la capacidad de distinguir operaciones y objetividades de la receptividad y la espontaneidad─. Y como Husserl también usa el término “categoría” y lo hace para señalar fenómenos semejantes a los que la tradición filosófica ha incluido en ese rótulo, los científicos de la cognición y los filósofos deberíamos al menos preguntarnos si la terminología de Husserl no da cuenta de este problema de la cognición de una manera más acertada que la terminología de Rosch. 2. Objetividades de la receptividad y objetividades de la espontaneidad En este trabajo se ha mostrado que los procesos y fenómenos encontrados por Rosch señalan, en buena medida, procesos y fenómenos que pertenecen a ámbitos de la conciencia diferentes. Aquello que Rosch ha denominado “categorías”, “prototipos” o “principio de los parecidos de familia” señala operaciones y objetividades de la receptividad y de la espontaneidad. Si se objetara que tal separación es inadecuada o improductiva, debe recordarse que ella señala la diferencia entre experienciar y pensar. Si se niega, entonces, que no hay una separación entre la sensibilidad y el entendimiento, se afirma a la vez, por ejemplo, que ver es lo mismo que pensar y tal afirmación es muy difícil de sostener. Otra cosa sería decir, como lo hacía Kant, que hay una línea tajante entre estas dos regiones o que se trata de facultades (diferentes). Pero aquí se ha mostrado Husserl no entiende así la separación de los dos grandes ámbitos de la conciencia. Lo anterior abre la posibilidad de distinguir estas dos regiones desde el punto de vista 274 de la psicología cognitiva o desde las demás ciencias de la cognición. Pues de esa manera podría abrirse un diálogo más estrecho con la filosofía y muy seguramente encontrar evidencias más fuertes para los problemas de la cognición. 3. Wittgenstein y Husserl Wittgenstein sostenía no hay nada común a los procesos y fenómenos implicados en el lenguaje. Es decir, no hay algo como una esencia que todos compartan y por la cual se pueda llamar de la misma manera a diferentes procesos o fenómenos: En vez de indicar algo que sea común a todo lo que llamamos lenguaje, digo que no hay nada en absoluto común a estos fenómenos por lo cual empleamos la misma palabra para todos ─sino que están emparentados entre sí de muchas maneras diferentes. Y a causa de este parentesco, o de estos parentescos, los llamamos a todos «lenguaje» (Wittgenstein, 1988, párr. 65). ¿Qué son aquellos procesos y fenómenos señalados por las palabras? Husserl diría que, como las palabras son el componente físicamente perceptible de una expresión, ellas no son sino instrumentos para transmitir una significación y, por consiguiente, los procesos y fenómenos a los que se refiere Wittgenstein no pueden ser otra cosa sino conceptos y, más precisamente, conceptos empíricos. Se objetará que Wittgenstein habla de aquellos procesos y fenómenos en plural y que un concepto empírico siempre será una objetividad unitaria. Pero el lector debe recordar que para Husserl el concepto empírico es la aprehensión del múltiple de experiencias que constituyen la extensión de un tipo y de las múltiples posibilidades de ser-así esas experiencias. ¿Qué es, pues, un concepto empírico si no una serie casi infinita de fenómenos enlazados y producidos por una cantidad mayor de procesos de conciencia? Aun así, replicará el lector, ¿es que, acaso, no conoce lo que pensaba Wittgenstein acerca de Husserl y su fenomenología? Bueno, pues, hay que ver más bien cómo es que Wittgenstein llegó a sus conclusiones acerca de la estructura y el significado de las palabras. Él formula la siguiente pregunta: “¿Qué 275 hay en común a todos [los procesos que llamamos «juegos»]?”. Y advierte antes de responder: “No digas: «Tiene que haber algo en común a ellos o no los llamaríamos ‘juegos’»”. En lugar de eso, dice Wittgenstein: “mira si hay algo en común a todos ellos”. ¿Qué significa aquí el término “mira”?, ¿qué es “mirar” lo que señalan las palabras? Continúa Wittgenstein: “¡No pienses, sino mira!”. Mirar se opone al pensar. Es la diferencia entre percibir y razonar o entre experiencia y razón. Wittgenstein se anticipa a algunos filósofos y les dice algo como: “no formules razonamientos que prueben tus creencias ─pues seguramente vas a encontrar muchos y muy buenos; es más, mira la historia de la filosofía y ahí hallaras unos mejores─, sino ve a los procesos y fenómenos mismos, cerciórate tú mismo de si lo que crees corresponde con lo que acontece”. ¿Qué le falta a Wittgenstein para decir que el método para resolver este problema es ir a las cosas mismas? “Podría ser ─ dirá el lector─ digamos que le concedo que el método de Wittgenstein no choca con el método de Husserl en cuanto que ambos se orientan a la experiencia; pero, aun así, Wittgenstein y Husserl hablan de cosas completamente diferentes, o ¿qué prueba da usted para decir que hablan de lo mismo?” Como el lector no quedará satisfecho con el hecho de que Wittgenstein defina los procesos y fenómenos señalados por las palabras como una red de semejanzas que se superponen y entrecruzan y Husserl defina los conceptos empíricos como un múltiple de síntesis de homogeneidad y coincidencia entre determinaciones de sustratos, pues formulará objeciones lógicas sobre el sentido de los conceptos ─”¿pero qué entienden ellos por semejanzas?”, “¿qué por coincidencias?”─ aun sin detenerse a ver si la significación que transmiten es o no es la misma ─una red de parecidos que se superponen y entrecruzan, como los parecidos entre los miembros de una familia o como los hilos de una madeja─; como un lector prevenido no quedará satisfecho con eso, se han buscado aquí pruebas para demostrarlo de otra manera. Uno podría decir, sin entrar en contradicción con las autoras del estudio, que el objetivo principal de Family resemblances: Studies in the internal structure of categories es comprobar empíricamente la tesis de Wittgenstein. Rosch et al. han mostrado de los nombres señalan categorías y que las categorías tienen una estructura interna conformada por los nexos por semejanza que mantienen sus 276 miembros. En este estudio se ha mostrado que los conceptos “categorización” de Rosch y “tipificación” o “conceptualización” de Husserl señalan, en buena medida, los mismos procesos y objetividades de la conciencia. Por consiguiente, al comprobarse empíricamente la tesis de Wittgenstein mediante los experimentos de Rosch y al leerse fenomenológicamente los resultados de tales experimentos se hallan también pruebas que soportan la idea de que Wittgenstein y Husserl se refieren a los mismos procesos y fenómenos mediante sus hallazgos acerca de las palabras y las expresiones. La diferencia entre los hallazgos de Wittgenstein, Rosch y Husserl no se encuentra tanto en el qué sino en el dónde, pues parece ser que estos tres autores han visto los mismos procesos y fenómenos en diferentes estratos de la estructura fractal de nuestra conciencia. Se anticipa una última objeción: la tesis de Husserl acerca del origen de las generalidades concretas entra en tensión con la tesis de Wittgenstein acerca del ordenamiento de los procesos y fenómenos que señalan las palabras. Pues el origen de los conceptos concretos parece ser algo así como un eidos que comparten todos los miembros del concepto y esto es precisamente lo que refuta Wittgenstein. Pero esta sería una mala interpretación de la tesis de Husserl, pues el origen no entra en asociación por semejanza con todos los miembros de un concepto. El origen formal y material de un concepto empírico es el lugar desde donde se despliegan las secuencias de asociación que extienden la generalidad de un concepto. Él mantiene las mayores asociaciones con los demás miembros de un concepto, pero no tiene que mantener asociaciones inmediatas con todos ellos (piénsese, por ejemplo, en el fenómeno de la gradación y en la determinación continua). Y tampoco es que todos los miembros de un concepto tengan que mantener asociaciones directas con el núcleo. Además, aquí se ha visto que para Husserl no hay algo como un eidos en los conceptos empíricos, pues tal cosa sólo se halla en los conceptos puros. Y aquí no se defiende una relación entre los conceptos puros de Husserl y los procesos que señalan las palabras de Wittgenstein. 277 Anexos Anexo 1. Revisión de la literatura El apartado revisión de la literatura se divide en tres secciones. En la primera se expone una breve revisión de la manera como el problema de la categorización ha sido tratado en la tradición filosófica. En la segunda se presentan los elementos generales de la tesis sobre categorización que Eleanor Rosch elaboró en los primeros tres periodos de su programa de investigación. En la tercera se presenta el estado de la cuestión de esta investigación. 1. La categorización en la tradición filosófica En esta sección se presentan tres enfoques de categorización en la tradición filosófica: 1. Aristóteles, 2. La filosofía escolástica, y 3. Kant. Estos tres enfoques no abarcan la totalidad del pensamiento filosófico sobre el problema de las categorías, pero sí representan algunas de las aportaciones más significativas al problema de la categorización en la tradición filosófica. a. Aristóteles i. Acerca del significado de las categorías α. La ambigüedad del término “Légesthai” o las “cosas que se dicen” De acuerdo con Candel Sanmartín, Aristóteles hace un uso “vago” del término légesthai (Aristóteles 1982, p. 31). Légesthai es para Aristóteles “decirse” o “llamarse”, pero este término denota una triple ambigüedad: 1. Puede referirse a [1] expresiones lingüísticas, [2] a objetos extralingüísticos (esto es, objetos reales), o [3] a “objetos extralingüísticos en cuanto expresados lingüísticamente” (Aristóteles, 1982, p. 31); 2. Dado el caso que no expresen objetos extralingüísticos, puede referirse a [1] expresiones como tales (meras palabras), o [2] a los contenidos 278 conceptuales de esas palabras; 3. Puede referirse [1] o bien a “un uso terminológico, es decir, con significado restringido por una definición, [2] o bien [a] un término genérico, del uso cotidiano” (Aristóteles, 1982, p. 31). Como Aristóteles no resuelve este problema, Candel Sanmartín decide seguir a Ackrill y traducir légesthai por la expresión “cosas que se dicen”. Esta ambigüedad puede entenderse de la siguiente manera: el término las “cosas que se dicen” tiene un sentido ontológico y un sentido epistemológico: expresa 1. lo que son las cosas del mundo y 2. cómo se mientan esas cosas en nosotros, los seres humanos. Y como a Aristóteles no le interesa realizar una distinción entre estos dos ámbitos ─al menos no en el tratado de las categorías─ la interpretación de este texto debe hacerse manteniendo la ambigüedad de la noción “las cosas que se dicen”. β. Las “cosas que existen” y las “cosas que se dicen de un sujeto” Acerca de las “cosas que existen” dice Candel Sanmartín: “Esta expresión merece un comentario perfectamente simétrico al de la nota anterior [en la que se hablaba de “las cosas que se dicen”]: ni hace referencia a la realidad extralingüística ni a la mera expresión lingüística: su referente solapa ambos planos significativos” (Aristóteles, 1982, p. 31). Aristóteles hace la siguiente distinción de las “cosas que existen”: “[d]e las cosas que existen, unas se dicen de un sujeto, sin que estén en sujeto alguno, […] [2] otras están en un sujeto, sin que se digan de sujeto alguno […] [3] otras se dicen de un sujeto y están en un sujeto […] [4] otras, ni están en un sujeto, ni se dicen de un sujeto” (Aristóteles, 1982, p. 1a201b9). De este pasaje parece seguirse que las “cosas que se dicen de un sujeto” son cosas que existen. Es decir, todas las “cosas que se dicen de un sujeto” son “cosas que existen”, pero las “cosas que existen” no son todas “cosas que se dicen de un sujeto” ─pues hay cosas que existen y que no se dicen de sujetos─. Ejemplos de “cosas que se dicen de un sujeto” son: 1. Hombre dicho del hombre individual, eso es, el hombre individual (por decir, Juan) es un hombre (un ser humano), y 2. El saber leer 279 y escribir dicho de un sujeto, eso es, por ejemplo, el hombre individual sabe leer y escribir o lee y escribe. De estos ejemplos se hace evidente que el “decirse de un sujeto” es el “predicar” de (acerca de) un sujeto y, por ende, las “cosas que se dicen de un sujeto” son “cosas que se predican de un sujeto”. No obstante, es importante precisar una distinción: Aristóteles habla aquí de “las cosas que se dicen de un sujeto”, no de las “cosas que se dicen [en general]”. Así que no es correcta la interpretación de estas dos expresiones como si ambas señalaran un mismo significado, es decir, como si Aristóteles las utilizara de manera indistinta. γ. Las “cosas que existen” y las “cosas que están en un sujeto” ¿Qué son las “cosas que existen”? No pueden ser las “cosas que están en un sujeto”, pues de las cosas que existen unas “están en un sujeto” y otras no. Así que las “cosas que existen” no pueden ser aquellas cosas que se dan “en alguna cosa sin ser parte suya, no pudiendo existir fuera de la cosa en la que está[n]” (Aristóteles, 1982, pp. 1a23-25). Por lo tanto, de las “cosas que existen” hay unas que están dentro de alguna otra cosa sin ser parte suya pero no pudiendo existir fuera de ella, y hay otras que existen por sí mismas, que son independientes, por así decir. Por ahora, es todo lo que se puede decir de las “cosas que existen”. δ. Las “cosas que existen” y las “cosas que se dicen” “De las cosas que se dicen, unas se dicen en combinación y otras sin combinar. Así, pues, unas van en combinación, v.g.: un hombre corre, un hombre triunfa; y otras sin combinar, v.g.: hombre, buey, corre, triunfa” (Aristóteles, 1982, p. 1a17-19). Ejemplos de las “cosas que se dicen” son: 1. El “hombre individual” (un hombre), 2. Los predicados “corre”, “triunfa”, 3. Las especies “hombre”, “buey”. De estos ejemplos al menos dos son también ejemplos de “cosas que existen”: 1. El “hombre individual” es una de las “cosas que existen” que ni se dicen de un sujeto ni están en un sujeto, 2. Las especies “hombre” y “buey” son ejemplos de “cosas que existen” que se dicen de un sujeto sin que estén en el sujeto. Por lo tanto, algunas de las “cosas que se dicen” son también “cosas que existen”, pero no en el sentido de que una noción se incluya dentro de la otra, como en el caso de las “cosas que se dicen 280 de un sujeto” y “las cosas que están en un sujeto”, que se incluyen en la categoría “las cosas que existen”, sino como dos nociones que se usan para referirse a lo mismo. ¿Por qué usar dos nociones para referirse a lo mismo? Dice Candel Sanmartín que Aristóteles parece no ser consciente de la ambigüedad del término légesthai (Aristóteles, 1982, p. 31). Pero como Aristóteles usa dos nociones para referirse a lo mismo y como una de esas nociones señala la expresión de una mención (las “cosas que se dicen”) y la otra señala lo que es en el mundo (las “cosas que existen”), la diferencia entre estas dos nociones no se encuentra en el objeto de referencia, sino en el lugar que ocupan, por así decir: en el mundo o en la mente. ─De esto se sigue que las “cosas que se dicen de un sujeto” y las “cosas que están en un sujeto”, en tanto son ellas “cosas que existen” son también “cosas que se dicen”─. ε. Las categorías son el significado de las “cosas que se dicen” y de algunas de las “cosas que existen” Cada una de las cosas que se dicen fuera de toda combinación, o bien significa [1] una entidad [sustancia], o bien [2] un cuanto [cantidad], o [3] un cual [cualidad], o [4] un respecto a algo [relación], o [5] un donde [lugar], o [6] un cuando [tiempo], o [7] un hallarse situado [situación], o [8] un estar [hábito], o [9] un hacer [acción], o [10] un padecer [pasión] (Aristóteles, 1982, p. 1b252a1, énfasis nuestro). Estas diez cosas son las categorías. Así que las categorías son el significado de las “cosas que se dicen” fuera de toda combinación. Y como las “cosas que se dicen” y las “cosas que existen” algunas veces tienen una misma referencia (y la diferencia de los términos señala a la perspectiva, por así decir, desde la que se contempla aquella referencia ─a saber, el ser en el mundo o el mentarse en el hombre─), las categorías son también el significado de las “cosas que existen”. Pero como Aristóteles habla aquí de las “cosas que se dicen”, las categorías son un significado preeminentemente referido a estas y en un segundo término a las “cosas que existen”. 281 ζ. El lugar de nuestra interpretación en el marco de los estudios acerca de “Las Categorías” Studtmann (2007) distingue tres tipos de interpretaciones acerca del objeto de clasificación en las categorías de Aristóteles: 1. Para algunos las categorías clasifican conceptos, 2. Otros dicen que clasifican la realidad extralingüística y “extraconceptual” y 3. Un tercer grupo dice que las categorías “clasifican los predicados lingüísticos en la medida en que ellos están relacionados con el mundo en formas sistemáticamente significativas” (Studtmann, 2007). Nuestra interpretación está en el límite de estos grupos, pues aquí defendemos la idea de que Aristóteles clasifica, por un lado, la mención expresada de las cosas que existen, es decir, los conceptos en tanto expresados lingüísticamente, y, por otro lado, la realidad ontológica del mundo. De manera que seguimos a Ackrill en que Aristóteles adopta una perspectiva realista en Las Categorías: “[Las Categorías] no es [un tratado] primaria o explícitamente acerca de nombres, sino acerca de las cosas que los nombres significan… Aristóteles se basa en gran medida en hechos y pruebas lingüísticas, pero su objetivo es descubrir verdades acerca de los ítems no-lingüísticos” Ackrill (1963, p. 71) citado por Studtmann, (2007). Por otro lado, Studtmann afirma que Aristóteles acepta explícitamente una doctrina del significado según la cual las palabras significan convencionalmente conceptos, y los conceptos significan naturalmente objetos en el mundo (De Int 16a3). Así que, incluso si él está clasificando palabras en algún sentido, es natural ver su clasificación como conducida ultimadamente por cuestiones acerca de los objetos en el mundo al que nuestras palabras corresponden (Studtmann, 2007). Studtmann quiere defender con esto la idea de que el principal interés de Aristóteles en Las Categorías es explicar las cosas del mundo. Pero esto sería caer en un reduccionismo, pues si a Aristóteles no le interesara explicar cómo conocemos las cosas del mundo, no se habría molestado en usar las dos nociones “cosas que se dicen” y “cosas que existen”. Más bien, diríamos nosotros, [1] como para Aristóteles 282 las palabras significan conceptos y los conceptos significan cosas del mundo ─con lo cual hay una distinción entre lo que se mienta y lo que existe─, [2] como esta distinción se expresa en los términos las “cosas que existen” y las “cosas que se dicen”, y [3] como en el tratado de Las Categorías estos dos conceptos parecen referirse, en la mayoría de los casos, a lo mismo desde perspectivas diferentes, de ahí se sigue que [1] Aristóteles está interesado en explicar no sólo la realidad ontológica del mundo sino nuestra mención de esa realidad y, [2] en el tratado de Las Categorías se expone una explicación de la emergencia de sentido del mundo en una analogía con la constitución de lo que existe en el mundo: la mención de lo que existe se constituye ─es decir, emerge, nace, se origina─ como se constituye lo que en efecto existe en el mundo. Hay un segundo problema que debemos tocar ahora. Ackrill se pregunta por cómo es que Aristóteles llega al problema de las categorías. Su respuesta es la siguiente: Aristóteles llegó a su lista de categorías para distinguir “diferentes preguntas que pueden plantearse sobre algo" y señaló que "solo se puede dar una gama limitada de respuestas a cualquier pregunta en particular" (Ackrill 1963, 78-9), por ejemplo, la pregunta '¿qué es?' solo se puede preguntar a una sustancia, y solo las respuestas que describan sustancias son apropiadas. La pregunta "cuánto", por el contrario, requiere una cantidad para una respuesta, y así sucesivamente. Esta posición no contradice nuestra interpretación. Pues para nosotros el objetivo de Aristóteles en Las Categorías es conocer el significado de lo que existe y de lo que se mienta. ¿Cómo se conoce ese significado? Mediante preguntas: la pregunta por lo que es, por cómo es, por cuánto, por su relación, por su tipo de movimiento, etcétera. Podemos decir que nuestra pregunta es el correlato temporal de la pregunta de Ackrill: él pregunta por lo que lo motivó en el pasado, por qué plantear y resolver el problema; nosotros preguntamos por lo que lo motivó en el futuro, para qué plantear el problema. La respuesta es la misma para ambas preguntas. Finalmente, debemos anticipar nuestra posición respecto a un tercer punto de discusión. La mayoría de los estudios sobre las Categorías coinciden en afirmar que 283 allí Aristóteles intenta “enumerar las clases más generales en las que las entidades en el mundo se dividen” (Thomasson, 2018). Sin embargo, ante esta interpretación surge una pregunta: ¿cuál es, entonces, la clase más elevada? Studtmann dice lo siguiente: Podría parecer que la respuesta a esta pregunta es obvia: por supuesto, hay un tipo más elevado: ser [being]. Después de todo, alguien podría discutir, todo existe. Así que la clase que contiene todos y solo seres debe ser la clase con la mayor extensión posible. Sin embargo, en Metafísica, Aristóteles argumenta que el ser no es un género (998b23, 1059b31) (Studtmann, 2007). En efecto, Aristóteles dice que “no es posible que «uno» y «lo que es» sean géneros de las cosas que son”” (Aristóteles, 1994, pp. 998b23-24). Y como las entidades son aquellas cosas que responden a la pregunta por lo que es, y, además, como las entidades primarias son las numéricamente unas, no es posible que ellas sean de alguna manera el género más elevado. Desarrollaremos esta idea en la siguiente sección. ii. La entidad α. Entidades primarias y entidades secundarias Aristóteles parte de la distinción entre las entidades primarias y las entidades secundarias. La entidad primaria es “aquella que, ni se dice de un sujeto, ni está en un sujeto” (Aristóteles 1982, p. 2a11-13). Y como aquellas cosas que ni se dicen de un sujeto ni están en él son las numéricamente unas y las individuales, la entidad primaria será necesariamente una cosa individual (el hombre individual o el caballo individual). Las entidades secundarias son las especies a las que pertenecen las entidades primarias y los géneros a los que pertenecen esas especies (Aristóteles 1982, p. 2a14-15). Las entidades primarias hacen posible la existencia todas las demás cosas: de modo que todas las demás cosas [todas las cosas que no son entidades primarias], o bien se dicen de las entidades primarias como de sus sujetos, o 284 bien están en ellas como en sus sujetos. Así, pues, de no existir las entidades primarias, sería imposible que existiera nada de lo demás (Aristóteles, 1982, pp. 2b1-5). Aquí el predicado “existir” hace referencia a las “cosas que existen”. De las “cosas que existen” y, correlativamente, de las “cosas que se dicen”, unas son condición para que las otras “existan” ─o “se digan”─, a saber, las entidades primarias. De ellas “se dicen como de un sujeto” las entidades secundarias, y “están en ellas como en un sujeto” aquellas cosas que no pueden existir por fuera de las entidades primarias y que no son parte de ellas (Aristóteles, 1982, pp. 1a23-25). Las entidades primarias son, pues, condiciones de la “existencia” o del “decirse de” todo lo demás. β. Gradación de la entidad de las entidades “Ahora bien, de entre las entidades secundarias, es más entidad la especie que el género: en efecto, [la especie] se halla más próxima a la entidad primaria” (Aristóteles, 1982, pp. 2b8-9). Hay entidades que son más entidades que otras. Las entidades primarias son las entidades primordiales. La especie es más entidad que el género, porque “se halla más próxima a la entidad primaria” (Aristóteles, 1982, pp. 9–10). Y la especie está más próxima a la entidad primaria, porque “si alguien explica qué es la entidad primaria, dará una explicación más comprensible y adecuada aplicando la especie que aplicando el género” (Aristóteles, 1982, pp. 10– 13). Luego, lo que hace más o menos entidad a la entidad es la capacidad, por así decir, de responder mejor a la pregunta por lo que es. Si preguntamos, por ejemplo, ¿qué es Juan?, la mejor respuesta es “Juan”, la segunda mejor respuesta es “hombre” y la tercera mejor respuesta es “animal”.221 Otra manera de decirlo es: lo que dice del hombre individual con absoluta propiedad es el hombre individual, mientras que la especie es más propia del hombre individual de lo que lo es el género. Hay, entonces, una gradación de entidad determinada por la capacidad de responder a la pregunta por lo que es: aquello que lo explica perfectamente está en el centro y en torno a él se extienden otras entidades de menor grado. Lo que Esto es sólo una forma de explicar este fenómeno, pues, como veremos, las entidades primarias no pueden ser predicados. 221 285 responde perfectamente a la pregunta por lo que es es lo que muestra con absoluta propiedad aquello de que se pregunta, a saber, la entidad primaria. De ahí que la capacidad de las entidades secundarias de responder a la pregunta por lo que es yace en su capacidad de mostrar a la entidad primaria: “Verosímilmente, después de las entidades primarias, sólo las especies y los géneros, de entre las demás cosas, se llaman entidades secundarias; pues sólo ellas entre los predicados muestran la entidad primaria” (Aristóteles, 1982, pp. 2b30-34).222 La entidad primaria hace posible la existencia de todas las cosas (§1) y responde con absoluta propiedad a la pregunta por lo que es, porque ella subyace a todo lo demás: “Además de esto, las entidades primarias, por subyacer a todas las demás cosas, y por predicarse de ellas o estar en ellas todo lo demás, por eso se llaman entidades en el más alto grado” (Aristóteles, 1982, pp. 2b15-18). Es decir, todo lo que existe emerge del sustrato subyacente que es la entidad primaria. Las entidades primarias son las más entidades, porque ellas subyacen a todo lo demás y porque todo lo demás es bajo la condición de su existencia. La cualidad de subyacer, de servir de fundamento, se mantiene en el descenso del grado de entidad (en el descenso de la entidad primaria a las entidades secundarias), aunque con menor propiedad: así como la entidad primaria subyace a todas las entidades secundarias, así la especie subyace al género, pero no más que al género. ─De lo anterior se sigue que la categoría “entidad” es el significado de las “cosas que se dicen” (y de las “cosas que existen”) en el sentido de que es aquella que responde a la pregunta de lo que es─. γ. Los límites de la gradación. “En cambio, todas aquellas, de entre las mismas especies, que no son géneros, no son en absoluto la una más entidad que la otra” (Aristóteles, 1982, pp. 2b23-25). Ninguna entidad primaria es más entidad primaria que otra, ninguna especie es más especie que otra, ningún género es más que otro. La gradación de entidad se da sólo en un plano vertical, es decir, la gradación ocurre en cuanto a la diferencia entre Debido a esto adquieren la capacidad de relacionarse con todas las demás, como lo hacen las entidades primarias (Aristóteles, 1982, pp. 3a1-8) 222 286 las entidades primarias, las especies y los géneros, pero no dentro de ellas. En un plano horizontal que compare entidades primarias con entidades primarias o especies con especies o géneros con géneros no hay ninguna gradación. δ. Las entidades no están en el sujeto [sustrato], pero pueden ser sujetos [sustratos]; las partes de las entidades pueden ser entidades Es común a toda entidad el hecho de no estar en un sujeto. Pues la entidad primaria ni se dice de un sujeto ni está en un sujeto. Y de las entidades secundarias igualmente es manifiesto que no están en sujeto alguno: en efecto, hombre se dice del hombre individual como de su sujeto, pero no está en un sujeto ─hombre, en efecto, no está en el hombre individual─; de igual modo también animal se dice del hombre individual como de su sujeto, pero animal no está en el hombre individual (Aristóteles, 1982, pp. 3a8-15) Ninguna entidad está en un sujeto. Las entidades secundarias se dicen de un sujeto (como hombre se dice del hombre individual). Y de lo inmediatamente anterior se sigue que las entidades primarias pueden ser sujetos de predicación. Más aún, esa parece ser su función principal. Si lo que queremos es conocer el significado de las cosas que existen, debemos primero determinar lo que es individual. Pero de ello aún nos queda conocer las especies y los géneros en los que se incluye, las demás cualidades, las cosas con las que entran en relación, su función en cuanto actividad o pasividad, etcétera. Por otro lado, dice Aristóteles acerca del todo y las partes: No debe preocuparnos, respecto a las partes de las entidades que están en los todos como en sus sujetos, el vernos obligados a declarar que no son entidades: en efecto, se dijo que lo que está en un sujeto no debe entenderse como las partes que se dan en una cosa (Aristóteles, 1982, pp. 3a30-34). De manera que las partes de las entidades también pueden ser entidades. 287 ε. La entidad primaria significa un “esto”, las entidades secundarias un “cual” “Toda entidad parece significar un esto. En el caso, pues, de las entidades primarias es indiscutible y verdadero que significan un esto: en efecto, lo designado es individual y numéricamente uno” (Aristóteles, 1982, pp. 3b10-13). El “esto” tiene un carácter cuantitativo (es sólo uno), y un carácter cualitativo (lo individual señala la independencia con respecto de todo lo demás). No ocurre lo mismo con las entidades secundarias, pues ellas, en tanto sujetos, no se dicen de uno sino de muchos. Por eso las entidades secundarias no son un esto. Para Aristóteles ellas son un cual: “pero no significa un cual sin más, como blanco; pues blanco no significa nada más que cual, mientras que la especie y el género determinan lo cual por referencia a la entidad: en efecto, significan una entidad tal o cual” (Aristóteles, 1982, p. 3b18-22). ζ. Las entidades no tienen contrarios “Es propio también de las entidades no tener ningún contrario. En efecto, ¿qué podría ser contrario de la entidad primaria? Así como nada hay contrario del hombre individual, así tampoco hay nada contrario de hombre o de animal” (Aristóteles, 1982, pp. 3b34-28). η. La entidad no admite el más y el menos la entidad no admite el más y el menos: digo, no que una entidad no sea más entidad que otra ─en efecto, se ha dicho ya que esto es así─, sino que aquello que cada entidad es no se dice que lo sea más o menos; v.g.: si tal entidad es hombre, no será más o menos hombre, ni con respecto a sí mismo ni con respecto a otro (Aristóteles, 1982, pp. 3b34-4a1). Así que no es que no haya una gradación centro periferia transversal a una misma línea de entidades, de la primaria a las secundarias, sino que, en uno de esos niveles (ya sea el concreto, la especie o el género), ninguna es más que otra. Juan no es más que Pedro, porque son diferentes individuos; y Juan no es más que Juan porque no se puede hacer tal comparación consigo mismo. 288 θ. La entidad es la única cosa idéntica que admite contrarios Muy propio de la entidad parece ser que aquello que es idéntico y numéricamente uno sea capaz de admitir los contrarios, así como en ninguna otra cosa [de todas cuantas no son entidad] podría uno aducir que lo que es numéricamente uno sea capaz de admitir los contrarios; v.g.: el color, que es uno e idéntico numéricamente, no será blanco y negro, y una misma acción no será deshonesta y honesta, al igual que en todas las otras cosas que no son entidad (Aristóteles, 1982, pp. 4a10-17). La entidad admite contrarios, pero no los admite en simultaneidad (véase 6a1-5): “v.g.: el hombre individual, siendo uno e idéntico, unas veces viene a estar blanco y otras negro, caliente y frío, a ser deshonesto y a ser honesto” (Aristóteles, 1982, pp. 4a19-21). La diferencia con otras cosas que podría decirse que admiten contrarios, como la opinión o el enunciado es que ellas admiten los contrarios al cambiar ellas mismas, mientras que las entidades permanecen invariables (Aristóteles, 1982, p. 4a304b3). Por otro lado, debe resaltarse el carácter idéntico de la entidad primaria. Según Candel Sanmartín el predicado “idéntico” señala lo “«siempre idéntico a sí mismo», es decir, lo «invariable en su esencia»” (Aristóteles, 1982, p. 40). Luego, la entidad primaria es aquello que además de ser numéricamente uno y de subyacer a todo lo demás es invariable en su esencia ─esto no es igualmente válido para las entidades secundarias─. b. Los escolásticos Para la exposición de los trascendentales me baso en una única fuente: The Transcendentals in the Middle Ages (1992). En lo que sigue presento un resumen de su exposición. Los trascendentales son predicados que “parecen aplicarse a cada ser” (Gracia, 1992, p. 113). Algunos predicados de este tipo son “’ser’, ‘uno’, ‘verdadero’, ‘bueno’, ‘cosa’ y ‘algo’” (Gracia, 1992, p. 113). La doctrina de los trascendentales tiene tres partes: 289 (A) Ser qua Ser tiene ciertos atributos; (B) Ser qua Ser y sus atributos son trascendentales; y (C) Los atributos de Ser qua Ser son convertibles con él. (Gracia, 1992, p. 113). i. Los atributos del Ser La expresión “Ser qua Ser” se refiere al Ser en general, es decir, al Ser que es común a todos y cada uno de los seres típicos y particulares, sin ser él mismo un ser de ningún tipo o clase particular. Esto enfrenta un problema: una cosa que no sea particular parece no poder tener ningún atributo. ¿Qué es un atributo? Gracia lo define de tres maneras: 1. Es un término usado para referirse a las características del Ser qua Ser; 2. Es un término usado para referirse a las características de cualquier cosa; 3. Es algo que puede ser afirmado o negado de un sujeto en una proposición. Con base en esto distingue cinco tipos de candidatos para un atributo: 1. Diferencias específicas: son parte de la definición de algo y distinguen una especie de otra dentro de una clase más general; 2. Predicados generales: identifican la clase a la que las especies pertenecen; 3. Predicados específicos: identifican la clase a la que una cosa particular pertenece; 4. Propiedades: aunque no son parte de la definición, siempre acompañan a los miembros de las especies; 5. Accidentes: ni son parte de la definición de una especie, ni siempre acompañan a los miembros de las especies. El problema consiste en que si se distinguen estos cinco sentidos en que algo puede ser un atributo, el Ser qua Ser no podría tener atributos, pues ni es género, ni es especie y por ende no podría definirse con respecto a diferencias o propiedades. Además, si se encontraran accidentes que lo definieran, ellos serían insignificantes y si así lo fueran no podrían ser accidentes (Gracia, 1992, p. 114). Sin embargo, los filósofos escolásticos encontraron algunos atributos del Ser qua Ser. No hubo completo acuerdo entre cuáles y cuántos eran, pero los de mayor aceptación fueron: “uno (unum), verdad (verum), y bueno (bonum)” (Gracia, 1992, p. 114). Pero de esto surgió el problema del orden de los predicados: ¿cuáles eran los más básicos?, ¿cuáles dependían de otros? 290 Ya se ha mostrado que para Aristóteles las categorías tienen un carácter ontológico y epistemológico. Ninguno de los filósofos escolásticos se limitó a decir que los trascendentales eran meras palabras o conceptos. Pero tampoco hubo acuerdo entre si tenían o no un carácter ontológico. ii. La trascendentalidad del Ser y sus atributos La segunda parte de la doctrina de los trascendentales dice que “Ser qua Ser y sus atributos son trascendentales”. ¿Qué se entiende por trascendental? Trascendental puede definirse de la siguiente manera: “X trasciende a Y si y sólo si la extensión del término que nombra X es más grande que, e incluye a, la extensión del término que nombra Y” (Gracia, 1992, p. 115). Pero esta definición parece no corresponder a la que usan los escolásticos para referirse al Ser y sus atributos. Trascendental para los escolásticos se refiere a la propiedad de “trascender a cada uno y a cada subgrupo de las categorías aristotélicas, extendiéndolas a todas ellas” (Gracia, 1992, p. 115). Este es, pues, el sentido general que los escolásticos les dieron a los trascendentales. Para una revisión más detallada, remito al lector a la fuente original. c. Kant i. La pregunta de Kant: cómo es posible el conocimiento de experiencia Una de las preguntas que se formula Kant en la Doctrina elemental trascendental (particularmente, en la sección que va desde la Estética trascendental hasta la primera división de la Lógica trascendental) es aquella que interroga por la posibilidad y por la manera como se origina nuestro conocimiento de experiencia. La respuesta, en su más amplia generalidad, nos es dada en los primeros párrafos de la introducción a la segunda edición: “aunque todo nuestro conocimiento comience con la experiencia, no por eso surge todo él de la experiencia” (Kant, 2007, p. B1). Experiencia aquí significa la recepción de impresiones sensibles. Todo el conocimiento de experiencia comienza con un objeto que afecta nuestros sentidos. Pero para que ese objeto sea dado ante mi como uno y de ciertas 291 cualidades, como un árbol o una mesa, es necesario un conocimiento a priori que constituye la forma del conocimiento de experiencia. De modo que para que sea posible el conocimiento de experiencia son necesarias dos formas de “conocimiento”: el que surge de la experiencia, de la recepción de impresiones sensibles (el conocimiento a posteriori), y el que surge antes de la experiencia (el conocimiento a priori). ii. Receptividad y espontaneidad; intuiciones y conceptos Estos son los dos tipos de conocimiento que hacen posible el conocimiento de experiencia. Pero ellos no nacen todos de la misma fuente. Tanto el conocimiento empírico como el conocimiento a priori surgen de dos facultades humanas distintas: la receptividad y la espontaneidad (Kant, 2007, p. A50). La receptividad nos da el objeto en intuiciones. La espontaneidad nos permite pensar el objeto en conceptos (Kant, 2007, p. A50). Ambas cosas, intuiciones y conceptos, pueden ser puros o empíricos. Lo puro es lo contrario de lo empírico en el sentido de que en él no hay nada que pertenezca a la sensación. Es decir, lo puro no tiene materia, es enteramente formal. Lo puro es a priori. Sólo hay dos formas de intuiciones a priori: el espacio y el tiempo (Kant, 2007, p. A22). Ellas le dan forma a la materia de la sensación. Los conceptos, por otro lado, también pueden ser empíricos, cuando a ellos pertenece alguna sensación, y pueden ser a priori, cuando contienen únicamente “la forma del pensar un objeto en general” (Kant, 2007, p. 51). Kant considera que su propósito es idéntico, en su origen, al de Aristóteles. Por eso decide llamar categorías a los conceptos puros. Aunque para Kant no son diez, sino doce los conceptos originariamente puros (Kant, 2007, pp. 79–80). iii. El principio que se sigue para determinar las categorías Se llega a la posibilidad de los conceptos puros mediante la descomposición del entendimiento efectuada mediante la analítica de los conceptos (Kant, 2007, pp. A65-66). Allí, Kant busca llegar a los conceptos puros más básicos según el principio dado por las funciones del entendimiento (Kant, 2007, p. A69). Así como las intuiciones se basan en afecciones, los conceptos se basan en funciones (Kant, 2007, p. A68). Una función es “la unidad de la acción de ordenar diversas 292 representaciones bajo una común” (Kant, 2007, p. A68). [1] Como el entendimiento es la facultad de pensar, [2] como pensar es el conocimiento según conceptos, [3] y como los conceptos son predicados de un juicio posible, Kant llega a la conclusión de que las funciones del entendimiento pueden ser halladas si se exponen de manera completa las funciones de la unidad en los juicios (Kant, 2007, p. 69). Estas son doce, como las categorías (véase, [Kant 2007, p. A70]). Las funciones que dan unidad a las representaciones en un juicio también le dan unidad a “la síntesis de diversas representaciones en una intuición” (Kant, 2007, p. A79). Y como la función que le da unidad a la síntesis de las intuiciones es efectuada por las categorías, el principio que suministra una regla para conocer el lugar y la integridad de los conceptos puros son las funciones del juzgar. iv. Tres observaciones acerca de las categorías Kant hace tres observaciones acerca de las categorías: 1. Las categorías se pueden dividir en dos clases: categorías matemáticas y categorías dinámicas. Las primeras se dirigen a objetos de la intuición y las segundas a la “existencia de estos objetos” (Kant, 2007, p. B110); 2. Las categorías se agrupan en cuatro rúbricas y cada rúbrica tiene tres categorías. La tercera categoría de cada rúbrica surge del enlace de la primera con la segunda, pero no es una categoría derivada (Kant, 2007, p. B111); 3. en la categoría de la comunidad no es clara la concordancia con el juicio discursivo. Pero esta existe y se da por la coordinación entre los conceptos del juicio disyuntivo (a diferencia, por ejemplo de la causalidad y dependencia, donde la relación no es de coordinación sino de subordinación) (Kant, 2007, p. B112). v. La deducción trascendental de las categorías Kant considera necesario exponer las razones por las que los conceptos puros tienen validez objetiva (Kant, 2007, p. A128). Validez objetiva es la capacidad “suministrar condiciones de la posibilidad de todo conocimiento de los objetos” (Kant, 2007, pp. 89–90). Los conceptos puros no son condición para que sean dados los fenómenos, pero son condición de posibilidad del conocimiento de experiencia en la medida en que se refieren a priori a objetos. Por las categorías el objeto es pensado antes de la experiencia (Kant, 2007, p. A93). La deducción 293 trascendental muestra “la manera como conceptos pueden referirse a priori a objetos” (Kant, 2007, p. A85). Ella no concierne a la manera como el concepto se adquiere por la experiencia (pues si así fuese hablaríamos de una deducción empírica) sino al origen de su posesión: los conceptos puros “deben mostrar un certificado de nacimiento muy diferente de [aquel que certifica] su procedencia de la experiencia” (Kant, 2007, p. A86). Las categorías expresan de manera universal, suficiente y necesaria la condición formal y objetiva de la experiencia, y la deducción trascendental demuestra que sólo por medio de ellas es pensado un objeto antes de la experiencia (Kant 2007, p. A91, A96). Pero el que las categorías sean condición de posibilidad de la experiencia también tiene una implicación de dependencia para ellas. Pues la validez objetiva de las categorías no radica en el mero hecho de que sin ellas no sería posible el conocimiento de experiencia, sino en que la experiencia (la recepción de impresiones sensibles) les ofrece a las categorías la ocasión para actuar(Kant, 2007, p. A86). De manera que, sin las impresiones sensibles, las categorías no tendrían nada en lo que pudiesen operar. Esto se refiere a la interdependencia entre la receptividad y la espontaneidad en cuanto a la generación del conocimiento de experiencia. Es lo que Kant quiere decir con el juicio: “Pensamientos sin contenidos son vacíos, intuiciones sin conceptos son ciegas” (Kant, 2007, p. A51). De ahí que para conocer cómo son posibles los conceptos puros del entendimiento (A95), deban considerarse todas las “fuentes subjetivas en las que consisten los fundamentos a priori de la posibilidad de la experiencia […] [atendiendo] a su naturaleza trascendental” (Kant, 2007, p. A97). Estas fuentes son tres: 1. Lo múltiple de la intuición pura, 2. La síntesis pura de esto múltiple por la imaginación y 3. Los conceptos que les dan unidad a esa síntesis pura (Kant, 2007, pp. A78-79). vi. La manera como las categorías adquieren validez objetiva Para que el múltiple de la intuición llegue a ser un objeto de experiencia, debe atravesar por una triple síntesis: 1. Debe ser recorrido y reunido (en la percepción) por la síntesis de la aprehensión, 2. Deben ser asociadas las representaciones una tras otra por la síntesis de la reproducción y 3. Deben identificarse esas 294 representaciones como unidades de la conciencia por la síntesis del reconocimiento en el concepto (conciencia empírica) (Kant, 2007, pp. A98-110). Estas síntesis empíricas tienen su fundamento y su condición de posibilidad en síntesis a priori (Kant, 2007, p. A115). La condición de posibilidad de la percepción es el sentido interno, la de la asociación es la síntesis pura de la producción, y la de la conciencia empírica es la apercepción originaria. El sentido interno es el tiempo, la síntesis pura de la producción es la reproducción a priori de las representaciones y la apercepción pura es “la integral identidad de sí mismo a través de todas las representaciones posibles” (Kant, 2007, p. A116). Para que haya percepción, el múltiple de la intuición debe ser ordenado, conectado y puesto en relaciones en el tiempo; para que haya reproducción de intuiciones sensibles, debe haber reproducción de intuiciones a priori; para que sea posible la conciencia de unidad del múltiple de la intuición en el concepto, debe existir la unidad pura, original, necesaria e invariable de la conciencia de sí mismo que le sirve de fundamento a todos los conceptos. Pero si las síntesis puras son algo así como el correlato a priori de las síntesis empíricas, y si la síntesis pura que hace posible la conciencia empírica de unidad del objeto en el concepto es la apercepción originaria, ¿qué papel juegan las categorías en la constitución del conocimiento de experiencia? Sobre esto Kant dice lo siguiente: La unidad de la apercepción con respecto a la síntesis de la imaginación es el entendimiento, y esa misma unidad, con respecto a la síntesis trascendental de la imaginación, [es] el entendimiento puro. Por consiguiente, en el entendimiento hay conocimientos puros a priori que contienen la unidad necesaria de la síntesis pura de la imaginación con respecto a todos los fenómenos posibles. Estos [conocimientos] son las categorías, es decir, conceptos puros del entendimiento (Kant, 2007, p. A119). La apercepción originaria y la síntesis productiva de la imaginación son los fundamentos más elevados de la posibilidad de todo conocimiento, pero estas dos operaciones se basan en las categorías: En ellas [las categorías] se basa, entonces, toda unidad formal de la síntesis de la imaginación, y por medio de ésta, también de todo uso empírico de ella 295 (en el reconocimiento, la reproducción, la asociación, la aprehensión) y así para abajo hasta llegar a los fenómenos porque éstos sólo por medio de aquellos elementos pueden pertenecer al conocimiento, y en general, a nuestra conciencia, y por tanto, a nosotros mismos (Kant, 2007, p. A125). Las categorías, pues, hacen posible la apercepción originaria y correlativamente la síntesis reproductiva de la imaginación, porque al hacer posible ellas la unidad sintética del múltiple de las intuiciones, se convierten en el fundamento de la identidad de la apercepción misma. Es decir, la apercepción originaria sólo es por la recepción de impresiones y por la unidad de ellas dada por las categorías. En resumen, las categorías son para Kant la forma de la experiencia en general, aquello que introduce el orden y la regularidad en los fenómenos, las condiciones a priori para que aparezca el objeto, las condiciones de posibilidad del conocimiento de experiencia. Kant da la siguiente definición de las categorías: “Son conceptos de un objeto en general, mediante los cuales la intuición de éste se considera como determinada respecto de una de las funciones lógicas [requeridas] para los juicios” (Kant, 2007, p. B128). Las categorías son, pues, leyes que determinan a la intuición respecto las funciones lógicas, leyes que introducen una forma con carácter de ley con ocasión de la aparición del fenómeno. 2. La categorización en el programa de investigación de Eleanor Rosch a. Vistazo general de los orígenes y el contenido de la tesis sobre categorización de Eleanor Rosch i. El origen de las investigaciones sobre categorización: el enfrentamiento con la filosofía Eleanor Rosch nació en el año de 1938 en Nueva York (Pittsburg, 2015). Hija de padre inglés y de madre rusa. Ambos profesores. Creció en la ciudad de San Francisco. Se interesó en la psicología y la filosofía cuando hacía su pregrado en 296 Reed College. Hizo su tesis de honor acerca de las Investigaciones filosóficas de Wittgenstein. Por el mismo Wittgenstein dejó de interesarse en la filosofía: “¿Pero sabes cómo dice él que te va a curar de hacer filosofía? ─ pues bien, soy la única persona que he conocido a quien él ha curado” (Rosch, 1999). Wittgenstein la curó de la filosofía, porque por él Rosch entendió que la filosofía no es la manera de llegar a la profundidad de las cosas, en particular la filosofía contemporánea, pues, según ella, la filosofía se ha ido degenerado con el correr de los siglos (Rosch, 1999). Estudió psicología clínica en Harvard. Hizo su disertación sobre el lenguaje bajo la dirección de Roger Brown. Se casó con el antropólogo Karl Heider y fue a hacer trabajo de campo a Nueva Guinea.223 Allí trabajó con los Dani (una cultura de la edad de piedra) en una investigación acerca del color y la forma de las categorías y acerca de la crianza de los niños. Esta investigación fue el comienzo de su trabajo sobre categorización: “Al cuestionar la visión predominante de los conceptos y categorías que habíamos tenido desde los griegos (el problema de los universales, como se llama en filosofía), mi trabajo fundó el campo actual de la investigación de categorización” (Rosch, 1999). De manera que estamos frente a una investigadora que en alguna parte de su vida experimentó un cierto encanto por la filosofía. Por ello adquirió conocimientos del pensamiento filosófico, en general, y de Wittgenstein, en particular. Con el tiempo el encanto se desvaneció y, en sus propias palabras, se “curó de la filosofía”, rechazando su método y los resultados que produce. De ahí que sus investigaciones sobre la categorización hayan comenzado con el enfrentamiento a la visión filosófica predominante de las categorías. ii. El origen de las investigaciones sobre categorización: el enfrentamiento con la visión clásica de las categorías Antes de que Rosch empezara sus investigaciones sobre categorización, la psicología cognitiva desarrollaba sus estudios con base en lo que más adelante sería denominado la visión clásica de las categorías. Esta era la manera en la que la tradición filosófica entendía las categorías, desde Aristóteles hasta los empiristas Estuvo en trabajo de campo durante dos periodos, uno antes y otro después de recibir su título de PhD, en 1969. 223 297 británicos. Según esta perspectiva, las categorías son algo “explícito y formal, es decir, […] conjuntos lógicos arbitrarios con características definitorias y límites bien definidos” (Rosch, 1999). Las categorías eran vistas como “cuestiones de la lógica y como conjuntos claramente delimitados” (Rosch, 1999). Si las categorías son “explícitas y formales” y son “cuestiones de la lógica”, entonces, en la visión clásica, las operaciones de categorización se ejecutan en el nivel superior de la cognición, el nivel conceptual y del lenguaje. Por otro lado, para que un objeto haga o no parte de la categoría debe cumplir con unas características específicas. Para que el objeto sea clasificado dentro de la categoría X, debe cumplir las condiciones a, b, y c, y cualquier cosa que no las cumpla, queda excluida de la categoría. Por eso, según esta perspectiva, las categorías tienen límites definidos: algo está o dentro o fuera de la categoría. Finalmente, el que las categorías sean “arbitrarias” quiere decir que, al desarrollarse en el nivel más elevado de la cognición, pueden construirse de diferente manera según el capricho de los miembros de una cultura.224 Los estudios de Rosch comenzaron con una pregunta que cuestionaba la visión clásica de las categorías: “mi trabajo dijo, ¡deténganse! “¿Es así como son las categorías del mundo real?” (Rosch, 1999). iii. La tesis sobre “categorización” de Eleanor Rosch Las categorías son para Rosch algo opuesto de lo que son en la visión clásica. En primer lugar, para ella las categorías no se constituyen según una lista de atributos, y por ello, no tienen límites definidos. En lugar de decir que el objeto está dentro o fuera de la categoría, Rosch dice que la pertenencia del objeto a una categoría puede variar de dos maneras. Primero, por diferencias intersubjetivas. Por ejemplo, la persona A dice que el objeto X es un mueble y la persona B dice que es una herramienta. Además, la variación ocurre cuando un mismo individuo “no está de acuerdo consigo mismo acerca de [la pertenencia del objeto dentro de la categoría] en diferentes momentos” (Rosch, 1999). Es decir, en un momento determinado, dadas ciertas condiciones, puede clasificar al objeto X como “mueble” y, en otro Dice Rosch más abajo en la misma entrevista: “en ese entonces, los antropólogos asumían que las categorías de color eran arbitrarias y eran muy diferentes en diferentes lenguajes y culturas” (Rosch, 1999). 224 298 momento, en condiciones diferentes, clasificarlo como “herramienta”. Los límites de las categorías son, entonces, difusos o no claramente definidos y, por lo tanto, no se definen por una lista o un conjunto de atributos determinados. En segundo lugar, para Rosch las categorías no pertenecen al ámbito de la lógica: “[La categoría] [n]o puede ser una de estas cosas lógicas. Mi idea básica, en su forma más general, fue que los conceptos y las categorías se forman para reflejar la estructura del mundo real en lugar de la lógica. (La estructura del mundo real incluye la percepción y las actividades de la vida)” (Rosch, 1999). La imprecisión de Rosch en el uso de los términos puede resultar algo confusa, pero su idea de la categorización no lo es en absoluto. La expresión “La estructura del mundo real incluye la percepción y las actividades de la vida” no se refiere a la estructura ontológica del mundo. Es decir, no es, por ejemplo, que lo único real del mundo sea nuestra percepción de él y nuestras acciones en él. Por el contrario, esta expresión señala el “reflejo” en la mente de un individuo humano de lo que es en realidad el mundo. Esto se prueba en la explicación que da Rosch algunas líneas más abajo: “Para las categorías de color, la estructura del mundo real significa la percepción humana combinada con la física de la luz” (Rosch, 1999). Dado que Rosch había definido las categorías como cosas que se forman para reflejar la estructura del mundo real, en la expresión “para las categorías de color” la preposición “para” señala no a la categoría como entidad ontológica sino como representación del mundo, es decir, señala el “reflejo” del mundo real. Por lo tanto, el que la estructura del mundo real signifique la percepción humana combinada con la física de la luz quiere decir que así se refleja la estructura del mundo real en nuestra mente.225 De lo anterior se sigue que el término “reflejar” es usado por Rosch para señalar el producto de las operaciones de percepción y de movimiento en el El que la tesis de Rosch no implique una ontología en la que el ser es la percepción de él o la actividad en el mundo no quiere decir que no haya algún tipo de ontología en la tesis de Rosch. Aquí se revela su posición, no completamente diferente a la de posiciones realistas, como la de Aristóteles: el mundo está dividido en categorías y nosotros tenemos la capacidad de captar esas categorías con mayor o menor precisión. Así lo explica en la entrevista de 1999: “Mi afirmación era que hay un nivel básico de abstracciones que refleja la estructura de correlación en la percepción y uso del mundo real del objeto” (Rosch, 1999). 225 299 mundo (“las actividades de la vida”), eso es, la representación de los objetos del mundo y de las interacciones que el individuo tiene en él.226 De manera que lo opuesto a la lógica, aquel ámbito al que pertenece la categorización, es algo como el ámbito que la presupone, el ámbito de las operaciones más básicas de cognición, lo que en las ciencias cognitivas ha sido denominado el inconsciente cognitivo (Lakoff & Johnson, 1999, pp. 10–11). Según esta interpretación, las categorías harían parte del ámbito de las operaciones más básicas de la emergencia de sentido. En tercer lugar, para Rosch las categorías no se estructuran de manera arbitraria. Esto parece contradecir el primer punto, pues allí se decía que los límites de la categoría varían con la perspectiva individual o situacional, lo cual equivale a decir que los límites de la categoría se estructuran de manera arbitraria por los individuos de un grupo y por las circunstancias en las que se encuentren. Pero la arbitrariedad que cuestiona Rosch no tiene que ver con la periferia de la categoría sino con su núcleo. Para Rosch las categorías se estructuran de acuerdo con los prototipos de la categoría, es decir, de acuerdo con los buenos ejemplos de lo que es una categoría: En ese momento, los antropólogos asumían que las categorías de color eran arbitrarias y muy diferentes en diferentes idiomas y culturas. Pero dos antropólogos en Berkeley habían argumentado que para los términos básicos de color como rojo, azul, verde, amarillo, los hablantes de diferentes idiomas estaban de acuerdo en qué colores eran buenos ejemplos del nombre del color, incluso si variaban mucho en los límites de las categorías. Yo argumenté que a causa de la forma en que el sistema perceptual funciona, ciertas áreas en el espacio del color son más sobresalientes que otras, y que esos colores sobresalientes eran notados primero, recordados más fácilmente y llegaban a ser prototipos alrededor de los cuales las categorías Rosch usa la terminología que la psicología de la cognición y del lenguaje desarrolla en los años 1950s y 1960s. En ese entonces era común hablar del lenguaje y de las representaciones mentales en general como “reflejo” del mundo. Ya en los años 1990s Rosch le da al término “reflejar” un carácter más amplio, en la medida en que se refiere no sólo a la representación de los objetos del mundo sino a “las actividades de la vida”, la interacción del individuo con el entorno. 226 300 de color se formaban en las culturas. […] Los resultados específicos tuvieron que ver en parte con las categorías de color y su universalidad. Pero mi teoría era sobre las categorías en general. Era que las categorías se forman alrededor y (o) están representadas mentalmente por estímulos salientes o ricos en información o altamente imaginables que se convierten en prototipos para la categoría. Otros elementos se juzgan en relación con estos prototipos; esa es la forma en que forman los gradientes de la membresía de la categoría” (Rosch 1999, énfasis añadido). Las categorías se constituyen de manera arbitraria (por capricho de las culturas) sólo en la periferia. Pero el núcleo que hace posible la generación de esas periferias no se constituye de manera arbitraria, sino está determinado, en el caso de los colores, por unas áreas de color que sobresalen. Estas áreas, matizadas ya por los lenguajes y las culturas, constituyen variaciones de membresía en las periferias de la categoría. Las categorías no se construyen de manera arbitraria en su núcleo, pues ellas se constituyen de acuerdo con nuestra capacidad de captar primero aquello que después se va a convertir en el prototipo de la categoría. Aquí también se encuentra el argumento que soporta la idea de que las categorías no tienen límites definidos. Los límites de las categorías son difusos porque las gradaciones del núcleo pueden extenderse más o menos hacia las periferias, y el encuentro con otra categoría no es tanto un choque de fronteras como una superposición o entrecruzamiento: “No es necesario que haya ningún atributo que todos los miembros de la categoría tengan en común ─no hay atributos definitorios─ y los límites de la categoría no necesitan ser definidos. Esto es exactamente contrario a la vista de las categorías como lógica.” (Rosch, 1999). De lo anterior podría inferirse que para Rosch hay unas categorías universales que se determinan por regularidades fisiológicas (también universales) en la especie humana. Pero respecto a esto Rosch hace la siguiente aclaración: Sea o no que las categorías de color sean universales, o de qué manera [lo sean], en realidad no es relevante para cuestiones básicas sobre la naturaleza de los conceptos y categorías. Para la mayoría de las categorías, 301 nadie diría que existe una base fisiológica clara, y no esperarías que el contenido de las categorías fuera universal. Lo que es universal, argumenté, era la estructura de categorías y los procesos por los cuales se forman los sistemas de categorías (Rosch 1999, énfasis añadido). Lo que es universal es, entonces, que la categoría se estructura de acuerdo con un núcleo alrededor del cual se constituyen, por semejanza, los contornos de la categoría y que esos núcleos se forman por los mismos procesos perceptivos de prominencia (en el caso de las categorías visuales). El que nuestro aparato sensoriomotor haya evolucionado para percibir de esa manera y el que los prototipos de las categorías tengan la misma materia en todas las culturas en las que se han llevado a cabo investigaciones que así lo demuestran no hace parte de la posición de Rosch. iv. Los principios de categorización y el tránsito al enfoque corpóreo Del enfrentamiento con la visión clásica de las categorías surgió la pregunta por cómo es la estructura interna de las categorías. Rosch se ocupó de responder esta pregunta en sus primeros estudios sobre categorización a lo largo de la primera mitad de la década de 1970. Pero en la medida que iba hallando respuestas e iba fortaleciendo su tesis sobre la categorización mediante evidencias empíricas, también iban surgiendo otras preguntas. De los hallazgos sobre lo que es y cómo es la estructura interna de las categorías, surgió la pregunta sobre cómo se forma esta estructura. Sin embargo, Rosch no buscaba construir un modelo que explicara la formación de los prototipos, sino determinar qué principios rigen la formación de las categorías (Rosch & Mervis, 1975, p. 574, énfasis añadido). La expresión “formación de las categorías” no se refiere al desarrollo de las categorías en los niños ni a “la constitución de un modelo de cómo las categorías se procesan (cómo se hacen las categorizaciones) en las mentes de los hablantes adultos de un idioma” (Rosch, 1978, p. 252). El trabajo de Rosch buscaba explicar “las categorías encontradas en una cultura y codificadas por un idioma de esa cultura en un periodo particular en el tiempo” (Rosch, 1978, p. 252). Es decir, su pregunta no es por los principios que rigen la formación de cualquier categoría en cualquier momento y por 302 cualquier cultura, sino por los principios que rigen la formación de categorías específicas de nuestra cultura y de nuestro momento, como silla o automóvil. Con esto Rosch quiere decir que sus estudios tienen un alcance limitado. Las evidencias empíricas halladas sólo muestran que la categorización opera de esta u otra manera en nuestra cultura. Con el cambio de pregunta, la búsqueda por una estructura interna de las categorías que atraviese a todas las culturas queda desplazada y Rosch se enfoca sólo en las culturas occidentales. Podría decirse que este cambio de pregunta abre una nueva forma de entender el problema de la categorización en las investigaciones de Rosch. El cambio de pregunta estuvo acompañado de nuevas técnicas de recolección de los datos (como por ejemplo, la detección de señal [Rosch et al., 1976]) y el perfeccionamiento de otras técnicas (como la técnica del priming [Rosch & Mervis, 1975]). Los hallazgos también fueron reveladores. En este periodo de estudio, Rosch le dio un realce mayor a la influencia de las ideas de Wittgenstein en sus investigaciones, particularmente la idea de los parecidos de familia (Rosch & Mervis, 1975). También fue determinante la teoría del cue validity, pues junto con los parecidos de familia se constituyó en la base de los principios más generales que lograría hallar: principio de economía cognitiva y el principio de la estructura percibida del mundo (Rosch, 1978, pp. 252–253). Por otro lado, en este periodo comienza a tomar forma una de las ideas que desarrollará cuando su programa de investigación haga un giro hacia el enfoque enactivo: la idea del carácter biológico o evolutivo de la categorización. En sus primeros estudios sobre categorización, Rosch ya había buscado asociaciones entre la categorización y las estructuras biológicas, pero enfocadas a la fisiología humana. (Rosch, 1971, p. 447; Rosch Heider, 1972, p. 20). Sin embargo, muchas de las hipótesis no encontraron evidencia empírica (Rosch Heider, 1972, p. 15). Estas intuiciones se fueron perdiendo en la medida que avanzaba su proyecto. Pero a mediados de la década de 1970 empezó a surgir una nueva manera de entender la categorización desde un enfoque biológico o evolutivo: aquella que define la categorización como una función básica de los cuerpos vivientes. Así, por ejemplo, 303 Rosch et al. inician de la siguiente manera el artículo Basic Objects in Natural Categories : El mundo consiste en un número prácticamente infinito de estímulos discriminables diferentes. Una de las funciones más básicas de todos los organismos es la división del medio ambiente en clasificaciones mediante las cuales los estímulos no idénticos pueden tratarse como equivalentes (Rosch et al., 1976, p. 382). Esta idea, por supuesto, va a ser uno de los pilares de la forma de entender la categorización en el enfoque enactivo y sólo va a ser desarrollada los estudios que se incluyen dentro de ese marco de investigación. Hasta ahora se ha mencionado que el programa de investigación de Eleanor Rosch se puede dividir en diferentes periodos o etapas. Estas etapas se definen principalmente por las preguntas de investigación y por los hallazgos alcanzados. Esta división es una propuesta mía y no pretende mostrarse como una descripción auténtica de su programa de investigación, sino más bien como un esquema para comprender los cambios que se produjeron en él. En el primer periodo de investigación Rosch pregunta por la estructura interna de las categorías perceptivas. En el segundo periodo de investigación, Rosch pregunta por la estructura interna de las categorías semánticas. En el tercer periodo de investigación, Rosch pregunta por los principios de categorización, por los niveles de abstracción de las taxonomías y por la preeminencia del nivel básico de las categorías. El programa de investigación de Rosch no termina aquí. Después, en lo que sería una cuarta etapa de investigación, Rosch trabaja desde la perspectiva del enactivismo. Luego sus estudios van a tomar otra dirección y los problemas sobre categorización van pasar a un segundo plano. Debe señalarse que el programa de investigación de Rosch va creciendo con los nuevos resultados, las nuevas preguntas y los nuevos métodos; no es que haya cambios abruptos que contradigan evidencias pasadas y que con base en ellos se formule esta periodización, así como tampoco es que Rosch abandone completamente las preguntas, las técnicas y los resultados de investigaciones anteriores, ellos siguen apareciendo, pero el énfasis 304 de los estudios está dirigido a otros puntos. A continuación ofrezco una breve exposición de de las tesis y la metodología usada por Rosch en los primeros tres periodos de investigación. 227 b. La primera etapa del programa de investigación de Eleanor Rosch (1970-1973): la estructura interna de las categorías perceptivas i. Estudios sobre categorización precedentes al trabajo de Rosch α. Las investigaciones del lenguaje y la cognición y el enfoque predominante sobre categorización en las décadas de 1950s y 1960s Rosch empezó a realizar sus estudios sobre categorización trabajando dentro el marco del programa de investigación de los estudios del lenguaje y la cognición228. Respecto a esto resulta bastante ilustrador el hecho de que su director de tesis haya sido Roger Brown. Pero más allá de eso, en los primeros artículos que publicó, Rosch discute con las principales tesis de esta perspectiva, y en la primera parte de su proyecto de investigación, cada nuevo estudio le aporta nueva evidencia para refutar algunas de sus tesis (Rosch, 1971, 1973b, 1973a; Rosch Heider, 1972; Rosch Heider & Oliver, 1972). Las investigaciones del lenguaje y la cognición habían construido un fuerte acervo de evidencia que probaba la validez de un enfoque peculiar acerca de la categorización. Este enfoque había sido desarrollado con base en la “hipótesis whorfiana”. Según esta hipótesis, “la realidad es percibida y entendida de manera diferente en diferentes comunidades lingüísticas, y […] esas diferencias son causadas, en algún sentido, por el lenguaje ─particularmente, por la estructura (“la organización”, “la clasificación”) impuesta a la realidad por el lenguaje” (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 337). Con base en los hallazgos de diversas Debo mencionar que el programa de investigación de Rosch incluye otros científicos de la cognición, entre los que se destaca Carolyn Mervis. Sin embargo, por motivos prácticos hago referencia sólo a la investigadora principal. 228 Language-cognition research. 227 305 investigaciones (como las de Brown & Lenneberg [1954], Lenneberg [1967] Stefflre, Castillo Vales, & Morley [1966] citados por Rosch [1972, p. 10], entre otros) estaba fuertemente asentada la idea de que el dominio del color “es un dominio de variación física uniforme y continua que los idiomas podrían "dividir" arbitrariamente en diferentes categorías de nombres de colores” (Rosch Heider, 1972, p. 10). Es decir, según esta perspectiva, los nombres de las categorías de color cambian arbitrariamente con el lenguaje y la cultura (Mervis, Catlin, & Rosch, 1975, p. 54; Rosch Heider, 1972, p. 10). La hipótesis básica de los estudios del lenguaje y la cognición planteaba que las diferencias en la codificación de un dominio mediante los lenguajes naturales son reflejadas en la forma en la que los hablantes de ese lenguaje conciben la realidad en ese dominio (Rosch Heider, 1972, p. 10). Esto quiere decir que el lenguaje natural es de alguna manera el determinante de los estímulos no-lingüísticos de un dominio. β. La investigación de Berlin y Kay y la primera evidencia que refutaba el enfoque sobre categorización de los estudios del lenguaje y la cognición En un estudio que mostraba un punto de vista completamente opuesto al planteado por los estudios del lenguaje y la cognición, Berlin y Kay (1969) citado por Mervis et al. (1975, p. 54) demostraron que “existen un máximo de once categorías de colores básicas, cada una definida por una región focal o un grupo de los mejores ejemplos” (Mervis et al., 1975, p. 54). Estos autores estudiaron los términos de color de una muestra de individuos de diversas culturas y lenguajes. En el estudio procedieron a identificar, sin hacer uso de estímulos de color, los términos de colores básicos en el lenguaje de los informantes, para luego distinguirlos de los términos secundarios (Rosch Heider, 1972, p. 11). Después se le pidió al informante que escogiera el mejor ejemplo de cada uno de sus nombres de colores básicos de una matriz de todos los tonos y valores (brillo) en el Munsell Book of Color, cada uno a la máxima saturación disponible para ese tono y valor (Rosch Heider, 1972, p. 11). Mediante ese procedimiento llegaron a dos conclusiones: 1. “había un número limitado de términos básicos en cualquier idioma, como máximo tres acromáticos y 306 ocho cromáticos” (Rosch Heider, 1972, p. 11), y 2. “las fichas designadas como los mejores ejemplos de estos términos básicos tienden a encajar en ‘grupos’229” (Rosch Heider, 1972, p. 11). Berlin y Kay denominaron “puntos focales” a los “mejores ejemplos”, y, con base en estos resultados, argumentaron que las diferencias arbitrarias vistas por las anteriores investigaciones acerca del color “se derivaban de observar los límites de los nombres de colores en lugar de los puntos focales” (Rosch Heider, 1972, p. 11). La investigación de Berlin y Kay fue el origen de una nueva forma de entender la categorización, pues allí fue donde primero apareció la idea de unas categorías de color de nivel básico universales a un gran número de culturas y lenguajes (los “puntos focales” o “mejores ejemplos”). Además, allí se muestra que la estructura de las categorías de color de nivel básico se organiza alrededor de un núcleo (el punto focal) en torno al cual se organizan los demás miembros de la categoría. En otras palabras, en el estudio de Berlin y Kay aparece por primera vez la idea de una estructura de las categorías constituida en un esquema centro-periferia. ii. Las tesis principales de la primera etapa del programa de investigación: la prominencia de las categorías perceptivas y la estructura interna de las categorías perceptivas Divido la exposición de cada periodo de investigación en dos secciones. En un primer apartado presento las tesis principales que defiende la autora. En el siguiente apartado presento los elementos metodológicos que utilizó para encontrar evidencias para esas tesis. En cuanto a los elementos metodológicos me centro más en las técnicas de recolección de la información que en las técnicas de análisis de la información. α. La prominencia de las categorías perceptivas y semánticas Los primeros estudios de Rosch tomaron como base principal la “tesis de los puntos focales” de Berlin y Kay. El objetivo principal de estos estudios fue demostrar que 229 Clusters. 307 las áreas focales de los colores tienen una peculiaridad perceptual y cognitiva (Mervis et al., 1975, p. 54). Esta peculiaridad consiste en que las áreas focales de los colores resaltan o son prominentes en relación con las demás áreas de los colores (Rosch, 1971, p. 447). Rosch encuentra evidencias de la prominencia de las áreas focales mediante la medición diferentes operaciones cognitivas con estímulos de colores focales y no-focales (ejemplos de estas operaciones son la precisión de memoria, la facilidad de codificación, entre otras).230 Sin embargo, la búsqueda de evidencias que prueben la peculiaridad perceptual y cognitiva de las áreas focales del color no es para Rosch un fin en sí mismo. Ella quiere hallar evidencias que demuestren esta tesis para demostrar que factores cognitivos y perceptuales subyacentes ejercen una fuerte influencia en la formación y la referencia de las categorías lingüísticas. Es decir, el objetivo principal de Rosch en esta etapa de su programa de investigación es demostrar que el enfoque sobre la categorización de los estudios sobre el lenguaje y la cognición es parcialmente erróneo (particularmente, la idea de que el lenguaje y la cultura determina las categorías perceptivas), y que las operaciones de categorización siguen un sentido inverso al que se plantea allí, a saber, que “[e]l espacio del color […] parece ser un ejemplo primordial de la influencia de factores perceptuales-cognitivos subyacentes en la formación y la referencia de las categorías lingüísticas” (Rosch, 1971, p. 447; Rosch Heider, 1972, p. 20). Vale decir que Rosch no considera que la hipótesis whorfiana sea completamente errónea, sólo lo es cuando se la considera actuando sobre el núcleo de las categorías. En otro estudio, Rosch (1972) dice que su objetivo ─el de ese estudio en particular─ no es reñir con las investigaciones que se han basado en la tesis whorfiana (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 338). Allí mismo encuentra razones que demuestran que el lenguaje no tiene ningún influjo en las imágenes del espacio del color ni en la forma como se estructuran en la memoria (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 352). No obstante, estas razones no contradicen la tesis de Whorf, pues sólo la matizan mediante la distinción entre el foco y la periferia de las categorías: 230 Sobre estas operaciones cognitivas véase la sub-sección (iii) de este apartado. 308 la tesis de Whorf es cierta, pero sólo si se la considera en cuanto a los límites de las categorías, pues los puntos focales son invariables en las culturas estudiadas hasta ese momento. Los primeros estudios de Rosch (1971; 1972) trabajaron únicamente sobre las categorías de color y se ocuparon de demostrar, principalmente, la prominencia de las áreas focales del color. Pero en sus estudios posteriores, Rosch extendió su objeto de estudio, algunos de los elementos teóricos y sus hipótesis de trabajo. En sus dos estudios posteriores, Rosch (1973a, 1973b) se ocupó de la categoría perceptiva de las formas y de las categorías semánticas. En cuanto a las categorías de formas, Rosch planteaba la misma tesis: los dominios perceptivos de la forma “se estructuran en categorías semánticas no-arbitrarias que se desarrollan alrededor de ‘prototipos naturales’ perceptualmente prominentes” (Rosch, 1973a, p. 328).231 Claro que ahora aparece un término que no habíamos visto: los “prototipos naturales”. Rosch toma el concepto de “prototipo” de las investigaciones de Michael Posner. Este psicólogo había propuesto una tipificación de los miembros de las categorías y una clasificación de esos miembros de acuerdo al grado de tipicidad: “[en el estudio de Posner], las categorías generalmente estaban compuestas de distribuciones de atributos, y algunos casos de categorías fueron diseñados para ser miembros más "típicos" de la categoría que otros” (Rosch, 1973a, p. 329). En otras palabras, el trabajo de Posner formulaba la idea de los prototipos, aunque referida únicamente a categorías artificiales. La idea de prototipos era evidentemente muy similar a la idea de “puntos focales” o de “mejores ejemplos”, de ahí que Rosch no haya tenido problemas para trasladar el concepto de “prototipos” al ámbito de las categorías naturales y asociarlo con estos dos conceptos. Pero además de las categorías perceptivas del color y de la forma, Rosch también extendió su objeto de estudio a las categorías semánticas. Esta idea La siguiente cita puede ilustrar mejor esta idea: “El presente estudio fue más allá al demostrar la forma en que los factores perceptivo-cognitivos (la prominencia y la memorabilidad de ciertas áreas del espacio de color) pueden influir en la formación de categorías lingüísticas" (Rosch, 1973a, p. 348). 231 309 fue planteada como hipótesis en Natural Categories (1973a, p. 349) y tuvo un primer intento de desarrollo en On the internal structure of perceptual and semantic categories (1973b). Allí, Rosch plantea por primera vez el problema como una pregunta de investigación: Para los colores y formas, la estructura interna de las categorías y el concepto de miembros de la categoría focal y no-focal tuvieron un significado relativamente concreto. ¿Son tales conceptos generalmente más aplicables a categorías de sustantivos de otros tipos? (Rosch, 1973b, p. 130). Esas categorías eran categorías semánticas, como “perro”, “fruta” o “vehículo”. La “aplicabilidad” se refería a la capacidad de los sujetos de formular juicios significativos y a la posibilidad de que la estructura interna afectara el procesamiento cognitivo de esas categorías. En este estudio se preguntaba por la habilidad de los sujetos de hacer juicios sobre las categorías y por el acuerdo o la concordancia entre los sujetos al hacerlos. Mediante una metodología sencilla en la que se le pedía al sujeto que juzgara qué tan bueno era el ejemplo de una categoría, Rosch encontró las primeras evidencias de que en las categorías semánticas de sustantivos había una estructura interna semejante a la de las categorías perceptivas y que el “acuerdo entre los sujetos era alto, especialmente en la clasificación de los ‘mejores ejemplos’ de las categorías” (Rosch, 1973b, p. 132). Además de eso demostró que las categorías focales se aprendían primero. β. La estructura interna de las categorías perceptivas El cambio más importante de las investigaciones publicadas en 1973 tuvo que ver con el planteamiento de nuevas hipótesis. Hasta ese momento las investigaciones sobre categorización de la psicología y la lingüística defendían la idea de que las categorías no tenían ningún tipo de estructura interna, es decir, ellas se componen de ítems equivalentes e indiferenciados, y, por ende, se pensaba que las categorías siempre tenían límites bien definidos (Rosch, 1973b, p. 111). Rosch objetó a estas dos creencias. El haber demostrado que no todos los miembros de las categorías perceptivas son equivalentes e indiferenciados ─pues hay miembros de una 310 categoría que resaltan entre los demás, que son prominentes (en el caso de los colores son los “buenos ejemplos” de colores hallados por Berlin y Kay (1969); en el caso de las formas son las “buenas formas” definidas así por la psicología Gestalt [Rosch, 1973a, pp. 329–330])─ le sirvió de fundamento para probar que las categorías tienen una estructura interna. En un estudio posterior, Rpsch va a definir la “estructura interna” como el hecho de que “las categorías se componen de un “significado nuclear”232 que consiste en los “casos más claros” (los mejores ejemplos) de la categoría, “rodeados” por otros miembros de las categorías de similitud decreciente a ese significado nuclear” (Rosch, 1973b, p. 112). El significado nuclear de las categorías perceptivas es el mejor ejemplo de la forma o el color de una categoría dada, y alrededor de él se agrupan otros miembros, de acuerdo con su grado de semejanza, unos más cerca del núcleo que otros. Y como el grado de semejanza es ambiguo con respecto al individuo, a la cultura y a las circunstancias, de ahí se sigue que los límites de las categorías nunca están completamente fijados. Por supuesto, las tesis que propone Rosch en este trabajo no se reducen a las mencionadas. Rosch también propone nuevas ideas acerca del aprendizaje y la preeminencia del carácter perceptivo del significado de las categorías (Rosch, 1973b, p. 112). Pero debe recordarse que esta exposición no pretende ser exhaustiva. Para mayores detalles acerca de las tesis de Rosch remito al lector a la fuente original. iii Elementos metodológicos de la primera etapa del programa de investigación: reconocimiento de memoria, codificación, atención y velocidad de aprendizaje α. Investigaciones con los Dani Rosch empezó realizando algunos experimentos con sujetos cuyo idioma nativo no era necesariamente el inglés (Rosch Heider, 1972, p. 12). Esos estudios le “Core meaning”. Prefiero traducir esta expresión por “significado nuclear” y no por “significado básico” o “significado principal”, para que no se pierda la imagen que Rosch quiere representar: a saber, la de una categoría compuesta de un núcleo (el prototipo) rodeado de ítems que se asemejan más o menos a ese núcleo. 232 311 permitieron encontrar algunas evidencias para las tesis sobre la universalidad de los prototipos de las categorías perceptivas (Rosch Heider, 1972, p. 15). Pero gracias a los hallazgos de Karl Heider, Rosch encontró a los sujetos indicados para probar sus hipótesis. Heider había mostrado que los Dani, una tribu de la edad de piedra que habita Nueva Guinea, tenían una terminología del color bastante limitada Heider (1970) citado por Rosch (1971, p. 454). Los Dani carecían de términos de color cromáticos básicos: tenían sólo “dos términos de colores [y] divid[ían] el espacio del color sobre la base del brillo, en lugar del tono” (Rosch Heider, 1972, p. 12). Estos términos eran “mili” (más o menos oscuro) y “mola” (más o menos claro) (Rosch Heider, 1972, p. 16). Por otro lado, los Dani “no pose[ían] códigos monolexémicos fácilmente accesibles para formas geométricas” Heider (1970) citado por Rosch (1973a, p. 371). Los Dani vivían en un mundo en el que “las formas tridimensionales son irregulares y en el que los dibujos lineales geométricos de dos dimensiones no ocurren” (Rosch, 1973a, p. 371). En resumen, los Dani no tenían un sistema lingüístico referido a objetos perceptivos tan sofisticado como el de los idiomas indo-europeos y, por ende, eran los sujetos indicados para probar las hipótesis sobre las categorías perceptivas. Los primeros estudios de Rosch buscaron algunas veces comparar ciertas capacidades cognitivas de los Dani con las de individuos norteamericanos y algunas otras veces conocer cómo los Dani llevaban a cabo estas y otras operaciones cognitivas. β. Las técnicas de investigación de los estudios del lenguaje y la cognición: la codificación y el reconocimiento de memoria Uno de los primeros estudios de Rosch refutó dos de las premisas de la hipótesis básica del lenguaje y la cognición (Rosch Heider, 1972, p. 19). En ese estudio se demostró que eran erróneas las dos condiciones que hacían posible que el lenguaje fuera determinante de los estímulos no-lingüísticos de un dominio: 1. Dado que los colores focales fueron los más codificables en una variedad de lenguajes estudiada, los códigos para los estímulos de color no varían entre los lenguajes, y 2. Dado que esos mismos colores fueron los mejor recordados en la misma variedad de lenguajes, la memoria no varía con los cambios en el lenguaje (Rosch Heider, 1972, 312 p. 19). Rosch discutía con las teorías de categorización vigentes en el ámbito de la psicología de su época y, por eso, para refutar sus afirmaciones, utilizó algunas de las mismas técnicas que habían sido utilizadas por los estudios de la cognición y el lenguaje. Los estudios basados en la hipótesis del lenguaje y la cognición buscaban relacionar mediante experimentos diferencias lingüísticas con comportamientos no-lingüísticos (que eran utilizados como medida independiente de cognición). La mayoría de esos estudios trabajaban con el color como dominio no-lingüístico, el nombramiento o la codificación del color como variable lingüística y el reconocimiento de memoria como la medida cognitiva (Rosch Heider, 1972, p. 10). El argumento metodológico de estos estudios se basa en la correlación de dos variables: 1. La “codificabilidad” de un color (“una medida compuesta de acuerdo con el nombrar233, la longitud del nombre y la respuesta de latencia en el nombrar” [Rosch 1972, p. 10]), y 2. La precisión de la memoria (“la precisión con la que un color puede ser recordado en tareas de reconocimiento” [Rosch 1972, p. 10]). Kraus (1968) nos ofrece una interpretación sencilla de esto: “los colores mejor codificables fueron los mejor recordados, particularmente en condiciones de reconocimiento tardío” Kraus (1968) citado por Rosch (1972, p. 10). El trabajo de Rosch utiliza este hallazgo metodológico para demostrar la universalidad de las regiones focales del color encontradas por Berlin y Kay ─y, consecuentemente, para refutar la hipótesis básica del lenguaje y la cognición, a saber, que el lenguaje determina los estímulos nolingüísticos de un dominio, en este caso del color─: [La hipótesis del estudio] es que hay áreas específicas del espacio del color ─definidas como intersecciones particulares de las tres dimensiones, tono, valor y saturación─ que son universalmente las más codificables y las que se recuerdan con mayor precisión (en ambas, la memoria de corto y de largo plazo) y que es en esas áreas que se forman los puntos focales de los nombres de los colores básicos a través de los lenguajes (Rosch 1972, p. 11, énfasis nuestro). 233 “naming” 313 En este estudio Rosch demuestra que los participantes les asignaron palabras más cortas a los colores focales que a los colores internominales y a los colores límite, y que el tiempo de latencia fue menor para los colores focales en comparación con los colores internominales y los colores límite (Rosch Heider, 1972, p. 14). Por lo tanto, los colores focales son los mejor codificables. Por otro lado, Rosch hace evidente que tanto en la memoria a corto plazo como en la memoria a largo plazo, los colores focales se recuerdan de manera más precisa que los colores internominales y los colores límite (Rosch Heider, 1972, pp. 15–19). Según Rosch, estos hallazgos son evidencia de que hay áreas en el espacio del color que son universalmente “distintivas” y “prominentes”234 (Rosch, 1971, p. 447). γ. La debilidad del principio de brevedad y frecuencia La codificabilidad de un estímulo se determina fundamentalmente por dos medidas: la longitud de la palabra y el tiempo de latencia en la operación de codificar. El carácter evidente de la longitud de la palabra se explica en uno de los estudios de Roger Brown. En su artículo How Shall a Thing be Called (1958), Brown explica la idea del principio de brevedad y frecuencia. Según este principio, “la longitud de una palabra (en fonemas o sílabas) está inversamente relacionada a su frecuencia en el lenguaje impreso” (Roger Brown, 1958, p. 14). La consecuencia de esto es que los nombres de las cosas más cortos serán usados con mayor frecuencia. Entonces, “parecería que la elección de un nombre es usualmente predicha o por la frecuencia o por la brevedad” (Roger Brown, 1958, p. 14). Teniendo en cuenta esto, se puede entender mejor el criterio metodológico que sigue Rosch. Lo formularemos en la forma de un argumento: dado que las palabras más cortas son usadas con mayor frecuencia, la extensión de las palabras puede usarse como índice de prominencia de las categorías. Pero este argumento padece de una gran debilidad, que fue señalada ya por el propio Brown: algunas veces ocurre, sin embargo, que el principio de brevedad y frecuencia hace una predicción errónea. La cosa llamada piña también se llama fruta. 234 Traduzco “salient” por prominente para hacer notar la relación que en el inglés denota la sustantivación del adjetivo: “saliency”, “prominencia”. 314 Fruta es el término más corto y más frecuente, pero los adultos llamarán a la cosa piña (Roger Brown, 1958, p. 14) En su estudio, Brown quiere responder la pregunta “¿Qué determina el nombre dado a un niño para una cosa?" (Roger Brown, 1958, p. 20). Para esto plantea la opción del principio de brevedad y frecuencia, pero este lo conduce a otra pregunta: “¿Por qué un nombre para una cosa es más común que otro?” (Roger Brown, 1958, p. 20). La respuesta de Brown tiene un talante pragmatista: “[p]arece probable que las cosas son llamadas primeramente para categorizarlas de la manera más útil posible” (Roger Brown, 1958, p. 20). Sea esto dicho de paso y con el fin de resaltar una idea a la que Rosch no parece haberle dado tanta importancia pero que podría ser fundamental para la comprensión de las operaciones de categorización. Lo importante por ahora es que el principio de brevedad y frecuencia parece ser un criterio débil o poco fiel para conocer lo que ocurre en las estructuras subyacentes de las categorías y de la categorización. δ. El reconocimiento de memoria El reconocimiento de memoria es una técnica que mide la precisión de la memoria en una tarea. En los estudios de la cognición y del lenguaje se lo considera un índice de la retención: “en el estudio experimental de la memoria, estamos acostumbrados a pensar de los métodos de recuerdo235, reconocimiento, y reaprendizaje como índices cada vez más sensibles de retención”(R Brown & Lenneberg, 1954, p. 456). Rosch también trabaja con esa idea: “La retención superior de colores focales en la memoria a largo plazo en la tarea de aprendizaje de nombres demostrada por la Exp. IV […]” (Rosch Heider, 1972, p. 19). Lo que se busca determinar, entonces, es la capacidad de un individuo para retener con la mayor claridad y precisión algún estímulo dado. Los estudios de Rosch trabajan con la memoria de corto y de largo plazo. Las inferencias que se sacande los datos son las siguientes: si a una misma tarea con estímulos diferentes (un área focal de color y un área no-focal), el sujeto 235 “Recall”. 315 responde con diferentes niveles de claridad en la retención, de ahí se sigue que aquel que fue más claro también es más prominente. ε. La atención como criterio de medición de la prominencia; la precisión medida mediante tareas de combinación En el año 1971, Rosch publicó una investigación que buscaba demostrar que los hallazgos encontrados en experimentos con adultos sobre la prominencia de los puntos focales de los colores también podían encontrarse en estudios con niños. Mediante dos experimentos, trató de “probar la prominencia de las áreas focales de color por medios no-verbales” (Rosch, 1971, p. 448). En el primer experimento asoció la determinación de la prominencia de los colores con la “atención” que cada color despertaba en los participantes: Un aspecto de la prominencia psicológica puede ser definido en términos de ‘atención’ ─si un estímulo es más prominente que otro, debe atraer la atención más fácilmente que el otro; los sujetos deben orientarse hacia el estímulo prominente en preferencia que al otro (Rosch, 1971, p. 448). En ese estudio se dispuso una fila de fichas de colores, se les dijo a los niños que iban a jugar el juego “muéstrame un color” y se les pidió que escogieran la ficha que quisieran (Rosch, 1971, p. 448). La correlación entre prominencia y atención se daba cuando los niños escogían el punto focal del color. De modo que la evidencia de prominencia basada en la atracción se puede formular en el siguiente argumento: dado que ciertas áreas del color despiertan una mayor atracción en el sujeto, esas áreas deben ser perceptivamente más destacadas o prominentes. Por otro lado, el segundo experimento preguntó por la precisión y la exactitud 236 de la respuesta. Pero como el método de reconocimiento de memoria resultó ser demasiado avanzado para los niños, Rosch decidió medir la precisión mediante una tarea de combinación237. En este caso “se le mostraron a un sujeto fichas standard, 236 237 “correctness” “matching” 316 una a la vez, y se le pidió que señalara en una matriz el color que era exactamente el mismo que ese” (Rosch, 1971, p. 450). En ese mismo estudio se hizo un experimento que preguntaba por la relación entre la codificación y las áreas focales del color. Por medio de ese experimento se buscó “probar si, al mismo tiempo que los niños aprenden a conectar los nombre de color correctamente con los colores, también saben que las áreas focales de color son los mejores ejemplos de los nombres de color básico” (Rosch, 1971, p. 452).238 Para realizar esto se utilizó una matriz de colores y se le pidió al sujeto que, por ejemplo, señalara cuál era el “rojo” (Rosch, 1971, p. 453). Al final del experimento Rosch concluyó que las evidencias encontradas confirmaban que la prominencia y el nombramiento ocurre antes de un aprendizaje y una determinación lingüística, pero también aclaró que esas evidencias eran incompletas (Rosch, 1971, p. 454). No obstante, el estudio demostraba que “las áreas de color focal como una totalidad eran más prominentes a los niños pequeños y más probables de ser usadas para representar el nombre de color básico que otras áreas del espacio del color” (Rosch, 1971, p. 455). ζ. técnicas que miden la claridad de la representación del color o del nombre del color En 1972, Rosch publicó un artículo en coautoría con Donald Oliver, que preguntaba por la relación entre la estructura de los colores en la memoria y la estructura del nombramiento del color en un lenguaje natural (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. A la pregunta acerca de cómo se determina el prototipo de una categoría de color de nivel básico, se responde lo siguiente: Se reunieron un total de 160 fichas en las que variaba la saturación del color. A cada participante le dieron 8 fichas al azar, cada una con un nivel determinado de saturación. Se le pidió al participante que escogiera la ficha que para él era la que mejor representaba el mejor ejemplo del nombre del color básico en su propio lenguaje (Rosch Heider, 1972, pp. 12–13). Los resultados demostraron que las fichas con los niveles de más alta saturación eran seleccionados como los mejores ejemplos de la categoría. Berlin y Kay ya habían hecho eso con el tono y el valor (brillo). Este cambio en la forma de determinar los colores focales fue muy importante porque el hecho de no medir la saturación había dado conclusiones erróneas acerca de la universalidad de los colores focales en diferentes culturas (Rosch Heider, 1972, p. 19). 238 317 338). Allí Rosch define la estructura como la “distancia percibida entre el estímulo y el agrupamiento resultante o dimensionalidad del estímulo” (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 338). Para realizar esto utilizó dos técnicas: en la primera se comparaba la estructura del espacio del color inferida a partir de las “confusiones” inferida a partir de la escala multidimensional de las "confusiones" de los estímulos de color en una tarea de asignación de nombres [con] […] la estructura obtenida a partir de las confusiones en la memoria” (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 339). En la segunda “[s]e hizo una comparación de la magnitud de las confusiones en la memoria entre colores igualmente "distantes" dados nombres iguales y diferentes” (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 339). Aquí sólo nos vamos a ocupar de la primera técnica, porque en ella hay una forma de acceder a la estructura interna de las categorías. Para medir las “confusiones” de la estructura del espacio del color, se les mostraron a los participantes unas fichas con colores y se les pidió que le dieran un nombre a cada ficha (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 342). Para medir las “confusiones” de la memoria, se les pidió observar una ficha de un color durante cinco segundos. Después de un lapso de 30 segundos se les pidió que identificaran ese mismo color en una matriz de 40 colores (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 343). Es importante referenciar estas técnicas porque en ellas se busca medir la estructura del espacio del color mediante el nivel de claridad de una representación lingüística o no-lingüística del color. En ambas se mide el grado de confusión mediante el nivel de precisión en la realización de la tarea. La técnica usada para medir las confusiones de la memoria es la más importante porque en ella se miden esas confusiones la retención (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 350). η. Técnicas que miden la facilidad del aprendizaje Rosch buscaba demostrar que las categorías perceptivas de color y de formas se estructuraban en torno a los “buenos ejemplos” de color descritos por Berlin y Kay y a las “buenas formas” fijadas por psicología Gestalt (círculo, cuadrado, etcétera) (Rosch, 1973a, p. 330). Basándose en sus dos estudios anteriores acerca de las 318 categorías de color, Rosch formuló una nueva hipótesis: “Cuando se aprenden los nombres de las categorías, tienden a vincularse primero con los estímulos prominentes (solo se generalizan más tarde a otros casos) y, por este medio, los "prototipos naturales" se convierten en focos de organización para las categorías” (Rosch, 1973, p. 330, énfasis añadido). Para demostrar la prominencia de unas áreas perceptuales, Rosch ya no apelaba a la atención (Rosch, 1971), ni a la facilidad para recordar un estímulo (Rosch, 1972), sino al aprendizaje. Dos nuevas técnicas de medición demostraban ya no sólo que las categorías de color se estructuraban en torno a prototipos naturales prominentes, sino que eso mismo también ocurría con las categorías de formas: 1. La facilidad del aprendizaje de los nombres de los estímulos: en la primera técnica se buscaba conocer la facilidad en la que los Danis aprendían los nombres de algunos estímulos. La facilidad del aprendizaje era medida por la velocidad en la que se aprendía una categoría: Los miembros de una cultura que inicialmente no poseían conceptos de matiz o forma podían aprender nombres para los presuntos prototipos naturales más rápido que para otros estímulos, incluso cuando los prototipos naturales no eran los miembros centrales de las categorías (Rosch, 1973a, p. 348). Es decir, dados unos ciertos estímulos organizados en una categoría en torno a un estímulo central, ya sea que el prototipo ocupe o no el lugar de miembro central, el prototipo es aprendido con mayor facilidad. En este caso la evidencia se explica así: la velocidad con la que se aprende un estímulo indica el nivel de prominencia de este, a mayor velocidad de aprendizaje, mayor prominencia. 2. La facilidad del aprendizaje de las categorías prototípicas: Además, Rosch desarrolló otra técnica en la que algunas categorías se organizaban en torno a unos miembros centrales. Estos miembros eran en unos casos los prototipos y en otros no. La técnica buscaba conocer cuáles categorías se aprendían más rápido. El resultado fue que las categorías que se estructuraron en torno a los prototipos se aprendieron más rápido: “los miembros de esa cultura podrían aprender más fácilmente los conceptos de matiz y forma cuando los presuntos prototipos naturales 319 eran los miembros centrales de las categorías que cuando las categorías se organizaban de otras maneras” (Rosch, 1973a, p. 348). Es decir, el aprendizaje de las categorías se liga primero al prototipo de la categoría y luego se extiende o se generaliza a los demás miembros (Rosch, 1973a, p. 330). Eso prueba, según Rosch, que las categorías focales del color y de las formas se aprenden antes que las categorías periféricas (Rosch, 1973b, p. 135). Pero además de estas dos nuevas técnicas basadas en la facilidad del aprendizaje, Rosch ideó una técnica basada en la elección. En este estudio encontró que los prototipos eran escogidos con más frecuencia cuando se preguntaba por el miembro más típico de la categoría: “al menos para las formas, los sujetos tendieron a "distorsionar" su definición de la categoría hacia el prototipo natural; es decir, tendían a elegir el prototipo natural como el miembro más típico de la categoría, incluso cuando en realidad era periférico” (Rosch, 1973a, p. 348). Esto, como bien lo dice Rosch, sólo fue demostrado en el caso de las formas. c. La segunda etapa del programa de investigación de Eleanor Rosch (1973-1975): la estructura interna de las categorías semánticas i. Las tesis principales de la segunda etapa de investigación: la estructura interna de las categorías semánticas y su papel en la percepción α. La estructura interna de las categorías semánticas Después de mostrar que las categorías perceptivas de color y de la forma tenían una estructura interna determinada por el prototipo de la categoría, Rosch se preguntó si era posible que las categorías semánticas tuvieran una estructura semejante. El primer estudio que aborda del problema de la estructura interna de las categorías semánticas es On the Internal Structure of Perceptual and Semantic Categories (1973b). Allí, Rosch cuestiona la idea de que las categorías semánticas 320 tengan límites bien definidos y se pregunta si ellas no tendrán una estructura semejante a la de las categorías de color y de las formas (Rosch, 1973b, p. 130). A partir de este estudio, su pregunta de investigación busca conocer la estructura y el contenido de las representaciones mentales que se generan en la mente humana al escuchar el nombre de una categoría (Rosch, 1975b, p. 241, 1975c, p. 303, 1975a, p. 193). Esta pregunta se hace específica de diferentes maneras. Primero pregunta si los buenos ejemplos determinan la estructura interna de las categorías semánticas, es decir, si la representación mental que se tiene al escuchar el nombre de una categoría está más vinculada con los buenos o con los malos ejemplos. Los trabajos de este periodo arrojarán evidencia para comprobar esta hipótesis (Rosch, 1975a, p. 225). En otro momento se pregunta “¿qué tan concreta, qué tan específicamente visual, puede ser producida una representación mental al escuchar los términos de la categoría semántica superordinada utilizados en la presente serie de estudios?” (Rosch, 1975a, p. 213). Los estudios de Rosch arrojan resultados que muestran el grado de concretes y el contenido de las representaciones que se hacen los sujetos al escuchar el nombre de una categoría, y con esto, muestran diversas particularidades de su estructura interna: “la estructura interna de las categorías pareció ser una parte de esa representación cognitiva de la categoría surgida antes de la presentación del estímulo que afectó la percepción del estímulo de los sujetos” (Rosch, 1975a, pp. 224–225). Por medio de estos estudios se confirma la idea de que no sólo las categorías perceptivas, sino también las categorías semánticas no pueden definirse por una lista de atributos o cualidades necesarias y suficientes para la membresía de una categoría (Rosch, 1975a, p. 225) β. La estructura interna de las categorías y la percepción de un estímulo Además, Rosch se pregunta por el papel de la estructura interna de las categorías en la percepción de un estímulo. Específicamente, su pregunta es si características físicas concretas presentes en la representación generada por el nombre de una categoría explican el influjo de la estructura interna en la percepción de un estímulo. Los hallazgos demostraron que en lugar de ser características físicas concretas “los efectos de la representación tienen que haber sido debido a la representación 321 abstracta del significado del nombre de la categoría” (Rosch, 1975a, p. 226). Según Rosch, eso demuestra que “al menos a un nivel de percepción, el significado de las imágenes y de las palabras es parte de la percepción actual del estímulo y no algo inferido después de que la percepción ocurre” (Rosch, 1975a, p. 226). A la pregunta por el significado de la categoría, Rosch primero responde que La naturaleza de tal significado parece estar en la forma de un conjunto abstracto y ordenado de inclusión de probabilidades de los significados de los miembros de la categoría con las probabilidades ordenadas de acuerdo a la estructura interna de la categoría (Rosch, 1975a, p. 226). Sin embargo, estudios empíricos le hicieron posible acercarse de manera más profunda a “la naturaleza de la representación subyacente del significado de las palabras y las imágenes” (Rosch, 1975a, p. 226). Rosch se preguntó si la representación de las palabras y las imágenes se derivaba de un significado común o si ellas tenían códigos específicos a su propia modalidad. Hubo evidencia empírica para ambas hipótesis. Pero en la medida que se reducía el tiempo del intervalo entre la aparición del prime y del estímulo, se hacía notoria una diferencia en la representación de las imágenes y las palabras (Rosch, 1975a, p. 226). Esto demostraría que las imágenes pueden estar más cerca de la naturaleza de la representación subyacente de las categorías. ii. Elementos metodológicos de la segunda etapa de investigación: técnicas para medir el tiempo α. Tiempo de reacción y aprendizaje: En el primer estudio en el que Rosch buscaba evidencias acerca de la estructura interna de las categorías semánticas se introdujo una nueva técnica de medición. Algunos estudios sobre recuperación de memoria semántica habían usado “tareas que requerían que los sujetos respondieran “verdadero” o “falso” a declaraciones de la forma: “Un (miembro) es una (categoría)”, donde la variable dependiente de interés era el tiempo de reacción” (Rosch, 1973b, p. 134). Rosch tomó esta técnica 322 y la aplicó a su problema de estudio. Diseñó un experimento que buscaba probar que el tiempo de reacción en tareas con ejemplos de categorías centrales era menor al de categorías periféricas y que los niños tenían un mayor tiempo de reacción que los adultos en esas mismas tareas. Primero ordenó una serie de parejas de palabras de las cuales una era central y otra periférica. Luego les pidió a los sujetos que juzgaran si dos oraciones sobre esas palabras (una oración verdadera, por ejemplo, “la pera es una fruta” y una oración “falsa”, por ejemplo, “la pera es un metal”) eran falsas o verdaderas (Rosch, 1973b, pp. 135–139). El tiempo de reacción fue una medida que ofreció evidencia de que las categorías semánticas tienen una estructura interna y que las categorías semánticas focales se aprenden antes que las periféricas ─aunque este resultado no fue completamente demostrado en el estudio referenciado (Rosch, 1973b, p. 141). β. La técnica del priming Para conocer la naturaleza de las representaciones mentales de las categorías, Rosch se basa en el método del Priming, particularmente, en el paradigma del emparejamiento239 (Rosch, 1975a, p. 195). En los estudios originales de emparejamiento, se les pedía a los sujetos que decidieran en el menor tiempo posible “si dos letras visuales presentadas simultáneamente eran las mismas [same] o diferentes; en algunas condiciones, se definió same como identidad física (por ejemplo, AA) y en otras, [como] la posesión del mismo nombre (por ejemplo, Aa).” (Rosch, 1975a, p. 195). Beller (1971) citado por Rosch (1975a, p. 195) encontró que, cuando hay un lapso de dos segundos entre la presentación de primera y la segunda letra, la identidad física y la identidad de nombre mejoraban. Según Posner (1969) citado por Rosch (1975a, p. 195), “esto mostraba que los sujetos no estaban simplemente reteniendo una representación literal de la carta presentada, sino que estaban generando una expectativa o representación abstracta que no dependía del caso” (Rosch, 1975a, p. 195, énfasis nuestro). Rosch usa la técnica del priming bajo la siguiente lógica: “un prime sólo puede facilitar una respuesta si contiene parte de la información necesaria para hacer la respuesta” (Rosch, 1975a, p. 195). 239 “Matching” 323 Como el prime facilita la respuesta sólo cuando se presenta antes del estímulo (y no cuando ambos se presentan en simultaneidad), entonces “la información que facilita la respuesta se encuentra en la representación generada por el prime antes de la información proporcionada por el estímulo” (Rosch, 1975a, p. 195). Respecto al priming, Rosch hace la siguiente aclaración: como en las condiciones en las que el prime y el estímulo se presentan simultáneamente también hay resultados de identidad, hay, entonces, unos hechos de procesamiento afectados, que para ella son imposibles de determinar (Rosch, 1975a, p. 195). γ. El priming como medida para conocer el papel del prototipo en la estructura interna de las categorías La técnica del priming fue utilizada para conocer si había efectos diferenciales sobre un priming adscribibles al nivel de calidad del ejemplo (Rosch, 1975a, p. 199). Se les dio a los participantes el nombre de nueve categorías y luego se les mostraron un par ítems y se les pidió que presionaran una tecla para indicar same si los dos ítems pertenecían a la misma categoría y si eran físicamente idénticos (Rosch, 1973b, p. 202). La medida de la identidad física resultó ser la más precisa para conocer la naturaleza de la representación mental (Rosch, 1975a, p. 213). Había tres conjuntos de pares, cada uno con ítems de un mismo nivel de calidad de ejemplo (bueno, mediano, malo), algunos de imágenes y otros de palabras (Rosch, 1973b, pp. 200–202). Para el análisis de resultados se llevó a cabo un análisis de varianza enfocado en el tiempo de reacción. Los resultados fueron significativos y mostraron que: El priming con el nombre de la categoría facilitó las respuestas a los buenos miembros de la categoría y, en realidad, obstaculizó las respuestas a los ejemplos pobres. Los ejemplos intermedios parecían ser realmente intermedios en cuanto a que el priming ni los facilitaba ni los impedía (Rosch, 1975a, pp. 203–204). Resultados semejantes fueron obtenidos para las parejas de identidad física (Rosch, 1973b, p. 204). Con eso se encuentran evidencias que apoyan la idea de que 324 la representación de las categorías semánticas superordinadas es algo más que una lista de atributos de criterio que, por definición, tiene que ser común a todos los miembros de la categoría y que, por lo tanto, debería verse afectada equitativamente por el priming para todos los miembros de la categoría (Rosch, 1975a, p. 205). Así queda la evidencia del priming formulada en un argumento presentado por la misma Rosch: Una suposición del método de priming es que un prime solo puede facilitar una respuesta si contiene dentro de ella parte de la información necesaria para hacer esa respuesta. Debido a los efectos selectivos de la estructura interna en el priming, la facilitación de respuestas para los buenos [miembros] y la inhibición de las respuestas para los miembros pobres de la categoría, está claro que la representación contiene más información necesaria para responder a los miembros buenos que a los [miembros] pobres de la categoría (Rosch, 1975a, p. 213). δ. El priming como medida para conocer el grado de concretes de la categoría El priming también muestra evidencias para conocer el grado de concretes de una categoría. El argumento metodológico es el siguiente: Si las representaciones generadas por nombres de categorías superiores contienen algunos elementos concretos (por ejemplo, representaciones de características tales como posibles líneas y ángulos de imágenes o letras en palabras), los efectos diferenciales del priming para pares físicamente idénticos se deben encontrar en las condiciones de instrucción de identidad física que se encuentran similares a los encontrados para pares físicamente idénticos bajo condiciones de instrucción de la misma categoría. El experimento presente usó instrucciones de identidad física (Rosch, 1975a, pp. 213–214). Sin embargo, los resultados no fueron los esperados, pues el priming no reveló ningún efecto en las instrucciones de identidad física. Luego, no se confirmó la 325 hipótesis de que “las representaciones generadas por nombres de categorías superordinadas contenían elementos visuales de suficiente precisión [tales como, líneas, curvas y ángulos] para facilitar las respuestas bajo las instrucciones de identidad física” (Rosch, 1975a, p. 214). Pero como antes se había demostrado que el prime contenía cierta información perceptiva usada por los sujetos en la percepción actual del estímulo, parecería haber aquí un resultado contradictorio. Sin embargo, esta aparente contradicción es resuelta bajo el argumento de que no es que la información contenida en el prime sea propiamente perceptiva sino de “aspectos menos concretos de la representación del nombre de la categoría, los aspectos del significado del nombre en sí” (Rosch, 1975a, p. 215, énfasis añadido). ε. El priming como medida para conocer el significado de las categorías semánticas Pero, ¿cómo se representa el significado del nombre de la categoría? Para responder esa pregunta, Rosch lleva a cabo otro experimento en el que se busca conocer el grado de incidencia de las palabras y de las imágenes en el significado de la categoría. Es decir, Rosch se pregunta si existen características visuales que puedan ser despertadas por las palabras para los buenos ejemplos de las categorías o si esas palabras generan una representación de una lista de palabras ordenadas de acuerdo con la calidad del ejemplo. La técnica del priming fue utilizada para conocer esto. Se utilizó la misma base metodológica con una variación: los pares de palabras e imágenes estaban mezclados y el sujeto no sabía qué pareja iba a recibir (Rosch, 1975a, p. 217). En el análisis se midió el tiempo de reacción. Los resultados mostraron que la representación “no es del todo específica para un modo pictórico o verbal, sino que es un conjunto de probabilidades abstractas de elementos que pueden representar el significado de la categoría en cualquier modo” (Rosch, 1975a, p. 219). Es decir, los resultados indicaban que las representaciones generadas por palabras e imágenes tenían un mismo significado subyacente (Rosch, 1975a, p. 222). Pero como este experimento podría aún encubrir aspectos de la representación referidos específicamente a imágenes o a palabras, Rosch desarrolló otro experimento en el que reducía el tiempo del intervalo entre el prime y el estímulo (Rosch, 1975a, p. 219). En este caso se utilizaron cinco intervalos de 326 tiempo entre el prime y el estímulo (500 mseg, 400 mseg, 300 mseg, 200 mseg y 100 mseg). Los resultados revelaron: 1. que se requería de un mayor tiempo para generar representaciones de identidad física en condiciones de incertidumbre (cuando no se sabía qué clase de par sería mostrado [palabra o imagen]) que en condiciones de certidumbre; y 2. que “se requirió un intervalo de tiempo más largo para generar una representación capaz de esos efectos selectivos cuando los estímulos eran palabras que cuando eran imágenes” (Rosch, 1975a, p. 221). Ante estos resultados, Rosch formula la siguiente conclusión: Por lo tanto, podemos concluir provisionalmente que, si bien existe una gran similitud en el significado profundo de las categorías superiores no específicamente codificadas en términos de palabras o imágenes, existe una cierta diferenciación del formato al cual se traduce el significado como preparación para la percepción de las palabras reales o de imágenes. El hecho de que se requiera menos tiempo para prepararse para las imágenes sugiere, muy tentativamente, que las imágenes pueden estar más cerca de la naturaleza de la representación subyacente que las palabras (Rosch, 1975a, p. 222). ζ. El priming como medida que prueba el influjo de la practica en la estructura interna de las categorías semánticas Rosch había demostrado que los buenos ejemplos de categorías de color tenían una ventaja sobre los ejemplos deficientes cuando eran usados en tareas de priming, incluso cuando el participante había practicado ampliamente con un conjunto limitado de estímulos. Esto fue tomado como evidencia de que la calidad del ejemplo en las categorías perceptivas podría ser parcialmente determinada por la prominencia de ciertas áreas en el espacio del color. Para demostrar la hipótesis de que en las categorías semánticas la práctica sí ejerce un influjo en la estructura interna de las categorías, Rosch vuelve a utilizar la técnica del priming (Rosch, 1975a, p. 223). Se utilizó la base metodológica del priming con la variación de que los sujetos fueron probados 21 veces con cada conjunto de estímulos. Al final se llegó a la conclusión de que “a diferencia de la estructura interna de las categorías 327 de color, [la estructura interna de las categorías semánticas puede] se alterada rápidamente por la práctica y por demandas de tareas” (Rosch, 1975a, p. 224). η. La medida para conocer la estructura interna de las categorías semánticas Para conocer si las categorías semánticas tenían una estructura semejante a la de las categorías perceptivas Rosch seleccionó primero unas categorías concretas y de uso común. El que las categorías fueran de uso común se determinó por la cantidad de ítems que aparecían en el trabajo de Kucera and Francis (1967). A ellas se las caracterizó como concretas si los ítems podrían ser representados inequívocamente por imágenes (Rosch, 1975a, p. 197). Al final se seleccionaron diez categorías: “fruta, pájaro, vehículo, verdura, deporte, herramienta, juguete, mueble, arma, y ropa” (Rosch, 1975a, p. 197). Luego se les pidió a unos sujetos nativos norteamericanos que “calificara, en una escala de 7 puntos, la medida en que cada instancia representaba su idea o imagen del significado del término de categoría” (Rosch, 1975a, p. 198). Mediante este experimento se conoció cuáles eran los mejores ejemplos de la categoría y además, se logró saber que había un gran acuerdo entre los sujetos acerca de las clasificaciones requeridas (Rosch, 1975a, p. 198). Con esto, se consiguió una medida confiable de la estructura interna de las categorías semánticas. d. Tercera etapa del programa de investigación (1975-1976): niveles de abstracción de las categorías y parecidos de familia La tercera etapa del programa de investigación de Rosch es la más larga, pues en ella convergen los resultados obtenidos en los estudios realizados hasta ese momento. Por esa razón mi exposición se limita a los estudios en que se muestra evidencia empírica de los dos principales fundamentos de la tesis de los principios de categorización: el principio de los parecidos de familia y el nivel de abstracción de las categorías. 328 i. Las tesis principales de la tercera etapa de investigación: las categorías de nivel básico y el principio de parecidos de familia α. Los niveles de categorización y la preeminencia de las categorías de nivel básico Rosch define la noción de “categoría” como “un número de objetos que se consideran equivalentes” (Rosch et al., 1976, p. 383). La categoría se diferencia de la taxonomía porque esta última es “un sistema por el que las categorías se relacionan con las otras mediante la inclusión de clase” (Rosch et al., 1976, p. 383). Si una categoría tiene un alto nivel de inclusividad dentro de una taxonomía, tiene también un alto nivel de abstracción. Una categoría que se incluye dentro de una taxonomía está también incluida dentro de otra categoría. El nivel de abstracción dentro de una taxonomía se refiere a “un nivel particular de inclusividad” (Rosch et al., 1976, p. 383). Se identifican tres niveles de abstracción: el nivel superordinado, conformado por categorías como “mueble” o “vehículo”; el nivel básico, conformado por categorías como “silla” o “carro”; y el nivel subordinado, conformado por categorías como “silla de cocina” o “carro deportivo” (Rosch et al., 1976, p. 388). Una de las tesis principales de este periodo de investigación defiende que el nivel básico tiene cierta preeminencia en las operaciones de cognición. La preeminencia consiste en lo siguiente: Hay generalmente un nivel de abstracción en el que pueden hacerse los cortes de categoría más básicos. En general, el nivel básico de abstracción en una taxonomía es el nivel en el que las categorías llevan la mayor [cantidad de] información, posee la señal de validez más alto y son, por lo tanto, las más diferenciadas la una de la otra (Rosch et al., 1976, p. 383). Hay una posición ontológica en la tesis sobre categorización de Rosch: “el mundo contiene ‘cosas intrínsicamente separadas’. El mundo está estructurado porque los atributos del mundo real no ocurren independientemente el uno del otro” (Rosch et al., 1976, p. 383). El mundo no es un continuum de cosas dadas, sino que tiene una estructura que forma discontinuidades naturales. Sin embargo, el mundo no se capta de manera idéntica a como está estructurado. Es decir, la manera como está 329 estructurado el mundo no corresponde enteramente a la manera como se lo aprehende por los individuos de una cultura en un momento dado. Aprehendemos esas discontinuidades en operaciones de categorización. Estas operaciones no son todas dadas a un mismo nivel. Hay operaciones más básicas que otras. Hay operaciones de categorización que realizan cortes básicos sobre los estímulos dados por el mundo real. El predicado “básico” tiene aquí el sentido de “originario”, de “antecedente”. Los cortes que se realizan en las categorías de nivel básico son los primeros cortes, los cortes primordiales, y desde ellos se extienden las demás operaciones de categorización. Con este problema se abre la dimensión vertical de los estudios la categorización: el objeto de estudio se extiende de la estructura interna de la categoría a la relación entre los diferentes niveles de las categorías (Rosch, 1978, p. 254). β. El principio de los parecidos de familia como puerta de entrada al estudio de los principios de categorización La búsqueda de Rosch por demostrar que las categorías no estaban definidas por una lista de atributos determinada llegó a otro nivel cuando los estudios pasaron de fundar sus evidencias sólo en la tesis sobre los prototipos y empezaron a plantearse hipótesis sobre la relación de esta tesis con posibles principios de categorización. Rosch se preguntó si los miembros más prototípicos de las categorías son aquellos que tienen más atributos en común con los otros miembros de la categoría y menos atributos en común con los miembros de otras categorías (Rosch and Mervis 1975, p. 574). Este cambio se guía por la nueva pregunta por los principios de formación de las categorías: “el propósito de la presente investigación fue explorar uno de los principios estructurales fundamentales que, creemos, pueden gobernar la formación de la estructura de prototipo de las categorías semánticas” (Rosch & Mervis, 1975, p. 574). Rosch se refiere aquí al principio de los parecidos de familia: “creemos que hay un principio de la estructura de conjuntos de estímulos, los parecidos de familia, que pueden mostrarse que subyacen la estructura prototípica de la categoría” (Rosch & Mervis, 1975, p. 576). La tesis que Rosch pretende demostrar es la siguiente: 330 En el presente estudio, vemos a las categorías semánticas naturales como redes de atributos que se superponen; la hipótesis básica fue que los miembros de una categoría vienen a ser vistos como prototípicos de la categoría en su conjunto en proporción a la extensión a la cual ellos soportan un parecido de familia a otros miembros de la categoría (y tienen atributos que se se superoponen a esos miembros)” (Rosch & Mervis, 1975, p. 575). La tesis de los parecidos de familia es la influencia principal de la filosofía de Wittgenstein en la tesis sobre la categorización de Rosch.240 Esta tesis fue vista como semejante a la tesis del cue validity: El principio de las relaciones de parecidos de familia puede ser reformulado en términos de cue validity, dado que los atributos más distribuidos entre los miembros de una categoría y menos distribuidos entre los miembros de categorías contrastantes son, por definición, los cues [señales] más válidos para la membresía en la categoría en cuestión (Rosch & Mervis, 1975, pp. 575–576) Sin embargo, Rosch prefiere el principio de los parecidos de familia, para “hacer énfasis en que estamos lidiando con una descripción de los principios estructurales y no con un modelo de procesamiento” (Rosch & Mervis, 1975, p. 576). Sin embargo, la búsqueda por los principios de categorización no termina con el principio de los parecidos de familia. Este principio, aunque fundamental, va a ser sólo el comienzo de los estudios sobre la formación de las categorías. Al final, los principios van a ser mucho más precisos y generales, pero esto sólo va a ser posible mediante la influencia de un enfoque biológico en su programa de investigación. γ. Los principios de categorización y las categorías de nivel básico La pregunta por los principios de formación de las categorías dio un giro drástico cuando Rosch comenzó a ver la categorización como una de las funciones básicas de los cuerpos vivientes, de los organismos (Rosch, 1978, p. 252; Rosch et al., 240 Véase (Rosch, 1987). 331 1976, p. 384). Sus investigaciones van a seguir direccionadas hacia la categorización humana, pero esta ahora se la considera como un caso particular de categorización. Los dos principios más generales de categorización que Rosch va a encontrar son el principio de economía cognitiva y el principio de la estructura percibida del mundo. Aquí es donde convergen la dimensión vertical del estudio de la categorización y la pregunta por la formación de las categorías, pues los principios de categorización van a arrojar evidencias de que el nivel básico tiene una preeminencia cognitiva sobre los demás. Con esto tenemos los elementos fundamentales de las tesis que Rosch desarrolla en su tercera etapa de investigación. Debido a la amplitud de la presentación de las tesis sobre los principios de categorización, sobre sus evidencias empíricas y sobre la forma como se conectan estas evidencias con la tesis de las categorías de nivel básico, no haré la presentación detallada de las tesis particulares que Rosch desarrolla en este periodo. Remito al lector a la fuente primaria, en particular Basic Objects in Natural Categories (1976) y Principles of Categorization (1978). Me limitaré a describir la metodología utilizada para probar las tesis particulares más relevantes de este periodo. Cada tesis particular será señalada en el apartado metodológico. La categorización tiene dos propósitos para los organismos vivientes. El primero es conocer tantas propiedades como sea posible al conocer una de las propiedades de aquello de lo que se tiene conocimiento: Parecería ser una ventaja para los organismos tener tantas propiedades como fuera posible predecibles de conocer cualquier otra propiedad (que, para los humanos, incluye la importante propiedad del nombre de la categoría), un principio que conduciría a la formación de un gran número de categorías con las discriminaciones posibles más finas entre categorías (Rosch et al., 1976, p. 384). Por otro lado, un propósito de la categorización es reducir las diferencias infinitas entre estímulos a proporciones comportamental y cognitivamente utilizables. Es una ventaja para el organismo no diferenciar un estímulo de otros cuando esa diferenciación es irrelevante para los propósitos a mano (Rosch et al., 1976, p. 384). 332 El nivel básico de clasificación, el nivel primario al que se hacen los cortes en el medio ambiente, parece resultar de la combinación de estos dos principios; la categorización básica es el nivel más general e inclusivo en el que las categorías pueden delinear estructuras correlacionales del mundo real (Rosch et al., 1976, p. 384). ii. Elementos metodológicos de la tercera etapa de investigación α. Medida de parecidos de familia y correlaciones mediante ANOVA Para establecer una medida de los parecidos de familia, se les pidió 20 sujetos que hicieran una lista de los atributos de unas categorías. Cada atributo se ponderó en una escala de 1 a 20. Cada atributo se ponderó de acuerdo con número de atributos que lo posee. La medida básica de los parecidos de familia fua la suma de los puntajes de cada atributo (Rosch & Mervis, 1975, p. 580). Para establecer si había correlaciones entre la medida de parecidos de familia y la medida de prototipos (basada en una medición como la presentada en el numeral [IV, 2, c, ii, η]) se computaron correlaciones mediante un análisis de ANOVA. β. “Descripciones de movimientos imaginados para nombres de objetos” (Rosch et al., 1976, p. 393) Una de las tesis particulares de este periodo fue la siguiente: “Los objetos de nivel básico son las categorías más inclusivas para las que se hacen secuencias de movimientos motores altamente similares para los objetos de la clase” (Rosch et al., 1976, p. 393). Para probarla se diseñó un experimento en el que se le pedía a unos sujetos “: “anotar los movimientos musculares que haces cuando usas o interactúas241 con ese objeto, tan detalladamente como puedas” (Rosch et al., 1976, p. 394). Lo que se buscaba conseguir con esta tarea era unos “protocolos” de movimientos asociados con objetos de categorías de los tres niveles de abstracción. Por medio de esta técnica se obtenía, según Rosch et al. una descripción de los movimientos que los sujetos imaginaban realizar con unos ítems de una categoría. 241 “interact” 333 Esta técnica es bastante novedosa porque se aleja de las técnicas básicas de la psicología cognitiva, como las mediciones temporales o el grado de precisión. En lugar de eso, recurre a una técnica que se aproxima más al análisis de la experiencia y busca tener un acceso más directo a la mención del sujeto de laboratorio. γ. Identificación de la forma de una categoría Otra de las tesis planteaba lo siguiente: “el nivel básico es el nivel más general en el que una forma promedio de un objeto es identificable como ese objeto” (Rosch et al., 1976, p. 403). Para probar esto se identificaron unas formas para categorías de nivel básico y categorías superordinadas. Se mostró una forma a la vez a cada sujeto y se les dieron las siguientes instrucciones: 1. “encierra en un círculo la categoría a la que piensas que el objeto pertenece” y, 2. “escribe tu mejor conjetura acerca de cuál es el objeto junto al nombre de la categoría que has encerrado en el círculo” (Rosch et al., 1976, p. 404). En esta técnica se recurre a un supuesto semejante al utilizado en los estudios de la primera etapa de investigación. Allí se planteó que la prominencia de los prototipos de las categorías estaba asociada con las buenas formas de la psicología Gestalt. Aquí se plantea que, si un individuo es capaz de identificar la forma de un ítem de un nivel de abstracción de una categoría, ese nivel de abstracción tiene una preeminencia cognitiva. Se utiliza el criterio de las formas en la dimensión vertical y horizontal de los estudios sobre categorización. δ. Detección de la señal La técnica más original de este periodo de investigación se denominó “detección de señal” y se utilizó para probar la siguiente tesis: “los objetos básicos son la clase más inclusiva en la que es posible tener una representación que sea isomórfica a la apariencia física de objetos de la clase” (Rosch et al., 1976, p. 407). La detección de señal consiste en presentarle dos imágenes a un sujeto. De las dos imágenes, una es una imagen de un objeto y la otra una figura de patrones semejantes a la imagen del objeto. Las imágenes están cubiertas por una especie de máscara que las distorsiona. Al sujeto se le dice que va a escuchar el nombre de un objeto y que su tarea es identificar cuál de las dos imágenes corresponde a la imagen del objeto. 334 Este método pregunta por la precisión en la identificación de una imagen. Lo interesante de este método es que puede verse como una manera de reorganizar de manera artificial el curso normal de una experiencia.242 3. El estado de la cuestión Designo mediante la expresión “estado de la cuestión” a la revisión de los estudios que, por su semejanza en cuanto al objeto de estudio, al problema planteado o a la metodología, le sirven de precedentes al estudio que aquí se presenta. Divido el estado de la cuestión en dos secciones: en la sección (a) se presentan los estudios que plantean un problema de investigación semejante al de esta tesis. Es decir, un problema que busque estudiar la noción de “categorización” de la psicología cognitiva desde una perspectiva fenomenológica. En la sección (b) se presentan los estudios que proponen un planteamiento metodológico semejante al de esta tesis. Es decir, aquellos estudios que buscan establecer un diálogo metodológico entre la psicología cognitiva y la fenomenología trascendental. a. Precedentes definidos por la semejanza del planteamiento del problema de investigación i. Cazeaux: Merleau-Ponty, Locke y la clasificación Clive Cazeaux (2005) busca probar que las sensaciones particulares frecuentemente requieren comparaciones metafóricas con otros sentidos. El autor argumenta que “la distinción entre lenguaje literal y metafórico está ligado con la historia de la clasificación y en particular con la clasificación de los sentidos” (Cazeaux, 2005, p. 111). Para esto compara el empirismo de Locke con la fenomenología de Merleau-Ponty. El estudio es pertinente porque aborda el problema de la clasificación (que podría entenderse como categorización) de los sentidos desde la perspectiva fenomenológica de Merleau-Ponty. 242 Para una descripción detallada de la técnica, véase el apartado (II, 3.1, a, ii). 335 ii. Dellantonio y Pastore: categorización prelingüística Dellantonio y Pastore (2017) plantean el problema de la ambigüedad de las definiciones de “categoría” y “concepto” en los estudios sobre categorización de la psicología y las ciencias cognitivas. Para ofrecer una salida a este problema revisan las definiciones que la tradición filosófica clásica hace de estas dos nociones. Al final presentan [su] punto de vista de las categorías con referencia a Husserl. La categorización es definida como la forma en la que nuestra experiencia es originariamente (pre-lingüísticamente) organizada en una manera pasiva y completamente inconsciente sobre la base de principios estructurantes universales (Dellantonio & Pastore, 2017). El trabajo de estos autores pretende responder cuestiones más elevadas acerca del problema de categorización (si las categorías son o no innatas o cuál es su relación con los conceptos). Para eso se basan en los trabajos de Ray Jackendoff, Jean Mandler, George Lakoff y Mark Johnson. La pertinencia de esta investigación yace no sólo en un intento de definir las categorías desde una perspectiva fenomenológica sino también en el diálogo que plantean con los hallazgos de las ciencias cognitivas. Este trabajo es un precedente general del problema de investigación, pero no aborda el problema particular que se estudia en esta tesis. Pues su trabajo toma una noción de “categorización” diferente a la que trabaja Eleanor Rosch. En cuanto a su presentación de las “categorías” desde una perspectiva husserliana, es discutible su planteamiento de unas “categorías prelingüísticas”. En especial si se tiene en cuenta que su trabajo toma como punto de partida los hallazgos presentados en Ideas I y no se tienen en cuenta los hallazgos de Experiencia y Juicio. iii. Zlatev, David y Blomberg: la categorización de movimiento desde una perspectiva fenomenológica Zlatev, David y Blomberg (2010) abordan un problema referido a un tipo particular de experiencia de movimiento: la translocación. Su trabajo busca dar cuenta de esta 336 experiencia desde una perspectiva fenomenológica. El objetivo principal de su estudio es ofrecer una clasificación fenomenológica de este tipo de experiencia de movimiento. Su trabajo discute con posiciones neo-whorfianas de entender la categorización de la experiencia de translocación. Los hallazgos empíricos del estudio muestran que “la categorización de las situaciones de movimiento puede ser más directa, y por lo tanto relativamente no afectada por el lenguaje, o más mediada (Vygotsky 1978), y ese lenguaje puede desempeñar un papel considerable al menos en el segundo caso” (Zlatev et al., 2010, p. 390). Este estudio es precedente para esta tesis en tanto plantea una discusión entre la categorización y la fenomenología referida a una experiencia particular de movimiento. Además, se encuentra evidencia empírica que le da soporte a hipótesis neo-whorfianas. Esto es importante si se tiene en cuenta que Rosch plantea sus primeras investigaciones criticando algunas de las tesis del enfoque whorfiano. El estudio significa un precedente general para esta tesis, pero no aborda el problema particular del que tratamos aquí. b. Precedentes definidos por la semejanza metodológica i. Jordan Zlatev: fenomenología y lingüística cognitiva Jordan Zlatev publicó en el año 2016 el estudio Turning back to experience in Cognitive Linguistics via phenomenology (2016). Allí propone que la fenomenología puede ayudar a resolver algunos de los problemas teóricos y metodológicos de la lingüística cognitiva. Sus reflexiones acerca de cómo establecer un diálogo metodológico entre la fenomenología y las ciencias cognitivas son un referente clave para esta investigación. La tesis principal del autor consiste en una clasificación de métodos de acuerdo con la perspectiva de análisis y al fenómeno de investigación. Zlatev no pretende poner ningún enfoque por encima de los demás, sino determinar la conveniencia de cada método para casos particulares de estudio. ii. El método enactivo Varela, Thompson y Rosch (1993) presentan una propuesta metodológica basada en tres enfoques: 1. La fenomenología, 2. La ciencia y 3. La doctrina budista. Estos 337 tres enfoques tienen en común que son una forma de experimentación. Por ende, cada uno está “abierta a todos y se puede examinar con los métodos de cada uno de los demás” (F. Varela, Thompson, & Rosch, 1997, p. 53). La tesis principal de su propuesta metodológica consiste, entonces, en establecer un diálogo metodológico fundado en la posibilidad de examinar el método de alguno de los enfoques desde la perspectiva de los otros dos enfoques. Esta propuesta tuvo inspiración en las reflexiones de Merleau Ponty, quien “abogaba por un diálogo esclarecedor entre una fenomenología de la experiencia vivida directa, la psicología y la neurofisiología” (F. Varela et al., 1997, p. 39). En ese sentido, el enfoque enactivo es un referente básico para el planteamiento metodológico de esta investigación. Pues la tesis metodológica principal que se plantea aquí consiste en examinar los procedimientos y los hallazgos realizados mediante las técnicas de la psicología cognitiva desde una perspectiva fenomenológica. Sin embargo, el enfoque que se trabaja en esta tesis es diferente al de Varela et al. en el sentido de que toma como referente fenomenológico principal a Edmund Husserl. Es bien conocido que en la investigación de Varela et al. se concluye que el proyecto de Husserl fue un fracaso y de ahí surgió el giro hacia las técnicas budistas. Pero el enfoque enactivo no mantuvo esa posición respecto a la filosofía de Husserl. En Mind in Life (2007), Evan Thompson reivindica los hallazgos y las investigaciones de Husserl y reconoce que cuando escribieron The embodied Mind su “conocimiento de Husserl era limitado” (Thompson, 2007, p. 414). Esta limitación se refiere principalmente al escaso conocimiento que tenían del método genético. Después de hacer una revisión más rigurosa de los estudios que siguen este método, Thompson encuentra que las investigaciones de Husserl le dan un soporte muy fuerte al enfoque enactivo. Teniendo en cuenta esto, el enfoque enactivo desarrollado por Thompson en Mind in Life es el referente metodológico principal del enactivismo que se sigue en este estudio. iii. Francisco Varela: Neurofenomenología Francisco Varela (1996) hace una propuesta para resolver el problema duro referido al estudio de la conciencia formulado por David Chalmers. Su propuesta 338 metodológica consiste en tomar como base los principios de la fenomenología. Pero va más allá de eso. Su trabajo consiste en establecer un puente entre la fenomenología y las ciencias cognitivas: “El punto clave aquí es que al enfatizar la codeterminación de ambas explicaciones, uno puede explorar los puentes, desafíos, percepciones y contradicciones entre ellos” (F. J. Varela, 1996, p. 343). El resultado de su trabajo metodológico es la neurofenomenología. Este método hace una lectura de los hallazgos de diferentes técnicas de recolección de datos de las ciencias desde una perspectiva fenomenológica. La propuesta de Varela es referente clave para este estudio, e incluso, la propuesta metodológica que se plantea en esta tesis puede verse como una manera de penetrar en su propuesta en el ámbito específico de la psicología cognitiva. iv. Daniel Dennett: heterofenomenología Daniel Dennett (2003) hace una propuesta metodológica que, por un lado, concilia la fenomenología con las técnicas de recolección y análisis de la información de las ciencias cognitivas y, por otro lado, se presenta como alternativa excluyente de la fenomenología en primera persona de Husserl. La denomina heterofenomenología. Esta forma de fenomenología es “explícitamente una aproximación en tercera persona a la conciencia humana” (Dennett, 2003, p. 19). Para él es una manera de “tomar el punto de vista de primera persona tan seriamente como puede ser tomado” (Dennett, 2003, p. 20). Consiste en la interpretación fenomenológica de un tipo particular de experimentos de laboratorio: aquellos experimentos en los que “los sujetos humanos colaboran con los experimentadores ─haciendo sugerencias, interactuando verbalmente, diciendo cómo es.” (Dennett, 2003, p. 21). Con este método se pretende tener acceso a las creencias de los sujetos de laboratorio, por medio del análisis de una fuente principal: “los enunciados, los datos en bruto, no interpretados” (Dennett, 2003, p. 22). El método de Dennett es el referente metodológico principal de esta investigación. Pero mi propuesta se diferencia de la suya en la medida en que lo que yo propongo es la construcción de un método que extienda los hallazgos del análisis genético en primera persona al análisis de la experiencia en tercera persona que vive el sujeto de laboratorio. 339 Referencias Ackrill, K. L. (1963). Aristotle: Categories and De Interpretatione. Oxford: Clarendon Press. Adobe Systems Incorporated. (2000). The Munsell Color System. Recuperado el 7 de febrero de 2020, de https://web.archive.org/web/20030813092028/http://www.adobe.com/support/t echguides/color/colormodels/munsell.html Aristóteles. (1982). Categorías. En M. Candel Sanmartín (Trad.), Tratados de lógica (organon) (pp. 29–77). Madrid: Gredos. Aristóteles. (1994). Metafísica. (T. Calvo Martínez, Trad.), Biblioteca Clásica Gredos. Madrid: Editorial Gredos. https://doi.org/10.1017/CBO9781107415324.004 Beller, H. K. (1971). Priming: Effects of advance information on matching. Journal of Experimental Psychology, 87, 176–182. 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