Asociaciones entre parecidos de
familia
Julian Ernesto Cely Hernández
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de ciencias humanas, Departamento de filosofía
Bogotá, Colombia
2020
Asociaciones entre parecidos de
familia
Julian Ernesto Cely Hernández
Tesis presentada como requisito parcial para optar al título de:
Magíster en filosofía
Director:
Ph.D., Juan José Botero Cadavid
Línea de Investigación:
Filosofía y cognición
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de ciencias humanas, Departamento de filosofía
Bogotá, Colombia
2020
2
A mis primeros maestros: mis padres
3
Agradecimientos
Agradezco primeramente a la Suprema Personalidad de Dios, Sri Krishna, por darle
lucidez a mi mente y amor a mi corazón, guía y motivación para realizar este trabajo.
A mis padres por su apoyo incondicional y por erigir los fundamentos cognitivos y
morales de quien soy ahora. Al profesor Germán Meléndez por orientarme en la
interpretación de la visión aristotélica del problema de las categorías. A él y al
profesor Alfonso Correa por los conocimientos en argumentación que adquirí en sus
seminarios de filosofía antigua. Al profesor Adrián Cussins y a todos los asistentes
del Seminario de Investigación por las valiosas críticas y comentarios a los
adelantos de la tesis. A Carlos Andrés Pérez por orientarme en la comprensión de
su trabajo de investigación doctoral. Al grupo de yoga de la Universidad Nacional
de Colombia por el crecimiento personal que me han hecho posible alcanzar. Y al
profesor Juan José Botero por sus dos seminarios de fenomenología y por las
sugerencias y comentarios a este trabajo. A todos ellos, muchas gracias.
4
Resumen
El estudio busca establecer un diálogo entre los hallazgos de Eleanor Rosch acerca
del concepto de “categorización” y los hallazgos de Edmund Husserl acerca del
concepto de “tipificación”. Para ello formulo una pregunta general: ¿Existe alguna
relación entre los procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los
términos “categorización”, “categorizar” y “categoría” de Eleanor Rosch y los
procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los términos “tipificación”,
“tipificar” y “tipo” de Edmund Husserl? Para responder esta pregunta presento un
diálogo entre los métodos de ambos autores (en el capítulo primero). En el capítulo
segundo determino las principales regularidades de la conciencia encontradas por
Husserl acerca de las operaciones de objetivación. Finalmente, en el capítulo
tercero comparo los hallazgos de Rosch acerca de los “prototipos” y los “parecidos
de familia” con los hallazgos de Husserl acerca de las operaciones de tipificación y
conceptualización empírica.
Palabras clave: Categorías, tipos, prototipos, conceptos empíricos, parecidos
de familia, síntesis de asociación
5
Abstract
The study seeks to establish a dialogue between the findings of Eleanor Rosch about
the concept of "categorization" and the findings of Edmund Husserl about the
concept of "typification." To do this, I ask a general question: Is there a relationship
between the processes, operations and phenomena indicated by the terms
"categorization", "categorize" and "category" of Eleanor Rosch and the processes,
operations and phenomena indicated by the terms "typing", "typing" and "type" of
Edmund Husserl? To answer this question, I present a dialogue between the
methods of both authors (in the first chapter). In the second chapter I determine the
main regularities of consciousness found by Husserl about objectification operations.
Finally, in the third chapter I compare Rosch's findings about "prototypes" and "family
resemblances" with Husserl's findings about empirical typing and conceptualization
operations.
Keywords:
Categories,
types,
prototypes,
empiric
concepts,
family
resemblances, Associative Synthesis
6
Contenido
Agradecimientos...................................................................................................... 4
Resumen ................................................................................................................. 5
Abstract ................................................................................................................... 6
Contenido ................................................................................................................ 7
Lista de figuras ...................................................................................................... 21
Lista de tablas ....................................................................................................... 22
Introducción: planteamiento del problema de investigación .................................. 23
1. La pregunta general del estudio ................................................................. 23
2. Visión general de la tesis sobre categorización de Eleanor Rosch ............. 28
a. Los prototipos y la estructura interna de las categorías.......................... 29
b. La pregunta por la formación de la estructura interna de las categorías y
el principio de los parecidos de familia ....................................................... 29
c. La dimensión vertical y la dimensión horizontal de las categorías .......... 31
3. Visión general de la tesis sobre tipificación de Edmund Husserl ................ 32
a. El papel de las síntesis de asociación en la constitución de los tipos .... 32
b. El origen de las generalidades de nivel superior .................................... 33
4. Determinación de los objetos de comparación ........................................... 36
a. Los prototipos de las categorías y los núcleos de los tipos .................... 36
b. La conexión entre los parecidos de familia ............................................. 37
5. Las preguntas específicas de investigación ................................................ 38
a. La pregunta por la relación entre los prototipos de las categorías y el
origen de las generalidades de nivel superior ............................................ 39
7
b. La pregunta por la relación entre el principio de los parecidos de familia y
las síntesis de asociación por semejanza................................................... 39
6. El problema metodológico de la investigación ............................................ 39
7. Objetivos de la investigación ...................................................................... 40
a. Objetivo general...................................................................................... 40
b. Objetivos específicos .............................................................................. 40
8. Justificación de la investigación .................................................................. 41
9. Estructura del documento ........................................................................... 42
Capítulo primero. Metodología de investigación.................................................... 43
1. El problema metodológico de la investigación ............................................ 43
2. El método de investigación de Eleanor Rosch ............................................ 45
a. Síntomas que señalan una estructura subyacente ................................. 45
b. Experimentos de laboratorio ................................................................... 47
i. “Codificabilidad”: longitud de la palabra y tiempo de latencia ............... 48
ii. Reconocimiento de memoria ............................................................... 48
iii. Grado de atención .............................................................................. 49
iv. Facilidad de aprendizaje ..................................................................... 49
v. La técnica del priming ......................................................................... 50
vi. Técnicas para conocer los principios de categorización ..................... 50
3. El método de la fenomenología genética .................................................... 51
a. Fenomenología descriptiva y fenomenología explicativa........................ 51
b. Husserl y la psicología ............................................................................ 53
4. Cuatro grandes diferencias entre los métodos de Husserl y de Rosch ...... 54
a. El objeto de estudio del método de Rosch: la mente .............................. 54
b. El objeto de estudio del método de Husserl: la conciencia pura ............. 55
8
c. Diferencias en la perspectiva de los métodos de Rosch y de Husserl .... 60
5. La heterofenomenología como puente para conciliar las diferencias ......... 61
a. La heterofenomenología ......................................................................... 61
i. Las nociones de “conciencia” de Husserl y de Dennett........................ 64
ii. Las nociones de “primera persona” y “tercera persona” de Rosch,
Husserl y Dennett.................................................................................... 68
b. Los límites de la heterofenomenología para conciliar los métodos de
Husserl y de Rosch..................................................................................... 69
6. Crítica fenomenológica del acto de interpretación en la
heterofenomenología ...................................................................................... 73
a. La noción de “interpretación” de Daniel Dennett .................................... 73
i. Crítica fenomenológica de la interpretación funcionalista .................... 76
b. Experiencia y expresión .......................................................................... 77
i. Dos clases de signos: indicación y expresión ...................................... 78
ii. Coincidencia de la referencia objetiva del término “expresión” en
Husserl y Dennett.................................................................................... 84
iii. El origen pre-predicativo de la significación ........................................ 85
iv. El juicio y la creencia .......................................................................... 91
c. Interpretación de expresiones ................................................................. 94
i. Aprehensión comprensiva .................................................................... 95
ii. El acto interpretativo .......................................................................... 100
α. La apercepción analógica y los límites del contexto dados por la
referencia objetiva de la expresión .................................................... 100
β. El contexto y la contextuación ....................................................... 104
γ. Conclusión ..................................................................................... 107
iii. La interpretación de las expresiones del sujeto de laboratorio ......... 107
9
7. La metodología de investigación del estudio ............................................ 110
a. Diálogo entre los resultados de los métodos de Husserl y de Rosch ... 114
Capítulo segundo. Hallazgos fenomenológicos acerca de la constitución de las
objetividades de la conciencia ............................................................................. 115
1. La objetivación receptiva de la referencia intencional ............................... 116
a. La recepción de los datos de la sensación ........................................... 116
b. La apercepción objetivante del sustrato de percepción ........................ 120
i. Las dos condiciones materiales y temporales básicas de la objetivación
.............................................................................................................. 120
ii. La asociación de la impresión originaria con el pre-conocimiento típico
.............................................................................................................. 123
α. La definición general del concepto de “tipo” de Husserl ................ 124
β. La constitución de los tipos y sus grados de generalidad.............. 125
γ. El origen de los tipos de nivel superior y la estructura de las
objetividades típicas de la conciencia................................................ 128
δ. La circularidad del proceso de tipificación ..................................... 136
ε. La asociación de la impresión originaria con el pre-conocimiento
típico en la experiencia de ver los ojos del gato ................................ 138
iii. Aprehensión simple y aprehensión contemplativa del sustrato “ojos de
gato” ...................................................................................................... 141
2. Las objetivaciones del entendimiento ....................................................... 144
a. La estructura de predicación general.................................................... 145
b. El juicio y el estado de cosas ................................................................ 149
c. El pensar conceptual y las objetividades generales del entendimiento 150
i. La génesis del juzgar general y los conceptos empíricos .................. 151
ii. Los conceptos puros ......................................................................... 157
10
iii. Las regiones concretas puras ........................................................... 161
iv. Las categorías .................................................................................. 164
3. La estructura fractal de la conciencia vista desde las operaciones de
objetivación ................................................................................................... 166
a. Síntesis de asociación y síntesis de homogeneidad y heterogeneidad 169
b. La estructura fractal en las síntesis de asociación ............................... 172
i. El nivel más originario de la receptividad: conexiones entre la materia
de la sensación ..................................................................................... 172
ii. Asociaciones en el sustrato de percepción ....................................... 174
ii. Asociaciones en los tipos .................................................................. 176
iii. Asociaciones en los conceptos empíricos ........................................ 178
iv. Asociaciones en los conceptos puros............................................... 180
c. Conclusión ............................................................................................ 183
Capítulo tercero. Asociaciones entre parecidos de familia .................................. 185
I. Los prototipos de las categorías y el núcleo de las generalidades de la
conciencia ........................................................................................................ 185
1. Introducción: los prototipos en las categorías de color ............................. 185
a. El origen de la tesis de Rosch: las áreas focales y periféricas de los
colores ...................................................................................................... 185
b. El estudio Universals in Color Naming and Memory (1972) ................. 187
2. Experimento 1: el mapeo de las áreas focales de los colores .................. 188
a. Descripción del experimento ................................................................ 188
i. La hipótesis ........................................................................................ 188
ii. Los sujetos ........................................................................................ 188
iii. El estímulo ........................................................................................ 189
α. La notación de Munsell.................................................................. 189
11
β. El estímulo ..................................................................................... 191
iv. El procedimiento ............................................................................... 191
v. Los resultados ................................................................................... 191
b. Los colores en los hallazgos de las investigaciones fenomenológicas de
Husserl ..................................................................................................... 192
i. Los datos hyléticos de color ............................................................... 192
ii. Los tipos de color .............................................................................. 195
iii. La estructura de constitución de las objetividades de color .............. 199
c. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio ..................... 199
i. Aprehensión comprensiva de la expresión ......................................... 199
ii. Desarrollo de la tarea del experimento .............................................. 204
d. Lectura fenomenológica de los resultados ........................................... 204
3. Experimento 2. la “codificabilidad” de las áreas de los colores ................. 205
a. Descripción del experimento ................................................................ 205
i. La hipótesis ........................................................................................ 205
ii. Los sujetos ........................................................................................ 206
iii. El estímulo ........................................................................................ 206
iv. El procedimiento ............................................................................... 207
v. Los resultados ................................................................................... 207
b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio ..................... 208
iii. El ordenamiento espaciotemporal inmanente de la impresión originaria
.............................................................................................................. 209
iv. La aprehensión del sustrato de percepción ...................................... 210
v. El interés del sujeto. .......................................................................... 212
vi. Aprehensión explicativa de la cualidad de color del sustrato “ficha”. 213
vii. Objetivación espontánea de la percepción ...................................... 217
12
viii. Expresión del concepto empírico “rojo-rojo” ................................... 218
c. Lectura fenomenológica de los resultados ............................................ 218
iii. Diferencia de operaciones en la coexistencia de la impresión originaria
.............................................................................................................. 219
iv. Diferencia de operaciones en la aprehensión del sustrato de
percepción ............................................................................................ 220
v. Diferencia en el interés del sujeto ..................................................... 220
vi. Diferencia en la aprehensión explicativa de la cualidad de color del
sustrato “ficha” ...................................................................................... 221
vii. Diferencia en la objetivación espontánea de la percepción ............. 223
viii. Diferencia en la expresión del concepto empírico de color ............. 223
4. Conclusión ................................................................................................ 225
II. Los parecidos de familia y las síntesis de asociación .................................. 227
1. Introducción .............................................................................................. 227
2. Experimento 1. El grado de prototipicidad de una categoría .................... 229
a. Descripción del experimento ................................................................ 229
i. La hipótesis ........................................................................................ 229
ii. Los sujetos ........................................................................................ 229
iii. El estímulo ........................................................................................ 230
iv. El procedimiento ............................................................................... 230
v. Los resultados ................................................................................... 231
b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio ..................... 233
i. Aprehensión comprensiva de la instrucción ....................................... 233
ii. Asociaciones entre los conceptos específicos y los conceptos
generales .............................................................................................. 237
iii. Aprehensión espontánea de las síntesis pasivas de asociación ...... 239
13
iv. Expresión de la asociación de conceptos ......................................... 240
c. Lectura fenomenológica de los resultados ............................................ 240
3. Experimento 2. Correlaciones entre los grados de prototipicidad y los
grados de parecidos de familia de los miembros de las categorías
superordinadas ............................................................................................. 241
a. Descripción del experimento ................................................................ 241
i. La hipótesis ........................................................................................ 241
ii. Los sujetos ........................................................................................ 242
iii. El estímulo ........................................................................................ 243
iv. El procedimiento ............................................................................... 245
v. Medida de los parecidos de familia ................................................... 246
vi. Resultados ....................................................................................... 247
α. El grado de parecidos de familia en la estructura interna de las
categorías .......................................................................................... 247
β. La correlación entre el grado de parecidos de familia y el grado de
prototipicidad de los miembros .......................................................... 248
γ. Dos corolarios de los hallazgos ..................................................... 249
b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio ..................... 251
i. Aprehensión comprensiva de la instrucción ....................................... 252
ii. Síntesis pasivas de asociación .......................................................... 254
iii. Aprehensión espontánea de las síntesis pasivas de asociación ...... 255
iv. Expresión de la asociación de conceptos ......................................... 256
v. Tránsito a otra categoría ................................................................... 256
c. Lectura fenomenológica de los resultados ............................................ 257
i. Los parecidos de familia en la estructura interna de las categorías ... 257
α. La dimensión negativa de la tesis ................................................. 258
14
β. La dimensión positiva de la tesis ................................................... 260
ii. La correlación entre el grado de prototipicidad y el grado de parecidos
de familia............................................................................................... 262
α. El indicador de grado de parecidos de familia ............................... 263
β. El indicador de grado de prototipicidad ......................................... 264
γ. La correlación entre el grado de prototipicidad y el grado de
parecidos de familia........................................................................... 264
4. Experimento 3. Correlaciones entre el grado de prototipicidad y el grado de
parecidos de familia II ................................................................................... 268
a. Descripción del experimento ................................................................ 268
i. Hipótesis ............................................................................................ 268
ii. Los sujetos ........................................................................................ 268
iii. El estímulo ........................................................................................ 269
iv. El procedimiento ............................................................................... 269
v. Computación del puntaje de membresía de una categoría ............... 270
vi. Resultados ....................................................................................... 270
b. Lectura fenomenológica de los resultados ........................................... 271
5. Conclusión ................................................................................................ 271
a. Convergencia de las dimensiones horizontal y vertical de las categorías
................................................................................................................. 272
Consideraciones finales ...................................................................................... 273
1. El término “categoría” ................................................................................... 273
2. Objetividades de la receptividad y objetividades de la espontaneidad......... 274
3. Wittgenstein y Husserl ................................................................................. 275
Anexos ................................................................................................................ 278
Anexo 1. Revisión de la literatura..................................................................... 278
15
1. La categorización en la tradición filosófica ................................................ 278
a. Aristóteles ............................................................................................. 278
i. Acerca del significado de las categorías ............................................ 278
α. La ambigüedad del término “Légesthai” o las “cosas que se dicen”
.......................................................................................................... 278
β. Las “cosas que existen” y las “cosas que se dicen de un sujeto” .. 279
γ. Las “cosas que existen” y las “cosas que están en un sujeto” ....... 280
δ. Las “cosas que existen” y las “cosas que se dicen” ...................... 280
ε. Las categorías son el significado de las “cosas que se dicen” y de
algunas de las “cosas que existen” ................................................... 281
ζ. El lugar de nuestra interpretación en el marco de los estudios acerca
de “Las Categorías” ........................................................................... 282
ii. La entidad .......................................................................................... 284
α. Entidades primarias y entidades secundarias ............................... 284
β. Gradación de la entidad de las entidades ..................................... 285
γ. Los límites de la gradación. ........................................................... 286
δ. Las entidades no están en el sujeto [sustrato], pero pueden ser
sujetos [sustratos]; las partes de las entidades pueden ser entidades
.......................................................................................................... 287
ε. La entidad primaria significa un “esto”, las entidades secundarias un
“cual” ................................................................................................. 288
ζ. Las entidades no tienen contrarios ................................................ 288
η. La entidad no admite el más y el menos ....................................... 288
θ. La entidad es la única cosa idéntica que admite contrarios .......... 289
b. Los escolásticos ................................................................................... 289
i. Los atributos del Ser .......................................................................... 290
16
ii. La trascendentalidad del Ser y sus atributos ..................................... 291
c. Kant ...................................................................................................... 291
i. La pregunta de Kant: cómo es posible el conocimiento de experiencia
.............................................................................................................. 291
ii. Receptividad y espontaneidad; intuiciones y conceptos.................... 292
iii. El principio que se sigue para determinar las categorías ................. 292
iv. Tres observaciones acerca de las categorías .................................. 293
v. La deducción trascendental de las categorías .................................. 293
vi. La manera como las categorías adquieren validez objetiva ............. 294
2. La categorización en el programa de investigación de Eleanor Rosch ..... 296
a. Vistazo general de los orígenes y el contenido de la tesis sobre
categorización de Eleanor Rosch ............................................................. 296
i. El origen de las investigaciones sobre categorización: el enfrentamiento
con la filosofía ....................................................................................... 296
ii. El origen de las investigaciones sobre categorización: el enfrentamiento
con la visión clásica de las categorías .................................................. 297
iii. La tesis sobre “categorización” de Eleanor Rosch............................ 298
iv. Los principios de categorización y el tránsito al enfoque corpóreo .. 302
b. La primera etapa del programa de investigación de Eleanor Rosch (19701973): la estructura interna de las categorías perceptivas ....................... 305
i. Estudios sobre categorización precedentes al trabajo de Rosch ....... 305
α. Las investigaciones del lenguaje y la cognición y el enfoque
predominante sobre categorización en las décadas de 1950s y 1960s
.......................................................................................................... 305
β. La investigación de Berlin y Kay y la primera evidencia que refutaba
el enfoque sobre categorización de los estudios del lenguaje y la
cognición ........................................................................................... 306
17
ii. Las tesis principales de la primera etapa del programa de investigación:
la prominencia de las categorías perceptivas y la estructura interna de las
categorías perceptivas .......................................................................... 307
α. La prominencia de las categorías perceptivas y semánticas ......... 307
β. La estructura interna de las categorías perceptivas ...................... 310
iii Elementos metodológicos de la primera etapa del programa de
investigación: reconocimiento de memoria, codificación, atención y
velocidad de aprendizaje ...................................................................... 311
α. Investigaciones con los Dani ......................................................... 311
β. Las técnicas de investigación de los estudios del lenguaje y la
cognición: la codificación y el reconocimiento de memoria ............... 312
γ. La debilidad del principio de brevedad y frecuencia ...................... 314
δ. El reconocimiento de memoria ...................................................... 315
ε. La atención como criterio de medición de la prominencia; la precisión
medida mediante tareas de combinación .......................................... 316
ζ. técnicas que miden la claridad de la representación del color o del
nombre del color ................................................................................ 317
η. Técnicas que miden la facilidad del aprendizaje ........................... 318
c. La segunda etapa del programa de investigación de Eleanor Rosch
(1973-1975): la estructura interna de las categorías semánticas ............. 320
i. Las tesis principales de la segunda etapa de investigación: la estructura
interna de las categorías semánticas y su papel en la percepción ....... 320
α. La estructura interna de las categorías semánticas ...................... 320
β. La estructura interna de las categorías y la percepción de un
estímulo ............................................................................................. 321
ii. Elementos metodológicos de la segunda etapa de investigación:
técnicas para medir el tiempo ............................................................... 322
18
α. Tiempo de reacción y aprendizaje: ................................................ 322
β. La técnica del priming.................................................................... 323
γ. El priming como medida para conocer el papel del prototipo en la
estructura interna de las categorías .................................................. 324
δ. El priming como medida para conocer el grado de concretes de la
categoría ........................................................................................... 325
ε. El priming como medida para conocer el significado de las categorías
semánticas ........................................................................................ 326
ζ. El priming como medida que prueba el influjo de la practica en la
estructura interna de las categorías semánticas ............................... 327
η. La medida para conocer la estructura interna de las categorías
semánticas ........................................................................................ 328
d. Tercera etapa del programa de investigación (1975-1976): niveles de
abstracción de las categorías y parecidos de familia ............................... 328
i. Las tesis principales de la tercera etapa de investigación: las categorías
de nivel básico y el principio de parecidos de familia ............................ 329
α. Los niveles de categorización y la preeminencia de las categorías de
nivel básico ........................................................................................ 329
β. El principio de los parecidos de familia como puerta de entrada al
estudio de los principios de categorización ....................................... 330
γ. Los principios de categorización y las categorías de nivel básico . 331
ii. Elementos metodológicos de la tercera etapa de investigación ........ 333
α. Medida de parecidos de familia y correlaciones mediante ANOVA333
β. “Descripciones de movimientos imaginados para nombres de
objetos” (Rosch et al., 1976, p. 393).................................................. 333
γ. Identificación de la forma de una categoría ................................... 334
δ. Detección de la señal .................................................................... 334
19
3. El estado de la cuestión ............................................................................ 335
a. Precedentes definidos por la semejanza del planteamiento del problema
de investigación ........................................................................................ 335
i. Cazeaux: Merleau-Ponty, Locke y la clasificación.............................. 335
ii. Dellantonio y Pastore: categorización prelingüística ......................... 336
iii. Zlatev, David y Blomberg: la categorización de movimiento desde una
perspectiva fenomenológica ................................................................. 336
b. Precedentes definidos por la semejanza metodológica ........................ 337
i. Jordan Zlatev: fenomenología y lingüística cognitiva ......................... 337
ii. El método enactivo ............................................................................ 337
iii. Francisco Varela: Neurofenomenología ........................................... 338
iv. Daniel Dennett: heterofenomenología .............................................. 339
Referencias ......................................................................................................... 340
20
Lista de figuras
Figura 1. Gato en la noche……………………………………………………….……116
Figura 2. Una ilustración artística de la estrella S0-2 mientras pasa junto al agujero
negro supermasivo en el centro de la vía láctea……………………………………131
Figura 3. Representación de la estructura fractal de un copo de nieve………….168
Figura 4. Relación entre el grado de semejanza y la fuerza de conexión y la
estreches de unidad……………………………………………………………………174
Figura 5. Relación entre el grado de semejanza y el nivel de generalidad………178
Figura 6. Escala de tono de Munsell…………………………………………………189
Figura 7. Escala de brillo y variación de saturación en los tonos rojo-púrpura y
amarillo-rojo en el sistema de color de Munsell…………………………………….190
Figura 8. La estructura de un átomo…………………………………………………194
Figura 9. Guacamayo rojo…………………………………………………………..…196
Figura 10. Estímulos de color “rojo” del experimento 2 de Universals in color
naming and memory……………………………………………………………………207
Figura 11. Frecuencia de la distribución por número de los atributos aplicados a
cada número de ítems/categoría……………………………………………………..247
21
Lista de tablas
Tabla 1. Lista de las 9 taxonomías usadas en el estudio Basic Objects in Natural
Categories (1976)………………………………………………………………………..26
Tabla 2. Representación esquemática de las cuatro diferencias principales de los
métodos de Rosch y de Husserl………………………………………………………...61
Tabla 3. Representación esquemática de las coincidencias entre los métodos de
Husserl, Rosch y Dennett………………………………………………………….........72
Tabla 4. Conciliación de los métodos de Husserl y de Rosch………………………112
Tabla 5. Resultados de la codificabilidad de los colores focales, internominales y
límite del segundo experimento de Universals in color naming and memory……..208
Tabla 6. Clasificaciones del grado de calidad del ejemplo de los ítems de la
categoría
mueble
hallados
en
Cognitive
representations
of
semantic
categories……………………………………………………………………………….232
Tabla 7. Lista de las categorías superordinadas y de los ítems usados en los
experimentos 1 y 2 de Family resemblances: Studies in the internal structure of
categories……………………………………………………………………………….244
Tabla 8. Número de atributos en común a los cinco miembros más prototípicos y los
cinco miembros menos prototípicos de las seis categorías…………………..........250
22
Introducción: planteamiento del
problema de investigación
1. La pregunta general del estudio
Eleanor Rosch1 desarrolló un programa de investigación acerca de las categorías.
El término “categoría” se refiere a “un número de objetos que se consideran
equivalentes. Las categorías se designan generalmente por nombres, por ejemplo,
perro, animal” (Rosch, Mervis, Gray, Johnson, & Boyes-Braem, 1976, p. 383). El
pequinés y el pastor alemán son equivalentes en el sentido de que a los dos se los
puede llamar perros. Las categorías son producto de la actividad de categorizar.
“Categorizar un estímulo significa considerarlo, para propósitos de esa
categorización, no sólo como equivalente a otros estímulos en la misma categoría,
sino también diferente de otros estímulos que no están en esa categoría” (Rosch
et al., 1976, p. 384). Cuando tengo percepción sensible de un estímulo X, lo
considero como igual a otros estímulos (dados o no a la percepción sensible) y como
diferente de otros. Entonces puedo decir “eso es un perro” y no simplemente, “eso
es un objeto de cualidades a, b y c”. Por las categorías se nos enfrenta un mundo
estructurado, por ellas “el mundo contiene ‘cosas intrínsecamente separadas’2”
(Rosch et al., 1976, p. 383). Aquí la expresión “mundo” tiene un carácter ontológico
y epistemológico. Hay unas estructuras ontológicas categoriales que existen en el
mundo con independencia de quien las percibe, y hay unas estructuras categoriales
que reflejan esa estructura de manera más o menos adecuada: “Mi afirmación era
que hay un nivel básico de abstracciones que refleja la estructura de correlación en
la percepción y uso del mundo real del objeto” (Rosch, 1999). En este estudio dejaré
1
2
En el Anexo 1 (secc. 2, a) presento una breve biografía de Eleanor Rosch.
Las comillas dobles en las citas serán reemplazadas por comillas simples.
23
de lado el carácter ontológico de la tesis sobre categorización3 de Rosch y me
ocuparé únicamente de su carácter epistemológico.
En sus investigaciones de fenomenología genética, Edmund Husserl estudió los
tipos. Los tipos son objetividades no-aprehendidas de la receptividad constituidas
por el enlace asociativo de determinaciones sedimentadas de sustratos. Un ejemplo
abstracto es el siguiente:
Veo por primera vez en la vida un perro y un minuto después veo otro perro. Esas
dos experiencias se sumergen en la retención y establecen vínculos por semejanza
entre sus determinaciones (el tamaño, el pelaje, el hocico, etcétera). Por el enlace
de esas dos experiencias se constituye un conocimiento habitual. Eso es, un
conocimiento que permanece por largo tiempo y que siempre está dispuesto a ser
despertado, aun cuando pueda olvidar las experiencias particulares que le dieron
origen. Ese conocimiento es el tipo “perro”.
La función principal de los tipos es guiar la apercepción del objeto (Lohmar, 2003,
p. 106). En el ejemplo anterior, cuando vi por primera vez el objeto “perro” no pude
identificarlo como “perro”, pues no había constituido tal tipo. Pude haberlo tipificado
como “animal” o como “ser viviente” o, incluso, como algo-como ─un “lobo”, por
ejemplo─. Cada vez que un ser humano tiene percepción de un objeto, el objeto se
aparece como determinado en una cierta generalidad. El objeto le es conocido o
familiar. Las cualidades del objeto percibido establecen asociaciones con los
conocimientos sedimentados y evocan tipos particulares. En el ejemplo anterior,
una vez constituido el tipo “perro”, cuando vuelva a ver un “perro”, lo asociaré con
esa posesión habitual y lo tipificaré como “perro”. En palabras de Husserl, “[e]l
mundo fáctico de la experiencia se ha experimentado de manera tipificada. Las
cosas se han experimentado como árbol, arbusto, animal, serpiente, pájaro;
específicamente como pino, como álamo, laurel, como perro, como serpiente de
cascabel, como golondrina, gorrión, etcétera” (Husserl, 1980, pp. 364–365). En esta
cita, los términos “árbol”, “arbusto”, “animal”, etcétera, son ejemplos de tipos, y las
Designo con el término “categorización” las operaciones cognitivas que señala la expresión
“categorizar” y el producto de esas operaciones, es decir, las categorías.
3
24
operaciones de conciencia por las que se experimentan los objetos de la percepción
como tipos son operaciones de tipificación (Husserl, 1980, párr. 8).
La semejanza entre las nociones de “categorización” y de “tipificación” ya ha sido
notada por otros investigadores. Por ejemplo, Carlos Pérez4 describe la relación
entre estos dos conceptos de la siguiente manera: “La cita [de Husserl]5, en efecto,
plantea divisiones análogas a las de los niveles básico e inferior que reconoce
Rosch. Con excepción de la pareja animal-perro, los ejemplos son todos
oposiciones entre categorías básicas e inferiores: árbol-álamo; pájaro-gorrión;
serpiente-cascabel (Pérez, 2019, p. 157, énfasis añadido). La intuición de Pérez es
acertada, pero se puede precisar más. Por un lado, Rosch trabaja con la distinción
de taxonomías6 o niveles de abstracción de las categorías presentada en la tabla 1:
Carlos Pérez es doctor en filosofía de la Universidad Nacional de Colombia. En el siguiente vínculo
se
puede
encontrar
un
breve
resumen
de
su
hoja
de
vida:
https://www.utadeo.edu.co/es/person/826/Departamento-de-Humanidades
5 Se refiere al mismo fragmento de Husserl que se ha citado arriba.
6 “Una taxonomía es un sistema por el que las categorías se relacionan con otra por medio de
inclusión de clase. Cuanto mayor sea la inclusión de una categoría dentro de una taxonomía, mayor
será el nivel de abstracción. Cada categoría dentro de una taxonomía está completamente incluida
dentro de otra categoría (a menos que sea la categoría de nivel más alto) pero no es exhaustiva de
esa categoría más inclusiva” (Rosch et al., 1976, p. 383, énfasis añadido).
4
25
Tabla 1. Lista de las 9 taxonomías usadas en el estudio Basic Objects in Natural Categories (1976).
En la tabla 1 se puede ver que Rosch distingue tres niveles de abstracción de las
categorías: 1. Las categorías subordinadas, 2. Las categorías de nivel básico, y 3.
Las categorías superordinadas. Todos los miembros del primer nivel se incluyen en
el segundo y todos los miembros del segundo nivel se incluyen en el tercero.
Por otro lado, Husserl afirma que a medida que se reduce el grado de semejanza
entre los miembros de un tipo se extiende su grado de generalidad. Así, diferencia
tres grados principales de generalidad de los tipos: 1. Los tipos concretos, que son
aquellos que se componen únicamente de casos concretos que mantienen una
26
relación de igualdad total; 2. Los tipos específicos concretos, que son aquellos que
tienen bajo sí dos o más tipos concretos; y 3. Los tipos generales concretos, que
son aquellos que tienen bajo sí dos o más tipos específicos concretos (Husserl,
1980, párr. 84).7
Así, pues, la relación de semejanza entre los ejemplos de tipos de Husserl y los
ejemplos de categorías de Rosch presentada por Pérez se puede definir
teóricamente como la semejanza entre los niveles de abstracción de las categorías
y los grados de generalidad de los tipos: las categorías superordinadas son
análogas a los tipos generales y las categorías de nivel básico son análogas a los
tipos específicos. Por otro lado, las categorías subordinadas no se asemejan a los
tipos concretos, sino que son afines a tipos específicos con un mayor grado de
especificidad.
Sin embargo, la semejanza entre el concepto de “categorización” de Rosch y el
concepto de “tipificación” de Husserl, aunque sea notable en cuanto a su referencia,
en cuanto a su función y en cuanto a las clasificaciones de niveles de inclusión o de
generalidad que mantienen, no es ella misma una relación entre los procesos, los
fenómenos y las operaciones que señalan ambos conceptos. Por ejemplo, las
expresiones “animal” o “árbol” no son ellas mismas ni categorías ni tipos; son
términos que señalan contenidos u operaciones mentales o de la conciencia. De lo
anterior surge la pregunta más general del estudio: ¿Existe alguna relación entre
los procesos, las operaciones y los fenómenos señalados por los términos
Según su origen los tipos específicos y generales pueden ser concretos o abstractos. Los términos
“concreto” y “abstracto” son usados por Husserl en este contexto en su sentido originario. Así lo
explica Anthony Steinbock: “el término alemán “Konkretion”, como el término inglés “concretion”
proviene del latín “concretus”, que significa “crecer juntos”. Él deriva su significado de las raíces
crescere “crecer” y con “con o junto”. En este caso, lo que es abstracto no es lo que es menos
específico o menos particular, sino lo que no está unido o conectado” (Husserl, 2001, p. 185, nota
del traductor). Esto, por supuesto, también vale para la adjetivación de tales términos.
7
Son concretas aquellas generalidades que tienen un origen en lo concreto ─entiéndase lo igual, lo
que coincide completamente─. No es que sean ellas mismas concretas, pues al basarse en
semejanzas no pueden ser concretas, sino que su origen se encuentra en generalidades concretas.
Son abstractas aquellas generalidades que tienen un origen en lo abstracto. Dado que en las
generalidades concretas cada objetividad es un individuo particular, ellas son las más
independientes. A diferencia de ellas, las generalidades abstractas son generalidades dependientes.
Por consiguiente, las generalidades específicas y generales abstractas tienen su origen en
generalidades dependientes.
27
“categorización”, “categorizar” y “categoría” de Eleanor Rosch y los procesos, las
operaciones y los fenómenos señalados por los términos “tipificación”, “tipificar” y
“tipo” de Edmund Husserl?
2. Visión general de la tesis sobre categorización de
Eleanor Rosch
Para encontrar una respuesta a la pregunta planteada en la sección anterior
establezco el siguiente orden: 1. Tomar como punto de partida un conocimiento
general de las tesis de Rosch y de Husserl, y 2. Identificar algún elemento particular
de esas tesis que pueda tomarse como objeto de comparación. Comenzaré con la
exposición de las tesis de los autores y luego procederé a identificar los objetos de
comparación. En este apartado expongo algunos elementos generales de la tesis
sobre categorización de Rosch y en el siguiente algunos elementos generales de la
tesis sobre tipificación de Husserl.
Rosch se enfrenta a la manera como la psicología cognitiva de su tiempo entendía
el problema de la categorización. En ese entonces predominaba una posición
basada en las tesis sobre categorización de la tradición filosófica, desde Aristóteles
hasta los empiristas británicos. En los años 1990s esta manera de entender la
categorización sería conocida como la visión clásica de las categorías. Según esa
perspectiva, las categorías son algo “explícito y formal, es decir, […] conjuntos
lógicos arbitrarios con características definitorias y límites bien definidos” (Rosch,
1999). Las categorías eran vistas como “cuestiones de la lógica y como conjuntos
claramente delimitados” (Rosch, 1999). Si las categorías son “explícitas y formales”
y son “cuestiones de la lógica”, entonces, en la visión clásica, las operaciones de
categorización se ejecutan en el nivel superior de la cognición, el nivel conceptual y
del lenguaje. El programa de investigación de Rosch pretende mostrar mediante
una serie de estudios empíricos que las categorías no tienen límites bien definidos,
sino que ordenadas en una estructura interna constituida por redes de asociación
entre sus miembros. A continuación, expongo dos de las afirmaciones principales
de la tesis sobre categorización de Rosch.
28
a. Los prototipos y la estructura interna de las categorías
En lugar de definir las categorías por un conjunto de atributos fijo y delimitado,
Rosch desarrolló una tesis que mostraba que las categorías tienen una estructura
interna y que esa estructura está determinada por el prototipo de la categoría
(Rosch, 1971, 1973a, 1973b; Rosch Heider, 1972). El prototipo es el mejor ejemplo
de una categoría. Para conocer cuál era el “mejor ejemplo de la categoría” se
diseñaron experimentos de laboratorio en los que se les preguntaba a unos sujetos
cuál creían que era el miembro de la categoría que mejor representaba su imagen
o idea de la categoría (Rosch, 1975a). En estudios sobre las categorías de
percepción, Rosch encontró que el prototipo de la categoría era aquel con mayor
grado de prominencia8. Los hallazgos sobre los prototipos le permitieron conocer
también que las categorías perceptivas y semánticas se organizan en una estructura
centro-periferia donde el centro de la categoría está conformado por los miembros
más prototípicos de las categorías y la periferia está conformada por los miembros
menos prototípicos de ellas. Esta tesis proponía una visión opuesta al enfoque
clásico, porque los límites de la categoría se hacían difusos y no había atributos
definidos que pudieran determinar la inclusión o exclusión de algún objeto dentro
una categoría.
b. La pregunta por la formación de la estructura interna de las
categorías y el principio de los parecidos de familia
Los hallazgos de Rosch acerca de los prototipos y la estructura interna de las
categorías hacen parte de las dos primeras etapas de su programa de
investigación.9 En estas dos etapas, los estudios se guiaron por la pregunta acerca
de qué es y cómo es la estructura interna de las categorías. Específicamente, sus
estudios preguntaron cómo es la estructura y el contenido de las representaciones
El término que usa Rosch es “salient” (Rosch, 1971, p. 447). Prefiero traducir “salient” por
“prominente” y no por “destacado” para hacer notar la relación que en el inglés denota la
sustantivación de este adjetivo: “saliency” (“prominencia”). De cualquier modo, lo que Rosch quiere
señalar con este término es la cualidad de un objeto de resaltar o sobresalir entre un contorno.
9 La división del programa de investigación en tres periodos es una propuesta mía que se puede ver
en el anexo 1 (secc. 2).
8
29
mentales que se generan en la mente humana al escuchar el nombre de una
categoría. En ese momento, Rosch no estaba interesada en formular una
explicación acerca de los procesos dinámicos en los que se forman las
representaciones cognitivas de las categorías (Rosch, 1975b, p. 241, 1975c, p. 303,
1975a, p. 193). Pero en el tercer periodo de su programa de investigación la
pregunta cambia:
Sin embargo, hasta ahora se le ha dado poca atención [a] cómo surge la
estructura interna. Eso es, ¿qué principios gobiernan la formación de los
prototipos de la categoría y de los gradientes de la membresía de categoría?
[…] La presente investigación no tenía la intención de proporcionar un modelo
de procesamiento del aprendizaje de las categorías o de la formación de
prototipos; en lugar de eso, nuestra intención fue examinar las relaciones de
estímulo que subyacen tal aprendizaje. Eso es, el propósito de la presente
investigación fue explorar uno de los principios estructurales fundamentales
que, creemos, pueden gobernar la formación de la estructura de prototipo de
las categorías semánticas (Rosch & Mervis, 1975, p. 574, énfasis añadido).
En el tercer periodo de su programa de investigación, Rosch pregunta por los
principios que rigen la formación de la estructura interna de las categorías y por los
principios que rigen la formación de las categorías como tales. Pero no lo hace para
reemplazar la pregunta anterior, sino para extender su investigación en esa
dirección. Rosch va a seguir trabajando el problema de cuál es el contenido de las
categorías y de cómo es su estructura interna, pero a esta pregunta se le añade otra
sobre el surgimiento o la formación de esa estructura y de esos contenidos (Rosch
et al., 1976). La pregunta por la formación, sin embargo, no busca una descripción
completa de las operaciones por las que emergen las categorías o una construcción
de un modelo de aprendizaje, sino el conocimiento de los principios básicos que
rigen la constitución de las categorías. En el caso del texto citado, Rosch se refiere
al principio de los parecidos de familia.
Para formular este principio, Rosch se basó en la tesis de Wittgenstein acerca de
los parecidos de familia (Rosch, 1987; Rosch & Mervis, 1975). Wittgenstein afirmaba
30
que no hay algo como una esencia común que compartan todos los procesos y
fenómenos implicados en una palabra en virtud de la cual se los llame a todos de
una misma manera. Por ejemplo, los procesos y fenómenos señalados por la
palabra “juego” ─los juegos de pelota y los juegos de cartas, los juegos de mesa y
los juegos de correr, los juegos para grupos y los juegos solitarios─ no están ligados
por un atributo o una determinación común que todos compartan. En lugar de eso,
Wittgenstein afirmaba que los procesos y fenómenos señalados por las palabras
están enlazados por una “complicada red de parecidos que se superponen y
entrecruzan” (Wittgenstein, 1988, párr. 66). Rosch toma esta idea y la aplica al
problema de la categorización. Mediante estudios empíricos muestra que la
estructura de las categorías está formada por una red de semejanzas y
coincidencias entre sus miembros, parecida a la red de procesos y fenómenos que
señalan las palabras.
El principio de los parecidos de familia es el ejemplo que mejor ilustra la conexión
entre las dos preguntas del programa de investigación de Rosch, pues según Rosch
et al. (1975) este principio no sólo rige la formación de la estructura interna de las
categorías, sino que determina el ordenamiento de esta estructura. Es decir, explica
el surgimiento y la composición de la estructura interna de las categorías.
c. La dimensión vertical y la dimensión horizontal de las
categorías
En Principles of Categorization (1978), Rosch distingue dos dimensiones de los
sistemas de categorías: una dimensión vertical y una dimensión horizontal. La
dimensión vertical se refiere al “nivel de inclusividad de la categoría ─la dimensión
a lo largo de la cual los términos collie, perro, mamídero, animal y criatura viviente
varían─” (Rosch, 1978, p. 253). La dimensión horizontal se refiere a la
“segmentación de categorías al mismo nivel de inclusividad ─la dimensión en la que
perro, gato, carro, bus, silla y sofá varían” (Rosch, 1978, p. 253). Las tesis que
hemos visto en los apartados (a) y (b) de esta sección se incluyen en la dimensión
horizontal de los sistemas de categorías. Es decir, la gradación de prototipos y la
31
formación de la estructura interna de las categorías según el principio de los
parecidos de familia actúan sobre categorías del mismo nivel de inclusividad.
Sin embargo, la dimensión vertical ha determinado el planteamiento original del
problema de investigación. Pues en el apartado (1) se dijo que hay grandes
semejanzas entre los niveles de abstracción referidos por Rosch y los grados de
generalidad de los tipos referidos por Husserl. Así que, la comparación de las tesis
de Rosch y de Husserl deberá tener en cuenta las dos dimensiones de los sistemas
de categorías.
3. Visión general de la tesis sobre tipificación de
Edmund Husserl
Para la exposición de la tesis sobre tipificación de Husserl me voy a centrar
únicamente en dos aspectos: 1. El papel que juegan las síntesis de homogeneidad
y heterogeneidad en la constitución de los tipos; y 2. Las regularidades de rigen la
generalización de los tipos.
a. El papel de las síntesis de asociación en la constitución de
los tipos
Como hemos visto, según Husserl el origen de los tipos se encuentra en las
asociaciones por semejanza entre las experiencias sedimentadas.10 En el proceso
de aprehensión explicativa11 se determinan las particularidades de un objeto de
percepción. Cuando el sustrato permanece todavía asido, esas determinaciones se
convierten en parte del sentido objetivo del sustrato mediante una síntesis de
coincidencia. El conocimiento adquirido en las determinaciones del sustrato se
sumerge en la retención, pero no se pierde para siempre, sino que permanece como
Para simplificar la exposición incluyo las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad dentro del
rótulo de las “síntesis de asociación”. En el apartado (3.a) del capítulo segundo explico en qué
consiste la diferencia entre las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad y las síntesis de
asociación.
11 Sobre la diferencia entre aprehensión simple y aprehensión explicativa, véase el apartado (1. b.
ii.) del capítulo segundo.
10
32
conocimiento habitual (Husserl, 1980, párr. 25). El conocimiento habitual es una
parte del sentido objetivo sedimentada en la corriente de conciencia. Él queda allí
como almacenado y dispuesto a ser evocado por síntesis asociativas (Husserl,
1980, párr. 25). Todo el conocimiento habitual se organiza por medio de las síntesis
de asociación. Las determinaciones de un sustrato de percepción establecen
asociaciones por semejanza con las determinaciones típicas sedimentadas. Las
nuevas determinaciones se superponen con las determinaciones sedimentadas
mediante síntesis de coincidencia y, así, ensanchan la extensión de los tipos. Se
puede decir, entonces, que los tipos se constituyen en virtud de las síntesis de
asociación.
b. El origen de las generalidades de nivel superior
Para Husserl el grado de generalidad de una generalidad,12 ya típica, ya conceptual,
está determinado por su extensión. La extensión de una generalidad está
determinada, a su vez, por el ensanchamiento de las asociaciones por semejanza
entre sus contenidos.13 El grado más bajo de generalidad es “aquel que surge
mediante una mera ‘repetición’ de individuos del todo iguales independientemente
experimentables” (Husserl, 1980, p. 368). Husserl las llama concretum o
generalidades concretas. El que su origen se encuentre en la “repetición” de
individuos quiere decir que su origen es la igualdad total. La igualdad total es la
completa coincidencia entre todos los momentos de los que se compone una
objetividad. Por otro lado, debe señalarse que, como los miembros de un concretum
son dos individuos particulares, las objetividades concretas son las generalidades
más independientes.
Cuando la relación entre los miembros de una generalidad ya no es de igualdad,
sino de semejanza, es decir, cuando hay una distancia que separa la superposición
El término “generalidad” abarca las objetividades generales de la receptividad (los tipos) y de la
espontaneidad (los conceptos). Por lo tanto, las leyes que rigen la generalización de un tipo también
rigen la generalización de un concepto empírico.
13 Para Husserl la “extensión” de una generalidad típica no está determinada por el número de
objetividades sedimentadas del que se compone, sino por el grado de semejanza que mantienen.
Esto es debido a que entre menor es el grado de semejanza, se abren más posibilidades de
relaciones de semejanza de mayor grado. Explicaré esto con más detalle unos párrafos más abajo.
12
33
de los miembros, se constituyen generalidades con grados más elevados de
generalidad: las generalidades de nivel superior. La semejanza puede ser una
semejanza total o una semejanza parcial. La semejanza total es “semejanza con
relación a todos los momentos particulares de los semejantes” (Husserl, 1980, p.
370). La semejanza parcial es “semejanza con relación a momentos particulares,
cada una con su límite de igualdad, mientras que los otros son desemejantes”
(Husserl, 1980, p. 370). En consecuencia, dice Husserl,
los niveles de la generalidad están condicionados tanto por la magnitud de
las distancias de semejanza entre todos los momentos semejantes, que se
encuentran en los miembros individuales de la extensión de la generalidad
─en una semejanza total lo son todos los momentos─ como también por el
número de los momentos semejantes, esto es, por la medida de la
aproximación a la semejanza total (Husserl, 1980, p. 370).
Estas dos regularidades de la conciencia determinan el grado de semejanza que
mantienen dos o más objetividades y, por consiguiente, determinan el grado de
generalidad de una generalidad. La “magnitud de las distancias de semejanza”
señala la proximidad de semejanza que mantienen dos momentos. La “proximidad”
no señala una relación temporal, pues Husserl usa el término “distancia” para
nombrar las relaciones espaciales entre los contenidos de la conciencia.14 La
regularidad de la “magnitud de las distancias de semejanza” señala, entonces, la
intensidad de la semejanza meramente cualitativa que mantienen dos momentos u
objetividades. La intensidad de semejanza está marcada por el límite de la
uniformidad: “El parentesco o semejanza más completa es la uniformidad, eso es,
ella hace la conexión de homogeneidad más fuerte” (Husserl, 2001, p. 175). A partir
de ella se desciende a niveles de intensidad de semejanza cada vez más bajos que
culminan en la ausencia completa de afinidad. El “número de momentos
semejantes” es la dimensión cuantitativa del indicador de semejanza. No se dice
que una objetividad es semejante a otra sólo porque dos de sus momentos son muy
Por ejemplo, cuando se refiere a la “fusión a distancia” en las síntesis de homogeneidad (Husserl,
2001, p. 177).
14
34
parecido (por ejemplo, no se dice de dos hombres que sean parecidos sólo porque
sus ojos son del “mismo” color). El grado de semejanza también se determina por
la cantidad de momentos semejantes que comparten dos o más objetividades (dos
hombres se parecen porque guardan semejanza cualitativa entre varias partes de
su cuerpo: por ejemplo, sus ojos, su nariz, su boca, sus cejas, su semblante,
etcétera). Así, pues, a medida que disminuye el grado de semejanza entre los
miembros de un tipo, aumenta su grado de generalidad.
Las generalidades superiores tienen, pues, un origen en los concretum. Pero este
origen no es un origen temporal inmanente. No es algo como que toda generalidad
específica o general surge de la percepción de dos objetividades iguales. Pues decir
esto sería como decir que no se constituye un tipo sino hasta que percibo dos
objetos iguales; sería como decir, por ejemplo, que todas mis experiencias
sedimentadas de “perros” no han constituido el tipo “perro” porque nunca he visto
dos perros iguales. Y, por supuesto, eso es absurdo. El origen de una generalidad
específica o general no se halla en la sedimentación de dos experiencias
particulares:
El universal de la mera semejanza es algo de nivel superior, ya que los
miembros de su extensión, aun cuando aquel esté formado tan sólo por la
coincidencia de dos cosas semejantes [Ähnlicher], siempre se pueden
concebir ya como conceptos generales de una posible repetición de
igualdades (Husserl, 1980, p. 371, énfasis añadido).
¿Por qué se dice de una generalidad que es de un grado superior? No porque de
dos experiencias concretas sedimentadas (es decir, actualmente vivenciadas en
algún momento y sumergidas en la retención en un lugar temporal objetivo definido)
se hayan reducido los grados de semejanza hasta llegar a tal grado de generalidad,
sino porque dado su grado de semejanza (eso es, la magnitud de las distancias de
semejanza y el número de momentos semejantes) se puede concebir una “posible
repetición de igualdades”. El origen de una generalidad específica o general es,
entonces, una posibilidad. Y una posibilidad no es algo dado actualmente o
sedimentado en la retención, sino una creación de la fantasía o de la imaginación.
35
Aun cuando no haya experimentado nunca actualmente la completa igualdad de
dos objetividades ─aun cuando la objetividad general esté compuesta sólo de dos
miembros como en el ejemplo de Husserl─, siempre puedo imaginar como
posibilidad el origen de tal generalidad, el concretum, la completa igualdad de dos
o más miembros individuales, con base en sedimentaciones de experiencias
actualmente dadas. Lo mismo ocurre con los niveles subsecuentes de
generalización: a la completa igualdad la siguen semejanzas más y más distantes
que concluyen en el tipo constituido, pero no todas ellas deben ser un conocimiento
sedimentado, sino que también pueden ser un conocimiento posible.
4. Determinación de los objetos de comparación
A continuación, se describen dos posibles objetos de comparación en las tesis de
Husserl y de Rosch.
a. Los prototipos de las categorías y los núcleos de los tipos
Rosch sostiene que la estructura interna de las categorías está organizada en una
formación centro-periferia, donde el centro está conformado por los miembros más
prototípicos de la categoría y la periferia está conformada por los miembros menos
prototípicos de la categoría. El prototipo se define como el mejor ejemplo de la
categoría. El que sea el mejor se define porque el sujeto encuentra en él aquel
miembro que mejor representa su imagen o idea de la categoría.
Husserl, por otro lado, habla de dos regularidades que rigen el proceso de
generalización de un tipo: la magnitud de la distancia de semejanzas y la cantidad
de momentos semejantes. Cuando uno parte de una generalidad de nivel superior,
ya específica, ya general, y se sigue la forma en que actúan tales regularidades, se
llega al origen de los tipos: el concretum formado por la igualdad total. La imagen
que representa Husserl aquí guarda semejanzas con la imagen de la estructura
interna de las categorías que representa Rosch. Pues el origen de un tipo parece
ser el centro de las generalidades de nivel superior.
36
Sin embargo, Husserl no parece hacer una distinción de dos dimensiones análoga
a la que propone Rosch en el caso de las categorías. A diferencia de Rosch, que
limita la estructura interna a niveles de inclusividad determinados, para Husserl el
centro de los tipos de nivel superior se encuentra en los niveles más bajos de
generalidad. Por lo tanto, parece a simple vista que, aunque haya una aparente
semejanza visual, Husserl y Rosch están hablando de procesos completamente
diferentes.
No obstante, aún cabe la posibilidad de que Husserl no haya tenido en cuenta la
distinción entre las dimensiones horizontal y vertical no porque las ignorase
completamente, sino porque en su tesis sobre tipificación tales dimensiones
convergen. Es decir, es posible que a medida que uno se acerca al centro de un
tipo, también descienda en su nivel de generalidad.
b. La conexión entre los parecidos de familia
La revisión de las tesis de Husserl y de Rosch ha mostrado que la estructura y la
formación de las categorías y de los tipos se da en virtud de las semejanzas y
coincidencias entre los elementos que los componen. Por un lado, Rosch defiende
la idea de que el principio de los parecidos de familia orienta la formación de la
estructura interna de las categorías. Por otro lado, Husserl explica que los tipos son
y se constituyen mediante asociaciones por semejanza entre experiencias
sedimentadas. La semejanza entre las tesis de Rosch y de Husserl se hace mayor
cuando se mira a la tesis de Husserl desde la perspectiva de la interpretación de
Dieter Lohmar. Pues Lohmar describe a los tipos como una forma de parecidos de
familia (Lohmar, 2003, p. 109).15
La expresión “parecidos de familia”, que parece darle nombre propio a la relación
de semejanza entre las tesis de Rosch y de Husserl, es originariamente una
metáfora. Wittgenstein trae la imagen de los parecidos entre los miembros de una
familia para explicar la clase de relación que mantienen los procesos y fenómenos
Lohmar expone esta misma tesis en su libro Erfahrung und Kategoriales Denken. Allí el término
que utiliza es “Familienähnlichkeiten” (Lohmar, 1998, p. 238). Luego, es claro que su tesis está
referida a los parecidos de familia de Wittgenstein.
15
37
implicados en las palabras (Wittgenstein, 1988, párr. 66). Los procesos señalados
por las palabras mantienen relaciones de parentesco y de semejanza análogas a
las que se dan entre los miembros de una familia:
No puedo caracterizar mejor esos parecidos que con la expresión «parecidos
de familia»; pues es así como se superponen y entrecruzan los diversos
parecidos que se dan entre los miembros de una familia: estatura, facciones,
color de los ojos, andares, temperamento, etc., etc. (Wittgenstein, 1988, párr.
67).
Rosch toma la metáfora de Wittgenstein y la usa para explicar el problema de las
categorías. Asimismo, Lohmar utiliza la metáfora para explicar otro tipo de
semejanzas: las síntesis de semejanza y de coincidencia dadas en los procesos de
apercepción tipificante. De manera que el vínculo principal entre las ideas de
Husserl y Rosch tiene que ver con la clase de relación que mantienen los elementos
implicados en las operaciones de tipificación y de categorización: en ambos
procesos la relación se da en virtud de las semejanzas y coincidencias entre el
contenido de los tipos y de las categorías.
Por otro lado, también es posible hallar un nexo en la perspectiva de estudio de
Husserl y de Rosch. Pues ambos estudian las semejanzas y coincidencias de sus
respectivos objetos de estudio mediante las preguntas por lo que son esas
estructuras y por cómo surgen o se generan.
5. Las preguntas específicas de investigación
Ahora que se han determinado los objetos de comparación, deben formularse unas
preguntas específicas de investigación. Se parte de la pregunta general planteada
en la sección (1), a saber, ¿Existe alguna relación entre los procesos, las
operaciones y los fenómenos señalados por los términos “categorización”,
“categorizar” y “categoría” de Eleanor Rosch y los procesos, las operaciones y los
fenómenos señalados por los términos “tipificación”, “tipificar” y “tipo” de Edmund
38
Husserl? Las preguntas específicas de investigación serán, pues, determinaciones
de esta pregunta general.
a. La pregunta por la relación entre los prototipos de las
categorías y el origen de las generalidades de nivel superior
Dada la semejanza entre la tesis de Rosch de una estructura interna de las
categorías organizada alrededor de los miembros más prototípicos y la tesis de
Husserl de un origen de los tipos que determina su nivel de generalidad, formulo la
siguiente pregunta: ¿existe alguna relación entre los procesos y fenómenos
encontrados por Rosch en sus estudios sobre el grado de prototipicidad de las
categorías y los hallazgos de Husserl acerca del origen de las generalidades de
nivel superior?
b. La pregunta por la relación entre el principio de los
parecidos de familia y las síntesis de asociación por
semejanza
Dada la semejanza entre el principio de los parecidos de familia y las síntesis de
homogeneidad en la constitución de las categorías y de los tipos, formulo la
siguiente pregunta: ¿existe alguna relación entre los procesos y fenómenos
hallados por Rosch en sus estudios sobre el principio de los parecidos de familia y
los procesos y fenómenos hallados por Husserl en sus estudios sobre el papel de
las síntesis de asociación en la constitución de los tipos?
6. El problema metodológico de la investigación
La pregunta general y las preguntas específicas de la investigación abren un
problema metodológico. Se busca determinar la relación que mantienen dos de los
principales hallazgos de Husserl y de Rosch. Pero resulta que Husserl y Rosch
buscaban responder preguntas diferentes mediante métodos diferentes. Mientras
Husserl preguntaba por la conciencia, Rosch preguntaba por la mente. Mientras
39
Husserl proponía ir a la experiencia misma mediante el método fenomenológico,
Rosch proponía hacer experimentos de laboratorio para obtener evidencia empírica.
¿Cómo poner en diálogo unos hallazgos cuyo origen es tan diferente? Para
establecer un diálogo entre los hallazgos de Husserl y de Rosch debe establecerse
antes un diálogo entre los métodos de la psicología cognitiva y la fenomenología
trascendental. ¿Qué significa establecer un diálogo metodológico? Significa
encontrar las diferencias en cuando al objeto de estudio y las técnicas de
recolección y de análisis de la información y establecer la posibilidad de encontrar
un punto de convergencia que haga posible establecer nexos entre las preguntas,
los métodos y los hallazgos de ambos autores.
7. Objetivos de la investigación
La investigación tiene un objetivo general y dos objetivos específicos:
a. Objetivo general
El objetivo general de la investigación es presentar una propuesta para establecer
un diálogo entre los métodos y los hallazgos de Eleanor Rosch acerca del problema
de la categorización y los métodos y los hallazgos de Edmund Husserl acerca del
problema de la tipificación.
b. Objetivos específicos
La investigación se propone lograr los siguientes objetivos específicos:
1. Construir una propuesta de diálogo metodológico entre los métodos de Eleanor
Rosch y de Edmund Husserl.
1.1. Determinar un punto de convergencia entre los métodos de Rosch y de Husserl
que haga posible establecer nexos entre sus hallazgos.
2. Determinar la relación que mantienen los procesos, los fenómenos y las
operaciones señaladas por los conceptos de “categorización” de Eleanor Rosch y
de “tipificación” de Edmund Husserl.
40
2.1. Determinar la relación que mantienen la tesis de Rosch acerca de una
estructura interna de las categorías construida en torno a los prototipos y la tesis de
Husserl acerca del origen de los tipos.
2.2. Determinar la relación que mantienen la tesis de Rosch acerca de la formación
de la estructura interna de las categorías según el principio de los parecidos de
familia y la tesis de Husserl acerca del papel que juegan las síntesis de semejanza
en la constitución de los tipos.
8. Justificación de la investigación
1. Las diferentes disciplinas que se agrupan en el rótulo de “ciencias cognitivas” han
demostrado que para obtener resultados sólidos acerca de los problemas de la
cognición debe trabajarse en estudios interdisciplinares. Para trabajar con otras
disciplinas es necesario establecer diálogos entre sus métodos y sus hallazgos. No
han sido muy fructíferos los intentos de establecer diálogos entre la fenomenología
trascendental y la psicología cognitiva. Un estudio que abra una puerta para
fortalecer tal diálogo representa un pequeño aporte para estrechar los vínculos entre
esas dos disciplinas. Este estudio pretende ofrecer ese aporte y eso justifica su
realización.
2. Las investigaciones de Rosch le dan un giro radical a la manera como se entendía
el problema de las categorías en la psicología cognitiva. Puede decirse que Rosch
sienta las bases de la forma como los científicos de la cognición de los años 1990 y
2000 entienden el problema de la categorización. E incluso, esto puede extenderse
a los científicos contemporáneos, pues las tesis de Rosch siguen siendo objeto de
discusión. Un ejemplo de ello es el enfoque enactivo y la tesis sobre categorización
de Lakoff y Johnson, tan reconocidas en los estudios cognitivos sobre
categorización. La importancia de revisar fenomenológicamente las tesis de Rosch
también yace, entonces, en que al hacerlo se comprueba si la raíz o el fundamento
de gran parte de los estudios contemporáneos acerca de la categorización es
correcta o equivocada.
41
9. Estructura del documento
El documento se divide en tres capítulos. En el primer capítulo presento una
propuesta metodológica de investigación que busca abrir puentes entre los métodos
de Rosch y de Husserl. En el segundo capítulo presento los elementos principales
de los hallazgos de Husserl que permitirán abrir un diálogo con los hallazgos de
Rosch. En el tercer capítulo respondo las preguntas de la investigación siguiendo el
método presentado en el capítulo primero.
Debe mencionarse, además, que, dada la extensión del apartado “revisión de la
literatura”, prefiero presentarlo como un anexo y no como un componente de la
introducción (Véase, Anexo 1).
42
Capítulo primero. Metodología de
investigación
1. El problema metodológico de la investigación
Ha habido una dificultad para establecer un diálogo metodológico entre la
fenomenología y las ciencias cognitivas. Por mencionar un ejemplo, Lakoff y
Johnson hablan de la fenomenología en los siguientes términos:
La idea de que la reflexión puramente filosófica puede sondar las
profundidades del entendimiento humano es una ilusión. Los métodos
tradicionales
del
análisis
filosófico
solos,
incluso
la
introspección
fenomenológica, no pueden acercarse a permitirnos conocer nuestras
mentes (Lakoff & Johnson, 1999, p. 12, énfasis añadido).
Para lanzar la afirmación “[el método fenomenológico] no puede acercarse a
permitirnos conocer nuestras mentes”, es necesario comprender en qué consiste el
método fenomenológico. Pero la manera en que Lakoff y Johnson definen este
método es completamente errónea: la fenomenología no es una forma de “reflexión
puramente filosófica”, no es una manera de hacer “introspección”;16 la
fenomenología es un método que se dirige a la experiencia misma. Si nosotros,
investigadores de todas las disciplinas de conocimiento, queremos comprender un
proceso ─y esto vale para cualquier tipo de proceso, ya sea cognitivo, ya sea ético,
ya sea político o de la clase que sea─, el diálogo interdisciplinar es una obligación,
y ese diálogo, como cualquier otro tipo de diálogo, no se puede establecer sin
escuchar a la contraparte. Es decir, no se puede basar en prejuicios o en un
entendimiento incompleto de lo que el otro quiere decir. En una frase: antes de decir
“mi método tiene ventajas sobre el suyo”, debe al menos comprenderse bien en qué
consiste el método del otro. Pero Lakoff y Johnson no hacen el esfuerzo de
16
Sigo en este punto las reflexiones de Varela (1996, p. 334).
43
comprender ni el método ni los hallazgos de la fenomenología. Su intención no es
establecer un diálogo. Lanzan un juicio crítico del que no se encuentra justificación
alguna, y con base en él realizan una afirmación que deslegitima el método
fenomenológico y les concede una validez primordial a los métodos de las ciencias
cognitivas.17
Este es sólo un ejemplo del mal acercamiento que han tenido los científicos de la
cognición y los filósofos. Seguramente pueden encontrarse muchos otros del lado
de las ciencias cognitivas y de la filosofía. Sin embargo, también pueden hallarse
buenos intentos de poner en diálogo los métodos de estas dos disciplinas. El estudio
de Carlos Pérez (2019) es ejemplo de eso. Uno de los objetivos de su investigación
es establecer un puente entre la psicología cognitiva y la fenomenología mediante
un estudio que trabaja sobre la noción de “categorización”18: “Esta manera de
entender la categorización […] permite, también, tender un puente con la teoría de
la categorización que plantea la psicología cognitiva, pero desde una perspectiva
fenomenológica” (Pérez, 2019, p. 157). Ese puente tiene fuertes estructuras
metodológicas:
El modelo de la memoria semántica se basa en datos observacionales en
tercera persona sobre el comportamiento, y plantea un modelo cognitivo que
dé cuenta de esos datos; el análisis de la experiencia, por su parte, permite
capturar el proceso en su dimensión animada y temporal, desde una
perspectiva en primera persona (Pérez, 2019, p. 157).
Pérez compara la perspectiva metodológica del modelo de la memoria semántica
con la perspectiva del método fenomenológico. Su propuesta es esencialmente una
propuesta metodológica, pues su tesis general defiende que los hallazgos
encontrados mediante el método de la fenomenología genética pueden enriquecer
Para una crítica más profunda de la tesis de Lakoff y Johnson en cuanto a su relación con la
fenomenología, véase (Pérez, 2019).
18 La noción de “categorización” que usa Carlos Pérez se basa en tres pilares fundamentales: 1. Las
tesis de Lakoff y Johnson, 2. El enfoque enactivo y 3. La psicología cognitiva. Su concepto de
“categorización” es, pues, bastante diferente del que se trabaja aquí, mucho más amplio y complejo.
17
44
nuestra comprensión sobre los procesos de categorización (Pérez, 2019, Capítulo
3).
En la misma línea de Pérez, el objetivo principal de esta sección es encontrar unos
lineamientos metodológicos que puedan tomarse como instrumento para responder
a las preguntas planteadas en el apartado (II, 5) de la introducción. Pero como las
dos tesis que aquí se comparan tienen sus propios métodos de investigación, para
hacer esta tarea es necesario establecer un diálogo entre los métodos de Husserl y
de Rosch. El resultado de ese diálogo puede crear un puente entre la fenomenología
y la psicología cognitiva. La importancia de este trabajo se encuentra en que el nexo
entre los dos métodos hace posible fundar unos lineamientos metodológicos que no
se basen en prejuicios o en conocimientos parciales, sino en el propósito de
estrechar la relación entre la fenomenología y la psicología cognitiva.
2. El método de investigación de Eleanor Rosch
Comenzaré el diálogo escuchando a la primera interlocutora. El trabajo de Rosch
parte de la crítica al enfoque sobre la categorización que tiempo después sería
conocido como la visión clásica de las categorías. Para desarrollar esa crítica,
Rosch hace uso de las principales técnicas metodológicas de los defensores de la
visión clásica. Esto es claro en la primera etapa de su programa de investigación.
En las dos etapas posteriores, Rosch usará nuevas técnicas que van a producir
resultados más fuertes y contundentes. A continuación, hago una breve
presentación de los elementos principales de su propuesta metodológica.
a. Síntomas que señalan una estructura subyacente
El punto de partida de la exposición es un elemento metodológico transversal en los
tres primeros periodos del programa de investigación de Rosch. Este se expone en
el artículo Relationships among goodness-of-example, category norms, and word
frequency (1973). Allí las autoras hablan de unos “síntomas” de la estructura interna
de las categorías (Mervis et al., 1973, p. 283). Presentan dos síntomas en particular:
45
1. el predominio del ítem y 2. la “calidad del ejemplo”19. Las autoras definen estos
“síntomas” como “medidas estrechamente relacionadas del mismo factor
subyacente” (Mervis et al., 1973, p. 283).20 Un síntoma es una especie de signo. Es
decir, es algo que señala otra cosa. En este caso dos medidas señalan un mismo
“factor subyacente” de la estructura interna de las categorías. Así que, la imagen
que las autoras representan mediante la expresión “síntomas” es la de un objeto
ubicado en una superficie que señala otro que está debajo, que subyace. La imagen
que transmiten las autoras puede representarse como la parte visible y la parte
sumergida del Iceberg o como el árbol y sus raíces. De ahí se sigue que al menos
una parte de la estructura interna de las categorías subyace a aquello que opera en
un plano superficial. ¿Qué se entiende por lo superficial y lo subyacente? En el
estudio de Mervis et al. no se define a lo subyacente sino como opuesto a lo
superficial. Lo superficial son los “síntomas” de la estructura interna de las
categorías (las medidas de la calidad del ejemplo y el predominio del ítem). El
común denominador de estas medidas es que se toman mediante experimentos de
laboratorio que operan en el plano de recepciones y expresiones conscientes
(lingüísticas y no-lingüísticas): el sujeto de laboratorio escucha, mira, escribe,
oprime botones, etcétera. Los resultados son medidas de velocidad, de precisión,
de atención, etcétera. Lo subyacente es, entonces, algo que no se capta mediante
la mera observación del comportamiento del sujeto, pues no se refiere a su
comportamiento visible. Es más bien lo que está detrás de ese comportamiento.
Como Rosch et al. toman el punto de vista de la psicología cognitiva, en donde se
parte de un enfoque naturalista, lo subyacente debe referirse a procesos y
operaciones mentales.
Este elemento metodológico enfrenta un problema: si todo signo está abierto a una
posible interpretación, ¿cómo puede tener certeza el psicólogo de que su
interpretación del signo capta realmente lo que el signo señala? Los experimentos
“goodness-of-example”
En este artículo también se llega a la conclusión de que “la calidad del ejemplo puede ser una
medida más directa del factor común que subyace a las dos variables de interés” (Mervis et al. 1973,
p. 284). Por eso el predominio del ítem no tiene un desarrollo posterior en los estudios sobre
categorización de Rosch.
19
20
46
de Rosch no evaden este problema, pero tampoco lo abordan de manera explícita.
Su salida se funda en el diseño del experimento y en los hallazgos de la psicología
cognitiva como esquema interpretativo. Mucho tiempo después de que Rosch
realizara sus estudios sobre categorización ella dice lo siguiente respecto a este
problema:
Empecé a preocuparme de que era lista con esos experimentos, pero lo que
uno saca de los experimentos es lo que uno pone en ellos. Puedes hacer
experimentos que muestren a las categorías como clásicas si sólo construyes
conjuntos artificiales de estímulos que tengan categorías clásicas en ellos
(Rosch, 1999).
Si los resultados de los experimentos sólo muestran lo que el investigador puso en
ellos, si la interpretación de los datos se basa en el propio diseño del experimento y
en las hipótesis formuladas, los hallazgos de la psicología cognitiva no parecen ser
el suelo sólido que presentan algunos científicos de la cognición. Es decir, sus
resultados no son tan precisos como los que se obtienen en las ciencias naturales
(por ejemplo, la medición los astros o el magnetismo o la electricidad, etcétera). Una
de las preguntas que guían el planteamiento metodológico de la investigación es:
¿cómo pueden construirse resultados más confiables a partir de los datos recogidos
mediante las técnicas de la psicología cognitiva? Y en el marco dialógico que se
propone, se formula la siguiente pregunta específica: ¿la fenomenología puede ser
útil para realizar esta tarea? Estas preguntas, sin embargo, no hallarán respuesta
sino hasta el final de este capítulo.
b. Experimentos de laboratorio
¿Qué tipo de experimentos nos dan acceso a la estructura interna de las
categorías?, y, por extensión, ¿qué tipo de experimentos muestran cuáles son los
principios que rigen la formación de las categorías? Una exposición exhaustiva de
cada uno de los experimentos que utiliza Rosch para tener acceso a las estructuras
subyacentes de la conciencia abarcaría mucho espacio y se convertiría más en un
obstáculo que en una herramienta para captar los elementos generales de su
47
metodología. Por eso aquí limito la exposición a las técnicas que arrojaron los
resultados más significativos en los estudios de Rosch. Para una descripción más
detallada remito al lector al Anexo 1 y a la fuente primaria.
i. “Codificabilidad”: longitud de la palabra y tiempo de latencia
Para obtener evidencias sobre las áreas prominentes de los colores, Rosch
pregunta por su “codificabilidad”. Se le da a un sujeto una ficha con un color o un
acervo de colores y él lo codifica con una palabra (por ejemplo, “rojo”). Para medir
la “codificabilidad” del estímulo se utilizan dos medidas: 1. La longitud del nombre y
2. La latencia de respuesta al nombrar (Rosch Heider, 1972, p. 10). De acuerdo con
hallazgos previos en psicología cognitiva acerca del vínculo entre la extensión de la
palabra y los fenómenos cognitivos que la palabra señala, las palabras de mayor
extensión son usadas con menor frecuencia en el lenguaje cotidiano. La frecuencia
de uso de la palabra revela la significatividad de la palabra y de lo que ella señala.
La significatividad aquí se interpreta como el nivel de prominencia del fenómeno
señalado: palabras más cortas señalan fenómenos más prominentes. Por otro lado,
el tiempo de latencia se usa para medir la capacidad de codificación de un ser
humano: si se mide el tiempo de latencia que una persona tarda para asignarle un
código a dos estímulos diferentes, y el tiempo resulta más largo en un estímulo que
en otro, se interpreta que el estímulo con mayor tiempo de latencia es menos
prominente que el otro (Rosch Heider, 1972).21 Debe mencionarse que el tiempo de
latencia o tiempo de reacción es considerado por la psicología cognitiva, en general,
y por Rosch, en particular, como “el camino real para comprender la cognición”
(Rosch, 1999).
ii. Reconocimiento de memoria
Para determinar la prominencia de las áreas de los colores, otro conjunto de
experimentos evalúa la precisión de un sujeto en tareas de reconocimiento de
memoria. Por ejemplo, uno de los experimentos de Rosch podría sintetizarse en las
siguientes fases: 1. se le muestra una ficha de un color a un sujeto, 2. Se oculta la
21
Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (b, iii, β, γ) del Anexo 1.
48
ficha y se espera un tiempo fijado (el tiempo varía dependiendo de si se mide la
memoria a corto plazo o la memoria a largo plazo), y 3. Se le muestra al sujeto un
acervo de fichas de colores que incluye la ficha que se le mostró primero y se le
pide que identifique esa ficha. El experimento mide la precisión del individuo para
reconocer el objeto en la memoria. El nivel de precisión se mide mediante
gradaciones dentro de los estímulos. Se considera que si hay una mayor precisión
en la identificación de la ficha, ese estímulo es más prominente que los demás
(Rosch Heider, 1972).22
iii. Grado de atención
Otro tipo de experimentos miden el grado de atención que un estímulo genera en
un individuo. Esta técnica fue de gran ayuda para medir la prominencia de las
categorías en los niños. Por ejemplo, se les decía a los niños que iban a jugar el
juego “muéstrame un color”. En ese juego, el niño debía señalar una ficha de entre
un acervo de fichas de diferentes colores. Se interpretaba que la ficha señalada
despertaba una mayor atención en los niños y, por ende, que era más prominente
respecto a las demás (Rosch, 1971).23
iv. Facilidad de aprendizaje
En otro estudio se formuló la hipótesis de que el aprendizaje de los nombres de las
categorías se vincula primero a los estímulos prominentes. Para demostrar esto se
realizaron experimentos con los Dani (una cultura de la edad de piedra asentada en
una región de Nueva Guinea)24, que evaluaban la facilidad del aprendizaje de
colores y formas prototípicos y no prototípicos. Como los Dani no tenían una
clasificación para este tipo de estímulos, los nombres para estas categorías eran
nuevos para ellos. La facilidad de aprendizaje se midió con la velocidad de
Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (2. b, iii, δ) del Anexo 1.
Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (2. b, iii, ε) del Anexo 1.
24 Para mayores detalles sobre la cultura y sobre los experimentos que Rosch llevó a cabo con sus
miembros, véase el aparado (2. b, iii, α) del Anexo 1.
22
23
49
aprendizaje. Los estímulos que se aprendieron más rápido se consideraron
prominentes (Rosch, 1973a).25
v. La técnica del priming
Para conocer la estructura interna de las categorías semánticas, su nivel de
concretes y el papel que juega la práctica en la conformación de esa estructura,
entre otras tesis, Rosch usó la técnica del priming. En esta técnica se le muestran
dos imágenes a un participante y se le pide que identifique: 1. si las dos imágenes
son o no son la misma, o 2. si hacen o no parte de la misma categoría. Lo que se
mide mediante esta técnica es el tiempo de reacción (Rosch, 1975a). Esta es, pues,
una de las técnicas que utilizan el tiempo para acceder a los estratos subyacentes
de la conciencia.26
vi. Técnicas para conocer los principios de categorización
Las dos nuevas técnicas que Rosch utiliza para conocer los principios de
categorización son las descripciones de movimientos imaginados y la detección de
señal. En las descripciones de los movimientos imaginados se le pide al sujeto que
describa su interacción con un objeto de una categoría. Los datos que se obtienen
son expresiones directas de los sujetos de laboratorio.27 En la detección de señal se
le muestra a un sujeto una tarjeta con dos imágenes en un taquistoscopio y se le
pide que identifique a qué lado aparece la imagen que corresponde al nombre de
una categoría. Con ello se obtienen medidas de precisión.28
Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (2. b, iii, η) del Anexo 1.
Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (2. b, ii, β-ζ) del Anexo 1.
27 Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (8, a – b) del Capítulo
primero.
28 Presento una descripción más detallada de esta técnica en el apartado (2. d, ii, δ) del Anexo 1.
25
26
50
3. El método de la fenomenología genética
a. Fenomenología descriptiva y fenomenología explicativa
La
“fenomenología
descriptiva”29
o
“fenomenología
estática”30
es
“una
fenomenología de posibles formas esenciales en la conciencia pura (no importa
cómo hayan ocurrido)31 y su ordenamiento teleológico en el reino de la posible razón
bajo los títulos ‘objeto’ y ‘sentido’” (Husserl, 2001, p. 629). La fenomenología estática
se ocupa de los objetos intencionales constituidos y de los niveles o grados en que
se pueden aparecer. En el análisis estático se parte del “concepto natural de mundo”
y del ser humano como “sujeto de conocimiento” y de ahí se obtiene “la idea de una
mónada que está precisamente en relación con un ‘mundo’ de este concepto que le
corresponde” (Husserl, 2001, p. 629). Se obtienen mónadas como “cosa espaciocausal”, “ser animal”, “ser humano”, etcétera. En otras palabras, se obtienen
objetividades esenciales. En el análisis estático se investiga por la tipicidad
intencional y por todos los nexos que la razón puede establecer entre los objetos
intencionales. Asimismo, se investiga por “las estructuras esenciales de la
regularidad formal de una razón en general, como razón lógico-formal” (Husserl,
2001, p. 630). El análisis estático se enfoca principalmente en los estratos
superiores de la conciencia, en la esfera de la razón, en la esfera del yo activo. Allí
se opera sobre objetos constituidos y se identifican los niveles de generalidad de
las esencias. Sin embargo, por medio del método descriptivo no se accede a
consideraciones constitutivas.
La “fenomenología explicativa”32 o “fenomenología genética”33 aborda los problemas
referentes a la constitución del objeto intencional. La fenomenología genética es la
“’historia’ de la conciencia (la historia de todas las apercepciones posibles)”
(Husserl, 2001, p. 627). Pero historia no como una génesis de casos particulares o
“Beschreibende Phänomenologie” (Husserl, 1968, p. 340).
“Statische Phänomenologie” (Husserl, 1968, p. 340).
31 La frase encerrada entre paréntesis es un añadido de la traducción al inglés.
32 “erklärende Phänomenologie” (Husserl, 1968, p. 340).
33 “genetische Phänomenologie” (Husserl, 1968, p. 340).
29
30
51
concretos de apercepción, sino como “cada forma de apercepción en una forma
esencial […][ y como] su génesis de acuerdo con leyes esenciales” (Husserl, 2001,
p. 627). El análisis genético va en búsqueda de las leyes genéticas más generales.
Estas leyes pueden ser de dos tipos: 1. Las leyes que rigen las secuencias
particulares de los eventos, ya sean inmediatas (como la retención), ya sean
mediatas (como la asociación), y 2. Las “regularidades legales34 que regulan la
formación de apercepciones” (Husserl, 2001, p. 624). En ese sentido, el análisis
genético penetra en los estratos más básicos de la conciencia con el fin de conocer
los procesos por los que se constituyen los objetos de los que se ocupa el análisis
estático. El análisis genético: 1. Rastrea la génesis de la pasividad, 2. Investiga la
interacción entre la actividad y la pasividad, 3. Investiga los estratos de la
sensibilidad secundaria, eso es, la constitución de habitualidades, 4. Con base en
esas regularidades pregunta en qué medida se puede conocer algo acerca de la
individualidad de la mónada, 5. Cuestiona cómo la génesis de una mónada está
implicada en la génesis de otra, 6. Aborda la pregunta acerca de cómo se constituye
genéticamente una naturaleza y un mundo unitario y 7. Investiga la relación entre
las esferas de la pasividad y la actividad del yo y las de los otros seres (Husserl,
2001, pp. 631–632). En resumen, el análisis genético busca hacer una genealogía
de la constitución de sentido que parte de los estratos más básicos de la conciencia
y se extiende a los niveles más elevados (el análisis de las construcciones culturales
más complejas, el análisis de la intersubjetividad).
¿Cuál de estos dos métodos es el más adecuado para conocer las operaciones de
tipificación? Es el método estático si se quiere conocer al tipo como estructura
constituida. Sin embargo, el método estático opera principalmente sobre objetos de
los niveles más elevados de la conciencia. En el nivel de la plena actividad del yo,
en el nivel de la razón, se ejecutan operaciones sobre objetos ya constituidos. Los
análisis genéticos abordan el problema de cómo las estructuras predicativas se
Este término en alemán es “Gesetztmäßigkeit”. Steinbock lo traduce por “lawful regularuty”
(Husserl, 2001, p. 162). Reuter traduce simplemente “regularidad” (Husserl, 1980, p. 81). El
Diccionario Husserl prefiere el término “legalidad”. Aquí le daré privilegio a la traducción al español
de “Lawful regularity”, “regularidad legal”. Pero algunas veces hablaré de “regularidades” para
simplificar el discurso.
34
52
constituyen sobre otras estructuras pre-predicativas. Y como algunas de esas
estructuras pre-predicativas son los tipos, el método más adecuado para estudiar la
constitución de las operaciones de tipificación es el método de la fenomenología
genética.
b. Husserl y la psicología
¿Qué es la psicología para Husserl? Es ante todo una ciencia empírica. El que sea
una ciencia empírica implica dos cosas: “1. La psicología es una ciencia de hechos,
de matters of fact en el sentido de Hume. […] 2. La psicología es una ciencia de
realidades” (Husserl, 1997a, p. 10). El que sea una ciencia de realidades quiere
decir que se ocupa de sucesos que les acontecen a sujetos reales pertenecientes
al orden del mundo espaciotemporal objetivo. Cuando la psicología aborda, por
ejemplo, el problema sobre el origen del tiempo, ella pregunta por “el material
sensorial originario del que, en el individuo e incluso en el género humano, surge la
intuición del tiempo y del espacio objetivos” (Husserl, 1959, p. 55). Por otro lado, la
fenomenología se constituye no como una ciencia de hechos, sino como una ciencia
de esencias: “como una ciencia que quiere llegar exclusivamente a ‘conocimientos
esenciales’ y no fijar en absoluto, ‘hechos’” (Husserl, 1997a, p. 10). Además,
mientras la psicología se ocupa de fenómenos reales, en la fenomenología se
trabaja sobre fenómenos trascendentalmente reducidos (Husserl, 1997a, p. 10).
¿Pero entonces psicología y fenomenología están condenadas a estar separadas?
Husserl ofrece una manera de conciliar estas dos disciplinas:
El sorprendente resultado de nuestra investigación puede también, tal como
parece, expresarse del siguiente modo: no hay una psicología pura como
ciencia positiva, una psicología que quiera investigar universalmente al ser
humano que vive en el mundo, como cosa real en el mundo, así como otras
ciencias positivas, ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu. Sólo hay
una psicología trascendental que es idéntica a la filosofía trascendental
(Husserl, 2008, p. 294).
53
La salida de Husserl es, entonces, considerar a la psicología como una disciplina
trascendental. Pero eso implica una consecuencia: “si es necesaria la epojé
universal, que abarca todo tener-conciencia-de-mundo, el psicólogo, mediante esa
epojé, pierde la base del mundo objetivo” (Husserl, 2008, p. 294). Es decir, la
propuesta de Husserl significa para la psicología abandonar su propia esencia ─a
saber, la de ser una ciencia empírica que opera sobre sujetos y mentes del mundo
espaciotemporal objetivo─. Si un psicólogo leyera esto, bien podría decir que la
propuesta de Husserl consiste en convertir a la psicología en una fenomenología.
Así, Husserl no estaría estableciendo un mejor diálogo metodológico que el que
proponen Lakoff y Johnson en Philosophy in the Flesh y solamente buscaría
imponer su método por encima del de la psicología.
4. Cuatro grandes diferencias entre los métodos de
Husserl y de Rosch
Después de leer las posiciones metodológicas de Rosch y de Husserl deben fijarse
unas preguntas que guíen la posibilidad de establecer una relación entre los
métodos de estos autores. Así, se formulan dos preguntas que indagan por las
relaciones más generales entre los métodos: 1. ¿cuál es el objeto de estudio de
cada uno de los métodos?, y 2. ¿desde qué perspectiva se estudia a ese objeto?
a. El objeto de estudio del método de Rosch: la mente
Para responder a la primera pregunta en cuanto referida al método de Rosch,
tomaré como punto de partida las principales preguntas que orientan sus estudios:
1. ¿Qué es y cómo es la estructura interna de las categorías?, y 2. ¿Qué principios
rigen la formación de esa estructura? El objeto de estudio de las investigaciones de
Rosch es la estructura interna de las categorías y los principios que rigen su
formación. ¿Pero en qué consisten esa estructura y esos principios? Para responder
esta pregunta, Rosch diseña experimentos que miden las reacciones y las
respuestas de un sujeto a unos estímulos dados en el entorno: el sujeto ve un
abanico de colores (estimulo) y fija la atención en uno (respuesta); ve dos imágenes
54
(estímulo) y las reconoce como idénticas (respuesta); ve un objeto (estímulo) y lo
codifica con una palabra (respuesta). ¿Qué está involucrado en tales operaciones?
Todo lo que hace que un cuerpo reciba estímulos y emita respuestas. La tradición
psicológica no tendría problema en denominarlo “aparato sensoriomotor” (Dewey,
1928, p. 357). Las medidas que se toman mediante los experimentos señalan,
entonces, procesos y operaciones del aparato sensoriomotor. Ahora la pregunta es
si el método de Rosch indaga por todas las operaciones del aparato sensoriomotor
involucradas en las tareas de los experimentos (el movimiento del ojo, la intensidad
de la voz, el sudor en el cuerpo, las conexiones neuronales, etcétera). Las medidas
de los experimentos señalan operaciones de todo el aparato sensoriomotor, pero a
Rosch sólo le interesan operaciones particulares, como la claridad de la memoria,
la intensidad de la atención o la velocidad de reacción. Es decir, a Rosch le interesan
los procesos y operaciones que acontecen en el cerebro. Y como su perspectiva de
investigación tiene un enfoque naturalista, en donde la mente se identifica con el
cerebro, los procesos y operaciones que le interesan son procesos y operaciones
mentales. Asimismo, su objeto de estudio son los productos de tales procesos y
operaciones, particularmente, las representaciones mentales (Rosch, 1975b, p.
241, 1975c, p. 303, 1975a, p. 193). Por consiguiente, el objeto general del método
de Rosch es la mente, y el objeto específico son ciertas operaciones, procesos y
productos mentales.
b. El objeto de estudio del método de Husserl: la conciencia
pura
Para responder a la pregunta sobre el objeto de estudio del método de Husserl
seguiré el mismo orden que orientó la respuesta en el caso del método de Rosch.
¿Qué pregunta orienta las investigaciones de Husserl? Tomemos como ejemplo una
investigación en particular: Experiencia y juicio: Investigaciones acerca de la
genealogía de la lógica. Allí Husserl busca responder la pregunta ¿Cuál es la
esencia del juicio predicativo? (Husserl, 1980, párr. 1). Y va a responder esa
pregunta mediante el método genético. Es decir, Husserl pretende buscar la esencia
del juicio predicativo “por el camino de la investigación de su origen” (Husserl, 1980,
55
p. 11). Aunque Husserl bien podría haber estudiado ese objeto mediante el método
estático, pues en este punto las variantes genética y estática de la fenomenología
se ocupan de lo mismo, a saber, de conocer la esencia de unos objetos
determinados. Estos objetos son los todos los objetos del mundo, ya sea el juicio
predicativo, ya sea la mesa que tengo frente a mí, ya sea la imagen de una bella
pintura o el concepto universal de belleza. Cualquier objeto del mundo puede
tomarse como objeto de estudio de una investigación fenomenológica. Sin embargo,
el objeto del mundo no es lo más importante en el análisis fenomenológico. Más
importante que el objeto, es la vivencia que se tiene de él. Cualquiera que sea el
objeto del mundo que haya sido tomado, ese objeto es la referencia de un acto de
conciencia, de una vivencia intencional; aquel objeto siempre será el cogitatum de
un cogito, el objeto intencional de una conciencia (Husserl, 1997a, párr. 28). Para el
método fenomenológico no es tan importante el objeto del mundo como la
conciencia que se tiene de él (Husserl, 1980, párr. 7).
La conciencia del mundo, la experiencia del mundo, es el objeto principal de estudio
de la fenomenología porque en ella se conquista una “nueva región del ser”
(Husserl, 1997a, p. 75). Es la región de “’vivencias puras’, ‘conciencia pura’, con sus
‘correlatos puros’ y, por otra parte, su ‘yo puro’” (Husserl, 1997a, p. 75). El análisis
fenomenológico de la conciencia nos lleva a la región de la conciencia pura. Este
concepto, en tanto región, abarca la totalidad de actos de conciencia de un yo.
Husserl también la llama conciencia trascendental y por eso su filosofía es ante todo
una filosofía trascendental (Husserl, 1997a, p. 77). Así que el objeto de estudio del
método fenomenológico es la región de la conciencia pura. ¿Pero en qué consiste
el nuevo ámbito de la conciencia pura o conciencia trascendental? La respuesta a
esta pregunta comienza con la determinación del sentido de los predicados “puro”
y “trascendental”. Para resolver esta tarea, conviene partir de Kant, pues él es el
principal exponente de la filosofía trascendental.
Kant generalmente usaba el término “puro” en el sentido de a priori:
Llamo puras (en sentido trascendental) a todas las representaciones en las
que no se encuentra nada que pertenezca a la sensación. Según esto, la
56
forma pura de las intuiciones sensibles en general, en la cual todo lo múltiple
de los fenómenos es intuido en ciertas relaciones, se encontrará a priori en
la mente (Kant, 2007, pp. A20, B34).
El término “trascendental” adquiere un significado semejante en su filosofía:
Llamo trascendental a todo conocimiento que se ocupa, en general, no tanto
de objetos, como de nuestra manera de conocer los objetos en la medida en
que ella ha de ser posible a priori. Un sistema de tales conceptos se llamaría
filosofía trascendental (Kant, 2007, p. B25).
Podría decirse que en el concepto “puro” se incluye todo conocimiento dado antes
de la experiencia y que en el concepto “trascendental” se incluye todo el
conocimiento acerca de la manera en que se adquiere el conocimiento puro ─esta
definición, sin embargo, sólo capta una parte del sentido de ambos términos─. Pero
el predicado “trascendental” también tiene otra gran característica en la filosofía de
Kant: mediante él, Kant pregunta por la posibilidad de conocer a priori. La filosofía
trascendental se ocupa, entonces, primero de la posibilidad de conocer a priori y,
después, de la manera como acontece ese tipo de conocimiento. Por eso Kant no
se propone realizar un organon de la razón pura, sino una crítica o un enjuiciamiento
de ella.
Para Husserl el término “puro” también se refiere a lo a priori. Sin embargo, para él
lo a priori no es lo dado antes de la experiencia. Para Husserl el término “a priori”
se refiere a la esencia o el eidos: “[el concepto de “eidos"] define […] el único de los
conceptos de la expresión multívoca “a priori” que reconocemos desde un punto de
vista filosófico” (Husserl, 1962, p. 259). Este término adquiere el mismo sentido en
la fenomenología genética: “Se habla, antes bien, de vivencias puramente según su
esencia, o de esencias puras y de lo que en las esencias está encerrado con
absoluta necesidad, ‘a priori’” (Husserl, 1997a, p. 82). Lo a priori para Husserl es,
entonces, la esencia, ya sea del objeto, ya sea del modo de conciencia.35 Del análisis
fenomenológico de la conciencia del mundo se obtiene la esencia del objeto: “Este
Debe señalarse también que para Husserl el ámbito de lo a priori tiene además la función
fundamental de “prescribir reglas para todas las particularidades empíricas” (Husserl, 1980, p. 376).
35
57
factor invariable es la forma óntica esencial (forma a priori), el eidos que
corresponde al ejemplo en cuyo lugar hubiera podido servir igualmente cualquier
variante del mismo” (Husserl, 1962, p. 259). Pero el a priori óntico, o sea, la esencia
del objeto, sólo es posible en virtud de un a priori constitutivo: “un a priori óntico sólo
es posible, con plena posibilidad concreta, como correlato de un a priori constitutivo
unido con él e inseparable de él en concreto” (Husserl, 1962, p. 259). El a priori
constitutivo consiste en los sistemas constitutivos, que incluyen “todos los modos
de conciencia posibles de cualquier objeto” (Husserl, 1962, p. 259). Arriba se
mencionó que el resultado del análisis fenomenológico era la conquista de la región
de la conciencia pura. El concepto de “región de la conciencia pura” es usado en la
fenomenología estática, pero en sus investigaciones genéticas este concepto pierde
importancia. En sus estudios tardíos, Husserl ya no habla de “región de la
conciencia pura” sino de “a priori constitutivo universal” (Husserl, 1962, p. 257). El
concepto de “a priori constitutivo universal” es la “vida de conciencia en su totalidad”,
aquello que “abarca todas las intencionalidades” (Husserl, 1962, p. 257). El
concepto “región de la conciencia pura” hace referencia a todos los actos de
conciencia del yo en tanto dados de manera pura. La afinidad entre estos dos
conceptos es evidente. Se puede decir que ambos se refieren a lo mismo, pero
desde perspectivas diferentes (una estática y otra genética). Esto se confirma en el
hecho de que Husserl define la tarea de la fenomenología trascendental como “[e]l
examen de este a priori [el a priori constitutivo universal] en su conjunto” (Husserl,
1962, p. 257). En esta cita también se hace evidente que para Husserl el predicado
“trascendental” se refiere a la región eidética que se conquista por el método
fenomenológico. Esto tiene confirmación adicional en la determinación de la división
de las tareas de la fenomenología estática y genética con referencia al ámbito
eidético: “Entonces, a la constitución de objetos ‘estática’, referida a una subjetividad
ya ‘desarrollada’, corresponde la constitución genética a priori fundada sobre
aquella, que necesariamente la precede” (Husserl, 1962, p. 260).
El objeto de estudio del método fenomenológico es la “región de la conciencia pura”
(en la fenomenología estática) y el “a priori constitutivo universal” (en la
fenomenología genética). Estos dos conceptos se refieren a la región de la totalidad
58
de las vivencias de un yo en tanto puras, trascendentales o a priori ─se pueden usar
estos tres predicados de manera indistinta, pues en el párrafo anterior se ha
mostrado que los tres términos son equivalentes en el sentido de que todos se
refieren a la esencia o eidos─. Lo anterior se puede sintetizar en la siguiente frase:
el objeto de estudio de la fenomenología es la totalidad de las vivencias esenciales
de un yo. ¿Qué significa que esas vivencias sean esenciales? Lo esencial es lo que
queda después de hacer las reducciones fenomenológicas: “lo invariable, lo que
permanece inquebrantablemente idéntico en las alteraciones siempre nuevas: la
esencia general” (Husserl, 1962, p. 258). La región de la conciencia pura o
trascendental (o esencial) es, entonces, la totalidad de las vivencias de un yo en
tanto invariables. La pregunta ahora es si esta región pierde toda relación con la
conciencia que todavía no es pura y si es en virtud de esa desconexión que se la
llama trascendental. La conciencia en general tiene un rasgo esencial, una
condición que la define y sin la cual no puede ser llamada conciencia: la conciencia
en tanto suyo, por esencia, es conciencia de la realidad ‘natural’ (Husserl, 1997a, p.
76).36 Si el ser conciencia de la realidad natural es un rasgo esencial de la
conciencia, de ahí se sigue que la conciencia no puede dejar de estar referida a esta
realidad, ni aun después de que se haga conciencia pura. La conciencia que se
hace pura con las reducciones es la misma conciencia de la actitud natural, pero
libre de todas las suposiciones, teorías y creencias con las que se la asocia en la
actitud natural. Es decir, es la conciencia como dada ella misma:
la conciencia tiene de suyo un ser propio, que, en lo que tiene de
absolutamente
propio,
no
resulta
afectado
por
la
desconexión
fenomenológica. Por ende, queda este ser como “residuo fenomenológico”,
como una región del ser, en principio sui generis, que puede ser de hecho el
campo de una nueva ciencia ─de la fenomenología (Husserl, 1997a, p. 76)
A la experiencia de la actitud natural se la separa de los presupuestos teóricos y
habituales que la recubren en el mundo natural. Se puede decir que se la limpia, se
la hace pura, hasta que queda ella misma en su esencia. La región de todas las
36
El predicado “natural” se refiere aquí a la actitud natural. Véase (Husserl, 1997a, párr. 27).
59
vivencias puras de un yo es el campo de la fenomenología. Este es el objeto general
del método fenomenológico. El objeto específico de este método es una conciencia
particular o, lo que es lo mismo, una vivencia intencional, una experiencia.
c. Diferencias en la perspectiva de los métodos de Rosch y
de Husserl
La pregunta por la perspectiva de los métodos de Rosch y de Husserl es un poco
más compleja. Aquí me limito a resaltar dos de las diferencias más importantes entre
las perspectivas de los dos métodos. El contenido de estas diferencias fue
mencionado en los apartados (a) y (b) de esta sección. La primera diferencia tiene
que ver con la posición del investigador: mientras la psicología cognitiva estudia al
objeto desde una perspectiva en tercera persona, la fenomenología trascendental
lo estudia desde una perspectiva en primera persona. La segunda diferencia tiene
que ver con lo que podría denominarse la posición epistémica de los dos métodos:
mientras Rosch parte de una perspectiva naturalista en la que no se pone en duda
la posibilidad del conocimiento, Husserl parte de una perspectiva trascendental que,
desde sus orígenes, en la filosofía de Kant, cuestiona la posibilidad del conocimiento
de experiencia.
Con esto termina la exposición de las cuatro diferencias principales entre los
métodos de Rosch y de Husserl. En la tabla 2 se puede ver una representación
esquemática de esas cuatro diferencias:
60
Tabla 2: Representación esquemática de las cuatro
diferencias principales entre los métodos de Rosch y
de Husserl
Rosch
Objeto de estudio
Objeto general La
de estudio
cerebro)
Objeto
Procesos,
particular
estudio
(o
el La conciencia (pura)
Experiencias
de operaciones,
productos
particulares (puras)
y
contenidos
mentales
particulares
de análisis
Posición
Perspectiva
mente
Husserl
del Tercera persona
Primera persona
investigador
Posición
Naturalismo
Filosofía trascendental
epistémica
5. La heterofenomenología como puente para conciliar
las diferencias
a. La heterofenomenología
Ahora el problema consiste en conocer si existe alguna manera de conciliar estas
cuatro grandes diferencias. Para esto pueden resultar útiles las reflexiones de
Daniel Dennett, ya que él se enfrenta a un problema semejante. Dennett se pregunta
si hay alguna manera de aproximarse a la conciencia humana desde una
perspectiva en tercera persona (Dennett, 2003, p. 19). El problema aquí es que “el
61
estudio de la conciencia humana implica fenómenos que parecen ocupar algo más
bien como de otra dimensión: la dimensión de ‘primera persona’ privada, subjetiva”
(Dennett, 2003, p. 19). La pregunta de Dennett presenta semejanzas con el
problema de conciliar los métodos de Husserl y de Rosch, pues él pregunta por la
posibilidad de estudiar la conciencia, un objeto propio de perspectivas en primera
persona (como la fenomenología), desde una perspectiva en tercera persona (como
los métodos de la psicología cognitiva). La salida de Dennett a este problema es el
método de la heterofenomenología (Dennett, 1991, 2003). Si en este método se
encuentra una manera de estudiar a la conciencia desde una perspectiva en tercera
persona, allí puede encontrarse una manera de resolver el problema metodológico
de esta investigación.
¿Cómo estudiar a la conciencia humana desde una perspectiva en tercera persona?
La respuesta de Dennett es sencilla: mediante el método científico. Así lo expone
en Who's on first? Heterophenomenology Explained:
He defendido la hipótesis de que hay una extensión directa y conservadora
de la ciencia objetiva que cubre generosamente el terreno ─todo el terreno─
de la conciencia humana, haciendo justicia a todos los datos sin tener que
abandonar nunca las reglas y obligaciones del método experimental que han
funcionado tan bien en el resto de la ciencia (Dennett, 2003, p. 9).
Pero la heterofenomenología es una propuesta un poco más compleja. En primer
lugar, no todas las clases de experimentos son igual de válidas para hacer
heterofenomenología. En este método se parte de “experimentos en los que los
sujetos humanos colaboran con los experimentadores ─haciendo sugerencias,
interactuando verbalmente, diciendo cómo es” (Dennett, 2003, p. 10). Los datos
primarios de la heterofenomenología son “los discursos, reportes, cuestionarios,
correcciones, requerimientos, […] [así como] otros eventos, tales como presionar
un botón” (Dennett, 2003, p. 11). Todos estos datos son tomados como
“expresiones de las creencias” del sujeto (Dennett, 2013, p. 345). El investigador
toma las expresiones y las interpreta. ¿Qué se obtiene del acto interpretativo? “Lo
que esta comunicación interpersonal le permite hacer a usted, el investigador, es
62
componer un catálogo de lo que el sujeto cree que es verdad acerca de su
experiencia consciente” (Dennett, 2003, p. 11). Lo que se obtiene, entonces, son
creencias, las creencias de un sujeto acerca de su experiencia. No la experiencia
misma: “un catálogo de creencias acerca de la experiencia no es lo mismo que un
catálogo
de
las
experiencias
mismas”
(Dennett,
2003,
p.
12).
En
la
heterofenomenología las creencias son “el conjunto máximo de datos primarios”
(Dennett, 2003, p. 12). Dennett explica esto mediante la siguiente clasificación de
fuentes de datos:
(a) ‘las experiencias conscientes ellas mismas’
(b) Las creencias acerca de esas experiencias
(c) ‘los juicios verbales’ que expresan esas creencias
(d) Los enunciados de un tipo u otro (Dennett, 2003, p. 12).
El investigador toma como datos primarios los enunciados (d). Esos enunciados se
interpretan para conocer los “juicios verbales” (c). Mediante ellos el investigador es
conducido a las creencias acerca de las experiencias (del sujeto) (b) (Dennett, 2003,
p. 12). Así que, en el método de Dennett, no hay manera de llegar a las experiencias
conscientes y tomarlas como datos primarios.
La heterofenomenología abre un camino para conciliar los métodos de Husserl y de
Rosch de la siguiente manera: 1. La heterofenomenología propone investigar la
conciencia mediante métodos en tercera persona. Es decir, aquí se abre la
posibilidad de estudiar al objeto general de la fenomenología (la conciencia)
mediante el método de Rosch (y, particularmente, desde su perspectiva en tercera
persona). Sin embargo, este método aún deja fuera la posibilidad de estudiar las
experiencias mediante una perspectiva en tercera persona. Así que, si se quiere
usar a la heterofenomenología como puente para conectar los métodos de Husserl
y de Rosch debe resolverse este problema. Pero antes debe tenerse certeza de la
validez del nexo parcial que hace posible la heterofenomenología y para ello debe
determinarse si Dennett usa las nociones de “conciencia”, “primera persona” y
“tercera persona” en el mismo sentido en que lo hacen Husserl y Rosch.
63
i. Las nociones de “conciencia” de Husserl y de Dennett
El objeto general de estudio de la fenomenología trascendental es la región de la
conciencia pura. Eso es, la región en que la conciencia es dada esencialmente.
¿Cómo define Husserl la conciencia no-pura? “En un amplísimo sentido comprende
la expresión conciencia (aunque menos exactamente) todas las vivencias” (Husserl,
1997a, p. 75). En un sentido más estricto, la expresión “conciencia” reúne, para
Husserl, todos los actos de conciencia, es decir, todas las vivencias intencionales.
La pregunta es: ¿Dennett utiliza la noción de “conciencia” en el mismo sentido que
Husserl?
Dennett explica que hay un grupo de ideologías que se pueden agrupar en el rótulo
“funcionalismo”. De acuerdo con este enfoque, acciones humanas como disfrutar,
saborear o apreciar están determinadas por la estructura funcional del ser humano:
si reprodujeras la completa “estructura funcional” del sistema cognitivo de un
humano catador de vino (incluyendo la memoria, los objetivos, las aversiones
innatas, etc.), de ese modo, también reproducirías todas las propiedades
mentales, incluyendo el disfrute, el deleite, el saborear lo que hace el beber
vino algo que muchos de nosotros apreciamos (Dennett, 1991, p. 31).
Dennett se enfrenta a esa posición. Para él,
parece que ninguna máquina ─no importa qué tan acertadamente imite los
procesos mentales del catador de vinos─37 sería capaz de apreciar un vino,
o una sonata de Beethoven, o un juego de baloncesto. Para apreciar,
necesitas conciencia ─algo que ninguna máquina tiene (Dennett, 1991, p. 31,
énfasis añadido).
La estructura funcional del sistema cognitivo humano es su corporalidad física.
Dennett afirma que la conciencia no se reduce a esa corporalidad, particularmente,
al cerebro. Dennett también se refiere a la conciencia mediante el término “mente
consciente”: “Así, la mente consciente no es sólo el lugar donde los colores y los
37
Guiones agregados. En el original hay comas.
64
olores son presenciados38 y no sólo [es] la cosa pensante. Es donde la apreciación39
ocurre” (Dennett, 1991, p. 31, énfasis añadido).
De la definición de Dennett del término “conciencia” hasta ahora sabemos que es
aquello que se ocupa de apreciar. ¿Cómo se define por su género la actividad de
apreciar? Podría decirse que la actividad de apreciar es una acción intencional. En
efecto, para Dennett la conciencia es la fuente de las acciones intencionales:
[La mente consciente] es el último arbitro de por qué algo importa. Tal vez
esto incluso se sigue de alguna manera del hecho de que la mente consciente
se supone que es la fuente de nuestras acciones intencionales. Es lógico
─¿no?─ que si hacer cosas que importan depende de la conciencia, la acción
de evaluar la importancia40 (disfrutar, apreciar, sufrir, preocupar) debe
depender de la conciencia también (Dennett, 1991, p. 31).
La conciencia es la fuente de las acciones intencionales. Por ende, la posición de
Dennett es que los meros actos corporales (cerebrales) no producen acciones
intencionales. Para ellos se necesita de la conciencia. En una frase, “la mente
consciente, parece, no puede sólo ser el cerebro” (Dennett, 1991, p. 33).
De lo anterior se sigue que las definiciones del término “conciencia” de Dennett y de
Husserl tienen un gran rasgo en común: ambos definen a la conciencia por la
relación que mantiene con las vivencias intencionales. Para Husserl la conciencia
es la serie de vivencias intencionales en la vida de un ser humano y para Dennett
la conciencia es la fuente de las vivencias intencionales.
Pero la conexión semántica entre las nociones de “conciencia” de Dennett y de
Husserl es un poco más estrecha. Dennett utiliza otros dos términos para referirse
a la conciencia: “corriente de conciencia” y “experiencia consciente”. Estos términos
refieren a la conciencia desde una perspectiva fenomenológica. Sin embargo, aquí
los términos “fenomenología” y “fenomenológico” no se usan en el sentido de la
fenomenología trascendental, sino “como un término genérico para los muchos
“Witnessed”
“appreciating”
40 “Mattering”.
38
39
65
ítems en la experiencia consciente que tienen que explicarse” (Dennett, 1991, p.
45). Desde esa perspectiva, Dennett incluye en el rótulo “corriente de conciencia”
los siguientes ítems: “los dolores y aromas y sueños diurnos e imágenes mentales
y destellos de ira y lujuria, los habitantes normales de la fenomenología” (Dennett,
1991, p. 45). Después agrupa estos ítems en tres conjuntos:
(1) las experiencias del mundo “externo”, tales como vistas, sonidos, olores,
sentimientos resbaladizos o de rasquiña, sentimientos de calor y de frío, y de
las posiciones de nuestras extremidades; (2) experiencias del mundo
puramente “interno”, como imágenes de fantasía, las visiones y sonidos
internos de los sueños diurnos y de las charlas contigo mismo, recolecciones,
ideas brillantes, y corazonadas repentinas; y (3) experiencias de emoción o
‘afecto’ (para usar el horrible término favorecido por los psicólogos), que van
desde dolores corporales, cosquillas y “sensaciones” de hambre y sed, que
pasan por tormentas emocionales intermedias de ira, alegría, odio,
vergüenza, lujuria, asombro, hasta las visitaciones menos corporales de
orgullo, ansiedad, arrepentimiento, desprendimiento irónico, lástima, terror,
calma fría (Dennett, 1991, p. 45).
Todos los ítems que pertenecen a los conjuntos “experiencias del mundo puramente
‘interno’” y “experiencias de emoción o ‘afecto’” se incluyen en el concepto de
Husserl “vivencias inmanentes”. Las vivencias inmanentes son “aquellas a cuya
esencia es inherente que sus objetos intencionales, si es que existen, pertenecen a
la propia corriente de vivencias que ellas mismas” (Husserl, 1997a, p. 86).
Destacamos dos aspectos de esta definición: 1. Las vivencias inmanentes pueden
estar dirigidas a objetos intencionales, pero las vivencias inmanentes no siempre se
orientan hacia los objetos intencionales; 2. Ya sea que en estas vivencias el
individuo se oriente a objetos intencionales, ya sea que se oriente hacia formaciones
de otras características, siempre aquello a lo que se orienta el individuo hace parte
de su corriente de vivencias, es decir, no es un objeto externo. Husserl pone dos
ejemplos de vivencias inmanentes: 1. Cuando “un acto está referido a un acto (una
cogitatio a una cogitatio) del mismo yo” (Husserl, 1997a, p. 86), o 2. cuando “un acto
66
[está referido] a un dato de sentimiento sensible41 del mismo yo” (Husserl, 1997a, p.
86). En el primer caso, el yo dirige su atención a una vivencia propia (por ejemplo,
cuando después de levantar mi mano, contemplo de manera reflexiva la vivencia de
haber levantado la mano). El segundo caso es el de una formación que aún no se
ha constituido como objeto, un dato sensible ─un “dato inmanente de la sensación
[…] un dato de la sensación o un dato hylético” (Husserl 2001a, pp. 54–55)─ de una
clase particular: un dato de sentimiento sensible (aquí Husserl se refiere a las
sensaciones de sentimiento42 (a saber, datos como el placer o el dolor) expresadas
en sus Investigaciones Lógicas (1976, p. 509). Todos los ítems del conjunto
“experiencias del mundo puramente ‘interno’” son, desde la perspectiva de Husserl
“vivencias intencionales de referencia inmanente”, es decir, se incluyen entre los
actos cuya referencia intencional hace parte de la corriente de vivencias del yo que
percibe. Por otro lado, todas las “experiencias de emoción o de ‘afecto’”, bien
pueden ser actos intencionales de referencia inmanente, un acto cuya referencia
intencional es una emoción del yo constituida como objeto, o bien pueden ser los
datos hyléticos de aquellos sentimientos. En todo caso, estas vivencias también se
incluyen en el rótulo de “vivencias inmanentes”.
Asimismo, todos los ítems que se incluyen en el rótulo “experiencias del mundo
‘externo’” se incluyen en el conjunto que Husserl denomina “percepciones
trascendentes”. Las vivencias trascendentes son aquellas que no están referidas a
la propia corriente de conciencia del yo que las vivencia
como, por ejemplo, todos los actos dirigidos a esencias o a vivencias
intencionales de otros yos, de yos con otras corrientes de vivencias;
asimismo todos los actos dirigidos a cosas, a realidades en sentido estricto,
pero en general, como se mostrará aún (Husserl, 1997a, p. 86).
Es decir, son vivencias referidas a objetos externos o espaciales. Husserl también
las llama percepciones externas (Husserl, 1997a, párr. 38, 2001, párr. 1). Lo anterior
confirma que Dennett y Husserl están de acuerdo en que la conciencia está
41
42
“sinnliches Gefühlsdatum” (Husserl, 1913a, p. 68).
“Gefühlenpfindung” (Husserl, 1913b, p. 394).
67
constituida por el conjunto de vivencias intencionales. A esto debe sumarse otra
coincidencia: para Husserl la conciencia también es la fuente de todas las vivencias
intencionales, pues sin horizontes del antes y del después no habría vivencias
intencionales (y esos horizontes son producto de las vivencias sedimentadas en la
corriente de conciencia) (Husserl, 1997a, párr. 82).
En conclusión, las definiciones del término “conciencia” de Dennett y de Husserl son
ampliamente similares: ambos definen a la conciencia como la fuente y el conjunto
de las vivencias intencionales. Por supuesto que, si se miran las particularidades de
sus definiciones se encontrarán muchas diferencias, pero sus definiciones coinciden
en dos rasgos fundamentales (su composición y su actividad primordial) y eso es
suficiente para utilizar el método de la heterofenomenología como nexo para
vincular los métodos de Rosch y de Husserl.
ii. Las nociones de “primera persona” y “tercera persona” de Rosch,
Husserl y Dennett
En el método de Rosch, una perspectiva en “tercera persona” señala la acción de
recolectar datos empíricos mediante observaciones y medidas que un investigador
toma de un sujeto de laboratorio. La tercera persona se define en relación con
investigador. Él es la primera persona. Los datos que colecciona se toman de un
sujeto externo que no es segunda persona, pues no es el interlocutor inmediato y,
por consiguiente, debe ser tercera persona. En la heterofenomenología, la
perspectiva en “tercera persona” señala aquella perspectiva en la que “sólo hechos
obtenidos ‘desde el exterior’ cuentan como datos” (Dennett, 1991, p. 70). Cuando
Dennett explica la heterofenomenología se refiere principalmente a los métodos de
la psicología, particularmente, los Behavioristas. Ejemplos de análisis en
perspectiva de tercera persona son para Dennett: “tiempos de reacción al oprimir
botones […] pulso cardiaco, ondas cerebrales, movimientos de los ojos” (Dennett,
1991, p. 70). Lo anterior demuestra que las definiciones de Dennett y de Rosch
acerca de lo que significa una perspectiva en tercera persona son básicamente
idénticas.
68
La perspectiva en “primera persona” señala en el método de Husserl el dirigirse a la
experiencia misma del investigador. El investigador se dirige a su propia experiencia
y de allí recolecta la información para el análisis. La perspectiva en “primera
persona” señala en el método de Dennett, “la perspectiva de primera persona de
Descartes en la que yo describo en un monólogo (que te permito escuchar) lo que
encuentro en mí experiencia de conciencia contando con que haya un acuerdo entre
nosotros” (Dennett, 1991, p. 70). Ambos definen la perspectiva en primera persona
como una coincidencia entre el investigador y el objeto de estudio. Por lo tanto, las
definiciones del rótulo “perspectiva en primera persona” de Dennett y de Husserl
son básicamente idénticas.
b. Los límites de la heterofenomenología para conciliar los
métodos de Husserl y de Rosch
La heterofenomenología abre un puente entre los métodos de Husserl y de Rosch,
pues con ella se propone estudiar la conciencia desde una perspectiva en tercera
persona. A esto debe sumársele otra coincidencia. La heterofenomenología toma
una posición epistémica semejante a la de la psicología cognitiva. Eso es, una
perspectiva naturalista (en el sentido más amplio). ¿Dónde se rompe el vínculo entre
la psicología cognitiva y la heterofenomenología? El punto de partida del método
heterofenomenológico son las técnicas de recolección de la información de las
ciencias de la cognición (particularmente, de la psicología cognitiva). Se toman
medidas como tiempo de reacción, o medidas de precisión o de atención (las
mismas técnicas que usa Rosch en sus experimentos para estudiar la mente y los
procesos y productos mentales). Hasta aquí hay una completa coincidencia. La
diferencia se comienza a marcar en el proceso de análisis de los datos. Tanto en el
método de Rosch como en el método de Dennett los datos recogidos se someten a
un proceso de interpretación. La interpretación de los datos está determinada por
dos factores principales: 1. El objeto de estudio del método y 2. El esquema
interpretativo. Mientras Rosch interpreta los datos mediante un esquema
interpretativo basado en el acervo de hallazgos y teorías de la psicología cognitiva
con el fin de conocer ciertos procesos y productos mentales, Dennett interpreta los
69
datos mediante un esquema funcional con el fin de conocer procesos de la
conciencia. Así que el puente entre la heterofenomenología y el método de Rosch
se apoya en la posición epistémica, la perspectiva de análisis y las técnicas de
recolección de los datos, pero se rompe en el proceso de interpretación de los datos
recolectados.
Por otro lado, el puente entre la heterofenomenología y el método de Husserl no ha
encontrado ningún fundamento sólido. Se ha determinado que su objeto de estudio
es la conciencia y que sus definiciones del término “conciencia” coinciden en los
aspectos fundamentales. Pero la posibilidad de abrir un nexo a partir del objeto
general de estudio de los dos métodos se rompe cuando se tiene en cuenta la
posición epistémica de los dos métodos, pues mientras Dennett piensa la conciencia
desde una perspectiva naturalista, Husserl lo hace desde una perspectiva
trascendental. ¿Hay alguna manera de conciliar el naturalismo de Dennett y Rosch
con la filosofía trascendental?
El problema de conciliar el naturalismo con la filosofía trascendental parece un gran
problema cuando el predicado “trascendental” se entiende en sentido kantiano, es
decir, como el cuestionamiento de la posibilidad de conocer a priori. Pues el
naturalismo niega rotundamente la posibilidad de cualquier intuición a priori y
rechaza cualquier cuestionamiento sobre la posibilidad de conocimiento. Pero debe
recordarse que, si bien para Husserl lo trascendental también se refiere a lo a priori,
para él lo a priori no es lo dado antes de la experiencia sino la esencia de la
experiencia. La esencia es el resultado de la variación eidética (ya estática, ya
genética). Es decir, la experiencia es pura en el sentido de que está libre de todo el
ropaje cultural, de todas las interpretaciones e ideologías del mundo de la actitud
natural. Por lo tanto, la experiencia pura no es una nueva experiencia o un contenido
innato del ser humano; es la misma experiencia de la actitud natural (la misma
experiencia que se estudia desde una perspectiva naturalista) pero dada ella misma.
Y si la fenomenología genética estudia la misma experiencia que estudiaría el
naturalismo, entonces no hay ningún enfrentamiento entre las posiciones
epistémicas naturalista y trascendental ─o al menos no en cuanto referidas a la
70
conciencia─. Por consiguiente, si hay una diferencia entre el método de Dennett y
el método de Husserl, ella no se encuentra en el objeto de estudio sino en la manera
como la fenomenología trascendental lo estudia: mientras la heterofenomenología
estudia a la conciencia como dada en la actitud natural, la fenomenología
trascendental pretende liberar esa conciencia de todo el ropaje cultural y
contemplarla en su esencia pura.
Pero aun cuando se hayan encontrado unos puntos de convergencia entre los
métodos de la psicología cognitiva, la heterofenomenología y la fenomenología
genética, la heterofenomenología no puede conciliar completamente los métodos
de Husserl y de Rosch pues, por un lado, ella defiende la imposibilidad de acceder
a la experiencia desde una perspectiva en tercera persona y, por otro lado, se
distancia del método de la psicología cognitiva en el proceso de análisis de la
información, particularmente en la interpretación de los datos recolectados. En la
tabla 3 se puede ver una representación esquemática de las coincidencias y
diferencias entre los métodos de Husserl, Rosch y Dennett. Los cuadros resaltados
en anaranjado oscuro muestran las coincidencias entre los tres métodos y los
cuadros en verde claro muestran las diferencias que deberían conciliarse si se
pretende construir un puente entre las tres metodologías de investigación.
71
Tabla 3. Representación esquemática de las
coincidencias entre los métodos de Husserl,
Rosch y Dennett
Rosch
Objeto
La
Heterofeno
mente Conciencia
Husserl
La
conciencia
pura
general de (cerebro)
Objeto
Procesos,
Creencias
particular
operaciones,
los
de estudio
análisis
y
recolección
de análisis
Técnicas
sujetos particulares
productos
y acerca de sus
contenidos
experiencias
mentales
conscientes.
Técnicas de Interpretación
análisis
Perspectiva
de Experiencias
particulares
de
de Objeto de estudio
estudio
basada
Interpretación
en funcional
Análisis
fenomenológico
psicología
de
cognitiva
experiencia.
la
Técnicas de Experimentos
Experimentos
Experiencia del
de laboratorio
de laboratorio
investigador
Posición del Tercera
Tercera
Primera
investigador persona
persona
persona
Posición
Naturalismo
Filosofía
recolección
epistémica
Naturalismo
trascendental
72
6. Crítica fenomenológica del acto de interpretación en
la heterofenomenología
La heterofenomenología sostiene que su fuente última de datos primarios ─eso es,
su objeto particular de estudio─ son las creencias de los sujetos acerca de su
experiencia consciente, pues mediante la interpretación de las expresiones de los
sujetos no se puede acceder a la experiencia. Como el método de la fenomenología
genética toma por objeto particular la experiencia, si se quieren conciliar estos dos
métodos, se debe conocer qué entiende Dennett por interpretación o interpretar y
por qué afirma que no es posible llegar a la experiencia mediante el acto
interpretativo.
a. La noción de “interpretación” de Daniel Dennett
El soporte principal de Dennett para definir el acto de interpretar es la actitud
intencional. Para él el acto de interpretación descansa en el hecho de que las
expresiones del sujeto de laboratorio señalan algún tipo de intencionalidad:
Este tipo de interpretación nos exige adoptar lo que yo llamo la actitud
intencional (Dennett, 1971, 1978a, 1987a): debemos tratar al emisor de ruido
como un agente, [y] de hecho [como] un agente racional, que alberga
creencias y deseos y otros estados mentales que exhiben intencionalidad o
"acerca-de-lo-que-idad"43 y cuyas acciones pueden explicarse (o predecirse)
sobre la base del contenido de estos estados. Así, los ruidos pronunciados
deben interpretarse como cosas que los sujetos querían decir, de
proposiciones que pretendían afirmar, por ejemplo, por varias razones
(Dennett, 1991, p. 76).
Las expresiones se interpretan sobre la base de que el sujeto quiere expresar algo
mediante ellas. Por consiguiente, el acto de interpretación consiste en identificar lo
que el sujeto quiere decir mediante esas expresiones, o más precisamente, la
43
“Aboutness”
73
interpretación consiste en identificar la intencionalidad del sujeto. ¿Cómo se
desarrolla el proceso de interpretación?
Cuando se adopta la actitud intencional uno asume un óptimo de racionalidad en el
autor del texto. Sin embargo, dice Dennett, algunas veces parece que ese óptimo
se fragmenta y entonces aparecen problemas de interpretación (Dennett, 1990, p.
187). En ese caso podríamos preguntarle al autor qué fue lo que quiso decir y, así,
podríamos acceder a su intencionalidad. Por ejemplo:
Si el libro de instrucciones que recibiste con tu nuevo computador dice “La
luz roja indica que tu batería se está agotando” y te preguntas si esto significa
que tu batería se está agotando anormalmente o [si] sólo se está agotando
en el curso normal de operación, tú puedes llamar al autor […] y preguntarle
cuál interpretación se pretendía44 (Dennett, 1990, p. 178).
Pero Dennett muestra que la opinión del autor acerca de lo que su texto quiere decir
no revela su auténtica intencionalidad. Hay diversas posiciones que apoyan esta
tesis:
De acuerdo con la opinión más o menos recibida entre los teóricos literarios,
es simplemente un error suponer que la opinión personal del autor sobre el
significado de un texto es autoritaria (¡como se podría decir!). Algunos
teóricos van tan lejos como para afirmar que la opinión del autor ni siquiera
es un dato relevante; uno podría preguntarle a su tío tanto como al autor
(Dennett, 1990, p. 179).
La suposición de que la opinión del autor acerca del significado de su texto revela
la intencionalidad del autor se ha denominado falacia intencional. Dennett propone
otra alternativa: “¿Qué debemos hacer? Consultar a los diseñadores ─tal como lo
hacemos con otros artefactos. Pues nosotros somos artefactos, después de todo,
diseñados por selección natural para proporcionar vehículos de supervivencia
confiables para nuestros genes dentro de un futuro indefinido” (Dennett, 1990, p.
187). Debe preguntársele, entonces, a la “madre naturaleza” cuál fue su intención
44
“intended”
74
al producir los organismos que somos. Esto se hace “adoptando la actitud
intencional hacia el proceso de selección natural en sí y buscando los fundamentos
de diseño algo encubiertos de las características que descubrimos” (Dennett, 1990,
p. 187). En una palabra, debemos volvernos adaptacionistas. “Los adaptacionistas
asumen la optimalidad del diseño en los organismos que estudian” (Dennett, 1990,
p. 187). Y debemos hacerlo porque “debemos ser interpretes si queremos hacer
algún progreso, y la interpretación requiere la invocación de optimalidad” (Dennett,
1990, p. 187, énfasis añadido). Los adaptacionistas buscan responder a la pregunta
de “por qué” y, por ende, parten del supuesto de la existencia de alguna buena razón
para que el organismo se comporte de una manera determinada: “¿por qué,
pregunta el adaptacionista, estas aves dejan cuatro huevos? El adaptacionista
empieza con la suposición de que cuatro huevos es mejor, de alguna manera, que
dos […]” (Dennett, 1990, p. 187). El supuesto de los adaptacionistas es que a la
selección natural se la ha nombrado bien y que la naturaleza selecciona siguiendo
un criterio de optimalidad. El supuesto es, entonces, un supuesto funcional ─la
selección natural es funcional a una optimalidad─. El análisis funcional del diseño
es el esquema de referencia o esquema contextual de la interpretación del texto.
¿En qué consiste, entonces, el acto de interpretar? Interpretar es reconocer la
intencionalidad de una expresión, es decir, identificar lo que el autor quiso decir.
Hasta aquí la definición de Dennett no es diferente de la de la tradición
hermenéutica.45 Pero Dennett le da un sentido específico al acto de interpretar. Para
él interpretar significa hallar la razón por la cual se expresó algo. Ya sea el biólogo
interpretando el comportamiento del ave, ya sea el científico interpretando el
comportamiento del robot, ya sea el filósofo interpretando la expresión del ser
humano, en cualquier caso, interpretar significa formular la pregunta acerca de “por
qué”: ¿por qué el ave pone cuatro huevos?, ¿por qué el robot no se detuvo al ver la
señal?, ¿por qué Russell dijo “te amo” sin saber si la amaba?46 La pregunta del “por
Para la definición de la tarea y el propósito de la disciplina hermenéutica me baso en los estudios
de Mauricio Beuchot (Beuchot, 2015).
46 El ejemplo de Russell es referido por Dennett: "Era tarde antes de que los dos huéspedes se
fueran y Russell estaba solo con Lady Ottoline. Se sentaron a hablar junto al fuego hasta las cuatro
de la mañana. Russell, recordando el evento algunos días después, escribió, ‘no sabía que te amaba
45
75
qué” halla su respuesta en la función del autor y esa función se encuentra en su
diseño. Si queremos interpretar la expresión, eso es, si queremos responder la
pregunta por el “por qué”, debemos hallar la función del artefacto en el diseño de
quien lo produjo, en el caso de los humanos, la selección natural.
i. Crítica fenomenológica de la interpretación funcionalista
Según Dennett, reconocer la intencionalidad del autor significa explicar las razones
por las que él llevó a cabo un comportamiento. Por eso interpretar se traduce por la
pregunta acerca del “por qué”. ¿Pero realmente esta pregunta conduce a la
intencionalidad del autor?
Partiré de un ejemplo: el individuo A le expresa al individuo B el juicio “tus ojos
estaban cargados de ira”. Según Dennett, interpretar esa expresión es formular la
pregunta “¿por qué el individuo A expresó el juicio ‘tus ojos estaban cargados de
ira’?”. Pero a simple vista esta parece ser una pregunta secundaria. Es decir, parece
haber una pregunta más básica que la precede. Normalmente, antes de preguntar
por qué se hizo algo, debe preguntarse qué fue lo que se hizo, ¿no es así? Se podrá
objetar que la pregunta por el “qué” ya está resuelta, que lo que hizo el individuo A
fue precisamente expresar el juicio en cuestión, que acerca del “qué” no hay nada
más que decir. Se podría decir eso si lo único que nos importara acerca del “qué”
de la expresión fuera el juicio vacío y no su significación. Pero esta parece una
respuesta demasiado simple para una pregunta tan compleja. Después de todo la
pregunta por el qué es la pregunta por la constitución de un sustrato. ¿Podría ser
que en este caso el sustrato fuese algo tan simple como un juicio vacío?
Cambiemos ahora de perspectiva: ¿Qué es intencionalidad en el sentido aceptado
por Dennett y por Husserl? Ambos estarían de acuerdo en decir que es conciencia
de. Si se quiere conocer la intención del individuo A, deben conocerse al menos dos
cosas: 1. su vivencia consciente y 2. el objeto del que es consciente. Así, se
formulan las preguntas “¿Cuál es la vivencia del individuo A?” y “¿cuál es el objeto
intencional de esa vivencia?” La respuesta a estas preguntas parece simple: el
hasta que me escuché a mí mismo diciéndotelo ─por un instante, pensé ‘Dios mío, ¿qué he dicho?’
y entonces supe que era la verdad” Clark (1975), citado por Dennett (Dennett, 1990, p. 179).
76
objeto intencional de la vivencia son los ojos del individuo B y la vivencia consciente
es el acto de juzgar (más precisamente, el acto de predicar algo acerca de ese
objeto). Pero ¿qué es, entonces, el objeto intencional “los ojos del individuo B”? y
¿qué es el acto de predicar algo acerca de ese objeto? Antes de responder las
preguntas acerca del “por qué” de la intencionalidad (¿por qué es ella?, y ¿por qué
es así?), deben responderse las preguntas acerca de lo qué es la intencionalidad y
de cómo es esa intencionalidad (¿qué es el sujeto de un juicio?, ¿qué es el acto de
juzgar? Y ¿cómo son ellos?).
Estas preguntas pueden responderse siguiendo los hallazgos fenomenológicos de
Edmund Husserl. Allí se puede ver que el sujeto de un juicio es la síntesis activa del
sustrato de la percepción y que el acto de juzgar es la síntesis activa de la
percepción contemplativa. La interpretación funcional estaría precedida por la
identificación de la vivencia de percepción que subyace al acto de juzgar por la
identificación del sustrato que se constituye en esa vivencia. Después de realizar
esa tarea, es decir, después de conocer lo que es y cómo es la intencionalidad del
sujeto, se podrían buscar las razones por las que la intencionalidad es y es así. En
una frase: antes de plantear las preguntas acerca del “por qué” y de realizar una
interpretación funcional para responderlas, debe conocerse la experiencia que
subyace y da origen a la expresión misma.
Pero como Dennett defiende la imposibilidad de acceder a la experiencia mediante
la interpretación de las expresiones del sujeto de laboratorio, es decir, como él
afirmaría que responder las preguntas acerca del “qué” y del “cómo” de la
intencionalidad
es
imposible
mediante
un
acto
interpretativo,
la
crítica
fenomenológica de la interpretación funcional deberá demostrar que es posible
acceder a la experiencia mediante la interpretación de las expresiones.
b. Experiencia y expresión
Para determinar la posibilidad de acceder a la experiencia mediante la interpretación
de expresiones lo primero que se debe hacer es precisar el sentido del término
“expresión”.
77
Dennett incluye en el rótulo “expresión” las acciones del sujeto de laboratorio, como
“discursos, reportes, cuestionarios, correcciones, requerimientos, […] [así como]
otros eventos, tales como presionar un botón” (Dennett, 2003, p. 11). Cuando se
adopta la actitud intencional, todas estas acciones son tomadas como “expresiones
de las creencias [del sujeto]” (Dennett, 2013, p. 345). Las creencias del sujeto son
creencias acerca de su experiencia consciente. Dennett afirma que esas creencias
son el nivel más profundo al que se puede llegar mediante la interpretación de las
expresiones, pues la interpretación no alcanza a llegar a la experiencia misma. Para
determinar si los límites del acto interpretativo fijados por Dennett son correctos,
debe conocerse si su clasificación de los estratos que subyacen a la expresión es
correcta. Para conocer eso confrontaré su posición con los hallazgos de Husserl
acerca de la “expresión”.
i. Dos clases de signos: indicación y expresión
Husserl distingue dos sentidos en el término signo47 ─o, también podríamos decir,
Husserl distingue dos clases de signos─: las indicaciones48 (entre las que se
encuentran las señales49 y las notas o distintivos50) y las expresiones51. Lo que
diferencia a las expresiones de las indicaciones es que en la expresión se expresa
una significación52, un sentido53, mientras que en la indicación apenas se designa54
algo ─aunque no siempre es designado algo en las indicaciones─ (Husserl, 1976,
p. 233).
En un sentido positivo, la indicación es una nota55 (una característica), que designa
o señala. De designar Husserl dice que “no vale siempre tanto como aquel
«significar» que caracteriza las expresiones” (Husserl, 1976, p. 233). El verbo
“Zeichen” (Husserl, 1913b, p. 23)
“Anzeichen” (Husserl, 1913b, p. 23).
49 “Kennzeichen” (Husserl, 1913b, p. 23)
50 “Merkzeichen“ (Husserl, 1913b, p. 23)
51 “Ausdrucken” (Husserl, 1913b, p. 23)
52 “Bedeutung” (Husserl, 1913b, p. 23)
53 “Sinn” (Husserl, 1913b, p. 23)
54 “Bezeichnen” (Husserl, 1913b, p. 23). Gaos y Morente también traducen este verbo como
“señalar”.
55 “Merkmal” (Husserl, 1913b, p. 23).
47
48
78
designar se usa para referirse a dos cosas: “[a] la acción que crea la nota indicadora
(aplicación del hierro ardiendo, inscripción del signo) […] [y] a la señal misma […] y,
respectivamente, al objeto señalado” (Husserl, 1976, p. 234). En ese sentido, dice
Husserl, la indicación es “algo [que] sirve efectivamente de señal56 de algo, para un
ser pensante” (Husserl, 1976, p. 234).
Una expresión es “todo discurso57 y toda parte de discurso, así como todo signo,
que esencialmente sea de la misma especie” (Husserl, 1976, p. 238). Se excluyen
“los
gestos
y
ademanes
con
que
acompañamos
nuestros
discursos
involuntariamente […] [y] los gestos y ademanes en que, aun sin discurso
concomitante, el estado anímico de una persona recibe una «expresión»
comprensible para quienes lo rodean” (Husserl, 1976, p. 238). Se las excluye porque
no tienen significación. No tienen significación porque “al exteriorizar esas
manifestaciones fáltale al sujeto la intención de presentar unos «pensamientos» en
modo expresivo, ya a otros, ya a sí mismo, en cuanto que se halle sólo consigo
mismo” (Husserl, 1976, p. 238). Así que el término “significación” tiene un sentido
referido a la propia mención del individuo y a su intención de comunicarla
voluntariamente, en el caso del discurso comunicativo. Todo aquello que revele la
mención del individuo de manera involuntaria (los gestos y ademanes que Husserl
excluyó del concepto de “significación”, como, por ejemplo, el rubor en el rostro o
los ojos brillantes) pueden ser interpretados por otra persona, pero en tanto no son
producto de una intención comunicativa, no funcionan como expresión sino como
mera indicación.
Sin embargo, en el discurso comunicativo,58 la indicación tiene mayor extensión que
la expresión, porque la expresión sola no puede cumplir la función de significar, ella
necesita estar unida con una indicación: “es decir, que en el discurso comunicativo,
la expresión, además de significar es, más o menos, una [indicación]59; la cual funda
por su parte un concepto más amplio, porque justamente puede presentarse
“Anzeige” (Husserl, 1913b, p. 24).
“Rede”(Husserl, 1913b, p. 30)
58 Limito la exposición a los procesos y operaciones referidos al discurso comunicativo, pues lo que
acontece en la vida solitaria del alma no es relevante para este estudio.
59 “Anzeichen”. Gaos y Morente traducen “señal”.
56
57
79
separada” (Husserl, 1976, p. 233). El concepto de “expresión” es más complejo que
el de “indicación” porque en la expresión se expresa una significación, pero el
concepto de “indicación” es más extenso que el de “expresión” porque aquel se
puede dar de manera independiente y este necesita de la indicación para poder ser.
Husserl distingue dos series de actos en la expresión: 1. Los actos de dar sentido60
o intenciones significativas61, que son los actos en los que se expresa una mención
y que tienen el rasgo de ser “esenciales a la expresión, si ésta ha de ser expresión”
(Husserl, 1976, p. 243); y 2. Los actos de cumplir sentido62 o cumplimiento
significativo63, que son los actos en los que se extiende el sentido expresado en los
primeros y que tienen el rasgo de no ser esenciales para la expresión, “pero que
mantienen con ella la relación lógica fundamental de cumplir (confirmar, robustecer,
ilustrar) su intención significativa más o menos adecuadamente y por tanto de
actualizar justamente su referencia al objeto” (Husserl, 1976, p. 243). Husserl usa
aquí el término “cumplimiento”64 o “cumplir” en el sentido habitual de las
investigaciones fenomenológicas, es decir, como el llenar de intuición aquello que
es dado de manera vacía. Por ejemplo, cuando Husserl habla de los horizontes
vacíos de la percepción, utiliza el término cumplir o cumplimiento para señalar su
“llenamiento” intuitivo (Husserl, 1980, párr. 8). De esta manera el cumplimiento de
la significación es su cumplimiento intuitivo, sea perceptivo, sea imaginativo, sea
rememorativo, o de la clase que sea:65 “el acto de dar cumplimiento aparece como
el expresado por la expresión plena; como, por ejemplo, cuando de un enunciado
se dice que expresa una percepción o una imaginación” (Husserl, 1976, p. 244). A
los actos de dar sentido y de cumplirlo se los ha llamado fases, pero en realidad
„bedeutungverleihenden Akte“ (Husserl, 1913b, p. 38)
„Bedeutungsintention“ (Husserl, 1913b, p. 38)
62 “bedeutungerfüllende Akte“ (Husserl, 1913b, p. 38).
63 “Bedeutungserfüllung” (Husserl, 1913b, p. 38).
64 “Erfüllung”
65 Como prueba adicional de esta interpretación se encuentra la línea que empieza el párrafo en el
que se establece la distinción entre intención significativa y cumplimiento significativo: “Si
establecemos como base esta distinción fundamental entre la intención significativa vacía de toda
intuición y la que está por el contrario llena de intuición [erfüllten Bedeutungsintentionen], habremos
de separar […]” (Husserl, 1976, p. 243).
60
61
80
ellos se funden en una unidad de conocimiento en la expresión (Husserl, 1976,
párrs. 9, 10).
Pueden distinguirse cuatro componentes en el concepto de “expresión”: 1. La parte
físicamente perceptible, es decir, el signo sensible (por ejemplo, el complejo vocal
articulado, la palabra escrita, etcétera), 2. Las vivencias que, enlazadas por
asociación con el signo sensible, constituyen la significación de la expresión, eso
es, lo que el individuo quiere decir (la mención del hablante), 3. La referencia de la
mención a algo objetivo, la referencia objetiva66 (que puede aparecer en una
intuición originaria o en la fantasía)67, y 4. La “notificación”68, la operación en la que
el hablante comunica al oyente las vivencias psíquicas (que constituyen la
significación) mediante el lenguaje ─u otro signo semejante─ (Husserl, 1976, paras.
7).69 La “notificación” es la expresión en cuanto dada en el discurso comunicativo.
Por eso, ella no es tanto un componente de la expresión, como una función de ella
(es la función comunicativa de la expresión). Por lo tanto, la expresión prescinde de
la notificación cuando aparece en la vida solitaria del alma. Mediante la notificación
el hablante tiene la intención de darle a conocer al oyente la significación (Husserl,
1976, p. 244). Pero hay una gradación en el contenido expresado por la notificación:
El sentido del predicado notificado puede tomarse en sentido estricto o
amplio. En sentido estricto lo limitamos a los actos de dar sentido; en cambio,
en sentido amplio podemos entender todos los actos del que habla, todos los
actos que, basándose en el discurso (y, eventualmente, porque el discurso
los enuncie), puede el oyente suponer70 en el que habla. Así, por ejemplo,
cuando enunciamos un deseo, el juicio acerca del deseo es notificado en
sentido estricto; el deseo mismo, empero, es notificado en sentido amplio.
Igual sucede en el caso de una enunciación corriente de percepción, que el
oyente comprende sin más como perteneciente a una percepción actual. El
“Gegenständlicher Beziehung” (Husserl, 1913b, p. 49)
Es posible que la referencia al objeto no esté realizada en la intuición (no esté cumplida), en ese
caso, se trata de una “intención significativa vacía de toda intuición” (Husserl, 1976, p. 243)
68 “Kundgeben” (38)
69 Sobre las cuatro partes de la “expresión”, véase también (Husserl, 1976, para. 11, 14)
70 “eingelegt” (Husserl, 1913b, p. 33).
66
67
81
acto de percepción es aquí notificado en sentido amplio; el juicio sobre él
construido es notificado en sentido estricto (Husserl, 1976, p. 240, énfasis
añadido)71.
Esta cita revela dos elementos importantes: 1. El acto de dar sentido es un acto
judicativo, pues Husserl define aquello que se notifica en sentido estricto como: a)
los actos de dar sentido, y b) el juicio (acerca del deseo o de la percepción). Por
ende, se trata del mismo fenómeno visto desde perspectivas diferentes: en un caso
noéticamente y en el otro noemáticamente. 2. Aquello que se notifica en sentido
amplio son todos los actos del que habla, y eso incluye a los actos de cumplir
sentido:
No hace falta advertir que tanto los actos de dar significación como los de
cumplirla pueden implicarse con la notificación en el caso del discurso
comunicativo. Los primeros constituyen incluso el núcleo más esencial de la
notificación. El interés de la intención comunicativa ha de ser precisamente
darlos a conocer al oyente; porque si éste comprende al que habla es sólo
porque los supone72 en el que habla (Husserl, 1976, p. 244, énfasis añadido).
Por lo tanto, la notificación comunica o “expresa” los dos componentes principales
de la significación, pero en un grado diferente de inmediatez. Pues el predicado
“sentido estricto” señala un componente esencial, inmediato, en la notificación (el
juicio) y el predicado “sentido amplio” señala un componente secundario o mediato
(el cumplimiento del juicio en una intuición, en los ejemplos, el deseo o la
percepción). La diferencia entre la significación y la notificación se muestra en el
lenguaje cotidiano cuando decimos que una cosa es lo que se dijo y otra lo que se
quería decir.
Cuando Husserl mira sólo el componente objetivo de la expresión, es decir, la
situación objetiva referida, encuentra que esta tiene su propia “significación”. Es una
significación idéntica en todos los individuos, momentos y lugares. Por ejemplo, la
71
72
Cuando el texto citado contiene palabras en cursiva el énfasis será resaltado mediante subrayado.
“einlegt” (Husserl, 1913b, p. 39).
82
expresión «residuo cuadrado» siempre va a tener el mismo significado (ya sea que
lo haya dicho Husserl en 1905 en Friburgo o que lo diga yo ahora en Bogotá).
Es importante distinguir la referencia objetiva de la significación, porque es posible
que “varias expresiones pueden tener la misma significación, pero distintos objetos
o distintas significaciones y el mismo objeto” (Husserl, 1976, p. 249). Los “nombres”
ilustran muy bien esta diferencia: “Dos nombres pueden significar distinta cosa y
nombrar una misma. Así, por ejemplo: el vencedor de Jena y el vencido de Waterloo”
(Husserl, 1976, p. 249). Un ejemplo de expresiones con una misma significación,
pero diferente referencia objetiva:
La expresión caballo tiene la misma significación en todos los giros en que
aparece. Pero si decimos: Bucéfalo es un caballo y luego decimos: ese penco
es un caballo, es claro que, al pasar del uno al otro enunciado, ha acontecido
un cambio en la representación que da sentido al término. Su «contenido»,
la significación de la expresión caballo ha permanecido sin duda intacta; pero
la referencia objetiva ha cambiado (Husserl, 1976, p. 249).
Sin
embargo,
la
distinción
entre
significación
y
referencia
objetiva
es
fundamentalmente analítica. La conexión entre ambas es tan estrecha que en
últimas no se trata de dos aspectos distintos en el acto de dar sentido, sino de un
mismo aspecto señalado en contextos significativos diferentes:
Por lo demás es claro que entre esos dos aspectos, que debemos distinguir
en toda expresión, existe una conexión estrecha, a saber: que una expresión
adquiere referencia objetiva sólo porque significa y que, por tanto, se dice
con razón que la expresión designa73 (nombra) el objeto mediante su
significación; y respectivamente que el acto de significar es el modo
determinado de mentar el objeto en cuestión, sólo que este modo de la
mención significativa y, por tanto, la significación misma puede cambiar,
permaneciendo idéntica la dirección objetiva (Husserl, 1976, p. 250).
73
“Bezeichnen” (Husserl, 1913b, p. 49).
83
ii. Coincidencia de la referencia objetiva del término “expresión” en
Husserl y Dennett
¿Cómo definiría Husserl las acciones que Dennett incluye el rótulo “expresión”, eso
es, las acciones como “discursos, reportes, cuestionarios, correcciones,
requerimientos, […] [así como] otros eventos, tales como presionar un botón”? Para
responder esta pregunta, deben distinguirse dos tipos de acciones incluidas en el
rótulo “expresión”. Por un lado, están las “expresiones lingüísticas” como “discursos”
y “reportes”, y, por otro lado, están las “expresiones no-lingüísticas”, como
“presionar un botón”. En un lugar intermedio se encuentran los “cuestionarios” que,
pueden ser expresiones lingüísticas, en el caso de preguntas abiertas, o
expresiones no-lingüísticas, en el caso de preguntas cerradas.74
Las “expresiones lingüísticas” son expresiones en el sentido que le da Husserl a
este término, porque cumplen dos de las condiciones básicas que definen a la
expresión: 1. Son discursos, y 2. El sujeto tiene la intención de “presentar unos
«pensamientos» en modo expresivo” (Husserl, 1976, p. 238). Las “expresiones nolingüísticas” también son expresiones, pues, aunque no sean discursos, el sujeto sí
quiere manifestarse respecto a algo mediante ellas. Por ejemplo, en el caso de la
técnica del priming, se le pide a un sujeto que mire dos imágenes y que presione el
botón derecho en caso de que considere que son idénticas y el botón izquierdo si
considera que no lo son. Si oprime el botón derecho, el sujeto quiere manifestar el
juicio “las dos imágenes son idénticas”. Por lo tanto, la acción de presionar el botón
es el componente físicamente perceptible de la expresión. De modo que la única
diferencia que hay entre las expresiones lingüísticas y las no-lingüísticas es la “parte
físicamente perceptible del signo”.
Hay, entonces, un acuerdo entre Husserl y Dennett con respecto a la referencia
objetiva del término “expresión”. Es decir, Husserl y Dennett están de acuerdo en
que las acciones del sujeto de laboratorio, como discursos, reportes, presionar un
botón, etcétera, son expresiones. Ahora debe determinarse la diferencia de sentido
Dejaré por fuera del análisis las “correcciones” y los “requerimientos” por la vaguedad de su
definición.
74
84
que existe entre estos autores con respecto al término “expresión”. Mientras Dennett
afirma que la expresión es expresión de las creencias del sujeto, Husserl afirma que
la expresión es expresión de una significación. Ya se sabe que, en el caso de
Dennett, las creencias del sujeto son creencias acerca de su experiencia y que en
el caso de Husserl la “significación” es el compuesto de intención y cumplimiento
significativos. La pregunta es: ¿existe alguna relación entre los términos
“significación” de Husserl y “creencia” de Dennett?
iii. El origen pre-predicativo de la significación
Conviene partir de una precisión del sentido del término “significación”. Ya
conocemos sus componentes, pero aún no sabemos cuál es su origen. Partamos
de lo que sabemos de ella. La significación es el acto de dar significación (el acto
judicativo y el juicio) fundido con el acto de cumplirla (el cumplimiento intuitivo del
juicio). Pero el cumplimiento es posterior al darse. Se da un acto vacío de intuición
(como el perfil no-visto del objeto), y se cumple intuitivamente él en un nuevo acto
(como cuando el perfil no-visto del objeto se hace intuitivo en un nuevo acto de
percepción). El juicio siempre es anterior a su cumplimiento. ¿De ahí se sigue,
entonces, que el origen de la significación es predicativo y no experiencial?
En las Investigaciones lógicas, Husserl presenta algunas reflexiones acerca del
origen de las indicaciones. El origen psíquico de las indicaciones se encuentra en
la “asociación de ideas”75 (Husserl, 1976, p. 237). Este término señala dos cosas: 1.
La asociación de ideas por remembranza76 y 2. “los demás hechos en que la
asociación se revela dotada de poder creador, al producir caracteres y formas de
unidad peculiares en el sentido descriptivo” (Husserl, 1976, p. 237). Aquí el concepto
de “asociación” está fuertemente ligado al concepto de “asociación” de los
empiristas británicos. No obstante, el término “asociación” tiene ya un carácter
fenomenológico. Esto se revela en la descripción de Husserl de la constitución de
la indicación:
75
76
“Ideenassoziation” (Husserl, 1913b, p. 29).
“Wiedererweckung” (Husserl, 1913b, p. 29).
85
Y encontramos que ese quid común [a todas las indicaciones] es la
circunstancia de que ciertos objetos o situaciones objetivas, de cuya
existencia, alguien tiene conocimiento actual, indican77 a ese alguien la
existencia de ciertos otros objetos o situaciones objetivas ─en el sentido de
que la convicción de que los primeros existen, es vivida por dicho alguien
como motivo (motivo no basado en intelección)78 para la convicción o
presunción de que los segundos existen─ (Husserl, 1976, p. 234).
El que la relación de motivación entre lo que indica y lo indicado no esté basada en
la intelección significa que su vínculo se da en estratos más básicos de la
conciencia. Pues los procesos de intelección se refieren, en este contexto, a
operaciones de inferencia lógica, como la deducción. Es decir, razonamientos
basados en regularidades ideales en los que corresponde (o se pretende que
corresponda) una “relación objetiva entre fundamento y consecuencia” (Husserl,
1976, p. 235). Husserl ofrece un ejemplo de las relaciones de motivación de la
indicación cuando ellas están referidas a casos particulares de señal, casos en los
que existe una relación objetiva de fundamentación, pero que, sin embargo, son
señales, debido a que el motivo que establece el nexo no es intelectivo. En esos
casos el nexo entre lo que indica y lo indicado consiste en conocimientos
sedimentados o conocimientos habituales:
En casos como éste, cuando ciertas situaciones objetivas sirven realmente
de señales para otras que, consideradas en sí, se deducen de las primeras,
no lo hacen en la conciencia pensante como fundamentos lógicos, sino
merced al nexo que anteriormente quedó establecido por medio de una
demostración o por fe en una autoridad del maestro, entre las convicciones
como vivencias psíquicas (o entre las disposiciones). En todo esto no
introduce la menor variación el hecho de que eventualmente acompañe a la
vivencia el conocimiento meramente habitual de la existencia objetiva de una
conexión racional (Husserl, 1976, p. 236).
77
78
“anzeigen” (Husserl, 1913b, p. 25)
“nichteinsichtiges Motiv” (Husserl, 1913b, p. 25)
86
El origen psíquico de la indicación es una asociación de ideas por remembranza. El
resultado es un nexo motivacional entre lo dado actualmente y conocimientos
sedimentados. El término “Wiedererweckung” (traducido por “remembranza”)
significa “despertar”. Pero un despertar particular. Despertar en el sentido de “traer
a la vida nuevamente”, “reanimar”, “revivir” (“Der deutsche Wortschatz von 1600 bis
heute”, 2019). Así que lo que se asocia en la indicación es un contenido en la
corriente de conciencia que ha perdido vida. Es algo que no está vivo, en el sentido
de que no tiene actividad en el momento actual. La asociación lo despierta, lo
reanima, le da vida nuevamente. ¿Qué es el conocimiento sedimentado? Husserl
no lo define en las Investigaciones lógicas, pero sí lo hace en Experiencia y Juicio:
es un conocimiento, cuya experiencia constituyente se ha “olvidado”, pero que está
dispuesto “en cada instante a ser de nuevo evocad[o]7980 en forma actual y
asociativa” (Husserl, 1980, p. 133). El conocimiento sedimentado es un
conocimiento hundido en la corriente de conciencia siempre dispuesto a ser
despertado nuevamente. Así que la evidente relación entre los términos
“remembranza” y “conocimiento sedimentado” no sólo se revela en el vínculo entre
los procesos que señalan, sino en el significado que adquieren estos términos en
las investigaciones fenomenológicas.
El resultado de la asociación por remembranza que motiva el vínculo entre lo que
indica y lo indicado se expresa judicativamente: “La motivación establece una
unidad descriptiva entre los actos de juicio, en que se constituyen para el pensante
las situaciones objetivas indicadoras e indicadas” (Husserl, 1976, p. 234). Por lo
tanto, las operaciones psíquicas de asociación y el nexo entre conocimientos
sedimentados son el origen del juicio en que se expresa la indicación. Esto resulta
pertinente para conocer el origen de la significación, pues, pese a que la indicación
es un signo más básico que la expresión, su resultado último también se manifiesta
en contenidos judicativos. Por ende, las reflexiones de Husserl acerca del origen de
la indicación también son válidas para la expresión.
79
80
“assoziativer Weckung”. La traducción literal sería “despertar asociativo”.
En la traducción dice “evocada”, pues Husserl se refiere a la posesión habitual.
87
Pueden plantearse dos objeciones frente al razonamiento anterior: 1. Es apresurado
suponer que las reflexiones de Husserl sobre el origen de la indicación pueden
extenderse hasta la expresión como si el origen de esta también se encontrara en
tales operaciones de conciencia; y 2. La conexión entre los términos “asociación” y
“conocimiento sedimentado” se ha basado en investigaciones basadas en métodos
diferentes (la fenomenología estática y la fenomenología genética).
Frente a la segunda objeción debe considerarse lo siguiente:
La lógica es uno de los problemas de investigación preferidos de Husserl. En las
Investigaciones lógicas lo estudia desde una perspectiva estática y en sus estudios
finales, como Experiencia y Juicio y Lógica formal y lógica trascendental, lo estudia
desde una perspectiva genética. Sin embargo, las investigaciones genéticas sobre
la lógica no están desligadas de las estáticas. Así, por ejemplo, en Experiencia y
Juicio, Husserl explica que una de las operaciones que da origen al juicio predicativo
son las “síntesis de asociación”. Allí hace la siguiente referencia a las
Investigaciones lógicas: “[…] el fenómeno de la [señal]81 [Anzeige]82 es algo que se
puede
mostrar
fenomenológicamente.
(Esta
idea,
ya
elaborada
en
las
Investigaciones lógicas, formaba ya ahí el núcleo de la fenomenología genética)”
(Husserl, 1980, p. 81). Dado el objeto de referencia del pasaje citado (la asociación),
lo más probable es que Husserl se esté refiriendo aquí a las reflexiones sobre el
origen de la indicación presentadas en el párrafo anterior (así como a las ideas
sobre la asociación expuestas en la cuarta investigación lógica). De modo que los
términos “asociación de ideas” y “conocimientos sedimentados” (usados en las
Investigaciones lógicas) hacen referencia a las primeras reflexiones genéticas del
programa de investigación de Husserl. Y, en la otra dirección, las investigaciones
genéticas sobre la “asociación” y los “conocimientos sedimentados” enriquecen
aquellas primeras ideas presentadas en las Investigaciones lógicas.
Landgrebe traduce “indicación”. Sigo la sistematicidad de la traducción presentada en los
apartados anteriores.
82 La señal, recordemos, es la relación que funda la indicación. Los términos indicación y señal
señalan casi los mismos procesos de conciencia.
81
88
Aquí buscamos el origen de la significación y nos preguntamos si éste se encuentra
en el juicio o en la experiencia. Ya se ha mostrado evidencia que apoya la idea de
que el origen del juicio, en las indicaciones, acontece en estratos más básicos de la
conciencia. Ahora la pregunta es si esto se puede extender a la significación de la
expresión.
En Experiencia y Juicio, Husserl encuentra el origen del juicio predicativo en las
estructuras pre-predicativas de la conciencia. El acto de dar significación es un acto
judicativo y su correlato noemático es un juicio. Por lo tanto, el origen del núcleo de
la expresión se encuentra en las estructuras pre-predicativas de la conciencia.
Pensar que el origen del juicio está en los estratos predicativos de la conciencia es
un error que surge de la confusión acerca del componente intuitivo del juicio. En la
expresión, el acto de dar sentido se objetiva en un juicio (por ejemplo, el juicio “el
gato está sobre la mesa”). El origen de ese juicio se encuentra en una experiencia
que lo antecede (la experiencia de ver el gato sobre la mesa). Pero esta no es la
experiencia que da cumplimiento a la significación. Debe recordarse que cumplir es
llenar algo que estaba vacío. Lo vacío es el juicio que, en tanto juicio, es vacío de
experiencia. El cumplir es, entonces, darle otra vez contenido intuitivo al juicio en
una nueva experiencia (no importa si es experiencia de percepción, de imaginación,
de rememoración, etcétera). Pero el juicio no tiene su origen en ese vacío, sino en
una intuición que después de atravesar por todas las síntesis activas y pasivas se
desvanece, por así decir, y se objetiva en el juicio. Algo parecido acontece en el
caso de la percepción no-auténtica de un objeto. Cuando se percibe el lado no-visto
del objeto en una anticipación vacía, se lo percibe en virtud de su asociación con un
tipo. El tipo es un conocimiento sedimentado que tuvo su origen en la experiencia.
Así que el lado no visto del objeto tiene su origen en alguna experiencia previa (o
para ser precisos en el múltiple de experiencias que constituyeron la formación del
tipo). El cumplir la anticipación es volver a llenarla de contenido intuitivo, así como
el cumplir el sentido de una expresión es volver a llenarla de contenido intuitivo en
una experiencia nueva.
89
El juicio es un componente vacío en tanto no constituye una experiencia como tal,
pero, aunque él sea vacío, su origen siempre se va a encontrar en las estructuras
pre-predicativas de la conciencia. Las estructuras pre-predicativas de la conciencia
son las experiencias y todas las operaciones por las que ellas se generan. El juicio
predicativo no es sino la síntesis más elevada de un proceso que comienza con la
recepción de los datos hyléticos. El sujeto del juicio es la forma que adquiere el
sustrato de la percepción mediante su aprehensión activa de la coincidencia
significativa de las determinaciones con el sentido objetivo de la percepción, y por
ende, los predicados del juicio corresponden a las determinaciones efectuadas en
las operaciones de percepción contemplativa (Husserl, 1980, párrs. 24, 50).
Si el lector aún considera que no hay suficientes soportes para la tesis que afirma
que el origen del juicio predicativo se encuentra en las estructuras pre-predicativas
de la conciencia y, particularmente, que el origen del sujeto y del predicado se
encuentra en las operaciones de percepción simple y percepción contemplativa,
encontrará evidencias supremamente convincentes en el siguiente capítulo.
Conclusión:
1. La experiencia es el origen del juicio predicativo. Esta proposición se puede
extender a todos los juicios en general por dos razones: a) el objetivo de Husserl es
aclarar el origen de la lógica en general mediante el esclarecimiento esencial del
origen del juicio predicativo, y b) el juicio predicativo es el “centro de la lógica formal”
(Husserl, 1980, p. 11). El que sea el centro quiere decir que su estructura subyace
a todas las demás formaciones lógicas y, correlativamente, a todas las actividades
de juzgar. Podemos decir, entonces, que la experiencia es el origen del juicio y del
juzgar en general (y, más aún, según Husserl, ella es incluso el origen de la
morfología pura de las significaciones y de las formas categoriales).
2. El acto de dar significación es un juicio. Dado (1) se sigue que el acto de dar
significación tiene su origen en la experiencia.
Así, se ha definido por su origen el sentido del término “significación” de Husserl.
90
iv. El juicio y la creencia
Ahora paso a responder la pregunta planteada en el último párrafo del apartado (6,
b, ii) de este capítulo: ¿existe alguna relación entre los términos “significación” de
Husserl y “creencia” de Dennett? Si el juicio es una síntesis de la experiencia, resulta
equivoca la tesis de Dennett que afirma que el juicio expresa las creencias del sujeto
acerca de su experiencia consciente. El equívoco se encuentra en el término
“creencia”. ¿Qué significa aquí este término? Dennett explícita el sentido del término
“creencia” de la siguiente manera: “lo que el sujeto cree que es verdad acerca de
su experiencia consciente” (Dennett, 2003, p. 11). Pero aun así el término “creencia”
sigue siendo ambiguo. Desde una perspectiva fenomenológica, la creencia del
sujeto puede interpretarse de dos maneras: 1. Como algún tipo de modalización de
certeza (certeza de creencia, negación, duda, posibilidad, etcétera) (Husserl, 1980,
párr. 21), y 2. Como la opinión del sujeto de laboratorio acerca de su experiencia.83
Explicaré en qué sentido son diferentes estas dos maneras de entender el sentido
del término “creencia”.
Para esto tomaré el ejemplo del sujeto de laboratorio en el experimento de la técnica
del priming. El sujeto percibe las dos imágenes y oprime un botón. Oprimir el botón
derecho es expresión del juicio “las dos imágenes son idénticas”. Según Dennett,
este juicio señala una creencia. La creencia puede entenderse como alguna clase
de modalización de certeza. Las modalizaciones de certeza son maneras en que
acontece la experiencia. Una percepción puede aparecer con absoluta certeza (hay
un hombre frente a mí), como negación (no es un hombre sino un maniquí) o como
duda (no sé si es un hombre o un maniquí). Los ejemplos entre paréntesis expresan
juicios, pero siguen siendo válidos, porque las modalizaciones de certeza son el
origen de las modalidades del juicio (afirmación, negación, posibilidad, etcétera). El
juicio “las dos imágenes son idénticas” puede señalar, por ejemplo, la creencia como
simple certeza de creencia. Esta modalización de creencia se da en la percepción
normal: “La percepción normal, originaria, tiene el modo primario de lo existente, de
También podría pensarse que la creencia es el juicio mismo que se expresa. Pero esta última no
es una posibilidad, pues Dennett hace una distinción entre los juicios y las creencias.
83
91
lo válido en general; es la certeza ingenua en sí; el objeto que aparece se encuentra
ahí con certeza indiscutida en inquebrantada” (Husserl, 1980, p. 101). El sujeto
percibe las dos imágenes como idénticas con absoluta certeza. La modalización de
la certeza simple es el origen de la modalidad del juicio de la afirmación. De manera
que el origen del juicio afirmativo “las dos imágenes son idénticas” es la
modalización de certeza simple de la percepción de las dos imágenes como
idénticas. Si se entiende creencia como certeza de creencia simple, la afirmación
de Dennett “el juicio expresa las creencias del sujeto acerca de su experiencia
consciente” carece de sentido, pues la creencia como certeza de creencia simple
sería una manera de ser de la experiencia y no algo distinto que la refiere. En su
lugar podría estar la afirmación “el juicio expresa las creencias de la experiencia
consciente del sujeto”. Esto también vale para las otras modalizaciones de certeza.
Si, por otro lado, se entiende creencia como la opinión del sujeto acerca de su
experiencia, el término creencia no se refiere a las modalizaciones de certeza de la
experiencia de percepción de las dos imágenes, sino a una experiencia fundada en
ella. En este caso el juicio no es la expresión sintética de la experiencia original de
percepción. El sujeto tiene percepción de las dos imágenes y las identifica con
alguna modalidad de certeza (digamos certeza de creencia simple). Esto se expresa
en el juicio “las dos imágenes son idénticas”. Ese juicio, sin embargo, no revela la
opinión del sujeto acerca de su experiencia. La opinión es un juicio acerca de esa
experiencia. Una vez el sujeto tiene percepción de las dos imágenes y determina su
identidad, examina en la reflexión esa percepción y determina si esa experiencia es
cierta, falsa, dudosa o posible. Esto al final se expresa en el juicio “la percepción de
identidad de las dos imágenes es cierta (o falsa, o dudosa)”. Oprimir el botón
derecho sería expresión de este juicio y no del juicio “las dos imágenes son
idénticas”. Si la creencia se entiende como la opinión del sujeto acerca de su
experiencia, mediante el juicio expresado no se está accediendo a la experiencia
misma de percepción sino a la experiencia de reflexionar acerca de esa percepción.
Si así fuera, Dennett tendría razón al decir que el nivel último de datos primarios de
la interpretación son las creencias de los sujetos y no la experiencia. Pero también
92
habría una contradicción en su argumento, pues al revelarse únicamente la opinión
del sujeto acerca de su experiencia, se estaría cayendo en la falacia intencional.
Sin embargo, esta segunda opción es prácticamente improbable por varias razones:
1. La instrucción en la técnica del priming está casi siempre referida al objeto de
percepción. Se le pide al sujeto que identifique si los objetos que aparecerán son o
no son iguales; no se le da indicaciones ambiguas como “identifique si su percepción
del objeto es percepción de objetos iguales”.84 2. Lo que se mide en el priming es el
tiempo de reacción de la percepción, no el tiempo de reacción de la experiencia de
reflexionar sobre esa percepción. Esto mismo es válido para otras técnicas, como
las técnicas de atención y las técnicas de reconocimiento de memoria. En las
técnicas de atención se mide la reacción a un estímulo, no la reflexión del individuo
acerca de la percepción. En el reconocimiento de memoria se mide la claridad de
un recuerdo, no la reflexión sobre la experiencia de recordar. En una palabra, lo que
miden los experimentos psicológicos es la experiencia inmediata (y las operaciones
mentales directamente asociadas a ella), no la introspección del sujeto acerca de
esa experiencia.
Por lo tanto, la creencia de la que habla Dennett es o bien la modalización de certeza
o bien la modalidad del juicio. En cualquier caso, se trata de una manera de ser (de
la experiencia y del juicio). Si es la modalidad del juicio, ella tiene su origen en la
modalización de certeza de la experiencia. Si es la modalización de certeza, ella
misma es la forma en que acontece la experiencia. Así que la clasificación de niveles
de fuentes de datos primarios de Dennett es imprecisa, pues, si el juicio señala una
creencia, esa creencia es un rasgo de la experiencia misma o bien un rasgo del
juicio que tiene su origen en la experiencia ─luego, mediante la interpretación se
llegaría al menos a un rasgo de la experiencia─. Pero ya los hallazgos de Husserl
han mostrado que el juicio es una síntesis de la experiencia completa (no de la
simple modalización de certeza) y, por consiguiente, la manera en que Dennett
comprende el fenómeno de la expresión no capta el fenómeno completo ─es decir,
84
Véase, por ejemplo, el uso que hace Rosch de la técnica del priming en el Anexo 1.
93
la expresión no señala en último término sólo un componente de la experiencia, sino
la experiencia completa─.
En resumen, los hallazgos de Husserl muestran que la expresión es expresión de
una significación, que la significación está compuesta por intención significativa
(cuyo correlato noemático es el juicio) y cumplimiento significativo y que el origen
de la significación es la experiencia. Por consiguiente, el análisis de la expresión
conduce en último término a la experiencia y no a la creencia del sujeto acerca de
su experiencia.
c. Interpretación de expresiones
Los hallazgos de Husserl muestran que el núcleo de la significación (eso es, el acto
de dar significación y, su correlato noemático, el juicio) es una síntesis de la
experiencia. Por lo tanto, el análisis fenomenológico del juzgar y del juicio revela,
hace evidente, la experiencia. Pero estos hallazgos fueron encontrados mediante el
método genético, no mediante el método interpretativo. La tesis de Dennett sostiene
que la interpretación de la expresión conduce en último término a las creencias del
sujeto, no a su experiencia. Pasando por alto el hecho de que el término creencia
se refiere o tiene su origen en la experiencia misma, aún es posible que Dennett
tenga razón. Podría sostenerse, por ejemplo, que el límite de la interpretación sea
el juicio, que no se pueda hacer análisis de él para descomponer las síntesis cuyo
origen se encuentra en la experiencia, o que el único rasgo identificable de la
experiencia sea su modalización de creencia. Así que, para comprobar validez de
la tesis de Dennett, deben determinarse los límites y el sentido del acto de
interpretación, de la experiencia de interpretar.
En el apartado (6. a. i) se dijo que a la interpretación funcional la preceden
operaciones que respondan las pregunta por el “qué” y por el “cómo” de la
intencionalidad. Puede decirse ahora que a la interpretación funcional la preceden
previas operaciones de interpretación. En este apartado precisaré con más detalles
el sentido de tal acto de interpretación.
94
i. Aprehensión comprensiva
Para saber en qué consiste el acto o la experiencia de interpretar, tomaré como
punto de partida la hermenéutica, pues la actividad básica de esa disciplina es la
interpretación de textos.85. Así define Beuchot el acto interpretativo:
el objetivo o la finalidad del acto interpretativo es la comprensión, la cual tiene
como intermediario o medio principal la contextuación. Propiamente el acto
de interpretar es el de contextuar, o por lo menos es una parte y aspecto muy
importante de ese acto, pues la comprensión es el resultado inmediato y
hasta simultáneo de la contextuación (Beuchot, 2015, p. 19).
Lo que busca comprenderse mediante el acto interpretativo es el sentido de un
texto. Texto no es sólo el texto lingüístico sino todo aquel que va “más allá de la
palabra y el enunciado” (Beuchot, 2015, p. 17). Texto es, por ejemplo, una pintura,
una herramienta, una acción, un gesto, etcétera. El sentido del texto está “vinculado
a la intención del autor” (Beuchot, 2015, p. 18). La intención del autor es la
intencionalidad del autor. Por lo tanto, el objetivo del acto interpretativo es
comprender la intencionalidad del autor.
¿Qué es comprender? Dice la hermenéutica: “hallar el sentido auténtico [del autor]”
(Beuchot, 2015, p. 18). ¿Y en qué consiste, entonces, el sentido auténtico del autor?
Aquí es donde los hallazgos de Husserl empiezan a ser útiles. Si se toman como
texto sólo las expresiones del autor ─pues también es posible que sus indicaciones
funcionen como texto─, entonces, el sentido auténtico del autor, su intencionalidad,
consiste en la significación. El objetivo del acto interpretativo es identificar la
significación de la expresión. La expresión, sin embargo, se hace manifiesta sólo
mediante la notificación. De modo que la comprensión de la notificación conduce a
la comprensión de la expresión. La comprensión de la notificación no es una acción
exclusiva de la espontaneidad o del entendimiento, como diría Kant. Para Husserl
la comprensión de la notificación es una percepción:
85
Sobre la fuente hermenéutica de esta investigación, véase la nota 41.
95
La comprensión de la notificación no es un saber conceptual de la
notificación; no es un juzgar de la misma especie que el enunciar; sino que
consiste tan sólo en que el oyente aprehende (apercibe) o simplemente
percibe al que habla y lo percibe intuitivamente como una persona que
expresa esto o aquello (Husserl, 1976, p. 240).
La comprensión de la notificación es la aprehensión o percepción de: 1. El hablante,
2. El signo notificado que enuncia el hablante (es decir, de la expresión percibida
como indicación), y 3. Las vivencias psíquicas del hablante. La percepción de la
notificación es una percepción inadecuada, pues el oyente percibe las vivencias que
exterioriza el que habla, pero no las vive. Es decir, se trata de una percepción
externa, no interna. La percepción de esas vivencias consiste, entonces, en
“suponer intuitivamente86 que aprehendemos una cosa o un proceso como presente”
(Husserl, 1976, p. 241). No se vive la expresión, sólo se la supone.87
Se puede identificar un cambio de referencia intencional en la percepción de la
notificación. El oyente primero tiene percepción externa del signo (por ejemplo, el
complejo vocal articulado), pero después el acto toma como referencia intencional
las vivencias mentadas por el individuo en el acto de dar sentido:
La palabra (como individuo externo) sigue siéndonos dada intuitivamente,
sigue apareciéndosenos; pero ya no nos dirigimos hacia ella, ya no es ella
propiamente el objeto de nuestra «actuación psíquica». Nuestro interés,
nuestra intención, nuestra mención ─se dirige exclusivamente a las cosas
mentadas en el acto de dar sentido─ (Husserl, 1976, p. 245).
Así es como la comprensión de la notificación conduce a la comprensión de la
significación. ¿Pero cómo se dirige uno a la mención del individuo?, o, en otras
“anschaulichen Vermeinen” (Husserl, 1913b, p. 33).
En los fragmentos citados, Husserl usa tres términos que pueden traducirse como “suponer”,
“suposición” o “supuesto”. El primero es el verbo “einlegen” (Husserl, 1976, p. 240; Husserl, 1913b,
p. 33); el segundo es el sustantivo “Vermeinen” (Husserl, 1976, p. 241, Husserl; 1913b, p. 34); y el
tercero es el adjetivo “supponiert” (Husserl, 1976, p. 241; Husserl, 1913, p. 34). Estos tres términos
se usan para referirse a la percepción de la notificación por el oyente. Además, Husserl usa estos
términos en dos párrafos seguidos. De ahí que pueda interpretarse una equivalencia de sentido en
los tres.
86
87
96
palabras, ¿en qué consiste el acto de comprender? En el capítulo 2 de la primera
Investigación lógica, Husserl se enfrenta a una tesis que afirma que el acto de
comprender consiste en despertar imágenes en la fantasía que correspondan a la
expresión. (Husserl, 1976, p. 259). Según esa tesis la significación de la expresión
consiste únicamente en esas imágenes. Pero Husserl muestra que en muchos
casos podemos comprender la significación de la expresión sin haber creado
imágenes en la fantasía que le correspondan (como acontece en palabras como
“cultura” o “religión”, entre otras) (Husserl, 1976, p. 260). Se aparece otra alternativa:
comprender es reconocer algo como conocido. Pero Husserl muestra que es posible
que algo se nos aparezca como conocido y que aun así no comprendamos su
sentido (como los versos griegos que conservamos en la memoria de los que ya no
recordamos su sentido) (Husserl, 1976, párr. 22). No es que Husserl afirme que la
acción de despertar imágenes en la fantasía no haga parte de todo acto de
comprender, sino que, en muchos casos, se comprende la expresión sin necesidad
de crear imágenes en la fantasía.
En lugar de esas tesis, Husserl habla de la aprehensión comprensiva.88 En la
aprehensión comprensiva “se realiza el hecho de ser significativo un signo” (Husserl,
1976, p. 268). Comprender debe entenderse aquí “no en el sentido restringido que
se refiere sólo a la relación entre el que habla y el que oye. La persona que está
pensando monológicamente «comprende» sus palabras y este comprender es
simplemente el significar actual89” (Husserl, 1976, p. 268, énfasis añadido). Así que
el acto de comprender es el acto de aprehensión de la significación (ya sea que lo
efectúe el autor, ya sea que lo efectúe el oyente). El oyente comprende la
notificación cuando aprehende la significación. El que la aprehensión comprensiva
no implique necesariamente un contenido intuitivo de imaginación se debe a que, la
comprensión no implica necesariamente el cumplimiento significativo. Es decir, para
comprender basta con aprehender la intención significativa.
“Verstehende Auffassung” (Husserl, 1913b, p. 74).
Dado que el cumplimiento significativo es una vivencia intencional (generalmente dada en la
imaginación), y dado que el correlato noemático de las vivencias intencionales es un objeto (y,
específicamente, en el caso de las vivencias de imaginación, una imagen) la expresión “significar
actual” señala la intención significativa.
88
89
97
Sin embargo, la significación es un complejo formado de intención y cumplimiento
significativo, y, si bien el cumplimiento significativo no es su componente esencial,
él juega un papel muy importante en ella, en la medida de que actualiza la referencia
al objeto (Husserl, 1976, p. 243). Cuando Husserl se enfrenta a las tesis que afirman
que comprender implica necesariamente la creación de imágenes en la fantasía que
le correspondan, no quiere decir que la creación de imágenes no haga parte de
ningún acto de comprensión. Cuando él se opone a esa tesis está pensando en el
flujo corriente de una conversación. Cuando conversamos no estamos creando
imágenes de cada palabra escuchada (o pronunciada) y mucho menos cuando se
trata de conceptos abstractos como “cultura o “religión”. Lo que quiere decir Husserl
es que a veces basta con aprehender la intensión significativa para comprender la
expresión, no que la aprehensión del cumplimiento significativo quede siempre
excluida del acto de comprender. Más aún, resulta que muchas veces las
intenciones y los cumplimientos significativos están fundidos en una unidad en virtud
de una síntesis de identificación (Husserl, 1976, pp. 243, 633). Cuando en la
aprehensión comprensiva se aprehende también el cumplimiento significativo tienen
que efectuarse necesariamente intuitivaciones de la intención significativa. Es
posible que la intuitivación se efectúe en un acto de percepción (por ejemplo, al
señalar físicamente el hablante la referencia objetiva que quiere expresar), pero su
normal intuitivación acontece en un acto de imaginación. Puede establecerse, así,
una matización en el concepto de “comprender”. Comprender puede ser, en un
sentido simple, aprehender la intención significativa del hablante. Pero comprender
también puede ser, en un sentido más preciso, aprehender su intención y su
cumplimiento significativo. Dado que Husserl no contempla esta distinción, ni le
asigna rótulos, llamaré a la primera comprensión simple y a la segunda comprensión
compleja.
Debemos notar una última observación que hace Husserl acerca del acto de
comprender. Husserl aclara que para comprender no es necesaria la plena igualdad
entre la significación notificada y la percibida (por el oyente): “La mutua comprensión
exige justamente cierta correlación de los dos actos psíquicos, que se desenvuelven
respectivamente en el notificar y, en el tomar nota de la notificación. Pero no exige
98
plena igualdad” (Husserl, 1976, p. 241). ¿En qué consiste ese grado de
desemejanza entre los actos de dar significación del autor y del oyente? La
diferencia ya ha sido mencionada: el autor de la expresión vive la significación, el
oyente sólo la supone. Vivir la significación significa aprehender intuitivamente el
objeto intencional como presente. Por ejemplo, cuando un ser humano enuncia el
juicio “te odio”. En ese caso el juicio “te odio” es la síntesis de la experiencia
perceptiva de constituir un sustrato intencional de doble referencia (el ser humano
y la emoción de odio). Al suponer la significación no se aprehende intuitivamente el
sustrato intencional como presente:
“Es la gran diferencia que existe entre la verdadera aprehensión de un ser en
intuición adecuada y la presunta aprehensión de un ser sobre la base de una
representación intuitiva, pero inadecuada. En el primer caso tenemos un ser
vivido; en el último tenemos un ser supuesto, al cual no corresponde verdad”
(Husserl, 1976, p. 241).
La intuición adecuada es aquella en la que el objeto se aprehende de la materia
dada por los datos de la sensación. El carácter adecuado de una percepción
consiste en la coincidencia de los datos de la sensación con el objeto percibido
(Husserl, 1976, p. 639). Ninguna percepción es completamente adecuada, pues en
ella intervienen componentes no-hyléticos, como los horizontes del objeto (Husserl,
2001, p. 56). El carácter vivido del objeto en el acto original de dar significación es
la condición de tener un origen en la recepción de datos de la sensación y su
posterior formación mediante las síntesis pasivas de la conciencia. En el ejemplo
anterior, la materia del sustrato “hombre” está dada por la recepción de los colores,
las formas, los matices, los tonos, etcétera, que, después de ser aprehendidos, se
constituyen como objeto. Asimismo, la referencia emocional “odio” está formada por
la materia del dolor. En esta percepción, el objeto intencional tiene la doble
referencia “hombre” y “odio”. La experiencia de sentir odio por el hombre atraviesa
por síntesis activas que la objetivan en el juicio “te odio”. El oyente escucha la
expresión “te odio” y efectúa una aprehensión comprensiva del acto de dar
significación cuya naturaleza esencial es la de ser “supuestamente intuitiva”. ¿Qué
99
datos de la sensación podrían fundar una aprehensión tal? No hay ni colores, ni
formas, ni tonos, ni dolor que animen la vivencia. Hay componentes análogos, pero
ellos nunca serían llamados datos de la sensación. Se aprehende el objeto, pero de
manera inadecuada. Se lo supone de cierta manera, pero no se lo vive. La ausencia
de plena igualdad entre la notificación (que expresa la significación) y el tomar nota
de ella es, por consiguiente, la diferencia entre la aprehensión comprensiva original
adecuada de la significación y la aprehensión comprensiva inadecuada de ella.
ii. El acto interpretativo
Volvamos a la definición hermenéutica del acto de interpretación. Beuchot afirma
que el objetivo del acto interpretativo es la comprensión del sentido del texto y que
la acción básica para conseguir ese objetivo es la contextuación. En el apartado
anterior se han mostrado los rasgos generales del acto de comprender. En este
apartado se definen los elementos generales del acto de contextuar.
α. La apercepción analógica y los límites del contexto dados por la referencia objetiva
de la expresión
El intérprete tiene percepción del signo sensible (por ejemplo, el complejo vocal
articulado “te odio”). Ese signo funciona para él como indicación de la significación
que el hablante notifica. ¿Cómo el intérprete construye el nexo entre el signo
sensible y la significación? Según Husserl, esto ocurre en virtud de operaciones de
apresentación o apercepción analógica.90 La apresentación es el proceso de la
conciencia en el que una intuición auténtica (actual o presente) despierta o evoca
formaciones análogas de lo que no es dado auténticamente a la percepción
Las evidencias de esta interpretación se encuentran en el capítulo segundo de la primera sección
de la sexta investigación lógica, particularmente, en el § 14. Aquí se ha llegado a esta interpretación
por intermedio de Alfred Schütz. Él afirma que para Husserl la apresentación hace parte de la
percepción de los signos. Sin embargo, aclara que, al momento de escribir las Investigaciones
lógicas, Husserl usaba una terminología diferente a la de la fenomenología genética (donde define
el sentido del término apresentación): “Husserl ha mostrado que todas las relaciones signantes son
casos especiales de esta forma de apercepción analógica o apresentación, que se basa en el
fenómeno general de apareamiento o acoplamiento. Sin duda, en estos primeros escritos la
terminología de Husserl era un poco diferente […]” (Schütz, 2008, p. 267).
90
100
(Husserl, 2001, párr. 1). La apresentación es una operación constituyente de la
percepción externa:
Cuando vemos la mesa, la vemos desde un lado particular, y este lado es,
de este modo, lo auténticamente visto, Aún así, la mesa tiene todavía otros
lados. Tiene un lado posterior no-visible, tiene un interior no-visible; y esos
son realmente índices91 para una variedad de lados, una variedad de
complejos de visibilidad posible (Husserl, 2001, p. 40).92
La apresentación está formada por síntesis de asociación (Husserl, 2001, p. 165).
En la percepción externa, el sentido objetivo “mesa” se constituye por la asociación
de los lados actualmente vistos del objeto con los lados no-vistos de él. Pero este
nexo no es inmediato. La impresión originaria del lado frontal del objeto se asocia
primero con el conocimiento típico sedimentado y ese conocimiento guía la
formación de los horizontes internos y externos del objeto (los lados no-vistos de él,
sus particularidades indeterminadas) (Husserl, 1980, párr. 8). El pre-conocimiento
típico determina la anticipación de los lados no-vistos del objeto.
Pero en la percepción externa los lados no-vistos del objeto no son propiamente
intuitivizados, pues las protenciones son formaciones vacías, dispuestas a llenarse
por contenidos intuitivos de alguna clase (Husserl, 2001, párr. 2). El cumplimiento
de los horizontes del objeto generalmente se da mediante nuevas percepciones.
Por ejemplo, dándole la vuelta al objeto y contemplando actualmente el lado que
hace un momento era no-visto. Pero también es posible que su cumplimiento sea
realizado en la imaginación:
“Titel” (Husserl, 1968, p. 4).
El que los lados actualmente vistos del objeto sean índices de los lados no-vistos, pareciera
significar que para Husserl la percepción es una experiencia signitiva o mediada por signos. Esto
no lo muestra sólo el término índice [Titel], hay otros términos mucho más frecuentes en sus
escritos, como pre-señalamiento [Vorzeichnung] (Husserl, 1980, p. 97), indicaciones [Hinweisen]
(Husserl, 2001, p. 42). Pero debe aclararse que, aunque Husserl suele utilizar un lenguaje
interpretativo o signitivo, por así decir, para explicar la percepción, para él la percepción no está
mediada por signos ni es un proceso de interpretación. Véase (Husserl, 2001, p. 166).
91
92
101
La explicabilidad en forma de actualizaciones pertenece a la esencia general
de toda intención vacía, o sea también de una pre-interpretación
[Vordeutung]93 indeterminada. Con libertad, por ejemplo, imaginándonos que
damos la vuelta alrededor del objeto, podemos formarnos actualizaciones
que intuitivizan [veranschaulichende] lo no visto. Si lo hacemos así, aparecen
intuiciones de colores perfectamente determinados. Pero dentro del marco
de la indeterminación es manifiesto que podemos variar libremente esos
colores (Husserl, 1980, p. 105).
Veo el lado frontal de una pelota roja. El sentido objetivo del objeto se constituye
por los lados actualmente vistos del objeto y los lados no-vistos de él pero preseñalados típicamente en su horizonte. Todo ello constituye la vivencia de
percepción. Pero si me detengo en la protención y la intuitivizo en la imaginación,
hay otra operación de conciencia, otra forma de apresentación: en una nueva
vivencia intencional, imagino el lado posterior del objeto como dado con las
cualidades a, b, c, etcétera. Es decir, hago intuitivas las protenciones en una
experiencia de imaginación.
La percepción del signo se asemeja más a la intuitivación de las protenciones en la
imaginación que a la percepción externa. Sin embargo, la percepción del signo tiene
una complejidad mayor. El oyente tiene percepción externa (actual) del signo
sensible. Escucha a su interlocutor decir “te odio”. Se abre una ventana, por
asociación, hacia el contenido de la expresión. Pero el contenido asociado todavía
no es la significación. El oyente primero capta la referencia objetiva de la expresión.
El signo “carro” despierta un cierto contenido mental (el de todos los carros y el de
ninguno en particular). Así el signo “perro”, el signo “caballo”, el signo “odio”. Eleanor
Rosch diría que eso que despiertan los nombres es una representación mental de
una categoría: la imagen de carro, de perro, de caballo y ¡¿de odio?! Husserl diría
que no siempre es una representación mental:
Entretanto he leído la frase [toda ecuación algebraica de grado impar tiene
por lo menos una raíz real] una docena de veces, entendiéndola
93
Paréntesis en el original.
102
perfectamente, sin encontrar el menor rastro de fantasías concomitantes, que
puedan pertenecer a los objetos presentados. Otro tanto nos sucede al
querer representarnos sensiblemente términos como cultura, religión,
ciencia, arte, cálculo diferencial, etc. […] La aptitud para hacernos presente
intuitivamente el objeto podrá existir; pero en el momento dado no se realiza
(Husserl, 1976, p. 260).94
De cualquier modo, lo que despierta el signo sensible son conceptos empíricos.
Esta interpretación está soportada en el hecho de que los tipos como “carro”, “perro”
o “caballo” no son sustratos judicativos. Ellos atraviesan por síntesis activas que los
transforman en conceptos empíricos (Husserl, 1980, párr. 80). Por consiguiente, lo
que se capta en un juicio no es el tipo, sino el concepto empírico.
El concepto empírico se expresa en la palabra (“carro”, “caballo”, etcétera). El
oyente escucha la palabra y despierta por asociación el concepto empírico (la
referencia objetiva). En un ejemplo más simple: el hablante notifica el juicio “el carro
está en la calle”. La primera operación que realiza el oyente al percibir los signos
sensibles es la de asociarlos con los conceptos empíricos que señalan (el concepto
de carro en general y el concepto de calle en general). Pero las asociaciones no se
quedan ahí. El oyente luego capta la referencia objetiva en el contexto de la
significación. El carro no es el carro en general, es el carro de su amigo. La calle no
es cualquier calle, es la calle frente a su casa. Asimismo, el oyente del juicio “te
odio” primero capta el concepto empírico de “odio” y luego enlaza esa referencia
objetiva con un contexto para captar la significación.
En el caso de la percepción externa, el lado frontal de un objeto crea asociaciones
con un pre-conocimiento típico del objeto. En el caso de la expresión, la percepción
del signo sensible crea asociaciones con el concepto empírico (eso es, la referencia
objetiva de la expresión). Se puede decir en términos corrientes que hasta ahí el
Sobre el uso de esta cita para justificar una interpretación sobre la referencia objetiva, podría
objetarse que allí Husserl se está refiriendo particularmente a la significación. Pero Debe recordarse
que la diferencia entre significación y referencia objetiva se encuentra en el uso particular que el
hablante hace de esta última. De ahí que Husserl afirme que “En la significación se constituye la
referencia al objeto” (Husserl, 1976, p. 254).
94
103
oyente sabe de lo que habla su interlocutor, comprende el sentido general o común
de las palabras, pero aún no comprende lo que él quiere decir, su significación.
En la percepción externa, el tipo guía la constitución de las anticipaciones de los
lados no-vistos del objeto (y su posterior intuitivación). Percibo auténticamente el
perfil de una pelota. Lo percibo como rojo y uniformemente redondo. Asocio esa
percepción auténtica con el tipo “pelota”. El tipo “pelota” guía, por analogía, la
formación de protenciones acerca de los lados no-vistos del objeto: “su lado
posterior debe ser rojo y uniformemente redondo”. Puedo después intuitivizar esa
anticipación en un acto de imaginación: veo en la imaginación su lado posterior
como rojo y uniformemente redondo. Analógicamente, en la aprehensión de
expresiones, el concepto empírico también es guía de la constitución de la
significación, pero sólo en tanto da el significado general de las palabras y del juicio.
Dicho en términos hermenéuticos, él establece los límites de la interpretación. Si me
dicen “te odio” los conceptos señalados por esas palabras condicionan las
posibilidades de significación del enunciado. Por ejemplo, si nos guiamos
únicamente por la referencia objetiva, al oír el juicio “te odio”, no es posible entender
“te amo”. Si se entiende contexto como el entorno de un texto o de una situación
─que así es como lo define la hermenéutica─, la referencia objetiva de la expresión
constituiría los límites del contexto interpretativo. Ahora la pregunta es: ¿qué se
encuentra dentro de los límites del contexto?, o mejor, ¿cuál es el contenido del
contexto?
β. El contexto y la contextuación
Desde una perspectiva fenomenológica, el contexto no es nada diferente a lo
planteado por la hermenéutica. Para la hermenéutica el contexto es el momento y
el lugar histórico en que fue escrito el texto; el momento y el lugar biográfico de su
autor, las condiciones sociales, políticas, económicas, la cadena de eventos que
terminaron en la producción del texto, etcétera. El juicio “te odio” no está dado ahí
como flotando en el aire. Así sería si lo único que se captara fuese la referencia
objetiva, pero eso es prácticamente imposible ─pues, aun cuando estuviera en el
espacio vacío, ese signo sería susceptible de interpretación; el texto sería producto
104
de un alguien que quería decirle a otra persona que la odiaba en algún momento y
lugar, bajo ciertas condiciones, por alguna razón, etcétera─.
El oyente percibe el signo sensible “te odio”, pero no como dado en el espacio vacío,
sino como pronunciado por un autor. La percepción del autor del signo es el primer
contenido del contexto. Aprehender al autor del signo es apercibir su constitución
psicofísica como sustrato. Es responder la pregunta “¿quién es él?”. Acontece aquí
lo mismo que en cualquier otra aprehensión: con base en los lados auténticamente
vistos del autor, el oyente constituye un sentido objetivo de él. Se capta su perfil
anterior y se anticipa su perfil posterior. Se capta una de sus vivencias y se anticipa
toda su corriente de conciencia. Se capta auténticamente un fragmento y por las
asociaciones con el pre-conocimiento típico sedimentado se constituye un todo. No
importa cuán grande sea el fragmento dado (ya sea una percepción contemplativa
actual de una larga serie de expresiones, ya sea una palabra escrita de un autor
desconocido), no importa cuán grande sea el conocimiento sedimentado de él (ya
sea tan preciso como el de una madre acerca de su hijo o tan general como el que
se tiene de un hombre cualquiera que vivió en algún lugar y momento
indeterminados), su aprehensión siempre va a ser la aprehensión de un sustrato
constituido, de un sentido objetivo, de un objeto total. Contextuar es incluir las
vivencias de la significación en el flujo de la corriente de vivencias de su autor, es
identificar el sustrato de la expresión como producto de esa estructura psico-física
que se ha constituido ─sin importar cuan familiar es el autor para el intérprete─.
El contexto tiene otros contenidos que se pueden agrupar en el rótulo “aprehensión
de la situación”. El oyente no sólo aprehende el signo como expresado por un autor,
sino que también lo aprehende como dado en una situación. Incluyo en el término
“situación” las condiciones de tiempo, modo y lugar, así como las relaciones
causales en que el oyente aprehende la expresión. De manera que contextuar es
también incluir al texto como dado en una cierta situación.
Hay un tercer componente que interviene en el acto de contextuar: las condiciones
psico-físicas del oyente o intérprete. Estas pueden ser vistas como un componente
del contexto, pero es más preciso referirse a ellas como un determinante del
105
contexto. Incluyo dentro del rótulo “condiciones psico-físicas” la corriente entera de
vivencias del oyente o intérprete y el estado actual de su estructura psico-física o
aparato sensoriomotor. Estas son un determinante del contexto en tanto son un
determinante de toda aprehensión. Identificamos por nuestra propia experiencia que
el mundo cambia completamente si nos sentimos cansados o enérgicos, deprimidos
o enamorados, enfermos o vigorosos, etcétera. Esto es porque las condiciones
actuales de nuestra estructura psicofísica determinan la recepción y aprehensión de
los datos de la sensación. Husserl explica este hecho en cuanto referido a las
condiciones emocionales del yo:
Así, por ejemplo, la alegría por un suceso feliz es seguramente un acto. Pero
este acto, que no es un mero carácter intencional, sino una vivencia concreta
y eo ipso compleja, no sólo comprende en su unidad la representación del
suceso alegre y el carácter de acto del agrado referido a éste, sino que la
representación se enlaza con una sensación de placer, que es apercibida y
localizada como excitación afectiva del sujeto psico-físico sensible y como
propiedad objetiva; el suceso aparece como recubierto por un velo rosado
(Husserl, 1976, p. 510).
Puede que el objeto se haya aprehendido típicamente a través de un velo rosado o
de un velo oscuro de tristeza y que la posterior aprehensión de la significación se
determine también por esas emociones (ya sea la aprehensión del signo, el objeto
o los elementos de la situación).
Estos tres elementos constituyen el contexto fenomenológico de la expresión: 1. La
aprehensión del hablante [de su cuerpo y de su conciencia], 2. La aprehensión de
la situación completa, y 3. Los conceptos empíricos que constituyen la referencia
objetiva de la expresión y los límites de la interpretación.
La hermenéutica sostiene que interpretar es contextuar. Contextuar es constituir el
entorno en el que se incluye el texto e interpretar el texto con base en ese entorno.
La constitución de ese entorno consiste en un conjunto de sustratos u objetos
intencionales (el sustrato del autor, de la situación, del texto). Y la constitución de
esos sustratos está determinada por dos factores: 1. La serie de impresiones
106
originarias que se tienen del texto, de su autor y de la situación en general (los
perfiles dados auténticamente del autor, del lugar y del texto) y 2. Las asociaciones
entre esas impresiones y un conocimiento típico sedimentado particular. Estos dos
factores están a su vez determinados por las condiciones psico-físicas del
intérprete: por ejemplo, en la enfermedad las impresiones originarias son difusas, el
individuo es irascible, los tipos se evocan por contenidos de dolor, etcétera. Cuando
el oyente tiene percepción externa del complejo vocal articulado “te odio”, ese signo
crea asociaciones con todos los elementos del contexto: el semblante de tristeza de
la autora, la oscuridad del lugar, el sentimiento de culpa del oyente. Las
asociaciones del signo con el contexto hacen posible la aprehensión comprensiva
de la significación (ya simple, ya precisa). El oyente apercibe un sustrato semejante
al de la significación original y, entonces puede decirse que comprende la expresión.
γ. Conclusión
Si el acto de interpretación es, como dice la hermenéutica, comprender el sentido
de un texto mediante la contextuación; si comprender es, en sentido estricto,
aprehender la intención y el cumplimiento significativo de la expresión; y si el
cumplimiento significativo es el acto de llenar otra vez de contenido experiencial la
intención significativa, de ahí se sigue que sí es posible acceder a la experiencia
mediante el acto de interpretación.
Pero a esta conclusión debe formulársele una aclaración: el acto de interpretación
permite acceder a la experiencia del sujeto no en su plena originalidad, sino en
cuanto cumplimiento significativo. Lo que se hace en el acto de interpretación es
reconstruir una experiencia total mediante los fragmentos de ella expresados por el
autor.
iii. La interpretación de las expresiones del sujeto de laboratorio
Lo expuesto en los apartados (i y ii) de este numeral muestra que sí es posible
acceder a la experiencia mediante la interpretación de expresiones. Pero de lo
anterior también surge un problema: el esquema contextual del acto interpretativo
es increíblemente inestable. Se ha dicho que el contexto de interpretación depende
107
de la percepción del intérprete y que esa percepción depende de su conocimiento
típico sedimentado y de sus condiciones psico-físicas actuales. El problema
consiste en que el esquema interpretativo o contextual parece ser un constructo
absolutamente subjetivo y contingente. La consecuencia de ello es que no se puede
tener certeza de la precisión de la aprehensión comprensiva de la significación del
sujeto de laboratorio y, por consiguiente, los hallazgos encontrados mediante este
método no tendrían ninguna validez ni filosófica ni científica.
Una salida para este problema es la interpretación funcional de Dennett. Allí el
esquema interpretativo es el diseño funcional del ser humano. Pero esta solución
no funciona aquí porque la interpretación funcional no responde las preguntas sobre
el “qué” y sobre el “cómo” de la intencionalidad. ¿Qué otra alternativa se puede
plantear? El esquema interpretativo o contextual debe ser un suelo sólido que arroje
interpretaciones certeras acerca de la intencionalidad del autor. Debe ser algo tan
seguro como una ley inexorable ─algo como la ley de la selección natural, por
ejemplo─. ¿Pero qué hay tan seguro como la naturaleza misma?
Uno de los objetivos más importantes de las investigaciones genéticas de Edmund
Husserl es cumplir un propósito que ya había sido planteado en las Investigaciones
Lógicas (1976, pp. 460–464) y que, incluso, ya había sido buscado por otros
filósofos, particularmente, por Kant (Husserl, 2001, pp. 163–164): Husserl quiere
identificar unas leyes o unas regularidades legales de la conciencia (Husserl, 2001,
párr. 26).95 El objetivo principal de la fenomenología genética es construir una teoría
universal de la génesis de la subjetividad pura, y para ello deben identificarse las
mencionadas regularidades legales de la conciencia. Ejemplos de esas
regularidades son las síntesis de asociación, las síntesis temporales, las síntesis de
homogeneidad, la afección, etcétera. Las investigaciones de Husserl muestran que
no es posible de ninguna manera tener experiencia sin la intervención de aquellas
regularidades de la conciencia. Si esas síntesis son operaciones necesarias de la
conciencia para la constitución de la intencionalidad, y si lo que buscamos es
identificar la intencionalidad de un autor mediante la interpretación de sus
95
Véase también el apartado (3. a) de este capítulo.
108
expresiones, ¿no serán aquellas regularidades de la conciencia el mejor esquema
interpretativo que se pueda utilizar?
La propuesta de interpretación para la metodología de este estudio consiste en
reconstruir la experiencia del sujeto de laboratorio siguiendo la guía que ofrecen los
hallazgos de las investigaciones fenomenológicas de Edmund Husserl. En lugar de
tomar como esquema interpretativo el conocimiento sedimentado y las condiciones
psico-físicas del intérprete, la interpretación de las expresiones del sujeto de
laboratorio se orienta por una contextuación regida por las leyes de la conciencia
encontradas por Husserl.
Si la propuesta de interpretación de Dennett se denomina interpretación funcional
por el esquema contextual que guía la interpretación, una interpretación orientada
por un esquema contextual conformado por los hallazgos de la fenomenología
genética deberá llamarse, entonces, interpretación genética.
A lo dicho deben agregarse un par de precisiones:
1. Los textos que se interpretan para llegar a la experiencia del sujeto de laboratorio
son de dos clases: mediatos e inmediatos. Entre los inmediatos se encuentran todos
los signos emitidos por el sujeto durante el experimento (sus expresiones e
indicaciones). Se incluyen las indicaciones porque según Husserl ellas también nos
dan acceso a la mención del individuo, aun cuando él no haya querido expresar
esas vivencias voluntariamente (ejemplo de eso son gestos o manifestaciones
involuntarios como el rubor en el rostro, los ojos brillantes, el ceño fruncido,
etcétera). Entre los textos mediatos se encuentran las descripciones de los
experimentadores o realizadores del experimento acerca de lo que expresó el
individuo. Este es un trabajo semejante al que hace la hermenéutica al interpretar
actos narrados por otras personas (por ejemplo, Platón narrándonos en el Fedón la
manera como Sócrates murió).
2. Interpretar la experiencia con base en las regularidades legales que encontró
Husserl en sus investigaciones sobre las síntesis pasivas significa reconstruir la
109
experiencia desde los estratos más básicos por medio los fragmentos dados por los
textos mencionados arriba.
3. Como en la mayoría de los estudios de psicología cognitiva no tenemos acceso
a las particularidades de la corriente de conciencia del sujeto ni de su experiencia,
es decir, como los fragmento dados son muy pequeños y escasos, la interpretación
deberá llenar los vacíos de la experiencia total con las posibilidades más probables.
En otras palabras, la experiencia se reconstruye dadas unas condiciones ideales,
tanto del sujeto como de su experiencia.
7. La metodología de investigación del estudio
En el apartado (4) de este capítulo se identificaron cuatro grandes diferencias entre
los métodos de Eleanor Rosch y de Edmund Husserl: 1. La posición epistémica
(naturalismo/filosofía trascendental), 2. La perspectiva de análisis (primera
persona/tercera persona), 3. El objeto general de estudio (la mente/la conciencia
pura) y 4. El objeto particular de estudio (procesos mentales/experiencias). En el
apartado (5) de este capítulo se presentó una propuesta para conciliar tres de esas
cuatro diferencias mediante el método de la heterofenomenología (la perspectiva de
análisis, la posición epistémica y el objeto general de estudio). Como la
heterofenomenología busca estudiar la conciencia desde una perspectiva en tercera
persona y como utiliza las técnicas de recolección y de análisis de la información
ciencias como la psicología cognitiva, ella abre un puente entre las perspectivas de
análisis y los objetos generales de estudio de Rosch y de Husserl. Allí se demostró
también que no hay ninguna contradicción entre la posición epistémica naturalista y
la trascendental. Pero este puente presenta un obstáculo: Dennett afirma que la
única forma de acceder a la conciencia del sujeto de laboratorio es mediante la
interpretación funcional de sus expresiones y que el límite de esa interpretación son
las creencias del sujeto de laboratorio acerca de sus experiencias conscientes. Es
decir, mediante la interpretación no se puede acceder a la experiencia misma del
sujeto de laboratorio. En el apartado (6) se ha mostrado que la interpretación
funcional no responde las preguntas acerca del “qué” y el “cómo” de la
110
intencionalidad (eso es, acerca del sustrato y las cualidades de la intencionalidad)
(6. a. i). En ese mismo apartado se mostró que, según los hallazgos de Husserl, la
respuesta a las preguntas por el “qué” y por el “cómo” se encuentra en la experiencia
misma del individuo que notifica una expresión y que, por lo tanto, el análisis de su
experiencia revela sustrato y las determinaciones de la intencionalidad (6, b). En la
sección (6, c) se presentan evidencias basadas en la hermenéutica y en la
fenomenología de Husserl que defiende la posibilidad de acceder a la experiencia
mediante la interpretación de las expresiones. En el apartado (6. c. iii) se formula el
último problema metodológico de este trabajo: dado que la interpretación de
expresiones toma como esquema contextual o interpretativo criterios contingentes
y subjetivos, los resultados de esas interpretaciones no ofrecen resultados válidos
para las ciencias o la filosofía. En ese mismo apartado se presenta la solución a ese
problema: los resultados del acto interpretativo serían sólidos si el esquema
contextual de la interpretación fueran los hallazgos de la fenomenología genética de
Edmund Husserl.
Así es como se llega a la conciliación de los métodos de Husserl y de Rosch. ¿Qué
quiere decir conciliar? Conciliar es establecer puentes y conexiones. No imponer un
método sobre el otro sino aceptar elementos de uno y otro para que sus resultados
puedan entrar en diálogo. Por esa razón, la conciliación siempre es la creación de
algo nuevo: aquí se presenta una nueva propuesta metodológica basada
principalmente en los métodos de investigación de Husserl, Rosch y Dennett. Este
nuevo método tiene el objetivo de conocer la experiencia de los sujetos de
laboratorio de los experimentos de Rosch mediante una interpretación genética. La
tabla 4 ilustra la conciliación de los métodos de Rosch y de Husserl:
111
Tabla 4. Conciliación de los métodos de
Husserl y de Rosch
Rosch
Heterofeno Método
de
Husserl
este
estudio
Objeto
La
mente Conciencia
La
general de (cerebro)
conciencia
pura
Objeto
Procesos,
Creencias de
Experiencias
particular
operaciones,
los
particulares
de estudio
y acerca de sus
contenidos
experiencias
mentales
conscientes.
y
recolección
basada
en funcional
(puras)
recolección
Interpretación Análisis
genética
fenomenológico
psicología
de
cognitiva
experiencia.
Técnicas de Experimentos Experimentos
de laboratorio de laboratorio
Posición del Tercera
la
Experiencia del
investigador
Tercera
Primera
investigador persona
persona
persona
Posición
Naturalismo
Filosofía
de análisis
Técnicas
productos
Técnicas de Interpretación Interpretación
análisis
Perspectiva
sujetos
particulares
de
de Objeto de estudio
estudio
epistémica
Naturalismo
trascendental
112
La tabla puede empezar a leerse en las zonas anaranjado vivo de abajo hacia arriba,
de izquierda a derecha. El punto de partida es una posición en tercera persona. La
recolección de los datos se efectúa mediante las técnicas de la psicología cognitiva.
Hasta aquí hay una coincidencia absoluta entre los métodos de Rosch y de Dennett.
En el siguiente cuadro hay un salto. Los datos recolectados (las expresiones del
sujeto de laboratorio) no se interpretan con base en la propuesta de interpretación
de la psicología cognitiva o en la interpretación funcional, sino con base en la
interpretación genética. Como esta es una interpretación basada en los hallazgos
de Husserl sobre las expresiones y los juicios, y como está orientada por los
hallazgos de la fenomenología genética de Husserl, se abre una conexión entre el
análisis genético en primera persona y el método interpretativo. El resultado de la
interpretación genética son las experiencias del sujeto de laboratorio (el objeto de
estudio de la fenomenología). Esas experiencias no son, sin embargo, experiencias
puras, pues la única manera de hacer la variación eidética de una vivencia
intencional es mediante el método en primera persona ─recordemos que lo que se
obtiene del acto interpretativo no es un sustrato idéntico al de la experiencia, sino
un sustrato análogo constituido en una experiencia imaginativa─. En los cuadros
resaltados de la primera fila se señala la conciliación de los objetos generales de
estudio de la heterofenomenología de Dennett y la fenomenología trascendental (tal
conciliación se sustenta en la comparación de los conceptos de “conciencia” de
cada autor [5. a. 1] y en el hecho de que el método de Husserl estudia primero la
conciencia [no-pura] y luego, por el análisis, llega a la conciencia pura, es decir, la
conciencia también es su objeto de estudio). Asimismo, en los cuadros resaltados
de las últimas filas se señala la coincidencia entre el naturalismo de Dennett y Rosch
y la fenomenología trascendental de Husserl. No hace falta resaltar que las
coincidencias mencionadas no son absolutas, sino parciales y que en cada
coincidencia también se pueden encontrar muchas diferencias susceptibles a
críticas y discusiones.
113
a. Diálogo entre los resultados de los métodos de Husserl y
de Rosch
A este cuadro debería agregársele otra fila que señale la comparación entre los
resultados encontrados mediante los métodos de Husserl y de Rosch. Ya se ha
mostrado que los resultados de la fenomenología genética guían la interpretación
de las expresiones del sujeto de laboratorio. Pero ¿qué pasa con los resultados
encontrados mediante el método de Rosch? Esta es una cuestión de fundamental
importancia porque el objetivo principal de este estudio es establecer un diálogo
entre los hallazgos de Rosch acerca de la categorización y los hallazgos de Husserl
acerca de la tipificación. Pues bien, este es el último elemento metodológico de la
investigación. Para establecer un diálogo entre los resultados de Rosch y de
Husserl, deben tomarse los resultados de Rosch (las medidas de tiempo, reacción,
atención, etcétera) e interpretarlos para sacar conclusiones ─justo como lo hace
Rosch─. La única diferencia es que no se los interpreta con base en el esquema
interpretativo de la psicología cognitiva, sino con base en la experiencia misma del
sujeto de laboratorio. Se propone una lectura fenomenológica de los resultados
encontrados por Rosch. De esta manera se pueden sacar conclusiones acerca de
las diferencias y coincidencias entre los resultados de ambos autores. A
continuación, se presentan algunos ejemplos de cómo se lleva a cabo la lectura
fenomenológica de las medidas tomadas por Rosch.
114
Capítulo segundo. Hallazgos
fenomenológicos acerca de la
constitución de las objetividades de la
conciencia
La formulación del problema de investigación ha tomado como punto de partida las
grandes semejanzas que guardan el concepto de “categorización y el concepto de
“tipificación”. Sin embargo, cuando se leen los experimentos de Rosch, como lo
haremos en el siguiente capítulo, parece que las evidencias halladas podrían
corresponder a objetividades de cualquiera de los niveles de la conciencia que
describe Husserl. Por ejemplo, en el caso de los estudios sobre las categorías de
color, los resultados de los experimentos podrían señalar tan bien los datos hyléticos
de color como los conceptos empíricos de color. Por supuesto que para saber qué
es lo que esos resultados señalan acerca de las operaciones de conciencia del
sujeto de laboratorio debe llevarse a la práctica el método presentado en el capítulo
anterior ─y, de hecho, ese es el objetivo del capítulo siguiente─. Pero antes de eso
es necesario tener un conocimiento general de algunas de las principales
operaciones de conciencia implicadas en los procesos de constitución de
conocimiento, pues sólo de esa manera podrá realizarse una buena comparación
entre los hallazgos de Husserl y los hallazgos de Rosch.
Por otro lado, dado que el método de interpretación genética se basa en las
regularidades de la conciencia encontradas por Husserl, es menester tener un
conocimiento general de las principales regularidades de conciencia implicadas en
los procesos de objetivación.
En este capítulo se busca satisfacer esas dos condiciones mediante una breve
exposición de los principales hallazgos de Husserl acerca los procesos de
constitución de conocimiento de experiencia ─o emergencia de sentido, como suele
llamársele ahora en los enfoques contemporáneos de investigación filosófica─ .
115
1. La objetivación receptiva de la referencia intencional
a. La recepción de los datos de la sensación
Para la exposición teórica de las regularidades de la conciencia de los procesos de
objetivación receptiva y espontánea, seguiré el curso de la siguiente experiencia: en
una noche oscura veo los ojos de un gato negro. Para hacer el ejemplo más simple,
el análisis de se limitará únicamente a la percepción visual. Abro los ojos y percibo
los ojos de un gato (como en la figura 1). El análisis genético de la experiencia
conduce a una primera pregunta: ¿cómo llegó a constituirse el sustrato de
percepción “ojos de gato”?
Figura 1. Gato en la noche. Recuperada el 30 de enero de 2020 de:
https://i.ytimg.com/vi/67rj0QJlC_c/maxresdefault.jpg
Abrir los ojos es la cinestesia que da origen a la experiencia.96 Irrumpe un múltiple
de datos hyléticos de color, de brillo y de forma, entre otros. La recepción
“Damos el nombre de cinestesias a estos movimientos [como mover los ojos o la cabeza, cambiar
de posición el cuerpo o caminar de un lado al otro con la mirada dirigida al objeto] que pertenecen a
la esencia de la percepción y que sirven para convertir en dato, de ser posible, todos los lados del
objeto de la percepción. Son repercusiones de las tendencias de la percepción, en cierto sentido son
‘actividades’, aun cuando no acciones voluntarias. De ese modo no realizo (en general) actos
voluntarios. Muevo los ojos, etcétera, involuntariamente, sin “pensar en los ojos” al hacerlo. Las
96
116
instantánea de los datos hyléticos comienza a ser ordenada por las síntesis
temporales de sucesión y simultaneidad (Husserl, 2001, párr. 29). A la ausencia de
completa luz, color y forma (dada cuando tenía los ojos cerrados) la sigue el múltiple
de datos hyléticos que, después de ser animados por la conciencia, constituirán los
ojos del gato. Ahora estas materias coexisten en el campo visual, mientras en la
retención se va hundiendo la previa impresión del fondo regular negro. Se establece,
así, el orden formal dado por la sucesión en el tiempo inmanente. Pero aún es
necesario un ordenamiento de la materia que coexiste.97
Los datos hyléticos se ordenan “espacialmente” en unas coordenadas cuyo punto
cero es mi propio cuerpo:98 los datos de color “amarillo” y de forma “circular” de los
ojos del gato se ubican en el “centro” del campo visual y los datos del contorno
oscuro de la noche lo hacen en la “periferia”.99 El orden local de los datos empieza
por la homogeneidad del campo visual en una fusión a distancia (Husserl, 2001, pp.
184–186). Los datos hyléticos de la “imagen” son homogéneos en la medida en que
todos ellos son datos visuales y forman un campo unitario de sentido.100 También
hay homogeneidades específicas entre los datos de color y los datos de forma. Pero
cinestesias correspondientes poseen el carácter de procesos subjetivos activos; junto con ellas va
de la mano, motivado por ellas, un proceso de imágenes visuales o táctiles cambiantes y ‘accesorias’,
mientras el objeto me es ‘dado’ en su permanencia estática o en su modificación” (Husserl, 1980, p.
91). La cinestesia es un movimiento corporal que cambia la manera en que se da el objeto de
percepción. Camino para ver de cerca un objeto, extiendo mi mano para tocarlo, deslizo mis dedos
para sentirlo. Pero no es necesario que sea una acción “positiva”. También puedo cerrar los ojos
para no verlo, quitar mi mano para no sentirlo, caminar para alejarme. En la experiencia que analizo,
abro mis ojos para captar visualmente el mundo. Por eso se trata de una cinestesia.
97 “La constitución del tiempo sólo logra establecer una forma universal de orden de la sucesión y
una forma de la coexistencia de todos los datos inmanentes. Pero la forma no es nada sin su
contenido. Un dato inmanente que permanece sólo es permanente como dato de su contenido. Así,
las síntesis que establecen unidad en un campo de sentido, son ya, por decirlo así, un nivel superior
de operaciones constitutivas” (Husserl, 1980, p. 79).
98 Husserl explica esta operación en un ejemplo de percepción acústica: “Además, el sonido
generalmente estará dado como ubicado en el espacio, captado como sonando en una cercanía o
lejanía espacial; estas determinaciones se refieren a un punto espacial cero, a saber, nuestro propio
cuerpo, de acuerdo con el cual se orienta todo lo que está aquí y allá” (Husserl, 1980, p. 115).
99 “La forma universal de coexistencia que se logra mediante la constitución del tiempo misma no
es una forma de orden. Para eso necesitamos formas especiales tales como localidad visual o el
orden local de los datos táctiles propio del campo táctil” (Husserl, 2001, p. 186). Véase también
(Husserl, 2001, p. 182; para. 31).
“Cada uno de estos campos de sentido es algo unitario por sí, es una unidad de la homogeneidad”
(Husserl, 1980, p. 80). “Todo objeto afecta desde una pluralidad de datos que se encuentran
conjuntamente en el campo y, aun la pluralidad en cuanto tal, en cuanto multitud de objetos distintos,
puede operar unitaria y afectivamente” (Husserl, 1980, p. 354).
100
117
en la homogeneidad de los datos visuales resaltan sus diferencias en el contraste.101
El dato “amarillo” de los ojos y el dato “negro” del contorno fueron concretos,102
emergieron juntos, homogéneamente, en el campo visual, en virtud del vínculo por
semejanza que mantienen al ser datos visuales de color. Pero la concreción se
rompe en las particularidades de su constitución. Una mancha amarilla sobre un
fondo negro separa, crea divergencia, rompe la homogeneidad. En ese caso, dato
“amarillo” y dato “negro” ya no crecen juntos, ya no están unidos; ahora riñen entre
sí, cada uno hala al sujeto hacia un punto local diferente. Se genera, así, el
fenómeno primordial del contraste o síntesis de heterogeneidad.103 La unidad de la
impresión originaria se constituye en el continuo entrelazamiento de los datos de la
sensación mediante las síntesis de la homogeneidad y la heterogeneidad.
Cada uno de los datos hyléticos de una vivencia de percepción ejerce una fuerza
atrayente sobre el yo.104 Pero sólo los datos cuya fuerza es más potente logran
ejercer una auténtica afección en él.105 Es decir, hacen que el individuo se vuelva
hacia ellos y les dirija su atención como foco temático. El contraste es una de las
dos condiciones necesarias de la afección auténtica.106 El dato que rompe la
homogeneidad del campo de la sensación resalta del contorno formado por los otros
datos del campo y se hace prominente en el contraste. El dato “amarillo” sobresale
en un fondo negro, marca una diferencia, produce contraste y, por consiguiente, se
hace prominente (Husserl, 2001, pp. 196–197). El dato “amarillo” brilla en un fondo
La homogeneidad es una síntesis que relaciona objetividades mediante afinidad o semejanza.
Los datos hyléticos del campo visual son homogéneos porque mantienen una semejanza en su
“cualidad” de ser visuales. La heterogeneidad o el contraste es una síntesis que separa objetividades
mediante la extrañeza u oposición. Sobre el concepto de “contraste”, véase (Husserl, 1980, párr. 16,
2001, párrs. 29, 30, 31, 32).
102 Utilizo aquí los términos “concreción” y “discreción” y sus variaciones flexivas en el sentido literal
en que lo hace Husserl. Véase la nota 7.
103 “Al recorrer los miembros individuales para recogerlos aparece una coincidencia de semejanza,
por lo que tienen en común, y una distinción, por lo que tienen de diferente” (Husserl, 1980, p. 354).
104 “Datos sensibles (y, por consiguiente, datos en general) envían, por así decir, rayos afectivos de
fuerza hacia el polo del ego, pero en su debilidad no alcanzan el polo del ego, no llegan a ser
realmente para él una atracción que despierta” (Husserl, 2001, p. 196).
105 “Afectar significa destacarse del contorno que siempre coexiste allí, y atraer sobre sí el interés,
eventualmente el interés conocitivo” (Husserl, 1980, pp. 30–31).
106 “A este respecto, debemos distinguir entre la afección real y la tendencia hacia la afección, la
potencialidad de la afección que no está vacía, pero que está arraigada materialmente en
condiciones esenciales” (Husserl, 2001, p. 196). La afección real o auténtica es la que tiene el efecto
de hacer que el yo se vuelva hacia el objeto.
101
118
oscuro, por así decir. Su materia tiene la capacidad de ejercer la fuerza de atracción
más potente del campo visual.
El contraste, sin embargo, no es la única condición que garantiza la afección. Existe
una segunda condición, que Husserl describe de la siguiente manera: “[unos]
sentimientos sensibles privilegiados, como un deseo pasional fundado por una
prominencia en su unidad” (Husserl, 2001, p. 198). Estos sentimientos son ellos
mismos materias sensibles internas (como el placer o el dolor) u objetividades
animadas por ellas (lo que propiamente sería un sentimiento) (Husserl, 1976, pp.
511–516). Muchas veces las dos condiciones aparecen en un mismo fenómeno y
con la misma fuerza. Ejemplo de ello es el hombre que ve pasar frente a él a una
hermosa dama. Pero a veces la prominencia de los campos de la percepción entra
en conflicto con las prominencias internas. El hombre del ejemplo puede ser un
hombre enamorado: ¿qué tiene más fuerza: la bella dama que tiene frente a él o el
deseo y la imagen mental de su amada? Pero aun con los cambios en el contraste
y las diferencias de fuerza afectiva de los datos hyléticos, todos estos datos llegan
a constituir una fusión y por ella se puede hablar de la impresión originaria como
unidad (Husserl, 2001, pp. 207–208, para. 29).
La impresión originaria como unidad tiene, en las condiciones que la definen a ella
misma como objetividad y momento unitario, el carácter temporal de la absoluta
actualidad.107 Si se detiene el flujo de experiencia en el momento de darse la
impresión originaria ─como lo haríamos, por ejemplo, al ponerle pausa a una
película─, y si se la contempla a ella sin tener en cuenta su conexión con los demás
contenidos temporales (los contenidos de la retención y la protención), se obtiene
la imagen de un mundo en dos dimensiones: el alto y el largo del campo visual.108
No hay todavía propiamente un fondo, pues la perspectiva de un lado posterior, de
“La [impresión originaria] es lo absolutamente inmodificado, la fuente primigenia de toda otra
conciencia y de todo ser. El contenido de la [impresión originaria] es aquello que significa la palabra
ahora, tomándola en el sentido más riguroso. Todo nuevo ahora es el contenido de una nueva
[impresión originaria]” (Husserl, 1959, p. 116).
108 Husserl explica esto en referencia general al campo visual: “venimos finalmente a reconocer que
el campo visual es un múltiple de dos dimensiones que en sí mismo es congruente, continuo,
completamente coherente, finito y, de hecho, limitado; tiene un margen más allá del cual no hay
nada” (Husserl, 1997b, p. 140).
107
119
un atrás, implica la constitución de un objeto como unidad, y aquí sólo tenemos unos
datos de la sensación organizados en un solo plano del campo visual. Si se
contempla sólo el “qué” de la impresión originaria, no hay todavía una dimensión
propiamente temporal, pues la impresión originaria es absoluto presente, contenido
dispuesto de cierta manera, contenido unitario, pero atemporal.109 Ahora la pregunta
es: ¿cómo es que los datos de la sensación llegan a constituir un objeto de
percepción?, ¿cómo se desarrolla el proceso de objetivación?
b. La apercepción objetivante del sustrato de percepción
i. Las dos condiciones materiales y temporales básicas de la
objetivación
La apercepción objetivante u objetivación está determinada por dos condiciones
básicas. Una de ellas es la localización de la materia de la impresión originaria en
su constitución como unidad. Eso es, la descripción de la organización de la materia
coexistente de la impresión originaria presentada en el apartado anterior. La
segunda es la ubicación de la impresión originaria en el lugar temporal objetivo.
Toda impresión originaria atraviesa por un proceso de modificación temporal. Ella
es ahora actual, pero su destino, por así decir, es sumergirse en el pasado de la
corriente de conciencia, el de irse “[matizando]110 en el sentido de la retención”
“en su calidad de puros representantes de [cualidades] de cosas, en cuanto a su puro ‘qué’, su
carácter temporal no desempeña ningún papel. Los datos aprehensivos atemporalmente precisados,
constituyen el objeto en cuanto a su consistencia específica; y donde ésta queda conservada,
podemos ya hablar de una identidad” (Husserl, 1959, p. 111).
109
En esta parte de la exposición se hace una abstracción hipotética para responder la pregunta: ¿Qué
es la impresión originaria en cuanto ella misma? Es decir, qué es ella si no estableciera conexión
alguna con los demás contenidos de la conciencia (particularmente las retenciones y las
protenciones). Es una construcción hipotética porque tal separación es imposible. Tal y como es
imposible viajar a la velocidad de la luz, pero aún así podemos saber hipotéticamente, eso es,
mediante el estudio riguroso de las posibilidades ─la tarea primordial de la física cuántica─, que si
viajamos a la velocidad de la luz el tiempo se detiene.
110 Utilizo el término “matizar para traducir el término alemán “abschatten” (Husserl, 1928, p. 24).
Abschatten puede referirse a la matización de un color o de una imagen, al oscurecimiento de un
lugar o, en un tercer sentido, a la representación de una silueta (“Der deutsche Wortschatz von 1600
bis heute,” n.d.). Langfelder traduce abschatten por escorzar (Husserl, 1959, p. 77). Escorzar es el
acortamiento de una figura en una representación pictórica (Real Academia Española, 2014).
Schatten como sustantivo significa “sombra”. Que la imagen se vaya matizando, que el lugar se vaya
oscureciendo, representa la acción que la sombra ejerce sobre el mundo perceptible: cuando el sol
120
(Husserl, 1959, p. 77).111 Aun así, la impresión originaria como unidad mantiene un
lugar temporal idéntico, una ubicación firme en el tiempo. Con esto se hace
referencia a la distinción de las dos dimensiones o formas de ser del tiempo
inmanente que describe Husserl: “El tiempo es rígido, y, sin embargo, fluye. En la
corriente temporal, en el constante sumergirse en el pasado, se constituye un
tiempo no fluyente, un tiempo absolutamente rígido, idéntico, objetivo” (Husserl,
1959, p. 113). El tiempo es, por un lado, el flujo constante de nuevas vivencias:
ahora tengo una impresión originaria, pero a ella la sigue una nueva que la desplaza
al pasado de la conciencia. Pero la vivencia desplazada y su correlato noemático,
la unidad ordenada de los datos hyléticos, mantiene un lugar en la corriente de
vivencias. Esta es la segunda dimensión del tiempo: el tiempo objetivo. El tiempo
objetivo es el lugar en el que se ubica la vivencia desplazada. De este lugar se dice
que permanece rígido porque su ubicación temporal no cambia: cuando tenía 3 años
viví la experiencia de ser picado por una abeja, esa vivencia originaria fue
desplazada por la vivencia de llorar, y esta, a su vez, por las vivencias de ser curado
por mi mamá, de volver a salir al parque a jugar con mis amigos y de todas las
vivencias que me han llevado a este momento de mi vida ─en ese sentido el tiempo
es algo que fluye─; pero la vivencia de ser picado por una abeja permanece en el
mismo lugar temporal, a saber, el lugar del flujo de tres años que había recorrido mi
corriente de vivencias hasta ese momento ─ese lugar que permanece fijo es el
tiempo objetivo─. Así, cada impresión originaria mantiene una ubicación en el
tiempo objetivo y, correlativamente, se constituye una “conciencia del tiempo
objetivo”. La ubicación de la objetividad dentro de esa conciencia es la condición
básica para la objetivación y la posterior identificación.112 Ahora la unidad ordenada
empieza a caer todo se hace más oscuro hasta que la sombra cubre completamente lo que antes se
veía con absoluta claridad. Así, cuando la impresión originaria se hunde en la retención, ella se va
haciendo más oscura y no se capta con la misma claridad. Traducir abschatten por escorzar es
válido, porque en el escorzo se acorta una representación completa, pero la imagen que quiere
transmitir Husserl parece ser más la de la pérdida de claridad, la del oscurecimiento o
ensombrecimiento. Por esa razón, aquí me aparto de la traducción de Langfelder y sigo el diccionario
Husserl al traducir el término “abschatten” por “matizar”.
111 “las fases actuales de la percepción experimentan constantemente una modificación; no se
conservan simplemente tal como son, sino que fluyen. En ello se constituye lo que designamos como
sumergirse en el tiempo” (Husserl, 1959, p. 112).
112 “Pero la cuestión es el modo cómo, en contra del fenómeno del cambio constante de la conciencia
temporal, se produce la conciencia del tiempo objetivo y, por lo pronto, de los lugares temporales
121
de la impresión originaria de los datos que componen los ojos del gato ha fijado su
lugar en el tiempo objetivo y ese lugar va a ser el fundamento temporal de la
objetivación y de la posterior identificación.113
Se han definido así las dos condiciones básicas de la objetivación: 1. El
ordenamiento de la materia que coexiste en la impresión originaria y 2. La fijación
de la ubicación de la impresión originaria en el tiempo objetivo. La primera define lo
que es ella misma en cuanto a su contenido, la segunda define el lugar que ocupa
en la corriente de vivencias. Puede decirse que estos dos procesos son al mismo
tiempo condiciones y componentes de la aprehensión o apercepción objetivante.114
Asimismo, los procesos de localización de la materia y de ubicación del lugar
temporal condicionan la identificación del objeto.115 Gracias a la materia ordenada
de la impresión originaria y del lugar temporal que ella ocupa puedo decir que un
objeto es idéntico, es el mismo (en comparación con otro objeto que se ha
sumergido en la conciencia; o el objeto sumergido en comparación con una nueva
impresión originaria).116 La impresión originaria es idénticamente la misma aun
idénticos. Y con ella se conecta íntimamente la pregunta por la constitución de objetividad de objetos
y sucesos temporales individuales. En efecto; sin aclarar la identidad del lugar temporal, no es
factible aclarar la identidad de un objeto en el tiempo […] En efecto: en la conciencia temporal se
produce toda la objetivación; sin aclarar la identidad del lugar temporal, no es factible aclarar la
identidad de un objeto en el tiempo” (Husserl, 2001, p. 112).
113 “el contenido impresional que pertenece a los diversos puntos ahora actuales puede permanecer
absolutamente inalterado, en cuanto a su calidad; pero por mucho que se extienda su identidad de
contenido, no posee la verdadera identidad; la misma sensación, ahora y en otro ahora, tiene una
diferencia, a saber, una diferencia fenomenológica que corresponde al lugar temporal absoluto; esta
diferencia es la fuente primigenia de la individualidad propia del ‘éste’ y, por ello, del lugar temporal
absoluto” (Husserl, 1959, p. 114).
114 “Sobre ese material sensitivo [el material formado y fijado en el tiempo objetivo] se estructura
luego la apercepción objetivante. Ya cuando enfocamos puramente los contenidos sensitivos
(prescindiendo de las apercepciones trascendentes que, dado el caso, se fundan sobre ellos),
efectuamos una apercepción: entonces se halla ante nuestra mirada la ‘corriente temporal’, la
duración en cuanto especie de objetividad. La objetividad presupone una conciencia de unidad, una
conciencia de identidad (Husserl, 1959, p. 116).
115 Para entender el significado de la operación de “identificación” resulta muy útil el siguiente ejemplo
de Husserl: “Consideremos un pedazo de tiza; cerramos y abramos los ojos. En este caso tendremos
dos percepciones y diremos que vemos dos veces la misma tiza. Tenemos aquí contenidos
temporalmente separados; también intuimos una discontinuidad temporal fenomenológica, una
escisión; pero en el objeto no hay escisión, es el mismo; quiere decir que en el objeto hay duración,
en el fenómeno, cambio” (Husserl, 1959, p. 54).
116 “Ella [la impresión originaria] da un individuo-punto-tonal y este individuo, en el fluir de la
modificación de pasado, es idénticamente el mismo, pues la apercepción referente a este punto,
sigue estando, en la modificación de pasado, en constante coincidencia, y la identidad del individuo
es eo ipso, identidad del lugar temporal (Husserl, 1959, p. 117).
122
después de sumergirse en la retención, pues a pesar de atravesar por una
modificación de conciencia, ella mantiene la misma materia y el mismo lugar
temporal. El único cambio que experimenta es el modo de darse.117
ii. La asociación de la impresión originaria con el pre-conocimiento
típico
Ya he ordenado los datos de la impresión originaria en una unidad y he fijado su
lugar temporal objetivo. Pero aún no hay allí un objeto unitario. No hay todavía un
gato al que le pertenezcan esos ojos, ni siquiera puedo percibir todavía a los ojos
como ojos, pues la objetividad, si bien es unitaria y está formada y ordenada de una
cierta manera, aún no ha sido tipificada como algo. Esta fase del proceso de
apercepción sólo llegará a ser objeto cuando “comprenda”, por así decir,118 que la
impresión originaria es sólo una de las múltiples posibilidades de ser-así119 del
objeto,120 y, como condición de esa operación, cuando la aprehenda típicamente
como algo (como “ojos”, como “ojos de un ser viviente”, como “ojos de un gato”).121
Sólo en virtud del reconocimiento de los lados del objeto no dados auténticamente
a la percepción y de la asociación de la impresión originaria con un tipo se constituye
un sentido objetivo, un sustrato de percepción.122
“La materia es, por ende, la misma materia; el lugar temporal el mismo lugar temporal; solamente
ha cambiado la manera de darse: es un darse en modo pasado” (Husserl, 1959, p. 116).
118 Aquí hago uso de un término propio de la esfera de la espontaneidad para explicar
analógicamente operaciones de la receptividad. No quiero de ninguna manera decir que haya algún
tipo de comprensión actual en la receptividad.
119 Sigo a Jas Reuter y utilizo la expresión “ser-así” para traducir el término “sosein” (Husserl, 1939,
p. 27, 1980, p. 33).
120 “Empecemos notando que el aspecto, la [matización] de perspectiva a través de la cual aparece
invariablemente cada objeto espacial, solo manifiesta el objeto espacial desde un lado” (Husserl,
2001, p. 39).
121 “[el] establecimiento de habitualidades […] pre-señala inmediatamente una tipificación, con base
en la cual y por medio de una transferencia aperceptiva aparecen de inmediato otros objetos de
especie semejante, como objetos de este tipo en una familiaridad anterior, es decir, anticipados
conforme a su horizonte” (Husserl, 1980, p. 135).
122 “Mi mención pronto llegará a ser clara para usted una vez que entienda intuitivamente cómo el
sentido objetivo [gegenständlicher Sinn] se exhibe a sí mismo como unidad <en> el múltiple
interminable de posibles apariencias; y visto bajo una inspección más cercana, cómo las continuas
síntesis, como una unidad de coincidencia, le permiten al mismo sentido aparecer, y cómo una nueva
conciencia de nuevas posibilidades de aparición persisten constantemente frente a los cursos de
apariencia facticos y limitados, trascendiéndolos” (Husserl, 2001, p. 39). El lugar funcional de la
noción de “tipo” es la percepción y, particularmente, “el proceso de aprehensión de intuiciones dadas
sensualmente como la presentación de objetos” (Lohmar, 2003, p. 94).
117
123
El proceso se hace evidente cuando se contemplan las faces precedentes y
subsiguientes del fotograma congelado de la impresión originaria: el enlace de la
impresión originaria con los puntos-ahora pasados y venideros de la corriente de
conciencia mediante las síntesis de asociación.123
La impresión originaria entra en asociación con un conocimiento pre-dado del objeto
que lo determina en una cierta generalidad.124 Mi mundo entero está “pre-dado” en
las objetividades que Husserl denomina tipos.125 La tipificación es una operación
fundamental en el proceso de apercepción objetivante. Por esa razón, antes de
continuar con el análisis, debemos detenernos para repasar algunos elementos
generales acerca de lo que son los tipos y la tipificación.126
α. La definición general del concepto de “tipo” de Husserl
El pre-conocimiento típico del objeto ─el tipo─ es una posesión habitual
sedimentada en la conciencia (Husserl, 1980, párrs. 25, 26). Es producto de la
contemplación explicativa de un sustrato de percepción (Husserl, 1980, p. 133).127
Cuando determino las particularidades de un objeto y ese objeto aún se mantiene
asido, esas determinaciones llegan a ser parte de su sentido objetivo mediante una
síntesis de coincidencia o superposición.128 El nuevo “conocimiento” adquirido del
”El término ‘asociación’ designa en este contexto una forma de regularidad de la génesis
inmanente, que en general pertenece por su naturaleza a la conciencia […] La asociación se entiende
aquí de manera exclusiva como el nexo puramente inmanente del: ‘algo recuerda a algo’, ‘una cosa
señala [hinweisen] a la otra’” (Husserl, 1980, p. 81). Véase también (Husserl, 2001, párr. 26).
124 ”Jamás se lleva a cabo una operación conocitiva en objetos individuales de la experiencia […]
como si ellos estuviesen pre-dados por primera vez como sustratos aun totalmente indeterminados”
(Husserl, 1980, p. 32).
125 “De este modo, nuestro mundo en torno pre-dado está ‘pre-dado’ ya como un mundo multiforme,
está formado de acuerdo con sus categorías regionales y tipificado de acuerdo con múltiples géneros
particulares, especies, etcétera” (Husserl, 1980, p. 40).
126 Para la presentación de la tesis sobre tipificación de Husserl me baso en el estudio de Dieter
Lohmar Husserl’s Type and Kant’s Schemata Systematic Reasons for Their Correlation or Identity
(2003). El objetivo principal de ese estudio es mostrar razones que prueban que el concepto de “tipo”
de Husserl y el concepto de “esquema” de Kant son “funcionalmente casi idénticos” (Lohmar, 2003,
p. 93). El estudio de Lohmar hace una revisión rigurosa del concepto de “tipo” de Husserl y por eso
es una fuente secundaria válida para la exposición.
127 Husserl distingue dos niveles de aprehensión contemplativa: la aprehensión o contemplación
simple y la aprehensión o contemplación explicativa. En la aprehensión simple uno se dirige al objeto
“en su totalidad”. En la aprehensión explicativa se determinan las particularidades del objeto, se
explican sus determinaciones vacías (Husserl, 1980, párr. 22).
128 “Si en la explicación, por así decir, de un solo estrato y, en su paso hacia α, β…, S se mantiene
asido como algo que se enriquece constantemente, mientras que los explicados no se mantienen
123
124
objeto no se pierde para siempre, sino que queda almacenado como conocimiento
habitual. Ese conocimiento habitual o bien constituye o bien enriquece el tipo. Tengo
percepción de un perro, explico sus particularidades (su pelaje, su dentadura, sus
orejas y su cola, su comportamiento, veo que inclina su cabeza cuando lo acaricio,
que se siente incómodo cuando le toco sus patas, que ladra cuando ve a un extraño,
etcétera). Todas las determinaciones del sustrato de percepción “perro” pasan a ser
parte de su sentido objetivo. Pero ellas no se pierden para siempre. Puedo olvidar
la experiencia de haber estado con el perro, pero las determinaciones de sentido
permanecen como conocimiento típico habitual (Husserl, 1980, párr. 25). Cuando
vuelva a tener impresión originaria del perfil de un perro (por ejemplo, del lado frontal
de su hocico), “sabré” que el perro también tiene un cuerpo con un pelaje, unas
orejas y una cola, y “sabré”, además, que probablemente le gusta que le acaricien
la cabeza, que no le gusta que le toquen las patas, que seguramente les ladra a los
extraños, etcétera. El término “sabré” señala el pre-conocimiento típico del objeto.
La impresión originaria de un perfil se asocia con el tipo y crea anticipaciones de las
posibilidades de ser-así de los lados del objeto no-dados auténticamente en la
percepción.
Así, pues, la función básica del tipo es guiar la apercepción del objeto. Eso quiere
decir aprehender de antemano el objeto como determinado en una cierta
generalidad.129 El tipo guía la percepción de un objeto de dos maneras: en el tipo el
objeto se da como determinado en el conocimiento general de familiaridad y como
determinable en los horizontes de la experiencia.
β. La constitución de los tipos y sus grados de generalidad
Los tipos se generan a través de “una serie de experiencias homogéneas” (Lohmar,
2003, p. 106). La constitución de los tipos se origina, particularmente, mediante las
por sí mismos sino justo sólo como enriquecimiento de S, entonces en la transición de α a su
explicado π no se mantiene sólo S como enriquecido con α, sino que superpuesto a él también se
mantiene α” (Husserl, 1980, p. 143). Véase también (Husserl, 1980, p. 226).
129 “Aprendemos de antemano (im voraus) todo lo que nos afecta no solo como determinable en
principio, sino como ya determinado. Esta determinación tiene el sentido de "estar familiarizado de
antemano" (Im-Voraus-bekannt-sein). Siempre percibimos, como dice Husserl, lo desconocido en el
modo de lo conocido, lo desconocido en el modo de lo familiar (Lohmar, 2003, p. 106).
125
síntesis de semejanza (Lohmar, 2003, p. 107). Un tipo se constituye y se enriquece
mediante la asociación por semejanza de nuevos objetos de experiencia. El grado
de semejanza entre los miembros de un tipo puede ser más o menos fuerte (Lohmar,
2003, p. 107). Los grados de semejanza se condicionan por dos procesos:
Por un lado, se condicionan por la semejanza misma (una cualidad difícil de
reducir a otras características), eso es, por la “proximidad” de la semejanza130
de cada momento. Por otro lado, los niveles se condicionan por el número de
momento similares, o por el ‘grado de aproximación a una semejanza total’
(Lohmar, 2003, p. 107)
Aquí se distinguen la magnitud de las distancias de semejanza y el número de
momentos semejantes (Husserl, 1980, p. 370). Estas semejanzas son rasgos de la
estructura del tipo, pues siempre hay niveles de semejanza entre los miembros que
lo conforman. El tipo, entonces, se estructura por las semejanzas o parecidos entre
sus miembros.131 Pero como esas semejanzas se forman en las diferentes
experiencias, los tipos son susceptibles a constante cambio y transformación. Tanto
la formación de un nuevo tipo como la expansión o el cambio de los tipos ya
constituidos ocurre mediante una composición de experiencias finitas. Con base en
eso, Lohmar afirma que un tipo puede entenderse como una especie de parecidos
de familia: “En vista de este grupo finito de objetos experimentados, uno podría
entender el tipo como una forma de parecido de familia” (Lohmar, 2003, p. 109). La
analogía de Lohmar se puede explicar así: como los procesos y fenómenos
señalados por las palabras en la tesis de Wittgenstein, los tipos se organizan por
una red de semejanzas y superposiciones entre sus elementos constitutivos.132
“Similarity”
“En este sentido uno puede interpretar el tipo como una combinación de una pluralidad de objetos
que se parecen el uno al otro. Sería, entonces, posible entender el tipo de una cosa singular como
la combinación de un grupo de exhibiciones del mismo objeto. Cada miembro del grupo puede
convertirse en todos los demás mediante la afinidad o transformaciones de semejanzas” (Lohmar,
2003, p. 108).
132 Tal vez haga falta mencionar que toda síntesis de homogeneidad implica una síntesis de
coincidencia. El grado más elevado de homogeneidad, la uniformidad, es la coincidencia completa
de dos objetividades. Los grados subsecuentes serán, por lo tanto, sólo coincidencias parciales. La
superposición de objetividades consiste en las coincidencias parciales entre sus componentes
(Husserl, 2001, pp. 176–177).
130
131
126
La conexión entre los miembros de un tipo se da en virtud del sujeto experienciante:
“[e]l sujeto experienciante logra la conexión, la mantiene todo el tiempo y la modifica
de acuerdo a experiencias posteriores” (Lohmar, 2003, p. 109). Las conexiones
ocurren en los procesos de anticipación y llenamiento intuitivo de las experiencias
(Lohmar, 2003, p. 111). Así, pues, se puede hablar de un mismo tipo porque está
conectado en una misma corriente de conciencia.
La generalidad de un tipo señala su “extensión”: “Los niveles de generalidad están
condicionados por los grados de igualdad de los miembros de la extensión”
(Husserl, 1980, p. 368). Pueden distinguirse diferentes grados de generalidad en la
apercepción tipificante. El tipo de más amplia generalidad es el “objeto en general”
(Husserl, 1980, p. 41). Por ejemplo, cuando capto una impresión originaria de un
objeto que no mantiene afinidad con ninguno de los tipos más o menos específicos
que se han sedimentado en mi conciencia, de él sólo puedo decir que es una “cosa
que está ahí”, un “objeto en general”. En el otro extremo se encuentran los tipos
más específicos, que son tipos de cosas individuales.133 Husserl los llama concretum
o tipos concretos. Ellos surgen de la repetición de dos o más objetividades
independientes: “Cada individuo es individualmente algo particular de su concretum,
es un individuo concreto” (Husserl, 1980, p. 369).
El rasgo fundamental del concretum es que no se funda en otras, por eso Husserl
la llama generalidad sustantiva. Sobre ellas se fundan otras generalidades de un
nivel superior, las generalidades adjetivas. Esta distinción es muy importante porque
Lohmar interpreta que el nivel más básico de tipificación es la identidad del objeto individual: “con
respecto a esta generalidad, el nivel más bajo de generalidad es el individuo completamente símismo, el “esto”, el concreto individual […] [la] completa identidad” (Lohmar, 2003, p. 107). Pero esta
interpretación tiene un problema: ¿cuál sería, entonces, la diferencia entre las operaciones de
identificación y las operaciones de tipificación? Si se entiende que el nivel más básico de tipificación
es la constitución de identidad, el ejemplo de la percepción de una tiza referido en la nota 111 sería
tanto un ejemplo de identificación como un ejemplo de tipificación. Si he entendido bien la
interpretación de Lohmar, debo decir que está equivocado. El nivel más básico de tipificación no es
la identidad, sino una operación bastante semejante: la síntesis de lo igual con lo igual (Husserl,
1980, párr. 81). Es decir, la operación de conciencia mediante la cual determino que dos objetos
separados tienen los mismos rasgos y determinaciones. Por ejemplo, ver dos tizas “iguales”. La
confusión de Lohmar es entendible, pues el mismo Husserl advierte de la semejanza entre la síntesis
de lo igual con lo igual y la síntesis de identidad: “Esto se comprende en vista de la peculiaridad de
la síntesis de lo igual con lo igual. Su rasgo peculiar consiste en que se ve muy semejante a la
síntesis de identidad, pero sin serlo. Le es tan parecida que en la transición de lo igual a lo igual
muchas veces decimos francamente: ‘pero si es lo mismo’” (Husserl, 1980, p. 355).
133
127
en ella yace la diferencia entre generalidades concretas y generalidades abstractas.
Las generalidades concretas pueden ser especies o géneros. Husserl las llama
concretas no queriendo decir que haya especies o géneros conformados
únicamente de individuos particulares, sino “para señalar su origen en lo concreto”
(Husserl, 1980, p. 371). Por otro lado, las generalidades abstractas son aquellas
que “tienen debajo de sí generalidades dependientes, universales surgidos de la
repetición de momentos abstractos, por ejemplo, especies de figuras, etcétera”
(Husserl, 1980, p. 371). Así que la diferencia entre las generalidades concretas y
las generalidades abstractas es que las primeras tienen su origen en el concretum
y las segundas en generalidades dependientes.
Por lo demás, en la apercepción tipificante, generalmente se sigue el curso opuesto
a la generalización. Allí se van precisando en los niveles de contemplación del
objeto intencional. Por ejemplo, veo un animal y lo tipifico como “perro”. Después
me doy cuenta de que es un perro de una raza particular y lo tipifico como “pastor
alemán”. En un tercer acto, hago una inspección más detallada del objeto y lo tipifico
como “un perro ‘igual’ al perro pastor alemán de mi amigo”. En los procesos de
tipificación, generalmente, se percibe primero el objeto, después surge un tipo muy
general y, finalmente, mediante las operaciones de explicación, el tipo se va
reduciendo hasta llegar a un “tipo específico particular” (Lohmar, 2003, p. 107). No
obstante, esta no es una secuencia fija. También es posible que la tipificación parta
de lo particular y luego ascienda a lo más general.
γ. El origen de los tipos de nivel superior y la estructura de las objetividades típicas de
la conciencia
Los niveles de generalidad del tipo se rigen por las regularidades de la conciencia
de: 1. La magnitud de distancias de las semejanzas, y 2. El número de momentos
semejantes. Cuando la magnitud de distancias de semejanzas y el número de
momentos semejantes se reducen, la extensión del tipo se amplía y, por ende, su
nivel de generalidad es mayor. Por consiguiente, el origen de las generalidades de
nivel superior se encuentra en la plena igualdad. En el caso de las generalidades
concretas, en los concretum, y, en el caso de las generalidades abstractas, en la
128
repetición de las especies abstractas de nivel inferior. Pero el origen de un tipo de
nivel superior no siempre es una objetividad típica sedimentada. Tal origen puede
ser también una posibilidad. De una cierta generalidad puede saberse que su grado
de generalidad es superior (aun cuando no puedan hallarse generalidades de nivel
inferior sedimentadas) sólo por el hecho de que existe la posibilidad de que haya
generalidades que guarden niveles más elevados de semejanza.134
Si tratamos de representarnos una imagen de la estructura de las generalidades
típicas, ella puede verse como un ordenamiento casi infinito de sedimentaciones y
posibilidades asociadas. Partamos de un ejemplo: el tipo general “perro”. En el tipo
general “perro” se incluyen todas las especies de “perros” (el pastor alemán, el
bulldog, el chihuahueño, el san bernardo, etcétera). Todas las especies de “perros”
que se incluyen en el tipo general “perro” están enlazadas por síntesis de
homogeneidad entre sus determinaciones (todos los sustratos sedimentados tienen
hocico, todos tienen cuatro patas, todos tienen pelaje, etcétera). Pero, al mismo
tiempo, cada especie contrasta con las demás por las diferencias entre los
miembros (el pastor alemán tiene el hocico alargado y el bulldog es chato, el san
bernardo es grande y el chihuahueño pequeño, etcétera). Asimismo, los miembros
individuales que se incluyen en cada una de las especies están asociados por
mantener unos rasgos en común, y entre ellos también se encuentran múltiples
diferencias (hay unos pastores alemanes más grandes, hay otros más inteligentes,
hay unos más amarillos y otros más negros, etcétera). Así, llegamos a los concretum
de cada especie. Entre los miembros de un concretum no hay diferencias, pues su
relación consiste en la plena igualdad, pero los concretum sí se diferencian entre sí
(el concretum de dos pastores alemanes idénticos se diferencia del concretum de
dos labradores idénticos, y así sucesivamente). Vemos, así, las siguientes dos
regularidades en el proceso de generalización: 1. Al descender el grado de
generalidad, aumenta la cantidad de objetividades típicas constituidas (el tipo
general “perro” es sólo uno, las especies de perros pueden ser diez o veinte, por
ponerle un número, y los tipos concretos de cada especie pueden ser cientos o
134
Véase, Introducción (3.b).
129
miles); y 2. Al descender el grado de generalidad, aumenta el grado de semejanza
entre las determinaciones. Por otro lado, el número total de determinaciones
implicadas en el tipo “perro” no aumenta ni disminuye al descender de nivel. El
número total de determinaciones sólo se distribuye de manera diferente en los tipos
de nivel inferior. Así, por ejemplo, si suponemos que el tipo “perro” está conformado
por 100 determinaciones, esas mismas 100 determinaciones estarán agrupadas en
los tipos específicos y concretos (por ejemplo, 50 labradores y 50 pastor alemán; 25
concretum de labradores amarillos y 25 concretum de labradores negros y 25
concretum de pastor alemán negros y 25 concretum de pastor alemán amarillo).
¿Cómo sería, pues, una representación gráfica del ordenamiento de las
objetividades típicas de la conciencia? Podría ser análoga a la representación
gráfica de un agujero negro. En la figura 2 se puede ver una ilustración artística de
la estrella S0-2 mientras pasa junto al agujero negro supermasivo que se encuentra
en el centro de la vía láctea. La imagen representa la trayectoria de la estrella en
tres momentos (no es que sean tres estrellas). Pero aquí nos debe interesar
únicamente el agujero negro. Él tiene una forma cónica. En la parte inferior se ubica
su núcleo. Esta es la parte más densa del agujero, es decir, la parte del agujero con
mayor masa en menor volumen. A medida que se asciende, la densidad del agujero
se reduce (la masa se extiende en un volumen mayor). Esto, por supuesto, ocurre
en todas las direcciones, pues un agujero negro es una región esférica. Por lo tanto,
lo que en la figura 2 se representa en dos dimensiones acontece realmente en todas
las direcciones hacia las que se puede extender una esfera. La analogía con la
estructura de los tipos, sin embargo, no toma en cuenta al agujero negro como
esfera sino como una forma cónica tridimensional ─tal y como aparece en la figura
2─.
130
Figura 2. Una ilustración artística de la estrella S0-2 mientras pasa junto al agujero negro supermasivo
en el centro de la vía láctea. Imagen de Nicolle R. Fuller/National Science Foundation. Recuperada el 9
de marzo de 2020 de: https://www.space.com/supermassive-black-hole-gravity-einstein-relativity.html
La estructura de las objetividades típicas se ordena de manera semejante a como
se ordena la materia de un agujero negro. La materia de los tipos son las
determinaciones y posibilidades que lo componen. En el centro de la estructura de
los tipos de nivel superior se encuentra el origen. El origen de un tipo de nivel
superior es la región más densa del tipo. La densidad aquí también señala la
relación entre masa y volumen. Los tipos concretos más bajos tienen mayor
densidad porque allí la materia está agrupada en una extensión muy pequeña.
Como la igualdad es la relación que define las objetividades de un concretum y
como la igualdad consiste en la coincidencia absoluta, en la fusión que constituye
una unidad de conciencia, en el concretum dos o más objetividades ocupan el
mismo lugar. Por lo tanto, la densidad de la estructura de los tipos está determinada
por el grado de semejanza que mantienen sus componentes. A medida que
disminuye el grado de semejanza, disminuye la densidad. Las objetividades
generales se agrupan en un volumen mayor, pues en lugar de coincidencia absoluta
131
hay coincidencia parcial o superposición. De ahí que para Husserl la extensión de
un tipo, por un lado, no señale la cantidad de determinaciones y, por otro lado,
determine el grado de generalidad del tipo. En el ejemplo del tipo general “perro”, el
género “perro” es el límite del agujero negro, las especies están en la mitad y los
tipos concretos de nivel inferior están en el centro.
De lo anterior surgen una pregunta: ¿Qué pasa si la representación gráfica de los
tipos comienza por el concretum? Parece que, si se parte de un concretum, él se
encontraría en el centro y, luego, para ascender en el grado de generalidad,
deberían agregarse nuevas determinaciones y posibilidades y, por consiguiente, al
aumentar los grados de generalidad también aumentaría el número de
determinaciones y posibilidades que constituyen un tipo. Pero este razonamiento es
incorrecto, pues cuando se parte de un concretum y se quiere ascender a una
especie o a un género, los miembros añadidos también se añaden al núcleo de la
estructura de tipos. Por ejemplo, si tomo como punto de partida el concretum
conformado de dos perros pastor alemán negros y luego quiero ascender a la
especie “pastor alemán”, debo añadir determinaciones y posibilidades de perros
pastor alemán amarillos y cafés, pero esta adición de miembros implica la creación
de nuevos concretum (el tipo concreto de dos perros pastor alemán amarillos, el de
dos cafés, etcétera).
De la representación de la estructura de un tipo de nivel superior parece seguirse
que su origen podría hallarse o bien en todos los tipos concretos de nivel ínfimo o
bien en cualquiera de ellos. Por ejemplo, el origen del tipo general “perro” podría
hallarse tan bien en el concretum de dos “pastor alemán”, como en el de dos
“labradores”. Como todos ellos se encuentran en la región conformada por la plena
igualdad, y como esta es hasta ahora la única condición para pertenecer al origen
de una generalidad de nivel superior, cualquiera de ellos ocuparía perfectamente el
lugar del origen de tal generalidad superior. Es cierto que el origen de una
generalidad de nivel superior se encuentre en cualquiera de los concretum que se
incluyen en él, pero sólo si se tiene en cuenta a la estructura de una generalidad
desde el punto de vista formal. Y esto es lo que se ha mostrado hasta ahora: la
132
clase de relación de semejanza que mantienen las determinaciones del origen (la
igualdad plena) en comparación con la de los límites de la generalidad (la
semejanza lejana). Así que, si se quiere construir una representación completa de
la estructura de las generalidades de nivel superior, aún hace falta ver la manera
como se enlaza la materia de las generalidades.
Partamos de una de las regularidades de las síntesis de heterogeneidad. Los
hallazgos de Husserl muestran que si una objetividad A mantiene semejanzas con
una objetividad B, la objetividad A debe mantener necesariamente contrastes con
un número n de otras objetividades. Esto es una regularidad que se aparece en
todos los niveles de la conciencia. Por ejemplo, si un dato hylético “rojo” es parecido
a otro dato hylético “rojo”, él es diferente de los datos hyléticos “azul” y “amarillo”; si
los datos hyléticos “rojo”, “azul” y “amarillo” son homogéneos por ser colores, ellos
serán también heterogéneos con respecto a las formas; y si los datos de color y los
datos de forma son iguales en tanto datos del campo visual, ellos serán diferentes
de los datos acústicos o de los datos táctiles. Esto se repite en los diferentes estratos
de la conciencia, porque las síntesis de asociación operan de manera análoga en
todos los niveles de la conciencia.135
Esta regularidad de la conciencia rige también para la estructura de las
generalidades. Una generalidad de nivel superior contrasta con otras generalidades
del mismo nivel. Por ejemplo, el tipo específico “pastor alemán” se diferencia del
tipo específico “labrador”. Ahora bien, como una generalidad de nivel superior está
constituida por la reducción del grado de semejanza, debe haber un origen
materialmente específico desde donde surja el ensanchamiento de las semejanzas.
Deberá haber, pues, uno o más concretum específicos que sean la fuente del
proceso de generalización. ¿Cómo identificamos a estos concretum? Siguiendo la
regularidad de las síntesis de heterogeneidad mencionada. Si es una regla general
de la conciencia que una objetividad A al mantener semejanzas con una objetividad
B, mantenga necesariamente contrastes con un número n de otras objetividades,
La repetición de operaciones análogas en los diferentes niveles de conciencia se verá con más
detalle en el apartado (3) de este capítulo.
135
133
aquel, el origen material de una generalidad de nivel superior A, por ser él la fuente
de la generalización, deberá mantener las mayores semejanzas con los miembros
de la generalidad de nivel superior A y, por consiguiente, los mayores contrastes
con las determinaciones de las generalidades de nivel superior B, C, etcétera.
Así, pues, las generalidades de nivel superior tienen un origen formal en la plena
igualdad, pero también tienen un origen material que funciona como la fuente de
determinaciones desde la cual se despliegan las nuevas asociaciones por
semejanza que extienden el grado de generalidad de un tipo. ¿Cómo sé, entonces,
que la fuente material del tipo específico “labrador” es el concretum “labrador
amarillo” y no el concretum “labrador café”? Al identificar las semejanzas entre cada
uno de los concretum y los demás tipos específicos del concepto “perro”. El origen
material de un tipo específico será aquel que mantenga las menores semejanzas y
los mayores contrastes con las determinaciones de los demás tipos específicos del
tipo “perro”. Debe señalarse que el origen material de las generalidades concretas
de nivel superior no es necesariamente uno. El origen material puede estar
conformado por varios concretum correspondientes a las especies del género. Por
ejemplo, el origen material del tipo “perro” podrá encontrarse en cualquiera de los
concretum que dé origen a las especies.
Ahora la cuestión es dónde se ubica el origen material de las generalidades de nivel
superior en la representación gráfica presentada arriba. El origen material de las
generalidades concretas puede verse como un punto que se encuentra en el centro
de la base de la forma cónica que representa la estructura de tipicidad. Él, si bien
está rodeado del múltiple de concretum implicados en la generalidad de nivel
superior, no mantiene enlace material con ninguno de ellos. Es sólo él en el centro,
como la fuente única de una generalidad de nivel superior, es el concretum
materialmente originario. Si se asciende desde él a un nivel superior de generalidad,
se enlazan nuevas determinaciones en el ensanchamiento de las síntesis de
homogeneidad ─en una consecuente disminución del grado de semejanza─. Por
consiguiente, desde el punto de vista material ocurre la adición de determinaciones
que no ocurre en la dimensión formal. En este nivel superior, como en todos los
134
niveles subsiguientes, también hay una objetividad típica que se ubica en el centro
de la estructura cónica, rodeada de tipos del mismo nivel de generalidad, pero que
no mantienen relación alguna con ellos. Cuando se llega al límite superior de la
generalidad, lo que había comenzado como un punto en el concretum
materialmente originario ocupa la extensión completa de la estructura cónica. Nada
lo rodea a él dentro de su propio ordenamiento estructural, pero cuando se
trasciende su estructura, se ven las demás objetividades de nivel superior
rodeándolo.
Para terminar, debe aclararse que en los concretum se encuentra el origen (formal
y material) de las generalidades de nivel superior concretas. Por lo tanto, lo anterior
sólo es válido para las generalidades concretas. ¿Cuál es, entonces, el origen de
las generalidades abstractas? Las generalidades abstractas son “universales
surgidos de la repetición de momentos abstractos, por ejemplo, especies de figuras,
etcétera” (Husserl, 1980, p. 371, énfasis añadido). Eso quiere decir que las
generalidades abstractas tienen un origen formal idéntico al de las generalidades
concretas: a saber, la repetición (o la igualdad plena). Lo que las distingue de las
generalidades concretas es, entonces, su origen material. En efecto, ellas tienen su
origen en los momentos abstractos de los concretum:
De lo anterior advertimos que las generalidades concretas más bajas sirven
de fundamento a otras generalidades, a las de sus momentos abstractos, que
naturalmente también producen a su vez algo universal de la repetición,
aunque sea dependiente: las más bajas especies abstractas dependientes
(Husserl, 1980, p. 369).
Lo abstracto es lo que no puede ser de manera independiente, lo que sólo puede
ser como determinación de un sustrato: figuras, colores, funciones, etcétera, son
ejemplos de generalidades abstractas. El origen de las generalidades abstractas es
la repetición de tales determinaciones. Por ejemplo, la generalidad “patas” (referida
a las patas de los muebles) no puede ser una generalidad concreta, pues no hay un
concretum de dos patas. Tal concretum, si no se piensa como determinación de la
“silla” no sería el concretum de “patas” sino el concretum de “palos” (dos “patas”
135
separadas de su relación con el mueble no son “patas” sino pedazos de madera).
Es por eso por lo que el nivel ínfimo de las generalidades abstractas, su origen
material, son las “más bajas especies abstractas dependientes”. La repetición que
da origen a las generalidades abstractas es siempre una repetición de especies,
pues tal contenido no se puede presentar como concreto. En resumen, las
generalidades abstractas sólo se diferencian de las generalidades concretas en que
su origen material no se halla en los concretum sino en determinaciones
dependientes fundadas en ellos.
Esta es, pues, la estructura formal y material de las generalidades de nivel superior.
Lo más importante de ellas es diferenciar sus dos clases de origen (el formal y el
material). Por eso, de ahora en adelante utilizaré el término “núcleo” para referirme
al origen material y a los niveles de semejanza inmediatos que lo siguen en el
ascenso del grado de generalidad.
δ. La circularidad del proceso de tipificación
El tipo es, entonces, una objetividad constituida por el entrelazamiento sintético y la
superposición o coincidencia de las múltiples objetividades de experiencias. Pero
en esta definición parece haber una contradicción o al menos una aporía: se está
diciendo que el tipo es al mismo tiempo condición y resultado de una vivencia
intencional.136 Dieter Lohmar se refiere a este problema como el círculo vicioso de
la estructura de la percepción (Lohmar, 2003, pp. 115–116). El problema se puede
formular en la siguiente pregunta: ¿cómo es posible que haya habido experiencias
antes de la formación de los tipos y tipos antes de la formación de experiencias?
Lohmar soluciona esta aparente aporía resaltando dos aspectos importantes de los
tipos: 1. El tipo no es una objetividad que “ya contiene los elementos de sentido
substancia y accidente y tal vez también causalidad” (Lohmar, 2003, p. 116); y 2. La
aporía “niega la mutabilidad del tipo; en otras palabras pasa por alto el rol importante
Pues, por un lado, la asociación de la impresión originaria con el tipo es condición necesaria para
que se generen los horizontes del objeto y se aperciba al objeto como algo, y, por otro lado, el tipo
es producto o resultado de contemplaciones explicativas, que presuponen las contemplaciones
simples, y, por lo tanto, presuponen un objeto ya constituido.
136
136
de la expansión de tipos en la experiencia y su empobrecimiento en la corrección
intersubjetiva” (Lohmar, 2003, p. 116).
La primera razón que da Lohmar se basa en la existencia de tipos rudimentarios
que aún no contienen la noción de substancia y sus propiedades:
En su forma más mínima, un tipo consiste en una conexión sintética entre
‘impresiones’ simples: por ejemplo, entre dos impresiones que han ocurrido
juntas en mi experiencia varias veces de una manera regular y de este modo
han entrado en una conexión asociativa (Lohmar, 2003, p. 116).137
Esta conexión asociativa forma lo que Lohmar denomina complejos de sensaciones.
Los tipos rudimentarios estarían compuestos por esta clase de unidades en la
sensación. Lohmar pone el ejemplo de una de las primeras sensaciones que tiene
un ser humano: el sabor de la leche materna y el calor conectado a ese sabor. En
la medida en que la experiencia se repite muchas veces se constituye una conexión
asociativa entre ellas y después una unidad de la sensación que constituye un tipo
rudimentario. Lohmar entiende estos tipos como “unidades sintéticas de
sensaciones” (Lohmar, 2003, p. 116). Así que, los tipos rudimentarios están
referidos a los datos hyléticos. No es que haya tipos de datos hyléticos, sino tipos
formados por asociaciones de datos hyléticos. De lo anterior se desprende una
conclusión:
no es probable afirmar que un objeto en el sentido de un sustrato concebido
con sus propiedades se constituye a través de la conexión entre las dos
sensaciones. Sin embargo, esas sensaciones constituyen una unidad
sintética permanente en virtud de su referencia mutua (Lohmar, 2003, p. 116).
La segunda razón que da Lohmar tiene que ver con los dos procesos básicos por
los que atraviesa un tipo: la expansión y el empobrecimiento (Lohmar, 2003, p. 117).
En la expansión, el tipo adquiere nuevos atributos que lo complejizan. En el ejemplo
del recién nacido, a las sensaciones de gusto y de calor, el individuo puede añadir
Por ejemplo, la primera vez que vi un perro entrelazada por síntesis asociativas con la segunda
vez que vi un perro.
137
137
el tacto de la piel de la madre y su voz (Lohmar, 2003, p. 116). Dado que se trata
de nuevas impresiones y, por ende, de nuevas sensaciones, el contenido del tipo
se extiende sólo mediante la experiencia (Lohmar, 2003, p. 116). De lo anterior se
sigue que el proceso de expansión del tipo es también “rápido” 138 y “radicalmente
subjetivo” (Lohmar, 2003, p. 117). Esta es la diferencia básica con el proceso de
empobrecimiento del tipo, pues para que un tipo pierda atributos está implicada casi
siempre la comunicación. Por lo tanto, el empobrecimiento del tipo es un proceso
intersubjetivo (Lohmar, 2003, p. 117). Pero como en la conversación usamos
conceptos, en este proceso debe haber una “corrección mutua intersubjetiva del uso
de las palabras y los tipos (Lohmar, 2003, p. 118).139
En resumen, Lohmar encuentra una falencia en la aporía de la circularidad de los
procesos de percepción y tipificación. La falencia consiste en que se considera al
tipo sólo en cuanto a un grado elevado de constitución. Cuando se tienen en cuenta
los tipos rudimentarios y las operaciones de expansión y de empobrecimiento por
los que atraviesan, se puede ver el emparejamiento de los procesos de constitución
de los tipos y de la experiencia, que revela una salida al problema planteado.
ε. La asociación de la impresión originaria con el pre-conocimiento típico en la
experiencia de ver los ojos del gato
La asociación de la impresión originaria de los ojos del gato con el tipo sedimentado
“ojos de gato” abre un múltiple de posibilidades de ser-así del objeto: aunque sólo
tenga percepción auténtica de sus ojos, la asociación de la impresión originaria con
el tipo me permite “saber” que esos ojos no están flotando en el aire, que deben ser
los ojos de un ser viviente, particularmente, de un gato, que ese gato debe tener
cabeza y cuerpo, que, probablemente, él está ahí quieto porque se encuentra en
“Hasty”
Un tipo es una construcción intersubjetiva y, por lo tanto, un producto cultural, pues la experiencia
siempre va a ser experiencia de un mundo y el mundo es el conjunto de objetos físicos e ideales
(Husserl, 1962, párr. 2, 1980, párr. 65). Los artefactos físicos e ideales varían con la cultura
(compárese, por ejemplo, el conjunto de objetos físicos e ideales de nuestra cultura con los de la
cultura indígena yanomami). Un yanomami probablemente nunca ha visto un smartphone, nosotros
tenemos múltiples maneras de determinar sus particularidades físicas e ideales. Si él nunca ha tenido
experiencia del smartphone, no habrá construido el tipo “smartphone”. Nosotros hemos construido
ese tipo porque interactuamos con dispositivos como ese muchas veces a lo largo de nuestra vida.
138
139
138
estado de alerta, que se puede mover ágil y velozmente cuando quiera, que el gato
está parado en una superficie, que atrás de él hay un contorno de objetos, etcétera,
etcétera. Pero las anticipaciones del objeto no son propiamente el contenido típico
sedimentado, sino una creación actual fundada en el tipo. Ahora efectúo nuevas
síntesis de asociación entre el tipo y la impresión originaria cuyo resultado son los
horizontes del objeto. El término “horizonte” señala todas las posibilidades de serasí de las particularidades del objeto y de su entorno.140 En Experiencia y Juicio,
Husserl distingue dos clases de horizontes: el horizonte interno (las anticipaciones
del objeto de percepción mismo) y el horizonte externo (las anticipaciones del
contorno que rodea al objeto) (Husserl, 1980, p. 34).141 Sé que hay un gato en el
horizonte porque asocio los ojos dados en la impresión originaria con el tipo “ojos
de gato” y esa asociación me permite “inducir”142 que los ojos deben ser parte del
cuerpo de un gato. No se trata de un contenido intuitivo de la imaginación, pues los
horizontes del objeto son por esencia vacíos.143 Pero el pre-conocimiento típico no
es absolutamente vacío, pues de ser así no tendría validez para la apercepción del
objeto.144 Esto no quiere decir que en la percepción se hagan intuitivos los tipos,
pues el único contenido intuitivo de la percepción, el único contenido auténticamente
“Toda experiencia tiene su horizonte experiencial; cada una tiene su núcleo de conocimiento real
y determinado, tiene su contenido de determinaciones inmediatamente dadas por sí mismas [eso es,
la impresión originaria o el perfil auténticamente visto del objeto], pero por encima de ese núcleo de
un ser-así determinado, de lo que propiamente se da como ‘ello mismo ahí’, posee su horizonte. Esto
quiere decir: toda experiencia remite a la posibilidad y, a partir del yo, a una re-posibilidad [Vermöglichkeit], no solamente de explicar paso a paso la cosa, lo dado en la primera visión, de acuerdo
con lo que realmente está dado por sí mismo, sino también de obtener mediante la experiencia cada
vez más determinaciones de la misma cosa” (Husserl, 1980, p. 33).
141 En los Análisis sobre las síntesis pasivas, Husserl les da un sentido diferente a las expresiones
“horizonte interno” y “horizonte externo”. Sobre esta diferencia de sentido, véase (Pérez, 2019, pp.
91–92).
142 “De este modo, cada experiencia de una cosa particular tiene su horizonte interno; y ‘horizonte’
significa aquí la inducción que pertenece esencialmente a toda experiencia y es inseparable de ella
en toda experiencia misma. El término es útil porque sugiere (al ser él mismo una “inducción”) la
inducción en el sentido ordinario de un modo de razonar y porque indica que en su esclarecimiento
realmente comprensivo a fin de cuentas se reduce a la anticipación original y primaria. A partir de
ésta habrá que construir una verdadera ‘teoría de la inducción’ (en la que se han gastado tantos
esfuerzos y tan inútilmente)” (Husserl, 1980, p. 34).
143 “Aun así, este horizonte es por ello vacío, es un horizonte de indeterminaciones, de
desconocimientos que como determinables habrán de llevarse a la cognición [Kenntnis] y al
conocimiento [Bekanntheit]” (Husserl, 1980, p. 41).
144 ”En cuanto a su contenido, este pre-saber es indeterminado o imperfectamente determinado, pero
nunca está del todo vacío y si no tuviera alguna validez, la experiencia no sería sencillamente
experiencia de una y esta cosa” (Husserl, 1980, p. 33).
140
139
dado de ella, son las impresiones originarias (Husserl, 2001, párr. 1). Lo que quiere
decir es que el contenido del tipo como tal, al ser producto de una experiencia, al
ser él mismo determinación sedimentada de experiencias y al ser su estructura un
entrelazamiento de objetividades (sensibles y no-sensibles), es de alguna manera
intuitivo. Las asociaciones de la impresión originaria con el pre-conocimiento típico
y con los horizontes típicos de familiaridad hacen posible apercibir típicamente el
objeto.145 Cuando se asocia la impresión originaria con un tipo, se despliegan, por
así decir, los demás perfiles del objeto. Es en virtud de esas operaciones de
conciencia que “comprendemos” que lo dado auténticamente a la percepción es
sólo uno de los múltiples perfiles del objeto, una de sus múltiples posibilidades de
ser-así. El resultado de esas operaciones es la constitución del sentido objetivo de
una percepción, del objeto como unidad idéntica.146 Al aprehenderse la impresión
originaria como enlazada con los contenidos de la retención y la protención, ya no
la vemos como el fotograma de dos dimensiones sin profundidad ni dimensión
propiamente temporal que fue abstraído del flujo de conciencia. Ahora, los ojos
tienen un lado posterior en el cuerpo del gato y hay todo un horizonte de profundidad
detrás del objeto “gato” que, aunque no esté dado sino de manera vacía, hace parte
del sentido del objeto. Al contemplar a la impresión originaria en su enlace con las
retenciones y las protenciones, podemos ver también la dimensión temporal que ya
“Esto significa que lo que afecta en el trasfondo y que es aprehendido en el primer abordamiento
activo lo conocemos en un sentido mucho más amplio; significa que ha sido captado ya pasivamente
en el trasfondo no sólo como ‘objeto’, como algo experimentable y explicable, sino como cosa, como
hombre, como obra humana, y así sucesivamente en diversas particularidades” (Husserl, 1980, p.
41).
146 “En cada momento, el sentido objetivo es el mismo con respecto al objeto como tal, el objeto que
es mentado; y coincide con el curso continuo de apariencias momentáneas, como por ejemplo, esta
mesa aquí. Pero lo que es idéntico es una X constante, un constante sustrato de momentos-de-mesa
que realmente aparecen, pero también de indicaciones de momentos que aún no aparecen. Esas
indicaciones son al mismo tiempo tendencias, tendencias indicativas que nos empujan hacia las
apariencias no dadas. Sin embargo, ellas no son indicaciones individuales, sino completos sistemas
indicativos, indicaciones funcionando como sistemas de rayos que apuntan hacia los múltiples
sistemas de apariencia correspondientes. Son punteros hacia un vacío, pues las apariencias noactualizadas no son ni conscientemente intencionadas como reales ni presentificadas. En otras
palabras, todo lo que aparece auténticamente es una cosa que aparece sólo en virtud de estar
entrelazada y permeada con un horizonte intencional vacío, eso es, en virtud de estar rodeada de
un halo de vacío con respecto a la apariencia. Es un vacío que no es una nada, sino un vacío que
hay que llenar; es una indeterminación determinable” (Husserl 2001a, p. 42). Véase también
(Husserl, 1959, Anexo XI).
145
140
había sido constituida en las síntesis del tiempo (en la sucesión y la coexistencia y
en la fijación del lugar temporal).
iii. Aprehensión simple y aprehensión contemplativa del sustrato “ojos
de gato”
Cuando se constituye el objeto como tal, es posible hablar estrictamente de una
vivencia intencional, de una percepción. En una frase: ya no estoy frente a unos
datos sentidos, sino frente a un objeto percibido. Pero esta es apenas la percepción
de nivel más básico: la aprehensión simple del objeto. En la aprehensión simple, el
objeto se aparece como totalidad en una tesis individual (Husserl, 1980, p. 121).
Eso quiere decir que el objeto sólo está determinado en la más amplia
generalidad.147 Por ella tengo frente a mí un gato del que sólo capto auténticamente
sus ojos y las partes del sentido objetivo son contenidos vacíos.
En la percepción simple me oriento dóxicamente hacia los ojos del gato como
resultado de la previa afección que despertó particularmente el dato “amarillo”
(Husserl, 1980, párrs. 17, 18).148 La atención despierta un interés particular en el
objeto: me dirijo a él de forma continua.149 El objeto llega a hacerse temático.150 Pero
el interés particular se desplaza luego a sus horizontes. En este punto, la
experiencia puede continuar en dos direcciones opuestas: o bien los ojos del gato
se mantienen asidos como objeto temático y entonces determino sus
147 ”De antemano el objeto está ahí con el carácter de algo que se conoce; está comprendido como
objeto de un tipo que se conoce ya de alguna manera, aun cuando esté sólo determinado en una
vaga generalidad” (Husserl, 1980, p. 113).
148 La orientación dóxica es el término que utiliza Husserl para referirse a aquello que los psicólogos
denominan atención: “[…] tenemos en general la correspondiente orientación dóxica, que de
ordinario tienen a la vista los psicólogos cuando hablan de atención” (Husserl, 1980, p. 86). “En
general, la atención es una tendencia del yo hacia el objeto intencional, hacia la unidad que
continuamente ‘aparece’ en el cambio de modo del dato” (Husserl, 1980, p. 87).
149 “Podemos decir que con ella [la orientación dóxica] despierta un interés por el objeto de la
percepción en cuanto que es. Estamos dirigidos a él mismo en forma continua; realizamos la
conciencia continua de experimentarlo” (Husserl, 1980, p. 89).
150 El tema es un interés cuya referencia intencional (por así decir, pues su referencia no es
propiamente un objeto intencional) es más amplia que la del interés: “Yo puedo estar ocupado
temáticamente con algo, por ejemplo, con un trabajo científico y, al hacerlo, me puede molestar un
ruido procedente de la calle. Ese ruido penetra en mí y por un instante dirijo a él mi atención. Pero
no por hacerlo he dejado escapar mi tema anterior, sino que sólo ha pasado momentáneamente a
un segundo plano” (Husserl, 1980, p. 93).
141
particularidades mediante un cambio de posición cinestésico, o bien oriento mi
atención hacia otro objeto y abandono cualquier interés en los ojos del gato. En este
caso mi atención se mantiene en los ojos del gato. Buscaré, entonces, conocer los
detalles del objeto; un estímulo me impulsa a saber cómo es, a determinar sus
particularidades.151 Podría dirigir mi atención al horizonte interno de los ojos, pero
ahora tiene más “fuerza afectiva” el horizonte externo inmediato. Quiero “saber”152
si aquello que he percibido de manera auténtica son realmente unos ojos y, más
precisamente, si son los ojos de un gato: ¿tipifiqué bien la impresión originaria?,
¿realmente son esos los ojos de un gato? Pues bien podrían ser dos luces que
dieran la impresión de ser dos ojos brillantes, o podrían ser en efecto dos ojos, pero
no precisamente los ojos de un gato. Me acerco cautelosamente. El animal da un
pequeño paso. Percibo, en un solo momento, la forma del felino como en
aprehensión simple. Ahora aprehendo intuitivamente el horizonte externo inmediato
del sustrato y reconozco que en efecto se trata de un gato. Pero la aprehensión
contemplativa no termina allí. Después de realizarse la explicación, el foco de
interés regresa al objeto captado en la aprehensión simple para enriquecer su
sentido mediante una síntesis de coincidencia.153 Del objeto “ojos” ahora tengo
certeza que son los “ojos de un gato” y no los ojos de un tigrillo o alguna luz que
pudiese haber sido tipificada erróneamente. Lo mismo acontece con los horizontes
internos. Si me acerco más al objeto podré determinar los cambios de tonalidad de
su iris y la forma alargada de su pupila, y esas determinaciones pasarán luego a ser
parte del sentido objetivo del sustrato “ojos”.
“Lo que afecta atrae sobre sí, por de pronto en unidad indivisa, la mirada del yo. Pero esta unidad
se separa de inmediato en sus elementos constitutivos; comienzan a destacarse; mientras uno de
ellos se halla en el centro de atención, los demás, en cuanto pertenecientes al objeto, están
temáticamente incluidos en la unidad intencional del mismo y ejercen como tales su atracción”
(Husserl, 1980, p. 89).
152 La expresión “saber” se usa como recurso explicativo. Resulta útil porque el auténtico conocer,
que se efectúa en los estratos predicativos de la conciencia, tiene su origen pre-predicativo en el
interés, así como este tiene su origen en la afección: “Entonces, esta regularidad legal [la afección]
pasaría por sí misma a la regularidad legal del despertar o conduciría aún más la atención, o lo que
es lo mismo, conduciría aún más el interés temático e incluso posiblemente conduciría aún más a la
comprensión y la adquisición de conocimiento” (Husserl, 2001, p. 198).
153 “[…] se presentó pasivamente la coincidencia explicativa entre el sustrato S aun asido y su
determinación p, con lo cual el objeto-sustrato temático S sufrió en esta modificación pasiva un
enriquecimiento de su sentido” (Husserl, 1980, p. 227).
151
142
También es posible que la determinación del horizonte externo despierte en mí un
interés mayor que la del sustrato original. Lo que en un comienzo es determinación
o explicado se independiza y se convierte él mismo en un nuevo sustrato.154 Los
ojos dejan de ser el objeto temático, dejan de mantenerse asidos, y el interés
temático y particular se traslada al gato como totalidad. Entonces, se abren nuevos
horizontes y se extienden unos previamente dados. El horizonte interno del sustrato
serán todas las partes del cuerpo del gato y el horizonte externo, que ya había sido
dado de una manera menos precisa en la percepción auténtica del sustrato ojos, se
extiende a todo el conjunto de objetividades que lo rodean: ¿qué hay junto al gato?,
¿es acaso un árbol o un poste?; ¿qué hay detrás de él?, ¿podría ser eso un lago o
es un extenso campo? En la determinación de los horizontes internos, el sustrato
“gato” fija un sentido objetivo más amplio: es un gato pequeño, con una mancha
blanca en la pata y una cola amarilla. En la explicación de los horizontes externos
se determina que lo que está junto al gato es un árbol y lo que está detrás de él es
un campo. Sin embargo, esta descripción es aún imprecisa, pues en la
contemplación externa los objetos se aprehenden, pero sólo en conciencia de
pluralidad.155 Para establecer una relación entre ellos debe efectuarse una
contemplación relacionante.156 En la contemplación relacionante se establece un
vínculo por semejanza entre las objetividades de la aprehensión simple y las
objetividades del horizonte externo. Es en virtud de esa operación que formo una
relación entre el sustrato de la percepción y los objetos determinados del horizonte
externo. En la contemplación explicativa mi experiencia se limita a ver un gato, un
“El explicado […] pierde así su carácter peculiar de explicado y deviene, al independizarse, un
objeto por sí, es decir, un sustrato propio para un conocimiento progresivo, para destacar en él sus
propiedades” (Husserl, 1980, pp. 141–142).
155 “[…] como cuando, por ejemplo, recorro uno tras otro los objetos que se encuentran sobre la
mesa: el tintero, el libro, la pipa, la pluma, etcétera, al dejar que mi mirada ‘se deslice por encima de
ellos’. Sin que en un acto propio los reúna yo activamente en un conjunto o una cantidad de objetos
[…] se produce la conciencia de una pluralidad recorrida de objetos, pero en ello no se aprehende
nada de una relación que pudiera tener un objeto con el otro” (Husserl, 1980, pp. 166–167, énfasis
añadido)
156 “a la contemplación penetrante, explicativa, le habíamos enfrentado la contemplación que
relaciona y va más allá del objeto […] Anticipándonos, fue caracterizada por lo pronto como una
penetración de la mirada contemplativa en el horizonte exterior del objeto” (Husserl, 1980, p. 163).
154
143
árbol y un campo como pluralidad de objetos; sólo es por la contemplación
relacionante que veo al gato junto al árbol y al campo detrás del gato.
2. Las objetivaciones del entendimiento
Las objetividades constituidas en las operaciones de apercepción objetivante son
objetividades pre-predicativas o de la receptividad. Ahora debemos ascender a los
niveles superiores de la conciencia para conocer otro tipo de objetividades: las
objetividades predicativas o del entendimiento.157 Las objetividades de la
espontaneidad se diferencian de las objetividades de la receptividad en dos
aspectos fundamentales: 1. Para la constitución de las objetividades de la
receptividad no es necesaria la actividad voluntaria del yo158 ─si bien es cierto que
en ellas también está implicada una cierta actividad, e incluso muchas veces,
actividad voluntaria─159. Y aunque toda operación de objetivación es en buena
medida una función activa del yo, la objetivación espontánea tiene como condición
necesaria el ser resultado de operaciones espontaneas del yo.160 La segunda
diferencia es que en las objetividades de la receptividad lo que se produce
activamente son los perfiles (o representaciones) del objeto, pero no el objeto
mismo, “[p]or el contrario, en la producción espontánea el estado de cosas mismo
es producido y no una representación de él” (Husserl, 1980, p. 277). En las
objetividades del entendimiento se realiza el auténtico interés conocitivo.161 Ya en la
“En este sentido se trata aquí de operaciones objetivadoras de una nueva especie […] son las
estructuras lógicas que, como procedentes del κατεγορειν, del juzgar enunciativo, llamamos
objetividades categoriales o también objetividades del entendimiento” (Husserl, 1980, pp. 218–219).
158 “Así, esta operación de conocer, este estrato superior de la actividad en contraste con la
receptividad, debe caracterizarse como una espontaneidad creadora, productiva ya ella misma de
objetos” (Husserl, 1980, p. 219).
159 “También con respecto al análisis de la aprehensión receptiva hablábamos de la actividad
voluntaria e involuntaria del yo, de sus cinestesias, de la producción activa de las perspectivas
mediante el ir alrededor por medio de los movimientos de los ojos, etcétera […]” (Husserl, 1980, p.
276).
160 "La “actividad” del yo, que motiva el desarrollo de las multiplicidades de datos sensoriales, puede
ser enteramente involuntaria […] En cambio, la objetividad del entendimiento, el estado de cosas, se
puede constituir esencialmente sólo en la actividad productiva espontánea, es decir, con la presencia
del yo” (Husserl, 1980, p. 276)
161 “En el genuino interés conocitivo, en cambio, entra en juego de un modo totalmente nuevo una
participación voluntaria del yo: éste quiere conocer el objeto, quiere retener firmemente de una vez
por todas lo conocido […] El conocimiento es una acción del yo; la meta del querer es la aprehensión
157
144
apercepción del objeto intencional se organizan los primeros estratos de una
actividad pre-conocitiva (en el deseo de determinar las particularidades del objeto,
en la orientación dóxica hacia él, en el tomarlo como tema), pero el interés conocitivo
propiamente dicho sólo se constituye cuando a esas objetividades de la receptividad
se las sintetiza activamente en estructuras judicativas.162 El pre-conocimiento típico
sedimentado se llama “pre-conocimiento” porque no es todavía un conocimiento
auténtico. El auténtico conocimiento también es una sedimentación de la
conciencia, pero ya no dada en los tipos, sino en las estructuras de la lógica
(Husserl, 1980, pp. 218–219). Así, pues, Husserl no concibe una ruptura o un
rompimiento absoluto entre los estratos de la receptividad y la espontaneidad. Antes
bien, esta distinción señala, en términos generales, “diferentes niveles de
objetivación” (Husserl, 1980, p. 224). El proceso que empezó con la captación
receptiva de los datos de la sensación no concluye en la aprehensión de un objeto
intencional. Existe un segundo nivel en el que se constituyen nuevas objetividades
basadas en las de la receptividad.163 Este es el nivel de la espontaneidad.
En esta sección se presentan los principales aspectos de las operaciones de
objetivación de la espontaneidad: en el apartado (a) se describe la estructura de
predicación general; en el apartado (b) se describe la objetividad más básica del
entendimiento (el estado de cosas) y su relación con la estructura judicativa; y en el
apartado (c) se presentan los elementos principales de las objetividades generales
de la espontaneidad y de su proceso de constitución.
a. La estructura de predicación general
Las operaciones esenciales del ámbito de la espontaneidad son las operaciones del
pensar. Estas operaciones le son esenciales a la espontaneidad porque no se
del objeto en su determinación idéntica, la fijación del resultado de la percepción contemplativa ‘de
una vez por todas’” (Husserl, 1980, p. 218).
162 “Toda actividad conocitiva, a fin de cuentas ─sin perjuicio de la posibilidad de que, en el progreso
del conocer, nos movamos por largos trechos sólo en el ámbito de los objetos producidos, de las
estructuras lógicas, esto es, en la mera evidencia de la claridad─, está relacionada con los sustratos
de juicio […]” (Husserl, 1980, p. 220)
163 “cada etapa de la predicación presupone una etapa de la experiencia receptiva y de la explicación;
sólo se puede predicar originariamente aquello que se ha dado, aprehendido y explicado en una
intuición originaria” (Husserl, 1980, p. 224).
145
pueden efectuar en el ámbito de la receptividad ─así como no es posible, por
ejemplo, percibir mediante operaciones del entendimiento─. Las operaciones del
pensar se dividen en dos grandes rótulos: 1. Las operaciones del pensar que
determina y relaciona, y 2. Las operaciones del pensar conceptual. En el primer
rótulo, debe distinguirse el pensar que determina del pensar que relaciona. El
pensar que determina es aquel que establece conexiones lógicas entre un sustrato
de percepción y las determinaciones de su horizonte interno. El pensar que
relaciona es aquel que establece conexiones entre un sustrato y las
determinaciones de su horizonte externo. Todas estas formas de pensar actúan en
una misma estructura lógica general. En este apartado voy a describir la estructura
lógica general de las operaciones del pensar. Pero como esta estructura debe tener
alguna clase de contenido, la describiré en cuanto actuando sobre las operaciones
del pensar determinante.
Empecemos volviendo la mirada a los procesos receptivos de aprehensión en el
ejemplo de percepción de los ojos del gato. En la aprehensión simple se constituyó
un sustrato S con un sentido objetivo (el objeto “ojos del gato”). En la aprehensión
explicativa de su horizonte interno se determinaron las particularidades de ese
sustrato. Para simplificar la exposición diré que en la explicación sólo se determinó
la particularidad p (por ejemplo, la cualidad de color “amarillo”). Si se simplifica así
el proceso, puede decirse que la aprehensión termina cuando, por medio de una
síntesis de coincidencia, la determinación p extiende el sentido objetivo del sustrato
S. Esta operación, sin embargo, marca sólo el fin de las operaciones de conciencia
de la receptividad. Aún es posible colocar al sustrato S como sujeto en un juicio
predicativo y determinarlo en el modo “S es p” (Husserl, 1980, p. 226). Este proceso
se efectúa mediante una nueva operación de actividad. El interés me conduce ahora
al sustrato S en cuanto enriquecido en su sentido por la determinación p, “lo cual
presupone que volvemos a pasar a p” (Husserl, 1980, p. 227). La nueva actividad
es una voluntad conocitiva que busca sedimentar el enriquecimiento de sentido
dado en la síntesis de coincidencia receptiva: “Una intención activa tiende a captar
aquello que antes era sólo coincidencia pasiva, o sea, a producir activa y
originariamente en la transición activa a p lo que se agrega a S” (Husserl, 1980, p.
146
227). El proceso primero ocurre mediante una “tesis simple y unirradial
[einstrahliger]” (Husserl, 1980, p. 228). Pero luego se desarrolla mediante una
“conciencia que aprehende de una actividad no unirradial [einstrahliger] sino
plurirradial (politética)” (Husserl, 1980, p. 229). El rasgo principal de la nueva
operación de conciencia es la aprehensión de S determinado como p. La nueva
aprehensión es resultado de la síntesis activa y esta síntesis se manifiesta en la
cópula “es”:
En el ‘es’ se expresa la forma de la síntesis entre explicando y explicado en
su realización activa, es decir, la aprehensión del determinar-se-como, y en
la predicación es un elemento constitutivo del ‘estado de cosas’ [Sachverhalt]
total que llega a la aprehensión (Husserl, 1980, p. 229).
Esta última cita aclara cuál es el objeto de aprehensión. Pues podría pensarse que
lo que se aprehende es un nuevo sustrato S y una nueva determinación p, que la
nueva síntesis constituye nuevas objetividades de predicación basadas en los
sustratos y las determinaciones de percepción. Pero esto sería incorrecto, pues no
es que se constituya un nuevo sustrato y una nueva determinación. La síntesis
espontánea actúa sobre los mismos objetos captados receptivamente (el sustrato
“ojos del gato” y la determinación “amarillo”), más precisamente, actúa sobre la
coincidencia de sentido constituida entre ellos en la receptividad. El resultado de la
aprehensión no es, entonces, un nuevo sustrato y una nueva determinación, sino
un nuevo tipo de objetividad: el estado de cosas “S es p”. La cualidad de color
“amarillo” ya había incrementado el sentido del sustrato “ojos de gato” en la síntesis
de coincidencia pasiva, pero es sólo hasta que la síntesis pasiva se convierte en
activa (por medio de una actividad espontanea del yo) que se constituye el estado
de cosas “los ojos del gato son amarillos”.164
La aprehensión espontánea produce una “configuración espontánea de nuevas
formas temáticas, del tema-sujeto y del tema-determinación” (Husserl, 1980, p.
Este ejemplo no es ejemplo de un juicio propiamente determinante, pues el predicado “amarillos”
es una generalidad y, por ende, este es un ejemplo de pensar conceptual. No obstante, el ejemplo
ilustra perfectamente el proceso de constitución de la objetividad del entendimiento más básica, el
estado de cosas, en la estructura judicativa general.
164
147
230). Estas son las formas de función de la estructura judicativa básica. Son
formaciones sintácticas o categoriales, las estructuras de la pura forma lógica (como
la forma sujeto, la forma predicación, etcétera), dispuestas a ser llenadas con un
contenido que, bien pueden ser objetividades individuales u objetividades
generales. Junto a las formas categoriales, en la aprehensión espontánea también
se constituyen las nuevas formas-núcleo de la sustantividad y la adjetividad, que
señalan el carácter de dependencia o independencia de los contenidos del juicio.
La forma-núcleo de la sustantividad “[d]esigna el ser-por-sí, la independencia de un
objeto (una independencia que, naturalmente, puede derivar también de una
independización, según veremos todavía)” (Husserl, 1980, p. 231). La forma-núcleo
de la adjetividad, por otro lado, es “la forma de lo que está ‘en algo’ […], de la nodependencia del objeto de la determinación” (Husserl, 1980, p. 231). Así, en el juicio
“S es p” el componente S tiene una forma sintáctica de sujeto y una forma-núcleo
de sustantividad, y el componente p tiene una forma sintáctica de predicado y una
forma-núcleo de adjetividad.
Pero también es posible que el componente p tome una forma sintáctica de
sustantividad. Esto acontece cuando el juicio está referido a momentos
dependientes (Husserl, 1980, p. 242). En casos como este hay un cambio en la
estructura fundamental de predicación: ya no se construye un juicio de estructura
“S es p” sino un juicio de estructura “S tiene a T”. El “juicio de tiene” mantiene, sin
embargo, la estructura fundamental del “juicio del es” ─a saber, “la distinción en lado
del sujeto y lado del predicado” (Husserl, 1980, p. 243)─. Más aún, el “juicio de tiene”
se origina en el “juicio del es”. Por esa razón, lo que se ha dicho acerca de la
estructura judicativa básica del juicio “S es p” también es válido para el “juicio de
tiene”. El “juicio del tiene” conecta en síntesis activas los momentos dependientes
de una determinación independiente. Por ejemplo, al determinarse la “tuerca” como
explicado de la “máquina”, se sintetiza esa aprehensión en el juicio “la máquina tiene
una tuerca”.
Estos son, pues, los elementos principales de la estructura lógica general en la
constitución del juzgar determinante (o pensar que determina). Todo lo dicho acerca
148
de ella también es válido para el juzgar relacionante, sólo que en las operaciones
del pensar que relaciona se van a constituir nuevas objetividades de la
espontaneidad (como los conjuntos, entre otras). Aquí se prescinde de la exposición
de tal forma de pensar por no ser fundamental para los fines de este estudio.
b. El juicio y el estado de cosas
Al aprehenderse espontáneamente la coincidencia de sentido entre el sustrato S y
la determinación p, el sustrato originario adquiere una nueva significación (la del
determinar-se-como) y se reviste de un sentido lógico (en las formas sintácticas y
las formas-núcleo). El resultado de esta operación es la pre-constitución de la
objetividad del entendimiento más básica: el estado de cosas “S es p”. Se habla
propiamente de una “pre-constitución” porque la constitución de tal estado de cosas
acontece cuando ella llega a sustantivarse, no en el sentido de constituirse como
objeto independiente, sino en el de convertirse en sustrato de un nuevo juicio
(Husserl, 1980, pp. 264–265).
¿Qué es, entonces, el estado de cosas? Lo primero que hay que decir es que ella
no es el juicio mismo, sino el producto de las operaciones del juzgar: “[s]ólo esto
que permanece idéntico en todas esas modificaciones, es decir, lo que se constituye
en el juzgar actual S es p, es lo que llamamos el estado de cosas en sentido propio
es la unidad sintética pura de los temas” (Husserl, 1980, p. 267). El estado de cosas
es el correlato del juicio en el sentido de que su constitución sólo es posible en las
operaciones del juzgar. El juicio (ya predicativo, ya relacionante, ya conceptual) es
una “esencia general que por su estructura básica es la misma en todos los niveles
de operación lógica en los que se presenta” (Husserl, 1980, p. 62). El juicio es la
estructura de predicación general, la estructura que presta las condiciones para la
aprehensión de las objetividades categoriales. El juzgar es la operación que detiene
el flujo de conciencia y, en operaciones sintéticas, aprehende una nueva objetividad
(Husserl, 1980, p. 64).
149
c. El pensar conceptual y las objetividades generales del
entendimiento
En todo juzgar y, correlativamente, en toda aprehensión de las objetividades del
entendimiento está implicado un vínculo con alguna clase de generalidad. En los
juicios individuales la generalidad está implícita en las asociaciones típicas que
constituyen el sentido objetivo del sustrato. El que tenga el carácter de “implícito”
significa que la relación entre lo individual y lo general no se hace temática. Pero
también es posible que el nexo entre el objeto individual y la generalidad se haga
explícito (Husserl, 1980, pp. 225, 349). El que se haga explícito quiere decir que se
establece un vínculo temático. Pero como el tipo no es una objetividad aprehendida,
el nexo explícito entre la individualidad y la generalidad deberá hacerse con otra
clase de objetividades. Estas son las objetividades generales del entendimiento. En
este apartado veremos en qué consisten esas objetividades y cómo se constituyen.
El juicio y el juzgar en que se objetivan las generalidades del entendimiento ya no
se podrá incluir dentro del pensar que determina o el pensar que relaciona (pues allí
era necesario que tanto el sustrato como la determinación fueran objetividades
individuales). La generalidad se hace temática en una nueva especie de
operaciones productivas: el pensar conceptual. Consecuentemente, ya no se
constituirán juicios ordinarios sobre objetos individuales, sino juicios universales o
juicios-en-general. Los juicios universales son aquellos “en los que el objeto ya no
deviene temático como este objeto individual, sino como un objeto cualquiera de
esta clase, de este tipo” (Husserl, 1980, p. 350). En los juicios individuales las
generalidades estaban implicadas como pre-constituidas pasivamente en el
carácter de familiaridad típica del objeto. En el pensar conceptual lo típico se hace
temático.
Las objetividades generales actúan en la estructura predicativa general. Es decir,
ellas pueden entrar como núcleos en el juicio (por supuesto, no se tratará de núcleos
individuales, sino de núcleos generales). Por otro lado, la forma sintáctica de los
juicios se mantiene idéntica en los juicios generales. Por consiguiente, todo lo dicho
en el apartado (2. b) de este capítulo acerca de la estructura del juzgar mantiene su
150
validez en las operaciones del pensar conceptual y la modificación que representa
el juzgar general deberá buscarse en los núcleos predicativos (Husserl, 1980, p.
350).
Las objetividades generales de la espontaneidad son de diferentes niveles:
En lo que respecta a las objetividades generales que se constituyen en las
operaciones del pensar conceptual, a las generalidades, tipos, clases y
géneros mismos en cuanto objetos, en cuanto posibles sustratos de juicio,
debemos decir que son de diferentes niveles (Husserl, 1980, p. 351).
Los niveles pueden separarse de acuerdo con su origen de constitución. Por un
lado, se encuentran aquellas objetividades generales que se constituyen “con base
en lo que ya se preconstituyó pasivamente en la experiencia como tipo conocido,
aunque todavía no aprehendido” (Husserl, 1980, p. 351). Por otro lado, están las
objetividades generales que se constituyen “libremente en la espontaneidad”
(Husserl, 1980, p. 351). Husserl llama a las primeras generalidades empíricopresuntivas y a las segundas generalidades puras o esenciales (Husserl, 1980, p.
351). Estas últimas conforman el nivel más alto del pensar conceptual. En ese nivel
“los juicios […] ya no se desprenden de la tematización de la relación de los objetos
con su tipo empírico de familiaridad, sino de tematización de la relación con su
esencia pura” (Husserl, 1980, p. 351). Es decir, estos juicios no atraviesan por el
proceso de hacer explícito el tipo implicado en el sentido objetivo del sustrato, sino
que el núcleo del juicio se origina desde el comienzo como generalidad temática.165
i. La génesis del juzgar general y los conceptos empíricos
El juicio general se diferencia del juicio individual en que contiene núcleos generales
en al menos uno de los dos lados que lo conforman (Husserl, 1980, pp. 357–358).
El origen predicativo del juicio general se encuentra en una síntesis de coincidencia
entre diferentes juicios individuales. Por ejemplo, en la siguiente secuencia de
juicios individuales: S es p; S’ es p’; S’’ es p’’. Estos juicios individuales devienen en
165 Debe señalarse de paso que para Husserl el telos de la actividad lógica se cumple en los juicios
de generalidad pura.
151
un juicio general cuando, en lugar de predicar de cada sustrato su momento
individual (S es p; S’ es p’; S’’ es p’’), se “predica p, en todas partes , como lo general,
idénticamente uno en todos ellos, que se destaca en p’ y en p’’, etcétera, en cuanto
unidad de la especie p” (Husserl, 1980, p. 357). De estas operaciones resultan los
juicios S es p, S’ es p y S’’ es p, en donde p “no indica ya un núcleo predicativo
individual, sino uno general, a saber, el universal […]” (Husserl, 1980, p. 357).
Entonces, podemos decir que S, S’ y S’’ son lo mismo, aun cuando no podamos
decir que sean idénticos.
El que no se pueda establecer entre ellos una identidad tiene su explicación en el
origen pre-predicativo del juicio general. La síntesis activa de coincidencia que
generó el juicio universal es la aprehensión activa de una previa síntesis pasiva. Es
la síntesis de semejanza que tiene sus manifestaciones más originarias en la
constitución unitaria de los datos de la sensación. Aquí, sin embargo, nos debe
interesar su activación sobre los sustratos constituidos de percepción. Las
determinaciones de S, S’ y S’’ como p, p’ y p’’, respectivamente, se conectan en una
síntesis de lo igual con lo igual. En esta síntesis dos o más sustratos establecen tal
nivel de semejanza que en el uso cotidiano del lenguaje decimos que “son lo
mismo”, aunque se trate en realidad de dos objetos separados. No es, pues,
identificar a S, S’ y S’’ como el mismo objeto, sino decir que son dos objetos iguales
pero separados (Husserl, 1980, párr. 81a-b).
Supongamos, por ejemplo, que un hombre percibe por primera vez la cualidad “rojo”
en el objeto “carro”.166 La determinación “rojo” es un objeto (una cualidad) individual,
no una generalidad ─pues es su primera experiencia de “rojo”─. Después ve una
pelota “roja” y una flor “roja”. Entonces, se establece una síntesis de semejanza
entre el “rojo” del carro, el de la pelota y el de la flor. La síntesis produce una unidad
de los tres “rojos”. En esta identidad se constituye la generalidad pre-predicativa de
la cualidad “rojo”, es decir, el tipo “rojo”. Cuando las determinaciones se aprehenden
espontáneamente en los juicios “el carro es rojo”, “la pelota es roja” y “la flor es roja”,
No sería este un ejemplo del todo imaginario. Véase, por ejemplo, el caso de William Reed:
http://trecetv.es/noticias/viral/la-reaccion-de-un-hombre-al-ver-en-color-por-primera-vez
Recuperado el 27 de enero de 2020.
166
152
y cuando la síntesis de coincidencia pasiva de las tres cualidades de “rojo” se
transforma en una síntesis activa, se aprehende el tipo “rojo” como generalidad
objetiva, como objeto, en el concepto empírico “rojo” y es posible emitir el juicio “el
carro, la pelota y la flor son rojos”.167
De esta manera, en el transcurrir de la vida del hombre, en el vivenciar experiencias
cada vez nuevas, se van enriqueciendo sus conceptos empíricos. Pero la extensión
de los conceptos empíricos no está limitada a la experiencia de percepción. Su
contenido se extiende también mediante la “libre” creación de nuevas posibilidades
en la fantasía:
Nos imaginamos particularidades iguales ─iguales a las realidades que
primeramente hemos experimentado en realidad─ y, por cierto, las
imaginamos en seguida aun en número ilimitado […] De este modo, a cada
concepto le pertenece una extensión infinita de particularidades puramente
posibles, de objetos conceptuales puramente posibles (Husserl, 1980, p.
362).
La estructura de los conceptos empíricos crea unos horizontes de posibilidades de
ser: a la idea de algo universal “pertenece, junto a los atributos logrados [eso es,
experimentados y sedimentados], un horizonte abierto todavía indeterminado de
atributos desconocidos (de determinaciones conceptuales)” (Husserl, 1980, p. 367).
Este múltiple de posibilidades que extiende el contenido de los conceptos empíricos
es infinito, pero siempre referido a una posibilidad real, es decir, a una posibilidad
de ser en el mundo: “La extensión de cada concepto semejante es sin duda infinita,
pero es una extensión real, una extensión de cosas reales y realmente posibles en
el mundo dado” (Husserl, 1980, p. 364).
Husserl refiere este proceso con el ejemplo del concepto de “perro”: “Si avanzáramos en la
experiencia, dirigiéndonos primero a este o a aquel perro particular, encontraríamos finalmente una
y otra vez nuevos rasgos, que no pertenecen sólo a estos perros, sino a perros en general,
determinados por los atributos típicos que no hemos apropiado hasta ahora” (Husserl, 1980, pp.
366–367).
167
153
La extensión de los conceptos empíricos está, así, sometida a un cambio
permanente. El contenido de los conceptos empíricos se transforma por las nuevas
determinaciones sedimentadas típicamente en la receptividad:
De este modo, los conceptos empíricos se transforman a través de la
recepción continua de nuevos atributos, pero de conformidad con una idea
empírica, la idea de un concepto abierto que ha de ser continuamente
corregido, que al mismo tiempo contiene en sí la regla de la creencia empírica
y que está apoyado en una progresiva experiencia real (Husserl, 1980, p.
367).
Por consiguiente, la relación de constitución entre los tipos y los conceptos
empíricos no se limita sólo al origen pre-predicativo de estos últimos, sino a su
transformación, incluso, a su desuso o cancelación.168 Esta es precisamente la
condición que los define como contingentes, es decir, la de ser susceptibles a
cambio o transformación. Cada nueva experiencia, cada nueva modificación en la
fantasía, transforma su contenido. Y en este flujo de constante cambio es que llega
a constituirse su individualidad. Eso es, el perder todo vínculo con lo particular:
¿cuándo fue la primera vez que aprehendimos la cualidad “rojo”?, ¿cuándo fue que
vimos por primera vez un “perro”? Hemos olvidado esas experiencias, pero ellas
fueron el origen de la primera sedimentación de los tipos “rojo” y “perro” y, después,
en operaciones activas de aprehensión, de los conceptos empíricos “rojo” y “perro”.
Queda claro, entonces, que los conceptos empíricos tienen su origen en los tipos.169
Pero ¿cuál es la diferencia entre los tipos y los conceptos empíricos en cuanto a su
constitución o estructura? Pues ya se ha mencionado una diferencia de origen: los
tipos son estructuras de la receptividad y los conceptos empíricos son estructuras
“En los conceptos empíricos la infinitud de la extensión sólo señalaba que puedo concebir un
número cualquiera de individualidades iguales, pero sin que fuese realmente evidente, si en el
avance de la experiencia real este ‘siempre de nuevo’, conjeturado en forma presuntiva no pudiese
sufrir cancelación y si la posibilidad de continuar no alcanza fácticamente un límite” (Husserl, 1980,
p. 376).
169 Por si, acaso, el lector no está totalmente convencido de esta afirmación, o de que ella se
desprenda de lo expuesto en el apartado anterior, refiero un soporte adicional en la siguiente cita:
“ante todo hemos de examinar aún con mayor detalle el camino que lleva de las tipificaciones
pasivamente preconstituidas a los conceptos empíricos” (Husserl, 1980, p. 364).
168
154
de la espontaneidad. Pero ella no dice nada acerca de las diferencias entre lo que
son propiamente los tipos y los conceptos empíricos.
Existe, pues, una diferencia fundamental en cuanto a su estructura. Una generalidad
puede o bien hacerse temática o bien mantenerse no-temática. Las generalidades
se mantienen no-temáticas en las operaciones de apercepción objetivante:
no tenemos que aprehender temáticamente al perro captado en cuanto tipo
como algo particular del universal “perro”, sino que nos podemos dirigir a él
también como al perro individual; en tal caso, la referencia, pasivamente
preconstituida, a su tipo, en el que es aprehendido de antemano, permanece
no-tamática (Husserl, 1980, p. 365, énfasis añadido).
Este es el caso de la generalidad tipificante actuando en el proceso de apercepción
objetivante. Como se ha explicado en el apartado (1. b. ii) de este capítulo, en la
apercepción objetivante la asociación entre la impresión originaria y el preconocimiento típico sedimentado no se intuitiviza. El tipo es dado como algo vacío.
El carácter no-temático de los tipos hace referencia a la forma en que se da el tipo:
no capto a los tipos como objeto aprehendido en una intuición, sino en asociaciones
pasivas que lo evocan de manera vacía. Continúa Husserl inmediatamente después
del cierre de la cita anterior:
Pero en cualquier momento podemos, sobre su base, formar un concepto
general ‘perro’ y representarnos otros perros, conocidos en nuestra
experiencia; también podemos representarnos otros perros en multiplicidad
abierta mediante una creación arbitraria de la fantasía e intuir desde ahí el
universal ‘perro’. Una vez enfocados hacia la aprehensión de lo universal,
cada parte, cada momento particular de un objeto nos proporciona, de
acuerdo con la síntesis discutida en el §81 [la síntesis de lo igual con lo igual],
algo que podemos captar conceptualmente como general (Husserl, 1980, p.
366, énfasis añadido).
155
Cuando se aprehende el tipo y se lo constituye como objeto, cuando se lo capta
intuitivamente, él deja de ser propiamente un tipo y se convierte en concepto
empírico.
Un concepto empírico es, entonces, la estructura predicativa que aprehende
activamente al tipo y lo hace temático en una intuición. Tiene su origen prepredicativo en las síntesis de asociación que estructuran los tipos. Esas síntesis son
aprehendidas activamente y se convierten en las síntesis activas de asociación por
semejanza (el origen predicativo de los conceptos empíricos).170
Cabe mencionar un último aspecto de la constitución de los conceptos empíricos.
Su origen más básico, como se ha dicho, se encuentra en la síntesis de lo igual con
lo igual. El producto de esa síntesis es la generalidad más baja: las generalidades
sustantivas. Husserl las llama así porque son las más independientes “es decir, una
generalidad que no se funda en otras, por lo que no las presupone” (Husserl, 1980,
p. 369). A ellas se les enfrentan las generalidades adjetivas, que son generalidades
dependientes (fundadas en las independientes). Las generalidades de niveles
superiores ya no se basan en las asociaciones de igualdad total, sino en
asociaciones de semejanza de menor proximidad o de semejanza parcial.171 Son
generalidades que tienen debajo de sí generalidades particulares, que abarcan un
contenido más extenso, pero una relación de semejanza entre sus contenidos de
menor proximidad. Entre estas hay que distinguir las que tienen debajo de sí
generalidades concretas (de objetos independientes) de las que tienen debajo de sí
generalidades abstractas (de objetos dependientes). Las primeras son las especies
y géneros concretos, las últimas son las especies y géneros abstractos (Husserl,
1980, p. 371).
“La posibilidad de formar objetividades generales, ‘conceptos’, se extiende, según esto, en la
misma medida, en que haya síntesis asociativas de igualdad” (Husserl, 1980, p. 362).
171 La semejanza parcial está dada con relación a momentos particulares. Del total de momentos
que componen un objeto, algunos son semejantes y otros desemejantes.
170
156
Así concluye la exposición del origen del juzgar general y de las generalidades
empíricas. Ahora vamos a ascender al nivel más elevado de la conciencia: el del
juzgar puro y las objetividades puras.
ii. Los conceptos puros
La unidad de los conceptos empíricos es contingente, pues su origen y su
transformación se encuentra en las experiencias fácticas y en las múltiples
asociaciones por semejanza con otras experiencias particulares o posibilidades
reales (Husserl, 1980, p. 375). Lo contingente para Husserl está referido a la
experiencia fáctica, porque en ella todo puede ser y no ser. Es decir, lo constituido
por la experiencia fáctica puede sufrir transformaciones o cancelaciones. Por
consiguiente, para Husserl el concepto de “necesidad” está referido a lo a priori.172
La diferencia primordial entre los conceptos empíricos y los conceptos puros se
encuentra en el carácter contingente de los primeros y el carácter necesario a priori
de los segundos. Ahora veremos cómo se constituye un concepto puro, en qué se
diferencia de los conceptos empíricos y qué relación guarda con ellos.
Para ascender a los conceptos puros se debe liberar a los conceptos empíricos de
su carácter contingente. Esto se hace mediante el método de la variación eidética.
Se toma como ejemplo una objetividad experimentada o imaginada, se la somete a
una variación en la fantasía y se generan, así, múltiples reproducciones del ejemplo
original. El producto de la variación es algo en ella que permanece invariable. Eso
es,
la forma general necesaria, sin la cual algo semejante a esa cosa, sería
absolutamente impensable como ejemplo de su especie […] esa forma se
destaca como un contenido absolutamente idéntico, como un qué [Was]
invariable, conforme al cual coinciden todas las variantes: una esencia
general […] Esta esencia general es el eidos, la ἰδέα en sentido platónico,
pero concebida en su pureza y libre de toda interpretación metafísica
(Husserl, 1980, p. 377).
172
Sobre el concepto de lo a priori en Husserl, véase el apartado (4. b) del capítulo primero.
157
La forma general necesaria, la esencia general, el qué invariable, el eidos o la idea
es el concepto puro. Lo puro es aquello libre de todo asentamiento de realidad. El
método de la variación hace posible ascender a lo puro, pues mediante él se forman
todas las posibilidades de ser de tal objeto y no sus particularidades fácticas. Pero
la constitución de tales posibilidades no nos lleva aún a lo “perfectamente puro”.
Existe un lazo oculto entre lo invariable y el mundo fáctico que consiste en que “todo
hecho y todo eidos permanece referido al mundo fáctico y sigue perteneciendo al
mundo” (Husserl, 1980, p. 388). Sólo nos liberamos de todo asentamiento al mundo
y creamos la “pureza perfecta” cuando nos damos cuenta de este lazo y lo “dejamos
conscientemente fuera de juego” (Husserl, 1980, p. 388).
El concepto puro tiene su origen en las síntesis pasivas de asociación. La variación
produce una secuencia de múltiples reproducciones que producen una síntesis de
coincidencia y una unidad en virtud de las asociaciones de semejanza pasivas
(Husserl, 1980, p. 379). Por ejemplo, si quiero llegar al concepto puro de “árbol”,
imagino primero un árbol A y lo tomo como ejemplo. De él surgen las variaciones
A’, A’’, A’’’, y así sucesivamente. Pero A, A’, A’’ y A’’’ están conectados por vínculos
de semejanza. A’ puede ser un árbol idéntico a A’, pero rojo; A’’ un árbol más
pequeño, etcétera. De cualquier manera, debe haber un vínculo de semejanza entre
las posibilidades imaginadas para que se alcance lo invariable.
No obstante, en la congruencia de las multiplicidades también están implicadas
muchas diferencias. Por ejemplo, en el transcurrir de la imagen del árbol tomado
como ejemplo a la imagen del árbol “idéntico”, pero rojo, el color es aquello que
marca una diferencia. Sin embargo, la diferencia sólo es posible en tanto hay un
vínculo de congruencia entre los demás atributos del árbol: “La idea de la diferencia
sólo puede entenderse, pues, en su entrelazamiento con la de lo idéntico común en
cuanto eidos” (Husserl, 1980, p. 383).173 De este modo se generan los conceptos
puros, las generalidades en cuanto “libres de toda presuposición de cualquier
existencia real” (Husserl, 1980, p. 389). Ejemplos de conceptos puros son la especie
Debe mencionarse de paso que las variaciones también pueden sufrir alteraciones, pero toda
alteración se efectúa “dentro de un género supremo, que nunca podrá ella rebasar” (Husserl, 1980,
p. 385).
173
158
“rojo” o el género color (en cuanto puros). Asimismo, los enunciados geométricos y
matemáticos en general se estructuran con conceptos puros.
Pero una cosa es la constitución del concepto puro y su origen en las síntesis
pasivas de asociación y otra es “la auténtica contemplación de lo universal como
eidos” (Husserl, 1980, p. 379). La “contemplación [Erschauung] de la esencia” es su
auto-experimetación. Eso es,
tener uno mismo las cosas vistas y, sobre la base de esta auto-visión, tener
a la vista la semejanza y realizar después aquella superposición mental, en
la que aparece lo común, el rojo, la figura, etcétera, “mismos”; y esto quiere
decir que llega a ser aprehendido en una visión. Naturalmente no se trata
aquí de una visión sensible (Husserl, 1980, p. 385).
La “visión” es la operación de conciencia predicativa por medio de la cual se hace
evidente de modo directo y como ello mismo algo general. Husserl la llama “visión”
porque actúa “en forma muy análoga a la de algo particular individual a través de la
percepción sensible” (Husserl, 1980, p. 386). El término “visión” señala, entonces,
la forma de aprehensión de las objetividades puras del entendimiento. De ahí que
ella no se diferencie en su función principal de las demás formas de aprehensión
que hemos visto hasta aquí: la contemplación se basa en la “aprehensión intuitiva
activa de lo preconstituido ─exactamente como en toda constitución de
objetividades del entendimiento y, en forma más específica, de objetividades
generales” (Husserl, 1980, pp. 379–380).174
¿Cuál es la extensión de un concepto puro? A la extensión de los conceptos puros
le corresponde “la totalidad de las particularidades que caen bajo ella” (Husserl,
1980, p. 387). Eso es, todas las variaciones por las que se ha llegado a lo invariable.
Pero la totalidad de las particularidades que se incluyen en la extensión de un
concepto puro no son posibilidades fácticas sino posibilidades puras: “la generalidad
pura no puede tener naturalmente ninguna extensión de hechos, de realidades
empíricas que la sujeten, sino sólo una extensión de posibilidades puras” (Husserl,
Debe señalarse que una condición para la captación del eidos es mantener asida la pluralidad de
variaciones del ejemplo (Husserl, 1980, p. 380).
174
159
1980, p. 390). Este rasgo marca la diferencia fundamental entre la extensión de los
conceptos empíricos y la extensión de los conceptos puros. Pues la extensión de
los conceptos empíricos contiene, además de las individualidades fácticas,
posibilidades reales (Husserl, 1980, p. 364). La diferencia entre las posibilidades
puras y las posibilidades reales es que estas últimas están determinadas por los
horizontes preconstituidos típicamente. En las posibilidades reales no hay, pues,
propiamente una libertad de variación, siempre están atadas a la experiencia
sedimentada. Por el contrario, las posibilidades puras son producto de una libre
variación de posibilidades, sin atadura de ninguna clase (Husserl, 1980, párr. 87d).
Además, la extensión del concepto puro no puede ofrecer ninguna diferenciación
individual, porque no se pueden comparar individualidades de diferentes mundos
de la fantasía. Así, las diferenciaciones entre posibilidades puras mencionadas
arriba son diferenciaciones temporalmente inconexas (Husserl, 1980, p. 393).
El que la extensión de los conceptos puros no contenga elementos comunes con la
extensión de los conceptos empíricos no quiere decir que ellos no mantengan
ninguna relación. Pues, por un lado, todo concepto empírico se puede elevar a
concepto puro mediante la variación (Husserl, 1980, p. 390); y, por otro lado, el
carácter a priori de los conceptos puros les otorga la capacidad, por así decir, de
“prescribir reglas a todas las particularidades empíricas” (Husserl, 1980, p. 376).
Pues, la posibilidad de prescribir reglas sobre lo empírico es una de las
características definitorias del eidos:
Las cosas que se pueden variar entre sí en el arbitrio de la fantasía […] llevan
en sí una estructura necesaria, un eidos y, con ello las leyes de la necesidad,
que determinan lo que necesariamente le tiene que corresponder a un objeto,
si ha de poder ser un objeto de esa especie (Husserl, 1980, p. 390).
El carácter a priori de los conceptos puros les concede una validez que precede a
toda facticidad. Por consiguiente, la validez de las particularidades fácticas se
obtiene juzgándola bajo la norma de las “’condiciones a priori de la experiencia
posible’ y del pensamiento experiencial posible” (Husserl, 1980, p. 391). Así,
entonces, la relación entre los conceptos empíricos y los conceptos puros es de
160
doble vía: todo concepto empírico se puede llevar al ámbito de lo puro mediante la
variación y todo concepto puro rige a priori la validez de los conceptos empíricos.
iii. Las regiones concretas puras
Hay diferentes niveles de generalidades puras. Generalidades puras como “rojo” o
“árbol” pertenecen a un nivel inferior. Por encima de ellas se encuentran
generalidades más amplias, como “color” o “planta”. También se llega a estas
generalidades siguiendo el método de la variación. Pues, “desde uno y el mismo
ejemplo como modelo se puede llegar en libre variación a esencias puras muy
diferentes” (Husserl, 1980, p. 395). Por ejemplo, de un ejemplo rojo cualquiera se
obtiene el eidos “rojo”. Si se toma un verde cualquiera, se obtiene el eidos “verde”.
Pero la variación aún puede continuar en otra dirección. La multiplicidad de
variaciones que produjeron los eidos “rojo” y “verde” pueden “enlazarse nuevamente
en una comprensiva multiplicidad de variaciones ─en una sola multiplicidad, que
luego ya no produce el eidos “rojo” o “verde”, sino en el eidos “color” en general”
(Husserl, 1980, pp. 395–396).
El nivel de generalidad pura que se obtiene mediante la variación depende de la
dirección en que orientemos el proceso. Si tomamos un rojo cualquiera como
ejemplo, podemos estar orientados a obtener o bien el eidos “rojo” o bien el eidos
“color”. Dada la primera situación, desechamos toda variación que no conduzca al
eidos “rojo”, como, por ejemplo, un verde o un sonido, etcétera. Aunque, en
cualquier momento podemos cambiar de disposición y buscar el universal que se
encuentra por encima de estos conceptos ─en este caso, el eidos “color” (Husserl,
1980, p. 396). Es de notar que la meta eidética de la variación, por llamarla de
alguna manera, determina las operaciones sintéticas de semejanza. Si busco el
eidos “rojo”, no establezco semejanzas entre las variaciones de rojo y las
variaciones de verde, aun cuando mantengan rasgos semejantes en tanto colores.
Por lo tanto, el nivel de generalidad pura que se obtiene en la variación depende de
la apertura de los lazos sintéticos de semejanza y coincidencia entre las
reproducciones: puedo limitar las semejanzas a un concepto puro de nivel inferior o
extenderlas a uno superior.
161
De este modo se llega a las generalidades puras supremas:
Son generalidades que no pueden tener ya otras superiores sobre ellas. Por
otro lado, tienen a la vez la propiedad de que están contenidas como algo
idealmente común en todas las generalidades particulares, que debían
extraerse en esta variación total ─porque pertenecen a limitadas regiones de
variación de la misma (Husserl, 1980, pp. 396–397).
Las generalidades puras de nivel superior son esencias abstractas, por eso están
idealmente contenidas en las generalidades particulares. El nivel más elevado de
generalidades también se denomina “región”. La región es el género supremo de
concretos, como la región “cosa” en cuanto designa algo con extensión espacial o
la región “hombre” en cuanto “ser corpóreo-anímico” (Husserl, 1980, p. 397).
Para Husserl las generalidades puras de nivel superior, las regiones, son el límite
fijo e insuperable de toda variación. Es decir, no hay conceptos puros más elevados
que ellas. Esto tiene una consecuencia: “Un concepto fundamental de una región
no puede ser transformado en otro mediante variación” (Husserl, 1980, p. 397). Pero
se abre aquí una gran objeción: si las regiones son los conceptos puros supremos,
si no existe ningún concepto por encima de ellas, ¿en dónde quedan, entonces, las
construcciones como “unidad”, “pluralidad”, “cualidad”, “relación”, etcétera, que
parecen ser más amplias y parecen contenerlas a aquellas?, ¿en dónde se ubican
aquellos conceptos que la tradición filosófica ha denominado “categorías”?
Podría haber, según Husserl, un nivel ulterior a las regiones: “la formalización
mediante la cual ambos [conceptos fundamentales de región] pueden ser
comprendidos bajo la categoría formal del ‘algo en general’” (Husserl, 1980, pp.
397–398). Sin embargo, aclara Husserl, la operación de formalización es diferente
de la operación de variación: “[la formalización] [n]o es un cambio ficticio de
determinaciones de lo que ha de ser variado, en otras determinaciones, sino un
abandono, un vaciamiento de todas las determinaciones materiales y objetivas”
(Husserl, 1980, p. 398).
162
La variación opera sobre intuiciones y, por ende, sobre contenidos. Con base en
ellos produce una nueva objetividad ─el concepto puro─ siendo ella misma una
estructura con contenido. Por eso la contemplación [Erschauung] es una forma de
aprehensión: en la variación se capta un múltiple de contenido intuitivo y se lo forma
de otra manera para constituir una nueva objetividad, a saber, el concepto puro. La
formalización, por otro lado, es el completo vaciamiento de cualquier contenido en
las estructuras de la conciencia. Ella no hace parte de la apofántica formal, la teoría
del juicio que hemos revisado hasta ahora, sino de la ontología formal, o sea, “la
doctrina del ‘algo en general’ y de sus formas de modificación, es decir, de
conceptos tales como objeto, cualidad, relación, pluralidad y semejantes” (Husserl,
1980, pp. 11–12). Es verdad que para Husserl los conceptos puros también
constituyen una ontología, pero esta es una ontología material o regional (Husserl,
1997a, pp. 30–31). Y aunque toda forma categorial se dirija a los objetos del juicio
y guarde estrecha relación con ellos, las estructuras puramente formales son
completamente diferentes de cualquier objetividad material.
Aquí termina la exposición de algunos de los aspectos más importantes de la
constitución de las objetividades de la receptividad y la espontaneidad, desde su
origen más profundo en la recepción de los datos hyléticos hasta sus más abstractas
generalizaciones en la constitución de los conceptos puros de nivel superior. Lo que
se ha mostrado es, pues, un vistazo general de todas las operaciones implicadas
en la constitución de conocimiento. Pero se lo ha mostrado sólo desde el punto de
vista material. La dimensión puramente formal ha sido señalada cuando ha sido
necesario (por ejemplo, en las síntesis receptivas de la conciencia inmanente del
tiempo o en las formas categoriales de la estructura del juicio). Una exposición
puramente formal de las principales operaciones y formaciones implicadas en la
constitución de conocimiento abarcaría un espacio tan extenso como el que se ha
usado en el presente apartado para exponer la dimensión material. Por esa razón,
y dadas las limitaciones de tiempo y espacio, la exposición se limita únicamente a
una descripción que privilegia el punto de vista material. Pero como en la exposición
material queda por fuera la descripción de uno de los conceptos fundamentales de
este estudio ─a saber, el concepto de “categoría”─, antes de terminar esta sección
163
es necesario echar un vistazo a la dimensión formal para conocer en qué consiste
propiamente para Husserl el concepto de “categoría”.
iv. Las categorías
La diferencia principal entre los conceptos puros y las categorías es que son
esencias de dos tipos completamente diferentes ─aunque en estrecha relación─.
Husserl distingue entre dos clases de esencias: las esencias materiales y las
esencias formales. Todo lo que se ha dicho en el apartado anterior acerca del eidos
hace referencia a las esencias materiales. Las esencias formales, por otro lado, son
una
mera forma de esencia, que es, sin duda, esencia, pero una esencia
completamente ‘vacía’, una esencia que se ajusta a la manera de una forma
vacía a todas las esencias posibles; que en su formal universalidad tiene bajo
sí todas las universalidades materiales, incluso las más altas, y les prescribe
leyes por medio de las verdades formales relativas a ella (Husserl, 1997a, p.
33).
Las esencias formales son, entonces, las estructuras de pensamiento más
elevadas. Y así como los conceptos puros tienen la función de prescribir leyes sobre
todas las particularidades, las esencias formales prescriben leyes sobre todas las
universalidades materiales. El rasgo fundamental de las esencias formales es el de
ser formas vacías. Es decir, ellas solas no pueden prescribir leyes sobre el
contenido sino sobre la pura forma en que entran en juego las universalidades
materiales.
Como se ha dicho, las categorías son el objeto de estudio de la ontología formal. La
ontología formal es “una ciencia eidética del objeto en general175” (Husserl, 1997a,
p. 34). En este contexto, Husserl entiende el término “objeto” como “toda cosa y
cada cosa” (Husserl, 1997a, p. 34). Sobre el objeto en general se pueden formular
múltiples verdades que se distribuyen en múltiples disciplinas, “[p]ero todas [esas
“Gegenstand überhaupt” (Husserl, 1913a, p. 22). En Experiencia y Juicio, Husserl usa otro término
para señalar el mismo concepto: “ewtas überhaupt” (Husserl, 1939, p. 2).
175
164
verdades] juntas remiten a un pequeño grupo de verdades inmediatas o
‘fundamentales’ que funcionan en las disciplinas puramente lógicas como ‘axiomas’”
(Husserl, 1997a, p. 34). Las categorías son los conceptos que aparecen en esos
axiomas:
Definimos, pues, como categorías lógicas o categorías de la región lógica
objeto en general los conceptos puramente lógicos y fundamentales que
aparecen en esos axiomas ─conceptos que determinan dentro del sistema
total de axiomas la esencia lógica del objeto en general, o que expresan las
determinaciones absolutamente necesarias y constitutivas de un objeto en
cuanto tal, de un algo cualquiera─ en la medida en que haya de poder ser en
general un algo” (Husserl, 1997a, p. 34).
Las categorías son las esencias formales superiores que entran en relación con las
regiones materiales: “[El término ‘categoría’] pone a la determinada región material
del caso en relación con la forma de región en general, o, lo que es lo mismo, con
la esencia formal objeto en general y con las categorías formales inherentes a esa
esencia” (Husserl, 1997a, p. 33). La “esencia formal objeto en general” es el núcleo
de la ontología formal. Las “categorías formales” inherentes a ella son las
modificaciones de la esencia formal objeto en general (Husserl, 1980, p. 12). Es
decir, “conceptos como los de propiedad, cualidad relativa, relación, identidad,
igualdad, conjunto o colección, número, todo y parte, género y especie, etc.”
(Husserl, 1997a, p. 34).
Al llegar a las categorías, la cúspide del entendimiento humano, podríamos, si nos
lo propusiéramos, descender nuevamente a los estratos más profundos de la
pasividad por el camino de las operaciones de formalización. Entonces veríamos la
relación que mantienen los conceptos puros con las categorías y veríamos cómo
esa relación se produce de manera semejante en los niveles inferiores: a cada
operación de objetivación le corresponde una operación de formalización.
Consecuentemente, se haría evidente que sin la forma no podrían llegar a
constituirse ni el conocimiento ni las estructuras de sentido que lo preceden en los
165
estratos inferiores de la conciencia. Pero el descenso por la vía del camino formal
sobrepasa los límites de este estudio y deberá ser postergado para otra ocasión.
3. La estructura fractal de la conciencia vista desde las
operaciones de objetivación
Se han descrito algunas de las principales regularidades legales de nuestra
conciencia. Ellas son algunas de las condiciones sin las cuales no es posible la
conciencia en nosotros, los seres humanos. Estas leyes actúan en todos los niveles
de la conciencia y se enlazan mutuamente para conformar condiciones necesarias
de constitución. Si una de ellas llegara a faltar o dejara de actuar, no importa el nivel
en el que opere, no sería posible la conciencia tal y como la conocemos en los seres
humanos. Sin embargo, la capacidad de condicionarse mutuamente y de establecer
mediante esas condiciones un enlace podría ser sólo parte de una estructura
general de regularidades legales en nuestra conciencia. ¿Podría ser que el enlace
que conecta a todas las leyes de la conciencia estuviera constituido en una
estructura mayor?, ¿podrá haber algo como un código de leyes esencial que
atraviese a todas las regularidades de la conciencia y determine su constitución
como totalidad? Y si tal estructura de conciencia existe, ¿cómo es?
Hay una serie de operaciones de conciencia y un conjunto de objetividades producto
de ellas que mantienen grandes semejanzas entre sí ─aun cuando actúan o son
producto de diferentes niveles de conciencia─. Tal es su parecido que uno está casi
dispuesto a decir que son la misma operación pero efectuada en diferentes niveles
de conciencia, o que se trata de una objetividad idéntica a la de un nivel inferior pero
constituida por medio de otras operaciones y sobre la base de otra materia. El
ejemplo más evidente son las síntesis de asociación. En cada uno de los niveles de
la conciencia se efectúa alguna clase de asociación: los sustratos de percepción
evocan un pre-conocimiento típico y crean horizontes por asociación; los tipos son
estructuras que enlazan componentes del sentido objetivo de diferentes sustratos
con experiencias sedimentadas mediante la asociación; las posibilidades fácticas
de los conceptos empíricos se crean por la asociación con las experiencias
166
presentes y los conocimientos sedimentados; y las reproducciones de la variación
que generan los conceptos puros están enlazadas por la asociación. Y a pesar de
que hay grandes diferencias entre cada una de esas síntesis de asociación, todas
ellas mantienen unos rasgos comunes en virtud de los cuales a todas ellas se las
puede incluir en el rótulo “síntesis de asociación”.
La diferencia más evidente entre todas las síntesis de asociación de los diferentes
niveles de la conciencia son los contenidos sobre los que actúan: la impresión
originaria del sustrato se enlaza con un múltiple de intuiciones sedimentadas vacías;
los tipos son asociaciones entre intuiciones (llenas y vacías); y los horizontes del
concepto empírico y las reproducciones de la variación son intuiciones creadas en
la imaginación. La diferencia de contenido entre estas síntesis se refiere a la clase
de objetividad que interviene en el enlace. La diferencia entre la asociación receptiva
más básica y la asociación espontánea suprema es el grado de complejidad de la
objetividad constituida. Pero las síntesis en cuanto tales, eso es, las síntesis en
cuanto operaciones de conciencia, aún cuando guarden grandes diferencias en sus
aspectos particulares, mantienen el núcleo de la regularidad de la asociación: “el
nexo puramente inmanente del: ‘algo recuerda a algo’, ‘una cosa señala a la otra”
(Husserl, 1980, p. 81). Es como si las síntesis de asociación fueran componentes
de una estructura cuyo rasgo principal es que una misma operación se repite a una
escala diferente.
No es extraño encontrar este tipo de estructuras en el mundo natural. Durante
mucho tiempo los matemáticos estuvieron fascinados con diversas formas de la
naturaleza, tales como los copos de nieve o las nubes, por la increíble complejidad
de su estructura. Por mucho tiempo se pensó que su complejidad era resultado del
puro desorden. Sólo fue hasta los años 1970s cuando el matemático Benoît
Mandelbrot encontró que esas figuras tenían un orden particular. En ese orden
167
patrones idénticos se repiten a una escala diferente. Por
ejemplo, la figura 3 muestra la estructura de un copo de
nieve en tres escalas. Si se comparan las tres escalas de
constitución del copo de nieve, se puede ver que cada
nivel superior está formado por figuras idénticas del nivel
inferior hasta llegar al patrón original. Mandelbrot
denominó “fractales” a este tipo de estructuras. Los
fractales “consisten en patrones que se repiten con
aumentos cada vez más finos, construyendo formas de
inmensa complejidad” (Taylor, 2006, p. 109). Ellos se
encuentran en diversos objetos de la naturaleza, como
las ramas de los árboles, las líneas costeras, las
formaciones montañosas, e incluso, el brócoli, entre
muchos otros. Más aún, el sistema nervioso parece tener
varias estructuras fractales (Werner, 2010), y se ha
defendido la idea de que el universo tiene una estructura
fractal (Pietronero, 1987). Si nuestro propio mundo
natural, desde las construcciones más triviales hasta las
más imponentes, está estructurado por medio de
fractales, si el universo entero en el que habitamos y
Figura 3. Representación
de la estructura fractal de
un copo de nieve: Tomado
de (Taylor, 2006).
nuestra
propia
constitución
estructura fractal, ¿no
neuronal
tienen
será posible que
una
nuestra
conciencia también se estructure por medio de fractales?
Esta idea, sin embargo, no representa nada nuevo.
Estudios neuronales han mostrado evidencias que soportan la tesis de una
estructura de conciencia fractal (Ibañez-Molina & Iglesias-Parro, 2013; Ruiz de
Miras et al., 2019). Asimismo, la filósofa Kerri Welch (2010) afirma que la dimensión
temporal de la conciencia humana se estructura mediante patrones fractales. Sin
embargo, ninguna de estas posiciones toma a Husserl como fundamento
explicativo. En este apartado se defiende la siguiente posición: los hallazgos de las
investigaciones de fenomenología genética de Husserl (revisados en este estudio)
168
muestran que la estructura de nuestra conciencia se ordena mediante patrones
fractales. Este trabajo es parte del objetivo general de la tesis en la medida en que
por medio de esta interpretación se pueden comparar de manera más precisa los
hallazgos de Eleanor Rosch acerca de la categorización, las reflexiones de
Wittgenstein sobre la estructura del lenguaje y los hallazgos de Husserl sobre
tipificación. No se pretende mostrar una evidencia definitiva, sino una interpretación
argumentativa de los hallazgos de Husserl. La estructura fractal de la conciencia
humana se muestra en varias operaciones de conciencia, como las operaciones de
afección, atención, interés e interés conocitivo o las síntesis del tiempo. Sin
embargo, aquí, por razones de tiempo, sólo se mostrarán evidencias de la estructura
fractal mediante el análisis de las síntesis de asociación.
a. Síntesis de asociación y síntesis de homogeneidad y
heterogeneidad
Las síntesis pasivas de asociación son las operaciones de la conciencia por medio
de las cuales una objetividad despierta o evoca176 a otra. La objetividad que evoca
puede ser dada ella misma actualmente en una impresión originaria (que es el
proceso más auténtico de evocación) o puede estar dada en otros modos de
conciencia, por ejemplo, en la retención o en la imaginación. La objetividad evocada
está sumergida en algún lugar de la corriente de conciencia (Husserl, 1980, párr.
16). La asociación, sin embargo, no es la síntesis más básica de la conciencia
pasiva. Ella está condicionada por las síntesis del tiempo (como es obvio, pues no
se puede hablar de retención sin síntesis inmanentes del tiempo) y por las síntesis
de homogeneidad y heterogeneidad, pues “toda asociación inmediata es asociación
por semejanza” (Husserl, 1980, p. 82).177 Eso quiere decir que el nexo entre lo que
evoca y lo evocado está dado por la semejanza. Y como la semejanza entre dos
objetividades es producto de la síntesis de homogeneidad, de ahí se sigue que la
síntesis pasiva de asociación está condicionada por la síntesis de homogeneidad.
Utilizo estos dos términos “despertar” o “evocar” para referirme al término alemán “erwecken”.
Para simplificar limitaré la descripción únicamente a la asociación inmediata. Sobre la asociación
mediata, véase (Husserl, 2001, para. 26)
176
177
169
Pero la relación entre la síntesis de asociación y las síntesis de homogeneidad (y,
correlativamente, la síntesis de heterogeneidad) también se puede entender en un
sentido inverso. Como el nexo dado en la homogeneidad es una forma de asociar
dos objetividades (es una asociación actual por semejanza), a las síntesis que lo
producen (eso es, las síntesis de homogeneidad) se las puede denominar también
formas de asociación: “Homogeneidad y heterogeneidad son, pues, el resultado de
dos diferentes modos fundamentales de unión asociativa. Otro modo diverso de los
anteriores es el de la unión de presente y no-presente” (Husserl, 1980, p. 82). En
esta cita, Husserl hace una matización del término “asociación”. El término
“asociación” puede entenderse en un sentido amplio y en un sentido estricto. En
sentido estricto, la asociación señala la operación en que una objetividad presente
despierta o evoca por semejanza a una objetividad sedimentada, es decir, señala la
síntesis de asociación. En sentido amplio, la asociación señala cualquier tipo de
conexión por semejanza entre objetividades, ya sean presentes o no-presentes. Así
que, en este último caso, no es necesario que una de las dos objetividades que
conforman el nexo esté sedimentada y, por consiguiente, en este rótulo estarían
implicadas las síntesis de homogeneidad y la asociación en sentido estricto. Para
evitar ambigüedades utilizaré el término “asociación” para referirme a la “asociación
en sentido estricto”. De cualquier manera, lo que quiero resaltar en este párrafo es
la estrecha relación entre las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad y las
síntesis de asociación. Esto es importante porque, como se ha dicho, de estas dos
operaciones, las más originarias en el proceso de constitución de conocimiento son
las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad ─pues las síntesis de
homogeneidad y heterogeneidad reúnen y ordenan los datos hyléticos de la
impresión originaria y establecen una unidad en ella mucho antes de que se efectúe
una asociación entre la impresión originaria y el pre-conocimiento típico
sedimentado─.
170
Las síntesis pasivas de homogeneidad son operaciones que establecen
conexiones178 por parentesco179 o semejanza180 entre los contenidos de las
objetividades de la conciencia y constituyen una unidad de parentesco entre ellas
(Husserl, 2001, p. 175). Hay varios niveles de parentesco o semejanza en la
homogeneidad. El nivel de semejanza más elevado es la uniformidad181. La
uniformidad es “la conexión más fuerte de homogeneidad” (Husserl, 2001, p. 175).
Por ella se produce una superposición de la conciencia de un objeto sobre la
conciencia de otro. Por ejemplo, la superposición de la conciencia de rojo A con la
conciencia de rojo B:
A pesar de la modificación que subyace, la conciencia única se preserva a
través de la transición como una conciencia del mismo primer objeto y
coincide con la segunda conciencia, con la conciencia del segundo objeto, y
en el caso de uniformidad, son congruentes. Es decir, a pesar de la
conciencia de dualidad que se mantiene, resulta una conciencia de identidad,
la conciencia de un mismo contenido, un mismo contenido-qué (Husserl,
2001, p. 176).
Soy consciente de que se trata de dos vivencias diferentes, pero en la uniformidad
la dualidad desaparece con respecto al contenido, debido a que la síntesis de
coincidencia forma una fusión entre los contenidos de ambas vivencias (Husserl,
2001, p. 177).
En los grados inferiores de semejanza, es decir, donde no hay uniformidad,
acontecen dos fenómenos simultáneos: “(i) La coincidencia sintética en una
comunidad, eso es en una igualdad y, sin embargo, (ii) el conflicto sintético de
asuntos particulares de esta comunidad que se reprimen recíprocamente en el
proceso de superposición” (Husserl, 2001, p. 176). El que se repriman hace
referencia a la continua tensión entre ellos, a su afán por sobresalir y ocultar al otro:
“cuando un cuadrado rojo se superpone a uno azul. Visualmente hay semejanza,
“Verbindungen“ (Husserl, 1968, p. 129).
“Verwandtschaft” (Husserl, 1968, p. 129).
180 “Ähnlichkeit” (Husserl, 1968, p. 129).
181 “Gleichheit” (Husserl, 1968, p. 129).
178
179
171
pero no hay uniformidad. Rojo y azul chocan” (Husserl, 2001, p. 176). En este caso
no hay una fusión de contenidos ni una formación de unidad propiamente dicha,
pues al constituirse diferencias entre ellos la unidad es sólo presupuesta. No hay,
pues, tampoco una fusión de contenidos, sino coincidencia por distancia (Husserl,
2001, p. 177).
Las diferencias entre los contenidos de estos niveles de semejanza aparecen por la
síntesis de heterogeneidad o el contraste. La síntesis de heterogeneidad crea
diferenciación. En la homogeneidad dos o más objetividades crecen juntos en su
conexión de semejanza. La heterogeneidad crea divergencia entre esas
objetividades. Ella separa en vez de unir, crea conflicto. Perturba la concreción dada
en la homogeneidad y forma una tensión. Rompe la continuidad mediante la
diferencia y la extrañeza (Husserl, 2001, pp. 185–186). Pero no se habla de
contraste en casos extremos como la rosa que crece en el invierno o la explosión
que irrumpe en la calma. El contraste puede ser incluso la diferencia más sutil, como
un tono más claro de rojo que lo distingue de otro rojo. Por consiguiente, la
heterogeneidad es aquello que diferencia los niveles inferiores de semejanza (es
decir, los niveles de semejanza que no consisten en una igualdad total o
uniformidad).
b. La estructura fractal en las síntesis de asociación
i. El nivel más originario de la receptividad: conexiones entre la materia
de la sensación
En la esfera más básica de la receptividad, la síntesis de homogeneidad actúa
agrupando los datos hyléticos en dos procesos independientes: 1. En la constitución
de la impresión originaria como unidad y 2. En la constitución de los campos
actuales de sentido. Se puede contemplar la aparición de las diferentes síntesis de
heterogeneidad, si se parte de los niveles más generales de semejanza. Por
ejemplo, en la impresión originaria de la vivencia de percepción de un bosque, se
verá la siguiente diferenciación si se la contempla desde los enlaces por semejanza
más generales hasta las diferencias más particulares: 1. Los datos hyléticos son
172
todos iguales en tanto todos son datos de la sensación; 2. Aparece la primera
síntesis de heterogeneidad en la diferenciación de los campos de sentido (campo
visual, campo táctil, campo acústico, etcétera)182 ─los colores y las figuras se
diferencian de los sonidos y, estos, a su vez, se diferencian de las sensaciones
táctiles, etcétera─; 3. Se muestran nuevas diferencias dentro de los campos de
sentido (en el campo visual se diferencian los colores de las formas, en el campo
acústico, el sonido del viento del cantar de las aves, en el campo táctil el calor del
sol, el hormigueo del pasto), 4. Luego aparecen las diferencias entre las clases
particulares de datos de cada campo (el verde de las hojas se diferencia del café
del tronco y del azul del cielo; el canto del ruiseñor se diferencia del canto del
petirrojo; la aspereza del tronco se diferencia de la lisura de las hojas); 5. En este
nivel surgen las distinciones más particulares (las variaciones de tonalidad del verde
de las hojas; las variaciones de altura de los tonos de sonido de las aves, los niveles
de suavidad de los datos táctiles, etcétera). Llegados a este punto se puede
descender hasta donde lo permita la experiencia, identificando más y más
distinciones. En esta exposición se hace evidente tanto la estructura de constitución
de los campos de sentido como la de los sustratos de percepción.
Deben destacarse dos particularidades del proceso: 1. El grado de semejanza
determina la fuerza de conexión en la formación de unidad de parejas, grupos o
formaciones de grupos: “La semejanza más fuerte entre los términos también
determina la intimidad con la que las parejas mismas se fusionan entre ellas en una
unidad, en la unidad de un grupo y en la unidad de un grupo de grupos” (Husserl,
2001, p. 178). Por ejemplo, una semejanza de uniformidad entre dos tonos de verde
establece una conexión muy fuerte entre ellos, tan fuerte que se constituye una
fusión de contenidos y, por consiguiente, una unidad auténtica. 2. “Entre más grande
es la “semejanza”, la homogeneidad, más estrecha es tal unidad de los grupos y
mayor es la unidad de prominencia” (Husserl, 2001, p. 185). Esto quiere decir que,
si el nivel de semejanza es muy alto, como en la uniformidad, la distancia entre los
Cabe aclarar que para Husserl el campo acústico no es propiamente un campo de sentido. No
obstante, él lo llama frecuentemente “campo acústico” por la semejanza que mantiene con los demás
campos de sentido (Husserl, 2001, p. 183).
182
173
miembros que conforman la unidad es menor y, por consiguiente, el contraste
generado por ese grupo es mayor (Véase la figura 4). Estos dos aspectos son los
fundamentos hyléticos de la magnitud de distancia de semejanzas y de la extensión
de una generalidad. Es decir, por un lado, de la primera de las dos regularidades
que determinan el grado de semejanza entre las objetividades que componen una
generalidad y, por otro lado, del hecho de que la extensión de la generalidad no se
determine por la cantidad de miembros sino por el grado de semejanza.
GRADO DE SEMEJANZA
Figura 4. Relación entre el grado de
semejanza y la fuerza de conexión y la
estreches de unidad
8
6
4
2
0
0
1
2
3
4
5
6
7
FUERZA DE CONEXIÓN Y ESTRECHES DE UNIDAD
Fuerza de conexión
estreches de unidad
Lineal (Fuerza de conexión )
ii. Asociaciones en el sustrato de percepción
Las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad actúan en la constitución del
sustrato de percepción. Sin embargo, allí las conexiones por semejanza y las
distinciones por extrañeza se forman en la dimensión temporal. Los contenidos de
la impresión originaria se enlazan con objetividades sedimentadas en la conciencia.
No se habla, pues, únicamente de síntesis de homogeneidad y síntesis de
heterogeneidad, sino de síntesis de asociación. En el proceso de apercepción
objetivante también es posible identificar los momentos en que aparecen las síntesis
de heterogeneidad a partir de la más amplia relación de semejanza. En el apartado
(1. b. ii) de este capítulo se ha mostrado que pueden diferenciarse varios niveles de
generalidad en el proceso de apercepción tipificante. Así, por ejemplo, en la
percepción de uno solo de los árboles del bosque se pueden diferenciar los
174
siguientes niveles de tipificación: 1. La impresión originaria del perfil anterior del
árbol se asocia con el tipo “objeto en general” (esta operación sería el fundamento
pasivo del juicio conceptual “[eso] es un objeto”); 2. La misma impresión originaria
se asocia con el tipo “planta”; 3. La impresión originaria se asocia con el tipo “árbol”,
4. La impresión originaria se asocia con el tipo “roble” 5. La impresión originaria se
asocia con el tipo “roble de la finca de mi abuela”. Así como en la descripción de las
conexiones de homogeneidad y heterogeneidad de los datos de la sensación, aquí
no se describe el proceso de apercepción en su curso normal. No estoy diciendo
que en cada constitución de sustratos se efectúe la tipificación en el orden de niveles
de generalidad mencionados. Se está haciendo una abstracción para ver el papel
de las síntesis de asociación y las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad en
la apercepción objetivante. ¿Qué determina el nivel de generalidad de la
apercepción tipificante? Dos operaciones fundadas en la determinación del grado
de conexión de los grupos en la esfera puramente hylética: 1. La intensidad de la
semejanza y 2. El número de momentos semejantes.183 Si el contenido de la
impresión originaria es extremadamente reducido, si, por ejemplo, veo al árbol
desde un punto muy lejano y la impresión originaria se constituye como una mancha
negra en el horizonte, la asociaré con el tipo “objeto en general” ─pues su contenido
es una tonalidad y una forma indeterminada y ellas pueden establecer afinidad con
cualquiera de los tipos de objetos sedimentados─; si en la impresión originaria
puedo captar el color verde y la forma de las hojas, podré asociarlo con el tipo
“planta” ─pues se fijan diferenciaciones de color y de forma que limitan la objetividad
evocada─. Así acontece con los niveles de tipos más particulares. La determinación
de la generalidad del tipo que guía la apercepción objetivante está condicionada por
el contenido de la impresión originaria: entre más extenso sea el contenido de la
impresión originaria más asociaciones por semejanza y extrañeza serán posibles,
y, consecuentemente, podré determinar el tipo con mayor precisión.
El número de momentos semejantes no tiene una regularidad análoga en la esfera puramente
hylética, pues los datos hyléticos, en la mayoría de los casos, son objetividades individuales y, por
consiguiente, no puede operar en ellos una distinción de semejanza regida por la cantidad.
183
175
Se abre aquí un problema. Husserl afirma que las asociaciones con el preconocimiento típico sedimentado son vacías. Pero las conexiones dadas por las
síntesis de homogeneidad y heterogeneidad y por las síntesis de asociación se
definieron como conexiones de contenido. Parece existir una falencia en la
descripción de las asociaciones que constituyen el sustrato de percepción. Sobre
esto deben aclararse dos puntos: 1. El contenido de las intuiciones no siempre es
la materia sensible. Por ejemplo, las intuiciones de fantasía no se constituyen sobre
datos de la sensación, pero tampoco son vacías, pues ellas tienen su propia clase
de contenido: “[…] corresponde a cada tipo de entrega posicional un cuasi-tipo de
entrega de fantasía; ambos comparten el mismo contenido esencial” (Husserl, 2001,
p. 346). 2. La asociación puede establecer conexiones entre todas las objetividades
de la conciencia sin importar si el nexo es o no material: “La asociación puede unir
a todas y cada una de las cosas que son dadas a la conciencia juntas en un presente
de conciencia, ya sea que estén conectadas o desconectadas en ataduras
materialmente relevantes” (Husserl, 2001, p. 348). Y como las síntesis de
homogeneidad y heterogeneidad son condiciones de la asociación o están
implicadas en ella, por así decir, de ahí se sigue que las conexiones entre los
contenidos actualmente dados en la impresión originaria y los contenidos del preconocimiento típico se establecen mediante las síntesis de homogeneidad y
heterogeneidad: “[…] esto también tiene eficacia donde los objetos, por así decir,
están flotando en el presente de la conciencia sin una conexión cohesiva [eso es,
de ataduras materiales]; ellos fabrican un lazo entre ellos, y específicamente como
una asociación de semejanza” (Husserl, 2001, p. 348, énfasis añadido).
ii. Asociaciones en los tipos
La objetividad evocada en el proceso de apercepción objetivante es el tipo. Los
diferentes niveles de generalidades evocadas son, entonces, niveles de
generalidades típicas. No hace falta, pues, volver a describir la gradación de estos
niveles. Ahora se debe, más bien, mostrar la manera como ellos se forman. Ya
sabemos que el grado de generalidad de un tipo está determinado por las
regularidades de la magnitud de las distancias de semejanza y por el número de los
176
momentos semejantes,184 y ya se ha visto también que la magnitud de las distancias
de semejanza tiene un origen en la fuerza de conexión de los datos hyléticos.185
También se puede decir que las operaciones de homogeneidad en virtud de las
cuales se instaura una mayor fuerza de conexión se repiten en la constitución de
los tipos con objetividades más complejas (las determinaciones sedimentadas).
Por otro lado, en la esfera hylética más básica se mostraba otra condición que
afirmaba que existe una relación directamente proporcional entre la intensidad de la
semejanza y el grado de estreches de la unidad de un grupo. Esta condición es
también el fundamento de operaciones de conciencia de los procesos de
constitución de los tipos. Lo que determina el grado de unidad entre grupos de datos
de la sensación es la clase de fusión que forman las objetividades (una fusión de
coincidencia constituye una unidad auténtica y una fusión a distancia constituye una
unidad presupuesta). En su descripción de los grados de generalidad típica, Husserl
afirma lo siguiente: “Al pasar de lo semejante a lo semejante aparece una
coincidencia que, sin embargo, no es una coincidencia total. Los miembros de la
semejanza que se superponen guardan una distancia” (Husserl, 1980, p. 369). Aquí
el término “distancia” hace referencia al tipo de fusión, pues Husserl se está
refiriendo a la síntesis de coincidencia. La expresión “al pasar de lo semejante a lo
semejante” hace referencia a los grados de semejanza. Por consiguiente, los grados
de semejanza determinan la estreches de la unidad del grado de generalidad. Se
puede decir, entonces, que, a mayor semejanza, mayor grado de estreches en la
unidad y menor grado de generalidad. Por lo tanto, el nivel de generalidad mantiene
una relación inversamente proporcional al grado de estreches de la unidad del grupo
(Véase la figura 5 y compárese con la figura 4). Y como el grado de semejanza
determina la extensión del tipo, el término “extensión” no señala la cantidad de
objetividades que la componen, sino el espacio que ocupan en virtud de la estreches
de unidad del grupo.
184
185
Véase Capítulo segundo (3.b.ii).
Véase Introducción (3.b).
177
GRADO DE SEMEJANZA
Figura 5. Relación entre el grado de
semejanza y el nivel de generalidad
7
6
5
4
3
2
1
0
0
1
2
3
4
5
6
7
NIVEL DE GENERALIDAD
Nivel de generalidad
Lineal (Nivel de generalidad )
Lo anterior muestra con evidencia que: 1. Los tipos se estructuran sobre las
operaciones y las objetividades dadas el nivel hylético más originario, 2. La
estructuración de los tipos y de sus niveles de generalidad se lleva a cabo mediante
síntesis de semejanza no sólo fundadas sino también análogas a las del nivel
inferior, y 3. Las objetividades formadas en ambos niveles guardan una gran
afinidad en su estructura, tanto así que los tipos parecen formaciones de grupos
hyléticos, pero constituidas en una escala mayor.
De lo anterior se extrae otra conclusión: la constitución del sustrato de percepción
está fundada sobre las síntesis de asociación por semejanza entre los datos
hyléticos de la esfera originaria de una doble manera: 1. el sustrato es, por un lado,
actualidad en la impresión originaria y, por ende, múltiples enlaces de síntesis de
homogeneidad y heterogeneidad entre la materia de la sensación; 2. por otro lado,
el sustrato es el enlace de la impresión originaria con la estructura típica
sedimentada (en reproducciones y anticipaciones), y como el tipo está constituido
él mismo por asociaciones pasivas de nivel originario, estas asociaciones se
transmiten, por así decir, de manera mediata al sustrato de percepción.
iii. Asociaciones en los conceptos empíricos
La semejanza entre las objetividades de la esfera hylética originaria y los tipos
también se muestra en que ambos tienen un carácter no-temático y en que al
178
aprehenderse dejan de pertenecer a su nivel de conciencia: los datos de la
sensación ascienden de nivel cuando se hacen temáticos en el sustrato y los tipos
ascienden de nivel cuando se hacen temáticos en los conceptos empíricos. Esto
mismo abre una relación analógica estructural entre los sustratos y los conceptos
empíricos en tanto ambos son aprehensiones de un múltiple de objetividades notemáticas. Y, asimismo, abre un vínculo analógico entre la relación que mantienen
por un lado, los datos hyléticos originarios y los sustratos y, por otro lado, los tipos
y los conceptos empíricos.
¿Cuál es la diferencia entre los tipos y los conceptos empíricos en cuanto a las
síntesis de asociación? La diferencia más notable es que las síntesis de asociación
que constituyen los conceptos empíricos son síntesis activas (las síntesis de lo igual
con lo igual y otras síntesis activas de asociación por semejanza). Pero estas
síntesis no aparecen de la nada. Ellas se constituyen sobre las síntesis pasivas de
asociación. Más aún, como se mostró en el apartado (2. c. i) de este capítulo, la
síntesis activa de coincidencia que genera los conceptos empíricos es la realización
activa de la coincidencia pasiva de los tipos.
Hay otra diferencia de matiz. Aunque los tipos se constituyan principalmente por las
determinaciones de sentido sedimentadas, en su extensión también intervienen
posibilidades de asociación ─en el caso de los tipos de nivel superior, cuyo origen
no fue dado actualmente─. Los conceptos empíricos, por otro lado, están
constituidos en igual medida por las determinaciones sedimentadas y por las
posibilidades fácticas. El nexo asociativo de constitución de los conceptos empíricos
es, de este modo, análogo al del sustrato de percepción, en el sentido de que los
nexos asociativos no se limitan a asociaciones de reproducción, sino que se abren
también en la dirección anticipadora. El sentido objetivo del sustrato de percepción
(que es producto del enlace entre la impresión originaria, las objetividades hundidas
en la retención y los horizontes anticipadores) guarda semejanza con los conceptos
empíricos (que son producto del enlace de lo dado actualmente, lo pre-dado
típicamente y lo anticipado de manera intuitiva en la fantasía). La diferencia entre el
sustrato y el concepto empírico es que en este último las anticipaciones del
179
horizonte son intuitivas, mientras que los horizontes de percepción son por esencia
vacíos. Se trata, así, de síntesis análogas que operan sobre objetividades de distinta
complejidad.
iv. Asociaciones en los conceptos puros
Al llegar al nivel más elevado de objetivación nos encontramos con el método de la
variación y, entonces, parece que la relación analógica entre las síntesis de
asociación por semejanza toma un rumbo diferente, pues a simple vista no se
muestra nada parecido en los niveles inferiores. Sin embargo, en este caso es el
mismo Husserl quien señala el parentesco de la variación con las operaciones de
asociación efectuadas en los niveles subyacentes:
Las generalidades superiores se obtienen mediante variación de ideas. Esto
implica que la visión de las ideas es ella misma un análogo de la experiencia
simple, en cuanto que es una conciencia desde luego superior y activamente
productora en la que llega a darse por sí misma una nueva objetividad, lo
universal (Husserl, 1980, p. 398).
¿Hasta dónde llega la analogía entre la objetivación de las generalidades puras y la
experiencia simple? Esta analogía parece no tener límites, pues puede extenderse
por todas las operaciones de objetivación que la preceden.
Comencemos examinando la operación de variación tal y como es ella misma. La
variación consiste en la continua realización de síntesis de homogeneidad y
heterogeneidad entre intuiciones de la fantasía: “las relaciones de uniformidad y
semejanza […] nos sirven como la transición al tercer nivel de objetivación, eso es,
al nivel judicativo más alto, aquel del juicio que conceptualiza lógicamente” (Husserl,
2001, p. 346). Dado que estas síntesis enlazan contenidos de la fantasía, y dado
que toda experiencia de fantasía se funda en una vivencia de percepción, los
enlaces por semejanza se efectúan por asociación reproductiva y anticipadora. El
enlace actual no es, sin embargo, una conexión entre datos de la sensación, sino
entre contenidos de la fantasía: “[…] corresponde a cada tipo de entrega posicional
un cuasi-tipo de entrega de fantasía; ambos comparten el mismo contenido
180
esencial” (Husserl, 2001, p. 346). ¿Acaso estas síntesis mantienen relación con las
síntesis pasivas? Toda síntesis de homogeneidad y heterogeneidad tiene un mismo
origen:
uniformidad o semejanza [activas] tienen su fuente original puramente en la
conexión que se pre-constituye por la unidad de la así llamada asociación
[…] Esta conexión que entra en la visión temática es el fundamentum relatum
para la constitución activa de una relación, de la relación de semejanza y de
uniformidad (Husserl, 2001, p. 348).
La conexión referida por Husserl es el fundamento de las síntesis activas de
asociación por semejanza que constituyen los conceptos puros: “esta conexión es
inmediatamente la fuente incluso de la conciencia de lo universal y, por lo tanto, del
juicio que conceptualiza, del juicio en el sentido completo” (Husserl, 2001, p. 348).
¿Pero en qué consiste tal conexión?
Quiero decir con esto que una forma primordial de asociación es esta fuente,
lo que equivale a decir que, funciona como un a priori específico de preconstitución pasiva sobre el que un nuevo nivel de actividad puede
construirse, tal nivel de actividad no sólo produce lo universal como objeto,
sino que se presta a todos los juicios (Husserl, 2001, p. 348).
Las síntesis pasivas de asociación por semejanza, eso es, las síntesis más básicas
de homogeneidad y heterogeneidad, son ese a priori constituyente. Toda operación
de síntesis asociativa superior se rige por el a priori de las síntesis originarias y es
una síntesis análoga a esas primeras síntesis de la conciencia.
Esta doble relación analógica entre las síntesis de semejanza pasivas y activas se
hace evidente de dos maneras:
1. La variación se rige por las mismas regularidades que rigen el ordenamiento de
la coexistencia en la impresión originaria. Toda variación se orienta por un telos
definido, que es el eidos o lo invariable. Es decir, toda operación de variación tiene
la meta de alcanzar un concepto puro o eidético. Pero el telos no está definido de
manera idéntica en cada proceso de variación, pues los conceptos puros tienen
181
diferentes grados de generalidad. El grado de generalidad se alcanza mediante la
extensión de las relaciones de asociación por semejanza (y, correlativamente,
mediante la reducción de las asociaciones de extrañeza) entre las reproducciones
de la variación. Veamos este proceso partiendo de los conceptos puros de nivel
inferior. Si se toma como ejemplo un tono particular de “rojo”, el telos puede variar
de la siguiente manera: 1. El telos es el concepto puro “rojo”. En la variación se
establecen síntesis de homogeneidad con todas las posibilidades puras de “rojo” y
se limita la variación por las síntesis de heterogeneidad con todo lo que no sea “rojo”
─con lo cual las asociaciones por semejanza son pocas y las asociaciones por
extrañeza muchas─. 2. El telos pasa a ser el concepto puro “color”. Se abren nuevas
conexiones por semejanza con los demás colores y, por consiguiente, se cancelan,
por así decir, las relaciones de heterogeneidad con esos mismos colores. 3. Se
puede llegar a un tercer nivel en una operación que ya no es de variación, sino de
formalización mediante la apertura de nuevas síntesis de homogeneidad y la
reducción de otra cantidad de síntesis de heterogeneidad. En este caso, se rompen
los límites del telos de conceptos puos y se llega al ámbito de las categorías,
particularmente a la categoría de “cualidad visual”; 4. El proceso puede seguir en
esa dirección y alcanzar la categoría de “cualidad sensible” y, por último, la
categoría de “cualidad”.
Si se compara la descripción de los niveles de generalidad de los conceptos puros
con la descripción de las formaciones de grupos en la coexistencia de la impresión
originaria (desde los grupos pequeños hasta los campos de sentido), se hace
evidente
que
los
procesos
constituyen
objetividades
similares
mediante
operaciones sintéticas regidas por una misma regularidad: a mayor asociación por
semejanza (y menor asociación por contraste), menor es la extensión del grupo
constituido. La aparente diferencia consiste en que allí se siguió un camino que
partía de las formaciones de grupos más extensas para terminar en los grupos más
pequeños, y aquí se ha comenzado con las generalidades de grado inferior para
terminar con las más amplias generalidades del entendimiento. Este cambio de
perspectiva resulta útil, pues muestra que tanto en la esfera hylética y como en la
esfera del entendimiento se revela un mismo proceso, aunque se llegué a él
182
mediante caminos diferentes. Por otro lado, la auténtica diferencia consiste en el
grado en que se efectúan las operaciones sintéticas y en la complejidad de las
objetividades que asocian y que constituyen.
2. La objetividad del entendimiento da ella misma el múltiple en que se basa la
objetividad y aprehende tal objetividad en el mismo nivel de conciencia. En la esfera
hylética originaria las objetividades que se forman no son aprehendidas, pues al ser
ellas aprehendidas (en el sustrato) dejan de pertenecer al nivel más básico de la
receptividad y ascienden a un nivel superior: el nivel de la percepción. Un proceso
análogo aparecía en el caso de los tipos, que al ser tematizados dejaban de
pertenecer a la esfera de la receptividad y se aprehendían en una objetividad
espontánea: el concepto empírico. Parecía, pues, imposible dar el múltiple de
objetividades no-temáticas y aprehenderlas sin que ascendieran de nivel. Pero en
el concepto puro hace posible lo que en otros niveles parecía imposible: la variación,
por un lado, despliega el múltiple de reproducciones que darán origen al concepto
puro y, por otro lado, aprehende de tales reproducciones lo invariable. Ya se ha visto
cómo se produce el múltiple de reproducciones en la variación y su semejanza con
el proceso de ordenamiento de la coexistencia dada en la impresión originaria. El
proceso de aprehensión también guarda una relación analógica con los niveles
receptivos, pues la aprehensión de la nueva objetividad es, como se mostró antes,
una contemplación semejante a la visión sensible. Esta semejanza hace referencia
a las asociaciones reproductivas y anticipatorias que constituyen el sentido objetivo
del sustrato de percepción: en la contemplación se “ve” lo invariable, como en la
percepción visual se ve el sustrato.
c. Conclusión
De lo expuesto en los dos apartados anteriores se puede concluir que las síntesis
de asociación por semejanza y las objetividades que se constituyen por ellas en
cada uno de los niveles de conciencia se repiten analógicamente en dos grandes
formaciones de patrones: 1. Las objetividades no-aprehendidas (como los datos
hyléticos de la impresión originaria y los tipos) y 2. Las objetividades aprehendidas
(como los sustratos y los conceptos empíricos). Sin embargo, en el último nivel de
183
la conciencia son posibles las repeticiones análogas de los dos patrones anteriores
─pues en el concepto puro se da el múltiple de contenido de aprehensión y se lo
aprehende sin que haya un cambio de nivel─. El nivel más elevado de la
espontaneidad es, entonces, la repetición de toda la estructura de conciencia y, por
consiguiente, si se lo mira sólo a él pueden verse repetidos todos los patrones de
las operaciones implicadas en la producción de conocimiento. Así, pues, las síntesis
de asociación parecen mostrar una estructura fractal de dos patrones, cuya
formación final muestra toda la secuencia de repetición de patrones anteriores: en
las operaciones de conceptualización pura y en los conceptos puros se puede ver
toda la estructura de la conciencia en una imagen.
184
Capítulo tercero. Asociaciones entre
parecidos de familia
En este capítulo se responden las preguntas generales y específicas de la
investigación por medio del método presentado en el capítulo primero.
I. Los prototipos de las categorías y el núcleo
de las generalidades de la conciencia
En esta sección se responde la primera pregunta específica del estudio, a saber:
¿existe alguna relación entre los procesos y fenómenos encontrados por Rosch en
sus estudios sobre el grado de prototipicidad de las categorías y los hallazgos de
Husserl acerca del origen de las generalidades de nivel superior?
1. Introducción: los prototipos en las categorías de
color
a. El origen de la tesis de Rosch: las áreas focales y
periféricas de los colores
Universals in Color Naming and Memory (1972) es tal vez el primer gran artículo
que publicó Eleanor Rosch acerca del problema de las categorías. Su título es una
paradoja, pues este estudio muestra las primeras evidencias ─de una larga serie de
evidencias cognitivas─ que soportan la tesis de que las categorías no son los
conjuntos lógicos cerrados y bien definidos que habían descrito los filósofos (las
categorías de Aristóteles o de Kant o los universales de los filósofos escolásticos).186
186
Véase, Anexo I.
185
El objetivo principal de Rosch en este estudio es probar que algunas áreas de los
colores tienen una “distintividad” particular. Esta tesis ya había sido formulada por
los antropólogos Brent Berlin y Paul Kay. Ellos fueron los primeros en oponerse a la
idea de que el espacio de los colores es continuo y uniforme y que los idiomas
podían clasificar todas sus áreas en categorías arbitrarias. En lugar de eso, Berlin y
Kay defendieron la idea de un espacio de color dividido en áreas focales y
periféricas. Las áreas de los colores son “intersecciones particulares de las tres
dimensiones tono, valor y saturación” (Rosch Heider, 1972, p. 11). En un estudio
transcultural, Berlin y Kay mostraron evidencias de que las áreas focales de los
colores “son universalmente las más codificables y las recordadas de manera más
precisa” (Rosch Heider, 1972, p. 11). El estudio les pedía dos tareas a los sujetos:
1. Mencionar los términos básicos de color de su idioma y 2. escoger el mejor
ejemplo de ese color entre una matriz de estímulos:
“Berlin y Kay primero obtuvieron, sin estímulos de color presentes, los
términos básicos de color en el idioma nativo del informante, términos
"básicos" distinguidos de los términos secundarios por criterios lingüísticos.
Al informante se le pidió después tomar el mejor ejemplo de cada uno de los
nombres de colores básicos de una matriz de todos los tonos y valores (brllo)
en el Libro del color de Munsell, cada uno al máximo nivel de saturación […]”
(Rosch Heider, 1972, p. 11).
Los resultados mostraron que había un número limitado de términos básicos en
cada idioma y que las fichas designadas como los mejores ejemplos de los términos
básicos “tendían a caer en ‘grupos’187” (Rosch Heider, 1972, p. 11). Esos grupos
incluían las fichas que en el idioma inglés eran clasificadas como “rojo”, “verde”,
“amarillo”, “azul”, “café”, “rosado”, “anaranjado” y “púrpura”. Berlin y Kay llamaron
“puntos focales” a los mejores ejemplos de los colores y argumentaron que la
evidencia que apoyaba la tesis de que los nombres de los colores eran una
construcción arbitraria de los idiomas había contemplado únicamente las áreas
periféricas de los colores.
187
“clusters”.
186
b. El estudio Universals in Color Naming and Memory (1972)
Rosch defiende la tesis de Berlin y Kay mediante un estudio que formula la siguiente
hipótesis:
hay áreas específicas del espacio del color ─definidas como intersecciones
particulares de las tres dimensiones, tono, valor y saturación─ que son
universalmente las más codificables y las que se recuerdan con mayor
precisión (en ambas, la memoria de corto y de largo plazo) y que es en esas
áreas que se forman los puntos focales de los nombres de los colores básicos
a través de los lenguajes (Rosch 1972, p. 11, énfasis añadido).
¿Por qué es importante este estudio? 1. Porque años después de su publicación,
cuando Rosch tenga en cuenta las investigaciones de Michael Posner, ella identifica
las áreas focales de los colores con los prototipos de las categorías: las áreas
focales de los colores son los prototipos de las categorías de color; y 2. Porque el
que las áreas focales de los colores sean las más codificables y las que se
recuerdan con mayor precisión va a ser la primera gran evidencia de la existencia
de prototipos en las categorías.
El estudio se divide en tres partes fundamentales. En la primera, Rosch se propone
definir las áreas focales de los colores encontradas por Berlin y Kay en una
dimensión que ellos no tuvieron en cuenta: la saturación. En la segunda, Rosch se
pregunta si las áreas focales de los colores halladas en el primer experimento son
más codificables que las áreas no-focales. Y en la tercera Rosch se pregunta si “los
colores focales serían recordados de manera más precisa que los colores nofocales” (Rosch Heider, 1972, p. 12). Para desarrollar esas tareas diseña
experimentos que muestran resultados con evidencia empírica. A continuación,
hago una exposición de los experimentos (1) y (2). Para los dos experimentos hago
la interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio y la lectura
fenomenológica de los resultados.
187
2. Experimento 1: el mapeo de las áreas focales de los
colores
a. Descripción del experimento
i. La hipótesis
Berlin y Kay definieron las áreas focales de los colores en las dimensiones de tono
y brillo, pero dejaron por fuera la variable de saturación. El objetivo de este
experimento es “determinar, para la dimensión de saturación, la ubicación de los
puntos focales de los nombres de color básico” (Rosch Heider, 1972, p. 12). El
experimento no explicita ninguna hipótesis.
ii. Los sujetos
Los sujetos se dividieron en dos grupos: uno de sujetos cuyo idioma nativo era el
inglés y otro de sujetos cuyo idioma nativo era diferente al inglés:
Los sujetos hablantes de inglés fueron 20 chicas universitarias; el grupo de
hablantes de idiomas diferentes al inglés estuvo compuesto de 10
estudiantes extranjeros. Los idiomas representados fueron: Húngaro, housa,
italiano, coreano, japonés, javanés, navajo, portugués, español y tagalo.
Todos los sujetos extranjeros eran algo bilingües en inglés. Los sujetos se
sometieron a pruebas de daltonismo. Todos los sujetos fueron voluntarios
pagados (Rosch Heider, 1972, p. 12).
188
iii. El estímulo
α. La notación de Munsell
Para definir los colores se siguió la notación de Munsell. En este apartado se
presentan
los
elementos
generales del sistema de color
de Munsell y su notación.
En el sistema el color de
Munsell el color se divide en
tres dimensiones: el tono, la
luminosidad (brillo) o valor y la
saturación o colorido. Munsell
define
el
tono
como
“la
cualidad por medio de la cual
distinguimos un color de otro”
(Adobe Systems Incorporated,
2000). Así, diferencia el tono
en cinco colores principales
(rojo, amarillo, verde, azul y
Figura 6. Escala de tono de Munsell. Recuperado el 11 de
febrero de 2020 de: (Adobe, 2000).
púrpura) y cinco intermedios (amarillo-rojo, verde-amarillo, azul-verde, púrpura-azul
y rojo-púrpura). Cada tono varía en un rango de cero a 10, como lo muestra la figura
6.
189
La luminosidad o valor es “la cualidad por medio de la cual distinguimos un color
claro
de
uno
oscuro”
(Adobe
Systems Incorporated, 2000). La
luminosidad se mide en una escala
de cero a diez en donde cero es
negro y diez es blanco.
La saturación o colorido es “la
cualidad que distingue la diferencia
de un tono puro a una sombra gris”
(Adobe
Systems
Incorporated,
2000). La saturación también tiene
una gradación por niveles, pero en
ella
el
nivel
máximo
varía
dependiendo del tono. En la figura 7
se puede ver la diferencia de
saturación entre el rojo-púrpura y el
amarillo-rojo. Para profundizar en el
sistema de color de Munsell, véase
(Munsell, 2008).
Munsell desarrolló una notación para
nombrar
los
colores.
En
esta
notación se expresan los grados de
tono, brillo y saturación de un color.
Figura 7. Escala de brillo y variación de saturación
Por ejemplo, el color “rojo focal” del
en los tonos rojo-púrpura y amarillo-rojo en el
experimento de Rosch se escribe así
sistema de color de Munsell. Recuperado el 11 de
en notación Munsell: “5R 4/14”. La
febrero de 2020 de: (Adobe, 2000)
notación se lee de la siguiente
manera: el primer número señala el grado de tonalidad; la letra en mayúscula señala
la letra inicial del nombre del tono en inglés; el primer número después de la letra
señala el brillo; y el último número señala la saturación.
190
β. El estímulo
Para el estímulo se escogió primero la ficha de color más focal de la matriz de
colores usada por Berlin y Kay. Estos colores, en notación Munsell, fueron: “Rojo
5R 4/14; amarillo 2.5Y 8/16; verde 7.5G 5/10; azul 2.5PB 5/12; rosado 5R 8/6;
anaranjado 2.5YR 6/16; café 5YR 3/6; púrpura 5P 3/10” (Rosch Heider, 1972, p. 12).
Estas fichas estaban todas en la máxima saturación para ese tono y valor
proporcionado en el Libro de color de Munsell. A estas fichas se agregaron
todas las fichas de menor saturación del mismo tono y valor. El número de
fichas agregadas variaba según la saturación del original; el rango fue de 3
cada uno, para rosa y marrón, a 8 cada uno, para amarillo y naranja. La matriz
final estaba compuesta por 53 fichas (Rosch Heider, 1972, p. 12).
iv. El procedimiento
Las fichas se colocaron en tarjetas blancas separadas de 5.08 X 5.08 cm y se
distribuyeron aleatoriamente para que cada sujeto las viera en diferente orden. Se
les dio la siguiente instrucción a los sujetos: “de todos estos colores, encuentre el
que para usted es el mejor ejemplo de ‘X’. ‘X’ fue, a su vez, cada uno de los nombres
de color básicos en los idiomas de los sujetos” (Rosch Heider, 1972, p. 13).
v. Los resultados
Los resultados mostraron que “[p]ara los sujetos de Los Estados Unidos, el 95% de
todas las elecciones de mejores ejemplos de nombres de colores básicos cayeron
sobre los dos niveles más altos de saturación […][y] [p]ara los sujetos extranjeros,
el 92.5% de las elecciones fueron de fichas de los dos niveles más altos de
saturación” (Rosch Heider, 1972, p. 13). Por lo tanto, los colores de mayor
saturación fueron los mejores ejemplos para todos los sujetos del experimento.
191
b. Los colores en los hallazgos de las investigaciones
fenomenológicas de Husserl
Para Husserl el significado del término “color” cambia dependiendo de la objetividad
a la que haga referencia. El color puede ser un “dato sensible de color”, una
“cualidad de color”, un “tipo de color” o un “concepto de color”.
i. Los datos hyléticos de color
Por lo expuesto en el capítulo segundo parece que las objetividades más pequeñas
implicadas en la constitución de conocimiento son los datos hyléticos. Son los más
pequeños porque parece que no se pueden descomponer en partes de menor
extensión ─a diferencias de las cualidades, los tipos y los conceptos─. Husserl
distingue dos grandes clases de datos hyléticos visuales: 1. Los datos hyléticos de
color y 2. Los datos hyléticos de forma. Así, pues, un dato hylético de color concreto
sería la objetividad de color más pequeña que interviene en la constitución de
conocimiento de experiencia. En analogía con el campo de la física, los datos
hyléticos serían como los electrones de los átomos. Sin embargo, Husserl encuentra
que los datos de la sensación concretos pueden ser divididos en dos clases de
momentos:
Y eso implica además que las sensaciones de un tipo, tal como el visual (lo
mismo, entonces, aplica a lo táctil) permite a su concreción ser distinguida en
dos clases de momentos, los momentos materiales y [los momentos]
extensionales de la materia (de la cualidad en el más amplio sentido) cubren
o cumplen una expansión pre-empirica y, de hecho, lo hacen necesariamente
(Husserl, 1997b, p. 135, énfasis añadido).
Es la distinción entre el contenido de la materia de los datos hyléticos (valga la
redundancia ─por cierto, utilizada por el mismo Husserl─) y la extensión de la
materia de los datos hyléticos. Este hallazgo significa una precisión de los hallazgos
generales de Husserl sobre la esfera hylética presentados en el capítulo segundo.
Pues la materia de los datos de la sensación parece ser más compleja de lo que se
pensaba. ¿Cuál es, por ejemplo, la materia de un dato de color? En las líneas que
192
siguen a la cita precedente, Husserl pone el ejemplo de un momento rojo, eso es,
de un dato hylético concreto de rojo: “Un momento rojo, con tal y tal brillo y
saturación, es lo que es sólo como la amplitud de una cierta extensión; el momento
rojo se expande” (Husserl, 1997b, p. 135). En este pasaje, Husserl afirma
explícitamente que el momento rojo existe por tener una extensión y que esa
extensión se expande. Pero ¿qué quiere decir Husserl cuando dice que el brillo y la
saturación están con el momento rojo?, ¿están ellos implicados en él?, ¿son sus
componentes?, ¿depende de ellos la extensión del dato concreto? El siguiente
fragmento puede dar luces sobre esto:
El color llena la extensión; el color se difunde en ella y genera una extensión
coloreada. Cada cambio de la extensión, o de su forma, afecta también en
un cierto sentido al color y viceversa. Las determinaciones relativas al color,
tales como el tono, el brillo y la saturación obviamente se emparejan bien188
no de manera diferente a como lo hacen el color y la extensión y, de nuevo,
a como lo hacen los momentos de tamaño, de forma y de ubicación dentro
de la extensión. Pero hay, de hecho, por doquier accesorios que se
encuentran en la esencia y que aún condicionan, a pesar de toda la
variabilidad de los momentos individuales, su alianza genérica, y por lo tanto
producen unidades inseparables (Husserl, 1997b, p. 143).
Husserl se refiere al tono, a la saturación y al brillo como “determinaciones” del color.
Por el contexto se sabe que la expresión “color” señala los datos hyléticos de color,
pues en ese parágrafo Husserl está tratando el problema particular de la conexión
funcional entre los datos visuales y las secuencias cinestésicas. El término
“determinación” tiene aquí el sentido de “particularidad”; la determinación es la
precisión de una entidad. No es un sentido diferente al de las determinaciones
conseguidas mediante la aprehensión explicativa. El que el tono, la saturación y el
brillo sean determinaciones del color quiere decir, entonces, que ellas son sus
componentes. Por consiguiente, los datos hyléticos estarían formados de partículas
más pequeñas. Este descubrimiento sería análogo al de la física cuántica cuando
188
“belong together”
193
descubrió que los átomos están compuestos de partículas más pequeñas que los
electrones: los quarks (Véase la figura 8).
Ahora bien, la extensión de un
dato
hylético
no
puede
depender sino de la manera
como
está
dispuesta
la
materia. Al final de la cita
anterior, Husserl habla de la
alianza
genérica
entre
los
componentes de los datos
hyléticos de color y de su
Figura 8. La estructura de un átomo. Recuperado el 5 de marzo
unidad
inseparable.
Más
de 2020 de:
precisamente, habla de las
https://www.ecured.cu/Part%C3%ADculas_subat%C3%B3mica
condiciones de esa alianza y
del papel que juegan en la
constitución de la unidad. Él después va a aclarar que esas condiciones son las
sensaciones cinestésicas. El punto aquí, sin embargo, es el enlace mismo entre las
determinaciones que componen el color y la unidad que llegan a constituir. Pues la
materia y la extensión de los datos hyléticos de color no puede depender de otra
cosa sino de sus determinaciones y del enlace que ellas constituyen. En los textos
revisados, Husserl no dice mucho más acerca de ese problema. No obstante, de lo
dicho anteriormente se pueden extraer las siguientes consecuencias: 1. Si un dato
hylético está compuesto sólo del tono, el brillo y la saturación, su materia no puede
consistir en algo diferente a esos tres elementos; 2. Si estos tres componentes son
la materia del dato, entonces la extensión de la materia depende solamente de la
manera como estén enlazadas esas objetividades;189 y 3. Si en este, el que sería el
Prueba de ello puede ser el siguiente pasaje: “Si consideramos el estado de los fenómenos que
ofrecen precisamente las condiciones analíticas más favorables, el estado de los fenómenos dentro
de la esfera de la "visión distinta", descubrimos que la misma calidad (incluidos los momentos
esencialmente relacionados con él, como brillo y saturación) pueden sufrir ciertas modificaciones,
modificaciones de la extensión. Y, por el contrario, la misma extensión puede sufrir modificaciones
con respecto a la calidad, es decir, con respecto a la calidad en el sentido más estricto, brillo,
saturación o todo esto en conjunto” (Husserl, 1997b, p. 139).
189
194
nivel más primigenio de la conciencia, se constituye una unidad y si tal unidad se
produce mediante un enlace, las operaciones de conciencia por las que se efectúan
el enlace y la unidad deben ser análogas a las que producen enlaces y unidades
entre contenidos de los demás niveles de la conciencia, es decir, deben ser
análogas a las síntesis de asociación y coincidencia.
Por lo demás, no hace falta decir que cuando los datos hyléticos se aprehenden en
cualidades, sus componentes no desaparecen. Cuando, por ejemplo, un dato de
color se aprehende como cualidad de color, el tono, el brillo y la saturación también
se aprehenden como componentes de la cualidad. De otra manera ni Munsell, ni
ninguno de nosotros habría podido hallar empíricamente la distinción de las tres
dimensiones de color. Pero si el lector aún no está convencido de esto, en el
siguiente apartado se mostrará evidencia que comprueba esta interpretación.
ii. Los tipos de color
Un tipo de color es igual a otro tipo en el sentido de que también se rige por las dos
condiciones que determinan su nivel de generalidad (la magnitud de las distancias
de semejanza y el número de momentos semejantes) y por las condiciones hyléticas
que determinan estas condiciones (la fuerza de conexión y la estreches de unidad).
Las conexiones por semejanza entre los tipos de color son análogas a las divisiones
de los sistemas de color modernos. Tomemos como guía el sistema de color de
Munsell, del que ya conocemos sus principales aspectos. En lo que sigue se explica
el alcance de la analogía.
Para Husserl, cada tipo de color es una secuencia de asociaciones de cualidades
de color particulares:
Así, por ejemplo, lo universal “claridad” se basa en lo universal “color”, que
abarca en sí la claridad; el color, a su vez, sólo es concebible como color
figurado y éste, o sea la figura coloreada (figura espacial) o, con más
precisión: la cosa misma espacial figurada, es lo concreto pleno, o sea, lo
universal que en cuanto universal tiene plena independencia (Husserl, 1980,
p. 369, énfasis añadido).
195
Husserl quiere decir que no hay concretum de colores, el concretum es la cosa de
un cierto color. Esto es debido a que el color es una determinación y, por ende, sólo
puede constituirse como generalidad abstracta.
Para dar claridad a este asunto debe
examinarse el proceso de constitución
de los tipos de color. Es verdad que
ellos surgen de la aprehensión de
cualidades de color concretas. Sin
embargo, esas cualidades no se
aprehenden
siempre
de
manera
discreta. Nuestro mundo no es una
división de objetos de color único y
definido, ni de experiencias estáticas
(como mirar una ficha de color
uniforme en un laboratorio). Por el
contrario, los objetos del mundo nos
ofrecen una multiplicidad de colores
que cambian continuamente con el
cumplimiento de la percepción. Si, por
Figura 9. Guacamayo rojo. Tomado el 9 de febrero
ejemplo, vemos las plumas de un
de 2020 de
guacamayo, las cualidades de color no
https://es.wikipedia.org/wiki/Ara_chloropterus
se separan discretamente como si dijéramos “aquí hay verde y este verde rompe
con lo rojo”. En lugar de eso, hay una especie de continuidad entre las cualidades
de color: el rojo se enlaza con el verde y el verde con el azul (Véase la figura 9).
Tal enlace no es una mera apariencia. Estamos aquí frente a una forma particular
de cumplir las anticipaciones vacías de un sustrato de percepción, a saber, la
determinación continua.190 El rasgo fundamental de la determinación continua es
“Todavía hay algo que decir sobre la forma de llenar el espacio. Las determinaciones de
materialización pueden llenar el espacio de forma continua o discreta, o para hablar con mayor
precisión, continuamente en todas partes o no continuamente en todas partes y de manera discreta
en los límites espaciales individuales, es decir, en los "puntos", líneas y superficies individuales”
(Husserl, 1997b, p. 58).
190
196
que no hay saltos o discontinuidades entre los explicados de un sustrato. Husserl
distingue dos clases de determinación continua: 1. Aquella que permite que “lo que
no cambia pase al cambio, por ejemplo, en la migración continua de una
discontinuidad cualitativa sobre una extensión llena de manera unitaria de tal o cual
manera” (Husserl, 1997b, p. 59), y 2. Aquella que opera sobre “las determinaciones
de relleno en sí mismas, por ejemplo, el flujo de calidad en calidad, tal vez en la
transición de rojo a través de púrpura a violeta” (Husserl, 1997b, p. 59). Aquí nos
debe interesar la segunda clase de determinación continua, pues ella conecta
aspectos particulares de las cualidades:
Las determinaciones que llenan tienen ─como debemos mencionar al menos
de pasada─ varios aspectos que son capaces de una continuidad, el aspecto
de la calidad en el sentido más estricto, el aspecto de la intensidad o, en el
caso de las determinaciones de color, el aspecto de la saturación, el brillo,
etc. (Husserl, 1997b, p. 59, énfasis añadido).
En la continuidad de determinaciones de color se conectan aspectos como la
“saturación” y el “brillo”. Husserl reconoce que toda cualidad de color está
compuesta de aspectos como la saturación y el brillo. Además, afirma que los
enlaces de continuidad sólo son posibles en la conexión de tales aspectos
particulares:
Sin embargo, todas las fases pertenecen necesariamente a un mismo género
esencial. Las transiciones continuas solo son posibles entre matices de color
y matices de color, brillo y brillo, sonido y sonido. Pero, por una ley esencial,
están excluidos entre las diferentes clases, entre el color y el sonido, los
matices y el brillo del color, el sonido y el olor, etc. Esto obviamente también
es pre-fenomenal (Husserl, 1997b, p. 59).
Así, entonces, la razón por la cual hay continuidad de determinaciones entre las
cualidades de color del guacamayo es la secuencia de enlaces entre aspectos
particulares de esas cualidades, como el brillo, la saturación y el tono.
197
Ahora bien, si descendemos un escalón en los niveles de la conciencia, vemos que
la continuidad de determinaciones tiene un origen pasivo en síntesis de
homogeneidad de clase particular: el fenómeno de la gradación. La gradación es
una forma de síntesis de semejanza que opera sobre los datos hyléticos cuyo rasgo
principal es que “el término final de un par, es el término inicial del siguiente par, el
término como punto de partida para una nueva gradación, etc.” (Husserl, 2001, p.
180). Esta síntesis subyace a la continuidad de determinaciones cualitativas. Por
ende, en tal continuidad un dato de brillo se enlaza con otro dato de brillo, un dato
de saturación se enlaza con otro semejante, y así sucesivamente hasta establecer
el tránsito de la cualidad “rojo” a la cualidad “verde” y de la “verde” a la “azul”.
Ahora que tenemos esto claro, podemos ascender al nivel de constitución de los
tipos. Se sabe que toda determinación de sentido pasa a ser parte del sentido
objetivo del sustrato de percepción y luego es sedimentada en el pre-conocimiento
típico. Si, por ejemplo, se determina el explicado p, él enriquece el sentido objetivo
del sustrato S en una síntesis de coincidencia y luego esa síntesis se sedimenta
como posesión habitual. En el caso de la determinación continua ocurre lo mismo
con la diferencia de que p no es el único explicado, pues a él se enlazan
asociativamente otro múltiple de explicados (los explicados q, r, etcétera). Esas
determinaciones también entran en coincidencia sintética con el sustrato de
percepción y también pasan a ser una posesión habitual. Por consiguiente, los tipos
de color no se constituyen solamente por la sedimentación de cualidades discretas
asociadas por nexos de semejanza, sino también mediante las asociaciones entre
los aspectos particulares de las determinaciones continuas de las cualidades de
color.
Los tipos de color son, entonces, objetividades constituidas por los enlaces por
semejanza entre las determinaciones sedimentadas y posibles de tono, brillo y
saturación. De ahí que la estructura de los tipos de color sea análoga al sistema de
división de colores de Munsell: como en el sistema de color de Munsell, donde los
colores se conectan por los grados de saturación, brillo y tono, los tipos se conectan
198
asociativamente por las semejanzas entre los aspectos particulares de las
cualidades de color, tales como el brillo, el tono y la saturación.
iii. La estructura de constitución de las objetividades de color
Los apartados (i) y (ii) de esta sección muestran que las objetividades de color
siempre se constituyen por el enlace sintético de las objetividades de tono, brillo y
saturación. Esto fue mostrado con evidencia basada en los estudios de Husserl en
el caso de los tipos y de las cualidades de color y con evidencia lógica en el caso
de los datos hyléticos. La estructura de la constitución de las objetividades de color
no es, entonces, diferente a la estructura de la conciencia como totalidad. Es decir,
las objetividades se constituyen mediante operaciones análogas pero repetidas en
diferentes niveles de conciencia: las objetividades de tono, brillo y saturación se
enlazan para constituir la unidad de un dato hyético de color concreto; las cualidades
de color son las aprehensiones de tales datos; los tipos de color son producto de la
asociación sintética entre las determinaciones de tono, brillo y saturación; y los
conceptos son aprehensiones de intuiciones sedimentadas y posibles.
c. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio191
Para este experimento, la reconstrucción analítica de la experiencia se realiza en el
menor nivel de detalle posible. Es decir, no se profundiza en las operaciones
particulares que intervienen en el proceso. De esta manera, la experiencia del sujeto
se puede dividir en los siguientes dos momentos:
i. El sujeto aprehende comprensivamente la expresión.
ii. El sujeto efectúa la tarea del experimento.
i. Aprehensión comprensiva de la expresión
El sujeto escucha la expresión del experimentador y aprehende comprensivamente
su sentido. Para ver el proceso de aprehensión comprensiva, divido la expresión en
partes y reconstruyo la experiencia del sujeto. La expresión completa es la siguiente:
Para la interpretación de la experiencia se supone al sujeto como miembro de una cultura
occidental.
191
199
“de todos estos colores, encuentre el que para usted es el mejor ejemplo de ‘rojo’”.
La expresión se puede dividir en tres partes: 1. La referencia a la matriz de colores,
2. La referencia al concepto empírico “rojo” y 3. La tarea que se le pide que haga.
1. Como la referencia a la matriz de colores está dada actualmente, es decir, como
el sujeto ve la matriz de colores en el momento actual, el cumplimiento significativo
de esta parte de la expresión se efectúa en la experiencia de percibir actualmente
la matriz de colores. Comprender es, en este caso, aprehender la intención
significativa del complejo vocal articulado “de todos estos colores” y darle
cumplimiento en una experiencia de percepción.
2. El concepto empírico “rojo” es la extensión de cualidades de “rojo” sedimentadas
y posibles que han sido asociadas por semejanza en una dirección determinada.
Comprender el sentido de la expresión “rojo” significa aprehender intuitivamente el
múltiple de experiencias sedimentadas y posibles que constituyen la extensión del
concepto empírico “rojo”. Pero no se trata aquí de la intuitivación de todas y cada
una de las experiencias sedimentadas del concepto, pues esa tarea sería
inacabable y prácticamente imposible. El cumplimiento significativo de la expresión
intuitiviza el múltiple de experiencias del concepto empírico “rojo” como en
aprehensión simple, es decir, el múltiple aparece como una totalidad ─como cuando
en una noche de cielo despejado levantamos la cabeza y contemplamos la
pluralidad de estrellas como un todo─.
3. En la tarea se le pide al sujeto que seleccione la ficha que para él es el mejor
ejemplo de “rojo”. Eso implica ver cada una de las fichas y compararlas con el
concepto empírico “rojo”. La aprehensión intuitiva de la tarea se basa en la
comprensión de la referencia a la matriz de colores y al concepto empírico “rojo”. El
sujeto asocia las fichas de la matriz con el concepto empírico “rojo” de tal manera
que las incluye en su extensión. Comprender significa, aquí, establecer una relación
de todo y parte:192 el sujeto capta las fichas de la matriz como componentes del
192
Véase (Husserl, 1980, párr. 59).
200
concepto empírico “rojo”. Esta tarea se realiza mediante una serie de síntesis
pasivas de asociación que no hace falta describir.
Aprehender comprensivamente la tarea es, además, entender que el concepto
empírico “rojo” es una extensión y que es posible realizar predicaciones sobre los
miembros de esa extensión. De cada uno de los miembros de ese concepto se
pueden decir muchas cosas: de este se dice que es claro, de este otro que es opaco,
de aquel que es amarillento y de otro más allá que es bueno. La tarea consiste en
determinar cuál de los miembros del concepto empírico “rojo” dados en la matriz es
el mejor. El problema aquí es el significado del predicado “bueno” o “mejor”: ¿qué
hace bueno a un miembro de la extensión del concepto empírico “rojo”?, ¿bajo qué
criterio el sujeto dice algo como “este rojo es mejor que aquel”?
Tal vez esto se haga más claro si formulamos la pregunta en otra dirección: ¿Qué
hace de uno de los miembros del concepto “rojo” ser un mal ejemplo de “rojo”?
Alguna vez nos ha pasado que discutimos con alguien por cuál palabra define mejor
a un color. Por ejemplo, de un estímulo X, mi amigo dice que es “rojo” y yo digo que
es “anaranjado”. Él dice, “parece anaranjado, pero definitivamente es rojo”. El
estímulo X se encuentra en el límite entre uno y otro concepto. Cuando vemos la
luz roja de un semáforo no se produce tal controversia. ¿Por qué?, ¿qué diferencia
al rojo del semáforo del rojo-anaranjado de la discusión con mi amigo? Explicada
en términos simples, la diferencia en este caso parece ser la asociación de los tonos
de cada concepto: mientras el tono “rojo” del semáforo no se mezcla con ningún
otro tono, el tono “rojo” de la controversia parece mezclarse con el tono “amarillo”.193
Estaríamos frente a un fenómeno semejante si la asociación se diera entre el tono
y el brillo o entre el tono y la saturación. Así, por ejemplo, en el rojo claro parece
haber demasiado “blanco” y en el rojo pastel demasiado “gris”. De este modo, el
“rojo-anaranjado”, el “rojo claro” y el “rojo pastel” no son tan buenos ejemplos del
La explicación de la mezcla de los componentes de un color está simplificada al extremo. Pues
en cada color está mezclada una multiplicidad de determinaciones de tono, brillo y saturación. Tal
simplificación no resulta útil para describir la constitución de un concepto de color, pero sí resulta útil
para señalar las diferencias de asociación entre dos o más conceptos de color, debido a que la
diferencia de asociación expresada en la simplificación es idéntica a la que acontece en los
conceptos actuales. La operación es la misma, sólo cambia la cantidad. Esta simplificación será
transversal en todo este apartado.
193
201
concepto empírico “rojo” como el “rojo-rojo” ─por llamarlo de alguna manera─
porque ellos enlazan asociaciones por semejanza con otros conceptos de color. Sin
embargo, esta explicación sólo funciona cuando los conceptos de color que
compiten por determinar el sentido de un estímulo son conceptos específicos, pues
cuando el concepto específico compite con el concepto general las diferencias de
asociación parecen perder validez. Por ejemplo, si el concepto específico de “rojoanaranjado” se incluye dentro de la extensión del concepto general de “rojo”, ¿no
sería el caso concreto de “rojo-anaranjado” tan buen ejemplo del concepto “rojoanaranjado” como lo es del concepto “rojo”?
Para resolver esta pregunta debemos volver la mirada al proceso de constitución
del concepto empírico “rojo”. Este es el concepto más general de “rojo”, pues en él
se incluyen tanto el “rojo-anaranjado” como el “rojo claro”, tanto el “rojo púrpura”
como una extensión inacabable de conceptos específicos de color “rojo”. Por
consiguiente, la operación de constitución básica del concepto empírico “rojo” es la
generalización. De un núcleo que mantiene los mayores niveles de semejanza se
ha extendido el grado de generalidad mediante una larga serie de síntesis de
asociación cada vez nuevas.
Al núcleo del concepto general “rojo” se llega siguiendo la dirección opuesta que
rige la generalización. Se vuelve atrás el proceso de generalización en un proceso
de especificación. Si se sigue el curso de aparición de las síntesis de contraste
tomando como punto de partida el concepto general de “rojo”, se hallarán diferentes
tipos específicos, como el “rojo-rojo”, el “rojo-anaranjado”, el “rojo-púrpura”, el “vino
tinto” y el “rojo-claro”. Suponiendo que la extensión del concepto general de “rojo”
se reduzca a estos cinco conceptos específicos, el núcleo del concepto general
“rojo” deberá hallarse en las determinaciones de estos conceptos que tienen mayor
grado de semejanza o igualdad plena.
¿Cómo puedo saber cuáles son las determinaciones de los conceptos específicos
que guardan los niveles más elevados de semejanza? Si se identifican las
determinaciones que contrastan entre los cinco conceptos específicos, se podrá
determinar también qué tipo de relación mantienen esas determinaciones con las
202
determinaciones de otros conceptos generales. Por ejemplo, si suponemos que los
conceptos “rojo-rojo” y “rojo-púrpura” están compuestos cada uno de dos
determinaciones (el concepto “rojo-rojo” de dos determinaciones de cualidades de
color “rojo” y el concepto “rojo-púrpura” de una determinación de “rojo” y una de
“púrpura”), e identificamos que el concepto “rojo-rojo” contrasta con el concepto
“rojo-púrpura” por la determinación de tono “púrpura”, se puede ver que, en virtud
de la determinación “púrpura”, el concepto “rojo-púrpura” mantiene afinidad con el
concepto general “púrpura”, mientras que el concepto “rojo-rojo” sólo mantiene
afinidad con al concepto general “rojo”. Al identificarse las determinaciones de los
cinco conceptos específicos de “rojo” que guardan afinidad con otros conceptos
generales de color, se identifican también las determinaciones de esos conceptos
que guardan más afinidad con el núcleo del concepto “rojo”. Esto es debido a que
el núcleo de un concepto empírico es la extensión de determinaciones de un
concepto que guarda los mayores niveles de semejanza entre sí y lo mayores
niveles de contraste con las determinaciones de otros conceptos del mismo nivel de
generalización. Por lo tanto, si una determinación de un concepto general A no
encuentra afinidad con determinaciones de otros conceptos generales, ella debe
mantener algún grado de afinidad con el núcleo del concepto general A.
Lo que se ha explicado en términos lógicos acontece en la experiencia mediante
síntesis pasivas de asociación que establecen enlaces con las determinaciones de
los conceptos empíricos.
¿Qué es, entonces, lo que hace que un miembro de un concepto específico sea
mejor que otro? El grado de afinidad con el núcleo del concepto empírico general.
El sujeto, sin embargo, no aprehende comprensivamente la tarea cuando reconoce
el significado del predicado “bueno” como lo acabamos de hacer. Él no se pregunta
qué significa el predicado “bueno” y en virtud de qué compararía los ejemplos
concretos para determinar su grado de calidad. Al contemplar la matriz de colores y
compararla con el concepto empírico “rojo” en la aprehensión comprensiva de la
expresión, él ─como cualquiera de nosotros─ “sabe” que algunos de esos ejemplos
son mejores ejemplos que otros, aún sin saber qué hace que esos ejemplos sean
203
mejores. Este “saber” significa captar receptivamente que los estímulos son
diferentes y que sus diferencias pueden hacerlos coincidir más o menos con el
núcleo del concepto. La expresión “saber” quiere decir, entonces, “ver” (recibir
pasivamente) las afinidades y los contrastes ─o más precisamente las posibilidades
de esas afinidades y contrastes─ entre las determinaciones del concepto empírico
“rojo” y otros conceptos generales de color. Este “saber” ─eso es, las operaciones
de conciencia señaladas por esta expresión─ no tiene, pues, nada que ver con el
pensar; el sujeto no piensa (no efectúa operaciones espontáneas); sólo percibe
(actualmente y en imaginación); el pensar ha sido obra mía en la interpretación de
su experiencia y su única finalidad ha sido hacer explícitas y comprensibles las
operaciones de la receptividad que conducen al sujeto primero a interpretar la
instrucción y después a llevarla a cabo.
ii. Desarrollo de la tarea del experimento
El sujeto efectúa aprehensiones explicativas sobre las cualidades de color de cada
uno de los estímulos de la matriz. Lleva a cabo síntesis de afinidad y contraste entre
los contenidos de las determinaciones ─a saber, sus conexiones de tono, brillo y
saturación─ y el concepto empírico “rojo”. En una operación coordinada establece
también semejanzas entre las cualidades y otros conceptos empíricos generales.
Con ello encuentra que algunas cualidades mantienen mayor cantidad de
semejanzas y de momentos semejantes con conceptos generales de color
diferentes al “rojo”. Esto se expresaría en juicios como “este es demasiado claro”,
“este es muy oscuro” o “este es ‘rojo-rojo’”. El último de estos juicios señala un
menor grado de semejanzas entre el estímulo y conceptos generales diferentes al
“rojo” y, por consiguiente, un mayor grado de semejanza entre el estímulo y el
núcleo del concepto empírico “rojo”.
d. Lectura fenomenológica de los resultados
El núcleo de un concepto empírico está constituido por las determinaciones del
concepto que guardan los mayores niveles de semejanza entre sí y los mayores
contrastes con las determinaciones de otros conceptos empíricos del mismo grado
204
de generalidad. Un miembro de un concepto empírico es mejor que otro en la
medida en que mantiene más asociaciones por semejanza con el núcleo del
concepto empírico ─y, correlativamente, mantiene más contrastes con los miembros
de otros conceptos empíricos─. La reconstrucción analítica de la experiencia ha
mostrado que el sujeto del experimento lleva a cabo asociaciones entre los
miembros del concepto empírico de color dados en la matriz y el núcleo de ese
concepto empírico. Los resultados empíricos del experimento muestran que los
mejores ejemplos escogidos por los sujetos se encuentran entre los dos mayores
niveles de saturación. Como la saturación señala unas determinaciones
sedimentadas ─y, originariamente, unos datos hyléticos captados receptivamente─,
los resultados del experimento de Rosch muestran que el núcleo de los conceptos
empíricos de color tiene más asociaciones por semejanza con determinaciones del
más alto grado de saturación.
3. Experimento 2. la “codificabilidad” de las áreas de
los colores
a. Descripción del experimento
i. La hipótesis
El segundo experimento presentado en el artículo Universals in Color Naming and
Memory (1972) formuló la siguiente hipótesis:
La hipótesis básica del segundo experimento era que los mismos colores [del
experimeto 1], específicamente, los puntos focales de los términos de color
básicos localizados por Berlin y Kay (1969) y por los resultados del primer
experimento, fueron los colores más codificables entre los lenguajes (Rosch
Heider, 1972, p. 13).
205
Se usaron dos medidas de “codificabilidad”: 1. La longitud del nombre y 2. La
latencia de respuesta. Dada la poca confiabilidad de la medida de “longitud de
nombre”,194 aquí sólo se tendrá en cuenta la “latencia de respuesta”.
ii. Los sujetos
Los sujetos fueron 23 adultos hablantes nativos de un idioma diferente al
inglés ─13 hombres, 10 mujeres─ cada uno hablante de un idioma diferente.
Catorce de los sujetos fueron evaluados195 en Estados Unidos, las
instrucciones de la evaluación se presentaron en inglés; 9 sujetos fueron
evaluados en Indonesia, las instrucciones de evaluación se presentaron en
Bahasa Indonesia (Rosch Heider, 1972, p. 13).196
iii. El estímulo
Se usaron tres clasificaciones de color tomadas de Berlin y Kay: 1. Los colores
focales, que consistían en “ocho fichas cromáticas representando el centro de cada
grupo de mejores ejemplos, con la adición de negro (N1/) y blanco (N9/)” (Rosch
Heider, 1972, p. 13); 2. Los colores internominales, que fueron “fichas escogidas de
los centros de aquellas áreas en las que ninguna ficha había sido designada como
el mejor ejemplo del nombre de un color básico por ningún idioma” (Rosch Heider,
1972, p. 13); y 3. Los colores límite197 que fueron los
colores adyacentes a un grupo focal, en un lado, [y] con un área internominal
o borde de matriz, en el otro lado. Los criterios para elegir los colores del
límite fueron que la ficha esté a dos o más espacios de distancia de la ficha
focal de ese grupo, que la ficha esté directamente adyacente a una ficha que
haya sido elegida como el mejor ejemplo por al menos un informante, y que
Véase el Anexo 1 (b, iii, γ).
“tested”.
196 “Los idiomas, agrupados en familias de idiomas, fueron: indoeuropeos: alemán, italiano, polaco,
sueco, hindi, urdu; Austronesio —Tagalog, malayo, bahasa indonesio, javanés, batak, sundanés;
Sino-tibetano: tailandés, birmano, canonés, mandarín; Afroasiático: yoruba, housa, árabe, hebreo
moderno; Varios: húngaro, coreano, japonés” (Rosch Heider, 1972, p. 13).
197 “Boundary colors”
194
195
206
la ficha no haya sido elegida como el mejor ejemplo por ningún informante
(Rosch Heider, 1972, p. 13).
Para el análisis sólo voy a tener en cuenta las variaciones de color rojo. Rosch utiliza
la notación Munsell para describirlos: el rojo focal (5R 4/14), el rojo internominal (2.5
YR8/6)198, el rojo límite de baja saturación (2.5R 9/2) y el rojo límite de alta saturación
(5R 2/8).199 En la figura 10 se presentan imágenes de los tres colores:
Figura 10. Estímulos de color “rojo” del experimento 2 de Universals in color naming and memory. De
izquierda a derecha: Rojo focal, rojo internominal y rojo límite (los últimos dos). Los colores fueron
tomados de: https://encycolorpedia.es/
iv. El procedimiento
Cada ficha se montó individualmente en una tarjeta blanca de 7.62 X 12.70 cm. Se
mostraron las tarjetas una a la vez a cada sujeto, a quien se le dio la instrucción de
escribir, en su propio idioma, cómo llamaría200 a cada color. Las cartas se "barajaron"
después de cada prueba para que cada sujeto viera los colores en un orden
diferente. La latencia de respuesta, medida por un cronómetro, fue el intervalo de
tiempo entre la presentación inicial del color del experimentador y el movimiento
inicial del lápiz por parte de sujeto al escribir la respuesta (Rosch Heider, 1972, p.
13).201
v. Los resultados
Los resultados se muestran en la tabla 5:
“YR” significa “yellow-red”. Es uno de los tonos intermedios en la escala de Munsell. No hay
ningún color de tono “rojo” entre los colores internominales.
199 El número total de colores focales fue ocho, al igual que el de colores internominales. Pero el total
de colores límite fue trece. De ahí que haya 2 variaciones de rojo límite, uno de alta saturación y uno
de baja saturación.
200 “would call”.
201 Aquí se interpreta que el movimiento inicial del lápiz es el movimiento por el que la punta del lápiz
toca la hoja por primera vez.
198
207
Tabla 5. Resultados de la codificabilidad de los colores focales,
internominales y límite del segundo experimento de Universals in
color naming and memory
La latencia de respuesta fue considerablemente menor en los colores focales. “La
diferencia en la latencia de nombramiento entre las tres categorías de color fue
significativa F (2, 22) = 4.52, p < .05” (Rosch Heider, 1972, p. 14). También se
hicieron pruebas de medidas correlacionadas que mostraron que “los colores
focales se nombraron más rápidamente que los colores internominales, t (22) =
4.74; [y] que los colores focales se nombraron más rápidamente que los colores
límite, t (22) = 4.67, ambos ps < .01” (Rosch Heider, 1972, p. 14). No hubo diferencia
significativa entre los tiempos de latencia de los colores internominales y los colores
límite.202
b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio203
La experiencia se puede dividir en los siguientes ocho momentos:
Rosch también examinó las diferencias de tiempo de latencia entre las familias de lenguajes, pero
no obtuvo resultados significativos. Además, hizo un análisis sobre la diferencia del nombrar entre
los individuos del cual se puede prescindir aquí.
203 Para la interpretación de la experiencia se supone al objeto como miembro de una cultura
occidental.
202
208
i. En una expresión como la siguiente, el experimentador le explica el proceder del
experimento al sujeto y la tarea que debe realizar: “se le van a mostrar unas fichas
de colores, debe escribir en su propio idioma cómo llamaría a cada color”.
ii. El sujeto aprehende comprensivamente el significado de la expresión. Como la
instrucción es simple y precisa (pues no usa términos abstractos) y señala un evento
futuro, y como hay breve lapso entre aprehensión de la expresión y el inicio del
experimento, el sujeto de laboratorio tiene tiempo de intuitivizar en la imaginación el
cumplimiento significativo de la expresión. Hay, así, una comprensión completa de
la expresión.
iii. Se le muestra la primera tarjeta. ─Para la reconstrucción de la experiencia
supondré que se trata de la tarjeta de color “rojo focal”─. El sujeto capta
receptivamente la tarjeta en una impresión originaria.
iv. El sujeto asocia la impresión originaria con el tipo “ficha” y constituye un sustrato
de percepción.
v. La instrucción determina el interés del sujeto y, consecuentemente, el curso de
la percepción: a saber, su cualidad de color.
vi. El sujeto efectúa una aprehensión explicativa sobre el horizonte interno del objeto
y determina su cualidad de color asociándola con un tipo particular de “rojo”.
vii. El sujeto sintetiza activamente la aprehensión explicativa en el juicio conceptual
“la ficha es roja”.
viii. El sujeto notifica en el papel el concepto empírico “rojo”.
A continuación, se reconstruye la experiencia del sujeto de laboratorio, a partir del
momento (iii), siguiendo el método de interpretación analítica.
iii. El ordenamiento espaciotemporal inmanente de la impresión
originaria
Un momento antes de que aparezca la ficha, el sujeto tiene percepción visual de un
fondo blanco. Los datos hyléticos visuales se distribuyen de manera uniforme en el
209
campo perceptual.204 Hay una homogeneidad en los datos hyléticos visuales que
constituye una fusión unitaria uniforme. El sujeto está a la expectativa de la primera
tarjeta.205 [El experimentador coloca la tarjeta frente a él]. Irrumpe el múltiple de
datos de la sensación: el dato de color “rojo” y la forma “rectangular”.206 La intrusión
instantánea del dato “rojo” se ordena por las síntesis temporales de sucesión y
simultaneidad. A la impresión actual del dato “blanco” la sigue la impresión de lo
“blanco” con lo “rojo” en simultaneidad. Coexisten las dos materias visuales de color
en el campo de la percepción. El fondo regular blanco se hunde en la retención.
Los datos hyléticos se ordenan espacialmente en unas coordenadas cuyo punto
cero es la posición del sujeto: el dato “rojo” encerrado en la forma “rectangular” está
en el “centro” del campo visual, el múltiple de datos “blancos” está en la “periferia”.
Los datos se ordenan localmente en una fusión a distancia (la primera síntesis de
homogeneidad). Ahora dato “rojo” y dato “blanco” son homogéneos en tanto datos
visuales y, específicamente, en tanto datos de color. Pero la homogeneidad se
rompe cuando actúa la primera síntesis de contraste. La concreción de los datos
“blancos” y “rojos” se diluye. El contraste separa y crea divergencia. La unión dada
por la afinidad visual se fragmenta en la extrañeza de colores. En la separación
cada dato de color ejerce su propia fuerza de atracción sobre el sujeto. El dato que
produce el contraste ejerce mayor fuerza de afección. El dato “rojo” sobresale en el
fondo blanco, marca una diferencia, produce contraste y, por consiguiente, se hace
prominente.207
iv. La aprehensión del sustrato de percepción
La impresión originaria fija su lugar temporal objetivo al determinarse su enlace con
los demás contenidos temporales de la conciencia. Ella se asocia con el pre-
Limito la explicación de la experiencia únicamente a su dimensión visual.
Omitiré la descripción de la intuitivización de la anticipación y su posterior cumplimiento o
decepción.
206 Para simplificar limitaré la descripción únicamente a los datos de color “rojo” y de forma
“rectangular”. Asimismo, omitiré la descripción de algunos perfiles del objeto, como el marco blanco
de la tarjeta.
207 La experiencia se reconstruye sobre la base de unas condiciones ideales. Se omiten los posibles
sentimientos sensibles que pudieran influir en la afección (el enamoramiento, aflicción, enfermedad,
entre otros).
204
205
210
conocimiento sedimentado del tipo “ficha”. La tipificación desencadena las
asociaciones anticipadoras que producen los perfiles no-vistos del objeto: su lado
posterior, su textura, su firmeza, su material, etcétera. Ahora el sujeto capta la ficha
en aprehensión simple. En una unidad monotética se ha constituido el sentido
objetivo de la ficha. La pregunta aquí es: ¿en esta operación el dato “rojo” se
aprehende como cualidad del objeto? No es cualidad, pues toda cualidad es una
determinación de un sustrato de percepción ─ascendiendo un escalón en la
estructura de la conciencia, toda cualidad es predicado de un sujeto de
predicación─.
No obstante, en la aprehensión simple hay una asociación entre los datos hyléticos
visuales y las cualidades de los sustratos de percepción sedimentados típicamente.
Esto es porque el enlace asociativo entre la impresión originaria y el tipo es un
enlace por semejanza y la semejanza no puede asociar otra cosa que los datos
hyléticos de la impresión originaria y las determinaciones de sentido típicamente
sedimentadas. Por eso la operación básica de la asociación es la evocación. La
impresión originaria evoca ─despierta, anima, le da vida nuevamente─ a
sedimentaciones típicas. Si no se evocara el color, no se evocaría tampoco la forma
─ y, ¿cómo sería eso?, ¿un objeto sin forma ni color?, ¿acaso lo podemos imaginar?
El sujeto de laboratorio abre enlaces asociativos entre su percepción auténtica de
la ficha, eso es, su forma y su color, con determinaciones de sentido particulares
del tipo “ficha”. Si aparece en la impresión originaria un múltiple de datos rojos, ellos
no evocan cualidades púrpuras; el dato “rojo” evoca sedimentaciones de cualidades
típicas rojas. Sin embargo, la evocación del tipo en la aprehensión simple no tiene
su origen en contenidos particulares del múltiple que coexiste en la impresión
originaria, como si cada uno de los datos de color evocara contenidos en el tipo,
pues la aprehensión simple capta al objeto como “totalidad”. La totalidad “ficha” ─en
su forma y su color─ es la que evoca el tipo “ficha”. Por consiguiente, el preconocimiento típico evocado no consiste en particularidades sedimentadas ─por
ejemplo, en cualidades de color sedimentadas─. El tipo evocado en la aprehensión
simple es una unidad que abarca, por así decir, una forma y un color. En la
211
aprehensión simple se evoca una sedimentación de color, pero como componente
implícito del tipo “ficha”.
v. El interés del sujeto.
La experiencia puede seguir por dos caminos diferentes: 1. El sujeto abandona el
sustrato “ficha” y orienta su atención en otra dirección, o 2. El sujeto mantiene el
interés en la ficha. Dada la situación en la que él se encuentra ─es decir, dado que
él es sujeto en un experimento de laboratorio e hizo el compromiso de realizar la
tarea asignada a cambio de unos créditos académicos; dado que él desea los
créditos y sabe que la única manera de conseguirlos es culminando el
experimento─, la primera opción no es realmente una opción para él. Eso significa
que el interés del sujeto está determinado por la situación en la que se encuentra.
Él está encadenado al experimento, por así decir, y, en ese momento de su
experiencia, está encadenado al sustrato de percepción “ficha”. La situación
también determina el curso de explicación del objeto. Puede que en este momento
sienta un deseo profundo ─un sentimiento sensible─ de conocer la textura de la
ficha o de saber si su lado posterior también es rojo. Puede que haya anticipado
típicamente un verde en la cara posterior y haya sembrado una duda que lo empuje
a querer agarrar la ficha con las manos y darle la vuelta. Todas estas son auténticas
posibilidades de interpretación.208 Pero aun cuando se diera alguna de estas
posibilidades, la fuerza de la imposición de la tarea del experimento sería más fuerte
y determinaría el interés del sujeto. Por lo tanto, el sujeto estará interesado en
determinar la cualidad de color de la ficha.
Aquí, sin embargo, se suponen (en el sentido que le da Husserl a este término) unas condiciones
ideales: una anticipación de un lado posterior que no afecta excesivamente, un sujeto que rige sus
emociones por la tarea asignada, etcétera. Deben suponerse pues los reportes de Rosch no
explicitan esta información. Como en todo acto interpretativo, aquí se construye un todo de algunas
de sus partes. Una interpretación más confiable debería tener más fragmentos auténticos. Esto se
puede lograr, por ejemplo, con entrevistas a profundidad al sujeto de laboratorio una vez terminado
el experimento. Pero como aquí no se cuenta con ese recurso, debe efectuarse la mejor
interpretación posible con base en la información dada.
208
212
vi. Aprehensión explicativa de la cualidad de color del sustrato “ficha”
El sujeto efectúa una aprehensión explicativa sobre el horizonte interno de la ficha.
Determina su cualidad de color. Capta la cualidad de color como en aprehensión
simple. Es decir, la cualidad de color aparece primero como una totalidad.209 La
primera percepción del color evoca un pre-conocimiento típico general. El tipo
evocado está dado en su más amplia generalidad (como cuando al captar un perro
en aprehensión simple se despierta el tipo general “perro”). En este caso se evoca
el tipo más general de “rojo”. Eso es, el “rojo en general”, aquel que comprende en
sí todas las especies de “rojo” ─tanto al rojo oscuro y como al rojo claro, tanto al
rojo-amarillo y como al rojo-purpura─. La explicación sigue su curso. Se producen
nuevas aprehensiones de la cualidad de color. El sujeto recibe nuevas impresiones
originarias de los datos de color que evocan sedimentaciones particulares del tipo
general “rojo”. Se desarrolla, así, un proceso de especificación del tipo. Este proceso
es semejante al que haríamos al determinar las cualidades del perro dado en
aprehensión simple. En ese caso nuevas impresiones evocarían tipos específicos
de “perro”: por ejemplo, las orejas puntiagudas, el hocico café y las manchas
amarillas en su pelaje evocarían las posesiones habituales específicas del tipo
“pastor alemán”.
El proceso de especificación se rige por las regularidades de la magnitud de
semejanzas y el número de momentos semejantes: las sedimentaciones evocadas
son aquellas que mantienen mayor afinidad y más momentos semejantes con las
determinaciones de la cualidad de color. De este modo, las determinaciones de la
cualidad de color ─las materias de tono, brillo y saturación y el enlace que
mantienen─ evocan sedimentaciones típicas específicas. Sin embargo, estas dos
regularidades no deben entenderse únicamente como relaciones entre datos
hyléticos o cualidades. La pluralidad de experiencias sedimentadas de las que se
compone un tipo también se organiza de acuerdo con estas dos regularidades. El
El proceso de explicación es una constante determinación de unidades generales. Véase la
siguiente descripción de Husserl de una aprehensión explicativa: “Así, por ejemplo, salta a los ojos
primeramente la coloración general de su superficie, su figura, luego una determinada parte del
objeto que se destaca, como el techo de la casa, después las propiedades particulares de esa parte,
como son el color, la figura, etcétera” (Husserl, 1980, p. 122).
209
213
tipo está compuesto de experiencias sedimentadas que se superponen (por la
semejanza que mantienen entre sí), y su extensión es la intensidad de semejanza
de tales experiencias. Tampoco deben entenderse los principios de magnitud de
semejanzas y de cantidad de momentos semejantes como regularidades que
actúan sólo sobre una dirección de especificidad. La especificación del proceso de
tipificación implica hallar semejanzas y diferencias entre el estímulo y los múltiples
tipos específicos que se incluyen en el tipo general “rojo”. Los principios de magnitud
de semejanzas y cantidad de momentos semejantes actúan sobre todos los tipos
específicos, pero en una doble dirección: al tiempo que precisan el tipo particular al
que se puede asociar el estímulo, también discriminan asociaciones con otros tipos.
Pero el proceso de especificación también depende de otra condición. Esta
condición tiene que ver con la estructura temporal de los tipos. Un tipo, ya general,
ya específico, es una sedimentación de determinaciones de sustratos. La estructura
de esas determinaciones se organiza en la dimensión temporal. En los textos
revisados de Husserl no hay una referencia específica del influjo de la dimensión
temporal en la estructura de los tipos, pero el análisis genético de la experiencia
revela el carácter de esta dimensión. El orden temporal de las estructuras típicas
hace referencia al lugar temporal objetivo que ocupa cada experiencia sedimentada
y a la distancia temporal entre ellas. La dimensión temporal juega un papel muy
importante en la estructura del tipo y en el proceso de tipificación en al menos los
siguientes dos sentidos: 1. Entre más amplia sea la distancia entre los lugares
temporales objetivos de las experiencias sedimentadas menor será la precisión de
la asociación ─pues cada experiencia pierde particularidades en su hundimiento
retencional y, por consiguiente, muchas de las particularidades hyléticas o
cualitativas que enlazan a las experiencias no van a coincidir entre sí─; 2. Si la
distancia entre los lugares temporales de las experiencias de un tipo es corta, pero
la distancia entre el conjunto total de experiencias del tipo y el momento actual es
larga, el tipo no va a ser tan claro al momento de efectuarse la apercepción
tipificante ─por ejemplo, un individuo tipificó en su infancia todos los personajes de
su serie de televisión favorita, cuando llegó a la adolescencia dejó de ver la serie y
en la adultez apenas si la recuerda: aquí los lugares temporales de las experiencias
214
sedimentadas no son distantes entre sí, pero la secuencia de experiencias que
constituyen el tipo se distancia mucho del momento actual y, por esa razón, el tipo
pierde claridad─.
Estas dos condiciones ─la asociación por semejanza entre las experiencias de un
tipo y su dimensión temporal─ determinan su grado de habitualidad. La gradación
de habitualidad tampoco es referida explícitamente por Husserl, pero el análisis
genético también permite dar cuenta de ella. Aquí, sin embargo, recurro a
evidencias lógicas. Utilizo aquí el término “habitualidad” en su sentido originario de
“costumbre”. ¿Cuándo un comportamiento, una palabra, un gesto, etcétera, se
convierte en hábito? Cuando tal comportamiento se realiza de manera frecuente.
Por ejemplo, en nuestra cultura el tipo de curso de acción de “cepillarse los dientes”
es mucho más habitual que el tipo de curso de acción de “meditar”, pues nos
cepillamos los dientes todos los días, y apenas estamos familiarizados con la
meditación. Lo mismo pasa con los tipos de sustratos. Por ejemplo, el tipo “perro”
es un tipo muy habitual, y el tipo “calamar” no lo es tanto. ¿Por qué el tipo “perro”
es más habitual que el tipo “calamar”? Las razones se encuentran en las dos
dimensiones de la estructura del tipo previamente mencionadas: 1. Mientras el tipo
“perro” está compuesto por una infinidad de experiencias superpuestas por su grado
de semejanza, la extensión y la afinidad de las experiencias que componen el tipo
“calamar” es menor; 2. La distancia entre los lugares temporales objetivos de las
experiencias de las que se compone el tipo es muy corta, pues cada vez que salimos
a la calle tenemos experiencias de ver perros y, por otro lado, sólo tenemos
experiencias de calamares en ocasiones especiales; 3. Por esa misma razón la
distancia entre los lugares temporales del complejo de experiencias sedimentadas
que constituyen el tipo y el momento actual es mínima en el caso del tipo “perro” y
grande en el caso del tipo “calamar”. Puede decirse, entonces, que el grado de
habitualidad de un tipo depende del número de experiencias sedimentadas, de la
intensidad de semejanza que mantienen y de la distancia entre los lugares
temporales objetivos que ocupan esas experiencias entre sí y con relación al
momento actual. Y como esas condiciones también determinan el grado de claridad
215
y de precisión del tipo, el grado de habitualidad de un tipo corresponde al nivel de
claridad y precisión de su constitución ─y, correlativamente, de la tipificación─.
El problema de la habitualidad del tipo es muy importante para la descripción de la
experiencia del sujeto de laboratorio, pues él determina la velocidad con la que se
lleva a cabo el proceso de apercepción tipificante de la siguiente manera: 1. Cuando
se asocia el perfil de un objeto dado actualmente a la percepción con un tipo
compuesto de varias experiencias cuya intensidad de semejanza es muy baja ─un
tipo disperso, por llamarlo así─, la cantidad de operaciones sintéticas es mayor,
pues los rasgos del perfil captados en aprehensión simple deben encontrar
semejanzas con experiencias que son muy desemejantes entre sí y eso implica
recorrer los contrastes entre las experiencias sedimentadas y asociarlos en
homogeneidad y heterogeneidad con el perfil del objeto; 2. Cuando se asocia el
perfil de un objeto dado actualmente a la percepción con un tipo cuya estructura
mantiene una gran distancia entre los lugares temporales objetivos de las
experiencias que lo componen, si bien la cantidad de síntesis asociativas puede no
ser tanta como en el caso de un tipo cuya distancia entre los lugares temporales
objetivos es corta, esas síntesis son más difíciles de realizar y, por consiguiente
tardan más tiempo. Esto es debido a que la síntesis debe, por así decir, recorrer
largas distancias en el flujo de conciencia y comparar objetos con diferentes niveles
de claridad. La razón por la que esos objetos presentan diferentes niveles de
claridad es que, a mayor profundidad de sedimentación en la retención, mayor es
también la cantidad de fragmentos que las experiencias pierden ─como el cometa
que atraviesa la atmosfera terrestre─. 3. Es por esta misma razón que cuando se
asocia el perfil de un objeto dado actualmente a la percepción con un tipo cuyo lugar
temporal objetivo mantiene una gran distancia con el momento actual ─por ejemplo,
el hombre de 80 años que recuerda un tipo constituido en la infancia─, las síntesis
de asociación son más difíciles de efectuar y tardan más tiempo. Pues el hombre
del ejemplo debe excavar, por así decir, en las profundidades de la conciencia y ver
las particularidades de un objeto que, por su lugar remoto, no aparece con un alto
nivel de claridad. 4. La complejidad y el tiempo de las síntesis de asociación
realizadas en las cuatro situaciones anteriores se complejiza cuando la cantidad de
216
experiencias sedimentadas que componen el tipo es mayor o menor: en cualquiera
de los tres casos, al ser mayor el número de experiencias que componen un tipo,
mayor será también la cantidad de síntesis de asociación y, por ende, mayor será
el tiempo que toma realizar el proceso de tipificación.
¿Cuándo concluye el proceso de especificación del tipo? No puede concluir en la
más precisa especificidad, pues ese tipo no definiría la cualidad de color. Sería
como decir: “la cualidad de color de la ficha corresponde al tipo de color ‘rojo
50.326.417’”; sería como definir el cabello de un hombre por el concretum de dos
de sus cabellos. La especificación debe concluir mucho antes. La pregunta es: ¿qué
determina el nivel especificidad del proceso de tipificación? Lo primero que debe
decirse es que no hay algo así como un grado de especificidad determinado para
todos los tipos. Pues la extensión de los tipos específicos depende del grado de
habitualidad de un tipo. Pero más allá de eso, la regularidad que rige el proceso de
especificación del tipo es el interés: los límites del proceso de especificación de la
generalidad se definen por el interés práctico del sujeto. Cuando el grado de
especificidad deja de ser útil para definir la cualidad de acuerdo con unos intereses
prácticos, el proceso concluye. El ejemplo más claro es el del biólogo que contempla
un árbol: si lo contempla en su papel de biólogo, seguramente querrá determinar la
especie particular de árbol que tiene frente a él; pero si lo contempla en su papel de
padre de familia, por ejemplo, si busca una buena sombra para disfrutar el día de
campo con sus hijos, seguramente lo determinará como “árbol frondoso” y no le
importará conocer su especie precisa. De manera análoga, el sujeto de laboratorio
interrumpe la especificación cuando el tipo satisface su interés práctico, o sea, su
interés de nombrar la cualidad de la ficha.
vii. Objetivación espontánea de la percepción
La experiencia sigue orientada por el interés que impone la situación. El sujeto no
sigue determinando las demás particularidades del sustrato “ficha” o recorriendo
nuevos sustratos en posteriores experiencias de precepción. Él abandona el ámbito
de la receptividad: no percibe más ─ni recuerda, ni imagina─. Ahora debe pensar.
Aprehende en síntesis activas el sustrato “ficha” determinado como “rojo-rojo” en el
217
juicio general “la ficha es roja-roja”. En operaciones de conciencia enlazadas,
aprehende dos objetividades de la espontaneidad: 1. el estado de cosas “la ficha es
roja-roja”, y 2. El concepto empírico “rojo-rojo”. Este concepto, por supuesto, es la
aprehensión temática del tipo enlazado a la cualidad de color del sustrato “ficha”.
viii. Expresión del concepto empírico “rojo-rojo”
El concepto empírico “rojo-rojo” responde la pregunta acerca de lo que es la
cualidad de color de la ficha. Esa, sin embargo, no es la pregunta que se le ha
pedido responder. La instrucción ha sido clara: escriba cómo llamaría a ese color.
¿Cómo llamaría o nombraría esa cualidad?, ¿cómo nombraría a la cualidad que ha
sintetizado en el concepto empírico “rojo-rojo”? La experiencia del sujeto termina
con la expresión del concepto empírico en una notificación lingüística, cuyo
componente físicamente perceptible es la palabra escrita “rojo-rojo”210. El sujeto
enlaza la significación (el concepto empírico “rojo-rojo”) con el signo escrito “rojo”,
después toma el lápiz y escribe la palabra “rojo-rojo” en la hoja.
c. Lectura fenomenológica de los resultados
Los resultados empíricos del experimento muestran que la latencia de respuesta de
los colores focales fue significativamente menor que la de los colores internominales
y los colores límite. ¿Fenomenológicamente qué mide el indicador tiempo de
latencia? Todas las operaciones de conciencia implicadas en la experiencia del
sujeto de laboratorio, desde el momento en que aparece la ficha (momento iii) hasta
el momento en que el sujeto realiza el primer trazo sobre la hoja (momento viii).
¿Qué operaciones de conciencia marcan la diferencia de tiempo de latencia entre
los colores focales y los colores internominales y límite? Sigamos el curso normal
de la experiencia y busquemos las diferencias que marcan los tres estímulos de
color.
Rosch expone algunos ejemplos de las expresiones en el caso del experimento de Berlin y Kay:
“el rojo focal recibió nombres tales como “escarlata”, “rojo medianamente oscuro” y “rojo verdadero”
(Rosch Heider, 1972, p. 12)
210
218
iii. Diferencia de operaciones en la coexistencia de la impresión
originaria
La asociación de los datos hyléticos de color se efectúa en operaciones que enlazan
momentos presentes. La función principal de las síntesis de homogeneidad y
heterogeneidad en esta operación es enlazar lo semejante y diferenciar lo
desemejante en el momento actual. ¿Qué diferencia hay en el enlace de los datos
de color de los tres estímulos?
Podría pensarse que la cantidad de datos de la sensación o la cantidad de síntesis
de asociación cambia en cada estímulo. Por ejemplo, que en el “rojo límite de baja
saturación” la extensión de los datos fuera mayor debido a su cantidad de “gris”, o
que en ese mismo estímulo hubiese más síntesis de homogeneidad y
heterogeneidad al efectuarse las asociaciones entre el brillo, la saturación y el tono.
En cuanto a lo primero debe decirse que la extensión de los datos hyléticos de color
es la misma en los tres estímulos, pues lo que cambia no es la cantidad de materia
sino la proporción en que se distribuye: que en el “rojo límite de baja saturación”
haya mayor cantidad de “gris” y menor cantidad de “rojo” no quiere decir que la
extensión de los datos de color sea mayor que en el “rojo focal”, donde hay mayor
cantidad de “rojo” y menor cantidad de “gris”; el cambio sólo indica una diferencia
en la proporción en que está distribuida la materia. La extensión de los datos de
color de los tres estímulos es la misma, porque la extensión de la forma es idéntica
en cada uno de ellos.211
En cuanto a lo segundo, la extensión de las síntesis de homogeneidad y
heterogeneidad es la misma en los estímulos focales, internominales y límite, pues
en ellos se están asociando las mismas clases de particularidades: el tono, el brillo
y la saturación. Aquí debe recordarse que la asociación es una operación que abre
nexos y que los nexos sólo pueden establecerse entre contenidos. Si hubiera más
contenidos o contenidos de más clases, las asociaciones serían mayores, pero en
211 Esto acontece de acuerdo con una regularidad de la conciencia que estipula que la forma
determina las modificaciones del color. Véase (Husserl, 1997b, párr. 78).
219
este caso sólo hay un cambio de proporción entre los mismos tres tipos de materia
y, por consiguiente, no hay una diferencia en el número de síntesis de asociación.
Hay un cambio muy pequeño en el “rojo internominal”. Pues en ese estímulo hay un
cuarto componente hylético: el “tono amarillo”. Aquí sí se puede hablar de un
aumento de la materia y, por ende, de un aumento en las síntesis de asociación.
Pero al tratarse de un estímulo de constitución uniforme y de un nivel de conciencia
tan básico ─pues aquí las síntesis de asociación se efectúan en el menor tiempo─
este cambio apenas se vería reflejado en los diferentes tiempos de latencia. Si la
diferencia entre uno y otro estímulo fuera que el primero es una ficha “roja”, el
segundo es una pintura de Jackson Pollock y el tercero una foto de la ciudad de
Colonia, la diferencia en las síntesis de homogeneidad y heterogeneidad sería
considerable, pues aumentarían en un alto número tanto la extensión de los datos
de color como las síntesis de asociación. En ese caso, las diferencias en las
operaciones que dan ordenamiento a la materia hylética se verían reflejadas en el
tiempo de latencia. Pero la adición del tono “amarillo” no es suficiente para mostrar
una diferencia considerable en la medida de tiempo.
iv. Diferencia de operaciones en la aprehensión del sustrato de
percepción
El tipo con el que se asocia la impresión originaria en la aprehensión simple contiene
implícitas las sedimentaciones de color. La aprehensión simple no evoca
propiamente el contenido típico de color. Por lo tanto, ella no implica más o menos
operaciones de conciencia para los tres estímulos.
v. Diferencia en el interés del sujeto
El interés del sujeto no cambia con los estímulos, porque el interés está determinado
por la generalidad de una misma tarea. En los tres casos se le pide al sujeto nombrar
el color de la ficha sin importar qué color aparezca.
220
vi. Diferencia en la aprehensión explicativa de la cualidad de color del
sustrato “ficha”
El experimento 1 y su lectura fenomenológica han mostrado que los colores focales
son aquellos que mantienen mayor afinidad con el núcleo del concepto señalado
por el término general de color. Por ejemplo, el “rojo focal” mantiene mayor grado
de semejanza con el núcleo del concepto general “rojo”. Aquí el grado de semejanza
señala un mayor grado de magnitud de semejanza y un mayor número de
momentos semejantes. Allí también se vio que el sujeto determina este grado de
semejanza mediante la efectuación de síntesis de semejanza entre los
componentes del estímulo y los componentes de conceptos generales diferentes al
“rojo”. Esto tiene una consecuencia: como el estímulo focal no encuentra tantas
semejanzas con otros conceptos de color, el sujeto no tiene que realizar tantas
síntesis de asociación como lo haría con estímulos cuya composición sí encuentra
afinidad con otros conceptos generales de color.
Dado que en el experimento 2 los colores internominales son “fichas escogidas de
los centros de aquellas áreas en las que ninguna ficha había sido designada como
el mejor ejemplo del nombre de un color básico por ningún idioma” (Rosch Heider,
1972, p. 13), y los colores límite son “colores adyacentes a un grupo focal, en un
lado, [y] con un área internominal o borde de matriz, en el otro lado” (Rosch Heider,
1972, p. 13); es decir, dado que los colores internominales y límite no son “buenos
ejemplos” del concepto de color “rojo”, de ahí se sigue que el sujeto encuentra
mayores afinidades entre el contenido de esos estímulos y conceptos de color
diferentes al concepto empírico “rojo” ─y, por consiguiente, menor afinidad entre
estos estímulos y el núcleo del concepto empírico “rojo”─.
Al razonamiento anterior se le objetará que en el apartado (I. 3. c. iii) de este capítulo
se afirmó que no había ninguna diferencia considerable en la composición de las
cualidades de color de los tres tipos de estímulo y que, por esa razón, quedaría
excluida la posibilidad de que uno de esos tres tipos de estímulo encontrara más
afinidades con conceptos de color diferentes al concepto “rojo”. A esto se responde
diciendo que, aunque sea cierto que no hay diferencias considerables en la
221
extensión total de la materia de los tres tipos de estímulo, sí hay una diferencia
considerable en la proporción en que está dada esa materia y que por esa diferencia
de proporción es que se dan las diferencias en la cantidad y la calidad de las síntesis
de asociación que constituyen el proceso de tipificación. En una explicación
simplificada, los estímulos focales y límite se componen de un único tono y
variaciones en brillo y saturación y, por lo tanto, no hay posibilidad de que ocurran
cambios en las asociaciones con otros tonos. Pero los estímulos límite, dado su
grado de brillo y de saturación, encuentran múltiples afinidades con los conceptos
de “blanco” o “negro” y de “gris” y, correlativamente, menos afinidades con el núcleo
del concepto empírico “rojo” (que se encuentra lejos del gris y en un lugar intermedio
entre el “negro” y el “blanco”). En el caso del “rojo internominal” la cantidad de las
síntesis de asociación es mayor, pues por su contenido “amarillo” sí presenta una
variación de tono respecto de los otros dos tipos de estímulos y, por lo tanto,
encuentra asociaciones con el concepto general de “amarillo”.
Una de las razones por las que el tiempo de latencia es mayor en los estímulos
internominales y límite es, entonces, la mayor cantidad de síntesis de asociación
que se efectúan en el proceso de especificación del tipo con el que se asocia la
cualidad de color de estos estímulos.
A esta razón debe sumársele la posibilidad de otra. Es posible que el tiempo de
latencia también señale el grado de habitualidad del tipo. Podría pensarse, por
ejemplo, que la constitución del “rojo focal” es tal que, si se lo compara con el “rojo
internominal” y los “rojos límite”, el múltiple de experiencias que lo componen tienen
un mayor grado de intensidad de semejanza, una mayor cantidad de momentos
semejantes y una distancia menor entre lugares temporales objetivos de las
experiencias sedimentadas y entre esos lugares temporales y el momento actual.
Eso querría decir que el tipo de “rojo focal” se ha aparecido más veces en la vida
del sujeto con mayor intensidad de semejanza y de manera más frecuente que los
rojos internominales y límite. Pero esta es sólo una posibilidad porque ni el
experimento ni su lectura fenomenológica muestran evidencia segura que la
confirme ─al menos en el ámbito de la plena receptividad─
222
vii. Diferencia en la objetivación espontánea de la percepción
Ni la aprehensión del estado de cosas, ni la aprehensión del concepto empírico de
color representan nuevas diferencias temporales en los tres estímulos de color,
pues en ambos casos sólo se aprehende activamente aquello que ya fue
aprehendido de manera pasiva y, si en este nivel hubiese una diferencia temporal
entre los tres estímulos de color, replicaría las diferencias de los niveles anteriores
─pues en la aprehensión espontánea del estado de cosas se vuelve la mirada a la
síntesis de coincidencia entre sustrato y determinación (y eso implica volver la
mirada al proceso de tipificación de la determinación) y el concepto empírico de
color es la aprehensión del tipo específico con el que se asocia la cualidad de color
de la ficha─.
viii. Diferencia en la expresión del concepto empírico de color
La expresión de los conceptos empíricos de color correspondientes a los estímulos
focales, internominales y límite podría implicar una diferencia temporal.Esta posible
diferencia se puede plantear en los siguientes enunciados:
1. El estudio de Berlin y Kay le pide al sujeto de laboratorio que mencione los
términos básicos de color en su propio idioma. En los sujetos occidentales el sujeto
enuncia términos como “rojo”, “verde”, “amarillo”, “azul” o “morado”, entre otros.
¿Qué diferencia cognitivamente a los términos básicos de términos secundarios
como “escarlata”, “esmeralda”, “ocre” o “índigo”? La respuesta podría hallarse en el
grado de habitualidad de esos términos. Aquí la expresión “grado de habitualidad”
se utiliza en un sentido amplio y señala la frecuencia o regularidad con la que un
sujeto promedio de una cultura específica realiza un comportamiento ─que en este
caso es usar unas palabras─. El que los “términos básicos de color” sean más
habituales que los términos secundarios se prueba en que la frecuencia de su uso
sea mayor. El Corpus of Contemporary American English212 muestra el grado de
frecuencia de las palabras en el inglés de Los Estados Unidos. En esa recopilación,
El Corpus of Contemporary American English es un archivo que recopila más de 560 millones de
palabras de alrededor de 220,225 textos. Fue creado por el lingüista Mark Davis en la Brigham Young
University. Se puede consultar en la siguiente página web: https://www.english-corpora.org
212
223
la palabra “red” se repite 119.610 veces y la palabra “scarlet” sólo 2.682 veces; la
palabra “green” se repite 93.077 veces y la palabra “olive” 15.890. 213 Lo mismo
acontece con otros términos de colores básicos y secundarios. Esta prueba soporta
la tesis de que los términos de color básicos tienen mayor grado de habitualidad
que los términos de color secundarios.
2. Si todo término es un instrumento para expresar conceptos, el grado de
habitualidad de los términos no señala una condición del término en sí mismo, sino
del concepto. Es decir, el grado de habitualidad de los términos señala en realidad
el grado de habitualidad de los conceptos empíricos.
3. Si un término básico de color señala un concepto general de color y si el núcleo
de ese concepto se asemeja más a los colores focales, de ahí se seguiría que esos
colores hallarían conexión con un término más habitual que los términos
correspondientes a los colores internominales y límite y, por consiguiente, el sujeto
tardaría menos tiempo en asociar el concepto con un signo lingüístico.
Este razonamiento tendría el siguiente corolario: como todo concepto empírico es
la aprehensión de un tipo, el grado de habitualidad de los términos que señalan los
conceptos también señalaría el grado de habitualidad de los tipos y como el
razonamiento anterior nos ha llevado a establecer la posibilidad de que los
conceptos empíricos focales sean más habituales que los internominales y límite,
de ahí se seguiría que los tipos específicos correspondientes a los estímulos focales
tienen un grado más elevado de habitualidad que los internominales y límite ─con
lo cual se hallaría una prueba de que la diferencia del grado de habitualidad de los
tipos también se ve reflejada en el tiempo de latencia─.
De cualquier manera, estos razonamientos no son una evidencia confiable para
considerar que el grado de habitualidad de los tipos y la expresión de los conceptos
Debe tenerse en cuenta que estos datos no están discriminados por el contexto. Así, el término
“scarlet” pudo haberse usado para señalar el color o la tela y el término “olive” para señalar el color,
la fruta o el árbol. Por ende, la frecuencia de estos dos términos es mucho menor en cuanto referida
únicamente al color.
213
224
empíricos ─particularmente, la asociación del concepto con un signo lingüístico─ se
ve reflejado en el tiempo de latencia.
4. Conclusión
En el experimento 1 de Universals in color naming and memory se han definido por
la variable de saturación a las áreas prototípicas de las categorías de color. La
evidencia empírica que soporta este hallazgo se encuentra en el hecho de que los
sujetos han identificado unas fichas como los mejores ejemplos de unas categorías
de color. Rosch, sin embargo, no dice por qué esas áreas de los colores son mejores
que otras. La interpretación genética de la experiencia del sujeto y la lectura
fenomenológica de los resultados muestra que, cuando el sujeto lleva a cabo la
tarea de seleccionar los mejores ejemplos de la categoría de color, su experiencia
consiste en una secuencia de síntesis pasivas de asociación por medio de las
cuales se identifican los grados de semejanza que mantiene cada uno de los
estímulos de la matriz con el núcleo del concepto empírico de color ─y,
correlativamente, los grados de contraste de los estímulos de la matriz con las
determinaciones de otros conceptos empíricos de color del mismo nivel de
generalidad─. El que un miembro de la matriz sea mejor que otro quiere decir que
él mantiene mayores grados de semejanza con el núcleo de la categoría de color y
mayores contrastes con las determinaciones de otros conceptos empíricos de color
del mismo nivel de generalidad.
Por consiguiente, a la pregunta ¿existe alguna relación entre los procesos y
fenómenos encontrados por Rosch en sus estudios sobre el grado de prototipicidad
de las categorías y los hallazgos de Husserl acerca del origen de las generalidades
de nivel superior? debe responderse que aquellos fenómenos que Rosch ha
denominado prototipos son, en buena medida, los fenómenos de la conciencia
referidos al núcleo de las generalidades de color de nivel superior encontradas por
Husserl.
De lo anterior se puede concluir que el término “prototipo” señala procesos y
fenómenos del núcleo de los conceptos empíricos. Pero como a estos resultados
225
se ha llegado mediante operaciones de la receptividad, puede decirse también que
las asociaciones halladas en el experimento señalan también procesos y
fenómenos de la receptividad que corresponden a operaciones de tipificación. El
problema para establecer un diálogo entre la lectura del experimento de Rosch y la
lectura fenomenológica es que Rosch no hace una distinción entre procesos y
operaciones de la receptividad y de la espontaneidad. Ella los incluye a todos en los
rótulos “categoría” y “categorización”. Pero la reconstrucción analítica de la
experiencia muestra que el sujeto realiza operaciones de la sensibilidad y del
entendimiento. A la pregunta concreta de qué es lo que miden los resultados del
experimento puede responderse que, fenomenológicamente, son conceptos
empíricos. Pero el análisis fenomenológico muestra que la experiencia es mucho
más compleja, pues se trata de operaciones receptivas y espontáneas.
La interpretación genética de la experiencia del sujeto y la lectura fenomenológica
de los resultados del experimento 2 de Universals in color naming and memory
muestra que una de las razones por las que el sujeto tarda más tiempo para codificar
los estímulos de colores internominales y límite es que para encontrar el tipo que
corresponde a cada uno de esos estímulos debe realizar más operaciones de
conciencia de las que realiza para tipificar los colores focales. Dada la proporción
en que está distribuida la materia de los estímulos internominales y límite, el sujeto
debe efectuar más síntesis de contraste en el proceso de especificación del tipo. En
el caso de los colores focales no ocurre esto porque su contenido encuentra
semejanzas inmediatas con el núcleo de un concepto general. Por consiguiente, el
segundo experimento también mide operaciones de asociación entre los estímulos
y los núcleos de los tipos que después de aprehenderse activamente señalan
asociaciones entre los estímulos y los núcleos de los conceptos empíricos.
226
II. Los parecidos de familia y las síntesis de
asociación
En esta sección se responde la segunda pregunta específica del estudio, a saber:
¿existe alguna relación entre los procesos y fenómenos hallados por Rosch en sus
estudios sobre el principio de los parecidos de familia y los procesos y fenómenos
hallados por Husserl en sus estudios sobre el papel de las síntesis de asociación en
la constitución de los tipos?
1. Introducción
En la primera etapa de su programa de investigación, Rosch trabajó únicamente
con categorías perceptuales, es decir, categorías que clasifican estímulos
inmediatos de percepción, como el color y la forma. Pero después, en la segunda
etapa de su programa de investigación, extendió su objeto de estudio a las
categorías semánticas, o sea, categorías que clasifican los objetos del mundo (los
animales, los muebles, los objetos naturales y los artefactos en general). El
resultado fue el mismo: las categorías semánticas se organizan en una estructura
interna de centro-periferia alrededor del prototipo de la categoría.
En la tercera etapa de su programa de investigación, Rosch ya no se pregunta
únicamente por lo que es y por cómo es la estructura interna de las categorías, sino
que extiende su problema de investigación hacia una dimensión originaria o
generativa. Ella ahora quiere saber qué principios gobiernan la formación de la
estructura interna de las categorías. Family resemblances: Studies in the internal
structure of categories (1975) es uno de los primeros estudios de Rosch que busca
resolver este problema. Allí Rosch et al. tratan de probar empíricamente la tesis de
los parecidos de familia de Wittgenstein. Según Wittgenstein
los referentes de una palabra no necesitan tener elementos comunes para
que la palabra sea entendida y usada en el funcionamiento normal de un
227
idioma. Él sugirió, en lugar de eso, que un parecido de familia puede ser lo
que vincule los varios referentes de una palabra. Una relación de parecido de
familia consiste en un conjunto de ítems de la forma AB, BC, CD, DE. Eso
es, cada ítem tiene al menos uno, y probablemente varios, elementos en
común con uno o más [de los] otros ítems, pero ninguno o pocos elementos
son comunes a todos los ítems (Rosch & Mervis, 1975, p. 575).
Con base en esta idea, Rosch formula la siguiente hipótesis para el estudio:
La hipótesis básica fue que los miembros de una categoría vienen a ser vistos
como prototípicos de la categoría como un todo en proporción a la extensión
con la que mantienen un parecido de familia con otros miembros de la
categoría ([es decir] tienen atributos que se superponen a los de [los otros
miembros de la categoría]). Por el contrario, los elementos vistos como los
más prototípicos de una categoría serán aquellos con menos parecido
familiar o membresía a otras categorías (Rosch & Mervis, 1975, p. 575).
El estudio realiza dos tipos de experimentos. En el primer tipo se les pide a los
sujetos hacer una lista de los atributos de unas categorías. Esas categorías habían
sido clasificadas por su nivel de prototipicidad en un estudio previo (1975a). El
propósito del experimento era establecer correlaciones entre el nivel de
prototipicidad de las categorías y “la extensión de la distribución de los atributos de
un ítem entre los demás ítems de la categoría” (Rosch & Mervis, 1975, p. 573). En
el segundo tipo de experimentos se les pide a los sujetos hacer una lista de las
categorías superordinadas a la que pertenecen los miembros de una categoría y
luego hacer una lista de los atributos de los miembros de categorías opuestas o
contrarias (Rosch & Mervis, 1975, p. 573). Estos experimentos fueron realizados
con categorías superordinadas y categorías de nivel básico.214 Aquí sólo se realizará
la lectura fenomenológica de los experimentos sobre categorías superordinadas.
En el estudio también se toman por objeto categorías artificiales para realizar mediciones
específicas de tiempo de reacción y aprendizaje, entre otras. Véase (Rosch & Mervis, 1975, pp. 591–
598).
214
228
Pero como estos dos experimentos se basan en un experimento que determinó el
grado de prototipicidad de los miembros de algunas categorías superordinadas, se
presentarán primero los hallazgos de ese experimento y se realizará la
reconstrucción analítica de la experiencia del sujeto y la lectura fenomenológica de
sus resultados.
2. Experimento 1. El grado de prototipicidad de una
categoría
a. Descripción del experimento
i. La hipótesis
El propósito de este experimento es recolectar datos normativos confiables acerca
de las “clasificaciones [de los sujetos] acerca de la extensión con la que ejemplos
de categorías semánticas [superordinadas] representan su idea o imagen del
significado del nombre de la categoría” (Rosch, 1975a, p. 197). En este experimento
Rosch asocia la extensión en la que unos ejemplos de categorías superordinadas
representan mejor la idea o imagen de la categoría superordinada con la tesis de
los prototipos: el miembro más prototípico de una categoría semántica
superordinada será aquel que represente mejor la idea o la imagen de tal categoría.
La hipótesis del experimento es que las categorías semánticas tienen una estructura
interna de centro-periferia, en cuyo centro se encuentran los miembros más
prototípicos de las categorías.
ii. Los sujetos
Los sujetos fueron estudiantes en tres clases de psicología que completaron
los formularios de clasificación como parte de su trabajo de clase. En una
hoja frontal, los sujetos enumeraron su país de nacimiento y el país o estados
en los que habían vivido desde su nacimiento. Los sujetos que no eran
hablantes nativos de inglés o que no completaron los formularios fueron
229
eliminados del estudio. El análisis se basó en las formas de los 209 sujetos
restantes (Rosch, 1975a, p. 198).
iii. El estímulo
Se escogieron 10 de las categorías superordinadas más concretas y de uso más
común en el idioma inglés.215 Las categorías fueron “fruta”, “ave”, “vehículo”,
“vegetal”, “deporte”, “herramienta”, “juguete”, “mueble”, “arma” y “ropa”. De cada una
de las categorías se escogió un número de ejemplos que oscilaba entre los 50 y los
60 miembros (Rosch, 1975a, p. 198). El estímulo consistía en una hoja que tenía
escrito el nombre de la categoría superordinada en la parte superior y bajo él la lista
de todos los 50-60 miembros. Al costado derecho de cada miembro había un
espacio en blanco para clasificarlo de acuerdo con el grado en que representaba la
imagen o idea de la categoría superordinada.
iv. El procedimiento
Se le entregaba la hoja al sujeto y se le pedía que clasificara en una escala de uno
a siete el grado en que consideraba que cada miembro representaba su imagen o
idea de la categoría superordinada. La instrucción precisa fue la siguiente:
Este estudio tiene que ver con lo que tenemos en mente cuando usamos
palabras que se refieren a categorías. Tomemos la palabra rojo como
ejemplo. Cierre los ojos e imagine un verdadero rojo. Ahora imagine un rojo
anaranjado... imagine un rojo púrpura. Aunque todavía podría nombrar el rojo
anaranjado o el rojo púrpura con el término rojo, no son tan buenos ejemplos
de rojo (como casos claros de lo que se refiere el rojo) como el claro rojo
"verdadero". En resumen, algunos rojos son más rojos que otros. Lo mismo
es cierto para otros tipos de categorías. Piense en perros. Todos ustedes
tienen alguna noción de lo que es un "perro real", un "perro perruno [doggy
dog]". Para mí, un perro perdiguero o un pastor alemán es un perro muy
perruno, mientras que un pequinés es un perro menos perruno. Tenga en
Para los detalles de la determinación del grado de frecuencia y del grado de concretes, véase
(Rosch, 1975a, p. 198).
215
230
cuenta que este tipo de juicio no tiene nada que ver con lo mucho que le
gusta la cosa; puede que le guste un rojo púrpura más que un rojo verdadero,
pero aun así reconoce que el color que le gusta no es un rojo verdadero. Es
posible que prefiera tener un pequinés sin pensar que es la raza que mejor
representa lo que la gente entiende por perrunidad [doggyness].
En este formulario, se le pide que juzgue qué tan bueno es un ejemplo de
una categoría de varias instancias de la categoría. En la parte superior de la
página está el nombre de una categoría. Debajo están los nombres de
algunos miembros de la categoría. Después de cada miembro hay un espacio
en blanco. Debe calificar qué tan bueno es un ejemplo de la categoría [con]
cada miembro en una escala de 7 puntos. Un 1 significa que siente que el
miembro es un muy buen ejemplo de su idea de cuál es la categoría. Un 7
significa que siente que el miembro encaja muy mal con su idea o imagen de
la categoría (o que no es miembro en absoluto). Un 4 significa que siente que
el miembro se ajusta moderadamente bien. Por ejemplo, uno de los
miembros de la categoría fruta es la manzana. Si manzana encaja bien con
su idea o imagen de fruta, debería poner un 1 después; si manzana encaja
muy mal con su idea de fruta, pondrías un 7 después; un 4 indicaría un ajuste
moderado. Use los otros números de la escala de 7 puntos para indicar juicios
intermedios.
No se preocupe [acerca de] por qué siente que algo es o no un buen ejemplo
de la categoría. Y no se preocupe si solo usted o las personas en general se
sienten así. Solo márquelo como lo ve (Rosch, 1975a, p. 198).
v. Los resultados
Rosch presentó tablas de las clasificaciones de todas las categorías. Pero para el
análisis fenomenológico del experimento tomaré en cuenta únicamente la categoría
“mueble”. En la tabla 6 se pueden ver los resultados de clasificación para esa
categoría. Las demás tablas se pueden ver en el Apéndice 1 de Cognitive
representations of semantic categories (Rosch, 1975a).
231
Tabla 6. Clasificaciones del grado de calidad del ejemplo de los ítems de la categoría mueble hallados
en Cognitive representations of semantic categories.
Para comprobar la confiabilidad de los datos, Rosch hizo correlaciones de
Spearman y Pearson entre tres variables:
(a) entre mitades divididas de la muestra de sujetos divididos al azar, (b) entre
sujetos que calificaron las dos órdenes de artículos diferentes, y (c) entre
sujetos que habían vivido predominantemente en la costa oeste (n = 131)
versus la costa este (n = 78) de Los Estados Unidos (Rosch, 1975a, p. 198).
Todas las correlaciones mostraron resultados iguales o mayores a 0.92. Los
resultados muestran que hubo un gran acuerdo entre los sujetos acerca de las
clasificaciones, particularmente en los ítems clasificados como buenos ejemplos:
232
“por ejemplo, para 9 de las 10 categorías, el 95% de los sujetos acordaron dar al
ítem con el mejor ejemplo promedio que calificara la misma puntuación, la de 1”
(Rosch, 1975a, p. 198).
Los datos recolectados permitieron concluir que las categorías semánticas tienen
una estructura interna por dos razones:
(a) Los sujetos consideran que es una tarea significativa calificar a los
miembros de tales categorías de acuerdo con lo bien que se ajustan a la idea
o imagen del sujeto del significado del nombre de la categoría y (b) existe un
alto acuerdo entre los sujetos con respecto a estas clasificaciones (Rosch,
1975a, p. 198).
b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio
La experiencia del sujeto de laboratorio se puede dividir en los siguientes cuatro
momentos:
i. El sujeto aprehende comprensivamente la instrucción del experimentador
ii. El sujeto efectúa síntesis pasivas de asociación entre el concepto general y el
concepto específico.
iii. El sujeto aprehende activamente las síntesis pasivas de asociación efectuadas
en el momento (ii).
iv. El sujeto notifica la aprehensión espontánea realizada en el momento (iii)
i. Aprehensión comprensiva de la instrucción
Dada la extensión de la instrucción, la interpretación de las operaciones de
aprehensión comprensiva va a omitir los detalles de algunos componentes
secundarios. Para eso se divide la instrucción en tres partes: 1. Evocación del
concepto general “rojo” y de las asociaciones con algunos de sus conceptos
específicos; 2. Evocación del concepto general “perro” y de las asociaciones con
algunos de sus conceptos específicos; 3. Explicación de la tarea del experimento; y
233
4. Advertencia final. Aquí supondré que el experimentador lee la instrucción en voz
alta frente al grupo de sujetos.
1. Comenzaré la reconstrucción de la experiencia desde el momento en que
aparece el concepto general “rojo”. Cuando el experimentador dice: “Tomemos la
palabra rojo como ejemplo”, la palabra “rojo” evoca, en un acto de aprehensión
significativa, el concepto general de “rojo”. Después el experimentador dice: “Cierre
los ojos e imagine un verdadero rojo”. El sujeto abre un vínculo entre el concepto
general de “rojo” y el concepto específico de “verdadero rojo”. Se detiene en la
significación de la expresión “verdadero rojo” e intuitiviza su contenido en una
experiencia de imaginación. Evoca, así, un múltiple de experiencias sedimentadas
del concepto “verdadero rojo” ─primero como pluralidad indeterminada, y después
en la determinación de las experiencias sedimentadas que resaltan─. Se establece
un vínculo entre el concepto “verdadero rojo” y el núcleo del concepto general de
“rojo” en virtud del predicado “verdadero”. Esto es porque el predicado “verdadero”
cumple aquí la misma función que el predicado “bueno” en el experimento 1 de
Universals in color naming and memory. El sujeto no puede definir el significado de
lo verdadero, de lo auténtico o de lo bueno, pero puede comprender su significado.
La comprensión aquí es la evocación receptiva de aquella parte de la generalidad
que no se ha mezclado con otros colores, y eso no es otra cosa que el núcleo del
concepto “rojo”. El vínculo entre el concepto “rojo verdadero” y el núcleo del
concepto “rojo” se fortalece cuando el experimentador expresa nuevos conceptos
específicos de color “rojo”: “Ahora imagine un rojo anaranjado... imagine un rojo
púrpura”. A partir de este punto, la experiencia del sujeto acontece de manera
semejante a la experiencia del sujeto del experimento presentado en el apartado (I.
2. c) de este capítulo. El sujeto evoca los conceptos “rojo anaranjado” y “rojo
púrpura” e inmediatamente abre asociaciones por semejanza entre ellos y los
conceptos “verdadero rojo” y “rojo” general. Al mismo tiempo encuentra diferencias
o contrastes entre los conceptos. El sujeto efectúa una “comparación” de los
contenidos intuitivizados de los cuatro conceptos mediante operaciones pasivas.
Los contrastes entre los conceptos específicos de “rojo” abren conexiones entre los
conceptos “rojo anaranjado” y “rojo púrpura” y otros conceptos generales de color.
234
Por ejemplo, el “rojo púrpura” encuentra un contraste con el concepto de “verdadero
rojo” por el tono púrpura y ese contraste abre una conexión entre el concepto de
“rojo púrpura” y el concepto general de “púrpura”.216 Por otro lado, el tono “verdadero
rojo” no establece tales asociaciones con otros conceptos generales de color, sino
que mantiene su conexión con el núcleo del concepto “rojo” y fortalece el vínculo
con él.
El experimentador enuncia la siguiente suposición: “Aunque todavía podría nombrar
el rojo anaranjado o el rojo púrpura con el término rojo, no son tan buenos ejemplos
de rojo (como casos claros de lo que se refiere el rojo) como el claro rojo
‘verdadero’”. La suposición contiene las siguientes dos afirmaciones: 1. Existen
ejemplos de “rojo” que son mejores que otros; 2. El rojo “verdadero” es mejor
ejemplo de “rojo” que el rojo anaranjado o el rojo púrpura. El sujeto interpreta la
expresión con base en las asociaciones por semejanza y contraste que acaba de
efectuar, pues tales asociaciones aún se mantienen asidas cuando el
experimentador emite la suposición. Lo que se ha explicado en el apartado (I. 2. c)
acerca del sentido del predicado “bueno”, a saber, que el predicado “bueno” evoca
asociaciones por semejanza entre los tipos específicos de “rojo” y el núcleo del
concepto general de “rojo” también es válido para este experimento. Dado que en
las previas asociaciones por semejanza entre los conceptos específicos de color
“rojo”, los conceptos “rojo anaranjado” y “rojo púrpura” establecieron conflictos con
el núcleo del concepto “rojo” y el concepto “rojo verdadero” se acercó más a él, el
sujeto no tiene problemas en aceptar como verdadera la suposición del
experimentador.
2. Después el experimentador extiende conexiones entre los conceptos de color y
las categorías semánticas. Las categorías semánticas sólo se hacen explícitas
cuando el experimentador dice: “Piense en perros”. El sujeto no ha soltado aún la
Aquí recurro de nuevo a la simplificación de la explicación de los contenidos de los colores y de
las asociaciones que mantienen. Reitero que cada concepto específico de color, incluso el concepto
de “verdadero rojo”, es un enlace de múltiples contenidos de tono, brillo y saturación y que la
simplificación no tiene un propósito diferente al de clarificar la clase de síntesis de asociación que se
abren con diferentes conceptos generales de color por los contrastes entre los conceptos
específicos.
216
235
aprehensión comprensiva del segmento anterior. Todas las evocaciones de
imaginación se mantienen asidas a la espera de la supuesta conexión entre ellas y
conceptos como el concepto de “perro”. La conexión se explicita en la expresión
“Todos ustedes tienen alguna noción de lo que es un ‘perro real’, un ‘perro perruno’”.
Aparece una imagen como totalidad del concepto señalado por la expresión “perro
perruno” que después se va especificando en operaciones de cumplimiento
significativo. Continua el experimentador: “Para mí, un perro perdiguero o un pastor
alemán es un perro muy perruno, mientras que un pequinés es un perro menos
perruno”. El sujeto evoca los conceptos de “perro perdiguero”, “pastor alemán” y
“pequinés”, pero no de manera individual o como pluralidad, sino en la relación dada
por el predicado “bueno”. “Bueno” es una mayor intensidad y un número mayor de
asociaciones por semejanza entre el concepto específico y el núcleo del concepto
general ─esta “definición, sin embargo, no se aprehende intuitivamente como tal;
ella es sólo la asociación receptiva que hemos contemplado (Véase, Cap 3. I. 2. c.
i)─. Es decir, el sujeto abre síntesis de homogeneidad y heterogeneidad entre los
conceptos específicos de “perro” y el concepto general de “perro”. Como en el caso
de los conceptos de “rojo”, encuentra contrastes entre los conceptos específicos de
“perro” que abren asociaciones con otros conceptos generales. Estas conexiones al
mismo tiempo determinan enlaces entre los conceptos específicos y el núcleo del
concepto general “perro”.
3. El experimentador anuncia la tarea que el sujeto debe realizar: “En este
formulario, se le pide que juzgue qué tan bueno es un ejemplo de una categoría de
varias instancias de la categoría”. En esta expresión el predicado “bueno” mantiene
el sentido que le ha sido otorgado en las expresiones anteriores. La instrucción se
especifica al determinarse la gradualidad el predicado “bueno”. Dice el
experimentador: “Debe calificar qué tan bueno es un ejemplo de la categoría [con]
cada miembro en una escala de 7 puntos. Un 1 significa que siente que el miembro
es un muy buen ejemplo de su idea de cuál es la categoría. Un 7 significa que siente
que el miembro encaja muy mal con su idea o imagen de la categoría (o que no es
miembro en absoluto). Un 4 significa que siente que el miembro se ajusta
moderadamente bien”. En esta expresión, el sujeto abre una conexión entre los
236
grados de calidad de un ejemplo y la escala de 7 puntos que se le ha otorgado. El
sujeto ya había construido una gradación acerca de cuán “bueno” puede ser un
miembro de una categoría, pues las síntesis de homogeneidad consisten en
diferentes niveles de semejanza y en cambios en la cantidad de momentos
semejantes: ellas no señalan determinaciones fijas, sino niveles mayores o menores
de asociación. La escala le permite al sujeto expresar activamente las asociaciones
halladas de manera pasiva. Ella será el componente físicamente perceptible de su
expresión. La descripción del ejemplo de cuán buena es la manzana como ejemplo
de la categoría fruta cumple la función de intuitivizar, en experiencias de
imaginación, la asociación entre las gradaciones receptivas y la escala como
instrumento para notificarlas.
4. Debe resaltarse la última expresión de la instrucción: “No se preocupe [acerca
de] por qué siente que algo es o no un buen ejemplo de la categoría. Y no se
preocupe si solo usted o las personas en general se sienten así. Solo márquelo
como lo ve”. Esta línea muestra lo bien que Rosch et al. comprenden la experiencia
del sujeto de laboratorio. En esta expresión le dicen al sujeto que entienden cómo
se siente, que saben que el predicado “bueno” solo puede explicarse por un
sentimiento, que la calidad de un ejemplo no es algo que se piensa, sino algo que
se siente, y que puede ser muy tentador detenerse a reflexionar acerca de por qué
esto es así o de si otros se sienten igual. Pero le piden que no se detenga en esas
reflexiones, que se mantenga en lo que siente y en lo que ve y que lo exprese en la
escala que se le ha dado.
ii. Asociaciones entre los conceptos específicos y los conceptos
generales
El sujeto recibe la hoja. Aquí supondré que la categoría superordinada que aparece
primero es “mueble”. [Comienza a correr el cronómetro]. El término “mueble” es la
primera expresión que aprehende comprensivamente en actos de intención y
cumplimiento significativo. Intuitiviza contenidos superpuestos de la extensión del
concepto “mueble”. Lee la primera palabra de la lista ─supondré que es la palabra
“lámpara”─. Aprehende significativamente el término. Evoca el concepto empírico
237
“lámpara”. Intuitiviza el concepto en una experiencia de imaginación. Comienza la
“comparación”. Se despliega una larga serie de síntesis de asociación que
comparan los contenidos de ambos conceptos. Mediante operaciones pasivas se
abren conexiones de semejanza y de contraste entre contenidos particulares del
concepto de “lámpara” y contenidos del núcleo del concepto general “mueble”. El
sujeto recorre receptivamente las experiencias de tales conceptos y abre
asociaciones de determinaciones más o menos específicas que van desde
cualidades sensibles (la forma, el color, la textura, etcétera) ─todas ellas en tanto
determinaciones de sustratos específicos─ hasta los contextos específicos en los
que se desarrollan tales experiencias (eso es, en el ámbito receptivo, los horizontes
externos de las experiencias y, en el ámbito espontáneo, los estados de cosas y las
situaciones de cosas, las relaciones espaciales, temporales y sociales en las que
se insertan [Véase, (Husserl, 1980, párr. 59)]). En operaciones simultáneas, los
contenidos del concepto “lámpara” que contrastaron con el núcleo del concepto
“mueble” abren semejanzas con contenidos de otras categorías superordinadas.
Por ejemplo, la determinación de uno de los lugares comunes en que se encuentra
generalmente una lámpara, digamos, un espacio cerrado en el que seres humanos
realizan actividades cotidianas (tales como hogares o sitios de trabajo), entra en
conexión con el núcleo del concepto general “mueble”, pues una larga cadena de
experiencias y determinaciones sedimentadas del concepto “mueble” mantienen un
fuerte lazo de semejanza por haberse encontrado en lugares cerrados, tales como
hogares o sitios de trabajo. Por otro lado, la función de la lámpara ─ella fue hecha
para dar luz─ establece un contraste con el núcleo de la categoría mueble ─pues
pocos muebles tienen la función específica de dar luz─ y, simultáneamente, abre
conexiones con la categoría general “utensilio lumínico”.
Debe resaltarse que la simplicidad de esta descripción, aunque sirva para ilustrar
las operaciones de asociación, la hace sumamente imprecisa. Pues las
asociaciones no se crean entre objetos de tan fácil tematización. Las asociaciones
evocan una multiplicidad de determinaciones de sustratos, pero no como entidades
abstraídas del flujo de la experiencia y de la cadena de experiencias enlazadas en
el flujo de conciencia. La determinación sedimentada es determinación en cuanto
238
enriquecedora del sustrato de percepción, es decir, ella se sedimenta en la
coincidencia significativa con el sentido objetivo del objeto intencional. Lo que se
sumerge para hacer parte del tipo y del concepto empírico no es, por ejemplo, la
pata de la silla o la superficie de la mesa; es la pata como pata de la silla que vi en
una experiencia específica en una situación determinada: la pata de la silla del
comedor de la casa de mi abuelita. Esa es la experiencia sedimentada y esa
experiencia como todas las otras experiencias que componen el concepto empírico
sedimentado tienen infinidad de rasgos de determinaciones internas y externas (que
van desde las objetividades más pequeñas, en las cualidades sensibles, hasta las
objetividades más complejas, como las relaciones entre contenidos). Y es en virtud
de esos rasgos que se abren las asociaciones de homogeneidad y heterogeneidad.
Por supuesto, la asociación de determinaciones evidentes salta a la vista, se hace
prominente (las patas de la silla y de la mesa, por ejemplo), pero con ella y en ella,
en los mismos lazos de los atributos, se abren cada vez más asociaciones que sólo
se pueden determinar con un análisis detallado de las síntesis de semejanza y de
contraste que constituyen un concepto empírico determinado. Mi nivel de práctica
en el método fenomenológico no me permite reconocer tales síntesis, pero la
superficie a la que he llegado me permite inferir que un análisis más profundo revela
las particularidades de esas operaciones sintéticas.
En resumen, entre más semejanzas (cuantitativas y cualitativas) mantenga el
concepto “lámpara” con el núcleo del concepto “mueble”, mayor será para el sujeto
el grado de “calidad” del tal ejemplo, es decir, mejor representará su imagen o idea
del concepto “mueble”; y, de la misma manera, entre más asociaciones por
semejanza encuentre entre el concepto de “lámpara” y contenidos de otros
conceptos generales como “utensilio lumínico” o “herramienta” más se distanciará
de su imagen o idea del concepto “mueble”
iii. Aprehensión espontánea de las síntesis pasivas de asociación
La mayor parte de las asociaciones descritas en el apartado anterior se refieren a
operaciones receptivas. La mayoría son asociaciones entre determinaciones que no
se hacen propiamente intuitivas o temáticas. No obstante, muchas de esas
239
operaciones se intuitivizan en experiencias de imaginación. El sujeto aprehende las
asociaciones mediante juicios conceptuales relacionantes del tipo: “una lámpara de
escritorio es un mueble, pero a la luz del caso del minero también se la puede llamar
lámpara y ella definitivamente no es un mueble”, o “una lámpara puede ser mueble,
pero también es instrumento de trabajo o inmueble público”. Los juicios evocan
experiencias específicas: “la lámpara de mi oficina, la lámpara de mi habitación, la
lámpara del parque, ¿es ella propiamente una lámpara o más bien es un farol?; de
la lámpara de camping no diría que es un mueble; hay lámparas de usos
específicos, alguna vez vi una lámpara para matar zancudos, ¿es ella un mueble o
un instrumento de control de plagas?”. Todos estos juicios no son otra cosa que
aprehensiones activas de síntesis pasivas de asociación por semejanza y por
contraste entre los contenidos del concepto “lámpara” y los contenidos del núcleo
del concepto “mueble” y de otros conceptos generales como el concepto
“herramienta” o el concepto “utensilio lumínico”.
iv. Expresión de la asociación de conceptos
Las asociaciones activas y pasivas entre los conceptos deben expresarse de alguna
manera. El sujeto se pregunta, por así decir: “¿Qué tan bien representa la lámpara
mi idea de ‘mueble’?” Recorre en una mirada las asociaciones realizadas y las reúne
en un solo concepto. Lo que señala este concepto es el grado de semejanza entre
el concepto “lámpara” y el núcleo del concepto “mueble”. Al final asocia este
concepto con uno de los niveles de la escala y lo notifica en la hoja.
c. Lectura fenomenológica de los resultados
Los resultados empíricos del experimento muestran que las 10 categorías
estudiadas tienen una estructura interna de centro-periferia, en donde el centro está
compuesto por los prototipos de la categoría ─eso es, los miembros de la categoría
con mayor grado de “calidad”─, y la periferia por los miembros menos prototípicos
de la categoría. La lectura fenomenológica de los resultados comienza con la
formulación de una pregunta: ¿qué señala el grado de prototipicidad de las
categorías? A la luz de la interpretación genética de la experiencia la respuesta
240
resulta evidente: el grado de prototipicidad señala el grado de semejanza
─entendida esta como la magnitud de distancias de semejanza y la cantidad de
momentos semejantes─ entre un concepto específico y el núcleo del concepto
general al que pertenece. Pues el lector recordará que el núcleo del concepto
general es la extensión de experiencias sedimentadas de un concepto que
mantienen mayor grado de semejanza entre sí y mayor grado de contraste con los
contenidos de otros conceptos y eso es justamente lo que define los mayores
grados de prototipicidad de los conceptos específicos.
3. Experimento 2. Correlaciones entre los grados de
prototipicidad y los grados de parecidos de familia de
los miembros de las categorías superordinadas
a. Descripción del experimento
i. La hipótesis
El primer experimento presentado en Family Resemblances: Studies in the internal
structure of categories tenía el propósito de conocer la clase de relación que
mantienen el grado de prototipicidad y el grado de parentesco o parecidos de familia
de los miembros de una categoría superordinada:
El propósito principal del experimento […] fue observar la relación entre el
grado de parentesco217 [de] los miembros de la categoría y la prototipicidad
de esos miembros (Rosch & Mervis, 1975, p. 577).
Sobre ese propósito general se formuló una hipótesis que afirmaba que habría una
correlación significativa entre los niveles de prototipicidad y los niveles de parecidos
de familia:
La hipótesis específica fue que una medida del grado en que un ítem
mantiene un parecido de familia con otros miembros de la categoría probaría
217
“Relatedness”
241
[estar]
significativamente
correlacionada
con
las
clasificaciones
de
prototipicidad de los miembros de la categoría obtenidas previamente (Rosch
& Mervis, 1975, p. 577).
El grado de prototipicidad de los miembros había sido obtenido en el primer
experimento presentado en Cognitive representations of semantic categories
(1975a). Pero Rosch et al. aún no conocían el grado de parecido de familia de los
miembros de esas categorías. Para conocerlo, las autoras se propusieron un
objetivo específico: “obtener retratos de la distribución de los atributos de los
miembros de un número de categorías superordinadas del lenguaje natural” (Rosch
& Mervis, 1975, p. 577). Como se puede ver, este es un retrato de la estructura
interna de las categorías, particularmente, de cómo se vinculan entre sí los ítems
de las categorías mediante las conexiones entre sus atributos. La determinación del
grado de prototipicidad de los miembros de las categorías superordinadas había
permitido recolectar evidencia empírica de que las categorías se organizan en una
estructura interna de centro-periferia determinada por los miembros más
prototípicos de las categorías, pero de esa estructura aún no se conocía el tipo de
relación que mantenían esos miembros. Para conocer esto, Rosch et al. formularon
una hipótesis que sostenía que “los miembros de la categoría probarían mantener
una relación de parecidos de familia entre sí” (Rosch & Mervis, 1975, p. 577). Eso
es, la estructura interna de las categorías no sería solamente una gradación de
prototipicidad, sino un múltiple de asociaciones entre los parecidos de familia que
mantienen sus miembros.
ii. Los sujetos
“Los sujetos fueron 400 estudiantes en clases de psicología introductoria que
recibieron esta tarea de 10 minutos como parte de su trabajo de clase” (Rosch &
Mervis, 1975, p. 577).
242
iii. El estímulo
“Las categorías usadas fueron seis de las categorías [superordinadas] más
comunes de sustantivos concretos en inglés, determinadas por una medida de
frecuencia de palabras (Kucera & Francis, 1967)” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578).
Los grados de prototipicidad de entre 50 y 60 miembros de cada una de las
categorías usadas fueron obtenidos en el estudio de Rosch Cognitive
representations of semantic categories (1975a). De las seis categorías
superordinadas se escogieron 20 miembros que representaban “la gama completa
de rangos de calidad del ejemplo” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Las seis
categorías con sus 20 miembros se muestran en la tabla 7:
243
Tabla 7. Lista de las categorías superordinadas y de los ítems usados en los
experimentos 1 y 2 de Family resemblances: Studies in the internal structure
of categories.
244
iv. El procedimiento
Cada uno de los 120 elementos que se muestran en la Tabla 1 se imprimió
en la parte superior de una página, y las páginas se agruparon en paquetes
que constaban de seis elementos, uno de cada categoría superordinada. Los
ítems se eligieron aleatoriamente dentro de una categoría de manera que
cada sujeto que recibió un ítem lo recibió con diferentes ítems de las otras
cinco categorías y recibió los ítems que representan cada categoría en un
orden diferente. Cada ítem fue calificado por 20 sujetos. Cada sujeto calificó
seis elementos, uno de cada categoría (Rosch & Mervis, 1975, p. 578).
Al sujeto se le pidió hacer una lista de los atributos de cada uno de los ítems
mediante la siguiente instrucción:
Este es un experimento muy simple para descubrir las características y
atributos que las personas sienten que son comunes y características de los
diferentes tipos de objetos cotidianos. Por ejemplo, para las bicicletas, usted
puede pensar en cosas que tienen en común, como dos ruedas, pedales,
manubrios, montar en ellas, no usan combustible, etc. Para los perros, puede
pensar en cosas que tienen en común, como tener cuatro patas, ladridos,
pelaje, etc.
Hay seis páginas que siguen a esta. En la parte superior de cada una aparece
el nombre de un objeto común. Para cada página, tendrá un minuto y medio
para anotar todos los atributos de ese objeto que pueda imaginar. Pero
intente no sólo asociar libremente ─por ejemplo, si las bicicletas le recuerdan
a su padre, no anote padre─.
Bien, tiene un minuto y medio para cada página. Cuando digo pasar a la
página siguiente, lea el nombre del objeto y escriba los atributos o
características que cree que son características de ese objeto lo más rápido
posible hasta que se le indique que vuelva a pasar la página (Rosch & Mervis,
1975, p. 578, énfasis añadido).
245
v. Medida de los parecidos de familia
Para obtener la medida de los parecidos de familia se realizaron primero las
siguientes dos tareas: 1. Se hizo una lista de todos los atributos de los objetos de
cada una de las categorías mencionados por los sujetos, y 2. cada uno de los ítems
a los que los sujetos le asignaron un atributo fueron acreditados con ese atributo.
Dos jueces se encargaron de revisar si en la tabla final había casos en que un
atributo había sido listado erróneamente.
La asignación del grado de parecidos de familia se explica detalladamente en los
siguientes dos pasos: 1. “cada atributo recibió un puntaje, que oscilaba de 1 a 20,
representando el número de ítems en la categoría que había sido acreditado con
ese atributo” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Por ejemplo, si el atributo “patas”, fue
listado en los ítems “silla”, “cama”, “mesa” y “escritorio”, él habría recibido un puntaje
de 4. Se realizó, pues, una ponderación de cada atributo de acuerdo con el número
de ítems de la categoría que lo posee. 2. La medida de parecidos de familia para un
ítem fue “la suma de las puntuaciones ponderadas de cada uno de los atributos que
se habían enumerado para ese elemento” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Así, por
ejemplo, si al ítem “silla” le fueron atribuidas solo los atributos “patas” y “brazos” y
el atributo “brazos” tuvo un puntaje ponderado de 3, entonces el grado de parecidos
de familia del ítem “silla” sería 7.
Pero esta medida presentaba una falencia:
cada ítem adicional con el que un atributo fuera acreditado añadía un
incremento igual de parecido de familia […] (por ejemplo, la diferencia entre
un atributo que pertenecía a dos ítems versus un ítem era igual a la diferencia
entre un atributo que pertenecía a 19 versus 18 ítems [y tal suposición no era
necesariamente razonable]) (Rosch & Mervis, 1975, p. 578).
Por esa razón se creó una segunda medida de parecidos de familia:
Para derivar esta medida, cada atributo se ponderó con el logaritmo natural
de la puntuación bruta que representa el número de elementos en la
categoría que se había acreditado con ese atributo; la segunda medida, por
246
lo tanto, consistía en la suma de los logaritmos naturales de las puntuaciones
de cada uno de los atributos que se habían enumerado para un elemento
(Rosch & Mervis, 1975, p. 578).
vi. Resultados
Aquí se presentan los resultados del objetivo principal y del objetivo específico del
experimento. Como se sabe, el objetivo específico del experimento es un medio
para alcanzar el objetivo principal. Por eso conviene comenzar con el objetivo
específico.
α. El grado de parecidos de familia en la estructura interna de las categorías
El objetivo específico del experimento era “obtener retratos de la distribución de los
atributos de los miembros de un número de categorías superordinadas del lenguaje
natural” (Rosch & Mervis, 1975, p. 577). Los resultados se muestran en la figura 11.
Figura 11. Frecuencia de la distribución por número de los atributos aplicados a cada número de
ítems/categoría.
En la figura 11 se puede ver que sólo algunos atributos fueron asignados a los 20
miembros de la categoría, que muchos atributos fueron asignados a un solo
247
miembro de la categoría (más de 25) y que muchos atributos fueron asignados sólo
a pocos miembros de la categoría (10 a dos miembros; 7 a 3; 6 a 4; etcétera).
Además, la figura muestra que el número de atributos asignados disminuye en la
medida en que aumenta el número de ítems al que le fueron asignados esos
atributos.
De lo anterior Rosch infiere que:
la estructura de atributos sobresaliente de estas categorías tendía a residir,
no en características de criterio comunes a todos los miembros de la
categoría que distinguían a esos miembros de todos los demás, sino en una
gran cantidad de atributos verdaderos de algunos, pero no todos, los
miembros de la categoría (Rosch & Mervis, 1975, p. 580, énfasis añadido)
Eso quiere decir que se confirma la hipótesis de esta parte del experimento: los
miembros de una categoría se organizan según el principio de los parecidos de
familia y, por ende, la estructura interna de las categorías se organiza de acuerdo
con ese principio:
En resumen: la mayoría de los atributos enumerados para los ítems en las
seis categorías demostraron una relación de parecido de familia; es decir,
eran comunes solo a algunos de los miembros de la categoría (Rosch &
Mervis, 1975, p. 581).
β. La correlación entre el grado de parecidos de familia y el grado de prototipicidad de
los miembros
Para comprobar la hipótesis principal del experimento ─a saber, “que la estructura
de parecidos de familia probaría [estar] significativamente correlacionada con la
prototipicidad de los ítems” (Rosch & Mervis, 1975, p. 581)─ se computaron
correlaciones separadas entre las dos medidas de parecidos de familia y el grado
de prototipicidad. La medida para el grado de prototipicidad fue la calificación media
de la escala de 7 puntos por la que se obtuvo la clasificación de los sujetos. Los
ítems de cada categoría “fueron clasificados de 1 a 20 sobre la base de
prototipicidad y fueron clasificados de 1 a 20 sobre la base de cada una de las
248
medidas del parecido de familia” (Rosch & Mervis, 1975, p. 581). Se hicieron
correlaciones en la clasificación de Spearman que arrojaron los siguientes
resultados: 1. Para la medida básica de parecidos de familia: “mueble, 0.88;
vehículo, 0.92; arma, 0.94; fruta, 0.85; vegetal, 0.84; ropa, 0.91” (Rosch & Mervis,
1975, p. 582); 2. Para la medida logarítmica de parecidos fe familia: “mueble 0.84;
vehículo, 0.90; arma, 0.93; fruta, 0.88; vegetal, 0.86; ropa, 0.88” (Rosch & Mervis,
1975, p. 582). Todas las medidas fueron significativas (p <.001). Estos resultados
confirman la hipótesis planteada:
entre más un ítem tiene atributos en común con otros miembros de la
categoría, más será considerado un miembro bueno y representativo de la
categoría […] [y correlativamente] entre menos prototípico el ítem, menos
otros ítems en la categoría tienden a compartir cada atributo” (Rosch &
Mervis, 1975, p. 582).
γ. Dos corolarios de los hallazgos
Rosch et al. desprendieron dos corolarios de estos hallazgos. El hallazgo principal
del experimento muestra que los miembros más prototípicos de la categoría tienen
mayores atributos en común con todos los demás miembros de la categoría. Con
base en esto, Rosch et al. se preguntan si los miembros más prototípicos también
tienen más atributos en común entre ellos que los miembros menos prototípicos: “si
los miembros más prototípicos de una categoría son aquellos que tienen más
atributos comunes a otros miembros de la categoría, es probable que tengan más
probabilidades218 de tener atributos en común entre sí” (Rosch & Mervis, 1975, p.
582). Para conocer esto identificaron los atributos en común de los cinco ítems más
prototípicos y los compararon con los atributos en común de los cinco ítems menos
prototípicos. Los resultados se muestran en la tabla 8:
218
“most likely”
249
Tabla 8. Número de atributos en común a los cinco miembros más prototípicos y los cinco miembros
menos prototípicos de las seis categorías.
Rosch et al. leen la tabla comparando los atributos comunes de los cinco ítems más
prototípicos con los atributos comunes de toda la categoría: “de este conteo resulta
claro que mientras los miembros de la categoría como un todo pueden no tener
ítems en común, los cinco ítems más típicos de cada categoría tienden a tener
muchos ítems en común” (Rosch & Mervis, 1975, pp. 582–583).
El segundo corolario tiene que ver con la estructura del espacio semántico. Para
desplegar este corolario, Rosch et al. se basan en previos estudios sobre la
dimensionalidad del espacio. Las autoras dicen que aún se pueden decir cosas
nuevas en el ámbito del espacio semántico: “Por ejemplo, los ítems que se perciben
como los más cercanos a todos los miembros de un grupo de ítems deben caer en
el centro del espacio definido por medio de la escala de proximidad de esos ítems”
(Rosch & Mervis, 1975, p. 583). Con base en esta suposición, Rosch et al. formulan
la siguiente hipótesis: “para propósitos del presente estudio, podemos predecir que
los ítems con el mayor parecido de familia deben caer en el centro del espacio
semántico definido por el escalamiento de proximidad de los ítems en una categoría”
(Rosch & Mervis, 1975, p. 583).
250
Para probar esta hipótesis se hizo un estudio de escalamiento multidimensional
complementario de las categorías “mueble”, “vehículo”, “arma”, “fruta” y “vegetal” en
colaboración con E. E. Smith, E. J. Shoben, y L. J. Rips. Para el estudio se utilizaron
los mismos 20 miembros de las categorías mostrados en la tabla 7 más el nombre
de la categoría superordinada a la que pertenecen. Para el procedimiento
Todas las posibles parejas de los 21 ítems en cada categoría fueron impresas
en un cuadernillo y fueron clasificadas en una escala de 9 puntos por el grado
de semejanza entre los ítems. Quince sujetos clasificaron los ítems en cada
categoría. Los grados de semejanza fueron puestos en una escala (Rosch &
Mervis, 1975, p. 583).
Los resultados fueron difíciles de interpretar, pero mostraron que “en todos los casos
el nombre de la categoría y los ítems más prototípicos parecían ser los más
centrales en la solución de escala sin importar el número de dimensiones o la
rotación usada” (Rosch & Mervis, 1975, p. 583). Los resultados fueron comprobados
mediante una clasificación de correlación del orden de Spearman entre
el parecido de familia y la distancia de un ítem del origen en la solución de
escala en tres dimensiones con mínimo énfasis […] para las cinco categorías.
Estas correlaciones fueron: mueble, 0.89; vehículo, 0.94; arma, 0.95; fruta,
0.92; y vegetal, 0.90. Todas fueron significativas (p < .001)” (Rosch & Mervis,
1975, p. 583).
Estos resultados les permitieron concluir que “el grado de parecido de familia era
altamente predictivo de la centralidad en un espacio semántico definido por
calificaciones de semejanza global de los ítems de la categoría” (Rosch & Mervis,
1975, p. 583).
b. Interpretación de la experiencia del sujeto de laboratorio
La experiencia del sujeto de laboratorio se puede dividir en los siguientes cuatro
momentos:
i. Aprehensión comprensiva de la instrucción
251
ii. Efectuación de síntesis pasivas de asociación entre las determinaciones del
objeto.
iii. Aprehensión espontánea de las síntesis pasivas de asociación
iv. Expresión de las determinaciones del sustrato con mayor grado de semejanza
entre sí.
v. Tránsito a otra categoría.
i. Aprehensión comprensiva de la instrucción
Para la interpretación de la aprehensión comprensiva de la instrucción se sigue la
misma metodología del experimento anterior: se supone que el experimentador lee
la tarea en voz alta, se omiten los detalles secundarios y se divide la instrucción en
partes. En este caso la instrucción se puede dividir en dos partes: 1. la introducción,
en la que se evocan algunos conceptos y atributos de conceptos, y 2. la expresión
de la tarea del experimento propiamente dicha.
1. El experimentador empieza a leer la instrucción: “Este es un experimento muy
simple para descubrir las características y atributos que las personas sienten que
son comunes y características de los diferentes tipos de objetos cotidianos”. La
aprehensión de esta expresión acontece en un acto de dar sentido. Esto es debido
a la generalidad de los términos de la expresión y al poco tiempo que tiene el sujeto
para realizar el acto de aprehensión comprensiva. Los términos “características”,
“atributos” y “tipos de objetos cotidianos” son tan generales que, en el poco tiempo
que dura la expresión, el sujeto no alcanza a efectuar un acto de cumplimiento
significativo. Es decir, él comprende que, dados unos objetos en general, algunos
de sus atributos pueden ser más comunes y característicos que otros, pero no
intuitiviza la significación de la expresión. Debe resaltarse el uso de los predicados
“comunes” y “característicos” para referirse a los atributos que busca recolectar el
experimento, pues estos términos condicionan la comprensión del resto de la
instrucción. El objetivo del experimento, según se dice aquí, no es recolectar todos
los atributos de los objetos, sino sólo los comunes y característicos. El sujeto
mantendrá asida esta significación como el propósito principal del experimento
252
hasta terminar de leerse la instrucción. El sentido de los términos “comunes” y
“característicos” se asocia con la explicitación de la instrucción dada en la siguiente
línea: “Por ejemplo, para las bicicletas usted puede pensar en cosas que tienen en
común […]”. El vínculo entre esta y la anterior expresión está dado de manera
explícita en el predicado “común”. El concepto de “bicicletas” tiene un grado menor
de generalidad, el sujeto puede hacer intuitiva parte de la extensión de su contenido
en una experiencia de imaginación. Él, o bien imagina una bicicleta típica, o bien
recorre en la imaginación experiencias sedimentadas del concepto “bicicleta”. El
sujeto busca, así, en la extensión del concepto “bicicletas” (eso es, en las
experiencias sedimentadas y posibles que lo componen) los atributos que tienen en
común. Recorre las experiencias e intuitiviza las determinaciones que resaltan entre
todas las demás. Si en el ámbito de constitución de los tipos se mantiene la
regularidad de la esfera hylética que dice que “Entre más grande es la “semejanza”,
la homogeneidad, más estrecha es tal unidad de los grupos y mayor es la unidad
de prominencia” (Husserl, 2001, p. 185), podría suponerse que las determinaciones
que resaltan son las determinaciones que conforman el núcleo del concepto. Estas
determinaciones resaltan porque su densidad en la estructura conceptual es mayor.
En el núcleo del concepto empírico se encuentran múltiples vínculos de uniformidad
o semejanza casi idéntica superponiéndose en una inmensa cantidad de
experiencias en un espacio tan pequeño que su densidad ejerce una fuerza de
atracción mayor que la de los demás contenidos del concepto. El sujeto se vería
arrastrado hacia el núcleo del concepto en la búsqueda de determinaciones
comunes y las visualizaría hasta donde se lo permiten los límites temporales de la
expresión. Él no tiene tiempo de intuitivizar tales determinaciones, o al menos no de
hacerlo en detalle debido al poco tiempo que dura la expresión. Sigue el
experimentador: “[…] como dos ruedas, pedales, manubrios, montar en ellas, no
usan combustible, etc.”. Estos atributos se asocian inmediatamente a los contenidos
que el sujeto había evocado hace un momento. Son los atributos “comunes” de las
bicicletas. Su intuitivación es casi como un acto de cumplimiento significativo
provocado, por así decir. El ejemplo de los atributos comunes de las bicicletas es
253
fundamental porque orienta la interpretación de la instrucción que hace el sujeto. Lo
mismo acontece con el concepto de “perros”.
2. El experimentador pasa a exponer la tarea: “Hay seis páginas que siguen a esta.
En la parte superior de cada una aparece el nombre de un objeto común”. El sujeto
intuitiviza en experiencias de percepción actual la hoja y el término del objeto que
aparece en la parte superior. El experimentador sigue: “Para cada página, tendrá
un minuto y medio para anotar todos los atributos de ese objeto que pueda
imaginar”. La interpretación de esta expresión se hace sobre el contexto dado por
la introducción de la instrucción. El sujeto entiende que aparecerán nombres de
objetos como “perros” o “bicicletas” y que deberá enumerar atributos como los de
esos ejemplos. Es decir, el sujeto estará de alguna manera condicionado a anotar,
al menos en un primer momento, los objetos más comunes y característicos. Dado
que en esta parte de la instrucción no hay términos específicos, la aprehensión
comprensiva se desarrolla sólo al nivel de la intención significativa. El
experimentador emite una aclaración: “Pero intente no sólo asociar libremente ─por
ejemplo, si las bicicletas le recuerdan a su padre, no anote padre─”. Esta aclaración
puede tener el efecto de limitar el ancho de las experiencias evocadas, en el sentido
de que el sujeto va a intentar abstraerlas lo más posible de su contexto específico y
va a tratar de evocar intuitivamente el sustrato en un grado elevado de generalidad.
La última parte de la instrucción es importante porque explica de manera más
precisa la tarea que debe realizar: “Bien, tiene un minuto y medio para cada página.
Cuando digo pasar a la página siguiente, lea el nombre del objeto y escriba los
atributos o características que cree que son características de ese objeto lo más
rápido posible hasta que se le indique que vuelva a pasar la página”. De esta última
expresión resalta la aclaración sobre los límites del tiempo, pues el sujeto tratará de
realizar la tarea lo más rápido posible y, por ende, no se detendrá mucho tiempo en
las operaciones de intuitivación.
ii. Síntesis pasivas de asociación
El sujeto lee el término que aparece en la hoja. Supondré que se trata del término
“silla”. Aprehende la intención y el cumplimiento significativo del término. Evoca el
254
concepto “silla”, primero como como totalidad y luego en la dirección que ha
determinado la tarea del experimento. Como en el experimento presentado en el
apartado (I, 3) de este capítulo, el interés del sujeto está determinado por la tarea
del experimento. La intuitivación del concepto “silla” sigue el curso de los atributos
que le han pedido buscar. Él imagina sustratos de “silla” evocados típicamente por
su pre-conocimiento sedimentado. La intuitivación en la imaginación sólo es posible
por la asociación con el pre-conocimiento típico sedimentado. Acontece algo
semejante a lo que ocurre en la creación de horizontes de un sustrato de
percepción, en donde las conexiones con el conocimiento típico crean
anticipaciones de los lados actualmente no-vistos del objeto. Lo primero en aparecer
son las sedimentaciones de “forma” del objeto. Aparece el objeto en su más amplia
generalidad. Después aparecen las determinaciones internas de los sustratos de
“silla” que tienen mayor peso: las patas, los brazos, el espaldar, la superficie donde
uno se sienta, etcétera. Se abren cada vez nuevos nexos con otras determinaciones
sumergidas y posibles. Estas asociaciones se extienden hacia los sustratos
sedimentados menos prominentes, que contrastan con el núcleo: sillas sin espaldar;
sillas sin brazos, sillas sin patas. El sujeto las intuitiviza: la silla de oficina, la silla del
automóvil, la silla de la cocina, el pupitre... Aparecen nuevas determinaciones: sillas
redondas, suaves, duras, acolchadas, reclinables, ergonómicas, con y sin espaldar,
con descansa-pies y sin ellos, etcétera, etcétera.
iii. Aprehensión espontánea de las síntesis pasivas de asociación
Como en el experimento anterior, el sujeto aprehende activamente los estados de
cosas y las relaciones entre el concepto “silla” y sus determinaciones. Las primeras
asociaciones, aquellas que enlazaban el concepto con los atributos más
prominentes, se sintetizan en juicios como: “las sillas tienen una superficie donde
sentarse” o “las sillas tienen patas”. Estos juicios abren nexos con nuevas
intuiciones de sustratos de sillas y determinaciones menos prominentes. Se
aprehenden activamente aquí las asociaciones pasivas con los miembros cada vez
más lejanos del núcleo del concepto. El proceso es, pues, una constante evocación
de sustratos y determinaciones sedimentadas y posibles y una constante búsqueda
255
de síntesis de homogeneidad y heterogeneidad entre ellas orientada por el conjunto
que se le ha pedido coleccionar. Después de aprehender activamente cada
determinación, el sujeto estará listo para expresarla. Lo que expresa no son
propiamente atribuciones (en el sentido que Husserl le da a este término),219 sino
determinaciones de sustratos.
iv. Expresión de la asociación de conceptos
La expresión de los conceptos no es el resultado final de todo el proceso sino una
operación simultánea a la efectuación de las asociaciones pasivas y activas. No
obstante, la expresión sí es el resultado final de procesos particulares de asociación.
Cada vez que el sujeto halla un atributo y extiende sus asociaciones hacia todos los
miembros actuales y posibles del concepto y cada vez que no halla sino contrastes
en casos muy aislados, expresa tal atributo. Por ejemplo, al encontrar el atributo
patas en casi todas las sillas menos las sillas de los automóviles, el sujeto expresa
el atributo “patas”. El proceso sigue de esta manera en la dirección hacia los límites
del concepto: encuentra una determinación, la asocia activa y pasivamente con los
demás sustratos sedimentados y posibles del concepto y si es lo suficientemente
frecuente en ellas, lo anota, de lo contrario, lo desecha.
v. Tránsito a otra categoría
[El experimentador anuncia que ha terminado el tiempo y que es momento de pasar
a la siguiente categoría]. El sujeto pasa la hoja, aprehende el término que está en
la parte superior y comienza a realizar el mismo proceso que realizó con la categoría
anterior. Sin embargo, ahora tiene la experiencia de haber realizado tal proceso.
Cada vez que el sujeto pasa a una nueva categoría tiene más práctica en la
realización de la tarea. Aprende a realizar las asociaciones de la manera más
eficiente y aprende a orientar el proceso por el camino más corto. La tarea comienza
a ser una tarea familiar para él. Esto es importante porque al pasar a categorías
cada vez nuevas, los procesos de asociación no van a ser los mismos. Se van a
reducir operaciones, porque el sujeto ya ha recorrido los caminos más largos y ya
219
Véase (Husserl, 1980, párr. 55).
256
sabe cómo encontrar las determinaciones que le piden. No obstante, tal cambio no
representa un problema para la medición de los datos empíricos debido a que el
orden de los formatos cambia en todos los sujetos.
c. Lectura fenomenológica de los resultados
i. Los parecidos de familia en la estructura interna de las categorías
La hipótesis particular del experimento de Rosch et al. afirmaba que la estructura
interna de las categorías se organiza en relaciones entre parecidos de familia. Esta
hipótesis tiene una dimensión negativa y una dimensión positiva. En la dimensión
negativa se niega el hecho de que exista un atributo común a todos los miembros
de una categoría superordinada. En la dimensión positiva se afirma que, en lugar
de tal atributo, los miembros de la categoría tienen sólo algunos atributos comunes
a algunos miembros de la categoría. Los resultados empíricos confirman esta
hipótesis, pues muestran que:
la estructura de atributos sobresaliente de estas categorías tendía a residir,
no en características de criterio comunes a todos los miembros de la
categoría que distinguían a esos miembros de todos los demás, sino en una
gran cantidad de atributos verdaderos de algunos, pero no todos, los
miembros de la categoría (Rosch & Mervis, 1975, p. 580, énfasis añadido).
La lectura fenomenológica de los resultados comienza con el planteamiento de una
pregunta general: ¿Qué procesos y operaciones de conciencia señalan las
relaciones de parecidos de familia encontradas en el experimento de Rosch et al.?
Los resultados del experimento muestran de manera inmediata únicamente
asociaciones entre palabras. El sujeto escribe “patas”, “brazos”, “superficie”,
etcétera, como atributos de una categoría de nivel básico. Después del análisis
cuantitativo esos atributos pasan a ser atributos de una categoría superordinada.
Pero la relación no puede ser sólo una asociación entre palabras ─o al menos ni
psicólogos ni fenomenólogos estarían dispuestos a afirmar esto─. Los hallazgos de
Husserl han mostrado que toda expresión es expresión de una significación. Por lo
tanto, si se quiere conocer el sentido de la relación de parecidos de familia entre los
257
miembros de una categoría, es decir, su sentido en cuanto operaciones de
conciencia, debe determinarse cuál es la significación que señalan tales
expresiones. Para conocer esto sólo hace falta volver atrás la mirada a la
reconstrucción analítica de la experiencia. Si devolvemos el proceso desde el
momento en que el sujeto notifica el último de los atributos de la categoría hasta el
momento en que aprehende comprensivamente el nombre de la categoría, puede
verse que hay un común denominador en las operaciones de conciencia por las que
se llega a todas y cada una de las expresiones, a saber, la serie de síntesis de
homogeneidad y heterogeneidad entre el múltiple de experiencias sedimentadas y
posibles que constituyen la extensión del concepto. Este hallazgo podría ser la clave
para interpretar fenomenológicamente los resultados del experimento de Rosch et
al. En los siguientes dos apartados examino las dimensiones negativa y positiva de
la tesis de Rosch et al. a la luz de las síntesis de asociación que efectúa el sujeto
de laboratorio en la tarea del experimento.
α. La dimensión negativa de la tesis
¿Por qué no hay ningún atributo común a todos los miembros de una categoría
superordinada? Porque no hay atributos comunes a todos los miembros de las
categorías de nivel básico.
Tómese el ejemplo de la categoría de nivel básico “silla” o, en términos de Husserl,
el concepto empírico “silla”. La búsqueda de sus atributos comunes consiste en
encontrar las determinaciones que mantengan un nexo por semejanza con todas
las determinaciones que constituyen la extensión del concepto “silla”. No es la
determinación “brazos”, porque hay muchas sillas que no tienen brazos ─es decir,
hay sustratos sedimentados que contrastan entre sí por la determinación “brazos”─;
no es la determinación “patas”, porque aunque la mayoría de las sillas sedimentadas
tengan patas, la silla del automóvil, por ejemplo, no tiene patas; no es tampoco la
determinación “espaldar”, pues las butacas no tienen espaldar; podría ser la
determinación “asiento”, pues todas las experiencias sedimentadas que constituyen
la extensión del concepto empírico “silla” parecen establecer nexos por semejanza
con la determinación “asiento”. Pero aun cuando se haya encontrado una
258
determinación común a todas las experiencias sedimentadas que componen la
extensión del concepto empírico “silla”, debido a que en la extensión de un concepto
empírico también están implicadas sus posibilidades fácticas de ser-ahí, tal
determinación no es necesariamente común a todas las determinaciones que
conforman un concepto empírico. Eso es, en este caso particular, como aún
podríamos imaginar una silla sin asiento, de ahí se sigue que la determinación
asiento no es común a toda la extensión del concepto “silla”. Asimismo, podemos
pensar en “mesas” sin superficie, o en “lámparas” sin luz. Por consiguiente, no hay
ninguna determinación que sea común a todos los miembros de un concepto
empírico específico.
Si no es posible hallar determinaciones comunes a la extensión de los conceptos
empíricos específicos (o, en términos de Rosch, a las categorías de nivel básico),
no es posible hallar alguna determinación común a los conceptos empíricos
generales (a las categorías superordinadas) ─pues, dado que los conceptos
generales están compuestos de conceptos específicos, la posibilidad de encontrar
determinaciones comunes a los conceptos específicos es condición necesaria para
la posibilidad de encontrar determinaciones comunes a los conceptos generales─.
Pero la evidencia de la imposibilidad de hallar un atributo común a todos miembros
de los conceptos empíricos generales no es meramente lógica. Los hallazgos de
Husserl muestran que un concepto empírico general se constituye como la
extensión de las generalizaciones de conceptos empíricos específicos. Es decir, la
extensión de las síntesis de asociación por semejanza entre las determinaciones de
un concepto específico. Como en los conceptos de color, donde podíamos ignorar
los contrastes que separaban a los conceptos específicos (por ejemplo, el “rojo
anaranjado”, el “rojo púrpura” y el “rojo-rojo”) y extender las semejanzas entre sus
contenidos de tono, brillo y saturación para aprehender el concepto empírico general
“rojo”, en los conceptos específicos de objetos (por ejemplo, la “mesa”, la “silla” y el
“estante”) puedo ignorar los contrastes que los separan y vincularlos a todos por las
semejanzas que mantienen entre sus determinaciones internas y externas para
aprehender el concepto empírico general “mueble”. La diferencia entre los
conceptos específicos y los conceptos generales no es, entonces, un cambio en la
259
materia de su contenido, sino en la extensión que abarca esa materia. Por
consiguiente, si no es posible encontrar una determinación común al contenido de
los conceptos específicos, no es posible tampoco encontrar una determinación
común a los conceptos generales.220
β. La dimensión positiva de la tesis
¿Por qué hay una gran cantidad de “atributos comunes” a algunos de los miembros
de una categoría superordinada? Porque las notificaciones del sujeto no señalan
determinaciones concretas sino tipos de determinaciones y porque los conceptos
específicos abren vínculos por semejanza entre sí por su enlace con esos tipos de
determinaciones.
El que haya algunos atributos comunes a algunos de los miembros de una categoría
superordinada significa que sólo algunas de las categorías de nivel básico que se
incluyen en una categoría superordinada tienen atributos comunes entre sí. Por
ejemplo, en la categoría superordinada “mueble”, las categorías de nivel básico
“silla”, “mesa” y “cama” tienen en común el atributo “patas”, pero otros miembros de
la misma categoría superordinada, como “estante”, “lámpara” o “tapete” no
comparten ese atributo.
Ahora, fenomenológicamente, ¿qué significa que la determinación sea común a
algunos conceptos empíricos específicos? Tomemos como punto de partida un
ejemplo particular. Se dice que las “patas” son determinaciones del concepto de
“silla” porque la mayor parte de las experiencias reunidas en el concepto “silla” tiene
alguna determinación de “patas”. Se dice que tienen en común alguna
determinación de “patas” porque no es que todas tengan en común la misma
determinación de “patas” ─afirmar esto sería suponer que todas las experiencias de
“silla” sedimentadas y posibles tienen las mismas “patas” y eso es absurdo─. Si no
tienen en común la misma determinación de “patas”, entonces la determinación
Debe mencionarse el hecho de que la determinación común a todas las determinaciones que
componen la extensión de un concepto podría consistir en el eidos de ese concepto. Sin embargo,
aquí ya no estaríamos hablando de un concepto empírico sino de un concepto puro y los
experimentos de Rosch no tienen nada que ver con los conceptos puros.
220
260
“patas” no es una determinación concreta y, si no es una determinación concreta,
debe ser, entonces, un conjunto de determinaciones que guardan algún tipo de
afinidad entre sí. En efecto, cuando miramos las determinaciones de “patas” de los
diferentes sustratos sedimentados y posibles del concepto “silla”, vemos que,
aunque todas son diferentes, guardan relaciones de homogeneidad entre ellas:
aunque las patas de la silla del comedor sean talladas y las patas de las butacas
no, aunque las patas de las butacas sean largas y las patas de la silla del escritorio
no, y aunque las patas de la silla del escritorio tengan ruedas y las de la silla del
comedor no, a todas ellas las llamamos patas porque mantienen una gran afinidad
entre sí (por ejemplo, todas tienen la misma función, todas mantienen la misma
relación con el resto de la “silla”, etcétera). A todas las determinaciones de “patas”
de los sustratos de “silla” las llamamos patas por la misma razón por la que
llamamos sillas a todas las experiencias que se incluyen dentro del concepto de
“silla”. Eso es, porque todas mantienen unos nexos de afinidad lo suficientemente
estrechos para vincularse dentro de una objetividad mayor. Por consiguiente, la
determinación “patas” que comparten los sustratos sedimentados y posibles del
concepto “silla” es una generalidad, ya típica, ya conceptual. De ahí se sigue que el
hecho de que las experiencias sedimentadas y posibles del concepto “silla”
compartan o tengan en común la determinación “patas” quiere decir que las
determinaciones concretas de “patas” de cada uno de los sustratos de “silla” se
asocian por semejanza con el tipo “patas”. El que la determinación “patas” sea
común a todas las “sillas” significa, entonces, que todas entran en asociación con la
determinación típica “patas”. Y como el tipo “patas” no está constituido sólo por las
determinaciones de “patas” de las experiencias de “silla”, sino que en él caben
también ─dada la afinidad que mantienen entre sí─ las determinaciones de “patas”
de otros conceptos como el concepto de “cama” y el de “mesa”, las determinaciones
particulares de “patas” de los conceptos “cama” y “mesa” también se asocian con la
generalidad ─típica o conceptual─ “patas”. Es por ello por lo que de los conceptos
“silla”, “mesa” y “cama” se puede decir que comparten la determinación “patas”
─pues lo que comparten es el tipo “patas”─. Y así como las experiencias
sedimentadas y posibles de cada uno de esos conceptos empíricos se vinculan por
261
el nexo que mantienen con el tipo “patas”, los tres conceptos como totalidad también
construyen nexos por afinidad entre sí en virtud de su asociación con el tipo “patas”.
Por supuesto, esto mismo se puede ver en casos concretos: las patas de esta silla
se parecen a las patas de esta cama y, por ende, a ambas las puedo reunir en un
concepto específico de “patas” ─y, asimismo, puedo asociar a la silla y a la cama
por la determinación particular que comparten─. De cualquier manera, lo que une a
las determinaciones comunes de un concepto, ya específico, ya general, son los
nexos de afinidad entre ellos.
En resumen, se dice que una determinación (o un atributo) es común a algunos de
los miembros de un concepto general (o una categoría superordinada) porque la
determinación notificada no es una determinación concreta sino una determinación
típica que vincula a los miembros (a los conceptos específicos o categorías de nivel
básico) que se asocian con ella.
Lo anterior muestra que dentro de una generalidad de nivel superior como “mueble”
no sólo están implicadas generalidades específicas como “silla”, “mesa” y “cama”,
sino que también están implicadas las generalidades constituidas por sus
determinaciones como las “patas”, la “superficie”, el “espaldar”, el “color” y la
“forma”. Por consiguiente, los grados de semejanza que determinan el grado de
generalidad de un tipo o de un concepto empírico no sólo asocian determinaciones
particulares sino también tipos de determinaciones. De modo que el núcleo de las
generalidades abstractas también está constituido por un enlace entre objetividades
típicas y conceptuales.
ii. La correlación entre el grado de prototipicidad y el grado de
parecidos de familia
El segundo resultado del experimento mostró correlaciones significativas entre los
grados de prototipicidad y los grados de parecidos de familia. Con base en estos
hallazgos, Rosch extrajo la siguiente conclusión:
entre más un ítem tiene atributos en común con otros miembros de la
categoría, más será considerado un miembro bueno y representativo de la
262
categoría […] [y correlativamente] entre menos prototípico el ítem, menos
otros ítems en la categoría tienden a compartir cada atributo” (Rosch &
Mervis, 1975, p. 582).
¿Estas correlaciones muestran lo que acontece en la experiencia? Para responder
esta pregunta, debemos entender lo que señalan las dos medidas correlacionadas.
α. El indicador de grado de parecidos de familia
¿Qué señala el grado de parecidos de familia de un miembro de una categoría
superordinada? La medida se puede descomponer en dos grandes partes: 1. La
ponderación de los atributos y 2. La asignación del grado de parecido de familia a
los miembros de la categoría.
1. En la ponderación de los atributos, “cada atributo recibió un puntaje, que oscilaba
de 1 a 20, representando el número de ítems en la categoría que había sido
acreditado con ese atributo” (Rosch & Mervis, 1975, p. 578). La ponderación señala
la cantidad de conexiones que mantiene el atributo con los miembros de la
categoría. Un atributo grado 20 tiene conexiones con todos los miembros de la
categoría y un atributo grado 1 tiene conexiones con uno solo de los miembros de
la categoría. En términos experienciales, la ponderación señala el número de
conceptos específicos que comparten un mismo tipo de determinación. Por ejemplo,
que el tipo de determinación “patas” haya sido compartido por los conceptos “silla”,
“mesa” y “cama”.
2. El grado de parecidos de familia de un ítem fue “la suma de las puntuaciones
ponderadas de cada uno de los atributos que se habían enumerado para ese ítem”
(Rosch & Mervis, 1975, p. 578). Como el grado de ponderación señala la cantidad
de conexiones del atributo con los ítems de una categoría superordinada, y el grado
de parecidos de familia es la suma de los grados de ponderación de los atributos
que le fueron asignados a un ítem, el grado de parecidos de familia señala la
cantidad de conexiones que mantiene un ítem con los demás miembros de la
categoría en virtud de los atributos que le fueron asignados. En términos
experienciales, el grado de parecidos de familia señala la cantidad de asociaciones
263
por semejanza que mantiene un concepto específico con otros conceptos
específicos por las determinaciones típicas que los sujetos de laboratorio
encontraron en ellos.
Que el indicador señale sólo la cantidad de asociaciones por semejanza y no la
intensidad de las asociaciones lo hace un indicador defectuoso ─si lo que se quiere
es mostrar evidencia cuantitativa de la complejidad de las síntesis de asociación
que mantienen algunos de los conceptos empíricos incluidos en la extensión de un
concepto general─. Por ejemplo, si el sujeto hubiese hallado en el concepto
empírico “silla” las determinaciones “patas” y “espaldar” y si la determinación típica
“patas” hubiese sido hallada también en los conceptos “mesa”, “cama” y “sofá”,
mientras que la determinación “espaldar” hubiese sido hallada también sólo en el
concepto “sofá”, el indicador de parecidos de familia mostraría que el concepto “silla”
tiene un grado de afinidad con los conceptos “cama”, “mesa” y “sofá”, pero no
mostraría que mantiene un mayor grado afinidad con el concepto “sofá”.
β. El indicador de grado de prototipicidad
En el apartado (I. 2. c) de este capítulo se dijo que el grado de prototipicidad de una
categoría de nivel básico señala el grado de semejanza entre un miembro concreto
de la categoría y el núcleo de la categoría. Se dijo, además, que por “grado de
semejanza” se entiende la magnitud de distancias de semejanzas y la cantidad de
momentos semejantes que mantienen dos más determinaciones. Y se dijo,
finalmente, que el “núcleo de la categoría” señala la cantidad de experiencias
sedimentadas de un concepto que mantienen mayor grado de semejanza entre sí y
mayor grado de contraste con las determinaciones de otros conceptos.
γ. La correlación entre el grado de prototipicidad y el grado de parecidos de familia
El grado de prototipicidad y el grado de parecidos de familia son dos maneras de
contemplar las mismas clases de asociación por las que se constituye la estructura
de un concepto empírico. Esto se demuestra en los siguientes tres razonamientos:
264
1. El grado de prototipicidad señala el grado de semejanza entre las
determinaciones del concepto empírico y las determinaciones del núcleo del
concepto general. Eso quiere decir que la relación que vincula a tales
determinaciones es una relación de homogeneidad. Husserl explica que toda
síntesis de homogeneidad conduce a una síntesis de coincidencia (ya completa, ya
parcial). Por consiguiente, entre las determinaciones del concepto empírico y las
determinaciones del núcleo del concepto general que mantienen vínculos por
homogeneidad también hay síntesis de coincidencia. Por ejemplo, si la
determinación típica “patas” del concepto específico “silla” entra en asociación
homogénea con la determinación típica “patas” del núcleo del concepto general
“mueble”, debe ocurrir una superposición entre ambas determinaciones. No una
superposición completa, pues en el tipo “patas” del concepto general “mueble” están
implicadas experiencias de “patas” de otros muebles como la “cama” o la “mesa”,
pero sí una coincidencia parcial dada en virtud de semejanzas entre algunos
aspectos concretos de la determinación (como la forma o la función, entre otras).
Tal superposición no solo indica un grado elevado de semejanza sino una síntesis
de coincidencia entre la determinación del concepto específico y la determinación
del núcleo del concepto general. Y si ambas determinaciones coinciden, entonces
ambas pueden ocupar cualquiera de los dos lugares de la relación. Si el tipo “pata”
del concepto de “silla” entra en coincidencia con un cierto contenido del tipo “pata”
del núcleo del concepto de “mueble”, entonces el contenido de la coincidencia hace
parte tanto del concepto “silla” como del núcleo del concepto “mueble”. Puede
decirse, entonces, que el grado de prototipicidad señala las determinaciones del
concepto específico que forman parte del núcleo del concepto general al que él
pertenece. Por lo tanto, un concepto más prototípico tendrá más determinaciones
contenidas en el núcleo del concepto general que un concepto menos prototípico.
Es decir, el concepto empírico prototípico le aporta más determinaciones al núcleo
del concepto general que el concepto menos prototípico.
2. ¿Por qué el miembro con mayor grado de parecidos de familia tiene más
asociaciones con los demás miembros de una categoría superordinada? Si el
núcleo de un concepto general está compuesto por las determinaciones del
265
concepto que guardan los mayores niveles de semejanza entre sí y los mayores
contrastes con las determinaciones de otros conceptos generales, entonces él debe
mantener también las mayores semejanzas con las determinaciones de los
conceptos específicos que se incluyen en un concepto general. Pues si las
determinaciones de los conceptos específicos que se incluyen en un concepto
general contrastaran con las determinaciones del núcleo del concepto general, ellas
encontrarían, por la misma razón, afinidad con las determinaciones de otros
conceptos generales y, por consiguiente, se incluirían más en esos otros conceptos
que en el concepto al que se supone que pertenecen. Además, se ha mostrado que
las determinaciones de los tipos y de los conceptos empíricos también se ordenan
según las regularidades de la magnitud de distancias entre semejanzas y la cantidad
de momentos semejantes. En la medida en que una determinación pierde intensidad
de semejanza y cantidad de momentos semejantes con el núcleo de un tipo o de un
concepto gana semejanzas con las determinaciones de otros tipos o conceptos. Por
consiguiente, los conceptos específicos que estén más cerca del núcleo del
concepto general también van a mantener mayores semejanzas con los demás
conceptos específicos del concepto general. Asimismo, los conceptos específicos
que se encuentren más lejos del núcleo del concepto general van a perder
semejanzas con los demás conceptos específicos del concepto general. De lo
anterior se sigue que, si las determinaciones de un concepto específico guardan
mayores semejanzas con las determinaciones de los demás conceptos específicos
que se incluyen en la extensión del concepto general, aquel concepto específico va
a encontrarse más cerca del núcleo del concepto general. Y como la proximidad
señala aquí el grado de semejanza, y el grado de semejanza implica una cierta
coincidencia, de ahí se sigue que las determinaciones de aquel concepto específico
─a saber, el concepto específico del que sabemos que está más cerca del núcleo
del concepto general por el hecho de mantener más semejanzas con los demás
conceptos específicos que se incluyen en el concepto general─ forman síntesis de
coincidencia con las determinaciones que constituyen la extensión del núcleo del
concepto general. Ahora bien, como el indicador de parecidos de familia señala el
grado de semejanza entre las determinaciones de un concepto específico y las
266
determinaciones de los demás conceptos específicos que se incluyen en la
extensión de un concepto general, de ahí se sigue que el indicador de parecidos de
familia también señala el grado de semejanzas y coincidencias que un concepto
específico mantiene con respecto al núcleo del concepto general.
3. ¿Cuál es la diferencia entre la medida del grado de prototipicidad y la medida del
grado de parecidos de familia, si ambas señalan la proximidad que un concepto
empírico
mantiene
con
respecto
al
núcleo
del
concepto
general?
Fenomenológicamente la diferencia parece ser la manera como se llega a ver la
relación entre el concepto empírico y el núcleo del concepto general. Cuando el
sujeto determina el grado de prototipicidad de un concepto empírico, parte del
múltiple de determinaciones que constituyen la extensión de tal concepto y después,
mediante series de síntesis de homogeneidad y heterogeneidad, rastrea, por así
decir, el grado de conexión que mantiene con el núcleo del concepto general. Es un
proceso directo en el que el sujeto mismo busca las asociaciones entre las
determinaciones del concepto específico y el núcleo del concepto general. Por otro
lado, la medida del grado de parecidos de familia permite conocer el nexo entre las
determinaciones del concepto específico y el núcleo del concepto general de
manera indirecta. No se le pide al sujeto que busque las asociaciones. Sólo se le
pide que mencione unas determinaciones de cada concepto. Las asociaciones entre
las determinaciones de los conceptos específicos se hacen artificialmente, por así
decir, o por intermedio de las expresiones del sujeto, para ser más precisos. Esas
asociaciones constituyen la medida de los parecidos de familia. La explicación de
por qué se dan esas asociaciones sólo se sabe cuando se formula la correlación
entre el indicador de parecidos de familia y el indicador de grado de prototipicidad.
Los resultados de la correlación muestran que si un concepto específico tiene un
grado elevado de prototipicidad también tiene un grado elevado de parecidos de
familia. Rosch et al. no llegan a saber por qué eso es así. Sólo concluyen que el
principio de los parecidos de familia es un principio de ordenamiento y de formación
de la estructura interna de las categorías. La razón de por qué se da tal correlación
sólo se puede ver cuando se hace la reconstrucción analítica de la experiencia del
sujeto y se leen los resultados del experimento de Rosch et al. con base en esa
267
interpretación: la correlación ocurre porque ambas medidas señalan el grado de
proximidad del concepto empírico al núcleo del concepto general.
A los razonamientos anteriores se les objetará que, si bien hay evidencia
fenomenológica que los soporta, no hay suficiente evidencia empírica que muestre
que los conceptos con mayor grado de prototipicidad y mayor grado de parecidos
de familia mantienen los mayores contrastes con los miembros de otras categorías
superordinadas. A esta objeción se responde en el siguiente numeral.
4. Experimento 3. Correlaciones entre el grado de
prototipicidad y el grado de parecidos de familia II
a. Descripción del experimento
i. Hipótesis
El segundo experimento de Family resemblances: Studies in the internal structure
of categories formulaba la siguiente hipótesis:
Los miembros más prototípicos de las categorías no sólo tendrían el mayor
parecido de familia con los miembros de su categoría, sino que también
estarían distantes al máximo de los miembros de otras categorías en el
mismo nivel de contraste lingüístico y, por lo tanto, tendrían menos atributos
en común con ellos (Rosch & Mervis, 1975, p. 584).
ii. Los sujetos
“Los sujetos fueron 400 estudiantes en clases de psicología introductorias y
superiores de la división, ninguno de los cuales había participado en el Experimento
1. Participaron en el experimento como parte de su trabajo en el aula” (Rosch &
Mervis, 1975, p. 585).
268
iii. El estímulo
Los estímulos eran los mismos miembros de cinco de las seis categorías
superordinadas más comunes de sustantivos concretos que se habían
utilizado en el Experimento 1 (la ropa se omitió por error). Los artículos se
ensamblaron de la misma manera que se describe para el Experimento 1. La
única diferencia en el formato fue que debajo de cada artículo, se imprimieron
en la página tres líneas con la etiqueta "1, 2 y 3" (Rosch & Mervis, 1975, p.
585).
iv. El procedimiento
Para conocer el contraste lingüístico de manera directa se utilizan experimentos
basados en la pregunta “si X no es Y, ¿qué es? (o ¿qué puede ser?)”. Sin embargo,
Rosch et al. encontraron en una prueba piloto que los sujetos daban respuestas que
no parecían razonables cuando se las mostraban a otros sujetos. Por eso decidieron
medir el grado de contraste de manera indirecta basada en el siguiente
razonamiento: “Si los mejores ejemplos de categorías superordinadas son aquellos
que tienen menos en común con otras categorías, ellos deberían ser los miembros
dominantes de pocas (o ninguna) categorías distintas del superordinado en
cuestión” (Rosch & Mervis, 1975, p. 585).
La instrucción fue la siguiente:
En cada una de las páginas proporcionadas, verá un sustantivo y tres líneas.
En cada línea, queremos que escriba una categoría a la que pertenece el
sustantivo. Por ejemplo, si el sustantivo fuera "collie", podría escribir perro,
animal o mascota (etc.). Tenga en cuenta que todas las palabras que ve
deben interpretarse como sustantivos concretos, no como verbos. Por
ejemplo, si vio la palabra "vestido", interprete como la prenda de vestir
"vestido" y no la acción de vestirse. Asegúrese de escribir tres categorías a
las que pertenece el sustantivo para cada sustantivo (Rosch & Mervis, 1975,
p. 585).
269
v. Computación del puntaje de membresía de una categoría
Las categorías listadas en las posiciones primera, segunda y tercera fueron
ponderadas de la siguiente manera: “tres para la mención del primer lugar
mencionado, dos para la mención del segundo lugar, uno para la mención del tercer
lugar” (Rosch & Mervis, 1975, p. 585). Después diseñaron una medida para conocer
“el grado de dominio del superordinado designado sobre los otros superordinados
mencionados más frecuentemente” (Rosch & Mervis, 1975, p. 585). La medida se
construyó de la siguiente manera:
Para cada ítem, esta fue la siguiente medida ponderada: (superordinado
designado menos el otro superordinado mencionado más frecuentemente)
más (superordinado designado menos el segundo otro superordinado más
frecuentemente medido). Esto produjo una sola medida de dominio de
categoría para cada elemento (Rosch & Mervis, 1975, p. 585-586).
vi. Resultados
Los datos obtenidos en este experimento señalaron el grado de membresía de una
categoría de nivel básico en otras categorías. Rosch et al. no muestran estos
resultados particulares sino aquellos que comprueban la hipótesis del experimento:
Los ítems dentro de cada categoría se clasificaron de acuerdo con su grado
relativo de dominio de categoría. Se realizó una correlación de orden de
rango de Spearman para cada categoría entre el dominio de categoría y la
prototipicidad. Estas correlaciones fueron: fruta, 0,71; muebles, 0.83;
vegetales, 0,67; vehículo, 0,82; arma, 0.77. Todos fueron significativos (p
<.001) (Rosch & Mervis, 1975, p. 586).
Aunque las correlaciones no muestran resultados tan contundentes como las del
experimento anterior son suficientes para probar la hipótesis que sostiene que entre
más prototípico es un miembro de una categoría superordinada menos parecidos
de familia mantiene con los miembros de otras categorías.
270
b. Lectura fenomenológica de los resultados
Al final del apartado anterior se formuló una objeción hipotética a los razonamientos
que demuestran que las medidas de grado de prototipicidad y grado de parecidos
de familia señalan ambos (el primero de manera directa y el segundo de manera
indirecta) el grado de proximidad del concepto empírico con el núcleo del concepto
general al que pertenece. La objeción afirmaba que no había evidencia empírica
que probara que las medidas de grado de prototipicidad y grado de parecidos de
familia mostraran el mayor contraste con los miembros de otras categorías
superordinadas. Pues bien, los resultados empíricos de este experimento muestran
la evidencia empírica que hacía falta.
Dado que con esto se ha comprobado la tesis defendida en la lectura
fenomenológica del experimento anterior, no hace falta hacer una interpretación de
la experiencia del sujeto de este experimento o una lectura fenomenológica de sus
resultados.
5. Conclusión
¿Existe alguna relación entre los procesos y fenómenos hallados por Rosch en sus
estudios sobre el principio de los parecidos de familia y los procesos y fenómenos
hallados por Husserl en sus estudios sobre el papel de las síntesis de asociación en
la constitución de los tipos?
El sujeto del experimento 1 de Cognitive representations of semantic categories
desarrolla síntesis pasivas de asociación entre los conceptos específicos y el núcleo
del concepto general para determinar qué tan bien representan esos conceptos
específicos su imagen o idea del concepto general. El grado de prototipicidad señala
el grado de semejanza que mantiene un concepto específico con respecto al núcleo
del concepto general.
El sujeto del experimento 1 de Family resemblances: Studies in the internal structure
of categories busca las determinaciones actuales y posibles que componen un
concepto específico. Con base en esa información, Rosch et al. establecen dos
271
medidas: 1. La medida de los parecidos de familia y 2. La correlación entre la medida
de los parecidos de familia y el grado de prototipicidad. La lectura fenomenológica
de la primera medida señala de manera directa la semejanza entre las
determinaciones de un concepto empírico y las determinaciones de los demás
conceptos empíricos del concepto general y de manera indirecta la semejanza entre
las determinaciones del concepto específico y el núcleo del concepto general. La
correlación entre las medidas de parecidos de familia y grado de prototipicidad se
debe a que ambas señalan el grado de semejanza que un concepto específico
mantiene con el núcleo de un concepto general.
a. Convergencia de las dimensiones horizontal y vertical de
las categorías
Rosch distingue dos dimensiones de ordenamiento de las categorías: 1. La
dimensión vertical que se refiere al “nivel de inclusividad de la categoría”, y 2. La
dimensión horizontal que se refiere a la “segmentación de categorías al mismo nivel
de inclusividad” (Rosch, 1978, p. 253). Según Rosch, las medidas del grado de
prototipicidad y del grado de parecidos de familia muestran el ordenamiento de las
categorías en la dimensión horizontal: las categorías se organizan en una estructura
interna conformada por múltiples asociaciones entre sus miembros, cuyo núcleo
está compuesto por los miembros más prototípicos.
Los resultados de este estudio muestran que las medidas del grado de prototipicidad
y del grado de parecidos de familia señalan la cercanía de un miembro de un
concepto empírico al núcleo de ese concepto. El núcleo de un concepto empírico
está constituido por especies de nivel inferior (en el caso de los conceptos
abstractos) o por concretum (en el caso de los conceptos concretos). Es decir, el
núcleo de un concepto empírico se encuentra en los grados inferiores de
generalidad de ese concepto. Es como decir que el núcleo de las categorías
superordinadas se encuentra en atributos de las categorías de nivel básico. Por lo
tanto, los resultados de este estudio muestran que en el ordenamiento de los
conceptos empíricos y de los tipos convergen las dimensiones horizontal y vertical
que distingue Rosch (para una representación gráfica, véase la figura 2).
272
Consideraciones finales
1. El término “categoría”
La tesis general de Rosch acerca de la categorización se enfrenta a la manera como
la tradición filosófica había definido el término “categoría”:
Antes de mi trabajo, las categorías y los conceptos simplemente se suponían,
desde la filosofía, que eran algo explícito y formal, es decir, conjuntos lógicos
arbitrarios con características definitorias y límites bien definidos. Esto es lo
que ahora se llama la visión clásica de las categorías, que desciende desde
Aristóteles hasta Locke y los empiristas británicos. En pocas palabras, es la
idea de que las categorías y los conceptos son cuestiones de lógica; son
conjuntos claramente delimitados; algo está o no está en la categoría. Está
en la categoría si tiene ciertas características definitorias, y si no la tiene, está
fuera de la categoría (Rosch, 1999).
Pero a esta afirmación debe hacérsele una objeción. Para Aristóteles las categorías
son conceptos como “entidad”, “cantidad”, “cualidad”, “relación”, etcétera. Es decir,
para Aristóteles, los conceptos como “perro”, “silla” o “rojo” no son categorías. En la
filosofía moderna, Kant extendió la tabla de las categorías a 12 conceptos que
tampoco incluyen los conceptos que Rosch denomina “categorías”. Husserl utiliza
el término “categoría” para señalar conceptos semejantes a los de Kant. El que para
Aristóteles y para Husserl las categorías sean cuestiones ontológicas y para Kant
no es un problema secundario por ahora. Lo importante aquí es que Rosch define
el concepto de “categoría” de una manera completamente diferente a como lo hace
la tradición filosófica, desde Aristóteles hasta Husserl. Por consiguiente, su
afirmación de que la tradición filosófica ha entendido mal el problema de las
categorías es incorrecta. Más aún, debe decirse que ella es la que ha entendido mal
la manera como se ha definido este término en la tradición filosófica.
273
Ahora bien, en este trabajo se ha hecho un intento de diálogo entre la tesis de Rosch
sobre “categorización” y la tesis de Husserl sobre “conceptualización” y “tipificación”.
Se ha hecho el intento de comprender lo mejor posible las tesis de ambos autores
y de reconocer las diferencias y semejanzas en los objetos de estudio y los
resultados de sus investigaciones. El resultado de este trabajo ha mostrado que
aquello que Rosch denomina “categorías” corresponde a los procesos y los
fenómenos que Husserl denomina “tipos” y “conceptos” ─pues Rosch no tiene la
capacidad de distinguir operaciones y objetividades de la receptividad y la
espontaneidad─. Y como Husserl también usa el término “categoría” y lo hace para
señalar fenómenos semejantes a los que la tradición filosófica ha incluido en ese
rótulo, los científicos de la cognición y los filósofos deberíamos al menos
preguntarnos si la terminología de Husserl no da cuenta de este problema de la
cognición de una manera más acertada que la terminología de Rosch.
2. Objetividades de la receptividad y
objetividades de la espontaneidad
En este trabajo se ha mostrado que los procesos y fenómenos encontrados por
Rosch señalan, en buena medida, procesos y fenómenos que pertenecen a ámbitos
de la conciencia diferentes. Aquello que Rosch ha denominado “categorías”,
“prototipos” o “principio de los parecidos de familia” señala operaciones y
objetividades de la receptividad y de la espontaneidad. Si se objetara que tal
separación es inadecuada o improductiva, debe recordarse que ella señala la
diferencia entre experienciar y pensar. Si se niega, entonces, que no hay una
separación entre la sensibilidad y el entendimiento, se afirma a la vez, por ejemplo,
que ver es lo mismo que pensar y tal afirmación es muy difícil de sostener. Otra
cosa sería decir, como lo hacía Kant, que hay una línea tajante entre estas dos
regiones o que se trata de facultades (diferentes). Pero aquí se ha mostrado Husserl
no entiende así la separación de los dos grandes ámbitos de la conciencia. Lo
anterior abre la posibilidad de distinguir estas dos regiones desde el punto de vista
274
de la psicología cognitiva o desde las demás ciencias de la cognición. Pues de esa
manera podría abrirse un diálogo más estrecho con la filosofía y muy seguramente
encontrar evidencias más fuertes para los problemas de la cognición.
3. Wittgenstein y Husserl
Wittgenstein sostenía no hay nada común a los procesos y fenómenos implicados
en el lenguaje. Es decir, no hay algo como una esencia que todos compartan y por
la cual se pueda llamar de la misma manera a diferentes procesos o fenómenos:
En vez de indicar algo que sea común a todo lo que llamamos lenguaje, digo
que no hay nada en absoluto común a estos fenómenos por lo cual
empleamos la misma palabra para todos ─sino que están emparentados
entre sí de muchas maneras diferentes. Y a causa de este parentesco, o de
estos parentescos, los llamamos a todos «lenguaje» (Wittgenstein, 1988,
párr. 65).
¿Qué son aquellos procesos y fenómenos señalados por las palabras? Husserl diría
que, como las palabras son el componente físicamente perceptible de una
expresión, ellas no son sino instrumentos para transmitir una significación y, por
consiguiente, los procesos y fenómenos a los que se refiere Wittgenstein no pueden
ser otra cosa sino conceptos y, más precisamente, conceptos empíricos. Se
objetará que Wittgenstein habla de aquellos procesos y fenómenos en plural y que
un concepto empírico siempre será una objetividad unitaria. Pero el lector debe
recordar que para Husserl el concepto empírico es la aprehensión del múltiple de
experiencias que constituyen la extensión de un tipo y de las múltiples posibilidades
de ser-así esas experiencias. ¿Qué es, pues, un concepto empírico si no una serie
casi infinita de fenómenos enlazados y producidos por una cantidad mayor de
procesos de conciencia? Aun así, replicará el lector, ¿es que, acaso, no conoce lo
que pensaba Wittgenstein acerca de Husserl y su fenomenología? Bueno, pues,
hay que ver más bien cómo es que Wittgenstein llegó a sus conclusiones acerca de
la estructura y el significado de las palabras. Él formula la siguiente pregunta: “¿Qué
275
hay en común a todos [los procesos que llamamos «juegos»]?”. Y advierte antes de
responder: “No digas: «Tiene que haber algo en común a ellos o no los llamaríamos
‘juegos’»”. En lugar de eso, dice Wittgenstein: “mira si hay algo en común a todos
ellos”. ¿Qué significa aquí el término “mira”?, ¿qué es “mirar” lo que señalan las
palabras? Continúa Wittgenstein: “¡No pienses, sino mira!”. Mirar se opone al
pensar. Es la diferencia entre percibir y razonar o entre experiencia y razón.
Wittgenstein se anticipa a algunos filósofos y les dice algo como: “no formules
razonamientos que prueben tus creencias ─pues seguramente vas a encontrar
muchos y muy buenos; es más, mira la historia de la filosofía y ahí hallaras unos
mejores─, sino ve a los procesos y fenómenos mismos, cerciórate tú mismo de si lo
que crees corresponde con lo que acontece”. ¿Qué le falta a Wittgenstein para decir
que el método para resolver este problema es ir a las cosas mismas? “Podría ser ─
dirá el lector─ digamos que le concedo que el método de Wittgenstein no choca con
el método de Husserl en cuanto que ambos se orientan a la experiencia; pero, aun
así, Wittgenstein y Husserl hablan de cosas completamente diferentes, o ¿qué
prueba da usted para decir que hablan de lo mismo?” Como el lector no quedará
satisfecho con el hecho de que Wittgenstein defina los procesos y fenómenos
señalados por las palabras como una red de semejanzas que se superponen y
entrecruzan y Husserl defina los conceptos empíricos como un múltiple de síntesis
de homogeneidad y coincidencia entre determinaciones de sustratos, pues
formulará objeciones lógicas sobre el sentido de los conceptos ─”¿pero qué
entienden ellos por semejanzas?”, “¿qué por coincidencias?”─ aun sin detenerse a
ver si la significación que transmiten es o no es la misma ─una red de parecidos
que se superponen y entrecruzan, como los parecidos entre los miembros de una
familia o como los hilos de una madeja─; como un lector prevenido no quedará
satisfecho con eso, se han buscado aquí pruebas para demostrarlo de otra manera.
Uno podría decir, sin entrar en contradicción con las autoras del estudio, que el
objetivo principal de Family resemblances: Studies in the internal structure of
categories es comprobar empíricamente la tesis de Wittgenstein. Rosch et al. han
mostrado de los nombres señalan categorías y que las categorías tienen una
estructura interna conformada por los nexos por semejanza que mantienen sus
276
miembros. En este estudio se ha mostrado que los conceptos “categorización” de
Rosch y “tipificación” o “conceptualización” de Husserl señalan, en buena medida,
los mismos procesos y objetividades de la conciencia. Por consiguiente, al
comprobarse empíricamente la tesis de Wittgenstein mediante los experimentos de
Rosch y al leerse fenomenológicamente los resultados de tales experimentos se
hallan también pruebas que soportan la idea de que Wittgenstein y Husserl se
refieren a los mismos procesos y fenómenos mediante sus hallazgos acerca de las
palabras y las expresiones. La diferencia entre los hallazgos de Wittgenstein, Rosch
y Husserl no se encuentra tanto en el qué sino en el dónde, pues parece ser que
estos tres autores han visto los mismos procesos y fenómenos en diferentes
estratos de la estructura fractal de nuestra conciencia.
Se anticipa una última objeción: la tesis de Husserl acerca del origen de las
generalidades concretas entra en tensión con la tesis de Wittgenstein acerca del
ordenamiento de los procesos y fenómenos que señalan las palabras. Pues el
origen de los conceptos concretos parece ser algo así como un eidos que comparten
todos los miembros del concepto y esto es precisamente lo que refuta Wittgenstein.
Pero esta sería una mala interpretación de la tesis de Husserl, pues el origen no
entra en asociación por semejanza con todos los miembros de un concepto. El
origen formal y material de un concepto empírico es el lugar desde donde se
despliegan las secuencias de asociación que extienden la generalidad de un
concepto. Él mantiene las mayores asociaciones con los demás miembros de un
concepto, pero no tiene que mantener asociaciones inmediatas con todos ellos
(piénsese, por ejemplo, en el fenómeno de la gradación y en la determinación
continua). Y tampoco es que todos los miembros de un concepto tengan que
mantener asociaciones directas con el núcleo. Además, aquí se ha visto que para
Husserl no hay algo como un eidos en los conceptos empíricos, pues tal cosa sólo
se halla en los conceptos puros. Y aquí no se defiende una relación entre los
conceptos puros de Husserl y los procesos que señalan las palabras de
Wittgenstein.
277
Anexos
Anexo 1. Revisión de la literatura
El apartado revisión de la literatura se divide en tres secciones. En la primera se
expone una breve revisión de la manera como el problema de la categorización ha
sido tratado en la tradición filosófica. En la segunda se presentan los elementos
generales de la tesis sobre categorización que Eleanor Rosch elaboró en los
primeros tres periodos de su programa de investigación. En la tercera se presenta
el estado de la cuestión de esta investigación.
1. La categorización en la tradición filosófica
En esta sección se presentan tres enfoques de categorización en la tradición
filosófica: 1. Aristóteles, 2. La filosofía escolástica, y 3. Kant. Estos tres enfoques no
abarcan la totalidad del pensamiento filosófico sobre el problema de las categorías,
pero sí representan algunas de las aportaciones más significativas al problema de
la categorización en la tradición filosófica.
a. Aristóteles
i. Acerca del significado de las categorías
α. La ambigüedad del término “Légesthai” o las “cosas que se dicen”
De acuerdo con Candel Sanmartín, Aristóteles hace un uso “vago” del término
légesthai (Aristóteles 1982, p. 31). Légesthai es para Aristóteles “decirse” o
“llamarse”, pero este término denota una triple ambigüedad: 1. Puede referirse a [1]
expresiones lingüísticas, [2] a objetos extralingüísticos (esto es, objetos reales), o
[3] a “objetos extralingüísticos en cuanto expresados lingüísticamente” (Aristóteles,
1982, p. 31); 2. Dado el caso que no expresen objetos extralingüísticos, puede
referirse a [1] expresiones como tales (meras palabras), o [2] a los contenidos
278
conceptuales de esas palabras; 3. Puede referirse [1] o bien a “un uso terminológico,
es decir, con significado restringido por una definición, [2] o bien [a] un término
genérico, del uso cotidiano” (Aristóteles, 1982, p. 31). Como Aristóteles no resuelve
este problema, Candel Sanmartín decide seguir a Ackrill y traducir légesthai por la
expresión “cosas que se dicen”. Esta ambigüedad puede entenderse de la siguiente
manera: el término las “cosas que se dicen” tiene un sentido ontológico y un sentido
epistemológico: expresa 1. lo que son las cosas del mundo y 2. cómo se mientan
esas cosas en nosotros, los seres humanos. Y como a Aristóteles no le interesa
realizar una distinción entre estos dos ámbitos ─al menos no en el tratado de las
categorías─ la interpretación de este texto debe hacerse manteniendo la
ambigüedad de la noción “las cosas que se dicen”.
β. Las “cosas que existen” y las “cosas que se dicen de un sujeto”
Acerca de las “cosas que existen” dice Candel Sanmartín: “Esta expresión merece
un comentario perfectamente simétrico al de la nota anterior [en la que se hablaba
de “las cosas que se dicen”]: ni hace referencia a la realidad extralingüística ni a la
mera expresión lingüística: su referente solapa ambos planos significativos”
(Aristóteles, 1982, p. 31).
Aristóteles hace la siguiente distinción de las “cosas que existen”:
“[d]e las cosas que existen, unas se dicen de un sujeto, sin que estén en
sujeto alguno, […] [2] otras están en un sujeto, sin que se digan de sujeto
alguno […] [3] otras se dicen de un sujeto y están en un sujeto […] [4] otras,
ni están en un sujeto, ni se dicen de un sujeto” (Aristóteles, 1982, p. 1a201b9).
De este pasaje parece seguirse que las “cosas que se dicen de un sujeto” son cosas
que existen. Es decir, todas las “cosas que se dicen de un sujeto” son “cosas que
existen”, pero las “cosas que existen” no son todas “cosas que se dicen de un sujeto”
─pues hay cosas que existen y que no se dicen de sujetos─. Ejemplos de “cosas
que se dicen de un sujeto” son: 1. Hombre dicho del hombre individual, eso es, el
hombre individual (por decir, Juan) es un hombre (un ser humano), y 2. El saber leer
279
y escribir dicho de un sujeto, eso es, por ejemplo, el hombre individual sabe leer y
escribir o lee y escribe. De estos ejemplos se hace evidente que el “decirse de un
sujeto” es el “predicar” de (acerca de) un sujeto y, por ende, las “cosas que se dicen
de un sujeto” son “cosas que se predican de un sujeto”. No obstante, es importante
precisar una distinción: Aristóteles habla aquí de “las cosas que se dicen de un
sujeto”, no de las “cosas que se dicen [en general]”. Así que no es correcta la
interpretación de estas dos expresiones como si ambas señalaran un mismo
significado, es decir, como si Aristóteles las utilizara de manera indistinta.
γ. Las “cosas que existen” y las “cosas que están en un sujeto”
¿Qué son las “cosas que existen”? No pueden ser las “cosas que están en un
sujeto”, pues de las cosas que existen unas “están en un sujeto” y otras no. Así que
las “cosas que existen” no pueden ser aquellas cosas que se dan “en alguna cosa
sin ser parte suya, no pudiendo existir fuera de la cosa en la que está[n]” (Aristóteles,
1982, pp. 1a23-25). Por lo tanto, de las “cosas que existen” hay unas que están
dentro de alguna otra cosa sin ser parte suya pero no pudiendo existir fuera de ella,
y hay otras que existen por sí mismas, que son independientes, por así decir. Por
ahora, es todo lo que se puede decir de las “cosas que existen”.
δ. Las “cosas que existen” y las “cosas que se dicen”
“De las cosas que se dicen, unas se dicen en combinación y otras sin combinar. Así,
pues, unas van en combinación, v.g.: un hombre corre, un hombre triunfa; y otras
sin combinar, v.g.: hombre, buey, corre, triunfa” (Aristóteles, 1982, p. 1a17-19).
Ejemplos de las “cosas que se dicen” son: 1. El “hombre individual” (un hombre), 2.
Los predicados “corre”, “triunfa”, 3. Las especies “hombre”, “buey”. De estos
ejemplos al menos dos son también ejemplos de “cosas que existen”: 1. El “hombre
individual” es una de las “cosas que existen” que ni se dicen de un sujeto ni están
en un sujeto, 2. Las especies “hombre” y “buey” son ejemplos de “cosas que existen”
que se dicen de un sujeto sin que estén en el sujeto. Por lo tanto, algunas de las
“cosas que se dicen” son también “cosas que existen”, pero no en el sentido de que
una noción se incluya dentro de la otra, como en el caso de las “cosas que se dicen
280
de un sujeto” y “las cosas que están en un sujeto”, que se incluyen en la categoría
“las cosas que existen”, sino como dos nociones que se usan para referirse a lo
mismo. ¿Por qué usar dos nociones para referirse a lo mismo? Dice Candel
Sanmartín que Aristóteles parece no ser consciente de la ambigüedad del término
légesthai (Aristóteles, 1982, p. 31). Pero como Aristóteles usa dos nociones para
referirse a lo mismo y como una de esas nociones señala la expresión de una
mención (las “cosas que se dicen”) y la otra señala lo que es en el mundo (las “cosas
que existen”), la diferencia entre estas dos nociones no se encuentra en el objeto
de referencia, sino en el lugar que ocupan, por así decir: en el mundo o en la mente.
─De esto se sigue que las “cosas que se dicen de un sujeto” y las “cosas que están
en un sujeto”, en tanto son ellas “cosas que existen” son también “cosas que se
dicen”─.
ε. Las categorías son el significado de las “cosas que se dicen” y de algunas de las
“cosas que existen”
Cada una de las cosas que se dicen fuera de toda combinación, o bien
significa [1] una entidad [sustancia], o bien [2] un cuanto [cantidad], o [3] un
cual [cualidad], o [4] un respecto a algo [relación], o [5] un donde [lugar], o [6]
un cuando [tiempo], o [7] un hallarse situado [situación], o [8] un estar [hábito],
o [9] un hacer [acción], o [10] un padecer [pasión] (Aristóteles, 1982, p. 1b252a1, énfasis nuestro).
Estas diez cosas son las categorías. Así que las categorías son el significado de las
“cosas que se dicen” fuera de toda combinación. Y como las “cosas que se dicen” y
las “cosas que existen” algunas veces tienen una misma referencia (y la diferencia
de los términos señala a la perspectiva, por así decir, desde la que se contempla
aquella referencia ─a saber, el ser en el mundo o el mentarse en el hombre─), las
categorías son también el significado de las “cosas que existen”. Pero como
Aristóteles habla aquí de las “cosas que se dicen”, las categorías son un significado
preeminentemente referido a estas y en un segundo término a las “cosas que
existen”.
281
ζ. El lugar de nuestra interpretación en el marco de los estudios acerca de “Las
Categorías”
Studtmann (2007) distingue tres tipos de interpretaciones acerca del objeto de
clasificación en las categorías de Aristóteles: 1. Para algunos las categorías
clasifican conceptos, 2. Otros dicen que clasifican la realidad extralingüística y
“extraconceptual” y 3. Un tercer grupo dice que las categorías “clasifican los
predicados lingüísticos en la medida en que ellos están relacionados con el mundo
en
formas
sistemáticamente
significativas”
(Studtmann,
2007).
Nuestra
interpretación está en el límite de estos grupos, pues aquí defendemos la idea de
que Aristóteles clasifica, por un lado, la mención expresada de las cosas que
existen, es decir, los conceptos en tanto expresados lingüísticamente, y, por otro
lado, la realidad ontológica del mundo. De manera que seguimos a Ackrill en que
Aristóteles adopta una perspectiva realista en Las Categorías: “[Las Categorías] no
es [un tratado] primaria o explícitamente acerca de nombres, sino acerca de las
cosas que los nombres significan… Aristóteles se basa en gran medida en hechos
y pruebas lingüísticas, pero su objetivo es descubrir verdades acerca de los ítems
no-lingüísticos” Ackrill (1963, p. 71) citado por Studtmann, (2007). Por otro lado,
Studtmann afirma que
Aristóteles acepta explícitamente una doctrina del significado según la cual
las palabras significan convencionalmente conceptos, y los conceptos
significan naturalmente objetos en el mundo (De Int 16a3). Así que, incluso
si él está clasificando palabras en algún sentido, es natural ver su
clasificación como conducida ultimadamente por cuestiones acerca de los
objetos en el mundo al que nuestras palabras corresponden (Studtmann,
2007).
Studtmann quiere defender con esto la idea de que el principal interés de Aristóteles
en Las Categorías es explicar las cosas del mundo. Pero esto sería caer en un
reduccionismo, pues si a Aristóteles no le interesara explicar cómo conocemos las
cosas del mundo, no se habría molestado en usar las dos nociones “cosas que se
dicen” y “cosas que existen”. Más bien, diríamos nosotros, [1] como para Aristóteles
282
las palabras significan conceptos y los conceptos significan cosas del mundo ─con
lo cual hay una distinción entre lo que se mienta y lo que existe─, [2] como esta
distinción se expresa en los términos las “cosas que existen” y las “cosas que se
dicen”, y [3] como en el tratado de Las Categorías estos dos conceptos parecen
referirse, en la mayoría de los casos, a lo mismo desde perspectivas diferentes, de
ahí se sigue que [1] Aristóteles está interesado en explicar no sólo la realidad
ontológica del mundo sino nuestra mención de esa realidad y, [2] en el tratado de
Las Categorías se expone una explicación de la emergencia de sentido del mundo
en una analogía con la constitución de lo que existe en el mundo: la mención de lo
que existe se constituye ─es decir, emerge, nace, se origina─ como se constituye
lo que en efecto existe en el mundo.
Hay un segundo problema que debemos tocar ahora. Ackrill se pregunta por cómo
es que Aristóteles llega al problema de las categorías. Su respuesta es la siguiente:
Aristóteles llegó a su lista de categorías para distinguir “diferentes preguntas
que pueden plantearse sobre algo" y señaló que "solo se puede dar una
gama limitada de respuestas a cualquier pregunta en particular" (Ackrill 1963,
78-9), por ejemplo, la pregunta '¿qué es?' solo se puede preguntar a una
sustancia, y solo las respuestas que describan sustancias son apropiadas.
La pregunta "cuánto", por el contrario, requiere una cantidad para una
respuesta, y así sucesivamente.
Esta posición no contradice nuestra interpretación. Pues para nosotros el objetivo
de Aristóteles en Las Categorías es conocer el significado de lo que existe y de lo
que se mienta. ¿Cómo se conoce ese significado? Mediante preguntas: la pregunta
por lo que es, por cómo es, por cuánto, por su relación, por su tipo de movimiento,
etcétera. Podemos decir que nuestra pregunta es el correlato temporal de la
pregunta de Ackrill: él pregunta por lo que lo motivó en el pasado, por qué plantear
y resolver el problema; nosotros preguntamos por lo que lo motivó en el futuro, para
qué plantear el problema. La respuesta es la misma para ambas preguntas.
Finalmente, debemos anticipar nuestra posición respecto a un tercer punto de
discusión. La mayoría de los estudios sobre las Categorías coinciden en afirmar que
283
allí Aristóteles intenta “enumerar las clases más generales en las que las entidades
en el mundo se dividen” (Thomasson, 2018). Sin embargo, ante esta interpretación
surge una pregunta: ¿cuál es, entonces, la clase más elevada? Studtmann dice lo
siguiente:
Podría parecer que la respuesta a esta pregunta es obvia: por supuesto, hay
un tipo más elevado: ser [being]. Después de todo, alguien podría discutir,
todo existe. Así que la clase que contiene todos y solo seres debe ser la clase
con la mayor extensión posible. Sin embargo, en Metafísica, Aristóteles
argumenta que el ser no es un género (998b23, 1059b31) (Studtmann, 2007).
En efecto, Aristóteles dice que “no es posible que «uno» y «lo que es» sean géneros
de las cosas que son”” (Aristóteles, 1994, pp. 998b23-24). Y como las entidades son
aquellas cosas que responden a la pregunta por lo que es, y, además, como las
entidades primarias son las numéricamente unas, no es posible que ellas sean de
alguna manera el género más elevado. Desarrollaremos esta idea en la siguiente
sección.
ii. La entidad
α. Entidades primarias y entidades secundarias
Aristóteles parte de la distinción entre las entidades primarias y las entidades
secundarias. La entidad primaria es “aquella que, ni se dice de un sujeto, ni está en
un sujeto” (Aristóteles 1982, p. 2a11-13). Y como aquellas cosas que ni se dicen de
un sujeto ni están en él son las numéricamente unas y las individuales, la entidad
primaria será necesariamente una cosa individual (el hombre individual o el caballo
individual). Las entidades secundarias son las especies a las que pertenecen las
entidades primarias y los géneros a los que pertenecen esas especies (Aristóteles
1982, p. 2a14-15). Las entidades primarias hacen posible la existencia todas las
demás cosas:
de modo que todas las demás cosas [todas las cosas que no son entidades
primarias], o bien se dicen de las entidades primarias como de sus sujetos, o
284
bien están en ellas como en sus sujetos. Así, pues, de no existir las entidades
primarias, sería imposible que existiera nada de lo demás (Aristóteles, 1982,
pp. 2b1-5).
Aquí el predicado “existir” hace referencia a las “cosas que existen”. De las “cosas
que existen” y, correlativamente, de las “cosas que se dicen”, unas son condición
para que las otras “existan” ─o “se digan”─, a saber, las entidades primarias. De
ellas “se dicen como de un sujeto” las entidades secundarias, y “están en ellas como
en un sujeto” aquellas cosas que no pueden existir por fuera de las entidades
primarias y que no son parte de ellas (Aristóteles, 1982, pp. 1a23-25). Las entidades
primarias son, pues, condiciones de la “existencia” o del “decirse de” todo lo demás.
β. Gradación de la entidad de las entidades
“Ahora bien, de entre las entidades secundarias, es más entidad la especie que el
género: en efecto, [la especie] se halla más próxima a la entidad primaria”
(Aristóteles, 1982, pp. 2b8-9). Hay entidades que son más entidades que otras. Las
entidades primarias son las entidades primordiales. La especie es más entidad que
el género, porque “se halla más próxima a la entidad primaria” (Aristóteles, 1982,
pp. 9–10). Y la especie está más próxima a la entidad primaria, porque “si alguien
explica qué es la entidad primaria, dará una explicación más comprensible y
adecuada aplicando la especie que aplicando el género” (Aristóteles, 1982, pp. 10–
13). Luego, lo que hace más o menos entidad a la entidad es la capacidad, por así
decir, de responder mejor a la pregunta por lo que es. Si preguntamos, por ejemplo,
¿qué es Juan?, la mejor respuesta es “Juan”, la segunda mejor respuesta es
“hombre” y la tercera mejor respuesta es “animal”.221 Otra manera de decirlo es: lo
que dice del hombre individual con absoluta propiedad es el hombre individual,
mientras que la especie es más propia del hombre individual de lo que lo es el
género. Hay, entonces, una gradación de entidad determinada por la capacidad de
responder a la pregunta por lo que es: aquello que lo explica perfectamente está en
el centro y en torno a él se extienden otras entidades de menor grado. Lo que
Esto es sólo una forma de explicar este fenómeno, pues, como veremos, las entidades primarias
no pueden ser predicados.
221
285
responde perfectamente a la pregunta por lo que es es lo que muestra con absoluta
propiedad aquello de que se pregunta, a saber, la entidad primaria. De ahí que la
capacidad de las entidades secundarias de responder a la pregunta por lo que es
yace en su capacidad de mostrar a la entidad primaria: “Verosímilmente, después
de las entidades primarias, sólo las especies y los géneros, de entre las demás
cosas, se llaman entidades secundarias; pues sólo ellas entre los predicados
muestran la entidad primaria” (Aristóteles, 1982, pp. 2b30-34).222
La entidad primaria hace posible la existencia de todas las cosas (§1) y responde
con absoluta propiedad a la pregunta por lo que es, porque ella subyace a todo lo
demás: “Además de esto, las entidades primarias, por subyacer a todas las demás
cosas, y por predicarse de ellas o estar en ellas todo lo demás, por eso se llaman
entidades en el más alto grado” (Aristóteles, 1982, pp. 2b15-18). Es decir, todo lo
que existe emerge del sustrato subyacente que es la entidad primaria. Las entidades
primarias son las más entidades, porque ellas subyacen a todo lo demás y porque
todo lo demás es bajo la condición de su existencia. La cualidad de subyacer, de
servir de fundamento, se mantiene en el descenso del grado de entidad (en el
descenso de la entidad primaria a las entidades secundarias), aunque con menor
propiedad: así como la entidad primaria subyace a todas las entidades secundarias,
así la especie subyace al género, pero no más que al género. ─De lo anterior se
sigue que la categoría “entidad” es el significado de las “cosas que se dicen” (y de
las “cosas que existen”) en el sentido de que es aquella que responde a la pregunta
de lo que es─.
γ. Los límites de la gradación.
“En cambio, todas aquellas, de entre las mismas especies, que no son géneros, no
son en absoluto la una más entidad que la otra” (Aristóteles, 1982, pp. 2b23-25).
Ninguna entidad primaria es más entidad primaria que otra, ninguna especie es más
especie que otra, ningún género es más que otro. La gradación de entidad se da
sólo en un plano vertical, es decir, la gradación ocurre en cuanto a la diferencia entre
Debido a esto adquieren la capacidad de relacionarse con todas las demás, como lo hacen las
entidades primarias (Aristóteles, 1982, pp. 3a1-8)
222
286
las entidades primarias, las especies y los géneros, pero no dentro de ellas. En un
plano horizontal que compare entidades primarias con entidades primarias o
especies con especies o géneros con géneros no hay ninguna gradación.
δ. Las entidades no están en el sujeto [sustrato], pero pueden ser sujetos [sustratos];
las partes de las entidades pueden ser entidades
Es común a toda entidad el hecho de no estar en un sujeto. Pues la entidad
primaria ni se dice de un sujeto ni está en un sujeto. Y de las entidades
secundarias igualmente es manifiesto que no están en sujeto alguno: en
efecto, hombre se dice del hombre individual como de su sujeto, pero no está
en un sujeto ─hombre, en efecto, no está en el hombre individual─; de igual
modo también animal se dice del hombre individual como de su sujeto, pero
animal no está en el hombre individual (Aristóteles, 1982, pp. 3a8-15)
Ninguna entidad está en un sujeto. Las entidades secundarias se dicen de un sujeto
(como hombre se dice del hombre individual). Y de lo inmediatamente anterior se
sigue que las entidades primarias pueden ser sujetos de predicación. Más aún, esa
parece ser su función principal. Si lo que queremos es conocer el significado de las
cosas que existen, debemos primero determinar lo que es individual. Pero de ello
aún nos queda conocer las especies y los géneros en los que se incluye, las demás
cualidades, las cosas con las que entran en relación, su función en cuanto actividad
o pasividad, etcétera.
Por otro lado, dice Aristóteles acerca del todo y las partes:
No debe preocuparnos, respecto a las partes de las entidades que están en
los todos como en sus sujetos, el vernos obligados a declarar que no son
entidades: en efecto, se dijo que lo que está en un sujeto no debe entenderse
como las partes que se dan en una cosa (Aristóteles, 1982, pp. 3a30-34).
De manera que las partes de las entidades también pueden ser entidades.
287
ε. La entidad primaria significa un “esto”, las entidades secundarias un “cual”
“Toda entidad parece significar un esto. En el caso, pues, de las entidades primarias
es indiscutible y verdadero que significan un esto: en efecto, lo designado es
individual y numéricamente uno” (Aristóteles, 1982, pp. 3b10-13). El “esto” tiene un
carácter cuantitativo (es sólo uno), y un carácter cualitativo (lo individual señala la
independencia con respecto de todo lo demás). No ocurre lo mismo con las
entidades secundarias, pues ellas, en tanto sujetos, no se dicen de uno sino de
muchos. Por eso las entidades secundarias no son un esto. Para Aristóteles ellas
son un cual: “pero no significa un cual sin más, como blanco; pues blanco no
significa nada más que cual, mientras que la especie y el género determinan lo cual
por referencia a la entidad: en efecto, significan una entidad tal o cual” (Aristóteles,
1982, p. 3b18-22).
ζ. Las entidades no tienen contrarios
“Es propio también de las entidades no tener ningún contrario. En efecto, ¿qué
podría ser contrario de la entidad primaria? Así como nada hay contrario del hombre
individual, así tampoco hay nada contrario de hombre o de animal” (Aristóteles,
1982, pp. 3b34-28).
η. La entidad no admite el más y el menos
la entidad no admite el más y el menos: digo, no que una entidad no sea más
entidad que otra ─en efecto, se ha dicho ya que esto es así─, sino que
aquello que cada entidad es no se dice que lo sea más o menos; v.g.: si tal
entidad es hombre, no será más o menos hombre, ni con respecto a sí mismo
ni con respecto a otro (Aristóteles, 1982, pp. 3b34-4a1).
Así que no es que no haya una gradación centro periferia transversal a una misma
línea de entidades, de la primaria a las secundarias, sino que, en uno de esos
niveles (ya sea el concreto, la especie o el género), ninguna es más que otra. Juan
no es más que Pedro, porque son diferentes individuos; y Juan no es más que Juan
porque no se puede hacer tal comparación consigo mismo.
288
θ. La entidad es la única cosa idéntica que admite contrarios
Muy propio de la entidad parece ser que aquello que es idéntico y
numéricamente uno sea capaz de admitir los contrarios, así como en ninguna
otra cosa [de todas cuantas no son entidad] podría uno aducir que lo que es
numéricamente uno sea capaz de admitir los contrarios; v.g.: el color, que es
uno e idéntico numéricamente, no será blanco y negro, y una misma acción
no será deshonesta y honesta, al igual que en todas las otras cosas que no
son entidad (Aristóteles, 1982, pp. 4a10-17).
La entidad admite contrarios, pero no los admite en simultaneidad (véase 6a1-5):
“v.g.: el hombre individual, siendo uno e idéntico, unas veces viene a estar blanco y
otras negro, caliente y frío, a ser deshonesto y a ser honesto” (Aristóteles, 1982, pp.
4a19-21). La diferencia con otras cosas que podría decirse que admiten contrarios,
como la opinión o el enunciado es que ellas admiten los contrarios al cambiar ellas
mismas, mientras que las entidades permanecen invariables (Aristóteles, 1982, p.
4a304b3).
Por otro lado, debe resaltarse el carácter idéntico de la entidad primaria. Según
Candel Sanmartín el predicado “idéntico” señala lo “«siempre idéntico a sí mismo»,
es decir, lo «invariable en su esencia»” (Aristóteles, 1982, p. 40). Luego, la entidad
primaria es aquello que además de ser numéricamente uno y de subyacer a todo lo
demás es invariable en su esencia ─esto no es igualmente válido para las entidades
secundarias─.
b. Los escolásticos
Para la exposición de los trascendentales me baso en una única fuente: The
Transcendentals in the Middle Ages (1992). En lo que sigue presento un resumen
de su exposición.
Los trascendentales son predicados que “parecen aplicarse a cada ser” (Gracia,
1992, p. 113). Algunos predicados de este tipo son “’ser’, ‘uno’, ‘verdadero’, ‘bueno’,
‘cosa’ y ‘algo’” (Gracia, 1992, p. 113). La doctrina de los trascendentales tiene tres
partes:
289
(A) Ser qua Ser tiene ciertos atributos;
(B) Ser qua Ser y sus atributos son trascendentales; y
(C) Los atributos de Ser qua Ser son convertibles con él. (Gracia, 1992, p.
113).
i. Los atributos del Ser
La expresión “Ser qua Ser” se refiere al Ser en general, es decir, al Ser que es
común a todos y cada uno de los seres típicos y particulares, sin ser él mismo un
ser de ningún tipo o clase particular. Esto enfrenta un problema: una cosa que no
sea particular parece no poder tener ningún atributo. ¿Qué es un atributo? Gracia
lo define de tres maneras: 1. Es un término usado para referirse a las características
del Ser qua Ser; 2. Es un término usado para referirse a las características de
cualquier cosa; 3. Es algo que puede ser afirmado o negado de un sujeto en una
proposición. Con base en esto distingue cinco tipos de candidatos para un atributo:
1. Diferencias específicas: son parte de la definición de algo y distinguen una
especie de otra dentro de una clase más general; 2. Predicados generales:
identifican la clase a la que las especies pertenecen; 3. Predicados específicos:
identifican la clase a la que una cosa particular pertenece; 4. Propiedades: aunque
no son parte de la definición, siempre acompañan a los miembros de las especies;
5. Accidentes: ni son parte de la definición de una especie, ni siempre acompañan
a los miembros de las especies. El problema consiste en que si se distinguen estos
cinco sentidos en que algo puede ser un atributo, el Ser qua Ser no podría tener
atributos, pues ni es género, ni es especie y por ende no podría definirse con
respecto a diferencias o propiedades. Además, si se encontraran accidentes que lo
definieran, ellos serían insignificantes y si así lo fueran no podrían ser accidentes
(Gracia, 1992, p. 114). Sin embargo, los filósofos escolásticos encontraron algunos
atributos del Ser qua Ser. No hubo completo acuerdo entre cuáles y cuántos eran,
pero los de mayor aceptación fueron: “uno (unum), verdad (verum), y bueno
(bonum)” (Gracia, 1992, p. 114). Pero de esto surgió el problema del orden de los
predicados: ¿cuáles eran los más básicos?, ¿cuáles dependían de otros?
290
Ya se ha mostrado que para Aristóteles las categorías tienen un carácter ontológico
y epistemológico. Ninguno de los filósofos escolásticos se limitó a decir que los
trascendentales eran meras palabras o conceptos. Pero tampoco hubo acuerdo
entre si tenían o no un carácter ontológico.
ii. La trascendentalidad del Ser y sus atributos
La segunda parte de la doctrina de los trascendentales dice que “Ser qua Ser y sus
atributos son trascendentales”. ¿Qué se entiende por trascendental? Trascendental
puede definirse de la siguiente manera: “X trasciende a Y si y sólo si la extensión
del término que nombra X es más grande que, e incluye a, la extensión del término
que nombra Y” (Gracia, 1992, p. 115). Pero esta definición parece no corresponder
a la que usan los escolásticos para referirse al Ser y sus atributos. Trascendental
para los escolásticos se refiere a la propiedad de “trascender a cada uno y a cada
subgrupo de las categorías aristotélicas, extendiéndolas a todas ellas” (Gracia,
1992, p. 115). Este es, pues, el sentido general que los escolásticos les dieron a los
trascendentales. Para una revisión más detallada, remito al lector a la fuente
original.
c. Kant
i. La pregunta de Kant: cómo es posible el conocimiento de
experiencia
Una de las preguntas que se formula Kant en la Doctrina elemental trascendental
(particularmente, en la sección que va desde la Estética trascendental hasta la
primera división de la Lógica trascendental) es aquella que interroga por la
posibilidad y por la manera como se origina nuestro conocimiento de experiencia.
La respuesta, en su más amplia generalidad, nos es dada en los primeros párrafos
de la introducción a la segunda edición: “aunque todo nuestro conocimiento
comience con la experiencia, no por eso surge todo él de la experiencia” (Kant,
2007, p. B1). Experiencia aquí significa la recepción de impresiones sensibles. Todo
el conocimiento de experiencia comienza con un objeto que afecta nuestros
sentidos. Pero para que ese objeto sea dado ante mi como uno y de ciertas
291
cualidades, como un árbol o una mesa, es necesario un conocimiento a priori que
constituye la forma del conocimiento de experiencia. De modo que para que sea
posible el conocimiento de experiencia son necesarias dos formas de
“conocimiento”: el que surge de la experiencia, de la recepción de impresiones
sensibles (el conocimiento a posteriori), y el que surge antes de la experiencia (el
conocimiento a priori).
ii. Receptividad y espontaneidad; intuiciones y conceptos
Estos son los dos tipos de conocimiento que hacen posible el conocimiento de
experiencia. Pero ellos no nacen todos de la misma fuente. Tanto el conocimiento
empírico como el conocimiento a priori surgen de dos facultades humanas distintas:
la receptividad y la espontaneidad (Kant, 2007, p. A50). La receptividad nos da el
objeto en intuiciones. La espontaneidad nos permite pensar el objeto en conceptos
(Kant, 2007, p. A50). Ambas cosas, intuiciones y conceptos, pueden ser puros o
empíricos. Lo puro es lo contrario de lo empírico en el sentido de que en él no hay
nada que pertenezca a la sensación. Es decir, lo puro no tiene materia, es
enteramente formal. Lo puro es a priori. Sólo hay dos formas de intuiciones a priori:
el espacio y el tiempo (Kant, 2007, p. A22). Ellas le dan forma a la materia de la
sensación. Los conceptos, por otro lado, también pueden ser empíricos, cuando a
ellos pertenece alguna sensación, y pueden ser a priori, cuando contienen
únicamente “la forma del pensar un objeto en general” (Kant, 2007, p. 51). Kant
considera que su propósito es idéntico, en su origen, al de Aristóteles. Por eso
decide llamar categorías a los conceptos puros. Aunque para Kant no son diez, sino
doce los conceptos originariamente puros (Kant, 2007, pp. 79–80).
iii. El principio que se sigue para determinar las categorías
Se llega a la posibilidad de los conceptos puros mediante la descomposición del
entendimiento efectuada mediante la analítica de los conceptos (Kant, 2007, pp.
A65-66). Allí, Kant busca llegar a los conceptos puros más básicos según el principio
dado por las funciones del entendimiento (Kant, 2007, p. A69). Así como las
intuiciones se basan en afecciones, los conceptos se basan en funciones (Kant,
2007, p. A68). Una
función es “la unidad de la acción de ordenar diversas
292
representaciones bajo una común” (Kant, 2007, p. A68). [1] Como el entendimiento
es la facultad de pensar, [2] como pensar es el conocimiento según conceptos, [3]
y como los conceptos son predicados de un juicio posible, Kant llega a la conclusión
de que las funciones del entendimiento pueden ser halladas si se exponen de
manera completa las funciones de la unidad en los juicios (Kant, 2007, p. 69). Estas
son doce, como las categorías (véase, [Kant 2007, p. A70]). Las funciones que dan
unidad a las representaciones en un juicio también le dan unidad a “la síntesis de
diversas representaciones en una intuición” (Kant, 2007, p. A79). Y como la función
que le da unidad a la síntesis de las intuiciones es efectuada por las categorías, el
principio que suministra una regla para conocer el lugar y la integridad de los
conceptos puros son las funciones del juzgar.
iv. Tres observaciones acerca de las categorías
Kant hace tres observaciones acerca de las categorías: 1. Las categorías se pueden
dividir en dos clases: categorías matemáticas y categorías dinámicas. Las primeras
se dirigen a objetos de la intuición y las segundas a la “existencia de estos objetos”
(Kant, 2007, p. B110); 2. Las categorías se agrupan en cuatro rúbricas y cada
rúbrica tiene tres categorías. La tercera categoría de cada rúbrica surge del enlace
de la primera con la segunda, pero no es una categoría derivada (Kant, 2007, p.
B111); 3. en la categoría de la comunidad no es clara la concordancia con el juicio
discursivo. Pero esta existe y se da por la coordinación entre los conceptos del juicio
disyuntivo (a diferencia, por ejemplo de la causalidad y dependencia, donde la
relación no es de coordinación sino de subordinación) (Kant, 2007, p. B112).
v. La deducción trascendental de las categorías
Kant considera necesario exponer las razones por las que los conceptos puros
tienen validez objetiva (Kant, 2007, p. A128). Validez objetiva es la capacidad
“suministrar condiciones de la posibilidad de todo conocimiento de los objetos”
(Kant, 2007, pp. 89–90). Los conceptos puros no son condición para que sean
dados los fenómenos, pero son condición de posibilidad del conocimiento de
experiencia en la medida en que se refieren a priori a objetos. Por las categorías el
objeto es pensado antes de la experiencia (Kant, 2007, p. A93). La deducción
293
trascendental muestra “la manera como conceptos pueden referirse a priori a
objetos” (Kant, 2007, p. A85). Ella no concierne a la manera como el concepto se
adquiere por la experiencia (pues si así fuese hablaríamos de una deducción
empírica) sino al origen de su posesión: los conceptos puros “deben mostrar un
certificado de nacimiento muy diferente de [aquel que certifica] su procedencia de
la experiencia” (Kant, 2007, p. A86). Las categorías expresan de manera universal,
suficiente y necesaria la condición formal y objetiva de la experiencia, y la deducción
trascendental demuestra que sólo por medio de ellas es pensado un objeto antes
de la experiencia (Kant 2007, p. A91, A96). Pero el que las categorías sean
condición de posibilidad de la experiencia también tiene una implicación de
dependencia para ellas. Pues la validez objetiva de las categorías no radica en el
mero hecho de que sin ellas no sería posible el conocimiento de experiencia, sino
en que la experiencia (la recepción de impresiones sensibles) les ofrece a las
categorías la ocasión para actuar(Kant, 2007, p. A86). De manera que, sin las
impresiones sensibles, las categorías no tendrían nada en lo que pudiesen operar.
Esto se refiere a la interdependencia entre la receptividad y la espontaneidad en
cuanto a la generación del conocimiento de experiencia. Es lo que Kant quiere decir
con el juicio: “Pensamientos sin contenidos son vacíos, intuiciones sin conceptos
son ciegas” (Kant, 2007, p. A51). De ahí que para conocer cómo son posibles los
conceptos puros del entendimiento (A95), deban considerarse todas las “fuentes
subjetivas en las que consisten los fundamentos a priori de la posibilidad de la
experiencia […] [atendiendo] a su naturaleza trascendental” (Kant, 2007, p. A97).
Estas fuentes son tres: 1. Lo múltiple de la intuición pura, 2. La síntesis pura de esto
múltiple por la imaginación y 3. Los conceptos que les dan unidad a esa síntesis
pura (Kant, 2007, pp. A78-79).
vi. La manera como las categorías adquieren validez objetiva
Para que el múltiple de la intuición llegue a ser un objeto de experiencia, debe
atravesar por una triple síntesis: 1. Debe ser recorrido y reunido (en la percepción)
por la síntesis de la aprehensión, 2. Deben ser asociadas las representaciones una
tras otra por la síntesis de la reproducción y 3. Deben identificarse esas
294
representaciones como unidades de la conciencia por la síntesis del reconocimiento
en el concepto (conciencia empírica) (Kant, 2007, pp. A98-110). Estas síntesis
empíricas tienen su fundamento y su condición de posibilidad en síntesis a priori
(Kant, 2007, p. A115). La condición de posibilidad de la percepción es el sentido
interno, la de la asociación es la síntesis pura de la producción, y la de la conciencia
empírica es la apercepción originaria. El sentido interno es el tiempo, la síntesis pura
de la producción es la reproducción a priori de las representaciones y la apercepción
pura es “la integral identidad de sí mismo a través de todas las representaciones
posibles” (Kant, 2007, p. A116). Para que haya percepción, el múltiple de la intuición
debe ser ordenado, conectado y puesto en relaciones en el tiempo; para que haya
reproducción de intuiciones sensibles, debe haber reproducción de intuiciones a
priori; para que sea posible la conciencia de unidad del múltiple de la intuición en el
concepto, debe existir la unidad pura, original, necesaria e invariable de la
conciencia de sí mismo que le sirve de fundamento a todos los conceptos. Pero si
las síntesis puras son algo así como el correlato a priori de las síntesis empíricas, y
si la síntesis pura que hace posible la conciencia empírica de unidad del objeto en
el concepto es la apercepción originaria, ¿qué papel juegan las categorías en la
constitución del conocimiento de experiencia? Sobre esto Kant dice lo siguiente:
La unidad de la apercepción con respecto a la síntesis de la imaginación es
el entendimiento, y esa misma unidad, con respecto a la síntesis
trascendental de la imaginación, [es] el entendimiento puro. Por consiguiente,
en el entendimiento hay conocimientos puros a priori que contienen la unidad
necesaria de la síntesis pura de la imaginación con respecto a todos los
fenómenos posibles. Estos [conocimientos] son las categorías, es decir,
conceptos puros del entendimiento (Kant, 2007, p. A119).
La apercepción originaria y la síntesis productiva de la imaginación son los
fundamentos más elevados de la posibilidad de todo conocimiento, pero estas dos
operaciones se basan en las categorías:
En ellas [las categorías] se basa, entonces, toda unidad formal de la síntesis
de la imaginación, y por medio de ésta, también de todo uso empírico de ella
295
(en el reconocimiento, la reproducción, la asociación, la aprehensión) y así
para abajo hasta llegar a los fenómenos porque éstos sólo por medio de
aquellos elementos pueden pertenecer al conocimiento, y en general, a
nuestra conciencia, y por tanto, a nosotros mismos (Kant, 2007, p. A125).
Las categorías, pues, hacen posible la apercepción originaria y correlativamente la
síntesis reproductiva de la imaginación, porque al hacer posible ellas la unidad
sintética del múltiple de las intuiciones, se convierten en el fundamento de la
identidad de la apercepción misma. Es decir, la apercepción originaria sólo es por
la recepción de impresiones y por la unidad de ellas dada por las categorías.
En resumen, las categorías son para Kant la forma de la experiencia en general,
aquello que introduce el orden y la regularidad en los fenómenos, las condiciones a
priori para que aparezca el objeto, las condiciones de posibilidad del conocimiento
de experiencia. Kant da la siguiente definición de las categorías: “Son conceptos de
un objeto en general, mediante los cuales la intuición de éste se considera como
determinada respecto de una de las funciones lógicas [requeridas] para los juicios”
(Kant, 2007, p. B128). Las categorías son, pues, leyes que determinan a la intuición
respecto las funciones lógicas, leyes que introducen una forma con carácter de ley
con ocasión de la aparición del fenómeno.
2. La categorización en el programa de investigación
de Eleanor Rosch
a. Vistazo general de los orígenes y el contenido de la tesis
sobre categorización de Eleanor Rosch
i. El origen de las investigaciones sobre categorización: el
enfrentamiento con la filosofía
Eleanor Rosch nació en el año de 1938 en Nueva York (Pittsburg, 2015). Hija de
padre inglés y de madre rusa. Ambos profesores. Creció en la ciudad de San
Francisco. Se interesó en la psicología y la filosofía cuando hacía su pregrado en
296
Reed College. Hizo su tesis de honor acerca de las Investigaciones filosóficas de
Wittgenstein. Por el mismo Wittgenstein dejó de interesarse en la filosofía: “¿Pero
sabes cómo dice él que te va a curar de hacer filosofía? ─ pues bien, soy la única
persona que he conocido a quien él ha curado” (Rosch, 1999). Wittgenstein la curó
de la filosofía, porque por él Rosch entendió que la filosofía no es la manera de
llegar a la profundidad de las cosas, en particular la filosofía contemporánea, pues,
según ella, la filosofía se ha ido degenerado con el correr de los siglos (Rosch,
1999). Estudió psicología clínica en Harvard. Hizo su disertación sobre el lenguaje
bajo la dirección de Roger Brown. Se casó con el antropólogo Karl Heider y fue a
hacer trabajo de campo a Nueva Guinea.223 Allí trabajó con los Dani (una cultura de
la edad de piedra) en una investigación acerca del color y la forma de las categorías
y acerca de la crianza de los niños. Esta investigación fue el comienzo de su trabajo
sobre categorización: “Al cuestionar la visión predominante de los conceptos y
categorías que habíamos tenido desde los griegos (el problema de los universales,
como se llama en filosofía), mi trabajo fundó el campo actual de la investigación de
categorización” (Rosch, 1999). De manera que estamos frente a una investigadora
que en alguna parte de su vida experimentó un cierto encanto por la filosofía. Por
ello adquirió conocimientos del pensamiento filosófico, en general, y de
Wittgenstein, en particular. Con el tiempo el encanto se desvaneció y, en sus propias
palabras, se “curó de la filosofía”, rechazando su método y los resultados que
produce. De ahí que sus investigaciones sobre la categorización hayan comenzado
con el enfrentamiento a la visión filosófica predominante de las categorías.
ii. El origen de las investigaciones sobre categorización: el
enfrentamiento con la visión clásica de las categorías
Antes de que Rosch empezara sus investigaciones sobre categorización, la
psicología cognitiva desarrollaba sus estudios con base en lo que más adelante
sería denominado la visión clásica de las categorías. Esta era la manera en la que
la tradición filosófica entendía las categorías, desde Aristóteles hasta los empiristas
Estuvo en trabajo de campo durante dos periodos, uno antes y otro después de recibir su título
de PhD, en 1969.
223
297
británicos. Según esta perspectiva, las categorías son algo “explícito y formal, es
decir, […] conjuntos lógicos arbitrarios con características definitorias y límites bien
definidos” (Rosch, 1999). Las categorías eran vistas como “cuestiones de la lógica
y como conjuntos claramente delimitados” (Rosch, 1999). Si las categorías son
“explícitas y formales” y son “cuestiones de la lógica”, entonces, en la visión clásica,
las operaciones de categorización se ejecutan en el nivel superior de la cognición,
el nivel conceptual y del lenguaje. Por otro lado, para que un objeto haga o no parte
de la categoría debe cumplir con unas características específicas. Para que el objeto
sea clasificado dentro de la categoría X, debe cumplir las condiciones a, b, y c, y
cualquier cosa que no las cumpla, queda excluida de la categoría. Por eso, según
esta perspectiva, las categorías tienen límites definidos: algo está o dentro o fuera
de la categoría. Finalmente, el que las categorías sean “arbitrarias” quiere decir que,
al desarrollarse en el nivel más elevado de la cognición, pueden construirse de
diferente manera según el capricho de los miembros de una cultura.224 Los estudios
de Rosch comenzaron con una pregunta que cuestionaba la visión clásica de las
categorías: “mi trabajo dijo, ¡deténganse! “¿Es así como son las categorías del
mundo real?” (Rosch, 1999).
iii. La tesis sobre “categorización” de Eleanor Rosch
Las categorías son para Rosch algo opuesto de lo que son en la visión clásica. En
primer lugar, para ella las categorías no se constituyen según una lista de atributos,
y por ello, no tienen límites definidos. En lugar de decir que el objeto está dentro o
fuera de la categoría, Rosch dice que la pertenencia del objeto a una categoría
puede variar de dos maneras. Primero, por diferencias intersubjetivas. Por ejemplo,
la persona A dice que el objeto X es un mueble y la persona B dice que es una
herramienta. Además, la variación ocurre cuando un mismo individuo “no está de
acuerdo consigo mismo acerca de [la pertenencia del objeto dentro de la categoría]
en diferentes momentos” (Rosch, 1999). Es decir, en un momento determinado,
dadas ciertas condiciones, puede clasificar al objeto X como “mueble” y, en otro
Dice Rosch más abajo en la misma entrevista: “en ese entonces, los antropólogos asumían que
las categorías de color eran arbitrarias y eran muy diferentes en diferentes lenguajes y culturas”
(Rosch, 1999).
224
298
momento, en condiciones diferentes, clasificarlo como “herramienta”. Los límites de
las categorías son, entonces, difusos o no claramente definidos y, por lo tanto, no
se definen por una lista o un conjunto de atributos determinados.
En segundo lugar, para Rosch las categorías no pertenecen al ámbito de la lógica:
“[La categoría] [n]o puede ser una de estas cosas lógicas. Mi idea básica, en
su forma más general, fue que los conceptos y las categorías se forman para
reflejar la estructura del mundo real en lugar de la lógica. (La estructura del
mundo real incluye la percepción y las actividades de la vida)” (Rosch, 1999).
La imprecisión de Rosch en el uso de los términos puede resultar algo confusa, pero
su idea de la categorización no lo es en absoluto. La expresión “La estructura del
mundo real incluye la percepción y las actividades de la vida” no se refiere a la
estructura ontológica del mundo. Es decir, no es, por ejemplo, que lo único real del
mundo sea nuestra percepción de él y nuestras acciones en él. Por el contrario, esta
expresión señala el “reflejo” en la mente de un individuo humano de lo que es en
realidad el mundo. Esto se prueba en la explicación que da Rosch algunas líneas
más abajo: “Para las categorías de color, la estructura del mundo real significa la
percepción humana combinada con la física de la luz” (Rosch, 1999). Dado que
Rosch había definido las categorías como cosas que se forman para reflejar la
estructura del mundo real, en la expresión “para las categorías de color” la
preposición “para” señala no a la categoría como entidad ontológica sino como
representación del mundo, es decir, señala el “reflejo” del mundo real. Por lo tanto,
el que la estructura del mundo real signifique la percepción humana combinada con
la física de la luz quiere decir que así se refleja la estructura del mundo real en
nuestra mente.225 De lo anterior se sigue que el término “reflejar” es usado por Rosch
para señalar el producto de las operaciones de percepción y de movimiento en el
El que la tesis de Rosch no implique una ontología en la que el ser es la percepción de él o la
actividad en el mundo no quiere decir que no haya algún tipo de ontología en la tesis de Rosch. Aquí
se revela su posición, no completamente diferente a la de posiciones realistas, como la de
Aristóteles: el mundo está dividido en categorías y nosotros tenemos la capacidad de captar esas
categorías con mayor o menor precisión. Así lo explica en la entrevista de 1999: “Mi afirmación era
que hay un nivel básico de abstracciones que refleja la estructura de correlación en la percepción y
uso del mundo real del objeto” (Rosch, 1999).
225
299
mundo (“las actividades de la vida”), eso es, la representación de los objetos del
mundo y de las interacciones que el individuo tiene en él.226 De manera que lo
opuesto a la lógica, aquel ámbito al que pertenece la categorización, es algo como
el ámbito que la presupone, el ámbito de las operaciones más básicas de cognición,
lo que en las ciencias cognitivas ha sido denominado el inconsciente cognitivo
(Lakoff & Johnson, 1999, pp. 10–11). Según esta interpretación, las categorías
harían parte del ámbito de las operaciones más básicas de la emergencia de
sentido.
En tercer lugar, para Rosch las categorías no se estructuran de manera arbitraria.
Esto parece contradecir el primer punto, pues allí se decía que los límites de la
categoría varían con la perspectiva individual o situacional, lo cual equivale a decir
que los límites de la categoría se estructuran de manera arbitraria por los individuos
de un grupo y por las circunstancias en las que se encuentren. Pero la arbitrariedad
que cuestiona Rosch no tiene que ver con la periferia de la categoría sino con su
núcleo. Para Rosch las categorías se estructuran de acuerdo con los prototipos de
la categoría, es decir, de acuerdo con los buenos ejemplos de lo que es una
categoría:
En ese momento, los antropólogos asumían que las categorías de color eran
arbitrarias y muy diferentes en diferentes idiomas y culturas. Pero dos
antropólogos en Berkeley habían argumentado que para los términos básicos
de color como rojo, azul, verde, amarillo, los hablantes de diferentes idiomas
estaban de acuerdo en qué colores eran buenos ejemplos del nombre del
color, incluso si variaban mucho en los límites de las categorías. Yo
argumenté que a causa de la forma en que el sistema perceptual funciona,
ciertas áreas en el espacio del color son más sobresalientes que otras, y que
esos colores sobresalientes eran notados primero, recordados más
fácilmente y llegaban a ser prototipos alrededor de los cuales las categorías
Rosch usa la terminología que la psicología de la cognición y del lenguaje desarrolla en los años
1950s y 1960s. En ese entonces era común hablar del lenguaje y de las representaciones mentales
en general como “reflejo” del mundo. Ya en los años 1990s Rosch le da al término “reflejar” un
carácter más amplio, en la medida en que se refiere no sólo a la representación de los objetos del
mundo sino a “las actividades de la vida”, la interacción del individuo con el entorno.
226
300
de color se formaban en las culturas. […] Los resultados específicos tuvieron
que ver en parte con las categorías de color y su universalidad. Pero mi teoría
era sobre las categorías en general. Era que las categorías se forman
alrededor y (o) están representadas mentalmente por estímulos salientes o
ricos en información o altamente imaginables que se convierten en prototipos
para la categoría. Otros elementos se juzgan en relación con estos prototipos;
esa es la forma en que forman los gradientes de la membresía de la
categoría” (Rosch 1999, énfasis añadido).
Las categorías se constituyen de manera arbitraria (por capricho de las culturas)
sólo en la periferia. Pero el núcleo que hace posible la generación de esas periferias
no se constituye de manera arbitraria, sino está determinado, en el caso de los
colores, por unas áreas de color que sobresalen. Estas áreas, matizadas ya por los
lenguajes y las culturas, constituyen variaciones de membresía en las periferias de
la categoría. Las categorías no se construyen de manera arbitraria en su núcleo,
pues ellas se constituyen de acuerdo con nuestra capacidad de captar primero
aquello que después se va a convertir en el prototipo de la categoría. Aquí también
se encuentra el argumento que soporta la idea de que las categorías no tienen
límites definidos. Los límites de las categorías son difusos porque las gradaciones
del núcleo pueden extenderse más o menos hacia las periferias, y el encuentro con
otra categoría no es tanto un choque de fronteras como una superposición o
entrecruzamiento: “No es necesario que haya ningún atributo que todos los
miembros de la categoría tengan en común ─no hay atributos definitorios─ y los
límites de la categoría no necesitan ser definidos. Esto es exactamente contrario a
la vista de las categorías como lógica.” (Rosch, 1999).
De lo anterior podría inferirse que para Rosch hay unas categorías universales que
se determinan por regularidades fisiológicas (también universales) en la especie
humana. Pero respecto a esto Rosch hace la siguiente aclaración:
Sea o no que las categorías de color sean universales, o de qué manera [lo
sean], en realidad no es relevante para cuestiones básicas sobre la
naturaleza de los conceptos y categorías. Para la mayoría de las categorías,
301
nadie diría que existe una base fisiológica clara, y no esperarías que el
contenido de las categorías fuera universal. Lo que es universal, argumenté,
era la estructura de categorías y los procesos por los cuales se forman los
sistemas de categorías (Rosch 1999, énfasis añadido).
Lo que es universal es, entonces, que la categoría se estructura de acuerdo con un
núcleo alrededor del cual se constituyen, por semejanza, los contornos de la
categoría y que esos núcleos se forman por los mismos procesos perceptivos de
prominencia (en el caso de las categorías visuales). El que nuestro aparato
sensoriomotor haya evolucionado para percibir de esa manera y el que los
prototipos de las categorías tengan la misma materia en todas las culturas en las
que se han llevado a cabo investigaciones que así lo demuestran no hace parte de
la posición de Rosch.
iv. Los principios de categorización y el tránsito al enfoque corpóreo
Del enfrentamiento con la visión clásica de las categorías surgió la pregunta por
cómo es la estructura interna de las categorías. Rosch se ocupó de responder esta
pregunta en sus primeros estudios sobre categorización a lo largo de la primera
mitad de la década de 1970. Pero en la medida que iba hallando respuestas e iba
fortaleciendo su tesis sobre la categorización mediante evidencias empíricas,
también iban surgiendo otras preguntas. De los hallazgos sobre lo que es y cómo
es la estructura interna de las categorías, surgió la pregunta sobre cómo se forma
esta estructura. Sin embargo, Rosch no buscaba construir un modelo que explicara
la formación de los prototipos, sino determinar qué principios rigen la formación de
las categorías (Rosch & Mervis, 1975, p. 574, énfasis añadido). La expresión
“formación de las categorías” no se refiere al desarrollo de las categorías en los
niños ni a “la constitución de un modelo de cómo las categorías se procesan (cómo
se hacen las categorizaciones) en las mentes de los hablantes adultos de un idioma”
(Rosch, 1978, p. 252). El trabajo de Rosch buscaba explicar “las categorías
encontradas en una cultura y codificadas por un idioma de esa cultura en un periodo
particular en el tiempo” (Rosch, 1978, p. 252). Es decir, su pregunta no es por los
principios que rigen la formación de cualquier categoría en cualquier momento y por
302
cualquier cultura, sino por los principios que rigen la formación de categorías
específicas de nuestra cultura y de nuestro momento, como silla o automóvil. Con
esto Rosch quiere decir que sus estudios tienen un alcance limitado. Las evidencias
empíricas halladas sólo muestran que la categorización opera de esta u otra manera
en nuestra cultura. Con el cambio de pregunta, la búsqueda por una estructura
interna de las categorías que atraviese a todas las culturas queda desplazada y
Rosch se enfoca sólo en las culturas occidentales.
Podría decirse que este cambio de pregunta abre una nueva forma de entender el
problema de la categorización en las investigaciones de Rosch. El cambio de
pregunta estuvo acompañado de nuevas técnicas de recolección de los datos (como
por ejemplo, la detección de señal [Rosch et al., 1976]) y el perfeccionamiento de
otras técnicas (como la técnica del priming [Rosch & Mervis, 1975]). Los hallazgos
también fueron reveladores. En este periodo de estudio, Rosch le dio un realce
mayor a la influencia de las ideas de Wittgenstein en sus investigaciones,
particularmente la idea de los parecidos de familia (Rosch & Mervis, 1975). También
fue determinante la teoría del cue validity, pues junto con los parecidos de familia
se constituyó en la base de los principios más generales que lograría hallar: principio
de economía cognitiva y el principio de la estructura percibida del mundo (Rosch,
1978, pp. 252–253).
Por otro lado, en este periodo comienza a tomar forma una de las ideas que
desarrollará cuando su programa de investigación haga un giro hacia el enfoque
enactivo: la idea del carácter biológico o evolutivo de la categorización. En sus
primeros estudios sobre categorización, Rosch ya había buscado asociaciones
entre la categorización y las estructuras biológicas, pero enfocadas a la fisiología
humana. (Rosch, 1971, p. 447; Rosch Heider, 1972, p. 20). Sin embargo, muchas
de las hipótesis no encontraron evidencia empírica (Rosch Heider, 1972, p. 15).
Estas intuiciones se fueron perdiendo en la medida que avanzaba su proyecto. Pero
a mediados de la década de 1970 empezó a surgir una nueva manera de entender
la categorización desde un enfoque biológico o evolutivo: aquella que define la
categorización como una función básica de los cuerpos vivientes. Así, por ejemplo,
303
Rosch et al. inician de la siguiente manera el artículo Basic Objects in Natural
Categories :
El mundo consiste en un número prácticamente infinito de estímulos
discriminables diferentes. Una de las funciones más básicas de todos los
organismos es la división del medio ambiente en clasificaciones mediante las
cuales los estímulos no idénticos pueden tratarse como equivalentes (Rosch
et al., 1976, p. 382).
Esta idea, por supuesto, va a ser uno de los pilares de la forma de entender la
categorización en el enfoque enactivo y sólo va a ser desarrollada los estudios que
se incluyen dentro de ese marco de investigación.
Hasta ahora se ha mencionado que el programa de investigación de Eleanor Rosch
se puede dividir en diferentes periodos o etapas. Estas etapas se definen
principalmente por las preguntas de investigación y por los hallazgos alcanzados.
Esta división es una propuesta mía y no pretende mostrarse como una descripción
auténtica de su programa de investigación, sino más bien como un esquema para
comprender los cambios que se produjeron en él.
En el primer periodo de
investigación Rosch pregunta por la estructura interna de las categorías
perceptivas. En el segundo periodo de investigación, Rosch pregunta por la
estructura interna de las categorías semánticas. En el tercer periodo de
investigación, Rosch pregunta por los principios de categorización, por los niveles
de abstracción de las taxonomías y por la preeminencia del nivel básico de las
categorías. El programa de investigación de Rosch no termina aquí. Después, en lo
que sería una cuarta etapa de investigación, Rosch trabaja desde la perspectiva del
enactivismo. Luego sus estudios van a tomar otra dirección y los problemas sobre
categorización van pasar a un segundo plano. Debe señalarse que el programa de
investigación de Rosch va creciendo con los nuevos resultados, las nuevas
preguntas y los nuevos métodos; no es que haya cambios abruptos que contradigan
evidencias pasadas y que con base en ellos se formule esta periodización, así como
tampoco es que Rosch abandone completamente las preguntas, las técnicas y los
resultados de investigaciones anteriores, ellos siguen apareciendo, pero el énfasis
304
de los estudios está dirigido a otros puntos. A continuación ofrezco una breve
exposición de de las tesis y la metodología usada por Rosch en los primeros tres
periodos de investigación. 227
b. La primera etapa del programa de investigación de Eleanor
Rosch (1970-1973): la estructura interna de las categorías
perceptivas
i. Estudios sobre categorización precedentes al trabajo de Rosch
α. Las investigaciones del lenguaje y la cognición y el enfoque predominante sobre
categorización en las décadas de 1950s y 1960s
Rosch empezó a realizar sus estudios sobre categorización trabajando dentro el
marco del programa de investigación de los estudios del lenguaje y la cognición228.
Respecto a esto resulta bastante ilustrador el hecho de que su director de tesis haya
sido Roger Brown. Pero más allá de eso, en los primeros artículos que publicó,
Rosch discute con las principales tesis de esta perspectiva, y en la primera parte de
su proyecto de investigación, cada nuevo estudio le aporta nueva evidencia para
refutar algunas de sus tesis (Rosch, 1971, 1973b, 1973a; Rosch Heider, 1972;
Rosch Heider & Oliver, 1972).
Las investigaciones del lenguaje y la cognición habían construido un fuerte acervo
de evidencia que probaba la validez de un enfoque peculiar acerca de la
categorización. Este enfoque había sido desarrollado con base en la “hipótesis
whorfiana”. Según esta hipótesis, “la realidad es percibida y entendida de manera
diferente en diferentes comunidades lingüísticas, y […] esas diferencias son
causadas, en algún sentido, por el lenguaje ─particularmente, por la estructura (“la
organización”, “la clasificación”) impuesta a la realidad por el lenguaje” (Rosch
Heider & Oliver, 1972, p. 337). Con base en los hallazgos de diversas
Debo mencionar que el programa de investigación de Rosch incluye otros científicos de la
cognición, entre los que se destaca Carolyn Mervis. Sin embargo, por motivos prácticos hago
referencia sólo a la investigadora principal.
228 Language-cognition research.
227
305
investigaciones (como las de Brown & Lenneberg [1954], Lenneberg [1967] Stefflre,
Castillo Vales, & Morley [1966] citados por Rosch [1972, p. 10], entre otros) estaba
fuertemente asentada la idea de que el dominio del color “es un dominio de variación
física uniforme y continua que los idiomas podrían "dividir" arbitrariamente en
diferentes categorías de nombres de colores” (Rosch Heider, 1972, p. 10). Es decir,
según esta perspectiva, los nombres de las categorías de color cambian
arbitrariamente con el lenguaje y la cultura (Mervis, Catlin, & Rosch, 1975, p. 54;
Rosch Heider, 1972, p. 10). La hipótesis básica de los estudios del lenguaje y la
cognición planteaba que las diferencias en la codificación de un dominio mediante
los lenguajes naturales son reflejadas en la forma en la que los hablantes de ese
lenguaje conciben la realidad en ese dominio (Rosch Heider, 1972, p. 10). Esto
quiere decir que el lenguaje natural es de alguna manera el determinante de los
estímulos no-lingüísticos de un dominio.
β. La investigación de Berlin y Kay y la primera evidencia que refutaba el enfoque
sobre categorización de los estudios del lenguaje y la cognición
En un estudio que mostraba un punto de vista completamente opuesto al planteado
por los estudios del lenguaje y la cognición, Berlin y Kay (1969) citado por Mervis et
al. (1975, p. 54) demostraron que “existen un máximo de once categorías de colores
básicas, cada una definida por una región focal o un grupo de los mejores ejemplos”
(Mervis et al., 1975, p. 54). Estos autores estudiaron los términos de color de una
muestra de individuos de diversas culturas y lenguajes. En el estudio procedieron a
identificar, sin hacer uso de estímulos de color, los términos de colores básicos en
el lenguaje de los informantes, para luego distinguirlos de los términos secundarios
(Rosch Heider, 1972, p. 11). Después
se le pidió al informante que escogiera el mejor ejemplo de cada uno de sus
nombres de colores básicos de una matriz de todos los tonos y valores (brillo)
en el Munsell Book of Color, cada uno a la máxima saturación disponible para
ese tono y valor (Rosch Heider, 1972, p. 11).
Mediante ese procedimiento llegaron a dos conclusiones: 1. “había un número
limitado de términos básicos en cualquier idioma, como máximo tres acromáticos y
306
ocho cromáticos” (Rosch Heider, 1972, p. 11), y 2. “las fichas designadas como los
mejores ejemplos de estos términos básicos tienden a encajar en ‘grupos’229” (Rosch
Heider, 1972, p. 11). Berlin y Kay denominaron “puntos focales” a los “mejores
ejemplos”, y, con base en estos resultados, argumentaron que las diferencias
arbitrarias vistas por las anteriores investigaciones acerca del color “se derivaban
de observar los límites de los nombres de colores en lugar de los puntos focales”
(Rosch Heider, 1972, p. 11). La investigación de Berlin y Kay fue el origen de una
nueva forma de entender la categorización, pues allí fue donde primero apareció la
idea de unas categorías de color de nivel básico universales a un gran número de
culturas y lenguajes (los “puntos focales” o “mejores ejemplos”). Además, allí se
muestra que la estructura de las categorías de color de nivel básico se organiza
alrededor de un núcleo (el punto focal) en torno al cual se organizan los demás
miembros de la categoría. En otras palabras, en el estudio de Berlin y Kay aparece
por primera vez la idea de una estructura de las categorías constituida en un
esquema centro-periferia.
ii. Las tesis principales de la primera etapa del programa de
investigación: la prominencia de las categorías perceptivas y la
estructura interna de las categorías perceptivas
Divido la exposición de cada periodo de investigación en dos secciones. En un
primer apartado presento las tesis principales que defiende la autora. En el siguiente
apartado presento los elementos metodológicos que utilizó para encontrar
evidencias para esas tesis. En cuanto a los elementos metodológicos me centro
más en las técnicas de recolección de la información que en las técnicas de análisis
de la información.
α. La prominencia de las categorías perceptivas y semánticas
Los primeros estudios de Rosch tomaron como base principal la “tesis de los puntos
focales” de Berlin y Kay. El objetivo principal de estos estudios fue demostrar que
229
Clusters.
307
las áreas focales de los colores tienen una peculiaridad perceptual y cognitiva
(Mervis et al., 1975, p. 54). Esta peculiaridad consiste en que las áreas focales de
los colores resaltan o son prominentes en relación con las demás áreas de los
colores (Rosch, 1971, p. 447). Rosch encuentra evidencias de la prominencia de
las áreas focales mediante la medición diferentes operaciones cognitivas con
estímulos de colores focales y no-focales (ejemplos de estas operaciones son la
precisión de memoria, la facilidad de codificación, entre otras).230 Sin embargo, la
búsqueda de evidencias que prueben la peculiaridad perceptual y cognitiva de las
áreas focales del color no es para Rosch un fin en sí mismo. Ella quiere hallar
evidencias que demuestren esta tesis para demostrar que factores cognitivos y
perceptuales subyacentes ejercen una fuerte influencia en la formación y la
referencia de las categorías lingüísticas. Es decir, el objetivo principal de Rosch en
esta etapa de su programa de investigación es demostrar que el enfoque sobre la
categorización de los estudios sobre el lenguaje y la cognición es parcialmente
erróneo (particularmente, la idea de que el lenguaje y la cultura determina las
categorías perceptivas), y que las operaciones de categorización siguen un sentido
inverso al que se plantea allí, a saber, que “[e]l espacio del color […] parece ser un
ejemplo primordial de la influencia de factores perceptuales-cognitivos subyacentes
en la formación y la referencia de las categorías lingüísticas” (Rosch, 1971, p. 447;
Rosch Heider, 1972, p. 20).
Vale decir que Rosch no considera que la hipótesis whorfiana sea completamente
errónea, sólo lo es cuando se la considera actuando sobre el núcleo de las
categorías. En otro estudio, Rosch (1972) dice que su objetivo ─el de ese estudio
en particular─ no es reñir con las investigaciones que se han basado en la tesis
whorfiana (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 338). Allí mismo encuentra razones que
demuestran que el lenguaje no tiene ningún influjo en las imágenes del espacio del
color ni en la forma como se estructuran en la memoria (Rosch Heider & Oliver,
1972, p. 352). No obstante, estas razones no contradicen la tesis de Whorf, pues
sólo la matizan mediante la distinción entre el foco y la periferia de las categorías:
230
Sobre estas operaciones cognitivas véase la sub-sección (iii) de este apartado.
308
la tesis de Whorf es cierta, pero sólo si se la considera en cuanto a los límites de las
categorías, pues los puntos focales son invariables en las culturas estudiadas hasta
ese momento.
Los primeros estudios de Rosch (1971; 1972) trabajaron únicamente sobre las
categorías de color y se ocuparon de demostrar, principalmente, la prominencia de
las áreas focales del color. Pero en sus estudios posteriores, Rosch extendió su
objeto de estudio, algunos de los elementos teóricos y sus hipótesis de trabajo. En
sus dos estudios posteriores, Rosch (1973a, 1973b) se ocupó de la categoría
perceptiva de las formas y de las categorías semánticas. En cuanto a las categorías
de formas, Rosch planteaba la misma tesis: los dominios perceptivos de la forma
“se estructuran en categorías semánticas no-arbitrarias que se desarrollan
alrededor de ‘prototipos naturales’ perceptualmente prominentes” (Rosch, 1973a, p.
328).231 Claro que ahora aparece un término que no habíamos visto: los “prototipos
naturales”. Rosch toma el concepto de “prototipo” de las investigaciones de Michael
Posner. Este psicólogo había propuesto una tipificación de los miembros de las
categorías y una clasificación de esos miembros de acuerdo al grado de tipicidad:
“[en el estudio de Posner], las categorías generalmente estaban compuestas de
distribuciones de atributos, y algunos casos de categorías fueron diseñados para
ser miembros más "típicos" de la categoría que otros” (Rosch, 1973a, p. 329). En
otras palabras, el trabajo de Posner formulaba la idea de los prototipos, aunque
referida únicamente a categorías artificiales. La idea de prototipos era
evidentemente muy similar a la idea de “puntos focales” o de “mejores ejemplos”,
de ahí que Rosch no haya tenido problemas para trasladar el concepto de
“prototipos” al ámbito de las categorías naturales y asociarlo con estos dos
conceptos. Pero además de las categorías perceptivas del color y de la forma,
Rosch también extendió su objeto de estudio a las categorías semánticas. Esta idea
La siguiente cita puede ilustrar mejor esta idea: “El presente estudio fue más allá al demostrar la
forma en que los factores perceptivo-cognitivos (la prominencia y la memorabilidad de ciertas áreas
del espacio de color) pueden influir en la formación de categorías lingüísticas" (Rosch, 1973a, p.
348).
231
309
fue planteada como hipótesis en Natural Categories (1973a, p. 349) y tuvo un primer
intento de desarrollo en On the internal structure of perceptual and semantic
categories (1973b). Allí, Rosch plantea por primera vez el problema como una
pregunta de investigación:
Para los colores y formas, la estructura interna de las categorías y el concepto
de miembros de la categoría focal y no-focal tuvieron un significado
relativamente concreto. ¿Son tales conceptos generalmente más aplicables
a categorías de sustantivos de otros tipos? (Rosch, 1973b, p. 130).
Esas categorías eran categorías semánticas, como “perro”, “fruta” o “vehículo”. La
“aplicabilidad” se refería a la capacidad de los sujetos de formular juicios
significativos y a la posibilidad de que la estructura interna afectara el procesamiento
cognitivo de esas categorías. En este estudio se preguntaba por la habilidad de los
sujetos de hacer juicios sobre las categorías y por el acuerdo o la concordancia
entre los sujetos al hacerlos. Mediante una metodología sencilla en la que se le
pedía al sujeto que juzgara qué tan bueno era el ejemplo de una categoría, Rosch
encontró las primeras evidencias de que en las categorías semánticas de
sustantivos había una estructura interna semejante a la de las categorías
perceptivas y que el “acuerdo entre los sujetos era alto, especialmente en la
clasificación de los ‘mejores ejemplos’ de las categorías” (Rosch, 1973b, p. 132).
Además de eso demostró que las categorías focales se aprendían primero.
β. La estructura interna de las categorías perceptivas
El cambio más importante de las investigaciones publicadas en 1973 tuvo que ver
con el planteamiento de nuevas hipótesis. Hasta ese momento las investigaciones
sobre categorización de la psicología y la lingüística defendían la idea de que las
categorías no tenían ningún tipo de estructura interna, es decir, ellas se componen
de ítems equivalentes e indiferenciados, y, por ende, se pensaba que las categorías
siempre tenían límites bien definidos (Rosch, 1973b, p. 111). Rosch objetó a estas
dos creencias. El haber demostrado que no todos los miembros de las categorías
perceptivas son equivalentes e indiferenciados ─pues hay miembros de una
310
categoría que resaltan entre los demás, que son prominentes (en el caso de los
colores son los “buenos ejemplos” de colores hallados por Berlin y Kay (1969); en
el caso de las formas son las “buenas formas” definidas así por la psicología Gestalt
[Rosch, 1973a, pp. 329–330])─ le sirvió de fundamento para probar que las
categorías tienen una estructura interna. En un estudio posterior, Rpsch va a definir
la “estructura interna” como el hecho de que “las categorías se componen de un
“significado nuclear”232 que consiste en los “casos más claros” (los mejores
ejemplos) de la categoría, “rodeados” por otros miembros de las categorías de
similitud decreciente a ese significado nuclear” (Rosch, 1973b, p. 112). El significado
nuclear de las categorías perceptivas es el mejor ejemplo de la forma o el color de
una categoría dada, y alrededor de él se agrupan otros miembros, de acuerdo con
su grado de semejanza, unos más cerca del núcleo que otros. Y como el grado de
semejanza es ambiguo con respecto al individuo, a la cultura y a las circunstancias,
de ahí se sigue que los límites de las categorías nunca están completamente fijados.
Por supuesto, las tesis que propone Rosch en este trabajo no se reducen a las
mencionadas. Rosch también propone nuevas ideas acerca del aprendizaje y la
preeminencia del carácter perceptivo del significado de las categorías (Rosch,
1973b, p. 112). Pero debe recordarse que esta exposición no pretende ser
exhaustiva. Para mayores detalles acerca de las tesis de Rosch remito al lector a la
fuente original.
iii Elementos metodológicos de la primera etapa del programa de
investigación: reconocimiento de memoria, codificación, atención y
velocidad de aprendizaje
α. Investigaciones con los Dani
Rosch empezó realizando algunos experimentos con sujetos cuyo idioma nativo no
era necesariamente el inglés (Rosch Heider, 1972, p. 12). Esos estudios le
“Core meaning”. Prefiero traducir esta expresión por “significado nuclear” y no por “significado
básico” o “significado principal”, para que no se pierda la imagen que Rosch quiere representar: a
saber, la de una categoría compuesta de un núcleo (el prototipo) rodeado de ítems que se asemejan
más o menos a ese núcleo.
232
311
permitieron encontrar algunas evidencias para las tesis sobre la universalidad de
los prototipos de las categorías perceptivas (Rosch Heider, 1972, p. 15). Pero
gracias a los hallazgos de Karl Heider, Rosch encontró a los sujetos indicados para
probar sus hipótesis. Heider había mostrado que los Dani, una tribu de la edad de
piedra que habita Nueva Guinea, tenían una terminología del color bastante limitada
Heider (1970) citado por Rosch (1971, p. 454). Los Dani carecían de términos de
color cromáticos básicos: tenían sólo “dos términos de colores [y] divid[ían] el
espacio del color sobre la base del brillo, en lugar del tono” (Rosch Heider, 1972, p.
12). Estos términos eran “mili” (más o menos oscuro) y “mola” (más o menos claro)
(Rosch Heider, 1972, p. 16). Por otro lado, los Dani “no pose[ían] códigos
monolexémicos fácilmente accesibles para formas geométricas” Heider (1970)
citado por Rosch (1973a, p. 371). Los Dani vivían en un mundo en el que “las formas
tridimensionales son irregulares y en el que los dibujos lineales geométricos de dos
dimensiones no ocurren” (Rosch, 1973a, p. 371). En resumen, los Dani no tenían
un sistema lingüístico referido a objetos perceptivos tan sofisticado como el de los
idiomas indo-europeos y, por ende, eran los sujetos indicados para probar las
hipótesis sobre las categorías perceptivas. Los primeros estudios de Rosch
buscaron algunas veces comparar ciertas capacidades cognitivas de los Dani con
las de individuos norteamericanos y algunas otras veces conocer cómo los Dani
llevaban a cabo estas y otras operaciones cognitivas.
β. Las técnicas de investigación de los estudios del lenguaje y la cognición: la
codificación y el reconocimiento de memoria
Uno de los primeros estudios de Rosch refutó dos de las premisas de la hipótesis
básica del lenguaje y la cognición (Rosch Heider, 1972, p. 19). En ese estudio se
demostró que eran erróneas las dos condiciones que hacían posible que el lenguaje
fuera determinante de los estímulos no-lingüísticos de un dominio: 1. Dado que los
colores focales fueron los más codificables en una variedad de lenguajes estudiada,
los códigos para los estímulos de color no varían entre los lenguajes, y 2. Dado que
esos mismos colores fueron los mejor recordados en la misma variedad de
lenguajes, la memoria no varía con los cambios en el lenguaje (Rosch Heider, 1972,
312
p. 19). Rosch discutía con las teorías de categorización vigentes en el ámbito de la
psicología de su época y, por eso, para refutar sus afirmaciones, utilizó algunas de
las mismas técnicas que habían sido utilizadas por los estudios de la cognición y el
lenguaje.
Los estudios basados en la hipótesis del lenguaje y la cognición buscaban relacionar
mediante experimentos diferencias lingüísticas con comportamientos no-lingüísticos
(que eran utilizados como medida independiente de cognición). La mayoría de esos
estudios trabajaban con el color como dominio no-lingüístico, el nombramiento o la
codificación del color como variable lingüística y el reconocimiento de memoria
como la medida cognitiva (Rosch Heider, 1972, p. 10). El argumento metodológico
de estos estudios se basa en la correlación de dos variables: 1. La “codificabilidad”
de un color (“una medida compuesta de acuerdo con el nombrar233, la longitud del
nombre y la respuesta de latencia en el nombrar” [Rosch 1972, p. 10]), y 2. La
precisión de la memoria (“la precisión con la que un color puede ser recordado en
tareas de reconocimiento” [Rosch 1972, p. 10]). Kraus (1968) nos ofrece una
interpretación sencilla de esto: “los colores mejor codificables fueron los mejor
recordados, particularmente en condiciones de reconocimiento tardío” Kraus (1968)
citado por Rosch (1972, p. 10). El trabajo de Rosch utiliza este hallazgo
metodológico para demostrar la universalidad de las regiones focales del color
encontradas por Berlin y Kay ─y, consecuentemente, para refutar la hipótesis básica
del lenguaje y la cognición, a saber, que el lenguaje determina los estímulos nolingüísticos de un dominio, en este caso del color─:
[La hipótesis del estudio] es que hay áreas específicas del espacio del color
─definidas como intersecciones particulares de las tres dimensiones, tono,
valor y saturación─ que son universalmente las más codificables y las que se
recuerdan con mayor precisión (en ambas, la memoria de corto y de largo
plazo) y que es en esas áreas que se forman los puntos focales de los
nombres de los colores básicos a través de los lenguajes (Rosch 1972, p. 11,
énfasis nuestro).
233
“naming”
313
En este estudio Rosch demuestra que los participantes les asignaron palabras más
cortas a los colores focales que a los colores internominales y a los colores límite, y
que el tiempo de latencia fue menor para los colores focales en comparación con
los colores internominales y los colores límite (Rosch Heider, 1972, p. 14). Por lo
tanto, los colores focales son los mejor codificables. Por otro lado, Rosch hace
evidente que tanto en la memoria a corto plazo como en la memoria a largo plazo,
los colores focales se recuerdan de manera más precisa que los colores
internominales y los colores límite (Rosch Heider, 1972, pp. 15–19). Según Rosch,
estos hallazgos son evidencia de que hay áreas en el espacio del color que son
universalmente “distintivas” y “prominentes”234 (Rosch, 1971, p. 447).
γ. La debilidad del principio de brevedad y frecuencia
La codificabilidad de un estímulo se determina fundamentalmente por dos medidas:
la longitud de la palabra y el tiempo de latencia en la operación de codificar. El
carácter evidente de la longitud de la palabra se explica en uno de los estudios de
Roger Brown. En su artículo How Shall a Thing be Called (1958), Brown explica la
idea del principio de brevedad y frecuencia. Según este principio, “la longitud de una
palabra (en fonemas o sílabas) está inversamente relacionada a su frecuencia en el
lenguaje impreso” (Roger Brown, 1958, p. 14). La consecuencia de esto es que los
nombres de las cosas más cortos serán usados con mayor frecuencia. Entonces,
“parecería que la elección de un nombre es usualmente predicha o por la frecuencia
o por la brevedad” (Roger Brown, 1958, p. 14). Teniendo en cuenta esto, se puede
entender mejor el criterio metodológico que sigue Rosch. Lo formularemos en la
forma de un argumento: dado que las palabras más cortas son usadas con mayor
frecuencia, la extensión de las palabras puede usarse como índice de prominencia
de las categorías. Pero este argumento padece de una gran debilidad, que fue
señalada ya por el propio Brown:
algunas veces ocurre, sin embargo, que el principio de brevedad y frecuencia
hace una predicción errónea. La cosa llamada piña también se llama fruta.
234 Traduzco “salient” por prominente para hacer notar la relación que en el inglés denota la
sustantivación del adjetivo: “saliency”, “prominencia”.
314
Fruta es el término más corto y más frecuente, pero los adultos llamarán a la
cosa piña (Roger Brown, 1958, p. 14)
En su estudio, Brown quiere responder la pregunta “¿Qué determina el nombre dado
a un niño para una cosa?" (Roger Brown, 1958, p. 20). Para esto plantea la opción
del principio de brevedad y frecuencia, pero este lo conduce a otra pregunta: “¿Por
qué un nombre para una cosa es más común que otro?” (Roger Brown, 1958, p.
20). La respuesta de Brown tiene un talante pragmatista: “[p]arece probable que las
cosas son llamadas primeramente para categorizarlas de la manera más útil
posible” (Roger Brown, 1958, p. 20). Sea esto dicho de paso y con el fin de resaltar
una idea a la que Rosch no parece haberle dado tanta importancia pero que podría
ser fundamental para la comprensión de las operaciones de categorización. Lo
importante por ahora es que el principio de brevedad y frecuencia parece ser un
criterio débil o poco fiel para conocer lo que ocurre en las estructuras subyacentes
de las categorías y de la categorización.
δ. El reconocimiento de memoria
El reconocimiento de memoria es una técnica que mide la precisión de la memoria
en una tarea. En los estudios de la cognición y del lenguaje se lo considera un índice
de la retención: “en el estudio experimental de la memoria, estamos acostumbrados
a pensar de los métodos de recuerdo235, reconocimiento, y reaprendizaje como
índices cada vez más sensibles de retención”(R Brown & Lenneberg, 1954, p. 456).
Rosch también trabaja con esa idea: “La retención superior de colores focales en la
memoria a largo plazo en la tarea de aprendizaje de nombres demostrada por la
Exp. IV […]” (Rosch Heider, 1972, p. 19). Lo que se busca determinar, entonces, es
la capacidad de un individuo para retener con la mayor claridad y precisión algún
estímulo dado. Los estudios de Rosch trabajan con la memoria de corto y de largo
plazo. Las inferencias que se sacande los datos son las siguientes: si a una misma
tarea con estímulos diferentes (un área focal de color y un área no-focal), el sujeto
235
“Recall”.
315
responde con diferentes niveles de claridad en la retención, de ahí se sigue que
aquel que fue más claro también es más prominente.
ε. La atención como criterio de medición de la prominencia; la precisión medida
mediante tareas de combinación
En el año 1971, Rosch publicó una investigación que buscaba demostrar que los
hallazgos encontrados en experimentos con adultos sobre la prominencia de los
puntos focales de los colores también podían encontrarse en estudios con niños.
Mediante dos experimentos, trató de “probar la prominencia de las áreas focales de
color por medios no-verbales” (Rosch, 1971, p. 448). En el primer experimento
asoció la determinación de la prominencia de los colores con la “atención” que cada
color despertaba en los participantes:
Un aspecto de la prominencia psicológica puede ser definido en términos de
‘atención’ ─si un estímulo es más prominente que otro, debe atraer la
atención más fácilmente que el otro; los sujetos deben orientarse hacia el
estímulo prominente en preferencia que al otro (Rosch, 1971, p. 448).
En ese estudio se dispuso una fila de fichas de colores, se les dijo a los niños que
iban a jugar el juego “muéstrame un color” y se les pidió que escogieran la ficha que
quisieran (Rosch, 1971, p. 448). La correlación entre prominencia y atención se
daba cuando los niños escogían el punto focal del color. De modo que la evidencia
de prominencia basada en la atracción se puede formular en el siguiente argumento:
dado que ciertas áreas del color despiertan una mayor atracción en el sujeto, esas
áreas deben ser perceptivamente más destacadas o prominentes.
Por otro lado, el segundo experimento preguntó por la precisión y la exactitud 236 de
la respuesta. Pero como el método de reconocimiento de memoria resultó ser
demasiado avanzado para los niños, Rosch decidió medir la precisión mediante una
tarea de combinación237. En este caso “se le mostraron a un sujeto fichas standard,
236
237
“correctness”
“matching”
316
una a la vez, y se le pidió que señalara en una matriz el color que era exactamente
el mismo que ese” (Rosch, 1971, p. 450).
En ese mismo estudio se hizo un experimento que preguntaba por la relación entre
la codificación y las áreas focales del color. Por medio de ese experimento se buscó
“probar si, al mismo tiempo que los niños aprenden a conectar los nombre de color
correctamente con los colores, también saben que las áreas focales de color son
los mejores ejemplos de los nombres de color básico” (Rosch, 1971, p. 452).238 Para
realizar esto se utilizó una matriz de colores y se le pidió al sujeto que, por ejemplo,
señalara cuál era el “rojo” (Rosch, 1971, p. 453).
Al final del experimento Rosch concluyó que las evidencias encontradas
confirmaban que la prominencia y el nombramiento ocurre antes de un aprendizaje
y una determinación lingüística, pero también aclaró que esas evidencias eran
incompletas (Rosch, 1971, p. 454). No obstante, el estudio demostraba que “las
áreas de color focal como una totalidad eran más prominentes a los niños pequeños
y más probables de ser usadas para representar el nombre de color básico que
otras áreas del espacio del color” (Rosch, 1971, p. 455).
ζ. técnicas que miden la claridad de la representación del color o del nombre del color
En 1972, Rosch publicó un artículo en coautoría con Donald Oliver, que preguntaba
por la relación entre la estructura de los colores en la memoria y la estructura del
nombramiento del color en un lenguaje natural (Rosch Heider & Oliver, 1972, p.
A la pregunta acerca de cómo se determina el prototipo de una categoría de color de nivel
básico, se responde lo siguiente: Se reunieron un total de 160 fichas en las que variaba la
saturación del color. A cada participante le dieron 8 fichas al azar, cada una con un nivel
determinado de saturación. Se le pidió al participante que escogiera la ficha que para él era la que
mejor representaba el mejor ejemplo del nombre del color básico en su propio lenguaje (Rosch
Heider, 1972, pp. 12–13). Los resultados demostraron que las fichas con los niveles de más alta
saturación eran seleccionados como los mejores ejemplos de la categoría. Berlin y Kay ya habían
hecho eso con el tono y el valor (brillo). Este cambio en la forma de determinar los colores focales
fue muy importante porque el hecho de no medir la saturación había dado conclusiones erróneas
acerca de la universalidad de los colores focales en diferentes culturas (Rosch Heider, 1972, p.
19).
238
317
338). Allí Rosch define la estructura como la “distancia percibida entre el estímulo y
el agrupamiento resultante o dimensionalidad del estímulo” (Rosch Heider & Oliver,
1972, p. 338). Para realizar esto utilizó dos técnicas: en la primera se comparaba
la estructura del espacio del color inferida a partir de las “confusiones” inferida
a partir de la escala multidimensional de las "confusiones" de los estímulos
de color en una tarea de asignación de nombres [con] […] la estructura
obtenida a partir de las confusiones en la memoria” (Rosch Heider & Oliver,
1972, p. 339).
En la segunda “[s]e hizo una comparación de la magnitud de las confusiones en la
memoria entre colores igualmente "distantes" dados nombres iguales y diferentes”
(Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 339). Aquí sólo nos vamos a ocupar de la primera
técnica, porque en ella hay una forma de acceder a la estructura interna de las
categorías. Para medir las “confusiones” de la estructura del espacio del color, se
les mostraron a los participantes unas fichas con colores y se les pidió que le dieran
un nombre a cada ficha (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 342). Para medir las
“confusiones” de la memoria, se les pidió observar una ficha de un color durante
cinco segundos. Después de un lapso de 30 segundos se les pidió que identificaran
ese mismo color en una matriz de 40 colores (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 343).
Es importante referenciar estas técnicas porque en ellas se busca medir la
estructura del espacio del color mediante el nivel de claridad de una representación
lingüística o no-lingüística del color. En ambas se mide el grado de confusión
mediante el nivel de precisión en la realización de la tarea. La técnica usada para
medir las confusiones de la memoria es la más importante porque en ella se miden
esas confusiones la retención (Rosch Heider & Oliver, 1972, p. 350).
η. Técnicas que miden la facilidad del aprendizaje
Rosch buscaba demostrar que las categorías perceptivas de color y de formas se
estructuraban en torno a los “buenos ejemplos” de color descritos por Berlin y Kay
y a las “buenas formas” fijadas por psicología Gestalt (círculo, cuadrado, etcétera)
(Rosch, 1973a, p. 330). Basándose en sus dos estudios anteriores acerca de las
318
categorías de color, Rosch formuló una nueva hipótesis: “Cuando se aprenden los
nombres de las categorías, tienden a vincularse primero con los estímulos
prominentes (solo se generalizan más tarde a otros casos) y, por este medio, los
"prototipos naturales" se convierten en focos de organización para las categorías”
(Rosch, 1973, p. 330, énfasis añadido). Para demostrar la prominencia de unas
áreas perceptuales, Rosch ya no apelaba a la atención (Rosch, 1971), ni a la
facilidad para recordar un estímulo (Rosch, 1972), sino al aprendizaje. Dos nuevas
técnicas de medición demostraban ya no sólo que las categorías de color se
estructuraban en torno a prototipos naturales prominentes, sino que eso mismo
también ocurría con las categorías de formas:
1. La facilidad del aprendizaje de los nombres de los estímulos: en la primera técnica
se buscaba conocer la facilidad en la que los Danis aprendían los nombres de
algunos estímulos. La facilidad del aprendizaje era medida por la velocidad en la
que se aprendía una categoría:
Los miembros de una cultura que inicialmente no poseían conceptos de matiz
o forma podían aprender nombres para los presuntos prototipos naturales
más rápido que para otros estímulos, incluso cuando los prototipos naturales
no eran los miembros centrales de las categorías (Rosch, 1973a, p. 348).
Es decir, dados unos ciertos estímulos organizados en una categoría en torno a un
estímulo central, ya sea que el prototipo ocupe o no el lugar de miembro central, el
prototipo es aprendido con mayor facilidad. En este caso la evidencia se explica así:
la velocidad con la que se aprende un estímulo indica el nivel de prominencia de
este, a mayor velocidad de aprendizaje, mayor prominencia.
2. La facilidad del aprendizaje de las categorías prototípicas: Además, Rosch
desarrolló otra técnica en la que algunas categorías se organizaban en torno a unos
miembros centrales. Estos miembros eran en unos casos los prototipos y en otros
no. La técnica buscaba conocer cuáles categorías se aprendían más rápido. El
resultado fue que las categorías que se estructuraron en torno a los prototipos se
aprendieron más rápido: “los miembros de esa cultura podrían aprender más
fácilmente los conceptos de matiz y forma cuando los presuntos prototipos naturales
319
eran los miembros centrales de las categorías que cuando las categorías se
organizaban de otras maneras” (Rosch, 1973a, p. 348). Es decir, el aprendizaje de
las categorías se liga primero al prototipo de la categoría y luego se extiende o se
generaliza a los demás miembros (Rosch, 1973a, p. 330). Eso prueba, según
Rosch, que las categorías focales del color y de las formas se aprenden antes que
las categorías periféricas (Rosch, 1973b, p. 135).
Pero además de estas dos nuevas técnicas basadas en la facilidad del aprendizaje,
Rosch ideó una técnica basada en la elección. En este estudio encontró que los
prototipos eran escogidos con más frecuencia cuando se preguntaba por el miembro
más típico de la categoría: “al menos para las formas, los sujetos tendieron a
"distorsionar" su definición de la categoría hacia el prototipo natural; es decir,
tendían a elegir el prototipo natural como el miembro más típico de la categoría,
incluso cuando en realidad era periférico” (Rosch, 1973a, p. 348). Esto, como bien
lo dice Rosch, sólo fue demostrado en el caso de las formas.
c. La segunda etapa del programa de investigación de
Eleanor Rosch (1973-1975): la estructura interna de las
categorías semánticas
i. Las tesis principales de la segunda etapa de investigación: la
estructura interna de las categorías semánticas y su papel en la
percepción
α. La estructura interna de las categorías semánticas
Después de mostrar que las categorías perceptivas de color y de la forma tenían
una estructura interna determinada por el prototipo de la categoría, Rosch se
preguntó si era posible que las categorías semánticas tuvieran una estructura
semejante. El primer estudio que aborda del problema de la estructura interna de
las categorías semánticas es On the Internal Structure of Perceptual and Semantic
Categories (1973b). Allí, Rosch cuestiona la idea de que las categorías semánticas
320
tengan límites bien definidos y se pregunta si ellas no tendrán una estructura
semejante a la de las categorías de color y de las formas (Rosch, 1973b, p. 130). A
partir de este estudio, su pregunta de investigación busca conocer la estructura y el
contenido de las representaciones mentales que se generan en la mente humana
al escuchar el nombre de una categoría (Rosch, 1975b, p. 241, 1975c, p. 303,
1975a, p. 193). Esta pregunta se hace específica de diferentes maneras. Primero
pregunta si los buenos ejemplos determinan la estructura interna de las categorías
semánticas, es decir, si la representación mental que se tiene al escuchar el nombre
de una categoría está más vinculada con los buenos o con los malos ejemplos. Los
trabajos de este periodo arrojarán evidencia para comprobar esta hipótesis (Rosch,
1975a, p. 225). En otro momento se pregunta “¿qué tan concreta, qué tan
específicamente visual, puede ser producida una representación mental al escuchar
los términos de la categoría semántica superordinada utilizados en la presente serie
de estudios?” (Rosch, 1975a, p. 213). Los estudios de Rosch arrojan resultados que
muestran el grado de concretes y el contenido de las representaciones que se hacen
los sujetos al escuchar el nombre de una categoría, y con esto, muestran diversas
particularidades de su estructura interna: “la estructura interna de las categorías
pareció ser una parte de esa representación cognitiva de la categoría surgida antes
de la presentación del estímulo que afectó la percepción del estímulo de los sujetos”
(Rosch, 1975a, pp. 224–225). Por medio de estos estudios se confirma la idea de
que no sólo las categorías perceptivas, sino también las categorías semánticas no
pueden definirse por una lista de atributos o cualidades necesarias y suficientes
para la membresía de una categoría (Rosch, 1975a, p. 225)
β. La estructura interna de las categorías y la percepción de un estímulo
Además, Rosch se pregunta por el papel de la estructura interna de las categorías
en la percepción de un estímulo. Específicamente, su pregunta es si características
físicas concretas presentes en la representación generada por el nombre de una
categoría explican el influjo de la estructura interna en la percepción de un estímulo.
Los hallazgos demostraron que en lugar de ser características físicas concretas “los
efectos de la representación tienen que haber sido debido a la representación
321
abstracta del significado del nombre de la categoría” (Rosch, 1975a, p. 226). Según
Rosch, eso demuestra que “al menos a un nivel de percepción, el significado de las
imágenes y de las palabras es parte de la percepción actual del estímulo y no algo
inferido después de que la percepción ocurre” (Rosch, 1975a, p. 226).
A la pregunta por el significado de la categoría, Rosch primero responde que
La naturaleza de tal significado parece estar en la forma de un conjunto
abstracto y ordenado de inclusión de probabilidades de los significados de
los miembros de la categoría con las probabilidades ordenadas de acuerdo
a la estructura interna de la categoría (Rosch, 1975a, p. 226).
Sin embargo, estudios empíricos le hicieron posible acercarse de manera más
profunda a “la naturaleza de la representación subyacente del significado de las
palabras y las imágenes” (Rosch, 1975a, p. 226). Rosch se preguntó si la
representación de las palabras y las imágenes se derivaba de un significado común
o si ellas tenían códigos específicos a su propia modalidad. Hubo evidencia empírica
para ambas hipótesis. Pero en la medida que se reducía el tiempo del intervalo entre
la aparición del prime y del estímulo, se hacía notoria una diferencia en la
representación de las imágenes y las palabras (Rosch, 1975a, p. 226). Esto
demostraría que las imágenes pueden estar más cerca de la naturaleza de la
representación subyacente de las categorías.
ii. Elementos metodológicos de la segunda etapa de investigación:
técnicas para medir el tiempo
α. Tiempo de reacción y aprendizaje:
En el primer estudio en el que Rosch buscaba evidencias acerca de la estructura
interna de las categorías semánticas se introdujo una nueva técnica de medición.
Algunos estudios sobre recuperación de memoria semántica habían usado “tareas
que requerían que los sujetos respondieran “verdadero” o “falso” a declaraciones de
la forma: “Un (miembro) es una (categoría)”, donde la variable dependiente de
interés era el tiempo de reacción” (Rosch, 1973b, p. 134). Rosch tomó esta técnica
322
y la aplicó a su problema de estudio. Diseñó un experimento que buscaba probar
que el tiempo de reacción en tareas con ejemplos de categorías centrales era menor
al de categorías periféricas y que los niños tenían un mayor tiempo de reacción que
los adultos en esas mismas tareas. Primero ordenó una serie de parejas de palabras
de las cuales una era central y otra periférica. Luego les pidió a los sujetos que
juzgaran si dos oraciones sobre esas palabras (una oración verdadera, por ejemplo,
“la pera es una fruta” y una oración “falsa”, por ejemplo, “la pera es un metal”) eran
falsas o verdaderas (Rosch, 1973b, pp. 135–139). El tiempo de reacción fue una
medida que ofreció evidencia de que las categorías semánticas tienen una
estructura interna y que las categorías semánticas focales se aprenden antes que
las periféricas ─aunque este resultado no fue completamente demostrado en el
estudio referenciado (Rosch, 1973b, p. 141).
β. La técnica del priming
Para conocer la naturaleza de las representaciones mentales de las categorías,
Rosch se basa en el método del Priming, particularmente, en el paradigma del
emparejamiento239 (Rosch, 1975a, p. 195). En los estudios originales de
emparejamiento, se les pedía a los sujetos que decidieran en el menor tiempo
posible “si dos letras visuales presentadas simultáneamente eran las mismas [same]
o diferentes; en algunas condiciones, se definió same como identidad física (por
ejemplo, AA) y en otras, [como] la posesión del mismo nombre (por ejemplo, Aa).”
(Rosch, 1975a, p. 195). Beller (1971) citado por Rosch (1975a, p. 195) encontró
que, cuando hay un lapso de dos segundos entre la presentación de primera y la
segunda letra, la identidad física y la identidad de nombre mejoraban. Según Posner
(1969) citado por Rosch (1975a, p. 195), “esto mostraba que los sujetos no estaban
simplemente reteniendo una representación literal de la carta presentada, sino que
estaban generando una expectativa o representación abstracta que no dependía
del caso” (Rosch, 1975a, p. 195, énfasis nuestro). Rosch usa la técnica del priming
bajo la siguiente lógica: “un prime sólo puede facilitar una respuesta si contiene
parte de la información necesaria para hacer la respuesta” (Rosch, 1975a, p. 195).
239
“Matching”
323
Como el prime facilita la respuesta sólo cuando se presenta antes del estímulo (y
no cuando ambos se presentan en simultaneidad), entonces “la información que
facilita la respuesta se encuentra en la representación generada por el prime antes
de la información proporcionada por el estímulo” (Rosch, 1975a, p. 195). Respecto
al priming, Rosch hace la siguiente aclaración: como en las condiciones en las que
el prime y el estímulo se presentan simultáneamente también hay resultados de
identidad, hay, entonces, unos hechos de procesamiento afectados, que para ella
son imposibles de determinar (Rosch, 1975a, p. 195).
γ. El priming como medida para conocer el papel del prototipo en la estructura interna
de las categorías
La técnica del priming fue utilizada para conocer si había efectos diferenciales sobre
un priming adscribibles al nivel de calidad del ejemplo (Rosch, 1975a, p. 199). Se
les dio a los participantes el nombre de nueve categorías y luego se les mostraron
un par ítems y se les pidió que presionaran una tecla para indicar same si los dos
ítems pertenecían a la misma categoría y si eran físicamente idénticos (Rosch,
1973b, p. 202). La medida de la identidad física resultó ser la más precisa para
conocer la naturaleza de la representación mental (Rosch, 1975a, p. 213). Había
tres conjuntos de pares, cada uno con ítems de un mismo nivel de calidad de
ejemplo (bueno, mediano, malo), algunos de imágenes y otros de palabras (Rosch,
1973b, pp. 200–202). Para el análisis de resultados se llevó a cabo un análisis de
varianza enfocado en el tiempo de reacción. Los resultados fueron significativos y
mostraron que:
El priming con el nombre de la categoría facilitó las respuestas a los buenos
miembros de la categoría y, en realidad, obstaculizó las respuestas a los
ejemplos pobres. Los ejemplos intermedios parecían ser realmente
intermedios en cuanto a que el priming ni los facilitaba ni los impedía (Rosch,
1975a, pp. 203–204).
Resultados semejantes fueron obtenidos para las parejas de identidad física
(Rosch, 1973b, p. 204). Con eso se encuentran evidencias que apoyan la idea de
que
324
la representación de las categorías semánticas superordinadas es algo más
que una lista de atributos de criterio que, por definición, tiene que ser común
a todos los miembros de la categoría y que, por lo tanto, debería verse
afectada equitativamente por el priming para todos los miembros de la
categoría (Rosch, 1975a, p. 205).
Así queda la evidencia del priming formulada en un argumento presentado por la
misma Rosch:
Una suposición del método de priming es que un prime solo puede facilitar
una respuesta si contiene dentro de ella parte de la información necesaria
para hacer esa respuesta. Debido a los efectos selectivos de la estructura
interna en el priming, la facilitación de respuestas para los buenos [miembros]
y la inhibición de las respuestas para los miembros pobres de la categoría,
está claro que la representación contiene más información necesaria para
responder a los miembros buenos que a los [miembros] pobres de la
categoría (Rosch, 1975a, p. 213).
δ. El priming como medida para conocer el grado de concretes de la categoría
El priming también muestra evidencias para conocer el grado de concretes de una
categoría. El argumento metodológico es el siguiente:
Si las representaciones generadas por nombres de categorías superiores
contienen algunos elementos concretos (por ejemplo, representaciones de
características tales como posibles líneas y ángulos de imágenes o letras en
palabras), los efectos diferenciales del priming para pares físicamente
idénticos se deben encontrar en las condiciones de instrucción de identidad
física que se encuentran similares a los encontrados para pares físicamente
idénticos bajo condiciones de instrucción de la misma categoría. El
experimento presente usó instrucciones de identidad física (Rosch, 1975a,
pp. 213–214).
Sin embargo, los resultados no fueron los esperados, pues el priming no reveló
ningún efecto en las instrucciones de identidad física. Luego, no se confirmó la
325
hipótesis de que “las representaciones generadas por nombres de categorías
superordinadas contenían elementos visuales de suficiente precisión [tales como,
líneas, curvas y ángulos] para facilitar las respuestas bajo las instrucciones de
identidad física” (Rosch, 1975a, p. 214). Pero como antes se había demostrado que
el prime contenía cierta información perceptiva usada por los sujetos en la
percepción actual del estímulo, parecería haber aquí un resultado contradictorio. Sin
embargo, esta aparente contradicción es resuelta bajo el argumento de que no es
que la información contenida en el prime sea propiamente perceptiva sino de
“aspectos menos concretos de la representación del nombre de la categoría, los
aspectos del significado del nombre en sí” (Rosch, 1975a, p. 215, énfasis añadido).
ε. El priming como medida para conocer el significado de las categorías semánticas
Pero, ¿cómo se representa el significado del nombre de la categoría? Para
responder esa pregunta, Rosch lleva a cabo otro experimento en el que se busca
conocer el grado de incidencia de las palabras y de las imágenes en el significado
de la categoría. Es decir, Rosch se pregunta si existen características visuales que
puedan ser despertadas por las palabras para los buenos ejemplos de las
categorías o si esas palabras generan una representación de una lista de palabras
ordenadas de acuerdo con la calidad del ejemplo. La técnica del priming fue utilizada
para conocer esto. Se utilizó la misma base metodológica con una variación: los
pares de palabras e imágenes estaban mezclados y el sujeto no sabía qué pareja
iba a recibir (Rosch, 1975a, p. 217). En el análisis se midió el tiempo de reacción.
Los resultados mostraron que la representación “no es del todo específica para un
modo pictórico o verbal, sino que es un conjunto de probabilidades abstractas de
elementos que pueden representar el significado de la categoría en cualquier modo”
(Rosch, 1975a, p. 219). Es decir, los resultados indicaban que las representaciones
generadas por palabras e imágenes tenían un mismo significado subyacente
(Rosch, 1975a, p. 222). Pero como este experimento podría aún encubrir aspectos
de la representación referidos específicamente a imágenes o a palabras, Rosch
desarrolló otro experimento en el que reducía el tiempo del intervalo entre el prime
y el estímulo (Rosch, 1975a, p. 219). En este caso se utilizaron cinco intervalos de
326
tiempo entre el prime y el estímulo (500 mseg, 400 mseg, 300 mseg, 200 mseg y
100 mseg). Los resultados revelaron: 1. que se requería de un mayor tiempo para
generar representaciones de identidad física en condiciones de incertidumbre
(cuando no se sabía qué clase de par sería mostrado [palabra o imagen]) que en
condiciones de certidumbre; y 2. que “se requirió un intervalo de tiempo más largo
para generar una representación capaz de esos efectos selectivos cuando los
estímulos eran palabras que cuando eran imágenes” (Rosch, 1975a, p. 221). Ante
estos resultados, Rosch formula la siguiente conclusión:
Por lo tanto, podemos concluir provisionalmente que, si bien existe una gran
similitud en el significado profundo de las categorías superiores no
específicamente codificadas en términos de palabras o imágenes, existe una
cierta diferenciación del formato al cual se traduce el significado como
preparación para la percepción de las palabras reales o de imágenes. El
hecho de que se requiera menos tiempo para prepararse para las imágenes
sugiere, muy tentativamente, que las imágenes pueden estar más cerca de
la naturaleza de la representación subyacente que las palabras (Rosch,
1975a, p. 222).
ζ. El priming como medida que prueba el influjo de la practica en la estructura interna
de las categorías semánticas
Rosch había demostrado que los buenos ejemplos de categorías de color tenían
una ventaja sobre los ejemplos deficientes cuando eran usados en tareas de
priming, incluso cuando el participante había practicado ampliamente con un
conjunto limitado de estímulos. Esto fue tomado como evidencia de que la calidad
del ejemplo en las categorías perceptivas podría ser parcialmente determinada por
la prominencia de ciertas áreas en el espacio del color. Para demostrar la hipótesis
de que en las categorías semánticas la práctica sí ejerce un influjo en la estructura
interna de las categorías, Rosch vuelve a utilizar la técnica del priming (Rosch,
1975a, p. 223). Se utilizó la base metodológica del priming con la variación de que
los sujetos fueron probados 21 veces con cada conjunto de estímulos. Al final se
llegó a la conclusión de que “a diferencia de la estructura interna de las categorías
327
de color, [la estructura interna de las categorías semánticas puede] se alterada
rápidamente por la práctica y por demandas de tareas” (Rosch, 1975a, p. 224).
η. La medida para conocer la estructura interna de las categorías semánticas
Para conocer si las categorías semánticas tenían una estructura semejante a la de
las categorías perceptivas Rosch seleccionó primero unas categorías concretas y
de uso común. El que las categorías fueran de uso común se determinó por la
cantidad de ítems que aparecían en el trabajo de Kucera and Francis (1967). A ellas
se las caracterizó como concretas si los ítems podrían ser representados
inequívocamente por imágenes (Rosch, 1975a, p. 197). Al final se seleccionaron
diez categorías: “fruta, pájaro, vehículo, verdura, deporte, herramienta, juguete,
mueble, arma, y ropa” (Rosch, 1975a, p. 197). Luego se les pidió a unos sujetos
nativos norteamericanos que “calificara, en una escala de 7 puntos, la medida en
que cada instancia representaba su idea o imagen del significado del término de
categoría” (Rosch, 1975a, p. 198). Mediante este experimento se conoció cuáles
eran los mejores ejemplos de la categoría y además, se logró saber que había un
gran acuerdo entre los sujetos acerca de las clasificaciones requeridas (Rosch,
1975a, p. 198). Con esto, se consiguió una medida confiable de la estructura interna
de las categorías semánticas.
d. Tercera etapa del programa de investigación (1975-1976):
niveles de abstracción de las categorías y parecidos de
familia
La tercera etapa del programa de investigación de Rosch es la más larga, pues en
ella convergen los resultados obtenidos en los estudios realizados hasta ese
momento. Por esa razón mi exposición se limita a los estudios en que se muestra
evidencia empírica de los dos principales fundamentos de la tesis de los principios
de categorización: el principio de los parecidos de familia y el nivel de abstracción
de las categorías.
328
i. Las tesis principales de la tercera etapa de investigación: las
categorías de nivel básico y el principio de parecidos de familia
α. Los niveles de categorización y la preeminencia de las categorías de nivel básico
Rosch define la noción de “categoría” como “un número de objetos que se
consideran equivalentes” (Rosch et al., 1976, p. 383). La categoría se diferencia de
la taxonomía porque esta última es “un sistema por el que las categorías se
relacionan con las otras mediante la inclusión de clase” (Rosch et al., 1976, p. 383).
Si una categoría tiene un alto nivel de inclusividad dentro de una taxonomía, tiene
también un alto nivel de abstracción. Una categoría que se incluye dentro de una
taxonomía está también incluida dentro de otra categoría. El nivel de abstracción
dentro de una taxonomía se refiere a “un nivel particular de inclusividad” (Rosch
et al., 1976, p. 383). Se identifican tres niveles de abstracción: el nivel
superordinado, conformado por categorías como “mueble” o “vehículo”; el nivel
básico, conformado por categorías como “silla” o “carro”; y el nivel subordinado,
conformado por categorías como “silla de cocina” o “carro deportivo” (Rosch et al.,
1976, p. 388). Una de las tesis principales de este periodo de investigación defiende
que el nivel básico tiene cierta preeminencia en las operaciones de cognición. La
preeminencia consiste en lo siguiente:
Hay generalmente un nivel de abstracción en el que pueden hacerse los
cortes de categoría más básicos. En general, el nivel básico de abstracción
en una taxonomía es el nivel en el que las categorías llevan la mayor
[cantidad de] información, posee la señal de validez más alto y son, por lo
tanto, las más diferenciadas la una de la otra (Rosch et al., 1976, p. 383).
Hay una posición ontológica en la tesis sobre categorización de Rosch: “el mundo
contiene ‘cosas intrínsicamente separadas’. El mundo está estructurado porque los
atributos del mundo real no ocurren independientemente el uno del otro” (Rosch
et al., 1976, p. 383). El mundo no es un continuum de cosas dadas, sino que tiene
una estructura que forma discontinuidades naturales. Sin embargo, el mundo no se
capta de manera idéntica a como está estructurado. Es decir, la manera como está
329
estructurado el mundo no corresponde enteramente a la manera como se lo
aprehende por los individuos de una cultura en un momento dado. Aprehendemos
esas discontinuidades en operaciones de categorización. Estas operaciones no son
todas dadas a un mismo nivel. Hay operaciones más básicas que otras. Hay
operaciones de categorización que realizan cortes básicos sobre los estímulos
dados por el mundo real. El predicado “básico” tiene aquí el sentido de “originario”,
de “antecedente”. Los cortes que se realizan en las categorías de nivel básico son
los primeros cortes, los cortes primordiales, y desde ellos se extienden las demás
operaciones de categorización. Con este problema se abre la dimensión vertical de
los estudios la categorización: el objeto de estudio se extiende de la estructura
interna de la categoría a la relación entre los diferentes niveles de las categorías
(Rosch, 1978, p. 254).
β. El principio de los parecidos de familia como puerta de entrada al estudio de los
principios de categorización
La búsqueda de Rosch por demostrar que las categorías no estaban definidas por
una lista de atributos determinada llegó a otro nivel cuando los estudios pasaron de
fundar sus evidencias sólo en la tesis sobre los prototipos y empezaron a plantearse
hipótesis sobre la relación de esta tesis con posibles principios de categorización.
Rosch se preguntó si los miembros más prototípicos de las categorías son aquellos
que tienen más atributos en común con los otros miembros de la categoría y menos
atributos en común con los miembros de otras categorías (Rosch and Mervis 1975,
p. 574). Este cambio se guía por la nueva pregunta por los principios de formación
de las categorías: “el propósito de la presente investigación fue explorar uno de los
principios estructurales fundamentales que, creemos, pueden gobernar la formación
de la estructura de prototipo de las categorías semánticas” (Rosch & Mervis, 1975,
p. 574). Rosch se refiere aquí al principio de los parecidos de familia: “creemos que
hay un principio de la estructura de conjuntos de estímulos, los parecidos de familia,
que pueden mostrarse que subyacen la estructura prototípica de la categoría”
(Rosch & Mervis, 1975, p. 576). La tesis que Rosch pretende demostrar es la
siguiente:
330
En el presente estudio, vemos a las categorías semánticas naturales como
redes de atributos que se superponen; la hipótesis básica fue que los
miembros de una categoría vienen a ser vistos como prototípicos de la
categoría en su conjunto en proporción a la extensión a la cual ellos soportan
un parecido de familia a otros miembros de la categoría (y tienen atributos
que se se superoponen a esos miembros)” (Rosch & Mervis, 1975, p. 575).
La tesis de los parecidos de familia es la influencia principal de la filosofía de
Wittgenstein en la tesis sobre la categorización de Rosch.240
Esta tesis fue vista como semejante a la tesis del cue validity:
El principio de las relaciones de parecidos de familia puede ser reformulado
en términos de cue validity, dado que los atributos más distribuidos entre los
miembros de una categoría y menos distribuidos entre los miembros de
categorías contrastantes son, por definición, los cues [señales] más válidos
para la membresía en la categoría en cuestión (Rosch & Mervis, 1975, pp.
575–576)
Sin embargo, Rosch prefiere el principio de los parecidos de familia, para “hacer
énfasis en que estamos lidiando con una descripción de los principios estructurales
y no con un modelo de procesamiento” (Rosch & Mervis, 1975, p. 576).
Sin embargo, la búsqueda por los principios de categorización no termina con el
principio de los parecidos de familia. Este principio, aunque fundamental, va a ser
sólo el comienzo de los estudios sobre la formación de las categorías. Al final, los
principios van a ser mucho más precisos y generales, pero esto sólo va a ser posible
mediante la influencia de un enfoque biológico en su programa de investigación.
γ. Los principios de categorización y las categorías de nivel básico
La pregunta por los principios de formación de las categorías dio un giro drástico
cuando Rosch comenzó a ver la categorización como una de las funciones básicas
de los cuerpos vivientes, de los organismos (Rosch, 1978, p. 252; Rosch et al.,
240
Véase (Rosch, 1987).
331
1976, p. 384). Sus investigaciones van a seguir direccionadas hacia la
categorización humana, pero esta ahora se la considera como un caso particular de
categorización. Los dos principios más generales de categorización que Rosch va
a encontrar son el principio de economía cognitiva y el principio de la estructura
percibida del mundo. Aquí es donde convergen la dimensión vertical del estudio de
la categorización y la pregunta por la formación de las categorías, pues los principios
de categorización van a arrojar evidencias de que el nivel básico tiene una
preeminencia cognitiva sobre los demás. Con esto tenemos los elementos
fundamentales de las tesis que Rosch desarrolla en su tercera etapa de
investigación. Debido a la amplitud de la presentación de las tesis sobre los
principios de categorización, sobre sus evidencias empíricas y sobre la forma como
se conectan estas evidencias con la tesis de las categorías de nivel básico, no haré
la presentación detallada de las tesis particulares que Rosch desarrolla en este
periodo. Remito al lector a la fuente primaria, en particular Basic Objects in Natural
Categories (1976) y Principles of Categorization (1978). Me limitaré a describir la
metodología utilizada para probar las tesis particulares más relevantes de este
periodo. Cada tesis particular será señalada en el apartado metodológico.
La categorización tiene dos propósitos para los organismos vivientes. El primero es
conocer tantas propiedades como sea posible al conocer una de las propiedades
de aquello de lo que se tiene conocimiento:
Parecería ser una ventaja para los organismos tener tantas propiedades
como fuera posible predecibles de conocer cualquier otra propiedad (que,
para los humanos, incluye la importante propiedad del nombre de la
categoría), un principio que conduciría a la formación de un gran número de
categorías con las discriminaciones posibles más finas entre categorías
(Rosch et al., 1976, p. 384).
Por otro lado, un propósito de la categorización es reducir las diferencias infinitas
entre estímulos a proporciones comportamental y cognitivamente utilizables. Es una
ventaja para el organismo no diferenciar un estímulo de otros cuando esa
diferenciación es irrelevante para los propósitos a mano (Rosch et al., 1976, p. 384).
332
El nivel básico de clasificación, el nivel primario al que se hacen los cortes en el
medio ambiente, parece resultar de la combinación de estos dos principios; la
categorización básica es el nivel más general e inclusivo en el que las categorías
pueden delinear estructuras correlacionales del mundo real (Rosch et al., 1976, p.
384).
ii. Elementos metodológicos de la tercera etapa de investigación
α. Medida de parecidos de familia y correlaciones mediante ANOVA
Para establecer una medida de los parecidos de familia, se les pidió 20 sujetos que
hicieran una lista de los atributos de unas categorías. Cada atributo se ponderó en
una escala de 1 a 20. Cada atributo se ponderó de acuerdo con número de atributos
que lo posee. La medida básica de los parecidos de familia fua la suma de los
puntajes de cada atributo (Rosch & Mervis, 1975, p. 580). Para establecer si había
correlaciones entre la medida de parecidos de familia y la medida de prototipos
(basada en una medición como la presentada en el numeral [IV, 2, c, ii, η]) se
computaron correlaciones mediante un análisis de ANOVA.
β. “Descripciones de movimientos imaginados para nombres de objetos” (Rosch et al.,
1976, p. 393)
Una de las tesis particulares de este periodo fue la siguiente: “Los objetos de nivel
básico son las categorías más inclusivas para las que se hacen secuencias de
movimientos motores altamente similares para los objetos de la clase” (Rosch et al.,
1976, p. 393). Para probarla se diseñó un experimento en el que se le pedía a unos
sujetos “: “anotar los movimientos musculares que haces cuando usas o
interactúas241 con ese objeto, tan detalladamente como puedas” (Rosch et al., 1976,
p. 394). Lo que se buscaba conseguir con esta tarea era unos “protocolos” de
movimientos asociados con objetos de categorías de los tres niveles de abstracción.
Por medio de esta técnica se obtenía, según Rosch et al. una descripción de los
movimientos que los sujetos imaginaban realizar con unos ítems de una categoría.
241
“interact”
333
Esta técnica es bastante novedosa porque se aleja de las técnicas básicas de la
psicología cognitiva, como las mediciones temporales o el grado de precisión. En
lugar de eso, recurre a una técnica que se aproxima más al análisis de la experiencia
y busca tener un acceso más directo a la mención del sujeto de laboratorio.
γ. Identificación de la forma de una categoría
Otra de las tesis planteaba lo siguiente: “el nivel básico es el nivel más general en
el que una forma promedio de un objeto es identificable como ese objeto” (Rosch
et al., 1976, p. 403). Para probar esto se identificaron unas formas para categorías
de nivel básico y categorías superordinadas. Se mostró una forma a la vez a cada
sujeto y se les dieron las siguientes instrucciones: 1. “encierra en un círculo la
categoría a la que piensas que el objeto pertenece” y, 2. “escribe tu mejor conjetura
acerca de cuál es el objeto junto al nombre de la categoría que has encerrado en el
círculo” (Rosch et al., 1976, p. 404). En esta técnica se recurre a un supuesto
semejante al utilizado en los estudios de la primera etapa de investigación. Allí se
planteó que la prominencia de los prototipos de las categorías estaba asociada con
las buenas formas de la psicología Gestalt. Aquí se plantea que, si un individuo es
capaz de identificar la forma de un ítem de un nivel de abstracción de una categoría,
ese nivel de abstracción tiene una preeminencia cognitiva. Se utiliza el criterio de
las formas en la dimensión vertical y horizontal de los estudios sobre categorización.
δ. Detección de la señal
La técnica más original de este periodo de investigación se denominó “detección de
señal” y se utilizó para probar la siguiente tesis: “los objetos básicos son la clase
más inclusiva en la que es posible tener una representación que sea isomórfica a la
apariencia física de objetos de la clase” (Rosch et al., 1976, p. 407). La detección
de señal consiste en presentarle dos imágenes a un sujeto. De las dos imágenes,
una es una imagen de un objeto y la otra una figura de patrones semejantes a la
imagen del objeto. Las imágenes están cubiertas por una especie de máscara que
las distorsiona. Al sujeto se le dice que va a escuchar el nombre de un objeto y que
su tarea es identificar cuál de las dos imágenes corresponde a la imagen del objeto.
334
Este método pregunta por la precisión en la identificación de una imagen. Lo
interesante de este método es que puede verse como una manera de reorganizar
de manera artificial el curso normal de una experiencia.242
3. El estado de la cuestión
Designo mediante la expresión “estado de la cuestión” a la revisión de los estudios
que, por su semejanza en cuanto al objeto de estudio, al problema planteado o a la
metodología, le sirven de precedentes al estudio que aquí se presenta. Divido el
estado de la cuestión en dos secciones: en la sección (a) se presentan los estudios
que plantean un problema de investigación semejante al de esta tesis. Es decir, un
problema que busque estudiar la noción de “categorización” de la psicología
cognitiva desde una perspectiva fenomenológica. En la sección (b) se presentan los
estudios que proponen un planteamiento metodológico semejante al de esta tesis.
Es decir, aquellos estudios que buscan establecer un diálogo metodológico entre la
psicología cognitiva y la fenomenología trascendental.
a. Precedentes definidos por la semejanza del planteamiento
del problema de investigación
i. Cazeaux: Merleau-Ponty, Locke y la clasificación
Clive
Cazeaux
(2005)
busca
probar
que
las
sensaciones
particulares
frecuentemente requieren comparaciones metafóricas con otros sentidos. El autor
argumenta que “la distinción entre lenguaje literal y metafórico está ligado con la
historia de la clasificación y en particular con la clasificación de los sentidos”
(Cazeaux, 2005, p. 111). Para esto compara el empirismo de Locke con la
fenomenología de Merleau-Ponty. El estudio es pertinente porque aborda el
problema de la clasificación (que podría entenderse como categorización) de los
sentidos desde la perspectiva fenomenológica de Merleau-Ponty.
242
Para una descripción detallada de la técnica, véase el apartado (II, 3.1, a, ii).
335
ii. Dellantonio y Pastore: categorización prelingüística
Dellantonio y Pastore (2017) plantean el problema de la ambigüedad de las
definiciones de “categoría” y “concepto” en los estudios sobre categorización de la
psicología y las ciencias cognitivas. Para ofrecer una salida a este problema revisan
las definiciones que la tradición filosófica clásica hace de estas dos nociones. Al
final
presentan [su] punto de vista de las categorías con referencia a Husserl. La
categorización es definida como la forma en la que nuestra experiencia es
originariamente (pre-lingüísticamente) organizada en una manera pasiva y
completamente inconsciente sobre la base de principios estructurantes
universales (Dellantonio & Pastore, 2017).
El trabajo de estos autores pretende responder cuestiones más elevadas acerca del
problema de categorización (si las categorías son o no innatas o cuál es su relación
con los conceptos). Para eso se basan en los trabajos de Ray Jackendoff, Jean
Mandler, George Lakoff y Mark Johnson. La pertinencia de esta investigación yace
no sólo en un intento de definir las categorías desde una perspectiva
fenomenológica sino también en el diálogo que plantean con los hallazgos de las
ciencias cognitivas. Este trabajo es un precedente general del problema de
investigación, pero no aborda el problema particular que se estudia en esta tesis.
Pues su trabajo toma una noción de “categorización” diferente a la que trabaja
Eleanor Rosch. En cuanto a su presentación de las “categorías” desde una
perspectiva husserliana, es discutible su planteamiento de unas “categorías prelingüísticas”. En especial si se tiene en cuenta que su trabajo toma como punto de
partida los hallazgos presentados en Ideas I y no se tienen en cuenta los hallazgos
de Experiencia y Juicio.
iii. Zlatev, David y Blomberg: la categorización de movimiento desde
una perspectiva fenomenológica
Zlatev, David y Blomberg (2010) abordan un problema referido a un tipo particular
de experiencia de movimiento: la translocación. Su trabajo busca dar cuenta de esta
336
experiencia desde una perspectiva fenomenológica. El objetivo principal de su
estudio es ofrecer una clasificación fenomenológica de este tipo de experiencia de
movimiento. Su trabajo discute con posiciones neo-whorfianas de entender la
categorización de la experiencia de translocación. Los hallazgos empíricos del
estudio muestran que “la categorización de las situaciones de movimiento puede
ser más directa, y por lo tanto relativamente no afectada por el lenguaje, o más
mediada (Vygotsky 1978), y ese lenguaje puede desempeñar un papel considerable
al menos en el segundo caso” (Zlatev et al., 2010, p. 390). Este estudio es
precedente para esta tesis en tanto plantea una discusión entre la categorización y
la fenomenología referida a una experiencia particular de movimiento. Además, se
encuentra evidencia empírica que le da soporte a hipótesis neo-whorfianas. Esto es
importante si se tiene en cuenta que Rosch plantea sus primeras investigaciones
criticando algunas de las tesis del enfoque whorfiano. El estudio significa un
precedente general para esta tesis, pero no aborda el problema particular del que
tratamos aquí.
b. Precedentes definidos por la semejanza metodológica
i. Jordan Zlatev: fenomenología y lingüística cognitiva
Jordan Zlatev publicó en el año 2016 el estudio Turning back to experience in
Cognitive Linguistics via phenomenology (2016). Allí propone que la fenomenología
puede ayudar a resolver algunos de los problemas teóricos y metodológicos de la
lingüística cognitiva. Sus reflexiones acerca de cómo establecer un diálogo
metodológico entre la fenomenología y las ciencias cognitivas son un referente clave
para esta investigación. La tesis principal del autor consiste en una clasificación de
métodos de acuerdo con la perspectiva de análisis y al fenómeno de investigación.
Zlatev no pretende poner ningún enfoque por encima de los demás, sino determinar
la conveniencia de cada método para casos particulares de estudio.
ii. El método enactivo
Varela, Thompson y Rosch (1993) presentan una propuesta metodológica basada
en tres enfoques: 1. La fenomenología, 2. La ciencia y 3. La doctrina budista. Estos
337
tres enfoques tienen en común que son una forma de experimentación. Por ende,
cada uno está “abierta a todos y se puede examinar con los métodos de cada uno
de los demás” (F. Varela, Thompson, & Rosch, 1997, p. 53). La tesis principal de su
propuesta metodológica consiste, entonces, en establecer un diálogo metodológico
fundado en la posibilidad de examinar el método de alguno de los enfoques desde
la perspectiva de los otros dos enfoques. Esta propuesta tuvo inspiración en las
reflexiones de Merleau Ponty, quien “abogaba por un diálogo esclarecedor entre
una fenomenología de la experiencia vivida directa, la psicología y la neurofisiología”
(F. Varela et al., 1997, p. 39). En ese sentido, el enfoque enactivo es un referente
básico para el planteamiento metodológico de esta investigación. Pues la tesis
metodológica principal que se plantea aquí consiste en examinar los procedimientos
y los hallazgos realizados mediante las técnicas de la psicología cognitiva desde
una perspectiva fenomenológica.
Sin embargo, el enfoque que se trabaja en esta tesis es diferente al de Varela et al.
en el sentido de que toma como referente fenomenológico principal a Edmund
Husserl. Es bien conocido que en la investigación de Varela et al. se concluye que
el proyecto de Husserl fue un fracaso y de ahí surgió el giro hacia las técnicas
budistas. Pero el enfoque enactivo no mantuvo esa posición respecto a la filosofía
de Husserl. En Mind in Life (2007), Evan Thompson reivindica los hallazgos y las
investigaciones de Husserl y reconoce que cuando escribieron The embodied Mind
su “conocimiento de Husserl era limitado” (Thompson, 2007, p. 414). Esta limitación
se refiere principalmente al escaso conocimiento que tenían del método genético.
Después de hacer una revisión más rigurosa de los estudios que siguen este
método, Thompson encuentra que las investigaciones de Husserl le dan un soporte
muy fuerte al enfoque enactivo. Teniendo en cuenta esto, el enfoque enactivo
desarrollado por Thompson en Mind in Life es el referente metodológico principal
del enactivismo que se sigue en este estudio.
iii. Francisco Varela: Neurofenomenología
Francisco Varela (1996) hace una propuesta para resolver el problema duro referido
al estudio de la conciencia formulado por David Chalmers. Su propuesta
338
metodológica consiste en tomar como base los principios de la fenomenología. Pero
va más allá de eso. Su trabajo consiste en establecer un puente entre la
fenomenología y las ciencias cognitivas: “El punto clave aquí es que al enfatizar la
codeterminación de ambas explicaciones, uno puede explorar los puentes,
desafíos, percepciones y contradicciones entre ellos” (F. J. Varela, 1996, p. 343). El
resultado de su trabajo metodológico es la neurofenomenología. Este método hace
una lectura de los hallazgos de diferentes técnicas de recolección de datos de las
ciencias desde una perspectiva fenomenológica. La propuesta de Varela es
referente clave para este estudio, e incluso, la propuesta metodológica que se
plantea en esta tesis puede verse como una manera de penetrar en su propuesta
en el ámbito específico de la psicología cognitiva.
iv. Daniel Dennett: heterofenomenología
Daniel Dennett (2003) hace una propuesta metodológica que, por un lado, concilia
la fenomenología con las técnicas de recolección y análisis de la información de las
ciencias cognitivas y, por otro lado, se presenta como alternativa excluyente de la
fenomenología en primera persona de Husserl. La denomina heterofenomenología.
Esta forma de fenomenología es “explícitamente una aproximación en tercera
persona a la conciencia humana” (Dennett, 2003, p. 19). Para él es una manera de
“tomar el punto de vista de primera persona tan seriamente como puede ser
tomado” (Dennett, 2003, p. 20). Consiste en la interpretación fenomenológica de un
tipo particular de experimentos de laboratorio: aquellos experimentos en los que “los
sujetos humanos colaboran con los experimentadores ─haciendo sugerencias,
interactuando verbalmente, diciendo cómo es.” (Dennett, 2003, p. 21). Con este
método se pretende tener acceso a las creencias de los sujetos de laboratorio, por
medio del análisis de una fuente principal: “los enunciados, los datos en bruto, no
interpretados” (Dennett, 2003, p. 22). El método de Dennett es el referente
metodológico principal de esta investigación. Pero mi propuesta se diferencia de la
suya en la medida en que lo que yo propongo es la construcción de un método que
extienda los hallazgos del análisis genético en primera persona al análisis de la
experiencia en tercera persona que vive el sujeto de laboratorio.
339
Referencias
Ackrill, K. L. (1963). Aristotle: Categories and De Interpretatione. Oxford:
Clarendon Press.
Adobe Systems Incorporated. (2000). The Munsell Color System. Recuperado el 7
de febrero de 2020, de
https://web.archive.org/web/20030813092028/http://www.adobe.com/support/t
echguides/color/colormodels/munsell.html
Aristóteles. (1982). Categorías. En M. Candel Sanmartín (Trad.), Tratados de
lógica (organon) (pp. 29–77). Madrid: Gredos.
Aristóteles. (1994). Metafísica. (T. Calvo Martínez, Trad.), Biblioteca Clásica
Gredos. Madrid: Editorial Gredos.
https://doi.org/10.1017/CBO9781107415324.004
Beller, H. K. (1971). Priming: Effects of advance information on matching. Journal
of Experimental Psychology, 87, 176–182.
Berlin, B., & Kay, P. (1969). Basic Color Terms, Their Universality and Evolution.
Berkeley: University of California Press.
Beuchot, M. (2015). Tratado de hermenéutica analógica. Hacia un nuevo modelo
de interpretación (5a ed.). México: Universidad Nacional Autónoma de
México.
Brown, R, & Lenneberg, E. (1954). A study in lagnuage and cognition. Journal of
Abnormal and Social Psychology, 49, 454–462.
Brown, Roger. (1958). How Shall a Thing Be Called. Psychological Review, 65(I),
14–21.
Cazeaux, C. (2005). From sensation to categorization: aesthetic metaphor in Locke
and Merleau-Ponty. Journal of Visual Art Practice, 4(2), 111–124.
https://doi.org/10.1386/jvap.4.2and3.111/1
340
Dellantonio, S., & Pastore, L. (2017). In the beginning there were categories: The
bodily origin of prelinguistic categorical organization: The example of
folkbiological taxonomies. En Studies in Applied Philosophy, Epistemology
and Rational Ethics (pp. 149–196). https://doi.org/10.1007/978-3-662-557631_4
Dennett, D. (1990). The Interpretation of Text, People and Other Artifacts.
Philosophy and Phenomenological Research, I(Supplement, Fall).
Dennett, D. (1991). Consiousness Explained. New York, NY: Back Bay Books.
Dennett, D. (2003). Who’s on first? Heterophenomenology Explained. Journal of
Consciousness Studies, 10(9–10), 19–30.
https://doi.org/10.1177/10534512070430020901
Dennett, D. (2013). Heterophenomenology. En T. Bayne, A. Cleeremans, & P.
Wilken (Eds.), The Oxford Companion to Consciousness (pp. 345–346).
Oxford: Oxford University Press.
Der deutsche Wortschatz von 1600 bis heute. (2019). Recuperado de
https://www.dwds.de/
Dewey, J. (1928). The Reflex Arc Concept in Psychology. The Psychological
Review, 35(4), 261–279.
Gracia, J. J. E. (1992). The Transcendentals in the Middle Ages. Topoi, 11, 113–
120. https://doi.org/10.1484/m.imr-eb.5.113458
Heider, K. . (1970). The Dugum Dani: A Papuan culture in the Highlands of West
New Guinea. Chicago: Aldine.
Husserl, E. (1913a). Ideen zu einer reinen Phänomenologie und
phänomenologischen Philosophie. Erstes Buch: Allgemeine Einführung in die
reine Phänomenologie. Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische
Forschung, 1(1), 1–323. https://doi.org/10.2307/2103376
Husserl, E. (1913b). Logische Untersuchungen. Zweiter Band. Untersuchungen zur
341
Phänomenologie und Theorie der Erkenntnis. Halle a.d.S Max: Niemeyer
Verlag.
Husserl, E. (1939). Erfahrung und Urteil. Untersuchungen zur Genealogie der
Logik. (L. Landgrebe, Ed., Ludwig Landgrebe, Trad.). Prag: Academia.
Husserl, E. (1959). Fenomenología de la conciencia del tiempo inmanente. (O.
Langfelder, Trad.). Buenos Aires: Editorial Nova.
Husserl, E. (1962). Lógica formal y Lógica Trascendental. Ensayo de una crítica de
la razón lógica. (L. Villoro, Trad.) (1a ed.). México: Universidad Nacional
Autónoma de México.
Husserl, E. (1968). Analysen zur passiven Synthesis. Aus Vorlesungs-und
Forschungsmanuskripten 1918-1926. (M. Fleischer, Ed.). den Haag: Martinus
Nijhoff.
Husserl, E. (1976). Investigaciones lógicas. (J. Gaos & M. Morente, Trads.).
Madrid: Revista de occidente.
Husserl, E. (1980). Experiencia y juicio. Investigaciones acerca de la genealogía
de la lógica. (L. Landgrebe, Ed., J. Reuter, Trad.). México: Universidad
Nacional Autónoma de México.
Husserl, E. (1997a). Ideas relativas a una fenomenología pura y a una filosofía
fenomenológica. (J. Gaos, Trad.) (2a ed.). México: FCE.
Husserl, E. (1997b). Thing and Space. (R. Rojcewicz, Trad.). Dordrecht: Springer
Science+Business Media.
Husserl, E. (2001). Analyses Concerning Passive and Active Synthesis: Lectures
on Transcendental Logic. (R. Bernet, Ed., A. Steinbock, Trad.). Dordrecht:
Kluwer Academi.
Husserl, E. (2008). La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología
trascendental. (J. Iribarne, Trad.). Buenos Aires: Prometeo Libros.
https://doi.org/10.1075/rro.47.1.06and
342
Ibañez-Molina, A. J., & Iglesias-Parro, S. (2013). Fractal characterization of neural
correlates of consciousness. En AIP Conference Proceedings (Vol. 1510, pp.
182–184). American Institute of Physics Inc. https://doi.org/10.1063/1.4776511
Kant, I. (2007). Crítica de la razón pura. (M. Caimi, Trad.). Buenos Aires: Colihue.
Krauss, R. M. (1968). Language as a symbolic process in communication: A
psychological perspective. American Scientist, 56, 265–278.
Lakoff, G., & Johnson, M. (1999). Philosophy in the Flesh. The Embodied Mind and
Its Challenge to Western Thought. New York: Basic Books.
Lenneberg, E. (1967). Biological foundations of language. New York: Wiley.
Lohmar, D. (1998). Erfahrung und Kategoriales Denken. Hume, Kant und Husserl
über vorprädikative Erfahrung und prädikative Erkenntnis. Dordrecht:
Springer+Business Media. https://doi.org/10.5840/ipq19611414
Lohmar, D. (2003). Husserl’s Type and Kant’s Schemata Systematic Reasons for
Their Correlation or Identity. En D. Welton (Ed.), J. Jansen & G. Zavota
(Trads.), The new Husserl: a critical reader (pp. 93–124). Bloomington and
Indianapolis: Indiana University Press.
Mervis, C. B., Catlin, J., & Rosch, E. (1973). Relationships among goodness-ofexample, category norms, and word frequency. Bulletin of the Psychonomic
Society, 7(3), 283–284.
Mervis, C. B., Catlin, J., & Rosch, E. (1975). Development of the structure of color
categories. Developmental Psychology, 11(1), 54–60.
https://doi.org/10.1037/h0076118
Munsell, A. H. (2008). A Color Notation. A measured color system, based on the
three qualities Hue, Value and Chroma. Boston: Geo. H. Ellis Co.
Pérez, C. A. (2019). Experiencia y conceptualización: una lectura fenomenológica
de la tesis del sentido encarnado en la semántica cognitica.
Pietronero, L. (1987). The fractal structure of the universe: correlations of galaxies
343
and clusters and the average mass density. Physica, 144A, 257–284.
Pittsburg, U. of. (2015). Eleanor Rosch. Recuperado el 18 de abril de 2019, de
http://www.sis.pitt.edu/mbsclass/hall_of_fame/rosch.html
Posner, M. I. (1969). Abstraction and Process of Recognition. En G. . Bower & J. .
Spence (Eds.), The psychology of learning and motivation. New York:
Academic Press.
Rosch, E. (1971). “Focal” color areas and the development of color names.
Developmental Psychology, 4(3), 447–455. https://doi.org/10.1037/h0030955
Rosch, E. (1973a). Natural Categories. Cognitive Psychology, 4(3), 328–350.
https://doi.org/10.1016/0010-0285(73)90017-0
Rosch, E. (1973b). On the internal structure of perceptual and semantic categories.
En T. E. Moore (Ed.), Cognitive development and the acquisition of language
(pp. 111–144). New York: Academic Press.
Rosch, E. (1975a). Cognitive representations of semantic categories. Journal of
Experimental Psychology: Genral, (104), 192–233.
Rosch, E. (1975b). Reply to Loftus. Journal of Experimental Psychology: General,
104, 241–243.
Rosch, E. (1975c). The nature of mental codes for color categories. Journal of
Experimental Psychology: Human Perception and Performance, 1, 303–322.
Rosch, E. (1978). Chapter 10. Principles of Categorization. En E. Rosch & B. Lloyd
(Eds.), Cognition and Categorization (pp. 251–270). Oxford, England:
Lawrence Elbaum Associates.
Rosch, E. (1987). Wittgenstein and Categorization Research in Cognitive
Psychology. En Meaning and the Growth of Understanding (pp. 151–166).
Berlin, Heidelberg: Springer Berlin Heidelberg. https://doi.org/10.1007/978-3642-83023-5_9
Rosch, E. (1999). Primary Knowing: When Perception Happens from the Whole
344
Field. Conversation with Professor Eleanor Rosch Dept. of Psychology
University of California Berkeley, California. Recuperado de
http://www.iwp.jku.at/born/mpwfst/02/www.dialogonleadership.org/Roschx199
9.html
Rosch, E., & Mervis, C. B. C. B. (1975). Family resemblances: Studies in the
internal structure of categories. Cognitive Psychology, 7(7), 573–605.
https://doi.org/10.1016/0010-0285(75)90024-9
Rosch, E., Mervis, C. B., Gray, W. ., Johnson, D. ., & Boyes-Braem, P. (1976).
Basic Objects in Natural Categories. Cognitive Psychology, (8), 382–439.
Rosch Heider, E. (1972). Universals in Color Naming and Memory. Journal of
Experimental Psychology, 93, 10–20.
Rosch Heider, E., & Oliver, D. (1972). The structure of the color space in naming
and memory for two languages. Cognitive Psychology.
Ruiz de Miras, J., Soler, F., Iglesias-Parro, S., Ibáñez-Molina, A. J., Casali, A. G.,
Laureys, S., … Langa, J. A. (2019). Fractal dimension analysis of states of
consciousness and unconsciousness using transcranial magnetic stimulation.
Computer Methods and Programs in Biomedicine, 175, 129–137.
https://doi.org/10.1016/j.cmpb.2019.04.017
Schütz, A. (2008). 11. Símbolo, realidad y sociedad. En N. Míguez (Trad.), El
problema de la realidad social. Escritos I (pp. 260–316). Buenos Aires:
Amorrortu.
Stefflre, V., Castillo Vales, V., & Morley, L. (1966). Language and cognition in
Yucatan: A cross- cultural replication. , 1966, 4, 112-115. Journal of
Personality and Social Psychology, 4, 112–115.
Studtmann, P. (2007). Aristotle’s Categories. Recuperado el 9 de mayo de 2019,
de https://plato.stanford.edu/archives/fall2008/entries/aristotlecategories/#FouFolDiv
Taylor, R. (2006). Personal reflections on Jackson Pollock’s fractal paintings.
345
História, Ciências, Saúde - Manguinhos, 13, 109–123.
Thomasson, A. (2018). Categories. Recuperado el 9 de mayo de 2019, de
https://plato.stanford.edu/entries/categories/#CatSys
Thompson, E. (2007). Mind in Life. Biology, Phenomenology, and The Sciences of
Mind. London: Harvard University Press. https://doi.org/10.1016/S03014770(08)61427-X
Varela, F. J. (1996). Neurophenomenology: A methodological remedy for the hard
problem. Journal of Consciousness Studies, 3(4), 330–349.
Varela, F., Thompson, E., & Rosch, E. (1993). The Embodied Mind. Cognitive
Science and Human Experience. Massachusetts Institute of Technology.
https://doi.org/https://doi.org/10.1016/B978-1-4557-0268-8.00020-8
Varela, F., Thompson, E., & Rosch, E. (1997). De Cuerpo Presente. Las ciencias
cognitivas y la experiencia humana. Barcelona: Gedisa.
Welch, K. (2010). Cosmology, A fractal topology of time: Implications for
consciousness and. California Institute of Integral Studies.
Werner, G. (2010). Fractals in the Nervous System: Conceptual Implications for
Theoretical Neuroscience. Front Physiol, 1(15).
Wittgenstein, L. (1988). Investigaciones filosóficas. (A. García Suárez & U.
Moulines, Trads.). Barcelona: Editorial crítica.
Zlatev, J. (2016). Turning back to experience in Cognitive Linguistics via
phenomenology. Cognitive Linguistics, 27(4), 559–572.
Zlatev, J., David, C., & Blomberg, J. (2010). Translocation, language and the
categorization of experience. En E. Vyvyan & P. Chilton (Eds.), Language,
Cognition and Space: The State of the Art and New Directions (pp. 389–418).
London: Equinox.
346