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Bibliotheca Caminera (siglos XVI-XVIII)

2021

Crónicas de viajes por España de los siglos XVI-XVII traducidas por vez primera: Francesco Janis de Tolmezzo, Blas Ortiz, Jean Second, Bartholomeo Fontana, César Oudin, Robert Bargrave, Francesco Spada, Dionigio Carli, Barón de la Hontan y la conocida de Fray Pedro José de Parras.

Bibliotheca Caminera Francesc Costa Oller Bibliotheca Caminera Viajeros que tratan algunas cosas tocantes al caminar por España (siglos XVI-XVIII) Mataró, 2022 Serie Per camins històrics 1. Camins antics entre el Vallès i el Maresme (2015) 2. El Camí Real de Parpers (2015) 3. Congost, un viatge cultural i històric (2015) 4. El Camí Real de França 1 (2016) 4. El Camí Real de França 2 (2016) 5. El Camí Real de València (2016) 6. Villuga comentado. Reportorio de todos los caminos de España (2018) 7. Contra la geografía. Viajeros y caminos en la España del Quijote (2018) 8. Los viajeros ilustrados. Por los caminos reales de España (2019) 9. 1802. El grande viaje del rey Carlos IV. Jornada de Barcelona (2021) 10. Ambrosio Borsano. Discurso General (2022) 11. Conde de Darnius. Guía de los Caminos (2022) 12. Bibliotheca Caminera (2022) Portada: «De transitu equorum super montes niuvosos». Olao Magno. Historia de gentibus septentrionalibus (Roma, 1555), libro IV, p.147. https://ub.academia.edu/FrancescCosta https://archive.org/details/@francesc_costa Índice 7 | Francesco Janis de Tolmezzo Sumario del itinerario del señor Francesco Janis de Tolmezzo, doctor, cuando fue mandado por su señoría al rey Católico (1519). 37 | Blas Ortiz Itinerario de Adriano Sexto procedente de España, que ejerció de Pontífice Romano, y eventos de su pontificado (1522-1524). 71 | Jean Second Tres itinerarios de Jean Second a Bélgica, Francia y España (1533). 79 | Bartholomeo Fontana Itinerario o viaje auténtico de Venecia a Roma, con todas las ciudades, lugares y castillos por los caminos más habitados, con una breve descripción de las siete principales iglesias de Roma y otras devociones notables, y después siguiendo desde Roma hasta San Jacobo en Galicia (1539). 105 | César Oudin Diálogos muy apazibles, escritos en lengua española, y traduzidos en francés (1611). 133 | Robert Bargrave Una descripción de mi viaje por los estrechos, que empieza el año 1654, y aumentado con mis jornadas por tierra. 169 | Francesco Spada Diario del viaje de España (1666). 193 | Dionigio Carli Viaje cierto y curioso del padre Dionigio Carli, de Piacenza, y del padre Michel Angelo de Guattini, de Reggio, capuchinos, predicadores y misioneros apostólicos (1669). 247 | Barón de la Hontan Diálogos entre el señor barón de la Hontan y un salvaje de América. Contiene una descripción exacta de los modales y costumbres de estos pueblos salvajes. Con los viajes a Portugal y Dinamarca, en los que se encuentran características muy curiosas y que aún no habían sido señaladas (1695). 263 | Fray Pedro José de Parras Viaje de la provincia de Aragón a Cádiz, para pasar a Indias (1749). Francesco Janis de Tolmezzo Sumario del itinerario del señor Francesco Janis de Tolmezzo, doctor, cuando fue mandado por su señoría al Rey Católico. 1519 7 Francesco Janis de Tolmezzo era un abogado de la ciudad italiana de Údine, al que las autoridades venecianas envían como jurista a España para auxiliar a su embajador, Francesco Corner, en una disputa legal entre los gobiernos por los mercaderes que sufrían represalias. Su nave parte de Italia y llega a la costa española el 18 de abril de 1519, dirigiéndose a Barcelona, donde desembarcará el día 24. Aquí le esperan los delegados del rey de España para arbitrar la cuestión, unas gestiones que se dilatarán medio año. El 22 de octubre visita el monasterio de Montserrat y se encamina a Molins de Rei, donde se encontraba el rey huyendo de la peste, y le seguirá en su viaje a Galicia. Al regreso, en Valladolid recibe la autorización del senado de Venecia para volver a Italia, viaje que emprende el 13 de marzo en dirección a Pamplona y Roncesvalles. Cruzará los Pirineos, «subiendo y bajando montañas, y por un valle largo y estrecho», llegando a San Juan Pie de Puerto, ya en Francia. Como indica el título de la edición italiana, el texto no es el original que escribió Janis, que se ha perdido, se trata de un compendio realizado por Marino Sanuto (1466-1536), un importante humanista veneciano.1 Actualizo los nombres de las poblaciones. 1 «Viaggio in Spagna di Francesco Janis da Tolmezzo compendiato da Marino Sanuto. Sumario di l'itinerario di domino Francesco da Tolmezo, dotor. Quando fo mandato per la Signoria al Re Catholico.» Diarii e diaristi veneziani. Ed. Rinaldo Fulin [Venezia, 1881]. 8 El día 18 [abril de 1519] avistó Cataluña, dejó a la derecha los montes de Perpiñán, una ciudad a cuatro millas de la costa, pasó el cabo de Cotlliure hacia el cabo de Creus, dejando a mano derecha la isla de Roses2 y la de las Medes, y entre Francia y España vio los montes Pirineos cargados de nieve. Navegando por el golfo de Narbona3 no se veía Santa Clara, y de repente se vio. Los nuestros no quisieron entrar en el puerto de Palamós, sino navegar toda la noche. El día 20 llegó a la costa de Barcelona, pero los marineros no quisieron tocar aquella población4 y se dirigieron al puerto de Salou, a sesenta millas de Barcelona, y a las tres de la noche arrojaron el ancla. Medio muerto encontró en el puerto nueve galeras del rey Católico,5 que se dirigían contra los corsarios, capitaneadas por el Gobbo y su hijo.6 El día 21 de abril desembarcó y se dirigió a pie a la villa de Salou, donde casi no encontró agua fresca para beber. Entre 2 Roses no es una isla, es un pueblo costero. Se trata del golfo de León. 4 Utiliza la palabra terra. El traductor italiano del libro de Blas Ortiz señala: «Los españoles llaman villa a lo que en Italia se llama terra, o sea, un pueblo grande que no tiene el título de ciudad.» De todas maneras los autores italianos utilizan el vocablo sin demasiada precisión. 5 Un viajero comenta que «a la orilla de la mar hallase la torre y puerto de Salou que es donde se abrigan las armadas de galeras y navíos.» Francis Willughby. «Travel in Spain year 1664. En el volumen: Travels through the LowCountries, Germany, Italy and France, with curious observations […] to which is added, an account of the travels of Francis Willughby […] through great part of Spain» [London, 1738, second edition]. 6 Como Gobbo se conocía al capitán genovés Brizo Giustiniani. 3 9 la playa y la villa hay miles de vides y pinos. Esta villa es del obispo de Tarragona. Montado sobre un asno se dirigió a Tarragona, en la costa, sobre un alto monte. Es una ciudad antiquísima y tiene un territorio muy feraz, hay un arroyo del que procede un río que baña los campos.7 Hay grandes vinos famosos, es metrópolis de la provincia de Cataluña. El 22, día de la Pasión, se quedaron allí, fue anunciado y encontró cabalgadura para ir a Barcelona. El día 23 atravesó grandes y feraces olivares, y lugares pedregosos. Por el camino vio el colosal sepulcro de los Escipiones, Cneo y Publio, que murieron en España, en Lenia.8 Está en gran parte corroído, porque la piedra no es duradera. Después llegó a una torre al lado de la costa donde hay un arco antiguo en memoria de uno erigido por la gran perfidia de la muerte de los Escipiones, que se llamaba torre de Berà.9 Pasó por lugares áridos llenos de olivares, hacia un castillo que pertenece al capítulo de la iglesia de Barcelona, que un príncipe les cedió.10 El 24, día de Pascua, después de oír misa caminó por una senda mala, por la costa y por montes, que se construyó por la pericia de Aníbal cuando se dirigía a Italia.11 Después bajó a 7 Es el río Francolí, pero la frase es confusa. Los Escipiones murieron en las batallas de Ilorci y Cástulo. 9 El origen del arco de Berà no tiene relación con los Escipiones, era una señal de límites entre las tribus de los ilergetes y los cosetanos. 10 Puede tratarse del desaparecido castillo de Berà, que los condes de Barcelona cedieron al monasterio de Sant Cugat del Vallès, y que con el tiempo pasó a otras comunidades religiosas. 11 Se trata de la ruta de los riscos del macizo de Garraf, Philippe de Caverel el año 1582 escribe, «este camino es muy malo debido a las montañas y 8 10 una planicie y a una aldea donde celebró la Pascua. Y aquí uno de los suyos cuestionó la fe, y poco faltó para que lo mataran. Y a las once de la noche, por lugares amenos y feraces, llegó a Barcelona, pasando el río Llobregat12 por el puente donde se paga el arancel,13 y fue a alojarse en un hostal en la calle Boquería.14 El día 25 visitó al señor Francesco Corner, el embajador veneciano, que lo recibió con alegría,15 había dudado que no lo hubieran apresado los corsarios de mar, le ofreció almuerzo y le hizo este epigrama: Si plus quam decuit sui moratus, Corneli, huc veniens, dolo nec actu Credas segnitie : morari in urbe Dudum Parthenope sui coactus, Dum nantis careo. Inde ubi recessi, Nec ventos habui satis secundos, Pyratas etiam suit necesse Vitare, in venetum caput paratos. At si his non animus tuus quiescit, desfiladeros que bordean el mar, y que se han de costear [...] tan cerca que a veces hay que pasar sobre las piedras y la arena de la orilla, y otras por las pendientes de las altas montañas que hay al lado del mar.» 12 Lo llama río Drachatio. 13 Este puente, donde se recaudaba el impuesto del pontazgo, era de madera frente a Sant Boi de Llobregat, una estructura precaria que las avenidas destruían con facilidad. 14 La llama calle Buccalaria. 15 Francesco Corner (Venecia,1478-Viterbo,1543), fue un militar que ocupó cargos diplomáticos en el extranjero, como en este caso. Tiempo después fue nombrado obispo y cardenal. 11 Saltem me vetulum tuetur aetas, In nata et pietas tibi tuisque. El día 27 el rey había pasado cuatro días en un monasterio de cantuarienses, a cuatro millas de distancia.16 Volvió a la ciudad y se alojó cerca del Templum Mercedis, que es del obispo Monreal, de la familia de los Cardona.17 El día 28 tuvo audiencia con el embajador veneciano, y le besó la mano. Tiene veinte años, es de estatura media, semblante alargado y de trato grato y educado.18 El día 29 el rey dejó el duelo y se dirigió al palacio de Barcelona donde se celebró una misa en alabanza de San Jorge, para conmemorar la gracia que le concedió el rey de Inglaterra.19 La ciudad de Barcelona está en el condado de Cataluña, a oriente el lecho del mar Hispano,20 al austro la montaña de Jove,21 y a occidente y septentrión los campos que alimenta un río que viene de la montaña y por industria lo baña todo, porque son muy fructíferos, hasta el dicho monte llamado 16 Puede tratarse del monasterio de Sant Jeroni de la Murtra, donde su padre se curó de un intento de asesinato, y los reyes Católicos recibieron a Colón a su llegada de América. 17 Se trata de la basílica de la Verge de la Mercè, y del obispo Enrique de Cardona y Enríquez, que siete años antes fue nombrado arzobispo de Monreale, en Sicilia. 18 Ciertamente, Carlos I había nacido el año 1500. 19 Carlos recibió del Rey Enrique VII la orden de caballero de la Jarretera el año 1508. 20 El mar Mediterráneo. 21 La montaña de Montjuïc. 12 Jove.22 La ciudad abraza tres millas, dos hacia el aquílón y oriente, llena de edificios y habitaciones, la tercera hacia el oeste y el austro, que se llama Arrabal, muy deshabitada pero con muchos huertos y jardines, y tiene cerca de siete mil fuegos.23 Las calles pavimentadas y con alcantarillas, para que siempre estén limpias, y cuanto más llueve, más limpias están. La iglesia del obispo tiene doscientos sacerdotes. Aquí está el cuerpo de Santa Eulalia. Y hay una iglesia y monasterio de San Francisco, y otro de callopodiorum24 de la misma orden, a una milla de la ciudad, y de Santa Caterina, de la orden dominica, y de San Agustín, que es de sacerdotes. Y al lado del mar la iglesia llamada de Santa María del Mar, que honra mucho a la ciudad, muy alta, con muchas casas alrededor. Aquí hay muchos nobles y comerciantes, y artesanos en gran número, aunque no demasiado ricos. La ciudad se rige en parte por nobles y en parte de mercaderes. Debe al rey trescientos mil ducados cada tres años y tienen unos documentos que dan razón de los que son acreedores del rey, o le hicieron alguna injusticia. Aquí y en el burgo hay muchos monasterios de monjas con grandes ingresos, que tienen una gran desenvoltura en el modo de vida, van a todos los lugares a lomos de mulas, y los caballeros entran dentro de la casa sin ninguna vergüenza, y se 22 El río Besòs. El fuego era una unidad de medida de la población en tiempos medievales, se refiere a los hogares de un lugar, y para estudiar los habitantes se acostumbra a considerar cada fuego en cinco personas. 24 Igual que la expresión zoccolanti, se refiere a los zuecos de los frailes franciscanos de la tercera orden, aquí conocidos por su calzado. 23 13 pueden casar. San Pedro Zoncheriarum,25 Santa María Magdalena, San Jerónimo en el burgo de Pedralbes, ahora cerrado, y Valdonzella. En la parte exterior de la ciudad hay dos monasterios que son de frailes, de San Jerónimo y de Cantaurienses, y una capilla en el monte Jove de Santa María Auxiliadora de la Salud. Hay abundancia de provisiones, hermosas murallas y hacen mucha ropa. Llega agua a la ciudad, y hay fuentes que vienen de las montañas. Tienen muchos pozos, y en cada casa los hay. Los edificios privados son todos de piedra. Se acostumbra a cabalgar en mula, y no se va a pie. La provincia de España, aunque tuvo muchos reinos ahora se divide en dos, Castilla y Aragón, que bajo el reino de Castilla es el principal, rico y mediterráneo circundado de tierra, y más noble que los demás; el reino de Granada; el reino de Murcia; toda la Andalucía, Galicia y Vizcaya; el reino de Navarra; el que está en Barbaría, y el nuevo que se encontró en el mar Océano. En el reino de Aragón es principal la metrópolis de César Augusta [Zaragoza], el reino de Valencia, de Mallorca, de Cerdeña, de Córcega y Sicilia, a ambos lados de Faro, y el condado de Cataluña. Para el gobierno de esos reinos el consejo de los sabios elige a dos, y uno no se entromete en las cosas que pertenecen al otro reino, y cada uno tiene un salario suficiente del rey, y le siguen adonde va, y si alguno viaja por el reino toma nota de lo que ve. Hoy el rey es el serenísimo señor Carlos, nieto de Maximiliano, rey de los romanos, de la casa de Austria, y nieto de los reyes de España Fernando e Isabel, título que recibió por herencia. Su madre aún vive, la serenísima señora Juana, qui25 Seguramente se refiere al monasterio de Sant Pere de les Puelles. 14 en, debido al dolor de la muerte de su esposo, no está en su sano juicio y la custodian en un lugar llamado Tordesillas, en el reino de Castilla, que es suyo por razón de la herencia de su madre. Y estos reinos de la familia de Aragón los ha recibido la casa de Austria, que son de la provincia teutona. Este rey tiene veinte años, era antes duque de Borgoña y Brabante, conde de Flandes, y ahora, por sucesión de la madre de su padre, la muy dotada hija del duque Carlos de Borgoña,26 y habiendo muerto el señor llamado Maximiliano, su abuelo paterno, rey de romanos, recibió la sucesión de todas las provincias del patrimonio de este rey. Y su hermano, el señor Fernando, que ahora está en Flandes, lo eligieron los electores de este Carlos, rey de los romanos, en lugar del abuelo paterno fallecido. Dios omnipotente decidió estas elecciones en utilidad y honor de la república cristiana, y no hay mayor príncipe que él ahora en la cristiandad, ni creo que desde el momento en que el imperio se mudó a Alemania. Su edad temprana no me permite una opinión de lo que se espera del emperador. La ciudad de Barcelona y sus ciudadanos están libres de gabelas, y también la ciudad y la provincia, pero hacen una donación al rey, y el rey designa sus magistrados, que como su nombre indica se encargan de la primera instancia y las apelaciones. Y aunque es cabecera de la provincia de Cataluña no tiene castillos ni villas, solamente una o dos, aparte de los castillos y villas que no son de barones, o que tiene el rey en 26 María de Borgoña (Bruselas, 1457-Brujas, 1482), hija de Carlos I de Borgoña, esposa de Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano, y madre de Felipe el Hermoso, padre de Carlos V. 15 feudo, y cuando se reúne el consejo de las ciudades y los barones de la provincia, los síndicos de Barcelona son presidentes. El día 22 de octubre se dirigió a Montserrat a ver el templo de la Virgen, muy alabado en España, que está situado en una montaña alejada de la planicie una legua, o sea cuatro millas. El recorrido es difícil y tortuoso a caballo. Fue edificado aquí por fray Juan Garí mientras hacía penitencia en este lugar en los años novecientos, por el estupro que cometió en una puta de conde de Barcelona, encomendada a su confianza y santidad.27 Vivió a lo largo de siete años en esta selva como un animal a cuatro pies, y los perros de los cazadores lo encontraron totalmente velludo. En este lugar primero vivieron monjes que se trasladaron a San Pedro, en Barcelona, y en este monasterio montañoso colocaron a monjes de la orden de San Benito, que rezan espléndidamente en la iglesia y el monasterio, y a los peregrinos que se acercan les dan pan, vino, aceite, socorro y lecho por tres días. Tiene muchos ingresos por las muchas limosnas. Hay cincuenta frailes sacerdotes, diez novicios, seis sacerdotes seculares privados de confesión y sacramentos, dieciséis clérigos en instrucción, veinticuatro donados seculares ex voto, un gran número de intendentes y mercantes, y más de cuarenta mulos y burros. El monasterio, aunque situado en un lugar alto, es de construcción admirable. Los frailes viven separados, y no se mezclan con los otros, manteniendo su dignidad. No les faltan las carnes, pescados, frutas y demás platos que 27 Curiosa versión de la leyenda de fray Garí, ya que se considera que la ofendida era la hija del conde de Barcelona. 16 les traen los vendedores. Encima del monasterio hay quince oratorios donde están los eremitas, el acceso es difícil y se circula a la altura de una milla, por altos caminos, como en una escalera de madera para subir a una torre. Las rocas están talladas donde se colocan los pies, y aquí y allá hay palos fijados con largos amarres en los que quien sube se sujeta. Fue donde están los oratorios y conversó con aquellos afables eremitas. Llegó la lluvia y descendió, no sin peligro. Pasó la noche en el monasterio y los frailes le mostraron las reliquias, jarrones de plata, vestimentas preciosas, todo hermoso y de gran valor. Con él estaba el conde, señor Jerónimo Albión, noble de Barcelona, que se reclama zaragozano, sobrino de aquel gran portavoz que estuvo el año pasado con el Papa y el rey de Francia.28 Al regresar a Barcelona encontró al rey que iba de caza, y que a causa de la peste se alojaba en Molins de Rei, distante ocho millas de Barcelona. El rey partió en dirección a Galicia, y el día 25 de enero [1520] lo siguió. Primero llegó a una villa llamada Martorell, después a la villa de Vallbona, a treinta y dos millas de Barcelona y se dirigió a Montserrat.29 28 Se trata de Jaime de Albión, el primer embajador de Fernando el Católico, con un amplio bagaje de representar España en ámbitos internacionales. Sobre los Albión: Familias Nobles de Aragón. Linages de Nobles e Infanzones del Reyno de Aragón y sus descendencias escritos por Juan Mathias Estevan. Ed.Andrés J.Nicolás Minué Sánchez [Zaragoza, 2018]. María Isabel Álvaro Zamora. «Las casas de Pedro de la Cavallería y Catalina de Albión.» Artigrama, nº32 [Zaragoza, 2017]. 29 La ruta real pasa por Vallbona, siguiendo el río Anoia, por Capellades e Igualada, donde se podía subir al monasterio de Montserrat por Sant Pau de la Guàrdia y el hostal de casa Massana. 17 El día 26 se dirigió a la villa de Porquerisses,30 vio el castillo de Igualada, pasó por el castillo de Cervera y el de Tàrrega, y fue a Bellpuig, que es lugar y municipio de Don Hugo de Cardona, virrey de Nápoles,31 donde se alojó en casa del señor Spiglies, principal de aquel lugar. El día siguiente visitó el monasterio de San Francisco, de los Observantes,32 construido con gran pericia y gasto por dicho Don Ramón, y vio el palacio que hacía fabricar para uno de sus factores, llamado señor Bastida, una obra excelente. Y cabalgó por planicies y pueblos más fértiles que otros de Cataluña, y el río Regello,33 y llegó a la ciudad episcopal de Lleida, donde llega el río Segre, que va al Ebro. Esta ciudad tiene un territorio fértil por el que pasa el Vigeldo,34 y hay mucho pan y vino. Aquí se encuentra el Estudio General donde se aprende derecho canónico y civil, y las artes, y vienen escolares de la provincia de Cataluña, de Valencia y las islas Baleares. En la ciudad se encuentra la iglesia catedral, con un bello y amplio vestíbulo, ubicada en la colina que señorea la ciudad, donde hay vestigios de un castillo en ruinas, de cuando esta ciudad y Barcelona fueron conquistadas por el rey Juan, padre del rey Fernando, ya fallecido. Aquí estuvo dos días a causa de la carestía de mulos, y partió de Lleida hacia el castillo de Fraga, 30 Porquerisses está pasado Igualada. Se trata de Ramón Folch de Cardona-Anglesola (Bellpuig, 1467-Nápoles, 1522), Virrey de Sicilia (1507-1509) y de Nápoles (1510-1522). 32 La Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia. 33 Entre Cervera y Lleida discurren tramos de los ríos Ondara y Corb, uno de estos ha de ser el que llama Regello. 34 Frase confusa. 31 18 donde se encuentra el final de Cataluña. Y de Lleida a Barcelona hay veintidós leguas, o sea ochenta y ocho millas. Es de advertir que la longitud de esta provincia, partiendo de Salses, más allá de Perpiñán, donde está el límite de la Galia, hasta Tortosa y el río Ebro, tiene cerca de doscientas millas, y cien de anchura. El campo es muy montañoso y en su mayor parte estéril. Hay nueve sedes episcopales y la metrópolis es Tarragona, de donde es obispo uno de los Cardona,35 de edad decrépita, y que tiene en Barcelona un bello palacio, y un jardín muy bonito. El más poderoso de toda la provincia es el duque de Cardona, que no tiene descendencia masculina, solo hijas. La primogénita casó con el hijo del señor Enrique de Aragón, duque de Segorbe, que sucederá en el ducado de Medina.36 Pero ahora hay una gran discordia entre el duque y sus hermanos. El llamado castillo de Fraga está cerca de un río que se dirige al Ebro.37 Pasando por el territorio aragonés, casi estéril, vio algunas villas, llegó a la llanura del río Ebro y vio un lugar llamado Pina, donde todos los campesinos son moros. Llegó al río Gállego, no lejos de Zaragoza, que pasó en barca, y luego el Ebro, por un puente de piedra de diez arcos. Entró en la ciudad Cesaraugusta, o sea Zaragoza, que es la metrópoli de este reino de Aragón, donde encontró al señor Francesco Corner, caballero y magistrado veneciano, que había llegado de Barcelona junto con el magistrado del rey cristiano. 35 Pedro Folch de Cardona. Juana Folch de Cardona y Manrique de Lara (Segorbe, 1499-1564), duquesa de Cardona, condesa de Prades, vizcondesa de Vilamur, marquesa de Pallars Sobirá. 37 El río Cinca. 36 19 Se quedo en esta ciudad cuatro días esperando sus cosas y las caballerías de Lérida, y se quedó con el señor Agustín Sánchez, médico jurista. A esta ciudad llega el Ebro, el río más noble de todos los de España. Esta ciudad es algo menor que Barcelona, y la calle que ahora llaman Cateria tiene un amplio pavimento de pequeñas piedras afianzadas. Se encuentran bellas casas particulares, la del rey está en el burgo, y en la ciudad la del duque de Luna,38 contigua a la del tesorero Ludovico Sancio. Las iglesias: la catedral es ancha y larga; está Santa María del Pilar o de los Pilares o columnas, porque a la Virgen, sentada encima de la columna que está allí en la iglesia, se le apareció el apóstol San Jaime, enviado a España para convertirlos a la fe católica, y en este lugar hizo cristianos por vez primera, y por eso aquí levantaron esta iglesia, que, después de Montserrat, es muy venerada en España y honrada con muchos sacerdotes. En dirección a la montaña hay una iglesia con el monasterio de San Agustín; hacia occidente está San Domingo; hacia el meridiano está la iglesia y el hermoso monasterio de los frailes menores de San Francisco. Y cerca hay un hospital que tiene mucho tránsito y donde meten a los locos. Y en la confluencia del ancho camino hay una cruz con un pórtico donde hay muchos huesos de cristianos, muertos por los moros a causa de la fe. Y más adelante, hacia el mediodía, la iglesia y un bello monasterio dedicado a Santa Engracia, donde se encuentran los frailes de la Orden de San Jerónimo. Fue construido a expensas del rey Fernando y la reina Isabel. 38 Título nobiliario que creó el rey Fernando para su sobrino, Juan José de Aragón y Sotomayor, IV conde de Ribagorza. 20 Marchó de esta ciudad, donde al no encontrar alojamiento cómodo el rey se dirigió a un castillo llamado Alagón, y después a una villa llamada Cavalagina,39 dónde todos los villanos son moros, y se alojó en casa de uno que tenía una mujer prudente, tuvo un buen alojamiento y una buena cena preparada por esa mora. Al día siguiente se dirigió a un castillo, llamado […] a dónde vino el rey. Y aquí está el final del reino de Aragón, del reino de Navarra.40 Y al día siguiente, 9 de febrero, llegó a una ciudad llamada Tudela, que es una de las primeras de estos reinos, con Pamplona, que está a dieciséis leguas y es ciudad episcopal. El prelado de Tudela lleva mitra y ejerce de obispo. Y está cerca del río Ebro, sobre el que hay un puente de madera de quinientas o seiscientas varas de largo, donde hay cuatro molinos. Los ciudadanos recibieron al rey bajo el baldaquín, y al entrar Su Majestad se sintió honrado por la categoría del lugar. Esta ciudad y las demás de Navarra querían tener su propio rey, creo que Don Enrique, hijo del rey Juan, que el rey Fernando echo del reino.41 De Lérida hasta Tudela hay quince leguas, o sea sesenta millas, y desde Zaragoza quince leguas, o sea sesenta millas. En este territorio se produce mucho vino, aceite y también carne. 39 Lugar desconocido. Situado en un altozano, el castillo de Mallén, construido por la Orden de San Juan de Jerusalén, fue durante siglos un enclave importante en la frontera aragonesa, y después de la guerra de la Independencia se ordenó su demolición. Seguramente es el lugar señalado en la crónica. 41 Enrique II, hijo de Juan III de Albret, que perdió Navarra frente a las tropas de Fernando el Católico en 1512. 40 21 Y de Tudela, para tener mejor alojamiento, junto con el embajador francés y veneciano, cruzaron el Ebro por el puente, y dejando el camino recto, se dirigieron a la derecha por el navarrés hasta Villafranca. Y por la mañana cruzó el río Aragón en barca, y luego por un puente otro río llamado Arga,42 cerca del castillo de Peralta, y hacia Lodosa pasaron otro río llamado Ega. Después fueron a Mendavia, donde comieron, y llegaron a la ciudad de Logroño cruzando el puente del Ebro,43 río que en esa parte divide el reino de Navarra del reino de Castilla, con unos letreros pintados en una pared señalando ‘Reino de Navarra’. Esta ciudad es grande y populosa, el territorio es fértil en vino, los habitantes y los que están en las montañas vienen a comprar vinos, y cambian sus ropas por vino. Se ejerce mucho este comercio. Está bajo el episcopado de Calahorra, distante de la ciudad ocho leguas, pero no es tan poblada, de manera que desde el territorio del reino de Aragón hasta Logroño, por el Reino de Navarra, hay cerca de veintiséis leguas. El día 13 de febrero partió de Logroño para el reino de Castilla, llegó a la ciudad de Nájera, sujeta a su duque, y aquí pasa el río llamado Najerilla.44 Se encuentra en el territorio llamado Rioja, y esas partes son más fértiles que otras, y por orden de ese duque se presentaron los embajadores. Aquí hay una iglesia en la que sirven sacerdotes seglares que cuidan las almas, y también frailes de la orden de San Benito, que tienen 42 Janis vio el puente medieval de once ojos, tantas veces reformado. Se trata del puente medieval de San Juan, paso de peregrinos del Camino de Santiago, desaparecido por las avenidas, el actual corresponde a la obra de 1633, muchas veces reformado. 44 Se cruzaba por el puente de San Juan de Ortega. 43 22 su monasterio cerca de allí, hecho construir y dotado por el rey García de Castilla y Navarra.45 Y en aquella iglesia hay una capilla donde está enterrado este rey, su mujer e hijos, y otros reyes y príncipes descritos en un epitafio, y cada tumba tiene su epitafio. También hay un castillo donde hay un palacio de dicho duque, en la costa de una montaña, y encima está la fortaleza.46 Partió de esa ciudad y fue a la ciudad de Santo Domingo de la Calzada, sujeta al rey. Está en un llano, tiene hermosas murallas de piedra y no de tierra [...] como las demás, en casi toda Castilla. Hay una iglesia muy hermosa donde reposa la cabeza de Santo Domingo, oriundo de Etruria, y que en su peregrinación a Santiago se quedó aquí, e hizo muchas cosas dignas de memoria, entre otras el puente de piedra que se conserva sobre un torrente.47 La hija de un hostelero se enamoró de un joven que iba de peregrinación con sus padres, y lo acusó de hurto por no que45 El Monasterio de Santa María la Real, panteón real de los reyes de Navarra, lo fundaron el rey García Sánchez III y su esposa Estefanía de Foix en 1052. 46 Janis utiliza la palabra rocha que distingue de castello. El vocablo rocha ahora ròcca se describe como: «fortezza costruita in luogo elevato, o anche la zona più alta, fortificata o protetta naturalmente da ripide pareti, di centri abitati di antica fondazione; in senso stretto, opera fortificata propria dell’architettura militare del Rinascimento, in genere più massiccia e meno sviluppata in altezza del castello medievale, destinata a dimora di un principe o signore, oppure a residenza di una guarnigione.» Enciclopedia Italiana di Scienze, Lettere ed Arti. 47 Domingo García (Viloria de Rioja,1019-La Calzada,1109), conocido como Santo Domingo de la Calzada, fue uno de los mayores impulsores del Camino de Santiago y promotor del puente sobre el río Oja y otras obras. 23 rer relacionarse con ella, y le introdujo una taza de plata en la valija, y al encontrarla lo colgaron como ladrón. Y al regresar su padre y su madre de la peregrinación a Santiago fueron al lugar de la horca donde estaba su hijo creyéndolo muerto, y lo encontraron vivo con la ayuda de Santo Domingo. Y fueron al alcalde, que estaba comiendo, y le pidieron que sacaran de la horca a su hijo, que estaba vivo. El alcalde dijo riendo, ‘vuestro hijo está tan vivo como ese gallo y esa gallina, que están en este cuenco guisados’. Y al decir estas palabras el gallo y la gallina saltaron del cuenco con plumas blancas. Al ver ese milagro en seguida ordenó sacar al hijo de la horca y entregarlo al padre y a la madre. Y esto sucedió por las oraciones de Santo Domingo. Y los sacerdotes para recuerdo conservaron hasta ahora el gallo y la gallina, y tienen tanta simiente que es suficiente para que por mucho tiempo se dediquen al negocio. Y al llegar a la iglesia hay una fosa o jaula donde están el gallo y la gallina blancos indicados, y allá se dirigen los peregrinos a verlos, a los que dan una pluma, y por eso tienen dinero y muchas limosnas. Luego comió en el castillo de Belorado, donde fueron presentados al procurador del Gran Condestable de Castilla,48 que es señor de ese castillo, por donde pasa un torrente llamado Tirón, que viene de Villafranca, sujeta al señor rey y situada entre montañas y bosques.49 Aquí hay muchas casas 48 El Condestable de Castilla tenía el mando supremo del ejército y representaba al rey en su ausencia. En este año ostentaba el cargo Íñigo Fernández de Velasco y Mendoza (1462-1528), IV conde de Haro y II duque de Frías. 49 Se trata de un error de Janis, el río Tirón nace en la sierra de la Demanda, en un entorno donde encontramos Puras de Villafranca y cruza el 24 de vecinos a pesar de ser un territorio estéril, helado y selvático donde no se hace vino, y poco trigo candeal. Está pasado el castillo de Belorado, que es del episcopado de Burgos, y de Tudela a Burgos hay cuarenta leguas. Partió de Villafranca y fue a la ciudad de Burgos, se alojó en casa de Don Jaime Lara, licenciado en Artes. Esta ciudad tiene una fortaleza sobre la montaña,50 tiene un torrente del que surgen dos ríos que van al llano de la ciudad.51 Sobre este torrente hay tres puentes de piedra52 que se dirigen al burgo y los monasterios que allí se encuentran, entre ellos uno de San Agustín, donde hay un crucifijo de gran devoción, y otro de monjas, donde se alojó el rey,53 y donde está una estatua de Santiago que sostiene la corona, que solía colocarse a la cabeza de un nuevo rey, y también está el monasterio de los Frailes Predicadores de Santo Domingo, y a una media legua más adelante el monasterio de los frailes Cantaurienses construido y dotado por el rey Juan de Castilla, a causa de un voto. En esta iglesia se encuentra su sepulcro de mármol frente al altar, de bella disposición, donde está enterrada su esposa, pero el cuerpo de dicho rey está en la sacristía y se muestra a todos. En el pavimento de la iglesia, a la izquierda del sepulcro río Aguas Puras, afluente del Tirón. Pero del texto se deduce claramente que se refiera Villafranca Montes de Oca, en la ruta real, sin ninguna relación con el río Tirón. 50 En la cima del cerro del Castillo quedan las ruinas del castillo y alcázar real de Alfonso X, habitado por Enrique III de Castilla y su hijo Juan II de Castilla. 51 El que llama ‘torrente’ es el río Arlanzón. 52 Los puentes de Malatos, de Santa María y de San Pablo. 53 Santa María la Real de las Huelgas. 25 del padre, está la estatua de su hijo Alfonso, del que se dice murió envenenado, y esto por la crueldad que reinaba en él, ya de adolescente. El monasterio se construyó magnífico, y a su lado se encuentran los vestigios de las jaulas de las fieras, que dicho rey había hecho construir, de dos leguas de amplitud. Cerca de la ciudad se encuentra el monasterio de los frailes de San Benito. En la ciudad hay los monasterios de frailes Menores Observantes y Conventuales, y en medio de la ciudad, la iglesia catedral, que es una de las iglesias hermosas que vi en España, y Fonseca,54 el nuevo obispo, tiene unos ingresos de veintidós mil ducados. En esta iglesia hay una capilla muy noble que fue construida y dotada por el padre de este condestable, y hay sacerdotes dedicados a los oficios divinos.55 En esta iglesia catedral hay un altar de madera donde está la Virgen del Árbol de Jesé llevando al niño, de sutilísima labor. Hay una lámpara de piedra altísima en medio de la iglesia, y tiene tres campanas como las del Santo de Padua,56 y al lado una plaza donde cada sábado se hace feria. Hay dos palacios, uno del conde de Salinas,57 y el del Gran Condestable, donde se alojaba el rey, situado en una calle interior, que es grande y adornado suntuosamente con pertenencias de este condestable, y cuenta con una fuente.58 54 Juan Rodríguez de Fonseca. La capilla la ordenaron don Pedro Fernández de Velasco y su esposa doña Mencía de Mendoza, obra de de Simón de Colonia, del año 1496. 56 Es la Pontificia Basilica Minore di Sant'Antonio di Padova. 57 Diego Sarmiento de Villandrando y Ulloa. 58 El palacio ahora es conocido por la Casa del Cordón. 55 26 En esta ciudad los ciudadanos son muy ricos y todos se dedican a mercadear, especialmente con Flandes, y solo hay dos o tres familias nobles. Esta ciudad, en la época en que los moros ocupaban la España, tenía en el burgo una fortaleza circular, y al tomarla se procedió a la expulsión de los moros, y a partir de entonces se convirtió en templo y allí se alojó el ejército, y dicha torre o auténtica fortaleza se rodeó de muralla,59 y se situó en esta ciudad el episcopado trasladado de Ochali, y al ser burgo el sitio fue llamada Burgos, y es la cabecera del antiguo reino de Castilla.60 Esta ciudad, por el camino que tomaron, está a cuarenta leguas de Tudela, y hay una fuente perpetua cercana a la iglesia episcopal,61 y aunque en el territorio se recoge poco trigo y nada de vino, es abundante de todo a causa de las ferias que se hacen. Está muy enfangada. El día 26 en esta ciudad el rey jugó a las cañas y cazó toros, que fue cuando se ejercitó con sus caballos. Y en este día se conoció la muerte del obispo de Cesare Augusta, o sea Zaragoza, hijo natural del anterior rey Fernando, que en este reino estaba por encima de todos los demás en ingenio y autoridad.62 En este día partió de Burgos con los embajadores, vio 59 Relato incorrecto de los antecedentes de la catedral de Burgos, que señala como fortaleza musulmana, palacio real e iglesia románica. 60 La histórica diócesis de Auca del siglo III fue devastada en tiempos de la invasión musulmana del siglo VIII, y los obispos alternaron su residencia en diversos lugares, Amaya, Valpuesta, Muñó, Sabañón y Oña, hasta que el año 1075 el rey Alfonso VI de León restituye la antigua sede de Oca, primero en el lugar de Gamonal y más tarde en la ciudad de Burgos. 61 La fuente de Santa María. 62 Se trata de Alfonso de Aragón (1470-1520), el primer hijo natural de Fernando el Católico. 27 una villa llamada Estépar, y pasaron por un valle por el que circula el río Arlanzón, que viene de Burgos y desemboca en otro río, llamado Arlanza.63 Después encontró una villa llamada Quintana del Puente, donde hay un puente de piedra sobre el río señalado.64 Luego pasó por un castillo llamado Torquemada, donde hay un puente de piedra sobre el río mencionado, y después desayunó en una villa llamada […],65 sujeta al obispo palentino, que está a una legua de la ciudad de Palencia, y a mano derecha. Y llegó a un castillo llamado Dueñas donde el río que viene de Palencia, llamado […]66 confluye con el rio Arlanzón,67 nombrado antes, donde hay un puente de piedra. A final de febrero, después de desayunar en la villa llamada […],68 donde se cruza por un puente de piedra el río que viene de la ciudad llamada Palencia, que está sujeta a Valladolid y al obispado palentino. Esta ciudad dista de Burgos veintidós leguas, y continuando se atraviesa un valle a, más o menos, una hora del río mencionado antes. La ciudad de Valladolid, aunque no es episcopal, también es muy grande, de dos millas de perímetro, es muy poblada y tiene muchos artesanos. Aquí vienen casi todos los nobles de Castilla al estar en mitad de la provincia, y porque está aquí el palacio del dignatario que gobierna los diversos tribunales69 63 Es el río Arlanza el que desemboca en el Arlanzón. Un puente anterior al ordenado por Felipe II. 65 Ha de ser Magas. 66 El río Carrión. 67 No es el Arlanzón, es el Pisuerga. 68 Seguramente la ciudad de Dueñas, por la referencia al río Carrión. 69 Referencia a la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid órgano judicial con competencias sobre todo el territorio de la Corona de Castilla, has64 28 junto con el consejo, que entienden de las apelaciones de todo el reino, desde el Tajo hasta el final del Océano, y de causas en primera instancia, de las personas, de los feudos, de asuntos fiscales, etc. El gobernador y jueces son elegidos por el rey, y le pagan, pero no reciben retribución ni regalos. Ese palacio se llama Canzelaria,70 es gobernado por un obispo, hombre doctísimo, hay muchos abogados y los principales ganan cada uno mil ducados al año. En esta ciudad se encuentra la iglesia de San Pablo, donde están los frailes Observantes de Santo Domingo, es una hermosa iglesia, bien construida por el obispo palentino, que era el gobernador de esta ciudad.71 A la izquierda está el monasterio de los frailes, y a la derecha un colegio donde se estudian todas las disciplinas, hecho construir y dotado por el nombrado obispo, junto con dicho monasterio de frailes.72 Tienen las entradas separadas, y los edificios parecen ser el palacio de algún príncipe y no el de religiosos. El cuerpo de dicho obispo está ahí, en una capilla en la parte derecha, y hay una estatua marmórea en gesto como si quisiera predicar, porque fue un gran predicador, y hay otras estatuas de magistrados. En dicho colegio, desde cierta parte alta del edificio se ve toda la ta que en 1494 la reina Isabel I creó la Real Audiencia de Ciudad Real con atribuciones al sur del río Tajo. Notemos el interés de la nobleza en situarse cerca de esta institución, a causa de los continuos pleitos que mantenían 70 Chancillería. 71 El dominico Fray Alonso de Burgos financió la obra del colegio de San Gregorio y de la iglesia del convento de San Pablo, en aquel momento de la diócesis de Palencia, 72 El colegio de San Gregorio. 29 ciudad y en la otra parte hay otro palacio. Este edificio admirable está dotado por el cardenal Mendoza. En esta ciudad habitan y viven muchos doctores y licenciados, que enseñan públicamente Derecho Civil y Canónico, y se ejercitan como abogados. Cerca de allí pasa el río nombrado anteriormente, el […], que cruza la provincia y entra en el Tajo hacia el océano cerca de Lisboa en Lusitania.73 En esta ciudad el conde de Benavente hacía edificar un hermoso palacio, en el término de San Miguel, hacia mediodía.74 Fuera de esta ciudad hay una amplia llanura, que se llama Campo,75 donde se muestran los caballos que quieren vender, y cerca está el burdel, que tiene puertas que se cierran con llave, y está custodiado por guardianes a sueldo de estas meretrices, y tiene una cadena que cruza la puerta para que no se produzcan violencia o disputas en el interior. En este pueblo hay muchas plazas, pero la principal es larga y ancha, y alrededor hay un gran número de edificios. A la derecha se encuentra la iglesia y el monasterio de Frailes Menores, convento muy frecuentado. Hay muchas fuentes, que por largos acueductos entran en la ciudad. Hay un riachuelo separado del río que atraviesa la ciudad rodeando las murallas, y hacia la parte del este.76 Esta ciudad es considerada poderosa y rica, por estar en territorio fértil. 73 Se trata del río Pisuerga, pero es afluente del Duero. Alonso Pimentel y Pacheco, II duque de Benavente y IV conde de Mayorga. El palacio se empezó a construir hacia 1516, en «la calle que dizen de la Puente», cercano a la iglesia de San Miguel y San Julián. 75 El Campo Grande, por donde atravesaba el Camino Real de Madrid. 76 El río Esgueva. 74 30 El rey dejó esta ciudad con unos pocos, y se dirigió a un castillo llamado Tordesillas, para después ver la sagrada iglesia de San Jaime de Compostela, en la ciudad de Galicia,77 y luego pasar a Flandes. Y en esta ciudad el señor Francesco de Tolmezo recibió de su señoría el permiso para volver a Italia, y al tener salvoconducto dejó el asunto de la embajada para otro momento, interrumpiendo la realización de la embajada. En esta ciudad las fachadas de las casas privadas son un poco deformes, al ser fabricadas con tierra endurecida al sol, y en medio colocan de través algunos tablones de madera que sujetan esta tierra. Es costumbre fabricarlas de esta manera en casi toda la provincia de Castilla, porque hay gran carestía de madera para ensamblar piedras, etc. El 13 de marzo de 1520, habiendo dejado sus cosas para ser enviadas a Valencia con las galeras de Barbaria, partió de Valladolid para ir a Italia, y el día dieciséis llegó a Burgos, la ciudad siguiente. Primero fue a la villa de Magaz, después a Villanueva,78 por la tercera no pasó,79 y después entró en Burgos. El día 17 salió de Burgos hacia Villafranca,80 llegó a Belorado, castillo del Gran Condestable, donde desayunó. Y por la mañana trajeron el cuerpo del obispo de Palencia, que falleció en Castroverde, y aquí hicieron el oficio del funeral, y al haber construido un monasterio de monjas en un lugar llamado Casa de la Reina, a cinco leguas de Belorado, ordenó que fuera 77 Escribe «cità de Gallicia», tiene el sentido de región. Villanueva de las Carretas. 79 Lugar indeterminado, quizás Estepar o Buniel, etc. 80 Villafranca Montes de Oca. 78 31 llevado allí para el sepelio.81 Este monasterio tiene un hermoso edificio, pero aún no está terminado.82 Este obispo era de casa Velasco, hermano natural del Gran Condestable, y toda la gente de Belorado y los clérigos se acercaron al cadáver y lo acompañaron al aire libre, y muchos continuaron hasta el monasterio. Partiendo de Belorado llegó a Santo Domingo,83 y habiendo oído misa en la iglesia de los franceses, llegó al pueblo de Nájera, luego vio el castillo de Navarrete, del duque nombrado. Y por la mañana llegó al castillo de Logroño, por donde quería abandonar el reino de Castilla por el de Navarra, y mediante el protonotario señor Rodrigo de Cabredo,84 y el señor Juan Cimene,85 principal del lugar, le dejaron marchar con el dinero y las caballerías, pagándoles como arancel un ducado y medio. El 21 de marzo salió de Logroño y llegó al castillo de Mendavia, del gran Condestable de Navarra, y habiendo visto primero el lugar donde mataron al duque Valentino Borgies, a las afueras del castillo, en dirección a Viana, siguieron el 81 Juan Fernández de Velasco, obispo de Cartagena, de Calahorra y de Palencia, que murió en Castroverde el 5 de marzo de 1520. 82 Referencia al convento de la Dominicas de la Piedad, que sufragó el obispo de Calahorra, inaugurado el año 1524 por Adriano de Utrech, en su viaje con destino a Roma para ser nombrado Papa Adriano VI, objeto de la crónica de Blas Ortiz, reproducida en este volumen. 83 Santo Domingo de la Calzada. 84 Arcediano de Logroño y protonotario de la curia romana, Rodrigo de Cabredo introdujo el Renacimiento en la ciudad y construyó a sus expensas un edificio para Escuela de Gramática. 85 Juan Jiménez de Cabredo, miembro de una familia poderosa de Logroño y Nájera, muy relacionada con la Iglesia y la Administración. 32 camino hacia Pamplona.86 Vio el castillo llamado Puente la Reina, y pasó dos ríos por puentes, el Ega y el Arga, que en la parte baja llaman Aragón, del que ya he hablado antes.87 Y allí, en Puente la Reina, hay un crucifijo muy milagroso en la iglesia de la orden de los Hierosolymitani, que dicen construido por la mano de Nicodemo, discípulo del Señor.88 Y aquí oyó misa en ese altar. Salió por un camino pésimo, montañoso, pedregoso y fangoso, con gran fatiga de las cabalgaduras, y llegó a la ciudad de Pamplona, y se alojó en casa del señor Juan Rener, veneciano, que había sido capellán del rey Fernando, y era recaudador de las entradas del reino de Navarra, y actualmente de este rey. Esta ciudad de Pamplona es cabecera del reino de Navarra, y el obispo es el cardenal Albret, hermano del rey Juan de Navarra, que fue expulsado por el rey Fernando. El obispado de esta ciudad es muy hermoso, es donde residen los sacerdotes seculares y los canónigos regulares, tiene un claustro hermosísimo y amplio en la parte derecha de la iglesia, y disfrutan 86 César Borgia (1475-1507), duque de Valentino, segundo hijo natural del cardenal Rodrigo Borja, futuro Papa Alejandro VI. Sus grandes proezas militares terminaron el 12 de marzo de 1507 en una emboscada en el lugar de «la Barranca Salada», cerca del castillo de Mendavia, de donde había salido en dirección a Viana. 87 El río Ega se cruza en Estella, por el llamado Puente de la Cárcel, construido en piedra y diseñado con un sólo arco, y el río Arga en Puente la Reina, por un puente del siglo XI, de gran belleza por sus siete arcos de medio punto. Ambos ríos están antes de Puente la Reina. 88 Los Hospitalarios, la Orden Soberana Militar del Templo de Jerusalén, en latín Ordo Supremus Militares Templi Hierosolymitani, en la iglesia ahora llamada del Crucifijo, de grandes dimensiones y considerado una de las mejores obras de la imaginería gótica española. 33 de pan, vino y dinero para vivir, y las caballerías son en número de veinte. Los seglares viven en la parte izquierda, en casas cercanas a la iglesia. Esta ciudad está entre dos ríos, uno circula próximo a las murallas, llamado […],89 y el otro a una milla de distancia, hacia el meridiano,90 y luego todos van al Ebro. En esta ciudad el rey Fernando hizo construir una fortaleza cuyos muros tienen veinte pies de grosor, y este rey la perfecciona y guarda bien, etc.91 El gobernador de esta provincia es el duque de Nájera, con el que conversó. En la parte exterior de la ciudad hay una iglesia y un monasterio muy bien construido de Frailes Observantes de San Francisco, donde antes estaban los Conventuales. También un monasterio de frailes de la orden de San Domingo de la Observancia. Las mujeres usan velos en la cabeza, altos y pesados, y las doncellas casaderas llevan la cabeza tonsurada, sin velo, con unos pocos cabellos que les circundan la cabeza cerca de las orejas, por la nuca y la frente, casi como los frailes. Casi todas las mujeres tienen buen aspecto. En esta ciudad no hay nobles ni caballeros, sino todos son comerciantes y artesanos. Es una ciudad muy poblada, donde abunda el pan, el vino y la carne, y el territorio está rodeado por un contorno de montañas, y la ciudad está situada en el medio, por eso se llama Concha Pam- 89 Es el río Arga. El río Elorz. 91 Se refiere a «la torre de la Rocha, donde azota el viento», una construcción que defendía el burgo de San Cernin, y portal de acceso a la ciudad tras cruzar el río Arga por un puente de piedra. 90 34 pillonae.92 En el coro de la catedral se encuentra un hermoso sepulcro de mármol del rey Carlos y de Leonor, reina de Navarra. Dicen que en esta ciudad hay mil quinientos fuegos, o vecinos ciertos. Esta ciudad está situada en este lado del Pirineo. El 26 de marzo, después de almorzar salió de Pamplona y fue a alojarse a Burguete, y por la mañana oyó misa en el monasterio de Roncesvalles, de canónigos regulares de San Agustín, y vio la bellísima imagen de Nuestra Señora, y muchas reliquias de santos. En esta iglesia hay un sepulcro de mármol del rey Sancho de Navarra y de su mujer la reina, que fundaron esta iglesia, el monasterio y el hospital, y los dotaron, y dan albergue y provisiones a todos los peregrinos que van y vuelven de Santiago, que son en gran número. En las vigas de dicha iglesia hay colgados dos cuernos que se dice usaban los duques áulicos, uno es rojo y mayor, que era de Orlando, sobrino de Carlomagno, el otro de Oliver, que es de un color brillante. Y la silla de montar, o sea […], que se dice que fueron del obispo Turpín. Y solía estar aquí la espada Durandarte del citado Orlando, pero la quitaron y se la llevaron, y ya no se muestra. Hay dos clavas, o sea las mazas de dichos señores áulicos, una un poco mayor que la otra. Y parece que estas reliquias de Orlando y Oliver se quedaron aquí, y se muestran en recuerdo de esa gran derrota, en la que los citados paladines fueron muertos por los moros que dominaban España, y el ejército del citado Carlomagno fue destruido en esa llanura de Roncesvalles y el Burguete, que tiene de 92 Se considera que el topónimo Pamplona deriva de Pompelon, que le atribuyó el geógrafo griego Estrabón, en relación al general Pompeyo. 35 perímetro seis millas alrededor montañas, y por el medio pasa un arroyo de agua.93 Y hay una iglesia dedicada al Santo Espíritu, en la que se colocaron los huesos de los muertos en la derrota señalada, y por eso el buen rey Sancho mandó construir en este lugar un monasterio de religiosos dedicados a rezar a Dios por tantos cristianos muertos. Salió de aquí, subiendo y bajando por montañas, y por un valle largo y estrecho llegó al castillo de San Juan Pie de Puerto, por el que pasa un río muy profundo,94 donde comió, y fue recibido por el señor Piero de Malpasso, muy íntimo del señor Juan Rener, y al ser la cuadragésima,95 le obsequió con muchos pescados, entre ellos un salmón de treinta libras, y quiso pagar todos los gastos del hostal. Por la mañana, habiendo oído misa y a continuación comido, partió cabalgando por las montañas del reino de Navarra y entró en Francia, por el territorio del valle de Garrís, que es de un barón, y habiendo visto a Usuarita cruzó el río que va a Bayona.96 93 El barranco Arranosina. El río Nive. 95 Período de ayuno en tiempo de Semana Santa, recordando los cuarenta días del de Jesús en el desierto. 96 El río Adour. 94 36 Blas Ortiz Itinerario de Adriano Sexto, procedente de España, que ejerció de Pontífice Romano, y eventos de su pontificado. 1522-1524 37 Blas Ortiz, canónigo y vicario general de Toledo, el mes de enero del año 1522, comunica a su superior, el obispo de Calahorra, la designación como nuevo Papa del cardenal holandés Adriano de Utrecht, obispo de Tortosa e inquisidor general de España, que residía en Vitoria, ciudad a la que se dirigirá en representación de su obispo. Ortiz acompañará como secretario al nuevo Papa en su viaje a Roma, escribiendo la crónica de lo sucedido a lo largo del trayecto. Pero el papado de Adriano VI fue extremadamente efímero al morir por sorpresa el día 14 de septiembre de 1523, por lo que Ortiz tuvo que regresar a España, anotando, también, los detalles de un recorrido que inicia en Italia el 15 de marzo del año siguiente, llegando al puerto de Roses el 21 de abril, y a mediados de mayo a Toledo, su destino.97 Actualizo los nombres de las poblaciones y soslayo algunos fragmentos. 97 Descrizione del viaggio di Adriano VI, Pont. Mass. dalla Spagna fino a Roma, con gli avvenimenti del suo pontificato. Raccolta con somma fede dal Dottor Biagio Ortiz […] tradotta in lingua italiana […] dall' abate Niccoló de Lagua (Roma, 1790). Itinerarium Adriani Sexti; ab Hispania (Toledo, 1548). «Itinerarium Adriani VI, auctore Blasio Ortizio Canonico Toletano.» Stephani Baluzii. Miscellaneorum. Liber Tertius (Paris, 1680), pp.351-470. 38 [Viaje a Roma] El día 22 de enero del año 1522, estando yo en la ciudad de Logroño, en el palacio mi señor, don Juan Castellanos de Villalba, obispo de Calahorra, a quien apoyé como vicario, vino a verme un joven de la posada, y me dijo: ‘Sabe, vuestra señoría, que hoy llegó a mi posada un mensajero que me dijo en secreto que don Adriano, legado de España, había sido nombrado Papa, de lo cual no cabía dudar. Y desearía, en recompensa por esta novedad, que fui el primero en traer a vuestra señoría, me procurase del obispo alguna gratificación, y también porque al asegurar el mensajero con toda certeza esta novedad inesperada, aparentando no creerlo, lo presenté como algo incierto a mi amo y a los demás de la casa’. Ese mensajero, como se supo después, llevaba cartas del obispo de Girona, que vivía en Roma, y las enviaba a un amigo suyo, en las que se decía que el ilustrísimo señor cardenal Adriano, obispo de Tortosa e inquisidor general, había sido designado vicario de Cristo por consentimiento unánime del sagrado colegio. Ese mismo día, hacia el atardecer, llegó también a Logroño el noble zaragozano Jerónimo Artal, que en compañía de otras personas realizó este recorrido a caballo desde esa ciudad, velozmente por postas. Este señor Artal afirmó las mismas cosas, sin agregar nada nuevo a lo que hemos dicho, y al confirmar plenamente a todos la elección la ciudad de Logroño en su conjunto se puso de repente en movimiento y designó a sus diputados para que fueran a besar los pies del nuevo pontífice. 39 Mientras tanto, todo el clero y una gran multitud de personas se reunieron en las iglesias para agradecer al Altísimo un beneficio tan señalado. Por la noche puse al corriente de todas las cosas a mi señor, que estaba acostado en la cama, y juntos examinamos qué hacer a causa de este suceso y evento tan feliz en su diócesis. Por eso, después de haber pensado bien las cosas, decidió enviarme al Papa, ya que no podía ir en persona a causa de su enfermedad. Tomada esta determinación, acordamos ir juntos, yo y el noble Artal, a la ciudad de Vitoria, donde estaba entonces nuestro pontífice. Salimos de Logroño pasada la medianoche, y nos dirigimos a la sierra de Bernedo,98 que no pudimos atravesar por la gran cantidad de nieve, por lo que nos convino regresar hacia la tierra de Oion. Escogiendo un guía versado, retomamos la ruta por otro camino y llegamos a la posada de San Vicente de la Sonsierra, a cinco leguas de Logroño. Hacia el anochecer llegamos al lugar llamado la Puebla de Arganzón, donde almorzamos, y a continuación nos pusimos en marcha siguiendo la extensión de montañas cubiertas de nieve. Artal y su séquito se separaron de mí, pero les costó caro, agotados por el recorrido a lo largo de la noche al aire libre, y entre la nieve, con gran peligro de la vida. Pero yo, después del gran cansancio provocado al caminar en la oscuridad por sitios desconocidos y muy peligrosos, y gracias al aliento que me dieron durante todo el viaje los jóvenes que me acompañaban, aunque algunas veces les oía decir, ‘mejor déjalo morir’, finalmente llegué contento 98 La sierra de Toloño, que se cruza por el puerto de la Aldea. 40 al lugar que se llama Ariñiz, y al día siguiente, 24 de enero, a la codiciada ciudad de Vitoria. […] Entretanto, habiendo alcanzado el pontífice (y esto quizás a través de los que trajeron la noticia de la sagrada elección), que en Italia las guerras civiles y las disensiones eran crueles, y que algunos tiranos usurpaban los países sujetos a la Santa Sede, inmediatamente organizó las naves, nombró capitanes, reunió un ejército y nombró general al señor conde don Fernando de Andrada. En esta situación, el condestable don Iñigo Velasco, y el almirante de Castilla don Federico,99 que era colega del mismo pontífice en el gobierno de España, expusieron al Papa que pidiera cuatro galeras a la gracia del emperador, de las que era comandante don Juan de Velasco. Este capitán, habiendo entendido (como sospecho) que el Santo Padre había preferido en el citado cargo de comandante general de todo el ejército de mar y de tierra al ya mencionado conde de Andrada, tuvo desgana de ir a la armada, para no verse obligado a servir bajo el mando del conde, pero esto no detuvo a las galeras. Mientras tanto se preparó el equipaje del Papa para el viaje a Roma y, finalmente todo a punto, el 12 de marzo el Santo Padre salió de Vitoria acompañado de un gran séquito, es decir, de muchos grandes, gobernadores y nobles. Pero el almirante don Federico se encontraba débil y enfermo, e inmediatamente regresó a su cuartel, hacia la localidad de Fuenterrabía, que había sido conquistada por los franceses poco antes, y el enemigo aún se encontraba en esas fronteras de Navarra, y con el pretexto de acompañar al Papa algunos 99 Fadrique Enríquez de Velasco (1460-1538). 41 generales habían abandonado esa campaña. El almirante partió en ese momento, y el condestable, con todos los demás señores notables, y muchas personas, acompañaron al Santo Padre en formación hasta la villa de Puebla de Arganzón, de la que era dueño el condestable, y por eso se esforzó tanto como pudo para darle al pontífice un trato honorífico. Partiendo al día siguiente, llegó a la tierra conocida como Casalarreina, y allí descansó esa noche en el magnífico palacio construido por cuenta de don Juan de Velasco, obispo de Calahorra. El día 14 del mismo mes marchó del lugar llegando a la ciudad de Santo Domingo del la Calzada deseoso de adorar las reliquias del santo, que da nombre a esta ciudad, en la que el Papa fue recibido con solemnísima pompa. Esta ciudad, capital de la provincia de la Rioja, es pequeña pero muy famosa por estar enriquecida con el cuerpo de Santo Domingo, y también por su iglesia catedral, que, junto a la de Calahorra, son la sede del obispo, y es conocida en todas partes por el prodigioso hecho del gallo y la gallina. Además, se trata de una ciudad de cuya prosperidad dice el proverbio, que si Castilla fuera vaca, etc. (Rioja fuera la riñonada), proverbio no conocido por todos en Carpetania,100 ni en la región de Madrid. El Papa permaneció en la ciudad mencionada durante dos o tres días. Allí, el maestro Juan de Oria fue acusado por los frailes dominicos, frente al Santo Padre, por defender en notorias controversias proposiciones que el mismo de Oria estaba dispuesto a apoyar en público, pero debido a la escasez de 100 Donde habitaban los antiguos carpetanos, entornos de las provincias de Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara. 42 tiempo el Papa aplazó la causa hasta una ocasión más oportuna. El duque de Nájera también vino a esta ciudad a besar los pies de nuestro señor, y antes de llegar el condestable salió a recibirlo con todo el honor imaginable, yendo a su encuentro acompañado de muchos nobles señores, usando todos mucha amabilidad y cortesía. Después de tales cumplidos y conversar entre ellos, partieron juntos amistosamente, entrando en la ciudad alegres y contentos. El duque, después de hacer al Santo Padre la reverencia que correspondía, le suplicó que se dignara querer pasar por sus tierras y bendecir su ducado y su ciudad de Nájera. El Papa se disculpó por no pasar en este viaje, pues había decidido ir a Logroño por otro camino, y esto por la epidemia que, según decían, infestaba la citada ciudad de Nájera, pero el duque le suplicó tanto que finalmente lo indujo a ir allí, como realmente lo hizo. Nájera es una ciudad bien fortificada, ya por la situación del río, que casi la rodea, ya por sus fortísimas guarniciones y fortalezas. En esta ciudad ofrecieron al duque y al Papa, y a toda la comitiva, el tratamiento más fastuoso. Solo permaneció allí una sola noche, y al día siguiente, al amanecer, partió hacia Logroño. Pasó cerca de las murallas de Navarrete sin querer entrar en el pueblo, quizás porque el obispo de Zamora estuvo retenido en su fortaleza a causa de las sediciones que surgieron entre las comunidades. Se hicieron muchas súplicas al Santo Padre, para que se dignara ver al dicho obispo, pero no quiso oírlas, y sólo consintió que lo visitara en su nombre su querido protomédico, el doctor de Agreda. Tres horas antes del mediodía llegó el Santo Padre a Logroño, que está separada de Navarrete por un pequeño recorrido 43 llano de cinco o seis millas. Es una ciudad agradable y bonita, por dentro y por fuera, teniendo muy abundantes tierras de cultivo de vides, árboles y plantas, bien ordenadas. El famoso río Ibero la baña, y se sitúa en las raíces de la antigua Cantabria, hoy desierta y destruida. Logroño fue cabeza de toda la antigua provincia de los cántabros, como lo es ahora de la nueva. Habiendo recibido esta ciudad con anticipación la noticia del paso del Papa, hicieron muchos preparativos para recibirlo, y fueron en esta manera. Se armó y vistió de nuevo a cien soldados de infantería, y dispusieron en escuadra una compañía de treinta hombres de caballería, que a su debido tiempo, y en los lugares oportunos, daban vueltas y vueltas hábilmente, y la infantería puesta en orden de batalla hacía un fuego estrepitoso con sus armas. Entre unos y otros se situaba el clero y mucha gente que acudió en solemne aparato. Cuando el Papa llegó a cierta distancia de la ciudad, donde se estaban realizando los preparativos antes mencionados, no quiso seguir esta especie de procesión, tal vez al estar cansado del viaje y del calor, o para no permanecer allí durante mucho tiempo, por lo tanto, después de haber adorado la cruz alzada por el clero, marchó delante de la gente y el gobernador de la ciudad, y al acercarse encontró preparados unos palcos llenos de cantores e instrumentos musicales, dichos palcos con orquestas estaban dispuestos dentro de arcos triunfales que imitaban a los de los antiguos, y de esta manera celebraban los logroñeses aquella extraordinaria llegada. Cerca de la ciudad se habían preparado muchos aparejos de guerra, esto es, morteros, bombardas, culebrinas, serpentinas y otras máquinas de artillería, tanto las que ya tenía la ciudad, como las que habían sido 44 tomadas a los franceses en el asedio que habían hecho poco antes de Logroño. Al prender fuego a estas máquinas, al paso del Papa, todo el espacio retumbó tanto que parecían relámpagos cayendo del cielo. A medida que se acercaba a las puertas de la ciudad, la gente era tan numerosa que ni los caminos que cruzaban, ni los campos contiguos, podían contenerla, lo que impedía el paso al Santo Padre. No es de extrañar, porque los pueblos de Navarra, Cantabria y otros lugares, se habían reunido en Logroño para ver esta nueva diversión. Habiendo el Papa entrado con dificultad en la ciudad, a causa de la multitud que competía por besar sus pies, se dirigió por la calle principal, toda adornada con ricas alfombras y telas preciosas, al palacio del reverendo señor Don Rodrigo de Cabredo, quien tuvo el honor de recibirlo en su casa. Y aunque en la ruta se habían situado en algunos lugares arcos triunfales construidos con arte por los particulares, en los que aficionados representaban al vivo ingeniosas escenas y comedias, el Santo Padre pasó sin detenerse y sin escucharlas, y no paró hasta el palacio, donde fue magníficamente acogido, y residió dos o tres días, recibiendo, Su Santidad y toda la familia papal, un trato espléndido por parte de los notables de la ciudad. Luego, habiendo partido hacia el lugar de Alcanadre, se quedó allí esa noche. Al día siguiente llegó a la antigua ciudad de Calahorra, tres horas antes del mediodía, y se le hizo un solemne recibimiento con vivaces enseñas, con representaciones, y otras fiestas semejantes; con lo que, acompañado en medio de aquellos aplausos, entró en la iglesia catedral, donde reposan los cuerpos de los santos Emeterio y Celedonio, y luego se dirigió a la casa del reverendo arcediano calagu45 rritano. El reverendo señor decano, y el cabildo de esta distinguida catedral, presentaron al Papa en reconocimiento de vasallaje dos o tres mulas, soberbiamente enjaezadas, y lo hicieron con mucho cariño para aliviar algo al santo padre en su largo viaje, muy dispuestos a hacer lo que conviniera, si sus posibilidades hubieran sido mayores, porque conocían la pobreza en que se hallaba la cámara apostólica, que, como luego diremos, había sido despojada de sus riquezas, y el palacio apostólico casi vacío a consecuencia del saqueo. El Santo Padre aceptó esos regalos, no como pequeños, sino como grandes, estimando su calidad más que la cantidad. Las murallas de esta ciudad están bañadas al norte por el río Ebro, que dirige sus aguas hacia el este; y al sur corre otro riachuelo mucho más rápido que sirve para regar los pastos circundantes. El pontífice permaneció un solo día en Cala-horra, y partiendo de esta ciudad llegó al día siguiente a Alfaro, que es una población poderosa, por su situación y por el valor de sus habitantes, y forma frontera entre Navarra y Castilla, aunque pertenece a Castilla. Secundando los habitantes su genio guerrero, recibieron al Papa en medio de vítores de alegría, y muchas bombardas y otros instrumentos de guerra. Aquí fue donde el duque de Nájera, que había seguido la comitiva desde la partida de Santo Domingo de la Calzada, se despidió del Santo Padre, dejando sus trompetas al servicio de Su Santidad, y regresó a su ducado. Mientras tanto, nuestro pontífice, siguió su viaje hacia Tudela de Navarra, cerca de donde pasa el dicho río Ebro, donde fue recibido con no menos alegría y solemnidad que en otras partes. Fue a instalarse en la casa del deán de la ciudad, quien destacó sobre 46 todos los demás señores por su magnífico trato. Esta es la Tudela que antaño era la ciudad más hermosa de toda Navarra, y que se convirtió en desdichada y deforme, ya que por mandato del reverendísimo cardenal Francesco Ximénez [de Cisneros], arzobispo de Toledo y gobernador de España, se derribaron las murallas y se demolió la fortaleza. De esta ciudad podemos decir: Quanta qualisque fuerit, ipsa ruina docet [Sus ruinas enseñan lo grande que fue]. Los habitantes que la habían conocido hermosa, ilustre y muy famosa, se estremecían al verla ahora tan deformada. Es cierto, sin embargo, que no ha perdido su belleza natural, mientras que por un lado los arroyos del Ebro la hacen resplandecer, por otro posee un paisaje agradable, embellecido con viñedos y árboles muy bien cultivados. Aquí vino a besar los pies del Santo Pontífice, desde Pamplona, junto a muchos magnates, el conde de Miranda, virrey de Navarra, con la intención, no obstante, de regresar a su residencia el mismo día. Durante dos días el vicario de Cristo descansó en Tudela, y luego sin interrumpir su camino llegó al pueblo de Mallén, al día siguiente al de Pedrola, perteneciente al conde de Ribagorza, donde a Su Santidad también se le hizo una recepción cortés. Justo entonces la condesa había dado a luz una hija, y el humanísimo pontífice quiso administrarle el santo bautismo, imponiendo a la niña el nombre de Adriana. Tanto por la llegada del Papa como por la niña acabada de nacer se hicieron grandes fiestas, entre estas, se danzó a la usanza de los mozárabes, lo que animó al pontífice. Al día siguiente se encaminó hacia Zaragoza, donde el virrey de Aragón salió a encontrarle a una distancia de nueve millas, con toda la formación de su magnífica corte, con la soldadesca 47 y todas las insignias reales, y de esta forma se acercó a besar los pies de Su Santidad. Luego prosiguió el viaje hasta la ciudad, y durante todo ese tramo de camino la gente se agolpaba aquí y allá en grandes multitudes para ver al pontífice, quien, de hecho, y por el apellido parecía realmente massimo. El camino estaba tan lleno de gente que las personas chocaban entre sí. Hacia mediodía del 28 de marzo, cuando el calor era más perceptible, el Papa llegó cerca de las murallas de Zaragoza, y allí se detuvo en el edificio llamado Aljafería que se levanta en la carretera antes de entrar en la ciudad, y que habían preparado con gran magnificencia. Pasados algunos días el Santo Padre entró en la ciudad con este orden: personas escogidas, varones titulados, y algunos hidalgos muy nobles vestidos con ropas reales, que juzgaron que preferiría príncipes que magnates, y llevaron al Santo Pontífice en la silla gestatoria pontificia. El pueblo, y el clero con la cruz en alto, fueron los primeros en esta especie de procesión, y luego siguieron el orden ecuestre con los nobles del reino. La gente, esparcida aquí y allá, estaba tan apiñada que no se podía dar un paso hacia adelante o hacia atrás, y como se habían aproximado de muchos lugares, sólo con gran dificultad se podía impulsar la gran multitud. Pero el mayor trabajo y apretura fue cuando, habiendo ya el Papa entrado, y casi a un paso dentro de las puertas de la ciudad, la comitiva se vio comprometida, porque todos querían al menos tocar el pie del Sumo Pontífice, y las calles eran demasiado estrechas para tan gran cantidad de personas, apoyadas unas contra otras. 48 En medio de la multitud, finalmente llegamos a la basílica de Zaragoza, donde, tras una breve oración, el Papa, para evitar tanta confusión, quiso retirarse al palacio del arzobispo, y luego, al caer la tarde, se dirigió como pudo, y en privado, a su magnífico hospicio. […] El 13 de junio, nuestro Santo Pontífice acompañado de una gran corte y pueblo salió de la deliciosa ciudad de Zaragoza bañada por el río Ebro, y se dirigió hacia Tortosa. Como entre los incontables lugares entre estas dos ciudades hay algunos muy pequeños, y el acompañamiento del Santo Padre era muy nutrido, se vieron obligados a dividirse en varios grupos, tomando caminos diferentes. En este primer día llegamos al pueblo llamado Pina de Ebro, que está a seis leguas de Zaragoza, y donde el conde de Sástago, señor de toda aquella tierra, dio magnífico trato a todo el grupo que por allí pasó con el Papa. Al día siguiente, pasando el Santo Padre por ciertos pueblos infames, llegó a las villas o tierras de Caspe y Fabara; y habiendo pasado allí la noche, prosiguió su viaje al día siguiente por lugares desastrosos y por algunas aldeas, de donde, no sin gran esfuerzo, llegó a Tortosa en vísperas del Corpus Christi, y por medio de botes artificialmente encadenados entramos en la ciudad, que está fundada a orillas del mismo Ebro.101 Aquí fue donde por primera vez experimentamos entre los habitantes de estas aldeas cierto desinterés de trato y condición, mientras que en Castilla se nos trataba con gran cordialidad, y en Aragón con mucha devoción. El Papa se alojó en el palacio episcopal, y al día siguiente, como se ha dicho día 101 Puente de barcas celebrado por todos los viajeros. 49 del Corpus Christi, el mismo Vicario Supremo de Cristo llevaba el Santísimo Sacramento con las manos en la gran procesión, acompañando a los prelados, con muchos caballeros vestidos de gala y gran multitud de gente. Ciertamente el Papa se parecía a otro David, por la alegría espiritual que desplegó en esta solemnidad, tras lo cual regresó al palacio acompañado de un nutrido grupo. Aunque esta ciudad parecía conmovida de alegría por la feliz llegada de semejante pastor, en realidad no fuimos recibidos con aquellas señales de arrobamiento, como en Castilla y Aragón. El pueblo catalán piensa y actúa de otra manera, y sus costumbres son demasiado diferentes a las nuestras. Mientras tanto, el Papa velaba por todo y atendia el despacho de los negocios, como en preparar el viaje por mar a Italia. Como el tiempo de la navegación era ya inminente, y deseando el Papa dejar en España a uno de sus vicarios generales, en efecto dio el oficio de nuncio apostólico a don Bernardino Pimentel, varón ilustre, y de espíritu sincero, pero casado.102 Lo verdaderamente novedoso fue crear como nuncio apostólico a un hombre casado: pero al Papa no se le puede imponer una ley, ya que él es el amo de arreglar las cosas como mejor le parezca (siempre que dependan de la ley humana y eclesiástica). Sin embargo, la probidad y honestidad de don Bernardino acallaron los rumores que entre los demás se habían despertado por este hecho. Finalmente, era tan grande 102 Bernardino Pimentel y Enríquez, futuro marqués de Távara, título concedido por Carlos V en 1541. Manuel de la Granja Alonso. «Marqués de Távara.» Historia 16 nº 297 Enero 2001. Elías Rodríguez. Testamento de Don Bernardino Pimentel, Marqués de Távara y señor de Villafáfila. https://villafafila.net 50 el deseo del Papa de llegar a la sede de Pedro en Roma, de cumplir con su ministerio apostólico, y de sosegar de una vez a Italia, que ardía en sediciones y tormentas de facciones, que ni siquiera habían querido esperar al César [Carlos V], de cuya llegada de España con certeza había sido advertido. Por tanto, siempre aplicado a estos intereses, permaneció en esta ciudad hasta el ocho de julio. El Santísimo Padre, residiendo en aquella venturosa ciudad de Tortosa, que había sido enriquecida con su dichosa presencia, y cuya iglesia acababa de gobernar como obispo, fijó casi de repente la hora de partir, con cierta novedad inesperada, el día 8 de julio del mismo año. A las tres, después del mediodía y con un calor muy fuerte, se puso en camino rumbo al famoso puerto conocido como la Ampolla, a cuatro leguas de la ciudad. Su Santidad no estuvo acompañado del séquito de gente que convenía a su condición, porque nadie pensó que partiría tan de repente, y a esa hora inoportuna. Por eso, tan pronto como la noticia, por desgracia demasiado cierta, se extendió por la ciudad, se vieron arzobispos, obispos y nobles corriendo de aquí para allá, por lugares escarpados, ásperos, y entre acantilados. ¡Qué cosa tan maravillosa de ver! todos trataron de seguir a su bendito padre para guiarlo. Aquí, para no cansar al lector, sólo digo que buena parte del séquito del Papa llegó al puerto al anochecer, y mientras él y su ilustre familia subían a las galeras, que eran en número de ocho, escoltadas por un bergantín, como es costumbre, estas naves hicieron con sus cañones un saludo festivo al Príncipe de la iglesia. El Santo Padre permaneció dentro de su embarcación a lo largo de aquella noche, incluso casi todo el día siguiente, a causa del 51 gran calor; y sólo hacia la puesta del sol desembarcó con algunos que lo acompañaron para recrearse, y mientras preparaban la cena, paseaba a lo largo de aquellas playas. Terminada la cena regresó a la embarcación, comenzando nuestro viaje a las cuatro de la noche, navegando con gran arrojo de los marineros, y a fuerza de remos hasta la mañana. El 10 de julio, tres horas después del amanecer, llegamos a Tarragona. Y a pesar de que el Santo Padre estaba bastante cansado de navegar, quiso celebrar el divino sacrificio, según su piadosa costumbre desde hacía muchos años. Dijo que quería celebrar la Santa Misa en el convento de los padres dominicos, que se encuentran fuera de las murallas de la ciudad. Mientras tanto, el clero y los principales de Tarragona, junto con el pueblo, se dispusieron a recibir al vicario de Cristo, quien, no sin gran pompa, fue conducido a su famosa y antigua ciudad con gozosa alegría, y luego a una renombrada iglesia, en cuya fábrica brilla el arte del ingenio humano, y habiendo hecho allí una breve oración, volvió al palacio del arzobispo, donde todo estaba preparado con diligencia para despachar asuntos, y preparar las cosas necesarias para la armada naval, que esperaba el Santo Padre desde hacía unos días, además de esperar el regreso de los oficiales que habían sido enviados para alistar a los soldados que debían acudir a sofocar los motines y las sediciones de Italia, como diremos brevemente en su lugar. Mientras esperábamos el momento de navegar, al encontrarnos bastante despejados de asuntos, nos dedicamos a observar algunas cosas con relación a las antigüedades de esta capital de provincia. Y son las siguientes. Tarragona fue una vez el emporio de los romanos en España, y la cabeza de toda 52 la provincia llamada Tarraconense. Esta provincia, según la descripción de los antiguos, comprendía antes un espacio doblemente mayor del que ahora contiene, y los romanos establecieron su sede hispánica en esta ciudad, de la que no sólo dan testimonio los antiguos monumentos de fábrica, con un anfiteatro hecho en imitación del de Roma, sino también muchas inscripciones esculpidas en varios sitios. La ciudad está situada a mediodía, sobre las playas del Mediterráneo, y queda muy bien fortificada por su situación, así como por la circunferencia de sus murallas, pero sin duda fue en la época en que floreció más abundante en habitantes, como se puede comprobar en las ruinas de sus antiguas murallas. Pienso que la causa de su actual despoblación no puede ser otra que la escasez de agua, lo que parece sugerir los antiguos aljibes utilizados para recoger el agua de lluvia. Esta ciudad tiene también la iglesia dicha, que es de canónigos regulares, donde se veneran muchas reliquias, y cuerpos enteros de santos, y siendo metropolitana la iglesia de Tarragona, tiene seis obispados, que son el de Barcelona, el de Lérida, el de Tortosa, el de Urgel, el de Gerona y el de Elna, o sea Perpiñán. Había también una casa conventual muy distinguida, antiguamente habitada por canónigos, lo que muestra claramente la antigua magnificencia de esta ciudad. Paseando disfrutamos estas cosas, pero volvamos a nuestro camino. El Papa deseaba ardientemente ir a Roma. Finalmente, después de haber esperado mucho tiempo a los navíos, las galeras y a los soldados, llegaron al puerto de Tarragona el 5 de agosto, consagrado a la Virgen de las Nieves. Tal fue el consuelo que recibió el Santo Padre con esta llegada, que el mismo día, después de haber asistido personalmente a las vísperas 53 solemnes en la iglesia, para instruirnos con su ejemplo, partió hacia la costa con gran aparato y alegría, acompañado de los que le habían recibido. Apenas es posible formarse una idea correcta de la gran multitud reunida en aquellas costas para ver al Sumo Pontífice, y del retumbar que en aquellas playas hacía el estruendo de la artillería, el ruido era tan alto que nadie podía percibir bien las cosas que sucedían. Entonces, antes de subir al barco, el Santo Padre, volviéndose hacia aquellos magnates y hacia nosotros que estábamos a su alrededor, habló de esta manera. «Cuantas gracias debemos a nuestro Señor Jesucristo, ni la mente puede concebirlas, ni expresarlas el lenguaje. Recordamos, y lo confesamos, que en el pasado hemos recibido de la mano del Señor muchos beneficios de su generosidad, de los que nunca le hemos dado las debidas gracias y alabanzas, y sabemos que no hemos correspondido a tantos bienes. Sin embargo, de todos los bienes, éste que Dios todopoderoso ahora se ha dignado otorgarnos por su bondad y misericordia, ciertamente sobrepasa la mente de los hombres. Pero después de tantos y tan grandes bienes que el Señor nos ha hecho, ahora esperamos de su misericordia, y con todos los deseos de nuestro corazón le rogamos, que él mismo guarde, firmes e ilesas, las ovejas que nos han sido encomendadas, y que seamos dignos de gobernarlas según su voluntad y beneplácito, con fe firme y constante. Y también ofrecemos de corazón nuestras oraciones al Altísimo, como las apoyamos humildemente en las oraciones, y en la intercesión de la Virgen Madre, tanto que lo que no podremos hacer por falta de nuestras fuerzas, sea suplido por el nombre del mismo Señor Dios.» 54 Después de haber hablado de esta manera, se despidió cortésmente, dejando con cierta desazón y tristeza a los que con su dulce palabra había seducido. Después agradeció a todos, y también a los que le habían acompañado hasta allí, por las muchas penalidades que habían sufrido, y embarcó a pesar del mar revuelto. Muchos de los nobles regresaron a sus hogares envidiando a los que partieron en compañía del Papa, llamándolos dichosos y ellos considerándose infelices. Pero como en su lugar diremos, Dios, que a diferencia de los hombres conoce las cosas secretas, lo había dispuesto de otro modo. Como el Papa no quería revelar a nadie el día de su partida, muchos familiares no creían que Su Santidad tuviera que viajar en un día tan solemne, pero el motivo, si no me equivoco, fue que no quería llevar tanta compañía, por lo que quiso con prudencia y destreza, desembarazarse de ellos, y despedirlos en las fronteras de España. Se veían a muchos hombres indolentes, más lentos que una tortuga, vagando por aquellas playas, algunos regresaron a sus lugares, y otros con dificultad embarcaron en las naves. El Papa no se apresuró a esperar a ninguno, ni permitió que los llamaran, tal vez porque sólo a fuerza de importunos compromisos los había admitido con él, o tal vez porque temía que las naves, llenas de grandes personajes, y otros nobles italianos, no pudiera contener tanta aglomeración de gente. Entre estos, el más importante era el cardenal Cesarini, natural de la sangre ilustre de los antiguos césares, como precisamente lo demuestra su apellido, que es merecidamente romano. Este cardenal había sido enviado, como hemos dicho en otra parte, en nombre del sagrado colegio de España para mostrar el debido respeto y reverencia al Pontífice Máximo. 55 En segundo lugar mencionamos a Lupo Hurtado, quien en este viaje hacía las veces de soberano con el Papa, pero en Roma lo sustituyó el duque de Sessa y también el conde de Cabra. En tercer lugar el ilustre portavoz del rey de Inglaterra, IV el embajador de Milán, V el legado del duque de Ferrara, VI, el obispo de Feltro. Quisiera nombrar a estos señores por separado, como principales, porque sería demasiado largo querer mencionarlos a todos aquí. Subieron, pues, los capitanes con su ejército e innumerable gente a sus respectivas naves. Los vasos de plata y otros enseres del Papa fueron colocados en estas naves, y por la tarde, cuando ya estaban todos dentro de los navíos, el mar comenzó a embravecerse más y más, por lo que fue necesario apartarse un poco de la orilla, y encaminarse al puerto que se llama Salou, a tres millas de distancia. El mar ya se había calmado, continuamos nuestro viaje y por la fuerza de remos de los prisioneros llegamos al día siguiente a Barcelona a eso de las cuatro y media del día. Esta ciudad, que entre las demás de Cataluña es la principal, quiso recibir al Pastor Universal con no menos esplendor y concurso que todas las demás. Y sobre el mismo puerto se construyó un largo puente de madera, por el que se podía caminar hasta tierra desde los barcos anclados. Todo este puente fue adornado con preciosos tapices y ricas alfombras, como corresponde a la majestad del pontífice, y a la magnificencia de la ciudad, para que el Santo Padre pudiera entrar con todo el decoro posible. Pero cuando el Papa vio desde su barco la gran multitud de gente que paseaba por la cubierta para disfrutar del nuevo espectáculo, temió que el puente se rompiera, por lo que se 56 negó a entrar en él, prefiriendo el camino de tierra, y recibido con gran pompa y muestras de alegría, partió para la ciudad dirigiéndose a la iglesia más augusta de Barcelona, que es la de Santa Eulalia, donde bajo el altar mayor, en un solar subterráneo, reposa el cuerpo de dicha santa, y después de haber rezado allí quiso volver a su embarcación, pero lo impidió una lluvia grande y repentina. El arzobispo de Tarragona, que por entonces ejercía el cargo de virrey, se valió de este contratiempo para invitar a su palacio al Santo Padre, que aceptó la amable invitación, mientras tanto los ministros de Su Santidad partieron a pie a la nave, quedando algunos otros en la ciudad. Cuando llegó la noche, en una hora muy inoportuna, se escuchó en la ciudad, al unísono, un estruendo de campanas y bombardas, que era la señal de la parte del puerto para que todos los hombres de todos los órdenes, grandes y pequeños, se apresuraran a embarcar. La señal se llama leva, porqué se da cuando se empiezan a levantar las anclas, y es habitual en los puertos de España. Por lo tanto, al darse la señal todos deben acudir con prontitud para entrar en los barcos, y si alguno de los viajeros no está listo para embarcar, no se le espera en absoluto. Los barcos, después de haber levantado sus anclas, inmediatamente se ponen en marcha. Por motivo de la hora inesperada, y de la rapidez del embarque, hubo una gran conmoción y bullicio de gente que se apresuraba a entrar en las barquitas y los botes para ir a sus respectivos barcos y galeras, y por eso muchos de los familiares del Papa habían acordado quedarse en la playa. Algunos partieron hacia Italia en buques de guerra, pero otros al no tener con qué pagar el flete del embarque, ni con qué procurarse la comida, se vieron 57 obligados a regresar a sus hogares y sus pueblos. Había mucha prisa por subir a los barcos, y los que se apresuraron a subir a las barquitas, botes o góndolas, llegaron a punto a las galeras. La noche del jueves, con viento propicio llegamos al puerto de Sant Feliu de Guíxols, y el Santo Padre se dirigió al pueblo junto con los principales señores y cenó en un monasterio cercano, y después de visitar la iglesia regresó rápido al barco, reanudando el viaje hacia el puerto de Sant Pol, junto al cual pernoctó. No nos acercamos al puerto de Palamós, aunque es el más distinguido en comparación con los demás de Cataluña, porque sufría el contagio de la peste. El viernes de madrugada, sin interrumpir la navegación, llegamos al puerto conocido como cala de Calella de Palafrugell, a nueve millas de Palamós, donde se recogen todas las galeras. Aquí también había llegado el rumor, y cerca vimos unos barcos extranjeros y dos botes de remos llamados fuste.103 Y fue necesario frenar la navegación hasta que los guías aclararan la verdad, y conocida zarpamos sin miedo a las tres de la tarde, y después de la caída del sol desembarcamos en el puerto llamado de las Rosas o sea Roses, donde descansamos esa noche. Al día siguiente el Santo Padre descendió a la tierra de Roses acompañado de una nutrida tropa de marineros para asistir a los oficios divinos y tomar algún refrigerio, pues se había decidido que la flota no partiría hasta el mediodía. El puerto de Roses está situado en las Empúries, comúnmente llamado Empordà, y otros llaman Empúries, que en Cataluña forma una provincia abundante en todo, y por la que rondan los 103 La fusta era una embarcación de poco calado, estrecha y rápida. 58 delincuentes llamados proscritos, o sea prófugos, que los catalanes llaman delats. La capital de esta provincia es Girona. A la hora prevista, habiéndose girado viento contrario, convino navegar a remo, casi rozando las playas, y pasando cerca del pueblo de Cadaqués en poco tiempo llegamos al promontorio llamado cabo de Creus, es decir Capo de la Cruz. [Continua el viaje a Roma] [Viaje de regreso a España] El miércoles 21 de abril [1524], después del almuerzo, llegamos al mismo puerto de Roses, último de España, de donde habíamos partido cuando con nuestro Santísimo Padre y Señor, acompañado de gran nobleza, navegamos hasta la ciudad de Roma. Al llegar a este puerto sin novedad, al distinguirlo todos se amontonaron con prisa, transportados de alegría, y casi fuera de sí, unos se colocaban en las lanchas, otros en botes y otros en pequeñas barcas, con gran deseo de tocar tierra lo antes posible. Algunos de los que venían en nuestra compañía, y eran naturales de los reinos de Andalucía o Valencia, para no caer en más gastos, por otros viajes que todavía tenían que hacer por tierra para llegar a su patria, permanecieron en el interior de la nave para continuar el trayecto hasta Cartagena. El jueves partimos enseguida del puerto de Roses, y pasando por Castelló d’Empuries, o Castiglione, localidad medio fortificada que está a una legua de Roses, llegamos sin perder tiempo a Girona, a cinco leguas de Castelló. Entre estas poblaciones no pasó nada especial fuera de la arcilla blanca, que se encuentra cerca de la ciudad. Todo el territorio desde el mar es arenoso, estéril y deshabitado. La ciudad de Girona es muy 59 bonita y según me parece tendrá dos mil cabezas de familia. Tiene muchas iglesias y monasterios, y es la cabecera de la muy fecunda provincia del Empordà o Empúries. En esta provincia, más que en otros grandes sitios de Cataluña, hay muchos bandidos o proscritos que destruyen el campo, y son una raza de hombres más repugnante y nauseabundos que las víboras. Infestan toda la provincia, hacen incursiones a los pueblos, aquí y allá, acechan cerca del Camino Real, asedian, roban, matan, masacran y causan innumerables daños, y a este daño no se le pone remedio inmediato. Un río pequeño, más bien un arroyo, divide la ciudad de su arrabal. Al día siguiente viajamos a Hostalric que está a ciento sesenta estadios de Girona, luego al pequeño pueblo de Sant Celoni, a dos leguas del anterior. Se dice que cuando San Francisco de Asís pasó por estos parajes para llegar a Castilla, fue maltratado y golpeado por los de Sant Celoni. Inmediatamente partimos de aquí, y con 96 etapas de recorrido pasamos al pueblo que se llama de la Roca, en el que, como ya era de noche, era conveniente pararse. Pero como aquí hemos mencionado los estadios, con los que nuestros españoles pocas veces miden las distancias de sus recorridos, vuelvo a decir que ocho estadios hacen una milla, y tres millas una legua, a pesar de que algunos dicen que una legua vale cuatro millas. El sábado, después de cuatro leguas de carretera, llegamos a Barcelona, que entre el resto de ciudades de España es una de las más bonitas. Barcelona se encuentra en las playas de nuestro mar Balear, o sea de Mallorca, y en las raíces del monte Júpiter, que los catalanes llaman Montjuïc, celebrado en todo el mundo. Hay una mina de travertino en esta montaña, de la que, como afir60 man los barceloneses, se construyó toda la ciudad, sus casas, sus murallas, que en efecto son de este tipo de piedra, pero la montaña jamás ha disminuido. Esto es algo admirable, dado que las construcciones y edificios de Barcelona se siguen fabricando con las piedras de esta montaña. Decimos con el jurista Papiniano l. Divortio §. si vir soluto matrimonio, que en la montaña de Júpiter las piedras renacen, aquí están las palabras: Nisi talis sit, ut lapis ibi renascatur; quales sunt en Galia et en Asia (Si hay tal cosa que una piedra pueda renacer, como en la Galia y en Asia). He querido citar el texto de un doctor en derecho, porque el fenómeno antes mencionado me parece increíble. Pero realmente confirmo que en el monte Júpiter la experiencia demuestra que Papiniano decía la verdad, y esta montaña se sitúa en los límites de la Galia, donde, como dice el citado autor, vuelven a nacer las piedras. Omito muchas otras cosas pertenecientes a esta famosa ciudad, que son muy dignas de recuerdo, las omito, ya por ser conocidas por nuestros españoles, ya porque al decir muchas cosas de Barcelona dejaré de decir muchas más, así que prefiero callar, qué decir poca cosa. De Barcelona llegamos a Martorell, que está a cuatro leguas de distancia, y pasando cerca de Martorell y otros pueblos pequeños que no nombro, nos encontramos después de un viaje de cuatro millas en Esparraguera. Desde aquí subimos por espacio de dos leguas hasta el monasterio de la Santísima Virgen, comúnmente conocido como Montserrat, famoso en todo el mundo. Dejo de lado todo lo que pertenece a este santuario, y ni siquiera digo nada de las ermitas agregadas, porque muchos, ya sea por devoción o por curiosidad, las ven todos los días, y estas cosas son tales, que por su justo mérito y por la dignidad de la ma61 teria, son dignas de un gran volumen, y no se han de contar en un pequeño opúsculo, y aunque expuestas a los ojos de todos, merecen ser transmitidas a la posteridad. Bajamos de esas montañas alpinas al pueblo de Igualada que está a cuatro leguas de Montserrat, después de otras dos pasamos por otro pueblo que se llama Montmaneu, y después de otras tres llegamos a Cervera, desde donde finalmente llegamos a Tàrrega, a una legua de distancia, como dicen en Cervera, pero es una legua que equivale a dos. Y efectivamente, de este tramo larguísimo del camino mencionado nació entre los españoles un refrán, con el que expresan a los viajeros esas leguas que nunca terminan de Tàrrega a Cervera.104 Luego partimos hacia Castellnou de Seana, que allí lla-man Castillonuevo, y que separan de Tàrrega sesenta y cuatro estadios, y pasadas tres leguas a Belloch y significa Bell-lloc. Luego, pasando apresuradamente por otros sitios, llegamos a la antigua ciudad de Lleida, que es muy famosa por su distin-guida universidad y magnífica catedral, y por su renombrado río Sicori, comúnmente llamado Segre, que pasa por la ciu-dad, y del cual antiguos escritores dicen que una vez tuvo are-nas de oro. Desde aquí llegamos finalmente al último pueblo de Cataluña que se llama Alcarràs. Antes de entrar en el reino de Aragón, quisiera aquí, lector cortés, que conocieras el que y el cómo de la amplitud que tuvo el principado de Cataluña, por tanto, permíteme decirte algunas cosas, con las que podrás conocer fácilmente su nobleza y extensión. Cataluña contiene el condado de Rosellón, 104 «Legua por legua de Tàrrega a Cervera, y si la cosa va mojada, póngala por jornada.» 62 que forma la frontera sur de Francia, y a causa de este límite se rompió la antigua paz entre españoles y franceses, y se iniciaron discordias y guerras entre ellos, siendo muy cierto que antes del rey Carlos, por sobrenombre el César, disfrutaba Francia del mencionado Rosellón, pero en forma de prenda hasta que fue devuelto a España por el referido rey Carlos, lo que los curiosos pueden aprender de los historiadores. Cataluña también comprende el arzobispado de Tarragona, de cuyo nombre toma el nombre la provincia Tarraconense, que alcanza la mayor parte de España, porque se extiende desde el Pirineo hasta el río Guadiana. Seis obispados sufragan el arzobispado de Tarragona, primero el de Elna o sea de Perpiñán, que se ubica en la parte última del principado de Cataluña; segundo el de Girona; tercero el de Barcelona; cuarto el de Urgel; quinto el de Lleida y sexto el de Tortosa. También cuenta con tres distinguidos monasterios. El primero y más notable por su antigüedad es el de Poblet, donde se conservan con gran veneración los sepulcros de los reyes de Aragón. [...] Este monasterio de Poblet es muy rico en ingresos anuales, pero es mucho más rico en súbditos. Se decía con certeza que ningún gran personaje de España, salvo el duque de Cardona, tenía tantos súbditos en todo el Principado como el monasterio de Poblet. El abad del mismo también tiene voto en las Cortes o asambleas del reino de Aragón, y este mismo monasterio es cabecera de la orden de San Bernardo en toda España citerior, así como el monasterio de San Bernardo, que existe fuera de las murallas de nuestra ciudad de Toledo, es también cabecera de la España posterior. Pero hay demasiada desigualdad entre unos y otros. Aquél es muy opulento y éste es muy pobre, pero no de menor estima, espe63 cialmente porque en él se refleja la vida pobre que tuvo nuestro Redentor, y en el gran amor que profesa al espíritu de pobreza. He querido extenderme un poco sobre las peculiaridades de este santo monasterio de Poblet, que quería ver con mis ojos, porque es muy famoso en todas partes, y sobre todo porque se menciona en el texto adjunto. Se me había dado a entender que estaba muy alejado del trato humano, pero no lo que yo creía, porque está situado en un despoblado, y allí no se va por caminos reales, sino que se camina por senderos sinuosos. El segundo monasterio es el muy célebre de la Santísima Virgen de Montserrat. El tercero es el del castillo illiberitano al que llamamos Salces, y sin duda es una fortaleza inexpugnable donde acaba Cataluña. Finalmente, para describir en una sola palabra la amplitud de este Principado, digo que ocupa tanto lugar como ocupan los reinos de Aragón y Valencia juntos. Contadas estas cosas de una manera liviana, en las que nos hemos detenido un tanto, volvamos al tema de nuestro viaje. Desde el pueblo de Alcarràs viajamos hacia Fraga, que es el primer castillo de Aragón, muy agradable, y en cuyo fondo desemboca el río llamado Segre y según otros Cinca. Después al pueblo de Candasnos, a noventa y seis estadios de distancia, y sólo a una legua de Peñalba, e hicimos otra llegando a otro pueblo que se llama Bujaraloz, e inmediatamente después otras tres leguas a la venta de Santa Lucía. Desde aquí hicimos otras tantas leguas y encontramos el pequeño pueblo de Osera de Ebro, y después de otras tres llegamos al pueblo que tiene el nombre de Alfajarín, caminando por parajes áridos y muy secos, parecidos a los que es raro encontrar habitados. Y 64 haciendo otras tres leguas, pasando por parajes agradables, huertas y jardines, llegamos a la ínclita ciudad imperial de Zaragoza, que es cabecera del reino de Aragón. Los aragoneses derivan su denominación de dos ríos, que se llaman los dos Aragón,105 como los españoles reciben el nombre de íberos por el río Ibero. La famosa ciudad de Zaragoza es metropolitana, en cuyo arzobispado hay cuatro iglesias episcopales. La primera es Huesca, y esta ciudad tiene una universidad muy antigua que es de la época de Sertorio, como lo demuestra Plutarco en la vida del propio Sertorio. La segunda es la de Tarazona. La tercera la de Pamplona, en el reino de Navarra. La cuarta es la de Calahorra y la Calzada, que son dos obispados unidos, y ambos están en Castilla. Además, el obispado de Segorbe está igualmente unido al de Albarracín, pero la parte del obispado que pertenece a la iglesia de Albarracín está sujeta a la metrópoli de Zaragoza, y la otra de Segorbe al arzobispado de Valencia. El origen del nombre de Zaragoza deriva de César Augusto, por lo que recibe el nombre de Caesaraugusta. Está bañada por ese famoso río Ibero, por el que, como hemos dicho, los españoles a veces son llamados íberos. Cerca de la ciudad de Zaragoza hay un pueblo llamado Velilla. Quizás parezca una fábula lo que vamos a contar, pero lo atestiguan los aragoneses, y es que dicho pueblo de Velilla tienen una campana que cuando ocurre algo digno de memoria, incluso en países muy lejanos, suena por sí sola, sin que nadie la toque ni con la imaginación. Un prodigio verdaderamente maravilloso, y quien lo dude que se acerque a 105 Uno es el Ebro, el otro el Gállego. 65 preguntarlo a los aragoneses. Como prueba puedo dar testimonio verdadero señalando un solo hecho, que habiendo sido enviado a visitar las inquisiciones de Navarra, Aragón y Cataluña por orden y al mando del ilustre y reverendísimo señor don Alfonso Maurizio, arzobispo de Sevilla, entonces inquisidor general de España, y encontrándome de paso por la ciudad de Zaragoza, algunos de los oficiales de la santa inquisición, querían llevarme al lugar. Uno de estos ministros, promotor fiscal, natural de Velilla, me contó este hecho digno de admirar. Dijo, ‘quiero señalar a V.S. el prodigio que acaba de pasar en Velilla, cuya campana ha sonado sola, pero hasta ahora se desconoce la causa’. Demostré no dar demasiado crédito a estas palabras, pero hice al fiscal varias preguntas sobre la historia, y sobre la forma en que se había difundido tal misterio. Y como no era un hombre vulgar, sino una persona sólida y digna de confianza, no quise molestarlo más con otras indagaciones. Confieso que me asombró la novedad de algo tan inusual. Partiendo luego para visitar Cataluña, antes de llegar a Barcelona se dio a conocer la masacre de Roma,106 es decir, esa horrible masacre cuando el ejército del emperador invadió la ciudad, y la devastó, provocando una enorme matanza de ciudadanos, y el duque de Borbón, capitán general de dicho ejército, fue muerto por un disparo de bala de cañón. Y si la divina providencia no hubiera urgido al señor de Alarcón,107 valiente capitán español, a oponerse enérgicamente a los ale106 El Saco de Roma tuvo lugar el 6 de mayo de 1527. Fernando de Alarcón (1466-1540), capitán que participó en la guerra de Granada y otros conflictos de la época. 107 66 manes, y hacerles una resistencia muy vigorosa con sus propios soldados españoles, sin duda hubiera sucedido la ruina total del bendito Papa Clemente Séptimo. Por su seguridad, este Sumo Pontífice fue retenido en el interior del castillo de Sant'Angelo, hasta que fue liberado por orden de nuestro siempre augusto emperador, quien efectivamente ignoraba el ataque del Borbón y el ejército alemán contra Roma, y contra la siempre venerable persona del vicario de Cristo. No os maravilléis, lectores cristianos, de estas palabras que he dicho, que si el Papa no hubiera sido liberado y defendido por el señor de Alarcón, sin duda habría encontrado su ruina total. Porqué en el ejército alemán había muchos que eran seguidores de las herejías de Lutero, cuyo estandarte y su símbolo no era otro que este: Nite Papa, Nite Papa, lo que significa que No Queremos Papa, No Queremos Papa. De hecho, nada anhelaba más esa gente bárbara, grosera y obtusa, que tener al Papa en las manos para quitarle la vida, y estrangularlo. Pero como no quiero entretenerme más tiempo en estas cosas, que me alejan demasiado de mi tema, pensé en dejarlas de lado, como tantas otras que pertenecen al reino de Aragón, a pesar de que son atrayentes y dignas de contar; y la razón es, porque son conocidas por todos y las tienen cercanas al ser vecinos los reinos de Aragón y de Castilla. Ahora, para volver a las cosas de este itinerario, mis intereses me obligaron a dejar la carretera que va directamente de Zaragoza a Toledo, y girar por la que conduce a Burgos, donde entonces residía la corte imperial. Por eso viajamos desde Zaragoza y llegamos a Alagón, pueblo a cinco leguas de dicha ciudad, y de allí a Lucernich o Lucenique [Luceni] a otras dos leguas, después de otras dos llegamos a Gallur, y 67 tras sesenta y cuatro estadios a otro pueblo llamado Cortes de Navarra, y luego hice un trayecto similar a otras etapas hasta el pequeño pueblo llamado Ribaforada. Luego recorrimos unas dos leguas, caminando siempre por campo abierto, y llegamos a la noble ciudad de Tudela. Callo las particularidades de esta ciudad, porque ya he dicho algo al respecto, y no es mi intención describirlas todas, y lo mismo haré con las demás ciudades que me quedan por nombrar. De Tudela llegamos muy cansados a Cintruénigo después de tres leguas de caminata, y descansamos un poco […] al partir llegué a Aldeanueva de Ebro. Desde el pueblo de Aldeanueva, después de dos leguas de camino, llegué a la antigua ciudad de Calahorra el 29 de abril. Ya advertí al principio de este folleto, que por mandato de mi maestro, el obispo don Juan de Villalva, ocupé su diócesis en calidad de vicario. El día 30 llegué a la agradable ciudad de Logroño, que contiene una colegiata, y extramuros dos monasterios, uno de la orden de Predicadores, en la parte occidental, y el otro de San Francisco en la parte oriental. Conserva una fortaleza, además de murallas y parapetos con fosas llenas de agua que hacen a la ciudad célebre e inexpugnable. De Logroño salí el 10 de mayo y me dirigí hacia Navarrete, un pueblo a casi dos leguas de Logroño, y después de tres más llegué a Nájera, villa pequeña pero bien fortificada, y tras una legua de camino llegué al pueblo de Azofra, y después de otras tres a la ciudad de Santo Domingo de la Calzada, formada, como ya he dicho en otra parte, por el patronazgo de tan gran santo. Saliendo de Santo Domingo llegué al pueblo de Grañón, que está separado de esa ciudad por treinta y dos estadios (es decir, cerca de tres millas), y después de media legua hasta un 68 pueblo llamado Redecilla del Camino, y después de otra media al pueblo llamado Villa de Pun [Castildelgado]. Aquí, creo yo, acaba la diócesis de Calahorra y Calzada. Entonces, sin detenerme, después de haber hecho tres leguas llegué a la tierra de Belorado, que está en la diócesis de Burgos. El 11 de mayo, partiendo de aquí llegué a la localidad de Villafranca Montes de Oca. Estas montañas son en mi opinión las más altas de toda España, porque sus picos y aristas hacen que las aguas fluyan aquí y allá, ramificándose una parte hacia Castilla y la otra hacia Cantabria. Las que fluyen hacia el este todas van al río Ibero, y las que caen hacia el oeste todas desembocan en el río Duero. Después de Villafranca Montes de Oca, viajando ocho leguas por pueblos y ventas más bien innobles, llegué finalmente a Burgos, que es una ciudad muy rica y célebre en todas partes por el gran comercio que hacen sus ricos comerciantes. Tan pronto como llegué a esta ciudad, me puse a investigar y negociar los intereses de mi sinecura lo antes posible. […] Después de felizmente concluida la causa, a los pocos días el mismo don Biagio, un auténtico caballero, de nombre y de hechos, quiso llevarme con él en su compañía a esta ínclita ciudad de Toledo, que supera a todas las demás en bondad de terreno, en riquezas y en el vigor del aire. Don Biagio (a quien siempre he amado y venerado como mi padre y como buen señor) también se dignó honrarme al recibirme en su propia casa, y quiso retenerme allí hasta que preparara y arreglara mi alojamiento. Ya que todos los pueblos que se interponen entre Burgos y Toledo son bien conocidos por todos, he creído que era mejor omitirlos para no ser demasiado prolijo y no causar más molestias a los lectores. Por lo que termino aquí 69 esta descripción para gloria del Dios todopoderoso, quien desde esta milicia, a la que se dignó llamarme, aunque inmerecida, también se digne conducirme a la gloria eterna y perenne por los méritos del Redentor Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Y que así sea. 70 Jean Second Tres itinerarios de Jean Second a Bélgica, Francia y España. 1533 71 El escritor humanista Jan Everaerts, conocido como Jean Second (La Haya, 1511-1536), residía en la ciudad de Malinas, entre Bruselas y Amberes, desde donde inicia su viaje a España para ejercer de secretario del cardenal Juan Pardo de Talavera, arzobispo de Toledo. En el desempeño del cargo alcanzó gran estima y años después se convertirá en el secretario personal del rey Carlos V. La narración de su viaje es mínima, pero con datos de interés. El día 28 de junio del año 1533 entra en España por Salces y se dirige a Perpiñán, continua por Figueres, Girona, Sant Celoni y llega a Barcelona el 6 de julio. Después de unos días en la ciudad se dirige a Martorell y Esparraguera, visita el monasterio de Montserrat y continúa por Cervera, Balaguer, Alfarràs, Tamarite de Litera y la Almunia de San Juan, donde el texto original de la crónica termina, un lugar cercano a Monzón, que es su destino 108 Actualizo los nombres de las poblaciones. 108 Iohannis Secundi opera. Accurate recognita ex museo P.Scriverii (Leiden, 1631). «Les Itinera de Jean Second. Notice, traduction et notes.» Ed. G.Prevot. Revue du Nord (vol.9.nº35 y 36. Año 1923). Manejo la traducción al francés, consultando el original. 72 El 28 de mayo partí muy contento hacia España, pensando que este viaje marcaba el comienzo de una vida asaz brillante, y por otra parte invadido de un dolor muy amargo, porque tuve que renunciar a todo lo que me era más querido y agradable. [...] Por lo que escuchamos (en Francia), especialmente en la parte más cercana a España es donde la presencia de bandidos amenaza con grandes peligros a los viajeros, con lo que se alcanza a comprender el carácter salvaje de esta región, pero por suerte no encontramos a nadie en nuestro camino que nos atacara, quizás porque las personas que podían maquinarlo nos consideraron bastante preparados para defendernos contra un fugaz golpe de mano. Así que llegamos a la frontera española sin daños, con un calor extremo y por un camino muy difícil. Estos problemas eran más ostensibles porque mi caballo había perdido una de sus herraduras y avanzaba lentamente. Almorzamos cerca del castillo de Salces. Los reyes cuidan tanto la apariencia de esta fortaleza que no trasmite a los forasteros que pasan por su lado la impresión de algo inofensivo. Además, si uno se demora en contemplar los muros y los fosos, incluso sin mala intención, se corre el peligro de ser expulsado a golpes de bombarda, o tal vez no expulsado sino abatido, y terminar aquí el viaje. Desde allí nos dirigimos al primer pueblo de España, Perpiñán, que no carece de encanto ni de animación. Atraviesa la ciudad un río pequeño, muy transparente, que discurre sobre el nivel de las calles, contenido por pequeños muros que evitan la inundación de los 73 diferentes barrios. Admito que la vista de este extraño dispositivo me impactó sobremanera.109 Al día siguiente, 30 de junio, nos apresuramos a llegar al pueblo del Voló donde empezamos a subir pendientes muy arduas que forman parte de los Pirineos, tan encajonadas y accidentadas que antes de haber recorrido un kilómetro de camino ya estábamos rodeados por la noche. Nos vimos obligados a detenernos cerca de un cobertizo espantoso y dormir allí, en medio del valle, y sin protección contra los ladrones. La mañana siguiente, 31 de junio, también nos vimos obligados a detenernos en una repugnante posada cercana al pueblo de Figueres, donde almorzamos. El día siguiente, que fue el primero de julio, después de pasar por la localidad de Girona, que no está desprovista de comodidades, nos dirigimos hacia un lugar donde entonces había un apeadero de caballos, totalmente equipado.110 Desde allí nos dirigimos a toda prisa al pueblo de Sant Celoni, donde dormimos. Al día siguiente, 2 de julio, pasando por el pueblo de la Roca, nos dirigimos a Barcelona, y cuando estábamos cerca de la ciudad vimos venir a caballo a nuestro encuentro al doctor Nicolás Florenas,111 que esperaba la llegada de su 109 El río Tet. Prevot, el editor francés, señala que no ha encontrado ningún dato sobre esta construcción, y que quizás se trata de un error en el texto latino, que cabría interpretar así: «Esta ciudad […] está circundada por un lado por las aguas que descienden de las montañas.» 110 El tramo señalado es demasiado dilatado para precisar el lugar, quizás se trate de Hostalric. 111 El médico Nicolás Florenas, establecido en Brujas, recomendado por el médico de Margarita de Austria entró al servicio de Carlos V en 1530, y lo acompañó en sus viajes y expediciones militares. Era mentor y amigo de 74 mujer, pero sus esperanzas fueron defraudadas, y también defraudó las nuestras, porque nos informó que mi hermano, que creíamos que estaba en Barcelona, se había ido a Monzón. Entonces, con la perspectiva de emprender un nuevo viaje, paramos tres días en Barcelona, que dedicamos al descanso de nuestros caballos, hacer nuevas amistades y a visitar la ciudad. Construida en un valle, está rodeada de montañas muy altas al lado de una llanura bastante extensa, y en el lado oriental está bañada por el Mediterráneo. De toda la ciudad nos pareció lo más digno de interés que el centro de todas las calles principales esté formado por grandes sillares móviles, bajo los cuales circula una galería profunda, como una calle larga que atraviesa la villa.112 Este sistema fue concebido como un medio de defensa frente a las incursiones nocturnas de los moriscos. En efecto, en cuanto se avisa a los habitantes de la cercanía de naves hostiles, desde lo alto de una montaña muy alta reservada para este uso, que se llama Montjuic (los antiguos la llamaban Mons Jovis), retiran en un instante el piedras en cuestión y preparan a los enemigos un desastre muy cruel, ya que en lo tenebroso de la noche su desconocimiento de las calles los confunde y los precipita a través de estos agujeros. Andreas Vesalius, que le dedicó dos de sus primeros trabajos. Jacqueline Vons. «André Vésale et la Lettre sur la saignée (1539): entre polémique privée et controverse scientifique.» Conflits et polémiques dans l’épistolaire (Tours, 2015). 112 Prevot cree que se trata de una fosa cubierta desde tiempos medievales en la parte alta de la ciudad, y que cercanas al mar había otras fosas que llenaba el agua. 75 El cuarto día, 6 de julio, partimos y llegamos al pueblo de Martorell y luego, a altas horas de la noche, al pequeño pueblo de Esparraguera. Al día siguiente, 7 de julio, efectuamos con gran dificultad la ascensión a Montserrat, a la que su vasta mole, su gran altura, y también el culto que se rinde a la Santísima Virgen, le han dado una fama insigne a través de casi todo el mundo cristiano. Paramos en el convento benedictino, donde la Virgen eligió una morada de todo punto regia. En el techo dorado de la iglesia cuelgan con trastes lámparas encendidas,113 y las armas y las insignias de los generales, miembros mutilados de cera, barcos, lápidas votivas, y muchas otras cosas. Los monjes han conservado, de la religión antigua, una costumbre loable y preciosa, ofrecen vino, aceite y pan a todos los extranjeros que llegan a su casa a saludar a la Virgen Madre. Partimos y llegamos tarde, ya de noche, a un pueblecito cuyo nombre se me escapa.114 Nos habíamos desviado de la ruta por un camino difícil, largo, molesto y desagradable, con la mirada fija en las profundidades aterradoras. Desde allí, el día 8 de julio, nos apresuramos a llegar al pueblo de Montmaneu, luego a otro pueblo igualmente espantoso.115 Al día siguiente, 9 de julio, pasando por un pueblo que se parecía a los anteriores,116 nos dirigimos hacia un pueblo con encanto, 113 El humanista Second escribe: «pendent aurei lychni laquearibus aureis», donde resuena «dependent lychni laquearibus aureis», Virgilio. Eneida I, 7267. El vínculo con los clásicos era grande. 114 La población de Igualada. 115 Como del texto se deduce que aquí pasa la noche, ha de tratarse del hostal de la Panadella, cuatro casas siguiendo la ruta real. 116 Puede ser el lugar de los Hostalets. 76 situado en una alta montaña, que se llama Cervera. Allí dejé a mi cuñada y me apresuré a ir a contarle a mi hermano la llegada de su esposa. Hacia la tarde del día 10 de julio, cuando mi caballo comenzaba a cansarse, llegué a las afueras del famoso pueblo de Balaguer cuando mi mismo hermano apareció ante mí sin que yo lo reconociera. Acompañado de unos compatriotas había llegado hasta aquí para encontrarse con su esposa, que sabía que no estaba lejos. Fue una coincidencia extraordinaria que se dirigiera a mí como a un viajero desconocido, y que yo por mi parte hiciera lo mismo con él, y tuviera lugar una larga conversación antes de reconocernos. Hay que decir que este incidente hizo que nuestra alegría fuera mucho más profunda. Al día siguiente, 11 de julio, mi cuñada llegó alrededor de las diez, y su marido la recibió con extrema alegría. Almorzamos alegremente y entrada la noche llegamos a caballo al pueblo de Alfarràs. Al día siguiente, 12 de julio, nos dirigimos hacia la aldea de Tamarite de Litera, luego hacia la aldea, o más bien pueblo, de la Almunia de San Juan, donde finalmente nos detuvimos. 77 78 Bartholomeo Fontana Itinerario o viaje auténtico de Venecia a Roma, con todas las ciudades, lugares y castillos por los caminos más habitados, con una breve descripción de las siete principales iglesias de Roma y otras devociones notables, y después siguiendo desde Roma hasta San Jacobo en Galicia, Finisterre, la Barca, Padrón y San Salvador, por más de un camino de los posibles, con el nombre de los países, de las ciudades y lugares, así marítimos como de interior, las reliquias y las iglesias principales que se encuentran por el camino, montañas, ermitas, ríos y mares famosos que conviene ver, fielmente descritos tal como el autor los ha encontrado y visto. 1539 79 El maestro de escritura veneciano Bartholomeo Fontana, hijo de un comerciante, el año 1538: «deseosos de ver las muchas devociones e innumerables reliquias dejadas por los creyentes en Jesucristo, y también ver las partes y ciudades desconocidas del universo […] me puse el abrigo y el sombrero, tomé mi bastón y me convertí en peregrino.» Deja Venecia el 19 de febrero y el 18 de septiembre de 1539 llega a Compostela por rutas poco frecuentes. Regresa a Venecia a inicios de 1540, donde se dedicará a «descansar lo que me quede de vida.»117 Para señalar los lugares habitados por los que cruza utiliza diversos términos que traduzco de la siguiente manera: aldea [terra, terre, terrizzola, terrizole], lugar [loco, lochi, luochi, lugarri, lugarre], villa [villa, villaggio, vilette, villaggi] y ciudad [citta], conceptos poco precisos en relación a la dimensión del lugar señalado. En ocasiones recurre a diminutivos: cassette, casuzze, chiessola, chiessoletta, chiesiola, figliolino, y formas propias del italiano como vecchiarella, que traduzco según el caso. En cuanto a las palabras dialectales las documento cuando es posible. Actualizo los nombres de las poblaciones. 117 Itinerario o vero viaggio da Venetia a Roma, con tutte le città, terre e castella per strade piu habitate, con breve dittione delle sette chiese principali di Roma et altre divotioni notabili; seguendo poi per ordine di Roma fino a Santo Iacobo in Galitia, Finibus terre, la Barca il Padrone, et Santo Salvatore, per piu d’una via che far si può, con il nome pure delli paesi, delle cittati et terre, cosi maritime come fra terra, Reliquie, et chiese principali che per camino si trovano, montagne, heremi, fiume, et Mari famosi che veder con viensi, Fedelmente descrito, si come dall’ Auttore è stato cercato, et veduto. (Venecia, 1550). 80 España está en Europa, situada entre África y Francia, cerrada por los montes Pirineos y el estrecho de Gibraltar. Empieza en los montes Pirineos y, circundando las columnas de Hércules,118 se extiende hasta el Océano norte, y lo que se sitúa en este contorno es España. De ancho, como dijo Apiano, tiene 1.250 millas, y de largo casi lo mismo. De la parte de los montes Pirineos limita con Francia, y todo el resto está rodeado por mar, el Mediterráneo la baña al este y el Océano al norte. Ese país se llamó primero Iberia por el río Ibero, luego Hesperia por Héspero, hermano de Atlante, y finalmente Hispania por Hispalis, que es esa ciudad que hoy se llama Sevilla. Ahora se divide en cinco reinos, a saber, Castilla, Aragón, Portugal, Navarra y Granada. Aquí se encuentran muy nobles, famosas y grandes ciudades, y es deleitada por los vientos marinos. Tiene un aire salubre, y muchos ríos veloces pero no bruscos, azarosos pero amenos, entre los que se encuentra el Tajo, cerca de Cartagena, que, como dicen, tiene arenas áureas.119 Los hispanos son adustos, de piel morena y poco nutridos, les gusta adornarse cuanto pueden, y honrarse los unos a los otros. Las mujeres son mucho más afectuosas, agradecidas y corteses que los hombres, y también muy honestas. […] 118 El estrecho de Gibraltar en la antigüedad se conocía como el lugar de las columnas de Hércules, donde terminaba la tierra. La columna propia de la Península Ibérica era el peñón de Gibraltar, entonces llamado monte Calpe. Y la columna africana, llamada Abila, podría situarse en el monte Hacho español o en el monte Musa marroquí. 119 Como es notorio el río Tajo no pasa cerca de Cartagena. 81 El martes 24 de junio de 1539, día de San Juan Bautista, me encontraba en Perpiñán, a la mañana siguiente partí solo y dejé a mi compañero, que para no cruzar por un paso llamado el mal Pertús (que alude a la mala brecha de una montaña) se dirigió de Perpiñán en dirección al mar, viendo numerosos lugares nobles, y pasó a Girona, después por Hostalric, Sant Celoni, Maltesa120 y Barcelona, y de aquí a Montserrat, por un camino más colmado de lugares bellos que el que yo hice. Es un poco más largo, pero aconsejaría a los peregrinos que lo hicieran y no renunciaran por el otro. Pero yo, para ver este paso llamado el mal Pertús, hice el recorrido abajo descrito y después me dirigí a Montserrat. Vi el Voló, a tres leguas de Perpiñán, situado en un llano por donde se cruza un riachuelo con un barquito del hostal.121 Y por montes y valles sospechosos de maleantes llegué a la cumbre de una montaña hendida, donde solo hay tres hostales, se llama el mal Pertús, a dos leguas del Voló. Pasada la cumbre de la montaña empecé a descender por márgenes de valles profundos y grandes bosques densos, y alcancé un lugar montañoso al que uno llega con recelo. Al oscurecer entré en una aldehuela y al ser tarde y no saber dónde encontrar albergue me refugié en una casita vacía a la entrada de lugar y allí pasé la noche. Por la mañana dejé este triste tugurio y la villa llamada la Junquera, a dos leguas del mal Pertús; Figueres, tres leguas; Castelló, una legua; Sant Pere Pescador, dos leguas; Bell-caire, 120 En esta ruta no existe un lugar llamado Maltesa, ni nada que se acerque fonéticamente, se trata de un error de transcripción. 121 El río Tec, que no contaba con puente. 82 que está encima de un montecillo, dos leguas; Montgrí, una legua; la villa de Pals, dedicada a Palas,122 una legua; Palafrugell, una legua; Palamós, que es puerto del mar Mediterráneo, tres leguas; San Feliu, tres leguas; Tossa, tres leguas; Lloret, dos leguas; Blanes, una legua. De Palamós hasta aquí es un camino montañoso sobre el mar.123 Mataró, seis leguas; Montalegre, tres leguas, que es un monasterio encima de una montaña. Montalegre es un monasterio de frailes cartujanos que dan albergue y cena a todos los peregrinos que se acercan;124 San Jerónimo, una legua, que es un monasterio donde proceden de la misma manera;125 la ciudad de Barcelona, llamada la rica, dos leguas. Barcelona tiene puerto y está situada a la ribera del mar Balear, así llamado 122 El nombre del pueblo de Pals proviene del latín palus que significa lugar pantanoso. El primer documento conocido, del año 889, en el que el Rey Odón hace referencia al castillo y al lugar, ya señala la vecindad de marismas: «castellarum montis aspero sicut aqua vergit a villa Pals vel ad ipsos stagnos.» 123 La ruta de Fontana es interesante, porqué después de Figueres y hasta Barcelona, evita el Camino Real oficial que recorre Girona, Hostalric y Sant Celoni, para seguir otra ruta menos utilizada, de hecho es el único viajero del que hay noticias que utilice el tramo hasta Blanes, porqué por la costa de Mataró el año 1600 pasa Diego Cuelbis. Notemos que algún viajero desembarca en las poblaciones costeras de Cadaqués, Palamós o Roses para dirigirse al Camino Real señalado. 124 El monasterio cartujano de Montalegre, aun activo y en medio de la sierra sobre la localidad de Tiana, fue fundado el siglo quince. 125 El monasterio de Sant Jeroni de la Murtra, de la orden jerónima, data del siglo quince. Aquí se refugió el Rey Fernando el Católico para curarse de las heridas producidas por el campesino Juan de Canyamars en las escaleras del Palacio Real de Barcelona, y aquí los Reyes Católicos recibieron a Cristóbal Colón al regreso de su primer viaje a América, en 1493. 83 por las famosas islas Baleares, que se sitúan frente a esta ciudad. El pequeño San Jerónimo, a una legua, es un monasterio donde actúan como los otros;126 San Cugat, una legua; Terrassa, tres leguas; Monistrol, cuatro leguas, y a una legua Montserrat. A la montaña llamada Montserrat se sube por un camino fatigoso, y está formada por farallones dirigidos al cielo bajo la apariencia de chimeneas de mármol liso creadas por la naturaleza, que al verse en la distancia es cosa admirable. En la parte alta hay un monasterio con un buen número de frailes blancos que son riquísimos y tienen muchas aldeas, lo que nosotros llamamos villas.127 Hay una iglesia, y en la de nuestra Señora una imagen muy antigua que tiene a un hijito erguido en el regazo, y está adornada por muchos milagros, y es tan conocida en España como Loreto en Italia.128 En ella vi grandes lámparas de plata, en ningún otro lugar vistas de esa variedad, y dicen los frailes que son obsequios de reyes y grandes señores. Andando por la cumbre de esta montaña se encuentran eremitas en sus celdas, que hacen vida santa, y en verdad viven como los de Camaldoni de Casentino.129 Aquí estuve el día ocho de julio de 1539. 126 Se trata de Sant Jeroni del Vall d’Hebron, cercano a Barcelona, ya desaparecido, y fundado el siglo catorce por los benedictinos. 127 El monasterio de Montserrat, también benedictino, es del siglo nueve, pero los monjes blancos eran cistercienses. 128 La Basílica de la Santa Casa de Loreto, del siglo trece, es uno de los principales lugares de culto mariano en Italia. 129 En Italia, en medio de los Apeninos, en el valle de Casentino situado en la provincia de Arezzo, solitario y alejado del mundo, fundó San Romualdo hacia 1025, un retiro espiritual para los benedictinos, el eremitorio o desi- 84 Algunos peregrinos al marchar de Montserrat se dirigen a Sigüenza y de allí a Madrid, a Toledo, y después a Santa María de Guadalupe, donde hay gran devoción por nuestra Señora, famosa en todo occidente,130 y de allí se dirigen a Salamanca, después a Zamora, a Benavente y a León de España, que todas son grandes y famosas ciudades, entre aldeas. Y cuando están en León pueden dirigirse a Santiago o a San Salvador,131 como deseen, y es un camino bellísimo, colmado de ciudades y aldeas famosas, y exhorto a todos los peregrino a seguirlo. Otros peregrinos de Montserrat van a Tarragona, después a Tortosa, Valencia y a Cartagena, una ciudad situada en la ribera del mar Mediterráneo, después a Granada y a Córdoba, una gran ciudad del interior, después a Sevilla, una ciudad marítima,132 y de allí pasan por muchas aldeas del interior y van a Lisboa, situada en la ribera del Océano, y de allí por tierra a Aveiro, y a la Vila do Conde, y a Bayona, en la ribera del Océano, y de aquí a Compostela de Santiago, pero este camino es largo, y no es sino para alguien que quiere ver el mundo. Un peregrino me dijo que partió de Montserrat y de allí, circundando siempre el mar, llegó a Tarragona, después a Tortosa, Valencia, Cartagena, Vera, Almería, Salobreña, Málaga, Marbella y Estepona, y al estrecho de Gibraltar, donde hay una montaña llamada Calpe, casi toda entrada en el mar, y en erto de Camaldoli, en la ciudad del mismo nombre: «immerse nella pace della foresta, rappresentano due dimensioni fondamentali dell’esperienza monastica, la solitudine e la comunione.» 130 El monasterio de Santa María de Guadalupe, objeto de tantas peregrinaciones medievales, se sitúa en la provincia de Cáceres. 131 Se trata de la catedral de Oviedo, dedicada a San Salvador. 132 Marítima por el río Guadalquivir, de gran actividad comercial. 85 la parte opuesta, Mauritania o mejor África, hay otro monte llamado Abila, de una altura admirable, las separa una distancia de cuatro leguas de mar, y se dice que son las Columnas de Hércules. Algunos antiguos oyeron que estos dos montes, cortados por el cerro, habían sido una única montaña, y que por disposición de Hércules se partieron, y que el mar Océano, dividiendo el mundo por aquel pasaje, situó aquí una extremidad, que hasta ahora se llama Mediterráneo. Desde aquí el romero se dirigió a Sevilla, después a Triana, y de allí a Lisboa, Aveiro, Vila do Conde, Bayona, Batma y Compostela de Santiago, pero este camino es larguísimo y solo para el peregrino que no tenga otra cosa que hacer sino dilapidar su vida andando. Dejo de lado este camino, y otros cercanos que se pueden recorrer, y vuelvo a Montserrat. Al partir de Montserrat pasé por los lugares escritos aquí debajo, encontrando continuamente lugares y aldeas, una tras otra, que no escribo. Igualada, cuatro leguas; Cervera, lugar antiguo, siete leguas; Tàrrega, dos leguas; Lleida, que es una ciudad situada en parte en una montaña y parte en el llano, siete leguas; Alcarràs, donde se abandona Cataluña; Fraga, donde se entra en el reino de Aragón, dos leguas. Marché de Fraga y caminé ocho leguas sin encontrar nada más que dos pequeñas villas, una a mitad del camino y la otra al final, y al cabo de cinco leguas encontré un hostal, y pasadas otras cinco leguas encontré una villa, y de aquí en adelante se encuentran algunas villas o lugares, y me dirigí a la ciudad de Zaragoza, a veintisiete leguas de Fraga. Pero quien quisiera ir a una aldea llamada Osera, y de allí torciendo un poco el camino, saliendo de la ruta habitual, encontraría muchos lugares y aldeas que no me molesté en visitar. 86 La gran ciudad de Zaragoza es bella, y hay una iglesia que se llama Nuestra Señora del Pilar, donde se venera una imagen de talle de la Virgen, y está de pié, erguida sobre una columna, con su hijito sentado encima de su brazo derecho. Es famosa y adornada de muchos milagros y grandes lámparas de plata pura. Desde aquí fui a un monasterio de monjes de San Bernardo que dan albergue y cena a los peregrinos, se llama de Santa Fe, a dos leguas de Zaragoza. Longares a cinco leguas; Cariñena, a dos leguas; Belmonte de Gracián, a cinco leguas; la ciudad de Calatayud, a dos leguas. La Piedra Alba a cinco leguas. La Piedra Alba es un monasterio de San Bernardo, en lo alto de un monte.133 Aquí me encontré la vigilia de San Jaime, el veinticinco de julio de 1539, y aquellos buenos frailes me dieron albergue y cena, como hacen con todos los peregrinos, y a la mañana siguiente el desayuno. Y para conocimiento de todos, de Zaragoza a León de España casi todo el recorrido es montañoso, pero muy habitado por aldeas y lugares, y no se tenga en cuenta la distancia que señalo entre una y otra de las citadas aldeas, sean seis, siete o diez, o más, porque en medio hay muchas otras aldeas, y ya hay bastante sobre eso. Después de dejar Piedra Alba vi y pasé por Cetina, Ariza, un lugar al final de Aragón; Monteagudo, donde se entra en Castilla la Vieja; Almazán, a seis leguas de Monteagudo; el Burgo de Osma, a siete leguas; San Esteban de Gormaz, a dos leguas; 133 El monasterio cisterciense de Piedra, del siglo doce, situado en un formidable entorno natural, una hoz donde el agua fluye por numerosos saltos que forman cascadas blancas, por la disolución de las calizas. Se llama Piedra por la vecindad del río de este nombre, y Alba por el color de los saltos, donde sedimenta el carbonato cálcico. 87 Peñaranda, a cinco leguas; Aranda de Duero, a tres leguas; Roa, a cuatro leguas; Valladolid, que es una gran ciudad, a doce leguas; Medina del Campo; Benavente, a quince leguas de Valladolid; León de España, diez leguas. Todos los caminos están habitados. Repito que entre una y otra de las aldeas señaladas hay muchos lugares y buenos sitios que no escribo. León es ciudad, y hay una iglesia bellísima de Santa María, de las más adornadas y bellas que hay en España. Desde aquí me dispuse a ir a visitar San Salvador de Oviedo, porque es uso de los peregrinos decir que quien va a Santiago y no va a San Salvador visita al siervo y deja al señor, y en León tomé el camino a mano derecha hacia Asturias encontrándolo todo habitado, y vi entre otros lugares la Pola de Gordón, a seis leguas de León; Rodiezmo de la Tercia, a una legua; la montaña de Santa María de Arbás, a cuatro leguas. Al pie de esta montaña hay una aldehuela134 a la que llegué de noche, al oscurecer, mientras llovía copiosamente, y al no prestarme atención decidí subir la gran montaña e ir a albergarme a un lugar parecido a una abadía, habitado solo por sacerdotes que dan albergue a los peregrinos.135 Habiendo subido casi toda la montaña me detuvo una oscuridad cerrada, tan grande que no discernía el sendero, y tampoco la montaña. Andaba errando arriba y abajo por aquel collado, con un viento terrible, y llovía con tanta crueldad que parecía que las 134 Villanueva de la Tercia. La iglesia de Santa María de Arbas del Puerto, hospital de los peregrinos que iban camino de Oviedo, situada en la ruta del cercano puerto de Pajares. 135 88 cascadas del cielo y las fuentes del abismo se hubieran abierto. Pasé por encima de algún palo tendido y me dio la impresión de estar en un río de aguas que fluían de las montañas rugiendo entre piedras, pero comprendí que era agua de lluvia que discurría por la montaña. Me di cuenta del error y caí al suelo detrás de un travesaño, y poco después, al no ver dónde dirigirme, me senté y con mi manto en la cabeza me cubrí del todo. Pasé esa noche bajo la ira de los vientos y el diluvio de lluvia que caía de la altura, por lo que mi intención de continuar el trayecto la pagué con creces.136 Era sábado, día 16 de agosto de 1539. La mañana siguiente me levanté al despertar el alba, y a poca distancia encontré el hospital de peregrinos, donde me sequé en el fuego, y sin detenerme partí y llegué a un riachuelo que seguí un buen rato, y finalmente lo dejé y continué por un entorno bellísimo que parecía en verdad el delicioso paraíso, y se llama Asturias, del que los peregrinos franceses, en una canción que compusieron sobre el viaje a Galicia, dicen algunos versos que en nuestra lengua suenan: ‘O Asturias, bella Asturias, eres bella y eres dura’. En este país vi muchos lugares, entre estos la Pola, a una legua de Santa María; el puente de los Fierros, a dos leguas; la Pola de Lena, a dos leguas; la ciudad de Oviedo, a seis leguas. Aquí hay una iglesia dedicada a San Salvador, donde los visitantes logran un perdón general pagando medio real, que son 1’8 cuartos italianos, para sostener la fábrica de la iglesia, y participan de todas las misas y oficios que se 136 Fontana recorre la ruta hacia el puerto de Pajares en medio de la tempestad, y se refugia cerca de la iglesia de Santa María de Arbas. 89 celebrarán hasta que se termine la iglesia, que es bella y fabricada en diferentes mármoles. Aquí vi, entre otras reliquias, dos espinas de juncos marinos de la corona con que fue coronado Nuestro Señor, uno de los treinta denarios con los que fue vendido, leche de la Virgen María, y piel de San Bartolomé. Y estas cosas están en la parte superior, y por una escalera de piedra se entra por dos puertas en la cámara santa. En la iglesia, cercano al altar, en un lugar cerrado y excavado en un muro, vi una de las seis udrie, o autentica hidria en las cuales Nuestro Señor en las bodas de Caná en Galilea convirtió el agua en vino. Aquí estuve el miércoles día 20 de agosto de 1539. Partí de aquí, y pasando por las montañas vi Avilés, a cinco leguas de Oviedo; Pravia, a una legua; Cudillero, a tres leguas, y para llegar se cruza un puerto,137 Cadavedo, a tres leguas; Luarca, que es puerto de mar, a cuatro leguas; Navia, puerto de mar, a tres leguas; Tapia de Casariego, donde termina Asturias, a cuatro leguas; Ribadeo, a una legua. En Ribadeo se entra en Galicia, un país de montañas y valles desiertos, donde, aunque se encuentran algunos peregrinos forasteros, y pocos caminantes, lo cierto es que a menudo se descubren lugares y aldeas, y en cada casa, y también en los hospitales, se ofrece albergue. De Ribadeo quien quiere ir derecho a Santiago que vaya a Vilanova, a la distancia de cuatro leguas; después a la ciudad de Villamayor [Mondoñedo], a una legua; Vilalba, a cinco leguas; Santa María Maior de Tardade, a una legua; Betanzos, una ciudad que es puerto de mar, a seis leguas; Poulo, cinco leguas; Compostela, donde está San 137 El puerto de Somado. 90 Jaime, a cuatro leguas; después a Santa María de la Barca,138 a doce leguas, encontrando algunos lugares por el camino; y de la Barca a Finisterre, cuatro leguas. Pero yo me dirigí directo hacia el mar, primero a Finisterre, por un camino distante solamente cinco leguas. Al salir de Ribadeo vi los lugares abajo escritos, cercanos al mar, y en todas cosas que no escribo. Vivero, a doce leguas de Ribadeo, con aldeas por el camino; Santa Marta,139 a cuatro leguas; Neda, a seis leguas; Mugardos, a una legua; Ares, a una legua; Pontedeume, a una legua. A la entrada de Pontedeume pasé por un puente de piedra largo y antiquísimo, sostenido por muchos arcos, que atraviesa un puerto. Nunca vi otro de similar longitud en los países que recorrí en mi tiempo, ni visto por otros, y en la mitad hay un hospital que alberga peregrinos.140 Miño, a una legua; la Coruña, a tres leguas; Caión, situado sobre un peñasco,141 a tres leguas; Malpica, a tres leguas; Lages, a tres leguas; Mugía, a cinco leguas, todos lugares sobre el mar Océano. Mugía es un lugar pequeño, con casitas, un puente en la parte exterior de la aldea, y una iglesita. En la de 138 En Mugía Santa María la Mayor de Val (Narón). 140 Fontana se maravilla al ver el puente sobre el río Eume, ciertamente, el más largo de Europa en su momento. Construido entre 1380 y 1386, tenía 79 arcos, más de 850 metros y contaba con dos torres, una capilla, y en el centro el hospital del Espíritu Santo para peregrinos. 141 Utiliza la palabra grébano, del dialecto genovés. Un diccionario señala que se trata de un «luogo di monte diroccato.» Septem linguarum Calepinus. Hoc est lexicon latinum. Variarum linguarum interpretatione adjecta. Volumen secundum (Patavi, 1758). 139 91 Nuestra Señora hay una imagen de talla de pie, alta casi de un brazo, llamada Santa María de la Barca, porque vino, como dicen los habitantes, en un barca de piedra viva, que hoy en día se ve cerca del mar, y quien no está en pecado mortal con un dedo abate el gran tronco pétreo situado sobre la playa, cosa casi increíble viéndola, y yo también lo hice.142 Aquí se consigue el perdón dando tres vueltas alrededor de la parte exterior de la iglesia, y a cada una, postrado en la puerta, se reza un padrenuestro y una avemaría. Un peregrino francés que se encontraba aquí me hizo acompañarle donde hay una gran piedra plana colocada entre un círculo y un cuadrado, y es más bien cóncava con la parte curva arriba. Dicen que es la barca, y se cruza por debajo, y quien está en pecado mortal no puede pasar. Yo hice esta ceremonia el jueves día 11 de septiembre de 1539. Y vi en este lugar un perro que era hermafrodita. De aquí partí andando por las montañas en dirección al mar, adonde llegué. Finisterre, en verdad el confín de la tierra, a cuatro leguas, sobre el Océano. Finisterre es un lugar pequeño encima de un peñasco que entra en el mar, y es término y final de la tierra en esta parte de Europa, que toma el nombre de Europa, hija de Cadmo, rey de Fenicia, la que por su demasiada belleza fue amada por Júpiter, y preñada dio a luz a Minos, Radamantis y Sarpedón. Júpiter, en perpetua memoria llamó Europa a la 142 Lugar de historias antiguas, la punta de la Barca, en Mugía, promontorio que entra en el mar y donde se sitúa el santuario de la Virgen de la Barca. La leyenda atestigua que llegó con una barca de piedra para confortar al apóstol Santiago, y algunas piedras del lugar son restos de aquella nave. La piedra balanceante de Abalar corresponde a la barca, la piedra de los Riñones a la vela y la última es la piedra del Timón. 92 tercera parte del mundo. El mar Océano, padre de los mares y dueño del agua perpetua, tan grande que solo es comprensible por Dios, su creador, bate la playa del ya señalado lugar. Rodea toda la tierra y hay infinitas islas. Circundan el mar, en los alrededores de Finisterre, una gran cantidad de montañas altísimas, estériles, de balce,143 cornisas y acantilados que parecen formados de bronce. En Finisterre hay pequeñas casuchas y en el exterior, ascendiendo un poco, una iglesia de mármol, donde hay una imagen de talla coloreada de Nuestra Señora, y está de pie, coronada de oro sobre sus largos cabellos, que le bajan por la espalda, y tiene a su hijito sentado sobre el brazo izquierdo reteniendo en la mano derecha una manzana dorada. Cerca de la iglesia hay un hospital de peregrinos, y encima del monte una iglesia donde San Guillermo hacía penitencia. Pero es necesario un guía para no perderse, y del guía se obtiene información de muchas cosas bellas que tardaría mucho en escribir. Yo visité esta devoción, eche una mirada el Océano, y aprecié todo esto que veía el viernes día 12 de septiembre de 1539. Y marché hacia una gran montaña pasando por un lugar donde se ve el mar de tres lados, anduve hacia Santiago viendo Corcubión, a dos leguas, un lugar sobre el mar; Cee, a una legua, sobre el mar; Ponte Uliar,144 a tres leguas, que es un puente que atraviesa un río con dos casitas de bálago al pie; el Buen Jesús, a una legua, que es un hospital de bálago, con dos casitas de lo mismo al lado; la ciudad de Compostela, a siete leguas, donde está el cuerpo de Santiago. 143 144 Quizás la Ochroma lagopus. Tal vez el puente Olveira, sobre el río Jallas. 93 En la ciudad de Compostela hay una bella iglesia de mármol dedicada a Santiago, en la que se logran grandísimas indulgencias, y hay un lugar que llaman Cámara Santa, donde entre otras reliquias vi el leño de la Santa Cruz de Nuestro Señor, una de las espinas de la corona con la que fue coronado, leche de la Virgen Nuestra Señora, la cabeza de Santiago menor y otras cosas devotas, que cada mañana, durante la elevación del cuerpo de Cristo en la misa principal, se exponen a los peregrinos, y cuando las van a mostrar lo anuncian tañendo una campana en la iglesia, y situados los peregrinos en la Cámara Santa un capellán lo enseña con prudencia, tocando cada reliquia con una pequeña varilla,145 hablando en español, francés, alemán e italiano, y de esta manera los circundantes entienden que es lo que contemplan. En la iglesia, en una columna cóncava de bronce, hay escondido el bordón que llevaba Santiago, que por un agujero en la base de la columna se puede tocar con la mano. En otra parte, bajo una escalera, hay una cruz que es la que llevaba Santiago cuando predicaba y una campana que suena sola, un milagro que hizo Santiago cuando resucitó al colgado por error en Santo Domingo de la Calzada, ciudad de Castilla la Vieja, y esta campana se trasladó a Compostela. Aquí estuve el jueves día 18 de septiembre de 1539 y el día 19 me confesé con 145 Utiliza la palabra dialectal verzella. «Verzella (dalla V. A. Vergèlla per Verghetta), Coreggiato, Consta di due bastoni, il maggiore de' quali dicesi Manfanile (Mànego, Momia', Acción), l' altro Vetta o Calócchia (Trappa). La vetta è attaccata al manfanile per mezzo d'una striscia di cuoio che dicesi Gómbina (Straléa) (Lo Spadafora e il Dizionario di Livorno Tip. Vignozzi scrivon Gomoina, penultima lunga).» Angelo Paganini. Vocabolario doméstico genoveseitaliano (Genova, 1857). 94 un capellán que era un gentilhombre veneciano de la misma casa, que me hizo grandes halagos y honores, y el día 20 recibí el saludable cuerpo de Cristo con gran devoción, y todo ese día lo pase viendo muchas de las cosas bellas que hay y al día siguiente me dirigí hacia mi patria.146 Hay que tener en cuenta que el camino derecho desde Compostela se dirige a Villa rozza [Melide], a tres leguas; Vilanova, tres leguas; San Leuner [Labureiro], tres leguas; San Jacobo novello [Lestedo], cinco leguas; Portomarín, cuatro leguas; Villanova [Sarria] cuatro leguas; Triacastela, cuatro leguas; montaña de la Mala Fava [Cebreiro], seis leguas; Salvatierra [las Herrerias], cuatro leguas; Villafranca del Bierzo, dos leguas; Panier,147 dos leguas; y Ponferrada, dos leguas, por un bello Camino Real. También por un camino recto se puede ir de Compostela a Arzúa, seis leguas; después a Melide, tres leguas; Puertomarín, un lugar bello sobre un río, nueve leguas; Sarria, cuatro leguas; Biduedo y sobre la gran montaña de Malla Fava, seis leguas; Santa María de Cebreiro, encima de Malla Fava, cinco leguas; Villafranca del Bierzo, una aldea buena, a siete leguas; Panier, a dos leguas; Ponferrada, a dos leguas. Pero yo fui a 146 Sorprenden las grandes manifestaciones piadosas de Fontana a lo largo de su viaje, que de hecho está concebido como un peregrinaje por algunos de los lugares principales de culto católico, porque la Inquisición le acusó de tener libros luteranos, impedir que su esposa e hijos confesaran, negar la existencia del purgatorio y explicar que Moisés era un mago. Salió bien librado, solo le condenan a confesar y comulgar cuatro veces al año, ayunar el viernes, rezar a la virgen el sábado, y le suspenden por poco tiempo de la docencia. 147 Se puede tratar de Cacabelos o Camponaraya. 95 Ponferrada por un camino más largo, de cerca de cinco leguas, por donde vi Padrón y Orense, que son bellas y notables devociones. De Compostela marché el día 21 de septiembre de 1539, en dirección a Italia y andando entre montañas y piedras vi Padrón, a cuatro leguas de Santiago. Padrón es un lugar pequeño, edificado mucho tiempo antes de Compostela, todos sus muros están cubiertos de hiedra, y sus casas son pequeñas y bajas, y la mayor parte de mimbrera.148 Aquí pasó Santiago e hizo algunos milagros cuando anduvo por España a predicar. Más o menos a un tiro de ballesta de la aldea, encima de una montaña, se encuentra una iglesita y en ella la imagen de Santiago tallada en mármol, y a derecha e izquierda del altar se ve, historiado en pintura, por el paso del tiempo casi desteñida, el milagro del colgado en Castilla, y después resucitado. Detrás de la iglesita, después del sólido peñasco en que está colocada, cae con un flujo débil un arroyuelo que discurre por la montaña. Lo creó Santiago para complacer a una viejecita golpeando esta piedra con el hierro de su bordón, y viéndolo la viejecita fue la primera de estos lugares que creyó en Cristo, y este milagro se ve pintado en figuras de aquél tiempo, historiadas en una vuelta de piedras cocidas dispuestas como adorno de esta fuente. Un poco alejado de la citada iglesita, sobre la misma montaña, se encuentra el lugar donde el beato apóstol predicaba, que está dispuesto en forma de púlpito, con algunos peldaños que se suben compuestos de piedras muy grandes. Aquí se ve 148 Utiliza la palabra legame, referencia a las propiedades de la mimbrera (salix viminalis). 96 la imagen tallada en mármol coloreado de Santiago, y en su espalda una gran cruz de mármol tan empinada que se ve de lejos. Está afirmada sobre una piedra grandísima, que hace de receptáculo al púlpito, y está piedra reposa encima de otras dos piedras, una a la derecha y otra a la izquierda, de tal manera que entre las tres forman un púlpito, aunque hay otras piedras en las que descansa. Entre el receptáculo y las otras dos piedras, que se asientan mal, se forma un agujero pequeño por dentro de cual se introducen los peregrinos, pero los que se supone están en pecado mortal no pueden entrar porqué el agujero no les deja. A mano derecha del púlpito hay otros dos agujeros largos y angostos que nacen de la misma raíz que el primero, piedras situadas una sobre otra, por donde entran los visitantes, lo que parece imposible si el ojo no lo atestiguara. Esta devoción se circunda tres veces pasando por los agujeros descritos y haciendo las ceremonias acostumbradas en Santa María de la Barca de Mugía, y quien no puede entrar en el agujero de arriba, pasa por uno mayor detrás del púlpito, piedra sobre piedra, que son muchas y grandes. Los peregrinos que van a Galicia si no ven esta devoción han visto poco.149 Me encontraba en Padrón el domingo día 21 de septiembre de 1539, donde pasé la noche, y el lunes visite bien este lugar notable y después partí, y caminando por montes, piedras y valles vi los lugares aquí debajo escritos, que son buenos y 149 El llamado promontorio del Apóstol se sitúa cerca de Padrón, en la falda del monte de San Gregorio, donde la leyenda señala que predicó Santiago. Los peregrinos pasan a través de las piedras y rezan en su entorno. De fama antigua, la reina Isabel la Católica en su peregrinación a Compostela rezó en este lugar. 97 bien habitados, según el país. Caldas de Reis, a tres leguas de Padrón; Pontevedra, a tres leguas, donde se entra por un largo puente de piedra de mármol;150 Redondela, a tres leguas; valle de Osachia [Sequeiros] a seis leguas, que es un valle con muchas villas; Rivadavia, a dos leguas, y a poca distancia hay algunos baños; la ciudad de Orense, a cuatro leguas. En Orense vi el crucifijo, que por lo que entendí hizo Nicodemo, que es del tamaño de un hombre común y es cosa devota.151 Tres Castillos o mejor Triacastela;152 la Malafava, a seis leguas, que es una montaña habitada; Salvatierra, a cuatro leguas; Villafranca del Bierzo, a dos leguas, una buena tierra donde se deja Galicia;153 Panier, a dos leguas, donde se entra en Castilla; Ponferrada, a dos leguas, que es una buena tierra. En Ponferrada encontré un peregrino que era de Milán y se llamaba Martino, que me acompañó hasta León de Francia. En Ponferrada tomamos el gran camino antiguo,154 y vimos Sette Molini [Molinaseca], a dos leguas; Villanueva, a dos leguas; Rabanal del Camino, a cuatro leguas, una montaña llena de aldeas; la ciudad de Astorga, a cinco leguas. En Astorga hay una gramola155 de San Cristóbal, y de Astorga hasta cerca 150 Puente del Burgo, sobre el río Lérez. Sobre la leyenda de los tres crucifijos obrados por Nicodemo: Luís Arciniega García. «Los crucifijos de Nicodemo, y otros, en la diócesis de Valencia.» De rebus ecclesiae. Aspectos de historiografía eclesiástica sobre el siglo XVIII. Ed. Emilio Callado Estela (València, 2007). 152 Aquí encuentra el camino histórico de Santiago. 153 Villafranca forma parte de la provincia de León. 154 El gran camino antiguo se refiere a la ruta real, por la que ya circula. 155 En italiano tiene dos significados: «apparecchio usato nell'industria delle paste alimentari per rendere più omogeneo l'impasto», y también «ma151 98 de Pamplona andamos siempre por un llano con pequeñas colinas, reparando en el Puente del Agua,156 a tres leguas; San Miguel del Camino, a cuatro leguas; la ciudad León de España, a dos leguas; Mansilla de las Mulas, una gran aldea; Brunelo [Burgo Ranera], a cuatro leguas; Sahagún, cuatro leguas; Hospital de San Juan, dos leguas; Calzadilla de la Cueza, a dos leguas; Carrión de los Condes, a cuatro leguas, parece una ciudad; Frómista, a cuatro leguas; el Puente de Mula,157 a tres leguas; Castrojeriz, a dos leguas, un gran lugar; Hontanas, a dos leguas; Hornillos del Camino, a dos leguas; la ciudad de Burgos, a cuatro leguas. En Burgos hay una iglesia bellísima, de Santa María, y el monasterio de San Agustín, en la iglesia vimos uno de los tres crucifijos que hizo Nicodemo. Villa nona [Villayuda], a cuatro leguas; Villafranca Montes de Oca, a cuatro leguas. Al partir de Villafranca recorrimos un trecho con recelo, porque se cruza por unos bosques de triste renombre y no teníamos ninguna protección, sin embargo no encontramos a nadie que nos dijera nada. Bel ferrato [Belorado], a dos leguas de Villafranca; Grañón, a tres leguas; Santo Domingo de la Calzada, a tres leguas. Santo Domingo es una aldea pequeña en la que reposa el cuerpo del obispo San Domingo, en una bella iglesia, en la que cchina atta a separare dalle fibre legnose le fibre tessili della canapa e del lino.» 156 El puente de Órbigo, o del Paso Honroso, donde el año 1434 el caballero leonés Suero de Quiñones desafió a lo largo de un mes a todos los caballeros que intentaran cruzarlo, como hazaña en su peregrinación a Santiago. 157 También llamado de Itero o de los Malatos. 99 entrando se ve a mano izquierda, en una altura, dentro de una jaula de hierro enrojecida, un gallo y una gallina de plumas blancas que, como cuentan algunos, resucitaron siendo guisados. Otros dicen que no son los mismos, sino descendientes de un huevo de aquellos resucitados, y que cada vez nacen dos, macho y hembra, y de repente los viejos mueren, de manera que nunca sean más de dos. Los clérigos del lugar dan una pluma de dichos pollos a todos los visitantes, y los peregrinos la colocan en el sombrero entre otras devociones visitadas, y por la fe es costumbre llevar la imagen adornando el sombrero. El milagro del gallo y de la gallina se originó, por lo que un clérigo del lugar me contó, con un peregrino que andando a Santiago con su mujer y su hijito se dirigió a esta tierra alojándose en un hostal. La hija del hostelero se enamoró del joven y lo cortejó, pero al ser rechazada, indignada, escondió una copa de plata en su saco, y fingiendo darse cuenta del hurto expuso sus sospechas a su padre, que se dirigió al magistrado. Reunieron a los romeros, se encontró la copa, y el joven fue colgado en el exterior de la puerta de la entrada, en dirección a Santiago, donde ahora hay un bello capitel. El padre y la madre del muerto inocente, al regreso de Santiago, por milagro de nuestro señor Dios y del beato apóstol Santiago, encontraron vivo al hijo colgando de la horca, y fueron a manifestarlo al señor del lugar que, estando sentado en la mesa comiendo, se burló de los peregrinos diciendo, ‘vuestro hijo está tan vivo como vivos estos pollos guisados’, que resucitaron al momento que el gallo cantó y una campana del lugar, que ahora se encuentra en Compostela, sonó por sí sola, lo que al verlo el magistrado, descolgaron al joven, e hizo 100 colgar a la hija del hostelero. Algunos dicen que también fue colgado el hostelero con su hija, lo que me aseguraron ser cierto. Vimos esta devoción el día 22 de octubre de 1539, y al partir encontramos Nájera, a cuatro leguas de Santo Domingo; Navarrete, a tres leguas; la ciudad de Logroño, a dos leguas; Viana, a una legua, aquí se entra en Navarra; Arco del Rey [Arcos], cuatro leguas; Estella, cuatro leguas, un lugar entre montañas; Puente de la Reina, cuatro leguas, un lugar pequeño; Pamplona, una ciudad bella y grande, a cinco leguas; Larrasoaña, a cuatro leguas; el puente del Paraíso,158 a una legua; Roncesvalles, a cuatro leguas. Roncesvalles es un valle que puede tener cerca de media milla de circunferencia por cada vertiente, rodeado todo de montañas. Aquí tuvo lugar la derrota y muerte de los paladines del rey Carlos de Francia.159 Aquí, Orlando, queriendo romper su espada golpeando encima de una gran piedra, se rompió la piedra pero no maculó la espada.160 Aquí Orlando sonó el gran cuerno de Olifante, que fue oído de Carlos a ocho millas de distancia, y el cuerno se abrió y cortó las venas de la garganta de su portador. Aquí vino Carlos llamado por el sonido y por un nuncio, y encontró a Orlando muerto en los brazos de un amigo llamado Tiberio, y queriendo dar sepultura a los muertos cristianos rezó a Dios para que, cercano el ocaso, el día se alargase, y se paró el sol, como se paró a las plegarias de Josué. 158 También llamado de la Rabia. Carlomagno, rey de los francos. 160 Se trata de la espada Durandarte. 159 101 En un extremo de este valle se cruza por un gran bosque de árboles eminentes, y además también se encuentra una iglesita, en la que, a mano derecha e izquierda del altar, yo vi colgando de unos clavos insertados en la pared el cuerno del paladín Orlando, y su mazo, el mazo que fue de Oliver y un arnés que fue de Turpin.161 En mitad de la iglesia vi la sepultura donde, por lo que me dijeron, colocaron a Orlando, y la de Olivier y los otros paladines. Cuentan algunos peregrinos haber visto cerca huesos desmesurados de gigantes, e infinitas reliquias de cuerpos muertos en aquella derrota, lo que yo no vi, porque cuando pasé por el lugar desconocía este asunto. Cercano a la iglesia hay un hospital que se llama el hospital de Orlando, dotado de una gran entrada, que fue ordenado por el rey Carlos después de la muerte de los paladines, y quiso que todos los peregrinos que por aquí pasan se albergaran tres días dándoles de comer, costumbre que hasta ahora se observa. Llegué aquí el miércoles 29 de octubre de 1539, y vi el hospital y la iglesia, construida en un lugar escarpado y oscuro, entre el bosque señalado y los eminentes montes Pirineos, que parece que llegan al cielo. Marché en compañía de Martino empezando a subir los montes Pirineos, que tienen siete leguas. El monte Pirineo divide España de Francia y es así llamado porque a menudo lo recorren cometas celestiales, y pyr en griego significa fuego.162 En esta montaña nacen bueyes salvajes, los más grandes del mundo, y está toda cubierta de densos bosques y de infinitos manzanos, de los que los 161 162 El arzobispo Turpín, es un personaje legendario. Etimología creativa para un nombre de origen incierto. 102 habitantes hacen una bebida que llaman pomada.163 En todas las casas que vi en esta montaña hay fraguas que trabajan el hierro. Pasada la montaña encontramos San Juan Pie de Puerto, a siete leguas de Roncesvalles. 163 Se trata de la sidra. 103 104 César Oudin Diálogos muy apazibles, escritos en lengua española y traduzidos en francés. 1611 105 El francés César Oudin (c.1560-1625) fue un importante gramático, profesor de español y secretario para traducciones de los reyes Enrique IV y Luís XIII. Publicó en 1607 uno de los primeros diccionarios bilingües español-francés, y tradujo la primera parte del Quijote (1614). El texto de su viaje a España lo publica en París el año 1608, en versión española y francesa.164 Lo enigmático es que lo publicó también en español y traducido al italiano, el año 1626,165 y sin hacer mención del autor, Lorenzo Franciosini, que a su vez es autor del primer diccionario bilingüe español-italiano (1620) y el primer traductor del Quijote a este idioma en 1622.166 El texto forma parte de una obra que se presenta dialogada entre diversos personajes, un hidalgo, un criado, un mercader, un platero, una ventera, un mozo de mulas, un campesino, tipos populares que tratan de asuntos de la vida cotidiana. Es como un manual para franceses de costumbres españolas, y se presenta en dos columnas, en español y en francés. 164 César Oudin. Diálogos muy apazibles, escritos en lengua española, y traduzidos en francés (Paris, 1608). Otras ediciones cercanas en el tiempo: Bruselas (1611), París (1622) y Bruselas (1625). 165 Lorenzo Franciosini. Diálogos apazibles en castellano, y traducidos del toscano (Venezia, 1626). 166 Para la historia del personaje: Martín de Riquer. «La obra del hispanista Lorenzo Franciosini, primer traductor del Don Quijote al italiano.» Revista nacional de educación (Madrid, septiembre, 1942). Marc Zuili. «Nuevas aportaciones sobre el hispanista francés César Oudin (c15601625).» Thélème. Revista Complutense de Estudios Franceses (Madrid, 2005, nº20). 106 En el diálogo octavo el personaje Polígloto informa a su compañero Philoxeno del «modo que ha de tener el que tuviere gana de ir a ver aquel Reyno», España, después de conocer por experiencia lo que se encuentra en la ruta. Es un relato breve, y los datos del viaje son mínimos, de hecho solo anota algunos de los lugares de paso de su largo recorrido de Irún a Madrid, para dirigirse a Portugal, seguir a Sevilla y regresar a Francia por Valencia y Barcelona. Actualizo los nombres de las poblaciones. 107 108 Philoxeno. Pues, ¿y de donde viene vuestra merced? Polígloto. De España. Phil. ¿De España? Jesús, señor, ¿y cuál fue la causa que le hizo a vuestra merced emprender aquel viaje?, pues dicen que es el más trabajoso de todos los de Europa. Pol. Señor, la curiosidad, pero entremos en casa, que yo le contaré a vuestra merced por extenso lo que deseare saber, principalmente el modo que ha de tener el que tuviere gana de ir a ver aquel reino. Phil. Primero hemos de cenar, y después me lo contará vuestra merced mas de espacio, en levantando la mesa. Pol. Sea en buena hora, que yo acepto la merced que me hace en acogerme en tan buena posada, que muchos días ha que no la he hallado tal. Phil. Pues, señor ¿Qué me dice? ¿Es posible que vuestra merced no las haya hallado mejores en su viaje, siendo España (como dicen) tan buena tierra, y abundante de todo? Pol. Buena por cierto pudiera ser, si la gente no fuera tan perezosa, porque no labran la tierra, la cual de otra manera es de suyo harto buena. 109 Phil. De manera, señor, que la pereza de los españoles es causa de las malas posadas. Pol. No hay que dudar en eso, porque la tierra no produce de suyo sin ser labrada, y no lo siendo, falta lo necesario de la provisión. Así que no se halla en las posadas más que el casco de la casa, con un poco de ropa blanca, y a veces no hay camas para los pasajeros, principalmente en las ventas. Phil. ¿Que llama vuestra merced ventas? Pol. Ventas son las posadas que se hallan en la campaña, y por los caminos reales, adonde si se encuentran los caminantes a hacer jornada han de llevar las alforjas bien provistas de todo lo necesario, que de otra manera bien podrían acostarse sin cenar, porqué no se halla otra cosa en ellas sino cebada y paja para las cabalgaduras, y si mucho, será un poco de pan y mal vino, y longaniza.167 Phil. Pues, por vida, vuestra merced, cuénteme el discurso de su viaje por donde entró en España, y lo que pasó principalmente en los lugares más señalados, porque yo sepa gobernarme si a caso me viniere gana de ir allá algún día. 167 Reproche de todos los viajeros que anduvieron por España, de la indigencia de las ventas donde solo se podía dormir, y en algún caso la cocinera preparaba la comida que le suministraban los propios interesados, que tenían que recorrer el vecindario a la búsqueda de carne, pan y vino. 110 Pol. Señor al salir de Francia yo pasé aquel río que la divide de España, que es cerca de Irún, no muy lejos de Fuenterrabía.168 Tuve el medio día en el dicho lugar de Irún, y la noche en San Sebastián, primera tierra fuerte de Vizcaya, y puerto de mar. Phil. Pues ¿Vuestra merced no me ha dicho si al pasar del río encontró con las guardas que miran a los pasajeros? Pol. Al entrar en España no me dieron ningún impedimento, pero una cosa se ha de hacer en llegando a Irún, y es que se ha de manifestar todo lo que la persona lleva, ropa, joyas, si tiene algunas, y aun el proprio dinero que tiene para los gastos del camino, y se ha de registrar y pagar lo que es tasado por los aduaneros, y le dan una cedulilla que llaman albarán o albalá, que es tanto como pasaporte, para que después las guardas no le quiten lo que lleva, a falta de haberlo registrado. Phil. ¿Y se hace esto a todo género de personas? Pol. No perdonan a nadie, y lo que peor es las guardas que están alerta al salir por la otra puerta, si se les antoja os harán apear de la mula para mirar y buscar por todo si lleváis alguna cosa que no esté en el albarán. Pero el mejor remedio que hay para excusar esta importunidad es echarle un real de a cuatro, o un de a ocho, según la calidad de los pasajeros.169 168 El río Bidasoa. Procedimiento legal de aduanas al entrar en España, pero también entre sus reinos, aunque el soborno de los aduaneros era notorio y el registro a veces se evitaba con una dádiva. Otro tema recurrente en todos los viajeros, el autor del viaje de Camillo Borghese el año 1594, señala: «En 169 111 Phil. De manera Señor, que saben cuánto dinero lleva un hombre a cuestas, y así corre peligro de ser seguido por los caminos y robado, y quizás algo peor. Pol. Eso no se ha de temer, porque en España no se habla mucho de ladrones de camino, o salteadores, sino es en Cataluña por ser la provincia más frecuentada de pasajeros, que otra ninguna, porque pasan por ella todos los que van y vienen de Italia, o de aquellas partes de Francia para la Corte, demás que es la tierra más poblada de toda España.170 Phil. ¿Pues al partir de San Sebastián adonde fue vuestra merced? Mérida, yr a la aduana y pedir guía para passar a Badajoz, diziendo que no llevan de que devan aduana. A las guardas que les saldrán a la puente a la salida de Mérida, denles un real para bever, o dos, quando mucho.» 170 Oudin, conoce bien la obra de Cervantes, y aquí encontramos un eco del capítulo sesenta de la segunda parte del Quijote. «De lo que sucedió a don Quijote yendo a Barcelona. (...) Levantose Sancho, y desviose de aquel lugar un buen espacio; y, yendo a arrimarse a otro árbol, sintió que le tocaban en la cabeza, y, alzando las manos, topó con dos pies de persona, con zapatos y calzas. Tembló de miedo; acudió a otro árbol, y sucedióle lo mesmo. Dio voces llamando a don Quijote que le favoreciese. Hízolo así don Quijote, y, preguntándole qué le había sucedido y de qué tenía miedo, le respondió Sancho que todos aquellos árboles estaban llenos de pies y de piernas humanas. Tentolos don Quijote, y cayó luego en la cuenta de lo que podía ser, y díjole a Sancho: –No tienes de qué tener miedo, porque estos pies y piernas que tientas y no vees, sin duda son de algunos forajidos y bandoleros que en estos árboles están ahorcados; que por aquí los suele ahorcar la justicia cuando los coge, de veinte en veinte y de treinta en treinta; por donde me doy a entender que debo de estar cerca de Barcelona.» 112 Pol. Tomé el camino por Navarra, adonde va a Pamplona, villa principal de aquel reino, y en ella el castillo muy famoso, el cual se parece mucho al de Amberes.171 Phil. Y señor ¿no es aquella tierra del rey de Francia? Pol. No señor, porqué el rey de España se la usurpaba. Pero pasemos adelante, que no nos toca a nosotros hablar en esto. Solo diré que es una famosa tierra, la gente muy lucida, y no mal aficionada a nuestra nación francesa.172 Phil. Y de allá ¿por donde fue vuestra merced? Pues a mi parecer había dejado el camino ordinario de los que van a Madrid. Pol. Así es la verdad, que deje el camino de Victoria y el puerto de San Adrián, y entré por Logroño, harto buena tierra puesta sobre el río Ebro cerca de una montaña adonde antiguamente estaba la ciudad de Cantabria,173 la cual dio el nom171 Después de cruzar el río Bidasoa, Oudin llega a Irún y a San Sebastián, y la ruta que continúa entre los viajeros antiguos solo la conoce Francesco Spada. «Tomé el camino por Navarra, adonde va a Pamplona.» Es en Tolosa donde se sitúa la encrucijada entre «el camino de Victoria y el puerto de San Adrián», la ruta real y de postas, que no seguirá, y la que le dirige a su destino, lenta, intrincada, entre profundos valles y gargantas, serpenteando por caminos al margen de ríos caudalosos. Seguirá la cuenca del río Araxes, llegará a Lizarza, bajo la sierra de Aralar hasta Lecumberri, por la cuenca del río Larraun a Irurzun, Erice y finalmente Pamplona. 172 Memoria de la relación dinástica de Navarra con la corona francesa. 173 Un cerro al norte de Logroño, pasado el río Ebro, donde se han encontrado restos celtíberos, romanos, visigóticos y medievales. 113 bre a la provincia que agora contiene la Vizcaya, Navarra, Guipúzcoa y otras particulares, de cuyo nombre no me acuerdo ahora, y en el mismo lugar están las prisiones de la Santa Inquisición.174 Phil. Pues, ¿no deja vuestra merced atrás otros lugares del reino de Navarra? Pol. Bien hizo vuestra merced en hacerme acordar de eso, pues me había olvidado dos lugares, el uno Estella de Navarra, que es la universidad del dicho reino, y está situada la villa en un lugar muy ameno, el otro es el Puente de la Reina, y demás de aquellos dos hay otro llamado Viana, nombre corrompido de Diana, porqué antiguamente había allí un templo de aquella diosa.175 Phil. Pase vuestra merced adelante, y no repare en estos lugarcitos de poca consideración. Pol. Pues vuestra merced gusta de ello, yo haré un salto desde Logroño hasta Santo Domingo de la Calzada, que es un lugar 174 El 1610, cuando Oudin viaja por España, tuvo lugar en Logroño el auto de fe de las brujas de Zugarramurdi, el mes de noviembre. En aquel día quemaron vivas en la hoguera a seis brujas que no se arrepintieron, y a cinco en efigie, al haber muerto con anterioridad. En España se ajusticiaron unas trescientas brujas de las cincuenta mil quemadas en toda Europa, pero cuatro años después la Inquisición lo prohibió. Las cárceles citadas en el texto corresponden al palacio de la Inquisición de Logroño, un grandioso edificio ya desaparecido. 175 Etimología falsa de un nombre del que se desconoce el origen cierto. 114 en la Rioja cerca de los montes de Oca, en el cual lugar se ven en la iglesia un gallo y una gallina vivos de la casta de aquellos que ya estando asados tornaron a vivir por milagro. Phil. ¿Por ventura serán de los del milagro de aquel mozo peregrino francés que fue ahorcado en aquel lugar por ladrón, cuyos padres volviendo de cumplir su viaje de Santiago y pasado por cerca de la horca adonde estaba, le hallaron vivo? Pol. De aquellos mismos son, y vuestra merced (creo) habrá visto a muchos peregrinos de los que pasan por allá, que traen en sus sombreros unos bordoncillos con plumas de aquellas aves, y si no fuera tan larga la historia del milagro yo se la contara, pero quédese para otro tiempo, que ya es muy tarde, y será bien que durmamos, porque me hallo cansado del camino, y he menester descansar un poco, y si vuestra merced gustare del lo acabaremos mañana el viaje, aun que nos queda por andar muy larga jornada. Phil. Vuestra merced tiene mucha razón porque antes yo había de ser el que le convidara a reposarse, pero es tan grande el gusto que recibo en oírle contar estas cosas, que yo excusara el dormir, no solo una noche, sino muchas. Pol. Pues así lo manda, y vuestra merced gusta tanto de ello, prosigamos en hora buena lo comenzado, y pasemos de Santo Domingo a Burgos, ciudad principal de Castilla la Vieja, adonde está aquel devoto crucifijo en un monasterio fuera de la 115 ciudad.176 La iglesia mayor es un muy famoso edificio, allí hay también un castillo, pero de poca consideración. Phil. Y de Burgos ¿adonde fue vuestra merced? Pol. A Valladolid, linda villa y muy poblada, adonde está una de las cancillerías de España. Phil. Pues ¿llama vuestra merced Valladolid villa, siendo lugar tan grande, y adonde estuvo la corte mucho tiempo? Pol. Sí señor, villa es, pues no está cercada de muros y también por qué dicen allá comúnmente. Villa por villa, Valladolid en Castilla. Ciudad por ciudad Lisboa en Portugal. Phi. No nos detengamos mas en este lugar, vamos adelante. Pol. De allí me fui a Medina del Campo, harto buena tierra, donde hay famosas librerías.177 Pasé allí la noche, y a la mañana siguiente tomé el camino de Salamanca, muy grande tierra, y la más famosa universidad de toda España. Yo vi allí los colegios, que son en mucho número y muy bien labrados. También el puente hecho por los romanos,178 y el toro, que está a la entrada de ella, del cual habla Lazarillo de Tormes.179 176 Sobre el milagro de la cruz de Burgos ver el Apéndice II, pag 129. Sobre los impresores de Medina se puede consultar el libro de Cristóbal Pérez Pastor. La imprenta de Medina del Campo (Madrid, 1895). 178 Este gran puente formaba parte de la romana vía de la Plata. En 1495 Jerónimo Münzer llega a Salamanca, «Pons ei superbus est de 23 arcubus parvis, quamvis flumen parvum sit.» En 1628 Balthasar de Monconys, 177 116 Phil. ¿Vio allí vuestra merced la casa de Celestina? Pol. Señor, bien me dijeron el lugar adonde estaba, mas no tuve tanta curiosidad, que fuera a verla, y también porque me parece que es cosa fingida. Phil. ¿Y de Salamanca a donde fue? Pol. De Salamanca tome el camino de Segovia,180 famoso lugar por muchas cosas, que allí se ven, la primera el monasterio del Parral, que está fuera de la ciudad, después la casa de la moneda, tras esto el famoso Alcázar, y lo que llaman el puente de Segovia, que no lo es, sino un acueducto hecho de piedras de maravillosa grandeza, y lo que es de notar los paños finos, que allí se hacen. De Segovia pasé el puerto de Guadarra- comenta que «a lo largo de la ciudad pasa un río llamado Tormes, sobre el que hay un puente muy hermoso construido por los romanos y que tiene trescientos pasos de largo.» 179 «Salimos de Salamanca, y, llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandome que llegase cerca del animal, y, allí puesto, me dijo: –Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro de él. Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome: –Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo.» 180 Cereales de la tierra de Peñaranda, llanuras de la campiña segoviana, un largo camino imposible de revivir por tantos recorridos abiertos y senderos locales con final en Segovia. 117 ma,181 habiendo visto de camino una casa que se llama del Campo,182 harto buena, y entre los bosques y pasado el dicho lugar de Guadarrama fui al Escorial, monasterio famoso, y casa real, como todo el mundo sabe, mas, porque sería menester un libro entero para hacer la descripción, tanto de la iglesia, de la librería y de los patios, como de los cuartos y alojamientos del rey, de la reina y de los frailes, y también de las aguas y huertas famosas que hay allá, yo lo remito a la diligencia y curiosidad de los que las quisieren saber, mas por extenso. Phil. Pues yo tengo esperanza de verlo todo algún día, si Dios me diere esta gracia. Pol. Partido del Escorial fui a Madrid, pasando antes por la casa del Pardo, adonde el rey asiste mucha parte del año. Phil. Pues hemos llegado a Madrid, ¿qué me dice de la corte del rey, que dicen que está allá? Pol. No le diré otra cosa a vuestra merced sino que es una corte muy corta. 181 Si pasa por Valsaín, como se deduce del texto, cruza la sierra de Guadarrama por el puerto de Navacerrada para dirigirse a Madrid. 182 Se trata de la casa del Bosque o Palacio de Valsaín. Diego Cuelbis el año 1599 explica que «es un lugar de regalo para los reyes de España, como Aranjuez o el Pardo, donde ay mucha caza. Es assentado en muy hondo valle con mucha arboleda y aguas delgadissimas, habiendo fieras de todo género, donde el Rey tiene su casa real.» Ahora solo quedan las ruinas por el incendio que lo destruyó el año 1682. 118 Phil. ¿Como es esto, que siendo el rey de España tan gran monarca, no tiene una corte muy espléndida? Pol. Señor, vuestra merced ha de saber que hay tan poca gente en la corte de España, que por eso no se ha de llamar corte. Phil. De esta manera poco gasto hace el rey. Pol. Y tan poco, que yo osaré apostar que el rey de Francia gasta más en pajes y lacayos que el de España en todos sus oficiales. Phil. ¿Es posible eso? Aunque si bien lo miro, paréceme que él acierta más, porque escusa mucho trabajo, y la confusión que hay en la corte de Francia, y allende de esto es mas el desperdicio que se hace en aquella, que lo que buenamente se gasta. Pol. Vuestra merced está bien en ello, y en efecto, no se hacen allá tantas insolencias como en otras cortes más grandes, y aun mucho menores. Phil. Pues dejemos el hablar de esas cortes, porque no bastaría un día entero para decir lo que se pudiera de la una y de la otra, y prosiga su viaje. Pol. Al salir de Madrid tomé el camino de Alcalá de Henares, famosa universidad, y de allí pasando por Aranjuez, que es otra casa real, adonde hay algunas cosas curiosas me encaminé para Toledo, ciudad principal y arzobispado, 119 adonde hay una iglesia muy famosa, y un riquísimo tesoro en ella. Phil. ¿Vio vuestra merced allí la torre encantada, y el artificio con que se sube agua del río hasta lo alto de la ciudad, que dicen que es tan famoso, y curioso? Pol. Por lo de la torre, bien me informé de ella, pero no me la supieron enseñar, y así lo tengo por fábula; mas el artificio del agua aunque bueno, no tiene que ver con los que se hallan en otras tierras, como los que he visto en Alemania, y en Inglaterra, y en París se ve la casa edificada de nuevo en la isla, adonde se saca agua del río, con un molino de viento.183 Phil. Abrevie vuestra merced si manda, y pase adelante. Pol. De Toledo pasé por muchos lugares, donde no me detuve sino muy poco. Phil. ¿No me dirá vuestra merced el nombre de algunos? 183 Juanelo Turriano, ingeniero italiano y maestro relojero, construye en Toledo una máquina hidráulica automática para elevar el agua del río Tajo a la ciudad, superando un desnivel de cien metros. El llamado artificio de Juanelo era capaz de subir más de catorce mil litros al día, una obra admirable de ingeniería que asombró a todos los viajeros que la conocieron. De hecho cuando Oudin pasa por Toledo el año 1610 la máquina hacía muy poco que había empezado a dar problemas y no funcionaba, finalmente la desmantelaron en 1640. Francesc Costa Oller. Contra la geografía. Viajeros y caminos en la España del Quijote (Mataró, 2018), pp.46-49. 120 Pol. Los más señalados son Talavera, Trujillo y Mérida y Badajoz, que es la postrera tierra de Castilla, adonde se ha de registrar la ropa y el dinero, y a tres leguas de allí, entrando en Portugal, se registra otra vez pagando a la salida de Castilla y a la entrada de Portugal. Phil. Que importunidad es aquella de registrar tantas veces, y aun pagar del poco dinero que se lleva para el gasto. Pol. Señor no hay a quien apelar sino a la bolsa, y por eso se hallan tan pocos caminantes por aquellas tierras, y puede vuestra merced creerme, que encontré mas pasajeros entre Orleans y París, que en todo mi viaje de España. Phil. Bien lo creo sin que vuestra merced lo jure, porque parece casi una procesión la gente que camina por aquella parte de Francia. Pol. Claro está, y en efecto entiendo que hay mas tierras y pueblos en Francia, entre los dos ríos de Sena y Loire, tomándolos desde su origen hasta que se entran en la mar, que en toda España y Portugal. Phil. Bien puede ser. Pol. Así es, porque desde Elvas a Lisboa vi solo tres o cuatro lugarcitos, es saber, Vila Viçosa, Évora ciudad, Estremoz y Montemor. Phil. Pase adelante vuestra merced. 121 Pol. Llegué a Lisboa, grande ciudad, la cual se puede comparar a las mejores y más grandes de Europa, y a dos leguas de allí hay un lugar llamado Belén, adonde están los sepulcros de los reyes de Portugal. Mas, porque me ha de faltar tiempo para decir la menor parte de lo que vi allá, dejárelo para otra mejor comodidad. Phil. Déjelo vuestra merced en hora buena, que no faltará ocasión de saberlo algún día que nos veamos más despacio. Pol. Pues así lo manda vuestra merced, yo haré un salto desde Lisboa a Sevilla, y de Sevilla pasado por Carmona y Écija, que son dos razonables tierras.184 Fui a Córdoba adonde vi la famosa mezquita, que los moros llamaban la Ceca,185 edificio muy admirable, y el más entero de cuantos he visto en mi vida de los antiguos, aunque he peregrinado en muchas partes de Europa. Phil. Y de Córdoba ¿adonde fue vuestra merced? 184 A la salida de este país le encontramos en Sevilla. El recorrido español de Oudin pudo haber sido el que señala la famosa guía de Pedro Juan Villuga, del año 1546, que anota los lugares de paso de Sevilla a Lisboa, por Castilleja de la Cuesta, Gines, Espartinas, Sanlúcar la Mayor, Huevar del Aljarafe, Castilleja del Campo, Manzanilla, Villalba del Alcor, la Palma del Condado, Villarrasa, Niebla, Trigueros, Beas, Portalguillo y Paymogo, cercano el paso en barca del río Chanza, la frontera. 185 Por Ceca se conocía «cierta casa de devoción en Córdoba, a do los moros venían en romería; de allí se dijo andar de Ceca en Meca.» Sebastián de Covarrubias Orozco. Tesoro de la lengua castellana o española (Madrid, 1611). 122 Pol. A Granada muy linda y buena tierra, cabeza de reino y la postrera que se tornó a cobrar de los moros de las que se perdieron en el tiempo de los reyes godos. Y de Granada pasé por Guadix, Baza, Lorca y Cartagena, antigua población, adonde hay un muy lindo puerto de mar, y de Cartagena volví a Murcia que fue cabeza de reino en tiempo de moros. Pasada Murcia me encaminé para Valencia, y de allí a Zaragoza, ciudad principal y metropolitana del reino de Aragón, tierra por cierto muy apacible, y de gran concurso de gente de todas partes.186 Phil. De manera que, señor, que se va acercando a la Francia. Pol. Sí señor, pues queda más que Cataluña por ver, adonde a vueltas de otras tierras que vi pasé por Nuestra Señora de Monserrate, y de allí a Barcelona. De Barcelona pasé por Girona, y un poco más acá, el puerto para entrar en el condado de 186 Se dirige a Zaragoza por un largo trayecto con tramos montañosos, poco habitual en otros viajeros, aunque es una ruta muy transitada, y que Villuga también conoce. A la salida de Valencia hacia Albalat dels Sorells, Masamagrell, en Sagunto encuentra el río Palancia y el camino natural que conduce a Teruel por Torres Torres, Segorbe, Jerica, Viver y Barracas. La venta de la Jaquesa, en un despoblado medieval y aduana cerca del límite de dos reinos. Por Albentosa, la Puebla de Valverde, Teruel, y el río Jiloca acompaña el trayecto por amplios llanos. Caudé, Villarquemado, Torrelacárcel, Villafranca del Campo, Caminreal, Calamocha, Lechago, Lechón, Romanos, Villarreal de Huerva, Cariñena, Longares, en Muel la cuenca de otro río espera, el Huerva, hacia María, el monasterio de Santa Fe y finalmente Zaragoza. 123 Rosellón,187 adonde esta Perpiñán, muy buena tierra con un fuerte castillo, que de derecho (dicen) pertenecer al rey de Francia, y al fin pasando a Salsas salí de España con harto trabajo, porque aun en aquel postrero paso me llevaron algo del poco dinero que me quedaba.188 Olvidávaseme de decir que en Murcia, en Valencia, en Zaragoza y en Barcelona fuéme necesario registrar y pagar por las aduanas, y tomar albarán por todo, además de lo que me llevaron los ladrones de guardas, que están siempre alerta, aguardado al salir de las puertas. Pero loado sea Dios, que hay Dios que me libró de sus manos, a quien suplico les pague la labor que hacen a todos los pobres caminantes. Amén. 187 Se trata del puerto del Pertús, que a raíz del Tratado de los Pirineos de 1659 se convertiría en la frontera entre España y Francia. 188 Al paso de Oudin el castillo de Salses guardaba la frontera entre España y Francia. 124 Apéndice I. José del Salvador. Compendio de la vida y milagros de Santo Domingo de la Calzada (Pamplona, 1787). «En la villa de Santos del reino de Francia, arzobispado de Colonia, vivían por los años de mil y cuatrocientos marido, y mujer con un hijo, mancebo de bellísima disposición, y aspecto. A impulsos de la devoción determinaron ir en romería a visitar el cuerpo del apóstol Santiago, con cuya ocasión llegaron los tres peregrinos a la ciudad de la Calzada, a la que, sobre ser camino para Compostela, convidaba a todos el sepulcro de nuestro Santo con repetidas maravillas. Ante todas cosas lo visitaron devotos, y luego se hospedaron en un mesón, cuyos dueños tenían una hija de más hermosura, que honestidad. Apenas ella vio la bizarra presencia del mancebo, cayó en el lazo de un impuro afecto, con tal vehemencia, que rompiendo la pasión el velo del recato con que Dios quiso defender la flaqueza de su sexo, declaró al mozo sus depravados designios, rogándole con encarecidas lágrimas se dignase usar de su persona. ¡Qué tiro este para un alma, que no tuviera de su parte el brazo del omnipotente! Con efecto, el virtuoso mancebo acreditó, que toda la majestad divina estaba empeñada en defensa de su pureza; y valiéndose de su auxilio despreció, como otro José, el convite de la gitana, éste el de la desvergonzada mesonera. Viendo la infeliz frustrados sus lascivos intentos, trocó el amor en odio (regular, y temible efecto de semejante pasión), con que determinó vengarse del que juzgaba agravio en el recatado peregrino. Para llevar al fin su pensamiento, halló una vil traza su enojo, que fue poner en el 125 zurrón del inocente la taza de plata con que bebían los huéspedes. De la misma invención usó José con sus hermanos, pero con muy contrarios pensamientos. Aquel buscaba para estos la felicidad, y la infame moza trazaba al honesto joven la muerte. Puso en fin por obra su cruel designio, y prosiguiendo los peregrinos su romería, empezó la traidora a dar voces, publicando, que le habían robado la taza, y que no podía ser otro el ladrón, que el mancebo peregrino. Persuadidos los padres a que decía verdad, acudieron a pedir justicia al corregidor. Este mandó a los alguaciles, que con toda diligencia fuesen en busca de los huéspedes. Hiciéronlo así; y a poca distancia los alcanzaron, y registrándolos encontraron la taza en el zurrón del mozo, de cuya noticia estaba él bien ajeno. Volvieron a los tres presos a la ciudad; y como la taza era el testigo del delito, y ninguno el valimiento del inocente, fue condenado a pena capital, que al punto se ejecutó en una horca, sin dar lugar a la apelación. Así permite Dios sean atribulados los justos, para hacerlos más dignos de su amor. Viendo los padres, que ya el caso no tenía humano remedio, moderaron con la reflexión su amargura; y animándose mutuamente, prosiguieron el camino para Santiago, dejando su corazón pendiente en el suplicio con el hijo de sus entrañas, que para común escarmiento dispuso la justicia no lo bajasen de la horca: costumbre, que aun se practicaba en muchas partes de España. Entre tantas tribulaciones llegaron los devotos peregrinos a Compostela, visitaron el cuerpo del santo apóstol; y de vuelta a su patria, estando ya en el término de la Calzada, y lugar de la horca, determinó la amante madre arrimarse a ver su hijo, 126 que aun estaba pendiente de aquel afrentoso palo. Penetrada de dolor, y anegada en lagrimas llegó a él, y al mismo tiempo oyó de su boca estas palabras. Madre mía, ¿para qué me lloráis muerto, supuesto que dichoso vivo! El bienaventurado Santo Domingo de la Calzada me ha conservado la vida contra el riguroso cordel, y hambre poderosa de tantos días sin alimento. Él me ha sostenido, y conservado como ahora me veis. Id a la justicia, dad cuenta de este prodigio, y pedid me bajen de este palo, pues mi inocencia no mereció este castigo. Ya había llegado el padre al pie de la horca, y al ver ambos el prodigio, quedaron como pasmados. Aquí se les mudó el objeto de sus lágrimas; y las que antes eran de dolor, desde ese instante lo fueron de regocijo. Bien fue menester, que Dios dilatara sus corazones, para que no desfallecieran al golpe de tanto gozo. Agitados de él fueron corriendo a dar cuenta del milagro al corregidor de la ciudad, que vivía en la calle de Barrio Viejo, frente de donde está hoy el convento de las religiosas de San Bernardo. Hallaron, que el corregidor estaba comiendo con su familia; y llevados de su impaciente alborozo, subieron hasta la pieza donde estaba sentado a la mesa. Tenía ya el cuchillo en la mano para trinchar un gallo, y una gallina, que había asados en el plato. Refirieron los peregrinos el prodigio; y riéndose el corregidor de la que juzgaba simplicidad, dijo a la madre estas palabras: Así vive tu hijo, a quien yo mandé ahorcar, como este gallo, y gallina, que pelados, y lardeados están para ser sepultados en nuestros estómagos. ¡Rara maravilla! Al punto de querer aplicar el cuchillo resucitaron las dos aves, se vistieron de plumas blancas, y puestas en pie sobre el plato en que yacían, empezó a cantar el gallo. 127 Admirado el corregidor con todos los circundantes, dejó la comida, salió de casa; y acompañado de la clerecía, y vecinos, que a la noticia se habían juntado, fue al sitio de la horca, en que estaba el peregrino joven. Hallole vivo, y preguntándole como tenía vida después de tantos días de ahorcado, respondió con las palabras que a su madre; atribuyendo al santo el prodigio. Bajáronle del suplicio con la mayor ternura; y con procesión solemne lo llevaron al sepulcro del santo, donde todos dieron a Dios las gracias por tanto beneficio. Luego lo entregaron a sus padres, que lo recibieron con la alegría que se deja entender de su expresivo paternal amor; y todos tres tomaron el camino para santos su patria, donde muchos años después murió el mancebo peregrino, en cuyo sepulcro se puso un epitafio, que contiene todo el suceso.» 128 Apéndice II. Fray Pedro de Loviano. Historia y milagros del SS.mo Christo de Burgos, con su novena (Madrid, 1740). «Capítulo VIII. De la milagrosa invención del Santíssimo Christo, y su venida a este convento de nuestro padre San Agustín. Havía en esta ciudad un mercader que entre los afanes de las ganancias, daba a la memoria algún tiempo para el empleo del servicio de Dios. Era muy devoto de los religiosos ermitaños, que en su tiempo vivían en este convento; porque olvidados del mundo, y entregados a la oración, y contemplación de los divinos mysterios, le parecía, que el trato de su compañía era el más seguro para los intereses del Alma. Fió el buen mercader en las oraciones de los de votos religiosos el feliz despacho de sus negociaciones en un viage, que determinó hacer a Flandes. Suplicó a los religiosos ermitaños, que tomassen a quenta sus oraciones el éxito favorable de su jornada, asegurándoles serles agradecido, trayéndoles una prenda para adorno de su pobre Iglesia. Admitieron ellos el partido, y caminando el mercader en seguimiento de su rumbo, llegó con viento favorable al parage deseado. Dispuso sus empleos a satisfacción, y con prósperos sucesos se olvidó de los intercessores, que tenía delante del Señor, para agenciarles la prenda que les havía ofrecido. Embarcóse para España con viento en popa; pero apenas llegó a perder de vista la tierra, asaltado de una deshecha tempestad, experimentó uno de los grandes peligros, con que el mar corresponde a la confianza de los que se entregan a él seguros. Luchaba el navío con las olas, las quales, agitadas con recios vientos, se encrepaban por instantes, sin que la destreza de los marineros pudiese asegurar el Vaso, ni sus vidas 129 en un momento. Todos perdieron el ánimo, y clamaban por la divina misericordia para el perdón de sus pecados. Continuó el temporal igualmente contrario tres días y tres noches, al fin de los quales, entregados a lo que el Señor quisiesse diponer de su vida, y hacienda, admiraron sosegadas las olas con un cielo muy sereno. Combidó a la curiosidad la vista de un bulto, que vagueaba dulcemente sobre las aguas, en que todos los del navío repararon, y resolvieron la averiguación de aquel bulto. Echaron fuera el batel, y reconociendo que era una caxa, la aseguraron en la plaza de Armas, para registrar lo que contenía. Abrieronla, y hallaron otra de vidrio dentro de la primera, en la qual venia la Santa Imagen del Redemptor muerto, cruzadas las manos sobre el pecho, como si descansara en el sepulcro. La devoción y el espanto se hicieron a una, para celebrar la maravilla, cuya vista hizo tal efecto en los pechos de todos, que deshechos los corazones en lágrimas de alegría, y ternura, formaron en sus ojos fuentes de aguas, que parecía havérseles introducido segunda vez la mar dentro del navío. En quien hizo mas impresión este prodigio fue en el olvidadizo mercader, cuya memoria despertó la imagen de su redemptor, retratada al vivo entre las sombras de la muerte, y avergonzado de su ingratitud, pagaba en gozoso llanto el logro del Celestial Tesoro. Con él se aseguraron todos de un viage muy prospero, juzgando, que como en otro tiempo havía dormido el Señor en lance de la borrasca, para ostentar su poder en la obediencia de los mares y vientos, y assegurar una gran tranquilidad en los mayores peligros, en los que ellos havían passado, y en la gran serenidad, que a vista de la Santísima 130 Imagen estaban experimentando, debían afianzar la possesión segura del puerto deseado. Hizo relación (devoto el mercader) a los del navío de lo que en Burgos havía contratado, y ofrecido a unos santos religiosos, acusándose a un tiempo de su torpe olvido; y pues su Divina Magestad les havía entregado aquella soberana prenda sin diligencia alguna, se la diessen a él para cumplir su palabra, y que si querian valerse de todo su caudal, gustoso le daría por aquella preciosa Margarita. Dieron crédito todos a la relación del mercader, y entendiendo que el Señor seria servido en que condecendiessen a su suplica, entregaron alegres en su mano la possesión de la Celestial Joya. Caminaban contentos, y tocaron (según tradición) en el puerto de Santander, villa de la nobilísima Montaña, y contaron los trabajos que havían passado en su navegación, la serenidad del mar, y favorable viento, que después de ellos les havía conducido a aquel puerto, la dicha del hallazgo y possesión de la maravillosa imagen, que guardaban en el navío. Concurrió mucha gente a la novedad, y sacando a tierra la caxa que ocultaba el precioso tesoro, conforme iban descubriéndole los ojos de los enfermos, que acudían, recibían la salud. La vista de la Santa Imagen, y los prodigios, que Nuestro Señor obraba con su devoción, embargaban la gente, y detenían en aquel puerto, hasta que determinó continuar su viage el mercader, y para que solo él no tuviesse la dicha de conducir el Santo Crucifixo a Burgos, le siguieron los más de los marineros, y gente del navío, con muchos naturales del puerto, en cuya compañía venia publicando la novedad, y obrando Nuestro Señor muchos prodigios por los lugares del tránsito. 131 Desde entonces se arraygó en los pechos de los Montañeses una devoción muy hidalga a este Santo Crucifixo; de forma que las mas de las alhajas, que adornan su altar y capilla, las limosnas mas gruessas que mantienen a este convento, son dadivas de los naturales de aquella noble porción del continente español. Apenas pisaron la raya de Burgos los de la comitiva comenzaron a sonar las campanas del convento de San Andrés sin humana diligencia, y a su extraordinario sonido se conmovieron, no solo los religiosos, sino también muchos de la ciudad, deseando impacientes el sentido de aquellas no articuladas voces. Llegó el mercader con su tropa en derechura al convento de los religiosos, y les hizo la entrega, previniéndoles, que no havía en el mundo dádiva, que la igualasse. Correspondieron devotos los ermitaños con muchas demonstraciones de agradecimiento y expresiones de la memoria con que le havían conservado en su ausencia, y dando gracias a Nuestro Señor con el cantico del Te Deum.» 132 Robert Bargrave Una descripción de mi viaje por los estrechos,189 que empieza el año 1654, y aumentado con mis jornadas por tierra. 189 Los estrechos de Gibraltar. 133 El inglés Robert Bargrave (1628-1661), del año 1647 al 1656 trabajó como mercader, comprando y vendiendo, en el entorno mediterráneo. A través de sus diarios se conocen los viajes de Inglaterra a Turquía (1647-1653), a España y Venecia (16541656).190 Empleado como secretario de Heneage Finch, conde de Winchilsea, se trasladó con él cuando fue nombrado embajador en Constantinopla, porque el secretario de la Levant Company’s le obligó a atender los intereses de la fábrica de la empresa. Enfermó a bordo del barco Plymouth, desembarcando en Smirna, donde consta su muerte en 1661. El interés comercial de su viaje se resume en estas líneas. «Habiendo pasado unas cinco semanas en Barcelona, por la venta y entrega de mi maíz, y despachado el barco de regreso a Alicante para recibir un cargamento de lana que acepté para Venecia, mis negocios me llamaban a Madrid para recuperar el dinero que había producido mi maíz, como era acordado en mi contrato.» Lo que sigue es un trayecto de gran interés, viaje para el que empleará un guía, indispensable para alguien que no conoce el territorio. Sigue el Camino Real por tierras catalanas, horror de tantos pueblos en ruinas por la guerra reciente contra las tropas del rey. Dieciocho días de recorrido porqué se detiene en algunos lugares y el frío del invierno no ayuda. Tratos en Madrid y hacia Valencia, ruta a la que dedica diez días. Jor- 190 The travel diary of Robert Bargrave, levant merchant (1647-1656). Ed. Michael G. Brennan (London, 1999). 134 nadas lentas, abrupta la marcha, ventas desabastecidas, peligros conocidos, cruzar ríos, tormentas, nieve. Traduzco las partes relativas al viaje por España, pero no las descripciones del viaje en barco, y de algunas ciudades y lugares, Madrid, el Escorial, y actualizo los nombres de las poblaciones. 135 136 7 de noviembre. Zarpé de Dover bajo la protección de Dios todopoderoso, en el barco Thomas & William, en el que estaba empleado como sobrecargo para controlar los intereses de los mercaderes a lo largo de todo el viaje. [Sigue la descripción de parte del viaje]. Habiendo pasado el estrecho de Gibraltar, navegamos por Andalucía hacia la costa de Granada, a la vista de sus altas montañas nevadas, bajo cuyo refrescante visión nos encontrábamos en pleno invierno abrasados por un calor que es tan violento como en la quietud del verano, y que a veces hace que el mismo mar sea desagradable, de lo que en mi anterior viaje tuve una triste experiencia. También disfrutamos de un panorama claro de Málaga, Vélez Málaga, Motril, Almería y otros lugares hermosos de Granada. Desde aquí avanzamos por la costa de Murcia a la vista de Cartagena, que es la principal ciudad de la provincia, y cuando habíamos empleado tres días de navegación desde la embocadura de los estrechos, unos muchachos ágiles desde lo alto observaron en la lejanía algo negro que flotaba en el mar, lo que nuestros marineros consideraron que era un barco destrozado y flotando con su quilla hacia arriba. Con la esperanza del botín nos hicieron dirigirnos al lugar, pero al acercarnos nuestras narices, casi antes que nuestros ojos, señalaron que se trataba de una ballena muerta, cuyo hedor era tan desagradable que desanimó hasta a los marineros más atrevidos de llevársela para hacer aceite. Esta demora, hizo que nos descubrieran dos barcos de guerra que nos rodearon hasta llegar a la rada de Alicante, y 137 entonces nos dimos cuenta que todos éramos ingleses. Por la providencia de Dios todopoderoso navegamos del 15 al 26 de noviembre de Plymouth, en Inglaterra, a Alicante, en el reino de Valencia, en España, habiendo recorrido, además de toda la extensión de Portugal, nada menos que seis reinos y provincias de España, a saber, Vizcaya, Galicia, Andalucía, Murcia y Valencia. Retardo describir Alicante y lo que le concierne hasta conseguir mejor información a mi regreso, porque ahora pasé solamente una semana, esperando la vuelta de un mensajero de Valencia, que envié para negociar una remesa de maíz que tenía. Ocupé este corto tiempo en pasatiempo, cazando y otros esparcimientos, en especial relatando los eventos inmortales del general Blake,191 y proporcionando a los comerciantes un segundo plato en un festín a bordo de su barco, platicando sobre las veinticuatro fragatas situadas en el puerto. 3 de diciembre. Zarpamos hacia Barcelona, lo que en seguida nos brindó la vista más clara de la cabeza romana figurada en una roca cerca de la cima de la colina de Alicante,192 donde se 191 Se trata del general Robert Blake (1598-1657), conocido como padre de la Royal Navy, al ser responsable de la construcción de la armada inglesa más grande que el país había conocido hasta entonces, que pasó de unas pocas decenas de barcos a más de cien. 192 Una de las curiosidades alicantinas más populares es la leyenda de unos amores desgraciados en tiempos antiguos, de lo que es testimonio la silueta que se insinúa en el monte Benacantil, llamada la cara del moro. Parece que se trata de una invención de Vicente Bendicho en su Chronica de la muy ilustre, noble y leal ciudad de Alicante, un manuscrito fechado en esta ciudad el año 1640. Aureliano Ibarra y Manzoni. Illici, su situación y antigüedades (Alicante, 1879), señala que en este caso «Bendicho había llega- 138 encuentra su castillo.193 Esta cabeza es la mejor señal marítima, indicando a los barcos donde fondear y también a la ciudad de Alicante para su armada. Avanzando dos leguas vimos la famosa natch en la colina de Orlando, llamada la brecha de Orlando,194 un gran indicador marítimo en esta costa, que se encuentra en una montaña rocosa, alta y accidentada, agrupada en muchas formas de columnas, y que con una gran cantidad de ganado ofrece una agradable distracción a los espectadores. A tres leguas es placentero, en este país estéril, el panorama de tan bellos lugares en la costa española, florecientes en viñedos, naranjos y huertos de limoneros. […] Hacia Barcelona, y al cabo de 32 horas desde Alicante anclamos en esta ciudad. Barcelona disfruta de un paisaje excepcional y placentero desde el mar, y tiene un muelle consistente y majestuoso, pero solo pueden entrar barcos de nueve o diez pies de calado. El viento del Este hace los mares muy peligrosos y a veces ha conducido barcos en dirección al muelle y los ha destruido. do al límite más extremo a que podía llegarse en alas, no de la razón, sino de la fantasía.» Del texto de Bargrave deducimos la popularidad de la ya entonces famosa silueta, que considera de un romano, una de tantas miradas. 193 El castillo de Santa Bárbara. 194 Detrás del entonces pequeño pueblo de Benidorm, encerrado entre murallas por los asaltos de los piratas berberiscos, la imponente mole del Puig Campana muestra en una de sus dos cumbres un tajo que dio motivo a algunas leyendas que tienen como protagonista al héroe franco Roldán. al que se sitúa en combate con un caudillo moro, que esquivó un tajo de su espada Durandarte cortando un trozo de la roca. La brecha de Rolando en la frontera franco-española en los Pirineos también se atribuye al esforzado guerrero. 139 Mientras estuvimos allí una gran nave española naufragó en la punta del muelle y los buceadores se ahogaron, pero nuestra embarcación se salvó milagrosamente, a pocos barcos de distancia de ellos. En tres semanas apenas tuvimos seis días buenos para descargar nuestro maíz. Ahora tengo suficiente experiencia para advertir a otros que en este puerto se venden las mercancías a bordo, obligando al comprador a gastar tiempo para descargarlas, o entregarlas en la orilla libre de cargos, porque transportar las mercancías dentro de la ciudad no se consigue, en tanto está llena de soldados, ya que los barqueros, cocheros y maleteros trabajan para los extranjeros solamente cuando les place, y tendréis que soportar las descargas con vuestros propios botes, si es que no pagáis los ociosos botes del rey. De mercaderes en toda la ciudad ahora solo se encuentran el señor Haim Cortada y el señor Rocea, y a otros dos, y permítanme advertir a todos los extranjeros que no traten con el príncipe o el proveedor del ejército, en lo que concierne a las facturas de la Corona en Madrid, por miedo a que les hagan regateos demasiado grandes y no reciban nada. De la mercancía de primera necesidad se venderán aquí la cantidad de 1.000 barriles de sardinas al año, a unos 50 reales por cada 1.000 sardinas; pagando cargos de 12 reales por barril, 2 libras. 1.000 quintales de congrio a 16 libras, que son 160 reales por quintal, pagando cargos del 5%, 3 libras. 8.000 quintales de lucio joven a 50 reales por quintal, cargando 8 reales por quintal, 4 libras; el maíz y el trigo rinden a una tasa constante desde sus guerras con Francia, cerca de 3 dólares por cuartera, como un cuarto inglés. Noté que se aumenta en el mar un 3 o 4% por el truco de los marineros de echar agua 140 en él, de 3 a 4 horas antes de entregarlo;[…] el tabaco de Brasil de Lisboa rinde de 6 a 8 reales 8 por libra, de lo cual 104 por el quintal de Barcelona y 125 por el quintal inglés. Los arenques rojos buenos se venderán cerca de cien barriles por año a buen precio, pero no más de cien. De la misma manera el lino de Roanne, y alguna cantidad pequeña de medicinas y especias, encontrarán un buen mercado. El estaño y plomo no producirán nada de consideración. Emprender aquí es hacedero, porque a menudo padecen graves enfermedades que les contagian. La aduana en general carga un 10%, y el doble por los bienes de contrabando de todos los países enemigos. Los gastos portuarios de nuestros barcos eran un 15%. Aquí un mercader inglés particular puede enriquecerse pronto, pero si son más de dos estropearán el negocio. [Sigue la descripción de la ciudad de Barcelona]. Fui tratado noblemente en un festín y banquete copioso por el señor Haim Cortada, un mercader cuyos favores me obligan a compensarle. [Siguen detalles de la ciudad de Barcelona]. Habiendo pasado unas cinco semanas en Barcelona, por la venta y entrega de mi maíz, y despachado el barco de regreso a Alicante para recibir un cargamento de lana que acepté para Venecia, mis negocios me llamaban a Madrid para recuperar el dinero que había producido mi maíz, como era acordado en mi contrato. Y con esta intención tomé un guía para que me sirviera por el camino,195 y me dispuse a partir de Barcelona el 11 de enero [1655], pero la primera noche la amable despedida de los mercaderes me impidió recorrer más de siete 195 Era forzoso un guía para seguir la ruta del Camino Real hacia Madrid. 141 millas, atravesando muchas villas arruinadas, deplorable aspecto de las que antes no solo eran un ornamento sino el abasto de la capital, pero ahora están tan totalmente destrozadas que apenas pude ver lo que habían sido. Me alojé en lo que queda de Sant Feliu, una agradable villa cuyo destino había sido un poco más favorable, para ella y para los viajeros, pero también arrasada por completo, como sus vecinas. 12 de enero. Avanzamos a través de un placentero y fértil valle de olivares y viñedos, y cruzamos un furioso torrente llamado río Llobregat, y otros torrentes de menos importancia, sobre uno de los cuales hay un puente ruin del que dicen fue construido por el diablo en una noche, y la fealdad de la obra habla por sí sola de este constructor.196 De aquí pasamos por unos agradables bosques de pinos y dos o tres villas también desoladas. Comimos en una pequeña aldea llamada Esparraguera, que está, por así decirlo, rodeada de montañas que presentan un aspecto estéril, sin embargo son abundantes de olivares y también de muchos viñedos. De Esparraguera nos aproximamos al pie de Montserrat, contemplando por el camino la noble perspectiva que ofrece. La parte superior, vista desde abajo parece un pequeño mundo sobre las nubes, casi inaccesible. Los formidables precipicios están erosionados por el tiempo en formas tan diversas que representan todas las figuras imaginables, pero en general pirámides de gran dimensión, y en el entorno de la montaña parecen chimeneas encima del techo de una casa. La montaña es casi tan grande de contorno como maravillosa de altura, señalando en la brú196 Se trata del puente medieval de Martorell, sobre el río Llobregat. 142 jula unas 6 leguas o 24 millas. Sin embargo, por lo que pude percibir, el conjunto no es más que una roca entera, menos donde el largo flujo de lluvia, o el crecimiento de los árboles, han hecho que algunos jóvenes montículos se partan y desprendan de su madre gigantesca. Desmonté al pie de la colina y subí hacia el convento, con lo que en mis días de viaje había recorrido 18 millas. La subida es como en un barco girando al viento a lo largo de tres o cuatro millas para recorrer solo media milla de camino, que en muchos lugares está abierto en la misma roca con mucho dispendio y esfuerzo. Toda la roca es una masa de algunas vetas de pórfido compuesto de muchas piedras de diferentes colores incorporadas en el bloque, de las que algunas muy bonitas a menudo se desprenden. Y los mismos árboles, que casi cubren la montaña, son una maravilla, porque aunque no tienen nada para nutrirse, sino algunas venas y pequeñas grietas, las descubren, por así decirlo, con mucho trabajo e ingenio. El convento se encuentra cerca de unas tres millas y media hacia lo alto, y sin embargo a mitad de camino de la cima de la montaña. Es más parecido a una ciudad que a una casa, albergando familias enteras de artesanos de todas las maestrías necesarias, y a 150 frailes de la orden benedictina. [Sigue la descripción del monasterio de Montserrat]. 13 de enero. Por la tarde, mi caballo fue atendido por el padre vicario de los ermitaños, y me despidieron con todas las bendiciones de Nuestra Señora. Ya montado, recorrí gran parte del contorno de las colinas, y encontré el descenso mucho más fácil por este lado que por el otro, aunque los caminos eran bastante malos, de modo que hice un recorrido 143 áspero para alcanzar, al cabo de unas dieciocho millas, una pequeña ciudad llamada Igualada. El panorama de las rocas desde este lado es tan prodigioso como del otro.197 Igualada nos brindó a los pasajeros un alojamiento pasable, al estar muy habituados a los peregrinos del monte santo. 14 de enero. Cruzamos por caminos sinuosos hasta un hostal llamado Santa María,198 perteneciente a la santa montaña, donde tenían buenas provisiones para el cuerpo, y también una capilla para solaz del alma. Habiendo comido aquí avancé hacia Cervera, una hermosa ciudad situada en una llanura muy fértil, que producía, además de maíz, vino y aceitunas, abundante azafrán, tanto que lo convierte en una mercancía considerable. Después de pasar por aquí me hospedé a unas seis millas, en una ciudad pequeña llamada Tárrega, donde experimenté por vez primera la usanza de estos lugares, ya que, según la ley de Aragón, los viajeros no pueden adquirir nada de su mesonero, solo carne para el caballo y alojamiento, de modo que aunque la comitiva esté enferma, empapada o fatigada, deben comprar su propia comida en algún otro lugar, ya sea temprano o tarde, y estar muy implicado con el mesonero para que se lo aderece. Aquí, y en estos territorios, 197 Al subir a Montserrat se aparta del Camino Real, ahora desciende por el entorno de la iglesia de Sant Pau de la Guàrdia y un lugar conocido como el Forn de Vidre, edificio en el que a lo largo de tres siglos perduró un horno dedicado a los trabajos de cristal. En Igualada volverá a encontrar la ruta real hacia Madrid. 198 Santa Maria del Camí, una capilla y un hospital en el Camino Real, y la bella iglesia románica que aún decora el lugar. 144 si preguntas como de grande es un lugar, su respuesta es 'tantos fuegos', o sea, tantas casas. 15 de enero. Viajé hasta mediodía por los llanos de Urgel, la gloria de toda Cataluña por su abundancia de aceitunas, uvas y maíz, y si estuvieran bien abastecidos de agua serían tan agradables como fructíferos. Después de haber comido en un pueblecito, seguí por otro llano menos fructífero que el anterior, viajando este día unas veintinueve millas hasta Lérida. Se rumoreaba que el camino estaba lleno de ladrones, y como muestra que el rumor no era vano, y para recuerdo, los cuartos de un hombre ejecutado recientemente estaban colgados en una estaca al lado del camino. Por la tarde y solo, crucé por no menos de tres aldeas tan tristemente destruidas que no vi a una sola persona viva en ninguna de ellas. Lérida es una gran ciudad en la frontera de Cataluña hacia Aragón, tiene un río agradable dentro de las murallas,199 una comodidad muy rara y apreciada en este país seco, y tiene un castillo importante en uno de los extremos de la ciudad, encima de un farallón, y en el otro extremo una montaña sólida que la protege. La firmeza de ambos ha sido puesta a prueba hace poco en tres asedios de los franceses y los españoles, siendo a menudo conquistada, y las consecuencias son demasiado manifiestas en la ruina de gran parte de la ciudad, arrasada hasta sus cimientos.200 Había viajado por Cataluña unas ciento cinco millas. 199 El río Segre. Se trata de las diferentes ofensivas para tomar la ciudad que tuvieron lugar durante la guerra de Secesión, entre los años 1642-1647. Lleida cayó 200 145 El 16 de enero. Me despedí de Cataluña cabalgando por las llanuras de Lérida, que antes eran fructíferas en olivos, pero que ahora están quemadas y destruidas por los ejércitos. De aquí, cruzando una colina llegué a una llanura árida, donde junto a unas columnas de piedra termina el reino de Aragón y Cataluña, y me dirigí a Fraga, ciudad fronteriza de Aragón por el este, donde el virrey tiene una aduana. Es una ciudad pequeña, ordinaria y modesta, pero con una fortificación de gran importancia. Limita con una rica llanura, a través de la cual corre un gran río.201 Las provisiones eran aquí más abundantes de las que había encontrado en Cataluña y percibí el idioma más puro que el galimatías de aquél país, y refinado por un toque de castellano. Al oeste del río hay una ermita en lo alto de un cerro llamada San Salvador, en donde se dice que hay una roca de la que brota un manantial de aceite que cura muchas enfermedades, y siempre mana y nunca se agota. Mi guía me dijo que él mismo había sido curado de una cojera, y para probar el milagro de la roca alegan que el rey vino aquí una vez en persona, y al estar seco el recipiente cerró la capilla y guardó él mismo la llave y cuando volvió a entrar descubrió que el manantial había vertido una nueva cantidad de aceite en el recipiente.202 Aquí, a causa del extraen manos del ejército de Felipe V y las tropas catalano-francesas intentaron recuperarla dos veces, fracasando, y como señala Bargrave, el resultado fue la destrucción casi completa e la ciudad. 201 El río Cinca. 202 La ermita románica de San Salvador, en la localidad de Torrente de Cinca, muy transformada a lo largo de los siglos, recuerda la leyenda del Vaso Santo y sus curaciones milagrosas. Ciertamente, la visitó un rey, Felipe II, atraído por la fama del lugar. 146 ordinario mal tiempo me vi obligado a hacer dos noches de estancia. 18 de enero. Viajando por tierras altas y áridas, pero por buenos caminos, llegué a alojarme a Bujaraloz [Mukalavos], en cuya villa por primera vez sufrí los inconvenientes de la molesta ley de tener que comprar las propias provisiones fuera del hostal, por lo que el hambre y el frío me enfadaron con el virrey de Aragón. 19 de enero. Viajé unas quince millas por una llanura miserable y estéril pero suave y uniforme, hacia un hostal solitario llamado, como todos los que están solos, la Venta.203 Y después de comer continué unas veinte millas por una llanura baja por donde circula el río Ebro, qué, con algunas casas agradables, bonitos pueblos y la ciudad de Pina en su orilla, ofrece una vista muy atractiva. Pero la mejor perspectiva era la de Zaragoza, a unas 15 millas de distancia. La llanura es miserablemente estéril, imposible de cultivar maíz o cualquier otra labranza, y con un pasto tan infeliz que sólo permite una vida pobre a unos pocos rebaños de ovejas, cuya lana es la principal mercancía de estos lugares. Aquí vale cerca de 10 o 50 libras por una centena inglesa, y cuesta el trasporte al puerto de mar cercano otras 2½ o 12 libras. Me alojé en una villa cercana llamada la Puebla de Alfinden, donde me percaté que el tono quejumbroso de los judíos se deriva de los españoles entre los que han vivido y que solo queman romero, el único combustible en estos lugares en que no hay alegría, y 203 Seguramente la venta de Santa Lucía. 147 aunque agrada a la nariz con su perfume, sin embargo proporciona poco calor a las manos y menos carne al estómago. No es bueno crecer donde abunda el romero. 20 de enero. Llegué a la ciudad de Zaragoza después de atravesar a lo largo de ocho millas varios pueblos hermosos, cruzando primero el río Gállego [Galico] por un puente que se estaba hundiendo, y he de dar gracias a la Providencia de no hundirme con él, y después el famoso río Ebro, a las puertas de la ciudad. […] Esta ciudad y reino no tienen puerto de mar, pero se abastecen en Valencia y Vinaroz [Villa Rossa] de todas las mercancías extranjeras […]. Este es el mercado principal de Cataluña para el abastecimiento de lanas, como también de Valencia, aquí las provisiones son muy abundantes y razonables, sus vinos buenos, su pan excelente. [Sigue la descripción de la ciudad de Zaragoza]. 21 de enero. Refresque mi caballo y visite la ciudad de una manera más detallada. Seguí un sabaoth español, que se celebraba, al ser época de Carnaval, con abundancia de máscaras. Una de las compañías estaba ricamente ataviada y acompañada con buena música, bailando muy bien algunas figuras serpenteantes, un estilo que retienen de las costumbres de los moros, sus maestros. 22 de Enero. Al partir, fui aprehendido en la puerta, despojado hasta los huesos y escudriñado por fraude de aduana, al encontrarme tres doblones en oro, de lo que estaba tan lejos de ser advertido que no entró en mi imaginación. Y por este motivo fueron confiscados y se los quedaron, lo que re148 velo para mostrar su cortesía con los extranjeros, y para advertir a los demás que no saquen el oro de Zaragoza. Al final de este asunto reanudé mi viaje encontrando la misma esterilidad de la tierra que antes, y viendo a los lados del camino muchos tristes monumentos de los asesinatos cometidos en el lugar, lo que señalan con montones de piedras colocadas donde se cometió la muerte, o donde están los cuerpos de los hombres enterrados, con cruces encima para solicitar a todos los pasajeros oraciones por las almas de los muertos. Aquí el país es extremadamente pedregoso, como en la mayor parte de lo que he visto en España, sin embargo pueden jactarse, a diferencia de otros lugares, que las piedras, tanto las pequeñas como las grandes, son en su mayoría mármoles de todos los colores imaginables. Algunas ovejas alcanzan para evitar morir de hambre los días de viaje, pero algunas menguan, tanto por la falta de agua como de pasto, porque el calor les produce más sed que en otros lugares. Junto al Ebro [Heber], pude ver a distancia varios pueblos bonitos, pero al llegar la noche, mi alojamiento fue una venta solitaria, a unos 20 kilómetros de Zaragoza. 23 de enero. Pasando a la vista de una bonita ciudad llamada Épila, continué por llanuras estériles hasta llegar a la Almunia de Doña Godina, un pueblo curioso, situado en una llanura fértil, abundante de uvas y aceitunas, la más copiosa y placentera a la mirada que mi viaje me había proporcionado por la música natural de los pájaros, y no recuerdo en aquel tiempo haber oído un canto más dulce que el de estos que se alimentaban de aceitunas. El lugar también es conocido por otra virgen sagrada llamada la Virgine del Camino para quien 149 se han construido varias capillas, pero desapareció de todas ellas, y no residiría en ninguna parte hasta que se le hiciera esta capilla, donde ahora permanece tan quieta como una piedra, ya sea que el entorno la invite o los pájaros la encanten, no lo sé, pero ahora ningún lugar es más apacible.204 Desde aquí subí una muy alta montaña cubierta de nieve, desde cuya cima se ofrecía un amplio panorama a ambos lados.205 Mordí el anzuelo206 en un pueblo más allá de esta montaña llamado el Frasno, rodeado de colinas nevadas, pero que producía muchas provisiones en condiciones razonables, y aquí descubrí que ahora era la temporada en que recogen las aceitunas maduras para aceite, y que también se comen con aceite, pero las aceitunas verdes, con las que estamos familiarizados, se recogen alrededor la fiesta de San Miguel Arcángel [Michaelmas]. Después de comer crucé por colinas nevadas207 y por caminos ásperos hacia una ciudad agradable llamada Calatayud, situada en una extensa llanura de maíz regada por el río Jalón, que nasce in Castilia y vega in Aragone. Se encuentra bajo un escarpado acantilado, consta de hermosos edificios y la habitan algunas personas de calidad. Tiene un castillo encima del acantilado, y no es uno de los despreciables pueblos de Aragón. Al tener tiempo continué hacia un pueblo pequeño más alejado llamado Terrer y aquí me alojé, habiendo completado este día unas 35 millas. Pero qué ruido había aquí, con escopetas, tambores y gaitas, y 204 Puede tratarse de la ermita de Cabañas. El puerto de la sierra de Morata. 206 I took my bait, una curiosa expresión en este contexto. 207 El puerto Cavero, bajo la sierra Vicor. 205 150 alboroto con hogueras, antorchas, velas y bufones con plumas, para celebrar las vigilias de la Segnora dy las lampas, una fiesta que supuse ser nuestra Candelaria. Por cierto, tuve la visita de toda la compañía, que me dijeron que la reina había empeñado su corona, y querían algo para redimirla, pero yo les dije que mis coronas me las quitaron en Zaragoza, y que antes tenía que recuperarlas en Madrid. Tanto al mediodía como por la noche descubrí una oportuna mudanza en la abundancia y precio de las provisiones, aunque este valle estaba tan falto de aceitunas como abundante en maíz. 24 de enero. Continué por el río Jalón, trepando a través de las grietas de las montañas por algunos pueblos hermosos, que parecen diseñados para hallarse al final de cada legua, hasta que llegué a Alhama de Aragón. Este lugar es celebrado por sus fuentes termales en hermosos balnearios construidos encima, muy conocidos por sus maravillosas curaciones. De aquí fui a Ariza, del marqués de Ariza, cuyo poder se extiende no sólo sobre el pueblo sino sobre una buena parte del país que lleva su nombre. El castillo en el que reside está construido encima de una montaña con vistas a este pueblo. Se sitúa en la frontera de Aragón y es importante principalmente por el buen vino clarete que ofrece. A lo lejos, cerca de una legua, Aragón se divide de Castilla por unos pilares situados uno a la vista del otro, y todo mi viaje por Aragón, desde Lérida a estos pilares, juzgo ser de 165 millas. Aquí también comienza el dominio de un convento cisterciense que es tan amplio que también tiene pilares para señalar su confín. Su hacienda es un excelente valle de ricos pastos, de unas dos millas de largo, y la única pradera que he visto en todos mis viajes españoles. 151 El convento es un edificio majestuoso llamado Guerto [Monasterio de Santa María de Huerta], situado en la mitad del valle, y adornado con grandiosas arboledas regadas por el río Jalón. Por la tarde aun recorrí la distancia de 12 millas hacia la población fronteriza de Castilla llamada Arcos del Jalón, donde el rey tiene una aduana, aunque la de los carruajes está en otra parte en el camino de las carretas.208 Cada pasajero debe llevar un manifiesto de todo lo que acarrea consigo, antes de poder continuar, especialmente sus caballos. El derecho por cada caballo, ya sea importado o exportado, es de 115 reales, cerca de 14 coronas, que me ahorré fingiendo que tenía que volver por el mismo camino. 25 de enero. Trepando aún más por los recovecos de las montañas, a lo largo del feroz Jalón, llegué a un valle verde y pantanoso donde se encuentran diversos manantiales de agua salada (a unas 60 leguas desde el mar más cercano), que son tan abundantes y vivamente salados que todo el país alrededor se suministra de su sal.209 Desde aquí subimos al campo de Varaone,210 de donde en sus márgenes y cima brotan los manantiales del río Jalón que se dirigen a Aragón, como el río Henares, que fluye en dos cursos hacia Castilla. En la cima de este campo hay un país fértil que se considera la tierra habitable más alta de España. Sobre esta colina viajé unas dos horas en medio de un viento intenso y abundante nieve que 208 En algunos tramos el Camino Real se dividía en dos, uno de herradura y otro para el paso de carretas y otros vehículos. 209 Se trata de las salinas de Medinaceli. 210 Baraona y su entorno está lejos de la ruta señalada, estos campos han de ser de la sierra Ministra, donde nace el río Jalón. 152 cubría los sórdidos caminos pedregosos, por los que viajamos con mucha dificultad para no perdernos, de modo que en todo mi viaje matutino, habiendo sido también montañoso y rocoso, escabroso y pantanoso, solo pude recorrer unas 15 millas hacia una pequeña villa llamada Bujarrabal, donde después de morder hambriento un bocado, continué través de un delicado bosque de pinos hasta descender del campo y llegar a una ciudad llamada Sigüenza, donde tomé una habitación para pasar la noche. Sigüenza es una ciudad pequeña, ordenada y baldía, construida con edificios uniformes y elegantes, anchas calles en el interior y rodeada por una fuerte muralla. La iglesia principal es elegante pero no es grande, un edificio uniforme y sólido, con un claustro y un distinguido altar. Está gobernada por el obispo de Sigüenza cuyo poder se extiende por un buen contorno a la redonda. Bajo el pupilaje de este obispo se encuentra un hijo bastardo del rey de España, animado y galante, ahora un hombre adulto,211 cuya madre está recluida en un convento para evitar que haga más príncipes, y de esta manera se acostumbran a desechar a todas las favoritas de los reyes, ya sean personas solteras o esposas de otros hombres. Fuera de las murallas fluye agradable el Henares, y a su lado hay altos árboles plantados en majestuosos paseos, y entre ellos se encuentran diversos manantiales curiosos, a pesar de esto la ciudad está situada en un lugar estéril, donde no hay 211 Alonso Henríquez de Santo Tomás (1631-1692), hijo del rey Felipe IV y de Constanza de Ribera y Orozco, dama de honor de la reina Isabel de Borbón. Huérfano de padre pasó a la tutela de Antonio Enríquez de Guzmán y de Porres, obispo de Málaga y después virrey de Aragón, su tío paterno. 153 más que tiendas de carne, ni vino ni aceitunas, pero, para compensar en parte, tienen gran cantidad de excelente pan. 26 de enero. Cruzando por tres aldeas pobres llegué a una de más extensa llamada Miralrío, cuyo nombre se lo dio el rey porqué domina el paso del río Henares [Gnarez]. Mi viaje matutino transcurría a lo largo de este río, por una tierra pasablemente buena y un camino agradable, y habiendo comido aquí, me dirigí por caminos desfavorables, a causa de la gran cantidad de nieve, a dos pequeñas aldeas a la distancia de unas siete millas, y a una vieja ciudad llamada Hita [Aita]. En estos días de viaje dejé al sur el camino de Pamplona, metrópolis del reino de Navarra, y al norte el camino de Logroño, metrópolis de Castilla la Vieja. Hita, como todas las ciudades españolas de cierta consideración, antes tenía una muralla alrededor y un castillo encima, construido en una alta colina, que con una pequeña fortificación sería inexpugnable, pero ahora tanto el castillo como la muralla exteriorizan su antigüedad. 27 de enero. Avanzando llegamos a un convento212 a unas millas de distancia de Hita, donde unos dos o tres días antes 212 El convento de Sopetrán. En el texto que sigue señalar el río Badiel, donde se produce el accidente, el palacio de Heras, y el paso del Henares por el lugar ahora llamado barca de Heras. En el libro «Viaggio di Giambattista Confalonieri da Roma a Madrid, nel 1592». Spicilegio Vaticano di documenti inediti e rari (Roma, 1890), leemos: «El martes día 2 de febrero cercano a Hita encontramos el monasterio cisterciense de Sopetrán, bellísimo y muy rico, y el pueblo de Heras de Ayuso. A su lado, la villa y lugar de recreo del duque del Infantado, con un espléndido palacio y muchos 154 un carruaje cruzando por un puente cayó boca abajo en una zanja apenas lo suficiente ancha para contenerlo, y tan encajado que tres personas se ahogaron, incapaces de valerse por sí mismas e incapaces de recibir ayuda de otros, pero la tragedia fue, según señalaron, que una de las tres era una virgen que iba a casarse y se desposó desgraciadamente con su tumba. A poca distancia de aquí pasamos por el palacio del duque del Infantado, situado, tanto por placer como por comodidad, cerca de donde crucé en barca el río Henares. Viajamos esta mañana unas 16 millas hacia Marchamalo desde donde, habiendo comido, llegué por la tarde cerca de Alcalá de Henares, dejando a la vista y a la izquierda, una ciudad llamada Guadalajara [Walakara]. Entre esta ciudad y donde nos hallábamos el camino de carros cruza el Henares, y después de cinco días de separación se vuelve a unir con el camino de caballos, y ambos siguen a Madrid. Alcalá de Henares está situada en el centro del campo de Alcalá, un llano regado por todas partes por el río Henares, tan rico, amplio, placentero y fecundo, que no sólo supera lo que he visto en España, sino que es apreciable hasta en el mejor de los países. [Sigue la descripción de Alcalá] Domingo 28 de enero. Habiendo llegado el día señalado para finalizar mi viaje, crucé por un extenso llano con algunos pueblos agradables y casas de caballeros, hasta alcanzar el afaanimales. Toda esta tierra está llena de conejos, y a poca distancia el río Henares que los viajeros pasan en barca.» Cerca de Heras de Ayuso quedan restos de este palacio, centro de una finca enorme que los Mendoza utilizaron como lugar de recreo y donde el año 1487 los Reyes Católicos pasaron una noche. 155 mado Madrid, la descripción del cual daré a continuación. Señalando ahora solo que su perspectiva desde el lado este es la más miserable (excepto la de Jassy [Yash] en Moldavia) que he visto de cualquier lugar principesco. Sin embargo, para de alguna manera excusarlo, no es más que una villa sin murallas alrededor, en la que el rey de España accedió a mantener su corte en lo que era solo una villa, y puede ser merecidamente famosa sobre todas las otras villas, tanto como es inferior a muchas ciudades. 7 de febrero. Habiendo pasado diez días en mis negocios mercantiles, me dirigí hacia el famoso prodigio español del Escorial, saliendo de la ciudad sobre el majestuoso puente de piedra del Manzanares, que así pude ver el panorama de Madrid desde esta parte, donde se muestra en toda su belleza, que consiste principalmente en el palacio Real, el palacio del duque de Haro y el Retiro del rey, con otros palacios de menos importancia, pertenecientes a los nobles. Cabalgando a lo largo del río queda a la izquierda la casa de Campo, un lugar de placer, o más bien un jardín, muy estimado por el rey. Avanzando, al cabo de unas dos leguas, a la derecha, se encuentra otro palacio notable llamado la Zarzuela [Sarsoìla], perteneciente al rey, también el Pardo, y el bosque que le pertenece, que se ve en la distancia. Lugares que trazan el camino hasta la entrada en la recta del Escorial, a una distancia de unas 25 millas de Madrid. Para describir el Escorial a fondo sería necesario emplear un libro, por lo que referiré con brevedad lo que me parece más destacable de él. Se sitúa en medio de un bosque de unas 18 millas medidas en la brújula, repleto de toda clase de ciervos, lobos, jabalíes, zorros, liebres, 156 conejos y toda clase de presas, tanto de ganado como de foule, y toda la caza está estrictamente prohibida, si no es con una licencia especial. Aquí está la famosa raza de toros furiosos que encuentran los nobles de Madrid en los diversos festivales de la Plaza Mayor, con sus majestuosos jinetes con espadas y jabalinas, mientras el rey, la reina, infanta y todos los otros nobles están de espectadores. Y a menudo ganan sus honores con la pérdida de sus vidas, aunque a menudo con la muerte de sus valientes corceles, pero si su valor triunfa reciben felizmente como recompensa un pañuelo de su amante, arrojado en público desde los balcones como garantía de su cariño ganado. [Sigue una detallada descripción del Escorial]. 9 de febrero. Regresé a través del bosque delicioso, dando un rodeo por un convento de capuchinos llamado Santo Cristo,213 así llamado por la incomparable figura de nuestro sagrado Salvador yaciendo muerto en su sepulcro, mostrada con reverencia por frailes devotos, apartando de delante varias cortinas, una tras otra. Llenó mi corazón de una representación tan viva de la pasión de Cristo, que no recuerdo orar con una devoción más ferviente, aunque desprovista de toda superstición hacia la imagen misma. [Sigue la relación del palacio del Pardo, el regreso a Madrid y la descripción de la ciudad]. 213 El convento llamado de Nuestra Señora de los Ángeles, conocido por Cristo del Pardo, por la escultura de Cristo yacente obra de Gregorio Hernández, encargada por Felipe III el año 1605. 157 Después de corresponder con las debidas cortesías a los caballeros y mercaderes de Madrid, el día 2 de Marzo emprendí con mi guía el viaje a Valencia, acompañado hasta las afueras de la ciudad por algunos caballeros ingleses, en especial por el coronel Waters, cuyos favores personales me obligan a recordarles con gratitud, hasta que una mejor fortuna me proporcione la oportunidad de compensarles. Tampoco he de olvidar la cortesía de una joven que tuvo la amabilidad de esperarme a una milla de la ciudad, sola en un vehículo, para darme allí su amable despedida, y tengo motivos para creer que ella hubiera aceptado mis ruegos de acompañarme como mínimo a Aranjuez [Narangwhois], o hasta más lejos del viaje, pero por mis motivos no le di ocasión a sus inclinaciones. Despidiéndome de todos viajé unas veinticuatro millas y me alojé en Aranjuez. El camino atraviesa diversos pueblos agradables y llanuras fértiles recubiertas con un verdor delicioso por el comienzo de la primavera. Una media legua antes de Aranjuez crucé el río Henares, que aquí se une con el Manzanares, Tajo y Jarama, convirtiéndolo en un río profundo y espacioso. Al otro lado me adentré en el bosque de Aranjuez, generosamente provisto de ciervos, toros y otros tipos de caza. Mientras llegaba se me ofreció una hermosa vista de la montaña de Sierra Morena,214 que se sitúa sobre Toledo, a unas cinco leguas de mí, pero la noche avanzaba y no pudimos divisar la ciudad. 3 de marzo. Conseguí poder visitar el palacio de Aranjuez. [Describe el palacio]. Marché de Aranjuez y viajé a través de dos agradables villas llamadas Ocaña [Ocanio] y Villatobas a 214 Los montes de Toledo. 158 lo largo de continuas planicies que invitaban a alejarse por el camino curioso y el clima agradable. Al cabo de 28 millas llegamos a Corral de Almaguer [Colar], una villa inferior a las otras dos, y aquí pasamos esa noche. […] 4 de marzo. Me dirigí a Pozorrubio de Santiago por un llano delicado y excelentes caminos, y de allí por un terreno accidentado hasta el monte llamado la sierra de […],215 desde cuya cima pude ver, en dirección contraria, un recorrido de casi treinta leguas de la llanura de la Mancha, y una distancia parecida del otro lado. Esta perspectiva de la Mancha es, en efecto, muy amena, al ser estos llanos, tanto por placer como por utilidad, poco inferiores a lo mejor de España. Sobre esta sierra hay todavía un antiguo castillo,216 y una ermita llamada de la Virgen de la Misericordia, no menos estimada que Nuestra Señora del Buen Suceso, y vecina de muchas otras vírgenes, como ella portentosas maravillas.217 Bajo esta sierra está la aldea llamada la Puebla de Almenara [la Puebla] donde al mediodía almorcé, y luego me dirigí a Villarejo de Fuentes,218 una aldea algo mejor que las dos anteriores, y de ahí a Alconchel de la Estrella [Conchiel], donde al no encontrar ninguna posada me vi obligado a un recorrido nocturno hasta Villalgordo del Marquesado [Villiar Gordo], 215 Deja en blanco en nombre de la sierra, que será la de Almenara. El castillo de Puebla de Almenara, alzado por los cristianos sobre una construcción militar andalusí, en tierras de frontera. Abandonado, a inicios del siglo XVII se arruinaba. 217 La ermita se reparó y reconstruyó en 1612 con restos del castillo. 218 Bargrave escribe Villiar Rúvia [Villarrubía] pero es un error, ya que se trata de una población alejada de la ruta. 216 159 donde tampoco pude encontrar ningún hospedaje mejor que un horrible lecho de heno en un agujero grosero sin puerta. Mi comida estuvo a la altura del refugio, tan infame como un hambriento viajero esperaría, y que casi nadie pudo digerir. Este día recorrí unas treinta y cinco millas, descubriendo un país que se aparta mucho de la fecundidad de la Mancha, y más bien se parece a la esterilidad de Cataluña. La tierra es tan pobre y las aldeas tan andrajosas que ni las ovejas pueden apenas vivir en una ni los hombres tampoco en las otras, y apenas una cuarta parte de las casas de las aldeas se mantienen enteras, pero todo esto no se debe ni a causa de las guerras o las plagas, solo a la pura pobreza. Y aquí mi estómago hambriento necesitaba alimentarse y les grité que desde que tomé la resolución de mantener estricta la Cuaresma ya había hecho suficiente penitencia en Madrid, donde en ningún lugar había pescado fresco, ni seco o salado, para comprar. Pero hasta ahora, y al recorrer unas cincuenta leguas (doscientas millas de Bilbao y San Sebastián), cuando esperaba que el país hubiera restaurado mis provisiones, no encontré nada más que el albergue de Madrid trasladado de allí, al no ser bastante bueno para los paladares de la ciudad. 5 de Marzo. Atravesé una gran aldea llamada Castillo de Garcimuñoz [Alcastilio] hacia la venta de Talayuelas [la Venta] a unas cuatro leguas de camino, donde el río Júcar [Linkar] (cosa rara en esta zona seca), nos invitó a parar el mediodía. Pasado el mediodía crucé por otras dos aldeas y una tercera aldehuela, y pasé la noche alojado en Campillo de Altobuey [Campila], habiendo viajado este día unas treinta y cuatro 160 millas a través un país miserablemente estéril, poco placentero de ver y menos de relatar. 6 de Marzo. Viajé unas cinco leguas por caminos excelentes y comí en una venta al lado del río Cabriel.219 Serpenteando como en un laberinto, para evitar los barrancos rocosos y escarpados, el descenso al río era muy pedregoso, empinado y demasiado dificultoso para los viajeros temerosos, y el río es tan profundo y peligroso que deseaba tener a alguien que nos guiara y dirigiera para cruzarlo. Después de comer avancé unas seis leguas por una tierra miserable, tanto que una legua cuadrada mantendría escasamente un centenar de ovejas, y no vi nada parecido a una aldea hasta que llegué a Requena [Ringhena], una ciudad pequeña donde el rey tiene una aduana, a la salida de Castilla y entrada en Valencia. Y aquí, aunque no llevaba conmigo ninguna mercancía, podría haber tenido problemas para pasar mi caballo y mis pistolas, pero para prevenir esta demora en Madrid conseguí un pasaporte del coronel don Fernando Felipe Erberfelt,220 un gentilhombre de Flandes y amigo personal, que me nombró formalmente 219 La venta del Pajazo. Erberfelt actuaba de asentista militar, y consta el encargo de «disponer en Inglaterra armada de seis bajeles de 400 a 500 toneladas que sirvan S. M. por tiempo de seis meses», 1653. Archivo de Simancas. «Orden del Presidente de Hacienda al secretario Monzón para que haga la cédula por la cual el tesorero general, don Cosme Vaca de Herrera, para que se pueda librar del arca de tres llaves 2.000 ducados para los capitanes don Jorge Walters y don Fernando Felipe Erberfelt, a cuenta de su leva» (26/12/ 1653). CSIC. Instituto de Historia. Base de datos Misión de Irlanda, 2499. Cesáreo Fernández Duro. A la mar madera (Madrid, 1880). 220 161 como uno de sus capitanes, y de cuya autoridad me aparté con un pequeño desembolso. Por ley solo deben usar pistolas los soldados, y los caballos no pueden ser exportados por nadie sin aprobación. En estos días de viaje recorrí unas 38 millas. 7 de Marzo. Al cabo de tres leguas llegué a una villa llamada Siete Aguas, por siete riachuelos que la atraviesan, y esta es la primera villa de Valencia desde Castilla. De aquí deambulé por colinas rocosas y caminos arrasados, por un pueblo viejo y un castillo viejo en ruinas, y a cuatro leguas la Venta Nueva, donde comí, y avancé cinco leguas más por terreno llano pero estéril, hasta que llegué a la ciudad de Valencia, y en los días del viaje había hecho cuarenta millas. [Sigue la descripción de la ciudad de Valencia]. El día 9, por la tarde, cruzando a lo largo de diez millas varios pueblos bonitos, y agradables haciendas, llegué a alojarme en Almusafes. 10 de marzo. Después de cruzar seis villas por buenos caminos comí en la séptima, llamada Benigánim, subiendo esta mañana por una parte de la sierra Morena, que aquí termina su largo curso hasta Portugal, y es tan famosa en Andalucía, por posición y exuberancia.221 A la vista de esta montaña recorrí casi todo el camino desde Madrid hasta el pie de la Morena. A la derecha dejamos la perspectiva de una hermosa 221 Se trata de las sierras de la Creu y de Requena, el final de la sierra Morena se sitúa muy lejos de este entorno, hacia Albacete. 162 ciudad llamada Játiva, que tiene un hermoso río y un fuerte castillo que le pertenece. Estas partes cercanas a Valencia están llenas de jazmín, que proporcionan a nuestros galantes ingleses la suavidad de su apariencia. Y un gran número de jardines de moreras que producen una clase de seda aquí valorada, de primera mano, en unos tres dineros la libra de doce onzas. De aquí avancé aun seis leguas, dos de las cuales por caminos tolerables, pero el resto a través de unas montañas escabrosas, tan miserables, que si fuera posible superarían a Cataluña. Entre las colinas rocosas cruzamos por una antigua ciudad amurallada en una hondonada, curiosamente regada y tan rodeada de montañas por todas partes que tan solo puede disfrutar del incomparable panorama del glorioso cielo. Comí en una aldea desagradable encima de una más desagradable montaña, donde después de 38 millas de viaje hallé el más desagradable acomodo, y donde no encontré nada atractivo, pero fue la última mala posada que sufrí como cliente en mi peregrinación española. El domingo 11 de Marzo fue el día final de todos mis viajes, ya sea por mar o por tierra, y al cabo de 20 millas llegué a Alicante. Por la mañana crucé dos altas montañas rocosas que me proporcionaron un panorama hermoso del mar, y una vista placentera del final de mis viajes. Por la tarde, a través de una tierra miserable y estéril, que no produce nada más que romero silvestre, y solo es habitable por los cuervos, que supongo se nutren de la carroña que a diario alimenta al país. Pero ahora la alegría que tengo de encontrar mis negocios en buena situación, y mis esfuerzos acogidos con éxito, pronto borró el recuerdo de mi duro y penoso viaje. Alicante, dejando 163 mis tratos aparte, es la peor plaza que he visto en España, es de por sí muy sucia y ruidosa, y el país alrededor es malo más allá de lo imaginable, salvo algunas pequeñas poblaciones dispersas a alguna distancia, que aportan vino, naranjas y limones, en abundancia conveniente. Los suministros de toda clase son muy costosos por el precio, y de mala calidad; la gente, abominablemente excéntrica, y hasta los auténticos ingleses demasiado contaminados de su insensatez. Apenas lo habitan caballeros, solo algunas personas presuntuosas de otras naciones, ascendidas de condición a causa del comercio; y la indigna comicidad de la población es, como los perros, para preocupar a un extranjero. Su gobierno está lleno de precauciones ridículas: que nadie ha de poseer una pistola, ni en su casa, para evitar una muerte que con una daga puede ser perpetrada con la misma prontitud, y con mayor sigilo; que no se debe exportar dinero, cuando su país no les ofrece casi nada donde invertir los rendimientos de cualquier mercancía que les compraron; y tercero, que nadie debe descargar bienes o trabajar en un festivo, mientras que los domingos se da toda la libertad para hacerlo, e incluso en los festivos se permite abiertamente la prostitución y se interpreta como una manera de honrar el día, porque los hombres generalmente están ociosos. Sus casas son malas, sus calles sin pavimentar e inmundas, su vino muy malo y su agua peor. Al lado de la ciudad hay un castillo antiguo sobre un alto peñasco, que solo es útil para vigilancia. Los mercaderes ingleses son cinco familias, la del señor Aaron Mico y el señor Alexander Bense, la del señor Calthrop Parker y el señor Robert Lang, la del señor Isaac Tiller y William Blondell, y la de señor Webb. El puerto de Alicante es 164 el más seguro de toda España, salvo el de Cartagena, su práctico es tranquilo, los cargos son en dólares al 12½. A continuación sigue un sumario de sus negocios. Los mejores productos de Inglaterra son el pescado seco y las sardinas, el primero generalmente de 4 a 4½ dólares, y el doble por quintal emplatado a bordo del barco, y las sardinas de 18 a 20 dólares por tonel. Los gastos a cargo del almacén del pescado seco suponen de 40 a 45 reales el bueno, y los restos de 38 a 40 reales por quintal; su aduana y otros cargos son cerca del 16 por ciento, y las sardinas buenas nunca rinden menos que 34 dineros por centena, lo que supone 20 pesetas por tonel, acerca de 5 libras inglesas. El plomo en general se vende a bordo de 3½ dólares a 3¾ pesetas por quintal, en tierra a 38 reales, los cargos son un 12%. La pimienta, por costumbre se vende mejor aquí que en Italia, los fardos pequeños rinden de 2 a 2½ reales por libra inglesas y este año 3 reales. Vendí el benjuí a 4½ reales por libra situada a bordo, pero en otras ocasiones 4 reales es un precio aceptable por la clase común, pero el mejor benjuí almendrado se vende por 6 o 7 reales. Los productos de lana se venden a crédito, de dos a seis meses a la vista. Las bayetas para mujer, en la costa a 8 reales; las bayetas de lana de la ciudad de Bocking de 8½ a 9 reales; las sayas de textura fina valen 180 dineros o cerca de 7 reales de plata; la medida de tela tupida perpetuana al mismo precio; las sargas estrechas rinden unos 15 dineros por pieza; otras sargas y perpetuanas en proporción a las sargas estrechas, si demuestran su calidad. Los clavos en fardos pequeños se venden a 16 dineros por libra de doce onzas, peso al que se venden todo tipo de especies. […] El vino se vende a quintales, que son dos galones y medio, a bordo cerca de 6 165 reales por quintal, de la clase llamada Alicante o tinto. El jabón se embarca en gran cantidad, costando a bordo de 90 a 95 reales por centena, a veces menos amalgamado con las mismas cenizas de yerbas con las que hacen su barrilla. Semillas aquí hay en cantidad, pero aun más en Denia, a catorce leguas en dirección este, donde se cargan anualmente alrededor de dos mil quintales. Las pasas cuestan en general 24 dineros por libra, y colocarlas a bordo unos 6 dineros ingleses. Su barrilla se acostumbra a suministrar a Venecia por su comercio de vidrio de Murano, pero Alejandría ahora se la suministra en mejores condiciones.222 Habiendo ya completado mi negocio aludido del maíz, con mi dinero a salvo a bordo del barco, el barco cargado de lanas para Venecia, y recuperada la salud, relaciones y empleo, mi largo y peligroso viaje terminó. De hecho, sería un mal cristiano si no pudiera, con toda humildad y gratitud religiosa, percibir tan grandes bendiciones y con mucho gusto decir: Sea alabado a Sennor Dios. Mi viaje de Barcelona a Madrid, cerca de 386 millas; de Madrid a Valencia unas 199; de Valencia a Alicante, 68; de Madrid al Escorial y regreso, 50. El conjunto de mis viajes en España, cerca de 703 millas. 22 de Marzo. Habiendo completado mis negocios en Alicante, zarpamos en una poderosa galera pasando por las famosas islas Ibiza [Iuersy], Menorca, Mallorca y Cerdeña. Interpreto la traducción de algunos conceptos de este apartado para su mejor comprensión, en general a partir de las notas del editor inglés del texto. 222 166 167 168 Francesco Spada Diario del viaje de España. 1666 169 Interesante la vida de Francesco Spada (1633-1698), de la república italiana de Lucca. Amos Parducci, en el prólogo de su edición del texto aquí editado,223 comenta: «después de haber iniciado el estado eclesiástico siendo joven, y luego de haber cambiado de opinión y casado con Anna Maria Orsetti, que lo convirtió en padre de once hijos, al morir su esposa sintió renacer en su corazón con fuerza la antigua vocación, y fue ordenado sacerdote, pasando los últimos años orando y meditando [...]. Le encargaron, junto con Bartolomeo Cenami, acompañar como ayuda de cámara a Pietro Guinigi y Giovanni Claudio Buonvisi, a quien la República de Lucca, siempre deseosa de ganarse la protección de los reyes de España, enviaron como embajadores extraordinarios a Madrid, por la muerte de Felipe IV.» El viaje se inicia en Lucca a finales de abril del año 1666, después de una ruta terrestre embarcan en Colliure, y el 26 de mayo recalan en Port Lligat dirigiéndose a Barcelona. La comitiva viajará a Madrid y abandonará España el 23 septiembre cruzando el río Bidasoa. Actualizo los nombres de las poblaciones. 223 Amos Parducci. «Il "Diario del viaggio di Spagna" di Francesco Spada.» Bollettino storico lucchese. Anno VII. Num. 2, pp.73-122 (Lucca, 1935). 170 El sábado 22 almorzamos en Fitor, donde termina el Languedoc. Aquí, como en la Provenza, abundan en especial los olivos, las vides, los cereales y los almendros, que se envían a varios países. Luego vimos, a mano derecha, a la distancia de una legua, el fuerte de Salses, que está cercano, y allí tienen los franceses una guarnición de 200 infantes. Por la tarde llegamos a Perpiñán, una ciudad del Rosellón muy famosa por sus pasados asedios. Está situada en medio de un terreno rodeado de agua, que la hace más segura, y en lugar de las murallas, que son muy antiguas y de poca protección, aleja al enemigo y hacen inútiles sus acciones. En un pequeño desnivel despliega una ciudadela hexagonal, con medias lunas y otras fortificaciones exteriores, considerada casi inexpugnable, aunque en nuestros tiempos la perdieron los españoles por falta de municiones, que no de defensas. Ahora los franceses tienen una guarnición de mil infantes, que gobierna el duque de Novalles, y en su ausencia el señor de Chatillon. En la catedral es estupendo el trabajo de mármol en bajorrelieve del altar mayor, y son muchas las reliquias que allí se conservan, entre las que destacan la madera de la Santa Cruz teñida con una gota visible de sangre, tres espinas de la corona, parte de la cabeza de San Juan Bautista, titular de la iglesia, un brazo de San Lorenzo, y otros objetos con gran decoro y riqueza en platería. El domingo 23 de mayo fuimos a la iglesia de San Domingo, donde se guarda una insigne reliquia, la mano izquierda de San Juan Bautista, la que puso sobre la cabeza del Redentor 171 cuando lo bautizó en el Jordán. Se mantiene intacta, con la carne seca, en la que aparecen las marcas de las cuerdas y algunas gotas de sangre, y la contemplamos, la veneramos y la besamos varias veces con gran alegría y devoción. El resto del día permanecimos allí retenidos por la dificultad de encontrar caballos, ya que las literas que nos habían servido desde Marsella hasta aquí, no estaban dispuestas a continuar. El lunes 24 salimos un poco tarde, respecto a la indicación que recibían los soldados de tener las puertas cerradas, y nos dirigimos hacia Cotlliure. Por el camino encontramos al gobernador de esta plaza, que es el señor de Obter, hijo del mariscal de Francia, que se dirigía a Perpiñán. Se detuvo a preguntar a nuestra gente por nosotros, y al saber que éramos caballeros italianos, mandó a su mozo a caballo a saludarnos, y ofrecernos la posibilidad de ver la fortaleza de Cotlliure, donde, si hubiera podido ver nuestras expresiones, el mismo nos habría llevado para servirnos. Nos pareció una cortesía muy distinguida, correspondimos con el debido agradecimiento, y seguimos adelante, llegando a la hora del almuerzo a Cotlliure. Este es un país muy desamparado, pero el hecho de estar situado en el mar, y en un lugar fronterizo, le da cierta notoriedad, y los franceses lo mantienen guarnecido de gentes valerosas, en número de 400. Vimos el castillo, que es medianamente fuerte, pero es más fuerte el pequeño castillo de San Telmo [de Stella] situado en la cima de un alto cerro, al que sin embargo no subimos por la dificultad del sendero. Encontramos oficiales franceses muy competentes, rivalizando todos en hacernos favores, al punto de ofrecernos algunos sus 172 habitaciones y camas, lo que aceptamos, ya que el hostal carecía de tal comodidad. Los habitantes de este lugar, y los de Perpiñán, aún conservan el habla y el vestido español, y están muy encariñados con la Corona Católica, declarándose dispuestos a hacer mudanza cuando se presente la ocasión. El martes 25, no habiendo p odido encontrar en este lugar caballos para hacer el camino por tierra, como yo deseaba, fue necesario hacerse a la mar después de medio día, habiendo alquilado dos barquitas de pesca que se llaman laúd, los mejores que estaban en ese puerto. A poca distancia costeamos la punta de los Pirineos, que dividen los dos reinos de Francia y España, y aquí empieza la Cataluña, y teniendo viento contrario decidimos fondear en Llançà, la primera población del territorio católico. Al ser un lugar de pescadores pobres faltaba albergue para los pasajeros, sin embargo el destino nos favoreció al encontrar a un buen anciano que cordialmente nos ofreció cobijo en una casita nueva, que servía de almacén, o enviarnos a un pueblo no muy lejano por la comodidad de las camas y demás, pero estuvimos muy bien acomodados allí. No menos cortesía encontramos en algunos sacerdotes, y particularmente en el cura del lugar, que además de la asistencia, nos dio un vino muy exquisito. Miércoles 26, fiesta del glorioso San Felipe Neri, mi protector, oí misa antes de marchar, y hice mis devociones en la capilla de un ermitaño, y después partí con muy buena mar, pero cuando nos habíamos adentrado un tanto la encontramos muy picada y tormentosa, irrumpiendo en una playa llena de rocas y aristas molestas. El viento no era muy fuerte, pero la 173 furia de las olas golpeaba y agitaba nuestras barquitas, y azoraba a los mismos marineros no menos que a nosotros, que por su impericia, y debido a la marea, luchaban para avanzar, de modo que tuvimos que retirarnos a una caleta llamada Port de la Selva [Port Longo], donde estuvimos de 14 a 20 horas en una cueva para defendernos del sol, donde observamos que había minas de talco. Traté de hacer a pie la legua que quedaba de camino, comenzando a subir aquellos peñascos y farallones, pero eran tan escarpados y abruptos, que como mal menor decidí exponerme de nuevo al mar, que ya parecía un poco disminuido, y resolvimos regresar a la barca para que nos llevara a Cadaqués, lo que consiguió felizmente con la ayuda divina, después de haber pasado el Cap de Creus, que aun en estado de calma permanece muy tormentoso. Cadaqués también es un lugar de pescadores, y sin hostales, pero encontramos albergue en casas de aldeanos con camas mediocres, lo que no fue poca suerte, ya que continuando la mala mar nos vimos obligados a quedarnos todo el viernes. En este tiempo fondeó en aquel puerto, que es muy capaz, la galera capitana de Génova que conducía a España a don Agustino Spinola, enviado por su República para la ceremonia de condolencia, y se detuvo en el puerto hasta el sábado, causándonos grandes problemas para escapar de ser vistos, y reconocidos de manera tan poco decente, por aquellos caballeros que conocían la condición de nuestros embajadores. El sábado 29, habiéndose tranquilizando el mar cruzamos el golfo de Roses, de cuatro leguas de ancho, dejando a la derecha esta fortaleza española fronteriza, que recién habían re174 forzado con 500 soldados, pero por el aire insalubre, y al no correr el dinero, comprendimos que casi todos huyeran. Entonces, por la tarde fuimos a Palamós, otro lugar fortificado, donde hay siete compañías de infantería, pero entre todas no completan el número de cien soldados, y estos más famélicos que capaces de hacer algo. Sabíamos que había entre ellos un Morganti de Lucca, pero reducido al hospital en un estado de salud desesperado. No dejamos de ayudarle en lo que pudimos, enviándole a visitar por el mayordomo y otros sirvientes nuestros, y dándole también algo de limosna para su sustento, pero sirvió para su sepultura, porque esa misma noche pasó a la otra vida. Muchos de los funcionarios milaneses que allí se reunieron se mostraron corteses con nosotros, y en particular el señor obispo Antonio Tettamanzi usó finuras que aún continuaron en Barcelona, adonde quería ir en nuestra compañía. El domingo 30 de mayo oímos misa temprano, con ganas de marcharnos, pero el viento, que se volvió en contra, nos lo impidió, y nos tuvimos que quedar con gran incomodidad en un mal alojamiento todo el día siguiente. El martes 1 de junio, habiéndose girado buen viento abordamos un barco grande de Livorno que se dirigía a Barcelona, donde esperábamos poder llegar por la tarde, pero al calmarse de repente acordamos quedarnos en Mataró, un lugar hermoso y grande. El miércoles 2 retomamos nuestro barco y partimos con viento favorable, que nos acompañó dos millas hasta Barcelona, aquí cambió a contrario, y tan vigoroso que alteró mucho la 175 mar, y poco faltó que por descuido de los marineros en arriar un lienzo que les serbia de vela, encalláramos en la playa. En el término de tres horas y con mucha dificultad todos llegamos íntegros al lugar, donde nos esperaban aquellos dos criados que habíamos enviado desde Cannes por mar con nuestras ropas, y que habían llegado muchos días antes, pero al vernos tardar no dejaban de sospechar que nos había ocurrido alguna desgracia, y en particular caer en manos de los piratas berberiscos, que por su proximidad suelen frecuentar estas costas, y siempre regresan con alguna presa. En Barcelona nos alojamos en el convento de los padres Franciscanos, que es muy famoso por su fundación, siendo uno de los primeros erigidos por el padre San Francisco, y notable por el edificio que con el tiempo se hizo grandioso, y por la cantidad de frailes que vivian allí, hasta 130. El viernes 4, el virrey, señor Don Vincenzo Gonzaga,224 envió a un caballero suyo a recibir a estos señores embajadores, y ese día salimos a dar un paseo por la ciudad con carroza a cuatro de su excelencia. Vimos la catedral llamada de Santa Eulàlia, cuyo cuerpo descansa en una capilla subterránea alumbrada con muchas lámparas de plata, la fábrica del edificio es antigua, como lo son las de las dos colegiatas de Santa Maria del Mar, y del Pi, que son las principales y las mejores de Barcelona. 224 Vincenzo Gonzaga Doria (1602-1694), militar italiano que ocupó altos cargos al servicio del rey de España. 176 El sábado 5 subimos a una terraza del convento que descubre el puerto, de donde vimos partir once galeras que iban a Denia para llevarse a la reina esposa, y conducirla a su destino, entre estas hizo la más hermosa exhibición la real de España, toda adornada y engastada en oro, recién fabricada para esta ocasión. El domingo 6 de junio, salimos por la tarde con el mismo carruaje de su excelencia al paseo que se hace sobre la muralla, cerca del mar, donde vimos muchas damas ciertamente corteses, pero ya no hermosas, pues se deforman con el desfavorable y demasiado libre modo de vestir, y con el rojo desmesurado que se ponen en la cara. Barcelona tiene sus murallas terraplenadas, de tal forma que uno o dos carruajes pueden pasear de frente. El resto no es vistoso, ni son suntuosas sus construcciones, pero no por esto deja de ser una ciudad noble y grande, de 70 mil almas, a pesar de que gran parte de las casas aun hoy están arruinadas por las pasadas revoluciones. Demoramos en Barcelona todo el día 10 de junio, dando tiempo a superar algunas dificultades en cuanto al tratamiento que debía hacer el virrey a nuestros embajadores cuando se hubiera resuelto recibir a los excelentísimos señores para presentarle las credenciales. Pero no habiendo llegado a concluir nada satisfactorio, porque su excelencia decía que tenía las manos atadas, y no podía exceder de las órdenes escritas, y las costumbres anteriores, y sabiendo por otra parte que estas no eran muy ajustadas a la condición de los embajadores, aconsejó a dichos señores prescindir de la visita, 177 bastando con enviar a uno de sus compañeros a corresponder al oficio pasado a su excelencia. Sujetándose a esta ventaja para la República, me ordenaron ir al virrey para devolverle en su nombre la debida gratitud por los favores recibidos, lo que realicé la mañana del miércoles día de 9, siendo acogido por su excelencia con excesiva amabilidad, que sobre las expresiones corteses y afectuosas hacia la República, que siempre nombró con el título de serenísima, y a sus ministros, se complació en honrarme con términos muy favorecidos, y con palabras de gran familiaridad, habiendo querido ser informado por mí de la calidad de nuestro gobierno, y los asuntos del magistrado supremo, y otras circunstancias del país. La audiencia se prolongó cerca de una hora, habiéndome hecho sentar en una silla como la suya, ambos de cara a la puerta de la antesala, a la que, al partir, quiso acompañarme brevemente. Se disculpó conmigo en repetidas ocasiones por no haberme dado el almuerzo, como se lo había dado al señor Bartolomeo Cenami, quien le había visitado con una carta del embajador, su padre, diciendo que no sabía que me encontraba allí y que no ignoraba su deuda, todo conceptos que surgían de su gran bondad, de que este señor está dotado en sumo grado. El viernes 11 nos levantamos muy temprano para salir y llegar a Montserrat por la tarde, pero la pereza de nuestros cocheros no nos dejó pasar a Martorell. Habiendo tomado mulas para cabalgar, el sábado por la mañana, víspera de Pentecostés, salimos de madrugada para llegar a Montserrat a tiempo de poder oír misa, y cumplir con 178 nuestras devociones. Hechas dos terceras partes del camino comenzamos a subir la montaña por una larga legua de pésimo y fastidioso camino, agravado por la lluvia, que enjabonando aquellas piedras vivaces, no dejaba que los animales asentaran sus patas, aunque eran muy hábiles y firmes. A la izquierda teníamos un monte horrible e inaccesible, y a la derecha precipicios que el ojo no soportaba mirar al fondo, y el camino era tan angosto y desdichado que parecía imposible no desplomarse, no obstante, con la ayuda de la Santísima Virgen, y sin ninguna desgracia, llegamos a Montserrat antes de las 13 horas. Después de hacer nuestras devociones, los religiosos nos condujeron a venerar y contemplar de cerca la efigie milagrosa de Nuestra Señora, que fue encontrada hace 777 años. Es de relieve y no se sabe de qué material está formada, sentada con el niño en brazos, ennegrecidas la cara y las manos como la de Loreto, inspira una gran devoción. Nos permitieron acercarnos a besar la mano de dicha Santísima Virgen, un favor que solo se suele conceder a personas de alto condición, pero el de nuestros embajadores ya era conocido por haber declarado su calidad en Barcelona, por lo que no encontramos ninguna dificultad con estos padres para gozar de este privilegio, aunque en otras cosas no los encontramos muy corteses, a causa de tantos forasteros que pasan por el lugar. El rey Felipe III de las Españas, tomó la Santa Imagen de la antigua Iglesia en 1599, y la colocó en un magnífico y augusto templo digno de su real munificencia, donde en la actualidad se encuentra venerada por la devota y continua multitud de peregrinos. Y allí alumbraba la sagrada efigie frente a 70 grandes lámparas de plata, que combinadas con los ricos 179 obsequios conservados en el tesoro de la sacristía muestran, no solo la inmensa generosidad de esta Gran Señora en dispensar su gratitud, sino también la piedad de muchos príncipes y reyes hacia este santuario. Regentan la iglesia los monjes benedictinos negros, en un número de 80, que habitan en el rico y noble monasterio, señores de lo temporal y espiritual de este y otros lugares. La montaña, aunque muy áspera, es sin embargo hermosa, rematando en la parte superior en muchas puntas afiladas, que hacen una vista muy curiosa, y está tan inclinada sobre la iglesia y monasterio, que parece siempre amenazarlos de ruina. En medio de los horrores de esta montaña conviven esparcidos en 13 ermitas tantos ermitaños de la misma orden de monjes, venerables por las canas y la santidad de la vida, que ocho veces al año, en las solemnidades mayores, descienden para participar junto a los monjes en el coro. A las 7 de la tarde volvimos a montar a caballo, y bordeando por el otro lado de la montaña, no tan dificultoso, llegamos a Igualada a la una de la madrugada. El domingo 13 de junio nos levantamos muy tarde, y a pesar de la lluvia fuimos a la iglesia principal a escuchar misa. Vimos allí un crucifijo milagroso, semejante al de los Bianchi di Lucca,225 muy antiguo y prodigioso, ya que hacia mediodía del Viernes Santo la sangre gotea de varias partes a medida que aparecen las señales, y todo queda plenamente probado 225 En la población italiana de Lucca, la iglesia del Crocifisso dei Bianchi, se relaciona con el movimiento religioso de los Penitentes Blancos, del siglo XIV, que tenían una especial devoción por un crucifijo de madera procedente de la iglesia de San Romano, de la misma ciudad. 180 por las indagaciones que se han realizado. Todo este día el mal tiempo nos obligó a parar en Igualada, una población bastante grande y habitada. El lunes 14, después de oír misa, y aún continuando la lluvia, almorzamos y después partimos, y por la tarde llegamos a Santa María del Camí. El martes 15, habiendo desayunado y aplazado mucho la partida, mejoró el tiempo, y por la tarde nos dirigimos a Cervera por muy mal camino, donde, al ser el hostal tan malo, encontramos un cortés hospedaje en el convento de los padres franciscanos. El miércoles 16 descansamos en Bellpuig, un lugar muy protegido, allí vimos la iglesia de los zoccolanti y los sepulcros de los Cardona, antiguos señores de este lugar que ahora pertenece al duque de Sesaa, y uno en particular de finísimo mármol con muchas estatuas erigidas en memoria de Don Raimundo de Cardona226, un capitán famoso en su tiempo. Por la tarde llegamos a Mollerussa, un lugar, como muchos otros en Cataluña, destruido por las guerras pasadas. El jueves nos levantamos temprano y llegamos a Lleida a las 12 horas. Esta es una ciudad episcopal, famosa por los dos sitios sostenidos valientemente contra los franceses en estos 226 El sepulcro de Ramón Folch de Cardona, realizado por el escultor italiano Giovanni da Nola entre los años 1522 y 1525, situado en de iglesia de San Nicolás. 181 tiempos. Se sitúa en la espalda de un cerro en medio de un gran llano, y en lo alto de él está plantada la fortaleza, muy antigua, pero ayudada por la naturaleza es poco menos que inexpugnable. Vimos hasta dónde habían avanzado los franceses por debajo de la plaza, y hasta dónde había llegado el mismo príncipe de Condé227 en persona, o sea al último reducto, del que luego fueron expulsados c0n valentía. La guarnición que actualmente tienen allí los españoles es sólo una escasa compañía de infantes, muy mal pagados. La población está casi completamente destruida, y aparte de la catedral, que es un buen pedazo de iglesia de estructura antigua, no tiene nada más de considerable. Por la tarde fuimos a Fraga, un castillo también muy fuerte por su situación, y bañado por un gran río. Poco antes de llegar a este lugar salimos de Cataluña, un país plenamente cultivado y fecundo, y entramos en Aragón. Después de nosotros llegó a la misma hostería una castellana joven y gallarda a caballo, con hábito de hombre, acompañada de gente armada y gente de librea, la saludamos, y eran muy educados y corteses, y tuvimos mucha curiosidad por saber quién era, pero por más diligencias que hicimos por medio de las huestes y cocheros para averiguar la verdad, no pudimos sacar otra cosa excepto que era una dama de posición, que se dirigía a Milán. 227 Luís II de Borbón Condé (1621–1686). Príncipe de Condé, duque de Enghien y virrey de Cataluña el año 1647. 182 El viernes 18 salimos un poco tarde por la lluvia, y después de desayunar nos dirigimos a Peñalba, donde paramos por la tarde. El sábado 19 descansamos en la venta de Santa Lucía, y por la tarde pasamos a Osera. El domingo 20 de junio fuimos a la Puebla de Alfindén a oír misa, y allí almorzamos, y hacia las veinte horas llegamos a Zaragoza. En toda la tarde no dejamos de ver el numerosísimo paseo de carruajes que recorre la ribera del Ebro, o Ibero, río muy grande y renombrado, que discurre entre un arrabal y la ciudad, uniéndolos con dos puentes, uno moderno de piedra y otro de madera. Zaragoza es la capital de Aragón, donde reside el virrey y el Justicia, que es un tribunal muy privilegiado de este reino, y que tiene autoridad suprema en muchas cosas, sin depender de las órdenes reales. No está rodeada de murallas, ni tiene otra fortaleza que un antiguo castillo construido por los reyes moros para su habitación, cuando dominaban España, pero hoy está carente de cualquier defensa. Las calles son mejores que las de Barcelona y en especial la principal, que es recta, ancha y llena de buenos edificios. También hay muchas iglesias hermosas como la catedral, la de la Virgen del Pilar, la de Santa Engracia, la de San Francisco, y otras. La virgen del Pilar es una efigie muy venerada, tanto por su antigüedad, como por los favores que de ella se reciben. A su alrededor resplandecen ochenta grandes lámparas de plata, en un antiguo templo ya consagrado por el apóstol San Jaime para honrar a la gran madre de Dios, que fue vista durante 183 muchos siglos sentada sobre un pilar, o columna de mármol, que aún permanece en pie en dicho lugar, cortejada por muchos coros angelicales. Estaba continuamente a la vista de los mismos moros en su palacio de dicha iglesia, por lo que algunos de ellos al darse cuenta de tan estupendo milagro mudaron a la Santa Fe. En el de Santa Engracia hay un templo subterráneo con columnas de mármol, muy antiguo y hermoso, que además de muchos cuerpos santos de mártires tiene un pozo de su misma sangre recogida por dicha Santa. El lunes 21, después de comer en Zaragoza llegamos por la tarde a María. El martes 22 descansamos en Longares, y por la tarde pernoctamos en la venta de San Martín.228 El miércoles 23 llegamos a Daroca, donde paramos todo este día, y a la mañana siguiente se celebraba la ceremonia del Corpus Christi, que en esta tierra se festeja de manera particular y con gran concurrencia de extranjeros. Es muy famoso en España el milagro de las Santas Hostia y los Corporales de Daroca [relata la historia de los corporales].229 Daroca es una población grande, de 4.000 almas, tiene una hermosa calle, larga y ancha, con buenos edificios, y los habitantes son civilizados y corteses, como experimentamos, habiendo todos 228 Esta venta se situaba en el puerto de Cariñena o de San Martín. En el collado, una planicie de pastos, Fray Pedro José de Parras señala que «hay una venta en que se halla bastante decencia, pagando lo que corresponde al gasto». Ahora las ruinas de este edificio acompañan los trigales. 229 Sobre el milagro de los santos corporales, ver pàgina 300. 184 mostrado gran interés en hospedarnos, y favoreciéndonos en particular el decano y dos canónigos de la colegiata, que habiendo estado mucho tiempo en Roma se familiarizaron con muchos lucaneses. Salimos el mismo día, después del almuerzo, y llegamos a Used por la noche. El viernes 25, a dos leguas de Used entramos en Castilla, país un poco más fértil que Aragón, pero mucho peor en las posadas, pues de aquí a Alcalá de Henares siempre estuvimos mal […] descansamos en Tortuera, y por la tarde llegamos a Anchuela del Campo. El sábado 26 almorzamos en Maranchón, y por la noche cenamos en Alcolea del Pinar. El domingo 27 de junio descansamos en Algora, y por la tarde en Gajanejos. El lunes 28 almorzamos en Torija, y por la tarde fuimos a Guadalajara, población muy grande, de los duques del Infantado, que la tenían, con otras tierras, en permuta con el rey cuando le cedieron Madrid por habitación. Martes 29, día de San Pedro, habiendo descansado salimos a las 2 de la madrugada y llegamos a las 12 a Alcalá de Henares, donde, después de oír misa, fuimos a visitar la ciudad, que disfruta del nombre de bella por la anchura de las calles y plazas, y por la perfección de las iglesias, pero es mucho más famosa por la Universidad de los Estudios, que allí florece casi en competencia con Salamanca, habiendo 24 colegios. Des185 pués de comer salimos para llegar a Madrid por la tarde, y al llegar a la Alameda, que está a dos leguas, desmontamos en una casa del amigo del embajador Don Lorenzo Cenami,230 donde vino poco después su señoría ilustrísima con tres carros de a seis a conocer a los señores embajadores, y después de los cumplidos mutuos entró en su carruaje y nos llevó a Madrid, a su casa situada en la calle de Las Huertas, cerca de la Iglesia de San Sebastián, que es muy honorable, y bien en punto, donde con la generosidad y cortesía de los suyos, nos trató espléndidamente todo el tiempo que estuvimos en Madrid. Madrid está situada sobre una agradable colina que no es montañosa, sino llana, salvo en algunos lugares, donde tiene poca pendiente y desnivel. Su círculo se extiende dos leguas y media, y la forma es casi ovalada, tomando su longitud de medio día al norte, y su anchura de este a oeste. [Sigue la descripción de la ciudad de Madrid y del Escorial]. El martes [7 de septiembre] regresamos a Madrid con la resolución de tomar el camino de Italia al día siguiente, después de haber estado detenidos en Madrid por espacio de setenta días. Sin embargo no pudimos apresurarnos y salir antes de la medianoche, y el embajador Cenami, aunque se le rogó que no se molestara, ya que era de noche, quiso acompañarnos con unos tiros de seis a la parte exterior de la puerta,231 y nos separamos no sin muestras de mutuo afecto. Subi230 Lorenzo Cenami tomó posesión del cargo de embajador de la república de Lucca en España el año 1663. 231 Se entiende la puerta de la muralla. 186 mos a nuestro carruaje, y a las dos pasada la medianoche llegamos a Valdemoro. El jueves 9 de septiembre por la mañana fuimos a almorzar a Aranjuez, villa de las delicias del rey, habiéndonos hecho tomar este camino, que es un poco más largo, por las indicaciones de no irnos de España sin ver este milagro del arte, pero lo visto no correspondió a lo esperado, porque aunque hay jardines deliciosos con muchas fuentes y estatuas, no hay motivo para tanto asombro, y se ve mucho mejor en otras partes, y particularmente en Frascati.232 Por allí pasa el Tajo, famoso río de España, pero al estar en su origen no merece otro nombre que río. En este lugar aun se encuentran hermosas cacerías, y hay muchos animales en el campo, casi domesticados por la certeza de ser afrentados solo por manos reales. Por la tarde fuimos a Baiona,233 donde no encontramos ni comodidad, ni comida, ni camas, por lo tanto, fue necesario suplirlo con paciencia. El viernes 10 salimos temprano y descansamos en Loeches, distinción de Grande que poseía el hijo mayor del difunto Don 232 Ciudad italiana del Lacio, distinguida por las casas de recreo ajardinadas levantadas a partir del siglo XVI por los Papas, cardenales y nobles de Roma como símbolo de estado. 233 El año 1814 Fernando VII ordenó el cambio de nombre de Bayona de Tajuña a Titulcia, porque había sido un importante asentamiento romano. Aunque se comentó que el cambio se produjo porque el rey, en sus viajes a Aranjuez, no quería recordar el nombre de la ciudad francesa en la que abdicó a favor del emperador francés. 187 Luis de Haro,234 que ahora está en Lisboa preso de los portugueses. Nos dirigimos por la tarde a Alcalá de Henares, ciudad de jurisdicción temporal y espiritual del arzobispo de Toledo. El sábado 11 fuimos a almorzar a Marchamalo, que merecidamente lleva el nombre de malo, y hacia la tarde pasamos por la Virgen de Sopetrán, un lugar de gran devoción, y es tradición que allí se apareció la Virgen en persona, tomó a un moro de la mano y paseó mucho tiempo con él, mandándole que se hicieran cristiano, e instruyéndole en los misterios de nuestra fe. La iglesia está muy bien construida, y allí viven 30 monjes benedictinos. Por la tarde fuimos a Padilla de Hita, donde no tuvimos mejor suerte que en Baiona. El domingo 12 de septiembre después de oír misa fuimos a descasar a Rebollosa de Jadraque [Ronoiosa], y por la noche a Paredes de Sigüenza. El lunes 13 almorzamos en Manzares, un buen lugar, en cuyas raíces corre el Duero, y por la tarde descansamos en Almazán. El martes 14 cenamos en Hinojosa del Campo [Inocosa], y por la tarde a Ágreda, último lugar de Castilla, por los lugares de cuyo reino no se puede alojar más miserablemente, no sólo faltando los alimentos, que es defecto común en la mayor parte de España, sino también dormir cómodamente, y es difícil encontrar acogida para poder estar a cubierto. 234 Valido del rey Felipe IV. 188 El miércoles 15 vimos las fronteras de tres reinos en el mismo lugar, Castilla, Aragón y Navarra, en un triángulo, luego avanzando llegamos a Cintruénigo [Sant'Idrongo] alrededor de las 11 de la noche. El jueves 16, partimos después de levantarnos, y al cabo de tres leguas encontramos el río Ebro, que cruzamos en barca, y luego seguimos otras dos leguas por el río Aragón, deteniéndonos a almorzar en Marcilla, y por la tarde, dos horas antes de la media noche, llegamos a la posada de Tafalla habiendo compensado el aburrimiento de un larguísimo día con el buen trato que recibimos allí por parte de los amables hosteleros. El viernes 17 descansamos en la venta de la Campana,235 y por la tarde llegamos a la ciudad de Pamplona, cabeza de Navarra, donde reside el virrey, duque de San Germán. Su contorno no llega a media legua, y el pueblo no pasa de 6.000 habitantes. La muralla es de piedra aterrazada, y se estaba reparando y modernizando donde era más necesario. Hay una fortaleza pentagonal en el lado occidental, muy bien concebida, con fortificaciones modernas, defensas de mosquete y dotada de dos compañías de infantería española. Las calles de la ciudad son rectas, pero los edificios de poca amplitud. La iglesia principal es muy antigua y en ella están enterrados algunos de los antiguos reyes de Aragón. Esta ciudad fue construida 235 Las ventas de las Campanas si situaban cercano al lugar de Tiebas. Un grabado del tiempo de las guerras carlistas conserva la imagen de este edificio solitario, alivio de caminantes bajo la sierra de Alaiz. 189 por Pompeyo el Grande, por lo que aun se llama Pompeiopoli. Vimos el sitio donde cayó San Ignacio de Loyola, golpeado y herido por un golpe de sagro,236 mientras se encontraba de soldado defendiendo esta plaza que los franceses pretendían. Caída por la que resucitó a una nueva vida, cuando reconoció a la cristiandad y a toda la iglesia los gloriosos éxitos de la religión católica. Había una pequeña capilla con una inscripción en latín, que señala este hecho, y estaban a punto de construir una iglesia en el lugar. La dificultad de encontrar mulas para llevarnos a San Sebastián hizo que nos quedáramos todo el sábado y el domingo en Pamplona. El lunes 20 montamos a caballo dirigiéndonos a Irún a descansar, y por un camino muy malo y difícil comenzamos la ascensión de los montes de Bearne,237 que forman parte de los Pirineos. Por la tarde descansamos en Lecumberri. El martes 21, habiendo hecho tres leguas, llegamos al confín del reino de Navarra y entramos en Vizcaya, y al cabo de tres horas, pasado el mediodía llegamos muy cansados a Tolosa, y allí nos quedamos el resto del día. Navarra es un país pequeño y en su mayor parte montañoso, pero mucho mejor que Castilla, siendo cultivado y lleno de viñedos, y aquel yermo y despoblado. Al llegar a la frontera terminó el mal camino, aunque la montaña se extendía hasta Tolosa, que es una población grande y hermosa, situada en la llanura de un peque236 Un tipo de munición de cañón. Este nombre, perdido o equivocado, quizás se deriva de Beramendi, un lugar de paso del camino. 237 190 ño valle rodeado de montañas por todas partes, y el río Orio corre por sus murallas. El miércoles 22, después de levantarnos anduvimos por bellos caminos y por agradables y fértiles lugares, faltados sólo de uvas, que no las plantan para que en lugar de vino se beba la sidra, que está hecha de las manzanas que abundan en el país. El habla de esta gente, que se llama vasca, es muy extraña, lo que sugiere que se trata de la antigua de los godos, que habitaron por estos lares, tal vez corrompida y alterada por el tiempo y por la cercanía de otras naciones. A la hora del almuerzo llegamos a San Sebastián, lugar muy nombrado por su puerto, capaz y seguro sobre el océano, al que ha contribuido el arte no menos que la naturaleza, pues ha formado por parapeto una pequeña montaña que se adentra en el mar, y lo defiende de los vientos. Al pie de dicha montaña se sitúa la población, fuerte no solo por el sitio, estando casi rodeada por el mar como una península, que por un castillo que la domina. El lugar es mercantil, sirviendo de escala para los países del norte, y para toda Flandes, y aunque muy pequeño, lo habitan unas ocho mil almas. El rey Felipe IV se alojó allí durante la época del Congreso de los Pirineos, acercándose a veces a la isla de Beonia, a tres leguas de allí.238 El jueves 23 fuimos a almorzar a Irún, última tierra del dominio de España, donde el acoso y la impertinencia de los alguaciles que supervisan el contrabando y el transporte 238 Isla de los Faisanes, donde el año 1660 se firmó el tratado de los Pirineos. 191 prohibido de mercancías hace difícil el tránsito a los pasajeros, y no es suficiente una gran suma de dinero para librarse de esta vejación. Bajamos a la costa, que discurre por el llano, y vimos a poca distancia el fuerte de Fuenterrabía, la plaza fronteriza de los españoles, y vimos de cerca la isla Beonia, tan famosa por el congreso de los dos ministros de Francia y España, del que surgió la tan ansiada paz, y el enlace entre estas coronas. La isla tiene forma ovalada, pero de poco recorrido, y sólo se utilizó a este efecto por ser el límite de los dos monarcas. La costa es cómoda y amplia, y se puede recorrer en barca. 192 Dionigio Carli Viaje cierto y curioso del padre Dionigi Carli, de Piacenza y del padre Micahel Angelo de Guatini, de Reggio, capuchinos, predicadores y misioneros apostólicos. 1669 193 El capuchino Dionigi Carli de Piacenza, nacido hacia 1635, estudió filosofía y lógica y se convirtió en predicador, actividad a la que dedicó su vida. Con Michael Angelo de Guattini, de la misma orden, viajaron a África como misioneros. Su conocido viaje al Congo empezó el día 25 de noviembre del año 1666 en Bolonia, embarcaron en Génova y se dirigieron a Lisboa, Brasil, Luanda (Angola) y Bamba (Congo). Carli sigue por Brasil, Cádiz, Santiago de Compostela, en barco llega a Cádiz y recorre España y Francia, regresando a Bolonia el día 25 de enero de 1671. Otro viaje de misiones le llevó a Oriente Medio entre los años 1678 y 1685. De Venecia a Malta, Chipre, Trípoli, Beirut (Líbano), Alepo (Siria), Babilonia, Basora (Irak), Isfahán (Irán), Tiflis (Georgia), Armenia, Trebisonda y Constantinopla (Turquía), y regreso a Venecia. Y el año 1687 se encontraba de misiones en California, muriendo en 1695. La crónica del viaje de Guattini y Carli al Congo tuvo una gran difusión, por lo novedoso de la exploración de lugares tan lejanos y desconocido, y contribuyó a su conocimiento por el público europeo. Guattini murió en Bamba y dejó la crónica del viaje en manos de Carlo, que la utilizó y completó en varias ediciones. Cuatro en italiano, una en francés y otra en alemán, con veinte años de diferencia, y posterior la inglesa. «Viaggio del P. Dionigi de Carli da Piacenza, e del P. Micahel Angelo de Guatini da Reggio, capuccini, predicatori e missionari apostolici nel regno del Congo» (Reggio, 1671). Primera edición del viaje. 194 «Viaggio del padre Michael Angelo de Guattini da Reggio, et del P. Dionigi de Carli da Piacenza, capuccini, predicatori, & missionari apostolici nel regno del Congo» (Bologna, 1674). Nueva edición con la incorporación de las cartas inéditas de Guattini en las que narra el viaje de Génova a Luanda, y la ya conocida narración de Carli de la estáncia en el Congo y el viaje de retorno. «Viaggio nel regno del Congo. Del padre Michael Angelo de Guattini da Reggio, et del padre Dionigi de Carli da Piacenza, capuccini, predicatori, & missionari apostolici nel regno del Congo» (Venetia, 1679). Reimpresión del volumen de 1671. «Relation curieuse et nouvelle d'un voyage de Congo. Fait és années 1666 & 1667 par les RR. PP. Michel Ange de Gattine, & Denys de Carli de Plaisance, capucins & missionaires apostoliques au dit royaume de Congo» (Lyon, 1680). Traducción con recortes. «Il Moro trasportato mell'inclita città di Venetia, o vero curioso racconto de costumi, riti, e religione de popoli dell' Africa, America, Asia, & Europa. Ravvisati dal molto reverendo padri Dionigio Carli da Piacenza, predicatore capuccino, e missionario apostolico in quelle parti» (Bassano, 1687). Libro compuesto de varios viajes, en el que corresponde al Congo, y en relación al texto de su paso por España, Carli lo reescribe con más información, aunque prescinde de algunos comentarios de interés. «Der nach Venedig überbrachte Mohr. Oder, curiose und warhaffte Erzehlung und Beschreibung aller Curiositäten und Denckwürdigkeiten, welche dem wohlehrwürdigen P. Dionysio Carli von Placenz» (Ausburg, 1692). 195 Awnsham Churchill ed. «A curious and exact account of a voyage to Congo in the years 1666 and 1667. By the R.R. F.F. Michael Angelo of Gattina, and Denis de Carli of Piacenza, capuchins, and apostolick missioners into the said kingdom of Congo.» Collection of voyages and travels. Vol.I. (London, 1732). La traducción está limitada al paso de Carli por España al regreso de su viaje a África y Brasil, a finales del año 1669. Sigo el texto de 1687, el más completo, pero incluyo algún fragmento adicional de la edición del año 1671. Actualizo los nombres de las poblaciones. 196 Al llegar frente a la bahía del gran puerto de Cádiz vimos galeones, naves, corbetas, galeras, urcas, carabelas, saetías, pataches, goletas, barcos, tartanas, bergantines, fragatas, infinidad de maderajes, que parecía una gran selva trasladada al mar.239 Al entrar, zarpaban veinticinco buques enormes de diferentes naciones, con tantos disparos que parecían estar luchando, y creímos que en el puerto había más de mil. Este es el primer puerto en Europa de los católicos, al que llegan buques de todas partes del mundo, el nuevo y el viejo, y del que entran y salen treinta o cuarenta de gran tamaño como si fueran barquitas, es decir, desapercibidos por la multitud. A nuestra llegada recibimos muchos y repetidos saludos, disparando cientos de cañonazos. Cuando soltaron el ancla desembarqué en compañía de algunos mercaderes españoles, y de alguien que se hacía pasar por caballero, pero luego conocí que era un solemne bribón. Al pasar la aduana era necesario mostrar las mercancías a los encargados de la gabela, que nos detuvieron por llevar un barril y una carga de vino, pero en especial por los géneros de esos señores. Yo me adelanté y les dije, 'esto y esto es mío', y el caballero, 'esto es mío, pero soy un soldado de su majestad', y se le permitió entrar, y después a los españoles. Habíamos dado solamente unos cuarenta pasos cuando encontramos al jefe del resguardo que detuvo a los mozos de 239 Carli utiliza la palabra «legni» para designar a los barcos, que eran de madera, y que con sus mástiles sugieren la imagen de bosque marítimo: «legni infiniti che ben sembrava una gran selva trapiantata del mare.» 197 cuerda ordenándoles regresar a la gabela, pero los españoles contestaron que no era necesario porque todo ya había sido aclarado, a lo que respondió con altanería, ya que eran aldeanos. Y de las palabras pasaron a los hechos y a las armas, que en estas partes es costumbre que todos lleven espada y daga, al ser el lugar un sitio muy concurrido, frente a la aduana del puerto, donde desembocan cinco calles que conducen a una plaza vulgar. Al punto empezó un griterío y salieron a relucir más de cien espadas. La refriega crecía cada vez más, pero al estar tan pegados los contendientes era casi imposible herirse, y los guardias se golpeaban entre ellos con las espadas y las dagas, con tantos lamentos que parecía que se cortaban a pedazos sin piedad. Levantaban tanto polvo que ni se distinguían, y de todos lados llegaban gentes de diferentes naciones que en seguida sacaban las espadas, acercándose para participar, creyendo por el gran griterío que había muchos muertos y heridos. Lo que acrecentaba el enredo era que los que llegaban no podían informarse de lo que sucedía, mientras el falso caballero y yo nos habíamos recluido en una tienda cercana, y a duras penas podíamos aguantar las risas. La gente que por negocios iba y regresaba del puerto a la aduana, al encontrarse este obstáculo, la plaza invadida frente a la recepción, incapaz de salir unos y de entrar los otros, creyendo todos que se trataba de un suceso notable informaron al cuerpo de guardia del palacio del gobernador, diciendo que la ciudad se había amotinado, y que estaban empezando a cerrar las tiendas y los negociantes huían acarreando las mesas con las telas que mostraban en la plaza. El gobernador, 198 informado del caso, envió a su guardia de inmediato para sofocar este tumulto, que se podía percibir desde lejos. A tal punto llegaron las cosas en esta ciudad, puesta en zozobra por nada, aunque pronto se remediaron. Regresaban a la aduana ocho o diez ingleses y holandeses, borrachos de beber vino español, para ir a su barco a digerir lo que habían engullido sin medida, cuando al encontrar tanta gente en medio del polvo empezaron a tirar piedras con tanta furia que fueron afortunados los que huyeron a todo correr. Los que se acosaban tan terriblemente al sufrir el torbellino de piedras pensaron que eran muchos los agresores, se detuvieron y se acabó esta locura al desaparecer unos por un lado y otros por el otro. Poco después llegaron los soldados enviados por el gobernador, que al no encontrar ni muertos ni heridos, ni siquiera una gota de sangre, y viendo el resultado de la pelea, regresaron en medio de risas. Yo me dirigí a nuestro convento, y el caballero a buscar sus cosas y a su siervo.240 Fui recibido con gran caridad y compasión por los padres españoles, que al ver que regresaba maltratado de países tan remotos me dieron habitación en la enfermería, y todos me conocían por el enfermo. Mi propósito era descansar mientras el capitán de nuestro convoy despachaba algunos asuntos, y después partir con ellos a Italia. Pero no fue posible, porque con el cambio atmosférico se agravó mi fiebre y fue necesario 240 El convento de capuchinos que visitó Carli se construyó el año 1639 en el peñón de Santa Catalina, así llamado en memoria de una antigua ermita erigida en el espacio que ocupó el convento. Bartolomé Esteban Murillo realizó la decoración de algunas capillas y el año 1681 vivió en el convento. El edificio, víctima de las guerras, fue abandonado y saqueado, y hacia finales del siglo veinte derribado, preservándose la iglesia de Santa Catalina. 199 ponerme en manos de los médicos, que me sacaron doce cuencos de sangre, y me quedé un mes en la cama mientras los barcos partían a su destino. Permanecí en esta hermosa ciudad, situada en un llano y poblada por gentes de varias naciones, y si no fuera una península se acrecentaría en perjuicio de Sevilla, y no sería sorprendente que todos los negocios de Indias se instalaran en esta ciudad,241 que tiene más de la mitad de las casas sin tejado, pero pavimentadas al estilo de Nápoles, y el resto están cubiertas como las nuestras.242 Me dijeron que había unas cincuenta mil almas, en su mayoría comerciantes y gente de mar, y es abundante en todas las cosas necesarias para la vida humana, que llegan desde diferentes partes. El obispo era un padre franciscano,243 persona de gran integridad y vida piadosa. Un día vi una procesión que llevaba el Santísimo Sacramento a un hombre moribundo, formada de esta manera. Al comienzo iban tres tambores y seis trompetas, después la cruz y la compañía del Santísimo con las velas encendidas en las manos, seguían seis pífanos y detrás numerosos sacerdotes con grandes vestimentas, un 241 Es profética la visión de Carli. Cuando visita Cádiz ya era importante en el tráfico atlántico, pero no fue hasta el año 1717, y a causa de las dificultades para navegar por el Guadalquivir, que se traslada de Sevilla la Casa de Contratación, y con ella el monopolio comercial americano. 242 El año 1749 fray Pedro José de Parras escribe, «No hay tejado alguno en la ciudad, todo está coronado de azoteas de muchísimas torres.» La crónica de su viaje en este mismo volumen. 243 Lo llama padre zoccolante, una expresión relativa a los zuecos de los frailes franciscanos de la orden tercera. Se trata de Alfonso Vázquez (Toledo, 1606-Cádiz, 1672). 200 grupo de músicos con muchos instrumentos, algunos canónicos y el baldaquino con el Santísimo. Seguía el ilustrísimo monseñor, que siempre va a dar la bendición a todos los moribundos, con gran ejemplo de la gente y consuelo para el pobre enfermo. Finalmente, me admiró la multitud de personas que acompañaban la procesión, y por donde quiera que pasaba todos dejaban lo que tenían en sus manos y seguían al Santísimo. Esto lo observé en toda España, y también en los dominios portugueses, que es un signo grande de fe y caridad, y mucho más de cristianismo. Agradaría a Dios que esta santa costumbre, digna de alabanza, también se introduzca en Italia, porque muy a menudo no se encuentran los hombres necesarios para portar el baldaquino, una gran vergüenza para nuestra nación. Fui al puerto a ver si encontraba algún embarque cuando reparé en un padre de Milán, de la orden tercera de San Francisco, conocido por los lugareños. Le pregunté a donde le enviaban y si quería regresar a Italia, respondió que había venido a España para ir a San Santiago de Galicia, y que ya había encontrado una nave para embarcar, y al oírlo consideré acompañarle a un lugar tan piadoso y cercano. Tratamos con el capitán, que era portugués, y me admitió con facilidad. Casi no tuve tiempo de regresar al convento y agradecer a nuestros padres la caridad recibida, ya que embarcamos de inmediato, y con ganas de navegar agradecí a Dios glorificado haberme facilitado tan buena ocasión. Al zarpar extendieron las velas encaminándonos a la ciudad portuguesa de Oporto, a donde llegamos felizmente, y tomamos otro barco para ir a Bayona, aquí proseguimos la ruta a Compostela con gran 201 esfuerzo y cansancio por mi parte, al estar enfermo de las piernas.244 Dejaré de lado mencionar con detalle las cosas de la ciudad, ya lo han hecho muchos con diligencia hace poco tiempo. Solo diré que Compostela es la cabeza del reino de Galicia, y otros lugares son Mondoñedo, Lugo, Orense, Tuy, Pontevedra, Ribadeo, el Ferrol y la Coruña, estos tres últimos están en la costa y tienen puerto. La iglesia de San Jaime, formada por tres naves en forma de cruz, tiene cuatro puertas de bronce y mármol fino, frente a las cuales hay una plaza bien pavimentada. Entrando al edificio nos dirigimos detrás del altar mayor, y subiendo unos escalones abrazamos la estatua de tamaño natural de San Jaime, y al hacerlo se obtiene indulgencia. Aquí reside el arzobispo, que tiene derecho a palio, como el Supremo Pontífice, y los canónigos van vestidos de rojo y se llaman cardenales. Había algunos prelados y señores extranjeros, y sin embargo no fue posible celebrar en el altar del santo porque me dijeron que allí solo decían misa los prelados y grandes de España. Hay cuatro campanarios, pero solo uno está terminado y en los otros están trabajando. Presté atención a la manera como perfuman la iglesia. En el crucero hay un gran incensario todo de plata, con una cuerda suspendida en la esquina del púlpito mayor, y lo abaten cuando quieren llenarlo de incienso y encenderlo. Después lo elevan a la altura de dos hombres, y con destreza lo empujan para que arranque, desplazándose de un lado al otro. Por su volumen y velocidad genera mucha corriente, y a causa del 244 Del puerto de Bayona a Santiago es una ruta de más de cien kilómetros, muy dura para una persona enferma que viaja a pie. 202 fuego y el incienso, y otras esencias que colocan en su interior, produce una gran humareda olorosa que perfuma toda la iglesia, donde se oficia con gran solemnidad, como en cualquiera de las cristianas.245 Como no es mi intención agrandar el volumen describiendo en detalle todas las cosas de las ciudades de España y de Francia, que son países ya conocidos, solo mencionaré algunas particularidades como muestra del viaje que he hecho. Me quedé dos días en Compostela con el padre de la orden tercera, y me alojé en la casa de un flamenco, donde me trataron amablemente, y me dieron vinos de Monferrato, queso piacentino y mortadela de Bolonia, y me asombró encontrar cosas de nuestra Italia, el jardín del mundo. No me sorprende que tantas naciones extranjeras hayan tenido, y tengan, el deseo de venir, e incluso de poseer nuestro país, sin embargo no niego que en muchas partes también hay países muy hermosos y agradables, y digo que sus habitantes carecerían de juicio si no los disfrutan, o no saben disfrutarlos. El flamenco me informó que en el cabo Finisterre había un barco anclado que debía navegar hacia Cádiz, y le comenté al padre de la orden tercera si quería embarcarse, porque yo no tenía ánimo para hacer tanto camino a pie, y que ya sería un esfuerzo llegar a dicho cabo. Acordados, tuvimos que abastecernos de comida, que es muy buena en este país, y empezamos nuestro viaje cruzando algunas colinas y llegamos a Pontemaceira, y después a un lugar llamado Seoane, luego a Barreiros, y de allí a Buen Jesús. Avanzamos a Puente Olveira 245 El botafumeiro, de origen medieval, creado con la intención de perfumar el recinto de la iglesia a causa de los malos olores de los peregrinos. 203 y a la villa de Cee, todos lugares pequeños, distantes entre sí unas dos o tres leguas. Finalmente llegamos a una pequeña iglesia llamada Santa María de Finisterre, ubicada en el extremo de la tierra. En la cúspide de un monte, sobre el mar, se encuentra una torre con un fanal, y hay torres de estas a lo largo de toda la costa de España, tanto del mar Océano, como en el Mediterráneo, y sirven para vigilar las llegadas de barcos turcos. Al ser descubiertos, de inmediato el guardia de la torre hace humo durante el día y fuego por la noche, y de esta manera avisa a los pueblos y las aldeas vecinas para que se levanten en armas y no ser sorprendidos de repente por turcos o corsarios. Acompañado del padre mencionado llegamos a tiempo al cabo de Finisterre, cuando el capitán del barco estaba a punto de entrar en el bote y subir a bordo. Era inglés de nación, como todos los que estaban en el barco, y aunque era un hereje le supliqué por el amor de Dios que me llevara y condujera a Cádiz, o incluso a donde quisiera ir, sin tener preferencia por un puerto u otro, y sin contestar hizo una señal de que embarcara. Todos entraron en el bote y pensé que no me había respondido por no conocer el idioma español, sin embargo, considerando que tenía un gran comercio con Portugal, y siendo en aquel tiempo portuguesa la reina de Inglaterra,246 le hablé en portugués y respondió que si fuera por él me habría llevado no solo a Cádiz, sino también a Sevilla, y le agradecí tanta caridad. 246 Catalina Enriqueta de Braganza, infanta de Portugal, era reina consorte de Inglaterra, Escocia e Irlanda como esposa del Rey Carlos II. 204 [Se dirigen a Cádiz pero tropiezan con dos barcos sin bandera, uno turco y el otro cristiano capturado. Se libra un feroz combate al abordaje, los turcos son derrotados y los esclavos cristianos liberados. También sufren una tormenta «fuor di misura», que deriva la embarcación hacia la costa africana, cerca de Orán, una fortaleza en manos cristianas. Aquí cargan el barco de diversos productos, en particular pieles de buey que negocian comerciantes cristianos con gentes del país]. El viento fue tan propicio que en dos días llegamos a la vista de Cádiz, alabando y agradeciendo a Dios habernos guíado a este puerto ansiado. Nuestra entrada suscitó una gran animación de salvas sin fin, al ser muchos barcos de nuestra misma nación. Quería desembarcar para ir al convento de capuchinos, pero el capitán tenía negocios en Sevilla y alquiló a su cargo un bote cubierto, y me dijo que si quería ir con él me llevaría de buena gana, por amor a Dios. Acepté la caridad, y me quedé todo el día esperando a que resolviera algunos negocios que tenían en Cádiz, en relación a mercancías de Orán. En este extenso puerto, y a causa de la multitud de barcos, parecía hallarme en medio de un gran bosque situado en el mar. Continuamente disparaban los cañones, al entrar o salir las naves de su nación, o por los amigos y las personas de calidad y comerciantes con intereses que los visitaban. En resumen, no descuidaban una ocasión, aunque fuera mínima, para hacerse oír. Enfrente de donde estaba había un barco de nación francesa cargado de bacalao, que transportaba diez piezas de artillería, y ese día el capitán daba una comida a algunos comerciantes de su nación. Gracias a mi altura pude observar que mientras bebían cada copa de vino era seguida 205 de un cañonazo. La comida y los cañonazos duraron hasta la noche, y al final todos brindaron por no sé quién y luego arrojaron sus copas, algunas cayeron dentro del barco y se rompieron, y otras cayeron al mar. Al partir, se escucharon más cañonazos que antes, de tal manera que ese día este barco pequeño disparó trescientos, algo que parece increíble a los que no tienen práctica en los asuntos marítimos. Las gentes de las otras naves, molestas, o más bien aturdidas por tantos disparos, de cuando en cuando alzaban la voz y les gritaban en son de burla, ¡Oh, qué valiente es el galeón! Cuando regresó el capitán partimos con treinta hombres por el río que viene de Sevilla, el Guadalquivir, palabra árabe que significa Gran Río. Y como no hacía viento nos hizo remar hasta llegar a Sanlúcar, donde nos detuvimos algunas horas. Vi que el lugar era muy bueno y de gran tráfico, al ser lugar de paso, y nosotros aquí tenemos un convento.247 247 Situado en la parte alta de la ciudad, el convento se construyó hacia 1634 bajo el patrocinio del duque de Medina Sidonia. Al ser Sanlúcar de Barrameda lugar de espera de los misioneros que se dirigían a América, se convirtió en una auténtica ciudad convento que reunía a muchas órdenes religiosas: de San Jerónimo, de San Francisco de la Observancia, monjas Dominicas de la Madre de Dios, de Santo Domingo de Guzmán, colegio inglés de San Jorge, monjas clarisas de Regina Celi, los Agustinos, Mínimos de San Francisco de Paula, Hospitalarios de San Juan de Dios, Descalzos de la Merced, padres de la Compañía de Jesús, clérigos de Sancti Spiritu, Capuchinos Descalzos de San Francisco, Carmelitas Calzados y Descalzados, monjas Carmelitas Descalzas y otros establecimientos religiosos bajo el amparo de Nuestra Señora del Buen Viaje. Fernando Cruz Isidoro. «La casa ducal de Medina Sidonia y el convento de capuchinos de Sanlúcar de Barrameda: patronato y construcción.» Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte, nº13 (Sevilla, 2000). 206 Embarcamos al llegar algunos pasajeros y seguimos el viaje, dejando a ambos lados varios buques anclados, en especial dos de esos galeones que llaman apóstoles,248 que generalmente acompañan las flotas de Indias, signo indudable de la profundidad de este río, ya que cada uno llevaba noventa piezas de artillería. Pasada la media noche, descubrimos en el río una luz en un bote que se dirigía hacia nosotros, y todos creían que se trataba de los aduaneros, que en estas horas vigilan el río con la esperanza de localizar barcos mercantes o contrabando. Entre los pasajeros se encontraba un irlandés que llevaba una túnica negra hasta la rodilla, era muy gracioso, sobre todo al haber bebido más de la cuenta. Se dirigió a la gente diciendo, ‘señores, si no quieren pagar la gabela déjenmelo a mí, tienen que fingir estar dormidos, del resto yo me ocupo, pero atención, porque si no me obedecen y están en silencio les tocará pagar, porque en cuanto a mí no tengo nada más que la vida’. Así habló el buen irlandés, y se calló porque el bote se había acercado. Se colocó cuatro pistolas en el cinturón y a sus pies un puñado de carabinas, cogió una y de esta manera esperó a que los aduaneros estuvieran cerca, y permitió que el bote no solo se acercara sino que se afianzara con ganchos a nuestra barca. Los del bote comenzaron a darnos voces, gritando con fuerza ‘deténgase a la Corte’, y cada vez levantaban más las voces y nadie les respondía, sin embargo, observando con la linterna vieron al irlandés apoyado contra el mástil con 248 En tiempos de Felipe II, entre 1588 y 1598, se construyeron los grandiosos galeones de mil toneladas llamados Doce Apóstoles, una formidable máquina de guerra para la defensa del comercio de la flota de Indias. 207 muchas armas alrededor, y le dijeron, ‘señores, deben pagar la gabela, y queremos examinar el barco’. El irlandés era un hombre alto y delgado y no había pronunciado palabra, pero respondió al que tenía la linterna de mano y empuñaba una espada con la otra, como es costumbre de los inspectores, ‘gentil caballero, tendrías que pagarme por la paciencia que tengo contigo, ya que me has despertado. Todas estas personas duermen, son entre cincuenta y sesenta con tres armas de fuego cada una. Duermen, sí, pero les digo que descansan confiados porque estoy despierto, y te agradecería que marchases de inmediato si quieres conservar la piel y no me vea obligado a romper el propósito de no matar esta noche a ningún hombre, teniendo ya a más de cincuenta en mi conciencia’. El aduanero, al escuchar esta palabrería, sorprendido al ver tanta presunción en un hombre solo, porque los demás dormían o fingían dormir, hay que pensar que meditó que si uno solo era tan audaz, que sucedería si tanta gente despertaba, y considerando su mejor interés comenzó a tragar saliva, y olvidándose de su oficio dijo, ‘vuestra señoría, deme una pequeña propina que me iré enseguida’. Entonces el irlandés se enfureció y perdió la paciencia, y colérico dirigió la boca de su carabina a su pecho y creí que lo mataba, insultándole de tal manera que fue un milagro que no se pegaran. La violencia de las palabras insultantes lo ahuyentó, y no se había alejado diez pasos de nuestro bote que ya no pude contener la risa, y todos a la vez alzaron sus voces gritando ‘viva, viva el irlandés’. Los de la nave, al oír un rugido semejante, pensaron que era mejor largarse, y remando huyeron hacia la segunda parte 208 del río. Nosotros en la reunión de cauces avanzamos en dirección a la gran ciudad de Sevilla. Agradecí al capitán su misericordia, que un católico no podía hacerlo mejor –quién sabe si era un católico encubierto–, porque además de situarme siempre en la mesa cerca de él, cuando al principio entré en el barco me dio por habitación un camarote contiguo, con edredón para descansar. Allí había dos baúles llenos de dinero, y me dio una llave diciéndome, ‘padre cuando salga cierre con llave’, señal clara de gran confianza. Fui a nuestro convento con la idea de descansar, lo que precisaba en gran manera.249 Después visité la ciudad, que es cabeza de Andalucía, y la más grande y también la más poblada de toda España. Es tan maravillosa que se conoce el proverbio: ‘quien no ve Sevilla, no ve maravilla’. En verdad, es uno de los lugares más hermosos que he visto, y la catedral una de las más grandes del cristianismo. En España acostumbran a situar el coro y el altar mayor en medio de la iglesia, especialmente en las catedrales, y por lo tanto eliminan ese espacio central, lo que me parece un gran obstáculo, el resto son construcciones hermosas y amplias. El campanario es una de las cinco maravillas de España, que son las siguientes: San Lorenzo del Escorial, en Vizcaya el monte de San Adrián,250 Montserrat en Cataluña, en Granada 249 El convento de capuchinos de Sevilla, también conocido por las santas Justa y Rufina, se inauguró en 1630, y como el de Cádiz también lo decoró Bartolomé Esteban Murillo. Fue desamortizado el año 1835 cuando era habitado por un centenar de clérigos y novicios. Después de diversas vicisitudes volvió a manos de la orden. 250 Tres años después de Carli, otro viajero, Jouvin de Rochefort, habla de este lugar asombroso, que a tantos sorprendió y señalaron en sus cró- 209 el aljibe,251 y en Segovia el puente o acueducto, que tiene ciento setenta y siete arcos. El campanario del que hablo [la Giralda] es tan amplio y cómodo que se puede subir a caballo o en litera. Subí las escaleras y me sorprendieron tantas campanas y deseando saber cuántas eran empecé a contarlas, y ya había alcanzado el número de veinticinco cuando muchas personas me dijeron que no había necesidad de contarlas porque eran treinta y tres, lo que me confirmó el padre español que estaba conmigo. Antes de llegar a la parte alta se encuentran muchas familias que viven en el interior de la nicas. Escribe: «La montaña de San Adrián es un travesía abierta en los Pirineos para evitar el trance de trepar por encima del elevado peñasco que intercepta el paso. Tallada en forma de bóveda, la entrada la cierra una puerta y una casa, que es hostal y hospital. Bajo el peñasco también hay una pequeña capilla de San Adrián y algunas cuevas oscuras, porqué la luz sólo penetra por la entrada y por la salida. Siempre se ha temido atravesar este agujero, porque es frecuente encontrar ladrones que se esconden en los montes vecinos a la espera de los viajeros, de tal manera que muchos pasan por el pequeño lugar de Mondragón, para evitar este peligro.» 251 El famoso aljibe de la Alhambra tiene una capacidad de casi dos mil metros cúbicos de agua. El viajero Jerónimo Münzer lo visita el mes de octubre del año 1494, y comenta: «Item exeuntes domum regiam comes, homo nobilis, nos in cisternam adeo magnam ut ecclesia Sancti Sebaldi quadrata novam duxit, quam hoc anno edificari fecit sumptibus decem milium ducatorum, quo est adeo stupendum opus ut nihil supra.» Hieronymi Monetari, «Itinerarium Hispanicum 1494-1495», Ludwig Pfandl, Revue Hispanique, vol.47 (Paris, 1920). Juan Manuel Martín García. «El Aljibe de la Alhambra de Granada: historia de la construcción.» Actas del Cuarto Congreso Nacional de Historia de la Construcción (Cádiz, enero 2005). 210 torre, que en verdad es una construcción de las más famosas de Europa.252 Mientras estábamos en lo alto tuvimos que apartarnos al llegar muchos hombres diciendo que querían tocar las campanas, que ese día debían sonar todas, excepto dos o tres que se utilizan para el reloj. Al oírlo, solicité al padre marchar, ya que dudaba de la resistencia del campanario y también temía aturdirme. Descendimos, y al llegar a la calle enseguida comenzaron a sonar con tanto ruido que parecía que se tratara de todas las campanas de la ciudad. Fui al jardín real, que es muy hermoso y abundante en agua, limones y naranjas, pero no hay nada que en Italia no se encuentre mejor. Aquí reside el arzobispo, de la noble familia de Spínola,253 que tiene rentas de más de cien mil ducados, el capítulo ciento veinte mil, y la fábrica treinta mil. A los canónigos los trasladan a la iglesia en carroza con cuatro mulas, y son muy ricos. Ofician con gran devoción y gravedad, y en una solemnidad, en la que me encontré presente, observé que había cuarenta sacerdotes con su capa pluvial, y cada uno con una 252 En la parte central de la Giralda, en medio de la rampa de ascenso, se encuentran siete habitaciones superpuestas, a les que se refiere Carli, residencia del alcaide de la torre y las familias de los campaneros. Aquí nació en 1842 la monja Bárbara de Santo Domingo, hija del campanero Casimiro Jurado y María Isabel Antúnez, llamada la Hija de la Giralda, y conocida por sus visiones. 253 Ambrosio Ignacio Spínola y Guzmán (Madrid, 1632-Sevilla, 1684), era hijo de Diego de Mexía y Guzmán, primer marqués de Leganés. Al quedar huérfano con siete años, lo acogió bajo su tutela su primo, el condeduque de Olivares. 211 vara más alta que un hombre alto, recubierta de plata magníficamente trabajada, sobretodo en la parte superior. Los conventos de religiosos son muy numerosos, y en cada uno viven al menos cien personas, y es singular el de los padres franciscanos, donde hay doscientos frailes, en un edificio tan grande que parece un pueblo. La campana del refectorio es mucho más grande que las ordinarias de nuestras iglesias, lo cual es muy necesario para que se escuche en todo el gran edificio. Después visité el palacio o jardín real, con fuentes, bosques de limoneros, naranjas y cedros, el lugar propio de un rey. La gente dice que hay más de trescientas mil almas, el clima es deleitoso y se sitúa a catorce grados, treinta minutos de longitud, y treinta y siete grados y veinticinco minutos de latitud. Dejo de lado el resto, de lo que ya hablaré. Después de ocho días partí en dirección a Córdoba, pasando por Carmona, Écija y otros lugares pequeños que omito, al no ser mi intención, como dije, escribir de manera minuciosa lo que he visto. Pero no puedo olvidar esos caminos malditos donde no hay casas, ni árboles, y lo que es peor, ni agua para humedecer la boca. Necesitaba una vasija y no la logré por amor a Dios, y aunque este atajo nos está vedado, tuve que comprarla gracias a un señor que encontré en la calle, porque si no existieran señores distinguidos los capuchinos no podíamos vivir de acuerdo con nuestra regla, es decir, de recibir limosna, pero me acomodé por necesidad al país. Estando en un lugar donde no tenemos convento, y no queriendo detenerme, le pedí pan a un hornero por el amor de Dios, pero el estúpido permaneció como un necio, y partí sin pan, pensando que moriría si insistía en la caridad. Y andaba diciendo, 'Dios, ayúdame, para poder salir vivo de estos lugares'. Es 212 cierto que los señores son muy educados y devotos con los religiosos, pero otra gente también me favoreció. Al llegar a Córdoba fui al convento,254 y por necesidad tuve que alimentarme de la podrida255 que hacen todos los días. Es una composición de diferentes cosas, como cebollas, ajo, garbanzos, pepinos o sidra, calabazas y remolacha, un trozo de carne de cerdo, y un poco de cordero que al cocinarse se hace casi invisible. Los padres me preguntaron si me gustaba y les respondí que era a propósito para morir, porque al estar medio enfermo y tan debilitado habría necesitado otra cosa, y no esa podrida, máxime al no estar acostumbrado, y al poner tanto azafrán que si no hubiera estado amarillo por la enfermedad, al continuar, en verdad habría mejorado ese color. En toda España es muy estimada pero provoca vómitos a los que no están acostumbrados, aunque pronto conseguí levantarme. Córdoba, que había sido la cabeza de toda la Bética, está reducida a una ciudad vulgar, y se engañan algunos escritores 254 El convento de capuchinos de Córdoba se inauguró el año 1633. Sufrió tres exclaustraciones, la última a causa de la desamortización el año 1836. Demolido en parte, se conserva el claustro, la huerta y la iglesia. 255 La olla podrida sorprende a muchos viajeros que relatan su experiencia al comerla. El viajero Joseph Hager se hospeda en una venta y describe la comida popular, el «puchero es el plato principal de los españoles, y el único entre la gente común, compuesto de judías, apio, ternera, verduras, salchichas, tocino, y toda esta olla podrida mezclada en una cazuela. Las gentes de la clase baja para comer no recurren al tenedor, utilizan los dedos, al estilo de los árabes. El vino, bastante fuerte y espeso, era molesto de beber por su penetrante tufo, todavía olía a los pellejos en los que se había almacenado, en lugar de barriles. Al final llegó el postre, nos sirvieron aceitunas, leche fría y pan de azúcar empapado en agua, y así terminó la cena española.» 213 modernos describiéndola como había sido y no como es al presente. Se encuentra en un valle encantador, en el que fluye el río señalado, que delimitan grandes matorrales, no de espinas, como se ve en muchos otros lugares, sino de adelfas rojas y blancas, que al florecer lo convierten en un delicado jardín. En la ciudad observé cosas singulares, una es la catedral, que creo que es la más grande y capaz de todo el cristianismo, incluso más que Santa Sofía de Constantinopla. Había sido una mezquita de moros de veinticinco naves, ahora consagrada como iglesia al deshacer cinco naves en el medio para construir una estructura muy alta, trabajada a la manera actual. El techo lo sostienen seiscientas columnas de mármol fino, al estilo turco. Vi una columna inutilizada cerca de la pared de la iglesia, en la que está pintado un hombre con grilletes, y me dijeron que era la figura de un cristiano, esclavo de los moros en este lugar de la columna, que con la uña había tallado una cruz. La vi por mí mismo, y calculé que un cincel no podría hacerlo mejor sobre puro mármol fino, hay que señalar que le llevó algunos años.256 256 «En una destas colunas se ve gravada la imagen de Cristo crucificado, que llaman del cautivo, sobrepuesta una rejuela de hierro. I es tradición antigua de padres a hijos, que la esculpio con la uña un cautivo cristiano, favoreciendo el Señor con milagrosa fuerça su devoción; i con ella es venerado de toda suerte de gentes.» Padre Martín de Roa. Flos sanctorum. Fiestas, i Santos naturales de la ciudad de Cordova. Algunos de Sevilla, Toledo, Granada, Xerez, Ecija, Guadix, i otras ciudades, i lugares de Andaluzia, Castilla, i Portugal (Sevilla, 1615). 214 El tabernáculo, o ciborio del altar mayor, tiene unas rentas de tres mil piastras,257 está hecho de piedras preciosas y es más alto que un hombre. Uno de estos señores canónicos me dijo que había tantos altares en la iglesia como días del año, y hay cinco en la capilla del Santísimo Sacramento. El Sagrado Copón es de catorce pesos de plata, y solo se mueve durante el Corpus Christi. El campanario es una obra moderna, totalmente separada del edificio, y tiene doce campanas. Afirmo, con toda franqueza, que si esta construcción fuera del estilo moderno, por su altura y magnitud se podría considerar una maravilla de universo. El traje del señor canónigo era de esta manera tenía el roquete sobre la túnica negra, llevaba un mantel blanco sobre sus hombros, que con una mano era necesario sujetar contra su pecho, lo que me pareció un enredo. Este señor tan cortés nos contó cómo la iglesia se enriquece gracias a tener muchos cuerpos de Santos Mártires, cosa probable, al mantener aquí los moros su corte principal, residencia asidua de los tiranos.258 Otro lugar particular es la iglesia de los padres agustinos, una obra de estuco moderna trabajada en oro, con pinturas enmarcadas por los primeros hombres talentosos en ese 257 Moneda fraccionaria, de valor variable según los países que la usan. Diui Eulogii Cordubensis, martyris, doctoris, et electi Archiepiscopi Toletani opera. Studio et diligentia illustris simiac Reverendissimi domini Petri Poncii Leonis a Corduba [...]. Eiusdem sanctissimi martyris vita per Alvarum Cordubensem scripta. Cum aliis nonnullis sanctorum martyrum Cordubensium monumentis. Omnia Ambrosii Moralis Cordubensis, regii historici scholiis illustrata, eiusque cura et diligentia excussa (Compluti (Alcalá de Henares), 1574). 258 215 arte.259 Aquí encontramos aguas olorosas de todo tipo, las más apreciadas de toda España. Saliendo de Córdoba fui a Alcalá la Real, una ciudad del reino de Granada, caminando siempre entre romero, salvia, lavanda y spiconardo,260 por lo que no me faltó de qué oler. Y por el camino encontramos algunos españoles que me dijeron que la Andalucía era el jardín de España. La ciudad está situada encima de una colina solitaria, que al verla parece una piña. La catedral y el palacio episcopal se encuentran en la parte superior, y son de muy buena fábrica. Con presteza me dirigí a Granada, siempre recorriendo un valle muy delicioso y fructífero. Finalmente llegué a Granada, que es la cabeza del reino, y fue la última plaza abandonada a la fuerza por los moros, que disfrutaron cientos de años de un país tan bello. Aquí reside el arzobispo, y la catedral no está terminada, por 259 La antigua iglesia de San Agustín fue reformada a lo largo de este siglo, cuando «se revisten fábricas, se cubre la nave central y el crucero con bóvedas barrocas, se construye la tribuna desarrollando un amplio coro en madera, se decoran los muros y bóvedas con pinturas murales y se engalanan todos los espacios interiores de la Iglesia con ricos trabajos tallados en yeserías barrocas con decoración en pan de oro.» Marina Ruiz Gutiérrez. «Culto y cultura: el espíritu de la restauración de San Agustín de Córdoba.» Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, nº 12 (Osuna, 2010). 260 «Se da el nombre de spiconardo a un grupo de plantas. El nardo auténtico, o spiconardo italiano, está formado por un montón de raíces, muy cortas, tan gruesas como el dedo meñique, de un gris negruzco; coronado por un haz de fibras negruzcas, finas y entrelazadas, que imitan una espiga del grosor y la longitud de dos o tres pulgadas. El olor no es fuerte y el sabor, amargo y aromático.» Enciclopedia del Negoziante, ossia gran dizionario del commercio, dell' industria, del banco e delle manifatture. Vol.6 (Venezia, 1843). 216 lo que serán necesarias obras importantes. Los capuchinos tenemos dos conventos, uno para el noviciado y el otro para el estudio.261 La ciudad se extiende hacia mediodía, entre dos altas montañas. Encima de una está el palacio del rey moro, que llaman la Alhambra, y a pesar de la altura de la montaña hay muchas fuentes. En el patio principal se encuentra un enorme estanque de peces con los bordes de mármol blanco rodeado de cedros, naranjos y limoneros, que parece estar en medio de un bosque. El palacio tiene un número infinito de habitaciones, y hay una en particular en la que al decir yo una palabra en voz baja, uno que estaba con la oreja cerca de la pared al lado contrario me dijo, padre, dijiste esto, y era cierto. La habitación es muy grande y la causa que del lado opuesto se perciba todo es por ser baja y en forma de bóveda. Hay muchos baños, todos de diferentes estilos y arquitectura, y mármoles muy finos, como es costumbre entre los turcos, pero estos servían para los reyes y la corte. 261 El convento de capuchinos de Granada fue autorizado por real cédula el año 1615 y la iglesia se concluyó en 1624. «Dentro de la misma cerca havía otra casa capuchina, cuio templo estaba dedicado a Nuestra Señora del Buen Suceso, erijóse para casa de noviciado en 1659. Dio Felipe IV Real cédula aprobando la fundación de esta casa pequeña, hasta que por el año de 1773 se suprimió mediante los incombenientes que resultaban de estar dos combentos en una ciudad y vaxo de una puerta. Después de la exclaustración de 1835, el convento quedó convertido en casa de vecinos y la iglesia sirvió de carbonera.» El año 1897 lo recuperan los padres capuchinos, pero ante la amenaza de ruina es derribado y reconstruido los años sesenta del siglo veinte. Fray Alfonso Ramírez Peralbo. 1er centenario de la restauración de la provincia capuchina de Andalucía (1898-1999). Historia de los primeros conventos capuchinos de Andalucía (Granada, 1999). 217 Luego pasé a la otra montaña, donde martirizaron a los cristianos y a los santos mártires, de cuyas reliquias hay pozos llenos. No faltan diferentes lugares subterráneos y cementerios de gran devoción, donde la comunidad mantiene muchas lámparas. Es continúo el concurso de gente, y de esta manera el público mantiene a su cargo a los sacerdotes, un colegio de jóvenes con sus maestros, y lectores propios.262 Regresando a la ciudad fui a la plaza, que sería muy grande y hermosa pero han construido un número infinito de tiendas de madera, como también es costumbre entre nosotros en tiempo de feria, pero aquí permanecen todo el año. En los países de los turcos son muy habituales y lo llaman el bazar. También vi la gran cisterna, capaz de miles o millones de barriles de agua, que es una de las cinco maravillas de España, como dije anteriormente. Tiene hermosos edificios y calles habitadas por gente de buena estirpe, y muy educada con los forasteros. Omito otras cosas que podría contar, concluyendo que es una de las ciudades distinguidas y buenas de España. Después de Granada pasé por algunos lugares pequeños y por Lucena, donde dicen que hay los mejores vinos de toda España, pero la gente habla muy mal, y se entienden con dificultad, incluso si hablan español, por lo que les llaman vizcaínos. Llegué a la población de Antequera, que en tamaño no cede a muchas ciudades. Nuestro convento está en las afueras, en un lugar eminente, pero la habitación está en un valle lar- 262 Se trata del clérigo encargado de leer las sagradas escrituras en la misa, pero no el evangelio, reservado al diácono o al sacerdote. 218 go y estrecho.263 Me quedé ocho días, y aquí encontré a un padre guardián muy atento y caritativo, que al advertir mi ropaje dañado me dio su propio abrigo nuevo, lo que al ser invierno me retornó el vigor, porque en mi debilidad padecía el frío exterior, aunque la fiebre no me abandonó. Me dirigí a Málaga agradeciendo el cariño del padre, ya que mi enfermedad me obligaba a acercarme al mar. Es una ciudad marítima del reino de Granada, ubicada en la costa, tiene dos castillos, uno frente al otro, el de arriba se llama Gibralfaro y el otro la Alcazaba. Aquí reside como obispo el hermano del señor D. Gio. de Austria, dominicano, que tiene un ingreso de ochenta mil piastras.264 La catedral es de muy buena fábrica, y las sillas del coro son excelentes y trabajadas con buen estilo, cada una sostiene una estatua colocada en su nicho. Dejo de lado muchas cosas para no ser prolijo. Solo diré que después de haber encontrado a un milanés llamado Carlo, y habernos hecho amigos, vino conmigo muchos días diciéndome que quería ir a Milán y que podríamos ir juntos. Lo llevé conmigo a los conventos donde me detenía, y por el camino no dejé de mostrarle y hacerle sabedor de las cosas de este mundo. Había servido en las guerras durante diez años, y de cocinero en Cádiz con los padres jesuitas, y se encontraba 263 Antonio Valiente Romero. «Del testimonio a la crónica. Breve historia del convento de capuchinos de Antequera y de quienes la escribieron.» Capuchinos, memoria agradecida, 2013, IV Centenario. 264 Alonso Henríquez de Santo Tomás era obispo de Málaga desde el año 1664. Hijo natural del rey Felipe IV, se encubrió con la boda de su madre con un gentilhombre. La nota de Carli señala que era «hermano del señor D. Gio, de Austria», se refiere a Juan José de Austria, otro hijo natural del rey, el único legitimado por su padre en vida. 219 cansado y molesto de las cosas de este mundo por el buen ejemplo habido a lo largo de dos años en el colegio de los padres. No costó mucho esfuerzo convencerle de actuar cabalmente, y me dijo que se haría religioso, y que en todo seguiría mis exhortaciones. Le respondí que era de una edad demasiado avanzada (tenía treinta y cinco años), pero que si quería de corazón salvarse, yo conocía el camino seguro, sin cargarlo de votos y obligaciones. Al escucharme, en seguida añadió, ‘¡Oh Padre! Enséñame esta forma probada de salvarme, que te aseguro por Dios, que la abrazaré de corazón’ (el lector observará su costumbre de jurar). ‘Ya te he dicho varias veces’, le respondí, ‘que no hay necesidad de jurar estando conmigo y deseando mi compañía’. Pero, ¿qué podía hacer el pobre hombre?, y respondió, ‘padre, te aseguro por Dios que no me escucharás jurar nunca más’, y al mismo tiempo juraba. Pero el villano, arrepentido, lloraba diciendo, ‘perdóname, por favor, y no olvides mostrarme el buen camino para entrar en el Paraíso’ (era un buen lombardo), y le contesté, ‘lo que te he prometido lo mantendré tal cual. Por lo tanto, has de saber que en tu estado no hay mejor manera de tomar el hábito que te vistas de terciario (en España son donados),265 porque así te quedarás con nosotros, los capuchinos, pero no tendrás tantas obligaciones sobre tus espaldas como nosotros. Considera si te gusta esta propuesta, y ya me contarás tus sentimientos’. Sin pensarlo, respondió, ‘padre, te dije que haría todo lo que quisieras’, ‘si es así, quédate, que aquí en Málaga haré que el padre Francisco de Villanueva, predicador y vica265 Un donado era un seglar que entraba como sirviente en una orden religiosa, y llevaba hábito sin hacer profesión. 220 rio, que es mi amigo (lo había conocido en Cádiz) te dé el hábito’. Supliqué al padre la caridad de vestirlo, como lo hizo un domingo después de vísperas con las ceremonias habituales ante el altar mayor, y yo ya lo había instruido y confesado de todos sus pecados. Y así se convirtió en mi compañero, y cambió por completo, lo que me sorprendió, y bien se podía decir, hac mutatio dextrae excelsi. Residía en el convento, servía en las misas y trabajaba en el jardín con tanta edificación, disposición y buen ejemplo para los padres, que si no hubiera visto el empeño, o más bien la necesidad que tenían, me lo habría llevado a mi convento. El hermano Carlo me dijo; ‘Padre, es tanto el consuelo y la tranquilidad de que disfruto en este estado, que no solo mi alma participa de él, sino también el cuerpo, porque duermo mejor en este costal que cuando llevaba camisa. Creía que debería ser al revés, pero en verdad, sufrir por Cristo es disfrutar’. Nos detuvimos en esta ciudad esperando embarcar, pero yo estaba muy enfermo y la pérdida de sangre por las fosas nasales, la boca y las orejas, no se detenía. Me sometí al cuidado de un inglés y mejoré al dejar de sangrar por la boca y los oídos, pero no por las fosas nasales, y así estuve durante tres días pero después volví a sicut erat. Al cabo de esperar ocho días a embarcar, al final llegaron las galeras de la escuadra española, y de inmediato me dirigí al excelentísimo marqués de Bayona, ahora llamado de la Santa Cruz por haber renunciado al título, rogando al anciano 221 general de estas galeras, la caridad del embarque.266 Al conocer mi petición, y que yo era italiano, aceptó cortésmente, no solo el embarque, sino que fuera a su galera, y me sentara en su mesa. Como no tenían capellán ni confesor, me ordenó que ocupara su lugar en toda la escuadra. Hizo disponer una habitación al lado de la suya, queriendo que disfrutara del favor de su asidua conversación, porque aunque hablaba español quería que le hablara en italiano, que entendía y hablaba muy bien, al haber sido general de las galeras de Nápoles y Sicilia. Cuando almorzaba o cenaba en la cámara de popa, quería, de todas maneras, y con gran interés, que me sentara a la cabeza de la mesa. Cuando almorzaba en público se exhibían con gran pompa dos alacenas de plata, la servidumbre, y se situaba presidiendo la mesa, mientras tocaban un concierto siete trompetas o pífanos. El hermano Carlo, el donado, pasó a la galera llamada Patrona, y fue recomendado al capitán. A pesar de tantos favores y no poder desear nada más, prefería estar en un barco, que es mucho más cómodo que una galera. Verificamos tres intentos de partir del puerto y tuvimos que retroceder por las turbulencias del mar, por un viento desmedido, o por el mal tiempo, y cuando finalmente mudó a despejado y sereno zarpamos por cuarta vez remando con todas las fuerzas. Progresamos hacia alta mar donde localizamos un barco, y creyendo que era turco las galeras lo rodearon. En 266 Enrique Benavides de la Cueva y de Bazán (1613-1700), general de la escuadra de galeras de Nápoles que dirigió en el bloqueo de Barcelona durante el asedio de los años 1651-1652. 222 primer lugar avanzó la Patrona, ya que es su función, y para hacerse obedecer disparó un cañonazo sin bala. Los del barco, viendo que no debían descuidarse rodeados por las galeras, y sin poder moverse por la falta de viento, de repente dispararon un tiro sin bala mientras colocaban la bandera de Inglaterra, pero al dudar de si se trataba de un engaño fueron emplazados a bordo. Atendiendo el deseo del general se lanzó una barca al mar y vino el capitán con seis de sus principales para honrar a su excelencia, a quien, después de los cumplidos, notificaron que la noche anterior habían descubierto tres bergantines turcos, pero que a causa de la calma no los habían podido seguir, desapareciendo de su vista a fuerza de remos. Se despidieron y regresaron a su nave, donde hicieron una salva de veinticinco disparos de cañón, mientras las galeras se colocaban en formación para continuar el viaje, quedando la nuestra en el último lugar, por respeto al general, como es costumbre. Al finalizar la salva, nuestra galera disparó un tiro de agradecimiento, y a fuerza de remos llegamos a Almería, una ciudad marítima del reino de Granada, no muy grande, pero hermosa y abundantes de fuentes, situada en un cerro y con una fortaleza singular. Nos quedamos dos días aprovisionándonos de refrescos, en especial de agua, que es la más apreciada de esta zona. Andando por la ciudad encontré muchas fuentes de agua clara y acercándome a una bebí mucho, al sentirme morir de sed a causa de la fiebre, o por la continua pérdida de sangre. El gobernador ofreció a su excelencia un refrigerio admirable, y siendo día de fiesta se formó un cobertizo o pabellón en la playa para celebrar la santa misa. Su excelencia confesó 223 y comulgó con gran devoción, un buen ejemplo para todos, y al partir el castillo realizó una hermosa salva. Se hizo la señal de marcha, que es como llaman al disparo de cañón que alerta a los que están en tierra para que acudan a bordo para partir, y zarpamos muy bien abastecidos. Poco después encontrarnos una barca genovesa que al pararse nos participó que en la punta de una montaña, creo que la llaman el cabo de Gata, había tres bergantines anclados, y que al no haberse movido a la vista de su barca estimaban ser cristianos, pero el general, por la información que tenía del buque inglés, creía con certeza que eran turcos. Se desplegaron las galeras en forma de media luna y se alejaron de tierra para que los bergantines no pudieran huir. Estos descubrieron demasiado tarde las galeras, y escaparon abandonando rápidamente el lugar, pero al verse rodeados por nosotros fueron obligados a rendirse. Hallamos veinticinco turcos por barco, munición de boca y de guerra, y nada más. Los turcos fueron distribuidos por las galeras, y los bergantines, que al acercarse parecían tres pequeñas galeras, se ocuparon con cristianos, aunque algunos querían que los quemaran. Avanzando unos kilómetros encontramos un bote con una bandera en la popa que se podía ver muy bien a la luz de la luna, se detuvo frente a la galera Patrona e hizo una solicitud para ser conducido en presencia del general. Cuando entró en nuestra galera saludó a su excelencia y le habló de esta manera. ‘Vengo de Cartagena enviado por el gobernador para avisar a su excelencia, ya que hacia las dos de esta noche doce esclavos turcos huyeron con un barco, y al no poder robar armas lo cargaron de piedras. Al descubrirlo el guardián del puerto mandó en su persecución una 224 falúa con doce mosqueteros y con gran esfuerzo de remos alcanzaron a los turcos, que al no tener armas se recostaron en las piedras hasta que los cristianos descargaron los mosquetes. Al cesar los disparos no tardaron en levantarse, y con las piedras en las manos esperaron a que los nuestros los persiguieran con las espadas, pero las piedras que arrojaban les hicieron retroceder. Todos resultaron heridos, y considerando que era mejor regresar volvieron al puerto avergonzados, con la cabeza partida y el menoscabo de la pérdida de los esclavos’. El general, que no había hablado, respondió que partiesen en buena hora, y ordenó a las galeras, que a la llegada del bote se habían detenido, continuar el viaje, y no faltaron comentarios del suceso. Sin darnos cuenta llegamos a Cartagena, en el reino de Murcia, que en verdad muestra que en la antigüedad era un lugar excelente, pero ahora está casi destruido, con poca gente y en medio de un país estéril, con lluvias escasas y el clima cálido, porque después que lapidaron a su obispo pasaron siete años sin llover, pero parece que Dios se ha apiadado porque en la actualidad llueve dos o tres veces al año,267 de todas maneras el país es estéril y para mantener las galeras es necesario que les manden el bizcocho de Italia. Se 267 Se trata de la tradición piadosa según la cual en tiempos del emperador Domiciano, en la persecución que emprendió contra los cristianos, «murieron los santos obispos, Epitacio y Basileo, sin saberse cosa fixa de sus martyrios; parece que murieron con dos diáconos.» San Basilio, discípulo del apóstol Santiago, sería el primer obispo de Cartagena, y fundador de la primera iglesia de España. Fray Pablo de San Nicolás. Antiguedades eclesiásticas de España, en los quatro primeros siglos de la Iglesia (Madrid, 1725). 225 sitúa a doce grados y quince minutos de longitud, y treinta y siete grados y quince minutos de latitud. Es puerto natural y rodeado de montañas, hermoso y seguro, pero a causa de lo reducido de su embocadura solo puede entrar una galera. Poco después de llegar su excelencia al palacio, pidieron audiencia seis individuos que por su indumentaria parecían extranjeros. Fueron recibidos de inmediato, y el principal se adelantó y dijo, ‘El capitán del buque inglés que su excelencia hace unos días dejó en los mares de Almería, le envía doce esclavos que huyeron de este puerto, que erraban por el mar sin saber dónde desembarcar. Vieron a nuestro buque y subieron a bordo creyendo que era turco, y se los devolvemos con el mismo bote’. Su excelencia, que al principio estaba muy enojado, serenó el semblante y respondió agradeciendo al capitán su trabajo, y el afecto que demostraba a la nación española. Ofreció atender sus necesidades con algunos obsequios, y ordenó que se cargara en la barca con la que habían venido con refrescos, y en especial verduras, instruyendo a su mayordomo, o jefe de la casa, que los acompañase al embarcar. Después se cumplió la sentencia emitida por el general contra los esclavos fugitivos, que era el regalo de cien latigazos a cada uno, único bálsamo para esas personas, que aquí son tratadas mucho mejor que los pobres esclavos cristianos por los turcos. He oído censurar en algunos lugares de la cristiandad, y con razón, dar tanta libertad a los esclavos turcos, siendo el exceso vicioso en todas las cosas. Este fue el final de mi viaje con las antedichas galeras. Pedí autorización, y agradecí a su excelencia los favores y gracias recibidos, y al partir me entregó una carta dirigida al monseñor sacristán y custodio de la Santa Cruz de Caravaca, 226 de lo que quedé muy complacido. El camino resultó muy cansado, al ser una ruta azarosa para una persona sana y más aún para mí, que viajé con fiebre continua, pero llegué, con la ayuda de Dios bendito y de fray Carlo, nuestro donado o terciario. Se encuentra Caravaca en el reino de Murcia, sobre un áspero monte, abrupto y bien defendida, que se concedió a los caballeros de Santiago. Tiene muchos lugares subterráneos, excavados en la piedra sólida, que cuando era gobernada por los moros eran utilizados como cárceles de los cristianos prisioneros de guerra. Ocurrió, en el tiempo que gobernaba un rey moro en estas partes de España, que en ocasión de visitar la ciudad y el castillo, por curiosidad hizo que le mostraran de dos en dos a los cristianos que estaban en dichas cuevas. Y viéndolos tan consumidos por el hambre, por la estrechez y el hedor del lugar, tuvo mucha compasión y ordenó que los sacaran de los peores lugares y que fueran destinados al servicio de la ciudad, en las artes que cada uno sabía hacer. Y mientras pasaban frente a él les preguntaba de qué país eran y que arte o profesión practicaban cuando estaban en libertad. Al pasar ante él un anciano de aspecto venerable el rey moro le preguntó por su profesión y respondió, ‘Soy un sacerdote de cristianos, y mi dignidad es, Dios mediante, superior a los demás dones, obsequios y autoridad’. El rey sarraceno se deleitó con la respuesta del viejo, ‘quiero que me muestres la dignidad de tu ministerio’. A lo que respondió el sacerdote que no lo podía hacer por no tener túnicas sagradas, ni lo necesario para el sacrificio divino. El rey, ansioso por ver la forma del sacrificio, no dudó en enviar a buscarlo todo a una ciudad cristiana 227 cercana, y se alzó en el mismo fuerte, en el lugar más acorde para el sacrificio, un altar con su piedra sagrada. El sacerdote, vestido con su atuendo, preparó el cáliz, la hostia y el vino para consagrar, y todo lo concerniente, y estaba a punto para comenzar la santa misa. Era el día tres de mayo, dedicado a la Invención de la Santa Cruz, requerida en el altar para el oficio divino, cuando tuvo lugar un hermoso milagro, un espectáculo gozoso, al separarse la bóveda del edificio. Primero apareció un inmenso esplendor, y luego descendieron dos ángeles del cielo por la abertura del muro, llevando en sus manos una hermosa cruz de madera de un palmo de largo, y la colocaron con reverencia sobre el altar preparado. Asombrados por esta gloriosa aparición, el rey, junto con todos sus barones, y los cristianos presentes, con lágrimas, gemidos y el latir de sus pechos, expresaban una gran ternura y fervor, agradeciendo de corazón a Dios tal beneficio, y no podían, por el gran goce, evitar llorar y suspirar. Cuando terminó el sacrificio el rey moro conmovido por tan gran milagro fue bautizado junto con los suyos, y liberó a todos los cristianos de la larga prisión y cautiverio. Luego hizo construir una iglesia en la fortaleza, y en la capilla principal colocó la Santa Cruz, dentro de una caja trabajada en oro, con tres llaves.268 268 Una versión antigua del milagro de Caravaca en: Antonii Honcalae Yanguensis, sacrae theologiae magistri, Abuleñ. Canonici Pentaplon christianae pietatis. Interpretatur autem Pentaplon, quintuplex explanatio. Compluti. Excudebat Ioannes Brocarius, anno salutis nostrae millesimo quingentesimo quadragesimo sexto mense novembri. Traducción del texto de Oncala y algunas notas de complemento en, Bartholomé Alcázar, de la Com- 228 Hace más de cuatrocientos años que aquí se conserva este tesoro, al que se acercan peregrinos no solo de toda España, sino también de toda Europa, para ver y tocar la cruz milagrosa, que está formada por dos cruces, una más corta que la otra. La han incrustado en plata, y durante muchos años no ha sufrido la polilla, y ha estado privilegiada por los sumos pontífices, recibiendo muchas indulgencias especiales. Habiendo narrado el origen de la Santa Cruz, me queda hablar de la alegría que tuve gracias a la carta de aquel Grande de España, como dije antes,269 porque tuvo muy buen resultado, y al abrir el cristal que está frente a la Santa Cruz, delante de unos señores forasteros, me ofrecieron tocar la santa reliquia de las cruces. Después de nuestras plegarias, y agradeciendo a los que me habían favorecido, marché con el terciario y nos fuimos a Murcia, cabeza del reino. Es de creer que había sido de más nombradía, al ver su gran cantidad de antigüedades. Luego pasamos a Orihuela, una ciudad vulgar, y comienzo del reino de Valencia. Aquí encontramos una embarcación para la ciudad de Alicante, y abordamos la tartana en el río Segura, dirigiéndonos al mar. Navegamos alegremente con un viento favorable, y sin darnos cuenta estábamos muy cerca de tierra, pero descubiertos por el guardia de una de las torres que ya comenté, que están construidas en la costa, y al no haber colocado ninguna bandera, el guardia nos disparó un cañonazo, pañía de Jesús. Vida, virtudes y milagros, de San Julián, segundo obispo de Cuenca (Madrid, 1692). 269 Se trata de la carta dirigida al custodio de la Santa Cruz, que le entregara Enrique Benavides de la Cueva y de Bazán, general de la escuadra de galeras de Nápoles. 229 que pasando silbado sobre el patrón, poco faltó para que no acertara en alguno de nosotros, y a todos nos causó mucho miedo por lo repentino del suceso. Enseguida, sin perder tiempo, enarbolamos la bandera de Valencia, al estar en la costa de dicho reino. El viento era muy favorable y la tartana viajaba con tanta rapidez que llegamos a Alicante al atardecer. Habiendo echado el ancla y agradecido al patrón su caridad, fui con el terciario a nuestro convento, que está en las afueras de la ciudad, hacia la colina.270 Si no recuerdo mal, encontré de guardián al padre Antonio de Valencia, hombre muy cortés, que se disculpó conmigo por si no me trataban de la manera que mi estado y la caridad merecía, porqué hacía poco que habían quedado sin cocinero, al haber muerto de fiebre maligna hacía siete días, y la familia de más de treinta religiosos estaba sin el doméstico principal, y lo peor era que su provincial le había escrito que hiciera lo que pudiera, dado que no tenía frailes para enviarle. En la cocina había un joven que acababa de salir del noviciado y que no sabía hacer nada. Después de sus palabras le respondí, ‘Padre, no se moleste, tengo el remedio conmigo, porque mi donado, después de haber servido a los padres jesuitas de Cádiz en este oficio, espero que también sea bueno para este convento’. El padre guardián, al escuchar mis palabras, pareció que el ánimo le regresaba al cuerpo, me abrazó y dijo, ‘Bendito sea el Señor Dios que te inspiró a venir a este lugar, porque en realidad estaba muy afligido y no sabía qué hacer con una familia 270 Fundado en el año 1602 en el exterior de Alicante, frente al monte Tosal, en tiempos de la desamortización, el año 1836, fue dedicado a otros usos. 230 tan grande a las espaldas’. Y con alegría llamó al donado desde la ventana, a quien ya había enviado al huerto, que vino y le dije que hiciera todo lo que el padre superior le ordenara. Se dirigieron a la cocina, le dieron las llaves, y el padre guardián le pidió no tomar demasiado empeño en enseñar al joven. En suma, el alivio de esta familia fue notable, de modo que fui bien recibido y apreciado, y no podía desear nada más, de acuerdo con nuestra pobreza. Sin embargo, el agrado de estos religiosos, que bendijeron el día de mi llegada, no era perfecto, a pesar de ver en la mesa un poco de comida bien cocinada y cuidada, porque les afligía pensar que al cabo de poco tiempo continuaría mi viaje. En este recinto estaba la escuela de teología, y los clérigos estudiantes venían uno tras otro a verme en la enfermería, y casi todas las charlas versaban sobre el donado, porque no solo les daba bienestar y deleite en la cocina, sino también con su humilde conversación, y sobre todo con la compostura en la iglesia, en servir misas y su diligencia día y noche en el coro, como si fuera un veterano en tales asuntos, que yo mismo estaba asombrado. Era innegable que tanto le había predicado por el camino y en todos lugares, que no me deshonró y aceptó conforme y resuelto la vida religiosa, lo que con ternura agradecí constantemente a Dios. Los padres escuchaban con interés, pero de sus palabras se colegía el deseo que al marchar les dejara el donado, pero nunca les revelé claramente mis intenciones. Un día, después de vísperas, quizás concertados, muchos comparecieron en mi celda, y el padre guardián en nombre de todos me pidió, con palabras tan humildes que me avergonzaron, la caridad de dejar el donado en su convento, porque en todas las cosas, 231 tanto manuales como espirituales, conseguía aleccionar no solo a los religiosos, sino también a los laicos, y añadió otros términos que evito por brevedad. Respondí, 'Padres, deben saber que cuando le di el hábito, o más bien, antes de aceptarle en mi compañía, le prometí llevarlo a Italia conmigo, por el deseo que tenía, así que no puedo resolver nada sin su aprobación, pero estoy seguro que hará lo que yo desee’. Los padres, dándolo por concluido, no me dejaron continuar con el razonamiento y todos a la vez dijeron que mi palabra era suficiente para ellos, estando muy seguros de que el buen hombre no se apartaría de lo que yo le ordenara. Al marchar llamé al donado, y le presenté no solo el deseo de estos religiosos sino también la extrema necesidad que tenían de su persona, ‘pero, a pesar de esto, habiéndote prometido llevarte a Italia no quiero forzarte a quedarte, pero te advierto que difícilmente encontrarás una casa donde seas tan bien recibido y tratado como esta’, y que era mi deseo complacer a estos padres con lo que con tanta devoción y ansias desmesuradas me habían solicitado. Me respondió que permanecería allí de buena gana al ver que yo era favorable, y que se veía obligado a hacerme este honor y servir a todos con gran humildad. Nos despedimos y me dirigí al padre guardián a notificarle el acuerdo. Dejo de lado las palabras de agradecimiento que el buen padre y toda la familia me hicieron, expresando que también me retendrían si quisiera quedarme. Les di las gracias, pero yo no podía soslayar irme a la primera ocasión. Para terminar la relación del donado, será bueno agregar lo que sucedió al cabo de siete años, al encontrarme en el capítulo general celebrado en Roma el año 1678. Busqué al padre provincial de 232 Valencia rogándole que me diera algunas novedades del terciario fray Carlo de Milano, a quien había dejado en Alicante. El padre, al saber que era fray Dionigio de Piacenza, respondió, ‘¡Oh padre! Estamos muy obligados contigo al habernos cedido a un hombre como él, porque después de haber cocinado durante unos cuatro años, tanto los hermanos como los seglares me solicitaron, imploraron y suplicaron, hacerlo recolector del puerto.271 Y es tan grande la devoción que el pueblo le manifiesta, que nosotros somos estimados por su vínculo. Agradecí estas palabras al padre provincial, y en seguida di las gracias a Su Divina Majestad, qui facit mirabilis solus. Pero ahora es momento de regresar a nuestro viaje. Mientras esperaba el embarque visité la ciudad, que es hermosa, de tamaño normal, con muchos jardines y gran tráfico. Encontré una buena oportunidad para embarcar gracias a un comerciante flamenco que iba a Valencia por negocios, y que amablemente me aceptó en su compañía. El viaje transcurrió muy 271 El cercatore era un religioso capuchino dedicado a tareas externas al convento, en el campo, la ciudad o en los puertos, para las necesidades materiales de la orden y las espirituales públicas. Al cercatore del convento de Bergamo le encontramos buscando «qualche poco di farina per fare le hostie […] vino bianco per la Santa Messa […] mendicando el pane per lo vitto ordinario.» El cercatore del convento de Nápoles era encargado de «frequentar la città, conversare con ogni sorte di gente [...]. Chi gli baciava per divozione l'habito, e chi la mano; chi si raccomandava alle sue orazione; chi gli addimandava consiglio; chi instruzioni; egli insomma nel concerto di tutti era il capace d'intercedere da Dio, quante grazie volesse, era l'auvocato de miseri, l'oracolo di quella gran metropoli.» Fr.Antonio Olgiati da Como. Annali dell'ordine de frati minori capuccini. Tomo tercero, segunda parte (Milano, 1711). 233 tranquilo, pero en el golfo tuvimos un poco de viento de popa. Desembarqué y me dirigí a nuestro convento, y a la mañana siguiente visité la ciudad de Valencia, cabeza distinguida del reino. En verdad creo que se trata del clima más templado y el país más grácil y encantador de toda España, y se puede comparar con el clima del nuestra Nápoles. El arzobispado es el edificio más distinguido de la ciudad. Pensé marchar de inmediato, pero una noche sobrevino un tiempo tan horrible que todos los barcos que estaban en el mar se astillaron, chocando unos contra otros, y ninguno se salvó de tal incidente. Prevenidas, todas las personas que sufrieron el peligro vinieron ese día a confesar, y tuve el trabajo de confesar a los forasteros. Confesamos en muchos lugares de España, Francia, Alemania y también en Italia, ya que no hay prohibición en nuestra regla, como algunos suponen, pero donde no es necesario, no lo hacemos, como ordenan nuestras constituciones. Embarcado en una saetía me dirigí a Tortosa, una ciudad común de Cataluña, y no queriendo el piloto detenerse más de dos horas no bajé a tierra. Zarpamos, y navegando llegamos a Tarragona, también una ciudad de Cataluña, que tiene muchas antigüedades, una hermosa catedral y un arzobispado con muchas jurisdicciones. Desde esta ciudad fui por tierra a Vilafranca del Penedés, un lugar pequeño, y seguí a Montserrat, que es una montaña muy alta, donde se encuentra una virgen santa, de grandísima devoción y milagrosa. Para consuelo de los devotos de la Señora, contaré el origen de esta devoción, porque contiene cosas poco comunes. 234 [A lo largo de cuatro páginas, Carli refiere la leyenda de fray Garí, que viviendo en las soledades de la montaña de Montserrat fue tentado por el diablo y violó y asesinó a la hija del conde Wifredo el Velloso, y también el descubrimiento de la imagen de la virgen.] La imagen milagrosa está colocada en un hueco de la capilla mayor, todo dorado e incrustado con mármoles muy finos. La imagen es de bulto, y el rostro y los rasgos son como los de la grandísima señora que representan, que inspira en los que la miran y contemplan una gran reverencia y respeto. El niño se representa como de cuatro meses, con una expresión que muestra claramente estar a punto de hacer tantos gracejos como le pida su madre, y con la mano derecha levantada y los dedos extendidos en acto de bendición. Esta montaña es la más alta de las que se encuentran en toda España, y se puede deducir porque desde la planicie hasta la cima hay siete leguas.272 El camino asciende a través de revueltas, que de otra manera no podría haber subido a causa de mis dolencias. En medio del monte se hallan muchos eremitorios que habitan los ermitaños, haciendo vida santa. Además del convento hay un hospital de peregrinos con una fuente de agua muy abundante, el claustro tiene columnas de mármol blanco y debajo de la vuelta hay muchas armas, banderas y otros trofeos traídos por las gracias recibidas de la gran madre de Dios. En este claustro se encuentra la piedra con la que el ermitaño fray Garí cubrió la sepultura de la hija 272 Con 1.236 metros en su punto más alto, Montserrat no es la montaña más alta de España, y las siete leguas una fantasía. 235 del conde, y el suceso que he narrado también está pintado en un cuadro. Luego entré en la iglesia recién fabricada,273 que es hermosa, hay quince altares y la capilla mayor tiene forma redonda, y en medio del frontal está el hueco con la Santísima Virgen, colocada sentada, del mismo modo que el niño se sienta en el regazo de su madre, con una mano sostiene un pedazo de sierra, y con la otra bendice al pueblo. A un lado está la espada y la daga del patriarca San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús, y por brevedad no describo las soberbias vestimentas, jarrones, candelabros, oro, plata, ámbar, lámparas, corales y otras riquezas infinitas. Después de salir de Montserrat seguí mi camino, que fue desastroso hasta Esparraguera, y luego a Martorell, y después con gran dificultad a Santa Eulalia, que es el hogar de esta santa, donde nuestros padres catalanes tienen el noviciado.274 Es la zona más apropiada a tal efecto que tiene nuestra religión, y alejada de Barcelona una legua escasa. Me quedé dos días y después me dirigí a otro convento, que se llama Monte Calvario, a una milla de la ciudad, y no se llama así por estar en un monte, sino para tener tres cruces.275 Disfruta de una enfermería, y la familia la forman setenta religiosos que me 273 En 1560 empezó la fábrica de la basílica actual, y a lo largo de los años continuaron las obras de edificios adicionales. 274 Se trata del llamado Desierto de Sarriá, convento de Santa Eulalia fundado el siglo dieciséis, el primero en España, que se completó con un noviciado. Desamortizado y abandonado en 1835. 275 Convento edificado el siglo dieciséis cercano a la muralla de Barcelona, tenía la función de enfermería de la orden y fue destruido el año 1714, en el curso de la guerra de Sucesión. 236 recibieron con la bondad que necesitaba. Permanecí en la enfermería veinte días, no porque pensara curarme, sino para fortalecerme y continuar el viaje, y al experimentar una pequeña mejoría, aunque no desapareció la fiebre, me dirigí a nuestro tercer convento, llamado de Santa Madrona, donde está el cuerpo de esta santa, situado entre la ciudad y la fortaleza construida en la cima de una montaña.276 De modo que en este lugar tenemos tres conventos, y entre todos ciento cincuenta religiosos, señal indudable de la gran devoción y caridad de los caballeros catalanes. La ciudad [de Barcelona] y su burgo, que también está rodeado por una muralla, es del tamaño de Bolonia. Las casas y calles pavimentadas, y las murallas están hechas de cantería, hay edificios hermosos, como el palacio del virrey, la aduana, el ayuntamiento y otros muchos. La catedral es antigua, un gran edificio, pero el coro, situado en el medio, ocupa la mayor parte de la iglesia, y el retablo de altar mayor es una obra de bronce dorado. Me encontré presente en una fiesta que hicieron a la llegada del nuevo virrey, en la capilla de la catedral, donde se escuchó una sinfonía de trompetas y pífanos tocada a partes, lo que yo no había oído ni visto.277 En resumen, es una ciudad hermosa y poblada, abundante de todas las cosas necesarias para el sustento humano, y 276 Situado dentro de las murallas, con la fortaleza de Montjuic cercana, fue destruido en 1714, en el curso de la guerra y reconstruido después. 277 Francisco Fernández de Córdoba Folc de Cardona y Aragón, octavo duque de Sessa y grande de España, nombrado virrey de Cataluña, entró en Barcelona el 6 de diciembre de 1669, en sustitución del duque de Osuna. Lo que nos da una fecha precisa para relacionarla con el viaje de Carli, parco en la cronología. 237 principalmente de piñones, al tener este territorio vastos bosques. Su clima se sitúa en treinta y cuatro grados de longitud, y cuarenta y dos grados y cinco minutos de latitud. Tiene puerto de mar,278 pero no es capaz para embarcaciones grandes, en especial cuando están cargadas, porque no puede mantenerse seguro a causa del riesgo constante a llenarse de arena. Si el puerto fuera hábil para grandes barcos sin duda sería la primera ciudad de este territorio.279 Entretanto, me avisaron de un barco que partía para Génova, y en seguida me dirigí al puerto y le pedí al patrón que me embarcara por amor de Dios, a lo que respondió que me llevaría, pero quería que le pagara. Le replique, ‘¿no sabes que los capuchinos no tienen dinero?, y que los dos doblones que me pides es un precio que no aconsejaría a nadie pagar, y en el estado que me encuentro es demasiado caro’. Viendo que no cedía a mis palabras, persistiendo en querer cobrar, lo dejé y regresé al convento en la creencia cierta que Dios lo permitía por algún designio oculto, ya que ni los herejes, ni los turcos, ni los cismáticos, niegan el embarque. 278 Notemos que habla de puerto de mar para distinguirlo de los puertos de montaña, situados en los collados, una distinción que sorprende a los forasteros. 279 El puerto de Barcelona sufría de constantes aportes de arena que cerraban el acceso. Etienne de Silhouette el año 1729 observa que el río «Llobregat, que desemboca en el mar muy cerca de Barcelona, conduce una gran cantidad de arenas que las olas del mar, o las corrientes, dirigen al puerto, en tal cantidad que a veces aparecen bancos de arena en la superficie del agua. Dos máquinas trabajan continuamente para vaciarlo y a veces necesitan tres meses para reparar el deterioro cometido en un solo día. Es un puerto muy malo, muy inseguro, y cuando estuve en Barcelona solo podían entrar tartanas.» 238 Mientras permanecía aquí, Pietro de Sassari, nuestro seglar, regresó de Argel redimido de la esclavitud. Le habían apresado hacía seis meses junto con nuestro predicador, el padre Luigi de Palermo, mientras regresaban de Cagliari a Sassari. Fray Pietro fue liberado en el rescate que cada año organiza el rey católico de sus súbditos esclavos, porque habiéndolo colocado en el remo estimaron que era mejor rescatarlo a él que al mencionado padre, que circulaba libre por la ciudad, y con las misas, confesiones y predicaciones entre los esclavos cristianos, no solo se ganaba los alimentos, sino también para pagar cada día a su amo, que pedía para su rescate tres mil piastras y por el laico trescientas. Al ver este hermano sin compañero, y conociendo el deseo de los extranjeros, y en especial los isleños, de visitar Italia, y particularmente Roma, le pregunté si quería venir conmigo. El padre, que parecía impasible, respondió ‘Padre, estoy muy asustado debido al accidente ocurrido, y no me es posible considerar otro propósito que el de regresar a mi país, con la idea de no dejarlo lo que dure mi vida. Soy libre, ciertamente, pero continuamente me parece estar aun encadenado de pies y manos al remo, y por lo tanto es excusado hablar de otros viajes’. Lo vi tan decidido a este respecto que consideré ir con él a Cerdeña, sin embargo sentí una desgana inusual, que me sorprendió, ya que siempre embarcaba con alegría, porque mientras dormía avanzaba. No obstante, con la primera em-barcación que pasó nos acordamos con el capitán, catalán de nación, y por lo tanto muy solícito, que nos aceptó de buena gana. Debido a que era mandado por el virrey tuvo que esperar sus órdenes, que fueron embarcar cuatro compañías de soldados, con algunos oficiales reformados, mercaderes y pasa239 jeros, en total seiscientas personas, la mayoría poco acostumbradas al mar, pero todos embarcamos alegremente. Al zarpar extendieron las velas en dirección a Cerdeña, el mar estaba en calma y el viento favorable, pero cuando llegamos al golfo de León el mar comenzó a agitarse, los vientos se desataron, el ambiente se oscureció, y olas como montañas se elevaron hacia el cielo transportando el barco a las estrellas y precipitándolo al abismo. Y de pronto cesó la alegría, porque los que no estaban acostumbrados a padecer semblantes sobresaltos, creyendo calmarlos con llantos y lágrimas, hacian más espantosa la tormenta, y aún más al ser una noche muy tenebrosa, iluminada por los relámpagos, que aumentaban el terror y la confusión. El capitán en jefe de esa gente, llamado Don Carlos de Pisa, al no valer las palabras se vio obligado a echar mano de la espada para hacerlos descender bajo cubierta, porque los marineros no podían gobernar el barco ni entenderse con ellos. Cuando la gente bajó, se cerró con llave la entrada de la escotilla. Los pobres marineros se ayudaban unos a otros lo mejor que podían cuando llegó una furia de viento, acompañada de montañas de agua, que impacto en el costado de la embarcación, desatando un cañón colocado en la carreta al uso, que no se desplazó, sino que voló al flanco contrario, golpeándolo de tal manera que fue un milagro que no dividiera la embarcación en dos partes, como todos creían. La gente que estaba bajo cubierta, escuchando estremecida el ruido que hacía el barco en aquel momento, creyó firmemente que se iban a ahogar, y por eso elevaron gritos de desesperación. Pero no acabó la desazón, y con el hado exacerbado, las velas se hicieron pedazos, el mástil del trinquete se partió en dos, y ya 240 sin saber qué hacer los marineros dejaron la embarcación a la discreción de los vientos, que sin velas, voló. La angustia y la desesperanza de vivir duró toda la noche, y yo permanecí todo el tiempo con los que estaban en el cuarto de popa haciendo intensas oraciones encomendando las almas a Dios, en quien habíamos puesto todo nuestra anhelo. Al despuntar la aurora parecía que el mar y los vientos habían aminorado, y dejo de explicar si alguno de nosotros puedo cerrar los ojos en esa bendita noche. Amaneció y cesó la tormenta, los guardias de la cofa descubrieron montañas a la distancia de siete u ocho millas, y observaron estar en la costa de España, hacia el cabo de Gata, en el reino de Granada, por lo tanto había deshecho el camino que me llevó dos meses, y todo se perdió en diez horas, y tomé la resolución, si ponía un pie en tierra, de no querer exponerme a ser blanco de la suerte en el mar malicioso. Sin embargo pronto nos consolamos, porque a medida que nos acercábamos a tierra sopló un viento muy favorable y el capitán pensó que sería bueno ganar, al menos en parte, el recorrido perdido, por lo que giró la proa hacia Cataluña, y hacia las nueve de la noche llegamos a Mataró, la patria del capitán. Después de echar el ancla desembarqué con el hermano lego, a quien no había visto desde la partida de Barcelona, porque a causa de las náuseas había estado todo el tiempo bajo el castillo de proa, y me alegré de verlo vivo. Nos dirigimos a nuestro convento280 –¡Oh, qué consuelo encontrar un hogar en todos lados!–, que está ubica280 El convento de Mataró se situaba en un cerro al norte de la ciudad, ocupado por los franceses en la guerra de la Independencia, asaltado e incendiado en 1835 y desamortizado, el solar se convirtió en cementerio. 241 do sobre una colina, apartado del caserío, para recuperarnos del ajetreo pasado y de la fiebre presente. Mientras, el capitán hacía colocar un mástil nuevo en el barco, y se abastecía de tablas, herramientas y víveres. Nos participó que quería dirigirse a una población llamada Blanes, por ser un puerto más seguro, y al no estar muy lejos nos volvimos a embarcar con el hermano, rompiendo la decisión tomada estando en el mar de no querer navegar nunca más, maltratado por mis constantes enfermedades, porqué según el arte de la medicina, en verdad habría de haber abandonado la vida. Llegué con el compañero a Blanes, y nos dirigimos por un camino a nuestro convento, que está construido en la cima de un peñasco, a la distancia de un tiro de ballesta, o poco más, en un lugar que se podría llamar península, donde el mar le sirve de clausura, no solo del jardín, sino también del convento y la iglesia. Creo que no se puede encontrar un sitio más hermoso, un clima más templado, y unos religiosos más atentos, sin tener que sufrir la tramontana del horrible invierno, ni el calor tórrido de la ardiente Guinea, viéndome en un lugar tan hermoso y en un país tan encantador, incluso al ser febrero.281 Hablé nuevamente con fray Pietro, sardo, instándole a que viniera conmigo a Francia, porque era un país digno de ser visitado y que, siendo invierno, no arriesgara la vida otra vez 281 En el despeñadero de Santa Anna, una altiva roca bañada por el mar, se construyó en el año 1583 el primer convento, reformándose de nueva planta en 1627. Desamortizado en 1835, se vendió a un particular, pero aún conserva su belleza, en un entorno natural que Carli apreció. 242 en el mar. Y él, no sardo, sino sordo, me dijo resuelto que quería ir a su casa y no salir nunca más de ella, y le contesté que marchase en paz, que yo también quería ir a Cerdeña. Al oírlo los de barco, muchos vinieron a confesarse, en especial algunos oficiales italianos, a quienes desagradó saber que no quería ir con ellos, y sobre todo lo lamentó el capitán, que había experimentado lo que era navegar en compañía de un sacerdote acostumbrado al mar, porque mientras duró la tormenta todos estaban alarmados por las turbulencias pero yo habría dormido si hubiera tenido algunas comodidades. Ocho días se quedaron en este pequeño puerto para reparar el barco destrozado, que había sufrido más de lo que parecía. A la partida, todos los principales vinieron de mañana a escuchar la santa misa, y algunos a confesar, porque la tormenta y las vicisitudes pasadas habían alentado su lado espiritual, y se llevaron consigo al hermano lego. Una vez llegados a la embarcación los marineros se hicieron a la mar desplegando las velas y dirigiendo la proa hacia Cerdeña. Y yo me quedé en este convento disfrutando de la misericordia que todos me hacían con vivacidad, deseando y rogando que me quedara con ellos hasta Pascua. Y para condescender en parte con tan amorosa bondad me quedé durante casi un mes, y nunca habría deseado partir, tanto gocé de las satisfacciones temporales y espirituales. Temporales, porque a menudo bajaban al mar a pescar y atrapaban peces preciosos entre las rocas. Espirituales, las más importantes, porque es un lugar tranquilo y remoto, muy a propósito para la santa oración y para entregarse de todo corazón a Dios. Marché agradeciendo el trato a todos los padres, y dos me acompañaron a la ciudad de Gerona, en cuyo viaje tomamos 243 dos días. El primero llegamos a la villa de un mercader de este lugar, y nos apresuramos a salir, cruzando por una hermosa llanura cultivada y llena de hogares, lo que me hizo muy feliz porque hacía mucho tiempo que no había visto un lugar igual. Por la noche nos quedamos en el palacio de un caballero barcelonés, que nos hizo grandes cortesías y procuró de todas las maneras posibles que me quedara otro día, deseando conocer algo del país y de gente tan lejana, pero no pude servirle a causa de mis compañeros.282 Temprano por la mañana continuamos la ruta y llegamos a un sitio llano pero algo elevado, donde habían construido un pilar con la imagen de la bienaventurada Virgen de Montserrat, para que sirva de señal a los pasajeros, al estar en línea con el gran monte de la Santísima Virgen, que domina todas esas partes.283 Nos arrodillamos y recitamos tres veces la Salutatione Angelica,284 y continuamos nuestro viaje a un hos- 282 Referencia a la torre de Cartellà, ahora en el municipio de Massanet de la Selva. Al paso de Carli el propietario era el noble caballero Jaime de Cartellá y Viver, que residía en Barcelona, y al que el viajero parece que encuentra en su casa fuerte. 283 Puede tratarse del lugar aún llamado Creu de la Mà, insólita, misteriosa y antigua señal de tránsito. Una cruz de hierro que, como en una veleta, en un lado muestra una mano y en la otra la letra M. De los datos de Carli deduzco que en este importante lugar, cruce entre la ruta real por Sant Celoni y el camino de la costa por Mataró, se encontraba la imagen de la virgen, y la indicación del camino de Montserrat, con la letra M. Aunque ni desde aquí ni ningún lugar cercano es posible ver la lejana montaña. 284 El Avemaría se conoce como Salutatione Angelica por las palabras con las que el arcángel San Gabriel saluda a la virgen: «Dios te salve, llena de gracia; el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres.» 244 tal, donde nos refrescamos y descansamos un poco al quedar aún dos leguas para llegar a Gerona.285 Al alcanzar la ciudad entramos primero en el burgo, que mostraba claramente el paso de la guerra, ya que todas las casas estaban en ruinas.286 Es de un tamaño normal, pero revela que era mucho mejor antes de la guerra, y está ubicada en la base de una montaña, sobre la cual está nuestro convento. Antes de la guerra teníamos otro construido en la orilla del río Tardesa, que rodea la ciudad por el norte. Pero al ser arruinado el país, el burgo, y casi la ciudad entera, no es poca cosa conservar aun dieciséis religiosos, de los cuales recibí todas las caridades posibles.287 Descansé un día y me dirigí a Figueras, un pueblo grande, el último de Cataluña y frontera de España. Después de Figueras fue necesario atravesar con grandes trabajos algunas montañas boscosas,288 donde residen sin hogar estable los llamados migueletes, que son hombres, o como mínimo tienen su figura, y vi a cuatro vestidos 285 Por la distancia es el hostal de la Tiona, situado al pie del Camino Real de Francia, conocido desde el año 1533 cuando el viajero Claude de Bronseval descansa aquí. En 1599 Thomas Platter señala que su entorno es «el bosque más peligroso de toda la región, donde nos arriesgábamos a perdernos y caer en manos de asesinos.» 286 Llama burgo al barrio situado en el margen izquierdo del río Onyar, que en Girona se conocía como mercadal, conectado con la ciudad por el puente de Sant Francesc. 287 El convento de los capuchinos, que Carli ve destruido, había sido inaugurado el año 1628 en el mercadal, al lado del río Onyar. Abandonado durante la guerra de Secesión, en 1655 los monjes se trasladaron a un nuevo edificio, en una colina frente a la ciudad. 288 El camino que se dirige a Pont de Molins donde se cruza el río Muga, sigue a la Jonquera y el collado del Pertús, para descender hacia Perpinyà. 245 con pieles o cueros negros, con una espada y tres pistolas cada uno. No puede pasar ninguna persona que no la distingan, y se puede decir que sirven de defensa, aunque débil, en la frontera de España.289 289 La milicia armada de los migueletes tiene su origen en la guerra de Secesión, como soporte a la lucha contra los ejércitos reales. Disueltos al final del conflicto, algunos grupos se dedicaron al bandidaje. 246 Barón de la Hontan Diálogos del barón de la Hontan y un salvaje de América. Contiene una descripción exacta de los modales y costumbres de estos pueblos salvajes. Con los viajes a Portugal y Dinamarca, en los que se encuentran características muy curiosas, y que aún no habían sido señaladas. 1695 247 El francés Louis Armand de la Lom d'Arce (1666-1716), más conocido por barón de la Hontan, como antropólogo viajó por diferentes países del mundo y tuvo una vida muy agitada, exiliado de Francia por traición. El año 1695 le encontramos en el pueblo francés de Sarrance donde alquila dos mulas y un guía para pasar los Pirineos. Sigue por el valle del río Ossau y por el lugar de Aigües Caudes. Aunque la información de su viaje es mínima es el único del que consta que cruza los Pirineos por el puerto de montaña conocido por el Portalet. Dice que pasa por Sallent de Gállego y después llega a Huesca. Reside tres meses en Zaragoza, lo que aprovecha para hacer la descripción de la ciudad y las costumbres de sus habitantes. En su última carta, del 8 de octubre, señala que le escriban a Bilbao a donde se dirige, para después trasladarse a Portugal.290 Un texto curioso que exhibe una fina ironía al referirse a las costumbres españolas, en especial las notas dedicadas a los usos amorosos, «Los caballeros y las damas hacia la noche salen de la ciudad por separado, y no es tanto para refrescarse como para acalorarse»; a la doblez aristocrática, «Admito que en público las sonrisas nunca alegran su semblante, y el contacto con el regocijo no les hace atenuar su gravedad simulada, pero en privado son las personas más agradables del mun290 Dialogues de Monsieur le Baron de la Hontan et d'un Sauvage, dans l'Amérique. Contenant une description exacte des moeurs & des coutumes de ces Peuples Sauvages. Avec les Voyages du même en Portugal & en Danemarc, dans lesquels on trouve des particularitez très curieuses, & qu'on n'avoit point encore remarquées (Amsterdam, 1704). 248 do, es decir las más vivarachas y animadas.» En fin, «Si los aragoneses no evitaran el barro en las uñas y quisieran enriquecer su país, les sería fácil conseguirlo.» Actualizo los nombres de las poblaciones. 249 En Huesca, 11 de julio de 1695. Señor, retomo el hilo de mi aventura señalando que alquilé dos mulas, una para mi guía y la otra para mí. Mi caballo estaba tan cansado de los esfuerzos que se había visto obligado a hacer para salvarme, que la gratitud me obligó a tratarlo con mucha dulzura y humanidad, ya que se lo había merecido por sus buenos servicios. [...] Iba a darle a la naturaleza una hora de sueño, después de tres días de vigilia, cuando escuché un gran ruido de hombres y caballos en la puerta del lugar. Los golpes y los gritos que daban hicieron que toda mi sangre se helara en las venas, al creer que todos los arqueros del reino me perseguían. Me había dejado llevar por el miedo, ya que eran arrieros que iban de tránsito a España. Durante este suceso mi guía y el alba llegaron juntos, y aprovechamos la compañía de estos viajeros. Ese día fuimos a Sallent,291 el primer pueblo de España, a siete leguas de Sarrance, después de cruzar frente a una casa llamada EauxChaudes [Aigües Caudes] donde tomamos unos baños que curan infinidad de enfermedades. Tan pronto como llegué a Sallent me llevaron a una habitación oscura y lúgubre, más adecuada para albergar a los muertos que a los vivos. Estaba tan abrumado por el sueño que habría dormido de pie, y como las camas me parecieron graneros de piojos hice extender paja por el suelo, donde me arrojé después de haber permitido a mi guía que hiciera lo que quisiera, siempre que no me despertara. En este estado dormí sin despertarme nueve horas, desde la tarde hasta el día siguiente al mediodía, y 291 Sallent de Gállego. 250 luego pasamos el resto del día buscando algo con lo que hicimos una comida muy mala. Al día siguiente estuvimos de suerte al descubrir una posada donde había muchos pollos y palomas, con lo que nos reparamos del alojamiento anterior. Finalmente, ayer llegamos a este pueblo [Huesca] que se encuentra en la parte llana del país, a dos kilómetros de la sierra. Todo lo que puedo decirles es que desde Sarrance hasta aquí es una travesía de veintidós millas que no hace más que subir y bajar por caminos muy estrechos, con el miedo que una mula resbale y caer con ella a unos espantosos precipicios. Mi guía me dijo que la ruta del valle de Aspe era más agradable, más corta y más conveniente. Pero que la de San Juan Pie de Puerto supera a las demás, ya que entre Roncesvalles y la parte llana de Navarra hay ocho leguas de montañas. Sin embargo me sorprende que Hércules no separara estas montañas para comodidad de los viajeros, como hizo con las de Caribdis y Escila, en beneficio de los marineros. Salgo mañana al amanecer, rumbo a Zaragoza, para llegar allí el mismo día. En Zaragoza, 8 de octubre de 1695. Señor, en los tres meses que llevo en esta buena ciudad de Zaragoza me ha escrito siete u ocho veces quejándose incesantemente del poco cuidado que he tenido para satisfacer su curiosidad, pero debe culparse a sí mismo y no a mí, porque si no hubiera sido tan negligente al remitir lo que recibo hoy, mi pluma no habría reflejado en mis cartas el desasosiego de mi mente, en lugar de exponerle lo que sigue. No sé si debería sin más llamar hermosa a esta capital del reino de Aragón, o si debería agregar la palabra mucho, de 251 todas maneras es muy extensa. Las calles son anchas y están bien pavimentadas, las casas comunes tienen tres pisos, las otras tienen cinco o seis, pero todas están construidas al estilo antiguo. Las plazas no merecen que se hable de ellas. Los abundantes conventos son generalmente hermosos, y sus jardines e iglesias no lo son menos. La iglesia Catedral, que se llama la Seo, es un edificio muy hermoso y muy grande. La iglesia de Nuestra Señora del Pilar no tiene nada fuera de lo común en cuanto a arquitectura, pero es cierto que la capilla donde está la Señora es algo curiosa, al ser subterránea. Los españoles afirman que es de un material desconocido por los hombres, de todas maneras creo que está hecha de madera de nogal. Esta capilla mide treinta y seis pies de largo y veintiséis de ancho, está llena de lámparas, balaustradas y candelabros de plata, un gran altar y cantidad de pies, manos, corazones y cabezas que los milagros de esta Virgen han atraído a este lugar.292 Porque ha de saber que los hace todos los días, lo que sobrepasa la imaginación, pero lo más consistente es la infinidad invaluable de piedras preciosas que colman su túnica, corona y nicho. Esta ciudad está ubicada a orillas del río Ebro, que es ancho como el Sena en París, y sigue por un terreno uniforme y nivelado, protegida con un muro simple, degradado y arruínado en algunos lugares. Los aragoneses estiman mucho el puente de piedra que cruza el río, porque no han visto otros cien más bellos, y tendrían más motivos para considerar el 292 Sorprende a muchos viajeros la gran cantidad de exvotos que encuentran en las iglesias, ofrendas de figuras que representan partes del cuerpo, animales, armas, alimentos. 252 puente de madera, situado un poco más abajo, como el más bonito de Europa. En esta ciudad hay academias para el ejercicio del cuerpo y el espíritu, sobre todo una hermosa Universidad que solo cede ante las de Salamanca y Alcalá de Henares. En general los escolares van todos vestidos como los sacerdotes, es decir, con un abrigo largo. El duque de Jovenazo es el virrey del reino, dignidad trienal que me parece más honorable que lucrativa, porque sólo renta seis mil escudos al año.293 El arzobispo consigue veinte mil de su arzobispado, pero como es en verdad un buen hombre, distribuye un tercio de estos ingresos a los pobres. Su nacimiento es de lo más oscuro, sin embargo fue presidente de uno de los Consejos de la Corte de España, quizás por la natural antipatía que siempre ha expresado por los franceses. Los canónigos de su catedral, y los de Nuestra Señora del Pilar, consiguen cien escudos al mes de sus canonjías. El Justicia es el jefe de todos los tribunales de Aragón. Es en sus manos donde los reyes de España, en su acceso a la corona, encuentran una espada desenvainada al prestar el juramento de conservar los privilegios de este reino. La ceremonia tiene lugar en la casa de la Diputación, que es un edificio maravilloso. El Zalmedina es una especie de teniente general civil y criminal. Este cargo de túnica y espada es trienal, como el de su lugarteniente.294 La Audiencia Real está 293 Se trata del virrey de Aragón, duque de Jovenazo, nombrado para el cargo el año 1693. El barón tuvo alguna relación próxima con el duque ya que le dedica un mapa manuscrito del río Mississippi el año 1699. 294 Cargo de época musulmana que continúa en tiempos cristianos y modernos, encargado de inspeccionar la cárcel, escoger abogado de oficio para los pobres, perseguir maleantes, atender las quejas contra oficiales, 253 formada por varios consejeros que son tan aficionados a las especias como nosotros. También hay cinco jurados que conservan su arduo trabajo solo durante dos años, y son las autoridades dedicadas al cuidado de la ciudad. En fin, dejo de lado detallar los otros cargos de este reino. Aquí el pan, el vino, las aves, las perdices y las liebres son muy baratos. Pero la carne de la carnicería es extremadamente cara y el buen pescado muy raro. Los extranjeros que pasan por esta ciudad están obligados a hospedarse en determinados establecimientos hoteleros que los españoles llaman mesón, donde los anfitriones solo proporcionan a los transeúntes la habitación y la cama, establo, paja y cebada, y los sirvientes se han de cuidar de comprar lo que se quiere comer, y de preparar las carnes como se les ordena, siempre que solo se trate de hervir o asar. Los vinos de Aragón son dulces y fuertes, especialmente los tintos, porque el blanco tiene menos fuerza y suavidad. Aquí, durante el verano no hay otro entretenimiento que pasear. Los caballeros y las damas hacia la noche salen de la ciudad por separado, y no es tanto para refrescarse como para acalorarse. En invierno tienen el placer de la comedia, donde se dice que van los sacerdotes y los monjes sin escrúpulos. El duque de Jovenazo celebra una reunión en su casa todas las noches, donde se conversa y se beben licores o chocolate. La gente de primera calidad, honestos y afables hasta el extremo, casi siempre se reúnen ahí. Me han dado delicadas muestras de amistad, y la más grande es haberme obsequiado en su ejecutar embargos y órdenes de pago, nombrar tutores y curadores de menores. 254 casa, lo que me demuestra que no son tan feroces como me los retrataron. Admito que en público las sonrisas nunca alegran su semblante, y el contacto con el regocijo no les hace atenuar su gravedad simulada, pero en privado son las personas más agradables del mundo, es decir las más vivarachas y animadas. Señor, los aragoneses casi todos son tan delgados como yo, por lo que puede juzgar su buen aspecto. Dicen que es porque sudan mucho, comen y duermen poco, y tienen vivaces e intensas las pasiones del alma, y finalmente, porque deshacen los fluidos del espíritu mediante ejercicios que los franceses no hacen con tanta frecuencia como ellos. Sus semblantes son tan pálidos como el mío, quizás a consecuencia de estos mismos ejercicios, al menos lo cree Ovidio, «pálidos los amantes, este es el color que les sienta bien.»295 Su talla sobrepasa la media. Su pelo es castaño oscuro y su color tan claro como el de los bearneses. Todo lo que le acabo de contar sobre ellos también se puede decir de sus esposas, cuya delgadez no llega tan lejos. No puedo conceder que sean hermosas, pero no puedo evitar convenir que son amables, y si la naturaleza ha sido cicatera en su cuello y en su cara, se ha prodigado en unos grandes ojos chispeantes, tan llenos de fuego que queman sin piedad, de los pies a la cabeza, a las personas que se les acercan. Están muy agradecidas a Téano, la mujer de Pitágoras, por haberles enseñado que las personas de su sexo nacieron solo para la 295 El barón cita: «palleat omnis amor, color est hic aptus amandi», referencia al Ars Amadi de Ovidio: «Palleat omnis amans: hic est color aptus amanti.» 255 agradable profesión de amar y ser amadas. Dulce moral que ajusta de manera perfecta con su naturaleza, y practican a maravilla, porque por la mañana corren a las iglesias, más bien para conquistar corazones que el cielo, y no han acabado de comer que se dirigen a las casas de sus amigas, y se ayudan solidariamente en sus galanterías, favoreciendo la entrada de sus amantes en casa de unas y las otras, con mucha astucia y artificio, lo que se trata con mucha delicadeza, porque aquí la virtud de la mujer consiste, más que en cualquier otro lugar, en ocultar bien su juego. Sus maridos son perspicaces, y si se descubre la intriga corren el gran riesgo de hacer el viaje al otro mundo, a menos que se refugien en un convento. Hace solo mes y medio vi a una niña apuñalada por su propio hermano en una iglesia, al pie del altar, por haber mantenido una relación amorosa durante algún tiempo. Partió expresamente de Madrid para realizar esta gran hazaña, por lo que fue castigado con dos meses de prisión. Durante mi estancia sólo ha habido unos dieciocho asesinatos porque las noches son cortas, pero me han dicho que en invierno apenas hay una noche que no se produzcan dos o tres, y es cierto que se trata de mendigos y miserables de dos parroquias de la ciudad que se atacan por viejas enemistades que los llevan a este extremo. Este trastorno se debe a que se necesitan grandes pruebas para condenar a muerte a un hombre, y que los criminales condenados se valen de los privilegios del reino para prolongar la ejecución de un plazo a otro, y al final los cargan en las galeras, de las que se evaden por mil clases de artimañas, de suerte que si algún interesado poderoso no presiona a los jueces, siempre se escapan de la cuerda. No he sufrido robos en la calle y no he presenciado estos 256 asesinatos, aunque a menúdo me he retirado solo de la casa del virrey a las once, o a medianoche, sin que me ultrajen, pero es cierto que he dejado de exponerme siguiendo el consejo que me daban personas de calidad de andar siempre acompañado, no sea que estos asesinos me tomen por otra persona. Sea como fuere, las personas de distinción no tienen nada que temer, a menos que se vean envueltas en alguna intriga amorosa, pues entonces se corre el riesgo de ser apuñalado en las calles al mediodía. Por tanto, hay que ser prudente o entregarse a las cortesanas, para evitar esta desgracia. Ahora bien, de estos dos medios, el primero es el mejor ya que también preserva la bolsa y la salud. La nobleza de Aragón es bastante opulenta, pero lo sería más si los campesinos de este reino fueran tan laboriosos como los nuestros. Estos perezosos se contentan con hacer arar la tierra, sembrar y recoger el grano a los gabachos que infectan España. El populacho considera que Francia es el peor país del mundo desde que los franceses lo abandonan para venir al suyo, y es cierto que los labradores, los segadores de maíz, los leñadores y gente de todos los oficios, por no mencionar a los cocheros, los lacayos y los aguadores, son casi todos del Bearne, de Lenguadoc o Auvernia. Aquí se encuentran algunos comerciantes bearneses que se han enriquecido con el comercio de Francia, que a pesar de la guerra todavía se hace de manera bastante abierta. Si los aragoneses no evitaran el barro en las uñas y quisieran enriquecer su país, les sería fácil conseguirlo. El río Ebro es navegable para las grandes embarcaciones planas, como las del Sena, desde Tortosa hasta cerca de Miranda de Ebro. Cincuenta personas que hicieron este reco257 rrido me han asegurado que en verano hay tres pies de agua en los lugares menos profundos, y que su corriente es muy tranquila, tanto es así que la única dificultad es hacer senderos a lo largo de la orilla para arrastrar estos barcos al remontar. Los franceses traen aquí gran cantidad de mulas y caballos pequeños, con los que ganan el cien por cien, con todos los gastos pagados. Estas mulas se utilizan para tirar de los carruajes y las galeras, porque las de Extremadura son costosas, y aquí no tienen tanto éxito como en los países del sur de España. En cuanto a los caballos pequeños, se suelen vender mejor en el reino de Valencia, donde los campesinos los utilizan para diferentes usos. Las carrozas de este país presentan, más o menos, la figura de los coches de Francia, y van tan despacio que no darían la vuelta a la ciudad en el día más caluroso del verano. Tanto aquí como en Portugal existe la moda de ir de visita a caballo, y los caballeros y los oficiales se visten a la francesa ya que encuentran insoportable el vestido español por culpa de la golilla, que es una especie de camisa de fuerza en la que el cuello está tan encadenado que es imposible bajar o girar la cabeza. A los extranjeros la vestimenta de las mujeres les parece un poco ridícula, aunque en el fondo no lo es, creo que la de las nuestras es cien veces más encubierta, y que la de las españolas no puede ocultar ningún defecto de la naturaleza. Su talla, su corpulencia y su cabello aparecen tal cual, porque no usan cofias, tacones, ni corsés de ballena. Si las francesas se vieran obligadas a adoptar esta moda no engañarían a tanta gente, por su pelo, sus tacones y sus caderas postizas. Es cierto que podríamos reprochar un poco a las españolas mostrar la mitad de sus brazos y hombros descubiertos, pero al mismo 258 tiempo habría que perdonar a las francesas que desean exhibirse en un dos piezas tentador y vivaz, porque en cuanto se arguya que algunas escandalizan por detrás, se tendrá el mismo derecho a responder que otras escandalizan de frente. Además, aunque se sientan azoradas, tienen el placer de ser muy apreciadas, porque cuando pasean por las calles con la cara descubierta, en carroza o a pie, nos detenemos a inclinarnos ante ellas, a lo que responden con una inclinación de cabeza, sin doblar la rodilla. Sus escuderos, que son ancianos más allá de toda sospecha, les ofrecen sus manos desnudas, porque es moda española, y son los únicos que tienen la prerrogativa de tocarlas, porque cuando un caballero se encuentra por azar en una iglesia, cerca de la pileta de agua bendita, y una se presenta allí, el empapa su rosario en agua bendita para ofrecérsela, y en el baile tampoco sucede casi nunca, porque el caballero y la dama se mantienen unidos solo por los dos extremos de un pañuelo. Por eso puede juzgar lo impactante que parece el saludo del beso. He de darle a conocer que los españoles no son tan salvajes como se publica, ofreciéndole un pequeño detalle de sus comidas. Un caballero, a quien veo muy a menudo en casa del virrey y en las academias, habiéndome honrado con una visita respondí a su franqueza de la misma manera. Me recibió en lo alto de las escaleras, y habiéndome conducido a una habitación donde hablamos durante media hora, le pregunté cómo estaba su esposa, y me respondió que creía que estaba bastante bien de salud para recibirnos en su habitación. Después de aparecer el chocolate y las galletas, este señor se levantó para mostrarme el cuarto de su esposa, quien se había puesto de pie para recibir nuestros respetos, y se sentó en su sofá, 259 mientras nos daban las sillas. Le dije que estaba muy agradecido con su marido por concederme el honor de saludarla, y ella respondió que él me consideraba español y amigo, luego, habiendo tomado el chocolate, me preguntó si lo encontraba bueno y si las damas de Francia lo tomaban. La conversación solo duró medio cuarto de hora, porque como tenía miedo de pecar contra las formalidades españolas, me levanté, la saludé y salí de la habitación con su esposo, quien me pidió cenar con él. Paseamos un rato en su jardín, y después de haberme mostrado sus caballos volvimos a subir a una habitación donde estaba la mesa dispuesta. Al cabo de un momento apareció la señora, entró, y después de saludar a su manera, tomó su lugar a un lado de la mesa y nosotros al otro. Primero sirvieron melones, pasas, melocotones e higos, y enseguida a cada uno de nosotros nos dieron nuestra ración, a la manera de los monjes, que consistió en lo que sigue: costillas asadas en el primer plato, una perdiz y un pichón también asados en el segundo, un conejo en hojaldre en el tercero, un fricandó de pollo en el cuarto, setas acompañadas de truchas pequeñas tan largas como el dedo en el quinto, y una tarta de albaricoque en el sexto. Después trajeron caldos amarillos como el azafrán, del que estaban compuestos. He aquí, señor, en lo que consistió la ración de cada uno de nosotros. Sin embargo, nuestra conversación se centró únicamente en los franceses. La dama afirmó que la gran libertad que tienen los hombres en Francia para entrar en casa de las mujeres, pasar el tiempo y dar una vuelta con ellas, exponía a las más ilustradas y virtuosas a ser deshonradas por los indiscretos y los difamadores, que para aparecer como gente afortunada 260 denigran a las que se les resisten. Finalmente, después de haber platicado contra los maridos que soportan plácidamente estas afrentas en lugar de desquitarse, nos levantamos de la mesa, y ella hizo el saludo al uso mientras se retiraba a su habitación, y yo también me retiré. El caballero caminó siempre frente a mí hasta la escalera, donde se detuvo del lado izquierdo para dejarme la mano, y al despedirme esperó hasta que yo llegara al pie de la escalera para recibir un saludo con el sombrero, y enseguida nos perdimos de vista. Le cuento esta aventura para que conozca las maneras que los españoles usan con sus amigos. Si cien caballeros me hubieran obsequiado, no habría diferencia en lo que le dije, quizás, en todo caso, en el generoso banquete, porque en cuanto a la ceremonia, es siempre igual con los unos y los otros. Así, por esta descripción sabrá todo lo que se acostumbra en España en tal ocasión. He de decirle que las españolas nos tratan como a indiferentes, y puede que no estén del todo equivocadas, porque todas las mujeres de Europa hablan el mismo idioma. He aquí unos versos españoles que un poeta loco hizo sobre esta materia, hace unos cincuenta años. Los discretos españoles, Los maridos zelozos, Hazen en callados gozos Orejas de caracoles, No son tales los franceses, Tanto no pueden cubrir, Antes mas quieren mil vezes, No hazer, que no dezir. 261 Esto, en buena prosa, significa que «los españoles discretos ayudan a las mujeres a engañar a sus maridos mediante abrazos secretos, y por el contrario, los franceses no pueden ocultar nada, y prefieren mil veces no actuar por no exponerse.» He aquí, más o menos, señor, el razonamiento de este entremetido, que pretende que estemos orgullosos de pagar los favores de las damas con una ingratitud que empaña su reputación absolutamente, y esta opinión puede enseñarles a no fiarse de los que se esfuman. Una mujer ingeniosa nunca se avergonzará de conocer el carácter de un hombre, cuando le interese. Los jóvenes están locos, sin embargo las mujeres los prefieren a las personas sabias, porque la sabiduría solo les llega a la edad cuando la naturaleza comienza despacio a deshilacharse. El lenguaje indiscreto de los jóvenes caballeros hace un daño considerable a sus amantes, pero las camareras y los confidentes no lo hacen menos, y las mujeres a menudo se pierden a sí mismas al no tomar las precauciones adecuadas con sus sirvientes. Llamo sabia a una mujer que sabe ocultar sus locuras, una de las primeras habilidades de las españolas, que en esto favorecen mucho a sus maridos, porque al fin y al cabo el escándalo lo sufre solo el cornudo, por las habladurías que provocan los cuernos. Con esta bonita nota termino mi carta, suplicándole que me escriba a Bilbao, a donde debo ir el día uno. Desde allí viajaré por tierra o mar por las costas marinas hasta Portugal, para conocer los puertos del Havre, de los que tantas veces me han hablado. Este descubrimiento me dará más placer que ver las ciudades más bellas del mundo. Esto le hará ver que no es necesario disputar en cuestión de gustos. 262 Fray Pedro José de Parras Viaje de la provincia de Aragón a Cádiz, para pasar a Indias. 1749 263 El franciscano Pedro José viaja por rutas reales, portentos en la Daroca milagrosa, páramos de la Castilla de trigo. Consejos para tratar con los caleseros para un viaje placentero, y con los nobles en las aldeas minúsculas que señorean. Por ventas, caminos ásperos, conventos, lugares de vino y buen pan, sorpresa de tantos montañeses a la deriva. Cruzará la Sierra Morena por donde los tres reyes se dirigieron a su inmortal destino. Ha partido del monasterio de la Almunia de Doña Godina, llegará a Cádiz, hacia el mar argentino.296 Pedro José de Parras nace en Pancrudo y muere en Zaragoza hacia 1787. En la biografía de la Real Academia de la Historia leemos: «Se encontraba de morador en el convento de San Lorenzo de la Almunia de Doña Godina cuando el 2 de agosto de 1748 recibió la invitación para formar parte de una expedición de misioneros para el río de la Plata. El día 5 de diciembre de 1748 se encontraba ya en Cádiz, donde embarcó en febrero de 1749, en compañía de otros seis franciscanos. En la provincia de Paraguay y Argentina desempeñó los cargos de lector de Teología, regente de estudios, definidor provincial y guardián, y residió durante algún tiempo en Buenos Aires. Fue además visitador general, comisario del Santo Oficio, examinador sinodal y teniente-vicario general. Fue rector y canciller de la Universidad de Córdoba.» Actualizo los nombres de las poblaciones. Transcripción del impreso. 296 Fray Pedro José de Parras. «Diario y derrotero de sus viajes: 1749-1753. España, Río de la Plata, Córdoba, Paraguay.» Revista de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, tomo IV (Buenos Aires, 1882). 264 El año de 1748, a 2 de agosto, recibí una carta en la villa de Almunia,297 su fecha 28 de julio, en que un comisario de misiones de la provincia de Tucumán, en el reino del Perú, me suplicaba desde Madrid, fuese servido de incorporarme en la misión que estaba para llevar a dicha provincia. [...] Corrió el tiempo hasta el día 19 de octubre, en que, cuando menos pensaba, llegó el mismo comisario de misiones al convento de Santa Catalina de Cariñena, en el que actualmente era morador; y atendiendo a que ya era duplicado el toque y llamamiento, di lugar a que el dicho comisario me hablase sobre el asunto y me informase verídicamente del destino. [...] El día, pues, 22 de octubre del dicho año de 1748, por la mañana, envié mi ropa, papeles y algunos trastecillos a la villa de Cariñena, por donde había de volver de regreso de Zaragoza, y este día, después de comer inmediatamente, mientras la comunidad daba gracias, tomé el báculo, sombrero y breviario, y partí por el camino de Zaragoza, hasta la villa de Mozota, lugar del duque de la Palata,298 donde hice noche en casa de Diego Benito, donde hospedan a todos los religiosos con mucha caridad. El día siguiente, 23, entré en Zaragoza, a las tres de la tarde, y no quise ir al convento, por evitar despedidas y ceremonias. Me hospedé, pues, en casa de don José Guallart, administrador del correo de la carrera de Valencia, adonde inmediatamente pasó el comisario y quedamos en que 297 La Almunia de Doña Godina. Se trata de Francisco Antonio Zapata de Calatayud y Fernández de Híjar Aragón, IV duque de Palata, barón de Mozota. 298 265 el día siguiente a las seis de la mañana, estaría en la puerta de Santa Engracia con una calesa en que había de partir a Madrid. Esperé que se hiciese tarde y pasé al magnífico templo de Nuestra Señora del Pilar donde estuve en su angélica y apostólica capilla por espacio de hora y media y luego me retiré a casa de don José Alaestante, canónigo de la santa iglesia metropolitana, por la ingenua amistad que con este caballero y toda su casa he tenido; de donde el día siguiente a las seis de la mañana, salí con bastante sentimiento de toda su familia. [...] De esta ciudad, pues, salí el día 24 de octubre de 48, a las seis de la mañana, con un calesero gallego que me conducía, y era muy buen hombre, que no es poca fortuna. Es de notar que al calesero siempre se ha de llevar contento; porque de lo contrario, tenga por cierto el pasajero que ha de llevarle a las peores posadas, le ha de hacer madrugar, ha de llegar el último por la tarde a los mesones, cuando ya los mejores cuartos estén ocupados, y aún fácilmente se compondrá con la mesonera, para que el gasto de sus mulas lo incluya en la cuenta del amo, sin que éste lo note, y particularmente logran la suya, cuando conducen religiosos y gente nueva en los caminos. Soy de dictamen, que la calesa nunca debe alquilarse para todo el viaje entero, o que el que va de Cádiz para Barcelona, ha de alquilarla sólo hasta Córdoba o Madrid, pues si el calesero es bueno, proseguirá gustoso en lo demás del viaje, y si es malo, no se verá precisado a continuarlo.299 299 El camino que sigue, a lo largo de la cuenca del río Huerva, fue lugar de paso del Camino Real de Madrid a Francia a lo largo de siglos, y sus ventas 266 Este día 24, fuimos a mediodía, a la venta de Mozota, que dista cuatro leguas de Zaragoza, y se pasa por el monasterio de Santa Fe, de monjes cistercienses, y por otro lugar que llaman María,300 dejando a la izquierda los de Cuarte y Cadrete, que son de los dichos monjes, y también a Botorrita, con una venta nueva en el mismo camino; que ésta y el lugar son del marqués de Aviño. En la sobredicha venta de Mozota, a quien también llaman la Venta Vieja, encontramos al marqués de la Sierra, en cuya compañía fuimos hasta Madrid, y esta tarde fuimos a dormir a Cariñena, y pasamos por las villas de Muel, que es del marqués de Camarasa, y por Longares, que es del puente de piedra de Zaragoza, ésta es: todo aquel útil que había de tener un señor si fuese suya esta villa, está cedido por el rey para la conservación de dicha puente y sienten muchos los de esta villa de Longares que les digan que son vasallos del puente. Esta jornada es de […] leguas, y viénense todas ellas por huertas, olivares y viñas, excepto uno que otro retazo de tierra, no muy largo. Esta noche estuve en Cariñena, en que hay hospicio de nuestra religión con siete religiosos, y allí encontré al guardián de Santa Catalina, con algunos pa- y poblaciones se ubicaron siguiendo este corredor natural. En mis libros he publicado noticias de estas partes: Villuga Comentado (2018), Contra la geografía. Viajeros y caminos en la España del Quijote (2018), Los viajeros ilustrados, por los caminos reales de España (2019) y El grande viaje del Rey Carlos IV (2012). 300 En este caso María es la derivación de la palabra árabe al-Marya, que significa la atalaya, en relación al pueblo construido encima de un cerro, que a inicios del siglo diecisiete fue abandonado por la expulsión de los moriscos de España, y quedan las ruinas. El lugar renació al lado del río, en la población María la Nueva, que es la que conoce fray Pedro José. 267 dres y muchos colegiales, que noticiosos de que pasaba por allí aquella noche, me hicieron el favor de bajar a verme, desde el convento que dista una legua de la villa, en el cual yo era morador cuando recibí la patente para Indias. Es ésta una villa grande, en que se coge abundancia de vino. Tiene convento de recoletos, hospicio y monjas clarisas. Tiene una suntuosa iglesia con veinte y cinco sacerdotes, que componen una respetuosa congregación o capítulo. Está toda la villa con su muralla, y queda cerrada con tres puertas; y junto a la una se ve una capilla de San Valero, con un pozo de agua riquísima, que el santo sacó milagrosamente, cuando lo pasaron preso de Zaragoza, donde era arzobispo, a Valencia. En tiempo de grandes secas, han faltado las aguas de los demás manantiales, y sólo en este pozo en que jamás ha faltado, han hallado refugio.301 Esta villa tiene su situación en la punta de una llanura de cinco leguas de larga, algo menos, y tres de ancha y en este espacio, llamado el campo de Cariñena, están las villas de Almunia, Almonacid, Alpartir, Cosuenda, Aguarón, Encinacorba, Paniza, Longares, Cariñena y Alfamén, todas las cuales son abundantísimas de vino, menos la última; pero tiene fábrica de vidrio, aunque bastísimo.302 301 Sobre el milagro de San Valero, el Apéndice I. «En Alfamén hai una fábrica de vidrio verde, que corre por cuenta del posehedor del condado de Ricla. Sirvénse para la pasta, de iguales partes de barilla y de una arena que traen de Ariño y Monforte, en el partido de Alcañiz. Estas fábricas pudieran perfeccionarse facilmente introduciendo el uso de la manganesa, que tenemos en el reino para purificar el vidrio.» Ignacio de Asso. Historia de la economía política de Aragón (Zaragoza, 1798). Alfamén es un pueblo de poca historia, pero aquí el mes de octubre 302 268 El día 25 por la mañana, habiéndome despedido de los religiosos, partí a cosa de las siete, y habiendo caminado como una legua, entre olivares y viñas, llegamos al puerto de San Martín, que es un gran cerro con una legua de subida, en cuya cumbre hay una venta en que se halla bastante decencia, pagando lo que corresponde al gasto. De esta venta se baja como media legua por camino áspero, y luego se llega a un río poco caudaloso, que se llama la Huerva, al cual se sigue otra llanura como la de Cariñena con poca diferencia, la cual tiene por nombre, el campo de Romanos, y en él hay los lugares siguientes: Mainar, Villareal, Villadoz, Romanos, Lechón, Badules, Cucalón y Lanzuela, en los cuales no hay otra cosecha que trigo, algo de cáñamo, algunas viñas muy pocas, y ganado. El camino real pasa por Mainar, que se compone de una calle, y los demás lugares quedan a una vista. En éste, regularmente, se para a mediodía, como yo lo hice, y por la tarde se va a Retascón, que es un lugar pobrísimo, y luego se baja a Daroca, distante de Retascón media legua. Es Daroca una ciudad no muy grande; tendrá ochocientos vecinos. Tiene seis comunidades, de franciscanos, mercedarios, trinitarios, capuchinos, padres de la Escolapía y monjas dominicas. Hay siete parroquias, diversas fuentes por las calles, y una está en la puerta de la ciudad, que echa agua por veinte hermosísimos caños de bronce. Tiene deliciosísimos paseos, con grandes arboledas. Está la ciudad entre dos cordilleras, o grandes cerros, por cuyas cumbres van circulando los muros de la ciudad, que tienen muchos torreones de tredel año 1811, durante la guerra de la Independencia, el Empecinado mató o hizo prisioneros a ochenta soldados polacos. 269 cho a trecho. Hay una calle principal que corre de este a oeste. Tiene esta ciudad iglesia colegiata con su deán y bastantes canónigos, y lo demás del clero es unmeroso. La iglesia es de lo bueno que he visto. Para que las aguas no inunden la ciudad, hay una mina que tendrá quinientas o más varas de largo.303 Es alta y ancha, a manera de una gran bóveda; paséase por ella, en tiempo de verano, a caballo, a pie, y en coches, y aunque se encuentren dos, pueden pasar ambos sin embarazarse. Es esta mina rectísima, con alguna claridad, por la luz que participa de sus grandes puertas. Me persuado a que no hay otra obra más maravillosa en toda la Europa, en línea de minas. Corre igualmente con la calle de la ciudad, y está a un lado de ella, penetrando uno de los montes colaterales, y no es profunda, sino que está al mismo piso del campo, y por ella pasan las aguas que descienden de diversos montes; y si ella faltara, se inundaría sin duda alguna la ciudad, y en prueba de esto: Sucedió el año de 1514, a 13 de julio, que una grande avenida fue arrimando a la puerta de la dicha mina, gran porción de paja y ramazón, de manera que embarazó el tránsito de las aguas, por cuya causa metiose toda la corriente por la puerta alta de la ciudad, a tiempo que la puerta baja estaba cerrada, y no tiene esta ciudad otras puertas. Cuando se advirtió el peligro, ya no pudo evadirse, porque en breve se vio la ciudad con un estado de agua, y los habitantes estaban por las azo303 A mediados del siglo dieciséis se realizó esta gran obra de ingeniería al horadar el cerro de San Jorge para desviar las avenidas. La dirigió el arquitecto francés Pierre Bedel, que llevó a cabo esta proeza técnica en una de las obras públicas más notables del momento. 270 teas y torres de las casas, esperando su universal ruina; a tiempo que una grande y pesadísima muela de molino que estaba arrumbada en el zaguán de una casa, salió milagrosamente sobre las aguas y dio un recio golpe a las puertas de la ciudad; y no pudiendo abrirlas del primero, retrocedió por dos veces, contra la corriente, por espacio de veinte pasos, y al tercero golpe rompió las cadenas y cerraduras de las puertas, y abiertas con tan patente milagro, cesó el peligro. Hoy está esta piedra en la misma calle Mayor, en una capillita de San Buenaventura, en cuyo día sucedió el prodigio. Hay también en el convento de la Trinidad, un hombre convertido en piedra, por una maldición que se echó con juramento falso: todo esto sé, porque está en lugares públicos.304 Está, últimamente, en esta ciudad, aquel famosísimo prodigio de las seis consagradas formas, bañadas en sangre, que el día del Corpus se muestran al innumerable concurso que se junta en dicha ciudad, en el que se experimentan repetidos milagros, librándose muchos energúmenos del demonio que aflige sus cuerpos.305 Baña a esta ciudad el río Jiloca, que corre de sur a norte, el cual beneficia grandemente a la ribera que llaman de Daroca, que es la más regalada del reino de Aragón. Tiene nueve leguas de largo, y, por donde más, una de ancho; pero no hay en ella un palmo de tierra que no esté ocupado con diversidad de frutos y hermosas huertas, con lindas casas de campo. Para transitar por estas nueve leguas, ha de pasarse por medio de once villas y dos ciudades, que son: Luco, Burbáguena, Ba304 305 Sobre el hombre convertido en piedra, el Apéndice II. Sobre el milagro de los Santos Corporales, Apéndice III. 271 guéna, Manchones, Murero, Villafeliche, Montón, Velilla, Fuentes de Jiloca, Maluenda, Paracuellos y Calatayud, quedando otras cuatro a la vista, no media legua distante del camino, y son: San Martín del Río, Villanueva, Valdehorna y Morata. Todas son villas y lugares muy buenos. En Villafeliche hay muchas fábricas de rica loza, y ciento veintiséis molinos de pólvora.306 Calatayud es ciudad de cinco mil vecinos, quince conventos, estudios generales, muchas parroquias y hermosas huertas con sus grandes casas de campo. Volviendo a coger, pues, el hilo de mi diario, digo: que el día veinticinco hice noche en el convento de Daroca, donde yo estudié Artes. Aquí encontré un hermano mío misionero, que, avisado por el correo de Zaragoza, de que este día pasaba por allí, vino del seminario a despedirse, que dista cuatro leguas de la carrera. Hablamos muy largo aquella noche, y por la mañana me despedí de toda la comunidad, que me acompañó hasta la portería; pero no me despedí de seglar alguno, sin embargo de que tenía en esta ciudad muchos amigos. El día 26 pasé muy de mañana el estrecho de la Ribera, 307 y luego comenzamos a subir el puerto de Used, que tiene más de una legua de penosísima subida.308 De su cumbre, se ven con claridad todos los lugares de la dicha ribera y los del campo de Romanos, y con mucha distinción los Pirineos de Francia, que distan cerca de cincuenta leguas. Luego se sigue 306 Archivo Histórico Nacional. Diversos-Colecciones,413, N.12. Relaciones de fábricas de pólvora existentes en la villa de Villafeliche en 1760. 307 Lugar desconocido, quizás una referencia al paso del río Jiloca. 308 Puerto de Balcochán, un mirador sobre el valle del Jiloca, donde la venta de Balcochán o del Puerto, un edificio notable por sus dimensiones que aún se conserva intacto, acogía a los viajeros. 272 una bajada muy suave, y se halla un lugar de doscientos vecinos que se llama Used; aquí paramos a mediodía, y no falta providencia alguna, si se lleva plata. Una cosa extraordinaria se registra aquí, y es un palacio, cuyas paredes están solamente en altura de dos estados, poco más o menos. Pregunté qué significaba aquel edificio, en aquel estado, y me dijeron que había habido un caballero en aquel lugar que, siendo mozo, heredó el caudal de su padre, que eran cincuenta mil pesos. Fue a Madrid y dibujó en un lienzo el mejor palacio que vio, añadiendo en el diseño muchas ventajas. Condujo consigo los maestros, mandó abrir caleras, levantar carros para el trajín y acarreo; llamó canteros para labrar la piedra, y buscó finalmente todos los aperos necesarios para la fábrica; la cual comenzó con la suntuosidad que se ve, pues es cierto que no he visto muchos palacios de mejores fundamentos; pero comenzó con tan mala idea, que teniendo la obra en este estado, se concluyó el caudal, y se quedó sin él y sin casa. Regístrase con muchas ventanas aquello poco que hay, y con cuatro puertas al oriente, poniente, norte y sur, de las cuales habían de nacer cuatro ramos de escalera, tan suaves y fuertes que pudiera por cualquiera de ellas subir el coche hasta el primer descanso, donde habían de estar las puertas de las primeras piezas, y bajar por el ramo de escalera que estuviese frente a la subida. Así lo vi explicado en la planta que todavía tenía un eclesiástico llamado don Felipe Ibáñez.309 309 Alberto Sánchez Sánchez. «García Mercadal y la obra inconclusa de Used, ‘Primer Lugar de Aragón’ en el Camino Real de Madrid, en su contexto histórico.» Xiloca, nº41 (Calamocha, 2013). 273 En este lugar comí a mediodía, y habiendo salido de él, y caminado como dos leguas, llegué al paraje donde se dividen los reinos de Aragón y Castilla,310 cuyo primer lugar es Tortuera, distante siete leguas de Daroca, donde hice noche; es un lugar pobrísimo, y así lo son todos hasta muy adentro de Castilla. Era el sábado cuando llegamos a él, y por la tarde fui personalmente a ver al cura, para pedirle licencia para decir una misa el día siguiente; y aconsejo a todos que así lo hagan; porque, sobre ser obligación, se pagan mucho de esta política; sin embargo, me pidió las licencias y cartillas de sacerdote, y se las manifesté inmediatamente. Esta noche me convidó a cenar en su cuarto el señor marqués de la Sierra,311 y me excusé diciéndole que hacía colación; sin embargo de que yo podía usar del privilegio de comer carne, por estar en Castilla. Prevengo aquí de paso, que cuando nos juntamos en los caminos con estos señores, se ha de procurar no serles molestos y edificarlos cuanto se pueda; sin embargo ha de ser con genio corriente, porque gustan mucho hallar un religioso de despejo y desembarazo, y mucho más si es noticioso y medianamente capaz. El religioso que halla estas compañías, ha de ser discreto, y no ponerse en asuntos que no entiende; mostrarse afable y nada vano ni altanero; porque hasta ahora no he visto que seglar alguno, ni aun el más relajado en sus costumbres, haya celebrado jamás la presunción y soberbia de un religioso, al paso que lo estiman mucho si es alegre y no tro310 Cercana a la ermita de Santo Domingo se encontraba el límite entre Aragón y Castilla, donde dos pilares señalaban la frontera de los reinos. 311 Fernando Pablo Mariño de Lobeira Nieto de Silva (1712-1769), tercer marqués de la Sierra, sexto conde de Arco, de Guaro y de Villafiel, tercer vizconde de Albeos y décimo señor de Villanueva de Messía. 274 pieza en pelillos. Jamás ha de censurarse en nada a estos señores, si se les ve o no comer carne, etc.; porque regularmente tienen privilegios de militares, o si no lo son, estarán enfermos; no obstante, cuando se halla ocasión oportuna de introducir una plática espiritual, no hay que perderla. Es necesario también ir observando las ocasiones políticas, porque si el viajero es nuevo, estará poco impuesto en ceremonias, particularmente cuando se junta con algunos señores extranjeros. Si el religioso es aragonés, hasta imponerse, y mucho más si hay muchos tenedores en la mesa, porque es una compasión verlos en funciones de forma. Día 27 a las tres de la mañana, fui a la iglesia a decir misa, y concluida, tomé chocolate con el marqués. Luego se pagó a la dueña del mesón el gasto, y se tomó el camino entrando por Castilla la Nueva, a aquellos lugarcitos en que comúnmente se hace noche, como son Anguita, Maranchón y Torija, en los que no hallé cosa especial que notar, por ser lugares pobrísimos y de poca providencia, aunque llevando plata no falta lo preciso para comer de regalo. Lo que hallé de nuevo es que, entre Alcolea y Maranchón, hay una gran llanura a que llaman los campos de Tranzos,312 y convienen todos en que éste es el paraje más alto de la España. Lo cierto es que desde Zaragoza, y por mejor decir, desde Barcelona, siempre es más lo que se sube hasta dicho paraje, y de aquí hasta Cádiz, siempre se baja alguna cosa. Torija es una villa muy antigua, en que se registra un castillo muy fuerte, frente a los mesones, que son dos los que hay. Registré muy bien el castillo con todos sus torreones; y 312 Los campos de Taranza recuerdan el paso de Mio Cid. 275 sin embargo de estar los vecinos de esta villa, no muy adelantados de medios, parece tienen su vanidad en repararlo y mantenerlo. Las casas están muy viejas, y muchas caídas desde la batalla de Brihuega,313 que dista dos leguas de aquí, en cuyo tiempo, le tocó también a Torija su ración de trabajos. Estando cenando, vimos unos cocheros de muy buena librea, que habían venido a ver las muchachas del mesón, y supimos que eran del conde de Contamina, título de Aragón y domiciliado en Zaragoza, que había parado en el otro mesón. Le visitamos después de cenar, y luego que nosotros volvimos a nuestra posada, se vino detrás y nos volvió la visita, porque unos y otros habíamos de madrugar al día siguiente, para llegar aquel día temprano a las dos ciudades que se encuentran hasta Madrid. Habiendo pues salido muy de mañana de Torija [día 28], llegamos a las nueve a Guadalajara, que dista cuatro leguas. Paramos en el mesón, y entre tanto que llegaba la hora y se disponía la comida, subimos al convento a ver el panteón de los duques del Infantado, que es el mejor que hay en la España. Está en nuestro convento de San Francisco, detrás del altar mayor. Es pieza de muy buena luz, y pueden decirse cuatro misas en él, porque tiene un preciosísimo tabernáculo de piedra jaspe, que es muy singular. También es magnífico el palacio que los señores duques tienen en esta ciudad, de la que son señores. Este palacio es tan rico y suntuoso como lo tenga Madrid, y junto a él está la casa de la fábrica de paños, 313 El viaje del franciscano es del año 1748 y la batalla de Brihuega de 1710, pero el recuerdo de las destrucciones era presente. Sobre este suceso ver el Apéndice IV. 276 que los hacen finísimos. Tiene muchas y grandes piezas. En una hay hasta cien telares; en otra se está cardando la lana; en otra se hila, etc., y luego en los salones de abajo están los tintes de todos los colores, y muy inmediatos los batanes. Esta fábrica comenzó a formalizarse a diligencias de aquel primer ministro que fue de España, el excelentísimo duque de Ripperdá, tan afortunado entonces, como después infeliz. No hay fábrica mejor en España, que la de Guadalajara.314 Aquí estuvimos hasta las dos de la tarde, y luego partimos para Alcalá, que dista de aquí cuatro leguas cortas de muy buen camino, en que se va costeando el río Henares, que sin duda, o no podrá sacarse de la madre para regar la tierra, o ésta no será apta para el riego, porque, siendo tierra muy llana, no hay huertas, ni frutas, ni tierra alguna de regadío. A las cinco de la tarde entramos a Alcalá, y despachando la calesa al mesón, fuimos nosotros al convento de San Diego, y habiendo tomado la bendición al guardián, salí a ver la ciudad. Lo primero que se encuentra es la Universidad insignísima que fundó el infatigable celo del señor Cisneros, en cuyo frontispicio, advertida su grandeza, conocerá cualquiera el grande ánimo y generosidad de su fundador, cuyo concepto se acrecentará, considerando con igual reflexión la interior gran314 El año 1725 David-François Merveilleux pasa por Guadalajara, «nos informaron de la desgracia del duque de Ripperdá, que acababa de suceder. Las bellas manufacturas de tejidos y otros paños establecidas en este lugar habían sido desmanteladas y ya no funcionaban. (...) Fui a ver los edificios que los trabajadores principales habían abandonado, recibiendo dinero con la condición de dejar el trabajo y regresar a su país. Este dinero les había sido distribuido en secreto y por caridad, por personas desconocidas que hablaba su idioma.» 277 deza. Tiene esta felicísima ciudad, diecisiete colegios, que son: los dos colegios mayores de San Ildefonso y San Pedro y San Pablo, los cuales están dentro de la Universidad, como también el colegio de Terlinguae: hay tres de gramática, tres de filosofía, el de la Madre de Dios, de los teólogos, el de los verdes, el de Málaga, el de Aragón, el de los Manriques de Lara, que es de esta familia, el de los Irlandeses, el del rey y el de San Clemente. Hay comunidades de cuantas conocemos por España; y no dejó de admirarme ver que los colegiales mayores de San Pedro y San Pablo, que son de nuestra religión, están, en todo y por todo, sujetos al rector de la Universidad, que regularmente es un lego, porque siempre es colegial de San Ildefonso, de modo que el guardián que estos colegios tienen, parece guardián de ceremonia o de comedia. Casi toda la ciudad se compone de comunidades y colegiales, pues siendo así que está muy extendida y con bastante gente, no pasa de ochocientos vecinos. La iglesia se llama ‘magistral’, y su prelado es abad. Hay en ella treinta y seis canónigos, y todos por precisión han de ser graduados en aquella Universidad, de donde puede inferirse de cuánta autoridad será un cabildo tan venerable y docto. Discurro que no le habrá más respetable en la Europa. Lo que en esta ciudad hay que ver, es, primeramente la capilla del señor San Diego, de que son patronos los reyes. Es magnífica y en ella dije misa. En el altar mayor de esta misma iglesia, que es la de San Francisco, está Nuestra Señora de Jesús, que es la pintura más excelente que puede verse. Las dos sacristías de la Compañía y agustinos descalzos, es cosa singular. Las calles son muy despejadas, pero los edificios 278 bajos, sólo de un alto: el temple es bellísimo, y cuanto hay en esta ciudad parece bueno. De aquí salí el día 31 por la mañana y fui a comer a la Alameda,315 que es un paraje alegre, con algunas ventas, dos leguas de Madrid. Comí con ocho jesuitas, y muy temprano llegué a la Corte. No puedo omitir un caso gracioso que sucedió al entrar en ella, porque nadie entra víveres en la villa sin pagar sus respectivos derechos en las puertas. El calesero que yo llevaba, que era un gallego, entraba en el pesebrón de la calesa, una bota con dos cuartillos de vino: viéronla los guardas y preguntaron si era de religiosos, y que, si lo fuese, pasase adelante; pero que si era del calesero, que pagase lo que correspondía; y entonces el gallego, cogiendo la bota, respondió: ‘Yo lo mudaré de vasija y lo pondré en otro cuero que es franco de gabelas por privilegio antiquísimo’ y cogiendo la bota, y estando un paso fuera de la puerta, apuró cuanto vino tenía, y montando en su mula, entró sin embarazo. Las cuatro de la tarde serían cuando llegué al convento316 de esta Corte, y habiendo visitado al padre guardián, que lo era el reverendísimo padre Picazo, quien actualmente estaba escribiendo su curso teológico sobre los sentenciarios, pasé a tomar la bendición del reverendísimo de Indias, que estaba fuera, según me dijeron; luego busqué al reverendísimo padre custodio de la provincia de Chile, a quien iba dirigido con 315 Alameda era un pequeño lugar de paso con un antiguo castillo abandonado, donde pocos años después gentes acomodadas de Madrid construyeron residencias de verano, y hacia finales de siglo el duque de Osuna un gran palacio en medio de bellos espacios naturales, que aun se recorren con placer. 316 De San Francisco. 279 carta: también estaba fuera del convento; conque toda la tarde estuve de plantón en una esquina del claustro con mi maletilla; y habiendo pasado innumerables frailes, ninguno me preguntó, unde venis, aut quo vadis? y aun me parece que nadie me hizo cortesía, hasta que quiso Dios que llegó el dicho custodio, que me llevó a su celda, agasajó y me regaló; me acompañó a ver los reverendísimos, y pidió una celda para que descansase. Dios se lo pague. Poco a poco fui observando cómo me había de gobernar. Visité todos los indianos que estaban esperando el capítulo general, y entre ellos vi uno que estaba pagando diariamente a un maestro francés para que le enseñase a hablar su idioma y hacer varias cortesías con pies y manos y cuerpo, en que se empleaba con tanto conato, como si fuese un guardiamarina. Este convento es antiquísimo y fundación de nuestro padre San Francisco, por cuya causa nunca se ha permitido hacer una iglesia, sin embargo de ser pequeña. Hay en ella muy buenas capillas y muy aseadas, y entre todas se distingue la de la Aurora, que es bellísima. Mejor que la iglesia es la capilla de los terceros, del mismo modo el cuarto de Indias, es mejor que todo el convento; el refectorio es grande, y no hay otra cosa visible. La villa tiene muchos y suntuosísimos palacios de los grandes. El rey vive regularmente en el del Retiro, que está fuera de los muros de la villa, a la parte del este. Mirado de fuera no parece tan bueno como es en sí. Sus alhajas no pueden numerarse, ni explicarse su preciosidad. Tiene riquísimos jardines, y en el más inmediato a las habitaciones de los reyes, está el celebrado caballo de bronce con la estatua de Carlos V de jinete. Está el caballo en ademán de hallarse en 280 carrera, y tiene todo el cuerpo y las manos en el aire, y sólo estriba o descansa con los pies sobre una columna elevada. Fuera de los muchos jardines hay un bellísimo soto o bosque con mucha caza. Están los paseos con muchos surtidores de agua. Vense también, a poca diligencia, las divisiones o apartamentos donde están las fieras y animales poco conocidos en España. Lo más singular que observé aquí, fue ver en una jaula de hierro, dos gatos y muchos ratones en muy buena amistad, y comían juntos cuando llegaba la hora. Sin embargo de lo dicho, viene a ser este palacio una choza, en comparación del Escorial, que dista siete leguas de Madrid, ni tampoco llega al de Valsaín que está en la falda del Guadarrama, cerca de Segovia, donde lo más admirable es el juego de las aguas y jardines.317 De sólo el Escorial hay escrito un tomo entero, donde el curioso podrá informarse, con advertencia que todavía está diminuto. No obstante esta inexplicable grandeza, es más magnífico el palacio nuevo, que actualmente se está fabricando en la parte occidental de la villa.318 Es la fábrica más singular que tiene la Europa. Bajo la tierra hay siete suelos, y fuera de ellos otros 317 Al norte de la sierra de Guadarrama, la casa del Bosque o Palacio de Valsaín, era, en palabras de Diego Cuelbis, que lo visitó en 1599, «un lugar de regalo para los reyes de España, como Aranjuez o el Pardo, donde ay mucha caza. Es assentado en muy hondo valle con mucha arboleda y aguas delgadíssimas, habiendo fieras de todo género, donde el Rey tiene su casa real.» El edificio, primer palacio real de los reyes de España, se arruinó a causa de un incendio en el año 1682, lo que motivó en 1721 la construcción del cercano palacio de la Granja de San Ildefonso, que es al que sin duda se refiere el autor. 318 Se trata de la construcción del Palacio Real o de Oriente, cuyas obras se iniciaron en el año 1738. 281 siete, todo es de piedra y bóveda, sin que para todo el palacio se necesite un palmo de madera. Díjome el maestro que no se había puesto piedra en la obra que no tuviese de costo trescientos reales; y esto debe entenderse de las que menos han costado. Todas ellas están engastadas con gruesísimos barrotes de hierro, de modo que quedará como si fuera de una pieza; las columnas, estatuas y demás molduras, están labradas con tanto primor como si fuesen de seda. Actualmente estaban trabajando en dicha fábrica, cuatro mil hombres, y de ahí para abajo, nunca había inferior número. El suelo último viene a igualar con el plano por donde corre el río Manzanares, y dicen que puede traerse a él. En los tres suelos últimos, no puede habitarse; sin embargo de que hay las mismas piezas que las de arriba: conque sólo podrán servir para rigurosísimas prisiones, y los que fueren puestos en ellas, durarán muy poco. Es poquísima la luz que llega a dichas habitaciones. De todas las oficinas salen sus respectivos albañales y desaguaderos, por conductos que van penetrando toda la pared de palacio, hasta el río. Registré muy despacio las habitaciones que estaban hechas para los reyes. Dentro de este palacio han de estar los consejos y todas las demás salas y ministros de corte. Me aseguraron que habían gastado en su construcción, hasta la hora en que yo le vi, ochenta y siete millones de pesos, y que para finalizarlo perfectamente, era necesario cincuenta. Es sentir común de nacionales y extranjeros, que no tendrá otro monarca del mundo, palacio más soberbio y magnífico; y de mí confieso que no pensé que entendimiento humano tuviese ni pudiese tener tan atrevida idea. El oficial principal de ella había muerto, y actualmente 282 gobernaba aquella máquina un mocito navarro de veintitrés años, con mil doblones de sueldo y coche franco. Los demás palacios que hay en la corte, de los grandes y ministros extranjeros, son más de cuatrocientos, contando sólo los más visibles; pues hay innumerables casas de caballeros particulares que podían serlo de un monarca. Las iglesias de Madrid no son muy grandes, pero son aseadas y con riquísimas alhajas. Particularmente las hay en la del colegio Imperial, en la de San Isidro y en la de Nuestra Señora de Atocha, que es convento de dominicos, en cuya iglesia está la capilla de la Virgen de que son patronos los reyes. Es mucha la plata que hay en ella, y el camarín es grande y aseadísimo, con grande número de reliquias en sus respectivos nichos, de que están llenas las paredes de él. La lámpara de plata que hay en la capilla, es la mayor que jamás he visto, y sólo vi otra en la catedral de Cádiz, que es con poca diferencia como ella, aunque un poquito menos. La sacristía de los carmelitas descalzos, tiene las mejores pinturas de la Corte. El coro de los padres mercenarios, es el mejor que hasta ahora he encontrado. En los descalzos agustinos del Prado, está Nuestra Señora del Olvido, que tiene una esclavitud muy florida, y de los primeros hombres de la corte. La plaza de Madrid es de las mejores de la Europa, y creo que no se hallará igual. Todas las casas de ella son de una misma altura; tienen cinco líneas de balcones que con igualdad y simetría rodean la plaza: están dorados mucha parte de ellos, y los frontispicios de las casas pintados; es la plaza grandísima, y tiene sus corredores por bajo de los cuales se da vuelta a toda ella. Viven dentro de la plaza diez mil vecinos; cuando por 283 alguna causa de regocijo universal se ilumina, es cosa de las más visibles y gustosas que pueden lograrse. Las calles de esta Corte son innumerables, y pueden registrarse con facilidad en los diversos planos en que está esculpida esta real villa; y particularmente puede verse todo en el impreso en París por M. Bomperd, año de 1723, dedicado al duque de Alba, por ser éste el que a mi parecer ha salido con más perfección, en el que claramente se forma el concepto de lo que esta Corte es, y en que con toda distinción se ve la muchedumbre de monasterios, conventos, iglesias, palacios y paseos. Báñala el río Manzanares, que por lo ordinario no es caudaloso, aunque sí tiene algunas grandes avenidas. Corre este río de sur a norte, por el oeste de la villa, y luego que pasa de ella se inclina al noroeste; júntase con el río Tajo, y ambos entran en el océano por Portugal. Todos los víveres, aunque se hallan aquí muy regalados, pero muy caros, y consiste en que cualquier género que haya de introducirse en la villa, se paga en las puertas casi tanto como importa su principal; y la causa de estas gabelas está en que nunca puede computarse el cierto número de vecinos que la villa tiene, por ser la mayor parte de sus moradores transeúntes y no domiciliados en ella, y también porque la multitud había de ocasionar para recaudar el tributo mucha confusión, y que pagan todos los que comen. El modo de vivir en la Corte, es tratar a todos con desconfianza, comunicar sus negocios con muy pocos, no dar su caudal antes de conseguir, pero sí ofrecer a tiempo; y la mayor felicidad consiste en acertar a elegir patrimonio de valimiento. Se ha de hacer esfuerzo para no manifestar mucha pobreza, aunque la haya, porque no hallará quien le haga una 284 cortesía. Aunque unos u otros de aquellos mismos ante quien pretende, le hagan algunos desaires, no debe darse por entendido, tenga paciencia y proponga entonces sus negocios con más instancia, que acá no se extraña la majadería, antes se les paga sus dilaciones en la misma moneda. Los tribunales regulares, claro es que están en otra forma, pero ningún religioso piense en desocuparse el primer día. Atienda a que aquí residen por lo regular prelados generales oprimidos con el peso de todos los negocios de sus respectivas religiones. Consiste el buen despacho, en algunas ocasiones, sólo con el acierto de una buena hora; inclúyase primero el pretendiente con los secretarios, y algunas veces importa más tener gratos a los legos compañeros, ya para que por sí apunten alguna especie, si hay lugar, y ya finalmente para que le faciliten la entrada a tiempo oportuno. Valga lo dicho lo que pudiere, con la advertencia que el que va a la Corte, ha de llevar algo más que instrucciones. Día 23 de noviembre, habiéndome despedido de los padres del convento de Madrid, salí de esta villa por la mañana, en una calesa de Valencia, muy buena. A las diez pasaba la puente que tiene el Manzanares, llamada Toledo, y a la una llegamos a Getafe, que es una villa dos leguas de Madrid, que no tiene más de una calle muy larga. Las casas parecen muy antiguas y viejas. Estaban fundando colegio los padres de la Escolapía; pero me dijeron que iría muy despacio, porque estaban cortísimos de medios.319 En esta residencia encontré al hermano Jerónimo Pascual, natural de Rillo, en el obispado 319 Las Escuelas Pías de Getafe se fundan el año 1733 a iniciativa del Ayuntamiento, y según esta crónica en 1748 la obra era inacabada. 285 de Teruel, pariente mío. Estuve comunicando un rato con él, y me contó que el fin de fundar en aquella villa, era para establecer un seminario de nobles, los que naturalmente habían de crearse mejor y con más sosiego fuera de la Corte.320 De aquí partí como a las cuatro de la tarde, y llegué a Illescas a las ocho, donde hay convento nuestro, y me hospedaron muy bien en él; pareciome villa corta y pobre; creo que es del arzobispo de Toledo. El día siguiente [24] llegamos, a las once, a Mora. Comimos en un convento de religiosos alcantarenses que hay aquí, muy aseado. La villa es muy buena; tiene una hermosa plaza, y por la noche fuimos a dormir a la venta de Lapiche,321 que está en un colladito en que también hay otras ventas; pero a una sola concurren regularmente todos, por ser la mejor; por cuya causa es mucha la bulla y poco el sosiego. De esta venta se va al día siguiente [25] a Manzanares, que es un lugar grande, en que regularmente hay buena porción de tropa. Está en la Mancha, y es abundante de vino, buen pan, y se hallan las providencias necesarias de que suele hacerse prevención para el tránsito de Sierra Morena. La mejor posada es el mesón que llaman de los Caballeros. Día 26 llegamos a mediodía a Valdepeñas, y por la noche a Santa Cruz.322 Es de advertir que desde Manzanares, no es la jorna320 Se trata de un proyecto que no se concretó. Ya existía un Seminario de Nobles en Madrid ordenado por Felipe V el año 1725, que bajo la dirección de los jesuítas se financiaba con rentas del tabaco. Jacques Soubeyroux. «El real seminario de nobles de Madrid y la formación de las élites en el siglo XVIII.» Bulletin Hispanique, tome 97, n°1, 1995. 321 Puerto Lápice. 322 Santa Cruz de Mudela. 286 da a Santa Cruz, sino al Viso; pero sin saber por que, tomaron los caleseros ese voluntario rodeo. El 27 fuimos al Viso, a las once, y en este lugar hay un convento en que el guardián no quiso recibirnos, sin otra razón que el decir: ‘Quien los lleva a Indias, que les dé de comer’. Fuimos al mesón, donde es necesario que la siesta sea breve, porque quedan cinco leguas para por la tarde, y para ellas cada un pasajero alquila una cabalgadura, para cuyo efecto hay muchos caballos y borricos de alquiler; porque estas cinco leguas, que es la subida de Sierra Morena, son de malísimo camino y cuesta muy pendiente, y así es preciso que las calesas y coches suban de vacío, o pongan más mulas. Regularmente, al alquilar los coches en Madrid, previenen los caleseros que no han de subir los pasajeros en las calesas en el puerto del Rey, que es esta subida. Los baúles que van en las zagas del carruaje se conducen a carga, a costa de los caleseros. Habiendo subido estas cinco leguas, se halla una venta, llamada de Miranda.323 El día siguiente se encuentra, a mediodía, otra que llaman Vizcaya,324 y por la noche se baja a Bailén, que es el primer lugar de la Andalucía, y aquí concluyeron las catorce leguas de travesía que tiene la Sierra Morena. Es esta sierra muy áspera y montuosa, con terribles barrancos, muy expuesta a robos y otros desafueros, pero continuamente hay algunos soldados corriendo la montaña, para desembarazar los caminos de esta mala gente. Abunda mucho la caza y vale muy barata. Es necesario llegar a estas ventas con provisión de pan y vino, 323 324 La venta de Miranda ahora es el lugar de Miranda del Rey. La venta de Baeza, que llama de Vizcaya, se situaba antes de Bailén. 287 pues aunque todo se encuentra en ellas, pero todo lo venden muy caro, porque no hay otra parte de que se puedan surtir. De la bajada de la sierra se descubren los partidos de Úbeda y Baeza, y mucha porción del reino de Granada y se pasa por cerca de las Navas de Tolosa, todo lo cual queda a la izquierda, caminando por el camino de Córdoba y Sevilla. De Bailén al puerto de Santa María hay seis jornadas, y en ellas se encuentran las ciudades de Andújar, Córdoba, Écija, de la frontera325 y el puerto.326 De todas es la mejor Córdoba; está en paraje deliciosísimo: tiene una insigne catedral en que hay trescientas sesenta y cinco columnas: el edificio bajo, pero el crucero es bellísimo. Tiene la iglesia un patio con algunos naranjos y surtidores muy alegres. Pasa por los muros de la ciudad el río Guadalquivir que tiene un puente grande y hermoso. Andújar es ciudad corta, Écija es mejor, y tomando de ella el camino para Marchena, que es una gran villa, se pasan cinco leguas de olivares. Vi coger oliva a las mujeres, y para este ejercicio se ponen calzones; pero hacen la figura más extraordinaria, fea y despectible que puede pensarse. Jerez es ciudad antiquísima: tiene mucha nobleza, mucha tropa y grandes caudales. Tiene una cartuja, y se discurre ser la más poderosa y rica de la España. Está dos leguas del puerto Santa María, y entre ambas ciudades hay una venta llamada de Buena Vista, de donde se descubre la mar, la ciudad de Cádiz y la bahía con 325 326 Arcos de la Frontera. Puerto de Santa María. 288 todos sus navíos.327 Al puerto de Santa María llegué el día 3 de diciembre. Las provincias contenidas en estos cuatro capítulos, son: Aragón, el señorío de Molina, la Alcarria, Castilla la Nueva, el reino de Toledo, la Mancha y la Andalucía alta y baja. El reino de Aragón es abundantísimo de cuanto produce España en cualquiera otra parte; bien entendido que esta abundancia se reduce a las tierras donde hay trigo; porque en las serranías y montañas, que hay muchas, sólo se produce centeno y muy poco trigo, aunque regularmente abundan de ganados; pero en sí mirado el cómputo de todo el reino, no cede en cosa alguna a otro de la España. Fáltale comercio, pero los naturales, tampoco son inclinados a él, por lo que raros aragoneses salen de aquel país para otra parte, a distinción de vizcaínos y montañeses, de que están llenas las demás provincias de España y las Indias; porque las Montañas y Vizcaya, no pueden mantener la gente que producen.328 El señorío de Molina está entre Aragón y la Alcarria; uno y otro es demasiado árido y seco, y sólo la Alcarria tiene al sud algunas tierras de mediano regadío, por la parte de Cuenca. 327 La venta de Buena Vista puede ser el llamado cortijo de Buenavista, bajo la sierra de San Cristóbal. 328 Impresionante la emigración de los gallegos hacia el sur en tiempos de cosecha, que fundaron pueblos para recogerse. William Dalrymple en su viaje por España, el año 1774 relata: «Pasamos el río Esla a media legua de Benavente [...] vimos muy poca gente hasta que llegamos al río, cuando alcanzamos a un gran número de gallegos que regresaban a su país, después de la cosecha. En esta ciudad, situada en el camino a Galicia, cientos de gallegos de camino a casa permanecieron toda la noche durmiendo en el patio de la iglesia, expuestos al aire libre, lo que es muy común en las partes más cálidas del reino.» 289 Castilla la Nueva es por la mayor parte estéril y poco fecunda: abunda medianamente en granos y ganados, y si en alguna riberita corta tiene frutas, son muy regaladas. Exceptúase de lo dicho el reino de Toledo, que tiene la ribera un bajo que es muy fértil, y medianamente templado. La Mancha es tierra buena, sus lugares bien poblados, abundantes de trigo y buen vino, el mejor es en Valdepeñas, es la tierra muy llana y lo mejor de Castilla la Nueva, a excepción de Toledo y su comarca. La Andalucía es, sin disputa, la mejor tierra de la España; pues aunque es verdad que en otras partes de Valencia, Cataluña, Aragón y Navarra, hay unas u otras riberas, como también la huerta de Murcia, que le exceden; pero el conjunto, esto es, toda la provincia, es reputada por la más fértil, y esto, no sólo la Andalucía baja, que comprende a Sevilla, San Lúcar, Jerez, Córdoba, Écija, Medina Sidonia, etc., sino también la alta, que se reduce a los reinos de Granada y Jaén, con Málaga, Cartagena, Úbeda, Baeza, etc. Las gentes naturales de Aragón, pueden tratarse con confianza, llaneza y satisfacción, y lo mismo puede ejecutarse en Castilla, a excepción de los que habitan en la Corte y sus cercanías, donde todo ha de ser sagacidad, todo advertencia, reflexión, cautela y poca confianza; porque el sinnúmero de genios, facultades y naciones que componen su exorbitante concurso, precisan a vivir con la mayor astucia. Lo mismo ha de ejecutarse en los puertos de mar de mucho concurso, como luego diré de Cádiz. Los naturales de Andalucía son más belicosos, balandrones y provocativos; no conviene gastar muchas razones, en ofreciéndose motivo de porfía, porque suele con facilidad parar en 290 pleito. Es gente naturalmente más expedita y de menos embarazo que toda la demás de España; pero no es la de mejor entendimiento, ni la de más moderadas operaciones y arreglamientos de costumbres. Jamás he visto hombre de caudal que con entera satisfacción fíe sus dependencias a manejo de mozos andaluces; bien entendido que esto ha de entenderse cum grano salis; porque, no obstante lo dicho, hállanse hombres de mucha forma, que proceden en todo con la mayor cordura. El día 3 de diciembre de 48, llegué por la tarde al puerto de Santa María, que es una de las ciudades más alegres que tiene la Europa. Tiene por la parte de tierra, lindos paseos de huertas y casas de campo, y por la parte del sur tiene la mar que hay hasta Cádiz, que son tres leguas de atravesía. Se ven todos los navíos que están en la bahía de Cádiz, se registran los que entran y salen: pasan a Cádiz todos los días innumerables barcos, falúas, botes y lanchas, que regularmente conducen los víveres necesarios en aquella ciudad. Hay en Santa María muchos conventos de crecidas comunidades. Reside en esta ciudad el capitán general de Andalucía Baja, y los comerciantes de mejor gusto, aunque para el despacho de los navíos y otros negocios gruesos pasan a Cádiz, por estar allí el Tribunal de la Contratación. El tránsito de una ciudad a otra es de tres leguas, y sin embargo de la poca distancia, han peligrado muchos en su navegación, porque las bahías de uno y otro puerto, las divide una barra de arena cubierta de agua y sólo puede montarse con barcos medianos, cuando la marca está alta. Si está baja, hay peligro de que encallen en la dicha arena y hallándolos la marea, o algo de borrasca, encallados, es seguro el naufragio. 291 Cádiz es una ciudad cuyo sitio no es grande, pero no se pudiera fácilmente averiguar la gente que tiene dentro. Hay cuatro puertas: las dos están inmediatas, y por la otra se sale de la ciudad al muelle, sin que en eso se dispense con nadie. La tercera puerta es la de Sevilla, y sirve para entrar por ella cuanta carga traen los navíos de Indias y otras partes; y por la misma han de salir los géneros con que los navíos han de cargarse. La cuarta, es la puerta única que tiene la ciudad a tierra. Por ella se sale al resto de la isla en que está Cádiz, y que es la isla de León, a quien el mismo mar divide de tierra firme por la puente de Suazo, donde hay hermosísimas huertas, y donde de Cádiz suelen salir a divertirse. La ciudad es muy fuerte, circunvalada con fuertísima muralla, coronada por todas partes de mucha artillería y numerosa guarnición de soldados, que de día y de noche están de guardia. Por todas partes bate el mar en la muralla, y sólo queda una puerta que está defendida de insignes fortalezas. Es insuperable esta ciudad; pues por tierra no puede entrarle enemigo alguno, ni por el mar pueden disparar cañones, bombas, etc., sin que primero sean saludados los navíos contrarios desde los castillos que están fuera de la muralla, guardando la entrada del puerto. La bahía es otra ciudad, porque suele haber en ella ochocientos y mil navíos, y a veces más, de los cuales cada uno tiene mucha gente para su tripulación. Ordinariamente hay de todas las naciones extranjeras; porque, sin disputa, es el puerto de mayor concurso y comercio que tiene el mundo, y adonde regularmente paran los caudales que vienen de las Indias. La ciudad tiene un gobernador, Tribunal de la Contratación, que se compone de cuatro oidores y un presidente; 292 tiene Consulado para las decisiones del comercio; tiene obispo, cuya iglesia catedral, que ya está muy adelantada, será una de las más preciosas de la Europa. Lo interior del templo, paredes y bóveda, todo será de preciosísimo jaspe. El panteón subterráneo es admirable y el sitio muy alegre.329 Las comunidades son muchas y bien asistidas. Las casas son suntuosas, pero de mucho costo cualquiera edificio, porque todo el material viene embarcado. No hay tejado alguno en la ciudad, todo está coronado de azoteas de muchísimas torres. La más sobresaliente es la torre de Granado, de donde descubren los navíos a distancia de doce, diez y seis y veinte leguas, según está el día; y hay en ella un obligado que inmediatamente pone bandera de la nación de que es el navío descubierto; con que, en mirando a la dicha torre, se sabe qué navíos vienen, o qué embarcaciones están por las costas. Todos los días entran y salen navíos en ese puerto. La mayor diversión que hay en él es la vista del muelle, adonde siempre están llegando en sus respectivas falúas, de los navíos, marineros de diversas naciones, con distintos y muy extraños trajes; y aunque uno esté en el muelle toda una tarde, no cesa esta variedad de diversión por un solo minuto. Habiendo estado en el puerto de Santa María todo el día 4 de diciembre, nos embarcamos para Cádiz el día 5 por la mañana, y con buen viento y mucha lluvia, llegamos a Cádiz en unos tres cuartos de hora. Fuimos a cumplir con la obligación de ver al guardián del convento, y luego con su licencia, pasamos a la casa de don Juan Gutiérrez Gayón, que era en la 329 La catedral nueva de Cádiz, llamada de la Santa Cruz, se empezó a construir en 1722, y por problemas económicos se terminó en 1838. 293 Alameda, donde teníamos prevenido nuestro hospicio, por estar el convento ocupado con otras misiones. [...] En esta ciudad vivimos todo el diciembre, enero y hasta diez de febrero […]. Entre tanto que nosotros lográbamos de una competente diversión en este puerto, trataba nuestro comisario en el ajuste de nuestro pasaje, el cual se facilitó en una fragata nombrada Nuestra Señora de los Milagros (alias Londederi)330 del cargo del capitán don Antonio de Arriaga y propia de don Pedro de Arriaga y compañía, a quien se entregaron quinientos pesos por el pasaje de cada uno de siete religiosos que habíamos de embarcarnos […]. Habiendo pues llegado el tiempo de embarcarnos, que fue el día 10 de febrero [1749], tomamos una falúa en el muelle de Cádiz y llegamos al navío cerca de mediodía; y este día por la tarde llegó toda la demás gente, hasta ochenta y cinco personas, que fueron los que hicimos viaje en la fragata Nuestra Señora de los Milagros, que era pequeña, aunque nueva y fuerte. Las ocho de la noche serían cuando se levaron las anclas, echáronse velas, y con viento norte, bastante escaso, íbamos saliendo del puerto. 330 Londonderry. 294 Apéndice I El milagro de San Valero 331 «Entró en España el cruel Publio Daciano, como Proconsul o Presidente della. Y llegando a Barcelona començò a executar su crueldad en aquel esclarecido martyr Cucufate, y San Severo Obispo, y Santa Eulalia. [...] Cesó por entonces el atormentar estos santos, como queda dicho, por parecerle al Presidente ser más conveniente el martyrio de otros. Embió a Valencia a San Valero y San Vicente para que los que quedavan en Çaragoça no tuviesen consuelo ninguno de sus prelados y pastores, y porque fatigados del camino, yendo a pie, cargados de cadenas, y con los malos tratamientos que sus ministros les hazian por todo el camino, llegasen alla mas dispuestos para negar la Fe que profesavan. [...] En la primera jornada que hizieron de Çaragoça, llegaron a una villa que oy se llama Cariñena, en donde el Santo viejo Valero, cansado del camino, y afligido de la sed, pidió un jarro de agua, los tiranos que le llevavan, burlándose del, le dixeron, que si era santo sacase agua de la tierra seca, y de aquel llano. El santo viejo movido del Espiritu Santo, en nombre de lesu Christo (a quien ellos ultrajavan) dió con el báculo en tierra, (como otro Moysen en la piedra) y salió luego agua. Cosa milagrosa, que después aca jamás ha faltado agua en aquella parte, donde ay un poço que oy en dia llaman de San 331 Martín Carrillo. Historia del glorioso San Valero, obispo de la ciudad de Çaragoça. Con los martyrios de San Vicente, Santa Engracia, San Lamberto y los Innumerables Martyres, naturales, patrones y protectores de la ciudad de Çaragoça (Zaragoza, 1618). 295 Valero, y lo tienen con grande veneracion cercado y cubierto, y cada un año día deste glorioso santo, van en procesión a aquel lugar, y es de tanto beneficio que en años estériles y secos (como este de mil seyscientos y catorze) aviendose secado las fuentes y arroyos, que ay en dicho lugar de Cariñena, el poço de San Valero a suplido las necesidades del pueblo, dando el agua de que necesitavan sus moradores.» 296 Apéndice II El hombre convertido en piedra 332 «Corriendo los tiempos sucedió un milagro estraño, en confirmación del Sacramento, de que hazen mención muchos de los autores, que refieren el capitulo precedente. Y quando ellos no lo ecrivieran, bastava para la certeza histórica la antigua tradición, y los vestigios, y efectos del prodigio, los letreros antiguos, y el Nichio o linterna que con rejado fuerte conserva, y tiene el hombre transformado en piedra, en la Iglesia del Convento de la Santísima Trinidad de Daroca, que (como ya dixe) antiguamente era hospital, y se dezia de S. Marcos. Y prevengo la historia con esto, para confusión de incrédulos, que de todas las cosas juzgan como ignorantes, perdularios, desperdiciadores del tiempo, y vida, consumida y reduzida a juegos, y passatiempos, con cuyas especies, y ocupaciones, se conserva poco la piedad, y religión, y solo reyna la murmuración, ceguedad y olvido de sí mismos. Avia en Daroca un hombre de baxa suerte, labrador o hortelano, el qual viendo junto su viña otra de uvas escogidas, o que se lo parecían (por lo que suele pintar la embidia las cosas del vezino muy hermosas, y grandes, para atormentar a su dueño con esta imaginación cuydado) dio el hombrezuelo en hurtarlas, y escusar el gasto de las suyas, y llevar cada mañana una cesta a su casa. Era caçador nocturno, y con la obscuridad de la noche vindemiava los frutos agenos, dexando illesos los suyos. Pero aviendo hecho esto muchas vezes, el 332 Vincencio Blasco de Lanuza. Historias ecclesiásticas, y seculares de Aragón. Tomo Primero (Zaragoza, 1622). 297 dueño de la viña conoció el daño, y sospechando la causa, saliole al encuentro, y reprehendió ásperamente diziendo, que se contentasse con lo hecho, y que de allí adelante no detruyesse su viña. Negava el ladrón, jurava, maldezía, justificavalo lo imposible, y no avía remedio de enamendarse. Por esta causa, el que padecía el daño, imaginó con astucia, como podría cogerle en el delicto, de manera que no pudiesse negarlo. Miró las mejores, y mayores uvas, y más cercanas a la viña del malhechor, y puso en muchas dellas unas hebritas de hilo, o seda colorada, y teniendo cuydado cada mañana de aguardarle, cogiole una, que venia en amaneziendo con la cesta llena de uvas de su viña. Porque reconociéndolas halló entre ellas algunas de las que avía señalado, y reprehendiéndole, y pidiendo le pagasse el daño, el ladronzillo començó a jurar y mal dezirse, y como persona sin alma, y verdad, compuesta de mentira, fraude y perjuros, añadió con juramento. ‘Por los Santos Corporales, que a esta Iglesia vinieron, que son las uvas que trayó de mi viña, y plegue a ellos, que si no digo verdad, me buelva piedra mármol’. Tremendo successo. En acabando de dezir esas palabras, se bolvió y convirtió en piedra mármol con su cesta y uvas colgadas del braço. Para conservar la memoria de caso tan estraño, y estupendo. Encerraron los de la ciudad de Daroca el cuerpo deste desventurado (trocado, y convertido en estatua de mármol, y dura piedra) en una jaula de hierro en las paredes de la Iglesia de la Santísima Trinidad, en frente la puerta, en parte que todos le vean, para que se conserve la memoria de caso tan estraño.(...) Ay en la misma pared donde está cerrada la estatua de mármol unos letreros en verso castellano y redondillas 298 a lo antiguo, que declaran la historia, aunque mal limados, y compuestos con poca elegancia. Veys aquí qual me torné, Sea exemplo a los mortales Porque aquí falso jure A los Santos Corporales. Y más adelante. Este veys lo desolado, Que de tierra es su hechura Las uvas, que huvo hurtado Causaron que fué tornado En tan pequeña estatura.» 299 Apéndice III El milagro de los santos corporales 333 «1340, juliol 6. Xiva. A los honrrados e discretos el sacristán e los calonges de la eglesia de Sancta María de la villa de Darocha, et homnes buenos del conceio del dito lugar. De nos don Guillem Serra, alcayde e bayle del castiello e de la villa de Chiva, et don Vernat de Alcoleia rector, e don Johan Marín justicia, e don Yagüe Esquierdo, e don Ramón Maestre, jurados; e don Johan Catalán e don Paschual de Garavaya e don Domingo Marín, e los homnes buenos del concello del dito lugar. Salut e honor. Ffemos vos saber, nos aver recebida una letra, la qual a nos fue presentada por Miguel Pérez Cabrarizo, vecino de Darocha, mandadero vuestro, la tenor de la qual es aytal: “Venerabilibus et discretis alcaldis, clericis, et (probis hominibus) concilii ville (de Chiva). Sacrista et canoniçii Sancte Marie ville Daroche. Salutem, et siquid gracius poset miti prudenciam vestram credimus non latere qualiter olim paulo prius ante capcionem Valencie civitatis, domino Jacobo Aragonum rege regnante, prope dictum locum de Chiva dicti domini regis (exercitu obsidente) contra barbaras naciones, missam ibidem a Dey servicium quodam presbitero celebrante verbis consecratis pro(fer)tis propter multitudinem et tumultum sarracenorum festinanter contra (christiani) fideles veniencium ad batallam, Christi corpus non potuit elevare, set 333 Acta notarial con la versión más antigua del milagro de los corporales, en el archivo de la Colegiata de Daroca. Universitat Jaume I. Castelló. Arxiu Virtual Jaume I. Doc.nº 001871. 300 conservata ostia diligenter consecrata inter corporalia in quodam (formagali rupuint) ne si forte sarraceni devinctorem christianos per sarracenos iminenter poset tractari. Tandem Dey misericordia sarracenis devictis ydem clericus voluit recuperatis corporalibus et (calice) perficere misam, et cum vellet corpus Christi elevare invenit hostiam consecratam transuberatam in carnem visibiliter et sanguinem Dey verum. Que quidem cor(poralia incorrupta trasmisa sanguinis) […] in prefacta sancta eclesia […] venerabiliter […] fide […] audiverimus (…fideliter) presumamus vos habere istoriam de premissis, vos requirimus et atente rogamus quantum per Micahelem laycum et operarium nostre ecclesie supradicte presencium portatorem, nobis trasumtum dicte istorie ad Christi servicium transmitatis. Promti enim sumus pro vobis et vestrum quolibet facere quidquid cedat ad vestri servicium et honorem, rescribentes nobis per vestras literas nobis gratas de vere de vobis confidimus per via caritate, quod vobis decet et vestre placuerit voluntati. Data Daroce die lune computata sexto kalendas julii anno Domini millesimo CCCº. XLº.” A la qual vos respondemos que a nos es cierto por testimonios dignos de fe, asín christianos commo moros, de los quales algunos d’ellos an memoria de novanta annyos e más, e andy de sixanta annyos e de más, que huyeron dezir a lures padres e a lures ahuelos e a otras personas, que en el tiempo que el regno de Valencia era poblado de moros, el noble don Berenguer d’Entença en el tiempo trespasado defuncto, con conpanyía de homnes de cavallo e de pie, e con las universidades de los lugares de Calatayud, e de Darocha e de Theruel, e de algunos otros lugares del regno de Aragón, fazían en- 301 tradas en el dicto regno de Valencia, e d’aquí trahían grandes cavalgadas de bestiares e de moros. Et cascuna vegada que entravan en el dito regno albergavan en el pueyo en el qual agora es hedificado el castiello de Chiva, de la qual cosa los moros habitantes en el regno sobredito se tenían por malandantes. Et fue entre los ditos moros ordenado que tuviesen (açerca), quando el dito don Berenguer d’Entenza exiría con la cavalgada e sería attentado en el dito pueyo, que todos los moros de la çiudat de Valencia et de los otros lugares del regno fiziesen en tal manera que commo el día sería claro todos fuesen derredor del dito pueyo, e que asitiasen aquí el dito noble e todos los que con él fuesen, la qual cosa fue fecha segúnt que entre ellos fue ordenado. Et commo vino el día claro, que el dito noble vido que era asitiado en el dito pueyo, fizo mandamiento a hun clérigo qui era del concexo de Daroca que celebrase e dixiese misa. Et commo aurían oýdo misa, e aurían Dios pregado, que confesasen los unos de los otros; et depués que firiesen en los moros. El qual misancantano començó a dezir misa; et commo huvo santificado e levantado el cuerpo de Ihesu Christo, e lo huvo posado sobre los corporales, el dito cuerpo de Ihesu Christo se convirtió en verdadera sangre, de la qual cosa todos fueron muncho maravillados qué significava. Et fue asín entre el dito noble e las otras companýas que con él eran, que el dito misancantano se vistiés hun tavardo de escarlata muyt bello e honrrado, e puyase e cavalgase en hun mulo blancho que alý era, e que levase commo más honrradament pudiese los ditos corporales; et que devallasen del pueyo por ferir en los ditos moros. 302 La qual cosa fue fecha segúnt que por ellos fue ordanado; et davallado del pueyo en la forma desús dita el dito noble e las companýas de los ditos concellos que con él eran començaron a ferir en ellos. Et los ditos moros començaron a foyr, en asín que los christianos con la gracia del nuestro sennyor Ihesu Christo huvieron grant victoria contra los ditos moros, et mataronne munchos, et cativaronne. Et en aprés cascuna de las ditas universidades deseavan e querían aver los ditos corporales, et echaron suertes entre los ditos conçejos de qui serían los ditos corporales e reliquias. Et cayó la suert a los de Darocha por tres vegadas. En asín que fue contención entre ellos que con art se avían echado las suertes. Et por partir contención ordenaron entre ellos que el dito misacantano cavalgando en el dito mulo, e levando con sý con muyt grant reverencia los ditos corporales, e que fuese delant toda la gent. Et en qualque lugar que el dito mulo con los ditos corporales, por voluntat del nuestro sennyor Ihesu Christo endreçás que los ditos corporales fuesen de aquell lugar; el qual caminando se’n de fué derechamente a una eglesia que es çerca de la villa de Darocha, la qual es appellada Sant Marcho, et fincó aquí los genollos por voluntat de Ihesu Christo. Et la hora el dito noble e las companýas que con él eran, vidiendo que voluntat era de nuestro Sennyor que los ditos corporales fuesen de la universidat de Darocha, con gran humildat e devoción e con grant procesión fueron posados aquí. Et por las quales razones Miramomanil, que la hora era enperador de los moros, fizo obrar e hedificar en el dito pueyo el castiello de Chiva, el qual depués el sennyor rey don Jayme, de alta recordación, qui conquirió el regno de Valencia, dio al 303 dito noble don Berenguer d’Entença el dito castiello, en el qual castiello el dito noble, en reverencia del nuestro sennyor Ihesu Cristo e de la sua beneyta Santa Madre, sobre una losa en la qual el dito miraglo esdevino, fiço hedificar una capiella de la bien aventurada sennyora Santa María. Et sobre aquella losa fizo fer hun altar, en el qual contínuament e por todos tiempos se canta por cascún día misa. Et en aquella capiella vienen munchos romeos e fazen aquí romerías. Et aquí son fechos a los clamantes munchos de miraglos, por voluntat del nuestro sennyor Ihesu Cristo. Et encara munchas de vegadas se es esdevenido por voluntat del nuestro Sennyor que y han oýdo de noch los que en el dito castiello habitan, grandes cantos en la dita capiella e lumbres, e an trobado las lámpadas que aquí son, que las avían lexadas sines de lumbres encendidas, e con lumbre. Et en aquellos cantos, muyt grandes, loando la bien aventurada Santa María, madre del nuestro sennyor Ihesu Cristo. Et en testimonio de verdat e de las ditas cosas, fazemos ffer aquesta carta pública testimonial. Et a mayor firmeza nos sobreditos don Guillem Serra, e don Bernat de Alcoleia rector, et el justicia e los jurados e el concejo del dito lugar, los siellos nostros pendientes y posamos. Dada en Chiva, jueves pridie nonas julii anno Domini millesimo trescentesimo quadrigesimo. Signo de mí, Domingo de Ahuero, notario público de Chiva, que aquesto escreví por mandamiento a mí fecho de los sobreditos, e a todas las cosas por los sobreditos a los homnes antiguos del dito lugar demandadas, asín a christianos commo a moros, present fiç, con sobrepuesto en la Vª regla, do dize ‘per sarracenos’.» 304 Apéndice IV La batalla de Brihuega. 305 306 307 308 309 310 311 312 313 314